La Asociación

para el servicio educativo

de los pobres de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
¿Cuarto voto, Primer voto, Voto Central, Único voto o algo más?

H. Santiago Rodríguez Mancini

Distrito de Argentina-Paraguay

Córdoba Bogotá Puerto Príncipe Córdoba

Abril-octubre 2008
Índice
página

3 Algunos puntos de partida para pensar

3 La utilidad de esta reflexión

4 Haciendo un camino se puede llegar a varios lados

4 Asociación, una palabra salvadora

7 Asociación es consagración. Consagración es asociación

8 La consagración cuando la asociación se eclipsa

9 Dos iconos de la asociación

9 En los días de la Revolución Francesa

10 Rafael Rafiringa

10 Mejor que decir es hacer

10 La unidad de la vida, un secreto escondido

11 Pertenecer para crecer en conciencia

12 Vivir en la Asociación no es hacer voto de asociación

14 Bibliografía consultada
 La Asociación para el servicio educativo de los pobres de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Para el mes de mayo pasado, H. Edgar
Nicodem me había pedido una intervención
oral que consistiera “en presentar las
consecuencias de la centralidad del voto de
asociación para nuestra identidad, vida y misión
de Hermanos.” Esto sería en el marco del
encuentro de Responsables de Formación y
Acompañamiento de la RELAL. Su finalidad
tenía que ver con desatar un “diálogo (para) ver
(si) el tema est(aba) siendo o puede ser trabajado
en los Distritos”. Así me lo pedía el H. Edgar en
su comunicación.
Mientras trabajábamos las primeras ideas con
el H. Bruno Alpago -ideas que fueron
ofrecidas a las comunidades de nuestro
Distrito para la celebración del día de la
Trinidad-, tomamos conciencia de que el voto
de asociación para el servicio educativo de los
pobres, no sólo no es considerado como
central en nuestro modo habitual de
comprender la vida de los Hermanos sino que,
incluso, solemos referirnos, con la expresión
“asociación”, nada más que a la relación entre
los Hermanos y los seglares.
Esto se me hizo todavía más claro durante el tiempo en que estuve
colaborando con el noviciado de Haití, en julio-agosto de este año.
Los novicios decían que nunca habían escuchado hablar de una
asociación entre los Hermanos.
Valgan estas letras que siguen, pues, para reavivar la discusión sobre
la efectiva centralidad de este voto en nuestra comprensión de la vida.
Igualmente, es importante señalar el momento en que esta reflexión
tiene lugar. Nuestro Instituto, en el Capítulo General de 2007, ha
vuelto a poner este voto en el primer lugar de un conjunto de cinco.
No es un cambio espectacular. No es un cambio de fondo. Sólo puede
serlo, promete su posibilidad. O, más bien, habilita su posibilidad.
Quiere ser un llamado de atención sobre la vida de las comunidades.
Pero, tal vez, puede ser algo más. Es necesario poder pensar en la
centralidad de la asociación en y más allá del voto de asociación. Es
necesario poder pensar la consagración en su conjunto, más allá del
voto de asociación.
Por ahí queremos caminar.
Algunos puntos de partida para pensar
Asociación y consagración son dos palabras claves para entender
quiénes somos los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Muchas
veces se nos ha presentado el sentido de nuestra vida desde los tres
votos clásicos: castidad, pobreza y obediencia. Pero nuestra
identidad ha tenido una constitución histórica que obliga a tomar un
camino diferente.
Tal vez sería un error, para mí, buscar construir un nuevo esquema
que tuviera su centralidad en el voto de asociación. Un sistema nuevo
y bien construido podría resultar tentadoramente limpio. Pero, tal
vez, carecería del dinamismo que este tema parece requerir, al menos,
por el momento, en que nada tiene el sabor de un final. Más bien,
creo, estamos todavía en medio de algo que se está moviendo. O,
quizás, ni siquiera en el medio, sino apenas alejándonos de la orilla
conocida.
Antes de empezar este recorrido, quisiera
señalar los puntos de partida de mi propio
pensar en estos temas, tal vez más importantes
que el mismo recorrido al que los invito.
1. No puedo pensar el voto de
asociación para el servicio educativo
de los pobres sin la experiencia
histórica de la Asociación, la de Juan
Bautista de La Salle y su primera
comunidad, y sin la de la tradición
viviente del Instituto. La experiencia
de esta asociación excede el voto en
muchas formas.
2. Y c o m o e n t i e n d o q u e t o d a
significación religiosa debo pensarla
en el vínculo que se establece entre
vivencia y textos, eso que llamamos
experiencia, no puedo pensar el voto
de asociación para el servicio
educativo de los pobres desligado de
esas formulaciones que supongo
canónicas respecto de este tema: las
fórmulas de votos de 1691 y 1694 (con las primeras
explicaciones acerca de los compromisos votales), por un
lado, y las Meditaciones para el Tiempo de Retiro por otro.
3. No puedo pensar este voto sin el Instituto de los Hermanos
de las Escuelas Cristianas actual, constituido son rostros
concretos, personas a quienes les entrego cotidianamente lo
que soy, personas a quienes me atan lazos de cariño y de
esfuerzo, con todos los conflictos que esto conlleva. Y
tampoco sin nuestros horizontes, nuestras visualizaciones e
intereses acerca del futuro cercano.
4. En consecuencia, como no puedo encontrar una forma de
pensarlo que no sea histórica, no puedo pensar otra forma de
vivirlo. Se tratará más bien de un itinerario que, tal vez, nos
entregue algunos hilos para tramar un diálogo posible,
diálogo que queda en manos de los lectores que quieran
entregarse a él.
La utilidad de esta reflexión
Puede que alguno piense que todo este discurso es parasitario, ocioso
tal vez. Que las cosas están claras. Que lo que hay que buscar son unas
formas legisladas con precisión que permitan establecer un quién es
quién en este Instituto y que con eso podemos seguir avanzando.
Puede que haya quien piense que mejor dejar todo como está y que
seguir rizando el rizo no lleva a ningún lado.
Y puede que en algo tengan razón.
Sin embargo, creo que hay alguna utilidad en la búsqueda de un
pensar sobre nuestra identidad de Hermanos en el contexto de la
Asociación a partir de este voto y su centralidad. Un llamado de
atención del H. Michel Sauvage en un escrito del año 2000, me trajo,
hace algunos años, a estas ideas:
“Que de fois, par exemple, ai-je vu des programmes de
formation initiale superposer en quelque sorte une étude de la
nature et obligations de la vie religieuse en général et une
étude de la vie du Frère à partir de la Règle, voire de la
3
 Déclaration! Au mieux, ce dualisme est perte de temps; dans
bien de cas, il contribue à brouiller l'image de l'identité. Au
pire, il s'avère pour certains source de déviations1.” (Michel
Sauvage. CL 55. p. 306).
Son palabras fuertes. Son palabras, tal vez, poco escuchadas. El H.
Michel, en el mismo texto, insiste sobre este dualismo, no ya como
algo presente sólo en los planes de formación, sino el mismo texto de
la Regla hoy vigente.
que las desviaciones no se produzcan entre nosotros2? ¿No es la actual
posibilidad de reescribir nuestra Regla una oportunidad para sacar
consecuencias más audaces de esta herida?
Estamos en un punto de partida, o muy cerca de él, no en un punto de
llegada, como alguien podría esperar. Aquí reside la utilidad de la
conversación que estas líneas quieren provocar. Las palabras del H.
Charles Henry en 1968 siguen resultando proféticas: si alguien piensa
que las cosas dejarán de cambiar, está muy equivocado.

Su reflexión hace pie en el punto 13,2 de la Declaración: “El

Hermano expresa en su plenitud la consagración bautismal (PC 5)
incorporándose a un Instituto exclusivamente laical, en virtud de la
profesión de los votos públicos, que son recibidos por la Iglesia”. Los
estudios realizados por el H. Maurice Auguste (CL 11) nos han traído
la convicción de que esta no era la visión que tenía La Salle sobre el
Instituto en su comienzo. Esta convicción tiene una historia que
puede rastrearse desde el equívoco que llevó a los Hermanos a
interpretarse como religiosos tras la aprobación de 1725 y que se
sostuvo permanentemente. Como lo veremos, en aquel entonces no
eran los votos los que nos incorporaban al Instituto y expresaban la
plenitud de nuestra consagración bautismal y no lo fueron durante
mucho tiempo.
El H. Michel descubre una ramificación de este dualismo en el propio
texto de la Regla cuando compara los artículos 24 ó 27 con los
números 22-23 ó 39-42. Sus raíces estaban en la Declaración, si por
ejemplo comparamos los párrafos 18.4 y 25.1. Por un lado unas
definiciones que tienen que ver con nuestra clasificación canónica
como “Instituto Religioso de Derecho Pontificio” (R 2). Por otro, hay
una lectura histórica de nuestra identidad, encarnada, centrada en la
misión, que lleva a ver la consagración como un proceso de
asociación para el servicio de los pobres.
Haciendo un camino se puede llegar a varios
lados
Si hacemos memoria, el primer voto que seguramente los Hermanos
pronunciaron, allá por 1686, fue el de obediencia, el día de Trinidad.
El mismo La Salle3 les había sugerido el camino de los votos como el
medio para consolidar la comunidad que iba creciendo. Claro está que
no pensaba en una forma de vida religiosa clásica. Eran votos privados
que estaban dando lugar a una asociación privada de fieles. Más bien,
formaba parte de su plan para estabilizar la comunidad y fijar su
estado. Un estado nuevo que no era ni el de los religiosos ni el de los
seglares, según el consejo del P. Barré. El estado de Hermano de las
Escuelas Cristianas.
Para él, el asunto de los votos no es único. El acontecimiento de la
primera profesión fue unido al de la elección de un Hermano como
Superior de la comunidad naciente. Promover la subjetividad de la
comunidad es lo que está por debajo del gesto doble. Sabemos que
este primer intento no tuvo todo el éxito esperado.
Pero, tal vez, esto abrió un camino que resultó más fecundo.

De su lectura, Michel concluía la necesidad de restaurar el orden Asociación, una palabra salvadora
tradicional de nuestros votos y poner el cuarto como primero. Tarde, Varias iniciativas pastorales del tiempo de La Salle tenían el nombre
pero su intuición tuvo lugar efectivo en 2007. ¿Pero es eso todo lo que de asociación4. Era una forma de salirse de las limitaciones demasiado
es necesario para evitar que nuestra identidad quede borroneada, para estrechas que la concepción de vida religiosa imponía en aquel

1
“Cuántas veces, por ejemplo, he visto programas de formación inicial superponer, de alguna manera, un estudio de la naturaleza y obligaciones de la vida religiosa en general y un
estudio de la vida del Hermano a partir de la Regla, ¡incluso de la Declaración! En el mejor de los casos, este dualismo es una pérdida de tiempo; en muchos casos, contribuye a
borronear la imagen de la identidad. En la peor de las situaciones, se vuelve, para algunos, fuente de desviaciones”. (Trad. Propia)
2
El texto de Michel abunda en el asunto :
« … une intelligence de son identité à partir non pas de la spécificité vécue, mais de l'extériorité plaquée d'une soi-disant vie religieuse en soi. On peut reconnaître que
l'intention la plus fondamentale de la Déclaration a été d'instaurer une dynamique et d'engager un processus- de re-fondation, parce qu'elle a été élaborée en rupture avec
cette dichotomie néfaste. Elle invite les Frères à se définir et à se comprendre à partir de l'origine charismatique de l'Institut, de sa finalité apostolique, de son esprit
évangélique, de son incarnation dans la vie du monde, pour le service de la libération de l'homme et de la communion entre les hommes.
(…)
Et, avec le recul du temps, il me semble que c'est cette intention d'une approche historique et spécifique de la vie du Frère qui fut le plus vigoureusement
combattue, au nom d'une autre vision de l'essence de la vie religieuse : de la consécration en soi, de l'importance déterminante des trois vœux, de la relation au monde.
(…) Avec le recul du temps, je pense que l'enjeu fondamental de la Déclaration s'est joué à ce plan. Et que malgré les difficultés et un certain nombre de compromis
regrettables, mais mineurs, le texte tel qu'il est de la Déclaration réalise encore cette intention fondamentale. » (Ibid.).

Definirnos y comprendernos a partir de nuestro origen carismático, de la finalidad apostólica del Instituto, de nuestro espíritu evangélico, de nuestra encarnación en la vida del
mundo, para un servicio de liberación por la educación. Eso es lo que nos llevará a destruir la nefasta dicotomía que padecemos y a refundar nuestro Instituto. Mucho ha sido
avanzado ya, pero mucho está por hacer, sobre todo hoy que tenemos que recomprendernos en el contexto de una nueva Asociación, recomprensión que no puede dejar intocados
nuestro modos de comprensión y vivencia de la consagración y de la comunidad.

Como el mismo Michel lo expresa más adelante: en el fondo se trata de un problema de la Teología de la Revelación. No es un problema que simplemente tiene que ver con entender
qué es un Hermano de las Escuelas Cristianas (y eventualmente qué es un “lasallano”). Se trata de comprender quién es Dios, qué significa el mundo del hombre, qué puede querer
decir que El nos habla, que nos elige, que nos envía a una misión.
3
Creo que es importante también tener el recuerdo permanente de que La Salle no se considera un “fundador” desde el comienzo. Lo sabemos bien y por su propia pluma. Sabemos
de su conciencia inicial de “ayuda exterior”, de su rechazo a la convivencia con los maestros, de los “dos años” que duró su repugnancia. Sus propios “votos perpetuos” como
fundador del grupo naciente no llegarán sino hasta 1691. Su propio éxodo asociativo es canónico para la comunidad naciente y para nosotros.
4
En el diccionario Furetière de 1690, se define el verbo asociar como fundar una sociedad o admitir a alguien en ella. El ejemplo que se da es el de las cofradías. El diccionario de la
Academia, de 1693, define la asociación como sinónimo de sociedad, que a su vez, es la compañía o unión de dos o más personas que tienen un interés común sobre un asunto en
particular y en determinadas condiciones. Asociación es, entonces, una palabra del uso común del tiempo de nuestra fundación. Pero es una palabra que estaba siendo cargada de un
nuevo sentido de alternativa.

4
 La Asociación para el servicio educativo de los pobres de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
tiempo. Así lo hicieron San Vicente de Paul, Santa Luisa de Marillac,
el Beato P. Barré5. Todas ellas, conocidas por La Salle. Era cuestión de
evitar las formas tradicionales de los votos, el hábito y la clausura para
conseguir la necesaria libertad y creatividad que la misión requerían.
Destaquemos, entre todos ellos, la iniciativa y el gesto del P. Olier ya
que parecen tener una resonancia mucho mayor en la comprensión
lasallana del asunto. El H. Gerard Rummery insinúa que es en este
gesto donde hay que encontrar la inspiración del llamado “voto
heroico” de nuestro Fundador (Cf. MEL 27. p. 11).
Jean Jacques Olier6 se dedicó a la fundación de una Sociedad para la
reforma del clero. En el peligro de verla perecer, según su biógrafo:
“en 1641, en la ciudad de Vaugirard, el P. Olier y dos
compañeros comenzaron vida de comunidad. Su idea era
trabajar en la fundación de un seminario a pesar del fracaso
del intento anterior. Desde las normas de la prudencia
humana, esta fundación parecía completamente irracional.
Era bastante irresponsable intentar semejante cosa en una
ciudad empobrecida y sin contar con recursos.
Los tres resolvieron reunirse juntos para el servicio de Dios y
formar una sociedad. Como el fin que se propusieron fue
procurar la Gloria de la Santísima Trinidad con sus medios de
sacerdotes, decidieron tomar como modelo de su sociedad, la
que forman las tres divinas personas, tomando el amor divino
como su único lazo, sin ningún voto, como el P. Condren
mismo se los había recomendado.”
 El gesto no es un voto sino una “promesa santa”. También
Olier buscaba una forma con mayor libertad que los modelos de
la vida religiosa imperantes en aquel tiempo.
 La promesa está polarizada sobre el honor o la gloria de la
Trinidad. Hay aquí una marca profunda de la espiritualidad
francesa.
 Es la misma Trinidad la que se constituye como modelo de la
sociedad en todas sus dimensiones: por el modo de vinculación,
por la finalidad, la extensión de la promesa y por los criterios.
Los une el amor. Los une y dinamiza el bien de los hombres,
particularmente de la Iglesia. Hay una fidelidad que va más allá
de todo. Y se mueven por criterios que no son humanos, criterios
de fe.
Cuando La Salle, en 1691, vio su obra en riesgo de perecer, hizo un
gesto semejante. Y en ese gesto, configuró el sentido de la asociación
para sostener la obra al servicio de los pobres como algo central y
definitorio de su propia conversión a Dios que se había hecho (o se
estaba haciendo) consagración en unión con sus compañeros8. 1682
había sido el momento de romper con el mundo de seguridades que su
capital simbólico, social y económico le brindaba; y encarnarse en el
mundo de los maestros para engendrar, desde dentro, la nueva
comunidad consagrada al servicio de los pobres. Ya por ese tiempo
lograba identificar claramente la gloria de Dios con el servicio
concreto que una escuela para los pobres representaba en un pueblo
pequeño. Así lo dice en aquella preciosa carta a la municipalidad de
Château-Porcien (L 111).

De este modo, el 21 de noviembre de 1641, los En la misma fecha que Olier y sus compañeros,
tres fueron peregrinando de Vaugirard a La Salle y los suyos hicieron su “voto de
Montmartre. Era el día de la renovación de asociación y unión” que tenía un rasgo de
compromisos ministeriales sacerdotales en perpetuidad y estabilidad expresado en el “sin
París7. Allá se consagraron a la Santísima poder partir de ella aunque no quedemos sino
Trinidad con la promesa de permanecer juntos y nosotros tres en dicha sociedad y que seamos
trabajar por la educación y la santificación del obligados a pedir limosna y vivir de solo pan”.
clero. Lo hicieron ante un notario. El acta dice: Esta asociación estable implicaba una actitud de
discernimiento y fidelidad, para buscar y hacer
“Tres sacerdotes, encontrándose “unánimemente y por común consentimiento
llamados en unidad de pensamiento al todo lo que creamos en conciencia y sin ninguna
servicio de Dios y de la santa Iglesia consideración humana, ser para el mayor bien de
para formar sus ministros y a servir a su dicha sociedad”.
grandeza dignamente, creen que, en
honor de la de la Divina Sociedad de las Por eso es que la fórmula y la experiencia
Tres Personas, deben unirse por una correlativa- del llamado Voto Heroico sigue
promesa santa de no abandonarse el uno siendo inevitable a la hora de comprender
al otro ni renunciar a la empresa que nuestra vida9.
Dios se ha dignado mostrarles.”
Pero no debemos olvidar que el gesto no era un
Detallemos un poco algunos significados acto en el aire, un puro salto devocional ante lo
presentes en el gesto de Olier. absurdo de una situación histórica. Es un acto de

5
Me resulta estremecedor escribir estas líneas al filo de los 400 años de la fundación del Instituto de la Bienaventurada Virgen, las Damas Inglesas de Mary Ward, verdadera mártir
del protagonismo laical y femenino en la Iglesia.
6
Los textos han sido traducidos, del inglés, por mí, no habiendo conseguido dar con los originales franceses. Los he recibido del H. Gerard Rummery a quien estoy muy
agradecido.
7
En una organización eclesiástica muy distinta de la que solemos encontrar hoy como vigente, los presbíteros eran contratados anualmente por las parroquias y otras instituciones,
conducidas por organismos colegiados, con fuerte presencia seglar.
8
Al H. Bruno Alpago le gusta leer, en los talleres que lleva adelante con postulantes, novicios o seglares, el Testamento de La Salle. Y le gusta llamar la atención sobre la frase inicial
“… todos los Hermanos de la Sociedad de las Escuelas Cristianas, con quienes me ha unido…”. Incluso le gusta contraponerla a la del testamento de San Francisco de Asís, quien
dice: “Dios me dio hermanos”. La conciencia de la asociación lasallana compromete un descentramiento personal, un éxodo del proyecto propio a la fraternidad en proyecto, un
salto de un horizonte propio a un mundo común, salto en el que se descubre la consagración como cualidad de la misma vida resultante.
9
Tal vez por eso, su tricentenario eclipsó el de los votos de 1694, en las celebraciones oficiales del Instituto.
5
 esperanza fundada sobre las posibilidades reales que cada uno de los Nuestras fórmulas de votos son oraciones10. Confesiones de fe y actos
tres había podido mostrar por sí y reconocer en los demás durante los de esperanza. Confesiones de fe que se fundan en una experiencia
años que llevaban juntos luchando en el establecimiento de esta obra. previa de la presencia de Dios en la vida de estos que ya viven juntos11
El acto de esperanza puesto en la fidelidad de Dios es un acto de fe en y que han experimentado la fuerza de Aquel que los ha llevado mucho
la fidelidad que cada uno de los tres podía crear en su respuesta a Dios más lejos de lo que humanamente hubieran previsto, de Aquel que los
y un acto de fe en la creatividad y la fecundidad del trabajo de cada ha investido con un poder transformador que les resultaba
uno de ellos junto a los otros. indisponible, de Aquel que los fortaleció para enfrentar las
persecuciones y el hambre. Es el Dios Trinidad en quien han puesto su
Y tampoco era un gesto puramente piadoso. Fue acompañado de un confianza y no los ha defraudado. Es el Dios que los ha liberado de
plan para consolidar por dentro esta obra de Dios. Un plan de múltiples esclavitudes. Es un Dios que tiene una historia abierta para
formación que permitiera consolidar la comunidad antes de seguir que ellos participen.
ampliando el servicio. La asociación es el objeto de un voto, pero es
un objeto político y económico, podríamos decir. Implica una Cuando La Salle medita sobre la Oración Sacerdotal de Jesú12s señala
decisión que no es puramente interior. esta dimensión trinitaria de la comunidad. Lo hace en términos muy
desafiantes para nuestra vida juntos. Es una unión de espíritu y de
Es un gesto secreto, sí. Pero, al mismo tiempo, un gesto profético. Un corazón (MD 39.3), es decir, que incluye toda la persona: un solo
gesto que dice mucho más sobre el futuro que lo que las realizaciones pensamiento y un solo amor; o en términos paulinos, un mismo sentir,
históricas pueden plasmar. Un gesto siempre abierto. un mismo querer, un mismo afecto, las mismas prácticas y las mismas
máximas. Nosotros podríamos decir: el mismo proyecto y las mismas
Volver a comparar las dos fórmulas puede ayudarnos a entender fidelidades. Y esta unión, que es un don de Dios, se realiza en el
mejor de qué se trata nuestra asociación. corazón de Jesús, en su proyecto y sus intenciones, en sus afectos y
sus sentimientos. La asociación que contraemos no es un problema de
dinámicas afectivas. Es un proceso de respuesta al amor de Dios
1691 1694 manifestado en Jesús y en su Espíritu. Un proceso que nos va uniendo
alrededor de un elemento tercero, uno que no es ni el yo ni el tú de los
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu
que estamos juntos. Es el proyecto del servicio educativo de los
Santo, postrados con profundo respeto Santo, postrado con el más profundo
ante tu infinita y adorable Majestad, nos respeto ante tu infinita y adorable pobres que, entendemos y sentimos en la fe, vale tanto como para
consagramos enteramente a Vos, para Majestad, me consagro enteramente a dejarlo todo para siempre13.
procurar con todas nuestras fuerzas y con Vos, para procurar tu gloria cuanto me
todos nuestros cuidados el fuere posible y Vos lo exigieres de mí.
establecimiento de la Sociedad de las 10
El H. Luke Salm, en su artículo sobre los votos en los Temas lasalianos, rastrea las
Escuelas Cristianas, del modo que nos referencias a los votos realizados por santos que La Salle trae a colación en las
parezca más agradable para Vos y más Meditaciones para las fiestas. Es muy llamativo que se trata en todos los casos de votos
ventajoso para dicha Sociedad. privados: voto de virginidad de la Santísima Virgen María (MF 191.1), voto de
Y a este fin, Y a este fin, virginidad de Santa Genoveva (MF 95.1), voto de virginidad de Santa Catalina (MF
Yo, Juan Bautista de La Salle, sacerdote; Yo, Juan Bautista De La Salle, sacerdote, 118.1), voto de virginidad de Santa Magdalena de Pazzi (MF 130.1), voto de castidad
yo, Nicolás Vuyart, y yo, Gabriel Drolin, de Ifigenia, hija del Rey de Etiopía (MF 167.3) y el voto de castidad de San Francisco de
Sales (MF 101.1), el voto de abandonar todos los bienes y aplicarse exclusivamente a la
Desde ahora y para siempre, y hasta el
conversión de las almas y a su progreso espiritual, sometiéndose en todo al Sumo
último que sobreviva, o hasta la completa Pontífice que hicieron Ignacio de Loyola y sus primeros compañeros (MF 148.3), el
consumación del establecimiento de voto de hacer todo lo que le pareciera ser lo más agradable a Dios hecho por Santa
dicha Sociedad, Teresa de Avila (MF 177.3). Estas referencias son especialmente fuertes en los casos de
hacemos voto de asociación y de unión, Prometo y hago voto de unirme y los santos que han sido religiosos de votos solemnes. Su ingreso a la vida religiosa no
permanecer en sociedad con los viene mencionado con referencia a los votos, ni siquiera destacado especialmente. Hay,
Hermanos Nicolás Vuyart, Gabriel Drolin, en esto, un subrayado del aspecto relacional de la consagración, de su vinculación con
una misión particular, más allá de la clasificación canónica de los estados de vida
Juan Partois, Gabriel Carlos Rasigade, cristiana.
Juan Henry, Santiago Compain, Juan
Jacquot, Juan Luis de Marcheville, Miguel 11
Siempre me ha llamado la atención que el modo de ponerse en Presencia de Dios más
Bartolomé Jacquinot, Edmo Leguillon, Gil desarrollado por La Salle en su Explicación del Método de Oración sea el que se refiere
Pierre y Claudio Roussel, a Jesús presente en medio de los Hermanos. Aunque no se tematice demasiado la
para procurar y mantener dicho Para tener juntos y por asociación las referencia apostólica de esa presencia (motivado en que es una explicación para los
establecimiento, sin podernos marchar, escuelas gratuitas, donde quiera que sea, novicios antes de su inserción comunitaria y apostólica), una intertextualidad con las
MTR permite leerlo en un sentido más pleno. Queda clarísimamente expuesto que el
incluso si no quedáramos más que incluso si para hacerlo me viere obligado a lugar clave de la Presencia de Dios para los Hermanos es la comunidad en la que juntos
nosotros tres en dicha Sociedad, y pedir limosna y a vivir de sólo pan; o para buscamos y encontramos a Dios.
aunque nos viéramos obligados a pedir cumplir en dicha Sociedad aquello a lo
12
limosna y a vivir de sólo pan. que fuere destinado, ya por el Cuerpo de Siguiendo una reflexión del H. William Mann en el último Capítulo General he
la Sociedad, ya por los superiores que la intentado encontrar las intertextualidades posibles entre el texto de Juan 17 y las
gobiernen. fórmulas de votos. Es una experiencia significativa que habría que realizar con mayor
aplicación que la que hasta ahora he podido dedicarle y que también el H. Mann ha
En vista de lo cual, prometemos hacer Por lo cual, prometo y hago voto de prometido realizar.
unánimemente y de común acuerdo todo obediencia, tanto al Cuerpo de esta
lo que creamos, en conciencia y sin Sociedad como a los superiores. Los 13
En un bellísimo texto, documento interno de la Comisión Capitular que trabajaba
ninguna consideración humana, que es cuales votos, tanto de asociación como de sobre la Declaración, el H. Brun interpreta esto desde otra perspectiva que, me parece,
de mayor bien para dicha Sociedad. estabilidad en dicha Sociedad y de puede ser muy fecunda. El Tercero Trascendente de toda relación, que es Dios, funda
obediencia, prometo guardar una consideración incondicional del otro. Por eso la vida de los Hermanos es un signo
inviolablemente durante toda mi vida. que es “manifestación profética de la profundidad última de todas las dimensiones de lo
humano”, sea esto el encuentro educativo, la cultura o la vida fraterna (Citado en Pedro
Hecho el veintiuno de noviembre, día de En fe de lo cual lo he firmado. En María Gil Larrañaga 1998: 197) El tercero que polariza nuestra asociación es siempre
la Presentación de la Santísima Virgen, Vaugirard, el seis de junio, día de la fiesta un tercero inmanente y trascendente. En realidad, como lo señalamos anteriormente
de 1691. En fe de lo cual hemos firmado. de la Santísima Trinidad del año mil siguiendo a Michel Sauvage en su reflexión del año 2000 sobre la refundación, en el
seiscientos noventa y cuatro. fondo, se trata de una comprensión de la teología de la Revelación. Y esta comprensión
De La Salle es capital en la discusión de nuestra identidad, porque se trata de nuestro propio
espíritu, el espíritu de fe.
6
 La Asociación para el servicio educativo de los pobres de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Es que esta asociación tiene por objeto una obra concreta: las escuelas Hermanos que juntos sostienen una escuela a través de su empleo, es
gratuitas, o las escuelas al alcance de los pobres. Ese es el “para” de la el modo en que, cotidianamente, cada uno de ellos vive su
asociación estable, una finalidad que no puede dejarse de lado a la consagración. Es aquello de que la “escuela requiere un hombre
hora de pensar nuestra identidad. Es un entero”. Y es el modo en que cada uno de estos
proyecto concreto pero no estático. Se trata de hombres contribuye a crear y recrear una
una obra de Dios que es también nuestra- que asociación que puede sostener un conjunto de
hay que construir, “una voluntad concreta de obras al servicio de los pobres. El Cuerpo del
inventar el bien discerniéndolo Instituto se nutre de la vitalidad de cada
comunitariamente” (Michel Sauvage). comunidad en la que los Hermanos llevan
Propiamente se trata de un ponerse en un lugar juntos la Obra de Dios que es también suya. El
desde el que el discernimiento de la Voluntad Cuerpo puede vivir si cada una de esas
del Dios Trinidad sea posible, el lugar del comunidades tiene el espíritu que les es
pobre. Porque el voto de asociación y unión, propio, el espíritu de fe.
como es comprendido en 1691 es un voto que
incluye el discernimiento, un discernimiento Es esta consagración concreta de cada
hecho desde “la causa de los pobres” (como Hermano a la Obra que llevan juntos, esta
dice Blain, CL 7, 296) que La Salle y sus integralidad en la entrega, en la que ninguno
compañeros abrazaron de por vida. En 1694, tiene nada propio ni busca nada más que
el discernimiento común recibe el nombre de agradar a Dios, la que constituye a este
obediencia14. Un discernimiento que llevó a pequeño grupo en un signo del Amor de Dios
los Hermanos a crear múltiples formas de por el mundo, por el mundo de los pobres,
servicio educativo para los pobres. desde las cosas de la escuela.

Nuestra fórmula de votos tiene una estructura Eso sí, es un signo sólo visible para quien
en paralelo que muestra la riqueza de la tiene fe.
mirada de fe sobre nuestra vida15.

 Hay un “para”, en el primer párrafo, que se mueve en el

plano la Historia de la Salvación: “para procurar tu Gloria”, la de
la Santísima Trinidad.
 Hay un segundo “para” que se refiere a la finalidad de la
asociación estable contraída: “para tener juntos y por asociación
las escuelas gratuitas”.
Asociación es consagración. Consagración es
asociación
Asociación y consagración no son, entonces, sino dos modos de
considerar el servicio educativo de los pobres que sostenemos juntos.
Una consideración que mira desde Dios. Otra que mira desde los
procesos históricos.

 Y hay un tercer “para” que se refiere a las consecuencias
personales de esta asociación: “para desempeñar en dicha
sociedad el empleo al que fuere destinado…”.
De manera que así comprendemos que nuestro empleo es la
manifestación concreta de la asociación estable que sostenemos
juntos. Y que es, a la vez, el modo en que juntos y por asociación,
buscamos la Gloria de Dios. Porque la tarea sencilla de la escuela es,
en la fe, la Obra de Dios. La Historia de este Dios que es tan bueno y
que quiere la salvación de todos los hombres, como subrayan la
primera y la última de las Meditaciones para el Tiempo de Retiro,
pasa por la sencillez cotidiana de nuestros empleos particulares.
Ajustando un poco mejor esta reflexión, podríamos decir que el lugar
que el discernimiento comunitario ha encontrado para cada uno de los
Vale tanto decir que “yo me consagro” como que “Dios nos
consagra”. Vale tanto decir “yo me reúno o asocio” como que “Dios
nos reúne o no asocia”. Porque el proceso histórico es uno: el de La
Salle que fue conducido, de compromiso en compromiso, sin haberlo
previsto en un comienzo. O el nuestro que, como decía el hermoso
prólogo de la Regla de 1966, nos hizo venir al Instituto buscando
llenar nuestro deseo de servicio, de educar a los pobres, de enseñar y
hacer el bien y, “sin comprenderlo bien todavía”, era Dios el que nos
buscaba y nos congregaba para enviarnos.
Por eso, cuando La Salle se refiere a los Hermanos en sus
meditaciones o en otros textos, nunca vincula consagración con
emisión de votos. En la Meditación para la Fiesta de la Presentación
de María Santísima, por ejemplo, encontramos una hermosa
elaboración de esta identidad entre consagración y asociación.

14
Nos llevaría muy lejos introducir aquí el tema de la tensión entre asociación y obediencia, aunque es capital, sobre todo en los nuevos contextos que requieren repensarla: la
especialización profesional, misión compartida y la disminución del número de Hermanos, la globalización, la nueva interdistritalidad, los distintos pluralismos. En Anunciar el
evangelio a los pobres, Miguel Campos y Michel Sauvage han reflexionado cuidadamente sobre los aspectos en tensión entre la doctrina y las prácticas en torno a la obediencia en
la obra lasallana. La doctrina lasallana, en muchos casos, quedó prisionera de sus propios contextos históricos, pero las prácticas de conducción de la obra lasallana, muchas veces,
llevaron a un protagonismo y una subjetivación comunitarios muy grandes, lejanos de la estrechez de algunas expresiones puntuales.

Un detalle contextual que solemos obviar consolida la práctica de aquella obediencia originaria, sólo posible en un mundo de obras educativas y sociedades homogéneas. Todas las
escuelas y sus programas eran parecidos (y en un comienzo, iguales) aun de país en país. Esto permitía una intercambiabilidad de personas y funciones que, progresivamente la
profesionalización y la especialización han ido dificultando. Si a esto añadimos la prolongación de la vida humana, la lucidez con la que muchísimos Hermanos llegan a la
ancianidad y la misión compartida, tomamos conciencia de la imposibilidad de una obediencia al estilo antiguo y la necesaria transformación de los procesos de discernimiento
para la conformación de las comunidades y la decisión de los servicios que podemos prestar para la misión.

Esta tensión, releída desde las prácticas actuales y en estos nuevos contextos, tendrían que terminar de convencernos de la necesidad de aventurarnos hacia formas más
democráticas y horizontales, de mayor participación entre todos los que participamos de la única misión del Instituto, que es el centro de nuestra asociación.
15
Esta estructuración de la fórmula es susceptible de ser puesta en paralelo con la estructura de las Meditaciones para el tiempo de Retiro: el marco de la historia de la salvación y el
designio de Dios sobre las escuelas cristianas para la salvación de los pobres, las estructuraciones y mediaciones concretas para que ese ministerio se haga efectivo, las
consecuencias personales en el itinerario espiritual del Hermano.
7
 “Ha sido retirándose del mundo que ustedes se han
consagrado a Dios para vivir en esta comunidad con un
desprendimiento total de todo lo que queda en el mundo y que
es capaz de satisfacer los sentidos, fijando en ella su morada.
Ustedes tienen que considerar ese día como aquel en el que
comenzó su felicidad sobre la tierra, felicidad que se
consumará en el cielo. Pero no fue sólo para ese día que
ustedes se consagraron a Dios. Como ustedes hicieron allí
una consagración de su alma, y su alma vivirá eternamente, su
dedicación a Dios debe ser eterna. Y si la han comenzado en la
tierra, no ha sido sino para hacer de ella un aprendizaje de lo
que deben hacer eternamente en el cielo.” (MF 191.1)
asociación de los Hermanos que no dan clase (los llamados
sirvientes), los pone al servicio de quienes sí las dan. Todo lo nuestro
tiene su finalidad en este servicio educativo de los pobres, o no tiene
sentido.
La consagración cuando la asociación se
eclipsa
Tal vez por eso es que el voto de asociación en cuanto tal pudo
eclipsarse sin que se perdiera del todo su significado y eficacia
profundos.

Hay una equivalencia entre consagración, vida en comunidad y retiro
del mundo. Son como distintas caras de una misma realidad que, en la
práctica, se concretizan en la asociación para llevar juntos una escuela
al alcance de los pobres. Consagrarnos es fijar nuestra morada en la
casa de otros que ya se han reunido para este
proyecto. Consagrarnos es contraer con esta
asociación un compromiso estable, fijar el
domicilio en esa casa, con esas personas.
Consagrarnos es cambiar nuestros criterios,
adoptar los propios de esta asociación, que son
los criterios de la fe y no los del mundo que
busca la satisfacción inmediata. Consagrarnos
es encontrar el comienzo de una felicidad que
termina en la plena comunión con el Dios
Trinidad que obra en el mundo, en la inserción
vital en su Reino.
Consagración y asociación son equivalentes
porque el centro de la consagración es la misión
comprendida en términos cristianos: una
colaboración con el Cuerpo de Cristo que crece
en el mundo hasta que Dios sea todo en todos.
Porque el servicio que damos juntos en este
instituto internacional es de tipo sacramental.
Hay algo que se ve y que es signo que indica
algo que no se ve. La asociación es
consagración porque nos hace signos eficaces
de la presencia Salvadora de Dios. En el fondo, somos consagrados
cuando somos reconocidos por los pobres como sus salvadores, como
dice la meditación navideña de nuestro Fundador. Como le gusta
insistir al H. Pedro Gil, ellos nos consagran cuando nos reconocen
como un signo16.
Debemos creer que esta tarea que realizamos en el campo o en la
ciudad, en los barrios o en el centro, con niños o con jóvenes, con
adultos o con ancianos, esta tarea educativa, es el modo en que Dios se
acerca a cada uno de ellos. Pero debemos creer también que cualquier
otro trabajo que hagamos sea en la formación, en la conducción
distrital o en la administración, en servicios regionales o en el servicio
cotidiano de la comunidad, no tiene sentido si no está ordenado al
mismo fin. Porque, como lo veía claramente el H. Ireneo, ligado al
noviciado ya en vida del Fundador, allá por 1717, el voto de
La interpretación que hace el H. Josean Villalabeitia sobre el asunto
de la desaparición del voto de asociación en la Bula de Aprobación,
señala una etapa que podríamos llamar intermedia. Es la que se refleja
en el escrito del H. Ireneo antes mencionado. Allí aparecen tanto el
voto de asociación como el de gratuidad. En su
interpretación, el de obediencia y el de
gratuidad son aquellos que mayor dinamismo
manifestarían, dado que son los que han
generado mayor textualidad respecto de las
explicaciones de los votos presentes en la
Colección. El retroceso de la significatividad
de la asociación y la estabilidad son visibles en
el congelamiento textual o en el crecimiento de
la casuística. (Cf. 2007b: 76).
Cuando los Hermanos optaron por pedir la
aprobación papal, ellos mismos borraron el
voto en un acto de consecuencias que no podían
medir entonces- porque comprendían que un
voto de gratuidad incluía la obligación de llevar
las escuelas “juntos y por asociación”. Sin
embargo, el borramiento será progresivo, como
en un eclipse.
Así, en la Regla de 1726, inmediatamente
después de la Bula17, el Capítulo 18, “Sobre
aquello a lo que obligan los votos”, hablará de
un “voto de enseñar gratuitamente a los niños y
de sostener las Escuelas por Asociación”. Dicho voto obliga, además
de a enseñar sin recibir absolutamente nada a cambio, a “sostener las
Escuelas por Asociación con los Hermanos que se han reunido para
este fin, en cualquier lugar a que uno sea que pueda ser enviado o a
hacer cualquier otra cosa en la que podrá ser empleado por sus
Superiores, tal como se expresa en la fórmula de votos”.
El significado que había sido central, pasa a un segundo término. Sin
embargo, la fórmula de votos lo conservaba en su lugar original, en el
segundo párrafo, encabezando, haciendo par con el de estabilidad,
todos los demás. Y así seguirá siendo hasta 1901. Por otra parte, la
dualidad del nombre del voto de enseñar gratuitamente junto al de
asociación en la explicación de los votos de la Regla, continuará sin
cambios hasta 1895.

16
En la discusión que siguió a la primera exposición de estas ideas en Bogotá, en mayo pasado, con los Responsables de Formación de los Distritos, uno de los temas que salió a la
luz es la dificultad de la comprensión contemporánea de ciertas expresiones que tienen que ver con ese tercero trascendente, siempre en tensión con un tercero inmanente, del que
hablábamos en una nota previa. ¿Qué es salvación hoy? O preguntado de otro modo, ¿cuáles son las experiencias históricas que significan esa realidad trascendente que llamamos
salvación?
17
Numerosos son los estudios que nos permiten hoy comprender el equívoco que, desde 1725 se produjo. De ninguna manera aquella Bula de Aprobación hacía algo más que
reconocer una asociación piadosa de educadores. Los votos que algunos Hermanos emitían, no eran considerados de ninguna manera votos religiosos, sino simplemente votos
privados. Sin embargo, así lo interpretaron nuestros Hermanos durante el tiempo que sigue, hasta el día de hoy.

Es preciso recordar que, por ejemplo, para el decenio 1853-1863, los Hermanos que no hacían votos, los que hacían votos temporales renovados indefinidamente y los que hacían
votos perpetuos, correspondían aproximadamente a un tercio del número total de los miembros del Instituto (Cf. Schneider 2003: 12).

8
 La Asociación para el servicio educativo de los pobres de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Diversas razones pueden haber influido en estos desplazamientos. detenernos en estos u otros episodios que nos ayudarían a imaginar
Según el H. Jean Louis Schneider, podrían ser tanto el crecimiento tantas formas posibles. Son verdaderos recuerdos subversivos que
numérico de los Hermanos, como la lejanía entre las comunidades o nos llevan a convertir nuestras institucionalidades a veces un poco
un cambio en la espiritualidad; pero, sobre todo, la muerte de los detenidas.
primeros Hermanos y el relevo por parte de otra generación (Cf.
Schneider 2003: 7).
En los días de la Revolución Francesa
En el proceso de este eclipse, hubo un intento de vuelta atrás durante Nuestro Instituto había sido suprimido. Los Hermanos dispersados,
el gobierno del H. Irlide. En 1883, una comisión precapitular que cada uno fue buscando su propio modo de continuar su vida. Quiero
estudiaba algunas modificaciones a la Regla, propuso introducir una traer a colación algunos modos en que éstos encontraron formas
pequeña aclaración en el capítulo 18, el que explicaba las asociativas para seguir ofreciendo su servicio a los pobres.
obligaciones contraídas por los votos18:
Un ejemplo como el de los antiguos Hermanos de Castres en 1803
“La promesa y el voto de asociación que, en la fórmula, (Boletín 235: 22) muestra la vitalidad de la asociación más allá o más
preceden a los demás votos, constituyen un compromiso acá de cualquier voto.
sagrado por el cual uno se obliga a sostener las escuelas por
asociación con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, o a Es un texto conmovedor, aun en su simpleza y estilo notarial, que
hacer en la Sociedad aquello en lo que uno sea empleado en repite el gesto trascendente de La Salle y sus dos compañeros en
cualquier lugar a donde uno sea enviado por los Superiores 1691:
del Instituto, tal como se expresa en la Fórmula de Votos.
“Los abajo firmantes, prometemos
Por este mismo voto, uno se obliga a por la presente, al ciudadano Pierre
aportar todos sus cuidados para Blanc, unirnos, permanecer y tener
instruir cristianamente a los alumnos las escuelas con él de la misma
y, por consiguiente, a emplear bien el manera que lo hacíamos antes de la
tiempo destinado a ello, sea en las Revolución, en la Sociedad o
lecciones o en su preparación. Esta Instituto de los Hermanos de las
obligación es todavía más estricta en Escuelas Cristianas, con los cambios
lo que se refiere al catecismo, por su que él juzgue, conjuntamente con
importancia.” nosotros, que necesite el orden actual
de las cosas, para procurar la gloria
Durante el Capítulo General de 1884, la de Dios en la ciudad de Tolosa. Y
oposición encabezada por el H. Asistente como queremos vivir entre nosotros
Aimarus detendrá el cambio. La muerte del H. según la Regla que hemos profesado
Irlide en ese mismo año, será el final del antes, establecemos al mencionado
intento. Pierre Blanc como superior nuestro y
Director por tres años que sólo
Una generación sucede a la otra, los tiempos empezarán a contarse en la víspera de
cambian. Todos sabemos del penoso estado de la apertura de dichas escuelas; pero
la teología de la vida consagrada (y de la como él no podría encargarse de ellas
teología de la vida del Hermano) durante los si no tuviera la seguridad de tener
primeros decenios del siglo XX. La circular ayuda, prometemos comenzar a
255 del H. Allais-Charles sobre nuestra obedecerle desde este momento. En
fórmula de votos no es una excepción. fe de lo cual hemos firmado, en
Analizada como un contrato, hay allí algunas Castres, el 20 de febrero de 1803. F. Cézaire, Francois
alusiones a la asociación. Es un tratamiento voluntarista que gira Marcel, Pierre Sazerac, Joseph Durand. Visto y aprobado por
alrededor de “la unión hace la fuerza” y “la unión produce la nos. Pierre Blanc.” (Boletín 235: 22)
asociación”. La asociación es “un precioso factor de éxito” para las
escuelas. Unión de inteligencias y voluntades para el éxito que Es un caso. Pero hay otros que muestran el dinamismo asociativo en
benefician al individuo y a la colectividad, sobre la base del sacrificio diferentes formas.
individual. La uniformidad garantizada como un “dique contra toda
divergencia de opiniones”. Por ejemplo, los Hermanos de la Comunidad de Fontainebleau que
decidieron casarse después de 1792 y, conservando sus puestos de
maestros, convivieron con sus parejas en la casa de la comunidad y
Dos iconos de la asociación abrieron la escolaridad para las niñas, ocupándose sus mujeres de
En esta historia he querido hablar de eclipse y no desaparición. ellas. O el H. Evaristo que, en Valance, tras la deserción de dos de los
Hermanos de la comunidad, se asocia con dos seglares y, más tarde,
Dos imágenes históricas de nuestros Hermanos en el siglo XIX llegará a ser inspector de escuelas primarias de la región (Cf. Rigault:
permitirán que miremos cómo vivían estos hombres la asociación, Capítulo IV).
más allá de los votos. Apenas los mencionaremos. Valdría la pena

18
El proyecto no se limitaba a esta modificación. Desgraciadamente, introducía en el capítulo primero el dualismo que tanto daño nos ha hecho: dos fines para el Instituto. Uno
que es la santificación de sus miembros por un lado y el apostolado por el otro. Terrible concesión al espíritu decimonónico. Este dualismo se verá patente en la explicación de los
votos como la vemos por ejemplo en el Catecismo de Votos de 1918 (posterior al Derecho Canónico) o en el Recuerdo del noviciado de 1913 (anterior al mismo). Todavía más
pronunciado en el Tratado Breve del Estado Religioso de 1951.

Recordemos las palabras de Michel Sauvage en 2000, lamentándose aún de lo mismo.

9
Rafael Rafiringa
Por otro lado, esta historia fantástica de la fundación del Instituto en
Madagascar. Rafael Rafiringa fue uno de los primeros alumnos de los
Hermanos y el primer Hermano malgache. Por problemas políticos,
en dos oportunidades, todos los misioneros franceses fueron
expulsados de la isla. El único religioso era nuestro Hermano Rafael.
El conjunto de los seglares lo eligieron para que gobernara la Iglesia.
Desde su puesto en la escuela lo hizo con dignidad en aquellos años.
Pero como había aprendido un estilo asociado de vida y de
conducción, exigió la creación de un comité con quien discernir lo
que había de hacer. Y con ellos, en un comité democrático y que
integraba mujeres, junto a Victoria Rasoanamarivo, seglar noble y
santa, condujo las obras de la Unión Católica, figura legal para el
funcionamiento de la Iglesia en el reino malgache, animó una red de
escuelas cristianas, formó maestros y catequistas, presidió las
oraciones cotidianas y las celebraciones dominicales.
Dicen que cada día, en su comunidad y su escuela, repetía los rituales
que lo unían misteriosamente a sus Hermanos, asociados suyos en
todo el mundo, incluso hasta los toques de campana.
Mejor que decir es hacer
La Salle no habla mucho sobre la asociación ni sobre el voto de
asociación. En el Vocabulario Lasallano, asociación, asociado y
asociar, apenas pueden reunir trece ocasiones19. Cinco de ellas son
para referirse a los Hermanos. Entre las otras, tres corresponden a una
misma Meditación. Es la meditación sobre san
Bruno (MF 174). Como sabemos, hay, entre
San Bruno y nuestro fundador, algunos puntos
de contacto que permiten que pensemos que La
Salle le tendría alguna devoción particular. El
trabajo que sobre las fuentes de las
Meditaciones para las fiestas hizo el H. Jean
Guy Rodrigue nos permite una aproximación
muy interesante (CL 47).
Tanto el sustantivo asociación como el verbo
asociar se encuentran en los dos últimos puntos
de la meditación. Según las fuentes aducidas en
el estudio, el empleo es de La Salle, no de las
fuentes. Lo usa, en primer término, para
reemplazar lo que en el original rezaba
“contraer una estrecha amistad según Dios”.
La Salle vincula con esta asociación otro
término muy suyo que tampoco figura en la
fuente. Es el verbo “retirarse”. Asociación y
retiro son dos características que, presentes en
la comunidad que nace alrededor de Bruno,
19
Sociedad tiene un uso más profuso, pero mucho más diversificado.
20
El primer intento lo había realizado en su carta del 2000. Probablemente hubo una intervención sobre el mismo tema en Paderno del Grapa ese año, pero desconozco el texto. En
la carta mencionada el tema ocupa las páginas 9 a 17, sobre todo las últimas cinco. El desarrollo se mueve, primeramente refiriéndose a algunos significados del voto de asociación,
sobre todo en una perspectiva de servicio de los pobres y de comunitariedad, incluso de utopía social, para pasar luego a un detalle de voto en voto desde la clave de las tres
idolatrías. No parece que el texto logre aún, centrar el conjunto de nuestra vida en la asociación.
también están caracterizando a su propia comunidad naciente. Es una
salida del mundo que los introduce ministerialmente en otro mundo,
el mundo de los pobres. El mundo del que se retiran es uno en el que
“se hace poco servicio a Dios”. Este mundo, el mundo en el que están
juntos al servicio de Dios, es el mundo de las escuelas.
En el tercer punto, las expresiones de asociación se unen a otras en las
que resuena el texto del voto de 1691: “tomaron juntos y
concertadamente, tres medios seguros para ir a Dios”. Y todavía, más
adelante, “emplearon unánimemente estos medios durante toda su
vida para trabajar eficazmente en su santificación”.
Tenemos aquí, presentes, los elementos que definen el “juntos y por
asociación” de los cartujos, pero que permiten, al Hermano que
prepara su oración, mirar su propio modo de estar junto a sus
Hermanos. El retiro, la asociación y el discernimiento común sobre
los medios para lograr la única finalidad, encontrar a Dios en el
servicio educativo de los pobres.
La unidad de la vida, un secreto escondido
La Regla dice que es la consagración la que “unifica todos los
momentos de la vida del Hermano” (R 22). Así lo dice claramente
nuestra fórmula de votos: “me consagro enteramente a Vos”. Pero
esto, cuando lo decimos una y otra vez, es un acto de esperanza por el
que prometemos ponernos en camino hacia algo que aún no sucede. Y
ese acto de esperanza, a su vez, debe estar basado en una experiencia
de una fidelidad humana que responde y ya ha respondido-, tal vez sin
comprenderlo bien del todo, a una fidelidad mayor, ilimitada, la
fidelidad de Dios, que consiste en crear la
nuestra. La unificación es una tarea larga.
En la carta del 25 de diciembre de 2003, el H.
Superior General nos invitaba a reflexionar
sobre este tema de la unidad de nuestras vidas
desde la perspectiva del que, en aquel entonces,
era el cuarto voto. Allí nos decía que “nuestro
voto de asociación es el eje central que da
unidad a la vida del Hermano e ilumina las
diversas dimensiones de su vida” (Rodríguez
Echeverría, 2000: 20). Luego desarrolla una
lectura de los otros votos en relación con la
asociación para el servicio educativo de los
pobres20. Puede resultar interesante releerlo,
pero vamos a tomar otro camino.
Es el camino insinuado en la carta del 25 de
diciembre del año pasado21. Allí, a partir del
Horizonte (1.2.2) del documento del Capítulo
General, en el apartado en el que se dispone el

En uno de los últimos párrafos dice que “personalmente” piensa “que no es suprimiendo los tres votos clásicos como recuperaremos la originalidad primera sino más bien
haciéndolos girar en torno a la órbita de nuestra asociación para el servicio educativo de los pobres, tal como lo vivieron el Fundador y los primeros Hermanos” (2000: 16).
Permítaseme disentir con esta opinión.

En cualquier caso, no se trata simplemente de poner y sacar, sino de encontrar un camino para que nuestra reflexión sea lo menos abstracta y ahistórica que podamos, y para
encontrar una formulación que no nos separe en la Asociación mayor, sino que permita la mayor cantidad de vínculos posibles sin establecer confusiones innecesarias.
21
El H. Álvaro ha insistido sobre esta dimensión mística de la asociación en sus cartas, tal vez más en los títulos que en los desarrollos, forzosamente acotados a distintos temas
según las ocasiones. “El rostro del Hermano hoy: la centralidad de nuestro cuarto voto” (2000); “Ser Hermanos en comunidad: nuestra primera asociación” (2001), “Asociados al
Dios de la Vida” (2002), “Asociados al Dios de los Pobres” (2003), “Asociados al Dios del Reino y al Reino de Dios” (2004), “Asociados para buscar juntos a Dios, seguir a
Jesucristo y trabajar por su Reino” (2005), “Asociados al Dios de la Historia” (2006), “Consagrados por el Dios Trinidad como comunidad de Hermanos para hacer visible su amor
gratuito y solidario” (2007).
10
 La Asociación para el servicio educativo de los pobres de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
cambio en la fórmula de votos para volver a situar el voto de
asociación para el servicio educativo de los pobres en su lugar y
disimuladamente hacer lo mismo con el de estabilidad-, se retoma
aquella intuición de Jean Jacques Olier: la sociedad de las Tres
divinas personas como fuente de nuestra fraternidad ministerial.
Unificar la vida es vivirla en clave trinitaria, dice el H. Álvaro.
Unificar la vida es comprender que estamos inmersos en ese
dinamismo creador, redentor y santificador que está por debajo de la
historia, en su origen y en su fin.
Vivir en clave trinitaria nos lleva a ver que todo viene de una fuente
indisponible y que es en un dinamismo inaferrable. Vivir en clave
trinitaria es poder encontrar lo divino en lo
humano y en lo cósmico. Vivir en clave
trinitaria es comprender y aceptar la libertad
como fundamento del mundo y de la
conciencia. Vivir en clave trinitaria nos lleva
a venerar este mundo y a cada hombre, con el
que Dios se ha unido, en cierto modo (GS 22)
por su encarnación. Vivir en clave trinitaria
es descubrir y cultivar las semillas del Verbo
dispersas por el mundo, buscar el viento del
Espíritu que está suelto por el mundo, seguir
los pasos de Dios, cuyas espaldas vemos
siempre en este mundo.
Vivir en clave trinitaria nos unifica en tanto
que nos pone en movimiento. No es una
unidad tranquila sino que nos integra en el
mismo movimiento exodal de Dios. Es una
unificación que nos hace salir de nosotros
para ser más nosotros mismos. Para ser,
como Él, en el regreso tras el despojo.
Vivir en clave trinitaria es, siempre, vivir de
un modo que integra. Fe y celo, educación y
evangelización, organización y comunidad,
interioridad y comunicación, soledad y
comunión, distancia y solidaridad.
Desde esta perspectiva de fe abierta en un celo ardiente como el del
mismo Dios es que pueden unificarse todos los momentos de nuestra
vida. La asociación para el servicio educativo de los pobres es este
camino de consagración que se abre en cada comunidad y en cada
obra educativa. En esa tarea se pierde para recuperarse más ella
misma. Tal vez esto no sea sino otro modo de nombrar esa “actitud
espiritual fundamental de un discípulo de san Juan Bautista de La
Salle”, el abandono a Dios en el seguimiento de Cristo para el servicio
comunitario de la educación de los pobres (R 90).
Otro camino antiguo puede ser productivo para una relectura.
Nuestra Regla actual (R 10) se hace eco de la Declaración (12-15) al
referirse a las dimensiones constitutivas de nuestra vocación22. El
documento del 39° Capítulo General nombró esta integración como
una síntesis viviente y una síntesis personal (D 14). Creo que hay aquí
un momento de verdad que debemos rehabilitar. La asociación para el
servicio de los pobres es la dimensión que debe permitir que cuajen
distintos tipos de síntesis, síntesis personales, diferenciadas pero
reconocibles como miembros de una única asociación con una única
finalidad. Las múltiples tensiones de nuestra vida tendrán que vivirse
en el vínculo que la asociación crea: consagración-misión, fe-
secularidad, vocación-institución, comunión-personalismo,
destinatarios múltiples-preferencia por los pobres, educación-
evangelización23. No hay un único modo de vivir entre estas tensiones
(y entre muchas otras). Hay modos canonizados, pero de ninguna
manera son únicos. La multitud de nuestros Hermanos santos, beatos
y venerables nos dan cuenta de la diversidad.
No hay un único modo de vivirla. Pero tal
vez haya sólo un camino para hacerlo. El
último Capítulo General incluye una breve
nota que resume el itinerario lasallano a
propósito de la comunidad: “abre sus ojos y
oídos a la realidad, se constituye en pueblo
de la alianza y es enviada a la misión” (Circ.
455: 20). Es como un eco de tantos textos de
la Regla que nos lo recuerdan (R 1, 11, 47,
81).
No hay un único modo de vivirla. Pero tal
vez haya sólo un camino para hacerlo. El
último Capítulo General incluye una breve
nota que resume el itinerario lasallano a
propósito de la comunidad: “abre sus ojos y
oídos a la realidad, se constituye en pueblo
de la alianza y es enviada a la misión” (Circ.
455: 20). Es como un eco de tantos textos de
la Regla que nos lo recuerdan (R 1, 11, 47,
81).
Pertenecer para crecer en conciencia
En cuanto a nuestra conciencia de la identidad que se integra
alrededor de la asociación para el servicio educativo de los pobres,
podemos pensar en nuestro propio crecimiento en el Instituto.
Hay una historia de nuestra consagración que pasa por un camino de
obediencia en la asociación estable. Esta asociación funciona como el
signo y el medio del don de Dios para los pobres y del don que Dios
hace de sí, en nosotros, para los pobres. Así nos consagra Dios:
cuando juntos nos ponemos al servicio de los pobres, cuando juntos
encontramos un lugar para cada uno de nosotros al servicio de los
pobres. Cuando juntos buscamos a Dios y lo encontramos juntos.
Es Dios el que nos consagra cuando la asociación nos envía. Es la
asociación la que nos consagra cuando nos pone al servicio de los
pobres. Son los pobres, estas mujeres y estos niños, estos jóvenes y

22
Siempre parece haber habido una ambigüedad terminológica al hablar del tema: unas veces dimensiones, otras veces elementos. Desde mi opinión, no es lo mismo; y hablar de
dimensiones permite una lectura menos fragmentaria que referirnos a “elementos”.
23
Es interesante pensar que, en 1904, en el momento de mayor oscuridad acerca de nuestra identidad y de indefinición sobre nuestro estatuto y de la clave que la asociación para el
servicio educativo de los pobres, tras la muerte del santo Hermano Exupérien, fue la Carta de San Pío X la que habilitó una lectura dicotómica entre vida religiosa y servicio
educativo, que tanto daño nos ha causado. Dicha carta invitaba a “salvar la consagración” y ponerla por delante de la “misión” identificando consagración con votos y ambas cosas
con un estatuto público institucional determinado y fijo. Y estamos hablando de algo que sucede antes de la reforma del Código de Derecho Canónico que nos obligó a
conformarnos a los usos de los institutos religiosos. Evidentemente, nuestros Hermanos quedaron encerrados en sus propios horizontes, desprovistos de alguna guía para dar algún
salto.

El período ha sido estudiado suficientemente tanto por el H. Michel Sauvage como por el H. Pedro Gil. Deberíamos dejar que estos estudios nos hablen y sean para nosotros puntos
de partida para el futuro.
11
estos varones, los que nos consagran cuando ven en nuestro empleo,
la Historia de la Salvación que llega24.
Pero también podemos considerar este camino de conciencia como
un crecimiento de umbral en umbral (Circular 418: 56). Y tal vez esto
sea lo más importante para personas como nosotros, responsables de
la formación.
Porque lo primero, cronológicamente hablando, en nuestras vidas y
en las de los demás, Hermanos o Seglares, ha sido, casi siempre, la
experiencia del empleo, casi como una tarea que hacemos a título
personal y con empecinada eficacia y profesionalismo, fundados en
nuestra generosidad e inteligencia. La conciencia de ese empleo
como ministerio eclesial ha venido después. Lo mismo puede decirse
de la conciencia lugar que recibimos desde la obediencia, lugar que, a
veces, discernimos junto a otros y muchas otras, aceptamos en la fe.
adquisición de una serie de formas exteriores que, supuestamente
desde una perspectiva muy ingenua, garantizaran la identidad
personal de los Hermanos. La formación es, más bien, un proceso
conflictivo de construcción narrativa, que cada uno de nosotros
realiza en el seno de esta asociación.
Configurar “una verdadera cultura de la compañía26” (Circ. 455: 41).
Es la invitación del Capítulo General. El itinerario de iniciación
comunitaria que implica la formación para la asociación no es tarea
de expertos. Es, digámoslo de nuevo, tarea que hacemos juntos en
cada lugar, cuando discernimos nuestra misión desde la causa de los
pobres. Esto podrá darse, sobre todo, en las islas de creatividad
promocionadas en América Latina, por el PERLA o en otras islas de
creatividad, como tendrían que ser nuestras comunidades (Carta del
H. Álvaro, 2001: 38).

Luego, más tarde o más temprano, pudimos valorar la pertenencia a Vivir en la Asociación no es hacer voto de
una comunidad que hace “juntos” las cosas. Y probablemente
bastante más adelante, hemos descubierto que la asociación no asociación
termina en nuestro sitio, en nuestra obra. Ese Y una última consideración.
descubrimiento suele estar vinculado con un
servicio distrital que se nos pide. Incluso, tal Los votos aquellos, los de 1691 y los de 1694,
vez, pudimos descubrir lo internacional de estaban destinados a constituir un núcleo duro
nuestra misión, a veces como un desafío que para la asociación que nacía. Un grupo que se
no queremos mirar mucho. comprometiera a la estabilidad en un cuerpo
que vivía de la obediencia. No eran, en ningún
Tal vez, sólo más tarde hemos podido caso, todos los Hermanos los que hacían
descubrir qué significa ser consagrados. O, en votos. Pero todos vivían el compromiso del
todo caso, redescubrirlo. Porque no hay empleo y su significado de consagración.
palabra de consagración cabal si no hay
experiencia de asociación. Y no hay Y esto fue así hasta que el Código de Derecho
asociación si no hay experiencia de que juntos, Canónico obligó a que todos los Hermanos
estos que somos juntos aquí, ahora, así como pronunciaran sus votos al finalizar el
estamos, podemos hacer mejor lo que Dios noviciado, allá por 1920. Pero, tal vez,
quiere. Y no hay experiencia de vivir juntos podemos decir que ya entonces, aunque todos
ante el Dios que nos envía, si no hay los Hermanos hicieran votos, no todos los
experiencia de obediencia, es decir, de miembros de esta Asociación de las Escuelas
conversión del propio trabajo en servicio Cristianas, los hacían. Porque entonces, lo
centrado sobre las necesidades que mismo que ahora, muchos varones y mujeres
discernimos juntos, servicio que puede sin votos, sostienen estas escuelas juntos y por
necesitar, muchas veces, de nuestra asociación con nosotros.
transformación interior25.
Que su participación en el sostener juntos la
Esto, a lo largo de la vida, en umbrales obra pueda ser vivida como asociación para el
sucesivos que nos llevan de compromiso en compromiso, del trabajo servicio educativo de los pobres, depende mucho de las estructuras
al ministerio, de lo propio al proyecto discernido juntos, de la que seamos capaces de crear. Pero no sólo de ellas.
participación a la animación, de lo local a lo distrital, del
protagonismo al testimonio. Que su asociación pueda ser vivida como consagración depende, en
mucho, de qué servicio de formación podamos hacer para que su fe lo
Esto en cada nueva oportunidad de cambio de comunidad o de descubra. Aunque no sólo de ello.
empleo. O, incluso, cuando nos hemos jubilado o enfermado.
Ellos viven su consagración que se expresa en el empleo al servicio de
Vista desde esta perspectiva, la formación no puede constituirse en los pobres. Nosotros significamos esto mismo por una asociación
secuencias de estudios profesionales ni, mucho menos, en la estable, por nuestra voluntad de no abandonarla pase lo que pase.

24
Y también cuando no nos ven, pero experimentan que el Amor de Dios llega hecho escuela para ellos y nuestro servicio concreto tiene algo que ver con eso. Sea en la
administración, en las tareas domésticas, en la coordinación distrital o en la formación, sea en la conducción o la enseñanza en instituciones que no atienden a los pobres, sea en
servicios a la Iglesia o en la investigación.
25
En mayo de 2006, en Medellín, Colombia, el H. Aidan Kilty, que en aquel tiempo era el Secretario del Instituto para la Formación Inicial, comenzaba el Encuentro Internacional
de Directores de Noviciado con un diagnóstico feroz: “nuestros noviciados, en su gran mayoría, siguen siendo demasiado monásticos”. A nadie se le puede escapar, si acuerda con
estas líneas, la necesidad de reconsiderar y volver a planificar nuestros postulantados y noviciados desde esta necesaria experiencia de asociación para el servicio educativo de los
pobres como consagración. Va en esto el futuro.
26
En la ya mencionada carta del Superior General del 25 de Diciembre de 2000, en la conclusión, la centralidad del voto de asociación es puesta en relación con la invitación a ser
compañeros espirituales de nuestros Hermanos, de los seglares educadores y de los alumnos como uno de los rasgos que nos identificarían hoy.

12
 La Asociación para el servicio educativo de los pobres de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
El H. Josean Villalabeitia ha querido llamar nuestra atención sobre un
acontecimiento fácilmente olvidado en la conciencia del Instituto27.
Un recuerdo subversivo, diría yo, al que deberíamos dar espacio y
permitirle hablar, permitirle entrar en diálogo con los nuevos
contextos. Tal vez hoy podamos encontrarnos con la pregunta por
nuestra consagración con mayor audacia que en 1976.
El texto alrededor del cual gira el estudio del H. Villalabeitia es el
informe de la Comisión de Votos para el Capítulo General de 1976 y
su fracaso. No quiero volver sobre el asunto que está allí estudiado al
detalle. Sí quiero invitar a reconsiderar, no la textualidad del informe,
sino su sentido, específicamente en lo que se refiere a nuestro voto de
asociación.
personalizador y comprenderlo a la luz de la cultura de la compañía
que queremos crear para acompañar el crecimiento de umbral en
umbral. Tal vez vivamos hoy un tiempo en que sea posible establecer
“otras estructuras jurídicas que favorezcan ante todo los valores de la
persona (para) que cada Hermano desarroll(e) sus potencialidades
según su ritmo y su dinamismo propio” (Id.: 279) alejándonos de las
rigideces y uniformaciones que actualmente caracterizan los
procesos de formación inicial y compromisos votales. Tal vez sean
tiempos en los que una nueva mirada sobre nuestra identidad, nos
permita compartir con otros lasallanos, no solamente la misión, sino
la asociación como consagración al servicio educativo de los pobres.

De hecho, aquella comisión, invitó a redescubrir la “función central”

que desempeñó el voto de asociación en los orígenes:
“expresar la voluntad de un grupo de personas a
dedicarse solidariamente a una determinada misión
y de buscar juntos el mejor modo de ser fieles a ese
proyecto” (Villalabeitia, 2007: 296). Por este
motivo, para los Hermanos de aquella
comisión, este voto “podría expresar de
manera sintética la consagración del
Hermano, que se une a otros hombres,
deseosos como él de vivir el amor fraterno y
de ejercer una misión común.” (Ibíd.). Era
un modo, pensaban, de “comprender mejor
ciertos valores hasta ahora ligados a los tres
votos clásicos cuyo carácter abstracto e
intemporal es objeto de críticas cada día más
acerbas.” (Id.: 297).

Lo llamativo es que, a partir de este enfoque,

“parece posible entrever formas distintas de
pertenecer al Instituto, tanto si nos fijamos
en el modo como en el contenido del
compromiso. En tal supuesto, la
asociación podría constituir el factor
capital de unión entre los diferentes
miembros del Instituto.” (Ibíd.).
Proponían los Hermanos que este fuera
el único voto que expresáramos en
nuestra fórmula de consagración.
Pensaban que “tal opción daría a
entender mejor el dinamismo del
proyecto de vida del hermano y
conferiría una orientación más
específica a determinados valores
determinados ligados a los tres votos:
testimonio de vida sencilla, servicio a
los pobres, compromiso de vida
comunitaria, búsqueda personal y
comunitaria del designio de Dios”
(Ibíd.).

Marcado por un espíritu de época, tal

vez superficialmente interpretado en
la práctica de aquellos tiempos, la
personalización de la síntesis de los
dinamismos de nuestra vida, caracteriza
toda la reflexión de aquella comisión. Tal
vez hoy podamos releer aquel impulso

27
Nos referimos a su tesis doctoral, cuyos resultados han sido publicados en la Serie Estudios Lasallanos con el número 14. Consagración y audacia. La comisión internacional de
los votos (1971-1976).
13
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