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Índice
Señal del fin del mundo 1: El suceso frecuente de terremotos,
hambrunas, epidemias y guerras
Señal del fin del mundo 2: La aparición de anomalías celestes
Señal del fin del mundo 3: La desolación de las iglesias están desoladas
y el enfriamiento del amor de los creyentes
Señal del fin del mundo 4: La aparición de falsos cristos
Señal del fin del mundo 5: La restauración de Israel
Señal del fin del mundo 6: La difusión del evangelio hasta los confines
de la tierra
Hace dos mil años, el Señor Jesús nos prometió: “He aquí, yo vengo pronto”
(Apocalipsis 22:12).
En Juan 16:12-13, el Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros,
pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad,
venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia
cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá
de venir”. Apocalipsis 3:20 dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si
alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él
conmigo”. También hay muchas profecías en los capítulos 2 y 3 del
Apocalipsis: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Como se aprecia en estos versículos, cuando el Señor regrese emitirá
declaraciones y hablará a las iglesias para decirnos todas las verdades que
antes no entendíamos. Al oír esto, puede que algunas personas pregunten:
“Entonces, ¿dónde buscamos la voz de Dios?”. En Mateo 25:6, el Señor Jesús
dijo: “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a
recibirlo’”. Dado que el Señor llama a Sus ovejas con Sus declaraciones y Su
alocución, seguro que algunas personas serán las primeras en oír la voz del
Señor y seguir las huellas del Cordero, y luego pregonarán por todas partes
“Aquí está el novio” para correr la voz del regreso del Señor y de las palabras
de Su segunda venida, a fin de que todos tengan ocasión de oír la voz de
Dios. Por eso se dice que nuestra capacidad o no de ir al compás de las
huellas del Cordero depende de si nuestro corazón ansía buscarlo y de si
sabemos reconocer la voz de Dios. Es igual que cuando el Señor Jesús
apareció por primera vez, comenzó a obrar y Pedro, María y otros lo
reconocieron como el Mesías por Su obra y Sus alocuciones, lo siguieron y
empezaron a dar testimonio de Su evangelio. Quienes oyen la obra y las
palabras del Señor Jesús y reconocen la voz de Dios son las vírgenes
prudentes, mientras que aquellos sacerdotes, escribas y fariseos que no
amaban la verdad oyeron la autoridad y el poder de las palabras del Señor
Jesús, pero no las investigaron. Por el contrario, se atuvieron obstinadamente
a sus nociones y fantasías creyendo que “aquel a quien no llaman Mesías no
es Dios” y esperando que el Mesías se les apareciera. Incluso condenaron la
obra del Señor Jesús, blasfemaron contra ella y acabaron perdiendo
la salvación de Dios. También están los creyentes judíos que, haciendo caso a
los fariseos, no distinguieron la voz de Dios en la obra y las palabras del Señor
Jesús, que obedecieron ciegamente a los sacerdotes, escribas y fariseos y
rechazaron la salvación del Señor. Esas personas se convirtieron en las
vírgenes insensatas abandonadas por el Señor. Tal vez algunas personas
pregunten “¿cómo se distingue la voz de Dios?” cuando, en realidad, no es
difícil. Las declaraciones y alocuciones de Dios deben ser inexpresables para el
hombre. Deben ser especialmente autoritativas y poderosas. Podrán revelar
los misterios del reino de los cielos, la corrupción del hombre y cosas por el
estilo. Todas estas palabras son verdades y pueden ser la vida del hombre.
Cualquiera con alma y corazón lo notará al oír la palabra de Dios y confirmará
en su interior que el Creador nos habla y emite Sus declaraciones a los seres
humanos. Las ovejas de Dios escuchan Su voz. Si estamos seguros de que
estas palabras son la voz de Dios, debemos aceptarlas y obedecerlas a poco
que se adecúen a nuestras nociones. Esa es la única manera que tenemos de
recibir el regreso del Señor.
Esto deja patente que, al aguardar la venida del Señor, es crucial que
busquemos las palabras del Espíritu Santo a las iglesias y aprendamos a
escuchar la voz de Dios. Como dice Dios Todopoderoso: “Ya que estamos
buscando las huellas de Dios, nos corresponde a nosotros buscar la
voluntad de Dios, Sus palabras y declaraciones; porque dondequiera que
haya nuevas palabras dichas por Dios, allí está la voz de Dios, y donde
están las huellas de Dios, ahí están Sus hechos. Donde está la expresión
de Dios, ahí aparece, y cuando aparece, ahí existe la verdad, el camino y
la vida” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La aparición de Dios ha
dado lugar a una nueva era).