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3 Oramos sin leer la Palabra de Dios. En Juan 15.7 Jesús nos dice lo
siguiente: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Si llenamos nuestro corazón y
nuestra mente con las Sagradas Escrituras, nuestros pensamientos y
oraciones estarán de acuerdo a la voluntad de Dios y nuestra fe se
fortalecerá. Pero si somos negligentes con la Palabra de Dios, no
tendremos luz para guiar nuestro camino o para darnos entendimiento y
confianza (Sal 119.105). Tanto la oración como la Biblia deben tener la
misma prioridad en nuestra vida. Es al leer la Palabra de Dios que somos
guiados hacia la manera correcta en la que debemos orar. Y mientras
oramos, nuestro entendimiento bíblico aumenta
¿Cuán seguro está usted de que Dios responderá sus oraciones?
Examine las cuatro convicciones básicas en torno a las oraciones
contestadas. ¿En cuál de ellas debe poner su atención para orar más
efectivamente cada día?
Finalmente, revise los tres errores que cometemos al orar. Si ha caído en
uno de ellos, ¿qué cambios debe hacer para no orar de esa manera