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¿Qué pasa si el presidente no acepta una ley de los diputados?

jueves, 31 de agosto de 2023 01:45 a. m.

La Constitución Federal de México no menciona expresamente al veto, no obstante, el inciso c) del artículo 72 constitucional,
otorga al Presidente de la República la facultad de hacer observaciones a los proyectos de ley o decreto que el Congreso le envíe
para su promulgación, estas observaciones sólo son suspensivas, debido a que pueden ser superadas mediante las dos terceras
partes del número total de votos y ante ésta situación el Ejecutivo tendrá necesariamente que publicar la ley.
Veto
Es la facultad que tienen los jefes de Estado para oponerse a una ley o decreto que el Congreso le envía para su promulgación.
Esta facultad forma parte del sistema de contrapesos entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo; así, mientras el presidente
puede vetar la legislación, el Congreso puede superar ese veto con un voto de dos tercios de ambas cámaras.

Existen tres tipos de vetos: el veto total que es cuando el presidente rechaza expresamente firmar la totalidad del decreto de ley
y lo devuelve al Congreso con una explicación detallada de las razones por las que se opone a dicha legislación; el veto parcial
también llamado veto por párrafos o artículos, que permite al presidente modificar una ley eliminando parte de ella o modificando
disposiciones individuales; y el veto de bolsillo que es aquél que sencillamente permite a un presidente negarse a firmar una ley.

En México la legislación no alude explícitamente al término veto sino al de observaciones del Ejecutivo a los proyectos de ley o
decreto que el Congreso le envíe para su promulgación. La Constitución otorga al presidente de la República la facultad de hacer
observaciones, las cuales sólo son suspensivas debido a que pueden ser superadas mediante las dos terceras partes del número
total de votos de las cámaras del Congreso. Ante esta situación, el Ejecutivo tendrá necesariamente que publicar la ley.

El Reglamento de la Cámara de Diputados establece que las observaciones o modificaciones hechas a un proyecto de ley o decreto
por el Titular del Poder Ejecutivo Federal pasarán a la comisión o comisiones que dictaminaron la reforma, siguiendo el trámite
legislativo correspondiente. En este caso, solamente se discutirán y votarán los artículos observados, modificados o adicionados.

¿Qué es el veto presidencial?


El veto es una atribución del Poder Ejecutivo a través del cual el Presidente puede rechazar total o parcialmente (es decir, todos
o uno o algunos artículos) los proyectos de ley sancionados por el Congreso de la Nación.
“Es un mecanismo de frenos y contrapesos, una herramienta en manos del Ejecutivo para evitar cambios que no son de su
preferencia”, explicó a Chequeado Ana María Mustapic, directora del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales
de la Universidad Torcuato Di Tella.
En tanto, Valeria Palanza, doctora en Ciencia Política por la Universidad de Princeton, especializada en el proceso legislativo,
añadió a este medio: “En su diseño original, el veto presidencial es una atribución pensada para forzar el consenso entre los
poderes Ejecutivo y Legislativo. Tiene el poder de hacer que tanto el Congreso como el Presidente moderen sus posturas y se
acerquen a posiciones aceptables para el otro actor”.

¿Cómo se ejecuta?
El Presidente puede rechazar un proyecto de ley completo o parcialmente hasta 10 días hábiles después de su sanción en el
Congreso y ese pronunciamiento debe contar con la firma de uno o más ministros del Gabinete.
El veto parcial fue incorporado en la Constitución nacional después de su última modificación en 1994 y permite que el Ejecutivo
pueda objetar una parte de la norma y no su totalidad. De esta manera, el Presidente puede promulgar parcialmente la parte no
vetada, siempre y cuando esta no desvirtúe el espíritu del proyecto sancionado por ambas Cámaras.
“La existencia del veto condiciona las estrategias del partido de gobierno y la de los partidos de la oposición. Es un mecanismo
que debería incentivar a la cooperación si la distancia ideológica entre el gobierno y la oposición no es grande”, describió
Mustapic.
En esa misma línea, Agustina De Luca, directora de Transparencia en la Fundación Directorio Legislativo, añadió
a Chequeado que, en la actualidad, “la propia necesidad de consenso y el tipo de leyes que salen del Congreso -al tener un
oficialismo en minoría- tienden mucho más al veto que cuando la mayoría es del oficialismo”, como ocurrió durante varios años de
oficialismo en minoría- tienden mucho más al veto que cuando la mayoría es del oficialismo”, como ocurrió durante varios años de
la gestión de Cristina Fernández de Kirchner.
Al respecto, Palanza describió: “Contrariamente a lo que se puede intuir, de acuerdo con un análisis empírico que realizamos
junto a Gisela Sin, es más probable que el/la Presidente vete si se trata de proyectos de ley muy importantes, más allá del nivel
de apoyo del que el Ejecutivo goce en el Congreso. Y es más probable que el/la Presidente vete en forma parcial los proyectos de
su propia iniciativa”.

¿Qué pasa después del veto? ¿Qué puede hacer el Congreso?


Como establece el artículo 83 de la Constitución nacional, después del veto el proyecto regresa a la primera Cámara donde
comenzó su debate en el recinto. Si se aprueba con dos tercios de los votos, pasa a la Cámara de revisión (si se introdujo en la
Cámara de Diputados, la cámara de revisión es el Senado y viceversa).
En estos casos las votaciones son “nominales”, por sí o por no. Entonces, si en las dos Cámaras la mayoría vota si, el proyecto
pasa al Poder Ejecutivo para ser promulgado. En cambio, si las Cámaras difieren, el proyecto no podrá volver a debatirse en las
sesiones de ese año.
Por su parte, el Presidente no puede usar su poder de veto cuando el Congreso insiste con un proyecto previamente vetado.
A pesar de contar con la herramienta de la insistencia parlamentaria, el Congreso raramente insiste en el tratamiento de los
proyectos vetados. Según calculó el sitio El Parlamentario, en base a un relevamiento del Centro de Estudios Nueva
Mayoría, desde el regreso de la democracia solo en 36 oportunidades el Congreso aprobó una ley que había sido vetada
previamente (ver más en “El ranking de los vetos presidenciales”).
Durante su Presidencia, Raúl Alfonsín vetó 49 proyectos de ley y solo uno fue ratificado por el Congreso. Por su parte, Carlos
Menem entre 1989 y 1999 vetó 195 normas, de las cuales 30 fueron finalmente aprobadas por insistencia del Parlamento. Su
sucesor, Fernando de la Rúa, vetó 46 y el Congreso ratificó 5. Por último, ninguna de las leyes vetadas por Néstor Kirchner
(36), Cristina Fernández de Kirchner (18) y Mauricio Macri (cinco en su primer año) fueron insistidas por el Congreso.
En este caso, todo es una cuestión de números. “El porcentaje de las insistencias es siempre bajo porque se necesita de una
mayoría calificada de los 2/3 de los miembros presentes en cada una de las Cámaras”, explicó Mustapic.

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