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INTRODUCCION
'Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu
Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te
recompensará. ' Mateo 6:6
La reacción de los apóstoles, ante la enseñanza de Jesús de perdonar siete veces cada
día, si el ofensor se arrepentía, fue decir: auméntanos la fe, porque no sabemos cómo
operar en esto. Pensaban que para hacer esto necesitaban una fe más grande.
La fe que tenían, no les alcanzaba para vivir lo que Jesús enseñaba. Como muchos, los
discípulos pensaban que con una fe más grande, podían hacer cosas mayores. Pero no
es así en este principio de vida. Jesús les dijo en cambio, que necesitaban una fe como
un grano de mostaza, es decir tan grande como la punta de un lápiz. Jesús quiere
redireccionar a sus discípulos, para cambiar la mentalidad, porque no se trata del tamaño
de la fe; está diciendo que no depende de la magnitud, de la cantidad de fe.
Hay personas que tienen gran fe en diferentes cosas, objetos diferentes, personas
diferentes, pero no importa el tamaño de tu fe, sino el tamaño de en quien tienes fe.
Si tienes una fe del tamaño de un grano de mostaza en Dios el creador del universo, el
Dios de Isaac, de Jacob, de Abraham, el Dios revelado en la Escritura, esa fe puede
producir cosas en lo natural, que serían imposibles, pero que son realizables con la fe en
el Dios verdadero.
“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea
tu nombre” (Mateo 6:9).
De acuerdo con la regla de oro de la oración, debemos reconocer al Señor como Dios
Todopoderoso, Santo, Padre eterno, Rey de reyes, Señor de señores, y el gran YO SOY.
Cuando oramos, mucho más importante que tener fe es estar parados en un lugar de
justicia. En cualquier área donde la justicia de Dios no prevalezca en nuestra vida, nuestra
fe no será suficiente, ya que la justicia es el asiento de la fe.
Podemos tener una fe enorme, pero si nuestra vida no es recta delante de Dios, Él no
contestará nuestras oraciones. Separada de la justicia, la fe se vuelve inoperante y pierde
su efectividad.
a. ¿QUIÉN ES UN JUSTO?
Jesús dijo, “Esta es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es
derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:28).
LEER
“El que encubre sus pecados no prosperará; más el que los confiesa y se
aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13).
Una vez que reciba el perdón de Dios, no permita que el diablo le siga
acusando de esos pecados, porque Jesús ya los borró. Usted es justificado por
la fe en Jesús y Su obra redentora en la cruz; sus pecados son borrados por la
sangre de Cristo, y en Su nombre usted es empoderado para hacer lo que Él le
comisionó a hacer.
LEER
Vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de
la verdad. (Efesios 4:24)
Es vital que los creyentes que quieren mantener su posición de justicia velen y
cuiden que sus oraciones no se debiliten. Por el contrario, deben procurar que
su tiempo de oración crezca y se vuelva la primera y más importante tarea de
cada día, porque de ella depende su relación y compañerismo con Dios.
CONTINUARA