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130 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS

prendida por los actuales estados de Kansas, Nebraska y Oklahoma fue


3.1. conocida
BOSCH,como Aurora “Historia
Territorio de Estados
Indio, Unidos
aunque nunca tuvo(1776-1975)”, Crítica Barcelona,
un gobierno terri-
torial. Conforme el asentamiento blanco fue avanzando sobre Kansas
Barcelona, 2005. Capítulo 4 “Destino Manifiesto. El Oeste, la anexión de Texas y la
guerray Nebraska, el territorio
contra México se restringió a Oklahoma. Allí, todas las tribus
(1828-1848).
del sur, con la excepción de los seminólas, doblegaron la salvaje fron-
tera y prosperaron. Labraron tierras, construyeron casas, redactaron
constituciones, eligieron gobiernos, establecieron un sistema escolar,
hasta que a finales de la década de 1850 comenzaron otra vez las pre-
siones de los colonos blancos y el gobierno federal para evacuar la mi- Capítulo 4
tad del Territorio Indio.101
Además de los misioneros y algún miembro del Congreso y del DESTINO MANIFIESTO. EL OESTE,
Partido Whig, muchos abolicionistas establecieron una estrecha rela- LA ANEXIÓN DE TEXAS Y LA GUERRA
ción entre la privación de derechos de los indios y los esclavos negros.
A partir del año 1829, W. L. Garrison desde el Genious of Universal
CONTRA MÉXICO, 1828-1848
Emancipation denunció la política de traslado forzoso de los indios.
Años más tarde, Lydia María Child, editora de The National Anti-Sla-
EL DOMINIO DEL CONTINENTE, UN «DESTINO MANIFIESTO»
very Standard, relacionaba el maltrato de los indios y la esclavitud de
los negros, y al principio de la década de 1840, la abolicionista cuá-
En 1845, en medio del debate sobre la anexión de Texas a Estados
quera Lucrecia Mott señalaba que la lucha por la igualdad de derechos
de las razas era una prioridad.102 Unidos, John L. O'Sullivan, editor de la revista del Partido Demócrata,
The United States Magazine and Democratic Review, utilizó por pri-
Pero a pesar de reconocer el problema, los abolicionistas pensaban
mera vez la expresión destino manifiesto para justificar la anexión de
que debían centrarse en el tema de la esclavitud, cosa que hicieron has-
la república de Texas, frente a la interferencia hostil de potencias como
ta el final de la guerra civil. No iba a haber una cruzada contra el tras-
Inglaterra o Francia, que «tienen el objetivo declarado de frustrar nues-
lado de los indios, similar a la cruzada antiesclavista, que contribuye-
tra política y estorbar nuestro poder, limitando nuestra grandeza y con-
ra a hacer de este asunto un problema político nacional. El menor
trolando el cumplimiento de nuestro destino manifiesto de desarrollar
número de indios y la aparente menor gravedad de su situación hacían
el continente destinado por la Providencia, para el libre desarrollo de
aparecer este tema como menos urgente, especialmente cuando la eje-
nuestros millones (de habitantes), multiplicados cada año». La publi-
cución del traslado aplazó el problema al menos durante veinte años.
cación era quizá una de las mejores revistas políticas que nunca ha te-
Por otro lado, cuando el traslado indio se complicó con una guerra cos-
nido un partido político, con las colaboraciones asiduas de Nathaniel
tosa y prometía la expansión territorial, hubiera sido muy difícil para
Hawthorne, Henry David Thoreau, Walt Whitman, Edgar Alian Poe;
los abolicionistas romper un consenso nacional y social prácticamente
aunque representaba al sector más radical del Partido Demócrata y
unitario en torno al derecho a la expansión territorial de la «república
blanca».103 como tal era también un firme defensor de la expansión territorial.
Aunque la expresión «destino manifiesto», referida a la expansión
continental, apareció en 1845 en palabras de O'Sullivan, el concepto
se había ido elaborando desde la independencia y fue justificando to-
das las anexiones territoriales, por compra o conquista, conseguidas
anteriormente. Albert K. Weinberg en su estudio clásico, Manifest
Destiny. A Study of Nationalist Expansionism in American History,1
señalaba que desde la independencia la nueva nación ya estaba uni-
da a la Providencia en el cumplimiento de una «misión nacional», a
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la vez que se convertía en tierra de asilo para los amantes de la liber- padre de esta idea de desarrollo y conquista del oeste, la relativa a una
tad. Este sentido providencial, así como la necesidad de tierras para «ruta hacia la India», resucitando la vieja idea de Colón de buscar un ca-
asegurar la extensión de la propiedad y derechos políticos a la mayo- mino hacia el oriente por occidente. Gracias a su iniciativa, la expedi-
ría de los hombres blancos, favoreció la idea de un derecho natural a ción científica de Lewis y Clark al alto Missouri, las Montañas Rocosas
la expansión continental, que estuvo presente en la compra de Luisia- y la cabeza del río Columbia alcanzaría el Pacífico en 1806.7
na (1803) y en la mención que ya se hizo entonces al derecho natural La idea de buscar una ruta al Pacífico sin tocar las posesiones es-
de controlar el Pacífico, como una consecuencia lógica de tal adquisi- pañolas y de la explotación del continente como una ruta hacia Asia,
ción territorial. continuó tras Jefferson en las creencias de Thomas Hart Benton; pero
El concepto de derecho natural a la expansión fue sustituido, en el conforme él y sus coetáneos fueron descubriendo la enorme extensión
primer tercio del siglo xix, por el de predestinación geográfica y fron- de Norteamérica, abandonaron momentáneamente la concepción de
tera natural. Ya el presidente Thomas Jefferson habló en 1806 del gol- un imperio comercial y de la conquista territorial como una mera ruta
fo de México como destinado a ser «Mare Nostrum»2 y en el tratado de hacia Asia, por la de forjar un imperio continental, asentado en la ex-
adquisición de Florida a España en 1819 —Tratado Adams-Onís—, plotación y desarrollo económico del oeste. Así, tras la adquisición
algunos congresistas protestaron por haber renunciado a Texas, pues formal de Oregón en 1846 y de California en 1848, se consiguió el do-
las fronteras naturales del sur y suroeste eran «el Río Grande y la ca- ble objetivo de alcanzar el Pacífico y convertir a Estados Unidos en
dena montañosa que marcaba los límites de Texas».3 En la década de una nación continental.8
1820, el presidente John Quincy Adams utilizó también este argumen- La expansión territorial durante el primer tercio del siglo xix se ha-
to en la disputa por el territorio de Oregón, señalando que «no era ima- bía conseguido sin lucha, gracias a la compra de Luisiana a Francia en
ginable que, en la presente condición del mundo, ninguna nación eu- 1803 y a través de la cesión española de Florida y su derecho a la
ropea pensara en el proyecto de establecer una colonia en la costa explotación de Oregón en 1819, por el tratado de Adams-Onís. En am-
noroeste de América» pues no sólo se esperaba que Estados Unidos bos casos, Estados Unidos aprovechó los apuros económicos de dos
debía establecerse allí, «con absoluto derecho territorial y comercial, imperios europeos afectados por la guerras napoleónicas y sus conse-
sino que estaba señalado por el dedo de la naturaleza [,..]».4 Este mis- cuencias. Francia estaba desde 1803 envuelta en una guerra por el do-
mo argumento se utilizó ya entonces para referirse a Cuba, como un minio continental europeo y las arcas del decadente imperio español
apéndice natural de Estados Unidos. estaban sangradas por una guerra de siete años contra los franceses,
En las décadas centrales del siglo xix, se empleó la doctrina de mi- entre 1808 y 1814. El siguiente paso de la expansión continental, el
sión civilizadora, así como la de mejor utilización de los recursos na- traslado al Territorio Indio de las tribus del sur y norte, sí que necesitó
turales y extensión de las instituciones liberales democráticas para jus- en ocasiones el uso de la fuerza militar, pero al finalizar la década de
tificar el «traslado forzoso indio», la ocupación de Oregón, la anexión 1830 el objetivo de poder disponer de todas las tierras en el este, para
de Texas y la guerra contra México con el fin de adquirir California y el asentamiento de los colonos blancos, se daba por concluido.
Nuevo México.5 A comienzos de la década de 1840, lo que seguía uniendo a la ma-
Henry Nash Smith en su libro ya clásico, Virgin Land. The American yoría de los norteamericanos era continuar esa expansión continental
West as Symbol andMythf comparte con Weinberg la idea de que con la hacia el Pacífico, cruzando las Montañas Rocosas y atravesando el le-
independencia la creencia en el destino de la expansión continental se jano oeste. En su avance hacia el noroeste sólo podían tropezar con el
convirtió rápidamente en un ingrediente del desarrollo del nacionalismo imperio británico, con el que compartían la Administración de Oregón;
norteamericano. Las primeras visiones de un imperio americano entre- pero en el suroeste todos estos territorios pertenecieron al imperio es-
mezclaban dos perspectivas distintas: la entonces aún dominante de un pañol hasta 1821, cuando pasaron a México tras su independencia.
imperio mercantil que controlara los mares y la de un imperio continen-
tal, como una «ruta hacia la India», en palabras del poeta Walt Whit-
man. Como ya vimos en el capítulo anterior, Jefferson fue claramente el
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CAMINO DE SANTA FE. LAS PRIMERAS RUTAS


Y EMIGRACIONES AL OESTE

El camino de Santa Fe fue la primera ruta que se abrió hacia el Pa-


cífico. Antes de la independencia de México, Santa Fe era la capital y
el centro comercial de Nuevo México, territorio que tenía una pobla-
ción en torno a los 60.000 indios y mexicanos. Tras la independencia,
México hizo saber que los comerciantes norteamericanos serían bien-
venidos, y en los años siguientes se establecieron de 100 a 200 comer-
ciantes, los cuales demostraron cómo pesados carromatos podían atra-
vesar las montañas, siendo los primeros en desarrollar esta técnica y
organizar caravanas de protección mutua.
La técnica se desarrolló de 1830 a 1850 en las rutas de Oregón y
California. El territorio de Oregón estaba desde 1818 bajo la ocupa-
ción conjunta del Reino Unido y Estados Unidos. Hasta 1830, la ocu-
pación conjunta había sido un tecnicismo legal, pues los británicos
eran los que dominaban la explotación de la zona, basada en el comer-
cio de pieles. Sólo cuando al final de la década de 1830 los misioneros
metodistas comenzaron a extender la noticia de la fertilidad de sus tie-
rras, sus enormes bosques y su clima templado, comenzó una gran co-
rriente migratoria a lo largo del camino de Oregón. Esta corriente mi-
gratoria se convirtió en «fiebre» y «emigración masiva» en 1843, y
hacia 1845 había 5.000 colonos en la región.
Estos emigrantes viajaban siempre en familias y en caravanas de
MAPA 5: Las primeras rutas hacia el oeste. carros, apodadas «goletas de la pradera». Dejaban Missouri a finales
de la primavera, en mayo, y viajando entre 25 y 30 kilómetros diarios,
FUENTE: © Frederick Smoot, 2000. llegaban a su destino en Oregón seis meses después. Algunos se que-
daban con los mormones en Salt Lake City, Utah, otros tomaban en
Fort Hall la ruta de California hacia Sacramento.
Desde la década de 1820 tramperos y marineros norteamericanos
habían extendido la imagen de California como «un paraíso natural»,
como una tierra de «leche y miel», y en la década de 1830 el cami-
no de California y el enclave comercial de Sacramento empezaron a
atraer emigrantes, aunque hasta la fiebre del oro en 1848, en mucha
menor proporción que Oregón. California era además una provincia
remota de México, en perpetua anarquía política y habitada sólo por
8.000-12.000 californianos descendientes de españoles, una población
india muy mermada y unos ochocientos norteamericanos, que desde
mediados de la década de 1840 pensaban en constituirse en nación in-
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dependiente, bajo la protección de Francia o Inglaterra, o unirse a Es- aumentó en México la hostilidad hacia Estados Unidos y sus habitantes.
tados Unidos. Esto coincidió con la publicación en 1826, en México, de la Memoria
En total, entre 250.000 y 500.000 personas emigraron hacia el oes- de Luis de Onís, que había sido embajador de España en Estados Uni-
te entre 1840 y 1870, en caravanas y carros, haciendo las rutas de Ore- dos y que firmó el tratado de cesión de Florida en 1819. En esta memo-
gón y California. La mayoría eran granjeros pobres del Mississippi en ria se admiraba la estabilidad, prosperidad y libertad de los norteameri-
busca de tierras mejores y más productivas o de un clima más suave. canos, pero también se avisaba de sus deseos expansionistas sobre las
Viajaban con su familia o miembros de sus comunidades más cercanas posesiones españolas en Latinoamérica, de las que Florida era sólo la
y habían sabido de las posibilidades del oeste a través de cartas, con- primera conquista, pues «como nación se ve a sí misma destinada a ex-
versaciones, charlas, noticias aparecidas en periódicos locales. En un tender sus dominios sobre todas las regiones del Nuevo Mundo»."
viaje largo y agotador, hombres y mujeres escribieron diarios y cartas, También en esos años los mexicanos se preocupaban por la marca-
que son la base de documentadas historias sobre estas expediciones. da superioridad racial que los norteamericanos exhibían respecto a to-
En general, lo que se había anunciado como «poco más que un viaje de dos los pueblos de color, incluidos los sudamericanos, a los que consi-
placer»9 resultó un largo y penoso trayecto, con trabajo físico agotador deraban descendientes de africanos y, por tanto, inferiores. Esta visión
de dieciséis horas diarias, ataques indios y enfermedades contagiosas; no era nueva. Antes de la independencia de México, la frontera espa-
si bien tenía la compensación de un paisaje intacto e inusualmente be- ñola era vista con la imagen de la leyenda negra heredada de los países
llo y la promesa de mejorar su situación adquiriendo las tierras que no europeos protestantes. Los angloamericanos consideraban que los es-
podían comprar más al este. Por otro lado, estos pioneros, hombres y pañoles eran «inusualmente crueles, avariciosos, falsos, fanáticos, su-
mujeres, aunque reflejaban en sus diarios preocupaciones inmediatas persticiosos, cobardes, corruptos, decadentes, indolentes y autorita-
y rutinas distintas, compartían lo esencial de la experiencia del viaje y rios».12 Esta hispanofobia aumentaba porque las posesiones españolas
de sus objetivos, al tiempo que pertenecían a una misma cultura, cuyos obstaculizaban las ambiciones territoriales norteamericanas y por el
valores y características eran «una estética naturalista, trabajo duro, mestizaje de las colonias españolas. Los angloamericanos estaban sor-
buena salud y consideraciones económicas prácticas».10 prendidos de la mezcla de razas que observaban de Texas a California,
pues lo consideraban una violación de las leyes de la naturaleza, que
había producido una raza de hombres «imbéciles y pusilánimes», «in-
LA ANEXIÓN DE TEXAS capaces de controlar los destinos de aquel bello país.0
En esta atmósfera, la colonia «anglo» de Texas fue creciendo hasta
Antes de que esta emigración comenzara hacia Oregón y California, llegar a ser la mayoría de la población en 1830, pues había en la pro-
en Texas, provincia fronteriza de México, residían ya muchos nortea- vincia 20.000 norteamericanos blancos y 1.000 esclavos negros, frente
mericanos. Cuando en 1821 México se independizó de España, el impe- a sólo 5.000 mexicanos. Estas cifras alarmaron al gobierno, que prohi-
rio mexicano pensaba que Estados Unidos era su más directa amenaza, bió la emigración y envió al Ejército a vigilar la frontera, pero los inmi-
especialmente en Texas y otras regiones del norte. Esta combinación de grantes ilegales siguieron cruzándola con facilidad y en 1835 los norte-
envidia y miedo cambió en 1823, cuando la república sustituyó al impe- americanos eran ya 30.000, superando diez veces a los mexicanos.
rio y deseaba imitar a su vecino del norte en el desarrollo político y eco- Cuando a finales de 1834, el general Santa Ana dio un golpe de Es-
nómico, a la vez que culpaba de su constante inestabilidad política a la tado, disolviendo el Congreso, aboliendo el régimen federal y convir-
herencia colonial española. Fue entonces, en 1823, cuando se permitió tiéndose en dictador, los texanos se levantaron en rebelión, reunieron
que colonos mexicanos se establecieran en Texas, como medio de esta- una convención y decidieron luchar por la vieja Constitución mexica-
bilizar la frontera; aunque las sospechas sobre las intenciones nortea- na. El 2 de marzo de 1835, cuando Santa Ana se acercaba con el Ejér-
mericanas se incrementaron con la estancia del embajador Poinsett de cito, los texanos declararon su independencia y durante los meses
1825 a 1829, pues intervino abiertamente en la política mexicana y no siguientes lucharon fieramente por ella, con ayuda de muchos volunta-
ocultó las pretensiones estadounidenses sobre Texas. Tras su mandato, rios norteamericanos del sur y de algunos mexicanos como Lorenzo de
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Zavala, que veía la revolución texana corno una lucha para defender el Houston su primer presidente, votando por unanimidad la anexión a
federalismo mexicano frente al centralismo de Santa Ana. Estados Unidos en cuanto hubiera oportunidad. Aunque Andrew Jack-
Uno de los momentos cumbre de esta lucha fue el sitio de El Ála- son, aún presidente, era amigo personal de Sam Houston, consideraba
mo, donde el Ejército mexicano con 4.000 hombres cercó a 188 texa- que la anexión de Texas planteaba serios problemas pues, en medio de
nos y voluntarios norteamericanos, entre los que se encontraba David la campaña abolicionista de peticiones al Congreso, añadir un nuevo
Crockett, el héroe de la frontera del suroeste. El 26 de febrero de 1836, Estado esclavista a la Unión podría haber aumentado las tensiones re-
Santa Ana les pidió la rendición sin éxito. Tras varios asaltos fallidos gionales y hecho peligrar la inminente elección del demócrata Martin
de los 4.000 mexicanos, el coronel William Travis dibujó una línea en Van Burén como presidente de Estados Unidos. Pero, sobre todo, esta-
el suelo y dijo a los sitiados: «Quien esté dispuesto a dar su vida por la ba el peligro de una guerra con México, que hizo que tanto Jackson
libertad que cruce esta línea». Todos lo hicieron. El 6 de marzo de como Van Burén no consideraran el tema en sus presidencias.
1836, El Álamo fue tomado, pero los mexicanos perdieron 1.544 sol- Aunque la anexión no se consiguió hasta 1845, muchos norteameri-
dados en el asalto y la heroica resistencia empujó al resto de los texa- canos del sur siguieron emigrando con sus esclavos a la república de
nos a luchar fanáticamente. Texas en busca de tierras más baratas para el cultivo del algodón. Es así
Sam Houston era el comandante en jefe de las Fuerzas Texanas. Era como llegó Mary A. Maverick, de Virginia, que tras casarse en 1836 con
un hombre de la frontera de Tennessee, que había luchado con Andrew Samuel A. Maverick, un texano nativo de Carolina del Sur, se trasladó
Jackson y se había trasladado a Texas en 1833. El 2 de abril de 1836, con él a Texas en 1838, estableciéndose en San Antonio y después en la
Houston dirigió un ataque al campamento mexicano en San Jacinto, en costa. Su marido era «agrimensor» y se dedicaba a la especulación de
el que 1.800 texanos y voluntarios norteamericanos, al grito de «re- terrenos. Él, como otros hombres jóvenes del sur, había sido voluntario
cuerda El Álamo», redujeron en quince minutos a los mexicanos e hi- en la guerra de Independencia de Texas y fue atraído por el clima, la
cieron prisionero a Santa Ana. El dictador compró su libertad firman- aventura, las posibilidades de especulación y la libertad de la frontera
do un tratado que reconocía la independencia de Texas, aunque el hacia ese «paraíso real», que hizo posible la «fiebre de Texas».16
Congreso mexicano lo rechazó, pero la guerra estaba acabando. Las memorias de Mary Maverick ilustran cómo San Antonio de
Desde el punto de vista de México esta victoria texana se interpre- Bexar, poblada esencialmente por familias mexicanas cuando ellos lle-
tó como una incursión norteamericana y se habló por primera vez del garon en 1838, fue llenándose poco a poco de familias «anglo», que al
«coloso del norte». Se responsabilizaba a Estados Unidos de fomentar comenzar la década siguiente habían conseguido establecer incluso
«disturbios» en Texas para favorecer a los especuladores de tierras de una agradable vida social para las señoras, con muchos libros, buenas
los Estados del sur y extender la esclavitud, a la vez que se veían estas amigas y «maravilloso cotilleo», tanto de Estados Unidos, como de
acciones como el comienzo de una amenaza norteamericana sobre San Antonio.17
todo México.14 En 1842 México, en un intento de recuperar Texas, tomó San An-
En cuanto a los anglotexanos, Stephen F. Austin describió el con- tonio e hizo prisioneros a los norteamericanos, entre ellos a Maverick.
flicto con México como «una guerra de los principios bárbaros y des- Al año siguiente habían sido liberados, y estos y otros anglos, que nun-
póticos, hecha por el mestizo hispano-indio y la raza negra, contra la ca habían abandonado la idea de unirse a Estados Unidos, recibieron
civilización y la raza anglonorteamericana».15 Este sentido de superio- con alegría la noticia de un tratado de anexión en 1843. La decisión fue
ridad racial se trasladó después de la victoria texana a la misma escri- tomada por la Administración del presidente John Tyler, un extraño
tura de la historia, que presentaba a los texanos como hombres he- whig defensor de los derechos de los Estados, que llegó a la presiden-
roicos, de una raza superior. Desde entonces una hispanofobia aún cia por la muerte inesperada de William Henry Harrison. Apoyaban
mayor acompañó al expansionismo norteamericano, alcanzando un esta anexión los sudistas esclavistas y el Partido Demócrata, pero los
punto álgido en la guerra contra México. whig la rechazaron en el Senado, por miedo a aumentar las tensiones
Tras la victoria texana se constituyó la República de la Estrella So- regionales y a una guerra con México.
litaria (Lone Star Republic), que redactó una Constitución e hizo a Sam
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La crisis se agravó por la pretensión norteamericana de extender la


LA GUERRA CONTRA MÉXICO, 1846-1848 frontera de Texas del río Nueces a Río Grande, una franja de territorio
que los mexicanos consideraban suya. Aunque siguiendo los consejos
Desde luego el tema de la revolución, independencia y posterior británicos, los mexicanos aceptaron la anexión de Texas en mayo de
anexión de Texas fue el motivo principal y manifiesto que llevó a la 1846 y la negociación con Estados Unidos sobre su frontera. Dos me-
guerra entre Estados Unidos y México. El tradicional temor y animo- ses después, Polk envió al general Zacary Taylor a proteger la fronte-
sidad de México hacia Estados Unidos se convirtió en unánime hosti- ra en Río Grande y reforzó la escuadra en el golfo de México. Parece
lidad a partir de la revolución e independencia de Texas en 1836. La ser que las intenciones del presidente Polk no eran provocar una guer-
indignación aumentó cuando Andrew Jackson reconoció la república ra, sino aumentar la presión sobre un país que sabía débil y considera-
de Texas en 1837 y fue en aumento por una serie de incidentes rela- ba inferior, para conseguir que éste le cediera la mitad de su territorio
cionados con reclamaciones económicas, delimitación de fronteras y por 27 millones de dólares. Dos millones de dólares por 1-a extensión
diferencias sobre el futuro de Texas. de la frontera de Texas a Río Grande y 25 millones por California.
Ya en 1838 los franceses, para cobrar lo que México les adeudaba Es cierto que mediante compra y negociación, Estados Unidos ha-
desde la independencia, bloquearon los puertos del golfo de México y bía conseguido de Francia, el Reino Unido y España aumentar sus
bombardearon Veracruz. En 1842, Estados Unidos reclamaba dos mi- territorios, pero en todos esos casos eran posesiones coloniales perifé-
llones de dólares a México en compensación por los daños perpetrados ricas de imperios europeos; mientras que a México, un país en forma-
a las propiedades de norteamericanos establecidos en el país. Ese mis- ción, se le daba la elección de capitular y entregar la mitad de su terri-
mo año una expedición texana se había dirigido a Santa Fe, mientras torio o la guerra. Aunque el presidente Paredes y la mayoría de los
los norteamericanos habían tomado Monterrey, la capital de Califor- políticos mexicanos —a excepción de los federalistas seguidores de
nia. Cuando en 1844, James K. Polk, demócrata de Tennessee, parti- Gómez Parías— no querían la guerra, no tuvieron otra opción. Tras
dario de la esclavitud y claramente expansionista, fue elegido presi- dos años de tensión política y varios meses de presión militar, el 23 de
dente, los mexicanos no tuvieron dudas sobre sus pretensiones de abril de 1846, Paredes proclamó una guerra defensiva contra Estados
anexionarse Texas y las otras provincias del norte de México, Califor- Unidos. Un día después, los mexicanos abrieron fuego contra un des-
nia y Nuevo México. tacamento de «dragones» norteamericanos al norte de Río Grande.
Para enfrentarse con esta amenaza en su frontera norte, que creían Mataron a diez soldados, hirieron a cinco y el resto fue hecho prisio-
podía extenderse a la captura de todo México, el gobierno mexicano nero. El informe del general Taylor llegó al presidente Polk el día 9 de
contaba con un país dividido desde la independencia en distintos inte- mayo; dos días después Polk leyó su informe ante el Congreso, el cual
reses y facciones políticas, sin instituciones estables, sin dinero tras aprobó la declaración de guerra tras «la agresión manifiesta» de Mé-
dos décadas de revolución, guerra y rivalidad entre facciones; con una xico.20 A pesar de su oposición teórica a la guerra, pocos whig se opu-
población de seis millones de habitantes, compuesta por un millón de sieron a ella, de forma que el Congreso aprobó la declaración por una
criollos, dos millones de mestizos y tres millones de indios, pocos de mayoría abrumadora de 174 a 14 y solamente hubo un día de debate en
los cuales se sentían comprometidos o identificados nacionalmente.18 el Senado.
El gobierno y los jefes militares mexicanos —en contra de la opi- Era la primera guerra ofensiva de Estados Unidos, la primera desa-
nión sostenida por la historiografía norteamericana durante muchos rrollada en territorio extranjero, la primera seguida por corresponsales y
años—, reconocían esta debilidad y sabían que lo máximo a lo que prensa, que jugaron un papel fundamental a la hora de moldear a la opi-
México podía aspirar era a una Texas independiente y a conservar Ca- nión pública. Al principio el entusiasmo estuvo muy extendido, pero no
lifornia, con la mediación y ayuda británica. Pero los británicos, que ya fue unánime y la popularidad de la guerra varió según las zonas del país.
habían resuelto el tema de Oregón con Estados Unidos, no iban en ese Fue inmensamente popular en el Mississippi, también en Nueva York,
momento a apoyar a México. Sin ayuda británica, México tenía pocas donde el novelista Hermán Melville señalaba que la gente se encontraba
posibilidades de salir con éxito de esta crisis.19 en «un estado de delirio»; pero muy impopular en Nueva Inglaterra. La
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Legislatura de Massachusetts la declaró una «guerra de conquista» y en tricio, liderado por el sargento Riley, que posteriormente serían cap-
general se consideraba un asunto de plantadores esclavistas y Estados turados y treinta de ellos ahorcados por deserción.
del sur, de los que Nueva Inglaterra estaba dispuesta a separarse. Tam- Las rápidas victorias de Taylor al norte de Río Grande en mayo
bién algunos políticos como el ex presidente John Quincy Adams y un de 1846 mantuvieron el entusiasmo por la guerra y el reclutamiento vo-
desconocido congresista por Illinois, llamado Abraham Lincoln, se luntario; pero al final de año el reclutamiento fue disminuyendo y los
opusieron al conflicto; como también lo hicieron los abolicionistas y las prerrequisitos físicos para entrar en el Ejército se redujeron hasta el
Iglesias Cuáquera, Unitaria y Congregacionista, así como algunos tra- punto de que casi cualquiera podía enrolarse con un sueldo mensual de
bajadores organizados en Nueva Inglaterra y Nueva York, y los escrito- dos dólares. Incluso estas medidas fueron insuficientes para atraer a vo-
res Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau. luntarios y el Congreso aprobó, a principios de 1847, un presupuesto
La oposición más conocida y tajante fue la de Henry D. Thoreau, para diez nuevos regimientos de Regulares, prometiéndoles 100 acres
pues no sólo criticó la guerra como una agresión a México, sino que se de tierra pública.23
negó a pagar impuestos, como protesta, motivo por el que fue a la cár- Entretanto, en la costa del Pacífico, comenzaba la conquista de Ca-
cel, aunque sólo permaneció un día, pues sus amigos pagaron la fian- lifornia. El presidente Polk había intentado comprar esa provincia de
za. Lo más importante, sin embargo, fue ese estilo de oposición perso- México sin éxito, más tarde buscó provocar un tipo de revuelta pareci-
nal al conflicto, que inspiró el famoso ensayo sobre la Desobediencia do al de la revolución texana. Por ese motivo envió a finales de 1845 a
civil,21 e inauguró una táctica moderna de lucha cívica y política pací- John C. Frémont y otros 60 hombres de frontera, incluido «Kit» Car-
fica contra los abusos gubernamentales y el gobierno injusto. son en otra exploración, a California y Oregón. En junio de 1846, Fré-
A pesar de la atmósfera de euforia en Estados Unidos, ninguno de mont y sus hombres se trasladaron hacia el valle de Sacramento, ocu-
los dos Ejércitos parecía preparado para la guerra. El Ejército mexica- paron Sonoma y proclamaron la república de California, el 14 de junio
no contaba con más hombres, 32.000, pero la mayoría eran indios cap- de 1846. A finales de junio Frémont se dirigía a Monterrey, cuando el
turados para luchar sin haber visto nunca un fusil y sin sentimiento comandante de la Flota del Pacífico, teniendo noticias del comienzo de
nacional alguno respecto a México. En cuanto al Ejército norteameri- las hostilidades con México, proclamó a California parte de Estados
cano, contaba sólo con 7.000 hombres y una oficialidad inexperta. Por Unidos, contando con el apoyo de una población muy receptiva a esta
primera vez en su historia, el país se enfrentaba a su primera guerra anexión. La república de California había durado menos de un mes y,
ofensiva y a su primera operación militar anfibia en un territorio extra- tras esporádicas luchas, México capituló en enero de 1847. Ese mismo
ño y muy extenso: pues iba desde la costa este de México y Río Gran- mes, el coronel Stephen Kearney, habiendo tomado ya Santa Fe sin
de hasta California. Necesitaba por tanto movilizar rápidamente un oposición y ocupado Nuevo México, se trasladó al sur de California y
Ejército, producir material bélico adecuado, así como proveer la inten- ocupó Los Ángeles con 300 soldados.
dencia y los medios de transporte necesarios.22 Mientras se producían esas conquistas, tuvieron lugar las grandes
En general la movilización fue un éxito y al final de la guerra el victorias de Zacary Taylor y su marcha hacia el sur, al corazón de Mé-
Ejército norteamericano había llegado a tener 104.000 hombres, de xico, en septiembre de 1846. Su primer éxito fue tomar la ciudad de
los que 31.000 eran Ejército regular y marines. El resto eran volunta- Monterrey tras cinco días de asedio. Pero el presidente Polk, descon-
rios de seis o doce meses. Algunos de éstos eran hijos de personajes tento por la creciente popularidad de Taylor, así como por su pasividad,
distinguidos, como Henry Clay y Daniel Webster, pero la mayoría inició negociaciones con Santa Ana, entonces deportado en Cuba, por
eran hombres que buscaban promoción social y económica. Había ru- facilitar el regreso del dictador a México a cambio de una negociación
dos hombres de la frontera, sin uniformes, equipo, ni disciplina; había de paz ventajosa para Estados Unidos. Sin embargo, cuando en agos-
muchos inmigrantes recientes irlandeses y alemanes, que llegaron a to de 1846 Santa Ana regresó a México y al poder con la ayuda de Es-
formar la mitad del ejército de Zacary Taylor. Bastantes de ellos de- tados Unidos, se preparó para luchar contra el Ejército de Taylor. El
sertaron del Ejército norteamericano y algunos se alistaron en el Ejér- presidente Polk decidió entonces dirigirse a Ciudad de México por
cito mexicano, como los irlandeses que formaban el batallón de San Pa- Veracruz y nombrar al general Winfield Scott jefe del Ejército, el cual
por tratado con el
Unido de

M É X I C O

Aumento de población en millones


3,93 i v 1790
5,31 1800

7,24 —X1810 Las fechas indican la admisión


9,64 1820 en la Unión como Estados
12,87 J830
17,07 O 840
23,19 1850
31,44 .1860

MAPA 6: Crecimiento territorial de Estados Unidos. FUENTE: Samuel Morrison, Henry S. Commager y William E.
Leuchtenburg, Breve historia de los Estados Unidos, México, 1987.
DESTINO MANIFIESTO 147
146 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS

iba a emprender la mayor operación anfibia de la historia del Ejército


UNA GRAN VICTORIA CON UN PELIGROSO LEGADO
norteamericano.
Veracruz se rindió el 27 de marzo de 1847, después de una semana
La guerra contra México fue la primera librada por Estados Unidos
de asedio. Tras Veracruz el general Scott y sus 14.000 soldados se di-
en territorio extranjero, frente a una joven república en el mismo con-
rigieron a Ciudad de México, en una penosa marcha de 400 kilóme-
tinente, que hacía poco más de dos décadas que se había independiza-
tros, en la que muchos soldados enfermaron y se debilitaron por las
do del imperio español. Con una extensión territorial parecida a Esta-
diarreas. El 13 de septiembre de 1847, el Ejército norteamericano en-
dos Unidos e importantes recursos en minas de plata, la república de
traba en Ciudad de México, alzaba la bandera en el Palacio Nacional y
México estaba muy debilitada económicamente por la lucha por la in-
ocupaba el Palacio de Moctezuma, pero México no capitulaba.
dependencia y sus élites políticas no habían llegado a un acuerdo polí-
En ese momento, muchos sectores del Partido Demócrata, concre-
tico básico. Por otro lado, la población era muy inferior en número a la
tamente los demócratas radicales, presionaron al presidente Polk para
norteamericana y mucho menos homogénea, contando con una mayo-
conquistar todo México, en aras de la regeneración de aquel país y del
ría de indios que, oprimidos en la escala social y sin derechos políticos,
«destino manifiesto» de ocupar toda Norteamérica, marcado por la Pro-
difícilmente podían sentirse integrados en el proyecto de la construc-
videncia. Pero muchos sectores del Ejército y del mismo Partido De-
ción nacional del nuevo país.
mócrata temían que la anexión de todo México fuera demasiado cos-
Con estas diferencias corno punto de partida, el presidente Polk
tosa y peligrosa para las instituciones norteamericanas, considerando
pensó primero en comprar la mitad del territorio mexicano y después
más adecuado el establecimiento de una «línea de inmunidad» a lo lar-
—ante la negativa de México a vender— en una guerra corta. La guer-
go del norte de México, que Estados Unidos podría mantener con una
ra fue más larga y costosa de lo previsto. Tras diez meses de hostilida-
pequeña fuerza armada de entre 7.000 a 10.000 tropas, lo que haría in-
des, 1.721 norteamericanos murieron en combate, 4.102 fueron heridos
necesario un inmediato tratado de paz, pero recordaría a los mexicanos
y más de 11.155 murieron de enfermedad. Pero a cambio de estas pér-
que se enfrentarían a una ocupación permanente si ofrecían resistencia
didas humanas y de 98 millones de dólares, Estados Unidos consiguió
a una paz satisfactoria.24
la mitad de México: más de un millón y medio de kilómetros cuadra-
El presidente Polk, consciente del creciente sentimiento antibélico
dos contando Texas, que incluían los puertos de San Diego, Monterrey
en el país y del costo económico de la guerra, no se apartó de sus ob-
y San Francisco, con incontables riquezas minerales, que completaron
jetivos de una guerra limitada a conseguir unos territorios específicos.
Lo que sí hizo fue aumentar la presión militar sobre México para for- la expansión continental.
La guerra dio su oportunidad a una serie de jóvenes generales que
zar las negociaciones, cuando de forma inesperada llegó la oferta de
se convirtieron en los líderes militares de la guerra civil, y fue inicial-
México para negociar la paz. El tratado de Guadalupe-Hidalgo se fir-
mente muy popular, llenando de orgullo nacional al país. Sin embargo,
mó el 2 de febrero de 1848, cuando México retiró sus reclamaciones
muy poco después de la victoria fue apeada de la leyenda gloriosa nor-
sobre la frontera de Texas al norte de Río Grande y cedió California y
teamericana, y empezó a considerarse una guerra de conquista, provo-
Nuevo México por 15 millones de dólares, más el pago de las recla-
cada por un presidente expansionista, que amenazaba con reabrir los
maciones de los ciudadanos norteamericanos contra México, que as-
conflictos internos entre las distintas zonas del país. Con esta sombra
cendía a un total de 3.250.000 dólares. El tratado fue ratificado por el
sobre el horizonte, Zacary Taylor, el héroe de la guerra contra México,
Senado el 10 de marzo de 1848. A finales de julio, los últimos solda-
dos norteamericanos embarcaron en Veracruz. se convirtió en presidente en noviembre de 1848.

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