Traducido del inglés al español - www.onlinedoctranslator.

com

1 23
 Opinión personal del autor
Atención plena
DOI 10.1007 / s12671-012-0186-2
PAPEL ORIGINAL
Repensar la atención plena en la relación terapéutica
Gonzalo Brito
# Springer Science + Business Media Nueva York 2013
Abstracto La atención plena en el contexto budista no es solo una
herramienta o técnica para reducir y aliviar el estrés. Por el
contrario, la atención plena se considera parte de un conjunto
contextualizado de actitudes, ejercicios y prácticas que se emplean
para facilitar una comprensión más profunda de la ilusión de un yo
sólido y separado, que se cree que es una fuente fundamental de
sufrimiento. Este artículo explora cómo una comprensión
contextualizada y culturalmente informada de la atención plena y la
naturaleza espiritual de esta práctica puede ayudar a mejorar la
presencia terapéutica y la relación terapéutica. Primero, presenta
una revisión de la literatura empírica que discute la atención plena
de los terapeutas y la relación terapéutica con un énfasis en la
presencia de los terapeutas. Segundo, Ofrece una crítica de cómo la
atención plena a menudo se ha entendido de manera reduccionista
como una técnica de atención en lugar de un modo de ser. En
tercer lugar, articula una visión de la atención plena integrada en el
contexto, incluidos sus aspectos transformacionales inherentes.
Este artículo aboga por una revisión de la comprensión actual de la
atención plena en la psicología convencional, particularmente en
relación con la relación terapéutica.
Palabras clave Atención plena . Relación
terapéutica. Psicoterapia. Budismo
Introducción
La importancia de la relación terapéutica y la calidad de
presencia del terapeuta ha sido reconocida al menos desde
Freud (1912) consejos a los médicos para cultivar una
G. Brito (*)
Facultad de Psicología, Universidad de Sofía, Palo Alto,
CA 94303, EE. UU.
correo electrónico: gonzalobrito@hotmail.com
manteniendo uniformemente la atención mientras trabaja con sus
pacientes. Según Fritz Perls, la "atención del terapeuta en sí misma
es curativa" (como se cita en Shapiro y Carlson2009, pag.
18). Además, Carl Rogers (1957) enfatizó la consideración positiva
incondicional del terapeuta por el cliente y una “comprensión
empática del marco de referencia interno del cliente” (p. 96) como
elementos clave del proceso terapéutico. La investigación ha
confirmado que estos elementos son comunes a la mayoría de las
escuelas terapéuticas y que uno de los predictores más fuertes del
resultado terapéutico exitoso es la relación terapéutica (Lambert y
Barley2001). Las relaciones terapéuticas caracterizadas por la
empatía, la consideración positiva incondicional y la congruencia
entre el terapeuta y el cliente exhiben los resultados más
beneficiosos (Greenberg et al.2001; Lambert y cebada2001). La
capacidad del terapeuta para estar completamente presente,
atento y en sintonía con el cliente parece ser un elemento clave
para la recuperación y el crecimiento del paciente, así como para la
efectividad y el bienestar del terapeuta (Shapiro y Carlson2009). A
pesar de un mayor reconocimiento de la importancia de la calidad
de la presencia del terapeuta para una psicoterapia eficaz, pocas
investigaciones se han centrado en cómo se puede desarrollar
realmente esta cualidad.
El entrenamiento en mindfulness, una de las pocas
estrategias introducidas para cultivar la presencia terapéutica y
mejorar la relación terapéutica, ha recibido una atención
creciente durante la última década (Hick y Bien 2008; Shapiro y
Carlson2009). Esto ha llevado a autores como Martin (1997)
para proponer la atención plena como factor común en una
terapia exitosa. La atención plena, un concepto adoptado de la
psicología y la práctica budistas, se ha descrito como una forma
particular de prestar atención a la experiencia del momento
presente de una manera que no juzgue y acepte (Kabat-Zinn
1990). A efectos didácticos, esta definición se puede dividir en
tres aspectos principales: intención, atención y actitud (Shapiro
et al.2006). La intención se refiere a la determinación
involucrada; atención, al acto de dirigir la conciencia hacia
 opinión personal
cualquier cosa que surja en la experiencia del momento presente; y
actitud, a una postura abierta y sin prejuicios hacia el objeto de
atención.
Durante las últimas tres décadas, se ha desarrollado un número
impresionante de enfoques basados en la atención plena con fines
terapéuticos con diversas poblaciones clínicas y no clínicas (Baer
2003). Más recientemente, las prácticas de atención plena se han
adaptado para ayudar a los psicoterapeutas a mejorar su capacidad
para estar completamente presentes con resultados preliminares
prometedores (Grepmair et al.2007; Hick y Bien2008; McCollum y
Gehart2010). A pesar de esta creciente atención a los enfoques
basados en la atención plena, la literatura pasa por alto en gran
medida las implicaciones de importar una práctica cultural y
espiritual oriental a la psicología occidental, principalmente a través
de una orientación cognitiva y conductual. Varios autores (p. Ej.,
Kabat-Zinn2003; Khong2009; Rosenbaum2009) han expresado su
preocupación de que la práctica de la atención plena corre el riesgo
de ser descontextualizada, banalizada o mal entendida en el
pensamiento occidental actual, particularmente en psicología. La
atención plena en su contexto budista no es una herramienta o
técnica única para reducir y aliviar el estrés. Por el contrario, es
parte de un conjunto contextualizado de actitudes, ejercicios y
prácticas que deconstruyen la ilusión de un yo sólido y separado,
que se cree que es una fuente fundamental de sufrimiento (Brown
et al.2007; Kang y Whittingham2010; Khong2009).
Este artículo explora cómo una comprensión contextualizada y
culturalmente informada de la atención plena, y la naturaleza
espiritual implícita en esta práctica, puede ayudar a mejorar la
presencia terapéutica y la relación terapéutica. En la actualidad, los
enfoques tradicionales occidentales de la atención plena parecen
considerar beneficioso y deseable el divorcio de la práctica de la
atención plena de su trasfondo espiritual y cultural. Sin embargo,
como Grossman (2010) y Walsh y Shapiro (2006) sugieren, un
enfoque que tenga en cuenta las diferencias culturales y filosóficas
entre la psicología budista y occidental puede conducir a un uso
más eficaz de la atención plena al tiempo que previene el
reduccionismo innecesario, la simplificación excesiva o las
distorsiones de las ideas y la praxis.
Mindfulness y la relación terapéutica
Con evidencia creciente de la efectividad de la psicoterapia y la
equivalencia relativa entre diferentes enfoques terapéuticos en
términos de eficacia (Lambert y Simon 2008), la investigación
sobre los factores terapéuticos comunes que influyen en el
resultado de la psicoterapia ha aumentado en los últimos 50
años. En una revisión exhaustiva de los factores terapéuticos
comunes, Lambert y Barley (2001) concluyó que la relación
terapeuta-cliente explica el 30% de la varianza en el resultado
terapéutico, en comparación con el 15% correspondiente a la
técnica, el 40% a extra-
Atención plena
factores terapéuticos y 15% al efecto expectativa. Además, una
relación terapéutica caracterizada por la empatía, la calidez y la
congruencia es “la base de nuestros esfuerzos por ayudar a los
demás. La mejor manera de lograr la mejora de la psicoterapia
es aprender a mejorar la capacidad de uno para relacionarse
con los clientes y adaptar esa relación a los clientes
individuales. (Lambert y Cebada2001, pag. 357). Del mismo
modo, Martin et al. (2000) encontraron en su metaanálisis de 79
estudios que la alianza terapéutica se relaciona con el resultado
terapéutico de una manera consistente. Además, resumiendo
la investigación de los últimos 60 años sobre el tema, Lambert y
Ogles (2004) afirmó que los terapeutas más exitosos son más
comprensivos, receptivos, empáticos, cálidos y solidarios. Estos
autores también encontraron que los psicoterapeutas efectivos
se involucran menos en conductas negativas, como culpar,
ignorar, descuidar, rechazar o impulsar una agenda basada en
técnicas cuando los clientes se resisten. Curiosamente, muchos
de los estudios sugieren que la evaluación del cliente de la
relación terapéutica está más altamente correlacionada con el
resultado terapéutico que la evaluación del terapeuta o un
observador (Lambert y Simon2008). Por lo tanto, si el paciente
siente que su terapeuta es abierto, cálido, congruente y
sintonizado con sus estados internos, es más probable que la
terapia tenga éxito.
Según Lambert y Simon (2008), los terapeutas pueden
mejorar sus habilidades interpersonales a través de una combinación de
instrucción, modelado, práctica y retroalimentación, pero es poco probable
que estas habilidades se generalicen como actitudes internalizadas. “Por lo
tanto, la investigación sugiere que las 'habilidades interpersonales' son
mucho más fáciles de enseñar que las actitudes…. Las actitudes del terapeuta
caracterizadas por la calidez, la consideración o aceptación positiva
incondicional y la autenticidad han resultado ser bastante difíciles de enseñar
como habilidad ”(p. 26). Esta difícil área del entrenamiento actitudinal es
precisamente donde las prácticas de mindfulness para terapeutas están
mostrando resultados prometedores. El creciente interés en la atención plena
puede generar un doble beneficio: la atención plena puede servir como un
entrenamiento actitudinal para mejorar la relación terapéutica y también
como una estrategia de autocuidado para esta población de terapeutas
altamente estresada (May y O'Donovan2007; Shapiro y col.2007). Estas áreas
están comenzando a recibir una atención cada vez mayor por parte de las
investigaciones.
En un estudio (Shapiro et al. 2007) con 83 niveles de maestría
terapeutas en formación utilizando un grupo de control activo, el grupo
de intervención que participó en un programa estándar de reducción del
estrés basado en la atención plena (MBSR) de 8 semanas (Kabat-Zinn
1990) mostró una mejora significativa en siete resultados diferentes en
comparación con el grupo de control. Estos resultados incluyeron
disminuciones en el estrés percibido, afecto negativo, ansiedad de
estado y rasgo, y rumia y aumentos en el afecto positivo y la
autocompasión. Los autores enfatizaron el potencial de la atención
plena como herramienta preventiva para el estrés ocupacional, el
agotamiento y la fatiga por compasión debido a
 Opinión personal del autor
Atención plena
al intenso trabajo emocional que forma parte del trabajo del terapeuta.
En un estudio controlado aleatorizado relacionado con profesionales de
la salud, Shapiro et al. (2005) encontraron que el grupo que recibió el
entrenamiento de atención plena experimentó una reducción del estrés
percibido y también sintió una mayor autocompasión en comparación
con los controles. Parece que el entrenamiento de la atención plena
también mejora la capacidad de los terapeutas para la autorregulación
emocional, una característica de los terapeutas eficaces.
En un estudio piloto de método mixto con psicólogos en formación,
Moore (2008) encontraron que una intervención que constaba de 10
minutos de ejercicios de atención plena durante las pausas para el
almuerzo durante 14 días aumentaba la atención plena y la bondad de
los participantes. Mientras que los participantes percibieron la
intervención como una introducción accesible a una habilidad que
necesitaría más práctica para desarrollarse por completo, informaron
que las habilidades adquiridas podrían aplicarse inmediatamente a su
vida personal y profesional.
En uno de los pocos estudios controlados aleatorios con una
muestra grande, Grepmair et al. (2007) evaluaron el impacto de
la práctica de la meditación consciente de los psicoterapeutas
en los resultados de sus pacientes. Los investigadores midieron
el curso y el resultado del tratamiento de 124 pacientes
tratados durante 9 semanas por 18 psicoterapeutas en
formación. Los psicoterapeutas fueron asignados al azar a un
grupo de meditación Zen y a un grupo de control que no
practicaba la meditación. Los pacientes tratados por
psicoterapeutas meditantes mostraron una mejora significativa
en una variedad de síntomas en comparación con los tratados
por los controles. Esta diferencia también se combinó con un
mejor resultado percibido subjetivamente de todo el
tratamiento y una evaluación superior de las sesiones
terapéuticas por parte del paciente. Dado que los terapeutas de
ambos grupos y también sus pacientes posiblemente
compartieron expectativas positivas similares sobre el
resultado del tratamiento, por lo tanto, disminuyó el sesgo del
investigador y de la deseabilidad,
Teniendo en cuenta la naturaleza subjetiva de la formación en
mindfulness, en la que la formación en conciencia es fundamental, las
metodologías de investigación cualitativa ofrecen una comprensión más
matizada de las experiencias de los participantes que los términos de las
medidas o escalas preseleccionadas. Schure y col. (2008) y McCollum y
Gehart (2010) realizaron estudios cualitativos que exploran el proceso de
enseñanza de la atención plena a psicoterapeutas en formación.
El estudio cualitativo de 4 años de Schure et al. (2008)
examinó la influencia de la práctica de la meditación, el yoga y el qigong
en 35 estudiantes graduados de primer y segundo año de maestría. La
formación, que duró 15 semanas, se ofreció como un curso que
familiarizaría a los estudiantes con el mindfulness y las prácticas
contemplativas y les proporcionaría herramientas prácticas de
autoayuda. El análisis temático inductivo independiente realizado por
dos investigadores que no habían participado en la intervención arrojó
temas centrados en cuatro aspectos: la vida
cambios relacionados con el entrenamiento, práctica preferida de
mindfulness (yoga, meditación o qigong), impacto en el trabajo
terapéutico con los clientes y percepción de integración de las
prácticas en su trabajo futuro. Los estudiantes informaron
beneficios de las tres prácticas de atención plena, pero atribuyeron
una mayor conciencia y aceptación de las emociones y los
problemas personales, así como una mayor tolerancia al dolor físico
y emocional solo a la meditación. En cuanto a su trabajo clínico, los
estudiantes reportaron mayor comodidad al estar en silencio con
sus clientes y mayor sintonía durante el proceso terapéutico. Para
algunos, la experiencia también cambió sus puntos de vista sobre la
terapia, incluyendo ahora un sentido vivido de las dimensiones
física y espiritual. Según un participante:
Creo que soy consciente desde hace bastante tiempo de que
a veces hacer algo físico puede traer problemas terapéuticos,
y esta clase definitivamente reforzó esto para mí,
principalmente al observar a algunos de mis compañeros de
clase que tenían respuestas emocionales a diferentes
prácticas. Encuentro esto muy alentador, ya que parece
proporcionar otro ejemplo de un modo de tratamiento que
puede ser terapéutico para algunas personas. También creo
que mi visión de la consejería ha cambiado un poco en el
sentido de que esta clase pareció enfatizar la importancia y el
poder de tener una orientación y práctica espiritual sobre mi
bienestar. Esto parece resaltar la importancia de al menos
explorar con las personas sobre su espiritualidad. (Schure et
al.2008, pag. 52)
La descripción del participante sugiere que el beneficio de
practicar la atención plena va más allá de la reducción del
estrés: mejora el desempeño y la apertura del terapeuta para
incluir la experiencia del cliente de los elementos existenciales y
espirituales.
McCollum y Gehart (2010) realizó un cualitativo
estudio sobre el uso de la meditación de atención plena con terapeutas
novatos como una forma de mejorar la presencia terapéutica. Los
investigadores analizaron temáticamente las anotaciones en el diario de
13 psicoterapeutas en formación que recibieron entrenamiento en
mindfulness como parte de sus experiencias prácticas. El entrenamiento
de mindfulness consistió en lecturas asignadas sobre mindfulness,
ejercicios de mindfulness en clase, diarios / registros y prácticas diarias
de mindfulness de 5 a 10 minutos. Las prácticas de atención plena
incluyeron el uso de concentración en la respiración, meditación
caminando u otros ejercicios de atención plena preferidos. Los
estudiantes reflexionaron sobre sus experiencias en diarios y registros
semanales. Con el entrenamiento de mindfulness, los estudiantes
informaron que podían atender mejor su experiencia interior durante
las sesiones de terapia, así como estar conscientes de lo que estaba
sucediendo con los clientes. Adicionalmente, informaron poder integrar
su conciencia de estas dos dimensiones durante la interacción
terapeuta-cliente. También informaron un cambio en su modo de ser
durante la sesión terapéutica, específicamente pasando de hacer algo al
cliente a estar con el cliente.
 Opinión personal del autor
sin perder su capacidad de hacer lo necesario. Los
estudiantes también informaron un mayor sentido de
compasión y aceptación. Según un participante:
Meditar trae presencia terapéutica. Creo que es así de
simple y, sin embargo, tan difícil. Con eso quiero decir
que cuando medito me vuelvo más presente. No se
necesita pensamiento ni técnica para desarrollar la
presencia. Toda la técnica está aquietando la mente. Esa
es la esencia de la presencia, creo. Cuando
tranquilizamos la mente y apagamos todo el ruido de
fondo y la charla mental... nos damos cuenta de nuestro
entorno... y en el entorno terapéutico; nos hacemos más
presentes para nuestros clientes... cosas poderosas.
(McCollum y Gehart2010, págs. 351–352)
Los participantes describieron esta forma de ser consigo mismos y al
mismo tiempo con sus clientes, como presencia consciente, un estado
en el que el terapeuta está abierto y sintonizado con el cliente pero no
absorto en el mundo del cliente.
Las descripciones cualitativas ofrecidas por Schure et al. (
2008) y McCollum y Gehart (2010) resuenan con la comprensión
de la sintonización de Daniel Siegel. Según Siegel (2007, 2009),
la sintonía se utiliza en la literatura sobre apego y
neurobiología para describir un proceso relacional bidireccional
en el que una persona se enfoca en el mundo interior de la
otra, y el receptor de esta atención se siente comprendido,
conectado y sentido. La sintonía es útil para comprender el
proceso de estar plenamente presente en uno mismo y, al
mismo tiempo, profundamente conectado con el otro a través
de la conciencia plena. Según Bruce et al. (2010, pag. 83),
La atención plena se ha propuesto como una forma de auto-
sintonía que aumenta la capacidad de uno para sintonizar con los
demás (Siegel 2007). Creemos que la capacidad de sintonizarnos
con los demás se puede aprender y que esta capacidad es la base
de una relación empática y curativa. Proponemos que a través de
la práctica del mindfulness, un psicoterapeuta llega a conocerse y
hacerse amigo de sí mismo cada vez más, fomentando su
capacidad para conocer y entablar amistad con el paciente.
Creemos además que la capacidad del psicoterapeuta para
formar una relación empática y sintonizada con el paciente puede
conducir a una mejora en la capacidad del paciente para
sintonizarse con uno mismo, y que esta capacidad puede, a su
vez, disminuir el sufrimiento, promover un mayor bienestar y
aumentar la capacidad del paciente para formar y mantener
relaciones interpersonales.
Este refuerzo recíproco entre la capacidad de auto-sintonía y sintonía con los
demás a través de la práctica de la atención plena está respaldado por la
investigación neurológica. En una revisión reciente sobre los correlatos
neuronales de la regulación de las emociones, Farb et al. (2012) señaló que el
entrenamiento de la atención plena activa áreas del cerebro responsables de
la conciencia sensorial en el momento presente, incluida la corteza cingulada
anterior, la ínsula anterior,
Atención plena
y regiones sensoriales primarias. Del mismo modo, Hölzel et al. (2011) y
Lazar et al. (2005) detectaron un aumento del grosor cortical en áreas
asociadas con la interocepción y el procesamiento sensorial en los
meditadores de atención plena, en particular la ínsula anterior derecha.
Curiosamente, la investigación sobre la empatía sugiere que observar o
visualizar en la mente el estado emocional de otra persona activa estas
mismas estructuras cerebrales, especialmente la ínsula y el cíngulo
anterior (Lutz et al.2008, 2009). Tales hallazgos apoyan la teoría de Siegel
(2007, 2009) hipótesis de que muchas de las estructuras y funciones
neuronales activadas y desarrolladas por la práctica de la atención plena
son las que se desarrollan en los niños cuando interactúan con una
figura paterna afectuosa y no ansiosa en una relación segura y aquellas
asociadas con una salud mental óptima. Según Siegel (2009), estas
estructuras neuronales facilitan importantes funciones integradoras,
como la regulación corporal, la comunicación sintonizada, el equilibrio
emocional, la modulación del miedo, la empatía y la intuición. En
particular, estos atributos están alineados con lo que la mayoría de las
tradiciones espirituales se esfuerzan por enseñar.
La explicación de Siegel sugiere que las prácticas de atención plena
desarrollan algunas de las cualidades humanas más fundamentales y, al
mismo tiempo, las más elevadas. Esta forma de entender la atención
plena y los beneficios de que los terapeutas sean más conscientes invita
a una exploración más profunda de la atención plena más allá de su
versión popularizada como técnica de reducción del estrés.
Mindfulness más allá de la reducción del estrés
Se puede decir que las semillas de los enfoques basados en la
atención plena se han convertido con éxito en un jardín
próspero en la psicología occidental, en parte porque el terreno
ya había sido preparado por la psicología humanista y
transpersonal. El terreno también había sido preparado por la
creciente asimilación de la filosofía y las prácticas budistas en la
cultura occidental (Dryden y Still2006; Shapiro y Carlson2009).
Cuando Jon Kabat-Zinn inauguró la Clínica de Reducción del
Estrés en el Centro Médico UMass en 1979 (Kabat-Zinn1990), las
ideas de aceptación sin prejuicios de las personas y los
síntomas y el valor de estar aquí y ahora ya eran parte del
zeitgeist psicológico occidental debido a la influencia de
psicoterapeutas existenciales, humanistas y transpersonales
como Carl Rogers, Rollo May, Erich Fromm, Fritz Perls y
Abraham Maslow (Dryden y Still 2006). Kabat-Zinn se formó con
profesores de meditación budista zen y vipassana desde
mediados de la década de 1960. Basó su programa MBSR en
principios y prácticas derivados de las enseñanzas de Buda y de
varios maestros de meditación budistas de renombre (Dryden y
Still2006; Kabat-Zinn1994). Kabat-Zinn tenía “la capacidad de
extraer la esencia de la meditación budista y traducirla a un
formato accesible y claramente muy eficaz para ayudar al
ciudadano estadounidense medio” (Segal et al.2002, pag. 44).
Kabat-
 Opinión personal del autor
Atención plena
La habilidad de Zinn para traducir una práctica contemplativa en un
programa secular de reducción del estrés proporcionó el ímpetu a
los psicólogos capacitados en tradiciones basadas en la evidencia
para incorporar su programa de atención plena en su propio
trabajo. Algunos ejemplos de esta hibridación entre MBSR y
programas psicoterapéuticos y psicoeducativos incluyen terapia
cognitiva basada en la atención plena, equilibrio emocional basado
en la atención plena, alimentación basada en la atención plena,
prevención de recaídas basada en la atención plena, atención de
ancianos basada en la atención plena, arteterapia basada en la
atención plena para pacientes con cáncer , entre otros (Cullen2011).
Desarrollando sus enfoques independientemente de los de Kabat
Zinn, Linehan (1993) incorporó la atención plena en el tratamiento
de los trastornos límite de la personalidad en su terapia conductual
dialéctica, y Hayes (Hayes et al. 1999) integró ejercicios de
mindfulness en su terapia de cambio de comportamiento
desarrollando la terapia de aceptación y compromiso.
El trabajo de Kabat-Zinn es fundamental en varios aspectos.
Proporcionó la base científica para la investigación empírica,
teniendo un enorme impacto en la medicina del comportamiento y
la psicología basada en la evidencia (Baer2003; Brown y col.2007). Al
mismo tiempo, sus trabajos publicados y enseñanzas personales
han abordado la atención plena de una manera más cercana a las
fuentes budistas tradicionales, como un camino que conduce a una
comprensión más profunda de la condición humana y la realidad en
su conjunto (Dryden y Still2006; Kabat-Zinn1994). La concepción
más amplia de la atención plena de Kabat-Zinn aparece en su
comentario sobre las diferencias entre MBSR y el entrenamiento de
relajación:
La relajación se enseña a menudo como una técnica, que se
utiliza según sea necesario para combatir el estrés o la
ansiedad. La atención plena no debe enseñarse como una
técnica sino como una forma de ser. Se practica por sí mismo
y se cultiva a diario sin importar las circunstancias, en el
espíritu de las disciplinas de la conciencia, como un "camino"
o un "Camino" y no como una curita o técnica. Si bien la
relajación es un subproducto frecuente de la meditación de
atención plena, no es un punto final necesario o incluso
próximo de la práctica de la atención plena.
El objetivo de la práctica de la atención plena, si es que se puede
decir que hay un objetivo (ya que la práctica enfatiza la no
dualidad y, por lo tanto, el no esforzarse) es simplemente
experimentar lo presente momento a momento. Por lo tanto, la
reactividad emocional y la gama completa de estados
emocionales disponibles para los seres humanos son un dominio
tan válido de la experiencia meditativa como las experiencias de
calma o relajación. (Kabat-Zinn1996, págs.162-163)
Curiosamente, la atención plena como una forma de ser y el énfasis de
Kabat-Zinn en la atención plena como un camino de no dualidad están
prácticamente ausentes en la investigación psicológica actual sobre la
atención plena, incluida la atención plena para los psicoterapeutas. Por lo
tanto, la adopción de la conciencia plena por parte de la psicología dominante
la práctica parece haber tenido lugar a costa de alejar la atención
plena de su dimensión transpersonal y su origen en las prácticas
espirituales. Según Mikulas (2010), la psicología, como disciplina,
necesitaba distanciarse de la religión o la filosofía para convertirse
en una ciencia (al menos una ciencia blanda), adoptando los
supuestos materialistas y dualistas que subyacen a la ciencia
convencional. Cuando estos supuestos no examinados son parte
del marco filosófico de la investigación de la atención plena, los
correlatos neuronales o los resultados conductuales tienen
preferencia sobre la fenomenología de la experiencia. La
operacionalización de la atención plena, que define la atención
plena en términos de resultados medibles, permite a los
investigadores detectar cambios en los síntomas físicos o
psicológicos asociados con la práctica de la atención plena, como
patrones de actividad cerebral, presión arterial, estrés o síntomas
depresivos. El problema surge cuando la definición operativa del
concepto se confunde con el concepto mismo, y más problemático
para la experiencia vivida que el concepto intenta transmitir. En su
libro sobre métodos de investigación para la psicología, Kazdin (
2002) lo pone de esta manera:
Una definición operativa puede simplificar enormemente el
concepto de interés o centrarse solo en una parte de ese
constructo. Por ejemplo, una definición operativa del amor
romántico podría basarse en la expresión del amor en una
medida de autoinforme o en expresiones físicas manifiestas de
afecto. Aunque cada una de estas medidas es parte de lo que las
personas a menudo entienden por amor, las medidas, ya sea por
separado o combinadas, no son la definición completa que
generalmente las personas tienen en mente cuando hablan o
experimentan el amor. Desde el punto de vista de la
investigación, el propósito es proporcionar una definición de
trabajo del fenómeno. Sin embargo, la definición de trabajo
puede no ser completa y abarcadora o incluso tener un gran
parecido con lo que la gente quiere decir en el discurso cotidiano.
(Kazdin2002, pag. 130)
Si esta confusión entre una definición operativa de un concepto y el
concepto en sí puede ocurrir con un constructo como el amor
romántico que tiene una presencia prolongada y omnipresente en
la cultura occidental, es probable que la atención plena, un
concepto culturalmente extranjero introducido recientemente,
produzca incluso más confusión. Parafraseando el dicho Zen, el
dedo que apunta a la luna puede confundirse fácilmente con la luna
misma. O, como Kabat-Zinn (2003) dice, los conceptos “son el menú,
por así decirlo, no la comida” (p. 147).
Por ejemplo, en Moore (2008) estudio antes mencionado, en
cuyos terapeutas fueron entrenados con diez minutos de ejercicios de
atención plena durante la pausa del almuerzo, la atención plena se
definió como “una forma de control de la atención” y un “estilo
cognitivo” (p. 331). Moore se refiere constantemente a las técnicas de
atención plena que administran los médicos a los clientes. Desde este
punto de vista, el mindfulness se convierte en una herramienta más o
menos fácil de aprender (un total de 140 min de práctica en
 Opinión personal del autor
2 semanas) y se guardan en la caja de herramientas psicoterapéuticas para su
uso en algún momento como una estrategia particular para solucionar el
problema de un paciente o como un ejercicio de autocuidado. Ciertamente, la
reducción de los síntomas en los pacientes y el autocuidado del médico son
importantes, pero es engañoso reducir la atención plena a estos.
Kazdin (2002) sugiere una segunda limitación de funcionamiento
definiciones que abordan este punto: “La definición operativa
puede incluir características que son irrelevantes o no centrales
para el concepto original” (p. 130). Esto implica que la
caracterización frecuente de la atención plena como una forma de
control de la atención o un estilo cognitivo en la literatura
psicológica no refleja sus características más definitorias. Tal
caracterización puede reflejar un sesgo cognitivo en la psicología
convencional y, desde una perspectiva más amplia, una actitud
racionalista e incorpórea en la cultura occidental moderna (Ray2008
). Complementario a este sesgo cognitivo en la investigación
psicológica sobre la atención plena, hay un sesgo neurocéntrico en
la investigación contemplativa emergente. A pesar del amplio
apoyo a las metodologías de investigación que integran medidas
subjetivas, intersubjetivas y objetivas, la mayoría de la investigación
contemplativa actual se centra en los resultados conductuales y los
correlatos neuronales, dejando de lado la fenomenología de la
experiencia meditativa.
Los riesgos de este enfoque reduccionista son varios. Un riesgo
es que ignorar la naturaleza principalmente encarnada y
experiencial de la atención plena conduce a una situación en la que
muchas personas estudian o enseñan la atención plena y tienen
poca o ninguna experiencia con la práctica de la atención plena,
como señaló Grossman (2010), Kabat-Zinn (2003), Khong (2009) y
Mikulas (2007, 2010). Esto podría estar relacionado con el hecho de
que muchas escuelas terapéuticas, especialmente las psicoterapias
conductistas y cognitivo-conductistas de orientación más racional,
no enfatizan que los terapeutas en formación tienen un amplio
compromiso experiencial con las técnicas que están aprendiendo a
aplicar con los clientes. Al abordar este problema, Kabat-Zinn (2003)
declara:
Se vuelve de vital importancia que aquellas personas que
llegan al campo con interés y entusiasmo profesional
reconozcan las cualidades y características únicas de la
atención plena como práctica meditativa, con todo lo que ello
implica, de modo que la atención plena no se tome
simplemente como la próxima técnica cognitiva conductual
prometedora o ejercicio, descontextualizado y “enchufado” a
un paradigma conductista con el objetivo de impulsar el
cambio deseable, o de arreglar lo que está roto. (pág.145)
Esto se relaciona con un segundo problema: tomar un
concepto o práctica de una tradición espiritual y luego
conectarlo a un paradigma cultural diferente corre el riesgo de
distorsionar y reducir su significado original. Khong (2009) lo
llama el riesgo de “simplemente ver el árbol (atención plena) y
no ver el bosque (Dhamma)” (p. 120). Según el historiador y
psicólogo Philip Cushman (1995), cada cultura tiene lo suyo
Atención plena
suposiciones sobre el yo que generalmente están implícitas y
determinan cómo los humanos se relacionan con cualquier fenómeno
que encuentran, funcionando como una lente cultural. Las prácticas y
conceptos de mindfulness surgieron en culturas que, en términos
generales, promovieron la construcción de un yo más comunitario que
el yo individualista predominante de las sociedades occidentales
contemporáneas. En las culturas budistas, la atención plena es una
práctica incorporada (Ray2008) y uno que se practica habitualmente en
un entorno comunal o sangha, para facilitar una comprensión más
profunda de la ilusión de un yo separado sólido (Nhat Hanh1998).
En contraste, el "yo dominante y limitado de Occidente de
hoy, con pocas lealtades y muchos sentimientos 'internos'
subjetivos, es un actor relativamente nuevo en el escenario
histórico" (Cushman 1995, pag. 357). Cushman llama al yo
estadounidense moderno el "yo vacío" (p. 79), que
se caracteriza por una sensación generalizada de vacío
personal y está comprometida con los valores de la
autoliberación a través del consumo. El yo vacío es el
complemento perfecto para una economía que debe evitar el
estancamiento económico organizando la compra y el
consumo continuos de excedentes de bienes. (pág.6)
Cushman1995, pag. 6) agrega que en una cultura donde
predomina el yo vacío,
la psicoterapia es la profesión responsable de tratar
los desafortunados efectos personales del yo vacío sin
perturbar los arreglos económicos del consumismo.
La psicoterapia está impregnada de la filosofía del
individualismo autocontenido, existe dentro del
marco del consumismo, habla el lenguaje de la
autoliberación y, por lo tanto, reproduce sin saberlo
algunos de los males que es responsable de curar.
Por lo tanto, conectar la atención plena a una práctica
psicoterapéutica contextualizada en los países occidentales (p. Ej.,
EE. UU.), Limitada por los supuestos y métodos filosóficos de la
psicología dominante (p. Ej., Modelos conductuales cognitivos y
basados en la evidencia), e influenciada por determinantes
institucionales y económicos (p. Ej., American Psychological
Asociación, compañías de seguros de salud, Institutos Nacionales
de Salud y prioridades de concesión del Instituto Nacional de Salud
Mental) no es una tarea sencilla. En la medida en que no se aborden
estas complejidades contextuales, la práctica de la atención plena
en Occidente tenderá a entenderse como un ejercicio mental
(versus encarnado) que se practica solo (versus en comunidad)
destinado a mejorar el yo o aliviar el estrés (versus cultivar la
sabiduría). y compasión).
Como se señaló, la atención plena para los psicoterapeutas ha sido
ampliamente defendida en Occidente como una herramienta para el
autocuidado (Shapiro et al. 2005, 2007), mientras que en su entorno más
tradicional, la atención plena se considera una práctica destinada a
deconstruir el yo, la autotransformación y la espiritualidad.
 Opinión personal del autor
Atención plena
despertar (Watts 1971). Chögyam Trungpa (1973) destacó tales
preocupaciones cuando acuñó el término “materialismo espiritual” a
principios de la década de 1970, sugiriendo que los occidentales se arriesgan
a usar técnicas espirituales para impulsar su sentido de sí mismos, en lugar de
abordarlas como un camino de autotransformación. En resumen, la
meditación y la atención plena, tal como se practican actualmente en
Occidente, corren el riesgo de ser percibidas y adoptadas como activos que
están vinculados a la identidad del individuo y, por lo tanto, permanecen
exclusivamente como una experiencia mental, pasando por alto los aspectos
corporales y comunitarios de la práctica espiritual.
Esta diferencia en la motivación para practicar la atención
plena puede conducir a un tercer y más sutil riesgo de
malentendidos. Según Shapiro (1992), la intención detrás de la
práctica de meditación puede diferir según los motivos del
meditador para la práctica y el tipo de meditación practicada.
Como Kabat-Zinn (1990) dice, “tus intenciones preparan el
escenario para lo que es posible. Te recuerdan de un momento
a otro por qué estás practicando en primer lugar ”(p. 32). La
importancia de la intención y la motivación fueron confirmadas
por un estudio cualitativo en el que participaron pacientes con
cáncer que practicaron la meditación durante varios años:
Al principio, la práctica se utilizó para controlar síntomas
específicos como la tensión y el estrés, pero luego el enfoque se
convirtió en la espiritualidad y el crecimiento personal. Estos
hallazgos se corresponden con nuestra definición de intenciones
como dinámicas y en evolución, lo que les permite cambiar y
desarrollarse con una práctica, una conciencia y una percepción
cada vez más profundas. (Shapiro y Carlson2009, pag. 9)
La práctica de la atención plena puede ser útil para los
psicoterapeutas en términos de reducción del estrés, autocuidado,
satisfacción laboral y resultados terapéuticos, como sugieren varios
estudios (Grepmair et al. 2007; May y O'Donovan2007; Moore2008;
Shapiro y col.1998, 2005, 2007), pero estos no son los únicos
beneficios ni los mejores resultados a los que pueden aspirar los
terapeutas y los pacientes. La atención plena podría convertirse en
una práctica más poderosa y sutil para terapeutas y clientes en
Occidente cuando la práctica está guiada por una búsqueda de
transformación personal y el cultivo de la sabiduría y la compasión.
Cultivar esta motivación superior es una práctica en sí misma en las
tradiciones contemplativas. Por ejemplo, esta práctica, conocida en
el budismo Mahayana como el cultivo dela bodichitaGyatso 2002;
Chödrön y Berliner2005), es un requisito para realizar todo el
potencial de la práctica de la meditación.
¿Qué elementos podrían enriquecer aún más la práctica de
la atención plena para los psicoterapeutas occidentales? En
contraste con la compartimentación habitual de las funciones y
procesos psicológicos en psicología, la atención plena desde la
perspectiva budista "abarca y está incrustada en una gama de
dimensiones no solo cognitivas, sino también emocionales,
sociales y éticas" (Grossman2010, pag. 88). La descripción
común de la atención plena en la literatura psicológica enfatiza
la "atención pura", una conciencia continua e inmediata de
todo lo que surge en la experiencia del momento presente con una
actitud no evaluativa. Sin embargo, en el contexto budista, la
conciencia pura o "conciencia simple" (Kuan2008, pag. 41) es solo
una entre varias dimensiones o aspectos de la atención plena que
son igualmente importantes. Una segunda dimensión mencionada
por Kuan es la "conciencia protectora" (p. 42), en la que la atención
plena sirve como "guardián" al ejercer moderación sobre los seis
sentidos (la mente se considera un órgano del sexto sentido en la
psicología budista). La atención plena como guardián añade un
elemento de discernimiento a la mera conciencia de la experiencia.
Ayuda al individuo a evaluar si una experiencia en particular
conduce a estados mentales hábiles o torpes, sirviendo de apoyo
para el juicio moral.
Kuan (2008) describe una tercera dimensión de la atención plena
basado en los cánones pali y chinos de las escrituras budistas,
"conciencia introspectiva" (p. 51). En esta dimensión, la práctica de
la atención plena funciona como una vigilancia introspectiva que
permite al individuo monitorear y reconocer cuando surgen
estados nocivos para redirigir la energía de atención hacia estados
antídotos. Una cuarta dimensión descrita por Kuan consiste en
“formar concepciones inspiradoras” (p. 52), en las que la atención se
usa para dar lugar a pensamientos, imágenes y estados
emocionales saludables. Este aspecto implica recordar
constantemente las concepciones beneficiosas e inspiradoras que
se pretende cultivar, reorientando la energía mental y emocional
hacia actitudes y comportamientos hábiles. Este aspecto de la
atención plena refleja, por ejemplo, la práctica tradicional de los
cuatrobrahmaviharas o "moradas celestiales": bondad amorosa,
ecuanimidad, alegría compasiva y compasión promovidas en todas
las escuelas del budismo (Gyatso 2002; Nhat Hanh1998; Salzberg
1995). Estas importantes cualidades mentales representan el
aspecto actitudinal y el tono emocional de la atención consciente en
la práctica budista.
Estas cuatro dimensiones de la atención plena son
complementarias y todas están destinadas a aplicarse en la práctica
formal (meditación sentada) y la práctica informal (vida diaria) (Nhat
Hanh1998). Además, la atención plena es un aspecto del noble
óctuple sendero enseñado por el Buda como modelo de desarrollo
espiritual. En este contexto, la correcta atención plena (samma satti)
se cultiva al mismo tiempo que los otros aspectos del camino: el
habla correcta, la acción correcta, el sustento correcto, el esfuerzo
correcto, la concentración correcta, la intención correcta y la
comprensión correcta (Nhat Hanh 1998). Es importante señalar que
"lo correcto" no denota un juicio moralista, sino un discernimiento
ético entre lo hábil y lo no habilidoso en términos de lo que
conduce al sufrimiento o la felicidad genuina.
Una comprensión más integral de la atención plena en
aplicaciones e investigaciones clínicas, como la que se presenta
aquí, no implica lealtad al budismo ni a ninguna otra religión.
Tampoco debe entenderse que la secularización de las
prácticas espirituales rechaza los principios espirituales. Lo que
se propone aquí es el diálogo respetuoso de diversos puntos de
vista, manteniendo la conciencia de los puntos en común de
 Opinión personal del autor
experiencia humana más allá de las diferencias obvias. El rechazo o
la negación acrítica, demasiado común, de los principios religiosos
o espirituales en la ciencia puede entenderse simplemente como la
imposición de un sistema de creencias dogmáticas, la ciencia
materialista, que traiciona el valor de la curiosidad y la apertura,
que es un sello distintivo de toda buena ciencia. El Dalai Lama (1980
) aboga por una espiritualidad verdaderamente secular cuando
habla de responsabilidad universal, un concepto que resuena con
Kabat-Zinn (2005) concepción de un dharma universal:
La atención plena y el dharma se consideran mejor
como descripciones universales del funcionamiento
de la mente humana con respecto a la calidad de la
atención de uno en relación con la experiencia del
sufrimiento y el potencial de felicidad (…) Es útil
recordar que el propio Buda no era budista. (pág.137)
Desde este punto de vista, la atención plena puede verse como un término
que funciona como un marcador de posición para todo el dharma, y el
dharma puede entenderse como un camino para el florecimiento humano
que no se identifica necesariamente con una tradición religiosa específica.
Conclusión
La ética, el entrenamiento mental y el desarrollo de la sabiduría son los
tres pilares del camino budista (Kapleau 1989). Hasta ahora, la psicología
occidental dominante se ha inclinado a explorar principalmente el
aspecto del entrenamiento mental. Esta adopción de la meditación
consciente ya está mostrando resultados prometedores. Sin embargo,
cuando la atención plena se traduce en la psicología occidental
dominante principalmente como una herramienta o técnica, este
enfoque perpetúa la supremacía o colonización de la mente por parte de
la psicología occidental (Walsh y Shapiro2006). Este riesgo no es solo
ético o teórico, sino también práctico. Al negar los aspectos
transformadores y espirituales inherentes involucrados en la práctica de
la atención plena en su contexto tradicional, los terapeutas y los clientes
desconocen los resultados transformadores y espirituales que conlleva
la práctica. Esta integración descontextualizada también tiende a
promover un tipo de práctica de meditación incorpórea y aislada, en
lugar de encarnada y comunitaria.
La investigación ha demostrado cómo la atención plena en la
relación terapéutica promueve una forma armonizada de estar con
el paciente en lugar de simplemente hacerle algo. Este beneficio
podría enriquecerse aún más introduciendo los otros elementos de
un "dharma universal" en la terapia, sin necesariamente enseñar el
budismo. Después de todo, el Buda "enseña una actitud, no una
afiliación" (Khong2009, pag. 118). En esta área, la investigación
cuantitativa, cuando se equilibra con la investigación cualitativa,
ayuda a los profesionales a comprender las sutilezas de los
procesos psicoespirituales involucrados. Los investigadores
también deben tener en cuenta las diferencias interculturales,
explorando no solo las definiciones operativas y
Atención plena
técnicas, sino también los mapas conceptuales, las
epistemologías y el marco ontológico en el que se insertan esas
prácticas. Esto dará como resultado hallazgos más matizados,
así como en la investigación y la práctica clínica que honran la
integridad y complejidad de las dos tradiciones —Dharma y
psicología— cuyo objetivo común es aliviar el sufrimiento
humano.
Referencias
Baer, RA (2003). El entrenamiento en Mindfulness como intervención clínica: una
revisión conceptual y empírica. Psicología clínica: ciencia y
práctica, 10 (2), 125-143. doi:10.1093 / clipsy / bpg015.
Brown, KW, Ryan, RM y Creswell, JD (2007). Atención plena:
fundamentos teóricos y pruebas de sus efectos beneficiosos.
Investigación psicológica, 18 (4), 211-237.
Bruce, N., Manber, R., Shapiro, S. y Constantino, M. (2010).
Mindfulness psicoterapeuta y el proceso de psicoterapia.
Psicoterapia: teoría, investigación, práctica, formación, 47 (1), 83–
97. doi:10.1037 / a0018842.
Chödrön, P. y Berliner, H. (2005). No hay tiempo que perder: una guía oportuna para
el camino del Bodhisattva. Boston: Shambhala.
Cullen, M. (2011). Intervenciones basadas en la atención plena: un fenómeno emergente
nomenon. Mindfulness, 2 (3), 186-193. doi:10.1007 / s12671-011-
0058-1.
Cushman, P. (1995). Construir el yo, construir América: un
historia cultural de la psicoterapia. Boston: Addison-Wesley.
Dryden, W. y Still, A. (2006). Aspectos históricos de la atención plena y
autoaceptación en psicoterapia. Revista de terapia racional-
emocional y cognitivo-conductual, 24 (1), 3-28. doi:10.1007 /
s10942- 006-0026-1.
Farb, N., Anderson, A. y Segal, Z. (2012). El cerebro consciente y
regulación de las emociones en los trastornos del estado de ánimo. Revista
Canadiense de Psiquiatría, 57 (2), 70–77.
Freud, S. (1912). Recomendaciones a los médicos sobre la práctica
psicoanálisis. En J. Strachey (Ed.),Edición estándar de las obras
psicológicas completas de Sigmund Freud (Vol. 1, págs.
109-120). Londres: Hogarth.
Greenberg, LS, Watson, JC, Elliot, R. y Bohart, AC (2001).
Empatía. Psicoterapia: teoría, investigación, práctica, formación, 38
(4), 380–384. doi:10.1037 / 0033-3204.38.4.380.
Grepmair, L., Mitterlehner, F., Loew, T., Bachler, E., Rother, W. y
Níquel, M. (2007). Promover el mindfulness en los psicoterapeutas en
formación influye en los resultados del tratamiento de sus pacientes: un
estudio controlado, aleatorizado, doble ciego.Psicoterapia y
psicosomática, 76 (6), 332–338.
Grossman, P. (2010). Mindfulness para psicólogos: pagar amablemente
atención a lo perceptible. Mindfulness, 1, 87–97. doi:10.1007 /
s12671-010-0012-7.
Gyatso, T. (XIV Dalai Lama). (1980).La responsabilidad universal y la
buen corazón. Dharamsala: Biblioteca de Obras y Archivos Tibetanos.
Gyatso, T. (XIV Dalai Lama). (2002).Cómo practicar: El camino a
vida significativa. Nueva York: Pocket Books Hayes, SC,
Strosahl, K. y Wilson, KG (1999). Aceptación y
Terapia de compromiso: un enfoque experimental para el cambio
de comportamiento. Nueva York: Guilford. Hick, S. y Bien, TE (2008).
Mindfulness y lo terapéutico
relación. Nueva York: Guilford.
Hölzel, BK, Carmody, J., Vangel, M., Congleton, C., Yerramsetti, S.
M., Gard, T. y Lazar, SW (2011). La práctica de la atención plena conduce a
 Opinión personal del autor
Atención plena
aumentos en la densidad de materia gris regional del cerebro. Investigación
en psiquiatría: neuroimagen, 191 (1), 36–43.
Kabat-Zinn, J. (1990). Vivir una catástrofe total: usar la sabiduría de
su cuerpo y mente para enfrentar el estrés, el dolor y la enfermedad. Nueva
York: Delta Trade Paperbacks.
Kabat-Zinn, J. (1994). Vayas donde vayas, ahí estás: mindfulness
meditación para la vida cotidiana. Londres: Piatkus.
Kabat-Zinn, J. (1996). Meditación de atención plena: que es, que no es,
y su papel en cuidado de la salud y medicina. En J. Haryuki, Y. Ishii y
M. Suzuki (Eds.), Estudio comparativo y psicológico sobre la
meditación (págs. 161-170). Holanda: Eburon.
Kabat-Zinn, J. (2003). Intervenciones basadas en mindfulness en contexto:
pasado, presente y futuro. Psicología clínica: ciencia y práctica,
10 (2), 144-156. doi:10.1093 / clipsy / bpg016.
Kabat-Zinn, J. (2005). Volviendo a nuestros sentidos: curarnos a nosotros mismos y
el mundo a través de la atención plena. Nueva York: Hyperion.
Kang, C. y Whittingham, K. (2010). Mindfulness: un diálogo entre
Budismo y psicología clínica. Atención plena, 1 (3), 161-173. doi:
10.1007 / s12671-010-0018-1.
Kapleau, P. (1989). Los tres pilares del Zen: enseñanza, práctica y
iluminación. Nueva York: Anchor Books. Kazdin, AE (2002).Diseño
de investigación en psicología clínica (4a ed.).
Boston: Allyn y Bacon.
Khong, B. (2009). Ampliando la comprensión de la atención plena: ver-
ing el árbol y el bosque. Psicólogo Humanista, 37 (2), 117-136.
Kuan, T. (2008). Mindfulness en el budismo temprano: nuevos enfoques
a través de la psicología y el análisis textual de fuentes en pali,
chino y sánscrito. Londres: Routledge
Lambert, MJ y Barley, DE (2001). Resumen de la investigación sobre el
relación terapéutica y resultado de la psicoterapia.Psicoterapia:
teoría, investigación, práctica, formación, 38 (4), 357–361. doi:
10.1037 / 0033-3204.38.4.357.
Lambert, MJ y Ogles, BM (2004). La eficacia y efectividad
de la psicoterapia. En MJ Lambert (Ed.),El manual de psicoterapia y
cambio de comportamiento de Bergin y Garfield (5a ed.,
Págs.139-193). Nueva York: Wiley.
Lambert, MJ y Simon, W. (2008). La relación terapéutica:
central y esencial en el resultado de la psicoterapia. En S. Hicks
y T. Bien (Eds.),Mindfulness y la relación terapéutica (págs.
19-33). Nueva York: Guilford.
Lazar, S., Kerr, C., Wasserman, R., Gray, J., Greve, D., Treadway, M.,
Y Fischl, B. (2005). La experiencia de meditación se asocia con un
aumento del grosor cortical.Neurinforme, 16 (17), 1893-1897.
Linehan, M. (1993). Manual de formación profesional para el tratamiento de borderline
desorden de personalidad. Nueva York: Guilford.
Lutz, A., Brefczynski-Lewis, J., Johnstone, T. y Davidson, RJ
(2008). Regulación de los circuitos neuronales de la emoción mediante la
meditación de la compasión: efectos de la experiencia meditativa.PLoS One, 3 (
3), e1897. doi:10.1371 / journal.pone.0001897.
Lutz, A., Greischar, LL, Perlman, DM y Davidson, RJ (2009).
La señal BOLD en la ínsula se relaciona de manera diferencial con la función cardíaca
durante la meditación de compasión en expertos frente a novatos. NeuroImage, 47 (
3), 1038-1046. doi:10.1016 / j.neuroimage.2009.04.081.
Martin, DJ, Garske, JP y Davis, MK (2000). Relación de la
alianza terapéutica con el resultado y otras variables: una revisión
metaanalítica. Revista de Consultoría y Psicología Clínica, 68 (3),
438–450. doi:10.1037 / 0022-006x.68.3.438.
Martin, JR (1997). Mindfulness: un factor común propuesto.diario
de Integración Psicoterapéutica, 7 (4), 291-312. doi:10.1023 / B:
JOPI.0000010885.18025.bc.
May, S. y O'Donovan, A. (2007). Las ventajas del mindful
terapeuta. Psicoterapia en Australia, 13 (4), 46–53.
McCollum, EE y Gehart, DR (2010). Usando la meditación de atención plena
enseñar a los terapeutas principiantes la presencia terapéutica: un estudio
cualitativo. Revista de terapia matrimonial y familiar, 36 (3), 347–360.
Mikulas, W. (2007). Budismo Psicología occidental: fundamentos de
integración. Revista de estudios de la conciencia, 14, 4-49. Mikulas,
W. (2010). Mindfulness: importantes confusiones comunes.
Mindfulness 2 (1), 1–7. doi:10.1007 / s12671-010-0036-z.
Moore, P. (2008). Presentar la atención plena a los psicólogos clínicos en
entrenamiento: un curso experimental de ejercicios breves. Revista
de psicología clínica en entornos médicos, 15 (4), 331–337. doi:
10.1007 / s10880-008-9134-7.
Nhat Hanh, T. (1998). El corazón de la enseñanza del Buda: transformar-
convirtiendo el sufrimiento en paz, alegría y liberación. Berkeley:
Parallax. Ray, RA (2008).Tocar la iluminación: encontrar la realización en el
cuerpo. Boulder: Suena cierto.
Rogers, CR (1957). Las condiciones necesarias y suficientes de terapia
cambio de personalidad peutic. Revista de psicología consultora, 21 (2),
95-103. doi:10.1037 / h0045357.
Rosenbaum, R. (2009). La atención vacía en la psicoterapia humanista.
apy. Psicólogo Humanista, 37 (2), 207-221.
Salzberg, S. (1995). Bondad amorosa: el arte revolucionario de la felicidad.
ness. Boston: Shambhala.
Schure, MB, Christopher, J. y Christopher, S. (2008). Mente cuerpo
la medicina y el arte del cuidado personal: enseñar la atención plena a los
estudiantes de asesoramiento a través del yoga, la meditación y el qigong.
Revista de Consejería y Desarrollo, 86 (1), 47–56.
Segal, ZV, Williams, JMG y Teasdale, JD (2002). Atención plena-
terapia cognitiva basada en la depresión: un nuevo enfoque para
prevenir las recaídas. Nueva York: Guilford.
Shapiro, DH (1992). Un estudio preliminar de meditadores a largo plazo:
metas, efectos, orientación religiosa, cogniciones. Revista de
Psicología Transpersonal, 24 (1), 23–39.
Shapiro, SL, Astin, JA, Bishop, SR y Cordova, M. (2005).
Reducción del estrés basada en la atención plena para profesionales de
la salud: resultados de un ensayo aleatorizado. Revista Internacional de
Manejo del Estrés, 12 (2), 164-176. doi:10.1037 / 1072-5245.12.2.164.
Shapiro, SL, Brown, KW y Biegel, GM (2007). Enseñarse a sí mismo
atención a los cuidadores: efectos de la reducción del estrés basada en
la atención plena en la salud mental de los terapeutas en formación.
Formación y educación en psicología profesional, 1 (2), 105-115. doi:
10.1037 / 1931-3918.1.2.105.
Shapiro, SL y Carlson, LE (2009). El arte y la ciencia de la conciencia plena
ness: integración de la atención plena en la psicología y las
profesiones de ayuda. Washington, DC: Asociación Americana de
Psicología. Shapiro, SL, Carlson, LE, Astin, JA y Freedman, B. (2006).
Mecanismos de atención plena. Revista de psicología clínica, 62
(3), 373–386. doi:10.1002 / jclp.20237.
Shapiro, SL, Schwartz, GE y Bonner, G. (1998). Efectos de
Reducción del estrés basada en la atención plena en estudiantes de medicina y
premedicina. Revista de Medicina del Comportamiento, 21 (6), 581–599. doi:
10.1023 / a: 1018700829825.
Siegel, DJ (2007). El cerebro consciente: reflexión y sintonía en
el cultivo del bienestar. Nueva York: Norton.
Siegel, DJ (2009). Conciencia plena, visión de la mente e inte-
gración. Psicólogo Humanista, 37 (2), 137-158. doi:10.1080 /
08873260902892220.
Trungpa, C. (1973). Cortando el materialismo espiritual. Berkeley:
Shambhala.
Walsh, R. y Shapiro, SL (2006). El encuentro de disciplinas meditativas
plines y psicología occidental: un diálogo que se enriquece mutuamente.
Psicólogo estadounidense, 61 (3), 227-239.
Watts, A. (1971). Psicoterapia: Oriente y Occidente. Nueva York: Ballantine
Libros.