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Un sistema educativo para formar ciudadanos.
Guanajuato 1821–1835

José Elías Guzmán López

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Coordinador general de la Comisión Estatal para la Organización de la Conmemoración

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del Bicentenario del inicio del movimiento de Independencia Nacional y del Centenario
del inicio de la Revolución Mexicana del Gobierno del Estado de Guanajuato
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José Gerardo Mosqueda Martínez
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Secretario técnico
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Raúl Herrera Vega


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Coordinadora de publicaciones
Margarita Díaz Abrego

Comité Editorial
Luis Miguel Rionda Ramírez
Armando Sandoval Pierres
Benjamín Valdivia Magdaleno
José Eduardo Vidaurri Aréchiga
Un sistema educativo para formar ciudadanos.
Guanajuato 1821–1835

José Elías Guzmán López

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Comisión Estatal para la Organización de la Conmemoración


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del Bicentenario del inicio del movimiento de Independencia Nacional


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y del Centenario del inicio de la Revolución Mexicana


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Colección Diversidad

Guanajuato

2009
Un sistema educativo para formar ciudadanos.
Guanajuato 1821–1835
Primera edición, 2009

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D.R. © Gobierno del Estado de Guanajuato

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Paseo de la Presa núm. 103, zona centro, CP 36000
Guanajuato, Guanajuato, México.
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D.R. © Universidad de Guanajuato
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Lascuráin de Retana núm. 5, zona centro, CP 36000


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Guanajuato, Guanajuato, México.


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Cuidado de la edición: Margarita Díaz Ábrego y Adriana Sámano Domínguez


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Diseño editorial: Betzabé Lorelay Muñoz Arbaiza


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Fotografía de portada: Imagen Tomada del libro The British System of education: Being acomplete
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epitome of the improvements and inventions practised by Joseph Lancaster: to which is added,
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a report of the trustees of the Lancaster school at Georgetown, Col. Georgetown. Published by
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Joseph Milligan; and by William Cooper, Washington. 1812.


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ISBN: 978-607-7789-02-4

Impreso y hecho en México


Índice

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Introducción 9

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Capítulo I
El imaginario político: el marco legislativo 15
1. Los antecedentes op d 16
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Capítulo II
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La realidad social: los hechos 55


ho O,

1. La Escuela Normal Lancasteriana del Estado 56


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2. Sus primeros años de vida 77


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3. La apertura de escuelas y la expansión de la primera enseñanza 85


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Capítulo III
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Problemas en la implementación del sistema educativo 101


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1. La falta de profesores capacitados 101


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2. Los problemas sociales 114

Capítulo IV
A manera de conclusión 123

Fuentes 127
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Introducción

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E n los albores de su desarrollo independiente la nación mexicana experimentó una

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diversidad de proyectos tendentes a organizar política, económica y socialmente

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el nuevo país. El primero de ellos que logró una cierta concreción fue el de la llamada

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primera república federal, que se caracterizó por ser un periodo coyuntural en el que
confluyeron, por un lado, el optimismo y los deseos de estructurar y desarrollar ese
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nuevo proyecto político y, por el otro, la realidad de los hechos ante el panorama
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desalentador producto de la lucha por la independencia. En lo ideológico es también
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un periodo de hibridación donde se entrecruzan las ideas del despotismo ilustrado y


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las nuevas ideas liberales emanadas de la constitución gaditana, como fundamentos


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de los proyectos en desarrollo.


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La primera república federal construyó un proyecto político que contenía


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inherentemente formas de organización administrativa, formas de organización


social, conceptos de hombre y de ciudadano y medios y procesos a través de los cuales
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pudieran llegar a concretarse. Dentro de dichos proyectos destaca el educativo, pues


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bien puede considerarse la adopción del sistema lancasteriano como un aporte de los
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gobernantes del México independiente y el fundamento organizativo del desarrollo


educativo que perdurará hasta las postrimerías del siglo XIX.
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Mucho se ha escrito ya sobre el desarrollo de la educación en este periodo


y específicamente sobre el método de enseñanza mutua o sistema lancasteriano;
baste citar los trabajos de Dorothy Tanck de Estrada, Josefina Zoraida Vázquez
y Anne Staples, principalmente, que han dado cuenta pormenorizadamente de las
características del periodo y del método de enseñanza empleado. Sin embargo, si
bien es cierto que estos trabajos describen y analizan este sistema de enseñanza de
manera amplia y suficientemente detallado, se han focalizado únicamente a la ciudad
de México, dando como resultado que dichos trabajos no han sido los suficientes para

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Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

llegar a comprender a cabalidad las implicaciones de la adopción de tales orientaciones


políticas en cada una de las entidades federativas que comprendían la república.
El estado de Guanajuato es un claro ejemplo de ello, en donde un breve
recuento historiográfico permite determinar que el desarrollo de la educación durante
el periodo posterior a la declaración de la independencia es un campo poco explorado
por los historiadores locales y nacionales; y que se ha intentado comprender a través
de la comparación con los proceso educativos a nivel nacional.
El presente trabajo pretende ser una pequeña contribución a la comprensión
de esta temática a nivel regional, a través del análisis del proceso de gestación,
organización y desarrollo del primer proyecto educativo que trató de implementarse

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en nuestro estado; así como de su inserción dentro de la problemática política,

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económica y social que le dio contexto, y que determinó sus logros y fracasos.

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El proceso a lo largo del cual se ha obtenido este producto no ha sido fácil, se

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ha requerido de una constante redefinición de la problemática y objeto de estudio.
El interés inicial por estudiar las formas y procesos de formación de los profesores
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guanajuatenses a principios del siglo XIX, contrastando lo enunciado en la legislación
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con los hechos concretos, se redefinió en un contexto mucho más amplio al descubrir
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que el establecimiento de una escuela normal lancasteriana en la ciudad de Guanajuato,


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en los inicios de la vida independiente, obedecía no sólo a los propósitos de contar


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con profesores capacitados en el sistema de enseñanza en boga, sino que formaba


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parte de todo un proyecto educativo, bien estructurado y planeado, que tenía a la


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formación de profesores de las escuelas de primera enseñanza como el fundamento


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del desarrollo de la educación pública en todo el estado.


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Así, el objetivo general que orientó nuestra investigación fue comprender el


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desarrollo de la profesión docente en la primera década de vida independiente en


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Guanajuato, como fundamento del primer proyecto educativo estatal, a través de


la contrastación del imaginario político (marco legislativo) y la realidad social (los
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hechos), a fin de contar con elementos necesarios que nos permitieran explicar la
participación de los mismos en la conformación del proyecto político estatal y el
desarrollo de la educación en nuestro estado. Para ello el trabajo se estructuró en
cuatro capítulos que van desde la descripción de las orientaciones ideológicas de la
legislación educativa antecedente hasta el análisis de la problemática que obstaculizó
el logro de los objetivos educativos planeados por el gobierno guanajuatense
posindependiente.

10
Temporalmente el trabajo se delimitó obedeciendo a los criterios de que
en 1824 inicia Guanajuato su desarrollo como Estado Libre y Soberano y empieza
a organizarse hacia su interior, atendiendo todos los aspectos inherentes a dicha
organización, y culmina con la promulgación del Decreto 118 de fecha 9 de abril de
1831, misma que marcó la consolidación de la organización educativa a nivel estatal,
por lo menos en el ámbito jurídico, ya que dicha ley tuvo vigencia hasta el año de 1867,
año en que fue derogada por el entonces Gobernador del Estado Florencio Antillón.
Por tanto el periodo comprende únicamente las primeras manifestaciones realizadas
por los gobiernos estatales con el fin de satisfacer la formación de docentes como
fundamento de su proyecto educativo, en un periodo que se considera caótico.

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El primer capítulo tiene el propósito de analizar la ideología que permeó la

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legislación educativa de la primera enseñanza en el estado de Guanajuato durante el

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de
periodo en estudio, a fin de caracterizarla. Para ello se hizo, en un primer momento,

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un análisis de la legislación educativa antecedente que influyó o pudo haber influido
en las decisiones de los legisladores estatales para la elaboración de los decretos que
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rigieron el actuar de los administradores y los profesores guanajuatenses durante el
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desarrollo de la educación en el Guanajuato de la primera república federal. Es decir,
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un análisis de las leyes emanadas en el periodo inmediato anterior a la independencia


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de nuestro país. Posteriormente, con base a los elementos identificados en los códigos
ho O,

antecedentes, se hizo una caracterización de la legislación mexicana en el periodo


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independiente, tanto la que tuvo influencia a nivel nacional como aquélla que fue
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elaborada para fijar las directrices del naciente distrito y territorios federales, a fin de
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identificar posibles influencias en los proyectos políticos del momento. Finalmente,


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con estos elementos se procedió a delinear la orientación de la legislación educativa


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guanajuatense, a partir de la legislación antecedente y realizar una comparación con


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la legislación nacional del periodo para identificar posibles influencias recíprocas


entre los proyectos educativos: estatal y nacional.
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En el segundo capítulo se describe el proceso mediante el cual se logró establecer


la escuela normal lancasteriana en la ciudad de Guanajuato, con el objetivo de capacitar
a los profesores en dicho sistema y avanzar gradualmente en el establecimiento de
las escuelas públicas de primera enseñanza en todo el estado. También se aborda la
problemática que enfrentó el gobierno del estado de Guanajuato para implementar
y desarrollar el nuevo proyecto educativo. Para ello se siguió el orden en que dicho
proyecto fue planeado por el Congreso estatal a través de las leyes: El establecimiento
de la escuela normal lancasteriana, la definición de las condiciones laborales de los

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Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

profesores y para el otorgamiento de las preceptorías, y finalmente el proceso del


establecimiento de las escuelas de primeras letras en el estado, este último incluido
en el capítulo tres.
Este proceso no fue sencillo, el llevar a la operación el nuevo proyecto educativo
que se definió a través de la legislación como el imaginario deseable, tropezó con
la realidad social y sus circunstancias contextuales. El análisis de las condiciones
económicas y sociales con los que tropezó el gobierno del estado para lograr sus
objetivos educativos son abordadas en el capítulo cuatro, dejando planteadas posibles
hipótesis para trabajos y línea de investigación posteriores.
Las principales fuentes que dieron sustento y soporte a la presente investigación

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fueron: sobre el marco legislativo, para el periodo de la ilustración, fue fundamental

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la obra de Antonio Xavier Pérez y López, que es una excelente recopilación de la

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legislación española que reproduce los documentos originales y nos permite conocer

de
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a cabalidad las disposiciones educativas del periodo, asimismo la consulta en la

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internet de los archivos digitalizados del Ministerio de Cultura Español, en su página

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sobre la Legislación Histórica de España. Para el periodo de la legislación liberal
Pr es
las obras consultadas fueron las de Julio Ruiz Berrio y la de Alfredo Tena Ramírez,
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principalmente. La información sobre la legislación del México independiente


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se basó, casi en su totalidad, en el trabajo de Ernesto Meneses Morales, ante la


imposibilidad de consultar la documentación original de manera directa. Y para la
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legislación guanajuatense la información está tomada directamente de la recopilación


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de los decretos emitidos por el Congreso local, localizadas en los diferentes archivos
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de la ciudad, el General del Gobierno del Estado (AGGE) y el Archivo Histórico de


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Guanajuato (AHG), además de la Biblioteca del Congreso de Guanajuato.


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Para el segundo y tercer capítulos, nuestro análisis se sustentó en fuentes de


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primera mano localizadas en: del Archivo General del Gobierno del Estado (AGGE), se
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consultó el fondo de Secretaría de Gobierno, principalmente las series correspondientes


a Instrucción Pública, Municipios y Decretos; del Archivo Histórico de Guanajuato
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(AHG), se consultó el ramo sobre Educación Pública y los libros de Actas del Cabildo
Municipal; de la Biblioteca del Congreso se consultaron los Libros de Decretos y los
libros de Actas del Congreso. Todas ellas nos permitieron ir trazando el desarrollo de
los procesos que dieron como resultado la implementación del proyecto educativo
estatal.
Cabe señalar la importancia de los trabajos de carácter general que nos
remiten a la información sobre el desarrollo de la educación lancasteriana a nivel
nacional, con fuerte contenido sobre la Ciudad de México, principalmente de las

12
autoras Dorothy Tanck de Estrada, Josefina Zoraida Vázquez y Anne Staples, gracias
a los cuales pudimos contextualizar nuestro trabajo con la producción historiográfica
de carácter nacional, y contrastar nuestra información de los procesos locales con los
procesos a nivel macro, principal aunque no únicamente, en el último capítulo.
Asimismo cabe reconocer la importancia de la consulta de los trabajos de
producción local, como los de Julieta Contreras, Alfredo Pérez Bolde, Jesús Rodríguez
Frausto, Eduardo Vidaurri, Rosa Irene Sepúlveda y Elva de la Parra; mismos que nos
permitieron delinear, en un primer momento, la estructura de los procesos legislativos
y sobre la implementación de la escuela normal lancasteriana, en términos generales,
además de orientarnos en la búsqueda de las fuentes de consulta de primera mano,

or
sobre la información contenida principalmente en el capítulo tres.

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Cabe señalar que en el tratamiento que se le dio a la información de los

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documentos manuscritos, en los casos en los que se consideró importante su

de
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trascripción textual, se procuró respetar la gramática y ortografía originales en el

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proceso de paleografiado; ello con la intención de que su interpretación fuera lo más

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objetiva posible. Pr es
Este trabajo está basado en mi tesis de maestría y se espera con él contribuir a
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la comprensión del pasado de nuestro estado y de la región, en lo que a los procesos


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educativos corresponde. No se considera terminado puesto que ello sería muy


pretensioso, y además se espera continuar en las dudas y líneas de investigación que se
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fueron generando; pero si consideramos que se abrieron panoramas de interpretación


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y discusión hasta ahora no explorados a nivel local, regional y nacional; esperando


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con ello despertar la inquietud de los colegas e interesados en el tema.


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Reconozco mi deuda para con las personas e instituciones que de una u otra
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forma contribuyeron a que este trabajo vea la luz, en primer término a la Dra. Silvia
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Figueroa Zamudio, mi asesora e interlocutora en el desarrollo de la investigación; a la


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Dra. Cirila Cervera Delgado, por sus observaciones siempre puntuales; al Mtro. José
Eduardo Vidaurri Aréchiga, por su gestión ante las autoridades competentes para su
Ej

publicación; a la Universidad de Guanajuato, al Archivo General del Gobierno del


Estado, al Archivo Histórico Municipal, a la Biblioteca del Congreso del Estado; y
de manera especial al Comité Editorial de la Comisión Estatal para los Festejos del
Bicentenario de la Independencia Nacional y Centenario de la Revolución Mexicana.

José Elías Guzmán López


Guanajuato, Gto., octubre de 2009.

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Pr es
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Capítulo I
El imaginario político: el marco legislativo

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E n este capítulo intentaremos hacer una caracterización de la ideología que permeó

ut
la legislación educativa sobre la primera enseñanza en el estado de Guanajuato

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durante el periodo en estudio. Para ello se hará, en un primer momento, un análisis

de
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de la legislación educativa antecedente -las leyes emitidas antes de decretarse la
independencia de nuestro país-, que influyó o pudo haber influido en las decisiones de
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los legisladores estatales para la elaboración de los decretos que rigieron el actuar de los
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administradores y los profesores guanajuatenses durante el desarrollo de la educación
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en el Guanajuato de la primera república federal. Posteriormente, con base en los


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elementos identificados en los códigos antecedentes, se hará una caracterización de la


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legislación mexicana, tanto la que tuvo influencia a nivel nacional como aquella que fue
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elaborada para fijar las directrices del naciente distrito y territorios federales, a fin de
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identificar posibles influencias en los proyectos políticos del momento. Finalmente se


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procederá a delinear la orientación de la legislación educativa guanajuatense, a partir


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de la antecedente y realizar una comparación con la legislación nacional del periodo


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para identificar posibles influencias recíprocas entre los proyectos educativos: estatal
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y nacional.
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Se ha dividido la legislación antecedente en dos vertientes: La de orientación


ilustrada y la de orientación liberal; ello a partir de la literatura consultada que nos
permitió su definición.1 En el primer caso se incluyen las leyes decretadas por la
Corona Española bajo el gobierno de la casa Borbón, en el periodo comprendido

1
Cfr. Almada R., Francisco. “La reforma educativa a partir de 1812”, en Historia Mexicana. México,
Vol. XVII, jul–sept de 1967, Núm. 1, pp. 103–125. Tanck de Estrada, Dorothy. “Las cortes de Cádiz y
el desarrollo de la educación en México”, en Historia Mexicana. México, Vol. XXIX, jul–sept de 1979,
Núm.1, pp. 3-34. Tanck de Estrada, Dorothy. “Ilustración y liberalismo en el programa de educación de
Valentín Gómez Farías”, México, Vol. XXIII, abril–junio de 1984, Núm. 4/132, pp. 463-508.

15
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

entre 1758 y 1791. La segunda vertiente incluye los documentos decretados por los
gobiernos liberales españoles entre 1812 y 1821, que aunque tuvieron una actuación
intermitente, su influencia fue decisiva en la conformación de la legislación educativa
mexicana del periodo independiente.

1. Los antecedentes
a. La legislación educativa de la España ilustrada
Si bien es cierto que el establecimiento de los sistemas educativos públicos es
considerado un aporte del pensamiento liberal2 y que en España y sus territorios
no existió uno con tal característica antes de la Constitución de Cádiz, también es

or
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cierto que éste fue producto del desarrollo de las ideas antecedentes que quedaron

lA
plasmadas en la legislación educativa de finales del siglo XVIII y principios del XIX,

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durante el llamado periodo ilustrado, en el que la Corona Española mostró un gran

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interés por tomar bajo su control la educación de sus súbditos. Por ello la importancia

op d
de su análisis para explicar la influencia de estas leyes en el desarrollo de la educación
Pr es
en nuestro estado.
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Para analizar la legislación emitida por el Gobierno español durante el
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periodo de la Ilustración tomaremos en cuenta los documentos que en esta materia


se expidieron a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, considerando que son los
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que expresan la política implementada por los gobernantes de la Casa Borbón y cuyas
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reformas incidieron de manera importante en el desarrollo político, económico y social


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de los dominios españoles. Cabe señalar que aunque de algunos de los documentos
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citados no tenemos la certeza de su aplicación en la Nueva España, es importante su


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análisis ya que su contenido es ilustrativo en cuanto nos permite definir la orientación


política y de organización administrativa del gobierno español en el ámbito de la
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enseñanza de las primeras letras y la formación de los profesores durante el periodo


en cuestión, ya que si bien pudieron no haber sido aplicados en todo el territorio de
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la monarquía, fueron medidas que denotan las perspectivas de la corona para con la
problemática educativa de sus territorios, y sus posibles deseos de establecerlas en
todos ellos.

2
Puelles Benítez, Manuel de. “Estado y Educación en las Sociedades Europeas”, en Revista
Iberoamericana de Educación, Número 1 - Estado y Educación, Enero-Abril 1993.

16
El imaginario político: el marco legislativo

Los autores consultados3 coinciden en señalar que es a partir del año de 1771,
con la expedición de la Real Provisión de julio de ese año, cuando el Estado toma las
riendas y establece las condiciones que deben de cumplir los maestros de las escuelas
públicas; sin embargo, para nuestros objetivos hemos incluido en el análisis la Real
Cédula expedida en 1758, considerando que ella nos permite precisar algunos de los
elementos incluidos en este estudio, y que se irán señalando con puntualidad en su
momento.
Los principios fundamentales que caracterizaron a la ideología ilustrada
respecto de la educación, fueron la popularización, la civilidad y la formación técnica
o artesanal. Los gobiernos ilustrados concebían a las primeras letras como “el mas

or
principal ramo de la policia, y buen gobierno del Estado”,4 razón por la cual era

ut
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necesario impartirla a la juventud desde su más “tierna edad”, ya que “las primeras

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de
impresiones que se reciben ... duran por lo regular toda la vida, y la mayor parte de

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ellos no adquieren otra instrucción cristiana y política que la que recibieron en las
escuelas”.5 Por ello la necesidad de que se popularizara la educación, que todos los
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niños del reino recibieran los primeros rudimentos de la educación, lo que redundaría
Pr es
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en el beneficio de la causa pública.
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El principio de la civilidad como sustento de la educación está presente


s s sin

en la mayoría de la legislación ilustrada, reiteradamente se hace referencia a ella


ho O,

en frases como “mejorar las costumbres”,6 “para formar en aquella edad dócil
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(que todo se imprime) las buenas inclinaciones”,7 “fomentar con trascendencia


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3
Cfr. Ruiz Berrio, Julio. “Maestros y escuelas de Madrid en el Antiguo régimen”, en Cuadernos
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de Historia Moderna. Anejos. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, Vol. III, 2004, pp. 113–135;
To em

Lorenzo Vicente, Juan Antonio (1995). “Perspectiva histórica de la formación de los maestros en España
(1370–1990), en Revista Complutense de Educación, Madrid, Vol. 6, Núm. 2. Universidad Complutense de
Ej

Madrid, pp. 203–229.


4
Real provisión de 11 de Julio de 1771, que incluye la Real Cédula de 15 de Julio de 1758;
en Pérez y López Antonio Xavier (1797). Teatro de la Legislación Universal de España e Indias, por Orden
Cronológico de sus cuerpos, y decisiones no recopiladas; y alfabético de su títulos, y principales materias. Madrid,
Imprenta de Don Antonio Espinosa, t. 19, p. 285 y ss.
5
Reales Resoluciones no Recopiladas. Real Cédula de 15 de Mayo de 1788, en Pérez y López,
Antonio Xavier, Op. Cit., p. 307 y ss.
6
Real provisión de 11 de Julio de 1771, que incluye la Real Cédula de 15 de Julio de 1758; en
Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 19, p. 287.
7
Ibidem.

17
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

(…) las reglas del bien obrar”,8 “para que sean unos buenos ciudadanos”,9 “buenas
costumbres y civilidad o urbanidad”.10 Se consideraba que la formación que
adquirían los individuos a través de las primeras letras era la cimiente para el
logro de una ciudadanía ilustrada y el fundamento de la felicidad de los pueblos.
Aunado a los dos principios anteriores estaba el desarrollo de un espíritu de
progreso, concebido como uno de los baluartes de la educación el “progreso en las
ciencias y las artes”, “el ejercicio de las virtudes”, “la instrucción en las destrezas de sus
labores”, con lo cual se complementaba el ideario de los ilustrados de llegar al desarrollo
de la sociedad a través del desarrollo de toda la niñez en los principios ciudadanos
básicos y los fundamentos para el desarrollo de los oficios que contribuyeran en su

or
conjunto al progreso social.

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A finales del siglo XVIII se hace mención en las leyes monárquicas de otros

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de
dos principios que no llegaron a generalizarse, es decir, solamente aparecen de

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manera esporádica en la misma, y que tendrían suma importancia en el desarrollo de
la educación durante todo el siglo XIX. El primero de ellos es el de la gratuidad, a la
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cual se alude cuando se les ordena a las maestras11 y maestros,12 que deberían enseñar
Pr es
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gratuitamente a los niños pobres. Es solamente un favor de la Corona hacia las clases
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menos favorecidas y no a la sociedad en lo general, pero no deja de ser importante


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su inclusión a partir de este periodo. El otro principio es el de la uniformidad que se


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señala al decretar que las maestras, que quisieran abrir una escuela ya fuera de escuela
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pública o privada, tendrían que ser examinadas y aprobadas por los Comisarios de las
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Diputaciones, ello con el objetivo de que fuera “uniforme la enseñanza de niñas en la


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Corte”.13
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8
Real Cédula de 11 de Mayo de 1783, en Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 12, pp. 344
y 345.
9
Circular de 6 de Mayo de 1790, en Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 11, p. 323.
10
Real decreto de 25 de Diciembre de 1791, en Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 12, p.
340.
11

Real Cédula de 11 de Mayo de 1783, en Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 12, pp. 344
y 345.
12
Real decreto de 25 de Diciembre de 1791, en Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 12, p.
340.
13
Real Cédula de 11 de Mayo de 1783, en Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 12, p. 349.

18
El imaginario político: el marco legislativo

Con base en los principios expuestos se elaboraron los objetivos específicos


de la educación de las primeras letras de orientación ideológica ilustrada, ésta
debería “formar –en los hombres– las buenas inclinaciones, infundirles el respeto
que corresponde á la Potestad Real, y a sus Padres, y Mayores, formando en ellos el
espiritu de buenos Ciudadanos, y aproposito para la Sociedad”,14 y en el caso de las
niñas “fomentar con trascendencia ... la buena educación ... en los rudimentos de la
fe católica, en las reglas del bien obrar, en el exercicio de las virtudes, y en las labores
propias de su sexo, dirigiendo a las niñas desde su infancia, y en los primeros pasos
de su inteligencia hasta que se proporcionen para hacer progresos en la virtudes, en
el manejo de sus casas, y en las labores que les corresponden”.15 Lo cual se lograría

or
a través de un programa que incluía, en el caso de los niños, las materias de doctrina

ut
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cristiana, buenas costumbres y civilidad o urbanidad, leer y escribir, aritmética, y

d ro
de
gramática y ortografía castellanas.16 Y para el caso de las niñas su objetivo principal

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era el de la labor de manos;17 aunque si alguna de las muchachas quisiera aprender
a leer, la maestra tendría la obligación de enseñarlas, y por consiguiente debería ser
op d
examinada en este ramo de la enseñanza. Aunque también se hacía mención de que
Pr es
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lo primero que deberían enseñar las maestras a las niñas serían las oraciones de la
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Iglesia, la Doctrina Cristiana por el método de Catecismo, las máximas de pudor y de


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buenas costumbres; además de obligarlas a que fueran limpias y aseadas a la escuela,


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y que se mantuvieran en ella con modestia y quietud.18


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os G

14
Real provisión de 11 de Julio de 1771, que incluye la Real Cédula de 15 de Julio de 1758; en
s l lar

Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 19, p. 287.


do p

15
Real Cédula de 11 de Mayo de 1783, en Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 12, p. 345.
To em

16
Real decreto de 25 de Diciembre de 1791, en Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 11, p.
Ej

340.
17
Por la labor de manos se entendía las actividades de costura que el Reglamento contempla-
ba como obligatorias, a saber: “Las labores que las han de enseñar han de ser las que acostumbran, em-
pezando por las mas fáciles como faxa, calceta, punto de red, dechado, dobladillo, costura, siguiendo
después a coser mas fino, bordar, hacer encages, y en otros ratos que acomodará la Maestra según su
inteligencia, hacer cofias o redecillas, sus borlas, bolsillos, sus diferentes puntos, cintas caseras de hilo,
de hilaza de seda, galón, cinta de cofias y todo género de listonería, o aquella parte de estas labores que
sea posible, o a que se inclinen respectivamente las discípulas, cuidando la ayudanta de una porción de
ellas, que puedan ser lo menos aprovechadas”. Real Cédula de 11 de Mayo de 1783, en Pérez y López,
Antonio Xavier, Op. Cit., t. 12, p. 348.
18
Ibidem.

19
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

La organización de la estructura político–administrativa responsable del


funcionamiento del aparato educativo, estaba compuesta, en primer lugar, por el
Consejo de Madrid, mismo que se encargaba de informar, analizar, estructurar y
sugerir las ordenanzas al Rey para que este las autorizara y las mandara ejecutar.
Dichas leyes, por lo general, se hacían a consecuencia de alguna solicitud por parte
de los gremios, organismos públicos, o de algunos particulares, y la autoridad del
Estado se ejercía a través de los diferentes niveles de gobierno responsables de vigilar
y ejecutar las órdenes del Consejo, previa autorización del monarca.
Así, atendiendo a la jerarquía establecida, en primer lugar los Corregidores
y Alcaldes Mayores, tenían la obligación de cuidar que los maestros de primeras

or
letras cumplieran cabalmente con su ministerio, no solo en cuanto al cuidado en

ut
lA
su enseñanza de las primeras letras a los niños, sino también el formarles en las

d ro
de
costumbres, inspirándoles con su doctrina y ejemplo buenas máximas morales y

da c
ie e lu
políticas. También tenían el encargo de vigilar el que los Justicias de cada pueblo
realizaran con rectitud e imparcialidad los informes que deberían rendir acerca de
op d
la vida y costumbre de los maestros, antes de ser examinados. Asuntos que deberían
Pr es
n
atender también en el caso de las escuelas de niñas y las maestras respectivas.19
on fi

En esta organización destaca el Ayuntamiento municipal por ser el responsable


s s sin

directo de la vigilancia y ejecución de las leyes y de que éstas se llevaran a buen término.
ho O,

En la Real Cédula del año de 1771, cuando se manifestó abiertamente el interés del
ec IT

Estado por el control de la educación y de los maestros de las escuelas públicas, o


er TU

los aspirantes a serlo; se describían las funciones de los funcionarios municipales, en


D RA

lo relacionado a la aceptación de los maestros de las escuelas públicas. En primera


os G

lugar, los aspirantes debían de presentar ante el Corregidor o Alcalde Mayor, cabeza
s l lar

de partido, y ante los Comisarios que designara el Ayuntamiento, un comprobante


do p
To em

de haber sido examinados y aprobados en doctrina cristiana, por parte del Ordinario
Eclesiástico; presentar o llevar el informe de tres testigos, sobre su vida, costumbres y
Ej

limpieza de sangre ante el Síndico Personero o ante el Justicia del Lugar de su domicilio.
Posteriormente uno o dos comisarios del ayuntamiento, conjuntamente con dos
Examinadores o Veedores, los examinarían ante escribano, sobre sus conocimientos
y habilidades en lectura, escritura y cuentas. Y finalmente, en caso de haber sido
aprobado y haber cumplido los requisitos anteriores, se llevarían las pruebas ante

19
Instrucción de Corregidores y Alcaldes mayores, inserta en la real Cédula de 15 de Mayo de
1788, en Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 10, pp. 307–337.

20
El imaginario político: el marco legislativo

la Hermandad de San Casiano,20 quienes después de dictar su aprobación harían los


trámites ante el Consejo para que se expidiera el título correspondiente.21
Cabe destacar el surgimiento, en el ocaso de la etapa colonial, de un organismo
formado expresamente para atender el examen de los aspirantes a maestros de primeras
letras: Las Juntas examinadoras o Juntas de Exámenes, las cuales pueden considerarse
como el antecedente inmediato o el embrión de los organismos responsables de la
educación en etapas posteriores. Fueron creadas por la Real Ordenanza de 4 de julio de
1806, teniendo como propósito examinar a quienes quisieran dedicarse a la enseñanza
de las primeras letras. Estas juntas, de acuerdo a la mencionada ordenanza, deberían
establecerse en todas “las Capitales del Reyno”, y estarían conformadas por los

or
Gobernadores ó Corregidores respectivos, como presidentes; dos o tres maestros de

ut
lA
primeras letras “de los mas recomendables por su instrucción y buenas circunstancias”;

d ro
de
y de un secretario, “que podrá serlo el Escribano del Ayuntamiento que nombre el

da c
ie e lu
Presidente”.22 Este organismo debía tener independencia de todo el aparato político
administrativo perteneciente a los ayuntamientos, ya que su establecimiento y arreglo
op d
Pr es
n
20
La Hermandad o Congregación de San Casiano fue creada en el año de 1642, por autorización
on fi

del Rey Felipe IV, a consecuencia de la intención que tenían los maestros de la ciudad de Madrid,
s s sin

de protegerse y mejorar la enseñanza, ante lo cual el Consejo de Castilla les concedió el privilegio
ho O,

de examinar a los demás maestros del reyno. Posteriormente en el año de 1743, por Real Cédula de
ec IT

Felipe V, se les concedió a los maestros de primeras letras las preeminencias y prerrogativas de que
er TU

gozaban los profesores de las artes liberales; a la Hermandad se le confirmó el derecho a examinar
D RA

a los aspirantes y se le facultó para nombrar veedores que vigilasen las escuelas. A mediados del
siglo XVIII existían hermandades en muchas ciudades de España como Toledo, Valencia, Zaragoza,
os G

Sevilla, Granada, Barcelona, entre otras. Cada una de estas hermandades se regían por Ordenanzas
s l lar

y estatutos aprobados por el Consejo de Castilla o por el Obispo de la Diócesis. Dentro de las
do p

prerrogativas contenidas en sus Ordenanzas se encontraban las de limitar el número de maestros, el


To em

control e imposición de los libros de uso escolar y regular todo lo relativo a la enseñanza (calendario,
Ej

horarios, métodos, tipos de exámenes, etc.); a través de sus propios inspectores. Cfr. Lorenzo Vicente,
Juan Antonio “Perspectiva histórica de la formación de Maestros en España, 1370–1990”, en Revista
Complutense de Educación, 1995. Madrid, Universidad Complutense, Vol. 6, No. 2. Delgado Criado,
Buenaventura (Coord.) (1993). Historia de la Educación en España y América. La educación en la España
Moderna (s. XVI–XVIII), t. 2, Madrid. Ed. S.M./ Morata. Ruiz Berrio, Julio. “Maestros y escuelas
de Madrid en el Antiguo régimen”, en Cuadernos de Historia Moderna. Anejos. Madrid, Universidad
Complutense de Madrid, Vol. III, 2004, pp. 113–135.
21
Real Provisión de 11 de Julio de 1771, que incluye la Real Cédula de 15 de Julio de 1758, en
Pérez y López, Antonio Xavier (1797), t. 19, p. 285 y ss.
22

Real Ordenanza de 4 de Julio de 1806, en Ministerio de Cultura. Legislación Histórica de España.
España. http://www.mcu.es/archivos/lhe/

21
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

estaría supeditado directamente al Consejo Real y a ninguna otra instancia más, ya


que se enfatizaba que:

Resultando las mas perniciosas conseqüencias de que entiendan en el gobierno de


un mismo ramo muchas manos diferentes, es la voluntad del Rey que ni la Junta
general de Caridad, ni su Zelador general, ni ninguno de sus individuos, ni otro
Cuerpo qualquiera que sea, baxo ningun título, pretexto ni motivo, se entrometa
directa ni indirectamente en punto ninguno que tenga concernienca con las Escuelas
de primeras letras, con sus Maestros, ni con los asuntos que son de la peculiar
incumbencia de la Junta de exámenes de Madrid, que debe conocer exclusivamente

or
en ellos.

ut
lA
d ro
Y lo mismo respectivamente deberá entenderse de las Juntas Provinciales, las quales

de
da c
no tendrán mas dependencia que la del Consejo, quedando derogadas quantas

ie e lu
órdenes, privilegios ó gracias se hayan expedido en la materia a favor de otros

op d
Cuerpos ó particulares”.23
Pr es
n

Nadie podía ejercer el magisterio de las primeras letras sin la certificación


on fi
s s sin

de su examen por parte de la Junta, aunque la expedición del título correspondiente


seguía siendo facultad del Consejo Real.
ho O,

Los monarcas españoles mostraron poco interés en formar a los profesores


ec IT
er TU

que tuvieran bajo su cuidado la educación pública, fue ya hasta la última década del
D RA

siglo XVIII que ante la solicitud de varios pueblos del reino, pidiendo se les enviaran
os G

maestros instruidos en los ramos de la enseñanza que se practicaban en las escuelas


s l lar

de Madrid, se resolvió la creación de “un plantel ó vivero permanente de donde


do p

salgan tales maestros” en cada uno de los cuarteles en los que se hallaba dividida
To em

la ciudad de Madrid, con el título de Escuelas Reales, bajo la inmediata protección


y gobierno de la primera Secretaría de Estado, sin depender de algún otro tribunal.
Ej

Todos aquellos que se educaran en dichas escuelas, según su “aprovechamiento y


adelantamientos”, si quisieran seguir dedicándose a la enseñanza serían enviados a
los lugares convenientes “principalmente para los pueblos que han pedido o pidieren
esta instrucción”.24 Estos establecimientos bien pueden considerarse las instituciones
embrionarias de las escuelas normales, en el caso del mundo iberoamericano.

23
Ibidem.
24
Real decreto de 25 de Diciembre de 1791.

22
El imaginario político: el marco legislativo

Anterior a la fundación de las Escuelas Reales, mencionadas en el párrafo


anterior, quienes se dedicaran al magisterio deberían de formarse por cuenta propia,
generalmente se hacía a través de los gremios o en el caso de España de la Hermandad
de San Casiano, en donde generalmente eran admitidos como aprendices y podían
aspirar posteriormente a ser aceptados como profesores cumpliendo los requisitos
señalados. Estos variaron muy poco en la última mitad del siglo XVIII, los cambios
sustantivos en la legislación se dan en el terreno de quiénes deberían de encargarse
de examinarlos. En una Real cédula de 1743 se menciona “Que para ser examinados, y
aprobados para Maestros de primeras letras deban preceder las diligencias dispuestas
por las Ordenanzas, y Acuerdos de la Hermandad, aprobados por el mi Consejo”. 25 Se

or
refiere a las ordenanzas y acuerdos de la Hermandad de San Casiano, la cual debería

ut
–según el mismo documento– vigilar “que todos los que entraren en ella sean habidos,

lA
d ro
y tenidos por honrados, de buena vida, y costumbres, Cristianos viejos, sin mezcla

de
da c
de mala sangre; ú otra secta”. Además los aspirantes deberían de ser examinados

ie e lu
en “la Doctrina Cristiana, conforme lo dispone el Santo Concilio”; con la consigna

op d
de que todo aquel maestro que faltara o contraviniere a lo dispuesto sería castigado
Pr es
severamente. En este sentido, el organismo responsable de examinar a los aspirantes
n

a maestros era la Hermandad de San Casiano. Fue hasta el año de 1771 cuando se
on fi
s s sin

ordenó que la examinación de los aspirantes a profesores estuviera en manos de las


autoridades locales, es decir, los ayuntamientos, tal y como se detalló en los párrafos
ho O,

anteriores.
ec IT
er TU

Similares requisitos y procedimientos eran exigidos para las mujeres. El


D RA

Reglamento para las escuelas públicas de niñas, incluido en la Real Cédula de 11


os G

de Mayo de 1783, es muy explícito en este sentido. En él señalaba que las maestras
s l lar

deberían ser “rigurosamente examinadas” en doctrina cristiana, haciéndolo constar


do p

mediante certificado de un párroco, y en labores ante las maestras que nombraran


To em

las diputaciones de barrio; ello además de solicitar informes sobre su buena vida
y costumbres a las diputaciones antes mencionadas. Se señala también que nadie
Ej

podría tener escuela pública ni “secreta” sin ser aprobada y que deberían de guardar
las ordenanzas a fin de que la educación de las niñas fuera uniforme en toda la Corte.
También se hacía la aclaración de que “Ni los Maestros, ni las Maestras podrán
enseñar niños de ambos sexos; de modo que las Maestras admitan solo niñas, y los
Maestros varones en sus Escuelas Públicas”. 26

25
Real Cédula expedida en 1º de Septiembre de 1743.
26
Real Cédula de 11 de Mayo de 1783, en Pérez y López, Antonio Xavier, Op. Cit., t. 12, p. 345.

23
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

La permanencia de estos requisitos y su aplicación en tierras americanas,


hasta antes de la legislación liberal, se hace evidente en un documento enviado al
Virrey de la Nueva España, fechado el 29 de Diciembre de 1805,27 que se refiere a las
calificaciones y privilegios de los maestros de primeras letras y que enuncia que a partir
de esa fecha no se permitiría a algún profesor tener una escuela de primeras letras
en la ciudad de México sin cubrir los requisitos de presentar información atestiguada
y partidas parroquiales, con aval del procurador síndico, de su limpieza de sangre,
legitimidad, buena vida y costumbres; además de examen y aprobación en doctrina
cristiana por parte del ordinario diocesano; y otro examen sobre su competencia en
lectura, escritura y contar por las cinco reglas, por parte de los veedores de la profesión

or
conjuntamente con dos comisionados del Ayuntamiento: Sólo de esta manera se le

ut
lA
podía expedir un título interno y esperar dos años a que dicho título fuera confirmado

d ro
de
por el Rey. Los maestros que ya tuvieran una escuela en funcionamiento solamente

da c
ie e lu
deberían presentar el examen de competencia de conocimientos, pero este deberían
presentarlo en un tiempo determinado que tenía para ello, pasado el cual se expondría
a que le fuera cerrada su escuela.
op d
Pr es
n
Así las cosas, la legislación educativa de la España ilustrada nos permite
on fi

visualizar algunos elementos importantes que servirían de cimientes de la organización


s s sin

educativa posterior durante el primer periodo liberal español. Se percibe la existencia


ho O,

de un Estado que tendía cada vez más a tomar la educación en sus manos y evitar la
ec IT

intromisión de intereses particulares, entre ellos algunos religiosos, en la formación


er TU

de los nuevos súbditos que requería el Estado moderno. Un Estado centralizador que
D RA

pretendía, en la medida de lo posible, controlar la educación a través de los órganos


os G

administrativos establecidos y alguno que otro de nueva creación. Solamente a través


s l lar

del control de la educación pública y su masificación podía el Estado monárquico


do p
To em

lograr sus propósitos de formar a una sociedad civilizada y útil -capacitada-, a los
fines del Estado mismo.
Ej

En este proceso se incluyó por supuesto el control de la preparación de los


maestros de las escuelas públicas, en un primer momento, y su formación al final
del periodo; se pasó del control corporativo, de la Hermandad de San Casiano, al
estatal a través de los organismos políticos administrativos de la Corona, con apoyo

27
Sobre calificaciones y privilegios de los Maestros de Escuelas de Primeras Letras. 29 de
Diciembre de 1805, en Ministerio de Cultura. Legislación Histórica de España. España.
http://www.mcu.es/archivos/lhe/

24
El imaginario político: el marco legislativo

de la iglesia, inspector y garante de la buena vida y costumbre de los aspirantes al


magisterio.

b. La legislación educativa de la España liberal


A partir del año de 1808 la Monarquía española experimentó una grave crisis política
derivada en gran parte por la invasión francesa a su territorio y maximizada por
los problemas internos de la familia real, que tuvieron como consecuencias más
importantes la pérdida de la mayor parte de su imperio -casi todas las tierras de
ultramar-, y al interior la revolución de su sistema de gobierno que dejó de ser
absolutista. En este contexto, como parte fundamental de los antecedentes del tema

or
que nos ocupa, durante el periodo que comprende los años de 1812 a 1821, de manera

ut
lA
intermitente en España, y consecuentemente en la Nueva España, estuvo bajo las leyes

d ro
de
dictadas por las Cortes de Cádiz, organismo en su mayoría de tendencias liberales,

da c
ie e lu
en el cual participaron representantes de los territorios españoles de América y que
expidió una serie de leyes que marcaron de manera definitiva cambios importantes en
op d
todos los campos de gobierno, incluyendo por supuesto la educación.
Pr es
n
Cuatro son los documentos de mayor importancia que en materia educativa
on fi

expidieron las Cortes de Cádiz: La Constitución de la Monarquía Española de 1812, La


s s sin

Instrucción para el gobierno económico-político de las provincias, de 23 de Junio de


ho O,

1813, El Dictamen y Proyecto de decreto sobre arreglo general de la enseñanza pública,


ec IT

de 7 de marzo de 1814, y El Reglamento general de instrucción pública, de 29 de junio


er TU

de 1821; que pese a su vigencia intermitente, dada la situación de inestabilidad política


D RA

por la que atravesaba la monarquía, tuvieron una influencia decisiva en la legislación


os G

del periodo inmediato a la independencia de nuestro país.


s l lar

De acuerdo al ideario de los diputados liberales los principios rectores de la


do p
To em

educación eran: la uniformidad,28 por la cual debería entenderse el que se establecería


un sólo método y unos libros fundamentales en el todo el reino español; la gratuidad,29
Ej

para que todos pudieran instruirse y participaran de la educación pública costeada


por los fondos del Estado; y el de la libertad, que se aplicaba a la enseñanza privada,
la cual quedaba “absolutamente libre”, no teniendo el gobierno otra injerencia sobre

28
Artículos 2º, 3º y 4º del Prólogo del Dictamen y Proyecto de 1814. Tomado de Ruiz Berrio,
Julio, Política escolar de España en el siglo XIX. 1808-1833, CSIC, Madrid 1970, pp. 361-393, quien a su vez
lo tomó de la reimpresión hecha por la Imprenta Nacional, Madrid, 1820.
29
Artículo 5º del Prólogo del Dictamen y Proyecto de Ley de 1814. Tomado de Ruiz Berrio,
Julio, Op. Cit.

25
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

ella que la de “observar las reglas de buena policía, establecidas en otras profesiones
igualmente libres, y para impedir que se enseñen máximas o doctrinas contrarias
a la Religión divina que profesa la Nación, y a los principios sancionados en la
Constitución política de la Monarquía”.30 Ello a fin de que en este tipo de enseñanza
no se contravinieran los principios que fundamentaban la educación por ellos
concebida.
De acuerdo a estos principios, los objetivos de la primera enseñanza eran:
“grabar en el corazón de los niños los principales dogmas de nuestra divina religión,
las máximas mas sencillas de moral y buena crianza, y una idea acomodada a su
alcance de los principales deberes y derechos del ciudadano”.31 Con ellos se pretendía

or
contribuir al bienestar de los particulares, sentar los fundamentos para el desarrollo

ut
lA
de cualquier profesión y así, llegar a la felicidad de la nación. Este nivel educativo se

d ro
de
concebía como general e indispensable para la infancia, ya que de acuerdo al artículo

da c
ie e lu
25 de la Constitución, a partir del año de 1830 sería una condición indispensable para
ejercer sus derechos de ciudadano el saber leer y escribir.32 Razón por la cual el Estado
op d
debería de costear y ofrecer la primera enseñanza a todos los niños, sin excepción.
Pr es
n
El plan de estudios, propuesto para lograr los objetivos y fines establecidos,
on fi

especificaba que los niños deberían “aprender a leer con sentido, y a escribir con
s s sin

claridad y buena ortografía; e igualmente las reglas elementales de la aritmética, un


ho O,

catecismo religioso y moral, que comprenda brevemente los dogmas de la Religión


ec IT

y las máximas principales de buena conducta y buena crianza, y otro político en


er TU

que se expongan del mismo modo los derechos y obligaciones civiles”.33 Estos eran
D RA

los contenidos básicos del plan de estudio general, ya que se podía ampliar, previa
os G

autorización de las autoridades competentes, en aquellos lugares en donde hubiera


s l lar

mayor número de población o sus circunstancias así lo requirieran, pudiéndose


do p
To em

enseñar además aritmética, elementos breves de geometría y principios de dibujo;


contenidos necesarios para el desarrollo de las artes y oficios.34
Ej

30
Artículo 6º del Prólogo del Dictamen y Proyecto de Ley de 1814. Tomado de Ruiz Berrio,
Julio, Op. Cit.
31
Prólogo del Dictamen y Proyecto de Ley de 1814. Tomado de Ruiz Berrio, Julio, Op. Cit.
32
Proyecto de ley, art. 8º, en Ruiz Berrio, Julio, Op. Cit.
33
Artículo 10º del Proyecto de Ley de 1814, en Ruiz Berrio, Julio, Op. Cit.
34
Artículo 11º del Proyecto de Ley de 1814, en Ruiz Berrio, Julio, Op. Cit.

26
El imaginario político: el marco legislativo

En este tenor, la legislación liberal fundamentaba la primera enseñanza en el


principio de la uniformidad para garantizar la igualdad en la educación de los niños
y jóvenes de la monarquía española, poniendo especial énfasis en el conocimiento de
sus deberes y derechos como futuros ciudadanos que serían al llegar a la edad adulta.
Si el Estado requería gente preparada para ejercer sus derechos civiles debería de
proporcionar la primera enseñanza a todos sus habitantes sin excepción, y por ello
asumía la obligación de ofrecer de manera gratuita toda aquella que fuera costeada
por los fondos públicos. Aunque sin olvidar la libertad de todo aquél que quisiera
impartir educación de manera privada y de todo aquél que quisiera educarse fuera de
las escuelas públicas, las cuales quedaban fuera de su injerencia directa.

or
Para llevar a la práctica dicho proyecto se planeo una estructura en donde las

ut
lA
Cortes tenían la facultad para “Establecer el plan general de enseñanza pública en toda

d ro
de
la Monarquía”;35 las Diputaciones Provinciales tenían la obligación de “Promover la

da c
ie e lu
educación de la juventud conforme a los planes aprobados”;36 y se proponía la creación
de una Dirección General de Estudios;37 a cuyo cargo estaría la inspección y arreglo de
op d
toda la enseñanza pública,38 y cuyas facultades serían: cuidar de la enseñanza pública
Pr es
n
y de la observancia de los reglamentos establecidos, recibir las solicitudes, propuestas
on fi

y reclamaciones y pasarlas al Gobierno con su respectivo informe; cuidar de la


s s sin

formación de los planes y reglamentos necesarios para el arreglo de la instrucción


ho O,

pública, y pasarlos a la aprobación de las Cortes; promover la mejora de los métodos


ec IT

de enseñanza, y la publicación de tratados elementales en castellano; presentar


er TU

propuestas de modificación a la parte científica de los estudios; conservar y fomentar


D RA

la creación de bibliotecas públicas; visitar los establecimientos de instrucción pública


os G

e informar anualmente a las Cortes, sobre el estado de la enseñanza pública.39


s l lar
do p
To em
Ej

35
Constitución Política de la Monarquía Española. Artículo 131, en Tena Ramírez, Felipe, Op.
Cit., p. 76.
36
Constitución Política de la Monarquía Española. Artículo 335, en Tena Ramírez, Felipe, Op.
Cit., p. 99.
37
Constitución Política de la Monarquía Española. Artículo 369, en Tena Ramírez, Felipe, Op.
Cit., p.102.
38
Artículo 90 del Proyecto de Ley de 1814, en Ruiz Berrio, Julio, Op. Cit.
39
Artículo 97 del Proyecto de Ley de 1814, en Ruiz Berrio, Julio, Op. Cit.

27
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Las razones que justificaban la creación de la Dirección General de Estudios


eran que ante la inexistencia de un organismo que bajo la autoridad del poder ejecutivo
protegiera la educación en todos los territorios de la monarquía, ésta presentaba un
grave retroceso pues las escuelas se encontraban sujetas a la autoridad de los jueces
o cualquier otra autoridad gubernamental, quienes arbitrariamente decidían sobre
el desarrollo de las mismas, y por tanto existían proyectos educativos inacabados y
sin consecuencia, y una falta de armonía entre los diversos ramos de la enseñanza.
Por tanto su creación le daría la unidad necesaria, pues este organismo tendría
independencia de las demás tareas de la administración, asegurando el nombramiento
de funcionarios destinados exclusivamente al cuidado de la educación.

or
Para asegurar el éxito de dicha empresa se proponía el establecimiento de

ut
lA
dos cuerpos intermedios y auxiliares situados en México y en Lima, con el título

d ro
de
de Subdirecciones de estudios, que desempeñarían las funciones que les encomendara

da c
ie e lu
la Dirección general, respecto al arreglo y uniformidad de los establecimientos de
enseñanza, en tierras americanas.40

op d
Al final de la pirámide administrativa se encontraban como últimos
Pr es
n
responsables de la ejecución de los planes educativos a los ayuntamiento de los
on fi

pueblos, a quienes correspondía cuidar de las escuelas de primeras letras y de


s s sin

los demás establecimientos de educación pagados por los fondos públicos,41 y se les
ho O,

facultaba para elegir a los maestros para las escuelas públicas, vigilar su conducta y
ec IT

removerlos cuando existieran causas justas para ello.42


er TU

La legislación liberal española no hace referencia al establecimiento de


D RA

algún organismo o institución responsable de la formación de los profesores para


os G

las escuelas de la primera enseñanza; probablemente para evitar las contradicciones


s l lar

con el espíritu filosófico de respeto a la libertad individual que lo fundamentaba o


do p
To em

considerando que no era necesario, quedando garantizados los objetivos y principios


educativos a través de la uniformidad del plan general de enseñanza, que incluía un sólo
Ej

método, contenidos y tratados elementales en uso. Sin embargo, sí se establecieron los


requisitos que deberían observar todos aquellos profesores que quisieran dedicarse
al ejercicio de la primera enseñanza. Al respecto se señalaba que los maestros de las
escuelas públicas deberían necesariamente ser examinados, ya fuese en la capital de

40
Artículo 99 del Proyecto de Ley de 1814, en Ruiz Berrio, Julio, Op. Cit.
41
Constitución Política de la Monarquía Española. Artículo 321, en Tena Ramírez, Felipe, Op.
Cit., p. 96.
42
Artículo 15 del Proyecto de Ley de 1814, en Ruiz Berrio, Julio, Op. Cit.

28
El imaginario político: el marco legislativo

su provincia o cuando esto no fuera posible, en las cabeceras de su partido. Pero este
examen no comprendía a los maestros de escuelas particulares.43 Señalaba además
el sueldo mínimo de 150 pesos anuales que deberían recibir los maestros de los
territorios de Ultramar, dejando para cada una de las Diputaciones provinciales su
fijación exacta para cada uno de los lugares correspondientes.44
Ante la ausencia de la Dirección General de Estudios, las Diputaciones
provinciales serían las responsables de examinar a los aspirantes a ser “maestros
públicos de leer, escribir y contar”, y de observar que los mismos cumplieran con una
competente instrucción y la moralidad más acreditada. La Diputación, después de su
aprobación también sería la responsable de expedirles el título correspondiente. Este

or
documento debería ser firmado por el Jefe Político o por un individuo de la Diputación

ut
lA
y refrendado por el secretario de la misma, el título no tendría costo alguno y con él

d ro
de
se podría ejercer en todos los pueblos de la provincia.45 Aunque en este sentido la

da c
ie e lu
legislación gaditana no sea tan explícita como su antecedente, se puede apreciar que
los requisitos para el ejercicio del magisterio no tuvieron una variante sustantiva:
op d
competencia en los ramos de enseñanza y moralidad acreditada; en esencia son los
Pr es
n
mismos aunque con conceptos diferentes.
on fi

La educación desde la perspectiva liberal se caracterizaba por tener su


s s sin

fundamento en el principio de la uniformidad para el logro de una sociedad igualitaria,


ho O,

sin exclusión, para lo cual era indispensable que el Estado garantizara la gratuidad
ec IT

de la educación costeada por los fondos públicos, principalmente el de la primera


er TU

enseñanza. Su objetivo principal era la formación de ciudadanos conscientes de sus


D RA

derechos y obligaciones, no solamente ilustrados, es decir, no solamente informados


os G

sino conscientes de su propia formación y de su papel como futuros ciudadanos. Se


s l lar

concebía un gobierno no centralista sino organizador y promotor que evitaría, en aras


do p
To em

del principio de la libertad, obstaculizar las acciones de los particulares, quienes le


apoyarían en la tarea de educar, dentro de los principios y objetivos marcados en la
Ej

ley, para lograr los fines perseguidos en la primera enseñanza. Y para ser congruente
con este principio era necesario “sacrificar” la formación de los futuros maestros,
restringiendo su injerencia únicamente a la creación de un organismo responsable

43
Artículo 13 y 14 del Proyecto de Ley de 1814, en Ruiz Berrio, Julio, Op. Cit.
44
Artículo 16 y 17 del Proyecto de Ley de 1814, en Ruiz Berrio, Julio, Op. Cit.
45
AGGE. “Instrucción para el gobierno económico–político de las provincias”, Capítulo II,
Art. XII, en Colección de Leyes, Reglamentos y Circulares sobre Municipios. Guanajuato. Imprenta del Estado
a cargo de Justo Palencia, 2ª de Alonso, 1878, p. 8 y ss.

29
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

de la educación en todo el reino que vigilara que las leyes y principios no fueran
violentados en aras del bien personal o grupal.

c). Los proyectos legislativos del México independiente


Pese a los esfuerzos realizados por las autoridades mexicanas en turno, durante el
periodo que abarca el imperio de Iturbide y la primera república federal no se llegó
a concretar, ni a nivel nacional o a nivel del Distrito Federal, algún reglamento o plan
de educación que marcara las directrices que ésta debería seguir, a excepción de las
Leyes y reglamento para el arreglo de la instrucción pública en el Distrito Federal,
de 1834, cuya vigencia y aplicación fue efímera. Esto no quiere decir que no haya

or
habido proyectos que se presentaran en las diferentes diputaciones, aunque a veces

ut
lA
no llegaron siquiera a discutirse. Los proyectos de los que se tiene conocimiento nos

d ro
de
permiten analizar la influencia de la ideología de las leyes del periodo anterior y

da c
ie e lu
sirven de parámetro comparativo respecto al contexto en el que se gestó su similar
en el territorio guanajuatense y encontrar sus posibles influencias recíprocas. Los
op d
mencionados documentos son: El Proyecto de Reglamento general de instrucción
Pr es
n
pública, diciembre de 1823, el Proyecto sobre el plan de Instrucción Pública, octubre
on fi

de 1826, el Plan de educación para el Distrito y Territorios, enero de 1827, el Proyecto


s s sin

sobre arreglo de la instrucción pública, febrero de 1832, y las Leyes y reglamento para
ho O,

el arreglo de la instrucción publica en el Distrito federal, 1834.46


ec IT

Los proyectos coinciden en señalar como principios que deberían fundamentar


er TU

la primera enseñanza el que ésta fuera pública, gratuita y uniforme; de una u otra forma
D RA

son enunciados en cada uno de ellos, aunque más explícitamente en los proyectos de
os G

1823 y 1832, en los que aparecen enunciados en su primer artículo como la parte
s l lar

medular que caracterizaría la educación costeada por el Estado. Aunque, también


do p
To em

es reiterativo en casi todos la inclusión del principio de la libertad, a excepción de


los proyectos de los años de 1823 y 1827. Aunque cabe señalar que éste no tiene la
Ej

misma connotación, pues en algunos documentos se le refiere desde el ámbito de lo

46
Cfr. Meneses Morales, Ernesto (1983). Tendencias educativas oficiales en México 1821-1911, t.
II, México, Universidad Iberoamericana / Ed. Porrúa. Tanck de Estrada, Dorothy. “Las cortes de Cádiz
y el desarrollo de la educación en México”, en Historia Mexicana. México, Vol. XXIX, jul–sept de 1979,
Núm. 1, pp. 3-34. Tanck de Estrada, Dorothy. “Ilustración y liberalismo en el programa de educación
de Valentín Gómez Farías”, México, Vol. XXIII, abril–junio de 1984, Núm. 4/132. pp. 463-508. Talavera,
Abraham (1973). Liberalismo y educación I. Surgimiento de la conciencia colectiva. México, SEP-SETENTAS,
231 pp.

30
El imaginario político: el marco legislativo

pedagógico al señalar que la enseñanza sería libre pudiendo utilizar cualquier método
en las escuelas privadas (Proyecto de 1832), o a la libertad de ampliar el programa
de estudios, pudiendo los estados agregar las materias que consideraran necesarias
(Proyecto de 1826). Por otro lado, se le refiere desde el ámbito de lo administrativo, en
el sentido de la vigilancia y dependencia que debería tener la educación respecto del
Estado, siendo esta indicación la más frecuente.
Los objetivos que debería de cumplir la primera enseñanza son también muy
similares en todos ellos, ya que de alguna u otra forma se enfatizaba la formación de
ciudadanos conscientes de sus derechos y obligaciones en beneficio del desarrollo de
la nación. Aunque el documento que más explícitamente los plasma es el de 1827, que

or
a la letra dice: “Así se dispone a tomar la ilustración necesaria para gobernarse a sí

ut
lA
mismo, dirigir a su familia y sostener los derechos de la nación con lo que consigue

d ro
de
ser hombre bueno, excelente padre de familia y ciudadano exactísimo”.47

da c
ie e lu
Respecto de los planes de estudio se observa cierta uniformidad en cuáles
deberían ser las materias que éste debería incluir. En primer lugar parecía existir
op d
un consenso respecto de las materias consideradas fundamentales, pues aparecen
Pr es
n
en todos los proyectos, a saber: Lectura, escritura, aritmética, doctrina cristiana a
on fi

través del catecismo religioso y civismo a través de un catecismo político; las cuales,
s s sin

es importante señalar, eran las únicas que contemplaba el proyecto de 1834. De allí en
ho O,

más, cada uno de los otros proyectos incluye otras materias como Gramática Castellana,
ec IT

Ortografía, Constitución del Estado, Geometría práctica y Dibujo (Proyecto de 1823);


er TU

elementos de álgebra y geometría, Máximas de moral y educación, principios de


D RA

dibujo y gramática castellana (Proyecto de 1826); urbanidad y gramática (Proyecto


os G

de 1827); reglas de urbanidad y nociones necesarias de la Constitución (Proyecto de


s l lar

1832). Al parecer en cada uno de los programas propuestos se fueron definiendo las
do p
To em

materias básicas que se consideraban indispensables para la formación del tipo de


ciudadano que se requería, de acuerdo a la ideología imperante, misma que también
Ej

fue encontrando su propia definición.


Aunque los proyectos enunciados en este apartado tuvieran el objetivo de
reglamentar la educación, en algunos caso, a nivel nacional (Proyectos de 1823, 1826
y 1832); o en otros, solamente en el distrito y los territorios federales (Proyectos
de 1827 y 1834); la mayoría coincidía en la necesidad de establecer un organismo
público específico para el arreglo y vigilancia de la educación pública que estuviera

47
Meneses Morales, Ernesto, Op. Cit., p. 88.

31
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

en manos del Estado. Éste aparece con diferentes denominaciones y estructuras, en la


mayoría de ellos, aunque con objetivos similares. En el proyecto de 1823 se establecía
una “Dirección Nacional” compuesta por 5 profesores, que tendría las facultades
de procurar y cuidar el adecuado uso de los fondos destinados para la educación,
establecer, conservar y mejorar la instrucción pública en toda la nación; fomentar la
elaboración de tratados elementales; y crear y conservar los museos y bibliotecas. En
el proyecto de 1827 se propuso la creación de un “Cuerpo Inspector de las escuelas”,
entre cuyas facultades se encontraba la de cuidar de las escuelas y sus adelantos, señalar
el calendario de clases, determinar el método de enseñanza, dictar los reglamentos
necesarios para el funcionamiento de las escuelas, y examinar a los maestros; además

or
de autorizar la apertura de escuelas privadas e inspeccionar a los conventos y colegios

ut
lA
que ofrecían educación gratuita. En el proyecto de 1832 se propuso establecer una

d ro
de
“Dirección General de Instrucción Pública”, con las facultades de velar el desarrollo

da c
ie e lu
de la enseñanza pública, cuidar la observación de la ley y reglamentos establecidos,
informar a las cámaras sobre el estado de la enseñanza pública, proponer las mejoras
op d
oportunas, cuidar del nombramiento de los rectores y directores y supervisar los
Pr es
n
fondos para su mejor administración e inversión. En este proyecto aparecen otros
on fi

organismos de apoyo denominados Juntas de Primera Educación, sujetas a la


s s sin

Dirección General, y de las cuales la principal estaría conformada por tres párrocos
ho O,

del Sagrario, un individuo del ayuntamiento y tres vecinos de honradez e ilustración


ec IT

nombrados por el Gobernador del Distrito Federal. En el Proyecto de 1834 se estableció


er TU

la “Dirección General de Instrucción Pública”, compuesta por el Vicepresidente de la


D RA

república y 8 vocales nombrados por el gobierno, y tenía como facultades el encargo


os G

de todos los establecimientos públicos de enseñanza en el Distrito Federal, los fondos


s l lar

destinados a la enseñanza y todo lo perteneciente a la instrucción pública pagada


do p
To em

por el gobierno; también tenía la facultad de nombrar a los maestros de escuela y sus
auxiliares, proponer al gobierno la terna correspondiente para ocupar las plazas de
Ej

directores y subdirectores; así como informar al gobierno sobre el desempeño de los


directores, subdirectores y profesores; designar los libros elementales de enseñanza;
formar y/o aprobar los reglamentos de enseñanza y gobierno económico, de cada uno
de los establecimientos; visitar los establecimientos; cuidar de que en los particulares
no se enseñaran doctrinas perniciosas a la moral y a los derechos políticos de la
nación; otorgar grados académicos; y presentar a las cámaras un informe anual.48 En

48
Talavera Abraham, Op. Cit., p. 179 y ss.

32
El imaginario político: el marco legislativo

el mismo proyecto se estableció la figura de “Inspector de Escuelas”, mismo que sería


nombrado por el gobierno y tenía las atribuciones de cuidar, visitar e informar a la
Dirección General sobre el estado de las escuelas públicas; proponer a los preceptores
y auxiliares de todas las escuelas sujetas a su inspección; presidir los exámenes de los
preceptores de las escuelas sometidas a su inspección; nombrar a los examinadores
que calificarían a los preceptores, teniendo voto decisivo, en dichos exámenes; cuidar
el cumplimiento de los preceptores; presidir los exámenes anuales públicos de cada
escuela; vigilar la enseñanza que se diera en las escuelas, incluyendo las privadas;
e informar a la Dirección General, cada cuatro meses, sobre la enseñanza y sus
reformas.

or
El único proyecto que no incluyó dentro de sus propuestas la creación de un

ut
lA
organismo similar fue el de 1826. En este caso, la vigilancia de la educación, así como

d ro
de
el examen y elección de los maestros; recaía directamente sobre los ayuntamientos,

da c
ie e lu
como en el periodo ilustrado. Ello no quiere decir que en los otros proyectos el
ayuntamiento no hubiera sido considerado al interior de la organización política
op d
administrativa, solamente que se pretendía establecer un organismo específico para
Pr es
n
vigilar la educación, por encima de las atribuciones de los ayuntamientos, como fue
on fi

el caso de la legislación liberal. El papel asignado a los ayuntamientos, al interior


s s sin

de los proyectos, generalmente consistió en la vigilancia de las escuelas y la elección


ho O,

de los maestros. Cuando no eran propuestos otros puestos administrativos como el de


ec IT

la Junta de Primera Educación (Proyecto de 1832), en la cual inclusive fue designado


er TU

un miembro del ayuntamiento para participar en ella. O en el caso del Proyecto de


D RA

1834 donde se creó la figura de inspector de escuelas, nombrado por el gobierno a


os G

propuesta de la Dirección General de Instrucción; y que podía ocupar alguno de los


s l lar

integrantes de los ayuntamientos municipales. Sin embargo, pese a la inclusión del


do p
To em

ayuntamiento en la organización y administración de la educación en la legislación


educativa nacional en este periodo, es innegable que poco a poco fue perdiendo la
Ej

importancia que tuvo durante el periodo colonial en este sentido.


Con pocas excepciones los mencionados proyectos hicieron propuestas para
la creación de escuelas normales para la formación de maestros de primeras letras.
En el proyecto de 1823, no se enuncia la creación de una escuela normal, pero sí se
hace referencia a que los jóvenes preceptores deberían acudir a la Escuela Filantropía,
en manos de la Compañía lancasteriana, a fin de que se les instruyera en el Método
de enseñanza mutua. En este caso, al parecer, las dificultades financieras impidieron
a las autoridades proyectar la creación de una escuela oficial a cargo del Estado, sin

33
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

embargo, intentaron solventar esta deficiencia echando mano de la escuela normal


existente, aunque ésta fuera una institución particular. En el proyecto de 1827 sí se
incluye la propuesta de establecer una escuela normal, lo mismo que en el proyecto
de 1832, donde incluso se proponía que ésta debería de funcionar en la escuela del
“Sagrario”. Se determinó que fuera en dicho lugar, ya que se hacía referencia al
establecimiento de escuelas gratuitas en los conventos de todas las parroquias; y dicha
normal tendría el carácter de ser pública y gratuita. En el proyecto de 1834, el que puede
considerarse el más ambicioso en este sentido, se propone el establecimiento de dos
escuelas normales en el Distrito Federal, una para mujeres y otra para los hombres,
teniendo como método el de Lancaster o de enseñanza mutua. Solamente el proyecto

or
de 1826 no hace propuesta sobre un establecimiento de tales características.

ut
lA
Es innegable que para los diferentes cuerpos legislativos era de suma

d ro
de
importancia la formación de los maestros que atendieran las escuelas, razón por la

da c
ie e lu
cual el que ésta estuviera en manos del Estado se consideraba necesario, o en caso
de que no fuera posible, por lo menos mantener el control de examinar a quienes
op d
pretendían serlo. Por ello en los proyectos se incluyeron los requisitos que se pedían
Pr es
n
para su ejercicio, en los que se puede ver cierta continuidad respecto a los consignados
on fi

en la legislación del periodo ilustrado y algunos rasgos del liberal. De acuerdo al


s s sin

proyecto de 1823 sólo se estableció que deberían ser de buena vida y costumbres,
ho O,

manifestar adhesión a la Constitución Política del Estado y ser de “competente


ec IT

instrucción y método”. En el proyecto de 1826 se señala que para obtener una plaza,
er TU

los aspirantes deberían presentar un examen público ante un comité elegido por
D RA

los ayuntamientos y en presencia del Gobernador del estado; posteriormente los


os G

maestros tendrían la obligación de examinarse cada dos años ante una junta donde
s l lar

“expondrían las mejoras en su método de instrucción y los medios convenientes para


do p
To em

progresar”. En 1827 se señala que deberían someterse a una prueba de aptitud ante
el Cuerpo Inspector, el cual informaría sobre su conducta moral y política y adhesión
Ej

al sistema federal. En 1832, se propuso que se les debería exigir una buena conducta
y mínimo veinticinco años de edad, serían examinados por cuatro profesores en los
ramos de enseñanza primaria, y por el párroco sobre su capacidad para impartir los
principios de la religión católica. Y finalmente en el proyecto de 1834 se estableció
que, en principio, ninguno podría ser nombrado sin rendir información sobre buenas
costumbres ante el inspector y haber realizado un examen donde resultara aprobado.
Los responsables de examinarlos serían los preceptores de las escuelas normales
y hasta otros dos profesores nombrados por el inspector de entre los maestros

34
El imaginario político: el marco legislativo

empleados en la enseñanza primaria. La aprobación de los aspirantes debería ser a


pluralidad absoluta, teniendo el inspector voto decisivo en caso de empate.
Es importante señalar que aunque se solicitaba a los maestros, o aspirantes a
serlo, presentar un informe sobre sus buenas costumbres, solamente en el proyecto de
1832 se incluye como parte de los requisitos que debería cubrir el aspirante un examen
por parte de un religioso, y no sobre su conducta moral, sino sobre la capacidad que
éste tuviera para impartir los principios de la religión católica. Ello denota una cierta
tendencia secularizadora y la intención del Estado de controlar la mayor parte de los
procesos relacionados con la educación.
En concreto, la orientación ideológica que permeó la política educativa de la

or
primera república, a nivel del gobierno central, fue de orden liberal. Lo anterior lo

ut
lA
demuestran los principios que se incluyen en dichos proyectos: una educación pública,

d ro
de
gratuita y uniforme; principios que fueron embrionarios durante el periodo de la

da c
ie e lu
ilustración, pero que fue hasta el periodo de la legislación gaditana cuando lograron su
consolidación en la legislación educativa correspondiente. Por otro lado, los objetivos
op d
educativos siguen también una clara tendencia hacia la formación de ciudadanos
Pr es
n
conscientes de sus derechos y deberes, que serán la base para el desarrollo de la
on fi

nación. Lo mismo puede decirse de la estructura política–administrativa responsable


s s sin

de llevar a la práctica lo establecido en los principios y objetivos, donde destaca la


ho O,

propuesta de crear un organismo responsable de vigilar y organizar la educación.


ec IT

Sin embargo, existen algunas características del proyecto ilustrado en la


er TU

legislación del México posindependiente, tales como la propuesta de la creación de


D RA

una institución formadora de maestros, en este caso una escuela normal, como ya se
os G

enunciaba en las últimas leyes emanadas bajo esta orientación y que no se incluyó en
s l lar

ningún documento de la legislación gaditana. Asimismo los requisitos establecidos


do p
To em

para los aspirantes a ser maestros de las escuelas de primera enseñanza, tienen
una cierta continuidad durante todo el periodo estudiado, desde 1750 hasta 1834;
Ej

la única diferencia notable pudiera ser la disminución del papel de la iglesia en los
exámenes practicados a los aspirantes a ser maestros y el desplazamiento del papel
del ayuntamiento como centro organizador de la educación.

2. La legislación educativa guanajuatense


A partir del análisis de los antecedentes expuestos podemos entender que las iniciativas
legislativas de organización del campo de lo educativo propuestas por los diputados de
los congresos guanajuatenses, no surgen de manera espontánea ni aislada y es a partir

35
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

de estos antecedentes, así como de algunas iniciativas similares que se generaron en


el contexto nacional, que es posible explicar la influencia que tuvieron las autoridades
locales en la orientación ideológica y estructural que determinó las características de
las leyes expedidas.
El documento legislativo más antiguo sobre el arreglo de la educación a nivel
estatal es el que contiene los Artículos aprobados por el Dictamen de la Comisión de
Instrucción Pública del Congreso del Estado, de 2 de abril de 1825,49 en el se señalan
las orientaciones generales que poco a poco se irían definiendo en los documentos
posteriores. En primer lugar la asunción del Estado como protector de todos los
establecimientos de educación y literatura del Estado, e inmediato patrono, de los

or
que estableciese. Originalmente la propuesta presentada para su discusión al pleno

ut
del congreso estatal estaba redactada de la siguiente forma: “Se constituye V. Sob.

lA
d ro
Protector y patrono inmediato de todos los establecimientos de educación y literatura

de
da c
del Estado”.50 Lo cual suscitó una ligera discusión respecto de los alcances que podría

ie e lu
tener el congreso sobre los establecimientos públicos. El Diputado Presidente hizo

op d
la observación de que éste no podía declararse patrono de los establecimientos
Pr es
eclesiásticos, únicamente de aquellos que se formaran de orden del legislativo estatal,
n

y aunque el Diputado Guerra expuso que el Colegio de Celaya tenía el título de Real,
on fi
s s sin

lo que autorizaba al Congreso a erigirse su patrono, se resolvió modificarlo en los


términos como aparece en nuestra cita.51
ho O,

En segundo término, se declaraba Normal del Estado a la escuela lancasteriana


ec IT
er TU

de la Capital, situación que tampoco se contemplaba en el dictamen presentado en el


D RA

Congreso, ésta se incluyó a raíz de la discusión de la conveniencia o no de enviar a


os G

los maestros a instruirse en el método lancasteriano a la capital del estado –dado que
s l lar

el ayuntamiento de Guanajuato había decidido adoptar el método lancasteriano en la


do p

primera escuela de niños de esta ciudad– aun cuando no había fondos para establecer
To em

nuevas escuelas. En palabras del Diputado Palacios, “no todos los Ayuntamientos
pueden remitir a instruirse los sujetos que previene el artículo”.52 A lo cual respondió
Ej

49
Artículos aprobados por el Dictamen de la Comisión de Instrucción Pública. AHG. Ramo
Educ. Púb./66/1/1825-04-02.
50
Sesión del día 13 de Diciembre de 1824. AHG. Actas del Congreso Constituyente del Estado
Libre de Guanajuato. Impresas de su orden. T. I. Imprenta a cargo del C. J. M. Carranco. Dirigida por
Agustín Chaves. Año de 1824, p. 687 y ss.
51
Ibidem.
52
Sesión del día 13 de Diciembre de 1824. AHGTO. Actas del Congreso Constituyente del
Estado Libre de Guanajuato, Op. Cit., p. 690.

36
El imaginario político: el marco legislativo

el Diputado Leal que siempre sería conveniente que hubiera escuelas en los pueblos,
aunque de momento no fuera posible erigirlas por la falta de fondos públicos, pero
que aun en tales circunstancias era conveniente que se instruyeran los maestros
que las atenderían cuando estuvieran establecidas y que se podía dispensar a los
ayuntamientos que no pudieran enviar a sus maestros en ese momento. Concluyó su
intervención proponiendo que se declarara Normal la primera escuela de la Capital,53
lo cual fue aceptado, quedando así decretada oficialmente la creación de la Escuela
Normal Lancasteriana de Guanajuato.
Los dos artículos incluidos en el dictamen, aunque muy escuetos en cuanto a su
contenido, son bastante explícitos respecto a los propósitos que perseguía el Gobierno

or
estatal en materia de política educativa. En primer lugar tomar bajo su protección la

ut
primera enseñanza –para el caso que nos ocupa–, y en segundo lugar, implantar un

lA
d ro
sistema educativo definido con un método específico, en este caso el lancasteriano o

de
da c
de enseñanza mutua, y establecer una institución formadora de maestros para todo

ie e lu
el estado. Estos indicadores nos permiten visualizar este primer proyecto legislativo

op d
bajo una orientación más de corte ilustrado, pues si bien en el proyecto gaditano
Pr es
la educación está en manos del Estado, se respeta la libertad de formación de los
n

profesores, reservándose únicamente su examinación; y en el presente documento Él


on fi
s s sin

asume el control y difusión del proyecto de manera centralizada, sin hacer mención
siquiera de las posibilidades de una educación en manos de los particulares.
ho O,

Dicha orientación parece coincidir en sus propósitos con los del proyecto
ec IT
er TU

educativo nacional de 1823, aunque en dicho documento se asigne la formación de los


D RA

maestros a la educación privada, en este caso la escuela “Filantropía”, tal vez por la
os G

falta de fondos para establecer una escuela normal oficial.


s l lar

Un punto importante paralelo al contenido del dictamen es que en la sesión


do p

del congreso en la cual se analizó el mencionado documento, el Presidente del


To em

Congreso hizo la observación de la necesidad de crear establecimientos para educar


a las mujeres, a lo que el Diputado García de León contestó que por no contar con
Ej

las noticias suficientes sobre los fondos destinados para la educación pública, de
momento se habían abstenido de incluirlas dentro del dictamen de la comisión.54

53
Ibidem.
54
Sesión del día 13 de Diciembre de 1824. AHGTO. Actas del Congreso Constituyente del
Estado Libre de Guanajuato, Op. Cit., p. 691.

37
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Al año siguiente se promulgó la Constitución Política del Estado,55 en la que


el Gobierno del Estado concebía a la educación pública como el primer beneficio
que debería de recibir la sociedad, ya que a través de la misma se mantenía “la
perpetuidad de las luces, se abre las fuentes del bien general, dispone la dicha de
las generaciones futuras y se complace en dejar preparados los fundamentos de la
civilización”.56 Señalaba como el primer objetivo de la enseñanza pública el de “formar
ciudadanos religiosos, amantes de la nación y útiles al estado”, además de incluir
algunos principios generales que la debían caracterizar, tales como la uniformidad, la
protección estatal a través del Congreso, y la popularización de la misma a través del
establecimiento de escuelas de primeras letras en todos los pueblos del estado.

or
Estos nuevos elementos que se añaden en la legislación educativa estatal,

ut
confirmaban la orientación ilustrada del documento anterior, pues expuesto de esta

lA
d ro
manera son explícitos los principios y objetivos de la educación desde esta perspectiva,

de
da c
ya que aunque se mencionaba la formación de los ciudadanos, ésta se encamina

ie e lu
en función del servicio que deberían prestarle al Estado y no en beneficio de sus

op d
derechos individuales, privilegiando el carácter de su formación religiosa y su amor a
Pr es
la nación.
n

Aunque también se incluye en la Constitución un elemento que parece denotar


on fi
s s sin

cierta influencia de la ideología liberal. El párrafo sexto, del artículo 20 señalaba que
una de las causas por las que se podía perder el ejercicio de los derechos de ciudadano
ho O,

era “Por no saber leer ni escribir, debiendo tener efecto esta disposición desde el año
ec IT
er TU

de cuarenta inclusive”.57 Artículo que, si bien recordamos, es casi idéntico al artículo


D RA

25 de la Constitución gaditana.58
os G

Un tercer documento en esta materia fue el decreto número 21, denominado


s l lar

Bases para cimentar las Escuelas del Estado, fechado el 8 de Marzo de 1827.59 A través
do p

de él se definió, en un primer momento, el proceso en base al cual se llevaría a cabo


To em

la creación de las escuelas de primeras letras y las necesidades que se debían cubrir
respecto de la formación de los maestros que deberían atenderlas. Puede considerarse
Ej

55
Constitución Política del Estado libre de Guanajuato. Sancionada por su Congreso Constituyen-
te en 14 de Abril de 1826. México. Imprenta y Librería a cargo de Martín Rivera 1826, p. 98.
56
Constitución de 1826, Introducción, pp. 16–17.
57
Op. Cit., p. 34.
58
Ver infra, 105.
59
Decreto Número 21. Bases para cimentar las Escuelas del Estado. 8 de Marzo de 1827 en
Decretos del Primer Congreso Constitucional, expedidos desde 1º de Octubre de 1826, hasta 15 de
Diciembre de 1829.

38
El imaginario político: el marco legislativo

un primer esfuerzo por definir el proyecto educativo del gobierno guanajuatense,


en términos prácticos, a partir de la adopción del método lancasteriano y previo al
establecimiento de las escuelas de primeras letras.
Es interesante el planteamiento que estructura el decreto. A partir de anunciar
la declaración de la primera escuela de niños de la capital como Escuela Normal, se
definía que la misma funcionaría bajo el sistema lancasteriano, para lo cual se debería
de ajustar a los lineamientos observados en los de la normal de la Ciudad de México;
y a ella deberían de asistir todos aquellos maestros que quisieran obtener una plaza
en las escuelas de primeras letras que planeaba establecer el gobierno del Estado,
con el objetivo de aprender el sistema de enseñanza mutua o bien para demostrar

or
su conocimiento del mismo, a fin de que les fuera extendido un certificado que los

ut
declaraba capacitados en el sistema y facultados para obtener una preceptoría de las

lA
d ro
que se pretendía ofrecer.

de
da c
En síntesis mediante este decreto se describió de manera más o menos

ie e lu
detallada el proceso mediante el cual se llevaría a la práctica lo enunciado en los

op d
documentos anteriores: establecer una escuela normal donde se instruyeran los
Pr es
maestros que deberían ocupar las nuevas escuelas de primeras letras de los pueblos,
n
on fi

bajo un nuevo sistema de enseñanza, advirtiendoles, tanto a los que se encontraban


s s sin

en ejercicio como a los que aspiraran a serlo, que de no estar capacitado en el nuevo
sistema no podrían cubrir las nuevas plazas.
ho O,

Además aportó a la organización de la educación elementos no contemplados


ec IT
er TU

en los documentos anteriores. Como parte del aparato burocrático–administrativo


D RA

responsable de su funcionamiento, se señalaba en un primer momento al Ayuntamiento


os G

de la Capital para que este fuera el responsable de vigilar la observancia del reglamento
s l lar

de la Escuela Normal, así como a los ayuntamientos de las otras municipalidades para
do p

que designaran a los maestros que deberían de asistir a capacitarse a la normal en el


To em

nuevo sistema; y se responsabilizaba al director de la Escuela Normal para expedir los


certificados correspondientes a los maestros capacitados en el sistema lancasteriano.
Ej

Definió los requisitos necesarios para ser maestro de las escuelas públicas, los cuales
serían, además de su conocimiento del método de enseñanza mutua y de cumplir las
obligaciones que señalaba la cartilla de la compañía lancasteriana de la capital de la
República, la disponibilidad para la enseñanza de la gramática castellana y de los
principios de álgebra y geometría, vigilar las costumbres de los niños y cuidar del
aseo de sus personas, trajes y muebles; enseñarles urbanidad y buenos modales; e
influirles las más sanas ideas políticas y morales.

39
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Se reiteraba además el principio de uniformidad como parte del sistema


educativo guanajuatense. Con lo cual se concretaban las líneas rectoras de la política
educativa estatal, hasta estos momentos.
En este tenor toma sentido la querella llevada a cabo en la sesión del Congreso
estatal del día 13 de diciembre de 1824, en la cual se discutió la propuesta de la
comisión de instrucción, respecto del artículo 2 del mismo.60 El congreso pretendía
prever el funcionamiento de las nuevas escuelas bajo el nuevo sistema adoptado por
el gobierno, por ello era tan importante el establecimiento de una escuela normal.
Hasta este momento los documentos expedidos por los diputados
guanajuatenses solamente habían delineado las bases sobre las cuales se edificaría el

or
sistema educativo del estado. El decreto número 36, de 29 de agosto de 182761 puede

ut
lA
considerarse la primera ley de educación en sentido estricto, ya que por primera

d ro
de
vez contemplaba de manera global las determinaciones del gobierno guanajuatense

da c
ie e lu
en materia educativa. Estructuralmente está integrado por las bases generales de la
enseñanza, y la descripción de las prescripciones para cada uno de los niveles educativos
op d
en los que se dividía la enseñanza: primera, segunda y tercera; así como lo relativo a
Pr es
n
los exámenes de los estudiantes, los catedráticos, fondos y dotaciones, edificios y la
on fi

Junta de Inspectores; con lo cual el sistema adquiría una estructura definida.


s s sin

En los primeros cuatro artículos que conforman el título primero, relativo


ho O,

a las Bases generales de la enseñanza, se definieron los principios orientadores de


ec IT

la educación pública estatal: la gratuidad, la uniformidad y la libertad. Respecto a


er TU

la gratuidad, no se especificaba quiénes serían los beneficiarios de dicho principio,


D RA

razón por la cual podemos entenderla en su sentido más general y no únicamente


os G

referida a aquellos que no pudieran costearla con recursos propios. En cuanto a la


s l lar

uniformidad, el artículo segundo es muy claro para comprender su interpretación,


do p
To em

la aplicación de un sólo método, en este caso el lancasteriano como se señalaba en


artículos posteriores, y unos mismos libros elementales que sirvieran de base para
Ej

la enseñanza. El tercer principio, aunque no se hacía explícito, se puede entender


apoyados en el artículo tercero, ya que la educación privada sería vigilada por el
Estado, pero únicamente en cuanto a que no se enseñaran cosas que fueran en contra
de los principios establecidos.62

60
Ver infra número 52.
61
Decreto número 36, de fecha 29 de Agosto de 1827, en Decretos del Primer Congreso Constitu-
cional, espedidos desde 1º de Octubre de 1826, hasta 15 de Diciembre de 1828.
62
Op. Cit., pp. 125–144.

40
El imaginario político: el marco legislativo

Haciendo un análisis comparativo con los antecedentes coloniales y


contemporáneos, estos principios son los mismos que aparecen en la legislación de
corte liberal, principalmente en el proyecto de decreto de 1814, el cual incluye casi en
los mismos términos señalados los principios a los que hace alusión este documento.
En cuanto a los proyectos legislativos a nivel nacional, aunque se encuentren algunos
de ellos desde los primeros proyectos, es hasta el documento de 1832 en que aparecen
estos principios definidos e integrados y casi en los mismos términos consignados en
la legislación guanajuatense.
En el artículo cuarto se incluyó la división de la enseñanza pública en tres
clases: primera, segunda y tercera. De las cuales la que compete a nuestro interés es

or
la primera. Sus objetivos no se describían, razón por la cual no podemos realizar un

ut
lA
análisis comparativo del mismo con la legislación antecedente. Sin embargo, el plan

d ro
de
de estudios es muy claro en cuanto a las materias que deberían integrarlo: lectura,

da c
ie e lu
escritura, gramática castellana, principios de aritmética, catecismo civil y religioso y
máximas de educación; además de que pudieran agregarse al mencionado plan las
op d
materias de principios de álgebra, geometría y los dibujos necesarios para el ejercicio
Pr es
n
de las artes y oficios. En este sentido es muy similar al contemplado en la legislación
on fi

liberal española, la única variación era solamente la inclusión de la materia de gramática


s s sin

castellana, aunque tal vez ésta fue considerada en el proyecto liberal bajo el nombre de
ho O,

“escritura con claridad y buena ortografía”. Incluso las materias que podían agregarse
ec IT

al plan de estudios base eran las mismas, a excepción de los principios de álgebra, no
er TU

contemplado en la legislación gaditana.


D RA

Otro elemento importante respecto de la primera enseñanza es la declaración


os G

del método lancasteriano como el método oficial para las escuelas públicas, mientras
s l lar

no “apareciera” otro mejor; porque si bien en los documentos anteriores se hacía


do p
To em

alusión a la adopción del método esto se había hecho de manera implícita.


En esta ley se decretaba la creación de un organismo específico responsable de
Ej

desarrollar y vigilar el cumplimiento de las leyes educativas: la Junta de Inspectores, la


cual fue una innovación respecto de la administrativa educativa en el estado.63
Ésta estaría integrada por cinco profesores propuestos por la junta patriótica
y nombrados por el Gobierno. Su puesto sería únicamente concejil, con una duración
de dos años, pero estarían exentos de cualquier cargo municipal a fin de que su única
responsabilidad fuera la vigilancia de la educación pública.

63
Op. Cit., Artículos 86 a 97.

41
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Era necesario reunir ciertos requisitos para poder ser Inspector, entre otros,
radicar en la capital del estado, ser honrado, de conocida adhesión al sistema de
gobierno, ser sujetos de notoria carrera, y se buscaría que fueran de diferentes
profesiones para poder opinar sobre las diferentes ciencias sobre las que habrían de
opinar y vigilar. Por tanto esto los convertía en un grupo restringido y privilegiado.
Esta Junta tenía las atribuciones de formar los reglamentos generales
de educación y los particulares de los colegios del estado, los cuales deberían ser
aprobados por el Congreso; presenciar los exámenes públicos que se realizaran en el
lugar de su residencia y dar el visto bueno a los certificados expedidos por la escuela
normal. En este sentido la Junta se instituía como una instancia superior al Director de

or
la Escuela Normal, que en el decreto anterior era el responsable único de la expedición

ut
lA
de los certificados de los profesores. El objetivo de presenciar los exámenes públicos

d ro
de
era conocer el estado de la educación en el estado. En los lugares en que nos les fuera

da c
ie e lu
posible asistir a los exámenes, nombrarían, entre las personas del lugar a la o las que
consideraran dignas de confianza para que les informaran sobre dichos exámenes
op d
y el estado de la educación en el lugar respectivo. Otras atribuciones eran las de
Pr es
n
recoger los informes relativos a la educación pública y pasarlos con observaciones al
on fi

Congreso; cuidar de las mejoras y progresos de la enseñanza, promover la mejora de


s s sin

los establecimientos de educación pública; cumplir y hacer cumplir los reglamentos


ho O,

correspondientes y designar, conjuntamente con el Gobierno, los sueldos de acuerdo


ec IT

a lo prevenido por la ley.


er TU

En cuanto a las obligaciones de los inspectores en lo particular, se contemplaba


D RA

la asistencia a los exámenes particulares, para conocer del estado de la instrucción


os G

pública e informarlo a la Junta para que ésta determinara lo conducente; la visita a los
s l lar

establecimientos públicos con el objetivo de dar cuenta del avance de los alumnos e
do p
To em

informar a la Junta sobre los problemas que se presentaran. También se contemplaba


el hecho de que las visitas que realizaran los inspectores a los establecimientos de
Ej

educación fuera de la capital, deberían ser reglamentadas. Y se les advertía sobre su


responsabilidad en la tolerancia o abuso de su cargo.
Esta Junta de Inspectores de la Instrucción Pública tenía su correspondencia
con la Dirección General de Estudios del proyecto educativo gaditano, en cuyos
ordenamientos aparece como una innovación en la administración pública, y como
parte del objetivo del Estado de responsabilizarse de los procesos educativos. La
influencia que ejerció el proyecto liberal en la gestación de esta iniciativa en el congreso
estatal es innegable y se hace evidente al comparar los artículos correspondientes en

42
El imaginario político: el marco legislativo

cada una de las leyes, en cuanto a las funciones y responsabilidades que deberían
ejercer. Y en los proyectos de ley que se propusieron a nivel nacional, la inclusión
de un organismo similar aparece desde el primer proyecto de 1826, con el nombre
de Dirección Nacional de Instrucción Pública, formada por cinco profesores cuyas
tareas eran muy semejantes a las de la Junta de Inspectores que se creó en la ciudad
de Guanajuato.
Si bien el establecimiento de la Junta de Inspectores conformaba una estructura
superior a los ayuntamientos en cuanto a la administración de los procesos educativos,
éstos seguían conservando un papel importante como la última instancia de la
pirámide administrativa, de acuerdo a los artículos correspondientes en el decreto.64

or
En cada uno de los ayuntamientos debía existir una comisión de escuelas, las cuales

ut
lA
funcionaban desde finales del periodo colonial y eran las que tradicionalmente habían

d ro
de
sido las responsables directas de la vigilancia de la educación en los pueblos, hasta

da c
ie e lu
la creación de la Junta de Inspectores, aunque seguían siendo un lazo importante
entre la administración local y la estatal. Como parte de las responsabilidades que
op d
conservaron de acuerdo a la ley en comento estaba la elaboración de informes para
Pr es
n
el establecimiento de nuevas escuelas, tanto de niños como de niñas. En el caso de
on fi

estas últimas se hacía un énfasis especial en el artículo 29, donde se les concede a los
s s sin

ayuntamientos la atribución de realizar las reformas convenientes a dichas escuelas


ho O,

mientras las circunstancias permitieran la implementación de las lancasterianas;


ec IT

reformas que deberían ser aprobadas por el Gobierno.


er TU

La ley hace especial énfasis en las atribuciones del ayuntamiento respecto a la


D RA

inspección del ejercicio de los profesores de las escuelas públicas. El Ayuntamiento


os G

debería de inspeccionar y vigilar a los profesores y avisar al Gobierno sobre su


s l lar

desempeño en cuanto al incumplimiento de sus obligaciones, tales como el no


do p
To em

desarrollar la enseñanza de acuerdo a los objetivos y el método establecidos, su mala


conducta o su descuido. Podían los ayuntamientos remover a los profesores cuando
Ej

no presentaran el certificado que probara su examen de competencia, ejercicio que


se realizaría cada dos años. Podían suspender a los profesores cuando a su juicio
consideraran perjudicial su estancia en la escuela e informarían fundadamente de ello
al Gobierno. Los informes que presentaran los ayuntamientos sobre el desempeño
de los profesores eran determinante para que el Gobierno decidiera su remoción,
en caso de que fuera necesario. El énfasis que puso el gobierno en fundamentar el

64
Op. Cit., Artículos 22 al 30.

43
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

proyecto educativo estatal con base en la formación de los profesores, dejó en manos
de los ayuntamientos atribuciones importantes respecto de la vigilancia e inspección
que éstos deberían tener en el desempeño de los mismos como responsables de las
escuelas públicas.
Tal vez por el énfasis puesto en los decretos anteriores, en éste no se hablaba
ya del establecimiento de la escuela normal de la capital, aunque se hacía alusión a
ella de manera indirecta cuando se describían los requisitos que deberían cumplir
aquellos que se quisieran dedicar a la profesión de profesor en la primera enseñanza.
Dichos requisitos, si bien se habían descrito en el decreto número 21, en el presente
documento se detallaban y se aumentaban otros no contemplados con anterioridad.65

or
Se conservaban aquellos presentes desde la legislación ilustrada: buena conducta

ut
lA
e idoneidad suficiente. De manera resumida se hacía referencia a los requisitos de

d ro
de
presentar documentos probatorios sobre su honradez y buena moral, consignados

da c
ie e lu
en el artículo 5º del decreto número 21 y a la aptitud en el conocimiento y manejo
del sistema oficial, en este caso el lancasteriano. Aptitud que debería ser demostrada
op d
mediante un examen público presentado en la escuela normal lancasteriana, como
Pr es
n
se consignaba en el artículo 4º del decreto número 21, agregándose en la nueva
on fi

legislación que en dicho examen deberían estar presentes los inspectores de la Junta
s s sin

de Instrucción Pública, quienes autorizarían, mediante la firma de sus integrantes,


ho O,

los certificados expedidos por el director de la escuela normal, característica que


ec IT

también se incluía en este nuevo decreto, teniendo la Junta la facultad de negarse a


er TU

autorizar dicho certificado cuando encontrara irregularidades en el expediente del


D RA

profesor o aspirante a serlo, lo cual impedía el que pudiera ejercer la profesión ya


os G

que el certificado era indispensable para tales fines. Otro requisito que se agrega
s l lar

en el nuevo ordenamiento era que los profesores deberían ser examinados cada dos
do p
To em

años bajo las mismas exigencias y presentar el nuevo certificado al ayuntamiento para
conservar su trabajo.
Ej

Es importante señalar que a los profesores de las escuelas privadas se les


exigían los mismos requisitos que deberían presentar los de las escuelas públicas, con
ello se extendía la vigilancia del Estado hacia la educación privada, lo que también era
una novedad, pues en ninguno de los documentos anteriores se había especificado su
situación en estos términos.
Al terminar su periodo el primer Gobernador del Estado Carlos Montes de

65
Op. Cit., Artículos 18 a 33.

44
El imaginario político: el marco legislativo

Oca, que lo había sido de manera interina desde el establecimiento del federalismo y
posteriormente electo por un periodo de cuatro años; y ante las solicitudes de algunas
corporaciones de hacer una revisión al plan de estudios del Colegio de la capital, así
como del Ayuntamiento del pueblo de Apaseo de reformar el sistema lancasteriano;66
el tercer congreso constitucional decidió modificar la ley anterior dando por resultado
la expedición del decreto 118, publicada el 9 de abril de 1831 con el nombre de Ley que
reglamenta la enseñanza pública en el Estado.67 Esta contempla importantes cambios
respecto de las anteriores y es la última considerada en nuestro trabajo, debido a que
su vigencia se extiende hasta el año de 1867, cuando fue derogada por el Gobernador
Florencio Antillón.

or
Los cambios más importantes incluidos en esta ley sobre los principios que

ut
lA
fundamentaban la educación fueron la supresión de la gratuidad y la inclusión de

d ro
de
la explicitación de que la enseñanza no costeada por los fondos públicos quedaría

da c
ie e lu
“enteramente libre”, lo que liberaba a las escuelas privadas de mantener el sistema de
enseñanza mutua y de uniformar su plan de estudios con el de las escuelas públicas;
op d
aunque deberían respetar la moral y las leyes. Se conservaba la uniformidad para las
Pr es
n
escuelas públicas, constituyéndose como el principio rector de la misma; y la división
on fi

de la enseñanza como de primera, segunda y tercera clases.68


s s sin

No se incluyeron en esta ley los propósitos de la primera enseñanza, aunque


ho O,

debe entenderse que éstos estaban consignados en la constitución de 1826 y habían


ec IT

permanecido igual, lo mismo que el plan de estudios a excepción de no mencionar el


er TU

que pudieran agregarse otras materias y de señalar que las mujeres llevarían además
D RA

de las materias establecidas para los hombres las “labores propias de su sexo”.69
os G

En lo referente a la estructura política administrativa,70 se suprimió la Junta


s l lar

de Inspectores de la Instrucción Pública y en su lugar se nombraba un solo Inspector


do p
To em

de Instrucción Pública, nombrado directamente por el gobierno del estado, sin la


Ej

66
Dictamen con que la Comision de instrucción pública presentó el proyecto para la Ley 118, en cuyas
principales bases no hubo alteración alguna sustancial al tiempo de la discusión. Guanajuato 14 de Febrero de
1831. Imprenta del S. G. administrada por el C. Ruperto Rocha.
67
Decreto número 118, 9 de Abril de 1831. “Ley que reglamenta la enseñanza pública en el
Estado”, en Decretos del Tercer Congreso Constitucional, expedidos desde 31 de Diciembre de 1830, hasta
28 de Diciembre de 1832.
68
Op. Cit., Artículos 1 a 3.
69
Op. Cit., Artículos 12 a 22.
70
Op. Cit., Artículos 4 al 10.

45
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

participación de organismos civiles independientes como la sociedad patriótica.


Este cambió obedeció, de acuerdo al citado dictamen, a la necesidad de que hubiera
una mayor responsabilidad en el desempeño del cargo, dado que el nombramiento
honorario y concejil de los anteriores inspectores los obligaba a descuidar sus funciones
en aras de atender sus negocios particulares, de los cuales subsistían. En cambio el
inspector que se proponía tendría un sueldo de tres mil pesos anuales, suficientes
para vivir decorosamente sin la necesidad de atender otros negocios.71 Tendría como
obligaciones visitar las escuelas de primeras letras por lo menos una vez por mes;
permanecer en las cabeceras departamentales dos meses al año. Lo que al parecer
redundaba en una mejor atención a la educación pública en todo el estado.

or
Sus atribuciones serían: vigilar el manejo y aplicación de los fondos públicos

ut
lA
destinados a la instrucción pública, amonestar a los profesores de las escuelas de

d ro
de
primera enseñanza que no cumplieran con sus obligaciones, dictar órdenes para el

da c
ie e lu
cumplimiento de la ley, pedir la suspensión o remoción del director de la escuela
normal y de los preceptores cuando así lo juzgara conveniente, pedir al gobierno la
op d
reforma de los reglamentos respectivos, pudiendo proponer los cambios necesarios;
Pr es
n
presenciar el examen del director de la escuela normal y de los profesores de la
on fi

primera enseñanza y autorizar el certificado correspondiente.


s s sin

Al parecer las facultades con las que fue investido el Inspector de Instrucción
ho O,

Pública superaban las de la derogada Junta de Inspectores creada en el decreto anterior,


ec IT

aunque sólo en cuanto al régimen interno de la administración educativa, pasando


er TU

incluso por encima de la autoridad del Director de la escuela normal. Sin embargo,
D RA

respecto de la administración educativa en los municipios, éstos se vieron fortalecidos


os G

en su participación ya que se los presidentes de los ayuntamientos, excepto el de


s l lar

la capital, tendrían las mismas atribuciones concedidas por la ley al Inspector de


do p
To em

Instrucción Pública, recobrando de esa manera su participación en la administración


educativa en el estado.
Ej

Respecto de la o las instituciones para la formación de los profesores de las


escuelas de la primera enseñanza se reiteraba que la primera de niños de la capital
sería la normal en la cual se enseñaría a quienes quisieran ser preceptores. Teniendo
esta ley como novedad, la descripción de las funciones correspondientes al Director de
la normal, las cuales no se limitaban a las obligaciones que en los decretos anteriores
se le habían asignado, como era la expedición de los certificados de los profesores

71
Dictamen con que la Comision de instrucción pública… Op. Cit.

46
El imaginario político: el marco legislativo

que cursaran sus estudios en dicha normal, o a certificar a quienes ya tenían el


conocimiento del método de enseñanza mutua, sino que debería de elaborar el
reglamento general de escuelas y el reglamento de la escuela normal, conjuntamente
con dos catedráticos del colegio de la capital y pasarlos a autorización del Gobierno.72
Tanto el director de la escuela normal como los preceptores de las escuelas
públicas de primera enseñanza deberían de reunir los requisitos de ser ciudadanos en
ejercicio de sus derechos y mayores de 25 años. Además de los requisitos señalados
con anterioridad en otros decretos: buena conducta y presentar certificado aprobado
y autorizado por el Inspector de Instrucción Pública. En ambos casos, tanto en el de
director como en el de los profesores, serían nombrados por el Gobierno, de acuerdo

or
a las leyes respectivas. Los requisitos agregados en el presente documento hacían más

ut
lA
exigente el proceso de ingreso de quienes quisieran dedicarse a la primera enseñanza

d ro
de
en las escuelas públicas.73 Cabe señalar que no se hace referencia explícita a los

da c
ie e lu
requisitos que deberían cubrir los profesores de las escuelas privadas, aunque se debe
entender que al enunciar de manera generalizada los requisitos para los profesores de
op d
las escuelas públicas se incluyó también a éstos.
Pr es
n
Un elemento importante que se incluye en la presente ley, la posibilidad
on fi

que tenían los profesores de las escuelas públicas de presentar las observaciones al
s s sin

reglamento general de escuelas y de proponer las reformas que a su juicio fueran


ho O,

convenientes a dicho reglamento, por conducto del inspector. Sobre este derecho
ec IT

otorgado a los profesores no se ha encontrado precedente ni en la legislación


er TU

antecedente y en los proyectos educativos propuestos a nivel nacional. Es una


D RA

novedad integrada por el gobierno del estado de Guanajuato, por demás digno de
os G

mencionarse, pues permitía la injerencia de los profesores al analizar y evaluar el


s l lar

reglamento respectivo. La inclusión de esta característica tal vez sea consecuencia de


do p
To em

las observaciones realizadas por Benigno Bustamante en su Memoria instructiva, en


donde propone que para las reformas que necesitaban los planes y reglamentos se
Ej

consideraran las observaciones de los directores de las escuelas de primeras letras.74

72
Decreto número 118, 9 de Abril de 1831, Op. Cit., Artículos 15 y 16.
73
Decreto número 118, 9 de Abril de 1831, Op. Cit., Artículos 17 a 20.
74
Bustamante, Benigno. Memoria instructiva, que en cumplimiento de la parte 4ª del artículo 109, de
la Constitución del Estado de Guanajuato, presenta al superior Gobierno del mismo, su primer Vice-gobernador
Constitucional. Año de 1830. 10 de Agosto de 1830. Imprenta del Supremo Gobierno administrada por
el C. Ruperto Rocha.

47
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

La mencionada ley, se complementa con algunos decretos expedidos con


posterioridad, ya sea para hacer algunas adiciones, rectificaciones u observaciones,
de acuerdo al desarrollo de la aplicación de la misma. La orden de 21 de mayo de ese
mismo año, con el número 131,75 a los pocos días de haberse pública la ley anterior,
se expidió para enmendar un olvido no incluido en el documento anterior. Esta
enmienda especifica las atribuciones que le fueron dadas a los ayuntamientos en la
ley, aunque a nuestro parecer resulta reiterativo si ya se habían descrito en el artículo
10 las atribuciones que deberían ejercer los presidentes de los ayuntamientos. Tal vez
lo que resulta novedoso sería la periodicidad en la cual deberían realizar las visitas a
las escuelas y los informes que deberían de enviar al Gobierno del estado sobre los

or
procesos educativos de sus respectivas municipalidades.

ut
El mes de agosto de ese mismo año, se publicó el Reglamento General para Las

lA
d ro
Escuelas del Estado de Guanajuato,76 elaborado por los profesores Doroteo Romero,

de
da c
José María Montero de Espinosa y José María Trasgallo; el cual incluía, de manera

ie e lu
detallada las características y condiciones en que deberían de funcionar las escuelas

op d
de primeras letras del estado, desde los edificios y su aparato, hasta las vacaciones y
Pr es
gratificaciones; pasando por las atribuciones y responsabilidades de los preceptores y
n

empleados de las escuelas, los diferentes ramos de enseñanza, los premios y castigos,
on fi
s s sin

entre otras.77 El mencionado documento también incluía el Reglamento para la


enseñanza de preceptores de primeras letras del Estado de Guanajuato,78 en el cual,
ho O,

por primera ocasión, se daba a conocer el gobierno interno de la escuela normal, que
ec IT
er TU

nos permite conocer con mayor detalle las exigencias del gobierno estatal en torno a
D RA

la formación de los nuevos profesores.


os G

El primer paso para acceder a la escuela normal era presentar un examen


s l lar

ante el director para probar su capacidad en las materias que se llevaban en el plan
do p

de estudios de la primera enseñanza, pudiendo, a juicio del director, no ser aceptado


To em

de no probar con suficiencia su capacidad en cualquiera de los ramos de enseñanza.


En segundo término, la capacitación que recibiría en el aprendizaje del método de
Ej

enseñanza, denota un proceso jerárquico por el cual debería pasar desempeñando los

75
A.G.G.E. Orden de 21 de Mayo de 1831. Número 131, en Decretos del Segundo Congreso
Constitucional, expedidos desde 1º de Enero de 1829, hasta 22 de Diciembre de 1830.
76
Reglamento General para las Escuelas del Estado de Guanajuato, en AHG. Imprenta. /
Caja 1/1821–1856.
77
Ver apartado sobre los problemas de la implementación del nuevo proyecto educativo.
78
Reglamento General para las Escuelas del Estado de Guanajuato, en AHG. Imprenta. /
Caja 1/1821–1856.

48
El imaginario político: el marco legislativo

oficios marcados en el reglamento general, éstos eran: instructor de clase, instructor


general de ramo e instructor general de orden. Debiendo realizar los ejercicios
respectivos en la primera escuela de niños de la capital, que era la misma que la
escuela normal. Este proceso de formación era el mismo para las mujeres, a excepción
o agregando el examen que deberían realizar en el ramo de costura, ante la directora
de la primera escuela de niñas, lugar en donde realizarían las prácticas respectivas.
Finalmente, la necesidad de formar profesores capacitados en el nuevo sistema,
como base de la política educativa gubernamental y los cimientos del proyecto educativo
estatal, llevó a las autoridades gubernamentales a reforzar las exigencias y requisitos
de aquellos que quisieran acceder a la profesión. Sin embargo, las características de

or
la época impedían consolidar los objetivos educativos propuestos en la ley. Un caso

ut
concreto es el requisito de la edad, tener un mínimo de 25 años de edad para acceder

lA
d ro
al magisterio, que marcaba la ley 118, fue una característica que venía a aumentar los

de
da c
obstáculos, ya de por sí complicados, de acceso a la profesión; y así lo entendieron las

ie e lu
autoridades. Por ello, en el año de 1833 el Congreso decidió hacer una reforma a la ley

op d
mediante el decreto número 204,79 en el que se derogaba tal disposición.
Pr es
Sin embargo, al parecer no era esa la única traba para que el proyecto se
n

desarrollara dado que se siguieron manifestando las carencias de profesores


on fi
s s sin

capacitados, lo que obligó al congreso a expedir otro decreto, al año siguiente80


ho O,

en el cual se consignaba que se establecerían las escuelas costeadas por el Estado,


“con los profesores y métodos que se pueda en calidad de provisionales”, lo cual
ec IT
er TU

evidenciaba que no había respuesta de parte de los profesores a capacitarse en el


D RA

sistema lancasteriano; y por lo tanto de que la escuela normal de la capital no estaba


os G

cumpliendo con los objetivos para los que fue creada.


s l lar
do p
To em

79
Decreto Número 204 (12 de Abril de 1833). Deroga el artículo 18 de la ley número 118, en la
Ej

parte que asigna veinticinco años de edad a las personas que se examinen de directores o directoras de
las escuelas públicas de primeras letras del Estado, en A.G.G.E., Decretos expedidos por los Congresos
Cuarto y Quinto Constitucionales del Estado de Guanajuato, en los años de 1833 a 1835. Ordenanzas
municipales, reglamentos generales de policía, y arancel judicial del Departamento del mismo nombre.
Guanajuato 1851. Impreso por Félix Conejo; calle del Ensaye viejo, número 3.
80
Decreto Número 253 (24 de Enero de 1834). Dice que el gobierno active sus providencias
para conseguir profesores lancasterianos que sirvan las escuelas de primeras letras que tiene desig-
nada la ley, en A.G.G.E., Decretos expedidos por los Congresos Cuarto y Quinto Constitucionales del
Estado de Guanajuato, en los años de 1833 a 1835. Ordenanzas municipales, reglamentos generales de
policía, y arancel judicial del Departamento del mismo nombre. Guanajuato 1851. Impreso por Félix
Conejo; calle del Ensaye viejo, número 3.

49
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Ante los resultados obtenidos, al año siguiente, fue emitido otro decreto, esta
vez con el número 275,81 que denota la desesperación del gobierno guanajuatense. En
dicho decreto, además de las medidas remediales que implementaba el gobierno, en
cuanto a la contratación de profesores para cubrir las plazas vacantes y establecer las
escuelas de primeras letras como lo ordenaba la ley número 118, se hace evidente que
la tarea asignada a los ayuntamientos no estaba funcionando en su cabalidad, pues se
facultaba a los jefes de policía a realizar una visita a las escuelas públicas de primeras
letras de cada uno de sus departamentos e informar al inspector de instrucción sobre
el desarrollo de las mismas.
El análisis realizado en el presente capítulo, desde la descripción y

or
caracterización de la ideología de la legislación antecedente de los últimos años del

ut
régimen colonial y de la legislación federal en el periodo independiente, nos obliga

lA
d ro
a un primer momento de cierre y al planteamiento de las siguientes conclusiones

de
da c
preliminares.

ie e lu
La legislación que orientó y determinó los procesos de estructuración e

op d
implementación de los proyectos educativos del Guanajuato posindependiente tuvo
Pr es
una influencia ideológica híbrida entre las ideas del pensamiento ilustrado y las
n
on fi

ideas del pensamiento liberal. Por un lado, esta conclusión puede no parecernos tan
s s sin

importante, ya que se han realizado investigaciones sobre la historia de la educación


a nivel nacional que así lo han demostrado, y sin duda la mayoría de la legislación
ho O,

emanada durante los primeros años de vida independiente tuvieron como principales
ec IT
er TU

referentes las leyes antecedentes del periodo colonial. Por otro lado, es innegable la
D RA

influencia del pensamiento ilustrado en la conformación y desarrollo del pensamiento


os G

liberal, como se ha hecho mención al inicio del presente capítulo. Sin embargo, su
s l lar

importancia radica en explicar su concreción en el caso específico de la legislación


do p

del estado de Guanajuato, el contexto en el que ésta emergió y la influencia de este


To em

contexto en la determinación de sus características específicas. Por ello como primera


parte de estas conclusiones nos centraremos en enunciar los casos concretos en donde
Ej

la comparación nos permite afirmar dichas influencias existentes.

81
Decreto Número 275 (9 de Mayo de 1834). “Hace extensivo el artículo 2º de la ley número
253, a los pueblos designados en el artículo 14 de la ley número 118, para que el gobierno admita provi-
sionalmente los profesores que pretendan, previo informe de su moralidad e instrucción; conteniendo
otras prevenciones relativas”, en A.G.G.E., Decretos expedidos por los Congresos Cuarto y Quinto
Constitucionales del Estado de Guanajuato, en los años de 1833 a 1835. Ordenanzas municipales, regla-
mentos generales de policía, y arancel judicial del Departamento del mismo nombre. Guanajuato 1851.
Impreso por Félix Conejo; calle del Ensaye viejo, número 3.

50
El imaginario político: el marco legislativo

En cuanto a la influencia de la ideología ilustrada, Tanck de Estrada82 menciona


que las principales características de dicha ideología, en el campo de la educación, se
manifestó en la atribución que se le dio al Estado al tener un papel importante como
instrumento de progreso económico y avance cultural, de aumentar su poder ante
la Iglesia, en considerar a la educación como promotora de hábitos industriosos y
habilidades técnicas, y de manejar un concepto de enseñanza libre que mantenía un
cierto grado de supervisión estatal sobre los maestros particulares, que si bien no
necesitaban permiso para abrir escuelas, sí estaban sujetos de alguna forma a un
examen de competencia por parte del gobierno, a someterse a la revisión por parte
de un organismo oficial de su régimen interno y a seguir el plan de estudio y textos

or
prescritos por el gobierno. A ello nosotros agregaríamos, a partir de nuestro propio

ut
análisis que dicha ideología se caracteriza por concebir una educación cuyo propósito

lA
d ro
era la masificación de los principios más importantes e indispensables para pensar

de
da c
en el progreso social. La educación de la sociedad en el civismo y la preparación para

ie e lu
incorporarse en el mercado productivo serían el objetivo principal que preocupara a los

op d
monarcas españoles de este periodo; teniendo como meta final una sociedad educada
Pr es
y capacitada que lograra el desarrollo y el bien común. Un estado que tendiera cada
n
on fi

vez más a concientizarse de la importancia de tomar la educación en sus manos y evitar


s s sin

la intromisión de intereses particulares, entre ellos algunos religiosos, en la formación


de los nuevos súbditos que requería el Estado moderno. Un Estado centralizador que
ho O,

pretendía, en la medida de lo posible, controlar la educación a través de los órganos


ec IT
er TU

administrativos establecidos y alguno que otro de nueva creación. La educación, por


D RA

tanto, en manos del Estado, incluyendo en ello el control de la preparación de los


os G

maestros de las escuelas públicas, en un primer momento; y su formación al final


s l lar

del periodo. Con ello el maestro pasó de tener un control corporativo por parte de la
do p

Hermandad de San Casiano, a un control estatal a través de los organismos políticos


To em

administrativos de la corona, con apoyo de la iglesia, inspector y garante de la buena


vida y costumbre de los aspirantes al magisterio.
Ej

De estas características, las que fueron retomadas en la legislación


guanajuatense fueron las siguientes: En primer lugar el papel atribuido al Estado de
ser éste el promotor y protector de la educación pública, mismo que se hace evidente
desde el primer documento decretado en el año de 1825, en donde se le asigna el papel

82
Cfr. Tanck de Estrada, Dorothy (1977). La educación ilustrada 1786–1836. México. El Cole-
gio de México. Tanck de Estrada, Dorothy. “Ilustración y liberalismo en el programa de educación
primaria de Valentín Gómez Farías en Historia Mexicana. México. Vol. XXXIII, abril–junio de 1984.
núm. 4/132.

51
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

de protector y patrono de los establecimientos de educación en este territorio. En este


sentido, en todas las leyes educativas analizadas el centro del desarrollo educativo
estuvo en manos del Estado y de él dependió el éxito o fracaso del proyecto educativo
durante estos años, aunque al final del periodo estudiado fue flexibilizando un poco
su política debido a las características contextuales y circunstanciales señaladas.
En segundo término, el concepto de enseñanza libre que tuvo mayor peso en
el desarrollo del proyecto educativo guanajuatense se acerca más a las características
enunciadas por Tanck de Estrada del pensamiento ilustrado. Dicho concepto
aparecerió de manera implícita en el artículo 3º de la ley de 1827, en donde se señala
que la educación privada sería vigilada por el Estado, pero sólo para cuidar de que

or
no se enseñara en ella cosa que contradijera a las leyes. Pero en artículos posteriores

ut
del mismo documento se señalan algunos requisitos que deberían de observarse en

lA
d ro
dichas escuelas, como la enseñanza mediante el método lancasteriano y la obligación

de
da c
ie e lu
de los profesores de ser examinados por la Junta de Inspectores; lo cual hace alusión
a ese control estatal sobre la educación privada que nos comenta Tanck de Estrada.
op d
No es sino hasta la ley 118 de 1831 en que se decreta la entera libertad de enseñanza
Pr es
para las escuelas privadas, con lo cual se le da un giro al enfoque ilustrado.
n
on fi

Otro elemento que denota la influencia del pensamiento ilustrado es el


s s sin

establecimiento de un organismo estatal que coordinara y supervisara la educación


ho O,

pública, en el caso de Guanajuato, la Junta de Inspectores o bien el Inspector de


ec IT

Instrucción Pública. En este sentido coincidimos con Tanck de Estrada en el hecho


er TU

de que el establecimiento de dicho organismo fue una “novedad” de la legislación


D RA

gaditana, aunque el funcionamiento de la misma, por lo menos en el caso de Guanajuato,


os G

parece apuntar a un control del gobierno del estado por sobre la determinación de
s l lar

los ayuntamientos. Su implementación, según lo hemos podido observar en las leyes


do p

analizadas, está enfocado a asegurar el cumplimiento del proyecto educativo estatal,


To em

pero no solamente en cuanto a la vigilancia de las leyes, sino a la de castigar a quienes


Ej

no cumplan con la uniformidad exigida por el gobierno, teniendo facultades que


rebasan las decisiones de los ayuntamientos.
Finalmente un último hecho que es atribuible a la influencia ilustrada dentro de la
legislación guanajuatense es el establecimiento de una escuela normal, misma que
aseguraría la difusión y establecimiento del método lancasteriano, adoptado como
oficial por las autoridades estatales, y cuyo conocimiento del mismo por parte de los
profesores era requisito para la apertura de escuelas tanto públicas como privadas. Lo
que nos deja ver el papel del Estado como promotor de la educación en este territorio.
Además de que la legislación gaditana no menciona en ninguno de sus documentos la

52
El imaginario político: el marco legislativo

necesidad de abrir escuelas para la preparación de los profesores ya que al parecer no


pretendía controlar ni establecer un método de enseñanza específico.
En relación con las ideas liberales, también Tanck de Estrada83 hace una
descripción de las características que definieron la ideología emanada de la legislación
gaditana, las cuales consistían en atribuir una importancia primordial al individuo, a
través de la defensa de la libertad y los derechos del hombre, concebir el fomento de
la enseñanza primaria gratuita como intrínseco al establecimiento y aceptación de
un nuevo sistema político democrático, la creación de un organismo específico para
el fomento e inspección de la educación pública: la Dirección General de Estudios,
concebir la enseñanza libre como la ausencia casi completa de la supervisión estatal

or
para los maestros privados, quienes no necesitaban permiso para abrir escuelas (no

ut
estaban sujetos a ninguna prueba de competencia y estaban exentos de cualquier

lA
d ro
revisión, por parte del gobierno), de cualquier requisito de seguir un cierto plan

de
da c
ie e lu
de estudios o libros de texto propuestos por el Estado. Además de considerar a la
enseñanza pública como un medio para formar buenos ciudadanos y de otorgar al
op d
ayuntamiento una importancia primordial en el desarrollo, fomento e inspección de la
Pr es
educación primaria, a través de una comisión especial al interior de los mismos. A ello
n
on fi

nosotros añadiríamos que la concepción que se tenía de la educación estaba basada


s s sin

en los principios de la uniformidad para el logro de una sociedad igualitaria, sin


ho O,

exclusión; objetivo para lo cual era indispensable pensar en que el Estado garantizaría
ec IT

el ofrecer de manera gratuita la educación costeada por los fondos públicos. Su objetivo
er TU

principal era la formación de ciudadanos conscientes de sus derechos y obligaciones,


D RA

no solamente ilustrados, es decir, no solamente informados, sino conscientes de su


os G

propia formación y de su papel como futuros ciudadanos. El Estado debería asegurar


s l lar

con ello la formación de los futuros ciudadanos, pero no recurrir a la centralización


do p

administrativa. Un Estado organizador y promotor que evitaría, en eras del principio


To em

de la libertad, obstaculizar las acciones de los particulares, quienes le apoyarían en la


Ej

tarea de educar, dentro de los principios y objetivos marcados por él, para lograr los
fines perseguidos en la primera enseñanza.
En este tenor, la forma en que se manifiesta la influencia de la ideología
gaditana en la legislación guanajuatense fue: En un primer momento, se hizo presente
en los principios orientadores de la primera enseñanza consignados en la ley de 1827,
al declararse ésta como pública, gratuita y uniforme; aunque desgraciadamente la
gratuidad desaparece en el documento de 1831, por razones que desconocemos,

83
Cfr. Tanck de Estrada, Dorothy (1977), Op. Cit.

53
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

pero dichos principios coinciden en su totalidad con los que fueron señalados en los
documentos de corte liberal. Por otro lado, en la misma ley de 1827 se hace una especial
mención al papel que deberían desempeñar los municipios en la implementación
del proyecto educativo estatal, resaltando la posibilidad de los mismos de reformar
las escuelas mientras las circunstancias permitieran la implementación de escuelas
lancasterianas, aun cuando dichas reformas deberían ser aprobadas por el Gobierno.
Recordemos que la creación de la Junta de Inspectores y la escuela normal habían
absorbido muchas de las atribuciones de los municipios en materia educativa y es
por ello que resaltamos el hecho de que tuvieran una cierta injerencia en la toma de
decisiones, aun cuando éstas fueran solamente en aquellas escuelas existentes y no

or
las de “nueva creación”. Esta característica de descentralización se va a profundizar

ut
lA
en la ley de 1831, cuando la reforma mediante la cual se decidió cambiar la Junta

d ro
de
de Inspectores por el nombramiento de un sólo Inspector de Instrucción Pública

da c
ie e lu
“restableció” gran parte de las atribuciones educativas que se había asignado a los
ayuntamientos mediante la constitución de 1812. Y tal vez la característica que más
op d
denota esta influencia fue la inclusión del respeto a la libertad individual por sobre el
Pr es
n
control del Estado. Esta se hace evidente al decretar, el carácter “enteramente libre”
on fi

de la enseñanza privada, por medio del artículo 3º de la ley de 1831; y también a


s s sin

través del establecimiento de la libertad de los profesores de proponer reformas a los


ho O,

reglamentos educativos.
ec IT

De acuerdo a lo que hemos planteado hasta el momento, se puede afirmar


er TU

que la ideología que permeó la legislación educativa guanajuatense del periodo


D RA

posindependiente fue híbrida. Aunque vista como un proceso en consolidación


os G

esta hibridación fue pasando de una influencia predominantemente ilustrada en las


s l lar

primeras leyes, hacia el establecimiento de un ideario y proyecto de marcada influencia


do p
To em

liberal que tuvo su punto de consolidación en la ley de 1831.


Con relación a la influencia posible que pudo darse de los proyectos
Ej

legislativos emanados a nivel nacional podemos decir que la orientación ideológica


que siguieron en ambos planos son muy similares, aunque tal vez destaca el hecho de
que los proyectos nacionales adoptaron más tempranamente el ideario liberal, como
se puede constatar desde los primeros documentos elaborados en materia educativa.

54
Capítulo II
La realidad social: los hechos

or
ut
E n la legislación guanajuatense se evidencia que el nuevo proyecto pretendía

lA
d ro
fundamentalmente renovar la estructura educativa a partir de la implementación

de
da c
ie e lu
del sistema de enseñanza mutua o método lancasteriano,84 a partir del establecimiento
de una escuela normal para capacitar a los profesores en dicho sistema y avanzar
op d
gradualmente en la apertura de las escuelas públicas de primeras enseñanza en todo el
Pr es
n
estado. Este proceso no fue sencillo, el llevar a la operación el nuevo proyecto educativo
on fi

que se definió en las leyes como el imaginario deseable, tropezó con la realidad
s s sin

social y sus circunstancias contextuales. En este capítulo haremos un análisis de la


ho O,

problemática que enfrentó el gobierno del estado para desarrollar el nuevo proyecto,
ec IT
er TU

a fin de contrastar hasta dónde pudo realizarse lo establecido en las leyes y cuáles
D RA

fueron los principales obstáculos que impidieron que sucediera. Para ello se seguirá el
os G
s l lar

84
Este método debe su nombre al inglés Joshep Lancaster, quien lo popularizó en su país a
do p
To em

principios del siglo XIX y rápidamente se difundió en varios países como Francia, España, Estados
Unidos, entre otros; gracias a su reputación de ser un método económico y eficaz, ya que bajo este
Ej

sistema un solo maestro podía enseñar de 200 hasta 1000 niños. Su característica principal, como su
nombre lo indica, consistía en que los alumnos más avanzados enseñaban a sus compañeros, los cuales
eran divididos en grupos de diez para recibir las instrucciones del monitor o instructor, previamente
preparado por el director de la escuela. Quienes fueron partidarios de este sistema insistían en que este
método de monitores, junto con un buen sistema de premios y castigos, aunado a su maquinaria (útiles,
cartilla, salón, etc.), reducía a la mitad del tiempo el aprendizaje de la lectura y escritura practicada con
el antiguo método. Para una descripción más completa del método lancasteriano consultar, entre otros:
Tanck de Estrada, Dorothy. “La educación en la nueva nación”, en Enciclopedia de Historia de México,
(1989), t. 9. México, Salvat, pp. 1988 y 1989. Tanck de Estrada, Dorothy. “Las escuelas lancasterianas en
la ciudad de México: 1822-1842”, en Vázquez, Josefina Zoraida, et. al (1999). La educación en la Historia
de México. México. El Colegio de México. Lecturas de Historia Mexicana, Núm. 7, pp. 49-68.

55
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

orden en que dicho proyecto fue planeado: el establecimiento de la escuela normal, la


definición de las condiciones para el otorgamiento de las preceptorías, y finalmente el
proceso del establecimiento de las escuelas de primeras letras en el estado.

1. La Escuela Normal Lancasteriana del Estado


a. Los antecedentes: La primera escuela de niños de la capital
Para comprender los orígenes de la escuela normal lancasteriana es necesario conocer
un poco el desarrollo de la primera escuela de niños de la ciudad, ya que fue ésta la
que vivió el proceso de conversión. Los datos con los que contamos para determinar
la fundación de esta escuela de primeras letras son incompletos y un tanto cuanto

or
confusos. Rodríguez Frausto afirma que dicha escuela funcionaba desde el año de

ut
1785 anexa al Real Colegio Seminario de la Purísima Concepción, bajo la rectoría de

lA
d ro
los padres del Oratorio de San Felipe Neri, siendo el maestro responsable de la misma

de
da c
ie e lu
Gregorio Rodríguez, en el año de 1791.85 Se sabe que el maestro Gregorio renunció
a dicho puesto en el año de 1802 para establecer una escuela particular en la misma

op d
ciudad, quedando en su lugar, a propuesta del Ayuntamiento, Juan Rodríguez, maestro
Pr es
de la segunda escuela de niños del mismo lugar.86 Desconocemos si la escuela para ese
n
on fi

entonces dependía ya directamente del gobierno municipal o si la propuesta del nuevo


s s sin

maestro la había hecho el municipio como parte de sus atribuciones de examinar a los
ho O,

maestros de las escuelas públicas.87


ec IT

Mayor precisión nos sugiere la información localizada a partir del año de 1811,
er TU

a través de un decreto enviado por el Virrey Venegas al Ayuntamiento de Guanajuato,


D RA

fechado el 11 de febrero de ese año, en el cual se informa la aprobación de Doroteo


os G

Romero para Maestro de la “Escuela Primera de hombres”, nombramiento que se hacía


s l lar

junto con la aprobación de las maestras Doña Luisa Gadea y Doña Guadalupe Moscoso
do p

para la primera y segunda escuelas de mujeres de la ciudad, respectivamente.88


To em
Ej

85
Rodríguez Frausto, Jesús. “Maestros Virreinales de Primeras Letras”, en Estado de
Guanajuato, Guanajuato, Año XXV, sábado 23 de Marzo de 1968, Núm. 1252, pp. 2 y 3.
86
Rodríguez Frausto, Jesús. “La docencia en el ocaso de la Colonia”, en Estado de Guanajuato,
Guanajuato, Año XXV, sábado 20 de Abril de 1968, Núm. 1255, p. 2.
87
Recordemos que las escuelas públicas en este periodo también comprendían las escuelas
en manos de las órdenes religiosas. Ver. Tanck de Estrada, Dorothy. “Ilustración y liberalismo en el
programa de educación primaria de Valentín Gómez Farías, en Historia Mexicana. México. Vol. XXXIII,
abril–junio de 1984, Núm. 4/132.
88
AHUG. Ramo Educación Pública, t. 1791-1850. Caja 1, Docto. 8.

56
La realidad social: los hechos

Poco se sabe del funcionamiento de la mencionada escuela. La información que


ha llegado a nosotros ha sido principalmente relativa a los problemas que enfrentó el
maestro responsable, esencialmente en lo referente al pago de su salario. El maestro
Doroteo Romero es un personaje fundamental en el proceso del establecimiento de
la Escuela Normal Lancasteriana de Guanajuato. Siguiendo su trayectoria podemos
comprender parte de la problemática que enfrentó esta escuela en su proceso de
cambio, cuando fue el responsable de la misma a finales del periodo colonial, y
posteriormente como director de la escuela normal lancasteriana en el periodo que
nos ocupa.
En los primeros años al frente de escuela de niños, el maestro Romero no

or
tuvo incidentes en cuanto al pago de su sueldo, así lo demuestran los documentos en

ut
donde consta haber recibido su sueldo de 33 pesos 2 ½ reales mensuales, de manera

lA
d ro
puntual, el día 27 de cada mes.89 Sin embargo, en un informe del Sr. Ruperto Rocha,

de
da c
Comisionado de Escuelas del Ayuntamiento de la ciudad, hacia el mes de enero de

ie e lu
1817, consta que se debía al susodicho maestro la cantidad de 365 pesos 2 ½ reales;

op d
el equivalente a 11 meses de sueldo, aproximadamente. Romero tenía asignado un
Pr es
sueldo de 500 pesos, de los cuales se le rebajaban 100 por la renta del espacio donde
n

funcionaba la escuela. De acuerdo al informe de Ruperto Rocha, funcionaban en la


on fi
s s sin

ciudad, además de la primera escuela de niños (ubicada en la Compañía de Jesús)


otras dos de niños: una ubicada en la calle de San Pedro, de la cual no se menciona
ho O,

al maestro responsable y la otra ubicada en el Mineral de Marfil, a cargo del maestro


ec IT
er TU

José Ignacio Luna. Y una escuela de niñas, ubicada en el barrio de San Roque, a cargo
D RA

de la maestra Guadalupe Moscoso. En este informe no se menciona la escuela en la


os G

que trabajaba la maestra Luisa Gadea, aprobada para hacerse cargo de la primera
s l lar

escuela de niñas, aunque es posible que dicha escuela fuera la de San Pedro, pero el
do p

documento no lo menciona.
To em

Un poco después del informe de Ruperto Rocha, en el mes de mayo de ese


mismo año, Romero le dirige un documento a él como Comisionado de Escuelas del
Ej

Ayuntamiento, exponiendo las necesidades de la misma, de la siguiente forma:

... en que lo sucio y desaliñado de sus paredes, lo desenladrillado y tierroso del


pabimento, causan mucha incomodidad a los niños que la cursan en numero de ciento
cincuenta y dos, para cuya educación, se carece de los libros y catecismos, y muchos
de ellos aun no tienen papel y pluma que traer, por cuya causa no aprovechan como

89
AHUG. Ramo Educación Pública, t. 1791-1850. Caja 1, Doctos. 20, 22, 24, 27.

57
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

promete su talento y aplicación. ¿Pero que? ¿si aun la escuela no les dá asiento cómodo,
cuando las bancas y mesas estan tan rotas, por el maltrato del servicio de veinte y un
años? ¿Si no hay tinteros, ni tablas para las muestras?90

Y agrega Romero que a pesar de su falta de pago, él había hecho algunas


pautas para aquellos niños que veía que carecían de dichos útiles, necesarios para su
instrucción. E incita al comisionado de la siguiente manera “... Estas emociones que
causa en mí esta necesidad ¿no será mas viva en U. Que está encargado de auxiliar la
educación de la futura república?” Invitándolo a que informara al ayuntamiento para
que pusiera remedio a la situación.91

or
Meses después, en agosto de ese mismo año, Romero vuelve a escribir al

ut
Comisionado de Escuelas manifestándole que las medidas que le propusieron que

lA
d ro
siguiera para conseguir aumentar su sueldo, contrariamente a su beneficio habían

de
da c
sido perjudiciales; pues el pedir un real a los niños que asistían a las clases de escritura

ie e lu
y medio real a los de la clase de lectura, había tenido como consecuencia que el día

op d
en que correspondía hacer el pago de los servicios prestados “... mas de la mitad de
Pr es
los niños no vinieron á la escuela; y los que si asistieron, muy pocos cumplieron con
n

la paga que les impuse”.92 Habiendo logrado reunir únicamente la cantidad de 14


on fi
s s sin

reales y medio; razón por la cual pedía al mencionado comisionado que informara al
Ayuntamiento de la deuda de 442 pesos, 2 ½ reales que se le debían hasta el día 27 de
ho O,

julio y por tanto suplicaba al Comisionado que “... dispongan aquellos Señores (por
ec IT
er TU

la humillante suplica que haga U. a mi favor) se me paguen, como los Señores tengan
D RA

a bien, y a lo que dispusieren á todo me ciño, y soy contento aun estando mi familia y
os G

yo sin comer”.93
s l lar

Según los datos localizados las súplicas de Romero no fueron atendidas, pues
al año siguiente envía otro documento, ahora al Ayuntamiento, en el que expresa
do p
To em

que “desde 27 de junio del año de 815, hasta 27 de agosto del presente de 818, tengo
caídos seiscientos treinta y dos pesos cinco y medio reales, faltante de mi sueldo de
Ej

tres años dos meses corridos de la dotación de cuatrocientos pesos que no he recibido
completos”.94 Y “ruega” se le pague la cantidad de cien pesos a fin de saldar deudas y

90
AHUG. Ramo Educación Pública, t. 1791-1850. Caja 1, Docto. 36.
91
Ibidem.
92
AHUG. Ramo Educación Pública, t. 1791-1850. Caja 1, Docto. 37
93
Ibidem.
94
AHUG. Ramo Educación Pública, t. 1791-1850. Caja 1, Docto. 39.

58
La realidad social: los hechos

atender las necesidades de su casa y su familia, mientras se pagaban los réditos de la


dotación de escuelas y colegios. El Ayuntamiento accedió a su solicitud demandando
al mayordomo de Cuentas Públicas pagar los cien pesos, considerando justas las
demandas del “suplicante”.95 Sin embargo, la situación de Romero no mejoró en
mucho. En otro oficio dirigido al Capitán Miguel Llorente, nuevo comisionado de
escuelas de la ciudad, el 6 de mayo de 1820, es notoria su desesperación ante la falta
de pago por los servicios prestados. Dicho documento se trascribe íntegro por su
importancia.

Muy señor mío de toda estimación. Desde una semana antes de la santa, recibí de Don

or
José Ma. Loreto cuarenta pesos, y desde entonces ahora me habrá ministrado como

ut
otros doce pesos en chocolate aguardiente, bino y azeyte, no siendo posible a este señor

lA
d ro
cumplir en darme mas en reales, ¿pues, qué en el término de casi doce meses no habrá

de
da c
entrado ni cincuenta pesos a la mayordomía para que Loreto cumpla con el libramiento

ie e lu
del respetable cuerpo, y así prestarse con brevedad a despachar cumplidamente ya los

op d
300, 200 los 30 pesos?
Pr es
n
Esta indiferencia del mayordomo no puedo soportar, y por tanto, no me queda otro
on fi

arbitrio que dirigir mis quexumbrosas voces a mi Comisionado para que como dicen
s s sin

me sostenga y haga que Loreto suelte toda la cantidad que me resta por ser muy justo
ho O,

y tener necesidades, y él el estomago lleno.


ec IT
er TU

De V. su afectisimo servidor que me ha de perdonar mis libertades; pues nadie es tan


D RA

elocuente de la mendicidad como aquel que balancea entre sus humbrales.96


os G
s l lar

Este documento hace más que evidente la lamentable situación por la que
do p

atravesó Romero en sus años al frente de la primera escuela de niños, y qué decir del
To em

estado en el que se encontraba la mencionada escuela al final de la época colonial. Es


Ej

más que elocuente de acuerdo a lo que nos pueden referir los documentos enviados
por el maestro responsable de la misma.
Se puede afirmar que el ayuntamiento no contaba con los fondos necesarios
para la compra de los útiles que satisficieran las necesidades de aprendizaje de los
niños, ya que ni siquiera le era posible pagar al maestro responsable; situación hasta
cierto punto entendible si consideramos que los años a que hacemos referencia son

95
Ibidem.
96
AHUG. Ramo Educación Pública, t. 1791-1850. Caja 1, Docto. 43.

59
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

épocas difíciles debido a la inestabilidad política provocada por los movimientos


insurgentes, de los cuales Guanajuato capital y la Intendencia en su totalidad, fue una
de las más afectadas por los enfrentamientos armados.

b. Los orígenes: La escuela lancasteriana de primeras letras


Los inicios de una vida política más estable y un futuro más prometedor, una vez
declarada la independencia, parecieron renovar los ánimos del Ayuntamiento
capitalino, y preocuparse un poco más por el estado de sus escuelas y en los
arreglos necesarios para que los espacios en los cuales funcionaban éstas fueran los
más idóneos. Así, en la sesión de cabildo del 4 de septiembre de 1823, Juan Valle,

or
Comisionado de Escuelas de Primeras Letras, informaba que “estando las escuelas

ut
lA
tan asquerosas como incómodas, es de necesidad irlas mudando y aun poniendo.

d ro
de
Que en la alhóndiga de la calle de Alonso hay una sala que quedará con bastante

da c
ie e lu
capacidad si se quita el tabique que la divide; pero que a su juicio debe hacerse antes
un escrupuloso reconocimiento por el maestro de obras para remover todo temor”.97
op d
Dichas propuestas fueron aprobadas por el pleno del cabildo y poco tiempo después,
Pr es
n
en la sesión del día 30 de octubre, el mismo Juan Valle informa que la habilitación de
on fi

la alhóndiga estaba terminada, que sería trasladada para allá la segunda escuela de
s s sin

niñas y que el espacio que ésta dejaba sería para la primera escuela de niños.98
ho O,

El año siguiente, en la sesión del 8 de enero de 1824, se sugirió “reunir en


ec IT

la casa que tiene destinada para escuela en la calle de Alonso las dos de Pocitos y
er TU

Puente Nuevo, poniendo en ellas a los mismos maestros de los cuales el uno haga de
D RA

principal y el otro de segundo, que de este modo estaría mejor atendida la escuela y
os G

se ahorraría la renta de dos casas”.99 Suponemos que las escuelas de que se habla son
s l lar

la primera y segunda escuela de niños, a cargo de los profesores Doroteo Romero


do p
To em

e Ignacio Luna, respectivamente. La propuesta fue bien recibida por los señores
capitulares y determinaron proceder con los trámites para que se llevara a efecto. Sin
Ej

embargo, el Presidente del Ayuntamiento y Jefe Superior Político de la Provincia de


Guanajuato, el Lic. Manuel Cortázar, manifestó que el ramo de escuelas contaba con
los fondos suficientes para pagar un buen maestro, además agregó que tenía amistad

97
Rodríguez Frausto, Jesús. “Lo Lancasteriano en Guanajuato”, en Estado de Guanajuato,
Guanajuato, Año XXV, sábado 1º de Junio de 1968, Núm. 1261, p. 2.
98
Ibidem.
99
Ibidem.

60
La realidad social: los hechos

con el director de la Sociedad Lancasteriana de México, de quien no dudaba que le


recomendaría un maestro instruido en el sistema al que se le pagara lo conveniente.
Propuesta que también fue aceptada y se acordó que Cortázar se comunicara a la
Ciudad de México, ofreciendo un sueldo de $100.00 mensuales al maestro que aceptara
trasladarse a la ciudad de Guanajuato.100
Se iniciaba así el proceso modernizador de la educación en el municipio
guanajuatense, sin embargo, debieron pasar varios meses antes de que llegara el
maestro solicitado de la ciudad de México. En la sesión del 13 de mayo, Juan Valle
informó que había enviado al Lic. Manuel Cortázar -quien había dejado el cargo de
Jefe Superior Político de la Provincia el día 11 de marzo y que ahora ocupaba don

or
Pedro Otero- quien se encontraba en la ciudad de México, la cantidad de $250.00;

ut
lA
$100.00 para el viaje del maestro lancasteriano y el resto para la compra de libros y

d ro
de
pizarras. De acuerdo al informe de Juan del Valle, en la sesión del día 1º de julio, a la

da c
ie e lu
llegada del nuevo maestro, José Ortega, se despidió a los profesores Romero y Luna,
antiguos Directores de la primera y segunda escuela de niños, respectivamente.101
op d
El maestro Ortega era un emigrado español que había servido a las tropas liberales
Pr es
n
del general Rafael del Riego en su tierra natal. Llegó con el puesto de Director de la
on fi

Escuela Lancasteriana de Guanajuato, con un sueldo de $1,000.00 anuales y la renta de


s s sin

una casa habitación. Más del doble del sueldo que “percibía” Doroteo Romero.
ho O,

En la misma sesión del cabildo, se acordó que se avisara a los educandos, por
ec IT

medio de “rotulones”, el día de la apertura de la nueva escuela lancasteriana, aunque


er TU

en realidad todavía pasarían algunos meses para que ésta se abriera, lo cual sucedería
D RA

hasta el día 22 del mes de octubre siguiente.


os G

En su afán por seguir dando el impulso necesario a la educación y de proteger


s l lar

la enseñanza mutua, en una sesión del cabildo en el mes de noviembre de 1824, Juan
do p
To em

Valle propuso la formación de una sociedad que “… a imitación de la de México,


protegiese un sistema tan necesario a nuestra desgraciada juventud y tan justamente
Ej

reconocida por las naciones más cultas”.102 Temerosos de que la recién fundada
escuela decayera por la “preocupación e ignorancia de algunos padres de familia”.

100
Ibidem.
101
Rodríguez Frausto, Jesús. “Primera Escuela Lancasteriana”, en Estado de Guanajuato,
Guanajuato, Año XXV, sábado 8 de Junio de 1968, Núm. 1262, p. 2.
102
Rodríguez Frausto, Jesús. “Preliminares para fundar la Normal”, en Estado de Guanajuato,
Guanajuato, Año XXV, sábado 15 de Junio de 1968, Núm. 1263, p. 2.

61
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Los munícipes aceptaron con agrado la propuesta de Juan Valle y acordaron se


pidiera permiso al gobierno de manera inmediata para el establecimiento de dicha
sociedad.103
Por su parte, el Congreso Constituyente del Estado, el cual se había instalado
el 25 de marzo de ese año, a partir de su sesión del día 13 de diciembre de 1824,
procedió al análisis del dictamen sobre instrucción pública elaborado por la comisión
respectiva, y en cuanto se tocó el artículo segundo, que a la letra dice:

2.- A espensas de los fondos municipales de los pueblos remitirán los Ayuntamientos
a la Escuela Lancasteriana de esta Capital, un individuo de su aprobación, y confianza,

or
para que se imponga del sistema de enseñanza mutua, que se establecerá en sus lugares

ut
respectivos, cuando sea conveniente y practicable...104

lA
d ro
de
da c
ie e lu
El Diputado José Aniceto Palacios expresó que si no se podían establecer
escuelas nuevas, no había motivo por el cual solicitar personas que fueran a la capital

op d
a aprender el método Lancasteriano; y que no todos los Ayuntamientos podían remitir
Pr es
a instruirse a los sujetos que prevenía el artículo. A lo cual el Diputado Mariano Leal y
n
on fi

Araujo contestó que siempre sería conveniente que hubiera escuelas en los pueblos, y
s s sin

que aunque no fuera conveniente establecerlas en ese momento por falta de fondos, sí
ho O,

era conveniente que se instruyera a los maestros que habían de hacerse cargo de ellas,
ec IT

y en cuanto al asunto de que algunos Ayuntamientos no tuvieran el dinero suficiente


er TU

para mandar a las personas respectivas, se les dispensaría hasta que pudieran hacerlo.
D RA

Y concluyó su intervención proponiendo “... que se declarase normal la escuela de la


os G

Capital”. Quedando aprobado el artículo con la adición correspondiente.105


s l lar

De esta forma, se gestaba la escuela normal lancasteriana del Estado, aunque


do p

deberían pasar tres años para que en la práctica el proyecto pudiera llevarse a cabo,
To em

debido a los problemas que enfrentaron, tanto el gobierno estatal como el gobierno
Ej

municipal, para conseguir al Maestro que emprendiera la labor correspondiente.


Regresando al tema de la primera escuela de niños, ya entonces llamada
escuela lancasteriana, en el mes de enero de 1825, a escasos tres meses de iniciar

103
Se desconoce si la mencionada sociedad logró formarse pues no se ha encontrado más
información al respecto.
104
BCE. Actas del Congreso Constituyente del Estado Libre de Guanajuato. Sesión del 13 de
Diciembre de 1824.
105
Ibidem.

62
La realidad social: los hechos

sus actividades, el maestro Ortega hizo una petición de aumento de sueldo al


Ayuntamiento, a fin de que éste fuera equivalente a la labor desempeñada.106 Fundaba
su petición en: a) El trabajo que había realizado al habilitar el espacio destinado a
la escuela, acorde al sistema lancasteriano, b) Los adelantados “extraordinarios”
mostrados por sus alumnos en poco tiempo.107 c) El asiduo trabajo y exaltado celo que
se necesitaba para que marchara la “complicada maquina Lancasteriana, sabida de
muchos y entendido de muy pocos”, que lo había llevado a atender los asuntos de la
escuela hasta en días de fiesta. d) El aumento constante de los alumnos que tenía que
atender, ya que la escuela había iniciado con 200 niños y en menos de quince días ya
contaba con quinientos, “... y llegarán hasta el infinito, pues está mandado se admitan

or
cuantos se presenten, y lo hacen de dentro y fuera de la Ciudad continuamente”;

ut
lA
además de que muchos de ellos eran de pueblos vecinos como Mellado, Valenciana,

d ro
de
Silao, Irapuato y León “con quienes yo no tengo deber alguno contraído”.108

da c
ie e lu
Ortega justificaba su petición señalando que si él estableciera una escuela
particular, en la que enseñara a cien niños los ramos elementales de aritmética,
op d
escritura, lectura, gramática, ortografía y religión; lo menos que pudiera recibir de
Pr es
n
pago por cada uno de ellos eran tres pesos mensuales, los cuales sumarían $3,600.00
on fi

anuales. En resumen $2, 600.00 más de sueldo y 400 alumnos menos que atender. Pedía
s s sin

se hiciera un cálculo de lo que a un profesor como él le había costado su instrucción y


ho O,

los réditos que correspondían a la cantidad invertida en la misma, considerando que


ec IT

lo que se le pagaba no correspondía ni al 1%; ya que $ 1,000. 00 anuales entre 500 niños
er TU

correspondían a 2 pesos anuales por niño, “cantidad con que no hay ni para pagar un
D RA

maestro de baile”. Finalmente concretaba su petición en los siguientes términos:


os G
s l lar
do p

106
Expediente instruido con motivo de haber procurado el Ilustre Ayuntamiento de esta Capi-
To em

tal, que el Maestro de Primeras Letras de la Escuela Lancasteriana, ciudadano José Ortega, se sujetase
Ej

a los artículos reglamentarios que le previno para las horas de asistencia y otros objetos importantes
o igualmente por no haber accedido a la solicitud que hizo de aumento de sueldo. Guanajuato, año
de 1825. Impreso en la Oficina del Gobierno a cargo del Ciudadano José María Carranco. Biblioteca
Central del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Ciudad de México.
107
En su opinión, en sólo cincuenta días algunos niños habían logrado adelantos admirables
en conocimientos Aritméticos, de Lectura, Caligrafía y Religión; “... niños que antes solo sabian correr
por las calles”. Otros, en sólo seis días habían aprendido a formar exactamente los abecedarios, cifras
numéricas y escribir sílabas de dos cifras. Había logrado que en veintiocho días, de las primeras clases
de los ramos de Aritmética, escritura y lectura, pasaran 135 niños a las segundas clases, más de 80 a las
terceras, 58 a las cuartas, a las quintas y sextas 32 y a las séptimas y octavas 16, Op. Cit.
108
Ibidem.

63
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Con todas estas reflecciones que no pueden ocultarse á la penetración del Ayuntamiento,
y por si mismas resaltan como justas; no dudo que llevando adelante el laudable
principio de buena fé que conmigo se ha usado, y yo he correspondido, y tomando en
consideracion este negocio, se servirá acordar tan Ilustre Corporación el numero de
niños de la Ciudad y no fuera de ella con que yo debo trabajar en la enseñanza tomando
por bases fundamentales, la cantidad con que estoy pensionado, y la cantidad de la
educación. Esto reclaman la buena moral, y los principios de justicia y equidad que
tanto distinguen Corporación tan escojida. Y finalmente, si se quiere que esta Escuela
sea tan numerosa, no dudo de la justificación del Ayuntamiento decrete mi pension en
consonancia con el grave trabajo que estoy prestando.109

or
ut
El Ayuntamiento solicitó un informe a los comisionados de escuelas, Juan Valle

lA
y Antonio Camacho, mismo que presentaron al Ayuntamiento el día 9 de febrero. En el

d ro
de
da c
informe se asentó que los fundamentos en los que se apoyaba Ortega eran equívocos e

ie e lu
infundados, pues respecto al acondicionamiento del local, éste se había encargado de

op d
ello para que quedara a su comodidad; que los rápidos progresos que habían logrado
Pr es
los niños deberían entenderse en razón de los antecedentes con los que contaban y
n
se les habían proporcionado en las antiguas escuelas a las que asistían; que el tiempo
on fi
s s sin

que dedicaba a la enseñanza era el que tenía destinado para tal efecto y no hacía otra
cosa que cumplir con sus deberes, ya que para eso se le pagaba la correspondiente
ho O,

pensión. En cuanto al número de niños que atendía se había observado que la mayoría
ec IT
er TU

de los días faltaban más de 100 de los que se encontraban en las listas, y que aun
D RA

cuando el número de ellos fuera en aumento no se le había propuesto el que atendiera


os G

un número determinado de niños, aun cuando al terminar de habilitar el local de la


s l lar

escuela, el propio profesor consideró que en él se podían enseñar hasta 1000 niños
y los que atendía no llegaban ni a la mitad. Agregan que Ortega había mencionado
do p
To em

que por ser mutua la enseñanza resultaría que los niños se enseñarían los unos con
Ej

los otros y él podría dedicarse a su aprovechamiento en conducta política y religiosa.


Concluyendo que además el fondo de escuelas no había tenido aumento, por lo que
se determinaba no haber lugar a la solicitud de aumento de sueldo.110
En la sesión de cabildo del día 10 de febrero, fecha en que se discutió el informe,
se ventilaron algunas otras quejas en contra del proceder de Ortega para con la escuela
y los alumnos. Se dijo que el mencionado maestro algunas veces se presentaba a sus

109
Op. Cit., p. 8.
110
Op. Cit., pp. 9 y 10.

64
La realidad social: los hechos

labores a las 9, 10 u 11 de la mañana y a las 4:00 por la tarde, y que algunos días no
había asistido a sus labores; que pretendía dar “azoetos” y vacaciones a su antojo,
que había pegado papeles en los que avisaba al público que ya no se admitirían más
niños, además de que los que él consideraba foráneos no eran tales, ya que en el caso
de los provenientes de Valenciana y Mellado, eran suburbios de la ciudad, y en el caso
de los de León, Irapuato y Silao, los comisionados consideraban conveniente que se
les siguiera admitiendo, pues ello hacía que se propagaran las bondades del sistema
lancasteriano. Por todo ello se decidió enviarle a Ortega un reglamento en el que
se le señalaban sus horas de entrada, por la mañana y por la tarde, la obligación de
avisar a los comisionados de escuelas del Ayuntamiento en caso de ausencia forzosa

or
y la prohibición de estrujar y maltratar a los alumnos, debiendo usar únicamente los

ut
lA
castigos establecidos en el sistema lancasteriano para sancionar las faltas cometidas

d ro
de
por los niños.111

da c
ie e lu
Cuando dicho reglamento fue entregado a Ortega al día siguiente, éste
–según palabras del Comisionado de Escuelas– “desplegando su carácter orgulloso
op d
é incivil, prorrumpió en un torrente de desvergüenzas y sarcasmos allá en presencia
Pr es
n
de los niños...Agitado su espíritu por todas las furias, agotó cuantos dicterios son
on fi

imaginables: y no satisfecho con esto, y con estender la renuncia que aun sin cubierta
s s sin

pasó al Ayuntamiento, salió como un Energúmeno por las calles, publicando las mas
ho O,

negras invectivas contra la Corporacion y sus individuos”.112 La mencionada renuncia,


ec IT

redactada escuetamente en las circunstancias señaladas, textualmente decía “No


er TU

acomodandome seguir en mi destino, el M.I.A. puede disponer de él; pues con la


D RA

semana acabo de servirlo. Libertad y Febrero 10 de 1825”.113


os G

Ante tal actitud, el Ayuntamiento, en su sesión del día 11, decidió admitir la
s l lar

renuncia de Ortega y sustituirlo por los Maestros Ignacio Luna y Doroteo Romero,
do p
To em

con un sueldo de $550 cada uno, para evitar que se interrumpieran las labores en
la escuela, ya que según el Ayuntamiento estos profesores “... ya tenian noticias
Ej

bastantes de la enseñanza mutua, y eran bien conocidas su conducta y dedicación”.


Hay que recordar que apenas unos meses atrás Romero y Luna fueron liquidados y
depuestos de sus cargos debido a su falta de conocimiento del método lancasteriano.

111
Op. Cit., p. 11.
112
Ibidem.
113
Op. Cit., p. 13.

65
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Sin embargo, la resolución del Ayuntamiento no pudo ejecutarse debido a que al día
siguiente Ortega envió otro documento al Ayuntamiento en los siguientes términos:

M.I.S. En un violento ataque vilioso pude haber faltado al decoro debido a V.S. en la
renuncia que le dirigí ayer de la dirección de ésta Escuela Lancasteriana que desde
luego reformo protestando a V.S. mi respeto y consideracion, obligándome a continuar
en el desempeño de mi cargo hasta tanto V.S. encuentra individuo que me suceda si es
que se juzga conveniente llevar adelante mi indicada renuncia, sobre lo que espero la
resolución de V.S. para mi gobierno.114

or
Dicho oficio fue analizado en la sesión del cabildo del día 12, en la cual el

ut
Ayuntamiento no logró un consenso respecto a la decisión que se debería tomar,

lA
d ro
pues aunado al oficio enviado por Ortega, se sumaba la petición del Gobernador

de
da c
-quien ya a estas alturas estaba enterado de la situación-, de que se tomasen medidas

ie e lu
prudentes y evitar que se interrumpiera la enseñanza de los niños. La postura de los

op d
representantes del Ayuntamiento estaban divididas, pues mientras había algunos que
Pr es
opinaban no estar satisfechos de los “ultrajes del Director”, y pedían su castigo y su
n
on fi

separación del cargo; otros opinaban que era necesario que continuara en calidad de
s s sin

interino, mientras se contratara a otro de la ciudad de México. Y ante tal situación se


ho O,

decidió encargar a una comisión el estudio del caso para tratarlo en la sesión del día 17.
ec IT

Para el día 14, el Ayuntamiento recibió dos comunicados más, uno por parte
er TU

de la Comisión de Instrucción Pública del Congreso del Estado, en el que pedía un


D RA

informe de lo acontecido, y otro por parte del Gobernador Carlos Montes de Oca en
os G

el que, a solicitud del Congreso, pedía le fuera prestado el reglamento que regía a la
s l lar

Escuela Lancasteriana, para determinar lo conducente al problema.115 El Ayuntamiento


do p

contestó que no pudo enviar el reglamento debido a que fue encargada su elaboración
To em

a Ortega, y cuando le fue solicitado respondió que “lo está poniendo en limpio”.116
Ej

El Congreso decidió que lo mejor sería que se olvidaran los motivos que
habían ocasionado el problema entre Ortega y el Ayuntamiento. Así quedó expuesto
en un documento enviado al Gobernador con fecha de 16 de abril, en el cual además
dejaba en manos del ejecutivo la modificación o aprobación del reglamento formado

114
Op. Cit., p. 14.
115
Op. Cit., pp. 14 y 15.
116
Op. Cit., p. 19.

66
La realidad social: los hechos

para el gobierno de la escuela,117 pero sugería la adición de que se nombrara un


segundo director con un sueldo de $300.00 anuales y se le señalaran las atribuciones
correspondientes.118 El Gobernador comunicó esta resolución al Ayuntamiento en un
oficio dirigido al Alcalde Primero, solicitando se dispusiera el pago de dicho maestro
después de que el Ayuntamiento determinara quien sería el elegido para ocupar el
puesto.119 De esta manera el Congreso y el Gobernador daban por terminado el asunto
con Ortega.
La injerencia del Gobernador y del Congreso provocó un conflicto mayor en
el que se cuestionaron las facultades correspondientes a cada uno de los niveles de
gobierno en lo correspondiente al ramo de la educación pública y el cuidado de sus

or
establecimientos.120 La resolución de las autoridades estatales provocó el disgusto del

ut
lA
Ayuntamiento –momento tal vez en el cual el conflicto alcanzó su punto más álgido–,

d ro
de
su respuesta fue una mezcla de incertidumbre y enojo, cuestionando el proceder de las

da c
ie e lu
autoridades al apoyar a Ortega, y aunque aceptaban la decisión tomada, no dejaban
de manifestar su inconformidad en que éste siguiera al frente de la escuela.

op d
En una serie de oficios enviados al Gobernador en los meses siguientes, el
Pr es
n
Ayuntamiento manifestaba la situación de la escuela y la falta de credibilidad de la
on fi

sociedad en el Director Ortega. En uno de esos tantos oficios exponía la necesidad


s s sin

de hacer una “breve y completa reforma” a la escuela lancasteriana, y la necesidad


ho O,

de que se aclarara de una vez por todas las atribuciones que tenía el Ayuntamiento
ec IT

respecto de la mencionada escuela.121 El Gobernador decidió realizar una visita a la


er TU

escuela en compañía de una comisión del Ayuntamiento. Para ello éste nombró al
D RA

Alcalde 3ro. D. Francisco Septiem y a los Regidores D. Feliciano Lascano y D. Miguel


os G

Antonio Arizmendi y Ginory, para que ésta se llevara a cabo el día 8 de junio.
s l lar
do p
To em
Ej

117
Sobre dicho reglamento no sabemos si se refiera al que el Gobernador solicitó al Ayunta-
miento y que éste contestó que Ortega –a quien se le había solicitado su elaboración– aún no lo había
entregado al Ayuntamiento; o bien al reglamento que el Ayuntamiento hizo llegar a Ortega y que oca-
sionó su enojo.
118
AHUG. Ramo Educación Pública. Documento 67, Caja 1, 19 de Abril de 1825.
119
Ibidem.
120
Ver capítulo correspondiente a los problemas de la implementación del proyecto
educativo.
121
AGGE. Fondo: Secretaría de Gobierno Siglos XIX y XX / Sección: Secretaría de Gobierno /
Serie: Municipios.

67
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Los resultados de la visita no fueron buenos para Ortega. Se detectó que el


número de niños que asistían a la escuela eran aproximadamente 150, y al realizar un
examen de Escritura y Aritmética no se pudo comprobar el que los niños hubieran
hecho un adelanto notable en manos de dicho maestro. Razón por la cual el Gobernador
dispuso que el Ayuntamiento interviniera y determinara lo que considerara más
conveniente para el establecimiento. Con ello se le regresaba al Ayuntamiento el
ejercicio de sus facultades con respecto a dicha escuela, mismas que le habían sido
retiradas a partir del inicio del conflicto con Ortega.
Ortega todavía permaneció algunos meses al frente de la escuela lancasteriana,
aunque la relación con el ayuntamiento era cada vez más insostenible. En un oficio

or
dirigido al Gobernador, fechado el 23 de julio de ese año, éste manifestaba su

ut
preocupación por el estado de la escuela, ya que el número de niños que asistían a

lA
d ro
la misma había bajado hasta 30, muchos a causa de enfermedades y otros porque sus

de
da c
padres los habían llevado a otros establecimientos particulares. Para ellos la escuela

ie e lu
había caído en un completo descrédito, en parte debido a la actitud y comportamiento

op d
del Director Ortega, razón por la cual solicitaban nuevamente su destitución,
Pr es
supliéndolo con otro u otros dos a los cuales se les repartiera el sueldo que disfrutaba
n
on fi

dicho maestro, o incluso aumentarlo un poco más, ya que ni siquiera podían pagar
s s sin

el ayudante que había solicitado el Congreso, por lo que solicitaban se anulara dicha
disposición.122
ho O,

En otro documento posterior enviado al Gobernador, con fecha 11 de agosto,


ec IT
er TU

el Ayuntamiento manifestaba que no había ya padres de familia que quisieran enviar


D RA

a sus hijos a la escuela, a pesar de haber querido “sostener el concepto destruido de


os G

Ortega” otorgándole documentos “honoríficos” por la enseñanza de los niños. Ante


s l lar

tal situación habían decidido contactar al maestro Pedro Hernández de San Luis Potosí
do p

para suplirlo, y que el motivo del documento era avisarle de sus determinaciones.123 El
To em

gobernador contestó dos días después de recibida la noticia, solicitándole que antes de
que se procediera a la contratación de Pedro Hernández, se le informara si había causa
Ej

justificada para destituir a Ortega, ya que el gobierno estatal no tenía informes de ello
y no contaba con elementos para determinar lo procedente, además de desconocer si
Hernández vendría como Director de enseñanza mutua o solamente como Maestro de
primeras letras y preguntaba si éste estaba examinado en el Sistema de Lancaster.124

122
Ibidem.
123
Ibidem.
124
AHG. Ramo Educación Pública. Documento 78, Caja 1, 13 de Agosto de 1825.

68
La realidad social: los hechos

La respuesta del Ayuntamiento, con fecha 2 de septiembre, fue en los términos


siguientes:

¿Ha de reproducir los amargos acaecimientos de los ultimos meses de febrero, marzo,
abril y mayo? ¿No tiene pues justificados plenamente sus procedimientos? Antes pues
de volver a un pormenor tan desagradable, cree que con poner en las superiores manos
de V.E. como lo hace respetuosamente un exemplar del resumen de estos queda bien
satisfecho ...125

Y después de describir de manera sintética el conflicto, informó, respecto a

or
Pedro Hernández, que éste era un profesor que había sido examinado en el nuevo

ut
sistema en la Escuela Normal de la ciudad de México, por lo cual confiaban plenamente

lA
d ro
en que sabría levantar el estado decadente de la escuela de la capital.126

de
da c
Desconocemos la fecha exacta en que el Director José Ortega fue depuesto,

ie e lu
aunque creemos que fue en el mes de octubre, aun sin contar el ayuntamiento con

op d
un sustituto, ya que aunque las primeras evidencias que tenemos del contacto del
Pr es
Ayuntamiento con el maestro Pedro Hernández son del día 10 de agosto, en el cual
n

éste manifiesta estar interesado en aceptar la propuesta hecha por el Ayuntamiento a


on fi
s s sin

través del Alcalde 1º Juan Valle; no fue sino hasta el día 14 de octubre que el cabildo
informó al Gobernador que se le había pedido a Hernández que viniera a la brevedad
ho O,

posible para que se hiciera cargo de la primera escuela de niños de la ciudad,


ec IT
er TU

haciéndole un préstamo de $ 500.00 para su traslado, los cuales se le descontarían


D RA

posteriormente de su sueldo. Las condiciones que puso Hernández para aceptar el


os G

puesto que se le ofrecía eran las siguientes: 1. Sueldo de $100.00 mensuales y casa,
s l lar

2. El pago del traslado de San Luis a Guanajuato con todo y familia, 3. Que el sueldo
do p

que percibiría empezara desde el momento en que saliera de San Luis, 4. El adelanto
To em

de $500.00 pesos para pagar deudas que tenía en aquel lugar, mismos que le serían
descontados mensualmente de su sueldo, 5. Que le respetaran los horarios de clase y
Ej

vacaciones como hasta entonces había trabajado: de 8 a 11 por la mañana y de 2 a 5


por la tarde; no trabajaría los sábados por la tarde, los días de obligación de oír misa;
y vacaciones de resurrección y Navidad, además de 20 días una sola vez al año cuando
él lo decidiera.

125
AGGE. Fondo: Secretaría de Gobierno Siglos XIX y XX / Sección: Secretaría de Gobierno /
Serie: Municipios.
126
Ibidem.

69
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Y concluía, “Que no debiendo un Maestro hacerse odioso a sus discípulos, antes sí


amable, é inspirarles confianza, solo será responsable de ellos mientras estén en la
escuela, pues fuera los velaran y corregirán sus padres, y en ningun caso los castigará
por faltas que cometan en la calle ó en su casa: darles sí consejos y represiones suaves,
pero no se quiere constituir verdugo o ejecutor de los resentimientos de sus padres,
madres ó superiores domésticos”.127
Para cubrir la ausencia de José Ortega, mientras llegaba el nuevo director,
se nombró, a partir del 1º de noviembre, en carácter de director interino a Ignacio
Luna “a pesar de carecer este individuo de todos los conocimientos necesarios”, el
cual a la llegada de Hernández quedaría en calidad de su ayudante, con una dotación

or
de $400.00 anuales y $100.00 más por la enseñanza de las niñas, actividad que ya

ut
lA
realizaba con anterioridad.128

d ro
de
Sin embargo, la venida de Hernández no se pudo concretar. En un documento

da c
ie e lu
fechado el día 26 de noviembre, enviado a Juan Valle por Pedro Hernández, éste le
informaba que el Ayuntamiento de San Luis Potosí había ofrecido aumentarle el sueldo
op d
con $300.00 más de lo que ganaba si aceptaba quedarse y él había aceptado.129 Ante lo
Pr es
n
cual se buscó otro candidato en la ciudad de México, valiéndose de Valentín Torres y
on fi

Francisco Robles, éste último antiguo regidor del ayuntamiento y entonces Diputado
s s sin

Federal por Guanajuato. Robles informó a Juan Valle de las dificultades con las que
ho O,

se enfrentaba para conseguir un buen maestro que quisiera trasladarse a Guanajuato.


ec IT

Comentaba haber platicado con Vicente Martínez y Tomás Herrera, este último
er TU

guanajuatense, radicado en la ciudad de México; sin embargo, ninguno de ellos había


D RA

aceptado. Por lo tanto, sugería que un candidato pudiera ser un amigo suyo, el Br.
os G

Joaquín Gómez Maya, “hombre de mucha aptitud, aunque corto de genio”; o bien que
s l lar

se contactara a Pedro Hernández, radicado en San Luis Potosí, ignorando lo sucedido


do p
To em

días antes con dicho maestro. También proponía como un posible candidato a “un
joven de muchas luces que ha estado en Francia”, Ignacio Rivol, de quien elogiaba el
Ej

dominar el francés, el inglés y la enseñanza mutua, “mejor que ninguno de cuantos


han estado aquí”, pero que, sin embargo, siendo director de la Escuela Filantropía,
había tenido un conflicto con los socios, quienes lo habían tachado de altanero.130

127
AHG. Ramo Educación Pública.
128
Ibidem.
129
AHG. Ramo Educación Pública. Documento 89, Caja 1, 26 de Noviembre de 1825.
130
AHG. Ramo Educación Pública. Documento 90, Caja 1, 9 de Diciembre de 1825.

70
La realidad social: los hechos

Tal vez por la experiencia que se había tenido con José Ortega, el Ayuntamiento
prefirió que a quien se contratara fuera al Br. Joaquín Gómez Maya y no a Ignacio
Rivol, a pesar de que el prestigio de que gozaba éste último era mucho mayor que el
del bachiller, además de que las referencias de Robles no le favorecían del todo. Pero
al parecer el Ayuntamiento decidió no aventurarse conociendo los antecedentes de
Rivol.
Joaquín Gómez Maya aceptó trasladarse a Guanajuato después de platicar
con Valentín Torres el día 12 de diciembre de 1825, así lo informa Maya al Diputado
Robles en un documento donde expone las condiciones para poder aceptar: $300.00
pesos de adelanto que se le descontarían de su sueldo en razón de $25 por mes, pago

or
del transporte de ida y vuelta, en caso de contratar a otro maestro, y contar con su

ut
lA
sueldo desde el día de su salida de la ciudad de México.131 Maya era un maestro que

d ro
de
había sido examinado en el anterior sistema de enseñanza, sabía el lancasteriano, era

da c
ie e lu
preceptor de latinidad, bachiller en artes, sabía matemáticas y traducía el francés.132
El ayuntamiento informó al Gobernador de la venida de Gómez Maya, con fecha 3
op d
de enero de 1826, quien percibiría el mismo sueldo que tenía José Ortega, es decir,
Pr es
n
$1000.00 y casa. Pero no fue sino hasta el día 12 de febrero cuando Gómez Maya tomó
on fi

posesión de la escuela en su carácter de Director de la misma, en una ceremonia


s s sin

realizada a las cuatro de la tarde, en presencia del Gobernador.


ho O,

Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que el Ayuntamiento se desilusionara


ec IT

al conocer el trabajo del nuevo Director. Tres meses después de haberse hecho
er TU

cargo de la escuela, los procuradores del ayuntamiento manifestaron, en sesión de


D RA

cabildo del día 5 de mayo, “el triste y decadente estado de la Escuela Lancasteriana”,
os G

observando que los niños que asistían no llegaban a cincuenta, acusando de ello
s l lar

al Director. Ante lo cual se decidió que el sistema lancasteriano no era adaptable a


do p
To em

las circunstancias de la ciudad y que lo mejor era regresar al método antiguo.133 Así
decidieron manifestarlo al Gobernador en los siguientes términos.
Ej

Bien penetrado se halla este Ayuntamiento de la utilidad y provecho que sin la menor
duda, proporciona a la juventud el Sistema de Lancaster. Solo su nombre de enseñanza
mutua da una idea del pronto adelanto que con él debe observarse. Mas el mismo

131
AHG. Ramo Educación Pública. Documento 91, Caja 1, 13 de Diciembre de 1825.
132
AHG. Ramo Educación Pública. Documento 92, Caja 1, 15 de Diciembre de 1825.
133
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión Ordinaria. 5 de Mayo de 1826.

71
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

principio que lo hace recomendable lo hace al mismo tiempo dificil, pues necesita
manos mas diestras, dedicación constante y empeño que no se consigue.
La Escuela Lancasteriana de esta Capital, desconceptuada desgraciadamente, se halla
a la fecha en el estado mas decadente y triste. El actual Director que tiene aunque
instruido en el Sistema, su genio no le permite llevarlo a efecto en todos los términos
y circunstancias que deben hacerlo florecer. Los costos de tal establecimiento son
crecidos, su provecho ninguno, la juventud quando no permanezca en la ignorancia
en que se halla, nada ciertamente puede adelantar. En fin Excelentísimo Señor el
justamente recomendado Sistema de Lancaster no prueba en esta Capital, pues se vé
con el mayor desprecio, sin bastar para lo contrario quantos esfuersos ha podido hacer

or
esta Municipalidad para darle explendor y credito.

ut
Por otra parte no puede ver con indiferencia que la niñez de un pueblo que la ha

lA
puesto a su cuidado, se conserve en la ignorancia sin aprehender no ya a conocer sus

d ro
de
mas caros y forzosos derechos para hacerse útil á sí y a sus semejantes, pero ni aun los

da c
ie e lu
principios de la Sagrada Religión que profesamos.
Para salvar de algun modo la desgracia que amenaza a la juventud de esta Capital, no

op d
encuentra este Ayuntamiento otro arbitrio que el de poner en planta el antiguo metodo
Pr es
de enseñar, seguido por tantos años con gusto de los que no conocen la utilidad del de
n
on fi

Lancaster, interin se consiguen manos habiles que por ellas se penetre el público del
s s sin

mérito que en sí tiene.


Si esta medida que se ve estrechado a tomar este Ayuntamiento mereciere la
ho O,

Superior Aprobación de V. E. a cuio recto juicio la sujeta, le suplica respetuosamente


ec IT
er TU

la eleve al conocimiento de la Augusta Asamblea Legislativa del Estado, pues que se


D RA

constituyó protectora de tal Establecimiento, quedando este Cuerpo en espera de su


resolución.134
os G
s l lar

La falta de fuentes relativas al periodo entre el mes de mayo y noviembre


do p
To em

de este año nos impide conocer la resolución del Gobernador ante la solicitud del
ayuntamiento, aunque al parecer se llegó a un acuerdo de continuar con el sistema y
Ej

conservar en su puesto a Gómez Maya, aunque no por mucho tiempo.


Debido a las quejas presentadas por la Comisión de Escuelas y otros
regidores en el pleno del cabildo, en el mes de noviembre de ese año, sobre “varias
faltas de consideración que se notan con respecto al actual Director de la Escuela
Lancasteriana”, el presidente del Ayuntamiento solicitó a dicha Comisión realizar una

134
AGGE. Fondo: Secretaría de Gobierno Siglos XIX y XX / Sección: Secretaría de Gobierno /
Serie: Municipios. Oficio 7 de Mayo de 1826.

72
La realidad social: los hechos

visita y presentar un informe de ello al Ayuntamiento, anotando los vicios que notaran
en tal establecimiento; con el objetivo de contando con la información necesaria y
determinar la remoción del Director Gómez Maya, si la comisión así lo consideraba,
y solicitar otro de la Ciudad de México.135
De esta manera, en la sesión del día 15 de diciembre, en el pleno del cabildo se
acordó que por las faltas cometidas por el Mtro. Joaquín Gómez, se le removiera de su
puesto. Acuerdo que fue reiterado en la sesión siguiente del día 22 del mismo mes.136
Así se le hizo saber al Gobernador del Estado en un oficio fechado el día 3 de enero
de 1827 en los siguientes términos:

or
Las repetidas quejas así de varios miembros de este Ayuntamiento como de la Comision

ut
de Escuelas, con respecto a la ineptitud y faltas del Ciudadano Br. Juaquin Maya, venido

lA
d ro
de México para la Dirección del Establecimiento Lancasteriano, lo han puesto en el

de
da c
ie e lu
duro caso de removerlo de su destino poniendo interinamente al Ciudadano Ignacio
Luna para que se encargue de dicho Establecimiento, mientras se proporciona un habil

op d
Director, Sin embargo de que Luna ya tiene en el dia bastantes conocimientos en el
Pr es
sistema de Lancaster.
n
Ponelo debidamente esta municipalidad en noticia de V. E. esperando su aprobación.137
on fi
s s sin

La aprobación del Gobierno del Estado se dio a conocer al Ayuntamiento en


ho O,

la sesión del día 11 del mismo mes, acordando proceder a darle aviso al depuesto
ec IT
er TU

maestro mediante un oficio que sería enviado por el secretario “sin necesidad de
D RA

hacerle presente los fundados motivos que este Y. C. ha tenido para ellas”.138 Maya, al
os G

recibir la noticia, se expresó en unos “terminos descomedidos y muy irrespetuosos”,


s l lar

aunque finalmente aceptó su remoción con la condición de que se le pagara el viaje de


do p

regreso a la ciudad de México. Condición que fue aceptada entregándole la cantidad


To em

de $225.00 pesos, ya que así se había acordado cuando éste fue contratado.139
Ej

135
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión Ordinaria. 23 de Noviembre de 1826.
136
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesiones Ordinarias. 15 y 22 de Diciembre 1826.
137
AGGE. Fondo: Secretaría de Gobierno Siglos XIX y XX / Sección: Secretaría de Gobierno /
Serie: Municipios. Oficio 3 de Enero de 1827.
138
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión Ordinaria. 11 de Enero de 1827. Dichos motivos no
nos ha sido posible esclarecerlos, ya que las faltas que se han mencionado de manera reiterada en los
párrafos anteriores no se describen en ninguno de los documentos localizados.
139
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión Ordinaria. 22 y 23 de Enero de 1827.

73
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

De esta manera quedaba nuevamente la escuela sin un director capacitado en el


sistema lancasteriano y el Ayuntamiento en la necesidad de conseguir uno que llenara
sus expectativas. Sin embargo, sus esperanzas de encontrarlo se vieron reforzadas
por el decreto número 21 expedido por el Congreso del Estado el día 8 de marzo, que
establecía las bases para cimentar las escuelas del Estado. Allí se especificaban los
sueldos que deberían percibir los directores de las escuelas de primera enseñanza,
siendo el del Director de la Escuela Normal Lancasteriana de $1,600.00 anuales, más
el pago de la renta de una casa en donde vivir y el nombramiento de un ayudante
con un sueldo de $400.00. Así se le dio a conocer al Ayuntamiento recomendándole
que su primer paso fuera invitar a los mejores directores de la Ciudad de México

or
para que vinieran a hacerse cargo de las escuelas de la capital.140 Las autoridades

ut
guanajuatenses consideraban que se podría conseguir un buen maestro lancasteriano

lA
d ro
aumentando el sueldo de director de la escuela, pero esto no fue así.

de
da c
ie e lu
c. Finalmente, la Escuela Normal Lancasteriana

op d
Las presiones del Congreso del Estado al Ayuntamiento de la capital sobre el
Pr es
cumplimiento de las disposiciones decretadas para el arreglo de la instrucción pública
n

eran constantes, en especial el encargo de conseguir maestros para las escuelas de


on fi
s s sin

la capital.141 El cabildo capitalino, al no recibir respuesta a su invitación por parte


de los profesores de la ciudad de México, decidió probar suerte en Guadalajara. Sin
ho O,

embargo, el Director de la escuela lancasteriana de aquel lugar, Don Ricardo Jones,


ec IT
er TU

les respondió que estaba consciente de la falta de Maestros capacitados en el sistema


D RA

y que la escuela normal de esa ciudad aún no estaba en funcionamiento, pero que
os G

se ofrecía a enseñar dentro de un tiempo breve a los jóvenes de 20 a 26 años que


s l lar

le enviaran, para que posteriormente éstos se hicieran cargo de las escuelas de la


do p

capital. El Ayuntamiento agradeció la oferta del mencionado director, pero decidió


To em

que esperaría a que estuviera en funcionamiento la escuela normal para enviar a sus
profesores a capacitarse.142
Ej

Ante las dificultades para conseguir maestros, el Gobernador Carlos Montes


de Oca ordenó al Ayuntamiento de dicha ciudad elegir a dos individuos “en quienes
concurran las circunstancias que se requieren para la Dirección de dichas escuelas”
para que fueran enviados a la ciudad de México a instruirse en el sistema lancasteriano,

140
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión Ordinaria. 15 de Marzo de 1827.
141
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión Ordinaria. 19 de Abril de 1827.
142
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión Ordinaria. 23 de Mayo de 1827.

74
La realidad social: los hechos

pagándoseles los gastos de ida y vuelta y una dotación prudente por el tiempo en que
permanecieran en aquella ciudad.143 Proponía para tal efecto a los maestros Doroteo
Romero y Luis Rodríguez, este último preceptor de primeras letras de la villa de León,
quienes a su regreso ocuparían los cargos respectivos de acuerdo a la acreditación que
presentaran, siendo preferido el de mayor instrucción para la primera escuela.
En sesión del día 16 de junio, el cabildo analizó la propuesta del Gobernador,
determinando una variación respecto de los individuos que deberían ir a la ciudad de
México. El regidor Matías Santoyo, propuso que en lugar del preceptor de León, fuera
considerado Ignacio Luna, director interino de la primera escuela de hombres, quien
además de reunir las condiciones necesarias para tal efecto, ellos habían contraído

or
un compromiso con él cuando lo llamaron para ocupar el puesto, separándolo de

ut
la Secretaría del Supremo Tribunal de Justicia, donde se encontraba trabajando,

lA
d ro
prometiéndole ubicarlo en cualquier otra escuela una vez solucionada la falta de

de
da c
Director. Razones que fueron aceptadas por el Ayuntamiento, asignándoles una

ie e lu
“mesada” de 50 pesos a cada uno, durante los cuatro meses que permanecerían en la

op d
Capital de la República, tiempo que consideraban suficiente para aprender el nuevo
Pr es
sistema, ya que ambos profesores contaban con algunos conocimientos del mismo.144
n

Dichos profesores partieron a la Ciudad de México a finales del mes de julio, donde
on fi
s s sin

permanecieron hasta finales de noviembre.


En sesión de cabildo del día 6 de diciembre, el secretario del Ayuntamiento
ho O,

presentó los dos diplomas, expedidos por la “Asociación Lancasteriana de Méjico”, con
ec IT
er TU

los cuales Romero y Luna acreditaban estar examinados en el sistema de enseñanza


D RA

mutua. “Llenos de satisfacción quedaron los C. Capitulares al ver que Romero y Luna
os G

han correspondido a la confianza de este M. Y. Ayuntamiento quien hoy tiene el placer


s l lar

de presentar al público dos hábiles directores que a su moralidad y buena conducta,


do p

reunen los conocimientos que son de desearse”.145 En esa misma sesión se determinó
To em

que Doroteo Romero ocupara el puesto de Director de la Primera Escuela Normal


Lancasteriana, con un sueldo de $1,600.00 pesos anuales, más el pago de la renta de
Ej

su casa; y a José Ignacio Luna como Director de la segunda escuela de niños; más
como no estaba todavía en funcionamiento, se le dio el nombramiento de ayudante
de la primera con un sueldo de $600.00 pesos anuales, cuatrocientos por el cargo
de ayudante de la normal lancasteriana y doscientos más por enseñar a los niños a

143
AHG. Ramo Educación Pública. Documento 112, Caja 1, 9 de Junio de 1827.
144
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión Ordinaria. Sábado 16 y domingo 17 de Junio de 1827.
145
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión del día 6 de Diciembre de 1827.

75
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

escribir “trabajo que proporcionara en aquellas horas que menos haga falta en su
destino principal”. Las razones que fundamentaron dicha decisión fueron que, en
razón de que ambos presentaban la misma aptitud, se recurrieron al mérito, siendo
indiscutible el de Romero; ya que al hecho de haber servido durante muchos años
como director de la primera escuela de niños en circunstancias adversas –por la falta
de pago–, se sumaba la gracia de haber cedido al fondo de escuelas $600.00 pesos que
se le debían y que nunca le fueron pagados por el Ayuntamiento.146 Asimismo se les
recomendó a dichos profesores que pusieran todo de su parte para que “floresca un
sistema justamente recomendable particularmente en la primera escuela normal que
ha de ser la fuente de donde han de vever las demas escuelas del estado”. Y finalmente

or
el Regidor Matías Montoya propuso que el secretario del ayuntamiento diera aviso

ut
a la sociedad de la llegada de los directores y de la apertura de la primera escuela.

lA
d ro
Propuesta que fue aceptada y ejecutada al día siguiente por medio de “rotulones” en

de
da c
donde se leía lo siguiente:

ie e lu
op d
Pr es Aviso
La municipalidad de esta Capital, cumpliendo con lo prevenido en el Plan para
n
el Establecimiento y govierno de las Escuelas, sancionado por el H. Congreso
on fi
s s sin

Constitucional del Estado, y deseoso de que el sistema de enseñanza mutua se haga


extensivo en la Juventud, cuia educación mira como la primera de sus obligaciones; enbio
ho O,

a México a los Ciudadanos Doroteo Romero e Ignacio Luna, para que imponiéndose
ec IT

en tan útil método, lo plantearan en esta Capital. Estos individuos han merecido á
er TU

costa de su dedicacion, ser aprobados por aquella asociación Lancasteriana; y ahora


D RA

logra la suerte este Ayuntamiento, de presentar al publico dos haviles directores, que
os G

ha su moralidad y buena conducta, reunen la instrucción y conocimientos que son


s l lar

de desearse. El Ciudadano Doroteo Romero queda nombrado Director de la Primera


do p

Escuela Normal Lancasteriana, la qual se abrirá el lunes inmediato: y el Ciudadano


To em

Ignacio Luna queda igualmente nombrado Director de la 2ª Escuela que se habilitara


Ej

á la posible brevedad. Avisan al público confiada la Municipalidad que lo representa


le dará la satisfacción de que la juventud vaya á recivir la educación que sin perdonar
medio ni gasto le proporciona, como objeto preferente de sus desvelos.

Guanajuato, Diciembre 7 de 827.


B. Bustamante
Palacios147

146
Ibidem.
147
AHUG. Ramo Educación Pública. Documento 122, Caja 1, 7 de Diciembre de 1827.

76
La realidad social: los hechos

Así, la primera Escuela Normal Lancasteriana del estado inició sus actividades
el día 10 de diciembre de 1827.148 Aunque tal acontecimiento no fue informado al
gobernador Carlos Montes de Oca, quien envió un oficio al Ayuntamiento el día
17 del mismo mes en el que mencionaba que ya sabía que la nueva escuela estaba
en funcionamiento, pero solicitaba que el ayuntamiento se lo confirmara para dar
cumplimiento con lo estipulado en el artículo 7, de la ley número 21.149 El Ayuntamiento
contestó al Gobernador el día 28 siguiente, dándole los informes sobre la llegada de
los profesores de la ciudad de México y los nombramientos respectivos, además de
manifestarle que “Esta municipalidad no advirtió participacion a Nuestra Excelencia
que el dia 10 del corriente fue la apertura de nuestra escuela y solo se conformo con

or
anunciarlo al publico por medio de rotulones. Ahora lo verifica protestando a nuestra

ut
lA
excelencia su mas alta consideracion y respeto y bien persuadida de los deseos que lo

d ro
de
han animado por la buena disciplina y adelantos de la juventud”.150

da c
ie e lu
Desconocemos las razones que tuvo el Ayuntamiento para no informar al
Gobernador sobre un acontecimiento tan trascendente para el desarrollo del proyecto
op d
educativo estatal, ya que como hemos comentado anteriormente, cuando la escuela
Pr es
n
fue reinaugurada a la llegada de Gómez Maya, se hizo una ceremonia en presencia del
on fi

Gobernador; y en esta ocasión ni siquiera se le dio a conocer su reapertura.


s s sin
ho O,

2. Sus primeros años de vida


ec IT

A los pocos meses de haber iniciado sus actividades, el día 10 de agosto de 1828,
er TU

se llevó a cabo el primer examen público de la recientemente inaugurada escuela.


D RA

Dada la importancia que tuvo el evento para las autoridades estatales y municipales
os G

y como un ejemplo de cómo se desarrollaban dichos exámenes, a continuación se


s l lar

presenta íntegro el informe que fue enviado por el Secretario del Ayuntamiento, Luis
do p
To em

Palacios, al Gobernador del estado, Carlos Montes de Oca, en donde se detallan los
pormenores del evento.
Ej

Razón circunstanciada del Examen de la primera Escuela Normal de esta Capital


planteada bajo el sistema de enseñanza mutua, celebrado el día 10 de agosto del año
que corre á presencia del M. Y. Ayuntamiento de la misma, y en debida observancia del

148
AHUG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión del día 22 de Diciembre de 1827, p. 91.
149
Ibidem.
150
Ibidem.

77
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Artículo 23 del Plan que para establecimiento y gobierno de las Escuelas sancionó la H.
Asamblea Legislativa del Estado.
El Ciudadano Director principal del Establecimiento, ordenó al Instructor general
hiciera entrar a los de Escritura en sus respectivas clases, en las que esperaron á sus
dicipulos para comenzar el examen. El instructor por una ebolución lijera y graciosa
hizo sentar á todas las clases que guardaban una completa atencion, y pronuncio un
discurso en que admirando y encareciendo las ventajas del metodo de enseñanza
mutua, animó á sus Colegas para que con el mayor empeño se aprovecharan de su
utilidad. A esto se siguió otro discurso del Director principal análogo á un acto en que
presentaba las primicias de sus desvelos y afanes en obsequio de una Juventud tierna
puesta bajo su disciplina. Luego el Instructor general entregó al de Escritura el mando

or
ut
de todas las clases, y este en el ramo indicado las hizo trabajar con arreglo á lo que

lA
previene el Sistema. Concluido esto: presentó al M. Y. Ayuntamiento y Ciudadanos

d ro
concurrentes quadernos con planas de sus condicípulos; biendose en muchos de ellos

de
da c
ie e lu
una forma de letra gallardísima. Despues el General de Escritura entregó al de Lectura
las clases y este lo mismo que los anteriores arengó antes de mandarles. La 1ª satisfizo

op d
el conocimiento del Alfabeto: la 2ª Silavas de dos letras: la tercera de tres: la quarta de
Pr es
quatro: la 5ª palabras de dos silavas: la 6ª frazes y sentencias extractadas: la 7ª periodos
n

enteros; y la 8ª leyó cada niño en su libro, advirtiendo que todas las clases hicieron los
on fi
s s sin

tres procedimientos que manda el sistema.


Siguió el examen de Aritmética, precediéndolo la arenga del Director de ella. La 3ª
ho O,

clase leyó una larga cantidad y su análisis: la quarta manifestó su instruccion en la


ec IT
er TU

suma simple: la 5ª en la resta: la 6ª en la multiplicación: la 7ª en la Division; y la 8ª en


D RA

secciones los quebrados y compuestos, numeros denominados Decimales.


Trataron del examen en puntos de Doctrina Cristiana, preparado con el discurso de
os G

su Instructor. Este hizo que los niños explicaran el Compendio de la Fé. Siendo ya
s l lar

dadas las dos y media de la tarde, el C. Presidente del M. Y. Ayuntamiento ordenó se


do p

pasara a otra cosa; y en consequencia el Instructor del Catecismo Civil, presentó doce
To em

niños que lo explicaron con toda perfeccion.


Ej

Siguiose el reparto de los premios, con que finalizó el Examen”.151

151
AGGE. Fondo: Secretaría de Gobierno Siglos XIX y XX / Sección: Secretaría de Gobierno /
Serie: Municipios.

78
La realidad social: los hechos

Este informe hace evidente que para el ayuntamiento, así como para el gobierno
del estado se había logrado el primer objetivo del plan educativo estatal: la creación
de una escuela normal lancasteriana, con el propósito de capacitar a los profesores
del estado en el método de enseñanza mutua y así proseguir con el proyecto hacia la
expansión de la primera enseñanza a través de la creación de este tipo de escuelas en
todo el estado. Sin embargo, su desarrollo en los primeros años de funcionamiento no
fue en las mejores condiciones, pues a pesar de ser objeto del mayor de los cuidados
por parte de las autoridades municipales y estatales, el presupuesto destinado a la
educación a veces no era suficiente para el mantenimiento de una escuela de tales
dimensiones y los requerimientos del moderno sistema. Así lo demuestran algunos

or
informes relativos al funcionamiento de dicha escuelas, en los años posteriores a su

ut
lA
fundación.

d ro
de
En cuanto al objetivo de la capacitación de los profesores de las escuelas

da c
ie e lu
de primeras letras en el estado, al parecer la Escuela Normal inició de manera
satisfactoria con dicha tarea, así lo demuestran algunos de los documentos localizados
op d
correspondientes al año de 1828. Tal es el caso del expediente formado entre los
Pr es
n
meses de junio a noviembre, en razón de la solicitud que el profesor Miguel Saldívar
on fi

hizo para ocupar la preceptoría de Salamanca. En uno de los documentos que allí se
s s sin

incluyen, el solicitante manifiesta “acompaño a V. E. el Diploma de examen dado por


ho O,

el Director de la Escuela Normal de esa Capital”.152 O bien los documentos enviados


ec IT

por Doroteo Romero al Secretario de Gobierno, entre los meses de marzo a agosto, en
er TU

los que expresa haber recibido en la Escuela Normal a los profesores Mariano Carrión
D RA

de Acámbaro, Rafael Silva de Apaseo, Ignacio Morelos de Casas Viejas y Mariano


os G

Orozco de Salvatierra; todos ellos recomendados por sus respectivos Ayuntamientos,


s l lar

para que se capacitaran en el sistema de enseñanza mutua.153 También un documento


do p
To em

enviado al Gobernador del Estado, en el mes de mayo del mismo año, por parte de la
Junta de Inspectores de la Instrucción Pública del Estado, en el que manifiesta haber
Ej

“concurrido á los examenes de cinco profesores en la Escuela Normal Lancasteriana


de esta Capital, y acordó poner en conocimiento de V. E. que ya no hay mas sujetos
á quienes ecsaminar, por que uno venido de Acambaro convencido seguramente de
su ineptitud no se atrevió a llevar a cabo el ecsamen que había comenzado”.154 Otro

152
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios. 1828.
153
Ibidem.
154
Ibidem.

79
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

documento es el certificado expedido por Doroteo Romero en octubre de ese año, en


el que hace constar que la Señorita Guadalupe Moscoso, preceptora de la segunda
escuela de niñas de la capital, presentó y aprobó ante la Junta de Inspectores, el
examen sobre los conocimientos del método de enseñanza mutua.155
Otros documentos de años posteriores también dan cuenta de que la Escuela
Normal seguía cumpliendo con las tareas encomendadas. Uno de ellos del año de 1829,
enviado por Doroteo Romero al secretario de gobierno, informándole haber recibido
en la normal al profesor Ángel Ramírez remitido por el Ayuntamiento de San Luis de
la Paz, para su capacitación y acreditación en el sistema de enseñanza mutua. También
de ese año un oficio enviado al Gobernador por parte del Ayuntamiento de Silao,

or
solicitando que se aceptara como preceptor de aquel lugar a Antonio Acevedo, quien

ut
lA
contaba con el certificado correspondiente de haber sido aprobado en el sistema. Y

d ro
del año de 1830 un documento enviado por el Ayuntamiento de Celaya al Gobernador,

de
da c
ie e lu
solicitando sea examinado nuevamente, como lo marcaba la ley, al profesor Rafael
Silva, preceptor de primeras letras de aquella ciudad. Un certificado expedido por
op d
Doroteo Romero en el año de 1832 a favor del Profesor José Antonio Rodríguez, en
Pr es
el cual hace constar que el mencionado profesor fue examinado en el sistema de
n
on fi

enseñanza mutua en presencia del Inspector de instrucción Pública “satisfaciendo en


s s sin

él no tan solo los conocimientos del mismo sistema, sino los demas ramos elementales
ho O,

de la primera enseñanza detallados en el artículo 12 de la ley 118”.156 Y algunos otros


ec IT

documentos que sería ocioso detallar, creyendo suficiente con los enunciados para
er TU

demostrar el funcionamiento del establecimiento durante los años que abarca el


D RA

presente estudio.
os G

Por otra parte, los requerimientos para el buen funcionamiento de la escuela


s l lar

normal, no siempre fueron atendidos por las autoridades correspondientes debido a la


do p

falta de fondos destinados al ramo de la instrucción pública, ya fuese de la competencia


To em

del municipio, o bien del gobierno del estado. En un oficio dirigido al Vicegobernador
Ej

y Jefe de Policía del Departamento de Guanajuato, con fecha 4 de febrero de 1828, el


Gobernador del estado le da a conocer la información proporcionada por el Presidente
de la Junta de Inspectores, sobre el estado en el que se encontraba la escuela normal,
meses después de haber iniciado su funcionamiento, y como resultado de una visita
realizada a dicho establecimiento. De acuerdo a la Junta, en la escuela normal “la
falta de muchas cosas necesarias, hacen casi imposible que pueda estar en todo

155
Ibidem.
156
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios.

80
La realidad social: los hechos

corriente y con la perfección que conviene a lo que ha de ser el modelo de los demas
establecimientos de la misma clase que deben plantearse”,157 ante lo cual solicitaban
la intervención del Gobernador para que informara al Ayuntamiento de la ciudad
para que proporcionara los útiles necesarios “pues cualquier dilacion en este punto
acarrea el atraso de los que vengan a á cursar para ecsaminarse de profesores; y
por consiguiente el establecimiento de las demas escuelas del Estado”.158 Haciendo
hincapié en que lo más urgente de la lista de los útiles necesarios eran los juegos
de cartillas, pizarras, lápices, papel, plumas, pautas y las planchas de arena para las
mesas; ofreciéndose la Junta a conseguir de la ciudad de México los juegos de cartillas
en caso de que el Ayuntamiento no dispusiera de alguien que se las pudiera enviar por

or
correo.

ut
lA
Así lo hizo saber el vicegobernador al Ayuntamiento de la capital y el asunto fue

d ro
tratado en la sesión de cabildo del día 11, a través del regidor Jacinto Rodríguez, quien

de
da c
ie e lu
propuso que si así lo disponían los señores capitulares se encargaran las cartillas a la
ciudad de México. Aunque fue hasta el día 21 cuando se acordó que aprovechando la
op d
buena disposición de la Junta de Inspectores, ellos encargaran las cartillas, no siendo
Pr es
posible de momento el comprar los libros que se enunciaban en la lista de útiles “por
n
on fi

la suma escases de los fondos de escuelas”, debiéndose esperar hasta el mes de abril
s s sin

para poder realizar dicho gasto, y que la habilitación de plumas, lápices, pizarras
ho O,

y otros de los utensilios incluidos en la lista ya estaban previstos por la comisión


ec IT

de escuelas y los demás que faltaran los comprarían en el transcurso de ese mismo
er TU

mes.
D RA

Lo que parecía algo sencillo en un principio empezó a complicarse por la


os G

falta de presupuesto de parte del fondo de escuelas del Ayuntamiento. En el mes


s l lar

de septiembre aun no se habían proporcionado los mencionados útiles a la escuela


do p

normal. Las razones que argumentaba la comisión de escuelas eran que “en su concepto
To em

no son absolutamente necesarios, aunque el plan para instruccion de las Escuelas y


Ej

la junta de Inspectores lo exijen”, además de que los 400 pesos designados por el
Congreso en el plan para cubrir las necesidades de las escuelas no eran suficientes;
y se solicitaba que consultara al Gobierno de donde se cubrirían la cantidad de 400
pesos a la que ascendía el presupuesto de útiles que presentaba el Director.159

157
AHG. Ramo Educación Pública. Documento 132, Caja 1, 4 de Febrero de 1828.
158
Ibidem.
159
AHUG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión del día 6 de Septiembre de 1828, p. 424.

81
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

En la sesión de cabildo del día 13 del mes de noviembre, la Comisión de


Escuelas del Ayuntamiento presentó un dictamen ante el pleno, en relación con el
reclamo hecho por el Presidente de la Junta de Inspectores sobre la razón del porque
no se habían proporcionado los útiles a la escuela normal. Dicho dictamen expresa con
claridad las razones del Ayuntamiento sobre el particular en los siguientes términos:

M. Y. S. La Comision de Escuelas nombrada del seno de V. S. Para cuidar de los


adelantos o atrasos de este ramo, y observar los obstáculos que impiden sus progresos,
ha visto la incitación que hace a V. S. el Superior Gobierno a mocion de la Junta de
Inspectores con relacion a las faltas que observa dicha junta de utiles en la Escuela

or
Normal Lancasteriana, y pasa exponer su dictamen sobre el particular. Desde junio

ut
del año actual pidio la Comision de Escuelas al C. Director de la Normal una nomina

lA
d ro
de los utensilios que le faltaban, y efectivamente se presentó una lista cuyo importe

de
da c
sumaba 476 pesos. La Comision al presentar a V. S. la referida lista, observó que el

ie e lu
Decreto numero 36 solo permite un gasto anual de 100 pesos para la Escuela, y aunque
está persuadida de que esta asignacion debe estenderse despues de que en la Escuela
op d
Pr es
nada falte, debió hacerlo presente a V. S. para que se no crellese exagerada la lista
n
suponiendo en la Escuela un abio correspondiente. Cuando el presupuesto de que
on fi

hablo se presento a V. S. estaban los fondos escasos, y aunque este gasto era de toda
s s sin

preferencia V. S. dictamino en acuerdo de ____ que se informase y rebaje, quitándose


ho O,

los Catecismos de Geografía, y otros libros a la berdad inútiles en el estado actual del
ec IT

Establecimiento. El que habla cumplio con lo determinado debolviendo al Director la


er TU

lista y en este estado uso de una licencia que se concedió, y estubo ausente por un mes,
D RA

quedando entre tanto la Comision en otro C. Capitular que supone la Comision actual
os G

dio cuenta puesto que se mando suspender este gasto, hasta que publicado el Decreto
s l lar

51 que entonces se discutía pudiere resolver con bases seguras. Publicado este es de
do p

sentir la Comision que debe procederse a la habilitación de la escuela en todos aquellos


To em

utiles que se crean precisos para la enseñanza, y por lo mismo pide que se aprueve
el adjunto presupuesto, y se eleve original al Superior Gobierno del Estado para su
Ej

conocimiento. Guanajuato, Noviembre 13 de 1828.


Marañon.160

Al parecer, con esta información presentada al Gobierno del Estado y la


aceptación del Ayuntamiento para realizar los gastos necesarios para la compra de
útiles se daba por terminado el asunto, pues ya no se vuelve a mencionar en sesiones

160
AHUG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión del día 13 de Noviembre de 1828, p. 107 y ss.

82
La realidad social: los hechos

posteriores. De cualquier manera, esto nos permite apreciar un poco las dificultades
económicas presupuestarias que tuvieron que enfrentar tanto el Gobierno estatal
como el municipal para el sostenimiento de la escuela normal lancasteriana a los
pocos meses del inicio de su funcionamiento.
Por otro lado, la actuación de Doroteo Romero como director no estuvo exenta
de problemas. Según la información localizada en el libro de actas de cabildo en el mes
de octubre de 1828, se decidió en el pleno enviarle un oficio en el que se le exhortaba a
cambiar de actitud, pues la Comisión de Escuelas había informado sobre varias faltas
cometidas por él en contra de los alumnos. El oficio es más que elocuente acerca de
las mencionadas faltas cometidas por Romero, según el parecer de la Comisión de

or
Escuelas.

ut
lA
d ro
La Comisión de Escuelas y aun los Alcaldes Ordinarios han tenido quejas del mal trato

de
da c
ie e lu
que sufren los educandos de la escuela que V. dirije. El Y. Ayuntamiento de esta capital,
no pudiendo desentenderse de un comportamiento que cede en descrédito del Sistema

op d
de Lancaster, y muy ageno de lo que sus doctrinas previenen, y que lo hará odioso
Pr es
privándolo de la florescencia que le debe procurar, ha visto con sumo desagrado la
n
on fi

inmoderación con que V. aplica el castigo a unos jóvenes tiernos y nunca podrá permitir
s s sin

que se observe con ellos tan dura disciplina.


ho O,

Previene pues a Ud. que si para lo sucesivo no varía en el modo de manejarlos y se


ec IT
er TU

excede como hasta aquí en aplicarles castigos a su arbitrio a los que solo lo faculta el
D RA

sistema de enseñanza mutua, llegando este Ayuntamiento a justificarle su falta se verá


en la precision de suspenderlo de su destino.161
os G
s l lar

La aplicación del sistema de enseñanza mutua, especialmente en lo referente a


do p
To em

los castigos, fue motivo de serios problemas para el Gobierno del Estado, a tal grado
que llegó a proponerse su suspensión por parte de algunos municipios.162 En esta
Ej

ocasión Romero fue el blanco del reclamo del Ayuntamiento, aunque desconocemos
su respuesta ante tales acusaciones. Pero sabemos que Romero continuó al frente de
la Escuela Normal hasta el año de 1839, año en el que murió; lo que parece indicar
que el oficio enviado no tuvo consecuencias que lamentar. Romero fue, junto con

161
AHUG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión del día 9 de Octubre de 1828, p. 82.
162
Ver el capítulo correspondiente a los problemas en la implementación del proyecto
educativo.

83
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

José María Montero de Espinosa y José María Trasgallo; los autores del Reglamento
General para las Escuelas de Primera Enseñanza y del Reglamento para la Enseñanza
de Preceptores de Primeras Letras del Estado, publicado por el Gobierno del estado
en el año de 1831 y reimpreso en el año de 1840.
A la muerte de Romero, ocupó su lugar como Director de la Escuela Normal
Lancasteriana el profesor Antonio Acevedo, quien fungía como su auxiliar desde el
mes de octubre de 1830, año en que pasó a ocupar el cargo ante la renuncia de Ignacio
Luna, quien aceptó el ofrecimiento del Ayuntamiento de San Luis Potosí como Director
de la primera escuela de Hombres de aquella ciudad.
En conclusión, el proceso mediante el cual se llevó a cabo el establecimiento

or
de la escuela normal lancasteriana denota varios aspectos que es necesario considerar

ut
al tenor del contexto en cual emerge. Como primer punto es importante señalar que

lA
d ro
la planeación de su establecimiento surge en medio de un periodo de optimismo en

de
da c
el que se pensaba que la economía del naciente estado pronto iba a despegar hasta

ie e lu
alcanzar el desarrollo de los años anteriores a la colonia o incluso hasta a superarlos.

op d
En el plano municipal la estabilidad económica de las finanzas públicas hace pensar
Pr es
a los integrantes del Ayuntamiento en la posibilidad de mejorar el estado de las
n
on fi

escuelas públicas de la ciudad y reformar su sistema de enseñanza con el objetivo de


s s sin

modernizarlo y con el fin de que fuera el motor y el garante del desarrollo social. Y
en el plano estatal, el Congreso consciente de la necesidad de atender la educación
ho O,

pública da inicio a un proyecto educativo que tiene como fundamento la capacitación


ec IT
er TU

de sus profesores en los métodos más modernos de enseñanza. La confluencia de


D RA

intereses y objetivos provocó que en ambos niveles de gobierno se empeñaran en


os G

sacar adelante sus proyectos educativos.


s l lar

Por otro lado, los objetivos del gobierno estatal eran mucho más ambiciosos
do p

y rebasaban el simple establecimiento de una escuela normal en la ciudad capital. La


To em

centralización administrativa en todos los ámbitos de la vida política, social y económica


era la meta final del gobierno guanajuatense y mientras se fueron definiendo las
Ej

bases legislativas para lograrlo tuvo que enfrentar conflictos de traslape de facultades
con los gobiernos municipales, en este caso con el ayuntamiento de Guanajuato,
quien pretendía conservar las atribuciones que en materia educativa le asignaba la
legislación antecedente.
Finalmente, aunque el gobierno del estado mostró todo el interés posible en
la implantación de la escuela normal lancasteriana, apoyando con contactos en la
capital de la república o bien decretando sueldos atractivos para la contratación de
profesores capacitados en el sistema que se hicieran cargo de la escuela; una vez

84
La realidad social: los hechos

logrados sus objetivos la carga que dejó al ayuntamiento de la ciudad y el control


de sus finanzas a partir del año de 1828, provocaron que la normal lancasteriana
no pudiera desempeñarse con la eficiencia que se esperaba, aunque logró en sus
primeros años de vida responder a las necesidades para las que fue creada, aunque
fuera únicamente de manera parcial.

3. La apertura de escuelas y la expansión de la primera enseñanza


Una vez conocido el proceso mediante el cual fue posible establecer la primera escuela
normal lancasteriana en Guanajuato, primer objetivo del proyecto educativo estatal,
es necesario hacer un análisis del segundo objetivo que sería lograr la expansión de la

or
primera enseñanza mediante la apertura de escuelas públicas de primera enseñanza

ut
bajo el sistema lancasteriano. Para ello se requiere realizar un análisis comparativo

lA
d ro
de las escuelas de este tipo antes y después de la creación de la escuela normal para

de
da c
conocer su impacto social, describir el proceso realizado por el gobierno estatal para

ie e lu
la apertura de dichas escuelas, así como su contrastación con la legislación emitida al

op d
respecto para confrontar las metas y los resultados.
Pr es
En tal tenor, la información sobre la cantidad de escuelas de primeras letras
n

existentes en Guanajuato hacia finales del periodo colonial no es abundante. Algunos


on fi
s s sin

datos son proporcionados por Tanck de Estrada,163 quien presenta el siguiente cuadro
que incluye el número de escuelas de primeras letras existentes en los pueblos de
ho O,

indios en cada una de las subdelegaciones de la Intendencia de Guanajuato, hacia el


ec IT
er TU

año de 1798.
D RA
os G

Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de Guanajuato, 1798.


s l lar

Subdelegación Número de Número de Porcentaje de pueblos


do p

pueblos escuelas con escuela


To em

San Luis de la Paz 5 5 100


Ej

León 5 5 100
Celaya 29 9 32
San Miguel el Grande s.p.
Guanajuato s.p.
Total 39 19 50

163
Ver. Tanck de Estrada, Dorothy (1999). Pueblos de indios y educación en el México Colonial,
1750–1821. México. El Colegio de México, p. 250. Tanck de Estrada, Dorothy. “El gobierno munici-
pal y las escuelas de primeras letras en el siglo XVIII mexicano”, en Revista Mexicana de Investigación
Educativa. México. COMIE. Mayo–agosto de 2002, Vol. 7, Núm. 15, pp. 257–278.

85
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Información sin duda muy importante, aunque desgraciadamente incompleta


para los objetivos del presente apartado, pues sólo da cuenta de las escuelas existentes
en los pueblos de indios.
Como complemento, Anne Staples164 proporciona información importante
para conocer el número de escuelas públicas en el año de 1824, lo que completa la
información y da un panorama más general una vez considerando ambas fuentes.
Staples describe la existencia de 14 escuelas en los pueblos del estado, sostenidas
unas por los ayuntamientos locales o por los vecinos del lugar; y las dificultades varias
para establecer este tipo de instituciones en otros tantos pueblos de la entidad como:
Pénjamo, Rincón de Tamayo, Irapuato, San Luis de la Paz, San Felipe, Salvatierra,

or
entre otros.

ut
lA
Además de la información de Staples, podemos complementar este panorama

d ro
de
con los documentos localizados en los archivos locales que nos refieren la existencia

da c
ie e lu
en el año de 1817, de por lo menos 2 escuelas públicas de primeras letras para niños
y 2 para niñas en la capital de la Intendencia;165 en el año de 1823 una escuela pública
op d
de primera letras en Silao;166 en el año de 1824 una escuela pública de hombres y otra
Pr es
n
de mujeres en Celaya,167 y otra en San Miguel el Grande.168
on fi

Con este panorama se conoce de la existencia de varias escuelas de primeras


s s sin

letras en diferentes pueblos del estado, en los inicios del periodo independiente,
ho O,

aunque sin precisar cuáles eran consideradas escuelas públicas. Esta situación
ec IT

tampoco es aclarada por el Gobernador Carlos Montes de Oca, ya que al analizar la


er TU

información referida al año de 1825, como resultado del censo realizado en ese año,
D RA

ésta sugiere una lectura confusa. En el cuadro que se incluye en la memoria de ese
os G

año, con el nombre Plan que Manifiesta el Censo General del Estado de Guanajuato,
s l lar

en el apartado de Escuelas, solamente señala la existencia de 3 escuelas de niños y 2 de


do p
To em
Ej

164
Staples, Anne. “Panorama educativo al comienzo de la vida independiente”, en Vázquez,
Josefina Zoraida, Dorothy Tanck de Estrada, Anne Staples y Francisco Arce Gurza (1999). Ensayos sobre
la historia de la educación. México. El Colegio de México, pp. 101–144.
165
AHG. Ramo Educación Pública. Docto. 34. Caja 1. 1817–01–30.
166
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios. Caja 2,
Expediente 25.
167
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios. Caja 6,
Expediente 8.
168
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios. Caja 5,
Expediente 4.

86
La realidad social: los hechos

niñas en la capital y 1 escuela de niños en el pueblo de Xichú.169 Aunque en el mismo


cuadro, pero en el apartado de Clases de los CC. de que se componen las poblaciones
del Estado, en lo referente a los maestros de escuela, la información contenida es la
siguiente:
Pueblos y sus clases Maestros de escuela
Guanajuato 3
Silao, cong. 2
Irapuato, cong. 3
León, villa 9

or
Coesillo, pueblo 0

ut
Piedragorda, cong. 6

lA
Pénjamo, pueblo 0

d ro
de
1

da c
Valle de Stgo., pueblo

ie e lu
Salamanca, villa 2
Celaya, ciudad 3

op d
Apaseo, pueblo
Pr es 0
Chamacuero, pueblo 1
n
on fi

Jerécuaro, pueblo 7
s s sin

Santa Cruz, pueblo 0


ho O,

Neutla, pueblo 0
ec IT

S. Miguel Octopan, pueblo 1


er TU

Amoles, pueblo 0
D RA

S. J. de la Vega, pueblo 1
os G

Rincón de Tamayo, pueblo 1


s l lar

Huage, pueblo 1
1
do p

Acámbaro, pueblo
To em

Salvatierra, ciudad 5
Yuririapúndaro, pueblo 2
Ej

S. Miguel el G., villa 3


Hidalgo, villa 1
S. L. de la Paz, pueblo 2
Xichú, pueblo 3
Casas Viejas, pueblo 1
S. Felipe 0
Total 57

169
Montes de Oca, Carlos. Memoria de Gobierno, 1826, Anexo 1.

87
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Información por demás contradictoria, pero entendible al leer las advertencias


consignadas por el Vicegobernador Juan de Grandy, al pie del cuadro, al hacer la
siguiente anotación: “El Gobierno nunca podrá responder de la esactitud de éste plan;
porque no está satisfecho de los que se le remitieron de muchos pueblos en que ha
sido necesario casi adivinar para sacar lo que se ha estampado”,170 añadiendo además
que “Ningunos otros pueblos mas que los de Guanajuato y Xichú, dieron noticias de
las escuelas de primeras letras; aunque se sabe que en casi todos los demás las hay
establecidas”.171 Siendo esta la razón por la que el Gobernador afirmaba en el apartado
sobre el estado de la instrucción pública, contenida en la mencionada memoria que
“En casi todos los pueblos del estado hay Escuelas de primeras letras, pero todos bajo

or
el antiguo sistema; y solo en esta capital existe la lancasteriana, cuyo poco o ningún

ut
lA
progreso le ha sido demasiado sensible al Gobierno”.172

d ro
de
La percepción de Montes de Oca sobre la educación pública es pesimista en esta

da c
ie e lu
primera memoria de gobierno, pues aunado a lo anterior, añade sobre la problemática
que afectaba el desarrollo educativo:
op d
Pr es
Los adelantos que hace la civilización por esta parte no son como el propio Gobierno
n
on fi

desea: conoce en que consiste, y ve que no es fácil remediar el mal. Interin que el
s s sin

método de enseñar a los niños, no sea igual en todas partes, y que no se siga otro que el
ho O,

de Bell y Lancaster, siempre que subsistan los maestros actuales, en que exceptuando
ec IT

unos pocos, los demás ignoran hasta los principios más sencillos de lo que enseñan; y
er TU

mientras que los fondos del Estado no permitan hacer un desembolso suficiente, para
D RA

plantear las escuelas y pagar bastantemente a profesores hábiles en este ramo, nada
os G

debe conseguirse.173
s l lar
do p

Sin embargo, se manifiesta optimista al considerar que la educación avanzaría


To em

en manos del Estado, pues en su opinión “La experiencia nos enseña que este es el
Ej

único medio de que progresen tales establecimientos, y que donde el Gobierno los

170
Plan que manifiesta el Censo General del Estado de Guanajuato, con respecto a su pobla-
ción, industria agrícola, fabril, número de haciendas de campo, ranchos anexos e independientes de
ellas, curas, vicarios, clérigos, regulares, casas de beneficencia, límites de cada pueblo y clases de sus
habitantes, en Montes de Oca, Carlos. Memoria de Gobierno, 1826, Anexo 1.
171
Ibidem.
172
Ibidem.
173
Ibidem.

88
La realidad social: los hechos

protege, y los tiene por su cuenta, se les ve llegar al más alto grado de perfección,
mientras que en los otros solo subsiste una rutina cansada y dañosa, que enerva las
facultades intelectuales de los jóvenes, e impide el desarrollo de sus ideas.” Justificando
de esa manera la necesidad del control del Estado sobre la educación.
Mayor precisión proporciona la información contenida en la memoria de
gobierno correspondiente al año de 1826, en donde se señalaba que gracias a los jefes
de policía, recién instaurados en cada uno de los departamentos del estado, se había
podido reunir la información sobre “las fundaciones que ya en calidad de piadosas,
o ya bajo el conocimiento de los ayuntamientos, hay en varios lugares para escuelas,
con expresión de las que estén en corriente y las que no, y por que motivos; y reunidos

or
que fuesen, se formase por el mismo gobierno expediente general”.174 Quedando el

ut
lA
resultado de dichos trabajos con la información siguiente:

d ro
de
da c
ie e lu
Pueblos y sus clases Escuelas
de niños de niñas

op d
Guanajuato 1 1
Acámbaro
Pr es
n
Allende 2
on fi

Amoles
s s sin

Apaseo
ho O,

Casas Viejas 1 1
Celaya con Huage, Octopan, Rincón de Tamayo y S. J. de la Vega 3 1
ec IT
er TU

Chamacuero con Neutla 2 1


1
D RA

Hidalgo
Jerécuaro
os G

León con los pueblos del Rincón, S. Miguel y Coesillo 2 1


s l lar

Pénjamo 2 1
3
do p

Piedra Gorda
To em

Salamanca con Pueblo Nuevo 2


Salvatierra 8
Ej

San Felipe con el Bizcocho 1


Silao 3 1
S. Luis de la Paz 1 1
Santa Cruz
Valle de Santiago
Xichú
Irapuato 4
Yuriria 2
Total 38 8

174
Montes de Oca, Carlos. Memoria de Gobierno, 1827, p. 16.

89
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Aunque parece más acertada y creíble, deja ciertas inquietudes que es necesario
comentar. En orden de aparición en el cuadro, nos resulta poco comprensible que se
haya reportado en el año anterior la existencia de un sólo maestro entre Chamacuero
y Neutla, y en la información del año siguiente aparezcan 3 escuelas públicas
(entiéndase por estas tanto las piadosas como las manejadas por los ayuntamientos);
o bien en el caso de Jerécuaro, que para el año de 1825 se menciona la existencia
de 7 maestros de escuela y al año siguiente no se consigne ninguna en este lugar.
Y en situaciones parecidas encontramos la información sobre los pueblos de León,
Pénjamo, Piedragorda, Salvatierra, Silao e Irapuato. Sin embargo, a pesar de las
dudas que nos sugiere la información, se consideran los datos del año de 1826 como

or
las cifras oficiales manejadas por el gobierno del estado, en cuanto al número de

ut
lA
escuelas públicas existentes en el territorio. En este sentido, el hecho de que haya

d ro
de
una gran variación en el número de escuelas públicas reportadas de un año al otro,

da c
ie e lu
no es atribuible al aumento de escuelas públicas establecidas por el gobierno, sino a
la recopilación de la información estadística requerida por el mismo, lograda gracias
op d
a una mayor eficiencia de la estructura burocrática, es decir, a la intervención de los
Pr es
n
jefes de policía de cada uno de los departamentos.
on fi

Así lo ratifica Montes de Oca en la misma memoria al referirse al estado de la


s s sin

instrucción pública señala:


ho O,
ec IT

Ni podrá ser otra cosa mientras las supremas autoridades del estado no tomen una
er TU

parte activa en el establecimiento de las escuelas; pues aunque las hay especialmente
D RA

de hombres, en casi todos los lugares del estado, algunas con fundaciones y otras bajo
os G

el precario sostenimiento de contribuciones espontáneas, seguramente no proporciona


s l lar

la enseñanza que se necesita, cuando vemos que aun la dela capital planteada bajo el
do p

sistema de Lancaster y declarada normal del estado por el congreso constituyente, no


To em

ha surtido hasta hoy los efectos que se deseaban a pesar de que está suficientemente
Ej

dotada.175

Por una parte la preocupación de Montes de Oca ante la escasez de escuelas es


la falta de fondos para su establecimiento, aunque considera que con el crecimiento de
los fondos públicos que se esperaba que tuvieran los municipios, el congreso podría
llegar a establecer las escuelas de primera enseñanza que se habían propuesto en la
legislación correspondiente; pues reitera que “sola su protección –del congreso– será

175
Op. Cit., p. 17.

90
La realidad social: los hechos

capaz de ponerlos bajo un pie acertado y uniforme, reglamentándolos de modo que


los eleve a la perfección que demanda su propia importancia”.176
Aunque por otro lado tenía una preocupación igual o mayor: la falta de
maestros preparados para atender dichas escuelas, y necesarios para cumplir con
los objetivos y procesos planeados por el gobierno. En su opinión, la falta de fondos
había provocado la tolerancia de “hombres que propagan errores en todas líneas y
puerilidades ridículas, que en muchos permanecen hasta la vejez. Tal clase de maestros
lejos de disminuirse, se puede asegurar que existe hoy lo mismo que antes. Ni podrá
ser otra cosa mientras las supremas autoridades del estado no tomen una parte activa
en el establecimiento de las escuelas”;177 y a pesar de reiterar la existencia de escuelas

or
de primeras letras en la mayor parte de los pueblos del estado, consideraba que la

ut
lA
educación que se impartía no era la adecuada.178

d ro
de
La situación no podría ser de otra forma, ya que cuando se decretó en 1825

da c
ie e lu
por parte del gobierno del estado, que “A espensas de los fondos municipales de los
Pueblos remitirán los ayuntamientos a la Escuela Lancasteriana de esta Capital, que
op d
se declara Normal del Estado, un individuo de su aprobación, y confianza, para que
Pr es
n
se imponga del sistema de enseñanza mutua, que se establecerá en sus respectivos
on fi

lugares, cuando sea conveniente y practicable”.179 Las respuestas de los ayuntamientos


s s sin

no fueron muy satisfactorias. Por ejemplo, en el caso del ayuntamiento de Salamanca,


ho O,

éste se disculpó por no poder enviar a un profesor a expensas de los fondos públicos,
ec IT

debido a lo “exausto” de los mismos “que no tendran incremento hasta que sean
er TU

aprobados los arvitrios que a fines del año inmediato pasado propuso el Ylustre
D RA

Ayuntamiento a este Soberano Congreso”.180 O bien el caso de Yuririapúndaro en


os G

el cual no se pusieron de acuerdo los integrantes del ayuntamiento sobre de dónde


s l lar

se deberían sacar los fondos para financiar el viaje del profesor Manuel Juncal para
do p
To em

instruirse en la escuela de la capital;181 y es posible que en los mismos términos


estuvieran los municipios restantes.
Ej

176
Montes de Oca, Carlos. Memoria de..., 1827, p. 16.
177
Ibidem.
178
Ibidem.
179
AHUG. Ramo Educ. Púb./66/1/1825-04-02.
180
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios. C. 20, Exp. 9.
181
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios. C. 12, Exp. 13.

91
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Las cifras proporcionadas por Montes de Oca en su memoria de gobierno de


1827, vuelven a variar significativamente, pero ahora en términos negativos, como
182

lo muestra la siguiente tabla.


Pueblos y sus clases Escuelas
de niños de niñas
Guanajuato 1 2
Salamanca con Pueblo Nuevo 1
Irapuato 6 1
Valle de Santiago 1

or
Silao 1 1

ut
lA
Celaya con Huage, Octopan, Rincón de Tamayo y S. J. de la Vega

d ro
Salvatierra

de
da c
ie e lu
Acámbaro
Yuriria con Uriangato

op d
Apaseo Pr es
Chamacuero con Neutla
n
Santa Cruz
on fi
s s sin

Jerécuaro con Tarandacuao y Coroneo


ho O,

Allende 1
ec IT

Hidalgo
er TU

San Felipe con el Bizcocho


D RA

S. Luis de la Paz con Pozos


os G

Casa Viejas
s l lar

Xichú
do p
To em

León con los pueblos del Rincón, S. Miguel y Coesillo 2 1


Pénjamo
Ej

Piedra Gorda 1
Total 14 5

Al comparar la información presentada con el cuadro anterior, es notoria la


disminución del número de escuelas reportado. Mientras que las de niños bajaron de
38 a 14, es decir, 24 escuelas menos, las de niñas bajaron de 8 a 5, es decir 3 escuelas

182
Montes de Oca, Carlos. Memoria de Gobierno, 1828, Anexo 3.

92
La realidad social: los hechos

menos; lo que nos da un total de 27 escuelas menos reportadas. No existe ninguna


aclaración por parte del gobernador, ante lo cual se considera que hubo un ajuste y se
reportaron únicamente las escuelas sostenidas por los fondos públicos, exceptuando
las de las parroquias y conventos; ya que así parecen indicar los casos de Celaya en
donde se descuentan las 4 reportada en el año anterior, y esto no puede deberse a la
falta de información de dicha ciudad, ya que en el cuadro consignado en la memoria
sí se reportan los colegios existentes en el lugar; o bien el caso de Salvatierra que sí
reporta información sobre el estado de su población. Aunque esta situación no parece
corresponder al caso de Irapuato en donde aumentaron 3 escuelas de un año a otro,
situación que parece poco probable pues no se menciona el aumento de escuelas

or
públicas en la ya referida memoria correspondiente.

ut
lA
En el año de 1827, se expidió el decreto número 36,183 en el cual se incluye el plan

d ro
de
definido por el gobierno del estado para el establecimiento de las escuelas de primeras

da c
ie e lu
letras. El compromiso del Estado, para esos momentos, abarcaba el establecimiento
de dos escuelas en la capital del estado, una para hombres y otra para mujeres; y
op d
una por lo menos en cada uno de los pueblos que tuvieran ayuntamiento. Lo cual
Pr es
n
dependería de la formación de profesores capacitados en el sistema lancasteriano.
on fi

Asimismo se preveía el establecimiento de una escuela en cada uno de los pueblos que
s s sin

tuvieran más de mil habitantes, cuando las circunstancias lo permitieran, mientras


ho O,

tanto deberían seguir con las existentes hasta entonces. También se señalaba que
ec IT

los ayuntamientos deberían de organizar a la población para formar un plan para


er TU

el establecimiento de escuelas en aquellos pueblos, haciendas y rancherías que no


D RA

pasaran de mil almas, señalando el número necesario de ellas y los arbitrios con que
os G

habrían de mantenerse.
s l lar

Con base en esta información y a la consignada en el cuadro número 7


do p
To em

de la memoria correspondiente al año de 1827, citada anteriormente, deberían


existir escuelas, como primer paso del plan de establecimiento, por lo menos 2 en
Ej

Guanajuato, y una en cada uno de los pueblos siguientes: Silao, Irapuato, Salamanca,
Valle de Santiago, Celaya, Salvatierra, Yuririapúndaro, Acámbaro, Apaseo, Jerécuaro,
Chamacuero, Santa Cruz, Allende, Hidalgo, San Felipe, San Luis de la Paz, Casas Viejas,
Xichú, León, Pénjamo y Piedragorda; que eran los que tenían ayuntamiento hasta ese
entonces. Es decir, un total de 23 escuelas públicas de primeras letras, costeadas por
los fondos públicos.

183
Decreto número 36 de 29 de Agosto de 1827, en Decretos del Primer Congreso Constitucional,
espedidos desde 1º de Octubre de 1826, hasta 15 de Diciembre de 1828, p. 126.

93
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Ante lo cual el ánimo del Gobernar presentaba un optimismo de que seguro


lograrían muy pronto sus objetivos, en la memoria de 1828 refiere los grandes logros
que en esta materia se había realizado durante el año anterior.

... penetrado dela efusión del gozo más puro, me congratulo con los guanajuatenses,
y uniendo mis votos con los suyos, no puedo menos de tributar las más expresivas
gracias al honorable congreso del estado, a cuya munificencia se debe la plantación muy
próxima de escuelas de primeras letras en todas las municipalidades, ... a expensas del
erario; formando el más completo y mejor elogio de los dignos padres de la patria, el
decreto que bajo el número 21 expidieron para que la primera escuela de niños de esta

or
capital sea la normal; a fin de que los demás preceptores se instruyan y examinen en

ut
el sistema de Lancaster; el plan que formaron para las de ambos sexos en esta misma

lA
d ro
capital y el decreto número 36 en que se sisteman los ramos de primera, segunda y

de
da c
tercera enseñanza que se ha de dar en los expresados establecimientos.184

ie e lu
op d
Pr es
n
on fi
s s sin
ho O,
ec IT
er TU
D RA
os G
s l lar
do p
To em
Ej

184
Montes de Oca, Carlos. Memoria que el Gobernador del Estado de Guanajuato formó para
dar cumplimiento a la parte 8ª del Artículo 161 de la Constitución Federal, ampliándola en otros ramos para
conocimiento del Congreso del mismo Estado, todo por lo respectivo al año de 1827. 16 de Febrero de 1828,
Imprenta del Supremo Gobierno a cargo del C. José María Carranco.

94
La realidad social: los hechos

Sin embargo, la memoria correspondiente al año de 1829185 nos presenta la


siguiente información:
Pueblos y sus clases Escuelas
Dotadas por el estado Costeadas por particulares
De Hombres De Mujeres De Hombres De Mujeres
Guanajuato 1 2 5 3
Salamanca 0 0 0 0
Irapuato 0 0 6 1
Valle de Santiago 0 0 7 2

or
Silao 0 0 2 1

ut
Celaya 1 0 4 5

lA
d ro
Salvatierra 1 0 4 3

de
da c
Acámbaro 1 0 0 0

ie e lu
Yuriria 0 0 2 0

op d
Apaseo Pr es1 0 0 0
Chamacuero 1 0 0 0
n
Santa Cruz 3 0
on fi

0 0
s s sin

Jerécuaro 0 0 0 0
1 0 6 0
ho O,

Allende
Hidalgo 0 0 10 1
ec IT
er TU

San Felipe 1 0 0 0
D RA

S. Luis de la Paz 1 0 1 3
1
os G

Casa Viejas 1 0 2
0 0 0 0
s l lar

Xichú
León 1 0 12 14
do p
To em

Pénjamo 1 0 0 1
Piedra Gorda 1 0 0 1
Ej

Totales 13 2 64 36

Esta información es sumamente importante para los objetivos de este apartado,


ya que es la más cercana con la que se cuenta después del establecimiento de la
escuela normal lancasteriana, a finales del año de 1827, dado que desgraciadamente
no se cuenta con la memoria de gobierno correspondiente al año de 1828. Aunque

185
Montes de Oca, Carlos. Memoria de Gobierno, 1830. Anexo 4.

95
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

se cuenta con información parcial de algunos pueblos que refieren la existencia de


escuelas públicas costeadas por el Estado: 1 de hombres en Salamanca, que atendía a
30 alumnos; En Guanajuato 1 de hombres que atendía a 256 alumnos, y 2 de mujeres
en las que se atendía a 137 alumnas en una y a 94 en la otra; 1 de hombres y 1 de
mujeres en Silao, que atendía a 250 alumnos la primera y 50 la segunda; en Allende 1
escuela de hombres con 250 alumnos. Además el pueblo de San Luis de la Paz informa
haber suprimido la escuela existente en ese lugar por falta de fondos.186
La información presentada por el Gobierno del Estado en este cuadro
describe características importantes que es necesario comentar antes de compararla
con la anterior. Por primera vez se hace una distinción explícita entre las escuelas

or
“dotadas por el Estado” y las “costeadas por particulares”, ello nos lleva a entender

ut
lA
algunas diferencias con relación a la que contienen los cuadros anteriores para

d ro
de
algunos pueblos, aunque para otros no. Por ejemplo, en el caso de Irapuato, que en

da c
ie e lu
el cuadro correspondiente a 1827 consignaba 6 escuelas de niños y 1 de niñas, en
el cuadro correspondiente a 1829 dichas escuelas están enlistadas como costeadas
op d
por particulares y no consigna ninguna dotada por el Estado. También es importante
Pr es
n
señalar que ninguno de los pueblos cuenta con más de una escuela pública, a
on fi

excepción de Guanajuato, que reportó 2 escuelas para niñas, lo cual parece describir
s s sin

una situación más cercana al estado en el que se encontraban las escuelas públicas en
ho O,

este periodo.
ec IT

Al comparar las cifras que presenta el cuadro de 1829, en lo que a las escuelas
er TU

públicas –o dotadas por el estado se refiere– notamos que el número de las mismas
D RA

creció considerablemente en comparación al cuadro anterior, y esta afirmación no


os G

debe tenerse por errónea, pues si bien el número de las de niños que aparece en el
s l lar

cuadro de 1827 es de 14 y el del cuadro de 1829 es de 13; se debe tomar en cuenta el


do p
To em

análisis anterior de que las 6 escuelas reportadas por la villa de Irapuato en el año de
1827 parecen corresponder a escuelas costeadas por particulares, entonces el número
Ej

de escuelas existentes en 1827 baja hasta 8 escuelas de niños; y si descontamos de la


misma forma una en el caso de León, que parece estar en las mismas circunstancias,
entonces el número de escuelas públicas de niños se reduciría a 7. Luego entonces,
de 7 escuelas públicas, dotadas por los fondos estatales, existentes en 1827 se pasó a
13 escuelas en 1829. Un aumento de casi el 100%. Además llama la atención el hecho
de que la villa de Salamanca había reportado la existencia de 1 escuela de primeras

186
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios.

96
La realidad social: los hechos

letras dotada por los fondos estatales en el año de 1828 y en el cuadro de 1829 no
aparece esta información ¿Será esta situación consecuencia del establecimiento de
la escuela normal y del decreto número 36 expedido en 1827? Para dar respuesta
a dichas interrogantes contamos con los siguientes datos. Posterior a la apertura
de la escuela normal, como ya se comentó en el apartado correspondiente, se tiene
información sobre la aceptación a la misma de profesores de distintos pueblos del
estado entre los meses de marzo a agosto de 1828, entre los que se encontraban los
profesores Mariano Carrión, de Acámbaro; Rafael Silva, de Apaseo; Ignacio Morelos,
de Casas Viejas y Mariano Orozco, de Salvatierra; todos ellos recomendados por
sus respectivos ayuntamientos, para que se capacitaran en el sistema de enseñanza

or
mutua. Y del año de 1829 la información de haber aceptado para su capacitación y

ut
lA
acreditación al profesor Ángel Ramírez enviado por el Ayuntamiento de San Luis de

d ro
de
la Paz.187 Al observar el cuadro anterior se puede constatar que los pueblos antes

da c
ie e lu
mencionados remiten la información de contar con una escuela dotada por el estado;
información que no aparece en el cuadro correspondiente al año de 1827.

op d
Sin embargo, en el caso del maestro Antonio Acevedo enviado por el municipio
Pr es
n
de Silao, la información consignada en los cuadros no parece respaldar nuestras
on fi

afirmaciones; pues mientras Silao reporta para el año de año de 1827 una escuela de
s s sin

hombres y otra de mujeres, en el año de 1829 reporta 2 escuelas de hombres y una de


ho O,

mujeres, pero costeadas por particulares. Lo que nos hace pensar que las reportadas
ec IT

en el primer cuadro correspondían a escuelas particulares y con la llegada del maestro


er TU

Acevedo se estableció una más de este tipo.


D RA

Sin embargo, para Montes de Oca los resultados no eran los esperados y
os G

parece desilusionado de los avances logrados hasta el momento “Ni las continuas
s l lar

excitaciones del Gobierno, ni el empeño tomado por parte de las municipalidades


do p
To em

de los pueblos, han podido proporcionar que en todos ellos se establezcan las
escuelas de primeras letras, que deben tener costeadas por fondos del Estado, y
Ej

arregladas al sistema de Lancaster”.188 Y esto, en su opinión, era resultado de las


dificultades para conseguir maestros capacitados en el sistema que pudieran atender
las nuevas escuelas. Una evidencia clara de ello era que en el transcurso de ese año
solamente se habían logrado establecer dos escuelas más en el estado, la del pueblo
de San Luis de la Paz y la de la villa de San Felipe.

187
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios.
188
Montes de Oca, Carlos. Memoria de..., 1830, Op. Cit., p. 12.

97
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

En este mismo tenor, Benigno Bustamante, vicegobernador del estado, en su


memoria instructiva de 1830,189 nos presenta, con un poco más de detalle, la misma
situación al comentar que

... si hasta la presente no se perciben todos los adelantos que sería de desear, es sin
duda por las dificultades que presenta la variación absoluta en el sistema de enseñanza,
así como la ha habido en la forma de gobierno: de aquí es que solo el tiempo y la
experiencia podrán ir manifestando las reformas y mejoras necesarias para llevar a su
perfección los establecimientos de esta clase.190

or
Señalando que de las veintidós escuelas lancasterianas que debería de haber en

ut
el estado, de acuerdo a la legislación y el proyecto educativo implementando, solamente

lA
d ro
se había logrado establecer trece. Aduciendo como causa de ello la dificultad para

de
da c
encontrar profesores capacitados, tal como lo había manifestado Montes de Oca; pero

ie e lu
además agregaba otras dos causas para que los resultados no se hubieran logrado y que

op d
nos parecen de suma importancia; la primera de ellas era “la oposición que en algunos
Pr es
lugares ha habido respecto de este sistema”.191 Y la segunda, “... el demasiado rigor
n
on fi

con que algunos directores han querido llevar ciertas exterioridades anexas al sistema,
s s sin

tales, como los movimientos compasados, el uso de la caja para pasar a las clases, y
ho O,

la exactitud en que los niños marquen el paso; pero sobre todo, el código penal que
ec IT

rige en estas escuelas, lo que ha dado motivo, a que vulgarmente se diga, que los niños
er TU

solo van a aprender allí a ser soldados”. Proponiendo como solución a esta última el
D RA

que los directores de las escuelas de primeras letras, que eran quienes contaban con
os G

la experiencia de haber trabajado con el sistema, propusieran las reformas necesarias


s l lar

que habría que hacerle a los planes y reglamentos respectivos. Estas causas nos
do p

parecen en suma importantes para obstaculizar el desarrollo del proyecto educativo


To em

estatal, pero serán tratadas en su momento.192 Y destaca los adelantos mostrados por
Ej

los alumnos de las escuelas de San Pedro Piedragorda, San Felipe, Celaya, Casas Viejas
y Allende; principalmente hace énfasis en esta última donde atribuye a la experiencia
y conocimiento del profesor Gregorio Rodríguez los conocimientos adquiridos por
sus alumnos en los ramos de Caligrafía, Aritmética y Álgebra.

189
Bustamante Benigno. Memoria instructiva, 1830, Op. Cit.
190
Op. Cit., p. 12.
191
Ibidem.
192
Ver apartado sobre “Los problemas de la implementación del nuevo proyecto educativo”.

98
La realidad social: los hechos

Pudiera pensarse que nada se había adelantado en el establecimiento de las


escuelas de primera enseñanza desde la información proporcionada por la memoria
correspondiente al año de 1829 y la información descrita por Benigno Bustamante en
el año de 1830, lo cual parece significar que en un año no se habían logrado adelantos
en este sentido; pero cabe hacer notar que la memoria sobre el año de 1829 fue
presentada en febrero de 1830 y la de Bustamante en agosto del mismo año. Lo cual
nos hace entender la similitud de la información en uno y otro caso.
Para el año de 1831, en la memoria de gobierno correspondiente,193 el número
de escuelas públicas de primera enseñanza dotadas por el estado era el siguiente:

or
Municipalidades Escuelas dotadas por los fondos del estado

ut
De Hombres Dotaciones De Mujeres Dotaciones

lA
d ro
Guanajuato Primera Primera

de
1,600 600

da c
Doroteo Josefa Mazo

ie e lu
Romero
Segunda Segunda

op d
1,600 Guadalupe 400
Pr es Moscoso
n
Salamanca Miguel Olivares 600 300
on fi

Irapuato 500 300


s s sin

Silao Antonio Saldívar 600 300


Valle de Santiago 500 300
ho O,

Celaya 1,000 400


ec IT

Salvatierra Rafael Aguilar


er TU

600 300
Acámbaro Mariano Orozco 600 300
D RA

Yuriria 500 300


os G

Apaseo Jose Ma. Rodríguez 600 300


500 300
s l lar

Chamacuero
Mariano Pérez
do p

Santa Cruz 600 300


Gayón
To em

Jerécuaro 500 300


Ej

Allende Ignacio Luna 1,000 400


Hidalgo 500 300
San Felipe Juan Morelos 600 300
S. Luis de la Paz Angel Ramírez 600 300
Casa Viejas Ignacio Morelos 600 300
León 1,000 400
Pénjamo Fermín Molina 600 300
Piedra Gorda 600 300
Suma Pesos 15,200 Suma Pesos 7,300

193
Gómez de Linares, Manuel. Memoria de Gobierno, 1832, pp. 13-15.

99
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Antes de analizar el cuadro es importante señalar que el 9 de abril de 1831 se


expidió la ley número 118 que modificaba el plan de establecimiento de escuelas de
primeras letras consignado en el decreto anterior, en cuanto al número de ellas que
deberían existir en los pueblos del estado.194 Aunque seguía siendo prioritario para el
gobierno del estado su establecimiento en los lugares que contaran con ayuntamiento,
que ahora, según el cuadro eran solamente 21, por la disminución del pueblo de Xichú;
se aumentó el número de escuelas que debería haber en la capital y una de mujeres
en cada uno de los otros.
En opinión del Vice-gobernador Gómez de Linares,195 consideraba un acierto
importante en el desarrollo educativo el que se hubiera expedido la ley 118, el

or
reglamento general de enseñanza y el reglamento para los preceptores del estado; los

ut
lA
cuales significaban la nueva base de la cual partir para lograr el proyecto educativo

d ro
de
planteado con anterioridad. Siendo una prueba de ello la expedición de la convocatoria

da c
ie e lu
para “proveer en propiedad” las preceptorías de las escuelas de hombres y mujeres en
el estado, por lo menos en aquellos lugares en donde la ley lo prevenía, los pueblos
con ayuntamiento.
op d
Pr es
n
De acuerdo al cuadro cabe señalar que existen diferencias importantes
on fi

en cuanto a las escuelas que estaban establecidas en comparación con el cuadro


s s sin

anterior, el de 1829. Considerando que si tienen un maestros que las está atendiendo,
ho O,

aunque sea de manera interina, están en funcionamiento y si no aparece el nombre


ec IT

de algún profesor en la línea respectiva, se deberá entender que la escuela no está


er TU

en funcionamiento. En este sentido, los cambios percibidos, respecto del cuadro


D RA

de 1829, son los siguientes: se cerraron las escuelas de Celaya, Chamacuero, León y
os G

Piedragorda; pero se abrieron las de Salamanca, Santa Cruz y Silao. Así encontramos
s l lar

que existía una escuela menos respecto de las existentes en 1829, a las cuales se le
do p
To em

agregaba ahora la necesidad de abrir las escuelas de primera enseñanza para niñas.
Las razones del cierre o apertura de las escuelas de primera enseñanza son
Ej

desconocidas en la mayoría de los casos, aunque en algunos de ellos parece deberse


a cambios de los profesores por mejores ofertas de trabajo. Por ejemplo, contando
ya con nombres de profesores que atendían las escuelas, como es el caso de Ignacio
Luna, quien era ayudante de la primera escuela de la capital y normal del estado y que
fue uno de los maestros enviados a la ciudad de México, por el gobierno del estado

194
Número 118 (Decreto de 9 de Abril de 1831). Ley que reglamenta la enseñanza pública en
el Estado, en Op. Cit.
195
Gómez de Linares, Manuel. Memoria de 1832, Op. Cit.

100
La realidad social: los hechos

a capacitarse en el sistema de enseñanza mutua, junto con Doroteo Romero. A su


regreso, Romero fue nombrado director de la primera escuela de niños e Ignacio Luna
como ayudante con una dotación de 400 y 200 para la enseñanza de las niñas; mientras
se establecía la segunda escuela de la capital. Al parecer, la mencionada escuela nunca
fue establecida, por lo menos hasta esta fecha de 1831, y por los elogios hechos por
Bustamante al profesor Gregorio Rodríguez, de la ciudad de Allende, como un hombre
experimentado y conocedor; se puede pensar que ante la renuncia o muerte de éste,
Luna fue requerido en dicha ciudad, dejando el de ayudante por una mayor dotación
de $1,000 pesos anuales.
Respecto de la convocatoria emitida por el gobierno del estado, con fecha 19

or
de enero de 1832, con la intención de “proceder a la provisión en propiedad de los

ut
lA
Preceptores de las Escuelas de primeras letras así de hombres como de mujeres”,196 se

d ro
de
puede pensar que fue una medida acertada ante la falta de profesores capacitados en

da c
ie e lu
el sistema lancasteriano, y ante la falta del cumplimiento de la ley y de los objetivos
de su programa educativo.

op d
Desafortunadamente no contamos con más información estadística para los
Pr es
n
años de 1832 a 1835, para conocer los resultados de la convocatoria, aunque podemos
on fi

inferir, por los decretos expedidos en estos años, que en el periodo que abarca esta
s s sin

investigación no fue posible establecer escuelas de primera enseñanza bajo el sistema


ho O,

lancasteriano en todos los pueblos con ayuntamiento; considerando que la razón para
ec IT

ello fue la falta de profesores capacitados en el sistema de Lancaster, lo que evitó que
er TU

el gobierno guanajuatense cumpliera sus objetivos en este sentido y, por lo tanto,


D RA

también los objetivos de la escuela normal. Los decretos que nos permiten inferir lo
os G

anterior son el número 204, de 12 de abril de 1833;197 en el cual se deroga el artículo


s l lar

18 de la ley 118, en cuanto al requisito de que los profesores examinados deberían


do p
To em

contar por lo menos con 25 años de edad; supliendo dicho requisito con el hecho de
que el gobierno se aseguraría a través de los medios que considerara convenientes
Ej

“de la moralidad, juicio e instrucción de las personas” que habrían de cubrir las
preceptorías.
Otro decreto, el número 253, de 24 de enero de 1834,198 menciona que el gobierno,
ante la falta de profesores lancasterianos que se hicieran cargo de las escuelas de

196
AHUG. Ramo Educación Pública/214/1/1832-01-27.
197
Decreto Número 204 (12 de Abril de 1833), en Op. Cit.
198
Decreto Número 253 (24 de Enero de 1834), en Op. Cit.

101
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

primeras letras que faltaban, de acuerdo a la ley “se establecerán y costearán por los
fondos de instrucción pública, las enunciadas escuelas, con los profesores y métodos
que se pueda en calidad de provisionales, dotándolas en este caso con las cantidades
que el gobierno crea justas y equitativas”.
Y finalmente, en la ley número 275, de 9 de mayo de 1834,199 se decretó que
la misma medida establecida en el decreto anterior, sería aplicable a las escuelas de
primera enseñanza que deberían instaurarse en los pueblos que pasaran de mil almas,
como lo establecía el artículo 14 de la ley 118, tanto de hombres como de mujeres.
Señalando además un plazo de noventa días después de publicada esta ley, para que
se establecieran dichas escuelas.

or
En conclusión, podemos considerar que, al no lograr el gobierno del estado sus

ut
lA
objetivos previstos en el sentido de la expansión de la primera enseñanza, se considere

d ro
de
un “fracaso” para su proyecto educativo. Sin embargo, si hacemos una comparación

da c
ie e lu
de la situación de la educación pública antes y después de la independencia los
logros alcanzados son muchos y muy importantes, considerando no únicamente la
op d
estructuración de una legislación que organizaba este ramo, sino también los hechos
Pr es
n
que se concretaron en la implementación de una escuela normal, la capacitación de
on fi

profesores y el establecimiento de escuelas públicas. Sin embargo, intentando ir un


s s sin

poco más allá de lo evidente (falta de profesores y de fondos públicos), y tratando


ho O,

de encontrar posibles respuestas de este “fracaso” parcial, en el siguiente apartado


ec IT

abordaremos un intento de explicación más profunda.


er TU
D RA
os G
s l lar
do p
To em
Ej

199
Decreto Número 275 (9 de Mayo de 1834), en Op. Cit.

102
Capítulo iii
Problemas en la implementación del sistema educativo

or
ut
E l análisis de cómo se llevó a cabo la implementación del proyecto educativo del

lA
d ro
gobierno del estado ha evidenciado que logró cumplir sus objetivos de manera

de
da c
ie e lu
parcial, por lo menos durante el periodo en estudio. Si bien se estableció la escuela
normal lancasteriana como primer paso del mencionado proyecto y detonante del
op d
mismo, con base en la legislación correspondiente; no se logró crear las escuelas de
Pr es
n
primeras letras en cada uno de los municipios con ayuntamiento, como lo prevenía
on fi

la ley, lo cual evidenciaba que tampoco la escuela normal cumplió con los objetivos
s s sin

para los que fue creada, capacitar a los profesores en el nuevo sistema a fin de que
ho O,

se abrieran las mencionadas escuelas. Algunos de los problemas que obstaculizaron


ec IT
er TU

dichos objetivos se han hecho evidentes a lo largo de los capítulos anteriores, tales
D RA

como la falta de profesores capacitados en el sistema lancasteriano y la falta de


os G

fondos públicos en los pueblos para abrir las escuelas. Sin embargo, se considera que
s l lar

no fueron los únicos. Hace falta indagar también acerca de los problemas sociales y
do p

pedagógicos que acarreó la implementación del sistema. Es el objetivo de este capítulo


To em

analizar con mayor detalle dichos problemas a fin de identificar hasta dónde pudieron
Ej

influir en el incumplimiento del proyecto educativo estatal.

1. La falta de profesores capacitados


Sin duda, uno de los principales problemas que se evidenciaron a lo largo de los
capítulos anteriores fue la dificultad para encontrar maestros capacitados en el sistema
de enseñanza mutua, elementos fundamentales en los cuales se basaba el proyecto
educativo guanajuatense. No se puede hablar de la inexistencia de profesores de
primeras letras en general, pues los resultados del censo de 1825 reportan por lo
menos 57 maestros de escuela. Lo mismo en la información proporcionada por el

103
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Gobernador Montes de Oca en las memorias de gobierno de diferentes años donde


consigna la existencia de un buen número de ellos, incluso muy superior al que se
necesitaba para cubrir las plazas que se requerían de acuerdo a la ley. En el año de
1826 se reportaron 46 en total, entre hombres y mujeres. En el año de 1827, 19 hombre;
en el de 1829 es notoria la existencia de profesores, pues se reportan 15 en las escuelas
dotadas por los fondos del estado y 100 en las escuelas costeadas por particulares. Y en
el año de 1831 se reportan 12 profesores y 2 profesoras en las escuelas del gobierno, y
100 en las escuelas particulares. En este sentido debemos preguntarnos ¿cuáles fueron
las razones que impidieron que alguno de los tantos maestros de escuela existentes
en el estado se capacitara en el sistema lancasteriano y trabajara en alguna de las

or
escuelas públicas que contemplaba la legislación?

ut
lA
Una de las respuestas más obvias parecería ser el sueldo que percibían

d ro
de
los profesores. Intentando dar una respuesta fundamentada a esta interrogante,

da c
ie e lu
partiremos de una de las razones en las que basó su solicitud de aumento de sueldo
el primer maestro lancasteriano contratado para establecer la primera escuela de la
op d
ciudad capital bajo el mencionado sistema, José Ortega, quien afirmó en el año de
Pr es
n
1825 que si él se dedicara a la enseñanza particular tendría un sueldo muy superior
on fi

al que le otorgaba el ayuntamiento, que era la cantidad de $1,000.00 anuales, más


s s sin

la renta de una casa en donde vivir. Ortega afirmaba “Supongamos que yo por mí
ho O,

pusiese un aula de solo cien discipulos (…) por muy bajo que cada uno me pensionase
ec IT

lo haria con tres pesos mensuales, que me sumarian al año tresmil seiscientos pesos,
er TU

y me restarian el trabajo y menos cabo de mi salud”.200


D RA

Basándonos en esas declaraciones, se analizará si el sueldo que se pagaba por


os G

la atención de una escuela pública de primeras letras en el Guanajuato independiente


s l lar

fue un motivo para que no se decidieran los profesores de las escuelas particulares
do p
To em

a concursar por optar por una de las plazas que ofrecía el gobierno del estado. Si
bien se ha evidenciado a lo largo del trabajo que una de las medidas tomadas por el
Ej

congreso estatal en este sentido fue proporcionar un sueldo atractivo a los profesores
para incentivarlos a capacitarse y cubrir las preceptorías de los diferentes municipios
del estado. Así lo demuestra, por una parte, el contenido existente en las diferentes

200
Expediente instruido con motivo de haber procurado el Ilustre Ayuntamiento de esta capi-
tal, que el maestro de primeras letras de la escuela lancasteriana Ciudadano José Ortega, se sujetase a
los articulos reglamentarios que le previno para las horas de asistencia y otros objetos importantes ó
igualmente por no haber accedido á la solicitud que hizo de aumento de sueldo. Guanajuato. Año de
1825. Impreso en la Oficina del Gobierno á cargo del Ciudadano José María Carranco.

104
Problemas en la implementación del sistema educativo

leyes decretadas, en las que se incluyó este apartado; y por el otro las manifestaciones
repetidas que hicieron los representantes gubernamentales tanto estatales como
municipales, por ejemplo cuando se trató de conseguir un maestro capacitado para la
escuela lancasteriana y se asignó un sueldo “atractivo” para que se animaran a aceptar
los profesores de la ciudad de México. ¿Pero qué tan atractivos pudieron ser dichos
sueldos que no causaron el efecto deseado? ¿Puede considerarse un sueldo decoroso en
comparación a otros sueldos del periodo en estudio? En tal sentido se hace necesario
realizar un análisis de la evolución de los sueldos de los profesores antes y después de
las medidas tomadas por el gobierno estatal, a fin de determinar si su situación, tuvo
una variación significativa; y posteriormente hacer una comparación con los sueldos

or
que se pagaban a otras profesiones u oficios para comprender su estatus económico y

ut
lA
las posibilidades de llevar una vida decorosa.

d ro
de
Tanck de Estrada201 señala que para el periodo que va entre 1750 y 1810, el

da c
ie e lu
sueldo promedio anual que percibía un profesor de primeras letras de un pueblo
de españoles era de 353 pesos aproximadamente; por su parte los profesores de los
op d
pueblos de indios tenían un salario promedio de 250 pesos. Los lugares en los que
Pr es
n
se reportaron salarios más altos, en el caso de los pueblos de españoles, fueron:
on fi

Chihuahua, con 600, Querétaro y Veracruz con 500 y Zacatecas con 456 pesos. Todos
s s sin

ellos reportados en el año de 1803. En el caso de los pueblos de indios, los sueldos
ho O,

más altos fueron en: Tenancingo con 500, en el año de 1805; Tepotzotlán y Pátzcuaro,
ec IT

con 300, pero que no se consigna fecha de reporte; los cuales debieron ser casos
er TU

excepcionales ya que el resto de los pueblos de indios no pasaba de los 200 pesos. Y
D RA

los más bajos se reportaron en San Luis Potosí y Mérida, con 150, sin fecha, para el
os G

caso de los pueblos de españoles; y en el caso de los pueblos de indios los sueldos más
s l lar

bajos fueron en Tepic, Nayarit; en San Juan de Llanos, en Puebla; en Santiago Tuxtla,
do p
To em

en Veracruz; o en Charo, en Michoacán; entre otros; con un sueldo de 150 pesos, pero
no se señala el año en que se reportó la información.
Ej

En este documento, solamente aparece una escuela por la Intendencia de


Guanajuato, que funcionaba en la capital, en el convento de betlemitas, cuyo maestro
percibía un sueldo de 300 pesos anuales, en el año de 1741; el cual puede considerarse
un buen sueldo comparado con los anteriores y en el año en que fue reportado.
Sobre Guanajuato, contamos con mayores informes de periodos más recientes,
bástenos referir el sueldo de Doroteo Romero como director de la primera escuela de

201
Tanck de Estrada, Dorothy. “El gobierno municipal y las escuelas de primeras letras en el
siglo XVIII mexicano”, Op. Cit.

105
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

niños de la capital, en el año de 1811, el cual era de 33 pesos, 2 ½ reales al mes; un


total de 400 pesos anuales, aproximadamente. Y el de María Luisa Gadea, maestra
de la primera escuela de niñas de la capital, quien percibía un sueldo de 29 pesos, 1
real mensual; un total de 350 pesos anuales aproximadamente. Sueldo que Romero
percibió hasta que fue despedido en 1824, ante la llegada de José Ortega como director
lancasteriano.
Con la implementación del nuevo sistema de enseñanza mutua, José Ortega
ocupó la dirección de la primera escuela de niños con un sueldo de $1,000 anuales,
más la renta de una casa en donde vivir. Mismo sueldo que recibió Joaquín Gómez
Maya, sustituto de Ortega. Comparado con el sueldo de Romero, es evidente que

or
ante la necesidad de encontrar un maestro capacitado en el sistema lancasteriano, el

ut
lA
gobierno del estado decidió aumentar el sueldo que percibían los maestros “antiguos”

d ro
de
de manera considerable, por lo menos en el caso de la primera escuela de la capital.

da c
ie e lu
En la primera ley en que se decreta la cantidad que deberían ganar los maestros
que ocuparían las preceptorías de las nuevas escuelas dotadas por el Estado, se señala
op d
que “el máximun (…) para los profesores (…) será el de mil pesos, y el mínimun el
Pr es
n
de seiscientos, exceptuándose el de la escuela normal”.202 Habrá que recordar que el
on fi

decretar estos sueldos fue visto como un aliciente, por parte del gobierno estatal y el
s s sin

municipal, para encontrar un buen maestro para la escuela normal.


ho O,

Posteriormente, la ley número 118 detallada aún más dichos sueldos al señalar
ec IT

que: “Los del Director y preceptores de las escuelas, serán asignados por el Gobierno,
er TU

prévio informe de los ayuntamientos respectivos, debiendo ser el máximun de mil


D RA

pesos y el minumun de trescientos, y no pasar de mil y seiscientos el del Director; pero


os G

á los profesores actuales que tienen ya sueldo señalado, no se les podrá disminuir el
s l lar

sueldo señalado que disfrutan”.203 Existe una disminución en el mínimo que deberían
do p
To em

disfrutar los profesores de las escuelas; sin embargo, habrá de recordar que la
mencionada ley contemplaba la apertura de escuelas no solamente en los municipios
Ej

con ayuntamiento, sino la posibilidad de hacerlo en cada uno de los pueblos que
tuvieran más de “mil almas”; además de pretender establecer una escuela de niñas
en cada uno de los municipios con ayuntamiento, lo cual significaba una diferencia
importante en el sueldo designado, como podrá observarse a continuación.

202
Decreto número 36, de fecha 29 de Agosto de 1827, en Op. Cit., p. 130.
203
Decreto número 118, 9 de Abril de 1831. “Ley que reglamenta la enseñanza pública en el
Estado”, en Op. Cit., p. 14.

106
Problemas en la implementación del sistema educativo

Cuando el gobierno del estado convocó a los profesores para cubrir las
preceptorías en calidad de propiedad, en el mes de enero de 1832, señaló detalladamente
los lugares, los tipos de escuela y los sueldos que recibirían los profesores, a partir
de las dos características anteriores.204 En dicha convocatoria son observables tres
diferencias muy marcadas en cuanto a la designación de los mismos: la primera de
ellas era una diferencia geográfica-administrativa, es decir, existía una variación del
sueldo dependiendo del municipio en el cual se ubicaran las mencionadas escuelas;
la segunda obedecía a una consideración de género, en el sentido de que existía una
diferencia importante en cuanto al sueldo de las maestras y el de los maestros; y
finalmente la percepción del sueldo del director de la escuela normal, el cual era el

or
más alto de todos.

ut
lA
La última diferencia es demasiado explícita como para no entenderla, el

d ro
de
director de la escuela normal lancasteriana percibía un sueldo mayor debido a la

da c
ie e lu
responsabilidad de atender, además de la enseñanza de las primeras letras, la
capacitación de los profesores en el sistema de Lancaster. Sobre la diferencia de
op d
género no se han encontrado evidencias que hagan explícitas las razones ya que la
Pr es
n
labor desempeñada era la misma. Aunque se sabe que era prioritario para el gobierno
on fi

la atención de los varones.


s s sin

Para explicar la diferencia geográfica–administrativa, es necesario remitirnos


ho O,

a la clasificación de los pueblos del estado que hizo el Gobierno estatal en el año
ec IT

de 1828;205 en la cual, de acuerdo a criterios fiscales, los pueblos fueron clasificados


er TU

como de primera, segunda y tercera clase; siendo los primeros las cabeceras
D RA

departamentales: Guanajuato, Celaya, Allende y León. Los de segunda clase eran:


os G

Silao, Irapuato, Salamanca, Valle de Santiago, Salvatierra, Yuririapúndaro, Acámbaro,


s l lar

Apaseo, Jerécuaro, Chamacuero, Santa Cruz, Hidalgo, San Felipe, San Luis de la Paz,
do p
To em

Casas Viejas, Xichú, Pénjamo y Piedragorda; que eran pueblos anexos que contaban
con ayuntamiento. Y finalmente los de tercera clase que eran: Pueblo Nuevo,
Ej

Uriangato, Coroneo, Tarandacuao, Bizcocho, Coesillo, San Francisco del Rincón,


Purísima del Rincón y San Miguel de León; pueblos que contaban con un alcalde
constitucional. En este tenor, el siguiente cuadro comparativo nos permitirá conjuntar

204
AHUG. Ramo Educ. Púb./214/1/1832-01-27.
205
Dictamen de la Comisión de Hacienda presentado al H. Congreso sobre el arreglo de los
ayuntamientos. Guanajuato. Imprenta del Supremo Gobierno, a cargo del C. J. M. Carranco. 1828.
15 pp.

107
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

ambas informaciones y comprender las relaciones entre esta clasificación y los sueldos
asignados a los profesores en la convocatoria.

or
ut
lA
d ro
de
da c
ie e lu
op d
Pr es
n
on fi
s s sin
ho O,
ec IT
er TU
D RA
os G
s l lar
do p
To em

En el cuadro es observable la coincidencia de la asignación de sueldos con


relación a la clasificación de los pueblos establecida por el gobierno estatal en 1828,
Ej

sin embargo, existen diferencias no explicadas en algunos casos: Irapuato, Valle de


Santiago, Yuriria, Chamacuero, Jerécuaro, e Hidalgo; siendo municipios de “segunda”,
se les asignó un sueldo inferior al de las otras escuelas de hombres; en comparación
a los sueldos de los profesores de los municipios de la misma categoría a los que se
les asignó un sueldo de 600 pesos. Probablemente la diferencia se debió al número de
habitantes existentes en estos municipios, o bien a los recursos de los municipios en
cuestión, ya que como la ley lo marcaba, la asignación del sueldo sería a partir de la
consulta que se hiciera con los ayuntamientos respectivos.

108
Problemas en la implementación del sistema educativo

También es importante señalar que en la convocatoria solamente se incluyó


a los pueblos de primera y segunda clase, es decir, los que la ley 118 contemplaba
como los municipios con ayuntamiento, y los cuales se habían fijado como el primer
objetivo de la implementación del proyecto educativo, después de la creación de la
escuela normal. Las escuelas que deberían abrirse en los pueblos de tercera clase,
debemos entenderlos como aquellos de más de mil habitantes, según la misma ley
118, no fueron incluidos todavía, puesto que no se había cubierto la meta anterior.
Regresando a nuestro objetivo principal, los profesores de las escuelas
públicas de primera enseñanza tenían asignado un sueldo de 550 anuales en 1832;
que comparado al sueldo que se percibía en el último periodo colonial, como sueldo

or
promedio para el año de 1810, tuvo un aumento de 50% aproximadamente; aunque en

ut
lA
algunos pueblos de españoles ya reportaban un sueldo mayor o igual al que aquí se

d ro
de
enuncia como promedio, aunque inferior si se considera a los sueldos percibidos por los

da c
ie e lu
profesores en los municipios de primera clase. Ahora, comparado el sueldo promedio
en 1832 con el que percibía Doroteo Romero en 1811 que era aproximadamente de
op d
400 pesos, hubo un aumento del 25% aproximadamente. Pero si se compara el sueldo
Pr es
n
en relación a que Doroteo Romero era profesor de la primera escuela de niños de
on fi

la capital, entonces la diferencia de sueldos aumenta hasta un 150%, si se compara


s s sin

al maestro de la segunda escuela de niños, o bien hasta un 300% si se compara con


ho O,

el sueldo asignado al director de la primera escuela de la capital, considerando que


ec IT

también atendía la escuela normal.


er TU
D RA
os G
s l lar
do p
To em
Ej

109
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Ahora, al hacer una comparación de los sueldos que percibía un profesor de


escuela pública de primeras enseñanza, en relación con sueldo de otros profesionistas,
encontramos la siguiente información.

Empleos y Cátedras Dotaciones Anuales


Rectorado 1,200
Vice – rectorado 800
Primer curso de matemáticas 800
Gramática francesa 600
Dibujo 1,200
Cronología, geografía e historia 600
Gramática latina 600

or
Lógica, metafísica y moral 600
Elementos de retórica y nociones de religión por principios 600

ut
Economía política y estadística, y derecho natural y de gentes 1,200

lA
Derecho civil y canónico 800

d ro
Derecho civil y público 1,000

de
da c
Derecho criminal 1,000

ie e lu
Sagradas escrituras y lugares teológicos 800
Teología moral y liturgia 600

op d
Segundo curso de matemáticas 1,000
Física Pr es 1,200
Química 1,200
n
Mineralogía 1,000
on fi

Delineación con encargo de sustituir a los catedráticos de la carrera de minería 600


s s sin

Sueldo percibido por los profesores del Colegio de la Capital del estado en el año de 1832.206
ho O,
ec IT

Con relación a los profesores que impartían cátedras en la segunda y tercera


er TU

enseñanza en el Colegio de la Capital, los sueldos de los profesores de escuelas


D RA

públicas de primera enseñanza estaban muy bien pagados. Considerando únicamente


os G

el sueldo de los hombres, pues éstos, principalmente en las escuelas de las cabeceras
s l lar

departamentales, rebasaban la mayoría los asignados a las cátedras de segunda y


do p
To em

tercera enseñanza; y la mayoría de ellos por lo menos ganaba lo mismo que la cátedra
con una asignación de salario menor. Como caso especial se debe de tomar en cuenta
Ej

el estipendio del director de la escuela normal, que era superior al del rector del
colegio y al de cualquier cátedra de segunda o tercera enseñanza.
Desgraciadamente no podemos opinar lo mismo de los haberes de las mujeres,
que apenas el de la directora de la primera escuela de niñas de la capital era igual al
de las cátedras con menor honorario de los niveles superiores.

206
Gómez de Linares, Manuel. Memoria de Gobierno, 1832, Anexo 12.

110
Problemas en la implementación del sistema educativo

En relación con otros salarios asignados a servidores públicos o a trabajadores


del estado, tenemos el siguiente cuadro.207

or
ut
lA
d ro
de
da c
ie e lu
op d
Pr es
n
on fi
s s sin
ho O,
ec IT
er TU
D RA
os G
s l lar
do p
To em
Ej

207
Tomado del Decreto 157, de 27 de Abril de 1832. “Presupuesto de gastos para el año eco-
nómico de 10 de Mayo de 1832 a 30 de Abril de 1833”, en Decretos del tercer Congreso Constitucional.
Espedidos desde 31 de Diciembre de 1830, hasta 28 de Diciembre de 1832, p. 96 y ss.

111
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Analizando comparativamente esta información, con el sueldo que percibían


los profesores de la primera enseñanza, podemos dividir la información en varias
categorías:
a) Relacionado al sueldo que percibía el Director de la Escuela Normal
Lancasteriana. No olvidemos que éste era único, pues solamente había una escuela
normal en el estado; sin embargo, es importante su consideración para tener una
referencia de la importancia que le atribuían las autoridades a este cargo, sus objetivos
y sus funciones. En este sentido, se puede considerar al director de la escuela normal
como un funcionario directivo, pero habrá que identificar la importancia que se le
atribuía, a partir de la comparación de su sueldo con otros directivos.

or
Los funcionarios públicos con funciones directivas que tenían un sueldo

ut
lA
superior al que percibía el director de la escuela normal eran: Los diputados, el

d ro
de
gobernador, el vicegobernador, el secretario de gobierno, los ministros, los fiscales,

da c
ie e lu
los consejeros, el director, el contador, y el tesorero de hacienda; los ensayadores y el
administrador de rentas de Guanajuato.

op d
Los funcionarios públicos, con funciones directivas que percibían un sueldo
Pr es
n
menor al director de la escuela normal era: los asesores del estado, los defensores, los
on fi

jefes de policía, los tenientes visitadores, el administrador de la fábrica de tabacos,


s s sin

los administradores de rentas de Celaya, Allende, León, Irapuato, Silao, Acámbaro y


ho O,

Yuriria.
ec IT

En este sentido, puede considerarse al director de la escuela normal, como


er TU

un funcionario de categoría media, cuyo puesto estaba muy bien remunerado, ya que
D RA

habrá de considerarse que a los 1,600 pesos anuales que percibía se debe agregar la
os G

cantidad de la renta de la casa en donde vivía, misma que era pagada con los fondos
s l lar

municipales.
do p
To em

b) En relación con los profesores de las escuelas de niños de las ciudades


cabeceras departamentales (Celaya, Allende y León), su sueldo puede considerarse
Ej

también como suficiente y satisfactorio, pues éste es igual al de los defensores, los
tenientes visitadores y a los administradores de rentas de Irapuato y Silao; y superior
al de los guardas, al interventor de la fábrica de tabacos, al sobrestante mayor fiel de
la fábrica de tabacos o a los receptores de rentas de Salvatierra y Pénjamo.
c) Referente a los sueldos de los profesores de primeras enseñanza de los
pueblos con ayuntamiento, el cual en promedio era de 550 anuales; se puede observar
que éste solamente era superior al de trabajadores de “segundo orden”, si es que se
les puede llamar así, tales como el portero de la sala del Supremo Tribunal de Justicia,

112
Problemas en la implementación del sistema educativo

al mozo de las oficinas de la tesorería, al escribiente y los aprendices del ensaye y al


receptor de rentas de Pénjamo; y en ese sentido el sueldo de tales profesores no puede
considerarse adecuado al trabajo desempeñado, el cual puede ser considerado una
paga para trabajos de poca especialización.
d) Y en el caso de los sueldos de las profesoras de las escuelas de niñas, la
situación es todavía peor, pues dejando de lado el sueldo de la directora de la primera
escuela de niñas de la capital, y el de las profesoras de las escuelas de las ciudades
departamentales, que dicho sea de paso es demasiado poco; la cantidad de 300 pesos
anuales que percibían únicamente pueden ser comparados con sueldos de obreros
como los mozos, el portero o los aprendices.

or
En conclusión, el sueldo de los profesores de las escuelas públicas de primera

ut
lA
enseñanza era redituable y atractivo únicamente para los profesores de las escuelas de

d ro
de
las cabeceras departamentales, en los demás pueblos del estado en los que se pretendía

da c
ie e lu
o se estableció una escuela pública, pueden considerarse salarios, si bien mejores a los
que recibían a finales del periodo colonial, con poco atractivo y relativamente escasos
op d
para vivir decentemente, siempre y cuando éste se recibiera puntualmente, lo cual
Pr es
n
no era muy frecuente como ya se pudo ver en páginas anteriores. Y en cuanto a las
on fi

mujeres, ni qué decir, era un sueldo ínfimo que no tenía mayor atractivo, comparable
s s sin

al de un obrero o trabajador de segunda categoría.


ho O,

Sin embargo, ¿Cuánto percibía un profesor que se dedicaba a establecer una


ec IT

escuela particular?¿Sus percepciones eran mejor que las de los profesores de las
er TU

escuelas públicas? Analicemos esto a continuación.


D RA

Sobre el sueldo que percibían los maestros que tenían una escuela particular,
os G

Tanck de Estrada,208 nos aporta la siguiente información sobre la ciudad de México en


s l lar

el año de 1814. Nueve de los profesores particulares existentes en el lugar, reportaron,


do p
To em

sobre el asunto que nos compete la siguiente información: “Era costumbre cobrar
cuotas diferenciales. Aprender a leer costaba entre 1 y 3 pesos por mes, de acuerdo
Ej

a la escuela; aprender a escribir, en cambio, costaba entre 2 y 5 pesos mensuales.” Y


agrega Tanck que: “Algunos profesores ganaron sumas verdaderamente asombrosas:
José Ignacio Paz y Andrés González Millán, maestros examinados recién llegados de
Puebla y España, que utilizaban el método mutuo, registraron ingresos mensuales
de 506 y 206 pesos, respectivamente, mientras que los no examinados, Luis Octavio

208
Tanck de Estrada, Dorothy (2000). La educación Ilustrada, 1786–1836. México. El Colegio de
México, pp. 155-156.

113
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Chousal y José María Chavira, profesores que ejercían en la capital desde 1814 por
lo menos, ganaron 227 y 230 pesos al mes (…) Los otros cinco maestros informaron
recibir entre 22 y 50 pesos mensualmente, ingreso que probablemente era normal
para la mayor parte de los preceptores de primeras letras”.
Haciendo un cálculo de la percepción salarial anual de los dos primeros
maestros, si los sueldos fueron ininterrumpidos y constantes, tenemos que José
Ignacio Paz ganaría aproximadamente la cantidad de 6,072 pesos; y Andrés González
Millán la cantidad de 2,472. En el caso de los maestros Luis Octavio Chousal y José
María Chavira, sus percepciones anuales ascenderían a 2,724 y 2,760, respectivamente.
Y en el caso de los cinco restantes, sacando un promedio entre las dos cantidades, lo

or
que resultaría un sueldo de 36 pesos mensuales, nos daría la cantidad anual de 432

ut
lA
pesos. Discurriendo que los primeros cuatro profesores fueron reconocidos y con

d ro
de
un muy buen prestigio dentro de la sociedad capitalina, además de la cantidad de

da c
ie e lu
la población de dicha ciudad, que les permitía tener un mayor número de alumnos;
solamente el caso de José Ignacio Paz, es superior a los cálculos que hizo Ortega,
op d
ningún otro ganaba en términos reales lo que Ortega había calculado para presionar
Pr es
n
al ayuntamiento guanajuatense. Aunque también habrá que mencionar que en el caso
on fi

de Millán, Chousal y Chavira; los tres percibían un sueldo superior al que se pagaba a
s s sin

Ortega en el año de 1825, con diferencias significativas a este respecto. Y en el caso del
ho O,

resto de los profesores que dio informes de sus percepciones, que como lo menciona
ec IT

Tanck, era el “ingreso que probablemente era normal para la mayor parte de los
er TU

preceptores de primeras letras”, éste era inferior a cualquiera de los sueldos asignados
D RA

a los profesores de las escuelas que pretendía implantar el gobierno guanajuatense.


os G

En otro de sus trabajos, Tanck de Estrada nos proporciona otra información


s l lar

respecto de los sueldos que percibían los profesores de escuelas particulares, ahora
do p
To em

correspondiente al año de 1823. Nos dice que: “Cuando se fundaron la primera y


segunda escuelas lancasterianas, en 1822 y 1823 respectivamente, los profesores
Ej

recibían 100 pesos cada mes, un sueldo bastante respetable. Pero en otras escuelas
establecidas por la Compañía posteriormente, debido a dificultades financieras, se
pagaba a los maestros un sueldo más reducido”.209 Es decir, que los sueldos de los
profesores de las primeras escuelas lancasterianas del país era de 1,200 pesos anuales;
igual al sueldo que se le pagaba a Ortega, aunque superior al de cualquiera de las

209
Tanck de Estrada, Dorothy. “Las escuelas lancasterianas en la ciudad de México: 1822-
1842”, en La educación en la Historia de México. Lecturas de Historia Mexicana. No. 7. El Colegio de
México, pp. 66–67.

114
Problemas en la implementación del sistema educativo

preceptorías de los otros ayuntamientos guanajuatenses en 1832. Aunque como lo


menciona la autora, posteriormente los sueldos se redujeron.
Para el caso de Guanajuato, desgraciadamente es muy poca la información con
la que contamos para hacer el análisis comparativo. En cuanto a sueldos, únicamente
el profesor Gregorio Rodríguez, de la Congregación de Silao, informa al gobierno
del estado en 1823, estar al frente de una escuela particular en la que atendía a 25
alumnos, que le pagaban entre 2 y 4 reales semanarios, “retrasándose algunos hasta
ocho o nueve meses”.210 Haciendo el cálculo para obtener el total de sus percepciones
anuales, sacando un pago promedio de 3 reales semanarios,211 se obtiene un total de 487
pesos aproximadamente. Cantidad nada despreciable, pero por abajo del estipendio

or
asignado al preceptor de la escuela de primera enseñanza de la misma Congregación,

ut
lA
que era de 600 pesos. Y por abajo también de los salarios más bajos asignados por el

d ro
de
gobierno del estado a las preceptorías asignadas con la menor percepción que era de

da c
ie e lu
500 pesos.
Podemos también aproximarnos al sueldo de otros profesores particulares,
op d
incluidos en algunos de los varios informes enviados al gobierno del estado por los
Pr es
n
pueblos, cuando así les eran solicitados. Informes que si bien no consignan la paga
on fi

percibida por ellos, sí incluyen el número de alumnos que atendían. Por lo tanto, a
s s sin

partir del cálculo del profesor de Silao, se puede obtener una aproximación del salario
ho O,

de los profesores de otros pueblos.


ec IT

En el año de 1828, la villa de Salamanca informa sobre el funcionamiento


er TU

de una escuela particular que atendía a 19 alumnos.212 El profesor que la atendía


D RA

tendría por lo tanto una percepción anual aproximada de 370 pesos. En el mismo
os G

año, Irapuato reporta también la existencia de una escuela particular, a cargo del
s l lar

profesor Gregorio Contreras, que atendía a 47 alumnos;213 por tanto la percepción del
do p
To em

profesor responsable sería de 916 pesos anuales, aproximadamente. Y en la ciudad


de Guanajuato, en el mismo año, funcionaban varias escuelas particulares, aunque
Ej

210
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección Secretaría de Gobierno; Serie Municipios; Caja. 2, Exp. 2.
211
Como referencia, un peso equivalía a 8 reales de plata y 1 real era equivalente a 12 granos.
Ver Brading, D. A. (1975). Mineros y comerciantes en el México Borbónico (1763–1810). México. Fondo de
Cultura Económica, p. 11.
212
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección: Secretaría de Gobierno; Serie: Municipios; Caja. 53,
Exp. 1.
213
AGGE. Fondo: Secretaría. Sección Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios; Caja. 53,
Exp. 1.

115
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

la única en tomarse en cuenta, según el Ayuntamiento, tal vez por ser la única que
enseñaba con el sistema de Lancaster, era la del Profesor Antonio Cruz, ubicada en
la calle de Cantarranas, “que bien puede decirse la mejor de todas”, ya que “las otras
son de infelices que ni puede decirse escuelas propiamente, pues apenas los que las
dirijen saben lo que es ser Director de la Juventud”.214 Dicho profesor atendía a 31
alumnos, y en este tenor su sueldo anual aproximado sería de 604 pesos.
Dejando fuera de nuestros cálculos, lo que nos refiere la literatura que
aborda la temática sobre las quejas más frecuentes de los profesores, como sería la
inasistencia de los alumnos y por ende la falta de pago de los mismos, los sueldos que
percibían el profesor Gregorio Contreras de Irapuato y el profesor Antonio Cruz de

or
Guanajuato, eran bastante aceptables, aunque no en los términos que refería Ortega

ut
ante el Ayuntamiento de la capital. Además habría que considerar que en la villa de

lA
d ro
Irapuato, todavía para el año de 1831 no contaba con una escuela pública, razón que

de
da c
explicaría la cantidad considerable de alumnos que atendía.

ie e lu
En conclusión, de acuerdo a nuestro análisis, parece ser que los sueldos de

op d
los profesores que tenían una escuela particular no fueron el motivo por el cual éstos
Pr es
decidieron no concursar por obtener una preceptoría de las que el gobierno del estado
n

puso en concurso en el año de 1832, habría que buscar otras vías de indagación que
on fi
s s sin

nos permitan su explicación.


ho O,

2. Los problemas sociales


ec IT
er TU

Por la literatura sabemos que el sistema lancasteriano logró establecerse y difundirse


D RA

en nuestro país, principalmente durante la primera mitad del siglo diecinueve, gracias
os G

en un principio a la voluntad personal de quienes crearon la compañía lancasteriana


s l lar

de la ciudad de México, y en un segundo lugar al apoyo y difusión que hicieron del


do p

método los gobernantes en turno, tanto del nivel nacional, como del estatal. En el caso
To em

de Guanajuato, específicamente, el método de enseñanza mutua se adoptó como el


método oficial que debería implementarse en todas las escuelas públicas.
Ej

Sin embargo, todo cambio trae con él sus pros y contras, y en ese sentido,
poco se sabe sobre la recepción que la sociedad le dio al nuevo método educativo.
Tanck de Estrada al respecto comenta que “Al comienzo la compañía era identificada
con la masonería y el anticatolicismo porque algunos de sus primeros miembros eran
del rito escocés, y porque el método lancasteriano se había originado en Inglaterra
al principio del siglo, es decir, entre protestantes. Pronto resultó muy claro que las

214
Ibidem.

116
Problemas en la implementación del sistema educativo

escuelas lancasterianas no tenían la intención de quitar la enseñanza religiosa del


plan de estudios”.215 Aunque no refiere explícitamente quiénes la identificaban o
calificaban con estos adjetivos, es obvio que existió un rechazo a la compañía, desde
el punto de vista religioso. En otro de sus trabajos, la misma autora, hace alusión
nuevamente a esta primera impresión que causó la compañía lancasteriana, de ser
“fundación de francmasones y republicanos”; impresión que cambió poco a poco
cuando se percataron de que la educación que ellos impartían, incluían la enseñanza
de la doctrina cristiana y porque se incluían actos religiosos en sus certámenes
públicos.216 Por lo que se entiende que el rechazo venía directamente de la población
a la que pretendía llegar el servicio educativo de la compañía.

or
Estas afirmaciones nos sugieren una resistencia de la sociedad mexicana ante

ut
los cambios educativos que proponía el nuevo gobierno. Pero ¿esta oposición fue

lA
d ro
realmente tal o sólo fueron manifestaciones aisladas y tan simples como lo sugiere

de
da c
Tanck de Estrada?, y ¿en Guanajuato, existen evidencias de dicha resistencia, a tal grado

ie e lu
de considerarse un obstáculo para el logro de los objetivos educativos contemplados

op d
en el proyecto estatal? Para intentar responder dichas interrogantes, se consideraran
Pr es
los pocos documentos localizados que han proporcionado información al respecto.
n

En primer lugar, recordemos que en el año de 1825, debido a los problemas


on fi
s s sin

que enfrentó el ayuntamiento de Guanajuato con el maestro José Ortega, el número


de alumnos que se enlistaron al iniciar actividades la escuela lancasteriana ascendía
ho O,

–según las cuentas del ayuntamiento– a cuatrocientos aproximadamente, y en siete


ec IT
er TU

meses descendió hasta treinta. Las razones de tales circunstancias se debían, según el
D RA

ayuntamiento, al descrédito de Ortega ante la sociedad guanajuatense, lo que provocó


os G

que varios padres enviaran a sus hijos a escuelas particulares. Pero la información
s l lar

posterior nos hace pensar en otras causas alternas no explícitas, como podría ser el
do p

rechazo al sistema lancasteriano por parte de la población, ya que con la llegada del
To em

Maestro Joaquín Gómez Maya, se suplía al profesor encargado de la escuela, pero


el número de alumnos nunca alcanzó la cifra de un inicio, ya que en mayo de 1826
Ej

asistían solamente alrededor de cincuenta alumnos a clases.217 Y en el año de 1828, se


reporta la asistencia de 256 alumnos, siendo ya director de la entonces escuela normal

215
Tanck de Estrada, Dorothy. “La educación en la nueva nación”; en Enciclopedia de Historia
de México (1989). T. 9. México, Salvat, pp. 1988 y 1989.
216
Tanck de Estrada, Dorothy (2000). La educación Ilustrada, 1786–1836. México. El Colegio de
México, p. 185.
217
Ver Capítulo II. La realidad social: Los hechos. La Escuela Normal Lancasteriana del
Estado, p. 53 y ss.

117
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Doroteo Romero.218 Sin embargo, estos primeros datos no dejan de ser reflexiones
intuitivas que solamente nos permiten la posibilidad de la duda. Afortunadamente se
cuenta con información más precisa que refiere el rechazo de la sociedad civil y de la
sociedad política hacia el nuevo sistema de enseñanza.
En un oficio enviado al Gobernador, con fecha 3 de junio de 1829, por parte del
C. Mariano Orozco, preceptor de primeras letras, capacitado en el sistema de Lancaster
y director de la escuela pública de Salvatierra, acusa al Ayuntamiento de esa ciudad de
la “indiferencia y abandono” con el que se había procedido al establecimiento del local
en donde se ubicaría el nuevo establecimiento, pretextando –según el mencionado
preceptor–, de carencia de recursos para tales fines. A juicio de Orozco:

or
ut
lo cierto del caso es y más probable, que el sistema de mutua enseñanza pugna con el

lA
d ro
modo de opinar de algunos señores capitulares, como son el Presidente, su hermano el

de
da c
Regidos 5º, el Regidor Decano y el Síndico Procurador; y siendo este último comisionado

ie e lu
de escuelas ha tenido la audacia de producirse en público y aún en los Cabildos, que con

op d
el actual método de enseñanza lo único que sabrán los muchachos será hacer caravanas
Pr es
y ceremonias de soldado, cuya opinión han seguido no sólo los tres primeros sino
n
también otros Regidores de la misma corporación; de aquí es que, habiendo llamado
on fi

la atención de muchos preocupados padres de familia tales expresiones, resisten que


s s sin

sus hijos vengan a mi escuela a imponerse en las obligaciones de instructores, según


ho O,

la orden de V. E., por lo que nunca se conseguirán los adelantos de esta juventud, ni
ec IT

de propagarse en ella el sistema de Láncaster hasta tanto no se les desimpresionen las


er TU

ideas que han esparcido los enemigos de él.219


D RA
os G

Desde luego que el Ayuntamiento de Salvatierra negó las imputaciones que le


s l lar

hizo el mencionado preceptor. Aunque no negó que se le solicitó a Orozco impartir


do p

educación con el método antiguo mientras estuviera listo el local para la escuela.
To em

Por otro lado, el preceptor de la escuela de enseñanza mutua de Acámbaro,


Ej

Antonio Zaldívar, dirigió un oficio al Gobernador del Estado, manifestando que a


escasos ocho meses de estar en funcionamiento la escuela de aquel lugar, no había
dejado de tener problemas que le impidieran lograr sus metas educativas con los
niños. Las razones a las que atribuía dicha problemática según su parecer eran debidas
a que:
218
AGGE. Fondo: Secretaría de Gobierno. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios;
Caja. 53, Exp. 1.
219
AGGE. Fondo: Secretaría de Gobierno. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Instrucción
Pública. Caja, 66, Expediente 2.

118
Problemas en la implementación del sistema educativo

la opinión pública ha recibido con desagrado el sistema, y aunque con mi comportamiento


he procurado acallar las producciones con que se ha querido vejar el establecimiento
y mi reputación, nada he conseguido, y continuo siempre con el mismo temor de que
siendo infructuosos mis trabajos, venga yo al cabo a perder la opinión con V. E. sin más
causa que la preocupación común y algunas faltas que no está en mi mano remediar,
pues tal vez tiene mucha parte en el caso, que careciendo de los libros y parte de los
útiles que me detalla el sistema, las ventajas de mis alumnos, no pueden ser tantas que
pongan término a las voces contrarias predichas y den a conocer lo acertado de una
educación tan científica.220

or
Además de los útiles necesarios para lograr los objetivos educativos, que

ut
aprovechando la ocasión solicitaba al gobierno del Estado para que girara instrucciones

lA
d ro
al ayuntamiento para que se los proporcionara, le preocupaba la inasistencia de los

de
da c
niños a las clases. Argumentando que tales problemas –el descrédito de la escuela y

ie e lu
del nuevo método y la inasistencia de los niños–; se debían en gran parte a que:

op d
Pr es
Desde la apertura de esta escuela, aún antes, desde que se trató de su erección,
n
aparecieron genios díscolos y maliciosos que sin el menor conocimiento del mismo,
on fi

propagaron ideas que debían haber dado a conocer su poca premeditación, delicadeza
s s sin

y retentiva; pero no obstante surtieron el pernicioso mal que experimentamos. Sin


ho O,

respeto a la Ley. Sin sumisión a la primer autoridad que la dictó y sin temor del castigo
ec IT

a que se hace acreedor el que calumnia infundadamente un establecimiento creado


er TU

y sostenido por el Gobierno, hubo quien para apoyar sus siniestras miras tomara a
D RA

nuestra Santa Religión por resorte. Las voces aisladas de que esta Escuela era de herejía,
os G

que sus máximas eran contra la Iglesia, que no se leía la doctrina, que sólo se trataba de
s l lar

enseñar a marchar a los alumnos; todo difundió en el pueblo poco ilustrado una aversión
do p

implacable hacia este edificio de beneficencia. Se echó de menos la gritería y ningún


To em

método que se observaba en el sistema anterior, se hizo alto en la formación y pintura


Ej

del utensilio, y últimamente, como desagrada toda innovación de la cual no se recibe


el fruto inmediatamente; se vieron apoyadas las ideas antes expresadas, el concepto
del Establecimiento perdido, la Ley no cumplida, sin fruto la enseñanza y en una
palabra abandonada la preciosa juventud de esta época y sin fruto los sacrificios de las
autoridades. A V. S. recomiendo muy particularmente el remedio de tantos males: sean
sus sabias y enérgicas disposiciones, las que corten de raíz obstáculos tan perniciosos,
y de este modo aún con mi existencia salgo garante de los buenos resultados de la

220
AGGE. Fondo: Secretaría de Gobierno. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Instrucción
Pública. Caja 66, Expediente 9.

119
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

enseñanza pública. Sea el amor de la juventud quien guíe sus disposiciones, y el mismo
el que haga disculpar las faltas en que se incurra actualmente.221

Estos ejemplos son muy claros sobre las grandes dificultades que tuvieron
que afrontar, por una parte el gobierno del estado y por otro lado los profesores,
en el establecimiento de las nuevas escuelas públicas lancasterianas. Aunque se
distingue más o menos con claridad que el principal rechazo no venía directamente
de la sociedad, sino de las autoridades locales de los pueblos del estado, quienes
propagaban entre la población el rechazo del sistema. A tal grado que el Ayuntamiento
del pueblo Apaseo, que yendo en contra de la política estatal, solicitó a las autoridades

or
estatales, específicamente al Gobernador del Estado, la reforma o modificación del

ut
sistema lancasteriano.

lA
d ro
Las razones que motivaron al Ayuntamiento de Apaseo a solicitar dichas

de
da c
modificaciones no son muy claras, dada la poca información con que contamos para

ie e lu
ello. Pero conocemos algunos datos que refieren varios problemas en este pueblo

op d
para implementar dicho método. En primer lugar, el primer profesor que atendió la
Pr es
escuela que allí se estableció, Rafael Silva, fue enviado a Guanajuato a capacitarse a
n
on fi

expensas del erario municipal y pocos meses después le ofrecieron empleo en Celaya
s s sin

y dejó la preceptoría de Apaseo.222


Posteriormente en el mes de mayo de 1829, en la sesión de cabildo del día 8,
ho O,

el nuevo preceptor, José María Rodríguez, presentó un cuaderno firmado por muchos
ec IT
er TU

individuos, vecinos del lugar, exponiendo los motivos por los cuales sus hijos no podían
D RA

asistir a las clases. De “ochenta y tantos que tiene ayuntados apenas concurren veinte
os G

y cinco”.223 Lo que provocó que se formara una comisión integrada por el Alcalde 2º
s l lar

Miguel Coronado y el Síndico Procurador Juan de León; para hacer una visita para
do p

“examinar el estado de la expresada”.224


To em
Ej

221
Ibidem.
222
Informe que el Ayuntamiento del Pueblo de San Juan Bautista de Apaseo, dio al Señor Vice
Gobernador del Estado en la visita que hiso S. S. el día 3 de Junio de 1830, en AGGE. Fondo: Secretaría
de Gobierno. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios. Caja 101, Expediente 2.
223
Apaseo. Año de 1829. Noticia de los acuerdos que este Ayuntamiento ha tenido en sus
sesiones en todo el mes de Mayo del corriente año, en AGGE. Fondo: Secretaría de Gobierno. Sección:
Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios. Caja 78, Expediente 3.
224
AGGE. Fondo: Secretaría de Gobierno. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios.
Caja 73, Expediente 1.

120
Problemas en la implementación del sistema educativo

En el mes de diciembre siguiente, el profesor Rodríguez presentó un informe


sobre el estado de la escuela, mismo que le fue enviado al gobierno del estado. Aunque
previo a ello, en el mes de noviembre, se le había enviado otro oficio al gobernador
solicitando la modificación del sistema lancasteriano. Desconocemos el contenido de
ambos documentos, ya que la información referida es una síntesis localizada en las
actas de cabildo.
El problema fue atendido por las autoridades estatales y no trascendió más
allá, pues la resolución fue que se continuara con el método lancasteriano en la escuela
de primeras letras de Apaseo. Sin embargo, en el informe que envió el Ayuntamiento
al Vicegobernador Benigno Bustamante, en junio del año de 1830, se menciona que

or
en nada se había logrado mejorar el estado de la escuela, en cuanto a la asistencia

ut
lA
de los alumnos, debido a “ya sea por la aberración de sus Padres al sistema, o ya

d ro
de
porque siendo agrícolas los mas se ocupan en servir á sus Padres”.225 Información

da c
ie e lu
que hace suponer que el ayuntamiento de Apaseo actuó con base en la inconformidad
manifestada por los padres de familia, aunque se ve implícito un cierto rechazo por
op d
parte de las autoridades locales al tomar dicha determinación, quizás comprensible
Pr es
n
ante los problemas para implementar el multicitado método. Recordemos que lo
on fi

mismo propuso el Ayuntamiento de Guanajuato ante la desesperación de no encontrar


s s sin

un profesor capacitado en el sistema que se hiciera cargo de la primera escuela de


ho O,

niños de la capital.226
ec IT

Si bien existen elementos que nos permiten afirmar que algunas autoridades
er TU

locales no estaban muy convencidas de las bondades del nuevo sistema de enseñanza
D RA

y de alguna u otra forma lo manifestaban a través de la indiferencia o de la oposición


os G

directa; los padres de familia también evidenciaron cierto rechazo. Principalmente las
s l lar

manifestaciones de inconformidad fueron sobre la aplicación de los castigos por parte


do p
To em

de los profesores. Una de las evidencias al respecto es el caso de José Ortega, profesor
contratado para atender la primera escuela de niños de la capital, que fue acusado por
Ej

el Ayuntamiento de abusar de los castigos que les aplicaba a sus alumnos, razón por
la cual se le impuso un reglamento que “no tiene otro objeto que el de reglar las horas
de enseñanza, ocurrir á las faltas del Director cuando se halle justamente impedido
y evitar castigos contrarios al sistema de Lancaster. Como los individuos de este

225
Informe que el Ayuntamiento del Pueblo de San Juan Bautista de Apaseo, dio al Señor Vice
Gobernador del Estado en la visita que hiso S. S. el día 3 de Junio de 1830, en AGGE. Fondo: Secretaría
de Gobierno. Sección: Secretaría de Gobierno. Serie: Municipios. Caja 101, Expediente 2.
226
Ver Capítulo II. La realidad social: Los hechos. La Escuela Normal Lancasteriana del Estado.

121
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Ayuntamiento tenian ya noticia de las arbitrariedades de Ortega (…) ecsediendose en


la correcion de los niños…”.227 En dicho reglamento se incluía un artículo que prohibía
“absolutamente que á los alumnos se estrujen y golpén, sea cual fuere la falta en que
incurran, y solo se usará de los castigos establecidos por el sistema de Lancaster”.228
Lo que nos da a entender que el Ayuntamiento había recibido quejas o información
sobre la conducta de Ortega para con sus alumnos y de los castigos que éste les
aplicaba.
Otro caso es el de Doroteo Romero, primer director de la escuela normal
lancasteriana de la capital, a quien, el Ayuntamiento le envió un oficio en los siguientes
términos, a propósito de los castigos recibidos por los alumnos.

or
ut
lA
La Comisión de Escuelas y aun los Alcaldes Ordinarios han tenido quejas del mal trato

d ro
que sufren los educandos de la escuela que V. dirije. El Y. Ayuntamiento de esta capital,

de
da c
ie e lu
no pudiendo desentenderse de un comportamiento que cede en descrédito del Sistema
de Lancaster, y muy ageno de lo que sus doctrinas previenen, y que lo hará odioso

op d
privándolo de la florescencia que le debe procurar, ha visto con sumo desagrado la
Pr es
inmoderación con que V. aplica el castigo a unos jóvenes tiernos y nunca podrá permitir
n
que se observe con ellos tan dura disciplina.
on fi
s s sin

Previene pues a Ud. Que si para lo sucesivo no varía en el modo de manejarlos y se


excede como hasta aquí en aplicarles castigos a su arbitrio a los que solo lo faculta el
ho O,

sistema de enseñanza mutua, llegando este Ayuntamiento a justificarle su falta se verá


ec IT
er TU

en la precision de suspenderlo de su destino.229


D RA

Ante los informes que le fueron proporcionados por la comisión de escuelas y


os G

después de exponer que Romero no había atendido las “insinuaciones” hechas por la
s l lar

mencionada comisión ni por los Alcaldes Ordinarios, para que se enmendara en las
do p
To em

varias faltas cometidas.


Ej

227
Expediente instruido con motivo de haber procurado el Ilustre Ayuntamiento de esta Capi-
tal, que el Maestro de Primeras Letras de la Escuela Lancasteriana, ciudadano José Ortega, se sujetase
a los artículos reglamentarios que le previno para las horas de asistencia y otros objetos importantes
o igualmente por no haber accedido a la solicitud que hizo de aumento de sueldo. Guanajuato, año
de 1825. Impreso en la Oficina del Gobierno a cargo del Ciudadano José María Carranco. Biblioteca
Central del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Ciudad de México, p. 17.
228
Op. Cit., p. 13.
229
AHG. Libro de Actas de Cabildo. Sesión del día 9 de Octubre de 1828, p. 82.

122
Problemas en la implementación del sistema educativo

Sin duda, en otros pueblos del estado se presentaron casos similares, aunque
de momento no tengamos la información para confirmarlo, pero los castigos en aquel
tiempo se habían convertido en un asunto relevante desde que fueron suprimidos por
la legislación gaditana a principios de ese siglo.
En este tenor, existen evidencias de peso como para convertir la situación en
un círculo vicioso: el profesor se queja de que el Ayuntamiento no apoya la apertura
de las escuelas, a su vez el Ayuntamiento se apoya en las quejas que tienen lo padres
de familia sobre el trato que reciben sus hijos por parte del preceptor y el preceptor
se queja de la poca importancia que los padres de familia le dan a la educación de sus
hijos. Para poder concluir de manera definitiva y sacar afirmaciones generales, sería

or
necesario indagar la situación específica de cada uno de los pueblos y cómo se fueron

ut
lA
dando las condiciones para el establecimiento o no de la escuela pública del lugar.

d ro
de
De cualquier manera es innegable que la problemática no es unidireccional sino que

da c
ie e lu
es un proceso que implica el análisis de todos los actores inmiscuidos en el mismo,
así como de las circunstancias políticas, económicas y sociales que permitieron u
op d
obstaculizaron la creación y establecimiento de las escuelas de primera enseñanza y,
Pr es
n
por tanto, del proyecto educativo estatal.
on fi
s s sin
ho O,
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123
Ej
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or
Capítulo IV

or
A manera de conclusión

ut
lA
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de
da c
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A lo largo de la presente investigación se ha recuperado información que nos
op d
permite hacer algunas afirmaciones fundamentadas sobre la política educativa
Pr es
n
del Estado de Guanajuato en los primeros años de vida independiente. Con relación
on fi

a las tendencias ideológicas que permearon la legislación educativa estatal se puede


s s sin

afirmar que:
ho O,

1. La legislación emanada de las autoridades estatales en el periodo


ec IT
er TU

independiente fue un proceso marcado por una influencia híbrida entre las
D RA

orientaciones ideológicas ilustradas y las de tendencia liberal. Proceso que puede


considerarse de definición y consolidación en el cual se fue pasando de una
os G

preponderancia predominantemente ilustrada en las primeras leyes, hacia el


s l lar

establecimiento de un ideario y proyecto de marcada tendencia liberal que tuvo su


do p
To em

punto de consolidación en la ley de educación de 1831.


Este proceso parece reflejar la situación política en la cual se desarrolló. Un
Ej

proceso centralizador de la vida económica política y social de los pueblos del estado,
pero que, sin embargo, conforme se fueron dando las condiciones lograron éstos,
en la medida de lo posible, ganar espacios y proponer algunas medidas necesarias
respecto de la administración y desarrollo de la educación en cada uno de sus ámbitos
locales.
Sin embargo, el proyecto educativo estatal estaba basado en la formación
y capacitación de los profesores de las escuelas de primera enseñanza en el nuevo
método educativo el de la enseñanza mutua; objetivo que decidió el Estado tomar

125
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

bajo su responsabilidad y establecer una escuela normal en la capital de la entidad


federativa, permitiéndole con ello asegurar el logro de sus objetivos educativos a la
vez que le permitía el control del proceso educativo al imponer un nuevo método,
asegurar la capacitación de sus profesores en el mismo y, posteriormente, asegurarse
del establecimiento de las nuevas escuelas públicas bajo sus orientaciones.
2. El establecimiento de la escuela normal lancasteriana como cimiento del
proyecto educativo estatal no fue un proceso fácil, ni para el gobierno estatal ni para
el municipal. Tuvieron que enfrentar uno de los principales problemas que aquejaban
al país en general: la falta de maestros capacitados en el sistema de enseñanza mutua;
y dentro de los que estaban capacitados alguno que quisiera trasladarse a la ciudad de

or
Guanajuato a hacerse cargo de la tarea que el gobierno se había echado a cuestas.

ut
lA
Este primer paso, con su problemática inherente, enfrentó a los diferentes

d ro
de
órganos y niveles de gobierno, entiéndase al gobernador, congreso y ayuntamiento

da c
ie e lu
municipal. Pues si bien de una u otra forma pudieron resolver la falta de profesores
capacitados gracias a la decisión de enviar a la ciudad de México a dos preceptores
op d
locales para aprender el sistema lancasteriano, la falta de fondos municipales
Pr es
n
necesarios para la habilitación y mantenimiento de la escuela, fue otro serio problema
on fi

que no pudieron resolver de manera satisfactoria; debido principalmente a los pocos


s s sin

fondos designados por el gobierno estatal en los presupuestos anuales, para tales
ho O,

fines.
ec IT

Sin embargo, la escuela normal logró los propósitos para los que fue creada,
er TU

no siéndole posible resolver aquellos problemas que estaban fuera de su alcance,


D RA

tales como el envío, por parte de los ayuntamientos, de los profesores que debían
os G

capacitarse en el sistema.
s l lar

3. El siguiente paso, en el orden del proyecto educativo estatal fue el


do p
To em

establecimiento de las escuelas de primera enseñanza, en un primer momento sólo


en aquellas poblaciones que tuvieran ayuntamiento y, posteriormente, en aquellas
Ej

que pasaran de mil almas. En esta segunda etapa es cuando se puede advertir el
incumplimiento de los objetivos del proyecto educativo que pretendía desarrollarse,
pues de las 22 municipios que contaban con ayuntamiento, solamente se pudieron
establecer escuelas de primera enseñanza en 13 de ellos; sin contar, por supuesto
el número de municipios que pasaban de mil almas; a los cuales ya no se pudieron
atender, por lo menos durante el periodo que abarca esta investigación.
4. Las grandes dificultades que enfrentó el gobierno del estado al implementar
su proyecto educativo, por lo que corresponde al periodo en estudio, que le impidieron

126
A manera de conclusión

cumplir con sus objetivos, son más o menos claras y explicables atendiendo a dos
factores fundamentales que nos llevan a su comprensión: la falta de recursos en cada
uno de los municipios del estado y la falta de profesores capacitados en el sistema
que se hicieran cargo de las nuevas escuelas creadas por el estado. Sin embargo,
esta afirmación resulta hasta cierto punto simplista si se dejan de lado algunos
factores sociales y pedagógicos que pudieron haber influido en su incumplimiento.
Es por ello que realizando una aproximación mayor se intento una explicación más
satisfactoria.
El primero de ellos, la falta de profesores, fue un elemento importante para
que no se lograran los objetivos propuestos en el proyecto educativo estatal. Pero esta

or
falta de profesores no es tal si consideramos que las memorias reportan, hacia los

ut
lA
primeros años de la década de los treinta, un buen número de profesores existentes

d ro
de
en varios de pueblos guanajuatenses, cuya decisión de no incorporarse a la enseñanza

da c
ie e lu
pública es desconocida, pues el elemento que se considera el principal: el sueldo
percibido, era lo suficientemente decoroso para vivir decentemente y muy difícil de
op d
igualar, en el caso de dedicarse a la profesión de manera particular. Pero aun los
Pr es
n
elementos para determinar sus causas deben ser trabajadas más a profundidad y con
on fi

mayor detalle.
s s sin

Respecto de lo social, es decir, sobre la percepción de la sociedad sobre el


ho O,

nuevo sistema educativo y de su aceptación por parte de ésta, se lograron algunas


ec IT

aproximaciones que nos llevan a afirmar que hubo un rechazo por parte de la sociedad
er TU

hacia el nuevo sistema, principalmente en lo referente al régimen de castigos que se


D RA

incluían como parte de la educación de los jóvenes; lo cual llevó a las autoridades
os G

locales a actuar de manera negligente y a veces desinteresada por la propagación del


s l lar

método lancasteriano y por consiguiente por la adaptación de los locales requeridos


do p
To em

como espacios educativos o escuelas.


En este sentido son afirmaciones derivadas de primeras aproximaciones que
Ej

para poder hacerlas con mayor certeza deberán ser investigadas con mayor detalle y
a mayor profundidad en trabajos posteriores y que en el presente trabajo se quedan
como posibles hipótesis o futuros campos de investigación que lleven a completar lo
hasta aquí expuesto.

127
Ej
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Parra, Alma. “Control estatal vs control privado: La Casa de Moneda de Guanajuato
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en el siglo XIX”, p. 155, en Batiz Vázquez, José Antonio y Covarrubias, José
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Enrique (1998). La moneda en México 1750-1920. México, D.F., Instituto Mora/
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COLMICH/ COLMEX/ IIH-UNAM, pp. 155–168.


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Pérezbolde, Alfredo. “La Escuela Normal de Guanajuato”, en Mariano González Leal


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(1988). Guanajuato. La Cultura en el tiempo. México, Colegio del Bajío, pp. 125-
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139.
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“Real provisión de 11 de Julio de 1771, que incluye la Real Cédula de 15 de Julio de


s l lar

1758”. en Pérez y López Antonio Xavier (1797). Teatro de la Legislación Universal


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To em

de España e Indias, por Orden Cronológico de sus cuerpos, y decisiones no recopiladas;


y alfabético de su títulos, y principales materias. Madrid, Imprenta de Don Antonio
Ej

Espinosa, t. 19, p. 285 y ss

Serrano Ortega, José Antonio. “Tensiones entre potestades fiscales: las élites de
Guanajuato y el gobierno nacional, 1824–1835”, en Sánchez Santiró Ernest,
Luis Jáuregui y Antonio Ibarra (coords.) (2001). Finanzas y Política en el mundo
Iberoamericano. Del antiguo régimen a las naciones independientes. México.
UNAM / INST. MORA / UAEM, pp. 351–379.

133
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Serrano Ortega, José Antonio (2001). Jerarquía Territorial y Transición Política. México.
Zamora, Mich., Colegio de Michoacán / Instituto Mora.

Staples, Anne. “Panorama educativo al comienzo de la vida independiente”, en


Vázquez, Josefina Zoraida, Dorothy Tanck de Estrada, Anne Staples y Francisco
Arce Gurza (1999). Ensayos sobre la historia de la educación. México. El Colegio
de México, pp. 101–144.

Talavera, Abraham (1973). Liberalismo y educación I. Surgimiento de la conciencia colectiva.


México, SEP-SETENTAS, 231 pp.

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Tanck deEstrada, Dorothy (1999). Pueblos de indios y Educación en el México Colonial,

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Tanck de Estrada, Dorothy (1977). La educación ilustrada 1786–1836. México. El
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Tanck de Estrada, Dorothy. “Las escuelas lancasterianas en la ciudad de México: 1822-


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1842”, en Vázquez, Josefina Zoraida, et. al (1999). La educación en la Historia de


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México. México. El Colegio de México. Lecturas de Historia Mexicana, Núm.


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7, pp. 49-68;
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Tanck deEstrada, Dorothy. “La educación en la nueva nación”, en Enciclopedia de


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Historia de México (1989). T. 9. México, Salvat, pp. 1988 y 1989.


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Tapia, Guillermo. Educación y política en la formación de un nuevo estado: Política educativa


del Gobierno de Guanajuato, 1824-1846. Tesis, Escuela de Filosofía y Letras,
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Universidad de Guanajuato, 1990.

Velasco Cuauhtémoc, et. al (1988). Estado y Minería en México (1767–1910). México,


SEMIP / FCE, p. 139.

134
Impresos y colecciones documentales:

Actas del Congreso Constituyente del Estado Libre de Guanajuato. Impresas de su orden, t. I,
imprenta a cargo del C. José María Carranco. Dirigida por Agustín Chaves.
Año de 1824.

Actas del Congreso Constituyente del Estado Libre de Guanajuato. Impresas de su orden, t. 2,
imprenta a cargo del C. José María Carranco. Dirigida por Agustín Chaves.
Año de 1825.

or
Actas del Primer Congreso Constitucional del Estado Libre de Guanajuato; impresas de su

ut
lA
orden. Tomo II. Guanajuato. 1827. Imprenta del Supremo Gobierno a cargo de

d ro
de
José María Carranco.

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Actas del Primer Congreso Constitucional del Estado Libre de Guanajuato; impresas de su
op d
orden. Tomo III. Guanajuato. 1827. Imprenta del Supremo Gobierno a cargo de
Pr es
n
José María Carranco.
on fi
s s sin

Actas del Primer Congreso Constitucional del Estado Libre de Guanajuato; impresas de su
ho O,

orden. Tomo IV. Guanajuato. 1827. Imprenta del Supremo Gobierno a cargo de
ec IT

José María Carranco.


er TU
D RA

Actas del Primer Congreso Constitucional del Estado Libre de Guanajuato; impresas de su
os G

orden. Tomo V. Guanajuato. 1828. Imprenta del Supremo Gobierno a cargo de


s l lar

José María Carranco.


do p
To em

Arellano, Lorenzo. Memoria del Gobierno del Estado de Guanajuato presentada a su


Ej

Honorable Legislatura el día 1º de enero de 1852, México. Imprenta de Lara.

Bustamante, Benigno. Memoria instructiva, que en cumplimiento de la parte 4ª del artículo


109, de la Constitución del Estado de Guanajuato, presenta al superior Gobierno del
mismo, su primer Vice-gobernador Constitucional. Año de 1830. 10 de Agosto de 1830.
Imprenta del Supremo Gobierno administrada por el C. Ruperto Rocha.

135
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Colección de Leyes, Reglamentos y Circulares sobre Municipios. Guanajuato. 1878, Imprenta


del Estado a cargo de Justo Palencia, 2ª de Alonso.

Constitución Política del Estado Libre de Guanajuato, sancionada por su Congreso


Constituyente en 14 de Abril de 1826. México. 1826, Imprenta y Librería a cargo
de Martín Rivera.

Decretos del Congreso Constituyente del Estado Libre de Guanajuato, espedidos desde 25 de
Marzo de 1824, hasta 24 de Mayo de 1826, Guanajuato, s/f, s/ed.

or
Decretos del Primer Congreso Constitucional expedidos desde 1º deOctubre de 1826, hasta 15

ut
lA
de Diciembre de 1828, Guanajuato, s/f, s/ed.

d ro
de
da c
ie e lu
Decretos del Segundo Congreso Constitucional, espedidos desde 1º de Enero de 1829, hasta 22
de Diciembre de 1830, Guanajuato, s/f, s/ed.
op d
Pr es
n
Decretos del Tercer Congreso Constitucional, espedidos desde el 31 de Diciembre de 1830 hasta
on fi

el 28 de Diciembre de 1832, Guanajuato, s/f, s/ed.


s s sin
ho O,

Decretos expedidos por los Congresos Cuarto y Quinto Constitucionales del Estado de
ec IT

Guanajuato, en los años de 1833 a 1835. Ordenanzas municipales, reglamentos


er TU

generales de policía, y arancel judicial del Departamento del mismo nombre.


D RA

Guanajuato 1851. Impreso por Félix Conejo; calle del Ensaye viejo, número 3.
os G
s l lar

Dictamen con que la Comisión de instrucción pública presentó el proyecto para la Ley 118, en
do p
To em

cuyas principales bases no hubo alteración alguna sustancial al tiempo de la discusión.


Guanajuato 14 de febrero de 1831. Imprenta del S. G. administrada por el C.
Ej

Ruperto Rocha.

Dictamen de la Comisión de Hacienda presentado al H. Congreso sobre el arreglo de los


ayuntamientos. Guanajuato. Guanajuato, Imprenta del Supremo Gobierno, a
cargo del C. J. M. Carranco. 1828. 15 pp.

Expediente instruido con motivo de haber procurado el Ilustre Ayuntamiento de esta Capital,
que el Maestro de Primeras Letras de la Escuela Lancasteriana, ciudadano José Ortega,

136
se sujetase a los artículos reglamentarios que le previno para las horas de asistencia y
otros objetos importantes o igualmente por no haber accedido a la solicitud que hizo de
aumento de sueldo. Guanajuato, año de 1825. Impreso en la Oficina del Gobierno
a cargo del Ciudadano José María Carranco.

Exposición que la Asamblea Departamental de Guanajuato dirige al Supremo Gobierno de


la República, sobre la rescisión del Contrato de la Casa de Moneda de esta Capital.
Guanajuato. Imprenta de Oñate. 21 de julio de 1845.

Gómez de Linares, Manuel. Memoria de la Administración Pública del Estado de Guanajuato,

or
correspondiente al año de 1831, que el Vicegobernador Constitucional en ejercicio

ut
lA
del Poder Ejecutivo, presenta en cumplimiento del Artículo 82 de la Constitución del

d ro
de
mismo Estado. México, Imprenta del Águila, dirigida por José Ximeno, calle de

da c
ie e lu
Medinas núm. 6, 8 de marzo de 1832.

op d
Informe que el Ayuntamiento del Pueblo de San Juan Bautista de Apaseo, dio al Señor Vice
Pr es
n
Gobernador del Estado en la visita que hiso S. S. el día 3 de junio de 1830.
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s s sin

Libros de Actas de Cabildo. Guanajuato. 1825–1830.


ho O,
ec IT

Montes de Oca, Carlos. Memoria que el Gobernador del estado Libre y Soberano de Guanajuato
er TU

formo para dar cumplimiento a la parte 8ª del artículo 161 de la Constitución Federal,
D RA

ampliándola en otros ramos para conocimiento del Congreso del mismo estado, todo
os G

por lo respectivo al año de 1827. Guanajuato. Imprenta del Supremo Gobierno a


s l lar

cargo del C. José María Carranco. 1828.


do p
To em

Montes de Oca, Carlos. Memoria que el Gobernador del Estado de Guanajuato formó para dar
Ej

cumplimiento a la parte 8ª del Artículo 161 de la Constitución Federal, ampliándola en


otros ramos para conocimiento del Congreso del mismo Estado, todo por lo respectivo
al año de 1826. 12 de febrero de 1827, Imprenta y Librería a cargo de Martín
Rivera.

Montes de Oca, Carlos. Memoria que presenta el Gobernador de Guanajuato. Al Congreso


Constituyente del estado de los negocios públicos que han estado á su cuidado, desde
10 de Mayo de 1824, hasta 31 de Diciembre de 1825. Leída por el Secretario de la

137
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821–1835

Gobernación en la sesion del dia 10 de Febrero de 1826. Imprenta del Supremo


Gobierno en Palacio.

Montes de Oca, Carlos. Memoria que presenta el Gobernador del Estado de Guanajuato,
de su administración pública correspondiente al año de 1829, para cumplir con lo
dispuesto en el artículo 161, fraccion 8ª de la Constitución Federal, y en el 82 de la
particular del mismo Estado. Guanajuato año de 1830. Imprenta del Supremo
Gobierno, a cargo del C. José María Carranco.

Noticia de los acuerdos que este Ayuntamiento ha tenido en sus sesiones en todo el mes de Mayo

or
del corriente año. Apaseo. Año de 1829.

ut
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de
Plan general para la Administración y Recaudación de las Rentas que forman la Hacienda

da c
ie e lu
Pública del Estado Libre de Guanajuato. Agosto 14 de 1828.

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Reglamento General para Las Escuelas del Estado de Guanajuato.
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138
Ej
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Pr es
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lA
ut
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or
Un sistema educativo para formar ciudadanos. Guanajuato 1821-1835,

ut
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se imprimió en Linotipográfica Dávalos Hermanos, S.A de C.V.,

d ro
de
Paseo del Moral 117, Col. Jardines del Moral,

da c
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León, Gto., México, en diciembre de 2009.
Para su composición se utilizó

op d
la fuente Andralis ND OsF.
Pr es
Tiraje: 1,000 ejemplares.
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