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La autora solía trabajar como cirujana dentista pero no podía encontrar trabajo fijo ni abrir su propio consultorio debido a limitaciones económicas, por lo que comenzó a vender ropa para apoyar los ingresos de su familia. Años más tarde, cuando la pandemia hizo que no pudiera salir a vender, tuvo que aprender a usar la tecnología y vender en línea para reactivar su negocio. Ahora, a los 60 años, está tomando un curso sobre ventas virtuales que le brinda esperanza para el futuro de su neg
La autora solía trabajar como cirujana dentista pero no podía encontrar trabajo fijo ni abrir su propio consultorio debido a limitaciones económicas, por lo que comenzó a vender ropa para apoyar los ingresos de su familia. Años más tarde, cuando la pandemia hizo que no pudiera salir a vender, tuvo que aprender a usar la tecnología y vender en línea para reactivar su negocio. Ahora, a los 60 años, está tomando un curso sobre ventas virtuales que le brinda esperanza para el futuro de su neg
La autora solía trabajar como cirujana dentista pero no podía encontrar trabajo fijo ni abrir su propio consultorio debido a limitaciones económicas, por lo que comenzó a vender ropa para apoyar los ingresos de su familia. Años más tarde, cuando la pandemia hizo que no pudiera salir a vender, tuvo que aprender a usar la tecnología y vender en línea para reactivar su negocio. Ahora, a los 60 años, está tomando un curso sobre ventas virtuales que le brinda esperanza para el futuro de su neg
Desde hace mucho tiempo me dedico a la venta de ropa,
esto lo inicio cuando buscando trabajo de la profesión que tengo, Cirujano Dentista, no encuentro y poner un consultorio propio estaba fuera de mis posibilidades económicas. Después de muchos intentos logre un contrato de 3 meses en la Secretaría de Salud, al término de éste ya no hubo recontratación. Me sentí muy frustrada y triste porque tenía dos hijas pequeñas y el salario de mi esposo era insuficiente para cubrir las necesidades de la familia. Al estar trabajando dentro de la Institución antes mencionada me percate que las mujeres trabajadoras con horarios de tiempo completo, siendo profesionistas, amas de casa y madres tenían poco tiempo para ocuparse de sí mismas, ahí surgió la idea de vender ropa. Ha sido difícil, de mucho esfuerzo, de caminar bajo el sol con mi maleta en hombro pero ha valido la pena porque logré a través de mi esfuerzo apoyar a la economía de mi hogar y sacar adelante la educación de mis hijas que ya crecieron y volaron. Pasó el tiempo y aparece la pandemia que cambia todo porque no podía salir a vender ya que mi estrategia de venta era visitar a mis clientas y los ahorros se iban terminando, había que reinventarse… Así que le pedí a dios me iluminara, empecé a investigar, a buscar información y veo las ventas en línea, en ese momento pensé “voy a intentarlo” ya que por mucho tiempo tuve temor a la tecnología, no sabía usar la computadora y el celular para ventas. Me dije: “Dios mío ilumíname voy a intentarlo con la ropa que tengo”; empecé con rematar la ropa difundiéndolo en WhatsApp logrando así reactivar mi negocio pero llegó el día en que las ventas bajaron, había que traer novedades ¿Y cómo hacerlo? haciendo pedidos pero tenía miedo de pedir mercancía así que me arriesgué, hubieron tropiezos sin embargo salí adelante. En eso me entero de un curso que se me hizo interesante de venta virtual, lo único que me faltaba era el dinero, como siempre le pedí mucho a Dios que me ayudara; en ese momento recibo una llamada de una prima que me ha apoyado en mis momentos difíciles, platicándole la situación ella me presta el dinero. Es así como ahora estoy en este curso; descubriendo a mis 60 años cómo vender en forma virtual. Me encanta y sé que hay, delante de mí, un camino lleno de Esperanza, que gracias a la pandemia estoy conociendo. Esta es mi historia Magi Nañez, ¡Síganme que habrán muchas sorpresas! Espero sus comentarios.