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Distinción de los aspectos básicos de la arquitectura: terminología artística, sistemas

estructurales, materiales, decoración.

 Acotar: Poner cotas en los planos topográficos, de arquitectura, croquis, etc. // Cambiar de escala
las magnitudes de un problema para acomodarlas al cálculo.
 Anillo: Cornisa circular u ovalada que, asentada en las pechinas y los cuatro arcos torales, sirve
de base a la cúpula o media naranja. // En urbanismo: complejo o estructura vial.
 Ático: Último piso de un edificio, más bajo de techo que los inferiores, que se construye para
encubrir el arranque de las techumbres y a veces por ornato. // Cuerpo que se coloca por ornato
sobre la cornisa de un edificio.
 Bovedilla: Bóveda pequeña que se forja entre viga y viga del techo de una habitación, para cubrir
el espacio comprendido entre ellas. Antiguamente se hacían de yeso; hoy se hacen de ladrillo u
hormigón. 
 Cabezote: Piedra sin labrar y de buen tamaño empleada en mampostería.
 Cadena: Machón de sillería con que se fortifica un muro de mampostería o ladrillo.
 Capitel: En términos arquitectónicos, es la parte superior de la columna y de la pilastra que las
corona con figura y ornamentación distintas, según el estilo de arquitectura a que corresponde.
 Ceja: Parte que sobresale un poco en algunas cosas, como en las encuadernaciones de los libros,
en los vestidos, en algunas obras de arquitectura y carpintería, etc.
 Cúpula: Forma primitiva de cúpula, obtenida por aproximación sucesiva de hiladas. // Torre de
hierro, redonda, cubierta y giratoria, que tienen algunos buques blindados, dentro de la cual llevan
uno o más cañones de grueso calibre.
 Dintel: Parte superior de las puertas, ventanas y otros huecos que carga sobre las jambas.
 Faldón: Conjunto de los dos lienzos y del dintel que forma la boca de la chimenea.
 Goterón: Canal que se hace en la cara inferior de la corona de la cornisa, con el fin de que el agua
de lluvia no corra por el sofito.
 Lastre: Piedra de mala calidad y en lajas resquebrajadas, ancha y de poco grueso, que está en la
superficie de la cantera, y solo sirve para las obras de mampostería.
 Loseta: Ladrillo fino para solar. // Baldosa. Mascarón: Cara disforme o fantástica que se usa como
adorno en ciertas obras de arquitectura.
 Moldura: Parte saliente de perfil uniforme, que sirve para adornar o reforzar obras de arquitectura,
carpintería y otras artes.
 Ortotrópico: Que está constituido de un mismo material. 
 Pedestal: Cuerpo sólido, generalmente de figura de paralelepípedo rectangular, con basa y
cornisa, que sostiene una columna, estatua, etc.
 Pilastrones: (Pilotes). Madero rollizo armado frecuentemente de una punta de hierro, que se hinca
en tierra para consolidar los cimientos.
 Pináculo: Parte superior y más alta de un edificio o templo. // Remate en la arquitectura gótica y,
por extensión, en otros estilos, el adorno terminal, piramidal o cónico.
 Plafón: Plano inferior del saliente de una cornisa. // Adorno en la parte central del techo de una
habitación, en el cual está el soporte para suspender la lámpara. // Lámpara plana traslúcida, que
se coloca pegada al techo para disimular las bombillas.
 Talúdes: Inclinaciones de un muro o de un terreno.
 Vástago: Pieza en forma de varilla que sirve para articular o sostener otras piezas.
 Verdugo: Hilada horizontal, doble o sencilla, de ladrillo en una fábrica de tierra o mampostería;
verdugada.
 Zampeo: Mamposteo con piedras trituradas
 Zigurat: Torre escalonada y piramidal, característica de la arquitectura religiosa Asiria y Caldea.
Distinción de los aspectos básicos de la arquitectura: terminología artística, sistemas
estructurales, materiales, decoración.

Arquitectura: sistemas estructurales


La arquitectura es una disciplina definida como el arte y la técnica de proyectar y construir
edificios para satisfacer las necesidades del ser humano, a través de la forma, la funcionalidad y
los preceptos estéticos, es considerada una de las bellas artes.
De acuerdo con cada periodo histórico, la arquitectura incorpora elementos que reflejan la
estética y los valores sociales y culturales, diferenciándola dentro de las distintas corrientes de
estilo, las cuales podemos observar en la actualidad.
A continuación, explicamos todo lo que debes saber sobre la arquitectura:
¿Qué es la arquitectura?
El concepto arquitectura proviene del latín architectura que, a su vez, tiene origen en el griego, y
puede definirse como el arte y la técnica de proyectar y construir edificios para satisfacer las
necesidades del ser humano, a través de la forma, la funcionalidad y los preceptos estéticos.
De acuerdo con el período histórico, es posible hablar de distintos tipos de arquitectura.
Historia de la arquitectura
La arquitectura nació junto con el hombre de la prehistoria, durante el Neolítico. Al abandonar la
vida nómada, la arquitectura se desarrollo en forma de viviendas estables y recintos
ceremoniales que poco a poco fueron evolucionando en elementos simbólicos presentes en el
contexto sociocultural.
A medida que las sociedades se hacían más complejas y extensas, surgieron los primeros núcleos
urbanos cerrados. De esta forma nacieron las altas culturas de Medio Oriente: Mesopotamia y
Egipto, que legaron numerosas obras arquitectónicas, de las que destacan, por ejemplo, los
sistemas de irrigación, los zigurats, los templos y las pirámides.
Los antiguos griegos y romanos perfeccionaron la arquitectura, sentando las bases de
la arquitectura clásica y convirtiéndola en punto de referencia para los siglos venideros. Durante
esta etapa se desarrollaron los arcos y columnas estilizadas, se trabajó la piedra caliza y el
mármol, los sistemas de irrigación y acueductos, ciudades saneadas y se dio origen al concreto.
La arquitectura es una disciplina intrínsecamente ligada a la historia y así como cualquier otra
forma de conocimiento histórico, está sujeta a las limitaciones y fortalezas de la ciencia. Existen
diversas perspectivas en relación a su estudio, los periodos estudiados corren paralelos a los de la
historia del arte.
Arquitectura contemporánea
La arquitectura contemporánea tiene un marco temporal más difuso, sin embargo, suele
considerarase a partir de la década de los sesenta y los setenta. Esta corriente busca la
innovación, incorpora elementos eclécticos y juega con formas y volúmenes.
La arquitectura contemporánea utiliza materiales como el hormigón, el acero y el vidrio, así como
la piedra natural y la madera sin tratamiento, para acabados más rústicos. Algunos de sus más
grandes exponentes son Frank Gehry, Zaha Hadid y Norman Foster.
Arquitectura moderna
La arquitectura moderna surgió en el siglo XX, entre el final del Neoclasicismo y la llegada del Art
Nouveau y el Art Decó, con la Escuela de Bauhaus para consolidarse en el Congreso Internacional
de Arquitectura Moderna en 1928.
La experimentación, la ruptura de principios arquitectónicos del pasado, el uso de la geometría y
el uso de paletas neutras forman parte de esta corriente. Los arquitectos utilizaron las nuevas
técnicas constructivas con hormigón, acero, cristal y madera, siendo algunos de los máximos
exponentes Le Corbusier, Frank Lloyd Wright y Ludwig Mies van der Rohe.
Distinción de los aspectos básicos de la arquitectura: terminología artística, sistemas
estructurales, materiales, decoración.

Arquitectura: Materiales y decoracion


La arquitectura cuenta con diferentes tecnologías que pueden darse aisladas o bien combinadas.
Como decíamos antes, existe una arquitectura en madera, posiblemente una de las más antiguas,
con una gran variedad de envigados, entramados y armaduras de cubierta, de la que tenemos muy
buenos ejemplos en las construcciones orientales, en los templos chinos y japoneses de múltiples
pisos; la textil, con el uso de cuerdas, estores, alfombras y entoldados; la de tapia, de fango o
tierra sin cocer; la latericia o de piezas de alfarería, como el ladrillo, con estructuras típicas como
son los arcos, las bóvedas, los tabiques, etc. que dio lugar a las magníficas construcciones del
Próximo Oriente, donde nació el sistema de construcción abovedado; la pétrea, una de las más
comunes en Occidente y tal vez la más conocida por nosotros, con sus diversos aparejos y su
estereotomía; la metálica, de fundición, laminados o planchas, con sus sistemas de entramados y,
entre las más modernas, la de hormigón, con toda una tecnología derivada de los encofrados, y la
de plástico.
Los instrumentos o herramientas a utilizar en cada momento dependerán, obviamente, de la
técnica constructiva a la que tengan que auxiliar y por ser demasiado prolija aquí su enumeración,
haremos mención de algunos de ellos al tratar de los correspondientes materiales.
Materiales
Al comenzar este texto nos hemos referido a la preponderancia de los aspectos materiales y
técnicos en la arquitectura. El material es una condición de existencia para todas las artes
plásticas, si bien hay que señalar que, aun cuando es una condición necesaria, no es suficiente. El
arquitecto, el artista puede elegir el material pero en ningún caso puede inventarlo; como dice
René Berger, «La intervención del artista no alcanza a la naturaleza del material, sino al uso que
hace de él.
La célebre frase de Mies van der Rohe «menos es más» parece
resumir las características del Seagram Building de Nueva York.
Torre de oficinas de treinta y nueve plantas, exteriormente está
construida en bronce y cristal pardo, y en ella domina
absolutamente la verticalidad, acentuada por el formato de las
ventanas y de su estructura. En el Seagram, Mies van der Rohe
logró la perfección mediante el uso de las formas puras, a través
de un código especialmente reducido.
El material es considerado en función de su utilidad y esto deriva de las cualidades que aquél
ofrece: plasticidad o propiedad de la materia que le permite adoptar una forma y conservarla,
y resistencia u oposición activa del material a la acción del artista. El grado de plasticidad y el de
resistencia varían de un material a otro. Así, por ejemplo, la resistencia de la madera es menor que
la del mármol. Decimos de esta resistencia que es activa desde el momento en que manifiesta sus
virtudes y, en cierta medida, impone su carácter al artista. De este modo, artista y materia —
aquello a través de lo cual la forma se hace sensible— son artífices protagonistas en un grado de
igualdad. Podemos hablar también de una cierta «simpatía» de los materiales o de cómo actúan
sobre nosotros y nos transmiten estados de ánimo diferentes; así decimos que la madera es cálida
y que el mármol es frío. En cualquier caso, en el arte y, en consecuencia, en la arquitectura, la
materia no queda reducida a ser únicamente el soporte de una determinada forma. Potente y
dócil a la vez, ofrece al artífice sus características para que, atendiendo a ellas, extraiga sus
mejores posibilidades en su obra, siendo un factor básico a tener en cuenta al analizar aquélla.
El material arquitectónico cumple dos funciones: la constructiva y la ornamental.
Tradicionalmente estas funciones han ido ligadas a la habitual clasificación de los materiales en
«nobles» (mármol, madera...), que pueden ir vistos, que no precisan revestimiento que los oculte,
y los «pobres» (ladrillo, hormigón...) que, a lo largo de la historia del arte, encontramos
repetidamente camuflados bajo capas de estuco, mosaicos, ladrillos vidriados o placados de
piedra.
Los materiales constructivos pueden ser clasificados según su origen. Así tenemos: 1. Materiales
pétreos naturales (piedras de todo tipo); 2. Materiales pétreos artificiales (piedra artificial,
cerámicas, vidrios...); 3. Materiales aglomerantes (cales y cementos) y aglomerados
(hormigones); 4. Materiales metálicos (hierro, acero...); 5. Materiales orgánicos (madera,
corcho...); 6. Materiales plásticos.

La piedra, mineral sólido y duro, de composición variable no metálico, pero que sí puede contener
sales y óxidos metálicos, es un material de construcción tradicional utilizado desde tiempos
prehistóricos y forma parte de los materiales pétreos naturales. Son adecuadas para la
construcción todas aquellas piedras que por sus condiciones de compacidad y dureza son aptas
para ser talladas. Existen muchas variedades, siendo las más habituales la arenisca, la berroqueña
o granito y la caliza, entre otras. Para trabajarla se usa la maza y el pico de cantero si es blanda, y
las cuñas y la sierra si es dura. Cuando está tallada en forma de paralelepípedo o prisma regular se
llama sillar, si es pequeña y sólo tiene una o dos de sus caras talladas se denomina sillarejo y si es
grande y únicamente está desbastada se la denomina bloque. El modo en que se disponen los
sillares para construir un muro o cualquier otra parte de una edificación se conoce con el nombre
de aparejo y puede ser de múltiples tipos; a soga, con todos los sillares dispuestos a lo largo,
mostrando su lateral, también llamado aparejo de cítara; a tizón, cuando los sillares del
paramento se colocan con su dimensión mayor perpendicular al paramento, llamado asimismo
aparejo de llaves; inglés, aquel en que los sillares se colocan alternando las hiladas a soga y a tizón,
correspondiéndose verticalmente las juntas; belga, sillares dispuestos en hiladas alternas a soga y
a tizón, con una hilada intermedia a soga; isódomo, aparejo cuyos sillares son todos iguales y que
fue utilizado con frecuencia en la Grecia antigua; pseudoisódomo, se diferencia del anterior
porque alterna hiladas de alturas diferentes; poligonal, formado por piedras picadas en forma de
polígono irregular; reticular, o aparejo típicamente romano, formado por piedras picadas cuya
cara vista es cuadrada, pero colocada de forma vertical, a la manera de un rombo. Se denominó
«opus reticulatum», etc.
Aparejo es la forma en que se distribuyen los
sillares o ladrillos de un muro. Según la obra a la
que va destinado, el aparejo tomará una u otra
disposición, ajustándose al material, forma y
proporciones. Según la disposición de los sillares
diremos que están a tizón, cuando su magnitud
mayor es perpendicular al paramento; a soga,
cuando aquélla está dispuesta en paralelo al muro; a sardinel, cuando los sillares están
asentados de canto y adosados por sus caras mayores, etc.
Entre los materiales pétreos artificiales se cuenta la propiamente denominada piedra artificial,
muy usada en la construcción, de propiedades y aspecto análogo a algunas piedras naturales,
formando bloques de hormigones compuestos de cemento y arena, gravilla, etc.
El ladrillo, situado también en este grupo, pertenece a la rama de la tejería o de los productos
cerámicos que adquieren consistencia por procesos físicos como la cocción. Es una masa de arcilla
cocida, en forma de paralelepípedo rectangular, que posee destacadas cualidades de resistencia,
rigidez y duración. Existen multitud de variedades, bien sea atendiendo a su composición o a su
forma. Entre las primeras podemos citar el ladrillo de cal y arena; el de armado, que incluye
viguetas de hormigón; el flotante, de gran ligereza, fabricado con piedra pómez y cal; el
refractario, resistente a la acción del fuego gracias a la utilización de arcilla refractaria; el silico-
calcáreo, a base de arena y cal; el de vidrio; el esmaltado, etc. Clasificados por su forma podemos
citar entre otros el ladrillo agramillado, de aristas vivas y caras rehundidas para alojar el mortero;
el de cuña, para arcos, en forma de dovela; el hueco, que lleva en su interior canales prismáticos o
cilíndricos; el moldurado, para la construcción de molduras o cornisas, etc.
Si bien el ladrillo ha venido siendo considerado un material modesto, ha demostrado ser, a lo largo
de la historia de la arquitectura, un material capaz de afortunados logros tanto a nivel estructural
(sistema de arcos y bóvedas) como a nivel decorativo. Ha sido utilizado como material de
construcción, sin recubrimientos, en Mesopotamia, en etapas del arte hispano-musulmán (en
Andalucía y Aragón), en algunos momentos del Barroco, durante el Modernismo, etc., y como
material de recubrimiento, en su versión vidriada, en los grandes imperios del Oriente Próximo.
También el vidrio pertenece al grupo de los materiales pétreos artificiales, según la clasificación de
Orus Asso, obteniéndose por la fusión de ciertos óxidos. Algunos tipos de vidrio son el vidrio
laminado, el que después de la fusión y el refino se extrae entre dos rodillos formando una cinta
continua que, posteriormente, pasa al horno de recocer para su solidificación; vidrio prismático, es
el laminado, con una cara lisa y otra formando prismas paralelos; vidrio templado, es aquel que ha
pasado por un proceso especial de caldeo y enfriamiento rápido, con lo que aumenta su
resistencia a las roturas mecánicas y debidas a cambios de temperatura, etc.

Los materiales aglomerantes son aquellos que tienen la propiedad de adherirse unos a otros y se


usan en construcción para unir los materiales, para recubrirlos o bien para formar pastas llamadas
morteros u hormigones que pueden extenderse o disponerse en moldes, encofrados, que al
secarse adquieren el estado sólido. Entre los más habituales figuran la cal, el cemento, el yeso, etc.
El primer aglomerante utilizado en la historia fue la arcilla y en los países cercanos al Mar Muerto
(Asiria, Babilonia...), el betún. La cal, óxido de calcio, es una sustancia que al contacto con el agua
se hidrata y que al mezclarla con arena forma la argamasa o mortero. El cemento es un
compuesto natural o artificial formado a base de cal cocida y pulverizada.
Mezclando un aglomerante, hoy el cemento, con arena, grava o piedra machacada yagua, se
obtiene el hormigón. Para darle forma se utilizan unos moldes de madera o metálicos, encofrados,
dentro de los cuales se seca y adquiere las características de un bloque sólido. Estos bloques
deben ser incluidos en el grupo de materiales aglomerados, materiales obtenidos por moldeo de
una sustancia granulada. El hormigón ya se utilizó en Asia y Egipto. En Grecia existieron
acueductos y depósitos de agua hechos con este material, y en Roma se empleó en la construcción
de las grandes obras públicas. Antes del descubrimiento del cemento (siglo XIX) se usaban como
aglomerantes las cales grasas e hidráulicas. Desde finales del siglo pasado, el hormigón se usa
asociado al hierro, denominándose hormigón armado, especialmente utilizado en sus comienzos
en la construcción de depósitos, puentes y obras de ingeniería. Una variante del hormigón armado
es el hormigón pretensado, cuyas armaduras metálicas han sido previamente tensadas para que
lo compriman. Otras variedades del hormigón son el apisonado, amasado con poca agua y que
una vez colocado en la obra es sometido a un apisonado; el colado, de consistencia muy fluida,
que puede deslizarse fácilmente; el de escoria, en el que, además de cemento se mezcla escoria
de carbón de coque; de pómez, poco pesado, utilizado para rellenos muy ligeros, con gravilla de
piedra pómez; plástico, de consistencia media, es el más usado en las construcciones en las que se
utiliza el hormigón armado, entre otros.
Entre los materiales metálicos más utilizados en la construcción sobresale el hierro. Ya lo
utilizaban los griegos como material auxiliar, (grapas para reforzar las uniones entre sillares o
almas para unir los tambores de las columnas...), y durante el Renacimiento en forma de tirantes
para reforzar las delicadas arquerías cuatrocentistas. Pero el uso sistemático del hierro llega en el
siglo XIX, en el que materiales que en un principio sólo fueron considerados en función de su
utilidad y estuvieron ligados al mundo de la ingeniería recibieron un nuevo tratamiento, una nueva
consideración, que les confirió rango artístico. Los tipos de hierros utilizados en construcción son
muy numerosos. Algunos de ellos son conocidos por el nombre del tratamiento que han recibido y
que les confiere unas determinadas características, como el hierro galvanizado, el forjado, el
fundido, el dulce..., o bien reciben el nombre de la forma que presentan y que determina la
función que adoptan dentro de la construcción: es el caso del hierro doble te, del laminado, del
hexagonal o del denominado Isteg, o hierro especial para el hormigón armado, que se forma
torciendo sobre sí mismas dos varillas de hierro de sección circular.
Otro metal de gran uso es el acero, que lo utilizó por primera vez la Escuela de Chicago y desde
entonces se usa con frecuencia, al igual que el aluminio, el cobre, etc.
Entre los materiales orgánicos hallamos la madera, el corcho, las cañas, las cuerdas...
La madera es el principal material constructivo en aquellas regiones en las que la piedra escasea.
Dada su abundancia, es muy utilizada en el norte del continente europeo, en los Estados Unidos y
en Canadá, mientras que en el resto de los países occidentales su uso suele limitarse al entibado, a
los andamiajes y a la carpintería. Sus niveles de plasticidad y resistencia la hacen fácil de trabajar y
su carácter aislante sólo tiene una contrapartida en el peligro de incendios. Los tipos de madera
utilizados en arquitectura, además de distinguirse por su origen, lo hacen por la forma en que han
sido cortados o por sus características al trabajarlos. Así podemos hablar de madera de hilo, la que
puede trabajarse por las cuatro caras; cañiza, la que tiene la veta a lo largo; de raja, la que se
obtiene por desgaje en el sentido de las fibras; repelosa, la de fibras retorcidas... etc. Es sabido
que los orígenes de la arquitectura son lignarios, así como conocida la versión que afirma que las
formas pétreas de los templos griegos tienen su origen en las antiguas partes de los mismos
realizadas en madera (columnas = troncos; triglifos = extremos de las vigas de madera; gotas =
clavos...).
Resta una breve referencia a los materiales plásticos, los últimos en introducirse en el campo de la
arquitectura. Son sustancias de origen generalmente orgánico, producidas por medios químicos,
capaces de adquirir forma por el calor y la presión, conservándola después y alcanzando elevados
niveles de resistencia mecánica. Existen dos clases básicas de plásticos: las termoestables, que una
vez moldeadas por calor y presión no pueden volver a reformarse por el mismo proceso, y las
termoplásticas, que sí permiten una nueva transformación. Estas características unidas al
aislamiento térmico y acústico que pueden proporcionar, los hacen muy indicados para la
construcción.
Entre los materiales utilizados habitualmente en la ornamentación hallamos los estucos y
los enlucidos, las yeserías o yeso tallado, los mosaicos, las porcelanas, los placados de piedra o
madera entre otros. Entre los revestimientos más sencillos debemos citar el estuco, material
preparado con tiza, aceite de linaza y cola que se aplica
como revestimiento decorativo, puesto que, una vez
seco, puede tallarse, dorarse o pintarse. Una variedad del
estuco es el de mármol, pasta formada con cemento, cal
o yeso, colorante y cola que se utiliza para
revestimientos que pretendan imitar el mármol.
El enlucido es un revestimiento de mortero, de cemento
o de cal que se aplica a muros y techos como acabado. Las yeserías son decoraciones talladas
sobre una capa de yeso ya seca.
Durante la segunda Edad de Oro del arte bizantino (ss. IX-XII) se construyó San Marcos de
Venecia. Su planta es una cruz griega, con tres ábsides, y su cubierta presenta cúpulas de
media naranja sobre cada uno de los brazos, sobre el crucero y sobre el nártex. El interior
está totalmente recubierto de fastuosos mosaicos de fondo dorado, que evidencian una
fuerte tendencia oriental y un gran interés por lo divino y lo espiritual en contraposición a
lo humano.
La porcelana china era bien conocida en la Europa del s.
XVIII. Su mundo, imaginativo y libre de la ley de los estilos,
que dominaba Occidente, subyugó rápidamente a las
cortes europeas y todas ellas se apresuraron a imitar su
arte. En la Península Ibérica, en Francia, en Alemania se
imitan las formas chinas. Carlos III fundó en 1738 una
manufactura de porcelana en Capodimonte, Nápoles, que
trasladó al Buen Retiro, España, al subir al trono de este
país. A esta fábrica pertenece el Gabinete de Porcelana
del Palacio Real de Madrid, semejante a los existentes en
Aranjuez o en Capodimonte, proveniente de Portici, cerca
de Nápoles.

Hasta la segunda mitad del siglo XIX, con el advenimiento de una arquitectura más sincera, que no
temía dejar al descubierto sus materiales constructivos, fuesen cuales fueren, los materiales
decorativos mencionados se utilizaban únicamente con el fin de ocultar un material estructural o
constructivo considerado como poco noble o conveniente.
En la elección de los materiales, el artista tendrá que considerar, además de las cualidades que lo
hagan apto para la función a que se destine, el punto de acabado correcto que exige cada
material, así como el grado y la calidad de la luz que incidirá sobre él. Éstas son consideraciones de
cariz escultórico válidas para la arquitectura, en cuanto que ésta utiliza materiales que deben ser
tratados en superficie como si de esculturas se tratara.

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