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Existen múltiples enfermedades que afectan al sistema óseo, en su morfológía y fisiología, las

cuales pueden ocasionar dolor e inflamación crónicos, debilidad, inmovilidad, y fracturas, entre
otros síntomas.
1. Raquitismo:
se produce en los infantes por falta de vitamina D, por lo que se ve afectada la solidez de los
huesos y el crecimiento. Los signos más comunes son dolor en las extremidades y en la columna,
disminución de habilidades de locomoción, y debilidad generalizada. Suele tratarse con alimentos
que contengan vitamina D o suplementos, y si existen problemas de absorción de este nutriente, se
recetan otros medicamentos. En casos en los que las alteraciones óseas sena serias, está indicado
un procedimiento quirúrgico para corregirlas.
2. Osteoporosis:
en ella, la densidad ósea se pierde porque el organismo no puede compensar la pérdida con una
regeneración adecuada, por lo que los huesos se vuelven frágiles y susceptibles a fracturarse con
cualquier golpe o caída.
Se presenta de manera frecuente en mujeres mayores de 55 años.
El tratamiento indicado es la práctica de algún deporte para hacer más fuertes los huesos, además
de la ingesta de calcio y vitamina D.
3. Fracturas:
se tratan de la ruptura de algún hueso cuyas causa van desde enfermedades que debilitan los
huesos, hasta accidentes que pueden provocarlas en individuos son un sistema óseo sano.
Normalmente, basta la inmovilización de la zona afectada y la administración de analgésicos para
recuperarse de una fractura, pero si se trata de una lesión grave, se requiere de una intervención
quirúrgica.
4. Cáncer de huesos:
a pesar de ser un cáncer poco frecuente, se trata de uno de los más letales. Su origen parece ser
hereditario y sus síntomas principales son el dolor y la inflamación en la parte afectada, cansancio,
debilidad, fracturas recurrentes, y disminución del peso corporal. Él tratamiento va desde quimio y
radioterapia, hasta cirugías.
5. Osteomielitis:
es causada por alguna infección bacteriana en alguna zona del cuerpo que llega a diseminarse a
los huesos a través del flujo sanguíneo o a través de una herida abierta que llegue hasta el tejido
óseo. Sus síntomas son el dolor e inflamación de la parte afectada, fiebre elevada, cansancio y
debilidad, pero si no se atiende puede llegar a ocasionar necrosis y llegar a ser mortal. El
tratamiento se basa en antibióticos y en casos de necrosis localizada, un procedimiento quirúrgico
para eliminar el tejido dañado.
6. Enfermedad de Perthes:
aparece en la infancia y se desconocen sus causas, pero se trata de un padecimiento en el que la
sangre deja de llegar a los huesos de la cadera, provocando daño a nivel celular, siendo factor
importante para el desarrollo de fracturas y artrosis. Dentro de los síntomas destacan dolor en la
cadera, dificultad para caminar y cojera ostensible. El tratamiento incluye fisioterapia y cirugía, entre
otras posibilidades terapéuticas.
7. Osteogénesis:
se le llama la enfermedad de los huesos de cristal, debido a que es un padecimiento de origen
genético que genera fragilidad extrema en ellos, provocando numerosas fracturas de manera
recurrente. Su origen es una anomalía genética que impide la síntesis del colágeno, componente
esencial para la solidez ósea, lo que produce síntomas como debilidad, dientes que se rompen con
facilidad, desvaciones vertebrales y afectaciones auditivas. Se trata de una enfermedad incurable e
incapacitante, por lo que el tratamiento busca mejorar la calidad de vida del paciente a través de
fisioterapia, analgésicos y cirugías en casos más graves.
8. Osteomalacia:
afecta la mineralización de los huesos, aumentando el riesgo de fracturas, en especial en la pelvis,
caderas y piernas. Una de las causas fundamentales es el déficit de vitamina D. Es más común en
países con pocas horas de luz solar al año, debido a que la vitamina D se forma gracias a la luz
del sol. Osteodistrofia renal: enfermedades de los huesos que aparecen como consecuencia de la
insuficiencia renal crónica. Cursa con mayor metabolismo óseo y con el enlentecimiento de la
mineralización del hueso.
¿Qué es la artritis?
La artritis es cuando hay inflamación en una o más de tus articulaciones. Los principales síntomas
que puedes experimentar son dolor y rigidez de las articulaciones, los cuales empeoran con la
edad. Los tipos más frecuentes son la artrosis y la artritis reumatoide.
Generalmente esta enfermedad se diagnostica por medio de los antecedentes médicos,
exámenes físicos, radiografías y análisis de sangre. Es importante que sepas que puedes tener
más de un tipo de artritis a la vez.
De acuerdo con la Arthritis Foundation existen más de cien tipos de artritis y enfermedades del
mismo tipo que afectan a otros tejidos del cuerpo humano como los huesos y los músculos.
1) Lupus:
El lupus es una enfermedad autoinmune que desencadena inflamación en diferentes tejidos del
cuerpo, el lupus no es una forma de artritis, pero sí incluye la artritis como uno de los síntomas
más comunes. Las enfermedades autoinmunes se presentan cuando el sistema inmunológico del
cuerpo ataca sus propios tejidos sanos por error, de manera que puede afectar a diferentes partes
del cuerpo como son las articulaciones y la piel. Aunque también puede dañar órganos como los
riñones, el corazón, los pulmones, el cerebro, etc. El tipo más común de lupus es el lupus
eritematoso sistémico o LES, que afecta diferentes partes del cuerpo, incluso órganos internos.
Los síntomas pueden ser fatiga, dolor o inflamación de las articulaciones, sarpullidos en la piel y
fiebre. La gravedad de la enfermedad puede variar desde leve hasta potencialmente mortal.
Asimismo, los síntomas del LES pueden afectar a las personas de maneras diferentes. El
tratamiento de cada paciente será evaluado por el reumatólogo de forma específica atendiendo a
las zonas afectadas y los síntomas que manifieste, ya que estos pueden variar de forma
significativamente en las distintas personas que padecen lupus. Sí es muy importante que todas
ellas acudan a los controles médicos en Reumatología, cuya frecuencia dependerá de la situación
clínica.
2) Artritis Reumatoide:
La artritis reumatoide es un trastorno inflamatorio crónico que puede afectar más que solo las
articulaciones. En algunas personas, la afección puede dañar distintos sistemas corporales,
incluida la piel, los ojos, los pulmones, el corazón y los vasos sanguíneos, afecta el revestimiento
de las articulaciones y causa una dolorosa hinchazón que puede finalmente causar la erosión
ósea y la deformidad de las articulaciones. Los signos y los síntomas de la artritis reumatoide
pueden Articulaciones sensibles, calientes e hinchadas, Rigidez articular que generalmente
empeora por las mañanas y después de la inactividad, Cansancio, fiebre y pérdida del apetito. Los
médicos no saben lo que inicia este proceso, aunque parece probable que sea un componente
genético. Si bien los genes no causan artritis reumatoide, pueden hacer que tengas más
probabilidades de reaccionar a los factores ambientales, como infección con determinados virus y
bacterias, que pueden desencadenar la enfermedad. Si bien no hay cura para la artritis
reumatoide, la fisioterapia y los medicamentos pueden retrasar el avance de la enfermedad.
3) Artritis idiopática juvenil
La artritis idiopática juvenil, anteriormente denominada "artritis reumatoide juvenil", es el tipo más
frecuente de artritis en los niños menores de 16 años de edad. Los signos y síntomas más
frecuentes de la artritis idiopática juvenil son:
 Dolor.
 Hinchazón
 Rigidez.
 Fiebre, ganglios linfáticos inflamados y sarpullido.
La artritis idiopática juvenil se presenta cuando el sistema inmunitario del organismo ataca sus
propios tejidos y células. Se desconoce la razón por la que esto sucede, pero, al parecer, influyen
tanto la herencia como el entorno. Su manejo es interdisciplinario, el paciente debe tener
seguimiento con pediatra y reumatólogo, debe además recibir ayuda fisioterapéutica y psicológica.
El principal objetivo del tratamiento es frenar la inflamación, o al menos, aliviar el dolor y dar una
mejor calidad de vida al paciente.
4) Fibromialgia
La fibromialgia se caracteriza por dolor musculo esquelético generalizado y sensación dolorosa a
la presión en unos puntos específicos (puntos dolorosos). Este dolor se parece al originado en las
articulaciones, pero no es una enfermedad articular. La palabra fibromialgia (FM) significa dolor en
los músculos y en el tejido fibroso (ligamentos y tendones). Los síntomas son:
 Dolor generalizado.
 Fatiga.
 Dificultades cognitivas.
Muchos investigadores creen que la estimulación nerviosa repetida provoca cambios en el cerebro
y en la médula espinal de las personas que padecen fibromialgia. Este cambio está relacionado
con un aumento anormal de los niveles de ciertas sustancias químicas en el cerebro que
transmiten señales de dolor. La enfermedad no tiene curación definitiva. El objetivo del tratamiento
es mejorar el dolor y tratar los síntomas acompañantes, para conseguir una gran mejoría en la
calidad de vida de estos pacientes. Es importante conocer la naturaleza de la enfermedad y cuáles
son los factores desencadenantes de brotes, realizar tratamiento de las alteraciones psicológicas
asociadas si las hay (ansiedad y depresión) y ejercicio físico suave diariamente.
5) Artropatía psoriásica
La artritis psoriásica es un tipo de artritis inflamatoria que afecta a algunas personas con psoriasis,
una enfermedad que provoca manchas rojas en la piel cubiertas con escamas plateadas . Los
síntomas incluyen dolor articular, hinchazón y rigidez que pueden exacerbarse y disminuir.
Muchas de las personas con esta afección sufren rigidez matutina. Incluso la psoriasis moderada
se puede presentar con un grado significativo de artritis. La artritis psoriásica ocurre cuando el
sistema inmunitario ataca células y tejidos sanos. La respuesta inmunitaria causa inflamación en
las articulaciones, así como la sobreproducción de células de la piel. El tratamiento puede consistir
en el uso de medicamentos para reducir la inflamación, inyecciones de esteroides o cirugía de
reemplazo articular.
1) La osteoporosis
La osteoporosis es una enfermedad que se caracteriza por una disminución de la densidad de los
huesos a causa de la pérdida del tejido óseo normal. Esto conlleva una disminución de la
resistencia del hueso frente a los traumatismos o la carga, con la consiguiente aparición de
fracturas. La osteoporosis no produce síntomas, no duele ni causa ninguna alteración en sí misma.
Sin embargo, al producirse gran fragilidad en los huesos, aparecen con gran frecuencia fracturas
óseas, que son las que condicionan los síntomas en estos enfermos.
Las fracturas más frecuentes en la osteoporosis de la mujer postmenopáusica son las fracturas
vertebrales, que producen dolores muy agudos en la espalda y condicionan la aparición progresiva
de deformidades de la misma. Sólo en un pequeño porcentaje de los casos se conocen las causas
de la osteoporosis. Son las osteoporosis secundarias, en las que ésta aparece como
consecuencia de otra enfermedad. Se trata de una enfermedad que puede afectar a cualquier
persona. Con el paso de los años todas las personas van perdiendo masa ósea, por lo que la
osteoporosis es especialmente frecuente a partir de los 70 años. Como medidas generales, se
debe seguir una dieta rica en calcio y baja en proteínas, la abstención de tóxicos como el tabaco y
el alcohol, y el ejercicio físico habitual.
Cuando la dieta no garantiza una cantidad adecuada de calcio, deben administrarse suplementos.
En muchas ocasiones se asocia la administración de vitamina D, ya que facilita la absorción y
utilización del calcio.
 Enfermedades Musculares
Las Enfermedades Musculares o Miopatías se producen por una alteración en la capacidad de
generar una contracción muscular eficiente. Aunque la orden motora se genera en el cerebro,
el último eslabón es el propio músculo.
Las Enfermedades Musculares se clasifican en dos grandes grupos:
Enfermedades Adquiridas, aquellas que no se transmiten de padres a hijos, y que pueden
presentarse a cualquier edad, como son:
A. Dermatomiositis. - La dermatomiositis es una enfermedad inflamatoria poco común que se
caracteriza por la debilidad muscular y por un sarpullido cutáneo particular. Puede afectar a
adultos y niños. En los adultos, en general, se presenta entre los 45 y los 65 años. Los signos y
síntomas de la dermatomiositis pueden aparecer de repente o presentarse progresivamente.
Entre los signos y síntomas más comunes, se incluyen los siguientes:
A. Cambios en la piel. Se desarrolla un sarpullido de color violeta o rojo oscuro que aparece
con mayor frecuencia en el rostro y los párpados, y en los nudillos, los codos, las rodillas, el pecho
y la espalda. El sarpullido, que puede provocar comezón y dolor, suele ser el primer signo de
dermatomiositis.
Debilidad muscular. La debilidad muscular progresiva afecta a los músculos más cercanos al
tronco, como los de las caderas, los muslos, los hombros, la parte superior de los brazos y el
cuello. La debilidad afecta tanto el lado izquierdo del cuerpo como el derecho, y suele empeorar
progresivamente. Se desconoce la causa de la dermatomiositis, pero la enfermedad tiene mucho
en común con los trastornos auto inmunitarios, aquellos en los que el sistema inmunitario ataca
por error a los tejidos del cuerpo. El tratamiento incluye el uso de medicamentos o de otras
terapias. En casos poco frecuentes, puede hacerse una cirugía para eliminar los depósitos de
calcio.
B. Síndrome Antisintetasa. - El síndrome de antisintetasas es una condición autoinmune crónica
que afecta a los músculos y otras partes del cuerpo. Las señales y los síntomas pueden variar,
pero pueden incluir inflamación muscular (miositis), poliartritis (inflamación de muchas
articulaciones), callos en la piel, enfermedad pulmonar intersticial y el fenómeno de Raynaud. La
causa subyacente es desconocida; Sin embargo, la producción de auto-anticuerpos (anticuerpos
que atacan las células normales) que atacan ciertas enzimas en el cuerpo llamados " aminoácil -
ARNt sintetasas"Parece estar relacionado a la causa del síndrome. Estos autoanticuerpos pueden
surgir después de infecciones virales, o los pacientes pueden tener una predisposición genética.
El tratamiento se basa en las señales y síntomas presentes en cada persona, pero puede incluir
corticoides, medicamentos inmunosupresores, y/o terapia física.
C. Polimiositis. - La polimiositis es un tipo de miopatía inflamatoria, que se refiere a un grupo de
enfermedades musculares caracterizadas por inflamación muscular crónica y debilidad. Los
músculos afectados por la polimiositis son los músculos esqueléticos (aquellos involucrados en los
movimientos) en ambos lados del cuerpo. La enfermedad es más común entre las mujeres y entre
las personas de raza negra. Se desconoce la causa exacta de la polimiositis. Síntomas:
Anormalidad de las fibras musculares, Anormalidad de las fibras musculares, tos, Debilidad en los
músculos de la parte superior de los brazos y la parte superior de las piernas. El reumatólogo, en
función de las características específicas de cada paciente, valorará la necesidad de un abordaje
multidisciplinar, para poder atender las distintas presentaciones clínicas. Además del tratamiento
farmacológico es aconsejable realizar ejercicio supervisado, en función de la gravedad de cada
paciente, para mejorar la fuerza y función muscular.
Enfermedades Hereditarias, que son aquellas que se transmiten de padres a hijos, aunque con
patrones muy variados de herencia
Conjunto de enfermedades genéticas que ocasionan debilidad y pérdida progresiva de la masa muscular.
a) Distrofias Musculares. - Las distrofias musculares son degeneraciones de los músculos
ocasionadas por genes anormales (mutaciones). La mayoría de las veces aparecen en la niñez.
Las distrofias musculares son degeneraciones de los músculos ocasionadas por genes anormales
(mutaciones). La mayoría de las veces aparecen en la niñez. Ciertos genes participan en la
fabricación de proteínas que protegen las fibras musculares. La distrofia muscular ocurre cuando
uno o más de estos genes son defectuosos. Los medicamentos, la terapia, los respiradores o la
cirugía pueden preservar el funcionamiento, pero se suele reducir la expectativa de vida.
b) Distrofinopatías. - Es un trastorno hereditario que consiste en una debilidad muscular de las
piernas y de la pelvis que empeora lentamente. La distrofia muscular de Becker es muy similar a
la distrofia muscular de Duchenne. La diferencia principal es que empeora a una tasa mucho más
lenta y es menos común. Esta enfermedad es causada por una mutación en el gen que codifica
una proteína llamada distrofina. El trastorno se transmite de padres a hijos (hereditario). Caídas
frecuentes
Dificultad para levantarse del piso y trepar escaleras
Dificultad para correr, brincar y saltar
Pérdida de masa muscular
Caminar de puntillas
La debilidad muscular en los brazos, el cuello y otras áreas no es tan grave como en la parte
inferior del cuerpo.
Otros síntomas pueden abarcar:
Problemas respiratorios
Problemas cognitivos (estos no empeoran con el tiempo)
Fatiga
No existe cura conocida para la distrofia muscular de Becker. Sin embargo, se está realizando pruebas clínicas
a muchas drogas nuevas que muestran promesas significativas en el tratamiento de esta enfermedad. El
objetivo actual del tratamiento es controlar los síntomas para maximizar la calidad de vida de la persona.
Algunos proveedores recetan esteroides para ayudarle al paciente a que se mantenga caminando por el mayor
tiempo posible.

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