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DECISIONES CORRECTAS, ÉXITO ASEGURADO

¿CUAL A SIDO TU MEJOR DECISION? Aceptar a Cristo en nuestro corazón.

Hay decisiones de toda clase e importantes en nuestras vidas

Día tras día debemos decidir qué comeremos, si haremos o no ejercicio y qué
haremos con nuestro tiempo. A medida que los años pasan, estas decisiones se
transforman en hábitos y las hacemos inconscientemente.

Ahora… Si desde el principio hemos tomado las decisiones correctas, no


tenemos mucho de qué preocuparnos.

Pero si nuestras decisiones no han sido buenas, aun las más pequeñas pueden
llegar a convertirse en problemas serios.

DECISIONES

Porque también a menudo nos enfrentamos a decisiones más grandes, cuyas


consecuencias a corto y largo plazo son mayores:

1. ¿Qué estudiaremos? Terminamos tomando la decisión equivocada por


complacer a

2. ¿Dónde viviremos? Jóvenes que terminan viviendo en apartamentos con


amigos que no son de edificación para su vida

3. ¿Con quién nos casaremos? A veces por no estar solas deciden casarse con
el primero que se le aparece en su vida con tal que le mantenga que al final
termina doliendo más la compañía que tiene que la soledad en que estaba.

4. ¿A qué iglesia asistiremos? Se acercan a la iglesia porque allí conoció la


chica que le gusta

Luego están las decisiones morales: ¿evadiremos impuestos?; ¿a quién voy a


quebrar hoy con el negocio? ¿aceptaremos la droga que nos ofrecen?
Estas malas decisiones marcan nuestra vida para siempre, y no solamente
nuestra vida, sino que también nuestras generaciones.

Como Iglesia, tenemos que caminar en una misma visión, enfocados todos en
Cristo Jesús como el punto principal de llegada, y es por eso que debemos
tomar decisiones correctas y asumir los mejores desafíos a los que podamos
enfrentar; y sin NINGUNA duda.

Y PARA AVANZAR TANTO EN NUESTRA VIDA PERSONAL COMO MINISTERIAL


Lo mejor es decidirnos caminar en una buena amistad con nuestro Dios
La palabra de Dios nos dice en la epístola de Santiago 2:23 “y se cumplió la
escritura que dice: y Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, y fue
llamado amigo de Dios”. Un título maravilloso que debemos anhelar: “Amigo
de Dios”.   
AMIGO DE DIOS
Como la vida misma nos enseña, una amistad verdadera implica tiempo, un
excelente conocimiento mutuo, y por supuesto, otros factores como: apoyo,
confianza, sinceridad, humildad, etc.   
La palabra del Señor nos dice que Abraham fue llamado “amigo de Dios”;
debemos tener en cuenta, que la Biblia misma nos dice en el libro de Amós 3:3:
“Andarán dos juntos si no estuviesen de acuerdo”, entonces, podemos deducir
que un día Abraham decidió rendir su corazón a Dios para estar de acuerdo
con él, la amistad con Dios implica hacer su voluntad. Abraham vivió para Dios,
y ese fue su secreto.  “!!YO NO TENGO TIEMPO!!”

QUEREMOS TOMAR DECISIONES CORRECTAS DEMOSLE DE NUESTRO TIEMPO


A DIOS, TENGAMOS UNA BUENA RELACION CON EL.
La palabra de Dios, también nos enseña otro ejemplo: Moisés. Él también tenía
una comunión especial con el Señor, una relación única, esta era el resultado
de su búsqueda de Dios, y hablaba con el Señor cara a cara. Vemos entonces,
que aquellos que buscan a Dios son bendecidos y honrados por él.  
Es importante recordar aquí, las palabras del Señor Jesús, según el evangelio
de Juan 17:2 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. 
En este versículo, la palabra “conocer” se traduce del término
griego “ginosko”, que además quiere decir: “estar tomando constantemente
conocimiento”; hablamos de una continua búsqueda de Dios, de un estilo de
vida que procura la presencia misma del Señor.
La verdad es que como hijos de Dios enfrentamos muchas veces situaciones
que son difíciles de comprender, en otros momentos quizá no sabemos qué
camino tomar, o que hacer frente a cierta situación, pero si buscamos a Dios,
él nos ayudará y nos mostrará el camino a seguir. 
Podemos depositar toda nuestra vida en Cristo, él es nuestro mejor amigo.
Una buena relación con Dios es la mejor amistad que podemos tener, y lo que
nos llevará a tomar decisiones correctas, al destino de bendición que nos ha
preparado.

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