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Alessandri Besa, Arturo. La Nulidad y Rescisión en El Derecho Civil Chileno. Tomo I
Alessandri Besa, Arturo. La Nulidad y Rescisión en El Derecho Civil Chileno. Tomo I
LA NULIDAD
Y JA vmCISION
EN EL DERECHO
ovil chileno
TOMO 1
La nulidad y la rescisión en el
Derecho Civil chileno
(Título XX del Libro IV del Código Civil)
TITULO I
dad es una sanción civil, con que la ley castiga las infracciones
que se cometan al celebrarse un acto jurídico, y puede ser defi-
nida como "la<«áinción legal establecida para la omisión de los
requisitos y formalidades que las leyes prescriben para el valor
de un acto según su especie, y la calidad o estado de las partes".
El carácter de sanción, de verdadero castigo civil, ha sido reco-
nocido por los Tribunales de Justicia (1), quienes la han definido
como "una sanción civil establecida por el legislador que consis-
te en el desconocimiento de los efectos jurídicos del acto". Esta
definición hace recalcar el efecto de la nulidad, en vez de las cau-
sas, como lo hace la que hemos señalado anteriormente.
Combinando ambas definiciones, podemos definir a la nuli-
dad como "la sanción legal establecida para la omisión de los re-
quisitos y formalidades que las leyes 'prescriben para el valor de
un acto según su especie y la calidad o estado de las partes que
en él intervienen, y que consiste en él desconocimiento de sus efec-
tos jurídicos, estimándose como si nunca hubiese sido ejecutado".
2.—Naturaleza de la nulidad.—Hemos dicho ya que la ley se-
ñala una serie de requisitos para que los diversos actos jurídicos
produzcan todos los efectos que les son propios, y como la ley,
para que se cumpla, debe ser coercitiva, ha establecido la. san-
ción de la nulidad, con el objeto de que sus disposiciones sean
respetadas y no constituyan letra muerta, cumpliéndose de este
modo el fin que tuvo en vista el legislador al establecer dichos
requisitos.
E s t a sanción es una verdadera peña, de índole civil, y como
tal, debe estar expresamente establecida por la ley, siendo, por
lo tanto, de derecho estricto; no hay pena sin una ley que la es-
tablezca expresamente y sus disposiciones deben ser interpreta-
das restrictivamente, no pudiendo ser aplicada por analogía.
Sin embargo, no debe entenderse esto en el sentido de que
es necesario que en cada caso especial, la ley, al señalar los re-
quisitos que deben concurrir en la celebración de un determinado
acto jurídico, disponga expresamente que la infracción será pe-
nada con la nulidad del acto.
El Código Civil, en el artículo 1681 recién transcrito, ha esta-
blecido la regla general en materia de nulidad, señalando los ca-
sos en que un acto es nulo; por lo tanto, cada vez que en la eje-
cución o celebración de un negocio jurídico se infrinja la ley, si
tal infracción cae dentro del campo de aplicación del artículo 1681,
el acto en que se cometió es nulo.
3.—Carácter de medida de protección de la nulidad..—Bajo
otro aspecto, la nulidad constituye una medida de protección que,
en ciertos casos, está destinada a proteger a personas que están
en inferioridad de condiciones intelectuales frente a otras, por
lo cual es de temer que si celebran un acto jurídico, se les cause
algún daño o perjuicio mediante cláusulas en que han convenido
sin tener el suficiente discernimiento para darse cuenta del per-
juicio que se inflingen a sí mismos. En beneficio de estas perso-
nas, la ley establece la nulidad, que procede cuando en la cele-
bración del acto se han omitido ciertos requisitos que la ley exi-
ge para la validez del acto y también para proteger a estas per-
sonas; por esta razón, sólo la persona en cuyo beneficio se esta-
blece la nulidad puede solicitar su declaración a la justicia ordi-
naria.
4.—La nulidad es irrenunciable.—Las reglas que el Código
Civil da de la nulidad, destinadas a proteger interesés superiores,
como es el orden público, son irrenunciables por las personas que
intervienen en la celebración o ejecución de los contratos y demás
actos jurídicos, según lo dispone expresamente el artículo 1469
del Código Civil, que dice: "Los actos o contratos que la ley de-
clara inválidos, no dejarán de serlos por las cláusulas que en ellos
se introduzcan y en que se renuncie a la acción de nulidad". Y
es lógico que así sea, porque el objeto de estas reglas relativas
a la nulidad es precisamente evitar que las personas que inter-
vienen en actos jurídicos, burlen las disposiciones legales, omitien-
do requisitos que la ley juzga indispensables para la normalidad
jurídica. Si la acción de nulidad pudiere renunciarse, todo contrato
contendría una cláusula en que tal renuncia se estipulare, me-
diante la cual las partes podrían hacer caso omiso de las disposi-
ciones imperativas de la ley. Desaparecida la sanción, lia ley no
se cumpliría; por tal motivo, la sanción, como tal, es irrenuncia-
ble antes qué se produzca.
,6 ARTURO ALESSANDRI BESA
TITULO II
eión legal que habilite a los que lo han celebrado para perseguir
con el auxilio de los medios legales, si se hace necesario, el cum-
plimiento de todos sus efectos o consecuencias jurídicas" (2).
Pasaremos a continuación a dar algunas nociones someras
sobre las diversas sanciones que ha establecido la ley respecto de
los actos jurídicos en cuya ejecución se han omitido requisitos
prescritos' expresamente por la ley para su plena eficacia.
a) Inexistencia.—La teoría jurídica señala algunos requisi-
tos que son necesarios para que un acto jurídico pueda ser con-
siderado como tal, es decir, que haya nacido a la vida jurídica,
y produzca los efectos de tal. Faltando alguno de ellos, no puede
hablarse de un acto jurídico, sino que de una apariencia de" acto,
que carece en absoluto de eficacia, y que no puede producir efec-
t o alguno.
Los requisitos s que son considerados comúnmente como de
existencia son: la voluntad, o consentimiento en los actos bilate-
rales, el objeto, la causa y las solemnidades; si falta cualesquiera
de estos elementos, el acto no nace a la vida jurídica, no existe, y
por lo tanto, no puede producir ningún efecto. Si bieij esto es
hasta cierto punto aceptable en doctrina, en nuestro Código Civil
la inexistencia no tiene cabida.
b) Nulidad.—La aplicación de esta sanción está limitada a
los casos en que sólo se omiten requisitos que la ley prescribe
para el valor de ciertos actos o contratos, sea que la ley los exija
en consideración a la naturaleza misma de ellos, sea en atención
a la calidad o estado de las partes que los ejecutan o acuerdan;
no se refiere, pues, a la falta de requisitos de existencia, sino que
de validez.
De aquí deriva la. diferencia con la inexistencia: la nulidad
se aplica a negocios jurídicos que han nacido a la vida jurídica,
que tienen existencia como tales, pero que contienen un vicio que
afecta a su plena eficacia, vicio que puede acarrear su invalida-
ción. Este vicio no impide que el acto produzca todos sus efectos,
sino que autoriza para pedir su anulación a la Justicia.
Se consideran requisitos de validez comunes a todo acto ju-
rídico no viciado, a la capacidad, y al objeto y causa lícitos; ade-
T I T U L O i
TITULO II
A) Los contratos
(27) Revista, tomo 10, 2." parte, sec. 1.', pág. 525; tomo 23, 2.» parte,
sec. 1.*, pág. 547; tomo 38, 2." parte, sec. 1.", pág. 176; tomo 38, 2." parte,
sec. I.» pág. 396.
PRINCIPIOS GENERAI.ES 25
B) , Otras tconvenciones
(28) Revista, tomo 39, 2.a parte, sec. 2.*, pág. 65.
(29) Revista, tomo 22, 2." parte, sec. I.», pág. 674; tomo 29, 2.* parte,
sec. 1.*, pág. 611; tomo 39, 2.» parte, sec. 2.*, pág. 77.
(30) Revista, tomo 29, 2.' parte, sec. 1.', pág. 50.
(31) ALESSANDRI RODRIGUEZ, ARTURO, Tratado Práctico de las
Capitulaciones Matrimoniales, de la Sociedad Conyugal y de los Bienes Re-
servados de la Mujer Casada, N.° 28, pág. 43.
,26 ARTURO ALESSANDRI BESA
(32) Revista, tomo 31, 2.* parte, sec. 1.", pág. 337.
(33) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XVII, N.o 2344, pág. 53.
(34) Revista, tomo 10, 2." parte, sec. l.«, pág. 525; tomo 21, 2." parte,
sec. 1.», pág. 1072; tomo 26, 2.» parte, sec. 1.», pág. 399; tomo 38, 2.» parte,
sec. 1.', pág. 176.
(35) SILVA BASCUÑAN, MARCOS, La Partición de Bienes, N.° 350,
pág. 179.
(36) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XVII, N.» 2660, pág. 254.
PRINCIPIOS GENERAI.ES 27
(37) Revista, tomo 26, 2.a parte, sec. 1.', pág. 241.
(38) Revista, tomo 26, 2.a parte, sec. l.*, pág. 399.
(39) Revista, tomo 10, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 525.
,28 ARTURO ALESSANDRI BESA
(40) Revista, tomo 26, 2.» parte, sec. 1.*, pág. 241.
(41) Revista, tomo 38, 2." parte, sec. 1.*, pág. 176.
(42) Obra citada, tomo XVII, N.° 2494, pég. 148.
PRINCIPIOS GENERAI.ES 29
(49) Revista, tomo 38, 2.* parte, sec. 1.*, pág. 396.
(50) Revista, tomo 21, 2.* parte, sec. 1.*, pág. 1072.
PRINCIPIOS GENERAI.ES 33
O) Actos unilaterales
(54) Revista, tomo 41, 2.a parte, sec. 2.*, pág. 38.
1.55) Revista, tomo 39, 2.a parte, sec. 1.", "pág. 237.
PRINCIPIOS GENERAI.ES 35
(56) Gaceta de los Tribunales, año 1910, 2." semestre, sentencia 723,
pág. 111.
PRINCIPIOS GENERAI.ES 45
(68) Gaceta de los Tribuna,les, año 1910, 1er. semestre, sentencia 631,
pág. 621; año 1912. sentencia 2055, pág. 569; año 1913, 2." semestre, sen-
tencia 576, pág. 1863; año 1916, sentencia 103, pág. 332; año 1916, sen-
tencia 262, pág. 704; año 1919, 2.° semestre, sentencia 25, pág. 161; año
1922, 1er. semestre, sentencia 29, pág. 130.
Revista, tomo 14, 2.» parte, sec. 1.a, pág. 417; tomo 23, 2.a parte, sec.
a
1. , pág. 1037.
(69) Revista, tomo 21, 2." parte, sec. 1.a, pág. 802.
(70) Revista, tomo 21, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 539.
(71) Revista, tomo 17, 2.' parte, sec. 1.a, pág. 344; Gaceta de los Tri-
bunales, año 1922, 2.» semestre, sentencia 293, pág. 1199.
PRINCIPIOS GENERAI.ES 53
(72) Revista, tomo 28, 2.a parte, sec. 2.", pág. 20.
(73) Revista, tomo 28, 2.» parte, sec. 1.», pág. 439.
,54 ARTURO ALESSANDRI BESA
(74) SANTA CRUZ SERRANO, VICTOR, obra citada, N.° 62. pág. 106..
PRINCIPIOS GENERAI.ES 55
pía el caso inverso del anterior, puesto que aquí los defectos que
dan origen a la nulidad se han producido en el contrato mismo,
sin tener nada que ver con la validez del procedimiento, en el
cual se generó la compraventa, y es por la razón que la nulidad
es civil, y está circunscrita al contrato mismo, a la "adjudica-
ción", sin afectar a las actuaciones procesales del juicio. Agre-
ga la sentencia que dicha nulidad "no puede ventilarse sino en
el respectivo juicio ordinario".
Finalmente, citaremos otra, sentencia, en que se resume la
cuestión de que nos hemos venido ocupando, y cuya doctrina es
la siguiente: "La enajenación por medio de la subasta pública
de un bien raíz embargado no es un acto contractual aislado, sino
.el resultado legal de todas las actuaciones que han debido pre-
cederle dentro del procedimiento ejecutivo, actuaciones procesa-
les establecidas y regladas por el Código de Procedimiento Ci-
vil respectivo, por lo cual no son aplicables a ellas, en forma al-
guna, las disposiciones del Código Civil referente a la nulidad del
contrato de compraventa, por omisiones de carácter meramente
contractual. Por tanto, es inaceptable la acción de nulidad de la
subasta y adjudicación del inmueble y de reivindicación consi-
guiente deducidos en un juicio ordinario contra el rematante y
los actuales poseedores, fundados en vicios del procedimiento
ejecutivo. De dichos vicios de carácter procesal, por su natura-
leza, debe reclamarse oportunamente dentro del mismo juicio en
que inciden" (78). Si, por otra parte, el vicio hubiera sido de
carácter civil, exclusivamente circunscrito al contrato mismo de
compraventa, la acción de nulidad civil hubiera sido procedente,
pudiendo ser ejercida en un juicio ordinario posterior.
65.—Conclusiones.—De lo dicho, se puede derivar el prin-
cipio general de que las normas tantas veces mencionadas que
el Código Civil da sobre la nulidad de los actos jurídicos sólo se
aplican a los actos y contratos civiles, entendiéndose por tales
aquellos que, sea que estén regidos por el citado Código, o por
otro distinto, pertenecen al Derecho Privado, y rigen relaciones
entre individuos, o entre éstos y el Estado, cuando actúa como
particular; los actos en cuestión pueden originarse aisladamen-
te o en juicios, según hemos visto, no habiendo diferencias en-
tre ellos en lo referente a la aplicación de las reglas de la nuli-
dad civil.'
(82) Revista, t o m o 13, 2.» parte, sec. 1.*, p á g . 429.
PRINCIPIOS GENERAI.ES 57
por el Código Civil, sino que por la ley respectiva que rige tales
actos, que bien puede omitir establecer la nulidad como sanción
para tales infracciones.
TITULO III
S I . — R E Q U I S I T O S ESTABLECIDOS POR D E C R E T O S Y R E G L A M E N T O S
(80) Gaceta de los Tribunales, año 1914, 1er. semestre, sentencia 166.
pág. 381.
PRINCIPIOS GENERALES 61
(84) • Revista, tomo 27, 2.» parte, sec. 1.', pág. 736,
PRINCIPIOS GENERAI.ES 67
TITULO IV
TITULO I
TERMINOLOGIA
(87) Traité Théorique et Pratique de Droit Civil, tomo XIV (De las
Obligaciones, tomo III), 3." edición, N.° 1928, pág. 266.
(88) Principes de Droit Civil Frangais, tomo XVIII, 3.* edición, N.°
526, pág. 532.
(89) Cours de Droit Civil-Frangais, tomo II, 3.* edición, N.° 335, pág. 186.
(90) Cours de Droit Civil Frangais, tomo VIII, 2." edición, N.o 266,
pág. 191.
(91) Traité Pratique de Droit Civil Frangais, tomo VI, N.° 287, pág. 398.
(92) Cours Elémentairp de Droit Civil Frangais, 9." edición, tomó I,
N.» 74, pág. 75.
(93) Théorie et Pratique des Nullités, tomo I, pág. 263.
(94) Instituciones de Derecho Civil, traducción de la 4." edición italia-
na, tomo II, pág. 245.
PRINCIPIOS GENERAI.ES 75
TITULO I.I
TITULO III
(100) Revista, tomo 36, 2.* parte, sec. 2.', pág. 33.
(101) LUTZESCO, obra citada, tomo I, pág. 264.
(102) COVIELLO, obra citada, pág. 363.
80 ARTURO ALESSANDRI BESA
puede ser nulo todo o en parte, según que el vicio afecte a toda
la declaración de la voluntad y a todas las partes del negocio,
o bien sólo a una cláusula accesoria o parte que no sea princi-
pal" (103), porque si se trata de una parte principal, todo el
negocio jurídico es nulo.
91.—Verdadero alcance de la doctrina de la nulidad par-
cial.—Sin embargo, es menester precisar el verdadero alcance,
el verdadero campo de aplicación de la doctrina de la nulidad
parcial, porque un acto es nulo parcialmente cuando el acto o
contrato de que forma parte integrante, puede subsistir sin di-
cha cláusula; en otras palabras, cuando ella es independiente
de las demás que constituyen el acto, y cuando no es esencial
en él, o sea, cuando no contiene la estipulación o la declaración
principal del contrato o del acto. Si en ella se contiene la vo-
luntad primordial de las personas que lo ejecutaron o celebra-
ron, si contiene las declaraciones o estipulaciones que consti-
tuyen la razón de ser del acto o contrato, razón que fué preci-
samente la que determinó a las partes a ejecutar el acto o a
celebrar el contrato, es lógico concluir que si esa cláusula es
nula, todo el acto o todo el contrato lo será también, pues la
manifestación de voluntad esencial estará viciada; en este caso,
la nulidad parcial equivale a la total (104). Las demás cláu-
sulas accesorias que sólo complementaban a la que adolece de
nulidad, seguirán la suerte de ésta, y al ser declarada nula la
esencial, no tendrán ya razón de existir.
92.—Caso en que la nulidad parcial produce la total—
Como decíamos, si la cláusula nula es aquella qüe contiene la
estipulación o la declaración principal del contrato o del acto, su
nulidad acarrea la de todo el acto o contrato.
Lo mismo sucede si el acto o contrato no puede subsistir
sin la cláusula nula: aunque no sea ella la cláusula esencial,
adoleciendo ésta de nulidad, todo el acto o contrato en que in-
cide será nulo, porque en este caso lá estipulación viciada for-
ma parte integrante de un todo interdependiente e inseparable,
del cual no puede désaparecer sin acarrear lá desaparición o
destrucción del acto todo entero.
Ruggiero, tomando en cuenta la situación recién expuesta,
(107) Revista, tomo 31, 2.* parte, sec. 1.», pág. 1,78.
(108) Revista, tomo 43, 2.* parte,,sec. 1.a, pág. 424.
PRINCIPIOS GENERALES 83
(113) Revista, tomo 31, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 337.
(114) ALESSANDRI RODRIGUEZ, ARTURO, Tratado Práctico de las
Capitulaciones Matrimoniales, de la Sociedad Conyugal y de los Bienes'¡Re-
servados de la Mujer Casada, N.° 145, pág. 111.
(115) Obra citada, tomo I, pág. 322.
PRINCIPIOS GENERAI.ES 89
TITULO IV
TITULO V
(128) Obra citada, tomo XXIII, 3.» edición, N.° 256, pág. 102.
(129) Tomo XXXIV, N.° 293, pág. 345.
100 ARTURO ALESSANDRI BESA
TITULO I
fecto, con todos los requisitos que la ley exige, o bien nace im-
perfecto, debido a la falta de uno o má& de ellos. La celebración
de un acto jurídico es algo unitario e indivisible, que no puede
fraccionarse; por eso, en dicha celebración deben concurrir, a un
tiempo, las diversas condiciones que la ley exige para que dicho
acto o contrato tenga plena eficacia jurídica.
En consecuencia, es imposible imaginar un acto o contrato,
que en un principio fué válido, debido a la concurrencia de. todos
los requisitos que la ley prescribe, sea nulo por causas poste-
riores a su celebración, porque tal acto mantiene su validez inde-
finidamente, y difícil es concebir que uno de los requisitos legales
que no faltó en el momento de su generación, falte después por
cualquiera causa, y produzca la nulidad superviniente de él.
De lo dicho, resulta que en materia de nulidades, es prin-
cipio fundamental que el vicio que acarrea la nulidad de un acto
o contrato debe producirse en su ejecución o celebración, y no
con posterioridad, porque un acto que nació válido, no deja de
serlo por causas posteriores a su generación; estas causas su-
pervinientes no pueden afectar a la ejecución del negocio jurí-
dico, ni pueden alterar el hecho que el acto fué celebrado con la
concurrencia de todos los requisitos que la ley exige.
118.—Jurisprudencia.—Los Tribunales de Justicia han in-
corporado el principio general que enunciamos, en diversas senten-
cias, y así se ha fallado expresamente que "la omisión que acarrea
la nulidad absoluta, debe producirse en la generación misma del
acto o contrato, y no en actuaciones posteriores. No procede, por
tanto, solicitar la nulidad de la partición otorgada por escritura
pública, por no haberse inscrito junto con la adjudicación de la
propiedad, la hipoteca legal que establece para garantizar el pa-
go de los alcances, el artículo 809 del Código de Procedimiento
Civil, ya que esa hipoteca legal es un acto posterior y obligación
accesoria que garantiza el cumplimiento de una obligación prin-
cipal y su falta no puede acarrear la nulidad de la partición'1'
(130). Deja claramente establecido esta sentencia el principio
general, según el cual circunstancias posteriores al otorgamien-
to de un acto jurídico en nada pueden afectar su validez, por-
que no pueden destruir el'hecho que en el momento de ejecu-
tarse, concurrieron todos los requisitos que la ley exige.
TITULO II
(131) Revista, tomo 29, 2." parte, sec. 1.*, pág. 62.
(132) Revista, tomo 43, 2." parte, sec. 1.', pág. 113.
104 ARTURO ALESSANDRI BESA
TITULO I
basta que falte uüo de ellos para que dicho acto sea nulo, y es
tan. nulo como si faltaran dos, tres o más. Los requisitos no pue-
den clasificarse en cuanto a su valor, pues todos tienen el mismo;
cada uno no tiene importancia aisladamente, sino que su fuerza
la obtienen al concurrir todos ellos en la celebración de un con-
trato o en la ejecución de un acto: falta uno o, más y el acto
está viciado (140).
TITULO II
PRIMERA CAUSAL
EL O B J E T O ILICITO
TITULO I
(148) En este sentido: RUGGIERO, obra citada, tomo II, pág. 30;
VODANOVIC, ANTONIO, Curso de Derecho Civil (basado eri las explica-
ciones de los profesores Alessandri y Somarriva), tomo IV, N.° 297, pág. 238;
JOSSÉRAND, obra citada, tomo II, N.» 119, pág. 68; PLANIOL y RI-
PERT, obra citada, tomo VI, N.° 225, pág. 302.
(149) El Objeto ante la Jurisprudencia, N." 73, pág. 43.
(150) Obra citada, N o s . 7 a a 83, p á g s . 4 3 a 48.
118 ARTURO ALESSANDRI BESA
to, sino que serían válidos, pues tales objetos serían lícitos (152).
133.—Refutación de las críticas.—Estas críticas son infun-
dadas y procuraremos demostrarlo. Si una declaración de voluntad
tiene como objeto un hecho imposible físicamente, o una cosa
intederminada, tal acto o contrato no tiene un objeto lícito, sino
que ño tiene objeto, carece en absoluto de él; puede existir una
apariencia de objeto a primera vista, ya que en la estipulación
existen cláusulas relativas a él; pero si se va al fondo del asun-
to, es menester llegar a la conclusión que el objeto no existe,
porque 1 ¿puede decirse que sea objeto de una de las partes el que
el otro estipulante se obligue ir al sol, o a levantar un peso con-
siderable sin "ayuda de nada, o que se comprometa a entregar
"una cosa" sin mayor determinación que permitan determinar
su naturaleza o su género, a lo menos? Es evidente que no, y
tal declaración carecería, en tal caso, de objeto.
La ley establece reglas y normas relativas a los actos y con-
tratos para facilitar las relaciones pecuniarias entre los indivi-
duos, para que éstos puedan satisfacer sus necesidades en la
mejor forma posible, y al establecer que todo acto o contrato
debe tener como objeto una o más cosas que se t r a t a de dar,
de hacer, o de no hacer, se ha puesto en el caso de que tales ob-
jetos le sean útiles al individuo para satisfacer alguna necesidad
o para llenar algún interés, en otras palabras, que tendrán para
él alguna utilidad, sea pecuniaria, o meramente espiritual o sen-
timental.
Pero no puede la ley aceptar que se celebren contratos en
que el objeto, o no puede determinarse, o se refiere a hechos
que no pueden ejecutarse en forma absoluta, porque tales actos
no llenan finalidad alguna práctica, o sirven para ocultar o disi-
mular otro acto jurídico que las partes no quieren poner en evi-
dencia; en el hecho, entonces, tales actos carecen de, objeto en
forma absoluta. Se ha dicho que. "son sinónimos en jurispru-,
dencia la falta de objeto y la falta de objeto determinado"
(153), y si bien la ley acepta muphas veces ficciones jurídicas,
o reconoce efectos que no tienen realidad material, y que aún,
a veces, parecen contrariar esa realidad, no puede llegar a dar
por existente algo que las. partes considerarían tal, pero que no
TITULO II
(156) PLANIOL y RIPERT, obra citada, tomo - VI,: "N.0 225, pág. 302;
BEUDANT, obra citada, tomo VIII, Nos. 170 a 182, págs. 117 a 122.
(157) Obra citada, tomo I, pág. 274.
(158) Obra citada, "tomo II, N." 119, pág. 68,
124 . ARTURO ALESSANDRI BESA_____
S I . — A C T O S Y C O N T R A T O S Q U E C O N T R A V I E N E N L A LEY, L A S
B U E N A S C O S T U M B R E S Y E L ORDEN P Ú B L I C O
(160) FABRES, JOSE CLEMENTE, obra citada, tomo III, pág. 90.
(161) Revista, tomo 23, 2.» parte, sec. 1.', pág. 196.
(162) Revista, tomo 4, 2.» parte, sec. 2.», pág. 103.
LA NULIDAD ABSOLUTA 127-
(168) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, N.o 867, pág. 267.
(169) FABRES, JOSE CLEMENTE,'obra citada, tomo III, pág. 91.
LA NULIDAD ABSOLUTA 129
10
liantes y claras que las otras, las cuales permiten la celebración
de actos y contratos, condicionando, eso sí, su validez al cum-
plimiento de uno o más requisitos. Las partes, cuando celebran
un acto prohibido por la ley, saben o deben saber que el acto,
todo él está prohibido; en cambio, al querer celebrar un acto per-
mitido y reglamentado por la ley, pueden llegar a omitir uno o
más requisitos que ella exige," en su carácter de disposición im-
perativa, infracción que es más fácil de cometer, ya que se re-
fiere a una parte del acto, a un requisito, y no a todo él.
143.—Actos ejecutados en fraude a la ley.—En los .números
anteriores nos hemos referido a los que algunos autores deno-
minan "derogaciones directas de la ley" únicamente, es decir, a
aquellos actos que en forma directa y evidente infringen una ley
prohibitiva o imperativa: "es la violación de la letra de la. ley
con carácter prohibitivo" (170). Hemos visto que se t r a t a de
actos, y la jurisprudencia nos proporciona los ejemplos, en que
existe una contradicción flagrante entre las reglas establecidas
-por la ley, y las normas que se dan las partes contratantes para
regular sus relaciones en el contrato, o en la declaración de vo-
luntad unilateral qué hace un^ persona. Estos son casos en que
no se presentan dificultades, pues la infracción aparece a prime-
ra vista, por lo cual no hay dudas acerca de la ilicitud del objeto.
Pero al lado de estas infracciones están las "derogaciones
indirectas de la ley"-, o sea, los actos cometidos en fraude a Ta ley.
¿Cuál es la diferencia con las anteriormente citadas? Coviello
las señala claramente, al decir que "los actos contrarios a la ley,
no pueden confundirse con los realizados en fraude de la ley. El
acto es contrario a la ley, cuando la voluntad del particular di-
recta y abiertamente se enfrenta con la voluntad de la ley; y
es en fraude a la ley, cuando la voluntad del particular, respe-
tándola aparentemente, la viola; lo cual ocurre cuando una per-
sona se comporta de modo que-el negocio, respetada la letra de
la ley, llega a violarla en su espíritu" (171). Esto es precisamen-
te lo que caracteriza el'acto cometido en fraude a la ley: el que
aparentemente, en su letra, el acto esté todo acorde con las dis-
posiciones de las leyes prohibitivas e imperativas. Pero en el fon-
do, en su espíritu, en la intención de los contratantes o del eje-
cutante, se burla a la ley, se la contraviene y se logra un objetivo
(176) Revista, tomo 7, 2." parte, sec. l . \ pág. 287; tomo 19, 2.» parte,
sec. I.', pág. 310.
(177) Revista, tomo 3, 2.* parte, sec. 1.», pág. 349.
LA NULIDAD ABSOLUTA 135-
(178) REPERTORIO DALLOZ, tomo II, artículo 1130, N.» 22, pág. 977.
LA NULIDAD ABSOLUTA 137-
(179) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, N.» 887, pág. 279;
en ella cita a Demante y Colmet de Santerre; PLANIOL y RIPERT, obra
citáda, tomo VI, N.° 2Í6, pág. 336.
138 . ARTURO ALESSANDRI BESA_____
(239) Revista, tomo 13, 2.' parte, sec. 1.*, pág. 429.
142 . ARTURO ALESSANDRI BESA_____
(183) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, N.° 898,.pág. 289.
(184) Obra citada, N.° 97, pág. 55.
144 . ARTURO ALESSANDRI BESA_____
(185) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, N.° 898, pág. 290.
(186) Misma cita anterior.
LA NULIDAD ABSOLUTA 145
(197) Revista, tomo 42, 2.* parte, sec. 2.», pág. 54.
(198) • CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, N.° 876, pág. 273.
154 . ARTURO ALESSANDRI BESA_____
(199) Revista, tomo 29, 2.a parte, sec. 1.", pág. 273; tomo 3, 2." parte,
sec. 1.", pág. 365.
(200) Revista, tomo 28, 2.» parte, sec. 2.», pág. 1.
(.201) Revista, tomo 39, 2.a parte, sec. 1.', pág. 37.
(202) Revista, tomo 39, 2.a parte, Sec. l.«, pág. 37.
LA NULIDAD ABSOLUTA 155-
(208) Revista, tomo 11, 2.a parte, sec: 1.», pág. 431; tomo 19, 2. a ,parte,
sec. 1.a, pág. 533.
(209) Revista, tomo 34, 2.» -parte, sec. 2.a, pág. 33.
(210) Revista, tomo 24, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 351.
(211) Revista, tomo 20, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 428.
LA NULIDAD ABSOLUTA 157-
(212) Revistad tomo 21, 2." parte, sec. 1.*, pág. 108.
(213) Revista} tomo 32, 2.» parte, sec. 1.*, pág. 474.
158 . ARTURO ALESSANDRI BESA_____
(214) Revista, tomo 20, 2.* parte, sec. 1.a, pág. 428; tomo 21, 2.a parte,
sec. 1.a, pág. 108; tomo 32, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 100.
(215) Gaceta de los Tribunales, año 1931, 2." semestre, sentencia 112,
pág. 51?.
LA NULIDAD ABSOLUTA 159-
(216) Revista, tomo 32, 2.» parte, sec. 1.a, pág. 100.
(217) Obra citada, tomo XI, N.° 874, pág. 271.
(218) Obra citada, N,° 208, pág. 114.
(219) Revista, tomo 6, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 266; tomo 12, 2.a parte,
sec. 1.a, 'pág. 80; tomo 17, 2." parte, sec. 1.a, pág. 207; tomo 34, 2.» parte,
sec. 2.a, pág. 33 ¡ tomo 36, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 104.
(220) Revista, tomo 43, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 120.
160 . ARTURO ALESSANDRI BESA_____
(221) Revista, tomo 12, 2.* parte, sec. 1.», pág. 80.
(222) Revista, tomo 32, 2." parte, sec. 1.*, pág. 469.
(223) Revista, tomo 45, 2.* parte, sec. 1.*, pág. 36.
LA NULIDAD ABSOLUTA 161
(224) Revista, tomo 18, 2.a parte, sec. 1>, pág. 405.—En el mismo sen-
tido, tomo 22, 2.a parte, sec. 1.", pág. 797.
(225) Revista, tomo 32, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 469.
(¿26) Revista, tomo 45, 2.a parte, séc. 1.», pág. 36.
10
162 . ARTURO ALESSANDRI BESA_____
(227) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, N.° 881, pág. 275.
(228) Revista, tomo 11, 2." parte, sec. 1.% pág. 203.
LA NULIDAD ABSOLUTA 163
(239) Revista, tomo 13, 2.' parte, sec. 1.*, pág. 429.
164 ARTURO ALESSANDRI BESA
(230) Revista, tomo 19, 2." parte, sec. 1.», pág. 333.
LA NULIDAD ABSOLUTA 165-
caso la ley se hubiera mostrado menos liberal para con las ena-
jenaciones de los bienes raíces, siendo que en todas partes cuidó
de libertarlos de cualquiera traba" (232).
185.—Refutación de la doctrina que considera a la-cláusula de
no enajenar estipulada en un contrato como obligación de no
hacer.—El señor Vicuña Suárez reconoce que en ningún texto
legal puede extraer la conclusión que quisiera encontrar "para
dar un golpe de «gracia a la tesis que refutamos: esta conclusión
es la de que la abstención "que puede ser objéto de una convención,
debe ser relativa a un hecho, material o no, pero nunca en la
realización de un acto, jurídico. No nos sentimos autorizados pa-
ra hacer esta afirmación; pero deteniéndonos en este punto, lle-
gamos a esa conclusión". Sin embargo, más adelante declara:
"Pero como ésta no es una opinión con valor definitivo y al sos-
tenerla nosotros nada agregamos en su favor, prescindiremos de
ese punto de vista y admitiremos que una obligación de no hacer
puede tener, en términos generales, como objeto, tanto la omi-
sión de hechos materiales como de actos jurídicos" (233).
186.—Doctrina que considera nulas las cláusulas dé no
enajenar.—Según el autor que hemos venido citando, las cláu-
sulas que ée incluyen, en un contrato en virtud de las cuales se
limita la facultad de libre enajenación de una cosa son ilícitas,
porque se impone una prohibición a la ejecución de un acto que
es perfectamente lícito, o sea, se entraba la libertad de toda per-
sona para manifestar libremente su voluntad a fin de producir
efectos jurídicos, lo cual es evidentemente contrario al orden
público.
"Es contraria al orden público y a las leyes porque desna-
turaliza y altera substancialmente la, noción del derecho ¡ real
de dominio, tal como lo han entendido todas las legislaciones
fundadas en el Derecho Romano quiritario, toda vez que vimos
que eran sus características esenciales la perpetuidad y la libre
disposición; contraviene, entonces, más que a cualquiera otra ley,
al artículo 582 del Código Civil, que define y señala las caracte-
rísticas dél derecho de dominio. Importa, en seguida, una des-
naturalización y una inversión completa en el carácter que entre
nosotros tienen los contratos, sacándolos de su función legal,
creadora dé simples, obligaciones, para llevarlos a limitar el do-
poner, esto es, aquella que considera que las cláusulas de no ena-
jenar son nulas, por ser contrarias al orden público.
A través de las disposiciones-del Código se traduce el deseo
del legislador de proteger la libré enajenación de las cosas, y
aún la misma definición del derecho de dominio se hace a base
de la facultad' de disponer de la cosa "arbitrariamente", como se
quiera. El mismo Mensaje del Código expresa esta idea directriz
que inspiró el Código, al decir: "Es una regla fundamental en
este proyecto la que prohibe dos o más usufructos o fideicomisos
sucesivos; porque unos y otros embarazan la circulación y en-
tibian el espíritu de conservación y mejora, que da vida y mo-
vimiento a la industria. Otra que tiende al mismo fin 'es la que
limita la duración de las condiciones suspensivas y resolutorias,
que, en general, se reputan fallidas si tardan más de 30 años en
cumplirse".
Anteriormente, el mismo Mensaje había dicho: "Consérva-
se, pues, la substitución fideicomisaria en este proyecto, aunque
abolida en varios códigos modernos. Se ha reconocido en ella
una emanación del derecho de propiedad, pues todo propietario
parece tenerlo para imponer a sus liberalidades las limitaciones
y condiciones que quiera. Pero admitido en toda su extensión
este principio, pugnaría con el interés social, ya embarazando la
circulación de los bienes, ya amortiguando aquella solicitud en
conservarlos y mejorarlos, que tiene su más poderoso estímulo
en la esperanza de un goce perpetuo, sin trabas, sin responsabi-
lidades y con la facultad de transferirlos libremente entre vivos
y por causa de muerte; se admite, pues, el fideicomiso, pero se
prohiben las substituciones graduales, aún cuando no sean per-
petuas; excepto bajo la forma del censo, en el que se ha com-
prendido por consiguiente todo lo relativo al orden de sucesión
de las vinculaciones".
Todo esto indica claramente la intención del legislador de
evitar, en cuanto f u e r a posible, toda traba a la libre enajenación
de las cosas, y es el Código mismo el que señala en qué casos se
puede entrabar esta facultad de disponer, y hasta dónde.
En el caso del fideicomiso, la ley misma se encarga de se-
ñalar el límite hasta el cual una persona puede entrabar la libre
enajenación de la cosa, prohibiéndose los fideicomisos sucesivos;
y por una excepción notable, ha tenido que decir, en el artículo
751, que no será enajenable entre vivos la propiedad fiduciaria
172 ART TRO AI.F.SS.WDRT BESA
SEGUNDA CAUSAL
FALTA DE OBJETO
194.—La falta de objeto constituye una causal de nulidad
absoluta.—Opinión de autores.—Según vimos al referirnos a los
requisitos de existencia y de validez de los actos jurídicos, entre
los primeros se exige que el acto tenga un objeto sobre que re-
caiga la declaración de voluntad. Por consiguiente, en doctrina se
puede afirmar que un acto que earece de objeto es un acto in-
existente, pues carece de uno de sus requisitos esenciales.
Para quienes estimamos que en Chile la ley positiva no con-
templa la inexistencia jurídica como sanción a la omisión de cier-
tos requisitos en la ejecución de actos y en la celebración' de con-
tratos, sino que ha establecido la nulidad absoluta como la san-
ción civil máxima, la falta de objeto constituye causa de nulidad
absoluta, pudiendo incluirse entre aquellos requisitos que se exi-
gen en consideración a la naturaleza del acto o contrato que se
ejecuta o celebrá.
Autores como Alfredo Barros E. (240) y José Clemente Fa-
bres (241) estiman, igualmente, que la f a l t a de objeto en una de-
terminada declaración de voluntad produce nulidad absoluta, y es-
te último autor, si bien reconoce que "el artículo 1682 no consigna
expresamente como causa de nulidad la falta de objeto o la falta
de causa, dice sólo que lo es el objeto o causa ilícita", opina que
"no por esto es menos cierto que la falta de objeto o de causa
impide absolutamente la existencia de la obligación, y es por con-
siguiente, nulidad absoluta". En realidad, en esta última parte
hay cierta confusión de conceptos, pues se equipara la inexisten-
(245) LUTZESCO, obra citada, tomo I, pág. 219; este autor cita a
Demogue, Hemard, Planiol y Ripert, Colin y Capitant, Beudant y Gaudemet.
LA NULIDAD ABSOLUTA 183
(246) Revista, tomo 16, 2.» parte, sec. 1.*, pág. 365.
(247) Gaceta de los Tribunales, año 1897, 1er. semestre, sentencia 1395,
pág. 844, citada por ENRIQUE RODRIGUEZ SALAZAR en su Memoria
de Prueba, Ve la Nulidad Civil ante la Jurisprudencia, tomo I, pág. 224.
(248) Gaceta de los Tribunales, año 1909, 1er. semestre, sentencia 287,
pág. 434, citada por ENRIQUE RODRIGUEZ SALAZAR, obra citada,
pág. 224.
(249) Véase N.« 133.
184 ARTURO AI.ESSANDRI BESA
TERCERA CAUSAL
LA CAUSA ILICITA
TITULO I
NOCION DE CAUSA
(254) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, N.° 910, pág. 308.
(255) MERA MOLINA, JORGE, Exposición de la Doctrina de la Cau-
sa, N.° 20, págs. 31 y 32.
LA NULIDAD ABSOLUTA 187-
sean los móviles psicológicos que tengan en mira las personas que
celebraron el contrato.
198.—Verdadero concepto de "causa" en el Código Civil.—
¿A cuál de los tres conceptos señalados quiso referirse el Código
Civil al definir a la causa como el motivo qué induce al acto o con-
trato?
La gran mayoría de los autores se pronuncia por la doctrina
de la "causa impulsiva o final", incluso Jorge Mera Molina, quien
h a tratado extensamente la cuestión en su Memoria de Prueba.
Según estos autores, él Código Civil no debió emplear la palabra
"motivo" sola, porque da lugar a discusiones, sino que debió refe-
rirse al "motivo jurídico" que induce al acto o contrato, ya que
ese motivo jurídico no es otra cosa que el fin próximo que una
persona se propone obtener mediante su actividad contractual, fin
de naturaleza esencialmente jurídica. Por lo tanto, para un mis-
mo tipo de acto jurídico, las causas o motivos jurídicos serán
siempre unos mismos, porque el resultado jurídico de cada especie
de acto es invariable.
Sin embargó, hay quienes sostienen que el Código Civil quiso
incluir a la causa en el concepto de "causa eficiente", según al-
gunos, y en el de "causa ocasional", según otros. Estas doctrinas
de minoría han sido combatidas por quienes sostienen l a doctrina
de la "causa final o impulsiva" expresando que no es posible con-
siderar que el Código Civil chileno acepte la antigua doctrina ro-
mana de "causa civilis", que era la que generaba las obligaciónes;
además, de aceptarse taljteoría, el Código Civil señalaría por un
lado las fuentes de las obligaciones, y más adelante, entre sus
requisitos, al lado del objeto y consentimiento, volvería a exigir
la fuente, error qiie no es posible suponer en un texto legal de esa
naturaleza (256).
En igual forma, los autores citados atacan la doctrina que
acepta el concepto de "causa ocasional", que se basa en que el
Código Civil se refirió a los "motivos" que inducen a contratar,
queriendo significar el móvil psicológico que indujo a una per-
sona a celebrar un acto jurídico. En efecto, don Luis Claro dice
que "el legislador no se ha preocupado ni ha podido preocuparse
de las causas ocasionales, pues éstas presentan un carácter per-
(256) En este sentido, LUIS CLARO SOLAR, obra citada, tomo XI,
NJ> 909. pág. 308; JORGE MERA MOLINA, obra citada, JNT.° 120, págs.
107 y 108.
188 ARTURO AI.ESSANDRI BESA
ble carácter del fin que se persigue: al lado del efecto jurídico,
el interés de orden económico (261).
En Chile, según dijimos én él número anterior, la mayoría
de los autores y profesores de Derecho Civil considera que el
Código Civil- se refiere indudablemente al concepto de causa, fi-
nal, al igual que otros muchos Códigos extranjeros (francés,
italiano). Por lo tanto; la definición que se da está conforme con
este criterio, y así, Jorge Mera, resumiendo las opiniones de di-
versos autores (Alessandri, Beudant, Zacharie), para los cuales
la causa es el motivo jurídico que determina a ejecutar un acto
jurídicq, la define como "la razón o interés jurídico que induce
a obligarse"- (262).
200.—Distinción entre "causa del contrato" y "causa de la
obligación".—El Código Civil establece, en primer lugar, que "no
puede haber obligación sin una causa réal y lícita" (artículo
1467, inciso 1.°); y en el inciso 2.° define a ,1a causa como "el
motivo que induce al acto o contrato". O sea, primero habla de
la causa como elemento de la obligación, y después, como requi-
sito de los actos y contratos.
Diversos autores opinan que el Código Civil incurrió en con-
fusiones en esta materia, y que en realidad, la causa, considera-
da como "motivo jurídico que induce a obligarse", es un requi-
sito del contrato y no de la obligación. Don Arturo Alessandri
R., exponiendo esta materia, dice que "la causa de la obliga-
ción será él.hecho que la genera, su fuente; en cambio, la causa
dél contrato es el interés jurídico que mueve a las personas a
celebrarlo" (263). E n otras palabras, la causa de la obligación
se conformaría con el concepto de causa eficiente, mientras que
el verdadero sentido de causa, "causa final", se aplicaría al con-
t r a t o que la genera.
Según la opinión contraria,, de la cual participa Jorge Mera,
el Código Civil se ha querido reférir en todo momento a la cau-
sa de la obligación; como prueba de su argumento, cita al artícu-
lo 1445, que establece que "para que una persona se obligue a
TITULO II
§ I . — C A U S A P R O H I B I D A POR L A LEY
(266) REPERTORIO DALLOZ, tomo II, artículo 1133, NV\3, pág. 991.
13>
194 ARTURO AI.ESSANDRI BESA
(267) Revista, tomo 14, 2." parte, sec. l.«, pág. 261.
(268) Revista, tomo 16, 2." parte, sec. 1.a, pág. 257.
(269) Revista, tomo 26, 2.a parte, sec, 1.", pág. 175.
LA NULIDAD ABSOLUTA 195-
, (270) REPERTORIO DALLOZ, tomo II, artículo 1133, N." 448, pág.
1005.
(271) REPERTORIO DALLOZ, tomo II, articulo 1133, N.» 458,
pág. 1005.
(272) En este sentido, LAURENT, y BAUDRY-LACANTINERIE -y
BARDE, citados por el REPERTORIO DALLOZ, tomo II, artículo 1133, N.«
478, pág. 1006.
(273) En este sentido, LAROMBIERE, DEMOLOMBE, LAURENT,
BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE, citados por el REPERTORIO DA-
LLOZ, tomo II, artículo 1133, Nos. 478 y 479, pág. 1006.
(274) Obra citada, tomo III, pág. 115.
202
ARTURO AI.ESSANDRI BESA
TITULO III
(275) FABRES, JOSE CLEMENTE, obra citada, tomo III, pág. 115.
200 ARTURO AI.ESSANDRI BESA
Código Civil que declara que hay "objeto ilícito" en las deudas
contraídas en los juegos de azar, la nulidad absoluta de estos
contratos y obligaciones puede ser originada indistintamente
por la causa o por el objeto ilícito.
. 215.—La -causa y el objeto ilícitos en los contratos unilate-
rales onerosos.—En los contratos unilaterales onerosos,7 no exis-
»
ten obligaciones recíprocas simultáneas, sino que es'solamente
una la persona que se obliga; y su causa, o sea, el motivo jurídico
que la determinó a contratar y a contraer esa obligación, es,
de acuerdo con la doctrina de la "causa final", la entrega de la
cosa que le hizo el acreedor, cosa que está obligada a devolver
a su dueño o poseedor.
Estos son contratos unilaterales, porque de ellos sólo na-
cen obligaciones para una de las partes, y aunque hay casos en
que el otro contratante también queda obligado hacia- su deu-
dor, ello no altera el carácter de unilateral de estos contratos,
porque estas obligaciones correlativas pueden existir como pue-
den no nacer, y no son esenciales para la validez del contrato.
Son, además, onerosos desde el punto de vista del deudor,
del obligado a devolver la cosa que tiene en su poder, porque
del contrato resulta utilidad para ambos contratantes: para él,
el uso que está haciendo de la cosa, y para el acreedor, la obli-
gación que tiene éste de devolverle la cosa objeto del contrató.
El objeto en esta especie de contratos es la cosa misma que se
entrega, y la causa, la obligación de devolverla al acreedor.
En cambio, desde el punto de vista del acreedor, el contrato
unilateral es, por lo general, gratuito, porque no está obligado
a. efectuar ninguna prestación; en cambio, es titular del dere-
cho de poder exigir a su deudor el cumplimiento de la obligación
de devolverle la cosa objeto del contrato. Sin embargo, como
decíamos, hay veces en que él contrato deja de ser gratuito para
el acreedor, transformándose en oneroso por el nacimiento de
obligaciones en su contra y en • favor del deudor.
En esta clase de contratos se vé claramente la diferencia
entre objeto y causa, y la entera independencia que entre estos
dos elementos existe, aún en lo relativo a su ilicitud. E n efecto,
será muy difícil que el objeto sea en sí ilícito, salvo que se tra-
te, por ejemplo, del comodato de impresos abusivos de la liber-
tad de prensa o contrarios a las buenas costumbres. En cambio,
la causa de tales contratos puede adolecer de ilicitud si el mo-
LA NULIDAD ABSOLUTA 205-
CUARTA CAUSAL
FALTA DE CAUSA
TITULO I
217.—El Código Civil exige que todo acto tenga una causa
"real"; significado de la expresión.—El Código Civil, en el inciso
1.° del artículo 1467, declara que "no puede haber obligación sin
una causa real y lícita; pero no es necesario expresarla". E n
otras palabras, el Código exige que todo acto contenga una cau-
sa que tenga existencia efectiva ante la ley, y no que sea una
causa imaginaria; en consecuencia, si una declaración de volun-
tad carece de ella, estará viciada, pues le faltará el requisito de
la causa real que exige el Código, y esa declaración será ineficaz.
¿Hay actos sin causa? Este es un problema muy discutido,
que divide a los autores, y que más bien es cuestión de termi-
nología que de realidades, porque todos ellos llegan a la misma
conclusión: es poáible que haya actos que adolezcan de ese vicio.
Se puede afirmar categóricamente que hay actos que carecen de
"causa real", o sea, que ante la ley no existe el motivo jurídico
que debió impulsar a uno o a ambos contratantes a celebrar el
contrato; y decimos, ante la ley, porque creemos que al exigirse
una causa en la obligación, el legislador no se refiere a la existen-
cia subjetiva de ella, sino a su existencia objetiva. Lo que quiere
el legislador es que la causa exista realmente, como lo dispone el
Código Civil (279).
Según esta doctrina, que nos parece la más lógica y la que
más se ajusta a la intención claramente manifestada en el ar-
tículo 1467, que uso la palabra "real" para querer significar que
la causa debía'existir frente a la ley en forma objetiva, y no
(279) En este sentido, JORGE MERA MOLINA, obra citada, N> 122,
pág. 111.
LA NULIDAD ABSOLUTA 207-
y que, por lo tanto, no hay causa real; por este motivo, el ar-
ticulo 2295 permite que se repita lo pagado, pues el pago carece
de causa.
Pero si la persona que hace dicho pago sabe que no existe
causa y tiene perfecto conocimiento de lo que hace, tanto en el
hecho como en el derecho, ese acto es una donación, en que la
causa es "la pura liberalidad o beneficencia".
222.—Validez de un acto jurídico que tiene una causa erró-
nea.—Por regla general, la causa errónea equivale a la falta total
de causa, por lo cual el acto que adolece de ése vicio es nulo. Una
persona que creía que existía determinada causa, sufre de error
porque en el hecho tal causa no existe; aquí falta por completo
este elemento.
Sin embargo, puede haber causa falsa o errónea, sin que el
acto deje de ser eficaz. Esto sucede cuando una persona yerra
sobre la causa, cree que es una cierta y determinada, cuando
en realidad hay otra; como la legislación, según dijimos, acepta
la teoría de la causa final, objetiva, que nada tiene que hacer
con los motivos particulares de cada individuo que ejecuta un
acto jurídico,' no le interesa si la persona contrató teniendo en
vista una causa cuando en realidad la verdadera era otra distin-
ta; este acto será plenamente válido, pues tiene causa real y
lícita. Como ejemplo, podemos citar el artículo 2295 del Código
Civil, el que después de autorizar la repetición del pago que se
h a hecho por error, establece en el inciso 2.°: "Sin embargo,
cuando una persona a consecuencia de un error suyo ha pagado
una deuda ajena, no tendrá derecho de repetición contra el que
a consecuencia del pago ha suprimido o cancelado un título ne-
cesario para el cobro de su crédito; pero podrá intentar contra
el deudor las acciones del acreedor". La causa de este pago exis-
te: hay una deuda que cancelar; pero el que paga, cree que esa
deuda es propia, cuando en realidad es ajena. El pago es válido,
y el que pagó no puede pedir su nulidad, sino que debe dirigirse
contra el que realmente estaba obligado a efectuarlo.
"La jurisprudencia francesa es constante en este sentido
que, aunque la causa expresada en un acto sea falsa, el acto
no es nulo, si tiene una causa verdadera y lícita" (286), doc-
trina perfectamente aplicable en nuestro país, en qué el concepto
(286) REPERTORIO DALLOZ, tomo II, artículo 1131, N,° 105, pág.
152; REPERTORIO FUZIER-HERMAN, tomo III, N.° 105, pág, 152.
LA NULIDAD ABSOLUTA 211-
TITULO II
(288) REPERTORIO DALLOZ, tomo II, artículo 1131, N.° 64, pág. 985.
•LsAi NULIDAD ABSOLUTA 213
(291) Revista, tomo 39, 2.» parte, sec. 1."," pág. 505.
(292) Revista, tomo 8, 2." parte, sec. 2.», pág. 7.
(293) Obra citada, tomo XI, N.° 935, pág. 342.
(294) Obra citada, tomo VI, N.» 254, pág. 368.
216 ARTURO AI.ESSANDRI BESA
TITULO III
(298) En este sentido: LUIS CLARO SOLAR, obra citada, tomo XI,
N.o 937, pág. 347; PLANIOL y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.» 268, pág.
368; COLIN y CAPITANT, obra citada, tomo II, N.° 65, pág. 451; COVIE-
LLO, obra citada, pág. 451.
(299) REPERTORIO DALLOZ, tomo II, artículo 1131, Nos. 137 y 147,
págs. 987 y. 988.
LA NULIDAD ABSOLUTA 223-
(300) Revista, tomo 15, 2.» parte, sec 1.*, pág. 292.
(301) Citado por JORGE MERA MOLINA, obra citada, N.° 159,
pág. 146.
224 ARTURO ALESSANDRI BESA
dico carece de causa real, se puede hacer uso de todos los me-
dios probatorios que señala la ley; "el hecho que ciertos instru-
mentos públicos tengan el l valor de escritura pública no impide
que se pueda probar por los medios legales correspondientes, que
el acto a que el instrumento se refiere, es nulo por falta de cau-
sa"; así se ha fallado (302).
L a sola limitación que existe a este respecto, se refiere a
la prueba testimonial, que sólo procede en ciertos casos espe-
ciales.. Si el acto consta por escrito, y en el instrumento se men-
ciona la causa del acto, no procede demostrar por medio de tes-
tigos que la causa expresada no es la verdadera, o que ella no
es real, porque lo prohibe expresamente el artículo 1709 del Có-
digo Civil, que dispone, en su inciso 2.°, que "no será admisible
la prueba de testigos en cuanto adicione o altere de modo • 'gu-
no lo que se exprese en el acto o contrato, ni sobre lo que so ale-
gue haberse dicho antes, o al tiempo o después de su otorga-
miento, aún cuando en alguna de estas adiciones o modificacio-
nes se trate de una cosa cuyo valor no alcance a la referida
suma".
En cambio, si el acto jurídico consta en un instrumento en
que no ha mencionado la causa, puede probarse la inexistencia
de ésta por medio de testigos, porque en este caso no se t r a t a
de "adicionar o alterar de modo alguno lo que se exprese en
el acto o contrato", ya que la causa no se ha expresado en el
referido acto o contrato, entendiéndose por tal el instrumento
mismo en que constan.
236.—Nociones sobre los "actos abstractos".—A pesar de
que todo acto jurídico debe tener una causa real, ha.y ciertos
actos en que una persona queda obligada para con otra sin cau-
sa real que justifique directamente esa relación jurídica; estos
actos son llamados "abstractos", pues no solamente no expre-
san la causa, sino que carecen de ella, a pesar de lo cual son per-
fectamente válidos.
Los actos abstractos son aquellos en que, por lo general,
intervienen tres personas, ligadas entre sí por vínculos jurídi-
cos, pero a través de una de ellas, el deudor principal, lo cual po-
ne a una frente a otra, tercera en la relación, sin que entre ellas
exista un vínculo jurídico directo. .En consecuencia, una de esas
TITULO IV
con más energía. Cuando dice, pues, la ley, que el objeto o cau-
sa ilícita producen nulidad absoluta, es porque les ha negado
la existencia, y colocado en la misma situación que la falta de
ser; y repetir que esta falta de ser produce nulidad absoluta ha-
bría sido un pleonasmo tan inútil, como decir que un impúber
no puede habilitarse de edad, después de haber dicho que no
pueden hacerlo los menores de veintiún años" (304).
X a s razones enunciadas, si bien llegan a las mismas conclu-
siones de las que participamos, no nos parecen acertadas, pues
confunden la inexistencia jurídica con la nulidad absoluta, cosas
muy diferentes, por cierto, pues según ellas, lo que no existe no
produce efecto alguno, y es nulo absolutamente; si bien estamos de
acuerdo con el citado autor en que la falta de causa, por las razo-
nes que da, produce nulidad absoluta, rechazamos la identidad
que patrocina entre nulidad absoluta e inexistencia.
Más acertada nos parece la doctrina según lo cual la falta
de causa produce nulidad absoluta, porque la causa real es uno
de aquellos requisitos que, de acuerdo con el artículo 1682 del
Código .Civil, las leyes prescriben para el. valor de ciertos actos
o contratos en consideración a la naturaleza de ellos y no a la
calidad o estado de las personas que los ejecutan o acuerdan, y
cuya omisión produce nulidad, absoluta. Esta opinión nos pare-
ce acertada y ajustada a derecho, además, es una razón amplia,
que incluye diversos casos, tales como la falta de objeto, y la
falta de consentimiento, requisitos de existencia de los actos ju-
rídicos, que pueden ser considerados como requisitos a los que
se refiere el citado artículo 1682 del Código Civil (305).
239.—Disposiciones legales que justifican esta doctrina.—
Existen numerosas disposiciones de nuestro Código Civil que, ai
referirse a la falta de causa, señalan que el acto es. nulo de nuli-
dad absoluta.
En primer lugar, el artículo 1630 exige para "la validez"
de la novación, que ambas obligaciones sean válidas; si una de
ellas no existe, o es nula, la novación carece de causa real, y se-
gún esa disposición, es nula.
duce la nulidad absoluta del acto o contrato, y son los que creen
que es posible aceptar la doctrina de la inexistencia jurídica en
nuestra legislación.
El principal sostenedor de esta opinión es. don Luis Claro
Solar, quien estima que la falta de causa real acarrea la inexis-
tencia jurídica del acto; en efecto, dice textualmente que "si todo
acto o declaración de voluntad requiere esencialmente de una
causa, la falta de causa se opone al perfeccionamiento jurídico
del acto y el acto, por lo mismo, no existe; no es un acto nulo,
sino un acto que no ha podido nacer a la vida jurídica" (310).
Partidario de la misma opinión es Julio Philippi, quien, des-
pués de desechar diferentes teorías, que explican la falta de cau-
sa, se pronuncia por la inexistencia jurídica. Afirma que las cau-
sales de nulidad absoluta señaladas en el artículo 1682 del Có-
digo Civil son taxativas, pues se t r a t a de una materia de dere-
cho estricto (311). Pero olvida, a nuestro juicio, que la causa,
según lo dice el propio Mera, puede quedar incluida entre aque-
llos requisitos que se exigen en consideración a la naturaleza
del acto o contrato, a que se refiere ese mismo artículo 1682.
Enrique Rossel, se pronuncia también por la tesis de la in-
existencia, haciendo notar que el Código Civil hace una diferen-
cia entre la necesidad de causa-real y de causa lícita, refirién-
dose sólo a ésta como causal de nulidad absoluta, cuando falta
(312). Eii realidad, el Código Civil se ha referido a la causa real
y a la causa lícita en un mismo plano, pues el artículo 1467 exige
que toda obligación tenga "causa real y lícita", y si bien es cier-
to que el artículo 1682 sólo menciona a la causa ilícita como cau-
sal de nulidad absoluta, no lo es menos que la falta de causa
puede ser considerada como omisión de los requisitos a que esa
disposición se refiere.
243.—Dóctrina sustentada por Enrique Rodríguez Salazar.—
La opinión de Enrique Rodríguez Salazar difiere de todas las ci-
tadas anteriormente, sea que acepten la doctrina de la inexisten-
cia, sea que se pronuncien en favor de la teoría de la nulidad
absoluta.
Se expresa en los siguientes términos: "La falta de causa
QUINTA CAUSAL
OMISION DE REQUISITOS O FORMALIDADES QUE
LAS LEYES PRESCRIBEN PARA EL VALOR DE
CIERTOS ACTOS O CONTRATOS EN ATENCION
A SU NATURALEZA
SECCION 1.a
PRINCIPIOS GENERALES
TITULO I
TITULO II
REQUISITOS DE FONDO
TITULO III
REQUISITOS DE FORMA
(316) PLANIOL y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.o 113, pág. 142.
LA NULIDAD ABSOLUTA 241
tículo 1709 del Código Civil, que exige que todo acto o contrato
que contenga la entrega o promesa de una cosa' que valga más
de $ 200 debe constar por escrito, regla aplicable a todo con-
trato consensual o real que no sea solemne; y el artículo 1708
del mismo Código, descarta la prueba testimonial respecto de
obligaciones que hayan debido consignarse por escrito.
Pero estas disposiciones no señalan la nulidad absoluta
como sanción por la omisión de la formalidad; por el contrario,
el acto o contrato conserva su plena validez, siendo el único
efecto el que no se puede probar su existencia por testigos,
pero autorizándose probar su existencia y condiciones estipula-
das mediante cualquier otro medio de prueba reconocido por
la ley. Por lo tanto, si bien es cierto que la ley exige que se
cumpla con ciertas formalidades en la celebración del acto ju-
rídico, ellas no se exigen para la validez del acto, no dicen re-
lación con su substancia, sino que tienen por objeto preconsti-
tuír las pruebas necesarias que puedan requerirse en juicio, si
llega el caso de hacer valer tales pruebas; por esta razón, su omi-
sión no es la nulidad absoluta, porque quedan excluidas de la
disposición del artículo 1682 del Código Civil.
Ejemplo de lo que decíamos es el contrato de transporte
regido por el Código de Comercio, cuyas estipulaciones deben
constar en un documento llamado "carta de porte" (artículo
173 del Código de Comercio); pero si falta el instrumento, el
contrato no es nulo, sino que "la entrega de la carga podrá jus-
tificarse por cualquier medio probatorio" (artículo 179 del mis-
mo Código), porque se t r a t a b a de una formalidad exigida "ad
probationem".
Un caso similar es el del préstamo a la gruesa, que según
el artículo 1170 del Código de Comercio, debe constar por es-
crito, sancionándose la omisión de la formalidad, no con la nu-
lidad del contrato, sino con la imposibilidad de probarlos por
cualquier otro medio de prueba en juicio,
c) Formalidades exigidas como medios de publicidad.—
"O bien, las formalidades son necesarias sólo para los fines de pu-
blicidad del acto (como la notificación de la cesión de crédito)
de tal suerte que es ineficaz contra las personas en cuyo inte-
rés se exige la forma, pero en sí es válido y eficaz por regla-ge-
LA NULIDAD. ABSOLUTA 243
(322) En este sentido: RUGGIERO, obra citada, tomo II, pág. 272;
PLANIOL y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.» 113, pág, 113; COVIELLO,
obra citada, pág. 393; ENRIQUE ORTUZAR ESCOBAR, obra citada, N."
136, pág. 89.
Í.A NULIDAD" ABSOLUTA 247
SECCION 2.a
(323) Revista, tomo 39, 2.a parte, sec. 1.*, pág. 197.
I.A NULIDAD ABSOLUTA 249
(324) Revista, tomo 22, 2." parte, sec. l.«, pág. 1001.
(325) Revista, tomo 21, 2." parte, sec. 1.", pág. 288.
250 ARTURO AI.IÍSSANDRI BESA
po para ello, el acto que tuvo lugar re,vistió todos y cada uno de
los caracteres de testamento verbal, por lo cual bajo este as-
pecto, es válido, y debe llevarse a efecto como tal. El segundo
párrafo de la Sentencia transcrita expone los fundamentos del
fallo, que creemos perfectamente aceptables, ya que el hecho
de fallecer el testador en forma imprevista al terminar de ma-
nifestar su última voluntad constituye una prueba evidente de
que su vida se encontraba en peligro inminente, y tanto es así,
que no sólo no había tiempo o modo de otorgar testamento so-
lemne, sino que se estaba precisamente otorgando un testamen-
to abierto, cuando la muerte lo sorprendió antes de que pudiera
ponerse fin al acto testamentario.
261.—Asignaciones testamentarias.— Intimamente ligadas
con los testamentos se encuentran las asignaciones que en ellos
se hagan en favor de personas naturales o jurídicas. Sin em-
bargo, las asignaciones testamentarias tienen una individuali-
dad propia y separada en cierto modo, del testamento que las
contiene; por esta causa, una asignación puede estar viciada o
ser nula, con independencia de las demás, y del testamento mis-
mo, por contravenir ella sola alguna disposición prohibitiva o
imperativa, o carecer de los requisitos que señala la ley para su
validez. Pero como forman parte de un testamento, la nulidad
de éste acarrea la de todas las asignaciones que en él se hagan.
Las asignaciones testamentarias están reglamentadas en
el Título IV del Libro III del Código Civil; y entre los diversos
requisitos que deben reunir, los artículos 1063 y 1066 señalan,
respectivamente, que "la elección de un asignatario, sea abso-
lutamente, sea de entre cierto número de personas, no depen-
derá del puro arbitrio ajeno" y que "toda asignación deberá
ser, o a título universal, o de especies determinadas o que por
las indicaciones del testamento puedan claramente determinar-
se, pues de otra manerá, se tendrá por no escrita". En otras
palabras, tanto el asignatario como las especies asignadas de-
ben ser determinados.
Aplicando estos preceptos, se falló que "no vale la asigna-
ción indeterminada hecha a favor de la beneficiaría en la que
la elección o individualización de asignatario se entrega al puro
arbitrio del albacea o de otra persona y con mayor razón si
además, deja al arbitrio de éste el determinar el número de ta-
les establecimientos. Es nula la cláusula testamentaria en la
LA NULIDAD ABSOLUTA 251
(331) Revista, tomo 10, 2.» parte, sec. 1.', pág. 525; tomo 21, 2.* paite,
sec. 1.', pág. 1072.
(332) Revista, tomo 39, 2.' parte, sec. 1.', pág. 463.
I.A NULIDAD ABSOLUTA 255
(324) Revista, tomo 22, 2." parte, sec. l.«, pág. 1001.
(325) Revista, tomo 21, 2." parte, sec. 1.", pág. 288.
256 ARTURO ALESSANDRÍ BESA
(338) Revista, tomo 29, 2.» parte, sec. 1.», pág. 611.
(339) Revista, tomo 43, 2.* parte, sec. 1.*, pág. 61.
(340) Revista, tomo 22, 2.* parte, sec. 1.a, pág. 674.
(341) Revista, tomo 16, 2.' parte, sec. 1.', pág. 338.
I.A NULIDAD ABSOLUTA 259
(345) Revista, tomo 22, 2." parte, sec. I.*, pág. 792} tomó 27,- 2.* parte,
sec. 1.a, pág. 736.
(346) Revista, tomo 25, 2.» parte, sec. í.*, pág. 2Ó6.
262 ARTURO ALESSANDRI BESA
se efectúe con todos los requisitos legales, y esto puede tener lu-
g a r en cualquier momento y en cualquier tiempo después de otor-
gado el título respectivo.
El efecto propio de la nulidad es, según veremos, muy dife-
rente, pues produce la desaparición total del acto, que se con-
sidera como si nunca hubiese existido; en cambio, en el caso en
estudio, la inscripción subsiste, pero sólo viene a producir las
consecuencias jurídicas que le son propias cuando se, cumple con
todos los requisitos que le señala la ley. Además, la ley no empleó
términos tales como "no valdrá", "será nula", etc., "que permitan
sostener que la sanción establecida por el artículo 696 sea la nu-
lidad.
SECCION 3. a
TITULO I
E L INSTRUMENTO PUBLICO
§ I.—PRINCIPIO GENERAL
(362) SOMARRIVA, MANUEL, obra citada, N.» 173, pág. 171; FE-
RARI JULLIAN, SERGIO DE, Separación Convencional de Bienes, N.° 32,
pág. 37.—Esta misma opinión sostuvo don ARTURO ALESSANDRI RO-
DRIGUEZ en una Conferencia pronunciada en la Escuela de Leyes con mo-
tivo de las modificaciones introducidas al Código Civil por la Ley N." 7612,
cuya versión taquigráfica fué publicada por el Centro de Derecho de la
Universidad de Chile.
Í.A NULIDAD" ABSOLUTA 277
(363) Gaceta de los Tribunales, año 1907, sentencia 1187, pág. 962.
(364) Gaceta de los Tribunales, año 1920, 2." semestre, sentencia 66,
pág. 350.
(365) Revista, tomo 15, 2.» parte, sec. 1.", pág. 462.
278 ARTURO ALESSANDRI BESA
(369) V é a n s e N ú m s . 1434 y s i g u i e n t e s .
LA NULIDAD ABSOLUTA 281
TITULO II
E L INSTRUMENTO PRIVADO
TITULO III
LA PRESENCIA DE TESTIGOS
T I T U L O IV
Primer grupo
S I I . — E L REGISTRO CONSERVATORIO
DE BIENES RAÍCES
(380) Revista, tomo 26, 2." parte, sec. 2.", pág. 20; tomo 27, 2." parte,
sec. 2.'. pág. 25.
1381) Revista, tomo 19, 2.a parte, sec. l . \ pág. 296.
(382) VODANOVIC, ANTONIO, Curso de Derecho Civil, tomo II, N.°
61 f. págs. 351 y 352.
Í.A NULIDAD" ABSOLUTA 299
(384) Tratado de las Cauciones, N.° 372, págs. 343, 344, y 345,—En este
sentido se pronuncia igualmente JAVIER MARCHANT MONTALV A. en su
Memoria de Prueba, Sinopsis de los Contratos y las Obligaciones Extracon-
tractuales en él Derecho Civil, N.° 466, pág. 144.
302 ARTURO AI.IÍSSANDRI BESA
(389) Obra citada, tomo VIII, N.» 1007, págs. 162 y 163.—En este sen-
tido se pronuncia también don MANUEL SOMARRIVA, Tratado de las
Cauciones, N.° 372, pág. 346.
(390) TORTELLO ESCRIBANO, OSC.fR, Síntesis de la Sucesión por
Causa de Muerte y de las Donaciones entre Vivos, N.° 318, pág. 145.
20
306 ARTURO AI.IÍSSANDRI BESA
>398) Revista, tomo 28, 2." parte, sec. 1.», pág. 345.
<399) MORANDE TOCORNAL, ENRIQUE, El Conservador de Minas,
N." 51, pág. 39.
< 400) Obra citada, N." 50, pág. 38.
' LA NULIDAD ABSOLUTA 311
§ I V . — O T R O S REGISTROS ESPECIALES
(401) MORANDE TOCORNAL, ENRIQUE, obra citada, N.° 79, pág. 54.
(402) MORANDE TOCORNAL, ENRIQUE, obra citada, N.° 92, págs.
60 y 61.
312 ARTURO AI.IÍSSANDRI BESA
Segundo grupo
Inscripciones que se exigen por vía de solemnidád
343.—Constituyen la minoría.—Hemos señalado los casos más
importantes en que la inscripción en los Registros que establece
la ley, no constituye solemnidad del acto o del contrato que se
inscribe, sino que cumple otras funciones que señalamos oportu-
namente; y estos casos, constituyen la mayoría. Pero al lado de
éstas, podemos señalar algunos, pocos, en que la inscripción, ade-
más de'constituir la tradición de un derecho real, o de servir de
medio de publicidad de un acto o contrato, es una solemnidad ne-
cesaria para su validez, cuya omisión está sancionada por el ar-
tículo 1682 del Código Civil.
344.—Según algunos, la hipoteca, el fideicomiso y el usufruc-
to.—Hemos visto que hay autores que creen que las inscripciones
(403) PALMA ROGERS, GABRIEL, Derecho Comercial (explicaciones
de clase), tomo I, págs. 251 y siguientes.
314 ARTURO AI.IÍSSANDRI BESA
T I T U L O V
(424) Revista, tomo 29, 2." parte, sec. 1.a, pág. 293.
' LA N U L I D A D ABSOLUTA 321
(413) Revista, tomo 21, 2.» parte, sec. 1.", pág. 419.
' LA N U L I D A D ABSOLUTA 323
T I T U L O VI
EL PLAZO
S I.—NOCIONES GENERALES
(421) Revista, tomo 41, 2.» parte, sec.. 2.a, pág. 38.
(422) En este sentido: ALESSANDRI. RODRIGUEZ, ARTURO, Con-
ferencia pronunciada en la Escuela de. Leyes con motivo de las reformas
introducidas al Código Civil por la Ley N." 7612; versión taquigráfica pu-
blicada por el Centro de Derecho de la Universidad de Chile; SOMARRIVA,
MANUEL, Derecho de Familia, N." 173, pág. 171; FERARI JULLIAN, SER-
GIO DE, obra citada, N." 34, págs. 38 y 39.
LÁ NULIDAD ABSOLUTA 331
20
338 ARTURO AI.IÍSSANDRI BESA
T I T U L O VII
LA FIRMA
§ I.—CONCEPTOS GENERALES
(425) Revista, tomo 35, 2." parte, sec. 1.a, pág. 235.
(426) SANTA CRUZ SERRANO, VICTOR, artículo publicado en la
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 38, 1.' parte (Sección Derecho),
pág. 142.
' LA NULIDAD ABSOLUTA 339
(427) M i s m a c i t a anterior;
' LA NULIDAD ABSOLUTA 341
TITULO VIII
(431) Revista, tomo 23, 2.» parte, sec. 1.», pág. 1115; tomo 29, 2.» parte,
sec. 1.", pág. 306; tomo 38, 2." parte, sec. 1.», pág. 474.
LA NÚLIDAD ABSOLUTA 349
TITULO IX
(445) Revista, tomo 26, 2." parte, sec. 1.", pág. 499; comentario a una
sentencia.
' LA N U L I D A D ABSOLUTA 359
S N.—LA INSINUACIÓN
(446) Revista, tomo 28, 2.» parte, sec. 1.", pág. 591.
(447) Véase N." 96.
362 ARTURO ALESSANDRI BESA
SECCION 4'.»
T I T U L O I
§ I.—TESTAMENTOS SOLEMNES
407.—Formalidad
i común a los testamentos solemnes.—Para
precisar el alcance'de las disposiciones legales comunes a los tes-
tamentos solemnes, es preciso citar la sentencia que declaró que
"siendo todo testamento un acto más o menos solemne con que
una persona dispone, por sí misma, de todo o parte de sus bienes
para que tenga efecto después de sus días, y ciñéndose su otor-
gamiento a los requisitos que exige la ley, según sea su solemni-
dad, no puede declararse su nulidad por la omisión de un trámite
procesal extraño a tales requisitos y cuya falta la ley no sanciona
con nulidad" (449). Este es un principio fundamental en materia
de nulidades, aplicable a toda otra clase de actos jurídicos.
Además, en otra sentencia se declaró que "la ley dispone que
en el testamento solemne cerrado en que se omitiere cualquiera
ele las solemnidades a que debe sujetarse no tendrá valor alguno,
es decir, no puede considerarse como tal testamento, considerado
éste, no materialmente, sino en el sentido jurídico que la ley da a
esta palabra al definirla" (450). El efecto de la nulidad es, pues,
que el acto no puede ser considerado, desde un punto de vista ju-
rídico, como testamento.
Testamentos abiertos
(455) Revista, tomo 40, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 196; tomo 41, 2." parte,
sec. 1.", pág. 539.
LA NULIDAD'ABSOLUTA 367
B) Testamentos cerrados
*
413.—-Presencia de testigos.—Según el artículo 1021 del Có-
digo Civil, el testamento cerrado debe otorgarse ante un notario
y cinco testigos; por consiguiente, si concurre un número menor *
de testigos, el testamento es nulo, y si concurre un número ma-
yor, el testamento es válido, como lo resolvió la sentencia citada
en el N." 408.
414.—Entrega del testamento al notario con las solemnidades
legales.—El inciso 1.a del artículo 1023 del Código Civil establece
que "lo que constituye esencialmente el testamento cerrado es el
acto en que el testador presenta al escribano y testigos una escri-
tura cerrada, declarando de viva voz y de manera que el escri-
bano y testigos le vean, oigan y entiendan, (salvo él caso del ar-
tículo siguiente), que en aquella escritura se contiene su testa-
mento. Los mudos podrán hacer esta declaración escribiéndola a
presencia del escribano y testigos".
Nuevamente se presenta la cuestión de si es necesario men-
cionar en el sobre que contiene el testamento todo el acto de la
entrega de éste, por parte del testador, al notario autorizante; pe-
ro la solución es fácil de encontrar, y la cuestión se resuelve en
forma negativa, pues en ninguno dé los incisos del artículo 1023
citado se exige que se deje constancia del acto de entrega en el
sobre que contiene el testamento.
§ N.—TESTAMENTOS PRIVILEGIADOS
(464) Revista, temo 20, 2.a parte, sec. 1.", pág. 336.
LA N U L I D A D ABSOLUTA, 373
T I T U L O II
SEXTA CAUSAL
FALTA DE VOLUNTAD O DE CONSENTI-
MIENTO
SECCION í."
LA V O L U N T A D C O M O E L E M E N T O E S E N C I A L D E
TODO ACTO JURIDICO VOLUNTARIO
T I T U L O I
(471) PLANIOL y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.» 99, pág. 120.—
En este mismo sentido, CLARO SOLÁR, LUIS, obra citada, tomo XI, N."
750, pág. 117.
LA N U L I D A D ABSOLUTA, 379
T I T U L O II
SECCION 2.a
F O R M A S E N Q U É P U E D E F A L T A R LA V O L U N T A D
O EL CONSENTIMIENTO, Y SU SANCION
T I T U L O 1
(478) PLANIOL y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 110, pág. 139.
LA NULIDAD ABSOLUTA, 387
(479) PLANIOL y RIPERT, obi-a citada, tomo VI, Ñ.° 110, págs. 139
y 140. .
(480) RODRIGUEZ SALAZAR, ENRIQUE, obra citada, pág. 152.
388 ARTURO ALESSANDRI BESA
(483) Revista, tomo 24, 2.' parte, sec. 2.', pág. 53.
(484) Revista, tomo 6, 2." parte, sec. 1,», pág. 436.
(485) Gaceta de los Tribunales, año 1)902, sentencia 220, pág. 247.
(486) RODRIGUEZ SALAZAR, ENRIQUE, obra citada, pág. 152.
392 ARTURO ALESSANDRI BESA
(490) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, N.° 685, pág. 12.
(491) CARMONA PERALTA, JUAN DE DIOS, obra citada, N.° 31,
pág. 21.
LA NULIDAD ABSOLUTA, 395
(493) MERA MOLINA, JORGE, obra citada, N.» 186, pág. 177.
(494) Revista, tomo 24, 2." parte, sec. 2.', pág. 53.
(495) Revista, tomo 6, 2.» parte, sec. 1.", pág. 436.
(496) Gaceta de los Tribunales, año 1902, sentencia-220, pág. 436.
(497) Revista, tomo 34, 2.» parte, sec. 2.", pág. 14.
(498) Revista, tomo 29, 2.» parte, sec. 1.", pág. 411.
400 ARTURO ALESSANDRI BESA
(506) M i s m a c i t a anterior.
LA NULIDAD ABSOLUTA 407
T I T U L O II
fecto y plenamente válido desde que se cumple con todos los re-
quisitos establecidos por la ley, entre ellos, la manifestación de
la voluntad en forma legal;
Por otra parte, está el. representado que, cuando la repre-
sentación es convencional, debe manifestar, igualmente, su vo-
luntad; pero no con el mismo objeto que hemos señalado, sino
con la intención de quedar sujeto a los efectos del acto. El
"consentimiento para quedar afectado por un acto jurídico" no
dice relación con la existencia misma del acto o contrato, que
nace a la vida jurídica mediante-la manifestación de,voluntad
del representante, sino que, como su nombre lo indica, determi-
na la persona que va a quedar sometida a los efectos jurídicos
que provengan del acto o contrato, o sea, el- representado.
En los actos a que nos estamos refiriendo, el mandatario o
el representante legal son los que ejecutan el acto y manifies-
tan la voluntad que da nacimiento al acto jurídico; en cambio,
el mandante, que ha celebrado el contrato de mandato, es el que
manifiesta su voluntad de quedar obligado por los efectos del
acto ejecutado a su nombre, y tal consentimiento se presume
por el hecho de nombrar un mandatario, siempre que éste obré
dentro de los límites de su mandato. Así se desprende del ar-
tículo 2160, inciso 1.°, del Código Civil, que dispone que
"el mandante cumplirá las obligaciones que a su nombre ha con-
traído el mandatario dentro de los límites del mandato".
Lo mismo puede decirse respecto de las personas jurídicas,
que obran por representantes. Estos son los que celebran el
acto o contrato, y son aquéllas las que manifiestan su voluntad de
quedar obligadas por dichos efectos; la voluntad de las perso-
nas jurídicas que no son sociedades, la expresa su cuerpo direc-
tivo y, de acuerdo con el artículo 550 del citado Código, "la ma-
yoría de los miembros de una corporación, que tengan, según sus
estatutos voto deliberativo, será considerada como una sala o
reunión legal de la corporación entera. La voluntad de la ma-
yoría de la sala es la voluntad de la corporación".
Con respecto a las sociedades, rige lo dispuesto en el ar-
tículo 2054, según el cual "en las deliberaciones de los socios
que tengan derecho a votar, decidirá la mayoría de votos, com-
putada según el contrato, y si en éste nada se hubiere estatuido
sobre ello, decidirá la mayoría numérica de los socios. Excep-
túanse los casos en que la ley o el contrato exigen unanimidad,
416 ARTURO ALESSANDRI BESA
§ I I . — S A N C I Ó N A LA F A L T A DE R E P R E S E N T A C I Ó N
§ I I I . — C A S O S E N Q U E S E PRODUCE LA I N O P O N I B I L I D A D
(526) Rpvista, tomo 23, 2." parte, sec. 1.", pág. 669.
(527) Revista, tomo 19, 2." parte, sec. l . \ pág. 406.
(528) Revista, tomo 27, 2.» parte, sec. 1.», pág. 809.
LA NULIDAD ABSOLUTA 425
(530) Revista, tomo 43, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 188.
(531) CARMONA PERALTA, JUAN DE DIOS, obra citada, N.° 251,
pág. 121.
LA N U L I D A D ABSOLUTA, 427
(546) Revista, tomo 10, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 525.
(547) Revista, tomo 23, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 547."
(548) De ta Compraventa y de la Promesa de Venta, tomo I, N." 292,
pág. 310.
LA NULIDAD ABSOLUTA 433
(551) Revista, tomo 38, 2." parte, see. 1.», pág. 176; considerando 21.»
de la sentencia que acogió el recurso de casación.
_ LA NULIDAD ABSOLUTA 435
(552) Revista, tomo 38, 2.a parte, sec. 1.', pág. 396.
_ LA N U L I D A D ABSOLUTA 437
(553) Revista, tomo 38, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 396.
440 _ ARTURO A L E S S A N D R I BESA _ __
T I T U L O III
§ I . — C A S O S E N Q U E U N A P E R S O N A E J E C U T A U N ACTO A N O M B R E
DE OTRA SIN SER SU R E P R E S E N T A N T E NI AUN APARENTEMENTE
que una persona actúa a nombre de otra sin poder para repre-
sentarla.
Aquí, como en las diversas situaciones que hemos venido
analizando, los actos jurídicos se generan por las manifesta-
ciones de voluntad de los terceros contratantes y del agente
oficioso; basta que estas personas consientan en un acto ju-
rídico para que éste nazca a la vida jurídica, siempre que se
cumpla con todos los demás requisitos legales. Pero como el
acto jurídico ha sido celebrado a nombré de otra personas,
que el Código Civil denomina "interesado", los efectos del acto
se dirigen contra y a favor de él, él es el titular de los dere-
chos y sujeto de las obligaciones que de dicho acto, provengan.
El interesado ¿queda o no obligado por los actos jurídicos
que el gestor celebra en la administración de sus negocios?
Es necesario distinguir dos situaciones: si los negocios han
sido bien administrados, o si no lo han sido. Según el inciso
primero del artículo 2290 del citado Código, "si. el negocio ha
sido bien administrado, cumplirá el interesado las obligaciones
que el gerente ha contraído en la gestión y le reembolsará las
expensas útiles o necesarias'.'. En consecuencia, la buena admi-
nistración del negocio trae como consecuencia la oponibilidad al
interesado de los actos ejecutados por el gestor.
En cambio, si el negocio ha sido mal administrado, los actos
que ejecuta el gestor son válidos, pero no obligan al interesa-
do, le son inoponiblés. Así se desprende del inciso tercero del
citado artículo que dispone que "si el negocio ha sido mal ad-
ministrado, el gerente es responsable de los perjuicios"; es éste
el que responde, y no el interesado.
480.—La estipulación a favor de otro.—El artículo 1449 del
Código Civil estatuye que "cualquiera puede estipular a favor de
una tercera persona, aunque no tenga derecho para represen-
tarla, pero sólo esta tercera persona podrá demandar lo estipu-
lado; y mientras no intervenga su aceptación expresa o tácita,
es revocable el contrato por la sola voluntad de las partes que
concurrieron a él".
"Constituyen aceptación tácita los actos que sólo hubieran
podido ejecutarse en virtud del contrato"; o sea, contempla la
institución denominada "estipulación a favor de otro".
Este es otro de los casos en que una persona celebra actos
_ LA N U L I D A D ABSOLUTA 443
(556) BALTRA CORTES, ALBERTO, obra citada, N.° 266, pág. 249.
_ LA N U L I D A D ABSOLUTA 447
SECCION 3."
T I T U L O I
T I T U L O II
§ I.—Los DEMENTES
30
(557 Véanse Nos. 442 y siguientes.
(558) COUSIÑO MAC-ÍVER, LUIS, Breve Curso de Medicina Legal,
pág. 195.
450 ARTURO A L E S S A N D R I BESA
(561) FABRES, JOSE CLKMENTE, obra citada, tomo III, pág:. 125.
(562) Revista, tomo 21, 2." parte, sec. 1.", pág. 220.
452 ARTURO ALESSANDRI BESA
ejemplo que pone el N.° 4.° refuerza nuestra tesis, porque se re-
fiere al que "actualmente no estuviere en su sano juicio por
ebriedad u otra causa", o sea, contempla a la ebriedad u otra
causa semejante como causal de privación de razón, y no de la
demencia.
En el artículo 357 del Código de Procedimiento Civil encon-
tramos una situación semejante; en efecto, este precepto esta-
blece la inhabilidad para declarar como testigos én el juicio:
"2.°) a los que se hallen en interdicción por causa de demencia y
3.°) a los que, al tiémpo de declarar, o al de verificarse los he-
chos sobre que declaran, se hallen privados de la razón, por .ebrie-
dad u otra causa"; o sea, hace la misma diferencia que el Có-
digo Civil entre los dementes, por una parte, y los que se hallen
privados de razón por ebriedad u otra causa, por otra.
Pero, a pesar de estas diferencias, sea que el acto o contrato
• haya sido ejecutado o celebrado por un demente, o por una per-
sona que se hallaba privada de razón o juicio, el acto es nulo ab-
solutamente, por disposición expresa del artículo 1682 en el pri-
mer caso, y por faltar la manifestación de voluntad o consenti-
miento en el segundo, requisito eséncial para la validez de los
actos jurídicos.
§ II.—Los IMPÚBERES
(571) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XI, N.° 706, pág. 32.
(572) Revista, tomo 18, 2." parte, sec. l . \ pág. 145.
462 ARTURO ALESSANDRI BESA
T I T U L O III
E L ERROR ESENCIAL
(576) Revista, tomo 42, 2.» parte, sec. l.«, pág. 50.
(577.) Obra citada, tomo XI, N.° 769, pág. 150,
470 ARTURO ALESSANDRI BESA
SEPTIMA CAUSAL
I N C A P A C I D A D E S E S P E C I A L E S PARA
EJECUTAR CIERTOS ACTOS
T I T U L O I
(582) PLANIOL y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 87, pág. 107.
478 ARTURO ALESSANDRI BESA
T I T U L O II
rios que menciona el artículo 481 del Código citado hayan in-
tervenido en el juicio para que queden inhibidos de poder com-
prar los bienes y derechos que son objeto del mismo, aunque
esos bienes y derechos no se venden a consecuencia del litigio.
Pero si los fiscales, relatores y demás funcionarios ante-
riormente nombrados no intervienen en el juicio, pueden com-
prar los bienes o derechos litigiosos, aún cuando del litigio esté
conociendo el tribunal ante el cual prestan ordinariamente sus
funciones.
' Si un abogado interviene como juez compromisario en un
litigio, en su calidad de juez, queda sujeto a la prohibición del
Código Orgánico con preferencia a la del Código Civil; en con-
secuencia, no puede comprar bienes o derechos litigiosos some-
tidos a su conocimiento sino hasta cinco años después que han
dejado de ser litigiosos, aunque no se vendan a consecuencia del
litigio.
c) Regla común.—La prohibición del artículo 1798 del Có-
digo Civil se aplica indistintamente al empleado público respec-
to de los bienes que se vendan por su ministerio, y a los jueces
y demás funcionarios respecto de los bienes que se vendan a
consecuencia del litigio en que han intervenido, sea que la venta
se haga en pública subasta o no; así lo establece la parte final
del artículo citado. Y es lógico que así sea, porque las razones
para prohibir la compra son las mismas.
538.—Prohibición que afecta a los administradores de es-
tablecimientos públicos para vender los bienes que administran.—
El artículo 1797 del Código Civil dispone: "Se prohibe a los ad-
ministradores de establecimientos públicos vender parte alguna
de los bienes que administran, y cuya enajenación no está com-
prendida en sus facultades administrativas ordinarias; salvó el
caso de expresa autorización de la autoridad competente".
¿Qué se entiende por establecimientos públicos? Como la
ley no los ha definido, es necesario darles su significado común.
Según esto, establecimiento público es cualquiera institución que
realiza un fin de utilidad pública y que depende del Estado; así,
por ejemplo, son - establecimientos públicos la Beneficencia, los
Ferrocarriles del Estado, etc.
De los términos en que está redactada la disposición en
estudio, se desprende que no se t r a t a de una ley prohibitiva,
que prohiba a los administradores mencionados vender los bie-
_ LA NULIDAD ABSOLUTA 499
(646) Revista,, tomo 28, 2.a parte, sec. 1.», pág. 518.
_ LA NULIDAD ABSOLUTA 503
C a r a c t e r í s t i c a s f u n d a m e n t a l e s de
la n u l i d a d a b s o l u t a
SECCION 1.a
declaración, no sólo por las partes interesadas sino por los ter-
ceros, por todo aquél que tenga interés en que la nulidad sea
declarada y aún piiede y debe ser declarada por el juez de oficio,
si aparece de manifiesto en el acto o contrato" (598).
545.—Aspectos de la nulidad absoluta que constituyen sus
características esenciales.—Los caracteres esenciales de la nu-
lidad absoluta dicen relación con tres aspectos, a saber : perso-
nas que pueden alegar esta especie de nulidad; posibilidad de
ratificarla,- esto es, de sanearla mediante la renuncia de la ac-
ción respectiva, y tiempo en el cual se la considera saneada o
extinguida.
546.—Quiénes la pueden alegar.—Como consecuencia natu-
ral de estos fundamentos se deriva la facultad que tiene todo in-
teresado en el acto para solicitar su nulidad absoluta, aún cuan-
do no haya intervenido,en su generación; también puede soli-
citar la anulación el Ministerio Público "en el solo interés de
la moral y de la ley", porque a él le corresponde velar por ellas,
y finalmente, se autoriza, y aún, se obliga al juez que conoce de
un proceso para que la declare, porque en cierto modo a él tam-
bién le corresponde velar por que no" se infrinjan las leyes de
orden público y la moral. En buenas cuentas, la ley abre a todo
el mundo las puertas de la reclamación para que puedan solici-
t a r la nulidad absoluta, debido a su naturaleza especial, que no
tiene por objeto proteger intereses particulares, sino sancionar
trasgresiones al orden público en materia civil y a la moral.
547.—Ratificación.—Otra consecuencia que fluye de la natu-
raleza especial de esta clase de nulidad es la imposibilidad que
tienen las personas que han ejecutado el acto o celebrado el
contrato nulo, de ratificarlo. La ratificación consiste en la re-
nuncia de la acción de nulidad que compete a alguno de los
que intervinieron en la ejecución del acto jurídico, y ello es per-
fectamente posible en la nulidad relativa que está establecida
en protección y beneficio de ciertas personas, por lo cual sólo
atañe a intereses particulares, de modo que no hay inconvenien-
te en que el titular de la acción renuncie a ella, porque mediante
este acto sólo afecta su propio patrimonio. En • cambio, en la
nulidad absoluta existen intereses generales de orden público en
juego, debido a, lo cual, no puede permitirse que los contratan-
(598) CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XII, N.» 1923, pág. 601.
_ LA NULIDAD ABSOLUTA 507
SECCION 2.a
P E R S O N A S Q U E P U E D E N P E D I R LA D E C L A R A -
CION DE NULIDAD ABSOLUTA Y QUIEN
PUEDE DECLARARLA DE OFICIO
T I T U L O I
(599) Revista, tomo 25, 2.a parte, sec. 1.», pág. ,936; tomo 2, 2.' parte,
sec. l.«, pág. 106.
(600) Revista, t o m o 33, 2." parte, sec. i; a , p á g . 106.
_ LA NULIDAD ABSOLUTA 511
(606) Revista, tomo 42, 2." parte, see. 2.a, pág. 54.
(607) Gaceta de los Tribunales, año 1925, 2." semestre, sentencia 118,
pág. 586.
(608) Revista, tomo 4, 2." parte, sec..'1.a, pág. 290.
(609) Gaceta de los Tribunales, año 1931, 2." semestre, sentencia 117,
pág, 552.
_ LA NULIDAD ABSOLUTA 515
(611) Revista, tomo 22, 2.» parte, sec. 1.a, pág. 936; tomo 28, 2.' parte,
sec. 1.*, págs. 195 y 591; tomo 32, 2.a parte, sec. 1.*, pág. 100; tomo 33, 2.»
parte, sec. 1.», pág. 165; tomo 35, 2.a parte, sec. 1.», pág. 424.—Gaceta de tos
Tribunales, año 1928, 2.° semestre, sentencia 164, pág. 738.
_ LA NULIDAD ABSOLUTA 521
(631) Revista, tomo 43, 2.a parte, sec. 1.', pág-. 399.
(632) Misma cita anterior.
(633) Revista, tomo 39, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 27,.
(634) Revista, tomo 2, 2.» parte, sec. 2.a, pág. 64.
34
530 ARTURO ALESSANDRI BESA
(639) Revista, tomo 27, 2." parte, sec. 1.*, pág. 33; tomo 28, 2." parte,
sec. 1.', pág. 591.
(640) Revista, tomo 28, 2.\ parte, sec. 1.a, pág. 591.
:641) Revista, tomo 29, 2.» parte, ,sec. 1.", pág. 50.
_ LA NULIDAD ABSOLUTA 533
to, el artículo 1467 del Código Civil dispone que "no puede ha-
ber obligación sin una causa real y lícita; pero no es necesario
expresarla". En consecuencia, para que se pueda declarar la nu-
lidad absoluta por falta de causa, será necesario probar con di-
versos antecedentes que el acto o contrato carece de causa, o sea,
se deberá destruir la presunción legal que supone la existencia
de una causa real en todo negocio jurídico. Esto básta para que
el vicio no aparezca de manifiesto y para, que, por lo mismo, la
'hulidad no püeda declararse de oficio. Así se ha fallado (642).
579.—Actos jurídicos efectuados por personas absolutamente
incapaces.—La circunstancia de haber intervenido én la ejecu-
ción de un acto o en la celebración de un contrato, un absoluta-
mente incapaz, sea éste un demente, un impúber o un sordomudo
que no puede darse a entender por escrito, no es de aquellos vi-
cios o defectos que aparecen de manifiesto en el instrumento mis-
mo en que consta el acto jurídico, sino que es necesario aducir
diversos antecedentes y rendir pruebas especiales para demos-
t r a r que la persona que intervino en la ejecución del acto jurídico
padecía de una incapacidad absoluta; en efecto, el vicio, salvo
raras excepciones, no estará patente y claro, ni se descubrirá a
primera Vista en el instrumento otorgado para dejar constancia
del acto o contrató. Así se ha fallado (643).
580.—Remate.—El remate efectuado estando pendiente un
embargo sobre el bien subastado, es. nulo por ilicitud del objeto
(artículo 1464, N.u 3); pero si dicho embargo no aparece de
manifiesto en la respectiva escritura, no procede declarar de ofi-
cio la nulidad absoluta de ese remate (644).
581.—Nombramiento de curador.—Se ha fallado que, "admi-
tiendo que hubiera nulidad absoluta en la designación de curador
cuyo discernimiento se hace por un juez incompetente, no puede
declararse de oficio dicha nulidad", porque el vicio no aparece
de manifiesto en el instrumento en que consta dicha designa-
ción (645).
582.—Actos ejecutados por el tesorero de una Municipali-
dad.—El tesorero de una Municipalidad debe actuar en represen-
tación de la Corporación observando los requisitos que la ley es-
(642) Revista, tojno 29, 2.» parte, sec. 1.", pág. 148.
(643) Revista, tomo 33, 2." parte, sec. 1.", pág. 504.
(644) Revista, tomó 28, 2." parte, sec. 1.", pág. 195.
(645) Revista, tomo 28, 2.» parte, sec. 1.% pág. 350.
534 ARTURO ALESSANDRI BESA
PRIMERA LIMITACION
fec'to del acto, por lo cual éste no puede ser atacado por la vía
de la nulidad absoluta, ya que este saneamiento implica la pres-
cripción de la acción de nulidad.
. Se plantea, entonces, el problema de si el juez puede decla-
rar de oficio la nulidad absoluta de un acto o de un contrato vi-
ciado, transcurridos quince años desde su celebración, es decir,
si el saneamiento implica sólo la prescripción de la acción de nu-
lidad absoluta que corresponde a los interesados obtener la decla-
ración de nulidad, o si el saneamiento afecta al vicio mismo de
que adolecía el negocio jurídico nulo, haciéndolo desaparecer, y
consolidando en definitiva y para siempre, el acto jurídico.
Creemos, de acuerdo con los términos empleados por el ar-
tículo 1683 y con el espíritu general de la legislación civil, -que el
juez no puede declarar de* oficio una nulidad absoluta que se ha
saneado por el lapso de tiempo, porque el citado artículo dispone
que es la nulidad absoluta misma la que. se sanea por el lapso de
tiempo de quince años, o sea, se refiere al saneamiento de la nu-
lidad y no a ' l a prescripción de las acciones de nulidad que co-
rrespondan a los interesados en. pedirla.
De modo que transcurridos esos quince años, la nulidad ab-
soluta se sanea respecto de todo el mundo, y nadie puede pedir
su declaración a la justicia, ni ésta tiene la facultad de declarar-
la de oficio, porque la situación jurídica inestable, o más bien
atacable, se consolidó definitivamente p o r , el transcurso del
tiempo.
584.—El transcurso del tiempo consolida. las situaciones in-
estables y entre ellas, los actos nulos.—Esta es la interpretación.
que más se ajusta al espíritu de nuestra legislación, según el cual,
el transcurso del tiempo consolida los derechos y las situaciones
jurídicas en general, y hace, desaparecer los defectos o vicios de
que adolezcan. La ley, con muy buen sentido, estima, que se. pro-
ducen menos trastornos, y, por lo tanto, se salvaguardian mejor
los derechos de todos, si no se remueven situaciones jurídicas ya
establecidas y que han perdurado a, través de un período de mu-
chos años; tal sería el caso de un negocio jurídico nulo absolu-
tamente, que ha subsistido por más de quince años sin que nadie
haya reclamado de su validez. ¿Habría conveniencia en que los
Tribunales pudieran declarar de oficio la nulidad absoluta de ese
acto o contrato, pasados quince años desde su celebración? ¿Có-
mo se protegen mejor el orden social y los intereses generales de
536 ARTURO ALESSANDRI BESA
(647) Revista, tomo 43, 2." parte, sec. 2.a, pág. 49.
(648) Véase N.» S83.
538 ARTURO ALESSANDRI BESA
TERCERA LIMITACION
T I T U L O II
T I T U L O I I I
8 I . — C O N D I C I O N E S Q U E SE EXIGEN P A R A Q U E U N A P E R S O N A T E N G A
I N T E R É S E N ALEGAR L A NULIDAD A B S O L U T A DE U N
ACTO O C O N T R A T O
( 6 5 4 ) E n e s t e s e n t i d o : C L A R O S O L A R , L U I S , obra c i t a d a , t o m o XII,
N." 1229, p á g . 610.
(655) C L A R O S O L A R , L U I S , obra citada, t o m o XII, N.° 1926, p á g . 605.
_ LA N U L I D A D ABSOLUTA 549
(659) Revista, tomo 36, 2.a parte, sec. 1.", pág. 104.
(660) Gaceta de los Tribunales, año 1918, 2." semestre, sentencia 341,
pág. 1045.
(661) Revista, tomo 34, 2." parte, sec. 2.a, pág. 33.
(662) Revista, tomo 34, 2." parte, sec. 2.", pág. 28.
¡,>\ ".''fi.TPAn ,ii»)i ir-,\
tees ) Revista, tomo 39, 2.» parte, sec. 1.", pág. 37; considerandos 17.°,
18." y 21." de la sentencia de segunda instancia.
(684) Misma cita anterior,
_ LA N U L I D A D ABSOLUTA 553
(666) Gaceta de los Tribunales, año 1908, sentencia 216, pág. 376.
(667) Gaceta de los Tribunales, año 1918, 2." semestre, sentencia 358,
pág. 1089.
556 ARTURO AI.I5SSANDRÍ BESA
(668) Gaceta de los Tribunales, año 1897, sentencia 1885, pág. 1202.
(669) Gaceta de los Tribunales, año 1915, 2.° semestre, sentencia 402,
pág. 1034.
(670) Revista, tomo 39, 2.• parte, sec. 1.a, pág. 37.
_ LA N U L I D A D A B S O L U T A 557
(671) Revista, tomo 36, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 289.
(672) Revista, tomo 34, 2." parte, sec. 2.a, pág. 28.
(673) Gacela de los Tribunales, año 1921, 2." semestre, sentencia 53,
pág. 212.
558 ARTURO ALESSANDRI BESA
B) Los acreedores
(837) Revista, tomo 41, 2." parte, sec. 1.", pág. 252.
560 A R T U R O AI.I5SSANDRÍ B E S A
(677) Revista, tomo 27, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 262.
(678) Revista, tomo 39, 2." parte, sec. 1.a, pág. 37.
(679) Revista, tomo 39, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 37.
(680) Misma cita anterior.
LA NULIDAD ABSOLUTA 561
que sea el vicio que la produzca, y puede solicitarla cualquiera
de las personas que señala el artículo 1683 del Código Civil. En
consecuencia, el hecho de que se enajene una cosa embargada
sin que el juez lo autorice o el acreedor consienta en ello, pro-
duce objeto ilícito, quien quiera que sea la persona a la cual se
transfiere el inmueble, y como consecuencia de este objeto ilí-
cito, el acto adolece de nulidad absoluta respecto de todos y
cualquiera de las personas a que nos hemos referido puede so-
licitar la declaración de esa nulidad, aún cuando ese embargo
no se haya decretado en su favor.
612.—Acreedores en cuyo favor' se han embargado bienes
del deudor.—Por otra parte, la persona a cuyo favor se ha de-
cretado la prohibición de enajenar un bien determinado tiene el
interés que la ley exige para alegar la nulidad del contrato de
venta; así se ha fallado (681). Y tal conclusión es lógica, porque,
precisamente, lo que ha tratado de evitarse mediante el embar-
go, es la enajenación de la cosa. Si se enajena, la convención es
nula absolutamente, por adolecer de objeto ilícito, y este acree-
dor será el más interesado en que se declare la nulidad de la
enajenación, a fin de que la cosa vuelva al patrimonio de donde
ha salido.
La Corte de Apelaciones de Concepción, en sentencia de
Octubre de 1924, declaró que "decretada una prohibición de gra-
var y enajenar en beneficio de una persona y para asegurar los
resultados del juicio, su quebrantamiento no puede causar per-
juicios a otras personas para que de él se pudiera derivar el
interés de que trata el artículo 1683 del Código Civil para optar
con él a pedir la nulidad de los contratos celebrados mientras
aquella prohibición estaba vigente. L a s meras expectativas no
constituyen el interés que dicho artículo 1683 del Código Civil
exige para poder deducir la acción de nulidad" (682).
Los términos absolutos que emplea este fallo sólo pueden
referirse, al interés que nace para la persona en cuyo favor se
decretó la prohibición de gravar y enajenar, por el hecho de ha-
bérsela infringido, y no al interés que puedan tener otras per-
sonas como consecuencia de la celebración del contrato, a quie-
nes conviene que se declare su, nulidad, porque, según ya vimos,
(681) Revista, tomo 19, 2." parte, sec. 1.", pág. 333.
(682) Revista, t o m o 29, 2." parte, sec. 1.", pág. 250.
36
562 ARTURO AT.ESSANDRI BESA
C) Otras personas
(815) Revista, tomo 39, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 505.
(816) Revista, tomo 37, 2." parte, sec. 1.a, pág. 383.
_ LA N U L I D A D ABSOLUTA 565
(689) COPPER ROYEK, obra citada, tomo II, capítulo VII, N." 34,
"pág. 500.
566 ARTURO AI.I5SSANDRÍ BESA
SECCION 3.' 1
P E R S O N A S QUK, A P E S A R D E T E N E R EL I N T E R E S
E X I G I D O P O R LA L E Y , N O P U E D E N A L E G A R LA
NULIDAD ABSOLUTA DE UN ACTO O CONTRATO
T I T U L O I
(692) En este sentido: CLARO SOLAR, LUIS, obra citada, tomo XII,
N." 1927, pág. 609; VODANOVIC, ANTONIO, Curso de Derecho Civil, tomo
IV, N." 420, pág. 325.
(693) Revista, tomo 31, 2.» parte, sec. 1.a, pág. 337.
(694) Revista, tomo 28, 2." parte, sec. 1.", pág. 591.
(695) Revista, tomo 43, 2.-' parte, sec. 1.», pág. 399.
570 ARTURO ALESSANDRI .BESA
(700) Revista, tomo 22, 2.a parte, sec. 1.°, pág. 780.
(701) Revista, tomo 39, 2.-' parte, sec. 1.a, pág. 149.
(702) De la Responsabilidad Extracontractual en el Derecho Civil Chile-
no, N." 440, págs. 533 y 534.
574 ARTURO AT.ESSANDRI BESA
§ I I . — C A S O S E N Q U E SE CONSIDERA Q U E U N A P E R S O N A CONOCE
E L VICIO Q U E INVALIDA E L ACTO O CONTRATO
CELEBRADO POR ELLA
T I T U L O II
(724) Revista, t o m o 19, 2." parte, sec. 1.", p á g . 325; t o m o 25, 2. a parte,
sec. 1. a , p á g . 390.
LA NULIDAD ABSOLUTA 589
(837) Revista, tomo 41, 2." parte, sec. 1.", pág. 252.
602 ARTURO AI.I5SSANDRÍ BESA
(738) Revista, tomo 28, 2.a parte, sec. 1.", pág-, 205.
(739) Revista, tomo 41, 1.a parte' (Sección Derecho), pág. 146.
(740) Gaceta de los Tribunales, año 1934, 2." semestre, sentencia 26,
pág. 121.
(741) Revista, tomo 36, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 104.
37
610 ARTURO ALESSANDRI IlESA
(743) Revista, tomo 39, 2.» parte, sec. 1.", pág. 148.
(744) En este sentido: VILLAGRAN CABRERA, GUSTAVO, Del Dolo
y la Mala Fe de los Representantes, N." 52, págs. 61 y 62.
LA NÍILIDAD ABSOLUTA 615
t i t u l o i
(755) Revista, tomo 32, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 38.
(756) Revista, tomo 22, 2." paite, sec. 1..», pág. 936.
(757) Véanse Nos. 593 y siguientes.
(758) Revista, tomo 27, 2." paite, sec. 1.a, pág. 612.
624 ARTURO ALESSANDRI IlESA
(759) Revista, tomo 27, 2.' parte, sec. 1.a, pág. 612.
(760) Rpvista, tomo 33, 2.a parte, seo. 1.a, pág. 11.
(761) Revista, tomo 32, 2.a parte, sec. l.\ pág. 38.
(762) Revista, tomo 34, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 70.
LA NULIDAD ABSOL,UTA 625
37
nes transmisibles, o sea, se coloca en su lugar y le afectan,- por
tanto, todas las consecuencias jurídicas que se deriven de los
actos ejecutados por el causante; en consecuencia, le afectará
también la nulidad de tales actos.
„ b) En los remates en juicios ejecutivos.—Se ha fallado que
"no procede declarar la nulidad de la adjudicación de un bien
raíz en juicio seguido sólo contra el actual poseedor, o sea, si
la,acción no se la dirige contra el adjudicatario con quien co-
rrespondería discutir el valor legal de tal' adjudicación" (763).
"No es legítimo contradictor para litigar acerca dé la vali-
dez de un contrato de compraventa en remate el actual posee-
dor del fundo a que la venta se refiere, si éste no fué parte en
él, ni es heredero de alguna' de las que figuraron como tales".
(764), porque, de acuerdo con el principio general ya enunciado,
la acción de nulidad debe'ejercitarse en contra de los que tuvie-
ron intervención directa en el contrato, cuya nulidad se persi-
gue, o en contra de sus herederos. Nó cabe, pues, dirigirse úni-
camente contra el actual poseedor de la cosa, cuya restitución-
a su antiguo dueño se trata de obtener mediante la declaración
de nulidad del contrato.
c) En las particiones.--—Respecto de las particiones cabe
aplicar el mismo principio que rige en materia de contratos : la
acción de nulidad en contra de ellas debe dirigirse contra todos
los que figuraron como partes en el acto particionaí.
d) En una escritura pública.—La nulidad de una escritu-
ra pública debe discutirse con sus otorgantes (765).
674.—Circunstancias que no obstan al ejercicio de la acción
de nulidad.—a) La Corte Suprema, conociendo de un recurso de
casación en la forma, ha resuelto que "la'aprobación del laudo y
ordenata dictados por el árbitro no podía impedir a los deman-
dantes el ejercicio de la acción de nulidad, en atención a lo
dispuesto por el artículo 1348' del Código Civil, de que las par-
ticiones se anulan o se rescinden de la misma manera y según
las mismas reglas que los contratos, razón por la qüe, de se-
guro, el juzgado, al pronunciarse sobre dicha aprobación, re-
servó expresamente esas acciones a los interesados que la obs-
(763) Revista, tomo 28, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 350.
(764) Revista, tomo 19, 2.a parte, sec. 1.», pág. 260.
(765) Gaceta, de los Tribunales, año 1915, 2." semestre, sentencia 446,
pág. 1.151.
626 ARTURO ALESSANDRI BESA
cosa sobre que versa el juicio y que fué objeto del acto o con-
trato que se t r a t a de anular.
El artículo 116 del Código Orgánico de Tribunales dispo-
ne' que' "si el demandante acompañare documentos, que sirvan
de apoyo a su acción y en ellos apareciere determinado el va-
lor de la, cosa disputada, se estará, para determinar la compe-
tencia, a lo que conste de dichos documentos". En relación
con esta regla, la Corte Suprema, en un juicio en que se discu-
tía la validez de una compraventa, declaró que "solicitada la nu-
lidad de la compraventa de unas propiedades y la consiguiente
restitución de éstas, cuyo precio aparece de las escrituras acom-
pañadas, debe considerarse este valor como la cuantía del jui-
cio; y ello no obsta a que en la demanda se invoque la simula-
ción como base de la demanda, ni que' el juez, al fijar el papel
sellado que debe usarse, lo haga considerando como de cuantía
indeterminada" (777).
El artículo 121 del mismo Código estatuye que "si en una
misma demanda se entablaren a la vez varias acciones, en los
casos en que puede esto hacerse conforme a lo prevenido en el
Código de Procedimiento, se determinará la cuantía del juicio
por el monto a que ascendieren todas las acciones entabladas".
De acuerdo con este precepto, se ha fallado que "la cuantía
de la cosa litigada en un juicio en que se solicita la declara-
ción de nulidad de la partición de un inmueble y de .la nulidad
de una hipoteca constituida sobre el mismo inmueble, debe es-
timarse por los valores que representen en conjunto las di-
versas acciones entabladas, o sea, el valor de la propiedad
afectada por la acción de nulidad y el monto de la hipoteca
cuya nulidad se pide".
"Aunque el demandante no pueda reclamar en último tér-
mino sino la porción o cuota que le corresponda sobre el re-
ferido inmueble, siempre debe considerarse para dichos efec-
tos el valor íntegro de la propiedad y de la hipoteca, ya que
la acción de nulidad de la partición, en caso de proceder, com-
promete tanto los derechos de dominio que respecto del in-
mueble tiene el demandado, como la hipoteca constituida so-
bre el expresado inmueble" (778).
(728) Revista, tomo 33, 2." .parte, sec. 2.a, pág. 65.
C.T4 AKTU.RO AI.ESANDR1 «ESA
(781) Revista, tomo 25, 2." parte, sec. 1.", pág. 253.
LA NULIDAD ABSOLUTA 635
(783) Revista, tomo 27, 2." parte, sec. 1.", pág. 200.
(784) Revista, t o m o 29, 2." parte, sec. 1.", pág. 267.
(785) Revista, t o m o 42, 2 p a r t e , seq. 1.", pág. 551.
_ LA N U L I D A D A B S O L U T A 637
(787) Citado por RAFAEL VELOSO CHAVEZ, obra citada, pág-. 100.
(788) Obra citada, pág-, 101.
640 ARTURO AI.I5SSANDRÍ B E S A
(789) Gaceta de los Tribunales, año 1873, sentencia 1289, pág. 570.
(790) ECHAVARRIA LORCA, ALBERTO, El Juicio Ejecutivo, ver-
sión taquigráfica de sus clases de Gustavo Medrano, revisadas por el Pro-
fesor, pág. 65.
LA N U L I D A D ABSOLUTA
(792) Revista, tomo 35, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 51.
(793) SEPULVEDA TITUS, HUMBERTO, De las Excepciones en el
Juicio Ejecutivo a través de la Jurisprudencia, N." 131, pág. 119.
(794) Revista, tomo 42, 2.» parte, sec. 1.a, pág. 54.
_LANULIDAD ABSOLUTA 643
T I T U L O II
(837) Revista, tomo 41, 2." parte, sec. 1.", pág. 252.
646 ARTURO ALESSANDRI BESA
,1a demanda del juicio ordinario (artículo 465, inciso 1.°-); por
lo tanto, "en el juicio ejecutivo la nulidad no puede alegarse en
forma incidental con posterioridad al escrito en qué el ejecutado
se opone a la ejecución". Así se ha fallado (799).
Se ha resuelto, asimismo, que "la petición del ejecutado en
que hace suya la de los terceros que advienen al juicio ejecutivo,
para que se declare la nulidad del contrato que sirve de base a
la ejecución, importa introducir una excepción fuera de la opor-
tunidad que la ley establece, por lo cual debe rechazarse"- (800).
El ejecutado, aprovechándose de la petición de nulidad for-
mulada por los terceros que advinieron al juicio, la hizo suya co-
mo un medio de' alegar la nulidad que omitió invocar en su escri-
to de excepciones. Por esta razón, el tribunal falló bien; mediante
una argucia legal, el ejecutado pretendía oponer una excepción
fuera de la única oportunidad que le concede la ley para hacerlo.
Se ha fallado por último, que "no es posible aceptar la alegación
de la nulidad déspués de terminada la ejecución por sentencia fir-
-me, porque, acoger este procedimiento, sería otorgar a las partes
la facultad de alargar a su voluntad los juicios, dándoles una
duración indefinida" (801).
,(799) Revista, tomo 33, 2.a parte, sec. 1.", pág. 504.
(800) Revista,, tomo 42, 2.a parte, sec. 2.", pág. 54.
(801) Revista, tomo 26, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 332.
LA NULIDAD ABSOLUTA 647
TITULO III
PRUEBA DE LA NULIDAD
(811) Revista, tomo 15, 2.a parte, sec. 1.", pág. 292; tomo 37, 2.a
parte, sec. 1.a, pág. 383.
(812) Revista, tomo 16, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 243.
(813) Revista, tomo 4, 2.» parte, sec. 1.a, pág. 430.
(814) Teoría de las Obligaciones, versión taquigráfica de sus clases
de Ramón Latorre Zúñiga, pág. 440.
652 ARTURO ALESSANDRI .BESA
T I T U L O IV
(825) Revista, tomo 28, 2." parte, sec. 1.a, pág. 439.
(826) Revista, tomo 21, 2." parte, sec. l.n, pág. 973.
(827) Gaceta de los Tribunales, año 1926, 2." semestre, sentencia 41,
pág. 151.
_ LA NULIDAD ABSOLUTA 659
T I T U L O V
T I T U L O VI
la ley N.° 6162 que modificó diversos plazos de los Códigos Ci-
vil, de Comercio y de Procedimiento Civil. E n el considerando
8.° de la sentencia de la-Corte Suprema, se dice expresamente,
en apoyo de la tesis de que el abandono de la instancia impor-
ta una verdadera prescripción, que "en favor de la tesis que se
está sustentando, puede agregarse que el abandono de la instan-
cia no hace caducar únicamente derechos procesales, como son
la pérdida del derecho de continuar el procedimiento y de ha-
cerlo valer en un nuevo juicio y la pérdida del derecho de man-
tener las medidas precautorias que se hubieren obtenido para
asegurar el resultado de la acción con arreglo a los preceptos
del Código de Procedimiento Civil, sino que, además, extingue
derechos de naturaleza civil".
"Esta doctrina se corrobora con la consideración de que la
terminación del pleito derivada del abandono de la instancia
envuelve otras consecuencias que pueden ser la causa de la pér-
dida de otros derechos civiles para los litigantes. Así, al desa-
parecer con el abandono el objeto ilícito que, de acuerdo con lo
preceptuado en el artículo 1464, N." 4.", del Código Civil, hay en
la enajenación, sin permiso del juez de la causa, de las especies
cuya propiedad se litiga, eventualmente el actor pierde el de-
recho de hacer valer esa causal de nulidad absoluta con respec-
to a la enajenación de las cosas que han sido objeto del juicio".
Este es el considerando en que la Corte Suprema explica lá
doctrina que hemos transcrito. En efecto, supone que, con la
desaparición del juicio, como consecuencia inmediata de la de-
claración de estar abandonada la instancia, desaparece el vicio
que producía la nulidad absoluta, por lo cual ésta desaparecería
también. Al no existir la nulidad, no puede hacerse valer la ac-
ción correspondiente.
725.—Comentario a la sentencia citada en el número an-
terior.—Aquí radica el error del fallo aludido, porque supone
que, desapareciendo el vicio; desaparece la nulidad absoluta que
afectaba al acto o contrato, junto con la acción para lograr su
declaración judicial. Sin embargo, la sentencia no precisa si las
cosas fueron o no enajenadas durante el juicio, por lo cual es-
tudiaremos las dos situaciones que se pueden presentar.
a) Las cosas se enajenan mientras el litigio está pen-
diente.—Si las cosas sobre cuya propiedad se litiga se enaje-
naron mientras existía el litigio, la enajenación es nula de nu-
668 ARTURO AT.ESSANDRI BESA
pecto a la enajenación de las cosas que han sido objeto del jui-
cio" no corresponde, pues, a ninguna realidad efectiva,, porque
el derecho de pedir la nulidad nace cuando existe una nulidad;
pero si no se ha celebrado ningún acto nulo, no existe ninguna
acción de nulidad, y el actor de que habla el fallo no es titular
de ninguna acción de esta especie. ¿Cómo puede decirse, enton-
•ces, que pierde el derecho de hacer valer la nulidad si nuncd
lo ha tenido, ni lo tiene actualmente? Para perder algo, es me-
nester tenerlo, y si no se tiene un derecho, es imposible per-
derlo.
Posiblemente, el fallo se refiere a la expectativa de que se
produzca la nulidad absoluta; pero esto no deja de ser una me-
ra expectativa, una probabilidad, una cosa que puede suceder,
pero que no constituye en forma alguna un derecho.
También es posible que la sentencia quiso decir otra cosa
de lo que literalmente expresa y es que con motivo del aban-
dono de la instancia y la consiguiente terminación del juicio,
la cosa cuya propiedad se litigaba puede ser enajenada libre-
mente, sin que esa enajenación esté viciada de nulidad abso-
luta. Si es así, nos parece un modo muy raro de decirlo, porque
el sentido claro de la sentencia nos indica que ella considera que
la desaparición de la causa de la nulidad, en este caso el litigio
que termina por el abandono de l a ' instancia, hace perder el
derecho de alegar la nulidad al actor; y no comprendemos p á l
sería esa nulidad, cuando la enajenación supuestamente nula,
no se ha efectuado.
Por consiguiente, hayase efectuado la enajenación de la co-
sa cuya propiedad se litiga sin permiso del juez que conoce del
litigio o no, el actor no pierde el derecho de alegar la nulidad
absoluta porque el juicio termina por haberse declarado aban-
donada la instancia; y hacemos esta afirmación, porque, en el
primer caso, la enajenación continúa siendo nula de nulidad ab-
soluta, aún cuando desaparezca la causa que la originó, y en el
segundo, porque el actor no puede perder un derecho que nun-
ca tuvo, porque la enajenación no se celebró.