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Desmintiendo pseudociencias.

- Orinoterapia.

¿Qué es una pseudociencia?

El término pseudociencia o seudociencia es un neologismo formado a partir de la raíz griega


pseudo, “falso”, y la palabra de origen latino ciencia, “conocimiento”. Aunque el vocablo
como tal se emplea desde, por lo menos, finales del siglo XVIII ​ el concepto de
pseudociencia como algo distinto de la ciencia real o auténtica parece haber surgido a mitad
del siglo XIX.

La pseudociencia es aquella afirmación, creencia o práctica que es presentada como


científica y fáctica, pero que es incompatible con el método científico. Su número es enorme
y han logrado impresionar a mucha gente a lo largo de la historia y lo siguen haciendo aún
en la actualidad.

Algunas tienen una denominación propia y otras no. Son ejemplos las que han aparecido
como contraparte de algunas ciencias: la astrología para la astronomía, la parapsicología
para la psicología, la alquimia para la química, la numerología para las matemáticas.

Probablemente la medicina es una de las que ha tenido que alternar con más
pseudociencias, entre las que se incluyen muchas de las llamadas medicinas alternativas,
las alternativas de la medicina y las medicinas complementarias, algunas no sin ciertos
éxitos terapéuticos, como los que han tenido a lo largo de la historia muchos remedios que
ahora se han mostrado como ineficaces.

Lo que está mal con la pseudociencia.

El pensamiento científico, su método y sus descubrimientos siempre han contado con


enemigos de todo tipo, entre los que tradicionalmente se ha destacado el poder religioso.
Sin embargo, en las últimas décadas se han incrementado las diatribas contra la ciencia
desde otras perspectivas, concretamente las denominadas pseudociencias.

La pseudociencia y demás tipos de creencias irracionales siguen fuera de control. Los


creacionistas insisten en que Dios creó el Universo y la vida en la Tierra no hace más de
10.000 años. Personas con un nivel educativo alto se oponen a las vacunas y prefieren
recurrir a supercherías como la homeopatía antes que a la medicina moderna, y los
ecologistas radicales asustan a la población al oponerse a una tecnología que contribuye al
desarrollo de una agricultura sostenible. La pseudociencia se compone de creencias
altamente contagiosas.

La atracción de la pseudociencia no solo es un fenómeno cognitivo, sino que también tiene


un componente motivacional, que recoge la noción de negligencia epistémica. Según esta
idea, las personas son perezosas a la hora de razonar. Se sienten satisfechas con
creencias y argumentos que han acumulado gracias a la intuición o a la confianza. Entender
conceptos y teorías científicas requiere un gran esfuerzo, una inversión que la mayoría de la
gente no está preparada para hacer. Como resultado, a pesar de que muchos aseguran
creer en la ciencia moderna, sólo tienen un conocimiento superficial de algunas teorías y
conceptos relevantes, que tienden a distorsionar hacia representaciones más intuitivas.

Es curioso que siendo esta una sociedad cuyo desarrollo se basa en el conocimiento
científico y tecnológico, la población en general sepa muy poco de ciencia y tecnología. Esto
no quiere decir que personas educadas no crean en las pseudociencias, ya que de hecho
las hay. Pero más peligroso aún es que se crea en pseudociencias y que estas luego se
conviertan en políticas de estado, lo cual nos llevaría inexorablemente de vuelta a la época
del oscurantismo que tanto retraso causó a la humanidad.

Las pseudociencias pueden matar. Cuando permitimos que la fantasía entre en el campo de
la salud, los riesgos son demasiado elevados. Las pseudociencias pueden prometer lo que
quieran porque no tienen que demostrarlo. Si puedes elegir entre un fármaco que reduce las
posibilidades de que rebrote un cáncer a cambio de unos efectos secundarios serios o una
pastilla que te curará del todo sin causar perjuicios, es obvio qué opción resulta más
atractiva. Cuando estamos enfermos somos especialmente vulnerables a estos engaños.
En el negocio de las pseudociencias hay ignorantes bienintencionados que realmente creen
que han encontrado una verdad escondida y otros son simplemente estafadores
conscientes de lo que están ofreciendo. Ambos son igual de peligrosos, y hay que frenarlos.

La mayoría de los países no disponen de un marco regulatorio para estas pseudociencias,


lo que ha permitido su proliferación. En el pasado, la profesión médica las consideraba
inofensivas debido a su supuesta falta de efectos secundarios, pero actualmente ya existen
suficientes pruebas que sugieren que pueden suponer un peligro para la seguridad del
paciente.

Hasta el mismísimo Steve Jobs cayó en la falsa panacea de la medicina alternativa, lo que
le llevó finalmente a una muerte prematura. Cuando se le diagnosticó cáncer de páncreas,
Steve Jobs no acudió en primer lugar a la medicina basada en la evidencia. En lugar de ello,
usó acupuntura, dietas vegetarianas, hierbas medicinales y otros tratamientos
pseudocientíficos, llegando incluso a consultar a un vidente.

Si el cáncer de Steve Jobs hubiese sido retirado quirúrgicamente poco después de su


diagnóstico, podría haber sobrevivido sin efectos secundarios. Steve Jobs tenía unos
tumores neuroendocrinos relativamente poco severos, comparados con el adenocarcinoma
muy agresivo que tienen el 95% de los pacientes de cáncer de páncreas.

Este es el primer paso del Plan para la protección contra la pseudociencias. Con el fin de despertar la conciencia ciudadana
sobre la necesidad de los tratamientos con evidencia científica el gobierno de España lanzó la semana pasada la campaña
#coNprueba.

La Orinoterapia

Ahora que ya que nos familiarizamos con las pseudociencias y reconocemos su peligro para
la salud, es momento de hablar de la pseudoterapia principal que me motivó a realizar esta
investigación. Todo comenzó por lo que parecía una inofensiva demostración por parte de
mi madre sobre un tiktok de salud, pero todo cambió cuando lo vi y comprendí el contexto
de ese vídeo. Hablaba de la orinoterapia y de sus beneficios en la piel. Me asusté. Mi propia
madre, indefensa por la ignorancia, me recomendó ponerme orina en la cara para mejorar el
cutis, y peor aún, cuando me dijo que ella también lo intentaría. Inmediatamente investigué
para demostrarle con pruebas que era algo absurdo, logré que me escuchara.

“ La orinoterapia, parte de la medicina tradicional, se basa en la práctica de estilos de vida


saludables y el uso de la propia orina para mejorar el estado de salud “

Pero qué mentira. Google permite esta definición en su buscador y no tengo idea por qué.

La orinoterapia es una pseudoterapia​englobada en la medicina alternativa, que consiste en


la aplicación de orina humana para fines medicinales o cosméticos, incluyendo la bebida e
ingestión de la propia orina y el masajeado de la piel o encías, con ella.

El uso de la propia orina como terapia al hacer la búsqueda investigativa, el dato más
antiguo es el Veda Hindú, que nació hace 5, 000 años A. C. llamado "Shivambukaloa "
donde se le dedican 107 capítulos a la orinoterapia. En el budismo de Asía desde los
tiempos antiguos ha existido la orinoterapia. En Japón, hace 800 años que se está usando
la orinoterapía. En el libro sagrado de la religión Jaina, que se llamó Babeharu, se decía que
"En caso de ayuno, tomará su propia orina todo lo que salga". Los lamas tibetanos quienes
tienen una costumbre y tradición de tomar su propia orina y vivían hasta 150 años de edad.
Como podemos analizar, la orina como terapia ha existido y existe mundialmente,
respaldada por diversas tradiciones religiosas. Sin embargo la terapia de auto-orina se
popularizó como sistema de medicina alternativa principalmente gracias al naturópata
británico John W. Armstrong a principios del siglo XX. Armstrong se inspiró en la práctica de
su familia de usar la orina para tratar pequeñas picaduras de insecto y dolores de muelas,
en una lectura metafórica del Proverbio Bíblico 5:15 "Bebe el agua de tu propio pozo, el
agua que fluye de tu propio manantial."

A partir de 1918, Armstrong prescribió regímenes de terapia de orina que él mismo ideó a
miles de pacientes, y en 1944 publicó “The Water of Life: A treatise on urine therapy” ("El
agua de la vida: Un tratado sobre la terapia de orina") que se convirtió en un documento
fundacional de la disciplina. El libro se vendió ampliamente y en la India inspiró la escritura
de "Manav Mootra" del reformador social Raojibhai Manibhai Patel, y muchos trabajos
posteriores. Estos escritos a menudo hacen referencia al "Shivambu Kalpa", un tratado
sobre el valor farmacéutico de la orina.

La justificación que ofrecen quienes promueven y siguen esta pseudoterapia, en líneas


generales, expresan: “Mientras el feto permanece en el útero materno, ingiere líquido
amniótico y su propia orina y gracias a ello no padece enfermedades. Luego, si no
queremos padecerlas debemos beber nuestra propia orina”. En esa línea, la cantante
Madonna suscribió hace unos años en sus redes sociales, el consumo de su propia orina.
Entre las reconocidas figuras, la actriz inglesa Sarah Miles optó por beber el líquido.

El experto habla de "supuesto tratamiento" porque es una técnica que no tiene evidencia
científica. No sólo no se ha demostrado que la ingesta de orina sea beneficioso para la
salud sino que puede llegar a ser peligroso para los que la ingieren.

Beber orina puede ser agresivo para el tracto intestinal y causar problemas en los riñones
(los cuales ya han trabajado en filtrar los desechos que han sido eliminados en la orina).

La ingesta de orina puede también causar infecciones ya que una vez que la orina deja el
cuerpo es común que se contamine con bacterias, las cuales al ser ingeridas pueden
provocar infecciones y complicaciones serias.​ Además estudios muestran que incluso sin
contaminarse la orina contiene bacterias que al ser ingeridas o al entrar al torrente
sanguíneo por una herida pueden ser dañinas para el organismo.

Existe al menos un caso registrado de muerte causada por inyección intravenosa de orina:
El 6 de febrero de 2009, Gabriela Ascarrunz, modelo boliviana, falleció por una infección
generalizada luego de que su amiga, Mónica Schütt, le inyectara orina a través de suero
intravenoso (ambas practicaban orinoterapia).

Finalmente, la orina es perjudicial para el aparato digestivo, ya que su ingesta supone


someter al riñón, por ejemplo, a poner a filtrar productos que el organismo ya había
descartado previamente. De este modo, alguno de los efectos inmediatos de beber orina
puede ser la diarrea, el sueño profundo, insomnio, alergias, absceso, fiebre, calambres,
taquicardias o vómitos.
Referencias

La pseudociencia y los falsos investigadores (scielo.org.mx)


Las pseudociencias como problema social en la era tecnocientífica. Un recorrido por la
ciencia y sus enemigos dentro y fuera (redalyc.org)
Pseudociencia - Wikipedia, la enciclopedia libre
Blancke et al 2017 Whence Pseudoscience Metode Spanish.pdf
Redalyc.EL PELIGRO DE LAS PSEUDOCIENCIAS
Cómo evitar el daño que hacen las pseudociencias (elperiodico.com)
¿Qué relación hay entre la muerte de Steve Jobs y las pseudociencias? (elespanol.com)
‘#coNprueba’, la campaña del gobierno de España contra las pseudociencias - Psyciencia
La Orinoterapia (inter.edu)
Orinoterapia - Wikipedia, la enciclopedia libre
Orinoterapia: el peligro de beber orina que venden algunos famosos | Noticias (perfil.com)
No, beberse la orina no es saludable (marca.com)
Ni se te ocurra beberte tu propia orina: estos son los peligros de una práctica nada
saludable (eleconomista.es)

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