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Los Tiabajos y los Dias DOS DISCURSOS de GONZALO AGUIRRE BELTRAN EL EsTUDIO DEL DERECHO PRIMITIVO Hace unas pocas centurias los ritos de pase renfan, entre nosotros, formas distintas a las actuales; mas, en cuanto a su significado socialmente productivo, permanecieron invariantes. Asistimos, en este preciso momento, a Ja culmina- cién del pase de una generacién joven al status adulto. Durante largos afios —que se iniciaron en la primaria, se prolongaron en la ensefianza media y terminaron en la profesional— un grupo de edad ha venido siendo indoc- trinado en conocimientos y habilidades que le capacitan, tedrica y técnicamente, para desempefiar un rol especifico en su comunidad, a saber: el privilegio reconocido de aplicar y mantener las normas legales que regulan la vida social. En tiempos precortesianos el pase al status adulto se realizaba mas tem- pranamente. Los nifios, Ilegados al umbral de la pubertad, eran separados del hogar paterno y recluidos en casas de solteros que entre los pueblos de habla nahua recibfan el nombre de telpochcalli. En esas casas los nifios se hhacian jévenes al paso que recibian instruccién en las practicas y valores del gtupi propio y ahi permanecian durante la adolescencia toda para salir, al mundo de la comunidad, cuando los preceptores los consideraban aptos para el matrimonio y, por tanto, lo bastante entrenados para asumir las responsa- bilidades, los deberes y las inmunidades alocadas en la persona adulta. El rito de pase que sancionaba el salto de Ia adolescencia a la adultez estaba rodeado de actos y simbolos magicos que acentuaban el sentido de doloroso alumbra- miento que se otorgaba a la impresionante ceremonia. He aludido a los tiempos que precedieron a la Ilegada del hombre de occidente, tanto para sefialar una de las fuentes de ensefianza del derecho, como para fijar la procedencia del rito antes de que sufriera alteraciones por elementos de una cultura extratia; pero es necesario aftadir que, todavia por la * Discurso pronunciada por C, Dacor GonmJo Agultre Beira, Racor de a Universe Veracruzana, el dia 13 de marzo de 1959, con motivo de la ceremonia de entrega de cartas pamoca'ls genencln 195458 de ln Pecalud de Leyes: 299 mitad del pasado siglo, en nuestra propia entidad veractuzana y en sitio muy cercano a esta capital, se recogieron evidencias de la ceremonia tradicio- nal y que en la actualidad, entre los grupos indigenas supéstites que habitan el territorio del Estado subsisten formas modificadas del antiguo rito y de su permanente significacidn, esto es, del pasado que se prolonga en el presente." Es indudable que, en las sociedades agricolas del indigena de antafio y de hogafio, el pase de un grupo de edad, de la adolescencia a Ja adultez, era pre- cedido por una instruccién de caracter general, a tono con la relativa sencillez de una cultura de roza o de riego que no ameritaba una verdadera especiali- zacién. En el curso de una vida destinada al servicio de la comunidad y a medida que se ascendia, peldafio a peldafo, en el escalafén de esos servicios algunas pocas personas adquirian el privilegio, socialmente reconocido, de aplicar las normas legales del grupo, incluyendo el uso de la coercién fisica, Hoy dia, la cada vez mas anonadante acumulacién de conocimicntos y las complexidades de Ia vida industrial nos obligan a una temprana especializa- cin y a una mayor formalizacién en la trasmisién de practicas y valores a grupos de edad, seleccionados para cumplir una funcién especifica, entre las miltiples de nuestra complicada sociedad y destinamos un establecimiento particular —la Facultad de Derecho—, linea de especializacién en la evolu- cién del antiguo telpochcalli, para la preparacién y el adiestramiento de j6- venes que van a desempefiar en nuestra sociedad el papel de abogados. Esti muy lejos de nosotros, desde luego, pretender que Ia actual Facultad de Derecho tomé su origen directo del antiguo telpochcalli, por una simple evolucién especializada. Sabemos que nuestra cultura es resultado de un pro- ceso de aculruracién en que Ja civilizacién occidental ruvo una relevante inter- vencién y que al establecerse en nuestro pais la primera universidad —después de los estudios de teologia y cinones que en Ia sociedad feudal tenian prima- cia— el estudio del derecho fue el mas importante. También sabemos que Ja ensefianza del derecho estaba para entonces plenamente institucionalizada y que el rito de pase, simbolizado en el otorgamiento del doctorado, tenia fastuosidades barrocas de un gran colorido. * Pero, entre el rito occidental y el indigena habia diferencias fundamentales; una de ellas era el tono individual que normaba al primero y el caracrer colectivo que regia al segundo. La cere- monia del doctorado, ademas de costosa para el interesado, investia de un grado académico a una persona, no a un grupo de edad. La ceremonia a la que asistimos, como el antiguo rito indigena, esta des- tinada a investir —como pasantes de derecho— a todo un grupo de edad, a Jost Luis Melgareio, Vivanco, Historia de Veracruz. Epoct Prehispiica. Gobierno de Ve- sacraz Xalapa (1949) : * Pablo Martinez Pa xi La Real y Pontificia Universidad de México. Bosquejo Histérico. Fauyo sobre ls Universadad de México, Ediciones del IV Centenatio. México (1931): 21. 300 una generacién que se sabe ligada por deberes, obligaciones y Iealtades que la hacen sentirse como formando parce de una unidad, de un todo indivisible que rompe la particular individualidad de cada uno de sus integrantes. El sefialamiento de la afinidad entre el rito actual y el indigena no tiene oro ‘objeto que el de acentuar la trascendencia de uno de nuestros origenes, sobre el que pronto hemos de volver. De momento, nos parece mas importante hacer resaltar las implicaciones de esta ceremonia que trata de marcar, de modo preciso, el pase de la vida de estudiante a la vida de profesional. Nos ha tocado, por cierto, la fortuna de asistir a la graduacin de una generacién doblemente excepcional. Excepcional por Ia calidad de los miem- bros que la integran y excepcional por el instante en que le tocara actuar. Apenas es necesario probar el primer aserto. En esta misma ceremonia seran cotorgados premios a dos jovenes pasantes que lograron obtener, durante todo el curso de sus estudios, Ia calificacién maxima en todas y cada una de las matcrias que constituyen el curriculum, Somos enemigos del otorgamiento de premios que exaltan a menudo la vanidad de los estudiantes y limican las po- sibilidades de constante y continuada superacién; pero no podemos sino reco- rnocer, que en el caso actual, son perfectamente merecidos. Y que este mereci- miento comprende a un niimero mayor de miembros de esta generacién que, por variadas citcunstancias, no alcanzaron ser medidos a igual rasero. La excepcién del instante en que la generacién de pasantes habra de actuar tampoco merece extensas pruebas. En todos nosotros esti presente la gravedad del momento en que vivimos, el proceso de crisis por el que trans- cure nuestro mundo, Hevado por los adelantos sorprendentes de la tecnologia al borde mismo de la destruccién. Pero también en todos nosotros esti el sentimiento y el conocimiento de que toda crisis implica una oportunidad de superacién, una responsabilidad de conjugar las fuerzas en conflicto para lo- grar una vida mas justa y mejor. Sobre los hombros de esta generacién, que hoy inicia sus pasos en Ia vida profesional, recae e| peso de esa responsabilidad y, precisamente, sobre una gencracién de abogados, es decir, sobre una gene- racién especializada en el estudio y Ia aplicacién del derecho, de las normas legales que tigen la vida social. En una universidad de provincia, como Ja nuestra, la tarea necesaria para merecer y mantener el contenido substantivo de Ia designacién, impone a las nuevas generaciones responsabilidades particularmente recias. La simple tras- misién de conocimientos, que la generacién de catedraticos hace a la genera- cién de alumnos, ¢s s6lo un aspecto importante de la preparacién del pasante; pero no es el todo, La educacién, hemos insistido repetidamente, no es una simple trasmisién de conocimientos sino, ademas, una renovacién creadora de los mismos. Aparejada a la pasiva recepcién concurre, en balance armonioso, Ja creacién activa. 301 Paso a paso nuestra casa de estudio ha venido sentando las premisas para el logro de ese equilibrio y gracias a los esfuerzos de quienes nos precedieron estamos hoy en la posibilidad de abrir nuevos horizontes a la ensefianza; pero, serin ustedes, sefiores pasantes de la presente generacién, quienes cargarin Ja responsabilidad efectiva de renovar la ensefianza del derecho y el derecho mismo manteniendo un proporcionado enlace entre el pasado y ¢l futuro. Para ello sera preciso seguir caminos opuestos: el que conduce a los otros y el que conduce a nosotros. Ir de nuestra localidad a la universidad y venir de la universidad a nuestra localidad. Para lo uno sera necesario salir a las casas de estudio de paises semejantes 0 més desarrollados que el nuestro para adquirit en ellas conocimientos y medidas de comparacién que nos impulsen ‘a superarnos. Las normas legales de pueblos de estructura social y econémica distinta de las habituales en Ia localidad nos permitirin —y sobre todo pe tirdn a ustedes, sefiores pasantes de la nueva generacién adulta— una visién del mundo mis amplia y comprensiva que la estrecha visién provinciana. Ciertamente, habra que adaptar y condicionar los conocimientos de fuera a las circunstancias y necesidades parroquiales; mas esa es, evidentemente, Ja tarea creadora de renovacién que les esta reservada. La visién externa serfa incompleta sin el contrapeso de Ia visién interna, del conocimiento de nuestras propias normas. El peso de una tradicién que nos ha sido impuesta por una cultura agresiva y superior en sus alcances tecnolé- gicos, nos ha hecho menospreciar una parte importante de lo nuestro, lo indigena, Estamos habituados a estudiar el derecho romano, el francés, el sajon y demis formas y aspectos del derecho occidental; sin embargo, damos muy poca importancia al estudio de nuestro derecho primitivo. Podria afirmar que damos poca importancia al hecho de conocernos a nosotros mismos, Sociolgicamente, la ley tiene, como contenido de propésito, Ia ejecucién de funciones esenciales para la vida de una sociedad. La primera es la defini- cién de las relaciones entre sus miembros, prohibiendo unas actividades y permitiendo otras, para lograr la integracién de Jos individuos y los grupos. La segunda, derivada de la necesidad de frenar la fuerza incontrolada, es la alocacién de la autoridad y la determinacién de quienes pueden ejercer Ia coercién como un derecho-privilegio socialmente reconocido. La tercera es el tratamiento de los casos de conflicto a medida que aparecen y Ja cuarta la rede- finicién de las relaciones entre individuos y grupos al paso que cambian las condiciones de vida. * Nuestra sociedad, bien es sabido, no est homogéneamente integrada, Vivi- mos y actuamos en una situacién intercultural resultado del contacto de dos culturas opuestas, 1a occidental y la indigena. Entre nosotros las normas legales ~¥E Adamson Hoebel. The am of Primitive Mao. A Seody of Comspestive Lege! Dynamics Harvard University Press. (1954): 302 proceden de dos fuentes originalmente en conflicto que no han terminado atin por resolver su proceso de aculturacién. No sdlo grupos de poblacién, étnica- mente considerados como indigenas, participan de una tradicién Jegal distinta a grupos de poblacién predominantemente occidentales, sino también los gru- pos transitivos entre una y otra cultura represcatados, particularmente, por la gran mayoria de nuestro campesinado. La definicién de las relaciones entre los individuos y entre los grupos, la alocacién de la autoridad y de los derecho-privilegios, el tratamiento de los casos de conflicto y la redefinicién de las relaciones estin regidos por normas legales que llenan una funcién adecuada entre el grupo de poblacién predo- minantemente occidental que radica en las urbes, pero han mostrado su inefie cacia en la solucién de las relaciones de integracién en grandes sectores de nuestro agro. El desconocimiento de las normas legales del derecho primitivo slo ha sido superado por nuestro derecho agrario; pero aun en éste y otros campos del derecho resulta cada vez mas necesaria la investigacién que permita un mayor y profundo conocimiento de nosotros mismos. La tarea urgente de conocer mis a los otros y conocer més a nosotros es Ia responsabilidad de la nueva generacién adulta. Seiiores Pasantes de Derecho: Esta ceremonia, este rito de pase, que marca el abandono de Ia vida de estudiante no significa el abandono de la vida de estudio. Hasta hoy han sido ustedes pasivos receptores de un proceso de trasmisién de conocimiento; desde mafiana deberin ser ustedes activos creadores de conocimientos nuevos. La casa de estudios que los albergé en su scno necesita del constante renuevo de Ia ensefianza y de la redefinicién constante de su relacién con la sociedad en perenne cambio. Para ello es necesario una reforzada labor de investigacién del pasado y del presente, de los otros y de nosotros. Sobre una generacién excepcional, como Ja de ustedes, recaen responsabilidades excepcionales y la principal de ellas es hacer de universidad y localidad un equilibrio armonioso. LA PEDAGOGIA Y EL INTERES SOCIAL* Hemos tomado por costumbre aprovechar ocasiones como ésta, en que se reGine un anditorio interesado, para exponer con Ja veracidad de una honesta conviccién intelectual situaciones especificas de nuestro ambiente universitario. Socialmente es mas productivo extraer al nivel de la conciencia péblica los términos angustiosos de los problemas antes que halagar la vanidad de los oyen- * Discurso proaunciado el 24 de abril de 1959 con motivo de Ia entregs de curtas de Pasantes a la generacién fundadora de la Facultad de Pedagogia de la Universidad Veracruzana, 303

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