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INTRODUCCIÓN
La contaminación del suelo se debe, sobre todo, a sustancias químicas
procedentes de la actividad humana. La superficie terrestre es la piel del planeta,
un manto lleno de cicatrices, arrugas milenarias y heridas más recientes causadas
tanto por el hombre como por la propia naturaleza.
Daños a la salud
Los contaminantes de la tierra pasan a nuestro organismo a través de la cadena
trófica, propiciando la aparición de enfermedades. Además, la propagación de los
antibióticos por el medio ambiente favorece la resistencia de los patógenos a estos
fármacos.
Peores cultivos
Cambio climático
La degradación del suelo liberó entre 3.600 y 4.400 millones de toneladas anuales
de CO2 a la atmósfera en la primera década del siglo XXI.
Desplazamientos de población
La degradación del suelo y el cambio climático obligará a emigrar a entre 50 y 700
millones de personas para el año 2050.
Desaparición de especies
La contaminación del suelo es una de las principales causas que podrían
desencadenar la sexta extinción masiva de la historia —la población terrestre de
vertebrados ya se redujo un 38 % entre 1970 y 2012—.
Desertificación
El número de habitantes de las zonas más áridas del planeta podría suponer el 45
% de la población mundial en 2050, mientras los humedales del mundo han
perdido el 87 % de su área en los últimos tres siglos.
Impacto en la economía
Se estima que las pérdidas económicas globales originadas por el deterioro del
suelo lleguen a superar el 10 % del Producto Interior Bruto (PIB) mundial anual.
SOLUCIONES PARA REDUCIR LA CONTAMINACIÓN DEL SUELO
La degradación del suelo es un problema complejo que requiere de medidas
conjuntas por parte de los gobiernos, las instituciones, las comunidades y los
individuos. Estas son algunas de las cosas que podemos hacer para mejorar su
salud:
Consumir alimentos sostenibles, reciclar correctamente pilas y
baterías, hacer compostaje casero o deshacernos de los fármacos en los
lugares habilitados para ello.
Incentivar un modelo más ecológico de industria, agricultura y ganadería,
entre otras actividades económicas.
Mejorar la planificación urbanística de las ciudades y del transporte, así
como el tratamiento de las aguas residuales.
Reformar la gestión de los residuos mineros, restaurar la topografía y
conservar la capa superficial del suelo.
Incluir a las comunidades locales y a los pueblos indígenas en el diseño, la
implementación y la evaluación de la gestión sostenible del suelo.