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ORAR ES

Orar es ... hablar con Dios, y ... para hablar con Dios es necesario que
creas que Él es, y que está para galardonar a los que le buscan., en
otras palabras ... tienes que tener Fe en el Dios de amor. "Sin fe es
imposible agradar a Dios ..." (Hebreos 11:6)

Nuestra Fe es probada cuando hablamos con Dios, porque, estamos


dirigiéndonos a alguien a quien nuestros ojos físicos no ven, locura ...
para el incrédulo, pero, para el creyente, es una necesidad y un
deleite. Tú no ves al viento con tus ojos, pero sabes que existe porque
lo sientes, ¿verdad? Lo mismo es con Dios, no lo vemos, pero, porque
creemos en Él, lo sentimos. "Fe es ... la convicción de lo que no se ve."
(Hebreos 11:1)

Solo podemos establecer esa relación de amistad con Dios a través de


Jesucristo, quien tomó nuestro lugar en la cruz para que pudiéramos
tener paz con Dios.("Nadie viene al Padre ... sino por mí." Juan 14:)

Por eso, oramos al Padre en el nombre de Jesús. Y como no


sabemos pedir como conviene, necesitamos la asistencia del Espíritu
Santo, quien nos ayuda en nuestra debilidad intercediendo por
nosotros conforme a la voluntad de Dios. (Romanos 6:26-27)

La oración del justo es el gozo de Dios, por lo que Él espera que le


alabemos, le adoremos, le demos gracias por las bendiciones que
cada día derrama sobre nuestras vidas y ... también espera que le
pidamos. Se agrada cuando le confiamos todos nuestros asuntos y
creemos de todo corazón que Él puede suplir todas nuestras
necesidades ... espirituales, físicas y materiales.

Cuando oramos afirmamos nuestra fe, confirmamos lo que somos en


Cristo, reconocemos nuestra debilidad, dependencia y necesidad de Él
y fortalecemos los lazos de amistad con nuestro amado Salvador. Los
resultados de ese encuentro: una paz que sobrepasa todo
entendimiento y una gratitud inmensa hacia nuestro Padre celestial por
su gran e inefable amor.

¿Quieres aventurarte en el mundo de la fe y experimentar lo que hasta


ahora ha sido para ti desconocido? Lo era para mí antes de conocer al
Admirable, y ahora, me gozo en las maravillas que hasta entonces
estaban vedadas por mi ceguera espiritual. Pero, un día ... "Me llevó a
la casa del banquete que para mí tenía preparado, y su bandera sobre mí fue
amor." (Cant. 2:4)

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