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Abstract
El objetivo de este escrito es generar un recorrido, analizando a partir de distintos casos de estudio, las diferentes
maneras de relacionarse o vincularse con el entorno, presentando arquitectos que trabajan la arquitectura orgánica (en
relación con el entorno), a partir de esta idea de “construir en el paisaje”. El recorrido abarcará un período entre los años
1935 y 1955, con obras situadas en el continente americano: Estados Unidos, México y Argentina. La idea principal es
observar las distintas formas de vincularse con la naturaleza a través del entorno. Estudiar las decisiones de diseño
tomadas por los arquitectos, analizando de qué manera estos resuelven y dando a conocer sus experiencias. Se busca
responder al siguiente interrogante: ¿De qué manera pueden relacionarse las obras de arquitectura con el entorno natural
o paisaje? En cuanto a la metodología de análisis, los distintos casos de estudio presentados en el artículo se desarrollaran
a partir de las siguientes variables: implantación/emplazamiento, materialidad, relación interior-exterior (arquitectura-
entorno).
Introducción
En este artículo, como mencioné anteriormente en el Abstract, mi búsqueda está enfocada en analizar distintas posturas y
formas en que las obras de arquitectura pueden interactuar e integrarse con el entorno natural, a partir de arquitectos que
trabajan la arquitectura orgánica, considerando cómo cada autor interpreta el entorno natural, y de qué manera se vincula
la obra con el paisaje.
La arquitectura orgánica es una tradición viva e innovadora. También denominada como «la otra tradición» ya que posee
una larga historia con sus comienzos en la Grecia antigua y hasta el Art Nouveau. Esta arquitectura se basa en las
estructuras y formas naturales, así como en los materiales sencillos de la región. La arquitectura orgánica moderna es
aquella que entabla un diálogo adecuado con el entorno, se adapta y convive con la naturaleza y sus formas. Entonces, un
proyecto orgánico es aquel que es diseñado desde la integración armónica entre las construcciones humanas y el entorno
natural. Busca generar estructuras unificadas e interrelacionadas con el medioambiente.
Presentaré obras referentes de este tipo de arquitectura, en las cuales puede verse reflejada su integración y armonía con
el entorno natural.
En continuación, presentaré una obra más actual y sustentable, ya que me interesa abordar también la arquitectura
sustentable como una “evolución” (a mi parecer) de la arquitectura orgánica. Mi interés surge a partir de que esta me
parece una buena manera de diseñar nuestros proyectos, desde la arquitectura orgánica, relacionando la construcción con
el entorno natural, valorando y aprovechando los recursos que nos brinda la naturaleza. Y, en la actualidad ir en busca de
obras más sustentables, apuntando a que cada vez la relación arquitectura-naturaleza se de de manera más sana, y se
minimice lo más posible el impacto negativo sobre el planeta. También como modo de convivencia con la naturaleza y
respeto hacia la misma.
En cuanto a la metodología de análisis, partiré por analizar una obra emblemática de arquitectura orgánica como punto de
partida. Los distintos casos de estudio presentados en el artículo se desarrollaran a partir de las siguientes variables:
implantación/emplazamiento, materialidad, relación interior-exterior (arquitectura-entorno).
Estado de la cuestión
En este apartado daré a conocer distintas posturas de arquitectos hablando de la arquitectura orgánica, dando a conocer su
punto de vista y cómo ven la relación entre la arquitectura y la naturaleza.
Según escribe Bruno Zevi en su libro “Saber ver arquitectura” , el espacio orgánico es rico en movimiento, en
indicaciones direccionales, en ilusiones de perspectiva, en vivas y geniales invenciones, pero su movimiento es
profundamente original porque no tiene por objeto impresionar el ojo del hombre, sino expresar la acción misma de su
vida. No se trata meramente de un gusto, de una visión espacial anti-estereométrica y anti-prismática, sino que es la
tentativa de crear espacios no solamente bellos en sí, sino también representativos de la vida orgánica de los seres que
viven en ese espacio. “El hombre, en la diversidad de sus actividades y de su vida, en sus exigencias materiales y
psicológicas, en su presencia espiritual, el hombre integral en cuya realidad el alma y el cuerpo hallan su vital
conjunción, ese es el centro de la cultura sobre la que nace el arte contemporáneo.” Se trata de una exigencia social
colectiva e individual que guía e inspira al urbanismo y a la arquitectura moderna.
Por otro lado, el autor Renato de Fusco, en su libro “Historia de la arquitectura contemporánea” opina que es posible
desarrollar un debate sobre esta corriente sin considerar inicialmente la aportación de estos dos maestros, como lo
demuestra el hecho de que se ha hablado de organicismo con mucha anterioridad y con independencia de la aparición de
Wright. Afirma que toda la cultura estética, crítica y teórica de la arquitectura europea de finales del XIX y comienzos
del XX está impregnada, en mayor o menor medida, de organicismo. La arquitectura orgánica constituye una actitud
cultural peculiar y autónoma, cuyos signos se manifiestan antes, durante y después del periodo racionalista. Cuando este
movimiento ha alcanzado su fase más madura y consciente, lo que ha coincidido precisamente con el debate
arquitectónico y urbanístico de la posguerra, ha sido capaz, como demuestra la obra de Zevi, de explicar desde su punto
de vista toda la evolución de la arquitectura moderna: lo que significa el haber vuelto a valorar personajes olvidados
desde la óptica racionalista, si pensamos en un Gaudí, y, de forma más general, el haber dado un sentido, inevitablemente
ideológico, a toda una serie de fenómenos que anteriormente parecían carentes de conexiones.
Durante el recorrido de esta investigación recopilé información de varias fuentes, entre ellas un libro muy interesante:
“Arquitectura orgánica moderna”, una fuente muy rica en recursos del cual extraje algunas ideas acerca de experiencias
de arquitectos orgánicos/sustentables. El autor de este libro es David Pearson. “La forma de un edificio debería seguir
el flujo de la energía y ser creado por él. La arquitectura necesita fluir con las fuerzas dinámicas de la naturaleza, no
oponerse a ellas.” (David Pearson, 2002) Según este autor, el resurgimiento del diseño orgánico trae una nueva libertad
de pensamiento, y construye esperanza para las generaciones futuras. Estos cambios a su vez están afectando a la
mayoría de los campos del diseño, desde lo industrial (objetos y muebles), y hasta la arquitectura, el paisajismo y el
interiorismo. En mi opinión, estoy de acuerdo con Pearson especialmente por la idea de “involucrar” la naturaleza a las
obras de arquitectura.
Destaco también el pensamiento de un arquitecto orgánico mexicano, Javier Senosiain, del cual una obra pertenece al
análisis, quien afirma que el principal desafío que tiene la arquitectura en nuestros días es la contaminación, muchas
veces promovida o producida por ella misma, como es el caso de la polución visual. En ese aspecto, la solución pasa por
una vuelta a las raíces, es decir, “desandar el proceso iniciado con la Revolución Industrial y sus resultantes de urbes
desproporcionadas, con hacinamiento, falta de espacios verdes, inseguridad y problemas de tránsito”. Este autor establece
que su actividad debe recuperar la armonía en su relación con las personas y desarrollarse a partir de las necesidades de
estas y las posibilidades de su entorno. Para Senosiain no existe antagonismo entre la arquitectura, la ecología y lo
orgánico. Y si en algún momento se creyó que esto era así, es porque la disciplina dejó de lado al ser humano.
Según la autora Marina Waisman, la obra de arquitectura es inseparable de su entorno, tanto físicamente como
conceptualmente, ya que la arquitectura se concibe obligadamente a partir de una ubicación en un sitio concreto, y este
sitio y sus circunstancias constituyen elementos básicos para la conformación del programa y para el desarrollo posterior
de la obra.
Bruno Zevi, en su estudio sobre Wright, pone en primer plano el problema de la actitud del arquitecto frente a la
Naturaleza, y de las relaciones interior/exterior que se dan en su obra, contraponiendo su modo de implantar el edificio
Una característica especial del proyecto orgánico es su proceso continuo, nunca terminado, siempre en estado de
transformación. Para Bruce Goff eso significaba «volver a empezar una y otra vez», existir, a semejanza de un anciano
maestro zen, en un estado de «presente continuo». Esto proporciona frescura y originalidad a un diseño que nunca se
repite.
En mi opinión, y tomando las diferentes posturas de estos arquitectos, si siento que la arquitectura y la naturaleza, así
como también el hombre y la naturaleza, pueden fusionarse, ya sea adaptándose o aún mejor, potenciándose a partir de
las fortalezas que nos brinda la naturaleza. Me parece que es una buena reflexión a tener en cuenta, esta idea de hacer a la
naturaleza parte de nuestros proyectos, en especial el intento por aplicar a lo sustentable.
Desarrollo
Introducción
“La naturaleza es la inspiración fundamental y recurrente de la arquitectura orgánica. Los organismos vivos, tanto en sus
formas externas como en sus estructuras internas, ofrecen al diseño múltiples ideas y conceptos. La arquitectura orgánica
trabaja con la metamorfosis (el proceso de crecimiento y transformación) y con la idea de «proyecto desde el interior», en
la que cada proyecto parte de una concepción seminal y, cambiando de forma, crece hacia el exterior. Se considera al
edificio como un organismo, un todo indivisible, y a los seres humanos como parte de la naturaleza, y no superiores a
ésta. Las preocupaciones ecológicas son, cada vez más, el centro de los proyectos, pues, a la par que la ciencia actual
desvela progresivamente la estructura extraordinaria y maravillosa de la naturaleza, los diseñadores tienen en ella una
fuente inagotable de ideas nuevas.”
La arquitectura orgánica es un término, una perspectiva, una interpretación, una filosofía y una forma concreta de
arquitectura para construir estructuras y edificios promoviendo la armonía entre el hábitat humano y la naturaleza,
permitiéndose así la integración armoniosa del trabajo humano en el medio ambiente, y dándose así una gran fluidez con
el entorno. Esta arquitectura unifica edificios, estructuras e interiores con su entorno natural.
La arquitectura orgánica no es un movimiento estilístico o estético. Cada edificio es una respuesta a su programa, el
carácter de sus ocupantes, el tiempo en que se diseñó, las condiciones y las cualidades de su sitio. Debido a que cada una
de estas condiciones nunca será idéntica, cada edificio orgánico será único. Sin embargo, debido a que la intención de
crear edificios que estén en armonía con su sitio y que permitan las conexiones con el exterior es una filosofía
fundamental compartida en toda la Arquitectura orgánica, existen algunas características comunes.
Y este tipo de arquitectura es el punto de partida para comenzar a darle mayor importancia y respeto a la naturaleza, y va
formándose de a poco un camino hacia la Arquitectura Sustentable, en la cual el objetivo comienza a ser más complejo, y
deben tomarse otras consideraciones en cuanto a cómo construir.
En cuanto al espacio interior se busca que sea amplio y libre, y por eso el arquitecto intenta evitar en lo posible todos los
límites. La “caja” es totalmente destruida. Ya no existen ni paredes, ni esquemas geométricos, ni simetrías, ni
consonancias, ni puntos de perspectivas privilegiados, ni leyes que no sean las de la libertad y el cambio. La gran sala de
estar tiene un muro de cristal que permite las visuales hacia la cascada, además de contemplar los sonidos de la
naturaleza. La utilización de grandes ventanales elimina la separación entre las habitaciones y sus terrazas. Éstas reflejan
la luz natural y la proyectan de forma indirecta hacia el interior.
El edificio se va extendiendo según las necesidades. Por lo tanto, puede modificarse, ya que en la arquitectura orgánica la
construcción se concibe como algo vivo y que puede cambiar.
En cuanto las variables de estudio, mi observación es que esta casa tiene una fuerte y
notable conexión con el terreno, su implantación es muy importante en cuanto al
entorno ya que, como mencione antes, la obra es un elemento más en la colina y
conforman uno junto a la cascada. Además, se da cierta relación interior-exterior dado
que la obra está construida mayormente por materiales naturales del sitio. Todas estas
características otorgan a la obra una impronta obra única y especial para este entorno,
la cual logra adaptarse e integrarse perfectamente y a su vez interactuar con el paisaje.
En cuanto a estrategias proyectuales, la casa está construida en un terreno que forma parte de un parque de gran belleza,
el cual es atravesado por un arroyo que lo divide en dos, tiene acceso por un solo lado. Este arroyo fue una de las
mayores inspiraciones para su diseño. La casa crea la unión de las dos partes del terreno y esta sobre su accidente
principal, donde la naturaleza llega a su mayor expresión. Allí, por
contraposición, está colocada la obra humana.
El arquitecto realizó una vivienda nada convencional, sin una clara diferencia entre el
interior y el exterior, una arquitectura orgánica realizada por un arquitecto autodidacta.
La casa está construida en una planta que se eleva en espiral hacia las habitaciones
circulares superiores, recorriendo ambientes con estanques que en algún momento
albergaron peces, y un puente que conecta con el exterior. A excepción de la cocina y
el baño, no existen habitaciones reales en la Casa Bavinger.
La estructura del edificio se mantiene unida y sostenida por cables tensores. Un puente en uno de los laterales actúa de
contrapeso para estabilizar la casa y conectarla con el exterior.
En esta vivienda podemos observar su vínculo con el paisaje principalmente a través de su materialidad, las texturas y
colores presentes en la construcción.
Esta propuesta surgió en base a los requerimientos de las funciones elementales del
hombre: un espacio para convivir, con estancia, comedor y cocina y otro para dormir,
con vestidor y baño. El concepto primigenio se define en dos grandes espacios: uno
diurno y otro nocturno, buscando la sensación de que en el interior la persona se
adentrara en la tierra, que fuese consciente de la singularidad de este espacio sin perder
la integración con las áreas verdes del exterior.
La tierra y el pasto protegen la membrana del sol, del viento, del granizo y del ciclo húmedo-seco; evitando las
dilataciones y contracciones causantes de fisuras y por consiguiente de humedad. La duna verde es la envolvente del
volumen interior que es casi invisible. Desde el exterior sólo se observa pasto, arbustos, árboles y flores. Caminar sobre
el jardín es caminar sobre el techo mismo de la casa.
En esta obra en particular podemos observar como las curvas hacen a la morfología orgánica de la obra, estás permiten
que el edificio encaje y se mimetice con el paisaje. Además se trata de una construcción enterrada, la cual se integra y se
penetra de manera directa en el terreno, lo cual genera que el parque verde casi no se modifique.
La Casa Orgánica de Senosiain supone el culmen de la arquitectura orgánica u organicismo arquitectónico que ha
definido la obra de este arquitecto mexicano. El autor afirma que “el ser humano no debe desprenderse de sus impulsos
primigenios, de su ser biológico. Debe recordar que él mismo proviene de un principio natural y que la búsqueda de su
morada no puede desligarse de sus raíces; es decir, debe evitar que su hábitat sea antinatural”. El empeño de integrar el
hábitat en el entorno natural no es nuevo, y ha encontrado otros ilustres defensores. Frank Lloyd Wright, una de las
influencias reconocidas por el propio Senosiain, lo hizo en la Casa de la Cascada.
el emplazamiento o implantación tiene en cuenta las características topográficas según la ubicación del terreno, esto
considera relieves, tipo de suelo, entre otros.
La relación del hombre con la naturaleza y de la arquitectura con el paisaje se renueva constantemente, y la arquitectura
construida dentro del paisaje natural representa un cierto tipo de exploración poética, como también una perspectiva
renovada a escala humana. En mi opinión, la arquitectura en el paisaje surge a partir de la relación entre el ser humano y
la naturaleza. Hoy existe una conciencia del entorno natural que nos rodea y el paisaje como un patrimonio que la
arquitectura puede y debe mejorar mientras lo protege para poder transmitirlo a las generaciones futuras.
Puedo concluir entonces en que existen diversas maneras de relacionarse/vincularse con la Naturaleza o entorno natural.
Esto es poco a poco un camino hacia lo que hoy conocemos como “Arquitectura sustentable” la cual está siendo cada vez
más desarrollada en la actualidad. El recorrido de este artículo comenzó con la arquitectura orgánica como inspiración en
cuanto a la integración con la naturaleza, a través del entorno y las formas naturales, y siguiendo con la presentación y
análisis de la arquitectura sustentable con el objetivo de minimizar el impacto en el ambiente, a partir de otros factores
como la materialidad.
Para cerrar, me parece bien la idea de reflexionar acerca de la idea de generar proyectos que se inspiren en la naturaleza y
sean sostenibles, sanos, conservadores con el medioambiente, que sigan los flujos y sean flexible y adaptables, que quizá
“broten” de su emplazamiento o se “posen” sobre el entorno natural, en fin, que conviva con la naturaleza de manera
armónica…
Creo que es momento de que empecemos a tomar conciencia de todo lo que nosotros como seres humanos generamos en
el planeta, y a su vez todo lo que podemos lograr. Y sigamos en búsqueda de cómo podemos cambiar o aportar para el
cuidado de la naturaleza, que es nuestra madre tierra…
Bibliografía
Benevolo, L. (1975 [1977]). Historia de la Arquitectura Moderna. Barcelona: Editorial Gustavo Gili.
Williams, C. (1990 [2008]). Summa+ libros. Amancio Williams. Buenos Aires: DONN S.A..
Fernández Galiano, L. (1995). Frank Lloyd Wright: Casa Kaufmann. A&V Arquitectura Viva. Volumen (54): 80-83.
Waisman, M. (1977). La estructura histórica del entorno. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.