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El presente texto hace reseña al trabajo de investigación elaborado por Elena Juan
Navarro el cual se centra en la vida, obra y análisis del contexto de la primera
diseñadora de interiores de la Historia: Elsie de Wolfe.
Elsie fue un referente en moda, diseño, decoración y sociedad. Era una mujer
sofisticada, de la alta sociedad, nacida en Nueva York en 1859. Las comodidades
económicas y el estatus social brindado por su familia le permitieron estar en
contacto con conceptos como el “estilo” o la “belleza”, además de crear grandes
relaciones y despreocuparse para enfocarse plenamente en el desarrollo de su
profesión.
Rebelde para su época, Elsie sigue siendo uno de los referentes del
feminismo y la homosexualidad. Compartió gran parte de su vida y obra con su
pareja Elizabeth “Bessie” Marbury, quien para su época la reconocían como su
compañera y les llamaban un “Boston Marriage”, un concepto utilizado para definir
la relación entre dos mujeres que convivían juntas y sin ningún apoyo masculino.
Sin embargo, en 1926, contrajo matrimonio con Sir Charles Mendl, un diplomático
británico, y aunque vivían de manera separada e independiente, era un matrimonio
de conveniencia donde ambos ganaban estatus al estar juntos.
La transición de finales del siglo XIX y principios del siglo XX fue un punto de
inflexión importante en el diseño tanto arquitectónico como de interiores. Se fueron
dejando atrás estilos de ostentación y grandeza como el Neo-rococó o la
recuperación del gótico, que difícilmente se adaptaban a las nuevas viviendas cada
vez más compactas y confortables. Fue entonces, en los primeros años del siglo
XX, cuando aparecieron una gran cantidad de nuevos ricos, lo cual provocó una
demanda de profesionales que diseñaran los interiores de sus viviendas buscando
un alto estatus social. Veían a su vivienda como un vehículo de expresión que
buscaba dejar patente el estilo de sus propietarios y su poder adquisitivo.
‘A man may build and decorate a beautiful house, but it remains for a woman
to make a home of it for him. It is the personality of the mistress that the home
expresses. Men are forever guests in our homes, no matter how much
happiness they may find there.’
Si bien es cierto, los roles de género han cambiado y se han mezclado cada
vez más a lo largo de las décadas. Ya no sólo es la mujer quien se queda en casa
y la mantiene presentable, sino que cada vez más se resalta la importancia de que
el hombre se vea involucrado en las tareas del hogar. Sin embargo, sigue existiendo
este instinto femenino por ver de tu casa como una tarjeta de presentación y buscar
hacer de ella un hogar que represente a la familia.