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SEGUNDO VIAJE MISIONERO DE PABLO (15:36)

 
Comienza este viaje con una discusión entre Pablo y Bernabé, que se
separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a
Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los
hermanos a la gracia del Señor.
         En este segundo viaje misionero parten de Antioquia, recorriendo
la península de Anatolia, visitando aquellas comunidades que ya
habían fundado con anterioridad. En primer lugar atraviesan Derbe y
después encaminan sus pasos hacia Listra. Más tarde siguen
recorrido por la región de Galacia del Sur, atravesando Misia y
bajando hasta Tróade; finalmente, inquiridos por el Espíritu se dirigen
hacia la región de Macedonia. En Listra tiene lugar la elección de un
cristiano piadoso llamado Timoteo como acompañante de Pablo en las
siguientes etapas de este segundo viaje. (16:1). "Y al pasar por las
ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los
apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las
guardasen. Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y
aumentaban en número cada día pero nos encontramos con la
intervención del Espíritu Santo, que dirige sus pasos lejos de Asía con
dirección a las ciudades de Macedonia. (16:1-6).
         Timoteo, acompañará a Pablo en este ciclo viajero, siendo uno
de los discípulos más fieles del Apóstol de los gentiles.
         Zarpando desde el puerto de Tróas se dirigen en barco a la isla
de Samotracia y, desde ésta, al puerto de Neápolis en la costa
macedonia: desde allí parten hacia Filipos, donde tendrán lugar los
hechos más importantes de estos versículos del segundo viaje
paulino.
         Pablo en Filipos.  (16 11-40).
         En Filipos las primeras personas en escuchar el mensaje de
salvación de Pablo son las mujeres de la ciudad. Y también nos
encontramos con un relato de exorcismos, efectuado en la persona de
una esclava que estaba poseída por un espíritu adivino. Los dueños
de la esclava denuncian a Pablo por razones obvias ante las
autoridades romanas. Ante estas acusaciones los habitantes de Filipos
se amotinan contra nuestros mensajeros y éstos son azotados
inmediatamente por las autoridades romanas, quizás con el fin de
calmar a la turba. Después de ser encarcelados nos encontramos con
una historia interesante de liberación: el Espíritu, de nuevo, interviene
a favor de la expansión de la Palabra aunque las dificultades sean
enormes. “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos
a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran
terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y
al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se
soltaron”.
Siguiendo la interpretación teológica lucana, a través de un hecho
natural, que es interpretado como una intervención providencial del
Espíritu, Pablo y Silas son liberados, sin olvidar la conversión del
carcelero y toda su familia. El final de este relato de liberación insiste
en la condición de ciudadano romano del Apóstol y la convicción de
las autoridades romanas de la ciudad de haber violada las garantías
procesales que prescribía. Y los alguaciles hicieron saber estas
palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran
romanos. Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que
salieran de la ciudad. Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en
casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los consolaron, y se
fueron.
         Pablo en Tesalónica y Berea. (17:1-15).
         Pasando por Anfípolis y Apolonia llegan hasta Tesalónica,
predicando en esta ciudad. Después de ésta se dirigen hacia Berea,
en donde ocurrirán hechos similares.
         Pablo se dirige a los judíos en la sinagoga. Éstos rechazan
el  mensaje de Cristo que Pablo les predicaba, sin embargo el
mensaje de Pablo tiene una mejor acogida entre los gentiles. Los
judíos enfadados por el éxito del mensaje a los gentiles provocan la
persecución de Pablo y Silas. Después de algún alboroto Jasón, paga
la fianza para que Pablo y Silas sean liberados, enviándolos hacia
Berea. En esta ciudad se suceden similares acontecimientos. Los
judíos de Tesalónica bajan hasta Berea con las mismas intenciones,
de modo que provocan la ira contra el Apóstol de los gentiles. Pablo,
Silas y Timoteo con la ayuda de algunos miembros de la comunidad
cristiana, son ayudados a salir de la ciudad: Pablo hacia Atenas,
permaneciendo Silas y Timoteo en la ciudad.
         Pablo en Atenas.  (17,16-34).
         Pablo se encamina sin sus dos acompañantes hacia Atenas. La
mayor parte del recorrido se realiza en barco costeando.
         En Atenas se produce el importante discurso a los paganos en
el  Areópago. La importancia de este acontecimiento consiste en que
el Apóstol predica en el centro de la cultura helenística, cultura que por
lo demás, se encontraba muy alejada en su concepción del mundo de
las categorías y tradiciones de la cultura judía. Por tanto. Pablo se
encuentra en la obligación de ofrecer una predicación sensiblemente
distinta a la ofrecida en las sinagogas judías o a las gentiles
familiarizados con la religión y las tradiciones hebreas. De esta
manera, la estructura del discurso en el Areópago es distinta:
comienza el discurso con un afán conciliador hacia la cultura y la
religiosidad pagana, aprovechando la inscripción al Dios desconocido
como punto de arranque de su mensaje, finalizando su discurso con la
afirmación cristológica fundamental de la resurrección de Jesús.  A
pesar de todo, unos pocos se convierten a la fe.
         Pablo en Corinto. (l8.1-18).
         Costeando frente al Peloponeso llega Pablo a la ciudad de
Corinto.         Esta es la más importante de todas las etapas de este
segundo viaje. Pablo conoce en la ciudad a un matrimonio de
curtidores, con los cuales entablará amistad y convivirá durante un
considerable periodo de tiempo. Silas y Timoteo se vuelven a
reencontrar con Pablo después de su peregrinaje por Macedonia. A
pesar de ser rechazado el mensaje en la sinagoga es digno de
mención la conversión del jefe de la sinagoga local  Crispo y su
familia. “Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas,
sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá
sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en
esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la
palabra de Dios”. En esta ciudad, como era de esperar, al final las
malas artes de los perseguidores judíos entran en acción, llevando a
Pablo ante las autoridades romanas. “diciendo: Este persuade a los
hombres a honrar a Dios contra la ley. Y al comenzar Pablo a hablar,
Galión dijo a los judíos: Si fuera algún agravio o algún crimen enorme,
oh judíos, conforme a derechos yo os toleraría. Pero si son cuestiones
de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo
no quiero ser juez de estas cosas. Y los echó del tribunal.
 
         “Pablo se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él
Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea porque
tenía hecho voto”.
         Pablo regresa a Antioquia. (18:19-22).
Y llegó a Efeso, y los dejó allí; y entrando en la sinagoga, discutía con
los judíos, los cuales le rogaban que se quedase con ellos por más
tiempo; mas no accedió, sino que se despidió de ellos, diciendo: Es
necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que
viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de
Éfeso. Habiendo arribado a Cesárea, subió para saludar a la iglesia, y
luego descendió a Antioquia.
 
         Parte por mar en dirección a Éfeso; desde aquí, también por mar
se dirige hacia Cesárea; desde esta ciudad continua, probablemente
costeando hasta el punto de partida de este segundo viaje: la ciudad
de Antioquia. En esta partida le acompañan el matrimonio de
fabricantes de tiendas durante un trecho; éstos se separan de Pablo
en la escala de Éfeso. En esta ciudad el Apóstol predicó con cierta
brevedad en la sinagoga, prometiendo su próxima vuelta. En Cesárea
su estancia es muy breve, partiendo después de una rápida visita,
hacia Antioquia.
 

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