Meta: El alumno se ubica en el momento presente: inicio del último año de la etapa, conoce los rasgos de la madurez humana pedidos por la Iglesia para los futuros pastores y tiene un primer contacto con la imagen fuerza de este año. Meditación inicial: Meditación con el texto del camino de Emaús (Lc 24,13- 35). Reflexionar en torno a las preguntas: ¿De dónde vengo y a dónde me dirijo? ¿De qué vamos conversando por el camino?¿Me ha alcanzado Jesús por el camino? ¿Lo he escuchado? ¿Le he invitado a quedarse?¿Lo reconozco en la fracción del pan?¿Después qué sigue? Anexo 1 Recapitulación Es frecuente que los alumnos hayan terminado el segundo año con muchos puntos pendientes, que necesitan ser trabajados. En este momento conviene retomar lo que significó el ejercicio “liberarse de”, verificando que en cierta medida se ha conseguido, pero que en todos los casos el reto permanece, porque lo que hemos planteado no es el programa para un curso, sino una actitud de vida. Dar tiempo suficiente para que revisen sus libretas y para que compartan entre sí cómo se visualizan al inicio de este nuevo curso. Se supone que, entre los seminaristas, a causade su propio desarrollo, se ha logrado un nivel suficiente de confianza para compartir estos puntos más personales. Contenido. A. Perfil de egreso de la etapa filosófica. Al iniciar el último curso de la etapa es muy conveniente que se presente a los seminaristas el perfil de egreso que proponen los documentos de la Iglesia. Se puede recurrir a la Pastores Dabo Vobis nn. 43-44 y al perfil que proponen las Normas Básicas para la Formación Sacerdotal en México. Lo importante es que lo vean con claridad y que se deje tiempo suficiente para que reflexionen sobre él y localicen los puntos más importantes sobre los que tienen que trabajar para cerrar la etapa antes de las vacaciones de verano. Nuevamente transmitimos el mensaje: “no hay tiempo que perder en la formación”. B. Presentación del proceso de los alumnos de tercero de filosofía: Este es el año para la síntesis de la vida, mediante la confrontación de “el hombre revelado por Jesucristo” -Yo ideal- y “la verdad del hombre en camino”-Yo actual-. Al finalizar este curso el seminarista debe ser capaz de expresar una opción comprometida con el llamado que Jesucristo le hace y esta opción debe estar fundada en un discernimiento real que le permita verse a sí mismo con su verdad, capaz de responder con la ayuda de la gracia al llamado que Dios le hace, de un modo muy especial en el discernimiento del paso a la etapa teológica. Objetivo: El alumno del tercer año de filosofía, consciente de su identidad personal y de la propuesta vocacional que Jesús le hace en la Iglesia, opta libremente por el sacerdocio como estado de vida propio y se dispone para continuar su formación en la etapa teológica. Imagen fuerza: Lc 24,13-35. Es la narración evangélica del camino de Emaús. Esta será la imagen que inspirará la vida de los discípulos durante el presente curso. Los seminaristas son hombres en camino y lo serán toda su vida. La madurez es un proceso permanente y que se ha de trabajar tenazmente, para que al finalizar la etapa hayan dibujado los rasgos del cristiano maduro, partiendo en primer lugar de la confianza en Dios y de una inspiradora vida de gracia, apoyada en una relación íntima y personal del discípulo con su Maestro. El Evangelio de Lucas es adecuado para este último año de filosofía porque subraya el valor de la pobreza y del seguimiento radical de Jesucristo en la vida discipular. Manual para la oración: El Evangelio de Lucas. La metáfora del camino inspira todo el itinerario. La Palabra será la clave hermenéutica para comprenderse a sí mismo y a la vida, y por tanto también como criterio para discernir su conducta diaria y para decidir su futuro. A esta altura de la formación la oración debe haber llegado a constituir no sólo un hábito, sino el centro de la vida discipular. Corazón del itinerario: Se centra en el análisis de los criterios guía que en tu experiencia diaria están normando tu vida y tus decisiones. Por ejemplo: hoy por la mañana tuve una hora libre de clase, porque el maestro no llegó. En vez de estudiarme fui a la capilla a rezar un rosario por los sacerdotes enfermos y por las misiones. Ante esta situación me pregunto: ¿Qué criterios seguí para tomar dicha decisión? ¿La emotividad? ¿La evasión? ¿La misericordia? ¿El cultivo de mi imagen ante los demás? Una vez ubicados los criterios que orientaron mi decisión y mi acción, los confronto con los cinco valores objetivos y revelados (unión con Dios, seguimiento de Jesucristo, castidad, pobreza y obediencia) y con las situaciones de la vida de Jesús que puedan iluminar la mía. Finalmente, distingo si mis criterios son los del Evangelio o son los del mundo. En el primero de los casos, doy gracias a Dios y me apropio conscientemente de esta actitud. En el segundo caso, tengo que poner atención, en orden a liberarme de las trabas que me impiden manejar los mismos criterios de Jesús en algunos aspectos de mi vida. A partir de hoy, este trabajo debe ser parte de lo que se analice en el momento de realizar “la bitácora del caminante”. Un diario espiritual en el que reflejes tu diálogo con Jesús y tu discernimiento. Recordar que en el diálogo que Jesús sostiene en el camino de Emaús, el tema de la Cruz tiene mucha importancia, ya que primero es incomprendida por los discípulos, pero después es presentada como instrumento de redención y como espacio para la autodonación del amor autotrascendente. Este ejercicio tiene necesariamente su cuota de cruz. No lo olvides. A estas alturas el seminarista debe estar bien adiestrado en su capacidad de “atender a” y debe haber realizado un trabajo suficiente en cuanto a la “liberación de”. Ahora debe formarse en la “libertad para” y en el “valor de” decidirse. Consignas. No caigas en la tentación de la superficialidad, para este ejercicio debes dedicar un tiempo de calidad diario empezando el día de hoy. Si tienes dificultades coméntalas con el prefecto o con el director espiritual. Ten en cuenta que ahora inicias este camino, recta final de la etapa filosófica, camino de síntesis de vida y decisión vocacional; ten paciencia y en tu mochila carga una buena dosis de esperanza, porque sólo la esperanza es realista y ella es la virtud del dinamismo y el coraje cristiano.