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Teniendo clara esta idea, sería oportuno profundizar en el aspecto de la justicia que se
ha tomado sobre este país, y comprobar si desde sus inicios, incluso hoy en día, se han
tomado decisiones correctas para ayudar a cambiar la forma de vida de las poblaciones
africanas, o simplemente se han tomado medidas con un beneficiario externo a África.
Es por eso mismo que se va a abordar esta idea a través de la perspectiva del relativismo
moral.
Este tema es de interés porque, bajo mi punto de vista, el continente africano siempre ha
tenido una fama de subdesarrollo y pobreza y nunca se ha puesto el punto de mira en el
levantamiento y evolución de este país porque básicamente para Europa “no merece la
pena”; por eso mismo es importante, porque no importan las ONGs, ayudas y apoyos
que se da este país cuando son los mismos Estados que ofrece esos servicios los que
provocan su situación precaria. Por eso es necesario concienciar de esta idea y examinar
si la moral de la justicia de los Países vecinos de África es errónea o, según el
relativismo, es correcta, puesto que toda opinión moral es aceptable.
Para dar respuesta a esta idea, en un primer lugar, profundizaremos en la idea del
relativismo y de cómo la variedad de costumbres motiva la crítica relativista. En un
segundo plano, debemos tratar también el tema de la tolerancia, y si este aspecto se
relaciona con el relativismo. Por otro lado, habrá que ver una visión general del
relativismo modesto aplicado a las costumbres africanas, culminando así con la
pregunta de que si la justicia que se lleva a cabo en África es correcta o errónea según el
relativismo.
El relativismo se define como una teoría ética según la cual no existe ninguna forma
universal de saber lo que está bien y lo que está mal, lo que significa que, desde la
perspectiva del relativismo moral, existen diferentes sistemas morales que son
equivalentes, es decir, igual de válidos o no válidos. Entendiendo este concepto, lo que
nos atañe ahora es averiguar si, desde la perspectiva del relativismo, el trato que se ha
tenido sobre África ha sido el correo. Claro está que, según esta corriente ética, las
opiniones pueden variar en cada persona y son igualmente válidas, pero además ninguna
opinión de lo que se considera “lo correcto y lo erróneo” es realmente mejor que otra y
no es posible ordenar una serie de valores morales a partir de criterios jerárquicos de
clasificación. Por tanto, para responder a esta idea se debe abrazar sobre todo la moral
de las personas; la moral de los africanos y de sus extranjeros que han cosechado
durante años sus riquezas en este país.
Por tanto, consideramos nuestras costumbres como globales, pero al mismo tiempo nos
empeñamos en concienciamos de que éstas varían y que debemos obtener una actitud de
tolerancia al respecto; podemos hablar entonces de un intento fallido de relativismo, es
decir, nos empeñamos en respetar otras costumbres, pero acabamos rechazándolo al ser
éstas considerablemente contrarias a las nuestras. Resulta intrínsecamente bueno que
cada sociedad determine sus propias reglas morales, lo que se contrapone al relativismo
es imponer estas reglas a otras sociedades.
El relativismo defiende que los valores y prácticas morales son siempre relativos a una
cultura, por lo que, a raíz de esta idea, debemos ser tolerantes con las normas morales de
otras culturas. Luego resulta incorrecto que una cultura y imponga sus valores a otras
culturas.
Esta corriente filosófica en muchas ocasiones se relaciona con una posición normativa,
generalmente asociada con cómo las personas deben considerar o comportarse con
aquellos individuos con los que no están de acuerdo desde un ámbito moral; la posición
normativa más destacada a este hecho es la tolerancia. Por eso mismo es preciso
profundizar en la idea de tolerancia que se tiene hacia el continente africano. Y esto es
que el hecho de ser tolerantes ha cogido fama cada vez más en algunos ámbitos, pero al
mismo tiempo esta justificación se ha vuelto menos obvia, lo que debemos preguntarnos
es si el relativismo moral ofrece apoyo a la tolerancia. Claro está que en este contexto
debemos considerar la tolerancia no como la indiferencia o ausencia de desaprobación
sino de tener una política de no interferir en las acciones de las personas que se basan
en juicios morales que rechazamos, cuando el desacuerdo no se resuelve o no se puede
resolver racionalmente (“relativismo moral”, enciclopedia de filosofía de Stanford).
A esta relación entre relativismo y tolerancia debemos sumarle también la visión de los
objetivistas, éstos establecen que el relativismo moral descriptivo puede abrir paso a la
tolerancia, eso sí, esto no implica que la tolerancia sea moralmente obligatoria,
simplemente aclara que hay desacuerdos morales, no dice nada de cómo debemos actuar
hacia aquellos con los que no estamos de acuerdo. En el caso del relativismo moral
metaético éste no puede justificar muy bien que el hecho de que debemos ser tolerantes
sea una verdad moral objetiva ya que éste niega que existan tales verdades.
Algunos objetivistas pueden establecer que en ciertos casos deberíamos ser tolerantes
con los que no comparten nuestra posición moral, pero que solo los objetivistas pueden
entender esto como una verdad moral objetiva. Entendiendo que el objetivismo implica
intolerancia esta corriente sostiene que la idea de que considerar a una sociedad como
moralmente incorrecta en ciertos aspectos no implica que debamos interferir en ella.
Por otro lado, algunos relativistas tienen la certeza de que existe una relación entre el
relativismo y la tolerancia, en esta idea destaca Wong, que pone su enfoque en un
principio que consta en que, en términos generales, no se debe interferir con las
personas a menos que podamos justificar esta interferencia ante ellos, Wong calificó
esta idea como “el principio de justificación”. Claro está que esto ya es un principio de
tolerancia, la idea se basa en que gana un alcance más amplio si el relativismo moral
metaético es correcto. Si este principio fuera aceptado, esta argumentación podría dar a
entender por qué ciertas personas han tenido razones para pensar que existe una
conexión entre tolerancia y relativismo.
Ahora bien, si tuviéramos que aceptar el relativismo moral metaético ¿se podría aceptar
todavía el principio de justificación? Wong pensó que podríamos, pero, en cualquier
caso, este argumento solo establecería que el relativismo moral meta ético tiene una
posición relevante en un argumento a favor de la tolerancia para el ser humano en una
sociedad que aceptó el principio de justificación; sin embargo, el argumento no
establece que haya una conexión general entre relativismo y tolerancia.
Wong Explica que, puesto que algunos desacuerdos morales son inevitables, cualquier
forma de moral adecuada tendrá el valor de lo que él determina como “acomodación”,
lo que implica una relación pacífica entre miembros que no tienen un acuerdo mutuo.
Por eso mismo podemos decir que esta acomodación está relacionada con la tolerancia;
Pero no sólo con ésta, sino que Wong establece que también se debería incorporar a esta
idea el tratar de aprender de los demás, preservar las relaciones, generar un
compromiso, etc.
Por tanto, sobre la idea de que, si las personas que se comprometen a relativismo son
más propensas a ser tolerantes o no, existe cierta evidencia de que los relativistas son
más tolerantes que los objetivistas, afirmando así que, incluso si el relativismo no
justifica la tolerancia, sería una característica positiva del relativismo que su aceptación
provocara que el ser humano fuera más tolerante; de esta forma se entiende que es
bueno ser tolerante.
Si traspasamos esta idea al caso africano, está claro pensar que en este país se han
generado numerosos desacuerdos morales. Podemos poner como ejemplo el reparto
colonial del continente que dio paso o una serie de conflictos, básicamente los colonos
dividieron los territorios de forma que unieron en una misma región a pueblos que se
encontraban en conflicto y separaron a los aliados. La problemática en África es que no
hubo tolerancia. Los colonos dividieron el territorio a partir de sus intereses y no por un
acuerdo mutuo y pacífico.
Otro rasgo que podríamos entender que hace que África se encuentre en un segundo
plano en la evolución mundial sería sus costumbres, esta idea la podemos entender a
través del relativismo modesto. Esta corriente permite distinguir entre prácticas
moralmente ajenas, es decir, que no pueden ser conectadas con ninguno de los valores
centrales, como pueden ser las sociedades muy religiosas; y las prácticas moralmente
dudosas o aberrantes, éstas, en cambio, sí que pueden ser conectadas con alguno de los
valores centrales, y son en éstas en las que vamos a centrarnos. Esta conexión está en
tensión con otros valores básicos, y para entenderlo, en relación con la situación de
África, vamos a hablar sobre todo de lo que conllevan las costumbres.
Hablemos primero de algunas costumbres africanas, como por ejemplo estala tradición
llamada Sharo, esto sucede cuando dos hombres jóvenes quieren casarse con la misma
mujer, para competir por la novia se golpean mutuamente, los hombres deben evitar los
signos de dolor y el que lleva los golpes sin mostrar signos de dolor es el que la puede
tomar como esposa. Otra costumbre puede ser estiramiento de labios, cuando una niña
se convierte en adolescente en la tribu Surma, comienza el proceso de estiramiento de
labios, a las chicas se les quitan todos los dientes inferiores para hacer espacio para
poder poner una placa en el labio, que va aumentando de tamaño cada año.
Concluyendo el tema, creo que esta cuestión es un problema de ceguera por parte de la
sociedad y de aprovechamiento por parte del Estado. Ni siquiera se trata de un
relativismo donde se busca la pacificación de dos moralidades opuestas, sino de la
imposición del grupo mayoritario, la imposición de Europa sobre África. Por eso mismo
este relativismo es el que se tiene que modelar en esta cuestión africana, donde se ve
claramente dos Morales éticas completamente diferentes, las cuales, su objetivo debería
ser la pacificación y no el someter una a la otra.
Esta idea resultaría útil para dar un choque de realidad a la sociedad y conseguir una
equidad entre sociedades aún mayor sin considerar minorías ni mayorías, claro está que
esto favorecería considerablemente al continente africano, pero chocaría contra el
desarrollo de continentes como Europa; es por eso que estamos en un círculo vicioso en
el que no todos pueden ganar. Explicándolo de forma clara, si África está abajo Europa
está en la posición alta, pero si Europa cae, África estará por encima del desarrollo
mundial.