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Se considera que el Estado es una persona, ya que se le da esa característica para poderla comprender puesto que tiene el poder de ser sujeto de derecho (ejercer derecho y contraer obligación), además de esto es lo que garantiza que el Estado sea perpetuo, ya que sigue siendo igual, solo se renuevan autoridades. El reconocimiento de la personalidad jurídica del Estado no constituye hoy día motivo de confrontación ideológica, pero a sus inicios enfrento a la doctrina.
El Estado no es una persona
Se considera que el Estado es una persona, ya que se le da esa característica para poderla comprender puesto que tiene el poder de ser sujeto de derecho (ejercer derecho y contraer obligación), además de esto es lo que garantiza que el Estado sea perpetuo, ya que sigue siendo igual, solo se renuevan autoridades. El reconocimiento de la personalidad jurídica del Estado no constituye hoy día motivo de confrontación ideológica, pero a sus inicios enfrento a la doctrina.
El Estado no es una persona
Se considera que el Estado es una persona, ya que se le da esa característica para poderla comprender puesto que tiene el poder de ser sujeto de derecho (ejercer derecho y contraer obligación), además de esto es lo que garantiza que el Estado sea perpetuo, ya que sigue siendo igual, solo se renuevan autoridades. El reconocimiento de la personalidad jurídica del Estado no constituye hoy día motivo de confrontación ideológica, pero a sus inicios enfrento a la doctrina.
El Estado no es una persona
DE LOS LLANOS CENTRALES “RÓMULO GALLEGOS” ÁREA DE POSTGRADO
DIVERSAS TEORÍAS DE LAS PERSONAS JURÍDICAS.
Autor: Luz Marina Blanco
C.I. 8.673.667
San Carlos, abril de 2023
El Estado como persona jurídica En el sentido político, el Estado es el conjunto de los hombres que componen un pueblo, cuando tienen asiento territorial y soberanía o independencia. Aquí el Estado, tiene una personalidad política, la que, como se aprecia, excluye la idea de organización, y tiene un carácter genérico, en cuanto se identifica totalmente con el pueblo amorfo e indiferenciado, es decir, el Estado es aquí todos los habitantes (Moles, s/f). En este orden de ideas, de acuerdo a Brewer-Carias (2000), el vocablo “Estado” se usa así tanto para designar la realidad política de un pueblo entero, como la figura jurídica que personifica a ese pueblo en el ámbito del derecho, como el conjunto de órganos jurídicos a través de los cuales actúa esa figura jurídica. En el primer caso esta el Estado en su personalidad política; en el segundo se encuentra a la personalidad jurídica del Estado; en el tercero se tiene al Estada en su organización actuante. Así mismo, para Zuluaga (1999), el estado es considerado una persona jurídica, o lo que es lo mismo, la personificación jurídica de la nación. Por lo tanto, el estado, es sujeto de derechos, cuya misión esencial es bien común. Sin embargo, para Brewer- Carias (2000), en el ámbito de la comunidad internacional, la República de Venezuela, como Estado, goza de personalidad jurídica internacional; en cambio, en el ámbito interno, el Estado, como tal, no es una persona jurídica. El autor asevera que se conforma por un conjunto de personas jurídicas (personas jurídicas estatales) que derivan del sistema constitucional que se ha establecido para la distribución territorial del Poder Público. En este sentido, el mismo autor asevera que de acuerdo al artículo 4 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999), en el país, en efecto, tratándose de un Estado con forma “federación descentralizada” conforme a la cual el Poder Público se distribuye entre el Poder Municipal, el Poder Estatal y el Poder Nacional (art. 13 CRBV), el Estado está básicamente conformado por un conjunto de personas jurídicas político territoriales como son la República, los Estados y los Municipios, y por otras personas jurídicas estatales producto de la descentralización política y funcional. Por tanto, el Estado, no es una persona jurídica en el ámbito interno; lo que existen son muchas personas jurídicas que actualizan su voluntad, que son las personas jurídicas estatales, en definitiva, que conforman el Estado. Zuluaga (1993), asevera que la personalidad jurídica del Estado es un concepto unitario, que abarca la actuación del Estado legislador (Poder Legislativo), juez (Poder Judicial) y administrador (Poder Ejecutivo); en otras palabras, el Estado actúa con su personalidad jurídica tanto cuando dicta actos administrativos, como leyes o sentencias. Esta actuación del Estado en su personalidad jurídica no tiene el mismo régimen legal que la actividad de los seres humanos en sus propias e individuales personalidades jurídicas, pues la Constitución establece que los actos del Estado tienen en su mayor parte la virtualidad de obligar a los habitantes, mientras que los habitantes no pueden ordenar nada a nadie a menos que la ley los autorice. Por lo tanto, esa facultad de mandar concedida por el pueblo soberano a través de la Constitución a la persona jurídica estatal, se denomina “poder público.” El poder público o poder estatal es ejercido por personas físicas (gobernantes, jueces, legisladores, administradores) dentro del ámbito correspondiente a los órganos jurídicos (Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial) de esta persona jurídica estatal. personalidad y ubicación del estado en la constitución (Zuluaga, 1993). Por lo tanto, el poder público es así una facultad de mandar, pero es distinto e inferior al poder soberano: No existe por sí mismo, sino en tanto y en cuanto el poder soberano lo crea; sus límites son los que el pueblo le impone en la Constitución. Como contrapeso a esta virtualidad particular de los actos del Estado en su personalidad jurídica, se conceden a los habitantes una serie de protecciones, consideradas como límites a la actividad del Estado. Esos límites se denominan derechos subjetivos públicos. El poder público estatal se halla en consecuencia equilibrado, un poco tan sólo, por los derechos subjetivos públicos de los habitantes. Tanto el poder público estatal como los derechos subjetivos públicos de los habitantes encuentran su origen y su fuerza jurídica en la Constitución, que es el instrumento mediante el cual el pueblo soberano se da sus reglas fundamentales de organización; por ello, tanto uno como otro son facultades que se desenvuelven dentro del orden jurídico. Brewer -Carias (2011), resume las teorías de la personalidad jurídica del Estado expuestas en la siguiente forma: Según el primer concepto, dice, que se encuentra sobre todo en la literatura alemana, la noción de la personalidad del estado significaría que la organización estatal de un país tiene por consecuencia engendrar un ser jurídico enteramente distinto no solamente de los individuos "uti singulis" que cornponen la nación, sino aún del cuerpo nacional cie los ciudadanos. Sin duda, se reconoce en esta doctrina que el estado no puede concebirse sin la nación; pero se sostiene que la nación no entra en el estado, sino como uno de los elementos que concurren a su formación. Una vez constituido, el estado no es pues, la personificación jurídica de la nación; no personifica sino, asimismo. No es tampoco. el sujeto de los derechos de la nación, sino que es el sujeto de sus propios derechos. En cuanto a la cuestión de la personalidad de la nación misma, los partidarios del concepto citado anteriormente se dividen en dos bandos: Los unos le niegan a la nación toda personalidad: según ellos solo el estado tiene el carácter de persona. En este sentido, la nación es considerado un sujeto jurídico, pero distinto del estado. En Francia, sobre todo, es en donde este segundo punto de vista ha sido admitido, y Duguit, que por cierto lo rechaza, hasta pretende que forma desde 1789 una de las ideas fundamentales del derecho público francés. En efecto, dícese, en virtud del principio de la soberanía nacional, la nación puede y debe ser considerada, en el derecho francés, como el sujeto originario de la soberanía, y, por consiguiente, como una persona anterior al estado; es la nación la que da vida al estado al "hacer delegación de su soberanía en los gobernantes que instituye en su constitución. Esta doctrina, lleva, pues, a crear en el estado una dualidad de personas, distintas unas de otras: la persona nación en primer término; la persona estatal, después. No consideramos aceptable ninguna de las teorías expuestas. La que concibe el estado, como una persona jurídica completamente desvinculada de la nación, tiene el inconveniente de desconocer el proceso de personificación que se inicia en la nación y culmina en el estado. Cuando la nación ha adquirido el derecho de soberanía, es precisamente cuando se opera su transformación en estado. Los dos conceptos, pues, estado y nación, son inseparables. Desvincularlos es hacer un esfuerzo de necia e inútil abstracción, y sólo serviría para desquiciar las bases del derecho público. Es claro que cuando la nación no ha adquirido un poder de autodeterminación, no se ha operado su cambio en estado y en este sentido, carece de ese derecho fundamental. Y cuando adquiere ese poder ya no es una nación, sino algo más: un sujeto jurídico, que es precisamente la esencia del Estado. Personas publicas diferentes a la republica Según el Código Civil de Venezuela (C.C., 1982), en el mundo del derecho, además de las personas naturales son reconocidos como sujetos de derecho, es decir, como entes capaces de derechos y obligaciones, una serie de “centros de intereses” a los cuales, para protegerlos jurídicamente el ordenamiento jurídico les otorga el carácter de personas jurídicas o personas morales, como entidades abstractas; en definitiva, como “personas ficticias”, tal y como las calificaron los Códigos Civiles de 1862 y 1873. Así mismo, el artículo 19 del C.C., dice que son personas jurídicas y, por lo tanto, capaces de obligaciones y derechos: 1. La Nación y las Entidades políticas que la componen 2. Las Iglesias, de cualquier credo que sean, las universidades y, en general todos los seres o cuerpos morales de carácter público. 3. Asociaciones, corporaciones y fundaciones lícitas de carácter privado. De acuerdo a esta lista del Código Civil, las personas jurídicas en el ordenamiento jurídico venezolano, como resulta de la teoría general del derecho civil, son de dos tipos según el sustrato que les da razón de ser: sustrato personal o un sustrato real. Al tratarse de corporaciones, el sustrato que las justifica y les da razón de ser lo constituye un conjunto de personas (sustrato personal), tal es el caso de una comunidad o una asociación de personas. En cuanto al sustrato real, está conformado por instituciones en el sentido de que lo que se busca proteger con la atribución de la personalidad jurídica es un conjunto de bienes, es decir, un patrimonio que se ha afectado a un fin. Esta distinción clásica y básica también se aplica a las personas en el ámbito del derecho administrativo, y es la que resulta del propio artículo 19 C.C. En efecto, de esa norma resulta que en cada una de las dos grandes categorías de personas que regula el Código (personas o cuerpos morales de carácter público o de carácter privado) se identifican tanto un conjunto de corporaciones (comunidades o asociaciones) como un conjunto de instituciones. 1. Personas o cuerpos morales de carácter público, las cuales comprenden, por una parte, las corporaciones de derecho público, es decir, aquellas personas jurídicas de carácter público que tienen un sustrato personal que las sustenta, como son: a. comunidades políticas. b. Corporaciones públicas y las asociaciones de derecho público. c. Instituciones de derecho público, con un sustrato real (patrimonio) que es el que le da razón de ser, como los institutos autónomos o públicos. Por lo tanto, es posible distinguir, entre las personas jurídicas a: i. Las Corporaciones de derecho público: ii. Comunidades públicas (Comunidades políticas: personas político territoriales; Comunidades indígenas; Comunidades religiosas: Iglesias y Comunidades universitarias: universidades nacionales) iii. Corporaciones públicas (Colegios profesionales; Academias nacionales). 2. Las Asociaciones de derecho público: a. Mancomunidades municipales y Asociaciones intergubernamentales, por ejemplo, entre Estados de la federación. b. Las que tienen base patrimonial (sustrato real): Instituciones de derecho público, es decir, los Institutos autónomos o institutos públicos; y el Banco Central de Venezuela. Con mayor precisión, entre las que constituyen corporaciones, es decir, que tienen como justificación de su personalidad la existencia de un sustrato personal o una base corporativa, se distinguen una serie de comunidades, las más importantes de las cuales son las que derivan de la organización política del Estado; y, además, tanto una serie de corporaciones de derecho público propiamente dichas como una serie de asociaciones de derecho público. En cuanto a las comunidades, en efecto, en primer lugar, están las comunidades políticas, es decir, las personas estatales político territoriales que conforman la división y organización política del país, y cuya razón de existir la constituye la población asentada en el respectivo territorio, como comunidad política. Sobre ellas, el Código Civil enuncia como personas jurídicas a “la Nación y las entidades políticas que la componen”, lo que de acuerdo con la terminología de la Constitución de 1999 serían las personas jurídicas que derivan de la forma federal del Estado (art. 4) conforme a la distribución vertical del poder público “entre el poder municipal, el poder estadal y el poder nacional”. Ello es lo que da origen a los tres niveles de personas jurídicas corporativas de nivel territorial, como comunidades políticas, que integran al Estado, y que en Venezuela son: la República (Estado nacional), que ejerce el poder público nacional; los estados, que ejercen el poder 5 público estadal, y los municipios y demás entidades locales (entre ellas, los distritos municipales y metropolitanos), que ejercen el poder público municipal. Los consejos comunales como entes con personalidad jurídica Los Consejos Comunales (CC) son entes representativos y deliberativos de participación ciudadana a través de los cuales las comunidades proponen, debaten, formulan, deciden, gestionan y evalúan proyectos de política pública. Cuentan con unidades de administración y financiación, controlaría social y ejecución. Pueden estar formados por entre 150 y 400 familias en áreas urbanas, por un mínimo de 20 familias en áreas rurales, y de 10 familias en comunidades indígenas. En cuanto a la naturaleza jurídica de los consejos comunales la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia Nro. 23 publicada el 5 de junio de 2014, señaló que: son instancias esenciales integradas al marco constitucional de la democracia participativa y protagónica de participación, para la articulación e integración entre los ciudadanos, ciudadanas y las diversas organizaciones comunitarias, movimientos sociales y populares, que permiten al pueblo organizado ejercer el gobierno comunitario y la gestión directa de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades, potencialidades y aspiraciones de las comunidades, en la construcción del nuevo modelo de sociedad socialista de igualdad, equidad y justicia social (ex artículo 2 de la Ley Orgánica de los Consejos Comunales). En la vigente Ley Orgánica de los Consejos Comunales de 2009, los consejos comunales siguen adquiriendo su personalidad jurídica mediante un registro ante el Ministerio del Poder Popular con competencia en materia de participación ciudadana (artículo 17); el financiamiento de los proyectos comunitarios presentados por los consejos comunales, está a cargo del mismo Ministerio (artículo 57, numeral 11); y la presencia del Fondo Nacional de los Consejos Comunales (Disposición Transitoria Primera) es también un elemento referencial. No obstante, si bien con respecto a la regulación de 2006, la reforma del 2009 mantuvo esa vinculación, nuevas formas de control por parte del Poder Ejecutivo Nacional fueron incorporadas, deviniendo en más limitaciones para los consejos comunales no afectos con su propuesta política. (León y Berrios, 2012). Así es como en el caso del registro de los consejos comunales, se otorga la competencia al Ministerio del Poder Popular con competencia en materia de participación ciudadana de abstenerse de hacerlo, cuando aquellos tengan por objeto finalidades distintas a las previstas en la ley (Ley Orgánica de los Consejos Comunales, 2009: artículo 18, numeral 1). De manera que, si no se asume la “…base sociopolítica del socialismo que consolide un nuevo modelo político, social, cultural y económico” (Ley Orgánica de los Consejos Comunales, 2009: artículo 3) como fin, el registro se convertiría en una forma prematura de control sobre cada consejo comunal. Así mismo, el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de la Administración Pública, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nro. 5.890 extraordinario del 31 de julio de 2008, ubica a los consejos comunales bajo el principio de eficiencia en la asignación y utilización de los recursos públicos, y además les sujeta a la supervisión, evaluación y control de desempeño y de resultados cuando a los mismos les han sido transferidas potestades que corresponden ordinariamente a los órganos y entes públicos, siempre que su naturaleza lo hubiera permitido y se hubieran cumplido los extremos que pauta la ley. Asimismo, Ameliach (2021), acotó que los consejos comunales, de conformidad con la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, se les sitúa bajo el control de la Jurisdicción Contencioso Administrativa (artículo 7.4 eiusdem); se les incluye en la competencia de los órganos de esta Jurisdicción, a los fines de que éstos conozcan sobre las actuaciones, abstenciones, negativas o las vías de hecho que dictaran o en las que incurrieran (artículo 9.10 eiusdem); confiere a éstos la facultad para emitir opinión en los juicios cuya materia debatida esté vinculada a su ámbito de actuación, aunque no fueran partes (artículo 10 eiusdem); les otorga capacidad procesal para actuar ante los órganos de la Jurisdicción (artículo 27 eiusdem); podrán ser objeto de convocatoria por parte del juez contencioso para su participación en audiencia preliminar (artículo 58 eiusdem); y se les incluye en los destinatarios de las notificaciones sobre procesos contenciosos vinculados con la prestación de servicios públicos, si se encontraran relacionados con el caso (artículo 68.1 eiusdem). Consideraciones finales Se considera que el Estado es una persona, ya que se le da esa característica para poderla comprender puesto que tiene el poder de ser sujeto de derecho (ejercer derecho y contraer obligación), además de esto es lo que garantiza que el Estado sea perpetuo, ya que sigue siendo igual, solo se renuevan autoridades. El reconocimiento de la personalidad jurídica del Estado no constituye hoy día motivo de confrontación ideológica, pero a sus inicios enfrento a la doctrina. El Estado no es una persona jurídica en el ámbito interno, lo que existen son muchas personas jurídicas que actualizan su voluntad, que son las personas jurídicas estatales, en definitiva, que conforman el Estado. A través de la Ley Orgánica de los Consejos Comunales de 2009, se busca lograr una nueva forma de Estado, de Gobierno, una nueva forma de sociedad, antes que unas instancias de atención compartida de las necesidades colectivas. Los miembros de los consejos comunales al poder ejercer potestades públicas, se encuentran sometidos a las reglas de la responsabilidad, pero la técnica legislativa utilizada en la Ley de los Consejos Comunales crea un entramado que imposibilita conocer la condición que adquieren los integrantes de esas instancias de participación ciudadana, quedando en manos del Estado la preparación y formación de estas personas para que comprendan el alcance del compromiso que asumen al momento de conformar un Consejo Comunal. Referencias bibliográficas consultadas Ameliach, M. (2021). Naturaleza jurídica de los consejos comunales y valor probatorio de las constancias de residencias. [En línea] Recuperado de: https://accesoalajusticia.org/naturaleza-juridica-de-los-consejos-comunales-y- valor-probatorio-de-las-constancias-de-residencias/ Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. (2010). Ley Orgánica de las Comunas Caracas, Venezuela. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Extraordinario Nº 6011. 21 de diciembre de 2010. Brewer -Carias, A. (2000). Sobre las personas jurídicas en la constitución de 1999. [En línea] Recuperado de: https://allanbrewercarias.com/wp-content/uploads/2007/08/473.-440.-SOBRE- LAS-PERSONAS-JUR%C3%8DDICAS-EN-LA-CONSTITUCION-DE- 1999.pdf Brewer -Carias, A. (2011). El Estado, la república y la nación. precisión sobre las personas jurídicas estatales en la constitución de 1999 y sobre el error en el que incurrió la sala constitucional al confundir la “nación” con la “república”. [En línea] Recuperado de: https://allanbrewercarias.com/wp-content/uploads/2019/05/Brewer.-art.-personas- jur%C3%ADdicas.-Libro-Homenaje-Luciano-Parejo.pdf Brewer-Carías, A. (2013). Sobre la personalidad jurídica en el derecho administrativo Universidad Externado de Colombia, Bogotá. pp. 271-303. ISBN 978-958-772- 040-2 León, M., Berríos, J. (2012). Consejos Comunales: ¿Instancias de Participación o Poder Originario? Revista Cuestiones Políticas. 28:48 pp. 113 – 140. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas – LUZ. Zuluaga, E. (1993). Teoría del conocimiento. Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas: Núm. 92. Moles, A. (s/f). La personalidad jurídica del estado. En línea. Recuperado de: http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/RDUCV/8/rucv_1956_8_21- 55.pdf