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¿Qué es el caudillismo?

Se conoce como caudillismo a una tendencia política y social, especialmente latinoamericana,


que consiste en el ejercicio autocrático del poder mediante el prestigio o el carisma de un
hombre fuerte, conocido como caudillo  (del latín capitellus, “pequeña cabeza”, relacionado
con caput, “cabeza”, del mismo modo que capo, capitán, etc.) y el control de las fuerzas
militares.

En el caudillo recae todo el poder del Estado, que es ejercido de manera paternalista. Así,


doblega todas las instituciones a su voluntad bajo la premisa de que él sabe lo que es mejor
para la sociedad entera.

El caudillismo latinoamericano surgió en el siglo XIX, luego de obtenida la independencia de


España, cuando las jóvenes naciones hispanoamericanas daban sus primeros pasos hacia el
republicanismo.

Era típico de la época que los caudillos regionales, muchos de ellos antiguos héroes de la
guerra independentista, torcieran la mano a los gobiernos democráticamente electos. De esa
manera tiraban de los hilos de la política o directamente se hacían elegir presidentes, cargo
que luego ocupaban de manera vitalicia.

Sin embargo, lo que distingue al caudillismo de otros tipos de dictadura, es que el caudillo
solía ser inmensamente popular entre la población, que le otorgaba de entrada la mayor
suma de poderes políticos bajo la promesa de que los ejerciera con mano firme pero amorosa.

La identificación entre el caudillo y el padre en este sentido era plena. Por otro lado, era
también característico el desengaño masivo una vez instaurado el gobierno caudillista, por lo
que el pueblo seguía a otro caudillo que derrocaba al primero y así sucesivamente.

Aunque el término prácticamente se inventó para el estudio de la historia de América Latina,


en sentido estricto el caudillismo puede hallarse en cualquier cultura y geografía,
especialmente en las eras premodernas o en las de profunda crisis política e institucional. Por
ejemplo, el shogunato de la historia japonesa o el gobierno de los Señores de la Guerra en
China son casos de caudillismo en la historia de dichas naciones asiáticas.

Características del caudillismo

El caudillismo, en general, puede caracterizarse por lo siguiente:

 Se centra el poder político en una única figura: el caudillo. Este suele ejercer el poder
de manera despótica, vertical, y está usualmente vinculado a las artes militares y a la
guerra.

 El gobierno del caudillo no es democrático y es normal la persecución de la


disidencia. Aunque sí suele ser (al menos durante un tiempo) popular, en el sentido de
que se confía en la voluntad del caudillo para conducir la nación hacia un mejor
destino.

 El caudillo en algunos casos puede convivir con instituciones democráticas y otras


instancias de organización política, pero al final su voluntad siempre está por encima y
acaba imponiéndose. En el caso latinoamericano, no obstante, lo normal era que los
caudillos cerraran el congreso apenas asumir el poder.

 Los caudillos habitualmente llegan al poder a través de la fuerza, y se sostienen en él


mediante los mismos mecanismos, hasta que un caudillo distinto tenga mayor
influencia sobre la tropa y acabe destronándolo.

Causas del caudillismo

Las causas del caudillismo pueden ser varias, resumibles en:

 La existencia de repúblicas democráticas inestables o ineficientes, que no logran


hacerse con la confianza de la mayoría de la población, ni ejercen un verdadero control
sobre las fuerzas militares.

 El final de guerras civiles o intestinas en las que una facción imperó sobre la otra, para
imponer a su caudillo como gobernante.

 Períodos de crisis o inestabilidad socioeconómica y/o institucional, fruto de dilemas


políticos y sociales que tardan mucho en resolverse, y que el caudillo viene
supuestamente a remediar.

 En el caso latinoamericano, el enriquecimiento de los sectores militares luego de la


victoria independentista le otorgaba al caudillo de turno la fidelidad de los principales
líderes militares, por encima de su deber al gobierno republicano.

Consecuencias del caudillismo

Similarmente, las consecuencias más frecuentes del caudillismo fueron:

 La concentración del poder político y económico en el caudillo y sus lugartenientes, lo


cual socava cualquier forma de democracia y acaba convirtiéndose en dictadura.

 El enriquecimiento del caudillo y sus partidarios cercanos, y el empobrecimiento


y marginación de sus detractores, lo cual hace todavía más complejo sacar al caudillo
del poder. Esto, sin embargo, puede en ocasiones acarrear distribuciones forzosas de
bienes a las clases más bajas.

 A menudo se refuerzan los regionalismos y las identidades locales, haciendo luego


más difícil la labor de consolidar una nación estable y organizada.

 Se deja de herencia una forma despótica de ejercer el poder político y la tendencia a


entronizar líderes o a comprender el Estado de manera paternalista.

 La imposición a través de la fuerza de un orden político estable, unificado, aunque


injusto y feroz.

Caudillo y dictador

Si bien el caudillismo y la dictadura son conceptos cercanos, especialmente porque el gobierno


de un caudillo irremediablemente acaba en represión y pérdida de libertades, ambos términos
se emplean con un sentido muy diferente.

En parte porque el caudillismo implica siempre la existencia de un caudillo, o sea, de un líder


carismático de origen militar, que ejerce de manera despótica el poder. Mientras que las
dictaduras pueden estar constituidas con o sin un líder: dictaduras militares (en las que puede
o no haber un caudillo), dictaduras comunistas (de Estado unipartidista y burocratizado),
dictaduras cívico-militares (en las que el poder lo ejerce una Junta de Gobierno), etc.

Por otro lado, aunque suelen ser autoritarios y severos, los gobiernos caudillistas pueden
mantenerse en un peligroso límite entre la democracia y la dictadura, sosteniendo ciertas
instituciones como fachada democrática o permitiéndoles cierto margen de autonomía,
aunque al final el caudillo siempre tenga la última palabra.

Ejemplos de caudillos

Algunos caudillos, como Emiliano Zapata, lucharon por ideales democráticos.

A continuación, una lista parcial de caudillos de América Latina y Europa:

 Juan Manuel de Rosas (1793-1877). Militar y político argentino, gobernador de la


Provincia de Buenos Aires y principal caudillo de la entonces llamada Confederación
Argentina, entre 1835 y 1852. Dominó la política nacional argentina de manera directa
o indirecta entre 1829 y 1852, en la llamada Época de Rosas.

 José Tomás Boves (1782-1814). Militar y caudillo de origen español, conocido en la


Venezuela del siglo XIX como “el León de los Llanos”, “el Urogallo”, “la Bestia a
Caballo” o el “Taita”, fue comandante del Ejército Real de Barlovento, apodado la
“Legión Infernal”, en el transcurso de la independencia venezolana (1813-1814). Fue
un caudillo popular, que se valió del enorme resentimiento de las clases sociales más
bajas contra las élites de la época, para alzarse en armas contra la Segunda República
venezolana.

 Francisco “Pancho” Villa (1878-1923). Uno de los líderes militares de la Revolución


Mexicana, conocido como el “Centauro del Norte”, tuvo una participación decisiva en
el derrocamiento del entonces presidente de México Victoriano Huerta. Durante la
Revolución comandó la División del Norte, siendo caudillo y gobernador provisional de
Chihuahua.

 Emiliano Zapata (1879-1919). Otro importante líder de la Revolución Mexicana, fue un


importante líder campesino y comandante del Ejército Libertador del Sur, razón por la
cual se le apodaba como “el Caudillo del Sur”. Bajo su mando se luchó por diversas
reivindicaciones sociales y un sentido de democracia más amplio, especialmente
contra la tradición heredada del Porfirato.

 Francisco Franco (1892-1975). Militar y dictador español, comandante de las fuerzas


monárquicas durante la Guerra Civil Española (1936-1939), asumió el mando de
España desde 1938 hasta 1975, ostentando el título de “Caudillo de España”. Su
gobierno fue fanáticamente anticomunista, conservador y católico, y fue responsable
de la persecución y asesinato de sus oponentes y de toda forma de disenso.

AUTOR: EDITORIAL ETECE


El fenómeno caudillista

Se suele considerar el año 1823 como fecha de nacimiento de la República Peruana. Es el


año en que se conforma el primer congreso constituyente tras la salida de José de San
Martín. Esta fecha inaugura también una etapa política signada por el desorden, la ambición
y las guerras internas: a esta etapa se le conoce como la era de los caudillos.

Las guerras de independencia crearon las condiciones para que distintos individuos
(generalmente terratenientes con hombres a su mando) accedieran al poder, pero utilizando
usualmente la fuerza y la coerción. La falta de un grupo dirigente y homogéneo facilitó la
aparición de los caudillos en la escena política peruana entre 1823 y 1844.

No es posible agrupar a los caudillos bajo una misma característica. Lo que los une es la
utilización de la fuerza para alcanzar su objetivos políticos. Sin embargo, tras el uso muchas
veces desmedido de la fuerza, se encontraban hombres que luchaban por los intereses de su
región o inclusive por un primitivo nacionalismo. Varios historiadores afirman que en las
prácticas políticas de los caudillos se pueden vislumbrar algunos atisbos de fomento
económico, fortalecimiento de los mercados locales, defensa de la soberanía y el crecimiento
de la participación popular.

Durante la guerra de independencia hubo muchas propuestas y maneras distintas de enfocar


el conflicto. La aristocracia criolla, aquel grupo llamado a tomar las riendas del Perú, se
encontraba alejado de la vida política del país desde fines del siglo XVIII como consecuencia
de la revolución de Tupac Amaru II y tuvo una participación escasa y errática en las luchas
por la independencia. Es por esta razón que en la elección del Congreso Constituyente de
1823 no tuvieron mayor representatividad.

Por otra parte, los militares que habían servido al Perú en las batallas independistas se
encontraron con una realidad sumamente desfavorable para sus intereses. Muchos de ellos,
con varios hombres armados bajo su mando se creyeron indispensables para sacar al Perú
adelante. El papel mesiánico caracterizó a todos estos hombres pues creían que sin su
actuación el Perú caería en un periodo de caos e inseguridad. Es por ello que durante el
periodo 1821-1845 el Perú tuvo más de quince presidentes, se reunieron 10 congresos y se
promulgaron seis constituciones distintas, entre liberales y conservadoras.

En este periodo de inestabilidad económica y social, el ejército fue una de las pocas vías de
ascenso para la gente que no pertenecía a la antigua nobleza virreinal. Tanto criollos como
mestizos, y en menor medida negros y mulatos, lograron ingresar al selecto grupo dirigencial
a través del ejército. Esta forma de ascenso social ya había sido práctica común durante las
guerras de independencia, especialmente en el bando realista (p.e. Mateo Pumacahua,
mestizo, brigadier del ejercito español afincado en el virreinato del Perú), sin embargo, en
estos primeros años de vida independiente, la carrera militar permitió el acceso a muchos
hombres que en años anteriores no hubiesen podido acceder a algún cargo público.

De igual manera, en los años que siguieron a la proclamación de la independencia, el ejercito


se convirtió en una especie de partido político en el que los caudillos, o bien encontraban eco
a sus acciones o una frontal oposición a sus ideas. Esta institución distaba mucho de ser un
cuerpo profesional. Por el contrario, el reclutamiento de los hombres se realizaba de manera
arbitraria, sin tener en cuenta si es que poseían algún tipo de experiencia o aptitud militar.
De igual manera los ascensos dependían en gran parte de la cercanía o la confianza que los
caudillos tenían en sus hombres. Así, la carrera militar podía ser meteórica y muchos
hombres fueron incorporados al ejercito otorgándoseles altas gradaciones.

Muchas veces los caudillos se rodearon de militares extranjeros pues era una manera de
poseer un cuerpo militar confiable y sin la necesidad de tener que promoverlos con el paso
de los años. En cambio, en la medida de lo posible, trataron de no relacionarse con militares
peruanos de vieja estirpe pues temían que en cualquier momento los traicionaran. Lo cierto
es que muchas veces fueron los jóvenes pupilos de los caudillos los que les daban la espalda,
uniéndose al bando contrario o propinándoles el golpe de estado.

El primer militarismo
Concluida la independencia, el territorio peruano se encontraba lleno de hombres armados
fuera del control oficial del reciente estado. Estos hombres estuvieron aglutinados bajo el
mismo bando durante las guerras libertadoras, sin embargo, una vez concluidas estas, los
antagonismos regionales, nacionales e inclusive personales crearon un ambiente de
inestabilidad política en el que el control del estado se veía como única solución para evitar el
caos político. Como se mencionó líneas arriba, la falta de un grupo dirigente sólido y la poca
definición de las autoridades para organizar un territorio tan grande y diverso, fue
aprovechado por los caudillos para levantarse en armas y tomar el país con el fin de
remediar todos sus males. Los caudillos eran poco representativos y sólo defendían sus
intereses aunque muchas veces buscaron proyectarlos como solución para los problemas que
aquejaban al conjunto del país.

Por más de 40 años los militares fueron la clase dirigente del incipiente estado peruano. Los
diversos sectores no pudieron recuperarse de los daños sufridos durante las guerras de
independencia. Las minas saqueadas, los ingenios azucareros destruidos y la poca mano de
obra (la mayoría había sido reclutada por los caudillos militares) y la disminución de la
población esclava fueron los mayores obstáculos que la elite criolla tuvo que afrontar en los
primeros años de vida independiente.

Esta situación, que afectaba a toda Latinoamérica, produjo la fragmentación del poder e
incluso exacerbó sentimientos separatistas, sobretodo en los departamentos que
económicamente no se encontraban tan vinculados a Lima como Cuzco y Arequipa. Como
consecuencia de la desaparición del control virreinal, los terratenientes lograron aglutinar
grandes extensiones de tierra bajo su dominio. El poder que concentraban estos hombres se
hizo extensivo al pueblo o localidad anexos a estos territorios.

En este periodo de inestabilidad política en toda América del Sur, los caudillos jugaron un
papel importante como defensores de los límites fronterizos, especialmente en la zona
limítrofe con Bolivia, Chile y la Gran Colombia. Es por ello que gran parte del magro
presupuesto del estado se destinaba a la compra de pertrechos de guerra.

Otra característica de este periodo fue el clientelaje político que los caudillos tuvieron
alrededor de su persona. Militares de menor gradación, comerciantes y algunos extranjeros
conformaban su pléyade de funcionarios. Sin embargo, al ser tan inestable su
representatividad, esta clientela no dudaba en cambiar de bando si es que sus intereses se
veían perjudicados o si es que algún otro caudillo le ofrecía mejores prebendas.

El primer militarismo se caracterizó por las luchas de poder intestinas entre grupos
faccionalistas que no permitieron la formación de un estado-nación libre y soberano. La
autoridad de estos militares nunca fue resultado de un consenso social o electoral, fue
siempre producto de un levantamiento en alguna región económica que se veía perjudicada
por las políticas aplicadas desde Lima. En este periodo fueron presidentes:

1823 José de la Riva Agüero


1823-1824 José Bernardo de Tagle
1824-1826 Simón Bolívar, Antonio José de Sucre
1826 Andrés de Santa Cruz
1827 José de La Mar
1829 Agustín Gamarra
1833 José Luis Orbegoso
1835 Felipe S. Salaverry
1836 Confederación Perú-Boliviana (Dictador: Andrés de Santa Cruz)
1838 Agustín Gamarra
1842 Francisco Vidal, Juan Torrico
1843 Domingo Elías, Domingo Nieto, Justo Figuerola
1844 Manuel Ignacio de Vivanco

AUTOR: TELEFONICA

El Perú de 1827

La salida de Bolívar del Perú, en septiembre de 1826, no produjo efectos inmediatos. Sin
embargo, al pasar los meses y llegar noticias de la Gran Colombia acerca del conflicto existente
entre los partidarios del Libertador y los otros caudillos, los políticos peruanos tomaron
conciencia de que eso significaba el decrecimiento de la influencia bolivariana a nivel
internacional y consideraron que era llegado el momento de organizar un gobierno netamente
nacional, de acuerdo a nuestras propias aspiraciones y, naturalmente, las de los caudillos.

Entre septiembre de 1826 y enero de 1827, el gobierno estuvo a cargo del presi-dente del
Consejo de Gobierno, el general Andrés Santa Cruz, pero al generarse un movimiento contrario
a Bolívar y en favor de nuestra total autonomía, se participó a dicha autoridad el deseo
popular de convocar a un nuevo Congreso con el cual se diese inicio a nuestra vida
independiente. Aquel estuvo de acuerdo y creyó que había llegado su turno. Así, e...

AUTOR: Margarita Guerra Martinière

Los caudillos en el primer militarismo


Los obstáculos impuestos para los legisladores a la democratización de la sociedad, restaron
fuerza a las instituciones civiles, lo que fue aprovechado por los militares sobrevivientes de las
guerras independentistas, quienes dominaron la escena política iniciando el primer militarismo
en el Perú. Su presencia además, se hizo necesaria para resolver las tensiones fronterizas con
Bolivia, la Gran Colombia y Chile.Los caudillo actuaban con el apoyo de un ejercito no
profesional y representaba los intereses de grupos determinados, a los que daba protección y
una vez en el poder, favores a cambio de su apoyo. De ahí que entre 1821 y 1845, hubo 53
gobiernos, se reunieron diez congresos y se promulgaron seis constituciones. Esto impidió la
integración de la población peruana y obstaculizó la formación de un Estado-nación. Los
caudillos no tuvieron una ideología única; podían ser desde conservadores y autoritarios, hasta
románticos y chauvinistas.

La situación de la Iglesia
Esta fue la única institución colonial que continuó extendiéndose en la etapa republicana, y sus
papel fue dar estabilidad social al nuevo contexto histórico del primer militarismo en el Perú.
Se produjo una carencia de obispos, pues los que ocuparon estos cargos, al ser españoles,
retornaron a España. El gobierno peruano no pudo nombrar a otros en su reemplazo hasta que
la Santa Sede reconoció el derecho de la nueva república a designar sus autoridades
eclesiásticas a mediados del siglo XIX. En la segunda mitad del siglo llegaron nuevas
congregaciones desde Europa, las hermanas de los Sagrados Corazones y los salesianos, entre
otras, que fundaron varios colegios. A pesar de todo, la Iglesia siguió teniendo una gran
aceptación. Obispos como el de Arequipa. Jose Sebastián Goyoneche hicieron frente a la crisis
de la Iglesia durante los primeros años.

Indígenas y esclavos
El establecimiento de la república no cambio mucho la situación de los indígenas. Por ejemplo,
continuaron obligados a dar el servicio personal y el tributo, ahora llamado contribución. Los
indígenas eran ciudadanos solo en teoría. Por su parte, los liberales consideraban que la
autonomía e identidad comunal de los indígenas era un obstáculo para constitución de una
nueva nación. Quisieron obligarlos a integrarse al país mediante la participación económica,
pero sin ninguna clase de orientación o apoyo del Estado, quedaron a merced de los
hacendados. Muchas comunidades campesinas se desintegraron. La situación de los esclavos
no cambió realmente hasta su libertad llegó en 1854. Los hacendados seguían dependiendo de
la mano de obra de los esclavos negros, pero el costo de mantenerlos fue cada vez mayor.
Durante las guerras libertarias algunos esclavos habían aprovechado la situación para escapar
de sus dueños, pero otros fueron reclutados de manera forzada para algunos de los bandos.

La vida política durante el primero militarismo

En 1827 el Consejo de Gobierno encomendado por Bolivar a Santa Cruz convocó a elecciones
para el segundo congreso peruano. Una vez instalado bajo la presidencia de Francisco Javier de
Luna Pizarro se convocó a elecciones, en las cuales triunfó Jose de la Mar. El nuevo gobierno
intentó solucionar la crisis económica del país con una serie de medidas proteccionistas para la
industria nacional; sin embargo, estas no tuvieron éxito. Con una promulgación de la
Constitución de 1828, el poder del Ejecutivo quedo subordinado al Legislativo, lo que
representó un problema para la Mar. Como consecuencia de la intervención de Agustín
Gamarra en Bolivia, se depuso a Sucre del gobierno boliviano; esto produjo la reacción de
Bolivar desde la Gran Colombia. A pesar de las negociaciones con La Mar para resolver las
exigencias del pago por los servicios de la Corriente Libertadora del Norte y los problemas
limítrofes que Bolivar reclamaba, este declaró la guerra al Perú. Los resultados de los
enfrentamientos con la Gran Colombia no fueron favorables para el Perú. En ese
contexto, Agustín Gamarra destituyó y desterró a La Mar. El congreso convocó a elecciones y
en agosto de 1829 resulto elegido Agustín Gamarra.

Cambios en el poder En
1833, después de los conflictos entre el Congreso y Gamarra, y del intento de golpe de 1831
encabezado por el vicepresidente Gutierrez de la Fuente (que fue controlado gracias a la
intervención de Francisca Zubiaga, esposa de Gamarra) se convocó a una Convención Nacional
con el objetivo de aprobar algunas reformas constitucionales.
Coincidiendo con el fin del periodo del gobierno de Gamarra, la Convención eligió a Luis Jose
de Orbegoso como nuevo presidente. A pesar del respaldo con el que contó Orbegoso, no
pudo impedir los levantamientos de los caudillos militares, entre ellos Gamarra. La
tranquilidad que le dio el acuerdo con las facciones militares después del llamado abrazo de
Maquinhuayo, no duró mucho. Estando en Arequipa, donde tuvo un gran apoyo popular, emn
1835 se produjo en Lima la sublevación del joven general Felipe Santiago Salaverry, quien se
proclamó Jefe Supremo del Perú. El gobierno de Salaverry duró apenas 11 meses.

La economía en el primer militarismo


La independencia no trajo el auge comercial esperado por los liberales. Al contrario, se registró
un descenso en la producción, se redujeron los mercados tradicionales para los productos
agrícolas y mineros, y el crédito se tornó escaso y costoso. Los hacendados perdieron
privilegios y parte de sus campos de cultivo fueron destruidos durante las guerras de
independentistas, escaseó la mano de obra, hubo una fuga de capitales por el éxodo masivo de
españoles, y cada vez era menos los mercados para sus productos.
La economía del sur
La situación económica de Arequipa y el sur andino fue muy distinta al del resto del país. En
esta región se estableció una economía próspera gracias a la venta de lana de oveja y
camélidos, a su ingreso en el mercado británico y la explotación de la mano de obra indígena.
Esto permitió a la élite arequipeña una gran capacidad económica y política.

AUTOR:( López, Carlos y Aguilar, Julia)

PRIMER MILITARISMO: El primer militarismo, expresión acuñada por Jorge Basadre, significó
una salida ante la ingobernabilidad en la que se encontraba el Perú al iniciar su vida
independiente. El primer militarismo va desde 1827 hasta 1844. En esta etapa gobernaron
sucesivamente los "caudillos militares". Surgen después de las guerras de emancipación y de la
victoria de Ayacucho. Los caudillos militares sentían que tenían derecho a gobernar el país por
la simple razón de haber luchado por su emancipación. Los principales Caudillos Militares
fueron: José de la Mar, Agustín Gamarra, Luis José de Orbegoso, Felipe Santiago Salaverry,
Andrés de Santa Cruz, Juan CrisóstomoTorrico, Francisco Vidal, Manuel Ignacio de Vivanco. a.
CAUSAS:  La debilidad de la clase dominante peruana y el prestigio de los militares
(conseguido durante la guerra de la independencia). No teníamos clase dirigente  Durante
estos años nos gobernaron los militares que pelearon en la batalla de Ayacucho por eso
también se le llama “el ciclo de los ayacuchos”. b. CARACTERÍSTICAS.  Se acentúa el
caudillismo militar.  La inestabilidad se evidencia en los constantes golpes de estado (tuvimos
21 presidentes en 45 años y sólo dos presidentes terminaron su mandato), rebeliones,
conspiraciones.  La inestabilidad también se percibe en los constantes cambios
constitucionales (tuvimos 8 constituciones en esos 50 años)  El capital colonial acumulado
durante siglos de explotación fue destruido o saqueado, a principios de la república dicho
capital se reducía a menos de un millón de pesos.  Pasamos a depender del capitalismo inglés
a través de los préstamos e inversiones.  El racismo y el rechazo a los indios y los negros se
mantienen como en la colonia.  Sólo la iglesia y el ejército se mantienen organizados y por
ello cuentan con prestigio entre la población.

2. GOBIERNO DE JOSÉ DE LA MAR CORTÁZAR (1822-1823) Junta Gubernativa (1827-1829)


Primer Presidente Constitucional En 1827 fue elegido el primer presidente constitucional de la
República peruana y durante su mandato se promulga la constitución liberal DE 1828, se puso
fin a la resistencia de los indios de IQUICHA (Huanta), se tuvo que enfrentar un conflicto con la
Gran Colombia de Simón Bolívar. Sin embargo, La Mar fue cuestionado en el Perú por haber
nacido en Cuenca, que en ese momento formaba parte de la Gran Colombia, y fue derrocado
por un golpe de estado dirigido por el General Agustín Gamarra. Fue apresado y desterrado a
Costa Rica, donde falleció el 11 de octubre de 1830.

GUERRA CONTRA LA GRAN COLOMBIA

Antecedentes: Simón Bolívar, Jefe Supremo de la Gran Colombia, empezó una ofensiva
diplomática contra el Perú: la expulsión del cónsul Cristóbal Armero e incluso la renuncia al
nombre de Ciudad de Bolívar por Trujillo. Las campañas militares se iniciaron el 17 de mayo de
1828 cuando el Congreso peruano emitió la declaratoria de guerra autorizando a José de La
Mar a dirigir las tropas dentro y fuera del territorio.

 Campaña marítima: Al mando de Martín Jorge Guisse. Combate de Malpelo (31 de agosto de
1828) y Cruces (22 de noviembre de 1828), donde fallece. Con el mando del teniente primero,
José Boterín, las tropas peruanas tomaron posesión de Guayaquil (1 de febrero de 1829).
Campaña terrestre. José de La Mar se internó en territorio colombiano. Con la llegada
posterior de Agustín Gamarra se enfrentaron al general Juan José Flores y Antonio José de
Sucre. Se realizaron las siguientes batallas: la de Saraguro (13 de febrero de 1829) y la de
Portete de Tarqui (27 de febrero de 1829). Por esta situación militar se firmó el Convenio de
Girón (Gamarra y Orbegoso) para la retirada del ejército peruano de Guayaquil y Loja. 3.
PRIMER GOBIERNO DE AGUSTÍN GAMARRA (1829 – 1833) A.Aspecto político El 31 de agosto, el
Congreso peruano designó como presidente a Agustín Gamarra y como vicepresidente a
Antonio Gutiérrez de La Fuente. Se le consideró como un gobierno autoritario, debido a que
tuvo fuertes enfrentamientos con el Parlamento para lograr supremacía. El Congreso denunció
acciones ilegítimas como la denunciada por Francisco de Paula Gonzales Vigil, quien realizó
una dura crítica, sentenciando su intervención con la frase: «Yo debo acusar, yo acuso». El
gobierno fue conservador, es decir el Poder Ejecutivo es fuerte. Uno de estos políticos
conservadores fue Felipe Pardo y Aliaga. B.Aspecto interno Durante sus cuatro años de
gobierno tuvo que debelar diecisiete conspiraciones y levantamientos (podemos señalar el de
Ramón Castilla y Felipe Santiago Salaverry). Dictó medidas de carácter administrativo como: ·
Inauguración de un muelle en el Callao y apertura del puerto de Cerro Azul · Creación del
departamento de Amazonas · Ordenación de la Casa de la Moneda · Apertura del Colegio
Militar, Colegio San Carlos y fundación del «Ateneo del Perú». · Importación de productos
ingleses y préstamos. C.Aspecto externo Se desarrollaron los siguientes litigios:

La Gran Colombia, el Armisticio de Piura (10 de julio de 1829), para luego iniciar la Conferencia
Larrea-Gual (22 de septiembre de 1829) consiguiendo la no reivindicación de los territorios de
Jaén y Maynas por la Gran Colombia. Sobre la deuda se acordó una comisión mixta que las
liquidara.

Para 1830, con la renuncia de Simón Bolívar de la Gran Colombia, surgió la República de
Ecuador, que tuvo como primer presidente a Juan José Flores. La naciente República no
reconoció el Tratado Larrea-Gual y por ese motivo el diplomático ecuatoriano Diego Novoa
firmó el Tratado de Pando-Novoa (1832).

En Bolivia, el presidente Andrés de Santa Cruz tenía la intención de unificar el Alto Perú y el
Bajo Perú, pero el personalismo que manifestaba él y Gamarra hubiera motivado un
enfrentamiento militar. Se reunieron para la firma del Tratado de Tiquina (25 de agosto de
1831) y consiguieron la retirada de los ejércitos de ambas fronteras

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