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INDICE

I. Historias de Whatsapp
El Muñeco
El Señor Pálido
El Sótano
Amor de Madre
La Niñera
Ritos de Iniciación
Parálisis de Sueño
La maldición de "La Vendada"
La Pensión
La Estrategia del Diablo
En Casa de la Tía
Día de Pesca
Poeta Maldito
Amor en Tiempos de Coronavirus
Un Demonio Vestido de Mujer

II. Historias Random


El Fantasma
Un Accidente
Aniversario
I. Historias de
Whatsapp
EL MUÑECO
EL
SEÑ O R
P ÁL I DO
EL SÓ TAN O
AM O R D E
MA DR E
LA N I ÑER A
RI TO S DE
I N I CI AC I Ó N
P ARÁ L I SI S
DE S UEÑ O
Pero despertó.

Sudada sobre la cama, al borde del grito.

Miró en dirección a la puerta: la sombra de


ojos rojos ya no estaba, todo había sido un
sueño.

“¡Qué horrible pesadilla!”, se dijo aún


temblando.

Al día siguiente fue al trabajo. Rutina de cafés


y clientes malhumorados que exigían lo
imposible y nunca daban propinas. Pero ella
seguía pensando en aquel extraño sueño. La
pesadilla en donde había soñado que tenía
diez años más, su viejo estaba muerto y tenía
un novio llamado Fer que hablaba con ella a
través del celular.

Cuando terminó la jornada laboral, se desvió


hacia la casita donde vivían sus padres. Su
viejo leía el diario y se sorprendió de verla.

-¡Vic!- dijo con ojos alborozados-. ¡Qué alegría


verte! ¿Pero qué te pasa?
Vic se abalanzó sobre él y lo cubrió de
besos. “Te amo, papá, perdón por pelearme
con vos por pavadas”, le dijo. Su padre le
devolvió el abrazo y Vic recordó las lágrimas
en sus ojos dos años después, durante el
funeral. Su viejo había fallecido durante la
noche, de un paro cardíaco.

Ella ya tenía veintitrés, y había empezado a


estudiar administración de empresas en la
universidad. La pesadilla que había tenido
dos años atrás, la de la parálisis del sueño,
seguía presente en su memoria aunque
había olvidado algunos detalles. Durante el
segundo semestre, se sentó al lado de un
chico que le sonrió y le dijo que tenía el
delineador corrido. “Es que ando de un lado
para otro como una loca”, dijo ella,
borrando las huellas del delineador con un
dedo. “Gracias por avisarme. Por cierto, mi
nombre es Vic”. “Encantado de conocerte”,
le dijo el joven. “Soy Fernando, pero podés
decirme Fer como me dice todo el mundo”.
Unos meses después, tenían su primera
cita y se besaban bajo las luces de neón
de un bar de karaoke.

“Algo está mal”, se decía Vic, olvidados


ya casi todos los detalles del sueño.
“Algo no está en orden”.

Pero se sentía feliz con Fer, ambos se


complementaban muy bien, por lo que
decidió seguir con la relación.

Cinco años después, se recibieron y Vic


consiguió un trabajo en una oficina
contable. Amaba a Fernando, pero no se
decidían a vivir juntos. “Lo
arruinaremos”, pensaban al unísono. Así
que se conformaban con verse de vez en
cuando, y escribirse todas las noches
por whatsapp.
Cuando Vic cumplió treinta y un años,
pensó hacer una fiesta de las que no
se olvidan. El año anterior no había
organizado nada porque estaba
deprimida por la llegada de las “tres
décadas”, pero ahora, qué diablos,
sólo se vivía una vez.

La fiesta fue un éxito. Hubo


borracheras y festejos que se
prolongaron hasta bien entrada la
mañana. Cuando Vic finalmente fue a
la cama, a eso de las nueve, soñó algo
extraño: una sombra entraba a su
habitación, y ella no podía moverse ni
gritar, pese a que se sentía
aterrorizada.

“Fue una horrible pesadilla”, pensó al


despertar. “Seguro fue el alcohol:
tengo que recordarme que ya no
tengo veinte y no puedo abusar de él
como antes”.
Sin embargo, la experiencia volvió a
repetirse dos días después. Ella estaba
sobre la cama, sudada y con el corazón
a mil, pero no podía moverse. La puerta
se abrió con un crujido. Una cabeza
oscura, de ojos rojos que brillaban en la
oscuridad, se asomó silenciosa.
Comenzó a avanzar. Sus movimientos
eran los de un cuerpo sin huesos,
gelatinoso. Y hacía un ruido, una
especie de barboteo, como el de
alguien que está debajo del agua y
comienza a soltar las burbujas.

Estiró una mano negra, de dedos


largos, tan largos como un brazo, y le
quitó las sábanas. Un frío intenso
invadió el cuerpo de Vic. Supo que
provenía desde el mismo aliento de
aquella sombra, que había comenzado
a subirse a la cama. El colchón se
hundió y los resortes crujieron, y fue
ahí que Vic terminó de convencerse de
que aquello no era un sueño, era algo
REAL.
Quiso cerrar los ojos. Pero ni siquiera eso
podía hacer, su parálisis era total. La
sombra ya estaba sobre ella. Sus ojos eran
rojos, y no parpadeaban. Le dijo algo que
ella no entendió, con una voz que era la de
un muerto. Lo repitió, y esta vez creyó
captar algo. “Tu padre no está muerto”.
“Tus recuerdos son mis recuerdos”. El
esfínter de Marisa se aflojó y un chorro de
orina empapó la cama. La sombra rió, y su
risa era un aullido, algo tan pavoroso que
hizo que los ojos de Marisa se
humedecieran de miedo. Por fin pudo
cerrar los ojos y cuando los volvió a abrir,
la sombra se había ido.

Comentó lo sucedido a Fer, que le explicó


que podía tratarse de una parálisis de
sueño. Vic tenía la sensación de haber
vivido todo aquello antes, constantemente
la invadía un sentimiento de irrealidad,
pero pensaba que era por la falta de sueño
y los nervios propios de la experiencia.
Fer puso una cámara en la habitación:
pensaba que, si de verdad estaba
sucediendo algo paranormal en la casa
de Vic, la cámara registraría alguna
imagen. Al día siguiente, pálido y con los
ojos desorbitados, le mostró el resultado:
podía verse a la sombra ingresar al
cuarto y pararse al lado de la cama de
Vic. “Hablé con mi vieja, y un sacerdote va
a ir a visitarte hoy a la tarde”, le dijo.

Vic, que luchaba con la intensa sensación


de volverse loca en cualquier momento,
aceptó. Pero el sacerdote no fue, y creyó
enloquecer aún más cuando su novio
sostuvo lo contrario.

Horas después, creyó ver a su padre


muerto por la ventana.

Escribió a su novio, pero no respondió.


“¿Por qué no me respondés, dónde
estás?”, le preguntó desesperada.
Cerca de las dos de la mañana, por fin, Fer
respondió. Y le dijo algo que en principio la
confundió, y luego la horrorizó: todo
aquello era un sueño, Fer no existía, ella
seguía teniendo veintiún años y su padre
aún estaba vivo.

Mientras leía estos perturbadores


mensajes, ocurrió algo extraño: el celular
en su mano comenzó a ondular, las letras
de los mensajes se agrandaron y bailaron
delante de sus ojos, aparecieron caras en la
pantalla, caras de ojos rojos que la
observaban mientras ella dormía en su
cama.

Lanzó un grito y despertó.

Tenía veintiún años, y todo había sido una


horrible pesadilla.

Al día siguiente, al regreso del trabajo, se


desvió hacia la casa de sus padres y le dio
un gran abrazo a su viejo.
LA
MAL D I CI Ó N
DE " L A
VEN DA DA "
MÁS TARDE...
LA
P EN S IÓ N
LA
ESTRA TEGI A
DEL D I AB L O
EN C ASA
DE LA
TÍ A
DOS DÍAS
DESPUÉS...
GRACIAS A MR. BOTAS POR
SU PARTICIPACIÓN ❤฀฀
DÍA DE
P ES CA
PO ETA
MAL D I TO
A MO R EN
TI EM P O S
DE
C O RO N A
V I RUS
UN
DEM O NI O
VEST I DO
DE M UJE R
HISTORIAS
RANDOM
Bueno, ya estamos lllegando al final
del libro... Espero que hasta aquí lo
hayas disfrutado y pasado bien, que te
hayas sorprendido, emocionado (en
algunos casos) y pasado algunos
sustos con las historias.

Para finalizar, adjunto una pequeña


sección que titulé "HISTORIAS
RANDOM"; dichas historias ya no son
de chat de whatsapp, sino diferentes
cuentos que fui produciendo a lo largo
de estos últimos años, y que tienen la
característica de contener diversos
recursos, esto es: fotos de gatos,
ilustraciones sacadas de Google,
dibujos, en fin, son historias muy
visuales y que yo llamo "pequeños
collages de terror".

Consideré que eran especiales para


cerrar el libro, y espero que las
dusfrutes tanto como yo al hacerlas.
EL FANTASMA
UN ACCIDENTE
ANIVERSARIO
Bueno, amigos, eso es todo.
Espero que hayas disfrutado de
cada historia y me la hagas saber a
través de mis redes sociales.

Te dejo el link a cada una de ellas:


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encontrar muchas de mis historias.
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libros, son estos:
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¡Hasta la próxima!

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