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Hace muchos años, había una hermosa princesa llamada

Johanna, ella era la próxima heredera al trono de España.


Johanna , estaba ansiosa por reinar el país que Tanto
amaba, más para hacerlo se debía casar, Cosa que a
Johanna no le gustaba, pues no se Sentía lista para
casarse y pensaba que era innecesario, ya que ella se era
autosuficiente para cuidarse a sí misma y a su pueblo y no
necesitaba de Un hombre para ser feliz.
Sus padres, sin embargo, estaban Enfadados al ver que su
hija rechazaba a cada pretendiente que se le presentaba, y
no sabían que hacer.
Un día una malvada bruja lanzó un hechizo sobre el
pueblo, el cual mantenía a todos sus habitantes congelados
eternamente.
Y lo que ocurrió con Johanna fue particular, se mantuvo
congelada por unos segundos, pero luego un rayo de luz la
descongeló, era su corazón el cual era tan fuerte que podía
lograr lo que fuera. Ella al notar los efectos que habían
causado el terrible hechizo de la bruja. Decidió ponerse una
armadura, montar a caballo y portando una espada
únicamente e ir en busca de la malvada bruja.
En el camino conoció a un bello príncipe, el cual aún con
armadura que llevaba puesta notó que se trataba de una
hermosa princesa.
- «<¿Qué hace una hermosa princesa como tú portando
una armadura vieja que oculta a tan hermosa mujer?».
– Dijo el príncipe.
- «Verá su majestad, yo soy la princesa heredera de el
reino de España y estoy aquí para defender a mi
pueblo>>. – Dijo la princesa.
- A lo que el príncipe respondió sorprendido: - «<? Y los
hombres en tu reino son tan desconsidera dos y pocos
caballeros que mandan a una dama a hacer el trabajo
sucio?».
- <<Los hombres en mi reino son mucho más
caballeros y mucho más nobles que usted».
La princesa se dio la vuelta y siguió el camino hacia el
castillo de la bruja.
El príncipe corrió a su encuentro e interrumpió: -
<<Como se le ocurre decir que los plebeyos son aún
más nobles que yo, un príncipe de la mismísima
nobleza>>.
- «Si usted fuera un verdadero príncipe ya hubiera
preguntado porqué voy yo a defender mi pueblo. Y si
supiera que yo voy a derrotar a la bruja malvada, ya
me hubiera bajado del caballo e ido a derrotar a la
bruja. Eso haría si de verdad fuera un príncipe y más
que nada un caballero». – Replicó la princesa y siguió
de nuevo a cabalgar.
- <<Pues eso estaba apunto de hacer hasta que me
interrumpió». – Dijo el príncipe.
Y el príncipe se subió al caballo con la princesa hacia el
castillo de la bruja.
Esa misma tarde se refrescaron en un río y empezaron a
jugar en el río y poco a poco el príncipe y la princesa se
empezaron a enamorar. La princesa pensaba que era
muy pronto para enamorarse tan rápido y tan
perdidamente. Pero ella sintió algo que nunca había
sentido, por fin amaba a alguien que no fuera su pueblo,
su familia y su país. Y es taba feliz, pues sabía que el
príncipe sentía lo mismo por ella y podría, además,
reinar su pueblo, al lado de su amado.
Después de días de intensas lluvias, infames desiertos y
ventiscas salvajes llegaron al castillo de la bruja. El
príncipe interrumpió a la princesa y le dijo que se
quedara fuera. La princesa aceptó y el príncipe entró.
Después de varias horas aún no pasaba nada y la
princesa decidió tomar el asunto por sus manos y entró.
Pero de pronto escuchó un cuchillazo y se desmayó, el
príncipe la apuñaló.
Resulta que el príncipe era el aliado de la bruja, ya que
querían adueñarse de España. La princesa se
desvaneció y falleció. Entre las tinieblas salió la bruja. Ya
se había cometido el malvado propósito de ambos. Sin
embargo cuando estaban apunto de irse de la habitación
se llenó de luz. Era el corazón de la princesa que con el
amor a su pueblo logró incluso vencer a la muerte.
Ella se levantó y de un empujón lanzó a los dos al río, a
través de la ventana de la torre. Después de días llegó a
España donde la esperaba el pueblo, quienes,
modificaron la ley que la obligaba a casarse. Fue
coronada y todos la agradecieron su hazaña y
festejaron. La princesa reinó de forma justa haciendo de
su pueblo el mejor de todos con su corazón que podía
vencer a todo, inclusive a la muerte, por amor a su
patria.

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