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1973
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Ha wenanckom ssuKe
INDICE
Teorema de Gauss
Campo eléctrico en fos casos més sencillos
Campo gravitatorio
Principio. de equivalencia
Movimiento kepleriano
tuto 111. MOVIMIENTO DEL SOLIDO
Clases de movimiento del sétido
Energia del cuerpo sélido en movimiento
Momento de impulsion
cuacién del movimiento de un cuerpo que gira
‘uerza resultante
Giroscopio
Fuerzas de inercia
FS
§3. Impulsién
En el movimiento libre del punto material, cuando
é&te no interacciona con otros cuerpos, su velocidad
en Jos sistemas inerciales permanece invariable.
Y al contrario, si los puntos materiales interaecionan
entre si, sus velocidades varian con el tiempo, No
obstante, las variaciones de las velocidades de las
particulas que interaccionan, no son independientes
completamente, sino que se relacionan entre si. Para
aclarar cémo es esta dependencia introducimos el
concepto de sistema cerrado, comprendiendo con ello
el conjunto de puntos materiales que interaccionan
entre si, pero que no lo hacen con los cuerpos que los
rodean. Para el sistema cerrado existe una serie de
magnitudes relacionadas con las velocidades y que
no varian con el tiempo. Estas magnitudes, natural-
mente, desempefian un papel muy importante en la
Mecanica.
Una de estas magnitudes invatiables es fa impulsion
(el impulso) ‘otal del sistema. Esta es a suma vectorial
de las impulsiones de cada uno de los puntos mate-
riales que integran el sistema cerrado. El vector de
impulsién del punto material se relaciona con la ve-
locidad del mismo de manera muy sencilla: es pro-
porcional a esta velocidad. El coeficiente de propor-
cionalidad es caracteristico para cada punto material
constante y se denomina masa del punto material.
Designando por p el vector de impulsién de la
16
Imputsign
particula y por m su masa, podemos escribir
p=mye,
Fig. 3. Fig. 4.
Sea @ la velocidad de la particula en un momento de-
terminado (fig. 3). Tracemos el vector » en un dia-
grama auxiliar a partir de cierto punto C (fig. 4).
gj el movimiento de la particulaes uniforme y segin
una circunferencia, el extremo del vector a (punto A)
tambign se desplazara uniformemente segiin la circun-
Jerencia de radio v, igual al valor absoluto de la velo-
cidad. Esta claro que la velocidad de desplazamiento
del punto A sera la aceleracién de la particula P,
ya que el desplazamiento del punto A en el tiempo
dt es igual a do, y, pot consiguiente, la velocidad del
punto A es igual a 2. Esta velocidad, siendo tan-
gente a 1a circunferencia C, es perpendicular 2 2.
En la figura se designa mediante la letra w. Si cons-
truimos el vector w en el punto P, evidentemente,
estard dirigido hacia el centro de la circunferencia O,
Asi, la aceleracién de un punto material que se des:
plaza uniformemente segin una circunferencia, va
dirigida hacia e centro de la circunferencia, es decir,
es perpendicular a la velocidad,
Determinemos la magnitud de la aceleracién w. Para
ello hay que hallar Ja velocidad del punto A, que se
desplaza segiin una circunferencia de radio v. En el
tiempo T, en que e) punto P efectiia una rotacién
compieta segin la circunferencia 0, el punto A to,
Fuerza
hard segtin la circunferencia C, es decir, recorreré un
camino igual a 2xv. Por eso, la velocidad del punto A,
igual a w, sera
sa
2nv
§7. Fuerza
Si el punto material efectiia un movimiento libre, 0
sea, no interacciona con los cuerpos que le rodean,
conservara su impulsién, Si, por el contrario, la par:
ticula interacciona con los culerpos que la rodean, su
impulsién variara con el tiempo. Por lo tanto pode-
mos considerar a variacién de la impulsién del punto
material como una medida de la influencia que ejercen
sobre él los. cuerpos que lo rodean, Cuanto mayor sea
esta variacién (por unidad de tiempo), mas inte
serd Ja influencia. Por eso, para determinar esta in-
fluencia es natural considerar 1a derivada del vector
de la impulsién del punto material con respecto al
tiempo, Esta derivada se denomina fuerza, y es la
que acta sobre el punto material.
23
Capitulo 1. MECANICA DEL PUNTO
ta definicion caracteriza un aspecto de la interac-
, a saber, el grado de <reaccién» del punto material
ante la accién que ejercen sobre et mismo los cuerpos
que lo rodean. Pero, por otro lado, al estudiar la
interaccién del punto material con los cuerpos que
Jo rodean, se puede relacionar la fuerza de esta inte-
raccién con las magnitudes que caracterizan el es-
tado del punto material y el de los cuerpos que lo
rodean.
Las fuerzas de interaccién entre los puntos materiales
(en la Mecdnica clasica) dependen slo de su posicién.
En otras palabras, las fuerzas que actiian entre las
particulas, dependen solamente de la distancia entre
éstas, pero no de las velocidades de las mismas.
El caracter de dependencia de las fuerzas con respecto
a la distancia entre las particulas, se puede estable-
cer, en muchos casos, partiendo del estudio de los
fendmenos fisicos que son la base de la interaccién
entre los puntos materiales.
Designemos por F {a fuerza que actiia sobre el punto
material considerado, Esta Tees depender4 de las
coordenadas det punto material y, ademas, de las
magnitudes que caracterizan las propiedades y la
posicién de los cuerpos que lo rodean. Entonces po-
demos escribir la igualdad de las dos expresiones de
la fuerza: la yariacién de la impulsién del punto ma-
terial p por unidad de tiempo y F, de donde
ae
an.
w=.
Determinemos ahora Jas dimensiones de la fuerza y
establezcamos ta unidad de fuerza. Para ello deutili-ta
cemos la definicién de fuerza como producto
mas apor la aceleracién. Utilizando para las <limensio-
nes de cualquier magnitud fisica F la notacién LFl,
obtenemos la siguiente expresin de las dimensiones
de la fuerza:
(F]
= [ma] [w] = ES.
Como unidad de fuerza podemos tomar 1&3". Esta
fuerza se denomina dina, y es la fuerza que le comunica
a la masa de I g la aceleracién de 1S}.
Asi, utilizando las relaciones entre distintas magni-
iudes, se pueden elegir las unidades de todas las mag-
nitudes fisicas, partiendo de determinado niimero de
magnitudes tomadas como base y para las cuales se
eligen arbitrariamente las unidades. El sistema de
unidades fisices cuyas unidades fundamentales son
el centimetro, para la longitud, el gramo, para la
masa, y el segundo, para el tiempo, se denomina
sistema CGS (0 ces).
Sin embargo no debe creerse que el haber precisamente
tres unidades fundamentales arbitrarias en este siste-
ma, significa que tenga un profundo sentido fisico.
Esto es debido solamente a 1a comodidad practica del
sistema erigido sobre estas unidades. En principio
se puede constituir un sistema de unidades con otra
cantidad de unidades elegidas arbitrariamente (esta
cuestidn se tratard otra vez en el § 22).
Con fas dimerisiones se puede opetar de la misma ma-
nera gue si fueran simples magnitudes algebraicas,
es decir, se pueden hacer las mismas operaciones que
29
Capitulo I. MACANICA DEL PUNTO
con los nitmeros. Las dimensiones de ambos_miem-
bros de cualquier igualdad que contenga diferentes
magnitudes fisicas, deben ser, evidentemente, igua-
Jes. Esto hay que tenerlo en cuenta al verificar las
formulas.
Por consideraciones fisicas, frecuentemente se suele
saber que una magnitud fisica cualquiera puede de-
pender sélo de otras magnitudes determinadas. En
muchos de estos casos se logra determinar el caracter
de Jas relaciones buscadas baséndose solamente en
Jas razones fisicas de las dimensiones. Mas abajo
veremos ejemplos de esta indole.
Ademéas del sistema CGS de unidades, frecuentemente
se utilizan otros sistemas en los cuales, para la masa
y longitud, se toman unas unidades fundamentales
Iayores que el g y que el-cm. El sistema internacional
de unidades SI (0 MKS) se basa en las_ siguientes
unidades: el metro para la longitud, el kilogramo
para la masa y el segundo para el tiempo. La unidad
de fuerza de este sistema se denomina newton (No nt):
m do F
a
que, siendo F=const, nos da que
Y= Belt
Myo +o
= Uxol be Xow
donde x» € y» son los valores iniciales de las coorde-
nadas del punto material. Con estas expresiones se
determina Ja trayectoria del movimiento de la parti-
cula, Estas ecuaciones sc simplifican, si se establece
empezar a contar el tiempo desde el momento en que
la proyeccidn de la velocidad v, es igual a cero; enton-
CS Vyo: Eligiendo también “el origen de coordena-
das eit el punto donde se halla la particula en ese mo-
mento, tendremos que xy=yo-=0. Por fin, designando
por vga la magnitud vy», que coincideen esle momento
3h
Capitulo t. MECANICA DEL PUNTO
con el valor inicial de la velocidad, tenemos que
y= 20, emo.
Y eliminando a ¢,
—.
mv,
39
Capitulo 1 MECANICA DEL PUNTO
particula, en este caso, es suficiente una sola coorde-
nada, y como tal se puede elegir, por ejemplo, la dis-
tancia segin la curva, a partir de determinado punto
elegido como origen de espacios. Sea x esta coordena-
da. Laenergia potencial de la particula de movimien-
to unidimensional ser4 funcién de una sola coorde-
nada: U=U(x).
Segtin la ley de conservacién de la energia tenemos que
nig?
E="F+U (x) =const,
pero como la energia cinética no puede adquirir valo-
res negativos, se deberd cumplir la desigualdad
U<E,
Esta desigualdad indica que la particula, en su movi-
miento, puede hallarse solamente en los'sitios donde
a energia potencial no es superior a la total. Si se
igualan estas energias, se obtiene la ecuacién
UW=E
para determinar las posiciones limites del punto ma-
terial.
Veamos unos cuantos ejemplos caracteristicos. Em-
pecemos con la energia potencial cuya funcién con
Tespecto a la coordenada x, viene representada en la
Vota
Taranyy y
Momento de la impulsién
Ademéas de la energia y de Ja impulsion, para cualquier
sistema cerrado se conserva otra magnitud vectorial
denominada momento de la impulsién (cantidad de
movimiento angular, momento angular, momenio
cinético 0 momento dindmico). Esta magnitud es la
suma de los momentos de fos distintos puntos materia-
les, que se determinan de la siguiente manera.
Supongamos que el punto material tiene una impulsi6n
PY su posicién con respecto a un origen de espacios
cualquiera O viene determinada por el radio vector
r. Entonces, et momento L de este punto material
sera un vector de magnitud
L=rpsen0
(donde 6 es el Angulo entre p y r) y de direccién per-
pendicular al plano que pasa por Jas direcciones de
pyr. Esta iltima condicién no determina por
48
‘Momento de ta Impulsion
completo el sentido de L, ya que puede ser «hacia
arriba» o ¢hacia abajo». Se ha establecido determinar
el sentido de la siguiente manera: si nos representarnos
un tornillo que gire en el sentido de r haciap, este
tornilio se desplazara segin el sentido de L (fig. 15).
La magnitud Z se puede representar de otra manera
més clara, si se observa que el producto r sen Oes la
longitud , de ia perpendicular trazeda desde el punto
O sobre la direccién de la impulsion de la particula
7 epee
el ie
i
6
Fig. 15, Fig. 16.
(fig. 16), Frecuentemente esta distancia se denomina
brazo de ta impulsién respecto del punto O. El momen-
to de la particula es igual al producto del brazo por
ia magnitud de la impulsién
L=ph,.
La definicién dada del vector L coincide exactamente
con el conocido concepto del algebra vectorial de
producto vectorial: el vector L determinado de los
vectores r y p segtin las regias indicadas, es el pro-
ducto vectorial de r y p, y se escribe de la siguiente
manera:
L= [rp]
©, como p =o,
L=m[{ro}.
Con esta formula se determina e} momento de una
particula. El momento del sistema de particulas es
Ja suma
L= (ripil+ [rap bo
de los momentos de las distintas particulas. Para cual-
quier sistema cerrado, esta suma permanece constante
con el tiempo. Esto'es ef principio de conservacién
del momento (de la impulsidn).
Observemos que en la definicién de momento de la
impuisién figura el origen de espacios O elegido arbi-
3 Ne 3008 49
Capitulo | MLCANICA DEL PINTO
trariamente y desde e! cual se cuentan los radios vee-
tores de las particulas. Aunque la magnitud y direc-
cién del vector L dependan de la eleccién de este
punto, es facil ver que esta indeterminacién no tiene
importancia en Ia definicién del principio de conser-
vacién del momento. Electivamente, si desplazamos
el punto Oa una distancia @ dada (en magnitud y di-
reccién), en esta misma magnitud variaran los radios
vectoresde las particulas; por lo tanto, al momento de
la impulsién se le aumentard la magnitud
[ap,}+ taps] + +++ = [a (a, +e ++) [ap].
donde P ¢s Ja impulsién total del sistema. Pero, en
el sistema cerrado, P es una magnitud constante.
Por consiguiente vemos que Ia variacién de! origen
de coordenadas no se refleja en Ja magnitud del mo-
mento total de la impulsidn del sistema cerrado. Co-
mo regla se ha establecido determinar el momento de
Ja impulsién del sistema de particuals eligiendo como
origen de espacios de los radios vectores el centro de
masas del sistema. Asi lo consideraremos en adelauite.
Determinemios la derivada con respecto al tiempo del
momento de la impulsion de la particula. Segin ba
reyla de diferenciacin de un producto tenemos que
dk a
aw el=
Como es la velocidad 0 de la particula, y p= mo,
el primer término serd m (oul y es igual a cero, ya
que el producto vectorial de cualquier vector por si
mismo es igual a cero. En el segundo término, la deri-
vada # es, como sabemos, la Tucrza F que actita
sobre la particula; por lo tanto
F=const eee
a
La fuerza F esta dirigida segiin Ja recta que une las
cargas y, como ensefia la experiencia, en unos casos
puede causar atraccién, y en otros, repulsién de*los
cuerpos cargados. Por eso se habla de cargas de dife-
rentes signos: los cuerpos con cargas del mismo signo
se repelen, y los de cargas de distintos signos, se
atraen. En este caso, el signo positivo de la fuerza
en la ley deCoulomb expresa repulsién, y el negativo,
atraccién. Qué cargas hay que considerar precisa-
mente positivas y cuales negativas es indiferente,
y ja eleccién de los signos adoptada en la Fisica es
conyencional, establecida histéricamente. Un sentido
56
Jnteraccién eléctelca
incondicional lo tiene solamente la diferencia de
los signos de las cargas. Si nosotros considerdsemos
positivas todas las cargas negativas y, viceversa, no
habria ninguna variacion en las leyes fisicas.
Como nosotros nos encontramos por primera vez con
las cargas y afin no tenemos una unidad para su me-
dicién, podemos considerar el coeficiente de propor-
cionalidad de la ley de Coulomb Pate igual a la
unidad; con effo establecemos una unidad determinada
de carga, a saber: la carga que interacciona con otra
carga iguial y que se halla a la distancia de un centi-
meito de la primera, con la fuerza de ana dina, Esta
unidad se denomina unidad electrostatica de carga
El sistema de unidades, basado en esta eleccién del
coeficiente constante dé la ley de Coulomb, se deno-
mina sistema electrostdtico, o sistema CGSE. En este
sistema, tas dimensiones de Ja carga son
le] == (1F] [r}2)" = (= em)! Pa
=gi?.cm¥?.s-t,
En el sistema de unidades SI se utiliza una unidad
de carga mayor, denominada culombio y de valor
Leulombio=1C=3-10° unidades CGSE de carga.
Conociendo la expresién de la fuerza de interaccion
eléctrica, se puede hallar la energia potencial mutua de
dos cargas eléctricas e, y es. Si la distancia entre las
cargas aumenta en dr, se producira un trabajo dA=
—29dr. Por otro lado, este trabajo sera igual a la
pérdida de energia potencial U; por consiguiente,
dl “rar —eed(+),
de donde
atte.
Fao ™te,
donde G es un coeficiente universal de proporcionali-
dad independiente de la naturaleza de los cuerpos que
interaccionan; el signo menos indica que la fuerza
F es siempre de atraccién. Esta formula expresa la
ley de ta gravitacion de Newton.
La magnitud G se denomina consfante de gravitacién.
Esté claro que G es la fuerza con que se atraen dos
puntos materiales de masa igual a un gramo y que se
hallan a la distancia de un cenlimetro. Las dimensio-
nes de la constante de gravitacin son
ical tabd
19] = Sap =
y es igual a
C= 67: 107" e
El valor tan pequefio de G indica que la fuerza de
gtavitacién puede ser considerable solo en el caso de
grandes masas. Por esta causa, la gravilacién no
desempeiia ningin papel en la mecdnica de los étomos
y moléculas, Con et aumento de la masa aumenta el
papel de la gravitacién, y el movimiento de tales
cuerpos como la Luna, los planetas, lo mismo que los
satélites viene determinado completamente por las
fuerzas de gravilacién.
69
Capitulo th CAMPO.
La expresién matemética de la ley de la gravitacién
de Newton para los puntos materiales es undloga a
la de Ja ley de Coulomb para las cargas puntuales.
Ambas fuerzas, tanto la de gravitacién como 1a elée-
trica, son inversamente proporcionales al cuadrado de
la distancia entre los puntos materiales, teniendo
en cuenta que el papel de la masa en la gravitacion lo
desempefia la carga en la interaccién eléctrica. No
obstante, a diferencia de las fuerzas elgetricas, que
pueden ser tanto de atraccién como de repuisién, las
Juerzas de gravitacién son siempre de atraccién.
Hemos considerado que el coeficiente de proporciona-
lidad de la ley de Coulomb es igual a la unidad y con
ello hemos establecido la unidad de carga. Esta claro
que se podria proceder de manera analoga con Ia ley
de la gravitacion de Newton. Precisamente, si conside-
r4semos la constante de gravitacion igual a la unidad,
con ello estableceriamos cierta unidad de masa.
Esta unidad, evidentemente, se derivaria de las
unidades cm y s, y su dimensién con respecto a éstas
seria cm?
2 Esta nueva unidad
a
de masa es la masa que
comunica a otra masa igual ella, y que se halla a
1 em de distancia, una aceleracin de 1 myst. Desig-
nando esta unidad por , podriamos escribic
G=6,67- 10-9 Fs
cmt
aa
de donde p—1,5-1 15 toneladas. Esta claro, que
esta nueva unidad es incomoda y por eso no se utiliza
No obstante, vemos que, en principio, se puede esta-
blecer un sistema de unidadesen que las imicas unida-
des arbitrarias sean sdio las de fongitud y tiempo, y
para todas las demas, incluyendo la de masa, serian
derivadas. Un sistema de unidades de esta clase no se
utiliza en la practica, pero a posibilidad de estable-
cerlo nos demuestra ‘una vez mas lo convencional
del sistema CGS.
Disponiendo de la expresion de la fuerza de gravita-
cién entre dos particulas materiales, es facil hallar
su energia potencial U. Efectivamente, eseribiendo
la relacién general
hallamos que
map,
Capitulo I CAMPO.
Vemos que los cuadrados de fos periodos de rotacién
son proporcionales a los cubos de los radios de las
érbitas. Esta relacién se denomina fercera ley de
Kepler, en honor al astronomo J. Kepler, que, obser
vando ‘el movimiento de los planetas a principios
del siglo XVII, enuncié empiricamente las leyes fun-
damentales del movimiento de dos cuerpos bajo la
influencia de la interaccién gravitatoria (este movi-
miento se denomina kepleriano o no periurbado}.
Estas leyes (la segunda ley, que establece la constan-
cia de la velocidad areolar en ef movimiento por un
campo central, se ha examinado en el § 16) han de-
sempefiado un papel muy importante en el descubri-
miento de la ley de la gravitacién universal de New-
ton.
Determinemos ahora la energia de la particula m.
Su energia potencial es, como sabembs,
Ua Gnae
RexA
nN oa
‘ne Ne
Expliquemos esto en el ejemplo del cuerpo que se
desplaza paralelamente a un plano. Veamos dos
Posiciones consecutivas del cuerpoAu y Aa (fig. 1).
ela posicién A, a la Ag, el cuerpo se puede trasla-
dar de la siguiente manera: en primer lugar, de la
posicién A, se trastada paralelamente a la ‘A’, de
manera que un punto determinado O liegue a ocupar
su posicidn final; haciendo después girar el cuerpo
80
Clases _de_movimlento_del_sélido
alrededor del punto O un determinado angulo 9,
el cuerpo pasara a ocupar la posicién final Ay.
Vemos que e! desplazamiento total del cuerpo se
compone de movimiento de traslacién, que despiaza
al cuerpo de Ja posicién Aya la A’, y de rotacion
alrededor del punto O, que definitivamente tras-
lada al cuerpo a la posicién Ay. Esta claro que el
punto O, en este caso, es completamente arbitrario.
De la misma manera se podria haber hecho el desplaza-
miento paralelo desde 1a posicién A, hasta la A”,
en el cual, cualquier otro punto 0’, y no el O, ocu-
pase su posicién final y, después, girar el cuerpo alre-
dedor del punto 0’ hasta que ocupe la posicién Ay.
Es esenciat notar que en estos casos, el Angulo de
rotacién serd el mismo que en el caso del giro alrededor
del punto O mientras que la distancia recorrida por
los puntos O y O' sera diferente,
E) ejemplo examinado demuestra, y en realidad esto
es una regla general, que cualquier movimiento de
un cuerpo sdlido se puede representar como el con-
junto del movimiento de traslacién de todo el cuerpo
a la velocidad de un punto O cualquiera, y de rota-
cidn alrededor det eje que pasa por este punto. En
este caso, la velocidad de translacién (que designare-
mos por V) depende dei punto que se haya elegido
como basico; mientras que la velocidad angular 2 no
depende de esta eleccién: cualquiera que sea la elec-
cion del punto O, el eje de rotacion gue pasa por
e| punto tendra la'misma direccién y la magnitud de
la velocidad angular @ sera {a misma. En este sentido
se puede decir que la velocidad angular @ tiene
caracter «absoluto», es decir, se puede hablar de la
velocidad angular de rotacién de un cuerpo sdlido
sin indicat por qué punto precisamente pasa el eje
de rotacién. La velocidad de trasiacién, sin embargo,
no posee este cardcter «absoluto».
Generalimente, como punto «basico» O se elige el
centro de masas del cuerpo. En este caso, !a velocidad
V de traslacién es la de desplazamiento del centro de
masas. Las ventajas de esta eleccién se aclaran en el
siguiente parrafo,
Cada uno de los vectores V y @ viene determinado por
los valores de sus tres componentes (con respecto a de-
terminado sistema de coordenadas). Por eso sélo es
necesario conocer seis magnitudes independientes para
saber la velocidad de cualquier punto del sélido.
Basandose en ello se dice que el solido es un sistema
mecanico con seis grados de libertad.
4m 3008 81
Capitulo 111 MOVIMIENTO DEL. $OLIDO
§ 26. Energia del cuerpo sdlido en movimiento
La energia cinética del sdlido con movimiento de
traslacién se determina faciimente. Como todos los
puntos del cuerpo, en este movimiento, tienen la
misma velocidad, la energia cinética seré simplemente
L a;
Eun, = MV,
donde Ves la velocidad de! cuerpo y M, su masa total.
Esta es la misma expresion de la energia de! punto
material de masa M que se desplazara a la velocidad
V. Esta claro qué el movimiento de traslacién del
ido no se diferencia en nada del movimiento del
punto material.
Determinemos ahora la energia cinética del cuerpo
que gira, Para ello supongamoslo dividido en dife-
rentes partes elementales tan pequefias, que las poda-
mos considerar puntos materiales en movimiento.
Si m; es la masa del elemento i y r; su distancia hasta
el eje de rotacién, la velocidad sera v,=r; 2, donde Q
es la velocidad angular del cuerpo. La energia cinética
de este elemento es + mo} y sumando estas energias
obtenemos {a energia cinética del cuerpo:
= Fmt m,
La suma entre paréntesis depende de la forma, dimen-
siones y distribucién de las masas del cuerpo en cues-
tidn, y también de la posicién del eje de rotacién. Esta
magnitud, que caracteriza al cuerpo solido y al eje de
rotacién elegido, se denomina momento de inercia
del cuerpo con respecto al eje considerado, Designé-
moslo con la tetra /:
T=myritmyi+
Si ef cuerpo sdlido es continuo, hay que dividirlo
en un namero infinito de partes infinitamente peque-
entonces, la suma de Ja formula anterior’ se
sustituye por la integracién. Indiquemos como ejem-
plo, que el momento de inercia de una esfera sdlida,
maciza (le masa M y radio R), con respecto al eje
que pasa por su centro, es /= EMR’ el momento de
inercia de una barra deigada (de longitud 1) con res-
pecto al eje que pasa por el centro de la barra perpen-
dicularmente a su longitud, es [= }yMi,
e
$36 Energia del_cuerpo silldo.
De este modo, la enegia cinética de un cuerpo en ro-
facién puede expresarse de la siguiente manera:
es)
£ ein =
Esta expresién, formalmente se parece a la de fa ener~
gia del mivimiento de traslacion, diferenciandose.en
que, en lugar de la velocidad V, tenemos la velocidad
angular @, y en lugar de la masa, el momento de
inercia. En este caso tenemos el primer ejemplo en
que, en la rotacién, el momento de inercia desempefia
un papel andlogo al de la masa en el movimiento de
traslacion,
La energia cinética de un sélido cualquiera en movi-
miento se puede representar como la suma de las
energias de traslacién y de rotacién, si en el modo de
distinguir los dos movimientos del parrafo anterior,
se elige e! punto basico Gen ef centro de masas del
cuerpo. Entonces el movimiento de rotacién sera el
movimiento de los puntos del cuerpo con respecto a
su centro de masas, consiguiendo asi una analogia
completa con ta diyisién del movimiento del sistema
de Jas particulas en el movimiento del sistema como
un todo y ene) movimiento «internoy de las particulas
con respecto al centro de masas, divisién estudiada
enel § 12. Alli vimos que la energia del sistema tam-
bién se dividia en las dos partes correspondientes.
E! papel de movimiento cinterno» lo desempefia ahora
Ja rotacién del cuerpo alrededor del centro de masas.
Por eso, para laenergia cinética de un cuerpo cuaiquie-
ra, en movimiento, tenemos que
MV? 1Qt
Lz=12,
es decir, el momento angular del cuerpo es igual al
producto de la velocidad angular por el momento de
inercia det cuerpo con respecto al eje de rotacion.
Obsérvese la analogia de esta expresin con la de mo
para la impulsidn de la particula, en que, en lugar de
la velocidad v, tenemos la velocidad angular, y el
papel de la masa otra vez lo desempefia el momento
de inercia.
Si sobre el cuerpo no actdan fuerzas externas, ¢] mo-
mento angular del cuerpo permanece constante: el
cuerpo gira «por inercias a una velocidad angular
constante Q. En este caso, la constancia de Q se
desprende de la constancia de Lz por considerar inva-
riable al propio cuerpo en su giro, es decir, por la
inyariabilidad de su momento de inercia. Si la posi-
cién relativa de las partes del cuerpo (y, con elto,
el momento de inercia) varia, en la rotacién libre
también variaré la velocidad angular, de manera que
el producto /Q se conserve constante. Si, por ejemplo,
sobre un taburete que gira con pequefio rozamiento,
hay un hombre cori pesas en las manos, al extender
los brazos aumentard su momento de inercia, con lo
cual disminuira la velocidad angular de la rotacion,
puesto que el producto /@ se ha de conservar constan-
te.
86
Ecuacién_de!_movimlento deus cuerpo
§ 28. Ecuacién del movimiento de un cuerpo que gira
La ecuacién del movimiento del punto material
relaciona, como sabemos, la velocidad de variacién
de su impulsion con la fuerza que actiia sobre et mismo
(V. el § 7). El movimiento de traslacién de un sdlido
se diferencia muy poco del punto material, y la ecua-
cién de ese movimiento encerraré la misma relaci6n
entre la impulsién total del cuerpo P=MV y la
fuerza total F que actta sobre el mismo:
ap av
a
Mapa.
En el movimiento de rotacién, un papel andlogo Io
desempefia la ecuacién que relaciona la velocidad de
variacién del momento de impulsién del cuerpo con
el momento de Jas fuerzas que actian sobre el misino
Aclaremos cdmo es esta relacién, teniendo en cuenta
que otra vez nos limitaremos al simple caso de rota-
cién del cuerpo alrededor de un eje fijo determinado
(el eje Z).
El momento de impulsién det cuerpo con respecto al
eje de rotacién ya to hemos determinadc. Veamios
ahora las fuerzas que actitan sobre el cuerpo. Esta
claro que ias fuerzas paralelas al eje de rotacion, pue-
den desplazar al cuerpo solamente a lo largo de este
eje, pero no pueden causar la rotacion del cuerpo.
Por consiguiente podemos no prestar atencién a
estas fuerzas y considrear solamente las que estan
en el plano perpendicular al eje de rotacidn.
El momento Kz de tal fuerza F con respecto al eje
Z vendra dado por la magnitud del producto vectorial
[rFl, donde r es el vector distancia desde el eje hasta
el punto de aplicacién de la fuerza. Segiin la defini-
cién del producto vectorial tenemos que
Kz=Frsenb,
donde 0 es el angulo entre F y r (en la fig. 4, el eje Z
es perpendicular al plano del dibujo y pasa por el
punto O; A es el punto de aplicacion de la fuerza),
Se puede escribir de otra manera:
Kz= hk,
donde hp=r sen 6 es el brazo de la fuerza con respecto
al eje (la distancia desde el eje hasta la direccién de
la fuerza),
Segiin {a relacién establecida en el § 15 entre Ia velo-
cidad de variacién del momento de impuisién y el
87
Capitulo UL MOVIMIENTO_DEL_SOLINO
momento de Jas fuerzas que actiian, podemws escribir
ahora la igualdad
dad
Capitulo Ut MOWIMIENTO DEI SOLIDO
Segiin ta regla de diferenciacion de una funcién de
funcién tenemos que
du _ du dy
a ae aK
La derivada de £9204, Poniendo estos valores
ent la expresién anterior y reduciendo el factor comin
®, oblenemos de nuevo la conocida ecuacién tan
£27! Ke:
Al final del § 15 se dijo que hay relacién entre la ley
de conservacién del momento dle la impulsion de un
sistema cerrado y la isotropia del espacio. El estableci-
mienlo de esta relacion se reduce a ja demostracién
de que la reduccién a cero de la suma de los momentos
de todas las fuerzas que acliian en el sistema, es una
consecuencia de la invariabilidad de las propiedades
del sistema cerrado en cualquier giro, considerado
como un todo (es decir, como sie! sistema fuese un
cuerpo s6lido), Si aplicamos la relacién Ea —Kz
a la energia potencial interna del sistema, conside-
rando que Ky es el momento total de las fuerzas que
actian sobre todas sus particulas, veremos que la
condicién de invariabilidad de la’ energia potencial
al girar el sistema cerrado alrededor de cualquier eje,
efectivamente expresa igualdad a cero del momento
total de Jas fuerzas.
m9
Fig. 5. coordenada de su punto de aplicacién por X, el mismo
momento K, se escribira asi:
K,= (mm, +...) gx.
Igualando las dos expresiones hallamos que
myxy
x= mm.
LK,
rm
donde K es el momento de las fuerzas aplicadas al
cuerpo.
Supongamos, por ejemplo, que a los extremos del
eje del giroscopio (eje z en la fig. 6) se aplica un par
le fuerzas F actuando en cl plano yz. Entonces, el
me1
determina cudntas veces por segundo se repite el mo-
vimiento. Las dimensiones de esta magnitud, evi-
dentemente, serén 1/s. La unidad de medicién de la
frecuencia correspondiente a un periodo de | s., se
denomina hertz (Hz) 0 ciclo por segundo (c/s):
claro que existe infinidad de clases de movi-
mientos periddicos, Las funciones periédicas més sen-
cillas son jas trigonométricas del seno y del coseno.
Por eso, el movimiento periédico mas simple sera el
movimiento en que las coordenadas del punto mate-
rial yarien segin la ley
x=Acos(ot +a),
donde A, w ya son determinadas magnitudes constan-
tes, Este movimiento periédico se denomina movi-
miento oscilatorio arménico.
EI sentido fisico de las magnitudes A y @ es elemen-
tal. Como el periodo del coseno es igual a 22, el pe-
riodo T del movimiento se relaciona con @ mediante
la ecuacion
en? (wl
+ ot) +
mAtat
+ cost (wf +),
§ 33. Péndulo
Como ejemplo de pequefias oscilaciones veamos las
del péndulo simple, punto materiai suspendido de
un hilo en el campo de gravedad de la Tierra.
Desviemos el péndulo de la posicién de equilibrio
un angulo @ y determinemos la fuerza que en este
caso actiia sobre el péndulo. La fuerza total que actiia
sobre el péndulo sera mg, donde m es la masa del pén-
dulo y g la aceleracion de la gravedad. Descompon-
gamos esta fuerza en dos (fig. 1): una a lo largo del
hilo y la otra perpendicular al mismo. La primera
compensa 1a tension del hilo y la segunda origina
el movimiento del péndulo. Esta componente sera,
sin duda,
F = —mgseny.
En el caso de pequeiias oscilaciones, el angulo
es pequeito, y se puede considerar que sen q es igual
aproximadamente al propio angulo ¢, de manera que
Fr—migy. Observando que ly (donde / es la longitud
del péndulo) es el camino x recorrido por e} punto
material, escribiremos
F
es t
De aqui se ve que la rigidez, en el caso de pequefias
oscilaciones del péndulo, es A=mgil. Por eso la
frecuencia angular del péndulo sera
Ver
Sefialemos que la longitud del péndulo de periodo
T=1 s (para el valor estandar de la aceleracién de
la gravedad, V. la pag. 73) es 1=24,8 cin.
El perjodo del péndulo en funcién de la longitud
del mismo y de la aceleracién de Ja fuerza de gravedad
se puede determinar simplemente por las unidades
dimensionales. Disponemos de las magnitudes m,
4g, que caracterizan al sistema mecdnico considerado,
cuyas dimensiones son
[m)=g, [=cm, [g]=cmist.
El periodo 7 puede depender solamente de estas mag-
nitudes. Como de todas estas magnitudes la dimension
103
Capitulo IV. OSCILAGIONES
de gla contiene solamente m, mientras que la di-
mensién de la magnitud buscada {7']=s no contiene
g, esté claro que 7 no puede depender de m. De las
dos magnitudes restantes, ! y g, se puede excluir la
dimensién em (que T no contiene) haciendo //g. Por
iiltimo, extrayendo la raiz V i/g, obtenemos la magni-
tud de’ dimensién s, Hay que tener en cuenta que de
los razonamientos indicados esta claro que este es el
finico método de formar esta magnitud. Por eso pode-
mos afirmar que el periodo T debe ser proporcional
a V/ Tg. Claro estd que con este mélodo no se puede
determinar el coeficiente de proporcionalidad.
Hasta ahora hemos hablado de oscilaciones pequefias
como oscilaciones de un punto material; pero los re-
sultados obtenidos, en realidad, corresponden tam-
bién a oscilaciones de sistemas ‘mas complejos.
Como ejemplo veamos las oscilaciones de un cuerpo
sdlido que, solicitado por la fuerza de la gravedad,
pueda girar alrededor de un eje horizont.
cuerpo se denomina péndulo compuesto o fisien.
En el § 28 hemos visto que las ieyes del movimiento
de un cuerpo que gira, formalmente no se diferenciun
“de las leyes del movimiento de! punto material, te-
mendo en cuenta que el papel de coordenada x lo
desempefia el dngulo de rotacién del cuerpo; el
papel de la masa, el momento de inercia J (con
pecto al eje de rotacién), y en lugar de la fuerz &
hay que hablar del momento de la fuerza Ky.
En este caso, el momento de la fuerza de la gravedad
con respecto al eje de rotacién (de suspensién) es
‘z=—inga sen ¢, donde m es la masa del cuerpo;
a, la distancia del centro de gravedad C al eje de ro.
tacién (que pasa por el punto O perpendicularmente
al plano del dibujo de la fig. 2); q, el Angulo de incli-
nacién de la linea OC con respecto a la vertic
y el signo menos indica que el momento Kz tiende
a disminuir el angulo @. A pequefias oscilaciones, el
Angulo @ es pequefio, asi que K,~—mga ». Com-
parando esta expresion con la de la fuerza recuperado-
ra, F=—kr, de las oscilaciones de un punto material,
vemtos que el papel de la rigidez & lo desempefié la
magnitud mga. Por consiguiente, por analogia con
la formula o=V" Rim se puede escribir la siguiente
expresién de la frecuencia angular del péndulo com-
puesto:
o V=e
104
38 Péndulo
Comparando esta expresién con la férmula de la fre-
cuencia angular del péndulo simple (o=Vg[),
vemos que las propiedades del movimiento del pén-
dulo compuesto coinciden con las del movimiento
del péndulo simple de longitud
=:f
Esta magnitud se denomina longitud equivalente del
péndulo compuesto o longitud del péndulo (simple)
sincrénico del (péndulo) compuesto.
Escribiendo /=/,+mat (donde I, es el momento
t de inercia del péndulo con respecto al eje horizontal
i que pasa por el centro de gravedad), representare-
ae
Veamos por iiltimo e/ péndulo de torsién (vibracio-
nes torsionales u oscilaciones de torsién de un disco
suspendido de un hilo eldstico flexible a la torsién)
(lig. 3). El momento de las fuerzas de elasticidad que
surgen al torcer el hilo y que tienden a restituir cl
disco a la posicién inicial, es proporcional al dugulo
¢@ de torsién del disco: Kz=—ky, donde & es un
coeficiente constante que depende de las propiedades
det hilo, Si et momento de inercia del disco (con
respecto a su centro) es igual a /s, la frecuencia an-
gular sera
Fig. 3. o= Vt.
§ 4. Oscilaciones amortiguadas
Hasta ahora hemos estudiado el movimiento de los
cuerpos (incluidas las oscilaciones) como si se
realizasen sin obstéculo alguno, Sin embargo, si el
movimiento se realiza en un medio cuaiquiera, éste
ofrecerd cierta resistencia al movimiento, tendiendo
a frenarlo. La interaccién del cuerpo con el medio
es un proceso complejo que, al fin y al cabo, se redu-
ce a la transformacion de Ja energia del cuerpo en mo-
vimiento, en calor, 0, como se dice en Fisica, en
disipacién de ta energia. Este proceso ya no es pura-
mente mecénico y su estudio minucioso exige el au-
xilio de otras partes de la Fisica. Desde el punto de
yista mecdnico se puede describir introduciendo una
fuerza complementaria que surge como resultado del
propio movimiento y va dirigida en sentido opuesto
al movimiento. Esta fuerza se denomina fuerza de
rozamiento. A velocidades suficientemente pequefias,
esta fuerza es proporcional a la velocidad del cuerpo,
F. —t,
donde 6 es una constante positiva que caracteriza la
interaccién del cuerpo con el medio, y el signo «ne-
nos» indica que ta fuerza tiene sentido contrario al
de la velocidad.
Aclaremos cémo influye el rozamiento en el movi-
miento oscilatorio. Para ello consideraremos que la
fuerza de rozamiento es tan pequefia, que la pérdida
de energia del cuerpo (durante un’ periodo de la
oscilacién) originada por ella es relativamente peque-
ia,
106
Oscllactones _amortiguartas
La pérdida de energia del cuerpo sera el trabajo rea-
lizado por la fuerza de rozamiento. En el tiempo df,
este trabajo, y la pérdida de la energia dF,es igual
al producto de la fuerza F, por el desplazamiento del
cuerpo, dx=v dé:
aE =F, dx = —bo'dt,
de donde
w= —op—2y +P.
Utilicemos ahora un método grafico muy cémodo de
representacién de {as oscilaciones basado en que la
magnitud x=B cos @ (donde ¢ es la fase de la oscila-
cién) se puede considerar geométricamente (en un
dibujo auxiliar, diagrama vectorial) como la proyec-
cidn, sobre el eje horizontal, de un radio veclor de
109
Capitulo W. OSCILACIONES
longitud B y que forma con el eje el Angulo ¢. Para
evitar inconprensiones subrayamos que estos «vec-
tores» no tienen nada que yer con el concepto de
vector como magnitud fisica.
Cada término de esta igualdad representa una magni-
tud que varia periddicamente con la misma frecuen-
cia @, pero con distintas diferencias de fase. Veamos,
por ejemplo, el instante t=0, cuando la fase de la
uerza externa, Fe. =F cos wf, es igual a cero, de
manera que la magnitud Fey, /m se tepresenta por
VG 08)? + 4ytot
De los mismos graficos se puede determinar la dife-
renicia de fase §. No vamos a exponer aqui as corres-
pondientes expresiones y solamente sefialaremos que
el Angulo de retardo de las oscilaciones de x con res-
pecto a la fuerza impulsante es agudo u obtuso, res-
pectivamente, cuando o<o, u @>@».
Vemos que la’ amplitud de las oscilaciones forzadas es
proporcional a la amplitud de la fuerza impulsante
F, y depende considerablemente de la relacién entre
la frecuencia de esta fuerza, w, y la frecuencia propia
del sistema, @. Si el amortiguamiento y es pequefio,
la amplitud de las oscilaciones alcanza el valor
maximo aproximadamente cuando coinciden las fre-
cuencias @ y 0», 0 sea, en la denominada resonancia.
Este valor maximo es
Brix. =
Bmaey *
Este valor es inversamente proporcional a la constante
de amortiguamiento y. Por esta causa, en la resonan-
cia no hay que despreciar el rozamiento del sistema,
incluso si es muy pequefio.
Es interesante comparar el valor de Bmax, con el
desplazamiento que sufriria el cuerpo solicitado por
una fuerza constante (estdtica) igual a Fy. Este
desplazamiento (designémoslo por B,..) se puede
obtener de la férmula general de B suponiendo que
©=0: B.4,=+F/mo3, La relacién entre el desplaza-
miento de resonancia y el estatico es
Bmax _
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Asi vemos que el aumento relativo de la amplitud
de Jas oscilaciones en 1a resonancia (con respecto al
desplazamiento estitico) viene determinado por ta
relacidn entre la frecuencia de 1as oscilaciones pro-
Ww
Capitulo 1V QSCILACIONES
pias y la constante de amortiguamiento. Para los
sistemas de débil amortiguamiento esta relacién pue-
de ser muy grande, Esto explica e) enorme valor del
fenémeno de resonancia en la Fisica y en [a técnica.
Se utiliza ampliamente, si se quiere ampliar la osci-
lacién, y se hace todo lo posible por evitarlo, si la
resonancia puede originar un aumento indeseable
de las oscilaciones.
E] origen de la umpliacién de resonancia de las osci-
Jaciones se puede explicar, si prestamos atencién a
Iz correlacién entre las fases de la fuerza impulsante
Fey. ¥_ de la velocidad v. Si oy, entre ellas hay
delerminada diferencia. Por eso, durante cierto in-
tervalo de tiempo de cada periodo, la fuerza Exy.
tiene sentido opuesto al de la velocidad, es decir,
we
ofa
ory
Fig. 6. como tendiendo a frenar el movimiento, en lugar de
acelerarlo, Mientras que en la resonancia, Jas fases de
la fuerza y de la velocidad coinciden (V. el diagrama
vectorial de la fig. 6), de manera que la fuerza siempre
actita en el sentido del movimiento «empujandolo»
continuamente.
Cerca de la resonancia, es decir, cuando la diferencia
lo —oo| es pequefia en comparacién con la frecuen-
cia de resonancia ®», la formula de Ja amplitud
de las oscilaciones forzadas puede representarse de
una manera mas simple. Escribiendo en el numerador
o'—}=(0+0,) (© —o,), podemos sustituir la
suma ®+@» por su valor aproximado de 2@, y
por @, en el término 4y%e?. Con lo cual obtenenios
que
Bo
2mntvy ¥ =O)+
Esta formula se puede escribir asi:
Bu Bray P
Vo-ay ry’
12
Oseilactones_forzavtas
§ 37. Atomos
Aqui no se intenta exponer minuciosamente las cues-
tiones de la Fisica atémica. Procuraremos exponer
las nociones fundamentales de la estructura de la ma-
teria, imprescindibles para el estudio ulterior.
Como se sabe, todos los cuerpos constan de un pequefio
namero de sustancias simples, elementos guimicos.
La particula més pequefia de cualquier elemento es
el dtomo.
Las masas de los Stomos son muy pequefias. Por eso
es conveniente medirlas en unidades especiales, y
no en gramos. Como tal unidad seria natural elegir
la masa del dtomo mas ligero, la del hidrégeno. No
obstante, como patrén de los pesos atémicos se ulili-
za el atomo de oxigeno, mds cémodo para los fines
quimicos que e} de hidrégeno. El atomo de oxigeno
es aproximadamente 16 veces mas pesado que el de
hidrégeno, y como unidad de peso atémico se ha to-
mado la 1/16 parte de ta masa del dtomo de oxigeno
(esta definicién se coneretaré algo mas en el § 38).
La masa de cualquier elemento expresada en estas
unidades se denomina peso atémico del elemento y <e
designa generalmente con la letra A. El peso atémico
det hidrégeno es igual a 1,008.
La masa del atomo en gramos es proporcional al peso
atémico, Por lo tanto sera evidente que, si se toma un
niimero de gramos de cualquier elemento igual al
peso atémico, denominado dtomo-gramo del elemento,
e] ndimero de dtomos contenido en esta canlidad de
materia sera el mismo para todos los elementos. Este
niimero se denomina numero de Avogadro y es
N,=6,02: 10°".
Esta claro que la masa de un atomo de peso atémico
A seta
mg qe= 1,68: 10-4 g.
Aunque el Atomo es la menor particule del elemento,
posee una estructura compleja. El Atomo consta de
néicleo (nticleo atémico) retativamente pesado y car-
8
Alomos
gado positivamenie, y de electrones, particulas ne-
gativas mucho més ligeras que se mueven alrededor
del nticleo formando las Namadas capas electrénicas
del dtomo. Los niicleos de tos distintos dtomos se
diferencian entre sf; pero Jos electrones son absolu-
tamente iguales.
La masa del electrén es tan pequefia en comparacién
con la del mticleo, que practicamente toda la masa del
atomo esta concentrada en el nucleo. El nicleo mas
ligero es el del tomo de hidrdgeno, !amado protén,
que_es aproximadamente 2000 veces (exactamente
1837 veces) mas pesado que el electron. En magnitud
absoluta, la masa del electron es
1-107" g.
Al mismo tiempo hay que sefialar que el néicleo ocupa
solamente una parte insignificante dei volumen del
dtomo. Los radios de los atomos, es decir, los radios
de las regiones alrededor del niicleo por las que se
mueven los electrones, es del orden de 10-* cm.
Mientras que los radios de tos niicleos son decenas de
millares mas pequeiios, entre 10-™ y 10-" cm.
La magnitud absoluta de la carga del electrén es
e=4,80-10-" unid. CGSE de carga=1,60-10-2* C,
En muchos casos se suele operar con el producto de la
carga del electrén por el numero de Avogadro, es de-
cir, con 1a carga de un «electron gramo», Este produ-
cto se denomina faraday 0 consiante de Faraday, y es
F=eN, 9,65: 10°C.
Desde el punto de vista eléctrico, el dtomo en su to-
talidad es neutro: su carga total es igual a cero, En
otras palabras, ta carga positiva del ndcleose compen-
sa exactamente
con la carga negativa de los electrones
que Jo circundan. Esto significa que la carga del
nacleo es multiple de la carga del electrén. Se puede
decir que la magnitud de la carga del electron repre-
senta una carga clemental: 1a carga de todas las
particulas existentes en la naturaleza es mfilliple de
la del electron. Esto es una de las propiedades fisicas
fundamentales de la materia.
La carga del micleo expresada en unidades de carga
del elecitén se denomina nimero atémico del ele-
mento y generalmente se designa con la letra Z. Como
la carga del nticleo viene exactamente compensada por
la de los electrones, el miimero Z sera al mismo tiempo
el ntimero de electrones de la capa electronica del
119
Capitulo V. ESTRUCTURA DE_LA_MATERIA
tomo. Todas las propiedades de los atomos que se
reyelan en las condiciones habituales, vienen deter-
minadas completamente por las capas electrénicas.
A estas se refieren, por ejemplo, las propiedades qui-
micas y épticas de fa materia. Por ello esta claro que
el néimero atémico representa ta caracteristica fun-
damental del atomo, que determina en alto grado
sus propiedades, La disposicién de los elementos en
el sistema periddico de Mendeléyev es precisamente
una distribucién segiin el orden creciente ce los né-
meros atémicos: el niimero atomico coincide con el
nimero de orden de posicién del elemento en esta
tabla.
Las fuerzas de interaccién que determinan Ja estructura
del dtomo, son fundamentalmente fuerzas de interac-
i6n eléctrica de los electrones con ei niicleo y entre
si: los electrones son atraidos por el inficleo y se repe-
len entre si. Otras fuerzas (las magnéticas) desempe-
ian en el dtomo un papel secundario. La carga del
nécleo y, por lo tanto, el campo eléctrico por el
que se mueven los electrones, viene determinado por
el ndmero atémico, y en ello se revela una yez mas
el papel fundamental de este nimero en las propieda-
des del tomo,
En el dtomo no desempefia en absoluto ningin papel
la interaccién gravitatoria, Efectivamente, la energia
de interaccién eléctrica, por ejemplo, entre dos elec-
trones a la distancia r uno del otro, es e%/r, mientras
que la de la interaccién gravitatoria es igual a Gn2/r,
siendo la relacién de estas dos magnitudes
GE = 2,3.10-«,
Este nimero es tan pequefio, que hablar de interac-
cién gravitatoria no tiene ningin sentido.
Las propiedades de los dtomos de ninguna manera se
pueden describir con ayuda de la Mecdnica clasica.
Esta Mecdnica ni siquiera puede explicar el propio
hecho de la existencia del tomo como una formacién
estable, y no digamos ya la estructura del mismo.
La Mecdiica clasica resulta completamente inaplica-
ble al movimiento de las particulas de masa tan pe-
quefia como la de los electrones, y que tiene lugar en
regiones tan pequeiias del espacio como las de las
dimensiones del dtomo. Los fendmenos atémicos se
pueden comprender basdndose solamente en las
eyes de otra Mecinica, distinta por completo, la
Hamada Mecdnica cudntica.
120
Atomos
Bajo la influencia de unas u otras acciones exteriores,
el dtomo puede perder uro o mas electrones de su capa
electronica. Entonces la particula neutra se transfor-
ma en una particula cargada,en un ion positivamente
cargado. La energia que hay que invertir para extraer
el primer electron de la capa exterior del tomo se
denomina potencial de ionizacién del atomo.
En los fendmenos atémicos, para medir la energia se
utiliza una unidad especial, porque el ergio resulta-
ria una unidad muy grande para estos fines. Esta
unidad es la energia adquirida por un electrén al
pasar por un campo eléctrico de diferencia de poten-
cial igual a un voltio, y se denomina electrén-voltio
(eV), Como el trabajo realizado por el campo elécirico
es igual al producto de la magnitud de la carga por la
diferencia de potencial, y 1 voltio es la 1/300 parte
de la unidad CGSE de potenctal, el electrén-voltio
sera
LeV = 4,80: 10" sh ergios = 1,60-10"* ergios.
El potencial de ionizacién del tomo también se mide
en electron-voltios. Este potencial varia entre los
limites desde el potencial menor, igual a 3,89 eV
para el dtomo del cesio, hasta el mayor, igual a 24,6 eV
para el tomo del helio. E! potenciai de ionizacién del
atomo dei hidrégeno es de 13,6 eV.
Si examinamos el potencial de ionizacién del dtomo
como una funcién del némero atémico, veremos que
esta funcién posee un caracter periédico especifico.
Aumenta de manera mds o menos mondtona en cada
periodo de la tabla de Mendeléyev, alcanzando el
valor maximo en el atomo del gas noble, decayendo
después al principio del perfodo siguiente. Esta es
una de jas principales revelaciones de las propiedades
periédicas de los atomos, que ha dado a la tabla de
los mismos la denominacién de sistema periddico.
La magnitud del potencial de ionizacién caracteriza
la energia de enlace de los electrones orbitales del
Atomo. Los electrones interiores, que se mueven por
el interior de ta capa del tomo, poseen una energia
de enlace considerablemente mayor. La energia
necesaria para extraer los electrones mis profundos
dela capa, alcanza, en los 4tomos pesados, la cifra de
10‘—10° eV.
Junto con {os iones cargados positivamente puede
haber iones atémicos negativos, es decir, iones en los
cuales el atmo ha adquirido un electron de mas.
121
Capitule_V ESTRUCTURA DE_LA MATERIA
No obstante, no todos fos atomos aislados, ni mucho
merios, son capaces de formar un sistema estable al
adquirir un electron de mas: no todos los atomos
poseen la denominada ajinidad electrénica. Solamente
los ailomos de los elementos del grupo cle los halégenos
(F, Cl, Br, 1), el hidrdgeno y los del grupo del oxi-
geno (O, $, Se, Te) pueden formar iones negativos
La afinidad electronica de estos elementos es distinta:
Ja mayor Ia poseen los haldgenos, y la menor, el hi-
drégeno, donde la energia de enlace del ion negativo
es aproximadamente de 0,1 eV.
Se ha establecido designar los iones con el simbolo del
elemento quimico con el signo --o—en la parte
derecha superior, repetido tantas veces como cargas
H*,Cl-, etc. (en lugarde los signos+-o
— se utilizan puntos y'comas: H, Cl’),
§ 38. Isétopos
Los nticleos atémicos son formaciones complejas
que constan de muchas particulas. Estas parles
componentes del niicleo son los protones, niicleo
del tomo de hidrégeno, y los Ilamados newlrones,
particutas de masa que casi coincide con {a del protén,
pero que se diferencia de éste por no poser carga eléc-
trica. El némero total de protones y neutrones del
nticleo se denomina nimero de masa. Como la carga
del niicleo la determinan Jos protones que contiene,
al expresarla en cargas elementales e, sera igual al
niimero de protones; en otras palabras, el nimero de
protones de] niicleo coincide con el ntimero atémico Z.
E] resto de las particulas «lel nicleo son los neutrones.
Las particulas del nticleo se mantienen juntas debido a
fuerzas especificas de naturaleza no eléctrica. Esta
interaccién es estremadamente elevada y la energia
de enlace de las particulas del nticleo se mide en de-
cenas de millones de electrén-voltios, es decir, es
enorme en comparacién con la de enlace de los electro-
nes en el dtomo, Por esta causa, en todos los fendme-
nos que no sean de origen atomico, los niicleos até-
micos no sufren variacion alguna interna y funcionan
simplemente como particulas de masa y carga deter-
minadas.
Ya se ha indicado que las propiedades del dtomo vie-
nen determinadas fundamentaimente por la carga del
niicleo, mientras que la masa del mismo desempefia
un papel relativamente secundario. Esta circunstan-
cia se revela claramente en los atomos de igual numero
122
$38 Isélopos
atémico, pero de masas nucleares diferentes.
Resulta que los 4tomos de cada uno de los elementos
quimicos no son iguales: poseyendo el mismo nimero
de electrones, pueden tener distintos niicleos, que
se diferencian en la masa, siendo de igual carga.
Esta variedad de un mismo elemento se denomina
isdtopo. Todos tos isdtopos del elemento considerado
son quimicamente idénticos y muy afines por sus
propiedades fisicas. El néimero de isétopos que hay
en estado natural en los distintos elementos es dife-
rente; varia desde uno (en e! Be, F, Na, Al y otros)
hasta diez en el estafio”.
Los elementos con que operamos ent la Tierra son mez-
clas de diferentes isotopos en determinadas proporcio-
nes. Generalmente, los pesos atémicos de los elemen-
tos quimicos que figuran en la tabla, son los pesos
atémicos medios de estas mezclas (que frecuentemente
se denominan pesos atémicos quimicos), y no los
pesos atémicos exactos de determinado isdtopo. Los
pesos alémicos de los isdtopos se acercan mucho a los
niimeros enteros, ntimeros de masa, diferencidndose
de ellos en centésimas e incluso en milésimas de uni-
dad, mientras que los pesos atémicos medios (quimi-
cos) pueden diferenciarse, claro esta, de los ndmeros
enteros en cualquier magnitud.
En relacién con ello hay que puntualizar la definiciéa
expuesta en el parrafo anterior sobre la unidad de
peso atomico como la 1/16 parte del peso alémico del
oxigeno. El oxigeno tiene tres isétopos: 0%, O' y
O¥ (el peso atémico, mejor dicho, el niimero de masa
del isdlopo se ha establecido indicarlo en forma de
exponente del simbolo quimico del elemento). El
mas difundido de estos isétopos es el O'~, mientras
que los isdtopos OF y O' estan en las mezclas natu-
rales solamente en cantidades de 0,04 y 0,2% respec:
tivamente. Aunque estas cantidades son relativa-
mente insignificantes, son valiosas en la delermina-
cién exacta de los pesos atémicos.
Se ha establecido determinar los pesos atémicos me-
dios de las mezclas naturales de los isclopos comparan-
dolos con ef peso atémico del oxigeno natural, consi-
derado igual exactamente a 16 (esta escala de pesos
atémicos a veces se denomina quimica). Para deter-
§ 39. Moléculas
Los Atomos de los distintos elementos pueden unirse
entre si formando moléculas. Tanto las fuerzas de
interaccién entre los 4tomos que acarrean la forma-
cién de moléculas (esta interaccién se denomina qui-
124
§ 39, Moléculas
mica), como las que atdian en el propio dtomo, tienen
fundamentalmenie origen eléctrico, Pero la forma-
cién de moléculas, lo mismo que la estructura de los
atomos, pertenece a la categoria de los fendmenos
cudnticos, que no se pueden explicar en ta Mecanica
clasica. Aqui solamente describiremos ciertas propie-
dades fundamentales de esta interaccién, sin dete-
nernos en su naturaleza.
La moiécula ms simple es la diatémica, que consta
de dos atomos iguales o distintos. La interaccién de
los dtomos que conduce a la formacién de. esta molécu-
la, se casacteriza por una energia potencial, cuya
Moxenla My o oh Ns
ty 0,75 1,2 2,0 ub
Uy 45 Su 25 74
ee a ome
2 2
g 3 ——
OER 5
o ‘new’ **
Fig. 2. {las de agua, HO, ozono, O,); en otras los atomos
se sittan a lo largo de_una recta (las moléculas del
bidxido de carbono, COz, det acido cianhidrico,
CNH). En el § 40 aduciremos unos cuantos ejemplos
de moléculas mas complejas,
Vemos que, en las moléculas, la distancia entre los
nicleos es del orden de 10-* cm, es decir, del mismo
orden que las dimensiones de los propios dtomos. En
otras palablas, los atomos en las moléculas se han
«pegado». Por eso, estrictamente hablando, en la
molécula no se pueden deliminar las capas electrén
cas de los distintos dtomos. Aunque las regiones in-
ternas de las capas electrénicas, al unirse los atomos
en moléculas, varian poco, el movimiento de ‘Jos
electrones orbitales puede variar considerablemente,
y, en este caso, parece que fos atomos «colectivizans
a estos etectrones.
En algumas moléculas, las zonas exteriores de las
capas electronicas se rehacen de tal manera, que alre-
dedor de unos nicleos hay, como término medio,
126
Molécu 5
menos electrones, y, alrededor de otros, mas electro-
nes que los correspondientes a los atomos neutros;
como si estas moléculas constasen de 1ones (por ejem-
plo, la molécula de ClK consta del ion positivo K+
y del negativo Cl-). En otros casos (por ejemplo, en
los de H, 02, ClH), los atomos de la molécula perma-
necen eléctricamente neutros, como término medio.
No obstante, esta diferencia tiene slo un caracter
cuantitativo, y entre las dos situaciones extremas
indicadas puede haber diferentes casos intermedios.
Una propiedad caracterfstica de la interaccién quimi-
ca de los Atomos es la saturacién, con la cual, los
dtomos que se enlazan de esta manera, pierden la
capacidad de hacerlo con otros Atomos.
Las distintas moléculas también interaccionan entce
si debido a las fuerzas de Van der Waals. Esta inter-
accién se diferencia de la de los dtomos, que causa la
formacién de la molécula.
Hablando en general, la interaccion de dos moléculas
no se puede representar simplemente en forma de
curva funcional U=U(r), como se ha hecho arriba
para los étomos, ya que lz posicion mutua de las molé-
culas se caracteriza por una mayor cantidad de pard-
metros: ademas de la distancia r entre las moléculas,
también influye su orientacién mutua. Pero si conce-
bimos la interaccién de las moléculas como una espe-
cie de interaccién media en todas sus posibles orienta-
ciones, también se puede representar en forma de una
curya de éstas.
Esta curva se parece a la de interaccidn de los détomos
en la molécula, en el sentido de que, a grandes distan-
cias, Jas moléculas se atraen, y a pequefias, se repelen.
Las fuerzas de atraccién entre las moléculas dismi-
nuyen rdpidamente con el aumento de la distancia
entre ellas. Con mas rapidez aumentan las fuerzas de
repulsion al acercarse las moléculas, de manera
que éstas, al acercarse, se comportan como cuerpos s6-
lidos impenetrables entre sf. La profundidad del mi-
nimo de I curva de energia potencial Intermolecular
es muy pequefia, alcanzando décimas e, incluso,
centésimas de electrén-voltio (V. el § 68), mientras
que la profundidad del pozo de potencial de la curya
de interaccién quimica es de varios electrén-voltios,
Otra diferencia considerable entre ambas clases de in
teraccién consiste en que las fuerzas de Van der Waals,
a diferencia de las quimicas, no poseen la propiedad
de saturacién. La inferaccién molecular por las fuerzas
de Van der Waals existe entre todas las moléculas,
127
Cap ttule_V. ESTRUCTURA DE LA MATERIA
de manera que si dos mo\éculas se aproximan debido a
esta interaccién, contindan atrayendo también a
otras moléculas. Por eso, las fuerzas de atraccin
molecular no cuasan {a formacién de «moléculas gi-
gantes», sino que slo contribuyen a la tendencia
general de todas las moléculas de acercarse entre si.
Esta tendencia se realiza al pasar la sustancia a un
estado condensado, liquido o sdlido.
Capitulo VI
ESTUDIO DE LA SIMETRIA
Fig, 3. Fig. 4
refleja 0 giroides) de orden n (se representa con el
simbolo S,). La motécula posee esta simetria, si
coincide consigo misma al girar alrededor de cierto
eje un Angulo 2/n, reflejandose después en un plano
perpendicular a este eje. El orden 1 del eje de inver-
sion puede ser solamente un niimero par (sin es im-
par, por ejemplo, n=3, repitiendo la inversién 6 ve-
ces, se comprueba fécilmente que el eje Ss, en reali-
dad, se ha reducido a la combinacién de dos elementos
de simetria independientes: un eje de simetria Cs
y un plano de simetria o perpendicular a! primero).
Asi, si una molécula posee un eje de inversién de 4
orden, a cada dtomo A le corresponden tres atomos
iguales al primero A’, A’, A’’”’, situados como se
indica en la fig. 5. Esta claro que la presencia de tal
eje expresa la presencia también de un eje de simetria
de orden dos veces inferior; en el caso considerado,
del eje C2.
Sefialemos que el eje de inversién binarioes equivalen-
te a un centro de simetria situado en el punto de in-
terseccién del eje con el plano en que se efectiia la
reflexién. Por eso, Sy no es un nuevo elemento de
simetria.
Estos son fos elementos de simetria de las moléculas.
Veamos algunos ejemplos que demuestren cémo surgen
las diferentes combinaciones de estos elementos deter-
minativos de la simetria de la molécula.
La molécula de agua, H,O, tiene la forma de un tri-
Angulo isdsceles (fig. 6). Su simetria consta de un eje
binario (altura del triéngulo)
y dos planos de simetria
perpendiculares entre si y que pasan por este eje.
La molécula del amoniaco, NH,, tiene la forma de una
piramide regular de base triangular (tetraedro) con el
atomo N en el yértice y los 4tomos H en los angulos de
fa base (hay que decir que esta piramide es bastante
130
Simeteta de las_mataentas
plana: su altura es aproximadamente 4 veces menor
que la longitud de la arista de la base). Su simetria
se compone de un eje vertical ternario (fig. 7) y tres
planos de simetri que pasan por el eje y que forman
entre sf angulos de 60°; cada plano pasa por la altura
y por uno de los Atomios de H.
N
Fig. 7.
Mayor nitmero de elementos de simetria posee la
molécula de benceno, C,H,, cuyos atomos estan en un
plano formando un hexégono regular (fig. 8). El
plano de los atomos serd, evidentemente, eb plano de
simetria de la molécula, Ademas, la molécula posee
un eje de simetria senario, que pasa por el centro del
hexagono perpendicularmente al plano; centro de
simetria, que es el del hexagono; seis ejes binarios,
tres de los cuales unen los atomos opuestos diametral-
mente y los otros tres dividen en dos partes iguales
los lados opuestos del hexdgono (en Ia fig. 8 se repre-
Fig. 9.
sentan estos ejes uno de cada clase), y, por tiliimo, seis
planos trazados por estos ejes C, perpendicularmente
al plano del dibujo nos dan seis planos de simetria.
Veamos, ademas, la molécula del metano, CH,, que
es un teltaedro regular (figura de cuatro caras iguales
formadas por tridngulos equilateros). Los dtomos H
se hallan en los cuatro vértices del tetraedro, y el C,
en el centro del mismo (fig. 9). Esta molécula tiene 4
isi
Capitulo VI ESTUDIO DF 1A SIMETRIA
ejes ternarios de simetria y cada uno pasa por uno de
los vértices y por el centro del tetraedro; tres ejes
cuaternarios de inversion, que dividen en dos partes
iguales las aristas opuestas del tetraedro, y, por i
timo, seis planos de simetria y cada uno ‘de ellos
pasa por una de las aristas y por el punto medio de la
opuesta (en la fig. 9 se muestra un elemento de
simetria de cada una de estas clases).
§ 41. Enantiomorfismo
Este fenémeno esté relacionado con cierta asimetria
de la molécula. Si reflejamos una molécula bastante
asimétrica en un cristal, obtendremos una molécula
semejante a la primera; pero que no coincide con ella
Esto ocurre, por ejemplo, con la molécula CHC\Brl
obtenida sustituyendo tres atomos H de la smolécula
del metano, CH,, por tres distintos 4tomosCl, Br y I.
»)
todos estos tomes son de la misma clase, en el
sentido cristalogréfico no tienen el mismo valor, es
decir, no son equivalentes. Efectivamente, la igualdad
de Ja disposicion de todos los atomos de la red de Bra-
vais significa que si un atomo cualquiera de la red
tiene, a cierta distancia y en determinada direccién,
un dtomo vecino, los demas atomos de la red de Bra:
vais tendran también vecinos iguales en las mismas
direcciones y a iguales distancias. En este sentido esta
claro que los puntos del tipo / de la fig. 12, a no se
han dispuesto como tos del tipo 2. El punto / tiene
el vecino 2a la distancia d, pero el 2 no tiene yecino a
esta misnta distancia y en la misma direccién. Por
es0, los punttos 7 y 2 no son equivalentes entre si y no
forman juntos ninguna red de Bravais, Los puntos
de cada uno de estos tipos por separado forman
redes de Bravais desplazadas entre si a la
distancia d.
Si desplazamos los atomos 2 al centro de los cuadrados
jormados por tos puntos / (fig. 12, 6), todos los 4tomos
seran equivalentes: el dtomo 2 tendra un yecino 7
ala misma distancia (y en la misma direccidn) a que
el tomo / tiene el vecino 2. En esta estructura,
135,
Capitulo VI ESTUDIO DE LA SIMFTRIA
todos los dtomos juntos forman una red Gnica de Bra-
vais.
De lo dicho se deduce claramente que, en el caso gene-
ral, el cristal es un conjunto de varias redes de Bravais
introducidas una en otra. Cada una de elias corres-
ponde a determinada clase y disposicién de los alomos,
ieniendo en cuenta que todas estas redes, consideradas
simplemente como sistemas de puntos, son idénticas.de
Si todos los étomos de un cristal forman una red
Bravais, cada celdilla elemental contiene un atomo
solamente. Asi, en la fig. 12, 0, cada celdilla (en la
red plana es un paralelogramo) contiene un atom, el
16 el 2. Enesie sentido observemos que, al contar el
nimero de dtomos correspondientes a tna celdilla,
hay que considerarle solamente un vértice, mientras
que los demas vertices se consideran pertenecientes
a las celdillas vecinas.
a
Sistema tetragonal
Sistema
agonal
Sistema rémbico
re)
Fig 2
nudos se ubican sobre tos centros de los Lridngulos de
la capa anterior, teniendo en cuenta que hay tres
especies de capas que se alternan consecutivamente
(en la fig. 20, a y 6 con cifras se indica la correspon-
dencia entre los nudos dle estas capas y los de la cel-
dilla cttbica).
Pero un empaquetamiento tan denso se podré hacer,
evidentemente, alternando sdlo dos especies de capas
(lig. 21). En este caso se obtiene una red hexagonal con
dos dtomos en {a celdilla elemental. Esta red se deno-
mina empaquetamiento denso hexagonal o red hexagonal
compacta. En el modelo con esferas, {a relacion de la
altura de la celdilla prismatica cde esta red (distancia
entre las capas iguales mas préximas) y la longitud a
de la arista de la base debe ser igual a c/a=1,63,
como se puede calcular facilmente.
Este tipo de red hexagonal compacta la poseen unos
quince elementos (metales): Mg, Cd, Zn, Ni y otros.
En la mayoria de los casos, la relacién de los ejes de
estos cristales esté muy préxima al valor ideal de
1,63; pero hay excepciones: la relacién c/a del Cd y del
139
Capitulo Vi ESTUDIO DE LA SIMETRIA
Zu es aproximadamente de 1,9, es decir, la red esta
més alargada segin Ia altura del prisma, que en el
caso del empaquetamiento denso de las esferas.
Esta circunstancia conduce a que estos cristales pose-
an una anisotropia mas marcada.
Las tres clases le redes descritas son las mas difundidas
entre los elementos. Ademas hay redes especificas, en
las cuales cristalizan muy pocos elementos. Veamos,
a grandes rasgos, algunas de ellas.
one
oct
ots
ect
Fig. 25. También esté muy difundida 1a red del tipo del clo-
turo de cesio, CiCs (fig. 25). Posee una red ctibica
simple de Bravais. En los vértices de las celdillas
clibicas se hallan los atomos de una especie y, en
los centros, los de otra especie.
Recordemos también ta red del tipo de la blenda de
cine, ZnS. Se obtiene de la red del diamante descrita
en el § 46, llenando los nudos de las dos redes de Bra-
vais de caras centradas, introducidas una en otra,
(circulitos oscuros y blancos de la fig. 23) con distin
tos Atomos: de Zn y de S. Cada dtomo de Zn segiin
los vértices del tetraedro, est rodeado de cuatro ato-
mos de S, y viceversa. La posicién de los dtomos en
Ja cetdilla cibica se determina mediante las siguien-
tes coordenadas: Zn (0, 0, 0), S (1/4, 1/4, 1/4).
Una particularidad caracteristica de las redes agri-
ba descritas es la imposibilidad de distinguir en
ellas grupos independientes de 4tomos, que son las
moléculas de la composicién. Todo el cristal parece
ser una molécula gigante.
La distribucin de los electrones en estas redes es de
tal manera, que alrededor de unos atomos hay, como
término medio, mas electrones que deberia haber en
ej dtomo neutro, y alrededor de otros 4tomos, menos.
152
£48 Planos _reticulares
Estas redes se pueden describir de manera bastante
adecuada como constituidas de iones; por eso se de-
nominan ionicas. Asi tenemos que la red del CINa
consta de iones positivos Na* y negativos Cl~.
Hay también redes de compuestos quimicos en tas
que pueden distinguirse moléculas aisladas como gru-
pos de atomos muy préximos (a esta clase, en _par-
ticular, corresponden muchos cristales organicos).
Pero la division de los cristales en atémicos y mole-
cuiares tiene, en alto grado, un caracter condicional,
y entre ellos puede haber diferentes casos intermedios.
neste sentido, como ejemplo caracteristico se puede
aducir la red de 1,Cd, que:tiene una estructura como
si fuera laminar. Cada capa de atomos Cd esta inter-
puesta entre dos capas contiguas de dtomos de 1;
mientras que estas capas «triples» estan alejadas entre
si a gran distancia. Aunque esta uitima circunstan-
cia recuerda la composicién molecular de esta sustan-
cia, es imposible distinguir moléculas aisladas en el
interior de cada capa.
tat
Tima
es decir, son inversamente proporcionales a los ni-
meros t, m, n. Recordemos que se trata de longitudes
medidas en unidades a, 6 y c; en las unidades corrien-
tes, estas longitudes se relacionaran entre si de la
siguiente manera;
&)
[vy
)
p) :
nemos:
Um! nt
ae
Multiplicando los némeros /, m y n por su minimo co-
min miltiplo, la parte de la derecha de esta relacién
se reducira a una relacién de tres ntimeros enteros.
Asi vemos que la relacién entre los segmentos corta-
dos en los ejes por cualquier cara del cristal, expre-
sados en segmentos corlados por otra cara y conside-
rados segmentos unidad, son siempre relaciones dle
tres niimeros enteros. Esta regla se denomina ley de
la racionalidad (de tos indices).
156
$49. Caras_natursles del_cristal
Las superficies de las caras de los cristaies idnicos de-
ben contener necesariamente iones de distintos sig-
nos. Los planos reticutares que contienen iones de
un mismo signo, no pueden ser caras del cristal. Esto
nos permite aclarar, en una serie de casos, las parti-
cularidades de Ja cristalizacién de diferentes sustan-
cias. ‘
Veamos, por ejemplo, el cristal CINa, cuya red se
representa en la fig. 24. En el dibujo se ve la dispo-
sicién de los iones Na* y Cl- en los planos (100) y
(Li) de esta red. Vemnos que et plano (£11) (plano
diagonal delimitado con lineas de trazos en Ja fig. 24)
pasa por los iones de una especie; por eso este plano no
puede ser cara del cristal y, por consiguiente, la sal
gema no puede cristalizar en forma de octaedros. Al
mismo tiempo vemos que en el plano (001) (cara del
cubo de Ja fig. 24) estén esparcidos regular y alter-
nativamente en ambas direcciones iones de diferente
signo; por eso el CINa puede cristalizar en cubos.
Por e! contrario, en la red del CICs (fig. 25), Jos pla-
nos (100) contienen jones de un mismo signo; por lo
tanto, esta sustancia no puede cristalizar en cubos.
El caracter de las caras exteriores del cristal, lo mis
mo que cualquier propiedad macroscépica, esta re-
lacionado con {a clase cristalina del cristal. Por eso,
el estudio de la forma de los cristales naturales, en
principio, da la posibilidad de establecer la clase de
simetria del mismo. En la practica puede haber di-
ficultad en ello debido a las formas irregulares ca-
usadas por unas u otras condiciones casuales de cre-
cimiento det cristal. En este caso, la formacién arti-
ficial de nuevas superficies del cristal atacandolo
quimicamente, es decir, sometiendo la cara de) cris-
tal a la accién de un reactivo, puede dar informacion
complementaria.
Capitulo VII
CALOR
§ 50. Temperatura
En todos los cuerpos existentes en Ja naturaleza se
produce un movimiento constante de las particulas
que los componen. Este movimiento es universal:
se mueven las moléculas, se mueven los étomos en el
interior de las moléculas. Su rasgo caracteristico es el
desorden en mayor o menor grado del movimiento.
Este movimiento se denomina movimiento térmi
En él se encierra fa naturaleza del calor y de los fe-
nomenos térmicos.
Aunque al hablar del movimiento térmico, general-
mente, se tiene en cuenta el que se produce a escalas
atémicas (0, como se dice en este caso, a escalas mi-
croscépicas), hay que sefialar que este movimiento lo
pueden tener particulas mucho mayores, macroscépi-
cas. El Mamado movimiento browniano, movimiento
cadtico de las particulas suspendidas en el liquido,
Y que se puede observar en el microscopio, es un ejem-
plo conocido de esta clase de movimiento.
Si se ponen en contacto dos cuerpos, los atomos cho-
caran entre si y se transmitiran energia mutuamente.
Asi, al ponerse en contacto dos cuerpos, la energia
pasa de uno al otro; en este caso, el cuerpo que pierde
energia se dice que esta més caliente, y ei que la ad-
quiere, menos caliente Este paso de energia con-
tina hasta que no se establezca determinado estado
denominado de equilibrio térmico.
Para caracterizar el grado de calentamiento de los
cuerpos se utiliza el concepto de éemperatura. La deter-
minacion cuantitativa de esta magnitud se podria dar,
en principio, utilizando cualquiera propiedad del
cuerpo que dependa del grado de calentamiento del
mismo. Por ejemplo, se podria determinar la escala
de temperaturas simplemente mediante el volumen
de la columna de mercurio que se halle en equilibrio
térmico con el cuerpo considerado. Sin embargo esta
claro que esta escala de temperaturas, siendo arbitra-
tia completamente, no puede tener ningtin sentido
fisico mas 0 menos profundo. La temperatura deter-
minada de esta manera seria extremadamente incd-
moda para describir otros fenémenos térmicos. Por
158
Temperatura
consiguiente, ante todo hay que establecer una es-
cala de temperaturas que tenga sentido fisico y que
no dependa del caracter casual de una u otra sustan-
cia, digamos, del mercurio y del vidrio de que se
ha hecho el recipiente que contiene el mercurio.
En Fisica, como escala de temperaturas se utiliza la
lamada escala termodindmica, absoluta o de Kelvin,
estrechamente relacionada con las propiedades té
micas mas generales de los cuerpos. Su definicién
exacia no se puede dar aqui, porque exige un anali-
sis ledrico de los fendmenos térmicos que se sale del
marco de este libro. En lugar de ello, caracterizare-
mos esta escala por ciertas propiedades «secunda-
rias».
Esta claro que la definicién fisica de la temperatura
se debe basar en uma magnitud fisica caracterizadora
del estado de! cuerpo, que automaticamente sea igual
en dos cuerpos cualesquiera que se hallen en equili-
brio térmico entre si. Resulta que esta propiedad ex-
cepcional la posee la energia cinética media del mo-
vimiento de trastacién de las particulas (moléculas
© atomos) del cuerpo. Si estos valores medios dle ener-
gia para lus particulas de dos cuerpos son iguales,
no se producira ningén traspaso, en (otal, de energia
de un cuerpo a otro, aunque al’ ponerse en contacto
estos cuerpos ciertas particulas intercambiaran ener-
gia de uno u otro lado.
Por esta causa, la energia cinética media del movi-
miento de traslacién de las particulas en el interior
del cuerpo se puede elegir como medida de la tempe-
tatura. Se ha establecido determinar la temperatura
T como las 2/3 partes de esta energia
k=
= 16 etaios
1,38-10-" palo’
2
Fee? =feyeFr,
es decir, este producto es constante, independiente
dev, En'otras palabras, 1a funcidn /(2,) tiene el aspec-
to Siguiente
Flo) =conste
Prestemos atencién a que la aceleracién de Ja fuerza de
la gravedad no ha entrado en esta formula. Asi era
de esperar, ya que el mecanismo del establecimiento
de Ja distribucién de las moléculas del gas segiin las
velocidades, se basa en las colisiones de las molé-
culas entre si, sin tener ninguna relacién con el cam-
po exterior, Esto ‘iltimo ha desempefiado solamente
un pape) secundario en la deduccién expuesta: al
introducir este campo, se ha relacionado la distri-
bucion segtin las velocidades con la ya conocida dis-
tribucion de Boltzmann.
Hemos hallado la distribucién de equilibrio de las
moléculas segiin los valores de una sola componente
de sus velocidades, La parte de moléculas que poseen
al mismo tiempo determinados valores de las tres com-
ponentes de la velocidad, se obtendra, evidentemen-
te, multiplicando las partes de moléculas que posean
determinados valores de cada una de las componentes
por separado. En otras palabras, la funcidn total de
distribucién tiene el aspecto siguiente:
2 me
FO Py, const @ 8 ei HiT
7m 3008 7
Capitulo Vit CALOR,
Sumando los exponentes y observando que la sume
vf-4-of—vf es el cuadrado v¢ de la magnitud absoluta
de la’ velocidad, obtenemos definitivamente que
f =const
& #7,
Asi tendremos que el numero dN de moléculas del
gas cuyas componentes de la velocidad estan en lon
intervalosentre d, Uy. U; ¥ Uy-PAU,, Yy-fUY,, dered
es
aN const ¢ F du,dey do,
(el cocficiente constants, const, se determina de la
condicién de que el niimero total de moléculas con
todos los valores posibles de las velocidades, sea
igual al ntimero considerado N de moléculas del g:
Aqui no se dara el valor de esie coeficiente). La iér-
mula obtenida se denomina distribucién de Max
well— Boltzmann 0 distribucién de Maxwell.
Prestemos atencidn a la analogia entre esta férmula y
la distribucién de Boltzmann para la densidad de un
gas segin el espacio en un campo exterior: en ambos
casos tenemos la expresién exponencial de aspecto.
ew
fr
vy dO;
Fig. 5. Ei trabajo producido en uno u otro proceso permite
una interpretacion geométrica clara, si se representa
el proceso graficamente mediante una curva en coor-
denadas p, V. Supongamos, por ejemplo, que la curva
1—2 de la fig. 5 representa la variacién de la presion
del gas al dilatarse. Al aumentar el volumen en dV,
el trabajo realizado por el gas sera igual a pdV’,
es decir, al area del rectangulo rayado infinitamente
estrecho. Por eso, el trabajo total realizado por el
gas al dilatarse desde ei volumen V, hasta el yolu-
men V4, sera !a suma de tos trabajos elementales dA
182
Trabjoy_cantidad_de_calor
y se representard porel érea / 2V,V, comprendida de-
bajo de la curva y limitada por las dos tineas verti-
cales extremas. De esta manera, el drea del diagrama
nos da directamenteel trabajo realizado por el cuerpo
en el proceso examinado. _
Frecuentemente se opera con procesos ciclicos, en los
que el cuerpo adquiere el estado inicial. Supongamos,
por ejemplo, que en el gas se produce ef proceso repre~
sentado por la curva cerrada a 2b / de la fig. 6.
En el trayecto / a 2, el gas se dilata y produce el
trabajo representado por ei drea de 1a superficie de
G=(7) .
La capacidad calorifica C, siempre es mayor que la
vt
cao
A primera vista puede parecer que esta desigualdad
esta relacionada simplemente con el trabajo que ha
de realizar el cuerpo dilaténdose al calentarse (a
presion constante). Sin embargo esto no es asi, y la
desigualdad se refiere de la misma manera a los cuer-
pos que se dilatan al calentarse, que a los (pocos)
cuerpos cuyo yolumen disminuye al calentarlos, En
realidad es consecuencia de uno de los principios
generales del estudio del calor, que consiste en lo
siguiente:
La accion exterior que saca al cuerpo del estado de
equilibrio térmico, estimula procesos en éste que lien-
den a contrarrestar esta accion debilitando el resul-
tado de la misma. Asi, por ejemplo, el calentamiento
del cuerpo estimula los procesos relacionados con Ja
absorci6n de calor, y viceversa, el enfriamiento
186
Capacidan! catorition de tos waves
contribuye a que tengan lugar procesos en que se
desprende calor. Esto es el denominado principio
de Le Chatelier-Braun.
Supongamos que al cuerpo que se halla en equilibrio
con el medio exterior, se le comunica cierta cantidad
de calor, de manera que el volumen del cuerpo perma-
nezca invariable, elevandose la temperatura cierta
magnilud {A7)». Como resultado de este calentamien-
to variaré también la presién del cuerpo, de modo
que se alterara 1a condicién de equilibrio, segtin ia
cual la presién del cuerpo debe ser igual a ia del
medio que lo rodea. Segiin el principio de Le Chate-
lier-Braun, el restablecimiento del equilibrio, que aca-
trearfa el restablecimiento de la presidn inicial, debe
ir acompafiado de cierto enfriamiento, En otras pala-
bras, la variacion de la temperatura (AT), del cuerpo
a presién constante, resulta menor que ‘la variacién
(AT), a volumen constante (siendo Ja misma la can-
tidad de calor comunicada al cuerpo). Pero esto signi-
fica que para una misma variacidn de la temperatura
se necesila 1 calor cuando la presién es constante,
que cuando el volumen es constanie.
En adelante recurriremos reiteradas veces al princi
pio de Le Chatelier-Braun cuando se trate de la va-
riacién de direccién o sentido de una magnitud al
variar otra.
y=p= 167.
El calor especifico de los gases pluriatémicos es de
origen mas complejo que el dle los gases monatémicos.
La energia interna de los primeros se componie de las
energias cinéticas del movimiento de traslacién y de
rotacidn de las moléculas y de la energia de los atomos.
que oscilan en el interior de la molécula. Con ello,
188
Capacidadl calorifica de Tos gases
cada uno de estos tres moyimientos aporta algo al
calor especifico del gas.
A propésiio de ello, volvamos a la definicién de tempe-
ralura dada en el § 50. Como la molécula en su movi
miento de iraslacién tiene tres grados de libertad, se
puede decir que a cada uno de ellos le corresponde una
energia cinética media de =. Segiin la Mecdnica
clasica, este mismo resultado se obtendria, en general,
para todos ios grados de libertad de la molécula rela~
cionados tanto con el movimiento de traslacién, como
con el de rotacién y oscilacién de los atomos en ella.
Sabemos también ‘que en el movimiento de oscila-
cién, e| valor medio de la energia potencial es igual
al valor medio de la energia cinética. Por eso, segun 1a
Mecdinica clasica, la energia potencial térmica de cada
grado oscilatorio de libertad de los dtomos en el inte-
riot de la molécula seria también igual a £2. Como
resultado se obtendria que cualquier gas deberia
poseer un calor especifico constante, independiente
de la temperatura, determinado enteramente por el
niimero de grados de libertad de la molécula (y, por
consiguieiite, por el niimero de dtomos de la misma).
Sin embargo, cn realidad, e! movimiento oscilatorio
Ue los Atomos en el interior de Ja molécula repercule
en el calor especifico del gas solamente a temperatu-
ras bastante elevadas. El caso es que este movimiento
conserva el cardcter de «oscilacién del punto cero»,
no s6lo a bajas temperaturas, sino también a tempe-
raturas relativamente elevadas. La razén de ello se
halla en la magnitud relativamente grande de ta
energia de estas oxcilaciones del punto cero. La energia
«lel punto cero», por naturaleza, no depende de la
temperatura, por consiguiente no se refleja en el calor
especifico. Asi tenemos que en las moléculas de los
gases dialomicos (nitrégeno, oxigeno, hidrégeno. y
otros), las oscilaciones intramoleculares de los atomos
«se incorporan» completamente al movimiento sdlo a
temperaturas de varios millares de grados. A menores
temperaturas, su aportacion en el calor especifico
disminuye rapidamente y ya a la temperatura de la
habitacién practicamente “no influye en el calor
especilico.
La energia del punto cero de rotacién de las moléculas
es muy pequefia, Por eso, 1a Mecdnica clisica se puede
aplicar a este movimiento muy pronto: para las
moléculas diatémicas ya se puede aplicar a unos cuan-
489
Capitulo Vis CALOR
tos grados de Kelvin (a excepcidn del gas mas ligero,
iardgeno, que necesita una temperatura de unos
0° K).
A temperaturas préximas a la del ambiente, el calor
especifico de los gases diatémicos esta relacionado, por
lo tanto, sdlo con los movimientos de traslacién y de
rotacion de las moléculas y se aproxima mucho al ya-
lor tedrico constante (basado en la Mecanica clasica):
>5 i z
yR=9.1
se R = 20,8 Gaemol? p ‘Bind-mol®
La relaciéin de los calores especificos es y—Z=1 4.
Sefialemos que «en la regién cudnticas, las energias
medias de los movimientos térmicos de traslacion y
de oscilacién del gas (y con ellos, el calor especifico
del gas) resultan dependientes no sélo de la tempera-
iura, sino también de las propiedades «individuales»
de las moléculas: de sus momentos de inereia y de la
frecuencia de las osctlaciones.
Precisamente por esta causa, estas energias, a diferen-
cia de la energia del movimiento de traslacién, no
pueden servir para definir directamente la tempera-
tura.
Un caracter mucho mas complejo pose el calor espe-
cifico de los gases poliaiémicos. Los dtomos de una
molécula poliatémica pueden realizar distintos tipoy
de oscilaciones con diferentes energias «del punto
cero». Con el aumento de la temperatura, estas oscila-
ciones, una tras otra, se «incorporan» gradualmente al
movimiento térmico con Jo cual aumenta el calor
especifico del gas. No obstante, puede que no Jleguen
4 incorporarse todas las oscilaciones, ya que a eleva-
das temperaturas puede iniciarse ta desintegeacién
de las molécutas.
Recordemos de nuevo que todo lo dicho se refiere
al gas conisiderado perfecto. A grandes compresiones,
cuando las propiedades del gas se hacen sensiblemente
diferentes de las del gas perfecto, varia tambien el
calor especifico debido a la aportacién de la interac-
cién de las moléculas en la energia interna del gas.
§ 58. Cuerpos condensados
La sencillez. de las propiedades témicas del gas per-
fecto, que permite una ecuacién de estado comin para
todos los gases, se debe al pequefio papel desempefiado
por la interaccién de las moléculas del gas. Sin em-
199
$58. Cu tpys condensados
bargo, cn los cuerpos condensados, la interaccién de
las moléculas desempefia un papel primordial, de-
bido a fo cual, las propiedades térmicas de estos cuer-
pos tienen un cardcter individual mucho mayor y
resulta imposible establecer una ecuacién de estado
mas 0 menos comtn.
Los cuerpos condensados, en oposicién a los gases,
poseen una compresibilidad muy pequeiia. Para
caracterizar la compresibilidad de la sustancia se
utiliza generalmente el coeficiente de compresibilidad,
definido como
fav"
ap}
la derivada del volumen con respecto a la presion
se toma a temperatura constante, es decir, caracteriza
el proceso de compresién isotérmica (esta derivada
es negativa: al aumentar la presién, el volumen dismi-
nuye y el signo menos es para obtener una magnitud
positiva), Esta claro que x tierie dimensiones inversas
a las de la presion.
Commo ejemplo aduzcamos los valores del coeficiente
de compresibilidad (por baria) de algunos tiquidos
(a la temperatura ambiente y presion atmosferica):
Mercurio oe. cee e M4e10-8 barias=2
Agua ee ee. e
Meolwt nd EA oF we THOS y
Ble ¢ 5 ok 28 & eed Se EoLhole
El coeficiente de compresibilidad de la mayoria de
los cuerpos sélidos es menor aun:
Diamante.) 6 6 6 ee ee ee + 6 016+10-4 barias~+
Hit: a vncen aaaiw& ¥ ve UGE IO-F
Cobre re 2 O7010-"
Aluminio ft iok cabin a 10-"
Ville! 5 geo ciem oe eee a ee 108
Cosio . te was swe wer SI ow
194
Capitulo VIN EMOR
A Ja presién de una baria, Ja compresibilidad de!
gas z=1 baria~!
Otra magnitud utilizada para caracterizar las propic-
dades térmicas de los cuerpos condensados, es ef
coeficiente de dilatacién térmica, que es
(avy,
sam Cer
donde el subindice p de ta derivada indica que el ca-
Ientamiento del cuerpo se efectiia a presién constante.
La mayoria de los cuerpos se dilatan al calentarlos
(el coeficicnte @ es positivo). Esto es completamente
natural, ya que se inteasifica el movimiento térmico
y cout ello como si se empujase a las moléculas. Sin
embargo hay excepciones de esta regla. Asi, por
ejemplo, en el intersulo de tempcraturas desde 0° C
hasta 4°C, el agua, al calentarse disminuye de volu-
mei, También s¢ comprime al calentarel helio liquivlo
a temperaturas infcriores a 2,19” K (el llamado helio
Il, V. el § 74).
Aduzcamos como ejemplo los coeficientes de dilata-
cién {érmica de varios Hiquidos (a la temperatura
ambiente):
Mercurio 2 ee ROM grade
Auua ak: 2 Sa eos sees UEIIRM
MOO
oc eee eee oe © 108510-4
ERE wie « bese toe oe IETS
C,—C=teTat 0%
(aqui p es la densidad de la sustancia y C, y Cy,
los calores especificos, es decir, las capacidades
calorificas de 1 g de sustancia); asi vemos que la
diferencia C,— Cy es proporcional al cuadrado det
coeficiente @
Al bajar la temperatura, disminuye el calor especifico
del cuerpo sélido y tiende a cero en el cero absoluto.
Esto es consecuencia del postulado general, denomi-
nado teorema (del calor) de Nernst segiin el cual, a
temperaturas suficientemente bajas, todas las magni-
tudes que caracterizan al cuerpo condensado, deja
de depender de la temperatura del mismo.
En particular, al acercarse al cero absolulo, dejau ce
depender Ja temperatura, 1a energia y Ja entalpia del
cuerpo; por eso tienden @ cero los cillores especificos
C, y Cy, que son las derivadas de estas magniludes
segin la’ temperatura.
Del teorema de Nernst se desprende también que
cuando 70, ticnde también a cero el coeficiente de
dilatacidn térmica, ya que el volumen del cuerpo deja
de depender de la temperatura.
Capitulo VIII
PROCESOS TERMODINAMICOS
oye tR EHO.
Supongamos ahora que el calor especifico del gas en el
intervalo de temperaturas que nos interesa es constante
(recordemos que para los gases monoatémicos esto se
cumple siempre, y para los diatémicos, en conside-
rable parte del intervalo de temperaturas). En este
caso, la relacién obtenida se puede escribir en la forma
die. In| RInV) =0,
de donde,
cya +R INV =const,
©, después de potenciar,
TVR —const
Por iiltimo, recordando que para el gas perfecto c,
—cr=R y elevando la igualdad a la potencia Vey,
escribiremos la igualdad en la forma definitiva:
TVY-! = const,
donde y-e,/ey.
Asi se ve que en el proceso adiabatico, la temperatura
y el volumen del gas perfecto varfan de manera que
el producto TVi~! permanece constante. Como ¥
siempre es mayor que la unidad, »— I>0 y, por
consiguiente, 1d expansidn adiabatica va acompaiiada
de enfriamiento, y la compresién, de calentamiento
del gas.
Combinando la ecuacién escrita con la férmula pV=
=RT, se puede obtener una relacin andloga que
enlace la variacion de fa temperatura y la presién en
el proceso adiabiitico,
Tp = const,
y la relacisn
pV: = const,
197
Capito Vit PMCLESOS TERMODINAMICOS
que enlaza la presiét con el yolumen (esta fltima
ecuacién se denomina ecuacidn adiabdtica).
En Ja expansion isotermica del gas, la presién dismi-
nuye, siendo inversamente proporcional a la primera
polencia del volumen V, mientras que en la adiaba-
tica, como se ve, la presién es inversamente propor-
cional a ¥7, es decir, disminuye con mayor rapidez
(ya que y>1). Si se representan estos procesos gra-
ficamenite en un diagrama p, V, se obtendrén dos
curvas: uta isoterma y otra adiabata (que se cortan
en un punto pa, Vp que representa el estado inicial
del gas), y la segunda curva tendra mayor pendiente
que la primera (fig. 1).
heoterma,
Vo 7
Fig 1 Esta propiedad se puede formular de otra manera,
si se considera la variacion del volumen como funcion
z | gz =const.
Esta es la denominada ecuacién de Bernoulli.
Como ejemplo veamosel movimiento de un liquide por
un tubo de seccién variable. Para simplificar consi-
deraremos que el tubo esta dispuesto horizontalmente,
En este caso, la fuerza de la gravedad no influir
en el movimiento y la ecuacién de Bernoulli sera
Ps Be Pe
aT 'p e
donde v son las velocidades de la corriente en
dos secciones cualesquiera del tubo, y pe y py las
correspondientes presiones. Si las areas de estas sec-
ciones son respectivamente Sy y S, los yoltimenes det
liquido que pasa por ellas en L$ seran veSy ¥ oS;
y conto el liquid se supone incompresible, oS=
BeSa, de donde
Capitulo VIL PROCESOS TERMODINAMICOS
es decir, la velocidad de un liquide incompresible en
una seccidn cualquiera es inversamente proporcional
al drea de ésta. Colocando este valor de v en la ecua-
cién de Bernoulli se obtiene la relacién que une Ja
presién con ¢} area de la seccién
P=h+F(—v) m ot =
Se ve que en los lugares mas anchos de! tubo, la pre-
sién es mayor que en los estrechos.
Apliquemos ahora la ecuacién de Bernoulli para de-
terminar la velocidad del chorro del liquido que sale
de un recipiente a través de un pequefio orificio,
Como Ia superficie del orificio se considera pequefia
en comparacién con Ja de la seccién transversal del
recipiente, la velocidad con que disminuye el nivel
del Tiquido del recipiente, se puede despreciar.
Teniendo en cuenta, ademas, que la presién en la
superficie del liquido del recipiente y la del chorro
son iguales a la atmosférica, de la ecuacién de Ber-
noulli obtenemos que
Ste = een
donde v es la velocidad de salida del chorro, yz, y
2;, las alturas de la superficie del liquido del recipien-
te y del lugar de salida del liquido; por consiguien-
te,
v=) gh
donde A=z, — 2,. Esta formula se denomina formula
0 teorema de Torricelli e indica que la velocidad de
salida del liquido por un pequefio orificio coincide
con la de caida del cuerpo desde la altura h igual a
la altura de la columna de liquido del recipiente que
estd por encima del orificio.
v
Fig. 3. A. Pongamos en contacto el cuerpo de trabajo con el
calentador y expandiremos el gas, en cuyo caso el
gas adquiere cierta cantidad de calor del calentador,
permaneciendo siempre a la temperatura T, del
calentador (la reserva de calor del calentador se su-
pone ian grande, que cediendo al gas una pequeha
cantidad de calor, no varia su temperatura). De
esta manera, el proceso de expansion isotérmica del
gas se realiza de manera reversible, ya que la transmi-
sion de calor se realiza solamente entre cuerpos a
igual temperatura. En la fig. 3 este proceso se repre-
senta mediante la isoterma AB.
Separamos ahora el cuerpo de trabajo del calentador,
aislémoslo térmicamente y sometamoslo a la ulterior
expansién adiabatica, En esta expansidn, el gas se
enfria y continuaremos la expansién hasta que la
temperatura del gas descienda hasta la temperatura
del refrigerador T,. Este proceso viene representado
en el diagrama por la adiabata BC, de mas pendiente
que el de la isoterma AB, ya que en la expansién
adiabatica, la presidn desciende mas rpidamente que
en la isotérmica.
Después pongamos en contacto el cuerpo de trabajo con
el refrigerador y sometamos al gas a una compresidn
isotérmica (a la temperatura 7), en la cual el gay
cede cierta cantidad de calor al refrigerador.
Por iiltimo, separemos el cuerpo de trabajo del refri-
gerador y, someti¢ndolo a una compresidn adiabatica,
208
$93, Cleto_de Carnot
devolvamoslo al estado inicial (para ello hay
elegir de manera adecuada el punto D, es decir, queel
volumen a que se llega en la compresién isotérmica
CD).
Deesta manera, el cuerpo de trabajo ha experimentado
un proceso ciclico volviendo al estado inicial, pero
realizando con ello determinado trabajo, el represen-
tado por el area del cuadrilatero curvilineo ABCD.
Este trabajo se ha realizado a costa de que en la iso-
terma superior, el cuerpo de trabajo ha sustraido del
calentador mayor cantidad de calor que ha cedido al
fefrigerador en la isoterma inferior. Todas las etapas
de este ciclo son reversibles y, por eso, el trabajo es
ef maximo posible (para ta pérdida dada de calor
del calentador).
El proceso descrito se denomina ciclo de Carnot.
Este ciclo demuestra que, en principio, con dos cuer-
pos de distinta temperatura se puede realizar un tra-
bajo de manera reversible. Siendo e1 maximo posible,
este trabajo no depende de las propiedades del cuerpo
auxiliar de trabajo.
La relacion entre el trabajo realizado y la energia
adquirida del foco caliente se denomina rendimiento
térmico de la maquina (designémoslo con la letra 9).
De Jo dicho arriba est claro que el rendimiento del
ciclo de Carnot es el maximo posible, para cualquiera
maquina térmica que trabaje con los valores de las
temperaturas dadas de las partes caliente y fria.
Se puede demostrar que este coeficiente es
Mais. = un
s magnitudes es
Capitulo 1X. TRANSICIONES DE PASE
Vemos que las cantidades de vapor y liquido son in-
versamente proporcionales a las longitudes de los
segmentos desde el punto C hasta los puntos A y B,
correspondientes al vapor puro y al fiquido puro
{esta relacién se denomina principio del brazo de
palanca).
Un aspecto completamente andlogo posee el diagrama
de fases cuyo eje de ordenadas representa la presién
y no la temperatura. Vemos que estos diagramas no
tienen el mismo aspecto que el del diagrama en el
plano p, T. La regién de dos fases superpuestas, en
el diagrama p, T se reduce a una linea, mientras que
en Jos diagramas V, 7 o V, p se transforma en una
regidn entera. Esta diferencia se debe a que las fases
en equilibrio tienen indispensablemente la misma
‘temperatura y la misma presidn, segin las condiciones
generales dé cualquier equilibrio termodinamico,
Tientras que los voliimenes especificos de estas fases
son distintos.
A continuacién se da una pequefia tabla de tempera-
turas de fusién y de ebuilicidn de algunas sustancias
(a la presién atmosférica).
218
sor. Eeuaciin de Clapeyron-Claustus
De todas las sustancias existentes en la naturaleza,
el helio se transforma en liquido a la temperatura mas
baja (sobre la solidificacién del helio se hablara en
el $72). De todos los elementos quimicos, el tungs-
ieno es el que posee los puntos mas elevados de fusion
y ebullicién
§ 67. Ecuacién de Clapeyron-Clausius
El paso de una sustancia de una fase a otra siempre
esta relacionado con un desprendimiento o absor-
cién de cierta cantidad de calor, denominado calor
latente, En el caso de pasar el Iiquido a gas, se dice
calor de vaporizacién, y en el caso de pasar el sdlido a
liquido, calor de fusién.
Como la transicin de fases se efectiia a presion cons-
tante, el calor latente q,, al pasar de la fase / a la
2 sera igual a la diferencia de las entalpias Wy y
W. de la sustancia en estas fases (V. el § 56):
N w,—W,.
Esta claro que g)2=—ga1, ¢s decir, si en cierta tran-
sicién de fases se absorbe calor, ent la transicién in-
versa se desprende calor. En la fusién y en la evapo-
racin se absorbe calor, Estos-son casos particulares
de la regla general, segiin Ja cual la transicién de fase
en el calentamiento siempre va acompafiada de ab-
sorcién de calor. A su vez, esta regla es una conse-
cuencia del principio de’ Le Chatelier — Braun:
el calentamiento estimula los procesos acompafiados
de absorcién de calor, con lo cual parece como si se
contrapusiera a la accin exterior.
Con el mismo principio se puede explicar la direccién
de la curva de equilibrio de fases en el plano p, T
variando el volumen en ta transicidn de fases.
Veamos, por ejempio, un sistema de liquido y vapor
en equilibrio y supongamos que se comprime; por
lo tanto Ja presién del sistema aumenta. Entonces,
en el sistema deben transcurrir tales procesos que
disminuyan el yolumen de la sustancia, con lo cual
debilitan la influencia de la compresién. Para ello
ha de efectuarse una condensacién del vapor, ya que el
paso de vapor a liquido siempre va acompafiado de
una disminucién del volumen. Esto significa que al
desplazarnos hacia arriba desde la curva de equilibrio
(fig. 3), debemos ir a parar a la region de ta fase li-
quida. Por otro lado, en este caso el liquide es una
219
Gapttalo 1X. TRANSICIONES DE FASE
fase «de baja temperatura» (es decir, la fase que existe
a las temperaturas mas bajas). Teniendo presente
todo esto, se Hega a la conclusién de que la curva de
equilibrio del liquido y gas debe estar dispuesta se-
gin se indica en la fig. 3, a, y no como en la 3, b,
ya gue la temperatura de transicién debe aumentar
con la presién.
Esta claro que este cardeter de dependencia de la tem-
peratura de transicién respecto de la presion, tendra
P, Ph
Liquide
Gas
a) ®) T
Fig. 3. lugar cuando la transividn a la fase «de alta tempera-
turay vaya acompaiiada de aumento de volumen.
Por consiguiente, como en la enorme mayoria de los
casos, el volumen de la sustancia aumenta al fundirla,
con el aumento de la presion se elevard, como regla
generai, el punto de fusion. No obstante, en ciertas
sustancias la fusion va acompafiada de disminucién del
yolumen (como el hielo, el hierro colado, el bismuto).
En estos casos el punto de fusién desciende al aumen-
tar la presién
Todos estos resultados cualitativos se reflejan cuan-
titativamente en la formula que relaciona la pen-
diente de la curva de equilibrio de fases con el calor
latente y con la variacién def volumen en la transi-
cion,
Para deducir esta férmula supongamos que con cierta
cantidad de sustancia se realiza un ciclo de Carnot
muy «estrecho», en el cual los procesos isotérmicos
son la transicién de esta sustancia de la fase 2a la” /
a cierta presion p, y la transicién inversa de Ja fase
fala 2a la presién p+dp. Estas transiciones vienen
representadas por los segmenios ab y cd en el diagra-
ma de fases p, V (fig. 4). En lo que respecta a los la-
dos «laterales» bc y da, en su lugar, estrictamente
hablando, se deberan tomar segmentos de adiabaticas;
sin embargo, en et limite de un ciclo infinitamente
estrecho, esta diferencia es insignificante, no se re-
fleja en el area del ciclo que nos interesa (es decir,
enel trabajo realizado en este proceso ciclico), que es
220
$97. Ecuaciin de ClapeyronClauslus
igual, evidentemente, a (Vs— V;) dp. Por otra parte,
este mismo trabajo debe ser igual al producto de la
cantidad de calor g,2 invertido (en {a isoterma cd)
por el rendimiento det ciclo de Carnot. La magnitud
g1a.no es otra cosa que el calor latente de transicién
de la fase / a la 2, y el rendimiento es igual a la re-
Fig. 5. Fig. 6.
p il
o, de otra manera,
v
El segundo caso siempre tiene lugar a temperaturas
bastante elevadas. Las isotermas correspondientes se
diferencian de las isotermas del gas perfecto sola-
mente en cierta desfiguracién, pero siguen siendo
curvas descendentes mondtonamente (las curvas / y 2
de la fig. 7; el aumento del namero de las curvas co-
rrespondea la disminucién de la temperatura). A tem-
peraturas mas bajas, las isotermas tienen maximo
y minimo (las curvas 4, 5, 6), de manera que para
cada una de ellas hay intervalos de presiones en los
cuales la curva define tres valores diferentes de V
(tres puntos de interseccién de Ja isoterma con Ja recta
horizontal).
En ia fig. 8 se representa una de estas isotermas.
Aclaremos ei sentido que tienen Jas distintas zonas.
230
Beuacion_de Van der Waals
En los sectores ge y ca, la dependencia de la presién
respecto del volumen tiene caracter normal: ta pre-
sion aumenta al disminuir el volumen. El sector ec
corresponderia a una situacién anormal, en la cual Ja
compresién de Ja sustancia acarrearia una disminucién
de la presién, Es faci] ver que estos estados no pueden
realizarse en la naturaleza. Efectivamente, represen-
4émonos una sustancia con estas propiedades y supon-
gamos que una pequefa zona de la misma casualmente
mF (R)
Indiquemos que a bajas temperaturas, en comparacién
con la critica, esta funcidn tiende hacia un Ifmite
constante, igual aproximadamente a 10 (segimn los
datos experimentales).
Hay que subrayar que la ley de los estados correspon-
dientes s6lo es de cardcter aproximado; no obstante,
con su ayuda se pueden obtener resultados prelimina-
res completamente aceptables.
Aunque hemos obtenido Ja ley de los estados corres-
pondientes a partir de la ecuacién de Van der Waals,
de por si es mas exacta que esta ecuacién, ya que,
en realidad, no est relucionada con ningiin aspecto
concreto de la ecuacién de estado, sito que solamente
es una consecuencia de que en la ecuacion entran sdlo
dos constantes a y b. Otra ecuacién de estado con dos
pardmetros también nos Ievaria a la ley de los estados
correspondientes.
T
Fig. 9 Lu definicién de grado absolute admitida en la actua-
lidad se basa precisamente en esta eleccién: la tem-
peratura del punto triple del agua se ha tomado exac-
tamente igual a 273,16°K. No obstante hay que
decir que en la exactitud de medicién de la tempera-
tura y de la presién de que se dispone en la actualidad,
esta definicion no se distingue de fa definicién basada
en el punto de fusidn del hielo tomado igual a
273,15" K.
En [a fig. 9 se representa esquematicamente el aspecto
del diagrama de una sustancia que tiene solamente
tres fases: sélida, liquida y gaseosa. A estas tres
fases Tes corresponden las regiones de! diagrama
sefialadas con las letras S, Ly G, y las lineas que las
separan, son las de equilibrio de las dos fases corres-
pondientes. La inclinacién de la curva de fusion
se representa como la del caso habitual de dilatacién
de los cuerpos al fundirse (V. el § 67). Para los
pocos casos en que en la fusién se produce tna compre-
sidn de la sustancia, la curva va inclinada en sentido
contrario.
235
Capitulo 1X. TRANSIGIONES DE FASE
Del diagrama de fases se ve que al calentar la sustan-
cia, no es obligatorio que ésta pase por el estado Ii-
quido para convertirse en gas. Al calentar un cuerpo
sdlido a presiones inferiores a la del punto triple, se
transforma directamente en vapor; esta transicién
de fases se denomina sublimacién. Asi, el anhidrido
carbénico sélido se sublima a la presién atmosférica,
ya que st punto triple corresponde a la presién de
5,1 atm (y a la temperatura de —56,6° C).
La curva de equilibrio del liquido y del gas termina
en el punto critico (punto K de la fig. 9). Sin embargo,
en los cambios de estado liquido y sélido no puede
haber puntos criticos (como ya se ha indicado en el
§ 69). Por eso, fa curva de fusion no puede terminarse
simplemente, sino que debe continuar indefinida-
mente.
Por otra parte, la curva de equilibrio del sdlido con et
gas (curva de sublimacién) parte del origen de coor-
denadas, es decir, a la temperatura del cero absoluto,
25aim
22K T
Fig 10. la sustancia se halla en estado solido, a cualquier pre-
sion. Esta circunstancia es una consecuencia indis-
pensable del concepto habitual de temperatura basado
en la Mecdnica clasica. Segtin este concepto, al cero
absoluio, la energia cinética de los Atomos se reduce a
cero, es decir, todos los atomos estén inmoviles.
En este caso, el estado de equilibrio del cuerpo sera
el estado en que la disposicién de los atomos corres-
ponda a la minima energia de interaccién de los ato-
mos. Esta disposicion, diferenciandose de todas las
demas disposiciones por sus propiedades, debe ser
ordenada, es decir, debe representar una red espacial.
Esto significa que al cero absoluto la sustancia debe
ser cristalina.
No obstante, en la naturaleza hay una excepciéu de
esta regla: el helio, clespués de {a Jicuacién, permanece
liquido a todas las temperaturas, incluso a la de cero
absoluto, El diagrama de fases del helio (isétopo
He') se representa en Ja fig. 10 (en el § 74 se hablara
236
Modiflcaciones_alotrépteas
del sentido que tiene la linea de trazos de este diagra-
ma). Vemos que las curvas de vaporizacién y de fusién
no se cortan en ninguna parte, es decir, no hay punto
triple. La curva de fusidn corta al eje de ordenadas a
Ta presién de p=25 atm, lo cual significa que para la
solidificacién no s6lo hay que bajar la temperatura del
helio, sino que, al mismo tiempo, hay que elevar la
presién por jo menos hasta 25 atm.
De lo dicho esta claro que este comportamiento det
helio es inexplicable desde el punto de vista de los
conceptos clasicos. Efectivamente, este comporta-
miento est relacionado con tos fendmenos cuanticos.
Como ya se ha indicado en el § 50, el movimiento de
los Atomos, segiin 1a Mecdnica cudntica, no cesa por
completo, incluso a la temperatura del cero absoluto.
En concordancia con ello, deja de ser justa también
la conclusién sacada mds arriba de la inevitabilidad
de la solidificacién de la sustancia a esta temperatura,
Las propiedades cudnticas de la sustancia se revelan
en alto grado a bajas temperaturas, cuando no las
protege el movimiento térmico de los atomos. Todas
Jas sustancias, a excepcién del helio, se solidifican
antes de que estas propiedades se revelen en grado
suficiente. Solo el helio llega a transformarse en «li-
guido euanticos, Liquide que ya no es obligatorio que
se solidifique. En el § 124 se hablara de otras propie-
dades excepcionales de este liquido.
Modificaciones alotrépicas
La regién del estado sélido generalmente no es de una
misma fase. A diferentes presiones y temperaturas,
la sustancia puede hallarse en distintas formas cristali-
nas (alotrépicas), cada una de las cuales se caracteriza
por tener una estructura determinada. Estas distintas
formas representan diferentes fases de Ia sustancia y
se denominan modificaciones alotrépicas. La propiedad
de la sustancia de poseer varias modificaciones de
éstas se denomina polimorfisimo
EI polimorfismo esta muy difundido, Casi lodas Jas
sustancias, tanto elementos, como compuestos qui-
micos, poseen varias modificaciones. alotrdpicas (en
el caso de los elementos quimicos, se denominan
también formas alotrépicas 0 estados alutrépicos)
Ejemplos. conocidos son modificaciones del
carbono (grafito y diamante), del azufre (que forma
cristales rombicos y monoctinicos), de la silice (dife-
237
Cap ftulo 1X TRANSICIONES DE_FASE
rentes minerales: cuarzo, tridimita, cristobalita),
ete.
Como cualesquiera fases, las diferentes modificacio-
nes o formas alotrépicas pueden hallarse en equilibrio
entre si solamente a lo largo de una linea determinada
en el diagrama p, T, mientras que la transicién de
una forma a otra (denominada transformacién poli-
mérfica) va acompaiiada de absorcién o desprendi-
miento de calor, Asi, la transformacién del llamado
hierro@ (de red ctibica de malla centrada) en hierro y
(de red cubica de caras centradas) se efectiia a la
presién atmosférica, siendo la temperatura de 910° C,
y va acompafiada por la absorcién de unos 1600 J/mol
de calor.
P
8009
0 vi
£ v
aGel Liquide
f
T O49 20-020
We
Fig. Ul. Fig. 12.
En la fig. 11 como ejemplo se representa esquematica-
mente el diagrama de fases del azufre. Con las letras R
y M se sefialan jas regiones de existencia estable de
jas dos fases sdlidas: rombica (azufre fundido 0 azufre
«) y monoclinica. Vemos que aqui hay tres puntos
triples.
En la fig. 12 se representa el diagrama de fases del
agua. Las cinco variedades cristalinas del hielo se
indican en el diagrama con las cifras I, II, IU,
V y VI. Et hielo habitual corresponde a la regién 1;
las demas modificaciones se obtienen solamente a
presiones de millares de atmdsferas. La region del
vapor corresponde a presiones tan pequefias, que es
diffcit de representar en la misma figura.
En las transiciones de fases entre distintas formas
alotrépicas es caracteristica la facilidad con que
aparecen los estados metastables. El subenfriamiento
o el recalentamiento del vapor o del Tiquido se puede
efectuar solamente obseryando las precauciones co-
238
Moiiffcaciones_alolrspicas
rrespondientes; por el contrario, la retencién de las
transiciones de fases en estado sélido y la existencia de
variaciones cristalinas en condiciones «no permitidas»
para ellas, son casi una regla. Esto es perfectamente
comprensible: la disposicién apretada de los 4tomos
del cristal y la restriccién de su movimiento térmico a
pequeiias oscilaciones dificulta mucho la_reestruc-
turacién de la red de una forma a la otra. La eleva-
cin de la temperatura, intensificando el movimiento
térmico, acelera e} proceso de reestructuracién.
Recordemos a propésito de ello que, en cierto sentido,
la estructura policristalina de} sélido (a diferencia de
la monocristalina) en general tambiénes metastable.
Por eso, al calentar un cuerpo de cristales pequefias,
los cristales se hacen mayores debido al crecimiento
de unos cristales a costa de otros (este fendmeno se
denomina recristalizacién 0 recristalizacién sélida).
El estado amorfo de un cuerpo también puede ser
metastable: el enturbamiento de los vibrios muy vie-
jos, por ejemplo, se explica por la cristalizacién espon-
{anea.
La transformacién polimérfica se facilita, si hay en la
jase vieja inclusiones de la nueva fase haciendo de
agérmeness de la nueva fase. Un ejemplo manifiesto
de ello es 1a transformacién del estafio blanco ordina-
rio (de estructura tetragonal) en estafio gris pulveru-
lento (forma alotrépica de red ciibica). A la presién
atmosférica y a 18° C, estas formas se hallan en equi-
librio, siendo estable el blanco a temperaturas supe-
riores a Gsta, y el gris, a temperaturas inferiores a
la misma. No obstante, de hecho, el estafio blanco
puede existir a temperaturas bajas, pero si se pone en
contacto con granitos de la forma gris, se pulveriza,
transformandose en polvo gris.
La dificultad de la reestructuracién de la ced a bajas
temperaturas puede conducir a la existencia de tales
formas alotropicas, que en ningunas condiciones, en
general, son fases estables. Estas modificaciones
cominmente no figuran en el diagrama de fases, que
expresa los estados estables de la sustancla. Esto se
observa, por ejemplo, en el proceso del temple del
acero. La solucién s6lida del carbono en el hierro y
(denomitiada austenita) es estable solamente a las
temperaturas de 700—900° C (segiin el contenido de
carbono), y a temperaturas mas bajas debe transfor-
marse cn otras modificaciones. No obstante, si se
enfria rapidamente la auslenita (/emple), en vez
de esta transformacién, en el metal se produce la
239
Sepitalo 1X. TRANSICIONES DE FASE
formacién de cristales aciculares de una fase nueva:
solucién sdlida de red tetragonal (llamada martensita)
de dureza excepcional. Esta fase «intermedia» siempre
es metastable y se descompone al calentarla lenta-
mente hasta 250—300° (revenido del acero)
En la fig. 13 se representa el diagrama de fases del
carbono (la region del estado gaseoso se halla a
bajas presiones, imperceptibles a la escala del dibujo).
Del diagrama se ve que a las presiones y temperaturas
ordinarias, la modificacion estable es el grafito. Sin
embargo, el grafito y el diamante, en las condiciones
200
160
2 129) :
= + Diamante Liquide
= 3
40]
° 700040006000
*K
Fig, 13. habituales, existen en forma de cristales completa-
mente estables. Esto se debea la gran diferencia estruc-
tural de estos cristales, lo cual exige una reestructu-
racién considerable para transiormar un cristal en
otro (es caracteristico que la densidad del diamante
es 1,5 veces mayor que la del grafito). No obstante, al
calentar el diamante a clevadas temperaturas, sc
transforma en grafito: a temperaturas superiores a
1700° K el diamante se deshace rapidamente, transfor-
mandose en polvo de grafito (el calentamiento se
debe efectuar en el vacio para evitar que arda).
En el diagrama se ve que el proceso inverso de trans-
formacién de grafito en diamante puede producirse
solamente a presiones muy elevadas. La regién de
estabilidad del diamante esta aproximadamente ala
presion de 10 000 atm. Al mismo tiempo se necesita
una elevada temperatura para que e] proceso trans-
curra a velocidad suficiente. En Ja realidad, el
proceso se realiza en la regién de presiones de
50.000 a 100 000 atm y temperaturas de 1500 a 3000° K
teniendo en cuenta que para la transformacion ha de
haber un catalizador metdlico. La transformacion
espontanea del grafito en diamante se ha logrado
observar a la presion de unas 130 000 atm y a tempe-
raturas superiores 2 3300’ K; en este caso, al parecer,
240
Transiciones_de segundo _ordon
se trata ya de la regién que se halla no sélo mas alla
de la estabilidad det grafito, sino mas allé también
de Ia metastabilidad det mismno, es decir, en ta region
de completa inestabilidad.
we
T
Fig. 14. Precisamente estas discontinuidades son la propiedad
caracteristica fundamental de las transiciones de
segundo orden, que aparecen en las mediciones tér-
micas. En la fig. 14 se representa un cardcter tipico
de la variacién de la capacidad calorifica con la tem-
peratura cerca del punto de transicin: el aumento
gradual se interrumpe bruscamente con un descenso a
manera de salto, después de lo cual a capacidad calo-
rifica empieza de nuevo a elevarse.
En las transiciones de segundo orden también hay
discontinuidad en las derivadas de las magnitudes
térmicas respecto de la presidn. Asi, por ejemplo, hay
discontinuidad en la derivada (' a es decir, en la
compresibilidad isotérmica del cuerpo.
Volvamios de nuevo al ejemplo imaginario de antes y
seiialemos la siguiente propiedad de la variacién de
la simetria en esta transicion: la red de la modifica-
cidn citbica posee todos los elementos de simetria
de la modificacién tetragonal y, ademas, una serie de
elementos mas. En este sentido se puede decir que
Ta transicién se electia entre dos fases, de las cuales
una posee una simetria mas elevada que la
9* 243,
Capitulo 1X TRANSICIONES DE FASE
otra. En realidad esta propiedad es de caracter
general para todas las transiciones de segundo
orden.
Esta circunstancia es ya una limitacién (y en realidad
no es la Gnica) para la posible existencia de la transi-
cidn de segundo orden. Asi, no puede haber esta tran-
sicion entre los cristales del sistema regular y del
hexagonal: no se puede decir que una de estas simetrias
es superior a la otra (pues en la primera hay ejes cua-
ternarios que no hay en la segunda, pero en cambio no
hay ejes senarios)
Se puede demostrar también que es imposible la
transicion de segundo orden entre el cristal y cl
liquido.
La direccién de la discontinuidad de la capacidad
calorifica en el punto de transicion de segundo orden
est relacionada con la direccién de la variacién de la
simetria: la capacidad calorifica disminuye al pasar
de una fase menos simétrica a otra mas simétrica. En
la mayoria de los casos, la fase mas simétrica es la de
temperatura mas elevada y, entonces, ia discontinui-
dad de la capacidad calorifica se halla precisamente
como se representa en la fig. 14. Esta secuencia
térmica de las fases, no obstante, no es obligatoria.
Asi, por ejemplo, la sal de Rochelle o sal de Seignette,
Nal€(C,H,0,)-4H,0, tiene dos puntos de Lransicién
de segundo’ orden (a la temperatura de —18°C y a
ja de 23°C), entre los cuales los cristales son del
sistema monoclinico, mientras que a las temperaturas
fuera de este intervalo, la sal de Rochelle forma
cristales rémbicos. Estd claro que fa transicién (at
elevar la temperatura) a través del punto superior de
estos dos esta relacionada con el aumento de simetria;
pero la transicién a través del punto inferior lo esta
con la misma disminucion de simetria.
Ya se ha dicho que tas corrientes transiciones de fases
frecuentemente van acompafadas de fendémenos de
recalentamiento o de subenfriamiento cuando una u
otra fase continia existiendo (como metastable)
et condiciones en que ta estable es ya la otra fase.
La naturaleza de esfos fenémenos esta relacionada con
Ia necesidad de haber <centros» de crecimiento de la
nueva fase, Evidentemente en el caso de transiciones
de segundo orden, estos fendmenos estan excluidos,
‘ya que una fase pasa a la otra de manera enterarente
continua y de golpe. Esto se ve también muy clara-
mente en el ejemplo examinado, donde Ia transicién
se ha reducido, en realidad, sdlo a la variacién del
244
475 Ordensciin de los eristales
caracter del desplazamiento de los dtomos en el pro-
ceso de difatacién térmica.
Las transiciones de segundo orden no se reducen sola-
mente a las transiciones entre distintas modificacio-
nes alotrépicas. Pero siempre se relacionan con la
aparicién de una propiedad cualitativa nueva del
cuerpo al variar continuamente el estado de agrega-
cion. Esto puede ser otra propiedad cualquiera de
simetria (relacionada con las propiedades magnéticas
de Ja sustancia); puede ser también la aparicién de la
llamada superconductibilidad, es decir, la desapari-
cién de la resistencia eléctrica.
Por diltimo, una transicién de segundo orden muy pe-
culiar tiene lugar a la temperatura de unos 2.2° K
en el helio liquido. En esta transicién, el liquido sigue
siendo liquide, pero adquiere nuevas propiedades
completamente distintas (V. el § 124). La linea de
trazos en el diagrama de estados del helio (fig. 10)
divide precisamente las zonas de existencia de estas
dos fases denominadas helio / y helio //.
X20 Su
)
Tig. 16 orientados «irregularmente», se aproxima y, al fin
y_al cabo, llega el momento (a la temperatura de
975° C) en que las orientaciones «propias» y «ajenas»
s¢ mezclan por completo: cada uno de los grupos NO,
puede hallarse con la misma probabilidad en unao en
otra posicién. En este estado el cristal se denomina
desordenado, Todas las capas de NO, resultan en este
caso equivalentes cristalograficamente, es decir, se
produce una variacién (aumento) de la simetria del
cristal.
El! fendmeno de ordenacidn de los cristales esta muy
difundido en las aleaciones. Asi, por ejemplo, los
cristales del latén (aleacién CuZn), a bajas tempera-
turas poseen una red ciibica de dtomos de Cu en los
nudos (vértices) y de 4tomos de Zn en jos centros“de
las mallas cttbicas (fig. 16, a). Esta estructura co-
rresponde al cristal completamente ordenado. Sin
embargo, los 4lomos Cu y Zn pueden permutar de
lugar; en este sentido se puede decir que en el cristal,
el namero de lugares permitidos para cada clase de
atomos supera al niimero de estos atomos. Con el
aumento de la temperatura, el ntimero de dtomos
dispuestos «irregularmentes aumenta y a 450°C el
desorden es completo: en cada nudo de la red con la
246
Cristales _Mauidos
misma probabilidad se puede encontrar un atomo de
Cu que de Zn, de manera que todos los nudos resultan
equivalentes (fig. 16, 6). En este momento, natural-
mente, !a simetria del cristal cambia: la red cibica
simple de Bravais se transforma en cttbica de malla
centrada.
En los dos ejemplos descritos, el paso al estado desor-
denado se produce mediante una transicién de segundo
orden. El grado de ordenacién disminuye continua-
mente con el aumento de la temperatura hasta que,
a una temperatura determinada, desaparece por com-
pleto: este es el punto de transicidn.
No obstante, esta manera de pasar al estado desorde-
nado no es una regla general; puede también efectuarse
como una transicién discontinua corriente. En estos
casos, la disposicién ordenada de los atomos del cris-
fal, al elevar la temperatura, se altera al principio en
un grado relativamente pequefio; pero a determinada
temperatura, el cristal pasa bruscamente al estado
desordenado con los Atomos completamente mezclados.
Tal es, por ejemplo, la transicién de la aleacién Cu,Au
a la temperatura de 390°C. En la fase desordenada,
los 4tomos de Cu y de Au estan mezclados por todos los
nudos de la red citbica de caras centradas, mientras
que en el cristal ordenado, los dtomos de Au ocupan
los nudos, y los atomos Cu, los centros de las caras de
las mallas ctibicas.
Solubilidad
Se entiende por solucidn la mezcla molecular de dos 0
mas sustancias. En este caso, la proporcién de las dis-
tintas sustancias puede variar dentro de amplios limi-
tes, Si una de jas sustancias esta en mayor cantidad
que las demas, se denomina solvente, y las demas, solu-
tos. La composicién de la solucién se caracteriza por su
concentracién, Ja cual expresa las proporciones cuanti-
tativas de las sustancias de la mezcla, denominadas
habitualmente componentes de ia mezcla. La con-
centracién puede determinarse de diferentes maneras.
Desde el punto de vista fisico es mds importante la
concentracién molar, o molaridad, que es la relacién
entre los niimeros de moléculas (0, lo que es lo mismo,
entre Jas cantidades expresadas en moles). También
ge usan las concentraciones en peso, 0 masicas, en vo-
lumen (cantidad de sustancia disuelta en determinado
volumen del solvente), etc.
E] proceso de disolucién va acompaiiado de desprendi-
miento o de absorcién de calor. La cantidad de este
calor desprendido o absorbido no sélo depende de la
cantidad del soluto, sino también de la del solvente.
Se entiende por calor de disolucién (calor de solucién o
de dilucién) la cantidad de calor que se desprende o se
absorbe al disolver una molécula-gramo de soluto en
una cantidad tan grande de solvente, que la ulterior
dilucién de la solucién no acarree ningiin efecto tér-
mico. Asi, el calor de disolucién del acido sulfiirico
(H,SO,) en agua es igual a +-75 000J (el signo mas
indica que el calor se desprende); el calor de disolu-
cién de ta sal amoniaco (NH,C}) es igual a — 16 500 J
(el signo menos indica que el calor se absorbe).
La solubilidad de dos sustancias generalmente tiene
limites determinados: en una cantidad dada de sol-
vente no se puede disolver mas que determinada canti-
dad de sustancia. La solucién de mayor cantidad de
sustancia que se puede disoiver en ella, se denomina
saturada. Si a esta solucién se le afiade cierta cantidad
de soluto, ésta no se disolverd; por eso se puede
decir que la solucién saturada es la que se halla en
equilibrio térmico con e} soluto puro.
250
Solubilidavl
La coutcentracion de una solucién saturada caracteriza
la capacidad de la sustancia considerada de disolverse
enel solvente dado. Esta magnitud se denomina sim-
plemente solubilidad de la sustancia considerada.
Hablando en general, la solubilidad depende de la
temperatura. is principio de Le Chatelier-Braun of-
rece la posibilidad de relacionar esta dependencia
con el signo del calor de disolucién.
Supongamos que en la disolucién se absorbe calor
(por ejemplo, en la disolucién de Ja sal amoniaco en
el agua). Supongamos también que tenemos tna solu-
cién saturada en equilibrio con sal amoniaco no di-
suelta. Si se calienta este sistema, se alterard el
equilibrio y deberdn iniciarse ciertos procesos que
tiendan a debilitar las causas externas que alteran el
equilibrio del mismo (el calentamiento). En este
caso esto significa que la solubilidad de la sal amonia-
co en el agua se eleva de manera que se produzea una
disolucién complementaria acompaiiada de absorcién
de calor.
De esta manera tenemos que, si en la disolucién se
absorbe calor, la solubilidad aumenta al elevar la
temperatura. Y viceversa, si en la disolucién se des-
prende calor, la elevacién de la temperatura acarrea
una disminucién de la solubilidad
La disolucion de gas en liquido generalmente va acom-
pafada de una gran reduccién del volumen: el volu-
men de la solucién es considerablemente menor que
la suma de los volimenes primitivos del solvente y
del gas soluto (asi, por ejemplo, la disolucién de un
mol de nitrégeno en una gran cantidad de agua a la
temperatura ambiente y presién atmosférica, acarrea
un aumento del yolumen del liquido en 40 cm‘, mien-
tras que el volumen de esta cantidad de gas es de
22 400 cm"). Basdndonos en el principio de Le Chate-
lier-Braun deducimos de esto que la solubilidad del
gas en el liquido aumenta (a la temperatura dada)
con La presin del gas que se halla sobre la superficie
del Jiquido.
E] caracter de dependencia de la solubilidad del gas
respecto de la presién es facil establecerlo para las
soluciones diluidas o débiles. Soluciones diluidus o
débiles se denominan, en general, las soluciones en que
la cantidad de moléculas de! soluto es pequefia en
comparacién con la del solyente.
Para establecerlo basémonos en que e! equilibrio
térmico (en el caso considerado, ei equilibrio entre
el gas y su solucion saturada), por su naturaleza mole-
251
Capitulo X. SOLUCIONFS
cular, es de cardcter mévut. Esto significa que despues
de alcanzar el equilibrio, las moléeulas del gas pass-
ran de} gas a la solucién y de la solucién al gas, siendo
igual la cantidad de moléculas que, por segundo, pasent
del gas a Ja solucion y de la solucién al gas. El niimero
de motéculas de gas que se disuelven en el liquido es
proporcional al numero de colisiones (por segundo)
de las moléculas
del gas sobre la superficie del liquido
‘A su vez, esle ndmero es proporcional, a la tempera-
tura dada, a ta densidad del gas y, por consiguiente,
ala presién del mismo. De la misma manera tenemos
que el niimero de moléeulas de gas que se desprenden
de la solucién, es proporcional a a concentracién de
{a misma. Por eso, de la igualdad de ambos ntimeros
de moléculas se deduce gue la concentracion de la
solucién saturada, es decir, la solubilidad del gas es
proporcional a la presién del mismo sobre la solucion
(ley de Henry). :
Hay que recordar que esta ley es justa solamente para
las soluciones débiles (en el caso contrario, los razona-
mientos expuestos no sirven, ya que, debido a La
teraccién de las moléculasde gas entre si en la soluctén,
el numero de estas moléculas que se desprenden de la
solucién, ya no se puede considerar simplemente
proporcional a la concentrecidu). Por eso, la ley de
Henry es aplicable, por ejemplo, al oxigena y al nitro-
geno, que dificilmente se disuelven en el agua; pero
no se puede aplicar a la disolucién del anhidrido
carbénico o del amoniaco, que se disuelven facilmen-
te en la misma.
En la inmensa mayoria de Jos casos de disolucién de
gas en liquido se desprende calor, cosa completamente
natural debido a que las moléculas pasar de un medio
en que las interacciones molecutares son débiles (gas),
a un medio en que son fuertemente atraidas por 1a
moléculas del solvente. En correspondencia con etlo,
Ja solubilidad de los gases en tos Jiquidos disminuye,
a la presién dada, con el aumento de la temperatura.
185¢cL = 60,8°C-S
107% 108 700%
de frietilamima de nicoting de agua
Fig. 2. Fig. 3.
(N(C:H,),), que se mezelan en cualesquiera propor-
ciones a temperaturas inferiores a determinada tem-
peratura critica (fig. 2). Por ditimo, en algunos casos
hay dos temperaturas criticas, superior e inferior,
entre las cuales la miscibilidad mutua de dos liquidos
es limitada. Este caso tiene lugar, por ejemplo, en la
mezcla del agua con la nicotina (fig. 3).
§ 79. Soluciones solidas
Algunas sustancias tienen la propiedad de formar jun-
tas cristales mixtos, es decir, cristales con dtomos de
una y otra sustancia. Estos cristales mixtos se deno-
minan_soluciones (disoluciones) sdlidas. La capacidad
de formacién de soluciones sélidas esta altamente di-
fundida sobre todo en los metales (aleaciones).
Cuando se habla de cristales mixtos como soluciones
sélidas, se sobrentiende que !a composicién de los
cristales puede yariar dentro de intervalos mas’ o
menos extensos. Esto los diferencia de los cristales de
los compuesto quimicos», cuya composicion debe
ser completamente determinade, Mientras la estructu-
ra cristalina de la solucién sélida esta relacionada
directamente con la estructura de uno u otro compo-
nente, la del compuesto quimico es especifica y carac-
teristica.
La mayoria absoluta de Las soluciones sélidas pertene-
ce al llamado tipo substitucional. Esta solucién se
254
Soluciones _eitidas
obtiene substituyendo parte de los dtomos de la red
cristalina de una sustancia por atomos de la otra.
Es natural que para poderse efectuar esta substitu-
cién, las dimensiones de los 4tomos del soluto deben
ser aproximadamente iguales a las de los dtomos del
solvente. A este tipo de soluciones substitucionales
pertenece, en particular, la mayoria de las aleaciones
de los metales. Incluso hay casos de disolucién mutua
ilimitada de ambos componentes de 1a aleacién (por
ejemplo, la aleacién de cobre con oro), para lo cual,
claro esta, por Jo menos es necesario que los dos com-
ponentes posean recles cristalinas del mismo tipo.
Las soluciones s6lidas del tipo substitucional pueden
formarse no sdlo de elementos quimicos, sino también
de compuestos quimicos. En este tiltimo caso, el fe-
némeno se denomina isomorfismo. En estos cristales
mixtos, los 4tomos de una sustancia substituyen a
los de otra.
Para formar soluciones sélidas no es obligatorio, ni
mucho menos, el parecido quimico de ambos compues-
tos. Sin embargo, la estructura molecular de ambas
sustancias debe ser del mismo tipo. Por eso, junto a
Jas sustancias isomorfas quimicamente parecidas (como
el ZnSo, y el MgSO,), se encuentran también pares de
sustancias isomorfas completamente diferentes desde
el punto de vista de la composicion quimica, a saber,
el BaSO y el KMnO,, el PbS y el NaBr, ete.
Ademas de la estructura molecular del mismo tipo,
el isomorfismo exige redes cristalinas del mismo tipo
y de dimensiones iguales 0 muy préximas. Asi, la
importancia de las dimensiones se ve en el ejemplo de
los compuestos KCI, KBr y KI, que tienen una red del
mismo tipo (tipo del NaCi), pero de diferente distan-
cia entre los dtomos vecinos (3,14; 3,29 y 3,52A
respectivamente). La diferencia relativamente pe-
quefia de las dimensiones de las redes del KC} y KBr
les permite formar soluciones sélidas de cualquier
composicién, y la gran diferencia entre el KCI y el
Kl conduce a una solubilidad mutua fimitada. Una
mayor diferencia de dimensiones puede excluir en
absoluto el isomorfismo.
Otro tipo de soluciones sdlidas es el de las aleaciones
intersticiales. En los ctistales de estas aleaciones,los
atomos del soluto se introducen entre los 4tomos del
solvente desplazdndolos un poco. En otras palabras,
ocupan los lugares de la red que no estaban ocupados
en el solvente puro, Es natural que estas soluciones
sélidas pueden tener lugar cuando las dimensiones
255
Capitulo X. SOLUCIONES
de los Atomos de! soluto sean considerablemente me-
nores que las det solvente.
Forman soluciones sélidas intersticiales, por ejemplo,
el hidrégeno,el nitrégeno y el carbono con ciertos me-
tales. Asi, el carbono se puede disolver (a elevadas
temperaturas) en el llamado hierro y, modificacién
del hierro con estructura cUbica compacta. En esta
solucién, denominada austenita, los Atomos del car-
bono se colocan en medio de las aristas de las mallas
cbicas, entre los alomos de hierro, que se hallan en
los vertices y en los centros de las caras de estas ma-
Has, y, en este caso, se puede Henar aproximadamente
hasta el 10%, de estos Iugares.
SS
orgy
Cloroforme we
Reciona
‘Aeatena
‘iquido
oO ‘Composicion
Fig. 10
en ef nitrégeno puro, después de esto, es imposible
Ja divisién en fases, estar claro que el «cigarro puro»
det diagrama de fases de la mezcla deberd «separar-
se» de! eje vertical adquiriendo el aspecto represen=
tado en la fig. 9, En este caso se ve que en el diagra-
ma aparece un punto(K), en el cual las dos fases exis:
tentes son idénticas: este punto se denomina punto
critico, En este punto, lo mismo que en las sustancias
puras, se puede efectuar una transicién continua entre
el liquido y el gas, asi que la diferencia entre estas
fases es convencional.
La condensacién de la mezcla gaseosa, habiendo en el
diagrama un punto critico, puede ir acompafiada de
fenédmenos especificos. Ilustremos estos fendémenos
en un diagrama de coordenadas p, (referido a una
temperatura dada), que corresponde en mayor grado
a las condiciones reales, hubituales, en que se ob-
servan.
En la fig. 10 se representa el sector de un diagrama de
éstos cerea del punto critico K. En este diagrama, a
diferencia de los diagramas representados antes en
265
Capitulo & SOLUCIONES
coordenadas c, 7, la fase gaseosa corresponde a la
region de debajo de la zona rayada, regién de bajas
presiones, y no a la de arriba,
Examinemos la mezcla de composicién correspon-
diente a la vertical AC. En !a compresién isotérmica
de la mezcla, en el momento en que se alcance el pun-
to B, empezard la condensacién formdndose Ja fase
liquida B’. Con el aumento de la presién , la canti
dad de lfquido a! principio aumentara; pero después
disminuira y desaparecer en absoluto al alcanzar
el punto C (en este momento el Ifquido se represen-
tara por el punto C’). Este fendmeno se denomina
condensacién inversa,
Al Gah, CoAly Ce
Fig. 14. Fig 15.
la completa solidificacién de Ja aleacién, En el ana-
lisis térmico, la informacion de estas curvas de enfria-
miento son fa base para construir los diagramas de
fases.
El diagrama de fases del sistema plata — cobre re-
presentado en ta fig. 14 se diferencia del anterior en
que, en cada uno de los componentes sdlidos, se pue-
de disolver cierta cantidad del otro componente.
En correspondencia con ello, en el diagrama hay tres
regiones monofdsicas: ademas de la regién J de las
mezclas liquidas, estan las regiones// de las solucio-
nes sdlidas de Cu en Ag y //I de las soluciones de
Ag en Cu.
268
Regla_de las faser
Por ultimo, veamos el diagrama de fases del sistema
aluminio-calcio (fig. 15). En este caso, aunque los
dos componentes no forman soluciones sétidas, hay
determinados compuestos quimicos que los conti¢-
nen. En otras palabras, hay cristales mixtos de de-
terminadas composiciones de estos elementos. La
vertical BD corresponde al compuesto CaAl,. El
punto B es el punto de fusion de este compuesto:
en este punto, la curva ABC tiene el maximo. Otro
compuesto, el CaAl,, se descompone antes de empezar
a fundirse. Por eso, la vertical EF correspondiente
a este compuesto, no llega a la curva AB del liquido.
Todas las regiones rayadas son bifasicas, en las cua-
les los puntos de interseccién de la horizontal con las
dos lineas mds préximas de! diagrama, determinan
las fases en equilibrio. Asi, en la regién / se hallan
en equilibrio el 1iquido y los cristales del compuesto
CaAl,, en la //, el liquido y tos cristales del CaAl,;
en la ///, Jos cristales Al y los cristales del CaAl,, etc.
Obsérvese que, en el analisis térmico, el estudio de
los diagramas de fases ya es una fuente de informa-
cién de los compuestos quimicos sélidos formados por
unas u otras sustancias. La existencia de un compues-
to quimico se sevela en gue en Ja curvade fusion
apatace un maximo, como el punto B de la fig. 15,
0 una flexién, como en el punto A
Los diagramas de fases de las distintas mezclas son
muy variados. Los diagramas descritos aqui son de
los més simples. No obstante, en estos ejemplos se
ven los tipos y las propiedades caracteristicas que se
pueden averiguar en los diagramas mas complejos.
§ 85. Regla de las fases
Para generalizar recordemos algunas de las propieda-
des del equilibrio de fases descritas en los dos Gl-
timos capitulos.
El estado térmico de un cuerpo homogéneo que conste
de una sustancia, lo determinan dos magnitudes in-
dependientes: la temperatura 7 y la presién p. Si
a este cuerpo le afiadimos otra fase de la misma sus-
tancia (sea, por ejemplo, hielo al agua), resulta que
su coexistencia ya no es posible, a cualesquiera va-
lores de p y T, sino solamente a una relacion deter-
minada entre ‘estas magnitudes (representada por
una curva en el diagrama p, T). Se puede decic que
en el equilibrio del agua con el hiclo se impone cierta
condicién complementaria, con lo cual el ntimero de
269
Capitulo X. SOLUCIONES,
magnitudes independientes (variables), de dos (p y
T) se reduce a una (p o 7)
‘Tres fases de una misma sustancia, agua, hielo y va-
por, pueden coexistir solamente a’ valores completa-
mente determinados de p y T, enel punto de intersec-
cién de las curvas de equilibrio del agua con el hielo
y del agua con el vapor. Se puede decir que, al afia-
dir al agua una fase mas, se le impone una condicién
complementaria, con lo cual el niimero de variables
se reduce a cero
De esto se deduce evidentemente que cuatro fases de
una misma suslancia (digamos: agua, vapor y dos
modificaciones alotrépicas de hielo) no pueden exis-
tir en equilibrio entre si. Este equilibrio exigiria
que se cumpliesen tres condiciones complementarias,
lo cual no se puede conseguir con las dos variables
py T de que se dispone.
‘Veamos ahora un cuerpo compuesto de dos sustancias,
por ejemplo, una solucion liquida. Su estado lo de-
terminaran tres variables independientes: ia tempera-
tura, la presién, p, y la concentracién, c. Supon-
gamos que esta solucién se halla en equilibrio con el
propio vapor, que consta de las dos mismas sustan-
cias. Con ello se impone cierta condicién complemen-
taria y de las tres magnitudes que caracterizan el es-
tado de la solucidn, solamente dos permanecen varia-
bles. Por eso, el equilibrio de la solucién liquida y
el vapor puede tener lugar, por ejemplo, a valores ar-
bitrarios de la presién y de la temperatura; pero ta con-
centracién de la soluci6n, y con ella la del vapor, debe
tener un valor completamente determinado. Esto se ha
visto en los diagramas de fases estudiados en este ca-
pitulo.
Si se le aiiade otra fase compuesta de las mismas sus-
tancias, se le impondra otra condicién complementa-
ria y quedaré solamente una variable independiente.
Asi, por ejemplo, a la presin dada, las tres fases pue-
den coexistir solamente en un punto, es decir, a una
temperatura y concentracion determinadas. Este punto
es el eutéctico de los diagramas de fases del § 84.
Por tiltimo, cuatro fases de dos componentes se pueden
hallar en equilibrio solamente a determinados valo-
res de todas las magnitudes: presién, temperatura y
concentracién; mientras que el equilibrio de cinco o
més fases es absolutamente imposible.
Estas aseveraciones se generalizan facilmente para el
equilibrio de fases de un niimero cualquiera de compo-
nentes.
270
Regla le lus tases
Sea 2 cl niimero de componentes y r, el de fases coexis-
tentes. Examinemos una de estas fases. La composi
cién la expresaran los valores n — ] de la concentra:
cién, por ejemplo, las relaciones entre Jas cantidades
de cada componente n —1 y de la componente n.
Por eso el estado de la fase lo determinan solamente
al magnitudes: p, T y n — 1 concentraciones. Por
otro lado, esta fase se halla en equilibrio con otras
r — 1 fases, lo cual impone r — | condiciones com-
plementarias a Ia ecuacién de estado. El ntimero de
estas condiciones no debe ser superior al de variables,
es decir, n-+1 debe ser mayor o igual a r — 1, 0 sea,
n+l r—1, De donde
rene.
De esta manera tenemos que en equilibrio mutuo no
pueden existir mas de n-+2 fases de n componentes.
Esto es la llamada regia o fey de las fases (de Gibbs).
En la coexistencia del m4ximo nimero posible de fa-
ses (n-|-2), todas las magnitudes que caracterizan los
estados de las mismas (p, T y las concentraciones
de todas las fases) deben tener valores completa-
mente determinados. En el equilibrio de r fases se
pueden tomar arbitrariamente los valores de (n-+1) —
—(r—H=n-+2 — r magnitudes.
Capitulo XI
REACCIONES QUIMICAS
H,-+£0,=H,0% 4240,
n de formacién del agua liquida
obtenemos fa ecuaci
H, +-40,=H,00 +284.
El calor de reaccién, claro esta, depende también de
la temperatura a que transcurre {a reaccin. El cdl-
culo de este calor correspondiente a una temperatura
partiendo del correspondiente a otra temperatura es
facil de realizar, si se conocen las capacidades calo-
rificas de todas las sustancias que reaccionan, de ma-
nera parecida ai caleulo que se ha hecho al pasar de
un estado de agregacién a otro. Para ello hay que cal-
cular cf calor necesario para elevar de una’ tempera-
tura 2 otra todas las sustancias que participan en la
reaccién.
Si se producen varias reacciones consecutivas, del
principio de conseryacion de la energia se deduce que
el efecto calorifico (térmico) total de todas las reac-
ciones seré igual a la suma de los efectos calori-
ficos de cada una de las reacciones sucesivas. Es mds,
se puede afirmar que si se parle de determinadas sus-
tancias y, a consecuencia de una serie de reacciones
intermedias, se obtienen otras sustancias, el efecto
calorifico neto o total no depende de las etapas inter-
mediarias de Ja reaccién.
Mediante este principio o ley®,en particular, se puede
calcular el calor de las reacciones que en realidad
podrian no producirseen general. Hallemos, por ejem-
plo, el calor de formacion de) gas acetileno directs
mente de los elementos carbono (grafito) e hidrdge-
no: 2C+-H,=C,H,. Esta reaccion no puede efectuar-
se de esta manera directa, sino que se realiza por
otros caminos; por lo tanto no se puede medir directa-
mente su efecto calorifico. No obstante se puede cal-
¥ En espaiiol se conoce por ePrincipio de Jos estados inicial y
final (de Hess» 0 Ley de Hess» (N. del T.).
10 2% 3008, 273
Capitulo Xt REACCIONES QUIMICAS
F este calor partiendo de los calores de eombus-
in del carbone, del oxigeno y del propio acetileuo
conocidos (medidos directamente):
2C 20, » 260, + 800,
H,, £0,-H,0 ; 240,
, | H,0-+ 1300,
Sumando las dos primeras ecuaciones y restando de
esta suma fa tercera, se obtiene
2G - H, -C,H,—260.
El calor de formacién de un compuesto quimico a par-
tir de sus elementos depende también del estado en
que se hallan. Para los fisicos es de gran interés el
calor de formaciéu partiendo directamente de lox
mos, y no de los elementos en su estado natural.
Este calor determina Ja energia interna de! compuesto
como tal y tio depende del estado de las sustancias
iniciales. Veamos unos cuantos ejemplos:
2H =H, +435,
20- 0, + 800,
Coatamiens = Cagratitey + 720,
Wotomjeoy + 2H = CH, + 1600.
El calor de formacién de un compuesto, partiendo de
los elementos, puede ser positive o negativo. El calor
de formacién, a partir de los dtomos, siempre es posi-
tivo, de lo contrario el compuesto quimico seria ines-
table y no podria existir.
§ 87. Equilibrio quimico
A medida que transcurre Ja reaccién quimica, la can-
tidad de sustancias iniciales disminuye y se acumulan
los productos de la reaccion. Por fin, la reaccién al-
canza tal estado en que Ja cantidad de todas las sus-
tancias no varia mas. Este estado se denomina equi-
librio quimico y es uno de los casos del equilibrio
térmico.
En el equilibrio quimico, ademas de los productos
formados a consecuencia de la reaccién, atin queda
cierta cantidad de sustancias primitivas. Es verdad
que en muchos casos, esta cantidad resulta insignifi-
cante; pero ello, evidentemente, no descarta la cues-
tién en principio,
274
Fauilibein _auimten
E! establecimiento de! equilibrio quimico en el cual
haya sustancias iniciales y finales, se debe a ta si-
guiente causa. Sea, por ejemplo, la reaccidn entre el
hidrdgeno gascoso ¥ el yodo gaseoso formando yoduro
de hidrdgeno:
H,+ ly--2HI.
Ademas de la formacién del HI del Hy y del I,, en
ja mezcla de estas tres susiancias se produce iney
tablemente el proceso inverso de descomposicién
del HI en hidrogeno y yodo: al mismo tiempo que
se produce Ja reacciéit directa se produce la inversa.
‘A medida que aumenta la cantidad de HI y dism
nuyen las cantidades de H, ¢ 12, ia reaccién directa,
evidentemente, disminuira de velocidad, y la inversa,
se acelerar. Por ultimo ilegara el momento en que
las velocidades de tas dos reacciones se igualen:
se formaran tantas moléculas nuevas de HI, como se
descompondran durante el mismo tiempo: en ade-
jante ya uo variard Ja cantidad de las sustancias.
De esta manera, y desde el punto de vista molecular,
el equilibrio quimico (lo mismo que, a propdsito sea
dicho, otras clases de equilibrios térmicos) es de ca-
racter mévil: en realidad, la reaccién no cesa, pero
las reacciones directa e inversa transcurren a veloci-
dades que se compensan entre si.
Esta claro que, si en cl ejemplo aducido, la reaccion
hubiese empezado con la mezcla de hidrégeno y yodo,
las cantidades de las tres sustancias en estado de equi-
librio serian las mismas que si la reaccién hubiera
cmpezado con la descomposicién del HI puro. El
do de equilibrio quimico no depende de la direc-
cion dle a reaceién con que se haya couseguido. Es
més, el cquilibrio quimico tampoco depende ni de
las condiciones en que transcurre la reaceién, ni de
las etapas intermedias por tas que transcurre. La
posicién de equilibrio depende solamente de} estado
en que se halla la sustancia en el mismo equilibrio,
es decir, de la temperatura y de la presién de la mez~
cla en equilibrio.
Con Ja yariacién de la temperatura, la posicién del
equilibrio quimico se desplaza. La direccion de este
desplazamiento esta estrechamente relacionada con
et efecto calorifico de la reaccién, cosa facil de com-
probar mediante el principio de Le Chatelier-Bra-
un. Sea una reaccién exotérmica cualquiera, por
ejemplo, la formacién de amioniaco partiendo det
nitrégeno y del hidrégeno (Ny+3H.=2NH,). Su-
275
Gaping x1 REACCIONES QUIMICAS
pongamos que la reaccién ha alcanzado ya cl estado
de equilibrio y que se caliente la mezcla en equili-
brio. En este caso, en la mezcla deberdn empezar
ciertos procesos que ‘conduzcan a su enfriamiento, es
decir, cierta caritidad de amoniaco debera descompo-
nerse y, como consecuencia de ello, habra absorcién de
calor, Esto significa que el equilibrio quimico se des-
plaza hacia donde disminuya la cantidad de amoniaco.
De esta manera, el efecto calorifico de las reacciones
exotérmicas disminuye al elevar la temperatura,
mientras que en las reacciones endotérmicas, al elevar
Ja temperatura aumenta el efecto calorifico.
De manera andloga, la dependencia de la posicién
de equilibrio respecto de la presion esta relacionada
con la variacion del volumen que acompatia a la re-
accién (que transcurre a presién constante). E}
aumento de la presién acarrea una disminucion del
efecto calorifico de las reacciones relacionadas con
el aumento de volumen de la mezcla que reacciona,
y eleva el efecto calorifico de las reacciones relacio-
nadas con Ja disminucion del volumen. Este Gltimo
caso tiene lugar, por ejemplo, en la reaccidn en que se
forma amoniaco gaseoso: ya que el nimero de molé-
culas NH, que se forman es menor que el de moléculas
N,y Hz que intervienen en la reaccién, el volumen
dela mezcla gasvosa de la reaccion disminuye.
Pag Pa =K(T).
iy
Esta ecuacién relaciona entre sf las presiones parciales
de los tres gases en equilibrio. La magnitud K (7)
se denomina constante de equilibrio de la reaccion con-
siderada. Esta constante no depende de la cantidad
de sustancias que reaccionan. La relacion expresada
por esta formula se denomina fey de accién de (las)
masas 0 simplemente ley de masas.
De manera completamente andloga se puede escribir
esta ley para otra reaccién cualquiera entre gases.
En la forma general puede escribirse de la siguiente
manera: en la ecuacién quimica de la reaccién, con-
yencionalmente, se pueden trasladar todos los tér-
minos a un lado, por ejemplo,
H, --1,—2HI=0.
En el caso general, cualquier reaccién puede eseribir-
se asi:
vA eA ts = 0.
donde 4,, Ay... . son los simbolos quimicos de las
sustancias que reaccionan, y Viv Vs ., nimeros
enteros positi vos
o negativos (asi, eu el ejemplo consi-
derado vy,=%1,=1,vin =—2). En este caso, la ley
de accién de masas se escribira
pitpy... =K(T),
27
Capitulo Xt REACCIONES QUIMICAS
donde py, ps, ... son las presiones parciales de los
distintos gases.
Frecuentemente es mas cémodo utilizar las concen-
traciones de las sustancias de la mezcla, que las pre-
siones parciales. Definamos la concentracién de la
sustancia é como la relacion ¢,=W,/N det nimero de
sus moléculas, V,, con respecto al ntimero total de
moléculas de la mezcla, N, 0, 0 que es lo mismo, la
relacién entre el numero de sus moles y cl ntimero
total de moles. Como fa presién total de una mezcla
gaseosa es p=NRT/V (donde V es el yolumen de la
mezcla), y Ja presién parcial es pp=N,RT/V, tendre-
mos que
Pe = OP:
Colocando estos valores en la ecuacién que expresa la
ley de accion de masas, la representaremos de la si-
guiente manera:
y cae K(P) pomiat 3,
en la cual se expresa la relacién entre si de las concen-
traciones de todas las sustancias en equilibrio. En
esta ecuacion, la magnitud de la derecha también sc
denomina constante de equilibrio, pero en este caso,
no sélo puede depender de la temperatura, sino tam-
bién de la presion. Esta dependencia respecto de |
presién dejara de existir solamente si la suma ¥,—
tyet ...=0, es decir, si la reaccién no varia el
nimero de moléculas (como, por ejemplo, en la re-
accion Hy+1.~2HI).
Sin embargo, para la reaccion, por ejemplo, de for-
macién del amoniaco,
N,+3H, =2NH,,
tenemos que
6
ON,Hy __ KAT)
NM, P
Al aumentar la presién, disminuye la parte de [a de-
recha de esta igualdad y, por consi guiente, deberd
disminuir también la parte de ta izquierda. En otras
palabras, disminuyen las concentraciones de equili-
brio de las sustancias iniciales y aumenta la concentra-
cién del amoniaco, en correspondencia con fo arriba
hallado basdndonos en el principio de Le Chatelier-
Braun, Vemos también que e! efecto calorifico de esta
reaccién debe disminuir con el aumento de la tempe-
278
Ley de accion dle_masac
ratura. Ahora podemos decir que, en este caso, con
el aumento de la temperatura aumenta la constante
de equilibrio K(7).
Con respecto a la deduccién arriba expuesta de la ley
de accion de masas, hay que hacer la siguiente ob-
servacién. En los razonamientos se ha supuesto que
las reacciones han transcurrido como indican las
ecuaciones quimicas. En el caso de la reaccién de for-
macién del HI, realmente ha sido asi, pero en la ma-
yoria de los casos Ja reaccién no transcurre como seria
de esperar segiin la ecuacién correspondiente (la
formacién de las moléculas del amoniaco, por ejem:
plo, nose produce mediante el choque de fa molécula
del 'N, con tres molécutas del H,). Representando la
reaccién mediante una ecuacién, generalmente se
expresa un resumen total de una serie de etapas inter-
medias, en cuyo resumen se tienen en cuenta sola-
mente las svstancias iniciales y finales (de ello se
hablard mas abajo en este mismo capitulo). Las pro-
piedades del equilibrio quimico y la ley de accion de
masas, no obstante, no dependen del verdadero me-
canismo de la reaccién.
Como ilustracién de la aplicacion de la ley de accién
de masas analicemos hasta el fin el simple ejemplo
de la reaccion de disociacién de] hidrégeno:
H,=2H,
y determinemos e! grado de disoviacién alcanzadoen
equilibrio. Sea A el ntimero total de dtomos de hidré-
geno (tanto en forma de H como en forma de H,).
El grado de disociacién x se puede definir como la
relacion entre el ntimero de particulas de hidrégeno
alomico Nx y el total de dtomos A. Entonces,
Nu= Ax, Nu =29=9, N=Nn+Nu, =
All +H)
2
Expresando las concentraciones cy y en, mediante
estas magnitudes y colocando los valores encontra-
dos en Ja ecuacion de la ley de accién de masas, se
obtiene
i
oH
De donde
Capitulo XE REACCIONT'S QUIMICAS
con lo cual se determina, en particular, 1a dependen-
cia del grado de disoviacién respecto de la presion.
Si en una mezcla gaseosa pueden producirse varias
reacciones diferentes, !a ley de accién de masas hay
que aplicarla a cada reaccién por separado. Asi
por ejemplo, en una mezela de gases Hy, Oz CO, COz
y HO, pueden efectuarse las reacciones
2H,0=2H, 4-0.
Para estas reacciones tenemos
Pit, Pos
y el estado de equilibrio quimico se determina resol-
Viendo conjuntamente estas dos ecuaciones. Obsér-
vese que en la mezela considerada pueden tener lugar
otras reacciones, por ejemplo,
H,0-++ CO=CO,}- Hy;
no obstante, esta reaceién puede no tenerse en cuenta,
ya que se reduce, ala suma d¢ las dos reacciones arri-
ba indicadas, y la ley de accion de masas aplicada
a esta reaccién’ nos daria una ecuacién que seria sim-
plemente e| producto de las dos ecuacioues anterio-
res.
Sea ahora una ccaccién en que participe, ademis de ga-
ses, un sdlido. La reaccion entre un sdlido y la mol
cula de un gas puede tener lugar al chocar ésta con
la supeficie del slide, Veamos la reacciou que se
produce en 1 cm? de superficie, El nfimero de colisio-
nes de las moléculas del gas con esta superficie de-
penderd, naturalmente, s6io de la densidad del gas
y no de la cantidad de sélido. En correspondencia con
ello, la velocidad de reaccién por 1 cm? de superficie
del sdlido sera proporcional solamente a las presiv-
nes parciales de los gases y no dependera de la canti-
dad del sdlido, De esto se deduce claramente que la
ley de accién de masas es justa también para las reac-
ciones en que intervienen sdlidos, con la diferencia
de que en la ecuacién hay que incluir solamente la
concentracién de los gases, sin tener en cuenta en
absoluto la cantidad de Jas sustancias sélidas. Las
propiedades de estos uitimos influyen solamente en
ja dependencia de la constante de equilibrio respecto
de la temperatura.
Asi, en Ja reaccién de disociacién de la calcita con
desprendimiento de anhidrido carbénico
CaCO, =CaO-+C0,,
280
Ley de_aceisin sle_masas
solamente CO, es gas (el dxido de calcio, Ca, per-
manece en estado solido). Por eso, la ley de accion
de masas nos da simplemente
poco, =K (7).
Esto indica que en el equilibrio, a la temperatura con-
siderada, sobre la calcita debe haber anhidrido car-
bénico con determinada presién parcial. Llama la
atencién la semejanza de este fendmeno con el de
evaporacién: en la evaporacién también hay gas sobre
la superficie del cuerpo, y la presién del gas depende
solamente de la temperatura, y no de 1a cantidad de
uno o de otro,
La ley de accién de masas se cumple también en las
reacciones entre sustancias en una solucidn , si ésta
es diluida. Aqui aparece de nuevo la analogia entre
las propiedades de los gases y las de las soluciones
diluidas, cosa que ya se ha observado en el § 80.
La deduccién de la ley de accion de masas para fas re-
acciones gascosas sé basa en el célculo del niimero
de colisiones entre las moléculas. Este cdleulo tam-
bién se puede hacer en el caso de la reaccin en una
in; Ja circunstancia de que las moléculas que
man se hallen en determinado medio (solven-
te) y no en el vacio, influye solamente en la dependen-
cia de la constante de equilibrio respecto de la tem-
peratura y de la presién, Por cso, en la ecuacién
de la ley de acid de masas,
Vey... =K ip, T),
seguira siendo desconocida la dependencia de K, tan-
to respecto de la temperatura, como respecto de la
presidn. Las concentraciones ¢y,cs, . - . de esta ccua-
cién se determinaran, en este caso, como las canti-
dades de sustancias disueltas correspondientes a de-
terminada cantidad del solvente o por unidad de vo-
lumen del mismo
La correspondiente formula andloga seri justa tam-
bién para las reacciones en que, ademis de las sus-
tancias solutas, tome parte el propio solyente, como,
por ejemplo, en la reacciéu de la hidrdtisis del azi-
car de cafia:
anficar de cafia -+H,O=glucosa+fructosa, que se
produce al disolyer azticar en agua. Como la cantidad
de moléculas de agua es muchisimo mayor que la de
aaticar (se supone que la solucién es diluida), la con
centracién de agua practicamente no varia en la
reaceién. Por eso, en la expresion de la ley de aceién
281
Capitulo Xt REACCIONFS QUIMICAS
de masas hay que introducir solamente la concentra-
cién de las sustancias solutas:
ca
[giucosa] (iructosa] =K(T, p),
donde en jos corchetes se expresan las concentracio-
nes molares o molaridades, es decir, el numero de mo-
les de la sustancia dada en un litto de agua.
§ 89. Electrolitos fuertes
Una serie de sustancias, al disolverlas lo hacen en
forma de partes cargadas de moléculas, iones, dena-
minandose cationes los iones positivos, y aniones,
los negativos. Estas sustancias se denominan elecira-
litos fuertes 0 densos. De ja sustancia disuelta en for-
ma de iones se dice que se disocia al disoiverse y el
pio fendmeno se denomina disociacién cleétro~
a.
Al disolverse en el agua, casi todas las sales, ciertos
dcidos (por ejemplo, los écidos HCl, HBr, HI y
HNO,) y algunas bases (NaOH, KOH) son electré-
litos fuertes. En las sales, el catién es el metal y el
anién, el radical acido (por ejemplo, NaCl>Na*--+
-HCI-). Los acidos se disocian en el y
anion, radical dcido (HNO;~H*-+NO;);_ por fin,
los alcalis, en catién metalico y anién OH-, denomi-
nado Aidroxifo 4 ovhidrilo (NaOH—Na*-+-OH~).
El fenémeno de disociacién electrolitica se observa
también en ofros disolyentes; no obstante, en las so-
luciones acuosas se revela precisamente con mayor
intensidad.
Si en el agua se disuelyen al mismo tiempo dos elec-
trofitos fuertes, por ejemplo, NaCl y KBr, no tiene
sentido hablar de una solucién de NaCl y KBr. En
realidad hay solamente iones independientes K*
Nat, Cl-, Br-. Por eso, la misma solucién se po-
dria llamar con igual derecho solucién de NaBr y de
KCI, mejor dicho, estas dos aseveraciones carecen-de
sentido.
En las reacciones entre electrolitos fuertes de una so-
lucién, como no hay molécutas enteras, intervienen
en realidad solamente iones, y no todos. Por eso, el
calor de reaccion entre los electrdlitos fuertes depende
sélo de los iones que intervienen directamente en la
reaccién, y no de los demas iones que pueda haber en
la solucién (claro esta, si la solucién es diluida). Sea,
por ejemplo, la reaccién de neutralizacién de acidos
282
$50 Blectedlitng_fuertes
uertes con dlcalis. Seria incorreeto escribir, por ejem-
plo, la reaccién de neutralizacién de NaOH con HCl
asi: NaQH-|-HC]=NaCI+-H,0.
En realidad reaccionan solamente iones H+ y OH
formando agua: H*--OH-=H,0. Evidentemente,
esta reaccién serd igual para todos los acidos y alca-
lis fuertes, independientemente de la naturaleza del
metal y del radical Acido. Por eso, el calor de esta
reaccion ser4 también igual en Ja neutralizacién de
un dcido fuerte cuatquiera por un alcali fuerte, Este
calor, refcrido a un mol de Acido y a un mol de Alcali,
es igual « 57 KJ:
H* +OH- =H,0+57 KJ.
Veamos la solucién saturada de un electrélito fuerte
cualquiera de poca solubilidad, por ejemplo, la so-
lucién salurada de AgCl en agua. Por definicién de
saturacién, esta solucién se halla en equilibrio con et
AQCI sdlido. Este equilibrio se puede considerar como
equilibrio quimico de ta reaccién
Ag* +-Cl-=AgCl,
donde Ag* y Cl~ se hallan en disolucién, y AgCl, en
estado s6lido: a la solucién pasaran por segundo tan-
tas moléculas de AgCl, como se precipitaran de la
misma al unirse los iones. Como, por otro lado, Ja
solucién es diluida, debido a que la solubilidad del
AgCl es pequefia, se puede aplicar la ley de accién
de masas, Recordando que en este caso hay que to-
mar en consideracién solamente la concentracién de
las sustancias disueltas, se halla que
[Ag*] [Cl-] =x,
donde los corchetes indican que se toman Jas concen-
traciones molares (ntimero de moles por litro de agua).
La constante K (que, evidentemente, es una funcién
de la temperatura) se denomina producto de solubi-
lidad para el electrélito considerado. Asi , para el
AgCl alatemperatura ambiente, K=1- 10-1 (mol/l)?
para cl CaCOs, K--t-10-" (mol/l).
De esta manera, el producto de las concentraciones
de aniones y cationes de una solucién saturada de un
electrdlito fuerte de poca solubilidad es una magni-
tud constante. Si en el agua, excepto el AgCl, no se
han disueito otras sales que contengan iones Ag y Cl,
Jas concentraciones [Ag*] y [CI~] coincidiran con la
283
GCapltule XU REACCIONES QUIMICAS
solubilidad ¢4 del clorure de plata. De esto se despren-
de que
K=¢o.
Afiadamos ahora a la solucién saturada de AgCl cierta
sal cualquiera (muy soluble) del
. por ejemplo, NaC}. En este caso,
parte del AgCl se desprendera de 1a solucién en forma
de precipilacion sélida. Efectivamente, al aiadir
NaCl, aumenta la conicentracién de iones C\~, mieui-
tras que la coucentracién de Ag* sigue siendo la
misma; por eso, parte del AgC! debe desprenderse
para que el praducto [Ag*! [C7] permanezea inva-
riable
§ 90. Electrélitos débiles
Hay sustancias que al disolverse se disocian en parte
solamente; por consiguiente, en la solucion habra,
ademas de iones, moléculas neutras, Estas sustan-
cias se denominan elecérdlitos debiles, a diferencia de
los fuertes arriba indicados.
En el agua, son elecirdlitos débiles la mayoria de
bos ficidos y bases, y ciertas sales (por ejemplo, et
1 al
A las soluciones diluidas de electrdlitos débiles se
puede aplicarla ley de accién de masas. Veamos, por
ejemplo, la solucién de dcido acético (CH,-COOH)},
que se disocia en el agua segin la ecuacion
HAc = H*-} Acm,
donde Ac indica el radical dcido Cl1,COO. La di-
sociacién se produce hasta establecerse el equilibrio,
en el cual la concentracién de iones se determina me-
diante la ecuacion
(Aer I+]
“rag —*
La constante K se denomina constante de ionizacién
(0 de disociacién). Para el acido acético, por ejemplo,
a la temperatura ambiente es 2-107 mol/l.
La reaccion de disociacién
es endotérmica, es decir,
en ella se absorbe calor. Como en todas las reaccio-
nes endotérmicas, al elevar la temperatura aumenta
el efecto calorifico, es decir, aumenta la constante
de ionizacién.
La constante de ionizacién no depende de la cantidad
de electrdlito disuelto (siempre que la solucién siga
284
Electrilitas debiles
siendo diluida) y es su caracteristiva fundamental,
mientras que el grado de ionizacién o de disociacién,
es decir, la relacién entre el numero de moléculas
disociadas y el nimero de moléculas del electrdlito,
depende dé ta concentracién de la. solucién.
Supongamos que se han disuelto en total c moles de
electrélito en un litro de agua. Designemos por a
el grado de ionizacién. Entonces, el nimero de moles
disociados es ox, Sila molécula del electrélito se
disocia en un anién y un catién (como en el ejemplo
estudiado del Acido acético), 1a concentracién de unos
y otros seré cx. Sin embargo, la concentracién de
las moféculas no disociadas serd c (1 —a). La ley de
accién de masas dara, por consiguiente,
K+ VRRARE 2K
2 KtVICTIR
De esta férmula se ve que al disminuir la concentra-
cidn, c, aumenta el grado de ionizacién tendiendo a la
unidad en la disolucién infinita, es decir, cuando c—0.
De esta manera tenet
Ia solucis i
una consecuencia natural, puesto que la disociacién
de la molecula se produce bajo la influencia de las
moléculas de agua, que hay en todas partes, y para
fa recombinacién deben hallarse juntos dos iones di-
ferentes, lo cual ocurrira con tanta menos frecuencia,
cuanto mis diluida sea la solucién,
La propia agua es también un electrélito muy déhil.
Una parte (muy insignificante) de sus moléculas
esti disociada ségin la ecuacién
H,O =H* +-OH-,
Como el HO es al mismo tiempo el disolvente con
respecto a los iones H+ y OH, en la formula de la
ley de accién de masas, como se sabe, hay
sdlo las concentraciones de estos iones: que escribir
[H*] [OH-] =x.
Para el agua pura a 25 °C,
K = 10-4 (mol/i)t,
285,
Capito Xe REACCIONES QUIMICAS
Como en el agua pura las concentraciones de iones
Ht y OH-, evidentemente, son las mismas, tendreinos
que cada una de estas concentraciones sera igual a
10°7, De esta manera, en un litro de agua hay sola~
mente 107? moles de iones H*, y otros tantos de
OH-; por consiguiente, un mol de agua (18 g) estara
disociado en 10 millones de litros.
EI logaritmo vulgar de la concentracién de iones H+
con signo contrario se designa mediante Jas letras pH.
y se denomina indice de hidrégeno 0 de acidez, exponen-
te de hidrégeno 0 valor pH:
pH=—
Ig, [H7].
Para el agua pura a 25°C, pH-= 0 (20°C, pH=7,3;
a 60°C, pH>=6,5).
Al disolver acidos, se separan de éstos iones H+; pero
el producto de tas concentraciones [H+] |OH~J
debe permanecer invariable, igual a 107', Por eso,
parte de los iones OH debe unirse con iones H* for-
mando molcéculas neutras de agua. Como resultado de
ello, fa concentracién de [H+ | resultaraé mayor que en
el agua pura (que era de 10-*). Dicho de otra manera,
el indice de hidrégeno, pH, de wna solucion dcida es
menor que 7. De manera andloga, en las soluciones de
alealis (que disocian iones OH"), el pH es mayor
que 7. El indice de hidrégeno de una solucién es,
de esta manera, una medida cuantitativa de Ja aci-
dez o de la alcalinidad o basicidad
Propiedades interesantes poseen las soluciones con un
Acido debil cualquiera (por ejemplo, el Acido acético,
HAc) y una sal suya, que es un electrolito muy fuerte,
por ejemplo, el acetato sédico, NaAc). La sal comple:
tamente disociada crea en Ja solucién una considera-
ble cantidad de iones Ac. Basandose en ta ecuacién
de disociacién del acido,
inaTet
THA Ki .
se deduce que la excedencia de iones Acé ent la solucién
exige una disminucién del némero de tones H*, es
decir, conduce a una amortiguacion de la disociacién
del acido. Por eso, la concentracién [HAc} de las
moléculas no disociadas del acido coincide practica-
mente con su concentracién total (que se designa con
el simbolo c,). Sin embargo, la concentracién de iones
Ac”. cedidos casi por completo por Ja sal, practica-
mente coincide con la concentracidn de ésta (que se de-
signa con el simbolo c,), De esta manera tenemos que
286
so Energia de activacion,
(H*]=Ke,/csy el indice de hidrégeno de la solucién es
pH= — ig [H*]=—IgK+ lg.
Este indice resulta que depende sdlo de la relacién
entraciones de la sal y del cido. Por eso, la
n de la solucion o el afiadirle pequefias canti-
dades de otros acids o dlcalis cualesquiera, no varia
practicamente el pH de la solucién. Esta propiedad
de la solucién de conservar el indice de hidrégeno se
denomina accién amorliguadora (0 reguladora) 0
efecto de tampén.
Prasion
Noe
6)
La superficie del !iquido adquiere una forma tal, que
la resultante de las tres fuerzasoy 2,19, 2 no tenga
componente a lo largo de la pared del recipiente (la
componente perpendicular a la migma la elimina la
resistencia de la pared). De esta manera, la condicién
de equilibrio del liquido junto a la pared es
yg = ehyy + yy 0080,
de donde
cos 0 — ata
os
Se ve que el Angulo de contacto depende solamente de
la naturaleza de los tres medios en contacto (de las
tensiones superficiales en los limites), y no depende de
la forma del recipiente ni de la fuerza de la gravedad
que actiia sobre el cuerpo. No obstante hay que tener
en cuenta que las tensiones superficiales, y con eflas
el Angulo de contacto, son muy sensibies a} estado de
las superficies divisorias, a sus purczas.
Si @is>a12, es decir, si la tensién superficial en la
Interfase solido-gas es mayor que en la sdlido-iiquido,
tendremos que cos 0>0 y el Angulo 0 es agudo. En
otras palabras, el extremo del liquido esta elevado, la
superficie, 0 sea, el denominado meniscu, tiene la for-
ma céuicava (fig. 3, a). En este caso se dice que el li-
quido moja a la superficie sdlida. Una gota del liquido
nuesta sobre la superficie sida, se extiende por ella
ig. 4a).
¢ Liv<0s2, el cos O<O y ef Angulo 0 ser obtuso;
el extremo del liquido desciende y el menisco es con-
voxo (fig. 8, 6). En este caso se dice que el liquido no
303
Capitulo X11 PENOMENOS DE SUPERIICHL
moja al sélido. Asi, por ejemplo, el ingulo de contacto
de! mereurio con el vidrio es aproximadamente de
10°, el del agua con la parafina es de unos 105
Como si las gotas de estos liquidos se elevaran procu-
rando disminuir el area de contacto con ia superficie
sélida (fig. 4, 5)
Como el coseno del Angulo no puede ser mayor que la
unidad (en magnitud absoluta), de la formula del co-
seno de (i se ve que en cualquier caso real de equilibrio
)
Fig 4. estable del liquido, junto a la pared se debe cumplir la
condicion
leat | Sane
De otro lado, entendierdo por % 12,13,
%ea los yalo-
res de los coeficientes de tensiones superficiales de cada
par de medios en ausencia del tercero, puede ocurrir
que esta desigualdad no se cumpla. En realidad hay
que tener en cuenta que 1a tercera sustancia puede ad-
sorverse en la superficie divisoria de las otras dos redu-
ciendo en ésta la tensidn superficial. Como resultado
de ello los coeficientes adquieren tales valores para
los cuales se cumplen las condiciones escritas.
De los conceptos de mojadura y no mojadura en el sen-
tido arriba indicado hay que distinguir el de mojadura
perjecta 0 completa relacionada con el fenomeno de
condensacién del vapor en la superficie de un sélido.
Como se sabe, 1a condensacién del vapor en la super-
ficie de un sélido. Como se sabe, la condensacién
del vapor se produce debido a las fuerzas de atraecién
de Van der Waals, o de largo alcance, que actian entre
las moléculas. Pero estas fuerzas pueden actuar sobre
fa molécula de vapor no sélo del lado de las semejantes
aella, sino también de parte de las moléculas del s6-
lido. Supongamos que las fuerzas de atraccidn de par-
te del cuerpo sdlido sean mis intensas que las fuerzas
de atraccién en el mismo liquido. En este caso, evi-
dentemente, 1a presencia de una superficie sdlida faci-
litaré la condensacién parcial del vapor, incluso
en las condiciones en que el vapor de por si atin es
estable (vapor no saturado). En la superficie del sélido
se formard una pelicula delgada de liquido. El espe-
sor de esta pelicula, naturalmente, no puede ser signt-
304
Pucrzas_capilyres
ficante: sera del orden de la magnitud del radio de
aceién de las fuerzas de Van der Waals y alcanzaré
la magnitud de 10-7— 10-§ cm; al aproximarse el va-
por a la saturacién, la pelicula seré de mayor espesor.
Este fendmeno se denomina mojadura perfecta de la
superficie sdlida por el liquido. Asi, por ejemplo, et
tetracloruro de carbono (CIC) moja perfectamente
muchas superficies, entre ellas la del vidrio.
Subrayemios la diferencia de este fenémeno del de ad-
sorcién, En este fenémeno se trata de una capa «ma-
croscépicu» de liquido, aunque muy delgada, mientras
que Is capa adsorbida consta de distintas moléculas
distribuidas por la superficie.
El extremo del Ifquido que moja perfectamente las
paredes del recipiente, pasa continuamente a la capa
que se forma en la pared. Dicho de otra manera, en
este caso no se forma ningiin Angulo de contacto fini-
to. Se puede decir que el caso de mojadura perfecta
corresponde al Angulo de contacto igual a cero. Una
gota de este liquido se extender por la superficie.
En principio, segiin el caracter de las fuerzas de atrac-
cion de Van der Waals de parte del solido, puede haber
casos mas complejos de mojadura. Asi, por ejemplo,
puede ocurrir el caso en que en la superficie sélida se
produce condensacién del vapor en liquido; pero el
espesor de la eapa formada no puede sobrepasur deter-
minado valor limite, Si la superficie ya esta cubierta
por una capa de éstas, al depositar sobre ella otra
gota de liquido, ésta no se extiende por completo,
sino que permanece aislada, aunque muy aplastada,
con un pequeiisimo dngulo ‘de contacto, pero finito.
AI parecer, éste es el caso que tiene lugar con el agua
sobre el vidrio limpio; el espesor maximo de la capa es
de unos 10°* cm, y el Angulo de contacto seguramente
no aleanza el valor de un grado.
§ 97. Fuerzas capilares
Repetidas veces se ha dicho que en estado de equili-
brio, las presiones de los cuerpos en contacto deben ser
iguales, En realidad, esta aseveraciou ¢> justa por
cuanto se desprecian’ los fendmenos capilares. Si se
tiene en cuenta fa tensidhi superficial, las presiones de
los medios en contacto son diferentes
Veamos, por ejemplo, una gota de liquido que se halle
en el aire. La tendencia a disminuir la superficie con-
duce a una compresiénde la gota y con ello, al aumen-
to de la preston interna, La presién de! liquido de la
41» soos 305
Cepitulo XU PENOMENOS DP_SUPERFICHE
gota resulta mayor que la del aire circundante. La
diferencia entre estas presiones se denomina diferencia
© variacién de presion. Designémosla por pyiy.
Para calcular esta magnitud observemos que el trabajo
realizado por las fuerzas superiiciales al disminuir la
superficie de la gota en la magnitud dS, viene expre-
sado por la correspondiente disminucion de la enetgia
superficial: dS. Por otro lado, este mismo trabajo se
puede expresar por el producto py, dV, donde dV’ es
Ja variacion del volumen de la gota; por consiguiente,
dS = pyy dV.
Para una gota esferica de radio r: S==4ar?, V-dnr2.3,
y colocando estos valores en la igualdad anterior, nos
da la signiente expresion de la diferencia de presién:
2a
Pan.
Esta formula se refiere, claro est, a una burbuja de
gas en cl liquide. En general, exceso de presion
siempre habrd en el medio, de los dos en contacto,
cuya superficie divisoria sea concava. Cuando roo,
Ia diferencia de presién se reduce a cero. Esto se halla
en concordancia con el hecho de que cuando la super-
ficie divisoria es plana, las presiones de los medios
en contacto deben ser iguales. Esta claro que la tendest
ciz de la superficie a reducirse en este caso no acarrea
ninguna fuerza dirigida hacia el interior del medio.
Deduzcamios, ademas, 1a formula de lz diferencia de
presién de una masa’cilindrica de liquido. En este
caso S=2nrh, V=mreh (siendo rel radio y A, la longi-
tud del cilindro), y colocando estos valores en la ecua-
cidn pyy,dV=adS, nos da
2
Pu =e
Estas simples formulas nos dan la posibilidad de résol-
ver una serie de problemas relacionados con los fend-
menos de capilaridad.
Sean dos laminas paraletas, cuya seccién transversal
se representa en ia fig. 5, y entre ellas una delgada capa
de liquide. Por las superficies laterales, el liquido esta
en contacto con el aire. Si el dngulo de contacto es
agudo, el menisco del liquido es concavo y la presion
en el interior del Iiquido es menor que la del aire;
por eso la presién atmosiériea, que actiia sobre las 1-
minas, tendera a aproximarlas, con lo cual parecerd
306
Fuerzas_capileres
que se atraen. Por el contrario, si el Angulo de contacto
es obtuso y el menisco convexo, 1a capa del liquido
repelera las laminas. Si el espacio entre las laminas es.
suficientemente pequefio, el menisco del liquido se
puede considerar como parte de una superficie cilin-
driva de cierto radio r. Como se vede la simple cons-
truccién de la fig. 5, 6, este radio se relaciona con la
distancia x entre las laminas mediante la ecuacién
x==2r cos , Por eso la «falta» de presién del liquido
sera
% 2cos 0
Pu = Pa
La fuerza F de atraccién mutua de Jas laminas se ob-
V ie
tiene las dimensionesde longitud y se denomina cons-
tante capilar. Esta constanie desempefia una impor-
tante funcion en todos los fenémenos que transcurren
bajo la accién conjunta de las tensiones superficiales
y de la gravedad. La constante capilar del agua (a
20°C) es igual 2 0,39 em.
Las distintas maneras de revelarse las fuerzas capila-
res sirven de base a distintos métodos de medicién
de la tension superficial. Asi, por ejemplo, las dimen-
siones de las gotas de liquido que salen lentamenie de
un tubo delgado, se determinan igualando el peso de
la gota y las tensiones superficiales de la garganta de
la gota; por eso la medicién del peso de la gota (con-
tando el naimero de golas al salir la cantidad dada de
Hiquido) ofrece la posibilidad de determinar «. Otro
metodo se basa en la medicién de Ja diferencia de pre-
sién de una burbuja de gas de radio dado, 0 sea, del
exceso de presién en su interior. Esto se ¢fecttia’ mi-
diendo la presién complementaria que hace falia
comunicarle al tubo para expulsar Ja burbuja de aire
del extremo del tubo sumergido en el liquido.
§ 101. Traccién
El trabajo realizado sobre un liquido (0 gas) depende
solamente de la variacién del volumen, y no de la
variacién de la forma del recipiente en que se halla.
Los liquidos se resisten a cambiar de volumen, pero
no a variar de forma. Con esta propiedad esta rela-
cionado estrechamente el conocido principio (ley)
de Pascal, caracteristico para los liquidos, segin
el cual, la presidn del liquido es la misma en todas
las direcciones: si se comprime, digamos, un liquido
con un émbolo, la misma presién transmitira el li-
quido a todas las paredes del recipiente. En este caso,
cualquier fuerza de Ja presién que se ejerce sobre el
liquido y que éste transmite al recipieute, ser sien
pre perpendicular a la superficie de la pared: en
las condiciones de equilibrio no puede haber una
fuerza tangente a la superficie, ya que no hay ninguna
resistencia al cambio de forma del liquido que pueda
equilibrarla.
Sin embargo, los sdlidos se resisten tanto a la varia-
cién de volumen, como de forma; se resisten a cual-
quier deformacién. Se debera efectuar un trabajo in-
cluso cuando se quiera yariar solamente la forma del
s6lido, sin variar ef volumen. Se puede decir que la
energia interna del cuerpo depende no sdlo de) vo-
lumen, sino también de la forma. A clio se debe el
que para los solidos no sea justo el principio de Pas-
cal. La presién transmitida por un sdlido es distinta
en diferentes direceiones. Las presiones que surgen
en el cuerpo al deformario, se denominan tensiones
eldsticas. A diferencia de la presién del liquido, la
fuerza de las tensiones elasticas det sdlido puede te-
ner cualquier direccién con respecto a la superficie
sobre ta que actta.
La forma mas simple de deformacién de un sdlido
es la deformacién por simple traccién. Esta surge en
una varilla delgada (fig. 1, a) con un extremo fijo,
si en el otro leva aplicada una fuerza F que tiende
a ajargarla. Si la fuerza F va en sentido contrario,
se produce la deformacién por simple compresién.
Obsérvese que segin el principio de igualdad de la
315
Capiluto_XUT SO110S
accién y de Ja reaccién, fijar el extremo de la varilla
cn una pared equivale a aplicarle al extremo fijo una
fuerza igual y de sentido opuestoa la del extremo libre
(fig. 1, 6).
Las tensiones el4stivas de {a varilla se determinan por
Ja magnitud F/S de la fuerza de traceién por 1 em?
del dea S de la seccion transversal de la varill
Designemos esta fuerza de traceién por p. Claro esta
que las tensiones serén iguales a lo largo de toda la
e
a4]
ha
5) PB
yarilla. Esto significa que sobre cada elemento de
longitud de la varilla actuaran, de parte de los ele-
meittos vecinos de la varilla, las mismas fuerzas de
traccién p (fig. 1, 6) Por eso es evidente que cada
centimetro de longitud de la varilla se somete a la
misma traccién, asi que el alargamiento total de la
varilla 8 sera proporcional a la longitud total de la
misma, Dicho de otra manera, el alargamiento (unita-
rio o por unidad de longitud)
(0, 4, Pyr8l0xt Bd
Pp [:
que hemos estudiado en el $58. Asi tenemos que la
formula obtenida relaciona la compresibilidad corrien-
te de! sdlido con su méddulo de Young y coeficiente
de Poisson.
La energia elastica acumulada en el sdlido {por uni-
dad de volumen), en la compresidn volumétrica sera
§ 103.
En Ja compresién volumétrica, la forma del cuerpo
permanece semejante a si misma, cambiando sola-
mente el volumen del cuerpo. También son de gran
interés las deformaciones de caracter inverso, en las
cuales varia sdlo la forma, pero no el volumen del
322
$303. Deslizamietto
cuerpo. Estas deformaciones se denominan de desti-
zainiento 0 de cortadura. _
La invariabilidad del volumen significa que
De aqui que
Prt Pot ps0
Colocande p,+p,=—py en la formula
Ps (Py Ped
A. oe
hallamos que el alargamiento (0 acortamiento) unita-
rio a lo largo de una arista cualquiera de la barreta
y la tensién que actiia en la misma direccisn, se rela-
cionan mediante la férmula
a, atlta oe
En esta relacién entra la magnitid E/(1+0). Esta
magnitud dividida por 2 se denomina médulo de
rigidez G
G gosll
(+e) *
La manera mas ficil de efectuar 1a deformacién de
deslizamiento es aplicar a la barrela fuerzas tangen-
tes a la superficie de la misma, y no perpendiculares,
7 i
H /
ii !i
um 7
Fig. 4. Supongamos que ja cara inferior de la barreta esté
fija e inmovil, y en la cara superior se aplican fuer-
zas que actdan en su plano. Las tensiones dirigidas de
esta manera se denominan de deslizamiento, tangen-
ciales 0 de cortadura. Bajo ta accién de estas fuerzas
el paralelepipedo se inclina como se indica en la
fig. 4. El angulo de inclinacién 6, denominado dn-
gulo de deslizamiento, siendo pequefias las deformacio-
nes, que son las que nosotros examinamos, es una
magnitud pequefia. Como primera aproximacién se
323
Capituto Nin SOLIDOS.
puede considerar que ja altura del paralelepipedo
no varia; por consiguiente, tampoco varia el volumen,
es decir, tenemos realmente la deformacion de desli”
zamiento. Se puede demostrar que cl angulo de des-
lizamiento B est4 relacionado con la magnitud p
del esfuerzo cortanle (fuerza cortante por cm!) me-
diante Ja ecuacrén
prigp=,
donde / es Ja longitud de !a barra. Razonando de la
misma manera para el caso de una superficie cilin-
§ 104, Plasticidad
Vhs
De donde
Q=8(7,—7).
Esta formula determina la relacion buscada entre e!
flujo Q de calor y a diferencia de temperatura en los
limites de la capa.
U3:
Q=4ar'g
de donde
a _ a
ar ann?”
7%
En particular, si r;=00, es decir, si alrededor de la
superficie esférica de radio r, hay un medio infinito
(en cuyo caso 7, es 1a temperatura en el. infinito),
la expresién del flujo de calor adquiere el siguiente
aspecto:
_Q=Anxr, (T,—T,).
La relacién entre ta diferencia de temperatura en los
limites del cuerpo y el flujo total de calor, se denomina
resistencia iérmica del cuerpo. De las férmulas ob-
tenidas se ve que la resistencia de la capa plana es
igual a
=da
3a7
Capitulo NIV DIFUSION ¥ CONDUCLION DIL CALOR
) de la capa esiérica,
Wott
am (nn)
Resultados completamente andlogos se obtendrén
evidentemente, en la difusion que se realiza en ut
solucién limitada por dos planos 0 por dos superfi-
cies esféricas, en los cuales se mantienen determinadas
concentraciones. En este caso, eri lugar de la tempera-
lura de las formulas anteriores, hay que escribir la
concentracion; en vez del flujo de calor, el de difu-
sin, y en lugar de x, el coeficiente de difusién D.
Apliquemos las formulas obtenidas en la determina
cid de la velocidad de fusién. Sea un trozo de hielo
sumergido en el agua a la temperatura 7, superior
a0°C. Como el equilibrio del hielo con el agua (a la
presion atmosférica) se puede conseguir solamente a
una temperatura completamente determinada, 7 =
=0° C, la capa de agua en contacto directo con el
hielo tendra esta temperatura, A medida que nos ale-
jemos de} hielo, la temperatura del agua se elevard
acercandose a] valor considerado de 7. El flujo de
calor se desplazara desde el agua hacia el hielo. Al
alcanzar el hielo, éste lo absorbe como el calor de
fusion necesario para transformar el hielo en agua
Asi, por ejemplo, si el trozo cle hielo es de forma es-
férica de radio ro, en 1a unidad de tiempo adquirira
del agua cireundante (que se considera un medio in-
finito), Ja cantidad de calor
Q = 4aur,(T,—T,)
Dividiendo esta magnitud por el calor latente (espe-
cifico) de fusién, se halla la cantidad de hielo que s
funde por unidad de tiempo. De esta manera, la velo-
eldad de fusién viene determinada por el proceso de
transmisién de calor al agua que circunda al hielo,
De manera analoga, Ja velocidad de disolucién de ufi
solido en un liquido viene determinada por Ja veloci-
dad de difusién de la sustancia soluta en el solvente.
Junto a la superficie del cuerpo se formara inmediata-
mente una delgada capa de solucién saturada. La
ulterior disolucion se efectuara a medida que s¢ di
funda la sustancia disuelta de esta capa en el Iiqui-
do circundante, Asi, por ejemplo, si el cuerpo a disol-
ver tiene 1a forma de esfera de radio r,, la cantidad to-
tal de sustancia disuelta de la esfera, J, en el solyente
por unidad de tiempo sera
J=4n Drie.
348
ou Timp de _lgualuctén
Aqui cy es la concentracién de 1a solucién saturada,
mientras que 1a concentracion del liquide lejos de la
esfera se supone igual a cero.
Mediante los procesos de difusidn y conduecién del ca-
lor también se determina la velocidad de evaporacién
de una gota de I{quido situada en un gas ajeno, en et
aire. La gota esta rodeada de una capa contigua de va-
por saturado, de la cual se difunde Ja sustancia len-
tamente en el aire circundante, Ademés, es importan-
fe el proceso de transmisién del calor desde el aire
hacia la gota.
Los ejemplos examinados son caracteristicos en el
sentido de que la velocidad de Jas transiciones de
fase en las condiciones de régimen estacionario, gene-
ralmente viene determinada por los procesos de di-
fusién y de conduccién del calor.
g iu. Tiempo de iguatacién
Si la concentracién de una solucién es distinta en di-
ferentes lugares, debido a la difusién, como ya se sa-
he, la composicion de la solucién se iguala con el
tiempo. Determinemos el orden de la magnitud de es-
te tiempo ¢ necesario para igualar la concentraciétt.
Esto se puede hacer partiendo de las dimensiones de
las magnitudes de las cuales puede clepender el tiempo.
Ante todo estara claro que el tiempo {no puede de-
pender de las magnitudes de las propias concentra-
ciones de la solucién, Efectivamente, si todas las
concentraciones varian en un numero determinado de
veces, ent las mismas veces variard la velocidad de di-
fusion de? flujo que iguala las concentraciones, mien-
tras que el tiempo de igualacién, por consiguiente,
sigue siendo el mismo.
Las tinicas magnitudes fisicas de las cuales puede de-
pender el tiempo ¢ de igualacion por difusidn, son el
Coeficiente de difusién D en el medio considerado y
las dimensiones de la region del medio en la cual las
concentraciones son diferentes, Designemos por L el
orden de la magnitud de estas dimensiones (lineales)
Las dimensiones de las magnitudes D y L son: [D1
=cmis, IL]=em. De estas dimensiones, evidente-
mente, solo se puede formar una combinacién que
tenga las dimensiones de tiempo: L*’D. Este debe ser
el orden de la magnitud del tiempo &
Capitulo XIV, DIFUSION Y_CONDUCCION DIT. CALOR
De esta manera tenemos que el tiempo de igualacién
de jas concentraciones en una regién de dimensiones
L es proporcional al cuadrado de estas dimensiones
inversamente proporcional al coeficiente de difusién.
Esta cuestidn se puede invertir plantedndola de la si-
guiente manera. Supongamos que en determinado mo-
mento inicial, cierta cantidad de soluto se concentra
en una pequefia regidn del solvente. Con el tiempo, de-
bido a la difusion, esta concentracién de suluto se
«disipard» distribuyéndose por todo el volumen del
solvente. gCual serd la distancia media L a que log-
rard extenderse la sustancia disuelta en el intervalo
de tiempo / En otras palabras, se quiere determinar
la distancia en funcidn del tiempo y no e} tiempo en
funcidn de la distancia. Esta claro que la respuesta a
esta pregunta se dard por aquella formula, que_es
necesario presentar ahora en la forma L~VDi
De esta manera tenemos que en el tiempo 4, Ja sus-
tancia que se difunde se propaga a una distancia
proporcional a V7.
Esta relacién se puede considerar también desde otro
punto de vista o aspecto. Sea una molécula
cualquiera de Ja sustancia disuelta en una solucion
Como otra molécula cualquiera se hallaré en des-
ordenado movimiento térmico. Se puede plantear la
cuestién de cud] es cl orden de magnitud de la dis-
tancia a que esta molécula logra alejarse en el tiempo
t dei punto en que se hallaba al principio. En otras
palabras, ga qué es igual la distancia media en linea
recta entre las posiciones inicial y final de la molé-
cula que-se desplaza, en el intervalo ¢ de tiempo?
En lugar de tener en cuenta una molécula, suponga-
mos que hay una gran cantidad de moléculas a pe-
quefias distancias entre si. Entonces, como se ha vise
to, debido a Ja difusién, estas moléculas se dispersa-
ran con el tiempo en todas las direcciones como tér-
mino medio a una distancia L~/D7. Es evidente
que esta distancia /. es al mismo tiempo la distancia
media a que, en el tiempo f, logra alejarse cada molé-
cula de su posicién inicial.
Este resultado no solo se refiere a las moléculas de la
sustancia disuelta, sino también a cualesquiera par-
ticulas en suspension en un liquido y en movimiento
browniano. +
Aqui se ha estado hablando todo el tiempo de la di-
fusién, pero lo mismo se puede decir de la conduccién
del calor. En el § 109 se ha visto que en la propagacién
350
Recorrida bre
del calor, Ja funci n del cocficiente de difusién la
desempena la difusividad térmica y. Por eso, para el
tiempo ¢ de igualacion de la temperatura en un cuer-
po de magnitudes lineales L, tenemos que
Lt L896,
tron ee,
Esta relacién también se puede invertir, como se ha
hecho arriba para el caso de la difusién, En retacién
con ello veamos la siguiente cuestién. Supongamos que
sobre la superficie de un cuerpo se crean artificialmen-
te oscifaciones de la temperatura con determinada
frecuencia w. Estas oscilaciones penetraran en el
cuerpo creando la denominada onda de temperatura.
No obstante, la amplitud de oscilacién de la tempera-
tura se extinguird a medida que penetre en el cuerpo,
con Jo cual surge la pregunta de a qué profundidad L
penetra la oscilacion. El intervalo de tiempo caracte-
ristico de este fendmeno es el periodo de oscilacién,
es decir, la magnitud inversa de la frecuencia. Colo:
cando I/o en lugar del tiempo £ en {a relacién que
enlaza la distancia de propagacion del calor con el
tiempo, se obtiene
L~Y %,
con fo cual se resuelye la cuestion planteada.
§ 112. Recorrido libre
AL pasar al estudio de la conduccién del calor y de ta
difusidn en los gases, hay que deterierse primeramente
en cl caracter de la interaccién de las muléculas del
gas y estudiarlo mas minuciosamente que hasta aliora
se ha hecho,
La interaccién de las moléculas de un gas se reduce a
Jos choques entre si, La mayor parte del tiempo, las
moléculas se hallan relativamente alejadas entre si,
se desplazan sin obstaculos y practicamente no inter”
accionan. Las moleculas interaccionan solamente du-
ranle pequetios intervalos de tiempo, en los choques
entre si. Esto distingue al gas del liquido, en el cual
las moléculas se hallan en continua interaccién y no
se puede hablar ya de «colisiones individuales.
Las moléculas chocan de la manera mas distinta. Es-
triclamente hablando, las moléeulas que pasan a pe-
quefa distancia enire si, varian las velocidades;
por eso, el concepto de «colisidn o «choquer no posee
331
Capitula XV. PILE SION ¥ CONDUCCION OF! CATOR
un sentido cabal. Para determinar mejor este cone
pto, se entendera por colisién solamente tos casos et
que las molécuias pasen tan cerca una de otra, que la
interaccin varia sensiblemente el movimiento, es
decir, las velocidades varian sensiblemente en mag-
nitud y en direcctén,
Las colisiones de las moléculas de un gas son comple-
tamente desordenadas. Por cso, el camino recorrido
por ta molécula entre dos colisiones consecutivas pue-
de ser muy distinto. No obstante, se puede introducir
cl concepio de cierta magnitud media cel recorrido
de las moléculas del gas entre las colisiones. Esta dis-
tancia, que simplemente se denomina (longitud del)
recorrido libre medio dle las moléculas, es una importan-
te caracteristica de las propiedades cinético-mole-
culares del gas: designémosta con la letra . Ademas
de esta magnitud se puede considerar también el tiem-
po medio t entre das colisiones consecutivas. Estd cla-
Fo que el orden de cstas magnitudes se expresara me-
diante la relacion
wie,1
De esta expresiéa se deduce que el recorride libre
depende solamente de la densidad del gas siendo in-
versamente proporcional a Ja misma,
No obstanite hay que tener en cuenta que este ‘iltimo
postulado es justo por cuanto la seccian eficaz se con-
sidera constante. Debido al répido aumento de las
fuerzas de repulsin al acercarse las moléculas, éstas
se comportan generalmente como particulas sélidas
elasticas que interaccionan solamente al «ocarse»
entre si. En estas condiciones, la seccién eficaz de las
colisiones es realmente una magnitud constante, que
depende solamente de la clase de molécula que se
trate. No obstante, entre las moléculas tambien ac-
{tan fuerzas débiles de atraccién cuando se hallan a
mayores distancias. Al descender la temperatura, las
velocidades de Jas moleculas del gas disminuyen, con
lo cual aumenta el tiempo que dura la colisién de
dos moléculas que, en la distancia considerada, pasan
una junto a otra. A causa de esta «prolongacién» de
353
Capitulo SIV DIFUSION VY CONPUCCION DEL LALOR
{a colisién, el moyimiento de las moléculas puede va-
riar mucho, aunque pasen a distancias relativamente
grandes una de otra. Por eso, al descender la tempera-
tura, la seccién eficaz de las colisiones aumenta algo
Asi, por ejemplo, la a del nilrogeno y del oxigeno
aumenta aproximadamente un 30%, af descender la
temperatura desde +100°C hasta— 100°C, y la
del hidrégeno, un 20%.
Para el aire 20°C y a la presién atmosférica, n~
23-10!. La seccidn eficaz 5-101 em*, por con-
siguiente, el recorrido libre de las moléculas es [=
w10-* cm. La velocidad eficaz 0 velocidad media
cuadratica de las moléculas es 0225-10" ems; por coni-
siguiente, el intervalo de tiempo entre las colisiones
ser§ t22- 10-1 5,
E] recorrido libre aumenta répidamente al disminuir
Ja presidn, Asi, por ejemplo, para el aire, a la presién
de 1 mm Ilg, el recorrido libre es 2107 em; a pre-
siones de alto vacio, del orden de 10-* mm Hg, el
recorrido libre Ilega’a ser cle decenas de metros.
§ 113, Ditusi ny conduccién del calor en los gases
Utilizando el concepto de recorrido libre se puede de-
terminar el orden de la magnitud del coeficiente de
difusion y de la conductibilidad térmica de los gases
y aclarar el cardcter de su dependencia respecto del
gstado del gas. Empecemos por el coeficiente de di-
usion,
Veamos una mezcla de dos gases, cuya presion es igual
en todas partes, pero la composicién varia a lo largo
de una direccién determinada, que consideraremos el
ge de las x.
‘xaminemos uno de los gases de 1a mezcla, el gas 1, y
supongamos que 1, es la cantidad de moléculas por
unidad de volumen. Este nuimero es una funcién de la
coordenada x. El flujo de difusidn, j, es ef excedente
del nfimero de moléculas que pasan por segundo segin
el sentido positivo del eje de las x perpendicutarmente
y a través de una superficie de Area unidad, sobre el
ntimero de moléculas que pasan a través de la misma
superficie en sentido opuesto.
Segiin ¢l orden de la magnitud, ef ntimero de molé-
culas que pasan por segundo por una superficie de
1 cm#, es igual al producto n,v, donde v es la velocidad
eficaz de las moléculas. En este caso se puede consi-
derar que el ntimero de molécutas que atraviesan esta
superficie de izquierda a derecha, viene determinado
334
gna. Ditusiin_y_conduccién_det calor
por et valor de la densidad 1, del lugar en que las mo-
Iéculas han sufrido el Gitimo choque, es decir, a la
distancia 1 a la izquierda de ta superficie, mientras
que para las moléculas que pasan de derecha a iz~
quierda, hay que considerar el valor de n, a la distan-
cia J a ta derecha de la superficie. Si la coordenada de
la propia superficie es x, el flujo de difusion vendré
determinado por Ja diferencia
j~ on, (x—D—vn, (x+-9-
Como ei recorrido libre {es una magnitud pequefia,
la diferencia n(x — J) — ni (xt) se puede susti-
tuir por —1 43. Por consiguiente,
rn.
Comparando esta expresién con la formula
se ve que el coeficiente de difusién del gas, segan el
orden de su magnitud, es
D~ul.
El recorrido libre es ta 1/na, donde n es el numero to-
tal de moléculas de ambos gases por unidad de volu-
men. Por eso se puede expresar D de Ja siguiente ma-
nera
D~
Por ititimo, segiin la ecuacién de estado del gas ideal,
la densidad del namero de moléculas del mismo es
n—pikT, de manera que
vkT
Dw~
pr
De esta manera se tiene que el coeficiente de difusién
de un gas es inversamente proporscional a la pre-
sion det mismo, a la temperatura dada. Como la ve-
locidad eficaz de las moléculas es proporcional a
VT, el coeficiente de difusisn aumentara con la
temperatura proporcionalmente a la magnitud 7»
(si se puede considerar constante la seccién de las co-
fisiones).
Con respecto a la deduccién expuesta hay que hacer la
siguiente observacién. Al calcular } se ha razonado
comosi se tratase de un gas, mientras que en realidad
hay tina mezcla de dos gases. Por eso no esta claro, a
las moléculas de qué gas de los dos se refieren las mag-
355
Capitulo XV. DIFUSION Y CONDLCCION DEL CALOR
nitudes 6 y v. Como se trata solamente de aprectar
el orden de la magnitud del coeficiente de difusién,
esto no tiene importancia, si las moléeulas de ambos
gases son de masas y dimensiones comparables. Si
Ta diferencia entre ellas es grande, esta cuestion puede
ser importante. Un analisis mas detallado demuestra
que en tal caso v ha de representar la mayor velocidad
eficaz, es decir, la velocidad de las moléculas de me-
nor masa, yo, la seccidn eficaz mayor.
Ademéasde la difusién mutua de gases distintos, puede
producirse una difusin mutua de distinios isétopos
de una misma sustancia. Como la Ginica diferencia
entre las moléculas se reduce a una diferencia rela-
tivamente pequefia de las masas, habra una difusién
de las propias moléculas en el mismo gas denominada
autodifusion. En este caso, la diferencia de masa de
las moléculas de hecho desempefia la funcién de «se-
fal» que permite distinguir unas moléculas de las
otras.
El coeficiente de autodifusién del gas se determina de
la misma férmuta
D~ul,
en la cual ahora ya no surge ninguna cuestién sobre e!
sentido de las magnitudes que entran en ella: todas
lay magnitudes se refieren a las mo}éculas del tinico
gas que hay
A continuacién se indican como ejemplo los valoresde
los coeficientes de difusién de ciertas mezelas de gases
ala presion atmosférica y a 0 °C (en cm
Hidrégeno—oxigen — . wha va see ee 0,70
CO,—aire oe : O14
Vapor de agua—ane . we ho baad SO
Autodifusién del N, y det 0. . e+ O18
Autodifusion del COp oe ee O10
La difusién en {os gases se produce con mayor rapi-
dez que en los liquidos, Como comparacién’ indique-
mos, por ejemplo, que el coeficiente de difusion del
agacar en e} agua (a la temperatura ambiente) es
sdlo_ de 0,3:10-* cm*/s; la del CINa en el agua, de
1,1-10-* cm*%s.
Es interesante comparar la distancia real que reco-
tren las moléculas del gas en su movimiento térmico,
con la magnitud det recorrido medio ordenado en la
difusion. Asi, por ejemplo, las moléculas del aire
(a condiciones normales) en | s recorren una distan-
cia de unos 5-10' cm; mientras que el recorrido por
356
sus, Difuston v gonduicelon_del_ calor
difusién en 1 s es una magnitud del orden de
VDi ~ VO2-T~ 0,5 cm.
La determinacién de !a conductibilidad térmica det
gas no exige, en realidad, nuevos calculos. Es sufi-
ciente prestar atencion a ta analogia entre los procesos
de conduccién del calor y de la difusién sefala-
dos en el § 109: la conduccién del calor es una «di-
fusion de energia»en la cual ta funcién del coeficien-
te de difusién, D, la desempefia la conductibilidad
y, En el caso dado, ambos procesos se efecttinan me-
diante el mismo mecanismo: transporte directo de
las moléculas de! gas. Por esto se puede afirmar que,
segtin el orden de la magnitud, la difusividad tér-
mica coincide cou el coeficiente de autodifusién del
gas, es decir,
yrul.
Sin embargo, la conductibilidad lérmica_% se obtiene
multiplicando por la capacidad calorifica de 1 cm?
del gas. En este volumen hay n/N, moléculas
gramo (Ny es el ndimero de Avogadro); por eso, la
capacidad calorifica del mismo es nc/N», donde c
es cl calor molar (aqui, escribir ¢, 0 ¢, es indiferente,
ya que el orden de estas magnitudes es el mismo).
‘Asi tenemos que
_ ohne
ee Pe
357
Copttute XIV DIFUSION Y CONDUCCION DEL CALOR
A continuacién se exponen, como ejemplo, los valo-
res de las conductibilidades térmicas de varios gases
a 0°C (en J/em-s-grad):
Clo... see # oan =<» O)7zo-*
On 2 scone = ee HMB OM!
Aire Fe A a aie anes = 241-104
Midrogena ies af Beata @ avai MO,
OD IOS
$4. Movilidad
Sea un gas con cierta cantidad de particulas cargadas,
iones. Si se introduce este gas en un campo eléctrico,
al movimiento térmico cadtico de los iones que efec-
tian éstos con las demds moléculas del gas, se le
suma un movimiento ordenado en la direccién del cam-
po. Si los iones fuesen particulas completamente li-
bres, solicitados porel campo aplicado se desplazarian
a una velocidad cada vez mayor, Sin embargo, en
realidad, los iones se desplazan como particulas li-
bres solamente en Jos intervalos entre las colisiones con
las demds particulas del gas. Al chocar, tas parti-
culas se dispersan cadticamente, de manera que los
iones pierden la velocidad ordenada, adquirida entre
colisién y colisién. Como resultado de ello se estable-
ce un movimiento en e} cual los iones se desplazaran,
como término medio, lentamente en la direccién del
campo a una velocidad determinada, proporcional a
la intensidad del campo.
El orden de la magnitud de esta velocidad, que desig-
naremos con la letra a, es facil de valorar de la si-
guiente manera, Sobre un ion de carga ¢ y masa m
situado en un campo eléctrico de intensidad £, acttia
una fuerza F=eE que le comunica una aceleracion
=Fim. Al desplazarse con esta aceleracién, durante
el tiempo del recorrido libre t, el ion adquiere una
velocidad direccional del orden de u~wt. Suponiendo
que t~i/v, donde v es la velocidad del movimiento
térmico de los iones, se obtiene que .
FL
ne
La velocidad de arrastre, u, de los iones solicitados
por un campo exterior, se ha establecido escribirla de
la manera siguiente:
u=KF;
donde el coeficiente de proporcionalidad, K, entre
358
vin Mov liad
la velocidad y la fuerza F que acttia sobre la parti-
cula, se denomina smovilidad del ion.
Indiquemos, como ejemplo, los valores de las movi-
lidades de algunos iones en los gases a la temperatu-
ra de 20°C a presién atmosférica:
iones Ht en ei gas H, 8,6-10"* cm/s-din
iones Nf en el gas N, 1,7-10™ cm/s-din.
Esto significa que, por ejémplo, solicitados por un
campo de 1 V/cm, los iones Nj en el ailtogea sh
arrastrados a la velocidad de 1,7-10%-4,8- 10-2. saa==
=3 cms.
De la valoracién de la velocidad u arriba obtenida se
deduce que K~l/mo. Comparando esta expresién
con la del coeficiente de difusion de las mismas par-
ticulas (iones) del gas, D~lv, se ve que D~mw'K,
y como mut~kT, se tiene que
D~kTK.
Demostremos que este géncro de relacién entre el coe-
ficiente de difusion y la movilidad de las particulas
existe y se puede expresar mediante una relacién
exacta.
Segiin la distribucién de Boltzmann, en estado de equi-
librio térmico, la concentracién de tos iones en el gas
situado en un campo eléctrico constante exterior, cuya
direccién consideraremos ia misma que ta del eje de
las v, es proporcional a
Burr,
donde U(x)=—Fx, es la energia potencial del ion
en el campo, Esta energia varia segiin el volumen del
gas, aumentando en el sentido en que acttia el campo.
Bero si hay un gradiente de concentracion, deberd apa-
recer un flujo de difusion
Difusion térmica
de donde
= — apy Ap + const.
La constante de integracion se determina de la condi-
cidn de ser igual a cero Ja velocidad en la superficie
del tubo, es decir, cuando r=a. Definitivamente se
obtiene que
w=q
a tr).
gy
L~V3
donde w es la frecuencia de las oscilaciones.
§ 122. Turbulencia
La corriente del liquido, estudiada en el § 119, que
fluye por un tubo,
se caracteriza por la regularidad y
suavidad de movimiento: cada particula del liquido
se desplaza segiin determinada trayectoria rectili-
nea y todo el aspecto de Ja corriente representa una
especie de movimiento de diferentes capas del li-
quido a distintas velocidades, deslizindose unas con
respecto a las otras. Este movimiento regular, esta-
cionario del liquido se denomina laminar.
Resulta, sin embargo, que la corriente del liquido con-
serva este caracter solamente a nameros de Reynolds
no muy elevados. Cuando fluye por un tubo, este nii-
mero se puede determinar por Ja formula Re=ud/v,
donde d es ei didmetro dei tubo y u, la velocidad media
a7
Capituly XV ViscostpaD
del liquido. Si, por ejemplo, se aumenta la velocidad
de la corriente (por un tubo de diametro dado), en un
momento determinado cambia por completo el ca-
racter del movimiento. Este se convierte en irregular,
En lugar de lineas suaves, las particulas describen,
trayectorias complicadas, sinuosas y que varian con-
tinuamente. Este movimiento se denomina turbu-
lento.
La diferencia de los dos tipos de movimiento se revela
claramente al observar a corriente del liquido por un
lubo de vidrio, si se introduce en el flujo, mediante
un tubito, un poco de liquido coloreado. A pequefias
\elocidades, el liquido coloreado es arrastrado por la
corriente fundamental en forma de hilo recto delgado,
mientras que a grandes velocidades, este hilo se rom-
pe y el liquido coloreado se mezela rapida y casi uni-
formemente por toda la corriente.
Si se sigue atentamente la variacion de la velocidad
del liquido en un punto cualquiera del flujo turbulen-
fo, se observaran fluctuaciones cadticas, irregulares
de la velocidad alrededor de cierto valor medio. Los
valores medios de la velocidad describen el moyi-
miento del liquido en el cual se considera que estas
irregulares fluctuaciones turbulenitas se han amorti-
guado, Esta velocidad media es la que se tiene en
cuenta cuando se habla simplemente de la velocidad
de! flujo turbulento del liquido.
La mezcta_ producida por el movimiento turbulento
de un liquido es un mecanismo de transmision de la
impulsion mucho més eficaz que el proceso de trans-
mision molecular mediante el rozamiento interno del
flujo laminar. Por esta causa, el perfil de las veloci-
dades segin la seccién del tubo en el flujo turbutento,
se diferencia considerablemente de la distribucion
de Jas velocidades en el flujo laminar. En este ultimo,
la velocidad aumenta gradualmente desde ja pared
del tubo hasta el eje. En la corriente turbulenta, fa
velocidad casi es constante por la mayor parte del
area de la seccidn del tubo y solamente en una delga-_
da capa adyacente a la pared, disminuye rapidamente’
hasta el valor cero (como debe tener en Ja misma
pared).
Et pequefio papel de la viscosidad en comparacién
con ia mezcla turbulenta tiene consecuencias mas
generales: la viscosidad,en general, no influye directa-
mente en las propiedades del movimiento turbutento.
Por eso, estas propiedades vienen determinadas por
menor nimero de magnitudes que en el movimiento
378
§ 22. Aurbnlencia
laminar; entre ellas ya no se tiene el coeficiente de
fat del liquide. La posibilidad de formar
jones de magnitudes de tales o cuales dimen-
siones a partirde las magnitudes que quedan, se redu-
ce cada vez mas y, debido a ello, ia aplicacién del
niza_ puede dar inmediatamente
resultados mas concretos.
Hallemos, por ejemplo, fa dependencia entre 1a yelo-
cidad media w de la corriente que fluye por un tubo,
y el gradiente de la presion que hace fluir Ja corriente,
es decir, la relacién Ap/L, donde Ap es la diferencia
de presiones de los extremos del tubo, y L, la longitud
del mismo, Las dimensiones de la’ magnitud Ap/L
son g-cm!-s-#, Para que resulten estas dimensiones,
la titica combinacin que se puede hacer con las mag-
nitudes de que disponemos (velocidad u, didmetro
d del tubo y densidad del liquido p) es paid. Por
eso se puede afirmar que
Ap.
z const
wtwe
ine hue
§ 124, Superfluidez
Ya se ha indicado que el helio liquido es wn cuerpo
fisico excepcional por sus propiedades, un «liquido
cudntico» cuyas propiedades no se puedent comprender
basdndose en las concepciones de la Mecdnica clasica.
Esto ya se revela en el hecho de que el helio permariece
liquido a todas las temperaturas incluso hasta la
de cero absoluto (V. el § 72).
El helio pasa al estado liquido a 4,2° K. A la tempera-
tura de unos 2,2° K, el helio, permaneciendo liquido,
sufre otro cambio, una transicién de fase de segundo
orden (V. el § 74). El helio liquido a temperaturas
superiores al punto de transicion se denomina helio
J, ¥ el de temperatura inferior, helio /7. Las propie-
dades que se describen a continuacién, corresponden
al helio //.
Una de estas propiedades es Ja enorme velocidad de
transmisién del calor del helio liquido. Las diferen-
tes temperaturas de los extremos de un tubo capilar
Heno de helio se igualan con extremada rapidez, asi
que el helio // resulta ser el mejor de los conocidos
conductores del calor, Esta propiedad, dicho sea de
paso, eXplica la vatiacion que salta a Ja vista al ob-
servar visuaimente la transformacién del helio / en
helio //: 1a superficie del liquido, que hierve conti-
nuamente, al alcanzar el punto de transicién stibita-
mente se tranquiliza y se hace lisa. La causa consiste
en que debido a la gran rapidez de sustraccién del
calor de las paredes del recipiente, en éstas no se for-
man las burbujasde vapor caracteristicas de la ebulli-
cién y el helio // se evapora solamente de su superfi-
cie descubierta.
No obstante, la propiedad fundamental, primaria,
del helio liquido es otra, la denominada superfluidez,
descubierta vor P. L. Kapitsa. Se trata de la visco-
sidad de! helio liquido.
La viscosidad de un liquido puede medirse segin la
velocidad con que fluye por finos capilares. Pero en el
caso considerado este método no sitve y se necesita
un método que permita el paso a mayor cantidad de
387
Capito XV ViscosiDAD
liquide que en el capilar. Esto se consigue en et ex-
perimento en ej que el helto // fluye por una rendija
muy estrecha (de unos 0,5}¢) entre dos discos pulidos
de vidrio (fig, 5), Sin embargo, incluso en estas con-
diciones, no se consigue revelar ninguna viscosidad
dei helio liquido, lo cual testimonia que es igual
a cero, La ausencia de viscosidad en el helio // se
denomina superfluides.