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A PROPÓSITO DE LOS ESTIGMAS…

Por: Daniel López Piñero

• Introducción
Profesor X, Cíclope, Tormenta, Wolverine, Coloso, Bestia, Rondador Nocturno, Jean Grey, Ángel…
Hijos del átomo. Mutantes… Odiados y temidos por la humanidad que han jurado proteger. Estos son
los héroes más extraños de todos: estos son los Hombres-X.
Ante su extraña condición genética, el anonimato juega como mecanismo primordial de
defensa contra un ambiente social generalmente hostil hacia los mutantes. Nuestros personajes
residen en el Instituto Charles Xavier para jóvenes superdotados: hogar en el que jóvenes solitarios,
asustados y socialmente estigmatizados, aprenden a controlar sus habilidades, mientras se
familiarizan con nuevas formas de aceptación, protección, aprendizaje y crecimiento.
Una vez graduados, los jóvenes pueden reincorporarse discretamente al mundo, o bien,
permanecer en el centro para educar a las generaciones entrantes. Ahora bien, este proyecto escolar
es solo la fachada pública; el nivel subterráneo del instituto es un escenario de juego completamente
distinto. Esta planta clandestina del centro alberga el “Cuarto del Peligro”, complejo de alta tecnología
en el que los exalumnos -afectivamente apodados por los estudiantes como “Hombres- X”-, continúan
su entrenamiento para enfrentar amenazas contra la humanidad o su propia especie.
Y es aquí cuando un cómic de superhéroes trasciende el plano de la alegoría y traslada la trama
de las viñetas al campo de las realidades sociales. A partir de aquí, los Hombres-X se abandonan de
la historieta -brillante, por cierto-, para fungir como espejo cultural frente a fenómenos sociales de
estigmatización.

• El estigma como signo distintivo


El estigma es una condición, atributo, rasgo o comportamiento que atribuye a su portador una serie
de categorías sociales -como “inaceptable”, “inadaptado”, “anormal” o “inferior”-. Este fenómeno es
investigado a profundidad desde hace sesenta años por las ciencias sociales.
El concepto entraña la noción del término “estigma” como pertenencia a un grupo social
menospreciado, distinguiendo sus expresiones anatómicas como “abominaciones del cuerpo” y
psicosociales como “defectos de carácter en el individuo”. Al proceso mediante el cual se detona el
deterioro de la identidad social de un individuo, se lo denomina “estigmatización”.
A los individuos portadores de un estigma, les aguarda desde luego la imposibilidad de ser
reconocidos como “personas”. Pensadores como Peter Singer o H.T. Engelhardt Jr. descalifican en
automático a aquellos con una discapacidad; o bien, a aquellos que, por defecto del carácter son
incapaces de ejercer activamente una serie de características peculiares y que son exclusivas de las
personas -como la capacidad de raciocinio, la conciencia de sí mismos, la reflexión, la socialización,
el lenguaje, entre otras-. Esta mentalidad -que además se acciona inercialmente como un reflejo
colectivo-, permea en todas las capas de la vida social; en automático se evidencia la tentación de
desacreditar lo propiamente humano -por ejemplo- cuando individuos inocentes son presentados
como presuntos delincuentes durante el noticiero nocturno.
Simultáneamente, Paulina Taboada desarrolla una tesis a partir de la cual, es imposible negar
que la persona humana tenga una dignidad singular y de la que se suceden ciertos derechos
fundamentales. La autora lo hace en respuesta a pensadores que recurren a la falacia de postular que
no todos los seres humanos son personas, privando así a algunos de ellos de la dignidad y derechos
que les son propios. Es así que, indivudos en sillas de ruedas, con alguna extremidad amputada,
condición neurodiversa, personas mayores demenciadas o sujetos permanentemente inconscientes
son, de hecho, portadores de ese signo distintitvo que reproduce el descrédito y -en consecuencia- su
cancelación como personas.
La estigmatización es un proceso profundamente desacreditador; suprime la dignididad y
aniquila la aspìración por una identidad social de valor. En Grecia, los individuos empleaban el
estigma como tatuaje o marca corporal para señalar –a modo de “pena infamante” o bien, condición
de esclavitud– a los individuos que habían cometido un delito. Hoy en día, este concepto se asocia a
una identidad social subvalorada, en el que un grupo minoritario posee –o cree poseer– una serie de
atributos o características que expresan una identidad social devaluada. El estigma varía en función
del contexto social: el propio régimen penal; un ambiente político polarizante; el de la opinión pública
-cuando un medio de comunicación exhibe como “criminal” a una persona inocente-; incluso, el del
ámbito de las relaciones escolares y laborales.
A su vez, mientras suprime el ejercicio de toda intuición moral dignificante de la persona, el
proceso de estigmatización articula una triple visión: la primera perspectiva, es la de los
estigmatizados y cuya calidad de “diferente” es conocida desde lo reputacional o bien, resulta en el
acto evidente por medio de señales corporales, minusvalías o deficiencias; una segunda visión es la
de los estigmatizables, y cuya diferencia no es conocida ni automáticamente percibida por el ojo del
escrutinio público. La tercera óptica, es la que procede directamente de la persona estigmatizadora y
que se encarga colectivamente de marcar y contrastar la frontera con lo que se valora como “normal”.
Hasta aquí, una primera reflexión… Continuará…

• Ética y estigmatización escolar


Es así que, la sociedad organiza una serie de status -o posiciones- con los que asigna a los individuos
ciertos roles normados bajo un sistema de expectativas que se expresa de forma implícita o explícita.
Por lo tanto, al estatus de alumno le corresponden como roles, el de estudiar, asistir a clases,
comportarse adecuadamente, cumplir con tareas -entre otros-, generándose hacia ellos ciertas
expectativas -algunas positivas o negativas, otras razonables o absurdas- por parte de compañeros o
docentes.
Por ejemplo, si un alumno es aplicado, se espera de él que cumpla con sus obligaciones
escolares; si un alumno es desobediente o disruptivo, la expectativa sobre él, como educando es baja.
Es frecuente a este respecto que se usen en el aula por parte del docente expresiones tales como: “No
esperaba esto de tí”; “Otra vez Fernanda, conversando en clase, siempre es lo mismo contigo”; o “Era
obvio que ibas a pasar. Siempre cumples y estaba seguro de que aprobarías el examen final”.
Mediante expectativas se colocan marcas -o “etiquetas”- que condicionan el rendimiento
escolar de los jóvenes y, en ocasiones, trascienden a su propia historia escolar, como los estigmas que
se crean sobre quiénes viven situaciones socioeconómicas vulnerables, por ejemplo: “No les exijamos
tanto a nuestros alumnos, no tienen en sus hogares el entorno favorable para estudiar, así que tratemos
de que aprueben el curso. De esta forma, con un diploma podrán aspirar a algún trabajo menor, la
universidad no es para ellos”; o bien, “Este chico es extraño, nada le interesa, no hay cómo motivarlo”.
De tal manera, hay sistemas escolares que parecen olvidarse de la naturaleza antropoplástica del ser
humano y que dan por seguro que ciertos jóvenes jamás superarán situaciones desfavorables que se
juzgan como “irreversibles” y que, de forma indignante, les condicionarán de por vida.
Así pues, las reproducciones de una cultura del estigma en el ámbito escolar nos distancian
de toda noción de virtud ética para la práctica diaria de la docencia. Un genuino ejercicio de virtud
ética en el ámbito educativo incluye el imperativo categórico de identificar su norma moral
fundamental, “amar a cada persona por sí misma y por su dignidad” (Taboada, 2008).
Es así que, la altísima responsabilidad de educar a las nuevas generaciones nos anima a asumir
con entusiasmo el arte fascinante de pulir diamantes en bruto -preciosidad intrínseca-; provocar la
mejor versión de cada joven, sin juicios sintéticos apriori y nadando a contra corriente de la inercia
colectiva que, por defecto de presión de grupo, tienta a repartir etiquetados masivos o quirúrgicamente
identificados. Un agente educativo no ejerce su profesión para estigmatizar a un grupo o a un alumno
-no debe tan siquiera intentarlo-. Un genuino educador ejerce porque conoce a cada uno de sus
alumnos -como el Profesor X a sus nuevos mutantes-, con quienes detona procesos para el
descubrimiento de sus mejores versiones como personas.
A manera de conclusión, en la vida todos somos potencialmente estigmatizables; todos somos
vulnerables ante la probabilidad de terminar inmiscuidos en un contexto contingente, inhóspito y
frente al cuál, el extraño puede llegar a ser uno mismo: ya sea por defecto de carácter, por
abominación corporal -o simplemente- por ser, al azar, estigmatizable.

• El Estigma en Diferentes Ámbitos Sociales


Estigma en el Ámbito Clínico
El estigma no se limita a los confines de las viñetas; trasciende y se manifiesta en la vida cotidiana,
particularmente en ámbitos cruciales como el clínico. Las enfermedades mentales, por ejemplo, son
a menudo invisibles pero profundamente impactantes. Las personas que enfrentan trastornos mentales
se enfrentan a desafíos duales: la lucha contra sus propias dificultades y la lucha contra la mirada
crítica de una sociedad que malinterpreta su condición.
La estigmatización en el ámbito clínico se puede observar en la falta de recursos y atención
adecuada para la salud mental. A menudo, los trastornos mentales son minimizados o ignorados en
comparación con las enfermedades físicas, lo que lleva a la falta de financiamiento y apoyo. Las
personas que buscan ayuda pueden sentirse avergonzadas o juzgadas, lo que puede desalentar el
tratamiento o la búsqueda de apoyo. La etiqueta de "enfermo mental" puede llevar consigo una carga
de vergüenza y aislamiento.

Estigma en el Ámbito de las Prisiones


Las prisiones son otro escenario donde el estigma desempeña un papel importante. Los individuos
que cumplen condena son a menudo vistos como criminales de por vida, independientemente de sus
acciones pasadas o de su potencial para la rehabilitación. Esta etiqueta puede persistir incluso después
de cumplir su pena y dificultar la reintegración a la sociedad. El estigma en el ámbito penitenciario
puede llevar a la marginación y a la falta de oportunidades de empleo y vivienda, lo que aumenta las
posibilidades de reincidencia.
La estigmatización de las personas que han estado en prisión también puede tener un impacto
en la autoestima y la percepción propia. La identidad de "ex-convicto" a menudo eclipsa otras
cualidades y logros de la persona, lo que puede crear un ciclo autodestructivo de conformidad con las
expectativas sociales negativas. Este estigma también puede extenderse a las familias de los
individuos encarcelados, generando una carga emocional adicional.

Estigma en Internados Escolares


Los internados escolares no son inmunes al poder del estigma. Los estudiantes que son percibidos
como diferentes por sus compañeros pueden enfrentar exclusión y burlas, lo que puede tener efectos
duraderos en su autoconfianza y bienestar emocional. Las diferencias en el aspecto físico, la
orientación sexual, el rendimiento académico o los intereses personales pueden convertirse en razones
para el ostracismo social.
La estigmatización en internados escolares puede ser especialmente perjudicial debido a su
impacto en la formación de la identidad durante los años de desarrollo. Los jóvenes que enfrentan
estigma pueden internalizar las creencias negativas que se les imponen y sentir que no pertenecen.
Esto puede llevar a problemas de salud mental, dificultades académicas y aislamiento social.

• Cuando la viñeta deja de ser entretenida


El estigma es un fenómeno poderoso que penetra en múltiples aspectos de la sociedad, incluidos los
ámbitos clínico, penitenciario y educativo. Desde la salud mental hasta la justicia penal y la
educación, sus efectos se entrelazan con las vidas de las personas, afectando sus oportunidades, su
autoconcepto y su bienestar general.
Reconocer y abordar el estigma en estas áreas es fundamental para construir una sociedad
más inclusiva y justa, donde cada individuo sea valorado por su humanidad en lugar de ser juzgado
por características superficiales o estereotipos limitantes. Así como los Hombres-X luchan contra la
discriminación en sus propias narrativas, es tarea de la sociedad abrazar la diversidad y rechazar el
estigma en todas sus formas. Revisemos dos casos puntuales de estigmatización que escapan la
benevolencia de las páginas de un cómic para estamparse en nuestras frentes.

Caso 1: Estigmatización de personas con VIH/SIDA en México


La estigmatización de las personas con VIH/SIDA en México ha sido un problema persistente que ha
tenido un impacto significativo en la sociedad. A lo largo de los años, las personas con VIH/SIDA
han enfrentado discriminación, exclusión y prejuicios debido a la falta de comprensión sobre la
enfermedad y a la asociación errónea de la enfermedad con conductas consideradas socialmente
inaceptables.
Esta estigmatización ha tenido consecuencias graves en la vida de las personas afectadas.
Muchas personas han enfrentado la negación de servicios médicos, la pérdida de empleo y el
aislamiento social debido al miedo a la transmisión del virus. Además, el estigma ha obstaculizado
los esfuerzos de prevención y educación, ya que muchas personas evitan hablar abiertamente sobre
el VIH/SIDA debido al temor al rechazo.
En respuesta a esta situación, organizaciones de la sociedad civil, defensores de los derechos
humanos y personas afectadas han trabajado arduamente para sensibilizar a la sociedad sobre el
VIH/SIDA y combatir la estigmatización. Se han implementado campañas de concientización y
educación para desmitificar los mitos sobre la enfermedad y promover la empatía y el respeto hacia
las personas con VIH/SIDA. A pesar de estos esfuerzos, la estigmatización aún persiste en ciertos
sectores de la sociedad mexicana.
Caso 2: Estigmatización de migrantes y personas indígenas en México
La estigmatización de los migrantes y las personas indígenas en México es otro ejemplo preocupante
de cómo los prejuicios y estereotipos pueden afectar a grupos vulnerables. Los migrantes,
especialmente aquellos que atraviesan México en su camino hacia los Estados Unidos, a menudo
enfrentan condiciones precarias, explotación laboral y discriminación. Son vistos por algunos sectores
de la sociedad como una amenaza económica o de seguridad, lo que ha llevado a la creación de
políticas y actitudes que los estigmatizan y excluyen.
Por otro lado, las personas indígenas en México también han enfrentado estigmatización a lo
largo de la historia. A menudo son percibidas como marginadas o inferiores debido a su identidad
cultural y lingüística. Esto ha llevado a la discriminación en áreas como la educación, el empleo y la
participación política. La estigmatización de las personas indígenas refleja problemas más profundos
de desigualdad y racismo arraigados en la sociedad mexicana.
Para abordar estos casos de estigmatización, es fundamental crear conciencia sobre las
realidades y los derechos de las personas afectadas, así como promover la educación y el diálogo
intercultural. Las políticas y programas que aborden la discriminación y fomenten la inclusión son
esenciales para construir una vida social más justa y equitativa en México.

• Conclusión: ¿Podemos Vivir Juntos?


En el mundo contemporáneo, la cuestión de si podemos vivir juntos resuena con una urgencia que
trasciende las fronteras culturales y geográficas. Alain Touraine, influyente sociólogo francés
(QEPD), planteó esta pregunta crucial en su obra, y sus respuestas pueden arrojar luz sobre cómo
abordar el estigma en los ámbitos clínico, penitenciario y educativo.
Touraine señaló que la coexistencia pacífica y armoniosa entre diferentes grupos de personas
es un desafío constante. El estigma, como manifestación de prejuicios y discriminación, socava la
posibilidad de una convivencia genuina. En el ámbito clínico, por ejemplo, el estigma hacia las
enfermedades mentales puede crear barreras entre aquellos que necesitan ayuda y los servicios que
pueden brindarla. Touraine argumentó que una sociedad que aspire a vivir junta debe enfocarse en la
comprensión mutua y el respeto por la diversidad de experiencias humanas.
En el contexto de las prisiones, la pregunta adquiere un matiz diferente. Touraine habló sobre
la necesidad de abordar las causas fundamentales de la delincuencia y la marginalización en lugar de
simplemente castigar a los infractores. El estigma asociado a los ex-convictos puede perpetuar un
ciclo de criminalidad, ya que limita sus oportunidades de reintegrarse en la sociedad. Para lograr una
convivencia significativa, se requiere un enfoque de rehabilitación que considere el contexto social y
brinde una oportunidad genuina para el cambio.
En internados escolares, la pregunta "¿Podemos vivir juntos?" cobra relevancia a medida que
los jóvenes aprenden a interactuar y coexistir con sus diferencias. Touraine subrayó la importancia
de la educación en la formación de ciudadanos conscientes y empáticos. La estigmatización entre
compañeros puede obstaculizar la creación de una comunidad escolar inclusiva, mientras que
fomentar el respeto mutuo y la apreciación por la diversidad desde una edad temprana puede allanar
el camino hacia una convivencia armoniosa en el futuro.
En última instancia, la respuesta a la pregunta de si podemos vivir juntos reside en nuestro
compromiso activo de desafiar y superar el estigma arraigado en nuestras instituciones y en el
imaginario colectivo. Al enfrentar las actitudes discriminatorias y trabajar hacia la construcción de
sistemas más justos y equitativos, la pregunta "¿Podemos vivir juntos?" trasciende las limitaciones
de cualquier época o lugar. Es un llamado constante a la reflexión sobre cómo nos relacionamos con
aquellos que son diferentes a nosotros. Alain Touraine nos insta a examinar los cimientos de nuestras
interacciones sociales y a cuestionar las estructuras que perpetúan la exclusión y el estigma.
En el ámbito clínico, podemos abordar la pregunta mediante una mayor conciencia y
educación sobre la salud mental. Desestigmatizar las enfermedades mentales y promover la
comprensión de que son condiciones de salud legítimas es esencial para crear un entorno en el que
las personas puedan abiertamente buscar ayuda sin temor al juicio. Las instituciones de salud deben
fomentar la empatía y la atención integral, alejándose de prácticas discriminatorias y estigmatizantes.
En las prisiones, la respuesta a la pregunta implica un cambio profundo en nuestra percepción
de la justicia. En lugar de simplemente castigar, debemos enfocarnos en la rehabilitación y en la
creación de oportunidades para la reinserción exitosa en la sociedad. Reconocer la humanidad de los
individuos que han cometido delitos es esencial para romper el ciclo de estigmatización y exclusión.
En internados escolares, la respuesta yace en una educación que fomente la tolerancia y la aceptación
desde una edad temprana. Los educadores deben cultivar un entorno en el que las diferencias sean
celebradas y los estereotipos desafiados. Al proporcionar a los jóvenes herramientas para comprender
y respetar la diversidad, estamos sentando las bases para una coexistencia más armónica en el futuro.
La visión de Alain Touraine se alinea con la idea de que la respuesta a la pregunta "¿Podemos
vivir juntos?" radica en nuestra capacidad de superar el estigma y la discriminación. Al abrazar la
diversidad como un activo y no como una amenaza, estamos construyendo puentes hacia una sociedad
más inclusiva y justa. Es un llamado a redefinir nuestras interacciones y a cuestionar los sistemas que
perpetúan la desigualdad. En última instancia, "¿Podemos vivir juntos?" es un desafío que exige
acción. Requiere que confrontemos nuestras propias creencias y prejuicios, que nos eduquemos sobre
las experiencias de los demás y que trabajemos juntos para crear un mundo en el que el estigma sea
reemplazado por la comprensión y la solidaridad. Si seguimos el ejemplo de los Hombres-X al
defender a aquellos que son marginados y luchan por la igualdad, podemos responder
afirmativamente a esta pregunta, creando un futuro en el que la coexistencia pacífica y respetuosa sea
una realidad alcanzable.

Fuentes:
Taboada, Paulina. (2008). La Dignidad de la Persona como Fundamento de la Ética. Santiago de
Chile: Pontificia Universidad de Chile.
Goffman, Erving. (1963). Estigma: la identidad social deteriorada. Canadá: Amorrortu.
Touraine, Alain. (1997). ¿Podemos vivir juntos?. México: Amorrortu.

Selecciona con una “X” la respuesta correcta para cada una de las siguientes cuestiones:

1. ¿Cuál es el tema central del texto "A PROPÓSITO DE LOS ESTIGMAS..."?


a) Superhéroes y cómics.
b) La estigmatización en diferentes contextos sociales.
c) La historia del Instituto Charles Xavier.
d) La vida de los Hombres-X.

2. ¿Qué función cumple el Instituto Charles Xavier en la vida de los mutantes?


a) Es un lugar de entretenimiento.
b) Protege a los mutantes de la sociedad.
c) Es una prisión para mutantes peligrosos.
d) Es un centro de entrenamiento para mutantes.

3. En el contexto del texto, ¿cómo se define el estigma?


a) Como una insignia de honor.
b) Como una característica única de los mutantes.
c) Como un atributo que lleva a la discriminación y la exclusión social.
d) Como una cualidad deseada por la sociedad.

4. ¿Qué figura retórico-literaria se utiliza en la frase "Hijos del átomo" para referirse a los mutantes?
a) Metáfora.
b) Hipérbole.
c) Comparación.
d) Anáfora.

5. ¿Qué función cumple el "Cuarto del Peligro" en el Instituto Charles Xavier?


a) Es una sala de recreación para los mutantes.
b) Es un lugar donde los mutantes se ocultan de la sociedad.
c) Es un complejo de alta tecnología para entrenar a los mutantes.
d) Es un lugar para celebrar fiestas.

6. Según el texto, ¿por qué es importante desestigmatizar las enfermedades mentales?


a) Porque las enfermedades mentales no existen.
b) Para promover la discriminación y la exclusión.
c) Para que las personas busquen ayuda sin temor al juicio.
d) Porque las enfermedades mentales son contagiosas.

7. ¿Qué propone Alain Touraine en relación con la convivencia pacífica en la sociedad?


a) Promover el estigma y la discriminación.
b) Fomentar la comprensión mutua y el respeto por la diversidad.
c) Ignorar las diferencias entre las personas.
d) Castigar a aquellos que son diferentes.

8. ¿Cuál es la importancia de la pregunta "¿Podemos vivir juntos?" en el texto?


a) No tiene relevancia en el contexto del texto.
b) Plantea un desafío sobre la coexistencia pacífica en una sociedad afectada por el estigma.
c) Es una pregunta retórica sin respuesta.
d) Se refiere exclusivamente a los superhéroes.

9. ¿Qué tipo de texto se utiliza para analizar el estigma en diferentes contextos sociales?
a) Texto narrativo.
b) Texto expositivo.
c) Texto descriptivo.
d) Texto lírico.
10. ¿Cómo se describe el proceso de estigmatización en el texto?
a) Como un proceso dignificante.
b) Como un proceso que fortalece la identidad social.
c) Como un proceso que suprime la dignidad y aniquila la aspiración por una identidad social de
valor.
d) Como un proceso que promueve la inclusión social.

11. ¿Qué figura retórico-literaria se utiliza en la frase "como mecanismo primordial de defensa"?
a) Hipérbaton.
b) Comparación.
c) Metonimia.
d) Personificación.

12. Según el autor, ¿qué efecto tiene la estigmatización en la identidad social de un individuo?
a) Fortalece la identidad social y la autoestima.
b) Suprime la dignidad y aniquila la aspiración por una identidad social de valor.
c) No tiene ningún efecto en la identidad social.
d) Fomenta la diversidad y la inclusión en la sociedad.

13. ¿Cuál es el objetivo de las campañas de concientización mencionadas en el texto?


a) Promover la estigmatización y el aislamiento.
b) Desmitificar los mitos sobre enfermedades mentales y promover la empatía.
c) Minimizar la importancia de las enfermedades mentales.
d) Fomentar la discriminación en la sociedad.

14. ¿Cuál es la conexión entre la pregunta "¿Podemos vivir juntos?" y la reflexión sobre el estigma
en el texto?
a) La pregunta "¿Podemos vivir juntos?" no tiene relación con el estigma.
b) La pregunta plantea un desafío sobre la coexistencia pacífica y respetuosa en una sociedad afectada
por el estigma.
c) La pregunta se refiere exclusivamente a los superhéroes.
d) La pregunta se relaciona con la historia del Instituto Charles Xavier.
15. ¿Cuál es la importancia de identificar figuras retórico-literarias en un texto?
a) No tiene importancia en la comprensión del texto.
b) Ayuda a comprender mejor el contenido y estilo del texto.
c) Hace que el texto sea más confuso.
d) Es una pérdida de tiempo.

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