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Psicología Humanista: historia, teoría y

principios básicos
Las bases teóricas y filosóficas de esta importante
corriente en el mundo académico y profesional.

Adrián Triglia
30 mayo, 2015 - 22:15
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A lo largo de la Historia de la Psicología, han surgido muchos modelos


explicativos del comportamiento y la mente humana que, partiendo de
ideas y propósitos diferentes, tratan de ayudarnos a comprender más
acerca de nosotros mismos. En este sentido, la filosofía humanista ha
sido muy influyente, y ha dado lugar a su propio paradigma en el mundo
de la Psicología.

Como corriente filosófica, el humanismo pone énfasis en la importancia


de la subjetividad de cada individuo y en lo importante que es que cada
persona construya el propio significado de su vida. Esto, por supuesto,
queda reflejado en la Psicología Humanista, que conoceremos a lo largo
de este artículo.

Tratando de ahondar en los distintos enfoques dentro de la psicología,


la Psicología Humanista es, en la posmodernidad, una de las corrientes
en auge, e incluso hoy resulta muy influyente. Hoy descubrimos su
historia y aspectos fundamentales.

 Artículo relacionado: "Historia de la Psicología: autores y teorías


principales"

Psicología Humanista: descubriendo un


nuevo paradigma
Si eres una persona observadora, es posible que te hayas dado
cuenta de que las personas tenemos una cierta tendencia a
complicarnos la vida preguntándonos el por qué de las cosas. No
me refiero a esos "por qué" asépticos que se preguntan los médicos, los
ingenieros y los programadores, sino a esa otra versión de la pregunta
que apunta hacia la total inutilidad de sus posibles
respuestas: "¿Qué me sugiere esta fotografía?", "¿por qué soy la
persona en la que me he convertido?", "¿qué hago paseando por la
calle?".

No son preguntas cuyas respuestas vayan a sacarnos de un apuro y, sin


embargo, empleamos tiempo y esfuerzo a intentar responderlas: un mal
negocio desde la perspectiva económica.
¿Debemos entender, por lo tanto, que esta tendencia hacia lo inútil
es una imperfección de nuestra manea de pensar? Probablemente no
lo sea.

A fin de cuentas, este apego por lo trascendente nos lleva


acompañando desde tiempos inmemoriales  y no nos parece haber ido mal
desde entonces. En todo caso, quizás deberíamos entender que la
búsqueda existencial es una de esas características que nos
definen como seres humanos. Quizás deberíamos, si queremos
entender mejor la lógica por la que se guía nuestro pensamiento, fijarnos
en las propuestas de lo que hoy conocemos como Psicología Humanista,
una corriente psicológica que no renuncia a entender todos los aspectos
de lo que nos hace humanos.

¿Qué es la Psicología Humanista?


Las primeras pistas a la hora de situar la Psicología Humanista en el
mapa de las corrientes psicológicas las encontramos en uno de sus
principales abanderados: Abraham Maslow (el creador de lo que hoy se
conoce como la Pirámide de Maslow  de las necesidades humanas). En su
libro La Personalidad Creadora, Maslow habla de tres ciencias o grandes
categorías aisladas desde las que se estudia la psique humana. Una de
ellas es la corriente conductista y objetivista, que parte del
paradigma positivista de la ciencia y que trata fenómenos
comportamentales objetivables, sin atribuirles causas mentales.

En segundo lugar se encuentra lo que él llama "las psicologías


freudianas ", que ponen énfasis en el papel del subconsciente para
explicar el comportamiento humano y, especialmente, la psicopatología.
Además, la Psicología Humanista también se inspra en la corriente
psicoanalítica al considerar la importancia de lo simbólico en la vida de
las personas, al generar conceptos capaces de plasmar el modo en el
que los seres humanos orientan sus vidas.

Finalmente, Maslow habla de la corriente a la que él se adscribe: la


Psicología Humanista. Esta tercera corriente, sin embargo, tiene una
peculiaridad. La Psicología Humanista no niega los dos enfoques
anteriores, sino que los abarca partiendo de otra filosofía de la
ciencia. Más allá de ser una serie de métodos a través de los cuales
estudiar e intervenir sobre el ser humano, tiene su razón de ser en una
manera de entender las cosas, una filosofía singular. Concretamente,
esta escuela se fundamenta en dos movimientos filosóficos: la
fenomenología y el existencialismo.
¿Fenomenología? ¿Existencialismo? ¿Qué
es eso?
No es sencillo describir en unas pocas líneas dos conceptos sobre los
que se ha escrito tanto. En primer lugar, y simplificándolo todo un
poco, la concepción de la fenomenología puede ser abordada
explicando la idea de fenómeno.De hecho, el filósofo alemán Martin
Heidegger lo define como "aquello en que algo puede hacerse patente,
visible en sí mismo". Para la fenomenología, pues, lo que percibimos
como lo real es la realidad última.
Fenomenología
Desde la fenomenología se remarca el hecho de que nunca somos
capaces de experimentar "la realidad en sí" de manera directa (ya que
nuestros sentidos actúan como filtro de esta información), mientras que
ocurre lo contrario con aquellos aspectos subjetivos de los que somos
conscientes.

Es decir, se apela a la experiencia intelectual y emocional como las


fuentes legítimas de conocimiento, una reivindicación que recoge
también la Psicología Humanista. Esto significa entre otras cosas que
desde este paradigma lo subjetivo no es tan solo un sub-producto de los
procesos psicológicos objetivos y fáciles de medir, sino un aspecto tan
importante como el resto.

Existencialismo
Por su parte, el existencialismo es una corriente filosófica que propone
una reflexión sobre la propia existencia humana. Dos de sus
postulados que más influyen sobre la Psicología Humanista son los
siguientes:

1. La existencia humana es reflexiva gracias a la consciencia. De la


consciencia surge la angustia vital de buscarle un sentido a la
existencia.
2. La existencia del ser humano es cambiante y dinámica por su
propia naturaleza, es decir, se va desarrollando. A través del
desarrollo de la existencia, concretado en su toma de decisiones, se
llega a la esencia, que puede ser auténtica o inauténtica dependiendo
de su congruencia con el proyecto de vida de la persona.
En definitiva, tanto la fenomenología como el existencialismo ponen el
énfasis en la consciencia y la capacidad del hombre para decidir, en todo
momento, qué hacer, movido en última instancia por su intencionalidad y
no por su biología o entorno, apartándose así del innatismo y
el ambientalismo. La Psicología Humanista recoge esta herencia y la
orienta al estudio e intervención sobre la toma de decisiones, la
capacidad para crear un proyecto de vida consistente, la consciencia
humana y la reflexión a partir de esta experiencia, que es subjetiva en
parte.
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Además, como esta corriente de psicólogos asimila ideas como


la búsqueda existencial, su discurso suele hacer referencia a las
"potencialidades" del ser humano, es decir, aquellas etapas de su
desarrollo que lo separan del estado al que aspira. La naturaleza de este
desarrollo no es biológica, sino bastante más inefable: se trata de una
progresión de estados subjetivos en los que la persona se pregunta
constantemente el por qué de lo que le ocurre, el significado de lo que
está viviendo, y qué puede hacer para mejorar su situación.

Teniendo en cuenta que "lo que está viviendo" es algo totalmente privado
y fuera del alcance de miradas ajenas, se entiende que desde una
perspectiva humanista esta búsqueda existencial sea
responsabilidad del propio sujeto que la experimenta y que el
psicólogo tenga un papel secundario como facilitador del proceso.
¿Complicado, verdad? Pues este es el animal en busca de significado al
que se enfrenta la Psicología Humanista.

Resumiendo
La Psicología Humanista toma características del existencialismo y
la fenomenología y propone un estudio del ser humano entendiéndolo
como un ser consciente, intencional, en constante desarrollo y cuyas
representaciones mentales y estados subjetivos son una fuente válida de
conocimiento sobre sí mismo. Además, entiende que el comportamiento
objetivable está causado por procesos mentales subjetivos, aspecto en el
que difiere radicalmente con el conductismo.

Un psicólogo que se adscriba a esta corriente muy probablemente


negará que el estudio del pensamiento tenga que partir sólo de la materia
y la experimentación, ya que esto supondría una dosis inasumible
de reduccionismo . En cambio, seguramente pondrá énfasis en la
variabilidad de las experiencias humanas y en la importancia del contexto
social en el que habitamos. Al acercar la psicología a lo que se ha dado a
conocer como ciencias sociales, se puede decir que la Psicología
Humanista admite la conexión entre filosofía , teoría moral, ciencia y
técnica, y rechaza la visión de la ciencia como algo neutral alejado de
cualquier posicionamiento ideológico  o político.

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