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ACTO PRIMERO ESCENA 2

PROSPERO.—Mal alguno. No hice nada que no fuera por ti, hija querida, que ignoras quien eres,
como ignoras dónde provengo yo, y me crees tan sólo ser Prospero, dueño de una humilde gruta y
tu humilde padre (….) llegó la hora de informarte mejor. Ayúdame a despojarme de mi manto
mágico…Quedate ahí instrumento de mi poder. Este doloroso espectáculo del naufragio, que
despertó en ti la vena de la compasión lo he ordenado y dirigido con mi poder mágico

De todos los principados era en aquella época el mío el primero y yo, Próspero era su jefe, siendo
tenido en tan alta estima por mi dignidad como por mi pericia en las artes liberales, en las que no
tenía rival; y dedicando a ellas toda mi atención , dejé el gobierno en las manos de mi hermano y fui
apartándome de mi pueblo, absorbiéndome en secretos estudios.

Para mí, pobre hombre, era mi biblioteca un ducado harto vasto.

En resúmen, nos llevaron a toda prisa a una barca y bogaron leguas mar adentro. Habían preparado
allí un viejo barco de casco podrido, desprovisto de aparejos, velas y mástil; los mismos ratones lo
habían abandonado instintivamente.

(Llegamos a la orilla) Por divina providencia. Teníamos algunos víveres y un poco de agua dulce, que
un noble napolitano llamando Gonzalvo, encargado de llevar a cabo nuestro destierro, nos dio por
humanidad junto con ricos vestidos, ropa blanca, tela y otros objetos necesarios que nos han sido
después de gran utilidad. También, con gran bondad, sabiendo como amaba yo mis libros, me
proveyó de volúmenes sacados de mi biblioteca, que yo aprecio más que mi ducado.

Sabe que por una casualidad extraña, la generosa Fortuna , convirtiéndose en mi bienhechora, ha
traído a mis enemigos a esta costa. Mi ciencia me hace conocer que en el cenit de mi vida domina
una estrella de las más propicias, y si no secundo yo su influencia, y al contrario la descuido, mi
fortuna decaerá para siempre.

Ariel.-- ¿Hay todavía más trabajo? Puesto que me causas fatigas, permíteme que te recuerde lo que
me prometiste y que aún no has cumplido…Mi libertad

Prospero: Mensualmente debo recordarte lo que has sido, pues lo estás olvidando. Esa condenada
bruja Sycorax fue desterrada de Argel por numerosas fechorías y brujerías demasiado terribles para
los humanos oídos. ….Aquella hechicera de ojos azules fue conducida encinta a esta isla, y aquí la
abandonaron los marineros. Tú, mi esclavo tal como ahora te dices, eras entonces su servidor,…y te
encerró, dentro de un pino rajado, donde sufriste doce penosos años. Murió ella en aquel intervalo,
dejándote abandonada a tu suplicio. Entonces esta isla, salvo por el hijo que la bruja había parido no
se veía honrada por ser alguno de humana figura.

Sabes muy bien en medio de que torturas te encontré …y fue mi ciencia cuando llegué y te oí, lo que
obligó al pino a abrirse y a dejarte libre. Si vuelves a quejarte, rajaré un roble y te hundiré en sus
nudosas entrañas hasta que hayas aullado durante doce inviernos.

Vamos a visitar a Calibán, mi esclavo, que nunca tiene para nosotros una palabra amable.

Es un villano señor, a quien no me gusta mirar


Pero tal como es, no podemos prescindir de él: enciende nuestro fuego, nos procura leña y nos rinde
servicios provechosos.

Calibán (primer diálologo): Hay todavía bastante leña en la casa

Caliban: Quiero comer mi comida. Esta isla es mía, por parte de mi madre Sycorax, y tu me la
robaste. Cuando llegaste aquí por vez primera, me halagabas y me considerabas mucho: me dabas a
beber un líquido con bayas dentro, me enseñaste a nombrar esta luz tan grande y la otra más
pequeña de las cuales alumbra el día y la otra la noche; y entonces te quise y te enseñé las riquezas
de las isla; las frescas fuentes, los pozos de agua salobre, los terrenos estériles y los fecundos
Maldito sea por haberlo hecho!. Caigan ahora sobre ti todos los encantos de Sycorax , sapos,
escarabajos y muciélagos!. Pues ahora soy yo todo tu pueblo, yo que antes fui mi propio rey; y aquí
me encierras , en esta dura roca, mientras me robas el resto de la isla.

Prospero: Oh esclavo impostor, a quien pueden conmover los latigazos y no la bondad! Te he


tratado, inmundo, como eres, con humana solicitud y te alojé en mi propia gruta hasta que
intentaste violar el honor de mi hija.

Calibán: Oh Oh Lastima no haberlo logrado! Tu me lo impediste; de no haberlo hecho, hubiera


poblado la isla de Calibanes.

P: Esclavo aborrecido, incapaz de tomar huella alguna de bondad, pero si capaz de todo mal. Tuve
compasión de ti, me tomé el trabajo de enseñarte a hablar, te enseñé a cada momento una cosa u
otra; cuando tu, salvaje, no conocías tus propios pensamientos y balbucías confusamente como lo
hace un bruto, yo di a tus ideas las palabras necesarias para hacerse conocer. Pero a despecho de lo
que pude enseñarte, nada bueno ha llegado a unirse a tu innoble naturaleza.

C: Me has enseñado el uso de la palabra, y lo que aproveché de ella es que puedo maldecirte. Asi te
hiriese la peste roja por haberme enseñado tu aborrecible lenguaje!.

Segundo Acto

Escena 2

Stefano: Este es algún monstruo indígena, con cuatro piernas, que pilló, según creo, un ataque de
fiebre. Donde diablos habría aprendido nuestro idioma? Voy a prestarle alguna ayuda, aunque sólo
sea por eso. Si puedo salvarle, domesticarle y llegar a Napoles con él, será un presente digno de ser
ofrecido al emperador más grande.

No me atormentes , te lo ruego y llevaré más aprisa mi leña

Esta ahora en uno de sus ataques y no sabe lo que dice . Le haré probar mi botella, si no bebió jamás
vino, esto podrá curarle el ataque. Si le cura y le domestico, no lo venderé por poca cosa. Quien le
quiera deberá pagar por él y no poco.

Todavía me haces poco daño; pero lo harás en seguida, lo sé por tu temblor; ahora Próspero obra
sobre ti.
Caliban. Hermosos seres esos, si no son espíritus . Este es un poderoso dios, y lleva un licor celestial.
Voy a postrarme ante él….juraré por esa calabaza ser tu fiel súbdito, pues ese licor no es cosa
terrestre.

Caliban: No has bajado del cielo?

Stéfano: De La Luna, te lo aseguro. En otro tiempo fui el hombre de la luna

Caliban: Te vi en la luna y te adoro. Mi ama hizo que te viera a ti, a tu perro y a tu zarzal.

Caliban: Te enseñaré los rincones más fértiles de la isla; y besaré tus pies; te lo ruego, sé mi
dios….quiero besar tus pies; quiero jurar ser tu súbdito….Te enseñaré las fuentes más puras, te
recogeré frutas salvajes, pescaré para ti y te procuraré toda la leña que quieras. Mala peste se lleve
al tirano a quien sirvo! No le llevaré más leña, sino que te seguiré, oh maravillosa criatura.

Acto Tercero

Escena 2

Caliban: Como ya te dije antes, estoy sometido a un tirano; es un hechicero, que con sus tretas me
robó esta isla….Decía que con sus hechizos , se apoderó de esta isla, me la robó a mí . Si tu grandeza
quisiera vengarme de ello, sé que te atreverías a hacerlo; en cambio, ese n lo haría…serás señor de
esta isla y yo te serviré

Como ya dije, es su costumbre dormir después de la comida; pudes entonces saltarle los sesos, luego
de haberle quitado sus libros; o bien chafarle el cráneo con un tronco, o despanzurrarle con una
estaca o degollarle con tu cuchillo: acuérdate, debes primero quitarle sus libros, pues sin ellos n es
más que un imbécil como yo, y ni un solo genio le obedecería.

Stefano: Monstruo, mataré a ese hombre: su hija y yo seremos rey y reina. Dios proteja nuestras
majestades! Trinculo y tu sereís virreyes ¿Te gusta el proyecto., Trínculo?

Escena 3

Prospero: Ariel mio, has desempeñado perfectamente tu papel de arpía. Había en ella una especie
de gracia terrible; no olvidaste un ápice de mis instrucciones en lo que debías manifestar. También
con gran veracidad, mis más humildes ministros desempeñaron sus papeles. Mis grandes encantos
producen efecto; encadenados están mis enemigos en su delirio; ahora se hallan en mi poder

Acto Cuarto

Escena primera:

Prospero (a Fernando): Procura ser leal. No sueltes demasiado las riendas al deseo. Los juramentos
más fuertes sólo son paja en la llama de la sangre. Sé más reservado; de lo contrario, te fallará tu
promesa.

Prospero: Había olvidado la abominable conspiración del bruto Calibán y sus complices contra mi
persona; el momento del crimen casi ha sonado ya.
Miranda: Nunca hasta ahora le vi encolerizado hasta tal punto

Próspero: Es un demonio, un demonio de raza, en cuya naturaleza la educación no puede dejar


mella, en quien fueron todos mis cuidados tan humanamente prestados, perdidos
completamente. Y así como con los años se torna su cuerpo más feo, también su espíritu se
corrompe. Voy a atormentarlos a todos hasta que rujan de dolor

Acto Quinto

Prospero: Más meritoria es la virtud que la venganza; a que están ellos arrepentidos, el último fin de
mis intenciones no va un ápice más allá.

He dado mis llamas al terrible y ruidoso rayo y he rajado el poderoso roble de Júpiter con sus
mismas centellas; las montañas de sólida base hice temblar, y arranqué de raíz los pinos y los cedros;
a mi voz, las tumbas despertaron a sus durmientes, se abrieron y los echaron nuevamente al mundo,
forzadas por mi potente magia. Pero abandono ya esos rudos encantos. Sólo me resta pediros
algunos acordes de música celeste, para obrar, según mis deseos, sobre los sentidos de esos
hombres; y romperé luego mi varita magia, la sepultaré a muchos pies bajo tierra, y en las ondas, a
insondada profundidad sumergiré mi libro. …Ariel ve a buscar a mi gruta mi sombrero y mi espada.
Voy a cambiar de aspecto y presentarme ante ellos tal como fui en otro tiempo: Duque de Milán.

Prospero: En cuanto a vos, mortal perverso, a quien no llamaré hermano por no infestar mis labios,
te perdono tu más negro crímen; te los perdono todos; y reclamo de ti mi ducado, que a la fuerza
deberás restituirme

Miranda: Oh prodigio! Cuantas bellas criaturas hay aquí. Cuan bello es el ser humano! Oh admirable
mundo que posees semejantes pobladores

Prospero: Considerad tan solo señores, la catadura de estos individuos y decidme luego sin son
gente honrada. ..Ese bribón deforme es hijo de una bruja tan poderosa en su tiempo, que podía
mandar a la Luna, subir y bajar las mareas. Los tres me han robado; ese casi diablo (pues es un diablo
bastardo) ha tramado un complot con los demás para arrancarme la vida. Debeís reconocer a dos de
estos mozos , por ser los vuestros. Yo, por mi parte, reconozco a este hijo de las tinieblas como mío.

El rey (señalando a Calibán): He aquí al ser más raro que vi en mi vida

Prospero: Tan deforme es su alma como su cuerpo. Bribón, ve a mi gruta; toma contigo a tus
compañeros. Si quieres alcanzar mi perdón, procura adornarla con primor.

Caliban: Si si, lo haré, me corregiré y procuraré merecer tu perdón. Qué triple asno era en domar a
ese borracho por un dios y adorar a ese bufón imbécil.

Prospero al rey: Os contaré la historia de mi vida y cuanto me ha sucedido desde que estoy en esta
isla. Mañana por la mañana os conduciré a vuestro buque y luego a Napoles, donde espero celebrar
las bodas de nuestros hijos; y de allí me retiraré a Milán , donde consagraré a la muerte mis mejores
pensamientos.
Epilogo

Ahora quedan destruidos todos mis encantos, y poseo tan solo mis fuerzas naturales, que son harto
débiles. Oíd, pues, la verdad: está en vuestro poder tenerme encerrado en esta isla o mandarme a
Napoles; por lo tanto, ya que he recobrado mi ducado y perdonado al traidor, no me dejeís en esta
isla desierta; antes bien liberadme de mis cadenas con ayuda de vuestras manos bienechoras.
Vuestro aliento favorable debe hinchar mis velas, pues de otro modo fracasa mi propósito que era
agradaros: no tengo ya genios para secundarme ni artes de encantamiento; y mi final será la
desesperación a menos que me salve la plegaria...

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