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Etnofarmacia
Venenos tribales
Armas emponzoñadas, ictiotóxicos y ordalías
E
Desde las épocas más remotas, desde que
dos y arpones se remonta a épocas muy antiguas, como
supieron distinguir y caracterizar la toxicidad
parecen atestiguar las ranuras y surcos encontrados en
de las plantas y los animales de su entorno, armas de estos tipos procedentes de numerosos yaci-
los humanos han empleado los venenos mientos arqueológicos. De acuerdo con estos testimonios, no
naturales para los más distintos fines. sólo los pueblos «bárbaros», como celtas, dálmatas, dacios y esci-
tas, hicieron amplio uso de flechas y lanzas envenenadas, sino
Varias culturas antiguas los usaron, y todavía también los más civilizados, como persas, griegos y romanos.
los usan numerosas tribus actuales, Los celtas emponzoñaban con un brebaje de semillas de tejo
para emponzoñar sus dardos y flechas de las flechas que usaban contra las legiones romanas del empera-
dor Augusto. Más premeditados, los escitas mataban víboras y
caza, para matar a sus enemigos, para pescar las dejaban descomponer en una vasija que luego llenaban con
y para realizar sus ordalías o juicios de Dios. sangre humana, sellaban y enterraban dentro de estiércol. Al
MANUEL PIJOAN
QUÍMICO Y BIÓLOGO.
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las ciudades-estado griegas firmaron una alianza por ga mágica o abortiva. Y lo que es más curioso, el vene-
la que se comprometían a no envenenar el agua de la ficus romano, que era el envenenador o brujo elabora-
ciudad oponente en sus futuras guerras. Este prece- dor de hechizos, se convertía en un personaje benéfi-
dente clásico no hizo mella en los romanos, quienes co —beneficus veneficus— cuando se dedicaba a elabo-
siguieron envenenando los pozos de sus enemigos rar fármacos.
—especialmente si éstos eran considerados bárbaros— Después de los romanos, el uso de flechas envenena-
y de las ciudades colonizadas que se rebelaban contra das apenas se menciona en el occidente cristiano hasta
su dominio. Claro está que los romanos no tardaron la conquista de América. Los primeros exploradores
en encontrarse con quien les pagara con la misma del Nuevo Mundo fueron atacados en numerosas oca-
moneda cuando, en el siglo II d.C., las legiones de siones por los indios que les lanzaban sus flechas mortí-
Septimio Severo fueron diezmadas por las vasijas feras. Juan de la Cosa, que acompañó a Colón en sus
llenas de escorpiones que les arrojaron los defensores dos primeros viajes y adquirió gran fama por la elabo-
de la ciudad fortificada de Hatra, cerca de la actual ración del primer mapamundi, intentó establecerse en
Mosul (Irak)3. la costa caribeña de Colombia, donde fue nombrado
Por lo demás, los griegos no sólo usaban los venenos primer alguacil para las provincias de Urabá. Tras un
para luchar contra sus enemigos; también los emplea- vano intento de colonización, el marino y cartógrafo
ban con fines terapéuticos. Conscientes de que la dife- español murió en una refriega contra los aborígenes.
rencia entre curar y envenenar sólo depende de la do- Más tarde, cuando otros expedicionarios encontraron
sis, usaban el término pharmakon para designar a la vez su cadáver, comprobaron la hinchazón y deformación
veneno y medicamento, es decir, el mal y su remedio. provocada por el veneno de las flechas. No mejor suer-
Más tarde, los romanos usaron un término de signifi- te corrieron los aventureros que recorrieron el curso
cado similar, aunque todavía más polisémico, la voz del Amazonas, primero bajo el mando de Pedro de
venenum, para designar a la vez remedio, tóxico y dro- Ursúa y luego del sanguinario Lope de Aguirre. Mu-
chos de los que escaparon a la ambición o la sed de chamán tiene una fórmula especial y a menudo se-
venganza de este último sucumbieron, según parece, creta de venenos para la caza». Y si bien la mayoría
a la acción de las flechas ponzoñosas de los indios de estas fórmulas contienen unos pocos ingredientes
amazónicos. vegetales, algunas de ellas tienen más de quince. Así
las cosas, no es de extrañar que el conocimiento de
Flechas y dardos las fórmulas de estos venenos sea todavía incipiente,
sobre todo por lo que respecta al desconocimiento
Todavía hoy, la cuenca amazónica es el centro mundial de los numerosos aditivos que se incorporan a las
de los venenos para dardos y flechas. Richard Evans mezclas de plantas tóxicas. En particular, se desco-
Schultes, el prestigioso botánico, etnobotánico y con- noce todavía por completo cuáles de estos aditivos
servacionista, con 50 años de experiencia en los trópi- incrementan la toxicidad de las mezclas, cuáles re-
cos americanos, describe 44 especies utilizadas como fuerzan la capacidad de éstas para adherirse a los
venenos para dardos y flechas por los pobladores aborí- dardos, cuáles propician la difusión de los venenos
genes del noroeste de Amazonia. en la circulación sanguínea de la presa, cuáles actúan
Aunque este número es ciertamente modesto en en sinergia con los componentes tóxicos de la mez-
comparación con las más de 1.500 especies vegeta- cla y cuáles sólo se agregan por razones meramente
les estimadas por los aborígenes por su acción bio- supersticiosas o mágicas.
lógica —como medicinas curativas, narcóticos o ve- Casi toda la investigación realizada hasta la fecha se
nenos— y estudiadas por Schultes en esta región, ha centrado en algunos géneros de menispermáceas
cabe tener en cuenta que muchos de estos venenos —Abuta, Chondrodendron (en particular, C. tomentosum),
vegetales no suelen utilizarse aislados, sino en com- Curarea, Sciadotecnia y Telitoxicum— y en las loganiáceas
binaciones a veces muy complejas. Según palabras del género Strychnos, plantas todas ellas que constituyen
del propio Schultes, «casi cada tribu y a veces casi los componentes básicos de los curares amazónicos. Las
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Tabla 1. Algunas plantas que se utilizan para emponzoñar dardos y flechas en el norte de Amazonia*
menispermáceas estudiadas poseen una elevada con- Guerra de Vietnam. Los orang asli, en concreto, enve-
centración del alcaloide tubocurarina, un potente rela- nenan sus dardos con extractos del árbol ipoh (Antiaris
jante muscular que tiene una gran importancia médica. toxicaria)4, una morácea que al igual que el manzanillo
Incluso hoy día, el alcaloide que se extrae de la corteza caribeño «emponzoña» el aire con sus emanaciones
de las menispermáceas continúa teniendo gran impor- pretendidamente mortales. Los krem, por su parte, un-
tancia comercial, ya que la tubocurarina sintética es in- tan sus flechas con veneno de cobra mezclado con resi-
ferior a la natural para su uso en medicina. na; en tanto que los lisu prefieren los tubérculos de
Pero no sólo las plantas del género Strychnos y las me- acónito5 para este menester.
nispermáceas citadas son fuentes de curare. Los kofanes Mucho más al SO, en Sudáfrica, los bosquimanos
de Colombia y Ecuador, que figuran según Schultes, untan sus flechas con venenos extraídos del árbol vio-
entre quienes utilizan una mayor variedad de plantas en leta (Securidaca longipedunculata) y de otras plantas, así
sus mezclas de venenos para la caza, preparan un efecti- como de serpientes, arañas, escorpiones y larvas de
vo curare con el fruto y las raíces de una timelácea. Los escarabajos tóxicos. Algo más al Norte, en el Ituri, los
barasanas del Vaupés, por su parte, preparan uno de sus pigmeos mbuti cazan grandes herbívoros con redes
mejores curares con la corteza de una anonácea, en tan- hechas con lianas y, una vez capturado el animal, lo
to que los makús del Piriparaná usan para ello la corteza rematan con una flecha embebida en una planta del
de una vochysiácea. En la tabla 1 se detallan éstas y otras género Strophantus. Este último género es bien cono-
plantas venenosas mencionadas por Schultes. cido por el kombé (S. kombe) o veneno para flechas
El uso de flechas y dardos envenenados no se limita de Komb, cuya actividad cardíaca ya fue observada
obviamente a Sudamérica. Muy extendido antaño por por David Livingstone. Además del kombé, cuyo
el sur de Asia, todavía perdura en numerosas comuni- principio activo, la estrofantina, se utiliza ampliamen-
dades aisladas como los penangs y dayaks de Borneo, te en cardiología, en África occidental se utilizan
los orang asli de la península de Malaca, los krem de otras especies de Strophantus para untar dardos y fle-
Laos y los lisu de Tailandia. Incluso los muy civilizados chas, entre ellas S. gratus, de la que se extrae el car-
vietnamitas usaron dardos envenenados durante la diotónico ouabaína.
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nos que sólo crece en el Congo, esta etnia somete ga- Bibliografía y notas
llinas y otras aves a la ordalía del veneno, si bien en
algunos casos graves, como el adulterio, tanto al va- 1. Lo terrible del envenenamiento por curare es que la víctima sigue
estando consciente de lo que ocurre y puede sentir su parálisis
rón como a la mujer se les obligaba antaño a pasar la
progresiva hasta la muerte por asfixia, sin poder hacer nada al
prueba. respecto. Sin embargo, si a la víctima se la reanima con respiración
Otra ordalía en la que se utilizaba una planta del gé- artificial, se recupera sin lesiones.
nero Strychnos era la denominada mboundou que adqui- 2. No sólo los chamanes se ocupaban de mantener este secreto frente a
rió cierta notoriedad en el Congo a mediados del siglo los componentes de su tribu, sino que en muchas regiones unas pocas
XIX. A diferencia de otras pruebas, la poción era inge- tribus mantenían un verdadero monopolio sobre la producción de
rida en este caso por el curandero y no por el acusado. curare. Esta sustancia, que era demasiado onerosa para utilizarse en la
guerra, representaba para ellas una gran fuente de riqueza.
Pese a ello, si bien era probablemente bastante menos
3. Párrafo basado en una conferencia de Adrienne Mayor, la autora de
peligrosa que la ordalía con el árbol muavi —entre Greek Fire, Poison Arrows & Scorpion Bombs: Biological and
otras razones, porque el brujo ya se encargaba de no Chemical Warfare in the Ancient World (Overlook Duckworth,
pasarse con la dosis—, la mboundou era una prueba 2005).
ordálica muy temida. 4. En algunas islas situadas al este de Nueva Guinea, los jóvenes
Fuera del África negra, las tribus que practican o preparan un filtro de amor con la corteza del ipoh. Machacan la
practicaban la ordalía del veneno pueden contarse con corteza de este árbol, mezclan el polvo obtenido con nuez de coco,
envuelven la mezcla en una hoja y la cuecen. A continuación, vierten
los dedos de la mano. Los indios cuna de Panamá pare-
esta pócima sobre la mujer que no les corresponde y cuando ella se
cen practicarla, aunque en realidad se trata de una for- despierta se siente, según pretenden, infaliblemente presa de amor.
ma disimulada de eutanasia. Cuando alguna persona de 5. El acónito también fue utilizado por los antiguos griegos y romanos
la tribu se vuelve loca o ya no puede valerse por sí mis- para untar sus flechas, para envenenar las reservas de agua del
ma, se le administra una infusión concentrada de una enemigo y para asesinar tiranos y oponentes políticos. El emperador
loganiácea sumamente tóxica, la ina nusu o hierba lom- Claudio I fue asesinado con esta planta por su propio médico. Más
bricera (Spiegelia anthelmia). Aunque antes de adminis- tarde, en la Alta Edad Media, los cazadores sajones impregnaban con
ella sus flechas para matar lobos. El uso del acónito como «matalobos»
trarle la ina nusu a la víctima se espera a que surja algún
también estuvo muy generalizado en España y en otros países
problema que afecte a la tribu para poder atribuírselo europeos, donde partes de esta planta se mezclaba con carne que se
—lo que parece disfrazar la eutanasia como una prueba depositaba en lugares estratégicos.
ordálica—, el pretendido acusado perece sin remedio 6. Frazer JG. The Golden Bough. Basingstoke (R.U.): The Macmillan
en todos los casos. ■ Company; 1928.