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Correa Cabrera, Martín

La Reforma Agraria y las tierras mapuches: Chile 1962 –


1975 [texto impreso] / Martín Correa Cabrera; Raúl Molina
Otárola; Nancy Yáñez Fuenzalida. -- 1ª ed .-- Santiago:
LOM Ediciones, 2005.
472 p., il.; mapas:16 x 21 cm.- (Colección Historia)

ISBN : 956-282-709-7
R.P.I.: 144.958

1. Reforma Agraria – Chile – 1962 – 1975 I. Título. II. Serie.

Dewey: 333.3183.-- cdd 21


Cutter: C824r

Fuente: Agencia Catalográfica Chilena


MARTÍN CORREA CABRERA / RAÚL MOLINA OTÁROLA
NANCY YÁÑEZ FUENZALIDA

La Reforma Agraria
y las tierras mapuches
Chile 1962-1975
LOM P A L A B R A D E L A L E N G U A Y ÁM A N A Q U E S I G N I F I C A SOL

© LOM Ediciones
Primera edición, 2005
I.S.B.N: 956-282-709-7

MARTÍN CORREA CABRERA / RAÚL MOLINA OTÁROLA / NANCY YÁÑEZ FUENZALIDA


Registro de Propiedad Intelectual Nº: 144.958

Motivo de la cubierta: Archivo personal J.CH.

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Impreso en Santiago de Chile.

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PRÓLOGO

Este libro es el resultado de una investigación promovida por el Doctorado en el Estu-


dio de las Sociedades Latinoamericanas de la Universidad ARCIS, que buscaba conocer
mejor lo que había pasado con las tierras del pueblo mapuche durante el proceso de Refor-
ma Agraria que se realizó en Chile entre 1962 y 1973, bajo los tres gobiernos constitucionales
de los presidentes Jorge Alessandri, Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende y posterior-
mente con la Contrarreforma Agraria que tuvo lugar a partir de fines de 1973, bajo la
dictadura del general Augusto Pinochet.
Esta investigación implicó un considerable trabajo de terreno y de recopilación de an-
tecedentes dispersos, y en gran parte olvidados, en algunas reparticiones del Estado después
de la supresión por la dictadura de la Corporación de Reforma Agraria. El trabajo de terre-
no significó la realización de numerosas entrevistas a antiguos dirigentes mapuches y a
miembros de comunidades aún vivos que guardaban recuerdos de aquel proceso. Incluyó
también un seminario-taller que, junto con el Instituto de Estudios Indígenas de la Univer-
sidad de La Frontera, se hizo en la ciudad de Temuco los días 15 y 16 de enero del año 2002
y que reunió a dirigentes de comunidades y a ex funcionarios del Estado. En todo este
trabajo de investigación el Doctorado contó con el apoyo moral y financiero constante de la
Fundación Ford, a la que agradecemos su generosa colaboración sin la cual hubiera sido
muy difícil realizar este trabajo.
Los investigadores a cargo del proyecto fueron tres profesionales con buena experien-
cia en el estudio de los pueblos autóctonos. Ellos fueron Martín Correa C., historiador
formado en la Universidad Católica de Chile y especialista de Análisis Territorial y Tenen-
cia de Tierras Indígenas; Raúl Molina O., geógrafo, Diplomado en Investigación Agraria en
el GIA, Magíster en Ciencias Sociales de la Universidad París XII, Val de Marne en su
convenio con la Universidad Arcis y Magíster en Ordenamiento Territorial y Medio Am-
biente de la Universidad de Chile; y Nancy Yáñez F., abogada, Master en Derecho con
mención en Derecho Internacional y Derecho de los Pueblos Indígenas del Center for Civil
and Human Rights, Universidad de Notre Dame, Estados Unidos de Norte América.
El estudio que aquí presentamos se compone de tres grandes secciones. En la primera,
a fin de conocer mejor el origen de los problemas de tierras del pueblo mapuche, se hizo un

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análisis histórico de la constitución de la propiedad agraria en la Araucanía. Aquí se obser-
va la expoliación que –desde fines del siglo XIX– el pueblo mapuche sufrió de sus tierras a
través de diversos procedimientos, como las concesiones de colonización a colonos extran-
jeros y nacionales, lo que llevó a la constitución de una propiedad agraria particular de
dicha región. Al mismo tiempo, se estudia la formación de la propiedad mapuche, a través
de la constitución de colonias indígenas, radicaciones por sentencias de los tribunales de
justicia y radicaciones por títulos de merced. Se señalan, finalmente, los resultados del
proceso de constitución de la propiedad agraria de la Araucanía.
Esta primera sección concluye analizando los conflictos territoriales en el período de
constitución de la propiedad agraria, entre los años 1866 y 1930, y los conflictos territoria-
les en el período de división de la propiedad mapuche, entre 1930 y 1972.
La segunda sección de este trabajo estudia el proceso de Reforma Agraria en la Arau-
canía a través de las dos leyes de la Reforma Agraria, la ley Nº15.020 de 1962 y la ley
Nº16.640 de 1967. Se analiza aquí también el movimiento mapuche previo a la Reforma
Agraria, entre 1953 y 1962, y los impactos del proceso de Reforma Agraria durante los
gobiernos de Jorge Alessandri, de Eduardo Frei Montalva y de Salvador Allende. Se estu-
dian los resultados de la Reforma Agraria bajo los tres gobiernos y se señala el monto de
las tierras recuperadas para la población mapuche. Concluye esta parte con el estudio de
algunos casos específicos, a fin de que se pueda visualizar mejor cuál fue el impacto de la
Reforma Agraria para la población mapuche.
La tercera y última sección está centrada en el estudio de la Contrarreforma Agraria,
entre 1973 y 1979. Se analiza aquí la revocación de las expropiaciones y la pérdida de
tierras mapuches recuperadas, la parcelación de los asentamientos y la marginación de los
mapuches, los remates de tierras de la Reforma Agraria y los resultados del proceso de
devolución de tierras. Concluye esta sección con algunos testimonios de lo que fue el proce-
so de represión contra el pueblo mapuche durante esos años.
El estudio que aquí presentamos incluye tres anexos. El primero es una trascripción
del seminario-taller de Enero del 2002 sobre la Reforma Agraria y las Tierras Mapuches.
Como ahí se verá, varios panelistas –incluyendo miembros de comunidades y ex funciona-
rios del Estado– recuerdan distintos aspectos de dicho proceso.
El segundo anexo es una cronología de la Reforma Agraria en la Araucanía, que va
desde mediados del año 1961 hasta fines de 1974. Ella ayudará a reubicar en el tiempo
histórico algunos de los principales acontecimientos de dicho proceso.
El anexo número tres es un listado de los predios expropiados en las diversas comunas
de las provincias de Cautín y Malleco, listado en el que se indica en cada caso el nombre
del predio, su propietario al momento de la expropiación, su superficie en hectáreas con su
equivalente en hectáreas de riego básico, la fecha de la expropiación y a quién se hizo la
asignación de tierras correspondientes.

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Consideramos que este estudio, que implicó más de dos años de trabajo de investiga-
ción, es el más completo y tal vez el único que existe hasta hoy día sobre la situación de las
Tierras Mapuches de la Región de la Araucanía como consecuencia de la Reforma Agraria
y de la Contrarreforma Agraria posterior. Él ayudará –a nuestro juicio– a explicar muchos
de los conflictos de tierras que están aconteciendo hoy día en esa región.

JACQUES CHONCHOL
Director Doctorado en el
Estudio de las Sociedades Latinoamericanas
Universidad Arcis

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INTRODUCCIÓN

La Reforma Agraria en Chile es un proceso que en el ideario colectivo actual está estig-
matizado como un error político, caracterizado por el caos económico y por el desorden. Ello
ha significado que se le haya dejado en el olvido y proscrito de la discusión nacional, como el
recuerdo de un hecho que actuó contra el derecho de propiedad y que cambió la antigua
estructura agraria y las relaciones de poder en el mundo rural y en la sociedad chilena.
La Reforma Agraria era un proceso necesario, que se impulsó en toda América Latina, y
Chile no fue la excepción. Sin embargo, la Reforma Agraria chilena, a diferencia de sus ho-
mólogas en el continente, no consideró la especificidad indígena, particularmente la mapuche.
La estrategia política y económica de la Reforma Agraria se limitó, en Chile, a cambiar las
relaciones al interior de la hacienda, entre los latifundistas y los inquilinos, e impuso la
consigna de que ‘la tierra es para el que la trabaja’, en consecuencia, para el campesinado. El
pueblo mapuche, por el contrario, reivindica el derecho a ‘recuperar la tierra’.
Estos distintos principios en ocasiones resultan ser antagónicos y, cuando así ocurre, se
traducen en violencia racial hacia los mapuches, tanto del sector campesino como de los
latifundistas, quienes ven amenazados sus derechos por la lucha de tierras mapuches. La
reacción negativa hacia la demanda mapuche se agudiza en el sector patronal, y se profun-
diza a medida que las comunidades mapuches se organizan y adscriben a un movimiento
más general, que exige la restitución de las tierras usurpadas y la ampliación de la cabida
territorial de sus comunidades. Cabe consignar que en la Araucanía siempre los particula-
res, en especial los latifundistas, han concebido la vecindad mapuche como una presencia
peligrosa y fue así como la reivindicación mapuche durante el proceso de Reforma Agraria
despertó antiguas odiosidades.
A pesar de lo expuesto, el movimiento mapuche se organiza e inicia un proceso de
recuperación y ampliación de tierras, en el que las Leyes de Reforma Agraria le sirven de
marco legal. Bajo estas circunstancias, el movimiento mapuche alcanza altos niveles de
organización y producción, promoviendo la constitución de Asentamientos, Cooperativas
Mapuches y Centros de Producción, integrados por comunidades y familias que ponen a
disposición del proceso una antigua experiencia de trabajo comunitario. En el proceso de
Reforma Agraria esta experiencia comunitaria se desarrolla, observándose en las

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organizaciones productivas indígenas la práctica de valores como la disciplina, la honestidad,
la transparencia y la autoconciencia, los que se traducirán en altos niveles de producción.
Ahora bien, la Reforma Agraria tiene por justificación histórica la transformación de
una estructura agraria hacendal, caracterizada por el latifundio, y cuyo origen se encuen-
tra en el sistema de reparto de las tierras implementado por el español en América y en
Chile, y que durante el período colonial se mantuvo a través de la institución del mayoraz-
go. Esta estructura hacendal, constituida por las mercedes de tierras que reparten el
territorio indígena y que luego se transforma en la propiedad española, se originó en Chile
en los siglos XVI y XVII, pero no comprometió las tierras que se emplazan entre el río Bío
Bío y el Seno de Reloncaví, espacio en el que se mantuvo la jurisdicción y autonomía del
pueblo mapuche hasta fines del periodo colonial.
El espacio territorial comprendido en las actuales provincias de Malleco y Cautín, co-
rrespondiente a la IX Región de La Araucanía, fue detentado por los mapuches hasta la
segunda mitad del siglo XIX y, a diferencia de la zona ubicada al norte del río Bío Bío, la
propiedad latifundista la constituyó el propio Estado Republicano chileno, el que ocupó
militarmente el territorio, lo repartió y remató, asignándolo a particulares.
Por tanto, entre ambas realidades, la constitución de la propiedad hacendal al norte del
Bío Bío y la constitución de la propiedad latifundista en la Araucanía, existen a lo menos
300 años de diferencia.
Como se ha expresado, la constitución de la propiedad agraria en la Araucanía presen-
ta claras diferencias con el resto del país, y específicamente con la zona central, lo que
tiene incidencia para la gestación y desarrollo de la Reforma Agraria. En la Araucanía,
será un elemento fundamental la presencia del pueblo mapuche, el que desde el comienzo
del proceso de constitución de la propiedad agraria en su territorio reivindicará las tierras
que el Estado puso en manos de particulares, en grandes, medianas y pequeñas propieda-
des, con prescindencia de sus derechos ancestrales.
Así, la particularidad de la aplicación de la Reforma Agraria en la Araucanía está dada
porque deberá resolver, en primer lugar, numerosos conflictos de tierras entre mapuches y
propietarios particulares. Si bien la Reforma Agraria no consideraba este tipo de conflictos
en su especificidad normativa, se vio obligada a abordarlos en la medida que éstos apare-
cen en el escenario político de la Araucanía a través de la acción del movimiento mapuche,
que comienza a expresarse territorialmente a partir de la década de 1960.
La aplicación de la Reforma Agraria al caso mapuche desborda el marco jurídico de las
Leyes de Reforma Agraria que regularon el proceso. La población mapuche vive en comu-
nidades reduccionales que corresponden, al menos parcialmente, a sus antiguas posesiones
territoriales, donde tras la radicación desarrollan una economía de autosubsistencia. Solo
una pequeña proporción de la población mapuche es incorporada al inquilinaje de los lati-
fundios de la Araucanía, este último formado principalmente por obreros agrícolas no

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mapuches. Lo anterior es fundamental para entender las particularidades del proceso de
Reforma Agraria en la Araucanía, ya que las Leyes de Reforma Agraria solo integraban a
los empleados, inquilinos y medieros como beneficiarios de Reforma Agraria, condición
que en general no cumplían las familias y comunidades mapuches, restringiendo su acceso
a las tierras reformadas.
Ante esta situación el único mecanismo que tenían las comunidades mapuches para ser
beneficiarias de la Reforma Agraria y, por esta vía, recuperar tierras usurpadas y ampliar
la cabida territorial de sus exiguas comunidades reduccionales, era la presión que las pro-
pias comunidades pudieran ejercer a través de la ocupación material y en ‘los hechos’ de
los predios que reivindicaban desde antaño, para luego exigir su expropiación. Esta acción
coloca en interdicción al proceso de Reforma Agraria y enfrenta dos conceptos que pasan a
ser opuestos: “la tierra para el que la trabaja”, concepto de carácter campesinista, que fue
el lema de la Reforma Agraria, con la “recuperación de tierras”, que fue la bandera de
lucha del movimiento mapuche. A diferencia de la ‘huelga campesina’, que constituía una
forma de presión desde dentro de la hacienda para el mejoramiento de las condiciones de
vida y trabajo de campesinos e inquilinos, la acción mapuche se ejercía desde afuera, en el
afán de recuperar las tierras que formaban parte de la hacienda.
En la práctica, la aplicación de la Reforma Agraria en Chile pretendía beneficiar con el
acceso a la tierra a los trabajadores agrícolas permanentes y a los inquilinos de los fundos.
Este sector social en la Araucanía estaba compuesto mayoritariamente por población chi-
lena o no mapuche, lo que redundó en que las comunidades mapuches quedaran marginadas
del acceso a las tierras, al estar localizadas fuera de los fundos, colindantes en muchos
casos, reducidas a pequeñas porciones de tierras, fruto del proceso reduccional a que ha-
bían sido sometidas a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Así, las tierras que fueron objeto del proceso de Reforma Agraria constituían parte de
las antiguas jurisdicciones mapuches, vigentes en esta categoría –en términos legales– hasta
un siglo atrás, pero que se conservaban presentes, y también vigentes, como derecho ances-
tral en la memoria histórica de las comunidades.
La política agraria y de tenencia de las tierras del Estado chileno hacia las comunida-
des mapuches, desde la ocupación militar de la Araucanía, estuvo regulada por las leyes
indígenas, las que se preocuparon de la radicación y división de las comunidades pero no
de la ampliación y restitución de las tierras, quedando encapsuladas las demandas territo-
riales en los Juzgados de Indios, y por lo tanto, pendiente y congelada la resolución de los
conflictos territoriales.
En el contexto anterior, la Reforma Agraria dio pie para que se desbordara la relación
de las comunidades mapuches con el Estado, en cuanto a las reivindicaciones territoriales,
por lo que debió adaptarse y abarcar a los mapuches, reconocer la demanda de tierras,
conocer y resolver los conflictos e incorporar a las familias y comunidades mapuches en el
proceso de ampliación de tierras.

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Tomando en cuenta las consideraciones expresadas, esta investigación aborda el tema
de la Reforma Agraria a través de un examen histórico, territorial y jurídico, y busca expli-
car los antecedentes y el desarrollo del proceso de Reforma Agraria en la Araucanía,
organizando el texto en tres capítulos.
El primer capítulo está referido a la “Constitución de la Propiedad Agraria en la Arau-
canía”, y en él se analiza la ocupación del territorio mapuche por el Estado de Chile y el
consecuente remate de las tierras, la colonización con chilenos y extranjeros y la reducción
de los mapuches en comunidades con títulos de merced. A la vez, da cuenta de los numero-
sos conflictos que se presentan entre mapuches y particulares, producto del proceso de
usurpación de tierras y de la reducción territorial, concluyendo que al momento de la pro-
mulgación de la primera ley de Reforma Agraria ya existe una eclosión del movimiento
mapuche por la reivindicación de tierras.
El segundo capítulo, denominado “La Reforma Agraria en la Araucanía”, plantea las
particularidades que el proceso de expropiación y adjudicación de tierras tiene en las pro-
vincias de Malleco y Cautín, efectúa un análisis del alcance de las leyes de Reforma Agraria
en relación a las demandas mapuches y hace una descripción de la situación territorial
mapuche en la década de 1960. Luego, este capítulo se adentra en el estudio del movimien-
to mapuche por la recuperación de tierras y en su interlocución con el Estado para la
aplicación de la Ley de Reforma Agraria a sus reivindicaciones territoriales. Asimismo,
describe el conflicto que se da entre las comunidades mapuches y los particulares, en espe-
cial con las organizaciones patronales, producto de la reivindicación mapuche por integrar
predios al proceso de Reforma Agraria. Finalmente, analiza la respuesta de los distintos
gobiernos en que se desarrolla la Reforma Agraria, entre 1962 y 1973, y los resultados del
proceso de Reforma Agraria en lo que respecta a la restitución y ampliación de tierras a
favor de familias y comunidades mapuches.
El tercer capítulo, “La Contra Reforma Agraria”, aborda el proceso de pérdida de las
tierras recuperadas por las comunidades mapuches mediante la devolución de las mismas
a los antiguos propietarios particulares, la marginación de las familias mapuches del pro-
ceso de asignación de parcelas CORA, la pérdida de los bienes muebles adquiridos por los
Asentamientos, Centros de Producción y Cooperativas Mapuches, y el proceso de revancha,
persecución, represión y muerte que se desata en la Araucanía, luego del Golpe de Estado
de 1973, en especial contra aquellas comunidades y dirigentes que participaron del proce-
so de Reforma Agraria.
Luego, se incorporan al estudio tres anexos, que estimamos imprescindibles para
enriquecer este trabajo, entender en su totalidad el proceso de Reforma Agraria y ponerlos
a disposición tanto de las comunidades y dirigentes mapuches, de los estudiosos y personas
interesadas en el proceso de Reforma Agraria, y de todos aquellos que busquen antecedentes

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respecto de la actual situación territorial del pueblo mapuche. Los anexos en cuestión son,
en primer lugar, un resumen consolidado del Seminario Taller “La Reforma Agraria y las
Tierras Mapuches”, realizado en la ciudad de Temuco los días 15 y 16 de enero del 2002, en
el que participaron miembros de los asentamientos y cooperativas mapuches, autoridades
de gobierno de la época, dirigentes de organizaciones mapuches que participaron del
movimiento de recuperación de tierras, y de múltiples personas que vivieron el proceso de
Reforma Agraria en la Araucanía; en segundo lugar, se presenta una “Cronología de la
Reforma Agraria en la Araucanía”, que da cuenta de los hechos que van transcurriendo en
el proceso de Reforma Agraria y su relación con las comunidades y organizaciones mapuches;
y, en tercer lugar, un anexo que contiene, en forma detallada, información estadística
respecto de todos los predios que fueron objeto de expropiación por la Corporación de
Reforma Agraria en las provincias de Malleco y Cautín.
Para arribar a los resultados que exponemos, tanto literarios como estadísticos, se revi-
saron las siguientes fuentes:
Se revisó bibliografía especializada sobre la Reforma Agraria;
Posteriormente, fueron analizados los expedientes de expropiación del archivo CORA,
disponibles en el Departamento de Tenencia de la Tierra del Servicio Agrícola y Ganadero
(SAG); el Archivo de Asuntos Indígenas de Temuco, del que se extrajeron los Expedientes
de Radicación de las Provincias de Malleco y Cautín y de los Juzgados de Indios;
También se revisó exhaustivamente la prensa de la época, a fin de recoger los aconteci-
mientos relacionados al proceso de Reforma Agraria en la Araucanía, centrándose su
búsqueda y recopilación en los siguientes periódicos: El Diario Austral de Temuco, entre los
años 1965 y 1974; Diario El Siglo de Santiago, entre 1961 y 1973; Diario El Mercurio de
Santiago, entre 1970 y 1973; Revista El Poder Campesino, entre 1971 y 1973; Revista Ercilla,
entre 1961 y 1973; Revista Punto Final, entre 1965 y 1970; y Diario El Rebelde, entre 1962 y
1973. Metodológicamente, para el seguimiento de los acontecimientos a nivel local se utili-
zó preferentemente El Diario Austral de Temuco, en la medida que éste presentaba mayor
cantidad de antecedentes y, al tener pertinencia local, abordada los sucesos de manera
cotidiana. En cambio, los diarios de circulación nacional se abocaban a dar cuenta del
proceso de Reforma Agraria desde una perspectiva más global y recogían los sucesos regio-
nales cuando éstos adquirían connotación política nacional, no obstante, cabe señalar que
estos periódicos han sido debidamente consultados y citados por esta investigación cada
vez que cubren noticias relativas a la Reforma Agraria en la Araucanía.
Una vez sistematizada la información, se analizó la bibliografía especializada sobre la
temática territorial mapuche y sobre la Reforma Agraria. Este análisis se complementó
con el estudio de las Leyes Indígenas 4.111, 14.511 y 17.729 y sus respectivas actas parla-
mentarias; las Leyes de Reforma Agraria 15.020 y 16.640 y sus respectivas actas
parlamentarias; las Reformas Constitucionales y las Leyes de Excepción dictadas durante
el proceso de Contra Reforma Agraria.

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Luego, con los antecedentes recopilados, se efectuaron reuniones en terreno en las
comunidades de Quinquen, Paulino Huaiquillan y Huenucal Ivante, de Lonquimay; Llafen-
co, de Pucón; Asentamiento Copihuelpe de Villarrica; Asentamientos Cuel Ñielol y Chile
Fértil, de Galvarino; Cooperativa Regional Campesina Lautaro Limitada de Lumaco, Asen-
tamientos Pelantaro y Montituin Mapu, de Lumaco; Asentamiento Elmo Catalán, de Lautaro;
Asentamiento Loberías, de Puerto Saavedra; comunidad de Temucuicui, de Ercilla; y Asen-
tamiento Michimalonko, de Loncoche. Lo anterior, a fin de recoger experiencias, interpretar
los antecedentes y sistematizar la información.
Este trabajo de terreno culminó con el antes referido Seminario Taller “La Reforma
Agraria y las Tierras Mapuches”, realizado en la ciudad de Temuco, en el mes de Enero del
2002.
Finalmente, el trabajo de identificación de predios expropiados a favor de familias y
comunidades mapuches, que permitiera dar cuenta de la superficie de tierras recuperadas,
se realizó consultando a las organizaciones comunales y nacionales mapuches y a sus diri-
gentes por los predios incorporados a la Reforma Agraria y que tuvieron participación
mapuche. Esta información fue contrastada y complementada con antecedentes disponi-
bles en el convenio entre la Corporación de la Reforma Agraria y el Departamento de
Asuntos Indígenas, Convenio CORA-DASIN, además de información sistematizada de noti-
cias de la prensa donde se daba cuenta de la reivindicación mapuche, de predios específicos
y que posteriormente eran expropiados a su favor, lo que a su vez se complementó con el
estudio realizado por la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) y que
entrega antecedentes acerca del número de asentados mapuches que fueron beneficiados
por parcelas de la Reforma Agraria, en los que se hizo una clasificación de los asentamien-
tos parcelados que tenían carácter mayoritariamente mapuche.
Todo lo anterior nos permitió dar cuenta de la sumatoria de tierras expropiadas por el
Estado chileno y recuperadas por las comunidades mapuches de las provincias de Malleco
y Cautín, que alcanza a un total aproximado de 220 mil hectáreas, entre los años 1962 y
1973. Aun así, creemos que esta cifra puede aumentar, al identificarse nuevos predios que
no fueron considerados por el procedimiento de este estudio, para lo que ponemos a dispo-
sición el Anexo N°3, donde se encuentra una pormenorizada relación de todos los predios
expropiados.
En el trabajo de búsqueda de antecedentes, revisión y recopilación de archivos de prensa
y de carpetas de expropiación, fueron fundamentales el apoyo de los antropólogos Pedro
Pablo Campos S. y de Francisco Javier del Solar J., a quienes agradecemos su dedicada y
comprometida labor. Del mismo modo, agradecemos el trabajo de la cartógrafa Pamela
Carvajal D., en el dibujo de los planos que ilustran este libro.

14
Agradecemos la permanente colaboración y confianza en nuestro trabajo de don Jac-
ques Chonchol, Director del Doctorado en el Estudio de las Sociedades Latinoamericanas
de la Universidad Arcis; del Instituto de Estudios Indígenas de la Universidad de La Fron-
tera, en la realización del Seminario ‘La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches’; y de la
Fundación Ford, en el financiamiento de la investigación y publicación de este trabajo, en
las personas de Anthony Tillet, Carmen Pinochet y Jean Paul Lacoste.
Para los autores de esta investigación, el trabajo realizado y la publicación de este libro
ha sido una experiencia que estuvo acompañada de un largo y permanente proceso de
análisis y debate, discutiendo más de una vez respecto de un mismo tema ya que, a medida
que avanzábamos en el estudio, se presentaban nuevas perspectivas de análisis y antece-
dentes que permitían unir o cuestionar lo obrado hasta ese momento, debido a la
complejidad del proceso de Reforma Agraria y a la historia propia del pueblo mapuche.
Al concluir, debemos señalar que compartimos en terreno con las comunidades, fami-
lias y dirigentes mapuches las alegrías que evocan el recuerdo de los buenos años que
significó la experiencia de recuperar tierras y trabajarlas en el Asentamiento, la Coopera-
tiva o el Centro de Reforma Agraria, pero también compartimos el testimonio doloroso de
la represión y persecución a la que fueron sometidos, los relatos de pérdidas de las tierras
recuperadas y de los bienes adquiridos, como también la esperanza de que esos años de
prosperidad vuelvan. Hacia ellos se dirige nuestro trabajo.

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Región de la Araucanía
Provincias de Malleco y Cautín
División comunal

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CAPÍTULO I
LA CONSTITUCIÓN DE LA PROPIEDAD AGRARIA EN LA ARAUCANÍA

1. El proceso de ocupación territorial en la Araucanía

Hasta mediados del siglo XIX el pueblo mapuche gozaba de autonomía territorial y en
sus dominios el Estado Chileno no ejercía jurisdicción efectiva. En ese entonces, el territo-
rio mapuche se extendía entre el río Bío Bío, por el norte, hasta más allá del río Toltén, en
las cercanías de Valdivia, por el sur. La República de Chile había heredado el río Bío Bío
como frontera territorial con el pueblo mapuche, frontera que había sido resultado del
acuerdo entre las autoridades coloniales y mapuches en el Tratado de Quillin, celebrado en
el año 1641, y que se mantiene durante todo el período colonial.
Ello significaba que una vez cruzado el imponente y caudaloso río Bío Bío se ingresaba
al país mapuche, al territorio indígena, el que fue celosamente salvaguardado durante todo
el periodo colonial de los múltiples intentos de ocupación desplegados por las huestes de
la corona española.
Luego, el incipiente Estado chileno, en el año 1825, suscribe con las autoridades tradi-
cionales mapuches el Parlamento de Tapihue, a través del cual reconoce la autonomía
territorial mapuche1. Así, en el mes de Enero de 1825, se reúnen a parlamentar en los
llanos de Tapihue las máximas autoridades de los butalmapus mapuches, encabezados por
Mariluan, ‘Gobernador de 14 reducciones’, y los representantes del ejército chileno, cuya
máxima autoridad en el encuentro era el Capitán Barnechea.
En el texto del Parlamento de Tapihue se lee, en lo referente a los reconocimientos
recíprocos, lo siguiente:
“El Estado se compone desde el despoblado de Atacama hasta los últimos límites
de la provincia de Chiloé (art. 2);
“Todos los que existen entre ambas líneas serán tratados como ciudadanos chilenos
con goce de todas las prerrogativas, gracias y privilegios que les corresponden (art. 3);

1
En virtud del Senado Consulto de 25 de Octubre de 1823, el Estado de Chile ordena la celebración de un
Parlamento General con los mapuches y dispone fondos con este objeto. Este Decreto constituye el antece-
dente legal del Tratado de Tapihue de 1825.

17
“Queda obligado de ultra Bío-Bío entregar a todo oficial o soldado enemigo y que,
casualmente se abrigue en sus territorios, persiguiéndolos hasta su total extermi-
nio... (art. 8);
“Siendo ya una sola familia nuestros comerciantes serán tratados fraternalmente
cuando se internen en sus terrenos... (art. 17)
“Los gobernadores o caciques desde la ratificación de estos tratados no permitirán
que ningún chileno exista en los terrenos de su dominio, por convenir así al mejor
establecimiento de la paz y unión, seguridad general y particular de estos nuevos
hermanos (art. 18);
Luego, en su artículo 19, reconoce formalmente la frontera en el río Bío Bío, que separa
dos espacios territoriales autónomos, denominados ‘el país’ y ´la tierra’, donde ejercen ju-
risdicción las autoridades republicanas y mapuches, respectivamente:
“Haciendo memoria de los robos escandalosos que antiguamente se hacían en una
y otra parte, queda desde luego establecido, que el Chileno que pase a robar a la
tierra, y sea aprehendido, será castigado por el Cacique bajo cuyo poder cayere; así
como lo será con arreglo a las leyes del país el natural que se pillase en robos de
este lado del Bío Bío que es la línea divisoria de estos nuevos aliados hermanos”2.
En términos territoriales, el Tratado de Tapihue produce un doble efecto. Por una par-
te, los mapuches reconocen que al norte del Bío Bío se ha constituido un nuevo Estado
Nacional, del que ellos no forman parte, y que los españoles han sido derrotados. Por otro
lado, el Estado Chileno reconoce a los mapuches su plena integridad territorial, incluso
allende Los Andes, pero limitan su acceso al territorio chileno al norte del Volcán Antuco.
En este contexto, como consecuencia del ejercicio de la autonomía territorial del pue-
blo mapuche, el Parlamento de Tapihue reconoce la integridad del territorio mapuche
ultra Bío Bío y su prolongación en la vertiente oriental de la Cordillera de Los Andes, sobre
las pampas orientales, espacio que hoy constituye el Estado de Argentina. Así, el artículo
23 del Parlamento de Tapihue da cuenta de la existencia de caminos habilitados y abiertos
al tránsito mapuche hacia las pampas, reconociendo la existencia de un permanente pro-
ceso de intercambio y articulación entre las unidades político-territoriales mapuches,
conocidas como butalmapus, ayllarewe y lov3 , localizados a uno y otro lado de la cordillera,
en los términos siguientes:
2
“Parlamento de Tapihue”, en Parlamento y Territorio Mapuche. Pablo Mariman Q. (compilador), Instituto
de Estudios Indígenas, Universidad de La Frontera, Temuco, Ediciones Escaparate, 2002, página 106.
3
Conforme a lo expresado por José Quidel y Víctor Caniullan, en el documento titulado ¨Las Identidades
Territoriales. Bases y Fundamentos desde una perspectiva del conocimiento Mapunche¨ (2002), la expresión
butalmapu corresponde a identidades territoriales o espacios jurisdiccionales integrados por unidades
socio-políticas denominadas ayllarewes, los que a su vez están constituidos por otras parcialidades que son
los rewe, conformados por unidades básicas fudamentales más pequeñas que se denominan lov y que
corresponden a unidades familiares de tipo extendido.

18
“Se declaran por boquetes habilitados para el pase al otro y este lado de la cordille-
ra los de Llayma, Lonquimay, Cunco, Villucura y Antuco; y por inhabilitados, todos
los que desde el último hubiesen hasta el río Maule, y sujetos a la misma pena los
que roben a este lado ú otro de la Cordillera, o pasen sin el requisito del anterior
artículo”4.
Sin embargo, el Tratado de Tapihue junto con reconocer la autonomía territorial mapu-
che entraña una tremenda contradicción que, finalmente, se traducirá en la pérdida de una
parte importante del territorio mapuche. En efecto, el Parlamento de Tapihue reconoce a
los mapuches los mismos derechos ciudadanos que al resto de los chilenos, otorgándoles la
plena capacidad de contratación, lo que a la postre permitirá la enajenación de parte de su
territorio autónomo, toda vez que esta libertad de contratación facilitará la celebración de
contratos de compraventa, arriendos o enajenaciones forzadas, a consecuencias de hipote-
cas o embargos que garantizaban préstamos de dinero5.
La aplicación y el imperio de la norma de igualdad de derechos significó que, en la
práctica, durante la primera mitad del siglo XIX en la llamada ‘Alta Frontera’, que corres-
pondía al territorio comprendido entre la Cordillera de los Andes y la Cordillera de
Nahuelbuta, y la ‘Baja Frontera’, abarcando el espacio entre la Cordillera de Nahuelbuta y
el Mar, fuera objeto de infiltración y usurpación de tierras por parte de los chilenos.
El territorio mapuche, después del Parlamento de Tapihue, presenta condiciones para
que los chilenos ingresen y se asienten en el territorio ultra Bío Bío, en lo que se denomina-
rá “infiltración de la frontera” 6 , proceso que se caracteriza por el asentamiento de chilenos
en el territorio mapuche en calidad de trabajadores, arrendatarios de campos o bien como
propietarios de tierras compradas fraudulentamente.
Paralelamente al proceso de infiltración de chilenos, y también a mediados del siglo
XIX, se da inicio a otro tipo de ocupación de la Araucanía, llevada a cabo a través de una
reglamentación jurídica específica, en virtud de la cual el Estado incorpora ‘nominalmen-
te’ al territorio mapuche como una provincia del territorio chileno, introduciendo su
jurisdicción y el imperio de la legislación nacional en las tierras indígenas y, como conse-
cuencia de ello, reglamentando los actos de constitución de la propiedad.

4
Mariman, 2002: 107.
5
La igualdad de derechos que aquí se reconoce se funda en el Decreto Supremo de 4 de Marzo de 1819, el
que hasta el Parlamento de Tapihue no había tenido aplicabilidad en el territorio mapuche. El citado
Bando Supremo otorga la ciudadanía a los indígenas y los exime del tributo personal en los términos
siguientes: “...El sistema liberal que ha adoptado Chile no puede permitir que esa porción preciosa de nuestra
especie continúe en tal estado de abatimiento. Por tanto, declaro que para lo sucesivo deben ser llamados ciuda-
danos chilenos, y libres como los demás habitantes del Estado”.
6
El concepto de ‘infiltración’ fue planteado por Arturo Leiva en El Primer Avance de la Frontera: Angol 1862,
Ediciones de la Universidad de La Frontera, Temuco, Chile. 1984.

19
La estrategia de apropiación administrativa se inaugura con la dictación de la Ley de 2
de julio de 1852, ley que crea la provincia de Arauco y autoriza al Presidente de la Repúbli-
ca para reglamentar el gobierno de las fronteras y dar protección a los indígenas,
sometiéndolos a las autoridades chilenas. Del mismo modo, dicho cuerpo legal reconoce
expresamente la existencia de un territorio de indígenas, sin jurisdicción chilena7 , como se
desprende de su artículo 1° inciso 1°, el que crea la Provincia de Arauco, la deslinda y le
entrega la categoría de territorio de indígenas. Al respecto, señala que la Provincia de
Arauco “...comprenderá en su demarcación los territorios de indígenas situados al sur del Bío
Bío y al norte de la provincia de Valdivia...”, agregando que “Los territorios habitados por
indígenas y fronterizos se sujetarán a las autoridades y al régimen que, atendidas sus circuns-
tancias especiales, determine el Presidente de la República...” a quien autoriza “dictar las
ordenanzas que juzgue convenientes para el mejor gobierno de la Frontera, para la más eficaz
protección de los indígenas, para promover su más pronta civilización y para arreglar los contra-
tos y relaciones de comercio con ellos”8.
Esta es la primera legislación que norma la intervención en el territorio indígena, loca-
lizado entre el río Bío Bío y Valdivia, anexándolo a la administración del Estado chileno,
pero también –en lo fundamental– viene a regular el proceso de constitución de la propie-
dad chilena ultra Bío Bío.
En efecto, el cuerpo legal citado pretende normar las formalidades a que deben some-
terse los contratos sobre propiedades localizadas en el territorio indígena, ya sea relativo a
la disposición, uso y goce de estas tierras, como a los poderes que se otorguen para su
celebración. Estas mismas formalidades servirán después para restarles validez a los dere-
chos indígenas sobre sus propiedades territoriales.
Acto seguido se dicta el Decreto de 14 de marzo de 1853, que prescribe formalidades
para el otorgamiento de contratos otorgados sobre terrenos de indígenas, ubicados en Arauco
y Nacimiento, y relativos a la propiedad de los mismos.
Quizá lo más importante de esta legislación está en el considerando 1°, donde se consig-
nan los engaños de que eran objeto los mapuches por parte de los usurpadores de sus
tierras y los prejuicios con que el gobierno chileno trata a los indígenas:
“Considerando:
1° Que las ventas de terrenos de indígenas sin intervención de una autoridad supe-
rior que proteja a los vendedores contra los abusos que pudieran cometerse para

7
La situación de independencia territorial mapuche se verifica por un connotado intelectual de la época,
Domingo Faustino Sarmiento, quien escribía en el diario El Correo de Concepción, en el mes de noviembre
de 1854, lo siguiente: “Entre dos provincias chilenas (aludía a las provincias de Concepción y Valdivia) se
intercala un pedazo de país que no es provincia y que aún puede decirse no es Chile, si Chile se llama al país
donde flota su bandera y sean obedecidas sus leyes”. Leiva, 1984: 22.
8
Ley de 2 de julio de 1852, artículo 3°.

20
adquirir sus terrenos, y que dé garantías a los compradores contra las protestas u
objeciones de falta de pago o falta de conocimiento que a veces sin fundamento se
alega por los indígenas, son origen de pleitos y reclamaciones que producen la irre-
gularidad e insubsistencia de las propiedades raíces de esos territorios”9.
Esta disposición evidencia que las enajenaciones de tierras indígenas al sur del Bío
Bío, a mediados del siglo XIX, eran fruto de la especulación y el engaño. El precepto da
cuenta de la forma como se estaba constituyendo la propiedad agraria en los territorios
mapuches, siendo ésta producto de contratos simulados, arriendos fraudulentos, compra-
ventas impagas y otras formas de usurpación.
En relación a las formalidades que se exigen para regular los actos jurídicos en La
Frontera, la norma señala que los contratos de compra, arriendo y/o empeño por más de
cinco años de terrenos de indígenas, o situados en territorio indígena, deberán verificarse
con la presencia del Intendente de Arauco y/o del Gobernador de Indígenas del territorio
respectivo, que el Intendente comisione especialmente al efecto. Si la compraventa de te-
rreno excede las mil cuadras, el Intendente deberá consultar al Gobierno. La sanción en
caso de incumplimiento a lo prescrito en la ley es la nulidad.
Por otro lado, la ley les reconoce validez a aquellos títulos otorgados con anterioridad
al 14 de marzo de 1853 que no hayan sido objetados, pero exige su validación en la Inten-
dencia de Arauco, a fin de tomar razón de dichos títulos en la Secretaría de la Intendencia
en el plazo de un año10 . Ello, sin embargo, no obsta a los reclamos que se formularen con
ocasión de vicios existentes en su otorgamiento, pues la ley no sanea los títulos11.
Estas normas son complementadas por el Decreto de 10 de marzo de 1854, que hace
extensivas las normas del Decreto de 14 de marzo de 1853 a las enajenaciones de terrenos
localizados en territorios indígenas, sean o no indígenas los contratantes. La lentitud de las
regularizaciones de tierras ante la Intendencia de Arauco obliga a que, en 1856, con fecha
15 de Enero, se dicte un nuevo Decreto que prorroga el plazo para el registro de títulos
sobre propiedades en territorios indígenas, adquiridas por compras a indígenas o de cual-
quier otro modo12.
Posteriormente, el 17 de abril de 1856, se promulga el Decreto que establece que no es
necesaria la intervención del Intendente ni la consulta al Gobierno en las enajenaciones
que se hicieran en subasta pública por ejecución o por pertenecer a menores, pues en
dichos actos o contratos interviene el juez, lo que constituye garantía suficiente para ambos

9
Decreto de 14 de marzo de 1853, considerando 1°.
10
Decreto de 14 de marzo de 1853, artículo 8°.
11
Decreto de 14 de marzo de 1853, artículo 9°.
12
Disposiciones similares se dictan para la provincia de Valdivia y Llanquihue. Así, el Decreto de 4 de Di-
ciembre de 1855 extiende las mismas formalidades a la provincia de Valdivia y el Decreto de 9 de Julio de
1856 hace lo propio respecto de la provincia de Llanquihue

21
contratantes y, en particular, de que el indígena ha prestado su libre consentimiento.
Paralelamente, se dispone que los poderes para litigar se otorguen con las mismas
formalidades que los contratos de compraventa y que los poderes para vender sean visados
por el Intendente, según se estipula en los Decretos de 5 de Junio de 1856 y 23 de Marzo de
1857, respectivamente.
El conjunto de estas normas venía a regular la acción de los especuladores de tierras
que –por diversos y engañosos mecanismos– habían formado propiedad agraria en el terri-
torio mapuche, en la franja comprendida entre el río Bío Bío y el río Malleco y entre el río
Bío Bío y el río Lebu. De esta forma se consolida la primera fase de apropiación y constitu-
ción de la propiedad agraria chilena en la Araucanía.
Años más tarde, dando cuenta de este proceso de colonización espontánea y de consti-
tución fraudulenta de la propiedad, el coronel Cornelio Saavedra, el 8 de Mayo de 1868
escribía –en memoria dirigida al Supremo Gobierno– lo siguiente: “Sin temor de equivocar-
me, puedo asegurar a US. que, en general, tales contratos son simulados; que los terrenos que se
embargan en virtud de ellos, o no son de los supuestos deudores o son baldíos, y por consiguiente
del Estado. En dichos contratos se ve de ordinario aparecer a un indio recibiendo a intereses 4, 6
y hasta 10.000 pesos a plazo de dos, tres meses y hasta de quince días con hipotecas de vastas
extensiones de terrenos. La especulación no era mala, se buscaba a cualquiera persona que vis-
tiese chamal y hablase el indio, se le daba uno o dos pesos a fin de que asegurase ante un
escribano ser dueños de grandes extensiones de terrenos y decir que había recibido unos cuantos
miles de pesos. Para el especulador, el contrato estaba autorizado por un funcionario público, y
andando el tiempo algo le representaría. Muchos de esos supuestos contratos tenían envueltos
en pleitos a los indios, legítimos dueños de ciertas posesiones de terrenos”13.
Ante lo señalado, el coronel Saavedra propone una acción del Estado para poner freno
a los especuladores y garantizar los derechos fiscales por sobre los derechos indígenas, que
se traduce en la siguiente estrategia: “Como un medio de tranquilizar a los indios y de deslin-
dar mejor los derechos del Estado a los terrenos baldíos, les propuse la venta al Fisco de todos sus
derechos, dejándoles el terreno suficiente para sus necesidades, con la condición de no poderlo
enajenar, a fin de radicarlos en sus posesiones; y que el interés particular no los aleje del contacto
con las poblaciones civilizadas, para que entren poco a poco en nuestros hábitos y costumbres. De
esta manera, y por otras compras efectuadas anteriormente, el Estado se encuentra hoy dueño,
casi en su totalidad, de todo el territorio comprendido entre los ríos Bureo, Renaico, Malleco,
Huequen y Reihue. El Fisco tiene doble título para poseerlos: como baldíos y por compra a los
indios reputados con mayor derecho a ellos”14.

13
Documentos relativos a la ocupación de Arauco, Cornelio Saavedra, Imprenta de la Libertad, Santiago, 1870,
páginas 77-78.
14
Crónica Militar de la Araucanía, Capítulo X, Tomo I, por el teniente coronel retirado del Ejército Leandro
Navarro, Santiago de Chile, 1909, pág. 203.

22
La constitución de la propiedad particular fue resistida por los mapuches. La coyuntu-
ra para intentar restablecer el dominio sobre sus tierras usurpadas fue el inicio de la
Guerra Civil de 1859, librada entre liberales y conservadores. Los mapuches apoyaron a los
liberales de Concepción y Talcahuano, prestando sus hombres y lanzas al general De la
Cruz, quien comandaba la rebelión liberal en el sur. Pactado el apoyo, e iniciado el conflic-
to, la estrategia mapuche fue restablecer la frontera en el Bío Bío, recuperar el territorio
perdido y expulsar a los colonos chilenos desde las posesiones ocupadas en el área de
Arauco, Nacimiento y Mulchén.
Finalizada la Guerra Civil, en la que los liberales y sus aliados mapuches son derrota-
dos, el Estado chileno decretó una amnistía general y decidió ocupar militarmente el
territorio mapuche.
A instancias del gobierno central, entre los años 1862 y 1883 el ejército chileno –en sus
inicios al mando del mismo Cornelio Saavedra– ocupará militarmente la Araucanía, y lo
hará fortificando las líneas defensivas a lo largo de los ríos que surcan la región.
Así, una vez refundado Angol, en 1862, se fortifica la línea del río Malleco, en 1864;
luego, en los años 1867 y 1868, son ocupadas por la milicia las localidades de Purén y
Lumaco, como también la Costa de Arauco hasta Tirúa; hacia 1870 la línea de frontera se
fija –por el sur– en Toltén, por el avance desde Valdivia y desde aquí se incorpora la costa
hasta Queule, subiendo por el río San José hasta Mariquina. En el año 1874, se avanza
desde Lumaco a Traiguén; en 1881 y 1882 se establece la línea militar en el río Cautín,
desde la cordillera de Curacautín o Sierra Nevada hasta la desembocadura del río en el
mar; y, finalmente, en 1883, se lleva la línea de ocupación a la cordillera de Villarrica y
Pucón, Lonquimay y el Alto Bío Bío.
La estrategia militar en que se basa la ocupación de la Araucanía queda en evidencia
en las memorias del coronel Cornelio Saavedra. En ellas se refiere precisamente a adelan-
tar la línea al Toltén y, desde allí, tomar posesión y construir fortines en Villarrica y
Pitrufquén, a fin de tomar todo el territorio mapuche de la provincia de Valdivia y afirmar
en ella la frontera sur. Explicando esta estrategia, se lee en las crónicas de Saavedra lo
siguiente: “aislando de las tribus del norte un número considerable de habitantes, que solo en el
departamento de este nombre puede calcularse en aproximadamente 5.000, todos los cuales en-
trarían pronto a la vida civilizada, pues la historia y la experiencia nos enseña que el aislamiento
de las tribus entre sí y el frecuente contacto con nuestro pueblo, han sido los elementos que más
han podido para arrancar al indio de su estado salvaje y bárbaro”15.
La idea de civilización y barbarie es refrendada por el coronel Gregorio Urrutia, quien el
1 de enero de 1883, una vez afincada la ocupación militar de la Araucanía, expone orgulloso:

15
Saavedra, 1870: 99.

23
“Agradezco sinceramente estas manifestaciones, pero soi yo quien debe felicitar a los
señores jefes, oficiales i tropa por los grandes esfuerzos desplegados en esta campaña,
terminada en el último día del año que acaba de espirar i que creo será también el postrero
de la barbarie”16.
En síntesis, entre 1830 y 1883, el Estado chileno ocupa la totalidad del territorio mapu-
che, desde el río Bío Bío, por el norte, hasta Mariquina, por el sur.
Entre el río Bío Bío, el río Malleco y Tirúa, en la costa, el Estado regula la constitución
de la propiedad, entre los años 1852 y 1857, que se ha constituido de hecho por los particu-
lares a través del proceso de infiltración.
En el espacio comprendido entre los ríos Malleco y Toltén, el Estado ocupa militarmen-
te el territorio mapuche, entre 1862 y 1883, transformando las tierras indígenas en tierras
fiscales, para luego rematarlas, concederlas y asignarlas a empresas y particulares, con el
fin de llevar a cabo la colonización chilena y extranjera y constituir la propiedad agraria en
la Araucanía. Del mismo modo, establecía la propiedad indígena a través del proceso re-
duccional y la entrega de Títulos de Merced a las familias mapuches.
El espíritu de la época se grafica en el mensaje del gobierno, enviado en el mismo año
1883 al Congreso, en el que –refiriéndose a la ocupación militar de la Araucanía y a las
perspectivas futuras– señala:
“Acontecimiento tan importante para nuestra vida política y social y de tanta significa-
ción para el porvenir de la República, ha sido llevado a término con felicidad y sin
costosos y dolorosos sacrificios. La Araucanía entera se halla sometida, más que al
poder material, al poder moral y civilizador de la República: En estos momentos se
levantan poblaciones importantes, destinadas a ser centros mercantiles e industriales
de mucha consideración, en medio de selvas vírgenes y campiñas desconocidas, que
eran hasta ayer, el santuario impenetrable de la altivez e independencia Araucana”17.
Concluido el proceso de ocupación de la Araucanía, tal como se anunciara en el mensa-
je presidencial citado, se consolidan los poblados, desde los cuales se entregaría el
abastecimiento a toda la región y se crearían los mercados locales de productos. La impor-
tancia estratégica de la fundación de poblados en la Araucanía reside en que éstos se
levantaron en lugares donde se encontraban emplazados antiguos fuertes del ejército, como
Freire, Curacautín, Lonquimay, Los Sauces y Purén, asentándose –en general– en áreas de
vital importancia en el territorio habitado ancestralmente por las familias mapuches.

16
Navarro, 1909: 230.
17
Mensaje del Ejecutivo al Congreso Nacional, 1883.

24
Cuadro N° 1
Fundación de pueblos en territorio mapuche 1874 - 1904

Provincia Pueblo Decreto Fundación Habitantes a


1907

Malleco Collipulli 22 de Agosto de 1874 s/i


Caillín 8 de Julio de 1887 s/i
Ercilla 6 de Febrero de 1885 1.310
Curacautín 27 de Marzo de 1894 1.821
Perquenco 29 de Marzo de 1894 1.191
Quillen 12 de Abril de 1894 476
Purén 15 de Mayo de 1896 1.504
Pailahueque 18 de Octubre de 1897 644
Los Sauces 20 de Enero de 1899 1.208
Quechereguas 26 de Octubre de 1894 742
Cautín Ciudad de Temuco 13 de Mayo de 1890 s/i
Chol Chol 30 de Junio de 1890 1.697
Carahue 21 Marzo 1894 y 3 Dic. 1895 2.251
Trovolhue 27 de Junio de 1895 s/i
Puerto Saavedra 5 Dic. 1895 y 30 Julio 1898 885
Freire 21 de Noviembre de 1895 514
Almagro 17 de Diciembre de 1897 393
Villa Portales 2 de Septiembre de 1898 1.793
Padre Las Casas 14 de Octubre de 1899 1.658
Galvarino 15 de Febrero de 1900 3.131
Nehuentue 1 de Septiembre de 1900 3.026
Quepe 28 de Agosto de 1903 471
Valdivia* Villarrica 2 de Enero de 1897 650
Lisperguer (Pitrufquen) 2 de Enero de 1897 3.271
Carrera (Loncoche) 22 de Septiembre de 1900 3.026
Pucón 22 de Noviembre de 1901 341
Gorbea 29 de Abril de 1904 4.017
*Se incluyen los pueblos que en esa época formaban parte de la provincia de Valdivia y en la
actualidad pertenecen a la IX Región. Elaborado en base a informes a la Comisión Parlamen-
taria de Colonización de 1912, Temístocles Urrutia, Inspector General de Colonización.

25
El Estado de Chile, finalizada la ocupación militar de la Araucanía, ha incorporado a su
jurisdicción casi 5 millones de hectáreas del territorio mapuche, correspondientes a las ac-
tuales provincias de Arauco, Bío Bío, Malleco y Cautín, de las cuales 3,2 millones de hectáreas
pertenecen a la actual Araucanía, comprendida por las provincias de Malleco y Cautín.

2. Constitución de la propiedad agraria en las provincias de Malleco y Cautín

La constitución de la propiedad agraria en las provincias de Malleco y Cautín se carac-


teriza por el establecimiento de diversos tipos de dominio: propiedad mapuche, por medio
de la radicación, lo que se traducirá en comunidades con Título de Merced, originando
minifundios comunitarios; propiedad privada, por medio del remate de grandes paños de
terrenos, haciendas de colonización, por medio de concesiones gratuitas de grandes exten-
siones y, en menor medida, pequeña y mediana propiedad otorgada a título gratuito a
colonos chilenos y extranjeros; y propiedad fiscal, constituida por aquellas tierras que el
Estado chileno no adjudicó y que quedaron en categoría de ‘remanentes’.
Es a través de la ley de 4 de diciembre de 1866 que se ordena el reparto del territorio
mapuche. En ella se definen los mecanismos de constitución de la propiedad indígena y
particular, estableciendo normas para el remate de tierras, otorgamiento de concesiones
de colonización, formación de colonias con extranjeros y nacionales y la reserva de terre-
nos –que se entregarían como Título de Merced– a las familias mapuches, radicándolas en
comunidad.
Dicho cuerpo legal ordena la fundación de poblaciones en el territorio indígena y de-
termina cuáles son las tierras del Estado en dicho territorio, disponiendo que ellas se
componen de los terrenos comprados a particulares y los terrenos baldíos.
Junto a lo anterior, establece que –para su enajenación– los terrenos del Estado serán
subastados públicamente, en lotes que no excederán las quinientas hectáreas. Luego, dis-
pone que una parte de estos ‘terrenos del Estado’ se destinarán al establecimiento de
colonias de nacionales o extranjeros. Finalmente, la ley de 1866 ordena deslindar los terre-
nos pertenecientes a indígenas, levantar un plano de los mismos y asignarlos a sus
ancestrales ocupantes en Título de Merced. Lo anterior es de vital importancia, ya que
todas aquellas tierras no reconocidas por el Estado como propiedad indígena se reputarán
como ‘baldías’ y, por lo tanto, fiscales, y en la práctica, adjudicables a particulares.

26
2.1 Constitución de la propiedad particular

A. LOS REMATES DE TIERRAS


El remate de tierras fue el instrumento privilegiado por el Estado Chileno para liqui-
dar el territorio mapuche y constituir en él tanto la propiedad particular latifundiaria
como la pequeña y mediana propiedad agrícola.
Los remates, como mecanismo de enajenación, tienen su origen en la Ley de 4 de di-
ciembre de 1866, la que no obstante establecer que la cabida máxima de los lotes a rematar
no debería exceder de 500 hectáreas, no señaló restricción alguna al número de lotes de
tierras que un postor podría adquirir, con lo cual, en la práctica, se decretó la creación del
latifundio en la Araucanía, a través del remate de hijuelas colindantes. En cambio, la pe-
queña y mediana propiedad fue regulada por la vía de subastar hijuelas de menor tamaño
y con un máximo de adjudicación por rematante.
El cuerpo legal en cuestión ordena la fundación de poblaciones en el territorio indígena
y determina cuáles son las tierras fiscales en dicho territorio, sea que provengan de aquellos
terrenos comprados a particulares o bien de los terrenos baldíos o sin ocupación efectiva.
Una vez determinados los terrenos fiscales, señala las normas para su enajenación,
ordenando que éstos sean subastados públicamente, para lo cual se forman lotes que no
exceden de las quinientas hectáreas, a los que se les asigna un precio. En el caso que sean
terrenos comprados a particulares, su valor será el de la compraventa, y en el caso de aque-
llos terrenos considerados baldíos, su valor será aquel que establezca una comisión integrada
por dos ingenieros designados al efecto. En lo relativo a las condiciones de pago, se fija un
plazo para el pago del precio que será de 50 años, debiendo pagarse un dos por ciento del
total cada año.
Es evidente que las condiciones de compra son más que ventajosas para los particulares
y, al no existir normas que limiten el número de lotes que pueden adquirir, es aquí entonces
donde se sientan las bases jurídicas sobre las cuales se forma el latifundio en la Araucanía.
Asimismo, se dispone que una parte de estos ‘terrenos del Estado’ se destinarán al
establecimiento de colonias de nacionales o extranjeros.
En la práctica, en el uso de los remates como modo de transferir el dominio de las tierras
fiscales, debemos distinguir dos momentos, como también diferentes argumentos para llevar
a cabo el proceso de enajenación: un primer momento, que se extiende entre 1860 y 1883, en
el que se invoca la necesidad del desarrollo agrícola y la seguridad de la frontera; y un segun-
do momento, con posterioridad a 1883, en el que se postula el desarrollo de la industria
agrícola y la necesidad de enriquecer el erario nacional a través del pago de las hijuelas.
A fin de entender la forma cómo se efectúan los remates, y con ello el fondo que explica
la constitución de la propiedad particular en la Araucanía, haremos una reseña de los mis-
mos, para lo cual citamos, en primer lugar, los documentos que dan cuenta de uno de los

27
primeros remates de tierras confiscadas a mapuches, el que se efectúa en el Departamento
de Nacimiento, el 10 de enero de 1868. Los considerandos del Acta de Remate establecen:
“1.° Que los trabajos de fortificaciones que se han hecho en la frontera dan seguri-
dad suficiente a los pobladores de aquellas localidades; i
2.° Que el Fisco posee en el departamento de Nacimiento extensiones considera-
bles de tierras que es conveniente dividir i enajenar para que sean cultivadas”18.
Luego, ya en el territorio fronterizo, tenemos el remate efectuado en Malleco el 5 de
agosto de 1873, en cuya acta se especifica:
“que es conveniente proceder a la enajenación de dichos terrenos, tanto para el
fomento i desarrollo de la agricultura en aquellos lugares como para procurar la
mayor seguridad de la misma frontera, por medio de cierro, cultivo i población de
aquel territorio”19.
En el caso del remate de hijuelas de pequeñas extensiones insertadas en el área de Pu-
rén, realizado en el año 1877, su objetivo será destinar dichos espacios a la población chilena
existente en el poblado y, a través de ellos, afianzar el dominio y posesión de estas tierras.
Lo propio se realiza en el año 1878, con el remate de los terrenos fiscales ubicados al
sur del río Malleco, de Chiguaihue, de Los Sauces, de Purén y Lumaco, con la finalidad de
incrementar la agricultura y la seguridad de la frontera, especificando que los rematantes
quedaban obligados a efectuar empalizadas y trincheras en los contornos de los predios, y
que el Estado aseguraría dichas posesiones disponiendo la construcción de fuertes milita-
res. Así, se instruía:
“cerrar el terreno rematado en el término de tres años, que se contarán desde la
fecha de la respectiva subasta, con cercos de madera sólidos de uno i medio metros
de altura por lo menos, o con fosos de metro i medio de fondo i metro y medio de
profundidad. Los cercos o fosos deberán circundar por completo cada hijuela rema-
tada, debiendo tener los fosos los desagües necesarios i ser cercos de tranqueras de
roble, colocados de cuatro en cuatro metros de distancia y afianzados entre sí por
tres ligazones del mismo material;
Para dar a los terrenos que se van a enajenar, i que están inmediatos a la línea del
Malleco, las debidas seguridades, el Gobierno hará construir dos fuertes, uno en
Adencul, al pie de las montañas de Nebal, ocho leguas distante de Lumaco, i otro en
Choque-Choque, al pie del cerro de este nombre, en el cajón del río Regué, como a
cuatro leguas al sudeste de Los Sauces”20.

18
“Remates en Nacimiento”, Santiago, 10 de enero de 1868, en Recopilación de Leyes y Decretos Supremos
sobre Colonización 1810-1896, Julio Zenteno Barros, 1896, página 1.194.
19
Zenteno, 1896: 1196.
20
Zenteno, 1896: 1202 y siguientes.

28
En lo sucesivo, y hasta los inicios de la década de 1880, una vez que el Ejército chileno
ha ocupado militarmente la Araucanía, cada Decreto de Remate es encabezado con los
mismos enunciados, ‘desarrollo agrícola y seguridad de la frontera’, obligando a los parti-
culares a cercar los predios con empalizadas y fosos, mientras el Gobierno central invierte
en la construcción de fuertes y caminos de acceso y comunicación entre las áreas remata-
das y los pueblos.
A partir de la década de 1880, las Actas de Remate solo señalarán como objetivos el
‘avance y desarrollo de la agricultura’. Ahora acudirán a cada remate –de hijuelas de entre
300 y 500 hectáreas– poderosos y acaudalados terratenientes, los que irán acaparando gran
cantidad de tierras y, con ellas, formando latifundios.
Ejemplificador es, al respecto, lo ocurrido con el remate de Traiguén el 13 de abril de
1881, realizado en la Junta de Almoneda en Santiago, lejos de la Araucanía, donde a un
total de 30 personas se le adjudican 54.819 hectáreas, subdivididas en 138 hijuelas.
Como ni el Decreto ni la ley que lo sustentaba prohibían el remate de una o más hijue-
las por una misma persona, se concurre al acaparamiento territorial de conspicuos
representantes del poder hacendal de la frontera. Es el caso de la Sociedad Varela y Wadding-
ton, que remató 16.000 hectáreas; José Bunster, quien remató 15 hijuelas con alrededor de
6.000 hectáreas; Lorenzo de la Maza, con 4 hijuelas de 1.620 hectáreas; el sacerdote Marcos
Rebolledo, con 6 hijuelas que sumaron 2.940 hectáreas; y Lisandro Anguita, con 2 hijuelas
de 1.155 hectáreas, entre otros.
Es interesante resaltar que algunos de los rematantes del plano de Traiguén de 1881
son los mismos o tienen un grado de parentesco cercano con aquellos que –dos décadas
atrás– habían pedido el adelanto de la frontera para adquirir nuevas tierras:
“En Noviembre de 1861 connotados vecinos de la zona acuerdan un voto de gracia
al Supremo Gobierno por haber iniciado el proyecto de adelantar la frontera y pro-
teger en consecuencia las propiedades españolas al sur y norte del Bío Bío. Y ren-
glón seguido, preguntaban con envidiable intención: ¿Que se hará, Excmo. Señor,
de tantas propiedades abandonadas y sin cultivo que se hallan del otro lado del Bío
Bío? Firmaban una veintena de respetuosos y obedientes servidores, entre los cua-
les figuraban nada menos que los terratenientes Domingo de la Maza, Rafael Anguita,
Martín Bunster y el presbítero Marcos Rebolledo”21.
La concentración de tierras es un hecho que no pasa inadvertido para las autoridades
de la época, quienes reparan en los riesgos que entraña la proliferación de latifundios para
el desarrollo de la agricultura, la industria y el comercio. Lo anterior queda consignado en
el Decreto –fechado en 1885– en que se rematan terrenos ubicados entre Colpi y Lumaco,
Quino y Quillen, Malleco y Traiguén, donde se establece, en su artículo 2º:
21
La Frontera, Quezada, Jaime (1971), Editorial Quimantú. Citado en Territorio y Comunidades Pehuenches del
Alto Bío Bío, Raúl Molina y Martín Correa, 1996, página 28.

29
“Que hai utilidad en propender a la posible subdivisión de la propiedad rural en la
frontera, tanto para ponerla al alcance de las pequeñas fortunas como para evitar
la formación de grandes fundos particulares que embarazan el rápido progreso de
la industria i de la población”22.
Sin embargo, dicha constatación debe ser considerada como una declaración sin efec-
tos prácticos en el freno del latifundio, pues las ‘pequeñas fortunas’ no estaban en
condiciones de acceder a los remates y al pago de la deuda contraída.
La política de remates de tierras lleva indefectiblemente a la concentración de la pro-
piedad y a la constitución del latifundio en la Araucanía. El latifundio se constituye de la
siguiente manera: por vía directa, a través de la adjudicación que hace el Estado de nume-
rosos lotes de tierra a un solo propietario en pública subasta o mediante el otorgamiento de
concesiones de colonización; o por vía indirecta a través de la adquisición de tierras a
rematantes originarios por un solo propietario, quien pasa a concentrar varias hijuelas. Los
ejemplos al respecto proliferan. Así se desprende de los remates de 2 de abril de 1889, en
Victoria y Temuco, y de septiembre del mismo año, en la Junta de Almoneda de Santiago.
Si bien en el primero de ellos se rematan 338 hijuelas de entre 9 y 48 hectáreas –en
sectores cercanos a Traiguén (ciudad de Victoria) y Temuco– bajo algunas restricciones,
como el que “se rematará separadamente cada predio, siguiendo el orden de su numeración i
ningún postor podrá rematar para sí más de dos fundos contiguos, ni vender o ceder al dueño de
dos fundos colindantes los terrenos adquiridos en la subasta a que éste decreto refiere”,23 con-
trasta con el remate efectuado en la misma área de Traiguen y Temuco, y llamado por
Decreto de 30 de septiembre de 1889, el que ya no se realizaría en el sur del país sino en la
ciudad de Santiago, en la sede de la Junta de Almoneda, y en el que se llama a remate por
206 lotes que contenían una extensión de 71.500 hectáreas, dando un promedio de 347
hectáreas por hijuela, bajo la siguiente restricción:
“Art.5°. No podrán rematarse para una misma persona más de tres lotes contiguos,
i ninguno de los lotes subastados podrá venderse o cederse, por cualquier título que
sea, al dueño de otros tres también contiguos”24.
En la práctica, cada rematante no podía adquirir más de tres lotes contiguos, lo que les
permitía formar paños de entre 1.000 y 1.500 hectáreas, pero no les estaba prohibido adqui-
rir predios cercanos –aunque no contiguos– con lo que la posibilidad de acaparar hijuelas
quedaba abierta.
La lista de remates, favoreciendo la concentración de la propiedad latifundiaria, es
interminable, y como corolario de ello resaltamos lo sucedido con los remates efectuados el
30 de mayo de 1894, en el que se llama a adjudicación 146.462 hectáreas de terreno ubicadas
22
Zenteno, 1896: 1212.
23
Zenteno, 1896: 1227.
24
Zenteno, 1896: 1230.

30
en Malleco, Dillo, Curacautín, Huichahue, Toltén y Carahue, en el que se restringe la
participación a un máximo de 2.000 hectáreas por particular, y el remate realizado en
diciembre de 1894, por terrenos en Carahue. Al analizar el listado de adjudicatarios, tenemos
que en el remate del mes de mayo el rematante Mac-Iver se adjudicó las hijuelas 92, 93 y 94
del plano de Carahue, y en el remate de diciembre, Enrique Mac-Iver se adjudicó las hijuelas
números 298, 301, 302, 303, 304, 305, 306, 307, 308 y 309 del plano Hijuelas Sur del Plano de
Carahue. Revisado el plano de Carahue, el conjunto de hijuelas rematadas –con siete meses
de diferencia– formaban un solo paño, ubicadas junto a la laguna Trovolhue hasta la
confluencia del estero Moncul con el Puyangui25.
A modo de resumen, a continuación presentamos un cuadro con el listado parcial de
remates de tierras en el territorio mapuche, entre los años 1868 y 1895.

Cuadro N° 2
Listado parcial de remates de tierras en el territorio mapuche (1868-1895)

Nombre Fecha decreto Área rematada

1. Remate en Santiago, 10 de enero


Terrenos fiscales del Departamento de
Nacimiento de 1868 Nacimiento.
2. Remates de Frontera Santiago, 5 de agosto
Norte: Río Renaico y estero Liñico; Oriente,
de Malleco de 1873 ceja de montaña, señalando como tal la línea
meridiana que pasa a 1.000 metros más al oriente
del puente Curaco a orillas del río Malleco; Sur,
el río Malleco; Oeste, camino que va de Angol a
Maitenrehue.
3. Remates de montaña Santiago, 16 de Montaña comprendida entre los ríos Renaico y
de Curaco noviembre de 1874 Malleco.
4. Remates de Colchagua, 4 de De acuerdo al plano levantado por Ingenieros de
Rucapillán febrero de 1875 Arauco del fundo Rucapillán. Remanentes de
tierras del remate de Curaco.
5. Remates en Purén Santiago, 6 de marzo Remate de 532 hectáreas en las cercanías de
de 1877 Purén.
6. Remates al sur del Valparaíso, 5 de febrero Terrenos fiscales disponibles.
Malleco, de Chiguaihue, de 1878
de Los Sauces, de
Purén y Lumaco
(continúa en pág. siguiente)
25
Zenteno, 1896: 1278.

31
7. Remates de Montaña Santiago, 6 de abril Se rematan hijuelas N°57, 75, 76, 77, 78, 79, 8, 9,
de Curaco de 1878 10 y 11 del plano de la Montaña de Curaco,
hasta el río Mininco.
8. Remates al norte del Santiago, 13 de abril Terrenos fiscales que se extienden al norte de la
río Traiguén de 1881 línea del Traiguén hasta las serranías del
Trehuanqui, Cánculo y Pidenco, y al Este de los
cerros de Pillanmahuida y Adencul hasta los de
Quetrahue, Tromen y Lilipulli, de una superficie
de 65.698 hectáreas.
9. Remates de Purén Santiago, 9 de abril Terrenos fiscales entre Purén y Nahuelbuta por
y Nahuelbuta de 1881 una superficie de 26.002 hectáreas de acuerdo a
plano confeccionado por Teodoro Schmidt.
10. Remates entre Colpi Santiago, 1 de Terrenos fiscales que se extienden entre los ríos
y Lumaco, Quino y septiembre de 1885 Colpi y Lumaco; entre los ríos Quino y Quillen;
Quillen, Malleco y y entre los ríos Malleco y Traiguén.
Traiguén.
11. Remates de Angol Santiago, 15 de julio Diversos lotes fiscales que comprenden 50.000
de 1886 hectáreas.
12. Remates de Victoria Santiago, 15 de marzo Terrenos situados al sur del río Vergara, y entre
de 1887 los ríos Traiguén y Cautín, inmediatos al pueblo
de Victoria. Superficie de 30.000 hectáreas.
13. Remates de Santiago, 30 de Remate de 206 lotes con un total de 71.500
Traiguén y Temuco septiembre de 1889 hectáreas.
14. Remates de Santiago, 2 de abril 338 predios en Traiguén y Temuco de entre 9 y
Traiguén y Temuco de 1889 48 hectáreas.
15. Remates de Santiago, 1 de abril Varios predios de 40 a 80 hectáreas, para
Traiguén, Temuco de 1890 colonos nacionales.
e Imperial
16. Remates en Ñielol Santiago, 12 de mayo Terrenos fiscales mensurados en las cercanías
y otros de 1892 de Ñielol, población de Lautaro y río Cautín;
entre el fuerte Curacautín, río Cautín y
Quintulpe entre los ríos Quepe y Toltén, al
poniente de la línea férrea en construcción;
entre los ríos Cautín y Quepe, al oriente de la
misma línea; y otras hijuelas sobrantes de
remates anteriores.
17. Remates entre Santiago, 12 de mayo Terrenos fiscales ubicados entre Temuco y
Temuco y Cholchol de 1892 Cholchol, al sur del río Cautín y remate de
hijuelas sueltas en los terrenos destinados a
colonización.
(continúa en pág. siguiente)

32
18. Remates entre Santiago, 15 de mayo Terrenos fiscales al sur, oriente y poniente de la
Temuco, Cholchol y de 1893 ciudad de Temuco, entre esta ciudad y las de
Nueva Imperial Cholchol y Nueva Imperial, al norte de
Curacautín y sur de Malleco, oriente y poniente
de Victoria y al norte del Imperial entre Carahue
y el río Moncul e hijuelas sobrantes de remates
anteriores.
19. Remates del Plano Santiago, 2 de junio Se incluyen hijuelas de remates anteriores.
de Quechereguas de 1893 No se señala ubicación y deslinde del plano.
20. Remates en Santiago, 12 de abril Remate de 146.462 hectáreas en Malleco, Dillo,
Malleco, Dillo, de 1894 Curacautín, Huichahue, Toltén y Carahue.
Curacautín, Huichahue,
Toltén y Carahue
21. Remates de quintas Santiago, 8 de octubre 26 quintas del plano de Lautaro.
de Lautaro de 1894
22. Remates entre Santiago, 17 de Se rematan hijuelas que forman una superficie
de Cholchol, Carahue, noviembre de 1894 59.548 hectáreas de terreno fiscal.
Temuco, Lautaro,
Huichahue, Victoria y
Quechereguas.
Elaborado en base a los listados que aparecen en “Recopilación de Leyes y Decretos Supre-
mos sobre Colonización”, 1810-1896. Julio Zenteno Barros, 1896.

Con posterioridad al año 1895 se sucedieron, uno tras otro, remates de tierras en toda la
Araucanía, asentando en ella la gran propiedad latifundista. Entre el año 1881 y 1900,
fueron a lo menos 20 los remates de tierras efectuados por el fisco, habiéndose adjudicado
en ellos una superficie de 1.125.120 hectáreas, que le reportaron al erario nacional un
ingreso de $ 18.790.62126.
Luego, en la primera y segunda década del 1900, los remates continúan –con especial énfa-
sis– en las zonas más alejadas, como la precordillera y Cordillera de los Andes. En 1904, la Ley
N° 1.716 autorizó al Presidente de la República la subasta de “los terrenos cordilleranos, en los
territorios de colonización de indígenas, en lotes cuya cabida no exceda de 20.000 hectáreas”27. Es el
caso de Lonquimay, cuyo plano de mensura fue rematado el 30 de marzo de 1911.
El conjunto de acciones desplegadas terminó por asignar a particulares gran parte del
territorio mapuche, el que, como señalamos, a partir de la ocupación militar iniciada en

26
Así Nació la Frontera. Conquista, Guerra, Ocupación, Pacificación (1550-1900), Ricardo Ferrando, Editorial
Antártica S.A., Santiago de Chile, 1986, página 508.
27
Ley N°1.716, de 23 de Diciembre de 1904, artículo 2°.

33
1862 será objeto del despojo territorial ejercido sobre los butalmapus, ayllarewes y lov
mapuche, las antiguas posesiones. Ejemplificador es el caso de las comunidades mapuches
de Coi Coi, Champulli y Pilolkura, en la actual comuna de Carahue.
De acuerdo a los antecedentes entregados por los descendientes de los antiguos mapu-
ches del área, el territorio antiguo “está delimitado por un faja que va por el norte y que
separa a los territorios de Coi Coi de Juan Catricura, esa faja pasa por el cerro Madre del Diablo
y sigue hasta la laguna Trovolhue, eso es el norte; por la naciente, por donde sale el sol, es el estero
o río Trovolhue, que nace en la laguna Trovolhue, hasta el lugar llamado Puyangue, donde junta
con el estero Loncoyan o Loncollamo; por el Sur, es el río Monkul hasta desembocar en el mar; y
por el oeste, Poniente, el mar”28.
Si bien el territorio deslindado abarca una superficie cercana a las 9.600 hectáreas, a
las tres comunidades mapuches que habitan el sector se les reconocieron en Título de Mer-
ced, en conjunto, 300 hectáreas29.
La explicación de lo anterior la encontramos en el Plano de Remates de Monkul, de
1893, en virtud del cual se le adjudican a Juan Segundo Schleyer las hijuelas Nº 30 y 31 de
dicho plano. El remate en cuestión se realiza en la ciudad de Santiago, ante la Junta de
Almoneda, en el mes de junio de 1893, y la adjudicación abarca terrenos que se extienden
hasta la playa, entre La Lobería y los Cerros de Quichihue, espacio territorial donde se
asentaban las familias Levio, Colicheo, Loncolil, Maquehuil y Huaiqui, entre otras.
Dicha adjudicación da origen al fundo El Plumo, propiedad del mencionado Schleyer,
quien inscribe el predio a fojas 174 vuelta, bajo el número 224, del Registro de Propiedad
del Conservador de Bienes Raíces de Nueva Imperial correspondiente al año 1895. Lo inte-
resante del asunto es que el mismo Schleyer se adjudicará las hijuelas vecinas, dando
origen a los predios Lobería, Puyangue, Los Leones y Monkul, construyendo con ellos un
gran paño territorial, inscribiendo el conjunto de predios el mismo día que el predio El
Plumo30.
La situación se repite en todos los casos del Plano de Remate de Monkul, lo que da
origen a numerosos juicios contemporáneos al proceso de remate, en los cuales los recla-
mantes mapuches solicitan al tribunal que los ampare en sus posesiones, pues habían sido
objeto de despojos violentos por parte de los particulares que se adjudicaron las hijuelas.
28
Reunión con comunidades mapuches de Pilolkura, Champulli y Coi Coi; Carahue, 7 de julio de 2001.
29
Se trata de los Títulos de Merced Nº1320, José Loncolil, por 150 hectáreas, de 30 de julio de 1908; Nº1564,
Pascual Colicheo, por 139 hectáreas, de 21 de mayo de 1910; y Nº2549, Ignacio Catrilelbun, por 61 hectá-
reas, de 31 de diciembre de 1912.
30
Comunidades y Territorios Lafkenche, los Mapuche de Rucacura al Moncul, Christian Martínez Neira. Institu-
to de Estudios Indígenas, Universidad de La Frontera. Serie de Investigación. Temuco, 1995, página 55.
El conjunto de predios señalados se mantuvieron en poder de los descendientes de Schleyer –la familia
Kind Schleyer y luego Durán Kind– y son subdivididos en el año 1966, en los albores del proceso de
Reforma Agraria, con el fin de evitar la expropiación, constituyendo varios predios de menor cabida a la
establecida para aplicar las normas de la ley de Reforma Agraria.

34
Territorio antiguo lonko Pascual Colicheo

35
Comunidades con títulos de merced y fundos particulares
Territorio antiguo lonko Pascual Colicheo
Sector Coi Coi, comuna de Carahue

36
Todas las pretensiones indígenas fueron desestimadas, argumentando el tribunal que
no hubo tales actos de perturbación y que los procedimientos de hijuelación y remate –en
que fundan la acción los recurrentes indígenas– han sido ejercidos por el Estado en confor-
midad a los preceptos de las leyes de 4 de diciembre de 1866 y 4 de agosto de 187431.

B. LAS CONCESIONES DE COLONIZACIÓN


Otro camino de formación de latifundios en la Araucanía es la política de ‘Concesiones
de Colonización’, implementada por el Estado de Chile a partir de la segunda mitad del
siglo XIX, a través de la cual se asignaban vastos espacios territoriales –de ancestral ocupa-
ción mapuche– a empresas colonizadoras.
Aunque estas concesiones de tierras no fueron numerosas, abarcaron dilatados territo-
rios y favorecieron la formación de grandes propiedades particulares, las que se transferían
una vez que el concesionario cumplía con el plan acordado con el Estado para instalar
colonos traídos desde Europa.
En cuanto a los contratos de colonización, se establecía que los costos de instalación de
los migrantes eran de responsabilidad exclusiva de los concesionarios, quienes –de acuer-
do a un plan de colonización– invertían durante un período y, una vez cumplidas las
exigencias, el Estado transfería la propiedad de las tierras a la empresa de colonización y a
los colonos, debiéndose respetar tanto la propiedad indígena como la de otros ocupantes
constituida dentro de los deslindes de la concesión.
En la Araucanía se establecieron las concesiones de colonización Nueva Italia, en la
Provincia de Malleco, y las concesiones Llaima, Budi, Lanín, Cautín, Queule y Nueva Etru-
ria, en la Provincia de Cautín, transfiriéndole a sus empresarios una superficie total de
203.063 hectáreas32 y a las familias colonas, establecidas dentro de los límites de las conce-
siones, un total de aproximado de 25.000 hectáreas.
Con el objeto de entender a cabalidad la constitución de la propiedad en la Araucanía,
haremos una caracterización de las concesiones de colonización en ella constituidas.
A la concesión Nueva Italia le fue asignada un total de 50.000 hectáreas de superficie
en la zona de Lumaco, área en la que se fundó el poblado de Capitán Pastene y se instaló a
100 familias traídas de Italia en un total de 7.537 hectáreas, actividad por la que la Compa-
ñía Ricci recibió un total de 52.463 hectáreas, en el año 1908.

31
Así consta de los siguientes fallos publicados en la revista Gaceta de los Tribunales: año 1894, N° 1637, “Pedro
Cayupi con el Fisco”, sobre amparo posesorio; año 1894, N° 2643, “Victorio y Huenuqueo Llancaleo con el
Fisco”, sobre amparo posesorio; año 1894, N° 2458, “Juan Tomás Lincopi con el Fisco”, sobre querella de
amparo; año 1895, N° 2875, expediente de Juan Tomás Lincopi; 1895, N° 2887, “Ignacio Cayuleo y otro con el
Fisco”, sobre amparo posesorio; “Indígena Cotera Huentimilla con el Fisco”, Zenteno, 1896: 150, 152, 165,
170 y 202.
32
Cálculo elaborado en base a informes de la Comisión Parlamentaria de Colonización de 1912.

37
La concesión efectuada a Francisco Sánchez Ruiz, o Empresa Colonizadora del Budi de
Eleuterio Domínguez y Compañía, fue otorgada por Decreto de 23 de agosto de 1902, en virtud
del cual se le entregó un total de 63.957 hectáreas para introducir familias colonas, logrando
alcanzar la cifra de 88 familias. Luego, el 25 de octubre de 1907, se decretó la entrega de título
de dominio definitivo a favor de los concesionarios por un total de 56.025 hectáreas.
En el caso de la concesión Lanin, en el año 1904 el señor Constantino Enchelmayer
propuso establecer a 20 familias de colonos extranjeros en el área de los ríos Maichin,
Trancura y al norte del lago Villarrica, y desde el límite con Argentina hasta el río Turbio.
En 1905 la concesión fue transferida a Sociedad Comercial y Ganadera de Lanín, la que
instaló las 20 familias extranjeras propuestas, recibiendo por esta actividad la empresa de
colonización un total de 15.000 hectáreas.
La concesión Nueva Etruria –al igual que la Concesión Nueva Italia, de Lumaco– fue otor-
gada a la Compañía Ricci y Hermanos, instalando a un total de 58 familias italianas en 2.499
hectáreas al sur del río Toltén y al poniente de Loncoche. El título definitivo le fue entregado a
la empresa de colonización Ricci y Hermanos el 20 de febrero de 1911, por aproximadamente
13.050 hectáreas, a las que se le restaron las 4.307 hectáreas entregadas a familias mapuches33.
En el caso de la concesión Queule, ésta le fue adjudicada a la Sociedad Ganadera e
Industrial de Valdivia (empresa constituida por los señores Latorre, Yuri y Bravo, sucesores
de Alfredo Tatlock), a cambio de instalar a 400 familias de inmigrantes libres –característi-
ca que les está dada por arribar por su propia cuenta– de nacionalidad española, dentro de
los siguientes deslindes generales: “al norte, una línea que parte del pueblo de Toltén en direc-
ción al oriente hasta el límite occidental de la concesión Ricci y Cía. y su prolongación hasta la
estación de Loncoche; al este, la línea férrea entre Loncoche e Inulfudi; al sur, una línea recta
entre Inulfudi y la caleta Queule; y al oeste, el Océano Pacífico y el río Toltén, entre el pueblo de
este nombre y la caleta mencionada”34.
Estos terrenos comprendían un total aproximado de 60 mil hectáreas, en los que se
instaló a 34 familias de colonos de la siguiente procedencia: 6 brasileños, 2 suizos y otros
extranjeros avecindados en Chile. La empresa colonizadora logró obtener con esta opera-
ción un total de 37.300 hectáreas, mediante decreto otorgado en diciembre de 1911.
En términos de irregularidades, al menos encontramos dos: por una parte, en virtud del
Decreto citado se le otorgaron casi 1.000 hectáreas por cada colono introducido, y no el
máximo de 300 hectáreas que establecía el artículo 11 de la Ley de 4 de agosto de 1874; y,
por otro lado, no se asentó a familias de migrantes ‘enganchadas’ por los empresarios de la
concesión, sino que “fueron traídos por el Gobierno en los años anteriores y ya residían en Chile
desde varios años”35.

33
Informes de la Comisión Parlamentaria de Colonización, 1912: 316.
34
Decreto N° 2.000, Santiago, 3 de octubre de 1904.
35
Ferrando, 1986: 524.

38
Respecto de las Concesiones de Colonización Lanin y Queule, cabe señalar que contra-
vinieron abiertamente las normas que regían a las empresas colonizadoras. De acuerdo a
lo establecido en el artículo 11 de la Ley de 4 de agosto de 1874, se establecía un límite de
superficie para el establecimiento de colonias en el territorio de indígenas, el que alcanza-
ba hasta 150 hectáreas de terrenos planos o lomas, pudiendo extenderse hasta el doble en
terrenos de serranías o montaña.
No obstante lo específico de la norma, el Estado asignó a las empresas colonizadoras super-
ficies varias veces superiores a lo establecido en la ley. De acuerdo a ella, el máximo de superficie
a la que podía acceder la Concesión Lanin por las 20 familias instaladas era de 6.000 hectáreas,
no obstante se le transfiere un total de 15.000 hectáreas; y en el caso de la Concesión Queule, el
máximo territorial al que podía aspirar por ley, de acuerdo a la cantidad de 38 colonos asenta-
dos, era de 11.400 hectáreas, y sin embargo se le transfieren 37.300 hectáreas.
La instalación de estas empresas de colonización en la Araucanía trajo consigo conflic-
tos territoriales con las familias mapuches que habitaban el área concesionada.
Posteriormente, las empresas de colonización, una vez que han cumplido la meta de insta-
lación de colonos, reciben en propiedad grandes paños de terreno constituyéndose extensas
propiedades agrarias, como el fundo Nueva Etruria, ubicado en Loncoche.

Cuadro N°3
Concesiones de colonización en la Araucanía 1901-1911

Provincia Concesión Lugar Sup. Hás. en Colonia N° Familias Hás. Hás.


Concesión Establecidas Propiedad

MALLECO Ricci Hnos. y Cía. Lumaco 60.000 Nueva Italia 100 7.537 52.463
(Salvador Nicosia) -Capitán 63.957 Del Budi 88 7.932 56.025
Pastene
CAUTÍN Eleuterio Domínguez Budi: Entre
y Cía. Ex Fco. Sánchez R. ríos Imperial
y Toltén
Luis Silva Rivas Llaima 28.935 Del Llaima 35 2.210 26.625
Lanin Lanin 200.000 Lanin 20 15.000
Ricci Hnos. y Cía. Toltén S/I Nueva 58 2.499 13.050 (*)
-Loncoche Etruria
Soc. Ganadera e Industrial Queule- 60.000 Queule 38 2.356 37.300
de Valdivia: Latorre, Yuri y Toltén
Bravo, ex Tatlock Loncoche
Cristóbal Magaña Cautín 2.600 60 — 2.600
Total 399 22.534 203.063

Fuente: Elaborado en base a informes de la Comisión Parlamentaria de Colonización de 1912.


(*) La superficie transferida a la empresa ha sido calculada a un promedio de 225 hectáreas,
multiplicadas por el número de colonos para la Concesión Nueva Etruria.

39
C. FORMACIÓN DE LA PROPIEDAD AGRARIA MEDIANA Y FAMILIAR:
COLONIAS DE EXTRANJEROS Y NACIONALES
En el territorio mapuche –en su mayor parte rematado y entregado a empresas de
colonización– el Estado conservó algunos retazos de terreno en la categoría de ‘terrenos
fiscales’, los que utilizó para beneficiar a colonos extranjeros y nacionales.
De esta forma se origina la propiedad agraria mediana y familiar en la Araucanía, en
un proceso que se inicia en el año 1883 y finaliza en los primeros años de la década de 1900,
siendo sus adjudicatarios ocupantes y colonos nacionales, o bien colonos traídos desde el
extranjero, ya sea por empresas de colonización privadas como por la Agencia de Coloniza-
ción Gubernamental del Ministerio de Tierras, Relaciones Exteriores, Culto y Colonización.
La superficie promedio de las propiedades entregadas a cada familia de migrantes
extranjeros instalados por las agencias de colonización particulares, como por la agencia
gubernamental, fue de 62 hectáreas.
En el caso de las familias de colonos instalados por empresas de colonización, la super-
ficie asignada en el interior de las concesiones de colonización fue de aproximadamente
23.000 hectáreas36.
En el caso de las colonias de extranjeros instaladas en la Araucanía, éstas se distribuye-
ron en Malleco y Cautín por acción de la Oficina de Colonización, repartición que crea –por
Decreto de 10 de octubre de 1882– una Agencia de Colonización en Europa.
Los colonos son ‘enganchados’ en diversos países de Europa, para luego embarcarse y
recalar en Talcahuano, puerto desde el que se les distribuye a los lugares donde se les
asignaron tierras.
En total, en la Provincia de Malleco se constituyeron siete colonias extranjeras, en las
que se asentó a 828 familias y a las que se les transfirió 49.506 hectáreas. En Cautín se
instaló un total de 291 familias, correspondientes a cinco colonias extranjeras, que se adju-
dicaron 19.872 hectáreas. En síntesis, el trabajo de la agencia gubernamental destinada a
estos efectos significó la adjudicación de un total de 69.378 hectáreas para 1.119 familias
extranjeras, en las Provincias de Malleco y Cautín.

36
Si bien en el Cuadro N°3, “Concesiones de Colonización en la Araucanía 1901-1911”, la suma es de 22.534
hectáreas, deben agregarse aquellas cuya superficie no contabilizamos, como es el caso de la Concesión de
Cristóbal Magaña, en Cautín; por lo tanto la suma total es aproximada.

40
Cuadro N°4
Colonias extranjeras instaladas en la Araucanía

Provincia Lugar N° Familias N° Personas Hectáreas

Malleco Victoria 302 1510 18.120


Ercilla 109 613 6.540
Quillen 54 301 3.240
Traiguén 58 269 3.480
Quechereguas 115 589 6.900
Quino 166 768 9.960
Purén 24 99 1.266
Subtotal 828 4,149 49.506
Cautín Lautaro 83 386 4.980
Temuco 40 169 2.400
Galvarino 68 356 4.080
Imperial 27 109 1.612
Gorbea 73 314 6.800
Subtotal 291 1334 19.872
Total 1.119 5.487 69.378
Fuente: Elaborado en base a informes de la Comisión Parlamentaria de Colonización de 1912.

Otro camino de ocupación del espacio territorial mapuche fue el de la colonización a


través de chilenos, quienes –con sus familias– se adjudicaron hijuelas cuyas superficies
tenían entre 40 y 100 hectáreas, siendo muchos de ellos inmigrantes libres, ocupantes de
tierras ya instalados y repatriados desde la República Argentina, específicamente de la
Provincia del Neuquén.
Así, entre 1903, año en que se comenzó a dar cumplimiento a la Ley de 13 de enero de
1898 sobre ‘colonización nacional’, y el año 1910, se concedió la calidad de colonos a un
total de 3.322 familias chilenas, las que se instalaron en el territorio mapuche. Sin embar-
go, la avalancha de especuladores de tierras –ávidos de terrenos de fácil adquisición– y
de campesinos sin tierras, obligó al gobierno en 1907 a suspender el otorgamiento de
títulos, exigiendo a los postulantes acreditar que su ocupación fuese anterior al año 1901 37.
Paralelamente, el Estado patrocinó y facilitó la repatriación de chilenos desde Neu-
quén, en la República Argentina. Así, a quienes quisieran regresar al país se les adjudicó
terrenos con superficies de 80 hectáreas para el padre de familia y de 40 hectáreas por
37
Informes de la Comisión Parlamentaria de Colonización, 1912: 224.

41
cada hijo varón mayor de 16 años. El resultado de este proceso de colonización con chile-
nos fue la entrega de 33.692 hectáreas para 494 familias, repartidas en las colonias de
Lonquimay, en la Provincia de Malleco, y de Huichahue y de Quintrilpe, en la Provincia de
Cautín38.
Luego, tuvo lugar el proceso de ‘colonización libre’, de extranjeros o chilenos, hacia el
territorio mapuche, el que se reguló a través del Decreto de 1 de septiembre de 1899, y en
virtud del cual se le ofrecía una hijuela de 40 hectáreas al padre de familia y 20 hectáreas
más por cada hijo varón mayor de 12 años, para lo cual el colono debía comprobar expe-
riencia en trabajo agrícola, justificar su buena conducta y estar casado. No pasó mucho
tiempo antes de que colonos ya arribados y con tierras en la Araucanía comenzaran a soli-
citar más tierras y nuevas granjerías, cuestión que se reguló con el Decreto N° 891 del 13 de
julio de 1903, que entendió como inmigrantes libres con derecho a postular a estas tierras
solo a aquellos que las solicitaran dentro del primer año de llegado al país.
Estos colonos recibirían entre 40 a 100 hectáreas por familia y se instalaron principal-
mente en la zona de Freire y Toltén. A los inmigrantes libres nacionales se les entregaron
5.890 hectáreas y a las colonias de inmigrantes mixtos –nacionales y extranjeros juntos– se
otorgaron 11.867 hectáreas.
Posteriormente, y con el objetivo de regularizar las ocupaciones de tierras realizadas por
colonos en el territorio indígena, el 15 de febrero de 1908 se dicta la Ley N° 2.087, cuerpo legal
que reconoció derechos territoriales a colonos nacionales y extranjeros nacionalizados que
hayan ocupado tierras fiscales al sur de la provincia de Concepción, por más de tres años y con
anterioridad al 1 de enero de 1908, a quienes el Presidente de la República les otorgará título
definitivo de propiedad. Ello significó que, hasta 1912, se les entregaran títulos de dominio a
584 familias de colonos por un total de 36.331 hectáreas, como vemos en el cuadro siguiente:
En resumen, la acción del Estado chileno en la constitución de la propiedad mediana y
familiar, en las tierras confiscadas a los mapuches de las provincias de Malleco y Cautín y
entregadas a colonos nacionales y extranjeros, significó la instalación de 2.838 familias en
un total de 179.692 hectáreas.

2.2 Constitución de la propiedad mapuche


El proceso de constitución de la propiedad mapuche se caracteriza por la radicación y
la reducción territorial, implicó la fragmentación de los ayllarewes y de los lov mapuches,
debilitó la autoridad de los lonkos y otras autoridades tradicionales y, finalmente, transformó

38
Informes de la Comisión Parlamentaria de Colonización de 1912.

42
la economía mapuche de una economía en expansión, en el siglo XIX, a una de subsistencia,
en el siglo XX39.
Al momento de la radicación, las familias se congregaban en torno a un lov, el que era
compuesto por entre diez y cuarenta viviendas, las que se encontraban aisladas de otras
agrupaciones. Sin embargo, la comisión radicadora, en el ejercicio de sus funciones, sepa-
raba al lonko y su familia de los demás linajes formando más de una reducción en el mismo
territorio jurisdiccional.

39
Iván Inostroza señala que la agricultura mapuche se encuentra consolidada desde la segunda mitad del
siglo XVIII, fusionando la estructura prehispánica de cultivos originarios y la asimilación e introducción
de cultivos europeos. Entre los cultivos prehispánicos se encuentran el maíz, quinoa, porotos, papa, zapallo,
ají, mango, teca y lanco, a los que se les suman los europeos: trigo, cebada, arvejas, habas, lino, repollo y
otros más. Dice Inostroza: “El profundo impacto que los recursos europeos tuvieron en el desarrollo de la socie-
dad indígena fortalecieron su estructura económica, social y política a lo largo de tres siglos”. Haciendo refe-
rencia a los siglos XVIII y XIX, Inostroza señala que la sociedad mapuche genera un desarrollo agrícola
con excedentes que es necesario intercambiar, proceso productivo que involucra al conjunto de la socie-
dad mapuche y a su territorio, comprendido por el área circumpampeana y la Araucanía, además de vincu-
lar a ésta un importante mercado fronterizo de productos agrícolas, ganado y sal. En “La agricultura en las
comunidades mapuches de Chile”, CUHSO, Cultura, Hombre y Sociedad, Revista de Ciencias Sociales y
Humanas, Universidad Católica de Chile, sede Temuco, 1986, página 295.
José Bengoa, en relación al desarrollo ganadero, plantea que la sociedad mapuche, a partir del siglo XVI,
introduce el ganado caballar, vacuno y ovejuno, reemplazando casi totalmente a los chilihueques o carne-
ros de la tierra, base de la economía mapuche hispánica. Del mismo modo, a fines del siglo XIX, en la
frontera de la Araucanía con el Chile Central se comercializaban grandes piños de ganado. En Historia del
Pueblo Mapuche Siglo XIX y XX, José Bengoa, Ediciones SUR, 5a Edición, Colección de Estudios Históricos,
Santiago, Chile, 1996, página 45.
Bengoa y Valenzuela señalan que “Durante el siglo XVIII, la reconversión ganadera produjo una tendencia
expansiva de la sociedad mapuche, que ocupó y colonizó las pampas argentinas, llevada por la necesidad de
pastos para la reproducción ampliada de la masa ganadera. La adquisición de este territorio permitió plantearse
el negocio y actividad ganadera en gran escala, lo que se vio favorecido por la fertilidad de las pampas”. En
Economía mapuche. Pobreza y subsistencia de la sociedad mapuche contemporánea, José Bengoa y Eduardo
Valenzuela, PAZ, Santiago, 1984, página 32.
Luego, la expansión de la economía ganadera mapuche originó, hacia mediados del siglo XVIII, “un fuerte
comercio de animales basado en los ´pesos fuertes’ de plata, que continuó y se acrecentó durante la República.
Esa plata no solo servía para comprar mercaderías, sino principalmente para forjar aperos y confeccionar joyas
de ese material”, en Bengoa, 1996: 49. Un trabajo importante respecto a la platería mapuche es el publica-
do por Carlos Aldunate del Solar, “Reflexiones acerca de la platería mapuche”, en Cultura, Hombre y
Sociedad, Revista de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad Católica de Chile, sede Temuco, 1984.
A partir de 1881, la derrota militar, la reducción de sus tierras y el sometimiento político de la sociedad
mapuche tuvo efectos dramáticos sobre su economía: “Hubo un período de hambruna y mortandad que duró
casi 20 años. Los mapuches no lograron adaptarse a su nueva situación. Existen partes del Ejército y del Minis-
terio del Interior que señalan grandes partidas de alimentos que en esos años debían ser entregadas gratuitamen-
te a las familias indígenas. Poco a poco el mapuche se fue adaptando a su hijuela y se transformó en agricultor
de subsistencia, en sembrador de cereales, horticultor y ganadero en pequeña escala”. Bengoa y Valenzuela,
1984: 40.

43
Cuadro N° 5
Colonos y ocupantes nacionales radicados

Provincia Lugar Familias nacionales N° personas Hectáreas

CAUTÍN Tumuntuco 25 149 1.499


Prados de Mendoza 74 334 4.100
Coihueco, Huillinco,
Cunaco 38 245 2.610
Oriente de Temuco 17 84 582
Llaima y Cunco 61 436 4.020
Hueñivales 96 604 5.735
Don Bosco (Lautaro) 7 31 520
Quitratué 135 865 8.205
Nalcahue 92 626 5.960
Villarrica 39 261 3.100
Total 584 3.635 36.331
Fuente: Elaborado en base a informes de la Comisión Parlamentaria de Colonización de 1912.

Así entendido, el proceso de radicación no reconoce derechos territoriales a las fami-


lias mapuches40.
Las vías por las que se constituyó la propiedad mapuche en la Araucanía fueron tres,
siendo la primera de ellas el intento de constituir Colonias de Indígenas, en virtud de la ley
de 1866; la segunda, a través de las Radicaciones decretadas por sentencias de la Corte de
Apelaciones de Concepción; y, la última, a través de la entrega de Títulos de Merced, por la
ley de 1883, que se lleva a cabo una vez concluida la ocupación militar de la Araucanía.

A. LAS COLONIAS DE INDÍGENAS


Las radicaciones de mapuches en las denominadas ‘Colonias de Indígenas’ se efectua-
ron entre los años 1873 y 1880, en virtud de Decretos Supremos que invocaron la Ley de 18
de noviembre de 1845 y la Ley de 4 de diciembre de 1866 que autorizan la formación de
“Colonias con Naturales”, según se señala en el texto.
40
Tomás Guevara, dando cuenta de la fragmentación del territorio señala: “el linaje se componía de una o
varias familias dueñas de una zona más o menos dilatada. A veces eran tan dilatado el conglomerado de parien-
tes que ocupaban una región entera, como sucedía con los arribanos o habitantes de la altiplanicie que se
extiende por el valle central desde Renaico hasta el río Cautín, en las inmediaciones de Temuco”. En Tomás
Guevara, Las Ultimas Familias i Costumbres Araucanas, Tomo VII, Imprenta, Litografía i Encuadernación
“Barcelona”, Santiago de Chile, 1913, página 8.

44
La formación de estas Colonias de Indígenas obedece a dos razones. En primer lugar,
respondía a la situación de desplazamientos de población mapuche en los lugares donde se
habían constituido fundos particulares o el Estado pretendía rematar las tierras confisca-
das. Debido a lo anterior era preciso determinar lugares de colonización con indígenas. El
decreto de 29 de octubre de 1873, que ordenaba formar una Colonia de Indígenas en el
Departamento de Angol, señala:
“Considerando: que a consecuencia de la enajenación de los terrenos fiscales de los depar-
tamentos de Angol y Nacimiento, muchas familias de indígenas que eran toleradas en su
posesión, van a ser obligadas a abandonarlas para dejar libre i expedito el territorio
enajenable”41.
La segunda razón, que explica la formación de Colonias de Indígenas, se relaciona con
la necesidad de asentar a la población mapuche desplazada de sus tierras en la Alta y Baja
Frontera, en especial en los Departamentos de Angol, Nacimiento, Lebu y Arauco. El decre-
to de 14 de octubre de 1880 ordenó la constitución de dos Colonias de Indígenas, en los
términos siguientes:
“Considerando: que tanto en los departamentos de Arauco, Lebu y Cañete, como en
la baja frontera, se encuentran numerosas familias indígenas errantes que carecen
de todo género de recursos y que ponen en peligro la tranquilidad de los pueblos
fronterizos”42 , se establecen dos colonias de indígenas: una, en los Altos de Tirúa, a
30 leguas al sur de Cañete; y, otra, ubicada al sur del río Traiguén. Bajo esta moda-
lidad se asignan a cada una de estas colonias 30 lotes de tierras, cada uno de 20
hectáreas, resultando cada colonia adjudicataria con un total de 600 hectáreas.
Un caso especial lo constituye la ‘Colonia o Reserva Manquelipe’, formada por Decreto
de 10 de octubre de 1873 previa solicitud del mismo cacique Manquelipe. Al respecto, el
Fisco adquirió de Manquelipe –con fecha 10 de febrero de 1868– las tierras jurisdiccionales
que le pertenecían, para luego reservar en usufructo a Manquelipe una superficie de 5.000
hectáreas de dichos terrenos. A 1873 las tierras concedidas en usufructo son objeto de
ocupación por particulares, debido a lo cual Manquelipe pide la formación de la colonia y
que se le entreguen las 83 hijuelas que ocupan las familias que forman su reducción. Para
ello, el Estado destina a los mapuches un total de 3.500 hectáreas de tierras, ubicadas cerca
del río Renaico.
No obstante todo lo anterior, ya al año 1912 la Comisión Parlamentaria de Colonización
informaba que ‘no había antecedentes’ respecto de ninguna de las colonias citadas43.

41
Zenteno, 1896: Propiedades de Indígenas y terrenos sobrantes del Estado, Santiago, 10 de junio de 1823, Ley
Freire, Comisión Parlamentaria de Colonización del Congreso Nacional, Imprenta Universo, Santiago, 1912,
página 458.
42
Zenteno, 1896: 465.
43
Informes de la Comisión Parlamentaria de Colonización, 1912: 240.

45
B. RADICACIONES POR SENTENCIAS DE LA CORTE DE APELACIONES DE CONCEPCIÓN
Entre los años 1875 y 1882, por la acción de la Corte de Apelaciones de Concepción y
del Juez de Letras de Angol, se entregaron solo 10 Títulos de Merced, todos en el sector de
Angol, por una superficie cercana a las 1.500 hectáreas. Estas fueron las primeras radica-
ciones de indígenas a través de Títulos de Merced, otorgados de conformidad a la Ley de 4
de diciembre de 1866 (artículo N°5) y la Ley de 4 de agosto de 1874 (artículos N°7 y 45).
El primer Título de Merced se otorgó a José Calbun, en la localidad de Chacaico, sobre
200 hectáreas y por sentencia de 13 de julio de 1875, y el último a Pancho Rallenqueo y
otros, sobre 400 hectáreas por sentencia de 22 de abril de 1882, los que fueron entregados
a los mapuches señalados el 16 de noviembre de 1875 y el 24 de agosto de 1882 e inscritos
el 8 de marzo de 1876 en Concepción y el 1° de diciembre de 1882, respectivamente.

Cuadro N°6
Radicaciones de comunidades mapuches por sentencias judiciales,
en virtud de la ley indígena de 1874 (entre 1875 y 1882)

Nombre Fecha de Sentencia Superficie Ubicación


de Merced Hectáreas

José Calbun 13-07-1875 200 Angol


Isabel Quintre y otros 11-10-1875 40 Angol
Lorenzo Illon Lincoñir 06-11-1875 40 Angol
Juan Tromo 06-11-1875 48 Angol
María Marusa v. de Colima 15-03-1876 ————- Angol
José Llinco 16-07-1877 40 Angol
Bartolome Antileo y otros 09-08-1877 300 Angol
Juanilla Caniuman v. de C. 19-05-1880 50 Angol
Luisa y Jacinta Cañiqueo 27-10-1881 400 Angol
Pancho Rallenqueo y otros 22-04-1882 400 Angol
Total 10 Sentencias 1.518
Fuente: Archivo de Asuntos Indígenas. CONADI, Temuco.

C. RADICACIÓN POR TÍTULOS DE MERCED


Finalmente, es a partir del año 1884 que se lleva a cabo un proceso sustantivo de radi-
cación de las familias mapuches, el que se hará por medio de la adjudicación en Título de
Merced de parte de los territorios que se ocupan ancestralmente.

46
Para entender el trasfondo que hay en el reconocimiento de dicho dominio territorial
por parte del Estado y sus representantes, haremos un detallado análisis de la legislación
en virtud de la cual se lleva a cabo este proceso y de su aplicación en la práctica.
La titulación a las familias mapuches se hace en virtud de una ley dictada el 20 de
enero de 1883, que viene a reformar la ley de 1866, sin embargo, hay que retrotraerse a la
normativa de esta última para los efectos de analizar el procedimiento de constitución de
la propiedad mapuche, ya que la reforma en cuestión solo se limita a modificar la integra-
ción de la Comisión Radicadora, ahora en manos de una comisión compuesta por un abogado,
quien la preside, y dos ingenieros, nombrados por el Presidente de la República, y restable-
ce el cargo de Protector de Indígenas.
Conforme al procedimiento instaurado por la ley de 1866, para la entrega de un Título
de Merced, se ordena deslindar los terrenos pertenecientes a indígenas y levantar un pla-
no, en el que se marcaban las posesiones asignadas a cada indígena o a cada reducción. Las
tierras no asignadas a los indígenas se reputarán como terrenos baldíos, y por consiguiente
propiedad del Estado, correspondiendo a dicha categoría todos aquellos terrenos respecto
de los cuales no se haya probado posesión efectiva y continuada de un año por lo menos44.
Una vez definido el retazo de terreno a entregar y las familias adjudicatarias, se extiende
el documento que da cuenta de ello, señalando textualmente cada Título de Merced “Que de
la inspección ocular practicada por la Comisión se ha cerciorado ésta que el solicitante y demás
indígenas carecen de medios de trabajo…; que dado el número de individuos que componen esta
familia no han podido ocupar efectivamente sino la extensión de terreno que se les concede”.

44
Las reglas para la asignación de títulos de merced a los poseedores indígenas están establecidas en el artícu-
lo 7° de la Ley, el que dispone que los ingenieros deberán proceder de acuerdo a las siguientes reglas:
“1° Ocupación efectiva y continuada por el tiempo que designe el inciso 2° del artículo anterior (un año)
será título bastante para que el indígena sea considerado dueño;
2° Cuando varios indígenas pretendan derecho a un mismo terreno, se considerará como dueño el que lo
haya poseído los últimos cinco años;
3° Si varios indígenas poseyesen un terreno sin que ninguno de ellos pueda establecer posesión exclusiva
sobre una porción determinada, se les considerará como comuneros, y se les subdividirá por partes iguales;
4° Los derechos de propiedad que deberán reconocerse a favor de los indígenas se extenderá siempre a
favor del que sea cabeza de familia, sea varón o mujer;
5° Cuando los indígenas que ocupan un terreno posean como individuos de una reducción dependiente de un
cacique, se les tendrá a todos como comuneros, y se deslindará el terreno como propiedad común a todos ellos;
6° Si una octava parte de los indígenas cabezas de familia de la reducción reconocida como propietaria de
un terreno pidiese que se le asigne determinadamente lo que le corresponda, los ingenieros procederán a
hacer la división y demarcación de límites, asignando al cacique el triple de la parte de terreno que se
asigne a las cabezas de familia;
7° Al fijar los linderos, sea en las posesiones de indígenas particulares, sea en las de una reducción, se preferirán
los límites naturales, cuando los poseedores no presenten los límites precisos; y a fin de adoptar esos límites se
podrán establecer compensaciones de los terrenos colindantes, pero en ningún caso de aquellos en que los indíge-
nas tuvieren planteles o que destinaren a siembras”.

47
En virtud de ello solo se reconoció como ‘efectivamente ocupado’ la ruca, los huertos
familiares y lo cercado, no reconociendo territorios de pastoreo, ramoneo, extracción de
leña y de recolección de frutos, es decir, los territorios antiguos, aquellos que permitían la
supervivencia material y cultural de las familias mapuches45.
Por otro lado, la mayoría de las veces no se respetaron los deslindes naturales que
separaban a las comunidades entre sí, no obstante exigirlo la ley dictada para tales efectos,
trazando líneas imaginarias en los planos y creando figuras geométricas que no correspon-
dían a la ocupación real.
Lo anterior incidirá en que las comunidades, en algunos casos, queden aisladas, rodea-
das de fundos particulares, formando un archipiélago de pequeñas posesiones en el antiguo
territorio. En otros casos, quedan compactadas decenas o, incluso, centenares de comuni-
dades mapuches en paños territoriales continuos, pero fragmentados por la titulación. El
resto de la tierra, fuera de estos Títulos de Merced y que con anterioridad no había sido
transferida por el Estado a los particulares, quedó en la categoría de ‘baldía o sobrante’,
por tanto fiscal y rematable por el Estado.
No fueron pocas las veces en que los mapuches se opusieron a las inscripciones fiscales
de los denominados ‘terrenos baldíos’, poseídos desde tiempos inmemoriales por sus fami-
lias, y también al uso del concepto de ‘posesión efectiva’, como requisito para la titulación
a favor de los indígenas. A pesar de ello, las pruebas de posesión fueron desechadas, sin
fundamento alguno, en todas las reclamaciones judiciales46.
A continuación presentamos un cuadro resumen respecto del proceso de radicación en
la Araucanía, específicamente de las provincias de Malleco y Cautín:

45
Al respecto, don Tomás Guevara señala, ya en el año 1913, que “No solamente el cacicazgo ha desaparecido,
sino también la unión de las familias que ocupaban una zona o constituían una tribu. En ello ha influido la
ocupación de una misma hijuela por sus antiguos poseedores, por indígenas de otros lugares radicados ahí, por
los rematantes y los colonos extranjeros y nacionales. La particularidad más característica de estas nuevas
condiciones sociales es un individualismo exagerado, que contrasta con el antiguo comunismo araucano: hoy el
mapuche lucha con tenacidad por conservar o incrementar sus bienes por encima de cualquiera consideración de
raza, de sangre o amistad”. Guevara, 1913: 10.
46
Un ejemplo de lo señalado aparece en la causa “Francisco Maribil con el Fisco, sobre oposición a inscripción”,
publicado en la Gaceta de los Tribunales, año 1892, Número 2392. En ella, don Francisco Maribil, cacique de
Trabulhue, invocando los derechos que le fueran transmitidos por los caciques Lázaro Maribil y Bartolo
Paillacura, se opone a la inscripción fiscal por la cual se pretende inscribir a favor del Fisco todos los terre-
nos comprendidos entre el río Paicaví e Imperial, la cordillera de Nahuelbuta, el río Reimalhue y el mar,
ubicados en el departamento de Cañete, toda vez que dicha inscripción incluye una heredad de su propiedad
que comprende dos retazos de terrenos denominados el uno Ruca Diuca y el otro que abraza los potreros
llamados Canchicahuín, Trabulhue, Perales y Tranco, cuyos deslindes especiales son los siguientes: al norte,
el estero Cubin, que baja de la cordillera, encerrando a Perales y Tranco; al este, terrenos de Antonio Cayupi;
al sur unos barrancos que llegan a las montañas; y, al oeste, terrenos de Ignacio Zebul, separados por el
estero Machoco. Por su parte, Ruca Diuca posee los siguientes deslindes: al norte, la cordillera de Taquihue;
al este, el estero Colico; al sur, la montaña Trumacai; y, al poniente, el riachuelo Cullinco.
(continúa en pág. siguiente)

48
Cuadro N° 7
Radicación con Títulos de Merced en la Araucanía

PROVINCIA Nº de Títulos Superficie hás. Personas Promedio


MALLECO de merced hás/persona

Angol 16 2.778,5 319 8,71


Los Sauces 27 6.142,00 914 6,72
Purén 27 7.246,00 840 8,63
Renaico 1 1.304,00 198 6,59
Collipulli 57 5.012,00 799 6,27
Ercilla 23 6.930,00 864 8,02
Traiguén 21 7.333,00 882 8,31
Lumaco 58 12.816,25 1.898 6,75
Victoria 37 9.579,00 1.581 6,06
Curacautín 4 810,00 189 4,23
Lonquimay 9 20.950,00 971 21,58
Total provincia 280 80.900,75 9.455 8,56
(continúa en pág. siguiente)

Por sentencia de 22 de agosto de 1889, el Tribunal del Cuentas de Cañete desestimó la demanda, basándo-
se en que el demandante no ha probado los hechos que fundan su demanda pues los documentos que
acompañó carecen de valor legal.
El cacique Maribil acompañó los siguiente documentos, según se consigna en la sentencia: “Por el documento
número 1, verá el juzgado que el reverendo padre misionero don Juan Esteban Hufman acredita haber sido recibido
por su abuelo Bartolo Paillacura con la deferencia correspondiente en sus tierras de Ruca Diuca y recomienda a los
oficiales del ejército español que miren con mucho afecto a él y los suyos, siendo este documento extendido en Ruca
Diuca el 28 de Enero de 1765; que por el documento número 2 se ve que el ilustre capitán de infantería, comandante
de la guarnición del Callao y gobernador de la plaza de Valdivia don Francisco Alvarado y Perales, que precisamente
dio el nombre a uno de los potreros, hace constar que el cacique Lázaro Maribil, padre de su abuelo Alonso Negüel, fue
fiel, leal y seguro vasallo de su Majestad el Rey de España, le da las gracias en nombre de su alteza y lo hace saber para
dejar constancia de todo tiempo de la buena fe del expresado cacique, lleva este documento la fecha de 25 de marzo de
1748, siendo firmado en la Imperial; que en el documento número 3 el Excmo. Presidente Gobernador don José Manzo
Velasco, de la Orden de Santiago, brigadier de los reales ejércitos del Consejo de su Majestad, en su pragmática fechada
en Concepción de Chile, capital entonces del Reino, el año 1738, ordena a todos los oficiales mayores y menores de su
ejército atiendan al Cacique don Lázaro Maribil; que en el documento 4 el Excmo. don Domingo Ortiz de Rosas, de la
Orden de Santiago, del Consejo de su Majestad, Teniente General de sus Reales Ejércitos, Capitán General de este Reino,
Presidente de la Real Audiencia, en su pragmática expedida en el Memorable Tapihue por sus departamentos el 22 de
diciembre de 1746 ordenó a todos los oficiales los mayores y menores del ejército atendieran al cacique don Lázaro
Maribil e hicieran de su persona toda estimación por su fidelidad y servicios en la edificación de plazas y puentes.”
No obstante la contundencia de los documentos citados, la sentencia consignó que no se había deducido objeción
contra el título fiscal y, fundándose en la ley de 4 de Diciembre de 1866, 4 de Agosto de 1874, 1ª, título 14, parte 3ª
y artículo 1698 del Código Civil, absolvió al Fisco de la demanda interpuesta por Lázaro Francisco Maribil. Esta
sentencia fue aprobada en iguales términos por la Corte Suprema, con fecha 15 de Noviembre de 1892.

49
PROVINCIA
CAUTÍN
Temuco 394 50.781,90 14.191 3,58
Loncoche 162 15.599,42 2.212 7,05
Melipeuco 28 5.806,60 621 9,35
Cunco 28 7.531,30 1.144 6,58
Pitrufquén 110 13.788,84 2.492 5,53
Curarrehue 16 6.006,00 492 12,21
Perquenco 26 8.845,00 1.106 7,28
Villarrica 147 24.956,28 2.184 11,43
Imperial 311 54.270,97 12.230 4,44
T. Schmidt 65 13.549,20 1.957 6,92
Pucón 15 10.326,00 698 14,79
Vilcún 62 7.806,00 2.236 3,49
Galvarino 90 24.916,00 8.716 6,71
P. Saavedra 110 19.472,04 3.504 5,56
Toltén 47 9.011,50 1.401 6,43
Gorbea 35 2.840,16 529 5,37
Freire 120 21.700,00 4.694 4,62
Lautaro 155 15.201,20 3.298 4,61
Carahue 117 14.476,90 3.033 4,86
Total provincia 2.038 326.795,31 61.798 5,29
Total 2.318 407.696,06 71.253 5,72
Fuente: Héctor González (1986) “Propiedad Comunitaria o Individual. Las Leyes Indígenas y el
Pueblo Mapuche”. Boletín Nütram, Centro Ecuménico Diego de Medellín. Año II, N°3.

El proceso de radicación, llevado a cabo entre 1884 y 1929, significó entregar en la


actual IX Región un total de 2.318 Títulos de Merced a favor de comunidades mapuches,
280 en Malleco y 2.038 en Cautín, siendo el promedio de hectáreas por persona radicada de
8,56 hectáreas, en Malleco, y de 5,29 hectáreas, en Cautín.
La distribución geográfica de la radicación a través de Títulos de Merced, en las Pro-
vincias de Malleco y Cautín, se aprecia en el siguiente plano:

50
Títulos de Merced
Provincias de Malleco y Cautín

51
Cuadro N°8
Resumen Radicación con Títulos de Merced:
Malleco y Cautín (1884-1929)

PROVINCIA N° Reservas % Superficie % N° Personas % Promedio % del Territorio


en hás. hás/ pers.

MALLECO 280 9,6 80.900,75 15,8 9.455 11,4 8,56 6,03


CAUTÍN 2.038 69,8 326.795,31 64 61.798 74,8 5,29 17,72
TOTAL 2.318 74,4 407.696,06 75,8 71.253 86,2 13,2%

El proceso de radicación concluye con la dictación de la ley 4.169, de 29 de agosto de


1927, que inicia el proceso de división de los Títulos de Merced, aunque legalmente termi-
na con la ley 4.802 de 24 de enero de 1930, que suprime la Comisión Radicadora de Indígenas.
Una de las consecuencias inmediatas de la aplicación de la ley de radicación fue que, a
1930, fecha en que concluye el proceso de radicación, quedaron muchas familias mapuches sin
ser radicadas, estimándose que en dicha situación quedaron a lo menos unas 30.000 personas.
A través de este proceso de radicación se constituyó la propiedad mapuche en la Arauca-
nía, específicamente en las provincias de Malleco y Cautín. Esta propiedad, los Títulos de Merced,
conocidos también como reducciones, reservas o comunidades, instaura el minifundio en el
territorio mapuche y condiciona a sus habitantes a un esquema productivo de autosubsistencia.

2.3 Resultados del proceso de Constitución de la Propiedad en la Araucanía


Finalmente, y a modo de resumen, de los 3,2 millones de hectáreas que en la actualidad
posee la IX Región de la Araucanía –formada por las provincias de Malleco y Cautín– el reparto
del territorio mapuche promovido por el Estado chileno significó que, hasta el año 1900, solo
en remates de tierras se hubieran transferido un total de 1.125.120 hectáreas, las que represen-
taban el 35,32% del territorio. Otro tanto se transfiere a las cinco empresas que obtuvieron
Concesiones de Colonización entre 1900 y 1911, las que en conjunto suman en propiedad un
total de 203.063 hectáreas, representando el 6,37% del territorio de la Araucanía.
A ello se contrapone notablemente la superficie de radicación con Títulos de Merced entre-
gada a familias mapuches en Malleco y Cautín, la que alcanza a un total de 407.696,06 hectáreas,
que representa un 12,8 % de la superficie total de las provincias citadas. Por otro lado, en este
espacio territorial se radica a 71.253 personas mapuches, con un promedio de 5,72 hectáreas
por jefe de hogar47. El resto del territorio, es decir el 87,2% de la superficie de la actual región
de la Araucanía, fue destinado a la constitución de la propiedad particular y fiscal.
47
De acuerdo con el estudio realizado por Héctor González: “La radicación de indígenas está directamente
relacionada con el proceso general de constitución de la ‘propiedad austral’ del país. Más aún, ésta fue
posible gracias
(continúa en pág. 55)

52
Colonización sector Temucuicui

53
Comunidades mapuches y fundo Alaska y Temucuicui

54
La estructura agraria resultante de este proceso de reparto del territorio mapuche y
constitución de la propiedad particular dio origen al latifundio agrícola, ganadero y forestal
en manos de terratenientes chilenos, extranjeros y empresas de colonización; generó un es-
trato de pequeños y medianos propietarios de origen chileno y extranjero, que sumaban una
proporción importante de la población; y, constituyó una propiedad mapuche con caracterís-
ticas de minifundio comunitario, el que condenó a sus habitantes originarios a la pobreza48.
Como una manera de ilustrar la forma en que se desarrolla el proceso de constitución
de la propiedad agraria en la Araucanía, y sus resultados prácticos, presentamos el Plano
de Colonización del sector de Temucuicui, comuna de Ercilla, en el que se aprecia clara-
mente la presencia de Juan Patterson, quien rematará varias hijuelas cercanas, pero no
colindantes entre sí.
No obstante que Juan Patterson no remató hijuelas colindantes, con el tiempo dará
forma al fundo Alaska y Temucuicui, enquistándose en el territorio de las familias Milla-
nao, Queipul, Curamil, Ñancucheo, la jurisdicción territorial del antiguo Lonko Epuleo
Coñomil, la que dejó de extenderse hasta el cerro Coipué, la ‘línea antigua’.

3. Conflictos y reivindicaciones de tierras mapuches

La arbitrariedad del proceso reduccional y las diferentes formas de despojo –que tie-
nen lugar con motivo de la constitución de la propiedad en el territorio mapuche– explican
múltiples situaciones de conflictos, que persisten hasta la actualidad49. El dirigente mapu-
che Martín Alonqueo, refiriéndose a los efectos del proceso de radicación, señala:

a la legalización del despojo y la discriminación, manifiestos en el porcentaje del territorio total dejado
en manos indígenas y en la irrisoria relación Hás/persona comparado con lo que se entregó a la coloniza-
ción extranjera y nacional”. En “Propiedad Comunitaria o Individual: Las Leyes Indígenas y el Pueblo
Mapuche”, Héctor González, Revista Nütram, Año II, N°3, Santiago, Chile, 1986, página 8.
48
Al respecto, Bengoa plantea que “A partir de la ‘Pacificación’ surge el tema de la pobreza mapuche; el indígena
es obligado a campesinizarse sin tener la preparación para ello; no tiene la tecnología ni la cultura agraria
necesaria como para aprovechar adecuadamente su pequeña propiedad. La ganadería extensiva va a trasladar-
se a pequeños espacios donde depredarán pastos y suelos; la rotación natural de las tierras en barbecho,
descansos y labranza se va a ver reducida teniendo como consecuencia la erosión y desgastes de los suelos. Las
mercedes de tierras se dan en los suelos de peor calidad”, en El Campesinado chileno después de la Reforma
Agraria, José Bengoa, Ediciones Sur, Colección Estudios Sociales, Santiago, Chile, 1983, página 131.
49
Bengoa plantea que: “La mayor parte de estas propiedades surgidas de la colonización en áreas de alta
densidad indígena, poseen una larga historia de disputas de deslindes y tierras. Como se ha dicho y es fácil
percibir, tanto los Títulos de Merced como los Títulos de propiedad de Colonización eran imprecisos y, por
tanto, se resolvía mediante el uso de la fuerza o del derecho de los papeles, ambas cuestiones que favore-
cieron siempre a los colonos. Las tierras usurpadas a los mapuches tiene aquí su origen. Corridas de cerco
mediante la fuerza, cambios en el curso de esteros y ríos mediante el uso de ‘patas de cabras’ y consiguiente
(continúa en pág. siguiente)

55
“El proceso de la radicación indígena en reducciones duró 45 años. Este período es
la entrega de tierra; es el período de acorralamiento de los mapuches en reduccio-
nes; es el tiempo más duro y amargo que soportan los mapuches”50.
El proceso reduccional origina numerosos conflictos de tierras, que se contextualizan en
dos períodos históricos distintos: el primero, correspondiente al proceso de reparto territo-
rial y constitución de la propiedad agraria e indígena, que se da entre los años 1866 y 1930; y
el segundo período, que se extiende entre los años 1930 a 1972, y que se identifica con la
radicación inconclusa, los conflictos de superposición de deslindes y usurpación de tierras al
interior de los Títulos de Merced y el proceso de división de la propiedad mapuche.

3.1 Conflictos territoriales en el Período de Constitución de la Propiedad Agraria:


1866-1930
En una primera etapa, que corresponde a la constitución de la propiedad agraria en el
territorio mapuche, se suscitaron múltiples conflictos territoriales, cuyas principales cau-
sas se reseñan a continuación:
En primer lugar, usurpación del territorio ancestral. La propiedad particular en la Arau-
canía, como ya se ha señalado, se constituye sobre los territorios jurisdiccionales de los
diversos ayllarewes y lov mapuches. El territorio es reducido a Títulos de Merced y se frag-
menta el control territorial de las autoridades mapuches que lideraban las referidas
unidades sociopolíticas. No obstante esta atomización territorial, en algunos casos se rei-
vindicará el territorio jurisdiccional con posterioridad a la radicación. Dicho proceso de
reducción territorial, que se lleva a cabo a través de la radicación, persiste en la memoria
colectiva de las comunidades mapuches como un acto de despojo.
En segundo lugar, aplicación de un concepto de ocupación efectiva de carácter restric-
tivo, que desconoce los derechos sobre las tierras efectivamente ocupadas por las
comunidades y/o familias mapuches y, por el contrario, les reconoce una pequeña porción
de tierras que se reduce a la casa-habitación y el territorio aledaño para el desarrollo de
una incipiente actividad agrícola.
En tercer lugar, radicación de las comunidades y familias mapuches en el remanente
que dejaron los planos de remate, siendo ésta posterior al acto de constitución de la

cambio en los deslindes, arriendos que pasaban sin saberse cómo a ventas, ventas obtenidas en medio de
la ebriedad del viejo cacique, firma de papeles que nunca se leyeron, etc. Mediante este sistema, los
mapuches perdieron casi un tercio de sus tierras. La legislación de aquel entonces impedía la venta de los
Títulos de Merced; si no lo hubiese hecho, habrían perdido prácticamente toda la tierra. La voracidad de
la colonización fue enorme”. En Haciendas y campesinos. Historia Social de la Agricultura Chilena, José
Bengoa, Ediciones SUR, Colección Estudios Históricos, Tomo II, Santiago, Chile, 1990, página 161.
50
Mapuches Ayer-Hoy, Martín Alonqueo, Imprenta y Editorial “San Francisco”, Padre Las Casas. Chile, 1985,
página 148.

56
propiedad particular y, por tanto, ni siquiera coincidente con la ocupación efectiva de las
familias mapuches.
En cuarto lugar, superposición de títulos como consecuencia del remate de la propiedad
indígena producto de un doble acto de disposición del Estado, el que finalmente se resuelve en
perjuicio del interés mapuche. La superposición se produce debido a que la propiedad indíge-
na reconocida en los Títulos de Merced es posteriormente objeto de remate por el Fisco,
generando un conflicto de títulos e imponiéndose el derecho de los particulares mediante el
uso de la fuerza y tras la consiguiente expulsión de las familias mapuches de sus tierras.
En quinto lugar, apropiación de tierras indígenas por actos ‘de hecho’, a través de los
cuales los propietarios de los predios particulares a los Títulos de Merced extendieron sus
deslindes sobre las tierras indígenas.
Finalmente, y en sexto lugar, al sur del río Toltén (en las actuales comunas de Villarrica,
Loncoche, Teodoro Schmidt, Pitrufquén, Toltén y Gorbea) se verifica una situación particu-
lar de conflictos territoriales, producto de la apropiación fraudulenta por parte de
particulares de acciones y derechos al interior de las tierras mapuches. El título que confie-
ren estas acciones y derechos luego les servirá de antecedente para apropiarse de las
tierras mapuches mediante la inscripción del título adquirido fraudulentamente ante el
Conservador de Bienes Raíces y su posterior saneamiento en virtud de la prescripción.
Ello ocurre hasta fines del siglo XIX, pues es solo a partir de 1900 que la Comisión Radica-
dora se constituye al sur del Toltén, procediendo a titular las tierras mapuches.

3.2 Conflictos territoriales en el Período de División de la Propiedad Mapuche: 1930-1972


El segundo período histórico, entre los años 1930 a 1972, se identifica con la radicación
inconclusa, la superposición de deslindes y pérdida de tierras al interior de los Títulos de
Merced y con la división de la propiedad mapuche. Durante este período también surgen
múltiples conflictos territoriales, cuyas causas se originan en las siguientes situaciones:
En primer lugar, usurpación de tierras por predios colindantes a las comunidades ma-
puches, que han extendido su dominio sobre el Título de Merced sin que los avale título
ninguno51.

51
Como ejemplo destaca la pérdida de tierras dentro del Título de Merced de Antonio Ñirripil, Temulemu,
en la comuna de Traiguén, la que debía ser saneada al momento de la división de la comunidad, para lo
cual se exigía aclarar la presencia de particulares dentro del Título de Merced, en especial de Cardenio
Lavín, con quien la comunidad tuvo un juicio de reivindicación ante el Juzgado de Indios de Victoria.
En efecto, en el expediente Nº315 de dicho Juzgado, y con fecha 5 de agosto de 1926 “Carlos Schnake Vergara,
abogado y Protector de Indígenas de la provincia de Malleco, en representación de los indígenas Felipe Nahuelñir
y demás que figuran en el Título de Merced acompañado de sus legítimos herederos (todos ellos en su calidad
de miembros de la comunidad indígena... del cacique Antonio Ñirripil)... entablan demanda ordinaria sobre
reivindicación en contra de don Cardenio Lavín... quien se halla ocupando desde hace muchos años, más de
(continúa en pág. siguiente)

57
En segundo lugar, comunidades no radicadas. Más de 30.000 personas, según el censo
poblacional de 1907, quedaron sin ser radicadas con posterioridad al año 1930, fecha en
que se pone término a las funciones de la Comisión Radicadora de Indígenas52.
En tercer lugar, revocación de Títulos de Merced por sentencias judiciales pronuncia-
da por los Juzgados de Indios. De los 2.918 Títulos de Merced otorgados por la Comisión
Radicadora de Indígenas, los Juzgados de Indios –entre los años 1929 y 1972– revocaron 59.
En las provincias de Malleco y Cautín, se revocaron por sentencia judicial 18 Títulos de
Merced, por un total de 1.451,85 hectáreas.

Cuadro N°9
Títulos de Merced perdidos: En poder de particulares y otros

Provincia N° de Reservas % del Total Superficie en % de pérdida


del TM hectáreas territorial
en los TM

Malleco 3 1,1 288 0,4


Cautín 15 0,7 1.163,85 0,3
Total 18 1,8 1.451,85 0,7
Fuente: Héctor González (1986), “Propiedad Comunitaria o Individual: Las Leyes Indígenas
y el Pueblo Mapuche”. Revista Nütram. Año II, N°3. Santiago, Chile.

20, un pedazo de terreno perteneciente a la reducción antes nombrada, de más o menos 58,4 Hás. de extensión,
ubicado en el extremo nororiente de la reserva y que deslinda: al norte poniente, con terrenos pertenecientes
a la hijuela Nº1027; al sur oriente, con terrenos de la hijuela Nº1034; al oriente, con terrenos de la hijuela
Nº1026, separado por el estero Llullun; y al poniente, o mejor dicho surponiente, con terrenos de la misma
reducción Ñirripil”.
La respuesta a la demanda, realizada por Cardenio Lavín, expuso lo que sigue:
“No acepto la demanda porque son inexactos los hechos en que se funda, pues no poseo porción alguna de
suelo de dominio de los demandantes. No reconozco a los demandantes dominio ni derecho alguno sobre
parte alguna del fundo Santa Rosa de Colpi que poseo y es inexacto que yo les detente el retazo de 58 Hás.
y fracción cuya entrega me reclaman.
“El fundo Santa Rosa de Colpi formado por las hijuelas Nºs 1026, 1027 y 1028 lo adquirí por compra a don
Florentino Figueroa según escritura de fecha 3 de diciembre de 1900...
“La reserva indígena de Temulemu se halla ubicada al costado surponiente de mi fundo Santa Rosa de Colpi y
ambos predios se hallan divididos por un foso ancho y profundo que corre de noroeste a sureste. Hasta ese foso
ha llegado mi posesión y la de mi antecesor desde hace más de 30 años... A mayor abundamiento, opongo a la
demanda la prescripción ordinaria de 10 años y la extraordinaria de 30 años, por haber poseído tranquilamen-
te y sin interrupción, uniendo a la mía la posesión de mi antecesor, mediante Título inscrito”. En vista de lo
contradictorio de los antecedentes presentados, se ordenó al agrimensor de Angol realizar un estudio al respecto.
En la sentencia del expediente se señala que “a fs.49 el Agrimensor Primero de este Juzgado, evacuando el
peritaje solicitado, expresa: que del estudio practicado en el terreno se deduce que las 58,4 Hás. materia de la
demanda forman parte integrante de la reducción de Antonio Ñirripil, por encontrarse dicha superficie com-
prendida dentro de los deslindes generales de la reducción y en conformidad con el Título y plano respectivos.
(continúa en pág. siguiente)

58
Las revocaciones de Títulos de Merced se efectuaron conforme a las normas de los
Decretos Leyes y Leyes Indígenas N° 4.802, de 24 de enero de 1930; Ley 4.111, de 12 de julio
de 1931, que refunde en un solo texto la Ley N° 4.802; Decreto con Fuerza de Ley N° 266, de
20 de mayo de 1931; Ley 14.511 de 3 de enero de 1961 y la Ley N°17.729. En todas y cada
una de ellas los particulares invocaron que sus títulos eran anteriores al de merced y al año
1893, año en que se dictó la Ley que protegía las tierras indígenas para la provincia de
Valdivia, territorio que resultó más afectado por estas revocaciones53.
Un ejemplo de sentencia revocatoria de Título de Merced se da en el juicio de restitución
entablado por la comunidad mapuche Camilo Aillapang, del lugar Palguin, actual comuna de
Pucón, en contra de Guillermo Ramwell, para que éste le restituyera las 46 hectáreas que
forman el patrimonio de la comunidad y que afectaba la totalidad del Título de Merced. En
dicho litigio, el Juez de Indios de Pitrufquén –cuya jurisdicción abarcaba Villarrica y Valdi-

“Con lo relacionado y considerando: “Primero: Que el hecho fundamental en que se apoya la demanda
está de acuerdo con la conclusión a que llega el aludido informe de fs.49;
para concluir que “ha lugar a la restitución de las 58,4 Hás. a que se refiere la demanda”. En Expediente
Nº315, Antonio Ñirripil contra Cardenio Lavín, a fs.54.
52
En dicha situación se inserta la comunidad pehuenche de Quinquen, en la comuna de Lonquimay. La
familia Meliñir no fue radicada como un núcleo propio, sino como parte del Título de Merced entregado el
30 de mayo de 1906 a “Paulino Guaiquillan y 144 personas más de su familia del terreno que poseen en el lugar
denominado Pacunto Pedregoso”. En términos territoriales, lo que se hizo fue entregar en Título de Merced
solo los terrenos de invernada, el Cajón de Pedregoso, dejando fuera del Título los terrenos de veranada,
aquellos sectores ocupados por los Meliñir.
Un año después, en 1907, el Estado chileno remata gran parte de la comuna de Lonquimay, abarcando los
terrenos de la familia Meliñir, el Cajón de Quinquen. Don Darío Meliñir recuerda y relata que “Aquí
remataron porque los Meliñir estaban trabajando en Lolen, para el lado de Pedregoso, ahí donde vivía
Schweitzer”. En el sector de Quinquen, específicamente los terrenos más altos, de veranada, ancestral y
actual ocupación de la familia Meliñir, el remate favorece a Guillermo Schweitzer. Lo anterior adquiere
mayor importancia si el mismo Schweitzer da noticias sobre quien fuera su mayordomo y capataz, en los
términos siguientes:
“Guillermo Schweitzer. Haciendas Porvenir y Quinquen. Compra de lanas, cueros, cerdas y toda clase de
frutos del país. Certifico que Manuel Meliñir, que trabaja 10 años en mi establecimiento, es un hombre
trabajador mayordomo capataz. Lonquimay, 10 de Mayo de 1912”.
Si bien el documento entregado por Schweitzer habría sido considerado por Manuel Meliñir fuente de
derechos territoriales, en la práctica nunca lo fue, y las tierras ocupadas por los Meliñir les fueron sustraí-
das de su dominio, en virtud del remate citado. Llama la atención el que el certificado sea de 1912, y se
refiera al trabajo que ha realizado por 10 años Manuel Meliñir en la Hacienda Quinquen, no obstante que
el remate de este espacio territorial fue solo en 1907, es decir, 5 años antes.
Al respecto, don Darío Meliñir comenta: “Ese era mi papá, que estuvo trabajando con un tal Guillermo
Schwaitzer, la vida era muy triste, él era muy malo, ese Schwaitzer tenía un fundo en Lolen. Mi papá, como
trabajador le pagaban primero, le arrendaron con engaño, después ya no le pagaron más, así como enga-
ñan al pobre. A nosotros nos costó mucho para recuperar la tierra, esta tierra era del papá de nosotros, la
comunidad grande que era”.
53
La Provincia de Valdivia incluía las comunas de Villarrica, Loncoche, Pitrufquén, Gorbea, Toltén, todas
ubicadas al sur del río Toltén, las que en la actualidad forman parte de la Provincia de Cautín.

59
via– dictó sentencia, con fecha 5 de agosto de 1937, en causa rol N° 11.611, señalando que no
a lugar en todas sus partes a la demanda deducida por Guillermo Benítez, como Abogado
Procurador de Indígenas, en representación de la Comunidad Camilo Aillapang, sentencia
revocatoria que fue confirmada por la Corte de Apelaciones de Temuco54. Luego de 35 años
de dictada la sentencia, el Juez de Letras de Indios de Pitrufquén –en Oficio N°279 de 24 de
Abril de 1972– ordenó la cancelación del Título de Merced N° 1.507, de 1908.
En necesario consignar que en virtud de esta sentencia se canceló la radicación de 30
mapuches, por una superficie de 46 hectáreas. Estos, en el año 1938, solicitaron la división
del Título de Merced como fórmula para intentar obtener título de dominio y, de esa mane-
ra, recuperar el dominio de sus tierras, pero la solicitud les fue denegada por sentencia de
9 de septiembre de 1938, dictada por el Juez de Indios de Pitrufquén, en que se declaró
“...que los terrenos de la reducción Camilo Aillapang, son de propiedad de Guillermo Ramwell y
por tanto es improcedente la división solicitada. La sentencia dictada fue aprobada por Decreto
Supremo de fecha 11 de octubre de 1938 y N° 2514”55.
Las revocaciones de radicaciones con Títulos de Merced se tradujeron en la cancelación de
la inscripción del título en el registro de la propiedad indígena, por orden judicial, establecién-
dose la existencia y la preeminencia del título de dominio particular anterior al de merced.

54
“Considerando:
1°.- Que don Guillermo Benítez, como Abogado Procurador de Indios, por la comunidad indígena de que es
jefe Camilo Aillapang, dedujo demanda de restitución en contra de don Guillermo Ramwell, solicitando la
restitución de 46 hás. de terreno comprendidas dentro de los deslindes del Título de Merced de la comuni-
dad;
2°.- Que, la comunidad demandante se le otorgó el título de merced N° 1507, en el año 1908, por extensión
de terreno de 46 hás. con los deslindes que en el mencionado título se expresan;
3°.- Que, con el informe del Agrimensor, Sr. Luis Guillermo Jara Campos, de este Juzgado (fs.28), informe
que debe considerarse como pericial en este juicio, se comprueba que el demandado ocupa la totalidad de
la hijuela N°58, de 46 hás., cuya restitución solicita y que se refiere los considerandos primero y segundo;
4°.- Que, por Decreto Supremo N° 2849, de 16 de mayo de 1931, se reconoció la validez de títulos de un
predio de 586 hás. presentados por don Guillermo Benítez Ramwell (sic) y que, de acuerdo con el informe
mencionado, comprende el terreno cuya restitución se demanda;
5°.- Que, los títulos de origen particular son de fechas muy anteriores a la del título de merced de la
comunidad demandante, y teniendo presente lo dispuesto en la Ley 4111, de 12 de julio de 1931, que
refunde en un solo texto la Ley N° 4802, de 24 de enero de 1930 y el Decreto con Fuerza de Ley N° 266, de
20 de mayo de 1931;
Se RESUELVE: no ha lugar en todas sus partes a la demanda deducida por don Guillermo Benítez, como
Abogado Procurador de Indígenas, por la comunidad encabezada por Camilo Aillapang, en contra de don
Guillermo Ramwell, representado en este juicio por don Enrique Hevia Scheneider, todos antes
individualizados, en que pide la restitución de un terreno de 46 hás. otorgadas por Título de Merced a la
comunidad demandante. ANOTESE, notifíquese y elévese en consulta si no se apelare. Fdo. José Bellalta O./
Juez. Pronunciada por el Sr. Juez de Indios de Villarrica y Valdivia, don José Bellalta O. Guillermo Correa
Sepúlveda, Secretario. Temuco, trece de octubre de mil novecientos treinta y siete”. Carpeta Administrativa
Comunidad Camilo Aillpang, T.M. N°1507 de 1908. Archivo Asuntos Indígenas. Temuco. Archivo CONADI.
55
Anotación al margen, Título de Merced N°1507.

60
En cuarto lugar, usurpación de tierras al momento de la subdivisión, producto de la
mensura incompleta del Título de Merced y la asignación de tierras a terceros ocupantes
de terrenos al interior del Título de Merced, que ejercían posesión por acto de mera tole-
rancia de las autoridades mapuches: los lonkos.
En quinto lugar, pérdida de hijuelas con posterioridad a la subdivisión, entre 1930 y 1972.
Es en el año 1927 el momento en que se consagra y regula legalmente la división de las
comunidades mapuches. En efecto, la ley 4.169, de 29 de agosto de 1927, crea un Tribunal
Especial para proceder a la división de las comunidades indígenas y establece el procedimien-
to al efecto, disponiendo que la división puede ser solicitada por cualquiera de los comuneros.
En este marco normativo, el articulado de la ley 4.169 dispone que, antes de proceder a
la división de la comunidad, el Tribunal deberá restituir la integridad de los terrenos com-
prendidos en el Título de Merced y en los planos respectivos. A esta ley le sucede la ley N°
4.802, de 24 de enero de 1930, que crea cinco Juzgados de Indios y profundiza el proceso de
división de las comunidades, ordenando que ésta se lleve a cabo de oficio por dichos tribu-
nales, aun sin petición y contra la oposición de los comuneros.
En la práctica, la aplicación de la Ley de 1930 consolida la usurpación particular al
interior de los Títulos de Merced y lo hace a través de los siguientes mecanismos: dispone
que los títulos otorgados por el Estado o reconocidos por éste prevalecen sobre el Título de
Merced; declara que son de utilidad pública y expropiables los terrenos que los particula-
res deben devolver a indígenas por sentencia judicial; y permite la enajenación de las
tierras indígenas, previa autorización del Juzgado de Indios, requisito que con posteriori-
dad también será derogado. Finalmente, se suprime la Comisión Radicadora, dando por
terminado el proceso de radicación, a pesar de que muchas comunidades no habían obteni-
do título y, de hecho, no lo tienen hasta el día de hoy.
El carácter lesivo de esta normativa es tan evidente que –al año siguiente– debió ser
enmendada por el Decreto con Fuerza de Ley N° 266, de 20 de mayo de 1931, el cual dispu-
so que la división de las comunidades solo procedería cuando lo solicitase la tercera parte
de los comuneros.
La ley N° 4.802 y el Decreto con Fuerza de Ley N° 266 fueron refundidos en la Ley N°
4.111, de 12 de junio de 1931, donde quedó fijado el texto definitivo de la ley sobre división
de comunidades indígenas, sin que se introdujera ninguna modificación a las normas antes
citadas.
Estas normas de división contenían preceptos que limitaban la libre enajenación de las
tierras indígenas. En efecto, el artículo 40 de la Ley 4.802, establecía que “Los indígenas podrán
disponer de sus propiedades en conformidad con las leyes comunes después de diez años, contados
desde la fecha de promulgación de esta ley”. Las leyes posteriores prorrogaron las restricciones y
limitaciones a la capacidad indígena, sucesivamente y hasta el 10 de febrero de 1942.

61
Sin embargo, un año después, momento en que se debió prorrogar la ley citada prece-
dentemente, es decir, a partir del 10 de febrero de 1943, no se dictó ninguna ley de prórroga,
dándose inicio a un período de 5 años en que los indígenas tuvieron plena capacidad para
enajenar sus tierras, no siendo necesaria la participación del Juez de Indios. Como produc-
to de este período, que duró hasta el 7 de febrero de 1947, se perdieron en manos de
propietarios no indígenas aproximadamente 100.000 hectáreas56.
Entre los años 1930 y 1972 los Juzgados de Indios autorizaron la división de 832 comu-
nidades mapuches con Títulos de Merced y, a la vez, permitieron la enajenación de las
hijuelas resultantes de la división, existiendo un período –que va entre los años 1941 a
1947– en que no hubo restricciones para la venta de tierras mapuches. Las autorizaciones
para enajenar comprometieron, en la mayoría de los casos, una parte del antiguo Título de
Merced y, en otras situaciones, a la totalidad de las tierras de radicación de la comunidad.

Cuadro N° 10
División de Títulos de Merced leyes 4.111 y 14.511 (1931-1971)

Provincia N° reservas % Superficie % Superficie N° Promedio


original remensura hijuelas hás/pers

Malleco 156 55,7 40.484,75 50 47.943,15 3.889 12,33


Cautín 551 27 78.550,26 24 81.352,58 7.738 10,51
Total 707 119.035,01 26 129.295,73 11.627 11,12
Fuente: Archivo de Asuntos Indígenas – CONADI, ex Indap Dasin. Cuadro elaborado en base
a antecedentes aportados por Héctor González (1986): “Propiedad Comunitaria o Individual:
Las Leyes Indígenas y el Pueblo Mapuche”. Revista Nütram, Año II, N°3. Santiago, Chile.

Revisando los antecedentes que se encuentran en los ex Juzgados de Indios de Temuco


y Nueva Imperial, se desprende que las razones formales esgrimidas para autorizar la ven-
ta de las tierras que aparecen representadas en las carpetas administrativas de las
comunidades mapuches, son las siguientes:
–Liquidación de préstamos adeudados a particulares, los cuales son reclamados en
los respectivos Juzgados de Indios;
–Petición de enajenación para venta de algunos retazos de la hijuela, asignada
para cancelar deudas contraídas para hacer producir el campo.

56
“Nueva Legislación sobre indígenas en Chile”. Hugo Ormeño y Jorge Osses, En Cuadernos de la Realidad
Nacional, N°14, Universidad Católica, Santiago, Chile, 1972.

62
Cualquiera sea la razón establecida, entre las que no se cuentan las referidas a presiones
y otras fórmulas ilegítimas para proceder a la enajenación, la autorización de ventas de
tierras significó una segunda reducción de las tierras en posesión de las comunidades mapu-
ches.
Estos conflictos territoriales persisten hasta hoy día, y las fórmulas de ‘solución’ irán
variando, dependiendo del período histórico y de quien las plantee. Así, el Estado va a
buscar la ‘solución’ en la división de las tierras mapuches, en la instauración de los Juzga-
dos de Indios y en las leyes indígenas; en tanto, las organizaciones y comunidades mapuches
la buscarán en la demanda ante los Juzgados de Indios, la movilización y, posteriormente,
en el uso de la Ley de Reforma Agraria, para responder a sus reivindicaciones territoriales.
En síntesis, con la división de los Títulos de Merced, se asiste –a partir de la década de
1930– a otra etapa en el proceso de pérdida de tierras mapuches, ya sea porque –producto de
la división– numerosas hijuelas mapuches pasaron a manos de particulares por la vía de la
compra fraudulenta, desapareciendo por estos actos varios Títulos de Merced, o bien porque
en muchos Títulos de Merced los mapuches autorizaron a chilenos para ocupar tierras en
categoría de préstamo, pero que al momento de la división los ocupantes solicitan en propie-
dad la hijuela que usufructuaban. Solo en la década de 1950 se logró paralizar, por unos años,
las divisiones de tierras de comunidades, fruto principalmente de la acción de control de los
Juzgados de Indios que ejerció la Corporación Araucana, liderada por Venancio Coñuepan.
Por otro lado, una constante en la historia de pérdida de tierras mapuches es la gran
cantidad de demandas de restitución territorial que se entablan ante los Juzgados de In-
dios y los nulos resultados a favor de los mapuches. Allí, por años, se acumulaban y dormían
las causas y, a pesar del desprestigio que estos Juzgados tenían entre los mapuches, eran la
única vía para que las comunidades alegaran sus derechos57.
A continuación presentamos una muestra parcial de causas de restitución de tierras
entabladas en dos Juzgados de Indios, de Temuco y de Victoria, presentadas por mapuches
en contra de propietarios particulares, muchos de éstos grandes terratenientes que pre-
tendían derechos sobre los Títulos de Merced, en causas que en la mayoría de los casos no
tuvieron sentencia de término.
57
El dirigente Martín Alonqueo, refiriéndose al rol de los Jueces de Indios señala: “no operan de acuerdo
con la ley que tiene apariencia proteccionista, pero que realmente no lo es, porque han sido incapaces de
solucionar los problemas mapuches de tierras, favoreciendo siempre a los particulares compradores de
acción y derecho”, para luego agregar que “La interpretación y aplicación de las leyes a favor de los
mapuches, a quienes se quería favorecer, ha sido parcial, contribuyendo en la gestación de injusticias
sociales y depresión económica a través de los Juzgados de Indios y Juzgados de Letras de Indios que han
hecho la división de las reducciones circunvecinas a Temuco, favoreciendo a los terceros particulares quie-
nes compraron la tierra dividida de los mapuches para transformarlos en peones e inquilinos mendigantes”.
Concluye Alonqueo sentenciando: “... los mapuches han perdido la fe y confianza en la justicia, por que
han sido y son víctimas de enormes tramitaciones inútiles y los han empobrecido miserablemente por la
acción nefasta de los rábulas que pululan alrededor de los juzgados.” Alonqueo, 1985: 186.

63
Cuadro N°11
Juzgado de Indios de Temuco:
10 causas de restitución de tierras presentadas hasta 1950

Nº de Rol Materia Demandante Demandado

508 Restitución Mateo Maripan Francisco Montero


510 B Restitución Red. Miguel Quilapan Oscar y Benjamín Truay
510 C Restitución Red. Miguel Quilapan García Hermanos
512 Restitución José Quilaleo Manuel Vásquez
515 Restitución Antonio Rainco Juan B. Ramos
518-A Restitución Juan Namoencura Juan Silva
5453 Restitución Maripan Montero Patricia Ribera
8447 Restitución Juan de Dios Cheuquepan Basilio Rodríguez
8448 Restitución Procurador de Indios Juan Garcés
8373 Restitución Procurador de Indios Rufino Eumires
499-C Restitución Neucurray v. de I. Domingo Pérez
647 Restitución Huenqueo José de la Rosa Gutiérrez
477 Restitución José Epulef Rufino Erice
481-A Restitución Juan Calfún H. Cruz
472-A Restitución Marcos Raileu Adán Hidalgo
639 Restitución Pedro Carre Carmen Ramírez
Fuente: Archivo de Asuntos Indígenas CONADI.

64
Cuadro N°12
Juzgado de Indios de Victoria:
57 causas de restitución de tierras, presentadas entre 1930 y 1962

Nº de Rol Materia Demandante Demandado

556-86 E Reivindicación Antonio Ancamilla C. José Bersier


19 Reivindicación Juan Ailla Varela Rosa García Muñoz
757 Restitución Lorenza Cabetón C. Augusto Smitman
41-46ª Restitución Ramón Cheuquepan B. Juan Cáceres
37 Restitución
y división Red. Coña Raiman Daniel Chávez y Bco. Chile
64 Restitución Andrés Calbuñir José Uribe
404 Restitución Juana Carriman
v. de Paillao Eliseo Sepúlveda
25561 Restitución
y expropiación Red. Cañuta Calbuqueo Constructora Camino
Panamericana
529 Reivindicación Jacinto Canupan Victorino Vidal
401 Restitución Pancho Curamil Carlos Patterson
201 Restitución Red. Colihuinca Tori Adolfo Vásquez
243 Reivindicación José Calbun
(Protector de Indígenas) Herminio Catalán
439 Restitución Manuel Chabol Otto Beibel
436-189A Restitución Ignacio Cheuquemilla Manuel Uribe y otros
437-166A Restitución Toledo Chehuen Antipi Juan de la Rosa San Martín
40 Reivindicación Pedro Huenchulao Rufina Troncoso,
Alejandro Cameron y
José Zurita
542 Restitución Huañaco Millao Emilio Birr Suc.
498 Restitución Miguel Huentelen Abelardo Islas y otros
519 Restitución
y partición Juan Huilcaman Carlos Proust

65
468 Reivindicación Huenchul Huenchuñir Roberto Kroll y
Juan Gunderman
558 Restitución Pedro Huaquil Augusto Smitman,
Francisco Rosato y otros
124-289A Reivindicación Domingo Imilqueo Esteban Cauzias
210 Reivindicación Ignacio Levio Mariqueo Manuel Melo
671 Restitución José Llanca Peñeipil Esteban Cauzias
304 Restitución Juan Marín Críspulo Ramírez
635 Reivindicación Margarita Maica Belarmino Ormeño
2517 Reivindicación Francisco Melin Soc. Hermanos Duhart
705 Restitución Andrés Mulato Belarmino Ormeño
254 Reivindicación José Millacheo Levio Suc. Roberto Anguita
665 Reivindicación Osvaldo Mulato Esteban Tauzias
431 Restitución Osvaldo Mulato Francisco Ottone
766 Restitución Red. Juan Marín Augusto Smitmans
422 Restitución Red. Andrés Mulato Belarmino Ormeño
482 Restitución Marileo Erte Juan de la Rosa San
Martín
430 Restitución Red. Guañaco Millao Alfredo Baier
212 Restitución Luis Marileo Colipi Belarmino Ormeño,
Suc. José Uribe y Suc.
Victoriano Saavedra
315 Reivindicación Antonio Ñirripil Cardenio Lavín
530 Restitución Ancapi Ñancucheo Sinforoza Zapata
121 Reivindicación Antonio Ñirripil Cardenio Lavín
397 Restitución Red. Ancapi Ñancucheo Germán San Martín
y Otros
699 Restitución Ancapi Ñancucheo Ernesto Müller
531 Restitución Ancapi Ñancucheo Juan Bta. Saitz
427 Restitución José Pinolevi Manuel Uribe y otros
291 Restitución Petronia Paillaleo,
Andrés Ancamilla y Otros Cesáreo Venegas
202 Reivindicación Juan Puen Belarmino Ormeño
694 Restitución Petronia Paillaleo
v. de Ancamilla María Paran v. de Duffeu
y Emilio Duffeu
(continúa en pág. siguiente)

66
355 Restitución María Cruz Pichun Juan de Dios Reyes
429 Restitución Lorenzo Pilquiman Jacinto Ramírez
7 Restitución José Pinolevi Delfina y Federico
Guzmán
414 Restitución Ignacio Queipul Máximo Grollmus y
Carlos Patterson
495 Restitución Lorenzo Quilapi Eusebio Zapata
26 Restitución Lorenzo Quilapi Julio Manseau,
Suc. Ramón Villafranca
y José Urrutia
415 Restitución Red. Ignacio Queipul Mauricio Geinouvez
372 Restitución José Manuel Sánchez Néstor Asenjo
871 Restitución José Manuel Sánchez Camilo Gay
661 Reivindicación Margarita Traipe Temístocles Conejeros
806 Liquidación
de Crédito Augusto Wichner José Andrés Cheuque
Fuente: Archivo Dirección de Asuntos Indígenas, en Archivo Conadi.

De acuerdo con lo expresado, se evidencia que la reivindicación territorial mapuche


–hasta la primera mitad de la década de 1960– se instala en los Juzgados de Indios, sin
que exista un proceso de recuperación de tierras de importancia.
Durante esta última década actúa como agente de restitución el Departamento de Asun-
tos Indígenas del Ministerio de Tierras y Colonización, y el marco legal en el cual se plantea
la reclamación territorial mapuche en los Juzgados de Indios, lo pone la Ley de Indígenas
Nº14.511, promulgada el 3 de enero de 1961.
Coetáneamente, se inicia el debate de la Reforma Agraria, sin vincular este proceso a
la resolución del conflicto de tierras mapuches, aislando los problemas territoriales de las
comunidades mapuches y buscando soluciones en el marco de una legislación especial que
fuera continuadora de las anteriores y que perfeccionara el sistema de los Juzgados de
Indios, insistiéndose en la división de las comunidades y, por tanto, en la persistencia del
minifundio mapuche.
Sin embargo, en contraposición a la actitud estatal, en este mismo período asistimos a la
ampliación de la estrategia mapuche, en cuanto a superar el esquema de demandas territo-
riales en los Juzgados de Indios y trasladarla, por medio de la movilización, a la recuperación
directa de las tierras, para lo cual el movimiento mapuche adscribe al discurso que promueve
la Reforma Agraria. Esta estrategia fue asumida por la Asociación Nacional Indígena (ANI)
y su sucesora, la Federación Campesina e Indígena, la que –también a principios de la década
de 1960– inicia las recuperaciones directas en las provincias de Arauco y Malleco.

67
La apreciación que tenía la sociedad chilena en los años 60 respecto al denominado
‘problema mapuche’ se refleja en los discursos parlamentarios, en relación a la discusión
de la Ley 14.511.
La primera idea que aparece, en el debate en la Cámara de Diputados y previo a la
aprobación de la Ley Indígena 14.511, es el consenso para continuar con la división de las
comunidades mapuches, a condición de que ésta sea solicitada por un tercio de los comune-
ros. Lo anterior, a pesar de la existencia de opiniones parlamentarias que estiman que para
llegar rápidamente a la liquidación de las comunidades indígenas debiera bastar con la
voluntad de una o más personas, sin limitación.
En la sesión N°20 de la Cámara de Diputados, de 17 de diciembre de 1959, el diputado
informante de la Comisión de Gobierno Interior de la Cámara Baja, Flores Castelli, entrega
antecedentes estadísticos que indican que a través del proceso de división se han consti-
tuido trece mil propietarios indígenas, los que serán regidos por el derecho común58.
Durante el proceso de discusión de la modificación de la Ley Indígena, existen coinciden-
cias entre los parlamentarios para identificar la propiedad comunitaria como fuente que ha
condenando al indígena a la ‘miseria e ignorancia’ y que esta estructura tradicional es retarda-
taria del desarrollo mapuche, sin reparar en que el minifundio y la escasez de tierra de las
comunidades fue un acto deliberado del Estado en el proceso de reducción59.
58
“En total se han concedido tres mil setenta y ocho títulos de merced, con una superficie de cuatrocientas
setenta y cinco mil cuatrocientas veintidós hectáreas a setenta y siete mil ochocientas cuarenta y una personas.
De los antecedentes expuestos se desprende que hasta el año 1949 se habían concedido setecientos noventa y
tres títulos de merced, con una superficie de ciento veintiséis mil setecientos cuarenta y ocho hectáreas. Esto
significa que poco más del veinticinco por ciento de los terrenos han sido divididos; igual porcentaje ha afecta-
do a los títulos de merced; se han hecho más de trece mil propietarios regidos por el derecho común”.
59
Parlamentarios de distintas tendencias políticas expresaban sobre el punto, en la sesión de la Cámara de
Diputados durante el proceso de discusión de la Ley 14.511, lo siguiente: Diputado Lavandero (DC), expresa en
su intervención final: “Nosotros, señor Presidente, vamos a apoyar este proyecto en general haciendo la salve-
dad de que debe irse al estudio de un proyecto de ley más amplio para poder asimilar a los 160.000 indígenas
que viven en un régimen de incapacidad, subconsumo y de miseria comparable a los pueblos más incivilizados
del continente africano. Con ello no solamente esperamos darle solución a este problema regional, sino incor-
porar a este crecido número de individuos al mercado de consumo, con evidentes ventajas para la producción
nacional”;
Diputado Ahumada Trigo (PC): “El que habla está de acuerdo, en general, con el proyecto en debate, que
introduce enmiendas al Decreto 4.111, de 12 de Junio de 1931, que legisló sobre comunidades indígenas,
porque en lo fundamental, como aquí se ha dicho, tiende a la división de dichas comunidades”;
Diputado González Maertens (PS): “Señor Presidente, esta Ley, en cuyo estudio tuve la suerte de partici-
par, como miembro de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, resuelve –a mi juicio– el proble-
ma social que existía en las comunidades indígenas y tiene la característica de establecer un principio de
avanzada que nosotros, hombres de Izquierda, pensamos que algún día puede establecerse en nuestra
carta fundamental, cual es el de entregar las tierras a quienes las trabajan.
En efecto, señor Presidente, solo se otorgan o se asignan terrenos a los indígenas que trabajan y habitan
en las comunidades, y no así a los que están fuera de las comunidades, a quienes ha de pagárseles su parte
correspondiente.
(continúa en pág. siguiente)

68
Sin embargo, hay opiniones minoritarias que manifiestan preocupación, pues el pro-
yecto de ley no refuerza las medidas de protección a favor del mapuche, que favorezcan su
arraigo e impidan la enajenación de tierras, recurso en el que fundan su estructura so-
cioeconómica60.
Así, mientras en el Congreso Nacional se debatía la aprobación de la Ley Indígena
14.511, el Primer Congreso Provincial de Campesinos e Indígenas de Cautín, reunido en el
Ateneo Popular de Temuco, los días 6 y 7 de enero de 1962, manifestaba su oposición a este
cuerpo legal y exigía en una proclama lo siguiente:
“1° La restitución de las tierras usurpadas por los dueños de fundos, los que me-
diante estos despojos han constituido los grandes latifundios que hoy poseen;
2º Que a los indígenas se les considere como a todo campesino del país para las
parcelaciones de los fundos sobre la Reforma Agraria, por tener éstos escasez de
tierras;

Además, este proyecto de ley resuelve el problema que han tenido los indígenas, que es el problema de
orden económico de las comunidades.
A la luz de principios de orden jurídico, se ha estimado por los abogados y jurisconsultos que estas comu-
nidades son retardatarias y evitan el progreso. Y si estas comunidades, fuera de no actuar ni dar demostra-
ciones de progreso, no cuentan con medios económicos, prácticamente constituyen un obstáculo en nues-
tra organización social. Este proyecto tiende a que se concedan créditos a los indígenas, a fin de que
puedan aumentar la producción, levantando galpones, mejorando potreros, etc...
Otro problema grave y trascendental que se resuelve en este proyecto es el de orden cultural que ha
mantenido a los indígenas, desgraciadamente, rezagados... De todos es sabido que la única diferencia de
clase social que se acepta por los hombres progresistas es la que emana de la capacidad intelectual. Los
indígenas, prácticamente en un noventa por ciento, son analfabetos, no saben trabajar sus tierras, y mu-
chas veces han sido víctimas de elementos audaces, que se las han comprado a mal precio o, sencillamen-
te, se las han usurpado...
Lamento discrepar de la opinión de mi honorable colega señor Ahumada Trigo y de la indicación presen-
tada, en el sentido de que debe aumentarse a dos tercios en vez de uno el quórum para pedir la división de
la comunidad. Considero que debería ser suficiente la voluntad de un solo comunero. Si bien no procede-
ría practicar de oficio la división de la comunidad, estimo que sí debería establecerse una igualdad sustantiva
entre los indígenas y el resto de la población. El Código Civil dispone que puede solicitarse la división de
una comunidad a petición de un solo comunero.”
60
Entre las opiniones divergentes a la mayoría parlamentaria, que propugna la división de las tierras, está la
del diputado Montero (PC), para quien el problema del mapuche es un problema de la tierra, que se
confunde totalmente con el del campesino pobre. Objeta el proyecto en discusión señalando que éste no
contempla la devolución de las tierras robadas y usurpadas a los indígenas, el aumento de la cabida terri-
torial de las tierras indígenas exiguas y, por el contrario, sostiene que el proyecto es perjudicial a los
intereses mapuches pues los condena –mediante la división de sus comunidades– al minifundio: “Nos
llama la atención –prosigue Montero– que en este proyecto no se haya consultado este aspecto del proble-
ma y que, prácticamente, se empuje a los indios a admitir, a través de la división de las comunidades, una
forma de minifundio. Y sabemos, señor Presidente, que si el latifundio es una maldición en nuestro país el
minifundio lo es mucho más”.

69
3º El Congreso apoya la derogación de la ley 14.511 por gravar las comunidades
indígenas, ya que de este modo pasa a convertirse en un nuevo medio de aumentar
el minifundio con las divisiones;
4º El Congreso se pronuncia porque a los indígenas al entregárseles título definiti-
vo de dominio se encuentren exentos de pagar contribuciones;
5º Que los títulos de dominio se concedan de acuerdo con los antiguos deslindes;
impedir la subdivisión de las comunidades, el arrendamiento de las tierras de las
comunidades, como única manera de impedir que estas tierras pasen a manos de
los terratenientes”61.
No obstante la oposición de las organizaciones mapuches, la Ley Indígena 14.511 es
aprobada por el Congreso Nacional, y su puesta en práctica demuestra la arbitrariedad de
la misma al impulsar el proceso de división de las comunidades aun contra la opinión mayo-
ritaria de los comuneros62.
Es en este marco político en el cual debuta la demanda mapuche, pronto a darse inicio
al proceso de Reforma Agraria, el que se desarrolla entre 1962 y 1973.
Como ha quedado demostrado, en este período pre-Reforma Agraria priman posturas
racistas, ignorantes de la realidad mapuche y su demanda, que no dudan en dar soluciones
erradas al mal llamado ‘problema indígena’, como promover la división de las comunidades
y por ende el minifundio, en circunstancias que era sabida la inviabilidad económica de
esta estructura productiva.
En definitiva, serán las propias organizaciones y comunidades mapuches, a través de movi-
lizaciones tendientes a recuperar tierras, las que pondrán en crisis las soluciones propuestas.
61
Diario El Siglo, 21 de enero de 1962, página 8.
62
Las arbitrariedades cometidas bajo el imperio de la Ley 14.511 quedan en evidencia con la situación que
afectó a las familias mapuches de la comunidad Antonio Peñeipil, en la comuna de Galvarino, quienes en
el año 1962 fueron despojados de sus territorios por una acción conjunta del Juez de Indios, la policía y
desconocidos no mapuches, los que amparados por la legalidad chilena pretendían apropiarse de las tie-
rras indígenas bajo la modalidad de propiciar la división de la comunidad y consolidar la usurpación de
una parte de las tierras del Título de Merced apropiadas indebidamente por la familia Fontanaz, propieta-
ria del colindante fundo Ñielol:
“Lautaro (Corresponsal).- Lorenzo Huenchuñan, la familia Penchulef, Acupil y Paillalef, recuerdan así
esos minutos de terror:
‘La tarde de un día de Febrero de 1962, llegaron hasta nuestra comunidad cuatro carabineros encabezados
por el Juez de Indios de Temuco. Los policías venían armados con ametralladoras y su actitud amenazante
amedrentó a las mujeres y niños que en ese instante estaban en la comunidad...
¡Vengo a empadronar la comunidad!, dijo el Juez con voz autoritaria y agregó ‘de acuerdo a la Ley... proce-
deré a la subdivisión de las 315 hectáreas’. Tras la comitiva ‘verde’ y el Juez de Indios venían un grupo de
huincas muy bien trajeados. Ellos eran los favorecidos con nuestras tierras. Así lo supimos más tarde
cuando el mismo Juez hizo entrega de las hijuelas a los diez pseudo agricultores. La mayoría de estos
personajes, totalmente desconocidos para las familias mapuches, procedían de la capital y de otros luga-
res”. Diario El Siglo de Santiago, 27 de Septiembre de 1963, página 9.

70
CAPÍTULO II
LA REFORMA AGRARIA EN LA ARAUCANÍA

1. El origen de la Reforma Agraria y su normativa en Chile

La Reforma Agraria es un proceso que se da en toda Latinoamérica y tiene por objeto


modificar la estructura agraria hacendal, caracterizada por la concentración de tierras en
manos de grandes latifundistas, y por esta vía resolver las ineficiencias productivas del
sector agrario y la situación de postergación en que se encontraba el campesinado.
En el caso particular de la Reforma Agraria chilena, el proceso comienza a darse a partir
de la década del 60, y será una de las herramientas con las que se pretende resolver la gran
crisis alimentaria que enfrenta el país, producto de la ineficiente explotación del agro.
La estructura latifundista del sector agrario había generado una economía agrícola
que no permitía satisfacer las necesidades internas, al mismo tiempo que la producción de
alimentos crecía a un ritmo inferior al que lo hacía la población nacional y la demanda por
ellos63. Esto obligó al Estado a efectuar fuertes desembolsos de divisas en importaciones
agropecuarias, las que generaban permanentes presiones inflacionarias y afectaban la ba-
lanza de pagos64. Además, la política de precios era incoherente con las necesidades de la
población y su demanda por productos agrícolas, ya que la economía agropecuaria se sus-
tentaba en un sistema de comercialización especulativa que, finalmente, afectaba a los
consumidores, haciendo variar año a año la disponibilidad de alimentos sin que existiera
una planificación adecuada de la producción agraria en función de las necesidades de la
población65.
Respecto a la distribución de la propiedad, en 1955 casi un 80% de la superficie agrícola
de Chile se encontraba en manos de los grandes terratenientes. Esta concentración de la
propiedad significaba que, aproximadamente, 1 millón 700 mil hectáreas estuvieran
63
“Entre el período 1936-1938 y 1963-1965, la producción agrícola promedio por habitante disminuyó en un
0,4 %”, en Los Campesinos desde la Hacienda hasta la Reforma Agraria, Serie Materiales de Capacitación,
GIA, Grupo de Investigaciones Agrarias, Santiago, Chile, 1990: 187.
64
En el año 1963, de 65 de cada 100 dólares que se generaban en exportaciones, solo 3 dólares eran aporta-
dos por la agricultura nacional y 30 dólares se destinaban para adquirir alimentos.
65
Bengoa, 1983: 29.

71
repartidas en unas 10 mil grandes explotaciones. Por otro lado, alrededor de un 80% de los
predios correspondían a propiedad familiar y subfamiliar (menores de 20 hectáreas) y solo
tenían un 8,4% de la tierra agrícola, es decir, 183.000 hectáreas que se repartían en 116 mil
pequeñas propiedades. Esta propiedad minifundiaria no permitía satisfacer las necesidades
mínimas para la subsistencia del grupo familiar66.
Además de concentrar la propiedad de la tierra, los grandes propietarios concentraban
el beneficio de las políticas de crédito agrario y de los préstamos de fomento, ya que éstos
se dirigían hacia quien tenía el dominio de los predios. Asimismo, accedían con sus propie-
dades a toda la infraestructura de riego impulsada por el Estado.
En términos de la inversión pública, y a pesar de que ésta era permanente, no se refle-
jaba en el aumento de la producción, además que en la mayoría de los casos el crédito se
utilizaba para fines extra agrícolas67.
Paralelamente, existía una gran desigualdad en el reparto de los ingresos, los que se
concentraban principalmente en los grandes propietarios, causa directa de la creciente
pauperización del campesinado:
“En 1960, los trabajadores y pequeños productores representaban más del 70% de
las familias del campo y recibían en conjunto menos ingreso que el que tocaba al
3% compuesto por los grandes productores”68.
A esta desigual distribución del ingreso, se sumaba la desocupación y subocupación de
la mano de obra en el campo, los bajos niveles salariales y las malas condiciones de vida,
caracterizada por viviendas precarias, incumplimiento de leyes sociales y, en general, el
abandono de la población campesina69.
De todo lo expuesto, se advierte que el latifundio era la causa estructural de los proble-
mas del agro y, por tanto, el eje sobre cuya modificación se centraría la Reforma Agraria.
La Reforma Agraria era concebida como la vía para producir alimentos baratos e inte-
grar mediante la asalarización a la población rural, permitiendo su acceso al consumo de
los bienes producidos por la industria. Para ello era necesario cambiar el sistema de pro-
ducción y la productividad del trabajo agrario y, a la vez, mejorar los ingresos de los
trabajadores del campo para incorporarlos como consumidores de bienes manufacturados.

66
GIA, 1990: 184.
67
Bengoa, 1983: 29.
68
GIA, 1990: 185. Al respecto Steenland (1977: 8), citando el informe CIDA de 1966, señala que la distribu-
ción del ingreso conforme a las clases sociales en el sector rural era la siguiente: Latifundistas, 36,7%;
Campesinos ricos, 15,4%; Campesinos medios, 12,7% y Capataces, Cuidadores, Medieros e Inquilinos el
35,2%. Para la caracterización de estas clases sociales vease Otro Agro para Chile: La Historia de la Reforma
Agraria en el Proceso Social y Político, María Antonieta Huerta, CISEC – CESOC, Santiago, Chile, 1989,
páginas 118 y 119.
69
Bengoa, 1983: 29.

72
Los factores externos que incidían en la Reforma Agraria se relacionaban con la situa-
ción del campesinado en América Latina, se vinculaban a los intereses nacionales e
internacionales que influían en el diseño de las políticas agrarias, y se plasma en el impulso
dado a las mismas por la Alianza para el Progreso. Los Presidentes de todos los países latinoa-
mericanos, a instancia de Estados Unidos70 , se reunieron en 1961 en la ciudad de Punta del
Este, Uruguay, y se comprometieron a la implementación de procesos de Reforma Agraria.
Al respecto, en el N° 6 del Título Primero de la Carta de Punta del Este, se señala como
objetivo específico:
“Impulsar, dentro de las particularidades de cada país, programas de Reforma Agra-
ria integral orientada a la efectiva transformación de las estructuras e injustos sis-
temas de tenencia y explotación de la tierra, donde así se requiera, con miras a
sustituir el régimen del latifundio y minifundio por un sistema justo de propiedad,
de tal manera que, mediante el complemento del crédito oportuno y adecuado, la
asistencia técnica, y la comercialización y distribución de los productos, la tierra
constituya para el hombre que la trabaja, base de su estabilidad económica, funda-
mento de su progresivo bienestar y garantía de su libertad y dignidad”71.
Se suma a lo anterior la emergencia del campesinado como grupo de presión, quienes
formulan reivindicaciones específicas tendientes a mejorar sus condiciones de vida y pro-
mover un efectivo cambio social.
Lo expuesto se evidencia en múltiples informes elaborados en los inicios de la década de
los 60’ por diversos organismos internacionales, tales como: el Tercer Informe sobre progresos
en materia de Reforma Agraria, publicado por las Naciones Unidas en 1962, donde se resalta-
ba la función de las organizaciones populares en los programas de Reforma Agraria y, al
mismo tiempo, se citaban diversos ejemplos de participación organizada en la planificación y
la ejecución de la Reforma Agraria en varios países latinoamericanos; el Congreso Mundial
de Alimentación, promovido por la FAO y realizado en Washington en 1963, que reconoció
plenamente la importancia de la participación de las organizaciones campesinas en los pro-
gramas de trabajo de las Naciones Unidas y sus organismos especializados, particularmente
la FAO, y recomendó que se les prestara apoyo y aliento; el Consejo Económico y Social de las
Naciones Unidas, en su 39° período de sesiones, en Julio de 1965, donde se recomendó pres-
tar especial atención a los estudios analíticos sobre diversos aspectos de la Reforma Agraria,
entre ellos el papel de las asociaciones de campesinos y de otras organizaciones; y la Confe-
rencia Mundial sobre la Reforma Agraria, realizada en Roma en 1966, en el Informe del
Grupo de Estudios II, donde se observó que los textos legales relativos a la Reforma Agraria

70
El interés norteamericano se sustentaba en evitar procesos revolucionarios, como los ocurridos en Cuba
en 1959, producto de las tensiones sociales ocasionadas por la estructura agraria de Latinoamérica.
71
Chile: Tenencia de la Tierra y Desarrollo Socio-Económico del sector Agrícola, Santiago, CIDA, Centro Intera-
mericano de Desarrollo Agrícola, 1966, Prefacio, V.

73
serán letra muerta si no existe un campesinado organizado para contrarrestar los intereses
creados, fuertemente organizados también, que se oponen a la redistribución de la tierra,
refiriéndose a la acción concertada de los latifundistas y, en general, del sector patronal72.
Estas formulaciones tienen como supuesto “la idea de que la Reforma Agraria, además
del desarrollo económico del país, debe garantizar la emergencia social del campesinado que
todavía se encuentra, en su mayoría, al margen de los beneficios de la sociedad moderna. Una de
las resultantes, por lo tanto, de esa medida básica es la extensión de la ciudadanía al campo. Es
decir, en términos más amplios: la Reforma Agraria tiene como uno de los objetivos fundamen-
tales, la incorporación de la masa campesina a la sociedad nacional”73.
Coincide con estas observaciones la visión del ex vicepresidente de Indap, durante el
gobierno de Eduardo Frei M., y ex ministro de Agricultura, durante el gobierno de Salvador
Allende G., don Jacques Chonchol, quien ha expresado lo siguiente:
“En los años 60 empezó a desarrollarse en toda América Latina, y en Chile particu-
larmente, la idea de que no se podían modernizar los países sin hacer cambio de
estructuras, y esos cambios estructurales significaban cambios en los sistemas de
tenencia de las tierras. Se decía: mientras Chile tenga una agricultura tradicional
con una buena parte de la gente viviendo en la pobreza, en una situación de consu-
mo sin estar incorporado al mercado, no es posible desarrollar la industrialización,
y lo que se está ganando, a través del proceso de industrialización, se pierde por el
atraso que hay en la agricultura, porque obliga a importar una buena parte de los
productos alimenticios propiamente tales. Por lo tanto, si queremos acelerar y mo-
dernizar el país y mejorar la economía, esto tiene que tener también un impacto a
través de una transformación del sistema agrario, hay que incorporar a la mayor
parte de la población rural al sistema moderno de producción. A ello se agrega
también otro fenómeno que fue muy significativo: La Revolución Cubana. No hay
que olvidarse que en 1959 cuando la revolución cubana llegó al poder, hubo un
enorme impacto en América Latina; en ese impacto en América Latina una de las
primeras reformas sustanciales que hizo fue la Reforma Agraria. Y como contrapar-
tida de eso, surgió en los propios Estados Unidos un nuevo gobierno, cuando llegó al
poder Kennedy, y se dijo en ese momento: no es posible, desde el punto de los
propios intereses de los Estados Unidos, seguir la alianza tradicional que ha tenido
los Estados Unidos con los sectores oligárquicos tradicionales, hay que modificar-
los hacia una alianza con las clases medias emergentes y con los sectores progresis-
tas. Por lo tanto se estableció un programa que se llamó el programa de la Alianza
para el Progreso, y en 1961 –bajo la influencia de los Estados Unidos– se celebró la

72
Almino Affonso, Sergio Gómez, Emilio Klein y Pablo Ramírez, Movimiento Campesino Chileno. ICIRA, San-
tiago, Chile, 1970, páginas 7 y 8.
73
Affonso et al., 1970: 9.

74
Conferencia en Punta del Este, en el Uruguay, de donde surgió la Alianza para el
Progreso, y cuyo mensaje fundamental era que si no había reformas estructurales,
que era Reforma Agraria y Reforma Fiscal, no habría apoyo de los organismos fi-
nancieros controlados por los Estados Unidos a la mayor parte de los gobiernos, y
eso explica que partir de los años 60 hubo, en casi todos los países de América
Latina, la promulgación de una ley de la Reforma Agraria, no solamente por la
necesidad de modernización con los cambios internos, sino que también por la pre-
sión internacional que se venía haciendo sentir, por un lado, por el impacto de la
revolución cubana y, por otro lado, por el impacto de la nueva política norteameri-
cana frente a los cambios estructurales que se venían produciendo”74.
En este contexto, la implementación de una Reforma Agraria en Chile era inevitable.
En primer lugar porque existía una presión internacional al respecto y, luego, porque al
interior del país existían grupos sociales que presionaban por su implementación y que
habían logrado posicionar sus demandas al interior de algunos grupos de poder, como es el
caso de la Iglesia Católica75 y de un incipiente movimiento campesino. En efecto, a partir
de la década de 1960 se generó un importante proceso de reestructuración de la propiedad
eclesiástica76 , proceso que se complementa con la Huelga de Molina y Lontué, sin lugar a
dudas un hito en el movimiento campesino chileno, a consecuencia de dos hechos, funda-
mentalmente: primero, por la envergadura del movimiento –que involucró a 2.400
trabajadores agrícolas y 30 fundos de la región– y segundo, porque en ella participó la
Federación Sindical Cristiana de la Tierra, marcando la presencia de la Iglesia Católica en
un movimiento campesino que hasta esa época había contado solo con el apoyo de socialis-
tas y comunistas77.
Finalmente, cabe señalar que el desarrollo del capitalismo –a nivel de la sociedad glo-
bal– también fue un factor determinante para la implementación de la Reforma Agraria.
Coincidiendo con lo expuesto, el informe del Grupo de Investigaciones Agrarias constata:
“En este período del desarrollo del capitalismo [...] había llegado a un punto en el cual la
situación del sector agrario no le era funcional. Había que promover cambios económicos,
sociales y políticos de fondo”78.
Cabe recordar que ya durante el período gubernamental de Gabriel González Videla
(1946-1952) la tesis respecto a la forma en que debería desarrollarse el agro era a través de
una rápida industrialización, considerándose para ello necesaria y fundamental la

74
Ponencia presentada por el señor Jacques Chonchol en noviembre del 2000, en la Facultad de Ciencias
Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile.
75
Véase Landsperger y Canitrot, Iglesia, Intelectuales y Campesinos, Editorial del Pacífico, Santiago, 1967.
76
Hacia 1962 la Iglesia Católica repartió un 11% de las tierras de su propiedad, en una cantidad que ascen-
día a 5.500 hectáreas. En GIA, 1990: 192.
77
Affonso et al., 1970: 56.
78
GIA, 1990: 18.

75
cooperación de Estados Unidos. En este contexto, se elabora el denominado ‘Plan Chillán
de 1951’, el que plantea como solución a los problemas del agro la mecanización de la
agricultura y la ampliación de las hectáreas regadas79. Posteriormente, en 1954, fue aprobado
un Plan de Desarrollo Agrícola y de Transporte, elaborado por la CORFO y el Ministerio de
Agricultura y con la ayuda de la FAO y el Banco Internacional. El plan estuvo orientado a
aprovechar los recursos naturales y financieros del país; enfrentar la crisis alimentaria a
través de incentivar la producción agraria, disminuir la importación de alimentos y, como
consecuencia de ello, equilibrar la balanza de pagos; mejorar el nivel de vida de los
campesinos, elevar su productividad e ingresos para dinamizar la demanda de este sector
por servicios y productos industriales80.
En Chile, el proceso de Reforma Agraria tuvo sustento normativo en dos cuerpos lega-
les: la Ley 15.020 de 1962, dictada durante el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez, y la
Ley 16.640 de 1967, dictada durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva.

1.1 La Ley de Reforma Agraria N° 15.020, de 1962


La primera Ley de Reforma Agraria, signada con el Nº 15.020, de 27 de noviembre de
1962, fue dictada bajo el gobierno de Jorge Alessandri. La ley crea la Corporación Nacional
de Reforma Agraria, CORA, como organismo encargado de la implementación del proceso
y establece un procedimiento para expropiar predios agrícolas que se encuentran abando-
nados o mal explotados.
Para lo anterior, el cuerpo legal citado consideraba las siguientes causales de expropia-
ción, las que fueron establecidas en su artículo 15:
– Abandono del predio o mala explotación, lo que se determina en función de las
condiciones económicas predominantes en la región;
– Predios en los que se han efectuado obras de riego por el Estado, pudiendo expro-
piarse hasta la mitad de los predios, si son superiores a una unidad económica;
– Predios que presentan deudas insolutas, y que se hayan adjudicado en remate pú-
blico a instituciones crediticias;
– Los predios que pertenezcan a personas jurídicas de derecho público o privado que
los exploten en cualquier forma que no sea directa;
– Predios arrendados, que no cumplan con lo establecido por la ley sobre arrendamiento;
– Los que la CORA estime indispensables adquirir para completar un determinado
plan de división y que le hayan sido ofrecidos en venta, o que pertenezcan a alguna
de las instituciones que establece la ley;
79
Huerta, 1989: 80.
80
Huerta, 1989: 80 y 81.

76
– Los terrenos de ñadis, vegas permanentemente inundadas, pantanos y terrenos
salinos que sean susceptibles de rescatarse a través de obras de mejoramiento y
aquellos que por la erosión estén en malas condiciones;
– Los predios con características de minifundios, con el objeto de reagruparlos, dan-
do prioridad en la asignación de la propiedad a sus antiguos dueños;
– Los predios ubicados en la zona de aplicación de la Ley de Propiedad Austral, cuyos
títulos o cesiones no estén legalmente claros;
– Los terrenos poblados de araucarias y de otras especies arbóreas naturales;
– Los terrenos situados hasta un kilómetro de distancia del borde de los lagos que
constituyen bienes nacionales de uso público, en los cuales sea indispensable prote-
ger la vegetación natural.
Concurriendo las causales anteriores procede la expropiación, la que se lleva a cabo
por la acción de la Corporación de Reforma Agraria (CORA) y/o por Decreto Supremo
expedido por el Presidente de la República, en los casos que pasan a expresarse. Respecto
al procedimiento de expropiación, aquellas fundadas en las letras a, b, c, d, e, f, g, h y k del
citado artículo 15 de la ley, son efectuadas por CORA, en tanto las referidas a las causales
i y j, son decretadas por el Presidente de la República, a través de Decreto Supremo.
En el acuerdo de expropiación, CORA determinaba el monto de la indemnización al
propietario y a terceros que resultaren afectados por dicho acuerdo expropiatorio y que no
fueren calificados como asignatarios de parcelas de Reforma Agraria. El cálculo de la in-
demnización se hace en base al valor comercial de la propiedad y se notifica al propietario
judicialmente antes de la expropiación.
El particular afectado por la expropiación tiene derecho a presentar una reclamación,
por el monto de la indemnización o la procedencia de la misma, dentro del plazo de 30 días
hábiles, contados desde la fecha de la notificación al Tribunal de Expropiaciones Agrarias
de su localidad.
Ocurre que, de acuerdo con la ley Nº15.020, el Estado para tomar posesión del bien
expropiado debía esperar la sentencia de término que regule el monto de la indemniza-
ción, procedimiento exageradamente lento y engorroso, pues supone que el juicio
correspondiente ha concluido en todas las instancias y se han fallado todos los recursos
procesales, no solo los recursos ordinarios como el recurso de apelación, sino que incluso el
recurso de queja, recurso que es interpuesto regularmente por los afectados como si se
tratara de una tercera instancia de revisión del fallo impugnado. Así, los juicios se dilata-
ban por años, y con ello la toma de posesión del predio expropiado.
El 8 de octubre de 1963, a través de la ley 15.295, se aprobó una reforma constitucional
que pretendió agilizar el procedimiento de toma de posesión del bien expropiado, pero no
se consiguió el objetivo ya que la toma de posesión inmediata solo era factible en el caso de
que el dueño del bien expropiado no haya reclamado de la procedencia de la expropiación,

77
supeditando de esta manera la toma de posesión del predio a la voluntad del propietario
afectado, quien en todo evento ejercía su derecho de reclamación, por último, para retar-
dar el proceso de toma de posesión.
La ley 15.295 fija las condiciones en las cuales se puede autorizar la toma de posesión
material del bien expropiado, aun antes del pago de la indemnización, y se permite el pago
anticipado del diez por ciento de la indemnización, quedando diferido el pago del saldo
por el plazo de hasta quince años, cuando se tratare de la expropiación de “predios rústicos
abandonados, o que estén manifiestamente mal explotados o por debajo de las condiciones nor-
males predominantes en la región para tierras de análogas posibilidades”81.
La reforma constitucional permitió al juez autorizar la toma de posesión material del
bien expropiado después de dictada la sentencia de primera instancia, sin embargo, ello
ocurrió solo cuando el propietario no reclamaba por lo que, en la práctica, no se consiguió
agilizar el procedimiento. En la sesión 90ª de la Cámara de Diputados, de 19 de mayo de
1966, el diputado Silva Solar informaba que –hasta la fecha de su informe– CORA no había
logrado tomar posesión de ningún fundo que esté sujeto a juicio. Solo ha podido hacerlo,
concluye, en aquellos que han sido objeto de acuerdo con los propietarios82.
Como se observa, esta normativa resultó inadecuada para modificar la estructura agra-
ria por tres razones fundamentales: 1º) Por cuanto no se contempla entre las causales sobre
expropiación de predios rústicos el exceso de superficie; 2º) Por no haberse establecido un
sistema de indemnización conveniente; y 3º) Por cuanto no se agilizó en el procedimiento
de expropiación la toma de posesión del bien expropiado, lo cual constituye un serio obstá-
culo para la continuidad de los trabajos agrícolas en el predio objeto de expropiación83.
Con respecto al segundo punto, la ley estableció una indemnización al propietario ex-
propiado equivalente al valor comercial de la propiedad, sin considerar que el fundamento
de la expropiación era la redistribución de tierras o la restitución, en el caso de los mapu-
ches. En este sentido, aún no maduraba en la sociedad chilena el concepto de ‘función
social de la propiedad’, lo que significaba que, sin perjuicio de los legítimos derechos del
propietario expropiado, se considerase el interés común y se permitiera el pago de acuerdo
con los recursos de que dispone el Estado, pues, en caso contrario, no podía realizarse un
cambio masivo de la estructura de la tierra.
Lo antes expuesto, y la falta de voluntad política del gobierno de Jorge Alessandri, se
tradujo finalmente en la no expropiación. Estas consideraciones y la exigua cantidad de
tierra expropiada, significaron que la ley de Reforma Agraria de Alessandri pasara a la
historia como ‘la Reforma Macetero’. En términos prácticos, hasta el año 1964 –fin del

81
“Derechos Humanos en la Constitución de 1925”. En Silva Bascuñán, Alejandro y Silva G., María Pía, Ius
et Praxis, vol.9, Nº1, ISSN 0718-0012, 2003, páginas 245 a 257.
82
Cámara de Diputados, sesión 90ª, 19 de mayo de 1966, pág. 8660.
83
Cámara de Diputados, sesión 90ª, 19 de mayo de 1966, pág. 8503.

78
gobierno de Alessandri– la aplicación de la Ley 15.020 significó la ínfima cantidad de 491
nuevos propietarios agrícolas, a nivel nacional, con tierras cuyo origen era fiscal o de pro-
piedad de instituciones del Estado que fueron transferidas o vendidas a largo plazo a la
Corporación de Reforma Agraria.
Sobre este punto, señala Huerta: “La acción emprendida por el gobierno a través de esta
ley es realmente insignificante como proceso de Reforma Agraria y tiene las características de
colonización, no se utilizan realmente sus posibilidades de transformación... El criterio predomi-
nante es el de ‘modernización del agro’ a través de un enfoque tecnocrático... al parecer solo trató
de cumplir con las exigencias de la Alianza para el Progreso...”84.
Durante este período, se incorporan al proceso de Reforma Agraria predios de propie-
dad de la Iglesia Católica, asumiendo esta institución un rol activo en la promoción de
reformas a la estructura agraria del país. El Episcopado, reunido en asamblea plenaria,
acordó “encomendar el estudio de una eventual colonización de las propiedades agrícolas que
están en propiedad y libre uso de la Jerarquía, a una comisión técnica que prepare los anteceden-
tes jurídicos, canónicos y técnicos, a fin de facilitar el acceso de los campesinos a la propiedad de
la tierra”. La Reforma de la Iglesia comienza en el año 1962, con la entrega de 4 fundos del
Arzobispado de Santiago y uno de Talca, con una superficie total de 5.545,34 hectáreas, lo
que permitió beneficiar a 193 familias. La meta impuesta por la iglesia fue de dar acceso a
la tierra a 1.500 familias y, con el objeto de garantizar el desarrollo productivo de las mis-
mas, creó INPROA (Instituto de Promoción Agraria), organismo autónomo de carácter técnico
encargado de entregar asesoría a los campesinos beneficiarios de Reforma Agraria85.
Ahora bien, aun siendo muy pocos los beneficiarios del proceso de Reforma Agraria
durante el gobierno de Alessandri, muchos de ellos ni siquiera formaban parte del mundo
del agro, como también en muchos casos se benefició a personas distintas, según evidencia
el testimonio del diputado Sr. Ricardo Valenzuela:
“Es sabido que en diversas parcelaciones realizadas por la Caja de Colonización
Agrícola, anteriormente, y por la Corporación de Reforma Agraria en el período del
Excelentísimo señor Alessandri la inmensa mayoría de estas parcelas no se entre-
garon a campesinos o a pequeños empresarios agrícolas, sino que a personas que
nada tenían que ver con la agricultura. Se entregaron a profesionales que estima-
ban que las parcelas eran para su agrado, para ir a ellas un fin de semana a pasear
al campo y tomar allí uno o dos inquilinos que las trabajaran”86.
Inmediatamente asumido el gobierno de Eduardo Frei, las nuevas autoridades levan-
tan un nuevo proyecto de Ley de Reforma Agraria, el que será enviado al Congreso en
Noviembre de 1965 y aprobado, recién, en el mes de julio del año 1967. Dicho proyecto fue
84
Huerta, 1989: 159.
85
Bengoa, 1983: 143 y 144.
86
Cámara de Diputados, sesión 90ª, 19 de mayo de 1966, pág. 8503.

79
cuestionado por todos los sectores políticos opositores al gobierno, que constituían la ma-
yoría. Esta situación de retraso en la aprobación de la ley provocó que inicialmente se
llevara adelante el programa de Reforma Agraria del nuevo gobierno con la ley 15.020, aun
cuando ello implicaba limitaciones –atendido lo restrictivo de la ley– frente a los objetivos
propuestos por el gobierno de Frei.
La aplicación de la Ley 15.020 de Reforma Agraria durante el Gobierno de Eduardo
Frei Montalva, en el período comprendido entre el 4 de noviembre de 1964 y el 27 de julio
de 1967, a nivel nacional significó la expropiación de 472 predios, por una superficie total
de 1.209.975 hectáreas, lo que representará el 34% de las tierras expropiadas en el gobier-
no democratacristiano.

1.2 La prohibición de dividir los predios y la Reforma Constitucional de 1967 (leyes


16.465 y 16.615)
La puesta en marcha del proceso de Reforma Agraria, durante el gobierno de Frei
Montalva, demandó la aprobación de dos reformas legales, que precedieron a la aproba-
ción de la Ley de Reforma Agraria en discusión desde noviembre de 1965. En primer lugar,
fue necesario elaborar un proyecto de ley que prohibiera la división de los fundos mayores
de 80 Hectáreas de Riego Básico sin la autorización de CORA, autorización que estaba
condicionada a que el 40% del predio fuera transferido a los campesinos que vivían en él.
De esta manera el gobierno pretendía evitar que los latifundistas prosiguieran con la prác-
tica de dividir las tierras entre familiares y amigos, a fin de sustraerse de la aplicación de
la Ley de Reforma Agraria87.
También fue necesaria una reforma constitucional, por lo que en diciembre de 1964 el
gobierno envió al Congreso un proyecto a fin de modificar el artículo 10 N°10 de la Consti-
tución Política de la República, que amparaba el derecho de propiedad. La modificación
pretendía autorizar el pago diferido de las tierras expropiadas por la Reforma Agraria,
modificar el régimen de propiedad de las aguas y garantizar la toma de posesión de los
predios expropiados. La reforma propuesta por la administración Frei Montalva fue apro-
bada el 20 de enero de 1967, Ley N° 16.615, la que legisló sobre dos aspectos fundamentales:
el reconocimiento de la función social de la propiedad y el deber del Estado de velar por su
conveniente distribución88.
La Ley Nº 16.615 sustituye en su integridad el Nº 10 del art. 10 de la Carta Fundamen-
tal. Los cambios sustanciales introducidos por la nueva normativa, según lo expresado por
el profesor Silva Bascuñán, pueden sintetizarse en los siguientes puntos:

87
Huerta, 1989: 188.
88
Huerta, 1989: 190.

80
1. La ley, al consagrar el régimen de propiedad, establecerá “las limitaciones y obliga-
ciones que permitan asegurar su función social y hacerla accesible a todos. La función
social de la propiedad comprende cuanto exijan los intereses generales del Estado, la
utilidad y la salubridad públicas, el mejor aprovechamiento de las fuentes y energías
productivas en el servicio de la colectividad y la elevación de las condiciones de vida del
común de los habitantes”.
2. La ley, cuando el interés de la comunidad nacional lo exija, podrá reservar al Esta-
do el dominio exclusivo de los bienes que el texto señala (inc. 2º).
3. La privación por expropiación deriva de la utilidad pública, o interés social, califi-
cada por el legislador y la ley debe determinar también las bases de la fijación de
la indemnización (inc. 3º).
4. Se precisan normas especiales sobre predios rústicos, en cuanto a la propiedad de
las aguas y en orden a la expropiación de la propiedad rústica trabajada por su
dueño o de la vivienda habitada por el propietario89.
Respecto al alcance de la expresión ‘función social’, cabe señalar que a partir de la
adopción de este concepto el Estado cuenta con una base legal de rango constitucional
para llevar adelante las reformas a las estructuras productivas del país, generadas por la
concentración de la propiedad sobre las tierras y los recursos naturales en un mínimo por-
centaje de la población.
Los detractores de estos preceptos sostuvieron que, a partir de la aprobación de esta
reforma constitucional, se terminaba con la propiedad privada, la que era reemplazada por
la propiedad pública. Asimismo, argumentaron que la normativa propiciaba un drástico
cambio social que no modificaba, en lo sustancial, las relaciones de dominación del sector
campesino, el que quedaba sometido a la explotación del Estado, ente que reemplazaba en
la gestión de los recursos a los antiguos propietarios privados90 .

1.3 Ley de Reforma Agraria Nº 16.640 de 1967


La Ley de Reforma Agraria Nº16.640 fue promulgada con fecha 28 de julio de 1967,
bajo el Gobierno de Eduardo Frei Montalva. Esta normativa enfrenta la problemática de la
reestructuración de la propiedad agrícola, incorporando la cabida de los predios como
causal para proceder a su expropiación. A partir de este cuerpo legal, todo predio agrícola
cuya superficie exceda el máximo establecido por la ley podrá ser expropiado y transferido
en el exceso a los trabajadores del mismo. Los trabajadores –inquilinos– podrán acceder a
la tierra en una primera etapa, transitoria, organizados bajo la forma de un asentamiento

89
Silva Bascuñán et al., 2003: 245-257.
90
Huerta, 1989: 190.

81
campesino y, luego, en calidad de asignatarios de las tierras que le serían transferidas en
propiedad individual.
Respecto al alcance de la Ley de Reforma Agraria Nº16.640, los artículos 3º al 10º inclu-
sive señalan las causales de expropiación, indicando que son expropiables los siguientes
predios:
– Los que tengan exceso de superficie en relación al límite considerado aceptable
para una explotación adecuada. El límite que fija la ley es de 80 hectáreas de riego
básico, lo que se determina en la forma establecida en el artículo 157;
– Los predios abandonados o mal explotados, lo que se determina aplicando los con-
ceptos establecido en el artículo 1º de la Ley;
– Los predios que hubieren resultado de la división de un predio cuya superficie
hubiere sido superior a las 80 hectáreas de riego básico, cuando la división se hubiere
efectuado con posterioridad al 27 de noviembre de 1962 y siempre que la división
no haya sido seguida de una efectiva explotación efectuada a título personal por el
adjudicatario. Esta causal tiene un período de vigencia de tres años;
– Los predios rústicos de personas jurídicas, de derecho público o privado, con la sola
excepción de las cooperativas campesinas y las sociedades de personas que tengan
por finalidad principal la explotación agrícola;
– Los predios rústicos que se encuentren dados en arrendamiento o cedidos para su
explotación por terceros;
– Los predios rústicos de que sean dueños dos o más personas en común, respecto de
los cuales no se hubiere puesto término al estado de indivisión, de acuerdo con lo
establecido en la ley;
– Los predios rústicos ubicados en la zona de aplicación de la Ley de Propiedad Aus-
tral, donde se hayan producido cuestiones legales relacionadas con el dominio o
posesión de la tierra; y
– Los predios rústicos que se encuentren comprendidos dentro de un área de riego.
Contempla la Ley, en su capítulo II, un derecho de reserva para el propietario expropia-
do que hubiere incurrido en la causal de exceso de superficie, en cuyo caso tiene derecho a
conservar en su dominio una porción de terreno que no exceda de 80 hectáreas de riego
básico, que puede ampliarse hasta 100 hectáreas de riego básico de acuerdo con el número
de hijos que trabajen con el propietario o vivan a sus expensas.
También cuenta con este derecho de ‘reserva’ en el bien expropiado, de hasta 80 hectá-
reas de riego básico, el comunero y el arrendatario que se encuentra explotando
personalmente el predio.
En contrario, el propietario a quien se le expropiare un predio por la causal de estar
mal explotado, abandonado o en arriendo, no tiene derecho a reserva.

82
Por otro lado, no se incluyen en la expropiación “los animales, las maquinarias no adhe-
ridas al suelo, las herramientas y los equipos y otros bienes muebles destinados al uso, cultivo o
beneficio del predio que puedan separarse de él sin detrimento” 91 , situación que pone en des-
ventaja al sector reformado, el que que debe hacerse cargo de un predio carente de
infraestructura. Esta circunstancia, además, encarece el proceso en su totalidad al exigir
que se haga la inversión de infraestructura y capital de nuevo.
El Capítulo III de la Ley se refiere a la toma de posesión de los predios expropiados y
determina el procedimiento que debe seguir la Corporación de Reforma Agraria para ello.
Como ya señaláramos en los párrafos precedentes, una de las principales causas de inope-
rancia de la ley 15.020 la constituyó la dilación en la toma de posesión de los bienes
expropiados. Así, la nueva normativa dispone que la Corporación de Reforma Agraria po-
drá tomar posesión material del predio una vez consignada la cuota al contado que
corresponda a la indemnización que se hubiere determinado, de acuerdo con las causales
de expropiación y una vez que haya inscrito el inmueble a su favor.
El capítulo IV trata de las indemnizaciones y determina las normas a través de las
cuales se regulará el pago de las indemnizaciones que procedan de acuerdo con las causa-
les de expropiación. La indemnización que se otorga al propietario será equivalente al
avalúo fiscal del bien expropiado, más el valor de las mejoras no incluidas en él.
En el capítulo V se contempla una norma de particular relevancia, pues determina el
saneamiento de la propiedad constituida bajo la ley de Reforma Agraria, disponiendo que
se reputarán saneados los títulos de las tierras adquiridas bajo dicha ley.
La ley promueve el acceso a la tierra del campesinado, fundamentalmente bajo la mo-
dalidad de la propiedad individual. Esto marcará una notable diferencia entre la orientación
política que tendrá la aplicación de la ley de Reforma Agraria durante el gobierno de Frei
y la aplicación de la misma ley durante el gobierno de la Unidad Popular, el que promoverá
un régimen de propiedad colectivo para los asignatarios de Reforma Agraria.
Es el Título IV de la Ley 16.640 el que fija los regímenes de propiedad, bajo el título
‘Del destino y la distribución de las tierras’, determinando las finalidades que deberán
cumplir las tierras adquiridas por la Corporación de Reforma Agraria.
Al respecto, se ordena que las asignaciones se efectúen dentro del plazo de tres años conta-
dos desde la fecha de toma de posesión material del predio expropiado, plazo que podrá
prorrogarse hasta por dos años. El propósito de estos plazos es que se constituya, con anteriori-
dad a la adjudicación definitiva, un ‘Asentamiento’, que es una sociedad colectiva civil
representada por un comité elegido por los campesinos asignatarios de la tierra y la Corpora-
ción de Reforma Agraria, quienes estarán a cargo durante este período transitorio de la explotación
agrícola del predio, fiscalizado por los técnicos de la Corporación de Reforma Agraria.

91
Huerta, 1989: 199.

83
En el informe de la Comisión de Agricultura y Colonización quedó constancia de la
conveniencia de que la tierra se entregue al campesino –de preferencia– en dominio indi-
vidual, sin perjuicio de otras formas de dominio cuando las circunstancias así lo requieran,
postura que prevaleció y se consolidó en el artículo 67 de la Ley, que dispone:
“Las tierras adquiridas por la Corporación de Reforma Agraria se constituirán en
unidades agrícolas familiares en conformidad a la letra h) del artículo 1º y serán
asignadas a campesinos en dominio individual.”
Sin embargo, cuando a juicio del Consejo de la Corporación de la Reforma Agraria no
fuere posible este tipo de asignación por razones de orden técnico, debido a la naturaleza
de la explotación, como puede suceder con los terrenos de aptitud exclusivamente forestal,
con los terrenos de pastoreo, las plantaciones frutales, los viñedos u otros terrenos que por
sus condiciones naturales no sean susceptibles de dividirse sin deterioro del suelo o de sus
posibilidades de manejo económico, las tierras podrán asignarse en dominio exclusivo a
cooperativas campesinas o de Reforma Agraria. Las tierras podrán también ser asignadas
de esta manera cuando se trate de campesinos miembros de las comunidades a que se
refiere el artículo 161 o de tierras indirectamente productivas que estén ocupadas o desti-
nadas a construcción de caminos, bodegas, silos, establos, tranques, embalses u otras obras
de riego o drenaje, de industrias o de otras instalaciones de servicios generales. Las tierras
adquiridas por la Corporación de Reforma Agraria podrán transferirse también a comune-
ros que trabajen efectivamente la tierra y que, una vez dividida la comunidad, quedaren
con muy poca tierra. Esta norma es interesante para los efectos del traspaso de tierras a
indígenas, permitiéndole aumentar la cabida de las tierras que le hubieren sido adjudica-
das luego del proceso de división de las comunidades.
En este mismo orden de ideas, también la CORA podía transferir tierras a los arrenda-
tarios de los predios expropiados y al propietario de un predio que quede inutilizado a
consecuencia de la realización de obras de riego. Cuando se trate de bosques, podían trans-
ferirse al Fisco para que integren el patrimonio forestal del Estado, transferirse a
instituciones o empresas del Estado o a otras personas jurídicas que no persigan fines de
lucro para el cumplimiento de sus objetivos propios.
Dispone al efecto el artículo 66 que: “Producida la expropiación de un predio y habiendo
la Corporación de la Reforma Agraria tomado posesión del mismo, ésta procederá a la instala-
ción de un asentamiento campesino.”
La Ley define el Asentamiento como “la etapa transitoria inicial de la organización social
y económica de los campesinos, en la cual se explotan las tierras expropiadas por la Corporación
de Reforma Agraria, durante el período que media entre la toma de posesión material hasta que
se las destina en conformidad al artículo 67 de la presente ley”.
Respecto a los objetivos que persiguen estas entidades transitorias, éstos apuntan a
capacitar al campesinado, capitalizar al sector campesino y promover su desarrollo econó-
mico, así se desprende de lo estipulado por el artículo 66, que dispone:

84
“1. Explotar eficientemente las tierras que comprenda el asentamiento, mejorando la
producción mediante la asistencia que proporciona o aporta la Corporación de Re-
forma Agraria;
2. Preparar y capacitar a los asentados para que asuman plenamente, al término del
asentamiento, las responsabilidades de propietarios y empresarios agrícolas;
3. Orientar e impulsar el desarrollo de la comunidad, promoviendo la preparación,
creación y fortalecimiento de sus cooperativas y organizaciones de base;
4. Promover la capitalización de los asentados, procurando que el mayor ingreso que
obtenga sea destinado principalmente a ese objeto;
5. Constituir la infraestructura mínima necesaria para el desarrollo de la vida fami-
liar y comunitaria de los asentados y futuros asignatarios, así como la infraestructu-
ra necesaria para la normal explotación actual y futura del predio”.
Luego, en el artículo 71, se detallan los requisitos esenciales para ser asignatarios, de
tierras: ser chileno, ser campesino, ser mayor de 18 años; poseer aptitudes para el trabajo
de campo; no ser propietarios de tierras o serlo de una superficie inferior a la de la unidad
agrícola familiar; y, ser casado o subvenir permanentemente a las necesidades de una fami-
lia como jefe de ésta.
Asimismo, se establecen causales de preferencia para la selección de asignatarios, en-
tre las cuales se consignan, en el artículo 72, las siguientes:
–Haber trabajado en forma permanente en el predio objeto de la asignación, por lo
menos tres de los últimos cuatro años anteriores a la fecha del acuerdo de expropiación o
de adquisición de dicho predio por la Corporación de Reforma Agraria92 ;
–Ser ocupante sin violencia ni clandestinidad del predio objeto de la asignación a la
fecha del acuerdo de expropiación y haberlo explotado personalmente durante cinco años
consecutivos por lo menos;
–Ser campesino asentado en el predio objeto de la asignación al momento de efectuar-
se ésta;
–Explotar personalmente terrenos de una superficie inferior a la de la unidad agrícola
familiar. Para el caso mapuche, se contempla que en las provincias donde existan comunida-
des indígenas mapuches formadas en virtud de un Título de Merced, los indígenas que integren
dichas comunidades gozarán de esta misma preferencia, siempre que hayan estado explotan-
do personalmente terrenos de la comunidad desde a lo menos el 21 de noviembre de 1965;
–Haber demostrado mayor capacidad para el trabajo del campo.

92
No regirá esta causal de preferencia a quien se le haya declarado legalmente terminado un contrato de
trabajo por alguna de las causales establecidas en el artículo 2° de la ley de N° 16.455 (Ley Laboral), con
excepción de las señaladas en los números 1°, 7°, 8°, 9°, 10 y 12. Artículo 72, letra a) Ley 16.640 de Reforma
Agraria.

85
Es el artículo 72 letra d) la única norma que en la Ley 16.640 alude a las comunidades
indígenas, pero restringe la aplicación a aquellas comunidades que ocupen efectivamente
las tierras que demandan y no aquellas cuyas tierras se encuentran usurpadas y, por lo
mismo, en manos de terceros.
Finalmente, y con el objeto de darles viabilidad productiva a los asentamientos y coo-
perativas de Reforma Agraria que promovía la ley, se hacía indispensable impulsar una
política de asistencia técnica, apoyo crediticio y capacitación del campesinado, a fin de que
estas nuevas entidades se transformen en verdaderos promotores de modernización social
y tecnológica en el agro. A esta tarea se abocaron todas las instituciones gubernamentales,
pero en particular INDAP, SAG, CORA y el Banco del Estado.
Surgieron, además, otras instituciones encargadas en particular de dar capacitación a
los sectores obreros y campesinos, como es el caso de INACAP.
La ley, además, establece modificaciones al Código de Aguas, cuyo objeto es rescatar
para el patrimonio nacional los derechos concedidos a particulares que los habían transfor-
mado en propiedad privada. El artículo 262 de la Ley de Reforma Agraria crea la Dirección
General de Aguas, dependiente del Ministerio de Obras Públicas, cuya labor es diagnosti-
car los recursos hídricos existentes y planificar su mejor aprovechamiento y beneficio. La
nueva normativa determina que las aguas son bienes nacionales de uso público, que a los
particulares solo se les concede derecho de aprovechamiento de aguas y, como consecuen-
cia de ello, se procede a expropiar los derechos concedidos con anterioridad, de acuerdo a
lo dispuesto en el artículo 122 del Código de Aguas93.

1.4 La Reforma Constitucional de 1970 y la profundización de la Reforma Agraria


Según se ha expresado en los párrafos precedentes, en el régimen de propiedad inci-
den tres Reformas Constitucionales que modifican el texto primitivo de la Constitución
Política de 1925 y que van alterando el carácter individualista que caracterizó al constitu-
yente de 1925. La ley 15.295 de 1963, aprobada durante el gobierno de Jorge Alessandri;
La ley 16.615 de 1967, aprobada durante el gobierno de Eduardo Frei; y La ley 17.450, de
10 de julio de 1971, impulsada por Salvador Allende94.
De esta manera, el Presidente de la República comenzaba a contar con una sólida base
jurídica para llevar adelante un proceso de Reforma Agraria de importancia. Cabe señalar,
en todo caso, que la normativa aprobada a fines de 1967, durante la administración Frei,
recién se aplicó a partir de 1970 y permitió al gobierno de Salvador Allende profundizar
con sustento legal la Reforma Agraria.

93
Huerta, 1989: 204.
94
Silva Bascuñán et al., 2003: 245-257.

86
Como señalaramos en los párrafos precedentes, esta reforma en particular tuvo por
objeto dotar de facultades extraordinarias y dar mayor autonomía al Presidente de la
República para generar las normas legales que permitieran darle sustento normativo a la
Reforma Agraria, a fin de agilizar y profundizar el proceso.
Las atribuciones otorgadas al Ejecutivo se expresan en los siguientes ámbitos:
(i) facultad de dictar normas regulatorias de la política tributaria, que permitirán que
la administración cuente con recursos extraordinarios para financiar el proceso de
Reforma Agraria;
(ii) facultad de generar nuevos servicios públicos y potenciar la institucionalidad y
condiciones laborales de los funcionarios públicos, con el objeto de contar con una
estructura administrativa adecuada para la eficiente implementación y gestión del
proceso;
(iii) facultad de dictar normas que regulen el régimen laboral y previsional de los tra-
bajadores del sector privado, con el objeto de profundizar los cambios sociales ne-
cesarios para consolidar la Reforma Agraria.
Disponía la reforma constitucional: “Corresponderá exclusivamente al Presidente de la
República la iniciativa para proponer suplementos a partidas o ítem de la Ley General de Presu-
puestos (...) para suprimir, reducir, o condonar impuestos o contribuciones de cualquier clase, sus
intereses o sanciones, postergar o consolidar su pago, establecer exenciones tributarias totales o
parciales; para crear nuevos servicios públicos o empleos rentados, para modificar las remunera-
ciones o demás beneficios pecuniarios del personal de los servicios de administración del Estado,
tanto central como descentralizada, para fijar los sueldos o salarios mínimos de los trabajadores
del sector privado, aumentar obligatoriamente sus remuneraciones y demás beneficios económi-
cos o alterar las bases que sirven para determinarlos; para establecer o modificar los regímenes
previsionales o de seguridad social”95.
Finalmente, en enero de 1970 se promulga la Ley Nº17.280, también durante el gobier-
no de Eduardo Frei, la que introduce modificaciones a la Ley de Reforma Agraria N°16.640
con el objeto de acelerar el proceso de Reforma Agraria y permitir la inmediata toma de
posesión de los predios; evitar la subdivisión de los mismos para sustraerse al proceso de
Reforma Agraria; ampliar el universo de potenciales beneficiarios de Reforma Agraria,
permitiendo el acceso de campesinos que no poseen el carácter de inquilinos; evitar la
descapitalización de los predios expropiados y favorecer la continuidad productiva de los
mismos, incorporando en la expropiación las herramientas, maquinarias, utensilios de la-
branzas, animales, vehículos y otros bienes que guarnecen en los predios y que sean
necesarios para su explotación agrícola; y, finalmente, fortalecer las organizaciones cam-
pesinas permitiendo su asociación en Federaciones.

95
Huerta, 1989: 277.

87
Con el objetivo de acelerar el proceso de Reforma Agraria la nueva legislación estable-
ció las siguientes medidas:
(i) permitir que se expropie un predio sobre la base del avalúo provisional que fije la
CORA, mientras el Servicio de Impuestos Internos determina su valor, autorizando
el pago posterior de la diferencia en caso que corresponda. Disponía, en todo caso,
que el avalúo a considerar para la expropiación sea el vigente al momento que se
dicta el decreto expropiatorio, de modo que el avalúo no fuera objeto de modifica-
ciones posteriores;
(ii) permitir que CORA tome posesión material de un predio, habiéndose consignado
la parte en efectivo de la indemnización y notificado la expropiación. Para estos
efectos, la Corporación podía contar con el auxilio de la fuerza pública, la que ac-
tuaba con facultades de allanamiento y descerrejamiento en caso de oposición;
(iii) permitir la toma de posesión del inmueble expropiado aun cuando esté pendiente
la cosecha, indemnizando el valor correspondiente a las plantaciones.
Para poner término a una práctica frecuente entre los latifundistas, consistente en sub-
dividir los predios para sustraerse a las normas de la Ley de Reforma Agraria, se adoptaron
medidas en relación a la cabida de los predios expropiados, modificándose el artículo 1°,
inciso primero, de la Ley de Reforma Agraria N° 16.640. La nueva ley dispuso que los pre-
dios rústicos, independiente de su superficie, que hayan sido divididos entre noviembre de
1965 y julio de 1967 y que originalmente hayan tenido más de 80 hectáreas de riego básico,
pueden ser expropiados. Se encomienda, además, al Servicio Agrícola y Ganadero la super-
visión de la división de cualquier predio de una superficie inferior a 80 hectáreas de riego
básico, con lo que se tenía un control sobre la subdivisión de la propiedad agrícola.
Como se señalara, otra modificación relevante es aquella que permite que participen
de los asentamientos los campesinos trabajadores de los predios expropiados que no habi-
ten en su interior, los denominados ‘afuerinos’. Dispone la Ley que podrán integrar el
Asentamiento “... todos los campesinos que, reuniendo los requisitos para ser asignatarios, ha-
yan trabajado en el predio expropiado a lo menos tres años hasta una fecha no anterior a ocho
meses de la expropiación, hayan o no vivido al interior del predio”96.
Esta norma revestirá particular importancia para la incorporación en calidad de asen-
tados de personas de origen mapuche, quienes en su mayoría trabajaban en los predios
expropiados como ‘afuerinos’, pues habitaban en sus comunidades, muchas veces colindan-
tes, y no al interior del predio. Cabe tener presente que la Ley 16.640 favorecía el
asentamiento de los denominados ‘inquilinos’, lo que constituía una gran restricción para
que los mapuches pudieran ser beneficiarios de la Reforma Agraria.

96
Huerta, 1989: 278.

88
Asimismo, la Ley 17.280 permite que en los predios expropiados que son traspasados a
la CORA se incluyan maquinarias, vehículos, enseres, animales y cualesquiera otros bienes
comprendidos en el inventario de dichos inmuebles. De esta manera se evita la descapita-
lización de los predios y se garantiza la continuidad productiva del predio expropiado.
Por último, y con el objetivo de fortalecer a las organizaciones campesinas, se faculta a
los asentamientos para formar Federaciones, impulsando la asociatividad de las primeras.
Durante la administración Allende, se dicta la ley 17.450, la que fue promovida para
operar la Nacionalización del Cobre. Esta normativa comienza por modificar el inc. 2º del
art. 10, profundizando el derecho de reserva sobre los recursos naturales otorgados al Esta-
do por la Ley 16.615, a través de reconocer el derecho del Estado para nacionalizar los
bienes a que él mismo se refiere, junto con modificar el régimen general de la propiedad
minera. En este mismo ámbito, la Ley consagra un régimen especial para la nacionaliza-
ción de la Gran Minería, que se instaura en los preceptos transitorios del texto (17ª)97.
La ley 17.450, agregó los siguientes incisos finales al Nº 10 del art. 10 de la Constitución:
“En el caso de que el Estado o sus organismos hayan celebrado o celebren con la
debida aprobación o autorización de la ley, contratos o convenciones de cualquiera
clase en que se comprometan a mantener a favor de particulares regímenes legales
de excepción o tratamientos administrativos especiales, éstos podrán ser modifica-
dos o extinguidos por la ley cuando lo exija el interés nacional… En casos califica-
dos, cuando se produzca como consecuencia de la aplicación del inciso anterior, un
perjuicio directo, actual y efectivo, la ley podrá disponer una indemnización a los
afectados”98.
Teniendo como base legal esta normativa, el gobierno de la Unidad Popular llevó ade-
lante el proceso de Reforma Agraria y aceleró la reestructuración de la tenencia de la
tierra en el agro.

2. El movimiento mapuche previo a la Reforma Agraria (1953-1962)

A comienzos del mes de diciembre del año 1953, en la ciudad de Temuco, tuvo lugar el
Primer Congreso Nacional Mapuche, de lo cual resultó la formación de la Asociación Nacio-
nal Indígena de Chile (ANI). En dicho Congreso participaron 63 delegados de organizaciones
mapuches de las provincias de Arauco, Concepción, Bío-Bío, Malleco, Cautín, Valdivia, Osorno,
Llanquihue y Chiloe99.

97
Silva Bascuñán et al., 2003: 245-257.
98
Silva Bascuñán et al., 2003: 245-257.
99
Affonso et al., 1970: 57.

89
La ANI, en su Declaración de Principios, fue la primera en plantear la Reforma Agraria
como demanda de una organización mapuche, a la vez que postuló que la solución de los
problemas específicos de las comunidades mapuches dependía de la solución de los proble-
mas nacionales y promovió la alianza de las comunidades mapuches con la clase trabajadora.
A fin de levantar un programa conjunto, entre otras reivindicaciones incluye la realización
de una Reforma Agraria bajo la convicción de que esta fórmula “...solucione integralmente
el problema de la tierra y entregue los medios de producción”100.
En conjunto con lo anterior, la Asociación Nacional Indígena plantea las siguientes deman-
das: devolución de las tierras usurpadas que se encontraban incorporadas a fundos y que habían
sido sustraídas del dominio indígena amparadas en Título de Merced; devolución de las tierras
que, siendo parte de su dominio ancestral, por diversas vías habían pasado a formar parte de
grandes propiedades particulares; ampliación de las tierras indígenas; entrega de títulos gra-
tuitos a los mapuches que se encontraban trabajando tierras fiscales; pago de los derechos de
ausentes que reclamaban una indemnización en compensación por la pérdida de sus derechos
a la tierra; término del proceso de división de las comunidades indígenas y su transformación
en cooperativas de producción agrícola, consumo y venta; prohibición a la enajenación de tie-
rras mapuches y anulación de las ventas efectuadas en contravención a dicha prohibición;
oposición a la llegada de colonos extranjeros mientras no se hubiera radicado a los campesinos
y mapuches sin tierra; oposición al traslado de comunidades a sectores cordilleranos (en espe-
cial de aquellas amenazadas por la construcción del Aeropuerto Maquehue, en Temuco); ayuda
del Estado para el desarrollo agrícola; reconocimiento de los antiguos Títulos de Comisario, de
Realengo, y de Merced, que se entregaron en las provincias de Osorno, Llanquihue y Chiloé.
La Asociación Nacional Indígena compartía muchas de estas demandas con otras orga-
nizaciones mapuches, como la Corporación Araucana, principalmente en lo referente al fin
de la división de las comunidades mapuches y la devolución de las tierras usurpadas. En
este contexto, la reivindicación de una Reforma Agraria era una alternativa que permitía
la recuperación de tierras ancestrales, dentro o fuera del Título de Merced101.
100
Aparte de la demanda de una Reforma Agraria, recogía demandas como la nacionalización de las rique-
zas nacionales, la libertad de organización en los campos, la derogación de la ley de Defensa de la Demo-
cracia, el fin del pacto militar con Estados Unidos, establecimiento de relaciones diplomáticas con todos
los países del mundo y la industrialización del país. En Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches
(1900 – 1970), Rolf Foester y Sonia Montecinos, Editorial CEM, Santiago, Chile, 1988, página 254.
101
La recuperación de tierras sobre el total de los espacios ocupados por las familias y lonkos de comunida-
des mapuches antes de la radicación, fue una demanda permanente desde el mismo momento en que se
entregaban los títulos de merced a las comunidades indígenas. Esta reivindicación fue planteada ya desde
las primeras décadas del 1900, cuando Manuel Aburto Panguilef, Presidente de la Federación Araucana,
en 1921, decía que la Comisión Radicadora era responsable de no medir la totalidad de tierras que perte-
necían al mapuche y se empeñaba en reducirlo territorialmente, al “....asignar por cabeza dos hectáreas
como mínimo y cinco y ocho como máximo, en circunstancia que la ley de radicación recomienda entregar
a cada individuo lo que real y efectivamente ocupa, facultando a los indígenas presentar los deslindes de
sus predios”, en El Diario Austral de Temuco, 19 de julio de 1921.

90
La reivindicación de estas organizaciones introducía una novedad a la tradicional de-
manda mapuche, de momento en que exigía ampliar las tierras mapuches mediante la
transferencia de tierras fiscales disponibles y la recuperación de terrenos en manos de
particulares. De esta forma se introduce un criterio redistributivo a la demanda de tierra,
que será la base de la futura Reforma Agraria.
En 1959, a mediados de octubre, se llevó a efecto el Segundo Congreso promovido por
la Asociación General Mapuche, con asiento en Temuco, en el cual fue enfatizada una vez
más la demanda de restitución de las tierras usurpadas por los latifundistas102.
En el año 1961 surge la Federación Nacional Campesina e Indígena. A comienzos de
dicho año la Federación de Trabajadores Agrícolas, la Asociación de Agricultores, la Aso-
ciación Nacional de Indígenas y el Frente de Trabajadores de la Tierra, formaron el
Movimiento Nacional Campesino, cuyo objeto era preparar un Congreso Nacional Cam-
pesino, a fin de constituir una organización unitaria que agrupara a todas las
organizaciones participantes. Dicho Congreso se realizó los días 28, 29 y 30 de mayo de
1961 en Santiago. En el Congreso participaron 920 delegados, representando más o me-
nos 400 organizaciones: sindicatos, comités asalariados agrícolas, comunidades de
campesinos y mapuches, cooperativas de pequeños agricultores, asociaciones de peque-
ños y medianos campesinos, comités de ocupantes de tierras fiscales, comités de
aspirantes a colonos, además de las organizaciones que conformaban el Movimiento
Nacional Campesino y la Unión de Indios Independientes, que agrupaba a los indígenas
huilliches de Valdivia, Osorno, Llanquihue y Chiloé, los cuales tenían su propia organiza-
ción. En lo que respecta a la constitución de una organización unitaria, tras un largo
debate se llegó al acuerdo de crear la Federación Nacional de Campesinos e Indígenas
de Chile, organización única de los trabajadores del campo, adherida a la Central Única
de Trabajadores de Chile, la que reemplazó a las organizaciones que le dieron origen.
Entre las reivindicaciones planteadas en el Congreso fue demandada como en ocasiones
anteriores la restitución de tierras usurpadas a los mapuches103.
Los lineamientos de la Federación Nacional Campesina e Indígena quedaron consigna-
dos en un documento básico, conforme al cual se establece como principio rector la lucha
por una organización de campesinos e indígenas que ayude a producir los cambios políticos
necesarios para la realización de una verdadera reforma agraria y se estableció un orden
de prelación para la asignación de las tierras expropiadas, a saber: inquilinos y obreros
propietarios que carezcan de tierra suficiente; y a las comunidades indígenas a quienes
deberían devolvérseles las tierras que se les hubieran usurpado104.

102
Affonso et al., 1970: 62.
103
Affonso et al., 1970: 129, 133 y 134.
104
Affonso et al., 1970: 145 y 146.

91
El tema de la Reforma Agraria en sí, aparece tímidamente como reivindicación mapu-
che. La necesidad de promover el proceso de Reforma Agraria más bien se discute entre
las organizaciones campesinas y sindicales, durante la década de 1950 y principios de
1960, y no explicita la necesidad de que a través de la Reforma Agraria se amplíen y
recuperen las tierras usurpadas a mapuches. Esto se debía a que la Reforma Agraria apa-
recía como demanda nacional y, en cambio, el problema de la usurpación de tierras mapuches
estaba radicado a nivel local, en los Juzgados de Indios y encapsulado en leyes indígenas
dictadas para regular la constitución y división de la propiedad mapuche. Por tanto, el
conflicto de tierras, producto de usurpaciones, transcurría por un sendero distinto a la
demanda nacional –a través de la vía judicial– y no se conocían movilizaciones masivas de
mapuches en la zona de Malleco y Cautín. Solo en la Cordillera de la Costa de Osorno
tenían lugar conflictos por ocupación de fundos particulares, en los cuales se sobreponían
inscripciones fiscales, desarrollándose enfrentamientos por la explotación del alerce, es-
pecíficamente entre la Comunidad huilliche La Catrihuala y La Hacienda Cameros. Los
demás conflictos se encontraban en los Juzgados de Indios de La Unión, Nueva Imperial,
Pitrufquén, Temuco y Victoria o en trámites ante el Ministerio de Tierras y Colonización,
cuyo objeto era obtener radicaciones o títulos gratuitos de dominio.
No obstante, se advierte una emergente conciencia social al interior del movimiento
mapuche, fenómeno que –según lo señala Berdichewsky– se expresa en una mayor concien-
cia étnica y en una creciente conciencia de clase, que abre caminos conjuntos a las
organizaciones mapuches con otras organizaciones campesinas, lo que se evidencia en la
participación de ambos actores políticos en la Federación Nacional Campesina e Indígena105.
A principios de la década de 1960, la Asociación Nacional Indígena, como parte de la
Federación Nacional Campesina e Indígena, organizó el primer movimiento de recupera-
ciones de tierras pre Reforma Agraria, en las provincias de Arauco y Malleco106. Este método
reivindicativo relevaba el problema de las tierras mapuches y permitió que otros actores
políticos se pronunciaran a favor de la solución del conflicto.
La estrategia de movilización constituía una forma de presión al gobierno de Jorge
Alessandri, que no demostraba voluntad política para restituir tierras a comunidades ma-
puches, y a la vez significaba presionar para que se dictara una ley de Reforma Agraria que
hiciera posible la expropiación y restitución de tierras indígenas, asunto que no había sido
posible por la vía del reclamo ante los Juzgados de Indios.
En este contexto, a fines del año 1961, en la Provincia de Malleco, y a principios de
1962, en la Provincia de Arauco, se desarrollaron los sucesos de Los Lolocos e Isla Ranquil-
co, respectivamente.

105
Berdichewsky, Bernardo. “Agrarian Reform in Chile and Its Impact on Araucarian Indian Communities”,
Antropology and Social Change in Rural Areas, New York, 1979, página 449.
106
Affonso et al., 1970: 148.

92
En la comunidad de Los Lolocos, emplazada en la comuna de Ercilla, las familias ma-
puches reivindicaban tierras usurpadas que se encontraban dentro del fundo Chiguaihue.
El primer incidente se produjo cuando el propietario del predio, Ignacio Silva Correa,
procedió en 1960 a construir una vivienda en las tierras en conflicto, lo que provocó la
respuesta de los mapuches, quienes ingresaron al predio y desarmaron la construcción. La
acción le costó la libertad al lonko “...Juan Millacheo y a otros tres mapuches a quienes –el
Juez de Collipulli– acusó cínicamente de usurpación de tierras, robo y hurto”107, permanecien-
do dieciséis meses en prisión.
En el mes de octubre de 1961 se inició el movimiento de recuperación de tierras mapu-
ches que se encontraban usurpadas por el fundo Chiguaihue, exigiendo las comunidades
mapuches vecinas se les restituyeran sus terrenos. Los antecedentes de estos hechos, con-
signados en el Diario el Siglo, señalan que el particular Silva Correa:
“...se adueñó de 175 hectáreas de las tierras indígenas, precisamente el sector de
montaña, desde donde sacaban leña y producían carbón. Junto a ello, los mapuches
denuncian que en la parte usurpada, que se suma a las 4.000 hectáreas del fundo
Chihuaihue, se encuentra el cementerio de la comunidad, prueba irrefutable de la
pertenencia indígena de dichas tierras. En vista de todo ello, los mapuches de Los
Lolocos resolvieron formar un comité de defensa de sus tierras y, con las demás
reducciones que circundan al terrateniente Silva, constituir un solo Comando de
todos los indígenas del sector”108.
La demanda se fundaba en que las tierras constituían propiedad mapuche, ya que for-
maban parte de la hijuela Nº 376, de dominio del antiguo lonko Manuel Levia, a quien le
fue asignada en el año 1888109.
La ocupación de las tierras fue resistida por el propietario, resultando herido uno de
los mapuches, el que murió posteriormente a los sucesos, como lo consigna la prensa de la
época: “...en dichos hechos fue baleado, por parte de Silva Correa, quien estuvo 4 días detenido,
un mapuche de apellido Collío, el que falleció en el mes de octubre de 1961”110.
Un mes después, el 26 de noviembre de 1961, los comuneros mapuches de Los Lolocos
volvieron a recuperar momentáneamente las tierras en conflicto, pero al día siguiente las
autoridades procedieron a enviar fuerzas policiales y un funcionario judicial, quien en sus
manos llevaba una orden de desalojo para los mapuches. Se produjeron escaramuzas entre
los mapuches y la policía, resultando varios heridos. Ante la imposibilidad de continuar
con el desalojo y lo masivo de la ocupación mapuche, las fuerzas policiales se retiraron y al
día siguiente llegaron numerosas familias de comunidades vecinas en apoyo de las familias

107
Revista Punto Final, 18 de junio de 1968, páginas 16 y 17.
108
Diario El Siglo, 12 de octubre de 1961, página 4.
109
Diario El Siglo, 29 de noviembre de 1961, página 8.
110
Diario El Siglo, 25 de octubre de 1961, página 1.

93
de Los Lolocos. Si bien la orden de desalojo fue revocada una semana después, el conflicto
y la restitución de tierras indígenas no tuvieron solución durante esos años.
En la provincia de Arauco, a inicios de 1962, la movilización mapuche por la recuperación
de tierras se inicia en el sector de Panoche, con un intento que tuvo lugar en el mes de enero,
momento en que numerosas familias –250 señala la prensa– proceden a recuperar por la vía
directa un total de 230 hectáreas, y aunque el desalojo policial ordenado por la autoridad es
resistido, aquí tampoco el conflicto tuvo solución para las pretensiones de los mapuches.
Por su parte, en la zona de Cañete, Lebu y Los Alamos los mapuches inician una movi-
lización que provocará un hecho político que obliga a la intervención de parlamentarios
para buscar una solución a la demanda de tierras de las comunidades.
En efecto, en el año 1962 las comunidades mapuches de Rucaraqui, Pitracuicui, Trauco
y Pangue resuelven la recuperación de las tierras de la Isla Ranquilco o Pangal, que se
encontraban dentro del fundo Colhue de propiedad de Carlos Larroulet y que venían sien-
do reivindicadas largamente ante el Juzgado de Indios de Victoria. Esta movilización tuvo
repercusión en la prensa debido a su masividad, a la solidaridad política y a la larga perma-
nencia de los mapuches en el predio, todo lo que creó un ambiente de tensión en la zona:
“Quince tensos días ha vivido la zona de Arauco. El problema se remonta al 24 de
enero y surgió cuando un grupo de 50 familias de las Reducciones indígenas de
Rucaraqui, Ranquilco, Pitracuicui, Trauco y Pangue resolvieron iniciar la ocupa-
ción de los terrenos de la llamada Isla Ranquilco o Pangal, ubicada en el fundo
Colhue, de propiedad de Carlos Larroulet. Gumercindo Quilidao, dirigente de las
comunidades, explicó: ‘Estas tierras son nuestras. Pertenecieron a nuestros antepa-
sados, ellos jamás las vendieron a nadie. Por eso las recuperamos. Ahora, solo muer-
tos nos sacarán de aquí. Nosotros vinimos a la ‘isla’ porque no teníamos donde criar
el ganado ni donde sembrar el trigo. Y como las tierras son nuestras y aquí las
ocupaba antes un usurpador, resolvimos recuperarlas’ ”111.
El propietario Larroulet, en contrario, alega que la propiedad le pertenece y que sus
títulos de propiedad se encuentran ajustados a la legislación vigente:
“Tengo mis títulos saneados. El origen de mi dominio sobre ellos es muy claro. Las
pruebas son documentales y están en poder del Juzgado de Indios de Victoria. Le-
gal y moralmente nadie las puede discutir, dijo a los periodistas. Mientras se trami-
ta el pleito, el Tribunal dio orden a los mapuches que autorizaran a Larroulet para
que sus animales pastorearan en Pangal. Los indios se niegan. Carabineros ha trata-
do de hacer cumplir la orden judicial y, a causa de ello, casi se ha producido más de
algún hecho de sangre”112.

111
“El Explosivo caso de la Isla Ranquilco”, Emilio Filippi, Revista Ercilla, 14 de marzo de 1962, página 2.
112
“El Explosivo caso...”, página 2.

94
Estos sucesos obligan a algunos parlamentarios a buscar una solución que permita la
transferencia de las tierras a los mapuches y, con ello, resolver el conflicto, proponiendo un
proyecto de ley especial con el preciso objeto de autorizar la expropiación de las tierras en
cuestión:
“Los diputados Alberto Jerez y José Musalem, del PDC; Jacobo Schaulson, radical;
Fermín Fierro, socialista; Santos Medel y Orlando Millas, comunistas, presentaron
un proyecto de ley para expropiar la Isla Ranquilco y entregarla en forma gratuita
a los jefes de las 50 familias que en la actualidad la ocupan”113.
En definitiva, la solución del conflicto de tierras entre mapuches y particulares en Arauco
se resolvió recurriendo a la aprobación de un proyecto de expropiación de las tierras, el
que se promulga con anterioridad a la aprobación de la ley de Reforma Agraria, cuyo texto
aún se discutía en el Parlamento.

3. La Ley de Reforma Agraria N°15.020, de 1962,


y su aplicación en la Araucanía

La primera Ley de Reforma Agraria, signada con el N° 15.020, que crea la Corporación
de Reforma Agraria (CORA) se dictó el día 27 de noviembre de 1962, bajo el gobierno de
Jorge Alessandri, y su vigencia se mantiene hasta el 28 de julio de 1967, momento en que
entra en vigencia la Ley de Reforma Agraria N° 16.640, ya en el gobierno de Eduardo Frei.
En forma casi paralela a la dictación de la Ley N°15.020, se produce la primera moviliza-
ción mapuche en la Araucanía en demanda de tierras bajo el imperio de dicha ley, cuando
sesenta familias mapuches procedieron a recuperar 100 hectáreas reivindicadas a la Hacien-
da El Manzano, ubicada cerca de la ciudad de Victoria. Si bien la acción no logró su objetivo,
recuperar los terrenos, y los ocupantes fueron desalojados por carabineros, quedando varios
heridos y contusos en la refriega, y algunos mapuches detenidos y acusados ante los Tribuna-
les, constituía una voz de alerta. Los sucesos señalados se sumaban a lo ocurrido en Los
Lolocos, comuna de Ercilla, a fines de 1961, e Isla Ranquilco, Arauco, a principios de 1962.
Sin embargo, los conflictos de tierras mapuches no tendrán una correspondencia en el
texto de la Ley de Reforma Agraria N° 15.020, ya que su objetivo fundamental es ‘promo-
ver la modernización del agro y aumentar la productividad del suelo’, sin considerar como
finalidad ‘modificar la estructura agraria del país’ y menos, en este espíritu, resolver los
conflictos y demandas de tierras mapuches, prescindiendo en su articulado de brindar so-
luciones específicas a la problemática de las tierras indígenas, para lo que el gobierno
promovía la promulgación de otras leyes especiales, como la ley N° 14.511, de 1962.
113
“El Explosivo caso ...”, página 2.

95
A las acciones emprendidas por los mapuches en la Hacienda El Manzano, en la comu-
na de Victoria, se suman otras dos movilizaciones realizadas en Arauco y Malleco durante
esos años.
En mayo de 1963, mapuches de comunidades cercanas a Cañete proceden a ocupar la
Hacienda El Potrero, en demanda de tierras usurpadas. El violento desalojo –a cargo de 35
carabineros– provoca la muerte a bala de María Huenulao y quedan otros tres mapuches
heridos de la misma familia.
En Malleco, en diciembre de 1963, ciento cincuenta mapuches de la comunidad de
Huitranlebu, cercana a Los Sauces, recuperaron 500 hectáreas que se consideraban usurpa-
das y en poder de la familia Smitmans. La acción de 140 carabineros –convocados para
poner término a la ocupación– dio como resultado múltiples heridos y 30 detenidos.
A pesar de las movilizaciones, el gobierno no aplicó la Ley de Reforma Agraria
N° 15.020 para resolver las demandas de tierras, y no lo hizo tanto por falta de voluntad
política como por las limitaciones normativas de este cuerpo legal. En la práctica, si la Ley
de Reforma Agraria no se usó para resolver la demanda mapuche, menos lo fue para trans-
formar la propiedad y tenencia de las tierras, manteniendo los particulares prácticamente
todas las tierras de su dominio, que configuraban el latifundio en la Araucanía.
La aplicación de la Ley de Reforma Agraria N° 15.020, bajo el gobierno de Alessandri y
en favor de comunidades mapuches en la Araucanía, solo se utilizó para recibir el predio
denominado ‘Dax, La Mañana y Buenos Aires’, ubicado en la comuna de Freire, de propiedad
de la Corporación de Fomento (CORFO), entidad fiscal que transfirió a la Corporación de
Reforma Agraria sus 2.399,8 hectáreas. Este predio fue expropiado el 31 de octubre de 1962
y, años más tarde, en él se constituyó el asentamiento Rayen Lafquen, integrado por familias
mapuches trasladadas desde la costa y que fueron afectadas por el terremoto del 22 de mayo
de 1960. Es necesario señalar que en este caso se solicitaron terrenos de otra institución
fiscal para resolver problemas de familias damnificadas por el mismo terremoto de Carahue
y Puerto Saavedra, las que –en definitiva– no accedieron a la propiedad de la tierra114.

114
La expropiación de los predios “Dax, La Mañana y Buenos Aires” no se tradujo en la adquisición del
dominio por parte de los asentados. La indefinición respecto de la propiedad se mantiene hasta 1969,
fecha en que surge un grave conflicto entre los asentados y la CORA, respecto a la forma de constitución
de la propiedad, individual o colectiva, y la negativa de CORA a entregar parcelas individuales como lo
exigieron los asentados. En efecto, el asentado Juan Caniuqueo Millaleo denunciaba que “...el 25 de julio
de 1968 un total de 14 asentados de ‘Rayen Lafquen’ fueron notificados para desalojar el asentamiento, el
plazo venció el 9 de agosto del año pasado por ‘haber sido mal calificados por la Corporación de la Refor-
ma Agraria’. La referida mala calificación se debió, según Juan Caniuqueo, al hecho de que los 14 asenta-
dos notificados de desalojo no aceptan el predicamento de la Corporación en orden a que debían seguir
trabajando indefinidamente en comunidad, ya que por el contrario ellos pedían que se cumpliera con la
promesa que se les había hecho cuando fueron llevados a ‘Rayen Lafquen’ de darles una parcela con título
individual”. En El Diario Austral de Temuco, Febrero de 1969.

96
Lo expuesto demuestra que durante el gobierno de don Jorge Alessandri las demandas
territoriales mapuches quedaron prácticamente en su totalidad sin solución, producto de
las insuficiencias de la Ley de Reforma Agraria N° 15.020 y la ausencia de voluntad políti-
ca del gobierno, el que mantuvo inalterada la situación de todos los latifundios, incluidos
aquellos sobre los que pesaban reivindicaciones mapuches de larga data como consecuen-
cia de actos de usurpación de tierras.
Sobre el punto, Affonso señala: “La ley 15.020, a través de la cual el gobierno de don Jorge
Alessandri se propuso realizar la Reforma Agraria, fue siempre duramente criticada por la Federa-
ción Nacional Campesina e Indígena, definiéndola incluso como un negocio que solo beneficia a los
patrones”115. Al respecto, opiniones vertidas por dirigentes de la época, en el periódico Unidad
Campesina, órgano de prensa de la Federación Nacional Campesina e Indígena, argumentan
que “los latifundistas, furiosos enemigos de la reforma agraria, tratan hoy de arrebatar esta bandera
al campesinado. Pero esta reforma de que hablan los feudales es solo para beneficiar a los mismos
terratenientes con los fundos de las Cajas de Previsión, sin liquidar el latifundio”116.
Ahora bien, la Ley Nº15.020 de Reforma Agraria también se aplicó durante el Gobierno
de Eduardo Frei, en el período comprendido entre el 4 de noviembre de 1964 y el 28 de
julio de 1967, momento en que entra en vigencia la Ley de Reforma Agraria N° 16.640.
En efecto, durante el gobierno de Eduardo Frei y bajo la vigencia de la Ley Nº15.020 se
expropiaron en la Araucanía un total de 50 predios, por una superficie de 34.012,8 hectá-
reas, en ocho de las veintiséis comunas que formaban las provincias de Malleco y Cautín.
Las comunas donde se realizaron las expropiaciones fueron Curacautín, 4 predios; Carahue,
4 predios; Cunco, 9 predios; Freire, 6 predios; Lautaro, 9 predios; Nueva Imperial, 6 predios;
Toltén, 1 predio y Vilcún, 11 predios.
El ritmo de expropiaciones impuesto por la administración democratacristiana fue, en
un principio, lento, comenzando en 1965 con tres predios. Pero ya al año siguiente se incre-
mentó considerablemente, expropiándose en 1966 un total de 39 predios, para bajar en
1967 a 8 predios, baja explicada –probablemente– a consecuencia de que se esperaba la
promulgación de la nueva Ley de Reforma Agraria, en discusión en el Parlamento.
El movimiento mapuche durante estos años –1964 a 1967– no tuvo una expresión reivin-
dicativa importante para presionar por la expropiación y recuperación de tierras. En Malleco
y Cautín no se produjeron movilizaciones durante los primeros años del gobierno democra-
tacristiano, de allí que los resultados alcanzados se relacionaban más bien con la acción
administrativa del Estado y la voluntad política de realizar una Reforma Agraria de baja
intensidad, debido a las restricciones que presentaba la Ley 15.020, utilizándose predios
de instituciones del Estado y aquellos ofrecidos por particulares para resolver problemas
sociales y proceder al asentamiento de población mapuche sin tierra.

115
Affonso et al., 1970: 147.
116
Periódico Unidad Campesina, Año I, No 1, pág. 3. En Affonso et al., 1970: 147.

97
Con estas expropiaciones se benefició a familias mapuches en cuatro comunas –Ca-
rahue, Cunco, Freire y Nueva Imperial– entregándoseles 18 predios, por una superficie de
9.913,5 hectáreas, que representaban el 29,1% de la tierra expropiada durante este perío-
do de vigencia de la ley 15.020.
Los predios expropiados provenían de transferencias realizadas a CORA por CORFO,
de la compra de tierras a 10 propietarios y a una empresa, predios que se transformaron en
cooperativas campesinas con presencia mapuche y en un asentamiento. Nos referimos a las
Cooperativas Campesinas Cuyinco y Miraflor de Pancul en Carahue, Las Hortensias de
Cunco, La Esperanza de Freire y Las Violetas de Nueva Imperial, y el Asentamiento El
Toqui, de la misma comuna.
La transferencia de tierras a mapuches se hizo por la vía de la asignación como asenta-
dos, no como comunidades. Es decir, la política democratacristiana de restitución de tierras
mapuches, a través de la aplicación de la Ley N° 15.020 de 1962, no fue el resultado de una
política sistemática y específica tendiente a resolver el conflicto de tierras mapuches. Ini-
cialmente dicho cuerpo normativo se utilizó para mitigar la pérdida de tierras a mapuches
damnificados por el maremoto de 1960, como el caso de la Cooperativa Las Hortensias,
donde fueron asentadas familias mapuches de la zona costera, y no para generar una polí-
tica de restitución de tierras usurpadas o de ampliación de las mismas117.
La política de restitución de tierras usurpadas se puso en práctica a partir de 1969,
cuando se restituye a las comunidades mapuches Taife y Loloruca 80 hectáreas usurpadas
por el fundo Pancul, de propiedad de José Andueza, en la comuna de Carahue, predio que
tras su expropiación en 1966 pasó a formar parte de la Cooperativa Miraflor de Pancul. Las
comunidades mapuches Taife y Loloruca habían litigado en el Juzgado de Indios de Nueva
Imperial durante años –causa rol número 294– las 80 hectáreas ocupadas por el particular
José Andueza, situación sobre la cual la prensa de la época informa: “La Corporación de
Reforma Agraria expropió poco después dichos terrenos, pero tampoco se interesó por quedárse-
los, de modo que fue devuelto a los mapuches”118.
A continuación exponemos un cuadro de las expropiaciones efectuadas durante el Go-
bierno de Eduardo Frei M., a favor de mapuches, aplicando los preceptos de la Ley N°
15.020:

117
Berdichewsky, 1979: 448.
118
El Diario Austral de Temuco, enero de 1969.

98
Cuadro N° 13
Expropiaciones Ley 15.020 a favor de mapuches Gobierno de Eduardo Frei

Comuna Predio Expropiación Asentamiento Hás.

Carahue Cuyinco Larroulet 14-Dic-65 Coop. Cuyinco 616


Carahue Cuyinco Olea 14-Dic-65 Coop. Cuyinco 418,2
Carahue Pancul 14-Abr-66 Coop Miraflor de Pancul 1.438,1
Cunco Las Hortensias 01-Ene-65 Coop. Las Hortensias 1.423
Cunco Sta. Ema 23-Nov-66 Coop. Las Hortensias 144,8
Cunco Sta. Rosa 23-Nov-66 Coop. Las Hortensias 122,4
Cunco Las Lagunas 23-Nov-66 Coop. Las Hortensias 182,3
Freire El Carmen de Colico 17-Feb-66 Coop. La Esperanza 2.192,3
Freire El Ajial (Hij. 240) 17-Feb-66 s/i 385,4
Freire El Ajial (Hij. 241) 17-Feb-66 s/i 403,7
Freire Sta. Amalia 29-Sep-66 Coop. La Esperanza 506
Freire Sta. Amalia del Lago 29-Sep-66 Coop. La Esperanza 257,1
N. Imperial Bellavista (Hij. N°1) 28-Jul-66 Coop. Las Violetas 382
N. Imperial Bellavista (Hij. N°2) 28-Jul-66 Coop. Las Violetas 711,9
N. Imperial Ranquilco (Hij. N°1)
Mitad Poniente 07-Dic-66 El Toqui 146
N. Imperial Ranquilco (Hij. N°1)
Mitad Oriente 07-Dic-66 El Toqui 261,8
N. Imperial Ranquilco (Hij. Nº 2) 07-Dic-66 El Toqui 203,5
N. Imperial Ranquilco (Hij. Nº3) 07-Dic-66 El Toqui 119
Total: 18 predios 9.913,5
FUENTE: Archivo Departamento de Tenencia de la Tierra, Servicio Agrícola y Ganadero (SAG),
Carpetas CORA, Expedientes de Expropiación.

Lo expuesto constata que la Reforma Agraria en el territorio mapuche, durante el pri-


mer período del gobierno de Frei, es el resultado de una acción limitada por las propias
carencias de la Ley N° 15.020, y sin que se registre una efectiva participación de las comu-
nidades y organizaciones mapuches.
Esta falta de participación mapuche se presenta –en 1966– en un estudio sobre la per-
cepción mapuche del proceso de Reforma Agraria, en el que se señala que el conocimiento
y expectativas de las comunidades mapuches sobre la Reforma Agraria eran escasos, a
pesar de la difusión y de la acción de los promotores de INDAP en terreno. Así lo indicaba

99
el estudio en referencia, el cual daba cuenta de ello del modo siguiente: “... la Reforma
Agraria aún no es conocida ni constituye una clara aspiración para el mapuche”119.
La percepción compartida era que la Reforma Agraria no se estaba realizando. Dicho
estudio, llevado a cabo por el Instituto de Capacitación e Investigación en Reforma Agraria
(ICIRA), presenta una encuesta realizada a 55 mapuches en el año 1966, en la que se con-
cluye que la imagen mayoritaria sobre la Reforma Agraria era que ésta servía para adquirir
tierras gratis (45,4%), otro porcentaje importante asociaba la Reforma Agraria como re-
vancha (20,1%), casi un tercio desconocía sus contenidos (29,1%), y, finalmente, solo el
5,4% restante sabía en qué consistía. Como quedaba establecido en la encuesta, hay una
imagen mayoritaria asociada a expandir el dominio y recuperar tierras usurpadas y veía en
la Reforma Agraria un mecanismo útil al efecto.
En la misma encuesta, un alto porcentaje de mapuches tenía aspiraciones de obtener
tierras a través de la Reforma Agraria (45,5%), pero, sin embargo, los niveles de indiferen-
cia y de desconfianza eran elevados (30,9% y 23,7%, respectivamente). La indiferencia se
asociaba al desconocimiento y, por tanto, a una falta de participación, en tanto que la des-
confianza estaba vinculada a la histórica relación con el Estado chileno, marcada por la
vulneración de los derechos de los pueblos indígenas120 .
En lo que respecta a la Corporación de Reforma Agraria (CORA), la encuesta demues-
tra que esta era una institución desconocida para la mayoría de los mapuches, a diferencia
del Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP), que tenía mayor presencia
entre ellos121. Correspondía al INDAP la promoción de los Comités de Pequeños Agriculto-
res, organizaciones a través de las cuales se canalizaba la asistencia técnica y el apoyo
crediticio. Caracterizaba a esta promoción la relación horizontal entre los funcionarios de
INDAP y los campesinos y pescadores, de lo que da cuenta Affonso en 1970:
“... la labor de promoción se basa en la relación que los funcionarios de INDAP
mantienen con los campesinos y pescadores para que estos últimos asuman, en
forma consciente y libre, la decisión de participar en el proceso de su liberación de
las trabas que le impiden actualizar sus potencialidades de hombre”122.
No contamos con encuestas de la percepción mapuche acerca del proceso de Reforma
Agraria, que se hubieran aplicado en los años posteriores. Sin embargo, a partir de 1967,
los mapuches comienzan un proceso creciente de ocupaciones de fundos históricamente

119
La Cuestión Mapuche, Alejandro Saavedra. ICIRA, Santiago, Chile, 1971, página 176.
120
Saavedra, 1971: 177.
121
El Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) es creado por la Ley 15.020 de 1962, y entre sus funcio-
nes se encuentran: otorgar asistencia técnica gratuita y ayuda crediticia a los pequeños y medianos agri-
cultores, incluyendo a los que exploten minifundios y a los indígenas, y a las respectivas cooperativas,
como también fomentar las actividades de artesanía y pequeña industria en zonas rurales, especialmente
relacionadas con las complementarias de la agricultura (artículo 12 letra a, Ley 15.020).
122
Affonso et al., 1970: 251.

100
demandados por las comunidades, recuperando ‘de hecho’ las tierras usurpadas dentro de
los Títulos de Merced, reeditando lo ya realizado por algunas comunidades mapuches du-
rante los años 1961 y 1962 en las provincias de Arauco y Malleco. Bajo esta modalidad los
mapuches presionan por la expropiación de las tierras y su trasferencia a las comunidades
demandantes, aplicando las normas de la Ley de Reforma Agraria 16.640, la que se promul-
ga el 28 de julio de 1967.

4. El Estado y el ‘problema’ mapuche

Los sucesos relatados, en el acápite precedente, dan cuenta de la incapacidad institucio-


nal del Estado para hacer frente a la demanda mapuche y del desconocimiento de la situación
socioeconómica e histórica de estas comunidades, las que comenzarán a emerger en la esce-
na política con demandas de tierras y de Reforma Agraria, pero para las cuales los instrumentos
jurídicos son insuficientes ya que no permiten resolver sus reivindicaciones, situación que se
categoriza, a fines de la década del 60, y es conocido como el ‘problema mapuche’.
El denominado ‘problema mapuche’ surge como una categoría utilizada por el Estado,
los cientistas sociales y la sociedad chilena en general, para referirse a una realidad que les
es desconocida, con una historia propia, y que presenta demandas que no pueden ser re-
sueltas en el marco de las leyes que se están discutiendo para transformar las estructuras
económicas y agrarias del país. En este contexto, el ‘problema mapuche’ tiene también
dimensiones económicas y sociales, las que están referidas a la constatación de la existen-
cia de un extendido minifundio, compuesto por miles de pequeños propietarios mapuches,
que se encuentran en situación de pobreza y de marginación respecto de los beneficios y
políticas del Estado.
La realidad mapuche en los albores del proceso de Reforma Agraria se constata en el
estudio realizado por el Comité Interamericano de Desarrollo Agrícola (CIDA), a petición del
gobierno de Chile, como parte de los compromisos adquiridos en la Carta de Punta del Este123.
Dicho estudio, titulado Chile: Tenencia de la Tierra y Desarrollo Socioeconómico del Sector
Agrícola y publicado en el año 1966, efectuó un acucioso diagnóstico de la estructura del

123
“La Carta de Punta del Este recomendó que la OEA, en colaboración con los demás organismos interna-
cionales interesados en la agricultura latinoamericana, preparase un informe de carácter general relativo
a la Reforma Agraria y al desarrollo agrícola y aportase conclusiones con respecto a los métodos que
considerasen como los más indicados para lograr un aumento de la productividad agrícola y para asegurar
que los beneficios derivados de este aumento se pongan a disposición de quienes trabajan la tierra. El
Comité Interamericano de Desarrollo Agrícola, CIDA, emprendió este estudio, entre otros motivos, como
respuesta parcial a dicho mandato”. En Prefacio del Estudio Chile: Tenencia de la tierra y desarrollo
socioeconómico del sector agrícola, CIDA, 1966.

101
agro chileno, en su dimensión económica y social, con el fin de concluir en recomendacio-
nes para el desarrollo de una Reforma Agraria en Chile. Para ello, el estudio presentó una
descripción del agro por regiones, destinando un capítulo especial, denominado ‘La Fron-
tera’, al análisis de las comunidades mapuches y a la proposición de alternativas para el
desarrollo de la Reforma Agraria en este sector.
El informe CIDA comienza señalando que la “propiedad indígena [...] es uno de los siste-
mas de tenencia más importantes de la Frontera”, para luego señalar la inexistencia de
estudios y el desconocimiento respecto al régimen de tenencia y propiedad de las comuni-
dades mapuches124 .
Para acercarse a la desconocida realidad mapuche, el CIDA realizó estudios de casos
en siete comunidades mapuches, en las comunas de Temuco, Puerto Saavedra, Cunco y
Villarrica, concluyendo que “estas reducciones mapuches representan indudablemente for-
mas y sistemas de tenencias diferentes, en gran parte, porque la propiedad y status legal de los
indígenas como productores se origina en una legislación dictada a fines del siglo pasado”125.
El diagnóstico del CIDA, para la región de la Araucanía, da cuenta de la existencia de
una estructura agraria de tenencia de tierras basada en la concentración de la propiedad
latifundista y en una extendida pequeña propiedad mapuche, conformada por Títulos de
Merced, divisos e indivisos, estructura agraria que representa el sistema latifundio-mini-
fundio en la región126.
En relación a la concentración de la propiedad en La Frontera y la presencia del lati-
fundio en el régimen de tenencia de la tierra, en el Informe CIDA se lee:
“Nuevamente se encuentra en esta zona que el obstáculo a la solución racional de
los problemas del área es la concentración de la tierra en un grupo relativamente
pequeño de terratenientes”127.
Luego, el diagnóstico de las comunidades mapuches realizado por el CIDA –para el
desarrollo y aplicación de la Reforma Agraria– establece alternativas, conclusiones y líneas
de acción, las que se relacionan con un tímido enunciado sobre la ampliación de tierras de
las comunidades, la necesidad de mejorar la producción, la entrega de créditos y asegurar
124
El único estudio sobre tenencia de tierras y uso económico en comunidades mapuches disponible hasta
ese momento era el de Faron (1961), quien había efectuado una muestra de 15 comunidades mapuches en
cuatro comunas: en Temuco, las reducciones Alonqueo, Necul, Loncon y Montero; en Puerto Saavedra las
reducciones Paillao, Llankin, Huenchucoi; en Toltén, las reducciones Llancamán, Huilcan, Mariqueo y
Pinchulaf; y, en Villarrica, las reducciones Nahuelpan I., Nahuelpan M., Caripan y Chanapi.
125
CIDA, 1966: 79.
126
El complejo latifundio-minifundio es definido de la siguiente forma: “Constituye un sistema tradicional de
tenencia en el que es importante destacar en el caso de Chile; la naturaleza de la relación se basa en un tipo de
minifundio interno al predio. Es decir, se basa en la relación de los grandes predios con las pequeñas unidades de
explotación de los inquilinos y medieros, además de los que mantiene con los pequeños propietarios de las cerca-
nías”, CIDA, 1966: 160.
127
CIDA, 1966: 272.

102
la comercialización de la producción. Del mismo modo, se reconoce que la escasez de tierras
en las familias mapuches era producto de la acción forzada y que no poseen los recursos
suficientes para aumentar la producción y, en consecuencia, mejorar las condiciones de
vida de las comunidades:
“Las comunidades indígenas, que comprenden el 13,6% de la población agrícola,
han sido forzadas a operar con poca tierra y limitados recursos adicionales. Será
condición de cumplimiento necesario el aumento de la superficie de estas comuni-
dades, conjuntamente con el establecimiento de servicios técnicos y la expansión
del crédito y de los medios de comercialización”128.
El estudio en análisis no cuestiona la capacidad de las comunidades y de los mapuches
para desarrollar una organización productiva, considerándolos viables para que la inver-
sión del Estado –en crédito, comercialización y asistencia técnica– se aplique a las
comunidades indígenas, pero señala que se deberán ‘reformar’ ciertos aspectos relaciona-
dos con la tenencia de las tierras, a fin de hacer factible el desarrollo social y económico de
las comunidades:
“La reducción parece ser un sistema de tenencia viable, tanto económica como
socialmente... pero deberá ser reformado si se quiere convertirlo en un instrumento
más adaptable a las metas del progreso económico y social”129.
Respecto de la forma de tenencia de tierras, en el área mapuche, se plantea:
“Tal como se halla constituida actualmente, la reducción es una rígida ficción jurí-
dica130. Existen muchos casos de titulares de la propiedad que fallecieron en años y
décadas anteriores, mientras sus sucesores no han legalizado sus derechos: la es-
tructura legal de la propiedad suele no existir y se han concentrado en una misma
reducción elementos adversos y conflictivos, así como demandantes de tierras que

128
CIDA, 1966: 272.
129
El progreso económico y social era considerado como el acceso a los bienes de consumo, mejoramiento de
infraestructura económica y social, acceso a la educación, imperio de las leyes sociales y elevación de los
niveles de vida.
130
Para algunos autores la ficción legal consistía en la contradicción entre propiedad individual y propiedad
comunitaria, es decir, mientras la reducción mapuche era propiedad comunitaria, la explotación era indivi-
dual. Así lo establece en sus conclusiones Stuchlik: “...en la actualidad más que antes, la reducción como un
terreno indiviso, poseído comúnmente por todos los miembros, es una ficción legal. Para todos los propósitos
prácticos, los Mapuche tienen terrenos en forma individual y tienen las actitudes de pequeños agricultores
individuales hacia ella”. Esta visión de la comunidad mapuche, publicada en los primeros años tras el Golpe
Militar de 1973, será la antesala de la política indígena de asimilación de la dictadura militar, que propiciará
la división de la propiedad de forma coercitiva, muchas veces en contra de la voluntad de los mapuches, pues
en los años sesenta y setenta, bajo gobiernos democráticos, se consideraba que continuar con la división de
las tierras mapuches solo ayudaba a profundizar el proceso de destrucción de la comunidad, y con ello la
pérdida y la usurpación de las tierras. En Rasgos de la Sociedad Mapuche Contemporánea. Milan Stuchlik,
Ediciones Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile, 1974, página 99.

103
han abandonado la región años atrás. La única forma de eliminar esta ficción jurí-
dica es, por el momento, la subdivisión de la comunidad, lo cual representa una
alternativa más destructora que positiva”.131
Continúa el informe CIDA señalando la necesidad de proteger las tierras mapuches de
la usurpación y de ampliar los recursos. Luego, propone establecer formas de organización
y regulación interna, resolver los conflictos intra comunidad y propiciar la constitución de
cooperativas y el uso comunitario de la tierra, como medida para aumentar la disponibili-
dad del recurso tierra para la producción. Sobre el particular, se lee en el informe CIDA:
“Si deben mantenerse dispositivos para evitar la enajenación de tierras por parte de
los mapuches y al mismo tiempo buscar aumentar los recursos presentes, será nece-
sario orientarse hacia una mayor medida de autorregulación interna, como en el caso
de las comunidades agrícolas. Podrán respetarse los derechos de las minorías de una
reducción, permitiéndose divisiones y reformas parciales, pero al mismo tiempo se
podrá delegar poder en juntas directivas y asambleas de miembros a fin de determi-
nar los derechos de cada uno, la división de la tierra para uso individual, la compen-
sación correspondiente a los inmigrantes que cedan sus derechos, la formación de
cooperativas de servicios múltiples y de uso colectivo de la tierra, etc.”132.
El análisis y las conclusiones del informe del Comité Interamericano serán claves, tan-
to para establecer la forma en que se abordará la problemática mapuche, por la Ley de
Reforma Agraria, como por la política que se adoptará para su implementación.
En primer lugar, advierte que la demanda de tierras mapuches tienen su fundamento
en una acción de reparación, que se sustenta en revertir un acto de usurpación, y no aspira
a una solución de justicia social, como promueve la Reforma Agraria; en segundo lugar,
constata que el sistema de tenencia de la tierra mapuche tiene características propias, que
se fundan en antecedentes históricos y culturales que determinan la forma de propiedad y
uso de las tierras; y en tercer lugar, plantea que la estructura agraria de la comunidad
indígena representa una unidad productiva viable bajo ciertas condiciones, entre las cua-
les está proscrita la subdivisión de las comunidades.
En estas condiciones, la propuesta apunta a favorecer los mecanismos de autorregula-
ción interna de las comunidades, a fin de evitar situaciones de conflicto que pongan en
jaque la viabilidad productiva de las mismas, y promueve la tecnificación de los procesos
productivos y la inversión pública al interior de las comunidades mapuches. En síntesis, el
informe CIDA parece argüir que el problema mapuche –por su especificidad– requiere una
solución independiente de la Ley de Reforma Agraria.
Como fuere, y habida consideración de las insuficiencias de la Ley N° 15.020, el gobier-
no de Eduardo Frei Montalva –que sucedió a Alessandri– promovió la derogación de este
131
CIDA, 1966: 272.
132
CIDA, 1966: 272.

104
cuerpo legal y la dictación de una nueva Ley de Reforma Agraria, que se traducirá en Ley
16.640, de 1967. Sin embargo, en este nuevo cuerpo legal el tema mapuche fue reducido a
reconocer a los indígenas –específicamente a los miembros de comunidades con Título de
Merced– el derecho a postular como beneficiarios de un Asentamiento de Reforma Agra-
ria, de acuerdo al artículo 72 letra d).
Por otro lado, la participación mapuche en la discusión parlamentaria de la Ley de
Reforma Agraria 16.640, durante el gobierno de Frei Montalva, fue escasa. Como muestra
de ello, en el debate que tuvo lugar en la Comisión de Agricultura y Colonización de la
Cámara de Diputados, durante el proceso de aprobación de la ley, solo asistieron en repre-
sentación del pueblo mapuche y sus organizaciones las siguientes personas: don José
Elgueta, en representación del Movimiento Indígena de Cautín; don Carlos Huaiquiñir,
miembro de la Corporación Lautarina; don Juan Huichalal, presidente del Movimiento
Indígena de Cautín; y, don Alberto Melillán, de la Corporación Lautarina. Esta baja parti-
cipación da cuenta de la poca incidencia que la demanda mapuche tenía, al menos, en la
formulación normativa de la Reforma Agraria133.
Así, aun siendo el combate al minifundio uno de los objetivos fundamentales de la
Reforma Agraria, los mapuches no fueron considerados en su especificidad en la Ley 16.640.
La referencia al pueblo mapuche en esta normativa es absolutamente marginal, no mira a
responder a los derechos territoriales indígenas, sino que tangencialmente apunta a mejo-
rar sus condiciones de vida, otorgándoles apoyo crediticio y asistencia técnica.
En este contexto, la Ley de Reforma Agraria no admite en su texto la ‘cuestión mapu-
che’, asunto que queda de manifiesto durante la discusión parlamentaria a que dio lugar la
aprobación de la Ley 16.640, donde la posición mayoritaria de los congresales fue que la
problemática mapuche debía abordarse en el marco de la ley indígena 14.511 y, de existir
insuficiencias normativas, enfrentarse mediante la modificación de este último texto legal.
No obstante, el diputado por Cautín, Juan Tuma, en la sesión de la Cámara de Diputa-
dos de fecha 19 de mayo de 1966, argumenta que el ‘problema indígena’ debe ser abordado
por la Ley de Reforma Agraria134 . En primer lugar, el diputado Tuma hace una descripción
del problema de tierras que afecta a las comunidades mapuches, del modo siguiente:
“Actualmente se estima que los indios ocupan entre 250 y 300 mil hectáreas. Cuan-
do se les entregaron los títulos de merced, en el siglo pasado, les fueron asignadas
486 mil hectáreas. Pero las ventas, unas efectivas, y otras falsas, y la usurpación de
tierras de que han sido víctimas, han reducido la superficie de este sector de ciuda-
danos de nuestra patria.

133
Cámara de Diputados, sesión 90ª, 19 de mayo de 1966, pág. 8481.
134
Cámara de Diputados, sesión 90ª, 19 de mayo de 1966, pág. 8749.

105
La población indígena se ha multiplicado. Sin embargo, hoy día, las comunidades
poseen menos tierras que hace 60 o 70 años. Además, sus tierras están totalmente
erosionadas. La llamada Ley de Indios, la 14.511, no solo no ha resuelto el problema,
sino que lo ha agravado, porque no ha hecho otra cosa que multiplicar los minifundios,
ya que cuando una comunidad solicita la división, a cada comunero se le asigna una
superficie irrisoria, [...] la superficie aprovechable de cada comunero es, generalmen-
te, la mitad de la que se le asigna. Muchos deben alimentar una familia, un grupo
familiar, como se llama en este proyecto. Sin embargo, en la división de su comuni-
dad, se les ha asignado 3 o 4 hectáreas. Hay casos en que a algunos no les ha corres-
pondido más de una hectárea. Fácil es, entonces, comprender que deben sembrar y
laborar todos los años, en forma intensa, esa poca extensión de tierra”135.
Sobre la base de este diagnóstico, el diputado Tuma constata que las instituciones de
gobierno están al tanto del problema y comparten su percepción, señalando que: “Los técni-
cos del Instituto de Desarrollo Agropecuario han opinado que el peor servicio que se les podría
hacer hoy día a los mapuches sería entregarles semillas para sembrar sus tierras, porque eso signi-
ficaría aumentar la erosión, y que lo lógico sería entregarles nuevas tierras, y aquellas que ellos
poseen, reforestarlas, a fin de recuperarlas para la producción nacional”, para finalmente senten-
ciar que “como no se ha aplicado ninguna medida, ni se ha estudiado ningún programa que
favorezca a los sectores indígenas, este problema se seguirá agravando permanentemente”136.
Advierte el diputado Tuma que el proyecto de Reforma Agraria sometido a discusión margi-
na a los mapuches de la posibilidad de ser beneficiarios de ella y, por esta vía, de ampliar la
cabida de sus tierras. Analizando el artículo 64 del proyecto, destaca que las causales de prefe-
rencia para ser asignatario de tierras impiden que los mapuches sean adjudicatarios, por no
contar con los requisitos allí establecidos, los cuales son: “...haber trabajado en forma permanen-
te en el predio objeto de la asignación, por lo menos tres de los últimos cuatro años anteriores a la
fecha del acuerdo de expropiación o de adquisición de dicho predio por la Corporación de la Reforma
Agraria”, lo que afectaría gravemente los intereses de las familias mapuches, ya que “como los
mapuches viven en sus propias tierras, no son inquilinos, arrendatarios, ni aparceros, ni, por lo
general, obreros de los fundos, a nuestro juicio quedarán al margen de los beneficios que otorga el
Capítulo II del título IV del proyecto de Reforma Agraria”137.
Luego, al referirse a la formación de unidades agrícolas familiares que contempla el
proyecto de ley de Reforma Agraria, señala la imposibilidad de que éstas se constituyan en
las comunidades mapuches, por lo extendido del minifundio y por la baja superficie de tierra
agrícola en poder de dichas familias, fruto de los procesos reduccionales y divisorios.
El diputado Tuma, al referirse a lo anterior, argumenta: “No entiendo por qué el Ejecuti-
vo, que conoce este problema, no ha querido incorporar a este proyecto una disposición que

135
Cámara de Diputados, sesión 90ª, 19 de mayo de 1966, pág. 8749.
136
Cámara de Diputados, sesión 90ª, 19 de mayo de 1966, pág. 8749.
137
Cámara de Diputados, sesión 90ª, 19 de mayo de 1966, pág. 8749.

106
entregue a la Corporación de la Reforma Agraria la facultad de resolver en esta materia antes de
que el Juez de Indios adopte una decisión favorable a la división. A nuestro juicio, esta Institu-
ción debe intervenir en cada una de las divisiones solicitadas al Juez de Indios respectivo. Ella
debe determinar y crear la unidad familiar, de acuerdo con la ubicación geográfica del predio o
comunidad, la calidad del suelo y la aptitud del comunero o heredero, como se le llama en la ley
N°14.511.[...] Tanto el señor Ministro de Agricultura como el señor Director de Tierras y Bienes
Nacionales, don Francisco Cumplido, han reconocido que es necesario modificar la ley. Pero, por
otra parte, se dice que va a hacer esta innovación en la Ley de Indios, cuyo estudio está entregado
a un grupo de técnicos del Ministerio de Agricultura”138.
En síntesis, Tuma denuncia que la voluntad del gobierno central tendía a excluir la
problemática territorial y productiva mapuche de la Ley de Reforma Agraria en discusión
y relegar la ‘cuestión mapuche’ a una reforma de la Ley Indígena 14.511.
La larga alocución del diputado Tuma termina concluyendo:
“Creemos que la exclusión de los indígenas de esta ley de Reforma Agraria significa
mantener inactivo a un grupo valioso de habitantes, y sin producir a una apreciable
porción de tierra. Estos sectores son los que más necesitan la ayuda técnica y la aten-
ción del Estado, a través de la educación que se les puede proporcionar en las escue-
las y por medio de la creación de estas cooperativas en las tierras indígenas”139.
Así entendido, y como ya señaláramos, el legislador no abordó en la Ley de Reforma
Agraria la especificidad mapuche. Sin embargo, el espíritu de la legislación de Reforma
Agraria y el clima político que circundó su aplicación favoreció el que sea el propio movi-
miento indígena, mediante las recuperaciones de tierras, las corridas de cercos y las
ocupaciones de predios, el que promoviera su propia Reforma Agraria y exigiera que la Ley
16.640 le sirviera de justo marco normativo. El Estado, no obstante, diseñó planes de apoyo
técnico y crediticio para fomentar el desarrollo al interior de las comunidades mapuches.

5. La Ley de Reforma Agraria N°16.640 y su aplicación en la Araucanía, entre


1967 y 1970

5.1 El movimiento mapuche y la demanda territorial: la Cooperativa Lautaro de


Lumaco y el fundo Chiguaihue
Las reivindicaciones de tierras por las comunidades mapuches se hacen sentir con
fuerza tan pronto se promulga la Ley de Reforma Agraria 16.640, el 28 de julio de 1967. Los
antecedentes disponibles dan cuenta de que las comunidades mapuches esperan la
138
Cámara de Diputados, sesión 90ª, 19 de mayo de 1966, págs. 8749-8750.
139
Cámara de Diputados, sesión 90ª, 19 de mayo de 1966, pág. 8750.

107
aprobación de este cuerpo legal para exigir que, a través suyo, se dé respuesta a sus antiguas
demandas territoriales.
Así, una vez dictada la Ley de Reforma Agraria N°16.640, las comunidades mapuches
vinculadas a la Confederación Nacional Campesina e Indígena de la provincia de Malleco,
iniciaron un importante proceso de recuperación de tierras. Lumaco y Ercilla fueron las
comunas donde comenzaron las movilizaciones mapuches, primeras acciones que permitie-
ron recuperar –mediante la ocupación– los fundos Reñico y Didaico de la Sucesión Moena,
en Lumaco, y los fundos Chiguaihue y El Carmen, en Ercilla.
A partir del año 1967, en la comuna de Lumaco, se desarrollarán hechos que marcarán
profundamente el proceso de Reforma Agraria en la Araucanía, ya que por primera vez a
través de la movilización de las comunidades mapuches éstas logran la expropiación de
tierras en su favor. Por otro lado, el accionar de las comunidades se caracterizará por la
masividad del movimiento y su permanencia en el tiempo. Todo ello redundará en la forma-
ción de la Cooperativa Lautaro de Lumaco Limitada, instancia de organización y producción
altamente exitosa, rompiendo con los paradigmas que se tenían sobre el mundo mapuche.
Sobre los hechos acaecidos en Lumaco, se pronuncia don Pedro Raín, de la comunidad
mapuche de Chanco, como protagonista de los mismos, como organizador y líder del movimien-
to de recuperación de tierras, y luego Presidente de la Cooperativa Lautaro de Lumaco Ltda.:
“Cuando llegue acá me puse a organizar, recorrí comunidad por comunidad, andu-
vimos con el compañero Arturo Curín... organizando mi comunidad que se llama
Chanco, Pellahuen, que queda al diablo para allá adentro, Lolenco, Didaico, alcan-
cé a Temulemu, Pantano, Reñico Grande, Reñico Chico, fuimos a Quetrahue, a
Collinque, después bajamos a Ranquilco, de ahí fuimos a Rincón, de Rincón fuimos
a Loncoyan, al Lingue, entonces a la gente le gustaron la idea... les dije: aquí las
cosas se ganan con movilización, sin movilización ninguna cosa resulta, pero tam-
bién la movilización debe ser con documentos primero tirados a las autoridades (...)
Hicimos una concentración el 4 de septiembre de 1967 en la Plaza Pública de Lumaco,
junte más de 3 mil personas, o sea tapamos el pueblo. Con el compañero Curín nos
cuadramos frente a frente de las familias ricas que subarrendaban los fundos de la
sucesión Moena. La lloraba el gringo, al lado de afuera del chalet que tiene, y noso-
tros decíamos ‘tiene que salir la Reforma Agraria, el terreno es de nosotros’. Des-
pués de la concentración dijimos ‘vamos a Santiago’ y allí conocí a Juan Millacheo140 ,
hicimos una comisión de acuerdo con hartas comunidades, andábamos 25 dirigen-
tes de diferentes partes (...) Nos fuimos en tren... Llegamos a la Confederación
Nacional Ranquil, donde era presidente José Campusano, le presentamos y lo tiré
al Presidente de la República, a la Cámara de Diputados, a los senadores de la
Derecha, a los socialistas, a los comunistas, a los radicales, a los socialdemócratas,
140
Dirigente mapuche de la comunidad de Los Lolocos, Ercilla, que demandaba tierras del fundo Chiguaihue.

108
a todos los partidos... algunos diputados habían respondido que estaban dispuestos
a apoyar la Reforma Agraria, pero decían que todavía la provincia de Malleco po-
día ser inscrita a la Reforma Agraria. Yo un día le digo a Curín: ‘aquí a nosotros nos
están tirando la pelota por la medialínea no más, no se está tirando al frente, tene-
mos que jugar otro papel, vamos a hacer la última entrevista’. Fuimos a hablar con
Hugo Trivelli, que era ministro de Agricultura en el tiempo de Frei: ‘Claro’, dijo,
‘nosotros vamos a ver el estudio para ver si podemos incorporar esa provincia por la
Ley de Reforma Agraria’... ¡No! lo que vamos a hacer, Curín, vamos a tomarnos el
fundo”141.
Don Pedro continúa su relato describiendo la forma como se preparó la ocupación de
las tierras, una vez que ya se había solicitado la expropiación de los predios a las autorida-
des y no se habían obtenido resultados positivos:
“En el fundo de la sucesión Moena habían 25 medieros, en circunstancias que en
las reducciones habían cientos de personas que no tenían trabajo, y ellos, con tre-
mendo fundo, no lo sembraban todo y estaba mal explotado. Allí dijimos nosotros:
‘le vamos a entregar un estudio al señor Ministro, nosotros somos mejores ingenie-
ros’, y dibujamos los fundos e hicimos planos, en período de invierno, a nosotros no
nos importaba lloviera o no lloviera, salíamos igual. Hicimos el plano recorriendo el
fundo de punta a punta, de la Sucesión Moena, y le dijimos al ministro ‘tal fundo
está mal explotado’, como el fundo Reñico Grande con una cabida de 1.000 hectá-
reas, mal explotado, trabajan tres medieros y no hay más... Ahí volvimos a tomar el
fundo Ñancucheo. Había una quebrada y abajo había un plan, entonces dijimos
nosotros ‘aquí le vamos a dar’. La primera toma que hicimos nos sacaron facilito,
caímos presos, nos tuvieron en Temuco, después nos trajeron a Traiguén otros cinco
días más y después nos dejaron en libertad, a Curín, Ricardo Antileo, Wenceslao
Norin, Ramón Cañupan, todos los que eramos dirigentes. ...Tuvimos cinco días en la
cárcel de Traiguén. Salimos en libertad, ‘ahora vamos a salir más bravos’, le dije a
Curín. Otro dijo ‘ahora nos aleonamos más’, vamos a la otra recorrida comunidad
por comunidad... y nos fuimos al fundo Ñancucheo y nos aposentamos ahí. Tuvimos
cinco peleas, no nos pudieron sacar..., hasta que comenzamos a dialogar”142.
Los sucesos reseñados son recogidos por el Diario el Siglo de Santiago, que –en edición
del 25 de marzo de 1968– describe lo que sigue:
“Mapuches de Lumaco se Tomaron Fundo Moena. Brutal desalojo policial: 13 heri-
dos y 10 detenidos”.
“Un incidente de proporciones se produjo en la tarde del sábado en la localidad de
Lumaco, entre campesinos de reducciones indígenas y fuerzas policiales. A esa hora,
141
Pedro Raín, Lumaco, 31 de octubre de 2001.
142
Pedro Raín, Lumaco, 31 de octubre de 2001.

109
los trabajadores del campo se tomaron el fundo Moena de propiedad de la firma
Ruckert, cansados de soportar durante largo tiempo la usurpación y falta de tierras.
Carabineros de Lumaco fueron impotentes para dominarlos, por lo que pidieron
refuerzos a Traiguén y Angol. La violencia empleada para el desalojo dejó un saldo
de 13 heridos graves y menos graves, entre ellos dos carabineros. En el cuartel de
Lumaco se encuentran detenidos diez dirigentes campesinos, los que serán pasados
a la Justicia Militar por agresión a Carabineros.
El Regidor Comunista por Lumaco, Jaime Sáez, al conocer las primeras noticias de
lo sucedido, se trasladó al sitio de los hechos, donde fue testigo de ellos. Igual hizo
el Intendente de Malleco y el Gobernador de Traiguén, quienes sostuvieron largas
conversaciones para resolver el conflicto, las que dieron como resultado un acuerdo
mutuo: los campesinos de las reducciones indígenas abandonarán las tierras toma-
das y el problema será entregado para su resolución a la Justicia Ordinaria”143.
Un año después del primer intento de recuperación de tierras en Lumaco, el 27 de
febrero de 1969, unas 250 familias mapuches de varias comunidades reingresaron al fundo
Ñancucheo y exigieron la expropiación de los predios de la sucesión Moena. La ocupación
mapuche fue masiva, a lo menos medio millar de personas ocuparon los Fundos Reñico y
Pililmapu, donde procedieron a levantar viviendas, a efectuar labores agrícolas y a pasto-
rear sus animales.
Las visiones sobre el movimiento eran diferentes. El Diario Austral advertía que este
movimiento vulneraba el derecho de propiedad y la tranquilidad pública:
“Desde 7 días a la fecha un número calculado en 450 personas se ha apoderado de
los fundos Ñancucheo y parte de Pililmapu, predios que arrienda la firma Gunderman
Ruckert a la sucesión Moyna, y en los cuales recién se terminará la faena de cose-
cha de trigo y avena.
Los indígenas han procedido a construir ranchas utilizando madera y árboles de los
existentes: han llevado numerosas cabezas de ganado vacuno y lanar, aparte de
cerdos y cabríos, y están desarrollando un movimiento dirigido hacia Capitán Pastene
y Lumaco, ciudades que cuentan con escasísima dotación policial, situación que ha
creado un clima de temor y ansiedad entre el vecindario.
Informaciones que nos merecen absoluta confianza dan alrededor de 40 casas cons-
truidas en ambos fundos, en cuyos rastrojos los mapuches siembran avena destru-
yendo árboles y cercos de la propiedad privada, vulnerando derechos inalienables
que consagra nuestra Carta Fundamental”144.

143
Diario El Siglo de Santiago, 25 de marzo de 1968, página 5.
144
El Diario Austral de Temuco, 3 de marzo de 1969, página 10.

110
Por su parte, el Diario El Siglo de Santiago, en su edición de 1 de marzo de 1969, inter-
preta que el movimiento es un acto de justicia frente al despojo y el arrinconamiento al
que se ha sometido al mapuche:
“En la madrugada de ayer, mapuches de varias reducciones de Lumaco, se tomaron
los terrenos del fundo ‘Naquilleo’ (Ñancucheo) de propiedad de Beatriz vda. de
Moena, que se encuentra en Inglaterra.
Los mapuches de la reducción de Quetrahue, Reñico, Chanco, Maitén, Didaico, Ran-
quilco, Pantano y otros. El diputado comunista Luis Tejeda y el candidato comunis-
ta Ernesto Araneda se entrevistaron con el Intendente, quien les aseguró que no se
adoptarían medidas represivas en su contra. Este lunes se sostendrán nuevas re-
uniones al respecto.
El problema de las reducciones mapuches de esta zona, como la de otras del país, es
que los latifundistas les han estado recortando sus terrenos, dejándolos arrincona-
dos en lugares inhóspitos que ni siquiera les producen para sobrevivir”145.
Cumplido un mes de la recuperación de tierras por las comunidades mapuches, las
autoridades provinciales desecharon la idea de aplicar la fuerza para el desalojo, como
había ocurrido en las acciones anteriores. La masividad de la ocupación, la disposición de
resistir un desalojo, la afiatada organización de los ocupantes, la solidaridad de otras orga-
nizaciones, de partidos políticos, de parlamentarios, y la difusión de los sucesos por la
prensa local y nacional, obligaron a las autoridades a buscar una solución distinta a la
represión. Esta solución, en un principio, consistió en que los comuneros mapuches se tras-
ladaran desde el predio Ñancucheo al Fundo Hueico:
“Ahora se está buscando una solución al conflicto creado, y ésta sería que los mapu-
ches fueran instalados en otros terrenos dentro del mismo fundo pero siempre que
abandonen el predio donde se encuentran actualmente. De esta forma los mapu-
ches tendrían tierras para cultivar en el lugar denominado ‘Hueico’, en el mismo
fundo ya mencionado.
Hasta ahí están las conversaciones de las autoridades y los indígenas. Se estima sí,
en fuentes responsables, que es muy posible que los mapuches acepten trasladarse
al mencionado lugar antes de que sea ordenado su desalojo por la fuerza pública,
que es lo que se quiere evitar por las consecuencias que pudiera acarrear una
medida de esta naturaleza”146.
El traslado de lugar fue desechado por los mapuches, los que exigían la expropiación de
la totalidad de los predios. Ante la situación, el gobierno –a través de la Corporación de la
Reforma Agraria (CORA)– aplicó por primera vez la Ley de Reforma Agraria N° 16.640 para

145
Diario El Siglo de Santiago, 1 de marzo de 1969, página 5.
146
El Diario Austral de Temuco, 16 de marzo de 1969, página 9.

111
resolver un conflicto de tierras mapuches. Los predios San Gerardo, Hueico, Resto de Fundo
El Peral, Reñico y Pililmapu, todos de propiedad de Beatriz Moena viuda de Compton, con
una superficie de 5.074,2 hectáreas, fueron expropiados el 16 de octubre de 1969, por la
causal establecida en el artículo 3° de la Ley de Reforma Agraria, esto es por exceder las 80
hectáreas de riego básico, conforme consta en los Acuerdos Expropiatorios N° 874 y 163147.
Con la expropiación del conjunto de fundos de la Sucesión Moena, lograda por la ac-
ción del movimiento de las comunidades mapuches, se planteó otro problema: determinar
a quién se entregarían las tierras, a los mapuches, que mediante la acción reivindicativa
habían logrado la expropiación, o a los inquilinos y medieros. Cabe recordar que, conforme
al artículo 72 letra a y b de la Ley de Reforma Agraria, constituían causales de preferencia
para la selección de asignatarios el haber trabajado en el predio expropiado al menos tres
años consecutivos en los últimos cuatro años anteriores al acuerdo expropiatorio, o bien ser
ocupante sin violencia o clandestinidad del predio objeto de la asignación y haberlo explo-
tado personalmente por a lo menos los últimos cinco años consecutivos. Es decir, el
beneficiario debía ostentar la calidad de trabajador agrícola del predio en cuestión o ser
mediero u ocupante por mera tolerancia del propietario.
En el caso en análisis no se cumplían los requisitos para adjudicar los predios a los
mapuches que lo reivindicaban, de ahí que se suscite una ardua discusión en orden a esta-
blecer quiénes, finalmente, se beneficiarían con estos predios. De dicho debate, el Diario
Austral de Temuco resalta:
“Todavía no se ha decidido a quiénes serán entregados los predios expropiados a la
Sucesión Moena”, respondió Rafael Moreno, vicepresidente de la CORA, ante la
pregunta que resume la inquietante situación que viven indígenas e inquilinos,
estos últimos habitantes de dichos predios durante muchos años. Al respecto, se
han formado dos grupos que disputan la prioridad para ocupar esos terrenos, ubica-
dos en los alrededores de Lumaco, en calidad de asentados.
Por un lado, los inquilinos aducen su estada en la tierra para ser merecedores a ella.
Por otra parte, los aborígenes exigen la entrega de los fundos, pretextando dere-
chos que nacen desde sus antepasados, y según los cuales la adquisición de los
predios sería dudosa.
Esta situación litigante se mantendrá hasta que terminen ciertos estudios que está
practicando la CORA en la zona de Lumaco, los que darán luz sobre el problema.
Subrayó el vicepresidente de la institución que los araucanos tienen tantos dere-
chos como los demás para resultar favorecidos por este proceso de Reforma Agra-
ria, puesto que éste no sectariza a la población agraria nacional”148.
147
Expedientes CORA – SAG N° 508, Parte del Fundo Moyna (Reñico y Pililmapu), y Nº 509 Parte del Fundo
Moyna (San Gerardo, Hueico y Resto fundo El Peral).
148
El Diario Austral de Temuco, 8 de agosto de 1969, página 8.

112
Finalmente, se resolvió que los predios expropiados a la sucesión Moena fueran entregados
a la Cooperativa Lautaro de Lumaco, formada por mapuches, quienes dieron cabida dentro de
la organización a los inquilinos y medieros que también reivindicaban derechos sobre los pre-
dios. Para estos efectos se utilizó el artículo 75 de la Ley 16.640, que autorizaba a la CORA a
imponer a los beneficiarios de Reforma Agraria la obligación de constituir una Cooperativa de
Reforma Agraria y pertenecer a ella por el plazo que determine la Corporación.
El conflicto de intereses entre mapuches e inquilinos se presentó durante todo el pro-
ceso de Reforma Agraria y evidenció la contradicción entre la demanda indígena, por
recuperar sus tierras ancestrales usurpadas, y el objetivo específico del proceso de Refor-
ma Agraria, reestructurar la tenencia de la tierra, dando acceso a la propiedad de la misma
a quienes la trabajaban, es decir, inquilinos y medieros.
La recuperación de tierras en Lumaco fue un hito en el proceso de Reforma Agraria en
la Araucanía, ya que además de ser una experiencia exitosa para el mundo mapuche, abrió
una veta en la toma de conciencia y en la reflexión sobre la cuestión mapuche en el mundo
político y en el debate parlamentario. A modo de muestra, y a propósito de los sucesos de
Lumaco, el senador Alberto Baltra Cortés señala:
“Comprendo que la situación de los araucanos de Lumaco es parte del gran proble-
ma que afecta a todo el pueblo mapuche, compuesto de algo más de 500 mil perso-
nas, radicadas en las siete provincias de Cautín, Malleco, Bío-Bío, Arauco, Valdivia,
Osorno, Llanquihue, además de Chiloé, en donde representan nada menos que el
40% de la población rural. Pero este 40% de la población rural no dispone sino del
17,5% de la superficie total de esas provincias y es allí donde proviene la precaria
situación de estos campesinos que están radicados en minifundios pequeñísimos.
En la Provincia de Malleco el promedio de cada reducción se compone de 251 per-
sonas y la superficie cultivada en cada una de ellas es únicamente de 43,2 hectá-
reas. De acuerdo con esta cifra la superficie cultivada por persona es apenas de
0,18 hectáreas, lo que basta para explicar y justificar la angustia económica en que
se debaten los mapuches de Lumaco”149.
Otro elemento fundamental en el desarrollo del proceso de Reforma Agraria en la
Araucanía, y en el cómo se insertará el movimiento mapuche en dicho proceso, son los
hechos que tienen lugar, a partir de 1968, en la comuna de Ercilla, más específicamente en
el fundo Chiguaihue.
La prensa da testimonio del clima de la época, en el que las demandas de tierras mapu-
ches comienzan a reactivarse y se interpela a la nueva Ley de Reforma Agraria desde sus
primeros meses de promulgación. Las acciones de las comunidades mapuches pasaban,
primero, por exigir la resolución de sus demandas a las autoridades y, luego de un tiempo
de espera razonable, proceder a resolver la situación reivindicativa por la vía directa.
149
El Diario Austral de Temuco, 13 de abril de 1969, Editorial, página 3.

113
En marzo de 1968 el Diario El Siglo titulaba: “Devolución de tierras usurpadas exigen
indígenas de Malleco”. En la noticia respectiva se leía:
“La devolución de las tierras que les han usurpado piden los campesinos de las
comunidades indígenas de Loncomahuida, Requen Cabrapan y Requen Lemun, de
la comuna de Ercilla, Provincia de Malleco, por intermedio de una nota dirigida al
Presidente de la República, el 4 de Marzo.
Plantean, en líneas generales, que la situación se hace insostenible, porque las tie-
rras donde habitan son escasas y están agotadas. Por este motivo, dicen, ‘ya no nos
alcanza para comer con la producción que tenemos’.
Los campesinos de Loncomahuida piden la expropiación de las hijuelas 365, de
propiedad de la Sucesión Silva Correa, de 667 hectáreas, y la 364, de 114 hectáreas,
que fueron usurpadas por la Sucesión mencionada. Estos trabajadores viven en
terrenos que, como promedio, abarcan entre 2 a 4 hectáreas.
Por su parte, los campesinos de Requen Cabrapan solicitan la expropiación de 463
hectáreas usurpadas por el fundo El Carmen, de propiedad de Octavio Jarpa, ubica-
do en la comuna de Ercilla. Exigen también la devolución de tierras que les arreba-
tara Esteban Escalona, que ocupa 70 hectáreas. Con este último tienen un pleito
pendiente desde hace 7 años, que no ha sido fallado.
Finalmente, los habitantes de la comunidad Requen Lemun, que viven en terrenos
inferiores a 2 hectáreas, piden se proceda a la expropiación definitiva de 500 hectá-
reas del fundo Chihuaihue, de la comuna de Ercilla y que pertenecen a la comuni-
dad indígena”150.
En este último caso, la comunidad Requen Lemun, al año siguiente, el 27 de agosto de
1969, procedió a recuperar –por la vía de la ocupación– las tierras del Fundo Chiguaihue.
En esta acción participaron 200 familias, las que procedieron a tomar el predio exigiendo
la aplicación de la Ley de Reforma Agraria, argumentando para ello que el fundo se encon-
traba mal explotado. La toma del predio Chiguaihue, connota el Diario El Siglo, “es la
segunda en lo que va corrido del año en la provincia. La lucha por la recuperación de las tierras
va en ascenso”151.
El caso del Fundo Chiguaihue es emblemático en la reivindicación de tierras mapu-
ches, ya que se asocia desde un inicio al proceso de Reforma Agraria. La primera
manifestación mapuche para la recuperación de dichas tierras data de comienzos de los
años 60, durante el período presidencial de Jorge Alessandri. Luego de varios años de de-
manda de las tierras, en agosto de 1969, las comunidades mapuches inauguraban una nueva
etapa reivindicativa, que venía a dar continuidad a los intentos de recuperación de tierras

150
Diario El Siglo de Santiago, 8 de marzo de 1968, página 7.
151
Diario El Siglo de Santiago, 27 de agosto de 1969, página 5.

114
iniciados 8 años atrás, acción que había terminado en el desalojo, manteniéndose vigente
la demanda a través de los años:
“Una poblada de más de doscientos indígenas provenientes de las reducciones
Cherquenco, Loncomahuida, Requen Lemun, Loloco y Pillan, con animales y toda
clase de aperos, se introdujeron en los terrenos del fundo Chiguaihue, de propie-
dad de Magdalena Silva Correa.
La invasión de los terrenos por parte de los indígenas se hizo en forma ordenada y
sin provocar daños a la propiedad, ya que entraron por una cerca y acamparon a
más o menos 150 metros de las cercas.
De acuerdo a informaciones que logró obtener nuestro diario, los indígenas se vie-
ron obligados a invadir terrenos particulares y colindantes con la reducción Lolocos,
debido a que materialmente no caben en las actuales reducciones”152.
En vista de la amplitud de la convocatoria, y a fin de buscar una solución al problema
suscitado en Chiguaihue, concurren al lugar de los hechos las máximas autoridades provin-
ciales, acompañadas de Carabineros y funcionarios públicos de diversos organismos, incluido
la CORA:
“Abner Castillo Venegas, Intendente de Malleco, se constituyó ayer, en la mañana,
en el fundo ocupado por los indígenas, con el objeto de conocer sus planteamientos
y ver la forma como solucionar el problema, cuya característica principal estriba en
el hecho de que los mapuches han tomado una actitud pasiva al no provocar daños
a la propiedad y menos negarse a considerar la situación.
Para hoy, al mediodía, se acordó celebrar una reunión con los dirigentes de los
indígenas a fin de conocer oficialmente la petición de los mapuches”153.
La demanda mapuche, planteada en la reunión realizada con las autoridades guberna-
mentales en la escuela Cherquenco, no era otra que la devolución de las tierras del predio
ocupado, argumentando para ello sus derechos ancestrales y solicitando su expropiación.
En conjunto con lo anterior, la recuperación territorial se sustentaba en la escasa tierra
que se poseían en Título de Merced y la necesidad de ampliar su cabida, ampliándose
hacia las tierras ancestrales:
“El dirigente indígena, Segundo Mendoza Niñamir[...] dijo que la superficie de
terreno en que viven los habitantes de las reducciones no les permite sembrar para
el mantenimiento de sus respectivas familias y el pastoreo de los animales. Recalcó
que este problema no era nuevo, porque se venía arrastrando desde hace mucho
tiempo y que en esta oportunidad, sin ellos haber sido impulsados a esta ocupación
por personeros de gobierno, en su desesperación ellos habían determinado invadir

152
El Diario Austral de Temuco, 27 de agosto de 1969, página 11.
153
El Diario Austral de Temuco, 27 de agosto de 1969, página 11.

115
el terreno y luego se replegaron hacia el límite de su reducción. Sin embargo, no
retiraron sus animales de los terrenos invadidos porque el gobernador de Collipulli
y las autoridades provinciales les prometieron que este problema quedaría solucio-
nado dentro de 25 días, fecha en la cual les manifestaron que los terrenos serían
expropiados por CORA”154.
La acción mapuche desarrollada en el predio Chiguaihue comienza a aparecer como
base argumentativa en la demanda territorial mapuche: la recuperación de las tierras an-
cestrales y la exigencia de que se aplique la Ley de Reforma Agraria y se proceda a la
expropiación de las tierras que se reivindican, advirtiendo los dirigentes que de no cum-
plirse lo anunciado por las autoridades de gobierno se iniciaría una nueva fase de
movilización:
“Luego manifestó –el dirigente Segundo Mendoza Niñamir– que de no ser así, ellos
lucharían hasta las últimas consecuencias y se plegarían a este movimiento más
reducciones indígenas para lograr por las buenas o por las malas el cumplimiento
de esta promesa y la ocupación total del fundo” 155.
Al entorno descrito se sumará un nuevo factor: la disposición de vigilancia permanente
de Carabineros en el predio Chiguaihue, ordenada por el gobierno de Frei, la que se mante-
nía a diciembre de 1969. Sobre estos hechos se escribe en el Diario Austral:
“Esta disposición provoca trastornos en el servicio regular de la tenencia local, ya
que al enviarse personal a realizar misiones especiales, como en el caso aludido, la
dotación se reduce en tal forma que hace imposible cumplir eficientemente con las
obligaciones inherentes a los problemas que se presentan en la población... Ante
estos hechos expuestos se hace necesario que las autoridades correspondientes to-
men las medidas pertinentes al caso e incluso hagan un estudio si realmente se
justifica o no la vigilancia policial permanente en la Hacienda Chihuaihue o sim-
plemente procede a su retiro definitivo de ese lugar”156.
La paciencia de los comuneros mapuches a la espera de la expropiación de las tierras
llegó al límite el día 19 de febrero de 1970, momento en que numerosas familias volvieron
a ocupar el Fundo Chiguaihue:
“Un total de 29 familias indígenas se apoderaron en la madrugada del martes en
forma pacífica de un potrero sembrado con trigo en los terrenos del fundo de la Suce-
sión Silva Correa y adyacentes a la reducción Chiguaihue, en Ercilla.
De acuerdo con versiones policiales los indígenas solo se limitaron a ocupar el terre-
no levantando una bandera chilena y expresaron a carabineros que no se retirarían

154
El Diario Austral de Temuco, 31 de agosto de 1969, página 11.
155
El Diario Austral de Temuco, 31 de agosto de 1969, página 11.
156
El Diario Austral de Temuco, 15 de diciembre de 1969, página 15.

116
del predio mientras no hablaran con el Intendente de Malleco, Abner Castillo Venegas.
Los indígenas hicieron presente su malestar por la lentitud que ha habido en torno a
la solución del problema por parte de las autoridades y tal como se ha dado a conocer,
para tratar el asunto es previo el retiro del lugar por parte de los indígenas: en caso
contrario se procedería a desalojarlos por medio de la fuerza pública”157.
La ocupación en Chiguaihue fue momentánea y sirvió para llamar la atención de las
autoridades por la demora existente en el proceso de expropiación.
Sin embargo, en julio del mismo año se reanudó la recuperación de tierras en el fundo
Chiguaihue, movimiento que fue acompañado de la ocupación de los fundos Alaska y Pi-
denco, también en la comuna de Ercilla, que se sumaron a la movilización, todo lo cual llevó
al gobierno a declarar el departamento de Collipulli Zona de Emergencia, quedando a
cargo el teniente coronel Víctor Contador Rivadeneira, Comandante del Regimiento Húsa-
res de Angol:
“Los fundos que fueron tomados y que obligaron a la dictación del citado decreto
son los siguientes: Chiguaihue, Alaska y Pidenco.
Se trata de una usurpación de terrenos, puntualizó el Subsecretario del Ministerio
del Interior. Agregó que aparte de los anteriormente mencionados había cuatro
predios en condiciones de ser ocupados y que existirían “conatos de resistencia”.
La ocupación de Chiguaihue, Alaska y Pidenco fue realizada por elementos extra-
ños, la mayoría de los cuales pertenecen a reducciones indígenas de la comuna de
Ercilla.
Los actores de esta ocupación ilegal son aproximadamente 250 personas”158.
El gobierno democratacristiano, a través del Gobernador de Collipulli, Gustavo Muñoz
Espinoza, señalaba que el movimiento tenía carácter político y que respondía a una instru-
mentalización del movimiento indígena:
“Más político que de otro tipo es el movimiento que afecta a los fundos Pidima y
Alaska, de Ercilla. Los indígenas dijeron que desean recuperar los terrenos que les
robaron hace años y que por tal razón se tomaron las lomas, donde actualmente
están refugiados. Sostuvo que había visitado el fundo Pidima, donde se encuentran
armadas 60 familias que totalizan 350 personas.
Asimismo, aseguró que el fundo Alaska está tomado por los propios campesinos,
que alcanzan a 20 personas, con sus respectivos núcleos familiares.
Finalmente, dejó entrever que dirigentes políticos habían conseguido el propósito
al convencer a los indígenas a exigir por medio de las tomas de los fundos el verdadero

157
El Diario Austral de Temuco, 20 de febrero de 1970, página 11.
158
El Diario Austral de Temuco, 11 de julio de 1970, página 7.

117
fin que persiguen y que no es precisamente el informado en un principio y que por
el cual se pretendió disfrazar, es decir el litigio de tierras”159.
La ocupación de los fundos duró algunos días. El 15 de julio de 1970 se indicaba que
habían sido desocupados en forma pacífica los fundos ocupados, y que éstos, refiriéndose a
Pidenco y Alaska, serían restituidos por los mapuches.
“Sin incidentes se produjo hoy la evacuación voluntaria del fundo Pidenco. [...] El
desalojo se habría registrado en horas de la mañana y reinaba completa normali-
dad en todo el departamento de Collipulli, según informó el Subsecretario del Inte-
rior, Juan Achurra. El Subsecretario declaró que era probable que en horas de la
tarde fuera dejado a sus dueños el predio Alaska, que, como el anterior, fue tomado
por pobladores de reducciones indígenas de la comuna de Ercilla”160.
En el caso de los tres predios reivindicados, como parte de las movilizaciones reseñadas
precedentemente, no se arribó a solución alguna. Los predios no fueron expropiados y la
demanda mapuche no fue satisfecha.
No obstante ello, las circunstancias y los hechos que rodearon la toma de los predios
Chiguaihue, Alaska y Pidenco, evidencian que se han incorporado al proceso de Reforma
Agraria que involucra a las comunidades mapuches dos nuevos actores: los propietarios de
los predios reivindicados y las Fuerzas Especiales de Carabineros. En el ámbito institucio-
nal se estrena el uso de la declaración de Estados de Excepción Constitucionales, como es
el caso de la declaración del Estado de Emergencia en la Provincia de Malleco.

5.2 La organización patronal y la persecución de dirigentes mapuches


En el contexto descrito comenzó a estructurarse la organización patronal como resis-
tencia a la Reforma Agraria en la Araucanía, y para ello los dueños de fundos formaron
sindicatos, organismos que se encontraban regulados por la Ley Nº 16.625 de Sindicaliza-
ción Campesina, promulgada en 1967.
La primera aparición pública de esta organización en defensa de la propiedad particu-
lar se verificó, precisamente, en el fundo Chiguaihue. Entre los factores que motivaron la
presencia personal de los dueños de fundos en la zona de ocupación destacan la masividad
de la presencia mapuche y los fundamentos de la demanda mapuche, la que ponía en jaque
el concepto mismo de propiedad privada, y lo hacía de una manera más amenazante que la
propia Reforma Agraria. En consecuencia, en el mes de agosto de 1969, hasta la entrada
del predio Chiguaihue concurrieron cientos de dueños de fundos, provenientes de Trai-
guén, Victoria, Collipulli, Angol y Los Ángeles:

159
El Diario Austral de Temuco, 11 de julio de 1970, página 9.
160
El Diario Austral de Temuco, 16 de julio de 1970, página 6.

118
“A las 15 horas de ayer se comenzaron a reunir los agricultores de la Provincia de
Malleco con representaciones de los Sindicatos de Empleadores Agrícolas de
Traiguén, Victoria, Collipulli, Angol, Los Ángeles, etc., en un número aproximado
de una centena y más de cincuenta vehículos motorizados.
El lugar de la concentración fue la entrada del fundo Chiguaihue con el empalme
de la carretera panamericana y de ahí partió la caravana en perfecto orden y silen-
cio hacia el lugar invadido por los indígenas”161.
Esta primera acción concertada de los dueños de fundos dará paso, posteriormente, a
la formación de grupos de defensa y luego de retoma y amedrentamiento sistemático hacia
los mapuches. Su presencia organizada en Chiguaihue constituía una señal de advertencia,
acción respecto de la cual no hubo oposición por parte de las autoridades policiales, toda
vez que el Sindicato de Empleadores Agrícolas notificó a Carabineros de la visita al lugar y
del procedimiento.
Por otro lado, el movimiento de los latifundistas da lugar a que se declare Estado de
Emergencia en Malleco, en julio de 1970, luego que las familias mapuches ocuparon los
fundos Alaska y Pidenco. Entre las razones que motivaron la declaración del Estado de
Excepción Constitucional estuvo la presunción de resistencia patronal en cuatro fundos
demandados por mapuches.
En este ambiente, la exigencia de paralizar las expropiaciones cuando exista presión o
tomas de terrenos fue la política que comenzaría a utilizar el gobierno de Frei para impedir
el desborde del proceso de Reforma Agraria y para controlar la efervescencia mapuche,
que comenzaba a expandirse en los campos de Malleco y Cautín.
El diario local pedía, a nombre de los propietarios, que se reprimieran las tomas y que
la CORA terminara con las expropiaciones, aduciendo que los terrenos expropiados se en-
contraban en su mayoría bien explotados:
“...¿basta entonces para remediar aquello una simple medida de carácter transito-
ria que suspenda los procesos de explotación en aquellos predios sometidos al atro-
pello por los activistas políticos? Por supuesto, no basta. Lo que se precisa es esta-
blecer una plena y constante concordancia entre las promesas de S.E. el Presidente
de la República y los ejecutivos de la CORA, a fin de que se garantice la integridad
e inviolabilidad de las tierras que estén bien trabajadas y que cumplan con los
requisitos esenciales de aumentar la producción y mejorar el trato humano, econó-
mico y social de los trabajadores agrícolas”162.
En concordancia con lo que plantea la prensa, específicamente El Diario Austral, fren-
te al proceso de Reforma Agraria las organizaciones patronales reaccionarán argumentando

161
El Diario Austral de Temuco, 31 de agosto de 1969, página 11.
162
El Diario Austral de Temuco, 3 de octubre de 1969, página 2.

119
sobre la base de la productividad y eficiencia de sus predios, pero frente a las reivindica-
ciones mapuches no tendrán argumentos para contrastar la legitimidad de las demandas
territoriales y, por tanto, harán uso organizado de su poder local y de la fuerza de choque.
Otro elemento de importancia, para entender el momento en que estos hechos se suce-
den, y que se vincula con la movilización y la presión mapuche para exigir la aplicación de
la Reforma Agraria, tiene que ver con la actitud tomada por las autoridades gubernamen-
tales, las que tempranamente respondieron con el uso de la fuerza para ejercer control
respecto de las organizaciones mapuches y sus dirigentes.
Es así como, en el mes de septiembre de 1968, en la comuna de Lautaro, provincia de
Cautín, la presión estatal se hace sentir en contra de dirigentes de comunidades mapuches
en conflicto de tierras adscritas a la Confederación Campesina e Indígena Ranquil. Emble-
mático es el caso de la familia Catalán Lincoleo, del sector Huerqueco, localizada a 12
kilómetros de Lautaro, cuyos miembros demandaban tierras ancestrales usurpadas por los
predios aledaños. Las fuerzas policiales allanaron la vivienda de la familia Catalán Linco-
leo, hicieron uso ilegítimo de la fuerza golpeando a menores y tomaron presos a miembros
de las familias Catalán y Millalen, quienes fueron acusados de abigeato, sin que existieran
pruebas que acreditaron su participación en los hechos que se le imputan.
Los antecedentes de prensa dan cuenta de que respecto de la familia Catalán existía
una persecución política, la que se fundaba en la activa participación que a éstos les cabía
en la movilización mapuche. Sobre estos hechos se lee en la prensa de la época:
“Lautaro.– Mientras en esta localidad aumentan los rumores de una intervención
policial contra la familia Catalán de la reducción indígena Millalen, sector
Huerqueco, ubicada a 20 kilómetros suroeste de Temuco, se iniciaron las investiga-
ciones del Fiscal Militar, Comandante Lautaro Montalvo, que instruye el proceso a
raíz de los incidentes del sábado pasado.
En esa oportunidad un fuerte destacamento de carabineros invadió la propiedad de
Lorenzo Catalán sin exhibir ninguna orden, procedieron a detener al dueño de casa
en medio de las protestas de sus familiares. Su hija, Ana Ester Catalán, de 11 años,
recibió correazos en las piernas y cara, y a su esposa Luisa Prangol, le arrancaron de
las manos una tijera de podar con la cual su esposo se encontraba trabajando.
Como resultado de los incidentes provocados por la acción de carabineros, Lorenzo
Catalán fue rescatado del jeep policial, el que debió devolverse a Lautaro. Otros
detenidos ese mismo sábado, los hermanos Millalen, que estaban almorzando, fue-
ron dejados en libertad el lunes después de comprobárseles ninguna participación
en un robo de animales que se investigaba”163.

163
Diario El Siglo de Santiago, 25 de septiembre de 1968, página 5.

120
La noticia alude a hechos conexos a los anteriores, y dan cuenta de la acción de repre-
sión dirigida específicamente contra distintos miembros de la familia Catalán, quienes
tendrán posteriormente una importante participación en la implementación de la Refor-
ma Agraria a favor de comunidades mapuches y, en particular, a favor de la comunidad
Millalén, durante el gobierno de la Unidad Popular, como es el caso de Adolfo Catalán
Lincoleo y Samuel Catalán Lincoleo:
“Orden de disparar:
En la mañana de ayer fue trasladado a Temuco el joven estudiante de Tecnología
Agrícola del Centro Universitario Regional, Samuel Catalán Lincoleo, detenido en
la mañana del lunes para ser interrogado por el Fiscal Militar, siendo detenido en
calidad de incomunicado. También se interrogó a los policías que participaron en
los hechos. Se careó a éstos con el estudiante, que es sobrino de Lorenzo Catalán.
En Lautaro los propios carabineros han hecho circular el rumor de que interven-
drán en casa de los Catalán y que lo harían “con orden de disparar”. Los carabine-
ros de esta localidad ya iniciaron una persecución en contra de la mencionada fami-
lia aun en contra de quienes no estaban en la reducción ese día.
Alrededor de las 17:30 horas del lunes mientras Adolfo Catalán Lincoleo, hermano
de Samuel, estudiante de Administración en el Centro Universitario Regional de
Temuco, se disponía a tomar un microbús para Temuco, estaba acompañado por el
reportero de El Siglo, fue violentamente detenido por seis carabineros sin ninguna
orden, sin dar razones, cuando fueron consultados.
Llevado a la comisaría se le pasó un parte de Eº50 aduciendo como razón el haberse
negado a exhibir sus documentos de identificación y haberles faltado el respeto a
la autoridad, lo cual es falso”164.
En síntesis, y en el contexto de estas primeras acciones de movilización durante el
Gobierno de Frei, los resultados en la aplicación de la Ley de Reforma Agraria a favor de
comunidades mapuches en conflictos aún son limitados. Los casos que se resuelven entre
1967 y 1969 se restringen a los predios de la Sucesión Moena en Lumaco y Ranquilco de
Nueva Imperial. Los predios Chiguaihue, Alaska y Pidenco, de la comuna de Ercilla, no
fueron expropiados, persistiendo el conflicto por la tierra.

5.3 La inoperancia de los Juzgados de Indios y la discusión de una Nueva Ley Indígena
A fines del Gobierno de Eduardo Frei, en forma paralela al desarrollo del proceso de
Reforma Agraria –el que que no lograba responder a la demanda de restitución de tierras
usurpadas a las comunidades mapuches– se buscarán soluciones por otros caminos, entre
164
Diario El Siglo de Santiago, 25 de septiembre de 1968, página 5.

121
ellos, la dictación de una nueva Ley Indígena que superara las restricciones normativas de
la ley 14.511 de 1962.
Esta legislación era criticada, entre otras razones, por no resolver las demandas terri-
toriales y porque los Juzgados de Indios –en los que se había depositado la resolución de
las acciones reivindicatorias– eran inoperantes, dilataban los procesos judiciales y goza-
ban de una mala reputación entre las comunidades mapuches, las que acusaban a los jueces
de favorecer indefectiblemente a los propietarios particulares.
De allí que, luego de haberse promulgado la Ley 16.640 de Reforma Agraria, por el
clima de participación y protagonismo popular que comenzaba a sentirse en la sociedad
chilena, se reactivó la demanda de una nueva ley, la que fue recogida por el gobierno de
Frei. Sin embargo, esta ley más que un nuevo texto legal significaba la modificación de la
existente y, en lo fundamental, solamente pretendía crear nuevos Juzgados de Indios, con
lo que se mantenía el statu quo de la usurpación.
A principios del año 1969, el ministro de Tierras y Colonización, Víctor González Maer-
tens, cartera de la que dependía la Dirección de Asuntos Indígenas del Gobierno, arribará
a la ciudad de Temuco trayendo una propuesta de ley para que fuese discutida por las
organizaciones mapuches. De ello señala la prensa:
“Para el 18 de este mes (Enero) se anunció la llegada a Temuco del Ministro de
Tierras Víctor González Maertens, quien traerá el Proyecto de Ley de Indios.
El Secretario de Estado entregará el proyecto a las Asociaciones de Indígenas de
Cautín para su estudio y discusión aquí, antes de ser entregada para su promulgación
como ley de la República... De esta forma se desea que los propios indígenas parti-
cipen directamente del proyecto que los favorece en un sinnúmero de aspectos”165.
No obstante lo señalado, el proyecto de Ley Indígena de la administración de Eduardo
Frei que se sometió a consulta solo consideraba, entre sus contenidos, la resolución de
problemas sociales y culturales, sin proponer normas específicas destinadas a resolver los
conflictos de tierras mapuches. Así se desprende de la lectura de un matutino correspon-
diente al día en que llega a Temuco el Ministro de Tierras:
“Por el tren de las nueve horas llegará hoy a Temuco el Ministro de Tierras y Colo-
nización Víctor González Maertens.
El objeto de la visita ministerial es tomar contacto con los dirigentes y organizaciones
indígenas para conocer su opinión y debatir las modificaciones introducidas a la situa-
ción legal de los indígenas a través del proyecto de ley recientemente terminado.
El proyecto establece además una serie de beneficios para los indígenas en diver-
sos campos, ya sean social, cultural u otros en que se tiende a hacer justicia para los
mapuches que se han visto postergados en muchas de sus legítimas aspiraciones”166.
165
El Diario Austral de Temuco, enero de 1969.
166
El Diario Austral de Temuco, enero de 1969.

122
El encuentro entre el ministro, autoridades, diputados, y alrededor de unos 200 diri-
gentes mapuches, se efectuó en la Biblioteca Municipal de Temuco. Allí, el ministro González
Maertens explicó que el nuevo proyecto buscaba la modificación de la ley 14.511, mediante
la vía de crear nuevos Juzgados de Indios en Angol, Carahue y Villarrica y agilizar los
juicios mapuches impidiendo que éstos llegaran a la Corte de Apelaciones de Temuco, don-
de quedaban estancados o con sentencias desfavorables a los indígenas. Por otro lado, y en
relación a las tierras, el proyecto no planteaba la restitución de las mismas, sino que –por el
contrario– establecía la necesidad de que los mapuches efectuaran cesiones de sus tierras
para establecer escuelas:
“Unos doscientos indígenas se reunieron ayer en la Biblioteca Municipal para escu-
char al Ministro de Tierras Víctor González Maertens... Estuvieron presentes ade-
más el Intendente de Malleco Abner Castillo y los diputados Sergio Merino, Pedro
Urra y Juan Tuma, y el director de Asuntos Indígenas René Argandoña...
En 1931 se promulgó una ley que contenía algunas de las aspiraciones mapuches.
Pero al considerarse que contenía ciertas imperfecciones se dictó en 1960 la actual
ley, que con el correr de los años también se ha visto que no alcanza totalmente a la
situación indígena y que deja de lado algunos aspectos de su desarrollo social y
cultural...
Señaló que se crearán tres nuevos Juzgados de Indios: en Angol, Carahue y Villarrica,
lo cual dará mucha mayor agilidad a toda la tramitación que se sigue en los casos
jurídicos que presentan los indígenas.
Otro aspecto considerado de bastante importancia es el que se relaciona con la
aceleración de la tramitación y fallo de los juicios de indios y evitar que se eleven
en consulta numerosas sentencias a la Corte de Temuco, en el caso de esta zona,
donde por exceso de trabajo suelen permanecer largo tiempo. Por esto, en el núme-
ro 36 se limita el trámite en la consulta a la Corte solo a aquellos que requieran la
adecuada protección de los derechos del indígena”167.
Para discutir el proyecto de ley se formó un Comité Mapuche, el que debería evaluar la
propuesta de ley en discusión y entregar sus conclusiones. Dicho Comité quedó compuesto
por las siguientes personas:
“En reunión celebrada el 1° de Febrero recién pasado se constituyó un comité provisorio
que integran: Presidente: Juan Huichalaf; Vicepresidente: Antonio Chihuailaf ; Secre-
tario General: Francisco Millanao; Secretario de Actas y Prensa: José Ñancucheo; Teso-
rero: Germán Cayupan; Asesores: Pablo Huichalaf, Pedro Leñan, Víctor Leñan, Martín

167
El Diario Austral de Temuco, enero de 1969.

123
Alonqueo, Ceferino Alcaman, Hugo Huilipan, Juan Ll. Seguel Capitán, Caupolican
Coliqueo, Raúl Huentequeo, Reinaldo Ancavil y José Elgueta Ch”168.
Las reuniones programadas por los mapuches para analizar los títulos I y II del proyec-
to de ley fueron suspendidas, y el proyecto fue abortado por el gobierno, arguyendo razones
de índole política y la necesidad de aplazar la discusión debido a que otras organizaciones
mapuches deseaban participar. En términos oficiales, las razones expuestas fueron las si-
guientes:
“El Ministro de Tierras y Colonización, Víctor González Maertens, [...] nos comunicó
la suspensión por dos razones. La primera, que el Supremo Gobierno desea evitar
que se siga dando interpretación de intervención político oficialista a esta iniciati-
va, que es absolutamente apolítica y deliberativa sobre un asunto de gran interés
para la zona, y, la segunda, que se han recibido peticiones de varias instituciones
indígenas solicitando mayor plazo para el estudio de las sugerencias que harán al
proyecto de ley aludido”169.
En marzo de 1969 se reactivó la discusión del proyecto modificatorio, señalándose al
respecto que: “... El ánimo de los mapuches es cooperar en la obtención de una ley amplia que
enfoque el desarrollo integral de la vieja raza”170.
Una nueva reunión, realizada el 17 de abril de 1969, entre dirigentes mapuches y la
Comisión de Agricultura de la Cámara –que llevaba adelante la tramitación del proyecto–
con presencia del Intendente y del Jefe Zonal de CORA, se realizó en la Biblioteca Muni-
cipal. Allí los mapuches señalaron que, en lo referente a los problemas territoriales, solo
aceptaban Juzgados de Indios si éstos ayudaban a resolver la restitución de tierras:
“Que la creación de los nuevos juzgados de letras de indios consignados en los cuer-
pos modificatorios de la Ley 14.511 obedezca a razones estrictamente relacionadas
con las necesidades de los mapuches y que se evite la tramitación a que por años
son sometidos los indígenas en estos tribunales.
Solo así acepta la comunidad mapuche la creación de estos tres nuevos juzgados en
la zona”171.
Por su parte, el diputado Juan Tuma exigió que se eliminara el artículo 52 del proyecto
de ley, pues lo que hacía era consolidar las usurpaciones de tierras imponiendo una solu-
ción de continuidad, “... es decir, lo que fue usurpado hace años queda usurpado quizás hasta
cuando. Eso no puede ser. Ese artículo es unos de los más peligrosos, sino el más, de todo el
articulado de la ley que estamos empeñados en modificar...”172.

168
El Diario Austral de Temuco, 16 de febrero de 1969, página 9.
169
El Diario Austral de Temuco, enero de 1969.
170
El Diario Austral de Temuco, 16 de marzo de 1969, página 9.
171
El Diario Austral de Temuco, 18 de abril de 1969, página 10.
172
El Diario Austral de Temuco, 18 de abril de 1969, página 10.

124
El debate modificatorio quedó entrampado en la discusión y en las diferencias existen-
tes entre parlamentarios, autoridades y organizaciones mapuches. No era posible, por una
parte, aumentar el número de Juzgados de Indios, ya que solo reanudarían la división de
las comunidades y, por otra parte, no resolverían la demanda de restitución de las tierras
mapuches. Una vez más se dividían las opiniones y las apreciaciones de los actores y, ante
esta oposición, una vez, las demandas mapuches quedaban postergadas.
No obstante ello, a fines de 1969 y principios de 1970, las diversas organizaciones ma-
puches de Malleco y Cautín comienzan a efectuar declaraciones y denuncias respecto de la
situación de tierras en sus comunidades y la falta de solución a sus problemas. Estas orga-
nizaciones promueven una serie de marchas, destinadas a dar a conocer sus demandas a la
opinión pública y a sensibilizar a las autoridades sobre sus requerimientos.
Así, en enero de 1970, la Confederación de Sociedades Araucanas denunciaba los pro-
blemas de expropiaciones de tierras en favor de particulares y en perjuicio de su demanda
ancestral, recibiendo denuncias de delegaciones de comunidades de la Misión de Boroa,
que se quejaban de las largas tramitaciones y la falta de solución a sus problemas en los
Juzgados de Indios e Instituciones del Estado173 :
“La Confederación, con el objeto de solidarizar con sus hermanos mapuches y bus-
car una solución a los graves conflictos de los que tomaron conocimiento, acorda-
ron efectuar una concentración pública el sábado 21 de febrero, a las 11 horas en la
localidad de Padre Las Casas...”174
En febrero de 1970, otra organización, La Unión de Mapuches de Chile, también
denunciaba la falta de solución de sus demandas en los Juzgados de Indios y llamaban a
manisfestarse en las calles “... partiendo desde la plaza del roto chileno, y dirigiéndose por
calle Rodríguez hasta Bulnes, Antonio Varas, Avenida Prat, para terminar en la plaza Teodoro
Schmidt... El propósito de esta marcha es, exclusivamente, hacer notar ante la opinión pública
la injusticia y la orfandad en que vive el pueblo mapuche. Hemos sido postergados y olvidados
por las autoridades y engañados por los políticos, y queremos darnos a conocer”175.
La organización estaba formada por mapuches de las zonas de Truf Truf, Maquehue,
Chol Chol, Membrillar, Quilaco, El Natre, Collahue, Traitraico, Barros Arana y algunas orga-
nizaciones mapuches de la ciudad de Temuco.
Por su parte, y frente a estas demandas y las planteadas por otras organizaciones en el
contexto de la modificación de la ley indígena N° 14.511, el Jefe Zonal de CORA anunciaba
173
Asimismo, recibieron una carta de mapuches de Trapa Trapa que daban cuenta de la muerte de tres
mapuches y de varios heridos por problemas de tierras en el Alto Bío Bío, causadas por colonos o inquili-
nos del Fundo Trapa a consecuencia de las disputas que mantenía desde muchos años en las veranadas
de Cochico. Sobre los hechos del Alto Bío Bío ver Territorio y Comunidades Pehuenches del Alto Bío Bío, Raúl
Molina y Martín Correa, CONADI, Santiago, Chile, 1996.
174
El Diario Austral de Temuco, 20 de enero de 1970, página 8.
175
El Diario Austral de Temuco, 21 de febrero de 1970, página 7.

125
que la Corporación de Reforma Agraria debería tener un papel más activo en los hechos
que comenzaban a ocurrir y, en especial, deberían actuar devolviendo tierras usurpadas a
los Títulos de Merced que se encontraban dentro de los predios expropiados, como es el
caso de los predios Taife y Loloruca.
Lo anterior debe considerarse como muestra de la voluntad de restablecer el dominio
de las tierras a las familias mapuches, pero el proceso era demasiado lento para las preten-
siones de las comunidades y las organizaciones, que pedían la pronta resolución de las
demandas de tierras usurpadas, ya sea que se encontraban en predios no expropiados o
bien a través de la ampliación de las tierras que se poseían.

5.4 Las ‘corridas de cerco’ y la respuesta del Gobierno


A fines del Gobierno de Frei, la movilización mapuche adquiere una nueva y efectiva
forma de acción para la recuperación de tierras, en un proceso que fue impulsado por el
Movimiento Campesino Revolucionario (MCR): las ‘corridas de cerco’.
Ellas buscaban, a través de la acción mancomunada de las familias mapuches, restable-
cer los deslindes originales del Título de Merced y recuperar tierras que habían sido
usurpadas por los fundos vecinos. Las corridas de cerco venían a resolver problemas plan-
teados durante décadas por las comunidades mapuches ante los Juzgados de Indios,
repartición en que se depositaban las causas reivindicatorias, y que no habían sido falladas
o no se resolvían a favor de los mapuches.
La primera corrida de cerco se produjo el 3 de junio de 1970, en Lautaro, cuando la
comunidad Coliqueo–Huenchual procedió a recuperar tierras del Título de Merced que se
encontraban en el fundo El Vergel:
“José Datwiler nos declaró que la corrida de cerco comenzó precisamente el 3 de
junio en el Fundo El Vergel. Se ampliaron los indígenas ocupando 90 a 95 hectáreas.
Había participado la reducción Coliqueo Huenchual, ayudado por otros aborígenes.
Que a la fecha no se había tomado ninguna medida a nivel de autoridades”176.
Las nuevas corridas de cercos se efectuaron el 11 de agosto de 1970, en Lautaro y
Nueva Imperial, donde tres comunidades mapuches procedieron a deslindar nuevamente
la propiedad original de sus tierras:
“En tres sectores de la provincia, grupos de indígenas corrieron ayer los cercos de
sus propiedades usurpando terrenos que no les corresponden.
La acción fue en cadena. Primero, 80 aborígenes se hicieron de 10 hectáreas del
fundo “Tres Hijuelas”, quince kilómetros al interior de Lautaro. Seguidamente,
desde Nueva Imperial se informó que algo similar había ocurrido en los terrenos

176
El Diario Austral de Temuco, 3 de septiembre de 1970, página 11.

126
del agricultor Merke Thiers por parte de la comunidad Huanaco Huenchun. Final-
mente, la inquietud volvió a Lautaro al darse a conocer que campesinos de la comu-
nidad Dollinco había corrido sus cercos hacia el interior de la propiedad de Aquiles
Matus”177.
En contrario, la comunidad mapuche de Dollinco, de Lautaro, en su proclama señala
que: “… con correr los cercos se hacía justicia de tierras que en años anteriores les habían sido
usurpadas”178.
Luego, a fines de agosto de 1970, la comunidad Antonio Quidel, emplazada en la comu-
na de Lautaro, procedió mediante la corrida de cercos a recuperar 40 hectáreas
pertenecientes al Título de Merced y que se encontraban dentro del Fundo Santa Ana, de
propiedad de Pablo Paslack:
“Nuestro corresponsal en Lautaro nos comunicó anoche, que la misma noche del
martes último los indígenas de la reducción Antonio Quidel, procedieron a correr el
cerco del Fundo “Santa Ana”, de propiedad de Pablo Paslack, en una extensión de
40 hectáreas sembradas. Este fundo está ubicado a 18 kilómetros al oeste de Lautaro,
en el camino a Curacautín”179.
La prensa local –un día antes de las elecciones presidenciales– hacía un balance de la
movilización mapuche en pos de la recuperación de tierras, concluyendo que:
“Un total aproximado a las mil hectáreas de terrenos han sido usurpadas en la zona
de Lautaro, por parte de reducciones indígenas. El sistema empleado ha sido me-
diante la corrida de cercos y la operación comenzó hace 25 días yendo en aumento
hasta la tarde de ayer.
Los agricultores afectados con esta actitud de los aborígenes son José Fernández,
Ernesto Fernández, Aquiles Matus, Elías Cuevas, Carlos Taladriz, Javier Carrasco,
Chito Fabres, Isidoro García, Manuel García, Enrique Saldaña, Pablo Paslack, José
Datwiller, comunidad Luis Calderón, Juan Sepúlveda, Enrique Sotter, Tegualda
Rodríguez y Raúl Schifferli”180 .
El mecanismo práctico de las corridas de cerco se describe del modo siguiente: consis-
tía en un trabajo colectivo que identificaba la línea antigua del Título de Merced, hacía las
excavaciones para colocar las estacas del deslinde y luego trasladaba el cerco al límite
señalado en el antiguo título. Los trabajos generalmente se iniciaban durante la noche y
concluían al día siguiente. La estrategia relatada era vista del modo siguiente por El Diario
Austral:

177
El Diario Austral de Temuco, 12 de agosto de 1970, página 1.
178
El Diario Austral de Temuco, 12 de agosto de 1970, página 1.
179
El Diario Austral de Temuco, 2 de septiembre de 1970, página 1.
180
El Diario Austral de Temuco, 3 de septiembre de 1970, página 11.

127
“Los terrenos denominados “Tres Hijuelas” fueron junto a “El Vergel”, los prime-
ros en sufrir las consecuencias de esta reacción Mapuche. Escudados en las som-
bras de la noche las comunidades vecinas a los fundos, trabajaron ayudados por
otros campesinos en las corridas de los cercos y posteriormente continuaron reali-
zando las labores a plena luz del día.
Asimismo, hicieron ver que exigen la entrega de los terrenos que anteriormente
correspondieron a sus antepasados exhibiendo documentos entregados por Juzga-
dos de Indios de Temuco y fechados en 1900 a 1906. Con ellos se les ha engañado
por cuanto los mismos terrenos después de aquellas fechas fueron divididos y ven-
didos a los actuales agricultores”181.
En forma casi paralela a las corridas de cercos, el Movimiento Campesino Revoluciona-
rio impulsó en las comunidades mapuches otro tipo de acción para recuperar tierras
usurpadas: las ‘ocupaciones de fundos’, ya no para restablecer la tierra usurpada a los Títu-
los de Merced sino para recuperar tierras ancestrales, no reconocidas en dominio en dichos
títulos, y que se encontraban dentro de los predios particulares colindantes. Este nuevo
accionar se concentró, a fines del período demócrata cristiano, en las comunas de Lautaro
y Loncoche.
En la aplicación de esta nueva política de expansión territorial, a fines de agosto de
1970 las comunidades mapuches de Lautaro procedieron a ocupar y recuperar el fundo
Poco a Poco, de 150 hectáreas, formado –como su nombre lo indica– en base a la agregación
sucesiva de tierras mapuches, y sobre el cual existían reivindicaciones de tierras:
“Indígenas pertenecientes a las reducciones Juan de Dios Acuña, Lorenzo Curiqueo
y Coche Levín, se apoderaron el martes en la noche del fundo “Poco a Poco” que
tiene una extensión de 150 hectáreas.
El Fundo Poco a Poco es de propiedad del señor José Datwiler... No se registraron
incidentes al posesionarse de él los indígenas de las reducciones mencionadas”182.
Más al sur, en la comuna de Loncoche, y específicamente en el sector Pinchafil, el 1 de
septiembre de 1970 mapuches de la comunidad Briceño ocuparán terrenos de la sucesión
Elías Montecinos. Si bien las razones de la ocupación ya no eran nuevas, y correspondían a
la recuperación de tierras de pertenencia ancestral mapuche, aparece un elemento nuevo,
y que hace trascender al hecho mismo, ya que las familias mapuches contaron con el apoyo
de estudiantes y del alcalde de Loncoche, Julio Muñoz Jorquera. Estos hechos se producían
a escasos días de las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1970.
El diagnóstico de las autoridades de gobierno locales a fines de 1969, y cuando se inició
la implementación de la Reforma Agraria en tierras reivindicadas por comunidades

181
El Diario Austral de Temuco, 3 de septiembre de 1970, página 11.
182
El Diario Austral de Temuco, 2 de septiembre de 1970, página 1.

128
mapuches, tenía más de una arista: para la provincia de Malleco, los males eran causados
por el atraso y la pobreza de las comunidades mapuches, en tanto que, para la Provincia de
Cautín, las causas se encontraban en la concentración de la población en pocas tierras. A la
vez, se pensaba que el proceso de Reforma Agraria no podía responder a la demanda
mapuche, debido a la masividad de esta reivindicación.
El Intendente de Malleco, Abner Castillo, decía sobre este punto:
“De las tres provincias, la situación más grave se presenta en Malleco, dijo el Inten-
dente Abner Castillo.
Tenemos 32.000 mapuches y en general son más atrasados que los de Cautín, pero
tenemos un plan experimental de Cooperativas, en cuya organización ya se encuen-
tran integrados 12.000 indígenas. Esto lo estamos realizando en la zona de Lumaco.
Señaló Castillo, además, que se están expropiando todos los fundos mal explotados.
Manifestó, además, que se está creando una Cooperativa de forestación y la crea-
ción de escuelas artesanales pero lo fundamental para él, y que estima sería la
solución definitiva del problema, es el establecimiento de fundos fábricas, donde el
mapuche podría trabajar en distintas actividades, ejerciendo una mano de obra
especializada que además lo capacitaría para una serie de actividades que le pro-
porcionarían un elevamiento de su actual nivel de vida”183.
En el caso de la Provincia de Cautín, el Intendente Silvius Pavissich señalaba:
“Cautín cuenta con 183.000 indígenas. Es, por lo tanto, la provincia que mayores
problemas tiene [...] Si quisiéramos entregar la tierra a los Mapuches que tenemos
aquí, estoy seguro que no alcanzaría. No podríamos darles tierras, si esa fuera la
solución...”184.
¿Cuál es la solución, entonces? La respuesta del Intendente de Cautín fue categórica:
“El plan propuesto para Cautín comprenderá la tenencia de la tierra y la solución
al añejo problema del minifundio, que está entrabando mejores expectativas eco-
nómicas para ello y para las zonas que habitan. Es necesario que la gente que traba-
je la tierra tiene que ser apta ya que la tierra no la pueden trabajar todos. Los otros,
tienen otras perspectivas que abordar y pueden serles proporcionadas”185.
Como fuere, en la agenda gubernativa ya ocupa un lugar la demanda mapuche, aunque
lo sea como un ‘problema’. Así, en noviembre de 1969, el gobierno de Frei nuevamente
envió a la zona mapuche al ministro de Tierras y Colonización, ahora con el fin de que
resolviera la situación de diversas comunidades mapuches en conflicto. Así, le fue enco-
mendado resolver la situación de familias pehuenches de Lonquimay que ocupaban terrenos

183
El Diario Austral de Temuco, 31 de octubre de 1969, página 1.
184
El Diario Austral de Temuco, 31 de octubre de 1969, página 1.
185
El Diario Austral de Temuco, 31 de octubre de 1969, página 1.

129
fiscales, como Huenucal Ivante y Pedro Calfuqueo de Icalma; estudiar la situación de la
comunidad Bernardo Ñanco, en conflicto con el fundo Chilpaco respecto de la superposi-
ción de deslindes; entregar títulos gratuitos a Colonos; entrevistarse en la comuna de Lumaco
con inquilinos ocupantes de los predios de la sucesión Moena; y, finalmente, resolver los
problemas de ocupación de tierras en Ercilla y Pailahueque, Tricauco y Pidima.
Las soluciones a las que arribó el ministro en esta visita solo trajeron una calma tem-
poral en Malleco, ya que en julio de 1970 el gobierno se vio enfrentado a nuevas
movilizaciones mapuches, destinadas a la recuperación de tierras en los fundos Chiguai-
hue, Alaska y Pidenco, y ante la posibilidad de que se extendiera la recuperación de tierras
a otros cuatro predios particulares, donde existiría resistencia patronal, se optó por decla-
rar el Departamento de Collipulli en Zona de Emergencia.
Finalmente, el gobierno de Eduardo Frei M. en los momentos postreros de su mandato,
en agosto de 1970, en la persona del Intendente de Cautín Silvius Pavissich hace un descar-
nado análisis de la realidad del conflicto:
“Desde hace un mes a la fecha la Dirección de Asuntos Indígenas de Cautín, con-
juntamente con la Intendencia, ha estado trabajando codo a codo interpretando las
leyes, recopilando datos, allegando toda clase de antecedentes, para poder formu-
lar juicios legales, lógicos y justos. Es así como nos ha tocado intervenir en muchos
casos y siempre hemos tratado de actuar en la forma más correcta, de acuerdo a los
antecedentes que tiene la Dirección de Asuntos Indígenas.
La acción de la justicia pertenece totalmente al Tribunal de Indios y Corte de Apelacio-
nes. La asesoría que hemos brindado a las personas en conflicto ha sido de carácter
estrictamente técnico, mensura, líneas, cabida que les corresponde a las comunidades.
Para nosotros ha sido muy triste comprobar que existen elementos encargados de
alterar la tranquilidad de las comunidades y revivir asuntos ya resueltos por los
tribunales de justicia. Sería bastante largo enumerar problemas de comunidades
que han llegado a esta oficina, con planos del año 1889, 1900 o 1903, en que apare-
cen grupos indígenas sin dividir y sobre las cuales el pueblo mapuche tendría ple-
nos derechos. Pero en un 99% de los casos, hemos podido comprobar con el señor
Subdirector de Asuntos Indígenas, Mario Ricci, que a partir de esa fecha las cosas
han cambiado totalmente.
Planos de las fechas de 1888, 1900 y 1902 están totalmente obsoletos, por cuanto las
comunidades han sido divididas entre sus propios comuneros. Existen planos de
esta división de los años 1942 al 47 en los cuales los indígenas la han dividido total-
mente y los comuneros han podido hacer y deshacer con sus respectivas propieda-
des y posteriormente, después de haber vendido, ahora quieren volver a retroceder
las cosas a 1900. Eso es legalmente imposible”186.
186
El Diario Austral de Temuco, 12 de agosto de 1970, página 1.

130
En este contexto, las ‘corridas de cerco’, como señaláramos precedentemente, prendie-
ron fuertemente en el movimiento mapuche, toda vez que constituían una respuesta
inmediata a la demanda, respuesta que no daban ni la Ley Indígena vigente ni la Ley de
Reforma Agraria. La insuficiencia institucional era reconocida por las propias autoridades
de gobierno, y la reivindicación gozaba de legitimidad, respecto de la cual los comuneros
mapuches podían exhibir pruebas irrefutables, como los planos del Título de Merced y los
contratos que precedían a las apropiaciones indebidas.
El Gobernador de Lautaro, Juan Jofré, respecto a las corridas de cerco que se desarrollan
entre el 3 de julio de 1970 y el 2 de septiembre de 1970, no hace sino desconocer las causas y la
importancia del nuevo proceso a que se estaba llegando, postulando –una vez más– que se
debía evitar el conflicto y la violencia y canalizar los hechos hacia la justicia, a la vez que
desliza una cierta instrumentalización del movimiento, días previos a la elección presidencial:
“Se trata de corridas de cerco y no habría que confundir con tomas de terrenos, que
la situación estaba en manos de la justicia y que él solo había cumplido con la
misión de visitar los lugares, conversar con las dos partes en conflicto y evitar que
surgiera la violencia.
También, que la situación se creó desde hace más de 15 días, que va en aumento y
que por primera vez ocurre en 6 años y previo a una elección. El litigio de tierras ha
sido tomado por la justicia y no se ha podido comprobar fehacientemente si están o
no azuzados. Tampoco armados, a no ser de rifles y escopetas de caza deportiva”187.

6. Resultados de la Reforma Agraria bajo el gobierno de Frei: 1964-1970

El gobierno de Eduardo Frei, en las provincias de Malleco y Cautín, desarrolló un


proceso de Reforma Agraria en que aplicó, en una primera etapa, la ley de Reforma Agra-
ria N° 15.020, hasta el mes de julio de 1967, y luego la Ley de Reforma Agraria N° 16.640,
a través de las cuales expropió predios de dilatadas superficies. Algunos de ellos benefi-
ciaron la expansión de las tierras mapuches, específicamente 18 predios, por un total de
9.913,5 hectáreas, expropiados con la ley 15.020, y 7 predios, por 10.682,3 hectáreas, expro-
piados con la ley 16.640, teniendo como resultado total la expropiación de 25 predios a
favor de mapuches, con una superficie total de 20.595,80 hectáreas, de acuerdo al desglose
del siguiente cuadro:

187
El Diario Austral de Temuco, 3 de septiembre de 1970, página 11.

131
Cuadro N° 14
Resumen total de expropiaciones a favor de mapuches
durante el gobierno de Eduardo Frei

Comuna Predio Propietario Expropiación Asentamiento Hás. HRB Ley

Cunco Las Hortensias Transf. de Corfo a Cora 01-Ene-65 Coop. Las Hortensias 1423 s/i 15.020
Carahue Cuyinco Larroulet Transf. de Corfo a Cora 14-Dic-65 Coop. Cuyinco 616 s/i 15.020
Carahue Cuyinco Olea Transf. de Corfo a Cora 14-Dic-65 Coop. Cuyinco 418.2 s/i 15.020
Freire El Carmen de Colico Luis Silva Castellón 17-Feb-66 Coop. La Esperanza 2192.3 99.27 15.020
Freire El Ajial (Hij. 240) Suc. Avelino Mora M. 17-Feb-66 s/i 385.4 39.83 15.020
Freire El Ajial (Hij. 241) Raúl Mora Inostroza 17-Feb-66 s/i 403.7 s/i 15.020
Carahue Pancul José Andueza 14-Abr-66 Coop Miraflor de Pancul 1438.1 25.54 15.020
Nueva
Imperial Bellavista (Hij. N°1) Lucía Schleyer Mac Donald 28-07-66 Coop. Las Violetas 382 47.07 15.020
Nueva
Imperial Bellavista (Hij. N°2) Violeta Greve 28-Jul-66 Coop. Las Violetas 711.9 s/i 15.020
Freire Sta. Amalia Soc. Agrícola Colico Ltda. 29-Sep-66 Coop. La Esperanza 506 s/i 15.020
Freire Sta. Amalia del Lago Alicia González B. 29-Sep-66 Coop. La Esperanza 257.1 21.9 15.020
Cunco Sta. Ema Francisco Müller 23-Nov-66 Coop. Las Hortensias 144.8 s/i 15.020
Cunco Sta. Rosa Francisco Müller 23-Nov-66 Coop. Las Hortensias 122.4 58.65 15.020
Cunco Las Lagunas Francisco Müller 23-Nov-66 Coop. Las Hortensias 182.3 72.48 15.020
Nueva Ranquilco (Hij. N° 1) Ema del Carmen Prousing
Imperial Mitad Poniente Arias 07-Dic-66 El Toqui 146 s/i 15.020
Nueva Ranquilco (Hij. N° 1) Delia Rosa Prousing Arias 07-Dic-66 El Toqui 261.8 s/i 15.020
Imperial Mitad Oriente
Nueva Ranquilco (Hij. N° 2)
Imperial Dos Retazos de la
Mitad Poniente del
Fdo. Ranquilco Tulio Neira Acuña 07-Dic-66 El Toqui 203.5 s/i 15.020
Nueva Ranquilco (Hij. N° 3)
Imperial Un Retazo de Ambas
Mitades Patricio Neira Acuña 07-Dic-66 El Toqui 119 s/i 15.020
Nueva
Imperial Resto Fundo
Chol-Chol Carlos Pedro Conus Crauzas 24-Ene-68 El Toqui 1354.1 163.39 16.640
Purén Hij. 2ª o Rapahue Victoria Ormeño González 17-Jul-69 La Esperanza 987.6 64.82 16.640
Lautaro Los Aromos y
Miraflores Julio Fernández Gross 04-Sep-69 El Crucero 999.2 131.1 16.640
Lumaco Parte del Fdo. Moyna Beatrice Moyna vda.
(Reñico y Pililmapu) de Compton 16-Oct-69 Cooperativa Lautaro 3200.8 146.17 16.640
Lumaco Parte del Fdo. Moyna Beatrice Moyna vda. 16-Oct-69 Cooperativa Lautaro 1873.6 105.93 16.640
(San Gerardo, de Compton
Hueico y Resto Del
Fdo. El Peral)
Villarrica Copihuelpe Víctor Kunstmann Hube
y otros 30-Oct-69 s/i 1465.3 210 16.640
Angol Cutipay Comunidad Soto Sanhueza 22-May-70 Poder Campesino 801.7 139.9 16.640
Total 25 Predios 20.595,8

Fuente: Servicio Agrícola y Ganadero SAG, Departamento de Tenencia de la Tierra, Expe-


dientes de Expropiación, Carpetas Cora, Santiago de Chile.

132
En general, podemos sostener que los predios expropiados en las Provincias de Malle-
co y Cautín por la administración democratacristiana fueron fruto de la transferencia de la
Corporación de Fomento a la Corporación de la Reforma Agraria, de ofrecimientos volun-
tarios de los propietarios, o bien de predios que superaban las 80 hectáreas de riego básico
o que se encontraban evidentemente mal explotados o abandonados.
Por otro lado, las expropiaciones no respondieron a la demanda territorial mapuche,
con excepción de algunos predios de la comuna de Lumaco, los que fueron expropiados
luego de una larga lucha librada por las comunidades mapuches. En el caso de las corridas
de cercos, acciones desarrolladas para recuperar tierras usurpadas, los predios reivindica-
dos no fueron expropiados. Del mismo modo, solo en los casos de los fundos Copihuelpe de
Villarrica y Pancul de Nueva Imperial, la CORA, una vez que los expropió, procedió a resti-
tuir en usufructo tierras que se encontraban usurpadas a las comunidades dentro de los
fundos expropiados. En los demás predios los mapuches fueron beneficiarios del proceso
como miembros de asentamientos, en carácter individual y no como comunidades.
Se constata también que durante la administración del Presidente Eduardo Frei Mon-
talva no existe una política indígena que aborde la demanda y reivindicación mapuche
desde su especificidad, ya que, desde el informe CIDA de 1966, se considera a los mapuches
como campesinos minifundistas, que si bien requieren un trato particular y preferente,
éste se refiere a la asistencia técnica y productiva, no planteándose como política de Esta-
do la ampliación de la tierras comunitarias, cuestión que queda claramente expresada en
el texto de la ley de Reforma Agraria N° 16.640, que no considera causales de expropiación
a favor de los mapuches. Solo en año 1969, con la emergencia del movimiento y de las
organizaciones mapuches, se comienza a discutir tímidamente la posibilidad de elaborar
una nueva Ley Indígena, que reemplace a la Ley 14.511 de 1961 y que considere la deman-
da mapuche en su especificidad.
Como se ha señalado en los acápites anteriores, es a partir de la promulgación de la
Ley 16.640 de Reforma Agraria, que el gobierno de Eduardo Frei M. comienza a desarro-
llar un lento proceso expropiatorio en las provincias de Malleco y Cautín.
Así, durante el segundo semestre del año 1967 se expropiaron ocho predios en la Arau-
canía, en las comunas de Caracautín, Cunco, Freire, Lautaro y Vilcún. La tendencia no
variaría durante el año 1968, año en el que se expropiaron 19 fundos, y en el año 1969, en el
que se expropiaron 17 fundos, los que corresponden a las comunas de Angol, Collipulli,
Lumaco, Purén, Freire, Lautaro, Loncoche, Vilcún y Villarrica. Solo en 1970 las expropiacio-
nes subieron a 28 predios. Por otro lado, durante todo el período de Eduardo Frei no se
expropiaron predios en las comunas de Ercilla, Lonquimay, Victoria, Perquenco, Pitruf-
quén, Pucón, Puerto Saavedra y Temuco.

133
En cuanto al movimiento reinvindicatorio mapuche, éste toma mayor consistencia a fines
del año 1967, a los meses siguientes de promulgada la Ley de Reforma Agraria Nº 16.640,
momento en que las comunidades mapuches de la comuna de Lumaco –que formaban parte
de las bases de la Confederación Indígena y Campesina Ranquil– procedieron a ocupar los
fundos Chanco, Reñico Grande, Reñico Chico, El Maitén, Loncoyán, Pellahuén, Didaico y Los
Pantanos, de propiedad de la sucesión Moena, a fin de exigir su expropiación188.
La primera recuperación de tierras sobre el predio Reñico y Pililmapu se llevó a cabo el
2 de marzo de 1968, exigiéndose la aplicación de la Ley de Reforma Agraria. Posteriormen-
te, ante la tardanza en el pronunciamiento de la CORA respecto de la expropiación, se
produjo una segunda ocupación de los predios, el 28 de febrero de 1969, y después una
tercera acción de recuperación, el 3 de marzo del mismo año, a la cual se sumaron otras
comunidades mapuches. Este movimiento, que fue el primero de la comuna de Lumaco,
concluyó con la expropiación de los cinco predios con una superficie de 5.074,4 hectáreas,
dando origen a la Cooperativa Regional Campesina Lautaro Ltda. El último predio expro-
piado durante el gobierno de Frei, con antecedentes de reivindicación de tierras por parte
de los mapuches, fue el fundo Cutipay, emplazado en la comuna de Angol, el que mantenía
usurpadas tierras del Título de Merced de Calixto González Huelín y cuya expropiación se
llevó a cabo el 22 de Mayo de 1970.
En síntesis, durante el período democratacristiano, con la aplicación de la Ley 16.640,
se expropiaron a favor de comunidades mapuches un total de siete predios, en las comunas
de Angol, Lumaco, Lautaro y Purén, por un total de 10.682,3 hectáreas, equivalente a 961,31
hectáreas de riego básico, lo que representó el 4,69% de los predios expropiados durante el
período, a nivel nacional.
A fines del gobierno de Eduardo Frei M. el movimiento mapuche de recuperación de
tierras será liderado por la Confederación Nacional Campesina e Indígena Ranquil, en la
zona de Malleco, por el Movimiento Campesino Revolucionario (MCR), en Cautín, y en
especial en las comunas de Lautaro, Carahue y Loncoche, y por la Unión Campesina Revo-
lucionaria (UCR) en la zona de Puerto Saavedra. El MCR, en el año 1969, impulsó una
estrategia de recuperación tierras por medio de las ‘corridas de cerco’, que consistían en
reinstalar los cercos de las comunidades en los deslindes que correspondían al Título de
Merced, y que estaban siendo ocupados de hecho por los fundos colindantes.
En este contexto, y en las postrimerías de la administración Frei, se comenzó a gestar
un movimiento mapuche que desbordó los procesos de reivindicación en los Juzgados de
Indios, donde las demandas de restitución de tierras usurpadas se encontraban encapsula-
das y sin solución para los mapuches. Paralelamente, se comenzaron a suceder acciones de
recuperaciones de tierras destinadas a presionar por la aplicación de la Reforma Agraria y

188
Uno de estos fundos, Reñico, contenía las tierras usurpadas del Título de Merced Raimán Pichulmán.

134
por la expropiación en favor de las comunidades mapuches, no obstante que éstas no fue-
ron consideradas por las autoridades del gobierno.
Por otro lado, las movilizaciones mapuches, durante este período, serán reprimidas,
tanto por el gobierno como por los patrones, los que muestran las primeras formas de orga-
nización paramilitar para resistir la demanda indígena, lo que constituirá la antesala de lo
que posteriormente será una política recurrente de las organizaciones patronales contra
los mapuches.
Sobre estos sucesos escribe Steenland “Los campesinos comenzaron con las corridas de
cercos en Junio de 1970. Alrededor de Agosto, suficientes incidentes han ocurrido para generar
alarma entre los propietarios de tierras del área. El 12 de Agosto un grupo de propietarios de tierras
acude al Subsecretario del Interior en Santiago para formular sus reclamos. Incluidos en el grupo
se encontraban dos propietarios de tierras de la comuna de Lautaro, Carlos Taladríz y René García.
El último, diputado del Partido Nacional. Los propietarios de tierras instaron y obtuvieron una
promesa del Subsecretario (Achurra) para ver que las ´corridas de cercos´ fueran desahuciadas. El
Gobernador de la Provincia de Cautín era designado por el Gobierno Demócrata Cristiano, y el
Subsecretario prometió instruir al Gobernador para desalojar a los Mapuches de las tierras ocupa-
das. El Subsecretario nunca cumplió su promesa. Las elecciones estaban demasiado cerca, y resultaba
imprudente tomar decisiones que lo llevaran a actuar en contra de los Mapuches. En consecuencia,
los Mapuches permanecieron en la tierra. Las familias Taladríz y García tuvieron que aceptar, al
menos temporalmente, las pérdida de unas pocas hectáreas de sus haciendas”189.
De acuerdo a un diagnóstico efectuado por ICIRA, el panorama de ocupaciones ilega-
les en los años que precedieron a la Unidad Popular era el siguiente: entre los años 1960 a
1966 se registran 36 ocupaciones de predios; en el año 1967, el número de ocupaciones es
de 9, en 1968 es de 27 y sube sustancialmente en los años siguientes, produciéndose 148
ocupaciones en el año 1969 y 192 en el período comprendido entre septiembre y diciembre
de 1970, ya electo Salvador Allende como Presidente de la República para el período
constitucional que comenzaría el 4 de noviembre de ese mismo año190.
Concluyendo, a estas alturas del proceso de Reforma Agraria, las comunidades y orga-
nizaciones mapuches han ido creando las condiciones para lograr la expansión territorial,
transformando la Ley de Reforma Agraria en una herramienta que satisfaga sus demandas
e integrando en el ideario legislativo la urgencia de promulgar una nueva Ley Indígena.
Todos estos elementos se encaminan a lograr la restitución de las tierras usurpadas, lo que
tendrá una amplia manifestación durante el Gobierno de Salvador Allende.

189
Steenland, Kyle, Agrarian Reform Under Allende. Peasant Revolt in the South, University of New Mexico
Press – Alburquerque, United States of America. 1977, p. 86.
190
Steenland, 1977: 10.

135
7. La Reforma Agraria en la Araucanía bajo el gobierno
de Salvador Allende (1970-1973)

El 4 de septiembre de 1970 se realizaron las elecciones presidenciales, resultando elec-


to el candidato de la Unidad Popular, Salvador Allende Gossens, con 1.070.334 votos (36.6%),
seguido del candidato de la derecha, Jorge Alessandri Rodríguez, con 1.031.159 votos (34.9%)
y, finalmente, el candidato de la Democracia Cristiana, Radomiro Tomic Romero, con 821.801
votos (27,8%).
El Programa de Gobierno de la Unidad Popular planteaba la profundización del proce-
so de Reforma Agraria y era el único que se hacía cargo de la problemática de las tierras
mapuches, en el acápite titulado precisamente “Profundización y Extensión de la Reforma
Agraria”191.
En relación a la Reforma Agraria, planteaba lo siguiente:
“La Reforma Agraria es concebida como un proceso simultáneo y complementario con
las transformaciones generales que se desea promover en la estructura social, política
y económica del país, de manera que su realización es inseparable del resto de la polí-
tica general. La experiencia ya existente en esta materia y los vacíos o inconsecuencias
que de ella se desprenden, conducen a reformular la política de distribución y organi-
zación de la propiedad de la tierra en base a las siguientes directivas:
1. Aceleración del proceso de Reforma Agraria expropiando los predios que excedan
a la cabida máxima establecida, según la condiciones de las distintas zonas, incluso
los frutales, vitivinícolas y forestales, sin que el dueño tenga derecho preferencial
a elegir la reserva. La expropiación podrá incluir la totalidad o parte de los activos
de los predios expropiados (maquinarias, herramientas, animales, etc.).
2. Incorporación inmediata al cultivo agrícola de las tierras abandonadas y mal explo-
tadas de propiedad estatal.
3. La tierras expropiadas se organizarán preferentemente en formas cooperativas de
propiedad. Los campesinos tendrán títulos de dominio que acrediten su propiedad
sobre la casa y el huerto que se les asigne y sobre los derechos correspondientes en el
predio indivisible de la cooperativa. Cuando las condiciones lo aconsejen, se asigna-
rán tierras en propiedad personal a los campesinos, impulsando la organización del

191
Programa de Gobierno de la Unidad Popular, aprobado por los Partidos Comunista, Socialista, Radical y
Social Demócrata, el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) y la Acción Popular Independiente,
el 17 de diciembre de 1969, en Santiago de Chile, Folleto, página 21.

136
trabajo y de la comercialización sobre bases de cooperación mutua. También se desti-
narán tierras para crear empresas agrícolas estatales con la tecnología moderna.
4. En casos calificados se asignarán tierras a los pequeños agricultores, arrendata-
rios, medieros y empleados agrícolas capacitados para el trabajo agropecuario.
5. Reorganización de la propiedad minifundiaria a través de formas progresivamente
cooperativas de trabajo agrícola.
6. Incorporación de los pequeños y medianos campesinos a las ventajas y servicios de
las cooperativas que operen en su área geográfica”192.
En relación al pueblo mapuche, el referido Programa de Gobierno se pronunciaba ex-
presamente a favor de mantener la integridad de las tierras mapuche, propender a su
ampliación y poner freno al proceso de usurpación de las mismas. Para estos efectos, y
vinculando la problemática mapuche al proceso de Reforma Agraria, ponía a disposición
de la demanda mapuche los mecanismos expropiatorios contenidos en la Ley de Reforma
Agraria. Conjuntamente, promovía el desarrollo económico y social de las comunidades
mapuche, a través de otorgarles asistencia técnica y apoyo crediticio.
Lo anterior quedaba consignado en el numeral 7, del Programa de Gobierno de la
Unidad Popular, del acápite “Profundización y Extensión de la Reforma Agraria”, a saber:
7. “Defensa de la integridad y ampliación y asegurar la dirección democrática de las
comunidades indígenas, amenazadas por la usurpación, y que al pueblo mapuche y
demás indígenas se les asegure tierras suficientes y asistencia técnica y crediticia
apropiadas”193.
Al respecto, el presidente electo, en su anterior campaña a la Presidencia de la Repú-
blica, en 1964, ya había planteado la necesidad de resolver la restitución de las tierras
usurpadas a las comunidades mapuches, de promulgar una nueva ley indígena y de promo-
ver la participación mapuche en la Reforma Agraria. En este marco se privilegiaba la
participación de técnicos agrícolas de origen mapuche y, en general, de todos aquellos que
tengan vocación por el trabajo agrícola, integrándolos al proceso de Reforma Agraria194.

192
Programa de Gobierno de la Unidad Popular, página 22.
193
Programa de Gobierno de la Unidad Popular, página 23.
194
En el título III del Compromiso firmado por el candidato presidencial en 1964, el doctor Salvador Allende, y
los mapuches Antonio Mulato Ñonque, Gregorio Seguel, Eusebio Painemal y Juan Huichalaf, se establecía lo
siguiente: “Ellos han usurpado las tierras que pertenecen a los mapuches. Nosotros los mapuches, por man-
dato de la ley, recuperaremos nuestras tierras... 1.- Restitución y remensuramiento de todos los fundos
colindantes con comunidades o propietarios indígenas, para saber a ciencia cierta las hectáreas usurpadas
y la vuelta inmediata a sus dueños; 2.- Reordenamiento de las comunidades; 3.- Seguridad de posesión
indefinida y legal de las tierras araucanas en manos de araucanos; 4.- Participación en un porcentaje
considerable en la Reforma Agraria, favoreciendo en primer lugar a aquellos elementos egresados de
Escuelas Agrícolas o similares, en segundo lugar, que dé preferencia a aquellos padres cuyos hijos
(continúa en pág. siguiente)

137
Salvador Allende asume la presidencia de la República el 4 de noviembre de 1970, y su
gabinete se aboca, en los dos meses restantes para el término del año 1970, a planificar la
ejecución del Programa de Gobierno. En dicho programa tiene un sitio privilegiado la ne-
cesidad de modificar la antigua estructura agraria, que pesaba sobre el modelo económico
imperante de tipo capitalista, y reemplazarla por una estructura agrícola acorde a una
sociedad socialista195. En lo inmediato, se busca terminar con el latifundio y acelerar el
proceso de Reforma Agraria agilizando el ritmo de expropiaciones.
Respecto a la restitución de las tierras reivindicadas por las comunidades mapuches al
interior de los Títulos de Merced, y teniendo presente que a 1970 se estimaba en más de
100 mil hectáreas la superficie de tierras indígenas en poder de particulares, el gobierno
ordenará a la Dirección de Asuntos Indígenas la constitución de la ‘Comisión de Restitu-
ción de Tierras Usurpadas’, a fin de que ésta se abocara a restablecer el dominio de la
tierra a los mapuches. A su vez, el gobierno se comprometerá con las organizaciones mapu-
ches a promulgar una nueva Ley Indígena, recogiendo las resoluciones del Primer Congreso
de Sociedades Mapuches –realizado en Ercilla en diciembre de 1969– y las que emanaron
del Segundo Congreso Nacional Mapuche (realizado el 5 de noviembre de 1970), éste últi-
mo ya iniciado el mandato del Presidente Allende196.
Esto llevará a descentralizar la acción del gobierno y trasladar, en enero de 1971, el
Ministerio de Agricultura a la ciudad de Temuco para, desde allí, realizar los estudios per-
tinentes y efectuar las expropiaciones de tierras en respuesta a las reivindicaciones
territoriales mapuches.
Así, quedaba trazado el desarrollo de la política indígena de la Unidad Popular, para lo
cual el gobierno considerará la utilización de las normas contempladas en la ley de Refor-
ma Agraria, y a través de ella, resolver las reivindicaciones mapuches, territoriales,

estudian en dichos establecimientos, a fin de asegurarles un porvenir de trabajo y seguridad de aplica-


ción de sus conocimientos, y en tercer lugar aquellos que, no teniendo los requisitos anteriores, sientan
interés por percibir los beneficios de dichas Reformas; 5.- Ampliación de 20 años plazo para el no pago de
contribuciones y demás exenciones contempladas en virtud de la actual Ley 14.511”. En Foerster y
Montecinos, 1988: 310 - 311.
195
Berdichewsky, 1979: 451.
196
El gobierno de la Unidad Popular fue percibido por el Segundo Congreso Nacional Mapuche como “... el
momento histórico en que el pueblo de Chile inicia una etapa de profundas transformaciones en las es-
tructuras económicas, sociales y políticas, con motivo de la asunción al poder de las masas trabajadoras...(y
donde) el pueblo mapuche no puede estar a la deriva, esperando de las esferas de gobierno las iniciativas
de lo que tiene que hacer ...y seguros de que nosotros mismos a través de nuestra propia acción vamos a
escribir la nueva historia de Chile”. Formaban parte de este Manifiesto del Segundo Congreso Nacional
de Asociaciones Mapuches, entre otras organizaciones, la Confederación Nacional Mapuche, la Corpora-
ción Araucanía, la Federación Universitaria Indígena, la Moderna Araucanía, la Unión Araucana, la Fede-
ración Campesina e Indígena Luis Emilio Recabarren. Estas proposiciones constituyeron el anteproyecto
de la nueva ley indígena. En Foerster y Montecino, 1988: 331.

138
educacionales y productivas, entre otras, poniendo especial énfasis en la restitución de
tierras usurpadas, especialmente de aquellas demandas que se encontraban ‘congeladas’
en los Juzgados de Indios. Esta política se materializará a partir del mes de enero de 1971,
en el proceso que se conoció con el nombre de ‘Cautinazo’, por establecerse el centro de
operaciones del gobierno –en relación a la Reforma Agraria y las demandas del pueblo
mapuche– en la ciudad Temuco, capital de la provincia de Cautín.
Cabe consignar, sin embargo, que paralelamente el gobierno promovió la promulgación
de una nueva Ley Indígena, la que debería dar respuestas a la demanda mapuche en su
especificidad étnica, la que finalmente se aprobó en el año 1972, pero que en términos
territoriales no tuvo ningún efecto práctico.

7.1 Los primeros meses del Gobierno de la Unidad Popular en la Araucanía (1970)
Una vez que la Unidad Popular asume el gobierno, el proceso de movilización mapuche
por la reivindicación de derechos se profundiza y se expresa a través de las recuperaciones
de tierras, acciones lideradas por el Movimiento Campesino Revolucionario (MCR), que
correspondía a la orgánica campesina e indígena del Movimiento de Izquierda Revolucio-
naria (MIR).
El MCR privilegió la recuperación ‘de hecho’ de las tierras usurpadas y, desde junio
de 1970, venía desarrollando un importante proceso conocido como las ‘corridas de cer-
co’, acciones que consistían en restablecer los deslindes originales de los Títulos de
Merced sobre los fundos o predios aledaños que tenían tierras mapuches usurpadas,
proceso de movilización que se concentró en las comunas de Lautaro, Loncoche, Ca-
rahue y Nueva Imperial197.

197
Enrique Pérez, del Centro de Estudios Simón Bolívar, Agrupación de Ex Presos Políticos, ex militante
del MIR, y activo participante del proceso de Reforma Agraria en la Araucanía, explica: “Es cierto
también que la Reforma Agraria es nacional, y no considera la especificidad del pueblo mapuche, como
también el desarrollo de la lucha revolucionaria del pueblo mapuche consideró la especificidad de la
cultura del pueblo mapuche, pero sí –por lo menos– en el trabajo que se desarrolló en la zona mapuche
se hace un estudio de las características sociales, políticas, económicas y culturales que existen en la
región, para poder desarrollar un trabajo político, no surge de la idea de determinados huincas o infil-
trados, sino que se estudió y trabajó con hermanos mapuches y de allí se fue sacando la historia, los
Títulos de Merced, los problemas que existían, de escuelas, de movilización, de recuperación de tierras,
y es a partir de un plano teórico y político de algunos revolucionarios que se encuentran con la realidad
del pueblo mapuche que se empiezan a plantear las corridas de cercos, y además estudiando la historia
del pueblo mapuche. No es algo que nazca de la noche a la mañana, es producto de la conjunción de una
experiencia, de una historia, de jóvenes revolucionarios que queríamos desarrollar los cambios que
requería el país”. Encuentro Taller “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y 16 de
enero de 2002.

139
Así, a pocos días de haber asumido el Presidente Allende, el 12 de noviembre de 1970,
sesenta comuneros mapuches corrieron el cerco y recuperaron 37 hectáreas del Título de
Merced que se encontraban formando parte del fundo Brasil, ubicado en la comuna de Lau-
taro198. El 21 de noviembre, un grupo de campesinos ocupó el fundo ‘Huerqueco’199 , aledaño
al fundo Brasil. Posteriormente, se corrió el cerco del fundo El Progreso, también emplazado
en la comuna de Lautaro, el que tenía apropiadas 80 hectáreas de tierras que formaban parte
del Título de Merced de la comunidad mapuche Saravia. Lo propio ocurrió el 28 de diciembre
de 1970, cuando numerosas familias mapuches de la comunidad Pancho Cayuqueo, del sector
Malpichahue, ubicada en el camino de Lautaro a Galvarino, procedieron a correr los cercos
para recuperar hijuelas que pertenecieron al Título de Merced original200.
Al poco tiempo, el MCR se hace eco de la demanda mapuche en torno a la ampliación
de la cabida territorial de los Títulos de Merced. Como consecuencia de lo anterior se
extendió el proceso de recuperación a la ampliación de la escasa superficie que poseían las
comunidades, reivindicando en el proceso de ocupación la totalidad de los fundos colin-
dantes.
De esta manera, no solo se interpela una solución dentro de la Ley Indígena N° 14.511,
donde se encontraba instaurado el procedimiento de restitución de tierras usurpadas, sino
que se presiona por la aplicación de la ley de Reforma Agraria, exigiendo la expropiación
completa de los fundos, como ocurrió con la recuperación de tierras del fundo Huichahue
Sur, donde numerosas familias mapuches de la Comunidad Burgos mantendrán ocupadas
durante meses 350 hectáreas201.
Del mismo modo, el MCR impulsó, en los meses de noviembre y diciembre de 1970, la
ocupación de los fundos Huerqueco202 y Tres Hijuelas203 , en la comuna de Lautaro, y de los
fundos Ancahual y Casas Viejas, de Loncoche204 , recuperando tierras sustraídas del domi-
nio mapuche y exigiendo la expropiación total de los predios a través de la Ley de Reforma
Agraria.
Don Félix Huentelaf, dirigente mapuche y miembro del Movimiento Campesino Revo-
lucionario, relata la experiencia de las recuperaciones de tierras:
“Formamos un Comité de Cesantes, hicimos corridas de cercos, un fundo Casas
Viejas de la comuna de Loncoche, el dueño era Hernán Taladriz, organizamos en la
comunidad a todos los jóvenes, los padres nos dijeron ‘ustedes, apóyenos’, y noso-
tros como jóvenes vamos a seguir la lucha, ‘ya, organícense, porque esa tierra es de
198
El Diario Austral de Temuco, 13 de noviembre de 1970, página 8.
199
Steenland, 1977: 87
200
El Diario Austral de Temuco, 29 de diciembre de 1970, página 1.
201
El Diario Austral de Temuco, 24 de noviembre de 1970, página 8.
202
El Diario Austral de Temuco, 22 de noviembre de 1970, página 8.
203
El Diario Austral de Temuco, 5 de diciembre de 1970, página 9.
204
El Diario Austral de Temuco, 22 de noviembre de 1970, página 8.

140
la comunidad’. Nos organizamos, tomamos el fundo de Casas Viejas y se recuperó la
tierra, totalmente, pero por la lucha de los peñis y de las lamgenes, no fueron los
funcionarios que llegaron a decir ‘esta tierra es de ustedes’.
Entonces qué lindo es reunirse y seguir la lucha. Se recuperó esa tierra. No bastó.
Con mi hermano –Moisés Huentelaf– seguimos organizándonos, y dijimos ‘no basta
con recuperar tierras’, y justamente en esos años 70, ya estaba el compañero Allen-
de, donde era Ministro de Agricultura el compañero Jacques Chonchol.
Venía la expropiación, nos seguimos organizando en el Comité de Cesantes, traba-
jando en el fundo Chesque, donde ahí también habían mapuches traidores, a esos
no los tomamos en cuenta, de manera que seguimos organizándonos.
Tomamos el fundo Chesque, no tenía las 80 hectáreas de riego básico, recién con-
versaba con el ex Ministro, que estuvo allá también, y sabíamos la ley 16.640 no lo
tomaba en la expropiación pero también sabíamos que el fundo no producía, que
estaba lleno de zarza, que los trabajadores no trabajaban las 8 horas, que el sueldo
era mínimo, y que entonces había que dar una lucha justa. Lo tomamos y donde allí
defendimos el fundo cayó mi hermano Moisés, por mano de terratenientes, pero
conseguimos que el fundo se expropiara, y seguimos luchando.
Después, con otros compañeros, dijimos que la lucha tenía que seguir. En esos años
el primer Congreso del MCR se hizo en Lautaro, donde estaba mi hermano, forma-
mos el Movimiento Campesino Revolucionario, tuvimos un Congreso aquí en Temuco
también, donde ya tuvimos un acuerdo, seguimos luchando.
Tomamos el fundo Michimalonco, que estaba expropiado pero con derecho a reser-
va, como dice la ley y como decía el ex Ministro en denante, el fundo que estaba
bien trabajado tenía reserva, estaba expropiado pero no se tomaba posesión. Lo
tomamos ayudando la lucha, aquellos que tenían trabajo y que ya estaban en Asen-
tamiento nos dijeron ‘nosotros estamos bien, luchen ustedes’.
La política de nosotros era que ‘todos tenemos que ir a la lucha’, no solamente los
peñis y lamgen sino también el huinca pobre, porque lo mirábamos como hermanos
de clase, porque éramos todos una sola clase, pobres, explotados, no miramos dife-
rencias, y eso es bueno, fuimos juntos a la lucha.
Tomamos el fundo de San Andrés, de Camilo Quezada, que fue Alcalde como 5
veces en Loncoche, latifundista, donde el fundo de Michimalonco tenía como 2.000
hectáreas, San Germán como 5.000 hectáreas, pero tenía reserva. Nosotros llega-
mos organizados, mujeres, hombres, peñis, lamgenes, jóvenes, y dijimos ‘este fundo
vamos a exigir que se expropie sin reserva’, así fue, se nos escuchó, pero con la
exigencia de la lucha de los campesinos.

141
Primeramente, aquí la fuerza, el nehuen, son las bases, las organizaciones, poste-
riormente vienen las oficinas del agro”205.
Las movilizaciones del MCR colocaban en el tapete el tema de las usurpaciones de
hijuelas a los Títulos de Merced y la necesidad de ampliar las tierras de las comunidades
mapuches, y a la vez planteaba la necesidad de acelerar la Reforma Agraria. En ello coinci-
día el gobierno de la Unidad Popular y demostraría su voluntad política de avanzar hacia
una profundización del proceso de restituciones de tierras usurpadas y de acelerar el pro-
ceso de expropiaciones, no solo por un afán de justicia hacia el pueblo mapuche sino también
a fin de lograr el término del latifundio.
Para tales objetivos, la posición de los representantes del gobierno se centró en encau-
zar la demanda de tierras mapuches aplicando la ley de Reforma Agraria y agilizando los
procedimientos contemplados en la ley indígena N° 14.511. El nuevo intendente de Cautín,
Gastón Lobos, y el Gobernador del Departamento de Lautaro, Fernando Teiller Morín, du-
rante los meses de noviembre y diciembre de 1970, se abocaron a recopilar antecedentes
sobre las causas de la movilización de las comunidades mapuches, evaluar los hechos y
encontrar soluciones dentro de la ley de Reforma Agraria, favoreciendo una solución dialo-
gada a través de los cauces legales, tratando de evitar el conflicto entre mapuches y los
propietarios de fundos, los que se organizaban para resistir con violencia la acción de las
comunidades mapuches, la Reforma Agraria y el proceso de cambios impulsado por la Uni-
dad Popular.
Para las nuevas autoridades de gobierno las ‘corridas de cercos’, las recuperaciones de
tierras del Título de Merced y las ocupaciones de fundos, eran una legítima expresión de la
demanda mapuche ante la inoperancia que durante décadas habían demostrado las Leyes
Indígenas y los Juzgados de Indios en restablecer los derechos conculcados a las comuni-
dades. Sin embargo, también se tenía conciencia de que estas acciones requerían
necesariamente resolverse en base a los mecanismos legales existentes, los que presenta-
ban vacíos institucionales para restituir las tierras al dominio indígena. En este contexto,
se plantea la posibilidad de satisfacer la demanda de las organizaciones y comunidades
mapuches a través de la aplicación de la ley de Reforma Agraria, lo que se expresará en
hechos a partir de enero de 1971, a través del denominado ‘Cautinazo’.
Cabe, no obstante, hacer presente que la política de Allende y sus representantes
–respecto de las ocupaciones de tierras propiciadas por el movimiento mapuche– fueron
regularmente cuestionadas por el Poder Judicial, instancia a la cual recurrieron los
latifundistas obteniendo regularmente sentencias favorables a sus pretensiones, las cuales
declararon la ilegalidad de las ocupaciones. Sobre lo ocurrido en la zona de Lautaro, el
estudio de Steenland relata: “Esta fue una conclusión inevitable en la comuna de Lautaro,
donde las Cortes favorecieron a los propietarios de tierras. Cuando ocurrió la elección y los diferentes
205
Encuentro Taller “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y 16 de enero de 2002.

142
lados fueron bien definidos, las Cortes comenzaron a dictar sentencias que pudieran revertir la
tendencia de ocupaciones ilegales en la comuna. En noviembre, por ejemplo, se sentenció que las
corridas de cerco en la hacienda “Tres Pastos” de propiedad de Carlos Taladriz eran ilegales. El 24
de Noviembre se sentenció que las ocupación del la Hacienda El Laurel, el 16 de Noviembre era
ilegal. Esta hacienda estaba localizada en la comuna de Galvarino, justo en el límite con la
comuna de Lautaro... Justo en ocho días la Corte declaró que la ocupación era ilegal”206.

7.2 La Reforma Agraria en la Araucanía en el año 1971

A. EL CAUTINAZO
El gobierno de la Unidad Popular elaboró una estrategia política destinada a resolver
la demanda de tierras de las comunidades mapuches dentro del marco de la ley de Refor-
ma Agraria y la ley Indígena 14.511, a pesar de sus vacíos institucionales y el descrédito en
que había caído esta última, producto de su ineficacia para resolver las reivindicaciones
territoriales mapuches.
En este contexto, en los primeros días del mes de enero de 1971, el Presidente Allende
ordenó trasladarse a la ciudad de Temuco al Ministerio de Agricultura y a la Corporación
de Reforma Agraria, para que, en conjunto, resolvieran las demandas de las comunidades
mapuches y procedieran a la expropiación de los predios207.
El 13 de enero se realizó un multitudinario acto en el Teatro Municipal de Temuco,
organizado por la Central Única de Trabajadores (CUT), siendo uno de los principales
oradores Jacques Chonchol208. El ex vicepresidente de Indap, durante el gobierno de Frei,
y ahora ministro de Agricultura, planteó en el acto la disposición del gobierno a profundi-
zar y extender la Reforma Agraria, aplicando todo el articulado de la ley 16.640 de Reforma
Agraria y todas las causales de expropiación sin excepción, esto es, las relacionadas con la
cabida superior a 80 hectáreas de riego básico, la circunstancia de encontrarse los predios
abandonados y/o mal explotados o el no haberse dado cumplimiento a las leyes laborales.
Junto con la realización de una Reforma Agraria profunda, el gobierno –a través del
Ministro Chonchol– puso en marcha el ‘Plan de Emergencia’ para Cautín, tendiente a mejo-
rar la calidad de vida de los habitantes de la Provincia. Cautín era considerada una provincia
estratégica por su relevancia en la producción triguera nacional, por su cantidad de habi-
tantes y por sus inequidades en la distribución de ingreso y acceso a los bienes de consumo.

206
Steenland, 1977: 87.
207
Steenland, 1977: 107.
208
En el acto se encontraban presentes además el ministro de Agricultura, el presidente de la CUT Cautín,
Iván Ljubetic; el presidente de la Unidad Popular Provincial, Fernando Mellado; y el Intendente Gastón
Lobos.

143
La relevancia asignada por el gobierno al referido Plan de Emergencia se expresa,
además, por la cantidad de reparticiones públicas que se establecieron en Temuco, de lo
que da cuenta el Diario El Mercurio, en los siguientes términos:
“Plan de Emergencia concentra a Jefes de Servicio en Cautín: ‘Alrededor de 50
funcionarios estatales se establecen temporalmente en Cautín para desarrollar el
Plan de Emergencia para la zona, encabezados por el Ministro de Agricultura, y
secundados por, entre otros, funcionarios de la Oficina de Planificación Agraria,
CORA, INDAP, SAG, Instituto de Capacitación para la Reforma Agraria, Instituto
de Investigaciones Agropecuarias, Corporación de la Reforestación, y de los Minis-
terios de Economía, Obras Públicas y Transporte, Hacienda, Tierras y Colonización,
Educación, Vivienda y Urbanismo, Interior, Salud, e instituciones como ODEPLAN
y CORFO. El Plan de Emergencia para Cautín, que se hará extensivo a las provin-
cias vecinas, como Malleco y Valdivia, tiende a encontrar solución a los problemas
de la zona e impulsar la Reforma Agraria”209.
En dicho Plan se incluían medidas de activación económica destinada a generar em-
pleos, como el mejoramiento de caminos, construcción de bodegas para cereales, fábricas
de cecinas y otras construcciones. En lo referente al agro se abrieron poderes compradores
de madera, para poner en marcha 50 aserraderos, y se implementó el plan de forestación de
4.800 hectáreas en convenio entre la Corporación de Reforestación y la Corporación de
Reforma Agraria. Esta última actividad dará paso a la forestación de numerosos asenta-
mientos mapuches, formados en predios expropiados. Con estas medidas el gobierno de
Salvador Allende deseaba enfrentar la situación deprimida de la región.
Con la instalación del Ministerio de Agricultura en Cautín se dio inicio a la Reforma
Agraria en la Araucanía, ya que desde el 4 de noviembre, fecha en que asumió el gobierno
de la Unidad Popular, no se había realizado ninguna expropiación en la región. Los objeti-
vos del nuevo gobierno eran expropiar los predios, colocarlos en producción y organizar los
Consejos Comunales. A este respecto, el ministro Chonchol, en el Acto de la Central Única
de Trabajadores CUT, señalaba:
“...Se va a aplicar a fondo la ley, compañeros, hasta el último artículo de la ley. Que
no vengan a decir mañana que se les está atropellando en sus derechos, que se les
está atropellando en sus libertades fundamentales, porque aquí el Gobierno Popular
va a aplicar la ley”. A ello agregaba que “era habitual en anteriores gobiernos que
las diligencias que se encomendaban a altos ejecutivos de las esferas oficiales eran
informadas primeramente a los organismos superiores. El pueblo era el último en
saberlas. Ahora se hará a la inversa... Los fundos que de acuerdo con la ley sean
expropiados en esta provincia, antes de que se pongan en ejecución, no serán
discutidos con las sociedades de agricultores, serán discutidos con los Consejos
209
Diario El Mercurio de Santiago, 21 de enero de 1971.

144
Campesinos que hoy día se están organizando. Los primeros que tienen que tener
participación en lo que se refiere a esta materia, son los campesinos, que por
generaciones les ha pertenecido el derecho a la tierra”210.
Los estudios conducentes a las expropiaciones de los predios, en el proceso de Reforma
Agraria, habían comenzado a realizarse desde los inicios del gobierno de la Unidad Popu-
lar e incluían entre ellos varios predios que tenían conflictos de tierras entre particulares y
comunidades mapuches.
Es así como, el 21 de enero de 1971, se firmaron las resoluciones de CORA destinadas a
la expropiación de los 23 primeros predios en la provincia de Cautín, con un total de 18.994
hectáreas, localizados en las comunas de Lautaro, Perquenco y Galvarino, entre los que se
incluían seis fundos expropiados a favor de comunidades mapuches. En el caso de Galvari-
no, y a modo de ejemplo, la CORA expropió dos grandes predios de propiedad de los
hermanos Fontanaz Berton, para en ellos dar forma al Asentamiento Cuel Ñielol, el que
benefició a las comunidades mapuches Antonio Peñeipil, Toro Melin y Huilcaleo, las que
accederían a las tierras de los fundos Ñielol y Quitralcura, y redistribuirían tierras usurpa-
das a los Títulos de Merced.
Con estos primeros predios expropiados, el gobierno de la Unidad Popular comenzaba
a resolver la demanda de tierras mapuches, incorporando al proceso de Reforma Agraria
tierras en conflicto por una superficie total de 6.177 hectáreas, las que correspondían a un
tercio del total expropiado en la Araucanía a dicha fecha.
“El Cautinazo” continuó con el Acuerdo de Consejo CORA de 3 de febrero de 1971, en
virtud del cual se expropian 36 fundos en La Araucanía, específicamente en las comunas
de Freire, Cunco, Vilcún, Loncoche, Carahue, Puerto Saavedra y Toltén. De estas expropia-
ciones, tres predios correspondían a reivindicaciones mapuches, entregándose en uso
inmediato dichas tierras a las comunidades demandantes.
Ese día, el 3 de febrero de 1971, se expropiarán 2 predios emblemáticos en la lucha por
la recuperación de tierras mapuches: el fundo Quepe, de Jorge Lavanderos Illanes, en ese
entonces diputado de la República, de 1.425 hectáreas, ubicado en la comuna de Freire, y
que había sido tomado hace un tiempo atrás por comunidades mapuches, y el predio Ruca-
lán y Butalón, emplazado en la comuna de Carahue, por una superficie de 3.141 hectáreas
y de propiedad de Juan Bautista Landerretche.
Los predios Rucalán y Butalón habían sido ocupados por mapuches del MCR,
provenientes de comunidades del sector de Tranapuente, quienes ingresaron al predio el
día 21 de diciembre de 1970, formando el Campamento Arnoldo Ríos bajo el lema de “Pan-
Tierra-Socialismo”. El propietario organizó la retoma ‘a mano armada’, acompañado de varios
agricultores y el día 23 de diciembre se hizo presente en el predio, sucesos en que resultaron

210
El Diario Austral de Temuco, 14 de enero de 1971, páginas 1 y 4.

145
3 mapuches heridos211. El mismo Landerretche, propietario de los predios Rucalán y Butalon,
los ofrecerá a CORA, en la persona de su interventor y luego de Jacques Chonchol212, y
serán expropiados el 3 de febrero de 1971.
Junto a ellos, también el 3 de febrero, se expropia el fundo San Andrés, en la comuna de
Loncoche, propiedad de Camilo Quezada, el que formará parte del emblemático Asenta-
miento Michimalonco.
Ocho días después, el 11 de febrero de 1971, la CORA expropiará otros 50 fundos a
nivel nacional, de los cuales 35 predios correspondían a la Araucanía, ubicados en la comu-
na de Freire (9), Temuco (13), Cunco (4), Villarrica (3), Collipulli (1), Curacautín (1), Victoria
(1), Pucón (2) y Nueva Imperial (2). De éstos, solo uno se expropia a favor de mapuches, en
la comuna de Temuco, el fundo Tumuntuco, de 1.251,8 hectáreas físicas.
El 17 de febrero de 1971, la Corporación de la Reforma Agraria aprueba la expropiación
de otros 15 predios, de los cuales 11 se encontraban en la Araucanía: en Villarrica (1), en
Lautaro (5), en Vilcún (1), en Collipulli (2) y en Angol (2). De estos predios expropiados
cuatro favorecieron a mapuches, con un total de 2.636,7 hectáreas, uno en la comuna de
Galvarino y tres en la comuna de Lautaro y que habían sido demandados y ocupados por las
comunidades mapuches adscritas al MCR, entre éstos el fundo Santa Ana y Las Vertientes.
El predio Santa Ana, de propiedad de Pablo Paslack, de 671,2 hectáreas, había sido
objeto de ‘corrida de cerco’ por 40 hectáreas el 25 de agosto de 1970, en una acción desarro-
llada por la Comunidad mapuche Antonio Quidel, y tomado el 8 de febrero de 1971 por la
Comunidad Casimiro Cayumil, ambas vecinas al predio. Finalmente, el predio Las Vertien-
tes había sido ocupado por mapuches colindantes el 16 de diciembre de 1970213.

211
Respecto de los antecedentes que comenzaron a surgir luego de la violenta retoma, integrantes del Mo-
vimiento Paz y Justicia denunciaban lo siguiente: “Denuncian Sacerdotes: Latifundistas están armados
hasta los dientes: En nuestra Provincia, durante la celebración de Navidad, en la tarde del jueves 24 de
Diciembre, en el fundo Rucalan (Carahue), un grupo de campesinos que ocupaba el predio fue baleado
por los antiguos patrones. Hubo tres heridos, que cayeron cuando los campesinos se retiraban del lugar
después de resistir durante dos horas el intenso fuego a que los sometieron los atacantes”. Diario El Siglo
de Santiago, 3 de enero de 1971, página 5.
212
Diario El Mercurio de Santiago, 13 de enero de 1971.
213
Steenland, 1977: 107.

146
Cuadro N° 15
El “Cautinazo” y los predios expropiados a favor de comunidades mapuches

Comuna Predio Propietario Expropiación Asentamiento Hás. HRB

Galvarino El Porvenir Hij. El Alberto Fontanaz 21-Ene-71 Cuel Ñielol 1.041 102,83
Molino, Lote Fdo. Berton
Ñielol y Lote Fdo.
Doña Cristina
Galvarino Hij. Vallepenco,Una Carlos Fontanaz 21-Ene-71 Cuel Ñielol 2.442,2 146,67
Porción del Fdo. Ñielol, Berton
Porción Doña Cristina
Quintralcura, Sta.
Margarita e Hij.
El Nogal
Lautaro Hij. 4 o San Luis del Raquel Sáenz Terpelle 21-Ene-71 Santa Clara 657,9 105,28
Fdo. Sta. Julia
Lautaro Miraflores Carmen, Nora y 21-Ene-71 Fresia 813 106,77
Sonia García González
Lautaro Sta. Leonor Hernán Gilberto 21-Ene-71 Santa Inés 810 116,3
Diez Taladriz
Perquenco Hij. N° 2 de Waldemar Paslack Topp 21-Ene-71 s/i 582,4 81,9
San Miguel
Carahue Rucalan y Butalon Juan B. Landerretche 03-Feb-71 Arnoldo Ríos 704 31,41
Rucadiuca y otro
Freire Quepe Jorge Lavanderos 03-Feb-71 s/i 1425 153,6
Illanes
Loncoche San Andrés Camilo Quezada 03-Feb-71 Michimalonco 1052,2 116,62
Negrotti
Temuco Tumuntuco Bernardo Echavarri 11-Feb-71 Unión San 1251,8 151,3
Cristóbal
Galvarino Los Pinos Osvaldo Becker B. 17-Feb-71 El Trébol 1255,7 171,96
Lautaro Huerquenco, Sinforosa Golbel 17-Feb-71 Arauco 309,1 42,64
Santa Filomena Rivas y otros
Lautaro Santa Ana Carlos Paslack Weber 17-Feb-71 La Espiga 671,2 97,32
Lautaro Las Vertientes, Sinforosa Golbel Rivas 17-Feb-71 Galvarino 400,7 44,19
Los Riegos
Total 14 predios 13.416,2 1.468,79

Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio


Agrícola y Ganadero SAG. Departamento de Tenencia de la Tierra. Santiago.

147
En síntesis, durante el período que sesionó el Consejo de la Corporación de Reforma
Agraria (CORA) en Cautín, enero y febrero de 1971, proceso que será conocido como “el
Cautinazo”, se expropiaron a favor de comunidades mapuches un total de 14 predios, cuya
superficie alcanzaba a 13.416,2 hectáreas físicas, correspondientes a 1.468,79 hectáreas de
riego básico, en los que se formaron asentamientos con participación mapuche.

B. EL MOVIMIENTO MAPUCHE Y LA RESPUESTA DEL GOBIERNO EN EL AÑO 1971


El movimiento mapuche durante el año 1971 desarrolló un proceso reivindicativo de
importancia para alcanzar la restitución de las tierras usurpadas y lograr la ampliación de
las tierras de las comunidades, presionando por la expropiación y la aplicación de la ley de
Reforma Agraria en predios que venían siendo reivindicados –en forma parcial o total–
desde largo tiempo.
En la medida que los predios reivindicados poseían una cabida inferior a las 80 hectá-
reas de riego básico, el movimiento mapuche debió presionar por la aplicación de las otras
causales de expropiación contempladas en la Ley de Reforma Agraria, es decir, apelar a la
circunstancia de encontrarse los predios abandonados o mal explotados o haber incurrido
el propietario en infracción a las leyes laborales y sociales.
El gobierno, por su parte, estaba obligado a encauzar la demanda mapuche dentro de
los marcos legales y ordenarla dentro de sus planes de expropiación, tarea que no siempre
le fue fácil. En primer lugar, la oposición cuestionaba regularmente la expropiación de
predios de cabida inferior a 80 hectáreas de riego básico, independientemente de que con-
currieran en la especie las otras causales de expropiación contempladas en la ley. Además,
se enfrentaban problemas presupuestarios para financiar el proceso expropiatorio, lo que
significaba que las demandas no fueran satisfechas de inmediato y se incluyeran en las
próximas expropiaciones, ya que el presupuesto para el año correspondiente en general
estaba agotado.
Para sortear estas dificultades el gobierno comienza a enfrentar la movilización a través
del diálogo, la persuasión y los actos de autoridad, para así impedir que se desarrollen accio-
nes al margen de la política gubernamental. Como producto de esta política, el gobierno
regional estará en constante diálogo con las comunidades mapuches adscritas al Movimiento
Campesino Revolucionario y al Movimiento Netuaiñ Mapu, organizaciones que propiciaban
las recuperaciones de tierras como forma de potenciar el proceso revolucionario.
La envergadura del movimiento de recuperación de tierras durante el año 1971 se evi-
dencia en el hecho de que se registraron 1.278 ocupaciones de tierras214.

214
Steenland, 1977: 10.

148
b.1. La movilización mapuche: el MCR y el Netuaiñ Mapu
A la presencia del Movimiento Campesino Revolucionario en la Araucanía, se suma-
rá –a mediados de 1971– un nuevo actor en el campo de las reivindicaciones mapuches
insertas en el proceso de Reforma Agraria, el Movimiento ‘Netuaiñ Mapu’, cuya traduc-
ción en mapudungun es ‘recuperaremos la tierra’. Este movimiento es creado bajo el alero
del Partido Comunista Revolucionario (PCR), una facción política de inspiración Maoís-
ta215 , y funda su actuar en la constatación de la ineficacia de los Juzgados de Indios para
resolver las demandas de tierras mapuches, en la necesidad de poner freno a la constan-
te acción usurpadora que amenazaba la integridad de las comunidades indígenas e
impedir los abusos cometidos por los empleadores que vulneraban el ejercicio de los
derechos laborales y sociales de los campesinos.
El Netuaiñ Mapu fue una organización mapuche estructurada en base a la pertenencia
étnica y a la solidaridad hacia los mapuches. Esta organización estuvo integrada funda-
mentalmente por estudiantes mapuches afiliados al PCR. La fuerza política del Netuaiñ
Mapu estuvo restringida a un área territorial, y no alcanzó la fuerza política del MCR. Las
causas, según lo expresado por Steenland, parecen estar radicadas en la restringida fuerza
política del PCR, entidad que carecía del poder necesario para movilizar el apoyo de otros
sectores hacia la causa, y el carácter sectario de la organización que en ocasiones ponía a
los mapuches en contra de los campesinos de origen chileno, debilitando la movilización
contra los latifundistas216.
El Netuaiñ Mapu desarrolla su movilización, principalmente, en las comunas de Cunco,
Nueva Imperial y Carahue, siendo una de sus primeras acciones la ocupación del fundo
Molulco. Para estos efectos se constituyó un Comité Campesino, formado por 20 personas,
chilenas y mapuches, quienes pedían la expropiación del predio por las causales de aban-
dono y mala explotación. Los antecedentes del conflicto se remontaban al año 1965, cuando
gran parte de los miembros del Comité –en su calidad de trabajadores del fundo– formaron
un sindicato, siendo despedidos como forma de reprimir su organización.
Luego, el 31 de julio de 1971, en la comuna de Freire, el Netuaiñ Mapu propició la toma
de 159 hectáreas del Fundo San Luis217. Posteriormente, en Quepe, localidad al sur de Te-
muco, a principios de agosto de 1971 integrantes de la Comunidad Mapuche Nelcahue,
adscritos a la misma organización, proceden a recuperar tierras del Título de Merced que
se encontraban dentro del fundo San Luis, propiedad de Ulises Sepúlveda Rost. La acción
consistió en una corrida de cerco con la que se recuperaron 120 hectáreas, de un total de
410 hectáreas que constituían el fundo, bajo la argumentación de que el origen de la pro-
piedad particular se encontraba en la usurpación de tierras ancestrales. En efecto, el

215
Steenland, 1977: 114.
216
Steenland, 1977: 114.
217
El Diario Austral de Temuco, 20 de julio 1971, página 8.

149
dirigente de las 40 familias mapuches que protagonizaron la movilización, Arturo Huaiqui-
ñir Aillanir, explica a la prensa los motivos de la recuperación: “La razón de sus actos es
recuperar terrenos usurpados a sus antepasados y por ello les pertenecen”218, agregando que
“Recuperamos esta tierra porque era de los bisabuelos y llegaba hasta aquí. Antes reclamábamos
y reclamábamos y nunca nos escucharon. Nunca nos escucharon. Por eso hicimos esta recupera-
ción... A nuestros abuelos los hicieron lesos porque nos sabían castellano. Aquí engañaron a
nuestros abuelos, y les usurparon y los echaron con la policía”219.
En Cunco, el Movimiento Netuaiñ Mapu, el 29 de septiembre de 1971, inició la recupera-
ción de las tierras correspondientes al Título de Merced de la comunidad Allanao, de Santa
María de Llaima, que se encontraban usurpadas por el predio Buena Vista, propiedad de
Lorenzo Escobar. En este caso, los fundamentos de la recuperación fueron la usurpación de
tierras y la necesidad de ampliar la exigua cabida de las tierras comunitarias.
Sus dirigentes señalaron, en una proclama, lo siguiente: “Nuestra comunidad tomó esta
determinación aburrida por el problema de escasez de tierras”, agregando que “la propiedad está
mal explotada”, que “exigimos una inmediata solución a nuestro problema”, y que “nuestra
determinación es hacer producir al máximo el campo, ya que se encuentra totalmente abandona-
do”, ocupando íntegramente el fundo ya que “el propietario nos tiene tierra usurpada”220.
Sobre las circunstancias que rodearon la recuperación de tierras, expone la prensa lo-
cal que ésta se llevo a cabo por aproximadamente 30 personas de la comunidad, quienes
ingresaron pacíficamente al predio. Resalta, además, que el predio de mil hectáreas era
trabajado por un solo poblador y prácticamente no se desarrollaba ninguna actividad pro-
ductiva, salvo una pequeña siembra y ganadería de subsistencia. En la noticia se lee lo
siguiente:
“La toma la llevaron a cabo cerca de 30 personas de la comunidad Allanao de Santa
María de Llaima, a las 6 horas del día 29 de septiembre, sin violencia alguna. Seña-
lan que la cabida aproximada es de mil hectáreas en las que trabaja un solo pobla-
dor. El predio solo tenía media cuadra de siembra y 36 animales”221.
Otra acción de recuperación de tierras mapuches en la que participa el Netuaiñ Mapu,
fue el caso de las ocupaciones de los predios Loberías, El Plumo, Toquihue y Las Marías, de
la comuna de Puerto Saavedra, hecho que ocurrió el 17 de octubre de 1971. La recupera-
ción es encabezada por el Comité Mapuche de Pilolcura, dirigido por Juan Segundo Quirinao
Antiman222.

218
El Diario Austral de Temuco, 3 de agosto de 1971, páginas 1 y 5.
219
El Diario Austral de Temuco, 3 de agosto de 1971, páginas 1 y 5.
220
El Diario Austral de Temuco, 1 de octubre de 1971, páginas 1 y 8.
221
El Diario Austral de Temuco, 9 de octubre de 1971, página 10.
222
El Diario Austral de Temuco, 19 octubre de 1971, páginas 1 y 6.

150
El ideario del Movimiento Netuaiñ Mapu se consigna en una Declaración que se da a
conocer a la opinión pública a través de El Diario Austral de Temuco, de fecha 19 de octu-
bre de 1971, y en el que se deja constancia de que el objetivo central de la organización es
la recuperación de las tierras mapuches, la ampliación de la cabida territorial de sus comu-
nidades y el mejoramiento de la calidad de vida de sus familias, y donde se advierte a las
autoridades que buscarán las satisfacción de estas demandas por vías legales o de hecho,
cuando las vías institucionales no resulten adecuadas a tales fines:
“1) Conocida es la situación de pobreza y miseria que vivimos los campesinos de
Malleco y Cautín, debido al robo y usurpación de tierras realizadas por los latifun-
distas en contra de las comunidades mapuches; 2) El robo de tierras ha sido ‘legali-
zado’ por los momios amparados por sus leyes y dinero, y los campesinos, cuando
recurrimos a ‘leyes’ y ‘Juzgados de Indios’ somos tramitados sin obtener nada: hay
juicios de restitución que duran hasta 40 años; 3) Los campesinos mapuches, cansa-
dos de esta situación organizamos un movimiento auténticamente campesino para
recuperar nuestras tierras y por lo tanto, salvarnos de la destrucción de nuestro
pueblo por el hambre, miseria, enfermedades e ignorancia, fin que han perseguido
todos los latifundistas y sus gobiernos. Así nació el ‘Movimiento Netuaiñ Mapu’
(Recuperemos la tierra) y que levanta como plataforma de lucha la recuperación de
las tierras usurpadas y la conquista de tierras abandonadas por los terratenientes
para ampliar nuestras ‘reducciones’, además de luchar por nuestras condiciones de
vida, salud, educación y recursos para trabajar la tierra; 4) El ‘Netuaiñ Mapu’, en
los últimos diez meses ha recuperado grandes extensiones de tierra, que estuvieron
usurpadas y abandonadas muchas de ellas. En todos los predios recuperados de
inmediato hemos puesto en producción las tierras, hemos barbechado y sembrado,
lo que nos permite comer todos los días y susbsistir. Por eso no entregaremos nunca
más estas tierras que han costado nuestra sangre para recuperarlas; [...] 7) Adverti-
mos que si las autoridades les hacen caso a los latifundistas y tratan de desalojar-
nos, toda la sangre que se derrame será de responsabilidad de ellos. Estas son nues-
tras tierras y de nuestros antepasados. Y nadie nos moverá de ellas. ¡Huitrañe Ma-
puche! ¡Hueñiain! Netuaiñ Mapu”.
Durante el año 1971 la respuesta del gobierno a la demanda del Netuaiñ Mapu fue
parcial, y a fines del año en cuestión la CORA solo incluyó en el proceso de expropiación
los fundos ‘Loberías’, ‘El Plumo’, ‘Toquihue’ y ‘Las Marías’, de la comuna de Puerto Saave-
dra, quedando las otras demandas pendientes para 1972.
Por su parte, y en cuanto al accionar del Movimiento Campesino Revolucionario, varias
de las expropiaciones realizadas en 1971 a favor de mapuches incluyeron predios que ha-
bían sido reivindicados por el MCR a fines de 1970 y a principios de 1971. Sin embargo, a
partir de mediados de 1971 el MCR impulsó una nueva campaña de recuperaciones de
tierras.

151
Así, en el mes de julio de 1971, los mapuches de las comunidades Ñirripil y Blanco
Lepín, de Lautaro, adscritas al MCR, vuelven a ocupar el fundo Muco, de propiedad de
Tomasa Rivas. El dirigente José Ñirripil explica los motivos de la recuperación de tierras:
“Hemos tomado el fundo por la miseria que nos encubre a los mapuches aquí. Cuando salió
Allende nos despidieron a más del 50% de los trabajadores”223. Sin embargo, días después los
mapuches devolverán el predio, luego de una conversación con el Intendente de Cautín y el
Gobernador de Malleco, en la que se acordó que el predio Muco sería parte de los planes de
expropiación para 1972.
En el mes de agosto de 1971, son ocupados los fundos Normandía, Santa Eliana y San
Pedro, de la comuna de Lautaro224 , caso, este último, en el cual el gobierno pidió a las
comunidades ocupantes el abandono de los predios y se comprometió a estudiar la expro-
piación.
En Cholchol, en septiembre de 1971, los hermanos Juan y Luis Huenchuén Coñuepán,
militantes del MCR, ocupan 30 hectáreas usurpadas por el fundo Los Aromos, de propie-
dad de Ruth Kinderley Parker y que correspondían a tierras ancestrales. La prensa de la
época se refiere a estos hechos del modo siguiente:
“La agricultora dijo que el pasado martes, los hermanos Juan y Luis Huenchuén
Coñuepán se habían apropiado de 30 hectáreas... La policía interrogó a los ocupan-
tes, los que manifestaron que esas tierras pertenecían antiguamente a sus familia-
res y habían sido usurpadas. Del problema registrado se hizo cargo la Dirección de
Asuntos Indígenas, organismo que deberá estudiar los títulos de dominio y ver la
factibilidad de la denuncia de Ruth Kinderley. Como es habitual en estos casos se
mantiene discreta vigilancia policial”225.
En Lautaro, a fines de octubre de 1971, comunidades mapuches adscritas al MCR,
ocuparon tierras que formaban parte de los predios San José de Ballona, San José Chico,
Las Quinientas y Frederina, para solicitar su expropiación argumentando que los predios
se encontraban mal explotados y abandonados. En Traiguén, mapuches del MCR ocuparon
160 hectáreas usurpadas que se encontraban en el fundo Bella Vista. Lo propio ocurrió, en
el mismo mes de octubre de 1971, en el sector Chancalil de Lautaro, donde los mapuches
Juan Antonio Rubilar Quinto y José Painemilla procedieron a recuperar 40 hectáreas co-
rrespondientes a la denominada Hijuela Santa Lina, señalando que “su acción pretendía
recuperar esos terrenos que habían sido usurpados a sus antepasados por los actuales propieta-
rios”. En esta última acción concurrió hasta el lugar el gobernador Alonso Neira pidiendo
la devolución de las tierras y buscando una solución consensuada con las comunidades en

223
El Diario Austral de Temuco, 31 de julio de 1971, página 9.
224
En el fundo San Pedro, de 365 hectáreas, los mapuches de la Reducción Calvío exigían las tierras por estar
mal explotadas y abandonadas.
225
El Diario Austral de Temuco, 26 de agosto de 1971, página 1.

152
el marco de la legalidad vigente. El gobernador instó a los ocupantes para que depusieran
su acción argumentando que “... el gobierno de la Unidad Popular no acepta este tipo de
procedimientos contrarios a la legalidad vigente”226. Fruto del acuerdo la demanda fue deri-
vada para su estudio al Departamento de Asuntos Indígenas y los mapuches abandonaron
las tierras en espera de una solución en el marco de la política indígena gubernamental.
En el contexto de estas movilizaciones, el 19 de noviembre de 1971, el Movimiento
Campesino Revolucionario realiza una concentración en la Plaza Pinto de Temuco, para
exigir la realización de una “Reforma Agraria Revolucionaria a cambio de la Reforma Agraria
de los ricos”227, concentración en la que participaron aproximadamente 500 personas pro-
venientes de comunidades mapuches y campesinos de Lautaro y Loncoche. El dirigente
que usó la palabra señaló que la Reforma Agraria estaba hecha por los ricos para defender
sus intereses y que, por el contrario, una Reforma Agraria revolucionaria debía considerar
la expropiación sin consideración a la cabida del predio, sin indemnización, sin reservas
para los propietarios, e incorporando en el acto expropiatorio las maquinarias y las instala-
ciones existentes en el predio expropiado para así asegurar la producción228.

b.2. La política del Gobierno ante las movilizaciones mapuches: el diálogo


El gobierno de la Unidad Popular, ante el despliegue de la actividad reivindicativa
mapuche que tuvo lugar durante el año 1971, buscó poner orden con un doble objetivo:
responder a la demanda mapuche dentro de la legalidad vigente y conforme a las priorida-
des establecidas por la política gubernamental; y, además, crear condiciones políticas para
avanzar en el proceso de expropiación y lograr la puesta en producción de los campos del
sector reformado. De cara a estos objetivos, el gobierno redobló la acción disuasiva ante
las comunidades mapuches y el propio Intendente concurrió a dialogar con las comunida-
des en conflicto, denegando a los propietarios el auxilio de la fuerza pública para el desalojo
de los ocupantes, habida consideración de que ello agudizaría el conflicto229.
Esta decisión gubernamental generó fuertes reacciones en la oposición. Los latifundis-
tas de la comuna de Lautaro iniciaron un proceso legal en contra del gobernador Fernando
Teillier, por notable abandono de deberes al haber negado el auxilio de la fuerza pública
para desalojar a los mapuches230 .
Como consecuencia de estas acciones, el gobernador Teillier fue reemplazado en su
cargo y en su lugar asumió Alonso Neira. La primera actuación del gobernador Neira fue
resolver la situación del fundo Muco y de varios otros predios ocupados por mapuches. En
el fundo Muco se llegó a un acuerdo con los mapuches para que abandonaran el predio, y
226
El Diario Austral de Temuco, 19 de octubre de 1971, página 6.
227
El Diario Austral de Temuco, 20 de noviembre de 1971, página 11.
228
El Diario Austral de Temuco, 19 de noviembre de 1971, página 11.
229
Steenland, 1977: 87.
230
Steenland, 1977: 89.

153
de paso la autoridad gubernamental intentó resolver la desconfianza inicial producida al
interior de las comunidades mapuches por el nombramiento del nuevo gobernador, tras la
presión de los latifundistas. Le correspondió al Intendente Gastón Lobos intermediar ante
las comunidades para obtener su confianza hacia el recién nombrado gobernador. Entrevis-
tado el Intendente acerca de este cometido, informó a la opinión pública: “Les expliqué que
el compañero Neira estaba circunstancialmente en ese cargo, debido que el Gobernador Teiller
había sido suspendido de sus funciones por la justicia ordinaria, y que el compañero Neira tenía
toda la confianza del Intendente y del Presidente de la República que lo nombró. Además les
explique que actuaba a nombre del gobierno y no de motu propio”231.
En agosto de 1971, el gobierno se propone terminar con las ocupaciones de tierras y
encauzar las reivindicaciones dentro del marco legal, tarea a la que se abocan todas sus
autoridades. El Intendente Gastón Lobos fue enfático a este respecto, al señalar, el 3 de
agosto de 1971, que “El gobierno está decidido a impedir todas las tomas y a conseguir que
todos los fundos ocupados sean devueltos”232. En esta misma línea actuó el gobernador de
Imperial, Audito Gavilán, para instar a las comunidades mapuches a terminar con la ocu-
pación del fundo Los Notros, del sector Ranquilco. El Intendente de Cautín, secundando la
acción del gobernador Gavilán, comentó: “Puedo decir que el Gobernador de Nueva Imperial,
Audito Gavilán, se dirigió de inmediato al lugar para solucionar el conflicto creado, de acuerdo
a las nuevas disposiciones adoptadas por el gobierno, de tal forma que puedo decir con propie-
dad, que este asunto de las ‘tomas’ ahora tiene sus horas contadas”233.
A fines de agosto de 1971, el gobierno regional logró que el Movimiento Campesino
Revolucionario accediera a devolver los fundos Normandía, Santa Eliana y San Pedro, bajo
el acuerdo de que la CORA estudiaría la expropiación de estos predios para el año 1972234.
Como fruto de este acuerdo los mapuches restituyeron los predios, animales y eliminaron
los candados y barreras que impedían el ingreso a los fundos.
Refiriéndose a los términos del acuerdo, informa la prensa:
“Los ocupantes, mapuches de reducciones cercanas, hicieron entrega al propietario
de las llaves de los predios, de 224 vacunos y un caballar, procediendo también a
sacar las banderas, candados y barreras. Todo se realizó en forma pacífica, sin

231
El Diario Austral de Temuco, 3 de agosto de 1971, página 9.
232
El Diario Austral de Temuco, 3 de agosto de 1971, página 1.
233
El Diario Austral de Temuco, 6 de agosto de 1971, páginas 1 y 7.
234
Respecto de los fundos Normandía y Santa Eliana, de propiedad de Lorenzo Taladriz, el gobierno explicó
que no eran expropiables, debido a que sus superficies de 180 y 152 hectáreas, respectivamente, no tenían
la cabida de las 80 hectáreas de riego básico, y que para el año 1971 no había más presupuesto para nuevas
expropiaciones, ni siquiera para aquellos predios que fuesen ofrecidos voluntariamente por los propieta-
rios a la CORA. Hasta esa fecha el gobierno de la Unidad Popular llevaba expropiados 1.311 predios y
procedía en la Araucanía a expropiar, con el presupuesto de 1971, el fundo El Carmen, de la comuna de
Freire y de una cabida de 2.870 hectáreas.

154
incidentes” y “...como condición de la entrega, los campesinos exigieron que la
CORA los expropiara (fundos Normandía y Santa Eliana), si no ahora, al menos en
algún momento, y que entonces ellos fueran integrados en el asentamiento. Este
fue un acuerdo suscrito por el jefe zonal de la CORA, José Antonio Valenzuela”235.
Lo propio ocurría con el fundo San Pedro, de Lautaro, el que fue restituido a las auto-
ridades por los mapuches ocupantes pertenecientes a la comunidad Calvío. Este predio, de
365 hectáreas, ubicado a 20 kilómetros de Lautaro y propiedad de la sucesión Pedro Eche-
verría, fue devuelto el martes 25 de agosto, a las 15 horas. Los mapuches lo habían ocupado
una semana antes exigiendo su expropiación, debido a la mala explotación de las tierras:
“Eran 50 indígenas de la llamada reducción Calvío. Lo entregaron firmando un acta con el
administrador. Actuó como ministro de fe, Luis Sáez, técnico agrícola, jefe del área CORA de
Lautaro. La entrega se efectuó sin incidentes. Se prometió a los indígenas incluirlos dentro del
plan de expropiación del próximo año”236.
En el caso del fundo Buena Vista, ocupado por la Comunidad mapuche Allanao de Santa
María de Llaima, la actitud del gobierno se mantuvo invariable en orden a buscar la restitu-
ción voluntaria de las comunidades y su acuerdo para establecer los términos de una solución
definitiva al conflicto. Fue así como el gobierno rechazó terminantemente la presión ejercida
por la parte patronal que exigía el inmediato auxilio de la fuerza pública para proceder al
desalojo del predio. La respuesta de la Intendencia fue que este procedimiento debía resol-
verlo la Justicia, pues el Gobierno solo prestaría el auxilio de la fuerza pública siempre que
existiera una orden del tribunal competente y cuando el diálogo y las conversaciones con las
comunidades no tuviesen resultados positivos que permitan superar el conflicto:
“La intervención del Gobierno Interior, sin perjuicio de las gestiones persuasivas
que en cada caso se efectúan, se producirá en el momento en que los Tribunales de
Justicia, que conocen de las denuncias judiciales, requieran el auxilio de la fuerza
pública, al Intendente o Gobernadores... En cada caso que se solicite la fuerza pú-
blica, será concedida con la premura que las circunstancias lo permitan, ratificando
así la política general del Gobierno en esta materia, de no permitir actos ilegales,
tal como se ha venido actuando desde un comienzo” 237.
Así mismo, el camino del diálogo directo con las organizaciones y las comunidades
mapuches fue privilegiado para abordar los casos de los fundos San Luis, de Quepe, El
Tesoro y Las Hortensias, en Cunco, y los predios de Nehuentúe. De igual manera se actuó
para los casos de los predios ocupados San José de Ballona, San José Chico, Las Quinientas
y Frederina, todos colindantes entre sí.

235
El Diario Austral de Temuco, 26 de agosto de 1971, página 1.
236
El Diario Austral de Temuco, 26 de agosto de 1971, página 1
237
El Diario Austral de Temuco, 1 de octubre de 1971, páginas 1 y 8.

155
Sin embargo, la política de diálogo con las comunidades mapuches fue violentamente
interrumpida en noviembre de 1971, momento en que los ‘Comité de Retoma’, formados
por los dueños de predios, comenzaron a actuar.
Emblemático es el caso del fundo Huilio, en la comuna de Nueva Imperial, ocurrido el
22 de Noviembre de 1971, donde los propietarios –junto a varios acompañantes– ingresa-
ron armados al predio, disparando contra los mapuches y provocando la muerte de los
hermanos Cheuquelen, quienes se encontraban en el predio participando en la ocupación
propiciada por las comunidades mapuches aledañas, destinada a recuperar las tierras indí-
genas ocupadas por dicho fundo238.
El Diario Austral de Temuco informa de los sucesos del modo siguiente:
“1 muerto y 5 heridos en desalojo de fundo: Repelida a balazos ‘toma’ del Netuaiñ
Mapu: El hecho ocurrió en el fundo ‘Huilio’ de Imperial. Dos mujeres, una embara-
zada, entre los heridos. Todos son mapuches. Detenido hijo del propietario y armas
confiscadas.
Pasado el mediodía se presentó a la Comisaría de Carabineros de Imperial, Juan
Antonio Navarrete, hijo del propietario, quien declaró que habían ido a recuperar
la tierra que les quitaron los mapuches. Entregó a la policía herramientas de traba-
jo que tenían los ocupantes, dos banderas y otros implementos. Igualmente, le fue-
ron decomisadas dos revólveres y una escopeta de un cañón. Marcelina Quintulen
Melin, sobrina del mapuche muerto, Francisco Cheuquelen Melin, relató “el rico y
como 20 personas más entraron en un camión, desde dentro del fundo, no por las
trancas, se bajaron y empezaron a disparar con armas de fuego. También andaban
trayendo palos. Entonces los compañeros arrancaron, y otros, las mujeres, se escon-
dieron detrás del árbol. Allí cayó Francisco y los otros. Estaban preparando el al-
muerzo. Después que todos arrancaron empezaron a incendiar el ruco, las carretas,
la ropa, mantas, cueros, las cositas que se habían llevado. Robaron también las he-
rramientas de trabajo, las banderas, cadenas, ollas, teteras, dos radios y otras cosas.
También apalearon a los heridos y palmotearon a los niños chicos y las mujeres. El
fundo es de cómo 600 hectáreas, pero el rico tiene legalizado solamente 200, el
resto es todo usurpado a los mapuches”239.
En la acción fue asesinado Francisco Cheuquelen Melín, de 55 años de edad, y herido
gravemente su hermano Ramón Cheuquelen Melin, de 38 años de edad, quien murió horas
después en el Hospital, quedando heridos otros cinco mapuches.
El repudio del gobierno a esta acción de violencia fue representada por el subsecreta-
rio del Interior, Daniel Vergara, en los términos siguientes: “Condenamos en los términos

238
Steenland, 1977: 114.
239
El Diario Austral de Temuco, 23 de noviembre de 1971.

156
más enérgicos la conducta de este propietario que, a través de una resolución personal, se hizo
justicia por sí solo. Con la misma firmeza con que repudiamos las ‘tomas’, no aceptamos esta
conducta criminal”240.
Aprovechando los sucesos de Huilío y las muertes de los hermanos Cheuquelen, las
organizaciones patronales de Cautín solicitaron se decretara el Estado de Emergencia, pe-
tición que fue desestimada por el gobierno, pues no había condiciones que ameritaran
dicha declaración, toda vez que existía el firme propósito de la autoridad de hacer respetar
el Estado de Derecho. En este sentido, argumentó el gobierno que su política era explícita
en orden a no aceptar y poner término a las tomas de tierras y, por otra parte, consideraba
que la alteración al orden público generada a propósito de los hechos de Huilío eran de
exclusiva responsabilidad de los propietarios de fundos, quienes, actuando al margen de la
ley, impidieron que se aplicara el Estado de Derecho y frustraron la posibilidad de que el
conflicto fuera resuelto en forma pacífica, como había ocurrido en una multiplicidad de
otros casos.
La política gubernamental buscaba ordenar dentro de los cauces institucionales las
recuperaciones de tierras de las comunidades mapuches, privilegiando la acción de la CORA
y la aplicación de los instrumentos de expropiación y transferencia de tierras contempla-
dos en la Ley de Reforma Agraria y en la Ley Indígena 14.511, respectivamente. Asimismo,
promovía el accionar de la Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas, dependiente
del Instituto de Desarrollo Indígena, para restituir tierras a las familias mapuches.
A pesar de los esfuerzos desplegados por el gobierno, para dar una salida consensuada
y pacífica a la demanda de tierras mapuches, el clima de conflicto y enfrentamiento se
hacía más crítico en la Araucanía tras la acción patronal. Fue así como, a fines de noviem-
bre de 1971, el Presidente de la República, Salvador Allende, envía a Cautín –en misión
especial– al subsecretario de Tierras y Colonización, Lautaro Ojeda, con el fin de resolver,
entre otros, los problemas de tierras que presentaban las comunidades mapuches y que
amenazaban la estabilidad política de la Región. La percepción del subsecretario, una vez
impuesto de las circunstancias que rodeaban la movilización mapuche en las provincias de
Malleco y Cautín, fue la siguiente:
“El indígena que ha sido explotado, perseguido, asesinado, masacrado, ha estado en
una condición realmente deprimida y por esto es que el gobierno está consideran-
do una obligación fundamental modificarlo drástica y rápidamente. Por eso esta-
mos acá, para coordinar acciones, para remover así la causa de la agitación y para
que queden al descubierto las acciones malévolas de los adversarios del gobierno”,

240
El Diario Austral de Temuco, 23 de noviembre de 1971, página 1. En estos hechos el gobierno solicitó, en
febrero de 1972, la encargatoria de reo contra los agricultores Fernando Navarrete Senn y Gustavo Juan
Antonio Navarrete Suárez, padre e hijo respectivamente, implicados en los sucesos del Fundo Huilio ocu-
rridos el 22 de noviembre de 1971.

157
agregando que “el criterio sobre las tomas es que no se toleren, en ninguna parte y
por ningún grupo, cualquiera sea su origen, y en esto el Presidente ha sido muy
claro, muy explícito y categórico, que el país lo sabe pero naturalmente la informa-
ción tendenciosa de los adversarios del Gobierno distorsiona la realidad”241.
Tras la visita del subsecretario Ojeda, reemerge la necesidad de darle salidas institu-
cionales al conflicto. Así, la Reforma Agraria propiciada por el gobierno de la Unidad
Popular tuvo directo impacto en las comunidades, toda vez que en medio de su política de
expropiación de tierras se reservaron tierras usurpadas para ser restituidas a las comuni-
dades mapuches. Como parte de esta política la Corporación de Reforma Agraria, en
colaboración con el Ministerio de Agricultura y la Dirección de Asuntos Indígenas, se hi-
cieron eco de la demanda mapuche y muchas de estas tierras fueron restituidas a las
comunidades, aun cuando éstas hubieren hecho ocupación de las mismas previo al acuerdo
expropiatorio. En algunas situaciones CORA entregó a las comunidades mapuches, ade-
más de las tierras usurpadas, aquellas necesarias para ampliar su cabida territorial y darles
viabilidad económica. Sobre el punto, escribe Berdichewsky: “La intención de CORA fue no
solo reparar una injusticia, reconociendo la existencia de esas usurpaciones por parte de los
dueños de tierras, sino poner a disposición de las comunidades mapuches unidades productivas
más grandes que pudieran enriquecer las tierras de las reservaciones, agrupar varias reservacio-
nes o comunidades en una unidad más grande constitutiva de una Cooperativa de Producción o
crear asentamientos dentro de las reservaciones”242.
De acuerdo al mismo autor, varios factores obstruyeron la rápida y total realización de
esta política. En efecto, un número importante de reivindicaciones mapuches no afectaban
grandes propiedades, aquellas que superaban las 80 HRB y que, por tanto, permitían la
aplicación de la Ley de Reforma Agraria. Muchas de estas demandas reivindicaban peque-
ñas propiedades, incluyendo propiedades de pequeños campesinos de origen no mapuche,
sobre cuyas tierras CORA no tenía jurisdicción. En algunos casos, CORA resolvió estas
reivindicaciones de pequeñas propiedades campesinas a través de un acuerdo con la Direc-
ción de Asuntos Indígenas (DASIN), pero no siempre ello fue posible. En otros casos la
demanda mapuche se superpuso al mismo proceso de Reforma Agraria, siendo revindica-
das tierras expropiadas por CORA y en las cuales fueron establecidos Asentamientos de
Reforma Agraria. Otro factor que dificultó el proceso de restitución de tierras, en la per-
cepción de Berdichewsky, fue la desconfianza mapuche hacia los acuerdos y las propuestas
institucionales de la Reforma Agraria. Las comunidades mapuches frecuentemente prefe-
rían que el Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP) o el Banco del Estado,
les proporcionaran apoyo crediticio que le permitiera a cada comunidad o familia prose-
guir con su propio desarrrollo, aun cuando en general aceptaron asistencia técnica. Otro

241
El Diario Austral de Temuco, 21 de noviembre de 1971, página 7.
242
Berdichewsky, 1979: 453.

158
factor retardatario –en la política de gobierno– fue la mentalidad pequeño burguesa que se
había instalado en algunas comunidades, como consecuencia de la división de las mismas y
la constitución de pequeñas propiedades privadas entre los comuneros, mentalidad que
determinaba que muchos mapuches se resistieran a formar parte de las Cooperativas de
Producción instauradas por la Reforma Agraria243. No obstante, un número considerable de
mapuches participaron de dichas unidades de producción e integraron el sector reformado,
dando cuenta de una innegable tradición comunitaria.

b.3. La Comisión de Restitución de Tierras Mapuches Usurpadas


Como se ha expresado en los acápites precedentes, el gobierno de la Unidad Popular
tenía pleno convencimiento de que la movilización mapuche, tanto las corridas de cerco
como las ocupaciones de predios, tenían como sus principales fundamentos recuperar tie-
rras usurpadas a los Títulos de Merced y reestablecer la integridad territorial de las
comunidades mapuches. Para dar respuesta a esta legítima demanda, el gobierno de la
Unidad Popular crea –a principios de 1971– una comisión destinada específicamente a dar
solución a las demandas de reivindicación de tierras usurpadas a las comunidades mapu-
ches, que por lo mismo recibió el nombre de ‘Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas’,
dependiente de la Dirección de Asuntos Indígenas.
Las tareas específicas asumidas por la Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas
se relacionaban con la remensura de los Títulos de Merced, acción destinada a respetar la
integridad del título y con el estudio de los antecedentes en que se fundaban las reivindi-
caciones de tierras que habían sido objeto de usurpación, a fin de determinar la legitimidad
de la demanda territorial. Para estos efectos, la Comisión realizó numerosos peritajes du-
rante todo el año 1971, en los terrenos ocupados por comunidades mapuches, a fin de
verificar los fundamentos en virtud de los cuales éstas alegaban que el fundo particular
les tenía tierras usurpadas244.
El gobierno focalizó el trabajo de la Comisión en las comunas que presentaban mayo-
res conflictos vinculados a la recuperación de tierras mapuches, es decir, Lautaro, Imperial
y Loncoche, en Cautín, y en la comuna de Panguipulli, en la provincia de Valdivia. Otra
comisión actuó en Temuco, y se formó una ‘Comisión Móvil’ para resolver los conflictos de

243
Berdichewsky, 1979: 453 y 454.
244
Un ejemplo de la actuación de la Comisión se puede apreciar en el caso de la Comunidad Allanao, de Santa
María de Llaima, que tenía ocupado el fundo Buena Vista de Cunco. En este caso se dispuso “que una comisión
de la Dirección de Asuntos Indígenas se traslade al lugar a medir y establecer la real cabida del fundo del señor
Escobar, y a estudiar la posibilidad de adquirir terrenos colindantes con la comunidad Allanao, mediante el
convenio denominado CORA-DASIN”, en El Diario Austral de Temuco, 20 de octubre de 1971, páginas 1 y 4.
También, en el caso de los fundos Lobería, Plumo y otros, se estableció que una comisión del DASIN se trasladara
al lugar para verificar las tierras usurpadas a esta comunidad. La “comisión estableció que efectivamente existía
una cantidad de hectáreas usurpadas”, en El Diario Austral de Temuco, 20 de octubre de 1971, páginas 1 y 4.

159
tierras de las comunidades de Bío Bío, Arauco y Malleco, todos casos en los que se procede-
ría a remensurar las tierras que han sido usurpadas o ilegalmente sustraídas del patrimonio
mapuche.
La constitución de estas comisiones obedeció a una decisión conjunta tomada por Jac-
ques Chonchol, ministro de Agricultura; Daniel Colompil y Javier Huenchullan, de la
Dirección de Asuntos Indígenas. La decisión gubernamental imponía a las comisiones la
labor de investigar en el terreno los predios que puedan haber sido objeto de usurpación a
través de contratos simulados, como escrituras de compraventa firmadas en blanco o con-
tratos de arrendamiento de la tierra que encubrían una compraventa245.
Sobre la creación de la Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas por el gobierno
de la Unidad Popular, Daniel Colompil, ex director del Departamento de Asuntos Indíge-
nas, señala:
“El Presidente Allende, cuando vino a Temuco, ordenó que este organismo –la Di-
rección de Asuntos Indígenas, que dependía del Ministerio de Tierras y Coloniza-
ción– pase sobre la marcha a Agricultura, ... que se transforme, que se cree un insti-
tuto, una corporación, que se restituyan las tierras como se pueda.
Evidentemente, había mucho pequeño campesino, mucho pequeño agricultor, con
conflicto, entonces el único camino que se pudo adoptar fue constituir las famosas
‘Comisiones de Restitución de Tierras Usurpadas’.
Con eso se avanzó bastante, hubo gente que entregó la tierra voluntariamente,
porque consideró que la tenía usurpada pero que faltaba alguien que levantara un
acta y que entregara, que fueron los mínimos. Hubo otros que llegaron a acuerdo,
pero no se podían expropiar porque eran pobres, tanto como los campesinos que
reclamaban por tierras.
Entonces este mecanismo avanzó, se recuperaron tierras, se estudiaron casos, fue-
ron abogados, fueron topógrafos, en otras palabras se suavizó un poco el conflicto.
Conflicto que a medida que llegó marzo o abril se fue deteniendo y después las
comisiones se hicieron inoperantes, porque estas comisiones eran de buena volun-
tad, no tenían ningún respaldo legal, fuerte, sino solo el respaldo del Presidente y
de la Confederación Nacional Mapuche, que había planteado al Presidente su prio-
ridad número uno, la gran bandera del pueblo mapuche que es hoy también: la
recuperación de las tierras usurpadas”246.
Como señala Colompil, a pesar de la falta de respaldo legal la Comisión arrojó impor-
tantes resultados producto de la expresa voluntad política de restitución de tierras que la

245
El Diario Austral de Temuco, 3 de noviembre de 1971, página 1.
246
Encuentro Taller de Comunidades Mapuches: “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y
16 de enero de 2002.

160
sustentaba. En efecto, los resultados de la Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas,
hasta septiembre de 1971, son rescatados por el Presidente de la Confederación Nacional
de Asociaciones Mapuches, Antonio Millapi, con las siguientes palabras: “Destaco la labor
de la Dirección General de Asuntos Indígenas, que ha restituido 50.698 hectáreas de tierra que
habían sido usurpadas a 125 comunidades mapuches”247.
Finalmente, conforme al balance realizado por las autoridades oficiales acerca de lo
obrado por la Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas durante el año 1971, resulta
que de acuerdo a este mecanismo se restituyeron una importante cantidad de hectáreas
usurpadas a comunidades mapuches. El subdirector de Asuntos Indígenas, con sede en
Temuco, Javier Huenchullán, resumía en febrero de 1972 la acción de la Comisión del modo
siguiente: “...la labor había sido altamente positiva, lográndose un total de 68.341 hectáreas.
Agregó que las tomas y corridas de cerco eran problemas sociales y económicos y no de carácter
político”248.

b.4. La restitución de tierras mapuches en la Araucanía en el año 1971


En el campo de las restituciones de tierras mapuches en la Araucanía, el año 1971
comienza con ‘El Cautinazo’, lo que significó que en enero y febrero se expropiaron a favor
de comunidades mapuches un total de 14 predios, por una superficie de 13.416,2 hectáreas
físicas, correspondientes a 1.468,79 hectáreas de riego básico, en los que se formaron asen-
tamientos con participación mapuche.
Luego, el Consejo de la CORA, cuyo acuerdo sentenciaba la expropiación de los pre-
dios, siguió sesionando en Santiago y en otras provincias del país. En la Araucanía, el
Consejo Zonal de la CORA de Malleco y Cautín continuó con el proceso de expropiación
del latifundio y de aquellos predios mal explotados o abandonados. Al igual que durante el
Cautinazo, varias de las expropiaciones beneficiaron a comunidades mapuches y vinieron
a resolver importantes demandas de tierras.
Así, en el mes de marzo de 1971, se expropiaron tres predios a favor de mapuches en
Malleco y Cautín, los fundos Napañir, de Los Sauces y donde la mayoría de inquilinos eran
mapuches, el fundo Pidenco, de Ercilla, a favor de las comunidades que lo circundaban, y el
predio Pinchafil, de Loncoche, reivindicado por mapuches del MCR.
En abril de 1971, nuevas expropiaciones de tierras beneficiaron a comunidades
mapuches, ahora de Collipulli, Ercilla y Lautaro, algunos de los cuales tenían una larga
historia de lucha por su recuperación. Es el caso de los fundos Chiguaihue y Requem, en la
comuna de Ercilla, los que desde los años 1960 habían sido escenarios de múltiples conflictos
entre mapuches y la familia Silva Correa, propietaria del predio, y que en febrero de 1970
había sido tomado por las comunidades de Los Lolocos, Temucuicui, Antinao, San Ramón,

247
El Diario Austral de Temuco, 23 de septiembre de 1971, página 2.
248
El Diario Austral de Temuco, 13 de febrero de 1972, página 7.

161
Requen Pillan, Loncomahuida, Chequenco y Requen Lemun, las cuales, con excepción de
la comunidad de Temucuicui249 , serán beneficiadas por la expropiación, dando origen al
Asentamiento mapuche Miguel Cayupan. También se expropiaron los fundos Tres Hijuelas
y Brasil, de la comuna de Lautaro, los que tenían tierras usurpadas a comunidades mapuches
y habían sido reivindicados por el MCR en las campañas de recuperaciones de tierras
desarrolladas durante el mes de agosto de 1970. En mayo se sumó el fundo Huerqueco,
ubicado en la comuna de Lautaro, el que había sido tomado por 60 familias mapuches
colindantes el día 21 de noviembre de 1970, según informaba la prensa local:
“Toma del predio de 345 hectáreas, de propiedad de Guillermo Fauré Silva. La toma
ocurrió alrededor de las 11 de la mañana y el movimiento fue encabezado por Pedro
Millalen, quien dijo que las autoridades agrarias estaban en conocimiento de lo
que podría ocurrir allí”250.
Con estas resoluciones del Consejo CORA, el gobierno respondía a la demanda mapu-
che aplicando la Ley de Reforma Agraria y daba respuesta a la eclosión del movimiento
mapuche. Así, en junio de 1971 las expropiaciones de tierras a favor de mapuches se reali-
zaron en las comunas de Ercilla, Lautaro y Toltén. En Lautaro se complementó la
expropiación del Fundo Brasil y se expropió el predio Puente Largo, en Ercilla se expropió
el predio Pidima y en Toltén el fundo La Mañana.
En el mes de julio las expropiaciones se concentraron en Lumaco y en Purén, comunas
ubicadas en la provincia de Malleco y de alta población mapuche. Allí se expropiaron gran-
des predios, pasando a poder de las comunidades mapuches los fundos Nancahue, Pidenco,
Tranaquepe y Estados Unidos, en la comuna de Lumaco, sumando un total de 4.813,9 hec-
táreas, y el fundo Santa Raquel o Nilhue, en Purén, de 438,4 hectáreas. Las causales de
expropiación fueron diversas. El fundo Nancahue fue expropiado en virtud de la causal
establecida en el artículo 3 de la Ley de Reforma Agraria, esto es en razón de que la cabida
del predio excedía las 80 hectáreas de riego básico, en tanto que los predios Pidenco, Trana-
quepe y Estados Unidos fueron expropiados tras haber sido ofrecidos por los propietarios.
La situación del fundo Santa Raquel o Nilhue fue distinta, ya que dicho predio fue expro-
piado por estar abandonado o mal explotado. Sin embargo, todos los predios tenían en
común el que se habían constituido sobre tierras reivindicadas históricamente por las co-
munidades mapuches demandantes.
En el caso del fundo Nancahue, de propiedad de los hermanos Aída, Jorge y Juan Agus-
tín Figueroa Yávar, las comunidades mapuches de Didaico, Pangueco, Temulemu y Chanco
venían reivindicando las tierras desde largo tiempo, ya que pertenecían al territorio anti-
guo, como también el predio vecino Santa Rosa de Colpi.
249
La comunidad de Temucuicui participó en el proceso de recuperación de tierras, pero no fue beneficiada
con la expropiación ya que las tierras que le pertenecían por derecho ancestral correspondían al predio
‘Alaska y Temucuicui’, de la sucesión Patterson, que será expropiado con posterioridad.
250
El Diario Austral de Temuco, 22 de noviembre de 1970, página 8.

162
Andrés Huenchul, miembro de la comunidad de Didaico, entrega los argumentos histó-
ricos que fundan la reivindicación de la comunidad respecto del fundo Nancahue. Al respecto
señala: “Era tierra antigua porque antes de la división y del Título de Merced nosotros colindá-
bamos con Temulemu y Panqueco. Ocupamos esa parte del fundo Nancahue, pero la CORA no lo
entregó, duramos una temporada de barbechar, sembrar y cosechamos. Esa parte de Nancahue
pertenecía a nosotros y a Andrés Pichincura divididas por el estero del bajo del cerro La Mula”251.
Igual situación ocurre con el predio Santa Rosa de Colpi, ya que de acuerdo al testimo-
nio de don Juan Pedro Huilipan Huentelao, la jurisdicción territorial del antiguo Lonko de
Temulemu, Antonio Ñirripil, estaba constituida por deslindes que se superponían al pre-
dio. El deslinde, relata Huilipan, iba por “El Parrón, Río Colpi, cerro Cai Cai y se dirige a Alto
Curraco, desde la altura del cerro se encierra Santa Rosa de Colpi y de ahí se llega al estero
Lumaquina y de ahí la línea al cerro La Mula, sigue por el Collinco hasta el fundo Nancahue,
después tira para abajo, por el antiguo potrero Temulemu Chico, ahí colindábamos con Pedro
Huaiquil. Del cerro La Mula va por un camino hacia Panqueco, hasta el fundo Las Hortensias,
desde ahí sigue por el estero Colpi. Esas eran las tierras del antiguo cacique”252.
El hecho es que ambos predios, Nancahue y Santa Rosa de Colpi, se enquistaron –en el
proceso de hijuelación y remate– entre las comunidades de Didaico, Temulemu, Pangueco
y Chanco, superponiéndose y fragmentando la antigua jurisdicción territorial mapuche,
conforme a la cual las 4 comunidades colindaban entre sí, generando como consecuencia
que las comunidades sean radicadas en espacios mínimos que no correspondían a su terri-
torio jurisdiccional, siendo separadas entre ellas por la intromisión de los fundos.
En términos de superficie, el predio Nancahue, de la familia Figueroa Yávar, posee 1.904,9
hectáreas y el predio Santa Rosa de Colpi, de la familia de Cardenio Lavín, 1.575 hectáreas.
En cambio, las familias radicadas en Temulemu, en una superficie de 920 hectáreas,
sumaban un total de 113, a las que se agregan las 80 familias radicadas en las 650 hectáreas
de Didaico, las 43 familias radicadas en las 301 hectáreas de Pangueco, y las 23 familias
radicadas en las 184 hectáreas de Pangueco, sumando un total de 2.055 hectáreas en las
que fueron radicadas 259 familias.
Por otro lado, las comunidades del sector han señalado que ambos predios se han apro-
piado ‘de hecho’ de terrenos que les fueron reconocidos en Título de Merced. En efecto, la
directiva de la comunidad de Temulemu, al año 1993, plantea que “del fundo Nancahue falta
una parte en el Título de Merced, en Piedra Azul, de ahí al cerro La Mula. Ahí colindaban Didaico
(Lorenzo Lorin) y Temulemu (Antonio Ñirripil), y por el norte la reducción Panqueco”253.
251
Reunión “Catastro de conflictos y demandas de tierras mapuches de la Provincia de Malleco”, Traiguén, 26 de
septiembre de 1993.
252
Reunión “Catastro de conflictos y demandas de tierras mapuches de la Provincia de Malleco”, Traiguén, 26 de
septiembre de 1993.
253
Reunión “Catastro de conflictos y demandas de tierras mapuches de la Provincia de Malleco”, Traiguén, 26 de
septiembre de 1993.

163
Comunidades Mapuches de Didaico, Temulemu, Chanco y Pangueco, y fundos
particulares Nancahue y Santa Rosa de Colpi

164
De igual forma, debe consignarse que el predio Santa Rosa de Colpi se apropió de 52,5
hectáreas que corresponden al Título de Merced de la comunidad Antonio Ñirripil, en su
deslinde norte, según consta en un informe emitido por el Ministerio de Tierras y Coloniza-
ción en 1972254. En la década de 1930, las familias de Temulemu demandaron en juicio a
Cardenio Lavín, quien compra el predio Santa Rosa de Colpi a Florentino Figueroa en
virtud de una Escritura de 3 de diciembre de 1900. Los demandantes obtuvieron sentencia
a su favor, siendo consignado en la parte resolutiva del fallo la legitimidad de los funda-
mentos esgrimidos por la comunidad demandante. Así, fue establecido lo siguiente: “se
halla ocupando desde hace muchos años, más de 20, un pedazo de terreno perteneciente a la
reducción antes nombrada, de más o menos 58,4 Hás. de extensión, ubicado en el extremo noro-
riente de la reserva y que deslinda: al norte poniente, con terrenos pertenecientes a la hijuela
Nº1027; al sur oriente, con terrenos de la hijuela Nº1034; al oriente, con terrenos de la hijuela
Nº1026, separado por el estero Llullun; y al poniente, o mejor dicho surponiente, con terrenos de
la misma reducción Ñirripil”255. Para el cumplimiento del fallo que favoreció a los sucesores
de Antonio Ñirripil, y, de acuerdo a lo que señala el expediente, las partes fueron notifica-
das por los carabineros de Traiguén, concurriendo al acto un hijo del demandado Cardenio
Lavín, don Hugo Lavín, dos carabineros de la Primera Comisaría de Traiguén y los indíge-
nas de la reducción Ñirripil256. Cabe consignar que esta sentencia, a pesar de favorecer la
restitución de tierras indígenas, jamás se cumplió y el conflicto se arrastró por años.
Al respecto, el Informe CORA evacuado el 7 de marzo de 1972, por el Jefe de Área
CORA de Traiguén Hernán Pino, señala que “Las cuatro reducciones indígenas colindantes
con el predio (Didaico, Pangueco, Temulemu y Chanco) reclaman terrenos usurpados para lo
cual la Dirección de Asuntos Indígenas se encuentra haciendo los estudios para determinar la
veracidad de tales reclamaciones y hacer las restituciones correspondientes”257.
En el caso de los fundos Pidenco y Tranaquepe, ambos de propiedad de Víctor Uribe
Barra, las comunidades mapuches Juan Cañuleo y Pedro Winka Pinoleo reivindicaban es-
tos espacios territoriales como parte de sus antiguas jurisdicciones. En estos predios se
dará forma al Asentamiento San Guillermo.
En el predio Nilhue se creó el Asentamiento La Araucana, y en el fundo Estados Unidos el
Asentamiento Montituin Mapu. Respecto de este último, había sido tomado “el día 25 de Abril
a las 5 de la madrugada por 20 familias mapuches que hacen un total de unas 100 personas, todas
del sector Quetrahue, de Lumaco, en una acción encabezada por Francisco Lincheo, Alejandro Rai-
man, Ricardo Antileo, René Manquilef y Juan Neculman, dirigentes de la comunidad Coña Raiman”258.
254
“Informe y Plano de las reducciones que limitan con el fundo Nancahue”, Informe Nº7, Ministerio de
Tierras y Colonización, Dirección de Asuntos Indígenas Oficina Traiguén, 29 de mayo de 1972.
255
Demanda en Expediente Nº315, “Antonio Ñirripil contra Cardenio Lavín”, a fs.10 y 11, ante el Juzgado de
Indios de Victoria.
256
Expediente Nº315, Juzgado de Indios de Victoria, a fs. 83, Victoria, 31 de mayo de 1931.
257
Expediente de Expropiación CORA SAG Nº1.766, predio “Nancahue”, a fs. 56.
258
El Diario Austral de Temuco, 1 de mayo de 1971, página 1.

165
En agosto de 1971, la CORA expropió nuevos predios a favor de mapuches, en la comu-
na de Lautaro, Temuco y Lonquimay. En Lautaro se expropió el fundo Muco Alto, de 654,2
hectáreas y se formó el asentamiento Roble Guacho. El predio pertenecía a Pablo Goebel
Rivas, quien era un importante dirigente de los agricultores que se oponían al proceso de
Reforma Agraria. También en la comuna de Lautaro, se expropió el fundo El Vergel y una
hijuela de 40 hectáreas que formaba parte de éste, y que correspondían a tierras usurpadas
a la comunidad mapuche Coliqueo Huenchual, la que el 3 de junio de 1970, apoyada por el
MCR, había realizado la primera corrida de cercos para restituir por la vía de los hechos las
tierras faltantes. Ahora, la CORA las expropiaba a favor de las mismas comunidades.
En la comuna de Lonquimay se expropiaron los fundos Quinquén, de 6.680 hectáreas, y
Galletué, de 4.400 hectáreas, propiedad de Andrés Lamoliatte Darraco y Cristina Ruedy Mon-
roy, respectivamente, los que se complementaron con la expropiación realizada en el mes de
septiembre del segundo predio Galletué, de 19.153 hectáreas, propiedad de Andrés Lamoliatte
Darraco y otros, todas tierras que pasaron a formar parte de las comunidades pehuenches de
Quinquén y de aquellas que se encontraban en los alrededores del lago Icalma. Las comunida-
des pehuenches reivindicaban estas tierras como propias pues le pertenecían en virtud del uso
ancestral que habían hechos de estos espacios territoriales. Cabe hacer presente que los pre-
dios particulares se constituyeron sobre las tierras ocupadas por familias pehuenches a las
cuales no se les reconoció sus derechos en el proceso de radicación, como es el caso de la
comunidad de Quinquén, o habiéndoseles reconocido, como ocurrió con la comunidad Huenu-
cal Ivante, el Título de Merced fue revocado dando preeminencia al derecho de los particulares.
Pero no solo se habían vulnerado los derechos territoriales de las familias pehuenches, sino
también sus derechos sobre los recursos naturales, particularmente sobre el bosque de arauca-
rias. En estos espacios territoriales pehuenches, los particulares habían realizado una tala
indiscriminada de araucarias, cuyas maderas fueron exportadas durante décadas a la Argentina.
En los meses de septiembre y noviembre fueron pocas las expropiaciones en favor de
mapuches, expropiándose solo los fundos San Luis, de Freire, y El Desengaño de Nueva
Imperial, además del predio Galletué de Lonquimay, ya señalado.
Finalmente, el 3 de diciembre de 1971, el Consejo de la CORA decidió expropiar a
favor de comunidades mapuches predios que habían constituido hitos en el proceso de
reivindicación de tierras indígenas en las comunas de Loncoche y Carahue. Estos predios,
demandados por mapuches de diversas comunidades, habían sido ocupados por el Movi-
miento Campesino Revolucionario y por el Movimiento Ñetuain Mapu.
En Loncoche, se expropió el fundo Chesque, de 335,2 hectáreas, propiedad de María
Henríquez Chávez viuda de Doyharcabal. El fundo Chesque había sido reivindicado por
mapuches de la zona de Loncoche, quienes lo ocuparon de hecho el 22 de octubre de 1971.
Hasta el lugar llegó Martín Doyharcabal, para proceder a impedir la ocupación mapuche,
agrediendo con armas de fuego a los ocupantes. Sobre estos hechos da cuenta la prensa del
modo siguiente:

166
“Doyharcabal... se hizo acompañar más tarde por algunos amigos y su sobrino Hernán
Muñoz y debidamente armados trataron de recuperar el predio, produciéndose un
baleo que dejó en el campo un indígena muerto en forma instantánea. Luego, tanto
el propietario como sus amigos fueron detenidos por Carabineros pasando a dispo-
sición de la Justicia del Crimen ayer a primera hora. El fundo mientras tanto sigue
en poder de los ocupantes mapuches”259.
Como resultado de la acción patronal fue asesinado el dirigente mapuche del MCR,
Moisés Huentelaf. Aproximadamente 20 campesinos fueron encarcelados, entre ellos Félix
Huentelaf, hermano del asesinado dirigente, quien estuvo siete meses en prisión sin que le
formularan cargos260. El asesinato de Moisés Huentelaf creó un ambiente de conflicto en el
área y se transformó en un símbolo de la lucha mapuche. El predio Chesque fue expropiado
al mes y medio de ocurridos los hechos luctuosos, y los mapuches decidieron colocar el
nombre de Michimalonco al Asentamiento.
Las expropiaciones del 3 de diciembre de 1971 también consideraron al fundo Lobería,
de 618,5 hectáreas, propiedad de Domingo Antonio Durán Kind, hijo de Domingo Durán
Neuman, enconado opositor al gobierno de la Unidad Popular. Además, se expropiaron tres
lotes denominados El Plumo y Lobería, propiedades de Fernando Kuschel Toledo, Juan
Bravo Leal y Ernesto Nickelsen Moller. Los predios, en conjunto, sumaban una superficie
de 2.171,8 hectáreas, se ubican en la comuna de Puerto Saavedra y en ellos se constituyó el
asentamiento mapuche Lobería. Dichos predios estaban siendo reivindicados desde largo
tiempo por las comunidades mapuches de Pilolcura, Koi Koi y Champulli, debido a que
tenían tierras usurpadas correspondientes a los Títulos de Merced por un total de 361 hec-
táreas y por haberse constituido sobre tierras jurisdiccionales mapuches de propiedad
ancestral de las comunidades antes mencionadas. La recuperación de las tierras se produjo
en octubre de 1971, en cuya organización participó el Movimiento Netuaiñ Mapu.
Al respecto, en la madrugada del domingo 17 de octubre de 1971, las comunidades
mapuches nombradas, agrupadas en el ‘Comité Pilolcura’ y emplazadas en la zona Laf-
quenche, procedieron a recuperar las tierras que se encontraban integradas al fundo El
Plumo. La acción fue realizada por 120 mapuches, encabezados por el lonko Juan Segundo
Quirinao Antiman. Horas más tarde, los mapuches procedieron a recuperar los demás fun-
dos que tenían tierras usurpadas: “...Hacia las 14 horas del mismo día domingo, el mencionado
Comité de Pilolcura procedió a ampliar la ‘toma’ con los fundos circundantes y ocupó ilegalmen-
te los predios ‘Lobería’ de Domingo Durán, ‘Las Marías’ de Víctor Reicher y ‘Toquihue’ o
‘Chacamo’, de Juan Antonio Kind, totalizando una extensión ocupada de dos mil hectáreas”261.

259
El Diario Austral de Temuco, 24 de octubre de 1971.
260
Steenland, 1977: 114.
261
El Diario Austral de Temuco, 19 de octubre de 1971, páginas 1 y 6.

167
En síntesis, durante el año 1971, el proceso de Reforma Agraria en las provincias de
Malleco y Cautín había logrado la restitución de un total de 70.103,68 hectáreas en favor
de comunidades mapuches, las que correspondían a la expropiación de 46 predios, cifra
que indiscutiblemente representaba una conquista histórica para las comunidades mapu-
ches en el proceso de recuperación de tierras posterior a la radicación con Títulos de
Merced.
A ello se agregaba el accionar de la ‘Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas’, la
que había logrado recuperar importantes extensiones de tierras mapuches que pertene-
cían a los Títulos de Merced, por un total de 68.341 hectáreas.
No obstante estos resultados, la demanda territorial mapuche no fue satisfecha en su
totalidad, a pesar de la expresa voluntad política del gobierno de Allende. Las dificultades
que presentaba la aplicación de las normas legales vigentes, particularmente de la Ley de
Reforma Agraria, para responder a estas demandas hacían explícitos los vacíos institucio-
nales de esta normativa cuyo objetivo, finalmente, era modificar la estructura agraria del
país y no resolver la restitución de tierras usurpadas a los mapuches. Así, la solución a la
demanda mapuche de restitución de la totalidad de las tierras usurpadas debería darse a
través de gestionar una nueva Ley Indígena. Mientras ello no ocurriera, la restitución y
ampliación de las tierras de comunidades mapuches se resolvía a través de la normativa de
Reforma Agraria y se agilizaba mediante la implementación de un convenio de expropia-
ciones de predios suscrito entre la Corporación de Reforma Agraria (CORA) y el
Departamento de Asuntos Indígenas (DASIN).
Cabe consignar que, a la fecha, el gobierno de la Unidad Popular prácticamente tenía
cumplida la meta de la Reforma Agraria a nivel nacional, y casi no quedaban predios mayo-
res de 80 hectáreas de riego básico que expropiar. En consecuencia, los predios restantes
solo podían ser expropiados si se encontraban mal explotados o abandonados o si sus pro-
pietarios no cumplian con las leyes laborales o sociales vulnerando los derechos de sus
trabajadores, circunstancias que no concurrían en todos los casos262.

262
Durante el primer año de gobierno, el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol, señalaba que se ha-
bían expropiado 1.380 predios con una superficie de 2.600.000 hectáreas, y que “los predios menores a
esta cabida no van a ser expropiados, a no ser que estén mal explotados o abandonados”.

168
Cuadro Nº 16
Predios expropiados por la CORA a favor de comunidades mapuches en 1971

Comuna Predio Propietario Expropiación Asentamiento Hás HRB

Galvarino El Porvenir Hij. El Molino, Alberto Fontanaz 21-Ene-71 Cuel Ñielol 1041 102,83
Lote Fdo. Ñielol y Lote Fdo. Berton
Doña Cristina
Galvarino Hij. Vallepenco, Una Porción del Carlos Fontanaz 21-Ene-71 Cuel Ñielol 2442,2 146,67
Fdo. Ñielol, Porción Doña Berton
Cristina, Quintralcura, Sta.
Margarita e Hij. El Nogal
Lautaro Hij. 4 o San Luis del Fdo. Raquel Sáenz Terpelle 21-Ene-71 Santa Clara 657,9 105,28
Sta. Julia
Lautaro Miraflores Carmen, Nora y Sonia 21-Ene-71 Fresia 813 106,77
García González
Lautaro Sta. Leonor Hernán Gilberto 21-Ene-71 Santa Inés 810 116,3
Díez Taladriz
Perquenco Hij. N° 2 de San Miguel Waldemar Paslack Topp 21-Ene-71 s/i 582,4 81,9
Carahue Rucalan y Butalon Rucadiuca Juan B. Landeretche 03-Feb-71 Arnoldo Ríos 704 31,41
y otro
Freire Quepe Jorge Lavanderos Illanes 03-Feb-71 s/i 1425 153,6
Loncoche San Andrés Camilo Quezada Negrotti 03-Feb-71 Michimalonco 1052,2 116,62
Padre Las Tumuntuco Bernardo Echavarri 11-Feb-71 Unión 1251,8 151,3
Casas San Cristóbal
Galvarino Los Pinos Osvaldo Becker B. 17-Feb-71 El Trébol 1255,7 171,96
Lautaro Huerquenco, Sta. Filomena Sinforosa Golbel Rivas 17-Feb-71 Arauco 309,1 42,64
Los 20 y otros
Lautaro Sta. Ana Carlos Paslack Weber 17-Feb-71 La Espiga 671,2 97,32
Lautaro Las Vertientes, Los Riegos Sinforosa Golbel Rivas 17-Feb-71 Galvarino 400,7 44,19
Los Sauces Napañir y San Luis Narciso Guidotti Yubini 03-Mar-71 Esfuerzo 1229,5 73,03
Ñapañir
Ercilla Pidenco Ana Kohler vda. 05-Mar-71 El Cobre 2232,8 188,68
de García de Chile
Loncoche Parte Fdo. Pinchafil San Pedro Manuel Cevo Espinoza 12-Mar-71 s/i 161,3 19,78
Lautaro Tres Hijuelas Carlos Taladriz Bermard 01-Abr-71 Lautaro 480 65,39
Collipulli Río Rita Enrique Jofré Francois 15-Abr-71 Juan Huilipán 2242,9 132,67
Ercilla Hijuela 2a de Chiguayhue e Carlos Silva Correa 15-Abr-71 Miguel Cayupan 1328,8 123,29
Hijuela 2a de Requen
y Quilaco
Ercilla Hijuela Primera de Chiguayhue María Magdalena 15-Abr-71 Miguel Cayupan 1055 175,21
e Hijuela Primera de Requen Silva Correa
Ercilla Hij. 3° de Requen Ignacio Silva Correa 15-Abr-71 Miguel Cayupan 913,68 139,68
Lautaro Lote N° 1 Fdo. Brasil Luis Faure Silva 15-Abr-71 Colo-Colo 368,4 45,97

Lautaro Hij. N° 49 y Otros Retazos Guillermo Faure Silva 20-May-71 Campo Lindo 566,1 55,82
de Terreno Fdo. Huerqueco
Ercilla Retazo Fundo Los Peumos Carlos Fuentes Campos 11-Jun-71 Tesoro de 942,8 94,15
y Fundo Pidima Caraves Malleco
(continúa en pág. siguiente)

169
Lautaro Fdo. Puente Largo Varios Lotes Juan de Dios Diez 11-Jun-71 Angostura 466,4 57,37
Terrenos Gutierrez Y Sra.
Lautaro Lote N° 2 Fdo. Brasil Alfredo Palma Palma 11-Jun-71 La Montaña 591,4 66,35
Toltén Los Boldos y Ret. Pte. Laura Echavarri Otiñano 24-Jun-71 s/i 2598,1 111,4
Fdo. La Mañana
Lumaco Resto del Predio Nancahue Aída Figueroa Yávar 01-Jul-71 s/i 1904,9 119,24
y otros
Lumaco Hij. Oriente Fdo. Pidenco Víctor Guillermo 01-Jul-71 San Guillermo 1440,3 54.82
Uribe Barra
Lumaco Fdo. Tranaquepe y Víctor Guillermo 01-Jul-71 San Guillermo 688,2 33,21
Quintas Adyacentes Uribe Barra
Lumaco Estados Unidos Anacleto Marín Godoy 01-Jul-71 Montituin Mapu 780,5 22,31
Purén Hijuela La Primera o Centinela Rosendo Vásquez 01-Jul-71 La Araucana 438,4 32,87
o Santa Raquel o Nilhue Matus y otros
Lautaro Muco Alto Pablo Goebel Rivas 20-Ago-71 Roble Huacho 654,2 77,62
Lonquimay Galletue Cristina Yolanda 20-Ago-71 s/i 4400 66
Ruedi Monroy
Temuco Los Copihues Monte Oscuro o Carlos Daniel Quezada 20-Ago-71 s/i 1083,6 75,04
Chivilca y varios Lotes e Hijs. Cid. María Magdalena
Cid Baeza
Lonquimay Quinquén Andrés Lamoliatte 26-Ago-71 s/i 6680 100,2
Darraco
Lautaro El Vergel y una Hij. de 40 Hás. Miguel Rioseco Espinosa 30-Ago-71 s/i 325,5 44,3
Freire San Luis y San Luis Compañía Agrícola S.A. 09-Sep-71 Puquereo 916,2 120,91
San Isidro
Lonquimay Galletué Andrés Lamoliatte 09-Sep-71 s/i 19153 287,29
Darraco, María Juana
Diharce Labadie,
Salvador Lledó Candela
Nueva Imperial El Desengaño Enrique Olhagaray 11-Nov-71 Llancahuito 538,5 63,68
Carahue La Lobería Domingo Antonio 03-Dic-71 Lobería 618,5 43,62
Durán Kind
Carahue Lote N° 2 Fdo. Plumo y Lobería Fernando Kuschel Toledo 03-Dic-71 Lobería 501,6 34,32
Carahue Lote N° 1 del Fundo El Plumo Juan Bravo Leal 03-Dic-71 Lobería 523,4 27,72
Carahue Pte. Hij. 30, 31, 32 Pte. Lote N° 3 Ernesto Nickelsen Moller 03-Dic-71 Lobería 528,3 32,63
del Fdo. Plumo y Lobería
Loncoche Lote A Fdo. Chesque Parte del María Henríquez 03-Dic-71 Michimalonco 335,2 45,45
Lote N°1196 Chavez vda. de
Doyharcabal
Total 46 predios 70.103,68 4.098,81

Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio


Agrícola y Ganadero SAG. Departamento de Tenencia de la Tierra. Santiago.

170
7.3 La Reforma Agraria en la Araucanía en 1972: un nuevo escenario
En el año 1972, las movilizaciones mapuches siguieron el impulso que habían alcanza-
do durante el año 1971, no obstante que muchas de las tierras que se recuperarán serán
producto de la materialización de los compromisos adquiridos por el gobierno con las co-
munidades mapuches durante el proceso de movilización desarrollado en el año anterior.
Sin embargo, y a diferencia del año 1971, las movilizaciones mapuches ahora serán
efímeras, en cuanto a su permanencia en el tiempo, principalmente a consecuencia de la
acción de los llamados ‘Comité de Retoma’ formados por los agricultores, que lograron con
agilidad y prontitud reprimir las ocupaciones territoriales de las comunidades, incluso antes
que las autoridades de gobierno tomaran conocimiento de los hechos, lo que implicó que
por la vía de la violencia directa se lograra el desalojo de los mapuches en los lugares
donde actuaron estos Comités.
A pesar de este nuevo escenario, la voluntad del gobierno por restituir las tierras mapu-
ches usurpadas y ampliar las disponibles a favor de las comunidades, se mantendrá durante
todo el año 1972. Así, a partir del mes de enero y hasta noviembre, la Corporación de la
Reforma Agraria expropió sistemáticamente fundos para favorecer a familias y comunida-
des mapuches. Aun más, la voluntad del gobierno de Salvador Allende por restituir tierras
se manifestó inequívocamente en la firma y aplicación del Convenio CORA - DASIN, cuyo
objeto era agilizar la expropiación de predios a favor de comunidades mapuches. En virtud
de dicho convenio se expropiaron numerosos predios en agosto de 1972, expropiaciones
que favorecieron exclusivamente a comunidades mapuches. También en este contexto se
aprobó la nueva Ley Indígena, en el mes de septiembre de 1972.

A. RECUPERACIONES DE TIERRAS MAPUCHES Y LA RESPUESTA PATRONAL: LOS ‘COMITÉS DE RETOMA’


La movilización mapuche debió enfrentar, durante el año 1972, la violencia organizada
por la derecha política y las organizaciones de agricultores, que implementaron como res-
puesta a las ocupaciones de fundos propiciadas por las comunidades y sus organizaciones
la ‘retoma’ armada de los predios. De esta manera, la organización patronal hacía suyos los
procedimientos utilizados por los agricultores de Carahue para repeler la ocupación mapu-
che del fundo Huilio, donde premunidos de armas de fuego protagonizaron los violentos
incidentes que culminaron con la muerte de los hermanos Cheuquelen.
Buena parte de los predios ocupados por las comunidades mapuches –que exigían la
restitución de las tierras usurpadas– fueron desalojadas por las organizaciones paramilita-
res, formadas por los propietarios agrícolas, denominadas ‘Comité de Retoma’, las que
tuvieron por característica erigirse en una respuesta inmediata a las recuperaciones de
tierras de las comunidades mapuches, impidiendo que se consolidara la demanda territo-
rial mapuche y adelantándose al accionar del gobierno para resolver el conflicto, actuando
al margen de la ley y por mano propia.

171
Si bien a fines de 1971 se aprecia una disminución en la movilización mapuche, ésta se
reanuda en febrero de 1972, cuando el Movimiento Campesino Revolucionario de Lautaro
organiza la corrida de cerco en las comunidades mapuches Pedro Huilcal e Ignacio Huilqui-
lao, a fin de recuperar tierras del fundo Santa Ana, de propiedad de Lorenzo Taladriz, y del
Fundo Las Piñas, de Alfredo González Taladriz, alegando que dichas tierras pertenecían al
Título de Merced. El Gobernador del Departamento de Lautaro, Alonso Neira, reconoció
como legítima la demanda de las comunidades mapuches, señalando que esta acción co-
rrespondía a un litigio de tierras entre Taladriz y la comunidad indígena, asegurando que
“... los terrenos correspondían a esta comunidad y fueron usurpados legalmente con engaños,
tradicionalmente usados, pasando de esta forma a manos de extraños”263.
El litigio entre las comunidades mapuches y Taladriz era por 67 hectáreas del fundo
Santa Ana, que pertenecían originalmente al Título de Merced de la comunidad, la que
solo conservaba 5 hectáreas de la superficie original, y por 6 hectáreas del fundo Las Piñas.
Los patrones comenzaron a organizar la retoma y la llevaron a cabo al día siguiente, el 2 de
febrero de 1972, a las 20.30 horas, cuando una caravana de 50 vehículos, con aproximada-
mente 120 personas, se acercó a las casas del fundo Las Piñas. En esta ocasión la prensa
informa que los mapuches dispararon contra la caravana de vehículos, produciéndose una
balacera en el lugar, a cuyo ruido acudió un contingente de Carabineros resultando deteni-
dos cinco mapuches, cuatro hombres y una mujer, y decomisado un rifle calibre 22, “sin
disparar que yacía oculto entre los trigales”264.
Esta retoma armada fue anunciada por el diputado del Partido Nacional Oscar Schle-
yer, quien –junto a propietarios agrícolas de la zona, como Miguel Fuschlocher, presidente
de la Confederación de Empleadores Agrícolas, y González Taladriz– se había dirigido has-
ta las dependencias de la Gobernación notificando a la máxima autoridad provincial que
procederían al desalojo de los mapuches por la fuerza.
El Gobernador del Departamento de Lautaro, Alonso Neira, relata los hechos del modo
siguiente:
“A las 19.30 horas llegó a conversar conmigo el diputado del Partido Nacional Oscar
Schleyer, junto al señor Fuschlocher y al señor González Taladriz, propietario del
fundo “Las Pïñas”, y me manifestaron que los agricultores iban a hacer la retoma,
pero pedían que el gobernador actuara. Les dije que tenía instrucciones del Minis-
tro del Interior en el sentido de que se procedería a agilizar la solución de este
problema. Me dijeron, entonces, que iban a detener a los agricultores, sin embargo,
se agregaron a la caravana que estaba lista para partir, pasado el puente a Curacautín.
El Mayor –de Carabineros– que venía de dejar el relevo, se encontró con ellos, les
dijo que se atuvieran a lo legal, y continuó hacia Lautaro. Me fui a la Comisaría,
263
El Diario Austral de Temuco, 2 de febrero de 1972, página 1.
264
El Diario Austral de Temuco, 3 de febrero de 1972, página 1.

172
donde encontré al Mayor, y nos dirigimos de inmediato al sitio del suceso. Allí,
encontramos a los agricultores como a 200 metros de donde estaban los mapuches.
Me rodearon los agricultores y fui increpado en forma matonesca por don Pablo
Goebbels y un señor García. Me dijeron que había sido blanco de unos disparos de
los indígenas, les dije que eran culpables por su actitud matonesca. Estaban tam-
bién allí Carlos Massman y Domingo Durán”. Continúa el gobernador diciendo “ten-
go la certeza de que iban preparados y que ellos empezaron los disparos. En el día
de hoy, el gobierno iba a desalojar a los mapuches. Tomamos las patentes de los
vehículos para hacer la denuncia correspondiente. Lo grave es que estuvieran enca-
bezados por dos parlamentarios: don Oscar Schleyer y René García. La forma de
operar fue tipo comando. Parece que han aprovechado el sistema puesto en prácti-
ca en el asesinato del General Schneider. Fue un método fascista de asalto. A los
mapuches se les detuvo por la orden dictada por el juez el día anterior y habían ido
a buscar refugio a los Carabineros, huyendo de los disparos de los agricultores.
Estuvo a punto de ocurrir una masacre. Había cinco carabineros efectuando vigi-
lancia policial, que fueron testigos oculares de los hechos. Entre los agricultores
había gente que no tenía nada que ver con los agricultores, que iban acompañados
como por 15 mujeres, entre ellos Carlos Barba, elemento aventurero, procesado por
varios delitos”265.
El éxito del desalojo de las comunidades mapuches en Lautaro por la acción directa de
los patrones llevó a que éstos, agrupados en la Federación de Sindicatos de Empleadores
Agrícolas Yungay, resolvieran –en su sesión de 7 de febrero de 1972– aumentar los mecanis-
mos de apoyo a sus miembros, conviniendo realizar reuniones ampliadas de la Federación
para “...demostrar así la solidaridad de los agricultores de la provincia para con el afectado, su
familia y sus colaboradores”266.
Con posterioridad a los sucesos de Lautaro, los Comités de Retoma vuelven a actuar en
el caso del Fundo Los Pinos, de Toltén, donde miembros del MCR ocupan las 1.200 hectá-
reas del predio exigiendo la expropiación para los mapuches267. En esta ocasión los
‘retomadores’ hirieron a bala a los mapuches Dagoberto Godoy, Ignacio Antileo Calmunil,
Pascual Landeros Curilaf y Antonio Landeros Antileo, además de una menor de seis años
que se encontraba a 1.000 metros de distancia del lugar. El gobierno reaccionó frente a los
hechos solicitando la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado, tanto para los
ocupantes del predio como para los agricultores del comité de retoma.

265
El Diario Austral de Temuco, 8 de febrero de 1972, página 1.
266
El Diario Austral de Temuco, 8 de febrero de 1972, página 1.
267
Según el propietario, el fundo solo tiene 870 hectáreas, de las cuales 500 se encuentran bajo agua o secto-
res pantanosos, lo que significa que el predio tiene 20 Hectáreas de Riego Básico. El Diario Austral de
Temuco, 18 de abril de 1972, página 6.

173
No obstante la violencia desplegada, días después de los sucesos de Toltén, comunida-
des mapuches de Malleco ocupan el Fundo Nancahue y solicitan la aplicación de la Ley de
Reforma Agraria y la restitución de las tierras usurpadas al interior del Título de Merced,
sin que se produjera retoma. Sobre estos hechos informaba la prensa:
“Un total de 102 mapuches de las reducciones Didaico, Temulemu y Lolenco se
tomaron en las últimas horas de la tarde del lunes el fundo Nancahue, de 1.585
hectáreas, de propiedad de Rafael Figueroa González. Según lo declarado por los
mapuches, todos con residencia en las tres reducciones citadas y que quedan cerca-
nas al fundo mencionado, la toma obedece al hecho que aquellas tierras pertene-
cían a sus antepasados. Igualmente, dicen que lo hacen para presionar en el sentido
de que la Dirección de Asuntos Indígenas también les entregue los fundos San
Gregorio, Lumaquina, Tren Tren y otros del sector”268.
Posteriormente, el domingo 14 de mayo de 1972, comunidades mapuches del MCR de
Puerto Saavedra ocuparon los predios La Esperanza y San Pablo, de propiedad de los Her-
manos Landerretche y Pablo Lüer, respectivamente. Al mediodía del día siguiente se produjo
la retoma, en la que participaron los dueños de los respectivos fundos acompañados de
más o menos 40 agricultores. Las versiones de prensa dan cuenta de que los agricultores
ingresaron a los terrenos disparando tiros de escopetas, logrando desalojar a los mapu-
ches, los que debieron abandonar los predios ante la ofensiva patronal269.
Lo propio sucedió en Lautaro, el 16 de mayo de 1972, cuando un grupo de dueños de
predios de la zona procedió a desalojar el fundo Bajo Muco, recuperado por comunidades
mapuches, provocando varios heridos a bala entre los ocupantes:
“5 heridos del MCR: Retoma en Lautaro: Con cinco militantes del MCR heridos,
cuatro a balas y tres de ellos graves, regresó ayer la violencia y la sangre a Lautaro,
cuando aproximadamente a las 15 horas un grupo de empresarios agrícolas, movili-
zados en 20 vehículos, se ‘retomaron’ el fundo Muco, propiedad de Tomasa Rivas. El
Gobernador Alonso Neira manifestó que ‘Los agricultores llegaron en 20 vehículos,
comenzando a disparar contra los campesinos desde unos 100 metros de la entrada
del fundo. No fue enfrentamiento, los campesinos no dispararon. Las cápsulas en-
contradas en el lugar del asalto por la policía son de diferentes tipos, muchas de
arma larga’. En el Hospital de Lautaro se encuentran tres heridos graves y dos me-
nos graves. Los graves son Juan Trancal, Marín Mila Ñiripil, y otro aún no identifica-
do; menos grave se encuentran Segundo Antipe y Segundo Trancal. El Gobernador
expresó que según los campesinos hay otros heridos que huyeron a los potreros,
como el caso del último en llegar y no identificado aún”270.

268
El Diario Austral de Temuco, 26 de abril de 1972, página 8.
269
El Diario Austral de Temuco, 17 de mayo de 1972, página 1.
270
El Diario Austral de Temuco, 17 de mayo de 1972, página 1.

174
Las acciones de retoma implementadas por las organizaciones patronales se manifes-
taron durante el primer semestre de 1972, teniendo como resultado el desalojo de los
mapuches que intentaron recuperar las tierras usurpadas y alcanzando el objetivo de ame-
drentar a las organizaciones mapuches, con el fin de impedir que se manifestaran sus
demandas territoriales.
Los sucesos antes relatados evidencian la resistencia patronal al proceso de Reforma
Agraria impulsado por el gobierno de la Unidad Popular. Esta resistencia se expresó a través
de la acción de los grandes propietarios de tierras y sus organizaciones patronales, represen-
tadas por la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), el Consorcio Agrícola del Sur (CAS)271
y la Federación Provincial de Sindicatos de Empleadores Agrícolas de Malleco y Cautín272.
Los grandes propietarios adscribían ideológicamente a los partidos y movimientos de
oposición al gobierno de la Unidad Popular. Prominentes diputados y senadores de los
partidos de centro y derecha pertenecían a las organizaciones patronales o eran poseedo-
res de grandes latifundios en la Araucanía, como es el caso los diputados René García,
Oscar Schleyer y Hardy Monberg.
Las agrupaciones patronales de la Araucanía, a medida que avanza el proceso de Refor-
ma Agraria, se fueron fortaleciendo y privilegiaron un trabajo organizacional y de alianza
con otros sectores sociales del agro, nacionales y regionales, buscando apoyo en los peque-
ños propietarios, en los beneficiarios de la reforma agraria y en algunas organizaciones
sindicales. En este proceso de acumulación de fuerzas será fundamental el accionar del
propietario de los fundos El Plumo y Lobería, ubicados en la comuna de Carahue, Domingo
Durán Newman, Presidente de la Confederación de Pequeños Agricultores (CPA), a la vez
que máximo dirigente del Consorcio Agrícola del Sur (CAS) y uno de los principales oposi-
tores a la Reforma Agraria y al gobierno de Salvador Allende.

271
Los grandes propietarios de las tierras en la Araucanía, en su mayoría descendientes de colonos extran-
jeros arribados a fines del siglo XIX, formaron en 1962 el Consorcio Agrícola del Sur (CAS), “por cuanto
no se sentían interpretados en la SNA, que representa a los propietarios ausentistas del Valle Central”.
El CAS en la Araucanía estaba formado por la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco (SOFO) y la
Sociedad Agrícola de Malleco (SAMA). Las Organizaciones Patronales en la Agricultura Chilena, Sergio
Gómez, Centro de Estudios Sindicales y Cooperativos, Universidad de Chile, Santiago, Chile, 1970, pági-
na 8.
272
Con el avance del proceso de Reforma Agraria, los patrones no desestimaron ninguna forma de organiza-
ción que les permitiera fortalecer su representación y la defensa de sus intereses. Se acogieron a la Ley N°
16.625 de Sindicación Campesina de 1968, que establecía el derecho de los empleadores a formar organi-
zaciones sindicales comunales, federaciones y confederaciones. El artículo 102 de la Ley decía “Podrán
formar parte del sindicato de empleadores los propietarios, arrendatarios, las sociedades agrícolas, las
cooperativas que exploten predios agrícolas y toda persona que, a cualquier título, tenga trabajadores
agrícolas dependientes a su servicio”. Bajo este precepto se formaron Sindicatos Comunales de Empladores
Agrícolas agrupados a su vez en Sindicatos Provinciales de Malleco y Cautín, afiliados a la Confederación
Nacional de Empleadores Agrícolas, CONSEMACH. Esta Organización “se preocupa de los problemas
laborales que enfrentan los patrones y en la práctica se han constituido (a 1970) en la ‘brigada de choque’ ”,
Gómez, Sergio (1970: 8).

175
La acción patronal paulatinamente pasó de la defensa gremial y legal de la propiedad
agraria a la más enconada oposición al proceso de Reforma Agraria, y en la Araucanía a la
acción organizada y ‘de hecho’ para frenar las reivindicaciones mapuches. Así, si por un
lado recurrían de protección ante las autoridades, por otro realizaban acciones de tipo
paramilitar, como ocurrió en el fundo Molulco, de Cunco, donde el propietario se presentó
con fuerzas de Carabineros a retirar sus enseres del predio acompañado además de “…25
civiles armados, la mayor parte de ellos eran de Cunco” 273.
A partir del advenimiento del gobierno de la Unidad Popular, la resistencia patronal se
presenta en una actitud de advertencia y de amedrentamiento, y el uso de armas de fuego
se generalizó entre los dueños de fundos. A modo de ejemplo, en la comuna de Lautaro, los
mapuches señalaban que los propietarios de fundos “... Göebel con Taladriz y Carlos Podlech
tenían metralletas y nos corrían bala”274 , como también se hacían llamados a la defensa
armada de los predios. Al respecto, el subsecretario de Tierras y Colonización Lautaro
Ojeda, de visita en Cautín en el mes de noviembre de 1971, señalaba: “Los elementos de la
derecha nacional, los dueños de fundos afectados por las medidas de la Reforma Agraria, han
estado actuando y organizándose y acumulando armas y realizando algunas acciones, lo que
acaba de ocurrir en el fundo El Tesorito de Valdivia y en Cunco, en una reunión organizada
algunos días atrás, el diputado Carmine –del Partido Nacional–, ha propiciado el enfrentamien-
to violento y por las armas entre los campesinos y los dueños de la tierra y contra el Gobierno”275.
La acción interpuesta por el gobierno contra el llamado a la sedición del diputado Carmine
y las expropiaciones que afectaban las propiedades de importantes miembros de dicho
partido político fue respondida por el Partido Nacional de Temuco, el 12 de febrero de
1972, con una declaración pública contra la Reforma Agraria, cuyo texto finalizaba excla-
mando “Marxistas ¡Sus días están contados! ¡Viva Chile!”, y declaraba la voluntad de poner
término al gobierno de la Unidad Popular.
La violencia patronal contra las acciones mapuches, se fue incrementando, siendo em-
blemáticas las acciones desarrolladas en el Fundo Huilio, de Nueva Imperial, donde “Gustavo
Navarrete, acompañado de aproximadamente 15 agricultores y familiares, llegaron al lugar en
una camioneta, por el interior del fundo, empezando a disparar contra el grupo de mapuches que
se encontraba situado cerca de un roble, en lo alto de un lomaje, construyendo un ruco y prepa-
rando comida”276. Fruto de dicha acción fueron muertos los hermanos Cheuquelen, muertes
a las que se sumarán las de Juan Huilipán, en el fundo Brasil Sur de Lautaro, y de Moisés
Huentelaf, en el fundo Chesque de Loncoche.

273
El Diario Austral de Temuco, 20 de julio de 1971, página 8.
274
El Diario Austral de Temuco, 31 de julio de 1971.
275
El Diario Austral de Temuco, 21 de noviembre de 1971.
276
El Diario Austral de Temuco, 23 de noviembre de 1971.

176
B. LA INEXPROPIABILIDAD DE LOS PREDIOS MENORES DE 40 HECTÁREAS DE RIEGO BÁSICO
A mediados de 1972, la oposición política al gobierno de la Unidad Popular logró intro-
ducir el criterio de que no podrían expropiarse por Ley de Reforma Agraria predios menores
de 40 hectáreas de riego básico, a pesar de concurrir las otras causales de expropiación,
como que los predios se encontraran abandonados o mal explotados o haberse infringido
las leyes laborales y sociales, iniciando una ofensiva legislativa para limitar las causales de
expropiación, en estos casos, hasta una superficie máxima de 40 hectáreas de riego básico.
Esta iniciativa legal implicaba restringir las posibilidades de satisfacer la demanda
mapuche por la vía de la aplicación de la Ley de Reforma Agraria, toda vez que muchos de
los predios de las provincias de Malleco y Cautín, y en especial aquellos que tenían tierras
usurpadas a comunidades mapuches, no superaban las 40 hectáreas de riego básico. Cabe
recordar que no obstante los predios poseer grandes extensiones de superficie, atendidas
las características del suelo y los coeficientes de conversión aplicados para las provincias
de Malleco y Cautín, la equivalencia era inferior a las 40 hectáreas de riego básico. Esto
último había sido una importante conquista de los latifundistas de la Araucanía en los
albores de la Reforma Agraria, quienes habían logrado modificar la tabla de conversión a
su favor.
A principios del mes de junio de 1972 el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol,
comunicó al Intendente Gastón Lobos que la política del gobierno era que los predios me-
nores de 40 hectáreas de riego básico no serían expropiados “con la sola excepción de que
estuvieran totalmente abandonados, es decir, que allí no hubiera siembras, animales, no hubie-
ra moradores en el fundo, es decir, un abandono completo”277.
Con ello, el gobierno pretendía responder a la presión de los opositores, y salir al paso
de las denuncias de ingobernabilidad con las que lo acusaba la oposición.
En la Araucanía estas medidas se aplicaron para, por un lado, impedir las ocupaciones
de tierras por comunidades mapuches, y por otro lado, limitar las respuestas a la demanda
de la ampliación y restitución de terrenos usurpados al interior de los Títulos de Merced,
dentro del marco legal de la Reforma Agraria y de la nueva Ley Indígena que se promulga-
ría en el Parlamento.
El Intendente de Cautín explicitó la postura gubernamental en los siguentes términos:
“vamos a tener que cumplir lo que el gobierno está diciendo y vamos a ser intransigentes en no
aceptar por ningún motivo estas tomas indiscriminadas de predios en forma bastante enérgica.
El Gobierno quiere terminar con esto de una vez por todas”.
En mayo de 1972, CORA estudiaba la situación de los predios ocupados por comunidades
mapuches para analizar la factibilidad de expropiación de acuerdo a los criterios impartidos
por el gobierno. Así, en el caso de los fundos San Pablo y Nehuentúe se planteaba que

277
El Diario Austral de Temuco, 26 de mayo de 1972, página 1.

177
debería ser devuelto a sus propietarios, mientras respecto de otros predios, que sumaban
un número total de 15, fue determinado que solo cuatro tenían menos de 40 hectáreas de
riego básico y que, por lo tanto, los demás podían ser expropiados pues cumplían con los
requisitos legales y entraban dentro de los criterios políticos imperantes. Así se desprende
de la información proporcionado por el matutino Austral:
“... los demás pueden ser expropiados, porque muchos de ellos ya están con todos
sus expedientes en Santiago como el Fundo ‘San Juan’, por ejemplo, ‘Chesque’, una
reserva del Fundo ‘Flor del Lago’, acerca del cual hay un recurso interpuesto en la
Corte Suprema por el Sr. Wagner; el ‘San Pablo’, que también está siendo estudiado
por CORA para su expropiación; ‘Esperanza’, uno tiene 426 hectáreas y el otro 350.
Serían devueltos en principio de acuerdo a la situación jurídica y de cabida básica
los fundos ‘Los Retazos’, ‘La Peña’, ‘Casablanca’, en tanto que el fundo ‘Muco Bajo’
sería expropiado”278.
Así entendido, la voluntad del gobierno era proseguir el proceso de Reforma Agraria y
transferir tierras a las comunidades mapuches. Sin embargo, parlamentarios de la Demo-
cracia Cristiana presentaron al Senado un Proyecto de Ley que modificaba la Ley de Reforma
Agraria y que establecía la ‘inexpropiabilidad de todo predio inferior a 40 hectáreas de
riego básico’. Suscribían este proyecto los senadores Ferrando, Irureta, Moreno, Musalem y
Papic. Respecto a los contenidos de este proyecto se informaba:
“En lo relativo a la inexpropiabilidad de las 40 hectáreas, el proyecto especifica
que esto implica la mantención del derecho de reserva de las 80 hectáreas de riego
básico, textualmente el proyecto dice que: ´Si es necesario someter a expropiación
por las causales establecidas en la ley un predio superior a 80 Hectáreas será
inexpropiable en forma absoluta un mínimo de 40 hectáreas básicas, sin desmedro
del derecho a reserva de 80 hectáreas que pudiera corresponderle al propietario
expropiado’. Agrega que con esta disposición “se define en forma clara y precisa un
marco de estabilidad no sujeta a interpretaciones funcionarias o administrativas,
para más de 250.000 pequeños y medianos agricultores”279.
En este contexto, la modificación de la Ley de Reforma Agraria dejaba fuera de la
expropiación numerosos predios que contenían tierras usurpadas a comunidades mapu-
ches, con lo que se hacía más imprescindible la promulgación del proyecto de Ley Indígena,
la que, de aprobarse la reforma, se transformaría en la única instancia legal para responder
a las demandas territoriales mapuches.
Sin embargo, este proyecto que declaraba la inexpropiabilidad de los predios cuya cabi-
da fuera inferior a 40 hectáreas de riego básico no fue aprobado durante el gobierno de la

278
El Diario Austral de Temuco, 26 de mayo de 1972, página 1.
279
El Diario Austral de Temuco, 16 de junio de 1972, página 1.

178
Unidad Popular y mantuvieron su vigencia las causales de expropiación instauradas en la
Ley de Reforma Agraria.

C. LAS EXPROPIACIONES DE TIERRAS EN FAVOR DE MAPUCHES EN 1972


En el año 1972, La Corporación de Reforma Agraria prosiguió con el trabajo de expro-
piación de predios para incorporarlos al sector reformado, y aunque el número de predios
expropiados aumentó, la superficie total expropiada fue menor.
En Malleco y Cautín, específicamente, muchas de las expropiaciones dieron respuesta
a las demandas de tierras que se habían expresado durante el año 1971 y que no habían
sido resueltas. Sin embargo, existieron otros predios que fueron expropiados sin que tuvie-
ran reivindicación explícita de alguna comunidad mapuche. Por otro lado, en numerosos
predios que fueron expropiados se conformaron asentamientos compuestos por mayoría de
asentados mapuches, quienes accedieron a las tierras en calidad de asentados.
Entre enero y agosto de 1972, se expropiaron 43 predios que beneficiaron a comunida-
des y familias mapuches, por un total de 40.798,9 hectáreas, algunos de los cuales tenían
largos conflictos de tierras y otros que habían sido ocupados, en los años anteriores, por
comunidades que exigían su expropiación.
En Malleco, en la comuna de Ercilla, la CORA expropió el 23 de marzo de 1972 el fundo
Alaska y Temucuicui, propiedad de la familia Patterson, correspondiente a una antigua
demanda de la comunidad de Temucuicui por recuperar las tierras que pertenecieron al
Lonko Ignacio Queipul y Millanao.
En Pucón fue expropiado el predio Llafenco, el 7 de abril de 1972. Tras la expropiación,
la CORA restituyó las tierras usurpadas por los particulares a la comunidad José Antonio
Huenun Ñanco. Sobre estos hechos, recuerda don José Ñanco:
“...Después de los años cincuenta, los mapuches volvieron a reclamar en el tiempo
de la Unidad Popular, el dirigente era Martín Segundo Ñanco, primo hermano mío,
y le ayudaba un tal Francisco Matta. Después le expropiaron a Altamirano que nos
tenía usurpada la tierra, los mismos trabajadores encabezados por Arnoldo Fritz,
ellos habían presentado dos pliegos de papeles al Juzgado... y ellos hablaron con la
comunidad mapuche de aquí para que lo ayudaran y se tomaron la tierra de
Altamirano. Entramos al fundo, y vino la expropiación de tierras”280.
Los fundos Bellavista y La Peña, de Lautaro, habían sido subdivididos en cinco hijuelas
para evitar la expropiación. Sin embargo, la primera hijuela fue expropiada el 23 de marzo
de 1972 y el resto el 28 de julio y el 7 de agosto del mismo año, formándose el Asentamiento
El Pedregal. Estos predios habían sido ocupados en abril de 1971 por la comunidad mapu-
che vecina que reivindicaba las tierras, liderada por Manuel Pascual Millaleo.

280
José Ñanco Lefin, Llafenco, Pucón, agosto de 2001.

179
El 25 de mayo se expropió el fundo Bajo Muco, de Tomasa Rivas Durán, por una super-
ficie de 635,9 hectáreas. Este predio estaba formado por varias hijuelas sustraídas del
patrimonio mapuche y había sido reivindicado por comunidades adscritas al MCR. Días
antes de la expropiación, el 16 de mayo, las comunidades demandantes habían ocupado
materialmente el predio, pero fueron violentamente desalojadas por los propietarios, re-
sultando cinco mapuches heridos a bala, tres de gravedad281. Después de la expropiación se
formó en el predio el Asentamiento Los Encinos.
Luego, el 9 de junio de 1972 se expropió el predio Molulco, de la comuna de Cunco,
propiedad de la Comunidad Edmundo y Luciano Hiriart Caumont, que tenía una superfi-
cie de 1.200 hectáreas. Este predio fue expropiado a favor de mapuches que lo habían
ocupado el 5 de marzo de 1971, siendo ésta una de las primeras acciones del Movimiento
Netuaiñ Mapu.
El fundo Chilpaco, emplazado en la comuna de Lonquimay, es expropiado el 9 de junio
de 1972 a la Sociedad Agrícola Ñireco Ltda. Este fundo formaba parte de las tierras que
habían sido reivindicadas durante largo tiempo por la comunidad mapuche pehuenche
Bernardo Ñanco, la que había sostenido muchos juicios para obtener que se reconociera su
derecho de dominio sobre las mismas. La expropiación del predio vino a resolver la restitu-
ción de una importante porción de tierras usurpadas al interior del Título de Merced.
En el caso del fundo El Rincón, en la comuna de Purén, propiedad de Enrique Sta-
ppung Luchsinger, la expropiación se realizó el 9 de junio de 1972, dando paso al
Asentamiento Pelantaro de Malleco. Como antecedente de la expropiación tenemos que
las comunidades mapuches de Loncoyan Grande y Buta Rincón venían desde largo tiempo
reivindicando las tierras del fundo El Rincón, y el 13 de septiembre de 1971 lo habían
ocupado en conjunto con el vecino predio Los Queltehues.
También fue expropiado el 23 de junio de 1972 el fundo Santa Ana, ubicado en la comu-
na de Lautaro, propiedad de Pablo Paslack Weber, que poseía 671,2 hectáreas y cuyas
tierras eran reivindicadas por la comunidad Casimiro Cayumil. El fundo les tenía usurpa-
das una gran proporción de las tierras del Título de Merced y, cuando las familias mapuches
realizaron la ocupación, expresaron a las autoridades que dichas tierras debían ser expro-
piadas por la CORA y restituidas en su dominio a los mapuches. La ocupación había tenido
lugar el 6 de febrero de 1971, momento en que cincuenta mapuches del MCR habían ocu-
pado el fundo. El fundo Santa Ana, de 97,3 hectáreas de riego básico, dio origen al
asentamiento mapuche La Espiga.
Luego, el 20 julio de 1972, la CORA expropió el fundo Nehuentúe, en la comuna de
Carahue, propiedad de Mario Antonio Álvarez Lara, de una superficie de 563,4 hectáreas
y 36,4 hectáreas de riego básico. Este predio había sido reivindicado por las comunidades

281
Steenland, 1977: 142.

180
mapuches vecinas, quienes ocuparon de hecho estas tierras en mayo de 1972. En este caso
el gobierno ordenó que el predio sea devuelto a sus propietarios ya que no tenía la super-
ficie requerida para la expropiación.
Entre las expropiaciones a favor de comunidades mapuches, la CORA incorporó hijue-
las de Títulos de Merced que se encontraban en poder de particulares y que estaban
abandonadas o mal explotadas, para restituirlas a la comunidad mapuche originaria. Es así
como el 20 de julio de 1972 fue expropiada la Hijuela N°1 de la Comunidad María Dolores
Chavarría, que se encontraba en poder de José Daettwyler Weibel, la que había sido reivin-
dicada en corridas de cerco apoyadas por el MCR de Lautaro. Así también, expropió –el 28
de julio de 1972– el predio El Mirador, de la comuna de Lautaro, de propiedad de Isidro
García Miranda, de 414,4 hectáreas, predio que había sido reivindicado por familias mapu-
ches durante 1970 y 1971.
Finalmente, en este período previo a las expropiaciones del Convenio CORA-DASIN, se
expropió el fundo Muco, largamente reivindicado como tierras mapuches de las comunida-
des Ñirripil y Blanco Lepín, de Lautaro. La última acción reivindicativa se había efectuado
en julio de 1971, y el fundo fue devuelto con el compromiso de que las autoridades del
gobierno y la CORA lo incorporaran en los planes de expropiación del año 1972, como
efectivamente sucedería el 11 de agosto.
A continuación se presenta el cuadro resumen de las expropiaciones a favor de mapu-
ches que se efectuaron en el período que se extiende entre enero y agosto de 1972.

181
Cuadro N° 17
Predios expropiados por la CORA a favor de comunidades mapuches.
Enero-Agosto de 1972
Comuna Predio Propietario Expropiación Asentamiento Hás. HRB

Lautaro Hij. N° 3 Pte. Antiguo Gilberto Díaz González 07-Ene-72 El Roto Chileno 581,2 84,27
Fdo. Puente Largo y Predio
San Pablo
Cunco 300 Hás. de las 400 que Pedro Eyheramendy 08-Ene-72 San Pedrito 309,5 33,24
formaron la Hij. N° 196.
Perquenco Pichoy Ricardo Meier Birch Meier 08-Ene-72 Patria Nueva 245 31,88
Perquenco Fundo Pencahue Erica Fica Fica de Pastack 08-Ene-72 s/i 274,4 39,78
Villarrica Fundo El Carmen Elena Ansorena Lobos 08-Ene-72 s/i 1.810,4 79,66
Cunco Fdo. El Natal o Santa Lidia Adolfo Segundo 03-Feb-72 Chile Arauco 644 61,89
Medina Salazar
Angol Fdo. La Arcadia e Rosa Conejeros 23-Mar-72 Poder Campesino 113 13,23
Hijuela San José Bennewitz de Maturana
Ercilla Alaska y Temucuicui Sucesión Carlos 23-Mar-72 Carlos Cortés Díaz 1652 82,36
Patterson Romero
Lautaro Hij. 2 Fdo. Bellavista y La Peña Rodolfo Velasco Cruz 23-Mar-72 Pedregal 246,8 35,79
Los Sauces Fdo. Centenario Wally Gertrud 23-Mar-72 21 de Mayo 1.062,6 83,12
Kramer Spichiger
Padre las Casas Hij. N° 41 Guillermo Germán 24-Mar-72 s/i 9,6 1,39
Uldrich Walk
Galvarino Hij. o Lote B Fdo. Portahue Hernán Quiroz Valenzuela 07-Abr-72 El Canelo 355,2 15,63
y Otros
Galvarino Los Peumos Emilio Raulin Zamponi 07-Abr-72 Los Trigales 700,4 76,02
Pucón Llafenco Fidel Altamirano Novoa 07-Abr-72 s/i 1.164,5 78,2
Nueva Resto pte. Fdo. Los Robles Marta Sandoval Muñoz 12-Abr-72 Los Nogales 700,8 110,43
Imperial y fdo. Sta. Adela
Lautaro Lote 35 Has. Div. Hij. N° 70 Tomasa Rivas Durán 25-May-72 Los Encinos 635,9 86,62
Plano N° 4 de Lautaro y
Varias Hij. (Bajo Muco)
Cunco Lote N° 1 Denominado Comunidad Edmundo y 09-Jun-72 s/i 1.200 64,6
Molulco Luciano Hiriart Caumont
Galvarino Hij. C Fdo. Portahue Vitalia de La Peña de Toro 09-Jun-72 Los Canelos 310 38,51
o Sta. Elisa
Galvarino Santa Cruz María Teresa Henrion 09-Jun-72 Chile Fértil 811,1 35,69
Navarrete y otros
Galvarino Pte. Fundo Reñico Elena Hernández 09-Jun-72 Chile Fértil 333,4 14,67
Hernández
Galvarino Una Parte Fdo. Reñico Amada Sepúlveda Narváez 09-Jun-72 Chile Fértil 450 19,8
Loncoche Lote Compuesto por Miguel Federico Lisandro 09-Jun-72 s/i 1.061,9 46,72
Fdo. Sta. Anatilde Jiménez Valderrama
Lonquimay Fdo. Chilpaco Soc. Agric. Ñireco Ltda. 09-Jun-72 San Pedro 19.739 276,08
Nueva Imperial Almagro y El Desengaño Raúl Gutiérrez Palacios 09-Jun-72 Llancahuito 509 70,61
Purén Fundo Santa Cruz Críspulo Ramírez Lara 09-Jun-72 s/i 402,1 22,97
Purén Fundo El Rincón Enrique Stappung 09-Jun-72 Pelantaro 555,9 31,99
Luchsinger de Malleco
(continúa en pág. siguiente)

182
Ercilla Hijuela Oriente de Chiquitoy Jorge Cano Fernández 23-Jun-72 Che Guevara 246 18
Galvarino Mitad Hij. Sta. Rosa Rodolfo De La Peña 23-Jun-72 s/i 194,7 4,28
Galvarino Mitad Hij. 188 Has. Sta. Rosa Domingo De La Peña 23-Jun-72 s/i 97,3 5
Lautaro Sta. Ana Pablo Paslack Weber 23-Jun-72 La Espiga 671,2 97,32
Carahue Lote Letra D Fdo. Nehuentúe Mario Antonio Alvarez Lara 20-Jul-72 s/i 563,4 36,46
y Lotes A, C y D del
Fdo. Nehuentúe
Freire Pte. Fdo. San Luis o Ulises Odelfla 20-Jul-72 s/i 404,2 11,65
Los Cipreses Sepúlveda Rost
Lautaro Hij. N° 1 Reduc. María Jose Daettwyler Weibel 20-Jul-72 s/i 10,4 11,5
Dolores Chavarria
Lautaro 250 hás. 75 Areas Fdo. Lilian Odette Fontanaz 20-Jul-72 Cuel Ñielol 191,2 21,04
Quitralcura Vey Hna. y Otra
Pitrufquén Varios Lotes Terr. Miguel Lacámara Baso 20-Jul-72 s/i 232,2 31,88
Fdo. Quilquilco
Pitrufquén Predio 34 hás. 13 Areas en Ana Julia Peigma 20-Jul-72 s/i 40 8,2
Quilquilco y Lotes N° 2 de 8 de Lacámara
hás. y Nueva Sta. Berta
Lautaro Hij. 3 Div. Fdo. Bellavista Moisés Velasco Cruz 28-Jul-72 Pedregal 271,2 39,32
y Las Peñas
Lautaro Hij. 2° Div. Fdo. Bellavista Rodolfo Velasco Cruz 28-Jul-72 Pedregal 246,8 35,79
y La Peña
Lautaro Hij. 1° Div. Fdo. Bellavista
y La Peña Enrique Loyola Francois 28-Jul-72 Pedregal 236,8 34,34
Lautaro 386 hás. Hij. N° 65 A e Isidro García Miranda 28-Jul-72 s/i 414,4 22,92
Hij. N° 2 B de 5 hás. El Mirador
Collipulli San Sebastián Hoy Los Pinos, Nolberto Fernández 07-Ago-72 Patria Nueva 513,6 48,26
2 Retazos en Huapitrío 3a Sub Fuentes
Delegación de La Esperanza
y de La India
Lautaro Hij. 4° Bellavista y La Peña Carmen Velasco Cruz 07-Ago-72 Pedregal 247,6 33
Lautaro Fundo Muco Ricardo García García 11-Ago-72 La Quebrada 340,2 26,48
Total 43 predios 40.798,9 2.020,59

Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio


Agrícola y Ganadero SAG. Departamento de Tenencia de la Tierra. Santiago.

A pesar de las gestiones de la oposición política para frenar el proceso de Reforma


Agraria, impulsando la inexpropiabilidad de los predios menores de 40 hectáreas de riego
básico, este seguía su curso en la Araucanía.
El acuerdo del Consejo de la Corporación de Reforma Agraria de 9 de junio de 1972
decreta la expropiación de 23 nuevos predios en la provincia de Cautín, todos ellos expro-
piados para ser transferidos directamente a las comunidades mapuches. En estas
expropiaciones se consideraban fundos para la ampliación de la cabida territorial de las
comunidades, incorporando al dominio indígena tierras que les pertenecieron ancestral-
mente y que formaban parte de su antiguo territorio. También se expropiaron innumerables
hijuelas indígenas que se encontraban en poder de particulares y que habían sido parte de
los Títulos de Merced.

183
La gran diferencia con respecto al resto del proceso de Reforma Agraria en la Arauca-
nía radica en que los Acuerdos de Expropiación de CORA del 25 de agosto de 1972
beneficiaron exclusivamente a comunidades mapuches, pues todos los listados de expro-
piación anteriores se caracterizaban por la mixtura de los beneficiarios. Por lo expresado,
estas expropiaciones formaron parte fundamental del proceso de restitución de tierras a
comunidades mapuches.
Para concretar en hechos la política de restitución de tierras indígenas a favor de las
comunidades mapuches, el gobierno de la Unidad Popular realizó, en la ciudad de Los
Ángeles, el Seminario ‘Política de la Corporación de Reforma Agraria y la Problemática
Mapuche’, los días 6 y 7 de julio de 1972. A dicho encuentro, organizado por la CORA y la
Dirección de Asuntos Indígenas, asistieron el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol;
el vicepresidente ejecutivo de CORA, David Baytelman; los directores zonales de Cora de
Cautín, José Antonio Valenzuela, y de Malleco, Juan Aedo; el director de Asuntos Indíge-
nas, Daniel Colompil, y el subdirector, Javier Huenchullan; los Intendentes de Malleco,
Cautín y Valdivia; el doctor Bernardo Berdichewsky, los profesores Juan Lechaptois y Mi-
los Stucklich, funcionarios de CORA y DASIN, y 25 dirigentes de las organizaciones
mapuches de toda la Araucanía.
El Seminario se abocó a los siguientes temas: el Convenio CORA-DASIN, que debería
tratar acerca de las restituciones y ampliaciones de las comunidades y la asistencia técnica
y crediticia que la CORA debía porporcionar a las comunidades mapuches; capacitación e
incorporación de nuevas técnicas en labores de producción; legislación indígena; y análisis
histórico de las comunidades mapuches y su desarrollo social282.
La importancia de este encuentro está dada por la preocupación del gobierno en rela-
ción a la demanda de las comunidades mapuches, la decisión de hacer efectiva la
transferencia y restitución de tierras a dichas comunidades y la voluntad política de hacer-
las partícipes de su desarrollo económico y social.
A mediados del mes de julio de 1972, el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol, se
trasladó a la ciudad de Temuco, visitó varios fundos reformados y anunció que la meta de la
Reforma Agraria en relación a la expropiación del latifundio se encontraba cumplida. Ha-
ciendo un balance del proceso, Chonchol expresó:
“en los predios que hemos visitado se están tomando las medidas y hay una gran
perspectiva de un aumento muy grande de la producción, y lo mismo en otras partes
[...] Consultado el Ministro sobre el grado de cumplimiento que tiene para Cautín
el proceso de Reforma Agraria, señaló: ‘El proceso de Reforma Agraria, en lo que
respecta al latifundio, está prácticamente terminado en el país. Nosotros dijimos
que este año íbamos a expropiar todos los latifundios mayores de 80 Hectáreas de
Riego Básico. Esto prácticamente está hecho. Quedan muy pocos. Los predios que

282
El Diario Austral de Temuco, 5 de julio de 1972, página 7.

184
nos quedan por expropiar, de este tipo, son algunos casos que no se han terminado
los estudios, o algunos casos conflictivos por problemas legales, de subdivisión de
la propiedad. Pero en lo grueso esto está hecho, y también en Cautín, desde luego.
Sin embargo, quiero señalar otras causales de expropiación. Una de ellas es el
abandono o la mala explotación. Y no me cabe la menor duda que existen todavía
en Cautín muchas tierras que están abandonadas o mal explotadas”283.
El debate sobre la expropiabilidad de predios menores de 40 hectáreas de riego básico,
adquiere un nuevo matiz de momento en que “La Comisión de Constitución, Legislación,
Justicia y Reglamento del Senado aprobó en su primer trámite el Proyecto de Reforma Constitu-
cional que establece, entre otras cosas, la inexpropiabilidad de las 40 hectáreas de riego básico”284.
El ministro Jacques Chonchol, en agosto de 1972, es enfático en sostener que la posi-
ción del gobierno, frente a la inexpropiabilidad de los predios de una cabida inferior a las
40 hectáreas de riego básico, es que ningún predio en estas condiciones será expropiado a
menos que concurran otras causales legales que determinen su expropiabilidad. Sobre el
particular expone:
“El Gobierno no se apartará de los márgenes legales para continuar el proceso de
expropiaciones. Es más, ningún predio de menos de 40 hectáreas básicas que no
tenga causal de expropiación, caerán dentro de ese proceso, señaló Jacques Chonchol
a los campesinos de toda la provincia que se reunieron con él en el local de INDAP
en Trianón”285.
En estas condiciones, el proceso de Reforma Agraria, a pesar de las acciones propicia-
das por opositores al gobierno, continuaba. En particular, la voluntad gubernamental de
restituir tierras a favor de las comunidades mapuches a través de la Reforma Agraria se
materializó en el convenio CORA-DASIN. Para la efectiva implementación de este Conve-
nio, el Consejo de la Reforma Agraria se reunió en forma extraordinaria en el Colegio La
Salle de Temuco, el 25 de agosto de 1972, contando con la presencia del ministro de Agri-
cultura Jacques Chonchol, la asistencia de la totalidad de los personeros que integraban el
Consejo, del Intendente de Cautín Gastón Lobos, y de cientos de campesinos y mapuches
que llenaron el recinto para ser testigos de la expropiación de predios a favor –exclusiva-
mente– de comunidades mapuches, lo que fue aprobado por el Consejo CORA a través del
Acuerdo N° 42:
“El Ministro Jacques Chonchol explicó a los asistentes que por lo general, las sesio-
nes del Consejo de CORA se efectuaban en Santiago, pero el gobierno de la Unidad
Popular dispuso su descentralización, permitiendo su desarrollo en provincias. Dijo
que la sesión que se iba a realizar en Temuco tenía una característica especial. Iba
a considerarse la expropiación de ciertos predios que fueron usurpados a la raza
283
El Diario Austral de Temuco, 14 de julio de 1972, páginas 1 y 6.
284
El Diario Austral de Temuco, 14 de julio de 1972, página 9.
285
El Diario Austral de Temuco, 19 de agosto de 1972.

185
mapuche en el pasado y que por la Ley de Reforma Agraria, en algunos casos por
mala explotación, en otros casos por ofrecimiento de sus propietarios, se expropia-
ban en esta sesión para restituirlo a las comunidades indígenas usurpadas. El Mi-
nistro fue nombrando los predios y seguidamente otro de los integrantes del Conse-
jo señaló sus características y las causales de expropiación. Antes de aprobar cada
una de éstas pidió a los consejeros formular las correspondientes objeciones”286.
Los predios expropiados por el Convenio CORA-DASIN fueron los siguientes:

Cuadro N° 18
IX Región: Predios y superficie total expropiada por convenio CORA-DASIN
25 de agosto de 1972287

Comuna Predio Propietario Expropiación Asentamiento Hás. HRB

Collipulli Hijuela N°7 A Maica Alberto Vidal López 25-Ago-72 s/i 116,6 10,45
Collipulli Hijuela 20 hectáreas Octavio Jarpa Pimentel 25-Ago-72 Avance 22 2,7
parte de la hijuela El Retiro Campesino
Cunco Terr. 44 hás. en Cherquenco José Lorenzo 25-Ago-72 s/i 297 17,69
y otros terr. Predio Buena Vista, Escobar Garcés
La Cumbre y Bellavista
Cunco Resto terreno 20 hás. El Tesoro Pedro Benavente Brower 25-Ago-72 s/i 29,1 4,16
Lautaro Hijs. N° 8, 6, 1 y 2 predio Adriana Espinoza Vda. 25-Ago-72 Los Canelos 149,1 16,23
San Alberto y Poco a Poco de Carderen E Hija
e hij. Alihueco
Lautaro Hijs. 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, Pablo Castillo Zapata 25-Ago-72 s/i 11 1,49
14, 15 y 16 reducción
Anastasio Morales
Lautaro Varios terrenos comunidades Benjamin y Andrés 25-Ago-72 s/i 133,2 14,23
indígenas José María Toro Truan Billiard
Lautaro Resto hij. Quintrilpe y pte. Carlos Riesco Grez 25-Ago-72 Llaima 631,9 91,62
fdo. Quintrilpe
Lumaco Parte fdo. Santa Elena Enrique Stappung 25-Ago-72 Pelantaro 176 6,25
Luchsinger de Malleco
Lumaco Hij. Indígena N° 2 ex reducción Humberto Fuentes 25-Ago-72 s/i 9,4 0,36
Coña Raiman en Quetrahue Moreno Hnos. y Otros
Lumaco Fdo. Quetrahue Mario Arturo Chávez Rivas 25-Ago-72 s/i 362,4 15,95
Lumaco Lote C fdo. Ranquilco Gumercindo Chávez 25-Ago-72 s/i 430,4 27,11
González y otra
Lumaco Dos lotes fdo. Ranquilco Gumercindo Chávez 25-Ago-72 s/i 10 0,46
González
Lumaco Hij. 22 o hij. 22 A reducción Rosario Inostroza Beltrán 25-Ago-72 s/i 7,7 0,45
Juan Leviman
(continúa en pág. siguiente)
286
El Diario Austral de Temuco, 26 de agosto de 1972, página 1.
287
No se han incluido en este listado los predios El Paraíso y Poluco, de la comuna de Ercilla, e Hijuelas N°5 y
otras del predio denominado Cheipi y la hijuela N° 2 de la ex reducción Juan Pailahueque, de Lautaro. Los
citados predios, no obstante aparecer nombrados en El Diario Austral de Temuco de 26 de agosto de 1972
como expropiados en virtud del Convenio CORA-DASIN, no aparecen así en los listados oficiales de CORA.

186
Lumaco Hijs. 2, 5, 13, 14 y 15 reducción Pablo Beneventi Yaconi 25-Ago-72 s/i 67,9 3
Pedro Huinca e hij. 2° reducción
Lorenzo Pinolevi
Lumaco Hij. N° 14 reducción Rigoberto Barra Elgueta 25-Ago-72 s/i 18,1 0,9
Pascual Carilao
Lumaco Hij. 87 hás. o áreas y retazo Abel Armando 25-Ago-72 s/i 92,2 4,15
terr. 4 hás. El Maitén Rathgeb Pilser
Lumaco Santa Elena, Potrero Aurelio Soto Fuentes 25-Ago-72 s/i 40 1,8
La Montaña, El Maitén
y El Pelado
Nueva Imperial Hij. N° 264 y 265 Los Pinos Alicia Cofré Ovalle 25-Ago-72 s/i 157 20,3
Temuco Hij. Terr. Ubic. Hans Otto
Pilpilco Gudenschwager Riveros 25-Ago-72 s/i 50,6 7,04
Perquenco Predios de 40 hás. Enrique Eyssautier 25-Ago-72 s/i 65,1 8
y 24 hás. Los Laureles Bertrand
Perquenco Hij. N° 3 pte. de hijs. N° 4,5,9, Enrique Eyssautier 25-Ago-72 s/i 119,1 16,67
10,16,14,23,30,31,34,33,21,27, Bertrand
24,26,11,12 comunidad indígena
Luciano Cayul
Perquenco Hij. N° 25 ex predio Eduardo Eyssautier 25-Ago-72 s/i 5,7 0,44
Luciano Cayul Aguilera
Perquenco Hijs. 37, 64, 40, 51, 39, 49, Juan Yaeckel Reinicke 25-Ago-72 s/i 75,6 11,09
52, 41 ubicados en Quillen
Perquenco Hij. N°19 de 10 hás. 32 áreas Luis Martín Grunewadt 25-Ago-72 s/i 88,2 5,15
y terr. Fdo. Cárialo Fuentes
Pucón Predio 202 hás. y predio Luis Guillermo 25-Ago-72 s/i 211 18,07
13 hás. en Caburga Jara Campos
Temuco Hijuela terreno ubicado Hans Otto 25-Ago-72 s/i 50,6 7,04
Pipilco Gudenschwager Riveros
Victoria Las Lomas César Ruiz Urrea 25-Ago-72 s/i 70,4 8,65
Victoria Hij. N° 3 fdo. Sta Rosa de Felisa Bastilisa Pérez 25-Ago-72 Villa Portales 643,1 61,65
Adencul Diez de Alegría de Santa Rosa
Victoria Hjs. N° 1, 2 y 3 fdo. Osvaldo Temer Oyarzún 25-Ago-72 s/i 103,6 12,74
Los Alamos e hij. Pagadora
Victoria Hij. La Guarda Ema Meier Birchmeter 25-Ago-72 s/i 135,2 16,62
Victoria Hij. 2° div. Fdo. Sta. Rosa Hernán Pacheco Wicks 25-Ago-72 Villa Portales 611,2 81,08
de Adencul de Santa Rosa
Victoria El Arco Andrés De La Maza 25-Ago-72 s/i 482,2 56,39
Lavanderos
Victoria Hij. N° 4 fdo. Filadelfia Luisa Celestina 25-Ago-72 s/i 8,4 1,03
Delarze Gaillard
Victoria Resto hij. C o 3era del plano Adolfo Salinas Valeria 25-Ago-72 s/i 280,2 34,34
antiguo Hacienda Huillinlebu
Villarrica Las Vertientes antiguo fdo. Soc. Agrícola Las 25-Ago-72 s/i 394,6 39,52
Las Vertientes y pte. Vertientes Ltda.
Fdo. Coyahue
Total 36 predios 6155,8 624,82

Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio


Agrícola y Ganadero SAG. Departamento de Tenencia de la Tierra. Santiago.

187
En virtud al convenio CORA-DASIN se expropiaron 36 predios, por un total de 6.155,80
hectáreas, las que se restituyeron a las comunidades mapuches demandantes en las comu-
nas de Collipulli, Cunco, Lautaro, Lumaco, Nueva Imperial, Perquenco, Pucón, Temuco,
Victoria y Villarrica.
Entre los predios restituidos se encontraban hijuelas usurpadas en los Títulos de Mer-
ced de las comunidades mapuches Juan Maica, de Collipulli; Anastasio Morales y José
María Toro, de Lautaro; Coña Raiman, Juan Leviman, Pedro Huinca y Pascual Carilao de
Lumaco, y Luciano Cayul de Perquenco, las que reconstituyeron territorialmente el anti-
guo Título de Merced.
Entre los fundos expropiados a favor de comunidades mapuches se encuentran, en
Cunco, los fundos Buena Vista y El Tesoro, en Lautaro el fundo Poco a Poco, el que se formó
–como su nombre lo indica– en base a la sumatoria de varias hijuelas indígenas; los predios
Quintrilpe y Santa Elena, reivindicados por las comunidades mapuches desde 1971. En la
comuna de Lumaco, donde las bases de la Confederación Nacional Campesina Ranquil
eran importantes y poseían una presencia histórica, lograron la restitución de hijuelas de
varias comunidades mapuches y la transferencia de los fundos Quetrahue, Ranquilco, El
Maitén y Santa Elena. En Nueva Imperial, el Convenio CORA-DASIN expropió el fundo
Los Pinos, que había sido reivindicado por comunidades mapuches a principios de 1972. En
Temuco se expropió el fundo Pilpilco, en Perquenco el fundo Los Laureles, y en Victoria
fueron varios los fundos transferidos a comunidades mapuches, como Las Lomas, Los Ala-
mos, Santa Rosa de Adencul, El Arco, Filadelfia y Huillinlebu, y en Villarrica se expropió a
favor de los mapuches el fundo Las Vertientes-Coyahue.
Estas expropiaciones vinieron a dar solución a numerosos conflictos de tierras que se
expresaron durante largos años, tanto en los Juzgados de Indios, en la década de 1960,
como en los primeros años de 1970. Es el caso del fundo Buena Vista, donde la comunidad
mapuche Allanao de Santa María de Llaima recuperaba numerosas tierras usurpadas y, a la
vez, ampliaba las de la comunidad288. También lo es el fundo Poco a Poco, de Lautaro, donde
la comunidad mapuche Coche Levin, a fines de agosto de 1970 había ocupado y recuperado
dichas tierras, situación que se repite en la mayoría de los predios de la comuna de Lumaco,
donde los fundos expropiados venían a ampliar las tierras comunitarias.
El convenio CORA-DASIN fue expresión de la voluntad política del gobierno de la Uni-
dad Popular por restituir las tierras a las comunidades mapuches aplicando las normas de

288
En el caso del fundo Buena Vista, en la comuna de Cunco, días antes de la expropiación el predio había
sido desalojado por una orden emanada del Tribunal del Segundo Juzgado de Temuco. Carabineros proce-
dió el día 16 de agosto a desalojar a los mapuches que reivindicaban tierras usurpadas. Los demandantes
mapuches volvieron a ocupar el predio el 23 de agosto de 1972; dos días después el predio fue expropiado
a favor de las comunidades como parte del Convenio CORA-DASIN. En El Diario Austral de Temuco, 1 de
septiembre de 1972, página 8.

188
la Ley de Reforma Agraria 16.640, ya que aún no se contaba con una ley indígena especial,
que efectuara el mismo trabajo que realizaba la CORA.
Con posterioridad a las expropiaciones realizadas en virtud del Convenio CORA-DA-
SIN, en agosto de 1972, se levantaron nuevas reivindicaciones de tierras por parte de
comunidades mapuches, las que esperaban una solución en el marco de la Ley de Reforma
Agraria. Es el caso del Fundo Casablanca, localizado en la comuna de Lautaro, predio que
había sido expropiado por CORA sin que se hubiera podido tomar posesión para su entrega
a la Dirección de Asuntos Indígenas. Atendida esta circunstancia, el predio fue ocupado
por las familias mapuches vecinas, adscritas al MCR. Tras la acción de recuperación, los
mapuches fueron desalojados289.
Por su parte, en la comuna de Villarrica, mapuches del ‘Comité Añilco’ presionarán por
la expropiación de predios abandonados, los que además tenían usurpadas tierras al inte-
rior de los Títulos de Merced:
“Treinta campesinos mapuches del Comité Añilco ... se tomaron el fundo ‘San
Sebastián’ el 1 de este mes ... En nota entregada a este diario, firmada por los diri-
gentes del Comité Pedro y Juan Tropan, señalan que adoptaron tal determinación
porque el fundo se encontraba abandonado desde hacía mucho tiempo, sin produc-
ción. El fundo tiene 500 hectáreas. Era propiedad de Mónica Luetjan, ‘quien nunca
ha vivido en el predio, ni menos lo ha trabajado’. La nota del Comité Añilco agrega:
‘Acusamos al dueño tener usurpadas a la comunidad Tropan, 200 hectáreas, y a la
comunidad Canilef, 50 hectáreas”290.
A través de esta acción los mapuches pretenden la expropiación del fundo, ya que re-
presentan a 300 familias.
Finalmente, en los meses de octubre y noviembre de 1972, la CORA efectuó las últimas
dos expropiaciones de tierras a favor de mapuches de ese año, por 4.733 hectáreas. Es la
situación del predio Los Boldos, de Toltén, el que era reivindicado por mapuches del Movi-
miento Campesino Revolucionario, por una superficie de 1.053 hectáreas, y del predio
Lolen, en la comuna de Lonquimay, donde se expropiaron 3.680 hectáreas, beneficiando
con ello a miembros de la comunidad pehuenche Paulino Huaiquillan, de Pedregoso.
En síntesis, la Corporación de la Reforma Agraria, en el año 1972, expropió a favor de
las comunidades mapuches de Malleco y Cautín, incluyendo la aplicación del convenio
CORA DASIN, un total de 81 predios, por una cabida de 51.687,7 hectáreas.
Con estas expropiaciones se restituyeron tierras usurpadas a comunidades mapuches y
se amplió la cabida territorial de las mismas, resolviéndose numerosos conflictos que se
habían expresado durante los años 1971 y 1972.

289
El Diario Austral de Temuco, 6 de septiembre de 1972, página 7.
290
El Diario Austral de Temuco, 8 de septiembre de 1972, página 11.

189
D. PROMULGACIÓN DE LA LEY INDÍGENA N° 17.729
El ministro de Agricultura, Jacques Chonchol, vuelve a Temuco a fines de 1971 y lo hace
con motivo de celebrarse el primer aniversario del Segundo Congreso Nacional Mapuche,
realizado el 20 de diciembre de 1970. Respecto a las demandas de tierras de las comunidades
mapuches, el personero da cuenta de que la Ley de Reforma Agraria es insuficiente para
resolver las numerosas usurpaciones de tierras y que, por ello, era imprescindible que la
nueva Ley Indígena que se discutía en el Parlamento resolviera la problemática específica de
las tierras usurpadas y la ampliación de las tierras de las comunidades:
“El único aspecto que pudiera haber – en cuanto a las demandas mapuches– no es
por la Ley de Reforma Agraria sino por la legislación indígena, para hacer justicia
al pueblo mapuche. Esta es de tal manera necesaria que ningún partido político se
atrevió a oponerse a ella y que esperamos que quede tramitada a la brevedad por-
que ya fue aprobada por la Cámara y pasó a segundo trámite en el Senado. Está
permitirá restituir tierras usurpadas que pertenecían a las comunidades indígenas
que les fueron dadas por el Gobierno Chileno y que por diversas circunstancias les
fueron usurpadas por sus vecinos.
Y es justamente con motivo de celebrarse el primer año de esta ley, que fue el gran
parto producto del estudio de las propias comunidades indígenas y que fue entregada al
Gobierno el 20 de diciembre de 1970, es que he venido a Temuco”291.
Para las organizaciones mapuches la promulgación de la nueva Ley Indígena era una
necesidad política, como lo señalara el Presidente de la Confederación Nacional de Asocia-
ciones Mapuches, Antonio Millape, en el acto efectuado en el Teatro Municipal de Temuco,
con presencia de delegados de organizaciones y comunidades mapuches y del ministro de
Agricultura292. Decía Millape: “...la situación en Cautín es mucho más grave que lo que pare-
ce... los enfrentamientos entre campesinos mapuches y latifundistas son una advertencia de los
problemas que se irán presentando mientras más se demore el proyecto de ley en el Senado”293.
Por su parte, el ministro Chonchol, en el mismo evento, señaló que el proyecto de ley
que se tramitaba en el Parlamento vendría a solucionar en gran medida los problemas que
sufre el pueblo mapuche y destacó su carácter democrático y participativo. Argumentó que
el proyecto de ley emanado del Segundo Congreso Nacional Mapuche fue discutido en la
base, en cientos de asambleas, y que luego fue entregado en sus manos al Presidente de la
291
El Diario Austral de Temuco, 21 de diciembre de 1971, página 1. El 20 de diciembre de 1970 se realizó, en el
Estadio Municipal de Temuco, el Segundo Congreso Nacional Mapuche, oportunidad en que las organizacio-
nes mapuches presentaron al Presidente de la República, Salvador Allende, el proyecto de Ley Indígena.
292
En la reunión participaron delegaciones de las provincias de Arauco, Bío Bío, Malleco, Cautín, Valdivia y
Osorno; Rosendo Huenuman, presidente de la Federación Campesina e Indígena Luis Emilio
Recabarren,de la provincia de Cautín; Bernabé Namuncura, presidente de la Federación Mapuche de
Cautín, y el vicepresidente de la CORA e INDAP David Baytelman.
293
El Diario Austral de Temuco, 21 de diciembre de 1971, página 9.

190
República por los propios mapuches, agregándose algunas proposiciones del Gobierno, y
devuelto a los mapuches para su aprobación y luego enviarlo al Parlamento. El proyecto,
concluyó Chonchol, viene a terminar con la usurpación de tierras y promueve la restitución
del patrimonio territorial de las comunidades mapuches.
Parte importante del proyecto de Ley Indígena radicaba en la explicitación de la nece-
sidad de restituir las tierras usurpadas, con lo que se buscaba dar solución institucional a
las demandas de tierras y se garantizaría la integridad de los Títulos de Merced, que ha-
bían sido una de las principales causas de la movilización mapuche durante el año 1971. Al
mismo tiempo, se esperaba que la promulgación de este cuerpo normativo pusiera término
a las corridas de cerco, como mecanismo para recuperar tierras usurpadas.
El proyecto de Ley Indígena elaborado por las organizaciones mapuches, específica-
mente por las Asociaciones Indígenas participantes en los Congresos Mapuches, fue
aprobado en general por el Senado el día 5 de enero de 1972, pero fue objeto de múltiples
observaciones que hicieron variar en lo sustancial el proyecto original, cambios introduci-
dos por la oposición que destruyeron el valor de la Ley Indígena presentada al Parlamento
por el Presidente Allende294 .
Las organizaciones mapuches reaccionaron frente a estos cambios. Entre los detracto-
res estaba Espiridión Antilef, del Comando Indígena, que planteó su opinión contraria a
varios de los artículos de la Ley Indígena. Por su parte, la Confederación de Sociedades
Araucanas295 consideró que algunos de los artículos de la Ley eran perjudiciales a los inte-
reses mapuches, e invitaron al ministro Chonchol para discutirlos. En especial, existían
reparos contra la normativa que restringía el ámbito de tierras sujetas a restitución, tam-
bién respecto de aquellas que otorgaban al Presidente de la República la facultad para
dictar normas sobre constitución, organización y orden interno de las comunidades indíge-
nas del país, y, a la vez, protestaban por la manipulación política que del proyecto hacían
los parlamentarios en el Congreso Nacional:
“... se pretende torcer, en el Senado, algunas de las pocas cosas buenas que tiene
este proyecto de Ley, porque se pretende desquiciar la oportunidad de hacer justi-
cia a las comunidades que han sido víctimas de las usurpaciones”296.
En virtud de lo anterior, en Febrero de 1972, las organizaciones adscritas a la Confede-
ración de Sociedades Araucanas pedían el retiro del Proyecto de Ley, argumentando que se

294
Berdichewsky, 1979: 451.
295
La Confederación de Sociedades Araucanas estaba formada por las organizaciones Federación Araucanía
Toqui, Unión Araucanía, Corporación Araucanía, Federación de Estudiantes Indígenas, Frente de Campe-
sinos Mapuches, Juventud de Concepción, Sociedad Araucanía Fresia de Valdivia, Centro de Mapuche de
Santiago, Unión Araucanía Galvarino de Santiago y la Central Regional de Galvarino.
296
“Declaración de la Confederación de Sociedades Araucanas, Congreso de Unidad”, en El Diario Austral de
Temuco, 28 de enero de 1971.

191
había tergiversado su verdadero espíritu y vulnerado los acuerdos contraídos con las orga-
nizaciones mapuches que concurrieron a la redacción del proyecto presentado por el
Ejectivo. Se sostuvo que “los cambios que se le ha hecho en el Senado han tergiversado la
redacción originaria hecha por sus dirigentes”297.
La polémica en torno a la Ley Indígena continuó en la ciudad de Temuco, hasta donde
arribaron los Subsecretarios de Agricultura y Tierras y el Director de Asuntos Indígenas,
Daniel Colompil. La reunión tuvo lugar en el auditórium del Hospital Regional, en donde
se congregaron representantes de comunidades mapuches con las autoridades. El debate
en torno a la Ley Indígena contó con la participación de dos organizaciones Mapuches: la
Asociación Nacional Mapuche y el Comando Indígena de Temuco, este último articulado
junto a los partidos de oposición al gobierno. Los sectores mapuches vinculados al Netuaiñ
Mapu y al MCR no entraron a la discusión de este cuerpo legal, aún cuando se observa un
repliegue en el proceso de movilización propiciado por estas organizaciones.
Por su parte, el Gobierno, a través del Subsecretario de Tierras, Lautaro Ojeda, señala-
ba que fue a Temuco para imponerse de la situación de las comunidades indígenas y dar
cuenta del avance del Proyecto de Ley e informar a los mapuches “... cómo sectores políticos
adversos al gobierno estuvieron de acuerdo con su proyecto de ley en la Cámara de Diputados y
repentinamente, al llegar al Senado, en segundo trámite, los mismos partidos (Nacional y PDC)
se opusieron con criterios antagónicos hasta el extremo de presentar 183 indicaciones que lo
desvirtúan en su esencia y que prácticamente resultaría una ley muy diferente a lo que desea-
rían las comunidades indígenas y también el gobierno”298.
Cierra el personero su intervención señalando que su visita ha sido todo un éxito, pues
a través de ella ha logrado confirmar que el proyecto de ley presentado por el gobierno
respondía a las expectativas de las comunidades indígenas299.
En mayo de 1972, la prensa informaba acerca de los avances en la tramitación de la Ley
Indígena que se discutía en el Senado de la República, señalando: “Despachado el proyecto
de Ley Indígena, en particular, por el Senado. El senador DC Ricardo Ferrando señaló que ‘El
proyecto trata de determinar cuáles son exactamente las tierras indígenas, es decir, las que fue-
ron concedidas en Título de Merced... Por otra parte, el proyecto declara sin derecho a tierras a
los comuneros que no vivan o trabajen en la comunidad, las que deberán ser indemnizadas en
dinero... Más adelante el Proyecto establece mecanismos para recuperar las tierras indígenas
usurpadas estableciendo que para ello bastará la declaración y comprobación de que efectiva-
mente han sido usurpadas [...] que en la actualidad alcanzan a cerca de setenta mil hectáreas.
Por otra parte, el proyecto faculta a CORA para expropiar determinadas tierras para aumentar
las cabidas para indígenas y faculta al Pdte. de la República para que fije un porcentaje de todas

297
El Diario Austral de Temuco, 4 de febrero de 1972, página 5.
298
El Diario Austral de Temuco, 14 de febrero de 1972, página 8.
299
El Diario Austral de Temuco, 14 de febrero de 1972, página 8.

192
las tierras que se expropien de Bío Bío a Llanquihue destinado también a aumentar las tierras
indígenas. En términos generales, la iniciativa contempla cuatro capítulos: creación de la Cor-
poración de Desarrollo Indígena, supresión de los Juzgados de Indios y normas para la expropiación
y recuperación de tierras indígenas”300.
A pesar de los avances que significaba la nueva Ley Indígena, persistía la inquietud
sobre las modificaciones introducidas por la oposición al proyecto presentado por el go-
bierno de la Unidad Popular, lo que hacía que las organizaciones mapuches pidieran, en
Agosto de 1972, en las puertas de su promulgación, la dictación de una nueva ley que reem-
plazara a la que se dictaría en los días siguientes. La visión del gobierno postulaba que a
pesar de las restricciones introducidas, ésta era un avance, y debería ser utilizada mientras
se resolvía una que respondiera cabalmente a las demandas mapuches: “El Ministro Chon-
chol dijo que se aceptará la Ley que fue despachada por el Parlamento, y que cuando el Presidente
de la República firme su promulgación, se cuente de inmediato con un nuevo proyecto que los
mapuches deberán tenerlo como bandera de lucha. El Ministro Chonchol señaló que el Gobierno
enviará un nuevo Proyecto de Ley que interprete fielmente las aspiraciones de este sector”301.
La nueva Ley Indígena fue promulgada el 26 de septiembre de 1972, con el N°17.729.
Esta normativa intentaba frenar el proceso divisorio de las tierras mapuches y establecía
la posibilidad de restituir tierras, utilizando para ello el mecanismo de expropiación con-
templado en la Reforma Agraria.
Hasta ahora, las leyes indígenas habían regulado únicamente las tierras indígenas. Con
la promulgación de esta nueva ley, será la primera vez que un cuerpo legal incorpore un
criterio que define la calidad de indígena, integrando la dimensión étnica.
En efecto, la ley Nº 17.729 definía a los indígenas, en su artículo 1º, en base a criterios
territoriales, determinados por su condición de beneficiarios de tierras indígenas, tal y
como lo habían hecho todas sus predecesoras, y criterios socioculturales, que consideraban
el uso de algún idioma indígena y la conservación de sistemas de vida, normas de conviven-
cia, costumbres o religión, que lo distinguían de otros sectores de la comunidad nacional y
lo identificaban con los pueblos originarios de Chile.
Dispone el artículo 1°, antes citado, lo siguiente:
“Se tendrá por Indígena, para todos los efectos legales, a la persona que se encuentre
en alguno de los siguientes casos:
1. Que invoque un derecho que emane directa e indirectamente de un Título de Mer-
ced o título gratuito de dominio, otorgado en conformidad a las Leyes de fechas 4 de
Diciembre de 1866, 4 de Agosto de 1874 y 20 de Enero de 1883, a la Ley Nº 4.169, del
8 de Septiembre de 1927; a la Ley Nº 14.511, del 3 de Enero de 1961 y demás dispo-
siciones legales que las modifican o complementan;
300
El Diario Austral de Temuco, 19 de mayo de 1972, página 7.
301
El Diario Austral de Temuco, 26 de agosto de 1972, página 9.

193
2. Que invoque un derecho declarado por sentencia dictada en juicio de división de
una comunidad indígena, con título conferido de acuerdo a las disposiciones lega-
les mencionadas en el número precedente, salvo que dicho derecho se haya adquiri-
do por un título oneroso anterior o posterior a la división, y
3. Que, habitando en cualquier lugar del territorio nacional, forme parte de un grupo
que se exprese habitualmente en un idioma aborigen y se distinga de la generali-
dad de los habitantes de la República por conservar sistemas de vida, normas de
convivencia, costumbres, formas de trabajo o religión, provenientes de los grupos
étnicos autóctonos del país.”
Los objetivos de la Ley consideraban:
La transformación del sistema de tenencia y explotación individual por fórmulas coo-
perativas o comunitarias, perfectamente organizadas como unidades de producción; el
impulso sistemático y enérgico al desarrollo de los Pueblos Indígenas, a través de medidas
económicas, sociales, educativas, jurídicas y otras que los integraran, sin asimilarlos, a las
actividades nacionales; y la creación de un instrumento ágil y funcional, que permitiera al
Estado planificar y llevar a cabo una política integral de desarrollo.
En el ámbito institucional, esta ley contempló la creación de una judicatura especial
para indígenas, cuyo objetivo era reestructurar la administración de justicia indígena a
través de establecer un procedimiento verbal y rápido, en que se entregara una participa-
ción activa a los comuneros indígenas que sean parte en el proceso, y el derecho a la
defensa jurídica, la que se manifestaría en la asistencia y gratuidad legal de los procedi-
mientos.
Asimismo, crea el Instituto de Desarrollo Indígena (IDI), organismo cuya función es
centralizar las políticas públicas dirigidas a los mapuches. Su creación obedece a la necesi-
dad de “promover el desarrollo de los indígenas, procurar la integración de los indígenas a la
comunidad nacional, considerando su idiosincrasia y respetando sus costumbres”302.
En materia de desarrollo económico y social, la legislación en análisis contempla la
implementación de planes de desarrollo agropecuario, el otorgamiento de becas de estudio
y la creación de hogares estudiantiles.
Sobre el régimen de tierras instaurado por la Ley 17.729, lo primero que es necesario
precisar es que la normativa adhiere a un concepto restrictivo de tierras indígenas, asunto
que incidirá al momento de aplicar las normas de protección y restitución de tierras.
Conforme al artículo 2º de la Ley, se tendrá por tierras indígenas las siguientes:
1. Las concedidas en merced a nombre de la República, de conformidad a las Leyes
del 4 de Diciembre de 1866, del 4 de Agosto de 1874 y del 20 de Enero de 1883;

302
Stavenhagen, Rodolfo: Derecho Indígena y Derechos Humanos en América Latina, IIDH, El Colegio de Méxi-
co, Ciudad de México,. 1988, página 68.

194
2. Las concedidas mediante título gratuito de dominio de conformidad a los Artículos
4º y 14º de la Ley Nº 4.169; Artículos 13º, 29º y 30º de la Ley Nº 4.802; Artículos 70º
y 74º, ambos inclusive, del Decreto Nº 4.111, que fijó el texto definitivo de la Ley Nº
4.802; Artículos 82º, 83º y 84º de la Ley Nº 14.511 y demás disposiciones legales que
las modifican o complementan.
El precepto otorga la calidad de tierras indígenas solo a aquellas concedidas en ‘mer-
ced’ o mediante un título gratuito, restringiendo el ámbito de aplicación a aquellas tierras
que no habían sido objeto de división. Esto, por otro lado, significaba sustraer del régimen
de tierras instaurado por la Ley 17.729 la cantidad de 129.295,73 hectáreas en las provin-
cias de Malleco y Cautín, divididas entre los años 1930 y 1972, por aplicación de las Leyes
4.111 y 14.511. Cabe recordar que en ese período los Juzgados de Indios autorizaron la
división de 832 comunidades mapuches con Títulos de Merced y, a la vez, permitieron la
enajenación de las hijuelas resultantes de la división303. Asimismo, quedaban fuera de esta
normativa aquellos títulos otorgados con anterioridad a la Ley de 1866, como es el caso de
los Potreros Realengos y Títulos de Comisario.
El régimen de tierras indígenas instaurado en la Ley contemplaba una serie de meca-
nismos encaminados a recuperar tierras usurpadas, por medio de la restitución y/o
expropiación. También contenía fórmulas para aumentar la exigua cabida de las tierras
indígenas, a través de la creación de un Fondo de Tierras que permitiera su ampliación.
Asimismo, y con el objeto de evitar la fragmentación de las tierras indígenas, instauró un
procedimiento destinado a declarar la caducidad de los derechos de los ausentes sobre
estas tierras. Complementariamente, y con el objeto de proteger las tierras indígenas, el
legislador estableció restricciones a la facultad de celebrar actos y contratos y declaró la
inembargabilidad del dominio sobre tierras indígenas adquiridas en contravención a las
normas de protección.
En lo que respecta a la recuperación de tierras, el objetivo propuesto por el Ejecutivo
era la restitución de todas aquellas comprendidas en los Títulos de Merced o en títulos
gratuitos de dominio, concedidos en virtud de las Leyes Indígenas dictadas en el período
comprendido entre 1866 y 1961.
Tras un arduo debate parlamentario, en que el proyecto presentado por el Ejecutivo
fue objeto de profundas modificaciones, se aprobó el régimen de Restitución y Expropia-
ción de Tierras Indígenas.
Respecto al mecanismo de restitución de tierras, el artículo 17º de la Ley Indígena
facultaba al Consejo del Instituto de Desarrollo Indígena para proceder de oficio o a
petición de parte a la restitución total o parcial de tierras indígenas, identificadas en el

303
Fuente: Archivo de Asuntos Indígenas–CONADI, ex Indap-Dasin. Cuadro elaborado en base a anteceden-
tes aportados por Héctor González (1986) en “Propiedad Comunitaria o Individual: Las Leyes Indígenas y
el Pueblo Mapuche”, Revista Nütram, Año II, N°3, Santiago, Chile.

195
Artículo 2º del mismo cuerpo legal. Esta restitución procedía cuando las tierras
indígenas se encontraban ocupadas por individuos no indígenas que carecieran de
títulos, o que ostentaran títulos de dominio otorgados con infracción a las normas
señaladas en el Artículo 1º de la Ley Nº 17.729, esto es las Leyes de fechas 4 de
Diciembre de 1866, 4 de Agosto de 1874 y 20 de Enero de 1883, la Ley Nº 4.169, del 8
de Septiembre de 1927 y la Ley Nº 14.511, del 3 de Enero de 1961, y no acreditaren
dominio sobre ella, o bien cuando la posesión del ocupante emanara de título otorgado
con infracción a la Ley Indígena.
Respecto al régimen de expropiación, el artículo 29 del texto legal en análisis, conte-
nía una norma general que declaraba de utilidad pública e interés social la restitución de
tierras indígenas y autorizaba a la Corporación de Reforma Agraria para que, a petición y
en representación del Instituto de Desarrollo Indígena, expropiare todo o parte de los
predios rústicos reivindicados por comunidades mapuches.
Hacían excepción a este precepto las tierras señaladas en el Artículo 30º, las cuales no
podían ser objeto de expropiación:
Establecía al efecto el artículo 30:
“No serán expropiables, conforme a las disposiciones de esta Ley:
Las tierras indígenas de que sean dueñas personas que tengan como actividad princi-
pal la explotación agropecuaria, siempre que además, se reúnan los siguientes requisitos,
a) Que el propietario trabaje personalmente en ellas.
b) Que no se encuentren abandonadas o mal explotadas.
c) Que el propietario sea dueño de terrenos que, en conjunto, e incluidas las tierras
indígenas, no excedan de 10 hectáreas de riego básico.
Requisitos que se determinarían en conformidad con la Ley Nº 16.640 y cuerpos legales
complementarios.
Los predios expropiados por la Corporación de Reforma Agraria que estaban constitui-
dos en asentamientos al 30 de Julio de 1971, y
Las tierras Indígenas ocupadas por poblaciones a la fecha de la publicación de esta Ley,
salvo que éstas sean accesorias o estén destinadas al servicio de las tierras Indígenas que
se expropian.”
Estas normas restringían el ámbito de expropiabilidad de la ley, poniendo cortapisas a
la demanda mapuche y frustrando las expectativas de recuperación de tierras.
Conjuntamente con lo anterior, la ley presentaba problemas de financiamiento que
boicotearían el proceso de restitución de tierras. Para proceder a la expropiación de las
tierras usurpadas, que se estimaban en una superficie de aproximadamente 150.000 hectá-
reas, se requería un presupuesto de 554 millones de escudos. Es del caso que el presupuesto
fiscal para estos efectos ascendía a 32 millones, que se financiaban vía emisión de bonos

196
de Reforma Agraria, disponibles para la cancelación del saldo de las indemnizaciones
correspondientes a eventuales expropiaciones304.
Tampoco contemplaba la ley asignación presupuestaria para financiar los otros meca-
nismos de ampliación de tierras establecidos en la misma. Así los mecanismos de adquisición
y transferencia de tierras establecidas en los artículos 35º, 38º y 39º de la Ley Nº 17.729,
fueron inaplicables en la práctica.
Estos mecanismos, de adquisición y transferencia de tierras, tenían por objeto aumen-
tar la cabida de las tierras mapuches. En este contexto, la política del gobierno era garantizar
que cada familia mapuche acceda al menos a una unidad agrícola familiar, la que –confor-
me a la tabla de conversión adoptada por la Reforma Agraria– correspondía a 50 hectáreas.
La inviabilidad de esta política quedaba de manifiesto, al considerar que la aplicación de
esta fórmula significaba para el caso Mapuche disponer de 2.500.000 hectáreas305.
Otros mecanismos contemplados en la legislación para ampliar la disponibilidad de tierras
mapuches fueron: promover la incorporación de las comunidades indígenas al proceso de Re-
forma Agraria, crear un Fondo de Tierras y declarar la caducidad de los derechos de los ausentes.
Conforme a la Ley se establecieron múltiples vías para incorporar a los mapuches al
proceso de Reforma Agraria:
En primer lugar, se estableció la preferencia de los indígenas para ser beneficiarios de
los predios expropiados conforme a la Ley de Reforma Agraria.
Además, el artículo 39º de la Ley Nº 17.729, facultó a la Corporación de Reforma Agra-
ria (CORA) para transferir gratuitamente al Instituto de Desarrollo Indígena todo o parte
de los predios expropiados, con el objeto de que fueran asignados a los Indígenas en confor-
midad con el Título IV de la Ley Nº 16.640 de Reforma Agraria.
Asimismo, se dispuso que el Director del Instituto de Desarrollo Agropecuario se incor-
pore al Consejo de la Reforma Agraria, a fin de velar por el efectivo ejercicio del derecho
de preferencia indígena contemplado en la Ley.
Por su parte, el Fondo de Tierras estaba constituido por tierras adquiridas por el Insti-
tuto de Desarrollo Indígena para ser transferidas a los indígenas y/o recibidas del Fisco con
el mismo objeto. El artículo 34º, letra a, autorizaba al Instituto de Desarrollo Indígena para
adquirir tierras y transferirlas a los mapuches, en tanto que, el art. 38º, facultaba al Presi-
dente de la República a transferir gratuitamente al Instituto de Desarrollo Agropecuario
terrenos fiscales, con el objeto de que fueran asignados a campesinos indígenas, en confor-
midad al Párrafo IV del Título Primero de la Ley Nº 17.729, esto es, de acuerdo al
procedimiento del Titulo IV de la Ley de Reforma Agraria o para ser destinados a desarro-
llar proyectos específicos que beneficiaran directamente a los indígenas.
304
Valenzuela, Mylene, “La Legislación Mapuche y la Política Indígena del Estado Chileno”, Memoria de
Tesis, Escuela de Derecho, Universidad de Chile, Santiago, Chile, 1992, página 104.
305
Valenzuela, 1992: 104.

197
Para enfrentar la problemática vinculada a la reducida superficie de las propiedades
mapuches, el legislador dispuso la caducidad de los derechos de los ausentes. El objeto de
esta medida era reducir el número de comuneros al interior de los Títulos de Merced que se
mantenían indivisos, compensando los derechos territoriales de aquellos que se encontra-
ban fuera de la reducción.
Para todos los efectos legales, se consideraba como ausente al comunero que por más
de un año no viviera o trabajara personalmente las tierras sobre las que se pretendía
derechos. Se exceptuaban aquellos comuneros ausentes cuya ausencia se debiera a razo-
nes de fuerza mayor, tales como estudios o alguna circunstancia ajena a su voluntad. Se
presumía de derecho que estaba ausente aquel comunero de tierras indígenas que se in-
corporase a cualquier unidad de producción del área agrícola reformada. Los derechos de
los ausentes se entenderían caducados desde el momento en que quedara ejecutoriada la
resolución del Instituto de Desarrollo Indígena que declaraba la ausencia. La Ley declara-
ba que los derechos del ausente acrecerían, por partes iguales, a los comuneros que vivieran
o trabajaran personalmente en la comunidad, se encontrasen o no constituidos en coopera-
tivas306.
Como se señalara, el artículo 5º estableció que los comuneros a quienes les afectara la
caducidad de sus derechos, podían exigir de la cooperativa o de la comunidad el justo
precio de la acción o cuota que le correspondían dentro de una y otra, según el caso. Corres-
pondía al Instituto de Desarrollo Indígena tasar el derecho. En tanto, sería de competencia
del Juez de Letras del departamento en que estuviere ubicada la comunidad conocer las
causas que se originaran con ocasión del ejercicio de los derechos de los ausentes. El pago
de los derechos correspondía a cuotas de la Corporación de la Vivienda (CORVI), lo que
daría derecho preferente al beneficiario para obtener un préstamo para la adquisición,
construcción, reparación o ampliación de viviendas. De esta manera, el legislador se ponía
en el supuesto de que el ausente optaba por la vida urbana, quedando sin embargo a salvo
la opción de que el interesado exigiera el pago de su derecho en dinero efectivo.
Esta norma fue objeto de oposición por parte de las organizaciones mapuches, ya que
la estimaban lesiva a las normas que regulan la relación de los indígenas con sus tierras de
origen, manifestadas en su permanente retorno al terruño. Estas discrepancias, puntualiza
Valenzuela, originaron que el Senado introdujera una excepción a la regla de caducidad de
los derechos de los comuneros ausentes, la que consideró la tradición y costumbre de la
familia mapuche, manifestada en la oposición de los padres de dejar a sus hijos sin derecho
a las tierras307.
Finalmente, se dispuso un mecanismo de protección de las tierras indígenas destinado
a mantener la integridad de las mismas y evitar su enajenación. Así, fue dispuesto que las

306
Valenzuela, 1992: 106.
307
Valenzuela, 1992: 106.

198
tierras indígenas que aún permanecían en poder de los mapuches y las que serían
incorporadas mediante los mecanismos de restitución y expropiación, debían ser protegidas
a fin de preservar la cultura mapuche y aplicar las políticas destinadas a garantizar su
desarrollo. En este contexto, la ley estableció la prohibición de enajenar tierras indígenas
y darlas en arrendamiento, salvo entre indígenas, declaró la indivisibilidad de la comunidad,
prohibió la liquidación de las tierras comunitarias y determinó su inembargabilidad.
Al respecto, el artículo 6º de la Ley Nº 17.729 dispuso que “solo en conformidad con las
disposiciones de esta Ley, los Indígenas podrán enajenar las tierras indígenas, gravarlas, darlas
en arrendamiento, aparcería u otras formas de explotación a terceros”.
Por su parte, el artículo 7º dispuso que los indígenas no podrían enajenar los terrenos
comprendidos en Títulos de Merced o en títulos gratuitos de dominio comunitarios, ni ena-
jenar sus acciones y derechos, sino a favor de otro miembro indígena de la misma comunidad
que viviera y trabajara en ella, de cooperativas campesinas u otras instituciones estableci-
das expresamente en la Ley.
El mismo precepto facultó a los indígenas para celebrar contratos de arriendo y apar-
cería sobre las parcelas comunales, siempre que el arrendatario o aparcero fuere un indígena
que viviera o laborara en la misma o en otra comunidad, o el aparcero fuera dueño de una
hijuela singular o se tratare de una cooperativa o asentamiento campesino.
Complementando las normas de protección de las tierras indígenas, el artículo 10º esta-
bleció una protección a los recursos forestales, prohibiendo la enajenación a cualquier
título de los bosques naturales que se encontraban en terrenos de la comunidad. Se autori-
zó, sin embargo, la posibilidad de que estos recursos sean explotados por terceros, siempre
y cuando cuente con autorización del Instituto de Desarrollo Indígena.
El Artículo 11º, por su parte, impuso a los Notarios y Conservadores de Bienes Raíces la
obligación de velar por el cumplimiento de esta normativa, prohibiéndoles autorizar escri-
turas, actos o contratos que, violando lo prescrito en la Ley, pudieran privar a los indígenas
del dominio, posesión o tenencia de sus tierras. Asimismo, se prohibió autorizar la inscrip-
ción de tales actos jurídicos sin el cumplimiento de las autorizaciones correspondientes y
se estableció que el Notario o Conservador que contraviniera estas disposiciones, quedaba
sujeto a las sanciones establecidas en el Artículo 441º del Código Orgánico de Tribunales.
La Ley, finalmente, dispuso que los actos y contratos celebrados en contravención a las
disposiciones mencionadas adolecerían de nulidad absoluta y determinó su imprescriptibi-
lidad, otorgando acción para perseguir la nulidad al Instituto de Desarrollo Indígena y todo
aquél que tuviera interés en ello.
En caso de división de la comunidad, el asignatario quedaba sujeto a la prohibición de
enajenar la hijuela resultante de la división, salvo a otro indígena de la misma comunidad
que fuera dueño de un terreno de cabida inferior a una unidad agrícola familiar. De esta
manera, el legislador velaba porque no se produjera concentración de propiedad indivi-

199
dual indígena. Sin embargo, propició la concentración de la propiedad indígena en manos
de los mapuches más capaces para ejecutar faenas agrícolas, otorgando a través del Insti-
tuto de Desarrollo Indígena créditos a los mapuches interesados en adquirir tierras al
contado y dándoles la facilidad de pagar la obligación en cuotas anuales de bajo interés.
La Ley confirió una amplia protección a la propiedad comunitaria, declarando inem-
bargables las tierras indígenas, sementeras, cosechas, bienes destinados por su dueño al
uso o cultivo de las tierras y créditos que tuviera el indígena y que provinieran de la
comercialización de sus productos, hasta la cantidad de un sueldo vital anual. La excep-
ción se producía en caso de créditos a favor del Fisco y de las instituciones señaladas en el
artículo 7º por sueldos, salarios y prestaciones alimenticias, casos en los cuales era posible
trabar embargo sobre las tierras indígenas.
Lo señalado en los párrafos precedentes evidencia que la Ley 17.729 constituyó un
avance respecto a las Leyes Indígenas anteriores, en lo que respecta al régimen de restitu-
ción de tierras indígenas usurpadas al interior de los Títulos de Merced, pero que adoleció
de serias contradicciones que frustraron sus objetivos y vulneraron el acuerdo logrado en-
tre el gobierno de la Unidad Popular y las Organizaciones Mapuches previo a su dictación.
La falta de financiamiento fue otro factor que boicoteó en la práctica la efectiva aplicación
de la ley. Finalmente, cabe consignar que la vigencia de este cuerpo legal fue efímera. Al
año de haberse promulgado, sobrevino el Golpe Militar y sus normas cayeron definitiva-
mente en desuso.

E. EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN PARA COMUNIDADES MAPUCHES


Durante el gobierno de la Unidad Popular se dio un impulso particular a la educación
y capacitación de las comunidades y organizaciones mapuches.
Como parte de esta política se creó el Instituto de Capacitación Mapuche, el que fue
emplazado en el fundo Trianón, en la ciudad de Temuco. El Instituto fue inaugurado el 28
de Marzo de 1971, acto en el que participó el mismo Presidente de la República, Salvador
Allende. En la inauguración de dicho centro de capacitación, el Presidente Allende señala
los objetivos del mismo, en los términos siguientes:
“Proporcionar a los trabajadores mapuches capacitación en materia de organiza-
ción gremial, cooperativismo y Reforma Agraria; proporcionar capacitación técnica
y promoción profesional, con el objeto de preparar mano de obra calificada en cual-
quiera de los sectores de la producción y organizar la comercialización de la arte-
sanía. En general, servir como un instrumento en la capacitación de todas las mate-
rias que sea necesario impartir, de acuerdo a los programas del Gobierno, en la
zona o en la región”308.

308
Diario El Mercurio de Santiago, 29 de marzo de 1971.

200
En la gestión y acción del Instituto de Capacitación Mapuche se involucraron todas las
reparticiones públicas vinculadas al agro y tambien tuvieron participación las organiza-
ciones mapuches, respondiendo al compromiso que hiciera Allende en su discurso inaugural
en Trianón:
“Participarán en la creación de este Instituto de Capacitación Mapuche de Temuco
el Ministerio de Agricultura, la CORA, INDAP, SAG, ODEPA, INACAP y CORFO, y
habrá un Consejo en el que estarán representados los personeros del Ministerio de
Agricultura y los organismos que dicen relación con el trabajo agrícola, el Ministe-
rio de Educación y CORFO, y además habrá un representante de cada una de las
Federaciones de campesinos Mapuches que existieran y tres representantes de la
Confederación Nacional y Asociaciones de Mapuches”309.
También desde el sector oficial, don Daniel Colompil, en ese tiempo Director del De-
partamento de Asuntos Indígenas, recuerda la gestación del Instituto de Capacitación
Mapuche, y lo evidencia como un acto de voluntad política de las máximas autoridades de
gobierno en pro del desarrollo del pueblo mapuche:
“Salvador Allende le dijo a Jacques Chonchol –yo estaba escuchando, casualmente–
‘aquí hay que hacer la capacitación de la juventud, la capacitación del pueblo mapu-
che’. Aquí, en Trianón, Jacques Chonchol le buscó la manera a todos los organismos del
agro que aporten para hacer un gran centro de capacitación mapuche en el país, para
que tuviera gente que se preparara, que se preparara para hoy, para que aprenda, cosas
prácticas, teoría, a todos los niveles, era un gran centro de capacitación mapuche”310.
Sobre el rol que tuvo el Instituto de Capacitación, hemos recabado el testimonio de
Juventino Velásquez, interventor del fundo Loberías, ex regidor de la comuna de Puerto
Saavedra y ex dirigente de la organización Netuaiñ Mapu, quien da cuenta de la forma en
que se efectuaba la capacitación y que se extendía no solo a la transferencia tecnológica,
sino también a la capacitación organizacional e ideológica. En el testimonio de Juventino
Velásquez se advierte la relevancia de este proceso de capacitación para formar cuadros
campesinos que le dieran sustentabilidad al proceso:
“Me recuerdo cuando nosotros hicimos el primer curso de capacitación, en Trianon,
y llegaron 120 tractores, de esos rojos, y para esos 120 tractores necesitábamos 120
tractoristas, y por lo tanto teníamos que hacerles clase aquí a los choferes nuevos
de esos tractores y los trajimos a la capacitación. Y la capacitación que se les daba
no era solo para manejar el tractor: se le enseñaba política, ya que ese tractor lo iba
a llevar de sector en sector, y así como manejaba el tractor tenía que dar una
explicación del proceso que se estaba dando, por lo tanto los tractoristas estaban 5

309
Diario El Mercurio de Santiago, 29 de marzo de 1971.
310
Encuentro Taller “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y 16 de enero de 2002.

201
días en capacitación, para no solo saber las necesidades del tractor sino también
para saber por qué se subía a ese tractor y cuál era su utilidad”311.
Lo expuesto demuestra que en la política del gobierno de la Unidad Popular subyace la
intención de restituir plenos derechos a los mapuches como ciudadanos chilenos, no solo
restituir las tierras usurpadas y aumentar la cabida territorial de sus comunidades, sino
que también fue una prioridad fortalecer las organizaciones indígenas y facilitar su acceso
a las tomas de decisiones. En este marco, se hicieron serios esfuerzos por mejorar la escola-
ridad de los niños mapuches, creando y haciendo accesible a los mismos nuevas escuelas,
incluyendo universidades. También se hiceron esfuerzos por alfabetizar a la población adulta,
en español y en mapudungun. Asimismo, se impulsaron múltiples iniciativas en el campo
de las artes y la promoción de la cultura312.

7.4 La Reforma Agraria en el año 1973


A poco de comenzar el año 1973 y sobre la implementación de la Reforma Agraria, el
gobierno daba cuenta de que dicho proceso, en términos generales, se encontraba práctica-
mente terminado. Conforme a lo informado por el ministro de Agricultura, el proceso, en lo
que respecta a la reestructuración del agro a través de la expropiación del latifundio, esto
es de predios cuya cabida sea superior a 80 hectáreas de riego básico, había concluido. No
obstante, quedaban numerosos conflictos por resolver y así fue reconocido en su oportuni-
dad por las autoridades gubernamentales.
Entre los conflictos que subsistían se encontraban aquellos relacionados con las tierras
usurpadas a las comunidades mapuches y la demanda por la ampliación de las tierras indíge-
nas. Lo anterior explicará que el gobierno no abandone el proceso de Reforma Agraria y
continúe con la expropiación de predios para responder a la demanda territorial mapuche y
lo hace aplicando las causales de mala explotación y/o abandono de los predios. Como resul-
tado de esta política, durante el año 1973, se expropiaron 11 predios a favor de mapuches.
Paralelamente, el ritmo de la movilización mapuche descendió, con respecto a los años
anteriores. En tanto, las organizaciones de agricultores se potenciaron, pasando de la estra-
tegia de retoma de predios a acciones de sabotaje.

A. LAS MOVILIZACIONES MAPUCHES


En el verano de 1973 no hubo acciones de recuperaciones de tierras por parte de las
comunidades mapuches, las que solo se reanudan en el mes de mayo, momento en que se
producen nuevas movilizaciones para recuperar tierras usurpadas y exigir la expropiación
de fundos abandonados o mal explotados.

311
Encuentro Taller “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y 16 de enero de 2002.
312
Berdichewsky, 1979: 457.

202
Como consecuencia de estas movilizaciones, en la comuna de Lautaro, mapuches de la
comunidad Cona recuperaron 40 hectáreas de tierra que formaban parte del Título de
Merced y que se encontraban incorporadas al predio de 200 hectáreas de propiedad de
Eloísa Fernández. La solución al caso fue enviar un topógrafo y un abogado para estudiar
la situación en terreno313.
En la comuna de Galvarino, mapuches ocupan 250 hectáreas del predio Quitralcura y
2.442 hectáreas del predio Ñielol, de propiedad de la familia Fontanaz, y en la comuna de
Traiguén, el 5 de abril de 1973, el predio Tricauco, de 320 hectáreas, es ocupado por mapu-
ches de la reducción Contreras de Quino. Sin embargo, estos últimos son desalojados del
fundo por un Comando de Retoma adscrito al ‘Movimiento Nacionalista Patria y Libertad’.
Este movimiento adquiere fuerza durante el año 1973, y se caracteriza por constituir una
agrupación paramilitar, de inspiración fascista, al que se han plegado numerosos dueños
de fundos y que se adjudicó gran parte de los atentados y actos de sabotajes propiciados
por los opositores al gobierno de la Unidad Popular en la Araucanía.
En el desalojo del fundo Tricauco, el Movimiento Patria y Libertad hace su estreno
como organizador de la retoma:
“La ‘retoma’ (del fundo Tricauco, de Traiguen) fue practicada a las 7.30 horas de
ayer por un grupo aproximado de treinta personas, entre los que había agricultores
y militantes del ‘Movimiento Patria y Libertad’. Los retomadores no actuaron
premunidos de armas de fuego, sino simplemente de garrotes que esgrimían
amenazadoramente mientras se acercaban marcialmente al predio. Ante su presen-
cia, sin oponer resistencia, los mapuches (de la reducción Contreras Quino), que
habían realizado la ocupación ilegal, se dieron a la fuga, dejando el predio en poder
de quienes lo retomaron para devolvérselo a su dueña”314.
La delicada situación política que se vivía en los meses de abril y mayo de 1973, y la
necesidad de aumentar la producción en los campos de la Reforma Agraria, requerían
minimizar el enfrentamiento abierto, que ya propiciaba la oposición, y colocar la demanda
mapuche dentro de las salidas institucionales. Bajo este esquema político, las movilizacio-
nes mapuches eran comentadas por el Intendente Sergio Fonseca, en reunión con los
Consejos Comunales Campesinos de Cautín:
“En estos días se están suscitando en Cautín algunos hechos que no están de acuer-
do con la política general del gobierno sobre Reforma Agraria; persiguen, induda-
blemente, objetivos quizá parecidos, pero por lo menos en la línea gruesa se está
perjudicando el proceso de Reforma Agraria, y me refiero concretamente a los
problemas de tomas de predio que hemos estado viviendo en los últimos días... (en
Lautaro, Galvarino y Traiguén). Creo que el Consejo Comunal Campesino es una
313
El Diario Austral de Temuco, 4 de enero de 1973, página 7.
314
El Diario Austral de Temuco, 6 de abril de 1973, página 7.

203
herramienta fundamental para adecuar la conducta de la masa a esta política ge-
neral de Gobierno que es profundizar al máximo el proceso de Reforma Agraria,
hasta la desaparición del latifundio, modificando la actual Ley de Reforma Agraria
para rebajar el mínimo de hectáreas básicas, reorganizando el minifundio”315.
En este contexto político de inestabilidad, en junio de 1973, tiene lugar la toma de los
fundos Quepe, de Rebeca Lavanderos, y Alto Boroa, de Elías Arias y Luis Bascuñán, efec-
tuada por el ‘Comité Hermanos Cheuquelen’, a través del cual los mapuches pedían la
expropiación de los predios, argumentando que se encontraban abandonados y esgrimien-
do razones legales para que las tierras les sean restituidas en dominio:
“El Comité Hermanos Cheuquelen, en una declaración entregada ayer, se hizo res-
ponsable de las tomas de los fundos de Rebeca Lavandero, ‘Quepe’, y Elías Arias y
Luis Bascuñan, ‘Alto Boroa’. A la opinión pública. 1) Con fecha 4 de Junio del 73, nos
hemos unido y hemos tomado posesión del predio perteneciente a Rebeca Lavan-
dero Illanes; 2) Hace tres años se formó el Asentamiento ‘Salvador Allende’, ubica-
do entre Quepe y Alto Boroa, donde CORA dejó una reserva de 1.000 hectáreas a
doña Rebeca, la cual desde entonces ha permanecida abandonada, sin ninguna ex-
plotación; 3) La dueña ha procedido a arrendar el fundo, esto demuestra su incapa-
cidad para trabajar la tierra y la ninguna necesidad de hacerlo; es por esto que
planteamos la ‘expropiación sin pago y a puertas cerradas’ del fundo; [...] 5) Los
campesinos se han unido y reclaman la expropiación de esta reserva además de los
predios de Elías Arias y Luis Bascuñán; 6) Estamos de acuerdo con lo planteado por
CORA cuando nos dice que expropiaría siempre y cuando integremos todas estas
tierras al ‘Asentamiento Salvador Allende’ ” 316.
Las presiones de las comunidades mapuches por la restitución de tierras y la amplia-
ción de las poseídas continuaron manifestándose en otras recuperaciones de tierras en la
provincia de Malleco, pero éstas no fueron aceptadas por la Gobernación.
En efecto, en la comuna de Angol fueron ocupados predios por comunidades mapuches,
los que recibieron como respuesta el inmediato desalojo, por parte de la autoridad. Idénti-
ca situación se desarrolló en el fundo La María, ubicado al sur de Collipulli, en el que 15
mapuches del Asentamiento Valle Hermoso, de Pidima, habían ocupado el predio para exi-
gir su expropiación, ocupación que fue desalojada por Carabineros. Así también ocurrió
con el fundo Dillo y con el fundo Santa Clara, de 700 hectáreas, ubicados al oeste de
Traiguén, donde los mapuches de la comunidad de Reñico pidieron la expropiación de la
CORA y la formación de un asentamiento en dichas tierras, pero abandonaron el fundo
una vez que se hizo presente Carabineros.

315
El Diario Austral de Temuco, 18 de abril de 1973, página 7.
316
El Diario Austral de Temuco, 7 de junio de 1973, página 9.

204
A julio de 1973, el gobierno planteaba que la Reforma Agraria en Malleco y Cautín
requería de más tiempo de aplicación, pues no se habían resuelto todos y cada uno de los
numerosos problemas de tierras que presentaban las comunidades mapuches. Lo anterior
se desprende de las palabras de Rolando Núñez, Director Zonal de Agricultura de Cautín:
“...Estamos conscientes –dijo– que hay gran cantidad de predios que han sido soli-
citados por los campesinos, considerando sus regulares condiciones de explotación
y las condiciones en que trabajan los campesinos en dichos predios. Si bien es cier-
to –agregó– que la Ley no contempla su expropiabilidad, la situación en la provin-
cia es bastante delicada por la presión y necesidad de más tierras, fundamental-
mente en el sector mapuche. Ello requerirá de una aplicación de políticas especia-
les en materia de expropiaciones, pero remitiéndose siempre a los preceptos lega-
les sobre la materia” 317.
No obstante el clima descrito, en Agosto de 1973 la movilización mapuche continúa
desarrollándose, reivindicando tierras y presionando para la aplicación de la Reforma Agra-
ria. Es así como, el 7 de Agosto de 1973, comunidades mapuches del MCR ocupan los
fundos San Ramón y Tres Esquinas, en Lautaro:
“A las 11.30 horas de ayer fueron ‘tomados’ por 40 mapuches del Movimiento Cam-
pesino Revolucionario, MCR, los fundos ‘San Ramón’ y ‘Tres Esquinas’, de 550 y 480
hectáreas, pertenecientes a Sergio Madrid y a Carlos San Martín. El parte policial,
junto con señalar que los autores de la toma pertenecen al MCR, agrega que no
portaban armas, que no secuestraron personas ni levantaron barricadas, limitándo-
se a cerrar los accesos con palos y alambres”318.
El gobierno, al mismo tiempo, condenaba las recuperaciones de tierras fuera de los
cauces legales y planteaba su inconveniencia, debido a la difícil situación política que se
encontraba el país y a la abierta ofensiva para derrocar al Gobierno. El Intendente de
Cautín, Sergio Fonseca, pronunciándose al respecto decía:
“...cualquier acción de esta naturaleza es absolutamente inconveniente dadas las
actuales circunstancias porque atraviesa el país, aparte de quebrar la normal línea
de acción que el Gobierno tiene sobre esta materia”319.
En este contexto, la situación política era delicada para el gobierno. Así se manifestó
con ocasión de la expropiación, realizada el 22 de agosto de 1973, del fundo Llucunco, de
Loncoche, donde la oposición, reaccionando a la decisión administrativa, postulaba que
estaban dadas las condiciones para el quiebre institucional, declarando a través de la pren-
sa local:

317
El Diario Austral de Temuco, 21 de julio de 1973, página 7.
318
El Diario Austral de Temuco. 7 de agosto de 1973, página 7.
319
El Diario Austral de Temuco, 7 de agosto de 1973, página 7.

205
“El personal que está trabajando en este fundo ha quedado en situación de verda-
dero suspenso. No saben a qué atenerse para subsistir en el futuro, máxime que hay
una cesantía abrumadora en la zona debido a la incertidumbre general. Nadie quiere
dar trabajo a persona alguna mientras no retorne la tranquilidad y el país recobre
su libertad amenazada y deteriorada en los momentos actuales”320.

B. EXPROPIACIONES DE TIERRAS A FAVOR DE COMUNIDADES MAPUCHES


La Corporación de la Reforma Agraria, durante el año 1973, expropió 10 predios por un
total de 7.629,5 hectáreas, para restituir tierras a favor de comunidades mapuches. Las
expropiaciones se produjeron en las comunas de Ercilla (2 predios), Carahue (1), Lautaro
(3), Victoria (1) y Lumaco (3). La primera expropiación a favor de mapuches, tuvo lugar con
fecha 6 de febrero de 1973 y la última, antes del Golpe Militar, fue realizada el 13 de
Agosto de 1973.
Efectivamente, el 6 de Febrero de 1973, fue expropiado el fundo Chequenco, en el que
se formó el asentamiento Valle Hermoso, integrado preferentemente por mapuches de la
comuna de Ercilla.
Un mes después, el 6 de Marzo, la CORA expropió el fundo Nehuentúe, de 520,2 hectá-
reas, propiedad de Sergio Álvarez Lara, complementando con esta expropiación la realizada
el 20 julio de 1972, momento en que se expropia una parte del predio, por una superficie de
563,4 hectáreas. El fundo en cuestión venía siendo demandado por las comunidades mapu-
ches vecinas desde largo tiempo, habiendo éstas presionado para su expropiación desde
Mayo de 1972, cuando ocuparon por primera vez el predio.
El 27 de marzo la CORA expropió, en la comuna de Lautaro, tres predios a favor de
mapuches, los que constituían tierras usurpadas al interior de los Títulos de Merced. Nos
referimos a los predios denominados Hijuela de Terreno de 11,2 hectáreas ubicada en Co-
llimallín, de propiedad de Benjamín Truan; Helvetia, de 60 hectáreas, propiedad de la
familia Lavín Urra; y 124 hectáreas pertenecientes a la comunidad mapuche Santos Curi-
nao, las que se encontraban en manos de Benjamín Truan Billiard.
Luego, el 12 de julio de 1973, la CORA expropió dos predios que beneficiaron a comu-
nidades mapuches. Se trata de varias hijuelas del fundo Chequenco o La Marina, en la
comuna de Ercilla, que constituía antiguo dominio de tierras mapuches y era propiedad de
Facundo Casas de Castro, y el fundo Caillin o San Gregorio, de 1.679,2 hectáreas, de propie-
dad de Stevend Hansen Nielsen.
Las últimas expropiaciones a través de la Reforma Agraria en la Araucanía, en favor de
comunidades mapuches, se realizaron el día 13 de agosto de 1973. En esa ocasión se expropió,
en la comuna de Lumaco, los fundos La Herradura y Venecia, de 1.005,6 y 1.819,1 hectáreas,
respectivamente, ambos de propiedad de Juan Bolocchi Bernardi, expropiaciones que
320
El Diario Austral de Temuco, 23 de agosto de 1973, página 13.

206
favorecieron a mapuches inquilinos, y, también el 13 de agosto, el fundo Santa Rosa de Colpi
de 1.575 hectáreas, ubicado en la comuna de Lumaco321 y propiedad de la sucesión de Cardenio
Lavín. Este predio era reivindicado por la comunidad mapuche Antonio Ñirripil, de Temulemu,
y con su expropiación se estaba reconstruyendo la antigua jurisdicción mapuche, anterior al
Título de Merced, el antiguo ‘lov mapu’, el que le fue enajenado por la acción del Estado de
Chile con posterioridad a la ocupación militar de la Araucanía322.
A continuación, presentamos un cuadro con los predios expropiados en el año 1973 a
favor de familias y comunidades mapuches en las provincias de Malleco y Cautín:

Cuadro N° 19
Predios expropiados por la CORA a favor de comunidades mapuches en 1973

Comuna Predio Propietario Expropiación Asentamiento Hás. HRB

Ercilla Fundo Chequenco Ernestina Martín 06-Feb-73 Valle Hermoso 298,6 36,7
Figueroa
Carahue Lote de terreno comprendido Sergio Alfonso 06-Mar-73 s/i 520,2 47,7
en centro del Fdo. Nehuentúe, Alvarez Lara
que corresponde al lote
F y lote G
Lautaro Hij. de terr. N° 40 A, de 11,72 Benjamín y Andrés 27-Mar-73 s/i 11,2 0,49
hás. ubicadas en Collimallin Truan Billiard
Lautaro Predio Elvetia León, Aída y 27-Mar-73 s/i 60 6,64
Guillermo Lavín Urra,
Juan, Hugo, Elcira
y María Lavín
Lautaro Hijs. de la ex Reduc. de Andrés y Benjamín 27-Mar-73 s/i 124 2,32
Santos Curinao Truan Billiard
Ercilla Varias hijuelas del fundo Facundo Casas 12-Jul-73 Cherquenco 536,6 66
Cherquenco o La Marina de Castro
Victoria Caillin o San Gregorio Svend Hansen Nielsen 12-Jul-73 s/i 1.679,2 84,8
Lumaco Fundo La Herradura Juan Balocchi Bernardi 13-Ago-73 s/i 1.005,6 43,5
Lumaco Fundo Venezzia Juan Balocchi Bernardi 13-Ago-73 s/i 1.819,1 71,8
Lumaco Santa Rosa de Colpi Leon, Aída y Guillermo 13-Ago-73 s/i 1575 87,6
Lavín Urra, Juan, Hugo,
Ercira y María Lavín
Total 10 7.629,5 447,55

Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio


Agrícola y Ganadero SAG. Departamento de Tenencia de la Tierra. Santiago.

321
El fundo Santa Rosa de Colpi aparece registrado en los listados de CORA en las comunas de Traiguén y
Lumaco, con idénticos antecedentes, ya que ocupaba espacios de ambas comunas. Para efectos de este
estudio, el predio se ha incluido en la comuna de Lumaco.
322
“Las Tierras de la Ira. Los sucesos de Traiguén y los conflictos entre comunidades mapuches, empresas
forestales y Estado”, Jorge Iván Vergara, Andrea Aravena, Martín Correa y Raúl Molina, Revista Praxis,
Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Diego Portales, año 1, N°1, 1999, páginas 119-122.

207
7.5 Resultados de la Reforma Agraria a favor de mapuches durante el Gobiernode la
Unidad Popular
Durante el gobierno del Presidente Salvador Allende, que se inició el 4 de noviembre de
1970 y terminó con el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, en las provincias de
Malleco y Cautín el proceso de Reforma Agraria permitió responder a antiguas reivindica-
ciones territoriales mapuches, a través de la expropiación de predios por medio de la
Corporación de Reforma Agraria (CORA). Dicho proceso fue acompañado con la acción de la
Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas a Comunidades Mapuches, dependiente de la
Dirección de Asuntos Indígenas (DASIN), a través de la cual se llevó a cabo un proceso espe-
cífico de restitución de tierras usurpadas a comunidades mapuches, en el marco de la Reforma
Agraria. Entre ambas instituciones gubernamentales lograron restituir un total aproximado
de 200 mil hectáreas en tenencia material a las comunidades mapuches de la Araucanía.
En términos generales, la política de la Unidad Popular, en materia de restitución de
tierras mapuches utilizando los mecanismos establecidos en la Ley de Reforma Agraria,
superó con creces lo realizado por los gobiernos anteriores, no obstante que se comenzó
con un gran ímpetu, el que fue disminuyendo con el paso de la administración de Allende.
Dicha tendencia decreciente en la aplicación de la Ley de Reforma Agraria para restituir
tierras indígenas, se explica por los vacíos legales de este cuerpo legal y porque en los primeros
años de la Unidad Popular se expropiaron todos los predios de mayor tamaño, es decir aquellos
cuya superficie superaba las 80 hectáreas de riego básico, lo que implicó que en las postrime-
rías del gobierno de Salvador Allende debió procederse a la expropiación de predios de menor
cabida, por los que se esgrimieron las causales de abandono y mala explotación.
Como producto de lo anterior, en el año 1972 se aumentó el número de predios expro-
piados, pero disminuyó la superficie total expropiada, y en 1973 se produce una clara
disminución, tanto en el número de predios expropiados como en la superficie de tierras
comprometidas.
En síntesis, durante la Unidad Popular (1970-1973), se restituyeron a las comunidades
mapuches un total de 197.761,88 hectáreas, lo que representó el 85% del total de las tierras
expropiadas en la Araucanía como consecuencia del proceso de Reforma Agraria. El total
de tierras restituidas a las comunidades mapuches es la sumatoria de las 129.420,88 hectá-
reas expropiadas por la Corporación de Reforma Agraria y las 68.341 hectáreas recuperadas
para Títulos de Merced por la Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas, dependiente
de la Dirección de Asuntos Indígenas del Ministerio de Tierras y Colonización.
A fin de dar una visión panorámica de la superficie y número de fundos expropiados a
favor de mapuches durante la Unidad Popular, en las provincias de Malleco y Cautín, y
luego una visión detallada, presentamos los siguientes cuadros:

208
Cuadro N°20
Superficie total y número de predios expropiados en favor de mapuches durante la
Unidad Popular en las provincias de Malleco y Cautín
(1971-1973)

Año N° predios expropiados Superficie expropiada en hás.


a favor de mapuches
1971 46 70.103,68
1972 81 51.687,70
1973 10 7.629,50
Total 137 129.420,88

Cuadro N°21
Reforma Agraria en la Unidad Popular:
Predios y superficie expropiada con participación mapuche en la Araucanía
(1971-1973)

Comuna Predio Propietario Expropiación Asentamiento Hás. HRB

Galvarino El Porvenir Hij. El Molino, Alberto Fontanaz Berton 21-Ene-71 Cuel Ñielol 1041 102.83
Lote Fdo. Ñielol y
Lote Fdo. Doña Cristina
Galvarino Hij. Vallepenco, Una Porción del Carlos Fontanaz Berton 21-Ene-71 Cuel Ñielol 2442.2 146.67
Fdo. Ñielol, Porción Doña
Cristina Quintralcura,
Sta Margarita e Hij. El Nogal
Lautaro Hij. 4 o San Luis del Raquel Sáenz Terpelle 21-Ene-71 Santa Clara 657.9 105.28
Fdo. Sta. Julia
Lautaro Miraflores Carmen, Nora y Sonia 21-Ene-71 Fresia 813 106.77
García González
Lautaro Sta. Leonor Hernán Gilberto Diez
Taladriz 21-Ene-71 Santa Inés 810 116.3
Perquenco Hij. N° 2 de San Miguel Waldemar Paslack Topp 21-Ene-71 s/i 582.4 81.9
Carahue Rucalan y Butalon Rucadiuca Juan B. Landerretche y otro 03-Feb-71 Arnoldo Ríos 704 31.41
Freire Quepe Jorge Lavanderos Illanes 03-Feb-71 s/i 1425 153.6
Loncoche San Andrés Camilo Quezada Negrotti 03-Feb-71 Michimalonco 1052.2 116.62
Padre Las Casas Tumuntuco Bernardo Echavarri 11-Feb-71 Unión San
Cristóbal 1251.8 151.3
Galvarino Los Pinos Osvaldo Becker B. 17-Feb-71 El Trébol 1255.7 171.96
Lautaro Huerqueco, Sta Filomena Sinforosa Golbel Rivas 17-Feb-71 Arauco 309.1 42.64
Los 20 y Otros
Lautaro Sta. Ana Carlos Paslack Weber 17-Feb-71 La Espiga 671.2 97.32
Lautaro Las Vertientes, Los Riegos Sinforosa Golbel Rivas 17-Feb-71 Galvarino 400.7 44.19
Los Sauces Napañir y San Luis Narciso Guidotti Yubini 03-Mar-71 Esfuerzo Ñapañir 1229.5 73.03
Ercilla Pidenco Ana Kohler vda. de García 05-Mar-71 El Cobre de Chile 2232.8 188.68
(continúa en pág. siguiente)

209
Loncoche Parte Fdo. Pinchafil San Pedro Manuel Cevo Espinoza 12-Mar-71 s/i 161.3 19.78
Lautaro Tres Hijuelas Carlos Taladriz Bermard 01-Abr-71 Lautaro 480 65.39
Collipulli Río Rita Enrique Jofré Francois 15-Abr-71 Juan Huilipán 2242.9 132.67
Ercilla Hijuela 2a de Chiguayhue Carlos Silva Correa 15-Abr-71 Miguel Cayupan 1328.8 123.29
e Hijuela 2a de Requen
y Quilaco
Ercilla Hijuela Primera de Chiguayhue María Magdalena 15-Abr-71 Miguel Cayupan 1055 175.21
e Hijuela Primera de Silva Correa
Requen
Ercilla Hij. 3° de Requen Ignacio Silva Correa 15-Abr-71 Miguel Cayupan 913.68 139.68
Lautaro Lote N° 1 Fdo. Brasil Luis Faure Silva 15-Abr-71 Colo-Colo 368.4 45.97
Lautaro Hij. N° 49 y otros retazos Guillermo Faure Silva 20-May-71 Campo Lindo 566.1 55.82
de terreno Fundo Huerqueco
Ercilla Retazo Fundo Los Peumos Carlos Fuentes Campos 11-Jun-71 Tesoro de Malleco 942.8 94.15
y Fundo Pidima Caraves
Lautaro Fdo. Puente Largo Varios Juan de Dios Diez 11-Jun-71 Angostura 466.4 57.37
Lautaro Lote N° 2 Fdo. Brasil Alfredo Palma Palma 11-Jun-71 La Montaña 591.4 66.35
Toltén Los Boldos y Ret. Pte. Fdo. Laura Echavarri Otiñano 24-Jun-71 s/i 2598.1 111.4
La Mañana
Lumaco Resto del Predio Nancahue Aída Figueroa Yávar y Otros 01-Jul-71 s/i 1904.9 119.24
Lumaco Hijuela Oriente Fdo. Pidenco Víctor Guillermo 01-Jul-71 San Guillermo 1440.3 54.82
Uribe Barra
Lumaco Fdo. Tranaquepe y Quintas Víctor Guillermo 01-Jul-71 San Guillermo 688.2 33.21
Adyacentes Uribe Barra
Lumaco Estados Unidos Anacleto Marín Godoy 01-Jul-71 Montituin Mapu 780.5 22.31
Purén Hijuela La Primera o Centinela Rosendo Vásquez 01-Jul-71 La Araucana 438.4 32.87
o Santa Raquel o Nilhue Matus y Otros
Lautaro Muco Alto Pablo Goebel Rivas 20-Ago-71 Roble Huacho 654.2 77.62
Lonquimay Galletue Cristina Yolanda 20-Ago-71 s/i 4400 66
Ruedi Monroy
Temuco Los Copihues, Monte Oscuro Carlos Daniel Quezada 20-Ago-71 s/i 1083.6 75.04
o Chivilca y varios Cid-María Magdalena
lotes e Hijs. Cid Baeza
Lonquimay Quinquen Andrés Lamoliatte Darraco 26-Ago-71 s/i 6680 100.2
Lautaro El Vergel y una Hij. Miguel Rioseco Espinosa 30-Ago-71 s/i 325.5 44.3
de 40 Hectáreas
Freire San Luis Compañía Agrícola S.A. 09-Sep-71 Puquereo 916.2 120.91
San Isidro
Lonquimay Galletue Andrés Lamoliatte Darraco, 09-Sep-71 s/i 19153 287.29
María Juana Diharce Labadie,
Salvador Lledó Candela
Nueva Imperial El Desengaño Enrique Olhagaray 11-Nov-71 Llancahuito 538.5 63.68
Carahue La Lobería Domingo Antonio Durán Kind 03-Dic-71 Lobería 618.5 43.62
Carahue Lote N° 2 Fdo. Plumo Fernando Kuschel Toledo 03-Dic-71 Lobería 501.6 34.32
y Lobería
Carahue Lote N° 1 Del Fundo El Plumo Juan Bravo Leal 03-Dic-71 Lobería 523, 4 27.72
Carahue Pte. Hij. 30, 31, 32 Pte. Ernesto Nickelsen Moller 03-Dic-71 Lobería 528,3 32.63
Lote N° 3 del Fdo. Plumo
y Lobería
Loncoche Lote A Fdo. Chesque parte María Henríquez Chávez 03-Dic-71 Michimalonco 335.2 45.45
del Lote N°1196 vda. de Doyharcabal
(continúa en pág. siguiente)

210
Lautaro Hij. N° 3 Pte. Antiguo Fdo. Gilberto Díaz González 07-Ene-72 El Roto Chileno 581.2 84.27
Puente Largo y Predio San Pablo
Cunco 300 hás. terreno de las 400 Pedro Eyheramendy 08-Ene-72 San Pedrito 309.5 33.24
que formaron la Hij. N° 196.
Perquenco Pichoy Ricardo Meier Birch Meier 08-Ene-72 Patria Nueva 245 31.88
Perquenco Fundo Pencahue Erica Fica Fica de Pastack 08-Ene-72 s/i 274.4 39.78
Villarrica Fundo El Carmen Elena Ansorena Lobos 08-Ene-72 s/i 1810.4 79.66
Cunco Fdo. El Natal o Santa Lidia Adolfo Segundo 03-Feb-72 Chile Arauco 644 61.89
Medina Salazar
Angol Fdo. La Arcadia e Rosa Conejeros 23-Mar-72 Poder Campesino 113 13.23
Hijuela San José Bennewitz de Maturana
Ercilla Alaska y Temucuicui Sucesión Carlos 23-Mar-72 Carlos Cortés Díaz 1652 82.36
Patterson Romero
Lautaro Hij. 2 Fdo. Bellavista y La Peña Rodolfo Velasco Cruz 23-Mar-72 Pedregal 246.8 35.79
Los Sauces Fdo. Centenario Wally Gertrud 23-Mar-72 21 de Mayo 1062.6 83.12
Kramer Spichiger
Padre Las Casas Hij. N° 41 Guillermo German 24-Mar-72 s/i 9.6 1.39
Uldrich Walk
Galvarino Hij. o Lote B Fdo Hernán Quiroz 07-Abr-72 El Canelo 355.2 15.63
Portahue Valenzuela y otros
Galvarino Los Peumos Emilio Raulin Zamponi 07-Abr-72 Los Trigales 700.4 76.02
Pucón Llafenco Fidel Altamirano Novoa 07-Abr-72 s/i 1164.5 78.2
Nueva Imperial Resto Pte. Fdo. Los Robles Marta Sandoval Muñoz 12-Abr-72 Los Nogales 700.8 110.43
y Fdo. Sta. Adela
Lautaro Lote 35 hás. Div Hij. N° 70 Tomasa Rivas Durán 25-May-72 Los Encinos 635.9 86.62
Plano N° 4 de Lautaro
y Varias Hijuelas
Cunco Lote N° 1 denominado Molulco Comunidad Edmundo 09-Jun-72 s/i 1200 64.6
y Luciano Hiriart Caumont
Galvarino Hij. C Fdo Portahue o Sta. Elisa Vitalia de la Peña de Toro 09-Jun-72 Los Canelos 310 38.51
Galvarino Sta. Cruz María Teresa Herion Navarrete 09-Jun-72 Chile Fértil 811.1 35.69
Galvarino Pte. Fdo. Reñico Elena Hernández Hernández 09-Jun-72 Chile Fértil 333.4 14.67
Galvarino Una Parte Fdo. Reñico Amada Sepúlveda Narváez 09-Jun-72 Chile Fértil 450 19.8
Loncoche Lote Compuesto por Fdo. Miguel Federico Lisandro 09-Jun-72 s/i 1061.9 46.72
Sta. Matilde Jiménez Valderrama
Lonquimay Fdo. Chilpaco Soc. Agric. Ñireco Ltda. 09-Jun-72 San Pedro 19739 276.08
Nueva Imperial Almagro y El Desengaño Raúl Gutiérrez Palacios 09-Jun-72 Llancahuito 509 70.61
Purén Fundo Santa Cruz Críspulo Ramírez Lara 09-Jun-72 s/i 402.1 22.97
Purén Fundo El Rincón Enrique Stappung Luchsinger 09-Jun-72 Pelantaro 555.9 31.99
de Malleco
Ercilla Hijuela Oriente de Chiquitoy Jorge Cano Fernández 23-Jun-72 Che Guevara 246 18
Galvarino Mitad Hij. Sta. Rosa Rodolfo de la Peña 23-Jun-72 s/i 194.7 4.28
Galvarino Mitad Hij. 188 hás. Sta. Rosa Domingo de la Peña 23-Jun-72 s/i 97.3 5
Lautaro Sta. Ana Pablo Paslack Weber 23-Jun-72 La Espiga 671.2 97.32
Carahue Lote Letra D Fdo. Nehuentúe Mario Antonio 20-Jul-72 s/i 563.4 36.46
y Lotes A, C y D Fdo. Nehuentúe Álvarez Lara
Freire Pte. Fdo. San Luis o Ulises Odelfla 20-Jul-72 s/i 404.2 11.65
Los Cipreces Sepúlveda Rost
Lautaro Hij. N° 1 Reducción María José Daettwyler Weibel 20-Jul-72 s/i 10.4 11.5
Dolores Chavarría

(continúa en pág. siguiente)

211
Lautaro 250 hás. 75 áreas Fdo. Lilian Odette 20-Jul-72 Cuel Ñielol 191.2 21.04
Quitralcura Fontanaz Veyttna y otra
Pitrufquén Varios lotes terr. Fdo. Quilquilco Miguel Lacámara Baso 20-Jul-72 s/i 232.2 31.88
Pitrufquén Predio 34 hás. 13 áreas en Ana Julia Peigma 20-Jul-72 s/i 40 8.2
Quilquilco y Lotes N° 2 de 8 hás. de Lacámara
y Nueva Sta. Berta
Lautaro Hij. 3 Div. Fdo. Bellavista Moisés Velasco Cruz 28-Jul-72 Pedregal 271.2 39.32
y Las Peñas
Lautaro Hij. 2° Div. Fdo. Bellavista Rodolfo Velasco Cruz 28-Jul-72 Pedregal 246.8 35.79
y La Peña
Lautaro Hij. 1° Div. Fdo. Bellavista Enrique Loyola Francois 28-Jul-72 Pedregal 236.8 34.34
y La Peña
Lautaro 386 hás. Hij. N° 65 A Isidro García Miranda 28-Jul-72 s/i 414.4 22.92
Areas E Hij. N° 2 B de
5 hás. El Mirador
Collipulli San Sebastián Hoy Los Pinos, Nolberto Fernández 07-Ago-72 Patria Nueva 513.6 48.26
2 Retazos En Huapitriu 3a Fuentes
Sub Delegación de La Esperanza
y de La India
Lautaro Hij. 4° Bellavista y La Peña Carmen Velasco Cruz 07-Ago-72 Pedregal 247.6 33
Lautaro Fundo Muco Ricardo García García 11-Ago-72 La Quebrada 340.2 26.48
Collipulli Hijuela N°7 A Maica Alberto Vidal López 25-Ago-72 s/i 116.6 10.45
Collipulli Hijuela 20 Hectáreas Parte Octavio Jarpa Pimentel 25-Ago-72 Avance 22 2.7
de La Hijuela El Retiro Campesino
Cunco Terr. 44 hás. en Cherquenco Y José Lorenzo 25-Ago-72 s/i 297 17.69
Otros Terr. Predio Buena Vista, Escobar Garcés
La Cumbre y Bellavista
Cunco Resto Terreno 20 Has El Tesoro Pedro Benavente Brower 25-Ago-72 s/i 29.1 4.16
Lautaro Hijs. N° 8.6.1 y 2 Predio San Adriana Espinoza vda. 25-Ago-72 Los Canelos 149.1 16.23
Alberto y Poco A Poco E Hij. de Carderen e Hija
Alihueco
Lautaro Hijs. 7,8,9,10.11,12,13, Pablo Castillo Zapata 25-Ago-72 s/i 11 1.49
14,15 y 16 Reducc.
Anastasio Morles
Lautaro Varios Terrenos Benjamín y Andrés 25-Ago-72 s/i 133.2 14.23
Correspondientes a Comunidad Truan Billiard
Indígena José María Toro
Lautaro Resto Hij. Quintrilpe y Carlos Riesco Grez 25-Ago-72 Llaima 631.9 91.62
Pte. Sec. O Fdo. Quintrilpe
Lumaco Parte Fdo. Santa Elena Enrique Stappung 25-Ago-72 Pelantaro 176 6.25
Luchsinger de Malleco
Lumaco Hij. Indígena N° 2 Humberto Fuentes 25-Ago-72 s/i 9.4 0.36
Ex Reducción Coña Raiman Moreno Hnos. y Otros
ex Quetrahue
Lumaco Fdo. Quetrahue Mario Arturo Chávez 25-Ago-72 s/i 362.4 15.95
Rivas y Hnos.
Lumaco Lote C Fdo. Ranquilco Gumercindo Chávez 25-Ago-72 s/i 430.4 27.11
González y Otra
Lumaco Dos Lotes Fdo. Ranquilco Gumercindo Chávez 25-Ago-72 s/i 10 0.46
González
Lumaco Hij. 22 o Hij. 22 A Reducción Rosario Inostroza 25-Ago-72 s/i 7.7 0.45
Juan Leviman Beltrán
(continúa en pág. siguiente)

212
Lumaco Hijs. 2, 5, 13, 14 y 15 Reducción Pablo Beneventi 25-Ago-72 s/i 67.9 3
Pedro Huinca e Hij. 2° Reducción Yaconi
Lorenzo Avendaño
Lumaco Hij. N° 14 Reducción Rigoberto Barra Elgueta 25-Ago-72 s/i 18.1 0.9
Pascual Carilao
Lumaco Hij. 87 hás. 50 Areas y Retazo Abel Armando 25-Ago-72 s/i 92.2 4.15
Terr. 4 hás. El Maitén Rathgeb Pilser
Lumaco Santa Elena, formado por Potrero Aurelio Soto Fuentes 25-Ago-72 s/i 40 1.8
La Montaña, El Maitén y El Pelado
Nueva Imperial Hij. N° 264 y 265 Los Pinos Alicia Cofre Ovalle 25-Ago-72 s/i 157 20.3
Padre Las Casas Hij. Terreno ubicado en Hans Otto 25-Ago-72 s/i 50.6 7.04
Pilpilco Gudenschwager Riveros
Perquenco Predios de 40 hás. y 24 hás. Enrique Eyssautier 25-Ago-72 s/i 65.1 8
Los Laureles Bertrand
Perquenco Hij. N° 3 Parte de Hijs. Enrique Eyssautier 25-Ago-72 s/i 119.1 16.67
N° 4, 5, 9, 10, 16, 14, 23, 30, 31, Bertrand
34, 33, 21, 27, 24, 26, 11, 12
Comunidad Indígena
Luciano Cayul
Perquenco Hij. N° 25 Ex Predio Eduardo Eyssautier 25-Ago-72 s/i 5.7 0.44
Luciano Cayul Aguilera
Perquenco Hijs. 37, 64, 40, 51, 39, 49, 52, 41 Juan Yaeckel Reinicke 25-Ago-72 s/i 75.6 11.09
ubicados en Quillen
Perquenco Hij. N°19 de 10 hás. 32 Areas Luis Martín 25-Ago-72 s/i 88.2 5.15
y Terr. Fdo. Carilao Grunewadt Fuentes
Pucón Predio 202 hás. y Predio 13 Luis Guillermo 25-Ago-72 s/i 211 18.07
hás. en Caburga Jara Campos
Temuco Hijuela Terreno Ubicado Hans Otto 25-Ago-72 s/i 50.6 7.04
en Pilpilco Gudenschwager Riveros
Victoria Las Lomas César Ruiz Urrea 25-Ago-72 s/i 70.4 8.65

Victoria Hij. N° 3 Fdo. Sta Rosa de Felisa Bastilisa Villa Portales


Adencul Perez Díez de Alegría 25-Ago-72 de Santa Rosa 643.1 61.65
Victoria Hijs. N° 1, 2 y 3 Fdo. Osvaldo Temer Oyarzún 25-Ago-72 s/i 103.6 12.74
Los Alamos e Hij. Pagadora
Victoria Hij. La Guarda Ema Meier Birchmeter 25-Ago-72 s/i 135.2 16.62
Victoria Hij. 2° Div. Fdo. Sta. Rosa de Hernán Pacheco Wicks 25-Ago-72 Villa Portales 611.2 81.08
Adencul de Santa Rosa
Victoria El Arco Andrés De La 25-Ago-72 s/i 482.2 56.39
Maza Lavanderos
Victoria Hij. N° 4 Fdo. Filadelfia Luisa Celestina 25-Ago-72 s/i 8.4 1.03
Delarze Gaillard
Victoria Resto Hijuela C o 3ª del Plano Adolfo Salinas Valeria 25-Ago-72 s/i 280.2 34.34
Antiguo Hacienda. Huillinlebu
Villarrica Las Vertientes Antiguo Soc. Agrícola Las 25-Ago-72 s/i 394.6 39.52
Fdo. Las Vertientes y Vertientes Ltda.
Pte. Fdo. Coyahue
Toltén Resto Predio Rústico Fdo. Federico Brito Salvo 20-Oct-72 s/i 1053 67.22
Los Boldos Corresp. Hij. N°13
Plano Los Boldos y Predio 115
hás. 50 áreas
Lonquimay Fdo. Porvenir o Lolen Soc. Agrícola Fresard Hnos. 20-Nov-72 El Porvenir 3680 61.05
(continúa en pág. siguiente)

213
Ercilla Fundo Chequenco Ernestina Martín Figueroa 06-Feb-73 Valle Hermoso 298.6 36.72
Carahue Lote de Terreno comprendido Sergio Alfonso 06-Mar-73 s/i 520.2 47.65
dentro del Fdo. Nehuentúe que Alvarez Lara
corresponde al Lote F y Lote G
Lautaro Hijuela de Terr. N° 40 A de Benjamín y Andres 27-Mar-73 s/i 11.2 0.49
11.72 Has Truan Billiard
ubicada en Collimallin
Lautaro Predio Elvetia y doce hás. del León, Aída y Guillermo 27-Mar-73 s/i 60 6.64
Predio Denom. Lavín Urra, Juan, Hugo,
Ercira y María Lavín
Lautaro Hijs. de la Ex Reduc. de Andrés y Benjamín 27-Mar-73 s/i 124 2.32
Santos Curinao y Otros Ret. Truan Billiard
Ercilla Varias Hijuelas del Fundo Facundo Casas de Castro 12-Jul-73 Curaco 536.6 66
Cherquenco o La Marina
Victoria Caillin o Sn. Gregorio Svend Hansen Nielsen 12-Jul-73 s/i 1679.2 84.82
Lumaco Fdo. Sta. Rosa de Colpi León, Aída y Guillermo 13-Ago-73 s/i 1575 87.64
Lavín Urra; Juan, Hugo,
Ercira y María Lavín
Gazmuri
Lumaco Fdo. La Herradura Juan Balocchi Bernardi 13-Ago-73 s/i 1005.6 43.53
Lumaco Fdo. Venecia Juan Balocchi Bernardi 13-Ago-73 s/i 1819.1 71.83
Total 137 129.420,88 11.280,04

Fuente: Elaborado en base a antecedentes de las Carpetas de Expropiación de la CORA,


Departamento de Tenencia de la Tierra, Servicio Agrícola y Ganadero SAG.

8. Resultados de la Reforma Agraria a favor de los mapuches

El proceso de la Reforma Agraria en la Araucanía se inició en el año 1964, bajo el


gobierno de Jorge Alessandri, al expropiarse el predio denominado Dax-La Mañana, em-
plazado en la Comuna de Freire, con el que se benefició a familias mapuches provenientes
de la costa, afectadas por el maremoto de 1960, y concluyó con la expropiación del predio
Santa Rosa de Colpi, la que tuvo lugar días antes del producirse el Golpe Militar, en el mes
de agosto de 1973.
Durante los once años de vigencia de la Reforma Agraria, el proceso tuvo distinta in-
tensidad y expresión, dependiendo del gobierno que la aplicó.
En efecto, el gobierno de Jorge Alessandri se caracterizó por implementar una Refor-
ma Agraria de tipo restrictiva, haciendo estricta aplicación de la Ley de Reforma Agraria
N°15.020.
Durante el Gobierno de Eduardo Frei, la Reforma Agraria fue intensificada, a través
de una interpretación más amplia de la Ley N°15.020, y profundizada con la promulgación
de la Ley de Reforma Agraria N°16.640, de 1967. Una característica estructural de la Re-
forma Agraria en el período del gobierno democratacristiano fue la de promover la

214
instauración de asentamientos transitorios, cuya duración era de 3 a 5 años, para otorgar
asistencia técnica y capacitación al campesino y, posteriormente, transformarlo en asig-
natario individual de parcelas.
En el período correspondiente al gobierno de Salvador Allende, la característica del
proceso fue su profundización y extensión, a través de la aplicación de la Ley 16.640. Asi-
mismo, otra característica del proceso fue la aplicación de la Reforma Agraria para responder
a la demanda de revidinciación territorial mapuche. En lo que respecta a la constitución de
la propiedad, el gobierno de la Unidad Popular favoreció el régimen de propiedad colecti-
va y cooperativa, a través de la constitución de los Centros de Reforma Agraria (CERA) y
los Centros de Producción (CEPRO).
En resumen, en los once años que se aplicó en Chile la Reforma Agraria, el total de
tierras expropiadas por CORA, entre 1962 y 1973, en las provincias de Malleco y Cautín,
alcanzó a un total de 688 predios, con una superficie total de 739.245,90 hectáreas físicas,
correspondientes a 63.246,48 hectáreas de riego básico.

Cuadro N°22
Total de predios y superficie expropiada por la Reforma Agraria en la Araucanía
1962-1973

Provincia Predios expropiados Hás.

Malleco 278 395.968,90


Cautín 410 343.277,00
Total Región 688 739.245,90
Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio
Agrícola y Ganadero SAG. Departamento de Tenencia de la Tierra. Santiago.

A continuación, presentamos un cuadro detallado respecto de la aplicación de la Refor-


ma Agraria en las provincias de Malleco y Cautín, entre 1962 y 1973:
Del total de 688 predios expropiados en el proceso de Reforma Agraria en las provin-
cias de Malleco y Cautín, 163 favorecieron a familias y comunidades mapuches, abarcando
una superficie total de 152.416,48 hectáreas, lo que representa alrededor de un 20% de las
tierras expropiadas. De ellas, alrededor de un 60% corresponderá a predios emplazados en
la provincia de Malleco.
En efecto, en la provincia de Malleco, durante el período analizado, se expropiaron un
total de 54 predios a favor de comunidades mapuches, con una superficie de 90.859,78
hectáreas. En cambio, en la provincia de Cautín fueron expropiados en favor de familias y
comunidades mapuches un total de 109 predios, por una superficie de 61.556,7 hectáreas.

215
Cuadro N°23
Predios y superficie total expropiada por la Reforma Agraria en la Araucanía
1962-1973

Provincia Comuna Predios expropiados Hás. HRB

Malleco Angol 28 22.782,56 3.680,58


Collipulli 39 51.330,80 4.819,18
Curacautín 29 36.002,9 1.803,95
Ercilla 21 18.981,98 1.923,51
Lonquimay 11 137.682,00 2.732,87
Los Sauces 19 17.120,50 1.191,35
Lumaco 19 15.502,10 745,11
Purén 12 7.782,80 462,89
Renaico 14 8.516,50 1.329,53
Traiguén 42 41.419,50 5.225,52
Victoria 44 38.847,3 4.307,02
Total Malleco 278 395.968,90
Cautín Carahue 19 15.149,00 538,43
Cunco 47 36.780,60 3.552,9
Freire 68 63.751,90 12.761,68
Galvarino 16 12.777,60 1.041,91
Gorbea 1 11.136,20 484,67
Lautaro 80 44.420,70 3.645,19
Loncoche 17 19.126,00 1.273
Nueva Imperial 23 17.443,80 1.107,7
Perquenco 26 12.429,10 1.702,18
Pitrufquén 3 283,70 40,59
Pucón 6 8.547,40 472,85
Pto. Saavedra 4 2.126,40 174,29
Temuco 19 14.457,10 1.538,573
Temuco
(P. Las Casas) 7 4.257,40 482,87
Toltén 9 19.553,60 1.166,38
Vilcún 39 41.748 3.524,17
Villarrica 26 19.328,30 1.806,765
Total Cautín 410 343.277,00
Total Región 688 739.285,94 63.246,48
Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio
Agrícola y Ganadero SAG. Departamento de Tenencia de la Tierra. Santiago.

216
El que la provincia de Malleco concentre la mayor cantidad de tierras expropiadas a
favor de familias y comunidades mapuches tiene su explicación en que en dicha provincia
se encuentra la comuna de Lonquimay, comuna que contiene en su territorio haciendas de
cordillera, extensos latifundios forestales y ganaderos, lo que en términos de superficie
significa que solo 5 predios sumen un total de 53.652 hectáreas, todos reivindicados desde
tiempos inmemoriales por comunidades mapuches pehuenches. Por otro lado, en la provin-
cia de Malleco existe una gran cantidad de comunidades mapuches que reivindican tierras
usurpadas. Un buen ejemplo de ello es la comuna de Lumaco, donde se desarrolló un
extendido proceso de Reforma Agraria, en el cual el 100% de las tierras expropiadas bene-
fició a comunidades mapuches. Así, en esta comuna y producto de la movilización mapuche,
la CORA expropió 19 fundos, con una superficie de 15.502,10 hectáreas. Otro tanto sucede
en la comuna de Ercilla, donde también la acción de la Reforma Agraria fue relevante para
los mapuches, pues se expropiaron en su beneficio 9 fundos por una superficie de 9.206,28
hectáreas.
En la provincia de Cautín, la comuna donde la Reforma Agraria tuvo mayor incidencia
a favor de la reivindicación mapuche fue Lautaro, donde se concentró el mayor movimiento
de reivindicación y recuperación de tierras que se extendió entre los años 1969 y 1973. En
dicha comuna se expropió un total de 33 predios a favor de comunidades mapuches, las que
accedieron a 13.327,2 hectáreas físicas. También la comuna de Freire tuvo importancia en
la política de restitución de tierras demandadas por comunidades mapuches, siendo expro-
piados 9 predios, por un total de 8.889,7 hectáreas. Cabe señalar, sin embargo, que algunos
de estos predios fueron transferidos a CORA por otras instituciones fiscales, como la COR-
FO, para beneficiar a comunidades mapuches. Otras comunas relevantes en cuanto a la
restitución de tierras mapuches, fueron las comunas de Galvarino, Carahue, Nueva Impe-
rial y Cunco, donde se produjo una alta satisfacción de la demanda territorial indígena.

Cuadro N°24
Predios y superficie total expropiada por la Reforma Agraria con participación
mapuche en la Araucanía
1962-1973

Provincia Comuna Predios expropiados Hás. HRB

Malleco Angol 2 914,7 153,1


Collipulli 4 2.895,1 194,1
Curacautín 0 0 0
Ercilla 9 9.206,28 924,1
(continúa en pág. siguiente)

217
Lonquimay(*) 5 53.652,0 790,6
Los Sauces 2 2.292,1 156,2
Lumaco 19 15.502,1 832,74
Purén 4 2.384,0 152,7
Renaico 0 0 0
Traiguén 0 0 0
Victoria 9 4013,5 357,3
Total Malleco 54 90.859,78 3.560,84
Cautín Carahue 10 6.431,7 279,4
Cunco 9 4.352,1 312,7
Freire 9 8.889,7 447,2
Galvarino 11 7.991,0 631,1
Gorbea 0 0 0
Lautaro 33 13.327,2 1.718,0
Loncoche 4 2.610,6 229,0
Nueva Imperial 11 5.083,6 475,5
Perquenco 8 1.455,5 194,9
Pitrufquén 2 272,2 40,08
Pucón 2 1.375,5 96,27
Temuco 2 1.134,2 82,08
Temuco (Padre
Las Casas) 3 1.312,0 159,7
Toltén 2 3.651,1 178,6
Vilcún 0 0 0
Villarrica 3 3.670,3 329,2
Total Cautín 109 61.556,7 3.457,45
Total Región 163 152.416,48 7.018,29
Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio
Agrícola y Ganadero (SAG), Departamento de Tenencia de la Tierra, Santiago.
(*) A la comuna de Lonquimay se le han restado 4 predios expropiados; Hijuela N°1 o Guayali,
Hijuela N°2 o El Barco, Hijuela Sur Los Guindos de la División del Fundo Guayali e Hijuela
Norte Guayali (restos) de una superficie total de 46.491 hectáreas, que en la actualidad pertene-
cen a la comuna de Santa Bárbara, provincia del Bío Bío, VIII Región. Originalmente, Lonquimay
comprendió 15 predios expropiados con una superfice total de 184,173 hectáreas. Los predios
restados corresponden todos a predios ocupados por comunidades mapuches y algunos colonos.

Ahora bien, durante la vigencia de las leyes de Reforma Agraria N°15.020 y N°16.640, los
resultados a favor de las comunidades mapuches, como producto de la aplicación de estas
normativas, también son diferenciables. Mientras con la Ley 15.020 de 1962, se expropiaron

218
un total de 19 predios, por una superficie de 12.313,3 hectáreas, a favor de comunidades
mapuches en la Araucanía, con la ley 16.640, de 1967, se expropiaron 144 predios, con un
total de 140.103,18 hectáreas, beneficiando también a comunidades mapuches.
La diferencia de los resultados se debe, en primer término, a las restricciones que presen-
taba la ley N°15.020 para la efectiva expropiación de los predios y, en segundo lugar, a la falta
de voluntad política del gobierno del Presidente Jorge Alessandri para llevar adelante una
verdadera Reforma Agraria, asunto que no es menor si se considera que la vigencia de esta
ley tuvo lugar, principalmente, en dicho período presidencial. En gran medida, las expropia-
ciones realizadas con la ley N°15.020 se llevaron a cabo durante la presidencia de Eduardo
Frei y fueron consecuencia de la voluntad de este gobierno para llevar adelante el proceso.
Distinta es la situación bajo la vigencia de la ley de Reforma Agraria N° 16.640, entre
1967 y 1973, ya que las 140.103,18 hectáreas representan el 92% del total de tierras expro-
piadas en beneficio de familias y comunidades mapuches. Lo expresado demuestra que la
Ley N°15.020 prácticamente no tuvo gran incidencia en la reestructuración del agro y en la
restitución de tierras a comunidades mapuches. La Reforma Agraria, en consecuencia, se
hizo con la ley N°16.640, cuerpo legal que permitió la expropiación del latifundio, de los
predios predios mal explotados y /o abandonados y que respondió a la demanda mapuche,
poniendo el mecanismo de expropiación a disposición de la restitución y ampliación de
tierras indígenas.

Cuadro N°25
Predios y superficie total expropiada a favor de mapuches por aplicación de las leyes de
Reforma Agraria 15.020 y 16.640 entre 1962 y 1973

Ley 15.020 Ley 16.640 Total 1962 a 1973


1962 a 1967 1967 a 1973

N° Predios Superficie / N° Predios Superficie / N°Predios Superficie


Hás Hás Hás
19 12.313,30 144 140.103,18 163 152.416,48

Otro elemento interesante de análisis, se refiere a la aplicación de la Reforma Agraria


durante los gobiernos en que dicho proceso se desarrolló, donde tambien se observan dife-
rencias en cuanto a los resultados a favor de las comunidades mapuches de Malleco y
Cautín. En efecto, se puede apreciar que la solución a la demanda mapuche, por amplia-
ción y/o restitución de tierras, fue incrementándose en cada período gubernamental,
adquiriendo mayor importancia en el Gobierno de Salvador Allende, por el número de
predios expropiados a favor de mapuches y por las extensiones de tierras involucradas.

219
Cuadro N°26
Predios y superficie total expropiada por la Reforma Agraria a favor de
mapuches por gobierno entre 1962-1973

Alessandri 1958-1964 Frei (DC) 1964-1970 Allende (UP) 1970-1973 Total


Expropiado

N° Predios Sup / Has N° Predios Sup / Hás N°Predios Sup / Hás Sup / Hás
1 2.399,80 25 20.595,80 137 129.420,88 152.416,88
N° de Predios Expropiados a favor de Mapuches: 163
Superficie Total Expropiada a favor de Mapuches:152.416,88 hectáreas

En síntesis, durante el gobierno de Alessandri se expropió solo un predio a favor de los


mapuches; durante el período presidencial de Eduardo Frei se efectuaron 25 expropiacio-
nes para los mismos fines; y, finalmente, en el gobierno de la Unidad Popular se expropiaron
137 predios. Lo expresado grafica las distintas voluntades políticas que imperaron en los
referidos períodos gubernamentales y los diversos compromisos adquiridos para enfrentar
la problemática de las tierras mapuches en la Araucanía.
A continuación, presentamos un cuadro detallado de la cantidad de predios expropia-
dos a favor de comunidades y familias mapuches, por gobierno, provincia y comuna:
Haciendo un desglose, en cuanto al número de predios expropiados entre 1962 y 1973,
podemos concluir lo siguiente:
Durante el gobierno de Jorge Alessandri, solo se expropia un predio a favor de mapu-
ches, en la comuna de Freire.
Luego, ya en el gobierno de Frei, si bien en el año 1964 no se expropia ningún predio, en
el año 1965 se expropian a favor de familias y comunidades mapuches 3 predios, en 1966 se
expropian 15 predios, la mayor cantidad de fundos a favor de mapuches durante el sexenio
de la Democracia Cristiana, para entre los años 1967 y 1968 expropiar solo 1 predio a favor
de mapuches, fenómeno explicado porque recién entraba en aplicación la Ley de Reforma
Agraria N°16.640 de 1967. Luego, en el año 1969 son expropiados 5 predios, 3 en la Provin-
cia de Malleco y 2 en Cautín, para finalizar en 1970 con la expropiación de solo 2 predios,
sumando un total de 25 predios expropiados en beneficio de familias y comunidades mapu-
ches por la administración Frei y bajo la aplicación de las leyes de Reforma Agraria 15.020
y 16.640.

220
Cuadro N°27
Predios expropiados a favor de mapuches por años y gobierno durante la
Reforma Agraria en la Araucanía
1962-1973

Jorge Alessandri R. Eduardo Frei M. Salvador Allende G. TOTAL


Provincia Comuna 1958-1963 Total 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 Total 1970 1971 1972 1973 Total Predios
Malleco Angol 1 1 1 1 2
Collipulli 1 3 4 4
Curacautín
Ercilla 5 2 2 9 9
Lonquimay 3 2 5 5
Los Sauces 1 1 2 2
Lumaco 2 2 4 10 3 17 19
Purén 1 1 1 2 3 4
Renaico
Traiguén
Victoria 8 1 9 9
Total Provincia 3 1 4 15 28 6 50 54
Cautín Carahue 2 1 3 5 1 1 7 10
Cunco 1 3 4 5 5 9
Freire 1 1 5 5 2 1 3 9
Galvarino 3 8 11 11
Gorbea
Lautaro 1 1 13 16 3 32 33
Loncoche 3 1 4 4
N. Imperial 6 1 7 1 3 4 11
Perquenco 1 7 8 8
Pitrufquén 2 2 2
Pucón 2 2 2
P. Saavedra
Padre Las Casas 1 2 3 3
Temuco 1 1 2 2
Toltén 1 1 2 2
Vilcún
Villarrica 1 1 2 2 3
Total Provincia 1 1 3 15 1 2 21 31 52 4 87 109
Total Región 1 1 3 15 1 5 1 25 46 80 10 137 163

Durante el gobierno de Salvador Allende, las expropiaciones a favor de comunidades


mapuches se incrementan sustantivamente, llegando en 1971 al número de 46 predios, para
alcanzar la cifra máxima de predios expropiados a favor de mapuches en el año 1972, con
80 predios, 28 en la provincia de Malleco y 52 en la provincia de Cautín, y finalizar con 10
predios expropiados en el año 1973.
La explicación para el notable incremento de las expropiaciones de tierras a favor de
las comunidades mapuches durante la Unidad Popular es dada por don Daniel Colompil,
ex Director de la Dirección de Asuntos Indígenas (DASIN), a quien correspondió la ejecu-
ción de la política indígena de dicho gobierno:

221
“Las grandes decisiones las toma la voluntad política, los gobiernos las pueden
hacer con voluntad cuando hay voluntad, si no hay voluntad ni con la mejor ley se
puede hacer nada, y claro, esto es categórico, pero si se ha visto así”323.

9. Experiencias mapuches y resultados de la Reforma


Agraria en la Araucanía

El proceso de Reforma Agraria, como hemos analizado, tenía como objetivo la transfor-
mación de la estructura agraria, por la vía de expropiar el latifundio y los predios mal
explotados o abandonados, para luego colocarlos en producción mediante la implementa-
cion de empresas agrícolas, denominadas Asentamientos, Cooperativas Campesinas, Centros
de Reforma Agraria y Centros de Producción.
A través de estas empresas de producción, campesinas e indígenas, se pretendía superar
las ineficiencias del sector agrario y, consecuencialmente, la crisis alimentaria que vivía el
país y que provocaba serios desajustes en la economía nacional. Del mismo modo, a través de
la constitución de ellas se lograría poner en producción el sector reformado, para lo cual el
Estado –a través de sus organismos– prestaba apoyo técnico, crediticio y capacitación.
Para cumplir con el objetivo de modernizar el sector agrario y aumentar la producción,
la Ley de Reforma Agraria N° 16.640 propendió a la constitución de Asentamientos y Coo-
perativas de la Reforma Agraria, como forma de transición previa a la asignación definitiva
de las tierras a los beneficiarios. El ex vicepresidente del Instituto de Desarrollo Agrope-
cuario (INDAP), durante el Gobierno de Eduardo Frei Montalva, y ex ministro de Agricultura
de la Unidad Popular, Jacques Chonchol, explicando la forma de operación de los Asenta-
mientos puntualizó: “En las tierras expropiadas se organizaba un sistema transitorio de
explotación mediante la asociación entre el Estado y los campesinos que allí vivían, que duraría
de 3 a 5 años. Este sistema transitorio, conocido con el nombre de ‘Asentamiento’, tenía por
objeto estudiar el mejor plan de subdivisión de la tierra, hacer las inversiones que se requerían
para su mejor explotación, preparar a los campesinos para sus nuevas funciones empresariales y
darles en la práctica un sentido cooperativista. Además, permitía ver las posibilidades de incor-
poración de nuevos campesinos de las zonas vecinas a los predios reformados como consecuencia
del proceso de intensificación de las explotaciones”324.
Este tipo de organización se dio, inicialmente, entre las comunidades mapuches bene-
ficiadas por el proceso de Reforma Agraria en las provincias de Malleco y Cautín durante

323
Encuentro Taller “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y 16 de enero de 2002.
324
Chonchol, Jacques. Sistemas Agrarios en América Latina, Fondo de Cultura Económica, página 292.

222
el gobierno de Eduardo Frei Montalva, período en el que se formaron algunos asentamien-
tos mapuches y la emblemática Cooperativa Regional Lautaro de Lumaco.
En el período de gobierno de Salvador Allende Gossens se continuó con la formación
de asentamientos en los predios expropiados, con el objetivo de poner en producción los
predios reformados, pero, además, la política del gobierno de la Unidad Popular consideró
que en las tierras expropiadas se debían constituir preferentemente organizaciones coope-
rativas, de propiedad de los campesinos y asignatarios de Reforma Agraria, estableciéndose
que las familias tendrían derecho a casa y un huerto dentro de la explotación. Esta adecua-
ción de la organización en el sector reformado se fundó, según Jacques Chonchol, en que:
“A veces, el antiguo paternalismo patronal era sustituido por un nuevo paternalismo
burocrático, la contabilidad de cada asentamiento mostraba frecuentes retrasos, lo
que no permitía saber con exactitud el resultado económico del año agrícola, los
salarios al ser demasiados igualitarios impedían remunerar mejor a los campesinos
más esforzados o con mayores responsabilidades, a veces existían conflictos entre
los asentados, futuros beneficiarios de la asignación de la tierra, como jefes de
familia y otros campesinos más jóvenes o exteriores a los predios, etc... Para tratar
de corregir estas deficiencias, la Unidad Popular concibió otra forma de organiza-
ción transitoria, que fue la de los Centros de Reforma Agraria (CERAS)”325.
Las experiencias de producción y organización que los mapuches vivieron en las tierras
recuperadas o ampliadas para sus comunidades fueron relevantes, pues conjugaron la de-
manda territorial con la producción de las tierras recuperadas. Los mapuches recibieron el
apoyo del Estado para aumentar la producción mediante un proceso de capacitación, de
apoyo técnico, crediticio y en infraestructura. Participaron en este proceso de Reforma
Agraria una multiplicidad de organismos públicos, como la Corporación de la Reforma
Agraria, cuya tarea principal era la expropiación, la organización de la empresa agrícola y
el apoyo técnico, crediticio y organizacional; el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP),
encargado de la transferencia de tecnología, del crédito, la capacitación y la organización
cooperativa; el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), a cargo de los programas ganaderos; el
Servicio Agrícola Mecanizado (SEAM), que prestaba servicios de apoyo a las siembras y
cosechas; la Corporación Nacional Forestal (CONAF), que inició el trabajo de reforestación
en comunidades con pino insigne; la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO),
que entregaba los créditos para el desarrollo empresarial de los asentamientos; el Banco
del Estado de Chile, que entregaba el apoyo financiero para la compra de maquinaria,
tecnología e insumos y abonos; y la acción especializada, primero de la Dirección de Asun-
tos Indígenas (DASIN), y luego del Instituto de Desarrollo Indígena (IDI) y del Centro de
Capacitación Mapuche, creados por la Ley Indígena N°17.729. El trabajo conjunto y espe-

325
Chonchol, Jacques. Sistemas Agrarios en América Latina, Fondo de Cultura Económica, página 292.

223
cializado de estas instituciones favorecieron el desarrollo de experiencias exitosas en los
asentamientos y cooperativas que estuvieron constituidas por mapuches.
En las comunidades mapuches de las Provincias de Malleco y Cautín que participaron
del proceso existe la percepción compartida de que la Reforma Agraria significó una mejo-
ra notable en la calidad de vida de las familias. Ello, como fruto de los importantes niveles
de producción que se lograron en las tierras que participaron del proceso, de las inversio-
nes y mejoras que se introducen a los predios expropiados y del grado de organización que
se dieron las comunidades al interior de los Asentamientos. Además, está presente el que
en cada uno de los Asentamientos, Cooperativas y Centros de Reforma Agraria con partici-
pación mapuche, existe la convicción y el orgullo de haber alcanzado una gran eficiencia
en la producción y una excelente administración.
A continuación, se analizan algunas de las experiencias en que se vieron involucradas
familias y comunidades mapuches durante el proceso de Reforma Agraria, tanto durante
el gobierno de Eduardo Frei como en el de Salvador Allende.

a. La Cooperativa Regional Lautaro de Lumaco Ltda.


...estos indios ya están ricos,
tantos animales que tienen.

La expropiación de los predios que formaban la Sucesión Moena fue antecedida por un
amplio y masivo movimiento de recuperación territorial. La primera acción se desarrolló
en marzo de 1968, en la que sus dirigentes son detenidos por carabineros, resultando varios
mapuches heridos. No obstante ser desalojados, un año después, en febrero de 1969, unas
250 familias mapuches, de las comunidades de Quetrahue, Reñico, Chanco, Maitén, Didai-
co, Ranquilco y Pantano, reingresan nuevamente a los predios, construyendo esta vez
viviendas y llevando sus animales al pastoreo.
Ante la masividad de la convocatoria mapuche y la firme voluntad de éstos de tomar
posesión de los predios, el gobierno –a través de la Corporación de la Reforma Agraria–
aplicó por primera vez la Ley de Reforma Agraria para resolver un conflicto de tierras
mapuches, procediendo a expropiar los predios Reñico, Pililmapu, Hueico, San Gerardo,
Anadela y El Peral, propiedades de Beatriz Moena viuda de Compton, con una superficie
de 5.074,2 hectáreas. La expropiación tuvo lugar el 16 de octubre de 1969, por la causal
establecida en el artículo 3° de la Ley de Reforma Agraria, esto es por exceder las 80
hectáreas de riego básico, conforme consta en los Acuerdos Expropiatorios N° 874 y 163326.

326
Expedientes CORA-SAG N° 508, Parte del Fundo Moyna (Reñico y Pililmapu), y Nº 509 Parte del Fundo
Moyna (San Gerardo, Hueico y Resto fundo El Peral)

224
Don Pedro Raín, ex presidente de la Cooperativa Lautaro de Lumaco, relata lo que fue
el obrar de la cooperativa:
“Después de la entrega de las tierras, se constituye la Cooperativa el 5 de octubre
de 1969 y el 31 de octubre se constituyó legalmente. Comenzamos a trabajar en
comunidad. No teníamos herramientas, y los compañeros hicieron esfuerzos y colo-
caron sus herramientas. Algunos dijeron: ‘yo tengo un chuzo, yo tengo un azadón, yo
tengo una yunta de bueyes, yo tengo un arado’.
Luego llegó un proyecto de forestación con pino insigne. Durante el primer año forestamos
70 hectáreas en Hueico, asesorados por INDAP, pero los árboles los entregó la CORFO.
Después sale el proyecto para la siembra de trigo de invierno y de primavera, ahí viene
un proyecto de financiamiento de anticipo de jornal, y a la gente le comenzamos a
pagar y se le pagaban 100 pesos mensuales, que era plata, y después –cuando aumenta-
mos la producción– subió el monto a 150.000 mensual de anticipo de jornal.
Después compramos una máquina cosechera automotriz marca John Deere en Los
Angeles, con un crédito CORFO, que estaba en buen estado de trabajo, y con esa
máquina cosechamos 1.500 quintales de trigo, mil quintales lo dejamos para el consu-
mo y 500 para la siembra del año próximo. Bueyes no teníamos aún y todavía sacába-
mos los trabajos con una yuntita loca por ahí. Comenzamos a trabajar sembrando 150
hectáreas de terreno el primer año, el segundo año fueron 300 hectáreas, en tierras
de todos los fundos. Aumentó la producción cuando sembramos las 300 hectáreas,
sacamos 7.000 quintales de trigo, más 2.000 quintales de trigo de primavera en San
Gerardo. Al año siguiente aumentamos nuevamente la superficie sembrada, subimos
a 600 hectáreas y sacamos 14.000 quintales de trigo. Con esa plata compramos la
bodega en Lumaco, esa bodega tiene una capacidad de 25.000 quintales de trigo.
Seguimos trabajando, y cuando entró el Gobierno de Allende tuvimos mucha más
plata para trabajar y el primer año compramos 25 vacas de maneas y 25 vaquillas,
las comenzamos a criar y luego tuvimos terneros y compramos dos toros, uno de
raza clavel y un torito holandés. Nos dedicamos a comprar novillos medio flacones,
de esos que vienen de la cordillera, y otros que estaban bien criados, comprábamos
sus 30, 40 novillos, íbamos a la feria de Los Sauces o Puren a comprar con el billete
en el bolsillo. Comprábamos, teníamos camperos y caballos, y comprábamos y ro-
deábamos al tiro, y con eso autofinanciábamos los proyectos. Cuando llegaba el
período de pago cancelábamos las cuentas de INDAP.
Después nos salió el proyecto de maquinaria, que eran tres tractores Fiat con sus
implementos y maquinaria, como la rastra, el arado de disco, coloso y comenzamos
a darle a los fundos y allí alcanzamos casi los 20.000 quintales de trigo. La bodega
estaba hasta la paletita arriba, llena. Ese año sacamos 500 quintales de porotos

225
negros de exportación y papas sacamos 800 sacos, teníamos alimento sobradamen-
te para la gente, en total eran 105 jefes de familia.
Con toda esa planificación de trabajo en todos los rubros, alcanzamos en cuatro
años a 372 animales, teníamos 70 yuntas de bueyes. ¡¡¡Chuta!!!, allá en San Gerardo,
como era trabajo colectivo, andaba una chorrera de yuntas de bueyes por ahí.
Teníamos programa de trabajo con los tipos que íbamos a ocupar en las siembras de
invierno, en siembra de trigo de primavera, en chacarería, cuánto tipo vamos a
ocupar en forestación, teníamos todo ordenado. Eso era un ordenamiento de planes
de trabajo, porque la administración ordenaba todo. Estuvimos colocando y repa-
rando cercos. Y cuando pasábamos por este pueblo de Lumaco trayendo los anima-
les trasladados a San Gerardo, al pastoreo mejor, para levantar las chacras, los
traíamos con cuatro camperos, los Riquert movían la cabeza y la Chávez decía ‘es-
tos indios ya están ricos, tantos animales que tienen’. Ya nosotros teníamos todo
proyectado, haciendo el estudio y estábamos aceptados en esos trabajos y se estaba
dando frutos y trabajando colectivamente”327.
La Cooperativa Regional Lautaro Limitada, dirigida por mapuches, fue emblemática
en cuanto a su organización y una de las más importantes en volúmenes de producción.

b. El Asentamiento Cuel Ñielol:


..Se comía bien, se tenía plata en los bolsillos, había
buen vivir. Yo lo tengo tan presente, me parece que
fue ayer…

El Asentamiento Cuel Ñielol se forma en el mes de enero de 1971, en un conjunto de


predios expropiados a la familia Fontanaz, en la comuna de Galvarino, en virtud de los
Acuerdos de Consejo CORA Nº31 y Nº32, ambos de fecha 21 de enero de 1971, por la causal
establecida en el artículo 3º de la Ley 16.640, es decir, exceso de superficie en relación al
límite considerado aceptable para una explotación adecuada, 80 hectáreas de riego básico,
además de dejar constancia de la mala explotación de los predios. En virtud de dichos
acuerdos, se expropiaron los siguientes predios:
Hijuela Vallepenco, Una Porción de 555,85 hás. del fundo Ñielol; Una porción de 629,76
hás. del fundo Doña Cristina, Fundo Quitralcura, Hijuela Santa Margarita e Hijuela deno-
minada El Nogal, propiedad de Carlos Fontanaz Berton, y los predios El Porvenir, Hijuela
El Molino, Un Lote de 254,15 hás. del fundo Ñielol y Un lote de 456 hás. del fundo Doña
Cristina, propiedad de Alberto Fontanaz Berton, su hermano.

327
Pedro Raín, Lumaco, 31 de octubre de 2001.

226
El conjunto de predios nombrados permitió dar forma al Asentamiento Cuel Ñielol y
significó, en términos territoriales, la reconstrucción del antiguo espacio jurisdiccional del
Ñidol Lonko Peñeipil. Ello se desprende del testimonio de don Carlos Peñeipil, ex Presi-
dente del Asentamiento Cuel Ñielol, quien expresa lo siguiente:
“Antonio Peñeipil fue un cacique grande, que juntó varias comunidades, él estuvo
en la pelea con los españoles y con la pacificación ya se quedó aquí.
Su territorio llegaba al río Quillem, por el Norte, anteriormente colindaba con el
Asentamiento Cuel Ñielol, Cuel Ñielol colindaba con el río Quillem; por el Sur iba
por los cerros, cerro Nei, luego cerro Tren Tren, y de ahí seguían más comunidades;
hacia el Oeste habían más comunidades, aparecía el Fortín Ñielol, más tarde, pero
antes era Ñielol, y de ahí más comunidades, ahí en Fortín Ñielol colindaba con
Coñuepan; el otro lado era Curaco, ahí cerraba. Ahí casi no había línea, era de
todos, no había límite. Después, cuando se hizo la Radicación, empezaron las comu-
nidades”328.
Las tierras mapuches quedaron reducidas, las comunidades fueron radicadas en Títu-
los de Merced, y gran parte del territorio ancestral es repartido a particulares, quienes
formaron los fundos que después serían reivindicados por los mapuches y expropiados por
la Reforma Agraria. Al respecto, don Juan Ñonque recuerda:
“Los mayores contaban que cuando llegaron los Fontanaz se fueron a vivir donde
vivía el finado Peñeipil, el cacique antiguo. Cuando llegaron los gringos les dijeron
‘váiganse más p’adentro que nosotros vamos a defender el territorio, tenemos balas,
tenemos todo pa’ defender...’. Ese fue el engaño, ahí los viejitos se vinieron para acá.
Según decían era para defender de los malones. Lo que pasa es que en esos años el
salteo era grande, entonces los viejitos iban a Lautaro en carreta y los asaltaban, y
por eso se ponían todos de acuerdo, después de moler por ejemplo, íbamos 10 o más
carretas, en patota, buenos garrotes y ahí no les pasaba nada, porque el que iba en
una carreta antes de llegar le quitaban todo. Aquí era famosa una mujer, una tal
Irene, que se vestía de huaso, buen caballo y le ponía balazo a cualquiera”329.
Entonces, cuando el gobierno de la Unidad Popular incluye los predios de la familia
Fontanaz en la primera lista de expropiación de tierras de la Reforma Agraria a favor de
mapuches, el 21 de enero de 1971, lo que hace es restituir las tierras faltantes a los Títulos
de Merced y las tierras ancestrales de estas comunidades mapuches. Además de la causal
de expropiación referida a la cabida de más de 80 hectáreas de riego básico, el ‘Fundo
Fontanaz’, como le llaman los mapuches del sector, se expropió por otras razones adiciona-
les, relacionadas con “... las Leyes Sociales, con el trabajador no se cumplía, y ahí el rico se

328
Carlos Peñeipil, Galvarino, 30 de octubre de 2001.
329
Juan Ñonque, Galvarino, 30 de octubre de 2001.

227
enojó, echó a toda la gente y al final paró las labores del fundo. En vez de trabajar trajo caballos
de afuera, del Regimiento de Traiguén, burros de Lautaro, para no darle trabajo a la gente, y ahí
llega la Reforma Agraria. Nosotros veíamos los fundos, conversábamos con la gente, la gente
estaba muy asustada pero no se cumplía ninguna ley con ellos, y además que los amenazaban,
pero cuando formamos los sindicatos ahí cambió la cosa. Con la Reforma Agraria cayeron casi
todos los fundos, cayeron por ley, por fundo abandonado, no fueron todos tomados. El rico de
aquí no fue duro, yo conversaba con él, conocía a mi familia, y al hombre se le aplicó la ley y se
constituyó el Asentamiento Cuel Ñielol, y de aquí de la comunidad mapuche ingresamos al
fundo veintitantos socios que estábamos en el Comité de Pequeños Agricultores, ingresamos al
Asentamiento”330.
Sobre las razones de la expropiación y el abandono en que estaban las tierras, relata el
ex secretario del Asentamiento, don Reinaldo Penchulef, lo que sigue:
“El fundo estaba todo abandonado, cuando nosotros entramos al fundo teníamos
los puros aperos para trabajar, con arados, con bueyes, y después ya empezamos a
buscar los tractores, tuvimos créditos. Nosotros le sacamos buena producción, el
rinde del trigo era de 20 por 1, por ejemplo, además sembramos lo que el rico no
sembraba, lentejas, papas, porotos, y además teníamos la lechería, aumentamos los
animales. Nosotros trabajamos 8 horas, y si había apuro se trabajaba más. Sembra-
mos como unas 400 hectáreas de trigo, 500 hectáreas, a veces trabajan unas 15 yun-
tas de bueyes, trabajaban los 70 socios y cuando se necesitaba más gente se contra-
taba a los hijos, a ellos se les pagaba también.”
Para poner las tierras en producción el esfuerzo de los mapuches contó con el apoyo del
Estado, como cuenta el mismo dirigente, don Reinaldo Penchulef:
“Logramos que el Estado nos cediera 5 tractores equipados para la explotación de
la tierra. Nos dieron 570 vacunos para la producción de leche. Nos dieron la capaci-
tación, que era muy importante, una capacitación excelente donde nosotros apren-
dimos a hacer el plan de explotación de un fundo, cómo poder administrar esas
tierras. Logramos capacitarnos gracias al gobierno de Salvador Allende, que fue
una experiencia excelente, para mí y para mucha gente.
De primeras nos costó, fue difícil para el campesino tomar las riendas de un fundo
tan grande, capacitar a nuestros hermanos mapuches en cómo seguir trabajando
las tierras unidamente, cómo poder salir del subdesarrollo en aquellos tiempos en
que vivíamos.
Con el peñi Carlos Peñeipil, quien era presidente del Asentamiento, administra-
mos bien nuestro campo, con todos los recursos que el gobierno nos dio, logramos
tener buenas viviendas, el gobierno nos dio capacitación y las herramientas de

330
Carlos Peñeipil, Galvarino, 30 de octubre de 2001.

228
trabajo, el asesoramiento técnico con técnicos mano a mano con nosotros para ha-
cer la explotación de ese campo”331.
Respecto de la organización del trabajo y la producción del Asentamiento Cuel Ñielol,
el ex Presidente del Asentamiento, Carlos Peñeipil, señala:
“Nosotros cuando trabajábamos el Asentamiento lo hacíamos en común, teníamos
comités de trabajo, teníamos la Administración –yo era Presidente del Asentamiento–
; gente que trabajaba la agricultura, en el Comité de Agricultura; Comité de Gana-
dería que veía los animales, el lechero, todo; Comité de Maquinaria, que trabajaba
con el tractor y las máquinas; y así con todo. Rendíamos cuenta mensual de cómo
iba el trabajo. Para la cosecha nos dábamos 5 sacos de trigo por familia, del poroto,
las papas, las lentejas también nos dábamos, dependiendo del rinde, pero el trigo
eran 5 sacos, y la persona que tenía 10 hijos sacaba 50 sacos, había cualquier can-
tidad de alimento. Se comía bien, se tenía plata en los bolsillos, había buen vivir. Yo
lo tengo tan presente, me parece que fue ayer…”332
Otro elemento importante de análisis, y de orgullo para las familias mapuches del
Asentamiento Cuel Ñielol, radica en que durante el período en que funcionó el Asenta-
miento también se hizo justicia a las comunidades mapuches aledañas a los predios
expropiados, a las que se les restituyeron las tierras que los predios de Fontanaz les man-
tenía usurpadas, específicamente a las comunidades colindantes al predio, Toro Melin y
Huilcaleo, como relata don Carlos Peñeipil:
“El Asentamiento estaban colindantes 4 comunidades: por una parte estaba Juan
Huircaleo que tenía usurpadas 300 hectáreas, al otro lado teníamos a Toro Melin
que tenía 60 hectáreas, por otro lado estaba Marileo, y estábamos nosotros tam-
bién, Antonio Peñeipil, y todos tiramos al fundo Fontanaz. Cuando comparamos los
planos de los fundos y de las comunidades aparecieron las comunidades usurpadas,
entonces a toda la gente le entregamos la tierra, con ingenieros, con abogados. No-
sotros lo que el fundo le tenía tomadas a las comunidades nosotros lo entregamos…
le entregamos a Huircaleo 300 hectáreas, le entregamos a Toro Melin 60 hectáreas”333.
Dichos reconocimientos territoriales fueron objetos de entregas solemnes, de lo que
dan cuenta los siguientes documentos:
“ACTA DE AVENIMIENTO
En las Oficinas de la Dirección de Asuntos Indígenas de Lautaro, ubicadas en la
Gobernación Departamental de esta ciudad, a primero de Febrero de 1972, compa-
rece, por una parte la Corporación de Reforma Agraria en su calidad de dueña

331
Encuentro Taller “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y 16 de enero de 2002.
332
Carlos Peñeipil, Ñielol, Galvarino, 30 de junio de 2001.
333
Carlos Peñeipil, Galvarino, 30 de octubre de 2001.

229
absoluta de los terrenos del Asentamiento ‘Cuel Ñielol’, cuyo propietrario era don
Alberto Fontanaz, los que quedan ubicados en el lugar ‘Ñielol’ de la comuna de
Galvarino, Departamento de Lautaro; y por la otra, la Dirección de Asuntos Indíge-
nas y la comunidad Toro Melin, representadas por dom Vicente Mariqueo
Quintriqueo, funcionario de la Corporación de Reforma Agraria, y Carlos
Huentequeo Carrillo y Rafael Vallejos Orellana, Jefe de la Oficina Lautaro de DASIN
y asesor jurídico, respectivamente, y los señores Benito Melin Necul y Mario Melin
Colicheo, en sus calidades de presidente y secretario de la referida reducción Toro
Melin, ambos agricultores, quienes vienen en suscribir la siguiente acta de aveni-
miento sobre entrega de terrenos:
PRIMERO: La Corporación de Reforma Agraria, en su calidad de dueña absoluta
de las tierras mencionadas, entrega en este acto a la comunidad “Toro Melin” un
retazo de terreno de 18,4 hás., que ocupaba indebidamente a esta comunidad.–
SEGUNDO: Este retazo de terreno que la Corporación de Reforma Agraria entrega
a la comunidad ‘Toro Melin’, se individualiza de la siguiente manera:
NORTE: Reducción ‘Peñaipil’.
SUR: Hijuela ‘Huacha’, de don Alfredo Acuña.
ORIENTE: Asentamiento ‘Cuel Ñielol’.
PONIENTE: con al misma reducción ‘Toro Melin’.–
TERCERO: La línea que separa los terrenos entregados a la comunidad ‘Toro Melin’
se hará definitivamente y en partes iguales entre los miembros del mencionado
Asentamiento y la Comunidad ‘Toro Melin’, en el mes de Mayo del presente año.–
CUARTO: Los terrenos objeto de la presente acta son recibidos por don Carlos
Huentequeo Carrillo y el presidente y secretario de la comunidad, ya
individualizados, en sus mencionadas calidades y pasarán a pertenecer definitiva-
mente a la comunidad ‘Toro Melin’, los que serán destinados a una explotación
comunitaria.–
QUINTO: Para solemnidad y constancia firman los comparecientes más la directiva
del Asentamiento ‘Cuel Ñielol’.–
SEXTO: Se faculta al portador de la copia de la presente acta para requerir la
protocolización del presente instrumento.–
Vicente Mariqueo Quintrequeo Carlos Huentequeo C.
Rafael Vallejos Orellana Benito Melin Necul
Mariano Melin Colicheo Carlos Peñaipil Huenul”334.

334
“Acta de Avenimiento”, Asentamiento Cuel Ñielol – Comunidad Toro Melin, Lautaro, 1 de febrero de
1972, Expediente CORA Nº 899.

230
Posteriormente, en septiembre del mismo año, se entregan las tierras faltantes al título
de Merced de la Comunidad Huilcaleo, de acuerdo a la siguiente Acta de Entrega:
“ACTA DE ENTREGA
Asentamiento Cuel Ñielol – Comunidad Huilcaleo
En las Oficinas de la Dirección de Asuntos Indígenas, Oficina Zonal Temuco, ubica-
das en la calle Montt Nº56, a 7 de Septiembre de 1972, comparecen, por una parte
la Dirección de Asuntos Indígenas, representada por los señores Carlos Huentequeo
Carrillo, visitador, y Rafael Vallejos Orellana, asesor jurídico, facultados para re-
presentarla y la Corporación de Reforma Agraria, representada por don Venancio
Melillan Huenupi, facultado para actuar a nombre de esa repartición, quienes vie-
nen en suscribir la siguiente acta de entrega:
PRIMERO: La Corporación de Reforma Agraria, en su calidad de dueña absoluta
de los terrenos pertenecientes al Asentamiento Cuel Ñielol, del lugar Ñielol, Comu-
na de Galvarino, Departamento de Lautaro, entrega en este acto a la comunidad
“Huilcaleo”, del mismo lugar, un retazo de terreno de 169,20 hás., que pertenecen
al mencionado Asentamiento.-
SEGUNDO: Los deslindes del terreno entregado a la Comunidad son los siguientes:
NORTE y ESTE: Resto del Asentamiento Cuel Ñielol.- SUR: Lote signado con el Nº2
de la Sucesión Rebolledo.- OESTE: Terrenos pertenecientes a la comunidad Huilcaleo.
TERCERO: Se deja expresa constancia que los terrenos entregados a la Comunidad
serán destinados a la ampliación de ella y serán trabajados en forma comunitaria
por sus comuneros.-
CUARTO: Los terrenos objeto de la presente acta fueron cercados en presencia de
ambas partes en el mes de Marzo del presente año, quedando conformes con el
trabajo realizado.-
QUINTO: Para solemnidad y constancia firman en señal de aceptación los Presi-
dentes del Asentamiento y la Comunidad señores Lorenzo Necul Hueche, por la
Comunidad Huilcaleo, y Carlos Peñeipil Huenul, ambos agricultores domiciliados
en el lugar Ñielol.
SEXTO: Se faculta al portador de la copia de la presente acta para requerir la
protocolización del presente instrumento.-
Carlos Huentequeo C. Rafael Vallejos Orellana
Venancio Melillan Huenupi Lorenzo Necul Hueche
Carlos Peñaipil Huenul”335.
335
“Acta de Entrega”, Asentamiento Cuel Ñielol – Comunidad Huilcaleo, Temuco, 7 de septiembre de 1972,
Expediente CORA Nº 899.

231
En este caso, la constitución del asentamiento Cuel Ñielol vino a resolver el problema de
acceso y ampliación de las tierras de las comunidades que rodeaban los fundos expropiados,
permitió la restitución de las tierras usurpadas y se logró el aumento de la producción de los
predios expropiados, a traves de la organización y el trabajo de las familias mapuches.

c. El Asentamiento Pelantaro
... una vez que se empezaba a trabajar
no parábamos...

En la provincia de Malleco, y específicamente en la comuna de Lumaco, se formó en 1972


el Asentamiento Pelantaro, en los predios El Rincón y Los Queltehues, de propiedad de
Enrique Stappung Luchsinger, cuya superficie era de 555,9 hectáreas, y de doña Waldtrad
Ruckert, cuya superficie era de 440 hectáreas, respectivamente. El primero de ellos fue en-
tregado voluntariamente por el propietario para su expropiación el día 10 de Octubre de
1971 y es expropiado por resolución del Consejo de la CORA de 6 de Septiembre de 1972, en
virtud del Acuerdo de Consejo N° 2861, conforme a lo establecido en el artículo N° 10 de la
Ley 16.640.
Cabe consignar que la expropiación de los predios El Rincón y Los Queltehues fue
consecuencia de la movilización propiciada por los comuneros de las comunidades de Lon-
coyan Grande y Hueico Chico, quienes vieron en el proceso de Reforma Agraria la posibilidad
de recuperar las tierras que les habían sido sustraídas durante la radicación.
Así, el 13 de septiembre de 1971, según señala un radiograma enviado por la Tercera
Comisaría de Traiguén a la Prefectura de Malleco, fue tomado el fundo El Rincón, de Enrique
Stappung, a las 13:30 horas, “por 88 mapuches reducciones colindantes ‘Loncoyan Grande’ y
‘Butarincón’ PTO.12) en el fundo tomado hay 167 vacunos, 11 terneros, 10 bueyes de trabajo y 3
caballos PTO. Los mapuches de la reducción Loncoyan Grande ingresaron al fundo 80 vacunos y
los de la reducción Butarincón 34 PTO. A la entrada del fundo existe un letrero con la siguiente
leyenda: COMITE LONCOYAN GRANDE QUEREMOS EXPROPIACION FUNDO RINCON, LOS
QUELTEHUES, SANTA CRUZ, NO TENEMOS TRABAJO PTO. El fundo “Los Queltehues”, de pro-
piedad Wally Ruckert y tiene 220 Hás., el fundo “Santa Cruz” es de propiedad de Críspulo Ramírez
y tiene 380 Hás., ambos predios siguen a continuación del fundo “El Rincón” PTO”336.
Respecto de la participación de las comunidades mapuches en los hechos señalados,
José Domingo Ruiz Paillalil recuerda que “Aquí cuando se tomó el fundo y se hizo Asenta-
miento la mayoría era de Pantanos, de Juan Marín, y habían como 5 de Buta Rincón, de Cheuque,
Pedro Cheuque se llamaba el dirigente de ellos, eran de Isla Catrileo, de José Nahuelhual Catri-
leo, gente que también necesitaba y quedaron como socios”337.
336
Expediente CORA- SAG Nº2861, Fundo El Rincón.
337
José Domingo Ruiz Paillalil, Lumaco, 30 de junio de 2001.

232
Estos hechos marcan la historia territorial de los comuneros de Loncoyan Grande, re-
saltando los siguientes hitos: la expropiación del fundo El Rincón y la ocupación del fundo
Los Queltehues; el nacimiento del Asentamiento Pelantaro; la ampliación territorial hacia
los antiguos espacios jurisdiccionales; y el acceso a las tierras que los mapuches trabaja-
ban por contratos de ‘mediería’:
“Nosotros trabajamos esos fundos antes de la Reforma Agraria, pero como mediero
no más, como inquilinos, así que nosotros cuando llegó la Reforma Agraria cerra-
mos el fundo no más. Entre esa gente iban algunos de otras comunidades, de Boyeco
algunos, pero iban a trabajar no más por temporada, pero la gente de alrededor de
las comunidades, nosotros, trabajábamos estables, la gente de Juan Andrés Maril”,
recuerda don José Domingo Ruiz Paillalil.
El hecho es que, fruto de la movilización mapuche, Enrique Stappung ofrece los pre-
dios a la Corporación de Reforma Agraria, según se desprende del texto del Acta de Entrega:
“En Traiguén, a 30 días de octubre de 1971... se ha acordado la siguiente Acta de
Entrega:
“1. Don Enrique Stappung L. hace entrega voluntaria de su predio denominado
Rincón, de más o menos 530 Hás... y como mandatario de doña Waldtrad Ruckart,
hace entrega igualmente voluntaria del fundo ‘Los Queltehues’, compuesto de más
o menos 440 hás.
2. Se deja expresa constancia que la entrega de dichos fundos es voluntaria, ya que
no han sido expropiados por el H. Consejo de la CORA, ni tampoco solicitados por
los obreros que laboran en los fundos...”338.
Posteriormente, el 9 de junio de 1972, por Acuerdo de Consejo CORA Nº2.858 se expro-
pió el fundo Santa Cruz, Rol Nº 241-3.
Para los mapuches, la expropiación de los fundos y la constitución del Asentamiento Pelen-
taro sirvió para reconstruir el antiguo espacio territorial de las familias de ese lov mapu:
“Era tierra antigua. Ahí estaba Juan Maril, y hacia arriba estaba Huitranlebu (Igna-
cio Quilapi Cayupan), hacia el mar está Isla Catrileo (José Nahuelhual Catrileo), y
al medio está el fundo Rincón, Queltehues, y nosotros colindábamos entre todas las
comunidades, después se hizo dueño Manuel Uribe, ese fue el que se hizo dueño.
Nosotros colindábamos por un pajonal, que anterior nunca se secaba, nunca se
trabajaba ese pajonal por el mapuche, y cuando mandó el suegro de don Enrique
Stappung, un tal Scharloze, ese caballero hizo trabajo ahí, canales, y lo secó.
Queltehues es totalmente un bajo, hacía como una laguna y esa no se secaba nunca.
Todo eso era anterior totalmente de los indígenas, dicen que el primero que se hizo
dueño en Queltehues era un tal Julio Díaz, engañándolo con vino, corriendo cerco,

338
“Acta de Entrega”, República de Chile, Gobernación de Traiguén, 30 de octubre de 1971.

233
y además que los mapuches no sabían leer, y el winka decía ‘hasta aquí llegan
ustedes y listo...’, corría cerco, ponía alambre”339.
Recuperadas las tierras por las familias de Loncoyan Grande y Hueico Chico, se orga-
niza el trabajo en el Asentamiento Pelantaro, alcanzando altos niveles de productividad. El
testimonio de los asentados da cuenta de ello:
“Para trabajar el fundo nosotros trabajamos colectivo, ninguno trabajaba indivi-
dual, solamente el goce que teníamos propio era individual, 1 hectárea que tenía-
mos de goce la trabajábamos como queríamos, para hacer chacra. Para talaje de
animales teníamos otro potrero. Se tenían 4 animales grandes por cabeza. Lo que
pasa es que ahí trabajo teníamos, y lo otro es que trabajábamos bien, feliz con la
familia, yo ya era casado en ese tiempo, tenía ya como 4 hijos. En ese tiempo tenía-
mos una ración de autoconsumo, que le decíamos, de 2 kilos y medio de trigo por
día. Además sacábamos unos sueldos por intermedio de CORA, que conseguimos
con el Banco, entonces teníamos como un aporte ese dinero. El autoconsumo nos
sumaban el día y en seguida nos entregaban la ración. Serían unos 30 sacos al año,
es que una vez que se empezaba a trabajar no parábamos, igual gente que trabaja-
ba menos tocaba menos también. Cuando estuve en el Asentamiento, no me va a
creer, pesaba 88 kilos y medio, y ahora peso apenas 72 kilos y medio”340.

d. El Asentamiento Chile Fértil


“Nosotros dejamos el fundo mucho mejor que
lo que estaba cuando lo recibimos”.

Vecino al Asentamiento Cuel Ñielol, y también en la comuna de Galvarino, se encontraba el


Asentamiento Chile Fértil, el que se forma a raíz de la expropiación de los predios “Santa Cruz”,
“Reñico 1” y “Reñico 2”, colindantes entre sí, sumando alrededor de 1.700 hectáreas.
El predio “Santa Cruz”, de propiedad de María Teresa Henrion Navarrete, la Sucesión de
Gustavo Topp Werniche y la Sucesión de doña Marta Guillermina Nagel Schulters, es expropia-
do por Acuerdo de Consejo Cora Nº2885, de 9 de junio de 1972, por encontrarse mal explotado341.

339
José Domingo Ruiz Paillalil, comunero Loncoyan Grande, actual viviente en Tranaquepe, Lumaco, 30 de
junio de 2001.
340
José Domingo Ruiz Paillalil, Lumaco, 30 de junio de 2001.
341
Expediente CORA-SAG Nº4118, predio Santa Cruz. Los deslindes del predio son “Norte, hijuela 1206 de la
cual lo divide una línea trazada por el ingeniero Cornely; Oriente, la parte más alta de los cerros y
propiedad de don Pedro Martínez; Sur, Terrenos de don José Bunster y Reserva de Indio, estero sin
nombre de por medio: Poniente, Reserva de indígenas Cheuquelaf y José Beñaldo”. Dichos deslindes,
actualizados a la década de 1970, son los siguientes: “Norte, con Reducción Peñartu y con fundo Reñico;
Oriente, con fundo Reñico y con fundo Santa Elena; Sur, con varios pequeños propietarios; Poniente, con
reducciones Chugnelaf y Llanllahuen y con pequeños propietarios”.

234
Por su parte, el predio “Reñico Chico” o “Una parte del fundo denominado Reñico”, de
propiedad de Elena Hernández viuda de Reyes, es expropiado por encontrarse abandonado,
según se desprende del Acuerdo de Consejo Cora Nº2887, adoptado el 9 de junio de 1972342.
Finalmente, el predio “Reñico Grande” o “Una parte del fundo denominado Reñico”, de
propiedad de Amada Sepúlveda Narváez, es también expropiado por encontrarse abandona-
do, según se señala en Acuerdo de Consejo Cora Nº2898, también de 9 de junio de 1972343.
Los antecedentes que constan en los expedientes de la CORA muestran que los pre-
dios se encontraban afectados por la causa de abandono y mala explotación. Los predios
“Reñico Grande” o “Reñico Chico” se encontraban abandonados, y el predio “Santa Cruz”,
subexplotado, por lo que se procedía a expropiarlos en virtud del artículo 4º de la ley 16.640.
El Encargado de Ganadería del Asentamiento Chile Fértil, José Ernesto Millalen, da
testimonio acerca del estado de explotación de los predios previo a la expropiación:
“Ese fundo se trabajaba, pero a puro mediero, y el que vivía ahí era Hans Topp. Tenía
mediería de siembra, trigo, avena, papa, y él daba la pura tierra. Ahí el mediero sacaba
la semilla y el resto se repartiría, pero la facilidad que tenía el mediero ahí era tener
animales, en el resto del terreno que no se sembraba, los animales los tenían gratis”344.
Esta situación cambió notablemente una vez que se forma el Asentamiento Chile Fér-
til, como lo señala don Ernesto Millalen:
“Nosotros dejamos el fundo mucho mejor que lo que estaba cuando lo recibimos, noso-
tros debemos haber sido unos 50 jefes de hogar, más sus familias, porque ahí fueron 2
fundos: Santa Cruz y Reñico, el Asentamiento Chile Fértil trabajaba esos fundos. El
Asentamiento era trabajo comunitario, teníamos hartos animales: 200 vacas, fuera de
las que teníamos cada uno de nosotros y los bueyes propios, bueyes, vaquitas, caballos,
… estábamos bien ahí, duró poco sí, y nosotros íbamos a hacer la vida ahí.
Ahí sembramos trigo, papas, porotos, todo, cosechábamos 3.000 sacos de trigo, 500
sacos de papas, tuvimos aserradero también, ganadería, yo estuve a cargo de la
ganadería.
Nosotros también plantamos, ahí no hicimos convenio con nadie, plantamos solos,
teníamos vivero. Había un banco aserradero también, tractores, todo se compró con
el Asentamiento, era del Asentamiento”345.

342
Expediente CORA-SAG Nº4120, predio Parte del predio Reñico, que abarca los siguientes deslindes ge-
nerales: “Norte, Reducción Huircaleo, hijuela Santa Pilar de Héctor Chávez; Oriente, fundo Reñico de
Amada Sepúlveda; Sur, fundo Santa Cruz de María Henrion y varios propietarios de Alto Huimpil; Po-
niente, Reducción José Peñartu”.
343
Expediente CORA-SAG Nº4131, predio Parte del predio Reñico, sobre los siguientes deslindes generales:
“Norte, varios propietarios; Oriente, fundo Santa Elena de Carlos Quinta; Sur, fundo Santa Cruz, de María
Henrion; Poniente, fundo Reñico de Elena Hernández”.
344
José Ernesto Millalen, Mañiuco, Galvarino, 30 de octubre de 2001.
345
José Ernesto Millalen, Mañiuco, Galvarino, 30 de octubre de 2001.

235
Los dichos de don Ernesto Millalen serán ratificados posteriormente en el Informe
Predial evacuado por el Comité Ejecutivo Agrario, organismo técnico llamado a pronun-
ciarse –con posterioridad al Golpe Militar– sobre la solicitud de restituir el predio a sus
antiguos dueños. El informe constata, respecto del conjunto de los tres predios que forman
el Asentamiento Chile Fértil, la existencia de siembra de cereales, crianza y engorda de
animales y de un banco aserrador. Según consta en el informe, el asentamiento contaba con
una importante masa ganadera constituida por: 111 vacas Hereford; 3 toros Hereford; 36
bueyes de trabajo; 18 terneros; 27 novillos; y 7 caballos.
Además, contaba con gran cantidad de maquinarias, adquiridas con posterioridad a
la expropiación, entre las que se encontraban: 2 tractores Zetor, 1 sembradora de 16 dis-
cos, 2 rastras de discos, 2 arados de discos, 1 segadora de pasto, 1 coloso, 1 trilladora
CASE de 28’, 1 aserradero completo, 1 motosierra, 1 máquina pulverizador, 10 arados de
culeta y vuelta346.

e. El Centro de Reforma Agraria Loberías


Este fue uno de los fundos que dio mayor producción en la zona
durante la época de la Reforma Agraria. Yo me acuerdo que salían
camiones llenos de grano, se entregaba leche, queso y novillos.

En la comuna de Puerto Saavedra se formó el ‘Centro de Reforma Agraria Loberías’,


en el espacio en que se emplazaban los predios ‘La Lobería’, de propiedad de Domingo
Antonio Durán Kind, ‘Lote Uno El Plumo’, propiedad de Juan Bravo Leal, ‘Lote Dos del
Fundo El Plumo y Lobería’, de propiedad de don Fernando Kuschel Toledo, y ‘Toquihue’
o ‘Lote Tres del Fundo El Plumo y Lobería’, de propiedad de don Ernesto Mickelsen Mo-
ller, todos provenientes de la subdivisión de la comunidad correspondiente a la sucesión
Kind Schleyer.
Dicha subdivisión se realizó en el año 1971, con el objeto de sustraer el predio del
proceso de Reforma Agraria, dejando a cada uno con una superficie cuya cabida sea infe-
rior a las 80 hectáreas de riego básico347.
Al respecto, las familias del sector, en palabras de don Florentino Quirilao Loncolil,
señalan que “Me parece que esto fue un acto hábil de ellos porque ya estaba el reclamo pendiente

346
Expediente CORA SAG Nº 4118, Fundo Santa Cruz; Informe Predios, página 58.
347
El 18 de mayo de 1971, Carmen Kind Schlayer le vende el fundo El Plumo Lote 1 a Juan Bravo Leal; el 29
de enero de 1971, María Kind Schlayer le vende su parte a Fernando Kuschel; y, el 8 de enero de 1971, se
liquida la comunidad existente entre doña Silvia Kind Schlayer y don Domingo Durán respecto al Fundo
Lobería, transfiriéndosele los derechos al hijo común, Domingo Antonio Durán Kind.

236
y uno de los comuneros de la comunidad Pascual Colicheo hizo el reclamo. Ellos hábilmente
dividieron el fundo para evitar que se acogiera el reclamo de los comuneros”348.
No obstante ello, el conjunto de predios serán expropiados el mismo día, el 3 de di-
ciembre de 1971, con el fundamento de que éstos se encontraban abandonados y/o mal
explotados349.
Como en los casos anteriores, el Centro de Reforma Agraria Loberías se constituyó
sobre los predios expropiados, los que se habían formado sobre tierras de propiedad ancestral
de las comunidades aledañas. Como señaláramos, el proceso de remate significó la
constitución de propiedad privada sobre las tierras indígenas y, posteriormente, la radicación
se llevo a cabo sobre el remanente, con la consiguiente reducción de las tierras comunitarias,
adjudicándose entre 1908 y 1913 a José Loncolil, en el lugar Koi Koi, 150 hectáreas; a
Ignacio Catrilelbún, en Champulli, 61 hectáreas; y a Pascual Colicheo, en Pilolkura, 139
hectáreas350.
Los antecedentes de dicha usurpación territorial se retrotraen a fines del siglo XIX y
constan en un informe de 1892, elaborado por el ingeniero de la Inspección General de
Tierras y Colonización, Hugo Petrogrande, en el que se expone la situación de la propiedad
de las tierras localizadas entre el Río Tirua y el Río Imperial, y en particular en el lugar
denominado Monkul, sobre el que precisamente se constituyeron los predios expropiados y
que son reivindicados por las comunidades como tierras de su propiedad ancestral.
Por tanto, la Corporación de Reforma Agraria, al expropiar los fundos “Toquihue”, “Lo-
berías” y “El Plumo”, no solo amplía la cabida territorial de las comunidades mapuches,
sino también recompone el ‘antiguo’ espacio jurisdiccional de las comunidades demandan-
tes, aquel que fue reducido a través de la asignación de los Títulos de Merced.
Una vez expropiados los predios, las comunidades que integraron el asentamiento proce-
dieron a organizar el trabajo en las tierras recuperadas. Sobre este punto da testimonio don
Antonio Lolcolil, comunero de Koi Koi, quien fuera miembro del Asentamiento Loberías:
“Cuando se expropió el fundo fui uno de los que participó en eso. Llegamos allá e
inmediatamente se organizó la gente en distintas formas, de distintos trabajos,
algunos trabajaban en plantaciones, otros en la agricultura, otros en el comité de
trabajo de canaleo o desagüe, otros en lechería, pero todos trabajábamos en común,
lo pasábamos bien. [...] Estábamos organizados de antes. Nosotros le dimos explota-
ción al fundo, el fundo estaba sucio y no se hacía ni una huerta, ni siquiera para los
inquilinos, los inquilinos además ganaban el sueldo mínimo”351.
348
Florentino Quirilao, Koi Koi, 7 de julio de 2001.
349
‘Lote N° 1 del Fundo El Plumo’, Acuerdo de Consejo CORA Nº 2541; ‘Lote N° 2 del Fundo El Plumo y
Lobería’, Acuerdo de Consejo CORA Nº2545; ‘Parte Hijuela 30, 31, 32, parte del lote N° 3 del Fundo El
Plumo’, Acuerdo de Consejo CORA Nº2546; ‘La Lobería’, Acuerdo de Consejo CORA Nº2543.
350
Véase Capítulo I, La Constitución de la Propiedad Agraria.
351
Antonio Loncolil, Koi Koi, 7 de julio de 2001.

237
Respecto a la forma de organización del trabajo, don Antonio Loncolil, recuerda: “Par-
ticipé en dos partes, tanto en la agricultura como en la lechería. Trabajábamos con otras
instituciones a las que se le entregaba la leche, se entregaban 500 litros todos los días. Trabajá-
bamos varios en eso. Nosotros lecheábamos de 3 a 8 a.m., y luego nos veníamos a descansar un
rato y luego continuábamos hasta las 6 de la tarde. Se les pagaba a todos por igual, el que no
trabajaba perdía el día, la jornada, eso era muy estricto, había un ordenamiento”352.
También hubo reforestación, aproximadamente 1.000 hectáreas, en el fundo Toquihue,
de acuerdo al relato de Heriberto Huaiqui Huentelao, de Pilolkura: “Se reforestó alrededor
de 1.000 hectáreas El gobierno apoyó con maquinaria y en ganadería dio apoyo para el atendi-
miento del ganado. Las bodegas estaban llenas, cuando llegaban los camiones se llenaban. No se
cosecharon las plantaciones de pino porque eran muy pequeños”353.
Coincidente con ello, es el recuerdo de Patricio Huaiqui, quien rememora que una vez
que accedieron a los predios “se comenzó de inmediato a programar los trabajos, agricultura,
ganadería. La gente se instaló primero en las casas patronales. Igual la gente estaba temerosa de
una vuelta atrás. Después entró CORA y empezó a asesorar en la parte agrícola y ganadera,
financiando proyectos. Se trabajó bien, se hicieron buenas cosas. Se trabajó la papa y el trigo. La
gente que iba llegando se le daba un goce, lo demás era todo en conjunto. Yo saco conclusiones y
creo que es la mejor forma de trabajar. Este fue uno de los fundos que dio mayor producción en
la zona durante la época de la Reforma Agraria. Yo me acuerdo, salían camiones llenos de grano,
se entregaba leche, queso y novillos”354.

10. Evaluación de la Reforma Agraria por los dirigentes


mapuches y actores políticos355

A las cifras y los procesos socioeconómicos y organizacionales de los mapuches duran-


te la Reforma Agraria, se agrega el testimonio de los dirigentes y actores políticos que
fueron sus protagonistas.
Don Adolfo Catalán Lincoleo, ex funcionario del Instituto de Desarrollo Agropecuario
(INDAP) de la comuna de Lautaro, se refiere a la Reforma Agraria, señalando lo siguiente:
“¿Qué significó en la historia de Chile el proceso de Reforma Agraria? Ya decía que
la Reforma Agraria obedecía a una justicia social, para todo campesino y en espe-
cial para el mapuche, porque ahí se establecieron los verdaderos derechos sociales
352
Antonio Loncolil, Koi Koi, 7 de julio de 2001.
353
Heriberto Huaiqui, Koi Koi, 7 de julio de 2001.
354
Patricio Huaiqui, Koi Koi, 7 de julio de 2001.
355
Los testimonios que acontinuación se presentan fueron expuestos en el Encuentro Taller “La Reforma Agraria
y las Tierras Mapuches”, realizado en la Universidad de La Frontera, Temuco, 15 y 16 de enero de 2002.

238
a los que tenía derecho el trabajador campesino. ¿Y por qué? Porque se le entregó
el derecho al crédito, el derecho a la educación, el derecho a la salud, derechos
previsionales y el derecho a recuperar sus superficies establecidas por los Títulos
de Merced”.
Esencial es, entonces, rescatar que el proceso de Reforma Agraria en la Araucanía
significó reconocer derechos al pueblo mapuche, y no solo derechos territoriales, así lo
rememora don Pedro Raín, ex Presidente de la Cooperativa Regional Lautaro de Lumaco:
“Para nosotros, la Reforma Agraria fue muy importante, tiene un contenido largo e
importante..., y cuando se habla de derechos estamos hablando del derecho de
vivir, estamos hablando de los derechos de construir, de recibir también, estamos
hablando del derecho de gozar en la tierra...”.
Don Reinaldo Penchulef, ex Secretario del Asentamiento Cuel Ñielol, resalta la capaci-
dad organizativa de las comunidades mapuches y la eficiencia demostrada en la gestión de
los asentamientos:
“Administramos bien nuestro campo con todos los recursos que el gobierno nos dió,
logramos tener buenas viviendas, el gobierno nos dio capacitación y las herramien-
tas de trabajo, el asesoramiento técnico con técnicos mano a mano con nosotros
para hacer la explotación de ese campo. Por eso doy gracias al gobierno de la Uni-
dad Popular que dio la participación al mapuche, de tal manera que el gobierno se
dio cuenta que al campesino mapuche se le debía mucho, lo que ningún otro gobier-
no anterior le había dado. Por eso la experiencia de nosotros fue buena.
Logramos nosotros hacer producir la tierra, producir ganado, educarnos, producir
más trigo, dar educación a nuestros hijos, darnos garantía, se le dio participación a
la mujer en diferentes ámbitos para que ella estuviera también trabajando mano a
mano con el campesino mapuche.
Fue una experiencia buena, y por eso digo yo que la organización es fundamental
para el desarrollo del pueblo, la educación es importantísima”.
Mario Mila, comunero de la comunidad mapuche Juan Gineo y miembro del Asenta-
miento Elmo Catalán, de Lautaro, destaca que la eficiencia mostrada por los asentamientos
mapuches, constituidos en virtud de la Reforma Agraria, se debió a la tradición comunita-
ria que poseen, y que ha significado que desde tiempos inmemoriales desarrollen trabajos
colectivos. Asimismo, resalta la identificación del espíritu de la Reforma Agraria con la
causa mapuche, abocada a recuperar tierras ancestrales:
“Yo creo que a pesar de todo, la ley de Reforma Agraria, sin decirlo, tomaba mu-
chas cosas del Ser Mapuche, no de su integridad pero sí tomaba muchas cosas, por
ejemplo, el trabajo colectivo, también que el mapuche podía recuperar y se recupe-
ró tierras y se trabajaba y se cumplía con el objetivo, aunque también tenemos que
decir que no en todos los asentamientos se cumplió, y eso porque la derecha fue

239
muy hábil y manejaba gente dentro de los propios asentamientos, y dentro de ellos
habían divisiones adentro y se produjeron bastantes cosas desagradables, denun-
cias por ejemplo, pero la Ley de Reforma Agraria fue un instrumento mucho más
eficaz de lo que se ha conocido hasta hoy.”
Félix Huentelaf, ex dirigente del MCR, es enfático en señalar que el proceso de Refor-
ma Agraria se aceleró y profundizó gracias a la lucha campesina:
“Ahora, como primer punto, memoria histórica de la Reforma Agraria o la Ley 16.640.
Se ha escuchado bastante de la Reforma Agraria, cómo fue, se aceleró por la lucha
campesina, por eso se aceleró, no porque vinieran de Santiago a colocarle una
oficina, no, porque se seguía luchando en todas las comunas de la 9ª región. Sabe-
mos que fue una garantía, donde se nos reconoció los trabajos, asignación familiar
... En aquellos años ya, CORA mismo colocó 8 horas, regalías y todo eso, así es que
esto parte de la lucha campesina. El año 73 no tengo para que redundar tanto, sino
que sabemos que fue una Justicia Social la Reforma Agraria, donde entraban ma-
puches, huincas, todos eran hermanos de clase y era todo muy lindo.”
Confirmando lo expresado por el líder mapuche Félix Huentelaf, don Juventino Velás-
quez, Interventor del Predio Lobería durante la Unidad Popular y miembro del Movimiento
Netuaiñ Mapu, resalta que el proceso de Reforma Agraria tenía como aspiración final la
justicia social, lo que le confería legitimidad:
“Hermanos, yo pienso que la Reforma Agraria no era para los mapuches, era para
todos los que necesitaban justicia, en términos del agro, y lógicamente que ahí la
sabiduría de los dirigentes mapuches fue muy buena y lógicamente en ese minuto
también había una cosa que no teníamos hoy día. La Ley de Reforma Agraria per-
mitía y había voluntad política en torno de que también se formaba organización a
través de ella y se creaba conciencia a través de esa ley, y eso es importante, y hoy
no lo tenemos. Había financiamiento de Indap para ayudar a las organizaciones a
formarse, y hoy no la tenemos, porque hoy día les tienen miedo a las organizaciones,
y esa es una necesidad que tenemos que recuperar.
Quiero terminar diciendo que la Reforma Agraria, que fue una ley de la República,
para todos los que necesitaban justicia, y creo que la gran visión que tuvo Allende
y todo su gabinete estaba inspirado en formar una sociedad con justicia y no una
sociedad sin justicia, porque las sociedades sin justicia tienen patas de barro, no
hay ninguna sociedad en el mundo que se construya sobre las injusticias.”
Rosendo Huenuman, ex diputado de la República, destaca la importancia del proceso
de Reforma Agraria para la restitución de tierras mapuches y releva el papel crucial que
cumplieron las organizaciones para obtener estos resultados:
“La Reforma Agraria si bien es cierto fue un proceso histórico que podremos recor-
dar como el único proceso que nos entregó o devolvió nuestros derechos por la

240
tierra que fue usurpada no solamente hace 150 o 300 años atrás, sino más bien
desde que este país se transformó en gobierno republicano. Pero la lucha ha ido
generando, y siempre es así, en todos los pueblos, algunos cambios, siempre y cuan-
do esta lucha es dirigida orgánicamente y tiene una definición política.
En aquella época en este país había un poderoso sindicato, que lo dirigían los pro-
pios trabajadores, en todos los centros y yacimientos minerales, y el pueblo mapu-
che también tenía su organización consolidada a nivel nacional. Existía una solida-
ridad y un respeto entre la gente campesina, había una relación estrecha con el
movimiento sindical.”
Adolfo Catalán Lincoleo, ex funcionario INDAP-Lautaro, se refiere a la circunstancia
de que la Ley de Reforma Agraria fue una normativa que no consideró la especificidad de
la demanda territorial mapuche, sin embargo, en su aplicación práctica, resalta, se trans-
formó en la herramienta más eficiente –hasta la fecha– para dar respuesta a las
reivindicaciones de tierras propiciadas por las organizaciones y comunidades indígenas:
“En primer sentido quisiera aclarar, y lo dije en mi intervención, que a pesar de no
ser una ley mapuche la Ley de Reforma Agraria fue una de las leyes más progresis-
tas para el pueblo mapuche.
...Yo, de Lautaro, soy testigo de que más del 80% de los fundos expropiados en
Lautaro y formados Asentamientos, la mayoría de los asentados fueron mapuches, y
muy pocos obreros no mapuche, eso está claro. Por eso digo que fue una de las leyes
que más beneficios, tanto territoriales, como económicos, sociales y políticos, en-
tregó a las comunidades mapuches.”
Sobre el mismo punto se explaya Enrique Pérez, quien fue durante la Unidad Popular
militante del MIR y cumplió un importante rol de apoyo político a las organizaciones ma-
puches:
“Es cierto también que la Reforma Agraria es nacional, y no considera la especifici-
dad del pueblo mapuche, como también el desarrollo de la lucha revolucionaria del
pueblo mapuche consideró la especificidad de la cultura del pueblo mapuche, pero sí
–por lo menos– en el trabajo que se desarrolló en la zona mapuche se hace un estudio
de las características sociales, políticas, económicas y culturales que existen en la
región, para poder desarrollar un trabajo político. No surge de la idea de determina-
dos huincas o infiltrados, sino que se estudió y trabajó con hermanos mapuches y de
allí se fue sacando la historia, los Títulos de Merced, los problemas que existían, de
escuelas, de movilización, de recuperación de tierras, y es a partir de un plano teórico
y político de algunos revolucionarios que se encuentran con la realidad del pueblo
mapuche que se empiezan a plantear las corridas de cercos, y además estudiando la
historia del pueblo mapuche, no es algo que nazca de la noche a la mañana, es pro-
ducto de la conjunción de una experiencia, de una historia, de jóvenes revoluciona-
rios que queríamos desarrollar los cambios que requería el país”.

241
Concluyendo, es el ex ministro de Agricultura Jacques Chonchol, quien da testimonio
sobre los esfuerzos desplegados por el Gobierno de Allende para permitir que la Reforma
Agraria dé respuesta a la demanda territorial mapuche y sirva de marco normativo a la
política indígena de la Unidad Popular:
“La ligazón de la Reforma Agraria con la restitución de las tierras a las comunida-
des fue una decisión personal del Presidente Allende, utilizando un instrumento
que no era para eso, que era la Ley de Reforma Agraria y que tenía otra finalidad,
que era la redistribución general de la tierra, pero que ante la demanda de los
pueblos indígenas y al no tener otro instrumento legal porque la Ley Indígena no lo
permitía, permitió en alguna medida poder cumplir esos objetivos, porque él tenía
muy claro que era un problema de justicia. No lo cumplimos en su totalidad..., pero
por lo menos permitió avanzar en ese proceso de una manera importante.”

242
CAPÍTULO III
LA CONTRA REFORMA AGRARIA

1. El golpe militar y el fin de la Reforma Agraria

La resistencia al proceso de Reforma Agraria, en general, y al gobierno de la Unidad


Popular, en particular, se expresó en la Araucanía a través de la acción de los grandes
propietarios de tierras y sus organizaciones patronales, representadas por el Consorcio
Agrícola del Sur (CAS) y la Federación Provincial de Sindicatos de Empleadores Agrícolas
de Malleco y Cautín, organizaciones que se opondrán tenazmente, legalmente y ‘de hecho’,
a las demandas territoriales del movimiento campesino, en general, y de las organizaciones
mapuches, en particular356.
Para ello, las agrupaciones patronales de la Araucanía, a medida que avanza el proceso
de Reforma Agraria, se irán fortaleciendo y desarrollando alianzas con otros sectores socia-
les del agro, nacionales y regionales, buscando apoyo en los pequeños propietarios, en los
beneficiarios de la reforma agraria y en algunas organizaciones sindicales.
También se intentó, en varias ocasiones, obtener que el gobierno declarase Estados de
Excepción, a fin de suspender las garantías constitucionales y aumentar los resguardos
policiales, y lograr con ello de proteger sus propiedades agrícolas de la reivindicación ma-
puche, lo que no fue aceptado por las autoridades de gobierno.
Otro frente de ataque al proceso de Reforma Agraria y las movilizaciones campesinas y
mapuches fue el desarrollado a través de la prensa, mediante la cual se creaba un clima de
inseguridad y se propagaban una multiplicidad de rumores a través de titulares de diarios
del tipo “Anoche Parecía Inminente Ola de Tomas en Cautín”357 , agregando en el artículo citado
que la Federación de Sindicatos de Agricultores había detectado una ‘probable’ (sic) escala-
da de tomas agrícolas en Cautín que se iniciarían el fin de semana, para luego explicitar que
si no contaban con la protección oficial, entrarían a defender sus predios a como diera lugar.

356
Ver en Capítulo II, específicamente en el acápite “La Reforma Agraria en la Araucanía en 1972: un Nuevo
Escenario”, el punto referente a “Recuperaciones de Tierras Mapuche y la Respuesta Patronal: los ‘Comité de
Retoma’ ”.
357
El Diario Austral de Temuco, 8 de julio de 1973.

243
Finalmente, la promulgación de la Ley de Control de Armas, en julio de 1972, fue la
mejor excusa para que, ya en agosto de 1973, los regimientos de Temuco y Lautaro y la
Fuerza Aérea de Chile –con asiento en la base de Maquehua– iniciaran el control de las
carreteras y algunos caminos rurales, y procedieran a allanar los principales Centros de
Reforma Agraria, acciones que terminaron con la tortura y muerte, el 8 de septiembre de
1973, del comunero mapuche y dirigente del asentamiento Loberías, don Segundo Quian.
Así, en vísperas del Golpe de Estado, la Araucanía se encontraba preparada para los
sucesos que acaecerían en todo el país a partir del 11 de septiembre de 1973.
A nivel nacional, las acciones que concluyeron con el derrocamiento del Presidente
Salvador Allende y la instalación de una Junta Militar de Gobierno pueden resumirse del
modo siguiente:
El 4 de Marzo de 1973 tienen lugar las elecciones parlamentarias, en las que la Unidad
Popular logra un 43,4%, abortando las intenciones opositoras de lograr la salida ‘constitu-
cional’ de Salvador Allende. Luego, a partir del mes de Abril de 1973, tiene lugar la huelga
de los mineros de El Teniente, que durará 70 días y que es conducida por los dirigentes
democratacristianos de los sindicatos. En este contexto, el Presidente de la República ma-
nifiesta, en el discurso del 21 de Mayo de 1973, su preocupación por la crisis política que
afecta el país, que amenaza la estabilidad del gobierno y socava las bases de la democracia.
Luego, el 29 de junio, se produce el primer intento de Golpe de Estado, sublevándose el
Regimiento de Blindados del Ejército, al mando del coronel Souper, en un hecho que pasa-
rá a la historia como ‘El Tanquetazo’. Posteriormente, las Fuerzas Armadas, invocando la
Ley de Control de Armas, que los autorizaba para actuar en forma independiente del poder
Ejecutivo, inician un proceso de allanamiento de poblaciones, fábricas y organizaciones de
Reforma Agraria.
En julio de 1973, fracasan los intentos de mediación de la Iglesia, intentos que preten-
dían acercar posiciones entre el gobierno, representado por el Presidente Allende, y la
oposición, en voz de Patricio Aylwin, en su calidad de Presidente del Senado.
En forma paralela, se incrementan las acciones de sabotaje a las líneas férreas, oleo-
ductos y líneas eléctricas y obstrucción de caminos, desarrolladas por grupos paramilitares
de derecha. El 27 de julio es asesinado el edecán naval del Presidente Allende, comandan-
te Arturo Araya, y en el mismo período el Movimiento Nacionalista Patria y Libertad pasa
a la clandestinidad, con el manifiesto propósito de derrocar al Gobierno. Las acciones de
sabotaje, insertas en un plan de paralización del país, se complementan con el reinicio de
la huelga de camioneros, calificada como ‘indefinida’ y que se prolonga hasta el término
del gobierno de la Unidad Popular.
El 22 de agosto de 1973, la Cámara de Diputados declara la ilegitimidad del gobierno y
exhorta a las Fuerzas Armadas para adoptar una actitud beligerante frente al gobierno

244
constituido. Cabe consignar que el Congreso, al propiciar este acuerdo, actuó al margen de
la Constitución y las leyes, toda vez que el único camino legal para declarar la ilegitimidad
del gobierno era la acusación constitucional, conforme al procedimiento expresamente
contemplado por la Constitución de 1925, procedimiento que no se siguió en este caso pues
la oposición no contó con los votos necesarios para respaldar una acusación constitucional.
El 23 de agosto, el general Prats renuncia a la Comandancia en Jefe de las Fuerzas
Armadas y es reemplazado por Augusto Pinochet. El día 28 del mismo mes, Allende forma
un nuevo Gabinete, denominado ‘Gabinete de Salvación Nacional’.
Con fecha 1 de septiembre, el Comando Nacional de Gremios, que agrupaba a organiza-
ciones patronales, convoca a una ofensiva nacional contra el gobierno. En forma paralela,
el 4 de septiembre se celebra el Tercer Aniversario del triunfo de la Unidad Popular, con
manifestaciones de adhesión en todo el país.
No obstante el apoyo popular, la conspiración hace inmanejable el país. Así, el 10 de
septiembre, Allende cita a una reunión extraordinaria de ministros y decide convocar a un
plebiscito. Esta decisión gubernamental es comunicada a los militares, quienes solicitan al
Presidente que postergue el anuncio público de la medida hasta el 12 de septiembre.
El Golpe Militar comienza a las 6:00 a.m. del 11 de septiembre, en la ciudad de Valpa-
raíso. Al mediodía se inicia el bombardeo de La Moneda y, por la tarde, todo el país se
encuentra ocupado militarmente, declarándose el Estado de Sitio y toque de queda a par-
tir de las 16.00 horas.
Como consecuencia del Golpe Militar se instaló una Junta de Gobierno, integrada por
representantes de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad, se disolvió el Parlamento
y se suprimieron indefinidamente las libertades públicas. Paralelamente, fueron declara-
dos proscritos todos los partidos políticos y las organizaciones sociales, los dirigentes son
perseguidos, encarcelados y asesinados.
El proceso impulsado por el gobierno de la Unidad Popular, tendiente a modificar las
estructuras sociopolíticas del país, llega a su fin. En este escenario también culmina abrup-
tamente el proceso de Reforma Agraria.
La represión golpea fuerte a los campesinos, incluidos por cierto los mapuches, espe-
cialmente a aquellos quienes estuvieron involucrados en el proceso de Reforma Agraria,
en, partidos políticos, consejos comunales campesinos, asentamientos, organizaciones ma-
puches y, específicamente, a aquellos mapuches que tomaron activa participación en las
recuperaciones de tierras358.
Sin embargo, la represión no afectó solo los mapuches que participaron activamente,
como dirigentes, en el proceso de Reforma Agraria, sino que su efecto fue masivo, sobre

358
Berdichewsky, 1979: 457.

245
parte importante de la población mapuche, como consecuencia de la gestación de un pro-
ceso conocido como la Contra Reforma Agraria359.
El régimen militar puso término a la Reforma Agraria, proceso que en la Araucanía
había favorecido a múltiples familias y organizaciones mapuches entre los años 1962 y
1973, frustrando sus demandas. A partir de septiembre de 1973 ninguna otra expropiación
fue realizada360 , siendo el último acto de expropiación de predios para ampliar las cabidas
de las comunidades mapuches aquél en virtud del cual CORA expropió los predios La He-
rradura, Venecia y Santa Rosa de Colpi, en la comuna de Lumaco, el 13 de agosto de 1973.
La institucionalidad que estructuraba el programa de Reforma Agraria, como era el
caso de CORA, INDAP, SAG y BECH, se mantuvo pero para el solo efecto de controlar el
sector reformado en existencia. A la fecha del Golpe de Estado, cerca de 80.000 campesinos
ya habían sido beneficiados con la Reforma Agraria y aparecía imposible revertir el proce-
so totalmente. No obstante ello, la Junta de Gobierno impulsó un proceso de restitución de
cientos de predios a sus antiguos propietarios361. Este proceso afectará, en general, a todos
los campesinos, pero tendrá especiales efectos en el mundo mapuche, donde la gran mayo-
ría de los fundos recuperados a través del proceso de Reforma Agraria serán restituidos a
sus antiguos propietarios, bajo el argumento de que fueron obtenidos por los mapuches
mediante ocupaciones ilegales y con el uso de la fuerza.
Cabe señalar que en la Araucanía el Golpe Militar presentó características particula-
res, las que se manifestaron en el allanamiento y represión de Asentamientos y Centros de
Producción mapuches con anterioridad al Golpe de Estado, invocando la Ley de Control de
Armas362 , como también en el control de caminos y persecución a sus dirigentes por parte
de fuerzas militares desde los primeros días de septiembre.
Conjuntamente con la ocupación militar, se habían constituido en la Araucanía impor-
tantes focos de resistencia patronales, para oponerse al proceso de Reforma Agraria en
general y también al proceso de recuperación de tierras mapuches. Las organizaciones
patronales contaron en el último período con el apoyo del Movimiento Nacionalista Patria
y Libertad, que luego de declararse en la clandestinidad estableció su centro de operación
en las provincias de Cautín y en Malleco, instalando uno de sus principales cuarteles en la
localidad de Capitán Pastene, en la comuna de Lumaco.
En las provincias de Malleco y Cautín, los Regimientos emplazados en las ciudades de
Temuco y Traiguén, en conjunto con el accionar del Grupo N°3 de Helicópteros de la Fuer-
za Aérea, con base en el Aeropuerto de Maquehua (al sur de Temuco), y con el respaldo del
Cuerpo de Carabineros, distribuidos en toda la Araucanía, toman el control político de la

359
Feder, 1970. En: Berdichewsky, 1979: 457.
360
Berdichewsky, 1979: 457.
361
Berdichewsky, 1979: 458.
362
Steenland, 1977: 162.

246
región, la totalidad de las autoridades políticas son depuestas, comenzando con los Inten-
dentes y Gobernadores, e intervenidas las instituciones fiscales.
Lo anterior dio inicio a múltiples acciones de persecución y represión a los adherentes
al gobierno de la Unidad Popular, y significó la abrupta finalización del proceso de Refor-
ma Agraria, allanándose los Asentamientos, Cooperativas y Centros de Reforma Agraria,
especialmente aquellos de participación mapuche.

2. Contra Reforma Agraria

El Gobierno de facto implementó una nueva política agraria, a la que denominó como
proceso de ‘Regularización de la Tenencia de las Tierras’. Este proceso consistió en la par-
celación o subdivisión de los asentamientos, en algunos sectores donde se consolidó la
Reforma Agraria, a través de la fórmula de constituir propietarios individuales. En otros
casos, situación que fue masiva en la Araucanía, se revirtió el proceso de Reforma Agraria,
ordenando la devolución de los predios a los antiguos propietarios, previa revocación de la
expropiación, y sacando a remate las tierras de aptitud forestal, las que fueron adjudicadas
a bajo precio a grandes conglomerados económicos.
Para llevar adelante esta política intervinieron las instituciones agrarias del Estado,
cuyos cargos directivos, tras el Golpe Militar, serán ejercidos por militares. Se constituyó,
además, el Comité Ejecutivo Agrario (CEA) cuyo principal objetivo fue devolver las tierras
expropiadas a los antiguos propietarios. A partir de la asunción de los militares al gobier-
no, se paralizó la función expropiatoria de la Corporación de Reforma Agraria (CORA) y se
le readecuó para iniciar un proceso de devolución, remate y subdivisión de las tierras de la
Reforma Agraria.
Con el objeto de cumplir con la tarea de ‘regularización’ de la tenencia de las tierras, se
intervinieron los asentamientos con contingentes militares y se designó un delegado mili-
tar para cada Centro de Reforma Agraria y/o Centro de Producción, cuya misión era aportar
antecedentes para determinar el destino final de los predios y entregar información acerca
de la militancia política y el rol que los asentados habían tenido durante el proceso de
Reforma Agraria.
Este proceso de intervención fue particularmente arbitrario en los Asentamientos, Coo-
perativas y Centros de Reforma Agraria formados por familias y comunidades mapuches,
ya que la gran mayoría de los predios expropiados a favor de mapuches las tierras fueron
devueltas a los anteriores propietarios y, en caso de subdivisión y parcelación, lisa y llana-
mente, se marginó a las familias mapuches y se les expulsó de los predios.
En la Araucanía, en las provincias de Malleco y Cautín, las tierras expropiadas por la Cor-
poración de la Reforma Agraria a favor de familias o comunidades mapuches entre los años

247
1962 y 1973, alcanzaron una superficie total de 152.416,88 hectáreas, muchas de las cuales
serán devueltas a los antiguos propietarios, rematadas a particulares y/o parceladas para entre-
garlas a algunos de los asentados. De los 163 predios expropiados con presencia mapuche,
entre los años 1973 y 1974 se devolvió un total de 97 fundos a sus antiguos propietarios. La
revocación de estas expropiaciones significó sustraer del patrimonio mapuche una superficie
total de 98.817,2 hectáreas, que habían sido recuperadas y ahora volvían a poder de los particu-
lares, lo que representa el 64,7% del total de tierras expropiadas a favor de mapuches.
Otro camino a través del cual se revirtió el proceso expropiatorio a favor de mapuches,
fue el remate de los predios que estaban en posesión de Asentamientos, CERA o CEPRO
integrados por comuneros de origen mapuche. Estos fueron rematados en pública subasta,
siendo adjudicadas a particulares y empresas un total de 1.478,2 hectáreas. La Corpora-
ción de Reforma Agraria y las demás instituciones que le sucedieron, como la Oficina de
Normalización Agraria (ODENA) y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), procedieron a
parcelar 63 predios con presencia mayoritaria mapuche, que poseían una superficie total
de 53.240,88 hectáreas. De los predios a ser subdivididos, 8 fueron transferidos –después
del año 1978– al Departamento de Asuntos Indígenas del Instituto de Desarrollo Agrope-
cuario (INDAP–DASIN), para su parcelación y posterior entrega de títulos individuales a
mapuches, por una superficie total de 1.314,04 hectáreas.
Es importante consignar que los mapuches fueron marginados y expulsados de los asen-
tamientos producto de la persecución política y como una forma de castigar su participación
activa en el proceso de Reforma Agraria.

Cuadro N°28
IX Región: Predios y superficie total revocada, rematada y parcelada después de 1973
en predios mapuches

Revocaciones Remates Parcelación Total


Expropiado

N° Predios Sup / Hás. N° Predios Sup / Hás. N° Predios Sup / Hás. Sup / Hás.
97 98.817,2 3 1.478,2 63 53.240,88 152.416,88
Fuente: Elaborado en base a las Carpetas de Expropiación CORA, Departamento de Tenen-
cia de la Tierra del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).

En conjunto con la pérdida de tierras que significó el despojo del patrimonio inmueble
de las comunidades mapuches, también les fueron confiscados bienes muebles, que eran el
fruto de la capitalización de los asentamientos y cooperativas durante el proceso de Reforma
Agraria. Como consecuencia de lo expresado, se sustrajo del dominio mapuche maquinaria,
infraestructura productiva, animales, cosechas, valores y diversos tipos de bienes.

248
El despojo patrimonial de que fueron objeto los mapuches, a partir del Golpe de Esta-
do, solo fue posible debido a la violenta represión que se ejerció en los Asentamientos,
Cooperativas, Centros de Reforma Agraria y en las propias comunidades mapuches, donde
se impuso un clima de terror y amenaza. En la mayoría de los Asentamientos y Centros de
Reforma Agraria mapuches, la represión fue brutal, se efectuaron detenciones masivas y
selectivas, se persiguió a los dirigentes, se les mantuvo presos sin juicio por largo tiempo,
se les detuvo reiteradamente, fueron torturados, y muchos de ellos fueron ejecutados en
presencia de sus comunidades y familiares o hechos desaparecer. Solo así fue posible la
Contra Reforma Agraria.

2.1 Revocación de las expropiaciones y la pérdida de tierras mapuches recuperadas


El Comité Ejecutivo Agrario, dependiente de la CORA, comenzó a sesionar en la Arau-
canía en 1973 a las pocas semanas de producido el golpe militar, recibiendo las solicitudes
de los antiguos propietarios para recuperar los predios expropiados. Estos, al momento de
presentar las solicitudes de revocación, repetían una fórmula argumental infalible: denun-
ciar que los predios habían sido expropiados arbitrariamente, por la violencia y las tomas
de terrenos, y que –a diferencia de lo informado por CORA durante el proceso expropiato-
rio– se encontraban en plena producción. Estas razones eran suficientes para que se
decretara la revocación del acto expropiatorio. Sin embargo, en otros casos, a la argumen-
tación de la ilegalidad de la expropiación, se sumaba la investidura e influencia política y
económica del recurrente.
En noviembre de 1973 se produjeron las primeras revocaciones o devoluciones de tie-
rras a los antiguos propietarios. En la primera sesión del Comité Ejecutivo Agrario de
Cautín, presidido por el Comandante del Regimiento Tucapel de Temuco, se resolvió la
restitución de 19 predios y se evaluaron otros 20 casos para ser devueltos. Así lo informó a
la ciudadanía la prensa local:
“Restituidos a dueños 19 predios agrícolas. En su primera reunión efectuada en el
día de ayer, el Comité Ejecutivo Agrario, que preside el Coronel Pablo Iturriaga, acor-
dó restituir 19 predios expropiados en forma ilegal dentro de la Provincia. Asimismo
solicitó nuevos informes y documentos de otros 20 en idénticas condiciones”363.
A fines de noviembre y principios de diciembre de 1973 se efectuaron nuevas reunio-
nes del Comité Ejecutivo Agrario, en las que se trataron nuevos casos para proceder a la
revocación y restitución de las tierras expropiadas, teniendo una participación relevante
en este proceso el propio Diario Austral de Temuco, que oficiaba como órgano de atención de
consultas y entrega de antecedentes a los dueños de los predios, según informaba el mismo
matutino:
363
El Diario Austral de Temuco, 20 de noviembre de 1973, página 7.

249
“Reuniones 2ª y 3ª: 44 casos trató CEA. El Diario Austral de Temuco servirá como
órgano de consulta a los agricultores de la Provincia afectados por situaciones irre-
gulares en sus predios. Los casos están siendo conocidos por el Comité Ejecutivo
Agrario y el extracto de las reuniones es publicado por nuestro matutino”364.
En las primeras cuatro sesiones, el Comité Ejecutivo Agrario de Cautín aprobó 86 casos
de revocación, estimando que las expropiaciones eran ilegales. Se argumentó que los pre-
dios expropiados tenían una cabida inferior a 40 hectáreas de riego básico, situación que
afecta particularmente a los predios expropiados a favor de mapuches, y se desestimó el
hecho de que se hubiera procedido a la expropiación en virtud de las causales referidas al
abandono y mala explotación de las tierras y el no cumplimiento de las leyes sociales, que
se aplican conforme a la ley, independientes de la superficie del predio. Llama la atención
la arbitrariedad del CEA para interpretar la ley y la rapidez y masividad con que lleva
adelante el proceso de devolución de tierras.
La información al respecto, como fue institucionalizado, emana de El Diario Austral de
Temuco:
“45 casos ha visto el Comité Agrario: Un total de 45 casos de conflictos agrícolas ha
visto hasta el momento el Comité Ejecutivo Agrario de Cautín, que preside el Co-
mandante del Regimiento Tucapel, coronel Pablo Iturriaga, y cuya vicepresidencia
ejerce el Comandante de Grupo de la Base Aérea, Andrés Pacheco”365.
“49 casos resueltos por el Comité Agrario. Se han visto 86 en cuatro reuniones. La
actividad del Comité ha sido intensa ya que el número de predios agrícolas en si-
tuación conflictiva en Cautín sube de 300. Muchos de ellos están siendo devueltos a
sus verdaderos dueños, en forma especial los que no cuentan con las 40 hectáreas
de riego básico. Los propietarios deben acreditar, por otra parte, su firme disposi-
ción a trabajar personalmente los campos y contribuir en forma eficaz a las labores
de reconstrucción”366.
Por otra parte, cuando los predios tenían mayor cabida, se consideraban criterios polí-
ticos y la influencia del recurrente.
Para dar legitimidad administrativa a lo obrado, en relación a las revocaciones de los
predios expropiados, la Junta Militar de Gobierno –a principios del mes de diciembre de
1973– decretó administrativamente la inexpropiabilidad de los predios cuya cabida fuese
inferior a 40 hectáreas de riego básico, no obstante concurrieran otras causales de expro-
piación. De esta manera, se logró imponer el criterio de los ex parlamentarios
democratacristianos que durante el gobierno de Salvador Allende propiciaron la misma

364
El Diario Austral de Temuco, 2 de diciembre de 1973, página 8.
365
El Diario Austral de Temuco, 28 de noviembre de 1973, página 7.
366
El Diario Austral de Temuco, 2 de diciembre de 1973, página 8.

250
medida, para impedir que se siguiera desarrollando la Reforma Agraria. Ahora, idéntico
criterio se ocupaba para devolver las tierras a sus antiguos propietarios. En efecto, el en-
tonces ministro de Agricultura, coronel de Aviación (r) Sergio Crespo, confirma la vigencia
de la medida de inexpropiabilidad de los predios menores de 40 hectáreas de riego básico
en los términos siguientes:
“...el Ministro de Agricultura, Sergio Crespo, ha reiterado en forma explícita las
declaraciones dichas por la H. Junta de Gobierno y en particular por el Director
General de Carabineros e integrante de la H. Junta de Gobierno, en su discurso
inaugural de la FISA: ‘... Se declaran inexpropiables los predios de una superficie
igual o inferior a las 40 hectáreas de riego básico que se encuentren abandonadas o
sean ofrecidas por sus propietarios’. Esto, sin mayores restricciones ni condiciones,
agregando que el país todo y los agricultores están conscientes del espíritu de hon-
do patriotismo de la Honorable Junta de Gobierno y por lo tanto no pueden quedar
dudas de sus declaraciones ya que éstas están motivadas solo por el deseo de dar
bienestar y progreso a nuestra patria”367.
El accionar en terreno de las nuevas autoridades para proceder a las devoluciones de
las tierras a los antiguos propietarios, se resume en la siguiente nota periodística:
“Junta Militar cumple: la tierra vuelve a poder de sus dueños. Con la entrega de
tres nuevos fundos a sus legítimos propietarios y que habían sido tomados o mala-
mente expropiados durante el Gobierno pasado, la Corporación de Reforma Agra-
ria prosiguió ayer con el programa de saneamiento de la agricultura nacional en
que se encuentra empeñada la Junta Militar que gobierna el país. Héctor Jensen,
Ing. Agrónomo, fue claro y preciso para hablar a los obreros y trabajadores: Uste-
des saben el castigo que tienen quienes toman, roban o usurpan. Perfectamente
podríamos haber venido acompañados de un pelotón oficial o de militares para
echarlos a la calle. Sin embargo, hemos preferido el diálogo y el arreglo a la bue-
na, conscientes de que ustedes como nosotros desean un mismo fin, cual es el
progreso y la recuperación del país”368. Cerró su alocución el Director Zonal de
CORA, agregando “ustedes fueron vilmente engañados, pero no por eso van a
pagar ahora las consecuencias. No. Tienen que comprender que el daño hecho
debe ser reparado y para lograr tal propósito es que inicien una nueva senda pa-
trones e inquilinos. Los que son del fundo y el patrón quiere seguir trabajando
con ellos, en buena hora. Los que son de fuera tendrán que arreglarse de tal forma
que regresen a sus sitios anteriores de trabajo. Los que no deben nada, pues, de-
berán buscarse nuevas fuentes de actividad; total, una vez liquidadas las cosechas

367
El Diario Austral de Temuco, 19 de diciembre de 1973, página 7.
368
El Diario Austral de Temuco, 1 de febrero de 1974, pagina 8.

251
y cancelados los compromisos podrán disponer de algunos fondos con que iniciar
o reanudar otra etapa de sus vidas”369.
Un ejemplo esclarecedor de la forma de actuar del Comité Ejecutivo Agrario, es el caso de
la revocación de los acuerdos expropiatorios de los predios Lobería, Toquihue y Plumo, donde
se constituyó el Centro de Reforma Agraria Loberías, en la comuna de Puerto Saavedra.
El Centro de Reforma Agraria Loberías se formó en diciembre de 1971. Los predios
sobre los cuales se constituyó el CERA Loberías, fueron expropiados por las causales de
abandono y mala explotación, y a través de este mecanismo fueron restituidas las tierras
ancestrales de las comunidades mapuches Pilolcura, Coi Coi y Champulli. Este caso ilustra
como operaron las solicitudes de revocación de expropiaciones, los argumentos que se es-
grimían por lo propietarios y como funcionó la nueva institucionalidad gubernamental en
respuesta a estos requerimientos370. El propietario del predio, Domingo Durán Kind, acude
al Comité Ejecutivo Agrario de Cautín, representado por su padre, el dirigente del empre-
sariado agrícola Domingo Durán Neumann, presentando un documento titulado ‘Reclama
la restitución de predio usurpado’, en el que solicita la revocación del decreto expropiatorio
argumentando que fueron los mapuches quienes usurparon las tierras, que éstos se apro-
piaron de bienes, enseres, maquinaria, herramientas y animales, y que la causal de
expropiación, el encontrarse abandonado o subexplotado, no correspondía al estado en que
se encontraba el fundo. Se lee en la solicitud:
“Domingo Durán Neumann, agricultor, al Honorable Comité Ejecutivo Agrario de
Cautín digo:
Solicito la restitución del predio agrícola denominado ‘La Lobería’, con aproxima-
damente 22 hectáreas de riego básico, de propiedad de mi hijo Domingo Antonio
Durán Kind, ... en mérito de las razones y fundamentos que expongo:
Con fecha 15 de Octubre de 1971, un grupo de más de 100 indígenas del Movimien-
to Campesino Revolucionario, SE TOMARON el predio la Lobería, junto a otros
vecinos y colindantes, y para evitar ninguna intervención de la autoridad ni de los
dueños, desarmaron el puente sobre el río Puyangue.
Junto con la Usurpación de este predio, se robaron y apropiaron indebidamente de
todos los animales, de la maquinaria, semillas, abonos, maderas elaboradas y en
bruto, para reparar las pueblas de los trabajadores, de Pizarreño en planchas para
techo, gran cantidad de planchas de zinc, muchos miles de tejuelas, todo lo cual
estaba guardado en las bodegas y galpones del predio.
369
El Diario Austral de Temuco, 1 de febrero de 1974, página 8.
370
El fundo El Plumo o La Lobería es expropiado “En sesión del Consejo Cora de 3 de Diciembre de 1971, por
la causal establecida en el art. 4º de la Ley Nº16.640, que en su inciso 1º establece que son expropiables los
predios rústicos que se encuentren abandonados y los que están mal explotados”. Acuerdo de Consejo
CORA Nº2543, Santiago, 3 de Diciembre de 1971, en Expediente CORA SAG Nº 2275, predio ‘Loberías’.

252
Los animales vacunos fueron muy posteriormente clasificados y pesados, por fun-
cionarios de CORA, sin mi presencia, o la de algún mandatario mío, y me fueron
pagados al precio que ellos mismos fijaron a su antojo. Naturalmente faltaron 40
vacunos y 6 caballos, que se los comieron, los dieron por perdidos.
En Diciembre de 1971 fue acordada la explotación del predio agrícola, en virtud
del art. 4º de la ley 16.640, por mala explotación.
La causal de mala explotación es casi imposible probarla, porque este predio antes
era un pantano, y se construyeron aproximadamente 80 kilómetros de canales de
drenaje, algunas matrices de 2 a 3 metros de ancho, por otro tanto de profundidad,
gracias a lo cual el predio se ha tornado productivo, especialmente para la engorda
de animales”371.
El Comité Ejecutivo Agrario aceptó lo señalado por el dirigente agrícola Domingo Du-
rán Neumann, y ordenó la revocación de la expropiación y la restitución de las tierras a su
hijo, Domingo Durán Kind.
Sin embargo, los argumentos esgrimidos por Durán son desmentidos por miembros de
las comunidades mapuches que fueron beneficiarias de las tierras expropiadas. Sobre el
punto expone don Antonio Loncolil:
“No había maquinaria en el predio, el hombre siempre trabajó en ganadería y no en
agricultura, entonces cómo se le va a robar maquinaria, qué maquinaria podría tener
para ganadería. No se le conoce empastada y tampoco tenía la cantidad de animales
que dice. La canaleta a que se refiere es un canal central mediante el cual trancó
para que no le pasara el agua a las comunidades, inclusive hay una laguna.”372
Los mapuches no tuvieron la posibilidad de contra argumentar ante el Comité Ejecuti-
vo Agrario, prerrogativa que solo le era reconocida al propietario. Las comunidades indígenas
fueron marginadas y no tenían representación, sus dirigentes se encontraban presos, en las
comunidades se había desatado la represión política y estaban sitiadas por militares. En
este contexto, no pudieron rebatir los argumentos de los latifundistas y tampoco tuvieron
la oportunidad de entregar los antecedentes históricos y jurídicos en que fundaban sus
reclamaciones territoriales. La autoridad de facto ni siquiera reconoció aquellos casos en
que parte de las tierras del fundo pertenecían al Título de Merced y, por tanto, se encontra-
ban usurpadas. Se desoyó la demanda mapuche que databa del proceso mismo de radicación
y que había encontrado un canal de expresión en la Reforma Agraria.
En el caso de la revocación del Acuerdo Expropiatorio del fundo ‘La Lobería’, se dicta-
minó lo siguiente:

371
Reclama la Restitución del predio usurpado que indica, al Honorable Comité Ejecutivo Agrario de Cautín,
en Expediente CORA SAG Nº 2275, fundo ‘Loberías’.
372
Reunión comunidades Koi koi, Pilolkura y Champulli, 7 de julio de 2001.

253
“El Comité Ejecutivo Agrario, en su quinta reunión de fecha 3 de Diciembre de
1973, acordó lo siguiente:
Teniendo presente: que por acuerdo Nº 2.543 del 3 de Diciembre de 1971, se expro-
pió el predio denominado La Lobería, de propiedad de don Domingo Durán Kind,
sobre el cual la CORA ha tomado posesión material, constituyéndose legalmente el
Centro de Reforma Agraria; que la causal aducida para la expropiación aparece
desvirtuada con los antecedentes que el Depto. Técnico ha traído a la vista, espe-
cialmente por las condiciones sociales imperantes a partir del 11 de Septiembre de
1973; que por razones de seguridad y de un mayor rendimiento en la actividad
agropecuaria en la zona, se hace necesario restablecer a la mayor brevedad la nor-
malidad de las labores productivas en esa área y, en uso de las facultades conferi-
das al C.E.A. por el Bando Nº118 de fecha 8 de Noviembre de 1973, se ha resuelto:
Restituir provisoriamente la posesión material del predio, quedando a salvo la fa-
cultad del Consejo CORA para pronunciarse en forma definitiva.
Para asegurar el fiel e íntegro cumplimiento de esta resolución y del Acta”373.
En síntesis, el predio La Lobería retornará a la familia Durán, incluso con anterioridad
a la dictación del Acta de Revocación del Acuerdo Expropiatorio, la que está fechada re-
cién el 5 de abril de 1974374. Se adujeron razones de seguridad interior y la inminente
necesidad de poner en producción el predio para proceder a la restitución transitoria, mien-
tras se dictaba el Acta de Revocación definitiva del Acuerdo Expropiatorio, y no se consideró
que el predio tenía más de 40 hectáreas de riego básico (43,62 HRB), que formaba parte de
un predio de mayor cabida que fue subdividido por la familia Durán Kind para sustraerlo
del proceso de Reforma Agraria, y que, en consecuencia, procedía continuar con la expro-
piación y entregar las tierras a las comunidades mapuches que la demandaban.
A la solicitud de revocación del fundo Lobería, presentada por la familia Durán Kind, se
sumaron los propietarios de los demás predios que junto a Lobería formaban parte de hijue-
las del mismo fundo subdividido años antes de la expropiación, y sobre los cuales se había
constituido el Centro de Reforma Agraria La Lobería. Alegaron la revocación: Juan Bravo
Leal, ex propietario del predio Lote Nº1 del fundo El Plumo375 , y Ernesto Mickelsen M., ex
propietario del predio Toquihue o Lote Tres fundo El Plumo o Lobería376 , logrando que el
Comité Ejecutivo Agrario les devolviera las tierras el mismo día 3 de diciembre de 1973.

373
Comité Ejecutivo Agrario Cautín, Resolución, Temuco, 7 de diciembre de 1973, Expediente CORA SAG
Nº2275, página 43.
374
Acuerdo de Consejo CORA Nº 931 de 1974, Expediente CORA SAG Nº2275.
375
Solicita Restitución de predio que indica, ‘Lote 1 del fundo El Plumo’, Nueva Imperial, 19 de noviembre de
1972, Expediente CORA SAG Nº2273.
376
Solicita Restitución de Predio que indica, ‘Toquihue’, Expediente CORA SAG Nº2278, a fs.49.

254
Los resultados de la acción del Comité Ejecutivo Agrario en la Araucanía, en relación
a las tierras expropiadas a favor de familias y comunidades mapuches durante el proceso
de Reforma Agraria, significó la devolución de 98 predios de los 163 expropiados, restitu-
yendo a los antiguos propietarios un total de 100.392,3 hectáreas, lo que representa el 65%
de las tierras expropiadas con participación mapuche en las provincias de Malleco y Cau-
tín.
La devolución de las tierras se caracterizó por la revocación de la mayoría de los fun-
dos expropiados durante el gobierno de la Unidad Popular (1971-1973), lo que demuestra
el carácter político y revanchista que adquirió la Contra Reforma Agraria a través de la
acción del Comité Ejecutivo Agrario. Esta política se manifestó con particular crudeza en
aquellos predios donde estaban involucradas comunidades mapuches. Este es el caso de los
predios expropiados en el mes de agosto de 1972, en virtud del acuerdo entre la Corpora-
ción de Reforma Agraria y la Dirección de Asuntos Indígenas, donde 37 predios pasaron a
ser restituidos a las comunidades mapuches, y de los cuales –producto de la Contra Refor-
ma Agraria– se devolvieron 33 predios, es decir el 89%. Cabe recordar que estos predios
correspondían a tierras usurpadas a comunidades mapuches y que habían sido restituidas
respondiendo a la demanda histórica de las comunidades.
Así mismo, el Comité Ejecutivo Agrario revocó la totalidad de las expropiaciones con
participación mapuche de las comunas de Lonquimay, Pucón, Toltén y Victoria. En estas
comunas, fueron devueltas a sus antiguos propietarios el 100% de las tierras expropiadas a
favor de familias y comunidades mapuches.
En las comunas de Carahue, Loncoche, Lumaco, Temuco, Perquenco y Purén, la CORA,
a través de Comité Ejecutivo Agrario, revocó los acuerdos expropiatorios de más de la
mitad de los predios que favorecieron a mapuches en el proceso de Reforma Agraria. Ejem-
plo de lo obrado corresponde a las comunas de Lumaco y Carahue, donde la totalidad de los
fundos expropiados durante la Unidad Popular fueron devueltos a los antiguos propieta-
rios, quedando para parcelar los expropiados en el gobierno de Eduardo Frei Montalva. En
las comunas de Lautaro, Los Sauces y Villarrica, la Contra Reforma Agraria significó que
entre un 40 y 50% de las tierras reformadas en poder de mapuches se devolvieran a los
antiguos propietarios. En las comunas de Cunco y Galvarino, se devolvió un tercio de las
tierras en poder de mapuches, y en la comuna de Collipulli se devolvió un 23% de la super-
ficie expropiada. Solo en las comunas de Freire y Nueva Imperial la superficie devuelta fue
igual o menor al 5%, esto debido a que la mayoría de los predios expropiados lo fueron
durante los gobiernos de Jorge Alessandri y de Eduardo Frei Montalva.

255
Cuadro N°29
Contra Reforma Agraria:
Revocaciones de predios expropiados a favor de mapuches por comunas

Comuna N° Predios N° Predios % Predios Año de la Superficie Superficie % Superficie


Expropiados Revocados Revocados Expropiación Expropiada Devuelta / Hás Devuelta
hás.

Angol 2 0 0 70 y 72 914,7 0 0
Carahue 10 7 70% 71 al 73 6.431,7 5.079 67%
Collipulli 4 3 75% 1972 2.895,1 652,2 23%
Cunco 9 3 33% 1972 4.352,1 1.526,1 35%
Ercilla 9 2 22% 1972 9.206,28 1.898 21%
Freire 9 1 11% 1972 8.889,7 404,2 5%
Galvarino 11 6 55% 1972 7.991 2.586,9 32%
Lautaro 33 20 61% 71 al 73 13.327,2 5.511,5 41%
Loncoche 4 3 75% 1971-1972 2.610,6 1.558,4 60%
Lonquimay 5 5 100% 1971-1972 53.652 53.652 100%
Los Sauces 2 1 50% 1972 2.292,1 1.062,6 46%
Lumaco 19 16 84% 71 al 73 15.502,1 10.387,7 67%
Nueva
Imperial 11 1 9% 1972 5.083,6 157 3%
Temuco 5 4 80% 1971-1972 2.246 1.194,4 53%
Perquenco 8 6 75% 1972 1.455,5 628,1 53%
Pitrufquén 2 2 100% 1972 272,2 272,2 100%
Pucón 2 2 100% 1972 1.375,5 1.375,5 100%
Purén 4 3 75% 1971-1972 2.384 1.396,4 58%
Toltén 2 2 100% 1971-1972 3.651,1 3.651,1 100%
Traiguén 0 0 0 0 0 0 0
Victoria 9 9 100% 1972-1973 4.013,5 4.013,5 100%
Villarrica 3 1 33% 1972 3.670,3 1.810,4 49%
163 97 58% 152.416,48 98.817,2 65%
Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio
Agrícola y Ganadero SAG. Departamento de Tenencia de la Tierra. Santiago.
Cuadro N°30

256
Contra Reforma Agraria: Detalle de predios expropiados a favor de mapuches y
devueltos a sus antiguos dueños o revocada la expropiación

Comuna Predio Propietario Expropiación Asentamiento Hás. HRB

Carahue Rucalan y Butalon Rucadiuca Juan B. Landerretche 03-Feb-71 Escudo Chileno 704 31,41
y otro Ex Arnoldo Ríos
Carahue La Lobería Domingo Antonio 03-Dic-71 Lobería 618,5 43,62
Durán Kind
Carahue Lote N° 2 Fdo. Plumo y Lobería Fernando 03-Dic-71 Lobería 501,6 34,32
Kuschel Toledo
Carahue Lote N° 1 del Fundo El Plumo Juan Bravo Leal 03-Dic-71 Lobería 523,4 27,72

Carahue Pte. Hij. 30, 31, 32 Pte. Lote Ernesto Nickelsen 03-Dic-71 Lobería 528,3 32,63
N° 3 del Fdo. Plumo y Lobería Moller
Carahue Lote letra D Fdo. Nehuentúe Mario Antonio 20-Jul-72 s/i 563,4 36,46
y Lotes A, C, D Fdo. Nehuentúe Alvarez Lara
Carahue Lote de Terreno comprendido Sergio Alfonso 06-Mar-73 s/i 520,2 47,65
dentro del Fdo. Nehuentúe que Alvarez Lara
corresponde al Lote F y
Lote G
Collipulli San Sebastián o Los Pinos, 2 Nolberto Fernández 07-Ago-72 Patria Nueva 513,6 48,26
Retazos Huapitrio Fuentes
Collipulli Hijuela N°7 A Maica Alberto Vidal López 25-Ago-72 s/i 116,6 10,45
Collipulli Hijuela 20 hás. parte de la Octavio Jarpa Pimentel 25-Ago-72 Avance 22 2,7
Hijuela El Retiro Campesino
Cunco Molulco Comunidad Edmundo 09-Jun-72 s/i 1.200 64,6
y Luciano Hiriart
Caumont
Cunco 44 Hás. en Cherquenco y Predio José Lorenzo 25-Ago-72 s/i 297 17,69
Buena Vista, La Cumbre Escobar Garcés
y Bellavista
Cunco Resto 20 hás. El Tesoro Pedro Benavente 25-Ago-72 s/i 29,1 4,16
Brower
Ercilla Alaska y Temucuicui Sucesión Carlos 23-Mar-72 Carlos Cortés Díaz1.652 82,36
Patterson Romero
Ercilla Hijuela Oriente de Chiquitoy Jorge Cano Fernández 23-Jun-72 Che Guevara 246 18
Freire Fdo. San Luis o Los Cipreses Ulises Odelfla 20-Jul-72 s/i 404,2 11,65
Sepúlveda Rost
Galvarino Los Peumos Emilio Raulin Zamponi 07-Abr-72 Los Trigales 700,4 76,02
Galvarino Santa Cruz María Teresa Henrion 09-Jun-72 Chile Fértil 811,1 35,69
Navarrete
Galvarino Parte Fundo Reñico Elena Hernández 09-Jun-72 Chile Fértil 333,4 14,67
Hernández
Galvarino Parte Fundo Reñico Amada Sepúlveda 09-Jun-72 Chile Fértil 450 19,8
Narváez
Galvarino Mitad Hij. Santa Rosa Rodolfo de La Peña 23-Jun-72 s/i 194,7 4,28
Galvarino Mitad Hij. 188 hás. Sta. Rosa Domingo de La Peña 23-Jun-72 s/i 97,3 5
Lautaro Las Vertientes, Los Riegos Sinforosa Golbel Rivas 17-Feb-71 Galvarino 400,7 44,19
Lautaro Lote N° 1 Fdo. Brasil Luis Faure Silva 15-Abr-71 Colo-Colo 368,4 45,97
(continúa en pág. siguiente)

257
Lautaro Hij. N° 49 y Fdo. Huerqueco Guillermo Faure Silva 20-May-71 Campo Lindo 566,1 55,82
Lautaro Muco Alto Pablo Goebel Rivas 20-Ago-71 Roble Huacho 654,2 77,62
Lautaro El Vergel y una Hij. 40 hás. Miguel Rioseco Espinosa 30-Ago-71 s/i 325,5 44,3
Lautaro Hij. 2 Bellavista y La Peña Rodolfo Velasco Cruz 23-Mar-72 Pedregal 246,8 35,79
Lautaro Lote 35 hás. Div. Hij. N° 70 Tomasa Rivas Durán 25-May-72 Los Encinos 635,9 86,62
Plano N° 4 de Lautaro
y varias hijuelas
Lautaro Hij. N° 1 Reducción María José Daettwyler Weibel 20-Jul-72 s/i 10,4 11,5
Dolores Chavarría
Lautaro Quitralcura Lilian Odette Fontanaz 20-Jul-72 Cuel Ñielol 191,2 21,04
y otra
Lautaro Hij. 3 Div. Fdo Bellavista Moisés Velasco Cruz 28-Jul-72 Pedregal 271,2 39,32
Las Peñas
Lautaro Hij. 2° Div. Fdo. Bellavista Rodolfo Velasco Cruz 28-Jul-72 s/i 246,8 35,79
La Peña
Lautaro Hij. 1° Div. Fdo. Bellavista Enrique Loyola 28-Jul-72 Pedregal 236,8 34,34
y La Peña Francois
Lautaro 386 hás. Hij. N° 65 A e Hij. Isidro García Miranda 28-Jul-72 s/i 414,4 22,92
N° 2 B de 5 hás. El Mirador
Lautaro Hij. 4° Bellavista y La Peña Carmen Velasco Cruz 07-Ago-72 Pedregal 247,6 33
Lautaro Fundo Muco Ricardo García García 11-Ago-72 La Quebrada 340,2 26,48
Lautaro Hijs. N° 8,6,1 y 2 Predio San Adriana Espinoza viuda 25-Ago-72 Los Canelos 149,1 16,23
Alberto y Poco a Poco e Hijuela de Carderen e hija
Alihueco
Lautaro Hijuelas 7,8,9,10,11,12,13, Pablo Castillo Zapata 25-Ago-72 s/i 11 1,49
14,15 y 16 Reducción Anastasio
Morales
Lautaro Hij. N° 40 A de 11,72 hás. Benjamín y Andrés 27-Mar-73 s/i 11,2 0,49
ubicadas en Collimallin Truan Billiard
Lautaro Predio Elvetia y doce hás. Leún, Aída y Guillermo 27-Mar-73 s/i 60 6,64
Lavín Urra, Juan, Hugo,
Elcira y María Lavín
Lautaro Hijs. de la ex Reducción de Andrés y Benjamín 27-Mar-73 s/i 124 2,32
Santos Curinao y otros retazos Truan Billiard
Loncoche Parte Fdo. Pinchafil San Pedro Manuel Cevo Espínola 12-Mar-71 s/i 161,3 19,78
Loncoche Lote A Fdo. Chesque Parte del María Henríquez 03-Dic-71 Michimalonco 335,2 45,45
Lote N°1196 Chávez vda. de
Doyharcabal
Loncoche Lote Compuesto por Fdo. Miguel Federico 09-Jun-72 s/i 1.061,9 46,72
Sta. Anatilde Lisandro Jiménez
Valderrama
Lonquimay Galletue Cristina Yolanda 20-Ago-71 s/i 4.400 66
Ruedi Monroy
Lonquimay Quinquen Andrés Lamoliatte
Darraco 26-Ago-71 s/i 6.680 100,2
Lonquimay Galletue Andrés Lamoliatte 09-Sep-71 s/i 19.153 287,29
Darraco, María Juana
Diharce Labadie,
Salvador Lledó
Candela
Lonquimay Fdo. Chilpaco Soc. Agríc. Ñireco Ltda. 09-Jun-72 San Pedro 19.739 276,08
Lonquimay Fdo. Porvenir o Lolen Soc. Agríc. Fresard Hnos. 30-Nov-72 El Porvenir 3.680 61,05
(continúa en pág. siguiente)

258
Los Sauces Fdo. Centenario Wally Gertrud 23-Mar-72 21 de Mayo 1.062,6 83,12
Kramer Spichiger
Lumaco Resto del Predio Nancahue Aída Figueroa Yávar 01-Jul-71 1.904,9 119,24
y otros
Lumaco Hij. Oriente Fdo. Pidenco Víctor Guillermo 01-Jul-71 San Guillermo 1.440,3 54,82
Uribe Barra
Lumaco Fdo. Tranaquepe y Víctor Guillermo 01-Jul-71 San Guillermo 688,2 33,21
Quintas Adyacentes Uribe Barra
Lumaco Estados Unidos Anacleto Marín Godoy 01-Jul-71 Montituin Mapu 780,5 22,31
Lumaco Parte Fdo. Santa Elena Enrique Stappung 25-Ago-72 Pelantaro de 176 6,25
Luchsinger Malleco
Lumaco Hij. Indígena N° 2 Ex Reducción Humberto Fuentes 25-Ago-72 s/i 9,4 0,36
Coña Raiman en Quetrahue Moreno Hnos. y otros
Lumaco Fdo. Quetrahue Mario Arturo Chávez 25-Ago-72 s/i 362,4 15,95
Rivas y hermanos
Lumaco Lote C Fdo. Ranquilco Gumercindo Chávez 25-Ago-72 s/i 430,4 27,11
González y otra
Lumaco Dos Lotes Fdo. Ranquilco Gumercindo 25-Ago-72 s/i 10 0,46
Chávez González
Lumaco Hij. 22 o Hij. 22 A Reducción Rosario Inostroza 25-Ago-72 s/i 7,7 0,45
Juan Leviman Beltrán
Lumaco Hijs. 2,5,13,14 y 15 Reducción Pablo Beneventi Yaconi 25-Ago-72 s/i 67,9 3
Pedro Huinca e Hij. 2°
Reducción Lorenzo Avendaño
Lumaco Hij. N° 14 Reducción Pascual Rigoberto Barra 25-Ago-72 s/i 18,1 0,9
Carilao Elgueta
Lumaco Hij. 87 hás. 5º áreas y Retazo Abel Armando 25-Ago-72 s/i 92,2 4,15
Terreno 4 hás. El Maitén Rathgeb Pilser
Lumaco Santa Rosa de Colpi Leon, Aída 13-Ago-73 s/i 1.575 87,64
y Guillermo Lavín
Urra; Juan, Hugo,
Elcira y María
Lavín Gazmuri
Lumaco Fdo. La Herradura Juan Balocchi Bernardi 13-Ago-73 s/i 1.005,6 43,53
Lumaco Fdo. Venecia Juan Balocchi Bernardi 13-Ago-73 s/i 1.819,1 71,83
Nueva Imperial Hij. N° 264 y 265 Los Pinos Alicia Cofré Ovalle 25-Ago-72 s/i 157 20,3
Padre Las Casas Hij. N° 41 Guillermo Germán 24-Mar-72 s/i 9,6 1,39
Uldrich Walk
Padre Las Casas Hij. Terreno ubicada en Pilpelco Hans Otto 25-Ago-72 s/i 50,6 7,04
Gudenschwager Riveros
Perquenco Fundo Pencahue Erica Fica Fica 08-Ene-72 s/i 274,4 39,78
de Pastack
Perquenco Predios de 40 hás. y 24 hás. Enrique Eyssautier 25-Ago-72 s/i 65,1 8
Los Laureles Bertrand
Perquenco Hij. N° 3 Parte de Hijs. N° 4,5,9, Enrique Eyssautier 25-Ago-72 s/i 119,1 16,67
10, 16, 14, 3, 30, 31, 34, 33, 21, 27, Bertrand
24, 26, 11, 12 de Comunidad
Indígena Luciano Cayul
Perquenco Hij. N° 25 ex Predio Eduardo Eyssautier 25-Ago-72 s/i 5,7 0,44
Luciano Cayul Aguilera
Perquenco Hijs.37,64,40,51,39,49,52 Juan Yaeckel Reinicke 25-Ago-72 s/i 75,6 11,09
y 41 ubicados en Quillen
(continúa en pág. siguiente)

259
Perquenco Hij. N°19 de 10 hás. 32 áreas Luis Martín 25-Ago-72 s/i 88,2 5,15
y terreno Fdo. Carilao Grunewadt Fuentes
Pitrufquén Varios Lotes Terreno Miguel Lacámara Baso 20-Jul-72 s/i 232,2 31,88
Fundo Quilquilco
Pitrufquén Predio 34 hás. 13 áreas en Ana Julia Peigma 20-Jul-72 s/i 40 8,2
Quilquilco y de Lacamara
Lotes N° 2 de 8 hás.
y Nueva Sta. Berta
Pucón Llafenco Fidel Altamirano Novoa 07-Abr-72 s/i 1.164,5 78,2
Pucón Predio 202 hás. y Predio Luis Guillermo 25-Ago-72 s/i 211 18,07
13 hás. en Caburga Jara Campos
Purén Hijuela La Primera o Centinela o Rosendo 01-Jul-71 La Araucana 438,4 32,87
Santa Raquel o Nilhue Vásquez Matus y otros
Purén Fundo Santa Cruz Críspulo Ramírez Lara 09-Jun-72 s/i 402,1 22,97
Purén Fundo El Rincón Enrique Stappung 09-Jun-72 Pelantaro de 555,9 31,99
Luchsinger Malleco
Temuco Los Copihues Monte Oscuro Carlos Daniel Quezada 20-Ago-71 s/i 1.083,6 75,04
o Chivilca y Varios Lotes Cid, María Magdalena
e Hijuelas Cid Baeza
Temuco Hijuela Terreno ubicado Hans Otto 25-Ago-72 s/i 50,6 7,04
Piopilco Gudenschwager Riveros
Toltén Los Boldos y retazo parte Laura Echavarri Otiñao 24-Jun-71 s/i 2.598,1 111,4
fundo La Mañana
Toltén Resto de predios rústicos Fundo Federico Brito Salvo 20-Oct-72 s/i 1.053 67,22
Los Boldos
Victoria Hij. N° 4 Fdo. Filadelfia Luisa Celestina 25-Ago-72 s/i 8,4 1,03
Delarze Gaillard
Victoria Resto Hij. C o 3era del Plano Adolfo Salinas Valeria 25-Ago-72 s/i 280,2 34,34
Antigua Hacienda Huillinlebu
Victoria Las Lomas César Ruiz Urrea 25-Ago-72 s/i 70,4 8,65
Victoria Hij. N° 3 Fdo. Sta Rosa Felisa Bastilisa 25-Ago-72 Villa Portales 643,1 61,65
de Adencul Pérez Díez de Alegría de Santa Rosa
Victoria Hijs. N° 1, 2 y 3 Fdo. Osvaldo Temer Oyarzún 25-Ago-72 s/i 103,6 12,74
Los Alamos e Hij. Pagadora
Victoria Hijuela La Guarda Ema Meier Birchmeter 25-Ago-72 s/i 135,2 16,62
Victoria Hij. 2a Div. Fdo. Sta. Rosa de Hernán Pacheco Wicks 25-Ago-72 Villa Portales 611,2 81,08
Adencul de Santa Rosa
Victoria El Arco Andrés de la 25-Ago-72 s/i 482,2 56,39
Maza Lavanderos
Victoria Caillin o San Gregorio Svend Hansen Nielsen 12-Jul-73 s/i 1.679,2 84,82
Villarrica Fundo El Carmen Elena Ansorena Lobos 08-Ene-72 s/i 1.810,4 79,66

Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio


Agrícola y Ganadero SAG. Departamento de Tenencia de la Tierra. Santiago.

260
2.2 Parcelación de los asentamientos y marginación de los mapuches
En la Araucanía, una vez concluido el proceso de devolución de tierras por medio de la
revocación de los Acuerdos Expropiatorios, en Mayo de 1974 se anunciaba el inicio de la
segunda etapa, que correspondía a la parcelación de las tierras que quedaban disponibles.
El Intendente Militar de Cautín, Francisco Pérez Farías, anunciaba el cambio de política en
un acto con los agricultores en el Teatro Municipal de Temuco:
“... Terminado este proceso de regularización (devolución de las tierras a los anti-
guos propietarios) se ha entrado en la segunda etapa al iniciar la entrega de títulos
de dominio en propiedad individual a cada uno de los agricultores”377.
La entrega de títulos de dominio correspondía a la subdivisión de las tierras de los
asentamientos y cooperativas, incluidos aquellos que contaban con participación mapuche
y que no habían sido devueltas a los ex propietarios. El proceso de asignación estuvo mar-
cado por la discriminación política, étnica y en muchos casos por la arbitrariedad del
interventor militar de los asentamientos o de los funcionarios del Estado, que marginaron
a los mapuches de la asignación de parcelas, privilegiando a ex inquilinos, medieros o asen-
tados venidos de otros asentamientos.
Respecto a los criterios para elegir a los posibles beneficiarios de parcelas de la Refor-
ma Agraria, estos fueron entregados por el primer ministro de Agricultura de la Junta
Militar de Gobierno, coronel de Aviación (r) Sergio Crespo, en noviembre de 1973, señalan-
do que no todos los asentados obtendrán tierras y que existirá un proceso de segregación
de los beneficiarios:
“La tierra será entregada a quien realmente la merece conforme a los acuerdos de
la Junta de Gobierno de interpretar fielmente el espíritu y letra de la Ley de Refor-
ma Agraria ... No todos los asentados serán propietarios ya que la tierra no alcanza.
Una comisión hará una encuesta para determinar quiénes merecen ser propieta-
rios. [...] Una vez entregados los títulos individuales de dominio, los campesinos
dejarán de ser asentados convirtiéndose en agricultores”378.
Basta señalar que la tierra no alcanza para repartirla entre los asentados, entre otras
razones, porque una proporción importante se devolvió a los antiguos dueños, reduciendo
las tierras disponibles para la constitución de la propiedad a favor del campesinado.
Al respecto el ministro Crespo, anunció que “...Los campesinos que no resulten favoreci-
dos con tierras les será devuelto el dinero que les corresponde por animal, instalaciones
comunitarias, como bodegas, etc.”379. En la práctica, esta promesa no fue cumplida, los ex

377
El Diario Austral de Temuco, 26 de mayo de 1974, páginas 1 y 12.
378
El Diario Austral de Temuco, 20 de noviembre de 1973, página 5.
379
El Diario Austral de Temuco, 20 de noviembre de 1973, página 5.

261
asentados perdieron sus derechos sobre estos bienes, los que fueron objeto de confiscación
por el Estado, sin que se les compensara el daño patrimonial causado.
Uno de los mecanismos rectores en la asignación de tierras fue el Decreto Ley N°208,
promulgado en Diciembre de 1973, el que proscribió a las organizaciones mapuches y campe-
sinas a la vez que le dio sustento legal a los reportes de los delegados militares que se
encontraban en los asentamientos de la Reforma Agraria, legalizando la persecución política
en el campo. El mismo decreto prohibió asignar tierras a aquellos dirigentes o campesinos
que, durante el proceso de Reforma Agraria, hubiesen participado en ‘tomas’ de fundos.
Esta situación afectó particularmente a las comunidades mapuches y sus miembros, quie-
nes habían protagonizado un proceso político en el que habían sido fundamentales, precisamente,
las ocupaciones de fundos y las ‘corridas de cercos’, acciones a través de las cuales presionaron
por la aplicación de la Ley de Reforma Agraria en favor de sus reivindicaciones territoriales.
Un ejemplo de la marginación mapuche en el proceso de asignación de tierras fue lo
ocurrido en el Asentamiento Cuel Ñielol, de Galvarino. Aquí se comenzó por la represión a
sus dirigentes y asentados, para luego una parte de las tierras recuperadas por las comuni-
dades colindantes ser devueltas a los antiguos propietarios y otra porción ser parcelada.
En efecto, Carlos Fontanaz Bertón, el 16 de noviembre de 1973, solicitó al Comité Eje-
cutivo Agrario de Cautín que se excluya de la expropiación parte de su antiguo predio380 ,
accediendo el Comité, por Resolución de 13 de diciembre de 1973, a excluir del predio una
superficie de 20,27 hectáreas de riego básico, y restituirla a la familia Fontanaz. El C.E.A.
basó su dictamen en que “la explotación por parte del Asentamiento es irregular”, quedando
en manos de la CORA 98,24 hectáreas de riego básico, aproximadamente 2.213 hectáreas
físicas, que correspondieron al resto del Predio Ñielol, Porvenir y Quitralcura. La CORA,
en el proceso de asignación de parcelas, dejó fuera a la gran mayoría de los antiguos asen-
tados y expulsó a los miembros de las comunidades mapuches.
El testimonio del ex Presidente del Asentamiento Cuel Ñielol, Carlos Peñeipil, da cabal
cuenta de lo acontecido en los predios durante la Contra Reforma Agraria:
“Después del Golpe del 73 a los mapuches nos echaron al tiro del Asentamiento, ahí
empezaron a mandar los milicos y aquí en el área Lautaro de CORA quedó un Capi-
tán al mando, como Jefe de Area de CORA. Por supuesto él tiró al tiro pa’ la gente
más grande de Galvarino, y entonces vino a una reunión y decía ¿tu cuando tierra
tienes? 1 hectárea, entonces p’afuera, 2, p’afuera, y así, y todos p’afuera sin nada. Y
nosotros teníamos situación formada, teníamos capital, teníamos 800 animales va-
cunos, 3 tractores, siembra, cosechábamos 5.000, 10.000 quintales de trigo, y no nos
dieron un peso de utilidad, ellos, los milicos, pusieron un milico en CORA y un
milico en cada asentamiento.
380
Temuco, 16 de noviembre de 1973, “Solicita se excluya de expropiación parte de predio que indica”, en
Expediente CORA Nº 899, a fs. 19.

262
Cuadro N°31
Parcelación de los asentamientos
con participación mapuche por comunas

Comuna N° de predios Año de Superficie


parcelados Expropiacion en hás.

Angol 2 1970-1972 914,7


Carahue 3 1965-1966 2.472,3
Collipulli 1 1971 2.242,9
Cunco 6 1965-.66-72 2.826
Ercilla 7 1971-1973 7.308,28
Freire 8 1962-66-1971 8.485,5
Galvarino 3 1971 4.739,1
Lautaro 12 1969-1971-72 7.002,7
Loncoche 1 1971 1.052,2
Los Sauces 1 1971 1.229,5
Lumaco 3 1969-1972 5.114,4
Nueva Imperial 10 4.926,6
Perquenco 2 1971-72 827,4
Purén 1 1969 987,6
Temuco 1 1971 1.251,8
Villarrica 2 1969-1972 1.859,9
Total 63 53.240, 88
Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA, Archivo
Servicio Agrícola y Ganadero, Departamento de Tenencia de la Tierra.

Ellos hacían los balances a su ‘pinta’, por ejemplo si cosechamos 3.000 quintales de
trigo cuando hacían el balance pasaban 500 quintales al inventario y el resto al
milico que estaba como administrador, si habían 1.000 animales pasaban 200 y el
resto ¿quién sabe?, y así con todo, a nosotros nos echaron y no salimos con nada, con
nada… Eso fue en el año 74, en marzo del 74.
Aquí no recuperó el dueño, aquí el fundo pasó al SAG (Servicio Agrícola y Ganade-
ro), y el SAG entregó parcelas a la gente de aquí. De los 70 asentados le entregó
parcelas a 16 personas, entre esos 3 mapuches, los que dijeron que no tenían tie-
rras, y el resto lo pasaron a remate”381.
381
Carlos Peñeipil, Galvarino, miércoles 30 de junio del 2001.

263
En total, de los 163 predios expropiados a favor de comunidades o con participación
mayoritaria mapuche, solo se parcelaron un total de 63 predios, por una superficie de
53.240,88 hectáreas. Del total asignado, se estima que menos de un 50% de estas tierras le
fueron entregadas a algún asentado mapuche, por tanto, la superficie aproximada de tie-
rras de todo el proceso de Reforma Agraria que finalmente llegó a poder de mapuches no
supera las 25 mil hectáreas, esto es el 16% de las tierras recuperadas entre 1962 y 1973. El
resto de las tierras, es decir, el 84% fue devuelto a sus antiguos propietarios o se entregó en
parcelas a ex inquilinos o medieros.

Cuadro N°32
Parcelación de los predios expropiados a favor de mapuches

Comuna Predio Propietario Expropiación Asentamiento Contra Hás HRB


Reforma
Agraria

Angol Cutipay Comunidad Soto 22-May-70 Poder Campesino Cutipay 801,7 139,9
Sanhueza
Angol Fdo. La Arcadia Rosa Conejeros 23-Mar-72 Poder Campesino Cutipay 113 13,23
e Hijuela San José Bennewitz
de Maturana
Carahue Cuyinco Larroulet Transferencia de 14-Dic-65 Coop. Cuyinco Coop. Cuyinco 616 S/i
Corfo a Cora
Carahue Cuyinco Olea Transferencia 14-Dic-65 Coop. Cuyinco Coop. Cuyinco 418,2 s/i
de Corfo a Cora
Carahue Pancul José Andueza 14-Abr-66 Coop Miraflor Coop. 1.438,1 25,54
de Pancul Miraflor
de Pancul
Collipulli Río Rita Enrique Jofré 15-Abr-71 Juan Huilipán La Montaña 2.242,9 132,67
Francois
Cunco Fdo. El Natal o Adolfo Segundo 03-Feb-72 Chile Arauco Chile Arauco 644 61,89
Santa Lidia Medina Salazar
Cunco Las Hortensias Transferencia a
Cora 01-Ene-65 Cooperativa Coop. Las 1.423 s/i
Las Hortensias Hortensias
Cunco Sta. Ema Francisco Müller 23-Nov-66 Cooperativa Coop. Las 144,8 s/i
Las Hortensias Hortensias
Cunco Sta. Rosa Francisco Müller 23-Nov-66 Cooperativa Coop. Las 122,4 58,65
Las Hortensias Hortensias
Cunco Las Lagunas Francisco Müller 23-Nov-66 Cooperativa Coop. Las 182,3 72,48
Las Hortensias Hortensias
Cunco 300 hás. Terr. de las Pedro Eyheramendy 08-Ene-72 San Pedrito San Pedrito 309,5 33,24
400 que formaron
la Hij. N° 196
Ercilla Fundo Chequenco Ernestina 06-Feb-73 Valle Hermoso Los Nogales 298,6 36,72
Martín Figueroa
Ercilla Pidenco Ana Kohler 05-Mar-71 El Cobre de El Cobre 2.232,8 188,68
vda. de García Chile de Chile
(continúa en pág. siguiente)

264
Ercilla Varias Hijuelas del Facundo Casas 12-Jul-73 Curaco Cherquenco 536,6 66
Fundo Cherquenco de Castro
o La Marina
Ercilla Retazo Fundo Carlos Fuentes 11-Jun-71 Tesoro de Tesoro de 942,8 94,15
Los Peumos y Campos Malleco Malleco
Fundo Pidima
Caraves
Ercilla Hijuela 2a de Carlos Silva Correa 15-Abr-71 Miguel Cayupan Requen 1.328,8 123,29
Chiguaihue e
Hijuela 2a de
Requen y Quilaco
Ercilla Hijuela Primera María Magdalena 15-Abr-71 Miguel Cayupan Requen 1.055 175,21
de Chiguaihue e Silva Correa
Hijuela Primera
de Requen
Ercilla Hij. 3° de Requen Ignacio Silva Correa 15-Abr-71 Miguel Cayupan Requen 913,68 139,68
Freire Dax, La Mañana Transferencia 31-Oct-62 Rayen Lafquen Rayen 2.399,8 s/i
y Buenos Aires Corfo a Cora Lafquen
Freire San Luis y San Luis Compañía Agrícola 09-Sep-71 Puquereo Puquereo 916,2 120,91
San Isidro S.A.
Freire El Ajial (Hij. 240) Suc. Avelino Mora M. 17-Feb-66 s/i La Esmeralda 385,4 39,83
Freire El Ajial (Hij. 241) Raúl Mora Inostroza 17-Feb-66 s/i La Esmeralda 403,7 s/i
Freire El Carmen Luis Silva Castellón 17-Feb-66 Cooperativa Coop. La 2.192,3 99,27
de Colico La Esperanza Esperanza
Freire Santa Amalia Soc. Agrícola 29-Sep-66 Cooperativa Coop. La 506 s/i
Colico Ltda. La Esperanza Esperanza
Freire Santa Amalia Alicia González B. 29-Sep-66 Cooperativa Coop. La 257,1 21,9
del Lago La Esperanza Esperanza
Freire Quepe Jorge Lavanderos 03-Feb-71 s/i Santa Paula 1.425 153,6
Illanes de Quepe
Galvarino Los Pinos Osvaldo Becker B. 17-Feb-71 El Trébol El Trébol 1.255,7 171,96
Galvarino El Porvenir Hij. Alberto Fontannaz 21-Ene-71 Cuel Ñielol Cuel Ñielol 1.041,2 102,83
El Molino, Lote Berton
Fdo. Ñielol y Lote
Fdo. Doña Cristina
Galvarino Hij. Vallepenco, Carlos Fontanaz 21-Ene-71 Cuel Ñielol Cuel Ñielol 2.442,2 146,67
Una Porción del Berton
Fdo. Ñielol,
Porción Doña
Cristina
Quintralcura,
Sta Margarita
e Hij. El Nogal
Lautaro Santa Ana Carlos Paslack Weber 17-Feb-71 La Espiga s/i 671,2 97,32
Lautaro Santa Ana Pablo Paslack Weber 23-Jun-72 La Espiga s/i 671,2 97,32
Lautaro Tres Hijuelas Carlos Taladriz 01-Abr-71 Lautaro Lautaro 480 65,39
Bermard
Lautaro Lote N° 2 Fdo. Alfredo Palma 11-Jun-71 La Montaña La Montaña 591,4 66,35
Brasil Palma
Lautaro Fdo. Puente Largo Juan de Dios 11-Jun-71 Angostura El Roto Chileno 466,4 57,37
Diez
Gutiérrez y Sra.

(continúa en pág. siguiente)

265
Lautaro Hij. N° 3 Pte. Gilberto Díaz 07-Ene-72 El Roto Chileno El Roto Chileno 581,2 84,27
Antiguo Fdo. González
Puente Largo
y Predio San Pablo
Lautaro Resto Hij. Carlos Riesco Grez 25-Ago-72 s/i El Llaima 631,9 91,62
Quintrilpe y Pte.
Seco Fdo.
Quintrilpe
Lautaro Los Aromos y Julio Fernández Gros 04-Sep-69 El Crucero Cruceros 999,2 131,1
Miraflores
Lautaro Hij. 4 o San Luis Raquel Sáenz Terpelle 21-Ene-71 Santa Clara Cipreses 657,9 105,28
del Fdo. Sta. Julia
Lautaro Huerquenco, Sta. Sinforosa Golbel 17-Feb-71 Arauco Arauco 309,1 42,64
Filomena Los 20 Rivas y otros
Lautaro Varios Terrenos Benjamín y Andrés 25-Ago-72 s/i Transferencia 133,2 14,23
correspondieron Truan Billiard al IDI
Comunidades
Indígenas José
María Toro.
Lautaro Santa Leonor Hernán Gilberto 21-Ene-71 Santa Inés Santa Inés 810 116,3
Diez Taladriz
Loncoche San Andrés Camilo Quezada 03-Feb-71 Michimalonco Michimalonco 1.052,2 116,62
Negrotti
Los Sauces Ñapañir y San Luis Narciso Guidotti 03-Mar-71 Esfuerzo Ñapañir y 1.229,5 73,03
Yubini Ñapañir Pelehuito
Lumaco Parte del Fdo.
Moyna (Reñico y Beatrice Moyna 16-Oct-69 Coop. Reg. Coop. Reg. 3.200,8 146,17
Pililmapu) vda. de Compton Camp. Lautaro Ltda. Campesina.
Lautaro Ltda.
Lumaco Parte del Fdo. Beatrice Moyna 16-Oct-69 Cooperativa Coop. Reg. 1.873,6 105,93
Moyna (San vda. de Compton Reg. Campesina. Campesina
Gerardo, Hueico Lautaro Ltda. Lautaro Ltda.
y Resto del Fdo.
El Peral)
Lumaco Santa Elena, Aurelio Soto Fuentes 25-Ago-72 s/i Tranferenci 40 1,8
Formado por Potrero gratuita
La Montaña, El a INDAP
Maitén y El Pelado
Nueva El Desengaño Enrique Olhagaray 11-Nov-71 Llancahuito Llancahuito 538,5 63,68
Imperial
Nueva Almagro y El Raúl Gutiérrez 09-Jun-72 Llancahuito Llancahuito 509 70,61
Imperial Desengaño Palacios
Nueva
Imperial Resto Pte. Fdo. Marta Sandoval 12-Abr-72 Los Nogales Los Nogales 700,8 110,43
Los Robles y Fdo. Muñoz
Sta. Adela
Nueva
Imperial Ranquilco Ema y Del 07-Dic-66 El Toqui El Toqui 146 s/i
(Hij. N° 1) Mitad Carmen
Poniente Prousing Arias
Nueva Ranquilco (Hij. N° 1) Delia Rosa 07-Dic-66 El Toqui El Toqui 261,8 s/i
Imperial Mitad Oriente Prousing Arias
(continúa en pág. siguiente)

266
Nueva
Imperial Ranquilco Tulio Neira Acuña 07-Dic-66 El Toqui El Toqui 203,5 s/i
(Hij. N° 2) Dos
Retazos de La Mitad
Poniente del
Fdo. Ranquilco
Nueva Ranquilco Patricio Neira Acuña 07-Dic-66 El Toqui El Toqui 119 s/i
Imperial (Hij. N° 3) Un
Retazo de ambas
mitades
Nueva Resto Fdo. Carlos Pedro 24-Ene-68 El Toqui El Toqui 1.354,1 163,39
Imperial Chol-Chol Conus Crauzas
Nueva Bellavista Lucía Shcleyer Coop. Las Coop. Las 382 47,07
Imperial (Hij. N°1) Mac Donald 28-Jul-66 Violetas Violetas
Nueva Bellavista Violeta Greve 28-Jul-66 Coop. Las Coop. Las 711,9 s/i
Imperial (Hij. N°2) Violetas Violetas
Padre Tumuntuco Bernardo Echavarri 11-Feb-71 Unión San Unión San 1.251,8 151,3
Las Casas Cristóbal Cristóbal
Perquenco Pichoy Ricardo Meier 08-Ene-72 Patria Nueva Pichoy 245 31,88
Birch Meier
Perquenco Hij. N° 2 de Waldemar 21-Ene-71 s/i El Sendero 582,4 81,9
San Miguel Paslack Topp
Purén Hij. 2 o Rapahue Victoria Ormeño 17-Jul-69 La Esperanza Valle de Purén 987,6 64,82
González
Villarrica Copihuelpe Víctor Kunstmann 30-Oct-69 s/i Los Copihues 1.465,3 210
Hube y otros
Villarrica Las Vertientes, Soc. Agríc. 25-Ago-72 s/i Flor del Bosque 394,6 39,52
Antiguo Fdo. Las Las Vertientes Ltda.
Vertientes y Pte. Fdo.
Coyahue
TOTAL 63 53.240,88

Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA. Archivo del Servicio


Agrícola y Ganadero SAG. Departamento de Tenencia de la Tierra. Santiago.

2.3 Los remates de tierras de la Reforma Agraria


Finalmente, las tierras reformadas catalogadas como ‘de aptitud forestal’ fueron trans-
feridas a la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y a la Corporación de Fomento de la
Producción (CORFO), para su posterior remate. De los 198 predios expropiados a favor de
mapuches, 3 se remataron, saliendo a subasta 1.478,2 hectáreas. De los tres predios remata-
dos uno correspondió a la comuna de Lautaro y dos a la comuna de Galvarino.
Sobre este procedimiento nos relata don Carlos Peñeipil, ex presidente del Asenta-
miento Cuel Ñielol, refiriéndose al remate de los Fundos Ñielol, Porvenir y Quitralcura:
“El resto del fundo pasó al Remate, lo remató el SAG, un tal Wiedmer lo remató, me parece
que al año 78, por ahí. Nosotros teníamos plantadas como 1.000 hectáreas de pino, se quemó una
parte, como 5 hectáreas, pero ahí fue ‘arreglín’, lo pasaron como bosque quemado, de bajo costo,

267
me parece que fue a 19 o 20 millones de pesos que se vendió. Eso fue lo que remataron, 1.000
hectáreas de pino, ahí Wiedmer puso 5 aserraderos y cortó todo, y de ahí lo vendió a un tal
García, que ahora plantó pino y eucaliptus. De las 16 parcelas que se hicieron quedan 6 en
manos de sus dueños”382.

Cuadro N°33
Contra Reforma Agraria: predios expropiados a favor de mapuches rematados por la CORA

Comuna Predio Propietario Expropiación Asentamiento Contra Hás HRB


Reforma
Agraria

Lautaro Miraflores Carmen, Nora y 21-Ene-71 Fresia Rematado 813 106,77


Sonia García González
Galvarino Hij. o Lote B Fdo. Hernán Quiroz 07-Abr-72 El Canelo Rematada 355,2 15,63
Portahue Valenzuela y otros
Galvarino Hij. C Fdo. Portahue Vitalia De La 09-Jun-72 Los Canelos Rematada 310 38,51
o Santa Elisa Peña de Toro
Total 3 1.478,2

Fuente: Elaborado en base a Carpetas de Expropiación de la CORA, Archivo del Servicio


Agrícola y Ganadero (SAG), Departamento de Tenencia de la Tierra, Santiago.

2.4 Resultados del proceso de devolución de tierras


Las comunidades y familias mapuches de las provincias de Malleco y Cautín, que du-
rante el proceso de Reforma Agraria tuvieron acceso a la recuperación de tierras, lograron
acceder a 152.416,88 hectáreas, correspondientes a 163 predios expropiados, más 68.341
hectáreas recuperadas por la Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas. Sin embargo,
no se logró resolver la transferencia legal a las comunidades. Por tanto, de las aproximada-
mente 220 mil hectáreas recuperadas, solo unas 25 mil hectáreas pudieron ser transferidas
a comunidades y familias mapuches mediante la parcelación de la CORA, o a través de las
transferencias de tierras al INDAP-DASIN efectuadas en la década de 1980. A través de la
revocación de Acuerdos Expropiatorios, se devolvieron 98 fundos a sus antiguos propieta-
rios, con una superficie total de 100.392,3 hectáreas; se remataron tres fundos; y las tierras
de la Comisión de Restitución nunca fueron transferidas y, por tanto, por la vía de los
hechos fueron devueltas a sus antiguos propietarios. Solo una ínfima parte de la tierra
recuperada fue entregada en parcelas CORA a algunos mapuches, que no fueron excluidos
del proceso de asignación.

382
Carlos Peñeipil, Galvarino, miércoles 30 de junio del 2001.

268
Finalmente, podemos decir que el proceso de Contra Reforma Agraria concluye legal-
mente con la promulgación de dos Decretos que ponen un final irreversible a la Reforma
Agraria y declaran fuera de la ley a las organizaciones protagonistas del proceso: el 20 de
octubre de 1978, a través del D.L. Nº 2.346 se declararon disueltas siete organizaciones
sindicales, entre ellas las Confederaciones Campesinas Unidad Obrero Campesina y Ran-
quil; y, en diciembre de 1978, se disuelve la Corporación de la Reforma Agraria, CORA por
el D.L. Nº 2.405, siendo sucedida transitoriamente por la Oficina de Normalización Agraria,
ODENA, de existencia efímera, entre el 1 de enero de 1979 y el 31 de diciembre de 1979.

2.5 El despojo de los bienes mapuches en los asentamientos


Una constante que caracterizó el proceso de Reforma Agraria es la pérdida de la tota-
lidad de los bienes y mejoras que los asentados mapuches introdujeron a los predios que
fueron objeto de Reforma Agraria, tanto de los bienes comunes como individuales.
Don Reinaldo Penchulef, ex secretario del Asentamiento Cuel Ñielol, en la comuna de
Galvarino, denuncia al respecto:
“Dejamos muchas cosas en ese Asentamiento, cuando luego del 73 vino el Golpe:
alrededor de 1.500 cabezas de vacuno, 5 tractores funcionando, alrededor de 6.000
o 7.000 sacos de trigo cosechábamos al año, todo lo que se derrumbó con el Golpe
Militar, toda la construcción que el campesino mapuche hizo en esos tiempos. Fue-
ron momentos tristes, unos sufrieron más, otros menos, pero la represión fue fuerte
para nosotros los dirigentes. Eso se perdió.
En esos tiempos salimos todos, y quedaron solamente 17 personas adentro, gente
que siempre estuvo apoyando al Gobierno Militar, el resto se fue todo.
Ahí dejamos todo, el gobierno militar no nos indemnizó nada y hasta el día de hoy
nosotros no hemos recibido apoyo del gobierno”383.
Por su parte, el informe técnico emitido por el Comité Ejecutivo Agrario –al pronun-
ciarse sobre la solicitud de revocación presentada por Alberto Fontanaz para la restitución
del Predio Ñielol– dio cabal cuenta sobre el estado de explotación del predio y las mejoras
introducidas por los asentados, lo que es coincidente con el testimonio de los comuneros.
En el informe referido se expone:
“Con respecto a la explotación actual del predio, está constituido en Asentamiento
con aproximadamente 70 socios, de los cuales 41 familias viven en el predio. El plan
de explotación del presente se compone de los siguientes:
Siembras:
383
Reinaldo Penchulef, secretario del Asentamiento Cuel Ñielol, Comunidad Antonio Peñeipil, Galvarino, 30
de octubre de 2001.

269
Trigo: 55 hás.; Barbecho: 60 hás.; Pradera Artificial: 80 hás.; Pradera Natural: 150 hás.;
el resto, o sea 2.097 hás., son pastos naturales, bosques artificiales y renovales.
Ganadería:
6 toros; 85 vacas H. Negro; 102 vacas H. Colorado; 10 vaquillas H. Negro; 23 vaquillas 2-
3 años; 29 terneros 1 año; 36 terneros; 12 bueyes; 13 terneros.
En total existen 314 animales, todos de la sociedad, además existen animales a medias
ganancia, los que suman 27.
Cerdos:
36 hembras; 60 crías; 1 barraco; existe chanchera en construcción.
Lechería:
Está compuesto por 85 vacas, encontrándose al momento 68 vacas en leche con una
producción diaria total de 400 litros.
Máquinas:
3 tractores, 1 sembradora, 2 rastras de tiro, 2 rastras hidráulicas, 1 schopper, 1 segadora,
2 colosos”384.
También en la comuna de Galvarino, y específicamente en el Asentamiento Chile Fér-
til, los predios Santa Cruz, Reñico Chico y Reñico Grande se encontraban en plena
producción, como se consigna en el Informe Predial evacuado por el Comité Ejecutivo Agra-
rio. El informe constata, respecto del conjunto de los tres predios que forman el
Asentamiento Chile Fértil, lo siguiente:
“Tiene una dotación de 33 asentados, de los cuales 14 viven en el fundo Santa Cruz, 6
en Reñico Chico y 4 en Reñico Grande. El resto vive en lugares vecinos, especialmente en
reducciones indígenas.
La explotación del Asentamiento consiste en siembra de cereales y crianza y engorda
de animales. Además existe un banco aserrador que explota la madera de este mismo pre-
dio, especialmente el fundo Santa Cruz.
En la temporada anterior se tienen 94 hás. de trigo, 4 hás. de papa, 2 de arvejas, 3 de
porotos, cuyos rendimientos son bajos. Para la presente temporada hay barbechos para
sembrar 160 hás. de trigo y 100 hás. de avena.
Los animales con que cuenta el Asentamiento son los siguientes: 111 vacas Hereford; 3
toros Hereford; 36 bueyes de trabajo; 18 terneros; 27 novillos; 7 caballos; siendo la mayor
parte de estos animales de procedencia del plan Corfo, hay también de Socoagro y de los
propios asentados.

384
Expediente CORA SAG Nº889, predios ‘Hijuela Vallepenco, una Porción de 555,85 hás. del fundo Ñielol,
una porción de 629,76 hás. del fundo Doña Cristina, fundo Quitralcura, hijuela Santa Margarita e hijuela
denominada El Nogal’, a fs. 43.

270
Las maquinarias con que cuenta el Asentamiento, todas adquiridas después de la
expropiación, son las siguientes:
2 tractores Zetor, 1 sembradora de 16 discos, 2 rastras de discos, 2 arados de discos,
1 segadora de pasto, 1 coloso, 1 trilladora CASE de 28’, 1 aserradero completo, 1
motosierra, 1 máquina pulverizador, 10 arados de culeta y vuelta”385.
Don José Ernesto Millalén Otárola, encargado de ganadería del Asentamiento Chile
Fértil, hace recuerdo de los bienes producidos por el Asentamiento y su destino posterior
al Golpe de Estado:
“Después del Golpe, CORA se hizo cargo de todo eso, tractores, máquinas, ningún
asentado quedó con nada, salimos para acá con lo que teníamos, los animales que
trajimos eran los de uno no más, caballos, vacunos, chanchitos, lo que era de noso-
tros se trajo, pero lo que era de la comunidad no se sacó nada. Los tractores y má-
quinas CORA se los llevó luego, no sé que pasaría con ellos, según dicen los remata-
ron, pero de aquí del Asentamiento ninguno quedó con nada de maquinarias, sola-
mente lo que llevamos, lo que es buey, vaquita, caballito. Para el Golpe nosotros
trajimos lo que llevamos no más, y lo que juntamos individual allá, pero lo que era
de la comunidad, ciento y tantas vacas y sus crías no sacamos nada, incluso ni trigo
sacamos y eso que la siembra estaba lista, trigo, papa, arveja, todo eso quedó, CORA
se hizo cargo de todo eso.”
Idéntica situación se produce con los bienes del Asentamiento Pelantaro, de Lumaco,
que se formó en los predios El Rincón, Los Queltehues y Santa Cruz. Así lo expresa el
testimonio de don Juan Guillermo Curin Melin:
“Todos los bienes que se han llevado del Asentamiento, animales, tractores, por lo
menos nosotros teníamos 2 tractores, bodegas teníamos, nos robaron los fertilizan-
tes, semillas, también nos quemaron unas sementeras donde nosotros íbamos a co-
sechar 8.000 quintales de trigo, los quemaron los técnicos para joder, para echar
abajo el Asentamiento, quiero saber si ¿acaso todo eso se va a recuperar?, ¿donde lo
tendrán fondeado o lo vendieron? Yo quisiera recuperar todo lo que a nosotros nos
robaron, se lo llevaron”386.
El testimonio transcrito tiene absoluta coincidencia con los antecedentes documenta-
les, que constan en el Inventario de la Sociedad Agrícola de Reforma Agraria (S.A.R.A.)
Pelantaro, sociedad que fue disuelta el 28 de junio de 1976 y que a la fecha de su disolución
contaba con la siguiente infraestructura y bienes:

385
Expediente CORA SAG Nº 4118, Fundo ‘Santa Cruz’, Informe Predios, pág. 58.
386
Encuentro Taller “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y 16 de enero de 2002.

271
“Existencia de animales: hasta el 31/01/1976
Detalle: Bueyes 18
Toros 2
Novillos 26
Vacas 43
Vaquillas 34
Terneros 18
Total 143
Caballos 3
Existencia de fertilizante en bodega:
Abono fosfato diamonico 104 sacos x 80 kgs. c/u
Abono fosfato reno 599 sacos x 80 kgs. c/u
Salitre sódico 1.543 sacos x 80 kgs. c/u

Existencia y entrega bodega Cosecha 1976:


Trigo blanco 364 sacos x 80 kgs. c/u
Trigo primavera 481 sacos x 80 kgs. c/u
Avena rubia 44 sacos x 55 kgs. c/u
Garbanzo 38 sacos x 80 kgs. c/u
Poroto 10 sacos x 80 kgs. c/u

Implementos y Maquinarias Agrícolas de S.A.R.A. Pelantaro


Tractor marca FIAT 01
Tractor marca Univerasi 01 (rumano)
Coloso marca Picasso 01 de 4.000 kgs.
Arado Disco Tiro Tractor 02
Rastra Disco Tiro Tractor 02 (marca John Deere)
Rastra de 3 cuerpos 01” 387

Respecto a la propiedad de la tierra, la Sociedad Agrícola de Reforma Agraria Pelanta-


ro se encontraba emplazada en el predio El Rincón. El acuerdo expropiatorio del fundo El
Rincón fue revocado el 31 de octubre de 1975, luego de reiteradas solicitudes de su ante-
rior propietario, Enrique Stappung Luchsinger.

387
Inventario ‘S.A.R.A. Pelantaro’, 28 de junio de 1975, Expediente CORA SAG Nº 4314, Fundo ‘El Rincón’.

272
El también socio del Asentamiento Pelantaro, don José Domingo Ruiz Paillalil, recuerda
que “Esos fundos nosotros lo terminamos el 10% pagado, maquinaria y todo fue embargado, 2
tractores equipados con todo, con coloso, después del Golpe Militar, cualquier animal también, todo”388.
Vecino al anterior, en la comuna de Lumaco, emblemática es la situación de la Coo-
perativa Lautaro de Lumaco Ltda., que había recuperado un total de 5.500 hectáreas –que
les habían sido expropiadas a la Sucesión Moena– y que al momento del Golpe de Estado
se encontraban en plena producción.
Don Pedro Raín, Presidente de la Cooperativa Lautaro, recuerda que “Cuando viene el
Golpe de Estado se perdió la oficina con todas las máquinas que le mencionaba, los trescientos
cajones de abejas, el molino maquilero, el banco aserradero y la bodega y lo compra una persona
que trabajaba en el empleo mínimo, un tal Gustavo Cabezas, todo lo rematan. Intervienen la
Cooperativa, primero los militares y luego colocan un interventor, Julio Díaz Ruquert, o sea el
mismo que tenía sangre en el ojo con nosotros y de ahí viene la Comisión Liquidadora. Mire
cómo son las consecuencias, había una familia que son mestizos, los Cisternas Chureo. Yo no
estuve de acuerdo en recibirlos en que fueran parte de la cooperativa cuando se formó. Pero luego
lloró amargamente porque no queríamos recibirlo y teníamos un compañero que se llamaba
Lorenzo Marileo que se compadeció y nos dijo ¡por qué no lo recibimos, el hombre está llorando
amargamente, está pobre! y este Cisternas fue el traidor más grande y fue el que formó la prime-
ra comisión liquidadora después del Golpe de Estado, y el que la hacía de Presidente de la
Comisión era el abogado León Pincheira, de Traiguén, demócrata cristiano. Eso fue en el año
1978 y en 1979. Llamamos una vez a la Comisión para que diera cuenta de los destinos de las
platas para saber a qué bolsillos iban a caer las platas de las ventas de los animales, la venta de
la maquinaria, la venta de los cereales que quedaron. Ellos solo vinieron a una reunión infor-
mativa en la Escuela de Lumaco, donde se dijo los gastos que se habían hecho y se perdieron
todas las cosas. Cuando comenzó la liquidación yo estaba preso en la cárcel”389.
En la comuna de Lautaro, donde se formó el Asentamiento Elmo Catalán, la pérdida de
bienes también fue total, como recuerda don Mario Mila, quien señala que, después de
cuatro años de trabajo, “cuando nosotros nos retiramos, estaba listo para cultivar, quedaron
130 hectáreas, llegar y sembrar. Quedaron 70 animales, entre vacas y terneras. Quedó un set de
maquinarias, un tractor con un equipo pastero completo, rastrillo, huinche para cortar, arado,
rastra, coloso, todo eso quedó ahí. Eso lo habíamos comprado con crédito. El interventor se hizo
cargo de eso. También quedaron 30 hectáreas de bosques que plantamos nosotros, que no hace
mucho se cortó eso. 30 hectáreas de bosque que se habían hecho en convenio con CONAF. Todos
esos bienes, todo el trabajo quedó, nosotros salimos así, sin nada”390.

388
Pedro Raín, Lumaco, 31 de octubre de 2001.
389
Pedro Raín, Lumaco, 31 de octubre de 2001.
390
Mario Mila, Lautaro, 1 de junio de 2001.

273
Al respecto, el Informe Técnico del Asentamiento Elmo Catalán, evacuado el 6 de
diciembre de 1976 por el Comité Ejecutivo Agrario de la provincia de Cautín, en virtud
de la petición de revocación del Acuerdo Expropiatorio realizada por Guillermo Faure,
antiguo propietario del fundo Huerqueco, da cuenta de la existencia de los siguientes
bienes:
“1.- Siembras:
70 hás. sembradas con trigo de invierno; 33 hás. de avena asociada con trébol; 33 hás. de
cebada; 16 hás. de chacras; 4 hás. de avena.
156 hás. en total.
Las siembras en general se encuentran en buen estado. Se utiliza fertilización adecua-
da y se usan todos los cuidados respectivos.
2.- Empastadas.
60 hás.: a pesar que el apotreramiento es aún insuficiente, se han realizado alrededor
de 1.500 metros de cerco con posterioridad de constituido el asentamiento.
3.- Barbechos.
50 hás. para la próxima siembra de invierno.
4.- Dotación Ganadera.
44 vacas; 20 terneros de año y medio; 15 terneras de año y medio; 2 toros; 3 caballos; 40
terneros.
En resumen se podría indicar que el uso actual del predio, en el aspecto agrícola y
ganadero es normal y satisfactorio.
Infraestructuras realizadas después de constituido el SARA.
Viviendas:
El predio cuenta con 8 viviendas, de las cuales 6 son nuevas y 2 del antiguo propietario.
Maquinarias adquiridas:
2 tractores; 2 rastras; 2 arados; 1 coloso; 1 chopper”391.
Respecto a la pérdida de bienes que afectó a los Asentamientos mapuches, existe otra
situación, que es una variación de la simple revocación del Acuerdo Expropiatorio y la
expulsión de las familias asentadas del predio en cuestión. Es la situación de aquellos
predios que son restituidos a sus antiguos dueños, previa firma de ‘Actas de Entrega’ con
los representantes de los Asentamientos. En dichas Actas se estipulaba expresamente
que las familias mapuches podían sacar lo que les correspondía, actas que jamás fueron
cumplidas.

391
Expediente CORA SAG fundo ‘Hijuela N° 49 y otros retazos Fundo Huerqueco’, Comuna de Lautaro, “In-
forme Técnico Asentamiento Campo Lindo”, Temuco, 6 de diciembre de 1973, a fs. 18.

274
Esta situación se produjo en el Asentamiento Loberías, circunstancia que con detalle
es recordada por el ex interventor del Asentamiento, Juventino Velásquez:
“Cuando se llega al Gobierno Militar hicieron Actas, de las que tengo varias, pero
me interesa analizar el Acta que ahora tengo en mis manos, que es el Acta de El
Plumo, Loberías y Las Marías, en el cual yo fui interventor. En esa acta dice que al
entregarse el fundo a sus dueños, Domingo Durán, Antonio Kind, los que estaban
adentro tenían que sacar sus animales, sacar sus cosechas y bienes mobilarios, y
resulta que nada de eso se cumplió. Entonces, este es otro hecho, que todas esas
actas que se constituyeron para la entrega de nuevo son actas que se hicieron en el
papel, pero no se cumplieron en ningún lado”392.
Efectivamente, el Acta a que se refiere Velásquez señala que:
“En el predio denominado La Lobería, a 25 de Enero de 1974, comparecen: don
Hernán Rivas V., que lo hace en representación de Domingo Durán Kind, propieta-
rio del predio indicado; el Presidente del Asentamiento don Juan del Carmen
Nahuelpan, ... y suscriben:
[...] Tercero: Que el predio se encuentra en poder de los campesinos, y que para
proceder a su entrega, debe garantizarse, según las instrucciones a que se ha hecho
mención, los intereses de los campesinos sobre siembras y otros trabajos agrícolas
realizados por ellos.
Cuarto: Que por este acto, se deja constancia que los potreros en que existan ac-
tualmente siembras, éstas serán cosechadas por los campesinos y la entrega de di-
chos potreros se efectuará al término de la correspondiente cosecha”393.
Mediante el D.L. Nº 754, de noviembre de 1974, se dejó sin efecto los actos o contratos
realizados entre el 4 de noviembre de 1970 y el 11 de septiembre de 1973, en los cuales el
Estado de Chile había adquirido derechos en sociedades o el dominio u otros derechos
reales sobre cualquier clase de bienes. Por la aplicación de este Decreto Ley todos los
campesinos que eran miembros de las Sociedades Agrícolas de Reforma Agraria (S.A.R.A),
creadas en la época del gobierno de la Unidad Popular, perdieron su derecho a la tenencia
de la tierra. Este es el caso por ejemplo de la Sociedad Agrícola de Reforma Agraria Pelan-
taro que perdió los derechos adquiridos respecto del predio El Rincón por la aplicación de
esta normativa, en circunstancias que ya se había pagado el 10% del valor total del inmue-
ble, sin derecho a ningún tipo de restitución.
En síntesis, los asentados mapuches perdieron sus pertenencias, tierras y bienes, ad-
quiridos durante el período que duraron los asentamientos y que ascienden a una gran

392
Encuentro Taller “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y 16 de enero de 2002.
393
Acta de Entrega, Predio ‘La Lobería’, 25 de enero de 1974, en Expediente CORA SAG Nº2275, a fs. 46.

275
cantidad de especies. Dicha situación, extendida en toda la Araucanía, significó que –
hasta la actualidad– jamás hayan sido indemnizados por estos actos, a pesar del compromiso
expreso asumido por el ministro de Agricultura de la Junta Militar coronel de Aviación
Sergio Crespo, a cuyas declaraciones nos referimos al comenzar este capítulo y conforme a
las cuales se estableció que los asentados que no fueran beneficiarios de tierra y como
consecuencia de ello perdieran sus bienes dentro del asentamiento, les sería devuelto en
dinero los que les correspondía por animales e instalaciones comunitarias394.
Por otro lado, la pérdida de las tierras objeto de expropiación se explica en el hecho de
que ellas permanecieron en poder de la Corporación de Reforma Agraria y no se materia-
lizó la transferencia del dominio a los asentados, lo que permitió que los agentes
gubernamentales –luego del Golpe de Estado– procedieran sin consideración de los dere-
chos indígenas, pues estos bienes no habían ingresado propiamente al patrimonio mapuche.
Sin embargo, los bienes muebles eran de propiedad de los Asentamientos, integrados
por comuneros mapuches, y al igual que las tierras tampoco se les respetó sus derechos.
Estos bienes fueron objeto de un acto de confiscación por parte del Estado, sin que hubie-
ran percibido indemnización alguna por este concepto.
De esta forma, los comuneros mapuches organizados bajo la fórmula de Asentamientos
fueron privados del dominio de maquinarias agrícolas, animales, utensilios de labranzas,
cuentas bancarias, galpones, centros de acopio y comercialización y plantaciones forestales.

3. La represión en la Araucanía

3.1 Bandos y decretos supremos


La acción represora del gobierno, contra el campesinado en general y en particular con-
tra las comunidades mapuches, no se limitó a restringir su acceso a la tierra y a la confiscación
de sus bienes. También se restringió arbitrariamente la actividad sindical y política de todo
el campesinado y, al poco tiempo, fueron declaradas proscritas sus organizaciones.
El Bando Nº36, del 18 de septiembre de 1973, anuló todos los pliegos de peticiones
formuladas por las organizaciones sindicales campesinas, que a la época contaban con
313.700 afiliados, y la Dirección del Trabajo suspendió inmediatamente el financiamiento
para las Confederaciones Ranquil y Unidad Obrero Campesina, que representaban el 62%
de las organizaciones campesinas. Asimismo, las sedes de todas las organizaciones campe-
sinas fueron allanadas, sus bienes fueron confiscados y, posteriormente, se declararon
disueltos la mayoría de los sindicatos y federaciones provinciales. Comienza un proceso de

394
El Diario Austral de Temuco, 20 de noviembre de 1973, página 5.

276
debilitamiento de la organización sindical que se evidencia dramáticamente en las cifras
entregadas por Sergio Gómez, en su artículo titulado “Organización campesina en Chile:
reflexiones sobre su debilidad actual”, donde expresa que:
“Al año 1973 la organización sindical contaba con 313.700 afiliados; en 1990 llegó a
46.466; y en el año 2000, esa cifra bajó a 36.079 afiliados”395.

3.2 Represión y muerte


En forma paralela, el Gobierno Militar lleva cabo un proceso de persecución y repre-
sión en todo el país, pero en la Araucanía adquiere características particularmente
virulentas. Los casos estudiados entregan antecedentes suficientes para sostener que en el
territorio mapuche la represión aplicada después del golpe militar, por los agentes del
Estado, tuvo un importante componente racista.
Así se desprende claramente del informe de la ‘Comisión Nacional de Verdad y Reconci-
liación’, en el que, aludiendo a las más graves violaciones de derechos humanos ocurridos
en la Araucanía, entre el 11 de septiembre de 1973 y el 31 de enero de 1974, se consigna lo
siguiente:
“En un primer período, que va del 11 de Septiembre de 1973 hasta aproximada-
mente mediados de Octubre siguiente, las víctimas de graves violaciones de dere-
chos humanos fueron principalmente los profesionales del agro y de la salud al
servicio del régimen depuesto y los dirigentes de organizaciones sindicales y socia-
les; en general todas personas relacionadas con movimiento proclives a dicho régi-
men. Dentro de ella había una gran cantidad de mapuches y campesinos”396.
En esta misma línea, prosigue el informe:
“Es necesario destacar la dureza extrema con que se trató a los mapuches y a sus
familias y la grave dificultad que ha significado para éstos en las zonas más rurales,
tener que convivir, en la misma localidad a veces hasta el presente, con los agentes
que causaron la muerte a sus seres queridos. El miedo, la pobreza o la desesperanza
llevaron a que solamente un pequeño porcentaje de estas familias practicara, en su
oportunidad, diligencias ante los tribunales de justicia, o hiciera denuncia ante
organismos de derechos humanos”397.
La represión contra los mapuches tenía directa relación con la participación de los
mismos en acciones de reivindicación de tierras. Esta circunstancia tendrá como principal

395
Trabajo presentado al Seminario Taller “Estrategias para la Superación de la Pobreza Rural: visión desde
distintas experiencias”. Organizado por INDAP, CEPAL e IICA, Santiago de Chile, 24 y 25 de julio de 2001.
396
Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Tomo I, Santiago, Febrero de 1991, página 368.
397
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 369.

277
consecuencia el que la mayoría de las víctimas de ejecuciones y desapariciones de origen
mapuche eran campesinos u obreros agrícolas sin militancia política y en el hecho de que,
al menos en seis casos investigados y denunciados, tuvieron participación civiles en las
acciones represivas, quienes actuaron junto a agentes del Estado, y ostentaban interés
directo en que se reprima el movimiento de restitución de tierras mapuches.
Además, la persecución política contra aquellos que habían participado en el proceso
de Reforma Agraria es un hecho notorio, se trate de mapuche o no mapuche, y así lo consig-
na el informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, también conocido como
Informe Rettig, según veremos a continuación.
En la comuna de Temuco se registran tres casos de desaparecidos de origen mapuche,
uno de ellos, don Carlos Aillañir Huenchual, tenía la calidad de obrero agrícola, de militan-
cia comunista. Fue detenido por militares en casa de un familiar el 6 de noviembre de 1973.
Sobre los hechos que rodearon su desaparecimiento, y en el que fallecieron otros seis mili-
tantes del Partido Comunista, informa la Comisión Verdad y Reconciliación:
“El 10 de noviembre se entregó una información oficial en la cual se daba cuenta
de un asalto a un polvorín del Regimiento Tucapel, acaecido a las 23:45 horas del
día anterior: ´Extremistas premunidos de una fuerte cantidad de explosivos, inten-
taron penetrar por la parte posterior del Regimiento, donde se encuentra el men-
cionado polvorín. Reaccionaron a tiempo los centinelas y se produjo un intenso
tiroteo, haciendo blanco en siete de los asaltantes’.
Al informar sobre igual hecho al referido en el párrafo anterior –prosigue el infor-
me de la Comisión– el Ejército expresó: ´Anoche a las 23:45 horas, hubo un intento
de asalto al Cuartel del Regimiento Tucapel. Se estima que participaron alrededor
de quince personas armadas con dinamita, granada y armas de fuego. Siete de ellas
murieron en el intento de asalto; dos fueron capturadas, el resto se fugó. En el
Regimiento no hubo bajas, como tampoco destrucción de material’.
La Comisión vincula a las siete personas antes referidas –entre ellos Carlos Aillañir–
con esta versión, ya que los certificados de defunción de todos ellos indican que sus
muertes se produjeron en el día y hora exactas aludidas en las versiones referidas y
señala que ellas se produjeron ´en recinto militar’ por ‘arma de fuego – acción uni-
dad militar”398.
Del mismo modo, también cabe resaltar que en esta comuna fueron detenidas y desapa-
recidas y/o ejecutadas personas que –si bien no tenían origen mapuche– fueron cruciales
en la implementación del proceso de Reforma Agraria en general y, particular, en dar res-
puesta a las demandas mapuches a través de la Ley de Reforma Agraria.

398
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 379.

278
Este es el caso de Luis Gastón Lobos Barrientos, ex Intendente y diputado por la provin-
cia de Cautín. La participación de Gastón Lobos en la Reforma Agraria fue relevante, siendo
emblemática su participación a propósito de la respuesta patronal de ‘presencia masiva’,
producida como consecuencia de la recuperación de terrenos propiciadas por comunidades
mapuches en el fundo Quepe, de propiedad del entonces diputado Jorge Lavandero Illanes.
En esa ocasión el Intendente Gastón Lobos concurrió a mediar en el conflicto, pero junto a él
también arribaron paulatinamente y en gran cantidad dueños de fundos en vehículos. El
Intendente y su asesora tomaron nota de las placas de patentes para indentificarlos y proce-
der judicialmente, lo que provocó la protesta de los dueños de fundos399.
La actitud del Intendente Gastón Lobos de enfrentar a los grandes propietarios, no
dejando que el amedrentamiento patronal quedara impune, le trajo consecuencias duran-
te su mandato como Intendente, en pleno gobierno de la Unidad Popular, siendo objeto de
un atentado a bala en la carretera, posiblemente de manos de opositores al gobierno de
Allende. Posteriormente, pagará con la vida su trayectoria política. Gastón Lobos fue dete-
nido por Carabineros de Pitrufquén en dos oportunidades. En la primera ocasión, fue objeto
de torturas y escarnio público. Tras la segunda detención, fue ejecutado y su cuerpo hecho
desaparecer, al parecer en las aguas del río Imperial.
La Comisión Nacional de Verdad y Reconcilación, refiriéndose a estos hechos, señala:
“El 11 de octubre de 1973 se hace desaparecer a Luis Gastón LOBOS BARRIENTOS,
46 años, Profesor, militante del Partido Radical, ex Intendente y Diputado por la
Provincia de Cautín.
Fue detenido en su domicilio el 13 de septiembre de 1973 por Carabineros de
Pitrufquén y llevado a la 2ª Comisaría de Temuco, donde, según testimonios foto-
gráficos, fue rapado y paseado por las calles céntricas de la ciudad, disponiéndose
posteriormente su arresto domiciliario. El día 5 de octubre fue detenido nuevamen-
te en su domicilio por el mismo personal de Carabineros, siendo trasladado a la
Cárcel de Temuco. Las autoridades del Recinto informaron que Lobos quedó en
libertad desde ese centro de detención el día 11 de octubre a las 18.50 horas, por
orden de la Fiscalía de Carabineros de Cautín. Posteriormente, la familia afirma
haber sido informada por esa Fiscalía que Lobos fue dejado en libertad el 11 de
octubre a las 19:40 horas (el toque de queda regía desde las 19 horas) otorgándosele
un salvoconducto para regresar a su hogar. Versiones de testigos que resultan vero-
símiles afirman que Gastón Lobos fue subido a un helicóptero.
Testimonios conocidos por esta Comisión, señalan que su cuerpo fue encontrado en
la desembocadura del río Imperial y enterrado en un lugar hasta ahora no identifi-
cado, por la misma persona que lo encontró, quien lo conocía personalmente”400.
399
El Diario Austral de Temuco, 20 de diciembre de 1970, páginas 1 y 9.
400
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 375 y 376.

279
Otro caso de represión asociado a la Reforma Agraria en la comuna de Temuco es el de
Luis Alberto Leal Arratia, agricultor, militante del Partido de Izquierda Radical (PIR),
quien –según lo consignado por el Informe Rettig– habría tenido una activa participación
en el proceso de Reforma Agraria en la Región de la Araucanía. Fue detenido en tres
oportunidades y hecho desaparecer401.
En Lautaro, la represión contra los mapuches fue masiva y cruenta. En todos los casos
se trataba de campesinos o de personas vinculadas al proceso de Reforma Agraria. Lo ex-
presado se explica por el hecho de que la Reforma Agraria alcanzó su mayor profundidad
en esta comuna, pues fue precisamente en Lautaro donde la movilización mapuche editó
las corridas de cercos y recurrió masivamente a la toma de fundos, como mecanismos para
exigir la restitución de sus tierras.
En Lautaro el informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación da cuenta
de la ejecución y/o desaparecimiento de 8 campesinos mapuches, acaecidos en diversas
circunstancias, a saber:
Manuel Elías Catalán Paillal, obrero agrícola, detenido por Carabineros desde la comu-
nidad Juan Catalán, y trasladado a la Comisaría de Lautaro:
“Hasta ese lugar, su familia afirma haberle llevado diariamente comida y ropa. Sin
embargo, el 23 de septiembre su cónyuge declara haber sido informada de que ha-
bía sido trasladado a la Cárcel de Temuco, traslado que les había sido negado en ese
recinto penal. Desde esa fecha y a pesar de todas las gestiones realizadas, se desco-
noce su paradero”402.
Pedro Millalen Huenchiñir, obrero agrícola, militante del Partido Comunista, Presidente
del Asentamiento Elmo Catalán, denominado con posterioridad al golpe militar como
Asentamiento Campo Lindo. Sobre su detención y posterior desaparición la Comisión Rettig
resalta la participación de civiles junto a efectivos de Carabineros, siendo presumible la
exhumación ilegal de su cadáver en la casa de uno de los civiles que integraban la patrulla.
Constata al respecto el informe de la Comisión lo siguiente:
“... es detenido por Carabineros acompañados de civiles, en el asentamiento Campo
Lindo. Testigos que declararon ante esta Comisión vieron cuando fue golpeado por
los efectivos y subido a un vehículo de propiedad de los civiles que los acompaña-
ban, para finalmente ingresarlo a la casa de uno de estos últimos, perdiendo luego
todo rastro”403.
Sobre la detención y desaparición de Pedro Millalen da cuenta Mario Mila, también
miembro del asentamiento Elmo Catalán o Campo Lindo, en entrevista efectuada en el

401
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 379.
402
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 381.
403
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 382.

280
marco de nuestra investigación. Los dichos de Mario Mila vienen a completar los antece-
dentes proporcionados por el Informe Rettig:
“A la fecha de su detención, Pedro Millalen era jefe de producción del asentamien-
to Elmo Catalán, o Campo Lindo. Pedro fue detenido en el asentamiento por cara-
bineros y civiles, quienes están identificados y denunciados. Los civiles eran veci-
nos. Uno de los civiles participantes era Mario Fagalde. Estos civiles actuaban acom-
pañados de Carabineros. También se identificó a los Carabineros que actuaban y
una camioneta de un particular de apellido Mancilla. Eran aproximadamente 12
carabineros y diez particulares, llegaron en dos vehículos, la de Mancilla y la de
Fagalde, no eran vehículos fiscales. Cuando llegaron estas personas al asentamien-
to ellos se encontraban trabajando, específicamente desparramando salitre. Esto
fue en Octubre de 1973. Los acorralaron a todos, en esa oportunidad había solo dos
asentados afuera, el presidente y el encargado de finanzas, que andaban haciendo
gestiones en la ciudad, los demás estaban todos ahí. Llegaron buscando a Pedro
Millalen porque él fue el primer presidente del Asentamiento y era militante del
Partido Comunista. En esa oportunidad a mí también me estaban buscando y tuve
que negar que era la persona que buscaban. Buscaban a Mario Mila, yo mismo me
adelanté y dije ‘no está’, en ese mismo momento preguntaron por Pedro Millalen y
el dijo ‘yo’ y levantó la mano. Se lo llevaron y nunca regresó”404.
También en la comuna de Lautaro fue detenido y ejecutado por Carabineros Andrés
Levio Llaupe, agricultor, sin militancia política, comunero de la reducción de Panco:
“... fue detenido por efectivos de Carabineros desde su domicilio en la reducción de
Panco. Tres días más tarde, la familia encontró su cadáver a ocho kilómetros del
lugar, con un impacto de bala en la espalda y múltiples contusiones”405.
Otro episodio de grave violación de los derechos humanos, en contra de campesinos
mapuches en Lautaro, es aquel en virtud del cual efectivos de Carabineros de la Comisaría
de Lautaro proceden a detener y hacer desaparecer a cinco agricultores mapuches y uno
hispano-chileno. Algunos de los campesinos malogrados eran miembros de la comunidad
mapuche Manuel Levinao y los otros pertenecientes a Asentamientos o Centros de Refor-
ma Agraria de la comuna de Lautaro. Los sucesos son relatados en el informe de la Comisión
Nacional de Verdad y Reconciliación del modo que sigue:
“El 4 de octubre de 1973 es detenido ante testigos en la reducción Manuel Levinao,
José Andrés MELIQUEN AGUILERA, 45 años, obrero agrícola, por efectivos de la
Comisaría de Lautaro. Sus familiares afirman que posteriormente se les negó la
detención”406.

404
Mario Mila, Lautaro, 1 de junio de 2001.
405
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 382.
406
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 383.

281
“El 15 de octubre de 1973 José Ignacio BELTRÁN MELIQUEO, 46 años, agricultor de
la comunidad Manuel Levinao, fue detenido ante testigos en la plaza de Lautaro por
efectivos de Carabineros y conducido a la Comisaría del lugar. Sus familiares asegu-
ran que su detención les fue negada, desde esa fecha permanece desaparecido”407.
“Al día siguiente 16 de Octubre de 1973, fue detenido Julio Manuel PAINE LIPIN, 27
años, campesino del asentamiento Tres Luces de localidad de Muco Bajo. Lo detuvo
Carabineros cuando se presentó voluntariamente al Retén de Pillanlelbún. Desde allí
fue trasladado a la Comisaría de Lautaro, recinto desde el cual, según versiones de
testigos fue sacado a fines de octubre. Desde esa fecha permanece desaparecido”408.
“El 8 de noviembre de 1973 fue detenido en Lautaro Juan MILLA MONTUY, 40
años, agricultor. Carabineros habría negado la detención a sus familiares. Hasta la
fecha permanece desaparecido”409.
“También es aprehendido en esta fecha por Carabineros y trasladado al Retén de
Pillanlelbún, Manuel LIZAMA CARIQUEO, 29 años, Secretario de la Central Unica
de Trabajadores (CUT) de Temuco y Presidente del Asentamiento El Cardal, de la
mencionada localidad. Hasta la fecha permanece desaparecido”410.
En Galvarino la situación es similar a la de Lautaro. Uno de los hechos más dramáticos
ocurridos en esta comuna se relaciona con la muerte de cinco personas, todas de origen
mapuche, dos de ellos miembros de la comunidad Huilcaleo, como producto de la acción de
una patrulla integrada por efectivos del Ejército y Carabineros, de la vecina comuna de
Lautaro, acompañados de un civil de la zona. Los sucesos alcanzaron gran impacto pues las
ejecuciones tuvieron lugar en presencia de los familiares de las víctimas, siendo los restos
mortales sepultados por las familias sin que ni siquiera se certificara oficialmente la muer-
te. En estos hechos fue asesinado el menor de 16 años, Julio Augusto Ñiripil Paillao.
Los acontecimientos que relatamos han quedado consignados en el Informe de la Co-
misión Nacional de Verdad y Reconciliación, del siguiente modo:
“El 8 de octubre de 1973, también en Galvarino, cinco personas murieron como
producto de la acción de una patrulla integrada por efectivos pertenecientes al
Ejército y Carabineros de Lautaro, acompañados de un civil de la zona. Las vícti-
mas fueron ejecutadas en el mismo lugar donde vivían, siendo sepultados por sus
familiares. En la mayoría de los casos no se certificó oficialmente la muerte.
Julio Augusto ÑIRIPIL PAILLAO, de 16 años, agricultor de la comunidad Huilcaleo.
A las 3:00 de la madrugada llegó hasta su domicilio la patrulla mencionada y lo
ejecutaron en el patio. Su madre recogió el cuerpo y lo sepultó.
407
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 383.
408
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 383.
409
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 383.
410
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 383.

282
Juan Segundo NAHUEL HUAIQUIMIL, pequeño agricultor, miembro de la Junta
de Abastecimiento y Precios (JAP), de la zona, fue ejecutado a las 2:00 de la ma-
drugada en su domicilio.
Segundo LEPIN ANTILAF, 30 años, pequeño agricultor, quien fue amarrado, gol-
peado y ejecutado en las cercanías de su hogar. Su familia recogió su cuerpo y lo
sepultó.
Heriberto COLLÍO NAIN, 63 años, agricultor, quien fue golpeado con la tranca de la
puerta por miembros de la patrulla señalada, y luego abandonado herido. Murió en
su domicilio, alrededor de las ocho de la mañana.
Víctor LLANQUIEN, agricultor, vivía en la comunidad de Huilcaleo. La misma pa-
trulla lo golpeó ante testigos dejándolo malherido. Murió a las pocas horas”411.
También en Galvarino, la Comisión constata la muerte de doña Gregoria Carilaf Huen-
chupán, de 73 años, acaecida el 17 de noviembre de 1973 a consecuencia de los golpes
proferidos por un grupo de carabineros que allanaron su domicilio sin orden judicial algu-
na en busca de su hijo412.
Para complementar la información proporcionada por el informe Rettig, en relación a los
desaparecidos y ejecutados mapuches en la comuna del Galvarino, el testimonio del actual
concejal de la Municipalidad de Galvarino, Fernando Huaiquil, resulta esclarecedor:
“Aquí fueron 5 los que se denunciaron al Informe Rettig, pero fueron de varias
partes, sobre todo aquí en la zona de Mañiuco, también ahí en Curaco –Pellao
Llanquin se llama la comunidad– mataron a algunas personas para el Golpe del 73.
Uno de los acusadores se dice que sería un tal Raúl Ferreira, un hijuelero de
Pelantaro que tenía muy buenas relaciones con la gente rica de Galvarino y con la
gente de Carabineros, y dicen que después que mataron a esas personas se fueron a
hacer un ‘cacheteo’, tuvieron un banquete en la casa de este caballero”413.
Su testimonio es refrendado por José Ernesto Millalen:
“Cuando llegaron los milicos a todos le dieron la tunda, no se escapó nadie. A toda
la gente le pegaban, lo torturaban y lo acusaban de comunistas. La comitiva que
vino mató gente aquí, fue aquí en Mañiuco, Huilcaleo, y uno de Pellao Llanquien de
Curaco, yo estaba detenido cuando vinieron a matar a Llanquien. Un sargento se
me acercó y me dijo, ¿conocís a Llanquien?, sí, le dije yo... nunca más lo vai a ver
huevón, porque anoche lo fuimos a matar. A ese lo mataron en el mismo campo, lo
sacaron en la noche, un vecino me contaba que como a las 5 de la mañana pasaron
a matar a un viejito allí, Collío, a puro fierrazo, lo agarraron a fierrazos con la misma

411
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 384.
412
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992:384-385.
413
Fernando Huaiquil, Galvarino, miércoles 30 de junio de 2001.

283
tranca de la puerta. Heriberto Collío, ese viejito, no se metía en nada, y según me
contaban su hijo no tenía ni documentos, ese lo mataron porque se aprovecharon
del poder no más, lo mataron a fierro, a puro palo.
También habían otros cabros, de Huilcaleo, y también los mataron. Y a todos los
mataron por matarlos, no tenían color político ni nada.
A este cabro que mataron en Mañiuco, el finado Julio Ñiripil, no tenía ni derecho a
voto. Los acusaban de comunistas, ladrón, cualquier cosa, claro que también tiene
que haber habido gente que hablara y dijera cosas de ellos; el de aquí fue Pedro
Juan Lizama, un profesor, ese no andaba pero daba la información ‘este y este otro’.
El que mandó a matar a Llanquien fue Ferreira, según él dijo le robó un caballo y
que nunca se le había perdido un caballo”414.
En el caso de Carahue y Puerto Saavedra, la Comisión afirma categóricamente que en
el mes de octubre de 1973 cuatro campesinos mapuches fueron ejecutados por un contin-
gente militar que arribó a la localidad de Puerto Saavedra en el mismo mes, y que sus
cuerpos fueron abandonados y encontrados por sus familiares en el río Imperial o a orillas
del mar. Los malogrados campesinos fueron Francisco Segundo Curamil Castillo, Mauricio
Huenucoi Antil, Bernardo Nahuelcoi Chihuaicura y Francisco Pascual Porma Chuequecoy.
De éstos solo Nahuelcoi y Porma registran militancia política, vinculados ambos al Partido
Socialista.
Los tres primeros, constata el informe, fueron detenidos por efectivos militares, prove-
nientes de Temuco, junto a un numeroso grupo de campesinos del Asentamiento Puerto
Saavedra. Por su parte, Francisco Pascual Porma Cheuquecoy fue detenido en su domicilio.
Todos fueron objeto de horrorosas atrocidades, según expresa el informe:
“La familia Nahuelcoi afirma que los Carabineros le informaron que había sido
trasladados a Temuco, no obstante lo cual su cadáver fue arrojado al mar y encon-
trado por su viuda, con el rostro destrozado por un impacto de bala y sin dentadura.
El cuerpo sin vida de Mauricio Huenucoi fue encontrado cuatro días después de la
detención en la localidad de Nehuentúe, a orillas de la desembocadura del río Im-
perial, también con impactos de bala.
En similares circunstancias fue encontrado el cadáver de Francisco Segundo Curamil
y también el de Francisco Pascual Porma, el que estaba tirado en la playa, con el
cráneo destrozado”415.
En la localidad de Cunco, se registra el desaparecimiento del agricultor de origen ma-
puche Alejandro Ancao Paine, dirigente del Centro de Reforma Agraria (CERA) Luciano
Cruz, de militancia socialista. Los antecedentes presentados ante la Comisión Nacional de
414
José Ernesto Millalen, Galvarino, miércoles 30 de junio de 2001.
415
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 385.

284
Verdad y Reconciliación señalan que fue detenido por efectivos de Carabineros el 26 de
septiembre de 1973, en las dependencias del Banco del Estado de Cunco, y posteriormente
su cuerpo sin vida habría sido arrojado según testigos al río Allipen. Hasta la fecha se
desconoce su paradero416.
En la comuna de Melipeuco, desaparecieron el campesino José Alejandro Ramos Jara-
millo y sus dos hijos, Gerardo Alejandro Ramos Huina y José Moisés Ramos Huina. Fueron
detenidos por Carabineros desde su domicilio el día 14 de octubre de 1973, en el sector de
Trufutruful. Sobre su muerte consigna el informe Rettig:
“Testimonios verosímiles presentados a esta Comisión señalan que sus cuerpos
maniatados flotaban en el río Allipen”417.
En la comuna de Llaima se registra el desaparecimiento de otro pequeño agricultor
mapuche, Antonio Aninao Morales, en manos de efectivos de Carabineros de Chile418.
Lo mismo ocurre en Villarrica, esta vez de responsabilidad de personal militar, donde
fue detenido y desaparecido el pequeño agricultor, representante de la comunidad indíge-
na Ancalef, don Reinaldo Catriel Catrileo 419 . Finalmente, en Curarrehue tuvo lugar la
detención y posterior desaparecimiento del agricultor don Mariano Loncopan Caniuqueo,
adjudicándose los hechos a efectivos del cuerpo de Carabineros420 . De estos tres casos solo
Loncopán tenía militancia política, siendo miembro del Partido Comunista. Estos hechos
ocurrieron el 24 de septiembre, el 11 de noviembre y durante el mes de octubre, respectiva-
mente, del año 1973421.
La represión contra las organizaciones mapuches comienza en el momento en que en,
Cautín, el Tercer Grupo de Helicópteros de la Fuerza Aérea de Chile, con asiento en el
Aeropuerto de Maquehue, y el Regimiento Tucapel, ambos de Temuco, inician operaciones
de allanamiento y ocupación de algunas comunidades que habían tenido relevante partici-
pación en la Reforma Agraria.
Así, el 29 de agosto de 1973 es allanado el Centro de Producción (CEPRO) Nehuentúe, de
Carahue. Producto de la represión ejercida contra los comuneros mapuches fallece el presi-
dente del CEPRO Lobería, Juan Segundo Quián Antimán, el 8 de septiembre de 1973, a causa
del maltrato y las torturas a que fue sometido. El allanamiento fue efectuado teniendo como
base jurídica le ley de control de armas y explosivos, N° 17.798, promulgada el 21 de octubre
de 1972 y que comenzó a aplicarse sistemáticamente con posterioridad a la acción militar
pre golpista conocida como “El Tanquetazo”, que tuvo lugar el 29 de Junio de 1973.

416
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 391.
417
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 391.
418
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 392.
419
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 393.
420
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: 394.
421
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, 1992: páginas 392, 393 y 394.

285
Bajo esta lógica seguirán operando, por supuesto con mayor intensidad después del
Golpe Militar, los agentes del Estado para reprimir a los dirigentes mapuches en la Arau-
canía. De los 115 detenidos desaparecidos y ejecutados que se consignan en el Informe de
la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, provincias de Malleco y Cautín, 31 son
de origen mapuche y de estos últimos 25 son obreros agrícolas o pequeños agricultores.
Los testimonios recabados durante el curso de esta investigación complementan los
datos oficiales proporcionados por el Informe Rettig y confirman el ensañamiento con que
operaron las fuerzas militares, policiales y algunos particulares, propietarios de los predios
asignados a los asentamientos mapuches durante el proceso de Reforma Agraria, como
respuesta a sus reivindicaciones ancestrales sobre la tierra.

3.3 El testimonio de los dirigentes mapuches


Numerosos son los testimonios de la represión que se vivió en las provincias de Malleco
y Cautín. Hemos recogido la palabra y memoria de algunos importantes dirigentes mapu-
ches de Asentamientos, Cooperativas y Centros de Reforma Agraria, que son sobrevivientes
de la violencia que se ejerció sobre ellos, sus compañeros, sus familias y sus comunidades.
Muchos de los antecedentes proporcionados por estos actores no quedaron consignados en
el Informe Rettig.
José Ernesto Millalen, encargado de ganadería en el Asentamiento Chile Fértil, Galva-
rino, da testimonio de su propia detención:
“A mí me dieron muchísimo, por ser dirigente sufrí todas las torturas. A mí me
quemaron, me sentaban en una estufa eléctrica, me quemaban con puchos de ciga-
rros, y así tantas cosas. Preguntaban quién era comunista, te acusaban de ser comu-
nista, preguntaban por Teillier, que en ese tiempo era Gobernador de Lautaro. A mí
me tomaron porque pensaban que era comunista, o porque llegué al Asentamiento,
no sé, porque era dirigente… me empelotaron y me sentaron ahí y me dijeron ‘tu
sós comunista’…
Ahí estaba el calabozo lleno, el patio, cualquier gente, mujeres. A mí me tomaron
los milicos, después me soltaron, después vinieron otra vez, me soltaron, y ya lo
último me tomaron en Galvarino y me hicieron desaparecer, me tuvieron desapare-
cido 15 días y mi gente no sabía dónde yo estaba”422.
Dicha situación se repetía en toda la Araucanía, y particularmente en la Comuna de
Galvarino, donde el proceso de Reforma Agraria alcanzó niveles de profundidad similares
a los de Lautaro.

422
José Ernesto Millalen, Galvarino, miércoles 30 de junio de 2001.

286
Vecino al Asentamiento Chile Fértil, don Carlos Peñeipil, presidente del Asentamiento
Cuel Ñielol, recuerda las atrocidades a las que fue sometido:
“Yo caí detenido el 27 de Septiembre, ahí en el Asentamiento, y me llevaron a
Galvarino… vinieron muchos Carabineros, con escolta, y yo no hacía nada porque
no tenía porque hacer nada, yo nunca pensé que sería así. Entre la gente que saca-
ban estaba el amigo y compañero Catalán, que era de Lautaro, y varios otros que yo
no conocía pero de por acá también. Fue terrible, yo salí medio traumado, me costó,
me costó para avanzar, sufrimos mucho. Yo estuve 70 días preso, incomunicado en
una Comisaría en Lautaro, 70 días desaparecido. Mi gente me buscaba por todas
partes, pero no me encontraba. Hasta que un día aparecí de repente, pero me tuvie-
ron ahí no más, después me llevaron a la Fiscalía de Temuco y de Temuco me pasa-
ron 8 días a la cárcel, ahí pude disfrutar la cárcel, llevaba 70 días, y uhhh que mata-
ban gente, y yo vi todo.
Ahí, en la misma Comisaría, sacaban gente de la celda y afuera lo mataban, lo fusi-
laban y lo botaban… Sentíamos los balazos, todo, tipo 3 de la mañana en adelante
empezaban a matar. Nosotros, cada uno esperaba su hora no más, estábamos todos
entregados, pensábamos que ojalá fuera rápido no más, encerrados 70 días así”423.
Cercano a Galvarino, en la comuna de Lautaro, la represión y la violencia ejercida
sobre los mapuches no difería de la ya señalada. En esta zona recabamos el testimonio de
don Adolfo Catalán Lincoleo, ex funcionario de INDAP. Catalán Lincoleo testifica acerca
de la detención y posterior desaparecimiento de su hermano Samuel Catalán Lincoleo,
miembro del Asentamiento Elmo Catalán, y recuerda lo sucedido del modo siguiente:
“... a Samuel lo sacaron de aquí de esta misma casa a las dos de la mañana, delante
de mis hermanas, de mi mamá y mi papá que estaban en ese tiempo vivos, junto a
otro campesino que trajeron de la comunidad Ñielol. Ellos también testifican que
Samuel quedó en el regimiento. Así lo declara un detective que participó en el se-
cuestro de Samuel, señala que él sirvió no más al comando ese, como lo hacía con
todas las salidas u operaciones que hacía el comando y lo tenían como guía como más
conocedor de los campesinos. Esa es la razón el argumento que él dio, por eso acom-
pañaba. En cambio los otros niegan que Samuel estuvo ahí, que nunca lo han tenido,
dicen que lo habrían suelto. ¿Con Samuel se fueron porque?, ¿por qué no había forma
de acusarlo o condenarlo?,... como un daño, una venganza a la familia, lo mataron a él
y Samuel era el que menos responsabilidad política tenía. Yo era comunista de joven,
pero Samuel no, era simpatizante de izquierda, simpatizante de la Unidad Popular.
Samuel era un funcionario común y corriente, no tenía cargo, nada” 424.

423
Carlos Peñeipil, Galvarino, miércoles 30 de junio de 2001.
424
Adolfo Catalán Lincoleo, Lautaro, 1 de junio de 2001.

287
Samuel Catalán corrió la misma suerte de otro miembro del Asentamiento Elmo Cata-
lán, Pedro Millalen, sobre cuya detención y desaparición da cuenta el informe Rettig según
relatamos latamente en los párrafos precedentes.
El mismo Adolfo Catalán Lincoleo, también fue objeto de apremios ilegítimos y tortu-
ras, como lo señala a continuación:
“Cuando me tomaron a mí, el paco Huerta, que dicen que murió o lo echaron, a mí
me gustaría saber dónde está, porque donde esté yo hablaría con él y le preguntaría
por qué me torturó, y cual era la razón y por qué es tan poco hombre... Después que
me torturó y me dejaron como bulto, pero yo no perdí nunca la conciencia, dos
veces me llevaron para tirarme al río allá en el Puente Coihueco y que no se le
cruzan los vehículos, entonces no podían detenerse y me arrojaran al río, uno de lo
tipos dijo ‘este tal por cual tiene más suerte’. Cuando salimos de ahí le pasaron a
entregar los corderos que les habían robado a los Mapuches de la Cooperativa Marileo
y los dejaban en la casa de cada uno de los pacos. Al llegar a la Comisaría le dijeron
a Huerta ‘...este Catalán es uno que iba a ser Gobernador, vendía carne clandestina
en camioneta fiscal’, y no sé qué más. Después me llevaron a Temuco y me soltaron
aproximadamente el 30 de Octubre y me dijeron ‘Usted tiene que firmar todos los
días en Lautaro’, después me la alargaron a una semana. Después me tomaron otra
vez y me tuvieron 7 días que nadie supo donde estaba”425.
Don Pedro Raín Varela, dirigente de la Cooperativa Regional Lautaro de Lumaco, da
cuenta de lo vivido:
“Yo estuve en la cárcel en el 73. Fui detenido el 14 de Septiembre, me fueron a buscar
a la casa los militares y me tuvieron 18 días en la tortura en Traiguén, en la Fiscalía de
Traiguén. Yo sabía que eso venía, porque yo tenía una radio a pilas chiquitita y escucha-
ba las noticias y escuche cuando habló Pinochet diciendo ‘el que ponga resistencia bala
con él’ y hoy día Pinochet niega que dio orden, y la dio públicamente... En mi caso mire
cómo me dejaron el cuello y bajo la nuca con la tortura, me colocaron corriente, y me
sumieron en un tambor no sé con qué líquido. Y la paliza era siempre a la una de la
mañana, nos tiraban al agua y luego decían hasta allí no más, el que se pasaba bala con
él. A mí me intentaron matar pero no pudieron. Los militares me llevaron por un cami-
no a una quebrada que queda entre Traiguén y Galvarino, y me tiran desde un cerro
empinado al fondo de una quebrada donde había un río, y caí de vuelta y vuelta en
pelota sin ropa, como a la una de la madrugada y esto lo hacían a la hora que no habían
movilización y donde nadie escuchara. Me tiraron quebrada abajo, no estaría permiti-
do a Dios que mi vida se fuera al otro lado, y tuve la suerte que había una islita donde
había arena, solo el hombro me anduvo molestando un poco. Ahí me tenían y ellos
arriba del cerro, cuatro militares me miraban para abajo y la helada que había a esa
425
Adolfo Catalán Lincoleo, Lautaro, 1 de junio de 2001.

288
hora, todo blanquito, y yo abajo, bueno y por que no le hablo a estos burros para arriba,
y le digo si me quieren matar por qué no me matan. De arriba dijeron ‘está vivo ese
huevón’ y comenzaron a secretearse, ‘para que lo vamos a matar’, y mandaron a los
milicos a buscarme, bajaron como pudieron y me llevaron para arriba y me hicieron
una cama de pura piedra y me tenían tirado. Les volví a decir por qué no me matan,
para qué me hacen sufrir tanto, que más que gasten un tiro o dos tiros, la vida ya no la
siento, no es nada. ‘Usted cree que somos asesinos’, me dijo el teniente, le dije ‘no creo
que sean asesinos pero tampoco es bueno lo que están haciendo conmigo’. Me pregun-
taron si tenía señora e hijos, les conteste que sí y un sobrino y una sobrina. ‘Ya, pásale
la ropa’ y me subieron a la Toyota otra vez. Me preguntaba dónde me llevaran esta vez,
me trajeron y mentalmente yo no lo perdí, no como otras personas que al ver tantas
barbaridades sicológicamente perdían la mente, me daban ganas de llorar y aguanta-
ba, y cuando íbamos bajando a Traiguén, miro para adelante y digo, ya no me mataron
ná... Llegaron y me entregaron en el Regimiento al Capitán Eduardo Bravo que era el
que torturaba (...) otros torturadores, todavía están aquí en Traiguén, Aguilera y un
mapuche –si hay mapuches que perteneciendo a un Servicio de las Fuerzas Armadas se
ponen más brutos que los otros brutos– un tal Luis Pailahueque, sargento jubilado, y
Eduardo Aqueveque, sargento del Regimiento Miraflores de Traiguén, que dijo que a
Osvaldo Villegas, que era esposo de la señora Ana, hay que matarlo. Cuando lo tomaron,
le sacaron el diablo a palos y murió de la pulmonía de tanto apaleo...”
En la comuna de Carahue, específicamente en el Asentamiento Loberías, los testimo-
nios recabados dan cuenta de las acciones represivas antes y después del Golpe Militar.
Heriberto Huaiqui, miembro de la comunidad Pilolkura, entrega importantes antece-
dentes sobre estos hechos:
“En cuanto se dio el Golpe de Estado, inmediatamente llegaron. Incluso antes de que
se diera el golpe en La Moneda ya estaba todo invadido acá. Había un resguardamiento.
Inmediatamente de producido el golpe aparecieron tres helicópteros... Se produjo la
ocupación militar y le devolvieron las tierras al antiguo dueño. La gente se devolvió a
sus lugares y los que representaban como dirigentes fueron apremiados en forma vio-
lenta, perseguidos, torturados y apresados. Cuando llegaron persiguieron en primera
instancia a los dirigentes, atacaron a los que encabezaban, en esos cayeron Segundo
Quian y mi papá. La tortura en primera instancia, nosotros veíamos como torturaban,
se metían a las casas y daban vuelta hasta las ollas, las camas. A los dirigentes los
tenían en una vega y los tenían sentados adentro del agua; también agarraban a la
gente, la colgaban de los pies al helicóptero y los trasladaban al mar donde pasaban
rozando la ola. Nosotros de cabrito chico veíamos todo eso y quedamos maltratados
sicológicamente. Nosotros, niños, vimos que nuestros padres hicieron esas acciones por
el mejoramiento de la calidad de vida, pero jamás ellos fueron a robar o a matar a una

289
persona, pero el castigo que ellos le hicieron era como si hubieran sido criminales, más
que eso. A mi papá lo colgaron al helicóptero, lo llevaron a Temuco, allí lo sumergían en
un tambor de agua bien pateado primero y le seguían haciendo preguntas, ‘tú fuiste, tú
fuiste’, le decían”426.
El testimonio anterior toca un elemento fundamental que da cuenta de la crudeza de
la represión en la Araucanía. Además de la particular violencia ejercida sobre los líderes
de los Asentamientos mapuches, se actuaba premeditadamente frente a toda la comuni-
dad, a fin de que en todos sus miembros, sin distingo, quedara incubado el miedo y el
terror.
La situación anterior se repite en toda la Araucanía, especialmente en los días inme-
diatamente posteriores al 11 de Septiembre. En la comuna de Galvarino, el periplo de
vuelta del Asentamiento, una vez desalojados, es recordado por Fernando Huaiquil, quien
entonces era solo un niño:
“Si aquí los que salieron a matar fueron los carabineros, los milicos salieron los
primeros días, igual. Por ejemplo cuando nosotros nos vinimos de allá del Asenta-
miento nos topamos en el Crucero con los milicos, cuando traíamos las cosas, chan-
chos, vacas, todos éramos chiquitos, mis otros hermanos traían otras cosas. Cuando
llegamos al Crucero pasó una camionada ahí con milicos, nosotros estábamos en el
fundo Reñico, de allá veníamos con nuestras cositas al hombro. Los vimos y eran
camionadas de milicos, y nos fuimos a esconder entre los matorrales, pensamos que
nos iban a tomar,... y nosotros éramos niños no más.
Mi papá estuvo 15 días desaparecido, pasamos esos 15 días rezando, todas las no-
ches, además que los carabineros mandaban gente a decirnos que había aparecido
muerto, que estaba en Cholchol y había aparecido muerto, que estaba a la orilla del
río Imperial, cuanto sufrimiento”427.
Por su parte, Esmerita Huaiqui, de la comunidad Pilolkura de Koi Koi, relatando las tortu-
ras de que fue objeto su padre, Félix Huaiqui, dirigente del Asentamiento Loberías, señala que
“finalmente lo sentaron en una silla eléctrica como dios lo mandó al mundo. Cada vez que lo conver-
saba él no aguantaba y lloraba. Es una cosa que a nosotros no se nos va a borrar tampoco. Mi papá
dice que cuando lo torturaban llegó a tal extremo que él les decía ‘si ustedes creen que yo cometí algo
malo como robar: Mátenme, el que se atreva por favor máteme, pero no quiero que me venden los
ojos. Si quieren matarme háganlo, yo me atrevo a que ustedes me maten, pero no quiero que me
venden los ojos, yo quiero ver quién me va a matar’. No se atrevieron a hacerlo, pero a su compañero
que andaba con él lo mataron. Les decían sigue este camino y si quieres morir sigue este otro, mi papá
les dijo ‘no yo no sigo ningún camino, si ustedes me quieren matar sáquenme la venda de los ojos y
mátenme, yo quiero mirar a la persona que me va a matar, y no le hicieron nada’. El otro creo que

426
Reunión comunidades Koi koi, Pilolkura y Champulli, 7 de julio de 2001.
427
Fernando Huaiquil, Galvarino, miércoles 30 de junio de 2001.

290
siguió un camino que le indicaban y de atrás le dispararon, mi papá escuchó el disparo, el reporte dice
que se dio a la fuga”428.
El otro dirigente del Asentamiento Loberías, Segundo Quian, es recordado por el ex
diputado Rosendo Huenuman del modo siguiente:
“Allí, en Pilolkura, se ensañaron antes del 73, del régimen militar, ahí mataron a
Segundo Quián, lo anduvieron exhibiendo colgado de los pies, sumergiéndolos en
el lago, en el mar y en el río, hasta que murió por inmersión, y deja su viuda con 2
hijos, ¿quién se hace cargo de la viuda y los 2 hijos?, ¿Cuántos casos como éste
existen en nuestro territorio?”429
En la comuna de Loncoche la represión con que se comienza a dar forma al proceso de
Contra Reforma Agraria, tiene como primera víctima a la persona de don Félix Huentelaf.
Félix Huentelaf, es hermano de Moisés Huentelaf, comunero mapuche muerto en el fundo
Chesque el 23 de octubre de 1971, hecho del que es acusado Martín Doyharcabal, crimen
que jamás fue esclarecido y, por el contrario, el principal sospechoso contó con el apoyo la
Federación de Sindicatos de Agricultores, institución que le entrega su irrestricta solidari-
dad “...como lo ha hecho y lo hará con cualquier agricultor que, haciendo uso de su legítimo
derecho de defensa, enfrente una agresión que le pueda costar la vida”430 , según expresaron a
todo el país a través del diario El Mercurio de Santiago.
El caso de don Félix Huentelaf Alañanco, de la comunidad mapuche San Ramón, Fun-
do Chesque, es relatado por él mismo:
“Llega el Golpe Militar y nos echan para afuera, nos quitan todo, al patrón le entre-
gan la tierra aunque ya el Estado le había pagado, toman los animales y todo eso, y
nosotros, que éramos de la comunidad ‘ándate, otro que venga para acá’. Ahí fui
tomado, porque era dirigente del Asentamiento Michimalonko, después del Golpe
me tuvieron preso en Loncoche, de allá me sacaron, me trajeron a la FACH, me
torturaron, 5 días vendado, y aquí está el hombre, el mapuche, reconozco mi sangre
y estoy orgulloso, porque el mapuche es un hombre de lucha, es un hombre duro,
contra más le pega más ensoberbia la sangre porque sabe y tiene la conciencia
porqué está luchando.
Fui torturado, estuve en la cárcel de Temuco, muchos me conocieron ahí, fui trasla-
dado a Lautaro para cumplir mi pena y estuve más de 3 años preso. Salí y vivo en mi
comunidad, herencia de mis padres, con un hermano y ahí seguimos en la organiza-
ción, siempre organizados...”431

428
Reunión comunidades Koi koi, Pilolkura y Champulli, 7 de julio de 2001.
429
Encuentro Taller “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y 16 de enero de 2002.
430
Diario El Mercurio de Santiago, 28 de octubre de 1971, página 21.
431
Encuentro Taller de Comunidades Mapuches: “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”, Temuco, 15 y
16 de enero de 2002.

291
CONCLUSIONES

La historia de la constitución de la propiedad agraria en la Araucanía tiene como con-


trapartida la pérdida del territorio mapuche. En efecto, tras la ocupación y apropiación del
territorio mapuche por la acción bélica del Estado de Chile, éste procedió a constituir en el
mismo la propiedad fiscal, particular y mapuche. La constitución de la propiedad se efec-
tuó en ese mismo orden y, por tanto, la propiedad mapuche se consolidó en el remanente,
una vez que el Estado constituyó y consolidó la propiedad fiscal y particular.
La constitución de la propiedad privada en la Araucanía promovió el latifundio agríco-
la y el minifundio mapuche. En este proceso no operó el principio de ‘Igualdad ante la Ley’,
por el contrario, tanto el legislador como los agentes del Estado encargados de su ejecu-
ción favorecieron permanentemente el interés particular por sobre el interés indígena.
La estrategia política que durante el siglo XIX inspira la acción del Estado en la cons-
titución de la propiedad privada, es promover el desarrollo agrícola mediante la constitución
del latifundio y garantizar la seguridad de la frontera. Una vez que el Ejército chileno ha
ocupado militarmente la Araucanía, cada Decreto de Remate es encabezado con los mis-
mos enunciados, ‘desarrollo agrícola y seguridad de la frontera’, obligando a los particulares
a cercar los predios con empalizadas y fosos, mientras el gobierno central invierte en la
construcción de fuertes y caminos de acceso y comunicación entre las áreas rematadas y
los pueblos.
El latifundio en la Araucanía es el resultado de una acción deliberada del Estado que
se traduce en políticas de remate de tierras y concesiones de colonización, y que consolida
una estructura agraria de tipo latifundista, a pesar de que existía conciencia en las autori-
dades gubernamentales de la existencia de un fenómeno de concentración de propiedad y
de las inconveniencias del latifundista para el desarrollo económico del país, según queda
expresado en los mismos Decretos de Remate y, en particular, en los Decretos de Remate
de Colpi y Lumaco, Quino y Quillen, Malleco y Traiguén432.
Por otra parte, la acción estatal constituyó la propiedad indígena sobre la base de la reduc-
ción territorial del pueblo mapuche. La estrategia estatal, en el caso de la propiedad mapuche
y a diferencia de lo ocurrido en el caso de la propiedad particular, promovió el minifundio.
432
Zenteno, 1896: 1212.

293
El minifundio mapuche, por tanto, también es el resultado de una acción concertada
del Estado que responde a una estrategia de asimilación del indígena y consolidación del
artificio de una nación homogénea. Es en este contexto que se hace inviable la economía
mapuche. Este tipo propiedad, los Títulos de Merced, conocidos también como reduccio-
nes, reservas o comunidades, instaura el minifundio en el territorio mapuche, condiciona a
sus habitantes a un esquema productivo de autosubsistencia y los condena a la pobreza.
La estructura agraria resultante de este proceso de reparto del territorio mapuche y
constitución de la propiedad particular dio origen al latifundio agrícola, ganadero y forestal
en manos de terratenientes chilenos, extranjeros y empresas de colonización; generó un es-
trato de pequeños y mediano propietarios de origen chileno y extranjero, que sumaban una
proporción importante de la población; y, constituyó una propiedad mapuche con caracterís-
ticas de minifundio comunitario y de autosubsistencia. De esta herencia debe hacerse cargo
la Reforma Agraria, cuya máxima aspiración era modificar la estructura agraria del país que
después de 60 años había demostrado su ineficacia económica, productiva y social.
La arbitrariedad del proceso reduccional y las diferentes formas de despojo –que tie-
nen lugar con motivo de la constitución de la propiedad en el territorio mapuche–
constituyen la causa de numerosas situaciones de conflictos de tierras mapuches, que per-
sisten hasta la actualidad y que encontrarán un mecanismo de reivindicación a favor de las
pretensiones mapuches en el proceso de Reforma Agraria.
En el período histórico que corresponde a la constitución de la propiedad agraria en el
territorio mapuche (1866 – 1930), se suscitaron múltiples conflictos territoriales cuyas prin-
cipales causas se reseñaron en estas investigación, a saber: usurpación del territorio ancestral,
desconociendo la jurisdicción de las unidades sociopolíticas mapuches (ayllarewe, rewe y
lov); aplicación de un concepto de ocupación efectiva de carácter restrictivo, que se reduce a
la casa-habitación y el territorio aledaño indispensable para la subsistencia familiar; radica-
ción de las comunidades y familias mapuches en el remanente que dejaron los planos de
remate; superposición de títulos como consecuencia del remate de la propiedad indígena
producto de un doble acto de disposición del Estado, el que finalmente se resuelve en perjui-
cio del interés mapuche; apropiación de tierras indígenas por actos de hecho, a través de los
cuales los propietarios de los predios particulares aledaños a los Títulos de Merced extendie-
ron sus deslindes sobre las tierras mapuches; apropiación fraudulenta por parte de particulares
de acciones y derechos al interior de las tierras mapuches, que son usadas como anteceden-
tes para apropiarse de las mismas mediante la inscripción del título ante el Conservador de
Bienes Raíces y su posterior saneamiento en virtud de la prescripción.
En el período histórico correspondiente a los años 1930 a 1972, y que se identifica con
la radicación inconclusa y la división de la propiedad mapuche, también surgen múltiples
conflictos territoriales, cuyas causas se generan en las siguientes situaciones: usurpación
de tierras por predios colindantes a las comunidades indígenas, que han extendido su do-
minio sobre el Título de Merced sin que los avale título ninguno; radicación inconclusa, que

294
se expresa en que más de 30.000 personas quedaron sin ser radicadas con posterioridad al
año 1930 y, por tanto, no se le reconoció el dominio sobre sus posesiones; y revocación de
Títulos de Merced por sentencias judiciales pronunciada por los Juzgados de Indios.
Estos conflictos se expresaron en reivindicaciones territoriales indígenas ante el Esta-
do y en contiendas permanentes entre los particulares y los mapuches. La respuesta del
legislador a la demanda de tierras mapuches fue la creación de Juzgados de Indios. Desde
1930 hasta 1961 todas las leyes indígenas propiciaron la creación de estos Juzgados y le
dieron competencia para conocer de las causas en las que se ventilaban los conflictos de
tierras mapuches. De acuerdo con lo expresado, la reivindicación mapuche, hasta la prime-
ra mitad de la década de 1960, se instala en los Juzgados de Indios, los que demostraron
una total ineficiencia y arbitrariedad para responder a las demandas mapuches, sin que a
su amparo se haya producido ningún proceso de recuperación de tierras de importancia.
El gobierno, por su parte, desconocía –a 1960– la situación territorial mapuche, lo que
se explica en el hecho de que no existía política de Estado alguna de resolución de conflic-
tos ni de ampliación de tierras, y desde el año 1930 en adelante había dejado que operara
una Ley Indígena que no había resuelto las innumerables demandas de restituciones de
tierras ni había puesto fin al proceso de usurpación al interior de los Títulos de Merced.
El debate de la Reforma Agraria se inicia sin vincular este proceso a la resolución de los
conflictos de tierras mapuches. Por el contrario, hasta 1961 inclusive, año en que se dicta la
Ley Indígena 14.511, la tendencia seguía siendo aislar los problemas territoriales de las co-
munidades y buscar solución en el marco de una legislación especial que fuera continuadora
de las anteriores y que perfeccionara el sistema de los Juzgados de Indios, insistiéndose en la
división de las comunidades y, por tanto, en promover el minifundio mapuche.
En tanto, el movimiento mapuche, en los albores de la Reforma Agraria, ya había am-
pliado su estrategia, prescindiendo de las alternativas institucionales dispuestas para
conocer de sus demandas de tierras, esto es de los Juzgados de Indios, y optando por la
movilización y la recuperación directa de las tierras.
La situación de conflicto y pérdida territorial mapuche no fue recogida en su especifici-
dad en la Ley de Reforma Agraria, a pesar que algunas organizaciones mapuches planteaban
–a principios de la década de 1960– la necesidad de resolver la restitución de las tierras
mapuches a través de la aplicación de los mecanismos establecidos en dicho cuerpo legal.
En consecuencia, la respuesta a la demanda territorial mapuche a través de la ley de
Reforma Agraria –al no estar considerada en su normativa expresamente– dependía de
que ésta reivindicación se ajustara a los requisitos establecidos en la ley, lo que era posible
a través de una interpretación amplia de sus preceptos y la consiguiente voluntad política
de quienes tenían a su cargo la implementación del proceso. Así, se observan notables
diferencias en la aplicación de las Leyes de Reforma Agraria a la demanda territorial ma-
puche, en los distintos períodos gubernamentales que dirigieron el país en el período que

295
va entre 1960 y 1973, esto es: gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez (1958-1964); gobier-
no de Eduardo Frei Montalva (1964–1970); y gobierno de Salvador Allende Gossens
(1970-1973).
En efecto, la aplicación de la Reforma Agraria a favor de comunidades y familias mapu-
ches tiene escasa expresión durante el gobierno de Jorge Alessandri, a pesar de que durante
su gobierno se desarrollan las primeras movilizaciones mapuches tendientes a lograr la
restitución de tierras de dominio ancestral de las comunidades mapuches. Bajo la Presi-
dencia de Alessandri se promulga y aplica la Ley de Reforma Agraria 15.020, que presentaba
numerosas restricciones y trabas para transformar la antigua estructura agraria, por lo que
recibió la denominación de ‘Reforma Macetero’.
Durante el gobierno de Eduardo Frei, hasta el año 1967 se continuó aplicando la Ley
15.020, y bajo su vigencia se resolvió la transferencia de tierras para los mapuches a través de
la expropiación de algunos predios, en una acción que estuvo limitada por las restricciones
normativas de dicha ley. A partir de 1967 se produce un cambio sustancial: bajo el patrocinio
de la Democracia Cristiana se dicta la ley Nº16.640, que permite la expropiación del gran
latifundio y de aquellos predios que no constituyen un aporte a la economía agraria del país
por encontrarse abandonados, mal explotados o no respetar la leyes laborales y sociales,
favoreciendo en este último caso la marginación social y económica del campesinado.
Con la promulgación de la Ley 16.640 se abre un camino que permite llevar adelante un
proceso real de transformación de la estructura agraria. En este contexto, las organizaciones,
comunidades y familias mapuches, advierten una oportunidad para que la nueva normativa
ponga el mecanismo de expropiación al servicio de su demanda territorial. Es así como a
través de un proceso de movilización masiva las organizaciones, comunidades y familias ma-
puches que tenían conflictos de tierras, obligan al Estado a aplicar la normativa de la Reforma
Agraria en la resolución de sus reivindicaciones territoriales. Sin embargo, bajo el Gobierno
de Eduardo Frei M., el proceso de Reforma Agraria tuvo un marcado carácter ‘campesinista’,
el que en la Araucanía se expresa en que muchos de los predios expropiados favorecieron al
inquilinaje, que vivía dentro de los predios, más que a los mapuches, que demandaban dichas
tierras, pero que vivían fuera de ellas, en sus comunidades.
En términos generales, el movimiento mapuche busca, a través de la aplicación de la Ley
de Reforma Agraria, la ampliación de la cabida territorial de las comunidades y la recupera-
ción de tierras usurpadas a los Títulos de Merced, y utiliza la movilización para incorporar la
‘cuestión territorial mapuche’ al itinerario político del proceso de Reforma Agraria.
La demanda mapuche de ampliación de tierras se expresa a través de la ocupación de
fundos aledaños o cercanos a las comunidades, exigiendo por esta vía que se aplique la ley
de Reforma Agraria, se proceda en consecuencia a expropiar los predios y adjudicarlos a
las comunidades demandantes, las que se transforman en beneficiarias bajo la fórmula de
constituir asentamientos y cooperativas de Reforma Agraria, a los que concurren sus res-
pectivos comuneros.

296
Otra demanda mapuche consiste en la restitución de tierras usurpadas al interior de los
Títulos de Merced. Para recuperar estas tierras las comunidades mapuches exigen a la Cor-
poración de Reforma Agraria que restituya las tierras que se encuentran dentro de los predios
expropiados y garanticen la integridad de los Títulos de Merced. Paralelamente, las comuni-
dades mapuches utilizan un mecanismo inédito en la movilización indígena, esto es las ‘corridas
de cercos’, que tuvo expresión principalmente en la comuna de Lautaro, y a través del cual
procedían de hecho a reconstruir territorialmente los deslindes de los Títulos de Merced.
Como ha quedado expresado, la movilización mapuche en la Araucanía obligó, en princi-
pio, al gobierno de la Democracia Cristiana y, posteriormente, al gobierno de la Unidad
Popular, a adaptar los mecanismos de la Reforma Agraria para resolver la demanda territo-
rial mapuche. Por lo tanto, será el movimiento mapuche el que se apropia de la normativa de
la Reforma Agraria para la resolución de sus reivindicaciones, adecuando su accionar a dicha
normativa, pero, a la vez, obligando al Estado chileno a considerar la particularidad, especi-
ficidad y complejidad que tiene la situación territorial mapuche y la insoslayable necesidad
de darle respuesta en el marco de reestructurar la propiedad agrícola de la Araucanía.
La Ley 16.640 se continuó aplicando en el gobierno de Salvador Allende. Durante este
período de gobierno la Reforma Agraria se profundizó y se extendieron sus efectos, alcan-
zando particularmente a la demanda de tierras mapuches. La Unidad Popular, con la presión
del movimiento mapuche, implementó una política indígena destinada a resolver la de-
manda territorial indígena.
La respuesta del Estado ante esta nueva situación se caracteriza por hacer uso de la
normativa de la Ley de Reforma Agraria para expropiar, en forma explícita, tierras a favor
de comunidades mapuches, y no solo grandes predios sino también predios de superficies
menores que se encuentran sub–explotados, abandonados o en los que haya podido com-
probarse de un modo fehaciente que corresponden a tierras usurpadas. La política indígena
del gobierno de Allende, se expresó en: la suscripción de un Convenio entre la Corporación
de la Reforma Agraria (CORA) y el Departamento de Asuntos Indígenas del Ministerio de
Agricultura, a través del cual se procedió a efectuar un conjunto de expropiaciones –con
fecha 25 de Agosto de 1972– destinadas a ampliar y restituir tierras a las comunidades
mapuches; la creación de la “Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas a Comunida-
des Mapuches”, la que en el año 1971 restituye a las comunidades, aunque solo en tenencia,
alrededor de 70.000 hectáreas que habían sido sustraídas por particulares de los Títulos de
Merced; y la discusión y promulgación de una nueva Ley Indígena. Estos mecanismos fue-
ron fructíferos y, en general, dieron respuestas a la demanda de tierras mapuches, salvo la
Ley Indígena. Este cuerpo legal, se fundaba en un proyecto generado por el gobierno con la
participación de las organizaciones mapuches expresada en dos Congresos sucesivos, que
proponían mecanismos de restitución de tierras, los que fueron desestimados en el Parla-
mento, quitándole así el sentido que las organizaciones mapuches le habían dado, y
restándole eficacia como alternativa institucional para la restitución de las tierras usurpa-
das y la ampliación de la cabida territorial de las comunidades.

297
Como se ha expuesto, la aplicación de la Reforma Agraria para favorecer la restitución y
ampliación de tierras a comunidades y familias mapuches, dependió de la voluntad política
de los gobiernos en que este proceso se llevó a cabo, entre 1960 y 1973, lo que tiene inciden-
cia directa en sus resultados a favor de comunidades mapuches. En el gobierno de Jorge
Alessandri, solo se transfirió un predio a favor de comunidades mapuches damnificadas por
el terremoto de 1960; en el gobierno de Frei se expropiaron 25 fundos a favor de familias
mapuches, por un total de 20.595,80 hectáreas; y en el gobierno de Allende, el total expropia-
do a favor de mapuches fue de 129.420,88 hectáreas, correspondientes a 137 predios.
El resultado final se traduce en que, durante todo el proceso de Reforma Agraria en las
Provincias de Malleco y Cautín, se expropiaron 163 predios a favor de mapuches, por un
total de 152.416,88 hectáreas.
El balance del proceso de Reforma Agraria, a partir de la experiencia y el testimonio
de quienes fueron sus protagonistas, y expresada en la evaluación del trabajo desarrollado
por los comuneros mapuches en Asentamientos, Cooperativas y Centros de Reforma Agra-
ria (CERA) y Centros de Producción (CEPRO), es positiva. Los antecedentes recabados
demuestran que estas unidades productivas, cuando presentaban una alta composición
mapuche, poseían altos niveles de producción, eficiencia, organización, participación y tra-
bajo, lo que permitió a las familias que estuvieron insertas en el proceso alcanzar una
mejoría notable en su calidad de vida y abrigar hasta el presente la percepción colectiva de
haber experimentado ‘un buen pasar’ como consecuencia y mientras duró el proceso. Una
de las hipótesis que nos permite explicar este fenómeno guarda relación con la experiencia
comunitaria que subyace en la cultura mapuche.
No obstante, el proceso de Reforma Agraria en la Araucanía tuvo un final violento, que
se expresó en el Golpe de Estado de Septiembre de 1973, y cuyas primeras manifestaciones
se encuentran en los allanamientos realizados por militares en los Asentamiento Nehuen-
túe y el Centro de Producción Lobería, ambos con presencia mayoritaria mapuche, en los
días previos al 11 de Septiembre, en busca de supuestas escuelas de guerrillas.
Luego del Golpe de Estado tuvo lugar el proceso de Contra Reforma Agraria, el que
alcanzó un carácter especialmente virulento y de revancha en contra de las comunidades
mapuches. Los dirigentes mapuches que lideraron el proceso de reivindicación territorial
al amparo del proceso de Reforma Agraria, fueron perseguidos, encarcelados, torturados,
fusilados y desaparecidos, y los sobrevivientes fueron, en su gran mayoría, excluidos del
proceso de asignación de tierras, habida consideración de su participación en las moviliza-
ciones mapuches durante la Reforma Agraria.
El Gobierno Militar implementó una nueva política agraria, la que como señalamos, se
conoció como proceso de ‘regularización de la tenencia de las tierras’. Este proceso consistió
en la parcelación o subdivisión de los predios expropiados, en algunos sectores, donde se
consolidó la Reforma Agraria mediante la adjudicación de parcelas a propietarios individuales.

298
En otros casos, situación que caracterizó la Contra Reforma Agraria en la Araucanía, se
revirtió el proceso de Reforma Agraria, ordenando la devolución de los predios a los antiguos
propietarios, previa revocación de la expropiación, y sacando a remate las tierras de aptitud
forestal, las que fueron adjudicadas a bajo precio a grandes poderes económicos.
Este proceso de Contra Reforma Agraria significó, en las provincias de Malleco y Cau-
tín, que el 65% de las tierras recuperadas por familias o comunidades mapuches fueran
devueltas a los antiguos propietarios, a través de un proceso de Restitución de Tierras, que
se llevó a cabo mediante la Revocación de los Acuerdos Expropiatorios y que estuvo a
cargo del Comité Ejecutivo Agrario, constituido especialmente al efecto. Los resultados de
la acción del Comité Ejecutivo Agrario en la Araucanía, en relación a las tierras expropia-
das a favor de familias y comunidades mapuches durante el proceso de Reforma Agraria,
significó la devolución de 97 predios de los 163 expropiados, restituyendo a los antiguos
propietarios un total de 98.817,3 hectáreas.
Los predios que no fueron restituidos se parcelaron y asignaron a los campesinos a
título individual. En total, de los 163 predios expropiados a favor de comunidades o con
participación mayoritaria mapuche, se parcelaron un total de 63 predios, por una superfi-
cie de 53.240,88 hectáreas. Del total asignado, se estima que menos de un 50% de estas
tierras le fueron entregadas a asentados de origen mapuche.
En síntesis, la superficie aproximada de tierras que tras la Contra Reforma Agraria
llegó a poder de mapuches no supera las 25 mil hectáreas, esto es el 16% de las tierras
recuperadas entre 1962 y 1973. El resto de las tierras, es decir, el 84% fue devuelto a sus
antiguos propietarios o se entregó en parcelas a ex inquilinos o medieros.
A lo anterior se agrega que la totalidad de las tierras recuperadas por la ‘Comisión de
Restitución de Tierras Usurpadas a Comunidades Mapuches’ fueron devueltas a sus anti-
guos propietarios, volviendo la situación de usurpación territorial de los Títulos de Merced
al estado previo al proceso de Reforma Agraria. Cabe recordar que el 25 de Agosto de 1972,
en virtud del acuerdo suscrito al efecto entre la Corporación de Reforma Agraria y la Di-
rección de Asuntos Indígenas, fueron expropiados 37 predios para ser restituidos a las
comunidades mapuches, y de los cuales –producto de la Contra Reforma Agraria– se devol-
vieron a sus antiguos propietarios 33 predios, es decir el 89%.
En conjunto con la pérdida de tierras, los Asentamientos, Cooperativas, Centros de
Reforma Agraria y Centros de Producción mapuches sufrieron la confiscación de sus bie-
nes muebles, que eran el fruto de la capitalización acumulada durante todo el proceso de
Reforma Agraria. Como consecuencia de lo expresado, se produjo la pérdida de maquina-
ria, infraestructura productiva, animales, cosechas, valores y diversos tipos de bienes.
La Reforma Agraria, como proceso político que permitió la recuperación y ampliación
de las tierras mapuches, finalmente, se frustró. Sin embargo, es un hecho evidente que bajo
la vigencia de la Leyes de Reforma Agraria se produjo un proceso de recuperación y

299
ampliación de tierras mapuche de importancia, que no tiene precedentes en la historia de
la relación entre el Estado de Chile y los Pueblos Indígenas.
Es nuestra conclusión final que ello fue posible gracias a que el Estado se hizo cargo de
enfrentar y resolver la demanda territorial mapuche y lo hizo poniendo a disposición de
ella el mecanismo de expropiación contemplado en las leyes de Reforma Agraria.
En consecuencia, si un legado relevante ha dejado el proceso de Reforma Agraria es
evidenciar que la resolución efectiva de conflictos territoriales de interés nacional o social,
como lo fue en su época la demanda de reestructuración de la propiedad agraria y lo es la
demanda territorial mapuche, afectando el derecho de propiedad constituido, se resuelve
legalmente en el mecanismo de la expropiación y que corresponde al Estado ser garante de
estos procesos restitutorios. Cabe resaltar, sin embargo, que esta solución se opone a los
mecanismos que rigen hoy día para resolver el conflicto territorial mapuche –que persiste
hasta la actualidad– y que, por el contrario, pretenden resolver la demanda territorial ma-
puche en el mercado, a través de la compra de tierras a favor de las comunidades. Por tanto,
con los antecedentes expuestos en esta investigación, nos permitimos sugerir trasladar la
solución del denominado ‘conflicto de tierras mapuche’ al Estado, donde el mecanismo de
expropiación sea el que asegure la restitución de las tierras mapuches usurpadas y la re-
constitución territorial de las comunidades.

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304
ANEXO Nº 1
SEMINARIO-TALLER

“La Reforma Agraria y las tierras mapuches”

Universidad de La Frontera, Temuco, 15 y 16 de Enero de 2002


Organizan: Martín Correa, Raúl Molina, Nancy Yáñez
Investigadores Proyecto “La Reforma Agraria y las Tierras Mapuches”.
Convenio Fundación Ford-Universidad ARCIS

Auspicia: Instituto de Estudios Indígenas, Universidad de La Frontera

Temario:

Martes 15 de Enero de 2002


Tema: “Experiencias de comunidades mapuches durante la Reforma Agraria”.
Panel 1: “Usurpación y demanda histórica de tierras y su recuperación durante la Re-
forma Agraria”.
Panel 2: “Demanda actual de tierras y valoración del proceso de Reforma Agraria”.

Miércoles 16 de Enero de 2002


Tema: “La Reforma Agraria y su impacto en las comunidades mapuches”.
Panel 3: “Reforma Agraria y Demanda de Tierras Mapuches durante el proceso de Re-
forma Agraria”.
Panel 4: “El Movimiento Mapuche durante el proceso de Reforma Agraria”.

305
Temuco, 15 de Enero de 2002.

Presentación

JACQUES CHONCHOL:
“Muy buenos días a todos. Yo quisiera muy rápidamente explicar el sentido de esta
reunión. Como ustedes saben mejor que nadie, ha habido en los últimos años una serie de
conflictos por la recuperación de las tierras usurpadas en las distintas provincias, Malleco,
Cautín, Arauco, aquellas donde existen comunidades mapuches. La prensa, en general, ha
dado una información bastante distorsionada y bastante poco apropiada de a qué corres-
ponde esta situación, y nosotros teníamos la impresión de que parte de esos conflictos
correspondían a situación de tierras que habían pertenecido originalmente a comunidades
mapuches, que les fueron posteriormente usurpadas, que las recuperaron en el proceso de
Reforma Agraria y cuando vino la dictadura se las volvieron a quitar, y por lo tanto era
necesario poder establecer de una manera fehaciente cuál era esta realidad.
La verdad es que no había más que cifras muy generales, estimaciones, pero poca infor-
mación real, y nos pareció que sería útil para todos, para este país, para la opinión pública,
para los que se interesan por los problemas mapuches, para las propias comunidades, saber
exactamente en qué había consistido este proceso de pérdida de tierras que la Reforma
Agraria les había concedido a las comunidades mapuches porque correspondía a tierras
usurpadas que la Reforma Agraria se había comprometido a restituir, y que las perdieron
nuevamente con los acontecimientos que vinieron después, y para ver de qué manera esto
influía en los conflictos que hoy día están presentes.
Por lo tanto la finalidad de este encuentro es esa. En estos dos días se irán presentando
los distintos casos a través de la participación de los propios representantes de las comuni-
dades.”

306
PANEL 1
Temuco, 15 de Enero de 2002.

“Usurpación y demanda histórica de tierras y su recuperación durante la


Reforma Agraria”

Panelistas:
Reinaldo Penchulef Peñaipil, secretario Asentamiento Cuel Ñielol;
Pedro Raín, presidente Cooperativa de Reforma Agraria Lautaro Ltda.;
Adolfo Catalán Lincoleo, ex funcionario INDAP-Lautaro.

Adolfo Catalán Lincoleo, ex funcionario INDAP-Lautaro, ex miembro del


Asentamiento Elmo Catalán, Lautaro:
“¿Qué significó en la historia de Chile el proceso de Reforma Agraria?.
Yo pienso, hermanos, que fue una de las medidas radicales y revolucionarias por las cuales
luchó gran parte de la población chilena. La Reforma Agraria no fue un proceso aislado de los
grandes acontecimientos y de las grandes reformas que tuvo por oportunidad este país.
Me voy a referir, hermanos y compañeros, a la situación que vivían las comunidades
mapuches en esa época, antes del año 73. Como la mayoría sabe, todas las comunidades
indígenas obedecían a un sistema de radicación implantado desde el año 1850 a 1900 y
tantos, sistema que gobernó y dirigió a las comunidades por más de 100 o 150 años, que si
bien es cierto se le legitimaba el derecho de tierras dentro del territorio chileno, y las
comunidades se legitimaban por las familias que tenían inscritas y según esas familias se
le asignaba 3,5 hectáreas, 2,5 hectáreas por familia, y eso significaba en el desarrollo de la
familia en la sociedad, en la medida que se iba desarrollando la familia mapuche la tierra
no crecía, todo lo contrario, perdía.
La tierra se disminuía por diferentes razones: primero, por la usurpación de los grandes
terratenientes; segundo, por la pérdida de calidad natural de las tierras; y tercero, por qué
no decirlo, a lo mejor por la irracionalidad en la explotación de la riqueza de las tierras.

307
¿Y a que se debía esto? Concretamente, al abandono por parte del Estado hacia el sector
mapuche, ya que lo que se perseguía –en último término– era aislarnos y terminarnos, eso
tenemos que tener claro, y dentro de eso estaban haciendo la marginación del derecho a la
vida, del derecho a la educación, del derecho a la salud, del derecho al desarrollo.
Ya decía que la Reforma Agraria obedecía a una justicia social, para todo campesino y
en especial para el mapuche, porque ahí se establecieron los verdaderos derechos sociales
a los que tenía derecho el trabajador campesino, y como tal, hermanos, yo comparativa-
mente creo que la única ley nacional y ninguna –para que quede claro– ninguna ley mapuche
contempló tantos beneficios para el pueblo mapuche como la ley de Reforma Agraria.
¿Y porqué? Porque se le entregó el derecho al crédito, el derecho a la educación, el
derecho a la salud, derechos previsionales y el derecho a recuperar sus superficies estable-
cidas por los títulos de merced. Y ¿en qué términos? Se expropiaba un fundo y lo primero
que se hacía era estudiar cuántas tierras tenía usurpadas ese fundo, si era parte de las
comunidades se les devolvía o existía la otra opción de incorporar a los campesinos mapu-
ches al Asentamiento del fundo.
Yo, de Lautaro, soy testigo de que más del 80% de los fundos expropiados en Lautaro y
formados Asentamientos, la mayoría de los asentados fueron mapuches, y muy pocos obreros
no mapuche, eso está claro. Por eso digo que fue una de las leyes que más beneficios, tanto
territoriales, como económicos, sociales y políticos, entregó a las comunidades mapuches.
Ahora, ¿cómo fue que el campesino mapuche trató de recuperar sus tierras? Se utiliza-
ron diferentes formas, tenemos que ser claros y verdaderos, y también reconocer que había
cierta desorientación en las comunidades mapuches, y eso porque no teníamos una organi-
zación que permitiera utilizar un mecanismo para hacer respetar el derecho al trabajo y el
derecho a usar los recursos naturales que le pertenecía. De ahí que se empezó por recupe-
rar las comunidades sus límites a través de las corridas de cercos. Fue una de las formas,
pero también se incorporó masivamente al mapuche por las vías legales, democráticas, que
les permitía la ley para incorporarlos a la Reforma Agraria.
Para terminar, solo quiero decir que la Contra Reforma Agraria, o el Golpe Militar, obede-
ció más que nada a impedir hacer justicia hacia el campesino, por que se veía que se estaba
implementando las bases de un desarrollo nacional dentro de una agricultura tecnificada, con
todo el asesoramiento del Estado, estaban los servicios de Indap, SAG, CORA, Banco del Esta-
do, implementando todos los sistemas de producción y de trabajo, y ahí ustedes saben como se
organizaba el trabajo y cómo se beneficiaba y se repartía la producción de ese trabajo, de tal
manera que era muy difícil que la derecha pudiera retroceder por la vía democrática, legal, el
poder político social y económico que en ese momento se desarrollaba en Chile.
De ahí que yo vuelva a decir que esta ley es una de las leyes que más beneficios ha
entregado a las comunidades mapuches. No ha habido ley alguna que haya entregado todo
el beneficio que entregó la Ley de Reforma Agraria a los comuneros mapuches.”

308
Pedro Raín Varela, ex presidente Cooperativa de Reforma Agraria Lautaro Ltda., de
Lumaco:
“Yo voy a contar un poco la historia de cómo fue la Reforma Agraria en la comuna de
Lumaco. Nosotros, dentro de los 4 años que trabajamos con la Corporación de Reforma
Agraria, logramos adquirir mucho: 3 tractores Fiat con todos sus implementos. Tuvimos esa
maquinaria, trabajamos con ella, y posterior, de acuerdo a la producción, fuimos capaces
de comprar una máquina cosechera automotriz marca John Deere, y alcanzamos también a
392 animales, tuvimos un plantel de artesanía donde las hermanas mujeres trabajaban en
un taller, se hacía la chomba, se hacía de todos trabajos, el poncho, la manta, fue un taller
bien determinado, con 7 máquinas semiindustriales, todo eso lo adquirimos en el gobierno
de Eduardo Frei. Después, en la etapa de Salvador Allende, se aceleró mucho más el crédi-
to, por eso es importante que el Estado chileno, los gobernantes, puedan respaldar el
desarrollo del pueblo mapuche.
Lo importante era que la Corporación de Reforma Agraria, la ley 16.640, expropiara los
fundos. ¿Y qué hicimos nosotros? Estudiamos la ley y dijimos ‘con la Reforma Agraria esta-
mos de acuerdo’. Cuando hicimos ese estudio entre todos los dirigentes, nosotros logramos
recuperar en la lucha que tuvimos 5.550 hectáreas de terreno, de las cuales forestamos
1.400 por 4 años.
Nosotros teníamos un programa de trabajo y todos los trabajos eran en forma colectiva,
y nosotros nunca quisimos dividir la propiedad, porque la división –hermanos mapuches–
no es lo más importante para el pueblo, la división destruye al pueblo, y deja sin derecho de
trabajo a las propias familias del pueblo mapuche. Por eso de la división ¿cuantos herma-
nos mapuches se han ido para Santiago, a mendigar por ahí, a trabajar por sueldos mínimos?
¿Y cuantas hermanas mujeres están en las grandes ciudades? ¿Y cuantas niñas que tienen
educación y podrían trabajar en sus comunidades? Eso es lo peor que hemos hecho, hemos
cometido errores por la causa que se divide la propiedad, y yo aquí digo que la división no
sirve para nada.
Los dirigentes que fuimos primeros, en el año 1964 empezamos la lucha, en el año 1967
empezamos a recuperar los terrenos. La Corporación de Reforma Agraria nos entregó los 7
fundos que abarcaban las 5.550 hectáreas y así seguimos trabajando. Porque no decirlo,
tuvimos hasta banco aserradero, tuvimos un plantel de apicultura con 300 cajones y sus
respectivas alzas, y cada dirigente se preocupaba de trabajar en cada rubro: un dirigente se
hacía cargo de la producción de trigo, de chacarería, otro en la forestación, otro en la crian-
za, en el mantenimiento del talaje para hacer engorda, y así fue.
Nosotros sacamos un crédito que nos dio el Instituto Indígena, hicimos una compra –en
primera instancia– de 30 novillos para autofinanciarnos del crédito que sacamos.
Cuando se dio el Golpe de Estado no había deuda, y los dirigentes caímos presos los 5
dirigentes del consejo de administración de la ex Cooperativa Lautaro de Lumaco, el 11 de

309
Septiembre de 1973. Cuando caímos presos, los militares empezaron a entregar otra orien-
tación a otros dirigentes que no tenían nada que ver con la administración, hasta que
derrumbaron todo lo que habíamos logrado nosotros con el sacrificio y el trabajo colectivo.
Los militares llegaron a las comunidades y los obligaban a los mapuches a matar casi
mensualmente un par de novillos para poder comer carne y ellos participar también ahí, y
en seguida a nosotros torturados, apaleados, nos obligaba el fiscal militar a que firmáramos
cheques para entregárselos a no se quién.
Todo estas cosas que estoy diciendo se vendió en el gobierno militar, la obligaron a la
gente. Ahora nos preguntamos nosotros a qué bolsillo fue a caer esa plata y nadie sabe, lo
que se quiere aquí es investigar que pasó con el patrimonio mapuche, y que pasa con esa
gente que se desapareció también, por luchar, por recuperar los terrenos que le tenían
usurpado.
Por eso, hermanos, es importante recordar todas estas cosas y yo me siento orgulloso de
ver tantas caras aquí.”

Reinaldo Penchulef Peñaipil, ex secretario Asentamiento Cuel Ñielol, Galvarino:


“Nosotros participamos también en la Reforma Agraria, participamos a través del Co-
mité de Pequeños Agricultores. Logramos, como organización campesina mapuche, como
comunidad indígena, participar en la Reforma Agraria, y tenemos una buena experiencia.
Yo en ese tiempo tenía 20 años ya, y para suerte mía fui dirigente y secretario del Asenta-
miento Cuel Ñielol.
Como la demanda de tierras del pueblo mapuche era grande, dijimos nosotros ‘bueno,
tenemos que participar también en esta reforma’. Solicitamos los fundos que estaban abando-
nados, los grandes fundos de los señores Fontanaz, y se nos cedieron a través de la CORA y
llegamos a explotar más o menos 3.500 hectáreas en esos tiempos. Se integraron a trabajar
en ellos 70 campesinos, integrando las personas que vivían dentro de los fundos, personas
que postulaban a ese Asentamiento de diferentes comunidades, pueblos, ya que estábamos
abiertos a personas que quisieran trabajar en esos tiempos con nosotros.
Logramos que el Estado nos cediera 5 tractores equipados para la explotación de la
tierra. Nos dieron 570 vacunos para la producción de leche. Nos dieron la capacitación, que
era muy importante, una capacitación excelente donde nosotros aprendimos a hacer el
plan de explotación de un fundo, cómo poder administrar esas tierras. Logramos capacitar-
nos gracias al gobierno de Salvador Allende, que fue una experiencia excelente, para mí y
para mucha gente.
De primeras nos costó, fue difícil para el campesino tomar las riendas de un fundo tan
grande, capacitar a nuestros hermanos mapuches en cómo seguir trabajando las tierras
unidamente, cómo poder salir del subdesarrollo en aquellos tiempos en que vivíamos.

310
Con el peñi Carlos Peñaipil, quien era presidente del Asentamiento, administramos
bien nuestro campo, con todos los recursos que el gobierno nos dio, logramos tener buenas
viviendas, el gobierno nos dio capacitación y las herramientas de trabajo, el asesoramiento
técnico con técnicos mano a mano con nosotros para hacer la explotación de ese campo.
Logramos nosotros hacer producir la tierra, producir ganado, educarnos, producir más tri-
go, dar educación a nuestros hijos, darnos garantía, se le dio participación a la mujer en
diferentes ámbitos para que ella estuviera también trabajando mano a mano con el campe-
sino mapuche.
Fue una experiencia buena, y por eso digo yo que la organización es fundamental para
el desarrollo del pueblo, la educación es importantísima.
Dejamos muchas cosas en ese Asentamiento cuando luego del 73 vino el Golpe: alrede-
dor de 1.500 cabezas de vacuno, 5 tractores funcionando, alrededor de 6.000 o 7.000 sacos de
trigo cosechábamos al año, todo lo que se derrumbó con el Golpe Militar, toda la construcción
que el campesino mapuche hizo en esos tiempos. Fueron momentos tristes, unos sufrieron
más, otros menos, pero la represión fue fuerte para nosotros los dirigentes. Eso se perdió.
En esos tiempos salimos todos, y quedaron solamente 17 personas adentro, gente que
siempre estuvo apoyando al Gobierno Militar, el resto se fue todo.
Ahí dejamos todo, el gobierno militar no nos indemnizó nada.
El problema para nosotros hoy día es la tierra. Sabemos que nuestras tierras, que el
gobierno de Salvador Allende nos pasó para explotarlas, nuevamente están en poder de
grandes latifundios, y no nos quieren entregar las tierras usurpadas. Por eso yo creo que es
una tarea bastante grande para las organizaciones, yo creo que el futuro de nuestro pueblo
está en las manos de la juventud. Nosotros iremos apoyándolos, dando algunas ideas, com-
partiendo los conocimientos que ya pasamos, la experiencia que nosotros tuvimos, para a
lo mejor sacar buena cosecha a futuro.
El gobierno de Salvador Allende vive conmigo, vive con mi gente, vive con mi familia,
vive aquella participación que nos dieron y las garantías que tuvimos como mapuches en
aquellos tiempos, fueron cosas inolvidables. Si queremos revivir eso, tendríamos que pen-
sar en una organización más fuerte y estar los mapuches más unidos que nunca.
Gracias por este encuentro, y gracias nuevamente por ver al señor Chonchol. Me alegra
mucho, y esta noticia se la voy a llevar a mi comunidad. Muchas gracias, compañeros.”

Rosendo Huenuman, ex diputado a 1973:


“Yo soy ex parlamentario del período del Doctor Salvador Allende, soy de la comuni-
dad de Hueñalihuen y en este momento represento a la organización lafquenche.
La Reforma Agraria si bien es cierto fue un proceso histórico que podremos recordar
como el único proceso que nos entregó o devolvió nuestros derechos por la tierra que fue

311
usurpada no solamente hace 150 o 300 años atrás, sino más bien desde que este país se
transformó en gobierno republicano.
Yo me recuerdo que me incorporé en la lucha social muy joven, creo que tenía 17 años,
y mis vínculos siempre fueron con los dirigentes que existían en aquella época, aprendí
mucho de ellos, algunos de ellos me voy a permitir nombrarlos: Martín Painemal Huilcalaf,
era un dirigente panificador, sindicalista aquí en Temuco; me recuerdo de don Desiderio
Millanao de Loncoche; me recuerdo de la mujer que fue –para mí– la última heroína, Barto-
la Coñueman de Gineo, de Metrenco; y de verdad nosotros tuvimos tantos héroes, y cada
vez que nos generamos alguna organización a nivel comunal o regional, nunca, y esa es tal
vez la mala educación en las escuelas, ninguna organización se recuerda de la hazaña histó-
rica y como héroes a nuestros antepasados, como Caupolican, Pelantaro, para nombrar
algunos de ellos solamente.”

Juventino Velásquez, ex dirigente de la organización Netuaiñ Mapu, ex regidor de


Puerto Saavedra, ex interventor del Asentamiento Loberías:
“Yo soy un viejo dirigente, ex regidor de la comuna de Puerto Saavedra, ex dirigente
de la organización Netuaiñ Mapu, ex dirigente de los Consejos Campesinos, ex dirigente
del Comité Exterior Mapuche que formamos en el exilio, ex dirigente de Ad Mapu, y hoy
día soy dirigente de la Lautaro Ñi Ayllarehue. En este minuto, cuando nos miramos las
caras, los recuerdos que vienen son miles. Podríamos estar horas hablando y recordando
cosas que son tan importantes para la lucha del pueblo mapuche, del pueblo huilliche, de
los pobres y discriminados, de los trabajadores, de los pobladores. Pero ya llegará la hora
de hacerlo. Nos miramos unos con otros y vemos que hay muchos hermanos y compañeros
que no están. La memoria para ellos y el homenaje, que nunca los vamos a olvidar. Aquí
hay muchos que tiene su padre, el hermano, el amigo, desaparecidos, y que no sabemos
dónde están ni cómo murieron.
Nosotros tenemos que hablar de todas las organizaciones. Las organizaciones últimas
que conocimos nosotros dentro de nuestra generación, estaba la Asociación Regional del
Pueblo mapuche, que se transformó en una Confederación, que por primera vez el pueblo
mapuche tuvo una Confederación Indígena de Chile, presidida por Antonio Millape. Pero
también hubieron organizaciones tan importantes y relevantes como los Consejos Comuna-
les, Provinciales y Nacionales, presididas por José Purran. Dos mapuches presidiendo las
organizaciones más importantes de los explotados y oprimidos de Chile.
¿Qué significaba eso? Que había una alerta entre estas dos organizaciones para comba-
tir y lograr lo que se logró. Yo me alegro cuando los hermanos que expusieron decían:
nosotros teníamos 300 hectáreas, 4 tractores, máquina trilladora, y en tan poco tiempo, y
resulta que hoy día llevamos 10 años que recuperamos a la democracia, y que estamos en el

312
tercer gobierno de la Concertación, y pregunto a algún hermano aquí si su comunidad
tiene un tractor que le haya entregado el gobierno. Eso quiere decir que lo que logramos
nosotros a partir del año 64, 65, en adelante y hasta el 73, que hicieron un Golpe Militar
porque no tenían otra alternativa, quiere decir que fue grandioso.
Podríamos decir muchas cosas más, que además de que las comunidades tenían sus trilla-
doras, tractores, animales, en cada comuna los que nos estaban en Centros Reformados o en
Asentamiento teníamos un pool de maquinarias, disponible para que los soliciten los peque-
ños agricultores que no tenían acceso a esas maquinas, pero que las podían utilizar.
Es cierto que había escasez, que teníamos que hacer colas, pero también tenemos que
decir que ese desabastecimiento era producto de la lucha que daban en contra de nosotros
los latifundistas y los instalados que controlaban este país. Pero nosotros también fuimos
una respuesta para eso: los Centros de Abastecimiento, los CAB, en cada comuna teníamos
nuestro propio almacén, y allí íbamos a comprar nuestras faltas, a precio de costo.”

Juan Guillermo Curin Melin, Asentamiento Pelantaro, Lumaco:


“En primer lugar saludo al Ministro de Agricultura Jacques Chonchol, a quien conocí
de anterior, cuando yo tenía mis 22 años, a mi hermano Daniel Colompil también, y a todos
los hermanos aquí presentes. Nosotros somos de la Provincia de Malleco, de la comuna de
Puren. Somos 3 dirigentes que andamos en este momento: como lonko, mi hermano Juan
Chicahual, quien fue presidente del Asentamiento Pelantaro, Fernando Maril, Jefe de ma-
quinarias del Asentamiento Pelantaro, y el que habla, un obrero que también fue Secretario
de ese Asentamiento.
Hoy día vamos a acordar lo que sufrimos en el tiempo del golpe Militar, pero en primer
lugar yo digo que en la Reforma Agraria, cuando nosotros trabajamos como obreros, fuimos
más de 30 jefes de familia que trabajamos en el Asentamiento Pelantaro, casi todos mapu-
ches y algunos no mapuches, que fueron vecinos, obreros del fundo donde trabajaban, y
que cuando legó la Reforma Agraria ellos quedaron reconocidos y trabajando.
La Reforma Agraria, durante el tiempo de Allende, alcanzamos en apenas 2 años traba-
jar tranquilamente, y nosotros tanto que producíamos, producíamos sus 8.000 quintales de
trigo. En ese tiempo recuperamos 3 predios: Santa Cruz, Rincón y Los Queltehues, que
tomaban como 1.800 hectáreas.
Trabajamos muy bien, mecanizadamente, con Asistencia Técnica, trabajábamos muy
tranquilos, capacitando a las familias, a los hijos, los más viejos.
Pero más tarde, con el Golpe Militar, a nosotros nos llevaron todos los bienes, quedamos
cesantes, botados en la calle, sufriendo con toda la familia, cuando fuimos desalojados.
Hasta esta fecha me acuerdo que sufrimos mucho, pero gracias a Chau Ngenechen nos
alumbró que teníamos que organizarnos nuevamente, y por eso nuevamente nos organizamos,

313
para poder recuperar nuestra tierra, para poder acordar quienes éramos nosotros y en que
tierra estábamos pisando, porque antes como era joven yo no lo sabía, preguntando a los
más antiguos.
Nosotros peleamos por recuperar la cultura y la tierra, y es por eso que hoy día, herma-
nos, gracias a Chau Ngenechen, con esfuerzo, con gran empeño y valentía nuevamente, en
plena dictadura, nos organizamos en el año 1984, y hoy día tenemos a la mano 571 hectá-
reas, en que hoy día estamos viviendo.
Nosotros somos dueños de la tierra, y por eso tenemos que decir como son las cosas,
tenemos que recordar la historia.
Quiero hacer una pregunta, todos los bienes que se han llevado del Asentamiento, ani-
males, tractores, por lo menos nosotros teníamos 2 tractores, bodegas teníamos, nos robaron
los fertilizantes, semillas, también nos quemaron unas sementeras donde nosotros íbamos
a cosechar 8.000 quintales de trigo, los quemaron los técnicos para joder, para echar abajo
el Asentamiento, quiero saber si ¿acaso todo eso se va a recuperar?, ¿dónde lo tendrán
fondeado o lo vendieron? Yo quisiera recuperar todo lo que a nosotros nos robaron, se lo
llevaron.”

314
PANEL 2

“Demanda actual de tierras y valoración del proceso de Reforma Agraria”

Panelistas:
Marcial Colin, Asociación Poyenhue de Villarrica, Villarrica;
Heriberto Huaiqui, Comunidad Mapuche Pilolkura, Carahue;
Sergio Meliñir, Comunidad Pehuenche de Quinquen, Lonquimay;
Juan Huilcal, Asociación Mapuche El Toqui, de Lautaro;
Fernando Pérez, Comunidad Mapuche Pangueco, Galvarino, Consejo de Todas Las
Tierras.

Marcial Colin, Asociación Poyenhue, de Villarrica:


“Nosotros como organización venimos trabajando hace ya dos años en el proceso de
recuperación de tierras, y este año 39 comunidades firmaron un documento que fue entre-
gado al gobierno, en el cual nosotros exigimos la devolución de 16.000 hectáreas, lo que en
este momento está en negociación con el gobierno, y hemos fundamentado esta petición, y
también nos hemos estado preparando para luchar por esa cantidad de tierras.
En nuestra comuna, el 19% de las tierras solamente está en manos nuestras, el resto
todavía está en manos de latifundios, se están acercando las madereras, y nosotros no pode-
mos quedarnos con la poca tierra que tenemos hoy día.
Más que analizar el proceso de la reforma Agraria, a nosotros nos ha servido para fun-
damentar la petición de tierras ante el Estado. Nosotros tenemos argumentos suficientes, y
en nuestro caso puedo decir que allá la Reforma Agraria no nos favoreció, sino que al
contrario, también se usurpó las tierras.
Ahora, lo que nosotros queremos manifestar al gobierno chileno es que la forma en que
tiene de adquirir los predios, de la forma en que lo hace, tal vez nunca nosotros podamos
recuperar nuestra tierra, por lo tanto todo apunta a que existiera otra vez la expropiación

315
de los fundos para traspasárselo a nuestra gente, porque hoy día, con el sistema que hay,
con el sobreprecio de la tierra, la Conadi no puede comprar las tierras.
A nosotros no nos interesa cuanto pague el Estado, a nosotros lo que nos interesa es que
devuelvan nuestras tierras, pero pensamos que una de las formas es que otra vez debiera
haber expropiación de fundos y traspasárselos directamente a las comunidades.
Para ello se requiere de un gran acuerdo político entre nuestras organizaciones, de una
disciplina y una verdadera alianza entre las distintas organizaciones que hoy día existimos
en el territorio mapuche. Algunas diferencias de forma tenemos, pero yo pienso que el obje-
tivo fundamental si es que estamos todos luchando por nuestra cultura y por nuestros derechos,
debemos ser capaces de conformar una mesa entre dirigentes mapuches, ponernos de acuer-
do y realmente tomar posición, o sea ¿cuál va ser nuestra posición respecto al tema de las
tierras?, ¿vamos a seguir esperando o vamos a movilizarnos todos de una vez por todas, para
obligar al gobierno chileno a sentarse en una mesa seria, una mesa digna, donde podamos
realmente lograr acuerdos y no dilatar el proceso de nuestra reivindicación.”.

Sergio Meliñir, comunidad Pehuenche de Quinquen, Lonquimay:


“Mari mari pu peñi pu lamgen. Mi nombre es Sergio Meliñir, de la comunidad de Quin-
quen, comuna de Lonquimay. Yo les voy a contar la historia de esta comunidad de Quinquen,
que en un tiempo fue noticia, fue uno de los problemas graves que tuvo el pueblo pehuen-
che en la cordillera.
La comunidad de Quinquen, como se comunicaba en la prensa hace un mes atrás, se le
había entregado título de dominio con la presencia de la Ministra de Mideplan, lo que yo
quería descartar categóricamente y que eso no es efectivo. Todo el mundo comenta que a
Quinquen por fin se le solucionó el problema de tierras y en este momento todavía la comu-
nidad no tiene su título comunitario, y hemos sabido últimamente que la Conadi no quiere o
no puede entregar esas tierras mientras la comunidad no acepte los títulos individuales, los
que la comunidad está rechazando y estamos pidiendo título comunitario, y eso es importan-
te que la opinión pública lo sepa, más ahora que se dice que lo de Quinquen está solucionado.
La lucha de Quinquen fue muy dura, estuvimos con orden de desalojo, y gracias a la
madre tierra, la Mapu Ñuke, que fue la que nos salvó del desalojo por la naturaleza, cuando
teníamos plazo de 2 días para el desalojo y, en el mes de invierno, se largó a nevar y como en
la cordillera cae mucha nieve, 3 o 4 metros, la fuerza pública no pudo ingresar para hacer el
desalojo. Por esa causa tan simple fue que se postergó el desalojo, por la naturaleza, y mien-
tras se arreglaba el clima se llagaba a acuerdo a la mesa de diálogo y se evitó el desalojo.
Ahí hubieron peñis que estuvieron apoyando arduamente, de la provincia de Cautín,
Malleco, gente de Temuco, mucha gente que apoyó para los días del desalojo, gente amiga
que estuvo en las buenas y en las malas. Nosotros como jóvenes tuvimos un rol importante

316
también en esa lucha, fuimos detenidos, los padres fueron encadenados, y gracias a ellos
nosotros estamos ahí. Esa sería, más o menos, la situación de la comunidad de Quinquen.”

Juan Huilcal, Asociación Mapuche El Toqui, de Lautaro:


“Mari mari pu peñi pu lamgen. Soy vicepresidente de la Asociación Mapuche El Toqui de
Lautaro, presidente de la comunidad Juan Bautista Huilcal, y mi nombre es Juan Huilcal. Yo
creo que, como mapuche, este problema se arrastra de cuando se constituyó el Estado Chile-
no, porque antes, no nos olvidemos, el pueblo mapuche tenía su territorio, junto a otros
pueblos originarios. De cuando se constituyó el Estado Chileno hay 2 políticas, una política
de pueblo mapuche y originario y otra política que es occidental, y desde que se constituyó el
Estado Chileno han pasado distintos presidentes, de distintas corrientes, hasta que se llegó
al Presidente Socialista. Ahí yo tenía 13 años, mi papi trabajaba en el Asentamiento Santa
Inés. Todos sabemos que Allende no fue mapuche, pero algo quería hacer para el pueblo
mapuche, pero después vino la masacradura, y el pueblo mapuche no recuperó su territorio,
no recuperó su autonomía, sino que fue achicado más el territorio mapuche.
Quizá algunos peñis tocaron parcelas, pero ¿qué pasó después del Golpe?, se devolvie-
ron al Estado.”

Heriberto Huaiqui, Comunidad Mapuche de Pilolkura, Carahue:


“Vengo de la comunidad de Pilolkura, territorio lafquenche, de la comuna de Carahue.
Quiero hacer un pequeño homenaje, un recordatorio de un dirigente que partió no hace
mucho, y que fue de la altura de muchos dirigentes que están aquí, me refiero al lonko de la
Comunidad de Pilolkura, Félix Huaiqui Levío.
En los años 1969, 1970, fue una situación bastante crítica, que nosotros quizá no lo sufría-
mos en conciencia madura, pero si para la representación de esa generación fue una situación
bastante comprometedora, me refiero al proceso de recuperación que existía en esos tiempos.
Al frente teníamos un problema de usurpación, había marginación, había mucho atrope-
llo, les hablo del sector Pilolkura, anteriormente comunidad Pascual Colicheo, la que fue
encerrada de a poco producto de la fuerza del capitalismo, la fuerza del terrateniente, los
que fueron interviniendo poco a poco, consiguiendo a nuestros antiguos, que no sabían leer
ni escribir, y a sí se fueron poseyendo de esos terrenos. Además de Pilolkura, existen proble-
mas de las tres comunidades, Champulli y Coi Coi, las que ocupan un lugar bastante pequeño
y con mucha población mapuche, cuyas generaciones se van multiplicando, y al multiplicarse
tiene que haber una migración por fuerza, por lo que la juventud está pagando un tributo.
Nosotros valoramos las diligencias que dieron nuestros dirigentes en los años 70, 73, don-
de también ellos sufrieron y eso uno tiene bastante conciencia en ese sentido, porque lo

317
hemos vivido también como juventud, detrás de las personas como ellos, que fueron perse-
guidos, detenidos y torturados, donde dentro de nuestro corazón va un reto bastante notorio.
El Asentamiento Las Loberías fue una activa organización en ese sentido, habíamos
conseguido la parte estable de los trabajos, y justamente como escuchaba los testimonios
de los otros peñis, eso se hacía real, habían ya maquinarias, algo para trabajar y seguir
adelante, se contaba con algunas instituciones estatales, como fue CORA en esos momen-
tos, que dio las posibilidades de conseguir herramientas para poder seguir trabajando en
esos espacios conseguidos, donde el gobierno se había comprometido con las organizacio-
nes, entonces éstas estaban tranquilas en ese sentido.
Pero resulta que sigue el tiempo y viene un hecho lamentable, lamentable en el sentido
en el que en el año 1973 sufrimos las consecuencias hasta los niños. Tanto como fue una
guerra psicológica, se comprometió la vida física, y también la estabilidad, donde se per-
dieron bastantes valores, valores que fueron sacrificadamente conseguidos hasta el año
1973. Y que pasa, que hasta el día de hoy hemos tenido un atraso bastante lamentable, la
juventud sobre todo hoy en día sufre ese dolor, así como dice una parte de la canción ‘el
pueblo tiene una pena’.
Y ¿cómo podemos revertir eso?, ¿cómo podemos tratar de salir de ese paso?, Probable-
mente con el apoyo de nuestros dirigentes antiguos, que son muy importantes para nosotros,
y de esa forma conseguir los objetivos, pero si es muy importante, es la base el compromiso
que ellos puedan tener, la cooperación, la ayuda de una nueva generación.
Muchas gracias peñi.”

Fernando Pérez, Comunidad de Pangueco, Galvarino, Organización Consejo de Todas


las Tierras:
“La verdad es que es poco lo que conozco pero sin embargo es mucha gente la que me
ha hablado sobre el sistema de Reforma Agraria.
De hecho, la Reforma Agraria no fue hecha para el pueblo mapuche, fue solamente
hecha para la gente no mapuche, la gente que trabajaba en los fundos, la gente del interior
del fundo y las que venían de afuera, haciendo una cosa que se llamaban Asentamientos y
nunca se le llamó restitución de tierras, por eso yo valoro los argumentos que daba el peñi
en denante.
Ahora, yo quiero hablar un poco de mi comunidad y en el momento generalizar las
situaciones que se están viviendo hoy día en Galvarino, yo soy de Galvarino.
Lo primero es que se está dando en forma muy sistemática la opresión política del
Estado chileno hacia el pueblo indígena de este país. Por ejemplo, mi comunidad empieza
a tomar reclamaciones cuando se le empieza a usurpar la tierra. En ese tiempo era dirigen-
te mi papá, quien siempre le inculcó a sus hijos sobre la forma de usurpación de las tierras

318
y de las distintas índoles que perseguía hacer desaparecer los mapuches de su comunidad.
De tal manera que nosotros siendo muy jóvenes, yo recuerdo que tenía 12 o 13 años cuando
se mata al Presidente Salvador Allende, y mucha gente de mi comunidad se presentó a la
Fiscalía Militar de Traiguén, en la cual también fueron castigados y en ese sentido, a uno
como niño le va entrando el sufrimiento que le hicieron a nuestros viejos y que uno no
estaría al margen de asumir una responsabilidad histórica –en ese sentido– sobre la recla-
mación de las tierras.
De tal manera, en 1989 fue el primer intento que hicimos nosotros para denunciar las
injusticias y la usurpación que tenía nuestra comunidad, pero sin embargo en esa época
primero se disparaba y después se conversaba, y esa es una cosa que la gente que tiene más
edad que mi lo sabe mucho mejor, pero sin embargo hay que transmitirle esto a la juven-
tud, para que sepa como era el sufrimiento, la forma como actuaban los carabineros y los
milicos en esa época. Así mi comunidad fue tomando fuerza y formando alianzas con otras
comunidades. Así lo hicimos en el 92, cuando mucha gente de mi comunidad hicimos el
segundo intento del proceso de recuperación de nuestros derechos históricos y legales,
históricos porque son parte de nuestra historia y legales porque en 1883 a los mapuches le
entregaron Título de Merced pero sin embargo de ese título de merced no fue válido, ya
que dentro de ese Título de Merced siguieron usurpándoles las tierras.
Así, en 1992 en Lautaro se llenaron las cárceles, hubieron más de 40 mapuches deteni-
dos, los que posteriormente fuimos procesados y sentenciados por el Estado Chileno. En
ese tiempo estaba de Ministro Enrique Krauss, cuando a los mapuches que reclamábamos
derechos históricos nos trató de delincuentes comunes. Fuimos 144 mapuches procesados,
de mi comunidad fuimos 11, somos 11 todavía. Yo no sé si podemos llamar democracia o es
que seguimos viviendo una dictadura en nuestro propio territorio mapuche.
En el 98 igual hicimos un proceso de recuperación de tierras, donde los usurpadores de
las tierras de la comuna de Galvarino se organizaron, se organizaron con arma en mano, y
ahí fue un proceso en el que tuvimos que también marcar el derecho que le corresponde
como pueblo ala comunidad indígena. Esa situación fue enorme. Hay mucha gente que ha
sido herida varias veces, encarcelado varias veces, pero sin embargo estamos más conscien-
tes por que iniciamos este proceso de reclamación de nuestros derechos.
Después, en el año 2000, me tocó encabezar una marcha nacional mapuche desde Temu-
co a Santiago. Ahí nos dimos cuenta, demoramos más de 1 mes entre Temuco y Santiago,
nos dimos cuenta que la mayoría de los chilenos están de acuerdo con la lucha que estamos
dando los mapuches, pero quien no está de acuerdo con nosotros es el propio Estado, donde
es poca le gente pero son poderosos.
De tal manera, haciendo una comparación entre la dictadura militar y hoy día es simi-
lar. Para fundamentar porque es similar quiero citar algunos casos bien concretos:
El año pasado, bien sabe la opinión pública y ustedes como dirigentes, se detuvo al
lonko de la comunidad de Temulemu, peñi Pascual Pichun, se le tuvo 30 días detenido,

319
recobró su libertad por falta de méritos. ¿Quién paga?. Aniceto Norin, de Didaico, también
detenido y liberado por falta de méritos. En Galvarino, sector Triutriuco, hay 8 personas
detenidas. ¿Quién habla por esos mapuches? ¿Quién reclama por la detención de los distin-
tos dirigentes y distintos lonkos, que son autoridades tradicionales, y dicen que son
terroristas? Después de almuerzo me informaron que José Naín, dirigente del Consejo de
Todas las Tierras, hoy día fue pasado a la cárcel de Temuco.
Yo creo que es un error hoy día hablar de democracia, cuando los mapuches están sien-
do detenidos, encarcelados por falta de méritos, investigados por un fiscal que dejó la
dictadura militar.
Por ejemplo, hoy día las grandes peleas que hay en las comunidades es con las empre-
sas transnacionales, porque cuando estaba Pinochet hubo un Decreto que se llama 701, y
que todavía está, donde esa tierra en manos los mapuches o en manos de los Asentamien-
tos, de gente campesina chilena, pobre, pasó a manos de las transnacionales, y es por eso
que están la Mininco, la Millalemu, son tierras indígenas que Pinochet traspasa a empresas
transnacionales, y lamentablemente hoy día la pelea ni siquiera es con el Estado Chileno
sino con las transnacionales, y ese es otro tema que deberíamos abordar.”

Raúl Molina Otárola, geógrafo, investigador:


“A mí me gustaría incorporar algunos datos respecto a la discusión que aquí se ha
planteado.
Al año 70 existían entre 100 y 150 mil hectáreas usurpadas que estaban dentro de los
títulos de merced y que se constituyó una comisión para recuperarlas, una Comisión de
Restitución de Tierras, tierras que estaban dentro de los títulos.
El segundo dato es que la propia ley de Reforma Agraria intentó, ya que los Juzgados
de Indios no podían restituir esas tierras, expropiar incluso bajo las 80 HRB y restituir esas
tierras a las comunidades.
Otro tema, es que indiscutiblemente muchas veces la Reforma Agraria pasó por encima
de las demandas mapuches, sin reconocer al interior tierras usurpadas, lo que se dio en
muchos casos y es una contradicción que se daba en esa época.
También decir que de prácticamente los 500 fundos que fueron expropiados en Malle-
co y Cautín, en una proporción muy importante tuvieron acceso las comunidades mapuches.
Por otro lado, están los hechos. Aquí hay dirigentes de Carahue, donde en un solo día el
Consejo de la CORA –posteriormente al 11 de septiembre del 73, después del Golpe– revo-
ca de una resolución todas las expropiaciones, lo que ocurre en varias comunas.
El proceso de Contra Reforma Agraria es un momento en el cual prácticamente no se
deja posibilidad de restitución de tierras a las comunidades mapuches, y de alguna manera
vuelve a la situación a su origen, y se inauguran otros procesos, que tienen que ver con la

320
expansión forestal, momento en que el Estado las entrega a las empresas forestales, las que
ocupan hoy tierras que en algún momento estuvieron en manos de las comunidades.
Y respecto a los títulos de merced, son situaciones que prácticamente nunca se resol-
vieron en los Juzgados de Indios”.

Rosendo Huenuman, diputado a 1973:


“Bien, yo soy Rosendo Huenuman, de la comuna de Carahue, ex diputado del período
justamente del gobierno de Salvador Allende.
Al escuchar a los nuevos panelistas esta tarde, queda de manifiesto que la injusticia
histórica continúa, y de verdad que los gobernantes chilenos no quieren entender que el
pueblo mapuche aún existe. Los peñis han dicho aquí que la democracia lograda hace más
de 12 años, se habla del valor del concepto democrático, sin duda la democracia que hoy
día vivimos no es una democracia, sino que es una democracia los ricos, para los poderosos,
es una democracia para los inversionistas transnacionales, es una democracia para las em-
presas forestales, y para nosotros, pueblo indígena mapuche, no hay democracia. Sigue la
persecución, sigue la represión, la humillación y la discriminación.
El caso que relataba el peñi de Pilolkura, allá hay una historia escalofriante. Yo soy de
ese territorio. Nací al lado de Pilolkura, mi comunidad se llama Hueñalihuen, y como parla-
mentario en esa época me tocó participar en todo ese proceso, estuve junto con los peñis,
entonces la pregunta es la siguiente: ¿Dónde están los bienes de los Asentamientos? Esa es
otra situación. Resulta que el asentamiento que se había valorizado ahí en Pilolkura, en
Loberías, 600 y tantas que fueron pagadas por el gobierno de don Eduardo Frei, en el año
1967, cuando se promulga la Reforma Agraria. Posteriormente en el Gobierno de Salvador
Allende fue implementado: llegaron los tractores, maquinaria, maquina sembradora, se le
entregó créditos para mejorar si galpón, galpón nuevo, hubo capacitación, y ¿dónde están
esos recursos, esos tractores nuevos? ¿Cabe entonces aquí presentar una demanda contra
el opresor de esa época?
Allí se ensañaron antes del 73, el régimen militar, ahí mataron a Segundo Quián, lo
anduvieron exhibiendo colgado de los pies, sumergiéndolos en el lago, en el mar y en el río,
hasta que murió por inmersión, y deja su viuda con 2 hijos, ¿quién se hace cargo de la viuda
y los 2 hijos?, ¿Cuántos caso como éste existen en nuestro territorio?”.

Salvador Raín, Cooperativa Lautaro, de Lumaco:


“Yo quiero preguntarle al ex Ministro de Agricultura, don Jacques Chonchol, recogien-
do la lucha antigua de don Pedro Raín y lo que también preguntaba don Rosendo Huenuman:
Qué posibilidad habría de que se hiciera una documentación a nivel general a aquellos

321
Asentamientos que existían en los años 70 con respecto a los bienes de los Asentamientos,
que fueron robados por parte del gobierno militar, con algunos interventores que disolvie-
ron estas cooperativas. Hago esta pregunta porque en la comuna de Lumaco, como decía
don Pedro, la ex Cooperativa Lautaro de Lumaco Ltda., con 5.550 hectáreas en las que
bastantes bienes se compraron, por su propio trabajo. Hoy día existen varios bienes que
están a nombre de quienes intervinieron esa ex Cooperativa, y que todavía existen”.

Jacques Chonchol, ministro de Agricultura en el gobierno de la Unidad Popular:


“Cuando vino el Golpe de Estado, la Contra Reforma Agraria de Pinochet, se cometie-
ron todo tipo de atropellos, no solamente se echó a muchos dirigentes de Asentamientos, de
sindicatos, a la calle, sin darles ninguna posibilidad, porque no solamente perdieron su
trabajo sino también su hogar, y tuvieron que dormir a la orilla de los caminos.
En muchos de los Asentamientos que estaban constituidos, o Centros de Reforma Agra-
ria, tomaron las tierras, parte se las devolvieron a los antiguos propietarios, parte las sacaron
a remate con el argumento de que no eran tierras agrícolas sino que eran tierras forestales,
creo que muchas de las tierras que tienen las compañías forestales las tiene por esa vía, o al
ir comprándoselas a los propietarios que se las devolvieron, y una mínima parte la dejaron
a un pequeño número de campesinos, parceleros, pero sin darle ninguna ayuda y obligán-
dolos a pagar una gran indemnización, y muchos de ellos no pudieron sostener esta situación
y tuvieron que vender sus tierra, y perdieron completamente.
Y mucho se lo apropiaron los militares, y todo esto se hizo con apoyo de notarios, de una
manera absolutamente ilegítima pero dándole una legalidad formal.
Ahora, vino la democracia, se acabó la dictadura, y es un problema que no se ha tocado, es
un problema que está pendiente, porque la verdad es que ahí se produjo un desfalco colecti-
vo a favor de unos pocos privilegiados, ya sea militares o ya sean civiles, que se aprovecharon
de la coyuntura, de la anarquía y del desorden que existía en el régimen militar.
No me cabe la menor duda que algunos abogados podrían estudiar este problema y
plantearlo al país, por lo menos. No sé si se tendrá éxito, pero sería una denuncia moral,
que no se ha hecho, y que ha quedado oculta como muchas otras cosas de la dictadura.”

Nancy Yáñez Fuenzalida, abogada, investigadora:


“Yo creo que efectivamente se ha constatado, y respecto del cuál existen muchos ante-
cedentes, la pérdida no solo de las tierras sino que además de múltiples bienes que tenían
los Asentamientos, los Centros de Producción, los Centros de Reforma Agraria, los Conse-
jos Campesinos. También existen múltiples antecedentes respecto de las arbitrariedades
bajo las cuales éstos se fueron perdiendo.

322
Sin embargo, tenemos que analizarlo, yo creo, desde dos puntos de vista cuando esta-
mos hablando de las posibles acciones legales a seguir en este caso:
Uno, cuando efectivamente uno es objeto de la pérdida de un derecho o de la violación
de un derecho, se supone que debieran ser los tribunales los primeros en dar respuesta a
este tipo de situación, devolviendo el estado de derecho que se ha violentado.
Sin embargo la legislación ha establecido plazos para poder reclamar ante los tribuna-
les. Estos plazos, en los casos de las pérdidas sufridas por los Asentamientos campesinos
durante la Reforma Agraria, están todos prescritos, con lo que hoy día en términos legales
no habría la posibilidad de reclamar ante un tribunal ordinario de justicia el que el Estado
chileno restituya estos bienes o que indemnice los daños que aquí se han ocasionado.
Sin embargo, eso no significa que estos antecedentes sean relevantes para fundamen-
tar el igual tratamiento que el Estado debe dar y, que como bien dice don Jacques Chonchol,
se ha pretendido dar respuestas, aunque sean parciales, a las violaciones de derechos hu-
manos cometidas durante la dictadura. De hecho, en este país se han dictado leyes especiales
para responder a los daños patrimoniales ocasionados a otros actores, como por ejemplo
los partidos políticos. O sea, efectivamente durante los gobiernos de la Concertación se
han dictado al menos 2 leyes de reparación: una, la ley de restitución de bienes confiscados
a los partidos políticos; y dos, la ley de reconocimiento al exonerado político.
En lo que respecta a la ley de restitución de bienes confiscados, es una ley que preten-
dió dos cosas: devolver aquellos bienes que se les confiscaron, que se les quitaron a los
partidos políticos durante la dictadura, o bien en aquellos casos en que no era posible
devolverlos, indemnizando. Se estima que era posible devolver los bienes cuando estaban
en poder del Estado o de alguna institución del Estado, y que no era posible devolverlos
cuando estaba en manos particulares y el estado, por lo tanto, indemniza.
Esa misma lógica que ha operado respecto de los partidos políticos, debiera operar hoy
día para que las comunidades mapuches puedan solicitar la restitución de los bienes con-
fiscados con posterioridad al golpe militar.
El argumento es válido fundamentalmente para la restitución de bienes muebles, es
decir tractores, maquinaria, galpones, concretamente todo el material de labranza.
Respecto de las tierras la situación es levemente compleja, y lo es porque los Asenta-
mientos y los CERA eran instituciones transitorias, de modo que la propiedad no fue
traspasada a estas instituciones, sino que permanecía en manos del Estado, representado
para estos efectos por la CORA. Por lo tanto, en estricto rigor y hablando en términos
legales, no se da figura de la confiscación porque no hay pérdida de propiedad ya que
nunca ingresó a la propiedad, pero hay situaciones de excepción, y una de ellas la vimos
hoy día, el caso de la Cooperativa Lautaro, ya que ésta si logró la propiedad de las tierras
que le fueron transferidas.

323
Hay varias particularidades que es necesario analizar, en términos legales, y fundar
una reclamación e en el marco de la discusión que se está dando hoy día en este país, el
cómo en Chile se arma o no un estado democrático post dictadura.
Hablaba aquí el compañero de la Cooperativa Lautaro, del fundo Hueico, que no fue
parcelado. Efectivamente, de los 7 predios de la Cooperativa Lautaro 6 fueron parcelados,
y fueron entregados a los socios de la cooperativa, excluyendo a los 20 socios que habían
tenido participación política durante el proceso de Reforma Agraria, y que se encontraban
presos. Respecto de ello no hubo asignación de tierras, y el único predio que había queda-
do “en poder de la cooperativa” era el fundo Hueico, que además era el predio que tenía
aptitud forestal, tenía 250 hectáreas plantadas con bosque, y sin embargo el interventor –
nombrado por el Gobierno Militar– pidió el embargo de este inmueble para pagarse su
sueldo. El Fisco se opuso, porque dijo que primero había que pagar al Fisco, antes que al
interventor, todos exigieron su pago antes de las comunidades mapuches, todos exigieron
su pago ante la Cooperativa Lautaro, y el predio fue finalmente transferido al Fisco y luego
a la Conaf porque tenía bosques.
En el año 1990 los miembros de la Cooperativa Lautaro, ya en libertad, compran nueva-
mente el fundo Hueico a la Conaf, en la suma de UF 17.400.
En el año1991, ya con los gobiernos de la Concertación, se hace un nuevo convenio para
definir la forma de pago de este predio, la que se hace con cargo a los recursos forestales,
cuya antigüedad era de 30 años, lo que correspondía efectivamente a la época en que la
Cooperativa Lautaro había plantado –con su esfuerzo– esos pinos.
O sea, no solo se plantó, no solo se perdió, sino que además se pagó toda la plusvalía que
el capitalismo le puso a este inmueble.
Esos son antecedentes suficientes para fundar una demanda hoy día de responsabili-
dad del Estado y de los gobiernos actuales, por un acto de confiscación de bienes por parte
de las comunidades mapuches, en este caso concreto de la Cooperativa Lautaro.”

Heriberto Ailío Pilquinao, Comunidad Nicolás Ailío, Tranapuente:


“Bueno, yo también soy una persona que fui muy atropellado y mi comunidad también,
pero solamente hablo ahora para apoyar lo que se está diciendo, en lo que se refiere a los
Asentamientos en que estuvimos nosotros.
Yo estuve en la cárcel 3 años, pero no por eso me aquebranté y seguí luchando por mi
comunidad. Pero no bastó eso. Había comunidades que estaban muy aplastadas, por los
mismos atropellos que hicieron los militares en el año 73 las comunidades se quedaron
tranquilas. Pero apoyado por la iglesia yo empecé a trabajar, alcancé hasta Hueñalihuen
uniéndonos con nuestros peñis para poder luchar juntos. Ese fue mi propósito, ese fue mi
pensamiento siempre, y no porque haya estado preso yo me iba a quedar ahí tranquilo.

324
La vida de uno está en cualquier parte, uno puede morir hasta de enfermedad, ese fue mi
pensamiento. Y si, bueno, es la voluntad de Ngenechen, que tenemos nosotros los mapuches
y que siempre hemos creído en él, moriremos donde sea luchando por nuestros hermanos,
por nuestra clase, porque realmente hay huincas también que son pobres y también tienen el
mismo deseo de sobresalir y de levantar su calidad de vida, como dueño de casa.
Yo tengo una hija, y la traje para que escuchara y viera quién éramos nosotros, sabía
que me iba a encontrar con todos estos peñis que fuimos luchadores, y aquí estamos, nueva-
mente mostrando la cara como hombres valientes.
Nosotros enfrentamos a los militares sin armas, solamente con nuestras palabras. A mi
cuando me castigaron les decía a los militares ‘mátenme, que si no me matan yo no callaré’,
y seguí hablando, seguí organizando a mis comunidades, a mi gente, por que son mi sangre,
mi raza.”

Luis Vial, ex director zonal CORA Cautín:


“Además de Director de CORA fui Director de INDAP poco tiempo antes del Golpe, en
un muy mal momento porque sufrí las consecuencias de estar ahí.
Todas las democracias funcionan sobre un estado de derecho, y no puede funcionar
sobre otras bases, sobre reglas claras que están aceptadas y sancionadas por la comunidad.
Pero yo no he sabido de ninguna reflexión sobre el derecho que hoy día nos rige, ningún
cuestionamiento sobre este estado de derecho, y más aún cuando ese este estado de dere-
cho ha aceptado Decretos y leyes que dio una dictadura, que era un estado ilegal, contrario
al estado de derecho, por mucho que ellos quieran justificarse fue un gobierno ilegal.
Ahora bien. Resulta que la Reforma Agraria fue ley, en derecho, y los actos que realizó
la Reforma Agraria fueron actos legales, y sin embargo la dictadura por un Decreto revocó
una ley, revocó actos legales, y por ejemplo la cantidad de expropiaciones que fueron revo-
cadas ¿qué valor en derecho tienen esas revocaciones?. Esa es una pregunta que yo me
hago. Nosotros hemos aceptado eso como que ya sucedió y que no puede ser revisado, pero
por lo menos tenemos que realizar un cuestionamiento, moral, ideológico, sobre el tipo de
derecho en el que estamos basado.
El caso de la Cooperativa Lautaro, por nombrar un caso, es clarísimo y yo me lo había
preguntado: ¿cómo poder dejar a 10 socios de una cooperativa afuera, cuando ellos son
propietarios? Están usurpando esas tierras, bajo cualquier punto de vista.
Tampoco pueden revocar un acto legal, como es una expropiación, a través de un decre-
to o de lo que sea, se necesita otra ley, y una ley hecha por un gobierno legítimo, no por un
gobierno ilegítimo.
Por eso creo que falta un cuestionamiento profundo sobre nuestro estado de derecho, y
pienso que es bueno ir quebrándolo a través de una artillería que vaya caso a caso

325
demostrando la incongruencia y la falta contra el verdadero derecho, que tiene que ser
sancionado por el pueblo y no por una dictadura. Pienso que todos los actos de la dictadura
deberían ser considerados ilegales, para mí lo son, sin embargo estamos viviendo sobre esa
mentira. Eso quería señalar.”

Florentino Quirilao, Comunidad Mapuche de Coi Coi, Carahue:


“Mari mari pu peñi pu lamgen.
Estoy altamente agradecido, estimados hermanos, estimados peñis, de haber –a pesar
de los años– llegado y por la invitación que se me ha hecho, que ya por lo menos estamos
echando carga al hombro que ya no la podemos, pero me siento tan orgulloso cuando veo
algunas caras que años que no las veía.
Quería decir algo sobre eso de trabajar colectivamente, decía un peñi ‘estábamos unos
en el rubro de trabajo agrícola, unos en el rubro ganadero, con comisiones, donde cosechábamos
cientos y miles de sacos de trigo, donde teníamos tanto ganado’, que lindo es eso y ojalá se
hubiese mantenido. Desgraciadamente pasó esa oportunidad por un gobierno autoritario,
discúlpenme lo que digo, desgraciadamente.
Los más viejos tendremos que seguir dando valor a la gente joven. Doy los sinceros
agradecimientos a esto, y que siga la juventud en su batalla, nosotros iremos empujando el
carro de alguna manera. Muchas gracias.”

Juan Guillermo Curin Melin, Asentamiento Pelantaro, Lumaco:


“Nosotros duramos un año para poder echar a la empresa Mininco, que fue asenta-
miento Pelantaro. El año pasado iban a empezar a trabajar, pero nosotros exigimos que la
tierra tenía que quedar y también le estábamos pidiendo el 50% del bosque, además que
esa tierra iba a quedar totalmente erosionada, tanta sustancia tienen esas plantaciones
que al final le terminó la energía a la tierra, por eso le cobrábamos el 50%, por eso le
paralizamos y no empezaron el año pasado el trabajo.
Este año empezaron otra vez, ahora nos ofreció trabajo eso sí, pero nosotros no quisi-
mos ser mozos de ellos otra vez. Antiguamente fuimos mozos, dejante que la tierra la
quitaron, la usurparon, nos tenían de mozos los grandes capitalistas, y trabajábamos de sol
a sol.
Pero también no basta esa tierra para nosotros, somos varias comunidades, harta fami-
lia, y son 500 y tantas hectáreas de terreno que no va a alcanzar para todas las familias,
cada comunidad tiene 150 familias o más.
Es por eso que denante mencioné para seguir recuperando más tierra, recuperando
hasta donde alcanzaban los límites de los abuelos de nosotros, porque nosotros sabemos

326
muy bienazo hasta donde alcanzaban. Esa es la lucha que estamos llevando en este momento,
y por eso le planteo a los hermanos y hermanas presentes esto, y el que hayan hermanos
presos.
Si nosotros no somos delincuentes, si nosotros no somos ladrones, ¿quiénes son los
ladrones que llegaron de afuera antiguamente?, ellos son los ladrones, los que a nosotros
nos dicen indios ahora, Chile le pusieron –decía un peñi– pero esto era Mapu. Cuando
cruzaron los Andes, a lo mejor, escucharon un pájaro que es el treile, que canta, y como que
dice ‘chil, chil’, yo creo que por eso le pusieron Chile a este país, pero yo sé que antigua-
mente se le llamaba el Mapu. Y por eso que nosotros somos mapuches, por eso hablamos
mapuche.”

327
PANEL 3
Temuco, 16 de Enero de 2002

“Reforma Agraria y Demanda de Tierras Mapuches durante


el proceso de Reforma Agraria”

Panelistas:
Jacques Chonchol, director Programa de Doctorado en Ciencias Sociales, Universi-
dad Arcis, vicepresidente de INDAP durante el gobierno de Eduardo Frei M. y mi-
nistro de Agricultura durante el gobierno de la Unidad Popular;
Daniel Colompil, ex director Departamento de Asuntos Indígenas

Jacques Chonchol, vicepresidente de Indap durante el gobierno de Eduardo Frei y


ministro de Agricultura durante el gobierno de la Unidad Popular:
“En las relaciones del proceso de Reforma Agraria con las demandas indígenas hubo
dos fases, en este proceso.
Uno, fue la preparación y promulgación de la ley de Reforma Agraria bajo el gobierno
de Eduardo Frei Montalva. En la preparación de ese proyecto no había un aspecto específi-
co sobre los problemas indígenas, el proyecto de ley estaba concebido para todos los
campesinos de Chile, y se entendía que los indígenas formaban parte de los campesinos de
Chile, por lo que quedaban automáticamente incluidos en el proyecto de Reforma Agraria,
y en la medida que hubiera expropiación de fundos dentro de los cuales habían trabajado-
res que eran indígenas así como trabajadores que no eran indígenas.
Lo que se buscaba era justamente hacer una redistribución de la tierra en Chile a favor
de los campesinos, y por lo tanto se establecían una serie de principios que después queda-
ron aprobados por la ley.
La primera causal, y la más importante de la ley de Reforma Agraria, era el tamaño,
que limitaba la cantidad de tierra que podía poseer una persona a 80 hectáreas de riego
básico (H.R.B.) del Valle del Maipo o su equivalente en tierras de menos calidad en el resto
de Chile, para lo que se hizo una tabla de equivalencia que iba provincia por provincia,

329
región por región, y todo predio o conjunto de predios de una misma persona que sobrepa-
sara ese límite era expropiable por tamaño, con una diferencia que si el predio estaba bien
explotado tenía derecho a pedir una reserva de hasta 80 H.R.B., y se le expropiaba el exce-
dente, y si el fundo estaba mal explotado y las condiciones sociales eran muy malas el
fundo se expropiaba en su totalidad y no tenía derecho a reserva.
La segunda causal era la mala explotación o el abandono, pero ahí hubo que hacer una
concesión, que fue la siguiente: no se podía aplicar esto desde el momento mismo en que la
ley fue promulgada, que fue el año 1967. Se argumentó en los debates de la Cámara de
Diputados de que había que darle un plazo para juntarse, a los agricultores, que si no
tenían buenas condiciones de explotación pudieran mejorarla. Entonces, ese artículo, que
permitía explotar cualquier predio, cualquiera fuera su tamaño, aún menor a 80 H.R.B.,
por mala explotación o por abandono, empezó a regir a partir de julio de 1970, por lo tanto
cuando el Gobierno de Allende llegó al poder ese artículo ya regía y podía ser aplicado
propiamente tal, ya que Allende llegó al poder en Noviembre del 70.
Después había otros artículos importantes, que posiblemente no tienen una relación
directa con el problema indígena pero que vale la pena mencionar: todo predio donde el
Estado hiciera obras de infraestructura para mejorar el regadío, para transformar las tie-
rras de secano en tierras de riego, en la medida en que esto se hiciera el Estado podía
expropiar todas las tierras de secano, las valoraba como tierra de secano y le devolvía al
propietario el equivalente –que era por supuesto mucho menor– en tierras de riego, y por lo
tanto el excedente quedaba en manos del Estado y podía ser destinado a las finalidades de
la Reforma Agraria. Ello era una manera de evitar que la plusvalía que se creaba por lo que
había hecho el estado, no la aprovechar los dueños de la tierra sino la comunidad nacional
a través del proceso de Reforma Agraria.
Había también un artículo muy importante, que era que todo predio que estuviera en
manos de cualquier sociedad era expropiable por el hecho de estar en manos de una socie-
dad, solamente podían mantenerse como predios en la agricultura aquellos que estuvieran
en manos de personas naturales.
Ahora, ¿qué establecía la ley desde el punto de vista del proceso de expropiación?
Una vez que se determinaba que el fundo era expropiable, se constituía una organiza-
ción provisoria que se llamaba Asentamiento, el que debía durar un máximo de 5 años y se
constituía sobre la base de una asociación entre los trabajadores que vivían dentro de los
predios –que eran fundamentalmente los inquilinos, trabajadores permanentes y sus fami-
lias– y el Estado. El Estado ponía la tierra, ponía la asistencia técnica, ponía el crédito, y los
trabajadores ponían su trabajo.
¿Porqué estaba contemplado ese período de 5 años de asentamiento, en el que la tierra
no se distribuía? Porque se consideraba que era fundamental un período de ajuste para
que los campesinos se acostumbraran, aprendieran a gestionar sus explotaciones fuera del

330
predio, ya que sabían muy bien como explotar la tierra pero no tenían experiencia en las
relaciones comerciales, con los bancos, etcétera, todo lo que había hecho normalmente el
patrón, y por lo tanto había que darle un período de ajuste para que aprendieran ese tipo
de gestiones, y al mismo tiempo para que hubiera un tiempo suficiente para hacer las
inversiones que era necesario hacer para la subdivisión de la tierra que se daría posterior-
mente, caminos, casa, infraestructura, etcétera. Entonces ese período que se llamaba
Asentamiento tenía una duración de 5 años, en principio y como máximo por la ley era una
situación provisoria y al final del cual se asignaba definitivamente la propiedad de la tierra
a los campesinos, la que podía ser asignada de distintas maneras.
Podía ser asignada por Unidad familiar, que era la cantidad de tierra suficiente para
que una familia pudiera ocupar plenamente su fuerza de trabajo y pudiera generar un
ingreso que le permitiera vivir en condiciones satisfactorias, lo que por supuesto variaba
mucho porque no era lo mismo 10 hectáreas del valle central, cerca de Santiago, que podía
ser equivalente a 100 hectáreas en una zona de secano y más alejada. O sea, la unidad
familiar no era una unidad física determinada sino que su dimensión varía según las zonas
y los cultivos de ella, y esta unidad familiar tenía la característica de que quien la recibía
como asignatario no podía dividirla entre los hijos, porque lo que se quería justamente era
evitar la reproducción del minifundio, lo que se pretendía con la ley de Reforma Agraria
era que no se produjera el otro gran problema que había en Chile, además del latifundio,
que era la existencia de una gran cantidad de minifundios.
Esos eran los principios fundamentales de la ley, y con esa ley se empezó a trabajar a
partir de 1967, y se expropiaron durante el gobierno de Frei padre más o menos 1.400
predios.
Ahora, ¿qué campesinos mapuches fueron beneficiados en esa época?. Fundamental-
mente aquellos que estaban como inquilinos o como trabajadores permanentes en algunos
fundos que fueron sujetos de expropiación y en los cuales ellos tenían derecho a poder
acceder a la tierra en primera instancia como trabajadores permanentes de los fundos.
Ya se nos planteó un problema bastante complejo en ese momento, los conflictos entre
los trabajadores permanentes de los fundos –los inquilinos– y los trabajadores externos,
que podían ser medieros, que podían ser trabajadores externos voluntarios que eran con-
tratados, los que también tenían derecho a acceder a los beneficios de la Reforma Agraria.
Pero se produjo un conflicto entre los campesinos, porque aquellos que vivían dentro
de los fundos y tenían muchos hijos decían ‘si entra mucha gente de afuera va a quedar
menos tierra para cuando llegue el momento de la asignación definitiva para nosotros y
nuestros hijos” y se oponían a que hubiera gente de afuera, lo que creó conflictos inter-
campesinos bastante complicados y que se trataron de resolver después, en el gobierno de
Salvador Allende, con la constitución de los CERA, Centros de Reforma Agraria.

331
En este sentido, no hubo algo particular para la población indígena, la que se benefi-
ciaba en la medida en que eran trabajadores permanentes de los fundos que eran
expropiados, pero no había una cosa particular orientada a la restitución de tierras propia-
mente tal.
Esto cambió cuando llegó Salvador Allende al poder, por la siguiente razón. Allende
asumió el poder en Noviembre del 70, y en Diciembre del 70, siendo yo Ministro de Agricul-
tura, recibimos una invitación para venir a Temuco a una gran reunión en el Estadio de
Temuco donde la Asociación de Comunidades Indígenas, que en esa época –si la memoria
no me engaña– la dirigía Antonio Millape, le quería proponer al gobierno un nuevo proyec-
to de Ley Indígena, y por lo tanto quería que el gobierno hiciera suyo el proyecto que había
elaborado la Asociación Indígena e invitaron el Presidente a que viniera a Temuco.
Al mismo tiempo, se habían producido una serie de tomas de tierras, que venían no
desde que Allende asumió sino que venían de antes, desde el gobierno de Frei, lo que
estaba creando una situación bastante confusa en el país, que la aprovechaba la prensa de
derecha para crear una imagen de que en el país había anarquía, que no había gobierno,
que nadie resolvía nada, y que por lo tanto, cuando en Noviembre Allende llegó al poder
intensificaron más esa campaña tratando de decir que cada uno hacía lo que quería y que
se tomaba las tierras que quería, que los propietarios no tenían ningún derecho.
Allende quedó muy preocupado por esa situación, ya que era una campaña muy negati-
va, con todos los medios de comunicación que tenía la oposición, y especialmente la derecha
con El Mercurio, tratando de crear una falsa imagen del Gobierno.
Entonces cuando vinimos con Allende a esa reunión en el Estadio de Temuco, en Di-
ciembre de 1970, se plantearon 2 cosas: por un lado, que el gobierno hiciera suyo el proyecto
de ley que habían elaborado las organizaciones; y por otro lado, el problema de las tomas
de tierras y de la necesidad de restituir las tierras que habían sido usurpadas.
El problema era difícil, ya que la ley indígena no permitía la restitución de tierras
usurpadas, estaban los métodos tradicionales que había que seguir a través de los tribuna-
les, lo que lo hacía interminable, y entonces Allende tuvo una idea: me dijo ‘porqué no
aplicamos la Ley de Reforma Agraria para tratar de resolver los problemas de restituciones de
tierras, y cuando haya un fundo en esta zona que ha sido expropiado en el cual hay tierras
usurpadas lo primero que vamos a hacer, antes de constituir asentamiento, es restituir las tie-
rras a las comunidades que han sido usurpadas, y además para resolver esos problemas lo más
rápidamente posible y para enfrentar esta situación de emergencia vamos a trasladar el Minis-
terio e agricultura a Temuco por lo menos durante 2 meses’, lo que hizo que en Enero y Febrero
del 71 nos trasladamos a Temuco, nos instalamos aquí, yo personalmente con mi familia, el
Vicepresidente de la Corporación de Reforma Agraria David Baytelman, la gente de Indap,
Daniel Colompil que estaba a cargo de la Dirección de Asuntos Indígenas, a fin de tratar de
acelerar al máximo ese proceso.

332
Efectivamente se expropiaron muchos fundos, y se trató de hacer que en esos fundos
donde había tierra usurpada, antes de proceder de acuerdo con la ley de Reforma Agraria a
la constitución del Asentamiento fuimos a restituir esas tierras, las que quedaron en una
situación ambigua porque era una cosa que no estaba contemplada en la ley. Era una restitu-
ción pero no había una asignación definitiva de la tierra, porque ella solamente podía venir
después de ese plazo transitorio de 5 años que estaba contemplado en el asentamiento.
Ahora bien, ahí hicimos otro cambio, que fue la constitución de los CERA, pero no lo
pudimos hacer por ley porque el gobierno no tenía mayoría en el parlamento y hubo que
hacerlo administrativamente con todas las dificultades que esto acarreaba. Teníamos este
conflicto entre los inquilinos, que vivían dentro de los fundos, y la gente que vivía afuera,
aunque hubiera tenido relación con el fundo, y dijimos ¿cómo rompemos esta diferencia
entre el de afuera y el de adentro? Ello significa que no podemos seguir haciendo la Refor-
ma Agraria fundo por fundo, porque si aplicamos el concepto de fundo la gente que vive
por muchos años dentro de él va a seguir con la idea fija de que esa tierra solamente es
para ellos y no van a aceptar a nadie que venga de afuera, aunque haya trabajado muchos
años en él.
Entonces ‘tomemos un conjunto de fundos vecinos y procedemos a una expropiación de ese
conjunto de fundos y constituimos una unidad más grande, también transitoria, que sería el Cen-
tro de Reforma Agraria’, donde se rompería esta diferenciación entre los que estaban dentro y
los que estaban fuera, y eso facilitaría la incorporación de los que estaban fuera al fundo.
Entonces empezamos a operar con los CERA, pero con una serie de dificultades ya que
no estaba contemplado en el ley sino que era una simple resolución administrativa que
tomó el Ministerio de Agricultura y hubo una serie de ataques que se hicieron contra los
CERA diciendo que era una forma disimulada que tenía el gobierno para estatizar todas
las tierras, no obstante igual se procedió.
Además estaba otra forma, que se contemplaba para casos muy excepcionales, que eran
los CEPRO, los Centros de Producción, que fueron concebidos especialmente para la re-
gión de Magallanes, donde habían inmensas haciendas ganaderas, de 200 o 300 mil hectáreas,
y muy pocos trabajadores, prácticamente con 4 o 5 ovejeros se manejaba toda la hacienda
y cuando llegaba la época de la esquila venía la gente de afuera. Entonces ahí se dijo que
no era posible asignarles a 4 o 5 personas 300 mil hectáreas, por lo tanto eso tiene que
mantenerse administrado por el Estado, en lo que eran los CEPRO.
Cuando empezamos a aplicar aquí en Temuco, en Enero y Febrero del 71, una expropia-
ción acelerada y la restitución de tierras cuando había tierra usurpada nos encontramos
con el siguiente problema, que se los planteo claramente porque era un problema difícil de
resolver y nos creó muchos problemas: si el fundo era mayor de 80 HRB no había problema,
ya que estaba claramente establecido que por tamaño se expropiaba el fundo, y si el dueño
no tenía derecho a reserva se expropiaba todo y si el dueño tenía derecho a reserva se

333
expropiaba el resto, pero habían muchos fundos que eran menores a 80HRB, inclusive
predios chicos, y que habían sido tierras usurpadas hace muchos años, en que el que las
usurpó se murió, las vendió a terceras personas, y muchas veces las comunidades reclama-
ban tierras usurpadas que estaban en manos de pequeños propietarios.
Entonces ellos tenían razón desde el punto de vista de que eran tierras usurpadas, pero
nosotros teníamos el problema de que si expropiábamos a esos pequeños propietarios, aún
pudiendo hacerlo porque la tierra estaba insuficientemente trabajada, le dábamos un arma
enorme a la oposición para decirle al país ‘mire, el gobierno de Allende no solamente está
haciendo la Reforma Agraria contra los latifundistas sino que quiere terminar con todos los
agricultores porque quiere estatizar toda la tierra’. Por lo tanto nosotros no queríamos por
ningún motivo expropiar a los pequeños agricultores, porque era darle un arma a la propa-
ganda brutal y a toda esa campaña que se hacía contra la política de Reforma Agraria del
gobierno, porque la intención del gobierno no era estatizar la tierra sino que transferir a
los campesinos, pero con todos los medios de publicidad que tenían.
Entonces muchas veces teníamos conflictos que no hallábamos cómo resolver, porque
la comunidad nos decía ‘estas son tierras usurpadas’, y tenían razón, y por otro lado, esas
tierras usurpadas estaban en manos de un pequeño agricultor, que muchas veces ni siquie-
ra había sido el usurpador sino que había adquirido después. En esos casos, la verdad es
que no hallábamos que hacer, nos encontrábamos en un callejón sin salida. En algunos
casos expropiábamos, cuando realmente la tierra estaba muy nítidamente abandonada, y
en otros casos no pudimos expropiar ni restituir, porque era darle un arma a aquellos que
atacaban a la Reforma Agraria. Ese fue uno de los problemas más serios que tuvimos.
Ahora, por esa política, si mal no recuerdo –porque han pasado tantos años– en los
meses de Enero y Febrero se restituyeron alrededor de 80.000 hectáreas a las comunidades
mapuches de tierras usurpadas y que fundamentalmente estaban en manos de grandes
propietarios. No se restituyó todo lo que se estaba pidiendo, que era mucho más, pero se dio
un gran impulso y eso permitió enfrentar de una manera más adecuada y más normal en lo
que restó del año 71, 72 y 73, hasta lo que vino lo que todos sabemos que vino después, el
Golpe Militar, la marcha atrás y todas sus consecuencias.
Entonces, yo diría: la ligazón de la Reforma Agraria con la restitución de las tierras a
las comunidades fue una decisión personal del Presidente Allende, utilizando un instru-
mento que no era para eso, que era la Ley de Reforma Agraria y que tenía otra finalidad,
que era la redistribución general de la tierra, pero que ante la demanda de los pueblos
indígenas y al no tener otro instrumento legal porque la Ley Indígena no lo permitía,
permitió en alguna medida poder cumplir esos objetivos, porque él tenía muy claro que
era un problema de justicia. No lo cumplimos en su totalidad por las razones que acabo de
explicar, pero por lo menos permitió avanzar en ese proceso de una manera importante.

334
Yo creo que muchas de esas tierras recuperadas fueron las que después –cuando vino
la Contra Reforma Agraria y la dictadura– se las quitaron a los campesinos, o las restituye-
ron a los dueños quienes después las vendieron, o se las pasaron a la Corporación Forestal
que las sacó a remate con el argumento de que eran tierras forestales y no agrícolas y que
después las adquirieron las empresas forestales, y me da la impresión que muchos de los
conflictos que hoy día están generándose en una serie de tierras que hoy día ustedes recla-
man como tierras usurpadas corresponden –no en la totalidad de los casos pero sí en muchos
casos– a esas tierras que fueron recibidas en la época de la Reforma Agraria.
Bueno, esto es, en síntesis, lo que fue la Ley de Reforma Agraria y su relación con la
restitución de tierras a las comunidades mapuches. Muchas gracias.”

Daniel Colompil, ex director Departamento de Asuntos Indígenas:


“Yo podría decir que ante el conflicto reinante en la época de los 70, en que no tenía-
mos ningún instrumento útil para los mapuches, porque la ley que había era prácticamente
‘para que no digan nada’, un organismo inútil que solo servía para favorecer a los usurpado-
res que se llamaba Dirección de Asuntos Indígenas, que dependía del Ministerio de Tierras
y Colonización.
El Presidente Allende, cuando vino a Temuco, ordenó que este organismo pase sobre la
marcha a Agricultura, que se vincule con Agricultura, que se transforme, que se cree un
instituto, una corporación, que se restituyan las tierras como se pueda.
Evidentemente, había mucho pequeño campesino, mucho pequeño agricultor, con con-
flicto, entonces el único camino que se pudo adoptar fue constituir las famosas ‘Comisiones
de Restitución de Tierras Usurpadas’.
Con eso se avanzó bastante, hubo gente que entregó la tierra voluntariamente, porque
consideró que la tenía usurpada pero que faltaba alguien que levantara un acta y que
entregara, que fueron los mínimos. Hubo otros que llegaron a acuerdo, pero no se podían
expropiar porque eran pobres, tanto como los campesinos que reclamaban por tierras.
Entonces este mecanismo avanzó, se recuperaron tierras, se estudiaron casos, fueron
abogados, fueron topógrafos, en otras palabras se suavizó un poco el conflicto. Conflicto
que a medida que llegó marzo o Abril se fue deteniendo y después las comisiones se hicie-
ron inoperantes, porque estas comisiones eran de buena voluntad, no tenían ningún respaldo
legal, fuerte, sino solo el respaldo del Presidente y de la Confederación Nacional Mapuche,
que había planteado al Presidente su prioridad número uno, la gran bandera del pueblo
mapuche que es hoy también, ‘la recuperación de las tierras usurpadas’.
Como digo, se logró un avance, pero solamente con los Títulos de Merced. Ahora, me
acuerdo las exposiciones de ayer, la gente de Purén, Lumaco, los que en forma brillante

335
expusieron ‘nosotros confiábamos en el proceso de Reforma Agraria, era la única ley que podía
haber hecho justicia en aquel entonces.’
Esa era la posibilidad, y la gran posibilidad de recuperar tierras se dio con la ley 17.729,
promulgada en Septiembre de 1972, faltando casi un año para el Golpe Militar. Ahí, y lo
dice la ley en su artículo 17, que el Estado podrá o deberá expropiar las tierras usurpadas
y reconstituir los Títulos de Merced, lo que era bastante, interesantísimo, pero vino el Gol-
pe y hasta allí llegamos.
Después vino una nueva Ley Indígena, que hoy administra la Conadi, y que se excluyó
–y eso hay que decirlo aquí y en todas partes– ni se hablaba de restitución, y eso es tan
fuera de la realidad, es como desconocer que el día de hoy hace calor, o desconocer que hoy
hay sol, eso es un disparate político de primer orden.
Entonces, hoy día nosotros estamos en todas partes aislados, estamos con los brazos
amarrados, entonces ¿qué me corresponde a mí? Yo tendría que darle ánimo a los jóvenes,
a los viejos, y a todos, tendría que decir ‘nuestras debilidades en aquellos momentos, esti-
mados hermanos, fue tal vez nuestra falta de visión de la territorialidad, no hablábamos de
autonomía, no hablábamos de los temas que hoy se está hablando. Esas eran nuestras debi-
lidades, pero las debilidades no tienen porque ir en la ley, porque cuando existe voluntad
política la ley es un instrumento, no tiene porque estar todo en una ley.
Las grandes decisiones las toma la voluntad política, los gobiernos las pueden hacer
con voluntad cuando hay voluntad, si no hay voluntad ni con la mejor ley se puede hacer
nada, y claro, esto es categórico, pero si se ha visto así.”

Jacques Chonchol, vicepresidente de Indap durante el gobierno de Eduardo Frei y


ministro de Agricultura durante el gobierno de la Unidad Popular:
“Respecto de resolver el problema de las tierras usurpadas es un simple ilusión, por
varias razones:
En primer lugar porque para comprar tierra tiene que haber 2 de acuerdo, el vendedor
y el comprador, o sea, se depende de que el vendedor quiera vender; y segundo, si el vende-
dor vende lo más probable es que quiera hacer un gran negocio, y cobre 3 a 4 veces más lo
que vale su tierra; y si el vendedor no quiere vender el problema no tiene solución, por lo
tanto yo creo que la única manera de resolver ese problema es por una ley de expropiación.
Ahora, lo que pasa es que actualmente hay un miedo terrible de la palabra expropia-
ción porque no se quiere asustar a los capitales, nacionales y extranjeros.
La expropiación es una norma legal que existe en muchos países democráticos del
mundo, que permite que para bienes de utilidad pública pueda realizarse expropiaciones,
incluso en Chile existe, pero cuando hay una finalidad superior que la sociedad se fija, y

336
que en este caso puede ser restablecer justicia hacia los pueblos indígenas, no creo que
haya otra vía que la expropiación.
Creo que la única solución es que el gobierno se convenza de que si quiere resolver
estos problemas y no quiere que estos conflictos se prolonguen indefinidamente, tiene que
lograr una ley que permita restituir, expropiar para fines muy específicos, tierras que efec-
tivamente se demuestre que han sido usurpadas, en un plazo determinado, y por lo tanto se
les pueda aplicar –como una finalidad superior– a un valor comercial, si bien en la Reforma
Agraria se expropiaba a valor fiscal, pero que se expropie, porque si no no tiene posibilidad
alguna de poder responder.
Por lo tanto, yo creo que mientras se siga con el actual sistema de compraventa de tierras
el problema no se va a resolver nunca y lo único que vamos a ha hacer va a ser prolongar
indefinidamente la anarquía, el desorden, la inseguridad, porque la gente va a seguir recla-
mando y va a seguir ocupando esas tierras para poder obtenerlas, propiamente tal.
Hay que vencer ese miedo interno que tiene el gobierno a la palabra expropiación y
que tenga la capacidad política, porque tampoco tiene la mayoría en el Congreso que sea
fácil obtener que le permita realmente expropiar.”

337
PANEL 4

“El Movimiento Mapuche durante el proceso de Reforma Agraria”

Panelistas:
Mario Mila, Comunidad Mapuche Juan Gineo, Asentamiento Elmo Catalán, Lautaro;
Félix Huentelaf Alañanco, Comunidad Mapuche San Ramón, Fundo Chesque,
Loncoche;
Heriberto Ailío, Comunidad Mapuche Nicolás Ailío, Carahue;
Juventino Velásquez, ex interventor del fundo Loberías, ex regidor de la comuna de
Puerto Saavedra y ex dirigente de la organización Netuaiñ Mapu.

Mario Mila, Asentamiento Elmo Catalán, Lautaro:


“Estimados hermanos, hermanas, y público aquí presente. Yo quisiera señalar cómo yo
percaté, cómo viví, cómo me involucré en lo que fue la Reforma Agraria, cuáles fueron las
dificultades que tuvimos como jóvenes mapuches, por qué se dieron esas dificultades, cuál
era el momento político que se vivía en ese momento.
Para poder encuadrar una vivencia de lo que fue la Reforma Agraria yo quisiera aquí
destacar que en ese minuto habían 2 grandes bloques, definidos, a nivel mundial, el Socia-
lismo y el Capitalismo, y por otro lado, también estaban los países no alineados, que también
tenían un cierto grado de influencia, en la política mundial.
También tener que decir que un gobierno, en un país que había sido manejado –desde
su fundación como república– por la derecha económica y que en ese minuto había un
gobierno progresista, el del Compañero Salvador Allende.
Y tercero, también habían otros factores: auge de sindicalización campesina, habían
federaciones, confederaciones, organizaciones mapuches también, y también había una
ley, la Ley de Reforma Agraria, que por mucho que se haya dicho tenía 3 objetivos princi-
pales: el primero, aumentar la producción; el segundo, beneficiar al campesinado, y ahí
está la contradicción y aunque no nos guste –porque yo tampoco quiero venir a contradecir

339
ni a dar recetas– está la contradicción entre lo que es el pueblo mapuche y lo que es el
campesinado en general; y el tercer objetivo era el desarrollo rural que beneficiara a la
agricultura en su conjunto.
Entonces, creo que como jóvenes, nosotros vimos la Reforma Agraria como un gran
acontecimiento, la Ley como una gran herramienta, porque como el Estado estaba al servi-
cio de la clase dominante, y aquí había una posibilidad de que el campesino pudiera
conquistar un pedazo de tierras para trabajar, subsistir, y de esa forma tener un espacio.
Pero también es bueno decir que no era fácil para poder ingresar a las tierras que el
Estado a través de la Ley compraba en ese momento, porque también habían requisitos,
por ejemplo, había que estar sindicalizado, y tuvimos nosotros los jóvenes que formar un
sindicato, “Elmo Catalán”, quien fue un compañero revolucionario que también soñaba
igual que nosotros y murió por esa causa en Bolivia– y nos afiliamos a la “Confederación
Campesina e Indígena Ranquil”, y también no pudimos por la forma legal, y por eso se die-
ron tantas recuperaciones de tierras muy fuerte en Lautaro, fue porque como muchos de
los jóvenes no teníamos el requisito de estar sindicalizado, de estar trabajando en el fundo
que se expropiaba, no teníamos posibilidad por ahí y dijimos ‘bueno, hay que ir a los hechos’,
y fuimos a las recuperaciones de tierras, con muchos jóvenes, pero eso también fue una
dificultad dentro del esquema del organismo tradicional mapuche.
Yo creo que a pesar de todo, la ley de Reforma Agraria, sin decirlo, tomaba muchas
cosas del Ser Mapuche, no de su integridad pero sí tomaba muchas cosas, por ejemplo el
trabajo colectivo, también que el mapuche podía recuperar y se recuperó tierras y se traba-
jaba y se cumplía con el objetivo.
Ahora, creo que como la ley de Reforma Agraria no tomó en cuenta la particularidad de
las organizaciones tradicionales mapuches, no sé si por ignorancia o porque no le quiso
tomar en cuenta o porque no estaba clara la particularidad del pueblo mapuche en ese
momento, pero a pesar de eso en la comuna de Lautaro hubo un gran auge con relación a
las recuperaciones de tierras, mucho asentamiento, mucho Consejo Comunal, si bien en
Lautaro le pusimos Consejo Comunal Mapuche, a pesar de lo que decía la ley nosotros lo
adaptamos y le sacamos provecho para poder recuperar.
En Lautaro fue una de las zonas donde más se recuperó por esa vía, por la vía de la
recuperación por la fuerza.
A nosotros nos interesa que después de este encuentro tiene que salir un pronuncia-
miento de las tierras que fueron compradas por el gobierno de la Unidad Popular y que
después volvió al poder de los latifundistas, y por eso este encuentro tiene que dejar algo
para ver que cosa hacemos para que esas tierras se devuelvan, no se si a través de la Ley
Indígena o a través de una nueva Ley de Reforma Agraria, y eso porque es una deuda que
hay y que el mapuche tiene que recuperar.”

340
Félix Huentelaf Alañanco, Comunidad Mapuche San Ramón, ex dirigente del
Movimiento Campesino Revolucionario, Fundo Chesque, Loncoche:
“Mari mari pu peñi pu lamgen.
En el año 69 empezamos a organizarnos nosotros en la comuna de Loncoche, yo vivo en
San Ramón, a 16 kilómetros de Loncoche, una comunidad indígena. De allí, de esa comuni-
dad, gente escasa de recursos, nosotros, con mi hermano Moisés Huentelaf, que le rindo un
homenaje porque él dio su vida por la clase obrera, no solamente por los mapuches, junto
con el pobre de los campos.
También le rindo homenaje a muchos compañeros caídos en la lucha campesina, aquellos
peñis que cayeron y que en ese momento no se sabe su paradero, a ellos le rindo un homenaje.
Y a aquellos que fueron torturados, como este hombre que en esta tarde está hablando
también fue torturado por al dictadura militar, pero gracias a Dios estoy hablando, gracias
a Dios no me mataron y estoy hablando, como no me mataron físicamente mi mente y mi
conciencia estará viva hasta cuando Dios me lleve de mi cuerpo físico.
En el año 69 nosotros trabajábamos en el fundo Chesque, con mi hermano Moisés.
Primero fuimos sindicalizados, por un sindicato que se llamaba “Progreso”, con mi hermano
conversábamos sobre tanta explotación, cómo podemos parar eso, lo conversamos y con los
compañeros de trabajo fuimos organizándonos. Nos contactamos con los compañeros de
aquí, de Temuco, cómo podríamos luchar en la recuperación de tierras.
Formamos un comité de Cesantes, hicimos ‘corridas de cercos’, un fundo “Casas Viejas” de
la comuna de Loncoche, el dueño era Hernán Taladriz, organizamos en la comunidad a todos
los jóvenes, los padres nos dijeron ‘ustedes, apóyenos’, y nosotros como jóvenes vamos a seguir
la lucha, ‘ya, organícense, porque esa tierra es de la comunidad’. Nos organizamos, tomamos el
fundo de ‘Casas Viejas’ y se recuperó la tierra, totalmente, pero por la lucha de los peñis y de
las lamgenes, no fueron los funcionarios que llegaron a decir ‘esta tierra es de ustedes’.
Tomamos el fundo Chesque, no tenía las 80 HRB, recién conversaba con el ex Minis-
tro, que estuvo allá también, y sabíamos la ley 16.640 no lo tomaba en la expropiación
pero también sabíamos que el fundo no producía, que estaba lleno de zarza, que los traba-
jadores no trabajaban las 8 horas, que el sueldo era mínimo, y que entonces había que
dar una lucha justa. Lo tomamos y donde allí defendimos el fundo cayó mi hermano
Moisés, por mano de terratenientes, pero conseguimos que el fundo se expropiara, y
seguimos luchando.
Después, con otros compañeros, dijimos que la lucha tenía que seguir. En esos años el
primer Congreso del MCR se hizo en Lautaro, donde estaba mi hermano, formamos el Mo-
vimiento Campesino Revolucionario, tuvimos un Congreso aquí en Temuco también, donde
ya tuvimos un acuerdo, seguimos luchando.

341
Tomamos el fundo Michimalonco, que estaba expropiado pero con derecho a reserva,
como dice la ley y como decía el ex Ministro en denante el fundo que estaba bien trabajado
tenía reserva, estaba expropiado pero no se tomaba posesión. Lo tomamos ayudando la
lucha, aquellos que tenían trabajo y que ya estaban en asentamiento nos dijeron ‘nosotros
estamos bien, luchen ustedes’.
La política de nosotros era que ‘todos tenemos que ir a la lucha’, no solamente los peñis y
lamgen sino también el huinca pobre, porque lo mirábamos como hermanos de clase, por-
que éramos todos una sola clase, pobres, explotados, no miramos diferencias, y eso es
bueno, fuimos juntos a la lucha. Tomamos el fundo de San Andrés, seguimos luchando.
En esos años, cuando estaba el compañero Allende, ya saca una ley, un decreto, que
formaba los Consejos Comunales Campesinos, que nace por la lucha de los peñis del campo.
Allí en Loncoche se formó un Consejo Comunal, donde salieron muy buenos dirigentes, tam-
bién salieron malos. Dentro del Consejo estuvo el compañero Alejandro Manque, también
salí dirigente yo, en el Consejo Comunal Campesino de Loncoche. En aquellos tiempos, por la
lucha que se daba en la comuna de Loncoche se daba en Lautaro e Imperial, en todas partes.
Ya tuvimos comunicaciones con otros dirigentes, de las otras comunas pero dentro de la
región. Conversamos con ellos, ‘aquí hay que formar un Comité Regional’, o sea un Consejo
Provincia Campesino, y lo formamos, donde también estuve dentro de la directiva, en el
Consejo Provincial Campesino, donde era presidente José Purran, secretario general aquí
el que le habla. Con muy poca educación, pero con harta experiencia de pobreza, con harta
experiencia mi estómago de harta hambre, con harta experiencia e andar sin zapatos hasta
cuando me los gané, entonces esa es la experiencia de lucha.
Ahora, se ha escuchado bastante de la Reforma Agraria, cómo fue, se aceleró por la
lucha campesina, por eso se aceleró, no porque vinieran de Santiago a colocarle una ofici-
na, no, porque se seguía luchando en todas las comunas de la 9ª región. Sabemos que fue
una garantía, donde se nos reconoció los trabajos, asignación familiar, primera vez que
nosotros recibimos con mi esposa porque estábamos recién casados y teníamos un hijo, y
justamente también el señor me lo llevó, primera vez que recibimos asignación familiar. En
aquellos años ya, CORA mismo colocó 8 horas, regalías y todo eso, así es que esto parte de
al lucha campesina.
El año 73 no tengo para que redundar tanto, sino que sabemos que fue una Justicia
Social la Reforma Agraria, donde entraban mapuches, huincas, todos eran hermanos de
clase y era todo muy lindo.
Llega el Golpe Militar y todos ustedes saben han escuchado lo que ha pasado, nos
echan para afuera, nos quitan todo, al patrón le entregan la tierra aunque ya el Estado le
había pagado, toman los animales y todo eso, y nosotros, que éramos de la comunidad
‘ándate, otro que venga para acá’. Ahí fui tomado, porque era dirigente del Asentamiento
Michimalonco, después del Golpe me tuvieron preso en Loncoche, de allá me sacaron, me

342
trajeron a la FACH, me torturaron, 5 días vendado, y aquí está el hombre, el mapuche,
reconozco mi sangre y estoy orgulloso, porque el mapuche es un hombre de lucha, es un
hombre duro, contra más le pega más ensoberbia la sangre porque sabe y tiene la concien-
cia porqué está luchando. Fui torturado, estuve en la cárcel de Temuco, muchos me
conocieron ahí, fui trasladado a Lautaro para cumplir mi pena y estuve más de 3 años
preso. Salí y vivo en mi comunidad, herencia de mis padres, con un hermano y ahí seguimos
en la organización, siempre organizados.
Entonces es muy lindo para mí, es muy linda historia la Reforma Agraria, y fue una
justicia Social para los campesinos.”

Heriberto Ailío, Comunidad Mapuche Nicolás Ailío, Carahue:


“Mari mari pu peñi, mari mari pu lamgen. Gracias hermanos mapuches, gracias herma-
nos huincas, por estar escuchando hoy día nuestra voz, la voz de sus otros hermanos.
También fuimos partícipes del comienzo de nuestra lucha, del movimiento campesino
mapuche, en la zona de la costa.
Nosotros decidimos formar un movimiento campesino mapuche revolucionario, para
poder integrar a todas las comunidades que fueron atropelladas. Ese fue nuestro someti-
miento a luchar, de mi persona, que también recibí carcelazo y de ahí nos conocemos varios
peñis que estuvimos presos, que están hoy día y yo me alegro, porque fueron peñis que
dieron su vida por luchar por nuestra tierra y nos volvemos a encontrar, aquí era tanto lo
que nosotros hemos sufrido para conquistar algunas cosas.
Ustedes saben que la Junta Militar volvió a recuperar lo que nosotros habíamos recupera-
do en aquellos tiempos, de nada nos valió luchar, de nada nos valió recuperar nuestras tierras,
de nada nos valió que se tomaran los fundos. Incluso nosotros fuimos avisados al segundo año
que habíamos tomado el fundo que ya estábamos por terminar de salir de la deuda del fundo,
ese año 73 íbamos a terminar de pagar el fundo. Entonces, ¿qué pasa con esa plata con al que
nosotros adquirimos el fundo, con nuestro esfuerzo, con nuestra inteligencia?.
En el fundo ese ya no producía nada, no cosechaba trigo, recuerdo yo cuando pasába-
mos por ahí, los trigos nacidos perdiéndose. Cuando nosotros llegamos a ese fundo, cuando
llegamos a las bodegas de trigo, de avena, de todo lo que se sembraba, llenábamos las
bodegas. Eso significó que nosotros no éramos como contaban los huincas ricos, no éramos
los borrachos, no éramos los flojos, no éramos los ladrones, que decían. A esos, más de
algunos, les preguntaría ¿quién trajo el robo?, ¿los mapuches sabíamos robar?, ninguno de
nuestro pueblo mapuche sabía robar. Cuando llegaron los invasores aquí a Chile nuestro
pueblo aprendió a robar, porque también le hicieron robar lo que nos robaban a nosotros,
ese fue el drama que tuvimos como pueblo mapuche, porque íbamos imitando lo que ellos
hacían.

343
De esa forma nosotros empezamos a luchar, y nos conocemos, con Félix, con Juventino,
muchos peñis que estuvimos en el frente de nuestra lucha, y muchos peñis que se devolvie-
ron hacia atrás, que no quieren mover un dedo por la intimides, por los dolores que sufrieron,
muchos enfermos, muchos que murieron junto a nosotros en la cárcel, muchos que murie-
ron por la tortura en el campo, y dolor, y no por eso nosotros vamos a dejar de luchar,
atemorizarnos porque vamos a morir, y si morimos morimos por una causa justa, por una
causa verdadera, de un pueblo que verdaderamente lucha por conquistar nuevamente su
tierra.
Esto es nuestro propósito, y esa es nuestra historia que nosotros tenemos amarrada a
nuestro corazón, y esa historia no puede sacarla nadie de nuestro corazón. Chaltumay peñi.”

Juventino Velásquez, ex interventor del fundo Loberías, ex regidor de la comuna de


Puerto Saavedra y ex dirigente de la organización Netuaiñ Mapu:
“Peñi, Lamgen, amigos y compañeros.
Nosotros en este minuto estamos analizando una ley, la ley de Reforma Agraria, que
fue publicada el 28 de Julio de 1967, y que posteriormente, cuando llega el gobierno de
Salvador Allende hubo mayor voluntad política y también se le hicieron algunas interpre-
taciones que en el gobierno de Frei no se habían dado, y ahí viene la mano de una persona
que tenemos presente aquí: el compañero, el peñi Jacques Chonchol, que se la jugó con
Salvador Allende, nuestro Presidente mártir que nunca debemos olvidar.
Debemos acordarnos también de una ley que duró casi un año, y que fue también una
palanca fundamental de lo que hablábamos ayer, del desarrollo, en un año en que presidió
el Instituto de Desarrollo Indígena el compañero Colompil. Yo le decía en el descanso al
hermano Colompil “pucha que es humilde usted, no dijo cuando estaba hablando que usted
firmó la primera disposición para que se entregara 17.000 becas a los estudiantes mapuches”, y
hoy día hacen tremendo espectáculo porque van a dar, creo, 10.000 becas.
La verdad de las cosas es que no teníamos la posibilidad, de acuerdo a los requisitos
que se exigían, de recibir esas 17.000 becas, o sea sobraron becas. Y esta ley del IDI fue
publicada el 26 de Septiembre de 1972, y el Golpe Militar fue el 11 de Septiembre del 73, o
sea no alcanzó a cumplir el año, faltaron días, pero todo lo que hicimos, digo hicimos por-
que el carro lo empujábamos entre todos, qué bonito es recordarlo.
Estudiantes y otras personas me han preguntado muchas veces ¿por qué hubieron to-
mas de fundos cuando tenían una ley y lo que tenían que hacer era esperar a que los
fundos cayeran por esa ley?, ¿porqué habían corridas de cercos? Yo les puedo decir una
cosa: un fundo para ser expropiado tenía que tener algunas cualidades: primero, estar mal
trabajado; segundo, tener sobre 40 HRB, y eso era manipulado por los que hacían los
análisis de las tierras; tercero, cuando los ricos veían que el fundo podía ser expropiado lo

344
empezaban a vender entre los familiares, al hijo una parte, al primo la otra, por lo que
cuando llegaba la Ley el fundo ya no tenía 3.000 hectáreas sino 600, y el fundo no caía
dentro de la ley para su expropiación. O sea, siempre cuando los momios, los terratenien-
tes, podían torcer la ley lo hacían.
¿Porqué las corridas de cercos? Hermanos, ustedes han hablado de todos los fundos en que
habían tierras usurpadas, entonces cuando la Reforma Agraria expropiaba expropiaba todo, y
por lo tanto no devolvía la tierra y era una forma de legalizar también la usurpación, entonces
que hacían las organizaciones mapuches, las comunidades mapuches, recuperar la tierra usur-
pada y posteriormente el resto, que igual se lo iban a pagar al dueño del fundo y eso fue una
contradicción, y por eso hubo una motivación para llegar a la recuperación y a la toma.
Otra pregunta que se hace: ¿y porqué las organizaciones mapuches se preparaban para el
enfrentamiento? Cuando se expropiaba un fundo, cuando se hacían los primeros estudios
para recuperar el fundo ya los terratenientes estaban preparados para defender eso, y no se
olviden que en la provincia de Cautín fue donde se formó y se fundó Patria y Libertad.
Patria y Libertad era el organismo de los terratenientes para defender sus tierras de
las recuperaciones y de las expropiaciones.
Fundos que ya estaban expropiados y que estaban instalados los hermanos, dentro de
los fundos trabajando, tuvieron fuertes retomas de los dueños de fundos. Entonces cuando
se pregunta porqué existía esa forma de autodefensa es porque no podíamos estar esperan-
do que nos vinieran a atacar o nos vinieran a masacrar, la situación de ese minuto obligaba
a una autodefensa.
Otras preguntas que se hacen. ¿Porqué hubieron contradicciones en la tenencia de la
tierra? Resulta, hermanos, que las comunidades mapuches querían recuperar sus tierras para
trabajarlas en su comunidad, no en forma individual, sino en forma comunitaria. Por lo tanto
la Reforma Agraria, en su primer período, en el gobierno de Frei padre, planteó con mucha
fuerza que las tierras que sean integradas a la Reforma Agraria tenían que pasar como asen-
tamiento. Los Asentamientos no eran otra cosa que entregarle a un grupo de la gente que
estaba adentro del fundo, principalmente, y en 3 años pasaba cada uno a tener una parcela.
Por lo tanto, si lograba meterse un peñi adentro de ese asentamiento, lógicamente que estaba
obligado a ser –más tarde– un propietario individual, y por lo tanto de nuevo las tierras que
quedaban dentro de ese asentamiento no se devolvían a las comunidades.
Entonces, a partir del gobierno de Allende surgen otras cosas. Surgen como posibilidad
en ese momento los CERA, que eran centros de Reforma Agraria, o las cooperativas cam-
pesinas, que si bien es cierto no era una comunidad, por lo menos la tierra iba a ser entregada,
con los años, en una propiedad comunitaria, y lógicamente también lograba recuperar la
tierra que estaba usurpada y entregársela a las comunidades mapuches. Otra cosa, en los
CERA y en las cooperativas, no era necesario para estar adentro del fundo para acceder a
él, era por necesidad de tierras, y por lo tanto todas las personas que tenían necesidad de

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tierras podían entrar al CERA o a la Cooperativa campesina, esas eran los cambios que
habían entre ellos y los Asentamientos.
Ahora, ¿qué significa la Contra Reforma Agraria?
Todo lo que habíamos recuperado, todo lo que habíamos logrado entrar en la reforma
Agraria, cuando viene el Golpe Militar se vuelve atrás.
Pero antes de eso quiero decir una cosa. Las últimas estadísticas que teníamos nosotros
como Consejo Campesino llevábamos recuperado en las provincias de Malleco, Cautín y
parte de Valdivia, 178.000 hectáreas, tierras usurpadas que habían vuelto a sus legítimos
dueños que eran las comunidades.
Cuando se llega al Gobierno Militar hicieron Actas, de las que tengo varias, pero me
interesa analizar el Acta que ahora tengo en mis manos, que es el Acta de El Plumo, Lobe-
rías y Santa María, en el cual yo fui interventor. En esa acta dice que al entregarse el fundo
a sus dueños, Domingo Durán, Antonio Kind, los que estaban adentro tenían que sacar sus
animales, sacar sus cosechas y bienes mobilarios, y resulta que nada de eso se cumplió.
Entonces, este es otro hecho, que todas esas actas que se constituyeron para la entrega de
nuevo son actas que se hicieron en el papel pero no se cumplieron en ningún lado.
Yo lamento, no me arrepiento de esto, pero lamento que hayamos perdido tantos her-
manos que fueron muertos, incluso nuestros aliados.
Hay una cosa que también se ha dicho, nosotros fuera de tener la contrarevolución de
los capitalistas, de los momios, teníamos la prensa en contra, teníamos a la justicia –desde
el juez más piñufla– en contra de nosotros, por lo tanto si levantábamos la voz en un minuto
estábamos preso y estábamos confinados.
Me recuerdo cuando nosotros hicimos el primer curso de capacitación, en Trianon, y
llegaron 120 tractores, de esos rojos, y para esos 120 tractores necesitábamos 120 tractoris-
tas, y por lo tanto teníamos que hacerle clase aquí a los choferes nuevos de esos tractores y
los trajimos a la capacitación. Y la capacitación que se les daba no era solo para manejar el
tractor: se le enseñaba política, ya que ese tractor lo iba a llevar de sector en sector, y así
como manejaba el tractor tenía que dar una explicación del proceso que se estaba dando,
por lo tanto los tractoristas estaban 5 días en capacitación, para no solo saber las necesida-
des del tractor sino también para saber porqué se subía a ese tractor y cual era su utilidad.
Hermanos, yo pienso que la Reforma Agraria no era para los mapuches, era para todos
los que necesitaban justicia, en términos del agro, y lógicamente que ahí la sabiduría de los
dirigentes mapuches fue muy buena y lógicamente en ese minuto también había una cosa
que no teníamos hoy día: la Ley de Reforma Agraria permitía y había voluntad política en
torno de que también se formaba organización a través de ella y se creaba conciencia a
través de esa ley, y eso es importante, y hoy no lo tenemos. Había financiamiento de Indap
para ayudar a las organizaciones a formarse, y hoy no la tenemos, porque hoy día le tienen
miedo a las organizaciones, y esa es una necesidad que tenemos que recuperar.

346
Quiero terminar diciendo que la Reforma Agraria, que fue una ley de la República,
para todos los que necesitaban justicia, y creo que la gran visión que tuvo Allende y todo su
gabinete estaba inspirado en formar una sociedad con justicia y no una sociedad sin justi-
cia, porque las sociedades sin justicia tienen patas de barro, no hay ninguna sociedad en el
mundo que se construya sobre las injusticias.”

Nancy Yáñez, abogada, investigadora:


“Bien, al momento de ir cerrando este encuentro, a modo de breves reflexiones de lo
que ha ido ocurriendo a través de esta jornada, fundamentalmente a través de ciertos
temas que han ido quedando a partir de las intervenciones no solo de los panelistas sino
también del resto de los participantes, quisiera señalar.
Don Adolfo Catalán decía que ninguna ley estableció tanto beneficio para el pueblo
como la ley de Reforma Agraria, y la verdad es que efectivamente la ley de Reforma Agra-
ria ha sido un instrumento valorizado por el movimiento indígena, por las comunidades
indígenas, como un instrumento que le permitió, por una parte, recuperar tierras, y por la
otra, elevar sus niveles de vida a través de las mejoras productivas introducidas.
Sin embargo, y en esto todos los participantes estuvimos de acuerdo, le faltó la especi-
ficidad que requería el instrumento para enfrentar la demanda mapuche, pero la
especificidad de los instrumentos incluso legales se la dan los beneficiarios, lo que ha
quedado demostrado cuando la ley de Reforma Agraria se aplica al mundo mapuche.
Respecto a la modalidad del trabajo, existe dentro de la aplicación de la Reforma Agra-
ria distintas modalidades de aplicación, y vemos acentos distintos en el gobierno de Eduardo
Frei respecto del gobierno de la Unidad Popular, lo que estaba marcado por ciertas tenden-
cias ideológicas en uno y otro gobierno, pero el pueblo mapuche le puso su sello, y lo decía
también don Pedro Raín, ‘los trabajos eran colectivos y no quisimos dividir la propiedad, y
nos opusimos a la división de la propiedad’. Hoy día ese es un tema relevante, vemos cómo
a pesar de la lucha desplegada por el pueblo mapuche respecto a impedir la división de las
tierras, en la práctica ésta se ha llevado a cabo y sigue produciéndose, incluso en la aplica-
ción de la nueva Ley Indígena, que si bien entrega una herramienta de propiedad
comunitaria podemos ver, en las estadísticas, que finalmente la propiedad individual ha
estado marcando el régimen de la propiedad actual de las tierras mapuches.
Importante es también resaltar que este instrumento, carente de especificidad étnica,
fue un instrumento eficaz al minuto de ser aplicado a responder a la demanda mapuche,
fundamentalmente porque existía una voluntad política por parte del gobierno, pero tam-
bién se dijo acá que fue no solo en virtud de eso sino porque existía un movimiento social
a nivel nacional que presionó por la aplicación de la ley y un movimiento mapuche relevan-
te que logró colocar la causa indígena al interior de las instituciones políticas de la época,
a pesar de la uniformidad del discurso.

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Hoy día existen, sin lugar a dudas, cambios al interior del movimiento mapuche. Las
circunstancias históricas, en uno y otro caso, son tremendamente distintas. Existen nuevos
conceptos que empiezan a aparecer en la demanda de los pueblos indígenas por el recono-
cimiento de sus derechos. Hoy se habla de autonomía, de reconocimiento de pueblo, de
reconocimiento, de la necesidad del reconocimiento de un territorio donde el pueblo se
desarrolla y cumple un rol protagónico en su desarrollo y en sus decisiones. El tema es
relevante cuando estamos hablando además de los instrumentos para llevar adelante la
demanda, sobre todo, de la reivindicación territorial de los pueblos indígenas.
Existe consenso respecto a que el instrumento de la compra de tierras no ha logrado
satisfacer la demanda, pero además estimamos –aquí se ha dicho y también a lo largo de
nuestra investigación– que no puede dar respuestas, porque en el fondo no da una respues-
ta estructural a la demanda de tierras. La compra de tierras en conflicto, a través del fondo
de Tierras que crea la ley Indígena, pretende resolver en el mercado una demanda que no
es posible que se resuelva en esa instancia, fundamentalmente porque ahí no opera el
mercado, cuando hablamos de la demanda territorial del pueblo mapuche no existe Ofer-
ta–Demanda, existe el derecho ancestral de un pueblo porque se le restituya bienes que
son de su propiedad, un territorio donde se ha formado una nación y respecto de la cual
exige su mantención. En este sentido, el Fondo de Tierras solo favorece la especulación, y
se hace inviable la posibilidad, porque cualquier fondo se hace difícil de manejar en ese
contexto, y por otra parte genera el efecto de la transferencia de población por la imposibi-
lidad de comprar el predio que corresponde a la demanda histórica de la comunidad hace
que hoy día se compren predios, a través del Fondo de Tierras y Aguas, alejadas por varios
kilómetros, e incluso en distintas provincias del predio demandado, generando la fragmen-
tación no solo territorial sino también cultural de las comunidades indígenas.
Hoy día, en el derecho internacional, el traslado de población es considerado una ac-
ción etnocida, lo que es sinónimo de genocidio cultural, situación que hemos constatado en
varios casos, ya sea por el alto precio de los predios demandado o por la ausencia de volun-
tad de vender, imposibilitando la compra de dichos predios por parte de la Conadi,
comprando predios alejados a aquellos que la comunidad ha ocupado históricamente.
Todo lo anterior en términos generales.”

Raúl Molina, geógrafo, investigador:


“Yo quiero agradecer también la presencia de ustedes en este encuentro, que ha sido
sumamente importante para restablecer confianzas, criterios, el poder comunicarse, inclu-
so posibilitó cosas que nunca pensamos, como el verse después de 30 años algunas personas.
Todo lo que aquí ha ocurrido ha sido gracias a que ustedes se han permitido estar acá
y decir lo que dijeron.

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Si hay algo por lo que se le tiene respeto al pueblo mapuche es que sus palabras expli-
can los procesos, y en ese sentido yo creo que hemos logrado recoger testimonios que son
sumamente elocuentes para poder mostrarle a otras generaciones este trabajo.”

Martín Correa, historiador, investigador:


“Quiero compartir con ustedes percepciones y sensaciones sobre lo que ha pasado en
estos días. Recordar cuando tuve que empezar a llamar a cada uno de los invitados, me
señalaban que este iba a ser un lugar de encuentro y de reencuentro. Las caras, las mira-
das, los abrazos cuando se reencontraban entre antiguos y eternos amigos es algo que ya
vale el encuentro.
Quiero agradecer la amplia y activa participación de cada uno de todos ustedes, moti-
vados por el interés de cada una de las intervenciones.
Agradecer la voluntad inicial de todos los invitados respecto de acudir a este encuentro
y agradecer, por último, la confianza que nos han entregado hoy día, la confianza que nos
han entregado a lo largo de todo este año de trabajo, sobre todo la confianza de abrirnos
sus corazones, sus casas y los caminos de sus comunidades.”

Jacques Chonchol, ministro de Agricultura en el gobierno de la Unidad Popular:


“Al finalizar este encuentro, la verdad es que me voy muy contento, por varias razones.
Primero porque esta es la casi culminación de un trabajo que hace varios años me
parecía importante que se hiciera, y era el qué había pasado con este país, que tiene la
memoria tan corta y quiere olvidarse de su pasado, qué había pasado durante el proceso de
Reforma Agraria con las comunidades mapuches, con las tierras que se les habían otorgado
y con los efectos de la contra revolución que había venido posteriormente.
Creo que era un deber, no solamente un deber histórico sino también un elemento muy
importante de trabajo para el futuro, porque aquí no se trata de solamente de reconstituir
la memoria histórica sino también de juntar elementos que permitan proponer políticas
para el futuro, y creo que el problema de la tierra, si bien no es el único, sigue siendo un
tema del futuro y tiene que ser resuelto, y que todavía no lo ha sido.
Segundo, es que mucha de la gente que participó en ese proceso de cambio como que
se ha olvidado o como que quiere olvidarse definitivamente de lo que fue el proceso en que
ellos mismos participaron, y creo que ese es un pecado no solamente contra ellos mismos
sino que contra las nuevas generaciones. Ello sumado a los 17 años de dictadura y su empe-
ño de borrar de la memoria de aquellos que eran jóvenes lo que había sido todo ese proceso
de lucha, de justicia social, no solamente en el problema agrario sino en muchos otros que
constituyó el gobierno de Salvador Allende y el gobierno de la Unidad Popular.

349
Al mismo tiempo es importante mostrar la ligazón que hay entre el trabajo de investiga-
ción universitaria y lo que es los elementos para ayudar a aquellos que tienen la principal
responsabilidad del cambio a formular políticas que ayuden a construir un futuro más justo.
En ese sentido, yo me voy muy satisfecho, del trabajo que han hecho los investigadores,
y creo que esto va a ser muy útil para ustedes, para Chile, para el conocimiento en general
y para el futuro del país. Muchas gracias”.

350
Anexo Nº2
Cronología de la Reforma Agraria en la Araucanía
366
367
368
369
370
371
372
373
374
375
376
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382
383
384
385
386
387
388
389
390
Anexo Nº3
LISTADO DE PREDIOS EXPROPIADOS

391
Predios expropiados
Provincia de Malleco433
Comuna de Angol
393

433
Fuente: Archivo Departamento de Tenencia de la Tierra del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), Santiago; Carpetas CORA, Expedientes de Expropia-
ción.
394
395
396 Comuna de Collipulli
397
398
399
400 Comuna de Curacautín
401
402 Comuna de Ercilla
403
404 Comuna de Lonquimay
405
406 Comuna de Los Sauces
Comuna de Lumaco
407
408
409
410 Comuna de Purén
411
412 Comuna de Traiguén
413
414
415
416
Comuna de Victoria
417
418
419
420
421
Predios expropiados
Provincia de Cautín434
Comuna de Carahue
422

434
Fuente: Archivo Departamento de Tenencia de la Tierra del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), Santiago; Carpetas CORA, Expedientes de
Expropiación.
Comuna de Cunco
423
424
425
426
427
428 Comuna de Freire
429
430
431
432
433
434
Comuna de Galvarino
435
436
437
438 Comuna de Gorbea
Comuna de Lautaro
439
440
441
442
443
444 Comuna de Loncoche
445
446 Comuna de Nueva Imperial
447
448
Comuna de Perquenco
449
450
451
452
Comuna de Pitrufquén
453
454 Comuna de Pucón
Comuna de Puerto Saavedra
455
456
Comuna de Temuco
457
458
459
Comuna de Toltén
460
Comuna de Vilcún
461
462
463
464 Comuna de Villarrica
465
466
ÍNDICE

Prólogo 5

Introducción 9

Capítulo I
La constitución de la propiedad agraria en la Araucanía 17
1. El proceso de ocupación territorial en la Araucanía 17
2. Constitución de la propiedad agraria en las provincias de Malleco y Cautín 26
2.1 Constitución de la propiedad particular 27
a. Los remates de tierras 27
b. Las Concesiones de Colonización 37
c. Formación de la propiedad agraria mediana y familiar: 40
colonias de extranjeros y nacionales 40
2.2 Constitución de la propiedad mapuche 42
a. Las Colonias de Indígenas 44
b. Radicaciones por sentencias de la Corte de Apelaciones de Concepción 46
c. Radicación por Títulos de Merced 46
2.3 Resultados del proceso de Constitución de la Propiedad en la Araucanía 52
3. Conflictos y reivindicaciones de tierras mapuches 55
3.1 Conflictos territoriales en el Período de Constitución de la
Propiedad Agraria: 1866-1930 56
3.2 Conflictos territoriales en el Período de División de la
Propiedad Mapuche: 1930-1972 57

Capítulo II
La Reforma Agraria en la Araucanía 71
1. El origen de la Reforma Agraria y su normativa en Chile 71
1.1 La Ley de Reforma Agraria N° 15.020, de 1962 76
1.2 La prohibición de dividir los predios y la Reforma Constitucional
de 1967 (leyes 16.465 y 16.615) 80
467
1.3 Ley de Reforma Agraria Nº 16.640 de 1967 81
1.4 La Reforma Constitucional de 1970 y la profundización de la Reforma Agraria 86
2. El movimiento mapuche previo a la Reforma Agraria (1953-1962) 89
3. La Ley de Reforma Agraria N°15.020, de 1962, y su aplicación en la Araucanía 95
4. El Estado y el ‘problema’ mapuche 101
5. La Ley de Reforma Agraria N°16.640 y su aplicación en la Araucanía,
entre 1967 y 1970 107
5.1 El movimiento mapuche y la demanda territorial: la Cooperativa
Lautaro de Lumaco y el fundo Chiguaihue 107
5.2 La organización patronal y la persecución de dirigentes mapuches 118
5.3 La inoperancia de los Juzgados de Indios y la discusión de una
Nueva Ley Indígena 121
5.4 Las ‘corridas de cerco’ y la respuesta del Gobierno 126
6. Resultados de la Reforma Agraria bajo el gobierno de Frei: 1964-1970 131
7. La Reforma Agraria en la Araucanía bajo el gobierno 136
de Salvador Allende (1970-1973) 136
7.1 Los primeros meses del Gobierno de la Unidad Popular en la Araucanía (1970) 139
7.2 La Reforma Agraria en la Araucanía en el año 1971 143
a. El Cautinazo 143
b. El movimiento mapuche y la respuesta del Gobierno en el año 1971 148
b.1. La movilización mapuche: el MCR y el Netuaiñ Mapu 149
b.2. La política del Gobierno ante las movilizaciones mapuches: el diálogo 153
b.3. La Comisión de Restitución de Tierras Mapuches Usurpadas 159
b.4. La restitución de tierras mapuches en la Araucanía en el año 1971 161
7.3 La Reforma Agraria en la Araucanía en 1972: un nuevo escenario 171
a. Recuperaciones de tierras mapuches y la respuesta patronal:
los ‘Comités de Retoma’ 171
b. La inexpropiabilidad de los predios menores de 40 hectáreas de riego básico 177
c. Las expropiaciones de tierras en favor de mapuches en 1972 179
d. Promulgación de la Ley Indígena N° 17.729 190
e. Educación y capacitación para comunidades mapuches 200
7.4 La Reforma Agraria en el año 1973 202
a. Las movilizaciones mapuches 202
b. Expropiaciones de tierras a favor de comunidades mapuches 206

468
7.5 Resultados de la Reforma Agraria a favor de mapuches durante
el Gobierno de la Unidad Popular 208
8. Resultados de la Reforma Agraria a favor de los mapuches 214
9. Experiencias mapuches y resultados de la Reforma Agraria en la Araucanía 222
a. La Cooperativa Regional Lautaro de Lumaco Ltda. 224
b. El Asentamiento Cuel Ñielol: 226
c. El Asentamiento Pelantaro 232
d. El Asentamiento Chile Fértil 234
e. El Centro de Reforma Agraria Loberías 236
10. Evaluación de la Reforma Agraria por los dirigentes mapuches y actores políticos 238

Capítulo III
La Contra Reforma Agraria 243
1. El golpe militar y el fin de la Reforma Agraria 243
2. Contra Reforma Agraria 247
2.1 Revocación de las expropiaciones y la pérdida de tierras mapuches recuperadas 249
2.2 Parcelación de los asentamientos y marginación de los mapuches 261
2.3 Los remates de tierras de la Reforma Agraria 267
2.4 Resultados del proceso de devolución de tierras 268
2.5 El despojo de los bienes mapuches en los asentamientos 269
3. La represión en la Araucanía 276
3.1 Bandos y decretos supremos 276
3.2 Represión y muerte 277
3.3 El testimonio de los dirigentes mapuches 286

Conclusiones 293

Bibliografía 301

Anexo Nº 1
Seminario-Taller 305
“La Reforma Agraria y las tierras mapuches” 305
Presentación 306

Panel 1 307
“Usurpación y demanda histórica de tierras y su recuperación durante
la Reforma Agraria” 307

469
Panel 2
315
“Demanda actual de tierras y valoración del proceso de Reforma Agraria” 315

Panel 3 329
“Reforma Agraria y Demanda de Tierras Mapuches durante
el proceso de Reforma Agraria” 329

Panel 4 339
“El Movimiento Mapuche durante el proceso de Reforma Agraria” 339

Anexo Nº2
Cronología de la Reforma Agraria en la Araucanía 351

Anexo Nº3
Listado de predios expropiados 391

470
ESTE LIBRO HA SIDO
POSIBLE
POR EL TRABAJO DE
Comité Editorial Silvia Aguilera, Mauricio Ahumada,
Carlos Cociña, Mario Garcés, Luis Alberto Mansilla,
Tomás Moulian, Naín Nómez, Julio Pinto, Paulo
Slachevsky, Hernán Soto, José Leandro Urbina, Verónica
Zondek Asistente editorial Verónica Sánchez Proyectos
Ignacio Aguilera Edición Lilia Sánchez Secretaría
Editorial Alejandra Césped Dirección de Arte Txomin
Arrieta Diseño y Diagramación Editorial Ángela
Aguilera, Paula Orrego, Alejandro Millapan Corrección
de Pruebas Raúl Cáceres Exportación Ximena
Galleguillos Página web Leonardo Flores Comunidad
de Lectores Olga Herrera, Francisco Miranda Secretaría
Distribución Sylvia Morales Ventas Elba Blamey, Luis
Fre, Marcelo Melo, María Olga Fuentealba
Administración distribuidora Francisco Cerda Bodegas
Jaime Arel, Servando Maldonado, Jorge Peyrellade
Librerías Nora Carreño, Ernesto Córdova Secretaría
Gráfica LOM Tatiana Ugarte Comercial Gráfica LOM
Juan Aguilera, Marcos Sepúlveda Servicio al Cliente
Elizardo Aguilera, José Lizana, Guillermo Bustamante
Diseño y Diagramación Computacional Claudio Mateos,
Nacor Quiñones, Luis Ugalde, Luis Gálvez Coordinador
de diagramación Ingrid Rivas Producción imprenta
Pedro Pablo Díaz Secretaria Imprenta Jazmín Alfaro
Impresión Digital Carlos Aguilera, Efraín Maturana,
William Tobar Preprensa Digital Daniel Véjar, Felipe
González Impresión Offset Eduardo Cartagena, Freddy
Pérez, Rodrigo Véliz, Francisco Villaseca Corte Eugenio
Espíndola, Sandro Robles Encuadernación Alexis
Ibaceta, Rodrigo Carrasco, Sergio Fuentes, Aníbal Garay,
Pedro González, Carlos Muñoz, Luis Muñoz, Gabriel
Muñoz Despachos Miguel Altamirano, Pedro Morales,
Felipe Gamboa Administración Mirtha Ávila, Alejandra
Bustos, Diego Chonchol.
L O M E D I C I O N E S

472

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