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Fromm.
FRANZ ROSENZWEIG
SANO Y ENFERMO
Traducción de
Estudio introductorio de
Herder
ÍNDICE
Estudio introductorio . 9
SANO Y ENFERMO
AL CONOCEDOR •••.••.•...•.••..•.•.•.•...•...•...••.•••••.•.••• 45
AL LECTOR •.•.•••...•...••••..•.•..••..•.•.•..•.•.•.•.••.•••••••..• 47
Traducción: Alejandro del R1o Herrmann
I. EL ATAQUE ••........••.•.•••.•.•••.•••.•.•......•.•.•.•.•. 49
Diseño de la cubierta: Ferran Fernández
IV TERAPIA ·••••··•·•········•·····•·•·•···••·•·•·•·•·•·•••···•
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por la ley. Diríjase a CEDRO (Cenero de Derechos Rcprográlicos) si necesita reproducir algún
VII. LA CURA. SEGUNDA SEMANA •••••.••.••.••.•....•. 10 5
fragmento de esca obra (www.conlicencia.com}. VIII. LA CURA. TERCERA SEMANA .•••.•.••••.•.•.•...•.. 119
AL 1
CONOCEDOR · · · · · · • • · • · · · • · • · · · · · · · .. 49
Herder
www.herdereditorial.com
ESTUDIO INTRODUCTORIO
número de página].
9
EL Librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
años recientes ha surgido en el ámbito de la filosofía en embargo, sus antepasados habían cultivado. Se trata,
lengua española un interés por el pensamiento y la obra en todo caso, de una situación más que habitual en el
de este autor judío alemán que nos permite albergar contexto de la que, de manera trágica, fue la última gran
un mínimo de esperanza sobre la posibilidad de que, generación de pensadores de origen judío nacidos en la
incluso aunque permanezca en los márgenes del canon Europa de habla alemana.' El propio Rosenzweig fue
del pensamiento del siglo XX -si es que tiene sentido más que consciente de que la asimilación a la cultura
hablar de tal cosa ya h�, el conocimiento de su figura germánica comportaba necesariamente el distancia
no sea tan solo anecdótico. La publicación en nuestra miento respecto del judaísmo, lo cual era sinónimo, en
lengua de la obra que introducimos representa una im sentido contrario, de un acercamiento a la fe cristiana.
portante contribución en este sentido, pues El librito del Su vida transcurrió en este entorno, al menos, hasta
sentido común sano y enfermo ofrece una excelente puerta 1913. Antes había iniciado sus estudios de medicina, que
de acceso a la renovación del pensar que Rosenzweig pronto abandonó por una formación menos acorde a los
quiso llevar a cabo en el sistema de filosofía que crista intereses paternos y más próxima a los propios. Se formó
umbral, sin embargo, es conveniente prestar atención a la que, de la mano del gran historiador alemán Friedrich
algunos aspectos determinantes de la vida y trayectoria Meinecke, alcanzó el título de doctor en 1912 con una
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intelectual de su autor. investigación acerca del origen de la noción hegeliana
Rosenzweig vino al mundo en la ciudad alemana de el propósito de alcanzar la habilitación necesaria para
Kassel el 25 de diciembre de 1886. Lo hizo en el seno iniciar una carrera académica que a la postre rechazaría.
de una familia judía asimilada que apenas si le pro En el verano anterior al de la deflagración bélica de Eu
porcionó contacto con la tradición rabínica que, sin ropa, a su vez, se había visto tentado por la posibilidad
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2. Sobre estas cuestiones, remitimos no obstante a la lectura de con el firme convencimiento de seguir siendo judío.
de Franz Rosenzweig, Madrid, Universidad Pontificia Comillas, 3. Cabe encontrar una introducción a algunos de ellos en R.
2012, así como de M. García-Baró, «Franz Rosenzweig: el milagro Navarrete y E. Zazo (eds.), Ante la catástrofe, op. cit.
de la historia», en R. Navarrete y E. Zazo (eds.), Ante la catástrofe. 4. Así lo expresó él mismo en una célebre carta fechada el 31 de
Pensadores judíos del siglo XX, Barcelona, Herder, 2020, pp. 241-262. diciembre de 1913. Cf. F. Rosenzweig, «"Seguiré siendo judío".
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El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
Ambos acontecimientos, su crisis de identidad y de no había sido obstáculo alguno para la afirmación de
fe, y la crisis del pueblo alemán, fueron determinantes su germanidad, incluso aunque antes de la guerra ya
para el devenir de Rosenzweig y explican que, sensu hubiese entrado en contacto con ilustres correligiona
stricto, este autor sea el último gran representante del rios suyos, como Hermann Cohen, verdadero maestro
pensamiento judío alemán cuya estación de origen se en de Rosenzweig en lo que a la religión judía se refiere,
cuentra de forma paradigmática en Moses Mendelssohn o Martín Buber, con quien años después iniciaría la
como cabeza visible de la Haskald. No cabe entender el monumental empresa de traducir el Tanaj a una lengua
proyecto filosófico rosenzweiguiano sin ninguna de estas alemana desprovista, en la medida de lo posible, de
dos circunstancias: la primera lo alejó definitivamente todo residuo luterano, es decir, que fuera acorde tanto
de su marcionismo de juventud y sentó por tanto las al significado como al ritmo del hebreo original.7
bases de su posterior comprensión de las relaciones entre Fue de hecho en el transcurso de la Gran Guerra,
judaísmo y cristianismo;' la segunda lo alejó definiti en cuyo frente balcánico estuvo destinado Rosenzweig,
vamente de Hegel, o del pensamiento de la Totalidad, cuando comenzó a fraguarse la revolución copernicana
y sin duda también de la propia Alemania, del Estado a cuyo resultado, años después, su autor se referiría
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como portador de la historia de un mundo que se había como un nuevo pensamiento. Si bien es cierto que al
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visto abocado a la catástrofe. Encontró su refugio en el término de las hostilidades aún hubo de dedicar algún
Carta de Franz Rosenzweig a Rudolf Ehrenberg», en F. Rosenzweig sus autores llamaron Verdeutschung, y de las cuestiones apuntadas,
y E. Rosenstock [1935), Cartas sobre judaísmo y cristianismo, ed. de cf. F. Rosenzweig, Der Mensch und sein Werk. Gesammelte Schriften
R. Navarrete, Salamanca, Sígueme, 2017, pp. 17-23 [en adelante, lV. 2. Band. Sprachdenken - Die Scbrift. Arbeitspapiere zur Ver
Cartas, seguido del número de página]. deutschung der Scbrift, ed. de R. Bat-Adam, La Haya, Martinus
5. De enorme interés, sobre esta circunstancia, es su intercambio Nijhoff, 1984. También la entrevista que Bernhard Casper realizó
epistolar con Eugen Rosenstock de 1916, recogido en las recién a la viuda de Rosenzweig a finales de los años setenta del pasado
mencionadas Cartas. Me permito remitir asimismo a mi estudio siglo, transcrita en: R. Navarrete, «Franz Rosenzweig, un judío
conclusivo en dicho volumen: R. Navarrete, «Rosenzweig adversus profético», Argumenta Pbilosopbica 1 (2022), pp. 23-47.
Marción. Sinagoga, Iglesia, mundo», en Cartas, 154-185. 8. Cf. F. Rosenzweig [1925), «El nuevo pensamiento. Observaciones
6. En lengua española, sobre esta cuestión, pueden consultarse: D. adicionales a La Estrella de /,a Redención», en El nuevo pensamiento.
Barreto González, El desafio nacionalista. El pensamiento teológico Seis ensayos introductorios al pensamiento de Franz Rosenzweig, trad.
político de Franz Rosenzweig, Barcelona, Anthropos, 2018, así como de Á E. Garrido Maturano, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2005,
R. Navarrete, Los tiempos delpoder. Franz Rosenzweigy Car! Schmitt, pp. II-51, aquí p. 15 [en adelante, Nuevo pensamiento, seguido del
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El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
tiempo a la preparación del manuscrito del libro sobre a acecharle en forma de una esclerosis lateral amiotró
Hegel y el Estado, precisamente lo añadido a esta obra fica que, previo anquilosamiento de su cuerpo -no así
después de 1918 no es otra cosa que el testimonio del de sus capacidades intelectuales, aunque sí del habla-,
de una determinada forma de hacer filosofía: aquella después de transcurrida casi una década en la ciudad de
que se había desarrollado «desde Jonia hasta Jena»,9 por Frankfurt del Meno consagrado al proyecto educativo
emplear las célebres palabras del propio Rosenzweig. de su Freies Jüdisches Lehrhaus y a la traducción, como
Al igual que, algunas décadas más tarde, en el caso de ya vimos, de la Biblia judía, pero también de los poemas
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Martin Heidegger, sin embargo, tampoco para el autor e himnos del sefardí Yehudá Haleví.
quedar postrado en un estado de parálisis, como queda Ya Nahum Norbert Glatzer, discípulo del autor de la
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expresado en nuestro Librito:" No deja de ser paradó Estrella y editor del Büchlein, llamó la atención en su
publicada ya su gran obra de filosofía, se había resuelto a u. Cf. F. Rosenzweig, Der Mensch und sein Wérk. Gesammelte
10. No es posible demostrar que Heidegger leyera La estrella de la segunda edición, publicada en 1925 por la casa editorial berlinesa
redención, pero desde luego la sospecha resulta más que fundada. Lamben Schneider.
Sobre la posible influencia arcana de Rosenzweig en Heidegger, cf 12. La primera edición de la obra vio la luz en inglés bajo el título
S. MobuB, Sternschatten. Martin Heideggers Adaption der Philosopbie Understanding the Sick and the Healthy: A View o/World, Man, and
Franz Rosenzweigs, Friburgo, Karl Alber, 2018. Puede consultarse God, Nueva York, Noonday Press, 1954, y más carde en alemán,
también mi humilde contribución a esca cuestión: R. Navarrete, como Das Büchlein vom gesunden und kranken Menschenverstand,
« "Icb werde dasein, als der ich dasein ioerde". Franz Rosenzweig y Düsseldorf J. Melzer, 1964. La versión inglesa, acompañada de una
Martín Heidegger», en J. L. Villacañas, R. Navarrece y C. Basili introducción de Hilary Pucnam, fue reeditada en Cambridge por
(eds.), Arcana delpensamiento del siglo XX, Barcelona, Herder, 2021, Harvard Universicy Press en 1999, mientras que la alemana lo ha
pp. 189-210, donde se encontrarán asimismo referencias a otras sido en Frankfurc del Meno, por Suhrkarnp, en 2019. Por último,
aproximaciones a las relaciones entre estos dos pensadores, como las no debe obviarse aquí el hecho de que Glaczer fue asimismo el au
de Karl Lówith, Pecer E. Gordon y, en especial, Bernhard Casper. tor de la única biografía de Rosenzweig de la que disponemos. CE
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El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
introducción a la obra sobre el hecho de que el motivo propio Librito está escrito «conscientemente de forma
del último ensayo escrito por Rosenzweig antes de re pedagógica»," ya que no otro fue el encargo recibido por
también Glatzer vinculó este escrito, que su autor re de referirnos. Cf. F. Rosenzweig, Die ,,Gritli"-Briefe. Briefe an Mar
Rosenzweig da testimonio de esta circunstancia, pues en los GS podría ser doble: primero, ocultar la relación con Gricli; en
que parece ser lo mismo en el programa diseñado por son de la opinión de que el lector del Büchlein que por lo demás
N. N. Glaczer, Franz Rosenzweig. His Life and Thought, Filadelfia, mente sus reticencias acerca de la publicación, porque entiende que
Jewish Publication Sociery of America, 1953. es posible que «en lugar de preparar a la gente para la Estrella, la eche
13. Cf. N. N. Glaczer, «Einleitung», en F. Rosenzweig, Das a perder» (GSI, 2, 718). Más carde, a finales del mes de septiembre, se
Büchlein vom gesundem und kranken Memchenverstand, Frankfurt planteó publicarlo de forma pseudónima, algo en lo que no deja de
del Meno, Suhrkarnp, 2019, pp. 9-23, aquí pp. 14 s. haber una reminiscencia kierkegaardiana y que, por lo demás, ya ha
14. Cf. ibid., pp. 12 s. bía hecho con algunos de sus escritos políticos durante (y sobre) la
15. Véase la carta de Rosenzweig a B. Strauís, 13 de enero de 1921, guerra. Véanse las cartas de Rosenzweig a M. Rosenscock-Huessy, 25
en F. Rosenzweig, Der Menscb und sein Wérk. Gesammelte Schrif de septiembre y 2 y 6 de octubre de 1921, en ,, Gritli "-Briefe, 772 s.;
ten l. 2. Band r9r8-r929, ed. de R. Rosenzweig y E. Rosenzweig 776-778, así como F. Rosenzweig, Escritos sobre la guerra, ed. de
Scheinmann, con la colaboración de B. Casper, La Haya, Martinus R. Navarrete, Salamanca, Sígueme, 2015. Casi tres años después,
Nijhoff, 1979, pp. 692 s., aquí p. 693 [en adelante, GSI, 2, seguido Rosenzweig reconsideró la posibilidad de publicar la obra, aunque
del número de página]. No deja de ser llamativo, por lo demás, que siempre de forma anónima, como pone de manifiesto su carca a M.
ni una sola carta de las publicadas en este epistolario haga mención Rosenstock-Huessy, 18 de agosto de 1924, en GSI, 2, 981.
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El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
Rosenzweig desde la mencionada editorial, a saber, el es óbice para que exista, y se pueda acreditar que existe,
de que sirviera de introducción a la Estrella en un tono un intimísimo vínculo entre ella y la fórmula con la que,
más divulgativo. En todo caso, conviene recordar que como se señaló, Rosenzweig se refirió a su revoluciona
el autor no estuvo siempre convencido de haber logrado ria forma de filosofar: neues Denken. La relación entre
su propósito; al poco de haber comenzado su escritura, ambos, sano sentido común y nuevo pensamiento, es
afirma que «será fácil de leer, pero no será sencillo en de hecho de mayor calado que la que pueda haber entre
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tenderlo», por resultar-añade- «"paradójico"». En cualquiera de los dos y el proyecto educativo rosenzwei
general, sin embargo, parece admitir en distintos lugares guiano en la misma y exacta medida en que este tuvo un
que el Librito sería útil, no para é l - al margen del di carácter exclusivamente judío. No así, como decimos, el
nero que recibiría por cumplir con el encargo-, sino sano sentido común, en cuyo despertar contra la meta
para los lectores de la Estrella y para el propio impacto física (in philosopbosl, como reza el lema de la primera
de la obra, de cuya extrema dificultad Rosenzweig era parte de la Estrella) consiste precisamente la renovación
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por completo consciente. del pensar propuesta por Rosenzweig. Acaso no haya
En la gran obra de 1921, a pesar de todo, la expresión mejor testimonio de esto último que las siguientes lí
«sano sentido común» aparece mencionada en una única neas de una carta suya a Rudolf Hallo a propósito de
2
ocasión, al comienzo de la sección dedicada a lo que la supuesta «especial judeidad de la nueva filosofía». º
de lo real, o fenómeno originario (Urphdnomen), que, Parece que no sabes que incluso describí mi filosofía, ya
9
como veremos, constituye el ser humano.' Pero esto no en el título de una exposición (que ha permanecido sin
17. Carta de Rosenzweig a M. Rosenstock-Huessy; 27 de julio común». [ . . . ] Lo judío es entonces solo la razón perso
srock-Huessy, 6 de agosto de 1921, en ibid., 757). el camino que me ayudó a la sanación de mi enfermo
18. Véanse sendas cartas de Rosenzweig a G. Oppenheim, 30 de sentido común (lo que podría contarte detalladamente
19. Cf. Estrella, 85. La afirmación de Glatzer, según la cual esta GSI, 2, 888 s., aquí 888. Hallo, historiador del arte judío, fue íntimo
expresión aparecería de forma reiterada en la Estrella, es por tanto amigo de Rosenzweig, a quien sucedió en la dirección de la Lehr
sencillamente errónea. Cf. N. N. Glatzer, «Einleirung», op. cit., p. 12. haus entre el verano de 1922 y el de 1923 (cf. GSI, 2, 820 s.; 912-915).
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El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
desde un punto de vista biográfico), debo respetarlo cump li rl o s, Rosenzweig, como indicamos antes, tomó
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como corresponde, pero nada más que en esa medida. la deci s ión de retornar al camino del ju daí s mo, o de
No son pocas ni nimias las cuestiones que se dan cita en apartó de la Ciencia -y de ese Sistema suyo en que
este pasaje, además de la que veníamos apuntando: la había desembocado la metafísica-, de la carrera aca
identidad de sano sentido común y nuevo pensamiento. démica, para dirigirlo «hacia el servicio al ser humano»,
Sostiene también las palabras de Glatzer al comienzo de hacia «la pregunta del ser humanos.v Pero el camino no
su comentario introductorio al Librito, cuando afirma es la meta, esa completitud del hombre de la que habla
que su publicación no representa solo una contribución Rosenzweig y que es el concepto primigenio del nuevo
relativa al pensamiento contemporáneo, sino que cabe pensamiento tanto como del sano sentido común, sino,
entenderla como una parte de la biografía de Rosen juzgado en su justa medida, nada más -tampoco nada
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zweig. El proceso de sanación del sentido común des menos- que camino: método.
crito en esta obra representa una experiencia vital de su Sabemo s que el epistolario de Rosenzweig es tan
propio autor, análoga hasta cierto punto a la superación importante como su obra publicada, ya fuese en vida o
de la hipocondría a la que, también en una carta, Hegel de manera póstuma. Sin ir más lejos, la Estrella, aunque
se refería como característica del tránsito de la juventud 1010 circunstancialmente fuese escrita en postales que su
a la vida adulta, que el filósofo de Stuttgart situaba en autor enviaba a su madre desde el frente, tiene su célula
21. GSI, 2, 889. A. Macor y V. Rocco Lozano (eds.), Hegel y Holder/in, una amistad
22. Cf. N. N. Glatzer, «Eínleirung», op. cit., p. 9. melar, Madrid, CBA, 2021, pp. 147-172). Sobre la importancia de la
23. Véase la carta de G. W. F. Hegel a K. J. H. Windischman, hipocondría en Hegel, en diálogo con Rosenzweig y otros autores
27 de mayo de 1810, en G. W F. Hegel, Briefe uon und an Hegel. judíos contemporáneos, cf. P. Bojanié, Violencia y mesianismo, trad.
Band I: r785-r8r2, Hamburgo, Felix Meiner, 1952, pp. 313-315. Ro ele R. Navarrete, Madrid, Trotta, 202-1, pp. 28 ss.
senzweig dio especial trascendencia a estas palabras de Hegel al 24. Carta de Rosenzweig a F. Meinecke, 30 de agosto de 1920,
comienzo del primer capítulo dedicado a Jena en su libro sobre en GSI, 2, 678-682, aquí 680 s. Es importante parar mientes en el
el filósofo suabo (cf. F. Rosenzweig, Hegel und der Staat, op. cit., hecho de que el punto de partida mismo de la Estrella no es otro
pp. 137 s.). Con posterioridad, se identificó con esta crisis vital del que el ser humano y lo más propio de este: su estar de antemano
autor objeto de su investigación como historiador de las ideas (cf. condenado a muerte, o que en el concepto de lo rnetaético descansa
R. Navarrete, «"Der Jude, der in deutschem Geist rnacht". Das la concepción originaria del pensamiento filosófico de Rosenzweig.
Hegelbuch Franz Rosenzweigs und seine Wirkung», Naharaim, vol. Véase su carta a H. Ehrenberg, 8 de septiembre de 1918, en GSI, 2,
10, n. 0 2 (2016), pp. 273-302, así como id., «Et de me fabula nar- 606-607, aquí 606.
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El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
originaria en una carta." Resultaría exagerado afirmar el pensador de Kassel trata de mostrar, con ejemplos,
que la misiva que ahora comentamos es el germen de que el nuevo pensamiento no es necesariamente judío
esa suerte de epílogo de la Estrella que fueron las ob y que si la Estrella puede ser considerada tal cosa no lo
servaciones publicadas por Rosenzweig bajo el título ea en razón de su objeto, sino de las palabras empleadas
sistema de filosofía»,27 el sistema de la filosofía del sano Expresado del modo más conciso posible, tal como él
sentido común, que como tal nada tendría que ver mismo lo hizo a propósito, no en vano, del Librito: «Lo
con la religión, si por «religión» se entiende cualquier judío es mi método, no mi objetos.> Aunque Rosen
forma de «religión instituida», cualquier conjunto de zwcig destaca aquí el término «método», bien podría, en
dogmas establecidos o, en definitiva, cualquier vieja realidad, haber enfatizado el posesivo que lo antecede:
teología." Incluso la respectiva enumeración de autores lo judío no es en sentido estricto el método del nuevo
en El nuevo pensamiento y en la carta arriba citada que, pensamiento, sino el modo en que se ha expresado en
según Rosenzweig y al igual que él mismo, habrían el caso específico, singular, de Franz Rosenzweig. De
cultivado la nueva forma del pensamiento, es llamati ahí que no haga siquiera acto de presencia en El librito
vamente próxima." Mediante la alusión a estos autores, del sentido común sano y enfermo.» tan imprescindible
25. Cf. F. Rosenzweig, «"Célula originaria'' de La estrella de la Ebner, a los que Rosenzweig añade, en 1925, los nombres de Vikror
redención. Carta a RudolfEhrenberg del 18-XI-1917», en El nuevo von Weizsacker, RudolfEhrenberg y Martin Buber. Cf. GSI, 2, 889,
pensamiento, trad. de l. Reguera, Madrid, Visor, 1989, pp. 19-42. uí como Nuevo pensamiento, 35 s.
Como me recuerda Olga Belmonte -a quien agradezco aquí su 90. Carta de F. Rosenzweig a H. Ehrenberg, septiembre de 1921,
forma escrita más próxima a un pensamiento dialógico, hablante, JJ. El tercer libro de la Estrella, consagrado en especial al judaísmo
como es el nuevo pensamiento, que por definición debe tener en y el cristianismo como factores de la redención, desaparece por
cuenta al otro. Véase la carta de F. Rosenzweig a E. Kahn, I de completo en el Büchlein, en el que, como vamos a ver, ante todo
enero de 1920, en GSI, 2, 663 s., aquí 663. IC expone de forma pedagógica el contenido del primer libro y,
26. Nuevo pensamiento, 14. aolo al final, se alude a la temática del segundo. Por otro lado, si
27. Ibid., 15. el judaísmo no aparece en el Librito, salvo por dos menciones casi
28. Cf. ibid., 36 SS. anecdóticas -lo son desde luego en comparación con la impor
29. Se trata de Eugen Rosenstock, Hans Ehrenberg y Ferdinand tancia de estas dos religiones en la Estrella- a Adán y la Biblia,
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El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
como El nuevo pensamiento para ganar acceso al «pensar bargo, fue el más alto título honorífico que hasta el día
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no-filosófico» cristalizado en La estrella de la redención, de hoy la filosofía se había concedido a sí misma."
él pretendía «hablar a todos y cada uno»." Lo que de Se comprende de este modo que la enfermedad del sen
hecho sucede, como pone de manifiesto la recurrencia tido común se manifieste como parálisis, metáfora en
de la expresión en el ensayo de 1925, es que en él se in nuestro Librito del desprecio filosófico por el tiempo,
corpora lo que en el momento de la elaboración de la pero «no el tiempo en el que algo acontece, sino el que
Estrella todavía no estaba presente, al menos no de forma por sí mismo acontece»." El primero lo ha pensado,
consciente: aquella identidad entre neues Denken y a fondo, la filosofía, dejándoselo como herencia a la
gesunder Menschenoerstand a la que antes aludíamos. La ciencia moderna: es ese que Martín Heidegger califi
novedad del primero residiría entonces, por lo pronto, caría poco después de vulgar, mero tiempo del reloj;37
en recuperar, en reactualizar el remoto, casi olvidado y también ese que Walter Benjamín, casi dos décadas
sano sentido común, en el sentido de convertirlo en más tarde, describiría como «homogéneo y vacío»." El
como decir: en método del conocimiento, cuya clave ,,. Nuevo pensamiento, 30 [trad. modificada].
¿por qué, entonces, habría que pensar que el típico judío asimilado Abada, 2008, pp. 303-318, aquí pp. 316 y 318. Sobre la relación entre
sería su principal destinatario? Cf. H. Putnarn, Jewish Pbilosopby Roscnzweig y Benjarnin, cf. F. Albertini, «Historia, redención y
as a Guide to Life, Bloomington (IN), Indiana University Press, mesianismo en Franz Rosenzweig y Walter Benjamin. Acerca de una
32. Nuevo pensamiento, 19. zwcig, El nuevo pensamiento, op. cit., pp. 127-162; M. Lowy, «Walter
33. F. Rosenzweig, El librito del sentido común sano y enfermo, Benjamín and Franz Rosenzweig. Messianisrn against "Progress?»,
infra, p. 45 [en adelante, Librito, seguido del número de página]. en Y. Amir, Y. Turner y M. Brasser (eds.), Faith, Truth and Reason.
34. Nuevo pensamiento, 29. Nos las habemos entonces con el Nw Perspectiues on Franz Rosenzweig's «Star of Redemption», Fri
método de la Estrella en cuanto libro científico, «obra acabada» burgo/Múnich, Karl Alber, 2012, pp. 373-390; y R. Navarrete, «La
que, a diferencia del Librito, pero también de El nuevo pensamiento, psyché judeoalemana ante el Derecho y el Estado: Walter Benjarnin
es ciencia (cf. Librito, 46). y Franz Rosenzweig», Revista de Filosofía 44, 1 (2019), pp. 61-77.
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El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
descrédito que el sano sentido común causa entre los la filosofía, sino que lo es una determinada reacción
filósofos es producto de un trastorno temporal que se ante el estado de parálisis que nos induce; el filósofo
traduce en una inversión del modo natural de relacio permanece en él, mientras que el hombre común, si
narse el ser humano con la realidad-la importancia de dlafruta de salud como un todo integral, sigue adelante
la Wirklichkeít, con independencia de la racionalidad, con su vida, cuyo curso -el curso del tiempo- ter
se apuntará más adelante-, cuya cura, por tanto, debe m i n a por disolver la rigidez que es el enfermizo hábitat
consistir en una inversión de la «inversión completa de del filósofo. A diferencia de este, aquel no se demora
las funciones vitales normales»39 que produce la «apo en el asombro, porque no pregunta qué es aquello que
plexia philosopbica»:" Esta surge de una respuesta artifi lo asombra, qué es propiamente el objeto (Gegenstand)
cial ante el asombro (thaumazeín) que causa en nosotros que se pone frente a él, que se le opone: su ob-stante
lo real: frente a la tradición filosófica -recuérdese, por (Gtgen-stand), aquello que obstaculiza el movimiento
cierto, lo que acerca del asombro dirá Husserl en los en que consiste el acontecer de la vida: el acontecer del
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años treinta-, el asombro per se no es el origen de tiempo. Así, Rosenzweig resume la «entera sabiduría
revolución copernicana del pensar en que consiste el nuevo pensa Encontramos así que, al igual que en el caso de Hei
de J. M u ñ o z y S . Mas, Barcelona, Crítica, 1990, pp. 323-358. El lo que ha preguntado, es decir, la pregunta por el ser
gesto filosófico de Rosenzweig es contrario al de Husserl: de lo (de lo ente). La renovación del pensar, tanto para uno
que se trata no es de modificar o elevarse sobre la actitud natural,
como para otro, debe pasar por una renovación -una
sino de permanecer en ella, sin que ello signifique-más bien al
repetición, dirá Heidegger- de la pregunta por el ser
contrario- renunciar a las cosas mismas. Corno filosofía que
se contrapone a la filosofía pensante (denkende Pbilosopbie), el nuevo para ambos, el que determina la objetividad, la
nuevo pensamiento es fenomenología, pero en un sentido distinto obstantivíddd del objeto obstante, que como tal no existe
al husserliano. Para una interpretación fenomenológica de La
estrella de la redención, cf. A. E. Garrido Maturano, La estrella de Estudios de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires,
Rosenzweig desde una perspectiva fenomenológica, Buenos Aires, ,p. Nuevo pensamiento, 30.
26 27
El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
4
sino por la pregunta filosófica, por la manera en que 1 d(a11, ' entorpecido para la realidad -que no es sino
el filósofo se lo re-presenta, a saber, como «la imagen IIOntedmiento: aquel tiempo que por sí mismo acon
estante, estática, la estatuas" de lo que se le muestra y, llco--, refugiándose en una autenticidad que es contra
en su mostrársele, causa su asombro. En lugar de dar ftt a la vida: «No "propiamente" sino "realmente" es la
tiempo y de darse él mismo tiempo para que, de forma palabra de la vida. Pero el filósofo dice: propíamenre»."
Todo esto es solo posible si se da la espalda al tiempo, de1: del concepto general que, frente a la cosa concreta,
si uno se comporta contra natura, paralizado en la «ar 1tgún el filósofo, es siempre. Sin embargo, en (la) reali
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tificiosa atemporalidad de la pregunta "¿qué es?"»; esa dad, la idea, la esencia, no es más que un nombre que,
temporalidad de lo propio y auténtico que nada quiere como tal, no es la cosa que existe y que, en tanto que
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saber del acontecimiento (Ereignis). El filósofo queda existe, existe en el tiempo: la existencia requiere de la
así imposibilitado para «las acciones necesarias del día temporalidad a la que el filósofo se sustrae y, en el me
gentlichkeit. El filósofo parece no poder desprenderse de esca jerga una estructura en la que suceden los acontecimientos,
W. Adorno, [1964] «La jerga de la autenticidad. Sobre la ideología 1,7. Librito, 55. El antes mencionado rechazo de la autenticidad lo
alemana», en Obra completa, 6. Dialéctica negativa. La jerga de la U en Rosenzweig también hacia la negación de la cotidianidad,
autenticidad, Madrid, Akal, zorr, pp. 395-496. can propia del pensamiento heideggeriano y de su tematización del
45. Librito, 52. Dmtin, a pesar de la similitud existente entre sus respectivas «an
46. Cf. ibid., 53. Si hubo un pensador que, con anterioridad tropologías filosóficas». Entrecomillamos aquí la expresión porque
a Heidegger, dignificó la problemática del acontecimiento como ninguno de estos dos pensadores aceptaría haber hecho antropo
tema de la reflexión filosófica, ese fue sin duda Rosenzweig en La logía, que ambos asocian a la figura moderna de la metafísica -al
estrella de la redención. Cf. B. Casper, «Ereignis (acaecimiento) en encumbramiento del yo, al que habrá que referirse más abajo-;
la concepción de Franz Rosenzweig y en el pensamiento de Martin Roscnzweig hablaría de metaética, como ya sabemos, mientras que
Heidegger», trad. de A. E. Garrido Maturano, Escritos de Filosofía Heidegger se expresaría en términos de una analítica existenciaria .
28 29
El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
sin acontecer ella misma. Si hay algo duradero, que HI secreto de la cura, o más bien del sanatorio --del
permanece en el tiempo y es digno de ser pensado por IUIVo pensamiento, en definitiva-, es así su «situación
el sano sentido común, eso es el nombre; pero el sano ( J en el centro de gravedad exacto entre los tres macizos
52
sentido común -he aquí la clave-, a diferencia del tnont11f1osos» que simbolizan, en el Librito, lo que en la
enfermo, no lo confunde con la cosa, ni por tanto con prtmem parte de la Estrella se denomina los elementos del
la realidad de la existencia. Esta se impone como acon 11\temundo: los tres protofenómenos en cuyas recíprocas
tecimiento-tiempo, hasta el punto de poder sanar de 1'111clones--en cuya temporalización relacional o, literal
forma natural, sin que sea posible provocarlo: acaece o mente, dia-cronía- consiste lo real, a saber, mundo, ser
no acaece, se temporaliza o no se temporaliza. Por ello, humano y Dios.53 Desde ese punto de vista se divisa «una
54
la terapia propiamente propuesta por Rosenzweig es una tura típicamente igual para cada una de las tres cimas»,
suerte de tercera posibilidad complementaria a las curas • ruta en que consiste el mundo siempre renovado de la
que pueden proporcionar un acontecimiento instantá llgllnda parte de la Estrella, la realidad a la que dan lugar
neo -en el caso de Rosenzweig, la conversación con 11a relaciones Dios-mundo (Creación), Dios-ser humano
Rosenstock, como vimos- o el transcurso mismo del (Revelación) y ser humano-mundo (Redención)." Pero
sobre el terreno»49 que Rosenzweig caracteriza como por tanto, es necesariamente totalizadora. El nuevo pensamiento
5
Librito y de la primera parte de la Estrella- de la que se hará
[ . . . ] regreso a la fuerza- al entorno normal» º desde
1,11rgo, en deuda confesa con Rosenzweig, Emmanuel Levinas. Cf.
cualquier parálisis filosófica consistente en la estática
!. Lcvinas [1961], Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad,
afirmación de la identidad de algo -sea este algo el trad. de M. García-Baró, Salamanca, Sígueme, 2012.
mundo, Dios o el ser humano-- con el Todo: la ficción, ta, Librito, 84.
51. Este es el doble presupuesto metafísico que la filosofía del el 12 de febrero de 1921, se encuentra digitalizada en The Eugen
sano sentido común liquida: que todo pueda reducirse a una única Rosenstock-Huessy Digital Archive; Subseries 2.01. Franz Rosen
realidad y que esta sea racional. Porque la esencia del filósofo, «el sweig Correspondence - 1914-1929; ERH-MRH-1921.
"sub-stante" substancial de los muchos objetos solo puede ser for J4• Librito, 85.
zosamente uno» (íbid., 52), y la operación filosófica por excelencia, ,s. Cf. Estrella, u5-295.
30 31
El librito del sentido común sano y enfermo Estudio introductorio
esta ruta no aparece como tal expuesta en el Librito, cu ncrcto que el propio mundo (también) es: su nada
yos capítulos dedicados a la cura corresponden más bien �lnit y humana, nuestro no saber nada de él, oculta
a las tres partes del primero de los tres volúmenes en que, 11n embargo ese algo que es y que debe ser rescatado tal
tal como fue el deseo de Rosenzweig, debió haber con mo se nos muestra, debe ser nombrado y puesto en
sistido la edición original de La estrella de /,a redencián," Nlación tanto con Dios como con el ser humano.
La primera de las semanas de la cura está dedicada, Este mismo proceso de curación, que nos salva de
como decimos, al mundo, y se dirige de manera explí ,lu filosofías cosmovisivas, se repite en las dos semanas
cita, desde el primer momento, a la idea de cosmovisión ll,IC:csivas de tratamiento en el sanatorio del nuevo pensa
{Weltanschauung), tan en boga en la época. Estas visiones miento cuya terapia aspira a restituir el sentido común.
del mundo las agrupa Rosenzweig en la comprensión Primero, es decir, en la segunda semana, respecto a las
filosófico-antropológica del mundo -su reducción, tí 1Dnccpciones o visiones de la vida (Lebensanschauung), es
picamente moderna, al sujeto de conocimiento: el ego decir, del hombre: su comprensión como Yo, de nuevo,
por último, su comprensión cientificista --que por su ción del ser humano con la divinidad y, finalmente, con
parte lo convierte en naturaleza calculable y medible, ti mundo, cuando lo que sea el hombre es considerado
objetivable, no sin el presupuesto del antes mencionado una mera parte del mundo, un individuo, o la personali
sujeto moderno de conocimiento--. El mundo, en su dad de la que como resto irracional suyo sustrae el nuevo
sentido cosmológico -aquel que de modo más o me pensamiento lo que el ser humano, cada ser humano
nos exitoso expone la metalógica rosenzweiguiana en •: la realidad del sí-mismo que cada existencia singu
la Estrel/,a-,57 no puede ser visto desde Dios ni desde lar es o, en puridad, acontece, entre Dios y el mundo,
el ser humano, sino que ambos son exteriores al todo como este lo hace entre el hombre y Dios, y este, a su
Estrella (cf. ,,Gritli"-Briefe, 647 s . ) . De hecho, la segunda de acaece entre los tres, o su relación.
1
las ediciones en alemán de esta obra, publicada en 1930 por la casa Dios es el objeto de la cura en su tercera y última
trad. de l. Ortega, Madrid, Encuentro, 2014, pp. 149-161. (mundo), ni tampoco espíritu (humano, si bien el orden
32 33
El librito del sentido común sano y enfermo 1 1 Estudio introductorio
de los factores puede alterarse y ver en el idealismo una ..... en el lenguaje -el nuevo pensamiento, como
espiritualización del ser humano, en el sentido de una di llo1otía del sentido común, es un Sprachdenken: no
vinización suya) que se despliega: espíritu, por tanto, «en 1M filosofía del lenguaje, sino pensamiento-lenguaje-,
atenta contra el mundo, convertido en fantasmagoría, itndo en la exposición precedente y es a ello a lo que
del mismo modo que la progresiva espiritualización de • refiere Rosenzweig en el último capítulo del libro, con-
Dios hace de este una nada, ya que lo que deviene en 111rado a la alternancia de dies /astí y dies festi, días
pos de su plenitud no es todavía lo que es -lo que será, tidianos y días festivos: la distribución del acaecer del
mejor dicho, al término de su despliegue-. Dios es, tlrmpo, o el ritmo de lo real, que no es sino el que se
como el mundo y el ser humano, algo, pero siempre algo cla corno relación entre las tres cumbres divisadas por el
distinto respecto de estos, del mismo modo que ellos lo paciente desde la excepcional clínica en que fue ingre
son entre sí y, por supuesto, respecto de Dios mismo. lldo. A esto lo llama Rosenzweig «ritmo del acontecer
62
Solo de este modo pueden relacionarse y, así, existir como coridiano», del día a día, por medio del cual el ser
No basta con contemplar las cimas desde el sanato auno, hace de la filosofía del sano sentido común un pensamiento
originarios distintos, pero lo que ellas son no existe por ,,. Librito, 138. A este ritmo del tiempo corresponde el calendario
separado, sino que, para que existan efectiva, realmente, •mo forma de la filosofía de la que habla Eugen Rosenstock en
58. Librito, 125. SIMtenbildung, Jena, Eugen Diederichs Verlag, 1931, que su autor
59. Ibid., 135. A esta cura adicional se refiere el capítulo dedicado ODncibió en sus años de mayor proximidad a Rosenzweig. No cabe
a la «Convalecencia» (Nachkur). duda de que este hizo suyo el método del amigo (véase su carta a E.
60. Cf. A. E. Garrido Maturano, Los tiempos del tiempo. El sentido Rosenstock, 5 de septiembre de 1916, en Cartas, 49-52), aplicándolo
filosófico, cosmolágico y religioso del tiempo, Buenos Aires, Biblos, I IU propia concepción de la temporalidad. Cf. R. Navarrete, Los
2010, pp. 139-170. tltmpos del poder, op. cit., pp. 136 ss.; 217-245.
34 35
El librito del sentido común sano y enfermo
rr Estudio introductorio
humano ruega a Dios como ser humano y le agradece leJANI<\ 1�, Violencia y mesianismo, trad. de R. Navarrete,
como mundo. Es así como se hace posible la relación M11Jrld, Trona, 2021.
entre los elementos cuya realidad antes solo se vislum PU, B. [1967), Das dialogi.sche Denken. Franz Rosenzweig,
bró; es así como lo real existe realmente y es posible ñrdinand Ebner und Martín Buber. Um einen Exkurs zu
la vuelta al trabajo: el tránsito de la muerte a la vida Fmmanuel Levinas erweiterte Neuausgabe, Friburgo/Mú
que comprende, desde sus primeras (VoM TODE) a sus nlch, Karl Alber, 2017.
últimas palabras (INS LEBEN), La estrella de la redención. • «Frrignis (acaecimiento) en la concepción de Franz Ro-
AooRNO, Th. W. [1964], «La jerga de la autenticidad. Sobre historia», en R. Navarrete y E. Zazo, Ante la catástrofe.
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38 39
El librito del sentido común sano y enfermo
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Band. Sprachdenken - Die Schrift. Arbeitspapiere zur Ver tlllducir quiere decir (y manda) servir a dos señores. Y
deutschung der Schrift, ed. de R. Bar-Adarn, La Haya, llsuc diciendo: «As í que nadie lo puede. Así que, como
- [1984], «La ciencia del mundo», en El país de los dos ríos. de todos y cada uno. Todos tienen que traducir y cada
El judaísmo más allá del tiempo y la historia, trad. de l. uno lo hace». «Tarea de todos y cada uno»: pues un tra
Ortega, Madrid, Encuentro, 2014, pp. 149-161. ducir imposible es, para Rosenzweig, el acontecimiento
- [1984], Escritos sobre la guerra, ed. de R. Navarrete, Sala del lenguaje, el cotidiano acontecer palabra en el que ha
-, Die ,,Gritli"-Brie.fe. Brie.fe an Margrit Rosenstock-Huessy, traducción de Yehudá Haleví, leemos: «El logro creador
ed. de l. Rühle y R. Mayer, prólogo de R. Rosenzweig, del traducir no puede residir en ninguna otra parte que
-, y RosENSTOCK, E. [ 1 9 3 5 ] , Cartas sobre judaísmo y cristia A mayor abundamiento en un texto como este Librito,
nismo, ed. de R. Navarrete, Salamanca, Sígueme, 2017. cuidada expresión de Sprachdenken, de un pensar que
RosENSTOCK, E . , Die europüischen Revolutionen. Volkscha le cumple en la andadura del lenguaje y que, por tanto,
raktere und Staatenbildung, Jena, Eugen Diederichs, 1931. anda siempre in fieri.
40 41
El librito del sentido común sano y enfermo
nuestro Librito:
A.R.H.
42
AL CONOCEDOR
J,,,1,/ar a todos y cada uno. Y ello, por cierto, cosa que usted
45
El librito del sentido común sano y enfermo
47
El librito del sentido común sano y enfermo
tuyo
49
El librito del sentido común sano y enfermo I. El ataque
mera palabra «asombro»? ¿Acaso no se asombra tam queda parado en su paralización. Excluye este estado
bién la mitad de la humanidad que no filosofa? ¿No , este acontecimiento de su asombro, de la corriente
se asombran el niño, el salvaje, cientos de veces, quizá IU vida, que sigue fluyendo. Se para a pensar, repiensa
más a menudo que el filósofo? Pero, claro está, llega co,as. Y puesto que ha desviado el flujo de la vida que
un momento en que cesa el asombro de estos otros: es te detiene, ese resolvente natural de todos los atascos,
devorado por el curso de la vida, engullido en el pro todo asombro retenido, estancado; puesto que, en
greso de los días. Desaparece con la misma naturalidad de seguir pensando -cosa que solo puede hacerse
con la que surgió. El niño se asombra del adulto. Pero N sigue viviendo-, empieza a «re»-pensar y a «pos»-
la pregunta que yace en este asombro se responde por 1ar, no le queda más remedio -en el sitio donde
sí sola cuando, un buen día, el niño llega a adulto. La 1M' que enfrascarse en el «problema», en ese «pro
mujer se estremece ante el varón, el varón se rinde ante ... ma» y «ob-sranre» del pensar extraído del fluir de
la mujer. Pero su mutuo asombro encuentra su solución vida. La paralización asombrada se le vuelve eterna
y disolución en el amor que les acontece. Ya no son más • e.a imagen especular de ella igualmente paralizada:
entonces algo maravilloso el uno para el otro, pues la 11 •ob-stante». Este lo ha cautivado y lo sujeta, le ha
maravilla los envuelve a ambos. Lo viviente se queda abligado a detenerse y a quedarse quieto. Por haberse él
estupefacto ante la muerte. Pero un buen día lo viviente all,mo empeñado rígidamente en detenerse en su asorn
mismo muere. Su asombro se ha resuelto. La propia lt,o. Y así, en el sitio por donde antes fluyera el río de la
vida ha traído esa solución. Así se asombra el hombre. �. tiene ahora la imagen estante, estática, la estatua
Ciertamente, se para: asombrarse quiere decir pararse, del objeto. En este, por tanto, se enfrasca ahora. Pre
quedarse paralizado. Pero no se detiene ahí. El río de pnta: ¿qué es? Y cualquier respuesta le vale, con tal de
la vida se lo carga a cuestas, junto con su asombro, y lo ttue le deje estar la pregunta. Pues sin esta pregunta, sin
lleva más allá. Él sólo tiene que esperar, sólo tiene que la paralización de esta pregunta se desvanecería para él
seguir viviendo, y se disolverá la rigidez de su asombro. 111 ob-stante, el objeto artificialmente sacado y destacado
Otra cosa sucede con el asombro del filósofo. del torrente de la vida que fluye. Pregunta qué es. Pero
El filósofo no puede esperarse. Su asombro no es dis ahora se venga de él la arbitrariedad de esta pregunta, la
tinto del asombro del hombre común. Pero el filósofo no porfía de no querer vivir por no poder esperarse. Solo
deja que las cosas lleguen a esa disolución de la rigidez obtiene una y otra vez una respuesta, siempre igual.
que la vida traerá consigo. Esa solución tarda demasiado Porque, como no es capaz de preguntar en el sentido de
para él. Él la quiere hoy mismo, el día en que le ha sobre la largura de la vida, de su largueza, por no tomarse su
venido el estupor, y la quiere aquí, en el sitio donde está. tiempo para esperarse a la respuesta, tiene que preguntar
50 51
EL Librito del sentido común sano y enfermo I. EL ataque
en ese preciso instante y lugar, y en ese instante y lugar lo intermedio de su concepto universal, en el gris
tiene que venirle la respuesta. La pregunta, puesto que y universalísimo de la cosa en general. La substan
no se le da tiempo para tender a lo largo, se dirige ahora devicne una, única. Ella es la esencia «auténtica»
a lo profundo; y desde lo profundo, desde lo que está laa cosas. A la propiedad del objeto, arrancada en el
por debajo del objeto, tiene que venirle la respuesta. Pero bro detenido, le corresponde la autenticidad de la
lo que está por debajo del objeto es la sub-stancia. Por ncia. «¿Qué es propiamente?», pregunta la pregunta;
ella, por la «esencia», por el ser «auténtico» del objeto, •encía «auténtica», responde la respuesta.
pregunta el filósofo. No tiene que esperarse primero a •Propia y auténticamente»: así no pregunta ni res
la respuesta a esta pregunta. Esa respuesta se encuentra ndc ningún otro hombre que el filósofo. En la vida
dispuesta al punto. Es tan independiente del tiempo y iillcha pregunta vale tan poco como raro es que se dé en
de su transcurso como independiente de este fluir ha vivir. Tampoco el filósofo la hará en un caso extremo.
llegado a ser el objeto, artificialmente suelto, separado :lfo preguntará lo que cuesta «propiamente» el cuarto
la pregunta «¿qué es?» responde una respuesta que, en -,ropiamente» quiere ser su esposa. Ni va a afirmar
vista de tal pregunta, ya no es antinatural y que, no Na negar que el acusado haya robado «propiamente».
obstante, solo es en sí posible sobre la base de dicha :No «propiamente» sino «realmente» es la palabra de la
pregunta antinatural, a saber, la respuesta: «la esencia». -wda. Pero el filósofo dice: propiamente. Al ceder a su
El «sub-stante» substancial de los muchos objetos uombro, al detenerse y dejar que lo real siga realizando
solo puede ser forzosamente uno. Pues, precisamente, IU curso sin él, el filósofo es rechazado y limitado a lo
¿qué otra cosa, a no ser su sucederse en el transcurso de propiamente auténtico. Ya aquí, y no más tarde, se se
la vida, diferencia las vivencias? ¿Qué otra cosa nos trae para su camino de los caminos del sano sentido común.
al ánimo que nuestra acción es nuestra acción, a no ser 11 sano sentido común se fía de lo real y de su realizar. El
el experimentarla como consecuencia de nuestra vida &lósofo, desconfiado, se retira de lo real, que prosigue su
pasada y el experimentar nuestra vida por venir como realizar, al resguardado círculo mágico de su asombro y
consecuencia de ella? ¿Qué diferenciaría, en caso contra le abisma en la profundidad de lo propiamente autén
rio, nuestra acción de la misma acción que otro soñara dco. Aquí ya nada puede turbarlo. Está seguro. ¡Qué más
cada cosa su índole propia. Sacadla de ahí, prendedla ya se sabe, es inauténtico e impropio. ¡Qué más le da ya
con el espetón de la pregunta «¿qué es?», que la sustrae el acontecimiento mientras él sea capaz de mantenerse
al tiempo, y se hundirá deprisa y corriendo, a través del en el círculo mágico de aquel asombro que surgió un
52 53
El librito del sentido común sano y enfermo
tico, reanimándolos cual tempestad sobre la comarca 1 acercamos al lecho del enfermo. El paciente ha
de la realidad: tal cosa no le está autorizada. Y todo '9nldo que meterse en cama; súbitamente no pudo ya
esto no sería, por lo demás, mayor desgracia si fuera llevar a cabo ninguna de las acciones necesarias del día
un asunto que concerniera meramente a los filósofos. dla. Se sentía como afectado de parálisis. Se había visto
¡Qué pocos filósofos hay!, aun contando todos los ca -,Omctido por la rigidez del asombro. Sus manos ya no
tedráticos y profesores que imparten esa «disciplina». senrían capaces de agarrar nada, pues ¿quién les daba
Pero lo enrevesado es que cualquier ser humano puede, .recho a cogerlo? Sus pies ya no se sentían capaces de
de la noche a la mañana, ponerse a filosofar. No hay udar, pues ¿quién garantizaba un suelo a sus pasos?
persona sana que sea inmune a esta enfermedad. Y en lu1 ojos no eran ya capaces de mirar, pues ¿quién les
el instante en que el que estaba sano es atacado por ella, probaba que no los estaba burlando un sueño? Ni sus
en el instante en que el entendimiento, hasta ese mo oldos de oír, pues ¿quién era ese otro al que debían es-
mento sano, cree tener que filosofar, ya no hay de re 111char? Ni su boca de hablar, pues ¿valía la pena verter
que él. Entonces se pone a filosofar por mucho que les ¿Qué le había p a s a d o ? Ayer aún marchaba por
pese a los Siete Sabios. Entonces sobrepuja filosofando la vida alegre y despreocupado, arrancaba del árbol el
al filósofo, lo «sobrefilosofa». Entonces no hay nadie fruto que sus ojos le señalaban, se saludaba y charlaba
ya que se fíe menos de sí mismo que él. Entonces el con quien con él se cruzaba. Y de repente ya no supo a
sano sentido común queda trastornado de una vez por qué atenerse a propósito de nada: había perdido el norte .
el golpe. Vamos, pues, a observarlo ahora más de cerca Y ahora yacía enfermo en la penumbra de su habitación,
en este estado de parálisis. con los oídos tapados para amortiguar los sonidos, y no
54 55
El librito del sentido común sano y enfermo II. Visita al enfermo
mandado llamar sin demora. Este exhibió su expresión Universidades y los planteles alemanes. El procedimiento
más sapiente: «Lo conocemos y lo curamos según in tlene ya cuarenta años. El descubridor se ha decidido
falible método. Su meta se le ha vuelto incierta, ¿ver 1010 recientemente a darlo a conocer al público. Síntesis
dad? No importa, simplemente actúe como si estuviera de un Kant simplificado y un Nietzsche despojado de
cierto de ella». Sí, pero . . . es que precisamente ya no tus tonterías. Cualquier niño puede llegar a entenderlo
estoy cierto de ella. «Nada, nada, amigo mío: ¡como )' aplicarlo. Solo que ya no debe ser un niño. Quiere
si! Métaselo bien en la cabeza, sencillamente persuá Usted comprar un cuarto de libra de queso y se ha de
dase a sí mismo de la certeza de su meta, fortalezca su jado su monedero en casa. Nada más sencillo que esto:
musculatura de "como si" mediante ejercicios diarios, timplemente haga como si pagase. Comprobará que
cada hora, y verá cómo nota los buenos resultados». Sí, el tendero se queda igual de satisfecho que si usted hu
pero . . . ¿usted cree en eso que dice? «¿Yo? De todo punto biera pagado. ¿Quiere usted casarse? Haga simplemente
innecesario, amigo mío. Si no debe usted creérselo. Solo como si quisiera casarse. El dispendio es considerable
tiene que hacer como si se lo creyera. Buenos resultados mente menor y el éxito es el mismo. Es usted miembro
garantizados. No ande con cuidado, fíese de ello. O al de un jurado. ¿Siente usted escrúpulos de la licitud de
menos haga como si se fiase de ello». Aun así. . . Es que la pena de muerte? Nada más sencillo que esto: se hace
no es solamente la meta la que se me ha vuelto inse como si se ajusticiara al delincuente. A usted le da igual
gura, sino el camino mismo, el hacer mismo. Ya no sé a y a él no le duele. Sabrá usted que el dicho "dese usted
ciencia cierta si soy yo el que hace o si se hace en mí, o mismo por abofeteado", en otro tiempo una sentencia
si solo estoy soñando mi hacer o que se hace en mí. de pacotilla, es hoy la última conclusión de la sabidu
«¿Eso también? Un caso más complicado . . . El cual, sin ría. ¡Como si no hubiéramos llegado formidablemente
embargo, no se sustrae a nuestros acreditados remedios. lejos!». Disculpe, siento ya como que le entiendo. Pero
Tan solo una aplicación más amplia. Muy sencillo, ¡haga cuando dice usted que, al habérseme vuelto a la vez in
usted justamente como si hiciera!». ¿ C o m o si hiciera ciertas la necesidad de la meta y la realidad del camino,
como que lo hago? Pero, caballero . . . «¡No hay pero que debo hacer como si hiciera, como si mi meta fuera una
valga! Como si como si. Dos mejor que uno. Lo hemos meta . . . pero ¿cómo voy a hacer como si tal cosa si preci
probado cientos de veces. En todos los círculos. Entre samente yo mismo me he convertido en algo no menos
caballeros del campo de la filosofía, del derecho y de la incierto para mí que todos los caminos de este mundo
medicina, y, por descontado -no "por desgracia"-, y que toda meta? A su doble comosí-comosí, que carga
también de la teología. Ha sido aprobado y acreditado sobre sus dos hombros el hacer y la meta de la acción,
por eminentes y eminentísimas personalidades de las le corresponde un actor. . . , y el actor mismo, yo mismo,
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El librito del sentido común sano y enfermo II. Visita al enfermo
me he vuelto incierto para mí mismo. «¿ Un actor? ¿Aún Su propio cuerpo era para él como un cuerpo extraño.
no lo sospecha? También de esto nos hallamos dispen Ya no sabía si el horizonte se hallaba al alcance de su
sados. Solo por triplicado se cierra el anillo. ¡Esté usted mano o infinitamente lejos. En suma, que lo que antes
en la incertidumbre con respecto a sí mismo! Yo tam era obvio y natural se le había vuelto repentinamente
bién lo estoy. Simplemente actúe como si actuara usted algo que parecía tener primero que buscar, algo que
mismo. Como si hiciera como que actúa. Así se com parecía tener primero que demostrarse a sí mismo. Así es
pleta el corro. Dios, el mundo, usted mismo se enlazan Justamente como ya no pudo seguir adelante. Se quedó
en un comosí. Hay un único ser, el ser-como-si. En él parado. Y así es como fue traído hasta aquí.
está todo acomodado. Es el único abovedado sótano Un caso grave. El diagnóstico lo damos por seguro.
bajo toda realidad. En él se halla la auténtica esencia Aún le tomamos el pulso pro forma, y no nos sorprende
de usted». ¡Caballero!, la cosa ya está oscura; no hace encontrar que es extremadamente lento. Temperatura:
ninguna falta que me conduzca usted a los sótanos. como quien dice, ninguna. Las cosas están tal como
Necesito a alguien que me saque del sótano, no que suponemos. El diagnóstico es sencillo. No lo es tanto
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DIAGNÓSTICO
pequeña disquisición.
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11l. Dit,gnóJtict,
El librito del sentido común sano y enfermo
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El librito del sentido común sano y enfermo III. Diagnóstico
quizá incluso lleve años: la guerra probablemente ha sido Pero, de nuevo, son «meramente» nombres. Nadie
causa de situaciones semejantes en las que una pausa pretenderá afirmar que ellos dos «son» sus nombres.
artificial ha separado durante años la pregunta de la La pregunta «¿qué eres?», o sea, la pregunta-qué-es, la
respuesta. Pero siempre requiere tiempo. Y porque re pregunta por la esencia, no ha sido hecha. Esta pregunta
quiere tiempo, es inevitable que la respuesta la dé un se ha vuelto superflua por la respuesta a la pregunta
ser humano que ya no es el mismo del instante de la quién-eres, no expresamente formulada: por el nombre.
pregunta del otro, y que la reciba un ser humano que La pregunta por la esencia no ha aparecido. O si, en el
ya no es el mismo del instante de la propia pregunta. caso del largo intervalo de tiempo, hubiera surgido, pese
Hasta dónde puedan llegar estos cambios es algo que a todo, en forma de atormentadas dudas sobre la posibi
en absoluto puede preverse. Aun admitiendo que entre lidad de que «un» ser humano --esto es: un ser humano
la pregunta y la respuesta solo fueran mínimos, hay que cualquiera- pueda seguir siéndose fiel a sí mismo de
reconocer que ambas, pregunta y respuesta, se refieren manera que le siga siendo fiel al otro, dicha pregunta
por su contenido a todo el tiempo de vida siguiente, y queda resuelta en el preciso instante en que el lugar
que en ese tiempo subsecuente van a suceder cambios de «cualquiera» pasa a ocuparlo de nuevo, mediante el
tanto en quien preguntó como en quien respondió: esto nombre, alguien bien determinado. El nombre no es
no podrían negarlo, si quisieran ponerse a pensarlo, ni la «esencia». Es otra cosa. Es tan permanente, empero,
siquiera los amantes a primera vista, ni siquiera Romeo como debería serlo la «esencia». Y solo su permanencia,
y Julieta. Pero no paran mientes en ello. Ni en general se no la permanencia de una «esencia», es lo que le importa
en estas posibilidades de cambio. Uno se atiene a lo También es similar el caso de la sentencia judicial.
duradero. ¿ Y qué es esto duradero? Contemplado sin Está comprobado sin lugar a dudas que el acusado es
ningún prejuicio, de nuevo no es otra cosa sino el nom culpable. El delito se halla en el pasado, acaso muy
bre, es decir, en este caso, los nombres propios de ambos. atrás en el tiempo. La sentencia decreta una pena que
Así es como los nombres propios suelen ser también, prolonga el castigo hasta un futuro lejano. No solo el
realmente, esa primera palabra en la que se resuelve la criminal puede haber cambiado ya en el espacio de
tensión del juego de pregunta y respuesta. Realmente, tiempo entre el delito y la sentencia, y aún cambiará
son para ellos la única garantía de que el mañana va a casi con coda certeza, para bien o para mal, durante el
estar unido al hoy, y de que en este hoy va a desembocar, periodo de cumplimiento de la pena, sino que el propio
realmente, el ayer, el ayer íntegro de esas dos criaturas crimen puede en este tiempo adquirir otro aspecto. En
humanas hasta entonces separadas. un futuro puede aparecer como más o menos grave,
El librito del sentido común sano y enfermo III. Diagnóstico
incluso puede -por ejemplo, el crimen político- ser dada para el crimen, sino que, además, determina en
alabado en breve como un acto heroico. La sentencia parte que esta acción «es» dicho crimen. ¿Cómo sucede
no necesita preocuparse por todas estas posibilidades. esto? ¿Acaso pregunta qué es esta acción «propiamente»?
Se atiene a la designación del crimen suministrada por Podemos tener la certeza de que, si preguntara de este
el derecho vigente. Este nombre del crimen es lo deter modo, encontraría en dicha acción, justo como el poeta,
minante para ella. Mientras el crimen no haya cambiado cualquier cosa menos que ella sea un crimen o, incluso,
de nombre, mientras la «infracción infame» no se haya este crimen concreto. Al contrario: no hace otra cosa
convertido, por la variación de la situación general, en que nombrarla con el nombre del crimen. Solo que este
«inmortal empresa», mientras eso no suceda, continúa nombre tampoco es aquí, para él mismo, un nombre
Todo depende también aquí, una vez más, del nom nominaciones en los otros dos casos. La acción no «es»
bre. El crimen no «es» su designación. Nadie sería tan aquí su designación, igual que allí la cosa tampoco era
insensato como para afirmar semejante cosa. Nunca su palabra, ni el ser humano su nombre propio. Pero la
hasta ahora una acción ha «sido» simplemente robo. designación es, aunque aquí solo muy relativamente,
la compasión del poeta versado en el corazón de los De todos modos, se entiende que el sano sentido
hombres. La acción no «es» su designación. Pero es en común pueda en este último caso perder el norte y tras
juiciada sobre la base de su designación. Por mucho que tornarse con más facilidad que en los dos casos anterio
quiera cambiar su aspecto, en tanto no haya cambiado res. Y este trastorno suyo puede que saque a luz lo que
de nombre continuará siendo para la sentencia lo que quizá ha sucedido con él también en los otros casos.
era. El nombre del delito enlaza en una unidad el pe ¿Qué le sucede al juez? Debía dictar sentencia. En vez de
ríodo de tiempo entre el suceso y su enjuiciamiento, y, dictarla, se enmaraña en la red de la pregunta: «¿Existe
más allá, hasta el final de la condena. eso que llamamos crimen? Pues si soy yo mismo el pri
Claro es que aquí sí que se echa de ver una diferencia mero que atribuyo en mi sentencia la designación de
respecto de los dos casos discutidos anteriormente. El crimen a unos hechos tan extraordinariamente intrin
nombre mismo no es aquí simplemente institución hu cados, y no solo intrincados, sino constantemente cam
mana -pues eso lo es igualmente en los demás casos-, biantes en su significado para los demás y hasta para su
sino que es establecido, no del todo, pero sí en parte, tan propio autor, la acción ¿es entonces un crimen?, ¿qué
solo en la aplicación. Todo juez tiene algo de legislador. es propiamente?». Está claro lo que le empuja a hacerse
Nombra la acción no solo con una denominación ya semejante pregunta: sabe que tiene parte en la designa-
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EL Librito del sentido común sano y enfermo 111. Diagnóstico
ción del hecho. Al reparar en esta participación suya, resto es --en todo caso para el juez- silencio. La firmeza
el resultado, la denominación del crimen, se le vuelve del nombre, la única que le estaba dada de un modo
incierto. Piensa que, igual que lo ha llamado así, «bien tangible, se ha convertido para él en algo que despierta
podría» «de la misma manera» no haberlo llamado así; su recelo; al buscar ahora lo estable en las cosas, las cosas
«puede imaginarse» que un buen día quizá ya no lo se le han sumido en la oscuridad de la esencia. Es una
el nombre, empiezan a tambalearse para él; ahora busca Más raras que esta forma, cuyas víctimas corretean
lo estable en el propio fenómeno, en los hechos (en lo innumerables por el mundo, son las otras dos. Pues
que ha sido hecho, incluido el autor), y dirige a estos mientras que ese no saber a qué atenerse a propósito
hechos la pregunta desesperada que busca algo estable, del obrar razonable, a propósito de la vida pública en
algo permanente, que busca una «esencia» ahí donde la todas sus facetas, puede sobrevenirle alguna vez casi
realidad, qué le vamos a hacer, no quiere mostrar nada a todo hombre, es más, que la insensatez acaso sea más
Es natural que ahora le nazcan respuestas, bellas res en la vida privada de los seres humanos sucede algo
puestas teóricas sobre la esencia del crimen, respuestas equivalente relativamente poco. Menos aún, propor
que tienen en común, todas ellas, no designar ya este cionalmente, en el conocer, quiero decir: en el efectivo
crimen concreto sino, en el mejor de los casos, el crimen y real conocer cotidiano. Pues sin duda se consideraría
en general: enfermedad, pecado, error, consecuencia de que es un estrafalario morboso aquel que, por seguir
las condiciones sociales; respuestas, todas ellas, que da con nuestros ejemplos, prefiriera no casarse al no estar
das cada una por separado en el momento y en el lugar suficientemente seguro de sí mismo ni tampoco poder
adecuados -por el médico, por el eclesiástico, por el estarlo nunca, después de todo, del amor de su amada.
profesor, por el hombre de Estado-- quizá no carecerían Su posición es naturalmente incontestable al establecer
de sentido. Y que únicamente aquí, únicamente a él, que dicha afirmación. Si se fija de manera aislada en los
pregunta, no le son de ninguna ayuda. Pues él debe dictar hechos humanos que vienen al caso, si los excluye del
sentencia, él es juez. Está perdido si deja de confiar en la ámbito de poder del «dejar al tiempo las cosas» y «dar
palabra significante que está encargado de pronunciar. tiempo al tiempo», entonces nada hay que replicarle.
Solo puede juzgar mientras guarde la particularidad de Pues lo único sólidamente tangible a lo que se atiene
los hechos a la que tiene que colgarse la designación; pero en semejante caso la persona sana, a saber, los nombres
la pregunta «¿qué es?» le hunde aquella particularidad propios, no entran en vigor, a diferencia de la desig
en el concepto universal de una «esencia» cualquiera. El nación jurídica del crimen, solo en el instante de su
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El librito del sentido común sano y enfermo 111. Diagn6stico
aplicación; pero, aun así: ellos no son de por sí más que personas llaman a esta cosa de manera distinta. No obs
nombres «arbitrarios», dados una vez por los padres . . . tante, a ese mismo filósofo que no compraría el queso
qué seguridad le van a ofrecer. Como queda dicho: si porque «queso» se dice en francés .fromage y porque,
piensa así, es irrefutable. Pues no ha hecho otra cosa en consecuencia, esa cosa no «es» queso, a ese filósofo,
más que formular la pregunta «¿qué e s ? » a propósito decimos, le correspondería estar en esa casa donde el
del hombre, y la respuesta -igual da su tenor, ya sea conjunto de sus habitantes, el personal sanitario aparte,
polvo»-, en cualquier caso, ha desvanecido al hombre Tanto una como otra vez, el cuadro clínico es, de to
real, que es él y que es su amada, convirtiéndolo en un dos modos, el mismo. Justo en el último caso, que apenas
fantasma; que sea un fantasma del cielo o del infierno se da en la realidad, puede dicho cuadro ser teóricamente
no le importa. No se puede convivir ni como ángel ni contemplado en estado puro. Y se puede presumir ya
como demonio, ni tampoco vivir junto a un ángel o que también los casos que aparecen en la realidad no
junto a un demonio, si este ángel y este demonio, como carecen por completo de relación con aquel teórico caso
suponemos aquí, solo representan un ángel o un demo de escuela. Todos ellos tienen en común la inversión del
nio en general, es decir: la respuesta a la pregunta «¿qué procedimiento natural. Mientras que el sano sentido co
es?» que pregunta por la «esencia» del hombre. mún se conforma con la estabilidad de los nombres, sean
Si toda persona sana ya ve en este preguntador un estos palabras, nombres propios o designaciones, y les
enfermo -y la mayoría de los seres humanos está sana concede a las cosas, a las vivencias y a los acontecimientos
en este punto---, la situación es mucho más sencilla en el su libertad indudable, el que ha enfermado se desen
último de los casos, que al inicio era el p ri m e r o : un tiende de los nombres como de algo sin valor y retiene
caso que con toda probabilidad se da exclusivamente en las cosas, vivencias y acontecimientos para preguntarles
teoría. Apenas sucederá en la vida real que el comprador por su ¿qué-es? Es claro que así tiene que convertirse, a
del mencionado cuarto de libra de queso desista de su través de la oscura respuesta obtenida que todo lo iguala,
propósito al no poder demostrar que el tro�o a la venta en alguien que duda y desespera. Y aún es afortunado
es idéntico al pedazo que quiere comprar. Unicamente si, como nuestro paciente, todavía tiene fuerzas para re
al filósofo, e incluso a él solamente en su estudio, y no chazar al menos la cacareada charlatanería que promete
ya cuando sale a la calle para procurarse su cena, se le curar la duda mediante una duda fundada en los «razón
ocurrirán semejantes pensamientos. Serían irrefutables. de más», en los «pues justo por eso», en los «como si»;
En cuanto pregunta «¿qué es?», ya no existe el queso; y para rechazarla como una inútil intensificación de sus
el nombre . . . bueno, sencillamente surgió una vez, otras penas. Pero ¿qué vamos a hacer ahora?
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IV
TERAPIA
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El librito del sentido común sano y enfermo IV Terapia
miento enfermo se desvanecen como de un soplo por en el «ideal», deplorados hasta la saciedad, en prosa y
obra de un único acontecimiento. Un gran susto, una verso, desde el punto de vista del entendimiento en
gran alegría, una fatalidad tremenda pueden, de un fermo; trátase de la tantas veces lamentada asfixia de los
golpe, hacer desaparecer todos los fantasmas de un en «sublimes sentimientos» en el «tráfago terreno». Pues,
tendimiento desnortado. En instantes así los nombres precisamente, lo que a la larga no puede ser es negar
relucen con tal intensidad en su originaria luminosi lo cotidiano en favor de unos sublimes sentimientos
dad -por ejemplo, la palabra «Alemania» en agosto de cualesquiera que serían mucho más «auténticos» que la
1914- que todo teorizar acerca de lo «propio y autén seca realidad. El tráfago terreno consigue imponerse. Y
tico» se hunde espontáneamente en la nada. Pero, claro: con él, nuevamente, la natural articulación de la vida,
esta clase de curación en absoluto puede ser provocada. el poder de los acontecimientos, justo esa pujanza del
Tan solo el acontecimiento puede traerla. Si tuviera uno vivir cotidiano con sus siempre renovadas pequeñas
la desfachatez de hacer de acontecimiento, semejante tareas y sus nombres que permanecen. La revolución
mascarada calculadora sería calada al punto por el en contra los firmes nombres transmitidos por tradición se
fermo y percibida en toda su ridiculez. Y otra cosa aún apaga, cesa la búsqueda de un sentido oculto tras los
otorga su peculiaridad a dichas curas provocadas a la acontecimientos, se toman los acontecimientos tal como
fuerza: no aseguran un éxito duradero. Una vez que ha vienen y no se les busca otro sentido que el de los nom
pasado el choque, la persona se vuelve a adaptar, tarde bres que los nombran.
o temprano, a un estado duradero, y no puede decirse, ¿Pero se hace esto realmente? Si se hiciera, entonces
e incluso es altamente improbable, que tal estado du el regreso a la adocenada patria de la vida corriente, que
radero vaya a ser justo el normal, al cual su organismo se produce con la edad, sería con toda naturalidad, al
se había precisamente deshabituado y al que solo había mismo tiempo, la vuelta del sano sentido común. Sucede,
sido arrastrado de nuevo con violencia como efecto del empero, algo distinto. El sano sentido común vuelve.
choque. Otros efectos, de carácter más reposado y con Pero él mismo, por así decir, no lo sabe. No quiere ad
tinuo, tendrían que darse aquí para que la curación por mitirlo. El filisteísmo tiene mala conciencia. Sabe que
choque se convirtiera en una curación duradera. es filisteísmo, pero preferiría no serlo. Se deja deter
Pues bien, tales efectos c o n ti n u o s sí que pueden minar, en la apreciación de sí mismo, por medidas de
esperarse por lo general. El estado del entendimiento valor que definitivamente ha dejado de seguir en su vida,
enfermo es de todos modos tan anormal que, a la larga, pero que todavía -teóricamente- reconoce. Y por
la vida puede volver a recuperar su poder sobre él. Y eso, pero exclusivamente por eso, es el filisteísmo, aun
es que se trata de esos conocidos influjos de la «vida» viviendo de manera saludable, verdaderamente peor,
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El librito del sentido común sano y enfermo Il/. Terapia
más abyecto que la vida enfermiza que dejó atrás. Pues naturalismo, o como quiera que se llame, es aquí igual
esa vida enfermiza al menos vivía con buena concien de peligroso. Pues la dolencia del entendimiento no es
cia; hacía lo que creía. A saber: nada creía y, por tanto, que busque lo «espiritual» como la esencia escondida
nada hacía. El filisteísmo, empero, lleva una vida sana detrás de lo real, sino que simplemente busque algo de
y piensa, en la medida en que piensa, de manera en trás de lo real. Que se trate de real-idad, o de materia,
fermiza. Vive en el tiempo, en el día y atendiendo a las o de naturaleza: todo esto son conceptos-de-esencia ni
exigencias del día, y cree en la eternidad, o sea, en la una pizca mejores que el espíritu o la idea. Todos ellos
nada sin nombre y transmundana. Si creyese como actúa quieren «ser» lo real o serlo «auténticamente». Todos
estaría sano; y ahí donde cree como actúa está sano. Pero ellos conducen fuera de la vida. Todos ellos pasan de
eso es harto poco frecuente. De este modo, tampoco largo, con total imperturbabilidad, ante el hecho de que
la autocuración del entendimiento enfermo a través los nombres son nombrados. Y así, ninguno de todos
de la noche del tiempo conduce, en suma, al verdadero estos conceptos-ismo puede traer aquí la reconciliación
estado de salud; antes bien, a su parodia. Al menos, entre el obrar y el pensar, que es de lo que se trataría.
no se podría exhibir ante nadie el resultado normal de Precisamente por ser ismos, no importa si ideal-ismos
Aquí surge, sin embargo, una tentadora posibilidad darla en exceso. Pues también ella promete el éxito solo
terapéutica. Dado que, de todos modos, el filisteo solo de manera condicional. Y las posibilidades de curación
padece la dolencia de pensar equivocadamente, no de que quedan sustraídas a nuestra intervención, a saber,
obrar equivocadamente, ¿no debería ser posible, des la curación por choque y la curación por el tiempo, no
pués de todo, extirparle este pensar equivocado y confiar pueden ser negadas, a pesar de no ser tan frecuentes,
en que lo correcto vuelva a crecer de nuevo, por sí solo, en por las razones mencionadas, como uno desearía. Valga
el operado? Sabido es que existen libros afilados como esta otra solo como posibilidad complementaria, com
cuchillos que tienen fama de extinguir, con total segu plementaria quizá para aquellos que ya estén recibiendo
ridad y sin dejar rastro, todo enfermizo pensar idealista, la cura del acontecimiento o la del transcurso de la vida.
libros que, ya en sus mismos títulos, prometen entablar Una de las razones más poderosas que hacen que el
la lucha contra dicho idealismo. ¿Deberíamos, por tanto, sano sentido común se quede estancado y que le arreba
servirnos de ellos? Tampoco esto puede ser. Y es que el tan la confianza en sí mismo es esta: que sería incapaz,
idealismo no es, como tal, el enemigo a combatir. Un al parecer, de dar respuesta a las «preguntas últimas», a
antiidealismo, irracionalismo, realismo, materialismo, la pregunta por Dios, por el ser humano, por el mundo.
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El librito del sentido común sano y enfermo IV Terapia
Aquella paralización asombrada, con la que se iniciaba cuentros, en rigor, incluso, solamente en quitarle de
toda la cadena sintomática que percibimos, acontece encima su propensión a quedarse parado: ¿quién iba a
casi siempre en un punto del camino donde se rasgan saber todo esto mejor que nosotros? Que lo sabemos, y
los velos de la lejanía y uno de estos tres grandes macizos que desde un principio teníamos claramente presentes
montañosos se hace visible, por unos instantes, para el los límites de nuestra capacidad y de toda arte médica . . .
caminante. Son estos tres cordilleras antiquísimas por sobre todo eso, por lo demás, encontrará el lector en
entre las cuales discurren las vías de la vida. Y así, nada el próximo capítulo una prueba documental, si es que,
más natural que, en alguna ocasión, una de las revueltas por otro lado, se halla en condiciones de leer un poco
del camino abra la perspectiva hacia una de esas cordi entre líneas.
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V
CORRESPONDENCIA FACULTATIVA
Estimado colega:
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El librito del sentido común sano y enfermo V Correspondencia facultativa
la que sucumbieron a la larga y sin paliativos, después de y cómo consigue usted que el enfermo, durante el tiempo
breves éxitos aparentes en el primer estadio del tratamiento, en que estd a su cargo, no se obstine ni quede atenazado en
generaciones enteras de enfermos, es ahora inminente la la contemplación de la cumbre que en cada caso se hace
reacción habitual, como usted naturalmente no desconoce. visible, tal como le sucediera en su día cuando su.frió el
Se busca corregir el error reconocido con otro nuevo. Si no primer ataque? En nuestro círculo ya .fue señalado un pro
me equivoco, vamos a presenciar en los próximos tiempos cedimiento para producir, mediante una silla giratoria
una moda de las inyecciones de misticol, que no le ird en construida a tal fin, un cambio obligado de perspectiva,
zaga a la pasada moda en cuanto a «validez universal y ne el cual, precisamente, debe favorecer esta recuperación de
cesidad». Sé, estimado colega, que me hallo de acuerdo con la movilidad. Solo la imposibilidad, corroborada por la
usted al rechazar radicalmente tanto este como cualquier experiencia, de contemplar desde nuestra ciudad los tres
otro procedimiento que coloque el organismo en unas condi principales puntos en cuestión de manera prolongada y,
ciones por completo artificiales -excepción hecha quizd de a la vez, sin la presencia de nubes, ha impedido hasta el
unos pocos casos, de índole muy particular--. No nos cabe momento la ejecución experimental delprocedimiento. Su
la menor duda de que la curación de un entendimiento ponemos que quizd las condiciones climdticas más propicias
enfermo solo puede buscarse en su reincorporación -in y la altitud de su institución harían posible que este mismo
cluso, si no hay más remedio, en su regreso a la .fuerza- al procedimiento, u otro básicamente similar, .fuera llevado a
falta para que lo aprenda, sino hacerle ingresar de nuevo En cualquier caso, le estaría muy agradecido si nos
en el seno de aquello de lo que había dejado de formar aclarara esta cuestión, a mí y al círculo de colegas que por
parte, «importarle» de nuevo a ello. «Cura sobre el terreno» mediación mía se dirige a usted. Con lo cual me demos
debería ser el lema con el que habríamos de oponernos a los trard usted a un tiempo que no solo me ha perdonado la
desmanes de las curas, viejas y nuevas, basadas en vacunas, extensión de esta carta, que de cuando en cuando parecía
inyecciones o ungüentos. En este sentido, un simple vistazo amenazar con degenerar en un tratado, sino también el
al mapa ya me revela que la mera situación geogrdfica de haber acaparado su, sin ninguna duda, precioso tiempo.
montañosos originarios, se presta a las mil maravillas para Quedo de Vd. etc.
pequeño círculo de colegas que en esta ciudad somos de un La respuesta, que estoy autorizado a reproducir aquí
mismo parecer, a saber: ¿cómo procura usted al enfermo con el beneplácito de su redactor, decía así:
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EL Librito del sentido común sano y enfermo V. Correspondencia facultativa
Estimado colega: única ruta que, quizd una vez tan solo, .fue utilizada con
Tiene usted razón, somos correligionarios cienttficos. Com los numerosos y fallidos intentos que, en vez de alcanzar
parto su rechazo de las modas que abogan por la inyec la cima, acabaron en un exvoto recordatorio-. Resulta,
ción, a la nueva o a la antigua usanza. Pero con su plan como descubrí, que existe una ruta típicamente igual para
de una silla giratoria no ha adivinado usted el princi cada una de las tres cimas, la cual se puede trazar sobre
pio de nuestro procedimiento. Su aplicación encontraría el mapa a partir de todo ese dédalo de caminos, y que se
aquí la misma dificultad que en su caso: conseguir una mostró adecuada para mi fin precisamente a causa de su
percepción artificialmente cambiante de las tres cumbres típica regularidad, presente en los tres casos. Estoy muy
queda vedado, también aquí, simplemente a causa de las lejos de ver en esto nada más que el mero producto de mi
condiciones climáticas, que no son entre nosotros, en este propia selección intencionada. Precisamente, es esta ingente
sentido, distintas a las de ustedes. El procedimiento al que riqueza de caminos, que atraviesa y cubre estas montañas,
debemos los éxitos curativos de los que ustedes han tenido la que hace posible esta solución de equilibrio en la que
noticia -en la medida en que podemos atribuírselos con consiste mi «camino típico», determinada por la finalidad
alguna seguridad- es mucho más primitivo de lo que usted médica; aunque, del mismo modo, me hubiera permitido
imagina. Es, como lo denominaba usted mismo, al menos también probablemente cualquier otra elección. La ruta
en lo .fundamental, una cura sobre el terreno en sentido indicada y empleada por mí no es seguramente la más
puro. La situación de mi establecimiento en el centro de apropiada para escaladores sanos. Estos seguirán y deberán
gravedad exacto entre los tres macizos montañosos: tal es, seguir buscando la ruta adecuada a sus deseos y necesidades,
en elfondo, todo el secreto. y aun con riesgo para sus vidas: el beneficio indirecto del
Utilizamos el trazado de las carreteras tal como me lo genuino alpinismo, también para la salud del pueblo, di
encontré cuando hace años coloqué aquí la primera piedra fícilmente podría estimarse más de la cuenta. A la verdad,
de mi sanatorio. Desde ahí parten caminos que condu solo para mis enfermos ha demostrado mi procedimiento
cen, como puede deducir con una ojeada al mapa, a los tipificador su efectividad. Paso a darle a usted por anti
tres macizos montañosos. Dejamos a un lado las arterias cipado una somera descripción de aquello que en los tres
transversales y las vías circulares a través de las cuales co casos es igual.
munican entre sí las rutas principales ya en su tramo de El paciente es transportado, en la absoluta oscuridad
acceso. También considero, por así decir, no existente todo previa aún a la salida del sol, siguiendo el trayecto más
ese complejo de vías y caminos que, en el transcurso de mi breve, hasta los pies del macizo, que percibe -bien en
lenios, se ha vuelto increíblemente intrincado, incluida la tendido, solo los pies- con la primera luz del amanecer.
El librito del sentido común sano y enfermo V Correspondencia facultativa
Una carretera conduce alrededor del macizo, describiendo derredor, basta entonces con que, siquiera en algún sitio de
una gran curva que va ascendiendo moderadamente. No la. planicie, se rasgue el velo de nubes y se vuelva visible un
se alcanza a ver la cima desde la carretera, aunque desde trozo, grande o pequeño, de las familiares tierras bajas. Y
esta sí se abre una perspectiva que, segú.n el caso, mira hacia esto último acontece siempre con casi igual seguridad como
las otras dos cumbres, pues la región nubosa queda ya por es infrecuente, por otra parte, el caso contrario, es decir,
debajo de ella. Así, de un modo natural, a lo largo de un que desde nuestra ubicación circunstancial en la llanura
tercio de la curva solo se tiene la perspectiva de una de las se halle franca la perspectiva hacia las tres cumbres. Este
dos cimas compañeras, y durante el tercio siguiente, solo reconocimiento de un punto del paisaje familiar, y este
la vista de la otra. El tercer tercio de la curva que asciende acto de abarcar lo habitual y acostumbrado con la misma
por la pendiente de la cima que queremos escalar se halla mirada que reúne precisamente las últimas y más altas
de espaldas a las otras dos cumbres; pero el paciente es aquí cumbres, le devuelve al enfermo la orientación cuya falta,
compensado de la falta de una vista panorámica por un a mi ver, no es que ocasionara, en último término, el ori
primer plano de arrebatadora belleza: el propio macizo, ginario ataque de parálisis, pero sí representa un síntoma,
desde el cual se eleva el pico, se ofrece a sus ojos en toda su secuela del ataque, que hace peligrar, en un sentido preciso,
extensión, y puede apreciarse hasta en sus más mínimos la vida del paciente.
detalles en la claridad ardiente de una mañana de alta Espero haberme expresado con la suficiente claridad
montaña. Le ruego que me disculpe si la narración casi me como para que me haya entendido usted Si así no faera, los
convierte en poeta; mis pacientes sí que se vuelven poetas informes que redacta elpropio paciente durante la semana
aquí. Justo en este punto, en el que la carretera ha concluido de reposo posterior a cada cura, y que tengo por un elemento
su curva, llega ahora a hacerse visible, por primera vez y importante del mismo proceso de curación -tanto por
de manera repentina, el pico más alto. Y ahora, el postrer sus efectos en la curación como en calidad ya de primer
tramo del camino, hasta alcanzar la cima, es una línea resultado de esta-, darán color al esbozo esquemático que
zigzagueante que -de manera similar a su silla girato acabo de suministrarle de manera provisional. Le ruego
ria- hace que la mirada del alpinista se vaya posando, que, cuando lea dichos informes, preste atención a su tono
en un permanente cambio, unas veces en el pico que tiene continuamente cambiante: es consecuencia de haber ido
que escalar, otras en alguna de las otras dos cumbres, y que dejando que el paciente emprendiera la. primera excursión,
torne a contemplar de nuevo elpico hacia el que asciende. . . claro está, aún en coche, la segunda ya a lomos de un mulo,
hasta que, una vez arriba, pueda abarcar ambas al mismo y la última, si es posible, a pie. La creciente autonomía para
tiempo y, junto con ellas dos, también el pico al que ha sostenerse por sus propios pies que atraviesa estos informes
subido. Y en esta vista panorámica que abarca todo en es algo que podrá usted también percibir, o así lo espero
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EL Librito del sentido común sano y enfermo
redactando, primero solo para su uso privado, semana delante de uno el mundo para contemplarlo. Pero, en
cede siempre cada vez que algo, aquí, por tanto, «el»
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El librito del sentido común sano y enfermo VI. La cura. Primera semana
respuesta que se obtiene siempre: es . . . no sé lo que es, lósofos es, con mucho, el término preferido. ¿Acaso no
pero en cualquier caso no lo que parece ser. ¿ Y qué hablaba antes del mundo que me encuentro? ¡Que me
es lo que parece ser? Pues precisamente: mundo. El encuentro! O sea, que frente al mundo tengo todavía
hecho, por tanto, de que sea mundo es, en todo caso, mi yo. Pienso, luego soy. Mi yo es lo «único seguro».
mera apariencia. Pero ¿ q u é es entonces, verdadera . . . El mundo es apariencia. Ahora bien, el hecho de que
Es posible una serie de respuestas, según como se apariencia; eso es esencia. Así pues, el yo es la esencia
mire el parecer de esa apariencia. Uno puede, por de del mundo. Con algunas diferenciaciones de increíble
pronto, atenerse simplemente al hecho de que es mera importancia, en razón de las cuales se separan las «es
de otro modo que no sea, precisamente, con esta misma Lástima que, a pesar de toda la finura empleada y
afirmación. De esta manera, no obstante, uno desde derrochada para dar forma a estas diferencias, el asunto
luego ya penetra por debajo de la superficie. Aunque, resulte, en su conjunto, tan poco plausible. ¿Por qué
ciertamente, lo que se c o m p r u e b a con esta mirada habría «el yo» de ser más cierto que cualquier otra cosa?
que penetra los «secretos de la esencia» es tan solo . . . que De todas maneras, no puede tratarse de mi propio yo.
detrás no hay nada. La esencia del mundo es entonces: Pues, en la medida en que quiere ser un yo propio, ya
nada. Ha habido visiones del mundo e incluso «reli está siendo él mismo un trozo de mundo, tanto como
giones» que han llegado a alcanzar esta profundísima cualquier otro yo de cualquier otra persona con el que se
Otras posibilidades surgen a partir del hecho de que tamente: solo la circunstancia de que él puede, a su vez,
tras la apariencia tiene que esconderse «otra cosa» que no tomar conciencia de su propia peculiaridad personal,
sea apariencia. Así pues, el mundo no es lo que parece, solo la autoconciencia, por tanto, podría ser eso otro,
sino otra cosa, «otra cosa completamente distinta». eso con lo que no puedo toparme en absoluto como si
Claro es que no hay p r e ci s a m e n t e a b u n d a n ci a de se encontrara fuera de mí. Pues bien: resulta que, no
«otras cosas completamente distintas». Con ese enorme obstante, me lo encuentro. Quiera que no, tengo que
término colectivo de «mundo» se ha ocupado ya de creer a los demás cuando afirman que también en ellos
masiado espacio. A pesar de todo, hay aún otros dos mora una autoconciencia, solo que, precisamente, la
términos que asoman la cabeza por fuera de este festín y suya, no la mía. Si quiero entonces evitar el absurdo de
que todavía no han sido, también ellos, completamente que haya tantas «esencias» del mundo como autocon
devorados. El primero es la palabra «yo». Entre los fi- ciencias hay, no me queda más remedio que retrotraerme
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El librito del sentido común sano y enfermo VI. La cura. Primera semana
a una conciencia abstracta en general. De esta conciencia hubiera el ojo adquirido esa cualidad solar si las fuerzas
en general, empero, sencillamente no sé nada; es más, si de la luz del sol no lo hubieran sacado a la superficie del
ha de existir como aquello que quiere ser, a saber, sim cuerpo, si no hubieran abierto sus párpados y redon
plemente como una conciencia suprapersonal, entonces deado sus planos en forma de espejos. Al contrario: el
no es posible que sepa nada de ella. Pero de esta manera lucir de la luz nos da noticia de algo que luce. Donde
el yo se convierte, justo cuando quiere cumplir lo que no hay un fuego no hay luz. La luz luciría, seguramente,
aquí debe rendir, a saber, ser esencia del mundo, en una aun cuando no se hubiera abierto nunca un ojo al en
perfecta nada, la cual tiene tan poco derecho a llamarse cuentro de ella. Pero si no ardiera un fuego, la luz no
«yo» como a llamarse «mundo». Tiene tan poco de «con luciría. No a quien se le aparece el mundo, no quien
ciencia» como de «objeto». Rinde lo que debe rendir tan probablemente se halla en el secreto fondo esencial de
solo cuando dejamos que se convierta en pura nada. Así la apariencia del mundo, sino quien ilumina el mundo:
pues, la nada es, al final de este camino, la esencia que el iluminador, no el espectador, es quien se esconde
mora esencialmente en el fondo de la apariencia del detrás de la apariencia. No el hombre sino Dios mora
mundo. Para este viaje no hacían falta alforjas. esencialmente detrás del mundo.
Pero ¿cómo es que se os ha ocurrido meteros por los ¿Quién es Dios? ¿Ahora nos quieres venir, a nosotros
caminos engañosos de la filosofía?, oímos preguntar a que apenas hemos comprendido la vacía sentencia que
una voz sonora. La filosofía solo ha acertado a ver una hablaba del yo esencial, con otra nueva palabra vacía?
cosa: que el mundo tiene que ser algo completamente ¿Quién es Dios? Sabemos que tu respuesta es la respuesta
distinto de lo que parece. ¡Pero cómo habría de ser esto de todos los místicos; ¿y debe darnos la mística lo que no
otro nuestro yo! Pues nuestro yo habita en el mundo, nos dio la filosofía? ¿Qué sabes tú de aquel al que nom
y quizá alcance a ser, en el mejor de los casos, la parte bras, salvo que es «otra cosa completamente distinta»
más aparente de su apariencia. No, eso otro que mora que el mundo y, por tanto, su «esencia»? Pues, en el
esencialmente por detrás y por debajo de la apariencia caso de que osaras llamar divino a algo, a cualquier cosa
del mundo, eso tiene que ser algo absolutamente otro. Al del mundo, en el mundo, en su apariencia, entonces
yo se le aparece el mundo. Pero al mundo también se le tu Dios ya no serviría para la única función a la que lo
aparece el yo. El vidente se convierte, al mirar, en el que has destinado: ser alguien completamente otro que todo
es visto. Lo asombroso en el parecer del mundo no es el mundo. Pues todo es apariencia y, en el mundo, Dios
que haya alguien a quien se le aparece. No es el hecho solo sería apariencia de apariencia. Pues todo lo que en
de que exista un ojo de cualidad solar, que distingue los el mundo se adorna con el nombre de Dios, la llama
rayos del sol, lo que explica el lucir de la luz. Pues jamás que arde en los corazones de los hombres y en los al-
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El librito del sentido común sano y enfermo VI La cura. Primera semana
tares, todo eso, ¿ q u é otra cosa puede ser para ti sino que nada sabe de un afuera, de un antes o un después,
apariencia y reflejo? Y con ello nada puede tener en de un más allá o un más acá, de un delante o un detrás,
común ese Dios que quieres que deshaga en esencia la que no quiere reconocer otra cosa que a sí mismo-, no,
apariencia y toda apariencia. Pero ¿a quién se parece este ni siquiera esto, pues también a sí mismo solo se conoce
Dios, deshacedor en esencia de toda apariencia? No se como una apariencia, si bien como una apariencia a
asemeja, como un huevo a otro huevo, al yo en el que través de la cual nada luce y que no luce para nadie? Un
se refleja la apariencia. Si es una chispa más que nada, mundo en el que nada es real excepto el parecer mismo,
más que la mera, pura, vacía nada, entonces ya no es más el mutuo y alternante parecer y lucir, lo uno en lo otro,
allá de toda chispa, de toda vislumbre y apariencia. Así, de todo lo aparente; cada parte solo en la apariencia que
tiene que ser nada para ser esencia. También aquí, por proyecta hacia otras apariencias, y estas otras, a su vez,
tanto, se encuentra la nada al final del camino que de solo en la apariencia proyectada hacia aquella. Y toda
bía conducir al trasfondo de la apariencia del mundo. esta universal y recíproca apariencia sin límite alguno,
Verdaderamente, tampoco para esto hacían falta alforjas. de manera que hablar siquiera de un todo se vuelve ab
¿Se convierte así la nada en lo único «completamente surdo, pues un todo tendría límites, y entonces, al me
otro» que, detrás de toda apariencia, reina en calidad de nos esos límites, al menos su contorno sería algo real, y
esencia? Lo mismo da que se tome la apariencia como no mero reflejo de otro reflejo. ¿ D e qué lo conocemos
mera apariencia o como apariencia a algo a lo que parece, este mundo? Es la «ciencia», tal como hoy en día se nos
o de algo que ilumina. ¿No habría otra vía aún? ¿No sería presenta como un tercero junto a «filosofía» y «mística»:
posible que la apariencia fuese realmente todo, y todo solo algo infinitamente pretencioso, infinitamente modesto a
apariencia, que fuera de la apariencia no hubiera ninguna la vez. Se contenta solo con mostrar un nuevo rayo, hasta
otra cosa, tampoco nada «completamente otro», y que en entonces no observado, que luce de un punto a otro, o
la apariencia no apareciera otra cosa que la apariencia? con producir ese rayo mediante un nuevo agrupamiento
Así pues, ¿que el mundo fuera todo? He ahí el hombre ingenioso de los puntos, o sea, se contenta a diario; y sin
en el mundo, un espejo que reflejaría un reflejo de la embargo solo se daría por satisfecha si hubiera registrado
apariencia, una parte de la apariencia o . . . ¿por qué no?, de manera exhaustiva la totalidad de todos estos reflejos
también la apariencia entera. He ahí Dios, la sombra que y contrarreflejos infinitamente posibles, o sea nunca.
proyectaría el marco del espejo, o también . . . ¿por qué no Y por ser su esencia la apariencia, una apariencia
también el reflejo resplandeciente de su cristal? hasta tal punto sin límite e inesencial, también esta
No cabe duda: tal es el mundo. Y un mundo de todos esencia de la apariencia sería nada, naturalmente no
bien conocido. ¿Dónde lo hemos visto ya -este mundo una nada ya de entrada, como la de aquel para quien
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el mundo ya es de entrada una apariencia que no vale Naturalmente que es una respues t a - es, pero ¿ por qué?
la pena que parezca y luzca, sino una nada que a cada Porque tam b i é n la pregunta era ya una p regunta por
instante tiene que recibir del instante siguiente la confir la ese nci a. Y a pre g untas de ese ti p o , en efecto, solo
mación de que solo es nada. Una nada a la cual su propia puede venirles una res p uesta asimismo de esa forma.
nada se le revela solo en los instantes en que adquiere Pero ya el h ech o de que responda, en vez de c on un
plena conciencia de lo inalcanzable de su meta, y que no sentido pro fu ndo , en vez de con una de esas palabras
se engaña a este respecto con el absurdo de creer que se que «descienden a lo profundo» -como ya se sabe que
acerca a una meta infinita: un absurdo del que se daría tiene que h ace r se para que pueda « mostrarse la esen
cuenta cualquier escolar dotado para las matemáticas, ci a» -, de que r esponda con una supe r fi ci al i dad , ya
pero no nuestros eruditos. Pues nunca sucede que las ese hecho muestra que aquí la res p uesta tiene menos
apariencias se compongan y dispongan como ser; no i mpor t ancia que aquellas p r o f undas, sabi h ondas res
deben hacerlo, pues dejarían de ser apariencias; y que p uest as . Pues aquellas deben expresar lo último , lo más
lo sean es el único fundamento que sostiene toda esta profundo, mientras que la nuestra no quiere expresar
«visión del mundo» de la universal correlación y del uni nada profundo, sino verdaderamente solo algo del todo
versal cambio de relación. Un ser sería algo, estaría firme superficial, no algo últim o , sino única y exclusivamente
en su sitio, no sería apariencia, no tendría esencia: sería. algo primero. No quiere, precisamente, que se quede uno
¿Y sería esta la última palabra ? ¿S er ía esta la ú ltima parado ante ella. Debe y quiere ser solo un i n icio. No
po s ibi li dad que nos restaría, después de que las demás quiere ser verdadera como aquellas otras respuestas, sino
respuestas a la pregunta p or la esencia de la apariencia que quiere llegar a ser verdad. Tan solo es un trampolín.
del mundo -que el m u n do sea « nada » , «yo», «Dios», Un t r am po lí n , ciertamente, sin que el salto mismo
« todo» - hayan quedado, una tras otra, en la pri mer a fuera difícil o imposible casi. Quien no dé el salto, cons
de las respuestas, en «nada»? ¿N os restaría en puridad esa cientemente como pensador o inconscientemente como
respuesta todavía restante de que el mundo es . . . algo? h om b re viviente, partiendo de esta evidencia de que el
¿Algo? Eso suena casi demasiado fácil, casi demasiado mu n do es algo, algo y no nada, algo y no D ios , algo y
trivial. Pero si ni siquiera es una respuesta. Así es como no yo, algo y no todo, ese nunca volverá a sabe r nada
se responde a los niños cuyas preguntas quiere uno qui ni a tener experiencia alguna del mundo. Y solo en el
tarse de encima. Pero, además, aunque tomemos en serio curso tanto del pensar como del vivir se liberará de esa
dicha res p ues t a , in cl uso entonces se rí a una r espues t a primera respuesta que, como respuesta definitiva, sería
del tipo que precisamente no se le debe pedi r a un en tan insuficiente , es más, tan falsa como . . . la pregunta a
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El librito del sentido común sano y enfermo Vl La cura. Primera semana
está escindido de múltiples maneras; ¿qué tiene que ver la quienes desea designar la cosa de esa forma, tienen que
palabra con su cosa, ahí donde muchas palabras se con hallarse presentes y cabe la cosa. La cosa debe poder ser
gregan alrededor de una sola cosa, ahí donde apenas hay señalada para ser nombrada. Así es como Adán puso
dos palabras que quieran decir exactamente lo mismo, nombres a las cosas, y así dan todos un nombre a sus
o donde, aun hablando la misma lengua, dos seres hu hijos. Pero junto a estos nombres que la cosa recibe, tiene
manos no se entienden? La sola palabra del hombre, otros que no ha de recibir primero, sino que ya tiene.
naturalmente, no bastaría. Si no existiera la certeza de Estos pueden ser también «nombres propios», que fueron
que el inicio, que es establecido siempre por el hombre nombrados por primera vez en otra ocasión. Pero, una
singular con su palabra, será proseguido hasta la meta vez nombrados, quedan adheridos a la cosa. Así es como
última del lenguaje universal. Si no se hallara en cada se llama. Y el derecho de la cosa a este nombre suyo,
palabra, que una vez fue primera, la fuerza que permite que ya tiene, no es menor que ese otro a ser nombrada
proseguirla y trasladarla, traducirla, por el torrente del con nuevos nombres. Los dadores del antiguo nombre
tiempo, hasta el instante en que haya devenido palabra ya no están presentes, acaso han muerto hace tiempo.
final. Si no viniera a unirse a la palabra del hombre, a esa No obstante, el antiguo nombre que dieron a la cosa
palabra siempre de nuevo primera en cada nueva boca, permanece adherido a ella. Es más: todo nuevo nombre
la palabra que, siempre y desde el primer instante en tiene que apañárselas de algún modo con el antiguo. La
que fue pronunciada por vez primera, es palabra final, la cosa es denominada cada vez de más maneras. Y, sin em
palabra de Dios. Pues en cada cosa se alberga esta doble bargo, no pierde la capacidad de recibir siempre nuevos
posibilidad de tener un nombre, la cual encuentra su nombres. Nombrar nuevos nombres es legítimo derecho
expresión en la voluntad y en la pujanza del lenguaje, y del ser humano. Nombrar los antiguos es para él manda
no solo de la lengua erudita, de producir dobles signifi miento. Tiene que hacerlo bien que no quiera. Mediante
cados, palabras compuestas. Pues, por un lado, una cosa los nombres antiguos y mediante el deber de proseguirlos
puede recibir en cualquier instante un nuevo nombre de en la tradición y de traducirlos a los propios se crea, en
cualquiera que se le acerque. Cualquiera tiene derecho a última instancia, el vínculo común de la humanidad.
ello, un originario derecho del hombre. Y se ejerce per La humanidad siempre está ausente. Solo los hombres
manentemente. Para ello, no hace falta nada más que el están ahí presentes, solo este, y este otro, y aquel. Pero
forjador de nombres, que con su acto le aplica a la cosa el lenguaje, y la ley que le manda transmitir y traducir,
un nombre propio (pues, por de pronto, no se trata más que le manda confrontar constantemente toda nueva
que de esto), se acerque realmente a la cosa, que esté palabra con toda otra antigua, liga la cosa a coda esta
realmente cabe ella. Y también el otro, o los otros, para humanidad. ¿Dónde se halla presente la humanidad?
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cosas no cesa. Solo por ser el mundo de las cosas una VII
mundo en sí. Hablar del mundo quiere decir: hablar La vida no es el más elevado de los bienes. Sin embargo,
del mundo que es nuestro y de Dios. Solo en la medida es bella. ¿Qué es la vida? En seguida notamos que esta
en que se convierte en ambas cosas -y ni una s o l a p a pregunta va en otra dirección que la pregunta de la se
labra es pronunciada en el mundo sin que le acontezca mana anterior, la pregunta por el mundo. El ser humano
esta conversión-, solo en la medida, por tanto, en que tiene una concepción de la vida. Eso es algo distinto que
se convierte en mundo del hombre y de Dios, solo en una visión del mundo. No hace falta adquirirla. Uno la
esa medida se convierte en mundo. tiene. Se nace con ella. O, en cualquier caso, un buen
Tal es su último secreto. O, más bien: tal sería su día se da uno cuenta de que la tiene. De algún modo
último secreto si es que fuera un secreto. Pero no lo es. forma parte de la condición humana. ¿Qué es la vida?
Pues tu sano sentido común lo divulga todos los días. ¿Qué es el hombre? Se trata de la misma pregunta con
denuedo, cada día de hoy tomas el mundo tal como es ¿Qué es el hombre? ¿Qué soy yo? De nuevo la pre
en su último día: tomando cada cosa en toda su realidad gunta última, «¿qué es?»: la pregunta por la esencia. Solo
y por completo dispuesto a atenerte a su palabra; y estás que no va dirigida esta vez a eso que es el mundo, sino
del todo seguro de que tu palabra es también la palabra de al yo del hombre. Sin tardar, ya está de nuevo lista la
las cosas, de que tu denominación es el nombre confir respuesta; el yo podrá ser lo que quiera, pero con segu
mado por la sentencia de Dios. Así resuelves la pregunta ridad no es lo que parece, con seguridad no es este yo
última en este mismo día de hoy y mirando de frente que siempre vuelve a hallarse a sí mismo por encima
cada cosa que encuentras; no buscas nada detrás de la de todas las vivencias, que siempre se encuentra otra
cosa, no la examinas desde todos los lados, no te abismas vez dispuesto para la vida, o sea: mi yo. Este solamente
en sus profundidades, sino que la tomas como te la trae puede ser engaño, quizá autoengaño, esto es, un engaño
y ofrece el instante, y la pones detrás de ti, y aguardas a en el cual no se podría distinguir al engañador de lo que
puede saber por qué? ¿Por qué tiene que ser a todo trance
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engaño? ¿Qué nos obliga a aceptar tal cosa? Una vez más dar la palabra al yo; e incluso ellos tenían, para poder
solamente la pregunta. Pues resulta que en esas proposi dudar, para poder negar todo valor a su propia vida,
ciones-es el predicado está forzado a ser más sabio que el tenían primero . . . que vivir ellos mismos. Tanto para
sujeto; el enunciado tiene que añadir algo, tiene que ser dudar como para creer no puedes prescindir de una
siempre más auténtico, tiene que estar más cerca de la cosa: tu yo. Este yo, que te es imprescindible, no es en
verdad que el objeto del enunciado, y aunque solo lo absoluto el mismo que ya te parecía imposible de salvar.
estuviera tanto como 4 es más verdadero que 2 por 2. Abandona ese yo insalvable, que salte en pedazos y pase
Si hago del «yo» un objeto de mi consideración, si me a ser el desbaratado haz de tus vivencias: no es este el yo
separo a mí mismo y desgajo mi vida de todos los víncu que te es imprescindible. Para dudar y creer, para el sí
los en cuyo contexto vive, y luego intento contemplarla y para el no, necesitas otro yo, otro que, por debajo de
en ese estado, aislada y preparada, entonces, desde luego, aquel insostenible autoengaño, mora en lo profundo
«el yo» se me deshace de inmediato en esos cientos de de la esencia. Tu yo no puede ser salvado, pero única
vivencias que no se dejan diferenciar convenientemente mente porque solo debe ser tu yo. Pero haz crecer a tu
de todas las demás. El vínculo de lo que yo era ayer con yo para que supere las angostas dimensiones del calabozo
lo que soy hoy, o mejor dicho, con cualquier vivencia que de tu persona, en el que parece hallarse proscrito, deja
estoy viviendo ahora mismo, se vuelve tan incomprensi que acceda al poder al que fue destinado, y entonces,
ble como el vínculo con lo que seré o simplemente viviré no solo tú, sino el mundo, el mundo entero con sus
mañana. No hay salvación posible para el yo. dioses y sus ídolos se someterá a ti. ¿Qué puede tener
¿Realmente es así? Hay que salvarlo, tiene que ser aún valor además de ti, si tú . . . quieres? Tu voluntad,
salvado, nos gritan. Sujétalo simplemente, contémplalo, solo con que la liberes de las ataduras de tu pequeño
adéntrate en sus profundidades, persigue el autoengaño arbitrio particular, es voluntad total. Dios, Dios mismo
-y ya se sabe que en la superficie solo hay autoen es quien quiere en ti, tú eres solo su portavoz, su dedo;
gaño-, persíguelo hasta llegar al fondo, a su funda lo eres si quieres. Por lo tanto, seguro que es verdad eso
mento, y se te mostrará la esencia, la fortaleza en la que de que tu propio yo solo es ilusión, solo autoengaño.
tu yo puede y tiene que refugiarse para estar a salvo. Ten el coraje de ser Dios. Ya no hay Dios si te impones
No te fíes de quien, desesperando, aprueba tu duda. No tú mismo su función. Caso de no hacerlo, caso de privar
te fíes de tanta gente extraviada a quienes su yo les es a tu yo de ser Dios, ¿cómo iba entonces tu yo a soportar
talló como una burbuja para disiparse en nada. No les el hecho de ser?
creas cuando te gritan que el yo es nada. Los pobres no ¡Eso es una locura!, me atruena otra voz. Pobre tonto,
sabían que, para alegrarse de la vida, primero hay que que sientes que tu yo, tal como te refleja en ti mismo,
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El librito del sentido común sano y enfermo VII. La cura. Segunda semana
solo puede ser engaño que se engaña. Y ahora lo inflas vuestra propia casa? El mundo os puede dejar vuestra
desmesuradamente hasta las nubes, hasta que llega a pretensión, que ni por asomo vais a gozar de su favor. Y
ser demasiado grande para pasar por engaño tuyo, y te si alguien, atendiendo a vuestra pretensión, pusiera en
crees que si es el autoengaño de un Dios va a ser menos vuestras manos los plenos poderes que reclamáis . . . no
engaño que siéndolo simplemente tuyo. Necio, que solo sabríais qué otra cosa hacer con ellos a no ser confirmar
alcanza a saber que está en un engaño. Pero ¿quién es la constitución del mundo. Pues de los ojos de vuestro
ese que te engaña? Un yo, y aun el más grande, todavía yo gigante, a cuyos hombros os aupáis, os sonríe con
se seguiría engañando a sí mismo, se imaginaría que de mueca irónica la ciega nada, que nada sabe, nada quiere,
trás de su querer, de su desear, de su saber, se esconde un nada siente. ¡Cómo me felicito de haber reconocido
yo que quiere, desea, sabe. No, eso otro que, por debajo pronto mi sitio, del que nada puede expulsarme! La
de todo encantamiento del yo habita en la caverna como ley del mundo es mi ley; obedecerla, obedecerla es mi
encantador suyo no puede ser un yo, tiene que tratarse oficio y mi fortuna. Uno solo es el mundo, una sola
de otro ser, de otra esencia completamente distinta, de su ley. Conforme a esta misma ley, acontece incluso el
donde ascienden en torbellino los papelillos multicolo engaño que se figura estar libre de sí mismo. Vuestro yo
res de vuestra diminuta yoidad y la burbuja gigante de la es mundo, un trozo de mundo, nada más; un trozo que
conciencia divina. No osáis nombrar esto otro de donde se ha desprendido, que se ha separado según una ley
surgen, desgajándose de ello y ascendiendo, los yoes de eterna, como se desprenden la rama del tronco, el ramo
dioses y hombres que sueñan sueños de sentimiento y de la rama, y la hoja y la flor del ramo, y creen que son
voluntad, y que, con tales sueños, pasan el breve lapso rama y ramo y hoja y flor, y que son por sí mismos,
de tiempo que dura su existencia separada. No lo osáis, siendo así que son eso, sí-mismos, solo por la gracia de
porque no reunís el coraje suficiente como para vivir con la ley que los hizo brotar del tronco, que por él los ali
toda sinceridad, sin ninguna clase de engaño. Vuestro menta, que los hace envejecer con él, y morir, y desapa
sucio montoncito de vida tiene que habitar en el cen recer. La flor puede así creer que es por propia voluntad
tro del universo, y cuando os sonáis tiene, como poco, por lo que tiene tantos pétalos y tales estambres, y que es
que caer una estrella fugaz del cielo. Pretendientes al ella quien le da la ley al árbol... hasta que se marchita y
trono del mundo a quienes, de tanto pretenderlo, les cae, cuando ha acabado de soñar el sueño que ella misma
han puesto entretanto, en su propia casa, de patitas en la había tejido y con el que se había engañado, y queda
calle: ¡os está bien empleado! Pues ¿por qué despreciabais tan solo la ley del árbol y nada más. Así, lo que queda es
el sitio que os había sido asignado y queríais mejor jugar el mundo, y sobre él danza el yo su danza embrujada,
a ser señores del mundo en el exilio que administrar danzan los yoes, los yoes de hombres y de ídolos, y el
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El librito del sentido común sano y enfermo VII. La cura. Segunda semana
el mismo viejo corro de siempre. mundo os pueden ayudar si no sois capaces de soste
¡Alto ahí! ¡Calla también tú, déjame mirar el mundo neros sobre vuestros propios pies, de andar por vuestros
que construyes por debajo de mi yo, deja que mire su propios pies, si no sois capaces de vivir por vuestras pro
rostro más de cerca! Hablas de su ley igual que antes tu pias fuerzas. Vuestro tejemaneje seguirá siendo engaño,
contrincante, con quien rivalizas, hablaba de la volun os coloquéis la máscara del señor o la del siervo, tanto
tad de Dios. ¡Qué sabía él de aquella voluntad que no si preferís ser los engañadores como los engañados de
supiera yo de la mía! Lo que conocía no podía ser una vuestro autoengaño. Sed vosotros mismos, sed hom
voluntad propia de Dios. Pues esa no le hubiera servido bres, o, si no, renunciad a ser.
para ser esencia de mi voluntad. Dios no debía poder Está bien. Sea. Tomemos la otra posibilidad. No
pensar, saber o querer otra cosa que lo que yo pienso, busquemos nada detrás de nosotros. Seamos nosotros
quiero y sé. Su propio pensar, saber y querer debía estar mismos, nada más. Y si el instante de nuestro ser solo
vacío de toda propiedad, para que a mí me fuera posi es engaño, pues bien, entonces preferimos ser con el
ble soñar el sueño de mi propia particularidad. Tenía instante a la vez engañadores y engañados del instante a
que ser nada para que yo, engañándome a mí mismo, ser, por encima del instante, el verdadero engañador o,
pudiera imaginarme ser algo. Y así le quitas ahora tú a por debajo de él, el verdadero engañado. Que nuestras
tu ley todos los rasgos de una ley del mundo. El tronco vivencias sean para nosotros la realidad. ¿Que cambian
del árbol del que hablas no tiene una corteza propia, de un instante a otro? Sea. Y que el hombre sea entonces
ni raíces. Es todo ramas y hojas y flores. ¿ D ó n d e se el portador de todos estos rostros cambiantes. Es mejor,
queda entonces la ley del tronco de la que pretendes desde luego, que lleve diariamente cien máscaras, las
haber recibido tu función y tu índole? ¿Dónde está la cuales al menos le pertenecen, que esa única máscara
palabra que el tronco aún te oculta y que se guarda robada de divino señor del mundo, o esa otra impuesta
para sí? Tú no eres el portador viviente que dices ser de a la fuerza de siervo propiedad del mundo. ¡Que sean
la ley del mundo; a tu propia índole la nombras ley las cien máscaras en lugar de mi rostro! ¡Que ahí donde
del mundo, una ley que tendría que apagarse detrás de encuentre a un hombre, mi rostro se sumerja en el suyo,
ti en las sombras como una nada gris si tu color no le hasta que sus rasgos se dibujen en el mío! Es más, ¡que
prestara un destello de la luz que desde él luce. Una nada ahí donde me contemple, aunque solo sea un símil de
oscura es ese mundo del que te gustaría hacer proceder humano semblante, desde la muda mirada suplicante del
la dignidad de tu obediencia, al igual que era una nada animal, desde el ojo callado de antiquísimas divinidades
desnuda la que había de comunicar a tu contrincante de piedra, que ahí descienda y penetre mi ojo, que funda
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El librito del sentido común sano y enfermo VII. La cura. Segunda semana
su mirada con la suya hasta que también aquí llegue a un mundo que era él mismo una nada; o ahora, final
serme esencia lo que ya antaño fue esencialmente! Via mente, cuando intentábamos no tomar nada prestado,
jando alrededor de la esfera terrestre me encuentro así ni plegarnos a nadie más, sino ya tan solo vivir la vida,
a mí mismo. Mis cien máscaras, vuestros cien instantes, la vida misma, toda la vida . . . y la propia vida se nos
¡que ellos sean mi rostro! quedaba en nada. Nada, nada y otra vez nada. ¡Quién
¿El mío? ¿A mí mismo iba a encontrarme? Y aunque nos dará una vida que sea algo! Algo y no nada, algo
encontrara todo el mundo, aunque para mí no quedara y no todo, solo un algo, pero real.
en secreto nada de lo que alguna vez hubiera adop Y, de esta manera, de nuevo tenemos que desapren
tado rasgos humanos . . . yo mismo, ¿me encontraría a der la pregunta «¿qué e s ? » . Pues «algo» no tiene que ser
mí mismo? En el mirar del hombre habría refluido el la respuesta a una pregunta, sino solo un arranque, solo
rumor de los mares y en él se habría extinguido el bri una primera palabra. Solo, una vez más, la indicación
llo del cielo nocturno, y nada de lo que como animal, de que no conoce ni experimenta nada de la vida, ni
hombre o dios alguna vez hubiera alentado entre el mar en el saber ni en la vida, aquel que cree tener que ex
y el cielo me pasaría inadvertido. Solo que para m í.. . perimentarlo todo en ella y exclusivamente en ella. Si
¿qué sería aún mi propia vida? ¿Dónde hallaría un lugar? antes abrazamos la certeza de un mundo que se mueve
¿Qué hay del viajero que dio la vuelta alrededor de un entre el hombre y Dios, entonces ¡ea!, tengamos ahora
mundo? El propio hogar se le tornó un fuego extraño, arrestos para una vida a la que le baste con ser solo un
y aún busca en él su imagen reflejada, en vez de saber entre, un paso de otra cosa a otra cosa. Que la respuesta,
que es él mismo el que, desde la antigua llama sobre esa que se halla preparada al punto, nos esté ahora pro
la piedra inmóvil, le contempla, y que él, que tanto y hibida: «la vida es . . . , el hombre es . . . », y acompañemos
tan lejos ha viajado, solo era su sombra, una nada que el movimiento en el cual la vida del hombre, en lugar
había ido a beber una vida de cien máscaras en todo lo de «ser», acontece.
que vive, que se engaña a sí misma . . . y esto hizo que se De nuevo, es el lenguaje el que tiende este arco,
olvidara de vivir precisamente su propia vida. este puente visible desde el hombre hacia lo que él no
Así la vida humana se nos volvió una nada, sin sal es, hacia lo « o t r o » . El nombre, el nombre propio del
vación: igual daba que hiciéramos caso del que nos pro hombre es aquí lo que se le cuelga de una manera tan
metía que iba a salvarla comunicándole las fuerzas de «exterior» que aquel solo vale ya como testimonio de
Dios, pero de un Dios que era él mismo una nada; o que al hombre lo circunda un a.fuera. O valdría como
que prestáramos oídos a quien nos aseguraba la salvación testimonio si no quisiera el hombre quitarse de encima
siempre que nos plegáramos a la ley del mundo, pero de a este admonitor mediante la palabreja «solo»: solo un
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EL Librito del sentido común sano y enfermo VII. La cura. Segunda semana
nombre. «Solo» un nombre: eso quiere decir que, por el nombre, ningún pasado ni ningún exterior tienen
supuesto, también podría llamarse de otro modo (¡qué poder ninguno. El hombre sabe de repente que es él
verdad es estol), el nombre se lo han puesto sus padres mismo, lo sabe mientras oye la llamada. Sabe que, en
(¡qué observación más acertada!), incluso puede desem él, se halla la fuerza de comenzar. ¿ Y qué es lo que le da
barazarse de él con una autorización administrativa (¡una esta fuerza de ser él mismo y de comenzar, la fuerza de
objeción admirablemente sagaz!). En resumen, que el ánimo y la del presente? ¡Qué curioso!, pues el nombre
puede afirmar esto y, sin embargo, no podrá negarse que duradero que tiene el hombre. ¿ Y ahora esto duradero
este «asunto intrahumano» se diferencia al fin y al cabo debe regalarle al hombre la fuerza del instante -y el
de otros asuntos intrahumanos. Y precisamente por su presente es instante-? ¿Es la esencia permanente del
llamativa exterioridad, en la cual también se basan, bien hombre ser y estar presente, comenzar? Por lo tanto,
con esta exterioridad, con este carácter apendicular del No, no esencia. ¿Cómo iba el instante a poder ser
nombre es con lo que enlazamos ahora al preguntar: «esencia»? El instante, el siempre fugaz, siempre tragado
¿cuándo es dicho el nombre?, ¿y qué le aconte ce al ser por el pasado. Si así fuese, ¡ay de la libertad humana de
humano en el instante en que su nombre es nombrado? la que habláb amos hace un momento! Sería permanen
La respuesta, nuevamente, es muy simple; el caso temente devorada por la ley del mundo, que encadena
del sonámbulo o el de la persona medio muerta solo las causas con forzosidad. ¡Ay de la libertad si quisiera
es el más claro. El hombre es despertado, forzado a la ser esencia del hombre! Tendría que pagar cara esta pre
presencia de ánimo. Es llamado al presente, a su pre tensión. No, el instante nunca puede ser «esencia». No
sente, y a su interior, a penetrar dentro de sí mismo. puede ser en absoluto. Si fuese, entonces ya sería pasado.
¿Dónde estaba antes? ¿Acaso en el pasado, acaso estaba No tendría fuerza ni por un instante para sostenerse
fuera? Sí, sometido al poder del pasado y cautivado frente al pasado. No habría instante, ni habría presente.
por el exterior. Era un pedazo de mundo. Obedecía sus El instante solo puede salvarse del eterno poder de
leyes, que siempre son leyes del pasado y de la acción envejecimiento y de preterición del pasado y de su ley
externa, leyes de la causalidad y la cosidad originarias. que establece causas, cosas originarias, si nace de nuevo
El nombre le libera de estas leyes. Le llama afuera, a a cada instante. Esta incesante renovación del presente,
salir del mundo en el que estaba atrapado su obrar, y empero, es obra del futuro. El futuro es la fuente inagota
hacia el interior de sí mismo, a entrar en su presente, ble de la cual manan a cada instante nuevos instantes pre
en un presente sobre el cual, mientras sea nombrado sentes, de manera que no importa que a cada instante se
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El librito del sentido común sano y enfermo VII. La cura. Segunda semana
le muera el presente para hacerse pasado. El don de la esta obligación ni aquella libertad dependen del nombre;
presencia de espíritu le es regalado al hombre, a cada el nombre solo es signo, solo indicación. Pero esto lo
instante, por el señor del futuro. Así puede malgastarla es realmente. El nombre mismo ya remite al hombre
tranquilamente a cada instante arrojándola al depósito fuera de sí mismo, dándole como provisiones para el
del pasado. Y puede así, en un incesante recibir y derro camino la palabra obligativa del recuerdo y la palabra
char, ser hombre, dueño de su presente; sí, del suyo, liberadora de la esperanza. Ahora no puede de ningún
mientras sea suyo y sea presente. Y el presente llega a modo quedarse a solas consigo mismo. El doble sonido
serlo con cada instante y deja de serlo a cada instante. de su nombre le advierte a cada instante de que solo es
El nombre propio mismo da testimonio de esta doble una criatura del hombre si no renuncia a ser criatura del
naturaleza del hombre: criatura del mundo y criatura mundo y criatura de Dios. Pues son estas dos potencias
de Dios. Pues el nombre siempre es doble, consta del las que le llaman a través de la boca de sus prójimos.
nombre familiar, al menos el apellido por parte de padre, ¿Quiere obligarlo a algo quien así le llama por el nom
y del propio nombre. A través del apellido familiar el bre de sus antepasados? No, pero lo hace sin querer;
hombre está inmerso en el pasado. Todo lo que, para él, el mundo, el que siempre ha pasado, lo hace p o r su
es obligación queda reunido en este nombre. En la me boca. ¿ Y quiere liberarlo quien le llama por su nombre
dida en que sobre él pende un destino, este destino sabe propio? Difícilmente; quizá quiere precisamente, igual
que dicho nombre es la inscripción sobre una puerta que que el primero que le llamaba, obligar a su vida a tomar
nunca puede ser cerrada del todo y a través de la cual un determinado rumbo; pero sin quererlo, le libera, le
puede mandar a sus tropas de asalto para que penetren convoca a su peculiaridad y al presente; pues el poder
en el hombre. El otro nombre es el nombre propio. Con del futuro preñado de deseos habla a través de su boca;
él ya han puesto los padres que lo dieron un valladar en el deseo del llamador llama un llamador. En cada
al poder del destino. El nombre de pila significa que llamada llama el futuro. ¿Quién llama?
este debe ser un nuevo hombre; reivindica un presente Ese es el último secreto y, una vez más, no es un se
para el hombre. Lo hace poniendo un futuro ante sus creto. Ni ha sido nunca un secreto para el hombre sano.
ojos. El nombre de pila siempre es un nombre electivo. Pues, ¿acaso no has actuado siempre de esa manera,
Incluso, y precisamente, cuando se pone «siguiendo» cuando estabas en tus cabales y no te dejabas trastornar
el nombre de alguien. Pues también esto dice: llega a por algún desvarío que quería robarte la fuerza para el
ser como aquel. El hecho de nombrar el nombre no presente y la confianza en ti mismo, y que te enganchaba
ejerce poderes mágicos, como, por lo demás, tampoco el a la cadena de férreas leyes, que deben valer hoy porque
apellido obliga al hombre a convertirse en heredero. Ni valieron ayer; ni tampoco por algún delirio de jactancia
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El librito del sentido común sano y enfermo
ayer pisándote los talones y sobre la frente el mañana? Dios, ¿qué es Dios? «Lo que Dios es, ningún ser hu
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El librito del sentido común sano y enfermo VIII. La cura. Tercera semana
que emprendió una lucha tan vehemente en contra de d a aparenta. Detrás de nuestro p roducto de la fantasía
la tesis que afirmaba que la doctrina por él expuesta era habría, por tanto, o bien un fan taseador que fan tasea en
«
ateísmo, que parecía que su honor fuera a quedar en en nosotros» , tal como lo encontramos en niños q ue fan
tredicho por la verdad de esa tesis. Schopenhauer ha de tasean en determinados estados de fi e b re , durante los
clarado luego abiertamente que con Dios, sencillamente, cuales parecen estar pose í dos p or un seg undo o que
y
no hay nada que hacer. Nada de nada. Ha hecho del ellos mi smos son y no son al mismo ti empo; o bien un a
ateísmo algo honrado. Aunque no hubiera hecho nada realidad que se nos vu elve f antasmagoría, igual que al
más, ya solo por eso habría que estarle agradecido. ni ñ o medroso la toal l a se l e convie rte p or l a noche en
Y es que esta última respuesta es una, al menos, de las f antasma, o el dibu j o del papel p intado en m u eca. El
respuestas que hay que dar a la pregunta por la esencia sano sentido común de la madre seguirá en tales ca sos
de Dios. Pues la pregunta parte también aquí, como el camino correcto p or su pro pi o p ie. No le ense ñ ar á
sucedía con el mundo y con el hombre, del hecho de que al ni ñ o a tomar p or real aquel otro y o que f antasea en
el inventario de nuestro saber es sumamente precario. él, o aquellos f antasmas y muecas que está v iendo, sino
Una ilusión o un espejismo de la fantasía, nada más, tal que intentará despertarlo y le m ostrará qu e su y o, como
parece ser, por de pronto, todo lo que sabemos de nues y o suyo, es diferente de aquel otro y o ex traño, y que
tros «dioses o ídolos». Es posible que «detrás» de estos la toal l a y el dibujo del papel pintado son distintos de
es ig ualmente pos i b le que detrás de ellos no se esconda fi losofía, también aquí, una v ez más, aliada del entendi
nada de nada. Q ue sean p roductos de la angustia, de la miento enfermo. Hará que, p ara la mirada del enfermo,
concupiscencia, del placer de crear, del afán de explicarlo sean D ios, en un ca so, p recisamente ese y o extraño q ue
pueda ser manifestada sin que quien la manifiesta se v ea L a naturaleza es Dios. As í parlotean aún hoy l os j o
a s í mismo c omo un inculto o un réprobo. P orque la v encitos entusiastas, los adolescentes vividores de cl ase
pregunta exige, al menos, también esta respuesta. C omo media y los adultos irreflexivos, del profesor no nume
toda pregunta por la « esencia» de cualquier ap ar iencia. rario p ara arriba, repitiendo lo que ya decía el judí o ho
Al q ue quiera r esponder de otra manera se le ofrecen landés. L a fan tasmagoría de la idea de D ios en nosotros
t amb i é n aquí, de nuevo, dos posibi li dades. Am bas se es explicada por la toalla, q ue ti ene la culpa de dicha
b asan en el hecho de que detrás de la aparien cia hay fantasmagoría. Pero la toalla no es toalla. E l mundo no es
alg o «c ompletamente otro» que aquello que la aparien- mundo, ¡D ios nos li bre! L a toalla es (« auténticamente»)
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El librito del sentido común sano y enfermo VIII. La cura. Tercera semana
el fantasma; el mundo «es» Dios (auténticamente). La Porque si así hiciera, el niño habría sido despojado del
madre, que ha ribeteado la toalla y ha bordado en ella fantasma de angustia de sus noches. El entusiasmo que
unas iniciales, sabe muy bien que la toalla es una toalla. extingue el tejido y la materia tiene que ser soltado so
Uno diría que los hombres, que consranrernerrte andan bre el tejido y la materia. El propio Spinoza no era aún
cosiéndole trajes a la naturaleza, y que explotan técnica espinosista. Sin la desnaturalización llevada a cabo por
mente sus posibilidades, pueden saber que el mundo . . . Herder y Goethe del concepto espinosista de naturaleza
es el mundo. Pero no, tiene que ser «Dios». Precisamente nunca hubiera habido un solo espinosista. Solo esta
Dios. Que de esta manera se comete una amarga injus «naturaleza-dios», despojada de todas las propiedades
en un fantasma al colgarle ese nombre fantasmagórico, convirtió en el Dios de los entusiastas. Solo un mundo
eso es algo que sospechan menos que nadie aquellos que ha dejado de serlo, un mundo aniquilado, anona
que aparentan «creer» en la naturaleza con semejante dado, convertido en una nada, solo él podía ser llamado
palabrería. ¡Qué creencia es esa que tiene que darle un esencia de Dios. Dios es el mundo: esto solo puede
nombre extraño a lo creído para poder «creer» en ello! decirse cuando el mundo se ha convertido en una nada.
¡Pues, qué va a querer decir creer en algo sino aceptarlo ¡Bien hecho!, oigo que me dicen con aprobación. ¡Así
tal como a uno se lo dan! Así es como creo en una prueba me gusta!, ¡dales como se merecen a esos que convierten
de amistad, en una noticia. Si pienso que tengo pri a Dios en naturaleza, en la cosa de todas las cosas! Pero
mero que descubrir la «verdadera intención» detrás de el Dios que es espíritu, ¿osas decir también algo con
aquella, o el «verdadero contenido» detrás de esta, para tra él? No quiera Dios que diga yo contra él algo que
así poder creer en ellas . . . pues bien, entonces es que no digan también en su contra los mismos que lo con
no creo en ellas. Y así es como estos hombres creen al fiesan en cada una de sus profesiones de fe. ¿No vale
mundo. Solo le creen (o sostienen que solo le pueden también en el caso de estos, y tal es el inicio de su sabi
creer) cuando están autorizados a darle otro nombre, el duría, que el temor del Señor es un estado febril de la
nombre de Dios. El mundo mismo tiene que ser des fantasía cuya verdad solo encuentra quien, desde esas
huesado y descascarado, tiene que ser des-realizado para mismas fantasmagorías, retrocede -¡oh!, no a aquel a
poder ser Dios. Pues ya no debe ser por más tiempo el quien estas fantasmagorías se refieren, en este caso, el
mundo habitual, natural. Tiene que ser contemplado temido Señor (pues ese es tenido por tan inalcanzable y
con entusiasmo. La madre ya no debe revelarle al niño tan incognoscible como todo lo que no se halla ya «por
que la toalla es de hilo y que ella misma ha comprado el debajo» de la «superficie»), ni tampoco si se retrotrae al
tejido, que lo ha cortado a medida y lo ha ribeteado. motivo que ocasionó la fantasmagoría, sino- hasta el
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El librito del sentido común sano y enfermo VIII. La cura. Tercera semana
fantaseador, hasta el temeroso, por tanto. El hombre, eso quiere decir ahora que Dios mismo es espíritu en
el espíritu humano que se humilla sería la esencia de devenir, en evolución. La evolución se convierte direc
Dios. Y claro, dada esta situación, lo que no se puede tamente en criterio sin el cual el espíritu humano en
evitar es que, al tener lugar esta mudanza del espíritu general no podría atreverse a querer ser esencia de Dios.
del hombre a su vivienda más alta, se deje uno atrás Pero ¿qué significa esto?
en plena mudanza justo aquello que fue la causa para Nada menos que Dios, por consiguiente . . . no es.
mudarse, ese aparato doméstico que parecía no tener Porque, ¿qué significa la evolución para el espíritu del
sitio en la vivienda habitual, o sea, la veneración ante h o m b r e ? ¿Cuándo doy importancia al hecho de que
lo más alto. Pues en el piso de arriba, precisamente, no todavía « e v o l u ci o n o » ? Pues, seguramente, siempre
hay uso para ello. No puede decirse: Dios es espíritu que que pido excusas p o r no ser aún algo que se exige de
venera. Hay que dejarlo en: Dios es espíritu. mí que sea. Un espíritu que aún tiene que evolucionar
Así pues, el espíritu, el espíritu humano se ha con ciertamente no es todavía espíritu. Un «ciudadano de
vertido ahora en esencia de D i o s . Todas las fantasías aquellos que vendrán» puede que sea un hombre ex
del hombre sobre «sus dioses o ídolos» se convierten traordinario, pero, se mire por donde se mire, no es
en fantasías de ese único espíritu del hombre que es un ciudadano. Quien «ama el país de sus hijos» puede
Dios mismo, y así se han convertido, naturalmente, en que sea un carácter venerable, pero, en cualquier caso,
algo «completamente distinto» que aquellas fantasías. Y a su patria no la ama. El que distraídamente se pierde
si hace un momento pensábamos que la elevación del con la mirada en la lejanía suele pasar por alto lo bueno
espíritu humano a esencia de Dios le privaba precisa que tiene tan cerca. Los amplísimos plenos poderes
mente de su auténtica relación para con Dios, que es del hombre estriban en que todo lo que necesita para
común a esas fantasmagorías, a saber, de la veneración ser hombre . . . lo tiene. Tiene el instante. Todo lo demás,
-y, podemos añadir, del deseo amoroso, del placer de sea Dios o mundo, le sirve para tenerlo. Y en él lo tiene
crear, del afán de saber-, tenemos ahora que hacer todo. Puede cumplir el mandamiento que le es dado.
una salvedad a lo anterior; pues al espíritu humano le Pues le está dado para el instante y siempre solo para
es posible confirmar todas estas tendencias en sí mismo el instante. Aquel que en cada ocasión es su prójimo, el
y por sí mismo: puede venerarse a sí mismo, quererse a instante que cada vez es el próximo, pueden representar
sí mismo, crearse a sí mismo, indagar en sí mismo. La para él toda la eternidad. Y ahora viene el pensamiento
ocasión de esto se la da la sucesión de las generaciones; de la evolución y le quita esos plenos poderes y ese
el lema para el conjunto de posibilidades que se dan pleno deber de ser hombre. El lugar del hombre es ocu
en dicha sucesión es «evolución». El espíritu de Dios: pado por la evolución. Así pues, el espíritu humano,
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El librito del sentido común sano y enfermo VIII. La cura. Tercera semana
que es declarado esencia de Dios, no es en absoluto el la nada. Para que Dios sea algo, para eso, no debe querer
espíritu humano real, es un espíritu expoliado de sus serlo todo, como tampoco debía ser ni espíritu ni natu
derechos humanos, un espíritu anonadado. Una nada raleza; en todo eso era nada. Para ser algo tiene que . . .
ha ocupado el sitio del hombre viviente y, de nuevo, esta ser un algo, también Dios un algo como el mundo y
Restaría entonces, una vez más, como ya las otras dos, A esta idea de que Dios sea «algo» se resiste en no
hacer ahora el intento de tomarse en serio la fantasmago sotros un sentimiento no simplemente comparable a
ría, de buscar la esencia de la apariencia no tras ella sino aquel que se oponía a la designación del mundo y del
en ella, solo que no en una fantasmagoría aislada sino en hombre como «algo». ¡Ah!, era solo la trivialidad de
la plenitud de todas ellas. Dios, por tanto, no siendo algo ese giro lo que nos confundía. Aquí la trivialidad tiene
completamente otro, auténticamente espíritu, auténti además una pizca de inadecuación -podría decirse que
camente mundo, sino todo. Todo lo que alguna vez se de blasfemia-. ¿Que Dios es «algo»? ¿O sea, que hay
llamó Dios, realmente los «dioses o ídolos» del hombre, además otras cosas fuera de él? Precisamente, el filósofo
sin distinción, todos ellos se enlazan ahora formando un o el contagiado filosóficamente -¿y quién no lo está?
corro y todos juntos, en el cambio bullicioso y ondulante expresará esta duda y hasta llegará a ser de la opinión de
de figuras que pasan, ahora se llaman Dios. Dios, la que el «hombre religioso», una cosa, como es sabido,
suma de sus figuras cambiantes. Y nada más. Pues en de la que el filósofo entiende y habla más que nadie,
estas figuras cambiantes tiene que haber quedado a salvo, tendría que rebelarse contra semejante envilecimiento
para que sean realmente «todo», todo lo humano y lo de D i o s . Pero de eso, en realidad, no se trata ahora
terreno. Cada dios, una tumba gigante de los hombres en absoluto. Es de todo punto evidente para el sano
que creyeron en él, del mundo que los rodeaba, y que sentido común, el cual todavía se da incluso en este
dispusieron alrededor del dios al crearlo. Y toda esta terreno sembrado de trampas filosóficas, que Dios es
sala mortuoria como un único espacio vacío, enorme y algo distinto que yo o que este árbol verde o también
abovedado, una tumba de tumbas, pues olvidados están que el «ideal» que quizá «tengo» o que la «meta» a la que
los muertos que descansaron en sus tumbas, cubiertos quizá «aspiro». Al contrario: el sano sentido común es
por una losa, y solo han quedado estas losas y nada hay tará tentado de censurar casi hasta de «paganas» tales
excepto esta tumba vacía de los dioses muertos, no, del equivocaciones a propósito de Dios, cuando se lo con
Dios muerto en todos los dioses -no lo despertéis-. funde con objetos cualesquiera, con pensamientos o
No lo despertamos; no encontraríamos a los muertos, con otras cosas por el estilo. ¿Cómo se desenvuelve, sin
ni ningún cadáver, no encontraríamos nada, nada más que embargo, frente al hecho de que ante Dios eso de ser
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VIII La cura. Tercera semana
El librito del sentido común sano y enfermo
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El librito del sentido común sano y enfermo VIII. La cura. Tercera semana
mero de hombres --eso ya lo hace el nombre propio--, el hombre, se refleja en el hecho de que el nombre de
sino a un conjunto de cosas. Y entonces, le acontece al Dios gusta de escindirse en sí mismo en dos nombres
nombre común, a la palabra de cosa, esa ampliación y que se corresponden, de manera que se convierte en
ese entrelazamiento con otras palabras que les va poco un nombre doble. Por su nombre lo llama el hombre;
a poco robando del todo a las palabras su sentido como por su palabra, el mundo. En el primero acoge a los
nombres propios, el cual seguía teniéndolas como suje pecadores; en la segunda pronuncia para su mundo la
tadas a la cosa singular; surge la unidad entrelazada de ley del mundo. Es la raíz de todas las herejías humana
la lengua, que es un mundo en el que las muchas cosas mente previsibles confundir estas dos mitades del nom
han quedado disueltas. Y por encima de la lengua una, bre, dejar que el amor se desborde y prevalezca sobre el
que por de pronto aún es solamente un mundo singular, derecho o el derecho sobre el amor. La función de Dios
empiezan a entrelazarse las lenguas, se entrelazan las len mismo es reconciliar en sí estas dos potencias, preservar
guas de los individuos para formar la lengua del pueblo, el carácter doble de su nombre, mientras aún exista
y las lenguas de los pueblos, para formar la lengua de la razón para semejante escisión, mientras Dios no sea
humanidad. Y las cosas las acompañan en este camino el Dios ensimismado fabulado por los filósofos, sino el
que va del objeto singular, designado solamente en el Dios del hombre y el Dios del mundo. Mientras tanto,
ahí-mismo del nombre propio, al orden del mundo cada acontece en él, en este su doble nombre, la traducción,
vez más imbricado, hasta alcanzar el último orden. la transformación, realmente en sentido técnico, de las
Siguiendo estos dos movimientos, el de los nombres energías humanas en energías mundanas. El hombre
propios hasta alcanzar la última comunidad, el de las marcha por su camino y el mundo por el suyo. Esto no
palabras de cosas hasta alcanzar el último orden, por este puede cambiarse en absoluto. Y no debe ser cambiado
devenir de doble cauce del mundo de los hombres, mar en absoluto. Pues el hombre debe seguir siendo humano.
cha, fluyendo con ambos torrentes, el nombre de Dios, No debe ser mundanizado, cosificado, convertido en
él, nombre y palabra a la vez. En calidad de nombre, se organismo. Y el orden del mundo no debe ser disuelto,
reúnen bajo él los seres humanos con sus nombres de sentimentalizado. El hombre debe poder servir a los
procedencia distinta; en calidad de palabra, comunica órdenes del mundo, ajustarse a sus leyes, medir las cosas
a las cosas el impulso para que se ordenen y entrelacen. conforme a las medidas del mundo y, con todo, seguir
Lo primero, al llamarlo los hombres; lo segundo, al siendo hombre al hacerlo. No debe creer que ha de sus
serle consagradas las cosas y al ser ellas consagradas por traerse al orden del mundo por mor de su condición de
él. Esta doble tarea del nombre de Dios, por el lado hombre. No debe rechazar, desesperando, la obligación
que mira hacia el mundo y por el lado que mira hacia de juzgar, de designar, de nombrar las cosas que le trae
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El librito del sentido común sano y enfermo VIII. La ciura, Tercera semana
el curso del mundo. ¿ Y cómo iba a ser capaz de esto en ese momento también él hace sin vacilar lo que es
si no tuviera la certeza de que ambos, su propio hacer oportuno y pone orden en su mundo desquiciado. El
y el acontecer de las cosas, sus sentimientos y el orden hombre que se halla en un apuro tiene que recurrir al
de ellas, no obstante, están unidos lo uno a lo otro; la sano sentido común. Ya no tiene tiempo entonces para
certeza de que son trasladados y conducidos lo uno a permitirse el lujo de un sentido común enfermo. El
Tiene esta certeza, está autorizado a tenerla. Pues que confiar en Dios, quiera que no.
que, además de él y del mundo, fuera de ellos está ¿ Y haces tú algo distinto? ¿Acaso preguntas, cuando
Él, que mira hacia ambos, que a él lo llama por su nom la inclemencia de la necesidad te fuerza a entrar en el
bre para que se incorpore a la comunidad de los que lo instante, por el ayer o por el mañana? ¿Tomas todavía
llaman, y que ha determinado el curso de las cosas para precauciones o te paras en miramientos? ¿Desearías que
que lleguen a ser un reino que lleve su nombre. Así puede antes te probaran tu hoy y tu aquí a partir de razones
él hacer sus obras sin preocuparse por su resultado, las profundísimas y desde un fondo eterno? ¡Ay de ti si
obras que el mundo, tal como es hoy, pide de él. En el entonces aún lo pides! Pero no puedes ya pedir. Incluso
mismo momento en que se le exige la obra, también se para pedirlo no te queda tiempo. Ha llegado el tiempo
le indica lo que tiene que hacer. El tiempo se le vuelve oportuno . . . y Dios te ayuda.
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IX
CONVALECENCIA
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=r
hombre? Si nos acordamos, pongamos por caso, de los realmente solo excepción y no confirmaría la regla. Y
ejemplos triviales tomados de la vida cotidiana con es que el arte es, en el sentido de esa expresión de Schi
los que intentábamos designar, justo al comienzo, el ller en la que resuena toda la estética clásico-romántica
círculo de actividades del sano sentido común, coqipro dominante hasta hoy, no la vida, tampoco un miembro
baremos que allí no se decía nada expresamente de Dios, de la vida, sino otro mundo, un mundo que obtiene su
del hombre o del mundo, sino que se trataba de una sentido y gana su derecho a la existencia precisamente
sentencia judicial, de una proposición de matrimonio a partir de esa alteridad suya con respecto a la vida. Su
y de un pedazo de queso. Se trataba, por así decirlo, solo más elevada seriedad todavía es juego, y solo el juego es
de partes y de acciones parciales, no del todo. Los ejer tomado en serio. No sucede así con la diferencia entre
cicios iban dirigidos al todo; siempre los hemos hecho el día festivo y la vida cotidiana, en que el día festivo,
progresar hasta el punto preciso en que se hacía visible en su carácter excepcional, solo tiene que confirmar la
que desde el todo también podía solventarse lo parcial vida diaria. Nada «más elevado» debe constituir ahí el
y ser movido a la vez que el todo. Necesitamos ahora, contenido del día festivo. Al contrario: tiene que ocu
sin embargo, una esfera de la vida, un ámbito de la parse exactamente con las mismas tar eas en las que anda
vida real, no de esa vida conscientemente seleccionada ocupado el vivir cotidiano, y nada que la vida cotidiana
y frecuentada con fines curativos; pero un ámbito en no reconozca debe conocerlo él. Solo que el día fes
el que se trate igualmente del todo, y a ser posible, del tivo expresa aquello que cotidianamente se dice solo de
todo exclusivamente. La vida diaria no ofrece un ámbito forma parcial y solo de tarde en tar de, y lo expresa como
No la vida diaria, pero sí el día festivo. El día festivo del día festivo son D ios mismo, el hombre mi smo, el
sin embargo, lo está conforme a una separación natural, Y esto de un modo plenamente cotidiano. El día
regularmente ordenada. Incluso la excepción acontece festivo sabe tan poco como lo sabe la sana vida diaria lo
aquí de conformidad con la regla. Solo ella confirma que « son» Dios, el mundo, el hombre. No se deja en ab
realmente la regla. Solo el día festivo convierte la vida soluto desconcertar por su « esencia». No conoce ningún
diaria en vida diaria. Y ahora, la diferencia consiste pre Dios apartado, ni ningún hombre slado en su soledad,
ai
cisamente en que aquí no se trata de algo fundamen ni ningún mundo cercado. Sino que los conoce a los
talmente distinto de lo que sucede en la vida cotidiana, tr es solo en el paso de uno a otro, en el movimiento, en
de que, por ejemplo, en lugar de la «vida seria» haya el mutuo separarse, compenetrarse, corresponderse. El
aquí un «arte festivo»; pues entonces la excepción sería torrente del rogar, del dar, del recibir, del dar gr acias,
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El librito del sentido común sano y enfermo IX Convalecencia
tiene que circular sin descanso. El hombre ruega, Dios acuerdo con ellas, se articula a la postre el día entero
da, el mundo recibe y da gracias, y el hombre vuelve a en sus dos mitades- la vigilia y el sueño. En la vigilia,
rogar. No debe haber punto muerto ni torbellino cons el hombre está «consigo», está «en casa», es hombre,
tante en este torrente-circuito. El día festivo no debe pre hombre entre los hambres, hombre frente al mundo. Si
tender separar a los tres como potencias autosuhcientes. pudiera vivir solamente en estado de vigilia sería todopo
El espectáculo, que, empero, ¡ ah ! , solo es espectáculo, deroso. El mundo cio sería sino un material moldeable
le es negado. El día festivo mismo no debe aislarse, sin para sus manos ansiosas de crear, y él mismo para sí el
gularizarse. El espectáculo tendría que hacerlo. El día único centro, él mismo para sí Dios. Pero no es así. Llega
festivo como espectáculo, la fiesta artística, por ejem la noche. Entonces se retira a descansar. El mundo se
plo, la mascarada, la semana de festejos, lo hacen. Pero le escapa de entre las manos. Se asienta en torno de él
el día festivo que, en lugar de contradecir la vida diaria, circundándolo. Lo absorbe. Él deja de ser el centro. Cesa
más bien la confirma no se aísla; sigue fluyendo para ir a de ser. El mundo es. Si fuese siempre, si hubiese solo
parar a otros días festivos. Día festivo tras día festivo se mundo, entonces el hombre sería únicamente un pen
van enlazando y uniendo para formar el año festivo. Solo samiento de los sueños del mundo, y el mundo mismo
en el curso del año se completa el anillo. Tampoco aquí para sí el único ser, él mismo para sí Dios. Pero no es
hay punto muerto. Tampoco aquí hay ser, solo el seguir así. De nuevo viene el día. El hombre despierta y va a
adelante y el torrente y el seguir fluyendo. Y también las tareas del día. No es él solo, ni es solo el mundo.
aquí el día festivo, solo lo que el día corriente: seguir Ambos precisamente no «son». Si uno de ellos «fuese»,
adelante, ir más allá, no quedarse detenido . . . pasar a estaría solo. El torrente dejaría de fluir. Solo mediante el
otra cosa. Solo que lo que aquí es río allí se redondea. y entre ambos, entre día y noche, entre vigilia y sueño,
Por de pronto, suena desde luego bastante paradójico se convierten ambos, hombre y mundo, en un algo. El
que lo que acontece los días festivos no sea nada distinto y que los mantiene en consonancia es obra de aquel que
de lo que se hace todos los días. Pero la idea es muy cuida de que no cesen día y noche, que presta su lengua
distinta. Pues ¿qué acontece todos los días? ¿Qué es el al día y su silencio a la noche. Si este y estuviera solo no
último y más abarcador ritmo del acontecer cotidiano sería. Únicamente de la compenetración mutua de los
que, retornando en cada fase en lo pequeño y en lo ín tres surge del anochecer y del amanecer un día.
fimo, domina, no obstante, la marcha y la articulación El día. Cada día. Un día de tantos. El día de todos
del día entero? En cada fase del día, más aún, con cada los días, cotidiano. Pero también el día festivo está he
aliento, alternan dos especies de gracia, la inspiración y cho así. También en él acontecen dos cosas: rogar y dar
la expiración, el trabajo y la serena contemplación. De gracias. ¿Quién es el que ruega? El hombre. Él es quien
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El librito del sentido común sano y enfermo IX Convalecencia
puede rogar. Él es el rogante. El lenguaje le acaeció bre. Ya solo sería una voz que desaparece en el canto del
para que pudiera rogar. Por eso le fueron abiertos los mundo. Pero se vuelve a encontrar, de nuevo vuelve en
labios. Sus ruegos son todopoderosos. Si pudiera rogar sí, retorna a sí, a su indigencia, a su apuro; a partir de
siempre, nada se le resistiría. Nadie puede no complacer la acción de gracias, que constantemente desearía dar
a un hombre que ruega. Tiene que apartarse si no le gracias por todo, retorna al ruego, que constantemente
quiere escuchar. Si permanece vuelto hacia él, entonces ha de ser ruego de lo más próximo. Y así se pone de
el ruego tiene que vencerle. Solo porque el coraje y la nuevo en marcha el circuito. Entre ambos, uniéndolos
fuerza para rogar abandonan al hombre, solo por eso a ambos, al ruego y a la acción de gracias, al hombre y al
es posible, mientras el otro aún permanece vuelto hacia mundo, de nuevo el oyente del ruego a quien se ruega,
él, que sufra violencia. el que ayuda a salir del apuro, a quien se da gracias.
El ruego es lo más humano. Aun el silencio del hom Este es el acontecer del día festivo, acontecer in
bre puede rogar. Y ahí donde la muda naturaleza parece cesante, que nunca queda líricamente apresado en el
adquirir la lengua de los hombres, se trata del lenguaje ruego, que nunca se ensancha épicamente en la acción
del ruego. El mudo ojo del animal puede rogar. En el de gracias, pasando constantemente de aquel a esta, de
ruego despierta el hombre en el hombre. El ruego es la esta a aquel. Es el mismo movimiento que corre a través
primera palabra del niño. Y, a su vez, la primera palabra del día cotidiano; solo que aquí ha encontrado su pala
del que despierta del sueño de la infancia. bra expresa lo que allí, al estar despierto y al dormir, en
Pero el hombre no puede rogar siempre. Porque la tensión y en la relajación, la mayoría de las veces -no
no puede hablar siempre. Tiene que estarle permitido siempre- acontece sin palabras. Quien haya aprendido
guardar silencio. En el ruego estaba él solo, hombre de nuevo a entregarse al ritmo del día festivo, ese volverá
solamente, del todo consigo. Señor, sálvame, pues las a dejarse llevar también por el ritmo diario. El día festivo
aguas me llegan hasta el cuello. Dios mío, Dios mío, por se le volverá escuela de vida cotidiana. La habituación
qué me has abandonado. Pero, al dar gracias, se ensan rítmica de sus miembros, que ganó allí, le beneficiará
cha y sale al mundo entero. El mundo tiene entonces también en la calle. Se trata del mismo paso, tanto aquí
que adquirir el habla, adquirirla también para él. Que como allí. Quien lo haya practicado allí, ese ya no irá
todo lo que alienta alabe al Señor. Para ti callar es canto por aquí dando tumbos. Se asombrará a ratos . . . de lo
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sin parar de las fuentes que una vez lo dejaron manar, sin
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quiere zafarse ya de la muerte. Y porque está dispuesta Estás un poco asustado. Las cosas se han puesto más serias de
a entonar el llanto fúnebre a cada instante. Y aun así a lo que habíamos acordado. O, en cualquier caso, más serias
seguir «avanzando por encima de las tumbas». Y a saber de lo que tú habías supuesto. No es culpa mía. La vida es
que, al final de este camino de tumbas, también para un asunto serio. Eso, además, ya lo sabes. Se lo tomarlas
ella ha sido ya cavada la fosa. muy a mal al que no te tomara completamente en serio en
Contra la muerte no hay remedio. Tampoco l a s a tu profesión ni en lo que allí haces y padeces. Así de serias
lud es un remedio. Pero el sano tiene la fuerza para son también las cosas de las que hemos estado hablando
andar el camino que conduce a la tumba lleno de vida. el uno con el otro. No más serias. Pero si igual de serias.
El enfermo llama a la muerte y se deja cargar por ella Y ahora me despido de ti. Espero que no para siempre.
a sus espaldas, medio muerto de mortal angustia. La Y es que pienso que, como nos hemos vuelto a conocer ha
salud vive la muerte solo «a su debido tiempo». Y es ciendo camino hasta aquí, tendremos todavía algunas cosas
muy amiga de ella y sabe que, cuando viene, se quita que decirnos. Si tienes tiempo, ven alguna vez a visitarme
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AL c o N O C E D O R
marcharse.
advertí!
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El librito del sentido común sano y enfermo ofrece una ex
«nuevo pensamiento».
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ISBN: 978-84-254-4816-4
Herder
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www.herdereditorial.com