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TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALA PENAL

AUTO SUPREMO Nº 189/2022-RRC

Sucre, 04 de abril de 2022

ANÁLISIS DE FONDO

Proceso: Tarija 45/2021

Magistrado Relator: Dr. Edwin Aguayo Arando

I. DATOS GENERALES

Por memoriales presentados el 3 de agosto de 2021, en actos separados, el


Ministerio Pú blico y Gloria Elsa Alemá n Ramírez, formularon recursos de
casació n impugnando el Auto de Vista 35/2021 de 23 de julio, pronunciado por
la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, dentro
del proceso penal seguido por las partes recurrentes contra Elías Fernando
Garzó n Ortega, por la presunta comisió n del delito de Feminicidio, previsto y
sancionado por el art. 252 bis nú m. 1) y 5) del Có digo Penal (CP).

II. ANTECEDENTES

II.1. Sentencia.

Por Sentencia 35/2019 de 15 de noviembre, el Juzgado de Sentencia Tercero de


Tarija, en la persona de la Juez Magaly Calderó n de Alemá n, considerando la
aplicabilidad del art. 363 nú m. 3) del Có digo de Procedimiento Penal (CPP)
declaró a Elías Fernando Garzó n Ortega absuelto de culpa y pena por el delito
de Feminicidio.

II.2 Apelación Restringida.

Contra la mencionada Sentencia, el Ministerio Pú blico y Gloria Elsa Alemá n


Ramírez, acusadora particular, formularon recursos de apelació n restringida,
resueltos por la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de
Tarija a través de Auto de Vista 35/2021 de 23 de julio, declará ndolos sin lugar.

II.3 Casación

De acuerdo al Auto Supremo 725/2021-RA de 13 de septiembre, se delimitó el


aná lisis de fondo en los siguientes términos:

II.3.1. El Ministerio Publico refiere que el Auto de Vista 35/2021, vulneró el


debido proceso al abordar y resolver de forma no motivada ni fundamentada
los agravios formulados en el recurso de apelació n restringida, “restringiendo
su derecho a obtener una respuesta fundada y específica sobre lo reclamado”
(sic)

II.3.2. En casació n la querellante, acusó al Tribunal de alzada, resolver los


agravios de su recurso de apelació n restringida referidos a la defectuosa
valoració n probatoria y el incumplimiento del art. 393 sexter del CPP, sin una
debida motivació n y fundamentació n, al efectuar una simple relació n de
documentos y menció n de los requerimientos de las partes, generando lesió n al
debido proceso en su elemento fundamentació n.

III. INTRODUCCIÓN

III.1 Objeto del proceso

Conforme la enunciació n del hecho objeto del proceso contenida en Sentencia,


se atribuyó al señ or Elías Fernando Garzó n Ortega la comisió n del delito de
Feminicidio segú n la tipificació n del art. 252 bis nums. 1) y 5) del CP, a partir de
la siguiente hipó tesis:

“En fecha 12 de febrero de 2017… a horas 22:00 p.m, aprox… [la


víctima] acompañada de [el acusado], dirigiéndose…al Motel “ La Gaviota II”
mismo que se encuentra ubicado sobre la carretera de la Comunidad de
Tomatitas en el vehículo…tipo camioneta azul con placa de circulación N°...donde
ingresaron a horas 22:30 p.m. a la habitación N° 13 portando dos botellas de
vino, ya en el interior….el acusado…golpea a la víctima en la cabeza
produciéndole lesiones, a consecuencia del golpe la victima pierde la conciencia,
ya entre las horas 02:00 a.m. a 05:00 a.m. de la madrugada del día lunes 13 de
febrero del año 2017 la victima fallece, pues tampoco fue auxiliada en el
momento oportuno, tomando en cuenta que la víctima presento un TEC no
produjo una hemorragia externa y el acusado al no observar mayores
consecuencias, se duerme, posteriormente a horas 05:00 a.m. de dicha fecha el
acusado despierta y observa que la víctima no despertaba, en ese momento llama
a una de sus amigas de nombre SBVC mandándole una fotografía de estado en el
que estaba la víctima, respondiéndole esta última que la víctima estar
contracturada…posteriormente el acusado trata de irse, se comunica con
personal del motel diciéndole que no tiene para cancelar los 200 bs. que era el
monto…adeudado…

…posterior a ello con el cuerpo de la víctima [el acusado] se dirige al hospital


regional San Juan de Dios, siendo ya horas 06:30 a.m. ingresan a dicho Hospital,
la víctima no presentaba signos vitales…no respiraba como tampoco tenía ningún
pulso, donde por protocolo BLS personal de emergencias realiza la Reanimación
cardiopulmonar básica, determinado que no se registran signos vitales,
posteriormente horas 06:55 a.m. aprox. el personal del Hospital Regional San
Juan de Dios trata de entrevistarse con la persona que trajo a la fallecida sin
embargo éste no se encontraba para informar, siendo que el acusado luego de
dejarla en el hospital se fue en el vehículo referido…

… según el Acta de Autopsia de Ley y Protocolo de Autopsia realizada por el


Médico Forense de Turno Dr. Walter Jorge Daza, se tiene establecido como causa
de muerte: trauma encéfalo craneano (contusiones múltiples) lado izquierdo
parietal posterior, factores concausales; hemorragias intracraneanas,
contusiones mecanismo probable: lesión mortal; golpes en cráneo con elemento
rígido o sobre superficie contusa con aplicación de alta energía cinética que
produjo sangrado en leptomeninges de masa encefálica posteriormente las
lesiones opuestas a la lesión inicial (contra golpe). Asimismo, de acuerdo al
Protocolo de Autopsia legal la victima…fallece entre horas 02:00 a.m. a 05:00
a.m. de fecha lunes 13 de febrero del 2017.” (sic)

Concluido el juicio oral, a través de Sentencia 35/2019, se declaró absuelto al


imputado, sosteniendo que la acusació n no había sido probada, así como
determinar que el fallecimiento de la víctima tuvo causas naturales no
atribuibles a factores externos.

En fase de impugnaciones, los acusadores reclamaron supuestos defectos de


sentencia, basados esencialmente en cuestionar el proceso de producció n y
valoració n probatoria, que en su perspectiva, no hubiera sido realizado de
manera integral, no habiéndose brindado opinió n individual de prueba
supuestamente fundamental para la solució n del caso. Má s adelante, la Sala
Penal Segunda de Tarija, con la relació n de caso a cargo del Vocal Vargas
Villagó mez y el voto de la Vocal Gamarra Hoyos confirmaron la Sentencia,
considerando que los agravios formulados por ambos recurrentes no eran
evidentes.

III.2 Argumentos del Auto de Vista 35/2021 de 23 de julio

A continuació n, para mejor contexto, se sintetizará n los reclamos del Ministerio


Pú blico en apelació n restringida, seguidos de la reproducció n literal de las
respuestas otorgadas por la Sala Penal Segunda de Tarija en AV 35/2021 de 23
de julio.

(i)

Ausencia de razonabilidad en determinar muerte natural con base a las


documentales MP6, MP19 y MP14, cuando éstas no establecerían ese extremo.

“…encontramos en la sentencia que aquello que ha sostenido la juez resulta


razonable, pues de la autopsia y protocolo, se aprecia por ejemplo que la causa de
muerte resultaría indeterminada al oscilar el médico forense entre “homicida o
accidental” extremos distantes, pero del tenor del documento que luego además
se ha valorado en conjunto con las periciales, ha servido de base para poder
interpretar los hallazgos de ese acto irreproducible como es la autopsia médico
legal, siendo que estos documentos han servido de base para poder determinar la
inexistencia de lesiones externas, y el tipo de hemorragia que se hubiera
encontrado, de lo que se ha tenido la fijación fotográfica que ha permitido
reproducir el análisis experto que se ha desplegado en el acto del juicio
oral…” (sic)

(ii)

Con relació n a la hipó tesis en cuanto al hallazgo de lesiones por encima de la


línea del sombrero en la cabeza de la víctima que daría lugar a que se trataría
de un golpe externo y contuso.

“…el perito Walter Jorge Daza Ala…ha desvirtuado si se quiere esta hipótesis
fáctica defensiva que ahora pretende su revisión a título de agravio el recurrente,
quien de manera textual señalo que; “la energía que yo tengo como persona en el
brazo y en el hombro o en mi cintura para generar un golpe de frente como el de
boxeador, no supera la mayoría de las veces esos 240 kilos…en relación a lo que
hemos mencionado al principio de la línea del sombrero que ha sido causado por
u golpe directo por una persona porque no supera la mayoría de las veces esta
contusión…

…resulta lógico y coherente a momento de valorar esta atestación


específicamente concluir de que, por más de que aquella supuesta lesión este por
encima de la línea del sombrero es imposible asumir que fue propiciado por un
golpe externo y directo sumado a ello para fines corroborativos y de valoración
integral de la prueba, se tiene que la Juez también asume este criterio en función
a los demás elementos de prueba en su conjunto conforme lo hemos desglosado
en el punto anterior, en sentido de que se descarta algún golpe externo y directo,
al no verificarse además un daño o hematoma de contusión en el cuero cabelludo
de la víctima, lo que a la luz de la lógica resulta imposible creer que la víctima
haya recibido un golpe externo de la magnitud sin que haya dañado el cuero
cabelludo…

…no se aprecia el agravio y tampoco que aquel argumento con relación a la


acreditación de que hubiera un golpe por encima de la línea del sombrero daría
lugar a corroborar que el acusado hubiera dado un golpe a la víctima, cuando ha
sido el propio médico forense del IDIF…el que ha defenestrado aquella
posibilidad… “ (sic)

(iii)

La Sentencia haría menció n a la pericia de anatomopatología sin describir có mo


ni porque le da valor, cuando la misma no ha determinado ninguna
circunstancia respecto a la causa de la muerte.

“…a fojas 38 de la sentencia ha establecido que no ha habido impacto cuando se


le ha consultado acerca de la existencia de algún trauma en los tejidos sometidos
a su análisis, por lo que no resulta evidente que no se haya explicado o
fundamentado al respecto, siendo que la Juez de mérito precisamente está
señalando las razones y el por qué otorga un valor positivo…precisamente este
elemento de prueba ilustra de manera corroborativa a las conclusiones de los
demás elementos de prueba, y precisamente la Juez de mérito identifica de
manera pertinente que esta…aporta y corrobora con relación a las demás, en el
entendido de que no se ha identificado ningún impacto en la cabeza…” (sic)

(iv)

En cuanto a la ausencia de argumentos justificantes sobre la conclusió n de


muerte natural, la existencia de un aneurisma sin explicar lesiones en el crá neo.

“…la juez a quo, no solo ha descrito la prueba sino que ha realizado aquel
trabajo…en cuanto a una valoración individualizada y motivada de la prueba,
para así concluir con la valoración integral en sus restantes acápites, como por
ejemplo cuando estructura los hechos probados y los no probados, como así
también la verdad construida en el juicio donde se aprecia que después de haber
motivado individualmente cada uno de los elementos de prueba concluye
realizando el cotejo de la integralidad de la misma…” (sic)
(v)

Sobre la falta de valoració n a la testifical y documental de cargo.

“…de la sola lectura de la Sentencia…se tiene de manera clara de cómo la Juez ha


establecido al final de cada una de las pruebas el valor que le otorga al material
probatorio de manera individualizada…tal cual ocurre con la prueba
documental…en todo lo que significa sus 31 numerales, donde la Juez de mérito
ha podido desplegar una labor de motivación, por lo que lo alegado por el
recurrente no resulta cierto del cotejo y revisión minuciosa de la
sentencia…” (sic)

(vi)

Con relació n al motivo de agravio, en cuanto no se tuvo acreditado la


inexistencia de agresiones perpetrados por el acusado, y que la víctima hubiera
fallecido entre las 02:00 a 5:00 de la madrugada del 13 de febrero de 2017, de
muerte natural, y que, al informe de Anatomopatologia PD1, y la declaració n de
un neurocirujano Dr. Omar Vargas y los peritos de descargo, se les hubiera
asignado un valor probatorio que no poseen así como se ha otorgado valor a la
declaració n de testigo de descargo que era familiar del acusado.

“…se puede corroborar que aquello que ha establecido la juez a quo en este hecho
no probado es congruente y lógico con todo el material probatorio observado y
valorado previamente por la misma, no obstante el recurrente en su memorial de
apelación tampoco fundamenta de manera clara y precisa donde estaría la
incongruencia señalada, puesto que no basta con pretender establecer que se
evidencia una incongruencia sin antes motivar aquello, cual la incongruencia o
contradicción y con qué antecedentes específicamente, por ejemplo, con relación
a que no existiría prueba de que la víctima habría sido auxiliada, no resulta
evidente, toda vez que; si revisamos las atestaciones valoradas por la Juez de
mérito y conforme ya en el punto anterior lo hemos señalado de que fueron
valorada de manera individual, se tiene la atestación del Suboficial Gualberto
Calle Cusi Condori quien señaló que el sindicado…llegó a Emergencias del
Hospital San Juan De Dios pidiendo auxilio a las 6:30, Gloria Elsa Aleman Ramirez
(fs. 2 vuelta de la sentencia) señalo que a las 6:30 recibió una llamada del número
de su hija pero era Elias Garzén quien le refirió que su hija se puso mal y la llevó
al Hospital de emergencia, antecedentes que además habrían sido corroboradas
por Joselin Leonela Aleman quien manifiesta que su madre la llamó entre las 6:40
y 6:45 indicándole que Elias Garzon la llamo diciéndole que su hermana se había
puesto mal y que estaba internada en el hospital, corroborado también por
Jovana Liceth Choque, Sara Beatriz Vargas Corrales, Alba Patricia Ticona
Encinas, antecedentes y elementos de prueba que criterio de la Juez de mérito
fueron suficientes para acreditar los extremos extrañados por el Ministerio
Publico…

Por otro lado, en cuanto a que se hubiera sobrevalorado el informe de


Anatomopatologia o la prueba testifical de descargo, aquello no guarda
coherencia con lo expuesto en la sentencia, primero porque el informe hace
referencia a la inexistencia de trauma en los tejidos analizados y segundo porque
el testigo en cuestión, más allá del lazo de familiaridad, y conforme admite el
código de procedimiento penal, ha demostrado a la aquo (a la luz de la
inmediación) que es un profesional médico especialista, extremo que ha sido
valorado por la juez, adicionalmente a ello este Tribunal identifica una
incongruencia evidente en cuanto a los fundamentos que motivan este agravio,
porque, resulta que el recurrente cuestiona la labor valorativa de la Juez con
relación a estos testigos por ser las mismas familiares del sindicado, sin embargo
de ello de la lectura de otros agravios pretenden de manera contradictoria se
pueda valorar de manera correcta declaraciones de la madre y hermana de la
víctima como es Gloria Elsa Aleman y Yoselin Aleman respecto a sus
manifestación en sentido de que la víctima no tendría ninguna enfermedad, sin
embargo de ello, esta comparación consideramos es importante a los fines de
acreditar que no es evidente los agravios expuestos por el recurrente, toda vez
que no podemos pretender que la autoridad judicial no de valor a las pruebas
testificales de descargo por ser supuestamente familiares, y pretende
contradictoriamente si lo hagan con relación a la prueba testifical de cargo de la
víctima, cuando la labor valorativa independientemente a que son o no familiares
esta medida en función a su contenido y la apreciación de la juez por la
inmediación y contradicción y además la corroboración con los demás elementos
de prueba, no bastando simplemente con señalar que es su familiar para
pretender que dicha prueba no sea valorada por las autoridades
judiciales…” (sic)

(vii)

Sobre la no valoració n de los testimonios de Giovana Choque y de Alba Patricia


Ticona, asumiendo que la víctima hubiera llegado muerta al centro de salud.

“De la revisión de la sentencia a fojas 3 reverso se tiene que la juez si ha valorado


la declaración de estas dos ciudadanas, asignándole además credibilidad, en
sentido de que dio luces sobre el estado del acusado y corrobora los hechos
relatados en la acusación relacionados al hecho de la presencia del acusado y
víctima en dicho lugar, sin embargo de ello de la revisión del acta de registro de
juicio no se verifica que las mismas hayan referido extremos en relación a la
muerte de la víctima, tal cual curre con la segunda testigo por lo que este
Tribunal no verifica una manifestación afirmativa sobre aquello que pretende el
recurrente sustentar como defectuosa valoración de la prueba, bajo ese contexto
no se verifica ninguna defectuosa valoración defectuosa con relación a estos dos
testigos, siendo que la Juez de mérito les otorga un valor positivo desde lo que
ellos pudieron señalar como testigos en juicio, mas no así aquello que el
recurrente pretende por el principio de verdad material al no vindicarse tales
extremos del acta de registro de juicio oral.” (sic)

(viii)

No valoració n de los testimonios de Joselin Leonela Alemá n y Gloria Elsa


Alemá n Ramírez, en relació n a la inexistencia de enfermedad en la víctima
anterior a su descenso, con las documentales MP 6 y MP 19, fue atendido con
los siguientes argumentos.

“…la juez si ha realizado un proceso o labor de valoración de estos testimonios,


sin embargo del testimonio del Sub Oficial Gualberto Calle Cusicalle Condori…la
juez establece textualmente aquello que hubiera sido referido por este testigo, el
testimonio de Sara Beatriz Vargas Corrales, donde la juez ha establecido e
individualizado, que esta testigo también ha referido que “no vi ningún tipo de
violencia”, testimonio de Alexander Rene Ortega, investigador especial…quien
habría referido que “no note nada en su rostro, no vi ningún golpe o corte, en el
lado derecho del rostro no había ningún golpe o sangrado... como acto de
violencia en la foto no puedo ver... en estas fotos del motel... no había manchas de
sangre...”, declaración de Alba Patricia Ticona Encinas, quien habría referido que
“no recuerdo haber visto signos de violencia”, testimonio de Omar Jose Vargas
Romero quien habría señalado “yo soy especialista en contusión cerebral vos
abres y se te viene como papilla, no es traumática porque no hay trauma en el
cuero cabelludo en el cerebro no hay trauma, esa hemorragia no es traumática
primero que es masiva que es producto de una malformación vascular las
traumáticas no son de esa magnitud segundo, si yo doy un golpe a un cerebro o a
lo que sea a una manzana una pera voy a lastimar desde afuera hasta adentro,
no se ve ningún tipo de lesión en la corteza cerebral aquí no se ve nada la
circulación está libre...”. Antecedentes por demás de evidente y que constan en
obrados a través del cual se puede apreciar con meridiana claridad, que, el
agravio expuesto por el recurrente no es evidente…aquellas conclusiones respecto
a ello a las que arribo la Juez de mérito son correctas y lógicas, ya que tal
apreciación y conclusión responde a lo que precisamente es reflejo del desfile
probatorio mas no así del capricho o interés de la Juez de mérito, siendo en
consecuencia insuficiente los fundamentos del recurrente con relación a este
agravio.” (sic)

(ix)

Señ aló el Ministerio Pú blico que, ninguno de los elementos hubiera sido
debidamente valorado por la juez de origen, y que la absolució n no cumplió con
la fundamentació n debida, siendo irrazonable.

“…la juez de mérito ha desglosado prueba a prueba, desmenuzando cada


declaración y el contenido de la prueba, otorgando al final de cada atestación o
de cada elemento probatorio, el valor que encuentra y razona para cada una de
ellas, tarea que compulsada por este tribunal, la encuentra dentro de los
márgenes de razonabilidad, y ajustada a las reglñas de la sana crítica y la
experiencia común, por lo que no es evidente el agravio, siendo que si bien nos
encontramos en un caso en el que se ha tramitado un presunto hecho de muerte
violenta en contra de una mujer, no resulta menos cierto, que el detalle realizado
por la juez de mérito no cumpla con los estándares de fundamentación, ya que el
enfoque de género, no significa desconocer que si de la prueba deviene la
conclusión de que no se ha generado la muerte de manera violenta, sino que la
muerte ha sido natural…” (sic)

(x)

Expresó queja en torno a un supuesto de decisió n arbitraria por ausencia de


fundamentació n sobre el hecho que la juez no justificó su convencimiento sobre
la causa de la víctima de manera natural, las razones por que se declara la
existencia de un aneurisma y el silencio en torno a lesiones en el cuerpo de la
víctima.

[sobre las atestaciones] de Water Jorge Daza Ala…Patricia Carrasco Flores…


Omar Vargas Romero…Fernando Fermín Márquez Delgadillo…Luis Orlando
Rabanal Zepeda…Cesar de La Arena Navarro y …Leyda Paola Gonzales Cortez…la
juez ha razonado y valorado los extremos que extraña y denuncia como agravio
el recurrente, siendo así que en síntesis se ha establecido y corroborado y
valorado de manera correcta por la Juez de mérito, conforme a las reglas de la
lógica, experiencia y psicología, con relación a que, se trataría de una muerte
violenta a consecuencia de trauma encéfalo craneano (contusiones múltiples)…
carecería de sustento objetivo a la luz de la evidencia material y documental
analizada, esto debido a que no se habría podido verificar la existencia de
lesiones contusas a nivel del tejido cerebral en el lóbulo parietal izquierdo, ni en
ningún otro segmento de la región encefálica que permita sustentar una causa de
muerte de tipo traumático a causa de un mecanismo por contusión,
contraviniendo incluso a las leyes de la física al no explicar las razones por las
cuales la víctima no habría presentado lesiones contusas en la superficie externa
del cuero cabelludo, fracturas en el cráneo o contusiones en el parénquima
cerebral. De lo que se aprecia con claridad que la juez de mérito si ha razonado y
valorado desde las reglas de la lógica y experiencia, pero sobre todo desde el
aporte científico brindado en juicio por los peritos que intervinieron en el mismo,
por lo que no resulta evidente el agravio expuesto por el recurrente…” (sic)

III.3 Alegatos en casación

III.3.1 Alegatos del Ministerio Público

El Ministerio Publico, considera que la ya señ alada declaratoria de


improcedencia, violentó el debido proceso a partir de la inobservancia y
transgresió n de los arts. 12, 13, 173, 124, 363, 370 nums. 1), 4), 5), 6) y 10) y
398 todos del CPP. Sindicaciones que son argumentadas en el siguiente sentido:

El Auto de Vista 35/2021, infringe los arts. 124 y 398 del CPP, pues no se
manifestó expresamente sobre los siguientes tó picos de apelació n restringida:
(*) Falta de valoració n de las pruebas de cargo consistentes en la declaració n
del médico forense del IDIF y el Estudio en Histopatología realizado por la
perito designada; (*) Defectuosa valoració n probatoria de las declaraciones
testificales de Giovana Choque y Alba Patricia Ticona; (*) Erró nea valoració n de
las declaraciones testificales de Joselin Leonela Alemá n y Gloria Elsa Alemá n
Ramírez; así como afirmarse que, (*) La Sentencia se basa en medios o
elementos probatorios no incorporados legalmente en juicio, por haber
considerado y valorado la declaració n del médico Fermín Má rquez Delgadillo y
la pericia realizada por Cesar de la Arena Navarro, como prueba de descargo,
pese a no haber sido oportunamente ofrecidas.

El AV 35/2021, no desarrolló ningú n aná lisis sobre aquellos aspectos, ni


tampoco justificó razonablemente la validez ló gica de lo expresado en
Sentencia cuestionando, ademá s:

“…los Vocales de Sala Penal señalan que resulta inaceptable que únicamente se
valoren las pruebas de cargo elaboradas por el IDIF, dejando de lado las pruebas
de la defensa, cuando los operadores de justicia están en la obligación de valorar
íntegramente cada uno de los elementos de prueba judicializados [cuando] lo
que se ha reclamado es la falta de valoración de la prueba de cargo,
específicamente la pericia elaborada por el Médico Forense del IDIF…así como su
declaración prestada en juicio oral…Asimismo, se ha expuesto como agravio que
la Juez a quo no ha otorgado ningún valor probatorio al Estudio en
Histopatologia realizada por la perito designada, quien en sus conclusiones
menciona que existe línea injuria cerebral focalizada en hemisferio cerebral
izquierdo, lo que corrobora por tanto que existe una contusión externa en región
parietal izquierda observada en cuero cabelludo por su cara interna…por tanto,
se tiene corroborado de forma científica que existe una contusión externa lo que
produce un daño focal circunscrito en área y una hemorragia sub aracnoides en
todo el cerebro, lo que corrobora la causa de la muerte descrito en el protocolo de
autopsia, como trauma encéfalo craneano (contusiones múltiples) lado izquierdo
región parietal posterior.

(…)

Si bien no se tiene una fotografía de la base del cerebro, donde se podría observar
el polígono de Willis (donde se encuentran generalmente la mayor parte los
aneurismas), el informe de protocolo de autopsia indica que este se encuentra de
características anatómicas normales.

…el aneurisma es más frecuente que "reviente" a partir de los 50 años de edad, y
en personas con factores de riesgo como ser personas con presión alta, diabetes,
consumidores de drogas, factores de riesgo que no se documentó que tenía
la [víctima].” (sic)

El Ministerio Pú blico reclamó igualmente que:

“…los Vocales de Sala Penal señalan que…de la revisión del memorial de


apelación restringida se evidencia que el recurrente reitera algunos de los
fundamentos…además refiere que se hubiera valorado elementos periféricos que
no tendrían relación con el hecho que se juzga. Sin considerar extremos como que
el sindicado estaba tranquilo o que hubiera dado un número de placa distinto
reiterando sus observaciones con relación a la testigo APTE

[en el] recurso de apelación restringida no solo se hizo referencia al aspecto


cuestionado por los Vocales, sino también se hizo mención a la declaración de
JLCV quien ha referido que le dio un número de placa distinto…del vehículo…

[el comportamiento del acusado] era tranquilo normal, [que] ninguna persona


por lógica va a tomarse la molestia de sacar una fotografía a una persona que se
está muriendo…

…la victima muere en el Motel La Gaviota por que la testigo directo quien tuvo el
primer contacto con el cuerpo es APTE, quien es una persona parcial no
contratada, servidora pública que trabajaba en el Hospital San Juan de Dios
quien fue categórica al referir que [la víctima] ha ingresado…sin pulso, pálida…
en asistolia…y que el paro fue extra hospitalario…ha realizado reanimación
porque la víctima era una persona joven y por protocolo debió realizar RCP, sin
embargo la juez resta valor esta importante declaración que guarda estrecha
relación con las pruebas codificadas como MP1 Informe de intervención policial
Preventiva Acción Directa, MP2 Informe de Conocimiento, MP13 Informe Médico
del HRSJDD…sin embargo la Juez Aquo solo valora de manera sesgada esta
intervención refiriendo que ha llegado con vida si bien agónicamente pero viva…
…en todo el Juicio oral realizado no se ha introducido ni un solo elemento de
prueba, que demuestre y compruebe que en el momento de producirse la
muerte…en el motel la gaviota, el acusado hubiere actuado de manera distinta a
la denunciada y procesada evidenciándose a prima facie que la juez aquo ha
basado la decisión de absolver al imputado en prueba no acreditada, inexistente e
interpretando o valorando erróneamente la prueba…aspectos que fueron
convalidados por el Tribunal de alzada…” (sic)

III.3.2 Alegatos de la querellante.

Acusa al Tribunal de alzada de resolver los agravios del recurso de apelació n


restringida referidos a la defectuosa valoració n probatoria y el incumplimiento
del art. 393 sexter. del CPP, de forma errada e insuficiente, al efectuar una
simple relació n de documentos y menció n de los requerimientos de las partes
vulnerando el debido proceso en su elemento fundamentació n.

IV. FUNDAMENTOS DE LA SALA

IV.1 Preámbulo

IV.1.1 Debido Proceso – Jurisdicción Penal

La jurisprudencia de este Tribunal a tono con la corriente dogmá tica y la


doctrina en torno al concepto y dimensió n del Debido Proceso, en Fallos como
el AS 208/2013 de 18 de julio, entre tantísimos otros, lo conceptualizó como:

“…un principio legal por el cual toda persona tiene derecho a ciertas garantías
mínimas tendientes a asegurar un resultado justo y equitativo dentro del proceso,
a permitir la oportunidad de ser oído y hacer valer sus pretensiones legítimas
frente al juez o tribunal, quienes deben observar los derechos fundamentales de
las partes, principios y reglas esenciales exigibles dentro del proceso como
instrumento de tutela de los derechos subjetivos…”

El citado Fallo, reconoció que el concepto de debido proceso, tiene fuente


formal en los arts. 115 y 117 de la CPE, normas a través de las cuales el Estado:

“…reconoce y garantiza la aplicación del debido proceso al constituirse en


fundamento esencial del Estado Plurinacional, que tiene entre sus fines y
funciones esenciales garantizar el cumplimiento de los principios, valores,
derechos y deberes reconocidos y consagrados en ella.”

En ese contexto -sin cará cter determinativo o definitivo- la citada doctrina legal
enunció que, al debido proceso como garantía jurisdiccional de rango
constitucional, le eran propios ciertos elementos configurativos como ser:

“…a) el derecho a la defensa, b) el derecho al juez natural, c) la garantía de


presunción de inocencia, d) el derecho a ser asistido por un traductor o
intérprete, e) el derecho a un proceso público, f) el derecho a la conclusión del
proceso dentro de un plazo razonable, f) el derecho a recurrir, g) el derecho a la
legalidad de la prueba, h) el derecho a la igualdad procesal de las partes, i) el
derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable, j) el derecho a
la motivación y congruencia de las resoluciones, k) la garantía del non bis in
idem, l) el derecho a la valoración razonable de la prueba, ll) el derecho a la
comunicación previa de la acusación; m) la concesión al inculpado del tiempo y
los medios para su defensa; n) el derecho a la comunicación privada con su
defensor; o) el derecho a que el Estado le otorgue un defensor proporcionado por
el Estado cuando el imputado no tuviere medios o no nombrare un defensor
particular.”

Así pues, la Sala entiende que superando el discurso que ha postulado al debido
proceso como una abstracció n meta-jurídica (incluso en ocasiones metafísica),
éste se trata má s bien de un concepto de doble direcció n, pues tanto se
manifiesta como adquiere propiedad con la aplicació n de una regla procesal; es
decir, que dada la abstracció n de su concepto no resulta probable su aplicació n
forense sin regla procesal específica anteriormente definida; así como, una
norma procesal, sería inocua, sin con ella no se tutela la finalidad del debido
proceso.

Por otro lado, si el debido proceso es aquella macro-garantía que procura


que toda persona tenga el ‘derecho a ciertas garantías mínimas tendientes a
asegurar un resultado justo y equitativo dentro del proceso, a permitir la
oportunidad de ser oído y hacer valer sus pretensiones legítimas frente al Juez o
Tribunal’, se entiende que toda autoridad con jurisdicció n y competencia debe a
la par, otorgar la diligencia necesaria para que las reglas adjetivas no vulneren
las finalidades del debido proceso, lo que en manera alguna significa, brindar
sacralidad al enunciado textual de la norma por sobre la sustancialidad del fin
que tutela.

Como se tiene apuntado la garantía constitucional del Debido Proceso, desde la


perspectiva de la autoridad jurisdiccional, no es exclusivamente dependiente
del derecho a la defensa del encausado, pues éste si bien es pilar central de la
potestad de administrar justicia y reflejo del Estado Constitucional de Derecho,
dadas las condiciones de primar un proceso confrontacional entre dos
pretensiones eventualmente polarizadas, la jurisdicció n penal debe encausar
todo trá mite teniendo como punto de partida el principio de igualdad
determinado en el art. 12 del CPP, pues de quebrarse el equilibrio entre las
partes, ni el derecho a la defensa, la garantía de presunció n de inocencia, menos
aú n el derecho de las víctimas a ser oídas en un proceso penal, tendría
legitimidad alguna, y peor aú n, se generaría una espiral descendente de
desacreditació n de las instituciones del Estado como gestoras del conflicto
penal.

La postura de entender al sistema penal desde un punto de vista intermedio


entre pretensiones de la víctima y derechos del procesado, no es nueva; el
otrora Tribunal Constitucional en la relatoría del Dr. Willman Ruperto Durá n,
en Sentencia Constitucional 1036/2002-R de 28 de agosto, precisó :

“…un modelo procesal penal que persiga la eficacia de la aplicación efectiva de la


coerción penal en sacrificio de los derechos y garantías que resguardan la
libertad y dignidad humana, sólo es concebible en un Estado autoritario. Del
mismo modo, un modelo procesal de puras garantías convertiría a los preceptos
penales en meras conminaciones abstractas sin posibilidad real de aplicación
concreta, dado que la hipertrofia de las garantías neutralizaría la eficacia
razonable que todo modelo procesal debe tener. De ahí que, la tesis que propugna
el equilibrio entre la búsqueda de la eficiencia y la salvaguarda de los derechos y
garantías, se constituye en la síntesis que busca cumplir eficazmente las tareas de
defensa social, sin abdicar del resguardo de los derechos y garantías del
imputado” (sic).

Má s adelante en el tiempo, fue la propia Constitució n Política del Estado,


promulgada el 2009, que dentro de su art. 119 pará g. I), sancionó como
garantía jurisdiccional a las partes el derecho de igualdad en el ejercicio de sus
derechos; en analogía, el art. 121 Constitucional, dispone como regla a la
jurisdicció n penal el trato equilibrado entre víctima e imputado, ya sea
desconociendo el silencio como indicio de culpabilidad, así como reconociendo
el derecho de la víctima a ser oída antes de cada decisió n judicial.

Ciertamente de un sistema jurídico, cuya existencia se justifique en el fin de


generar paz social, se espera procure y genere condiciones de equidad e
igualdad entre los justiciables, previendo y dando observancia a los criterios
dispuestos por Constitució n y la afinidad a ésta de la Legislació n, con lo cual si
bien toda autoridad judicial posee autonomía a la hora de interpretar el
ordenamiento jurídico, esa acció n se legitima constitucionalmente, en tanto, no
se aleje del cumplimiento de los principios, valores, derechos y deberes
reconocidos y consagrados en la Constitució n (art. 9.4 Constitucional).  

En ese orden de ideas, la Sala considera que la fó rmula de anteponer el


principio de igualdad como marco de acció n de las reglas del proceso penal, no
solo propone un acatamiento de lo que significa el principio de legalidad en
materia procesal, como tampoco se agota en la tutela de los derechos de las
partes en pugna, sino que, en casos especialmente sensibles emerge también el
cumplimiento de un mandato institucional de la autoridad judicial de cara a la
comunidad o cuerpo social. En el proceso penal no solo convergen la pretensió n
punitiva y la contenció n defensiva, sino a ellas se suma un interés colectivo
ajeno a aquellas, a partir del cual el juez o tribunal –trascendentalmente- debe
con su decisió n reestablecer la paz alterada por el delito, ya sea condenando o
absolviendo.

En opinió n de los suscribientes, la multidimensional categorizació n del debido


proceso, como garantía, derecho y principio, no lo define como medio
instrumental al servicio de ú nicamente las partes, sino que constituye también
un mecanismo del Estado Constitucional de Derecho para transmitir la
sensació n de certidumbre a los justiciables, y, desde el punto de vista del
Ó rgano Judicial, el medio por el que sus atributos de imparcialidad,
independencia y sometimiento a la norma, adquieren fortaleza y legitimidad en
el tiempo. Si el Debido Proceso es equivalente a reglas preestablecidas para el
funcionamiento de un sistema judicial imparcial, resulta ló gico que un debido
proceso garantice que nadie sea objeto de imposturas no previstas en norma o
exoneraciones de regulaciones normadas, a tono con las Disposiciones
Generales sobre los Derechos Fundamentales, má s precisamente al art. 14
Constitucional pará g. IV), por el que el Estado garantiza: “En el ejercicio de los
derechos, nadie será obligado a hacer lo que la Constitución y las leyes no
manden, ni a privarse de lo que éstas no prohíban”.

En conclusió n, el debido proceso, se engarza con una suerte de fin del Estado
inherente al espíritu garantista de la Constitució n, que promete al justiciable
una expectativa razonablemente fundada sobre el actuar de los jueces y
tribunales en el país, esperá ndose que ellos desarrollen sus labores en el
camino del Derecho y la legalidad, donde se torna crucial confiar en la vigencia
de las reglas de juego acordadas y en que éstas sean cumplidas.

IV.1.2 Infracción de normas adjetivas – Lesión de garantías


jurisdiccionales

La Ley 1970, en su Libro Tercero, referido a la Actividad Procesal, dedica el


Título VIII a la Actividad Procesal Defectuosa, detallando en el art. 167, como
principio:

“No podrán ser valorados para fundar una decisión judicial ni utilizados como
presupuestos de ella, los actos cumplidos con inobservancia de las formas y
condiciones previstas en la Constitución Política del Estado, Convenciones y
Tratados internacionales vigentes y en este Código, salvo que el defecto pueda ser
subsanado o convalidado”,

Este enunciado contiene un mandato taxativo para la observancia de formas


procesales previstas en el ordenamiento jurídico interno y normativa
supranacional de presentarse, así como, prevé también dos salvedades, al
disponer que la nulidad del acto defectuoso pese al quebrantamiento o
inobservancia de una regla de procedimiento, solo es posible si no fuera
presente oportunidad de subsanació n o convalidació n.

El art. 169 del CPP, intitulado “defectos absolutos”, distingue un catá logo de
cuatro posibilidades en las que los defectos no pueden ser susceptibles de
convalidació n, relacionados con la participació n necesaria de los sujetos
procesales en determinados actos del trá mite, la transgresió n de derechos
constitucionales, incluidos los reconocidos en el bloque de constitucionalidad,
y, la reserva del principio de legalidad en los casos que la norma expresamente
castigue con nulidad un determinado yerro.

La orientació n del concepto defecto procesal absoluto en la Ley 1970, no solo


estima el derecho a la defensa como componente del debido proceso, sino
comprendiendo que el Ó rgano Judicial es por naturaleza el tercero imparcial
dentro de un trá mite contradictorio, también precautela la materializació n del
derecho a la tutela judicial efectiva tanto del imputado como de la víctima.

IV.2 Resolución del recurso opuesto por el Ministerio Público

Resultaría poco ú til y hasta cierto punto absurdo afirmar que todo proceso
penal, que este en especial, se desarrolla y desarrolló para probar la comisió n
de un supuesto ilícito (en autos calificado como Feminicidio), en realidad, no
constituye esfuerzo alguno comprender que el trá mite procesal, debía
establecer a partir de las pruebas si el injusto existió y si el imputado participó
en él, así de suponerse que todas las alegaciones debían ajustarse a ese cauce,
ya sea en la interposició n de la hipó tesis de cargo y la prueba que le
corresponda, como también en la estrategia defensiva; sin embargo, la Sala
advierte, que ese rumbo tuvo matices que lo alejaron de tal entendimiento.
Conforme la enunciació n del hecho objeto del proceso, postulada por el
Ministerio Pú blico, reproducida al tenor en la Sentencia 035/2019, la relació n
de pruebas y hechos que debieron sustentar o despejar la comisió n del delito
tuvieron que ver efectivamente con establecer la causa de la muerte y la
relació n de posibilidades que la misma haya sido producto de acciones
reputadas al acusado, así como, determinar, la presencia o ausencia de
circunstancias que rodearon (o no) al supuesto, ello a los fines del art. 252 bis
del CP. Tanto la Sentencia (explicando) como el Auto de Vista (replicando),
aparentemente otorgan condiciones de justificació n del porqué se declaró una
absolució n, empero, es igual de palpable, que la suma de argumentos no se
orientó a determinar la existencia o no de los elementos constitutivos del tipo,
sino a la propugnació n o soporte de las pruebas de cargo.

En tal sentido, si bien, el art. 360 del CPP, no impone formas de estilo, no deja
de ser llamativa la porció n nominada en Sentencia, ‘verdad construida en juicio’,
en la que convergen la narració n histó rica de los hechos fijados por la juez de
grado, contiene a la vez conclusiones fá cticas, así de realizar valoraciones
probatorias alrededor de las que se asienta su narració n. Tal porció n, fue, en
alguna medida, refrendada por el Tribunal de alzada, no solo al declarar la
improcedencia de los recursos de apelació n restringida, sino que su referencia
es constante a lo largo del AV 35/2021 de 23 de julio. Aquel contenido refiere al
tenor:

“[el acusado] recoge de su casa a [la víctima] a horas 22:30 a 22:45 aprox. y van
con dirección a Tomatitas en el vehículo que era conducido por el acusado tipo
camioneta azul…de propiedad de su padre SGJ, ingresaron al Motel habitación N°
13 portando 2 botellas de vino ya en el interior…beben el vino y mantienen
relaciones sexuales consentidas, luego de lo cual se duermen y [el acusado] es
despertado por la llamada de su padre…quién estaba preocupado porque no llegó
a su casa y necesitaba la camioneta se da cuenta de que [la
víctima] convulsionaba y respiraba con dificultad y llama a su amiga SBVC
mandándole una fotografía en el estado en el que se encontraba [la
víctima], respondiéndole [aquélla] que estaría contracturada, [el acusado] se
comunica con el personal del motel, no tenía para cancelar los 200bs que era el
monto de dinero adeudado… paga solo 130 bs y deja en prenda las llaves y carnet
de identidad de la víctima el personal de turno del Motel La Gaviota…refiere «que
el acusado no quería dejar en prenda ninguna de sus pertenencias y además se
encontraba tranquilo, posterior a ello; con el cuerpo de la víctima se dirige al
Hospital Regional San Juan de Dios siendo ya horas 06:30 am ingresa a dicho
hospital, [la víctima] no presenta signos vitales es decir no respiraba como
tampoco tenía ningún pulso…por protocolo BLS personal de emergencias realiza
la reanimación cardiopulmonar, logrando hacer subir el oxígeno de 35 % a 83 %,
posteriormente a horas 06:55 am aprox. el personal del HRSJDD trata de
entrevistarse con la persona que trajo a la fallecida sin embargo este no se
encontraba para informar siendo qué el acusado luego de dejarla en el hospital se
fue en el vehículo referido, y la médico de emergencias consigna como muerte a
horas 07:00…trasladan a la morgue a [la víctima], para posteriormente
aprehender al [acusado] que según el acta de autopsia de Ley y protocolo de
autopsia realizada por el médico forense de turno Dr. Walter Jorge Daza Ala se
tiene que ha establecido como causa de muerte Trauma Encéfalo Craneano,
contusiones múltiples lado izquierdo parietal posterior factores concausales,
hemorragias intracraneanas contusiones, mecanismo probable lesión mortal
golpe en cráneo con elemento rígido o sobre superficie contusa con aplicación de
alta energía cinética que produjo sangrado…

…el policía del hospital aquí se debe tomar en cuenta que [el acusado] dejó su
número de celular por eso él mismo dice después cuando me han dicho que le
llame, yo he llamado; entonces eso tiene que valorarse que no quiso escaparse,
quien quiere escaparse no se identifica, además [el acusado] fue quien llevó al
hospital a [la víctima] eso significa de que ha llevado a socorrerla y además que
no ha mentido sobre su identidad porque podría haberse ido con un nombre falso
y además no haber vuelto.

SV es la médico que ayudó con aconsejarle lo que debía hacer en esos momentos
críticos y a ponerla a la víctima en buen recaudo en un Hospital.

KC asignada al caso de la FELCV de San Lorenzo interviene a través de una


llamada del servicio del Hospital que ha llamado el Policía C, funcionaria policial
que no ejecutó bien su trabajo ya que no secuestró la camioneta debiendo
realizar con premura y diligencia, preservar que no se contamine sin embargo se
fue y no ejecuto y espero que el propio padre voluntariamente lleve el vehículo
para que se secuestre.

Dra. APT…es la médico de emergencias del Hospital que atiende a [la víctima] y
anota como muerte a las 7 de la mañana refiere que [el acusado] estaba
asustado y ella dice asistolia y juego realiza desfibrilación lo que quiere decir que
ingresó con vida además tenía oxigenación baja de 35% y luego ha subido hasta
83%, por toda la información dada por los peritos a un cadáver no se le hace
reanimación, no se le puede meter suero, no se puede poner amidarona,
adrenalina y además de que no pudiera marcar cuando no hay oxígeno y
tampoco un cadáver muestra quemaduras por las paletas, se lograr convicción de
que ha llegado con vida si bien agónicamente pero viva y ha muerto a las 7 según
informe de la historia clínica de la médico.

WJDA el médico forense, él ha manifestado que es una muerte accidental u


homicida y sabemos que un médico forense tiene que diagnosticar de 3 maneras:
muerte natural, violenta o desconocida. Luego dijo que es golpe contra golpe,
primero ha dicho que hay una lesión que viene de parte izquierda que van contra
golpe a la parte derecha y después nos dice que sería una alta fuerza cinética que
se habría ejercido pero él mismo en audiencia nos dice que tendría que tener 240
Kg. de fuerza para poder romper el cráneo porque el hueso del cráneo es muy
duro de romper, es mas dijo un boxeador no mata y es por eso que no mueren
como regla en los eventos de Box cuando se le ha preguntado hay esa lesión que
es circular, usted considera que es por una botella de vino? el refiere de que no,
esto sería imposible porque hubiera habido mínimamente una contusión inclusive
hasta lesión, hubiera sangrado porque la botella se rompe para que nosotros
tengamos que causar una lesión tan letal tendríamos que realizar una fuerza
cinética fuerte, asimismo ha referido que todo lo que dijo en el Protocolo debió
ser confirmado con los estudios que él recomendó y que su opinión no tendría que
ser decisiva porque todas las otras pruebas deben ayudar a determinar la causa
de la muerte, él mismo ha reconocido que su trabajo no era la última palabra, no
se dice como hubiera sido el golpe contra golpe, como se hubiere causado ya que
esto es propio de movilidad en movimiento y en ningún momento se ha señalado
que los hechos fueran de esa forma.
Por la trayectoria del supuesto golpe contra golpe la lesión debió ser reflejada en
la base del cráneo eso es lo lógico dependiendo de la dirección, por otra parte
afirmó que el himen se presentaba con enrojecimiento y esto sería por falta de
lubricación, dando la idea de que hubiera sido violada, pero verdad material es la
encontrada a partir de ver las fotografías en la que no existe ningún
enrojecimiento, aquí nadie le cuenta sino que ve y eso cuenta; hemos visto todos
las fotos y no se ha visto nada rojo, ninguna lesión, el mismo perito ha hecho la
descripción de las lesiones, no había lesión en la cara, manos, piernas, pechos, en
el estómago; no había lesión ni en la región paragenital.

Se identificó el aneurisma en una de las fotografías y eso causó la hemorragia


subaracnoidea, el Médico Forense dijo que no vio el aneurisma, pero si se hubiera
sacado bien las fotos y de la base del cráneo donde el polígono de Willis y donde
están ubicados los aneurismas tal vez no se hubiera incurrido en estos errores, de
alguna forma de una foto más a la izquierda como lo ha mostrado uno de los
peritos del imputado se está viendo claramente un aneurisma.

Todos los testigos y peritos de profesión médica han referido que no existe
lesiones externas y en una fotografía agrandada por el perito el Dr. R ha
mostrado claramente que la causa es un aneurisma y esa foto enfocaba de refilón
ha provocado convicción de que la Muerte de [la víctima] fue muerte natural.

El informe sobre las uñas y manos izquierda tiene un perfil genético mezcla que
corresponde a dos individuos, donde uno de los perfiles genéticos es idéntico al
perfil genético obtenido a partir de [el acusado] y el otro perfil genético
corresponde a otro individuo de sexo femenino probablemente de la propia
victima…esto que quiere decir que para tener células epiteliales en la uñas no
siempre se requiere rasguñar ni haberse producido como dijo la Perito en
Biología un arañazo o con mucha presión para lograr el núcleo y obtener el ADN
de [el acusado], pero también con esa misma lógica, tengo que traspasar a la
víctima y si también hay perfil genético de la víctima, también la propia victima
se ha arañado entonces se corrobora lo que han sostenido los peritos que se ha
hecho una estadística que las mujeres que viven con sus maridos llegan a tener
perfil genético de sus esposos, porque hay intercambio, también las células
epiteliales provienen del semen, de la boca de los fluidos, en conclusión no son
actos de defensa el que se haya encontrado en las uñas de [la víctima] ya que ella
misma dijo que se encuentra ese material en las uñas por peinarse, rascarnos,
meter los dedos a la boca y de quien se ha defendido? [el acusado] por el
certificado médico no tiene un rasguño, en su cara en su espalda, en sus
extremidades ni en ningún lado y tampoco la víctima y más aún cuando ambos
han tenido relaciones sexuales, podría haberlo abrazado y obviamente tener
material genético de [el acusado] la víctima” (sic)

Así pues, uno de los reclamos en casació n, califica como error de


fundamentació n, el tomar en cuenta ú nicamente prueba de descargo en
ausencia de la de cargo (con precisió n las codificadas MP6 y MP19);
cuestionando la conclusió n de la Juez de grado en torno a fijar como natural la
muerte de la víctima, sobreponiendo –afirma la entidad recurrente- el
contenido del protocolo de autopsia e inherentes con otros criterios; así como
sobre ese mismo tó pico cuestionar que el Tribunal de alzada, concluyera que se
alegaron temas periféricos, cuando:
“…lo que se ha reclamado es la falta de valoración de la prueba de cargo,
específicamente la pericia elaborada por el Médico Forense del IDIF…así como su
declaración prestada en juicio oral…Asimismo, se ha expuesto como agravio que
la Juez a quo no ha otorgado ningún valor probatorio al Estudio en
Histopatologia realizada por la perito designada, quien en sus conclusiones
menciona que existe línea injuria cerebral focalizada en hemisferio cerebral
izquierdo, lo que corrobora por tanto que existe una contusión externa en región
parietal izquierda observada en cuero cabelludo por su cara interna…” (sic)

Así también, con relació n a la existencia de un aneurisma como factor causante


de la muerte, la Fiscalía, precisó que:

“Si bien no se tiene una fotografía de la base del cerebro, donde se podría
observar el polígono de Willis (donde se encuentran generalmente la mayor parte
los aneurismas), el informe de protocolo de autopsia indica que este se encuentra
de características anatómicas normales.” (sic)

Finalmente, en esa misma direcció n, se reclamó ausencia de control en torno a


las testificales de Joselin Leonela Alemá n y Gloria Elsa Alemá n Ramírez, quienes
habrían referido que la víctima no tenía enfermedad alguna; discutiendo que:

“…la fundamentación del Tribunal de alzada solo se limita a indicar que la


experiencia indica que es posible que una persona sana tenga una muerte natural
intempestiva y que no puede valorarse aspectos de la experticia médica en base a
estas declaraciones…” (sic)

Acotando a ello que:

“…el aneurisma es más frecuente que "reviente" a partir de los 50 años de edad, y
en personas con factores de riesgo como ser personas con presión alta, diabetes,
consumidores de drogas, factores de riesgo que no se documentó que tenía
la [víctima].” (sic)

En el sentido asumido por las autoridades de instancia, la muerte de la víctima


fue natural, identificando un aneurisma como causa, precisando ademá s que
‘todos los testigos y peritos de profesión médica han referido que no existe
lesiones externas’. Así pues, debe tenerse en cuenta que esa conclusió n, fue
fijada -mediando otros aspectos de menos relieve- en el convencimiento de
existir consenso entre los especialistas que acudieron a estrados, así como,
implícitamente cuestionar la ejecució n de una labor específica de parte de
quien fuera responsable de la autopsia y la elaboració n del protocolo
correspondiente, aduciendo contradicciones a tiempo de prestar testimonio, así
de otros aspectos a ser explicados má s adelante; de lo cual la Sala estima,
determinar la veracidad de las alegaciones puestas en casació n, así como
dictaminar criterio sobre la pertinencia y eficacia de los pará metros con los que
los de alzada revisaron la Sentencia 35/2019, a saber, control de exigencias
procesales atinentes al reclamo; valoració n del cumplimiento del marco
procesal señ alado como erró neamente aplicado; y, el cumplimiento de las
reglas de procedimiento en el acto tachado de erró neo.

Primeramente, dejar en claro que la apelació n restringida, es un tipo de


impugnació n planteada contra una resolució n eventualmente perjudicial para
quien ejerce el recurso, se basa en una segunda opinió n a cargo de un
estamento jerá rquicamente superior con facultad de declarar nulidad o validez,
ya sea por determinar un vicio procesal vulnerador de una garantía
jurisdiccional constitucionalmente tutelada, o bien por hallar objetivamente
error en el proceso ló gico de su construcció n. En ese patró n de ideas, el art. 370
num. 6) del CPP, al señ alar como defecto de sentencia que ésta se base en
valoració n defectuosa de la prueba, exige necesaria remisió n y argumento en
torno a los arts. 173 o 359 del CPP, que establecen que la prueba debe ser
valorada de manera integral y conforme las reglas de la sana crítica.

En autos, el Ministerio Pú blico, en apelació n restringida reclamó defectuosa


valoració n de la prueba invocando el art. 370 num. 6) del CPP, donde, si bien se
formuló como eje argumental que la Sentencia no emitiese criterio sobre la
prueba que supuestamente demostraría la autoría del encausado, no se trató de
una afirmació n vacía de contenido, fincada ú nicamente en la inconformidad con
el resultado del juicio, como consideró el Tribunal de alzada, sino vertió
criterios específicos del porqué consideraba tal aspecto cierto; así como,
planteó cuestiones que favorecían su postura: tal el reclamo en torno a la
calidad del método utilizado en las pericias sobre las que se sustentó que la
muerte fue causada por un aneurisma; ausencia de precisió n en la toma de
datos que fundaron la decisió n; ausencia de contraste sobre material
probatorio de similar índole; y, argumentos que censuraron la plausibilidad de
la conclusiones desde un punto de vista justificativo y técnico.

De tal cuenta, no era cuestió n baladí como interpretó el Tribunal de alzada,


exigir a la luz de los arts. 124 y 370 num. 6) del CPP, primero integralidad en el
planteamiento de valoració n de la prueba, así como, requerir a la vez razones
justificantes para asumir una hipó tesis por otra, cuando la prueba producida
otorgaba resultados contradictorios o cuando menos no uná nimes, situació n
que presente en autos exigía, no, parafrasear el texto de la Sentencia, sino
indagar si la prueba había sido valorada conforme los patrones que posee la
norma y si en ese proceso se cometieron o no, errores de construcció n ló gica de
los enunciados, si éstos tenían correspondencia al método de valoració n
probatoria dispuesta en norma, es decir de manera individual y conjunta
conforme las reglas de la sana crítica.

La prueba en general, en el enfoque dispuesto por el Có digo de Procedimiento


Penal, no está encaminada a sustentar “hechos” entendidos como
acontecimientos empíricos del mundo real, sino enunciados de hechos que los
acusadores realizan, de ello dan cuenta los arts. 329, 341, 342, 359 y 360 del
CPP, normas que prevén requisitos de contenido al momento de apertura del
juicio y dictar sentencia. Las reglas en cuestió n, exigen la necesaria enunciació n
de un hecho calificado como delito, entendiéndose que el fin del enjuiciamiento
no es la verificació n de cualquier suceso o evento, sino aquellos penalmente
relevantes, de ahí que, las pruebas a producir deben bien acreditar bien
deslucir esa sindicació n. En tal sentido, considera la Sala que el objeto del
proceso, como se tiene bastante reiterado, no consistía en decretar la verdad o
falsedad de ningú n medio de prueba en específico, sino la certidumbre sobre
los hechos acusados.

Si bien el art. 171 del CPP, está intitulado con la expresió n ‘libertad probatoria’,
no significa de modo alguno ni independencia menos autodeterminació n de las
partes para aportar, introducir o producir prueba (inclusive proponer
diligencias en etapa preparatoria), sino dispone mecanismos de legalidad,
funcionalidad, analogía y decisió n. Así, solo el juez o tribunal será quien
autorice la admisió n de todo medio o elemento de prueba, siempre y cuando,
tengan origen lícito, posean fines instrumentales para el conocimiento de la
verdad histó rica del hecho, y, posean pertinencia, utilidad y correspondencia
con el objeto del proceso.

La Ley 1970 en su Primera Parte, Libro Cuarto, cataloga los medios de prueba
dentro de cuatro géneros: [*] de comprobació n inmediata y medios
auxiliares; [*] testimonio; [*] pericia, y, [*] documentos, grupo donde se
inscriben también actos a ser documentados bajo reglas específicas (careo,
etc.), medios audiovisuales y elementos materiales (objetos). El primer grupo
da noció n de inmediatez, regulando aquellas diligencias de investigació n,
contiguas o cercanas en el tiempo al presunto injusto, como también actos que
medianamente lejanos de éste procuren recolectar elementos que sostengan la
existencia del hecho, su configuració n como delito, y la participació n del
imputado. En todos los casos se tratan de acciones cuya realizació n es
competencia exclusiva de los ó rganos de investigació n y persecució n penal
restrictivamente. El segundo grupo, regula condiciones y procedimientos en
torno a las declaraciones testimoniales, es decir, informació n proveniente de la
experiencia de personas, que há biles a declarar por derecho, tuvieron
conocimiento directo o indirecto de la comisió n del hecho o sus circunstancias
de relevancia, en cualquier cuestió n, la prueba testimonial no proviene de un
saber técnico o profesional, sino de la percepció n comú n sobre eventos en la
realidad. El tercer grupo, las pericias, se tratan de medios de interpretació n, no
necesariamente pruebas en sí mismas, empero, de ello la Sala profundizará
explicació n má s adelante. Finalmente, lo que es el cuarto grupo, habida cuenta
que no es atinente a la problemá tica llegada a casació n, no se ve pertinente
emitir mayor criterio.

En cada uno de los casos, la norma ocupa tiempo y espacio en definir, tanto las
formas de producció n de cada uno de los grupos de pruebas y medios
probatorios, así como define su naturaleza, particularidades y finalidad, lo cual
brinda por un lado configuració n prá ctica, como a la vez supone datos
destinados a su valoració n crítica de cara al proceso de fijació n o determinació n
de los hechos probados. Las pautas formales para elaborar juicios de
admisibilidad y relevancia (para valoració n de fondo) está n dadas de antemano
por la Ley, de manera que tanto el juez o tribunal de mérito deben verificar el
cumplimiento de esos requisitos, como a la par los tribunales de apelació n
controlar esos razonamientos, bajo pena -en caso contrario- violar el debido
proceso. A este respecto, la idea de catalogar mecanismos de prueba y su
consecuente valoració n intraproceso, impiden legalmente al juzgador que con
la excusa de aplicar su ‘sana crítica’ inaplique la regla procesal, pues,
justamente ese es el sentido de un debido proceso.

No obstante que el diseñ o procesal de la Ley 1970, imposibilita un nuevo juicio


de hecho en apelació n restringida, sí permite examinar en esa etapa el control
de razonamiento de una Sentencia, ya sea en la fijació n de los hechos, así
también en có mo fue aplicada la norma sustantiva o procesal que puso fin al
litigio. Con ello, cuando el art. 124 del CPP, exige la expresió n de motivos de
hecho y derecho (en lo que la Sala no encuentra mayor interpretació n a definir
tales elementos como los hechos fijados o determinados, y, la norma sustantiva
a aplicar, ya sea en forma de absolució n o condena), relaciona esos dos
contenidos con el valor otorgado a los medios de prueba, entendiéndose que la
fundamentació n no es la opinió n personal de la autoridad judicial sobre la
actividad probatoria, sino señ ala directa y restrictivamente el método estatuido
por la misma norma. Suponer que las razones valorativas de una sentencia
adquieran validez por la retó rica o bien en la confianza que se tenga sobre el
buen pensar del juez, conduciría sin remedio a asumir otro tipo de sistema de
valoració n legal de la prueba, ya sea la íntima convicció n, o bien la aplicació n
implícita de tarifas preestablecidas como la presunció n. Por el citado art. 124,
se impone el deber de motivació n de las resoluciones judiciales, aspecto al que
se integra, el derecho a la prueba, por el que se garantiza a los justiciables
producir la prueba relacionada con los hechos que configuran su pretensió n o
defensa; este derecho, no se agota con la sola posibilidad de proponer prueba o
medios de ésta, sino incluye su admisió n, adecuada producció n y valoració n
motivada.

Así pues, cuando el Ministerio Publico, reclama en casació n yerros de control en


la valoració n probatoria, manifestando que no quedó claro ni en Sentencia ni en
el Auto de Vista impugnado, las razones por las que la prueba de descargo fue
adscrita por sobre la de cargo, propone no solo ausencia de valoració n integral
de la prueba, en el orden de los arts. 173 y 359 del CPP, sino en todo caso la
forma de haberse asignado valor a dos o má s medios de prueba de aparente
igual significancia procesal. Esta puntualizació n, toma cuerpo justamente en la
alegació n referida a la no valoració n de las codificadas MP6 y MP19, y las
conclusiones de la pericia en histopatología forense.

Sobre valoració n individual de la prueba y la fijació n de los hechos probados

La Sentencia en relació n a la muerte de la víctima, contiene dos versiones, por


un lado, la acusatoria que estimó lesiones traumá ticas en el crá neo de aquella;
y, la sostenida por la defensa, que procuró demostrar que ese evento hubiera
sido causado por factores naturales no atribuibles al imputado. Si bien ambos
casos formularon conclusiones excluyentes, no es menos cierto, que tuvieron
en comú n un nivel de probabilidad que formó parte central de sus postulados y
que fueron respaldados también en material probatorio, má s precisamente la
intervenció n de terceros en calidad de peritos u opiniones de profesionales
especializados.

El art. 173 del CPP, ordena que “El juez o tribunal asignará el valor
correspondiente a cada uno de los elementos de prueba, con aplicación de las
reglas de la sana crítica”; en relació n directa el art. 359 de la misma norma,
señ ala que, “El tribunal valorará las pruebas producidas durante el juicio de un
modo integral conforme a las reglas de la sana crítica”. Todo adjetivo o
sustantivo contenido en la norma, no tiene un fin estético o retó rico, sino define
un procedimiento. La apreciación individual y conjunta de las pruebas según las
reglas de la sana crítica no es un concepto vacío, ni una vá lvula de escape de la
que el juez puede echar mano para dar la apariencia de racionalidad y
juridicidad a sus intuiciones, creencias particulares, emociones o a sus sesgos
cognitivos o de “sentido comú n”; por el contrario, es un método de valoració n
que impone reglas claras y concretas para elaborar hipó tesis sobre los hechos a
partir del uso de razonamientos ló gicos, analó gicos, tó picos, probabilísticos y
de cá nones interpretativos pasibles a un eventual control a posterior.

Comoquiera que el proceso de valoració n probatoria, ya sea individual o


conjunto, se somete, por expresa disposició n legal, a las reglas de la sana crítica,
es decir un tipo de ejercicio, regulado metó dicamente de antemano, no debe
incurrirse en confusiones sobre los alcances del principio de libertad
probatoria y la libre apreciació n de la prueba. Uno y otro no pueden nunca ser
entendidos como valoració n exenta de toda regla. Como señ ala Daniela
Accatino “el descarte de reglas de tasación legal no implica la exclusión de toda
regla, sino más bien la sujeción sólo a los criterios de racionalidad de la
epistemología en general”. En ese camino la Sala, siguiendo el criterio de
Taruffo, considera que si bien, “el principio de la libre convicción ha liberado al
juez de las reglas de la prueba legal…no lo ha desvinculado de las reglas de la
razón”

La valoració n individual de la prueba es un proceso consistente en interpretar


la informació n suministrada por un medio probatorio en específico a la luz del
contexto de las reglas de la sana crítica (ló gica, má ximas de la experiencia,
teorías e hipó tesis científicas afianzadas) Para realizar tal labor, la autoridad
judicial debe contrastar la consistencia del contenido de cada prueba, es decir
su adecuació n o correspondencia con la realidad, mediante el aná lisis de las
circunstancias de tiempo, modo y lugar en que se señ ala ocurrieron los hechos,
a partir de las cuales deberá inferir la coherencia del relato o contenido de la
prueba o el medio de prueba, es decir su ausencia de contradicciones y su
mérito objetivo. Tal examen está integrado por un conjunto de actividades
racionales tales como: juicio de fiabilidad, interpretació n, juicio de
verosimilitud, comparació n de los hechos alegados con los resultados
probatorios, las que deben ser explicitadas en la sentencia.

Ahora bien, en el enunciado conclusivo, nominado ‘verdad construida en


juicio’, la Sentencia da a entender que se tratasen de conclusiones emergentes
de la valoració n objetiva de las pruebas producidas realizadas conforme lo
ordena la norma, es decir, que: (*) se asignó el valor correspondiente a cada
uno de los elementos de prueba, con aplicació n de las reglas de la sana
crítica; (*) se justificó y fundamentó adecuadamente las razones por las cuales
se otorgó ese valor; y, (*) ello fue en base a la apreciació n conjunta y armó nica
de toda la prueba esencial producida.

Sobre la asignació n de valor individual de la prueba, en torno a las reclamadas


por el Ministerio Pú blico, en la Sentencia de grado, se tiene:

la MP6, descrita como “acta de autopsia elaborado por el médico forense Dr.
Walter Jorge Daza en fecha 13 de febrero de 2017” (sic), la Sentencia, concluyó
que, “existe contradicciones en el presente acta y imprecisión toda vez que la
forma de concluir un informe médico respecto a la muerte es: violenta, natural o
desconocida” (sic);

la MP19, descrita como: “protocolo de autopsia médico legal emitido por el Dr.
Walter Jorge Daza en fecha 14 de febrero de 2017” (sic), el mismo Fallo,
concluyó que, “a la luz de los estudios e investigaciones como los trabajos
periciales efectuados en juicio se llegan a establecer que el protocolo de autopsia
consigna afirmación incorrecta, inexactos, crea confusión, es ambiguo y
contradictorio” (sic); y,

sobre la pericia en histopatología forense, y la atestació n de su responsable


(Patricia Carrasco Flores), la Sentencia, precisó : “esta prueba es fundamental
para hacer cobrar convicción que la muerte…fue natural" (sic).

Como se dijo, en la valoració n individual, se otorga un peso probatorio parcial e


independiente a cada medio de prueba, debiendo la autoridad judicial explicar
el razonamiento utilizado para explicitar el significado probatorio, exigencia
que no se agota con la mera enunciació n o glosa incipiente o diminuta de los
medios de prueba, menos aun con el señ alamiento de conclusiones categó ricas
que escapen a ese aná lisis como sucedió palmariamente en autos. Por otro lado,
cada medio de prueba, cada prueba de forma individual, no escapa a una
consideració n abstracta sobre su contenido, es decir, los procesos de valoració n
no podrían limitarse simplemente a lo que dijo un testigo o lo que exprese un
documento o un dictamen pericial, sino a efectos de valoració n racional, debe
tomarse la complexió n que la Ley otorga a que cada género de prueba. De
hecho, el segundo periodo del art. 171 del CPP, regula que, si bien pueden
utilizarse otros medios ademá s de los previstos en esa norma, su incorporació n
al proceso se sujetará a un medio aná logo de prueba previsto.

En tal precisió n, tanto Sentencia como Auto de Vista, principalmente la primera,


incurre en un grave vacío de fundamentació n a la hora de valorar
individualmente las pruebas antes anotadas, ya que las conclusiones arribadas
son categó ricas y sin antecedente crítico, es decir, su fiabilidad, interpretació n y
verosimilitud no fue consignada, ocurriendo lo propio al tiempo de calificar el
restante cuerpo de pruebas, con especial atenció n a las producidas por la
defensa, sobre las que la autoridad de grado, entendió que su valor era
intrínseco a su contenido, o dicho de otra manera, brindó valor positivo, porque
sí, careciendo en todos los casos un juicio u opinió n sobre si el valor de pruebas,
especialmente las técnicas y científicas, contenían informació n fehaciente,
atendiendo su origen, el proceso de producció n y su consonancia con la
descripció n que la norma dispone para cada género probatorio.

Para el caso de las codificadas MP6 y MP19, acta y protocolo de autopsia


médico legal, respectivamente, al tratarse de medios de prueba que describían
y explicaban un hecho desde el margen de la ciencia médica, debieron ser
entendidas desde esa perspectiva, o má s bien, debió ser ese el margen a partir
del cual emprender cualquier aná lisis valorativo, toda vez que una y otra no
eran una prueba propiamente dicha, sino la interpretació n de un evento en la
investigació n, que fue la muerte de una persona, a través de la prá ctica de una
rama del saber humano, la medicina.

De tal cuenta, esta Sala considera poner énfasis en lo que es una Autopsia a
fines del procedimiento penal boliviano. En su acepció n gramatical es definida
como el “examen y disección de un cadáver para diseccionar las causas de
muerte”; se entiende que una autopsia es el “examen anatómico del cadáver.
Puede ser clínica o judicial; la primera se efectúa por el exclusivo interés de la
ciencia, y la segunda sirve para averiguar las causas que han provocado la
muerte, si se presume que no ha sido natural”. En ambos casos el término
reporta un acto investigativo, pues ante la muerte de una persona, se procura la
determinació n médica de las causas del deceso en los casos en los que se estime
indiciariamente que el hecho tuvo acciones no fortuitas y externas a la
víctima. La Ley 1970, dispone que una autopsia o una necropsia son medios
auxiliares de investigació n, cuya realizació n corresponde en orden privativo al
fiscal, constituyendo un acto investigativo de matiz técnico-científico. Ello
deviene tanto de la posició n del art. 178 en el Título II del Libro Cuarto,
intitulado Medios de Prueba, má s específicamente cuando tal artículo
representa a esos actos como una suerte de reporte médico, técnico y
preliminar sobre las posibles causas de la muerte de una persona. Empero,
aunque autopsia o necropsia, aparenten brindar datos de exactitud y rigor, no
podrían por sí mismas constituir un hecho probado sino solamente una
descripció n científica y aproximada sobre aspectos puntuales de un
fallecimiento, causa, mecanismo y data de la muerte.

Los informes ya sea de autopsia o necropsia no son la prueba, sino un germen


de la misma y si bien, constan en un documento, tampoco pueden ser aducidos
como tales si lo buscado es demostrar la existencia de la muerte de una persona
ocasionada por el acto doloso de otra, precisamente porque ese documento no
tiene como fin, menos lo tuvo en este proceso, establecer relaciones de
causalidad directa entre la conducta reprochada y la lesió n al bien jurídico, ya
que su objetivo fue -conforme norma- dotar de indicios específicos sobre causa,
mecanismo y data de fallecimiento, en otras palabras, el informe de autopsia en
efecto es un documento, pero de modo alguno es conducente para demostrar la
hipó tesis acusatoria. En sentido contrario, es decir, en el caso que el reporte de
una autopsia o necropsia, no posea fuerza para adquirir solidez y solvencia
probatoria autó noma, de modo alguno dependerá de su existencia el hecho que
estaba llamado a probar, en este caso, la invalidez del informe de autopsia y los
actos que le fueran inherentes, no determinan la existencia o causas de la
muerte de la víctima, como implícitamente aseguran Sentencia y Auto de Vista,
sino solo representa la interpretació n de un hecho a la luz de la ciencia médico
forense. Se reitera que, por sus características bá sicas, un informe de autopsia o
necropsia, no es un hecho en sí mismo, pretender ello, como sucedió en autos,
conduciría a la paradoja de asumir que la muerte de una persona no existió ,
sencillamente por diversas circunstancias en las que aquel medio de prueba no
brinde informació n suficiente sobre lo que debía alcanzar, ya sea por exclusió n
o insuficiencia.

Así pues, considera la Sala que las instancias inferiores incurrieron en error de
valoració n y control, en cuanto fue la valoració n de acta y protocolo de
autopsia, por cuanto, no aplicaron pará metros de examen y revisió n
relacionados a la veracidad de su contenido, partiendo de la verosimilitud del
método científico aplicado, juzgando su valor a través de criterios subjetivos
ajenos al saber de la autoridad judicial, tal el caso de afirmar que las
conclusiones fueron erró neas a partir de la forma de su confecció n, cuando se
entiende que cuestiones técnicas propias a la lex artis médica, no forman parte
del conocimiento privado de la autoridad judicial, así como por su cará cter
científico mal podrían abarcarse con las má ximas de la experiencia ú nicamente.
Es también cuestionable que las resoluciones anteriores hayan restado todo
tipo de valor contrastando su forma y contenido con otros exá menes de -
posibles- aná logas características, empero sin otorgar una ruta de
razonamiento que devele por qué se supone que unos exá menes poseían mejor
criterio. En este aspecto, habida cuenta que a la luz de la Ley 1970, una autopsia
posee ciertas analogías con lo que es una pericia, la Sala, sobre la segunda,
abordará su naturaleza jurídica, sus formas de manifestació n en juicio oral, y,
los lineamientos para su apreciació n por parte de la autoridad judicial.

Primeramente comprender que, la correcta forma de entender una pericia al


interior del proceso penal en general y del juicio oral en particular, es tenerla
como un medio de prueba má s, motivado, parcial y propuesto por cualquiera de
las partes, entonces, acomodable a sus pretensiones particulares, con lo cual,
“para la atribución de cualquier valor probatorio a una prueba pericial es
indispensable no sólo tener información sobre la calidad genérica de la
información experta subyacente, sino también sobre cómo ésta fue observada y/o
puesta en práctica en el análisis del caso que se está resolviendo”; así como en la
prá ctica forense es indispensable, “buscar…criterios para valorar los muy
distintos tipos de pruebas periciales, debe tenerse presente el ejercicio de
la [experticia] en el caso concreto, las consideraciones sustantivas de las
comunidades expertas sin perder de vista los intereses jurídicos y que tanto el
conocimiento científico en particular como el experto en general son susceptibles
no sólo de errores sino también de desacuerdos genuinos”.

En tal particular, debe tenerse en cuenta que cuando el art. 204 del CPP,
manifiesta que “Se ordenará una pericia cuando para descubrir o valorar un
elemento de prueba sean necesarios conocimientos especializados en alguna
ciencia, arte o técnica”, transmite que a fines procesales una pericia, no es en
estricto un elemento de prueba, de hecho, la define como un medio
interpretativo, hermenéutico ya sea de descripció n o bien de valoració n sobre
el cuerpo, materialidad o significado de un elemento de prueba, a través de la
ciencia un arte o una técnica. Esta especificació n, resultará importante, pues
pone el hito no solo sobre la funció n de una pericia en el proceso, sino que má s
significativamente, aclara que su funcionalidad y consecuente valoració n no es
intrínseca en sí misma, sino lo es en relació n a un elemento probatorio ya
definido, con lo cual se concluye que una pericia, no es, ni un hecho, ni su
representació n, menos pues entonces será una verdad incontrovertible.

Allende formalidades contenidas en el art. 204, (cuestiones para designar un


perito, establecimiento de temas de pericia, etc.), esta norma también dispone
pará metros sustanciales sobre materia de peritaje, tal es así el segundo periodo
del art. 205, al disponer que: “Si la ciencia, técnica o arte no está reglamentada o
si no es posible contar con un perito en el lugar del proceso, se designará a una
persona de idoneidad manifiesta”, reporta un está ndar de suficiencia,
precisando que la ciencia, técnica o arte se hallen reglamentadas, es decir, se
pide que el ejecutante posea idoneidad profesional o técnica para la pericia, así
como que el conocimiento, método o procedimientos a aplicar sean regulados
en cada rama del saber de manera objetiva; de esto entonces, se entiende que la
regulació n procesal no pone ú nicamente énfasis en la idoneidad, experiencia, y
destreza del perito a designar, sino que prevé, ya sea dentro de la investigació n
o el juicio oral, que aquél, a fines de valoració n judicial, debe reportar un
método aceptado para su labor.

Para casos como el que ocupa autos, en la línea de los arts. 204 y 205 del CPP,
un método en cuanto se trate de cuestiones médicas y forenses, debe suponer
no solo el criterio especializado y confiable de quien se considere a sí mismo
experto en la materia, sino ademá s exige que la opinió n a emitir tenga origen en
procedimientos aceptados en la prá ctica de la ciencia convocada, toda vez que
el nivel de confiabilidad de conocimientos ajenos a la esfera de la autoridad
judicial, deben tener sostén acreditado extra proceso. De ahí que las razones
justificantes para aceptar como vá lido el dictamen de un perito, desde el punto
de vista eminentemente judicial-valorativo deben considerar antes, no las
conclusiones del especialista responsable del dictamen, sino evaluar si su
contenido corresponde a criterios y métodos que determinan la eficacia de los
conocimientos científicos de los que se trata, sin que de modo alguno ello
quiera decir, a fines de valoració n probatoria y su control, emitir criterios sobre
el fondo de la pericia o los resultados de ésta; en este sentido, por ejemplo, el
art. 213 obliga que el dictamen pericial contenga de manera clara y precisa la
relació n detallada de las operaciones practicadas y sus resultados.

Ahora bien, si el Legislador, consciente de las variadas y amplias ramas del


saber humano, que en el mayor de los casos no forman parte del saber del
hombre y tampoco se encuentran dentro la esfera de conocimientos de la
autoridad jurisdiccional, ha dispuesto la intervenció n reglada de personas
especialistas en determinadas á reas para el auxilio de las labores judiciales, es
indudable que disponga también reglas que efectivicen esas tareas, no siendo
prudente suponer que esa intervenció n sea discrecional, no pertinente o
librada a la incertidumbre. Por ello, el criterio primario para la proposició n,
admisibilidad y valoració n de una pericia en el esquema definido por el Libro
Cuarto, Título IV de la Ley 1970, exige como requisito de pericia la realizació n
de ésta dentro de está ndares acreditados, lo que no implica excluyentemente,
se exija dotes curriculares del perito a designar; sino, ante todo se analicen los
criterios, métodos, protocolos, etcétera que éste vaya a usar, aspectos que en
los casos como el presente, apuntan a determinar que la valoració n de una
pericia como medio de prueba intraprocesal, debe inexpugnablemente inquirir
sobre la ciencia con la que fue practicada.

Taruffo aconseja, que en materia probatoria el uso de la ciencia no es la


panacea para todos los complejos problemas que el juzgador de los hechos
debe resolver, má s cuando aquella se diversifica y evoluciona con el tiempo, de
manera que la mera referencia a la ciencia no dice nada relevante y que muchas
veces no es fá cil, o que incluso es imposible trazar una distinció n clara y precisa
entre aquellos métodos científicamente vá lidos y los que no lo son, en la
medida en que la diferencia entre “ciencia” y “no ciencia” es a menudo borrosa
o incierta. En todo caso, el aspecto valorativo relevante de cara a una pericia es,
la verisimilitud del resultado a partir de la tabulació n del conocimiento
científico aplicado al caso concreto, pues, a la ciencia no se le identifica de
acuerdo a lo que es sino por la forma en que es obtenida, que debe
corresponder a las fases que constituyen el método científico.

En lo referente a valoració n individual, la opinió n vertida en torno a la prueba


relacionada a la autopsia y los protocolos elaborados, tuvieron un cauce alejado
de la veracidad y fiabilidad con las que debieron ser abordadas, habida cuenta,
la ya referida intuitiva valoració n que sobre ella procuró la juez de grado e
inadvirtieron los de alzada. Superada la fase de producció n probatoria, la
Sentencia da cuenta de la existencia de má s de dos opiniones técnicas que
interpretaron la muerte de la víctima, las autoridades inferiores se allanaron a
las conclusiones provistas por las pruebas practicadas por la defensa,
considerando que ellas poseían un criterio de verdad, basadas en que sus
ejecutantes eran profesionales médicos; en contrapartida, el valor concedido al
informe y protocolo de autopsia, fueron calificadas implícitamente de falaces,
aduciendo contradicciones y una no explicada falta de rigor técnico en su
explicació n, así de cuestionar las formas en la que las conclusiones fueron
plasmadas. Sin embargo, prosiguiendo en el criterio sobre valoració n individual
de la prueba, es palmario que entre las opiniones técnicas promovidas por la
defensa y las propias de la acusació n, en ninguno de los casos se optó por
tabular ninguna prueba por medio de las medidas previstas por la Ley 1970.

Por ejemplo, restarle valor a la determinació n de causa de muerte afirmando la


existencia de contradicciones sobre el examen en el á rea genital de la víctima,
raya en lo tristemente ingenioso, acreditando que la valoració n de esta prueba
en específico no fue guiada por criterio racional, neutro e imparcial, sino con un
notorio sesgo desequilibrante, pues có mo ha de concebirse que la fiabilidad de
una lesió n señ alada específicamente en la regió n craneal conlleve apreciaciones
sobre vestigios o no de actividad sexual.

Tocaba a juez y vocales, brindar criterios objetivos que solventen o descarten la


veracidad de las pruebas técnicas practicadas, establecer, a partir de las
má ximas de la experiencia y los conocimientos científicos afianzados, por qué,
superando la aclamació n, entre má s de dos pruebas de -teó ricamente- igual
magnitud, se optó por una en desmedro de las otras.

En tal entendido, la idea de aceptar y allanarse a la hipó tesis de la defensa,


respaldada por las pericias promovidas por ésta, en sentido de aceptar que el
deceso de la víctima fue natural a causa de un aneurisma, es carente de una
interpretació n y control sobre los mecanismos que condujeron a esas
conclusiones, advirtiéndose de tal cuenta un notorio sesgo de confirmació n.
Como se tiene señ alado toda opinió n técnica y científica llevada a estrados
judiciales, es de tipo colaborativo y no ejerce jurisdicció n, por ello su
interpretació n orientada a conformar una decisió n judicial, no podría
conducirse por aceptar sus conclusiones por la sola razó n de tratarse de una
pericia, o bien, por los atributos curriculares que posea el ejecutante, sino en
tanto y cuanto, medio de prueba que es, su valoració n debe adscribirse a la
forma configurativa que la norma prevé, en caso de las pericias los arts . 204 y
ss del CPP, como se explicó pá rrafos atrá s.

A folios 16 vta. del Auto de Vista, los de apelació n consideraron que no era
posible que las pruebas en las que el IDIF tuvo participació n deban ser
valoradas positivamente por el solo hecho de que esa entidad intervino, algo
que, en opinió n de los abajo suscribientes se trata de un argumento de vacío
evidente, que respalda lo expresado atrá s, por cuanto si en la lectura de los
Vocales Vargas Villagomez y Gamarra Hoyos, la prueba pericial no se define por
la calidad técnica, curricular o institucional de quien la realizó , ¿acaso no se
trataría de un criterio con el que el resto de pruebas de similar categoría debió
ser tabulado?, la respuesta es por demá s ló gica, empero la orientació n otorgada
por la Sala Penal Segunda no tomó un criterio ecuá nime en lo que es la
valoració n realizada sobre las pericias de descargo.

Por otro lado, el Ministerio Pú blico censuró por qué se brindó valor a medios
probatorios basados en apreciació n de fotografías, el Tribunal de apelació n por
su parte, consignó como respuesta,
“…aquella apreciación respecto a la imposibilidad de estudio es únicamente una
manifestación subjetiva…sin sustento científico, lógico y objetivo que pueda de
alguna manera poner en duda si se quiere ese estudio, contrario a lo que
pudieron exponer los peritos que cotejaron dichas fotografías que desde su
experticia fue un material útil para su revisión conforme se verifica vulneración
alguna de derechos o garantías en cuanto a su permisibilidad y la valoración de
la juez de mérito al respecto, ya que aquello más bien va a garantizar el ejercicio
del debido proceso y precautelar la vigencia del principio de seguridad jurídica
pues al igual que en otro tipo de trabajos periciales, siempre debe resguardarse la
posibilidad de repetir los dictámenes y una manera de poder garantizar aquello
es a través de la fijación fotográfica” (sic)

En cuanto a la observació n de que las pericias de la defensa fueron realizadas


sobre material fotográ fico y no sobre muestras bioló gicas, los de apelació n
invocando el art. 171 del CPP, concluyeron que tal ejercicio era posible;
empero, sin tener presente que como ya se advirtió , que por una parte, el
principio de libertad probatoria previsto en esa norma, no es un cajó n de sastre
procesal, por cuanto no libera a la discreció n e ingenio de las partes la
producció n de prueba, dado que incluso la norma señ ala que cuando no sea
posible la adecuació n de un medio de prueba sobre los géneros contenidos en
norma se utilizará por analogía el que sea conveniente; por otro lado, aquella
afirmació n resulta impertinente e impropia, por cuanto generaría un espacio de
comprensió n en la que la verdad de un enunciado sea establecido por criterios
mixtificados sobre la fama, prestigio o el descrédito del ejecutante, cuando la
norma es específica en exigir el método o procedimiento antes que el nombre.

Se evidencia también que la Sentencia atribuye un alto significado probatorio a


las declaraciones de profesionales médicos convocados a estrados,
desnaturalizando por una parte el sentido jurídico -hasta de sentido comú n- de
lo que significa un testigo, así como degenerando la valoració n a terrenos
ajenos al tipo penal y el hecho enunciado en acusació n.

En cuanto lo que es el control de la pericia realizada por el Dr. César de la


Arena, el Tribunal de apelació n consideró que, las conclusiones extractadas de
esa prueba por la Juez de grado afirmaron que eran racionales, ló gicas, claras y
expresas, así como aseguraron que en ese ejercicio se tomó en cuenta la
relació n de esa pericia con el restante cuerpo de pruebas, llegando a refrendar
un supuesto de inadecuada confecció n del informe y protocolo de autopsia. En
similitud, fue puesto en reclamo que la Sentencia mencionase la pericia de
anatomopatología sin describir có mo ni porqué mereció valor cuando ésta no
determinase ninguna circunstancia respecto a la causa de la muerte;
mereciendo el siguiente pronunciamiento: “…se tiene que la misma en primer
término fue realizada por la Dra. Patricia Carrasco, la misma ha sido explicada
conforme se colige de la motivación de la juez, quien…ha establecido que no ha
habido impacto cuando se le ha consultado acerca de la existencia de algún
trauma en los tejidos sometidos a su análisis….siendo que la Juez de mérito
precisamente está señalando las razones y el por qué otorga un valor positivo con
relación a esta prueba y su pertinencia, ya que precisamente este elemento de
prueba ilustra de manera corroborativa a las conclusiones de los demás
elementos de prueba…en el entendido de que no se ha identificado impacto en la
cabeza dada en respuesta a precisamente la consulta o pregunta…respecto a la
existencia o no de algún trauma en los tejidos sometidos a su análisis…” (sic).
En el caso de la atestació n de Fernando Fermín Má rquez Delgadillo, es preciso
aclarar, en primer lugar, que los expertos que acuden al proceso a exponer su
criterio científico o técnico sobre aspectos generales de un á rea del saber, no
son testigos, contrario a lo que erró neamente creyeron las instancias
anteriores. Un testigo, es quien declara sobre algo que ha percibido
directamente por cualquiera de sus ó rganos de los sentidos, da fe sobre las
circunstancias de tiempo, modo, lugar, persona, objeto o causa que le constan
porque las presenció ; de ahí que cumple la funció n trascendental e
irremplazable de llevar al proceso informació n sobre la ocurrencia de los
hechos que interesan al litigio.

Tampoco es posible asimilarlos al dictamen pericial, porque aunque tienen una


finalidad parecida, se alejan sustancialmente de la funció n que cumple este otro
medio de prueba, y no se rigen por sus rigurosas y restrictivas normas sobre
aducció n, decreto, prá ctica y contradicció n.

La deposició n del antes nombrado, fue tomada en cuenta a tiempo de respaldar


las determinaciones sobre la causa de muerte en la víctima, la Sentencia de
grado otorgó el siguiente apunte, “la declaración de este testigo es natural,
creíble, se advierte un persona íntegra, con principios y valores es muy valiosa de
esta declaración se ha inferido que la muerte…fue natural” (sic); con lo que, no
quedó manifiesto, por una parte, los criterios de pertinencia asumidos en
relació n al objeto de prueba, su relació n directa o indirecta con el hecho,
(entendiéndose que se tratase má s bien de una persona con actividad en la
investigació n) así como, la subjetividad de expresiones eminentemente
insinuativas, y nada claras, que condujeron a realizar un juicio ético, como lo
fue brindar credibilidad basada en un factor no determinado (principios y
valores), cuando en todo caso por su condició n de profesional médico, debió
valorarse conforme a los arts. 204 y ss del CPP, los criterios científicos sobre un
acto en específico, má s aun cuando, se apuntala la hipó tesis de muerte natural,
sobre un punto de vista que no tiene en absoluto relació n directa o indirecta,
con el objeto a probar, que no era ni por asomo vicisitudes sobre la
investigació n, sino en todo caso, la evaluació n y criterio forense sobre un
aspecto eminentemente médico.

Otro tó pico es presente en el reclamo de la Fiscalía sobre el valor otorgado a


una pericia de auditoría médica forense practicada por César de la Arena, sobre
el cual, el AV 35/2021, transcribiendo parte de las conclusiones de Sentencia,
concluyó que “…se aprecia de manera clara y precisa que la Juez de mérito si ha
realizado una valoración racional, lógica, clara y expresa, con relación a este
medio de prueba, donde la Juez de mérito explica las razones y los motivos que
conllevaron a valorar desde esa perspectiva, de donde además se verifica que tal
valoración no solarmente lo hace de manera independiente a dicha prueba sino
cotejando y comparando con las demás pruebas que también fueron
judicializadas, cumpliendo con la obligación de valorar la prueba de manera
íntegra…” (sic)

Para el caso de la prueba practicada por el Dr. César de la Arena, y en lo que


supone su valoració n individual, la misma mantiene la ausencia vista en las
demá s piezas de iguales características, pues, la Juez de mérito, a má s de
transcribir algunas porciones de su contenido, sin explicar cuá l su pertinencia
con el hecho a probar, menos aú n dar cuenta de su presencia en el texto de la
Sentencia, extractó conclusiones categó ricas sin antecedentes valorativo, sin
dar razó n sobre cuá l la verosimilitud de las afirmaciones depuestas por el
perito, ausente de comprensió n sobre cuá l el criterio médico, técnico y
científico en los que basó sus afirmaciones, en suma, se dio resultado positivo,
sencillamente por la condició n de decir de sí mismo ser médico y nada má s.
Este vacío de sentido por negligente valoració n, fue persistente en apelació n,
donde los Vocales de la Sala Penal Segunda de Tarija, afirmaron que esa
justificació n sí fue realizada, brindando un por demá s falso contenido sobre
algo que no ocurrió , cuando en todo caso les fue puesto a resolució n justamente
dar juicio sobre las razones exigidas a la Sentencia sobre la determinació n de
muerte por aneurisma, y, la valoració n crítica de sus fuentes probatorias.

Sobre el reclamo de valoració n sobre la pericia de anatomopatología el


Tribunal de apelació n refrendó el yerro de Sentencia que dio por sentado que la
perito encargada había concluido que las muestras que le fueron remitidas no
presentabas signos o vestigios de trauma externo, empero sin advertir que, si
bien aquella afirmació n era evidente, fue sacada totalmente de contexto y
llevada a un plano inverosímil. Primeramente, la Sentencia relata que el trabajo
realizado por la Dra. Patricia Carrasco Flores, fue efectuado sobre tres tipos de
muestras bioló gicas (hígado, corazó n y cerebro), señ aló en el caso de los
segmentos de hígado y corazó n que presentaban congestiones atribuibles a un
evento en el organismo, en el caso de las muestras del cerebro, la Sentencia
señ aló :

“La…muestra…de cerebro…que tiene básicamente las mismas señales muestran


una hemorragia subaracnoidea difusa severa, en ambos segmentos en el
segmento derecho…muestra además que de esta hemorragia subaracnoidea una
pequeña área…presenta las mismas señales, una hemorragia subaracnoidea
difusa severa en ambos fragmentos…

En las muestras que yo tengo hay sangre en el espacio subaracnoideo, si hubo una
ruptura o no de un vaso yo no puedo afirmar en las muestras de cerebro, la
hemorragia sub aracnoidea tiene múltiples causas hay una cantidad que es la
gran mayoría es uno por trauma, y hay otra cantidad de que es una hemorragia
subaracnoidea que son causadas por diferentes enfermedades, alteraciones
hematológicas, aneurismas, tumores, que pueden ocasionar una hemorragia sub
aracnoidea….

En la conclusión dije que tiene una hemorragia subaracnoidea difusa severa y


que tiene un foco de injuria cerebral, el fragmento derecho designado como
cerebro derecho hay un área focal de pequeñas petequias que son…puntos
vinosos ya del daño dentro del parénquima cerebral ya no solamente están
dañadas las cubiertas sino que ya habido, una pequeño daño en el parénquima
cerebral.

…como decía hay un pequeño daño en el parénquima en el cerebro designado


como fragmento izquierdo, es microscópico el daño, pero sí existe un foco de
petequias de pequeñas hemorragias, en el parénquima y eso a raíz de que es
consecuente a la hemorragia subaracnoidea, es una consecuencia

…en las lesiones vasculares traumáticas, como le digo…me fueron remitidas dos
pequeñas áreas del cerebro, entonces en esas áreas no existen lesiones vasculares
traumáticas, para decir que hay una lesión vascular traumática tengo que ver un
vaso roto y el tejido enviado tiene que haber tenido un corte un aplastamiento,
hundimiento y no tenía nada de esas cosas.

En el punto 3, me piden tres cosas cuando hablamos de lesiones parenquimatosas


si vemos 1 sobre una pequeña área, que es posterior al otro y en cuanto al daño
axonal difuso yo no tengo el material para afirmar esto y las lesiones vasculares
traumáticas en los fragmentos que me fueron enviados no existen…

PREGUNTA. ha establecido algún trauma?

…hay una hemorragia subaracnoidea que es una lesión frecuente en trauma


encefálico sea por impacto por aceleración, desaceleración, que representa el 40
% de las hemorragias subaracnoideas, pero no es exclusivo a traumas, no se
puede determinar en las muestras si hay aceleración, desaceleración porque yo
no tengo el cerebro entero yo no hice la autopsia…

…los aneurismas son una debilidad en la pared…del vaso, que se rompe y produce
una hemorragia subaracnoidea sin necesidad de trauma, simplemente se rompe
esos casos generalmente son frecuentes en mujeres en pacientes jóvenes es lo más
probable, eso es la generalidad, es el gran grupo del 60 % son aneurismas, la
siguiente causa con malformaciones arterovenosas que también se desconocen a
no ser que se hayan hecho un estudio previo…

…Lo que nos están pidiendo es que determine si las células presentan algún tipo
de elemento traumático en las muestras examinadas, yo no tengo eso, no hay
nada que nos lleve a pensar que ha habido un trauma en las muestras
examinadas…

...no hay ninguna área hemorragia, un área de necropsia que se pueda haber
evidenciado en el tejido hablando de un aneurisma de un área comprometida
igual que la parénquima, es casi si usted se fija esas áreas rojas por fueras el corte
es limpio, está el polígono de willys no ha hecho el seguimiento del polígono de
Willis y en las fotos está el polígono, este es el cerebro abajo está ubicado el
polígono de Willis está del otro lado para buscar el aneurisma como un síntoma…

…además de la hemorragia subaracnoidea no existía ninguna otra señal de daño


era solamente en esa área en el lado izquierdo una pequeña área focal de
pequeñas petequias que se observa en la macroscopía y que en la microscopia se
vuelve a evidenciar…” (sic)

Sobre este particular, la Sala advierte con preocupació n que la labor del
Tribunal de alzada, constituyó una suerte de caja de resonancia del sesgo y
yerro incurrido en sentencia, pues por una parte no es cierto que ‘todos’ los
peritos coincidiesen en la inexistencia de lesiones, de hecho, la perito en
histopatología forense coincidió en hallar vestigios de probables lesiones en la
misma regió n reportada por quien elaboró el protocolo de autopsia, siendo que
a pesar de ello, y pese a la notoria orientació n del extracto recogido en la
Sentencia, se decidió ocultar ese dato sobreponiéndolo por una conclusió n
absurda por su vacío de justificació n, todo lo cual indudablemente reporta un
error de hecho en la valoració n de la prueba, que a pesar de su obviedad fue
inadvertido por la Sala Penal Segunda de Tarija.
La valoració n y control sobre aquella prueba, cometió visiblemente un error de
hecho, falso juicio de identidad, pues, su contenido si bien niega la presencia de
lesiones traumá ticas, no niega su posible existencia, aclarando que dadas las
limitaciones de las muestras remitidas no podía asumirse un resultado
concluyente; así también, precisa que en la regió n de cerebro remitida se
apreciaron petequías, en el “lado izquierdo una pequeña área focal de pequeñas
petequias que se observa en la macroscopia y que en la microscopia se vuelve a
evidenciar” (sic). En todo caso, una apreciació n no parcial del cuerpo
probatorio y llevada a cabo analizando el contraste de las demá s pruebas, no
arrojan el resultado irrebatible arribado en sentencia, y avalado en apelació n
restringida, dado que, ni la prueba señ alada vierte el contenido extractado por
instancias inferiores, como tampoco es afín con las restantes pruebas científicas
practicadas, siendo que en este caso la falencia argumentativa tiene que ver con
las razones por las que por un lado se dio valor parcial y distorsionado a una
prueba descartando su contenido total.

A esta altura es posible afirmar, con total convencimiento que la tarea del
perito es só lo la de interpretar los datos, o sea la de ayudar a la autoridad
judicial a entender lo que éstos dicen, siendo este ú ltimo quien determina lo
que debe creerse a partir de los mismos; por consiguiente, no resulta racional
allegarse sin criterio de aná lisis previo a un dictamen pericial cuyo contenido
no consiste de modo alguno en individualizar por la fuente de los elementos u
objetos puestos en examen, sino que debe interpretar correctamente el
resultado de la prueba científica realizada y valorar él mismo lo que debe
creerse a partir de ella.

Concebir que el perito trasmite conocimiento al juez o genera en éste un estado


mental de convicció n o de persuasió n no es correcto y es una de las principales
anomalías procesales en el caso de autos, pues la convicció n en la autoridad
judicial, visiblemente dependió de su estado mental, de su primera impresió n
sobre la informació n de las pruebas, cuando el proceso de valoració n ordena
que la decisió n judicial debe emerger del acatamiento a los está ndares de las
pruebas y garantías procesales. Considerar por ejemplo que la prueba pericial
es el instrumento para generar un estado de inevitable convicció n en el juez es
una falacia, o al menos, un argumento incompleto, pues generaría, segú n la
doctrina, la denominada falacia de autoridad (ad verecundiam)

De lo anterior, es posible concluir que incorporar una opinió n pericial en un


fallo sin ser debidamente valorada implica una infracció n a lo dispuesto en el
art. 179 de la CPE, que establece el cará cter ú nico de la funció n judicial y
dispone restrictivamente el ejercicio de la jurisdicció n no a peritos sino a
miembros de las jurisdicciones reconocidas; por ello, no era tarea de ningú n
perito valorar la prueba, sino la de la Juez de grado, má s cuando, una de las
características esenciales de la funció n jurisdiccional es la de la imparcialidad,
entendida por el art. 3 num. 3 de la LOJ, en los siguientes términos: “Implica que
las autoridades jurisdiccionales se deben a la Constitución, a las leyes y a los
asuntos que sean de su conocimiento, se resolverán sin interferencia de ninguna
naturaleza; sin prejuicio, discriminación o trato diferenciado que los separe de su
objetividad y sentido de justicia.”

Valoració n integral de la prueba y motivació n de los hechos


Una sentencia, como manifestació n del poder jurisdiccional del Estado
delegado a los jueces, y como tal, decisió n de poder pú blico, debe ser motivada:
deberá enunciar las normas o principios jurídico en que se ha fundamentado la
resolució n, debiéndose explicar cabalmente, paso a paso, có mo ha realizado la
subsunció n de los hechos a él sometidos en la norma jurídica que invoca y
aplica; debe fundamentarlas explicar razonadamente có mo realiza esa
operació n para llegar a una conclusió n final. Sin estos requisitos, la sentencia
carece de motivació n.

Entonces, es necesario que la autoridad judicial explicite su motivació n no só lo


con referencia a las pruebas que evaluó positivamente, de las que se sirvió para
fundar su decisió n, sino también, y especialmente, con referencia a las pruebas
que juzgó como inatendibles, en especial si éstas eran contrarias a la
reconstrucció n de los hechos que ella misma elaboró . Admitir que el juez
motive só lo con base en las pruebas favorables a su juicio sobre los hechos
implica el riesgo del sesgo de confirmació n, típico al querer confirmar una
evaluació n propia, seleccionando las informaciones disponibles, eligiendo só lo
las favorables y descartando a priori las contrarias, introduciendo así una
distorsió n sistemá tica al razonamiento final.

En virtud del principio de imparcialidad, la Ley impide a la autoridad


jurisdiccional concentrar su actividad exclusivamente en la prueba de cargo o la
descargo, excluyendo la una con la otra, situació n directamente regulada por el
art. 359 del CPP, que postula el principio denominado unidad de la prueba, en
virtud del cual se ordena que el juez o tribunal valore las pruebas producidas
en juicio, aquel enunciado al no señ alar ninguna exclusió n, otorga un
indiscutible criterio de totalidad; de tal modo, el Legislador consideró que todas
las pruebas del proceso forman una unidad y por consiguiente la autoridad
judicial debe apreciarlas en conjunto, esto es, en forma integral. La razó n de ser
del mismo es que la evaluació n individual o separada de los medios de prueba
no es suficiente, se requiere ademá s de ella, efectuar la confrontació n de tales
medios para establecer sus concordancias y divergencias para así lograr
conclusiones fundadas.

Si la motivació n tiene que hacer posible el control de las razones por las cuales
el juez ejerció de cierta manera sus poderes decisorios, entonces se deduce que
la motivació n debe justificar todas las elecciones que el juez realizó para llegar
a la decisió n final. Si algunas elecciones quedan faltas de justificació n, de hecho,
eso implica que el control sobre su fundamento racional no es posible. En ese
sentido, la valoració n previa a la determinació n de los hechos y anterior a la
valoració n individual, a fines de los arts. 173 y 359 del CPP, no puede ser
aislada, por el contrario, debe entenderse que la norma postula a la prueba
como un todo, exigiendo que sea examinada como un amalgama, de manera
coherente, ló gica y con sentido, es decir, en apego a las reglas de la sana crítica.
En la apreciació n conjunta o por unidad, surge un criterio de orden y
coherencia por encima de los sistemas aislados de apreciació n. El sistema
probatorio es una unidad, como una unidad es el proceso, una serie
concatenada con un iter ló gico. La prueba debe ser considerada como una
unidad, una esencia unida, como tal debe ser examinada y apreciada por el juez
para confrontar las diversas pruebas, puntualizar, su concordancia o
discordancia y concluir sobre el convencimiento que de ellos globalmente se
forme.
La suficiencia o plenitud de la prueba es siempre relativa al tema probatorio por
un lado, y al contexto de referencia, por el otro, pues en el sistema de
procesamiento de la Ley 1970, a fines de procesamiento penal, no existe una
prueba completa en sí misma, sino se describen medios para proveer
conocimiento con la aptitud o eficacia para explicar las circunstancias en que se
basa la controversia, a la luz de un aná lisis contextual de la realidad en que los
hechos llevados a enjuiciamiento hubieran ocurrido. Este criterio no apunta a la
total suficiencia que algunas pruebas o medios de prueba pudieran tener, sino
imprime un cará cter jurídico a ese proceso, pues al ser el proceso penal uno
contradictorio y confrontacional, no es tolerable que la fundamentació n de un
Fallo se adscriba ú nicamente a una prueba o un conjunto de ellas.

En los casos en los que conviven dos o má s pruebas pero de contenido


divergente entre sí, en el sentido que algunas confirman la verdad de un
enunciado pero otras acusan su falsedad, o confirman una versió n diferente del
mismo, la autoridad judicial por los arts. 173 y 359 del CPP, deberá formular
una evaluació n comparativa de los resultados que las pruebas arrojan acerca de
los hechos que deben demostrarse, determinando y después cotejando los
grados de confirmació n ofrecidos de modo que el resultado valorativo encaje al
esquema fundamental del razonamiento y sea correspondiente al enunciado
“apreciación conjunta y armónica de toda la prueba esencial producida” del art.
173 del CPP.

En el pronunciamiento crítico sobre cada una de las pruebas producidas en


juicio oral, má s allá de suponerse que es formalismo inerte, responde en uso
prá ctico a la idea de que los hechos sobre los cuales debe fundarse la decisió n
judicial y la aplicació n material de la Ley, deben estar demostrados con pruebas
aportadas al proceso por cualquiera de las partes; por ello, cuando el art. 359
del CPP, exige pronunciamiento expreso sobre las pruebas que el juez admite y
rechaza, la exigencia proscribe que las conclusiones de un fallo tengan raíz en el
pensamiento del juzgador, es decir, la norma no permite aplicar el
conocimiento privado del juez en una condena o absolució n proscribiéndose de
tal manera que las conclusiones de un fallo tengan raíz en el pensamiento del
juzgador ú nicamente, es decir, tá citamente no es permitido aplicar en la
sentencia el conocimiento privado del juez

En fase de impugnaciones el Ministerio Pú blico, reclamó falta de


pronunciamiento y valoració n integral sobre todo el cuerpo probatorio, así
como denunció que la Sentencia llegaba a conclusiones sin referir de qué o cuá l
medio probatorio las extrajo, má s precisamente alegó :

“…no se ha…realizado una relación pormenorizada de todos los documentos y de


todos los elementos de prueba introducidos e incorporados legalmente a juicio y
mucho peor, pronuncio o expreso los motivos de hecho y de derecho y el valor que
le asignó a cada uno…

…la visión de la juez a quo con respecto a la prueba producida en juicio, fue
sesgada, por cuanto se limitó a valorar los elementos que a su criterio sustentaba
la supuesta absolución a favor del acusado, mas nunca ha realizado un mínimo
análisis sobre los elementos de convicción producidos en juicio que acreditaban
irrefutablemente la autoría…
la sentencia…se limita a manifestar, que la muerte…fue Muerte Natural, que la
causa…es un aneurisma, pero la pericia que hace referencia la Juez es solo de la
prueba de descargo que se ha realizado con fotografías, defenestrando y no
valorando la pericia realizada por el…médico forense dependiente del IDIF quien
no ha encontrado ningún tipo de aneurisma, pues de las pruebas codificadas
como MP 6 Y MP19…se debe tomar en cuenta que esta Autopsia ha sido realizada
por el médico forense quien tuvo contacto con el cuerpo y es la persona que ha
realizado dicha Autopsia mal se puede valorar una pericia realizada de parte
solo con fotografías…

…indica además la Juez de manera sesgada y sin fundamento que uno de los
peritos del imputado ha mostrado y se ha visto claramente un aneurisma, sin
embargo, no refiere cual de los peritos ha establecido esta circunstancia.

La juez…toma en cuenta una declaración de un Neurocirujano Dr. Omar Vargas


(que) no conoce del hecho no estuvo presente en el hecho, no es perito, no realizó
ninguna actuación en el proceso, al margen de ello no refiere cual es el valor que
le da a estos medios de prueba, ni siquiera existe una expresión, clara, completa y
emitida conforme las reglas del recto entendimiento humano, si aplicó las reglas
de la sana critica…

En ese orden el Tribunal de apelació n declaró la improcedencia del reclamo,


alegando que la Sentencia no incurría en los defectos anotados, que su
razonamiento era equilibrado en norma y sujeto a los resultados de las
pruebas, así como, en medio, refirió aspectos que la propia Sentencia no
pronunció . El Auto de Vista 35/2021 de 23 de julio, pronunciado por la Sala
Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, señ aló :

“…en cuanto al análisis de la causa de la muerte ha contado con el auxilio de


varios especialistas médico forenses que…han podido desplegar y explicar los
trabajos y las conclusiones a las que han arribado, de esa manera se tiene
desplegado en la sentencia la síntesis de cada uno de estos trabajos y la
exposición de los mismos, en especial del propio médico forense Dr. Walter Jorge
Daza Ala…

…de la lectura de las paginas 25 hasta la 31 de la sentencia, se aprecia que se ha


valorado la integralidad de la deposición de este perito…tampoco habría
corroborado la hipótesis acusatoria en lo que significa la causa que hubiera
producido la muerte como es un supuesto golpe en la cabeza y aquello hubiera
generado la hemorragia, adicionalmente a ello en cuanto a lo que significa el
valor otorgado [es] acorde a la sana critica, la lógica y la experiencia, porque la
Juez cuestiona el mismo en el entendido de que el informe de este médico resulta
confuso y poco preciso, al establecer en un primer momento que la hemorragia
no podría producirse por el golpe de una persona, pero que la inexistencia de
lesiones externas traducirían la posibilidad de que se hubiera producido por un
golpe contra una superficie acolchonada, aspecto que ha sido valorado por la
juez, quien ha revisado y motivado debidamente, siendo que ante esas dos
posibilidades expresadas por el propio médico forense ha considerado…ser más
lógica y coherente que no habría existido ningún golpe externo en la humanidad
de la víctima que habría provocado tal hemorragia…
…este tribunal considera además, que la Juez de mérito lo hace en función al
principio de favorabilidad apegándose a lo objetivo y alejándose de lo subjetivo,
prevaleciendo además la duda razonable, toda vez que, de la revisión de los
antecedentes el medico establece dos conclusiones más allá de ser contradictorias
como correctamente lo cotejo la Juez de mérito, la primera; una conclusión
objetiva y concluyente (en sentido de que descarta objetivamente un golpe
externo propinado en la victima) y otra subjetiva y presuntiva (en el entendido de
que se presumiría que la misma se habría ocasionado en una superficie blanda),
de estas dos conclusiones era lógico y coherente asumir y pacer prevalecer lo
objetivo y restringir lo presuntivo…

conclusiones, que; la Juez de mérito…no solamente lo hace desde la perspectiva


valorativa…de esta prueba sino conjunta como ser declaraciones testificales,
documentales y demás prueba pericial judicializada a Juicio sea esta de cargo o
de descargo, que de su cotejo y valoración integral de las mismas se concluye que;
se excluye la existencia de lesiones contusas por impacto directo por contragolpe
en la totalidad de los segmentos analizados, conclusión lógica y coherente que se
encuentra dentro de los parámetros de razonabilidad y coherencia por parte de
la Juez de mérito, conclusiones a las que se arribé no solamente de la valoración
de la prueba de descargo sino también la de cargo conforme consta en
antecedentes…

…la Juez de mérito para la determinación de la muerte natural, ha desmenuzado


no solo las pericias de Luis Orlando Rabanal Zepeda, Cesar de la Arena Navarro y
Alberto Eddy Avilés Vargas…sino que también ha sostenido tales conclusiones en
documental judicializada, como la autopsia, el protocolo de autopsia y el
muestrario fotográfico judicializado por el Ministerio Publico y en general la
integralidad de la prueba…que de manera correcta y atinada han llevado a la
convicción de la decisión motivada, no encontrando este tribunal ilogicidad o
insuficiencia en la motivación, más aun cuando, se tiene del Informe de
Anatomopatologia y de la atestación de Patricia Carrasco que la injuria
encontrada en la hemorragia no es atribuible a lesiones traumáticas conforme lo
refiere la juez a quo en su resolución y además concordante con la conclusión
objetiva y concluyente del propio médico forense del Ministerio Publico.” (sic)

Como se adelantó , una ausencia notable en el Fallo de origen tiene que ver con
el valor crítico sobre varias de las pericias médicas realizadas, pues la Juez, a
má s de incluir extractos parciales de su contenido, inhibió analizarlas
individual y conjuntamente, por ello, la aseveració n postulada por el Tribunal
de apelació n vista en el pá rrafo que precede, constituye un argumento nuevo,
aparentemente extractado de la lectura personal de sus miembros.

Por otro lado, abordando la problemá tica de ausencia de valoració n integral, las
conclusiones dictaminadas por el Tribunal de alzada, no son coherentes con los
antecedentes del proceso, por cuanto, como se dijo insistentemente, la
valoració n individual de la prueba fue precaria y alejada totalmente de los
má rgenes que la norma procesal dispone, así como la valoració n conjunta,
armó nica e integral, es imaginaria. Por valoració n integral, se entiende el
criterio racional por el que las pruebas y sus resultados individuales
interactú an unas con otras, con el contexto de los hechos denunciados y
conducen metó dicamente a un resultado, la Ley no dispone que la conclusió n
de un hecho sea precedida solo por la descripció n de una prueba sin ejercicio
de razonamiento alguno; por ello, cuando el Tribunal de apelació n considera
que tal ejercicio fue realizado, cuando este indudablemente no existió , no hace
má s que profundizar el sesgo de confirmació n con la que este caso estuvo
impregnado, má s cuando, asume conclusiones de hecho de manera oficiosa,
cotejando algunas afirmaciones sueltas en la Sentencia, como fue el hecho de
concluir que existieron contradicciones en la deposició n del médico forense en
relació n al tipo de contusió n y lesió n en la víctima, asumiendo que
necesariamente el mismo se refirió a un impacto externo, cuando claramente
los propios antecedentes de la Sentencia informan que el citado describió la
etiología de la lesió n como una de tipo cinética.

Asimismo, el control sobre la valoració n integral reclamada, adquirió ribetes


justificantes irracionales en la insinuació n de un presunto uso del principio de
favorabilidad en materia probatoria, figura legal reservada para cuestiones
jurídicas y no probatorias. Este aspecto, no solo confirma la deficiente labor de
los de alzada, sino que posiciona la orientació n de esta Sala en comprender que
el caso de autos, fue sometido a un criterio preconcebido alejado totalmente de
los debates y producció n de prueba desarrollados en juicio oral.

Retomando autos, el Ministerio Pú blico, acusó al Tribunal de apelació n no


ejercer control sobre la aseveració n realizada en sentencia en sentido de
reconocer unanimidad en la opinió n vertida por los peritos en torno a la
inexistencia de lesiones externas y haberse corroborado la presencia de un
aneurisma, sin antes identificar a cuá les se hizo referencia, á mbito dentro del
que se censuró también la no valoració n de otros medios de prueba. Los de
alzada, invocando el principio de comunidad de la prueba, consideraron que la
Fiscalía, pretendía direccionar la valoració n probatoria ú nicamente a la
apreciació n de las de cargo, lo cual no era afín con el debido proceso, la tutela
judicial efectiva, y el derecho a la defensa del sindicado.

Como se tiene indicado, el debido proceso, no es ni por asomo un estamento


atribuible solo a una de las partes, si bien el consenso doctrinario y buena parte
de la tradició n jurisprudencial tiene cierta prioridad en entenderlo desde el
punto de vista del procesado, no significa que su sentido se agote en esa
postura. Igualmente, no resulta ni racional ni afín al ejercicio de la jurisdicció n
ordinaria, en los casos como el presente en el que se presentaron má s de un
examen técnico-científico, adoptar una posició n precariamente cuantitativa; es
decir, entender que dos o má s dictá menes contestes prevalezcan por su sola
mayoría sobre el contradictorio, pues antes, la autoridad judicial está obligada a
ponderar, individual e integralmente todos y cada uno de los medios de prueba
producidos, no rigiendo un criterio estrictamente matemá tico.

Y es que el sentido gramatical de las expresiones valorativas,


irremediablemente se alejan de manera sugerente a un criterio racional e
imparcial; cuestiones intrínsecamente relacionadas con circunstancias
atenuantes, reservadas exclusivamente a la fijació n judicial de la pena en casos
de condena, son utilizadas como medio de apología de la supuesta conducta del
encausado. Concluir, por ejemplo, que acciones, conductas y hasta á nimos, en el
obrar del imputado fueron mostradas como argumento de respaldo al
decisorio, a apuntalar esa ‘verdad construida en juicio’, cuando la labor bá sica,
no era pesquisar una teoría, sino fundar elementos que decidan sobre una
acusació n.
La Sentencia tiene ocultas las razones o mecanismos inferenciales que
permitieron concluir que la causa de la muerte fue natural, pues se trata de un
resultado sin justificació n y pasando por alto criterios valorativos que la prueba
aportó ; en efecto, no es posible pasar directamente del enunciado de un hecho
específico a otro sin invocar o plantear un criterio que permita este paso, tal es
así que, no resulta ló gico determinar causa de fallecimiento en un aneurisma,
sin antes referir, las condiciones que la prueba reflejó para esa conclusió n.

Asimismo, dentro de las conclusiones inherentes a una aparente valoració n


integral, respecto a que la víctima llegó al hospital San Juan de Dios en estado
agó nico, pero aú n con vida, o señ ales de ella, la Sentencia consideró que aplicar
medidas de reanimació n (RPC) eran por sí mismas un signo de tal afirmació n.
Para adoptar esa conclusió n, al juzgador le bastó la opinió n de uno de los
“testigos técnicos” para establecer que su dicho constituía todo lo que hay que
saber acerca de lex artis ad hoc.

En tal sentido, no es comprensible que, habiéndose convocado a especialistas


para la determinació n de la causa de la muerte en la víctima y habiendo éstos
brindado una opinió n técnica, apoyada en el concepto médico de lo que es
un aneurisma, las conclusiones pasen por alto justamente ese concepto,
aceptando de manera llana y plana, conclusiones que, por su ausencia de
detalle sobre el método utilizado, a efectos procesales, son en gran medida
dudosas. Las incoherencias en los argumentos probatorios; su falta de
correspondencia con los hechos; todos los errores inferenciales; su
inconsistencia con el marco valorativo ajeno a la realidad del proceso y al
propio cuerpo probatorio que la juez de grado admitió se produzca; la total
ausencia de confirmació n del significado o contenido de las pruebas a partir de
los conceptos de la disciplina jurídica, así como de la ciencia convocada a
estrados; y la vergonzosa languidez de la hipó tesis sugerida en la ‘verdad
construida en juicio’ a la luz del aná lisis contextual de la informació n contenida
en el conjunto de los medios de prueba, constituyen la materia de la
argumentació n del recurso que se cimienta en errores sobre la conformació n
de las premisas fá cticas.

Tener como hecho probado que la víctima llegó al centro de salud ya muerta,
fue basado ú nicamente en opiniones de testigos sin conocimientos técnicos, y
se trata de otra referencia que reclamada en apelació n restringida, pese a su
evidente incongruencia ló gica, fue socapada por la Sala Penal Segunda de
Tarija. Asimismo, se descartó la opinió n brindada por los médicos que
prestaron los primeros auxilios, que má s allá de la profesió n u ocupació n que
desempeñ aron las primeras horas del 13 de febrero de 2017, brindaron un
testimonio, es decir, como se explicó atrá s en este Fallo, su opinió n no debió ser
valorada desde un enfoque técnico, sino dentro de los alcances de lo que
supone un conocimiento empírico, sobre có mo percibieron hechos de la
realidad, en suma como lo que es un testigo, má s nunca, en có mo debieron
aplicar un método, menos aun, ingresar en la calificació n profundamente
subjetiva de lo que conforme su ciencia debieron hacer o no, ello en razó n que
la Sentencia, brindó juicios de valor, no sobre lo que percibieron y atestaron,
sino sobre las formas en las que el día de los hechos debieron obrar, aspecto
que no solo se aleja del cumplimiento de los pará metros procesales para
entender un testimonio, confunde el objeto del proceso y la determinació n de
los hechos de relevancia penal, sino que degenera en una valoració n irracional.
Segú n los datos de la Sentencia, las razones que explican un fallecimiento fruto
de un aneurisma, no son estadísticamente altas, sin que se halle corroborada la
veracidad de tal aseveració n ya que no se identificó la fuente o el criterio
aceptado por la comunidad médica que avale esa consideració n numérica, con
lo cual si en el caso particular no se probó -menos fundamentó siquiera de
modo elemental- que la víctima se encontrase dentro de un grupo de riesgo o
tuviera indiciariamente factores que agraven aquel desenlace, no era posible
sostener como causa de fallecimiento tal anomalía de modo determinante e
injustificado.

Estas graves lagunas probatorias dejan prá cticamente sin valor informativo
relevante la ‘verdad construida en juicio’ y no vinculan en modo alguno sus
conclusiones con la informació n colectada en juicio oral, dado que no se ubica,
al menos ni siquiera circunstancialmente, un factor técnico, científico y
acreditado que devele, por una parte, sin el método utilizado por los peritos se
encontraba acorde con los protocolos y procedimientos de su lex artis, como
tampoco se tiene sustentado razonablemente, los criterios que sirvieron de
base técnica y científica para desvirtuar el protocolo de autopsia, má s cuando,
éste halla coincidencia con los resultados de la pericia depuesta por la señ ora
Carrasco Flores, al dictaminar la presencia de lesiones (petequías) en la regió n
parietal inferior izquierda del crá neo de la víctima.

La Sentencia acoge la hipó tesis generada por la defensa, fundada en la


inferencia, de que la muerte de la víctima fue -bá sicamente- un evento fortuito
y sú bito; sin embargo, como la propia sentencia da por acreditado, la víctima no
presentaba señ ales de afecciones físicas o bien se mantenía en un grupo de
riesgo que sea indicador posible, primero de la existencia objetiva de un
aneurisma, y segundo, que ese mismo haya tenido la capacidad suficiente de
causar una muerte. Tampoco se analizaron, las formas y procedimientos en los
que las pericias fueron realizadas, ya sea en el rigor del método, como a la vez
en el objeto de la pericia, pues eventualmente la verosimilitud de un examen
científico, tendría mayor crédito si éste fue hecho sobre muestras bioló gicas
que sobre impresiones fotográ ficas; con lo que, la estructura de razonamiento
probatorio en la Sentencia es, bá sicamente un sesgo confirmatorio, donde la
Juez asumió la versió n de la defensa, priorizando pruebas e indicios, que
apoyarían esa hipó tesis, a veces muy débilmente, sin considerar, menos aun
descartar hipó tesis alternativas compatibles con los mismos elementos de
prueba que sirvieron para absolver, como el caso de la coincidencia antes
referida entre el protocolo de autopsia y la pericia en histopatología forense,
que dicho sea acá , en ambos casos, fueron coincidentes también en trabajar
sobre muestras bioló gicas.

La explicació n de esa anomalía, para la Sentencia só lo se encuentra dentro de


un contexto de muerte espontá nea y sú bita; es decir, considera que la ú nica
hipó tesis imaginable que puede explicar el hecho de una muerte repentina
deba necesariamente ser por esa causa, descartando la expresada por las
acusaciones, en el argumento de poner en duda la aseveració n de quien fue
encargado de realizar autopsia e informes correspondientes, sin inquirir en su
contenido o bien descartar su procedencia basado en aspectos técnicos, en
otras palabras se desconoce una prueba, en la simpleza de cuestionar las
capacidades de su elaborador, por ende, haciendo que en ese estado de las
cosas, la muerte sobre la cual se debió indagar, desaparezca, al menos dentro
del margen probatorio procesal. Considerar de modo llano y plano como causa
de muerte un aneurisma, má s allá de ser una aseveració n judicial no exenta de
temeridad, se trató en autos de un acto de fijació n de hechos sin aná lisis crítico
previo, pues la ló gica manda a suponer que tratá ndose de una caracterizació n
médica, el diagnó stico estime los tipos de aneurisma reconocidos en la ciencia
médica, así como determine con meridiana exactitud qué tipo de vestigios se
hallaron para tal conclusió n, ya sea el tamañ o, la morfología de la lesió n,
etcétera.

Y es que, entender la premisa de que una mujer joven, de manera sú bita muera,
sin mayor antecedente médico o señ alamiento de algú n factor de riesgo, en el
marco de una resolució n judicial, es inverosímil. Los factores que ilustran de
manera tenue las conclusiones de la ‘verdad construida en juicio’, no tienen
sostén, que si bien algunos apuntes sugieren intervenciones de profesionales
médicos que alienten la hipó tesis de muerte por aneurisma, el resultado
procesal, no valoró ninguna prueba con rigor ló gico, simplemente traspoló el
decir de alguien a la decisió n final, sin descartar, como era debido las demá s
hipó tesis existentes en la causa, y peor, aun, estableciendo una verdad no
solicitada.

Después de repasar de manera superficial y vagamente genérica solo una parte


del total de la prueba, en la porció n ‘verdad construida en juicio’, se fija como
hecho, no necesariamente que la hipó tesis acusatoria no hubiera sido, a los ojos
de la juzgadora de origen, probada, sino que yendo un paso má s allá se
determina una realidad alternativa, dictaminá ndose que las primeras horas del
13 de febrero de 2017, la víctima falleció de causas naturales señ alando un
aneurisma como origen. Este es, sin duda, el paso inferencial má s importante
de la Sentencia 35/2019 de 15 de noviembre, sin el cual la decisió n judicial no
tendría sentido, y es, sin duda también, un paso inferencial manifiestamente
infundado. Se ha señ alado ya en los pá rrafos que preceden las lagunas
probatorias que una vez má s atenazan a esta parte del razonamiento.

En conclusió n, a má s de no ser un juicio objetivo ni por asomo, aquella ‘verdad


construida en juicio’ que a la postre resultó ser el eje central de la presente
causa, es en el mejor de los casos un contenido que transmite la sensació n no de
un aná lisis racional y objetivo de los medios de prueba y los alegatos de las
partes, sino de una postura irracional, procesalmente insensata y a todas luces
lejana del principio de imparcialidad que debió regular en este caso; razones
que, llegado el momento, inclinará a esta Sala fallar en consecuencia.

IV.3 Resolución del recurso opuesto por Gloria Elsa Alemán Ramírez

Como se desprende del Auto Supremo 725/2021-RA de 13 de septiembre, en lo


que se refiere al recurso de casació n de la nombrada, fueron admitidos para el
aná lisis de fondo, alegaciones que acusaban al Tribunal de alzada, resolver los
agravios referidos a la defectuosa valoració n probatoria y el incumplimiento
del art. 393 sexter del CPP, sin una debida motivació n y fundamentació n, al
efectuar una simple relació n de documentos y menció n de los requerimientos
de las partes, generando lesió n al debido proceso en su elemento
fundamentació n.
De dicho contenido, teniendo en cuenta que ambos acusadores,
sustancialmente compartieron un mismo argumento en casació n, así como
tener en cuenta los efectos que esta resolució n tendrá en la causa, esta Sala
considera no emitir mayor criterio.

V. CONSIDERACIONES FINALES Y DECISORIO

Las autoridades judiciales bolivianas por mandato constitucional y normativo


nos hallamos vinculadas a invocar la jurisprudencia de los tribunales
internacionales cuando se trate de la interpretació n y cumplimiento de las
disposiciones protectoras de los Derechos Humanos, en virtud de que el Estado
boliviano asumió un compromiso internacional al ratificar tratados
internacionales incorporados al ordenamiento jurídico interno por los
mecanismos reconocidos por norma.

La Sala invoca como marco de solució n al presente caso la jurisprudencia


sentada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Digna
Ochoa y Familiares vs. México, Sentencia de 25 de noviembre de 2021, donde
en lo relevante al caso de autos, se concluyó que, a má s de la elaboració n de
peritajes psicoló gicos con base en estereotipos de género, existió una deficiente
investigació n y falta de debida diligencia en la investigació n de los hechos
atribuibles en responsabilidad al Estado:

“142. Al respecto, la Corte ha señalado reiteradamente que el Estado tiene el


deber jurídico de “prevenir, razonablemente, las violaciones de los derechos
humanos, de investigar seriamente con los medios a su alcance las violaciones
que se hayan cometido dentro del ámbito de su jurisdicción a fin de identificar a
los responsables, de imponerles las sanciones pertinentes y de asegurar a la
víctima una adecuada reparación”. Lo anterior incluye, entre otras medidas,
“establecer un sistema de justicia efectivo capaz de investigar, castigar y dar
reparación por la privación de la vida por parte de agentes estatales o
particulares”.

143. Asimismo, este Tribunal resaltó que investigar los casos de violaciones al
derecho a la vida constituye un elemento central al momento de determinar la
responsabilidad internacional del Estado y que esa obligación se desprende de la
garantía del artículo 1.1 de la Convención y si se llegare a comprobar cualquier
carencia o defecto en la investigación que perjudique la eficacia para establecer
la causa de la muerte o identificar a los responsables, implicará que no se cumpla
con la obligación de proteger el derecho a la vida. En ese mismo sentido, el
Tribunal indicó que la ausencia de mecanismos efectivos de investigación de
violaciones del derecho a la vida y la debilidad de los sistemas de justicia para
afrontar dichas violaciones pueden propiciar, en los Estados, un clima de
impunidad respecto de las mismas, y, en ciertos contextos y circunstancias,
pueden llegar a configurar situaciones generalizadas o graves esquemas de
impunidad, estimulando y perpetuando, así, la repetición de las violaciones.

Por todo lo señ alado, la Sala concluye que en el caso de autos, tanto la autoridad
de grado como el Tribunal de apelació n infringieron el derecho al debido
proceso de la víctima, al haber realizado un enjuiciamiento plagado de sesgos
de confirmació n, valoració n parcial del acervo probatorio y actuar de forma
negligente a tiempo de ejercer control debido sobre la calidad de informació n
producida en juicio oral, en desacato a las formas predispuestas por el Có digo
de Procedimiento Penal, ocasionando con ello una grave lesió n al debido
proceso. Resta entonces fallar en consecuencia.

POR TANTO

La Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, con la facultad conferida por el
art. 42.I.1 de la LOJ, lo previsto por el art. 419 del CPP, en el contexto del art. 40
pará g. I de la Ley 254, DEJA SIN EFECTO el Auto de Vista 35/2021 de 23 de
julio, pronunciado por la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de
Justicia de Tarija, disponiendo que esta misma instancia, una vez recibidos
antecedentes, de forma inmediata, previo sorteo y sin espera de turno,
pronuncie un nuevo Auto de Vista en conformidad a los razonamientos
doctrinarios establecidos en la presente Resolució n y analizando la pertinencia
sobre el caso concreto de la jurisprudencia supranacional invocada en este
Fallo.

A efectos de Ley que correspondan, por Secretaría de Sala dese cumplimiento a


lo señ alado en el art. 420 del CPP y el art. 17.IV de la LOJ.

Regístrese, hágase saber y cúmplase.

FDO.

Magistrado Relator Dr. Edwin Aguayo Arando

Magistrado Dr. Olvis Eguez Oliva

Secretario de Sala Penal M.Sc. Rommel Palacios Guereca

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