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En segundo lugar, siempre consideramos la parte emocional. Hay personas ante las cuales nos
sentimos vulnerados; nos hacen sentir mal o nos dejan sin voluntad para las cosas que realmente
nos importan. Tercera, la parte mental. En la medida que damos espacio mental o rumiamos
sobre algunas cuestiones que nos “devoran” la cabeza, nos vemos disminuidos en recursos
intelectuales.
Es en estos tres planos (físico, emocional y mental) donde más se sienten los efectos de los
ataques mágicos y psíquicos; y si se descuida a alguno de ellos, los otros se ven igualmente
perjudicados.
Los ataques mágicos y psíquicos no siempre precisan ser dirigidos mediante un ritual o una
brujería; de hecho, muchas veces se llevan a cabo de forma inconsciente por el agresor. Son más
frecuentes las pequeñas invasiones a nuestros cuerpos energéticos en el día a día que las grandes
maldiciones; e incluso, podrían considerarse más perniciosas. A menudo no tenemos en cuenta
la gran sumatoria de batallas energéticas que perdemos a lo largo del día y que terminan
teniendo consecuencias en el corto y largo plazo en nuestro bienestar.
El cuerpo físico es el anclaje al Planeta Tierra, por ende funciona en tres dimensiones. Es el más
denso (vibracionalmente) de los siete cuerpos. Como las vibraciones más altas dominan a las
más bajas, en él se reflejan muchos de los procesos energéticos que se manifiestan en los
subsiguientes planos. El cuerpo físico nace de la materia y muere en ella, volviendo a la Tierra
una vez terminada su vida terrenal.
El cuerpo etérico funciona en la cuarta dimensión, y es una suerte de contraparte del cuerpo
físico; por ende tiene aproximadamente el mismo tamaño. Es el cuerpo energético más próximo
al físico, y es el que primero se observa con el ojo desnudo al querer observar las emanaciones
del aura. Si está en buenas condiciones, se lo puede observar de color azulino y consistente; y es
más visible luego de un buen descanso y de estar en contacto con el agua. En caso de
enfermedad o padecimiento, este cuerpo puede observarse un tanto grisáceo. Así como el
cuerpo físico, se constituye y destruye en cada encarnación.
Adjunto al cuerpo etérico se encuentra la tela búdica. Este manto protector natural impide el
contacto con energías externas, a menos que la persona produzca vibraciones afines a las
mismas. Asimismo, esta tela puede agujerearse temporalmente en el caso de abusar de
sustancias alucinógenas o estimulantes, dada su cercanía al cuerpo físico; se daña debido al
dominio del goce/deseo sobre la sensibilidad, ya que está tela promueve el aprendizaje y la
generación de saberes que no requieren conductas excesivas para ser asimilados.
“A través de mi Presencia Yo Soy y mi Yo Real, invoco al amado Orión para que repare mi tela
búdica. Amén, gracias”.
El cuerpo emocional opera en la quinta dimensión, y es conocido también como cuerpo astral,
dado que es un vehículo para poder moverse en ese plano de existencia, donde sabemos que
habitan seres desencarnados y de otras naturalezas. Puede observarse qué emociones y
cualidades de la personalidad posee su portador gracias a la observación del aura. Un aura bien
definida, con colores nítidos y vivaces, así como de una cualidad luminosa, sugiere una buena
calidad en sentimientos y evolución personal. Así también se pueden observar, muchas veces,
colores oscuros u opacos que reflejan las emociones y vivencias negativas. Dada la constante
transformación que nos brindan nuestras vivencias, los colores de aura muchas veces son
fluctuantes. Este cuerpo, así como el mental, sobrevive a las encarnaciones, volviendo a
constituirse cuando la persona vuelve a nacer.
Es el cuerpo que registra todas nuestras experiencias sensibles, dando sentido y profundidad a
nuestras vivencias y deja grabadas, en la sustancia esencial, las huellas de nuestro recorrido
anímico.
El cuerpo mental opera en la sexta dimensión, y es el que está más en contacto con los cuerpos
superiores, que residen en la séptima dimensión. Recordemos que, según la Metafísica, todo es
Mente, y por ende el cuerpo mental es de suma importancia, dado a que estará constituido de
las creencias y pensamientos del individuo, y por ende, interactúa en el proceso de
manifestación. Este cuerpo también irradia un aura, que puede verse por fuera del cuerpo
emocional.
El Yo Real o cuerpo álmico reside a la altura del corazón físico, y se
observa como una llama tripartita color azul, dorado y rosa
(Voluntad, Inteligencia y Amor), que corresponde a los tres rayos
principales en la creación y manifestación del poder divino.
Se puede invocar y hablarle al propio ángel guardián; y es recomendable hacerlo sobre todo para
que nos acompañe en nuestro día a día, proteja nuestra energía y nos acompañe en las
meditaciones o cualquier tipo de actividad en la cual vayamos a manipular energía invisible; para
así evitar invasores inesperados.
Dado nuestro libre albedrío como seres humanos, nuestras palabras tienen propia vibración y
poder; y cuando expresamos en voz alta nuestro deseo de que una persona no invada nuestro
espacio personal, nuestra energía; o no nos comprometa a asuntos de los que no deseamos
participar, estamos preservando nuestra energía. Trabajar los límites personales es menester
para gozar de una buena integridad energética.
En resumen, nuestras protecciones naturales son:
Vampirismo energético
fortalecemos nuestros límites personales y evitamos, dentro de lo posible, interactuar con este
tipo de personas, sufrimos menos sus efectos.
Cuando este tipo de personas están presentes en nuestras relaciones personales, podemos
elegir cortar con el vínculo si realmente estamos convencidos que eso será lo mejor para nuestro
bienestar. Pero cuando es inevitable interactuar con ellos (por ejemplo, en el trabajo) es
importante no hacerles llegar información de nuestra vida privada y trabajar en el propio
fortalecimiento de la energía.
Ataques mágicos
Los ataques mágicos en la mayoría de los casos no son efectivos mientras que la persona tenga
una buena integridad energética. Si aún así, el ataque mágico es recibido, es porque la persona
que lo envía está siendo asistida por entidades no humanas que la sirven. En ese caso, se puede
disolver el ataque apelando también a las entidades superiores de luz que nos protegen, como
San Miguel Arcángel, santos y deidades en las cuales creamos o, en casos que necesitemos
apoyo, pedirle a otra persona que disuelva el ataque apelando a sus propias fuerzas no humanas.
San Miguel Arcángel
Es el arcángel al que por excelencia se acude para proteger los cuerpos tanto físico como
energéticos. Tiene a su servicio huestes de ángeles a los que podemos pedirles que custodien
nuestro hogar y a nuestros seres queridos.
- “San Miguel, arriba; San Miguel, abajo; San Miguel, adelante; San Miguel, atrás; San
Miguel, a la derecha; San Miguel, a la izquierda; San Miguel, doquiera que voy. [Yo soy
su protección rigiendo aquí] (x3)”
Se repite 9 veces.
- “Yo Soy el círculo mágico de protección a mi alrededor que es invencible y repele todo
elemento perturbador o peligroso hacia mí. Yo Soy la perfección autosostenida en mi
mundo”.
- “Yo Soy (x3) la Victoriosa Presencia de Dios que me envuelve en mi manto de luz blanca
manteniéndome invisible e invencible a toda creación humana para siempre”
Se repite 3 veces.
Amuletos y talismanes
También existen objetos con cualidades mágicas que nos asistirán en nuestra labor de proteger
nuestra energía. Recuerden que no reemplazan todo lo que aprendimos antes. La protección
energética empieza desde adentro.
Un amuleto es un objeto de cualidades mágicas inherentes. Esto es, que el objeto es mágico por
su naturaleza. Por ejemplo, un amuleto de turmalina para protección. Tomo la turmalina de la
naturaleza y sin hacer ningún tipo de ritual ya puedo usarla.
Por su parte, los talismanes son objetos creados con el propósito de ser objetos mágicos, y suelen
estar consagrados mediante ritos u oraciones.
Un ejemplo de talismán de protección es el medallón de San Benito, que está considerado como
un sacramento por la Iglesia Católica, y se utiliza para proteger al creyente del mal, así como
asistencia en los exorcismos.
También existen otros tipos de talismanes, como los cuadrados mágicos. El cuadrado Sator es
uno de los más reconocidos para repeler el mal. Puede utilizarse para la protección del hogar,
colocándose sobre el umbral de la puerta de entrada, o detrás de la puerta.
Protección energética (visualización y oración)
Esta visualización puede realizarse de manera diaria, y es efectiva contra la gran mayoría de
agresiones físicas, psíquicas y espirituales.
“A través de mi Presencia Yo Soy y mi Yo Real pido a los ángeles del rayo rosa que sellen las
puertas astrales de mi aura y mi casa. Pido a Palas Atenea que cierre mi tercer ojo en los
momentos que no me sea armonioso usarlo. Amén, y gracias”.
Bibliografía
De Zan, Guillermo y Knarik Mel. Manual de Metafísica Aplicada // Méndez, Conny. Metafísica 4
en 1, tomos I y II // Fortune, Dione. Autodefensa psíquica // Miller, Jason. Protection and reversal
Magick.