Está en la página 1de 7

La radiodifusión entre 1989-1999

Lo que caracterizó al menemismo fue: la conformación de grupos multimedia el debilitamiento


de mercados oligopólicos nacionales radiofónico y televisivo protegidos por barreras de
entrada regulatorias, el traspaso de propiedad a empresas extranjeras violando o modificando
la legislación vigente (provocando la pérdida de poder de empresas privadas de capital
nacional) y se acrecentó la presencia de capitales transnacionales en los servicios públicos
privatizados (principalmente las telecomunicaciones).

Primer gobierno de Menem (1989-1995)

Los principios consagrados por la ley durante el menemismo para todas las políticas públicas,
incluidas las industrias culturales y las telecomunicaciones, fueron: desregulación,
privatización y desmonopolización. Las principales medidas del gobierno fueron: eliminación
de restricciones a inversiones extranjeras directas, adquisición de bienes de capital
importados, privatización de servicios y la privatización monopólica de la telefonía básica y la
transmisión de datos, la dolarización de las tarifas, y un régimen normativo permeable a las
demandas empresarias.

Y se caracterizó por la presencia de agentes nacionales en un mercado oligopólico


favorecidos por las privatizaciones, cuyas expresiones fueron los grupos multimedia, los
grupos principales fueron: Clarín (Canal 13, Radio Mitre y FM 100, diario Clarín y luego
Multicanal), Telefé (Editorial Atlántida-hermanos Vigil-Canal 11, Radio Continental y FM Hit),
Eduardo Eurnekián (Canal 2 de La Plata, Radio América, Aspen 102, Radio del Plata y FM
Metropolitana), Alejandro Romay (Canal 9, Radio Libertad), Héctor Ricardo García (diario
Crónica y señal Crónica TV) y Grupo Uno (familia Vila). En las telecomunicaciones se produjo el
ingreso de capitales de operadores internacionales de telecomunicaciones, por ejemplo la
alianza de Telefónica Internacional con el Citibank-CEI, a través de Telefónica de Argentina.

Este período consolidó la asunción del régimen legal sancionado por el gobierno militar con
promoción del modelo privado comercial y con restricciones en cuanto al contenido; el
permanente Lobby de la cámaras que agrupan a los empresarios del sector eficaz para cambiar
las reglas del juego (multimedios, capitales extranjeros) o para eludir normas reglamentarias
de nuevos servicios (cable, satélite); controlar el sistema mediante un organismo no
democrático, unipersonal, intervenido por la presidencia y la falta de políticas pluralistas para
un correcto control del área; y un modelo de comunicación masiva que restringió las
capacidades de acción pública de ciudadanos, interpelándolos como meros espectadores.

La sanción de la ley 23.696 de Reforma del Estado en agosto de 1989, se flexibilizaron puntos
clave de la ley 22.285 (de la dictadura) que imposibilitaban hasta el momento que se formen
conglomerados (multimedios). Sumada a la ley 23697 de Emergencia económica (promulgada
el 15 de septiembre de 1989) que crea los decretos de necesidad y urgencia, y posibilitó un
proceso de profunda privatización y desregulación (es en 1989 que se privatiza el 11, para la
familia Vigil y el 13, para Grupo Clarín). Con estas leyes se modificaron artículos de la ley
22.285:

Art. 43, inciso A: el límite de 3 licencias de tv o radio a una misma persona física o jurídica.

Art. 45, inciso E: la restricción de que no podía presentarse a concurso un propietario de


diferentes sociedades de radiodifusión.
Art. 45, inciso E: la restricción que impedía la presentación a concurso de una persona física o
jurídica vinculada a medios gráficos.

Art. 46, inciso A: la disposición que establecía que el objeto de la licenciataria sería
exclusivamente prestar el servicio de radiodifusión (permitiendo que sean licenciatarias
personas o empresas con actividades económicas).

Art. 46, inciso C: se eliminó la disposición que establecía que los socios de la licencia no podían
ser más de 20.

Todo esto promovió que se dé un mapa hipercomercial y fuertemente concentrado de los


medios radioeléctricos. Los principales movimientos de capitales fueron:

● La conformación de dos grupos multimedios a partir de las adjudicaciones de los canales 11


y 13: el grupo Telefé (a canal 11 se incorporó Radio Continental y luego entró al negocio del
cable) y Grupo Clarín (canal 13, diario Clarín, Radio Mitre y Multicanal en el cable).

● Cruzamiento de intereses entre las empresas gráficas y audiovisuales, gracias a la


eliminación de las trabas legales (Editorial Atlántida y Telefé, Clarín y Canal 13, etc.).

● Crecimiento de la cantidad de canales de tv por cable, dinamizado por empresarios


independientes y la articulación de multimedios de estos canales de cable con empresas o
conglomerados de medios. Desde 1993 la propiedad de los principales circuitos de cable se
concentró en 4 operadores: Multicanal (Grupo Clarín), Grupo Telefé, VCC y Cablevisión (para
el 2000 solo quedará Multicanal y Cablevisión).

● Consolidación de emisoras de FM, sin licencias en firme, en el interior del país, desplazando
a tradicionales emisoras de su zona de influencia.

Para 1989 existían por fuera del registro del COMFER alrededor de 2000 radios que emitían sin
licencia o permiso oficial, que habían surgido a partir de 1986: siendo alternativas de
programación local para poblaciones del interior y ámbitos de expresión de la democracia por
fuera del ámbito legal restrictivo heredado de la dictadura. El ARPA (Asociación de
Radiodifusoras Privadas Argentinas) las catalogó de clandestinas y reclamaban su cierre en pos
de limpiar el éter. Dentro de la Ley de Reforma de Estado se intentó desbloquear la ilegalidad
de las nuevas FM, el Congreso facultó al Ejecutivo Nacional para regular el funcionamiento de
esos medios. A los pocos meses en ese mismo año, el gobierno dictó el decreto 1357 que
establecía un registro de emisoras FM en “situación irregular” que estuvieran en
funcionamiento antes del 17/98/1989 (fecha de la sanción de la Ley 23.696, Reforma del
Estado), a las que se les otorgaría un Permiso Precario Provisorio (PPP). También se dispuso
que el COMFER llamaría a concurso para la adjudicación de licencias de FM de acuerdo a un
Plan Técnico. Por último, algunos licenciatarios comenzaron a tercerizar la señal FM con
productoras exitosas en otros medios para que se hagan cargo de la gestión de la
programación.

Tras la sanción de la Reforma de Estado de 1989, los proyectos para reemplazar la vieja ley de
radiodifusión conservaban huellas de la sorda discusión parlamentaria durante el alfonsinismo.
Se trató de un Poder Ejecutivo que no quiso una modificación integral de la ley 22.285 luego
de haber logrado el aval para las privatizaciones en 1989.

El Servicio Oficial de Radiodifusión (SOR) quedó integrado por Radio Nacional y ATC, una
estación de radio en cada provincia, las repetidoras del canal de tv y las estaciones
Radiodifusoras Argentinas al Exterior (RAE). Pero se acrecentó el carácter comercial del
sistema de medios argentinos que llevó a perder una lógica de programación pública sin
influencia de los anunciantes, los medios estatales tenían un perfil parecido al de los privados
comerciales y no favorecieron la participación social.

Cuanto ATC estaba bajo dirección de Gavilán, oscilaba entre lo cultural y comercial, pero poca
audiencia y altos costos de producción. Pero a partir del nombramiento de Sofovich como
director, se da un giro en la programación que desconoce el fomento a la educación y la
cultura. En 1992 se convirtió a ATC en una Sociedad Anónima, adoptando un modelo de
organización similar al de la actividad privada.

También se llamó a licitación para Radio Municipal Ciudad de Buenos Aires por “déficit
operativo” (se quería ceder la licencia a alguien muy cercano a Menem). Tras ciertas protestas,
el gobierno permitió Radio Municipal continuar emitiendo pero desde una frecuencia más
limitada y otorgó su frecuencia a Hadad, Tinelli y Salvi. La privatizada Radio 10 ocupa desde
finales de la década del 90 el primer puesto de audiencia en Capital. Por otro lado, mediante la
resolución 858 de 1990, el gobierno aceptó a la Iglesia Católica como licenciataria de servicios
de radiodifusión.

La ley 22.285 establecía que no podían constituirse redes privadas permanentes. Pero eso fue
re interpretado en 1991 por el Decreto 1771 que permitió integrar una red de programación
siempre que se mantengan los derechos de publicidad de cada emisora y las estaciones
afiliadas originen un 50% de la emisión diaria. Esto permitió difundir programación en cadena
(canales del interior compraban producciones a los canales de capital). Este decreto también
liberó la emisión publicitaria y permitió las PNT (que la ley 22.285 había prohibido, y había
establecido 12 minutos de publicidad como máximo para tv y 14 para radio).

En esa época las emisoras de tv cabeceras (ATC, 9, 11 y 13) y las principales radios capitalinas
ya habían subido sus señales al satélite, pero esta cadena por vía satelital fue limitada por el
COMFER que mediante una resolución de 1993 permitió hasta un máximo de 20 minutos por
hora las conexiones satelitales. Esta tv satelital directa va a tardar un poco más en
desarrollarse. Por otro lado, para 1994 más de la mitad de los hogares tenían cable, y el estado
nunca garantizó zonas de exclusividad para los distribuidores de señales lo que generó el
crecimiento del cable a partir de la competencia y la multiplicación de ofertas.

En cuanto a la industria cultural: se hacían pilotos de tv y radio y si no alcanzaban el rating


esperado se los bajaba, la audiencia se segmentó por la llegada del cable, se abren espacios
para la producción nacional (aunque siguen existiendo enlatados extranjeros) y se monopolizó
la transmisión de partido de fútbol (en Torneos y Competencias de Avila, que mantiene
estrechas relaciones con ARTEAR de Grupo Clarín).

Desde 1994 se va a consolidar una oleada histórica de inversión extranjera en los medios
masivos argentinos. Ante un Estado ausente de regulación, los medios locales comenzaron a
formar alianzas con operadores foráneos que les permitieron afrontar las inversiones en el
tendido de la red de fibra óptica y la renovación de equipos; luego de la crisis de
convertibilidad, la mayoría de propietarios locales venderán sus acciones. Todas estas
operaciones pudieron blanquearse el 20 de octubre de 1994 al entrar en vigencia la ley 24194
ratificadora de un Tratado de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones firmado con
EE.UU, en donde los capitales extranjeros son tomados como propios y pueden intervenir sin
ninguna restricción. Pero esta “reciprocidad” no era tan recíproca, ya que el tratado no era
aplicable a empresas vinculadas a la industria cultural con sede en los EE.UU (ellos ponían acá
pero nosotros no allá).

Segundo gobierno de Menem

Fue gracias al Pacto de Olivos, mediante el cual el PJ y la UCR acordaron reformar la


Constitución (1994) que Menem pudo ser reelecto. La radiodifusión y las telecomunicaciones
durante este segundo gobierno se caracterizaron por: la presencia de capital transnacional,
concentración y centralización del capital, incorporación intensiva de nuevas tecnologías y
expansión de los servicios ofertados. El sector de las comunicaciones ocupó en 1996/97 el
primer lugar entre los sectores que recibieron inversiones extranjeras, en un contexto
marcado por el aumento de inversiones extranjeras directas y la presencia de empresas
transnacionales en la economía local. Todo esto gracias, en parte, a la reforma de la
Constitución que permitió un proceso de transnacionalización (capitales extranjeros en el país)
y de financialización (todos los grupos tendrán un Banco aliado, por ej. Telefónica y
Santander).

Entonces lo que caracterizó a este segundo momento fue el aumento de la presencia de


capitales extranjeros (empresas de telecomunicaciones y transnacionales de la
comunicación) al adquirir las principales empresas de radiodifusión del país, siendo el
principal agente el grupo español Telefónica. En 1995 Tele-Communications International
(TCI, mayor operador de tv por cable en EE.UU) adquirió Cablevisión; y en 1997/98 CEI-
Telefónica adquirió los canales 11 y 9 de Capital junto con las emisoras del interior asociadas a
ellos. Luego tendrán lugar ingresos de HMT&F y la entidad Goldman & Sachs (1999) al
mercado nacional de medios y el lanzamiento de tv directa al hogar de la mano de TDH,
DirectTV y Sky Argentina. En la radiodifusión sonora irrumpieron los grupos Emmis
Communications Corp. (EE.UU) y Corporación Interamericana de Entretenimiento (México).

El sistema televisivo abierto o hertziano, que estaba organizado en red a partir de canales
cabecera y canales asociados del interior que repetían la programación producida en Buenos
Aires y enlatados estadounidenses, va a transformarse a partir de la constitución de la
sociedad CEI-Telefónica. En 1997/98 va a comprar los canales 9 y 11 (Telefé) de Buenos Aires,
y los canales provinciales vinculados a estos. Contó con el apoyo explícito del gobierno que en
1998 dictó los decretos 85 y 86 llamando a licitación para dos nuevos canales en Córdoba y
Rosario, lo que obligó a las empresas provinciales a vender sus acciones a Telefé (y así poder
competir con su programación), pero una semana después de que CEI-Telefónica adquiera las
empresas se suspendieron las dos licitaciones. Desde entonces CEI-Telefónica pasó a
posicionarse como el principal operador de televisión abierta en el país. Además, en
noviembre de 1999 Goldman Sachs adquirió el 18% de las acciones de Grupo Clarín (Canal 13,
Artear, Multicanal, CTI, etc.).

Así estos grupos extranjeros integraron los conglomerados multimedia gestionando los canales
de cabecera y los provinciales. A estos se correspondieron otros tres tipos de agentes: las
productoras audiovisuales independientes de capital nacionales ligadas a los canales de
cabecera (Pol-Ka y Canal 13, Ideas del Sur y Canal 11, Cuatro Cabezas y Canal 2), los
poseedores de derechos de retransmisiones deportivas (principalmente Torneos y
Competencias: TyC, dueña de los derechos de transmisión de partidos de Primera División) y
las agencias internacionales de publicidad y centrales de medios (Young & Rubicam, Walter
Thompson, etc.).
Para 1999 la penetración de la tv abierta alcanzaba el 98% de los hogares y un 60% de la
programación era de producción nacional, mientras que un 80% de la producción importada
era de EE.UU. La retransmisión de programas originados en Buenos Aires era de un 76% y los
canales provinciales producían solo un 14% de la programación emitida; y casi el 40% del
territorio aún era inaccesible para la tv abierta. Todas las estaciones de tv hertzianas
estuvieron financiadas por ingresos publicitarios, que se multiplicaron en esta década.

La tv también se caracterizó por la saturación del espacio radioeléctrico a partir de la entrega


indiscriminada de licencias; se suministraron frecuencias que teóricamente estaban reservadas
para la radiodifusión a empresas comerciales para que exploten servicios complementarios
(cable) sin la existencia de un plan estratégico. Es decir, se privatizaron de forma generalizada
servicios por medio de la entrega de licencias de banda UFH, en muchos casos a los mismos
grupos multimedia propietarios de los canales de tv abierta, limitando el camino a la actividad
estrictamente lucrativa.

Con la expansión de la tv por cable se pasó del modelo fordista hacia un organización
audiovisual post-fordista caracterizada por la multiplicación de soportes televisivos, la
digitalización en la producción y distribución de contenidos, el crecimiento de señales,
segmentación de la oferta y las audiencias, técnicas de compresión de señales y novedosas
formas de financiación de la tv.

Durante el menemismo se destaca la concentración en manos de grandes operadores


internacionales del servicio de tv por cable. A finales de 1997, Multicanal (Grupo Clarín) y
Cablevisión-TCI (que pasó en el 98 a TCI y luego adquirido por CEI-Telefónica) adquirieron, por
partes iguales, el entonces tercer operador de tv por cable: Video Cable Comunicación (VVC).
En 1998 Multicanal y Cablevisión (capital internacional) pasaron a controlar más del 70% de los
5 millones de abonados del país. Estas van a configurar una gran red a nivel nacional haciendo
acuerdos con pequeñas empresas del interior.

A mediados de la década de 1990 llega como alternativa a la oferta de tv por cable las señales
de radiodifusión vía satélite. Al estrenarse, los requisitos para prestar el servicio eran: poseer
un telepuerto en el país, operar con un satélite autorizado y brindar más de un 51% de
programación de origen nacional. Fundada en 1996, Televisión Directa al Hogar (TDH) fue
hasta finales de los 90 la única empresa en proveer señales directas al hogar, utilizando el
sistema de satélites Nahuelsat.

El monopolio de TDH terminó en 1998 cuando el gobierno firmó en Washington un acuerdo de


reciprocidad satelital entre Argentina y EE.UU (fruto del lobby de grupo Clarín y empresas
estadounidenses) que autorizó a los satélites de EE.UU a operar en territorio argentino y a
empresas norteamericanas a contratar satélites de empresas locales para sus emisiones. Ese
mismo años, asociado con la multinacional Galaxy Latin America (GLA), el Grupo Clarín lanzó
DirectTV utilizando el satélite Glaxy III-R. DirectTV ofertaba mayor cantidad de señales,
paquetes de señales Premium y el servicio pay-per-view.

El otro gran operador panamericano era Sky Televisión perteneciente a Murdoch. Sky obtuvo
autorización para ingresar al mercado de la tv satelital y comenzó a operar, a través de Sky
Argentina, semanas antes de que se iniciara el gobierno de la Rúa. Pero la presencia de Sky en
el país es efímera: en 2002 abandonó sus operaciones en el país debido a la crisis económica.

Otra resolución de Menem fue adoptar el estándar de emisión de la televisión digital


hertziana (TDT). En octubre de 1998 Argentina va a adoptar la norma norteamericana ATSC
(frente al europeo DVB y el japonés ISDB-T). Los operadores privados de tv hertziana, a través
de la Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas (ATA) se incorporaron al ATSC (Advance
Television Systems Committee) y comenzaron con las negociaciones para adquirir tecnología.
Luego con el gobierno nacional para lograr un marco regulatorio acorde con sus intereses (un
argumento fue, por ejemplo, la potencia del mercado estadounidense).

Mediante la resolución SC 433 de 1998, Argentina va a adoptar las recomendaciones para la


Región II de la UIT, y estableció el plazo de un año para adoptar la norma de tv digital
hertziana. En julio de 1998 el gobierno autorizó a los principales canales a comenzar con las
transmisiones experimentales de TDT. En septiembre Canal 13 realizó la primera transmisión
en HDTV. Mediante la resolución SC 2357 de 1998, Argentina adoptó la norma estadounidense
de TDT, que garantiza la posibilidad de emisiones audiovisuales de HDTV. La adopción de la
norma ATSC despertó el enojo de las autoridades de Brasil ya que un acuerdo del Mercosur
exigía la coordinación entre ambos países al momento de tomar medidas sobre el tema.

En cuanto a las radios, la mayoría fueron arrastradas por la lógica de incorporación de los
multimedios. Había dos modalidades: las principales radios AM legales y en condiciones de
compra-venta similares al resto del sistema, y la de los servicios complementarios de FM y
nuevas AM que se expandieron ilegalmente desde los 80.

En las radios AM legales la concentración y desnacionalización se fue dando a la par del sector
televisivo: las radios porteñas y las principales provinciales pasaron a formar parte de los
grupos multimedia de capital nacional. Con programaciones elaboradas mayoritariamente en
capital que se repiten en el resto del país, el principio organizador fue la búsqueda de una
economía de escala en un mercado en donde la pauta publicitaria de distanciaba cada vez más
respecto a la de la tv. El negocio era asociarse a los canales de cabecera.

En un segundo momento se dio la adquisición de las principales radios por parte de capitales
extranjeros. La Corporación Interamericana de Entretenimientos (CIE) de México, asociada a
R&P, adquirió nueve radios (Splendid, Libertad, Radio del Plata, América, y las FM Rock and
Pop, Aspen, Feeling y La Metro). El otro conglomerado se formó a partir del ingreso de Emmis
International, de EE.UU, que adquirió en 1999 adquirió la mayoría de acciones de Radio 1023 y
FM News; y a mediados de 2000, las radios El Mundo Y FM Horizonte. El decreto 1005 del
2009 autorizó el establecimiento de cadenas permanentes que comenzaron a operar a partir
del año 2000.

También se dio la multiplicación de emisoras de FM, y en menor medida de AM, que


comenzaron a emitir sin autorización (alrededor de 2000 FM); no estaban empadronadas o
con cumplían con los requisitos previstos por la legislación. Esta ilegalidad generó una serie de
regulaciones para normalizar el espectro radioeléctrico. Las organizaciones civiles sin fines de
lucros fueron excluidas de la adjudicación de licencias, a excepción de la Iglesia Católica que se
transformó en el principal grupo por cantidad de emisoras en el país.

Luego de aprobar planes técnicos de frecuencias para emisoras AM y FM, el Comfer otorgó en
1999, 439 licencias de radio FM; entre los beneficiarios se encontraron conglomerados
multimedia como Grupo Clarín y Uno. El panorama a finales de 1900 mostraba: la integración
de las principales radios en grupos nacionales e internacionales y su organización en cadenas.,
la expansión de las emisoras, la saturación del espectro de frecuencias destinadas a FM y la
cooptación de la mayoría de las ex-emisoras por parte de distintas expresiones del mercado.
Los conglomerados y las cadenas se fueron organizando hasta 1999 violando lo estipulado por
la ley 22.285; sus restricciones (antimonopólicas, límites a publicidad) se fueron modificado
durante los gobiernos de Menem, salvaguardando los intereses de grupos económicos en
desmedro del interés general. Las dos modificaciones principales fueron:

● Los tratados internacionales que adquirieron estatuto de ley a partir de la reforma de la


Constitución de 1994: los de Protección Recíproca de Inversiones que consideraron a los
capitales extranjeros como propios y permitieron su ingreso a la radiodifusión , tales como el
caso de Telefónica-Telefé, HMT&T-Cablevisión o Goldman & Sachs-Grupo Clarín. O los de
reciprocidad de servicios satelitales que permitieron a partir de 1998 el ingreso de las
principales plataformas de Televisión Directa al Hogar (DirectTV y SkyTV).

● El decreto 1005 del 99 (pone en palabras todo lo que ya se estaba dando en los hechos): que
formalizó la alta concentración de la propiedad empresarial en un mercado oligopólico e
internacionalizado; y el decreto se orientó a una economía de escala para la radiodifusión.
Como el ingreso de capitales extranjeros (de países con Tratados de Reciprocidad firmados
con la Argentina y elimina el requisito de 10 años de residencia), la concentración y economía
de escala (se amplía el número de licencias por operador de 4 a 24 facilitando la
concentración, se autorizan las cadenas permanente permitiendo programar un solo producto
para todo el país), el financiamiento (se permite ampliar pauta publicitaria, se elimina
restricción publicitaria de 12 y 14 minuto autorizando su distribución en bloques de tres a seis
horas de programación, facilitando así el manejo del prime time y la reducción del zapping,
alterando los horarios de los programas), y la introducción de una dinámica de oferta y
demanda (autorizan transferencia de licencias facilitando la compra-venta de medios).

A esto se le suma la tardía sanción de ley N° 25.156 de Defensa de la Competencia publicada


el 29 de septiembre de 1999 (una década después de que comenzaron las privatizaciones). El
congreso sancionó en noviembre de 1999 la ley 25.208 que pretendía crear una empresa
estatal no gubernamental, denominada Ente Radio y Televisión Argentina (RTA), encargada de
la gestión de los medios de radiodifusión públicos (Canal 7, Radio Nacional y las emisoras
integrantes del SOR). Esta norma preveía una conformación pluralista de la conducción de RTA
con control parlamentario.

También podría gustarte