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Había una vez un lugar mágico

llamado Villa Juguetería, donde


los juguetes cobraban vida y se
divertían juntos. En Villa
Juguetería vivían muchos
juguetes, pero los más queridos
eran Yoyo, Canica, Trompo,
Papalote y Lotería. Eran
inseparables y siempre
buscaban nuevas aventuras.
Un soleado día de
verano, los cinco amigos
deciden organizar un
emocionante torneo de
juegos tradicionales.
Estaban emocionados
porque sabían que iba a
ser una competencia
llena de risas y diversión.
Primero, se almacenarán en el parque para comenzar
con el juego del Yoyo. Yoyo era un maestro en el arte
de hacer trucos con su cuerda. Hizo giros y vueltas
mientras todos los demás aplaudían y reían. Luego,
Canica tomó su turno y mostró sus habilidades para
rodar rápidamente y golpear los objetivos. Todos se
maravillaron con su precisión.
Después, se dirigió a una plaza cercana
para jugar con sus trompos. Trompo era
un experto en hacer girar su punta en el
suelo y hacerlo bailar al ritmo de la
música. Todos los juguetes se quedaron
boquiabiertos mientras el trompo hacia
acrobacias increibles.
A continuación, volaron hasta un
campo abierto para desplegar
sus coloridos papalotes.
Papalote era el más alto y
colorido de todos. Se elevaba en
el aire y bailaba con el viento.
Los niños se unieron a ellos, y
juntos llenaron el cielo de risas y
colores brillantes.
Por último, se guardó en una casita de juegos
para jugar a la lotería. Lotería era una caja
mágica llena de tarjetas con imágenes divertidas.
Todos sacaron una tarjeta y esperaron
emocionados a que su imagen apareciera en el
tablero. ¡Fue un juego lleno de risas y alegría!
Después de jugar todos los juegos
tradicionales, los amigos se sentaron en el
césped, agotados pero felices. Habían
compartido un día maravilloso, lleno de risas,
diversión y amistad.
Desde aquel día, Yoyo, Canica,
Trompo, Papalote y Lotería
siguieron siendo los mejores
amigos. Juntos, recordaron su
increíble torneo de juegos
tradicionales en Villa Juguetería
y prometieron seguir jugando y
riendo juntos para siempre.
Y así, los cinco amigos
demuestran que los juegos
tradicionales no solo son
divertidos, sino que también
ayudan a crear lazos de amistad
ya mantener viva la magia del
juego.

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