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[1818-1883]
J o se ph C ro psey
Marx afirma reiteradas veces que el estudio del hombre debe centrarse en
los hombres "reales", no en hombres imaginados o esperados, o como se
quiera o crea que son. Con esto, Marx dice que el fundamento de la ciencia
social no es un concepto de algún anhelado bien humano, o alguna recons
trucción del hombre prístino "natural", sino antes bien el hombre empírico,
como cualquiera puede observarlo en todo momento. El hombre empíri
co es, básicamente, un organismo vivo que consume alimento, ropa, aloja
miento, combustible, etc., y que se ve obligado a encontrar o a producir es
tas cosas. Hace algún tiempo los hombres acaso sobrevivieran utilizando los
materiales que simplemente encontraban y recolectaban, pero el aumento
de la población los obligó, en cierto momento, a producir para satisfacer sus
necesidades básicas, y con ello se distinguieron de las bestias. El signo par
ticular de la humanidad es la producción consciente: no la racionalidad ni la
vida política ni el poder de la risa, por ejemplo, como lo han sostenido al
gunos. Desde luego, hay cierto elemento de oscuridad en las enseñanzas de
Marx sobre este punto, pues concede que la producción humana difiere de la
"producción" de las bestias en que los seres humanos planean o conciben
de antemano el objeto de su esfuerzo, mientras que la abeja o el insecto la
boran por simple instinto. En otras palabras, sólo la producción humana se
caracteriza por una intención racional, y por ello puede decirse que la pro
ducción humana es única, porque es obra del animal racional. Sin embargo,
entonces sería más exacto decir que la característica singular del hombre es
la racionalidad y no la productividad; pero Marx no dice esto porque las
implicaciones de tal aserto alterarían su materialismo, según el cual la
racionalidad del hombre, o antes bien su "conciencia ", no es fundamental
sino secundaria. La doctrina marxista de la supremacía de la producción en
la vida humana se basa en la creencia de que fue la presión de sus necesi
dades la primera que elevó al hombre hacia su humanidad, y que ahora
continúa oprimiéndolo, hacia abajo y hacia arriba; y que el contenido de su
razón debe ser determinado por condiciones externas a su razón, condi
ciones que son materiales en sentido estricto.
¿De qué manera, exactamente, determinan las condiciones materiales,
según Marx, la vida y el pensamiento? Empieza por observar que, en cada
época, los hombres tienen acceso a ciertas fuerzas productivas, las cuales
aplican haciendo uso de los objetos —animales, herramientas, máquinas,
etc.— en que están encarnadas esas fuerzas. Pero las fuerzas de producción
—digamos, en términos generales, la simple tecnología— obligan a los
hombres a adaptarse ellos mismos y sus instituciones a las exigencias de la
tecnología. Por ejemplo: los nómadas que de pronto tuvieron acceso a la ener
gía del vapor y a aperos agrícolas mecánicos se vieron obligados a aban
donar su nomadismo y a adoptar, en cambio, los hábitos sedentarios, la di
visión del trabajo, las prácticas comerciales y las instituciones de propiedad
que son determinadas por la producción fabril, y también a abrazar las prác
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2 El capital (Nueva York: Modern Library, s. f.), 1,834, n. 1. Copyright by the Modern Library.
La foliación es la misma en la edición publicada por Charles H. Kerr & Co. La referencia es
"Thoughts and Details on Scarcity", de Burke. [Hay edición del fce.]
3 Cf. Engels, Herr Eligen Diihring's Revolution in Science [Anti-Dühring], x. 1: "[...] ideología,
en la que la realidad no se deriva de sí misma, sino de la idea". También Ludwig Feuerbach, de
Engels, iv, séptimo párrafo a partir del fin: " [...] una ideología, es decir, una actividad que se
ocupa de pensamientos, considerados como entidades con existencia propia".
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noce que todas las clases colaboran para sostener al gobierno, respetándolo
a él y a su poder de coacción; pero esto sólo significa que los hombres, por la
imperfección de sus condiciones materiales, están dispuestos y son obliga
dos a levantar sobre sí mismos a su propio tirano, creación suya que tiene
que afirmarse, y así lo hace, contra ellos mismos.
Era convicción de Marx que mientras los hombres permanezcan en estado
de limitación, de sujeción a la necesidad y de unos a otros por el proceso de
producción, serán incapaces de llevar una vida plenamente humana; pues
la plena humanidad exigiría una perfecta emancipación de las cadenas de
cualquier índole. Si Marx hubiese empleado el término "estado de natu
raleza" en su propio nombre, con ello habría querido decir el estado de in
completa dominación de la naturaleza por el hombre, la alternativa al esta
do de libertad. Aunque los hombres estén encadenados, como lo han estado
bajo el gobierno y la "sociedad civil", experimentan como parte de su
esclavitud una limitación que los fuerza a contribuir a su propia deshuma
nización por medio de instituciones inventadas por ellos mismos.
Podemos concluir este resumen del materialismo marxista explicando la
observación anterior, y al mismo tiempo mostrando cómo Marx concibe que
el estado de necesidad y el estado de sociedad política coexisten como el
estado de servidumbre humana, o lo que él llama alienación del hombre.
Sin captar este elemento del marxismo sería imposible formarse un juicio
suficiente de la filosofía política de Marx en su conjunto.
Retornando a nuestro punto de partida, notamos la básica observación de
Marx de que el hombre es un ser necesitado. Cada quien está condenado a
depender de cosas externas, como la naturaleza, y de otros hombres para
ayudarle a satisfacer sus necesidades. Pero además de ser esencialmente ne
cesitado, el hombre es lo que Marx llama un ser especial o un ser social, lo
que no sólo significa que el hombre debe vivir y actuar en común con otros
hombres, sino que el hombre no puede realizar sus posibilidades huma
nas salvo influyendo y siendo influido por otros seres humanos. Que el
hombre sabe que sus congéneres constituyen un todo del cual él forma par
te, y que por tanto se asocia con ellos en pensamiento de un modo que es
imposible para todos los demás animales subhumanos, también forma par
te del concepto un tanto difuso que Marx tiene del hombre como especie.
Sea como fuere, Marx creía que la actividad esencial del hombre, la produc
ción, en todas las sociedades anteriores se había efectuado bajo instituciones
que obligan a los hombres a considerarse unos a otros y a la naturaleza mis
ma como cosas ajenas, como objetos, como simples medios para satisfacer
las necesidades individuales. El mismo trabajo productivo siempre ha sido
considerado como penosa necesidad por causa de las condiciones en que se
le ha efectuado. De este modo, el ambiente de los hombres y sus congéne
res ha sido objeto de depredación, y los propios hombres y sus actividades
esenciales de la vida, han sido simples instrumentos, medios hacia fines sin
el valor intrínseco que deben tener si se quiere que el hombre sea plenamente
humano, que esté en armonía consigo mismo, o que supere su "enajena
ción" dé la naturaleza, de sí mismo y de los frutos de su trabajo. La afirma
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ción de Marx dice nada menos esto: hasta que cada hombre simplemente se
funda a sí mismo en la plenitud de su humanidad, produciendo sólo porque
la producción es el canal del cultivo de la energía humana, y no porque la
producción sea un modo de obtener la subsistencia, directamente o me
diante intercambio para explotar las necesidades de otros —hasta entonces
el hombre no será perfectamente libre y no se alcanzará la perfecta y final
articulación del hombre, la sociedad y la naturaleza. Hasta entonces, los
hombres deformarán mutuamente sus naturalezas tratándose como objetos,
teniendo cada quien que crecer en hostilidad a su especie y hasta consi
derando a la naturaleza misma, incidentalmente, no en toda su belleza y
esplendor, sino como fuente de lucro. La disposición del proceso de pro
ducción dentro de la institución de la propiedad común de los medios de
producción, de acuerdo con la fórmula "De cada quien según su capacidad,
a cada quien según sus necesidades" es considerada por Marx como la
condición que causa la absoluta transformación de la vida humana sobre
una base que, en el sentido más literal, no tiene precedentes. Los hombres
han vivido hasta hoy en la sociedad civil, es decir, con instituciones que han
presupuesto o positivamente cultivado el propio interés como principio de
la vida productiva y de la vida misma. El materialismo marxista hace sobre
seer toda sociedad civil y reemplazarla por la especia humana como frater
nidad universal. El materialismo marxista, que empieza insistiendo en la
necesidad de considerar al hombre empírico, paradójicamente acaba en una
prescripción social sin ningún fundamento empírico ni precedente.
tema" universal, una doctrina de que las cosas no tienen esencia ni, como
cosas fijas, tienen existencia, sino que en cambio tienen historias o carreras.
El devenir, según esta fórmula, ocupa el lugar del ser.
Marx siguió a Hegel de hecho, si no en su expresión, rechazando como
"metafísica" la idea de que hay "cosas" u "objetos" terminados, con una
constitución fija, dada, directa. Por lo contrario, afirmó que todo es afectado
a la vez por cambio y relación. De este modo, las diversas especies están
siempre evolucionando y los individuos nacen, crecen y luego decaen. Los
seres inanimados son creación de procesos naturales, y luego se desgastan,
se oxidan o de alguna otra manera se descomponen, mientras que en lo in
terno, como los seres vivos, están constantemente en movimiento. Más aún:
cada cosa es afectada, y en realidad constituida, por la relación en que se en
cuentra con otras cosas. Por ejemplo: un hombre que es esclavo sólo lo es
por virtud de su relación con otro ser que es lo opuesto de un esclavo, a
saber, un amo. La naturaleza de un esclavo no es inteligible por referencia
exclusiva al propio esclavo, así como no podríamos entender "empleado" si
no hubiera "empleadores". Además, se ha introducido un elemento de con
tradicción en la constitución de unos seres perfectamente inmóviles e in
mutables, sin tomar en cuenta sus relaciones con otras cosas: una línea curva,
curvada por doquier, sin embargo es recta entre dos puntos infinitesimal
mente separados. El mejor ejemplo de esta paradoja no lo ofrecen Marx y
Engels sino Demócrito: "Si un cono es cortado por un plano paralelo a la
base, ¿qué debemos pensar de las superficies resultantes de la sección, son
iguales o desiguales?"^ La fácil respuesta es "ambas cosas".
Además, las líneas de distinción entre las clases de cosas no son claras,
pues hay individuos en las márgenes que son tanto de una clase como de
otra ("animales-plantas" y "plantas sensibles"); y ni aun la vida misma es
fácilmente distinguible de la no-vida. La transición de la vida a la muerte no
es instantánea (por ejemplo, las uñas y el cabello continúan creciendo des
pués de la "muerte"), y la vida propiamente dicha consiste en un proceso
por el cual el ser vivo continuamente muere y se renueva por medio de ex
creción y de nutrición, de modo que la vida es inseparable de un continuo
morir. Huelga decir que si la vida y la muerte no fuesen distinguibles, se
ría imposible distinguir la materia viva de la materia muerta, o decir de la
vida que implicaba o presuponía o hasta requería la muerte; y sin embargo,
la posición marxista es que la vida como proceso no es simplemente vida,
sino que también es por fuerza y al mismo tiempo muerte. La vida existe
como proceso por virtud de una contradicción: la vida es, a la vez, vida y
muerte. Y así ocurre a las otras "cosas".
Todo fluye, como lo afirma el marxismo siguiendo a Heráclito, y todo
fluir es movimiento. Para comprender el carácter de todas las cosas es nece
sario captar la ley universal del movimiento, ley que gobierna la naturaleza,
la historia humana y el pensamiento. Esa ley se deriva de la doctrina mar-
por un cambio de las necesidades, que pudo ser engendrado por ese mismo
modo de producción y, más inmediatamente, causado por un descubrimien
to o invento fundamental, el cual fue estimulado por esas necesidades. El
nuevo modo de producción surge mientras las relaciones entre los seres hu
manos aún son las que fueron generadas por el anterior modo de producción.
La contradicción entre las relaciones sociales existentes y el nuevo modo de
producción, es decir, el choque entre las clases dominantes establecidas y
las embrionarias, es la fuente de "todas las colisiones de la historia".
Marx y Engels citan buen número de acontecimiento históricos como
pruebas de esta hipótesis, siendo el más ampliamente tratado la transición
de la sociedad feudal a la capitalista, en la evolución hacia el poscapitalis
mo. La primera es explicada recurriendo al surgimiento de la fabricación
con máquinas en la Edad Media, primero en la industria textil y luego más
generalmente. La difusión de la producción con máquinas acabó con la
estructura de los maestros de los gremios, con los jornaleros y los aprendices,
reemplazándolos por una relación de patronos burgueses y trabajadores
asalariados, entre quienes no existía otro nexo que el del salario. El modo
manufacturero de producción fue el vehículo por el cual los más afortuna
dos y activos de los siervos escapados se elevaron hasta desplazar a los
maestros de los gremios como propietarios de los nuevos medios de pro
ducción, y ser los progenitores de una clase nueva: la burguesía. En oposi
ción a ellos, y al mismo tiempo indispensables para ellos, estaban los tra
bajadores proletarios que para vivir no tenían más que los salarios de la
venta de su fuerza de trabajo. Al expandirse la industria y el comercio, la es
cala de la producción se incrementó enormemente, y al hacerlo, las relacio
nes entre las clases propietarias y no propietarias sufrieron un nuevo cam
bio, una agravación. Sin poder evitarlo, se intensificó el choque de intereses
entre capitalistas y asalariados, pues la condición de los proletarios hubo de
deteriorarse por causa de las contradicciones que son intrínsecas al capita
lismo, contradicciones que aparecerán más adelante cuando consideremos
la crítica de Marx a la producción capitalista. De momento, baste decir que
según Marx el pleno desarrollo de la producción con máquinas (en la pro
piedad privada) exige la absoluta pauperización y deshumanización de los
asalariados por causa de las presiones de la competencia capitalista. Por
último, la miseria de las masas se volverá insoportable, y el conflicto de
clases estallará en un combate decisivo: decisivo porque con la victoria del
proletariado se iniciará una nueva época del hombre.
Los proletarios no tienen ni la riqueza ni el deseo de volverse propietarios
de los medios de producción como clase. En contraste con toda otra clase in
surgente del pasado, su propósito no es ocupar el lugar de sus opresores,
sino poner fin a la opresión. El medio de alcanzar este fin consiste en abolir
la propiedad privada de los medios de producción y, así, abolir con ello la
distinción entre propietarios y no propietarios, distinción que es requisito
para la división de la sociedad humana en clases. A la disolución de las cla
ses seguirá por fuerza el fin de la lucha de clases y el comienzo de una histo
ria estrictamente humana. Cuando esto haya ocurrido, las relaciones entre
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los hombres habrán alcanzado el último gran desarrollo del modo de pro
ducción; habiendo desaparecido las condiciones de opresión, también desa
parecerá la necesidad de la coacción, y el Estado desaparecerá, para ser
reemplazado por la fraternidad universal del hombre.
ta? La economía política clásica había ofrecido una cierta respuesta, que fue
el punto de partida para el análisis del propio Marx. La economía política
clásica había empezado con la afirmación de que el trabajo es la fuente de
valor, que la cantidad de trabajo incorporada en un artículo está relacionada
así como la cantidad de valor que hay en este artículo, y que los valores re
lativos de ambos bienes deben estar en proporción con las cantidades relati
vas de trabajo incorporadas en ellos. La suposición concomitante es que el
que ha creado el valor poniendo su trabajo en el objeto tiene el derecho de
ser el propietario de su producto. Los economistas clásicos convinieron en
que, cuando la producción era efectuada por individuos para sí mismos,
con su propias manos y con los instrumentos hechos por ellos o propiedad
de ellos, cada quien podía reclamar para sí lo que produjese. Pero tal condi
ción cesó cuando, para llevar adelante la producción, los hombres necesita
ron acceso a la tierra y a instrumentos que eran propiedad de otros. En ade
lante, esos otros tuvieron derecho a una parte del producto. Desde luego, la
ganancia (dejando aparte el problema de la renta) es simultánea a la de acu
mulación de propiedad productiva por algunos miembros de la sociedad.
Hubo, según la opinión clásica, un periodo de la vida humana en que cada
quien pudo "producir" independientemente; y luego hubo —y sigue ha
biendo— un periodo en que la tierra fue sometida a apropiación, y en que
fue factible la acumulación de propiedades duraderas. En el primer periodo
de la vida humana, la teoría del valor-trabajo se aplicó en su forma directa y
sencilla. En el segundo periodo, el producto del trabajo es compartido con
capitalistas y terratenientes. Los lectores de las doctrinas de Hobbes y de
Locke, especialmente de este último, recordarán la división de toda la histo
ria humana entre un periodo en el estado de naturaleza y un periodo en el
estado de sociedad civil. Podemos ahora comprender mejor la aseveración
de Marx, de que la economía política clásica atribuye a las instituciones del
capitalismo la categoría de condiciones naturales, prospectivamente eter
nas. La economía política clásica y la filosofía política a la que está vincula
da consideraron que el progreso del hombre, del estado prepolítico al políti
co había sido de los que hacen época. Ese mismo cambio decisivo fue
perfeccionado o consumado con el reemplazo de la monarquía absoluta por
el gobierno constitucional, pues entre un súbdito y un amo arbitrario sólo
está la ley de naturaleza. Ese cambio decisivo en el estado humano fue rela
cionado por la economía política clásica con la acumulación y protección de
la propiedad de los medios de producción. De este modo, las instituciones
de propiedad han llegado a ser paralelas y a tener la misma condición que
la sociedad civil o la civilización o la vida política misma. Ni Hobbes ni
Locke ni los economistas políticos clásicos vieron más allá de la sociedad
civil, en busca de una mejora radical de la condición del hombre. Quedó
reservado a Rousseau plantear la pregunta general sobre la bondad de la
sociedad civil y de la propiedad, allanando así el camino a sus sucesores
para que buscaran un horizonte más allá del de la sociedad civil. Marx, re
chazando la idea de que la propiedad y la sociedad civil, o sea la vida políti
ca, eran la condición absoluta para una existencia humana decente, en paz y
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dad del sistema prevaleciente. ¿Por qué concluyó esto? Podremos compren
derlo si seguimos analizando el modo de producción capitalista como Marx
lo interpretó.
Para el capitalismo, son indispensables la propiedad privada de los me
dios de producción y la existencia de un cuerpo de hombres que no posean
ningún medio de producción y que sean perfectamente libres, en el sentido
de no estar atados a los propietarios de los medios de producción por nexos
personales de deber o derechos. Para vivir, los desposeídos deben dedicar
se, por tanto, a trabajar en las máquinas y en la tierra de los propietarios. En
efecto, los desposeídos venden a los propietarios un bien llamado fuerza de
trabajo; no trabajo. La fuerza de trabajo significa la capacidad de trabajar
durante un periodo determinado; el trabajo significa la duración real del
trabajo. Según Marx, esta distinción es fundamental. La fuerza de trabajo es
un bien en el capitalismo, y ello significa que es algo producido para la ven
ta y que tiene un valor determinado por la cantidad de trabajo congelado o
incorporado en él. Pero, ¿qué significa la cantidad de trabajo incorporada en
la capacidad de un obrero para trabajar durante ocho horas? La respuesta
es: esa cantidad de trabajo que se necesitó para producir los artículos de
primera necesidad de que debe disponer el hombre que está aportando la
fuerza de trabajo en cuestión. Un tanto más generalmente, el valor de un día
de fuerza de trabajo queda determinado por la cantidad de trabajo nece
saria para producir la subsistencia para el trabajador y su familia, con objeto
de mantener al mismo nivel la oferta de fuerza de trabajo, no sólo de un día
a otro, sino de una generación a otra.
Supongamos que con objeto de dar todos los materiales de subsistencia
necesarios para mantener la fuerza de trabajo durante ocho horas se efec
tuara un trabajo de seis horas. Entonces, el valor de una fuerza de trabajo de
ocho horas sería igual al valor de la producción de seis horas. Tendríamos
así la producción de ocho horas, dando a cambio la producción de seis horas.
El valor producido por la fuerza de trabajo empleada durante las dos ho
ras de su aplicación mientras no "sea pagado" es llamado "plusvalía" por
Marx. Es la base de la ganancia. La ganancia sólo existe porque una parte de
la fuerza de trabajo del obrero resulta en una producción que no se le paga.
Sin embargo, en cierto sentido, no se le ha engañado. Marx se toma moles
tias para indicar que la fuerza de trabajo fue comprada en todo su valor, en
tendido su valor como rígidamente sometido a la teoría del valor-trabajo de
todos los bienes, incluyendo la propia fuerza de trabajo. De este modo, al
hombre se le paga toda su fuerza de trabajo, pero no su trabajo. Con esta ex
plicación Marx creyó haber resuelto el problema que la economía política
clásica no había logrado aclarar en forma coherente: el problema causado
por la desigualdad del trabajo incorporado en un producto y la fuerza de
trabajo necesaria para él. Su solución depende de la distinción entre trabajo
y fuerza de trabajo. Con esta radicalización de la teoría del valor-trabajo que
aplica a la propia fuerza de trabajo, Marx pudo argüir que había sacado a
luz una grave contradicción oculta del capitalismo: la relación entre el pa
trono y el trabajador es, al mismo tiempo, engañosa y no engañosa. En el
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Marx creía que cuando, por último, la burguesía hubiese sido reducida, en
su mayor parte, al proletariado por la terrible competencia, y cuando al pro
letariado se le hubiese reducido a la más brutal pobreza por las leyes de la
acumulación y la ganancia, entonces ocurriría el levantamiento y la huma
nidad llegaría al umbral de la historia.11 No es exagerado afirmar que la
economía de Marx consiste en el intento de mostrar cómo esa decisiva trans
formación está implícita en la teoría del valor-trabajo, concretada en las
prácticas del capitalismo.
Si estas doctrinas de Marx son acertadas, o hasta qué punto lo son, es
cuestión de interés más que ordinario para el mundo. Tiene dos partes: si lo
que Marx consideró inevitable lo es en realidad; y si son aceptables las pre
misas de su sistema. Ahora, debemos hacer estas preguntas.
Las predicciones de Marx son sobre dos temas: el destino del capitalismo
y el carácter de la sociedad socialista. Sobre el primero se explaya enorme
mente, como hemos visto, y, en gran medida, sus predicciones son incorrec
tas. Un siglo después de que llegara a sus conclusiones se puede negar, con
justicia, que la introducción de la maquinaria puede prolongar la jornada
laboral; que debe haber un enorme, creciente desempleo tecnológico; que la
burguesía debe proletarizarse y el proletariado depauperizarse; y que el
socialismo es la acumulación del capitalismo. Las predicciones de Marx se
basaron en la creencia de que un orden económico tiene una vida y un ser
propios, que se asemeja a la articulación de partes inertes, y que cuando, de
una u otra manera se lanza a seguir su camino, funciona mecánicamente,
tan poco capaz de un cambio de dirección como un proyectil disparado por
un cañón. Marx tenía una cierta aversión al utilitarismo, pero era tan pro
penso como cualquier dogmático utilitarista a comparar la vida social con
un silogismo. La lógica es supremamente universal, por doquiera y en todo
tiempo a la vez. Es expresiva de razón, pero no tiene nada que aprender de
la prudencia. Marx hizo concesiones, aunque totalmente insuficientes, a in
fluencias tan sencillas y no dialécticas como las leyes: leyes que limiten la
duración de la jornada laboral, leyes que fomenten o impongan la nego
ciación colectiva, que exijan la compensación a los obreros, la gravación
progresiva del impuesto, el seguro contra el desempleo, las pensiones a la
vejez, leyes que regulen los intercambios de valores, que promuevan el ple
no empleo, que protejan la competencia, que controlen la oferta monetaria,
que apoyen la agricultura, que den alivio a los enfermos, que supriman la
adulteración de alimentos, que obliguen a los jóvenes a recibir una edu
cación, que aseguren el ahorro y mil leyes más, no la última de las cuales es
la ley que pone la legislación bajo la influencia de las multitudes imperantes
que él confundió con un proletariado empobrecido. Marx fue un agudo
justicia se administraría por sí sola, y por tanto sería del todo pura por no
estar contaminada por la necesidad de coaccionar, de castigar o de engañar.
Puede decirse que la transformación de la justicia en filosofía es equivalente
a la conversión de lo político en lo filosófico.
La sociedad perfecta no podría describirse, salvo sobre la premisa de que
existe una cosa como la filosofía, que pocos hombres la considerarían como
el bien supremo y que no pocos nunca la considerarían así y que por tanto
está en la naturaleza de las cosas el que la justicia y la sociedad política o el
gobierno no se disolverán en la filosofía. El marxismo sueña con la desa
parición de la justicia y de la sociedad política: no en una filosofía, huelga
decirlo, sino en una economía racional y por tanto para la masa de la hu
manidad y no sólo para los muy pocos.
El sistema económico que Marx aprobaría, considerándolo racional, des
de luego, no sería la economía liberal en que el "hombre económico" en
cuentra libre curso para su "racionalidad". Esa racionalidad, que de hecho
sólo es un cálculo egoísta, según Marx está infectada por la contradicción.
Una racionalidad contradictoria serviría apropiadamente como el móvil en
un sistema que busca la prosperidad por medio de la pobreza, la libertad
por medio de la subordinación, y el bien común por medio de la emanci
pación de la preferencia de sí mismo.
La filosofía política premarxista o, al menos la prehegeliana, antigua o
moderna, se caracterizó por una cierta moderación que le permitió aprobar
los regímenes que lograban la razón por medio del mito, la libertad por me
dio de la coacción, o la sociabilidad por medio del egoísmo. Por muy capri
chosos e irreflexivos que sean los hombres, aún pueden ser reductibles a la
vida social si se les puede poner bajo la guía de hombres bien dispuestos o
de unas sagaces instituciones que enfrenten los bajos motivos de unos con
tra otros, para llegar a una solución saludable. En uno u otro caso, se atri
buye la mayor importancia al fin o resultado, aparte de consideraciones
como si el fin es dado por naturaleza, o si justifica los medios. No podemos
considerar aquí hasta qué punto fue afectado Marx por la tendencia de Kant
a menospreciar los meros fines; pero es seguro que Marx rechaza la disposi
ción de los antiguos y la avidez de las tradiciones modernas por hacer la
paz —aunque no a rendirse— con las flaquezas de la naturaleza humana, y
contentarse con una sociedad consistente en los hombres tal como son.
Marx soñó con esa condición humana en que los hombres buenos buscarían
fines buenos utilizando sólo medios buenos y respondiendo (al poseerlos)
sólo a buenos motivos. La base o presuposición de su sueño fue la genera
ción de un hombre nuevo, o la regeneración del hombre... y el instrumento
de regeneración sería la economía racional rectamente interpretada.
Inesperadamente, vemos aparecer ahora ante nuestros ojos un punto de
acuerdo entre los antiguos y los modernos premarxistas sobre este punto
importantísimo: la vida política se basa en la imperfección del hombre y si
gue existiendo porque la naturaleza humana impide la elevación de todos
los hombres al nivel de la excelencia. La conexión entre el gobierno civil y la
imperfección del hombre es expresada por Rousseau, por ejemplo, en forma
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de una distinción entre Estado y sociedad: los hombres pueden ser sociales
si no son corrompidos, pero en la comunidad política unos a otros se atacan y
son atacados. 12 Al principio de Common Sense escribió Thomas Paine: "La so
ciedad es producida por nuestros deseos, y el gobierno por nuestra perver
sidad; la primera promueve positivamente nuestra felicidad uniendo nues
tros afectos, el segundo negativamente conteniendo nuestros vicios[...]. La
primera es el patrón, el último el verdugo."
Podría decirse que Rousseau sugirió, por medio de la doctrina de la per
fectibilidad del hombre, que el gobierno puede ser reemplazado, cada vez
más, por la sociedad: en la libertad perfecta del autogobierno, la coacción
pierde la mayor parte de su poder. Pero Rousseau nunca supuso el total
desplome del gobierno convirtiéndose en sociedad, pues no supuso que
todos los hombres pudiesen volverse filósofos, ni que hay un sustituto per
fecto de la plena racionalidad de los hombres que hiciera prescindible la
coacción y la retórica de toda índole, es decir, la vida política. En suma, no
esperó que el egoísmo ordinario simplemente desapareciera de entre la ge
neralidad de los hombres.
■Lo que en Rousseau fue una sugerencia limitada, aunque categórica, llegó
a ser el meollo dogmático de un pronóstico confiado, de una propaganda
estridente y de una incitación revolucionaria en Marx: el Estado u orden
político desaparecerá por completo, y una humanidad homogénea vivirá
socialmente bajo la regla de la benevolencia absoluta: de cada quien según
su capacidad, a cada quien según sus necesidades. Ya no cumplirá con el
deber incidentalmente y en busca del interés egoísta. El nexo entre el deber
y el interés, o sea la subordinación del deber al interés, se romperá de una
vez por todas, por la abolición de las categorías "deber" e "interés". Serán
abolidas por la revisión de las relaciones de propiedad, por la inauguración
de una nueva economía que traerá consigo la absoluta perfección de la na
turaleza humana, al ser trascendida la producción para intercambio.
En sus lineamientos más escuetos, puede decirse que la radicalización
que Marx hizo de Rousseau se basa en el reemplazo de la razón filosófica
por la razón histórica. Estando presente en proporciones desiguales entre
los hombres la razón filosófica, la inteligencia de los seres humanos en lo in
dividual, la sociedad política con coacción y retórica no es prescindible si se
quiere evitar la calamidad. Eso creía la tradición filosófica. La enseñanza de
Marx nos dice que hay una razón inherente ai curso de la historia: la historia
aborrece la contradicción tan profundamente como en un tiempo se creyó
que la naturaleza aborrecía el vacío. No se nos dice si una contradicción sig
nifica más que un choque de intereses. Sea como fuere, la inviabilidad de
cada contradicción individual es transformada por la filosofía de la historia
en la inviabilidad de la contradicción, simplemente. La filosofía de la histo
ria trata de comunicar su confianza en que la contradicción debe desapare
cer por sí sola, funcionando por medio del descontento de los hombres
abrumados por los síntomas de las contradicciones que existen en la socie
qiiéza nos prepara a conceder que la historia puede dejar lugar a una so
ciedad espiritualmente empobrecida. La viabilidad de las naciones marxistas
no es señal de lo firme de la profecía de Marx sino de lo vacilante del opti
mista historicismo en que se fundamentó. Tenemos todo el derecho de con
cluir que la historia es el opio de las masas.
LECTURAS
B. Engels Friedrich, Lndwig Feverbach and the Out come of Germán Classical Philosophy.
Ed. C.P. Dutt. New York: Int. Pub., n .d., chap IV "D ialectical M aterialism ".
----------, Fíerr Eugen Diihring's Revolution in Science (Anti-Dühring). Trans. E. Burns.
Ed. C.P. Dutt New York: International Publishers, 1935. Part I "Philosophy".
FRIEDRICH NIETZSCHE
[1844-1900]
W er n er J. D a n n h a u s e r
779
780 FRIEDRICH NIETZSCHE
dad fuesen epígonos. Los hombres que no tienen ninguna tarea que realizar
o quienes creen que no queda nada que hacer, tienen que degenerar, pues lo
mejor que hay en el hombre es su aspiración.
Pero ni la afirmación de que el proceso histórico ha terminado ni la afir
mación de que el proceso histórico es racional constituye el aserto más fun
damental del historicismo. El historicismo afirma la abrumadora impor
tancia de la historia, la determinación de la vida y el pensamiento del
hombre por la historia, y la imposibilidad de trascender el proceso histórico.
Nietzsche acepta esta aseveración de la omnipotencia de la historia, y su
aceptación constituye un esencial punto de acuerdo con Hegel. Las calami
dades que Nietzsche atribuye a un exceso de conocimiento histórico pueden
resumirse diciendo que un exceso de conocimiento histórico destruye el ho
rizonte del hombre. Sin embargo, no hay un horizonte permanente del hom
bre qua hombre. Las suposiciones fundamentales del hombre acerca de las
cosas no son evidentes, no tienen base, son históricamente variables y están
determinadas por la historia. No hay cosas eternas ni verdades eternas. Sólo
hay fluir y cambiar, lo que Nietzsche llama la finalidad del devenir.6 Aunque
las doctrinas que aseveran la finalidad del devenir son ciertas, también son
fatales. La historia como ciencia del devenir universal es cierta pero mortal.
Si la vida humana sólo puede medrar dentro de un cierto horizonte que
los hombres creen que es la verdad absoluta pero que en realidad no es más
que uno de muchos horizontes posibles, entonces la vida necesita ilusiones,
y la verdad que expone el horizonte como simple horizonte es mortífera.
Tenemos, pues, un conflicto entre la verdad y la vida, o entre la vida y la
sabiduría.
En semejante conflicto, según Nietzsche, hemos de elegir el bando de la
vida. Puede haber vida sin sabiduría, pero no puede haber sabiduría sin vida.
A pesar de todo, es imposible aceptar las ilusiones que la vida exige si se
sabe que son ilusiones. Los mitos sólo son útiles mientras se les confunde
con la verdad. El horizonte de un hombre es su mito más general y le permi
te vivir porque lo considera la verdad. Ver un horizonte como horizonte es
estar más allá de tal horizonte. Por lo menos la aceptación continua de un
horizonte desacreditado haría caer al hombre en un degradante autoenga-
ño, pero a Nietzsche le interesa el ennoblecimiento del hombre. Si hay una
tensión entre sabiduría y vida, no se le puede resolver prefiriendo la vida.
Se ha llegado a un callejón sin salida.
Y sin embargo, el Uso y abuso de la historia termina con una nota alentadora,
la cual afirma que hay una armonía entre la vida y la sabiduría. Después que
el historicismo ha expuesto el carácter arbitrario de todos los horizontes hu
manos, el hombre se ve sometido a las "desalentadoras oleadas de un escep
ticismo infinito"; pero Nietzsche afirma que ve tierra: el hombre puede
recuperarse de "la enfermedad de la historia".7 Esta recuperación sólo es
posible si de demuestra que el historicismo es falso o que, al menos, no es del
6Ibid., p. 61.
7 Ibid., pp. 6 5,69,73.
FRIEDRICH NIETZSCHE 783
8 Ibid., p. 41.
784 FRIEDRICH NIETZSCHE
res por los que han vivido los hombres han sido sus propias creaciones o
ficciones, tal es un hecho ambiguo. Nietzsche avanza en la dirección de con
siderar esta idea como revelación del carácter creador del hombre y, por
tanto, de su potencia. El hombre queda revelado como el animal que es ca
paz de crear horizontes. Por primera vez, puede crear conscientemente su
horizonte: ¿no podría un horizonte conscientemente creado ser el horizonte
más glorioso jamás creado por el hombre?
Nietzsche se limita a sugerir la posibilidad de semejante solución en el
Uso y abuso de la historia, y las preguntas planteadas por esas sugestiones no
son resueltas en dicho ensayo. Si los horizontes son creaciones de los hom
bres, ¿no puede haber, en principio, tantos horizontes como hay hombres?
Si los horizontes son proyectos libres, ¿cómo debemos elegir entre distintos
horizontes? Cuando surgen las preguntas, debemos dejar de lado el Uso y
abuso de la historia, y enfocar el principal cuerpo de su obra, pero apreciando
siempre la importancia que para Nietzsche tiene el proceso histórico. En
Humano, demasiado humano, Nietzsche critica la filosofía tradicional por su
falta de sentido histórico.^ La importancia del proceso histórico es tal que
casi podría decirse que la propia filosofía política de Nietzsche está escrita
en función de un análisis histórico. Nietzsche intenta crear el horizonte de
futuro para el hombre. Desde luego, su creación no puede ser derivada o
simplemente derivada de la historia, pues es un proyecto libre. Pero la
visión historicista de los horizontes como horizontes, por ejemplo, es por
fuerza una visión poscristiana, como pronto veremos. Y el proyecto del pro
pio Nietzsche pretende, en ciertos aspectos, ser una síntesis de las mejores
proyecciones del futuro que han surgido en la historia. Teniendo en mente
estas consideraciones podemos volvemos ahora a la interpretación que hace
Nietzsche de la historia humana, y que ha provocado en los hombres la cri
sis total de la época de Nietzsche.
El cénit de la historia del hombre fue alcanzado cerca del comienzo de la
historia registrada; hasta entonces la más alta cultura era la de los griegos.
Según Nietzsche, la cultura es la perfección de la naturaleza, y cada cultura
se caracteriza por una unidad de estilo que imbuye todas sus actividades.
Una cultura grande es la que abunda en hombres grandes y creadores y que
eleva a los hombres. En Más allá del bien y del mal escribe Nietzsche:
Toda elevación de tipo "hom bre" ha sido hasta el presente, obra de una sociedad
aristocrática; y siempre será así la obra de una sociedad que tiene fe en una larga
sucesión en la jerarquía, en una acentuación de las diferencias de valores de hom
bre a hombre y que tiene necesidad de la esclavitud en un sentido o en otro. Sin el
"sentimiento de la distancia", tal como se desprende de la diferencia profunda de
las clases, de la m irada escru tad ora y altanera que la casta dirigente lanza sin
cesar sobre sus súbditos; sin el hábito de mando y de obediencia, tan constante en
esta casta, un hábito que nos im pulsa a tener a distancia y a oprim ir, este otro
sentim iento m ás m isterioso no habría podido desarrollarse, ese deseo siem pre
nuevo de aumentar las distancias en el interior del alma misma, ese desarrollo de
condiciones cada vez más altas, más raras, m ás lejanas, más amplias, más desme
suradas; en resumen, la elevación del tipo hom bre.10
los raros egos auténticos que surgen en tan miserable época son reducidos
por su tiempo. El dominio de las bajas formas de vida a expensas de las for
mas superiores es, según Nietzsche, el significado de la democracia. Demo
cracia es mediocridad. No hay diferencia importante entre democracia y
socialismo. Tanto la una como el otro predican el igualitarismo y ambos son
los auténticos herederos del cristianismo y de su moral de esclavos. El cris
tianismo allana el camino al igualitarismo al sostener que todos los hombres
son iguales en aspectos decisivos: tienen en Dios un padre común; y todos son
pecadores.
Nietzsche encuentra que todos los gobiernos de su época son inherente
mente democráticos. Hasta los Estados que se consideran monarquías se
orientan con las multitudes y las halagan. Todos los Estados modernos ceden
ante la opinión pública; Nietzsche equipara la opinión pública con la pereza
privada. El gobierno de la opinión pública es el gobierno de la pereza y la
molicie, que engendran la conformidad. Las sociedades modernas son, to
das ellas, sociedades de masas que no sólo moldean a todos los hombres
dándoles una sola forma, sino una forma degradada. El periódico matutino
reemplaza a la plegaria matutina. La época se enorgullece de su pacifismo:
la verdad es que los hombres ya no creen en nada con fe bastante para lu
char por ello.
Nietzsche condena el Estado moderno y, a la vez, la sociedad moderna. El
Estado es un poderoso ídolo nuevo, mientras que a Nietzsche le interesa la
destrucción de los ídolos. El Estado es una simple superestructura basada en
la cualidad única de un pueblo, pero tuerce esa unicidad: el Estado predica
doctrinas universales, como los derechos del hombre. Su hueco universalis
mo destruye el genio de un pueblo particular; su maquinaria impersonal
despersonaliza al hombre.
Una falsa cualidad imbuye a la sociedad. El éxito en el mercado es símbolo
de dignidad. Y para triunfar hay que ser actor: lo opuesto al ego auténtico.
La educación moderna ya no moldea a individuos auténticos, sino que
produce especialistas. La corrupción de la educación produce por fuerza
una corrupción del nivel general del gusto. De esto es síntoma la baja de ni
vel del estilo literario. La gente deja de hablar bien y de escribir bien pues la
excelencia, como tal, suele ser rechazada.
También la filosofía ha sido afectada por la crisis total de la época de
Nietzsche. Sólo se la tolera por su impotencia. Ya no es soberana sobre las
demás disciplinas. Se halla en tan mal estado que casi merece el descrédito
en que ha caído. Todas las variedades de filosofía que Nietzsche examina le
parecen deficientes. Para empezar, todas tienden a ser dogmáticas. Las filo
sofías se convierten en sistemas filosóficos: la disposición de adoptar un sis
tema es una falta de integridad. Ciertas variedades de filosofía siguen siendo
instructivas. De los cínicos podemos aprender el "turbio" lado inferior de
los valores y apreciar las cualidades animales del hombre. De los escépticos
podemos aprender una necesaria clase de desapego, y de los pesimistas, el
papel necesariamente grande del sufrimiento y el dolor en la vida. Y sin em
bargo, por sí solas estas filosofías no ofrecen soluciones a las crisis de la épo
788 FRIEDRICH NIETZSCHE
ca, siendo síntomas en sí mismas de las crisis. Tampoco la ciencia ofrece una
solución. Posee la rara virtud de la integridad, pero está implicada en la cri
sis: la ciencia es la última forma adoptada por los ideales ascéticos de la mo
ral de los esclavos. La ciencia se vuelve contra la vida en interés de la ver
dad. Su verdad misma, sin embargo, la desarma. A la ciencia le ha dado por
desacreditarse al revelar sus propias limitaciones.
Nietzsche tiene una breve frase para expresar lo que se encuentra en la
raíz misma de la crisis total de su tiempo, crisis reflejada en pensamiento y
acción, en individuos y en instituciones. Su frase es: "Dios ha muerto."
Con la frase de Nietzsche de que Dios ha muerto llegamos al meollo de
sus esfuerzos filosóficos. En el libro más grande de Nietzsche, Así hablaba
Zaratustra, Zaratustra, quien hasta cierto punto es la autorrealización de
Nietzsche, afirma la muerte de Dios, apenas empezada la obra.13 No em
pieza por probar que Dios ha muerto sino que vuelve, diríamos, punto de
honor, el que Dios esté muerto. La fe en Dios se ha vuelto una indecencia
para todos los hombres, excepto para aquellos que aún no han oído de la
muerte de Dios. Más adelante se expresan los significados de esta frase, sus
bases y sus consecuencias.
Desde luego, Nietzsche no es el inventor del ateísmo, y sin embargo en
diversos aspectos su ateísmo es único y significativo. Ante todo, Nietzsche
no hace ningún intento por ocultar su ateísmo, sino que lo proclama una y
otra vez con toda su elocuencia; muchos ateos anteriores habían solido ser
más reticentes sobre su ateísmo. En segundo lugar, el ateísmo en el siglo xix
había sido, casi exclusivamente, dominio de la izquierda política. Puede de
cirse que Nietzsche, quien aborrecía la política de la izquierda y pensaba en
una nueva aristocracia, inventó el ateísmo de la derecha política. Por tradi
ción, se ha asociado la aristocracia con el mantenimiento de la religión; los
aristócratas de Nietzsche son ateos declarados. En tercer lugar, el ateísmo
de Nietzsche es un ateísmo histórico. La frase de que Dios ha muerto impli
ca que Dios existió alguna vez. Dios existió mientras se pudo creer en Dios;
Dios ha muerto porque creer en Dios se ha vuelto imposible.
Dado que a Nietzsche le preocupa un análisis de su época en particular,
su enseñanza de la muerte de Dios se refiere básica pero no exclusivamente
a la muerte del Dios cristiano. Los discursos de la Primera Parte de Así ha
blaba Zaratustra se dedican, en gran medida, al cristianismo y sus efectos. Es
parte de la intención de todo el libro ser una imitación y parodia de la Bi
blia. Zaratustra desea crear una meta auténticamente universal para la
humanidad, y por ende, ha de superar los falsos objetivos universales que
ya existen. El cristianismo y el budismo son objetivos universales falsos,
pero, puesto que sólo el cristianismo es una fuerza importante en Europa,
Nietzsche le presta la mayor atención. La muerte del Dios de los cristianos
deja al hombre europeo sin una meta universal, pero al mismo tiempo tan
unlversalizado por la influencia del cristianismo que el hombre se encuen
tra más allá de todo objetivo nacional o étnico.
13 Véase secs. 2 y 3 del Prólogo de Zaratustra, Así hablaba Zaratustra.
FRIEDRICH NIETZSCHE 789
aunque el león pueda matar al dragón de los valores que precede a la volun
tad del hombre, no puede crear nuevos valores; se queda en un desierto.15
Con la muerte de Dios, el hombre se encuentra en un desierto que es la
crisis total de la época de Nietzsche. Es, obviamente, más que una crisis en
la historia de las ideas. La moral cristiana podrá seguir siendo observada
por un tiempo, acaso por hábito, pero tal situación no puede durar. Los hom
bres son cada vez menos capaces de creer en algo. Ya no hay un horizonte
que dé significado a la vida: la crisis es total.
La política de la izquierda es, para Nietzsche, síntoma de lá crisis total y
agravación de ella, por lo cual obviamente no es una solución. ¿Qué decir
del conservadurismo, o de la política de la derecha política? Nietzsche niega
la posibilidad de una solución conservadora, por varios motivos, criticando
a la vez la forma específica que adoptó el conservadurismo alemán en tiem
pos de Bismarck, y las suposiciones generales del conservadurismo.
En primer lugar, el conservadurismo del siglo xix se vio obligado a hacer
abrumadoras concesiones al movimiento democrático de los tiempos mo
dernos. Bismarck intenta mantener una monarquía pero al mismo tiempo se
ve obligado a introducir el sufragio universal y una vasta legislación de
beneficencia, haciendo avanzar así el movimiento democrático. El rey ya no
es considerado el gobierno sino tan sólo el primer siervo.
En segundo lugar, el conservadurismo abraza los ideales del nacionalis
mo. El nacionalismo es, inherentemente, un fenómeno democrático, como
lo demuestra su desarrollo a partir de la Revolución francesa. También es
un anacronismo. Las concesiones mismas que todos los Estados europeos
deben hacer a la democracia y la creciente semejanza de todas las culturas
europeas muestran que ya hay una unidad europea oculta que no puede ne
garse: Nietzsche se considera un buen europeo. Los pocos individuos au
ténticos del siglo xix, como Napoleón y Goethe, no fueron seres nacionales
sino europeos. Ya no pueden tolerarse los superficiales conflictos de las
naciones-Estados europeas aunque sólo fuera por la amenaza que para
Europa significa el gigante dormido, Rusia.
En tercer lugar, el conservadurismo depende de la antigua nobleza que
hoy está decrépita. Lo que se necesita es una nueva nobleza y una nueva idea
de nobleza.
Por último, el conservadurismo está aliado al cristianismo, pero, como
hemos visto, Nietzsche defiende un ateísmo abierto.
Podemos resumir la opinión que Nietzsche tiene del conservadurismo
citando un aforismo de una de sus últimas obras, El crepúsculo de los ídolos:
Susurrando a los conservadores. Lo que no se sabía antes, lo que se conoce o lo que
puede conocerse hoy: una inversión, un retorno en cualquier sentido o grado sim
plemente no es posiblef...]. En la actualidad, aún hay partidos cuyo sueño es que
todas las cosas puedan caminar hacia atrás, como cangrejos. Pero nadie es libre de
ser un cangrejo. N ada sirve: se debe ir adelante... paso a paso hacia la decadencia
(esa es mi definición del "p rogreso" m oderno). Podem os contener este desarrollo
18 lbid.,pp. 225-228.
FRIEDRICH NIETZSCHE 793
mas porque se guía por la naturaleza. Mas para Nietzsche el hombre no tie
ne una naturaleza determinada. Puede haber naturaleza en el sentido del
mundo exterior, pero esta naturaleza no tiene ningún valor y consiste en da
tos sin ningún significado. No es posible vivir de acuerdo con la naturaleza
porque la naturaleza no dicta un curso de acción. Para Nietzsche la natura
leza es un problema, pero no puede prescindir de cierto concepto de natu
raleza y de un principio natural de gobernar y ser gobernado, que garanti
zará toda jerarquía.
La cuestión más grave de los límites de la voluntad de poder se refiere al
pasado. En principio, se puede y se debe desearlo todo, pero, ¿se puede desear
el pasado? El proyecto de Nietzsche para el futuro se basa, aunque sólo sea
negativamente, en el pasado. Su proyecto es la creación del sí mismo, pero
también el sí mismo es creación del pasado. ¿No frustran la voluntad el pa
so del tiempo y el pasado? Nietzsche piensa en las filosofías anteriores co
mo la reacción de la voluntad a su propia impotencia ante el paso del tiem
po, la venganza de la voluntad de poder contra el tiempo, por la creación de
seres eternos ficticios. Pero su propia filosofía no es negativa, sino que nos
libera del espíritu de venganza. Debe ser una afirmación total, aun del pasa
do. El pasado sólo puede ser deseado y afirmado si se muestra que también
es el futuro. Si hubiera un eterno retorno de todos los seres, entonces el pa
sado también sería el futuro. La doctrina nietzscheana del eterno retorno
afirma que todas las cosas ya han ocurrido antes, un número infinito de ve
ces, y que volverán a ocurrir un número infinito de veces, exactamente co
mo antes. La doctrina del eterno retorno es una doctrina moral, tanto como
cosmológica. Si hay un eterno retorno, el hombre estará consciente de la te
rrible gravedad de todos sus actos, ya que recurrirán un número infinito de
veces. Además, al desear el eterno retomo de todas las cosas, el hombre quie
re y afirma un futuro que se volverá su pasado; por decirlo así, puede llegar
a ser causa de sí mismo. Por último, el retorno de todas las cosas garantiza
la existencia de cosas bajas y por tanto de cosas que no pueden ser supe
radas por la voluntad de poder. Al desear el eterno retorno, la voluntad lle
ga al máximo; se supera a sí misma pero sobrevive en la afirmación total de
todas las cosas. Mediante la afirmación total de todas las cosas el hombre
deja de ser hombre y se vuelve superhombre.
El superhombre es el proyecto de Nietzsche para el futuro del hombre.
Pretende ser una realización y una trascendencia completas de los más altos
ideales del hombre que habían sido antes concebidos. En parte es poeta, en
parte filósofo, en parte santo. Es poeta porque es creador, pero es más que
los poetas de hoy, a quienes Nietzsche critica por mentir (falsifican los datos
sin sentido) y por no crear nuevos valores sino, antes bien, por actuar como
servidores de la moral tradicional. El superhombre creará nuevos valores y
en este aspecto se asemejará al filósofo tradicional, pero sus creaciones
serán creaciones conscientes. Por último, el superhombre se asemejará al
santo porque su alma contendrá toda la profundidad que el cristianismo ha
dado al hombre. El superhombre será César con el alma de Cristo. A la pos
tre, el cristianismo al que Nietzsche maldice desempeña un papel más im
796 FRIEDRICH NIETZSCHE
existe el peligro, aun desde su punto de vista, de que los hombres peores y
no los mejores escuchen su consejo. Y aun si sólo los mejores siguieran el
consejo, existiría el peligro de que se retiraran de la arena política los hom
bres más necesarios en ella.
La interpretación predominante de Nietzsche también está obligada a pa
sar por alto otra veta de su escritura veta abiertamente política. Nietzsche
prevé una época de política apocalíptica. Lo que es más, ve una necesidad
de apocalipsis y la saluda con júbilo. Espera una época de grandes guerras
que será parte importante de la política del futuro. Habla con aprobación de
la necesidad de un programa de eugenesia; prevé un tiempo en que sectores
enteros de la Tierra serán dedicados a la experimentación del hombre sobre
el hombre; y está en favor de la implacable extinción de los pueblos y las
razas inferiores. Nietzsche cree que el nihilismo está ya tocando a las puer
tas de Europa. En su odio a la degradación del hombre que es el último
hombre, recomienda que se abran las puertas al nihilismo.
Parte de la importancia de la filosofía política de Nietzsche se halla en el he
cho de que es una crítica implícita al marxismo. Nietzsche no se refiere nunca
a Marx o a Engels, pero estaba familiarizado con varias formas del socialis
mo del siglo xix. Además, como Marx, Nietzsche fue influido por Hegel. Po
demos resumir como sigue la relación del marxismo con la filosofía política
de Nietzsche: el ámbito marxista de la libertad que ha de lograrse mediante
la revolución es, para Nietzsche, el ámbito del hombre último, la absoluta
degradación del hombre. Nietzsche pensó más profunda, más filosófica
mente que Marx acerca de lo que seguiría a la revolución.
Si Marx está inseparablemente relacionado con el desarrollo del comunis
mo, debe reconocerse que Nietzsche está ligado al surgimiento del fascismo
del siglo xx. La relación del fascismo con Nietzsche nos recuerda la relación
de la Revolución francesa con Rousseau. El problema de la conexión de
Nietzsche con el fascismo no se resuelve, desdichadamente, afirmando, como
suelen hacerlo muchos intérpretes de Nietzsche, que éste no fue fascista,
que fue crítico violento del nacionalismo alemán y que habría aborrecido a
Hitler. Todo esto es sin duda cierto, y decirlo muestra el absurdo de hacer
una burda identificación de la doctrina de Nietzsche con las atrocidades de
Hitler. Nietzsche fue un hombre con una noble visión del futuro del hombre.
Su propia delicadeza, integridad y valor brillan a través de sus escritos.
También estuvo libre del burdo racismo que sería elemento importante del
fascismo, y no tuvo más que desprecio al antisemitismo político. Pero queda
en pie el hecho de que en varias formas, Nietzsche influyó sobre el fascismo.
Acaso el fascismo abusara de las palabras de Nietzsche, pero es singular
mente fácil abusar de tales palabras. Nietzsche fue un extremista, y nadie
tuvo más talento que él para hacer que una opinión extrema pareciese atrac
tiva, presentándola con gran audacia y elocuencia. Un hombre que aconseja
a los hombres vivir peligrosamente, debe esperar que hombres peligrosos,
como Mussolini, sigan su consejo; un hombre que enseña que una buena
guerra justifica toda causa debe esperar que se abuse de su enseñanza que, a
medias, había sido presentada en broma, pero sólo a medias. Nietzsche elo
798 FRIEDRICH NIETZSCHE
LECTURAS
19 ibid., p. 30.
JOHN DEWEY
[1859-1952]
R o b e r t H o r w it z
1 John Dewey, The Public and its Problems (Chicago: Gateway Books, 1946), p. 9. Reproducido
con autorización de Holt, Rinehart and Winston, copyright 1927 by John Dewey. Esta obra fue
publicada originalmente por Henry Holt and Company en 1927. La edición de 1946, a la que se
hace referencia exclusiva en este ensayo, se distingue por una extensa y nueva introducción, de
considerable importancia.
799
800 JOHN DEWEY
2 John Dewey, Réconstruction in Philosophy (Nueva York: New American Library, 1950), p. 8.
Reproducido con autorización de la Beacon Press, copyright 1958 by Beacon Press. Esta obra
fue publicada originalmente por Henry Holt and Company en 1920. Una edición aumentada fue
publicada en 1948 por Beacon Press, con una importante introducción nueva escrita por
Dewey. Las referencias de este capítulo son a la edición de New American Library (Mentor) de
1950.
3 John Dewey, Human Nature and Conduct (Nueva York: Henry Holt and Company, 1944),
p. 270. Reproducido con autorización de Holt, Rinehart and Winston, copyright by Henry Holt
and Company. Al parecer, no se hicieron cambios importantes a esta obra desde que fue publi
cada micialmente en 1921. Las referencias a este ensayo fueron tomadas de la edición de bolsillo
de 1944.
JOHN DEWEY 801
el gobierno, los negocios, el arte, la religión y todas las instituciones sociales tie
nen un significado un propósito. Tal propósito es liberar y desarrollar las capaci
dades de los individuos humanos sin consideración de raza, sexo, clase o posición
económica[...]. La dem ocracia tiene muchos significados, pero si tiene un signifi
cado moral, se encuentra en resolver que la prueba suprema de todas las institu
ciones políticas y las disposiciones industriales será la contribución que hagan al
desarrollo general de cada miembro de la s o c i e d a d . 2 4
cas del actual orden económico son tan sólidas y extensas que determinan
los constituyentes más importantes del público y la sede del poder". Ade
más, inevitablemente "tratan de adueñarse de los medios del gobierno; son
factores que controlan la legislación y la administración". Dewey no está
dispuesto a permitir que los principios de la teoría pluralista convencional,
que sólo atribuyen una función "arbitral" al Estado, obstaculicen la reforma
de las rapaces asociaciones de empresa y maquinarias políticas, pues afec
tan gravemente el "desarrollo" de la multitud de ciudadanos ordinarios.
"Desarrollo", el fomento universal del "desarrollo", siempre es para Dewey
la norma última de la acción política. Por lo tanto, insiste en que el Estado
no se limite a fijar las condiciones en que pueden operar "todas las asocia
ciones". Por tanto, el buen Estado
Dewey ofrece dos normas por las cuales el Estado puede determinar si las
actividades de una asociación particular deben ser estimuladas o comba
tidas. Las resume con toda precisión en Democracy and Education de esta ma
nera: "¿Cuán numerosos y variados son los intereses que están siendo cons
cientemente combatidos? ¿Cuán completa y libre es su interrelación con
otras formas de asociación?" Dewey aclara estas normas aplicándolas a aso
ciaciones tan destructivas como la gavilla criminal, la empresa rapaz, la
maquinaria política egoísta. Cada una de estas asociaciones le parece res
trictiva para el "desarrollo", ya que los nexos que unen a sus miembros son
pocos. Esto aparece con la mayor claridad en el caso de la banda de delin
cuentes, cuya pertenencia se basa en "un interés común en el saqueo". Por
idéntica razón, el nexo que une a los empresarios en un conglomerado de
negocios rapaz está limitado principalmente a un interés en el lucro pecu
niario. La estrecha búsqueda de "despojos", y no una preocupación general
por el bien común es la que caracteriza a los miembros de una maquinaria
política. De ahí se sigue que la participación en tales asociaciones tiende a
aislar a sus miembros "de otros grupos con respecto al toma y daca de los
valores de la vida".33 Por contraste, Dewey habla con admiración de las po
sibilidades de "desarrollo" que se basan en la pertenencia a asociaciones de
dicadas a investigaciones científicas y artísticas, la educación, el servicio
social y similares.
No es posible comprender toda la medida y el significado de la democra
cia, añade Dewey, hasta que se ponga una segunda condición a la teoría y la
32 fh e Public and its Problems, pp. 71-72,107.
33 Democracy and Education, p. 96.
JOHN DEWEY 811
36 Ibid., p. 12.
JOHN DEWEY 813
37 ibid., p. 33.
38 Ibid., p. 137.
814 JOHN DEWEY
rector legítimo, pero en que la vida de cada ciudadano era guiada por leyes
conducentes al bien. Puede verse hasta qué punto está lejos de ser ésta, en
realidad, la posición de Dewey, si recordamos sus propios juicios sobre la fi
losofía política tradicional. Dewey negó la existencia de un bien fijo y sus
tantivo para el hombre y afirmó, en cambio, que el bien es un proceso de
"desarrollo" y cambio. Además, no consideró que la comunidad fuese fun
damentalmente política, es decir, una unidad determinada en los aspectos
fundamentales por la "constitución". Antes bien, creyó que la influencia de
los factores'psicológicos y económicos era decisiva para formar las disposi
ciones y por ello la conducta de los hombres. La medida de la depreciación
de lo político, en la mente de Dewey, es el hecho de que se negara a tratar la
democracia fundamentalmente como una forma de gobierno; en cambio, es
un modo de vida, y la democracia política o legal tiene, antes bien, el carác
ter de un efecto —aunque un efecto muy importante— que el de una causa
de la democratización psicológica y económica.
Así pues, la democracia política se yergue firmemente tan sólo sobre los
fundamentos echados por una reconstrucción democrática de la filosofía,
y de todo aspecto de la vida. La conciencia que Dewey tenía de la enormi
dad de esta tarea fue aliviada por su fe inquebrantable en la capacidad de
los hombres para lograr por doquier el "desarrollo", concomitante indis
pensable de la democracia. Siempre alentador, no permitió que las calami
dades del siglo xx destruyesen sus optimistas expectativas para el futuro de
la humanidad. Su obra se levanta siempre sobre la seguridad de que con el
proceso de la reconstrucción democrática que él pide,
tenemos toda la razón para creer que cualesquier cambios que puedan ocurrir en
la maquinaria democrática, serán de una índole que haga del interés público una
guía más suprem a y una norm a de la actividad gubernamental y que capacite al
público a form ar y m anifestar sus propósitos con m ayor autoridad aún. En este
sentido, la cura para los males de la democracia es más democracia.39
LECTURAS
A. Dewey, John, The Public and its problems, Chicago: Gatew ay Books, 1946. cap. i,
pp. 3-36; cap. n, pp. 37-74; cap. vi, pp. 208-219.
----------, Réconstruction in Philosophy. N ueva York: New Am erican Library, 1950.
Introducción, pp. 8-28.
B. Dewey, John. Human Nature and Conduct. N ueva York: Holt, 1944. Cap. iv, pp.
125-130; cap. vi, pp. 223-237.
----------, Experience and Education. Nueva York: Macmillan, 1938. Cap. m pp.23-32.
----------, Líberalism and Social Action. Nueva York: Putnam, 1935, pp. 74-85.
—— — , D em ocracy and Education. N ueva York: M acmillan, 1916. Cap. vil, pp.
94-102.
39 Ibid., p. 146.
EDMUND HUSSERL
[1859-1938]
R ic h a r d V e l k l e y
816
EDMUND HUSSERL 817
nología es, ante todo, un intento por dar a la razón la interpretación correcta
como fuente de significado, valor y telos último para la humanidad como
tal, pero especialmente para el Occidente. Pues este último ya ha adquirido
cierta conciencia de su fin racional, y el hábito de considerarse como el por
tador de una iluminación especial para toda la humanidad. Pero hasta hoy
en su historia, el hombre occidental sólo ha tenido un oscuro barrunto de la
auténtica esencia de la razón como autonomía: como algo que se da a sí mismo
todo significado, valor y fines.
De este modo Husserl es uno de los principales analistas y de los que han
respondido a lo que se ha llamado el hecho, o la amenaza, del nihilismo. El
pensamiento de todos sus seguidores y discípulos se encuentra dentro del
ámbito de esa preocupación: la recuperación del espíritu de Occidente ante
el inminente nihilismo. Y sin embargo, debe decirse que muchos de los discí
pulos y lectores de Husserl se apartaron de su versión de tal espíritu como
un "heroísmo de la razón", por el cual el telos del hombre occidental consis
te en el descubrimiento de la auténtica esencia de las cosas y del Ser por
medio de la investigación racional.4 Husserl afirmó que el descubrimiento
de este telos fue efectuado por los griegos de la Antigüedad. Aquellos estu
diosos que rechazaron la visión racional del telos occidental tuvieron en
tonces que mostrar que la Antigüedad griega había señalado pero no había
alcanzado a realizar otro telos superior, o mostrar que el espíritu que puede
salvar al Occidente y al mundo no tiene un origen griego. El primero de es
tos esfuerzos se debe principalmente a Heidegger y se encuentra en el meo
llo de lo que hoy se llama la "filosofía hermenéutica". El segundo esfuerzo
fue de quienes trataban de recuperar las fuentes del poder de varias ortodo
xias, y sólo dudosamente podría conservar el nombre de "filosofía". ¿Puede
achacarse al propio Husserl cierta responsabilidad por la defección de la
visión de Husserl?
Los inconformes entre los estudiosos de Husserl hacen una crítica con ab
soluta unanimidad: mientras que Husserl afirma que su pensamiento carece
de presuposiciones: sin embargo, ha presupuesto que la investigación racio
nal es el telos humano; sus fenomenológicos fundamentos de todas nuestras
creencias primarias no han dado base a esta creencia. Por justicia a Husserl,
debemos decir que intenta fundamentar plenamente su versión de la esen
cia humana como racional, en sus últimas investigaciones. Tal fundamento
es central en el giro hacia el "mundo de la vida" como objeto de investiga
ción. Al mismo tiempo, el pensamiento de Husserl lo acerca a algo parecido
a la filosofía política, al abordar el tema del "mundo de la vida". Veremos
que el escrito de Husserl está dedicado al menos en dos ocasiones a un pro
blema reconociblemente decisivo para toda la tradición de la filosofía políti
ca, que comienza con Sócrates: el de la relación del filósofo con el contexto de
la vida práctica y política que su actividad presupone, o de las "fuentes" de la
filosofía y de la ciencia en el mundo prefilosófico y precientífico.
Podemos observar, de antemano, que el modo que tiene Husserl de abor
4 "Philosophy", p. 192.
820 EDMUND HUSSERL
dar este problema socrático en algunos aspectos es muy divergente del ori
ginal modo socrático. Estas divergencias ayudan a explicar la defección de
ulteriores fenomenólogos, que se apartaron del hincapié de Husserl en la
racionalidad. Aunque Husserl conviene con Sócrates en que la razón es
esencial para la humanidad, no puede decir que la razón pertenece a la na
turaleza humana.5 Es decir, podemos habar de esencia humana pero no de
naturaleza humana; la esencia del hombre consiste en una racionalidad que
se realiza a sí misma mediante la formación de estructuras de "significado".
La manera en que la razón constituye así significados contiene ciertos ras
gos invariables, y por ello podemos hablar de la esencia invariante de la ra
zón. Pero las estructuras de significado constituidas pueden variar históri
camente, e incluyen tan decisivos rasgos humanos como el descubrimiento
de la teoría en la Antigüedad. Dicho de otra manera, el modo en que el hom
bre considera la naturaleza o, como dice Husserl, "objetiva" la naturaleza,
pasa por un cambio histórico; la capacidad de la razón para formar nuevos
significados es infinita, y, por ello, su capacidad de crear "historia" es ilimi
tada. La "naturaleza", entonces, pertenece a la "historicidad del espíritu";
en otras palabras, el modo en que el hombre relaciona su racionalidad con
un "mundo circundante" es históricamente cambiante.6 Es, en realidad, la
esencia invariable de la razón el buscar la claridad acerca de los fines últi
mos, pero esos fines se encuentran en su propia actividad; cómo el mundo
"circundante" o "natural" se concibe como algo "externo" a la racionalidad,
no tiene en sí nada permanente. Cuando hablamos de naturaleza humana,
en realidad queremos hablar de la relación de la razón con el mundo cir
cundante (que incluye el cuerpo humano). De este modo, el estudio de la
naturaleza humana es generalmente reemplazado por Husserl y los feno
menólogos por el estudio de la cultura o la civilización como esfera de las
relaciones constituidas entre la razón y el mundo circundante. Podemos
decir que este reemplazo es posible porque la fenomenología es mucho más
racionalista que el pensamiento de Sócrates, de Platón y de la Antigüedad:
afirma que toda la esencia de la humanidad es la razón (o la conciencia).
De todos modos, Husserl es uno de los más vigorosos críticos del histori
cismo. Sin embargo, es un crítico devoto, que conoce su afinidad con el ad
versario. Su crítica del historicismo es un aspecto decisivo de su intento por
rescatar la racionalidad como el telos de Occidente, mediante la realización
de una ciencia rigurosa. A la postre, Husserl descubre que debe conceder lo
que se le debe al historicismo. Llega a la idea de que la razón, en su intento
por definir su propio telos, debe combinar las investigaciones históricas con
las sistemáticas.7 El telos de la razón, además, sólo puede definirse en los
términos de una "filosofía de la historia". Podemos decir que la filosofía po
lítica de Husserl adopta, en sus últimos escritos, la forma de una filosofía de
la historia.
La c r ít ic a d e l ps ic o lo g ism o
menología y enfocar el puro ámbito del significado ideal exige una severa
disciplina para apartarse de la preocupación ordinaria por la naturaleza tal
como existe. La filosofía anterior a la fenomenología como ciencia rigurosa
no ha logrado hacer este "radical" desprendimiento, y por ello siempre ha
tendido a "naturalizar" la razón; al proceder así, ha revelado que es simple
mente víctima de los prejuicios no examinados del "sentido común". Esto
ha sido evidente en su tendencia a considerar la naturaleza como un conjun
to autosuficiente de cosas, que existe independiente del espíritu (como en la
primera cosmología griega), y a considerar el espíritu como variable depen
diente de la naturaleza (o del cuerpo) o como una entidad paralela, similar
a la naturaleza.15 En suma, podemos decir que la recuperación de las "apa
riencias" por Husserl se ocupa ante todo en descubrir la autonomía absolu
ta de lo racional.
La c r ít ic a d e l h isto r ic ism o
de todas las culturas y formas de vida espiritual. Pero este historicismo po
sitivista se refuta a sí mismo; por sí solos, los hechos nunca pueden determi
nar la verdad de los ideales; el juicio de que "todos los ideales sólo son váli
dos para su época" claramente no es un simple planteamiento de hechos
acerca de la historia y las creencias, sino que pretende ser, prescriptivamen-
te, una declaración acerca de la validez de todos los ideales, pasados y futu
ros. Y como tal, no puede ser válido sólo para su época ni puede derivarse
de la simple experiencia pasada.
Así, las varias formas de positivismo manifiestamente se refutan a sí mis
mas. El resultado de esta autodestrucción habría debido ser un fortaleci
miento del espíritu científico, con un retorno a los ideales clásicos de verdad
absoluta, en lugar de su debilitamiento. Podemos entonces tomar nota de
una forma más seductora de escepticismo, que está ganando la batalla con la
ciencia rigurosa, como sucesora del positivismo ingenuo. Husserl se refiere a
un fenómeno específicamente alemán, el surgimiento de la Weltanschauungs-
philosophie, la filosofía de las cosmovisiones. Esto reconoce que la vida espi
ritual se independiza de una base en el simple hecho (y al hacerlo, es afín a la
fenomenología), y considera toda "verdad" (incluyendo la del "hecho") como
producto de grandes personalidades que interpretan el destino y las as
piraciones de la humanidad para su propia generación y acaso para las que
vengan después; estas interpretaciones son las grandes "cosmovisiones".1®
Donde más débil es el espíritu científico es en esta forma de filosofía; aquí la
ciencia es reemplazada por una sabiduría que está al servicio de los intere
ses inmediatos de la vida. Tiende a una elevación de esos intereses, y sin
embargo carece de las críticas normas de rigor que son indispensables para
determinar cuál puede ser la forma más elevada de esos intereses. El histo
ricismo antiguo desacreditaba todos los ideales y por ello no servía a nin
gún interés de vida; la intensificación de la vida es la carga aceptada por un
nuevo historicismo en la investigación y la filosofía. Husserl dirige sus ar
gumentos contra la Lebensphilosophie de Dilthey, quien en contraste con
Nietzsche trata de incorporar el nuevo telos de la investigación dentro de
unos cánones relativamente tradicionales de estudio y de investigación.
Husserl observa, antes de 1914, que "el espíritu de la época es en esencial
antinaturalista e inclinado al historicismo" de la índole más radical y afir-
madora de la vida. La exaltante emancipación de una ciencia humanamente
trivial también es, por desgracia, una emancipación de la razón misma. El
"carácter" de la emancipación tiene un "valor relativo" con respecto a lo
que deja atrás, pero no debe olvidarse que "los más altos intereses de la cul
tura humana exigen una filosofía rigurosamente científica".19 Sin embargo,
la filosofía de las cosmovisiones propone que "hay una necesidad humana
de un conocimiento unificado y unificador, global y que lo aclare todo", y
que la ciencia no puede ofrecer ese conocimiento. El conocimiento requeri
do existe en la forma de la completa formación educativa y espiritual del
El m u n d o d e l a v id a y l a h ist o r ia
28 "Philosophy", p. 186 ("vida" como condición de la ciencia); p. 150 ("vida" como condición
de toda cultura); Crisis, par 9, sec. 1.
29 "Philosophy", p. 159 y pp. 158-164 passim; pp. 169-172.
EDMUND HUSSERL 829
Tras esta optimista opinión de los asuntos humanos se encuentra una ver
sión bastante particular de la ilustración moderna, que brotó durante la
"primera crisis" de la edad moderna, en el siglo xvm. Es la opinión de que
los males de la sociedad y las fuerzas que obstaculizan el camino de la vir
tud general y de la decencia brotan de la teoría misma. Esta opinión es cla
ramente expresada en la subordinación kantiana de la especulación simple
mente "dialéctica" con su "nociva influencia" a la razón práctica y su base
en la "buena voluntad" de la persona ordinaria. Mientras que tal pensamien
to parece tomar el punto de partida del sentido común o de la razón común,
en realidad está atribuyendo importancia y fuerza básicas —para bien o para
mal— al hombre teórico. El lado opuesto de la opinión de que nuestro mun
do es corrompido principalmente por teorías falsas es la idea de que será
enderezado por las teorías auténticas (o, tal vez, por el fin de toda teoría).
Una versión de este pensamiento se encuentra, casi con seguridad, en
Husserl. Se ha dicho en favor de Husserl que él da el enorme paso de reins
talar para la doxa u opinión, sus derechos como fundamento de toda filo
sofía (en las constituciones primarias del sujeto anónimo) y que muestra el
error de la elevación platónica del episteme (conocimiento) por encima y en
contra de la doxa.40 Es decir, casi todo está bien en el entendimiento común;
la filosofía no lo trasciende sino que elabora su racionalidad implícita, el
noble telos que hay en su interior. Algunos de los sucesores de Husserl mo
difican esta posición, mediante el rechazo del telos racional, pero siguen
siendo fenomenólogos comprometidos en la elaboración del "mundo huma
no" que se constituye a sí mismo por medio de las experiencias primarias
de la existencia. La reflexión en este enfoque fenomenológico puede ayudar a
arrojar luz sobre la relativa ausencia de filosofía política en la fenomenología.
LECTURAS
B. Husserl, Edm und, The crisis ofEuropean Sciences and Transcendental Phenomenolo
gy: An Introduction to Phenomenological Philosophy. Northwestern University Press,
1970.
833
834 MARTÍN HEIDEGGER
dos los seres humanos a la tarea tecnológica mundial. Así, para Heidegger,
el conflicto en los tiempos modernos no es consecuencia de la pasión, de la
parcialidad humana, de la voluntad de poder, del antagonismo de clase o
de disputas por la naturaleza de la justicia, sino el resultado de los intentos
por lograr la libertad humana en el mundo natural por medio de la tecno
logía. Por consiguiente, el conflicto también es inevitable ya que lo que sig
nifica ser humano en el mundo moderno es medir, dominar y domeñar a la
naturaleza, es decir, ser tecnológico. Heidegger sigue este desarrollo desde
Descartes, pasando por Leibniz, Kant, Hegel, Schelling y Nietzsche hasta la
tecnología universal del siglo xx.3 Es la historia del creciente nihilismo del
pensamiento moderno en el viaje del hombre moderno como sujeto, desde
la autoconciencia cartesiana hasta la voluntad de poder nietzscheana, la que
en opinión de Heidegger se encuentra en el meollo de la tecnología mun
dial. Asimismo, es la historia de la degeneración del hombre, de consciente
amo de la creación a obrero y hombre-masa. La modernidad culmina, como
Heidegger ya lo había reconocido en El ser y el tiempo, en el completo olvido
del Ser en la total deshumanización del hombre, el cual a su vez se convierte
en simple materia prima para una tecnología mundial que sólo tiende a su
propia nihilista perpetuación y desarrollo.
Desarraigados y alienados de la sociedad tradicional, los modernos inten
tamos construir un lugar para nosotros mismos en mitad del devenir con
ayuda de la historia. La historia nos permite medir y demarcar el tiempo de
tal modo que podamos determinar nuestro origen y nuestro lugar con res
pecto a todas las otras cosas. Podemos así protegernos de la aterradora
incertidumbre de un devenir sin rumbo. Sin embargo, este proyecto en el
fondo intenta convertir al tiempo en objeto de explotación, y por ello es aná
logo a la objetivación del espacio emprendida por la ciencia natural moder
na. Sin embargo, sólo logra apartar más completamente al hombre de la
tradición metafísica que le había dado un lugar y un significado auténticos,
uniéndolo en algún nivel básico con la cuestión del Ser, durante largo tiempo
olvidada. Apartado por entero de esta cuestión, el hombre también queda
aislado de la dirección que aquélla daba a su pensamiento y a su actividad.
Sin embargo, sin esa dirección, la historia puede ser interpretada de cual
quier manera, pues ya no hay una norma de verdad y de realidad. En opi
nión de Heidegger, el hombre cae así presa de la confusión del historicis-
mo y el relativismo, de la que sólo puede escapar entregándose a la ideología
y adoptando una cosmovisión arbitraria e irracional que le ofrezca una
explicación simplificada pero totalista que resuelva toda incertidumbre e
inseguridad.
De este modo, la historia y la ideología sólo sirven como dos instrumen
3 Para la versión de Heidegger de este desarrollo véase el siguiente artículo y libros suyos:
"The Principie of the Ground", Man and World, VII (1974), pp. 207-222; Kant and the Problem of
Metaphysics [Hay edición del f c e .] (Bloomington: Indiana University Press, 1962); Hegel's Con-
cept ofExperience (Nueva York: Harper & Row, 1970); Schelling's Treatise on the Essence of Human
Freedom (Athens: Ohio University Press, 1985); Nietzsche, 4 vols. (Nueva York: Harper & Row,
1979-1987), y The Question of Technology and Other Essays (Nueva York: Harper & Row, 1977).
MARTÍN HEIDEGGER 843
revelación, el Ser apareció como caos o nada, como la violencia del abismo
que abrumaba al hombre en todo su misterio y que abría un nuevo modo de
pensar y de actuar, un nuevo mundo, que creaba nuevos dioses, una nueva
ética, una nueva política y una nueva concepción de la humanidad misma
del hombre. En otras palabras, el hombre quedó abrumado por el funda
mental misterio y la incomprensibilidad de la existencia. Heidegger sostiene
que ésta es la experiencia concreta de Ser, del modo en que el Ser aparece
ante el hombre. El Ser, en este sentido, apareció ante los griegos como pre
gunta fundamental. Sin embargo, como pregunta, les movió a buscar res
puesta, apartándose así de la pregunta misma, apartándose del Ser. Los pre-
socráticos se encontraron en mitad de esta lucha entre el Ser como misterio
fundamental o pregunta sobre la existencia y los seres, determinados por ca
tegorías o respuestas a esta pregunta. La lucha fue llevada adelante en el arte,
o en lo que Heidegger a menudo llama lenguaje, no sólo por poetas sino
también por escultores, arquitectos, pensadores y estadistas que tomaron
parte en establecer las leyes, costumbres e instituciones del mundo griego.
Todos ellos se enfrentaron al misterio de la existencia, que la experiencia del
Ser evocó, y construyeron un nuevo modo de comprender y un nuevo mun
do como respuesta o solución a este misterio.
La más grande creación de los griegos fue la polis. Para ellos no sólo era el
lugar en que se realizaban los asuntos del Estado, sino el lugar en que los
hombres y los dioses se relacionan entre sí, donde el hombre por primera
vez reconoce su mortalidad terrena en oposición a su inmortalidad celestial.
Los griegos, como los ve Heidegger, fueron así capaces de encarnar un au
téntico entendimiento de la muerte y por tanto de su propia finitud y desti
no en su arte, religión y filosofía y, ante todo, en sus instituciones políticas.
En este sentido, la polis es fuente de la humanidad del hombre como Ser
humano. Mientras el hombre reconozca su propia mortalidad y destino en
oposición a los dioses inmortales, tendrá un lugar particular o ethos de sí
mismo, y, por tanto, será capaz de una ética. El carácter de su lugar y por
tanto de su ética y su política es, así, un reflejo del carácter particular de los
dioses y de las relaciones del hombre con ellos. En este sentido, la polis siem
pre es el lugar de los dioses y se caracteriza en sus leyes e instituciones por
el panteón particular que ha sido revelado.
Esta experiencia presocrática del Ser, en opinión de Heidegger, es fun
damentalmente trágica. El abismo del Ser que provoca asombro y pensa
miento también saca al hombre del orden cotidiano de las cosas. El Ser lo
pone todo en entredicho, y quienes como Antígona, Edipo y Heráclito que en
cuentran la cuestión de Ser se vuelven "apolis, sin ciudad ni lugar, solos, alie
nados, sin modo de salir, al centro del ser en general, y al mismo tiempo sin
condición y límite, sin estructura y orden porque, como creadores, primero
deben fundamentar todo esto".6 En un sentido trágico-heroico, arrojados de
Harper & Row, 1975), y Erlauterungen zu Holderlin's Dichtung (Francfort del Meno: Kloster-
mann, 1944).
6 IM, pp. 152-153.
MARTÍN HEIDEGGER 845
la vida ordinaria, estos fundadores representan para los griegos la más alta
humanidad posible.
La época trágica en que tales figuras tienen sentido y significación llega a
su fin al desaparecer la revelación del Ser. Este mundo terminó cuando la pre
gunta del Ser quedó sumergida en sus respuestas y no reapareció como
pregunta, es decir, cuando, en términos de Heidegger, el Ser se retiró y fue
olvidado. ¿Por qué? En opinión de Heidegger, esto fue oscuro y misterioso,
y no corresponde al hombre, sino al propio Ser. El que ocurriera es el hecho
central y decisivo de toda la historia occidental.
Este retiro del Ser como pregunta empezó con los sofistas y culminó en el
pensamiento de Platón y Aristóteles.7 La excepción a esta corriente fue Só
crates, quien siguió al Ser en su retiro, es decir, siguió el camino dialéctico
de regreso mediante las respuestas a la pregunta del Ser mismo, en un in
tento por llegar al misterioso y a menudo contradictorio principio del pen
samiento^ En cambio, Platón se apartó de la cuestión del Ser y en realidad
cerró esta cuestión, dándole una respuesta decisiva. El Ser como él lo pre
senta es presencia eterna, la forma o idea inmutable, en contraste con las co
sas efímeras del mundo del devenir. De este modo, el Ser desaparece como
pregunta y reaparece como la más alta respuesta, como el Ser de seres,
como la esencia inmutable de todas las cosas. Sobre esta base, Platón, Aris
tóteles y los escolásticos lograron articular una ontología o jerarquía de los
seres de acuerdo con su proximidad al Ser mismo. Es esta jerarquía me
tafísica la que en sus diversas transformaciones constituye la estructura del
mundo occidental. La primera de estas transformaciones hizo surgir el cris
tianismo y la Edad Media, la segunda, el mundo moderno. En la primera, el
Ser se retiró de la naturaleza a la trascendencia, socavando así el antiguo
cosmos. La inmediatez del Ser o esencia de las cosas en su forma natural
cedió ante la noción de que esta forma sólo era una de muchas creaciones
posibles de un Dios trascendente y, en última instancia, incomprensible,
único que auténticamente "es" en el más alto sentido. El propio cristianismo
fue socavado por el retiro del Ser, en que el hombre reemplaza a un Dios
que va retirándose como fundamento de todo ente y por tanto como centro
de toda ontología. El hombre como sujeto consciente de sí mismo es, en ade
lante, lo que en realidad es. Sin embargo, en la medida en que el hombre se
capta a sí mismo como Ser, el Ser pierde sus últimos vestigios de misterio y
por tanto la capacidad de provocar asombro y pensamiento, pues el hom
bre, como arguye Descartes, se conoce a sí mismo inmediata y completa
mente. En ese sentido, la historia occidental queda determinada por la
cuestión original del Ser y sus sucesivos retiros. De este modo es la historia
del olvido del Ser como pregunta y el triunfo del ente como respuesta. Con
la interpretación de Nietzsche, del Ser como uno entre muchos entes distin
tos, el Ser desaparece por completo, y el Occidente, que había sido guiado
por la oculta cuestión del Ser, llega a su fin.
De este modo, Heidegger se vuelve contra la tradición de la Ilustración
para revelar el carácter sombrío de la vida moderna. Pero no llama nuestra
atención a este omnipresente nihilismo tan sólo para provocar desespera
ción o repugnancia de nosotros mismos, sino porque cree que discierne en
sus profundidades la luz inicial de una nueva revelación del Ser. Sin embar
go, demostrar esto es mostrar la conexión oculta e interna del Ser y la nada.
En esta investigación Heidegger se basa en los presocráticos. En particular,
ve un paralelismo entre la experiencia presocrática de la cuestión o abismo
del Ser y la experiencia contemporánea del nihilismo. El nihilismo suele ser
interpretado como la afirmación de que nada es, o sea, no que absolutamen
te nada es sino que no hay un fundamento para los entes y por tanto no hay
una norma u orden inmutable. Heidegger, por su parte, desea interpretar el
nihilismo como la percatación de que el fundamento es literalmente nada, es
decir, no-cosa, o no ser. Esto significa que el fundamento debe ser interpre
tado como algo aparte de los entes, y eso significa el Ser en su sentido pri
mordial como caos o abismo. De este modo, el nihilismo es el naciente reco
nocimiento del Ser, de la cuestión o misterio fundamental que se encuentra
en la fuente del asombro que evoca todo pensamiento, todas las categorías y
por tanto, todo orden. En el nihilismo, el Ser aparece como caos o abismo
y socava toda ontología y por tanto toda ética, política y religión. De este
modo, el advenimiento del nihilismo señala el fin de la civilización occiden
tal y, por tanto la posibilidad de un retorno a una perspectiva preoccidental,
y tal vez hasta un acercamiento de Oriente y Occidente.
A pesar de todo, el nihilismo no es un retorno a los presocráticos y, de he
cho, nos aparta del mundo que aquéllos abrieron. Los primeros griegos ex
perimentaron la cuestión del Ser, según dice Heidegger, como la pregunta
"¿Qué es el Ser?" La pregunta guía del pensamiento occidental es, pues, la
cuestión del qué. Es esta pregunta la que intentan responder la filosofía y
la ciencia. Por tanto, la biología antigua trató de explicar cuáles son las dife
rentes formas de vida, es decir, intentó descubrir y describir las categorías o
especies de cosas. La cuestión del Ser que brota del nihilismo, por lo contra
rio, no es la cuestión del qué sino la cuestión del cómo, la cual en muchos
aspectos siempre ha ocupado lugar central en el pensamiento moderno y se
encuentra oculta, por ejemplo, en el corazón de la ciencia, la tecnología y
la historia modernas. Así, nuestro pensamiento no va dirigido a responder
a la pregunta "¿Qué es?" sino, en cambio, a la pregunta "¿Cómo funciona?"
La biología moderna no se interesa principalmente, pues, en descubrir la
división de la naturaleza de acuerdo con géneros y especies, sino en explicar
cómo funcionan los organismos. Por consiguiente, la naturaleza no es inter
pretada como un bello cosmos que se debe contemplar y emular sino como
una conjunción de fuerzas o como un mecanismo que puede utilizarse para
la conservación y la prosperidad humanas. En la medida en que el Ser ocurre
cual el cómo de lo que es, es decir, cómo son las cosas, es incomprensible den
MARTÍN HEIDEGGER 847
tro de las categorías del lenguaje que han sido determinadas por una meta
física que siempre ha comprendido al Ser y a los entes como cosas, como qués.
De este modo, el marco de nuestro entendimiento impide el reconocimiento
del Ser. Por tanto, como concluyó Heidegger tras el fracaso de El ser y el
tiempo, el Ser por fuerza permanece oculto y, por ello, impensado y olvidado.
En el pensamiento de Heidegger es fundamental el intento por mostrar
la conjunción del Ser como el cómo de lo que es con la historia o el tiempo.9
La historia (Geschichte) no es, según Heidegger, una serie causal ni el desen
volvimiento de la libertad humana o del desarrollo dialéctico de los medios
de producción, sino el destino (Geschick) del propio Ser. Heidegger saca esta
noción del destino del griego moira, "destino", "sino", que es la fuente oscura
y misteriosa del cambio que establece el horizonte para los seres pero que
permanece, en sí misma, más allá de tal horizonte. Moira es el Ser mismo
como cuestión fundamental que provoca al hombre y le dirige hacia res
puestas pero que, así, se retira y es ocultada por las respuestas y olvidada.
Como esta pregunta rectora, el Ser es historia o destino.
Bajo esta luz, el pensamiento de Heidegger parece ser un historicismo
radical. Hegel interpretó la historia como el desarrollo dialéctico de la razón
hacia su culminación en el conocimiento absoluto; Marx aceptó esta idea del
carácter dialéctico de la realidad, pero negó que hubiese llegado a su con
clusión; Nietzsche, a su vez, negó hasta esta racionalidad dialéctica y afir
mó, en cambio, que el mundo era simple devenir, gobernado tan sólo por la
voluntad de poder y el eterno retorno. Heidegger parece llevar a un fin este
progresivo desarrollo del historicismo, con su afirmación de la identidad de
la historia y el Ser. Sin embargo, tal interpretación al menos en parte falsea
el pensamiento de Heidegger, pues éste no intenta mostrar que el Ser es his
toria, sino que la historia es la revelación del ser. Por ello no tiende a la
historización del Ser sino a la eternización de la historia o el tiempo. Según
Heidegger, la historia como destino se desenvuelve hacia adelante y hacia
atrás partiendo de la revelación del ser. Por cualquier razón oscura e incom
prensible, el Ser aparece al hombre como cuestión particular y fundamental.
Esta cuestión dirige entonces al hombre, como hemos visto, hacia una esfera
particular de respuestas y, así, establece una meta o un futuro y un pasado
apropiado a esta meta. Vemos así que la historia es una serie de proyeccio
nes únicas de eternidad sobre la temporalidad, de revelaciones únicas del
Ser que son impredecibles e inconmensurables unas con otras. Cada época
cree que posee la verdad y en realidad posee la verdad, ya que interpreta a
su propia manera lo que es eterno, lo que es expresión de lo eterno, del Ser
como el cómo, cual la historia o el destino de los entes.
Heidegger sospecha que el nihilismo moderno es el advenimiento de se
mejante revelación del Ser. Con él empieza a ser posible un encuentro inme
diato con el Ser no sólo porque borra todas las categorías dentro de las cua
les ha estado aprisionado el Ser, oculto y olvidado, sino también porque
9 Para la interpretación de la historia por Heidegger, véase su "A Letter on Humanism", en
Basic Writings, ed. D. F. Krell (Nueva York: Harper & Row, 1977); Nietzsche, IV, pp. 199-250, y
Being and Time (Nueva York: Harper & Row, 1962).
848 MARTÍN HEIDEGGER
borra todas nuestras concepciones falsas acerca de nuestro propio Ser hu
mano, todas las nociones de fama inmortal, de inmortalidad del alma o de
real inmortalidad biológica, haciendo así posible, de nuevo, una experiencia
auténtica de nuestra propia mortalidad, de la muerte como nuestra máxima
posibilidad. Así, el nihilismo no puede ser simplemente rechazado o supe
rado. Es, antes bien, la realidad contemporánea y contiene, a la vez, la posi
bilidad de absoluta degradación y la posibilidad de salvación en una nueva
revelación del Ser. Lo que es decisivo para el hombre es prepararse a recibir
esta revelación. Esto no significa rechazar el moderno mundo técnico y po
lítico que es la base para el Ser humano contemporáneo del hombre. Antes
bien, Heidegger cree que esta nueva revelación conducirá a una reinter
pretación fundamental del hombre y la tecnología que dará un nuevo senti
do y significado a la existencia humana y, por tanto, a la actividad humana.
El conocimiento del Ser cual el cómo de las cosas, cual tecnología e historia,
no es, pues, otra cosa que la liberación del hombre para aceptar su propia
esencia como Ser humano. El carácter sustantivo de la vida humana y, por
ello, la forma de la ética y la política en el contexto de este nuevo mundo, a
pesar de todo, sigue siendo oscuro y depende, en opinión de Heidegger de
la plena revelación del Ser así como la recepción y respuesta humanas a la
preguntaba que plantea. Por ello, aunque Heidegger explica así cómo se for
jará el futuro, no sabe ni puede explicar qué forma tomará.
Aunque el hombre no puede superar el nihilismo, sí puede prepararse
para una nueva revelación. En realidad, el proyecto de Heidegger es esa
preparación. Incluye 1) liberar al hombre de todas las categorías y normas
metafísicas mediante una reinterpretación destructiva fundamental de la
historia del pensamiento occidental; 2) fomentar una auténtica experiencia
del nihilismo contemporáneo llamando al hombre a una resuelta confron
tación con la muerte y el absurdo, y 3) convencer al hombre de que acepte
su destino particular dentro del destino de su pueblo o su generación, he
cho manifiesto en la revelación del Ser.
Desde luego, Heidegger no puede garantizar que aun en tales circunstan
cias el Ser se revelará, que la misteriosa "esencia" de la existencia volverá a
golpear al hombre con toda su fuerza, engendrando así asombro y pensa
miento auténtico. El resultado de todos los esfuerzos y sacrificios que exige
Heidegger puede no ser nada. Sin embargo, lo que tal vez sea aún más omi
noso, Heidegger no explica cómo distinguir una auténtica revelación del
Ser, de las proyecciones de los prejuicios y las pasiones subliminales. En
realidad, su destrucción de la metafísica parece hacer imposible semejante
distinción ya que destruye todas las categorías con base en las cuales podría
hacerse esa distinción. De manera similar, su hincapié en una nueva exis
tencia auténtica, en contraste con la inautenticidad de nuestra existencia
contemporánea, hace que Heidegger identifique el norteamericanismo, el
marxismo y el nazismo que desdeñan las cuestiones políticas más impor
tantes del siglo xx, tildándolas de epifenoménicas, y socava la base de toda
diferenciación ente regímenes decentes y regímenes monstruosos. Por últi
mo, dado que Heidegger es incapaz de prever qué forma adoptará incluso
MARTÍN HEIDEGGER 849
una revelación auténtica, no es claro si el nuevo dios que Heidegger cree ne
cesario para salvarnos será en realidad preferible al "blando" nihilismo del
mundo técnico. En realidad, semejante dios bien puede ser una "ruda bes
tia" cuya solución al nihilismo "blando" fue en realidad un nihilismo mons
truosamente "brutal", que ofrece perversión en lugar de placer, y terror en
lugar de trivialidad.
Esto tal vez nos permite tener cierto atisbo del apego de Heidegger al na
zismo y los peligros que acechan a otros por el camino que él señala. No es
posible que Heidegger desconociera los peligros a los que se enfrentaba. El
último renglón de su discurso de toma de posesión como rector —"Todo lo
grande se encuentra en la tormenta"— fue tomando del sexto libro de La
República de Platón, en que Sócrates describe los peligros que corre el filóso
fo que intenta tomar la ciudad en su mano. Heidegger consideró que nues
tra época era afín a la de los presocráticos. Una y otra ofrecían gran oportu
nidad, pero también gran peligro, especialmente para quienes afrontaran la
perturbadora cuestión del Ser. Aquí, Heidegger acaso tomara una lección
de la historia de Edipo, a quien muestra tanto respeto. O tal vez debamos
concluir que estaba demasiado consciente de su lección, que el hombre que
trata de fundar una nueva política sobre la base de una revelación no es sim
plemente arrojado de la vida política ordinaria sino que también se enreda
en los más espantosos crímenes y las más horribles degradaciones. Aquí, el
hecho de que Heidegger ni siquiera criticase de manera explícita a los nazis
por sus atrocidades pesa una enormidad contra él y su pensamiento.
Aristóteles observa que el hombre que vive fuera de la ciudad es una bes
tia o un dios; Heidegger bien puede enseñarnos que quienes van más allá
de la ciudad en busca de un nuevo dios a menudo se encuentran en adora
ción a los pies de la bestia; que quienes derivan la razón de la revelación
fácilmente se enredan en la sinrazón más alta y más monstruosa. Su pensa
miento y sus ejemplos parecen conducirnos, pues, en direcciones opuestas,
y plantean nuevamente la pregunta de la relación del filósofo con la ciud'ad.
LECTURAS
El g ir o h a c ia l a h is t o r ia d e l a f il o s o f ía p o l ít ic a
851
852 EPÍLOGO
aljade a esta obra como City)', "The Three Waves of Modemity", en Political Philosophy: Six Essays
by Leo Strauss, ed. Hilail Gildin (Indianapolis y Nueva York: Bobbs-Merrill y Pegasus, 1975), p. 98.
2 Natural Right and History (Chicago: University of Chicago Press, 1953), pp. 1-2 (en adelante
NRH); City, pp. 2-4; "The Crisis of Our Time", en Harold J. Spaeth, ed., The Predicament ofMo-
dern Politics (Detroit: University of Detroit Press, 1964), pp. 41-45; "Three Waves of Moderni-
ty", pp. 81-82.
3 "Crisis of Our Time", pp. 42-43; City, pp. 5-6.
EPÍLOGO 853
4 City, pp. 1 ,6-7; "The Crisis of Political Philosophy", en Spaeth, ed., Predicament ofModern
Politics, p. 91; What Is Political Philosophy? (Westport, Conn.: Greenwood, 1973), pp. 17-27 (en
adelante WIPP).
s NRH, p. 6.
6 WIPP, p. 20; "Crisis of Our Time", p. 48.
7 NRH, pp. 6-7; "The Mutual Influence of Theology and Philosophy", Independent Journal of
Philosophy, ffl (1979), 114; City, p. 11.
8 Spinoza's Critique of Religión (Nueva York: Schocken, 1965), p. 6.
854 EPÍLOGO
9 "A Giving of Accounts: Jacob Klein and Leo Strauss", The College, XXII, núm. 1 (abril de
1970), p. 2.
10 Spinoza's Critique o f Religión, pp. 3-7; "Progress or Return? The Contemporary Crisis in
Western Civilization", Modern Judaism I (1981), pp. 21-22.
11 "Progress or Retum?", p. 44; supra, pp. 286-287.
12 NRH, pp. 32, 36, 71-72, 74-76; Spinoza's Critique o f Religión, pp. 28-29, 30-31; "Mutual
Influence", pp. 113-114,116-118; Studies in Platonic Political Philosophy (Chicago; University of
Chicago Press, 1983), pp. 149-150 (en adelante Studies); On Tyranny, pp. 215-216.
EPÍLOGO 855
cial, de tal suerte que sólo pueden entenderse como modificaciones o trans
formaciones.16 Estas opiniones imbuyen la atmósfera intelectual, de tal
modo que la gente a menudo no es consciente de que las sostiene, ya no di
gamos de su naturaleza histórica. Esta peculiaridad de las ideas modernas
se debe en parte a su carácter tradicional o heredado y en parte a la creencia
específicamente moderna en el progreso, el convencimiento de que los
resultados siempre nuevos de la ciencia o la filosofía se basan en premisas
establecidas hace mucho tiempo y que no necesitan ya someterse a
examen.17 En este sentido, las opiniones modernas difieren de aquellas que
son objeto de análisis en la filosofía política clásica, las cuales pueden enten
derse sin más retroceso de la indagación histórica y pueden, al menos en
este respecto, considerarse opiniones "naturales" o puntos de partida de la
filosofía.18
En particular, Strauss argüía que sus estudios históricos eran especial
mente necesarios en una época dominada por el historicismo, de lo cual
daba diversas razones. En primer lugar, el historicismo, que al final origina
ba la crisis de Occidente, puede entenderse y debatirsé mejor mediante una
confrontación con la filosofía no historicista del pasado, accesible a través
de estudios históricos no historicistas.19 En segundo lugar, el historicismo
pretende fundarse en "la experiencia de la historia", la cual se supone que
muestra la incapacidad de la filosofía política no histórica para resolver de
manera definitiva sus propios problemas no históricos, y que sus respuestas
transitorias dependen de sus situaciones históricas. Cuestionar esta "expe
riencia" y examinar si puede interpretarse de otra forma también es algo
que exige estudios históricos no historicistas.20 En tercer lugar, la congruen
cia pide que la interpretación historicista se aplique también al historicismo,
que la visión supuestamente universal y final de cómo todo pensamiento
humano depende en lo esencial de situaciones históricas transitorias se en
tienda a su vez como una idea en esencia dependiente de una situación his
tórica transitoria. Al aplicar la tesis historicista a sí misma se llega a una
contradicción que conduce por último a una interpretación no historicista
—semejante a la que el propio Strauss esboza en Natural Right and History—
de la génesis del historicismo como sólo, quizá, "una solución artificial y
provisional a un problema que sólo podría surgir sobre la base de premisas
muy discutibles".21 Por último, la propia experiencia de la auténtica com
prensión histórica misma nos libera de los grilletes del historicismo; tal es la
"autodestrucción del historicismo".22
En términos más generales, señalaba Strauss, los estudios históricos tie-
16 WIPP, pp. 73-75; para modificaciones y transformaciones, véase también N R H , pp. 76-79;
City, p. 10, y "Three Waves of^íodernity", p. 83.
17 N R H , p. 31; WIPP, pp. 27-28, 76-79.
18 Persecution and the A rt o f W riting, pp. 155-156; N R H , pp. 79-80; W IPP, p. 75.
19 N R H , p. 33; O n Tyranny, p. 24.
20 N R H , pp. 20-24,31-32; W IPP, pp. 62-64.
21 N R H , pp. 24-25,33; W IPP, pp. 72-77; "Collingwood's Philosophy of History", pp. 585-586.
22 Persecution and the A rt o f W riting, p. 158; On Tyranny, p. 27; N R H , p. 32.
EPÍLOGO 857
La c o n d u c c ió n d e l a h is t o r ia d e l a f il o s o f ía p o l ít ic a
Las razones específicas por las que Strauss se dedicó a la historia de la filoso
fía política dictaron las características peculiares de su forma de estudiarla.
La interpretación de Strauss de la crisis de Occidente lo impulsó a esfor
zarse por conseguir esa auténtica comprensión histórica del pensamiento del
pasado que en un principio pretendió el historicismo pero de la cual no fue
capaz por su constitución misma. Tratar de entender a los pensadores de la
Antigüedad de la manera en que ellos mismos se interpretaban requería que
intentásemos dejar de lado nuestras propias preguntas para ver las de ellos;
que intentásemos basarnos tanto como fuera posible en lo que ellos dicen
directa o indirectamente, y lo menos posible en información ajena; y que
procurásemos emplear los términos por ellos empleados y sus premisas,
evitando usar la terminología y las premisas modernas, ajenas a ellos. Se
gún Strauss, este esfuerzo histórico por comprender el significado del pen
samiento antiguo por fuerza implica el esfuerzo filosófico de tomar con se
riedad la pretensión de verdad de ese pensamiento. Se debe concebir el
pensamiento: examinar las conexiones lógicas y relaciones de un argumento
con el mundo a fin de seguirlo.24
Este enfoque contrasta claramente no sólo con la historia de la filosofía
política cuando ésta se conduce con base en la creencia en el progreso (la fe
en la superioridad del pensamiento actual con respecto al del pasado), sino
también con esta historia guiada sobre la base del relativismo o del histori
cismo. Para apreciar este contraste, sería útil que los estudiantes compara
ran esta obra con los libros de texto más influyentes en la época de Strauss y
Cropsey que anteceden a esta obra: A History o f Political Theory* de George
H. Sabine (1937). El prólogo original a la obra de Strauss y Cropsey afirma
que aquí se toma con toda seriedad la filosofía política como un fenómeno
del cual se puede obtener conocimiento acerca de problemas aún vigentes; el
prefacio original a la obra de Sabine asevera que las teorías políticas difícil
mente pueden considerarse verdaderas en la medida en que incluyen valo
raciones (que distorsionan incluso sus juicios sobre los hechos) y que no
pueden separarse de las relaciones que guardan con los problemas, valo
23 "Collingwood's Philosophy of History", pp. 576,585.
24 "A New Interpretation", pp. 328-329; On Tyranny, pp. 24-25; Persecution and theArt ofWrit-
ing, p. 161; "Collingwood's Philosophy of History", pp. 574, 579-585.
* Historia de la teoría política, Fondo de Cultura Económica, México, la. edición, 1945.
858 EPÍLOGO
25 George H. Sabine, A History o f Political Theory, 3a ed. (Nueva York: Holt, Rinehart and Win-
ston, 1961), pp. v-vi; cf. Strauss, "Crisis of Our Time", p. 51; City, p. 8; WIPP, pp. 227-228.
26 Leo Strauss, carta dirigida a Hans-Georg Gadamer, 26 de febrero de 1961, en "Correspon-
dence Conceming Wahrheit und Methode", Independent Journal o f Philosophy, II (1978), 6; Spinoza's
Critique o f Religión, p. 2.
27 Strauss, carta dirigida a Gadamer, 26 de febrero de 1961, p. 6; Persecution and the Art o f
Writing, pp. 159-161.
EPÍLOGO
suadir, pero al examinar estos hechos externos trataba de tomar á¡us i'pfjdicios
del libro mismo. Strauss efectivamente subrayaba la importanc¡¡^cle,<&©Áf
tuación histórica, no porque el pensamiento de un filósofo político atej^gjsaR
do deba reflejarla automáticamente, sino porque puede ser que en foiTrrar
deliberada haya adaptado la expresión de su pensamiento a ella.28 Strauss
insistía, sobre todo, en que para entender y juzgar un libro de filosofía polí
tica es necesario considerar no sólo el libro mismo sino los fenómenos que el
libro nos señala, igual que como la filosofía política misma requiere el co
nocimiento de la política.29
De la preocupación de Strauss por el contexto histórico de la filosofía po
lítica antigua es posiblemente de donde emana el aspecto más discutible de
su enfoque a la historia de la filosofía política: su sugerencia de que algunos
filósofos del pasado se dedicaron a la "escritura exotérica". Como hemos se
ñalado, el recelo de Strauss con respecto al historicismo lo llevó a pregun
tarse si la aparente relación entre el pensamiento de los filósofos políticos
del pasado y sus situaciones históricas no revelaba una adaptación delibe
rada más que un reflejo inconsciente. Esto lo llevó a tratar de distinguir
aquellas partes de sus doctrinas políticas que eran simplemente deseables o
necesarias en sus circunstancias particulares (sus doctrinas "exotéricas") de
la que consideraban que era la verdad política siempre y en todas partes (sus
doctrinas "esotéricas"). Esto lo condujo a hacer hincapié de manera particu
lar en la forma dialogada en que escribió Platón, la cual "dice cosas distintas a
distintas personas", en la necesidad de entender sus argumentos a la luz del
escenario y la acción dramáticos, y en la ironía de Sócrates, a quien se mues
tra conversando con individuos particulares, de los cuales ninguno se equi
para con él en sabiduría.30
El descubrimiento de la escritura exotérica por Strauss no fue una inven
ción sino el rescate de un fenómeno muy conocido anteriormente. Su interés
en el problema judío lo había llevado a Spinoza (el originador, en lo filosófi
co, tanto de la democracia liberal asimilacionista como del sionismo político),
y de este modo a Maimónides, a quien Spinoza parecía tomar como el repre
sentante de la teología, más tarde a Alfarabi, a quien Maimónides consideró
la más grande autoridad filosófica de su tiempo, y por último a Platón y Aris
tóteles, vistos bajo una nueva luz como los maestros de Alfarabi y Maimóni
des. (Strauss difería de muchos otros estudiosos, por estar dispuesto a creer
que los pensadores medievales que tomaban muy en serio a los autores de
la Antigüedad considerándolos maestros filosóficos, estaban más cerca de en
tender sus escritos que los estudiosos modernos, quienes los consideraban
sólo como objetos de curiosidad histórica y rechazaban sus concepciones de
la relación entre filosofía y sociedad.) Alfarabi explicaba que "el sabio Pla
tón no se sentía en libertad de revelar y mostrar las ciencias a todos los
hombres. Por consiguiente, ponía en práctica el uso de símbolos, enigmas,
28 WIPP, p. 63; Persecution and the Art of Writing, pp. 55-56; NRH, pp. 198-199 n. 43.
29 "Collingwood's Philosophy of History", p. 583; WIPP, p. 14.
30 WIPP, pp. 63-64; City, pp. 50-62.
860 EPÍLOGO
asumir dogmáticamente cualquiera de las dos cosas puede dar lugar a inter
pretaciones arbitrarias. Se debe juzgar de la mejor manera posible con base
en la evidencia de cada caso. Receloso de que la interpretación pudiera re
ducirse a un método y consciente de que su sugerencia estaba expuesta al
abuso, Strauss aludía a esta sugerencia como un "método" sólo en cierto tono
de chanza y apuntaba que los otros métodos del saber moderno para en
frentar las contradicciones de un texto (como son el atribuirlas al desarrollo
del autor, a dificultades del texto o a la psicología inconsciente, sin mencio
nar la atribución a la simple confusión o a las contradicciones inherentes al
texto) son aún menos capaces de lograr una certeza absoluta, la concordan
cia universal o de excluir la ingeniosidad perversa.37
Strauss consideraba su enfoque a la historia de la filosofía política como
un componente fundamental de la educación liberal. Concebía la educación
liberal como un esfuerzo por filosofar fundamentalmente prestando aten
ción a la conversación de los grandes pensadores y tratando de emitir jui
cios al respecto, lo cual podría hacerse estudiando las grandes obras que nos
recordaban la excelencia y la grandeza humanas. Tal recapacitación contri
buye por fuerza al bienestar de la comunidad política y fomenta la respon
sabilidad cívica, lo cual es especialmente necesario y conveniente en la
democracia liberal, que "al otorgar libertad a todos[...] también concede li
bertad a aquellos que velan por la excelencia humana".38
La historia de la filosofía política constituía para Strauss una educación en
la conciencia de los problemas perennes y fundamentales. La única condi
ción para que esta historia sea posible es la presuposición o hipótesis (que el
historicismo niega) de que a lo largo de los cambios históricos persisten los
mismos problemas fundamentales, sin ninguna solución específica para
ellos.39 Strauss consideraba que la historia, conforme a su manera de condu
cirla, contribuye a la confirmación de la persistencia de los problemas fun
damentales e incluso de soluciones diversas.40 El notar la persistencia de
estos problemas refuta el historicismo; de hecho "al entender estos proble
mas como problemas, la mente humana se libera de sus limitaciones históri
cas".41 Para Strauss, la auténtica conciencia de los problemas fundamentales
legitima e incluso constituye la filosofía misma 42
sidad inmensa que hay en la modernidad, Strauss veía en ella una unidad
básica que consideraba obra de Maquiavelo, continuada por sus sucesores.
Esta unidad aparece, en un principio, en términos negativos: los modernos
rechazan la filosofía política clásica por no ser realista, por culminar en uto
pías cuya realización es, sin discusión, sumamente improbable y dependien
te de un azar incontrolable.43 Por el contrario, Maquiavelo y la filosofía políti
ca moderna tratan de hacer probable e incluso segura la realización del orden
debido, de dominar la fortuna y superar los obstáculos puestos por la natu
raleza y, sobre todo, los puestos por la naturaleza humana. Pero para hacer
más probable el alcance de la meta, ellos también han de disminuirla. Mien
tras la filosofía política clásica subordina la política a la moral y, sobre todo,
a la virtud intelectual (como el fin del hombre o perfección del alma humana
concedida por la naturaleza), Maquiavelo subordina la virtud a la política
(en tanto virtud simplemente útil en términos políticos), viendo en el afán
de gloria un sustituto amoral de la moral e inaugura la concepción de la fi
losofía como disciplina al servicio de las metas de la humanidad entera.44
Strauss concebía este "realismo" moderno no como un auténtico descu
brimiento o como ensanchamiento del horizonte sino en realidad como su
estrechamiento, pues deja de lado aquello que por esencia trasciende toda
realidad humana posible: la eternidad y la totalidad, o las inclinaciones na
turales del alma humana hacia ellas.45 Strauss explicaba este desconcertante
estrechamiento como una reacción humana, generosa y cívica frente a la
inhumanidad (ejemplificada por la Inquisición) producida por los objetivos
infinitamente elevados de la tradición clásica cuando fue transfigurada por
el cristianismo 46 A pesar o a causa de esta reacción, Strauss consideraba que
Maquiavelo había tenido en el cristianismo su modelo más importante para
la transformación de la forma y función de la filosofía en propaganda o ilus
tración que intenta determinar el'destino general del pensamiento humano 47
La unidad subyacente que Strauss percibió en la modernidad —el esfuer
zo por hacer probable, o garantizar la realización del orden de derecho—
fue también causa, en su opinión, de las diversas transformaciones que la
modernidad ha experimentado. Así como la nueva filosofía política de Ma
quiavelo intentaba garantizar la realización del orden de derecho rechazan
do una meta natural del hombre, así la nueva ciencia natural de Bacon y Des
cartes pretendía garantizar la realización del saber por medio del método
infalible que no dependía de la inteligibilidad natural del universo.48 Asi
mismo, Hobbes trataba de garantizar la realización del orden de derecho con
base en el conocimiento científico y la ilustración del pueblo, habiendo de
43 WIPP, pp. 34-35,40-41,132; NRH, p. 139; "Three Waves of Modemity", pp. 83-85; y supra,
pp. 64-67,76,288-289.
44 WIPP, pp. 41-43, 49; NRH, p. 178; Thoughts on M achiavelli, pp. 294-297; "Three Waves of
Modemity", pp. 85-87; Liberalism Ancient and Modern, pp. 19-20; supra, p. 284-285.
« WIPP, pp. 4 3,51,55; NRH, pp. 176,178; Thoughts on Machiavelli, p. 295.
46 WIPP, pp. 43-44; NRH, pp. 177-178; supra, p. 302; Thoughts on M achiavelli, pp. 157,167,
185-188,207-208.
47 WIPP, pp. 44-46; Thoughts on Machiavelli, pp. 84,102,118-119,171-173,297.
48 NRH, pp. 171-175; WIPP, p. 47; "Three Waves of Modernity", pp. 87-88.
EPÍLOGO 863
ducido una nueva versión de la ley natural del temor a la muerte violenta
como la más fuerte pasión, y de los orígenes más que de la razón y del fin
(fe/os) del hombre, según lo hacía la vieja versión. El fruto de la cavilación
de Hobbes, por la cual sitúa el núcleo en la búsqueda de poder, y que lo lleva
a excluir la nobleza del apego a la gloria que reconocía Maquiavelo, consti
tuyó otra contracción del horizonte.49 Locke, según Strauss, llevó aún más
lejos este cambio en el hincapié —de los deberes y el fin del hombre a los
derechos y al hombre en tanto que individuo—, a través de la emancipación
de la codicia productiva como remedio a la mezquindad de la naturaleza.50
Rousseau, a pesar o más bien a causa de sus esfuerzos por retornar a la natu
raleza y restaurar la dignidad de la virtud, fue más lejos y presentó la voluntad
general como garantía de la justicia, la cual hace del todo superfluo apelar a la
ley natural.51 Las filosofías de la historia de Kant, Hegel y Marx intentaban,
de manera explícita, mostrar que la realización del orden de derecho es un
subproducto necesario del conflicto dialéctico de las ciegas pasiones egoís
tas en el proceso de la historia.52 Por último, incluso Nietzsche se asemejaba
a Marx, al afirmar que la comprensión final abrió el camino a la realización
del ideal último caracterizado por el fin del imperio del azar, aunque ase
guró que su advenimiento era más cuestión de elección que de necesidad.53
Strauss consideraba, al parecer, que el imposible esfuerzo original de ga
rantizar la realización del orden de derecho exigía en cierto sentido estas
transformaciones sucesivas. Parecía concebir la modernidad como una clase
de progreso necesario en cuanto a consistencia, o en cuanto a una compren
sión cada vez más completa de las implicaciones del principio moderno ori
ginal, y como una corrosión o destrucción consiguiente de la herencia pre-
moderna de la civilización occidental.54
La manera en que presenta Strauss la historia de la filosofía política mo
derna es, no obstante, más compleja que un simple progreso unidireccional
o que un alejamiento del entendimiento clásico. Al menos en dos momentos
decisivos hubo intentos de volver al pensamiento premoderno, pero condu
jeron, sin embargo, "consciente o inconscientemente, a una forma de mo
dernidad mucho más radical".55 La crisis del derecho natural moderno se
inició con Rousseau y condujo al intento de derivar de la historia las normas,
ya no de la naturaleza; esta crisis allanó el terreno a la segunda, la actual cri
sis de la modernidad, la cual fue iniciada por Nietzsche y desacreditó todo
intento de derivar de la historia normas permanentes. Ambas crisis se carac
terizaron por críticas vehementes y enérgicas del pensamiento moderno
previo, críticas con las que Strauss parece haber concordado en términos ge
nerales. No podemos volver a formas anteriores del pensamiento moderno,
La f il o s o f ía p o l ít ic a a n t ig u a y l a MEDIEVAL
socráticos, era sin lugar a dudas superior a los diversos saberes modernos.
Esto no quiere decir que Strauss simplemente compartiera la suerte de los
"antiguos", o de sus discípulos medievales. Una de las virtudes preeminentes
que encontraba Strauss en el racionalismo antiguo y en el medieval inspi
rada por Sócrates eran su disposición y tenacidad al hacer frente a las distin
tas visiones principales, incluyendo no sólo las posiciones filosóficas anti
guas antagónicas sino, sobre todo, las pretensiones de inspiración divina
expresadas de tan diversas formas por los poetas griegos y los profetas
bíblicos. Además, Strauss nunca dejó de verse profunda y productivamente
acicateado por sus recurrentes estudios de cada una de las principales posi
ciones modernas. Esta misma reconsideración, sin embargo, en repetidas
ocasiones confirmaba su juicio básico.
¿Cuáles son los principales elementos de la concepción superior resucita
da por Strauss de las obras antiguas? Al igual que Cicerón, Strauss se conce
bía a sí mismo como un "escéptico" platónico o socrático. Skepsis es la pala
bra socrática para indagación (véase, por ejemplo, Gorgias 48% y Leyes 636d,
de Platón; Jenofonte, Económico, vi 13). El escepticismo socrático es una for
ma de vida dedicada a la investigación de los problemas más generales rela
cionados con la situación humana. Esta indagación de toda una vida no
sería necesaria o razonable si la verdad respecto a la situación humana se
conociera ya de manera adecuada. Strauss concebía la filosofía política
socrática o platónica como producto de una profunda conciencia de la igno
rancia, en especial con respecto a la metafísica y la cosmología, pero tam
bién con respecto al bien humano. Afirmaba haber demostrado, a partir de
pruebas tomadas de los textos clásicos, que Nietzsche y Heidegger estaban
errados en sus afirmaciones acerca de lo dogmático del racionalismo y su
tratamiento de la existencia o el ser. Si bien es cierto que el racionalismo, en
su forma original, descubre en la existencia humana una naturaleza inmuta
ble de la cual es posible deducir principios inmutables del derecho, no es
cierto que el racionalismo original funde este descubrimiento en el supuesto
dogmático de que "ser" significa "ser siempre", o "ser inteligible", no diga
mos ya "ser un objeto" o "ser predecible". "Sócrates estaba lejos de defen
der una cosmología específica porque su conocimiento era conciencia de la
ignoracia. El conocimiento de la ignorancia no es ignorancia. Es conoci
miento del carácter elusivo de la verdad, de la totalidad. Sócrates, por tanto,
veía al hombre bajo la luz de la naturaleza misteriosa de la totalidad."61
Con todo, el racionalismo socrático "se caracteriza por una negativa sua
ve, aunque firme, a sucumbir" al "encanto del asombro humilde", al que
podría pensarse que induce esta conciencia del misterio. Sabernos situados
en una totalidad evasiva o misteriosa es saber algo de gran importancia res
pecto a la situación humana, e incluso respecto a la totalidad. El conocí-
si WIPP, p. 11, 38-39, 248-251; NRH, pp. 30-32,120-122; Studies, pp. 41-42,170-171,175,185,
210; Liberalism Ancient and Modern, pp. 27, 232-234; cf. "Mutual Influence", p. 114: "Sócrates era
el prototipo del filósofo en el sentido clásico, alguien que sabía que no sabía nada, que además
admitía que el todo no es inteligible, que simplemente se preguntaba si al decir que el todo no
es inteligible no admitimos tener cierta comprensión del todo".
866 EPÍLOGO
como el interés por la sanidad de las almas, junto con el bienestar de los cuer
pos de los ciudadanos. La dialéctica socrática descubre que lo que es "bueno
por naturaleza", o en todo tiempo y lugar, no aparece como un código de
reglas o leyes universales (como es el caso de lo que después se identificó
como "derecho natural", o el "imperativo categórico") sino más bien como
una jerarquía de metas consistente en cualidades de carácter y goces y satis
facciones encontrados en el ejercicio de tales cualidades.71
La investigación favorable y cabal de estas cualidades y goces pone al
descubierto el fundamento y la fuerza naturales, en el corazón humano, de
la justicia y la nobleza; y nos permite por tanto ver con inusitada claridad
los aspectos de ese fundamento y fuerza naturales que son verdadera o legí
timamente (desde cualquier punto de vista) causas de asombro y perpleji
dad. La virtud o la moral resplandecen en su nobleza cuando implican auto-
sacrificio; es esta dimensión trágica de la virtud la que produce y establece,
de manera más inequívoca que ninguna otra cosa en la experiencia humana,
la fe en la ayuda y el reconocimiento divinos; y sin embargo esta evocación
misma de una divinidad que de algún modo compensará el heroísmo ates
tigua el hecho de que la virtud también es concebida —en último análisis,
con mayor certeza e insistencia— como algo que debe ser bueno para el po
seedor, como si contuviera la clave de la felicidad y la satisfacción persona
les: ¿de qué manera se compaginan estos dos aspectos contradictorios de la
virtud?72 ¿Cuáles son exactamente las bases de la responsabilidad humana,
la culpa, el castigo, el elogio y la censura, puesto que puede mostrarse que la
virtud es o requiere de un tipo de conocimiento?73 Estos y otros enigmas,
cuando acosan a hombres inteligentes dotados de fuerza del alma, revelan
que las virtudes cívicas de la acción son en sí mismas incompletas. Justo
cuando se le considera en forma seria y como totalidad, la vida moral o pia
dosa en sus deficiencias intelectuales trasciende su propio ámbito, apuntan
do a una vida más despierta e intransigentemente reflexiva: a la vida filosó
fica, según fue vivida por Sócrates. En otras palabras, la filosofía política
socrática culmina en una reivindicación de la vida filosófica. Ahora bien, sin
embargo, la vida filosófica ya no es concebida como la existencia social
mente marginal de los pensadores que desdeñan la política sino, antes bien,
como la vida dedicada al examen políticamente responsable de las opinio
nes cívicas así como filosóficas; el filosofar en torno a la política que realiza
Sócrates vigoriza a la ciudad obligando a la vida cívica a hacerse más cons
ciente de su propia grandeza, pero también acerca de su propia insuficien
cia o sujeción condicionada a la influencia orientadora de la filosofía.74
NRH, pp. 140-143,162-164,193-194; WIPP, pp: 80-87,89-91; City, pp. 31,35-42,44.
72 City, pp. 23-28,226-231; NRH, pp. 128-129,133-134; On Tyranny, p. 109; Xenophon's Socratic
Discourse (Ithaca: Cornell University Press, 1970), pp. 115-122,128-129,133-139,142-143,147-
150,161-163; Xenophon's Sócrates, pp. 59,60-61,63,68 ,7 6 -7 7 ,8 3 ,8 5 ,9 8 ,1 2 1 ,1 6 7 . Cf. Christopher
Bruell, "Strauss on Xenophon's Sócrates", Political Science Reviewer, XIV (otoño de 1984), 263-318.
73 City, pp. 28-29,38-40; Xenophon's Socratic Discourse, pp. 165-179, 195; The Argument and the
Action ofPlato's "Lazos" (Chicago: University of Chicago Press, 1975), pp. 70, 130-133; Studies,
p. 185.
74 City, pp. 25-29,37, 49; NRH, pp. 140-146,149-152,156-157; Xenophon's Socratic Discourse,
EPÍLOGO 871
pp. 132,159-166, 175-176, 209; WIPP, pp. 29-33,90-94; Studies, pp. 172-173; Liberalism Ancíent
and Modern, pp. 13-14,19.
75 NRH, pp. 34,115-117; Liberalism Ancient and Modern, pp. 3 ,7 ,5 3 ; On Tyranny, p. 198.
872 EPÍLOGO
Por muy distante, tanto en teoría como en la práctica, que pueda hallarse
la democracia liberal o de masas del republicanismo cívico de la Antigüe
dad, la democracia liberal sigue siendo una forma de republicanismo. Es
decir, sigue siendo una forma de autogobierno por parte de la ciudadanía.
Continúa requiriendo por tanto, insistía Strauss, de cierta versión (una ver
sión atenuada, desde luego) del ideal grecorromano de una ciudadanía acti
va, orgullosa, imbuida de un respeto informado por el arte sobresaliente de
gobernar. En consecuencia, Strauss deploraba la influencia de esos historia
dores irreflexivamente igualitarios que desacreditan, en lugar de hacer más
inteligible, la grandeza de los estadistas; se oponía de manera enérgica a la
tendencia predominante a empequeñecer la historia política, a reducir los
argumentos y los actos de ciudadanos y gobernantes a un simple exterior
"ideológico" que disfraza fuerzas supuestamente más profundas, económi
cas subpolíticas o "sociales"; nunca dejó de oponerse a aquellos de sus cole
gas científicos sociales que se centraban en lo que denominaban "comporta
miento" y que por tal razón trataban las opiniones escritas de jueces, las
deliberaciones de representantes y la formación de la opinión pública como
fenómenos "de masas" o "de grupos minoritarios" puramente cuantifica-
bles o en gran parte predecibles. Argumentaba que estas usanzas eruditas y
docentes río sólo destruían el ya bastante precario respeto al debate político
y el liderazgo cívico, sino que también falseaban los datos empíricos, la rea
lidad del hombre como animal político.80
Sin embargo, al tratar de mantener vivos los rescoldos de la antigua ciu
dadanía republicana y su arte de gobernar, Strauss no sucumbió a ningún
tipo de nostalgia por la polis y su vita activa, "el espacio público" o "el senti
miento de comunidad". En esto, Strauss no sólo difería de diversos críticos
de derecha y de izquierda de la democracia liberal sino también de Maquia-
velo, Rousseau, Nietzsche y otros pensadores modernos radicales. La lealtad
primordial de Strauss era para con la filosofía clásica, no con la ciudad clásica
y ni siquiera el arte clásico. En Strauss provocó una muy profunda im
presión el examen minucioso que hace Tucídides de todo lo que se en
cuentra implicado en la falta de moderación de la Oración Fúnebre de Peri-
cles para ser capaz de celebrar los esplendores de la Atenas imperialista. En
parte como consecuencia, Strauss no acostumbraba hablar despectivamente
del individualismo "burgués", o desdeñar con ingratitud la humanidad,
compasión, bienestar social y defensa de la diversidad sin precedentes que
trajo consigo la república comercial moderna. Strauss veía acaso con más
perimental[...]. No podemos esperar razonablemente que una interpretación nueva de la filo
sofía política clásica nos proporcione recetas para usar en la actualidad. Pues el relativo éxito
de la filosofía política moderna ha creado una clase de sociedad totalmente desconocida para
los clásicos[...]. Sólo nosotros que vivimos hoy día podemos encontrar una solución a los pro
blemas de la actualidad. Pero una comprensión adecuada de los principios según fueron desa
rrollados por los clásicos puede ser el punto de partida indispensable para un análisis apropia
do, que debemos lograr, de la sociedad actual en su peculiar carácter y para una sabia
aplicación, que hemos de lograr, de estos principios a nuestras tareas."
80 Liberalism Ancient and Modern, pp. 4-5,10,23,207-208, 213-214,216, 218-219; WIPP, pp. 27-
28, 78-87,235-241.
EPÍLOGO
si City, pp. 22-23,151-153,192-195, 226-229; Persecution and the Art of Writing, pp. 21,22-37;
"Introducción", supra, p. 17; Líberalism Ancient and Modern, pp. 15-23, en especial p. 21.
82 Líberalism Ancient and Modern, pp. vi, 3-25,53-54,262; On Tyranny, p. TI.
876 EPÍLOGO
existe una tendencia m uy peligrosa a identificar al hombre bueno con el "buen chi
co", el compañero servicial, el "tipo estupendo", es decir, una insistencia exagera
da en cierto aspecto de la virtud social y una desatención correspondiente de
aquellas virtudes que maduran, si no florecen, en la intimidad, por no decir en so
ledad: al educar a los hombres a cooperar unos con otros con un espíritu amistoso,
no se educa sin embargo a los no conformistas, personas dispuestas a ser únicas,
para luchar solos[...]. La democracia aún no ha encontrado una defensa contra el
conformismo progresivo y la invasión creciente de la intimidad que ella favorece.84
83 Liberalism Ancient and Modern, pp. 5,7-8,23-25, 63-64, 262-264,268,272; NRH, pp. 5-6.
84 WIPP, p. 38.
85 Liberalism Ancient and Modern, pp. 4-5,24-25; NRH, pp. 1-4.
EPÍLOGO 877
86 NRH, pp. 1-7,35-80; Liberalism Ancient and Modern, pp. 26,28,222-223; WIPP, pp. 18-24.
878 EPÍLOGO
87 Liberalism Ancient and Modern, pp. 205-215; WIPP, pp. 14-17, 27-29, 78-95; NRH, pp. 191-
194; "Social Science and Humanism", en The State ofthe Social Sciences, Leonard D. White, ed.
(Chicago: University of Chicago Press, 1956), pp. 416-420.
EPÍLOGO 879
mos ser filósofos, pero podemos amar la filosofía"; este amor consiste en
"atender la conversación entre los grandes filósofos", es decir, "en estudiar
las grandes obras". Pero "esta conversación no tiene lugar sin nuestra ayu-
da[...] debemos provocar esa conversación". "La idea de la beneficencia de
la naturaleza o del Bien debe reconstituirse reconsiderándola por medio
de un retorno a las experiencias fundamentales de las cuales de deriva. Pues
aunque 'la filosofía debe cuidarse de querer ser edificante', por fuerza es
edificante."
92 WIPP, pp. 27-28; Liberalism Ancient and Modern, pp. 7-8,24; Spinoza's Critique of Religión, p.
6; The Political Philosophy of Hobbes: Its Basis and Its Genesis (Chicago; University of Chicago
Press, 1952), p. xvi; Thoughts on Machiavelli, p. 299.
ÍNDICE ANALÍTICO
883
884 ÍNDICE ANALÍTICO
taria: 524, 545, 684; Hobbes sobre la: 389- Atico: 161,174
391; Hume sobre la: 524; Marsilio sobre la: Augusto: 293,318,337
272, 277-278; mixta: 492; natural: 545; autonomía, esencia "oculta" de la: 817,819
Paine sobre la: 642, 644; psicología de la: autoridad, bíblica: 341; civil: 197, 428; como
150; Rousseau sobre la: 544-545; Spinoza principio de la religión: 296; eclesiástica:
sobre la: 435, 444, 447; Tocqueville sobre 197, 347; política: 249; temporal: 305, 315
la: 734-735 Auvemia, Pedro de, véase Pedro de Auvernia
Aristóteles: 7, 13-14, 17, 58, 65, 99, 123-158, Averroes: 205,261,283
166, 183, 205, 207, 218, 222, 230, 244-245, averroístas: 265,301
248-249, 257-260, 263, 265-267, 300, 303, Avicena: 205,246
359, 368, 372-373, 375, 377, 382, 394-395, azar: 1 1 7 ,1 6 8 ,1 70,185,188,216,604,863; y el
403, 415, 418, 495-496, 504, 531, 581, 601, mejor régimen: 289
609, 613, 651, 659-660, 663-664, 696, 835, azteca, civilización: 360
845, 849, 859, 872, 877-878; afinidad del
marxismo con: 143; sobre la amistad: 131, Babilonia, toma de: 119
133-134, 139; Aquino y: 252; ataques de Bacon, Francis: 350-367, 501, 654, 673, 695,
Hobbes a: 378, 390; sobre la ciencia: 124; 737, 862; y Descartes: 355, 400, 403, 407,
sobre la ciudad: 136,138-141,145-146,152; 414, 416, 671; filosofía política provisional:
comparado con Platón: 124, 126; compa 355, 357; y la guerra santa: 357-358, 365,
rado con Sócrates: 124; crítica de Bacon a: 384; sobre el imperialismo: 357-358, 364;
350; crítica a Platón: 156; distinción entre influencia de Maquiavelo sobre: 351-353,
ciencia práctica y teórica: 124-125; eter 357, 360, 377; y el método científico: 354,
nidad del universo: 282; sobre la felicidad: 407, 802; sobre la monarquía: 356-357;
126-129,131,140,144,153,155, 264; y Hei Nueva Atlántida: 350, 352, 355, 358-366,
degger: 833; sobre la justicia: 131-134, 142, 400; promoción de los inventos: 352-354,
150, 384; Lutero sobre: 307-308, 318; mag 361-362; relación entre filosofía natural y
nanimidad como el más alto honor: 286, política: 365
411, 493; sobre el mejor modo de vida: Balbo, Lucilio: 188
153-156; sobre el mejor régimen: 137, 147, Bar Kojba: 238-239
150-151, 153, 156, 253, 272; Milton y: 422; Bayle: 505
sobre la naturaleza: 371; originador del Becket, Tomás: 394
régimen mixto: 147-148, 419; sobre la pru Bedford, duque de: 661
dencia: 125-126,133-136,141-142,153,157, Belarmino, cardenal: 398
284, 652; sobre regímenes políticos: 82, Bentham, Jeremy: 7, 668-688; ataque a la cos
136-137, 142-150, 246, 273-275, 282, 390, tumbre y la tradición: 671-673, 675, 686;
421, 426, 491-492, 655, 657; sobre el valor: sobre el contrato social: 680; sobre la fi
262; sobre la virtud: 126,129-130,135,140- losofía platónica y socrática: 668-669, 680;
142,153,254-256,289,385 formulación del principio de utilidad: 673,
Arquidamo: 24 675-678, 680-683; fundador del utilita
artículo, concepto de Marx del: 768 rismo: 668; método deductivo de: 737; rec
asamblea: 92-93; popular: 524; de las órdenes: hazo a la doctrina del derecho natural:
705-706 678, 683, 686; sobre la reforma: 671-672,
asociación, teoría de Dewey sobre la: 809-810, 675; revisión por J.S. Mili de la teoría de:
814 741-742
astrología: 238; como transgresión a la ley Berkeley, George: 511,830
divina: 239 Bemabo: 293
ateísmo: 93; Nietzsche y el: 788,798 Biblia: 14,177-178, 226,236-237,240, 243,247,
Atenas: 22, 29, 31, 65, 86-87, 93, 123,149, 152- 283, 300, 308-309, 331, 341, 359-361, 371,
153,155,360, 431; Academia de: 368; deca 398, 446, 686; autoridad de la: 295; véase
dencia de: 44; democracia en: 32, 35, 71, también Sagradas Escrituras
90, 490-491; derrota de: 26-27, 120, 286; bienes, intercambio de: 767
Guerra del Peloponeso y: 19-30, 32-33, 35; Bildung, concepto de Husserl de: 826
y el imperio: 23,37; liberalismo en: 94; y la biología: 124
rebelión de Mitilene: 32-33, 38-40; supe Bismarck, Otto: 790
rioridad de: 30,32-33 Blackstone, William: 585-596, 661, 671: sobre
Atica: 23 el crimen y delitos menores: 587-588; so-
ÍNDICE ANALÍTICO 885
bre los derechos civiles: 586-589, 591-592, mercantilista: 611; Smith sobre el: 597-598,
594-595; sobre la ley: 585-586, 590; sobre la 611,613,616-617
monarquía: 589 Carlos 1:420
blasfemia: 300 Carlyle, Thomas: 338
Bodino: 12 Caméades: 171,368
Bolingbroke, Henry St. John: 649 Carta de Derechos en la Constitución de
Borgia, César: 290 Estados Unidos: 497
Brasidas: 27 Cartago: 151; democracia en: 490,492
brujería: 106 Cartwright, Thomas: 341,346
Bruno, Giordano: 351-352,354-356 castas, sistema de: 706; en el Egipto antiguo:
Bruto: 296 58
burguesía: 494,764, 772 Catilina: 296; conspiración de: 275
Burke, Edmund: 7,168,642,646-667, 671-672; catolicismo: 698
ataque a la doctrina de los derechos hu Catón: 167-168
manos: 651, 655, 666; ataque a Rousseau: causalidad: 553; Hume sobre la: 510,512, 554;
648; doctrina de la prescripción: 661-663; principio de: 554
sobre los establishments: 647,658-659; sobre centralización: 728
la especulación en política: 649-651; idea César: 394,795
de herencia: 659; sobre las leyes de natu Chatham, Lord: 665
raleza: 648,660,663; y Marx: 757; prejuicio Churchill, Sir Winston: 609,646
de la sabiduría latente: 650, 664; sobre la Ciajares: 100-102
prudencia: 651-654, 660, 663, 666; rechazo Cicerón, Marco Tulio: 76, 158-177, 181, 187-
a la teoría: 648, 650-651; sobre la redacción 189, 192, 205, 244, 266, 275, 318, 369, 374,
de la constitución: 647, 653, 656, 658-659, 377, 390, 395, 518, 662-663, 865; sobre la
663-665 ciudad: 173; sobre la justicia: 170-172, 175;
burocracia: 747; concepto de: 704-705 sobre la ley natural: 172-175, 258, 371; so
bre el régimen mejor: 164, 169, 172; sobre
Caída, Bruno sobre la: 353, 356; Descartes el régimen mixto: 166-167, 169-170, 172;
sobre la: 406; Milton sobre la: 431 vida activa vs. contemplativa: 161-163,
Caín: 196 176; sobre la virtud: 167,290
Calrstadt, Andreas: 328 ciencia, civil: 378; como conocimiento: 78;
calvinistas: 341 especulativa: 243; filosofía y: 13; moral:
Calvino, Juan: 305-341, 348; autoridad de las 253-254, 260, 378, 550; natural: 254, 260;
Escrituras: 307-309, 311, 319; autoridad y política: 126, 253; práctica: 124-125, 243;
sus límites: 320-322; bases de la teología principios de la: 437; teórica: 124-125
y la política: 317-318; los dos reinos: 310- Ciro el Grande: 98-109, 118-121, 293, 303, 337;
311, 313, 318; Estado como siervo de Dios: comparado con Sócrates: 110
320-322; formas de gobierno: 322-324; el Ciro el Joven: 107,118-121
héroe: 337-338; sobre el hombre: 306, 318- ciudad, San Agustín sobre la: 182, 195-196;
320; el hombre y su llamado: 334-336; Igle Aquino sobre la: 249-250; Aristóteles so
sia y Estado: 311, 313-316, 330-331; juicio bre la: 136, 138-141,145; Cicerón sobre la:
de Dios: 336-337; ley de Dios: 326,330-332; 173; de la Belleza: 88; de cerdos: 53, 284;
ley del Estado: 333-334; ley de la natu Estado: 17, 220, 496, 498; expulsión de los
raleza: 326, 330, 332-333; sobre la obedien poetas: 193; griega: 17, 697; paralelismo
cia: 324-327; política como vocación: 334- entre hombre y: 51-52, 61, 70, 76; La Repú
336; sobre la razón: 308-309, 318-319, 333; blica y la: 85,90,245; unidad de la: 253
relación de los dos reinos: 311-313; sobre ciudad buena (justa): 46, 48, 52, 54-55, 57, 60,
la tolerancia: 328-330 62, 64-66, 69, 74; Alfarabi sobre la: 214,
Cámara de los Comunes: 497,646,685 216, 218; como sociedad de castas: 58; filó
Cámara de los Lores: 422,497,610,685-686 sofos en la: 67; tres virtudes de la: 55-56
Camilo, M. Furio: 302 ciudadanía: 179
Canaán, tierra de: 397 civilización, avance hacia la: 749-750
capitalismo: 358; análisis de Marx del: 754- civilización occidental, crisis de la: 818, 851,
756, 759,764-765, 768-772; deficiencias del: . 853,857
834; Dewey sobre el: 801; ley de la natu clase media: 147,426, 726; elogio de Aristóte
raleza del: 765; liberal: 597-598, 613, 617; les a la: 148
886 ÍNDICE ANALÍTICO
clases sociales: 56, 706; división de: 701, 800- cristianismo, 190,194-195,197,204, 252; como
801; en la Edad Media: 721; lucha de: 635- ley divina: 270; como religión superior:
636; necesidad de la diferencia de: 698 199; como religión universal: 449; como re
Clemente de Alejandría, San: 180 ligión verdadera: 347, 403; efectos sociales
Cleón: 33, 38-40 y políticos del: 505; filosofía en el: 245; gue
clima, conexión entre esclavitud y: 499; efecto rra en el: 202; Nietzsche sobre el: 798;
sobre el alma y el cuerpo: 499 opuesto al comercio: 505; periodo de vida
Colón, Cristóbal: 294 del: 301; persecusiones: 203; pobreza en el:
comercio: 152,505,577,579, 675, 755; aumen 280; primitivo: 298; teología como ciencia
tos del: 614-615; Burke sobre el: 647, 663; suprema en el: 246
leyes del: 757, 767; posibilita la filosofía: cristianos: 177; como mejores ciudadanos:
502; religión y: 576; resurgimiento del: 503; 505; enfrentamiento entre paganos y: 199
Tocqueville sobre el: 721 Cristo: 190, 195, 199, 201, 203, 279, 281, 298,
Comte, Auguste: 738-741 307-311, 326, 331, 342, 344, 346, 361, 398-
comuna: 728 399,422,426,429-432,795
comunismo: 92, 139, 156, 617, 854; absoluto: Critias: 110,114
45-46, 54, 58-59, 61-63, 65, 80; mujeres en Cromwell, Oliver: 420,422,425-429
el: 60 Cronos: 79-80; edad de: 91
conciencia, Aquino sobre la: 259 Cropsey: 857-858
Confederación: 492,574,621-622
conocimiento: 116; científico: 378; Descartes Darwin, Charles: 79,805
sobre el: 402; facultades del hombre para David, rey: 237, 239,299-300,337
el: 212; Hume sobre el: 508, 514; imposibi Decálogo: 241, 261, 330-331; Nuevo: 292;
lidad del, absoluto: 81, 159; de la justicia: Tabla del: 242
111; razón y: 177; Strauss sobre el: 866 Declaración de los Derechos del Hombre y
consejo: 393 del Ciudadano: 674
Consejo General, véase Legislatura Declaración de Independencia de los Estados
Consejo Nocturno: 94-95 Unidos: 674,717
consentimiento, como base del poder políti deducción, tipos de: 738
co: 345-346 defensa propia: 587-588
conservadurismo: 647; aliado al cristianismo: Delfos: 23; oráculo de: 109
790 delitos, cuatro tipos de: 497
Constantino: 195,398 democracia: 82, 87, 91, 93, 142-143, 185, 873;
Constitución: 251, 274; alemana: 869; de Alfarabi sobre la: 222-223; Aristóteles sobre
Aristóteles: 147-148; civil: 575; establecida la: 144, 147, 272, 274, 492; Burke sobre la:
por Rómulo: 170; en El Federalista: 619-620, 654-655; Calvino sobre lá: 323-324; Cicerón
623; francesa: 489; inglesa: 168, 427, 653, sobre la: 165-166; ciencia nueva y: 803;
656-658, 663-664; judía: 448; legal: 575; defecto principal de la: 391; en Atenas: 32,
mixta: 418-419; norteamericana: 647; poder 35-36, 71, 90; equilibrio entre aristocracia y:
controlador de la: 746 426; en El Federalista: 629-630, 632, 634;
contradicción, como fundamental en el cam Grocio sobre la: 374; Hegel sobre la: 703-
bio histórico: 775-776 704; Hobbes sobre la: 389-391; Hume sobre
contrato social: 321, 327, 341, 345-346, 441, la: 524; Kant sobre la: 552, 571; liberal: 853,
447; Bentham sobre el: 680; Burke sobre el: 861, 873-874, 879; limitada: 92; Locke sobre
655; Hobbes sobre el: 383, 386, 391; Hume la: 475; Lutero sobre la: 323; Marsilio sobre
sobre el: 525-527; partes del: 386; Rousseau la: 272, 278, 282; mediocridad y: 725, 787;
sobre el: 538-539,541,546 Montesquieu sobre la: 490-491, 494-495;
convención, derecho y: 15, 93; justicia y: 171; Nietzsche sobre la: 787; objetivos de la: 72;
naturaleza y: 16, 50 originadora del nuevo despotismo: 724;
Corán, el: 206-207 perfecta: 475; principal diferencia con la
Corcyra: 22-24, 28 aristocracia: 443; pura: 222, 625, 633; radi
Corinto: 22, 32 cal: 741; representativa: 626, 745-747, 749;
corporación: 701-702 Rousseau sobre la: 540, 544; según Sócra
corrupción: 114, 364; aristocrática: 494; moral: tes: 70-73, 84; Smith sobre la: 609; Spinoza
530; socrática: 109 sobre la: 433, 435-436, 442-444, 448, 450;
Cotta: 188 virtud como principio de la: 490
ÍNDICE ANALÍTICO 887
elecciones, indirectas: 727; véanse también su el: 692, 710; Hobbes sobre el: 460; igualdad
fragio; voto en el: 534; Kant sobre el: 549, 561, 567-569,
Elias: 318 572-573, 578; Locke sobre el: 452-453, 456-
elección popular: 278 457, 459-460, 463-464, 472-475, 478-481,
Engels, Friedrich: 754-755,762-764,797 484; Marx sobre el: 766-767; Montesquieu
Enrique II: 394 sobre el: 498; propiedad en el: 463; Rou
epicúreos: 161,369,742 sseau sobre el: 529, 532-535, 538-539, 545,
Epicuro: 161,412 547; Spinoza sobre el: 442-444,447; trabajo
epopeya: 712-713 y: 463; transición del, a sociedad civil: 453-
equidad: 145,184,602 455,459,471,572-573
eros: 5 7 -5 8 ,6 1 ,6 8 ,7 3 ,7 6 ,8 5 ,1 2 1 estado legal, definición de: 549; Kant sobre el:
escepticismo: 509, 777, 821, 824-825; dogmáti 549,569-572,580
co: 866; erótico: 866; historicista: 817; mo Estados Unidos: 427
derno: 830; positivista: 817; socrático: 866 estamentos, véase asambleas de las órdenes
escépticos: 159,173 Esténtor: 152
Escipión: 162-163, 165, 167, 169-170, 172, 174 estoicismo: 252
Escipiones, círculo de los: 161 estoicos: 171,173-174,369, 403, 505; enseñan
esclavitud: 28, 139, 184, 249-250, 279, 762; za moral de los: 402; enseñanza política de
Asia como morada natural de la: 501; be los: 13; influencia sobre Spinoza: 434, 436;
nigna: 500; convencional: 141; doctrina pasividad de los: 433,435
aristotélica de la: 262, 271, 500, 609; Paine ética: 243; como parte de la ciencia política:
sobre la: 643; violenta: 500 126
escolasticismo: 415; cristiano: 225,307 Euclides: 642
escolásticos: 13,342,356,845 europeización del mundo: 712-713
escritura exotérica: 859-860 Eusebio, San: 202
esoterismo: 245,262 Eutidemo: 111; educación de: 112
Esparta: 93, 149, 151-154, 295, 327, 374, 403, excomunión: 281
426, 531; democracia en: 490-491, 540; y la exilio: 225,238
derrota de Atenas: 120; y la Guerra del existencialismo: 7
Peloponeso: 22-26,30,32-33,35
especulación: 866; política: 649-651 familia: 140, 249, 501, 520; abolición de la: 45,
Espíritu Santo: 308,430 61, 105; base del Estado: 701; Hegel sobre
establishments, Burke sobre los: 647, 658-659 la: 699, 701-702; integración de la: 139;
Estado, árbitro: 809; Cicerón sobre el: 168, propósito de la: 248; surgimiento de la:
173; ciudad-: 17, 220, 496, 498, 490; des 499; unidad de la: 253
aparición del: 544; Descartes sobre el: 404- fascismo, Nietzsche y el: 797
406; Dewey sobre el: 808-809, 811; distin Fayum, Saadias de, véase Saadias de Fayum
ción entre sociedad y: 138, 543; fin del: fe: 177-180,198, 265; Aquino sobre la: 243; en
741, 743-744; fundado en la reciprocidad: la ley divina: 232
692-693; ideal: 442, 690; Iglesia y: 197-198, federalismo, cuasi: 426
313-316, 32'\ 346-348, 425, 427; judío: 236, Federalista, El: 619-638, 665, 686; origen del:
239; justicia y: 172; Marx sobre el: 759-760; 620; perfil del: 621-622
mixto: 419-420, 423-426; naturaleza del: felicidad, Alfarabi sobre la: 208-209,221; Ben-
709; necesidad del: 345; Nietzsche sobre el: tham sobre la: 672-674, 676-677, 679-681,
787; poder de coacción del: 759-760; ra 683-684; concepto aristotélico de: 126-127,
cional: 690, 693, 704, 706, 710-712; rehabi 131, 140, 144, 153, 155, 264; definición de:
litación del: 690; relación sociedad: 708; 128; Hobbes sobre la: 380; Kant sobre la:
Rousseau sobre el: 529; separación Iglesia: 550, 564, 567, 569-570, 572; Maimónides
727, 733; soberanía del: 710; Spinoza sobre sobre la: 228; Maquiavelo sobre la: 289; J.S.
el: 440-442; supremacía de la religión Mili sobre la: 741-742,752; Nietzsche sobre
sobre el: 174; surgido de la violencia: 692; la: 780; ocio y: 155; riqueza y: 129, 606;
unidad del: 440; universal: 218, 573-574, Rousseau sobre la: 546
576,714 fenomenología: 7, 834, 836, 839; ausencia de
estado de naturaleza, Blackstone sobre el: filosofía política en la: 832; Husserl sobre
586, 588; como ficción de los filósofos: 519; la: 817-821, 823-825, 827-829, 831-832; ras
familia inexistente en el: 534; Hegel sobre gos sobresalientes de la: 817
ÍNDICE ANALÍTICO 889
feudalismo: 756; caída del: 720 lugar del poder supremo: 373; críticas de
filisteísmo: 777 Kant a: 573, 575; guerra justa e injusta:
Filmer, sir Robert: 451-452,471 373-375; sobre la naturaleza y tipos de ley:
Filón de Larisa: 170,225; sobre la justicia: 175; 369-373, 375-376; origen y tipos de pro
maquiavelismo en: 172 piedad: 375; tres significados de derecho:
filosofía, aparición en el judaismo: 226; cien 368
cia y: 13; ciudad y: 67, 245; coincidencia guerra: 53, 488, 711-712, 714; abolición de la:
entre poder político y: 67; coincidencia 577, 643, 713; Alfarabi sobre la: 217-222;
entre profecía y: 216-217; como búsqueda Aristóteles sobre la: 155-156; civil: 396,
de la verdad: 74; conocimiento del todo 406, 420; como impedimento de sobrepo-
en: 85; cosmología como primera forma de blación: 282-283; cristianismo y la: 202;
la: 828; de las cosmovisiones: 825-826; dis decadencia de la: 577; injusta: 710; justa:
tinción en profecía y: 214; especulativa: 283, 373-375, 384, 386, 710; Kant sobre la:
406; fe y: 178-180,265; funciones de la: 221, 575-579; necesidad de la: 710; santa: 218,
581; hermenéutica: 819; jurisprudencia y: 357-358,365
217; ley divina y: 207; matematización de Guerra Mundial, primera: 834
la: 831; muerte de la: 777; natural: 115-116; Guerra del Peloponeso: 19-30,32-33, 35
naturaleza y: 14; platónico-estoica: 243; Guerra Púnica, primera: 293
poesía vs.: 74-75; reconstrucción de la: 800- Guerras Médicas: 23,27,30
801; teología y: 246, 308, 322, 356; verdad Guillermo el Conquistador: 394,595
revelada y: 180,182,246,263,776
filosofía clásica: 182; Biblia y: 177-178; Islam y Haleví, Yehudah: 241-242
la: 205-206,210; recuperación de la: 864 Hamilton, Alexander: 619-620,626
filosofía de la historia: 551-552; Hegel sobre Haré, Thomas: 748
la: 691; Husserl sobre la: 820; J. S. Mili y la:Harrington: 12
739-741, 749; objeción a la: 564; Smith Hastings, Warren: 646
sobre la: 614,617 hebreos, Epístola a los: 330
física: 124; matemática: 830 Hegel, Georg W. F.: 561, 568, 575, 689-715,
Formio: 32 ■ 763, 816-817, 830, 842, 863; concepto de
Fox, Charles: 646 burocracia: 704-705; críticas a Kant: 709,
Francisco, San: 298 713; críticas a la Revolución francesa: 694;
Freud, Sigmund: 793 Estado racional: 690, 693, 704, 706, 710-
712; función de la filosofía: 690; sobre la
Galeazzo, Giovanni: 293 historia: 689, 691, 695-696, 710-712, 847;
Galilei, Galileo: 830-831 justificación de la guerra: 708-714; libertad
ganancia, Marx sobre la: 765-767,769-770 de comunicación pública: 695-696, 707;
generosidad, teoría de la: 403-404,408,410-413 Marx y: 762; modelo de monarquía consti
gobierno, auto: 727-728, 775; civil: 321, 346, tucional: 703; y Nietzsche: 779-782, 797;
395, 456, 460, 524; constitucional: 419, 766; papel de la corporación en la sociedad:
diversos poderes del: 426; eclesiástico: 346; 701-702; principio de particularidad: 693;
función del: 640, 655; libre: 524, 528; popu sobre la Reforma: 697-698, 705, 711; reha
lar: 273, 390, 626, 635, 745; principales ti bilitación del Estado: 690; y la sociedad
pos de: 439, 489; representativo: 539, 570, civil: 699-702,706, 709,714
627, 629, 634, 643, 718, 744-748; republi Heidegger, Martin: 7, 833-849, 851, 864, 865;
cano: 549, 575-576; secular: 321-322, 338; sobre las causas del nihilismo: 833-835,
temporal: 315, 321 842-843, 846-848; crítica a la tradición occi
Goethe, Johann Wolfgang von: 790,826 dental: 839; sobre la cuestión del Ser: 835-
Gorgias: 303 838, 843; y el historicismo: 842, 847; y
Graciano: 199 Husserl: 819, 829, 834, 839; y el nazismo:
Gracos, los: 394 833, 839-841, 849; el nihilismo como re
Gran Tribunal de la Ley: 230 velación del Ser: 834-835, 839, 846; sobre
Grecia: 23,531 Platón y Aristóteles: 833,835, 845, 849; tres
Gregorio, San, actas de: 301 formas de vida política: 843
Grocio, Hugo: 357, 368-376, 415; análisis del Heráclito: 762, 785,844
poder civil: 372-374; busca de la guerra Hermes, estatuas de: 34, 72; mutilación de
justa: 374-375; concepto de naturaleza y las: 37; Trismegisto: 364
890 ÍNDICE ANALÍTICO
Ilustración: 400, 576, 639, 846; ataque de Job, libro de: 389
Rousseau a la: 530; filosofía de la: 664; po Jorge III: 646
lítica de la: 416; tres significados de la: 414 Josué: 397
imaginación, facultad de: 213; funciones de judaismo: 265; como religión universal: 449;
la: 212 filosofía en el: 226, 231, 243, 246; jurispru
imperialismo: 498; Bacon sobre el: 357; dencia como ciencia suprema en el: 246
romano: 492 judíos: 177, 328; cautiverio de los: 397; exilio
Imperio persa: 17, 96, 99-100, 119, 293; clases como castigo divino: 225, 238; salida de
en el ejército del: 101-106, 109; como Egipto: 178,360
monarquía constitucional: 98 Jünger, Emst: 840
inca, civilización: 360 Júpiter: 194,302,481
incesto: 499 juristas, romanos: 253; ulpianos: 253
individualismo: 370, 501, 752; burgués: 874; justicia: 16, 256; San Agustín sobre la: 183,
democrático: 675; y el desarrollo de la 189; Aristóteles sobre la: 131-134; Black
compasión: 722; difusión del: 719; en In stone sobre la: 585; carácter defectuoso de
glaterra: 497; Hegel sobre el: 694; en Nietz la: 184; Cicerón sobre la: 170-172, 175; ciu
sche: 796; Tocqueville sobre el: 719-723, dad y: 57, 182; civil: 262; correctiva: 132;
727-728, 730,732-733 de los filósofos: 66-67; equidad y: 133;
infinitud, concepto kantiano de: 578 Estado y: 172; idea de: 17, 45, 48; Hobbes
Inglaterra, Blackstone sobre las leyes de: 585- sobre la: 381, 384-385; Hume sobre la: 520-
586, 591-593, 595; comparada con Atenas: 523; imposibilidad de la: 64; impotencia de
498; Montesquieu sobre el gobierno de: la: 28; inexistencia de: 47; Jenofonte sobre
496-498,503,506 la: 97,111; Lelio sobre la: 174; natural: 132-
Inquisición: 862 133; origen de las reglas de: 521; política:
Intelecto Activo: 211-213,220 132,146,150-151; recíproca: 132; Rousseau
intencionalidad: 822 sobre la: 532; semejanza entre arte y: 51;
interés común: 645; como principio de la significados de la: 59; Smith sobre la: 602;
sociedad: 640 en la sociedad perfecta: 774; Sócrates sobre
interés propio, doctrina del: 727,730-732 la: 43-52, 54-61, 64-69, 75-76, 112; Toc
inventos, promoción de Bacon de los: 352- queville sobre la: 735; Tucídides sobre la:
354,361-362 2 2 ,2 8 ,2 9 ,3 9
Isaac: 261,397 justicia social, incapacidad humana del logro
Isabel I: 363 de: 801
Isaías: 286, 318; libro de: 239 Justiniano, Código: 329
Isis: 362
Islam: 177, 206, 210, 265; concepto de guerra Kant, Immanuel: 9, 288, 549-584, 601, 613,
santa en el: 218; filosofía en el: 226, 231, 679, 710, 713-714, 774, 816, 830, 842, 863;
243, 246; jurisprudencia como ciencia su sobre la buena voluntad: 557; comunidad
prema en el: 246; profecía en el: 231; ras ética y sociedad política: 558; y el contrato
gos fundamentales del: 205 original: 570-571; derechos del hombre:
Isócrates: 418 551-562, 569, 571, 583; derecho innato del
Israel, Isaac: 281 hombre para la libertad: 560; disyunción
Italia: 22 entre felicidad y virtud: 550, 564-565, 567;
doctrina de la paz perpetua a través de la
Jacob: 397 organización internacional: 565, 572-579,
Jacobo II: 592 583; estado legal: 549, 569-572, 580; estado
Jay, John: 619 de naturaleza: 549, 561, 567-569, 572-573,
Jefferson, Thomas: 113,525,624,629-630 578; filosofía de la historia: 551-552, 562-
Jehú: 337 569,581-583; filosofía y política: 549-552; y
Jenofonte: 7, 96-122, 868; sobre la corrupción: el hombre asocial: 568; y Hume: 553;
114; sobre la educación de Ciro: 98-107, imperativo categórico: 557-558; influencia
109; escritos sobre Sócrates: 96-97,115-118; de Rousseau sobre: 549-551, 553, 555, 559,
sobre el Imperio Persa: 96-106, 109, 119; 562,566-567; intención moral en la historia
sobre la justicia: 97,111 como precedente de la paz: 550,565; inten
Jesús: 300,398; véase también Cristo to de reunir los reinos de la naturaleza y la
Jetró: 237 moralidad: 550-551; progreso en la cultura
892 ÍNDICE ANALÍTICO
y la inteligencia: 577-579; progreso hacia el prensa: 429, 707, 727; principio de: 696;
orden político: 566-567; progreso histórico: privada: 428; religiosa: 280, 428, 440, 449,
574-575; publicabilidad de acciones deman 451; Smith sobre la: 613-614; Spinoza sobre
dadas por el derecho público: 561; rechazo la: 434,441,444; subjetiva: 693,695
al Estado universal: 573; relación entre libre albedrío: 187-188, 707; Kant sobre el:
moral e historia: 572, 579-584; relación 559,562
entre moral y política: 552, 560-564; supre libre empresa, Smith sobre la: 611-613,768
macía de los deberes legales sobre los Licofrón: 140
deberes de la virtud: 559; tres poderes po Licurgo: 168,426,542
líticos: 570-571 literatura: 156
Knox, John: 340 Locke, John: 9, 288,451-485,495-496, 501, 506,
Kojéve, Alexandre: 879 514, 516, 525-526, 528, 533, 536, 549, 551-
552,588-590,597,602-603,608,613-614,616,
Larisa, Filón de, véase Filón de Larisa 651, 656, 663, 676, 695, 709, 759, 766, 821,
Laúd, arzobispo: 428 830, 863; concepto de autopreservación:
Legislatura: 420, 422, 424-425, 429; elección 457-460; copropiedad de la tierra: 465-468,
de la: 423 470; y el estado de guerra: 453-457, 460,
legitimidad, bases de la: 406 478-479,481; y el estado de naturaleza: 452-
Leibniz, Gottfried Wilhelm: 408,410, 816, 842 453,456-457,459-460,463-464,472-475,478-
Lelio: 164, 171, 173-174; sobre la ley: 175; 482, 484; incremento como tema central de
moralismo de: 172 instrucción política: 470; ley de la fuerza
ley(es), de Adán: 230; Alfarabi sobre la: 217- mayor: 474-475; ley de la oferta y la deman
222; ceremonial: 330; civil: 371, 387-388, da: 463; liberalismo de: 506; sobre el límite
488; del comercio: 757, 767; cretenses: 86- natural del poder político: 452, 471-473,
87; divina: 16, 207, 212, 226, 228, 230-232, 476-477; sobre la propiedad: 461-465, 471;
235-236, 245, 270, 280-281, 284, 305, 330- sobre la sociedad conyugal: 474; sobre la
333, 342-343, 371, 446; eclesiástica: 393; de sociedad política: 471, 474-475, 481; transi
equidad: 393; espartanas: 86-87, 403; eter ción del estado de naturaleza a sociedad
na: 184-185, 187, 487; hombre y la: 41; hu civil: 453-455,459,471,572
mana: 371,487; impotencia de la: 28; inter logos: 822
nacional: 709; justicia y: 15; laborales: 772; Lorenzo, San: 261
de la mayoría: 643; medicina y: 230; modi Lucrecio: 362
ficación de la: 215; modos mixtos de: 344; lujuria: 183
moral: 288,344,382, 385,562-563; mosaica, Lukács, Georg: 879
229-231, 234-235, 431; natural: 172-175, Lutero, Martín: 305-340,347; autoridad de las
239, 241-242, 248, 252, 258, 260-261, 263, Escrituras: 307-309, 311, 319; autoridad y
283, 288, 332-333, 343, 375-377, 382, 389, sus límites: 320-322; bases de la teología
487, 500-501, 538; de naturaleza: 458-460, y la política: 317-318; los dos reinos: 310-
483, 520-521, 762-763, 776; naturaleza y: 311, 313, 318; Estado como siervo de Dios:
16, 369-370; obediencia a la: 15, 47, 51, 71, 320-322; formas de gobierno: 322-324; el
91, 131, 136, 278, 388; objeciones a la: 83; héroe: 337-338; sobre el hombre: 306, 318-
de perspectividad: 794; política: 488; ra 320; el hombre y su llamado: 334-336; Igle
cionales: 240-242; reveladas: 207, 240, 487; sia y Estado: 311, 313-316, 330-331; juicio
romanas: 164; temporal: 184-186, 330; voli de Dios: 336-337; ley de Dios: 326,330-332;
tiva: 371,375 ley del Estado: 333-334; ley de la natu
liberalismo: 94, 506, 552, 876; económico: 675; raleza: 326, 330, 332-333; sobre la obedien
limitaciones del: 853; moderno: 140, 382, cia: 324-327; política como vocación: 334-
875; revolucionario: 694 336; sobre la razón: 308-309, 318-319, 333;
libertad, de asociación: 729; civil: 428; condi relación de los dos reinos: 311-313; repu
ción para el progreso: 740; económica: 451; dio de la "iglesia aristotélica": 266; sobre
de expresión: 436, 445, 448-449, 707, 750- la tolerancia: 328-330
751; del hombre: 183,442,451,539; intelec Macaulay, Thomas: 737-738
tual: 675; J. S. Mili y su teoría de la: 749- Macedonia: 28
752; moderación y: 449-450; natural: 452; Macpherson: 879
negativa: 430; objetiva: 693, 695; oposición Madison, James: 619-620,626,686
entre naturaleza y: 550; política: 451; de magnanimidad, como el más alto honor: 286
ÍNDICE ANALÍTICO 893
vida social: 320; como esencia de la moral: contraria a la: 141; como primer tema de la
656; equilibrio entre libertad y: 449-450; filosofía: 14-15; convención y: 16, 50; do
música y: 59,88 minio de la: 434; enseñanzas de la: 408;
modernidad, crisis de la: 852,854 historicidad de la: 777; humana y: 15, 439-
Moisés: 234-237, 251, 291-292, 318, 332, 397- 440; Hume sobre la: 510-511; Husserl so
398,448,542; como único profeta legislador: bre la: 823-824; idea y: 63; matematización
229; ley mosaica como única divina: 229 de la: 831; método de: 659; Nietzsche sobre
monarquía: 82, 84, 91, 93, 143, 236, 426, 428, la: 795; significado de: 16
747; absoluta: 100, 276, 278, 323, 374, 444, naturalismo: 821
475, 524, 526, 766; Alfarabi sobre la: 209; nazismo: 833,839-841,843,848-849
análisis de la: 142; Aquino sobre la: 251; Nectario: 179
Aristóteles sobre la: 145-146; Bacon sobre Nerón: 390
la: 356; Cicerón sobre la: 165-166, 169-170; Nerva: 296
como mejor forma de gobierno: 390, 436, Newton, Isaac: 512,550,562,830
477; constitucional: 421, 703; degeneración Nicias: 34-37; Paz de: 23,27
de la: 421; electiva: 276-277, 392, 589; Gro- Nietzsche: 338, 666, 779-798, 817,818,825,834,
cio sobre la: 373-374; hereditaria: 276-277, 836, 842, 846-847, 863-865, 874, 880; conde
374, 392, 421, 475, 589; Hobbes sobre na del cristianismo: 785-786, 790; condena
la: 389-392, 396-397, 436; Hooker sobre la: del Estado moderno: 787; crítica a la filo
346; Hume sobre la: 524-526; Locke sobre sofía tradicional: 784; críticas a Hegel: 779-
la: 472, 475, 477; Lutero sobre la: 323; Mar- 782, 797; crítica del historicismo: 779-780,
silio sobre: 272, 276; Milton enemigo de la: 782-783; crítica del marxismo: 797; doctrina
419-421; Montesquieu sobre la: 489, 492- del eterno retomo: 795; doctrina de la vo
494; obligatoria en Israel: 236-237; Paine luntad de poder: 792-794; morales distintas:
sobre la: 642, 644; en Persia: 90, 98; en 785-786, 791; muerte de Dios: 788-792, 833;
Roma: 394; Rousseau sobre la: 544; Spi y el nihilismo: 791, 797; sobre los poetas: 74
noza sobre la: 442,444 795; y el superhombre: 795-796; uso y
Monk, George: 426 abuso de la historia: 781,783-784
monoteísmo: 191,194,202 nihilismo, "amable": 834, 841, 849; "brutal":
Montesquieu, Charles Secondat, barón de: 486- 834, 841, 849; Dewey sobre el: 806; Hei
506, 577,588, 623,653,659,664, 703; análisis degger sobre el: 833-835,839,842-843, 846-
de las sociedades primitivas: 502; sobre el 848; Husserl sobre el: 819; instituciona-
comercio: 502-505; crítica de la filosofía: 487; lización del: 843; metafísico: 833; moral:
desacuerdos con Aristóteles: 493; estado de 833; Nietzsche sobre el: 791, 797; 806; rela
naturaleza: 498; sobre las formas de gobier tivismo y: 806
no: 489-495; sobre las leyes: 486-489; sobre Noé: 229-230, 397
la libertad política: 495-498; sobre la natu nominalistas: 308,343
raleza: 498-501; sobre la religión: 505-506 nomoi: 241-242
moral: 129,131; cristiana: 280; Hume sobre la: nomos: 228,234,236,449
513-519; Kant sobre la: 557; mundana: 280; norteamericanismo: 843, 848
reciprocidad entre ley y: 581; tensión entre Nueva Atlántida, de Bacon: 351; Altabin: 364-
ciencia y: 550 365; Casa de Salomón en la: 359, 361-364,
More, Henry: 411 366; ciudad de Bensalem en la: 360-365;
Moro, Tomás: 12 ciudad de Renfusa en la: 361; fiesta de Tir-
Münzer, Thomas: 328 sán en la: 362-363; Mercaderes de la Luz:
música: 54, 87,156; educación en la: 58-59, 88 364
Mussolini, Benito: 797 nulíbismo: 411
musulmanes: 177 Nullum Tempus Act: 661
Locke sobre la: 475; Montesquieu sobre la: placer, felicidad y: 128
491; psicología de la: 150; según Sócrates: Platea: 23,27
70-72,84 Platón: 13,17,43-95,99,111-113,123-124,126,
opinión pública: 707 138-139, 141, 157-158, 160, 165-166, 172,
Oráculo de Delfos: 867 176-177, 180-181, 183-184, 194, 207, 211,
Orco, Ramiro de, véase Ramiro de Orco 218, 270, 303, 360, 363, 377, 382, 395, 415,
Orfeo, mito de: 365-366 418, 431, 531, 581, 659, 669, 680, 695-696,
origen de las especies: 79 699, 785, 820, 855, 859, 867-868; sobre la
Orígenes: 180 ciencia: 78; ciudad buena: 46,48, 52, 54-55,
Orosio: 202 57, 60, 62, 64-66, 69, 74, 189, 196; sobre el
Osiris: 362,364 comunismo: 45-46, 54, 58-63, 65, 80; sobre
ostracismo: 36,145-146 el conocimiento: 84; concepto del Ser: 835,
845; constitución mixta de: 419; escritos
Pablo, San: 194,200,273,279,307 sobre Sócrates: 96; y Heidegger: 833; Jeno
Padres de la Iglesia: 180, 243, 245, 266, 342; fonte y: 97-98; sobre la justicia: 43-52, 54-
enseñanza política de los: 13 69, 76; sobre regímenes políticos: 70-73 82,
Padua, Marsilio de, véase Marsilio de Padua 84, 87, 246, 421; Las Leyes: 43, 85-88, 93-95,
Paine, Thomas: 639-645, 775; doctrina de la 137, 151, 156, 205-206, 215, 241, 243-244,
armonía natural de los intereses indivi 364, 374, 439, 872; El Político: 43, 76-78, 80-
duales: 640,644; leyes de la naturaleza: 643; 81, 84-85; La República: 15 ,4 3 ,4 5 , 47-48,57,
propuesta de bienestar social: 644-645; 73, 75-78, 80, 85, 87-88, 95, 105, 131, 137,
teoría del pacto social: 641; teoría de la 150, 156, 222, 243-245, 284, 289-290, 439,
sociedad y el gobierno: 641-645 492,609,706,849,872,878
Palestina, pueblo de: 239 Plethon, Gemistos: 301-
Pantea: 110,119 pluralismo, Dewey sobre el: 808-811
Paraíso, recuperación del: 431 plusvalía: 769, 771
Parlamento: 418,420,427, 591; formación del: Plutarco: 297,302,377,395,620
589,705 pobreza: 152, 280; abolición de la: 643-644;
particularidad, principio de: 693 Marx sobre la: 758
pasión: 186; Aristóteles sobre la: 134,145-146; poder, abuso del: 473; civil: 395, 427-428, 524;
buenas: 402; Descartes sobre la: 402-403, eclesiástico: 427-428, 524; equilibrio del:
412-413; Hume sobre la: 513, 516-518, 523; 573; político: 471-473; riqueza como supe
Kant sobre la: 559; Locke sobre la: 484, rior al: 577; temporal: 395
516; malas: 402; Spinoza sobre la: 434, 436, poesía: 54,73-75,91,156
438-439,441 Polibio: 166, 168, 418; Estado mixto de: 419,
Patriarcas: 235 423,426
patriotismo: 58, 130, 179, 446, 482, 498, 728, policía: 92-93
732; San Agustín sobre el: 199-201; defini poligamia: 499, 505
ción de: 702; Hegel sobre el: 702, 709, 711 politeia: 70,136,143, 871
pecado: 184, 188, 225, 305; original: 183, 196, politeísmo: 191-192,194
338,566 política, como ciencia práctica: 124; especula
Pedro, San: 326 tiva: 649-651; experiencia: 135; externa:
Pedro de Auvernia: 266 708; inmoralidad de la: 568; intelectuales
Pelagio: 307 y: 125; interna: 708; relación entre retórica
pelagianos: 179 y: 123; religión y: 440; sociología: 143
Pentateuco: 225 Pompeyo: 394
percepción, dos tipos de: 507 populismo: 276,278
Pericles: 24-25, 31, 32-34; democracia de: 491; positivismo: 817, 826; historicista: 824-825;
Oración Fúnebre de: 26, 30, 42, 874 ingenuo: 825; jurídico: 47; lógico: 843; na
Perseo, mito de: 365 turalista: 824
persuasión: 65,91,198,215,229 Potidea: 22-24
piedad, definición de: 446 presocráticos: 115-117, 844, 868
Pierson, G. L.: 626 primogenitura, ley de: 644
pietismo: 308 príncipe, fundador de un nuevo Estado: 292,
Pitágoras: 418 299; instrucción del: 289-291; uso de la vir
Pitt, William: 646 tud y del vicio: 292
896 In d ic e a n a l ít ic o
república, aristocrática: 489, 491; comercial: sacerdocio: 268-269, 271; concepto racional
636-637, 874; democrática: 489; distinción de: 270
entre oligarquía y: 491; inmortalidad de la: sacerdotes: 278; gobierno de: 279
393, 424-426; judía: 448; la mejor: 445-446; sabiduría: 55-56, 89, 262; Burke sobre la: 651
romana: 164,189,277, 298,423,491 Sagradas Escrituras: 177,180-181,183,195-196,
republicanismo: 17,571, 874; clásico: 99; en El 203, 266, 282, 305, 308-309, 314-316, 322,
Federalista: 622,624-626; moderno: 130 324-326, 328-330, 340, 346-348, 382, 394-
resurrección: 399 397, 399, 421, 430, 439; autoridad de las:
retórica: 135; de la Ilustración: 415; política y: 342; y la conducta de los gobernantes: 317;
123 303 interpretación de las: 435, 446; origen divi
revelación divina: 13, 177-178, 240, 246-247, no de las: 445; propósito de las: 344-345
264-265, 270; como ley: 225, 229; filosofía Saint Pierre, abate de: 549
vs.: 263; imposibilidad de la: 248; objeto de salario, Marx sobre el: 764, 767
la: 235; y la razón: 269,280,308 Salomón, rey: 237,273,397
Revolución francesa, Burke sobre la: 646-647, Samuel: 397
649, 651, 653, 656, 658-660, 666; Hegel so Sanedrín: 326
bre la: 694; Kant sobre la: 568; Nietzsche Sansón:337
sobre la: 790, 797;/Paine sobre la: 643, 645; Schelling, Friedrich Wilhelm Joseph von: 842
Tocqueville sobre la: 653, 720 Schopenhauer, Arthur: 798
revolución inglesa, Blackstone sobre la: 592; sectarismo: 627
Burke sobre la: 656 Séneca: 192-193, 237,369,375,395
revolución norteamericana, Burke sobre la: sentido común: 823,832
666; Paine sobre la: 645 sentimientos morales: 515, 517, 519-520; co
Ricardo, David: 767 rrupción de los: 604;
riqueza, desigualdad de: 143; ocio y: 145; Smith sobre los: 604-605
poder y: 577 separación de los tres poderes de gobierno:
Roma: 189-191, 282, 301,357,364-365,374, 694; 495-496, 631, 633-634; democracia y: 630,
conquista germana de: 493; constitución de: 632; Tocqueville sobre la: 718
166, 170; cristianismo como-religión oficial Septimio Severo: 291
en: 199; decadencia de: 169,199; destrucción Ser, experiencia presocrática del: 844, 846;
de gobierno popular: 394; destrucción del revelación del: 843-844, 848; olvido del:
Imperio: 199, 297; establecimiento de la au 834-836,839,842,845
toridad en: 295; grandeza de: 293,297; intro Sermón de la Montaña: 279
ducción de la filosofía en: 158; renovación Shaftesbury, Anthony Ashley Cooper: 351
después de la derrota por los galos: 302; la Shakespeare, William: 360
república: 164,189,277,298,423; Senado de: Sicilia: 22, 28; expedición contra: 26-27, 33-38,
394; superioridad de Esparta sobre: 295 72
Romanos, Epístola a los: 200; libro de los: Sila: 394,423
324-325 Símaco: 199
Rómulo: 296,302; deificación de: 169 sindicalismo: 804
Roosevelt, Franklin D.: 852 sionismo: 854
Rousseau, Jean-Jacques: 272, 529-548, 549- Siracusa: 36
550, 557, 568, 573, 614, 616, 648, 651, 722, Sísifo: 81
766, 774-775, 797, 863, 874; ataque a la sistema de jurados, como recurso democráti
sociedad civil: 529-532, 535-538, 542; sobre co: 728
el estado de guerra: 535-536; sobre el hom Smith, Adam: 565, 597-618, 636-637, 647, 767;
bre y el estado de naturaleza: 529, 532-535, sobre los actos virtuosos: 598-599, 604-605;
538-539, 545, 547, 567; influencia sobre sobre la autoconservación: 603, 605, 608;
Kant: 549-553,555,559,562,567,570; sobre ciencia de la economía: 597; creencia en el
los legisladores: 542-543; necesidad de "progreso natural de las cosas hacia la
leyes en la sociedad: 541-543; sobre regí mejoría": 614; defensa de la libre empresa:
menes políticos: 540, 544-545; soberanía y 611-613, 768; sobre la democracia: 609;
contrato social: 538-539, 541, 546, 551, 567 doctrina del derecho natural: 600-601; filo
sofía moral: 601-603, 608-610; sobre la jus
Saadias de Fayum: 240,242 ticia: 602; sobre la sociabilidad natural del
Sabine, George H.: 857-858 hombre: 600-603
898 ÍNDICE ANALÍTICO
soberanía, como inalienable: 539; Hobbes so tradicional: 433; sobre la religión: 437-440,
bre la: 386; popular: 276-277, 313, 327, 341, 444-450; y la Sustancia: 437-438,442-444
420-421, 571; idea de: 321, 373; Kant sobre Stevin: 415
la: 571; Paine sobre la: 642 Strauss, Leo: 851-881; conducción de la histo
sociabilidad humana: 869 ria de la filosofía política: 857-861; doctri
socialismo, como acumulación del capitalis na política: 873-881; y la filosofía política
mo: 772 antigua y medieval: 864-873; y la filosofía
sociedad, división de la: 758; evolución de la: política moderna: 861-864; sobre el proble
754; feudal: 764; jerárquica: 794; perfecta: ma judío: 853-854, 859; razones para el
773-774 giro hacia la historia de la filosofía políti
sociedad civil: 174-175, 177, 191, 193, 195, 197, ca: 851-857 „
199, 253, 262, 380, 385, 394, 467, 471-472; Suárez, Francisco: 368
Blackstone sobre la: 589, 594; como castigo subjetivismo: 821-822; modernidad caracteri
por el pecado: 184; como solución defec zada por el: 841
tuosa: 617; constituida por el contrato social: sufragio: 748; derecho al: 629; universal: 619,
383; definición de: 181; enfermedades de la: 790; véase también elecciones; voto
269; estabilidad de la: 194; estado de natu superstición, tolerancia hacia la: 650
raleza y: 568; Hegel sobre la: 699-702, 706, Swift, Jonathan: 653
709, 714; ideal: 441; Kant sobre la: 552, 570;
limitaciones de la: 201; Marx sobre la: 758- Tácito: 288
759, 766-767; necesidades para el sur Talmud: 225, 236
gimiento de la: 57; obstáculos para la: 564; Tarquino: 170
origen de la: 590; paz y: 396; planeada por Tebas: 27
Dios: 200; propósitos de la: 377, 657; signifi teleología: 126, 437, 776; histórica: 576, 582;
cado de: 759; Smith sobre la: 617 natural: 576
sociedad política, creación de la: 523; estados telos, concepto de Husserl del: 816, 818-820,
básicos de la: 740; Rousseau sobre la: 532, 825,829-830, 832
535-538, 542,546-547 Temístocles: 337
Sócrates: 17, 43, 86, 94, 96-98, 108, 110-111, teocracia: 655,873; judía: 195
113-119, 124, 137, 205, 303-304, 350, 377, Teodosio: 199
379, 431, 669, 679-680, 819, 845, 849, 859, Teodota: 110
865-870, 877; como anarquista: 287; sobre teología: 124; civil: 192-194; inseparable de la
el comunismo: 139; destructor de la trage filosofía política: 396; natural: 193-194;
dia griega: 785; fundador de la filosofía mítica: 192; política: 268, 276, 317-318; re
política: 13, 15-16; sobre los gobernantes: velada: 402
54; y Husserl: 820; sobre la justicia: 43-52, teología pagana, tres formas básicas: 191
54-61, 64-69, 76, 112; sobre las leyes: 83; terrorismo, de los donatistas: 198
sobre la naturaleza: 16; sobre la poesía: 75; Testamento, Antiguo: 200, 202, 261, 279, 308,
sobre los regímenes políticos: 70-73, 84, 87; 330-331,341,348,361; Nuevo: 177-178,200-
sobre la virtud: 286 201,276,279-281,300,308,316,331,348
sofistas: 115, 125, 132, 135-136, 304, 845, 867- tetragrámaton: 299
868, 871; filosofía política de los: 303 Tierra Prometida: 291
Sófocles: 54 timocracia: 87; Alfarabi sobre la: 210; según
Solón: 360,490 sócrates: 70-71
Spinoza, Baruch: 287, 289, 299, 433-450, 561, tiranía: 82, 91-92, 143; Alfarabi sobre la: 210;
859, 867; crítica a los filósofos: 288; defensa Aquino sobre la: 251; Aristóteles sobre la:
de la democracia: 433, 435-436, 442-444, 149; Cicerón sobre la: 166, 169-170; como
448, 450; definición de libertad: 434, 444; el peor gobierno: 251; definición de: 633;
sobre las diferencias naturales en el hom Hobbes sobre la: 389-390; mayoritaria: 875;
bre: 436; sobre el estado de naturaleza: Rousseau sobre la: 545; según Sócrates: 70,
442-444, 447; y Hobbes: 435-437, 444, 450; 73, 84
imposibilidad de milagros: 288; sobre la Tito Livio: 190-191,293-298,301-303,318
libertad de expresión: 436, 445, 448-449; y Tocqueville, Alexis de: 626, 646, 686, 716-736,
Maquiavelo: 433-435, 450; metafísica cien 875; y Burke: 653-654,666; carácter del régi
tífica: 433-434; sobre la naturaleza huma men democrático: 719-722; compatibilidad
na; 439-440; rechazo a la filosofía política de democracia y tiranía: 718, 723; discusión
ÍNDICE ANALÍTICO 899
del estado social: 716-717; doctrina del in valor-trabajo, teoría del: 754, 766, 767, 769,
terés propio: 727, 730-732; influencia sobre 772
J. S. Mili: 741; justificación de la democra Varrón: 191-194
cia: 734-736; problema de la democracia: Vattel, Samuel: 368
723-726; solución del problema de la demo V i r g i l i o : 502
cracia: 726-734; trato a la religión: 732-734 virtud: 89, 107, 128, 135, 140-142, 153, 167,
Tora: 225,235-236, 239 253, 258, 286; artificial: 522-523; Burke
tortura: 186 sobre la: 652-653, 666; cívica: 130; cristiana
totalitarismo: 808-809,812,843 vs. pagana: 181; cuatro clases de: 95, 256,
trabajo, congelado: 769; distinción entre fuer 515, 559; del hombre: 88; Descartes sobre
za de trabajo y: 769; división del: 520, 609, la: 402, 404; distinción entre vicio y: 208,
611, 698, 755, 758; Hegel sobre el: 692; 290; Hume sobre la: 512-516, 519, 52; inte
Marx sobre el: 766, 768 lectual: 134; moral: 129-130, 134, 241, 252,
trabajo, fuerza de, compraventa de: 770 254, 257; natural: 522; Nietzsche sobre la:
Tracia: 28 793; orden natural de la: 86; ordenamiento
tragedia griega, Nietzsche sobre la: 785 de la: 869; pagana: 402; Smith sobre la:
Trinidad, significado de la: 398 598-599,604-606,610
Tucídides: 7, 19-42, 96, 120, 867, 874; y la Vitoria, Francisco de: 375
expedición contra Sicilia: 26-27, 33-38; so Voltaire: 779
bre la Guerra del Peloponeso: 19-30, 32-33, voto: 540, 546, 643, 706; derecho al: 93, 675;
35; sobre la justicia: 22, 28-29, 39; método sistema plural de: 748; véase también elec
histórico de: 19 ciones; sufragio
Introducción................................................................................................ .. 13