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03 BIOLOGÍA
Y GEOLOGÍA
La materia mineral y la materia
cristalina.
Propiedades y métodos de estudio.
23-11770-13
Temario 1993
tema 3
biología y geología
1. La materia mineral
1.1. Definición de mineral y concepto de Mineralogía
2. La materia cristalina
2.1. Definición de cristal y concepto de Cristalografía. La materia amorfa
4. Métodos de estudio
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biología y geología
INTRODUCCIÓN
De todas las capas que forman la Tierra, la mejor conocida es la corteza. Está cons-
tituida por una serie de compuestos químicos, denominados minerales, de cuyo
estudio se ocupa la Mineralogía. Éstos son sustancias químicas con una serie de
características muy definidas y concretas, que provienen de los distintos procesos
geológicos que están implicados en su génesis.
Otra rama de la Geología es la la cristalografía, que se ocupa del estudio de los
cristales. Tradicionalmente se utiliza el término cristal para referirse a la materia
cristalina que presenta forma poliédrica, a pesar de las confusiones que puede
originar esta definición.
Sin embargo, los «cristales» se caracterizan por que sus partículas materiales cons-
tituyentes se disponen siguiendo un orden periódico, y esto es independiente de
si externamente presentan caras planas o si, por el contrario, son completamen-
te irregulares. En los cristales se repiten las partículas materiales, de acuerdo con
ciertos esquemas, hasta llenar un espacio tridimensional; de la identidad de estas
partículas depende el esquema de repetición seguido y, por tanto, van a ser res-
ponsables de las características estructurales del cristal.
La estructura y la composición química dan las señas de identidad de los cristales
y, por ende, de los minerales; es decir, les confieren una serie de propiedades que
permiten identificarlos y que pueden dotarlos de importantes aplicaciones indus-
triales y, en ocasiones, de un gran valor económico.
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biología y geología
1 La materia mineral
Aunque resulta difícil definir el término mineral, se suele aceptar que es un sólido homogéneo de ori-
gen natural, con una composición química definida pero, generalmente, no fija y una disposición atómica
ordenada y que es estable ante ciertas condiciones de presión y temperatura. Y normalmente formado
mediante un proceso inorgánico.
A continuación pasamos a explicar detalladamente algunos puntos de la definición:
Sólidos: quedan excluidos el agua, los gases, etc.
Homogeneidad: se debe a que no se pueden separar en dos o más sustancias, con propiedades
físico-químicas diferentes, utilizando medios mecánicos.
Naturales porque están originados por procesos naturales, quedando excluidas las sustancias quí-
micas obtenidas en el laboratorio por procesos artificiales.
Composición química definida, pero no fija: nos indica que la composición de cada mineral se
puede representar mediante una fórmula química, aunque la mayoría de los minerales no tienen
una composición perfectamente definida, que oscila entre ciertas proporciones atómicas.
Disposición atómica ordenada: nos señala que las partículas que forman el mineral (átomos, iones
o moléculas) ocupan posiciones fijas en el espacio, es decir, los minerales están formados por
materia cristalina.
Compuestos por materia inorgánica y, además, mediante un proceso inorgánico (no elaborados
por los seres vivos), con lo que quedan excluidas sustancias como el carbonato cálcico, que for-
ma, por ejemplo, las conchas de los bivalvos.
La Mineralogía, como ya se ha dicho, es la ciencia que se encarga del estudio de las sustancias crista-
linas que se encuentran en la naturaleza, es decir, de los minerales. Un conocimiento sobre qué son
los minerales, cómo y cuándo se han formado y dónde se encuentran es básico para la comprensión
de la materia mineral y que, en gran medida, es responsable de nuestra actual cultura tecnológica.
No sólo para conocer nuestro planeta, sino para la comprensión del universo, ya que todos los pla-
netas están formados por minerales.
¿Por qué se puede representar cada mineral mediante una fórmula química?
En los ambientes de interacción (corteza superior, atmósfera, hidrosfera, corteza inferior, manto su-
perior) tienen lugar los procesos continuos, sucesivos y simultáneos de formación de minerales,
mediante fenómenos de meteorización, edafogénesis, y los procesos magmáticos, sedimentarios y
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metamórficos. Los minerales pueden originarse, por tanto, mediante procesos internos o endóge-
nos, procesos externos o exógenos y procesos metamórficos.
Además de los procesos mineralogenéticos en sí mismos, los minerales se pueden formar en rela-
ción espacial con las rocas acompañantes, con las cuales van a aparecer en el yacimiento; según es-
tas relaciones espaciales, los yacimientos serán singenéticos o congruentes cuando los minerales se
han formado al mismo tiempo que las rocas acompañantes y epigenéticos o incongruentes cuando
se han formado después que las rocas acompañantes.
F+2=C+2
Al simplificar la fórmula, se obtiene que:
F=C
Este corolario se conoce con el nombre de regla mineralógica de las fases, la cual nos indica que «en
un sistema de n componentes, a presión y temperaturas arbitrarias, el número máximo de minerales
mutuamente estables no excede de n».
La regla de las fases, y su corolario, resulta un principio de la mayor importancia en la formación de
minerales, al explicar la limitación mineralógica en las rocas. No obstante, si consideramos un siste-
ma cuyos componentes elementales sean O, Si, Al, Fe, Mg, Ca, Na y K (sistema de ocho componen-
tes), podríamos esperar la formación de ocho minerales; sin embargo, el número es menor, pues los
componentes no son del todo independientes, algunos de ellos pueden sustituirse, átomo a átomo,
en los minerales (Na y Ca en las plagioclasas o Fe y Mg en los minerales ferromagnesianos).
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De acuerdo con lo expuesto en los apartados anteriores, los minerales pueden originarse en virtud
de procesos internos o endógenos, externos o exógenos y metamórficos. Dentro del primer grupo
queda englobado el proceso magmático, y el segundo grupo queda definido por los procesos sedi-
mentarios. Los procesos metamórficos son independientes de la zona de formación, aunque suelen
ser endógenos.
Los procesos magmáticos se pueden definir como los mecanismos implicados en la evolución mag-
mática, es decir, en la evolución de un magma.
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Los procesos sedimentarios son el conjunto de procesos geológicos que, en interacción compleja,
da lugar a la formación de sedimentos; aunque en su mayor parte se realizan en la superficie terres-
tre, presentan una fuerte relación con el resto de los procesos geológicos (Figura 1).
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Antes de que tenga lugar la fusión parcial o total, y como respuesta al incremento de presión (P),
temperatura (T), presión de agua (PH 0) y presión de dióxido de carbono (PCO ), las rocas sufren una
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serie de transformaciones mineralógicas, y frecuentemente texturales, como consecuencia de las
cuales se transforman en rocas metamórficas, por lo que al conjunto de procesos que tienen lugar
en las rocas sedimentarias, ígneas e incluso en las ya metamorfizadas, por debajo de la temperatura
en la que comienza la fusión, se le conoce como metamorfismo, del cual existen tres tipos: dinamo-
metamorfismo, de contacto, regional y metasomatismo. El límite superior del metamorfismo puede
estimarse comprendido entre los 700 ºC y los 900 ºC; el límite inferior se sitúa en los 150 ºC.
Dicho intervalo de temperatura implica que los procesos metamórficos se desarrollan en estado
sólido, a diferencia de los procesos magmáticos; por añadidura, son procesos isoquímicos, pues las
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Figura 4.
La estabilidad mineral está regida por unas condiciones precisas de presión, temperatura y medio
químico, determinadas intrínsecamente por el balance electrostático de su estructura cristalina, así
como por las relaciones espaciales de sus constituyentes.
Cuando varían dichas condiciones de estabilidad, la estructura cristalina de los minerales cambia
debido a una reorganización estructural, por adición o pérdida, de los elementos que componen
su red.
La estabilidad de los minerales está regida por unas reglas, que determinan las sustituciones iónicas
en las estructuras de los minerales. Dichas reglas son:
Los radios iónicos de dos iones susceptibles de sustituirse en un mineral no deben diferir en más
de un 15%.
Cuando dos iones tienen la misma carga eléctrica pero diferentes radios iónicos, el de menor
radio se incorporará preferentemente en la red cristalina del mineral.
Cuando dos iones tienen el mismo radio iónico pero diferentes cargas eléctricas, el de menor
carga se incorporará preferentemente en la red cristalina del mineral.
Estas reglas se aplican en sustituciones iónicas en las cuales intervienen iones muy comunes, como
el Fe, Mg, Na; dicha sustitución iónica es típica en los filosilicatos, y no afecta a la estabilidad del
mineral.
En función de todas estas variables, se pueden establecer las condiciones de equilibrio de los mine-
rales, así como sus formas polimórficas en algunos casos; y los campos de estabilidad de un mineral
según su génesis.
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En la actualidad se tiende a que la sistemática mineral atienda a tres criterios esenciales: genéticos,
geoquímicos y cristaloquímicos; recientemente han ido aparecido clasificaciones que hacen com-
binaciones entre ellos (clasificaciones genéticas y geoquímicas y clasificaciones químicas y estruc-
turales).
En todas las clasificaciones la unidad básica es la especie mineral, la cual puede presentar variedades,
que no se diferencian entre sí en caracteres profundos que justifiquen un trato como especies distin-
tas, sino sólo en alguna propiedad física o en pequeñas variaciones de composición.
Las divisiones que se han realizado para clasificar a los minerales conocidos pasan por agruparlos en
clases, cuyo número varía de unos autores a otros. Dentro de cada clase podemos encontrar grupos
y series.
Las clasificaciones que actualmente se siguen se circunscriben, fundamentalmente, a las realizadas
por tres autores: Gunter Strunz, James Dwight Dana y Hari Kostoz.
La clasificación de Kostov incluye doce clases mineralógicas1:
I. Elementos nativos.
II. Sulfuros y sulfosales.
III. Sales haloideas.
IV. Óxidos.
V. Silicatos.
VI. Boratos.
VII. Fosfatos, arseniatos y vanadatos.
VIII. Wolframatos y molibdatos.
IX. Sulfatos.
X. Cromatos.
XI. Carbonatos.
XII. Nitratos.
Esta clasificación es esencialmente geoquímica, pero se han introducido criterios cristaloquímicos
y genéticos. Es seguida por una gran mayoría de especialistas, por lo que constituye la clasificación
más usada en Mineralogía.
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2 La materia cristalina
Un cristal puede definirse como un «sólido con una estructura interna formada por átomos, iones
o moléculas, ordenados periódicamente, que suelen presentar caras planas y formas geométricas
regulares».
Asimismo, en los cristales se repiten las partículas materiales de acuerdo a ciertos esquemas, hasta
llenar un espacio tridimensional llamado edificio cristalino. Cabe destacar la importancia de estas
partículas, ya que de ellas, de su identidad, depende el esquema de repetición seguido y, por tanto,
van a ser responsables de las características estructurales del cristal.
El estudio de los cristales corresponde a la Cristalografía, que es la ciencia que se ocupa del estudio
y de la descripción de los cuerpos que cristalizan en forma de cristal. En los primeros albores de la
Cristalografía, el análisis de la materia cristalina se limitaba al estudio y descripción de sus formas
poliédricas externas. En la actualidad, y dentro de la ciencia cristalográfica, encontramos que se
estudian las relaciones geométricas y simétricas, que un observador puede apreciar entre las caras
de un cristal poliédrico, de caras bien desarrolladas. Hoy, por tanto, hablamos de la Cristalografía
morfológica.
Cabe mencionar que existe una materia cristalina sólida constituida por partículas no ordenadas,
conocida como materia amorfa; en ésta, las partículas que la componen están desordenadas, es
decir, no ocupan posiciones fijas en el espacio, por lo cual las distancias que separan unas partículas
de otras no son constantes. Existen muy pocos minerales con cristales amorfos (limonita y ópalo,
por ejemplo) son considerados, actualmente, mineraloides y un sistema cristalino aparte (Amorfo).
Se desligan, por tanto, del concepto de Cristalografía.
Como ya hemos visto, se puede definir a un «cristal» como un sólido en el que las innumerables
partículas materiales que lo constituyen están distribuidas en las tres dimensiones del espacio, de
una manera ordenada y periódica. Esta última característica los diferencia de todos los demás tipos
de materiales.
Los intervalos con que se repiten las unidades que componen un medio periódico en una direc-
ción determinada se llaman traslaciones o periodo de identidad. Para definirlas sólo hay que unir
dos unidades consecutivas mediante un vector. Debido a ello, el medio cristalino puede abstraerse
de su contenido material y tratarlo únicamente en función de las traslaciones presentes. Esta abs-
tracción constituye lo que se llama teoría de las redes cristalinas. De todas las infinitas traslaciones
que pueden existir en un medio periódico, se llaman traslaciones fundamentales a las de menor
magnitud. Sirva como ejemplo que en modelos planos bastaría con conocer el módulo de sus dos
vectores de traslación fundamentales y el ángulo que forman entre sí para que su periodicidad que-
de perfectamente definida (Figura 5).
A este conjunto de puntos, que sólo indican la distribución que tendrían las unidades que se repiten
en este medio periódico, se le llama red o malla, y a cada uno de los puntos, nudo. El sistema rec-
tilíneo formado por nudos equidistantes se denomina fila reticular, y el intervalo fundamental que
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donde u, v, w son tres números enteros, iguales o distintos de cero, y positivos o negativos, y a, b, c
son tres vectores no coplanarios, característicos del medio».
Los tres componentes escalares del vector traslación, u, v, w, unen nudos adyacentes en la dirección
marcada por los tres vectores característicos del medio, y son denominados índices; estos índices se
escriben entre corchetes: [u v w] (Figura 6).
Figura 6.
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Figura 7.
Ésta es una de las propiedades más importantes que poseen los medios periódicos por el mero
hecho de serlo.
Para comprender dicha propiedad habría que recordar, en primer lugar, que entendemos por sime-
tría todo aquello que consta de dos o más porciones idénticas, ligadas por un elemento de simetría,
y relacionadas entre sí por una determinada operación. Esta operación se realiza mediante lo que se
denomina operador de simetría.
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Figura 8.
Por tanto, la simetría de un cristal está definida por medio de los elementos y operadores de sime-
tría, que determinan las características y la disposición espacial de las caras del mismo.
Cada una de las alas de unas mariposas es la imagen especular de la otra. Es decir, son simétricas
respecto a un elemento llamado plano (m), que se sitúa perpendicularmente al papel y actúa como
un espejo. A los operadores de este tipo se les llama de reflexión (Figura 8).
El trébol se puede generar a partir de una de sus hojas, girándolas tres veces (120º cada vez) alrede-
dor de un elemento llamado eje, que se sitúa perpendicularmente al papel. A los operadores de este
tipo se les llama de rotación. Hay ejes de los siguientes órdenes:
De orden 1 o monarios: que giran 360º. Después de su operación el objeto coincide consigo
mismo.
De orden 2 o binarios ( ): que repiten el objeto cada 180º.
De orden 3 o ternarios ( ): que repiten el objeto cada 120º.
De orden 4 o cuaternarios ( ): que repiten el objeto cada 90º.
De orden 6 o senarios ( ): que repiten el objeto cada 60º.
No citaremos los ejes de orden 5 o de orden mayor que 6; estos operadores son incompatibles con
el medio periódico.
Hemos visto dos operadores de simetría (de reflexión y de giro) y sus dos elementos de simetría (el
plano y el eje). Su simetría se denomina puntual y sólo se pueden realizar 10 combinaciones, utili-
zando operadores que sean compatibles con el medio periódico, denominados grupos puntuales
planos (figura 9):
5 grupos con un solo elemento de simetría:
1m 2m 3m 4m 6m
4 grupos con ejes y planos combinados:
2 mm 3m 4 mm 6 mm
Haciendo un breve inciso en la descripción de las diferentes simetrías cristalinas, podemos definir la
traslación como una operación que desplaza un motivo a lo largo de un vector, para dar otro moti-
vo idéntico al primero, que es realizada mediante un elemento llamado vector traslación «t». Dado
que esta operación es imprescindible para construir el orden periódico, se justifica que este medio
sea, además, obligatoriamente simétrico, como ya se ha mencionado con anterioridad.
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Figura 9.
Figura 10.
Figura 11.
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Figura 12.
Retomando el tema, existen elementos de simetría exclusivos de la simetría espacial, como son los
«planos de deslizamiento» y los «ejes helicoidales»; estos últimos sólo se dan en medios tridimensio-
nales y se verán más adelante.
El plano de deslizamiento [g en los medios bidimensionales (sólo un plano); a, b, c, n y d en tres
dimensiones (hasta cinco planos)] realiza simultáneamente dos operaciones: refleja y traslada la ima-
gen a intervalos de ½ del módulo del vector traslación «t» (Figura 10).
En total se configuran 17 grupos planos, que se muestran a continuación (Figura 11) (c indica que la
distribución periódica se define mediante una celda múltiple).
Hay ocasiones en que la celda elemental que mejor representa la simetría de una distribución pe-
riódica es una celda múltiple. Éste es el caso de la red rómbica, que, por lo general, se representa
mediante una celda múltiple rectangular (Figura 12).
La ventaja de la red rectangular centrada estriba en que está delimitada por más elementos de si-
metría. Tampoco resultan evidentes en la red rómbica algunos planos de simetría que pasan por sus
nudos. Habría que recurrir a unas cuantas celdas para verlos claramente.
De esta forma se tiene que la simetría de cualquier medio periódico bidimensional va a poder clasi-
ficarse dentro de alguno de estos 17 grupos.
Conviene resaltar que, hasta ahora, se ha hablado de motivo para referirnos a las unidades que se
repiten en un medio periódico y que poseen una determinada simetría puntual. No obstante, se
debería definir, desde un punto de vista más cristalográfico, como: «la porción de medio periódico
que está contenida en la celda primitiva».
En el espacio tridimensional están presentes los elementos de simetría que anteriormente se han
descrito, pero, además, existen otros nuevos que resultan de la tercera dimensión que se añade; es
necesario utilizar tres ejes de referencia y, por tanto, tres coordenadas (x, y, z) para definir la posición
de los objetos. Entre estos elementos de simetría podemos resaltar los ejes de rotación o ejes pro-
pios y el plano:
Los ejes de rotación o ejes propios son:
Eje monario (1). No produce ningún cambio en la coordenadas del objeto sobre el que actúa.
Todos los objetos que decimos «asimétricos» poseen un eje monario.
Eje binario (2). Los ejes X, Y, Z son ortogonales entre sí, al igual que el eje cuaternario, pero el
motivo se repite cada 180º.
Eje ternario (3). Tomamos los ejes de referencia de forma que X e Y formen un ángulo de 120º.
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Figura 13.
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Figura 15.
Figura 14.
un solo elemento de simetría y 22 clases con más de un elemento de simetría; de estas últimas, 3
clases son del tipo de operación «eje propio más centro», 4 clases del tipo «eje propio más plano», 6
clases que se obtienen combinando tres ejes propios, 3 clases que se obtienen combinando un eje
propio y dos impropios y 6 clases combinando tres ejes propios y un centro.
Las 32 clases de simetría se clasifican en 7 sistemas cristalinos que agrupan, cada uno de ellos, a
todas las clases que poseen un elemento de simetría determinado, es decir:
Sistema triclínico: se incluyen las clases que poseen como mínimo un eje monario y como máxi-
mo un centro.
Sistema monoclínico: se incluyen las clases que poseen como mínimo un elemento de simetría
binaria y como máximo dos. Los elementos de simetría binaria son el eje binario y el plano de
reflexión, pues ambos reproducen el mismo objeto dos veces.
Sistema rómbico: pertenecen las clases que poseen como mínimo tres elementos de simetría
binaria y como máximo seis.
Sistema tetragonal: pertenecen las clases que poseen un eje cuaternario.
Sistema hexagonal: clases que poseen un eje senario.
Sistema romboédrico o trigonal: clases que poseen un eje ternario.
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Sistema cúbico: clases que poseen cuatro ejes ternarios. Sólo en este sistema pueden coexistir
ejes cuaternarios y ternarios.
Dentro de cada sistema hay una clase que posee el máximo número de elementos de simetría. A
esta clase se la llama holoedría.
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Figura 16.
celda elemental plana de uno
cualquiera de los planos reti-
culares que forman la fami-
lia». Para dos planos sucesivos
es una constante de la familia
Red plana cuadrada reticular.
a = b; γ = 90º
El apilamiento de planos en
la familia da origen a las re-
des tridimensionales, pero, al
mismo tiempo, la manera del
apilamiento determina los
ángulos entre las traslaciones
Red cuadrada fundamentales, que, a su vez,
a = b; γ = 90º definen la forma y dimensio-
nes del paralelepípedo fun-
damental o unidad definidor
de la red.
No todos los tipos de apila-
miento dan origen a redes
Red rómbica cuyo paralelepípedo funda-
a = b; γ = 90 y 60º mental sea morfológicamen-
te distinto. Los apilamientos
significativos, que dan origen
a celdas fundamentales mor-
fológicamente distintas, son
el resultado de combinar los
tres módulos de los tres vecto-
Red hexagonal res primitivos, no coplanarios
a = b; γ = 60º
( a , b , c ), de valores
dados, y los ángulos que for-
man entre sí: α, β, γ. Por tan-
to, la celda elemental será la
porción de espacio definida
por estos seis parámetros. En
el espacio tridimensional se
Red rectangular
van a reconocer hasta 14 dis-
a ≠ b; γ = 90º
tribuciones periódicas, que
reciben el nombre de redes
de Bravais y que están defi-
nidas por las siguientes com-
binaciones de constantes re-
ticulares:
Red romboidal
a ≠ b; γ ≠ 90º
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1 α ≠ β ≠ γ ≠ 90º
2 α ≠ β ≠ 90º = γ
a≠b≠c
3 α = γ = 90º ≠ β
4 α = β = γ = 90º
5 α ≠ β ≠ γ ≠ 90º
6 α = β ≠ 90º ≠ γ
7 α = β ≠ 90º = γ
a=b≠c
8 α = β = 90º ≠ γ
9 α = β = 90º ≠ γ = 120º ó 60º
10 α = β = γ = 90º
11 α = β = γ ≠ 90º ≠ 109º 28' ≠ 60º
12 α = β = γ = 109º 28'
a=b=c
13 α = β = γ = 60º
14 α = β = γ = 90º
Estas redes se caracterizan, además, por poseer una determinada simetría que se corresponde siem-
pre con la holoedria de algún sistema cristalino. Es decir, que también se van a poder clasificar en
los 7 sistemas cristalinos, que agruparán, cada uno de ellos, a las redes que poseen elementos de
simetría comunes.
La distribución de las redes en los sistemas es la siguiente:
Sistema cúbico. Incluye a aquellas redes en las que se reconocen los elementos de la holoedria
del cúbico. Están incluidas las redes 12, 13 y 14.
Sistema trigonal o romboédrico. Incluye redes que poseen los elementos de la holoedria trigo-
nal. Está incluida la red 11.
Sistema hexagonal. Incluye redes que poseen los elementos de la holoedria hexagonal. Está
incluida la red 9.
Sistema tetragonal. Incluye redes que poseen los elementos de la holoedria tetragonal. Están
incluidas las redes 7 y 10.
Sistema rómbico. Incluye redes que poseen los elementos de la holoedria rómbica. Están inclui-
das las redes 2, 4, 6 y 8.
Sistema monoclínico. Incluye redes que poseen dos familias de elementos de simetría binaria.
Están incluidas las redes 3 y 5.
Sistema triclínico. Incluye redes que solamente poseen infinitos centros. Está incluida la red 1.
Sin embargo, resulta evidente que «no todas» estas combinaciones de constantes reticulares, que
se han realizado a partir de las traslaciones fundamentales de cada red, son precisamente las más
sencillas y racionales. Por otra parte, los paralelepípedos unidad que se determinan a partir de ellas
tampoco son los más representativos del sistema en el que están incluidos (combinaciones 2, 5, 6, 7,
8, 12 y 13 y los paralelepípedos que delimitan).
Para solucionar este problema (similar al que plantea la red rómbica plana) se sustituyen dichos
«paralelepípedos unidad» por otras celdas que, incluso siendo múltiples, contienen los elementos
de simetría característicos de su red, están limitadas por unas constantes reticulares sencillas y racio-
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Celda Paralelepípedo
Sistema Constantes reticulares Tipo de red
representativa equivalente
a≠b≠c P ⇒ Primitiva
Triclínico (1)
α ≠ β ≠ γ ≠ 90º
P ⇒ Primitiva (3)
a≠b≠c C ⇒ Centrada en dos (5)
Monoclínico
α = γ = 90º ≠ β caras opuestas
P ⇒ Primitiva (4)
C ⇒ Centrada en dos (8)
caras opuestas
a≠b≠c
Rómbico I ⇒ Centrada en el (2)
α = β = γ = 90º
inferior
F ⇒ Centrada en (6)
todas las caras
P ⇒ Primitiva (10)
a=b≠c I ⇒ Centrada en el (7)
Tetragonal
α = β = γ = 90º inferior
P ⇒ Primitiva (9)
a=b≠c
Hexagonal
α = β = 90º ≠ γ = 120º ó 60º
P ⇒ Primitiva (11)
Trigonal o a=b=c
Romboédrio α = β = γ ≠ 90º
P ⇒ Primitiva (14)
I ⇒ Centrada en el (12)
a=b=c
Cúbico inferior
α = β = γ = 90º
F ⇒ Centrada en (13)
todas las caras
Cuadro 1.
nales y, además, tienen la ventaja de ser comunes para todas las redes que pertenecen a un mismo
sistema. De esta forma, cada sistema queda definitivamente caracterizado por una determinada
simetría y por unas constantes reticulares específicas.
En el Cuadro 1 se indican para cada uno de los 7 sistemas cristalinos sus constantes reticulares carac-
terísticas, las redes que se agrupan en cada uno de ellos con su celda representativa y, finalmente, el
número que corresponde a su paralelepípedo equivalente.
¿Por qué las redes tridimensionales se pueden correlacionar con alguno de los siste-
mas cristalinos?
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Estos índices se emplean para indicar la posición de cualquier cara del cristal con respecto a la cruz
axial o ejes cristalográficos; éstos son tres ejes imaginarios (a, b, c), con sus correspondientes relacio-
nes angulares (α, β, γ), que se cortan en un punto, que coincide con el centro geométrico del cristal,
y que sirve de referencia para situar sus caras, aristas, vértices y demás elementos (Figura 17).
Previamente se debe entender el concepto de cara parametral como una cara del cristal (real o
imaginaria) que corta a los ejes cristalográficos según los valores unidad a, b, c, y que son las aristas
de la celda elemental (fig 18).
Cualquier cara del cristal se va a definir con respecto a esta cara parametral, y para ello se emplean
unos índices.
Los llamados parámetros de Weiss son los siguientes: H K L; reflejan la relación entre la cara pa-
rametral a, b, c y la cara H K L, es decir, el número de veces que H, K, L contienen a a, b, c, respecti-
vamente. Estos parámetros plantean el problema de que si queremos indexar una cara paralela a
alguno de los ejes, vamos a tener valores infinitos, pues el eje no sería cortado en ningún punto.
Para evitar este problema se utiliza la notación de Miller, que es la inversa de la de Weiss:
1 1 1
= h; = k ; = 1
H K L
Los valores h, k, l son los índices de Miller de una cara, una serie de números enteros que han sido
deducidos de los parámetros por inversión y, si es necesario, por la subsiguiente reducción de las
fracciones. El conjunto de índices que caracteriza a un plano reticular o a una cara se denomina
símbolo y es constante para todos los planos y caras que pertenecen a la misma familia. Este
símbolo entre paréntesis, (h k l), nombra el plano o cara dado, mientras que este símbolo entre cor-
chetes, {h k l}, indica todos los planos o caras homólogos que resultan de aplicar los elementos de
simetría del cristal al plano o cara (h k l).
Figura 17.
Figura 18.
(1) (2)
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XX Isomorfismo
Una estructura se caracteriza por condiciones precisas en cuanto a la geometría, dimensiones y
características químicas de sus constituyentes. Como las dimensiones de las partículas que forman
la estructura tienen efecto decisivo en ésta, es fácil concebir que se puedan formar estructuras idén-
ticas en dimensiones y geometría, pero cuya composición química sea distinta. Estas sustancias se
denominan isomorfas, y el fenómeno, isomorfismo. Por tanto, dichas sustancias presentarán idén-
ticas propiedades físicas, pero diferentes propiedades químicas.
Algunos autores propusieron el nombre de diadocos para los átomos que se van sustituyendo en las
estructuras y diadocía para el fenómeno. No obstante, como estos átomos siempre toman la función
de otro en la estructura primitiva, parece más adecuado el nombre de vicariante que son aquellos
átomos que tienen cubiertas electrónicas semejantes.
Se establece que el isomorfismo debe considerarse posible cuando la variación de los radios ató-
micos de los iones que se intercambian en una sustancia no exceda del 15% del valor medio. Sin
embargo, hay factores que limitan o amplían estos límites de estabilidad; el más importante es el de
tipo estructural, pues no todas las estructuras poseen los mismos límites de estabilidad en cuanto
a sus relaciones de radios. En los cristales iónicos puros (metales alcalinos y alcalinotérreos, los más
electropositivos) los átomos son sustituibles isomórficamente si sus tamaños son similares. En los
cristales covalentes se requiere, además, que el número y dirección de sus enlaces sean similares.
Por último, la existencia de un mineral con la forma cristalina externa de otra especie mineral se
denomina pseudomorfismo. Asimismo se pueden dar casos en los que el cristal de un mineral
dado se altera de tal forma que la estructura interna cambia pero la forma externa se mantiene, for-
mándose lo que se denomina una pseudomorfosis; la estructura y composición química es de una
especie mineral, aunque la forma del cristal corresponde a otra (ejemplo: pseudomorfosis de pirita
en limonita).
XX Polimorfismo
La posibilidad de que una sustancia química específica pueda cristalizar en más de un tipo de es-
tructura se denomina polimorfismo. Las diversas estructuras y formas cristalinas de tal elemento
químico o compuesto se llaman formas polimórficas o polimorfos y dependen de las condiciones
de presión y temperatura. Por tanto, las propiedades químicas serán las mismas, pero los miembros
polimorfos presentarán distintas propiedades físicas.
La temperatura hace que el volumen medio del átomo varíe con la magnitud de la amplitud de
vibración del mismo y, por tanto, cabe esperar que un tipo estructural dado sea estable sólo en un
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biología y geología
rango de temperaturas y no en otro. En este caso, la geometría de la estructura debe cambiar para
acomodarse a la nueva situación.
Una variedad especial del polimorfismo, llamada politipismo, tiene lugar cuando dos polimorfos
difieren sólo en el apilamiento de láminas o capas idénticas de dos dimensiones. Como resultado,
las dimensiones de la celda unitaria, paralelas a las láminas, serán idénticas en los dos politipos. Sin
embargo, las dimensiones perpendiculares a las láminas o capas de apilamiento son distintas y están
relacionadas entre sí por números múltiplos o submúltiplos.
La isotropía es el fenómeno por el que ciertos cuerpos presentan una o más propiedades físicas que
no dependen de la dirección en que éstas se midan, por lo que tienen el mismo valor en todas las
direcciones. Un sistema constituido por varias sustancias, o por una sola, es homogéneo cuando sus
propiedades son idénticas en todas sus partes. Es heterogéneo cuando no cumple esta condición.
Por su parte, la anisotropía es la propiedad que presentan ciertos cuerpos consistente en la de-
pendencia de sus propiedades con respecto a la dirección que en ellos se considere; no presenta
el mismo valor en todas las direcciones. El fenómeno de la anisotropía es debido a la ordenación
espacial de los átomos en la red cristalina y afecta a las propiedades físicas, eléctricas y ópticas de
los materiales.
Por tanto, nos podemos encontrar con propiedades escalares, las cuales no varían según la dirección
(punto de fusión y densidad, por ejemplo) y vectoriales, que dependen del vector dirección que se
tome (exfoliación, dureza y la polarización de la luz, entre otras).
Dureza es la resistencia que ofrece la superficie lisa y fresca (reciente) de un mineral a ser rayada.
Por tanto, su valoración depende del agente rayador.
La dureza relativa de los minerales se determina gracias a la escala de dureza de Mohs. En esta
escala, diez minerales comunes están clasificados en orden de dureza creciente, cada uno de los
cuales recibe un índice:
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biología y geología
La dureza de una muestra se obtiene determinando qué mineral de la escala de Mohs lo raya. Así,
la galena, que tiene una dureza de 2,5, puede rayar el yeso y es rayado por la calcita. La dureza de
un mineral determina en gran medida su durabilidad. Sin embargo, esta escala no permite valo-
raciones cuantitativas, que pueden llevarse a cabo mediante un «esclerómetro».
Densidad es un número, con unas unidades concretas, que expresa la relación entre su peso y
el peso de un volumen igual de agua a 4 ºC. La densidad de un mineral de composición fija es
constante, y su determinación es, con frecuencia, un valor importante en la identificación de un
mineral.
La densidad de una sustancia cristalina depende de dos factores: la clase de átomos presentes
en su composición y la manera como estén empaquetados dichos átomos. La densidad y el peso
específico se usan, a veces, indistintamente. Sin embargo, la densidad requiere que se citen las
unidades.
Exfolación es el resultado de aplicar la fuerza necesaria para que un material se rompa de manera
que deje dos superficies planas. Las superficies de exfoliación o planos de exfoliación son siempre
paralelas a caras reales o posibles del cristal y, normalmente, tienen índices sencillos. Puede ser
perfecta, como en el caso de la mica, o más o menos definida, como en el caso del berilo y el apa-
tito. En algunos minerales está completamente ausente. La exfoliación depende de la estructura
cristalina.
Fractura de un mineral es la manera como se rompe cuando no exfolia o parte. Entre las diferen-
tes clases de fracturas, podemos mencionar la concoidal (superficies suaves, lisas y algo cóncavas),
fibrosa o astillosa (rotura en astillas o fibras), ganchuda (el mineral se rompe según una superficie
irregular, dentada, con filos puntiagudos) y desigual o irregular (superficies bastas e irregulares).
La conducción de electricidad en los cristales está relacionada con el tipo de enlace entre sus áto-
mos. Los minerales con enlace puramente metálico, tales como los metales nativos, son conduc-
tores eléctricos excelentes, mientras que aquellos en los que el enlace es parcialmente metálico,
como en algunos minerales «sulfuros», son semiconductores. Los minerales iónicos o de enlace
covalente son usualmente no conductores.
XX Piezoelectricidad
La piezoelectricidad consiste en que si se ejerce presión en los extremos de un eje polar cristalo-
gráfico, un flujo de electrones se dirige hacia uno de los extremos de dicho eje, produciendo una
carga eléctrica negativa, mientras que una carga eléctrica positiva se induce en el extremo opuesto.
Cualquier mineral que cristaliza en una de las 20 de las 32 clases con ejes polares, las cuales carecen
de centro (i) de simetría, debe exhibirla, en mayor o menor grado (cuarzo y turmalina, por ejemplo).
XX Piroelectricidad
Los cambios de temperatura en un cristal pueden producir el desarrollo simultáneo de cargas po-
sitivas y negativas en los extremos opuestos de un eje polar cristalográfico. Esta es la propiedad de
piroelectricidad, que se observa sólo en cristales con ejes polares, como la propiedad anteriormen-
te reseñada. Se considera que los cristales que pertenecen a las diez clases cristalinas que tienen un
eje polar único, exhiben piroelectricidad primaria.
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biología y geología
XX Conductividad
La conductividad está referida a la cantidad de calor que puede fluir a través de una superficie cris-
talina en la unidad de tiempo. Esta propiedad está íntimamente relacionada con los defectos en la
estructura atómica de los cristales. Al aumentar la temperatura, los defectos puntuales se originan
también térmicamente, provocando que el número de defectos así originados sea muy superior al
de defectos intrínsecos del cristal. La diferencia de contenido entre las distintas concentraciones de
impurezas deja de ser significativa, por lo que la conductividad es uniforme en todo el cristal. Esta
conductividad se denomina intrínseca. A altas temperaturas casi todos los cristales, independente-
mente de sus condiciones iniciales, se comportan de la misma manera.
XX Dilatación
La dilatación térmica consiste en la variación de las magnitudes lineales al aplicar calor a un cristal.
Aunque las propiedades ópticas son las que menos fácilmente se determinan de entre las diversas
propiedades de los minerales, son importantes para la identificación de minerales. Para comprender
estas propiedades es necesario tener claras dos teorías: la teoría corpuscular y, sobre todo, la teoría
ondulatoria de la luz.
XX Polarización de la luz
Cuando el movimiento ondulatorio de transmisión de la luz se reduce a vibraciones en un solo pla-
no, se dice que la luz está polarizada en un plano. Esta polarización se puede conseguir cuando la
luz atraviesa ciertas sustancias, llamadas polarizadoras, que provocan que únicamente se mantenga
un plano de vibración (figura 19).
Para saber si un haz luminoso está polarizado es necesario hacerle atravesar otro polaroide o ana-
lizador, pues la luz polarizada sólo atravesará el analizador si sus planos de polarización son coinci-
dentes.
Figura 19.
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donde la constante n es el índice de refracción del cristal; en este caso concreto, el índice de refrac-
ción se puede expresar, también, como el inverso de la velocidad que adquiere la luz en el medio
cristalino por el que pasa (n = 1/v).
Hemos visto que la luz, a través de una sustancia isótropa, se mueve con igual velocidad y vibra en
todas direcciones, formando ángulo recto con la dirección de propagación, independientemente
de cual sea ésta. Los cristales anisótropos de los sistemas trigonal, hexagonal y tetragonal presentan
solamente una dirección en la cual la luz se propaga como en las sustancia isótropas. Ésta es paralela
al eje c, con vibraciones en todas direcciones en el plano basal. Por esta razón, el eje c se denomina
eje óptico y a estos cristales se les llama ópticamente uniaxiales. Esto los diferencia de los cristales
anisótropos de los sistemas rómbico, monoclínico y triclínico, que poseen dos ejes ópticos, con-
tenidos en un mismo plano, y son, por tanto, biaxiales. Cuando la luz se propaga en los cristales
anisótropos en cualquier dirección distinta a la del eje o ejes ópticos, se desdobla en dos rayos que
viajan con diferentes velocidades. Uno es el rayo ordinario (O), que vibra en el plano basal; el otro
es el rayo extraordinario (E), que vibra en ángulo recto con aquél, y que en los cristales uniaxiales
es un plano en el que está incluido el eje c (Figura 21).
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Figura 21.
Figura 22.
Ejemplo de los tres tipos (A) Variación del índice de refracción en un cristal biáxico
de secciones centrales representada por elipses (cuyos radios son proporcionales en
que cortan a la indicatriz longitud al índice de refracción de un cristal donde la luz vibra
uniáxica. paralelamente a ellos). Los planos 1, 2 y 3 son ejemplos de las
numerosas elipses que podrían dibujarse girando en torno de ZZ.
Todas estas elipses tienen un radio de longitud igual a B; estos
radios están contenidos en los mismos planos (rayados). Estos
planos, secciones circulares, intersectan según el eje principal Y.
(B) Indicatriz biáxica: o sea, sencillamente un elipsoide
tridimensional imaginario cuyos radios son proporcionales a los
índices de refracción del cristal para la luz que vibra paralela a
ellos. Las normales a las secciones circulares, AA’ y BB’, son los dos
ejes ópticos.
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Puesto que los rayos en estos medios anisótropos poseen diferentes velocidades, los cristales uniaxia-
les presentan dos índices principales de refracción, y tres los biaxiales (Figura 22).
Cada índice se asocia con una dirección de vibración y la diferencia numérica entre los índices de
refracción principales, máximo y mínimo, de un cristal anisótropo se denomina birrefringencia. Es
decir, en los cristales uniaxiales sólo hay una dirección sin birrefringencia y en los cristales biaxiales
existen dos direcciones en las cuales la luz se propaga sin birrefringencia.
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4 Métodos de estudio
Algunas de las propiedades anteriormente descritas constituyen, en sí mismas, métodos de estudio
de la materia mineral, con los cuales se describen las características más representativas de cada
mineral. No obstante, la mayoría de ellas son difíciles de estudiar y de describir sin la ayuda de instru-
mentos cristalográficos y mineralógicos específicos.
El instrumento más empleado es, sin duda, el microscopio de luz polarizada, pues permite estu-
diar las propiedades ópticas de los minerales. Además de las lentes, condensador y diafragma, va
provisto de un polarizador fijo, debajo de la platina. También va provisto de un analizador, montado
en el tubo encima de la platina y que se puede desplazar a voluntad; es una placa o prisma similar
al polarizador, que transmite la luz que vibra sólo en la dirección E-O. El polarizador y el analizador
se llaman, conjuntamente, nícoles o polares. Cuando los dos nícoles están en posición se dice que
están cruzados; si no hay algún cristal anisótropo entre ellos, no se ve luz. Al trabajar con cristales
es necesario, a menudo, cambiar su orientación. Esto se lleva a cabo mediante una platina rotatoria,
cuyo eje de rotación es el mismo que el eje del microscopio.
Un método de estudio, igualmente importante que el anterior, es el de los ensayos químicos cuan-
titativos de los minerales, donde se utilizan, rutinariamente, aparatos analíticos (microsonda y mi-
croscopio electrónico).
Existen, sin embargo, ensayos químicos cualitativos que, además de requerir escasa cantidad de
mineral, son exactos, poco costosos y proporcionan información útil de la composición de la sus-
tancia analizada, con lo que se puede lograr identificar un mineral incluso hasta el nivel de variedad.
Entre los más utilizados se encuentra el ensayo a la llama; consiste en calentar el mineral mediante
una llama de gas, aproximadamente a 1.000 ºC, a veces reforzada con oxígeno o aire insuflado a
presión por medio de una espita. La llama se compone de una zona interna, reductora, entre color
azulado y azul oscuro, y por una zona externa, oxidante, casi incolora y mucho más caliente. Este en-
sayo se basa en que ciertos elementos pueden volatilizarse cuando los minerales que los contienen
son calentados intensamente, dando colores característicos a la llama, los cuales se hayan descritos
en tablas estándar de coloraciones de llama. Un ensayo a la llama clásico se efectúa calentando un
pequeño fragmento de mineral, que es sostenido por medio de unas pinzas; pero la prueba es más
concluyente cuando se introduce polvo fino del mineral en un alambre de platino, y se calienta,
posteriormente, en la llama de un mechero Bunsen.
Los ensayos en solución constituyen los verdaderos ensayos de la química analítica cualitativa,
obtenidos por solución de los minerales en distintos tipos de ácidos. El primer ensayo se basa en
comprobar si el mineral es soluble en agua, como es el caso de los haluros, nitratos y ciertos sulfatos;
a continuación se prueba con ácido clorhídrico diluido en frío (calcita) y en caliente (magnesita),
ácido clorhídrico concentrado en frío (dolomía) y en caliente (siderita), y finalmente en ácido nítrico
y ácido sulfúrico.
En los ensayos químicos cualitativos también se utilizan métodos instrumentales, que conforman
los típicos métodos físicos y químicos utilizados, en general, sólo en los laboratorios de investiga-
ción. Sin entrar en detalles, conviene citar el «espectroscopio», instrumento que permite el diagnós-
tico cualitativo de los elementos que forman un mineral, basándose en la presencia de las líneas de
absorción de la luz que ha atravesado el mineral y que, a continuación, ha sido dispersada mediante
un prisma; el «espectrografo de infrarrojos» (IR), que mide las bandas de excitación de determinados
grupos aniónicos (en especial del agua o de los oxidrilos) presentes en un mineral, y el «análisis tér-
mico diferencial», que mide la pérdida del agua, de otros gases y los cambios de estado asociados
con las variaciones de temperatura.
Junto con los ensayos químicos cuantitativos, la difracción mediante rayos X constituye el método
más seguro para la identificación de un mineral, ya que con él es posible llegar a determinar las di-
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biología y geología
mensiones de los parámetros de la celda elemental, e incluso la posición de los distintos átomos en
su interior, todo ello sin destrozar la muestra, pues sólo se necesita una cantidad ínfima de mineral.
Al igual que las observaciones al microscopio, este método de estudio examina las consecuencias
de la interferencia de una radiación ondulatoria con el retículo cristalino; dicha radiación es de una
longitud de onda corta y del mismo orden de magnitud que las distancias reticulares, además de
muy penetrante. Con este método se llega a la determinación de las distancias que separan los
planos atómicos del retículo y el tipo de distribución de los átomos en tales planos, que son dos
propiedades características y únicas para cada especie mineral. En la actualidad, son utilizados va-
rios métodos de difracción de rayos X para los estudios y determinaciones minerales; los resultados
que se obtienen de todos ellos son prácticamente idénticos. Una vez obtenidos los datos por este
método, es fácil localizar la naturaleza del mineral analizado, al recurrir a unas tablas estándar que
contienen más de 35.000 sustancias de referencia2.
2 Todo este tema y en concreto el punto 1.2 (Génesis mineral) guarda extrecha relación con los temas 4 (Magmatismo), 5 (Metamorfis-
mo), 6 (Rocas sedimentarias), 7 (Minerales petrogenéticos), 11 (La atmósfera) y 12 (La hidrosfera).
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biología y geología
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFIA COMENTADA
AMOROS, J. L. (2001): El cristal. Morfología, estructura y propiedades físicas (40ª edición). Madrid: Atlas.
Ultima revisión de este manual clásico sobre cristalografía. Con rigor académico el autor nos introduce en los
diferentes aspectos de los minerales, abordando cada uno de ellos de forma exhaustiva, por lo que, en ocasio-
nes, es de difícil comprensión para el no iniciado en la esta materia.
BLOSS, F. D. (1994): Introducción a los métodos de cristalografía óptica. Barcelona. Omega.
Libro de referencia para conocer las características y propiedades ópticas de los minerales. De forma clara, y
con multitud de gráficos y dibujos explicativos, se van introduciendo y desarrollando todas y cada una de las
peculiaridades que los minerales presentan a la hora de estudiarlos desde el punto de vista de sus propiedades
ópticas.
ESTEVE, V. y OCHANDO, L. E. (2005): Perspectivas de la cristalografía ante el nuevo milenio. Valencia: univer-
sidad Jaume I. Servicio de Comunicación y Publicación.
Al mismo tiempo que se introducen las diferentes propiedades y características de la materia mineral, se des-
granan los pasos y las nuevas técnicas que, hasta este momento, se han producido para el avance del co-
nocimiento cristalográfico. Sin perder rigor científico, el libro ofrece claridad y comprensión suficientes para
entender la problemática del estudio de los minerales.
KLEIN, C. y HURLBUT, C. S. (2001): Manual de Mineralogía (4ª edición, 2 vol.). Barcelona: Reverté.
En sus dos volúmenes se explican todos y cada uno de los aspectos que se pueden encontrar a la hora de es-
tudiar la cristalografía y la mineralogía. La primera parte desarrolla el conjunto de propiedades y características
que se pueden encontrar durante el estudio de los minerales. La segunda parte expone sistemáticamente las
propiedades y características expuestas en la primera, pero llevadas a todos y cada uno de los minerales cono-
cidos hasta ese momento, por lo que se convierte en un claro manual de consulta mineralógica.
PHILLIPS, F. C. (1999): Introducción a la Cristalografía (2ª edición). Madrid: Paraninfo.
Libro claro y sencillo para comprender toda la problemática que la cristalografía presenta para el lector no
iniciado en esta materia. En sus diferentes capítulos se explican tanto las características de los minerales, sus
propiedades y estructuras, como los métodos analíticos que llevan a una clasificación sistemática mineral. Bue-
nos ejemplos y profusión de gráficos que hacen más didáctico, si cabe, este libro.
Bibliografía Referida
MOTTANA, A., CRESPI, P. Y LIBORIO, G. (1980): Guía de Minerales y Rocas. Barcelona: Grijalbo.
STRAHLER, A.N. (1992): Geología Física. Barcelona: Omega.
TARBUCK, E. J. y LUTGENS, F. K. (1999): Ciencias de la Tierra. Una Introducción a la Geología Física. Madrid:
Prentice Hall.
Webgrafía
http://www.isftic.mepsyd.es/paula/biosfera/
http://www.igme.es/internet/default.asp
http://mineralesespana.iespana.es/
http://milksci.unizar.es/otros/miner/mineral.html
www.uned.es/cristamine.
ww.losminerales.com
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RESUMEN
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Los parámetros de Weiss son los siguientes: H K L; reflejan el 3.2. Propiedades eléctricas
número de veces que H, K, L contienen a a, b, c. Estos pará-
metros plantean el problema de que si queremos indexar La conducción de electricidad en los cristales está relacionada
una cara paralela a alguno de los ejes, vamos a tener valores con el tipo de enlace entre sus átomos.
infinitos.
XX Piezoelectricidad
Para evitar este problema se utiliza la notación de Miller, que
es la inversa de la de Weiss: h, k, l. La piezoelectricidad consiste en que si se ejerce presión en los
extremos de un eje polar cristalográfico, un flujo de electro-
nes se dirige hacia uno de los extremos de dicho eje, produ-
ciendo una carga eléctrica negativa, mientras en el extremo
3. Propiedades de la materia opuesto se induce una carga eléctrica positiva.
mineral XX Piroelectricidad
Dependen de la composición química, de la disposición Los cambios de temperatura en un cristal pueden producir el
geométrica y de las fuerzas eléctricas que los unen. desarrollo simultáneo de cargas positivas y negativas en los
Previamente al estudio de las propiedades de la materia mi- extremos opuestos de un eje polar cristalográfico.
neral, deberemos tener claros los conceptos de isomorfismo
y polimorfismo.
3.3. Propiedades térmicas
XX Isomorfismo
XX Conductividad
Estructuras idénticas en dimensiones y geometría, pero cuya
composición química sea distinta. Estas sustancias se deno- Cantidad de calor que puede fluir a través de una superficie
minan isomorfas, y el fenómeno, isomorfismo. cristalina en la unidad de tiempo.
La existencia de un mineral con la forma cristalina externa de
otra especie mineral se denomina pseudomorfismo. XX Dilatación
Variación de las magnitudes lineales al aplicar calor a un cris-
XX Polimorfismo tal.
Posibilidad de que una sustancia química específica pueda
cristalizar en más de un tipo de estructura.
3.4. Propiedades ópticas
Son importantes para la identificación de minerales.
3.1. Propiedades físicas
XX Polarización de la luz
3.1.1. Concepto de isotropía y anisotropía Cuando el movimiento ondulatorio de transmisión de la luz
La isotropía es el fenómeno por el que ciertos cuerpos pre- se reduce a vibraciones en un solo plano, se dice que la luz
sentan una o más propiedades físicas que no dependen de la está polarizada en un plano.
dirección en que éstas se midan.
XX Reflexión y refracción de la luz
La anisotropía es la propiedad que presentan ciertos cuerpos
consistente en la dependencia de sus propiedades con res- Materiales isótropos aquellos a través de los cuales la luz mo-
pecto a la dirección que en ellos se considere. nocromática pasa a la misma velocidad, sin tener en cuenta
su dirección de vibración.
3.1.2. Dureza, densidad, exfoliación y fractura En los materiales anisótropos, un rayo de luz puede pasar con
velocidades considerablemente distintas para las diferentes
Dureza es la resistencia que ofrece la superficie lisa y fresca direcciones de vibración.
de un mineral a ser rayada. Un rayo de luz que incide sobre una superficie de separación
Densidad expresa la relación entre su peso y el peso de un de dos medios da lugar, generalmente, a un rayo reflejado
volumen igual de agua a 4 ºC. (que nunca cruza la superficie de separación) y a un rayo re-
Exfolación es el resultado de aplicar la fuerza necesaria fractado (que lo hace).
para que un material se rompa de manera que deje dos
superficies planas. XX Color, brillo y raya
Fractura de un mineral es la manera como se rompe cuan- El color es el resultado de la combinación de las longitudes de
do no exfolia o parte. onda que llegan al ojo. Algunos minerales exhiben diferentes
colores cuando la luz es transmitida en direcciones cristalo-
gráficas diferentes. Esta absorción selectiva es conocida como
pleocroísmo. Si solamente hay dos direcciones, diocroísmo.
En algunos minerales, el color es una propiedad fundamental,
constante y característica.
El aspecto general de la superficie de un mineral cuando refleja
la luz se conoce con el nombre de brillo.
El color del polvo fino de un mineral se conoce con el nombre
de raya o huella.
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biología y geología
4. Métodos de estudio
Algunas de las propiedades anteriormente descritas constitu-
yen, en sí mismas, métodos de estudio de la materia mineral,
con las cuales se describen las características más representa-
tivas de cada mineral.
El instrumento más empleado es, sin duda, el microscopio de
luz polarizada.
Un método de estudio es el de los ensayos químicos cuanti-
tativos, donde se utilizan, rutinariamente, aparatos analíticos
(microsonda y microscopio electrónico).
Los ensayos químicos cualitativos, además de requerir escasa
cantidad de mineral, son exactos, poco costosos y proporcio-
nan información útil de la composición de la sustancia ana-
lizada.
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biología y geología
AUTOEVALUACIÓN
5. ¿Cómo se denomina la porción del espacio cristalino definido por tres vectores unitarios cuyos vérti-
ces son nudos homólogos inmediatos?
a. Celda elemental.
b. Celda unidad.
c. Celda primitiva.
d. Celda cristalina.
6. ¿A qué sistema cristalino pertenecen las clases que poseen como mínimo tres elementos de simetría
binaria y como máximo seis?
a. Al sistema hexagonal.
b. Al sistema triclínico.
c. Al sistema rómbico.
d. Al sistema trigonal.
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7. ¿Qué diferencia presentan los sistemas triclínico y cúbico en cuanto a sus constantes reticulares?
a. Son totalmente distintas.
b. Los tres ángulos que forman los vectores primitivos en ambos sistemas es igual a 90º.
c. Los tres módulos de los vectores primitivos son iguales en ambos sistemas.
d. Sólo se diferencia en el ángulo γ; en el sistema cúbico es diferente a 90º, y el Triclínico es igual a
90º.
8. Cuando una especie mineral tiene una composición y una estructura química propia pero su forma
externa es la de otra especie, ¿qué propiedad presenta dicho mineral?
a. Polimorfismo.
b. Pseudocroísmo.
c. Isomorfismo.
d. Pseudomorfismo.
9. Cuando las propiedades de un mineral dependen de la dirección que en él se tomen, se está hablan-
do de:
a. La isotropía de las propiedades.
b. El pseudomorfismo de las propiedades.
c. La politropía de las propiedades.
d. La anisotropía de las propiedades.
10. Dependiendo del numero de ejes ópticos, ¿cómo se denominan los cristales anisótropos de los siste-
mas cristalinos trigonal y triclínico?
a. Si tienen uno se denominan uniaxiales; si presentan dos, biaxiales.
b. Uniaxiales.
c. Uniaxiales a los cristales del sistema trigonal y biaxiales a los del triclínico.
d. Biaxiales.
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