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DELA BRETON Y LOS INICIOS DE LA
ARQUEOLOGÍA EN EL OCCIDENTE DE MÉXICO
In t r o d u c c ió n
A d e l a B r e t ó n y la a r q u e o l o g ía m e x ic a n a
1 Otto Schóndube hizo una traducción de uno de los artículos de Adela Bretón,
la cual se publicó en un periódico de Guadalajara hace algunos años. La versión que
se presenta aquí, sin embargo, ha sido enteramente realizada por los autores de este
artículo.’Se incluyen en este trabajo las ilustraciones originales que acompañaron a
las publicaciones de Bretón, además de fotografías que hasta ahora no se habían pu
blicado conjuntamente con sus artículos. Estas figuras ilustran algunas de las piezas
arqueológicas que la autora adquirió durante sus investigaciones, las cuales fueron
enviadas al Museo de Bristol, Inglaterra, y han sido poco estudiadas por los arqueó
logos desde entonces. Junto a sus ilustraciones se incluyen planos recientes de va
rios sitios que ella discute en el texto, así como notas que comentan sobre sus
observaciones, y referencias bibliográficas que ponen al día sus materiales y obser
vaciones.
aunque todavía se enfrentaban con muchas barreras, no eran la rareza
que habían sido a principios de siglo (McVicker, 1989:13).
No se sabe exactamente cuándo iniciaron los viajes de Adela Bretón
al Nuevo Mundo, pero pudo haber sido poco después de la muerte de
su padre, en 1887. En 1894 vino a México y viajó extensamente por el
país, llevando consigo su cuaderno de dibujo, en el que realizó estudios
a lápiz y pequeños bocetos.
Fue posiblemente a través de estas experiencias en México que entró
en contacto con Alfred Percival Maudslay, el arqueólogo británico que
había trabajado en el área maya. Ella le preguntó si habría algún traba
jo que pudiera realizar en México, y Maudslay respondió que podría ir
a Chichén Itzá para verificar la exactitud de algunos de sus dibujos.
Este fue un punto decisivo en la vida de Bretón; en 1900 fue a Chi
chén Itzá, y desde ese momento hasta su muerte en 1923 viajó extensa
mente en Centro y Sudamérica, Egipto, Australia, Japón y Fiji. Entre
1900 y 1908 realizó 13 viajes a México. Cada vez se vio más atraída por
el trabajo en Latinoamérica, y su círculo de colegas creció, ampliándose
el alcance de su trabajo. Empezó a publicar algunos de sus estudios, y
fue participante activa en muchas reuniones de profesionales (McVi
cker, 1989:13-14).
Aparte de su trabajo en Chichén Itzá, Adela Bretón visitó muchos
otros sitios en la Península de Yucatán, así como Teotihuacán, El Tajín y
Xochicalco, para citar tan solo los principales. De todos estos sitios
arqueológicos dejó un amplio corpus de dibujos, pinturas y fotografías,
que actualmente se encuentran en el Museo de Bristol, Inglaterra, junto
con la colección de artefactos que recolectó la investigadora durante sus
muchos años en México.
Dentro de la historia de la arqueología mexicana, el período en el
que trabajó Adela Bretón ha sido llamado "descriptivo", puesto que los
investigadores en muchos casos se limitaron a describir lo que vieron
(Williams, 1993: 197). Este período (1880-1910) se caracteriza por un
"positivismo", y durante estos años
A l g u n a s f i g u r i l l a s r e t r a t o d e b a r r o d e M é x ic o 2
Las figuras retrato a partir de las cuales se hicieron estos dibujos (véanse
figuras 3-5) proceden de un montículo o tu m u lu s cerca de Etzatlán, en el
estado de Jalisco, México. El pueblo de Etzatlán está a unas 70 millas al
nor-occidente de Guadalajara,3 y a la primera llegada de los españoles
2 Tomado de: The art ofruins: Adela Bretón and the temples of México, editado por
S. Giles y J. Stewart (City of Bristol Museum and Art Gallery, Bristol, Inglaterra),
1989, pp. 53-54. Publicado originalmente en: Man , vol. 3,1903.
3 Etzatlán está a 55 millas (89 km) al oeste de Guadalajara.
era la capital de un Estado o cantón que formaba una de varias confe
deraciones de Estados llamada Chimalhuacán, habitada por comu
nidades pacíficas y civilizadas que hablaban la lengua náhuatl.4
El montículo en cuestión está a tres leguas al norte del pueblo mo
derno, en un terreno plano perteneciente a la Hacienda de Guadalupe,
y el propietario hizo que lo excavaran en 1896 (fig. 2).s Desgraciadamen
te no existió una supervisión de alguien capacitado, no se obtuvo infor
mación alguna, y la mayor parte de las figuras fueron quebradas.
Dos elevaciones de forma oblonga junto al montículo, que ahora
sólo tienen unos pocos pies de altura, pueden haber sido lugares de
construcciones antiguas. El montículo propiamente dicho era de forma
redondeada y de unos 40 pies de altura. Una ancha trinchera se excavó
desde los extremos norte y sur hacia el centro, casi atravesándolo total
mente; cerca de la mitad del montículo había sido excavada hasta el
nivel del suelo. Casi en la parte media, en el lado sur, y a pocos pies
debajo del nivel exterior, los trabajadores se encontraron con una capa
de carbón y tierra café suave y suelta, en la que encontraron un esquele
to descansando sobre un compuesto gris-blancuzco, como un tipo de
arcilla gris. El cráneo estaba finamente desarrollado. Arriba de todo esto
se encontraron las figuras."
actualidad es de más o menos la mitad del anterior, lo cual nos da una perspectiva
del avance de la erosión estructural en esta pirámide, y por inferencia en otras de la
misma área. Las subsecuentes actividades de saqueo, algunas tan recientes como los
años sesenta, han contribuido a esa destrucción. Compárese el dibujo de Bretón con
la fig. 8, que es un plano del mismo complejo. Bretón no comentó sobre las platafor
mas alrededor de esta estructura, ni sobre los círculos adyacentes y más pequeños
en el mismo complejo, tal vez indicando que ya habían sido severamente arados
desde la época de sus investigaciones.
Este complejo es probablemente un recinto del nivel II en la jerarquía regional
de complejos ceremoniales/administrativos representada en la zona del Volcán de
Tequila durante las fases Ahualulco (200-400 d.C.) y Teuchitlán I (400-700 d.C.) de la
Tradición Teuchitlán (Weigand, 1993,1996; Ohnersorgen y Varíen, 1996). El recinto
debió de haber tenido por lo menos un juego de pelota, a juzgar por su tamaño
general, aunque no se encuentra visible hoy en día. Es muy probable que la mor
fología arquitectónica del complejo, con por lo menos tres posibles círculos, sitúa
cronológicamente la etapa final de construcción del complejo hacia la fase
Ahualulco tardía.
Ciertamente se representaban fases más tempranas de construcción en los per
files visibles durante el trabajo de campo de Bretón, y siguen siéndolo hasta la ac
tualidad. Esta observación se refuerza por el estilo de las figurillas cerámicas que
Bretón ilustra, las cuales se extrajeron de un entierro en la base de la pirámide cen
tral. Este entierro, a juzgar por el estilo de las figurillas, probablemente corresponde
a la fase El Arenal tardía (ca. 0-200 d.C.).
7 No es del todo claro si Bretón está describiendo fases de reconstrucción de la
pirámide, fragmentos de la cubierta exterior de piedras burdas, o ambas cosas, en
esta aseveración. Tanto las cubiertas exteriores de piedra como los muros interiores
(ya sea revestimiento cubierto o rasgos interiores para reforzar el cuerpo de la
pirámide) existen dentro del área general. No se puede ver hoy recubrimiento de
piedra, pero algo de rocas se puede observar todavía en los perfiles expuestos por
el saqueo. La "tierra dura" que ella describe es de hecho un tipo de cemento: mez
cla de jal, cal y adobe. Este material es extremadamente duro, e incluso bastante
resistente a la erosión. En el recinto de Guachimontón cerca de Teuchitlán, entre
muchos otros, rocas escogidas pero burdas se pusieron en este cemento, formando
así estructuras de mampostería. [Véase Apéndice].
Hice dibujos de algunas de las figuras y pude traer conmigo dos de
ellas, que ahora se encuentran en el Museo de Bristol (figs. 3-5).HAlgu
nas se quedaron en la hacienda, y otras fueron obsequiadas a los ami
gos del propietario. Había por lo menos 20; dos de ellas no nos fueron
mostradas. El señor don Mauro Villaseñor, un juez del vecino pueblo de
Ahualulco tenía dos, una masculina y una femenina, así como algunos
brazaletes de concha, amuletos de jade y cuentas, y ornamentos de con
cha trabajada y de piedra. También tenía un cilindro de piedra pulida
extremadamente dura, que pensaba era la boquilla de una pipa, y
algunos fragmentos planos muy pequeños de metal blanco (no era
plata) con orificios.9
Parece haber sido la costumbre en esta parte de México colocar figu
ras retrato alrededor de un tu m u ln s, probablemente representando
miembros del hogar del difunto. Un herbolario que en sus recorridos
por una parte deshabitada del oriente de Jalisco se había topado con
varios sitios de enterramiento, me dijo que también había encontrado
que este era el caso. Cerca de Chapala se encontraron dos figuras fe
meninas juntas, una aparentemente era la mujer principal, digna y son
riente, cargando su platón con ofrendas sobre el hombro izquierdo. La
otra, de menor alcurnia, tenía una dolorosa expresión de horror en la
8 Compárese las figs. 3-4 con la 7. Esta última no se publicó con el artículo ori
ginal de Bretón.
9 Véanse Ramos y López (1996) para la descripción de una tumba de tiro rica
mente amueblada y sin saquear, del mismo período aproximado, localizada en un
conjunto circular simple en Huitzilapa, cerca de Magdalena, Jalisco. Es interesante
el contraste con el entierro de Potrero Grande. El de Huitzilapa ocurre dentro de una
tumba de tiro de ocho metros de profundidad, bajo una plataforma en el círculo
exterior del conjunto. Obviamente se trata de un entierro múltiple dedicado a la
veneración de los antepasados.
En contraste, el entierro de Potrero Grande estaba sobre o cerca de la superficie
original de la pirámide central del conjunto. En El Arenal, donde existen ambos
patrones, el entierro de tipo Potrero Grande estaba claramente relacionado con una
ceremonia que involucraba el sacrificio humano. Sin embargo, la descripción de
Bretón no es lo suficientemente detallada como para identificar de qué tipo de cere-
monialismo se trata.
cara, y se tomaba el pelo en una mano mientras la otra estaba extendi
da aparentemente con la intención de evitar algún destino terrible.10
Las de Guadalupe parecen ser prósperas y felices. La dama princi
pal (fig. 3) porta su ofrenda a los dioses y lleva brazaletes como los
encontrados en el montículo. Su cara y cuerpo se encuentran pintados o
tatuados, y parece tener un atuendo ceremonial simbólico con un
patrón de grecas. Ella lleva varios aretes en cada oreja, y un ornamento
en la nariz. El mismo tipo de cara y de figura puede todavía encontrarse
en las aldeas indígenas, y representa a una matrona con las más altas
cualidades: capaz, trabajadora, amable, un ama de casa admirable y la
mejor madre del mundo. Otras dos figuras femeninas pudieron haber
sido sus sirvientas (Fig. 4). Todas son de arcilla burda, con grosor entre
un cuarto y un tercio de pulgada; una tiene 12 pulgadas de alto, y las
otras 18 y 20 pulgadas respectivamente. Dos figuras masculinas se de
coraron con pintura en gran detalle; una de ellas (fig. 5) es admirable
como obra de arte, muestra un gran dominio tanto del modelado como
del color.
Uno de los tres brazaletes que tengo es una banda sencilla de con
cha. De los otros dos que se ilustran, uno tiene 26 ranas elaboradas en
bajo relieve (una pequeña parte está quebrada), y el otro tiene cuatro
serpientes de dos cabezas alternándose con cuatro ranas (fig. 6). Peque
ñas ranas de concha y cuentas de varias formas pudieron haber forma
do collares, y hay además algunas curiosas figuras pequeñas de concha
en forma de silueta. Todas estas se encuentran en el Museo de Bristol, y
son una muestra tomada de la gran cantidad encontrada en la hacienda.
Las ranas parecen haber representado alguna divinidad mexicana,
pues en Guanajuato hay algunas rocas sobre la ciudad que tienen la
apariencia de ranas, y eran tenidas por dioses tutelares por los indíge
nas.11Ahí se hacían ofrendas y se realizaban danzas. Una rana esculpi
10 Véanse von Winning (1996) para varios estudios detallados sobre el arte de las
figurillas del Occidente.
n Un par de ranas de cerámica, decoradas con diseños geométricos de pseudo-
cloisonné, se encontraron junto con un entierro bajo el altar central (en el nivel del
piso original) en una de las estructuras circulares de Cerro Prieto, localizada en el
valle de Bolaños, hacia el norte. Véase Williams (1992: 89-91) para una discusión
sobre el simbolismo de las ranas en la iconografía mesoamericana.
da se encuentra junto a uno de los baños de roca en el cerro de Texco-
zingo, cerca de Texcoco, donde Netzahualcóyotl tenía sus famosos jardi
nes. Yo tengo un hacha de piedra obscura y pulida en forma de rana,
procedente de Zacatlán, en los límites entre los estados de Hidalgo y
Puebla.
En vista de que este montículo se encuentra junto a las grandes
minas de obsidiana de Teuchitlán, donde por millas las laderas están
cubiertas de los restos del tallado de esta piedra, uno hubiera esperado
encontrar buenos implementos en el montículo, pero yo no creo que
este haya sido el caso. Dos lascas triangulares de forma poco usual y
algunos "núcleos" fueron todo lo que vi.12 Había un sitio de manufac
tura de estos objetos prismáticos, usualmente llamados núcleos, en el
cerro que ahora es una isla en el Lago de Magdalena, cercano a Etzatlán.
Docenas de objetos descartados pueden recogerse ahí, mientras que no
existen entre los miles de lascas de todos tamaños y formas en
Teuchitlán.13
A l g u n a s m i n a s d e o b s i d i a n a e n M é x i c o 14
M ic h o a c á n
J a l is c o
Ixtlán de los Buenos Aires toma su nombre de la palabra ixtli, que sig
nifica "obsidiana", la cual se encuentra cerca del lugar, aunque no pude
localizar el sitio exacto, el cual creo se encuentra en dirección a Hostoti-
pacquillo.17
17 "Ixtlán de Buenos Aires" es otro nombre para Ixtlán del Río, Nayarit. Durante
la época del trabajo de campo de Bretón, las comunicaciones entre Hostotipaquillo
e Ixtlán no eran fáciles, pues el formidable cañón llamado "Plan de Barrancas" se
para a estos dos asentamientos en el norte. Esta ruta se volvió importante tan sólo
después del desarrollo de la vía ferroviaria a través del área, que conecta a
Guadalajara con la costa del Pacífico. La ruta a Ixtlán desde el sur es más antigua, y
aunque ya ha sido abandonada, se entraba a ella por el paso de Llano Grande. Esta
ruta involucraba más distancia pero terreno menos abrupto.
Ixtlán fue un asentamiento bastante grande para su época, por lo que Bretón
debió de haberlo localizado fácilmente. Sus informantes pudieron haberse confun
dido con los diferentes topónimos para Ixtlán, o ella entendió mal sus comentarios
sobre el pueblo. Bretón está en lo cierto, sin embargo, al asociar Ixtlán con ixtli
(obsidiana), pues existen afloramientos y talleres en el área general. El sitio cerca de
Ixtlán ha sido descrito recientemente por Gabriela Zepeda (1994).
Más cerca de Guadalajara, el Volcán de Tequila ha producido obsi
diana en cantidades considerables. Arriba del pueblo de Tequila, las cer
cas de las parcelas están hechas de grandes bloques de ese material,
pero no tuve tiempo de buscar minas en ese lugar.18 En el extremo
opuesto de la montaña, en Teuchitlán, los desechos de obsidiana están
diseminados en una gruesa capa sobre una gran extensión de terreno.,v
Teuchitlán es un pequeño pueblo a los pies de una larga estribación
del volcán, a cinco leguas de Refugio, una estación en la vía del tren
entre Guadalajara y Ameca. Probablemente ahora es más fácil llegar a
Teuchitlán siguiendo la nueva ramal que va a San Marcos. Además de
la obsidiana, hay un sitio antiguo muy interesante en la cima del cerro,
y los notables montículos y círculos llamados Huaerchi Monton a la
mitad del camino hacia arriba.20
aéreas y mapas, seguido por el estudio más detallado de 1985; véase también Wei-
gand [1993 y 1996]). Es desafortunado que Bretón no señalara más detalles para el
recinto de Guachimontón, puesto que éste sufrió enormemente de saqueo y extrac
ción de material después de su visita. Hoy en día se encuentra protegido dentro de
un parque municipal, llamado "Los Guachimontones de Teuchitlán".
Aunque Hrdlicka (1903) estudió una estructura circular en Totoate, en el Cañón
de Bolaños (Jalisco), ni Bretón ni ningún otro arqueólogo hizo la conexión con el
área de Teuchitlán hasta 70 años después (Weigand, 1974). La estructura de Totoate
fue estudiada de nuevo por Kelley (1971; véase su fig. 1 a) a mediados de los sesen
ta. Los estudios de Hrdlicka y de Kelley conjuntamente constituyen las primeras
excavaciones de arquitectura circular concéntrica, que ahora sabemos sirvió como
rasgo distintivo de gran parte del Occidente durante los períodos Formativo y
Clásico (Weigand, 1985,1993).
21 Dolores Soto de Arechavaleta (1982) excavó varias trincheras en este taller,
recobrando enormes cantidades de artefactos de obsidiana. Ella ha documentado
complejas operaciones de manufactura de lascas y de navajas prismáticas, junto con
los ya mencionados restos de reducción de núcleos. John Clark (comunicación per
sonal, 1996) ha comentado sobre el carácter inusual y definitivo de la producción de
navajas prismáticas en este taller. El ángulo plataforma/navaja es de más de 1000,
por lo que se distingue fácilmente del ángulo de 900 usualmente visto en las nava
jas prismáticas del centro de México durante el Clásico y Postclásico, y en el
Occidente durante el Postclásico (véanse también Spence, Weigand y Soto [1979]).
22 Esta localidad es el gran sistema de noria de El Rincón, donde una de las
primeras destilerías de tequila del período colonial estuvo localizada. Realmente
constituye el límite sur del área de taller mencionada en la nota anterior. Fue el
redescubrimiento de esta sección del taller por Acelia García de Weigand en los
sesenta, lo que alertó a los arqueólogos contemporáneos sobre el carácter industrial
del trabajo de la obsidiana en la región del Volcán de Tequila.
queño en el depósito. Muchas de las lascas están rotas, hay de todos
tamaños, desde navajas filosas de 8 o 9 pulgadas de largo, hasta los frag
mentos más pequeños y delgados posibles.23 Algunos de los que yo
obtuve se encuentran en el Museo Peabody de Harvard, y otros en los
museos de Bristol y de Manchester, en Inglaterra.
En este depósito encontré algunos huesos, los cuales, incluyendo el
cráneo, se encontraban en parte dentro de dos vasijas rojas de barro. Los
dientes frontales, tanto superiores como inferiores, habían sido limados,
resultando en formas peculiares.24
A unas tres millas de Teuchitlán, en otra estribación del cerro, hay
un afloramiento de obsidiana a lo largo de la cima, el cual ha sido
explotado, y los montones de desechos se extienden por una milla
alrededor.25Algunas de las lascas están cubiertas con una gruesa costra
blanca. La obsidiana tarda mucho tiempo en intemperizarse (por ejem
plo, las puntas de lanza de Tulancingo están tan frescas como si
hubiesen sido hechas el día de ayer), por lo cual donde el vidrio vol
cánico se ha materialmente erosionado, debe de haber transcurrido un
largo período.26
El pueblo de Etzatlán, a unas 20 millas después de Teuchitlán,27 es
una estación en el camino ferroviario que va a San Marcos. Desde Etza-
E p íl o g o
A p é n d ic e
R e f e r e n c ia s c it a d a s
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W e i g a n d , P. C. y A. G a r c í a d e W e i g a n d , "Minería prehispánica en Jalisco",
Ahuisculco + sí
Hda. Sta. Ma. Navajas + sí
Río Salado - no
Primavera/ Las Flores + si
Pedernal/ Las Flores + ?
La Mora/ Teuchitlán + sí
La Joya ++ sí
Cuisillos 0 ?
Cinco Minas 0 ?
Llano Grande ++ sí
Sta. Teresa + sí
Tequila + ?
La Providencia - no
San Marcos - no
Hda. Guadalupe 0 no
Osotero/ Sn. Sebastián + sí
Sn. Juan de Los Arcos ++ sí
Huitzilapa + sí
Clave: ++ = excelente
+ = buena
0 = regular
= mala calidad
Cuadro 2
Cs (ppm)
Cuadro 3
[ .2 m j
C 8m >
y
Concentración de rocas " ^ Concentración
Altamente arado de roca
.2 m:
Camino
Mancha en
el suelo
Orilla de la terraza
destruida por el arado
r
I .2 m .
^ y '.2 m y Altamente
arado
^ Restos de cubierta de roca
.4 m
( 2 m ) I ] Cubierta
v /--v ~ 2 ' J de roca
1 Trinchera dé saqueo ]/ / Concentración de rocas
.5 m
3 m
l_________ 50l_________100l M
o
Fig. 10. Conjuntos arquitectónicos circulares de Teuchitlán, Jalisco
(según Weigand, 1985: Fig. 11).
O
O
N
Escala
0 20 50 100 m