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AUTORES

José Luis y Silvia Cinalli

CORRECCIÓN

Esperanza Robeff de Sabadini

DISEÑO Y COMPAGINACIÓN

Denis López – www.solvisual.com.ar

Av. Castelli 314 – Resistencia

CP: 3500 – Chaco – Argentina

Tel/fax: 54 (0362) 443 8000

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ÍNDICE
1. Dios cumple sueños.

2. Lo grande comienza pequeño.

3. El secreto para llevarse bien con la gente.

4. Cómo aprovechar mejor el tiempo.

5. El secreto de la eterna juventud.

6. El poder destructor de la crítica.

7. La clave para la prosperidad económica.

8. Cómo ser sabio.

9. El último gran mandamiento.

10. La sanidad divina.

11. Mente sana para un cuerpo sano.

12. Pequeñas decisiones, grandes consecuencias.

13. Cómo ganarse a la gente.

14. Límites saludables.

15. Sé perseverante.

16. Obediencia: la llave que lo abre todo.

17. Ora con visión.

18. Vive por fe.

19. Supera tus temores.


20. Aprovecha las ventajas de leer la Biblia.

21. Carácter: lo que ninguna escuela te enseñará.

22. Beneficios del perdón.

23. Del trabajo a la relevancia.

24. El contentamiento se aprende.

25. Recibe la cosecha de Dios.

26. Las oraciones que Dios no contesta.

27. Conquista tu milagro.

28. Beneficios de la integridad.

29. Obediencia: el camino más seguro.

30. Haz el bien para sentirte bien.

31. Sé productivo.

32. Enfrenta tu desierto con éxito.

33. Cómo evitar el agotamiento.

34. Entra en tu zona de riesgo.

35. Si evangelizas, Dios te protegerá.

36. La adoración que perdura.

37. Autoridad espiritual.

38. Utiliza mejor tu tiempo.

39. Piensa lo que estás pensando.

40. El verdadero gozo.


Bibliografía citada.

Bibliografía consultada.
1
Dios cumple sueños

Es preciso definir qué queremos conseguir en cada área de nuestra vida. ¡No hay
peor cosa que levantarse cada mañana y no saber qué es importante y
trascendente! Alguien dijo: “Nada sería más frustrante que hacer muy bien lo
que no es necesario hacer”.

El tener metas claras nos da la certeza de adónde queremos llegar y nos libra de
la tentación de hacer cosas innecesarias e inútiles.

¿Cómo alcanzamos los sueños de Dios? Sin metas claras, nuestros sueños son
simples fantasías.

En la oración sacerdotal de Juan 17:6 y 8 encontramos las metas que habían


guiado el ministerio de Jesús: predicar la Palabra y extender el reino de Dios.

En 1ª Timoteo 2:4 se explica claramente el sueño de Dios. ¿Cuál es?

Lee 2ª Pedro 3:8-9 y responde: ¿Por qué no ha vuelto Jesús aún?

Si Cristo está esperando para que más personas se salven antes de venir otra vez,
¿cómo debe motivar este sueño de Dios a toda la iglesia? ¿Cómo debe movilizar
a tu grupo celular o ministerio? ¿Qué prioridad deberías tener en tu diario vivir?

Si fallas en planificar, planificas fallar. Un estudio reveló que el líder que no


fija metas claras para su célula tiene un 50% de probabilidad de multiplicarse,
siempre y cuando haya gente motivada. Pero si el líder tiene una meta clara de
multiplicación, entonces el porcentaje aumenta al 75%, aunque la gente de su
célula sea renuente a la multiplicación. En otras palabras: la clave o el clavo de
la multiplicación es el líder.
Piensa, ¿por qué razón algunos líderes no establecen metas para la
multiplicación del grupo?

a) Por miedo a fallar.

b) Por comodidad.

c) Por no entender el sueño de Dios.

¿Por qué algunas células centran su atención hacia ellos mismos, en lugar de
volcarse hacia afuera para alcanzar a otros? ¿Ha sido esto verdad en tu célula?
Reflexiona acerca de cómo has dirigido o participado de una célula.

En la escala de 1-10, determina en qué medida tu célula está orientada a la


evangelización.

¿Cuáles han sido los impedimentos para la multiplicación de tu célula? ¿Qué


harás para corregir esos problemas?

La fijación de metas es fundamental, básica y primaria en la multiplicación


de tu célula. Tu sueño debería ser participar del gran sueño de Dios y hacerlo
realidad. ¡Somos llamados a ser hacedores!, Santiago 1:22.

David Yonggi Cho recomienda cuatro principios:

- Enfócate en metas específicas. Hemos fijado la meta de multi-plicar la célula


y formar a un nuevo líder. Sólo así podrás definir tu éxito en el servicio. No
puedes guardar todo lo bueno que recibes, ¡debes compartirlo!

- Alimenta tu alma con esas metas. Clama por tus amigos y fa-miliares
inconversos. Predícales cada vez que tengas oportunidad. Invítalos a la iglesia.
Recuerda que podrían pasar a la eternidad sin Dios.

- Proclama las metas a la célula, al ministerio y decláralo a cada persona de la


iglesia, todas las veces que puedas.

- Disfruta de antemano su cumplimiento. La fe es ver por anticipado lo que va


a ocurrir. Transfórmate en un comunicador apa-sionado del evangelio de
Jesucristo.
El pastor Cho reconoce que “muchas iglesias fallan en su sistema celular porque
no tienen una meta clara. Si no tienen ninguna meta, entonces las personas se
reunirán y tendrán un gran com-pañerismo. Sin una meta, no tiene ningún
propósito estar en la célula”.1

Sé sabio, establece la multiplicación desde el inicio de año y por nada


aceptes modificar o abandonar esa meta. Si las personas necesitan
ministración, bríndales un tiempo en la semana; pero si no se ocupan de la
multiplicación, aparecerá la exclusividad y la tendencia a mirar hacia adentro
(los propios problemas, las propias faltas, etc.). Todo esto te robará las fuerzas y
te frustrarás en tu servicio. Finalmente las personas que se nieguen a ocuparse de
otros, sabotearán el motivo por el que existe la iglesia: la evangelización y el
crecimiento.

Establece pasos concretos para lograr las metas que tenemos como iglesia.
Recuerda que cada meta parcial debe ser:

1. Realista

Algunos sueñan despiertos, pero soñar no es suficiente. Ni siquiera es saludable.


Es necesario que des pasos intermedios para alcanzar metas grandes. Metas
realistas son aquellas que puedes cumplir desde hoy mismo y serán desafiantes
porque implicarán que todos los días te comprometes a cumplirlas. Metas
realistas y desafiantes pueden ser: “Diariamente, pasaré diez minutos en oración
por el crecimiento de mi célula”; “llamaré o visitaré a una persona cada semana
para hablarle del Señor”; “entregaré tres revistas de la iglesia por mes”; “regalaré
una promesa de la Biblia a cada compañero de trabajo, todas las semanas”.
Comienza con metas pequeñas. Si tienes una célula con dos personas, intenta
incorporar una o dos en las próximas semanas, pero hazlo poniendo todo tu
empeño. La concreción de cada meta pequeña te acercará a grandes sueños.
Jesús afirma: “Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré”. ¡Recuerda a
quién sirves y, si lo haces a conciencia y de corazón, la recompensa es segura!

2. Medible

Si digo: “voy a hacer crecer mi célula”, no es una meta válida porque no se


puede medir. Hay que añadir cantidad y tiempo. Decir: “voy a duplicar mi célula
antes de julio”, constituye una meta medible. Ahora bien, es indispensable que
evalúes el progreso. Las metas con tiempo de vencimiento deben ser cumplidas
como si fuera el pago de un crédito. En otras palabras, sí o sí debo hacerlo, de
otro modo me rematan la casa. ¿Qué explicación le daremos al Señor si la
persona a la que debíamos hablarle de él muere antes de que sea salva? Algunos
se establecen metas pero las postergan; Jesús enseña que obediencia demorada
es desobediencia. ¡Que éste no sea tu caso!

3. Escrita

“Escribe la visión, y haz que resalte claramente..., para que pueda leerse de
corrido”, Habacuc 2:2. Pat Williams en su libro La paradoja del poder, dice que
la meta debe ser escrita en forma simple y con letras grandes, de manera que
hasta el que pase corriendo pueda leerla fácilmente.2 Craig Groeschel, autor del
libro Chazown, explica que una meta es una descripción de lo que necesitas
lograr para hacer realidad tu sueño; es un compromiso por escrito de lo que
harás.

“No creerías la inmensa diferencia que producirá en cuanto a resultados una


meta escrita y otra no escrita. Se hizo un sondeo a la clase que se graduaba en
Yale en 1953 para descubrir cuántos alumnos tenían metas por escrito. El tres
por ciento. Es cierto, sólo tres de cada cien alumnos la escribieron en papel y
tinta. Treinta años después, ese mismo tres por ciento había acumulado más del
noventa por ciento de la riqueza de toda la clase que se graduó. Ése es el poder
de una meta por escrito”.3

Si el principal sueño de Dios es que todos se salven, nuestro sueño como


iglesia es:

MULTIPLICAR CADA CÉLULA Y ENTRENAR A NUEVOS LÍDERES

2ª Timoteo 2:2

Para alcanzar este sueño, fijaremos algunas metas concretas.

Escribe a continuación tus metas (pasos concretos) personales, familiares y


ministeriales a fin de alcanzar el sueño de Dios. A modo de ejemplo,
mencionamos algunos:

Metas personales:
Ej. Dedicaré quince minutos todos los días para orar y meditar en la Palabra de
Dios. Será mi tiempo de quietud y de intercesión por la célula.

Metas familiares:

Ej. Apartaré veinte minutos los sábados por la tarde para leer un pasaje bíblico
en familia y juntos orar a Dios, pedir por la salvación de los no creyentes y rogar
el denuedo para predicar a Cristo.

Metas ministeriales:

1) Para multiplicar mi célula: Ej. Hablaré de Cristo a dos personas cada semana.
Invitaré todas las semanas a alguien nuevo a mi grupo celular.

2) Para reproducir un nuevo líder: Ej. Tomaré el curso Cómo liderar eficazmente
una célula y recomendaré a otros que lo hagan.
2
Lo grande comienza pequeño

“El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza... el cual a la verdad es


la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de
las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y
hacen nidos en sus ramas”, Mateo 13:31-32.

Jesús enseñó que todo lo grande comienza pequeño.

Cierta vez un hombre preguntó si del pueblo que visitaba habían surgido
‘hombres grandes’, haciendo alusión a personas recono-cidas y con renombre.
Un sabio anciano contestó: “No señor, aquí no ha nacido ningún ‘hombre
grande’, sólo nacieron bebés chi-quitos”.

Debemos aprender que todo lo grande comienza pequeño y que todo lo que
existe se crea primero en la mente. Dios dijo y fue he-cho, relata Génesis.
Primero la creación mental, luego la material. Primero el proyecto, luego la
construcción. En definitiva, todas las cosas se crean dos veces.

Stephen Covey dice: “Siempre hay primero una creación mental, luego una
creación física”.

Sueña hoy con lo que podría y debería ser mañana.

Andy Stanley lo expresó así: “Debes permitir que tu mente salga de los límites
de lo que es y comience a crear un cuadro mental de lo que podría ser”.4

Quien logra sus sueños no siempre es el más talentoso ni el mejor educado, sino
el que se niega a poner entre paréntesis sus pensa-mientos.

Cada uno de nosotros tiene dos opciones: esperar poco y conseguir nada o
creer en abundancia y conquistar todo.
Les Parrott dice que las personas con mentalidad de escasez creen que la vida
sólo tiene un suministro limitado de cosas. Ven al mundo como una torta que
tiene un número determinado de porciones. Y una vez que la torta se acaba, ya
no hay más. Como re-sultado, luchan por obtener su porción y, una vez que la
tienen, la protegen a capa y espada.

En cambio, los que piensan con mentalidad de abundancia creen que existe
mucho de todo. Siempre hay más dinero que se puede producir, más personas
por evangelizar, nuevos ministerios por surgir, nueva unción por descubrir, más
recursos que aprovechar, otras oportunidades para conquistar.

¿Cómo te definirías? ¿Cómo es tu manera de pensar? Unos toman, otros crean.


¿Consumes o produces?

He aquí algunas recomendaciones para expandir tu mente:

1. Piensa en grande.

Amplía tu mente. Cuánto logres como cristiano, lo que consigas en la vida, hasta
dónde llegues y los avances que tengas, dependerá de tus pensamientos. ¿Estás
renovando tu manera de pensar con las promesas del Señor? No dejes que los
profetas del desa-liento hagan morir tus sueños. Si piensas que con Cristo lo
lograrás, así será. Si piensas que no puedes, no podrás, Proverbios 23:7.

2. Sé generoso.

Lo que das se multiplica; lo que retienes, disminuye y se acaba.

Jesús enseñó: “A cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia;


pero a cualquiera que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará”, Mateo
13:12.

¿Qué es lo que tienes en tu mano? Úsalo y vendrá más a tu vida.

Tienes a Cristo y a su Palabra, ¿dejarás de compartir lo más preciado que


posees?

John Maxwell dijo: “La gente que da de manera habitual sin esperar nada a
cambio, casi siempre tiene una mentalidad de abundancia. Dan porque creen que
al hacerlo no se quedarán sin recursos”. Dios avala este principio: “El generoso
pensará generosidades, y por generosidades será exaltado”, Isaías 32:8.

3. Nunca menosprecies un comienzo pequeño.

“Se alegrarán los que menospreciaron los días de los modestos comienzos”,
Zacarías 4:10. ¡Que no te amedrente un grupo celular pequeño! ¡Trabaja, ora e
insiste en su crecimiento! ¡Cobra ánimo y ponte a compartir el mensaje de
sanidad, liberación y verdad en Cristo!

4. No seas una persona pasiva. Dios no las tolera.

“Pero el justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado. Pero
nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los
que tienen fe y preservan su vida”, Hebreos 10:38-39.

¿Quiénes tuvieron éxito en la parábola de los talentos? Los activos y


emprendedores.

¿Quiénes perdieron? Los pasivos e inactivos.

El siervo “malo y perezoso” fue pasivo, se quedó en la comodidad. La gracia de


Dios cubre el fracaso, pero no compensa jamás la pasividad. Tú y yo debemos
hacer lo que nos corresponde. “Cualquier cosa que tengas en tu mano puede
crear cualquier cosa que quieras en tu futuro”, Mike Murdock.

Sé activo, haz que las cosas sucedan. Crece, crece y crece. Alienta y ayuda a
otros a que puedan crecer también. Multiplícate, expándete. Da frutos para
Cristo. Todos debemos brillar para el Señor.

5. Inténtalo todas las veces que lo necesites.

Dios nunca castiga el fracaso, pero sí al que abandona.


“Tú me dejaste, dice Jehová; te volviste atrás; por tanto, yo extenderé sobre ti
mi mano y te destruiré...”, Jeremías 15:6.

Si quieres aprender, intenta. Si sale mal, vuelve a intentar.

El fracaso no es la caída. El fracaso está en permitir que nuestra caída nos deje
tirados y controle nuestras vidas. Alguien dijo: “No estoy caído. O estoy parado
o me estoy levantando”.

No importa cómo empezaste este año, lo que sí importa es qué vas a lograr con
este año. Te invito a que te plantes en oración, declares bendición y trabajes para
que cada día Dios bendiga tu máximo esfuerzo. Él lo espera, él lo merece.
3
El secreto para llevarse bien con la
gente

Todos necesitamos de los demás.

Nunca alcanzarás tus sueños si no estás conectado a otras personas. Teedy


Roosevelt dijo: “El ingrediente más importante en la fórmula del éxito es saber
cómo tratar a la gente”. El multimillonario John Rockefeller manifestó que
pagaría mucho más por la habilidad de trabajar con las personas que por
cualquier otra habilidad bajo el sol. Evidentemente ellos reconocían el valor de
llevarse bien con la gente.

He aquí algunas claves que te ayudarán a mejorar tu capacidad para


relacionarte bien:

1. Transfórmate en un buen oyente.

Escuchar es la mejor técnica para comunicarse bien con los demás.

Pat Williams dijo: “Nadie nunca aprendió alguna cosa hablando”. En otras
palabras, alguien sabe algo que todavía no conoces.

Warren Blank, en su libro Las nueve leyes naturales del liderazgo, dice que
pocas personas son buenas oyentes. En promedio, la gente escucha sólo el 50%
de lo que se le dice. Pone su atención al 25%, puede entender solamente el 12%,
cree en sólo el 6% y puede recordar apenas el 3% de lo que se le dice.

Para aprender a escuchar hay que desarrollar un oído grande en lugar de una
boca grande.

Las personas responden mejor a quienes las escuchan.


Escuchar atentamente es uno de los mayores elogios que uno puede hacerle
a otra persona. Si escuchas, muestras respeto. Es nuestra manera de decirle: “lo
que piensas, haces y crees es importante para mí”.

El que escucha, aprende. “Escúchenme, que diré cosas importantes...”,


Proverbios 8:6. “Oye, hijo mío, y sé sabio”, Proverbios 23:19.

El que escucha, influye.

Hay que dejar que los otros hablen. “Puedes hacer más amigos en dos meses
interesándote en los demás que los que harías en dos años al tratar de hacer que
los demás se interesen en ti”, Dale Carnegie.

El que escucha, gana terreno para dirigir. Muchas veces he escuchado la


queja: “¡Ah, él habla demasiado!”. Nunca escuché a alguien que se quejara
diciendo: “¡Ah, él escucha demasiado!”

Hugo Downs dice que escuchar es más importante que la oratoria, más
importante que una voz potente, más importante que la capacidad de hablar
varias lenguas, y hasta más importante que el talento para la palabra escrita. Si
eres líder o “Timoteo” en una célula, tu función es ser moderador, es decir,
escuchar con atención para intervenir con sabiduría.

2. Comunícate bien.

Sé concreto y explícito. Habla pausadamente y repite si es necesario. Asegúrate


de que se ha entendido tu mensaje. Comunica permanentemente el sueño de
Dios para tu vida. Da a conocer las metas de tu célula a todos los que participan
y hazlo siempre que puedas. Mientras más enterados estén, más comprenderán.
Mientras más comprendan, más cooperarán en lograr los objetivos comunes.

Max Depree escribió: “He aprendido que si tú eres un líder y no estás enfermo ni
cansado de tanto comunicar, probablemente no estás haciendo un buen trabajo”.

3. Expresa un interés genuino en los demás.


Se dice que una persona puede vivir cuarenta días sin comer, cuatro días sin
agua, cuatro minutos sin aire, pero solamente cuatro segundos sin esperanza. Sé
un proveedor de esperanza. “Esperanza hay para tu porvenir...”, Jeremías
31:17. “Y el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en el creer, para
que abunden en esperanza por el poder del Espíritu Santo”, Romanos 15:13.
Permite que Dios fluya a través de tu vida. Ora por milagros y enseña a los tuyos
a esperar lo sobrenatural de Dios. Haz renacer la esperanza en todo abatido y
entristecido.

4. Muéstrate interesado, auténticamente interesado, permanentemente


interesado en cada persona.

Hay una frase popular que dice: “Un egoísta no es alguien que piensa mucho en
él, sino alguien que piensa muy poco en los demás”.

Interésate genuinamente en los que te rodean. Si la gente sabe que tú cuidas de


ellos, ellos cuidarán de no darte dolores de cabeza.

Recuerda esto siempre: ¡Cuando te intereses por alguien, haz que ese alguien se
entere! Más importante que expresar interés, es mostrarlo. Una llamada por
teléfono o un mensaje al celular, una nota de reconocimiento o un versículo de
estímulo son cosas prácticas y sencillas que demuestran tu interés. Toma nota de
cada necesidad y preséntala en oración: “El oído del líder tiene que vibrar con
las voces de la gente”, Woodrow Wilson.

5.Recuerda el nombre de las personas.

“Para una persona, su nombre es el sonido más dulce y más importante en


cualquier idioma”.5

Memoriza y usa el nombre de una persona. Si deseas hacer amigos, esfuérzate en


recordarlos. “Si recuerdas su nombre le estarás dando un elogio sutil; le estarás
indicando que ha impresionado tu vida; estarás reconociendo su valor y le darás
un sentimiento de importancia”.6
6. Haz lo que sólo tú puedes hacer.

“No habrás vivido el día de hoy hasta que hayas hecho algo por alguien que
nunca podrá pagarte”, Juan Bunyan. Este predicador nos insta a compartir a
Cristo con alguien que jamás podrá pagarnos el más grande de todos los regalos:
ser amigo de Dios.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


¿Me intereso genuinamente por la gente? ¿Intento recordar sus nombres?
Cuándo hablo; ¿se entiende con claridad mi mensaje?

¿Soy un buen oyente? A fin de verificar cuán buen oyente eres, califícate con
cuatro puntos si la respuesta a las siguientes preguntas es “siempre”; con tres
puntos para “generalmente”; dos para “rara vez” y con un punto para
“nunca”:

- ¿Permito que mi interlocutor termine su discurso sin interrupirlo?

- ¿Escucho “entre líneas”?

- Cuando escribo un mensaje, ¿respondo a lo solicitado?

- ¿Repito lo que la persona dijo para aclarar el significado?

- ¿Evito ser hostil o mostrarme alterado cuando no estoy de acuerdo con el


que habla?

- ¿Evito las distracciones cuando escucho?

- ¿Hago un esfuerzo para mostrarme interesado en lo que la otra persona


dice?

Calificación

26 o más: Eres un excelente oyente.


22-25: Mejor que el promedio.

18-21: Hay que mejorar.

17 o menos: Practica el escuchar.7


4
Cómo aprovechar mejor el tiempo

“Los días del hombre ya están determinados; tú has decretado los meses de su
vida; le has puesto límites que no puede rebasar”, Job 14:1-5.

“Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el


sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni
sabiduría”, Eclesiastés 9:10.

Imagínate que existe un Banco que cada mañana acredita en tu cuenta la suma de
$86.400. No arrastra el saldo de un día a otro y cada noche borra cualquier
cantidad que no hayas usado. ¿Qué harías? ¡Retirarías hasta el último centavo!,
¿verdad?

Pues bien, cada uno de nosotros tiene ese banco. Su nombre es TIEMPO. Cada
mañana, ese banco nos acredita 86.400 segundos; cada noche borra y da como
perdida cualquier cantidad de tiempo que no hayamos invertido en un buen
propósito.

En una expectativa media de vida de 72 años, nosotros gastamos: 21 años


durmiendo, 14 trabajando, 7 en cuidados de higiene, 6 comiendo, 6 viajando, 5
en colas de espera, 4 aprendiendo, 3 en reuniones, 2 contestando el teléfono, 1
buscando cosas perdidas, 22 meses en cultos, 8 meses abriendo correspondencia
inútil, 6 meses esperando en semáforos. ¡Y una pareja invierte 4 minutos por día
para comunicarse! ¡Padres invierten menos de un minuto por día para hablar
acerca de cosas importantes con sus hijos!

¿Cómo usas tu tiempo? ¿Te identificas con los que dicen: “no tengo tiempo”?

¿Sería Dios capaz de crear un día con 24 horas si no fueran suficientes para
hacer todo cuanto tenemos que hacer?

Cada uno de nosotros puede extraer de un año el valor de una semana, o extraer
de una semana el valor de un año.

Desperdiciaderos del tiempo

El problema no es que falta tiempo, sino que fallamos a la hora de


administrarlo.

Isaías 49:4 dice: “He trabajado en vano, perdiendo el tiempo...”

Es importante planear lo que vas a hacer, tanto como lo que vas a evitar
hacer.

He aquí algunos consejos para utilizar mejor tu tiempo:

1. Abandona lo que no puedes cambiar, descansa en Dios para lo que


vendrá.

“Confía en el Señor y haz el bien...”, dice el Salmo 37:3. “Olvidando


ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está por delante,
prosigo a la meta...”, Filipenses 3:13b-14.

Es asombrosa la cantidad de energía que la gente desperdicia pensando en el


pasado o en el futuro. El pasado ya pasó y no se puede cambiar, el futuro no
llegó. Existe sólo un tiempo en el que es posible vivir: hoy. Ayer es historia.
Mañana es un misterio. Pon tu energía, atención y empuje donde realmente vale
la pena: en el presente. ¡Vive intensamente, sirve apasionadamente! Disfruta lo
bueno de Dios, experimenta lo máximo en Dios.

2. Vive el presente.

“Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino
como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno...”, Efesios
5:15-16.

Es muy interesante la definición que da el diccionario de la Real Academia


Española del vocablo “oportuno”: es lo que se hace o aquello que sucede en el
tiempo a propósito. Hoy tenemos muchos artefactos que trabajan para ahorrarnos
tiempo, pero la queja más frecuente es que el tiempo no alcanza. Ponte a pensar:
¿Cuánto tiempo se pierde mirando la televisión, navegando en Internet (¡una
hora pasa volando!), hablando por teléfono, leyendo el diario y haciendo muchas
otras cosas que al final del día no transforman nada ni a nadie, ni siquiera a
quien se ocupa de ellas? ¿Aprovechas al máximo tu día? El consejo bíblico es
que aprendamos a utilizar cada minuto para cumplir con la misión de nuestra
vida.

3. Establece prioridades.

Hay cosas que son importantes y otras que no. Hay cosas que son urgentes y
otras no. Por regla general, lo importante no es urgente, y gran parte de lo
urgente no tiene demasiada importancia. Prioriza lo importante. ¿Recuerdas el
relato de Lucas 16:19-31? El rico había muerto; estaba en el lugar de los
tormentos y pidió: “Te ruego que envíes a casa de mi padre a alguien que les
testifique a fin de que ellos no vengan a este lugar de tormento...”. Lo
importante en tu vida y la mía es predicar a Cristo.

Mateo 12:36 nos advierte que aun de toda palabra ociosa que hablen los
hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. No permitas que las cosas
intrascendentes te roben el tiempo y, con el tiempo, la bendición. Trabaja en tus
áreas fuertes, desarrolla tus talentos y dones espirituales. Ocupa más tiempo en
aquellas cosas que traen mayor beneficio a tu vida y a los demás.

4. Planea tu tiempo.

Henry Kaiser dijo: “Por cada minuto que utilices planeando, te ahorras dos de
ejecución”. Si no haces planes para un mejor futuro, el futuro no será mejor.

Anota cada mañana lo que tienes que hacer en el día y haz las cosas según el
orden de importancia. No te olvides de apartar un tiempo para estar con Dios y
un tiempo para estar en comunión con otros creyentes en la célula, en los cultos
de la iglesia y en servir en algún ministerio. Asume tu compromiso y cúmplelo
con excelencia, sin excusas y sin demora.

5. Roba una hora al día.

Check Sxindoll declara que no importa cuán ocupados estemos, todos podemos
“robar” una hora cada día. Puedes hacerlo levantándote un poco más temprano,
tomando el almuerzo un poquito más corto o trabajando una hora más. Este
hábito te dará 360 horas extra de trabajo en un año; en otras palabras, ¡como si
hubieras trabajado seis semanas de ocho horas por día! ¡Pero no valdrá de
mucho si no sabes qué hacer!

6. Crece personal y espiritualmente.

La mejor manera de aprovechar el tiempo es invertirlo en el cre-cimiento


personal. Cuando crees que no necesitas aprender, has dejado de crecer. John
Maxwell dijo: “Una persona que no está creciendo pierde su momento y
efectividad”. Si estás estancado, has un compromiso este año para desarrollarte y
expandir tu po-tencial. Lee libros, escucha prédicas, asiste a conferencias,
inscríbete en un seminario, participa de una célula. Abandona tu zona de
comodidad y crece. Sólo a tu mejor esfuerzo, Dios lo recompensará.

7. El momento que pierdas, no volverá.

El tiempo es como una moneda; puedes gastarlo como quieras, pero sólo
una vez.

La vida está hecha de instantes, de momentos únicos e irrepetibles. El tiempo no


espera por nadie. Atesora cada momento que vivas, y la mejor inversión es
ocuparlo para servir a Dios. “El tiempo es neutral pero puede transformarse en el
aliado de aquellos que lo atrapen y lo usen por completo”, dijo Winston
Churchill. El apóstol Pablo fue tan eficiente en el uso del tiempo que algunos
comentaristas bíblicos dicen que le sobró tiempo de vida por haber hecho todo
cuanto Dios le había encomendado. Poco antes de morir expresó: “...He
acabado la carrera, he guardado la fe...”, 2ª Timoteo 4:7. ¿Podremos decir lo
mismo? ¿Podremos inmortalizar cada momento viviendo para Dios y para el
servicio a otros?
5
El secreto de la eterna juventud
Proverbios 3:2 contiene una gran promesa: “Porque largura de días y años de
vida y paz te aumentarán”. La Nueva Versión Internacional traduce este texto de
la siguiente manera: “Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán
prosperidad”.
La condición para el cumplimiento de esta promesa es la obediencia a Dios y a
su palabra: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis
mandamientos”, Proverbios 3:1.

Para disfrutar una larga y óptima vida, mejor en calidad y en cantidad, es


necesario guardar sus mandamientos, Proverbios 3:1; 9:11; 10:27. La
declaración “paz te aumentarán” no significa ausencia de problemas, sino algo
mucho más profundo; implica armonía espiritual y realización interior;
bendiciones que pueden ser alcanzadas en todo tiempo, aun en medio de grandes
dificultades.
Edwin Santiago, en su libro Códigos de Sabiduría, dice: “Ésta es la promesa de
Dios. Prolongarás tus días sobre la tierra y harás más en menos tiempo. Podrás
hacer más que cualquier otra persona que no usa la sabiduría y llegarás mucho
más lejos. Es probable que a una persona común le tome años alcanzar lo que tú
puedes lograr en semanas o meses, haciendo uso de los códigos revelados en el
libro de Proverbios”.8
Proverbios 3:3 agrega: “Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad.
Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón”.
Misericordia y verdad van juntas, Proverbios 3:3; 14:22; 20:28; Salmo 25:10;
26:3; 40:11; 57:3; 61:7; 85:10; 86:15; 89:24; 108:4; Génesis 24:49; 47:29;
Éxodo 34:6; Josué 2:14; 2º Samuel 2:6; Oseas 4:2.
La misericordia y la verdad forman parte del carácter de Dios, Salmo 25:10 y
57:3. Se espera que forme parte del carácter del creyente también.

Misericordia significa amor en acción.


Implica hacer algo por una persona aun cuando ésta no lo merezca. Dios tiene
misericordia con nosotros al ofrecernos la salvación; definitivamente, no la
merecemos. La misericordia tiene muchas ventajas y te hace bien. Cuando haces
el bien, te sientes bien. Una persona misericordiosa se hace bien a sí misma,
Proverbios 11:17; Mateo 5:7. “Aprueba a los buenos, tolera a los malos y ámalos
a todos”, Agustín de Hipona.

La verdad sin misericordia podría ser fatal.


Observa que el texto bíblico dice: “Con misericordia y verdad se corrige el
pecado...”, Proverbios 16:6. La verdad debe ser precedida por la misericordia.
“Aquellos que desparraman la verdad sin amor tratan brutalmente a los demás.
Logran que surja la verdad en todas las situaciones, es cierto, pero dejan un
tendal de cuerpos en esa cruzada. Sé apasionadamente devoto de decir la verdad,
pero sumerge siempre tus palabras en el espíritu de bondad, amor y gracia”.9
¿Eres de los que dicen la verdad con amor o de los que abofetean con la verdad?

“Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón”. ¿Por qué atarlas al


cuello? La palabra “atar” aparece en cuatro citas de Proverbios (3:3; 6:21; 7:3;
22:15). Esta expresión también se encuentra en Deuteronomio 6:6-9: “Estas
palabras las atarás a tu mano como señal, y estarán como frontales entre tus
ojos”. La idea de “atar” es no olvidar. Nadie puede perder algo que lleva atado.
¿Por qué escribirlas en el corazón? La verdad escrita en el corazón es aquella
que se encarna, que forma parte de tu esencia y de tu personalidad. La idea es
que nunca la pierdas de vista, “estarán como frontales entre tus ojos”. Mantén
bien visibles los mandamientos de Dios y haz que otros también los vean, Éxodo
13:9,16; Deuteronomio 6:8,9. Y todos los mandamientos se reducen a dos: amar
a Dios y amar al prójimo. ¿Vives conforme a estos mandamientos?

Apégate a la verdad y revélala.


Hazlo entre tus amigos, en tu matrimonio y en tu familia, en tu colegio, en tus
relaciones laborales y en la iglesia.
La verdad es la virtud más apreciada en las relaciones interpersonales. Un
matrimonio no puede sostenerse sobre el fundamento de la mentira; menos aun
una amistad, una familia, una empresa, una iglesia o una nación.
Seguro que alguna vez sufriste las consecuencias de la traición o la mentira.
¿Cuánto tiempo te llevó recobrarte después de que alguien te mintiera
descaradamente?
La verdad es un tema central en el libro de Proverbios. “El Señor aborrece los
labios mentirosos”, Proverbios 6:22 NVI. Dios no tolera ni puede relacionarse
con personas mentirosas. ¡La mentira no nos conviene!
Al mentiroso se lo llama “bribón”, “sinvergüenza”, “inicuo”, “malo” y
“depravado”, Proverbios 6:12.
El tema de la verdad es tan importante que está incluida en los diez
mandamientos. “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”, Éxodo 20:16.
En otras palabras: no mientas; no distorsiones la verdad; no manipules la
realidad.

¿Sabes cuál es la clave de Proverbios para mentir menos? Hablar menos.


“El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua”,
Proverbios 10:19.
El proverbista aprendió que hablando menos se miente menos. ¡Pruébalo! Verás
que hablando menos tendrás menos dolores de cabeza y menos problemas que
lamentar; menos pecados por los que pedir perdón y menos promesas que no
puedas cumplir. Hablar menos es un buen negocio, ¿no te parece?
Billy Hybels, en su libro “1001 Proverbios de Dios”, dice: “La sabiduría de
Dios nos enseña que no tenemos que participar de cada conversación. No
tenemos que expresar cada pensamiento que nos viene a la mente. Lo que sí
tenemos que hacer es detenernos y pensar con cuidado nuestras palabras antes de
hablar. Primero, ¿son necesarias las palabras que diremos? Si no lo fueran, ¿por
qué decirlas? Segundo, ¿son verdaderas las palabras que estamos por decir?
¿Son total e incuestionablemente verdaderas? Si no lo son, no deberíamos perder
ni un minuto más pensando en ellas y mucho menos en expresarlas”.

Un discípulo de Sócrates llegó muy agitado a la casa del filósofo y empezó a


hablar en estos términos:
–Maestro, quiero contarle cómo un amigo suyo estuvo hablando de usted con
maldad.
Sócrates lo interrumpió y le dijo:
– Espera. ¿Ya hiciste pasar a través de las tres vallas lo que me vas a decir?
– ¿Las tres vallas? –dijo el alumno.
– Sí –replicó Sócrates. La primera es la verdad. ¿Ya examinaste cuidadosamente
si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?
– No, simplemente lo oí decir por algunos vecinos respondió el muchacho.
– ¿Lo hiciste pasar por la segunda valla que es la bondad? Lo que me quieres
decir, ¿es bueno?
– No, en realidad no; al contrario –dijo tímidamente el discípulo.
– ¡Ah! –interrumpió Sócrates –entonces vamos a la última valla. ¿Es necesario
que me cuentes esto?
– Para ser sincero, no; necesario no es.
– Entonces –sonrió el sabio– si no es verdadero, ni bueno, ni es necesario...
Sepultémoslo en el olvido.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


Coloca tu mano en el corazón y responde a las siguientes preguntas: ¿Tienes el
hábito de mentir? ¿Has dicho algunas ‘medias verdades’ últimamente?
¿Minimizas o exageras la verdad? ¿Cómo te sientes cuando faltas a la verdad?
Nunca te sentirás bien al mentir porque fuimos creados para no hacerlo. La
persona sabia no miente, no sólo porque sabe que se pierde innumerables
bendiciones, sino simplemente porque no está bien.
Decídete a no mentir más desde hoy en adelante, bajo ninguna circunstancia y
por ninguna razón. ¡Comprobarás que el cielo estará de tu lado!
6
El poder destructor de la crítica
“Los chismes son muy sabrosos, pero también hacen mucho daño”, Proverbios
26:22.
“El que cuida lo que dice protege su vida; el que sólo dice tonterías provoca su
propia desgracia”, Proverbios 13:3.
“El malvado es un horno lleno de maldad; sus palabras queman como el fuego.
El que es malvado y chismoso provoca peleas y causa divisiones”, Proverbios
16:27-28.
Relacionarse y liderar personas, entraña el peligro de que surjan asperezas y se
manifiesten críticas. Debemos aprender a manejar estas situaciones en todos los
ámbitos.

Se cuenta que Carlos Spurgeon lucía en cierta ocasión una larga y vistosa
corbata de aquellas que estaban muy de moda en la época en la que “el príncipe
de los predicadores” llenaba los templos y salones de espectáculos más grandes
de Londres.
Después de una predicación, se le acercó una señora que era conocida de él, de
esas que son muy devotas, pero cuya mayor preocupación era descubrir los
defectos del prójimo.
—Señor Spurgeon —le dijo—, he traído mis tijeras, pues deseo acortarle esa
corbata que es muy mundana y demasiado larga para un predicador del
evangelio.
—Corte como quiera, señora —fue la respuesta—. Pero antes permítame usar
sus tijeras para cortar algo que usted lleva, una cosa que es demasiado larga, y
que produce grave daño a su testimonio cristiano.
La mujer, sorprendida, no se opuso en absoluto. Y entonces Spurgeon,
sonriendo, le dijo:
—Saque la lengua, señora.10

He aquí algunas verdades:


1. Las críticas son como palomas mensajeras, siempre vuelven al nido.
La forma en que pagas, es la manera en que la vida te retribuirá. “Si son muy
duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él
los tratará como ustedes traten a los demás”, Mateo 7:2.
Dale Carnegie dijo una vez: “Si quieres comer miel, no des puntapiés a la
colmena”.
Mike Murdok dice que los críticos son espectadores, no jugadores. Son
personas decepcionadas, desilusionadas y desenfocadas. Están heridas por
dentro. Edifican su vida con el intento de destruir a otros. ¡Aléjate de esas
personas!11

2. Las críticas carecen de poder, a menos que permitas que te afecten


negativamente.
Alguien dijo que la crítica es la gárgara mortal de una persona fracasada. Tratar
de razonar con aquellos que vomitan críticas, es perder el tiempo. “Frente al
ataque del león la mejor ofensiva consiste en esquivarlo”, Pat Anthony.
No tomes parte en ningún chisme, no prestes oído a dichos que una persona no
expondría si ese alguien, de quien está hablando, estuviera presente. Levítico
19:16: “No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de
tu prójimo”. ¡Vacúnate contra los chismosos!

3. Las críticas provocan resentimiento y, en general, no corrigen la situación


que se ha criticado.
El famoso psicólogo B. Skinner, mediante la experimentación con animales,
comprobó que, premiando la buena conducta, los animales aprenden más rápido
y retienen con más eficacia que castigando la mala conducta. Lo mismo sucede
con el ser humano. Por medio de la crítica nunca provocamos cambios duraderos
y, con frecuencia, creamos resentimiento. Hans Selye dijo: “Anhelamos la
aprobación y tememos la condena”.
Si quieres despertar antipatía en una persona, lanza una crítica punzante.
Funciona.

4. Las críticas injustas siempre hacen mal.


“Quien tiene cuidado de lo que dice nunca se mete en problemas”, Proverbios
21:22.
La crítica es señalar los errores; la corrección es mostrar el potencial. Lo
primero es mortal, lo segundo es amar.
No trates de mejorar a los demás cuando no te has mejorado a ti mismo.
Asegúrate de que, cuando hagas un “crítica constructiva”, estés dispuesto a
caminar con esa persona para lograr el mejoramiento que sugieres. Nunca
aceptes sugerencias de alguien que no esté dispuesto a hacer lo que te dice que
hagas.
Benjamín Franklin dijo: “No hablaré mal de hombre alguno, y de todos diré todo
lo bueno que sepa”.

No critiques; no condenes. Haz con los demás lo que quieras que los demás
hagan contigo.

Si Dios, el Señor de todo, no se propone juzgar al hombre hasta el fin de sus


días, entonces, ¿por qué hemos de juzgarlo nosotros?
La Biblia afirma que nuestro ministerio es de reconciliación. “Dios nos
reconcilió con él mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación... y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la
reconciliación”, 2ª Corintios 5:17-19. Con tus palabras, ¿provocas
reconciliación o separación?

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- “Los que producen menos son los que critican más”, Esopo. ¿Qué opinas de
esta frase?
- ¿Acostumbras a compartir con otros algo que has escuchado en secreto?
- Con la excusa de la oración, ¿expones situaciones que has oído al pasar?
- ¿Eres de los que critica cualquier emprendimiento de la iglesia, de tus líderes y
aun de tu propia familia?
- Las personas perfeccionistas tienden a ver lo negativo antes que las virtudes,
¿te identificas con ese perfil?
La solución es disciplinar tu “mirada”. Mira con fe, destaca lo positivo en toda
circunstancia y en toda situación.
7
La clave para la prosperidad
económica
He aquí la clave para la prosperidad económica: “Honra al Señor con tus
riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán
a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo”, Proverbios 3:9-10 NVI.
Dios se ha comprometido a darnos en la misma medida con que le damos a él. Si
damos con liberalidad, él dará liberalmente; si somos mezquinos con él, él será
mezquino con nosotros.

“En verdad, Dios les dará la misma medida que den a los demás. Si dan trigo,
recibirán una bolsa llena de trigo, bien apretada y repleta, sin que tengan que ir
a buscarla”, Lucas 6:38, BLS.
Gálatas 6:7 dice: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también cosechará”.
2ª Corintios 9:6 expresa: “El que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará”.
En otra versión dice:“...El que da poco, recibe poco; el que da mucho, recibe
mucho”, BLS.

Veamos algunas enseñanzas:


• Dar con generosidad implica recibir generosamente
Proverbios 11:24 dice: “Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay
quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza”. El
multimillonario Robert Kiyosaki, en su Best Seller Padre Rico Padre Pobre,
dice: “Uno necesita ser caritativo y debe aprender a dar. Creo firmemente que si
deseas algo, primero necesitas darlo. Siempre que sientas la carencia o la
necesidad de alguna cosa, da lo que deseas primero y te será devuelta en grandes
cantidades. Eso es verdadero en lo que se refiere al dinero, a una sonrisa, al
amor, a la amistad. Este principio de reciprocidad siempre me ha funcionado. Si
deseo dinero, doy dinero, y me es devuelto multiplicado. Si deseo ventas, ayudo
a alguien más a vender algo, y las ventas vienen a mí. Escuché un dicho hace
años que decía: Dios no necesita recibir, pero los humanos necesitamos
dar”.12

• El dinero es una de las últimas cosas que se le rinde a Dios.


¿Por qué? Porque el dinero promete darte cosas para que seas feliz. Promete
solucionarte todos tus problemas; pero no lo hace. Es cierto que el dinero puede
determinar quién vive y quién muere; quién come y quién no; quién tiene techo y
quién vive a la intemperie. Por dinero se mata y, por dinero, familias enteras se
dividen. Por dinero los países entran en guerra. El dinero puede comprar casi
todo, menos la vida eterna.
El secreto más importante que alguna vez descubrirás, es saber que hay regalos
que el dinero no te puede dar. El dinero te podrá comprar una cama, pero no
el sueño; una casa, pero no un hogar; medicina, pero no la salud, placeres,
pero no la felicidad. Porque lo más importante de la vida no tiene precio.

• Las riquezas no son malas. Ni siquiera tener riquezas es malo.


Dios no condena el éxito ni las riquezas. Nunca reprendió a Abraham, Salomón,
Job o José de Arimatea por sus riquezas. Al contrario, Dios alienta al hombre a
progresar. No tiene problemas en que tengas riquezas; el problema viene cuando
las riquezas te tienen a ti.

• Las riquezas son fugaces.


“¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas
como alas de águilas, y volarán al cielo”, Proverbios 23:5.
¿Sabes quién escribió esto? Salomón, el hombre más rico que existió. Mike
Murdock, en su libro Secretos del hombre más rico del mundo, dice: “¿Cuán rico
era Salomón? El templo construido por Salomón tendría hoy en día un valor de
500 mil millones de dólares. Es cuatro veces más de lo que EE.UU. gasta cada
año en defensa militar. Y eso es sólo el principio. ¡No está incluido el palacio de
Salomón, tampoco su patrimonio real ni otras valiosas posesiones que por ser
muchas no se pueden enumerar! ¿Alguna vez pensaste en la diferencia que existe
entre un millón y mil millones de dólares? Se dice que si colocamos billetes de
mil uno arriba de otro, cuando totalizamos un millón, la pila alcanzaría una
altura de 30 centímetros. Pero la altura a la cual llegaría con los mismos billetes
cuando completamos los mil millones, ¡sería más alta que un edificio de cien
pisos! Eso, mi amigo, es riqueza”.13

• Las riquezas pueden convertirse en el objeto de adoración.


Jesús habló del dinero llamándolo “señor”. “Ningún siervo puede servir a dos
señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas”, Lucas 16:13.
Un “señor” es dueño. El dueño puede tener esclavos. Ningún otro ser vivo es
capaz de ser esclavo de las rique-zas; sólo el hombre.
El ser humano, en lugar de adorar a su creador, adora su creación. Es la
tendencia del hombre a prestar atención a las cosas. Así nace el espíritu
materialista. Jesús conocía el peligro que llamamos materialismo porque su país
tenía muchos materialistas. Cuando él hizo el milagro de la multiplicación de los
panes y los peces para dar de comer a la multitud hambrienta, éstos intentaron
obligarlo a ser el “Rey de las Cosas”. Esa multitud pensaba que, teniendo cosas,
serían más felices. Pero Jesús sabía que eso no era verdad. Las posesiones nunca
podrían por sí mismas traer felicidad. Los verdaderos tesoros no se compran con
dinero.
El materialismo no es problema de los ricos; puede ser un problema de todos.
Los creyentes caemos en este mal cuando nuestra confianza está puesta en las
cosas, llámense trabajo, ahorros, o lo que sea y no en el Creador. Incurrimos en
este tipo de mal cuando tememos no tener mañana. El destino de un creyente no
depende de la estabilidad económica, de un gobierno, ni de un modelo
financiero; no depende si quiera de un hombre, depende de Dios.

• Dios nos da el poder para hacer riquezas.


“...Él te da el poder para hacer las riquezas...”, Deuteronomio 6:18. “Larga
vida hay en su mano derecha, y en su izquierda, riquezas y honra”, Proverbios
3:16 RVR95.
En la mano derecha abundancia de días; en la mano izquierda, riquezas y honra.
Abundancia de días se ha repetido en Proverbios 3:2. La escena que se pinta es
muy llamativa. Ambas manos se hallan llenas de regalos. En la mano derecha se
encuentra una vida larga, Proverbios 9:11; 10:27, y en la mano izquierda están la
riqueza y el prestigio.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


Paul Meyer, en su libro Las 25 llaves de un buen legado, dice: “Uno no puede
disfrutar verdaderamente de algo si no lo comparte, y esto incluye la fe, el amor,
los talentos y el dinero... y sin importar cuánto sea lo que das, Dios nunca
permitirá que le des más de lo que Él te da a ti, ¡nunca!”.14
- ¿Qué tipo de oraciones parecen no ser atendidas por Dios? Si son las referentes
a la economía, sería bueno ver cómo estás dando.
- ¿Qué puedes dar hoy mismo?
- ¿Hay alguien cerca a quien todavía no le hablaste de Cristo?
- ¿Qué puedes dar en esta semana?
- ¿Cómo puedes crecer en el dar? Establece una meta personal para aumentar tu
entrega que implique talentos, tiempo y dinero.
- Desafíate a hacer algo en el área del dar, ya que “mas bienaventurado es dar
que recibir”, Hechos 20:35.
8
Cómo ser sabio

“Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, y las mismas son más
sabias que los sabios: Las hormigas, pueblo no fuerte, y en el verano preparan
su comida; los conejos, pueblo nada esforzado, y ponen su casa en la piedra; las
langostas, que no tienen rey, y salen todas por cuadrillas; la araña que atrapas
con la mano, y está en palacios de rey”, Proverbios 30:24-28.

“¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere


sabiduría! No tiene quien la mande, ni quien la vigile ni gobierne; con todo, en
el verano almacena provisiones y durante la cosecha recoge alimentos”,
Proverbios 6:6-8.

El reino de la naturaleza está lleno de maravillas. Se mencionan cuatro animales


pequeños que son dignos de admiración. Estas criaturas indefensas, sobreviven
por su instinto de sabiduría a pesar de sus limitaciones físicas. Podemos extraer
algunas lecciones:

1. Las hormigas.

Nunca ponen excusas para salir a trabajar. El progreso y el éxito son


consecuencias del esfuerzo y del trabajo duro. “Todo esfuerzo tiene su
recompensa pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza”, Proverbios
14:23. “El de manos diligentes gobernará, pero el perezoso será subyugado”,
Proverbios 12:24.

¿Evades la responsabilidad de tu trabajo? ¿Declinas frente a los desafíos de la


vida? ¿Trabajas de buena gana como para el Señor y no como para nadie en este
mundo (Colosenses 3:23)? ¿Das lo mejor en cada proyecto que se presenta en tu
camino?

Nunca postergan la realización de un trabajo. ¿Dilatas la concreción de tus


actividades? ¿Utilizas de seguido la expresión: ‘lo haré más tarde o en otro
momento’?

Jesús contó la historia de un hombre rico que tenía un empleado encargado de


administrar todos sus bienes, Lucas 16. Un día descubrió que ese empleado
malgastaba su dinero. Entonces, le llamó la atención y le pidió que le rindiera un
informe acerca de su trabajo antes de ser despedido. El empleado no sabía qué
hacer, hasta que tuvo una idea. Llamó a cada uno de los deudores de su jefe y les
perdonó parte de la deuda con la esperanza de que, cuando se quedara sin
trabajo, los deudores lo tuvieran en cuenta y le ofrecieran ayuda. Finalmente,
cuando el jefe supo lo que había hecho su empleado deshonesto, lo felicitó. En
lugar de condenar al empleado elogió su comportamiento. ¿Por qué? Porque
tomó la iniciativa de resolver su problema. Esto no significa que Jesús
apruebe lo que hizo el empleado. De hecho, Jesús dice que fue un administrador
deshonesto. Lo que resalta el maestro es la iniciativa de este hombre por tratar de
resolver un problema personal.

“No todos son de tomar la iniciativa para resolver sus problemas. Es fácil
quedarnos sentados quejándonos de la injusticia de la vida. ¿Para qué tomar la
iniciativa de resolver nuestros problemas si tenemos a mano la opción más fácil
de culpar a nuestros padres, a nuestro cónyuge, a nuestros amigos, a nuestro
empleador, a nuestros maestros, a nuestro gobierno o a nuestro Dios? La gente
piensa: ‘algún día, de alguna manera, mi vida mejorará’; ‘en algún momento, de
alguna manera mis circunstancias serán mejores’; ‘algún día, de alguna manera
se cumplirán mis anhelos’. Algún día, de alguna manera... simplemente
ocurrirá”.15

Toma la iniciativa para resolver tus problemas. Muestra perseverancia en la


concreción de tus responsabilidades. Recuerda que la pereza es enemiga del
progreso.

Nunca esperan que se les diga lo que tienen que hacer. ¿Necesitas una
motivación externa para cumplir con tus tareas asignadas? ¿Trabajas aun cuando
tu jefe no te ve?

Nunca desaprovechan una oportunidad. La sabiduría de las hormigas consiste


en reconocer los tiempos y las oportunidades. Las hormigas son previsoras. Ellas
saben que el tiempo para tra-bajar y acumular es el verano. José nos enseña que
en tiempos de “vacas gordas” hay que ser previsor, acaparando para el tiempo de
“vacas flacas”.

Un grillo canturriaba ruidosamente en el calor pleno de un día de verano. Una


hormiga le advirtió que pronto llegaría el invierno y que más bien debería
ponerse a pensar en cómo se protegería del frío. El grillo ignoró risueño a la
hormiga y siguió cantando, sin pensar más que en su placer inmediato. En
cambio, la hormiga pasó el resto del verano recolectando granos de trigo que
almacenaba para alimentarse durante los meses invernales.

Llegó el invierno y fue bastante crudo. Cierta noche, el saltamontes entumecido


y hambriento se acercó a la hormiga para pedirle algo de comer. “¿Qué hiciste
todo el verano mientras yo acopiaba alimento?”, le preguntó la hormiga.

“Recuerda que yo también me mantuve ocupado”, contestó el grillo. “Me la


pasé cantando todo el día”.

Sin inmutarse, la hormiga le dijo con toda seriedad: “Puesto que cantaste todo
el verano, todo parece indicar que tendrás que bailar todo el invierno para no
morirte de frío”. Moraleja: “Es sabio prepararse hoy para las necesidades de
mañana”.16

2. Los conejos.

Este animalito al que hace alusión la Biblia no es el conejo domés-tico que


conocemos sino, más bien, parecido al zorrino. Cuando son atacados despiden
un fuerte olor. Viven en grupos y son acti-vos durante el día, haciendo sus
madrigueras en hoyos entre las rocas. La sabiduría de los conejos consiste en
saber cómo y dónde refugiarse. Ellos ponen sus casas en la piedra. Su confianza
está puesta en su escondite.

La protección de un creyente no está en su trabajo, seguro o patrimonio, sino en


Dios. “El es escudo a los que caminan rectamente”, Proverbios 2:7. “El es
escudo a los que en él esperan...”, Proverbios 30:5. “No temas... yo soy tu
escudo”, Génesis 15:1. “Escudo es a todos lo que en él esperan”, Salmo 18:30.
“Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí”, Salmo 3:3. “Como con un
escudo lo rodearás de tu favor”, Salmo 5:12.

3. Las langostas.

La sabiduría de las langostas consiste en la habilidad para trabajar unidas. Saben


que juntas pueden lograr mucho más de lo que lograrían separadas. No tienen
rey y todas se someten mutuamente y forman parte de una cuadrilla; ¡cuánto más
nosotros que, teniendo como rey a Jesucristo, deberíamos estar unidos formando
un solo cuerpo! Deberíamos reconocer que nos necesitamos y que Dios no dio a
nadie todos los dones para que no nos exaltemos y humildemente dependamos
unos de los otros. Jesús sabía que no podía hacer su obra en la tierra sin un
equipo, y tú y yo no somos distintos. No tengas miedo al ‘serrucho’, involucra a
otros en el ministerio y en la célula, recluta nuevas personas. Virginio Burden
dijo: “La cooperación es la convicción plena de que nadie puede llegar a la meta
si no llegan todos”. Laurie Beth Jones lo dijo de esta manera: “Ninguno de
nosotros es tan inteligente como la suma de todos nosotros”. Sin importar cuán
inteligente o espiritualmente dotado seas, nada en este mundo ocurre sin trabajo
en equipo. En estos dos últimos meses, ¿a cuántas personas has involucrado en
tu célula o ministerio? ¿Te cuesta trabajar en equipo? ¿Qué medidas tomarás
para superar tu propia inseguridad?

4. Las arañas.

La araña es pequeña y puede ser atrapada fácilmente, pero se mete donde nadie
la invita. Está en el palacio del rey y se apropia de todo lo que puede. La
sabiduría en nosotros consiste en la habili-dad de imitar a este animalito y
apropiarnos de lo que Dios tiene para nuestra vida. Sé osado al predicar de
Cristo, al buscar trabajo, al rendir en la facultad o al hacer un negocio. Sé osado
como la araña.

Los cristianos que hemos sido invitados a gozar de la presencia del rey y a
disfrutar de las bendiciones del palacio, muchísimas veces no tomamos de lo que
por derecho nos corresponde, simplemente porque no nos atrevemos. “Bendito
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”, Efesios 1:6.
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia”, Hebreos 4:16.

Toma todo lo que Dios tiene para tu vida. Las bendiciones del cielo permanecen
a tu disposición. Jesús nos invitó a estar allí. Tony Millar dijo: “La vida no te da
a ti lo que mereces sino lo que demandas”. Hay cosas que por derecho legal te
pertenecen. Aprópiate de ello por medio de la fe. Edwin Santiago dice: “No te
conformes con lo que has recibido hasta ahora, hay más todavía y no debes
quedarte con las manos cruzadas; corre y toma lo que te ha sido concedido por
gracia”.
Si estas criaturas tan pequeñas pueden hacer cosas tan tremendas, ¿cuánto más
nosotros, cumbre de la creación de Dios? La sabidu-ría de estos animalitos es
digna de ser imitada. ¡Hoy es tu mejor momento para ello!
9
El último gran mandamiento
“Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones...”, Mateo 28:19.
“Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura”,
Marcos 16:15.
“En su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas
las naciones, comenzando por Jerusalén”, Lucas 24:47-48.
“Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”, Juan 20:21.
“Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán
mis testigos... hasta los confines de la tierra”, Hechos 1:8.

Predicar el evangelio a toda criatura es el último gran mandamiento.


El nacimiento de Jesús trajo a Dios hasta los hombres, pero fue necesaria su
muerte para llevar a los hombres hasta Dios. Éste es el mensaje que todo
cristiano debe predicar.
Jesús debería ser conocido en “todo el mundo”, “en todas las naciones” y por
“toda criatura”. ¡Ésta es la misión sublime de cada creyente!
La evangelización se hace con los pies de los que van, las rodillas de los que
oran y las manos de los que dan. La gran comisión es un trabajo en equipo; cada
quien debe hacer su parte.
Andrew Murray dijo: “En la iglesia de Cristo no hay ningún clan privilegiado al
que le pertenezca exclusivamente el honor; ni ningún clan servil en el cual
descanse la obligación de predicar el evangelio a toda criatura”.
Carlos Spurgeon, en su libro Ganadores de Hombres, dice: “El ganador de
almas, bendecido de Dios, poseerá monumentos conmemorativos de su obra
conservados hasta la eternidad en las galerías de las mansiones celestes... Ganar
almas es el oficio más regio, la ocupación principal de todo cristiano. Cada uno
de nosotros debería decir como Simón Pedro: ‘A pescar voy’, y como Pablo
nuestro objetivo debería ser: ‘Para que de todos modos, salve a alguno’”.17
“Hay quienes tienen la impresión de que un mandamiento dado para todos y en
general, no es tan obligatorio como uno que es enteramente personal y
específico; que si otros no hacen su parte, nuestra parte de la culpa es
comparativamente pequeña; que en donde las dificultades son muy grandes, la
obediencia a este mandamiento no es una demanda absoluta; que si estamos
dispuestos a hacer todo lo que nos sea posible, eso es todo lo que puede
requerirse de nosotros”.18 Sin embargo, conquistar el mundo es la orden de
Jesús. No pide más, no se conforma con menos. Cristo no enseña ni discute, no
pide ni ruega, simplemente ordena. Llevar el evangelio a toda criatura debe ser
el propósito primordial de tu vida y de la mía.
“Nada tienes que hacer sino salvar a las almas. Por lo tanto, gasta y gástate en
esta obra. No es tu ocupación predicar tantas veces a la semana, sino la de salvar
a tantas almas como puedas; traer tantos pecadores como puedas al
arrepentimiento, y con todo tu poder edifícalos en aquella santidad sin la cual
nadie verá al Señor”, Juan Wesley.
Oswald Smith, en su popular libro Pasión por las almas, dice: “Amigos míos,
estamos abrumados de actividades eclesiásticas, mientras que la verdadera tarea
de la iglesia, la de evangelizar el mundo y ganar a los perdidos, queda casi
completamente olvidada”.19

Piensa en las siguientes declaraciones y comparte tus apreciaciones:


- “Si los pecadores han de ser condenados, que sean sobre nuestros cadáveres. Si
van a perecer, que mueran en nuestros brazos. Que ninguno marche hacia el
infierno sin que haya sido objeto de nuestras oraciones y advertencias”, Carlos
Spurgeon.
- “La iglesia es una institución que existe para beneficio de aquellos que no
pertenecen a ella”, William Tydale.
- “La Biblia no es la base para las misiones; las misiones son la base de la
Biblia”, R. Winter.
- “Una persona no tiene el derecho de escuchar dos veces el evangelio mientras
existan personas que aún no lo han escuchado ni una sola vez”, Oswald J. Smith.
- “Si Dios te llama a ser un predicador, no te rebajes para ser rey”, Carlos
Spurgeon.
- “Denme cien predicadores que no le teman a otra cosa que al pecado y que no
posean otra pasión que Cristo, y poco me importará que sean laicos o pastores
ordenados. Solamente ellos conseguirán sacudir las puertas del infierno y
establecer el reino de los cielos sobre la tierra”, Juan Wesley.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


“El que gana almas es sabio”, Proverbios 11:30.
- ¿Comprendes cabalmente que el futuro eterno de muchas personas depende de
ti?
- ¿Tomas algunos minutos de tu día para orar por aquellos que no conocen a
Jesucristo como Señor, en tu cuadra, en tu barrio y en tu ciudad?
- ¿Te alegras cuando alguna persona nace de nuevo por el Espíritu Santo?
- Proponte en tu corazón alguna forma de compartir a Cristo en esta semana.
Invita a la iglesia, acompaña a alguien a la célula. Luego evalúa cómo te fue,
cómo te sentiste y en qué debes mejorar.
- Mientras tú manifiestas a Cristo aquí donde vives, otros llevan el evangelio a
lugares donde nunca fue predicado. ¿Estás orando por los que son enviados?
¿Estás colaborando para que no se sientan solos?
10
La sanidad divina
¿Por qué nos enfermamos?
Las causas de las enfermedades son muchas. Bíblicamente se reconocen:

1) La edad, Génesis 48:1,10.

2) Los accidentes, 2º Reyes 1:2.

3) El alcoholismo, Oseas 7:5.

4) La depresión o el desaliento, Proverbios 13:12. “El ánimo del hombre


soportará su enfermedad; más ¿quién soportará el ánimo angustiado?”,
Proverbios 18:14.

5) Los pecados propios, Miqueas 6:13. Pablo advirtió a la iglesia en Corinto


que muchos de sus miembros habían enfermado o muerto debido a la
manera en que habían deshonrado al Señor en la comunión, 1ª Corintios 11.
Este tipo de enfermedades puede ser curada si el enfermo asume la propia
responsabilidad por sus actos, pide perdón y ora restableciendo su relación
rota con Dios.

6) Las aflicciones de Satanás, Job 2:7. Un alto porcentaje de cura-ciones


físicas en el evangelio de Marcos fueron resultados de ex-pulsiones de
demonios realizadas por Jesús.

7) La voluntad soberana de Dios, 2ª Corintios 12:7-10. Algunas veces la


enfermedad es usada por Dios para mantenernos humil-des y disponibles
para ser usados en su servicio. Ése fue el caso de Pablo.

8) El juicio de Dios, 2º Crónicas 21:14-19.

9) El amor. ¡Sí, la Biblia reconoce que se puede enfermar de amor!,


Cantares 2:5.

10) Para glorificar a Dios. Hay curaciones que fueron y son realizadas con
el fin de que Dios sea glorificado. En el caso de un joven que había nacido
ciego, los líderes judíos preguntaron a Jesús: “Rabí, ¿quién pecó, éste o sus
padres, para que haya nacido ciego?”, Juan 9:2. La comunidad judía creía
que la causa de las enfermedades era el pecado, pero en este caso Jesús
dijo: “Ni él pecó, ni sus padres... sino que esto sucedió para que la obra de
Dios se hiciera evidente en su vida”, Juan 9:3.

¿Existe la sanidad divina hoy en día? ¿Dios sana como en la antigüedad?


¿Qué dice la Biblia al respecto?
Éxodo 15:26 dice: “Yo soy Jehová, tu sanador”. Ésta es una promesa que no ha
perdido vigencia. La Biblia también afirma: “Dios es el mismo ayer, hoy y por
todos los siglos”, Hebreos 13:8. Dios no ha cambiado. El mismo poder que
operó en Jesús 2000 años atrás, sigue vigente hoy día. Ahora bien, muchas
promesas están condicionadas. Por ejemplo, Deuteronomio 6:24 dice que, si
cumplimos y obedecemos los mandamientos de Dios, nos irá bien todos los días
y él nos conservará la vida. Éxodo 15:26 afirma: “Si oyes atentamente la voz de
Dios y guardas todos sus mandamientos, ninguna enfermedad vendrá sobre ti”.
Aun así, hay enfermedades que no son fruto de la desobediencia. Muchas
personas han sido engañadas al creer que, si no se curan, es porque Dios las ha
abandonado. Llegan a la conclusión equivocada de que Dios no las ama o que
son pecadores irrecuperables. Sienten que han hecho todo lo posible y aun así,
siguen enfermos. Que no te sanes no significa que Dios no te ama; significa que
Dios está trabajando en tu vida. Pablo oró tres veces a Dios por una enfermedad
en su cuerpo y Dios le dijo: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona
en tu debilidad”, 2ª Corintios 12:9.

Dios no trae el dolor, pero tiene sobradas razones para permitir que él
llegue a nosotros. Hay ocasiones en que Dios permite que suframos. ¿Por qué?
Para purificarnos. 1ª Pedro 1:6-7 dice: “...Alégrense, aunque sea necesario que
por algún tiempo tengan muchos problemas y dificultades. Porque la confianza
que ustedes tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del oro se prueba
con fuego, la confianza que ustedes tienen en Dios se prueba por medio de los
problemas. Si ustedes pasan la prueba, su confianza será más valiosa que el oro,
pues el oro se puede destruir. Así, cuando Jesucristo aparezca, hablará bien de
la confianza que ustedes tienen en Dios, porque una confianza que se ha
probado tanto, merece ser muy alabada”. De modo que estemos contentos, no
por los problemas, sino a pesar de los problemas. Disfrutar del dolor por el dolor
mismo y de las heridas por las heridas en sí, es una perversión; pero regocijarnos
a pesar de estar sufriendo, convencidos de que Dios sacará algo bueno de lo
malo que nos acontece, eso es muy distinto, es fe verdadera.

Otras veces el sufrimiento tiene el objetivo de corregirnos o entrenarnos.


Hebreos 12:5-6 dice: “Hijo mío, no tomes mis correcciones como algo sin
importancia. Ni te pongas triste cuando yo te reprenda. Porque yo corrijo a todo
aquel que amo”. Dios permite que las dificultades se nos crucen en el camino
para prepararnos. Es que no hay progreso sin crisis. Si estás pasando
momentos difíciles, no reniegues ni te desanimes, aprovéchalos para aprender.
Cristo aprendió la obediencia a través del sufrimiento. Los dolores pueden
contribuir a tu bien. No protestes amargamente cuando algo te lastime. No te
desconciertes cuando aparezcan problemas. Las dificultades, peligros y
enfermedades pueden pulir tu carácter, mejorar tu personalidad y reforzar tu fe.
Esto no significa que no pidamos ser sanados. La voluntad de Dios es que
gocemos de buena salud. Él nos quiere fuertes y vigorosos, proclamando la
victoria y la sanidad. “...Yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y
que tengas salud, así como prospera tu alma”, 3ª Juan 2. Pidamos por el
milagro, anhelemos ser sanos; pero, mientras tanto, trabajemos nuestra vida para
que la paciencia, la compasión por otros que sufren y la fe crezcan bien rápido.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


Si estás en compañía de otros creyentes:
- ¿Alguno asistió enfermo?
- ¿Alguien del grupo reconoce el don de sanidad operando en su vida?
- Según Santiago 5, se debe hacer unción de aceite sobre los enfermos.
- ¿Alguien ha sido sanado por el Señor? Relatar el testimonio es una forma de
glorificar a Dios y alimentar la fe del que espera un milagro.
- Oren unos por otros declarando la sanidad divina. Permanezcan unidos en
oración.
11
El verdadero gozo
La carta a los Filipenses menciona no menos de dieciséis veces las palabras gozo
o regocijo. Lo notable acerca de esta carta es la situación de Pablo, ya que no
parecía haber razón para que se regocijara. Era un prisionero en Roma y su
juicio se aproximaba; podría ser puesto en libertad o ser degollado. Pablo quiso
ir a Roma como predicador, pero llegó como prisionero.

Cada creyente puede experimentar el mismo gozo que tenía el apóstol. En Salmo
16:11 dice que aquellos que han confiado en Cristo tienen el privilegio de
experimentar “plenitud de gozo”. Sin embargo, pocos son los creyentes que se
aprovechan de este privilegio. Más bien viven bajo una nube de desilusión
cuando podrían andar en la luz del gozo.

¿Qué o quién les han robado el gozo?

Warren W. Wiersbe, en su libro Gozosos en Cristo, dice que existen ladrones


que roban nuestro gozo. He aquí algunos de ellos:

1. Las circunstancias.

¿Te has dado cuenta de que son muy pocas las cosas en la vida que están bajo
nuestro control? No podemos controlar el tiempo, el tránsito, la salud. Ni
siquiera podemos controlar lo que otras personas dicen o hacen. Si nuestra
felicidad dependiera de las circunstancias, entonces seríamos infelices la mayor
parte del tiempo. Sin embargo, el apóstol Pablo, en la peor de las circuns-tancias,
escribe una carta saturada de gozo. ¿Por qué? “Porque él no vivía para gozar
de las circunstancias, sino para servir a Cristo Jesús. Era un hombre con un
solo propósito: “una cosa hago”, Filipenses 3:13. No miraba a las circunstancias
en sí mismas, sino en relación con Cristo Jesús. No era el prisionero de Roma,
era el “prisionero de Cristo Jesús”, Efesios 3:1. No miró a Cristo a través de
sus circunstancias, sino que miró a sus circunstancias a través de Cristo; y
esto cambió todo”.20

Para Pablo, las circunstancias eran motivo de gozo porque le ayudaron a tener
comunión con los demás creyentes, dándole la oportunidad de llevar a otros a
Cristo, y lo capacitaron para defender el evangelio ante la corte de Roma.
Cuando tienes la mente de Cristo, las circunstancias obran para tu bien y no
en tu contra.

Establece el propósito de amar y confiar en Cristo. Fortalece tu relación con la


iglesia local. No dejes de congregarte nunca. Asiste a un grupo pequeño siempre.
Cuando lo hagas, entonces, no te preocuparás por lo que suceda a tu alrededor ya
que todo está destinado a hacerte crecer y lograr la madurez en Cristo Jesús. No
te preocupes, cree. No te desesperes, sólo confía.

2. La gente.

Todos, alguna vez, hemos perdido nuestro gozo a causa de la gente: por lo que
son, lo que dicen y lo que hacen. No hagas que tu estado emocional dependa de
la aprobación de la gente. No permitas que la crítica o la censura de otros te
“apaguen espiritualmente”.

3. Las cosas.

Abraham Lincoln caminaba por la calle con sus dos hijos, quienes estaban
llorando y peleándose. “¿Qué les pasa a los niños?”, pre-guntó un amigo. “Lo
mismo que pasa con todo el mundo”, replico Lincoln. “Tengo tres nueces y cada
niño quiero dos”.

Cristo dijo: “La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que
posee”, Lucas 12:15. Los tesoros en la tierra no están a salvo nunca, no duran y
nunca satisfacen. Pero aun así, la mayoría de las personas dan lo más preciado
que tienen (salud, familia e hijos) a cambio de un poquito más. Es que la gente
quiere poseer cosas sin darse cuenta de que las cosas terminan poseyéndolos a
ellos. Las cosas nunca traerán la clase de gozo y paz duradera. Sencillamente, no
pueden proporcionarla.

4. La preocupación.

Las preocupaciones pueden devastar a cualquier persona por más positiva que
sea. La inmovilizan, la llenan de temores, la enfer-man. Pablo entendía que las
circunstancias, por más difíciles que fueran, debían contribuir al plan supremo
de evangelización. Pa-blo no encontró el gozo en circunstancias ideales, sino en
llevar a otros a Cristo. Y, si las circunstancias promovían el progreso del
evangelio, eso era todo lo que importaba. En lugar de lamentarse por ser
confinado como prisionero, Pablo descubrió que sus cir-cunstancias en realidad
abrieron áreas nuevas en su ministerio.

Mucho se conoce de Carlos Spurgeon, el famoso predicador británico, pero


pocos conocen la historia de su esposa Susana. En los primeros años de
matrimonio, la señora Spurgeon quedó paralítica. Parecía que su único
ministerio sería el de alentar al esposo y orar por su obra. Mas Dios puso en su
corazón el deseo de compartir los libros del esposo con pastores que no podían
comprarlos. Este anhelo pronto llevó a establecer el “Fondo Pro Libros”. Como
una obra de fe, el “Fondo Pro Libros” proveyó a miles de pastores, libros para
auxiliarlos en su ministerio. La señora Spurgeon supervisó desde el hogar este
maravilloso ministerio pionero.

Dios aún quiere que sus hijos lleven el evangelio a nuevas áreas. Él quiere que
seamos luz llevando su mensaje a lugares inesperados. De hecho, fue así como el
evangelio llegó a Filipos. Pablo había tratado de entrar en otro territorio, pero
Dios cerró la puerta en varias ocasiones. Pablo quería llevar el mensaje al
oriente, a Asia, pero Dio lo dirigió hacia Europa.

Dios a veces usa instrumentos extraños para ayudarnos a llevar el evangelio.

No reniegues de lo que suceda a tu alrededor. No te lamentes. Posi-blemente


Dios te tiene reservado un ministerio nuevo que no conoces, el que bendecirá a
cientos de personas. ¡Acéptalo!

Las circunstancias, la gente, las cosas y las preocupaciones son los ladrones de
nuestra felicidad.

¿Qué podemos hacer para que estos ladrones no nos despojen de nuestro gozo en
Cristo?:

• Servir a otros

“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad,
estimando cada uno a los demás como superiores a el mismo”, Filipenses 2:3.
En el capitulo 1, Pablo coloca a Cristo primero. En este capitulo, pone a otros en
segundo lugar. ¡Lo cual quiere decir que él mismo se coloca al último! “Si
nosotros insistimos en ponernos en primer lugar, y los demás se empeñan en
colocarse en primer lugar, el resultado obvio serán conflictos frecuentes. El
creyente que espera vivir en paz y con gozo no espera ser servido por otros;
él sirve a los demás. Él considera el bienestar de otros como más importante
que sus propios planes y deseos”.21

• Poner la mirada en las cosas espirituales

Ocúpate de las cosas celestiales. “Mas nuestra ciudadanía esta en los cielos, de
donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”, Filipenses 3:20. La
persona con gozo no desconoce la realidad pero se enfrenta a ella con una
perspectiva celestial. Jim Elliot dijo: “No es ningún tonto aquel que da lo que
no puede guardar para ganar aquello que no puede perder”.22

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- La Biblia nos da los recursos espirituales que tenemos en Cristo: la paz de Dios
(4:1-9), el poder de Dios (4:10-13), y la provisión de Dios (4:14-23). Con
recursos como éstos, ¿por qué hemos de preocuparnos? Nosotros tenemos la paz
de Dios para guardarnos, y el Dios de paz para guiarnos. La paz de Dios viene
cuando oramos correctamente, cuando pensamos correctamente y cuando
vivimos correctamente. Éste es, sencillamente, el secreto de Dios para tener
victoria sobre la preocupación.

- ¿Qué decisión vas a tomar después de esta lección?


12
Pequeñas decisiones, grandes
consecuencias

Las decisiones determinan nuestro destino.

Muchas personas improvisan de día en día. Se manejan en todas las áreas de su


vida según lo que venga. Ellos son los que luego se preguntan por qué no tienen
éxito, por qué no logran grandes avances ni conquistan grandes sueños. El
secreto de todo gran triunfo se encuentra en la rutina diaria. Ya hemos hablado
acerca de las metas y de los sueños y hemos compartido la relevancia de
planificar; porque si no sabes a dónde vas, nunca llegarás. A menos que
planifiques la clase de futuro que quieras tener, esto no sucederá de la nada.

Cualquier éxito en tu vida y en tu servicio al Señor descansa en incontables


decisiones diarias y deliberadas. He aquí algunos aspectos para tener en cuenta:

• Prioriza tu comunión con Dios.

Si tu relación con Dios no crece, difícilmente podrás asir todo lo bueno que
quiere darte. Tu vida, tu familia y tu ministerio corren el riesgo de perder su
fuerza, su brillo, su empuje y hasta pueden mo-rir. Ser una persona espiritual y
sensible al Espíritu Santo sólo sucede a propósito. No es un toque mágico, ni una
experiencia sobrenatural aislada; es una elección de entrega y obediencia diaria.

• Inicia o restaura relaciones sanas.

“Dios es un Dios de relaciones y detesta cuando se extravían las relaciones”,


Carig Groeschel. Si estás casado/a, la primera relación que debe estar totalmente
sana es la matrimonial. “Mas valen dos que uno, porque obtienen más fruto de
su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo
levante!”, Eclesiastés 4:9-10. ¿Necesitas un consejero matrimonial para que te
ayude a restaurar tu matrimonio?

Existen otras relaciones que debes iniciar con personas que te darán apoyo y
aliento en los momentos difíciles que te toque atravesar; ellas agregarán valor a
tu vida y mejorarán tu futuro. El mejor lugar para encontrar ánimo sincero y
apoyo es en un grupo celular. Allí crecerás superando, en compañía de otros,
toda prueba o dificultad; también ayudarás a otros a que superen sus propias
luchas. ¿Perteneces a una célula? ¿Necesitas un mentor que te guíe a tomar
medidas sabias? Decídete ya; no permitas que tu futuro termine en algún lugar
que no deseas.

• Rompe relaciones tóxicas.

“No se dejen engañar: Las malas compañías corrompen las buenas


costumbres”, 1ª Corintios 15:33. Rodéate de personas que te aprecien de verdad
y que oren por ti. Busca cristianos maduros que te desafíen con su ejemplo, te
alienten a más, te proporcionen recursos, celebren tus victorias y te ayuden a
ponerte en pie cuando caigas. Las personas que forman tu círculo íntimo tienen
el potencial de bendecirte o arruinarte. No permitas que personas destructivas te
influyan para mal. Ahora mismo, redefine esas relaciones o rómpelas.

• Mantén una buena forma física.

“¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo...? Ustedes no son
sus propios dueños”, 1ª Corintios 6:19-20. “No es cristiana la perspectiva que
desdeña al cuerpo y eleva al espíritu. Toma en cuenta a dónde llevas tu cuerpo o
a quién permites que lo toque. Mantén tu cuerpo alejado del pecado. Protégelo
de personas y situaciones de abuso y ocúpate de tu salud. Mantener la pureza
sexual es una de las maneras concretas de honrar a Dios con nuestro cuerpo y
también lo es evitar la nicotina, el exceso de alcohol, cafeína o cualquier otra
droga o sustancia que pudiera dañarlo”.23

No somos propietarios, sino administradores de nuestros cuerpos. Todo nuestro


ser, espíritu, alma y cuerpo, ha sido comprado por Cristo a un alto precio.
Rompe con toda conducta nociva, no permitas que te controle; y hazlo de
inmediato, ya que no podrás vencer aquello que estás dispuesto a tolerar.
Pequeñas concesiones conducen a grandes degradaciones.
PARA MEDITAR Y ACTUAR
- ¿Qué disciplinas espirituales ejercitarás para gozar de una mejor relación con
Dios?

- ¿Qué cosas están impidiendo tu servicio a Dios? Establece metas a corto plazo
que te permitan crecer en tu vida de servicio.

- ¿Has elegido deliberadamente personas sanas y espirituales que te guíen en la


vida y en el ministerio? No dilates más esta decisión. No continúes con
amistades destructivas.

- ¿Te mantienes alejado de aquellas personas que podrían hacerte daño?

- ¿Estás con alguien que sabes que no es la voluntad de Dios para tu vida?
Termina esa relación ya. Las medidas tomadas a medias causan estragos.

- ¿Realizas ejercicios con el propósito de mejorar tu energía y expectativa de


vida?

- ¿Comes cantidades apropiadas de alimentos naturales y nutritivos?

- ¿Consideras adecuado hacer ayuno permanente de comida chatarra?

- ¿Honras a Dios con tu cuerpo?

- ¿Te haces chequeos de salud?

- ¿Estás atado al tabaco? ¿Estás “enganchado” a la pornografía?

- ¿Ingieres de manera inadecuada sustancias tóxicas o eres adicto a las drogas,


incluyendo los medicamentos recetados?
13
Cómo ganarse a la gente

Toda persona tiene el deseo de ser grande y eso no está mal, al contrario. Dios
brinda significación y atención verdadera a cada uno de sus hijos. “Dios no tenía
tiempo para crear a un nadie sino a un alguien. Yo creo que cada uno de nosotros
tiene dentro de sí talentos dados por Dios que esperan ser traídos a la actividad.
Cada persona es única y especial”, Mary Kay Ash.

Dale Carnegie menciona algunos ejemplos de personas famosas que lucharon


por dar satisfacción a sus deseos de importancia. George Washington quería ser
llamado “Su Poderío, el presidente de los Estados Unidos”. Colón reclamaba el
título de “Almirante del Océano y Virrey de las Indias”. Catalina la Grande se
negaba a abrir cartas que no estuvieran dirigidas a “Su Majestad Imperial”.
Víctor Hugo aspiraba a que la ciudad de París fuera rebautizada con su nombre.
La Sra. Lincoln, en la Casa Blanca, le gritó a una persona de renombre: “¿Cómo
se atreve usted a sentarse en mi presencia sin que la haya invitado a hacerlo?”.

Más allá de estos actos extremistas y egolátricos, todo ser humano desea ser
reconocido; es que nacemos para trascender. Por encima de la salud, del
alimento, del dinero y de la gratificación sexual, se encuentra el deseo de ser
significativo. ¡Que tu ministerio sea ayudar a que las personas descubran su
potencial!

¿De qué maneras puedes contribuir con los demás a lograr su sentido real de
importancia?

1. Acércate a la gente.

Jesús lo hizo. Intencionalmente fue a donde las personas se encontraban: ya sea


el mercado, la sinagoga, el templo, el puerto o los hogares. Él sabía que podía
ayudarlos. De la misma manera, hay alguien que te necesita. Hay dos tipos de
personas que te rodean: 1) las que ya saben que tienes algo que ellos
necesitan. Éstos son tu familia y tus hermanos en la fe a quienes cuidas y
pastoreas; 2) las que todavía no saben que tú puedes ayudarles. Ellos son los
que están perdidos, sin fe, sin Cristo y sin esperanza, que claman por lo que tú ya
tienes.

2. Sé accesible.

Tómate a la gente en serio. La conexión con la gente no es una opción, es el


secreto del éxito en cualquier área de la vida. Jesús tomó a todas las personas
muy en serio. Las amó y las respetó. Y lo hizo con los despreciados, con los
inmorales, con los desahuciados y hasta con los niños. No te burles de nadie, no
hagas chistes con ironía, no te pases de listo. Tus actitudes pueden dañar más
que la misma muerte.

3. Espera lo mejor de la gente.

Cuando crees en alguien le das alas para que pueda conquistar lo que está en su
corazón. Benjamín Disraeli dijo: “El mayor bien que puedes hacer por otro no es
mostrarle tus riquezas, sino revelarles las de él”. ¿Cómo puedes ayudar a otros a
enfocarse en las oportunidades y en su potencial, en vez de centrarse en los
obstáculos?

Henry Ford dijo: “Mi mejor amigo es el que consigue que rinda lo mejor de mí”.
Ayuda a las personas a ser útiles y a encontrar significado y satisfacción en lo
que hacen. Te darás cuenta de que contarás con su afecto por siempre.

4. Elogia a la gente en público y amonéstala en privado.

Es más fácil encontrar defectos que pronunciar elogios. Un elogio exalta una
virtud o un acto bien realizado. La adulación busca manipular las emociones del
otro para aprovecharse. Siempre elogia, jamás adules. La mejor forma de
desarrollar el potencial de una persona es mediante el aprecio y el aliento
sincero. Les Parrott sugiere que digamos algo alentador a una persona en los
primeros treinta segundos de una conversación.24 Eso es exactamente lo que
hace Dios: “Has salido al encuentro con bendiciones de bien...”, Salmo 21:3.

5. No critiques.

No hay nada que mate tanto las ambiciones de una persona como la crítica
injusta.
Abraham Lincoln dijo: “A todo el mundo le agrada un elogio”. William James
señaló: “El principio más profundo del carácter humano es el anhelo de ser
apreciado”.

La gente se desarrolla mejor en un ambiente de aprobación que en uno de crítica.


Así como las frutas necesitan de un clima específico para crecer bien, las
personas necesitan de una atmósfera emocional y espiritualmente sana y positiva
para desarrollarse mejor. Todas las personas se sienten y actúan mejor
cuando se les da atención, afirmación y apreciación. Sé remiso a encontrar
defectos en los demás y sé caluroso en aprobación y generoso en elogios. ¡No
lo olvides!

¿Reconoces fácilmente las virtudes de las personas o te centras más en sus


deficiencias?

6. Haz que la gente se sienta importante.

Mary Kay Ash, la fundadora de los productos cosméticos dice: “Todo el mundo
tiene un anuncio invisible colgando del cuello que dice: ¡Hágame sentir
importante!”.

Aquellos que no se sienten apreciados tienden a estar desmotivados y frustrados.


Esas emociones negativas finalmente envenenan a todo el grupo en el que están.

Da atención total a las personas cuando conversas con ellas. “Preocúpate más en
hacer que otros se sientan bien consigo mismos que hacerlos sentir bien
contigo”, Dan Reiland. ¡Brinda atención de primera clase!

7. Conviértete en una persona optimista.

John Maxwell dijo: “Las personas no quieren ser influidas por alguien que ve
una tormenta detrás de cada nube”.

La gente quiere estar junto a personas alegres y positivas. Por lo general, las
personas rechazan a los gruñones, amargados y de-presivos. Juan Wesley lo
reconoció cuando dijo: “Cuando te prendes fuego, a la gente le gusta venir y ver
cómo te quemas”.
PARA MEDITAR Y ACTUAR
- “Existe una ambición más noble que llegar a ser grande en el mundo. Es
agacharse y levantar a la humanidad para que ella sea más grande aun”, Henry
Van Dyke.

- Piensa en algo positivo y alentador que dirás a cada persona con la que te
encuentres hoy.

- Bendice a tus vecinos y a las personas con las que te relacionas. Testifica del
Señor a todos los que puedas. Ellos todavía no saben que necesitan lo que tú
tienes.

- Acércate a alguien en esta semana y muéstrate accesible. Inicia la conversación


interesándote en ella. Aprende su nombre y descubre lo que le interesa. Dile un
cumplido y trátalo de la mejor manera. Haz que se sienta “grande”.
14
Límites saludables
Llegaron temprano a la oficina. María y Esteban se mostraban preocupados.
Tenían un hijo de 19 años que no estudiaba, no trabajaba, dormía hasta tarde y,
cinco días a la semana, volvía a la casa borracho. Lo habían descubierto mirando
pornografía y evidenciaba serios problemas de conducta.
Siempre le dieron todo lo que necesitaba. Tenía suficiente dinero en su bolsillo
como para no trabajar. Sus calificaciones en la escuela eran pésimas. Lo habían
echado de dos colegios por su mal comportamiento. Lo enfrentaron varias veces
haciéndole saber que su forma de vida perjudicaba a toda la familia. Nunca
cambió.
Sus padres jamás permitieron que su “hijito” pasara algún aprieto. Tenía dinero,
poseía una casa donde vivir y disfrutaba del tiempo necesario para hacer lo que
mejor le pareciera.
Esta familia tenía problemas de límites.

Juan es contador público, casado y con dos hijas. Tiene un buen trabajo y, por
temor a ser despedido, no sabe decir que no.
Su carrera laboral está creciendo. Debido a su pericia profesional le confían los
trabajos más importantes. Vive en las rutas. Viaja de ciudad en ciudad haciendo
auditorias para la empresa en la que trabaja.
Más de la mitad de las noches de la semana las pasa afuera. Juan nunca está en
casa. Nunca tiene tiempo para su familia. Su esposa ya no soporta más y se lo ha
hecho saber. Él alega que es su contribución al bienestar familiar, es su manera
de proporcionarles una buena vida.
Juan no fija límites en su trabajo y sigue cautivo de los deseos de sus patrones.
No poner límites adecuados, en el momento oportuno y a la persona
apropiada, puede resultar destructivo.
En su libro Límites, los Dres. Henry Cloud y John Townsend enseñan algunas
verdades relativas al tema.25 He aquí algunas de ellas:

1. Los límites delimitan a la persona.


Definen lo que es y lo que no es. Un límite indica dónde termina una persona y
dónde comienza otra; me da un sentido de propie-dad y me clarifica de qué soy
responsable.
¿Somos responsables por otras personas? ¿Cuándo sí y cuándo no?
Gálatas 6:2 dice: “Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas...”. Aquí se define
nuestra responsabilidad hacia los demás.
La palabra “carga” en este texto es “exceso de peso”. Equivale a una enorme
piedra que nos inclina hacia adelante. Con este tipo de cargas, uno necesita
ayuda. Hacer por otros lo que no pueden hacer por sí solos es una muestra del
amor sacrificado de Cristo. Cristo hizo por nosotros lo que nosotros no podíamos
hacer por nosotros mismos: salvarnos.
Gálatas 6:5 comenta: “Cada uno cargue con su propia carga”. Este versículo
define nuestra responsabilidad hacia nosotros mismos.
La palabra “carga” significa aquí “carga liviana” o “carga del trajín diario”.
Describe a los trabajos cotidianos, son las actividades que nadie más puede hacer
por nosotros. Tenemos que hacernos cargo de ciertos aspectos de nuestra vida.
Los problemas surgen cuando las personas actúan como si sus “excesos de peso”
fueran cargas cotidianas y, de ese modo, rechazan la ayuda; o cuando creen que
sus “cargas livianas” son rocas que no deberían cargar y andan quejándose por
sus responsabilidades. ¿Eres suficientemente humilde como para pedir ayuda
cuando los problemas te superan? ¿Intentas endosar tus responsabilidades a
otros, en vez de llevar tu propia “carga”?

2. Los límites ayudan a conservar lo bueno por dentro y lo malo por


fuera.
Los límites protegen nuestro tesoro, Mateo 7:6.
Hay personas que tienen el sentido de los límites empobrecidos: tienen lo malo
por dentro y lo bueno por fuera. Una persona abu-sada sexualmente en la
infancia podría estar guardando rencor, odio y resentimiento por dentro. Lo que
necesita es dejar salir lo malo, buscar ayuda, entregar a Dios su dolor y, luego,
permitir que lo bueno de Dios venga a su vida para ser sanada.
Otro ejemplo lo constituye el pecado. Si ofendimos a Dios necesitamos
confesarlo para ser perdonados y que no siga envenenando nuestro interior, 1ª
Juan 1:9. Cuando lo bueno está por fuera sólo necesitamos abrir las puertas para
dejarlo entrar.
¿Guardas alguna cosa mala en tu corazón? ¿Qué esperas para dejarlo salir?

3. Los límites nos ayudan a decir “no” a lo malo y “sí” a lo bueno.


Decir “sí” o “no” a elección es tener control sobre la propia vida.
Las personas complacientes no tienen límites definidos y precisos: se funden
con las exigencias y las necesidades de los demás. Así terminan sobrecargadas y
frustradas. Decir: “no”, “no estoy de acuerdo”, “no lo haré”, “no quiero”, “me
duele”, “está mal”, “es malo”, son expresiones que denotan límites seguros. No
es ser “malo”, sino ser sano.
Las personas evasoras son las que dicen “no” a todo, sea bueno, sea malo.
Sufren de la incapacidad para buscar apoyo, reconocer las propias limitaciones o
recibir ayuda. Ni siquiera pueden recibir el socorro que viene de Dios,
simplemente porque no lo aceptan.
¿Eres una persona complaciente? Cuando te relacionas en el tra-bajo, el hogar o
el ministerio; ¿dices “sí” a todas las demandas intentando agradar a todos? ¿Eres
una persona evasiva?

4. Los límites determinan la responsabilidad.


Cada uno debe ser responsable por su comportamiento, Gálatas 6:7-8.
No asumas las consecuencias por las conductas ajenas. El alcohólico debe
sufrir los efectos de su conducta nociva y no la familia. “Para el descarriado,
disciplina severa”, Proverbios 15:10. Rescatar a las personas de las
consecuencias naturales de sus acciones las vuelve impotentes y las hace más
irresponsables.
No socorras permanentemente a los irresponsables. No hemos sido llamados a
abortar la ley de la siembra y la cosecha.

5. Los límites obligan a la persona que siembra a ser también la que


cosecha.
No es suficiente enfrentar a la persona irresponsable, ya que no sentirá la
necesidad de cambiar porque su conducta no le causa ninguna molestia. Una
persona irresponsable no siente dolor cuando es confrontada con sus actos, sólo
las consecuencias son dolorosas. Por regla general, primero tienen que sufrir las
consecuencias de sus actos antes de cambiar su comportamiento. Recuerda que
no podemos cambiar a los demás. Nosotros tenemos poder sobre nosotros
mismos, pero no sobre otros.

6. Los límites son para nuestro bien, no para los demás.


La expresión “poner límites a los demás” es desafortunada. Lo que sí podemos
hacer es limitar nuestra exposición a quienes no se comportan correctamente con
nosotros. Tú pones límites para decir lo que vas a hacer y lo que no vas a
hacer.
Nuestro modelo es Dios. El no pone límites a su pueblo para obligarlo a
comportarse. Dios fija el patrón de conducta, pero deja a las personas ser quienes
son y luego se aleja de quienes hacen lo malo, diciendo: “puedes ser así, si lo
deseas, pero no puedes entrar en mi casa”. El cielo es el hogar para los
arrepentidos, sólo ellos son bienvenidos.
Dios limita su exposición a las personas malvadas, no arrepentidas; lo
mismo deberíamos hacer nosotros. La Biblia nos exhorta a alejarnos de las
personas destructivas, 18:15-17; 1ª Corintios 5:9-13. No seremos menos
amorosos; al contrario, al alejarnos prote-gemos al verdadero amor, porque
enfrentamos con firmeza todo lo que destruye al amor.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


Veamos algunos ejemplos que te permitirán poner límites saludables.
- Antes de poner límites: “Deja de gritarme; debes ser amable”. Después de los
límites: “Si quieres puedes seguir gritando, pero no me quedaré aquí cuando
actúes de esa manera”.
- Antes de poner límites: “Tienes que dejar de tomar; estás arruinando a la
familia”. Después de los límites: “Si no quieres, no hagas nada con tu
alcoholismo; pero ni yo ni los niños seguiremos en este caos. La próxima vez
que llegues borracho, no entrarás a casa”.
15
Sé perseverante

El 1 de Septiembre del año 1983 fue un día memorable, por lo menos para una
persona, Robert Ballard. Después de trece años de intensa e incesante búsqueda,
logró tener su primer vistazo de un barco hundido a más de cinco kilómetros de
profundidad en las heladas aguas del Océano Atlántico. La búsqueda del Titanic
había dominado su vida. Al encontrarlo, le sacó 53.500 fotos. “La búsqueda del
Titanic ha terminado, ahora puedo descansar en paz, misión cumplida”, dijo.
Buscaba un vestigio del pasado, pero qué resolución, qué dedicación en el
cumplimiento de una meta. ¡Eso sí, mi amigo, es perseverancia!26

Quizás no lo creas, pero todas las personas exitosas fracasan tanta veces como
las que no logran nada. La diferencia entre unas y otras es que las exitosas lo
intentaron más veces.

Veamos algunos aspectos de la perseverancia:

1. La perseverancia forma parte de la esencia de Dios.

La Biblia dice en Filipenses 1:6: “Estoy convencido de esto: el que comenzó la


buena obra en ustedes, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Dios
ejecuta sus planes hasta el final y siempre con éxito. No hace como nosotros que,
muchas veces, dejamos las cosas a la mitad o simplemente posponemos el
cumplimiento de nuestras obligaciones. Dios es el mejor modelo para nuestra
vida. El secreto está en perseverar, permanecer y continuar.

2. La perseverancia forma parte de la esencia del creyente.

Cuando Jesús explicó la parábola del sembrador, dijo: “Mas la que cayó en
buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra
oída y dan frutos con perseverancia”, Lucas 8:15.

Goodyear, el fabricante de neumáticos, trabajó durante diez años en la más


extrema pobreza y siendo ridiculizado por sus conoci-dos, pero logró su
objetivo.

Adoniram Judson, misionero, estuvo en prisión a causa de su fe durante muchos


años. Un día, con sorna, le preguntaron: “¿Qué piensas ahora de tu sueño de
evangelizar estas tierras?”. Con un optimismo real, dijo: “Mis expectativas son
tan brillantes como lo son las promesas de mi Dios”. Él permaneció y cumplió
su propósito.

3. La perseverancia permite ver al fracaso como un momento en la


vida, no como el final.

Hay muchas personas que, cuando fallan, levantan un monumento al fracaso y


pasan el resto de sus vidas rindiéndole homenaje: “lo intenté y no funcionó”,
“me dijeron que no podía hacerse y tenían razón”. ¿Eres una persona que actúa
de ese modo? ¿Eriges un monumento al fracaso? La única vez que no fallas es
la última vez que intentas algo y funciona.

“El ‘señor derrotado’ es noqueado en la vida y fracasa en levantarse otra vez. El


‘señor éxito’ reacciona de otra manera. Da un salto, aprende la lección, olvida la
paliza y se mueve hacia delante. Sí, el ‘señor éxito’ nunca se da por vencido. Es
persistente y se resiste a ser derrotado. No significa que jamás encuentra
oposición; por el contrario, tiene desencantos, demoras y desdichas personales;
pero no retrocede”.27

Las personas que prosperan han superado grandes obstáculos. No es posible


alcanzar el triunfo sin encontrar oposición, contra-riedades y reveses. Lo
importante es utilizar las adversidades para conquistar la victoria. Encuentra la
lección en cada crisis, es el precio por la experiencia. Aplica lo que aprendes,
mira más allá de la derrota y el futuro te sonreirá.

4. La perseverancia es el camino al éxito.

Cierta vez alguien le dijo a Tomás Edison: “Hemos hecho 50.000 experimentos
sin tener un resultado positivo”, a lo que Edison contestó: “¿Resultado?
¡Tenemos maravillosos resultados! Ahora conocemos 50.000 formas en que esto
no funciona”. Él sabía que hay sólo una cosa que puede considerarse fracaso
y eso es: dejar de intentarlo. Hay personas que nunca comienzan algo por
miedo al fracaso y son muy pocas las que perseveran a pesar de los tropiezos.
Están los que dicen: “empezaremos cuando todo esté bien, cuando no haya
obstáculos”. Si éste es tu criterio, nunca lograrás algo significativo. La
perfección no garantiza el éxito. “La cualidad de la perseverancia es más
crucial para tener éxito que los cerebros, las habilidades, los talentos, la fuerza, y
la suerte; ¡más que todos juntos! Si caes mil veces y te levantas mil y una vez,
entonces tienes perseverancia y también tendrás éxito”, Pat Williams. El primer
paso para triunfar es empezar. En el nombre de Dios, ¡comienza hoy mismo!

5. La perseverancia te permite superar la prueba del tiempo.

El cumplimiento de un sueño puede llevar años. La Biblia habla de José. Se lo


llamaba el “soñador”. José amaba los sueños de Dios, pero la concreción de su
visión ocurrió veinte años después. José sufrió la envidia de sus hermanos, la
mentira de la esposa de su jefe, la cárcel en el extranjero y la traición de los que
creía sus amigos. Su vida fue sacudida con poderosos golpes. Pero la
persistencia le permitió superar todos los estorbos. Su sueño lo ayudó a ir más
allá de lo conocido. Los sueños nos abren camino, la perseverancia nos lleva a
destino. Como lo dijera Paul Meyer: “La victoria siempre va pisándole los
talones a la perseverancia”.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


¿Has abandonado algún sueño? ¿Te animas a ir tras él?

¿En que áreas de tu vida te cuesta perseverar?:

- En servir a Dios.

- En asistir a una célula.

- En congregarte con otros creyentes.

- En la oración y lectura bíblica.

- En el trabajo.
- En la familia.

- En la administración del dinero.

- En la educación de tus hijos.

Cualquiera sea tu ocupación, cualquiera sea tu meta, cualquiera sea tu visión, la


clave para el éxito es eliminar de tu vocabulario la palabra “abandono”. ¡Si
perseveras, ganarás!

“Pero ustedes, esfuércense y no desmayen, porque hay recompensa por sus


obras”, 2º Crónicas 15:7.
16
Obediencia: la llave que lo abre todo

“Todo el que quiera ser sabio debe empezar por obedecer a Dios”, Proverbios
1:7; 9:10. Job 28:28. “Si alguien quiere ser sabio, que empiece por obedecer a
Dios. Quienes lo hacen así, demuestran inteligencia”, Salmo 111:10.

“Existen dos maneras en que una persona puede desobedecer. Primero, cuando
hace lo que Dios le ha dicho que no haga y, se-gundo, cuando no hace lo que se
le dijo”, John Bevere.

1. La obediencia atrae la bendición y la desobediencia produce


maldición.

“Si obedecen cuidadosamente a mis mandamientos... yo daré la lluvia...,


tendrán abundancia de alimentos...”, Deuteronomio 11:13-14. “Ustedes son un
pueblo muy numeroso; pero si no obedecen a Dios, quedarán sólo unos
cuantos”, Deuteronomio 28:62.

2. El servicio no sustituye la obediencia a Dios.

“A Dios le agrada más que lo obedezcan, y no que le traigan ofrendas. Es mejor


obedecerlo que ofrecerle los mejores animales. Rebelarse contra Dios es tan
malo como consultar a brujos y adivinos. No está bien adorar a dioses falsos, ni
tampoco desobedecer a Dios...”, 1º Samuel 15:22-23.

El rey Saúl recibió la orden de ejecutar a los amalecitas, Deuteronomio 25:19 y


1º Samuel 15:3. Saúl obedeció en parte, ya que se quedó con lo mejor del botín,
1º Samuel 15:9.

De forma imprevista, el relato bíblico cambia de escenario y de protagonista. Es


de noche y el anciano Samuel recibe palabra de Dios acerca de Saúl: “Saúl no
me hace caso ni me obedece. ¡Lamento haberlo hecho rey!”, 1º Samuel 15:10.
Samuel se conmovió con las palabras de Jehová y pasó toda la noche
intercediendo inútilmente a favor del desechado rey, versículo 11.

El relato vuelve a cambiar de escena y clima. De la angustia de Samuel pasa a la


alegría de Saúl, versículos 12 y 13. Feliz por una nueva victoria, Saúl se erigió
un monumento a sí mismo, versículo 12.

Cuando Samuel se encuentra con Saúl, éste le dice: “Yo he cumplido con la
palabra de Jehová”, versículo 13. Saúl creyó que había hecho lo correcto. Es
que la desobediencia abre las puertas al engaño y al engañador, Juan 8:44.

El desobediente engaña a otros y se engaña a sí mismo. “Sean hacedores de la


palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos”, Santiago 1:22.

Pablo advirtió a Timoteo que aquellos que no obedecen “irán de mal en peor,
engañando y siendo engañados”, 2ª Timoteo 3:13.

No era la primera vez que Saúl desobedecía. Ya había sido reprendido


previamente por Samuel: “Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento
de Jehová tu Dios que él te había ordenado...”, 1º Samuel 13:13.

No es difícil entender porqué Saúl se había engañado tanto a sí mismo que creyó
haber hecho lo correcto. Es que ya había abierto la puerta al engaño cuando
desobedeció aquella primera vez.

El engaño nos lleva a más desobediencia, terminando en un círculo vicioso


de mentira y rebelión. Cuando el patrón de comportamiento está gestado en la
desobediencia, es difícil luego discernir entre la verdad y el error. Nota el grado
de mentiras en la vida de Saúl, al punto de que, cuando Samuel lo confronta,
versículo 14, él le echa la culpa al pueblo por la desobediencia, versículo 15. Es
que los desobedientes nunca se hacen cargo de sus actos. Dios lo hizo
responsable a Saúl de su propia desobediencia y la de los que lideraba.

“Saúl conocía la orden de Dios. Sin embargo sucumbió a la presión del pueblo.
Cedió y les dio lo que querían. Apaciguó al pueblo, sin embargo, desobedeció a
Dios”.28 ¿Con cuánta frecuencia nosotros hacemos lo mismo?

De la misma manera sucedió con Elí. Dios lo hizo responsable por los pecados
de sus hijos porque él nunca ejerció la autoridad para reprenderlos por sus malos
comportamientos.
Aquellos que sirven a Dios en desobediencia cometen los más horribles pecados.
Saúl terminó su vida consultando a adivinos y Elí permitiendo las atrocidades
más terribles en el templo.

El liderazgo de Saúl es una seria advertencia para aquellos que piensan que
el servicio justifica la desobediencia. Llegó un momento en la vida de Saúl en
que creyó que podía servir a Dios como él quería. En el principio de su
ministerio, Saúl había sido un hombre modesto y humilde, 1º Samuel 9:21;
10:21-22; pero, en algún punto de su ministerio, perdió esa humildad y la
dependencia de Dios y terminó ejerciendo la obediencia selectiva, ignorando su
consejo.

Tanto Saúl como Elí eran líderes. El precio de la desobediencia de ellos fue
grande. Mientras más maduros somos, mayor es nuestro juicio por la
desobediencia. Santiago 3:1 dice: “Hermanos míos, no pretendan muchos de
ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad”.

Sé un creyente fuerte, obedeciendo a Dios. No permitas que tus fuerzas


descansen en la aprobación y aceptación de aquellos que diriges. Los más
grandes líderes del reino son aquellos que obedecen a Dios, aun cuando haya
gran presión sobre ellos.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- Las personas que sirven “a su manera”, tienen la desaprobación de Dios. ¿Estás
desobedeciendo a Dios?

Se puede vivir una vida de servicio a Dios y de sacrificio y, aun así, estar en
rebelión contra él. ¿Dios te ha pedido algo y no lo has hecho?

- No hay servicio, por más bueno que sea, que sustituya la obediencia a Dios,
Isaías 66:3-4. Si estás sirviendo a Dios y el Espíritu Santo trae convencimiento
de desobediencia, no abandones todo. No agregues más pecado. Busca a Dios,
toma un día de retiro y ponte a cuentas con él. Comienza a obedecer, rinde
adoración con tu obediencia inmediata.

- Cientos de actos de obediencia no justifican uno de desobediencia.


- “Suya es la palabra, nuestra la obediencia”, D. Bonhoffer.
17
Ora con visión

“Dijo también el Señor: -Simón, Simón, mira que Satanás los ha pedido a
ustedes para sacudirlos como si fueran trigo; pero yo he rogado por ti, para que
no te falte la fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, ayuda a tus hermanos a
permanecer firmes”, Lucas 22:31-32.

La declaración de Jesús contiene al menos cuatro principios espi-rituales para


nuestra vida:

1. Compromiso con las personas.

Jesús estaba comprometido con sus discípulos.

La frase “Simón, Simón” denota profunda preocupación. Jesús estaba pendiente


del crecimiento y la vida espiritual de su “célula o grupo a cargo”. El interés de
Jesús por los suyos se tradujo en un fuerte deseo de cubrir sus vidas y utilizar
todos los recursos a su disposición para producir en ellos el cumplimiento de la
voluntad de Dios. Jesús se distinguió por llevar al equipo en su corazón, en todo
tiempo y en todo lugar.

¿Qué grado de compromiso tienes con las personas bajo tu liderazgo?

Cita maneras prácticas en las que puedes manifestar ese compromiso con los que
lideras.

2. Oración por las personas.

Jesús intercedía por sus discípulos.


“Satanás ha pedido zarandearte como a trigo, pero yo he orado por ti”.
Zarandear es la acción de sacudir repetida, rápida y violentamente el trigo en el
tamiz. Alguien toma la zaranda con las dos manos y comienza a agitarla
vigorosamente de lado a lado para que la basura suba a la superficie; ésta es
entonces desechada. El propósito es limpiar el trigo que ahora queda separado de
la paja y de otros materiales indeseados.

El conocimiento de la inminente prueba por la cual iba a atravesar Pedro


movilizó a Cristo a orar por él. No es que Jesús no hubiera orado por los demás
discípulos. Oró por ellos esa misma noche, Juan 17:6-19, y debe haber orado por
ellos muchas veces anteriormente. Pero aquí Jesús ora específicamente por
Pedro. Cristo hizo lo mejor que pudo hacer: rogó por la vida de su
discípulo.

Frente a las dificultades que les toque atravesar a las personas bajo nuestro
cuidado pastoral, bueno sería imitar la acción del maestro. Oremos más y
lamentemos menos.

La oración es una de las armas más efectivas que tenemos en el ministerio. Con
oración podemos tocar vidas de manera que no es posible con otras actividades.
Richard Foster, en su libro La oración, nos recuerda que, si realmente amamos a
las personas, desearemos para ellas mucho más de lo que tenemos a nuestro
alcance para darles y esto nos llevará a orar. Interceder es una forma de amar
a otros.

Menciona ideas creativas a fin de movilizar a tu grupo o ministerio a una mayor


intercesión mutua.

3. Desarrollo de las personas.

Jesús desarrollaba a sus discípulos.

Frente a la prueba, no pidió que Pedro fuera librado, sino que tuviera la fuerza
suficiente para superarla. Las pruebas deben verse como parte del entrenamiento
divino, y de las pruebas, ¡hay que salir aprobado! La cultura occidental, dedicada
a la incansable búsqueda de una vida cómoda y sin sobresaltos, ha afectado tanto
nuestra perspectiva que muchas de nuestras oraciones no son más que pedidos
para que Dios acomode las circunstancias a nuestro gusto. Deseamos evitar las
complicaciones y las pruebas que son comunes a la mayoría de los seres
humanos. El Mesías, sin embargo, no oró en esta dirección. Pidió que Pedro
pudiera salir ileso de la prueba, aferrado a la fe, sin la cual es imposible agradar
a Dios. En otras palabras, la sustancia de la oración de Jesús era que la fe de
Pedro pudiera prevalecer.

Menciona algún caso en tu propia vida en que necesitaste la oración intercesora


de tus hermanos para ser fortalecido en tu fe y atravesar victoriosamente una
prueba.

4. Enfoque en las personas.

Jesús insistió en que sus discípulos cumplieran su meta.

Cuando pasamos por una prueba muy fuerte, nos hundimos en un sinfín de
especulaciones acerca de lo que nos ha tocado vivir. El resultado es que dejamos
de avanzar hacia el propósito que Dios ha determinado para nuestra vida. Éste no
es el ejemplo de Jesús, quien permanentemente animaba a los suyos para que
cumplieran con premura la misión que tenían en la vida. Cristo le recordó a
Pedro que del otro lado de la prueba existía un llamado que debía ser cumplido.
Esto implicó también darle un voto de confianza; creía que su discípulo saldría
bien de la prueba y lo animaba a seguir adelante. Si estás en dificultades, no te
autocompadezcas ni le creas al diablo. ¡Levántate, hay mucho por hacer!

¿De qué maneras puedes fortalecer a tus hermanos en la fe?

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- “La razón por la cual tenemos que orar es porque Dios espera que los hombres
oren antes de hacer cualquier cosa. El Señor Jesús tenía que nacer pero se
necesitó que Simeón y Ana oraran, Lucas 2:25, 36-38. El Espíritu Santo había de
venir, pero 120 personas tuvieron que orar por diez días, Hechos 1:15 y 2:1-2.
Tal es el principio de la oración. ¿Podemos, por medio de la oración, hacer que
Dios haga lo que no quiere hacer? No, de ninguna manera. Sin embargo, él desea
que oremos antes de hacer aquello que él desea”.29
- Jim W. Goll, en su libro El arte perdido de la intercesión, dice: “Nada funciona
a menos que alguien ore. Debe haber un compromiso corporativo con la oración
y el ministerio continuo al Señor. ¡Este tipo de oración debe permanecer vigente
las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, cada día de cada año y
por siempre!30

- “La oración hecha conforme a la voluntad de Dios es lo más poderoso que


existe”, Watchman Nee.

- “No te aflijas cuando no experimentes emociones profundas en la oración. La


fe es una actitud de la voluntad que expresa: ‘sea que sienta o no que Dios está
allí, sea que sienta o no que él me oye, su palabra me dice que él oye y contesta,
y yo voy a confiar en ello’”, John White.31

- “No puede haber una conversación con Dios, ninguna comunión entre el cielo
y la tierra, ningún poder para la salvación de las almas de otros, a menos que se
aparte mucho tiempo para ello”, Andrés Murray.

- “No hay tierra demasiado dura para el Espíritu Santo, ni iglesia demasiado
muerta, ni país demasiado cerrado al evangelio. ¡La solución es orar!”, Paul
Yonggi Cho.

- En Mateo 9:37-38, Jesús dice que nuestra oración debe ser para que Dios envíe
obreros a su mies. Acostúmbrate a orar primero por otros, por los que todavía no
lo conocen, luego para que él envíe más obreros a trabajar, finalmente por los
tuyos y tu vida.
18
Vive por fe

“La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”,


Hebreos 11:1.

Jesús invitó a sus discípulos a abandonar una vida común y corriente para
adentrarse en una repleta de aventuras de fe. Cuando ellos experimentaron el
vivir por fe, nunca más volvieron a la antigua manera rutinaria de vivir. Eso
sigue siendo cierto hoy. Jesús nos invita a vivir una aventura de fe permanente
junto a él.

La fe no es la concentración de los poderes mentales o espirituales para


conseguir lo que uno quiere. Muchas veces vas a escuchar que alguien logró su
objetivo porque tuvo fe, entendiéndose la fe como la perseverancia, el empuje,
las agallas, pero la fe bíblica es creer que pasará algo que Dios dijo, antes que
pase.

Loren Cunninghan, el fundador de JUCUM (Juventud con una Misión), en su


libro Viviendo al Borde, dice que la fe viene cuando una persona:

- Sabe lo que Dios quiere que haga.

- Obedece cualquier cosa que él le muestra hacer.

- Confía en Dios para hacer lo que ella no puede hacer.

La fe bíblica empieza por escuchar a Dios.

Saber lo que Dios quiere que hagamos es la primera parte de la fe bíblica.


Romanos 10:17 dice: “La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. La
fe está basada en oír lo que Dios tiene que decirnos en su palabra escrita (el
logos) y en su palabra específica (el rhema). Lo siguiente es dar los pasos de
obediencia que Dios nos muestra que tomemos. La fe bíblica requiere acción de
nuestra parte. Jamás es pasiva.

Hace doce años, Dios nos dio un “rhema”. Nos invitó a salir de San Lorenzo y
trasladarnos al Chaco. No era una decisión fácil de tomar. Estábamos muy
cómodos. La iglesia crecía, el ministerio nos daba alegrías. Silvia había
concursado y ganado su cargo en el hospital. Sin embargo, Dios nos invitaba a
ir a un lugar donde nunca habíamos ido para conseguir algo que nunca
habíamos logrado. Jesús invitó a 500 personas a ser sus discípulos antes de
partir a la gloria, pero sólo 120 recibieron la llenura del Espíritu Santo. No se
trata de confiar y obedecer, sino de obedecer y luego confiar. ¡Nunca te
arrepentirás de haber obedecido a Dios!

¿Sabes lo que Dios quiere que hagas? ¡Hazlo! ¿Todavía no lo sabes? ¿Qué
esperas para ponerte a orar y pedirle que te muestre lo que tienes que hacer?
Pero no te obsesiones para que Dios te muestre una visión, porque él ya ha
hablado, la visión de la iglesia es la visión de Dios, su rhema, para tu vida y para
la mía. ¡Abraza la visión de tu iglesia! Pero hay algo más: si no tienes una
palabra específica, piensa en los mandamientos que Dios escribió en su palabra
(logos). No necesitas una invitación especial para obedecerlos. Si lo haces,
disfrutarás de su presencia, recibirás su bendición y, si en eso eres fiel, Dios te
mostrará más allá.

Los milagros suceden después de la obediencia.

“Piensa en los milagros de la Biblia. Siempre requirieron pasos de obediencia


primero. Los muros de Jericó cayeron, pero sólo des-pués de siete días en que el
pueblo marchó. Nahamán fue sanado de la lepra, sólo después de haber viajado
por varios días y haberse zambullido siete veces en el río Jordán, como había
sido prescripto por el profeta de Dios. Jesús envió al ciego a lavarse en el
estanque de Siloé, antes de que fuera sanado. A Pedro se le ordenó ir a pescar
para conseguir dinero y él lo encontró en la boca de un pez. Pasos específicos de
obediencia dan curso a los milagros”.32

¿Qué fue lo último que Dios te pidió que hicieras? ¿Lo hiciste? Recuerda que los
milagros son la consecuencia de nuestra obediencia. ¡Haz lo posible y deja a
Dios hacer lo imposible!
Milagro es la sociedad entre Dios y el hombre para que algo suceda.

Dios no hará lo que nosotros podemos hacer, pero él sí hará lo que no podemos
hacer. En otras palabras, obedece primero, recibe el milagro después. La
tercera parte de la fe es confiar en que Dios hará su parte.

Ahora bien, no puedes confiar en alguien a quien no conoces. Necesitas saber si


Dios es confiable. Eso se logra en una relación sostenida en el tiempo. Necesitas
conocer cómo él se comportó en el pasado. Cómo se comportó con otras
personas en este tiempo y aún necesitas caminar con él para que puedas
descubrir cómo es contigo. Recién cuando estás absolutamente convencido de su
confiabilidad, podrás tener fe. Y cuando eso ocurra, te atreverás a todo. La fe es
creer que tendrás lo que necesitas aún cuando no veas la solución a tu
problema.

“Supongamos que Dios te dice que subas a la rama de un árbol. Tú obedeces y


subes. Una vez allí arriba empiezas a escuchar un sonido extraño: ¡rrrh, rrrh, rrh!
Miras y ahí está el diablo con una motosierra, cortando la rama en la que te
encuentras. La fe bíblica es permanecer en la rama y contemplar a Satanás que
continúa aserrando hasta que todo el árbol se cae con él y ¡tú quedas sentado en
la rama, en el aire! Eso es fe. No es fe en el árbol, ni es fe en la rama. Es fe en la
palabra de Dios y fe en Aquel que respalda la palabra que ha hablado”.33

La fe escucha a Dios, obedece a Dios y espera en Dios.

La fe siempre mira a Dios primero, luego se dirige a las dificulta-des y dice:


“Dios lo puede todo”. En cambio, la incredulidad mira cara a cara a las
dificultades, luego dirige su mirada a Dios y dice: “Él no puede hacerlo”. La fe
incluye a Dios en todo asunto; la in-credulidad, simplemente, lo excluye.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- ¿Te ha pedido el Señor que le hables de su parte a una persona que te parece
inalcanzable?

- ¿Estás cumpliendo sus mandamientos?


- ¿Oras diariamente para que te muestre qué quiere que hagas?

- ¿Permites que las personas de tu célula o ministerio aprendan de tu fe y te


imiten? ¿Puedes imitar la fe de alguien?

- Deja la vida común, insulsa y sin “sobresaltos”. Ponte de acuerdo con tu grupo
o ministerio para orar y conquistar el barrio de la manera que Dios se lo muestre.

- Dispónte desde hoy a transitar una aventura de fe. Súbete al árbol, si Dios te lo
pide y no tengas miedo de mirar al diablo cómo trabaja en tu contra. Dios te
sostendrá, aunque eso signifique mantenerte en el aire.

La clave es escuchar, obedecer y confiar en Dios. ¡Dios nunca falla!


19
Supera tus temores

Cada vez son más las personas que literalmente viven muertas de miedo. Los
fantasmas del pasado las persiguen, el futuro las atemoriza, paralizándolas,
mientras que la incertidumbre del presente las adormece. Viven atormentadas y
endemoniadas, acosadas y humilladas, oprimidas y deprimidas, vencidas y
derrotadas. ¡Qué fuerza tan destructiva es el miedo!

¿Qué cosas te provocan sentimientos de temor? ¿A qué o a quién le tienes


miedo?

Como cristianos, no debiéramos tener miedo a nada ni a nadie. Ni siquiera a


Dios, ya que a él no se le tiene miedo, sino respeto. ¿Qué hijo le tiene miedo a su
padre? Sólo un padre violento, autoritario y castrador puede despertar
sentimientos de temor. Pero papá Dios no es así. Él es bueno, amable y
comprensivo.

Hay una sola cosa a la que sí deberíamos temer y esto es, al miedo mismo.
Roosevelt, ex presidente norteamericano, inmortalizó la frase: “Nosotros no
tenemos nada que temer sino al temor mismo”. Esta declaración encierra una
verdad más grande de lo que muchas personas se imaginan. ¿Sabías que el
temor tiene en sí una fuerza creativa? Sí, el temor tiene una fuerza creadora
como la palabra de fe. Hebreos 11:1 dice: “Confiar en Dios es estar totalmente
seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo
existe, aun cuando no podamos verlo”.

Por la palabra de fe, puedes conseguir un milagro, hacer visible lo invisible,


crear algo que no existe todavía. Lo mismo sucede con el miedo. Con
frecuencia, aquello que tememos viene sobre nosotros. En distintas versiones,
Job 3:25 dice: “Lo que más temía, me sobrevino; lo que más me asustaba, me
sucedió”, (BAD). “Todo lo que yo temía, lo que más miedo me causaba, ha
caído sobre mí”, (DHH). “Porque si de algo tengo miedo, me acaece, y me
sucede lo que temo”, (JER).

La gente que tiene miedo a enfermarse es la que se enferma más a menudo. Los
médicos tratan de explicar eso diciendo que se induce a la enfermedad
psicosomáticamente. Sin embargo, creemos que no es más que el resultado de la
fuerza creativa del temor.

El Dr Don Gossett, en su libro Lo que dices, recibes, expresa: “Temor es creer


que algo malo va a suceder. El temor es realmente la fe en algo que no deseas
que suceda. Así como usamos fe para expresar creencia en algo bueno, así
también usamos la palabra “temor” para expresar creencia en algo malo. Y así es
como el temor anula la fe y la fe anula el temor”.

El miedo es real. Impide que las personas capitalicen oportunidades, disminuye


la vitalidad física, enferma a los individuos y acorta la existencia. Se ha
descubierto que el miedo es una de las causas principales de los ataques
cardíacos fatales. Un informe reveló que a las personas que se ahogan, muy a
menudo no se les encuentra agua en los pulmones; la víctima muere únicamente
porque se le paralizó el corazón como resultado del miedo. Lo mismo sucede
con aquellos que mueren después de haber sido mordidos por una culebra; se ha
descubierto que solamente alrededor de un veinte por ciento de las víctimas de
mordeduras de culebras han recibido veneno suficiente como para causarles la
muerte.

“Los alumnos de los años superiores de cierto colegio estaban iniciando a los
estudiantes del primer año. A uno de esos jovencitos le vendaron los ojos en la
escuela y los muchachos de los años superiores lo arrastraron fuertemente con
cuerdas a los rieles del tren, estando todavía con los ojos vendados. Pocos
minutos después, se oía a la distancia el silbato del tren nocturno que se
acercaba. Diciéndole al jovencito que lo dejaban ahí para que lo arrollase el tren
que venía, los muchachos mayores se alejaron. Sólo ellos, por supuesto, sabían
que el jovencito estaba amarrado a los rieles fuera de uso. Después que el tren
pasó a toda velocidad, los muchachos volvieron a las paralelas del tren, riendo y
bromeando acerca del evidente susto que el jovencito debía haber
experimentado. Él, sin embargo, no había podido ver que el tren que se acercaba
venía rodando sobre otras paralelas. Cuando los muchachos se acercaron para
desatar al compañero, para su pesar y espanto, descubrieron que el jovencito
estaba muerto. Los doctores afirmaron que el chico había muerto de susto. El
miedo había paralizado su corazón”.34
Cómo vencer los temores

¿De dónde proviene el miedo? El miedo viene del diablo. Si el diablo logra
impedir que repitas Isaías 41:10 “No temas, porque yo estoy contigo; no
desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia”, él podrá mantenerte prisionero. Para
superar los miedos, ten en cuenta estos consejos:

1. Nadie nace con confianza.

La confianza es una característica adquirida, desarrollada. Cuanto más


dependiente de Dios estés, más rápido vencerás tus temores. 1ª Timoteo 1:7 dice:
“Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio
propio”. En Jesús encontramos el descanso y la liberación de todo temor, ya que
Dios nos brinda seguridad permanente. Recuérdalo, el antídoto contra el miedo
es la fe en Dios.

2. Aísla tu miedo.

Pensamientos negativos engendran miedo. Si permanentemente recuerdas tus


fracasos, lo más probable es que tu miedo crezca vo-razmente y te robe las
energías para cualquier cosa que quieras emprender. En cambio, si decides
alimentar tu mente con pensa-mientos positivos basados en la Palabra de Dios,
tus emociones se encarrilarán detrás de los propósitos de Dios para tu vida. En
otras palabras, conquistarás tus miedos y caminarás al éxito.

3. La acción derrota al miedo.

Toda indecisión, todo aplazamiento, toda cavilación hacen que el miedo crezca y
tome parte de tu vida. Un pastor dijo: “Dios es más grande que nuestros
temores”. Cuando estés de frente al temor y te sientas dominado por esa
sensación horrible, recuérdate a tí mismo: “Dios es más grande que mis
temores”.

David dijo: “En el día que temo, yo en ti confío”, Salmo 56:4. Por la forma en
que actúan, muchas personas parecen decir lo contrario: “seguramente dudas y
temores me seguirán todos los días de mi vida; yo temeré a toda clase de males,
porque tú no estás conmigo”. Tales personas están atadas de pies y manos,
encadenadas, amordazadas y amarradas por las miríadas de legiones de temores
que las atormentan día y noche. Cuando surja el temor, construye confianza.
Sustituye tus sentimientos negativos por promesas positivas de la Palabra de
Dios.

David Schwartz ejemplifica las acciones pertinentes frente a distintos tipos de


temores:

- Miedo a perder el trabajo. Trabaja más duro. Ofrece mejor servicio.

- Miedo a fracasar en un examen. Convierte tu inquietud en tiempo de estudio.

- Temor al futuro. Conéctate al presente y encomienda a Dios tu futuro.

- Temor a lo que las personas puedan decir. Actúa convencido de lo que haces y
luego hazlo.

- Temor a mal invertir. Analiza bien los factores. Busca consejo sabio. Toma una
decisión y aférrate a ella.

- Miedo a la gente. Piensa que el otro es igual a ti. Acércate, saluda y sonríe.

- Temor al ridículo. Ve a la peluquería. Plancha tu ropa. Lustra tus calzados.


Vístete mejor.35

PARA MEDITAR Y ACTUAR


1ª Juan 4:18 dice. “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa
fuera el temor”. ¿Amor perfecto? Solamente uno fue Amor perfecto y ése es
Jesucristo. Sí, ¡tu pastor!, ¡tu proveedor!, ¡tu defensor!, quien te da valor, ¡tu
salvador! Tuya es la decisión: ¡temor con el diablo o paz y plenitud con Dios!
20
Aprovecha las ventajas de leer la
Biblia

La película Amazing Grace, en castellano Sublime gracia, es sumamente


impactante. La trama del film se basa en la vida de Guillermo Wilberforce, un
hombre que a la edad de veinticuatro años fue elegido miembro del parlamento
inglés. Cierto día, en un viaje, por la simple pasión de estudiar griego, comenzó
la lectura del Nuevo Testamento. Él mismo se definió como un joven muy
despreocupado en asuntos de religión. Pero la simple lectura de la Biblia
revolucionó su vida. Wilberforce, en un momento, explica: “Frente a la pregunta
de si he encontrado a Dios, debo decir más bien que él me ha encontrado a mí”.

Con una nueva convicción se dedicó en su carrera política a bregar por los más
desafortunados de esa época y, durante años, trabajó para derogar en toda
Europa la trata de esclavos. Una y otra vez, en momentos cúlmines de la
película, se canta el tan conocido himno Gracia admirable, cuya letra fue escrita
por John Newton, quien antes de conocer a Dios comandaba un corsario que
traficó más de 20.000 esclavos.

La película termina relatando el éxito de Wilberforce. Logró abolir la esclavitud.


Su nombre es sinónimo de entrega perseverante a una causa justa por mandato
de Dios. Y todo empezó con la lectura de la Biblia.

¿Qué tiene la Biblia que puede trasformar la vida de una persona?

El Salmo 19: 7 y 8 contiene la respuesta: “La ley de Jehová es perfecta, que


convierte el alma. El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón. El precepto de
Jehová es puro, que alumbra los ojos”.
Según el salmo, hay una progresión de bendición con la lectura de la Biblia:

1. Convierte el alma.

Implica una acción sobre el espíritu. Supone un cambio de rumbo en las


prioridades. Es tan válido para quien recibe a Jesucristo como Señor, como para
todos aquellos que, habiendo confesado a Jesús desde tiempo ya, necesitan ser
orientados cada día en cómo vivir. La Lectura de la Biblia nos capacita con
fuerzas renovadas para hacer todo cambio, ajuste o modificación que nos
permita cumplir mejor con nuestra misión. El versículo 11 del mismo Salmo
dice: “Quien la obedece recibe gran recompensa”.

2. Hace sabio al sencillo.

Imparte inteligencia emocional, es decir, nos capacita para aplicar la sabiduría a


la vida práctica de todos los días. Hay personas con doctorados que no poseen
inteligencia emocional y otros, que sin tener estudios formales, son referentes
por su capacidad para re-solver los problemas. Esta facultad es la que promete la
Biblia.

Escucha la definición que los entendidos hacen de lo que significa inteligencia


emocional. Es el conjunto de habilidades tales como: -controlar el impulso y
demorar la gratificación (dominio propio), -regular el humor y evitar que los
trastornos disminuyan la capacidad de pensar (llevar todas las preocupaciones a
Cristo Jesús), -mostrar empatía (tener compasión y amor hacia el prójimo), -
abrigar esperanzas (poseer fe) y -ser capaz de motivarse y persistir frente a las
decepciones (tener perseverancia). Hoy se sabe que quienes triunfan son los que
tienen alto grado de inteligencia emocional, aunque la vida no les haya permitido
estudiar.

3. Alegra el corazón.

Algunas personas tienen miedo de acercarse a la Biblia porque imaginan a Dios


condenándolos. Pero la Biblia tiene por finalidad despertar alegría. “Feliz el que
lee este libro y obedece lo que está escrito en él...”, Apocalipsis 1: 3
(Paráfrasis).

“Dios bendice a quienes aman su palabra y alegres la estudian día y noche. Son
como los árboles sembrados junto a arroyos; llegado el momento, dan mucho
fruto y no se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hacen les sale bien!”, Salmo
1:2-3.

4. Alumbra los ojos.

Después que la Palabra de Dios actúa sobre el espíritu, sobre la mente y las
emociones, viene una nueva visión de todas las cosas. Aparecen soluciones
nuevas a problemas viejos. Cuando hay paz interior y sosiego, se despierta la
creatividad.

Nota el progreso: el que fue convertido, luego es hecho entendido y ahora es


feliz. En guardar la Palabra de Dios hay gran galardón. No pierdas de vista el
premio, ¡nos está aguardando!

5. Brinda seguridad.

Se cuenta que los judíos perseguidos por Hitler, al comienzo de la xenofobia,


lograron obtener permiso para salir de Alemania con la condición de no llevar
más de cien marcos y dejando el resto de sus pertenencias al estado. Un judío
que se había convertido al cristianismo, vendió todas sus posesiones por 30.000
dólares y con fe colocó el cheque entre los salmos de su Biblia. Al cruzar la
frontera francoalemana, el inspector nazi mandó que le registraran cosa por cosa.
Cuando casi estaba requisada toda su maleta, dijo un empleado: sólo queda esta
Biblia; y el inspector, con sorna, le dijo: “Déjala en la maleta, que para algo le ha
de servir”.

Otros libros podrán consolarte en casos de problemas externos, pero no contra


los temores internos. Otros libros podrán alegrar tu mente, pero no aquietar tu
conciencia; podrán animarte y darte alguna chispa de alegría momentánea, pero
no podrán encender tu alma con el fuego permanente como sí lo hace la Biblia.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


• ¿Qué piensas acerca de la siguiente declaración bíblica?: “Le escribí grandezas
de mi ley, y fueron tenidas por cosas extrañas”, Oseas 8:12.

• Te acercamos algunas sugerencias para meditar en las Escrituras:


1. Visualiza. Imagina la escena en tu mente.

2. Pronuncia. Repite el versículo en voz alta. Enfatiza una palabra diferente


cada vez.

3. Parafrasea. Reescribe el versículo con tus propias palabras.

4. Ora. Convierte el versículo en una oración personal.

5. Declara: “Creo en la Palabra de Dios, todo lo que dice es cierto, todo lo que
promete es mío, todo lo que enseña es bueno”.
21
Carácter: lo que ninguna escuela te
enseñará

“Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene


rienda”, Proverbios 25:28.

El escritor de Proverbios está interesado en la educación de sus lectores; pero, a


diferencia de nuestra cultura que venera la educación instructiva o de
conocimiento, el proverbista se preocupa por la formación del carácter y el
desarrollo de la persona, valores que no se enseñan en ninguna escuela, ni
siquiera en los seminarios de capacitación teológica.

El apóstol Pablo es consecuente con este pensamiento. Para él, el liderazgo de


vida es requisito indispensable para el liderazgo organizacional, 1ª Timoteo
3:1-7; Tito 1:5. De las quince cualidades mencionadas en la carta enviada a
Timoteo, trece se relacionan con el carácter y solamente dos con el saber (apto
para enseñar y que no sea un neófito). En otras palabras, nadie puede liderar la
iglesia de Dios, a menos que haya aprendido a liderar su propia vida.

Japón es tan grande como la provincia de Santa Fe. Tiene ciento veinticuatro
millones de habitantes; los diez bancos más grandes del mundo; los índices
educativo y de longevidad más altos del planeta; el índice de criminalidad más
bajo y el producto nacional igual al de Francia, Inglaterra y Alemania juntos.

Carlos Kasuga Osaka, director general de Yakult e hijo de inmigrantes japoneses


nacido en México, señaló en su discurso ante la primera convencional
internacional de emprendedores universitarios, que Japón es uno de los países
más productivos del planeta gracias a su sistema educativo formativo. “Les
enseñamos a los niños para que aprendan a ser y no tanto a saber” y explicó
el éxito de este sistema en cuatro principios básicos:
1. El bien ser.

Dios da más importancia a lo que somos, que a lo que hacemos.

“Dio ayuda y protege a quienes son honrados...”, Proverbios 2:7.

“Dios no soporta a los malvados, pero es amigo de la gente honrada. Dios


bendice el hogar del hombre honrado, pero maldice la casa del malvado”,
Proverbios 3:32-33; 10:6-7.

“El que vive honradamente lleva una vida tranquila. El que es sinver-güenza un
día será descubierto”, Proverbios 10:9.

“Al que es honrado se le cumplen sus deseos”, Proverbios 10:24.

“Cuando somos honrados, todo en la vida es más fácil, pero a los malva-dos su
propia maldad los destruye”, Proverbios 11:5; 6-9.

¿Te consideras una persona honesta? ¿Eres puntual? ¿Aduces estar enfermo
cuando no quieres trabajar? ¿Eres respetuoso del tiempo de los demás? Si el
cajero te diera mal el vuelto, ¿devolverías el dinero? La disciplina, ¿es un hábito
en tu vida? ¿Podrías hablar de lo que haces en secreto sin avergonzarte? ¿Eres
fiel a tu cónyuge? ¿Cumples tus promesas? ¿Haces más de lo que se te pide o
trabajas a reglamento? ¿Haces lo que es correcto cuando nadie te está mirando?

“Lo que un hombre es, es lo que lo sobrevive; nunca podrá ser enterrado”,
Anónimo.

Haz más de lo que se te pide y menos de lo que se te permita. Ten el coraje de


decir que no. Ten el valor de decir la verdad. Haz lo correcto porque es lo
correcto. Aunque parezca que todo el mundo está comprometiendo su integridad
y está tomando el camino más fácil, no te contagies. Sé una persona que
sobresalga en medio de la multitud. Sé diferente. Sé íntegro.

2. El bien hacer.

Lo que uno hace es importante, pero es tan sólo el resultado de lo que uno
es. En otras palabras, “ser” es anterior a “hacer”.

“Dios mira con mucho cuidado la conducta de todos nosotros”, Proverbios


5:21.

“Querido jovencito, tú sigue por el buen camino y haz siempre lo correcto,


porque sólo habitarán la tierra y permanecerán en ella los que siempre hagan lo
bueno...”, Proverbios 2:20-22.

“No te niegues a hacer un favor, siempre que puedas hacerlo”, Proverbios 3:27.

“Corrige tu conducta, afirma todas tus acciones. Por nada de este mundo dejes
de hacer el bien; ¡apártate de la maldad!”, Proverbios 4:26-27.

Dios bendice la excelencia, no la mediocridad. “Hagan lo que hagan, trabajen


de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo”,
Colosenses 3:23. Aristóteles lo dijo de esta manera: “Somos lo que hacemos
reiteradamente, por lo tanto, la excelencia no es un acto sino un hábito”.

Dios no nos creó para ser mediocres ni ordinarios. Fuimos creados a imagen
de Dios. Cuando Dios hace algo, lo hace bien. ¿Por qué hemos de ser
diferentes?

¿Haces tu trabajo con excelencia como para el Señor? ¿Estudias para apenas
aprobar o lo haces como búsqueda de tu excelencia?

3. El bien estar.

La gente que hace lo correcto y lo hace bien, se siente bien. En otras


palabras “ser” y “hacer” para sentirse bien.

“El premio del bueno es la vida, y el del malvado es la muerte”, Proverbios


11:19.

“Trata de hacer el bien, y te ganarás amigos; busca hacer la maldad, y el mal te


destruirá”, Proverbios 11:27.

“De cualquier manera que demostremos nuestro amor por Dios o por los
demás, es para nuestro bien”, Pat Williams.

4. El bien tener.

“Acabarán muy mal los que quieren hacerse ricos sin importarles cómo
lograrlo: ¡acabarán perdiendo la vida!”, Proverbios 1:19.

“De muy poco aprovecha el dinero mal ganado. Lo que vale es la honra-dez,
pues te salva de la muerte”, Proverbios 10:2.

“Cuando te enfrentes al Gran Juez, de nada te servirán las riquezas; sólo


haciendo lo que es justo te librarás de la muerte”, Proverbios 11:4.

“Las ganancias del malvado no son más que una mentira; la verdadera
ganancia consiste en hacer el bien”, Proverbios 11:18.

“Quién confía en sus riquezas se encamina al fracaso; pero quien es hon-rado


camina seguro al triunfo”, Proverbios 11:28.

La fama es un vapor; la popularidad, un accidente; las riquezas tienen alas,


y una sola cosa permanece: el carácter.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


Lee las siguientes declaraciones e intercambia tus apreciaciones en tu grupo
pequeño:

- Aprender y no hacer no es realmente aprender. Saber y no hacer no es


realmente saber.

- “Liderar con carácter no consiste en hacer lo bueno a fin de evitar las


consecuencias. Los líderes a quienes vale la pena seguir hacen lo bueno porque
es lo bueno”, Mike Murdock.

- Uno no tiene que violar los principios de Dios para conservar la bendición de
Dios. Cuando los cristianos comienzan a disfrutar las recompensas del éxito,
muchas veces olvidan la fuente de su éxito.

- Puedes liderar sin tener carácter. Aun así, el carácter es lo que te convierte en
un líder digno de seguirse. Quienes decidan seguirte esperarán más de ti, en
cuestión de carácter, de lo que esperan de sí mismos.
- “Es posible que tus dones y determinación dicten tu potencial, pero tu carácter
es lo que determinará su legado”, J. Meyer.
22
Beneficios del perdón
Se cuenta que una mujer, bañada en lágrimas, se acercó cierta día a Napoleón a
fin de solicitar una gracia para su hijo. El emperador respondió que era
imposible; se trataba de un joven soldado que había desertado y aun
traicionado; la justicia exigía, pues, que fuera fusilado.
- No pido justicia, explicó la madre. Abogo por una gracia.
- Señora, le repito que su hijo no merece una gracia, confirmó Napoleón.
- Majestad, exclamó la mujer, ¡no sería una gracia si la mereciera! Una gracia
es todo lo que pido.
- Bien, en este caso le concedo la gracia.
Y el emperador perdonó al hijo.

1. Perdonar no es una opción sino una obligación; no es un sentimiento


sino una decisión.
“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi
hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta
siete, sino aun hasta setenta veces siete”, Mateo 18:21-22.
El Padre Nuestro dice: “Perdónanos nuestras deudas así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores”. La medida del perdón de Dios se basará en la
medida que empleemos para con los demás. Éste es un principio espiritual:
nuestras relaciones interpersonales no son administradas por Dios. Dios nos
encargó la responsabilidad de administrar nuestras cuentas con otros. Y es
nuestro derecho perdonar o elegir no hacerlo. Podemos decidir por una u otra de
las opciones, pero no podemos detener las consecuencias de nuestra elección. La
falta de perdón irremisiblemente lleva a la pérdida de la paz interior y eso se
manifiesta en el cuerpo y en el alma. Esa falta de paz crea un estado anímico
negativo que influye sobre el cuerpo, de tal modo, que surge la tendencia a
enfermarse. El odio seca la vitalidad. Dios es sabio y porque nos ama nos insta,
nos invita a perdonar. Evitemos los males sobre nuestra vida. Otorguemos
perdón para que, al abrir la cárcel de nuestro corazón, quedemos libres nosotros
mismos.
2. Perdonar es una elección unilateral.
“Así que, ¡cuídense! Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente,
perdónalo.
Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte “Me
arrepiento”, perdónalo”, Lucas 17:3-4.
“Sean buenos y compasivos los unos con los otros, y perdónense, así como Dios
los perdonó a ustedes por medio de Cristo”, Efesios 4:32.
“Sean tolerantes los unos con los otros, y si alguien tiene alguna queja contra
otro, perdónense, así como el Señor los ha perdonado a ustedes”, Colosenses
3:13.
Perdonar es liberar a otra persona de la deuda que tiene con nosotros, ya que
perdonar es una elección unilaterial. No depende de lo que el otro haga, depende
de lo que cada uno de nosotros decida.

3. Perdonar implica cancelar una cuenta.


“Antes ustedes estaban muertos, pues eran pecadores y no formaban parte del
pueblo de Dios. Pero ahora Dios les ha dado vida junto con Cristo, y les ha
perdonado todos sus pecados. La ley escrita estaba en contra de nosotros, pero
Dios le puso fin por medio de la muerte de Cristo en la Cruz”, Colosenses 2:13-
14.
Perdonar significa que nunca obtendremos de esa persona lo que nos debe.
Renunciamos a la venganza. La cuenta está anulada. Perdonamos porque Dios
nos perdonó y anuló la factura que teníamos pendiente con él.

Ventajas del perdón

• Otorga libertad.
¿Sabías que la ira crónica, el odio y el resentimiento son tan dañinos para el
cuerpo como el sobrepeso, el tabaquismo, la obesidad y las dietas de alto
contenido en grasas? Las personas que experimentan estos sentimientos por
largo tiempo se convierten en resentidas y amargadas. Y la amargura nos aleja
de las personas, nos inhibe para disfrutar de la vida y nos sentencia a revivir la
herida una y otra vez. “La evidencia médica es clara y creciente. No es una
exageración afirmar que la amargura es una droga peligrosa en cualquier dosis y
que tu salud está en riesgo si, neciamente, persistes en no perdonar”.36
“La primera batalla se da con el enemigo interior”, escribió Frances Weickes en
el libro El mundo interno de las decisiones. “Hasta que un hombre haya
conquistado en sí mismo aquellas cosas que producen odio en el mundo, no hará
otra cosa que contribuir consciente o inconscientemente a la guerra del
mundo”.37 Ve hasta el fondo y arranca ese resentimiento de raíz, lo más pronto
que puedas. Entonces, caminarás en libertad.
Por otro lado, hay personas que no pueden perdonarse a sí mismas. Una
infidelidad descubierta; mala administración del dinero; pena por fracasar como
padres; descuido de la familia; oportunidades perdidas; ira dirigida hacia uno
mismo por lo que se ha hecho o por lo que se ha dejado de hacer..., suelen ser
motivos de culpa permanente en muchas personas. Vivir bajo una carga de
culpabilidad así puede tener efectos negativos tanto en la salud física como
emocional y espiritual; puede roer la confianza en uno mismo, erosionar la
autoestima, minar la esperanza y sumirnos en una profunda crisis existencial.
Por donde lo mires, la falta de perdón es un mal negocio.
Evita vivir en el pasado. “Pensar en lo que se hizo mal y el por qué se hizo mal
puede conducirte a la inactividad. Pensar en lo que puede corregirse, en lo que se
puede hacer, en qué oportunidades se pueden desarrollar; todo eso te conduce a
la acción y a una actitud positiva ante las posibilidades de la vida”, dijo el Dr.
Freeman.
No te dejes consumir por la culpa ni vivas en el pasado. Levántate por encima de
tus fracasos, aprende de tus errores y enfrenta la vida con ánimo renovado. Estás
de cara a un futuro prometedor. Sí, lo mejor en tu vida está por venir.

• Asegura el perdón de Dios.


“Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su
Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les
perdonará a ustedes las suyas”, Mateo 6:14-15.
“A quien ustedes perdonen, yo también lo perdono. De hecho, si había algo que
perdonar, lo he perdonado por consideración a ustedes en presencia de Cristo”,
2ª Corintios 2:10.
“Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras deudas, como también
nosotros hemos perdonado a nuestros deudores”, Mateo 6:11-12.
Lee Strobel dice: “La gente no puede estar conectada estrechamente con Dios,
experimentar el favor que fluye gratuitamente a su vida, o tener una relación
óptima con él, y al mismo tiempo dejar de perdonar a otros, actuando
neciamente. Después de todo, piensa en lo que hacen quienes actúan así:
trivializan el sufrimiento que Jesús soportó para otorgarles su perdón”.

¿Cómo perdonar?
- Toma la decisión y hazlo pronto, ya que cuanto más tardes, más difícil te será.
- Ora. “Ésta es la demanda suprema”, dijo Dietrich Bonhoeffer. “Por medio de la
oración vamos a nuestro enemigo, nos ponemos de pie a su lado y rogamos a
Dios por él”. Si dedicas un tiempo prolongado a orar por la persona que te ha
hecho daño, tu actitud hacia ella cambiará. Es imposible orar por una persona
durante un tiempo prolongado y no mostrar simpatía por ella.
- Bendice. “A quienes los insulten, respóndanles con buenas palabras. Si
alguien los rechaza, oren por esa persona”, Lucas 6:28.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- “Devolver mal por bien es la forma de actuar del diablo; devolver bien por bien
es la del hombre; devolver bien por mal, es la de Dios”, A. M. Hunter.
- “Amar a nuestro enemigo no significa amar el fango en el que está la perla,
sino amar la perla que está en el fango”, Ralf Luther.
- “Nadie puede herirte sin tu consentimiento”, Eleanor Roosevelt.
- “Ellos no pueden quitarnos nuestro autorrespeto si nosotros no se lo damos”,
Gandhi.
- “El precio que se paga por perdonar es siempre menor al que se paga por no
perdonar”, Paul Meyer
23
Del trabajo a la relevancia
Un mercader decidió llevar un cargamento de sal al mercado; puso bultos de
sal sobre su asno y se encaminó hacia el pueblo. El sendero pasaba por un
barranco resbaladizo, y al llegar allí el asno se tropezó y cayó al riachuelo de
abajo. El agua derritió la sal aliviando a la bestia de su carga. El mercader
volvió frustrado a su casa y puso otro cargamento de sal sobre el asno.
“Estoy harto de llevar cosas a todas partes, sobre todo estos bultos de sal”,
pensó el asno. “Si sigo cayendo al agua, podré librarme de esos cargamentos”.
La segunda vez que el asno se acercó al barranco, dio un paso en falso a
propósito y se fue rodando. El mercader se dio cuenta de la maña del asno y en
el siguiente viaje cargó al animal con esponjas. Cuando el asno cayó a la
corriente, se sorprendió al verse luchando con una carga que ahora pesaba más
del doble.

Era obvio que el asno ignoraba la importancia de su trabajo. La sal tenía un gran
significado en tiempos antiguos. Los hebreos frotaban a los recién nacidos con
sal para asegurar su buena salud. En un tiempo la sal fue tan escasa que se utilizó
en lugar de dinero. Los soldados del César recibían parte de su pago en sal, de
ahí la noción de “salario”.
El mercader habría podido cambiar la actitud del asno apelando a la necesidad
natural que todos tenemos de ser parte de algo grande y significativo. Así tal vez
el asno habría llevado su carga con orgullo, al saber que la sal iba a ser usada
para la protección de infantes y el pago de soldados encargados de mantener la
paz en el imperio.38

Tu trabajo es significativo y siempre involucra mucho más que ganancias.


Trabajas por una causa superior, un propósito eterno.
Robert Reich dijo: “El trabajo siempre ha sido más que una simple transacción
económica. Nos ayuda a definir quiénes somos y confirma nuestra utilidad como
humanos. Lo que hacemos en el trabajo da significado y dignidad a nuestra vida.
La dignidad laboral no es una simple cuestión de estatus y poder. Yo creo que la
dignidad depende en gran parte de si uno se siente o no valorado, y el sentido de
valoración propia en el trabajo viene tanto de la apreciación demostrada por los
demás como del orgullo que uno mismo siente al hacer bien una tarea, sin
importar cuán humilde sea. En este sentido, el trabajo es un acto moral tanto
como un hecho económico”.

Algunas consideraciones bíblicas acerca del trabajo:


1. El trabajo es previo al pecado.
El hombre hecho “a imagen de Dios”, Génesis 1:27, imitó a su Padre celestial
trabajando en el huerto de Edén, donde Dios lo puso “para que lo labrara y lo
guardase”, Génesis 2:15. El pecado hizo que el trabajo se tornara en algo
doloroso y molesto, Génesis 3:17-19.

2. Dios no usa a vagos.


“Jesús dijo a sus discípulos: a la verdad la mies es mucha, mas los obreros
(trabajadores) pocos. Rueguen, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros
(trabajadores) a su mies”, Mateo 9:37-38. Dios busca personas dispuestas a
trabajar. Si vamos a ser usados por Dios, debemos cambiar la concepción
negativa que tenemos del trabajo. “Queremos ver resultados sin un proceso.
Buscamos promoción sin responsabilidad. Deseamos obtener un salario sin
trabajar. Hasta que deje de ser un obrero rebelde, no podrá participar del poder
creativo de Aquel que le dice: ‘Te he dado una habilidad de producir. Ahora
trabaja para ver qué eres capaz de hacer”, Myles Munroe.

3. El trabajo no es una maldición.


“En toda labor hay fruto”, Proverbios 14:23. “Los pensamientos del diligente
ciertamente tienden a la abundancia”, Proverbios 21:5.
El trabajo es un don de Dios mediante el cual nosotros cumplimos su propósito,
satisfacemos nuestras necesidades y logramos realización personal. Encuentra un
empleo y sé diligente con él. Trabaja para suplir tus necesidades y las de tu
familia. No te conviertas en una carga para los demás. No esperes que otros
solucionen tus problemas.

4. El trabajo bien hecho honra a Dios.


“Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como
para nadie en este mundo”, Colosenses 3:23.
La vida es difícil y ganarse la vida requiere esfuerzo. ¿Estás trabajando de
buena gana en tu empleo, en la casa y en la célula? ¿Entregas tu máximo
esfuerzo cada vez que cumples con tus responsabilidades? ¿Estás demostrando
interés genuino en la administración de lo que Dios ha puesto en tu mano? Tu
servicio para Dios, ¿se ha transformado en una carga? ¿Crees que puedes lograr
cosas sin esfuerzo suficiente? ¿Tienes el hábito de vivir de la generosidad ajena?
¿Esperas que tus padres, la iglesia o el gobierno suplan tus necesidades?

5. El descanso no es mejor que el trabajo.


La gente quiere vivir sin trabajar; desea tener un empleo, pero no un trabajo.
Nuestra sociedad está enfocada más en el descanso que en la ocupación; en el
salario más que en un trabajo bien hecho. Pero éstos son conceptos falsos. “Dios
desea que seas un buen empleado, no una persona que simplemente se preocupa
por mantener su empleo. Le interesa más tu actitud acerca de tu oficio que el
estado de tu cuenta bancaria. Dios tiene el poder de aumentar el balance de tu
cuenta bancaria pero no puede forzarte a que adoptes una actitud positiva con
respecto al trabajo”.39

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- ¿Consideras el sueldo como la única motivación para realizar tu trabajo?
- El trabajo no es solamente tu medio de vida, sino la misión que Dios te
encargó. Si lo piensas de esta manera, ¿en qué cambiará tu desempeño laboral a
partir de hoy?
- ¿Te sientes verdaderamente parte del plan mundial de evangelización mediante
tu contribución personal?
- ¿Encuentras satisfacción no solamente por un trabajo bien hecho, sino también
por haberlo hecho con un propósito superior? Piensa que tu aporte deja al mundo
un poquito mejor.
24
El contentamiento se aprende

El contentamiento es una actitud que no surge espontáneamente.

Uno de los mayores secretos del éxito personal y ministerial enseñado por Pablo
fue el contentamiento. Lo consideró esencial para el bienestar interior. El
declaró: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy
enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad”, Filipenses 4:12.

Lo importante no es tanto lo que sucede a tu alrededor, sino cómo reaccionas


ante ello. Sea lo que fuere que estés pasando en tu vida, eres responsable de tu
salud interior, manteniendo en equilibrio tus emociones.

1. El contentamiento radica en dar gratitud y no en recibirla.

Dale Carnegie dijo: “La ingratitud es tan natural como la cizaña. La gratitud, en
cambio, es como una rosa. Tiene que ser cultivada, regada, amada y protegida.
Por lo tanto, no esperes gratitud para estar contento. Después, si en un momento
dado la consigues, será una sorpresa deliciosa. Si no la consigues, no sentirás
molestia alguna”.

Anota todas las noches tres cosas que hayan sucedido en ese día y por las cuales
te sientes agradecido. Este hábito cambiará, poco a poco, tu concepto de la vida
y de lo cotidiano. “Si aprendes a darle más importancia a lo que tienes y menos a
lo que no tienes, verás que el universo es generoso y recibirás más. Si, en
cambio, te fijas más en lo que no tienes, nada te satisfará”, Oprah Winfrey.

2. El contentamiento se encuentra en nuestro interior.

En el principio de los tiempos, se reunieron varios demonios para hacer una


travesura.
Uno de ellos dijo: “Debemos quitarles algo a los hombres pero, ¿qué les
quitamos?”. Después de mucho pensar, uno dijo:

– ¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde


esconderla para que no la puedan encontrar.

– Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo –propuso otro.
A lo que un tercer demonio contestó:

– ¡No!, recuerda que tienen fuerza, alguna vez alguien puede subir y
encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está.

Luego otro agregó:

– Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar –a lo que un demonio joven


acotó:

– ¡No!, recuerda que tienen curiosidad. Alguna vez alguien construirá algún
aparato para poder bajar y, entonces, la hallará.

Uno más dijo:

– Escondámosla en un planeta lejano a la tierra –al unísono varios dijeron:

– ¡No, no, no!, recuerda que tienen inteligencia, y un día alguien fabricará una
nave en la que puedan viajar a otros planetas y la van a descubrir, y entonces
todos tendrán felicidad.

El último de ellos era un demonio que había permanecido en silencio,


escuchando atentamente cada una de las propuestas. Analizó cada una de ellas
y entonces dijo:

– Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren.

Todos voltearon asombrados y preguntaron al mismo tiempo:

– ¿Dónde? El demonio respondió:

– La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados bus-cándola


afuera, que nunca la encontrarán. Todos estuvieron de acuerdo y, desde
entonces, ha sido así.

El hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae


consigo.

Un aspecto importante para tener en cuenta para sentirse bien con uno mismo es
la salud emocional. Tal como necesitas cuidar tu cuerpo, debes hacer lo propio
con tus emociones. Y eso es tu responsabilidad. Nadie más puede controlar tus
emociones. Tú eres el único que forja tus propias actitudes. No puedes darte el
lujo de vivir temporadas de desaliento, desesperación o insatisfacción. Bill
Hybels dijo: “Cada hombre que muestra una actitud positiva consistente ha
luchado para tenerla”.

Jeff Calinguire, en su libro Secretos del Liderazgo de San Pablo, dice: “Pablo
practicaba la vigilancia de la mente. Capturaba los pensamientos más oscuros y
los reemplazaba por los positivos. Se negaba a la ansiedad y no le daba lugar al
desaliento. Luchaba por la esperanza. Llevaba “cautivo todo pensamiento”, 2ª
Corintios 10:5 y practicaba el principio de la alegría: “Regocíjense en el Señor,
siempre”, Filipenses 4:4. Entrena tu mente para tener pensamientos positivos
generadores de vida”.40

El mismo autor recomienda hacer un análisis de costo - beneficio de nuestro


temor y preocupación. Inténtalo. Escribe en un trozo de papel: ¿Qué pasa si sigo
preocupado y ansioso con esto? ¿Qué me costará?”. Posiblemente escribas
palabras como desaliento, daño, malas decisiones y depresión. Luego haz una
lista de los beneficios de estar preocupado continúamente. Es posible que te
quede vacía.

Si te hicieras un chequeo de tu ser interior, ¿cómo te sientes emocionalmente? Si


descubres que no estás bien, ¿qué puedes hacer para mejorar?

3. El contentamiento es una actitud que se aprende.

Cuentan que una vez un hombre caminaba por la playa en una noche de luna
llena y pensaba de esta forma: - Si tuviera un auto nuevo, sería feliz. - Si tuviera
una casa grande podría ser feliz. - Si tuviera un excelente trabajo, sería feliz. -
Si tuviera una pareja perfecta, sería feliz.

En ese momento tropezó con una bolsita llena de piedras y comenzó a tirarlas
una por una al mar cada vez que decía: - Sería feliz si tuviera... Así lo hizo hasta
que solamente quedaba una piedrita en la bolsa, la cual guardó. Al llegar a su
casa se dio cuenta de que esa piedrita era un diamante muy valioso.

¿Puedes imaginar la escena? ¡Cuántos diamantes arrojó al mar sin detenerse ni


apreciarlos!

¡Cuántas personas no valoran preciosos tesoros a la espera de lo que creen


perfecto o soñando y deseando lo que no tienen!

Mira a tu alrededor y te darás cuenta de cuán afortunado eres. Muy cerca está tu
felicidad y, todavía, no te has dado cuenta. Muchas de nuestras quejas no son por
la falta de cosas necesarias sino por la abundancia de beneficios. Agradece a
Dios por lo que te ha sido dado y no te quejes por lo que no tienes.

Deuteronomio 28:47-48 contiene una gran advertencia: “Por cuanto no serviste


al Señor tu Dios con alegría y con gozo de corazón, cuando tenías la
abundancia de todas las cosas, por tanto servirás a tus enemigos, los cuales el
Señor enviará contra ti: en hambre, en sed, en desnudez y en escasez de todas
las cosas...”.

Piensa en alguna bendición que has recibido y por la que todavía no has
agradecido.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


Si tienes comida en la heladera, ropa en tu cuerpo, un techo sobre tu cabeza y un
lugar para dormir, eres más rico que millones en el mundo y, por ello, puedes dar
gracias a Dios. Si tienes dinero en tu bolsillo y comida en tu plato, estás entre los
afortunados de este mundo y puedes dar gracias a Dios. Y si tienes radio o un
equipo de sonido para escuchar mensajes y música cristiana, eres parte de una
minoría que tiene esta oportunidad en el mundo y, por ello, le puedes dar gracias
a Dios. Y si despertaste esta mañana con más salud que enfermedad, eres más
bendecido que muchos que ni siquiera sobrevivirán en este día y por ello,
también, le puedes dar gracias a Dios. Y si nunca has experimentado el temor de
la guerra, la soledad de la cárcel, la agonía de la tortura y las punzadas del
hambre, estás mejor que millones de personas en el mundo y, por ello, le puedes
dar gracias a Dios. Si puedes asistir a una iglesia sin temor, a hostigamiento, al
arresto, a la tortura o a la muerte, eres más bendecido que millones de personas
en el mundo y, por ello, le puedes dar gracias a Dios. Y si simplemente puedes
mantener tu cabeza en alto y sonreír, no eres la norma. Tú eres único para
aquellos que viven llenos de amargura, dudas y desesperación y por todo ello,
también, puedes darle gracias a Dios.

Haz una oración de gratitud. Su presencia inundará tu vida. Agradece


sinceramente por todas las bendiciones recibidas.
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Recibe la cosecha de Dios

“El que siembra generosamente, generosamente también segará”, 2ª Corintios


9:6

“No se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre
siembre, eso también segará”, Gálatas 6:7.

El secreto de una cosecha radica en su siembra. Existen tres leyes que gobiernan
la agricultura, que podrían aplicarse a cada faceta de la vida humana.

En primer lugar: Se cosecha todo lo que se siembra.

¿Alguna vez viste cosechar trigo donde se sembró maíz o arroz donde se sembró
soja? Nunca lo verás. Es que la ley de genética natural no falla. Uno cosecha lo
que siembra. La ley de genética espiritual se gobierna por el mismo principio.
Imagínate qué recogerá la persona que siembra división, odio o peleas. No te
engañes, la misericordia de Dios no puede comercializarse y su gracia no puede
abaratarse. Tratar de sacar ventaja de la bondad de Dios desobedeciendo este
principio, producirá malos dividendos.

Siempre tendrás semillas para sembrar. Stephen Covey, en su libro Los siete
hábitos de la gente altamente efectiva, habla de la mentalidad de abundancia; el
paradigma de que en el mundo hay mucho para todos. La mayoría de las
personas ven la vida como si hubiera pocas cosas. Si alguien consigue mucho,
necesariamente otro se quedará con menos. Las personas con mentalidad de
escasez se sienten mal si tienen que compartir reconocimiento y mérito, poder o
beneficios, aunque sea con quienes les ayuden en la producción. También se
sienten muy mal ante los éxitos de otras personas, incluso cuando se trata de
miembros de su propia familia o de amigos íntimos, asociados y compañeros.
Cuando alguien recibe un reconocimiento especial, una ganancia inesperada,
tiene un éxito notable o alcanza una meta, casi les parece que se lo han
arrebatado a ellas.

La mentalidad de abundancia es aquella que cree que en el mundo hay lo


bastante como para que nadie se quede sin lo suyo. El resultado es que se
comparten el prestigio, el reconocimiento, las utilidades, la toma de decisiones.
Se generan posibilidades, opciones, alternativas y creatividad. 41

¡Siembra en otros para que alcancen sus sueños y Dios hará que alcances el
tuyo! Mike Murdock, en su libro La ley del reconocimiento, dice que una
semilla es algo que hemos recibido de Dios para que podamos sembrar en alguna
otra persona. El amor es una semilla. El tiempo es una semilla. La compasión es
una semilla. El dinero es una semilla. La profesión es una semilla. Los talentos
naturales son semillas. Las oraciones son semillas. ¿Has descubierto tu semilla?
¿Estás sembrando en otros? ¡Nunca pienses que no tienes nada para dar! Lo que
poseas, si lo siembras, será el comienzo de tu futuro glorioso. David tuvo una
honda para crear una victoria. Moisés tenía una vara para emprender la libertad
del pueblo de Israel. Tú tienes algo. No te quejes por lo que no te ha sido dado.
Agradece a Dios por lo que tienes. ¡Encuentra tu semilla y siémbrala!

En segundo lugar: Se cosecha más de lo que se siembra.

Si siembras un grano de maíz, al tiempo recoges, de una sola planta, miles de


granos de maíz.

John Haggai, en su libro Lidera hacia delante, dice que dar genera más.
Bendecimos y somos bendecidos. Damos gracia y somos agraciados. Él
pregunta: “¿Qué deseas? Siembra. Invierte. ¿Quieres amigos? Invierte en
amistad. ¿Quieres amor? Siembra amor. ¿Quieres respeto? Da respeto. Aquellos
que son líderes excelentes reflejan esta pasión de dar antes que tomar... los que
toman, a la larga pierden”.42

“Cuando aumentas la cantidad de tu semilla, aumentas el tamaño de tu cosecha”,


Mike Murdock.

“El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma,
aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de
justicia. Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión
puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de
ustedes resulte en acciones de gracias a Dios”, 2ª Corintios 9:10-11.

Siembra carácter en la vida de tu hijo y al tiempo tendrás un hombre de bien.


Siembra amor en tu familia y la tendrás unida. Siembra recursos en el reino y tu
futuro estará asegurado. “Cuando sueltes lo que está en tu mano, Dios soltará lo
que está en la suya”.43 Si quieres desatar una cosecha fuera de lo común, tienes
que comenzar a liberar lo que Dios ha puesto en ti. Recuerda: ¡si siembras nada,
cosecharás nada!

En tercer lugar: Se cosecha en una época diferente a la que se siembra.

Si siembras hoy, no puedes pretender cosechar mañana. Deberás esperar el


proceso de germinación natural que lleva varios meses. Ésta es la razón por la
que muchas personas se engañan creyendo que escaparán del juicio de Dios por
no haber recibido el merecido por sus malas acciones. Pero Dios no puede ser
engañado. La ley de genética espiritual dice que se cosecha en una época distinta
a la que se siembra. Ésta debe ser una palabra de aliento para todo buen corazón
que esté apocado y entristecido. ¡Sigue adelante, cobra ánimo, pues a su tiempo
segarás si no te rindes! En definitiva, esparce tu semilla y deja a Dios los
resultados.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- Jesús dijo: “Mas bienaventurado es dar que recibir”, Hechos 20:35.

- ¿Te cuesta sembrar? ¿Por qué si o por que no?

- ¿Qué semillas necesitas plantar? ¿Qué dones necesitas poner al servicio de


otros? ¿Qué necesidad puedes suplir?

- “Si pides a Dios que llene un dedal, él lo hará. Si pides que llene un balde, lo
hará. Si le traes un barril, también lo llenará”, Robert Schuller.
26
Las oraciones que Dios no contesta

¿Existen oraciones que Dios no escucha? ¿Hay plegarias que Dios escucha y no
contesta?

Algunas oraciones son contestadas de una manera diferente a la que hemos


pedido. El Señor puede contestar con un “no”, con un “sí” o con un “todavía
no”. Sin embargo, debemos reconocer que también existen oraciones que no
pueden ser escuchadas por Dios. He aquí algunas de ellas:

1. Isaías 1:15 dice: “Cuando levantan sus manos, yo aparto de ustedes mis
ojos; aunque multipliquen sus oraciones, no las escucharé, pues tienen las
manos llenas de sangre”.

Isaías 59:1-2 dice: “Dios tiene poder para salvar y tiene buenos oídos para oír.
Pero la maldad de ustedes los ha separado de Dios. Sus pecados han hecho que
Dios se tape los oídos y no quiera escucharlos”.

Alguien con las manos llenas de sangre es un asesino. ¿Están tus manos
contaminadas con sangre? Probablemente digas: “yo no maté a nadie”. No te
apures, 1ª Juan 3:15 dice: “Si ustedes se odian unos a otros, son asesinos, y ya
saben que ningún asesino puede tener la vida eterna”.

El concepto que Dios tiene de un asesino es bien diferente al nuestro. Para la


justicia humana, asesino es aquel que mata a otro. Para la justicia divina, asesino
es también alguien que aborrece u odia a su hermano. Podemos matar o hacer
daño con nuestras palabras, actitudes y emociones (ira, enojo, rechazo, etc.).
Entonces, cuando hay odio, raíz de amargura, rencor, resentimiento y deseo de
venganza contra nuestro prójimo, nuestras oraciones no serán escuchadas por
Dios.
Las madres de Plaza de Mayo dicen: “Olvido, nunca; perdón, jamás”. Ése no
es un buen lema cristiano, es más bien una declaración desafortunada. El odio, la
ira, la envidia, el rencor, la intolerancia y otras emociones similares obstaculizan
nuestras oraciones, y en general, nos ocasionan más dolor a nosotros que a
nuestros enemigos. ¡La falta de amor podría ser la causa por la que muchas de
tus oraciones todavía no son contestadas!

2. Isaías 59:3: “Ustedes tienen las manos llenas de sangre por los crímenes que
han cometido. Ustedes mienten y maldicen”.

La manera en que nosotros nos expresamos suele entorpecer la comunicación


con el cielo. “La lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace
alarde de grandes hazañas... con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre,
y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma
boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así”,
Santiago 3:1-10.

Debes disciplinar tu boca a fin de que sea fuente de bien. Hablar mal de otra
persona, calumniar y difamar, son cosas que desagradan a Dios, motivo
suficiente para que nuestras oraciones sean estorbadas.

El Salmo 15:1-3 dice: “Señor, ¿quién puede residir en tu santuario?, ¿quién


puede habitar en tu santo monte? Sólo el que vive sin tacha y practica la
justicia; el que dice la verdad de todo corazón; el que no habla mal de nadie; el
que no hace daño a su amigo ni ofende a su vecino”.

¿Cuántas veces causamos daño a la buena reputación e imagen de alguien por


hablar cosas malas que no podemos probar? Hacerlo sería abominación ante
Dios. La razón por la que muchas oraciones no tienen respuestas podría estar en
nuestra boca. Si sabes que alguien anda en caminos equivocados, entonces habla
sobre esto con el Señor y con la persona misma, pero no con terceros.
¡Recuerda!, la forma en la que hablas determinará lo que recibas.

3. 1ª Pedro 3:7 dice: “En cuanto a ustedes, los esposos, sean compren-sivos con
sus esposas. Denles el honor que les corresponde, teniendo en cuenta que ellas
son más delicadas y están llamadas a compartir con ustedes la vida que Dios les
dará como herencia. Háganlo así para no poner estorbo a sus propias
oraciones”.

La ausencia de dulzura en el trato y de respeto entre los cónyuges es la causa de


que muchas oraciones no lleguen al Padre. La pala-bra estorbo denota la idea de
atascar, frenar o atorar una plegaria al techo en vez de subir al cielo. Si estás
casado/a, ¿llevas una vida conyugal que le quita poder a tus oraciones? La
resolución inme-diata de todo conflicto podría redundar en beneficio de toda tu
familia. Muchas bendiciones están retenidas por oraciones que no pueden ser
contestadas.

4. Proverbios 28:9 dice: “Si alguno no quiere atender la ley de Dios, tampoco
Dios soportará sus oraciones”. “Dios aborrece hasta la oración del que se
niega a obedecer la ley”.

El mensaje es sumamente claro. Si alguien cierra el oído interior de su corazón


ante la Palabra de Dios, la oración se transforma en abominación, pues el oír
bíblico implica recibir la palabra con obediencia. 1ª Juan 3:22 lo dice así: “Y
cualquier cosa que pidamos, la recibiremos de él, porque guardamos sus
mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él”.
Alinearnos con Dios es siempre provechoso. ¡Dios está interesado en una sola
cosa, nuestra obediencia!

PARA MEDITAR Y ACTUAR


¿Estás usando el poder de la oración a favor de tu familia, trabajo y ministerio?
Jesús oró constantemente. Laurie Beth Jones, en su libro Enseñe a su equipo a
pescar, dice: “Jesús era bilingüe, pues combinaba el lenguaje terrestre con el
lenguaje celestial y enseñaba a su equipo a hacer lo mismo. Él administró a su
equipo con oración”. ¿Haces tú lo mismo? ¿Estás pasando tiempo diario para
orar por las personas que forman parte de tu célula? ¿Crees con sinceridad que tu
oración ayude a que las personas de tu célula o ministerio se mantengan
conectados?
27
Conquista tu milagro

Marcos 5:21-43 nos cuenta que la fe de Jairo hizo posible el milagro en la vida
de su hija. Sin embargo, Jairo tuvo que superar algunos obstáculos antes de verlo
realizado. Benny Hinn, en su libro No te rindas, dice que Jairo superó siete
obstáculos antes de conquistar su milagro:

1. El peso de la tradición.

Marcos 5:21-22. Jairo era uno de los principales de la sinagoga. La actitud de


postrarse a los pies de Jesús era contraria a la tradición y, hacerlo en público, era
absolutamente inaceptable. Postrarse significaba sumisión y solamente lo hacían
los esclavos.

Conozco (José Luis) por experiencia propia el poder de la tradición. Provengo de


una familia católica a ultranza. Un tío obispo, dos son sacerdotes y una tía
monja. Todas las celebraciones religiosas de la familia (bautismo, casamientos,
etc.) han sido oficiadas por ellos. Mi conversión fue vista como un acto
vergonzoso. Ser cristiano evangélico y luego pastor protestante era atentar contra
la tradición. Estaba deshonrando la reputación familiar. Pero el precio de la
recompensa significó para mí la presencia de Jesús y su vida eterna; algo que por
nada del mundo quisiera canjear.

Piensa en aquellas tradiciones familiares que, por respetarlas, podrían impedir el


milagro de Dios para tu vida. ¿Estarías dispuesto a quebrantar dichas costumbres
a cambio de contar con la bendición de Dios?

2. El temor a la pérdida.

Marcos 5:22-23. Jairo era un hombre respetado y con autoridad entre los judíos.
Visitar a Jesús públicamente, inclinarse ante él y pedirle con ruegos que sanara a
su hija era reconocerlo como el Mesías y, por lo tanto, arriesgarse a perder su
trabajo y su prestigiosa posición social. ¿Tienes miedo a perder amigos, empleo,
respeto o alguna clase de prestigio por encontrarte con Jesús? Identificarte como
cristiano, ¿te trae algún tipo de perjuicio?

3. La presión de la gente.

Marcos 5:23-24. Un conglomerado de personas impedían que este padre


desesperado se acercara a Jesús. Jairo estaba apurado, la vida de su hija corría
peligro y la multitud era un estorbo. Sin embargo, la desesperación y la fe lo
hicieron llegar hasta donde estaba Jesús. ¿Quiénes se han convertido en un
verdadero obstáculo para que llegues a Jesús? ¿Qué persona te impide, con su
falta de fe o sus comentarios negativos, que conquistes tu milagro? Jairo se abrió
camino a pesar de la presión de la gente. ¡Haz lo mismo! Sólo grandes actitudes
conquistan grandes milagros.

4. El propio egoísmo.

Marcos 5:25-30. Jairo sabía que contaba con muy poco tiempo. Después de su
denodado esfuerzo por abrirse paso en medio de la multitud, por fin estaba
yendo con Jesús hacia su casa. Pero, en el camino, algo distrajo al maestro: la
mujer con flujo de sangre. Ese incidente debe haberle retrasado un buen rato, ya
que la mujer, después de tocar el manto de Jesús, decidió relatar su testimonio,
versículo 23. Jairo debió pensar que cualquier necesidad no sería tan urgente
como la vida de su hija. Podría haberle dicho a Jesús que no se distrajera con
“cosas temporarias” y se abocara a asuntos más serios. Sin embargo, Jairo
aguardó con paciencia, mientras Jesús atendía las necesidades de otras personas.
Jairo no se interpuso para que la mujer recibiera su milagro. Kathryn Kuhlman
dice: “Si tu oras por la sanidad de otro, es cuando recibirás la tuya”. ¿Buscas el
bien de otras personas, mientras esperas un milagro de parte de Dios? ¿Has
dejado de servir a otros a causa de tus dificultades? El enemigo se encargará de
mantenerte atado en tus problemas como un modo de impedir que conquistes tu
milagro. ¿Cómo servirás a Dios mientras dejas que él se haga cargo de tus
propios asuntos?
5. La incertidumbre por el futuro.

Marcos 5:35 dice: “Mientras él aún hablaba, vinieron de la casa del principal
de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas más al
Maestro?”. ¡Qué noticia tan desalentadora para un padre! Todo el esfuerzo de
Jairo parecía no haber servido de nada. ¿Habrá sido tentado a recriminar a Jesús
por las veces en las que se retrasó en el camino? No lo sabemos. Lo que sí
conocemos es que Jesús escuchó dicha noticia y luego respondió diciendo: “No
temas, cree solamente”, versículo 36. En otras palabras: “Jairo, no te rindas,
todavía hay esperanza”. No hay situación o circunstancia difícil en la que Dios
no pueda intervenir. No hay problema que Jesús no pueda solucionar.

¿Hay alguna noticia desalentadora que te tiene preocupado? ¿No crees que Dios
pueda intervenir en tu favor? ¿Por qué no dejas que Jesús tome el control de la
situación?

“No sabes cuán cerca estás de recibir la promesa que has estado esperando. Sólo
porque las cosas parecen empeorar no significa que Dios no ha escuchado tu
petición. A medida que más te acer-ques a la victoria, más fuerte tendrás que
luchar. A menudo, cuando todo parece estar peor es cuando te encuentras más
cerca de recibir aquello que buscas”, Myles Munroe.

6. La batalla contra las emociones.

Marcos 5:38. Cuando Jairo, Jesús y sus discípulos llegaron a la casa, se


encontraron con un espectáculo desolador. Alboroto, gritos, llanto y dolor. Un
ambiente de confusión y aflicción podrían haberle robado a Jairo sus últimas
esperanzas. Este padre se encontraba frente a dos realidades totalmente
diferentes: por un lado, la muerte que acechaba su hogar y, por el otro, las
palabras alentadoras de Jesús de que no se rindiera. Palabras frente a he-chos.
¿Cómo hubieras reaccionado en esa situación? ¿Te hubieras rendido a la realidad
palpable de la muerte de la niña o hubieras confiado en las palabras de Jesús?
“La batalla de las emociones es un tipo de oposición que deberás enfrentar algún
día. Pero no importa lo que hagas, nunca permitas que tus emociones destruyan
tu fe en Dios. Recuerda que es la fe, y no las emociones, la que logrará que tu
milagro se convierta en realidad. No es por llorar, sino por creer”.44

7. El dolor por el reproche.

Marcos 5:39-40 dice: “Entró y les dijo: –¿Por qué tanto alboroto y llanto? La
niña no está muerta sino dormida. Entonces empezaron a burlarse de él, pero él
los sacó a todos, tomó consigo al padre y a la madre de la niña y a los
discípulos que estaban con él, y entró adonde estaba la niña”. La gente se
burlaba de Jesús, pero también de aquel que lo había traído. Qué humillante debe
haber sido para Jairo sufrir el desprecio y el rechazo de la gente, especialmente
de amigos y familiares. Qué mal se siente uno cuando aquellos que deberían
apoyarnos son precisamente los que más se nos oponen. ¿Te re-sulta familiar?
¿Viviste el desprecio o rechazo de tus seres queridos o amigos cercanos?
Entonces, comprendes cómo se sintió Jairo.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


Hay un tesoro adicional escondido en este pasaje: Jesús protegió la fe de
Jairo en dos oportunidades.

La primera, en el momento en que éste recibió la mala de noticia de que su hija


había muerto, diciéndole que no tuviera miedo y creyera. La segunda vez, en su
propia casa y en medio de la burla de vecinos y familiares. Jesús no permitió que
esta gente llorona e incrédula apagara la luz de esperanza que todavía ardía en el
corazón de Jairo. Para eso mandó salir a todos fuera de la casa. Jesús arrojó fuera
la desconfianza, la duda y la negatividad. ¿Necesitas echar fuera las dudas y la
incredulidad? Si precisas un milagro, tendrás que hacerlo. No llores. No te
lamentes más. Si Jesús toma el control, lo que parece difícil se superará. Jesús
está presto para atender la súplica de aquellos que confían en él, ya que los que
confían en él nunca serán defraudados, Romanos 9:33.
28
Beneficios de la integridad
Integridad es ser lo que uno aparenta ser.
Se cuenta que un granjero encargó su muy apreciada vaca a un amigo para
poder hacer un viaje. La vaca murió mientras él no estaba. A su regreso quedó
consternado por la mala noticia. “Iba a vender la vaca”, dijo. “Necesito
desesperadamente el dinero”. Entonces decidió que de todas formas vendería la
vaca; haría una rifa. Vendió trescientos números a dos pesos cada uno, y
presentó la vaca muerta al ganador de la rifa. Cuando éste reclamó que no
esperaba una vaca muerta, el granjero se disculpó y le regresó los dos pesos de
su boleto, ¡y se quedó con los otros quinientos noventa y ocho!
“Si tienes integridad, nada más cuenta. Si no tienes integridad, nada más
cuenta”, Alan Simpson.

Examinemos juntos algunos beneficios de la integridad:

1. Vivir con integridad hace que Dios irrumpa sobrenaturalmente.


Génesis 20 cuenta un incidente interesante. En el versículo 7 Dios dijo al rey
pagano Abimelec: “Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho
esto; y te detuve de pecar contra mí...”. La causa principal por la que Dios
ayudó a Abimelec fue su integridad. Este hombre justo fue instruido
personalmente por Dios para evitar la maldición y atraer la bendición y la
multiplicación como consecuencia de la integridad y ello fue extensible sobre su
casa, sus bienes, sus familiares y sobre todo cuanto tenía. Dios no lo mató, el
pecado no lo atrapó, la maldición se cortó, simplemente porque este hombre
decidió vivir honestamente. ¡La integridad no es algo que Dios hace, es algo
que elegimos!

2. La integridad alarga la vida.


El rey Ezequías enfermó y Dios le declaró que iba a morir, Isaías 38:1-6. Al
enterarse, Ezequías oró y dijo: “Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que
he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que
ha sido agradable delante de tus ojos”. Minutos después, Dios dijo: “He oído tu
oración... he aquí que yo añado a tus días quince años...”. Dios cambió el
decreto de muerte, prolongando la vida. ¿Qué tuvo de especial la oración de
Ezequias para que Dios hiciera eso? La integridad movió el corazón de Dios.
“Cuando se trate de comprar y de vender, no hagas trampa; usa pesas y
medidas exactas. Así vivirás muchos años...”, Deuteronomio 25:15.

3. La integridad atrae la prosperidad.


“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está
escrito, porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”,
Josué 1:8. “El reserva la prosperidad para los rectos...”, Proverbios 2:7. Si
pierdes la integridad, pierdes la prosperidad.

4. La integridad protege nuestra vida.


“...El es escudo para los que andan en integridad”, Proverbios 2:7. “El hombre
honrado quedará a salvo; el de mala conducta un día caerá”, Proverbios 28:18.

5. La integridad produce tranquilidad.


“El que vive honradamente lleva una vida tranquila. El que es sinvergüenza un
día será descubierto”, Proverbios 10:9.

6. La integridad respalda nuestro ministerio.


“Y en cuanto a ti, si andas delante de mí... en integridad de corazón y en
rectitud, haciendo conforme a todo lo que te he mandado, y guardas mis
estatutos y mis ordenanzas, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para
siempre...”, 1ª Reyes 9:4-5.

7. La integridad atrae el favor de Dios.


“...Para los íntegros, es toda mi complacencia”, Salmo 16:3. “Porque sol y
escudo es Jehová. Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que
andan en integridad”, Salmo 84:11. “Porque tú, oh Jehová, bendeci-rás al
justo. Como con un escudo lo rodearás de tu favor”, Salmo 5:12.

8. La integridad bendice a nuestros hijos.


“Dios bendice a los hijos del hombre honrado”, Proverbios 20:7.

9. La integridad nos augura un buen futuro.


“Fíjate bien en la gente honrada; observa a los que hacen lo bueno: ¡para esta
gente de paz hay un futuro brillante”, Salmo 37:37.

10. La integridad asegura la presencia de Dios.


“Contigo está el que es íntegro en sus conceptos”, Job 36:4.

11. La integridad nos otorga poder en la oración.


“Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y
cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus
mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”, 1ª Juan
3:21. “Los ojos de Jehová están sobre los justos y atentos su oídos al clamor de
ellos”, Salmo 34:15.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- “Si somos íntegros existe congruencia entre nuestro carácter y nuestro credo,
entre nuestra fe y nuestra conducta. Esto significa amar a Dios con la totalidad
de nuestro ser y permitir que nuestra fe alcance la totalidad de nuestra vida”.45
- El diablo nos seduce para que seamos desleales a Dios y perdamos nuestra
integridad y después se sienta y mira cómo todo lo malo se desata sobre nuestra
vida.
- “La primera clave para la grandeza”, nos recuerda Sócrates, “es ser en verdad
lo que aparentamos ser”.
- Moody, el gran evangelista del siglo pasado, preguntó un día: “¿Qué es la
integridad?”. Luego, él mismo contestó: “Dime lo que haces cuando estás a solas
y te diré si eres íntegro”.
- Jesús es nuestro modelo de integridad para seguir. Él nunca luchó para parecer
bueno; simplemente era bueno. No trabajó para aparentar ser verdadero; fue
verdadero. Nunca luchó para tener una buena reputación; era íntegro.
- ¿Coqueteas con alguien que no sea tu cónyuge? ¿Miras películas prohibidas?
¿Has falseado tu currículum vital? ¿Has “tomado prestado” de tu trabajo cosas
para uso personal? ¿Permites o pides que otro marque tu tarjeta de entrada en el
trabajo? ¿Te has atribuido el crédito en algo que no hiciste? ¿Eres en tu casa la
misma persona que en la iglesia?
- Tu integridad determina la calidad de gente que atraes. “Cuando tu reputación
está manchada y cuestionada, la gente de calidad se apartará”, Mike Murdock.
- Si en tu viaje por la vida alguna vez te encuentras con que no te queda nada
más que tu integridad, tienes más que suficiente.
29
Obediencia: el camino más seguro
La obediencia no es opcional.
Si entiendes el concepto espiritual de la obediencia, encontrarás el camino de tu
realización personal. Es que las personas obedientes a Dios se sienten
realizadas. John Newton, el famoso traficante de esclavos convertido al Señor
en el Siglo XIX, hizo un comentario acerca de la actitud de obediencia de un
siervo de Cristo. Dijo que si dos ángeles del cielo recibieran asignaciones de
Dios en el mismo instante, uno para gobernar la nación más grande de la tierra y
el otro para barrer la aldea más sucia, cada ángel sería totalmente indiferente
respecto de quién recibe qué asignación. Simplemente no sería algo importante
para ellos. ¿Por qué? Porque el verdadero gozo radica en ser obediente a Dios.
¡Adopta la obediencia como estilo de vida! Para un seguidor de Cristo, lo
importante no es lo que Dios te manda a hacer, lo realmente importante es
que hagas lo que Dios quiere.
En Génesis 2:16 leemos: “Y le dio este mandato”. “Nota cómo la obediencia al
mandamiento es la única virtud en el paraíso, la única condición para la
permanencia del hombre en ese lugar, lo único que el Creador pide de él. No
dice nada acerca de la fe, ni de la humildad, ni del amor. De principio a fin,
desde el paraíso perdido hasta el paraíso recuperado, la ley es inalterable; es sólo
la obediencia la que da acceso al árbol de la vida y al favor de Dios. El paraíso,
el calvario, y el cielo, proclaman a una voz: lo primero y lo último que Dios pide
de ti es la simple, universal e invariable obediencia”.46

La obediencia debe ser inmediata y completa.


Abram tenía una misión clara de parte de Dios: abandonar su tierra y su
parentela, Génesis 12:1. Sin embargo, los lazos familiares impidieron que
respondiera al llamamiento de Dios, Génesis 11:31. Su obediencia fue selectiva;
obedeció en parte. Abram se contentó con mucho menos de lo que Dios tenía
para él. Nos puede suceder lo mismo al no rendimos totalmente a la voluntad de
Dios.
El Padre celestial reclama y espera que cada uno de sus hijos sea obediente, día
tras día, durante todo el día. Si queremos gozar de la aprobación y de la
presencia de Dios, necesitamos obedecerlo inmediata y totalmente. La presencia
de Dios está condicionada a nuestra obediencia, por eso es que Abram no recibió
revelación de Dios mientras estuvo en Harán, Hechos 7:2-4. Para que Dios te
dé una nueva revelación es preciso estar en el lugar donde Dios quiere que
estés, haciendo lo que Dios quiere que hagas. ¿Estás en el lugar donde Dios te
pidió que estés?

La obediencia no garantiza ausencia de problemas.
Al final Abram obedeció y llegó a Canaán, Génesis 12:6. Allí vivía el cananeo,
símbolo de la expresión de Satanás y, además, había una gran hambruna,
Génesis 12:10. Lo que Abram no pudo ver es que en Canaán también estaba
Jehová y esto tendría que haber bastado.
Pablo es otro caso. Fue llamado por Dios a ir a Macedonia y lo primero que
encontró fue la cárcel. Un corazón que no estuviera en comunión con Dios
habría visto, en esa prueba, un golpe fatal a su misión.
Creer que un camino fácil y libre de problemas es señal de que Dios nos guía,
puede ser un gran error. El sendero de la obediencia es, a menudo, penoso y
difícil.
Estamos inclinados a pensar que la paz exterior significa paz de Dios. Cuando
todo a nuestro alrededor va bien, cuando nuestras posesiones están seguras,
prosperan nuestros negocios, disfrutamos de una linda casa y gozamos de buena
salud, podemos confundir la paz que descansa sobre tal estado de cosas con la
que proviene de la presencia palpable de Cristo. Descansar en Dios y no en las
circunstancias es una decisión sabia.

La obediencia no se calcula por las riquezas.


Abram desobedeció nuevamente. “Hubo entonces hambre en la tierra y
descendió Abram a Egipto para vivir allí; porque era grande el hambre en la
tierra”, Génesis 12:10. “Subió pues Abram de Egipto... y Abram era riquísimo
en ganado, en plata y en oro”, Génesis 13:1-2.
En Canaán había hambre y Egipto ofrecía socorro a Abram; aun así, había un
mandamiento claro de Dios: permanecer en Canaán. Alguien lo dijo de este
modo: “Más vale sufrir en el camino de Dios, que holgarse en el de Satanás.
Más vale ser pobre con Cristo que rico sin él.
Abram obtuvo en Egipto “ovejas, vacas, asnos, siervos y criadas, asnas y
camellos”, prueba evidente, diría alguno, de que Abram hizo bien al descender a
Egipto. Pero, ¡ay!, en Egipto no tuvo altar, ni comunión con Dios. El país de
Faraón no era el lugar de la presencia de Jehová y, al descender allí, Abram
perdió más que lo que ganó.
“Así sucede siempre, nada puede suplir la falta de la comunión con Dios. La
salvación de una calamidad temporal y la adquisición de las riquezas más
grandes son pobres sustitutos de la obediencia. Es posible hacer fortunas y ganar
favores del mundo pero, ¿pueden estas cosas compensar la comunión con Dios,
un corazón feliz, una conciencia pura y sin mancha, el espíritu de adoración y
gratitud, un testimonio vivo y un servicio eficaz? ¡Desdichado quien así piense!
No obstante, con frecuencia hemos visto venderse todas estas bendiciones
incomparables por un poco de bienestar, un poco de influencia en el mundo y
por un poco de dinero”, Machintong.

La obediencia trae revelación.


Para ser restaurado, Abram tuvo que volver al lugar de donde nunca debía
haberse ido. Cuando obedeció, tuvo nuevamente revelación y comunión con
Dios, Génesis 13:4.
Velemos contra toda tendencia de abandonar el camino de la obediencia sencilla
y completa, camino a veces estrecho, pero siempre seguro; a veces áspero, pero
siempre feliz y bendito. Si viene la prueba, en lugar de sernos motivo de caída,
puede ser ocasión de manifestar nuestra obediencia.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


¿Qué tienen en común los siguientes pasajes?
Génesis 6:22; 7:5, 9, 16. Hebreos 11:8. Génesis 22:12-18.

¿Cuál es la condición necesaria para ser propiedad exclusiva de Dios, según
Éxodo 19:5?

Completa la siguiente declaración.


La bendición es la consecuencia de la... (Deuteronomio 11:26-27).
Si permaneces obediente, Dios siempre cuidará de que tengas su bendición.

Completa el siguiente pasaje bíblico: “Obedézcanme. Así yo seré su Dios, y


ustedes serán...”, (Jeremías 7:22-23).

¿Cuál es la condición para permanecer en el amor de Jesús, según Juan 15:10?


Para recibir contestación a nuestras oraciones es indispensable que seamos... (1ª
Juan 3:18, 19, 22).

¿Cuál es el último gran mandamiento? Mateo 28:18-20

¿Estás obedeciendo el último y gran mandamiento?

De principio a fin, la Palabra de Dios proclama una sublime verdad: “El amor
de Dios es incondicional, pero su presencia en nosotros está condicionada a
nuestra obediencia”, Juan 14:15, 16, 21, 23.
30
Haz el bien para sentirte bien

“Lo que no quieras que te hagan, no se lo hagas a los demás”, Confucio.

“Traten a los demás como ustedes quisieran ser tratados...”, Mateo 7:12.

A simple vista, ambas declaraciones pueden resultar parecidas, pero no lo son.

En la primera afirmación se observa el lado negativo y egoísta de la


reciprocidad. Me porto bien contigo para que tú te portes bien conmigo. En otras
palabras, yo no te hago daño para que tú no me lo hagas a mí. El énfasis está
puesto en el bien propio y no en el de los demás. Se trata de salvaguardar los
intereses personales sin importar cuánto bien se hace al prójimo.

En la segunda declaración, Jesús pone el énfasis en el lado admirable de la


relación. Te hago el bien aun cuando tú no me lo hagas a mí. Se procura el
bienestar de los demás aun cuando este comportamiento no sea correspondido.

El problema es que nunca pensamos en los demás porque siempre estamos


pensando en nosotros mismos. La barrera para servir a otros es el egoísmo. La
razón número uno por la cual no tenemos el tiempo ni la energía para servir a los
demás es porque estamos preocupados con nuestras agendas, sueños y placeres.
Los comerciales en la televisión gritan: “¡Obedece a tu sed! ¡Hazlo a tu manera!
Sólo se vive una vez”. La mayor parte del tiempo estamos más interesados en
que nos sirvan que en servir. Sin embargo: “Ustedes han sido llamados a ser
libres; pero no se valgan de esa libertad para dar riendas suelta a sus pasiones.
Más bien sírvanse unos a otros con amor”, Gálatas 5:13. No olvides que,
sirviendo a los demás, sirves a Dios. ¡No somos salvos por servir, pero somos
salvos para servir!

Lee Strobel, en su libro Las trece escandalosas afirmaciones de Dios, nos


recuerda el comentario de unos niños cuya gata recientemente había dado a luz a
una camada de gatitos. Los pequeños miraban al interior de la caja de cartón y
observaban con deleite la forma en la que los gatitos se acurrucaban.

– Oh, ¿verdad que eso es lindo? – exclamó una niñita. – Se aman tanto el uno al
otro que tratan de mantener caliente a su hermanito.

– Bueno, no precisamente – respondió su sabia madre. – De hecho, están


tratando de calentarse ellos mismos.

En contraste, de esto es lo que se trata la regla de oro: tratar de conservar


caliente a otro, aun cuando eso signifique que tendremos frío en el proceso.

Hay una gran diferencia entre vivir tratando de no hacer daño y mostrar
compasión teniendo actos de gentilezas con los demás de puro amor. De esto
último se trata la declaración de Jesús.

D. Carson escribió: “El enfoque negativo enseñaría una conducta así: Si no


disfrutas que te roben, no robes a los demás. Si no te gusta que te insulten, no
insultes a los demás... Si no quieres que te golpeen la cabeza, no golpees a otros
en la cabeza. Sin embargo, la forma positiva enseña una conducta como ésta: Si
disfrutas de ser amado, ama a los demás. Si te gusta recibir cosas, da cosas a los
demás. Si anhelas que te aprecien, aprecia a los demás. La forma positiva es así
mucho más penetrante que su contraparte negativa. Aquí no hay permiso para
retirarse a un mundo en donde no se ofenda a nadie, y en donde tampoco se
logre ningún bien positivo”.

Nuestro Dios omnisciente observa todo acto de servicio motivado por amor,
cada ocasión en la que se da algo para edificar su reino; cada sacrificio hecho en
su nombre y él promete solemnemente recompensarnos: “Porque Dios no es
injusto como para olvidarse de las obras y del amor que, para su gloria, ustedes
han mostrado sirviendo a los santos, como lo siguen haciendo”, Hebreos 6:10.

¿Es difícil vivir haciendo el bien sin importar qué obtendremos a cambio? Claro
que no. ¿Sabes por qué no es difícil? Porque Jesús lo hizo por nosotros. El amor
hacia un Dios que nos amó primero constituye la motivación de nuestro servicio
hacia él y hacia los demás. Amar a Dios es lo que, en última instancia, nos
habilita para amar a otros. El apóstol Juan lo dijo así: “Nosotros amamos a Dios
porque él nos amó primero”, 1ª Juan 4:19.

Pablo expresó: “Sírvanse unos a otros con amor”. Ésta es la clave. Sin amor, el
servicio no cuenta a los ojos de Dios. El mismo apóstol dice en 1ª Corintios
13:3: “Pero si no tengo amor, nada gano con eso”. Es decir, no importa lo que
digamos, lo que creamos o lo que hagamos; sin amor, estamos en bancarrota.
Dios está tan interesado en por qué sirves a otros como en lo bien que sirves a
los demás. Él siempre está observando tu corazón y tus acciones.

No veas el servir a otros como una obligación. Sirve de buena gana, por amor a
Jesús. Una vida de servicio es el mejor canto de gratitud.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


Haz tu propia interpretación de las siguientes declaraciones:

- “Todos tienen el poder de ser grandes, no por la fama, sino por su grandeza,
porque la grandeza se determina por el servicio”, Martin Luther King, Jr.

- Jamás querría darle mi mano suave y sin callos a Jesús, una que jamás se ha
ensuciado por servir a otros cuando la de él está atravesada por un clavo.

- ¿Cómo serás recordado? Los que te conocen, ¿dirán que humildemente tomaste
una toalla, la pusiste sobre tu hombro y te inclinaste para servir a quienes
estaban en necesidad?

- ¡El que no vive para servir, no sirve para vivir!

- “Tal como un día bien utilizado nos permite un sueño feliz, así una vida bien
invertida, nos proporciona una muerte feliz”, Leonardo Da Vinci.

- “El hombre que vive para sí mismo es un fracaso, el que vive para los demás ha
alcanzado el éxito verdadero”, Norman Vincent Peale.

- ¿Te han delegado alguna responsabilidad en tu grupo pequeño y dijiste “no”?

- ¿Sientes carga por los demás, pero prefieres evitar el compromiso?

- Quizás antes servías, pero en el algún momento dejaste de hacerlo por


cualquier razón, ¿por qué sigues tomando “vacaciones” cuando Jesús dice “hasta
ahora yo trabajo porque mi padre trabaja también”? ¿Qué esperas para servir a
otros?
31
Sé productivo

Dios espera que seamos fieles, pero también fructíferos.

En Mateo 25:14-30 Jesús se refiere a dos clases de siervos: el siervo fiel y el


siervo malo. La enseñanza principal es que la fidelidad está estrechamente
vinculada con la productividad. Los siervos fieles fueron precisamente aquellos
que produjeron. El siervo malo fue el que no obtuvo ganancias, es decir, aquel
que no multiplicó el talento de su Señor. La fidelidad se basó en la
productividad.

Juan 15: 2-8 dice: “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo
aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto... Yo soy la vid,
vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho
fruto; porque separados de mí nada podéis hacer... En esto es glorificado mi
Padre, en que llevéis mucho fruto...”.

Para el Dr. Fred Smith, la palabra “frutos” hace referencia al carácter del
cristiano, es decir frutos del Espíritu Santo, pero también hace referencia a
personas.47 En otras palabras, los cristianos que no llevan “frutos” (almas y
frutos del Espíritu), corren el peligro enunciado por Jesús en el versículo 2:
“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará...”.

¿Te consideras una persona productiva? ¿Estás testificando de Cristo más en este
tiempo que en épocas pasadas? ¿Has crecido personal y espiritualmente en este
último año? ¿Estás cumpliendo con la misión de evangelizar tu ciudad? Si no es
así, ¿qué decisión tomarás para que esto suceda?

La productividad forma parte de nuestra integridad.


El Dr. Henry Cloud, en su libro Integridad, introduce este concepto nuevo.
Durante mucho tiempo se creyó que integridad se rela-cionaba solamente con el
carácter, la ética y la moral. Sin embargo, también incluye la productividad de
una persona. Para el Dr. Cloud una persona productiva o íntegra es aquella que
reúne los siguientes aspectos:

- Es capaz de relacionarse de manera auténtica con los demás. Habla la verdad.

- Acepta, se involucra y trata con lo negativo de manera eficaz (termina con los
problemas, los resuelve o los transforma). Este tipo de personas no considera el
enfrentar lo negativo como algo penoso, sino que lo ve como una oportunidad de
hacer mejor las cosas y llegar a un buen lugar.

- Está orientada al crecimiento espiritual y personal.

- Termina lo que comienza. Es capaz de terminar las cosas que inicia y no es


alguien que deja montones de buenas ideas sin con-cretar, sin llevar a cabo o
dispersadas por ahí.

- Trabaja de manera que produzca resultados. Es efectivamente productiva.48

Una persona productiva es aquella que hace bien las cosas.

Y la gente hace bien las cosas cuando hace aquello que sabe hacer bien y
permanece alejada de lo que no le sale bien. Saben en qué son buenos y en qué
no. Permanecen en los puntos fuertes de sus talentos y no pasan demasiado
tiempo pensando ser algo que no son. No sólo trabajan duro, sino que lo hacen
en cosas que tienen una posibilidad de éxito.

¿En qué áreas eres bueno? ¿Inviertes energía, tiempo y dinero en tus puntos
fuertes?

Una persona productiva está focalizada.

“La realidad indica que el tiempo, la energía y los recursos son finitos. Enfocarse
es dirigirlos de manera tal que la cantidad necesaria de cada uno esté presente de
manera que las cosas sucedan. Una gota continua y concentrada en el mismo
lugar puede horadar la piedra. Sin embargo, mucha más agua dispersa en una
ducha no consigue nada. Es el déficit de atención aplicado a la vida: mucha
actividad, ningún resultado”.49

¿Tienes muchas actividades y poco resultado? ¿Qué actividades necesitarías


suprimir a fin de focalizarte en aquello en que eres bueno?

Una persona productiva es perseverante.

Es capaz de seguir adelante cuando enfrenta obstáculos; continúa avanzando


hasta lograr lo que se ha propuesto. En otras palabras, es una persona que no se
rinde por las dificultades. Y sin esta cualidad, las cosas grandes no suceden. En
su libro El hombre en busca de significado, Víctor Fanal, sobreviviente de los
campos de concentración nazis, expresó el concepto de que aquellos que superan
las circunstancias más desafiantes generalmente tienen una meta significativa o
un deseo que los empuja para atravesarlas. Algo más grande que los mantiene
andando: una visión, un ser amado, una fe real, una meta que lograr. Creen que
vale la pena vivir por algo mucho mayor y por eso soportan aun las más difíciles
circunstancias imaginables.

¿Eres una persona perseverante? ¿Sueles desanimarte frente a los problemas?

Una persona productiva sabe perder.

La diferencia entre ganadores y perdedores no está en que los ganadores nunca


pierden. La diferencia es que los ganadores pierden para bien. En consecuencia,
los ganadores pierden menos porque en el futuro no repiten los errores
cometidos en el pasado.

¿Aprendes de tus errores o vuelves a cometerlos una y otra vez?

Una persona productiva enfrenta y soluciona los problemas.


Scout Peck dice: “La vida es difícil. Una vez que reconocemos que la vida es
difícil, lo entendemos y lo aceptamos; entonces, la vida no será más difícil.
Porque una vez que lo aceptamos, el hecho de que la vida sea difícil ya no
importa”. No permitas que los obs-táculos se interpongan en tu camino.
Enfréntalos y resuélvelos cuanto antes. Ve los problemas como cosas por
enfrentar y no como cosas por evitar. Ocúpate de ellos de manera inmediata y en
forma directa. Te sorprenderás de saber que hay miles de personas a la vera de la
vida estancadas frente a los problemas que no se deciden a resolver. La verdad
es la siguiente: cuando los problemas se encaran, éstos se resuelven.

¿Qué problemas te niegas a enfrentar? ¿Qué te impide tomar hoy la decisión de


hacer algo con ellos?

PARA MEDITAR Y ACTUAR


Responde a cada una de las preguntas formuladas en los respectivos párrafos.
32
Enfrenta tu desierto con éxito

La vida de Moisés puede dividirse en tres grandes períodos de cuarenta años


cada uno: 1) En Egipto, junto al Faraón. 2) En el desierto, junto a Dios. 3) En
medio del pueblo, como líder de Israel.

El tiempo pasado en el palacio pudo ser útil, pero su permanencia en el retiro fue
indispensable. Antes de emprender la obra de su vida, Dios lo llevó al desierto:
“Y apacentando Moisés las ovejas... las llevó al desierto, y vino a Horeb, monte
de Dios”, Génesis 3:1. Lo mismo sucedió con Pablo: “Ni subí a Jerusalén a los
que eran apóstoles antes que yo: sino que fui al desierto de Arabia...”, Gálatas
1:17.

En verdad, cada uno de los grandes personajes bíblicos experimentaron sus


propios desiertos: Moisés en Horeb, Elías en el arroyo de Querit, Ezequiel junto
al río de Quebar, Pablo en Arabia y Juan en la isla de Patmos. Incluso Jesús tuvo
su propio desierto, y el tiempo pasado en el desierto fue diez veces mayor que su
ministerio público.

La enseñanza es clara: Dios ha tenido mucho tiempo a sus siervos a solas con
él. Nada puede reemplazar la comunión secreta con Dios, ni la educación
que se recibe en su escuela y bajo su disciplina.

El desierto es el lugar donde deben ir todos los que quieran ser aptos en el
ministerio para Dios y donde deben quedarse si desean trabajar con éxito en su
obra. Desierto equivale a encuentro y presencia. Es el lugar donde el Señor nos
espera para pulir nuestro carácter y comunicarnos sus preciosos planes. Si los
desiertos tienen incalculables beneficios, ¿por qué tanto empeño en evitarlos?
Probablemente porque es allí donde se nos pone a prueba. Jeff Caliguire, en su
libro Secretos del Liderazgo de San Pablo, dice: “Los desiertos son secos,
polvorientos, inseguros y áridos... una interminable y devastadora soledad. Los
alrededores son con frecuencia hostiles, aun peligrosos. Todo se logra a través de
grandes esfuerzos”.

¿Qué aprendió Moisés en el desierto?

• Aprendió a depender.

El desierto es la escuela de Dios, donde Dios mismo enseña. “Nadie puede


enseñar como Dios, y es necesario que todos los que quieran aprender de Él,
estén a solas con Él. Moisés recibió en el desierto las lecciones más preciosas,
más profundas, más poderosas y más durables; y es allí donde deben encontrarse
todos los que quieran ser formados para el ministerio”.50

• Aprendió a ser humilde.

En Génesis 46:34 se dice que para los egipcios era abominación todo pastor de
ovejas. Sin embargo, Moisés, que había sido instruido con toda la sabiduría de
los egipcios, fue llevado por Dios al desierto a pastorear ovejas. ¡Qué
humillación a su orgullo y egocentrismo!

• Aprendió a escuchar.

¿Dónde estaba Moisés cuando Dios se le reveló en la zarza? ¡Correcto! En el


desierto. Fue allí donde Moisés aprendió a reconocer la voz de Dios y fue allí
donde Moisés recibió su llamado para ser líder de toda una nación. Posiblemente
Dios quiera revelarse a sí mismo y revelarte los próximos pasos que tiene para tu
vida. No trates de huir del desierto ni de su presencia. No cometas ese error. No
te escapes; en lugar de ello, escucha.

• Aprendió a ser más parecido a Dios.

El Moisés que llegó al desierto era un hombre colérico y autosuficiente, Éxodo


2:11-12; mientras que el que salió era “el hombre más manso que había sobre la
tierra”, Números 12:3.

• Aprendió a diferenciar su relación de su misión para Dios.

Moisés aprendió que la acción no debe sacrificar la reflexión. No se debe


priorizar más el trabajo para Dios que la comunión con él. El tiempo pasado
junto a Dios nunca es una pérdida. Dos cosas son diferentes en la Palabra de
Dios: “el oír” y “el hacer”. Una parte importante de todo siervo de Cristo es
“oírlo a él”, a fin de saber qué “hacer para él”. Hay algo más que la actividad. El
que siempre hace, corre el riesgo de hacer demasiado. Será por demás instructivo
meditar en las palabras dichas por Isaías: “...Despertará mañana tras mañana mi
oído para que oiga como los sabios”, Isaías 50:4. C.H.M. dijo: “Para poder
trabajar para Dios exteriormente, es preciso estar con él interiormente. Es
necesario que yo me mantenga en el santuario secreto de su presencia, o de lo
contrario fracasaré completamente en mi servicio”.51 “El valor permanente de
nuestro servicio público para Dios se mide con la profundidad de la intimidad de
nuestros tiempos privados de comunión y de unidad con él. Tan malo es
precipitarse a la adoración como tener prisa en salir de ella, siempre hay tiempo
para la comunión con Jesús”.52 En su libro Cartas desde el desierto, el escritor
monástico Carlo Correto, nos habla de la razón por la que se fue al desierto: “El
Señor me condujo al desierto porque yo era duro. Era necesario para mí. Y si no
puedes entrar en el desierto, debes de cualquier manera, ‘apartar algún desierto’
en tu vida. De vez en cuando abandonar a los hombres y buscar soledad para
restaurar, en prolongado silencio y oración, los asuntos de tu alma. Pero el
desierto no es la parada final. Es un escalón del recorrido. Nuestra vocación es el
servicio en las calles”.53

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- El arzobispo Leighton dijo: “Las aflicciones extraordinarias no siempre son
el castigo por la comisión de pecados extraordinarios, a veces son la prueba
de una gracia extraordinaria. Dios posee ásperas limas para pulir sus joyas.
Aquellos a quienes les tiene especial amor, a quienes quiere hacer resplandecer
por encima de los demás, les aplica sus instrumentos ‘pulidores’ con mayor
frecuencia”.

- “El sufrimiento siempre nos cambia, pero no siempre para mejor”, John
Ortberg.

- “Nuestros sufrimientos puede que sean difíciles de soportar, pero nos enseñan
lecciones que nos capacitan para ayudar a otros”, Billy Graham.
- ¿Estás pasando por algún desierto? ¿Cuánto tiempo llevas allí? ¿Qué
aprendiste?

- ¿Permites que pensamientos malos o dudas en tu corazón socaven tu fe?

- ¿Puedes enfocarte en lo positivo que surgirá de tu desierto?

- Ora al Señor por fortaleza y sabiduría. Fortaleza para permanecer, sabiduría


para aprender.
33
Cómo evitar el agotamiento
“Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen, pero los
que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas;
correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”, Isaías 40:30

Vivimos bajo estrés, presión e insatisfacción. Se ha demostrado que el estrés, en


condiciones de permanencia, puede reducir la expectativa de vida hasta en
catorce años. En cardiología se sabe que la preocupación lleva más personas a la
tumba que el coleste-rol y el sedentarismo juntos.

Test para determinar tu grado de agotamiento.


¿Te sientes frecuentemente cansado?
¿Te relacionas mal con tus compañeros?
¿Tienes la sensación de estar solo y aislado?
¿Te cuesta concentrarte en actividades, lecturas o trabajo?
¿Estás más irritable que de costumbre?
¿Te sientes profundamente desilusionado?
¿Tienes dolores de cabeza o insomnio?
¿Estás demasiado sensible?
¿Te cae todo mal y tiendes a criticar?
¿Comes, bebes o duermes en demasía?
Si contestaste sí a cuatro o más preguntas, significa que estás en camino al
agotamiento. Es tiempo de mirar y reorganizar la forma de vivir para salir de la
extenuación.

CONSEJOS PRÁCTICOS
• No tomes decisiones cuando estés cansado.
Bajo agotamiento, se decide mal. El salmo 4:8 dice: “En paz me acostaré, y
asimismo dormiré; porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. Si quieres
trabajar más, aprende a descansar. Programa tus horarios para que puedas dormir
de siete a ocho horas cada noche. Si te cuesta conciliar el sueño, toma una ducha
caliente antes de ir a la cama, haz una infusión con hierbas relajantes. Si te
levantas cansado y adolorido, tal vez la mejor inversión sea cambiar el colchón.
Compra el más confortable que puedas. Dios quiere usarte en grande y debes
estar preparado en cuerpo y alma para ello.

• No abandones.
Suele darse como consejo que cuando uno está agotado debe abandonar todo.
Eso es un grave error. Por otra parte, si tienes muchas exigencias de trabajo y
compromisos asumidos, te resultará imposible actuar de ese modo. No aceptes
un consejo de este tipo porque agregará más carga emocional a tu vida de por sí
estresada. En lugar de abandonar, haz un corto receso de cinco a diez minutos
cada dos horas de trabajo. Si el cansancio es demasiado, toma a mitad del día
una pequeña siesta de veinte minutos a media hora.

• No compitas.
Nuestro sistema social nos exige que seamos competentes, pero no debemos
confundir competencia personal con competitividad. Reprograma tu manera de
pensar. Supérate pero no compitas con nadie, aprende a trabajar junto a otros, sin
perder tu originalidad.

• Abandona el pensamiento unidireccional.


De vez en cuando necesitas sacar tu mente afuera y zapatear sobre ella. En otras
palabras, traspasa tus propias estructuras de pensamiento.
No insistas en algo que no da resultado. “No hay nada que sea un signo más
claro de demencia que hacer algo una y otra vez y esperar que los resultados
sean diferentes”, Albert Einstein. Cambia el enfoque y el abordaje. Si sólo tienes
un martillo, todo te parecerá un clavo. Para encontrar soluciones creativas debes
expandir tu mente hacia nuevas posibilidades.

• Quéjate menos.
El Salmo 5:11 dice: “Alégrense todos los que en ti confían...”. La queja provoca
un retraso en el cumplimiento de cualquier meta. Te llevará más tiempo lograr
las cosas si lo desperdicias en quejarte. Carlos Castañeda dijo: “O nos hacemos
miserables o nos hacemos fuertes, la cantidad de trabajo es la misma”. Asume
que los problemas son parte de la vida. Jorge Luis Borges decía: “Si volviera a
vivir me haría menos problemas por los problemas reales y ningún problema por
los problemas imaginarios”.

• Evita a las personas negativas y miedosas.


¡Ojo!, las emociones se contagian. No necesitas que alguien te re-cuerde siempre
lo malo; busca a personas positivas y pégate a ellas. Decide ser positivo para que
los otros no eviten tu compañía. Busca motivos para reír y sonreír. Es interesante
que nueve de cada diez matrimonios felices señalaron: El buen humor como la
clave para el éxito de su relación.

• Mejora tu actitud, de ella dependerá tu futuro.


El 12% de tu dinero proviene de tu conocimiento, el 88% restante de tu actitud.
Las personas tienden a adoptar las actitudes de aquellos con quienes pasan más
tiempo. “Solo hay una cosa más contagiosa que una buena actitud: una mala”,
John Maxwell.

• Trata a todos amablemente.


Cuando uno está agotado suele tratar mal a la gente. ¿Por qué las personas dejan
de ir a un negocio? El 1% porque se muere, el 3% porque se muda, el 7% porque
está insatisfecha con el producto y el 84% porque alguien lo atendió mal. Sonríe
cuando contestas el teléfono, la sonrisa no se ve pero se percibe en el timbre de
tu voz. Di gracias por un gesto de cortesía o por recibir una pequeña ayuda.
Cuida la forma en que te expresas, valora el poder del buen decir. Si dudas del
poder del buen decir, lee la siguiente historia:

La historia del Sultán

Una noche, el sultán soñó que perdía todos los dientes. A la mañana siguiente
buscó a uno de sus sabios para que le interpretara el sueño. El consejero dijo:
“¡Ay, mi señor!, el sueño significa que usted va a perder a todos sus
familiares”. El rey se enojó y mandó darle cien azotes por la impertinencia de
este hombre. “¿Cómo se atreve a predecir desgracias sobre mi familia?”, gritó
el sultán.
Esa misma tarde mandó a llamar a otro entendido en sueños y visiones quien, al
oír el relato del sultán, contestó: “Son excelentes noticias, mi señor. El sueño
significa que usted tendrá larga vida, más larga que todos sus familiares”.
Contento el rey, le hizo dar cien monedas de oro.
Uno de los ministros que había visto lo sucedido se acercó a este sabio y le
objetó: “¡Usted ha hecho la misma interpretación que el entendido en sueños de
esta mañana! No entiendo por qué el sultán le da cien monedas de oro cuando
al otro le dio cien latigazos. ¿Cómo logró ese resultado?”. El sabio, con toda
humildad, contestó: “El poder del cambio radica en la forma de decir bien las
cosas, mi amigo”.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- ¿Te has percatado del poder del bien decir?
- ¿Tratas de lo mejor a aquellos que viven en tu misma casa?
- De todos los consejos que hemos dado, ¿cuál desearías aplicar sobre tu vida
durante los próximos treinta días? Presenta en tu célula el principio o consejo
que aplicarás personalmente para mejorar tu calidad de vida y evitar el
agotamiento. El conocer la meta que te propones, te ayudará a enfocarte en
alcanzarla.
34
Entra a tu zona de riesgo
“Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba
sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la
orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus
redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que
la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la
multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: - Boga mar adentro, y echa
las redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: - Maestro, toda la noche
hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la
red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para
que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera
que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo:
Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que
habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con
él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de
Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de
hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron”,
Lucas 5: 1-11.

He aquí algunas enseñanzas:


1. Jesús predicó sobre una barca.
Él nunca tuvo dificultades en levantar su púlpito en lugares poco formales.
En otra ocasión lo hizo en el cementerio. Anímate a predicar en todo momento y
en cualquier lugar. ¡Éste es el tiempo de Dios para nuestra ciudad!

2. Pedro dio a Jesús su posesión más importante.


El bote era el principal capital puesto por Pedro al servicio de su maestro. Frente
a la entrega de Pedro, Jesús responde a sus necesidades. Cuando te animas a
darle a Dios, él suple lo que necesitas.
3. Jesús pidió a Pedro que le prestara un servicio.
“Le rogó que apartase la barca de la orilla”, versículo 3. Nadie puede bastarse
por sí mismo. Jesús nos dio el ejemplo, él sirvió en unidad con otros. Si
queremos que el reino de Dios crezca, miremos lo bueno de los demás y
sirvamos juntos. Si quieres que tu vida, trabajo, familia y ministerio prosperen,
involucra a otras personas en el servicio a Dios.

4. Pedro no pidió a Jesús los peces.


Después que Jesús enseñó, satisfizo la necesidad de los pescadores; es que
cuando te preocupas por lo espiritual, Dios suple lo material. El secreto de tu
prosperidad está en tu servicio. Él está tan interesado en que prediques a otros y
los conviertas en sus discípulos que, cuando te lanzas a esta tarea, él te dará
aquello que necesites. Jesús nos comisionó a predicar. “Si una comisión por un
rey terrenal es considerada un gran honor, ¿cómo es que consideramos la
comisión de nuestro gran Rey Celestial un sacrificio?”, David Livingstone.

5. Jesús desafía la fe de Pedro.


Jesús le dijo a Pedro: “Boga mar adentro”. ¿Por qué adentro? Si Jesús iba a
hacer un milagro, bien podía hacerlo en la orilla. La razón de esta invitación es
darnos una enseñanza: para experimentar los milagros de Dios, hay que tomar
riesgos. En otras palabras: sal de tu comodidad si quieres ver lo extraordinario de
Dios. Pescar en la orilla es fácil; no implica riesgo, pero no hay grandes peces. Si
quieres lo mejor, debes arriesgarte para lograrlo. Sólo allá, “mar adentro”,
pueden verse los milagros de Dios. “Tomar riesgo es la única forma de crecer.
Es irónico pero también es cierto: ¡jugar a la segura es la forma más arriesgada
de vivir! Cuando vencemos nuestros miedos y corremos riesgos espirituales es
que experimentamos realmente la aventura de ser cristiano”, L. Ostrobel. ¡Si
quieres ver a Dios obrar, arriésgate! Si no estás viendo demasiado, es porque no
te estás arriesgando demasiado.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- “Espera grandes cosas de Dios e intenta grandes cosas para Dios”, Guillermo
Carey.
- “La iglesia es una institución que existe para beneficio de aquellos que no
pertenecen a ella”, William Tydale.
- “Si experimentáramos más a menudo esa agonía por los demás que conduce a
las lágrimas, quizás veríamos con mayor frecuencia los resultados que deseamos.
Nuestra pobre percepción de la so-lemne realidad externa es la verdadera causa
de nuestra falta de éxito”, Hudson Taylor.
- ¿Estás compartiendo tu fe como una forma de vida? ¿Estás consciente de que la
gente pasa a la eternidad sin Cristo?
- ¿Estás dando lo mejor de tus fuerzas, tiempo y dinero para el Señor? De tu
respuesta depende tu prosperidad.
- ¿Te han pedido ayuda en algún ministerio o célula? ¿Por qué más bien no te
ofreces para servir a Dios?
- ¿Te acercas al Señor, a la célula y a la iglesia sólo para pedir?
- ¿Has puesto lo mejor que tienes al servicio de Dios?
- ¿Tienes tu corazón inflamado de pasión por Cristo y su reino?
35
Si evangelizas, Dios te protegerá
La vida cristiana es un campo de batalla, no un parque de diversiones.

Efesios 6:15 dice: “Calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la
paz”.
Pablo advierte a la iglesia de la lucha espiritual que les espera. Define al
universo como un campo de batalla, donde los espíritus malos están empeñados
en hacernos daño. Existe un ejército definido de criaturas demoníacas que
ayudan a Satanás en sus ataques contra los creyentes y, ya que peleamos contra
enemigos en el mundo espiritual, necesitamos un equipo especial tanto ofensivo
como defensivo.
Pablo utiliza la figura de la armadura de un soldado porque, en el momento de
escribir la carta, estaba encadenado a un guardia. El soldado romano usaba
sandalias con tachuelas en las suelas que le daban más firmeza para la batalla. Si
vamos a estar firmes y resistir frente a todo ataque espiritual, entonces
necesitamos usar el calzado de la evangelización. “El creyente más victorioso es
aquel que testifica”, Warren W. Wiersbe.

Pablo destaca que la evangelización es una estrategia de protec-ción para el


cristiano. Mientras más comparte a Cristo, más seguro y protegido estará.

¿Estás protegido? ¿Testificas de Cristo? ¿Cuánto hace que no ha-blas de Jesús a


otros?

Toma tu Biblia y responde a las siguientes preguntas.

¿Cuál es el deseo de Dios para todos los hombres? (1ª Timoteo 2:4).

¿Qué fue lo primero que hizo Jesús después de su resurrección? (Lucas 24:47).
Recordar a sus discípulos que debían...
¿Qué fue lo último que hizo Jesús antes de ascender al cielo? (Hechos 1:8).
Recordar a sus discípulos que debían...

¿Qué les ordenó Jesús hacer a sus discípulos? (Mateo 28:18-20).

¿Dónde debemos testificar de Cristo? (Marcos 16:15).

¿Quién nos envió a predicar de Cristo? (Juan 20:21).

¿Qué nos encargó Dios? (2ª Corintios 5:19).

¿Qué función cumplimos aquí en la tierra? (2ª Corintios 5:20).

¿Quién nos capacita a los creyentes para predicar de Cristo? (Hechos 1:8).

Uno de los propósitos que tuvo Jesús al fundar la iglesia fue proclamar el
evangelio. La iglesia es la boca por la que Jesús habla, los pies que llevan su
mensaje y las manos que hacen su trabajo.

¿A quién debemos predicar? (Hechos 26:22).

¿Por qué debemos testificar de Jesús? (Juan 14:6); (Hechos 4:12).

¿Cuál era el énfasis de Pablo cuando predicaba el evangelio? (Hechos 16:31).

¿Cuáles fueron los tres puntos importantes en el testimonio de Felipe? (Hechos


8:35).

¿Qué debemos hacer para que nuestros amigos y vecinos se salven? (1ª Timoteo
2:1); (Lucas 24:45).

¿Cómo debe ser el creyente que quiere testificar de Jesús? (1ª Pedro 3:15).

Si usamos la Palabra de Dios para testificar, ¿que resultados podemos esperar?


(Isaías 55:11).

¿Qué puede hacer la Palabra de Dios? (Hebreos 4:12).


¿De qué manera usó Pablo las Escrituras para testificar de Jesús? (Hechos 17:2-
3).

Menciona los aspectos fundamentales al presentar el mensaje de Salvación.

Romanos 3:23; Romanos 6:23; Juan 3:16; 1ª Pedro 2:24; Efesios 2:8-9; 1ª Juan
5:11-13.
36
La adoración que perdura

“Jesús estaba... en casa de Simón, el que había tenido lepra. Mientras Jesús
comía, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro. Se acercó a él,
rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. Algunos de los
que estaban allí se enojaron y dijeron: - ¡Qué desperdicio tan grande! Ese
perfume se hubiera podido vender por trescientas monedas de plata, y con el
dinero podríamos haber ayudado a muchos pobres. Y se pusieron a criticar a la
mujer, pero Jesús les dijo: - ¡Déjenla tranquila! ¿Por qué la molestan? Ella hizo
una cosa buena para mí. Siempre habrá gente pobre cerca de ustedes, y podrán
ayudarlos cuando lo deseen. Pero muy pronto ya no estaré con ustedes. Esta
mujer hizo lo único que podía hacer: echó perfume sobre mi cabeza, sin saber
que estaba preparando mi cuerpo para mi entierro. Les aseguro que esto que
ella hizo se recordará en todos los lugares donde se anuncien las buenas
noticias de Dios”, Marcos 14:3-9.

Era costumbre en Palestina derramar algunas gotas de perfume sobre todo


huésped cuando llegaba a una casa. La calidad y cantidad que se vertía guardaba
relación con el honor del invitado.

Este perfume valía 300 denarios. ¿Cuánto dinero representaba? En la


alimentación sobrenatural de los 5.000 hombres (más de 10.000 personas, si
contamos mujeres e hijos) Jesús les manda a los discípulos a comprar pan para
darles de comer. Y ellos respondieron: “¿De dónde vamos a sacar 200 denarios
para dar de comer a estas personas?”. Si con 200 denarios se podía dar de
comer a más de 10.000 personas, imagina cuánto valía ese perfume de nardo
puro: ¡una fortuna! Evidentemente era lo más precioso que poseía María. Pero
aun más, se nos cuenta que lo vuelca todo sobre la cabeza. No guardó nada para
sí. Lo más significativo fue su entrega total.
Así como esta mujer quebró el frasco de alabastro para derramar el mejor y más
valioso perfume, así también nosotros tenemos que aprender a quebrar las
gruesas paredes de nuestro yo para derramar sobre el Señor lo más precioso que
tenemos: nuestra vida.

Nuestro egoísmo nos lleva a dar a Jesús con cuentagotas lo que él es digno de
recibir por entero. Jesús es el invitado de honor de nuestra vida y, si lo recibimos
dignamente, deberíamos darle todo.

He aquí algunas consideraciones:

• María no venía a escuchar.

Ese día, su propósito no era sentarse a los pies de Jesús para oír su Palabra,
aunque el más grande de los predicadores estuviese presente.

• María no venía a pedir.

No tenía la intención de pedir un favor, ni buscaba consuelo.

• María no venía para recibir.

Aquella mujer no llegaba para ser alentada por el Maestro, aunque por
experiencia sabía que Jesús era quien mejor podía comprenderla.

• María no venía a disfrutar.

Su intención no era encontrarse con otros discípulos, aunque la comunión con


éstos sea siempre una feliz experiencia.

• María venía a dar.

En el mismo momento en que todo se movilizaba contra el santo Hijo de Dios,


María, en señal de homenaje, entregaba todo lo que había guardado, sólo para él.
No pensaba en los discípulos ni en sus hermanos. Jesús era el único que llenaba
su corazón de reconocimiento y adoración. ¡Esto es un acto de grandeza y una
demostración de fe!

La verdadera adoración consiste siempre en dar. Darse a sí mismo es reconocer


en Jesús a la única persona que vale tal sacrificio.
• Jesús premió la fe y el amor de María.

Él dijo que donde se predicara el evangelio se mencionaría este acto de


adoración.

Hay ocasiones en que pasamos tiempo evaluando cómo ofrecer más a Jesús
sacrificándonos menos. Nos convertimos en peritos contadores de los actos que
realizamos para él. Y, aunque hay cosas que podemos hacer para Jesús en
cualquier momento, hay otras que quizás nunca haremos a menos que
aprovechemos la oportunidad que se nos presenta.

Nadie es demasiado rico como para no necesitar nada, ni demasiado pobre


como para no darle algo a Dios.

Hubo una vez un mendigo tendido al lado de la calle. Observó que a lo lejos
venía el rey con su capa y corona. “Ahora es mi oportunidad”, se dijo para sí
aquel hombre. “Le voy a pedir que me ayude; seguramente me dará mucho”.
Cuando estuvo cerca, le dijo: “Su majestad, ¿no podría por favor regalarme
una moneda?”, aunque en su interior tenía la expectativa de que el rey le diera
mucho más que una moneda. El rey lo miró y le expresó: “¿Por qué no me das
algo tú? Acaso, ¿no soy yo el rey?”. El mendigo no sabía qué responder a la
pregunta y dijo: “Pero su majestad... yo no tengo nada”. El rey añadió: “Algo
debes tener...busca”. En medio de su asombro y enojo, el mendigo buscó entre
sus cosas y supo que tenía una naranja, un bollo de pan y unos granos de arroz.
Pensó que el pan y la naranja eran mucho para darle al rey, así que tomó cinco
granos de arroz y se los dio. Complacido, el rey dijo: “¡Ves como tenías algo
para mí!”. Entonces, le dio 5 monedas de oro, una por cada grano de arroz. El
mendigo dijo: “Su majestad, disculpe, pero creo que aquí tengo otras cosas”. El
rey le respondió: “Solamente de lo que me has dado de corazón te puedo yo
dar a ti”. ¡Aun en la pobreza podemos ser egoístas!

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- Lo que damos a Jesús, demuestra cuánto lo amamos.

- ¿Qué es lo que más te cuesta entregarle?


- A la luz de cómo administras tu tiempo, dinero y energía: ¿Es Jesucristo lo más
importante de tu vida?
37
Autoridad espiritual
El principio de Dios es la obediencia; el de Satanás, la rebeldía.
“Todo aquel que se rebela contra la autoridad sigue el principio de Satanás. Hay
una autoridad máxima que es Dios y hay autoridades delegadas por él. Para
obedecer a la autoridad delegada de Dios es necesario haber tenido un encuentro
con la autoridad de Dios. Rebelarse contra la autoridad que representa a Dios es
lo mismo que rebelarse contra Dios”, Watchman Nee.

¿Quién ha establecido las autoridades? (Romanos 13:1-7).

¿Quién es la autoridad suprema? (Romanos 13:1).

¿Quién fue el primero en rebelarse contra la autoridad de Dios? (Ezequiel 28:13-


17)

Todo aquel que se rebela contra la autoridad sigue el principio de Satanás.

Es posible que sirvamos a Dios teniendo a Cristo en la doctrina, a la vez que a


Satanás en los principios. Satanás no tiene temor de que creamos en Cristo, pero
cuánto teme que estemos sujetos a la autoridad de Cristo.
“Es posible servir exteriormente a Dios e interiormente ser gobernado por el
principio satánico de la rebelión. Satanás se ríe cuando una persona rebelde
predica la Palabra, porque en tal persona mora el principio satánico”.54

¿Quiénes se rebelaron contra la autoridad de Moisés? (Levítico 12:1-2).

¿Cuál fue la consecuencia? (Levítico 12:8-15).

Pecar contra la autoridad delegada es pecar contra Dios.


La autoridad espiritual no es algo que uno logra por sus propios esfuerzos. Es
dada por Dios a quien él escoge.
El versículo 8 del último pasaje leído nos enseña que hablar mal de la autoridad
delegada de Dios es hablar mal de Dios mismo. El versículo 10 nos muestra que,
cada vez que hay rebelión y murmuración, se pierde la presencia de Dios.

¿Quiénes más se rebelaron contra la autoridad de Moisés? (Números 16:1-2)

¿Cuál fue la consecuencia para aquellos que se rebelaron? (Números 16:31-35)

Hay dos ejemplos de rebelión en Números 16. Desde el versículo 1 hasta el 40,
se registra la rebelión de los dirigentes; del versículo 41 al 50, la rebelión de toda
la congregación. El espíritu de rebelión es muy contagioso.

¿A qué otras autoridades debemos obedecer? (1ª Pedro 2:13-15).

Todas las autoridades son instituidas por Dios.


En el mundo: Romanos 13:1 y 1ª Pedro 2:13-14.
En la familia: Efesios 5:22-24; 6:1-3; Colosenses 3:18, 20, 22.
En la Iglesia: 1ª Tesalonicenses 5:12-13; 1ª Timoteo 5:17 y 1ª Corintios 16:15-
16. Dios pone en la Iglesia autoridades tales como “los ancianos que gobiernen
bien” y “los que trabajan en predicar y enseñar”. Ellos son las personas a quienes
todos deben obedecer.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- ¿Te consideras una persona sujeta?
- ¿Te cuesta someterte a las autoridades?
- ¿Has tenido un encuentro con la autoridad de Dios?
- Comenta qué cosas nuevas descubriste en este capítulo y cómo podrías
aplicarlas a tu vida.
38
Utiliza mejor tu tiempo
Después de la salvación, el regalo más grande que Dios nos dio es el tiempo.

El tiempo es el mejor regalo que tú puedes dar a otra persona.


Jesús tomó tiempo para restaurarse y recuperarse a sí mismo e invitó a sus
seguidores a hacer lo mismo. Marcos 6:31.
Jesús tomó tiempo para fortalecer su relación con el Padre.
Jesús tomó tiempo para expandir su ministerio.
Jesús tomó tiempo para formar un gran equipo de líderes. Él tenía una visión
global, pero su estrategia era local.
La conciencia del tiempo es la diferencia entre las personas que van al éxito de
las que van a la pobreza.
Todo lo que tienes, lo pagaste con tiempo. Usamos el tiempo como moneda
corriente. Si quieres algo, debes pagar con tiempo. ¿Cuánto tiempo te costó
trabajar para comprar tu auto? ¿Cuánto tiene inviertes en tu relación matrimonial
o en tu relación con Dios?
La manera en que utilizas el tiempo dice qué cosas son tu prioridad.

Muéstrame una pareja feliz y te mostraré a las personas que han comprado la
felicidad matrimonial con la moneda llamada tiempo.
¿Quieres sentirte saludable? Deberás invertir tiempo. ¿Quieres hijos con futuro?
Deberás invertir tiempo. No hay atajos.
El tiempo es una de las pocas cosas en el mundo que se reparte
equitativamente.

El presidente de los EEUU, el papa y el peluquero del barrio reciben la misma


cantidad de tiempo: 24 horas por día. Pero no todos lo administran de la misma
manera.
Hay quienes deciden cambiar tiempo por entretenimiento y entonces pasan tres
horas de su día mirando televisión. Otros, en cambio, invierten su tiempo
leyendo un buen libro. ¿Me puedes decir quién de estos tendrá éxito y alcanzará
sus sueños? Fácil, ¿verdad?
La forma en que utilizas el tiempo determina cuán lejos llegarás en la vida.

Te presentamos catorce llaves que te ayudarán a aprovechar mejor tu tiempo:

1. Utiliza un día a la semana para descansar.


La fatiga disminuye la capacidad de trabajo. Cualquier estado nervioso o
emocional desaparece en presencia de un completo descanso. Daniel Josselyn
observa: “Descansar no consiste en no hacer absolutamente nada. Descansar es
reparar”. Henry Ford fue un hombre que trabajaba a sus ochenta años como si
tuviera treinta. El dijo: “Nunca estoy de pie cuando puedo estar sentado y nunca
estoy sentado cuando puedo estar acostado”.

2. Separa tiempo diario para la meditación de la Palabra de Dios y la


oración.
Tu día será infinitamente más productivo.

3. Pasa tiempo de calidad con tu familia.


Si no lo haces, estarás hipotecando tu futuro y el de ellos.

4. Utiliza las horas de la mañana para realizar los trabajos que mayor
retribución te traigan.
Deja para después las actividades menos importantes.

5. Descansa antes de cansarte.


Dale Carnegie dice: “Deja tu cuerpo tan blando como un viejo calcetín. Si no
tienes un calcetín, puede utilizar el gato. ¿Has to-mado en tus manos a un gatito
que estuviera tomando el sol? Los dos extremos de su cuerpo se arquean como
un periódico mojado. Yo nunca he visto un gato cansado, un gato con
desarreglos nerviosos o un gato que sufra de insomnio, preocupación o úlceras
de estómago”.

6. Invierte tiempo diario para fortalecer tus áreas fuertes.


Ocuparse de las debilidades es prepararse para fracasar.

7. Separa tiempo para realizar una actividad que no tenga nada que ver con
tu ocupación principal.
Podrías tener un hobby, visitar algún amigo, organizar un día de compras o
sencillamente ir al cine. Cualquier cosa que te distraiga de las ocupaciones
diarias.

8. Invierte en tu sueño.
Cuanto más grande sea tu sueño, más tiempo deberás invertir en él. Sé paciente.
Mike Murdock nos hace esta pregunta: “¿Dónde pasas la mayor parte de tu
tiempo cada semana? Tu respuesta revelará lo que más amas”. Y sigue diciendo:
“Las amistades fuera de lo común requieren tiempo fuera de lo común. Los
matrimonios fuera de lo común requieren tiempo fuera de la común. Los
negocios fuera de lo común requieren tiempo fuera de lo común”.

Anota el sueño de tu vida.

¿Cuánto tiempo estás dispuesto a invertir para verlo hecho realidad?

9. Trabaja con excelencia.


Lo que hagas, hazlo con excelencia. Washington dijo: “La excelencia es hacer
una cosa común de una manera fuera de lo co-mún”.

10. Evita la gente problemática.


Pierden su tiempo y te harán perder el tuyo.

11. Pasa tiempo significativo con tus mentores.


Ellos tienen algo que tú no tienes y necesitas.

12. Lee libros que tengan relación con tus áreas de competencia.
Es la forma más fácil y menos costosa de tener al autor en tu pro-pia casa.

13. Asigna tiempo a las cosas importantes.


De lo contrario estarías despilfarrándolo en las cosas urgentes y, normalmente,
lo urgente no es importante.

14. Elimina lo que te haga perder el tiempo en tu vida.


Evita los desperdiciaderos de tiempo.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- “Atrapa tu día y haz que el tiempo trabaje para ti en vez de trabajar tú para el
tiempo”, Jeff Caliguire.
- “Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto,
sino un hábito”, Aristóteles.
39
Piensa lo que estás pensando
Los pensamientos determinan nuestro destino.
“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”, Proverbios 23:7.
El mayor problema que enfrentamos todos los días es la elección de los
pensamientos acertados.
Marco Aurelio, el gran filósofo que gobernó el Imperio Romano, resumió esto
en ocho palabras; son ocho palabras que pueden determinar nuestro destino:
“Nuestras vidas son la obra de nuestros pensamientos”.
La mente es el líder de nuestros actos. Nuestra conducta es el resultado directo
de nuestras ideas. Si tenemos una mente negativa, tendremos una vida negativa.
Si tenemos pensamientos felices, seremos felices. La forma en que una persona
se comporta es la consecuencia de cómo piensa. En otras palabras, no podemos
tener una vida positiva y una mente negativa.

Joyce Meyer, en su libro El campo de batalla de la mente, dice que estamos en


una guerra; que nuestro enemigo es Satanás y que la mente es el campo de
batalla.55
Satanás procurará tomar tu mente y cambiar tus pensamientos. 2ª Corintios 10:4-
5 dice: “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en
Dios para la destrucción de fortalezas. Destruimos los argumentos y toda altivez
que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo
pensamiento a la obediencia de Cristo”.
Si digo: “café, leche y medialunas”, piensas en desayuno. Si digo: “argumentos,
conocimiento y pensamiento”, piensas en mente. El diablo construye fortalezas
en la mente.
Sus armas son las fortalezas espirituales. Usa la mentira, el engaño y la falsedad,
y siempre por medio de pensamientos. Él es un embustero. Jesús lo llamó:
“Mentiroso y padre de mentiras”, Juan 8:44. Nos miente a ti y a mí. Nos dice
cosas de nosotros, de otras personas y de las circunstancias que no son verdad.
Sin embargo, no nos dice todas las mentiras de una sola vez. Nos bombardea con
pensamientos irritantes. Nos confunde. El sabe de nuestras inseguridades,
debilidades y temores. Sabe lo que más nos molesta.

¿Qué es una fortaleza espiritual? Es un estado mental lleno de desesperanza


que nos lleva a aceptar situaciones que son contrarias a la voluntad de Dios.
Una fortaleza divide dos espacios. Es un tabique divisorio en la mente. El diablo
divide la mente. Con una mitad creo la Palabra de Dios y, con la otra, creo las
mentiras que tratan de explicar por qué la Palabra de Dios no se va a cumplir.
Ej. La Biblia dice: “Mi Dios suplirá todo lo que me falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús”, Filipenses 4:19. Tú decides creerla. Sin
embargo, pronto llega Satanás y comienza a llenar tu mente con pensamientos de
mentiras. Te dice: “Estás endeudado; tu condición es ser pobre siempre; jamás
prosperarás”.
Ej. La Biblia dice: “Dios siempre me lleva de triunfo en triunfo en Cristo
Jesús”, 2ª Corintios 2:14. Cuando decides creerla, vienen los pensamientos: “Lo
único que he cosechado en la vida han sido fracasos. No soy más que un
miserable. Nada bueno me espera por delante”.

Las fortalezas son mentiras que hemos aceptado y que nos llevan a creer
que la situación por la que estamos pasando no va a cambiar, aunque la
Biblia nos asegure que cambiará. Y la gran mentira de Satanás es que Dios se
ha olvidado de ti. Si la crees, te llenas de desesperanza: un hábito que no puedes
dejar, una ofensa que no puedes perdonar, un ministerio que ha quedado
truncado, un sueño olvidado, un matrimonio arruinado, un negocio fracasado.

He aquí algunos consejos que te ayudarán a tener mejores pensamientos:

1. No dejes que las circunstancias te gobiernen, más bien deja que Jesús
gobierne las circunstancias.
Isaías 26:3 dice: “Tú, guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti
persevera; porque en ti ha confiado”.
Ten inquietud en relación con tus problemas, pero no preocupación. La
inquietud significa comprender los problemas y tomar con calma las medidas
para solucionarlos. La preocupación significa dar vueltas enloquecedoras e
inútiles a un asunto.
Tú decides ser feliz o estar triste. La paz interior y la alegría no dependen de
dónde estamos, qué tenemos o cómo somos, sino únicamente de nuestra actitud
mental y nuestra confianza en Dios. Napoleón tenía todo lo que los hombres
ambicionan: “gloria, poder y riquezas”; sin embargo declaró: “Jamás he
conocido seis días felices en mi vida”.
Nuestra vida se compara a un pequeño bote de vela que, echado al mar, es
llevado por el viento. A veces puede haber vientos fuertes o débiles, tormentas y
tempestades, pero siempre somos nosotros quienes ubicamos la vela y la
direccionamos hacia donde queremos ir. Vientos y tormentas podrán venir, pero
dependerá de nuestra actitud dirigir el bote hacia donde queremos, ya sea a una
vida llena de gozo o hacia la intranquilidad, el estrés, la preocupación y, en
definitiva, una vida sin paz.

2. No dejes que tus propios pensamientos te destruyan, más bien deja que
los pensamientos de Dios te estimulen.
Jeremías 19:11 expresa: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de
ustedes, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para darles el fin que
esperan”.
La felicidad no consiste en tratar de cambiar el mundo a nuestro alrededor, sino
en cambiar nuestros pensamientos.

3. No dejes que las opiniones de los demás te dirijan, más bien deja que el
Espíritu Santo te conduzca.
Proverbios 19:21 manifiesta: “Muchos pensamientos hay en el corazón del
hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá”.
Montaigne, el gran filósofo francés, adoptó este lema en su vida: “Un hombre no
es herido por lo que sucede tanto como por su opinión de lo que sucede”. Y
nuestra opinión de lo que sucede es cosa enteramente nuestra.
Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable todo lo que es de buen
nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- Un pensamiento equivocado te lleva a una creencia equivocada y una creencia
equivocada te lleva a actuar equivocadamente. Los pensamientos erróneos te
debilitan, te anulan y juegan en tu contra.
- ¿Con cuánta frecuencia se desenfrenan tus pensamientos? ¿Estás predispuesto a
pensar mal de las personas? Cuando ves a una persona, ¿eres de los que buscan
defectos y piensan mal, o has disciplinado tu mente para resaltar virtudes?
40
Mente sana para un cuerpo sano
La Biblia reconoce el impacto físico de las emociones negativas. Proverbios
14:30 dice: “Mente sana en cuerpo sano; por eso la envidia te destruye por
completo”.
Las pruebas médicas han revelado un dato sorprendente: más del 50% de la
gente internada está allí como consecuencia de tensiones psicológicas. Es decir,
estas personas podrían ser dadas de alta, si alguien pudiera convencerlas de que
no están enfermas; pues padecen enfermedades psicosomáticas.
La Biblia nos enseña que alimentar malas actitudes, tales como la ira, la
amargura, el odio y muchas otras, es como abrir nuestro ser a los ataques de
Satanás y a sus destructoras aflicciones. Se ha demostrado que la furia
disminuye el bombeo del corazón entre un cinco y un siete por ciento. El hecho
de estar furioso duplicó el riesgo de paro cardíaco en personas que ya tenían
alguna enfermedad. No son pocas las que han fallecido de un paro cardíaco o un
derrame cerebral porque su presión sanguínea se elevó tanto en un arranque de
ira, que destruyó la delicada trama de su corazón.
El estrés y la ansiedad debilitan la inmunidad abriendo camino a la enfermedad,
alternando las respuestas normales del organismo y exacerbando el dolor. Estas
manifestaciones físicas ocurren porque el cuerpo no puede tolerar más el
extenuante estrés al cual ha estado sometido. La existencia de una presión
psicológica continua lleva al cuerpo a perder su salud.

El Dr. Camran Nezhat, médico de la Universidad de Stanford, dice: “Si alguien


que tiene que someterse a una operación me dice que ese día siente pánico y no
quiere pasar por la cirugía, cancelo la intervención. Las personas asustadas o
ansiosas tienen más problemas, sufren más hemorragias y tardan más en
recuperarse”.56
Entre las emociones perjudiciales para la salud se encuentran las
preocupaciones. La aflicción o angustia es la emoción negativa con mayor peso,
como prueba científica, relacionada con el inicio de la enfermedad y el curso de
la recuperación. Dios dice: “Por nada estén angustiados...”, Filipenses 4:6. La
gran mayoría de las enfermedades físicas se ven intensificadas por emociones
negativas, que exageran la respuesta frente al dolor y lo tornan mayor de lo que
es. Nuestra actitud puede desdibujar o distorsionar la realidad, así como
complicar cualquier cuadro clínico.
El sufrimiento físico sumado al padecimiento psicológico, da como resultado
una impresión de angustioso malestar. Ambos son reales. ¡Y hay sanidad para
los dos! Ora a Dios en este momento para que él muestre su favor sanándote de
todo tipo de enfermedad física y de toda aflicción emocional o espiritual.

¿Qué hacer para obtener la sanidad?

Tu sufrimiento puede dar lugar a la sanidad total de tu vida. Dios piensa en


una sanidad completa. Naamán aprendió esto en 2º Reyes 5. Sin duda, bañarse
en el sucio río Jordán no era un tratamiento médico legítimo entonces, ni lo es
ahora. Por medio de un procedimiento especial, Dios sanó no sólo su cuerpo sino
su espíritu. El resultado fue la curación de la lepra y una confianza absoluta en
Dios Todopoderoso.

Naamán aprendió que:


• El orgullo es un obstáculo para la sanidad.
Por poco pierde la bendición de Dios a causa de su orgullo. No temas pedir
oración, no dejes que algún resabio de autosuficiencia te impida recibir ayuda
del cielo.

• La sanidad de Dios no tiene precio.


La sanidad no está a la venta. Naamán creyó que podía comprar el milagro
ofreciendo dinero para ello. Dios gratuitamente ofrece salvación y sanación.

• La sanidad implica buscar la guía del Espíritu Santo.


“No es raro ver que cristianos maduros, que siempre buscan la dirección de Dios
en cada área de sus vidas, cierren sus ‘oídos espirituales’ al entrar en el
consultorio del médico”, comenta Michel Jacobson. Los Dres. Neil Anderson y
Michael Jacobson, en su libro La verdad sobre la medicina alternativa, dicen:
“En incontables ocasiones me sucedió que al indicarle a un paciente las opciones
que tenía desde el punto de vista médico y preguntarle qué decidía, me respondía
algo parecido a esto: ‘Usted es el médico; usted decide’. ¿Yo decido? ¿Desde
cuándo me ha dado Dios autoridad para tomar decisiones relativas a la salud de
otra persona? El no le dio a ningún médico tal autoridad, pero sí tienen la
responsabilidad de informar a sus pacientes cuál es la opinión profesional
basándose en sus conocimientos de medicina. Desafortunadamente, hay algunos
médicos que sí deciden por el paciente, y si éste cuestiona su decisión o busca
una segunda opinión, se ponen a la defensiva. Los médicos no deberían intentar
nunca asumir el papel de Dios. Tampoco deberían ser la autoridad final en la
vida de un paciente”.57

• La sanidad divina requiere la participación humana.


Eliseo no fue al río Jordán a bañarse por Naamán. Éste tenía que hacerlo por sí
mismo si quería ser sanado completamente. Santiago 5:13-15 dice que, si
estamos enfermos, debemos orar. Creemos en la oración intercesora, pero no
para remplazar la propia responsabilidad de orar. La buena salud no es
contagiosa. “Usted puede sentarse durante años al lado de una persona sana sin
que ello tenga ningún efecto positivo en su salud. Si uno quiere tener la salud de
esa persona, debería saber en qué cree y vivir por fe de acuerdo a lo que cree. Lo
mismo ocurre con lo espiritual. Sentarse al lado de una persona madura
espiritualmente no lo hará más espiritual. No existe la ósmosis espiritual ni
física. Para ser espiritualmente maduros, tenemos que conocer la verdad de Dios
y vivir por fe de acuerdo a ella, con el poder del Espíritu Santo”.58

PARA MEDITAR Y ACTUAR


- “El enojo es una señal de que estamos vivos y sanos. El odio es una señal de
que estamos enfermos y necesitamos ser sanados”, Lewis Smedes. ¿Cómo puede
explicarse esta frase?
- ¿Buscas la guía de Dios cuando visitas a un médico? ¿Te rindes a un mal
diagnóstico? ¿Tomas siempre las conclusiones médicas como veraces? ¿Las
aceptas como si fueran la máxima autoridad y siempre te sometes a ellas? ¿Eres
de buscar otra opinión?
- Frente a la enfermedad debemos examinar nuestra vida en quietud y con
sabiduría para encontrar la causa y, si podemos reconocerla y corregir aquello
que nos ocasiona la enfermedad, tanto mejor.
Finalmente, debemos creer que la última palabra siempre la tiene Dios. Jesús
sanó a una mujer que había gastado todo cuanto tenía en los médicos sin ser
curada, Lucas 8:43-50. Jesús sanó milagrosamente a un hombre que estuvo
paralítico más de treinta años, Juan 5:1-17. ¡Cómo dudar de la intención de Dios
para traer sanidad y liberación a tu vida!
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