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CAPITULO I

EXISTENCIA HISTÓRICA DE UN SABER FILOSOFICO ENTRE LOS


NAHUAS

1. Descubrimiento de los problemas.

- Tlamatiliztli es un término náhuatl cuyo significado literal es sabiduría;


analógicamente equivale al concepto filosofía.

- ¿Hubo un saber filosófico entre los nahuas prehispánicos? ¿Se preguntaron e


inquirieron racionalmente sobre el mundo, el hombre y la divinidad?

Para responder a estas interrogantes, primero diremos que se entiende por


filosofía, y después mencionaremos las condiciones que se requieren para que
exista dicha filosofía.

Respecto al primer punto, algunos niegan su existencia en la cultura náhuatl tal


vez por ignorancia sobre el tema, por prejuicio racional o porque consideran que la
única forma de filosofar es la griega-occidental, la cual es sistemática, lógico-
racionalista y universal. En cambio, nosotros aceptamos su existencia porque los
sabios nahuas explicaron los problemas profundos existenciales del hombre, sin
necesidad de ajustarse a los modelos griego-occidentales. Cada cultura tiene su
modo particular, propio e incomunicable de ver el mundo, a sí mismo y a lo que lo
trasciende.

Por lo tanto, se debe aceptar la existencia de la filosofía náhuatl desde la cultura,


desde el paso del nivel mítico-religioso al de la duda existencial y desde la crítica a
la falta de sistematicidad.

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En cuanto a las condiciones requeridas para que exista la filosofía náhuatl,
tenemos al investigador mexicano Miguel León Portilla quien ha destacado en el
desarrollo y sistematización de esta tesis con su obra La Filosofía Náhuatl (1956),
entre otras. En su articulo El pensamiento prehispánico, considera que es a través
de la teoría de la invención histórica formulada por Edmundo O’Gorman, por la
que podemos hablar analógicamente de una filosofía prehispánica y de
aprehender sus modelos y categorías propias para repensarlas, reinventarlas y de
esta manera obtener un sentido para el hombre actual.

En la filosofía náhuatl, León Portilla señala que la hay si se tiene la existencia:

            a) De fuentes históricas que muestren el pensamiento náhuatl acerca del


universo, de la divinidad y del hombre.

            b) De inquietudes y problemas de carácter filosófico, así como de hombres


dedicados a buscar el saber racional.

En cuanto a las fuentes, el legado documental prehispánico es extremadamente


rico, pero las de máximo interés para el tema que nos ocupa son: “Textos de los
informantes indígenas de fray Bernardino de Sahagún”: Códice Matritense del
Palacio Nacional, Códice Matritense de la Real Academia de la Historia, y el
Códice Florentino, recogidos por Sahagún a partir de 1547; Anales de Cuauhtitlán,
colección hecha por historiadores indígenas del siglo XVI, discípulos de Sahagún,
y la Colección de Cantares Mexicanos, recogidos por los discípulos indígenas de
Sahagún de 1565 a 1575. El acercamiento a esta rica documentación nos lleva a
afirmar la existencia de una visión del mundo, de elaboradas doctrinas religiosas y
de una forma peculiar de filosofía náhuatl prehispánica. Respecto a la segunda
condición, referimos algunas citas que contienen inquietudes y problemas
filosóficos.

Sobre las inquietudes y problemas:

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a) Se preguntaron sobre el valor de lo que existe relacionado con el afán de
encontrar satisfacción en las cosas: “¿Qué era lo que acaso tu mente hallaba?
¿Dónde andaba tu corazón? Por esto dar tu corazón a cada cosa, sin rumbo lo
llevas: vas destruyendo tu corazón. Sobre la tierra, ¿acaso puedes ir en pos de
algo?” (“Cantares Mexicanos”, fol. 2 v).

b) Se plantearon el problema de la finalidad de la acción humana, buscaron una


explicación racional del sufrimiento, de la vida y de sus obras amenazadas por el
fin del quinto Sol: “¿A dónde iremos? Sólo a nacer venimos. Que allá es nuestra
casa: donde es el lugar de los descarnados. Sufro: nunca llegó a mí alegría, dicha.
¿Aquí he venido sólo a obrar en vano? No es ésta la región donde se hacen las
cosas. Ciertamente nada verdea aquí: abre sus flores la desdicha” (“Cantares
Mexicanos”, fol. 3 y 4).

c) Dudaron también de los mitos sobre el más allá, porque no estaban satisfechos
con las respuestas dadas por el saber religioso: “¿Se llevan las flores a la región
de la muerte? ¿Estamos allá muertos o vivimos aún? ¿Dónde esta el lugar de la
luz pues se oculta el que da la vida? (“Cantares Mexicanos”, fol. 61 r y 62 r).

d) Cuestionaron incluso la realidad de nuestra vida efímera: “¿Acaso de verdad se


vive en la tierra? No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí. Aunque sea jade
se quiebra, aunque sea oro se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se
desgarra, no para siempre en la tierra: sólo un poco aquí. ¿Acaso hablamos algo
verdadero aquí, dador de la vida? ...sólo es un sueño... Nadie habla aquí de
verdad...” (“Cantares Mexicanos”, fol. 5 v, 13 r y 17 r).

e) Una de las interrogaciones más profundas y angustiosas les surge ante la


honda experiencia de la fugacidad universal de las cosas llevándolos a buscar una
fundamentación del mundo y del hombre: “¿Acaso son verdad los hombres? Por
tanto ya no es verdad nuestro canto. ¿Qué está por ventura en pie? ¿Qué es lo
que viene a salir bien? (“Cantares Mexicanos”, fol. 10 v).

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Estas interrogantes manifiestan la reflexión sobre las cosas y el hombre hasta
llegar a contemplarlos como problema. Es un empeño de descubrir problemas y
de tratar de resolverlos con la razón elaborando nuevas doctrinas acerca del
hombre, del mundo y de la divinidad. Los hombres dedicados a la reflexión fueron
los tlamatinime sabios o filósofos, pero no buscaron el conocimiento por el
conocimiento mismo, sino el conocimiento que se revela y manifiesta a través de
una totalidad, identificable con su existencia y sus modos de ser circunstancial e
histórico.

Algunas categorías propias de su pensamiento fueron expresadas con términos


abstractos, y otras, por el camino de la metáfora; entre otras tenemos la doctrina
del ser humano como el posible dueño de un rostro y un corazón; las diversas
concepciones de flor y canto; el ideal de quien aprende a dialogar consigo mismo
para enseñar a mentir la materia inerte; la concepción de la verdad entendida
como “fijación sólida o enraizamiento profundo” la refieren al hombre.

Bibliografia:

- Cantares Mexicanos”, folios 2 v, 3, 4, 5 v, 10 v, 13 r, 17 r, 61 r y 62 r, en León


Portilla, Miguel. La Filosofía Náhuatl estudiada en sus fuentes, UNAM, México,
1983, (1956), pp. XVI, XIX, XX, XXII, 3-27, 52, 55-60, 62 y 67.

- León Portilla, Miguel, “El pensamiento prehispánico”, en Estudios de Historia de


la Filosofía en México, UNAM, México, 1963, pp. 11-72.

- León Portilla, Miguel, Los Antiguos Mexicanos a través de sus crónicas y


cantares, Fondo de Cultura Económica, México, 1983, (1961).

- León Portilla, Miguel, Códice Chimalpopoca. Anales de Cuauhtitlán y Leyenda de


los Soles, UNAM, México, 1992, (1945).

- Garibay Kintana, Ángel María, Poesía Náhuatl, Cantares Mexicanos, vol. II,
UNAM, México, 1993, (1965), y vol. III, 1993, (1968).

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- Garibay Kintana, Ángel María, Historia de la Literatura Náhuatl, vol. I, Porrúa,
México, 1987, (1953), y vol. III, 1987, (1954).

- Magallón Anaya, Mario, Dialéctica de la filosofía latinoamericana. Una filosofía


de la historia, UNAM, col. 500 años después, núm. 6, México, 1991, pp. 17-40.

- Zea, Leopoldo, Introducción a la Filosofía, La conciencia del hombre en la


filosofía, UNAM, México, 1991, (1953).

2. Los sabios y los filósofos.

- Tlamatinime = Los que dan forma al rostro y al corazón del hombre.

 Los toltecas, los antecesores de la cultura náhuatl, emigraron desde el norte de lo


que ahora es México, tras la decadencia (en torno al año 700 d. C.) de la gran
ciudad de Teotihuacán, y que establecieron un estado militar en Tula, en el siglo X
d.C.

Años más tarde surgiría la cultura náhuatl de las raíces de la civilización tolteca, la
cual tenía una visión dual del universo, de la divinidad y de la vida.  Flores y
cantos eran su norma de vida.  La poesía, la verdad, el amor y la alegría
comprendían las flores y los cantos.

Lo que actualmente sabemos de la cultura náhuatl se debe al gran esfuerzo de


reconocidos investigadores, como el padre Sahagún y el historiador Miguel León
Portilla.

 Gracias al padre Sahagún y a sus informantes (sabios ancianos nahuas, que en


el año de 1547 vivían en Tepepulco, Tlatelolco y México) sabemos que la cultura
náhuatl enfatizó mucho en los aspectos de la vida humana: la cultura, la poesía, la
enseñanza de las ciencias, pero, sobre todo, en la formación de hombres y
mujeres.  Para ellos no bastaba con nacer hombre o mujer, sino que se tenía que
aprender a ser hombre o mujer, claro, dependiendo del género propio de cada
uno. 

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Para la enseñanza y el aprendizaje de los saberes propios de la cultura había
lugares especiales, los "calmécatl" (donde habitaban los sacerdotes), destinados a
capacitar a todos aquellos hombres que aceptaran y siguieran las doctrinas de la
Toltequidad.  Por supuesto que había personas dedicadas especialmente a
enseñar a los "macehuales" (los merecidos) principalmente la cultura, aquella que
les daba forma a su rostro y a su corazón, los tlamatinime.  Su forma de
aprendizaje era  a través de la observación, la búsqueda y la investigación. Pero
de los tlamatinime hablaremos más adelante.

La cultura, los conocimientos, el saber eran para los nahuas las fuentes
primordiales que dan al hombre la esencia humana.  Son los que hacen al hombre
ser hombre y a la mujer  ser mujer.  Son los que les dan a ambos géneros la
humanidad.

Para los nahuas el hombre maduro tenía un corazón firme como la piedra, un
rostro sabio, es dueño de una cara, de un corazón, hábil  y comprensivo.  La mujer
ya lograda, en la que se ponen los ojos… la feminidad está en su rostro.

La poesía (flor y canto) era la auto-expresión de la vida en la tierra; era la


manifestación del principio creador (Ipalnemohuani); también es la embriaguez
originaria que eleva mediante la belleza sobre toda tristeza; y finalmente, también
es comprendida como un vínculo florido de los corazones o don supremo de la
amistad humana.

Todas las enseñanzas, todos los saberes, toda la poesía, la verdad, en su mínima
expresión, puesto que nadie puede poseer toda la verdad, era tarea de los
tlamatinime transmitirlos a los demás hombres y mujeres.  Los tlamatinime eran
los encargados de dar forma a los rostros de hombres y mujeres, de forjarles una
personalidad, de hacerlos capaces de enfrentarse a las adversidades de la vida,
de dar amor a los demás, etc.  Al mismo tiempo, era su tarea cultivar los
corazones de los hombres, hacerlos semejantes a los dioses, en otras palabras,
divinizar los corazones humanos era parte de la tarea de los tlamatinime.

Los tlamatinime, además de enseñar cuestiones de ciencia, poesía, cultura,


religión, arte, sobre todo enseñaban un estilo de vida: vivir en comunidad, vivir

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bien, en sociedad; siendo respetuosos de las tradiciones, de los derechos de los
demás, de la naturaleza, de las flores y de los cantos, etc.

Puede decirse que los tlamatinime eran algo así como un "todólogo" ya que entre
el cúmulo de sus conocimientos no faltaban el cálculo y las reflexiones puramente
racionales, las observaciones astronómicas; además del planteamiento que se
hacían con respecto del sentido de la vida y del más allá.

Los tlamatinime tenían varias funciones que cumplir en la comunidad:

a) Sacerdotes principalmente, sin dejar de lado la investigación y la educación del


pueblo, dando especial énfasis a los que serían los futuros guerreros y defensores
de la comunidad. 

b) Maestros (temachtiani), suya era la sabiduría. Era poseedor de la tinta roja y


negra, era el maestro de la verdad, amonestador de los demás. 

c) Psicólogos (teixcuitiani), pues formaba a los otros un rostro y les daba los
elementos para desarrollarlo.

d) Moralistas (tetezcahuiani), hacía que los demás fueran cuerdos y cuidadosos. 


Le gustaba examinar el mundo y todo lo que tuviera que ver con cuestiones
físicas. 

e) Metafísicos, pues se dedicaba a estudiar lo que nos sobrepasa, la región de los


muertos, lo que no conocemos, pero que llamamos "el más allá".

He aquí lo que decían los nahuas acerca de los tlamatinime:

1.-"El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahúma.

2.-Un espejo honrado, un espejo agujereado por ambos lados.

3.-Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son los códices.

4.-Él mismo es escritura y sabiduría.

5.-Es camino, guía veraz para otros.

6.-Conduce a las personas y a las cosas, es guía en los negocios humanos.

7.-El sabio verdadero es cuidadoso (como un médico) y guarda la tradición.

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8.-Suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la verdad.

9.-Maestro de la verdad, no deja de amonestar.     

10.-Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara (una

personalidad), los hace desarrollarla.

11.-Les abre los oídos, los ilumina.

12.-Es maestro de guías, les da su camino,

13.-de él uno depende.

14.-Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, cuidadosos;

hace que en ellos aparezca una cara (una personalidad).

15.-Se fija en las cosas, regula su camino, dispone y ordena.

16.-Aplica su luz sobre el mundo.

17.-Conoce lo (que está) sobre nosotros (y), la región de los muertos.

18.-Es hombre serio.

19.-Cualquiera es confortado por él, es corregido, es enseñado.

20.-Gracias a él la gente humaniza su querer y recibe una estricta

enseñanza.

21.-Conforta el corazón, conforta a la gente, ayuda, remedia, a todos cura."

 Breve comentario de las anteriores líneas que nos ayudan a contextualizar el


papel de los sabios nahuas:

Línea 1.- El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahúma.

 La palabra sabio es la forma más usual de traducir tlamatinime.  


Etimológicamente dicha voz es derivada del verbo mati (él sabe), del sufijo ni, esto
le da al verbo un carácter de sustantivado de "el que sabe".  Y finalmente el prefijo
tla, siendo como es, un correlato que antepuesto al sustantivo o verbo significa
cosas o algo.  De esto se concluye que tla-mati-ni significa "el que sabe cosas" o
"el que sabe algo".

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Línea 2.- Un espejo horadado, un espejo agujerado por ambos lados.

Aquí se alude al tlachialoni: era algo así como un cetro, con un espejo agujerado
en la punta.  Dicho artefacto formaba parte de los atavíos de algunos dioses.  A
través de este instrumento los dioses miraban la tierra y las cosas humanas.

Línea 3.-  Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son los
códices.

En esta línea aparece el sabio como poseedor de los códices (amoxtli), los viejos
libros nahuas, de los cuales sólo muy pocos se salvaron de la destrucción que
acompañó a la conquista.

Línea 4.- Él mismo es criatura y sabiduría.

Tlilli tlapalli, literalmente significa que el sabio es tinta negra y roja.  La


yuxtaposición de los dos colores en toda la mitología náhuatl significaba la
representación y el saber de las cosas difíciles y del más allá.

Las líneas 5, 6 y 7 son demasiado claras, que ni el mismo autor las comenta, así
que pasaré a comentar las que le siguen.

Línea 8.-  Suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la verdad.

La sabiduría transmitida  dicho en náhuatl: machize, es una derivada de machiztli


y del sufijo e, indicador de posesión (de él es…)  De esta palabra se deriva la
forma pasiva de mati (saber) que es macho (ser sabido).  Por consiguiente
tenemos un sustantivo pasivo: sabiduría -sabida (o transmitida)

Línea 10.-  Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara (una
personalidad) los hace desarrollarla.

Aquí aparecen tres sustantivos de gran riqueza. Teixtlamachtiani, teixcuitiani y


teixtomani.  Tteixtlamachtiani significa  "el que enriquece o comunica algo a los
rostros ajenos.  Teixcuitiani significa "a los otros una cara hace tomar".  Y
teixtomani significa "a los otros una cara hace desarrollar".

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En las líneas 11 y 12 se constata el paralelismo entre la palabra náhuatl ixtli
(rostro) y  la palabra griega prosopón (cara), tanto en su significado anatómico
como en un sentido metafórico de personalidad.

Línea 13.-  De él uno depende.

Aquí encuentro un problema, puesto que pareciera como si se refiere a alguien del
cual se recibe algo que sustenta el propio existir, o bien, puede referirse a alguien
que es la "luz que iluminara el camino de los demás".

14.-  Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, cuidadosos; hace que
en ellos aparezca una cara (una personalidad).

Aparece el tlamatini como moralista.  Hay también aquí un paralelismo con


pensamiento moral común entre los griegos y los pueblos de la India : la
necesidad de conocerse a sí mismo.

Línea 17.-  Conoce lo (que) está sobre nosotros (y), la región de los muertos.

Aquí nos encontramos con un rasgo fundamental del tlamatini (sabio) "conoce lo
(que está) sobre nosotros".  Topan, " lo que nos sobre pasa", y mictlan, "la región
de los muertos", es decir, "el más allá"

Línea 20.-  Gracias a él, la gente humaniza su querer y recibe una estricta
enseñanza.

Aquí es visto el tlamatini como todo un humanista, pues apunta a una cierta idea
de "lo humano", como calidad moral.  Como un embrión del tipo humanista
aparece aquí el tlamatini entre los nahuas.

Pero en la cultura náhuatl, no sólo existieron los tlamatinime, pues al igual que en
la cultura griega, en tiempos de la Grecia clásica, cuando la filosofía que daría
forma al pensamiento occidental se germinaba, tenía sus enemigos, los sofistas,
así entre los nahuas, abundaban los amo qualli tlamatini, o falsos sabios. 

Estos, eran todo lo contrario de los tlamatinime, no daban un rostro a los hombres
ni a las mujeres, ni tampoco cultivaban en ellos un sabio y prudente corazón, por
el contrario.

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Los amo qualli tlamatini o falsos sabios, hacían perder el rostro a los hombres. 
Mientras que  los tlamatinime son como un espejo para los macehuales, los
hombres, donde éstos se pueden ver claramente un rostro bien formado, los amo
qualli tlamatini son como un espejo ahumado (teixcuitiani) que impide a los
hombres contemplar claramente su rostro.

A propósito de la diferenciación entre los tlamatinime y los amo qualli tlamatinime,


según el padre Sahagún, de estos últimos los nahuas decían  lo siguiente:

            1.-"El falso sabio: como médico ignorante, hombre sin sentido, dizque sabe
acerca de Dios.

            2.-Tiene sus tradiciones, las guarda.

            3.-Es vanagloria, suya es la vanidad.

            4.-Dificulta las cosas, es jactancia e inflación.

            5.-Es un río, un peñascal.

            6.-Amante de la oscuridad y el rincón,

            7.-sabio misterioso, hechicero, curandero,

            8.-ladrón público, toma las cosas.

            9.-Hechicero que hace volver el rostro,

            10.-extravía a la gente,

            11.-hace perder a los otros el rostro.

            12.-Encubre las cosas, las hace difíciles,

            13.-las mete en dificultades, las destruye,

            14.-hace perder a la gente, misteriosamente acaba con todo.

Aunque el autor aquí no hizo ningún comentario al respecto yo comentaré algo


que me pareció importante.

Línea 1.- "El falso sabio: como médico ignorante, hombre sin sentido, dizque sabe
acerca de Dios.

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El falso sabio es sólo sabio en apariencia, pues de verdadero no puede tener
nada, si nunca ha conocido la verdad.  Por eso no puede conocer a Dios, y miente
cuando dice conocerlo.

Línea 2.- Tiene sus tradiciones, las guarda.

Como todos, los buenos y los malos somos susceptibles de habituarnos a hacer
las cosas que nos parecen normales, y tendemos por lo tanto a acostumbrarnos a
hacerlas.

Línea 3.-  Es vanagloria, suya es la vanidad.

Entre más vacío se está más se busca disfrazar y ocultar la propia vacuidad   con
la jactancia y la estupidez.

4.- Dificulta las cosas, es jactancia e inflación.

Significa que el falso sabio para lo único que era bueno, era para dividir el pueblo
y hacer menos fácil de realizar las tareas que la cultura demandaba.

 En las línea 6 y 7 ("Amante de la oscuridad y el rincón" "sabio misterioso,


hechicero, curandero") me parece que se puede interpretar que, quien en la
oscuridad se siente feliz, nunca buscará la clara luz; al mismo tiempo manifiesta
que prefiere la mentira a la verdad.

9.- Hechicero que hace volver el rostro.

Habría que ver qué rostro hacía volver, o en qué lo hacía volver; diría más bien
que en qué transformaba el rostro de los hombres y mujeres el falso sabio.  Tal
vez en un rostro deformado y estúpido.

11.- Hace perder a los otros el rostro.

Seguramente el falso sabio era todo un modelo de anti-valores.  Con ellos


confundía y perdía a los que le seguían los pasos.

Para resumir,  los amo qualli tlamatini todo lo destruían, metían a la gente en
dificultades, hacían perder el rostro a los otros y misteriosamente acababan con
todo.

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He aquí la diferenciación que de los verdaderos y los falsos sabios hacían los
mismos nahuas.  Queda claro, pues, que en la cultura náhuatl, al igual que en
otras distinguidas civilizaciones, hubo un gran desarrollo humanístico, por llamarlo
así, debido a su preocupación por la cultura, las ciencias, la educación, pero sobre
todo, debido al gran interés por la formación de hombres y mujeres, lo que en la
actualidad conocemos como formación humana.

Bueno, una vez que distinguimos entre los verdaderos y los falsos sabios nahuas,
sólo queda ensalzar a los primeros sabios, los verdaderos, por su valiosa y
fructífera tarea, ya que gracias a ellos su cultura es ahora reconocida en diferentes
partes del mundo, y es tenida como cuna de la posible filosofía prehispánica en
América.

Importante es señalar también que, la cultura náhuatl además de ser cuna de la


filosofía prehispánica, es también partícipe del desarrollo humanístico y religioso
en lo que ahora es nuestro pueblo mexicano.

BIBLIOGRAFÍA

- León Portilla Miguel, La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, UNAM,


México, 1993.

- Códice Matritrense, citado por León Portilla en Rostro y corazón de Anáhuac,


México, Asociación Nacional del Libro, A.C., 2001.

 - Códice Matritense de la Real Academia , ed. Facsimilar de don Fco. del Paso y
Troncoso, vol. VIII, últimas líneas del fol. 118 r. y primera mitad del 118 v; AP I, 8.
Citado por León Portilla en Filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, P. 65.

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