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Instituto Superior de Formación Docente y

Técnica N°210

Profesorado de Educación Secundaria en

Geografía

Historia I

Prof. Santiago Harispe


Estudiante Santino Javier

FINAL HISTORIA I

La idea es que armen una especie de monografía corta. Algo más que un TP.
Piensen que es un final y que en este caso hacemos una excepción. 

El tema es "Reformas Borbónicas". Deberían poder expresar de forma escrita:


qué fueron, cuándo sucedieron; por qué sucedieron, en qué consistieron; en qué
se diferenciaron de las pombalinas; cuáles fueron sus consecuencias; cuáles
sus objetivos; etc; etc; etc. Es decir, construir una narración en torno a ellas,
según lo que problematizan los autores

Entre 1521 y 1700 gobernó en la Nueva España la dinastía real de los Habsburgo o
Austria. Al quedarse el rey Carlos II de Habsburgo sin descendiente directo, la Casa
de Borbón tomó el poder en España. Era una familia real de origen francés (Bourbon),
una rama de la Dinastía de los Capetos, la más antigua de Europa. Gobernaron
primero Navarra y Francia, y en el siglo XVIII sus miembros llegaron a los tronos de
España e Italia, además de varios pequeños ducados y condados.

El primer miembro Borbón que sucedió a los Habsburgo en el trono español, fue Felipe
de Anjou o Felipe V, nieto del rey Luis XIV de Francia y desde entonces han
gobernado España hasta la actualidad, excluyendo algunos periodos de lucha por la
independencia, la república, la democracia y la dictadura de Francisco Franco.

Durante el gobierno de los Habsburgo, en la Nueva España se había creado un


sistema político denominado patrimonialista donde se compraban los cargos públicos,
los funcionarios imponían los tributos, se desarrollaban y protegían monopolios y
mediante la corrupción se evadía el control de la Corona.
Por ello, el rey Carlos III de Borbón, influido por las ideas de la Ilustración, llevó a cabo
un proceso de modernización por medio de las llamadas “Reformas Borbónicas” que
impusieron una serie de cambios políticos- administrativos, económicos, militares y
culturales en las colonias americanas. Estas reformas buscaban modernizar
internamente a España y su relación con las colonias, respondiendo a una nueva
concepción de Estado, que se propuso retomar todos los derechos que se habían
delegado en grupos y corporaciones, además de asumir la dirección política,
administrativa y económica del reino.

Halperín Dongui comienza mencionando que aparece un conflicto entre Portugal-


España a fines de SXVIII por territorios americanos. Portugal desconfía de España por
el territorio del Brasil, que se lo invadan, también en tierras del Oriente (Colonia del
Sacramento). Las preocupaciones de España son otras: por ejemplo, el conflicto en La
Habana (1762).

Se menciona un resurgimiento español, en dimensión económico-mercantil con


reformas en colonias (metrópolis), pero fomentar eso a veces es contradictorio y tiene
límites. Tanto España como Portugal organizan el monopolio del tráfico de productos
hacia Europa, introduciendo modalidades de Europa del Norte.

Otra reforma se da en la dimensión administrativo-militar, que se explicará debajo. La


eficiencia administrativa en el poder colonial no es muy ventajosa para sus
administrados, sobre todo lo fiscal. Y en lo que respecta a lo militar, según Lynch,
España no tenía el dinero ni los hombres para mantener grandes guarniciones de
tropas en América, y dependían como ya veremos de milicias coloniales locales (algo
similar le pasará a Portugal en Brasil). Los criollos entonces, no sólo adquirían un
sentido de identidad militar y confianza, sino también nuevos fueros.

Por el lado portugués, se ve a un Brasil dividido en dos: Minas Gerais y la zona


tradicional azucarera. Cada vez es más costoso mantener la actividad minera, hay
menos recursos, esclavos caros, modelo de exportación costoso, productores
endeudados por continuamente comprar esclavos que traían desde África. A su vez
existía otra dificultad para estos productores: agotamiento progresivo del mineral.

Las reformas pombalinas van a atacar a las “factorys” británicas en Lisboa y Oporto
(hombres ingleses en esas ciudades que repatriaban ganancias obtenidas por
actividad comercial, el crédito, fletes, seguros, etc.) Además de esto, el contrabando
hacía efecto y generaba mayores sumas que el tráfico legal. Otro aspecto de las
reformas pombalinas es que dada la neutralidad en las guerras por parte de Portugal
(Guerra de 7 años, por ejemplo), debió contar más que nunca con la protección militar
de Gran Bretaña, y entonces debían atender a sus políticas mercantiles. Las milicias
portuguesas en Brasil eran de origen local, y estaban amenazadas de ataques
extranjeros.

Portugal a lo largo de la primera mitad del siglo XVIII, se dejó enredar en una relación
de dependencia con Inglaterra, principal beneficiaria del comercio con el reino ibérico y
su imperio colonial. De América llegaban cargamentos de oro cada vez más
voluminosos, suficientes para terminar el déficit comercial resultante de la compra de
productos manufacturados.

Inglaterra comenzó a beneficiarse de mucho más que del simple suministro de tejidos
de lana y productos manufacturados. A partir de 1750 las minas de oro de Brasil
presentaban signos de agotamiento, no se había acabado el metal pero las nuevas
fases exigían más inversión y más mano de obra esclava.

La principal característica de la nueva era fue el proceso de centralización de


administración del imperio portugués. Pombal (gobernó de 1750-1777) fue el
responsable de esta nueva visión del papel del Estado. Sus reformas iban
encaminadas a revitalizar la política de monopolios mercantilistas, con control riguroso
de administración, del presupuesto, de la economía y la Justicia. Fue quien expulsó a
la Compañía de Jesús de todos los territorios portugueses y artífice de la
reconstrucción de Lisboa post terremoto (1755). Estos dos hechos consolidaron su
poder.

El poblacionismo pombalino aconsejaba incorporar indígenas amazónicos y de


misiones paraguayas, más hombres libres de color, usando unión familiar con
europeos y criollos, algo que chocaba con principios o prejuicios individuales.

En 1777 la muerte del rey José trae consigo la caída del Pombal, y el balance muestra
trazos negativos, lejos de integrarse mejor colonia y metrópoli, el esfuerzo reformista
fue con más tensión.

Con respecto a las reformas borbónicas y el impacto en Hispanoamérica, en las


minerías mexicanas (casi todas al norte) Halperín menciona que sufren dificultad de
acumulación de oro/plata, porque a diferencia de Perú, por ejemplo, cuentan con
escasa mano de obra calificada (ambigüedad con respecto a la prosperidad de la
Nueva España borbónica). Por su lado, Lynch menciona que “el declive de la minería
no fue necesariamente un signo de recesión económica, sino que puede indicar un
mayor desarrollo económico, una transición de una economía de base a una de más
variedad. La agricultura daba más beneficios en ese entonces en México (sostenido
por crecimiento poblacional). Por otro lado, el sur y oeste mexicano tenía supremacía
indígena, al igual que países de América Central, y los pueblos y comunidades
indígenas controlaban las tierras.

Desde la pérdida de Jamaica, España ha ido perdiendo territorios en América Central


(Antillas, Santo Domingo) a manos de ingleses, franceses y holandeses, debido a su
debilidad militar e insuficiencia presencia española. En la América del Sur española,
en Venezuela se ha ido desarrollando exportaciones no mineras, y tienen gran
ascenso gracias al contrabando ilegal (oro, perlas y esmeraldas traídos de Nueva
Granada y productos tropicales). El virreinato que agrupa Ecuador, Colombia (y
Panamá) y parte de Venezuela con Cartagena de Indias en la costa atlántica como
centro de poder militar y naval de lo que es el Caribe español, tiene desde 1739 a
Santa Fé de Bogotá como capital.

Las medidas más importantes de estas reformas (aparte de la organización de fuerzas


militares en las colonias y la expulsión de los jesuitas) fueron la creación de nuevos
virreinatos (1739 el de Nueva Granada y 1776 Río de la Plata), el establecimiento de
nuevas capitanías generales (Chile y Venezuela), nuevas audiencias y la instalación
de intendencias.

Dos siglos después de la conquista, la población sigue siendo más densa y con caída
de población americana, concentrándose la mayoría en México y en el bloque andino
(Quito y Perú)

A diferencia de Portugal donde las reformas pombalinas marcan un brusco cambio de


rumbo, en España la etapa de reformas intensifica una tendencia con la dinastía
borbónica instalada. España entonces comienza a ver a sus colonias americanas no
sólo como proveedoras de materias primas y tesoros metálicos, sino como
desemboque para la producción metropolitana, industrial o agrícola.

El complemento de la reforma económica es el de la administración, mediante


creación de intendencias, centros jurídicos más reducidos que los virreinatos con
atribuciones referidas a las problemáticas de las guerras y las haciendas.

Los Borbones españoles continuando con una serie de reformas iniciadas a


comienzos de siglo, realizaron un profundo reordenamiento de las funciones militares,
económicas y administrativas cuyo objetivo principal era fortalecer el poder del estado
y de la autoridad real. Dentro de este programa de reformas, las relaciones
comerciales con América recibieron preferente atención y estuvieron concebidas en un
marco de centralismo que alcanzó su punto culminante bajo el reinado de Carlos III.
Marinos y personajes influyentes en la Corte propusieron: suprimir la venta de los
cargos (que se venía realizando previamente en América), al cual consideraban que
era el origen de todos los excesos; crear un aparato estatal fuerte con funcionarios que
no participasen en actividades “ilegales” y que sean asalariados y de “honradez”, todo
esto con un sistema de ascensos por desempeño. También querían de esta manera
alejar a las elites locales de la administración, ya que consideraban que de esta
manera podían aplicar medidas para incrementar la recaudación fiscal.

La reforma mercantil abre finalmente al comercio recíproco un largo numero de


puertos peninsulares y americanos, donde se establece libre comercio. Este
reglamento de libre comercio no abría las colonias al comercio extranjero, su propósito
era dar vigor al comercio metropolitano frente a la presión del contrabando. El impacto
provocado por la liberalización comercial en la esfera productiva es menos intensa que
el que produce sobre la estructura comercial. Esta reforma mercantil, tiene impacto
económico positivo para algunos países (tales como los que señala Halperin): Región
colonial del Río de La Plata, ya liberado de Perú, y también para Cuba y Venezuela,
donde se favorece la expansión de la agricultura exportadora. Luego señala que para
otros países, estas reformas resultaron ambiguas: Perú (pierde privilegios Lima) y
México (donde el ritmo de crecimiento se hará mas lento).

El objetivo fiscal de las reformas se alcanza pronto, y de modo satisfactorio: las rentas
crecen a lo largo de las dos décadas que se abren en 1770, en parte debido a fuentes
nuevas o ampliadas (impuestos al comercio), pero también a una percepción más
cuidadosa (estancos y tributos).

Halperin hace hincapié en que las reformas acentuaron la fragmentación interna de la


sociedad hispanoamericana, sobre todo en sus sectores más altos, y contribuyeron así
a hacer más pesada la herencia colonial.

Mientras que John Lynch se repregunta sobre el significado de estas reformas para
Hispanoamérica, considerando que el programa imperial ha sido interpretado de varios
modos, tal como “nacionalismo” de la economía colonial (por la centralización de las
administraciones reformadas sobre todo), como una “restauración”, una
“modernización defensiva”. Si bien, como mencioné arriba la preocupación española
pasaba por el equilibrio del poder colonial en las Américas como el caso La Habana y
también por la expansión británica, Lynch señala que el objetivo no era “expulsar a los
extranjeros, sino controlar a los criollos”.

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