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CONVERGENCIA, EL NOMBRE TECNOLÓGICO DE LA

CONCENTRACIÓN DE LA PROPIEDAD DE LOS MEDIOS.

Gustavo Bulla

La administración de la Alianza Cambiemos, que se hizo cargo del gobierno argentino el


10 de diciembre de 2015, inmediatamente puso de manifiesto el camino que asumirían
sus políticas públicas para el área de comunicación.
De acuerdo con su ideario económico, de cuño neoliberal, rápidamente se mostró una
tendencia a desandar el camino que habían seguido los tres gobiernos anteriores
(2003/15), modificando normativas, reestructurando órganos de aplicación específicos del
sector, desincentivando el fomento de los medios públicos y de la inversión estatal en
infraestructura de comunicaciones y producción de contenidos audiovisuales. Nada que
no fuera esperable con mayor o menor grado de dificultad para su concreción. A decir
verdad, sorprendió a propios y extraños la escasa dificultad que tuvo el Gobierno para
cumplir con su cometido ya a pocos días de haber arribado al comando del Poder
Ejecutivo Nacional.
Sin embargo, a pesar de la previsible orientación de las políticas macristas, cabe destacar
la astucia legislativa con que se llevaron a cabo los cambios fundamentales en la materia.
La desregulación de servicios audiovisuales y TIC's fue menos sostenida por cuestiones
ideológicas y conflictivas, que por una presunta adecuación a la modernización
tecnológica como sino de los tiempos. La apelación a la convergencia tecnológica con su
presunta carga de inversiones, inclusión digital, y en definitiva, de progreso, fue la mejor
justificación que el elenco gobernante podía encontrar para desbaratar las políticas que
apuntaron a limitar la concentración de la propiedad y a concebir a la comunicación como
un derecho humano básico.

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual a tiro de decreto.

Días antes de asumir el nuevo Presidente, desde las filas de la Alianza Cambiemos se
incrementó el hostigamiento destinado a forzar las renuncias de funcionarios de diversos
organismos del Estado que continuaban con mandato legal más allá de diciembre de
2015. La Procuradora General, el Presidente y los Directores del Banco Central, y los
Presidentes de los órganos de aplicación AFTIC y AFSCA. Especialmente el funcionario a
cargo de éste último, Martín Sabbatella, que había tenido un perfil alto político y cuya
cabeza era un bien muy preciado para los dueños de los principales medios de
comunicación.
El primer decreto presidencial que la emprendió contra la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual (LSCA) fue lo que podríamos denominar una norma rutinaria
para un Gobierno recién llegado: la reforma a la Ley 22.520 de Ministerios. Se supone
que el primer mandatario que acaba de alzarse con el favor popular, cuenta con la
prerrogativa de estructurar su gabinete de ministros conforme a sus planes y proyectos.
En efecto, el Decreto de Necesidad y Urgencia N°13 del 10 de diciembre de 2015,
dispuso entre otras cosas la creación de un nuevo ministerio de “Comunicaciones”i. Es el
Artículo 23° (decies) el que se refiere al ministerio mencionado, hasta allí nada fuera de lo
común, se desgranan las misiones y funciones vinculadas a los servicios audiovisuales y
las telecomunicaciones1. La sorpresa viene en el punto 4, donde se le encomiendan al
Ministerio ejercer la Autoridad de Aplicación sobre las leyes “que regulan las actividades
de su competencia”. Verbigracia la LSCA y la Ley Argentina Digital. Es decir, la AFSCA y
la AFTIC, de una manera muy poco clara, cedían sus competencias a una estructura
jerárquicamente superior, quedando sus continuidades en el mejor de los casos en
cuestión.
Esta auténtica usurpación de funciones legales realizada por la vía inferior de un DNU, no
obstante, no fue suficiente para que los presidentes de ambos directorios, Martín
Sabbatella y Norberto Berner, renunciasen y dejaran así el camino libre para la
designación de funcionarios afines al nuevo gobierno.
Tras un par de semanas de gran presión política y, sobre todo mediática, para precipitar
ambas renuncias, finalmente el Poder Ejecutivo acudió a un instrumento normativo de
inusual ingenio y contenido pernicioso para la ciudadanía en su conjunto. El Decreto
267/152 publicado el 29 de diciembre, probablemente diseñado en algún bufete ajeno al
Estado Nacional, terminó con la polémica modificando parcialmente a las leyes 26.522 y
27.078, y creando un nuevo órgano de aplicación unificado entre otras cosas.
Por imperio del Decreto 267/15 se instituye el Ente Nacional de Comunicaciones
-ENACOM- que subsume en su estructura a las funciones legales que habían sido
encomendadas a la AFSCA y a la AFTIC, por lo cual los mandatos vigentes de ambos
presidentes se tornaron abstractos, ya que no tenían más organismos para conducir.
Pero la disolución de estos organismos no es lo único ni tal vez lo más dañino que el
decreto de marras determina.

1
DNU N°13/2015 http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=256606
2
DNU N°267/2015 http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=257461
Las licencias para la prestación de servicios de comunicación audiovisual por suscripción
por vínculo físico, antes reguladas por la LSCA, pasaron a ser consideradas licencias TIC.
Esto implica poco menos que la desregulación absoluta del servicio de TV por cable, ya
que los límites a la conformación monopólica y a la emisión publicitaria, como así también
las indicaciones sobre contenidos inconvenientes para niños, niñas y adolescentes,
discriminatorios y/o promotores de violencia contra las mujeres y los grupos sociales
vulnerables, quedaron disueltos.
La operación de transformar una licencia de TV de pago por vínculo físico como servicio
de comunicación audiovisual en licencia TIC, hace que el Estado prácticamente se
desinterese por los contenidos que esas redes distribuyen y del propio tamaño de esas
redes, desechando dos dimensiones trascendentes para el derecho a la comunicación.
Pero el Decreto 267/15 no se detiene allí. A los servicios de radiodifusión abierta, que
siguen regulados bajo la órbita de la LSCA, se le suprime la doble restricción
originariamente establecida respecto de la cantidad de licencias que un mismo titular
podía acumular y el porcentaje máximo de población a los que esos servicios se podían
dirigir. Con la reforma introducida se borra el límite del 35% de la población nacional como
potencial de públicos alcanzados, lo cual repone y profundiza una distorsión estructural de
la oferta audiovisual argentina en términos de ausencia de atenuación del centralismo
porteño.
Para completar el panorama de franco retroceso, la multiplicidad de licencias, es decir la
cantidad de licencias de radio y TV abiertas acumulables por un mismo titular, se las
incrementó en un 50%, pasando de diez a quince licencias a nivel nacional. En el nivel
local, en el área primaria de cobertura de los servicios, no sólo queda eliminada la
incompatibilidad de TV abierta con TV de pago – por el pasaje de este último a licencia
TIC – sino que se pasa de tres a cuatro el número de licencias acumulables, a saber: una
de TV abierta, una de radio AM, una de radio FM y una segunda de radio FM, si existen
en el mismo área al menos ocho emisoras.
Las duración de las licencias también fue modificada a favor de los licenciatarios. En lugar
de diez años más una prórroga de otro diez años sujeta previamente a la realización de
una audiencia pública como lo establecía la LSCA, a partir de este decreto los
licenciatarios pueden acceder a una prórroga a sólo pedido por cinco años. Pero además
los licenciatarios pueden aspirar a sucesivas prórrogas de diez años si el ENACOM así lo
determina, tergiversando así el principio de explotación de un bien escaso y finito como
las frecuencias radioeléctricas por un tiempo determinado. Pero además, las licencias se
pueden transferir en cualquier momento de la explotación y sin límites porcentuales, con
una mera comunicación al ENACOM y ad referéndum de su aprobación. Se restaura así
el régimen de valorización de licencias obtenidas a título gratuito, que inaugurara el
gobierno de Menem a través del Decreto 1005/99.
La arquitectura institucional diseñada por la LSCA para su órgano de aplicación, AFSCA,
fue decididamente reestructurada no sólo en cuanto a la denominación y las funciones del
nuevo órgano, ENACOM, sino en cuanto a la composición de su instancias directivas y
consultivas.
El Directorio del ENACOM mantiene los siete miembros, pero el Presidente y tres de sus
integrantes son designados por el Poder Ejecutivo Nacional, y los tres restantes por la
Comisión Bicameral de Promoción y Seguimiento de la Comunicación Audiovisual, las
Tecnologías de las Telecomunicaciones y la Digitalización. De esta manera, el PEN se
garantiza una mayoría automática oficialista, aunque si surgiera algún desencuentro con
cualquiera de los siete miembros, puede removerlos sin causa justificada.
En el miso sentido, el COFECA creado por la LSCA fue reemplazado a través del Decreto
N° 916/16 por el COFECO3, con representación y funciones menguadas. Pero además no
se ha convocado para una función trascendente como la convocatoria a audiencias
públicas con el fin de confeccionar listados de acontecimientos de interés público y cuyos
derechos de retransmisión estuvieran en manos de titulares privados, de manera tal de
facilitar la venta de esos derechos para garantizar el acceso gratuito de las audiencias a
los principales torneos deportivos internacionales por recepción abierta. Instancias
decisivas de torneos internacionales de fútbol como las Copas Libertadores y/o
Sudamericana, pero también competencias trascendentes de “Las Leonas”, “Los Pumas”,
“La Generación Dorada” o del equipo argentino de Copa Davis de tenis, entre otros,
dejaron de llegar de manera gratuita a los hogares de todo el país.

Medios públicos sin públicos.

“En mi gobierno no va a haber un 6,7,8; ni un 8,7,6”, decía el candidato opositor Mauricio


Macri allá por 2015. Y en cierto sentido se puede decir que cumplió con esa módica
promesa, ya que en la Televisión Pública rebautizada Televisión Pública Argentina (TPA)
durante su gestión no hubo ningún ciclo periodístico con semejante impacto popular, que
reposicionara a la gélida pantalla del viejo Canal 7. Sí hubo, y de sobra, programas
oficialistas y ausencia total de miradas críticas sobre las políticas gubernamentales.
3
Decreto N°16/2016
https://cpr.org.ar/wpcontent/uploads/media/uploads/documents/investigacionpidc/enacom-decreto-916-2016-
cofeco.pdf
Desde la denominada Secretaría de Medios y Contenidos Públicos, su titular Hernán
Lombardi, llevó adelante una política de auténtico vaciamiento de los medios públicos.
Tanto en la TV Pública como en Radio Nacional se produjo un cambio abrupto en las
programaciones ya desde el 10 de diciembre de 2015. Las principales figuras de ambas
emisoras fueron obligadas a abandonar el aire, con modales no menos agresivos que los
sufridos por miles de trabajadores estatales que en las diversas reparticiones públicas se
encontraban con que formaban parte de una lista de personas que habían sido
despedidas sin causas.
Con la sola excepción de las tres versiones de la miniserie “El Marginal”, cuya primera
temporada había sido producida durante 2015 y estrenada en 2016, que llegaron a
alcanzar los dos dígitos de rating en algunas de sus entregas, el resto de la programación
naufragó en un puñado de decimales que acompañan al cero. En 2018, con la ayuda
extra de la transmisión del Mundial de Fútbol de Rusia, el promedio de rating anual fue de
1 punto4. De igual manera es la repercusión lograda por la programación de Radio
Nacional, que pasó de ser la cuarta emisora AM más escuchada del país en 2015 con al
rededor de 10% de share, a ser la séptima en 2016 con un 1,7% y a no quedar registrada
en las mediciones regulares que realiza la empresa Kantar Ibope Media durante 2018.
Una suerte de política implícita de no agresión con las emisoras privadas. No se ha
procedido a cerrar esos medios, pero se los dejó prácticamente sin público.
No obstante cabe destacar, que pese a esta suerte de vaciamiento provocado, el aire de
la radio pública fue utilizado –como ya lo venía siendo la Radio de la Ciudad desde la
gestión del PRO- para darle “oportunidades” a profesionales de medios gráficos, con
énfasis en periodistas empleados por el Grupo Clarín, de forma tal de aunar garantías de
comunidad ideológica y de cobertura mediática.
Amén del caso de la agencia oficial de noticias Telam, donde si hubo un intento feroz por
reducir drásticamente su personal con trescientos cincuenta y cuatro despidos. La
resistencia ejercida por los trabajadores, la irracionalidad de la medida y la apelación a los
juzgados laborales, desbarataron los planes oficiales, y si bien todavía no han sido
reincorporado todos los trabajadores, la drástica medida diseñada por Lombardi ha
quedado en un franco retroceso.
Las dos grandes novedades generadas en el marco de los medios públicos durante los
gobiernos kirchneristas fueron sin dudas el Canal Encuentro y Paka Paka. Dos señales
educativas y culturales que le subieron la vara a la televisión pública de calidad. Los
prejuicios en torno a lo carentes de interés que podrían resultar señales diseñadas por el

4
Fuente: Kantar Ibope Media
Ministerio de Educación, fueron dejados de lado. Sin embargo, por razones políticas,
ideológicas y presupuestarias, la gestión de Lombardi se encargó de empobrecer ambas
propuestas. Reciclando producciones de varios años, disecando la programación de
contenidos históricos que pudieran resultar polémicos. La gran innovación que significó
incorporar una centena de casas productoras integradas por jóvenes realizadores
argentinos, fue reemplazada por la compra prioritaria de enlatados internacionales de
buena calidad pero de nulo compromiso con la realidad nacional. Y como corolario se
produjo la reducción de más del 50% del personal de ambas señales por la vía de “retiros
voluntarios” que de no producirse hubieran sido el prólogo una de ola de despidos.

Contenidos e infraestructura de la TV digital.

La producción audiovisual en términos generales ha tenido un retroceso bastante notable


en el período 2016/19. La crisis económica autoinfringida por las políticas oficiales no
exceptuó a este rubro de las industrias culturales.
El sector privado comercial del complejo audiovisual que enfrenta una doble crisis, la
estructural vinculada a la transición en cuanto a la transformación de los consumos que
está sufriendo la televisión generalista, y la propia de una economía recesiva que redujo
la inversión publicitaria; generando un círculo vicioso de empobrecimiento de las
programaciones, con muy escasa producción de ficciones y un abuso de los programas
en vivo, con panelistas y sin mayores innovaciones, lo cual redunda en una pérdida
drástica de audiencias acelerando la migración de públicos hacia las diversas plataformas
alternativas.
Desde el sector público se desaceleró hasta el parate la financiación de producción de
ficciones, especialmente en el formato de miniseries. Los concursos que durante años
acostumbró a convocar el INCAA y que dotaron de programación de calidad a las
pantallas de todo el país no se volvieron a realizar. Ésto, sumado a la casi nula producción
privada de ficción para la TV abierta, produjo una desocupación en el gremio de los
actores difícil de dimensionar. La escasa producción de ficciones quedó vinculada a las
cadenas y plataformas internacionales para su distribución regional.
En el terreno de la infraestructura de la TDA también hubo desaceleración en la inversión
pública. La red de antenas y transmisores que el gobierno de Cristina Fernández instaló
en buena parte del territorio nacional – cobertura aproximada al 75% -, y que destacó a
nuestro país largamente en el marco regional, prácticamente no avanzó. A tal punto que el
Gobierno dispuso por decreto postergar por dos años el apagón analógico, previsto
inicialmente para el 31 de agosto de este año. El Decreto N°173/19 extiende a dos años el
plazo para que las emisoras de TV migren hacia transmisiones digitales, y establece la
nueva fecha para el 31 de agosto de 20215.
Por lo demás, el contenido más valioso que tenía la TDA hasta 2015, la transmisión de
todos los partidos de la 1ra. División del Fútbol Argentino fue resignado por el Estado
Nacional. A pesar de que durante la campaña electoral el hoy Presidente, consultado
explícitamente, dijo que “Fútbol Para Todos va a seguir pero sin política”, se encargó
personalmente de intervenir en la Asociación del Fútbol Argentino a través de su
conmilitón, el presidente de Boca juniors, Daniel Angelici, impulsar la reestructuración de
los torneos nacionales creando la llamada “Superliga” y de negociar con los CEOs de las
casas matrices de la cadenas norteamericanas FOX y TNT para que tomaran los
derechos de retransmisión que pertenecían al Estado Nacional.
El fundamento público para semejante ruptura del contrato electoral fue que con el costo
de FPT se podían construir tres mil jardines de infantes en todo el país. Casi cuatro años
después, los argentinos no disfrutan de la transmisión gratuita del fútbol por TV abierta ni,
por supuesto, de los tres mil jardines de infantes.
Los televidentes argentinos deben contar con más de $500 mensuales adicionales al
pago de un servicio de TV de pago para poder asistir a los partidos de sus equipos
favoritos, lo cual convierte al espectáculo más popular en un producto excluyente para las
grandes mayorías: las cifras – opacas – indican que no llegan a los dos millones los
abonados al servicio premium, mientras que el programa FTP potencialmente cubría más
de diez millones de hogares. Toda una metáfora del país neoliberal.

Con una pequeña ayuda de mis amigos

No se trata aquí del clásico de The Beatles, escrito por la dupla Lennon y McCartney, sino
de algo mucho menos artístico y del todo mercantil. El ENACOM por medio de la
Resolución N° 5644/176 del 21 de diciembre de 2017, en las vísperas de Nochebuena,
aprobó la fusión entre Cablevisión/Fibertel y Telecom Argentina.
Según la agencia oficial de noticias Télam del día posterior a la publicación de la
Resolución en el Boletín Oficial: “Así, concentrará 38% del mercado de TV por cable, 68%
de los servicios de banda ancha fijos (Fibertel y Arnet), 39,5% de la banda ancha móvil,

5
Decreto N° 179/19 https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/202891/20190308
6
Resolución ENACOM sobre fusión Telecom/Cablevisión
https://www.enacom.gob.ar/multimedia/normativas/2017/res5644%20(diciembre).pdf
40,9% de la telefonía fija y 30% de la móvil (Personal y Nextel), según datos del mercado”7.
Mientras que diversos medios locales como El Cronista, Ámbito Financiero y La Política
On Line, entre otros, consideraron que la nueva Telecom Argentina S.A. Fusionada y
controlada por Cablevisión Holding S.A., reunía un valor de mercado de entre U$11.000 y
U$13.000 millones, ubicándose así entre las diez principales empresas argentinas8.
Cabe recordar que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia ya había
aprobado el 21 de abril de 2017 la compra por parte de Cablevisión de la empresa de
telefonía móvil Nextel. La intención estratégica del Grupo Clarín era la de participar de la
anunciada apertura del servicio cuádruple play a partir de 2018 por parte de las
autoridades nacionales9.
Sin embargo, y a pesar de lo informado por diversos medios de comunicación al referirse
a esta absorción, el Grupo Clarín siempre estuvo presto a sumarse al negocio telefónico.
En 1995, con motivo de la desregulación telefónica que se había comprometido a aplicar
el gobierno de Menem, el Grupo constituido como tal a principios de ese año, participó
como socio minoritario de la creación de la tercera empresa de telefonía móvil – para
competir con Movicom y Unifon – denominada como Compañía de Teléfonos del Interior,
CTI. Luego, la postergación de la desregulación de la telefonía básica, más los cambios
en las tendencias de desarrollo tecnológico, hicieron que Clarín abandonara ese negocio
que a partir de 2008 pasó a llamarse Claro, bajo el control de la mexicana Telmex.
El principal grupo de comunicaciones de la Argentina, se vio así enormemente beneficiado
por la llegada de Mauricio Macri al Gobierno: no sólo logró la inmediata derogación de
aspectos de la LSCA inconvenientes para sus intereses expansivos, sino que además
logró la autorización primero de la absorción de Nextel y luego la fusión con Telecom,
convirtiéndose así en el principal jugador nacional del mercado del cuádruple play.

Ley Corta, negocios largos.


El DNU N°267/15, además de esterilizar buena parte de los contenidos antimonopólicos

7
Telam sobre fusión Telecom/Cablevisión
https://www.enacom.gob.ar/multimedia/normativas/2017/res5644%20(diciembre).pdf
8
El Cronista, Ámbito Financiero y La Política On Line sobre la fusión Telecom/Cablevisión
https://www.cronista.com/negocios/Cablevision-y-Telecom-se-fusionan-20170630-0120.html
https://www.ambito.com/telecom-absorbio-tres-empresas-y-dio-un-paso-mas-la-fusion-cablevision-n4016363
https://www.lapoliticaonline.com/nota/106569-cablevision-y-telecom-se-fusionan-y-nace-una-compania-de-us-13-000-
millones/
9
El Cronista sobre compra de Nextel por parte del Grupo Clarín
https://www.cronista.com/negocios/Defensa-de-la-Competencia-autorizo-compra-de-Nextel-por-parte-del-Grupo-Clarin-
20170418-0069.html
de la LSCA, estableció en su artículo 28°: “Comisión. Créase en el ámbito del Ministerios
de Comunicaciones la Comisión para la Elaboración del Proyecto de Ley de Reforma,
Actualización y Unificación de las Leyes N° 26.522 y 27.078...”, sin embargo tras varias
postergaciones a los plazos previstos y un remedo de participación ciudadana por
escuetos medios electrónicos, nunca se conoció el mentado proyecto.
Sí se conoció, y de hecho obtuvo la adhesión mayoritaria en el Senado de la Nación, un
proyecto elaborado presuntamente por el Ministerio de Modernización conocido
vulgarmente como “Ley Corta”, aunque denominada formalmente “Ley de Fomento de
Despliegue de Infraestructura y Competencia Tics”.
Como su nombre lo indica muy bien, se trata de una normativa de carácter industrial y
comercial: se amplían las posibilidades para los grandes operadores de
telecomunicaciones y redes de distribución de contenidos audiovisuales, quitando
limitaciones jurídicas para la articulación de servicios convergentes, comercialmente
conocidos como “paquetizados”.
De haber prosperado la iniciativa, el mapa de las comunicaciones en la Argentina corría
un riesgo cierto de quedar dominado por tan sólo tres grandes jugadores, capaces de
brindar los servicios de telefonía fija y móvil, acceso a internet y TV satelital. La referencia
es para la megafusionada Telecom-Cablevisión, y los extranjeros de Telefónica y Claro.
Es más, una explicación posible para esta flexibilización convergente es la de la
compensación para las corporaciones de origen español y mexicano, por la gran ventaja
comparativa obtenida por Clarín a partir de su enorme contribución para que Mauricio
Macri se mudase hace casi cuatro años de Bolívar 1 a Balcarce 50, con la mítica Plaza de
Mayo de por medio10.
Avala esta hipótesis la circunstancia en que el Gobierno presentó el proyecto: la última
visita del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, escasos días antes de ser
destituido por un caso de corrupción. Macri poco menos que le ofrendó el proyecto de Ley
Corta como una suerte de disculpa por haber debilitado tanto la posición de Telefónica por
la autorización de la megafusión ya mencionada.
Esta conformación oligopólica tripartita del mercado de las comunicaciones que se
hubiese promovido, amén de la extinción de cientos de PyMES y cooperativas del sector
que prestan algunos de esos servicios en localidades de todo el territorio nacional,
también hubiera impactado en la producción de contenidos audiovisuales. En efecto, pese
a que la norma no se refería al rubro contenidos, la habilitación de transmisión satelital
hubiera terminado con todo vestigio de contenidos federales, hasta hubiese atentado

10
. Bulla, Gustavo. La ley de las compensaciones. https://www.pagina12.com.ar/115056-la-ley-de-las-compensaciones
contra miles de puestos de trabajo vinculados a los canales de producción propia que
están obligados a sostener los operadores de TV por suscripción por vínculo físico. La
casi segura desaparición de cientos de redes medianas y pequeñas de TV por cable,
hubiese convertido en un buen recuerdo a los informativos y programas locales, sin lugar
en las transmisiones directas desde la Ciudad de Buenos Aires.
A pesar de estar aprobado por el Senado, y con dictamen favorable del plenario de
comisiones convocado a tal efecto en la Cámara de Diputados, finalmente el Gobierno,
sin mediar justificaciones consistentes, optó por congelar el proyecto a poco de
transformarse en Ley.
No obstante, por medio del Decreto N°58/19, publicado el 18 de enero de este año, con el
ambicioso título de “Ley de Desarrollo de la Industria Satelital”11, también podría haber
sido denominada como “Ley Cortísima”, el Poder Ejecutivo decidió modificar el estratégico
artículo 11° de la Ley Argentina Digital que establecía una reserva de frecuencias de
telecomunicaciones móviles en cabeza de ARSAT con el fin de constituir una empresa
pública que funcionase como servicio testigo para el sector privado comercial. Esta última
iniciativa gubernamental intentó destinar hasta el 80% de esa reserva de frecuencias para
volcarlas al sector comercial para promover la llegada de presuntas inversiones.
Como uno de los primeros indicios de la unidad de los distintos bloques parlamentarios
identificados con el peronismo, la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, encargada
de examinar los DNU, rechazó un paquete de cuatro normas entre las que se encontraba
este intento de enajenar del sector público la reserva de frecuencias previstas por Ley.

Derecho a la comunicación: ¿derecho o torcido?

A pesar de los discursos oficiales que sostienen todo lo contrario, el derecho a la


comunicación ha sido gravemente lesionado durante el mandato del Presidente Macri y
no sólo por la práctica, desde el primer día, de modificar leyes largamente debatidas por
DNU, lo cual implica un avasallamiento de las instituciones republicanas que se declaman
defender y respetar, sino fundamentalmente por la auténtica cadena paraoficial de medios
que se vertebró. Ningún gobierno, con excepción de la última dictadura cívico militar,
contó con semejante nivel de alineación con los intereses gubernamentales. El término
“blindaje”,utilizado por el gobierno de De la Rúa para uno de sus fracasados intentos de re
negociación de la deuda externa, hoy alude indubitablemente a la protección informativa
brindada por esta red privada paraoficial que se constituyó en los últimos cuatro años.

11
DNU N° 58/2019 http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/315000-319999/318992/norma.htm
Las investigadoras Rosa María Brenca de Rusovich y María Luisa Lacroix, crearon la
categoría “privatismo oficialista”12 para graficar este particularismo argentino por el cual
los medios de comunicación privados adoptan una línea editorial compatible con los
gobiernos de turno a fin de obtener prebendas y subsidios económicos. Algo similar
describe Martín Sivak al referirse a las piruetas tácticas que practicaba Roberto Noble al
comando del diario Clarín13, su criatura periodística.
No obstante, resulta inédita la extensión de la red de medios adictos al gobierno de la
Alianza Cambiemos, su articulación editorial y discursiva, y la novedosa modalidad que
adoptó. Más que oficialismo, lo que practicó casi la totalidad del mainstream del
periodismo argentino, fue la oposición a los opositores. Y a menudo esa oposición política
mutó en persecución judicial como lo está revelando la trama de extorsiones y
operaciones mediáticas conocidas a partir de la causa que tramita el juez federal Alejo
Ramos Padilla en el juzgado federal de Dolores.
Como contracara de la misma moneda, hubo una política de gran hostilidad para los
medios considerados críticos o con líneas editoriales próximas a los gobiernos
kirchneristas.
La desfinanciación publicitaria, la persecución fiscal y hasta el encarcelamiento de
empresarios de medios fueron las armas utilizadas por el Gobierno para debilitar y/o
eliminar a los medios molestos para la fuerza gobernante. Así se cerraron medios, dejaron
de transmitir radios como América y Del Plata, se forzó la salida de periodistas
destacados del aire como Víctor Hugo Morales y Roberto Navarro, y encarcelaron a los
empresarios Cristóbal López y Fabián De Souza – Grupo Indalo: C5N y Radio 10, entre
otros – por presunta evasión fiscal y de Gerardo Ferreyra – Electroingeniería: Radio Del
Plata -.
Tanto los medios de Indalo como los del Grupo Octubre – Página/12 y AM750 – que
sobrevivieron a los constantes embates oficiales, y pese a que algunos de ellos han
logrado liderar audiencias, sufrieron grandes dificultades económicas, viéndose sus
trabajadores obligados a percibir salarios vencidos en cuotas, con pérdidas de los aportes
provisionales y de la seguridad social, y sometidos a la incertidumbre sobre la
conservación de las fuentes de trabajo.
Tamaño ataque a la libertad de expresión no fue insistentemente denunciada en esta
oportunidad por instituciones de periodistas y de empresas periodísticas como FOPEA y

12
Brenca de Russovich, R. y M. Lacroix. Radio y poder en la Argentina, 1920-1953; en Cuadernos de
periodismo Nº 1, Fac. de Ciencias Sociales, UNLZ, 1987.
13
Sivak, Martín. Clarín, el gran diario argentino. Una historia, Planeta, Buenos Aires, 2012.
ADEPA. Demostraron así un doble estándar de evaluación de las arbitrariedades
gubernamentales según simpatías políticas o postergando reivindicaciones sentidas en el
altar de una presunta hoguera de la corrupción.
Pese a la prédica constante en tiempos de oposición al kirchnerismo, el manejo más o
menos discrecional de la pauta publicitaria oficial siguió vigente, por supuesto, con otras
preferencias y beneficiarios.
En 2015, el último año del segundo gobierno de Cristina Fernández, el Estado Nacional
gastó por todo concepto en pauta publicitaria $2.366.708.000 y por entonces recibía
denuncias de favorecer a medios afines y perjudicar a los críticos, a la par que se exigía la
sanción de una ley que estableciera la distribución de la pauta oficial. Sin embargo, nunca
prosperó un proyecto con características equitativas y universales que fuese más allá de
la simple proporcionalidad directa por audiencias.
En 2016, con la nueva gestión del presidente Mauricio Macri, la pauta ascendió a
$2.439.627.000, en el marco de una impactante recesión infringida por una temprana
mega devaluación del 40% por la eliminación de los controles de cambio. En 2017, con
elecciones legislativas de medio término, el gasto fue de $2.982.485.000 significando un
incremento de poco más del 22%. En 2018, se verificó una merma seguramente
producido por el interminable ajuste de las cuentas públicas a partir del acuerdo con en el
FMI. El monto total fue de $2.250.034.000, el menor de la serie, lo que llevó a apresurarse
a los buscadores de virtudes del gobierno de Macri que creyeron avizorar un avance
definitivo del republicanismo. No obstante, los números del gasto publicitario oficial
conocidos del primer semestre de 2019 – nuevamente año electoral de recambio
presidencial – demuestran que la baja de 2018 fue coyuntural. El gasto en publicidad
oficial del primer semestre de 2019 ascendió a $2.499.000.000, lo cual de proyectarse
para todo el año se alcanzaría una cifra récord de casi $5 mil millones, un incremento de
más del 100% respecto del período anterior.
Hasta aquí la serie de la pauta oficial entre 2015 y mediados de 2019, lo cual nos entrega
una información dura cuya evaluación depende de otros datos relevantes para asignarle
su real valor. Empero, contar con el último año del gobierno antecesor y el ciclo casi
completo del gobierno en ejercicio, nos permite constatar que los discursos inflamados
respecto del supuesto abuso kirchnerista de la pauta oficial, era precisamente eso, un
abuso del denuncismo. Se podrá argumentar que con la actualización inflacionaria, que
supera largamente el 200% en lo que va de la gestión de Macri, la pauta oficial
presupuestada en realidad se redujo. Por el contrario, también se debería tener en
cuenta que el PBI de unos U$600 mil millones al término de 2015, fue reducido en 2019 a
no mucho más que U$400 mil millones, un tercio menos, lo que habla a las claras de una
economía un tercio más chica con el consiguiente mayor peso relativo de la pauta oficial.
El otro dato a tener en cuenta es el de la “discrecionalidad” de la distribución de la pauta.
La ausencia de una norma general convierte a cualquier distribución del presupuesto para
pauta oficial en discutible. Darle más al que tiene más forma parte de un sentido común
neoliberal que no incluye, para empezar, criterios de justicia distributiva ni de política
pública de comunicación.
Más allá de esas consideraciones básicas, lo cierto es que los grupos mediáticos más
beneficiados con la recepción de pauta oficial fueron todos los que vienen manteniendo
una línea editorial inconfundiblemente oficialista. En el primer semestre de 2019, demás
está señalar la alta influencia de la elección presidencial convocada para octubre, de los
casi $2.500 millones ya ejecutados, el ranking de los medios que más inversión recibieron
lo siguió liderando el Grupo Clarín – como en los tres años anteriores – con un monto de
$399 millones, seguido por Viacom – Telefé y varias señales de cable – con $191
millones, tercero – de manera sorpresiva ya que ninguno de sus medios lidera su hilera –
el Grupo América con $151 millones, seguido por el Grupo Indalo – C5N y Radio 10 entre
otros – con $123 millones y cerrando el lote de los cinco punteros el Grupo Prisa-
Albavisión – Canal 9 y Radio Continental- de manera no menos sorpresiva, con $112
millones14. Luego se ubican Supercanal – Grupo Vila-Manzano – con $95 millones, La
Nación con $79 millones y Perfil con $47 millones.
Como se percibe fácilmente, más allá del muy discutible criterio de otrorgar más pauta a
los que tienen mayor audiencia sin tener demasiado en cuenta otros indicadores, los dos
grupos de medios críticos de la gestión Macri fueron claramente desfavorecidos por la
adjudicación de cuotas parte del gasto publicitario oficial que en medio de la crisis
económica desatada se transformó en un ingreso imprescindible para las empresas de
medios.
Este manejo discrecional y concentrado de la pauta oficial, sumada a la grave recesión
provocada por las políticas económicas aplicadas, es la explicación más cabal de las
cuatro mil quinientas fuentes de trabajo que se perdieron en los medios de comunicación
a nivel nacional entre 2016 y 201915.

14
Fuente: Marino, Santiago y Espada, Agustín en la Letra P del 29 de julio de 2019, en base a datos de la
Jefatura del Gabinete de Ministros.
15
Fuente: Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA).
Balance provisorio.

Las políticas de comunicación llevadas adelante por el gobierno de Mauricio Macri no


tienen nada para envidiarle a las políticas económicas en cuanto a su regresividad y
nocividad hacia el futuro.
Es más, en cierto punto algunas de las políticas económicas hubieran sido muy difíciles
de sostener socialmente sin las políticas de comunicación, digamos, complementarias.
En términos de concentración de la propiedad la situación es mucho peor que la de fines
de 2015. Con la megafusión Clarín domina de manera más diversificada, con su paso
firme hacia las Tic´s y con el agravante del debilitamiento y/o desaparición de otros
jugadores.
La desregulación de la TV de pago apartando sus licencias del área de los servicios
audiovisuales y pasándolas a la órbita de las TIC´s implica un obstáculo importante para
los intentos de limitar las posiciones dominantes a futuro.
A caballo del discurso tecnofílico de la convergencia se habilitó la megafusión
Telecom/Cablevisión y se sentaron las bases para estructurar un mapa con tres grandes
operadores de servicios paquetizados ofertados en todo el territorio nacional.
Los medios públicos precisan poco menos que de una verdadera reconstrucción para
volver a cumplir el rol que deberían. El vaciamiento de producción de contenidos y
audiencias requerirá de un gran esfuerzo y mucha imaginación para revertirlo.
El sector audiovisual de organizaciones sin fines de lucro no fue muy tenido en cuenta por
las políticas oficiales. Si bien, recientemente les fueron otorgadas las postergadas
licencias a emisoras radiales con tres décadas de trayectoria, el estímulo estatal estuvo
ausente como el Fondo de Fomento y demás políticas activas para el sector.
Los discursos que apelan a terminar con La Grieta, reivindicables desde el punto de vista
democrático, pueden terminar conspirando contra la imprescindible revisión de las
políticas de comunicación vigentes. Si la convivencia va a depender de que el Estado
renuncie a garantizar el derecho a la comunicación de todos los ciudadanos, es un
problema muy serio para nuestra democracia, ya que corroe las bases de su legitimidad.
Las nuevas prácticas periodísticas, que han perpetrado la muerte de la verdad, como la
proliferación de noticias falsas, operaciones político – judiciales y el ocultamiento explícito
de parte de los acontecimientos políticos, económicos y sociales, encuentran pocos
límites en el marco de una estructura de propiedad hiperconcentrada, sin posibilidades
para que los ciudadanos puedan comparar distintas versiones y puntos de vista.
El próximo gobierno electo por el voto popular tendrá en su agenda de prioridades en
primer término la obligación de reconstruir la economía devastada por las recetas
neoliberales. Aunque ello no significa que no siga pendiente la tarea de democratizar
nuestro sistema de medios, sobre todo si mayoritariamente la sociedad considera como
prioridad dotar de mayor calidad a nuestra democracia.

(septiembre de 2019)

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