La importancia de los juegos de mesa en las funciones cognitivas

Los juegos de mesa son una forma de entretenimiento y diversión que favorecen la convivencia
familiar y social. Los primeros juegos de mesa que se conocen son los juegos de dados, que
aparecen en Oriente Medio hacia el año 5.000 a.C. Estos dados estaban tallados en huesos,
madera o piedras y se usaban para el azar o la adivinación.

Los egipcios introdujeron el tablero y los peones en los juegos de mesa, siendo el Senet el más
famoso. Este juego estaba relacionado con el destino y la vida después de la muerte, por lo que se
encontraron tableros y piezas en las tumbas de los faraones. Posteriormente, los romanos
incorporaron la estrategia militar a los juegos de mesa, inspirados por sus campañas
bélicas. Algunos ejemplos son el Ludus latrunculorum, el Tabula o el Duodecim scripta.

Los juegos de mesa se extendieron por todo el mundo gracias al comercio y las migraciones. Así
surgieron juegos como el Go en China, el Shogi en Japón, el Ajedrez en Persia, el Mancala en África
o el Pachisi en India. En la actualidad se reconocen los beneficios científicos de los juegos de mesa,
los cuales se explican a continuación

Los juegos de mesa también influyen en el aprendizaje y adaptación social de los niños y niñas, ya
que ayudan a desarrollar las capacidades motoras, emocionales, mentales y sensoriales.

Los juegos de mesa estimulan la creatividad, la memoria, la concentración, el lenguaje, la lógica, la

estrategia, la toma de decisiones, la tolerancia a la frustración, el trabajo en equipo y la
autoestima.

Los juegos de mesa pueden ser de diferentes tipos según el objetivo que se persiga: estrategia,
concentración, azar, cartas, educativos, etc. Cada uno de ellos aporta beneficios específicos para el
desarrollo cognitivo y emocional.

Los juegos de mesa pueden elaborarse en casa con materiales reciclados o cotidianos, lo que
fomenta la imaginación y la participación activa de los niños y niñas. Algunos ejemplos son el
Hedbanz, el Faraway o el Pictionary.