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Teorías del conocimiento

Nombre del estudiante:


Jonathan Josue Rivera Matute

Número de cuenta:
62051147

Sede de estudio:
Ceutec San Pedro Sula

Docente:
Lic. José Reinaldo Sánchez

Sección:
V5193

Fecha de entrega:
4/09/2023
Introducción

La teoría del conocimiento, también conocida como epistemología, es una


rama fundamental de la filosofía que se dedica a investigar la naturaleza, el
origen y los límites del conocimiento humano. A lo largo de la historia de la
filosofía, se han propuesto diversas teorías del conocimiento para abordar
estas cuestiones fundamentales. Estas teorías ofrecen diferentes perspectivas
sobre cómo adquirimos conocimiento, cómo lo justificamos y cómo lo utilizamos
en nuestras vidas.

Estas teorías del conocimiento representan diferentes enfoques para


comprender cómo los seres humanos llegan a conocer el mundo que les rodea
y cómo justifican sus creencias. A medida que avanzamos en la exploración de
estas teorías, podremos comprender mejor las complejidades y desafíos
inherentes al proceso de conocer.
Teorías del conocimiento
Vamos a señalar brevemente qué tienen en común el Racionalismo y el
Empirismo en su teoría del conocimiento y cuáles son sus principales
diferencias:
a) El centro de la teoría del conocimiento es, en ambas corrientes, el concepto
de “idea”. Conocer es, para ambos movimientos, conocer “ideas”, lo que
equivale a decir que sólo se conoce mediante ideas. Su teoría del conocimiento
es, por tanto, representacionista.
b) Por otra parte, todos tratan de explicar la génesis del conocimiento, pues
consideran que sólo se podrá conocer el valor del conocimiento si se sabe
cómo se origina.
La diferencia entre ambas corrientes está en que el empirismo estudia sobre
todo la génesis de las ideas, es decir, cómo se producen, pues su punto de
partida es una conciencia vacía (una hoja en blanco en la que no hay nada
escrito), mientras que los racionalistas al admitir que las ideas nacen con el
sujeto y que, por tanto, se encuentran en su conciencia, se ocupan sobre todo
de la génesis de la certeza, del criterio de verdad y del fundamento de la
misma.
c) Ambas corrientes consideran que el modo más seguro de conocer es la
intuición, aunque el racionalismo habla de intuición intelectual y el empirismo
de intuición senso-perceptual.
Pero junto a estos puntos comunes las diferencias son notables:
a) Para los empiristas el sujeto de conocimiento está subordinado a la
experiencia y depende de ella desde el punto de vista de la génesis de los
contenidos del conocimiento, mientras que para los racionalistas es el sujeto el
que funda el conocimiento y desempeña un papel regulador en el mismo.
b) En la manera de entender la conciencia encontramos otra de las diferencias
notables entre racionalistas y empiristas. Para los primeros la conciencia está
cargada de contenidos innatos y es activa en el desarrollo del conocimiento.
Para los empiristas, por el contrario, la conciencia está inicialmente vacía en
espera de recibir los contenidos que provienen de la experiencia y, por tanto,
su función en el conocimiento es inicialmente pasiva.
c) Entienden también de diferente modo la función del pensamiento en el
conocimiento. Para el racionalismo el pensamiento es autónomo frente a la
experiencia senso-perceptual y además puede juzgar la validez de los datos de
conocimiento que proporciona la experiencia sensible. Para el empirismo, por
el contrario, el pensamiento depende en su funcionamiento de los datos que le
proporciona la sensibilidad (externa para los datos externos e internas para los
datos que informan acerca del estado y proceso del organismo) ya que ésta es
la única vía que admiten para adquirir contenidos de conocimiento.
d) Por último, la idea, que tanto en el racionalismo como en el empirismo es el
contenido del conocimiento, también la entienden de diferente manera. Para el
racionalista existen ideas en la conciencia desde siempre, es decir, nacen con
el sujeto, son innatas. Para el empirista las ideas se adquieren a través de la
experiencia, aunque no todos los empiristas utilizan el término “idea” en el
mismo sentido.
2. El problema del método.
Con el desarrollo de las ciencias muchos de los temas que tradicionalmente
han sido estudiados por la filosofía pasan a ser objeto de los nuevos saberes. Y
a partir de este momento la filosofía se va a presentar más como una reflexión
crítica sobre el saber mismo y sobre la forma correcta de adquirirlo que como
un saber de nuevos contenidos. De ahí que una de las preocupaciones de esta
época sea, pues, el problema del método de conocimiento.
Tanto racionalistas como empiristas van a investigar cuál es el método que nos
garantiza el saber y para ello van a tomar como modelo de conocimiento ideal
el conocimiento científico.
El conocimiento científico es el resultado de una combinación de observaciones
empíricas que proporcionan los datos concretos sobre los que operar y de
hipótesis teóricas que se someten a un tratamiento deductivo de tipo
matemático.
Tanto el racionalismo como el empirismo toman el método hipotético-deductivo
galileano como modelo. El racionalismo acentúa la importancia de la
matemática y sólo admite el método deductivo como garantía de certeza de
todo tipo de conocimiento, mientras que el empirismo tiene en cuenta sobre
todo la base empírica del conocimiento científico.
3. Los conceptos metafísicos.

Racionalismo y empirismo intenta, responder al problema de la certeza del


conocimiento humano y tratan de establecer una base racional para la acción
moral del hombre. Esto es lo que se encuentra en el trasfondo de sus
discusiones sobre la sustancia del mundo, el alma y Dios.
Se ocupan, por tanto, de los mismos problemas que la filosofía escolástica- en
la que han sido formados la mayor parte de sus representantes- e incluso
utilizan con frecuencia la misma terminología, pero dándole un significado
diferente.
3.1. En el racionalismo el concepto de “sustancia” es un concepto central y en
torno a él se dan las mayores diferencias entre los distintos autores de esta
corriente. En relación con el concepto de “sustancia”, el de “Dios” les servirá
para fundamentar la validez del conocimiento.
Descartes admite como punto de partida la evidencia de las verdades
matemáticas, pero cree que hay que investigar la naturaleza y validez de esa
evidencia, y el resultado de esta investigación será la toma de conciencia de la
existencia del propio pensamiento como sustancia irreductible. El siguiente
paso será demostrar la existencia de la sustancia infinita o Dios como garantía
del conocimiento y, por último, de la existencia de la sustancia extensa- los
cuerpos- que son el objeto de la ciencia natural.
Para Descartes hay, pues, tres tipos de sustancia: una infinita, Dios y dos
finitas: la extensión (los cuerpos) y el pensamiento (el yo personal), siendo Dios
un puente que se tiende entre el pensamiento y la extensión como garantía de
que lo que conocemos se da en la realidad y no es una pura ilusión.
Espinosa dará una definición de sustancia"…aquello que es en sí y se concibe
por sí, esto es, aquello cuyo concepto no necesita del concepto de otra cosa
para formarse”, entendiéndola como causa de sí. Al entender por causa de sí
"aquello cuya esencia implica la existencia, o sea, aquello cuya naturaleza no
puede concebirse sino como existente”, la sustancia pasa a ser única y a
confundirse con Dios. La divinidad es el todo y la extensión y el pensamiento
son sólo modos de esta divinidad: “Deus sive natura” (Dios o la naturaleza).
La teoría de la sustancia de Leibniz está vinculada a su teoría del carácter
analítico de las verdades. Sustancias son los individuos (mónadas) y cada
mónada es el sujeto de una serie infinita de propiedades- el conjunto de todos
los predicados que le convienen y entre los que se encuentran incluso las
relaciones con otros sujetos-. Cada mónada refleja así el universo, y el orden
de éste es el resultado del desarrollo armónico de todas las mónadas de
acuerdo con una programación establecida por Dios (armonía preestablecida).

Kant realiza un importante esfuerzo de síntesis entre el racionalismo y el


empirismo dos corrientes filosóficas predominantes en los siglos XVII y XVIII, y
que además coinciden en que la realidad no existe independientemente del
sujeto que la conoce. Los racionalistas piensan que la razón es el origen y el
fundamento del conocimiento, mientras que los empiristas consideran que el
conocimiento reside en la experiencia sensible.
Kant, igual que Descartes y que Humé, no consideran el conocimiento humano
como la capacidad de quel conocer es copiar la realidad tal cual es. Considera,
por el contrario, que la realidad no existe independientemente del sujeto que la
conoce.
Descartes sostiene que el pensamiento es la primera de las evidencias. La
realidad del mundo procede, a través de la idea de Dios, del pensamiento. Para
Descartes, la Idea es el objeto del pensamiento, aunque no se corresponda con
una realidad exterior.
Hume, en cambio, nos dice que la realidad existe en cuanto que es percibida
por el sujeto, en la medida en que tiene impresiones, entendiendo por ellas la
percepción fuerte e intensa que tenemos de un objeto en nuestros sentidos.
Dichas impresiones pueden provenir de los sentidos externos – vista, oído,
ect.- de los internos – sensaciones de sed, hambre…Las impresiones pueden
ser simples o complejas. En ambos casos, las cosas son, pues, contenidos de
la mente. Descartes y Hume son idealistas porque creen que es el sujeto que
conoce quien determina la realidad.
El idealismo de Kant, impone unas condiciones que hacen posible el
conocimiento, lo construye: es, pues, un sujeto activo. Es un idealismo
trascendental, siendo el conocimiento un concepto a priori. Kant reconoce la
existencia de los objetos exteriores e independientes del sujeto (noúmeno),
pero afirma que no se pueden conocer cómo se nos presentan a los sujetos
(fenómenos), porque en la formación de la experiencia el psiquismo humano
influye en el objeto conocido.
La existencia de esas condiciones que hacen posible el conocimiento
representa, según Kant, un "giro copernicano". El sujeto , no el objeto produce
el conocimiento. Conocer es el resultado de lo aportado por los sentidos y las
estructuras cognitivas de la mente del sujeto. En definitiva, lo que el sujeto
conoce son sus propias ideas acerca de las cosas, no las cosas en sí mismas,
que son incognoscibles.
En relación con el origen y el fundamento del conocimiento, descartes sostiene
que no todos los elementos que interviene en el conocimiento tienen su origen
en la experiencia, ya que poseemos ideas innatas, contenidos conceptuales del
a razón que no provienen de la experiencia. La razón es, pues, el fundamento
del conocimiento, que va construyéndose mediante un proceso intuitivo y
deductivo.
Hume, por el contrario, considera que el punto de partida de todo conocimiento
reside en la experiencia sensible.
Kant intenta conciliar ambas posturas, al indicar que los "conceptos sin
contenidos son vacíos”, es decir, lo que conocemos es el resultado tanto de los
contenidos o datos que nos proporcionan los sentidos como de la actividad
organizadora de nuestra mente.
En síntesis, Kant coincide con Hume en que el conocimiento comienza con la
experiencia, pero se diferencia de él en que considera que esos datos que
recibimos de los sentidos los configuramos de acuerdo con unas estructuras
cognitivas apriorísticas.
Kant aborda la relación entre verdad y conocimiento desde una posición
intermedia a las planteadas por Descartes y por Hume. El primero defiende el
dogmatismo epistemológico, al asegurar que podemos acceder a un
conocimiento objetivo y universal. El segundo, en cambio, afirma que no es
posible alcanzar verdades firmes y que solo podemos obtener un conocimiento
probable.
Kant, como Descartes, afirma que es posible un conocimiento universal y
necesario, pero es cauteloso y sostiene que nunca debe ser dado por definitivo
e incuestionable, sino que debe ser continuamente revisado y sometido a
crítica.
En cuanto a los límites del conocimiento, Kant conviene con Hume en que todo
conocimiento tiene como límite la experiencia: solo podemos conocer lo que
podemos percibir o experimentar. En consecuencia, ambos filósofos afirman
que no es posible la metafísica como ciencia. La diferencia con Descartes es
notable, pues éste pensaba que el conocimiento es ilimitado, porque la razón,
única fuente válida para acceder a él, es infinita si se usa adecuadamente.
En su consideración de la metafísica, Kant sostiene también una posición
intermedia entre Descartes y Hume: afirma que el ser humano no puede dejar
de plantearse cuestiones que están más allá de los límites de la experiencia,
como la libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios.
La metafísica, aunque no sea ciencia, es, a juicio de Kant, un saber racional
que no se puede conocer, pero sí pensar, a partir de nuestra conducta moral.
Conclusión

Las diversas teorías del conocimiento ofrecen una amplia gama de enfoques
para comprender cómo los seres humanos adquieren, justifican y utilizan el
conocimiento. Cada una de estas teorías aporta perspectivas únicas sobre la
naturaleza de nuestro entendimiento y plantea preguntas profundas sobre la
relación entre la mente, la experiencia y la realidad.

La elección de una teoría del conocimiento o la combinación de varias depende


en gran medida de las preguntas que se planteen y del contexto en el que se
apliquen. Estas teorías ofrecen marcos conceptuales valiosos para abordar
cuestiones epistemológicas y continúan siendo objeto de debate y reflexión en
la filosofía contemporánea y otras disciplinas relacionadas. La comprensión de
estas teorías es esencial para profundizar en la naturaleza y los límites del
conocimiento humano.
Bibliografía

(http://apuntesdefilosofia62.blogspot.com/2012/01/1024x768-normal-0-21-false-false-
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