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serie anuario

Centro de Investigaciones
Históricas
Mario Briceño Iragorry

Memorias del siglo XX


Venezuela ante el mundo

Laura M. Febres
Luis Fernando Castillo Herrera
Lorena Puerta Bautista
Richard O. López
Yolimar Gil Amundarain
Ángela Angulo
Memorias del siglo XX. Venezuela ante el mundo
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry
1ra. Edición: 2021

Hecho el depósito de Ley


Depósito Legal: DC2020001406
ISBN: 978-980-281-241-7

Diseño de portada:
Luis Fernando Castillo Herrera
Maquetación y diagramación:
Luis Fernando Castillo Herrera / castilloluis93@gmail.com
Fotografía:
Claudia Rangel Pereira / claudiarp.07@gmail.com
Formato: 13 x 20 cm

Todos los capítulos de este libro fueron evaluados mediante


referato externo por especialistas.

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta


publicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse,
por un sistema de recuperación de información, en ninguna
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químico, magnético o electroóptico, por fotocopia, grabación
o cualquier otro, sin permiso por escrito del editor.
Universidad Pedagógica
Experimental Libertador

Rector
Raúl López Sayago

Vicerrectora de Docencia
Doris Pérez

Vicerrectora de Investigación y Postgrado


Moraima Estéves González

Vicerrectora de Extensión
María Teresa Centeno de Algomeda

Secretaria
Nilda Liuval Moreno de Tovar
Instituto Pedagógico de Caracas

Director
Juan Acosta Boll

Subdirectora de Docencia
Caritza León

Subdirectora de Investigación y Postgrado


Zulay Pérez Salcedo

Subdirector de Extensión
Humberto González Rosario

Secretaria
Sol Ángel Martínez

Centro de Investigaciones Históricas


Mario Briceño Iragorry
Luis Fernando Castillo Herrera (Coordinador)
Contenido
PRESENTACIÓN 8

Laura M. Febres
LA SOLIDARIDAD HISTÓRICA 15
historia y tradición

Luis Fernando Castillo Herrera


ADRIANI Y EGAÑA, LA
COMUNIÓN DE PARECERES 29
breves observaciones en torno al
pensamiento político y económico

Lorena Puerta Bautista


EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL 47
un actor político en Venezuela

Richard O. López
LOS ORÍGENES DE LA IZQUIERDA
y el deslinde ideológico en Venezuela des-
de los documentos del servicio de inteligencia 65
de Eleazar López Contreras

Yolimar Gil Amundarain


EL MAL DE LÁZARO
87
en la Venezuela del siglo XX

Ángela Angulo
LA MANO JUNTO AL MURO
interpretando el cuento de 107
Guillermo Meneses
Memorias del siglo XX

A modo de prólogo
José Alberto Olivar

Comienza la tercera década del siglo XXI, tiempo


suficiente para reflexionar sobre el pasado inmediato
y esbozar un balance más sosegado a cerca de la efec�
tiva dimensión que tuvieron para la humanidad, los
simpares acontecimientos de la centuria precedente.
Para algunos cultores del marxismo intelectual, el
siglo XX fue “el siglo de la barbarie” en el que la so�
ciedad capitalista se hizo de todas las fuerzas produc�
tivas en su afán de expansionismo belicista. En cam�
bio, otros menos dogmáticos, califican la centuria más
reciente, como el tiempo en que el hombre pareció
8 alcanzar el cenit de su ascenso cultural y tecnológico.
En el caso de Venezuela, el estudio del siglo XX re�
sultó un punto ciego sobre el cual reinó una atmósfera

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Memorias del siglo XX

de prevención que en no pocos alimentó el desgano


por domar aquella especie de potro salvaje que ame�
nazaba con lesionar a su remedo de jinete. Era como
si las herramientas teórico-metodológicas empleadas
para el prolijo estudio de tiempos pretéritos, se vol�
vían inútiles en la tarea de ofrecer una comprensión
racional de los sucesos más próximos que tocan la
sensible epidermis de quienes los llevan a cuestas.
Así, buena parte de los historiadores de oficio de�
jaron aquel campo minado a los especialistas de otras
disciplinas científicas, dejando a su suerte, a quienes
se arriesgaban a cruzar el límite no fijado, pero si ave�
nido de cuidarse en tratar la contemporaneidad. De
manera que la producción historiográfica sobre el si�
glo XX, pese a los denodados aportes de contadas fir�
mas, arrastró consigo la duda sobre si la visión adopta�
da por el historiador afín resultaba sesgada o no.
Y no era para menos, pues algunas figuras protagó�
nicas habían asumido la tarea de historiar su versión
de los hechos en los que fueron partícipes, y dado el
peso político alcanzado, la auctoritas endilgada por 9
sus adláteres, terminaron por convertirse en verda�
des irrebatibles. Ya en la postrimería del siglo, se sin�

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Memorias del siglo XX

tió el vació que la dejadez había hecho calar. Entonces


emergieron llamados a efectuar jornadas de reflexión
que reunieron en varios auditorios a figuras repre�
sentativas de distintos campos del conocimiento para
efectuar los primeros balances. Comenzaron a circular
libros compilatorios de ponencias que trataban los he�
chos recientes, algunas de las cuales parecían ir a tono
con la tendencia de la anti política de achacar culpas
o señalar carencias ya irreparables. Capítulo aparte, lo
constituyeron los testimonios de figuras de segundo
orden en el escenario político, que no por su condición
subalterna o independiente dejaron sentir su impron�
ta.
El auge de los recursos audiovisuales para recoger
en bruto la palabra del entrevistado, hicieron el res�
to. Cabe acotar que el valor agregado de esos testi�
monios, así como los archivos públicos o privados, son
hoy por hoy, no solo una cantera de información para
los nuevos historiadores, sino la tabla de salvación de
una memoria histórica amenazada con ser extinguida
10 para facilitar los planes dominación totalitaria que se
cierne sobre la Venezuela del temprano siglo XXI.

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Memorias del siglo XX

He allí lo plausible de la iniciativa editorial empu�


jada por el ímpetu juvenil de quienes hoy dirigen el
Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño
Iragorry” (CIHMBI) del Instituto Pedagógico de Cara�
cas. Aun en medio de los nubarrones que se ciernen
en el horizonte, la luz del conocimiento, mantiene el
suficiente fulgor para alumbrar nuevos proyectos.
Memorias del siglo XX. Venezuela ante el mundo,
editado por el CIHMBI, reúne seis enjundiosos ensa�
yos que combinan en forma armoniosa, experiencia y
albor, a lo largo de sus infatigables páginas. El repaso
a la obra intelectual de don Mario Briceño Iragorry co�
rre por cuenta de Laura Febres, quien trae de vuelta
al ruedo el ideario del historiador trujillano con el si�
guiente enunciado: “La Historia tiene una función mo�
ral que impulsa a construir y no a destruir los valores
de la nacionalidad”. Le sigue el capítulo elaborado por
Luis Fernando Castillo Herrera, en torno a los perfiles
de dos hombres de Estado, como lo fueron Alberto
Adriani y Manuel R. Egaña. El petróleo para ambos,
lejos de ser el alucinante vellón de oro que encegueció 11
a muchos, representó el complemento que la activi�
dad agropecuaria necesitaba en su hora para impulsar

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Memorias del siglo XX

la riqueza material de Venezuela. A continuación, se


inserta el estudio elaborado por Lorena Puerta, sobre
los rasgos del movimiento estudiantil venezolano cuya
actuación como aguja percutora de los principales
cambios políticos y sociales ocurridos en el siglo XX,
ha servido también de semillero de liderazgos que a
la postre ha ocupado relevantes posiciones en la di�
rección de los destinos del país con distintas y contro�
vertidas actuaciones. Más adelante, toma su lugar el
aporte de Richard López, al reevaluar los cavernarios
inicios de la izquierda militante en Venezuela en los
años treinta del siglo pasado, a partir del polémico
Libro Rojo editado por el gobierno del general López
Contreras en 1936.
Cierran este auspicioso breviario, dos originales ca�
pítulos que fijan pauta a nuevos filones de investiga�
ción. Se trata de la contribución de Yolimar Gil Amun�
darain, quién esboza el estigma generado por el Mal
de Lázaro o enfermedad de la lepra en Venezuela y el
aporte de eminente médico Jacinto Convit, en el trata�
12 miento y control de tan terrible problema de salud pú�
blica. Sin lugar a dudas, un logro de la ciencia médica
del siglo XX. Por último, el capítulo de Angela Angulo,

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Memorias del siglo XX

en el que describe la personalidad y aguda narrativa


del escritor caraqueño Guillermo Meneses, que, a tra�
vés de su obra revela en forma descarnada el drama
social de la promiscuidad que rodea la explotación de
la mujer atribulada por la extrema pobreza.
En suma, un texto que en tiempos tan disímiles
como el presente, puede representar un poderoso ali�
ciente para proseguir la larga marcha que implica la
sobrevivencia.

13

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Memorias del siglo XX

LA SOLIDARIDAD HISTÓRICA
historia y tradición

Laura M. Febres

Mario Briceño-Iragorry, escritor trujillano nacido en


1897 y fallecido en 1958, escribe cuatro ensayos don�
de resume claramente su posición historiográfica que
ha ido delineando a través de su vida: “Ámbito y razón
del Humanismo Americano”, “La Leyenda Dorada”,
“Sentido y Función de la ciudad” y “El sentido de la
tradición”. Todos ellos pasarán a formar parte del libro
Introducción y defensa de nuestra Historia donde se
encuentran otros ensayos como: “Nuestros estudios
Históricos” y la “Historia como elemento de creación”.
15
Es Mario Briceño-Iragorry un historiador tan ver�
sátil y fecundo que nos resultó muy difícil extraer de
sus libros y artículos una sola concepción historiográ�

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Memorias del siglo XX

fica porque ella como la vida fue cambiando debido al


impacto de la realidad, sobre todo de la política. Fue
transformándose también por su gran cantidad de lec�
turas que estaban incorporando siempre nuevas visio�
nes a su reflexión histórica.
En mi vida he visto y he sentido la lucha con�
tradictoria, la perpetua dialéctica del pensa�
miento. (...)Variado el mismo punto de partida
de donde arrancó una posición doctrinaria, es
deber revalorizar las observaciones de hoy.
Yo no creo que se pueda motejar de veleta a
quien rectifica posiciones, siempre que esta
rectificación no provenga de un sentimiento
hedonista. Me parece espantoso pedir una
uniforme manera de juzgar cuando nos halla�
mos frente a un mundo movedizo El mismo
hombre, individualmente tiene variedad de
etapas en su constitución biológica. La salud,
las enfermedades, los tránsitos de fortuna al�
teran la estructura temperamental. ¿Crees tú
que la sensibilidad y las pasiones no influyen
sobre la armazón ideológica?1
Él mismo justifica a veces los cambios ocurridos en
su vida. Habla también de los continuos ajustes que
plantean éstos a nuestra ideología. Además, pensa�
mos que no existe necesariamente en Mario Briceño-
16
1 Mario Briceño-Iragorry. Obras Completas. Vol. 22, p. 552, “Carta a
Víctor Manuel Pérez Perozo”, San José de Costa Rica, 31 de enero de
1941.

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Memorias del siglo XX

Iragorry una estructura racional independiente de sus


emociones, sino que su vida como la Historia que es�
cribe están estrechamente ligadas a ellas.
Escritor de indispensable lectura para todos aque�
llos que quieran intentar comprender la realidad vene�
zolana como lo demuestran la gran cantidad de traba�
jos que han sido dedicados a su obra, expresa a través
de la solidaridad histórica una síntesis de los objetivos
de su búsqueda historiográfica. Solidaridad histórica
porque la Historia era precisamente la encargada de
mantener los vínculos entre los seres humanos a tra�
vés del tiempo. Es la forma más sutil y tal vez más difí�
cil de solidaridad porque no cuenta con la vinculación
estrecha que vivir el mismo tiempo histórico puede
crear entre los hombres. Sin embargo, es la muestra
más perfecta de decantación de la solidaridad. La so�
lidaridad histórica expresa lo que ha quedado de esa
virtud después que el tiempo ha intentado borrarla
con la muerte. De la solidaridad histórica depende la
idea de venezolanidad que se expresa a través de la
patria, la nación y la cultura. El amor con que había 17
sido construida una cultura tenía que ser trasmitido
a través de la Historia. “Para amar la Patria es preciso

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Memorias del siglo XX

amar su Historia, y para amarla en su totalidad, es ne�


cesario conocer y amar su Historia Total.”2
Esta aspiración de una historia total se ve reafirma�
da con la aspiración de un desarrollo armónico de ella
hacia un único fin al final de los tiempos. La Historia
total será uniformada por un canon valorativo definido
por la cultura. Los fragmentos de las historias parciales
pueden calzar -para él- en la historia total como piezas
armónicas de un gran rompecabezas. “La armonía en
la verdad no puede ocurrir sino a la consumación del
fin unitario del hombre, como problema central de la
Historia.”3
Por lo tanto, La Historia era una fuerza constructora
de la nacionalidad y la cultura, y en concreto, el ele�
mento primordial en la elaboración de la venezolani�
dad.
Nuestra Historia está en deuda con nuestra cultura
porque no ha seguido el camino para crearla y conver�
tirla en una expresión donde la idea de aglutinación
venezolana esté presente: “Y con sentido humano,
18
2 Mario Briceño-Iragorry. Obras Completas. “La Leyenda dorada.” Vol 4, p.
271.
3 Ibídem, p. 575.

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Memorias del siglo XX

consultando el hontanar de nuestra historia, explicar


mucho, nuestros dolores colectivos para procurarles
remedios que salden en parte nuestra gran deuda
con la cultura (...) Un clima democrático sólo puede
crearse sobre un amplio espíritu de comprensión y
convivencia.”4
Él cree en la Historia como una fuerza constructora
provista de coherencia y voluntad integradora. La His�
toria era un arma defensiva que al fomentar la solida�
ridad por lo nuestro impedía que los valores de otras
culturas destruyeran los que eran considerados como
propios. “Hasta hoy, considero el cuerpo de ideas que
durante más de veinte y cinco años he venido soste�
niendo en la cátedra, en la tribuna y en el libro, como
el mejor enderezado a dar vigor a nuestra Historia y
fuerza defensiva a la nación.”5
La Historia tiene una función moral que impulsa a
construir y no a destruir los valores de la nacionalidad.
Buena cura para la crisis de valores que ame�
naza la integridad nacional, es este volver so�
bre nosotros mismos por medio de la recon�
sideración y revaluación del pasado. Delicada 19

4 Ibídem, Vol. 18, p. 308-309.


5 Ibídem, p. 283.

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Memorias del siglo XX

labor que reclama hábitos de moralista y de


psicólogo, precisa remirar nuestro proceso
histórico con sentido de realidad, que evite el
peligro de ver con ojos desapropiados los he�
chos antiguos y de concluir como si se hubie�
ran efectuado en otro plano de posibles. Se�
guro estoy de que un examen juicioso, sereno
y esperanzado de nuestra vida histórica librará
a las futuras generaciones del espantoso pe�
cado presente que está empujando a nuestro
pueblo a desertar de sí mismo.6
Esta necesidad de estudio de la historia lo hace in�
cluso modificar su actitud frente al aporte cultural que
el substrato indígena había dejado en nuestra nacio�
nalidad, manifestada claramente en Tapices de Histo-
ria Patria. En esta época en artículos como “La verdad
de nuestro pueblo” nos dice lo siguiente:
Pero el indio es factor muy principal para el es�
tudio de nuestro mestizaje y para la compren�
sión del proceso formativo de los pueblos. Su
aportación precisa verla, no sólo como ele�
mento de trabajo en la formación material de
la riqueza colonial, sino también en lo que re�
presenta para el nuevo sentido que adquirirán
en nuestro suelo las fórmulas hispánicas.7

20
6 Ibídem, p. 297-298
7 Mario Briceño-Iragorry. Obras Completas. “La verdad de nuestro pue-
blo.” Vol. 17, p 216.

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Memorias del siglo XX

En la lucha por los valores propios la Historia cuenta


con el arma de la tradición que ha solidificado los valo�
res históricos en el pueblo. La tradición es la fuerza de�
fensiva de la Historia. “Muchos se desdeñan porque se
les llame tradicionistas. Yo, en cambio, tengo el orgullo
que se me moteje de tal y con clara responsabilidad de
lo que ello representa, os hablaré esta tarde de la tra�
dición como sentido creador y como fuerza defensiva
de los pueblos.”8
La creación tiene que estar basada en una sensibili�
dad con respecto al pasado para poderse dar con au�
tenticidad. La existencia de la tradición da a los pueblos
atributos afirmativos que les permiten desenvolverse
con gran seguridad y dominio de sí mismos en el con�
cierto de las naciones, y no sólo eso, les da perspectiva
para conocer cuáles podrían ser sus posibles planes de
desarrollo futuro. “Carácter, fisonomía, tono, impul�
so, perspectiva representa para los pueblos una bien
formada y defendida tradición.”9 En Venezuela la fuer�
za defensiva de la tradición debe ser inculcada tal vez
con más fuerza que en otros pueblos porque estamos 21

8 Ídem.
9 Ibídem, p. 314.

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Memorias del siglo XX

en un país donde: “Se ha pensado que destruir es lo


mismo que hacer algo.”10 Al mismo tiempo la tradición
es la dinámica que defiende y crea al mismo tiempo.
“Tradición es, por el contrario, comunicación, movi�
miento, discurso.”11
La tradición tiene que ser distinguida de la Historia
porque ella contiene valores no teóricos sino irracio�
nales, y es mágica para Mario Briceño Iragorry. La tra�
dición es la vitalización de los valores históricos dentro
del pueblo, es la Historia hecha carne. El historiador
debe conocer estos valores, entenderlos y captarlos
para poderse convertir en un verdadero intérprete del
pueblo.
Algunos de los conceptos como el de tradición que
utiliza Mario Briceño-Iragorry para describir la Histo�
ria y la cultura de Venezuela en esta época, recuerdan
las teorías de Eduard von Hartmann filósofo alemán.
Sin embargo, pensamos que sus ideas de la fuerza de
lo inconsciente -aunque están influidas por Von Hart�
mann- se inclinan más, a la raíz romántica que tiene el
22 pensamiento histórico de Mario Briceño-Iragorry:

10 Ibídem, p. 304.
11 Ibídem, p. 305..

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Memorias del siglo XX

Tradición como transmisión de los valores for�


mados por los antepasados. Legado de cul�
tura que el tiempo nos transfiere para que,
después de pulido y mejorado por nosotros,
lo traspasemos a las futuras generaciones.
Más allá de las manifestaciones objetivas que
la personalizan en su aspecto documental,
se elevan ágiles, sutiles, inaprehensibles, los
imponderables que dan fisonomía y forman
el genio de los pueblos. No se les puede ob�
servar, ni menos aún se les puede catalogar
como valores reales. Son, en último análisis,
algo que ni se escribe, ni se graba, ni se mira,
pero que se siente de mil maneras como signo
indeleble de la substancia social. Son el modo
de ver, de hablar, de reír, de gritar, de llorar
y de soñar que distingue y configura, como si
fuese una dimensión hartmanntiana, el pro�
pio ser de las familias y de los pueblos. Diríase
que constituyen la conciencia que trasluce en
el drama de la Historia. En aquellos valores se
recogen y subliman los demás valores reales
y sensibles, que forman el andamiaje general
de la cultura. Entenderlos y captarlos, es tanto
como entender y captar el propio secreto de
las sociedades, por donde su intuición consti�
tuye el toque divino que convierte en magos a
los intérpretes del pueblo.12
Los valores de la tradición son los que permiten al
pueblo tener conciencia de sí mismo, son los que des�
23
criben y expresan su ser a través de la evolución histó�

12 Mario Briceño-Iragorry. Obras Completas. “El sentido de la tradición.”


Vol. 4, p. 306. Negrillas nuestras.

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Memorias del siglo XX

rica. Podemos advertir en la siguiente frase la impor�


tancia que tiene para él la tradición como elemento
que define el ser de los pueblos.
Del propio modo como el hombre sabe que
vive en cuanto tiene memoria de su ser ante�
rior, así mismo las naciones proyectan para el
futuro sobre el fondo de la tradición, ya que
difícilmente un pueblo que carezca de la con�
ciencia de sí propio uniformará sus conceptos
en torno al grupo de valores que deben servir
de norma a sus actividades venideras.13
Por lo tanto, Mario Briceño-Iragorry además de
contar con la Historia para definir un pueblo debe
también tenerse en cuenta la tradición que funde par�
te del saber histórico con los sentimientos del pueblo
y de allí su fuerza mágica. “Nosotros, por no poseer
una tradición vigorosa, carecemos de la fuerza mágica
que pueda poner en espantada a los filibusteros que
vienen destruyendo, con ayuda doméstica, el vigor
económico, el vigor político y el vigor moral de la pa�
tria venezolana.”14
Pero no siempre la tradición es buena. Ella, como la
Historia, va a necesitar ser orientada moralmente. El
24
13 Mario Briceño-Iragorry. Obras Completas. “El sentido de la tradición.”
Vol. 4, p. 306.
14 Ídem.

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Memorias del siglo XX

hombre de estado y el sociólogo deben estar pendien�


tes para que sobrevivan las buenas tradiciones. Ellas
deben ser las que perduren en el desarrollo histórico.
La tradición como la Historia debe estar cargada para
Don Mario de moralidad.
Para que la tradición mantenga su fuerza
creadora, es necesario que sufra una pruden�
te reelaboración que la quintaesencie para la
ejemplaridad. El acto disvalioso, así se repita a
través de épocas diversas, no debe mirarse en
función ejemplar, sino como indicativo de la
permanencia de un proceso que es necesario
superar. Al hombre de estado y al sociólogo
toca vigilar en estos casos la razón de su in�
sistencia y solicitar los caminos del remedio.
La tradición, como buen legado, se recibe a
beneficio de inventario. Lo que nuestros an�
tepasados hicieron en contradicción con las
normas universales de la moral y de la justicia,
debemos explicarlo en sus causas, como he�
cho cumplido, pero no erigirlo en canon social
ni aceptarlo por norma de vida.15
Es la necesidad de coherencia y de integración den�
tro del saber histórico lo que nos ha llevado a unir la
necesidad de solidaridad que Don Mario expresa ha�
cia sus semejantes y su pasión por la Historia que es la
manera de demostrar la unión necesaria con el tiempo 25
pasado. La urgencia de coherencia e integración histó�

15 Ibídem, p. 315.

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Memorias del siglo XX

rica manifestada por él lo lleva a formular la necesidad


de un canon histórico, idea que manifiesta con toda su
fuerza en su libro Mensaje sin destino.
En cambio, a estas alturas de tiempo, ya de�
biéramos haber adoptado, espontánea y uni�
formemente, un canon histórico, no de crea�
ción oficial o policiaca, sino formado, repito,
sobre estructuras ideales, arrancadas, a través
de un proceso sedimentario de generaciones,
del fondo de nuestros anales. Contra ese ca-
non popular, nacional, al cual correspondería,
como es lógico, una sensibilidad defensiva
chocaría todo propósito forastero de desfigu�
rar personajes y sucesos de nuestra historia.
Como cuerpo provisto de robustas defensas
naturales, el organismo social repudiaría por
sí sólo cualesquiera consejas que se opusieran
a su verdad histórica, sin necesidad de que se
recurra, como fatalmente hubo de recurrirse
en el caso citado, a drásticas drogas de gen�
darmería.16
Este canon histórico constituido por “un grupo vigo�
roso y uniforme de valores históricos” es la expresión
de que existe una razón histórica. “Por ello, cuando se
estudian las leyes de Indias a la luz de la razón histórica
y no de la pasión política, aparecen como uno de los
26
más excelsos monumentos de la legislación universal.”

16 Mario Briceño Iragorry. Mensaje sin destino. Caracas, Editorial Avila


Gráfica, 1952. p. 171.

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Memorias del siglo XX

La Historia tiene una razón propia que justifica su


necesidad de coherencia y lealtad a los valores de una
cultura. Esto nos lleva nuevamente a decir que para
don Mario La Historia es fundamentalmente moral.
Sin embargo, nosotros no siempre podemos apelar
a la existencia de esta razón que da sentido a los actos
de la Historia. A veces los hechos históricos se mues�
tran llenos de una locura racionalmente inexplicable.
El mismo afirma de Venezuela que es un “Manicomio”
porque no ha encontrado aún ni su razón ni su canon
histórico. Pero, ¿se han conseguido estos en alguna
parte?, ¿en algún período histórico?, ¿Cuál sería la
dosis de racionalidad necesaria en los caminos de la
Historia?
La solidaridad histórica, la coherencia que debe
manifestar la Historia en acuerdo a ciertos valores,
el sentido constructor que para él debe conducir a la
Historia -expresados en última instancia por el canon
histórico que debemos alcanzar- no son propios de
la Historia misma sino de lo que la Historia debe ser
para él. 27

Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry


BIBLIOGRAFIA
Briceño-Iragorry, Mario.
Obras Completas. Tomo I a XXIII. Caracas,
Ediciones del Congreso de la República, 1988 a
1998.
The Encyclopedia of Philosophy. Vol. 3. London, Mac�
millan Publishing, Co. Inc. & Free Press, 1967, pág. 421
Memorias del siglo XX

ADRIANI Y EGAÑA, LA
COMUNIÓN DE PARECERES
breves observaciones en torno al
pensamiento político y económico

Luis Fernando Castillo Herrera

Desde el inicio de la explotación del llamado oro


negro en territorio nacional, Venezuela será identifi�
cada comercialmente como una república petrolera.
De gran significación serán los años 1914, 1917, 1922
y 1928. El primero de ese cuarteto cronológico corres�
ponde al bramido que anunciaba el reventón del Zu�
maque I, éste representó el primer gran llamado, ¡hay 29
petróleo en Venezuela!, y su primera exportación la
realizaría precisamente en 1917, empero, será el pozo

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Memorias del siglo XX

Barrosos Nº 2 de 1922, quien le anuncie al mundo el


significativo potencial de ��������������������������
éste����������������������
enclave caribeño, go�
bernado por un taciturno andino de corte pretoriano,
quien bajo su cerrado puño de acero, regirá en estas
latitudes. Esa misma Venezuela alcanzaría en 1928 el
segundo lugar como productor mundial de aquel hi�
drocarburo, que llegaba para motorizar el siglo XX.
En este sentido, cuando revisamos nuestra historia
vinculada al denominado oro negro, encontraremos
una diversidad de figuras que teorizaron, administra�
ron y cuestionaron la industria. Es en ese punto donde
hallamos a Manuel R. Egaña. Su obra ha sido narrada
por autores como Rafael J. Crazut, quien en su investi�
gación Manuel R. Egaña, obra y pensamiento, intenta
abarcar en gran medida los aspectos más significativos
del personaje, deteniéndose incluso en su formación
e influencia política-económica, donde destaca sus in�
clinaciones positivistas, liberales y hasta keynesianas.
El esfuerzo de Rafael J. Crazut y Félix Soublette, en
pro de la divulgación de la obra material e ideológica
30 de Manuel R. Egaña, se concentró en la recopilación
investigativa del grueso de la producción del jurista
venezolano, en este orden, Manuel R. Egaña. Obras y

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Memorias del siglo XX

ensayos seleccionados, comprendidos en tres tomos,


reúne artículos, pronunciamientos y por supuesto la
obra Tres décadas de producción petrolera, el máximo
aporte intelectual del otrora Ministro de Fomento.
El presente texto tiene como objetivo resaltar
brevemente algunas de las características elementales
del pensamiento político-económico de Manuel
R. Egaña atendiendo la influencia directa que tuvo
Alberto Adriani y sus principales aportes durante su
labor como funcionario del Estado venezolano.

La comunión de pareceres
Adentrarnos en el pensamiento político y
económico del venezolano Manuel R. Egaña, significa
examinar elementos representativos y una versatilidad
reveladora de un individuo de gran contraste con su
época. Aquella formación intelectual aplicada en su
desempeño en cargos públicos, encuentra su génesis
en diversos núcleos que indudablemente ayudaron a
construir una visión singular del contexto donde se
31
desarrolló; primero el ciudadano, luego el economista.

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Memorias del siglo XX

En torno a su formación, emergen elementos que


obligatoriamente debemos destacar, sin pretender
extendernos innecesariamente en ellos. Manuel
Rafael Egaña Berroeta, nace el 24 de enero de 1900,
coincidiendo con el alba del siglo XX. Luego de obtener
el título de bachiller en Filosofía y Letras, realizará el
ya tradicional viaje del interior del país a la capital,
dejando atrás su tierra natal Zaraza:
…se traslada a Caracas en 1918 a proseguir la
carrera de Derecho en la antigua Escuela de
Ciencias Jurídicas de la Santa Capilla, pues
el Gobierno dictatorial del general Gómez
había clausurado la Universidad Central de
Venezuela, luego de una rebelión estudiantil
contra su régimen en 1914.1

Indudablemente, las condiciones presentes en


Venezuela resultaban un obstáculo para la verdadera
formación intelectual. Pese a ello, Egaña irá creciendo
académicamente, en medio de aquel camino de
formación y preparación educativa, se topará de
forma gratificante con el merideño Alberto Adriani en
1918, y varios factores le harán entablar una cordial
32 amistad.

1 Luis Xavier Grisanti. Manuel R. Egaña. Caracas: Biblioteca Biográfica


Venezolana, El Nacional-Bancaribe, Nº 64, 2007, p. 19.

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Memorias del siglo XX

Ambos venezolanos eran contemporáneos,


contaba Egaña con dieciocho y Adriani veinte años.
Venían de núcleos familiares dedicados al campo,
llaneros y andinos respectivamente, conocedores en
consecuencia de la realidad interna del país. En 1921,
Alberto Adriani parte al continente europeo donde
reforzaría de manera eficaz su formación profesionalen
la ciencia económica, Egaña por su parte, continuaría
estudios doctorales en Ciencias Políticas en la
Universidad Central de Venezuela.
La lejanía de los dos prospectos no significó el final de
una amistad que dejaría grandes frutos para la nación.
La designación de Manuel Egaña en la Legación de
Venezuela en los Estados Unidos en 1927, y la estadía
de Adriani en Washington, sirvió de escenario para el
reencuentro, afirma Grisanti: que “…convivieron (…)
en la misma residencia de Mrs. Mary Allan Adams”2.
En aquellas amenas conversaciones, probablemente
muy frecuentes, y aunado al ya avanzado desarrollo
intelectual de Alberto Adriani, no sería extraño que
ambos estuviesen planificando posibles proyectos 33
para Venezuela. Y serán esas conversaciones donde se

2 Ibídem. p. 31.

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Memorias del siglo XX

decataría la influencia de Adriani.


El mismo Egaña sería enfático al afirmar que su
inclinación posterior hacia los estudios financieros
y económicos fue en gran medida resultado de la
influencia que Adriani tuvo al respecto. Así lo refiere
en sus palabras en homenaje al eterno amigo en
1946:
Mi preferencia de entonces era, entre las
disciplinas jurídicas, por el derecho civil.
Adriani, en nuestras largas conversaciones,
estimuló vivamente mi inclinación por los
estudios económicos y financieros, en los
cuales era ya una autoridad3.

En este punto, debemos necesariamente


observar la importancia de Alberto Adriani, pues
no sólo fueron sus estudios internacionales los
que le otorgan una preponderancia significativa.
Las condiciones decadentes de Venezuela para el
primer tercio del siglo XX, evidenciaban una notable
ausencia de verdaderos análisis en relación al proceso
económico, además de otros aspectos, es pues Adriani
un halo de luz en el oscuro túnel. Así describe Egaña la
34

3 Manuel R. Egaña. (1946). “En homenaje a Alberto Adriani”. En Al-


berto Adriani. (1989). Labor venezolanista. Venezuela, la crisis y los cambios.
Caracas: Academia Nacional de Ciencias Económicas, p. 38.

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Memorias del siglo XX

impronta del merideño:


…es sorprendente el abandono en que
estuvieron los estudios e investigaciones
económicos, de carácter verdaderamente
técnicos, en los finales del siglo XIX y principios
del corriente. Apenas uno que otro pensador
escribió algún folleto o artículo en donde, más
que método científico, puede encontrarse
intuición e imaginación (…) Fue Adriani uno
de los primeros que llamaron la atención
en Venezuela acerca del hecho de que el
liberalismo económico manchesteriano era
cosa del pasado y que el mundo de hoy no
podía vivir sin la intervención del Estado.4

Adriani había logrado cursar una serie de estudios


y pasantías en Europa y América, destacando; Ginebra,
París, Washington, Roma, La Habana y Bogotá,
experiencia valiosa que reflejaría en sus análisis y
cargos oficiales donde logró dejar su huella.
Un aspecto esencial donde muy probablemente
influenció Adriani en el ideal político de Egaña, fue la
concepción en torno al Estado, las funciones y alcance
de éste para el avance cabal de las naciones. Bajo
la interpretación del autor de Labor venezolanista,
el Estado en la órbita del siglo XX, estaba llamado 35
a convertirse en el guía predestinado de las

4 Ibídem. pp. 41-42.

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Memorias del siglo XX

repúblicas modernas, es decir el: “…representante


por antonomasia del proyecto de la nación, de sus
intereses, necesidades y aspiraciones…”5.
En su obra El proyecto de cambio social de Alberto
Adriani (1914-1936) Miguel Szinetár Gabaldón, elabora
una revisión minuciosa del pensamiento político de
éste notable venezolano, donde es posible apreciar los
aspectos referentes al papel y la naturaleza del Estado
que sostuvo a lo largo de su vida. Bajo la óptica de
Adriani: “…el Estado tomaría en el futuro, una ‘grande
extensión’ que lo llevaría a ser ‘el eje único de la vida
de los pueblos’, y por tanto sería el director de todas
las actividades sociales”6.
Adriani evidenciaba una aproximación positiva
hacia el fascismo, donde la figura de un Estado
orgánico debía dirigir los requerimientos nacionales.
Esta forma de visualizar el papel del Estado, sería en
gran medida un antecedente y sustento filosófico para
Manuel R. Egaña, quien concebía la necesidad de un
constructo estatal equilibrado, lo suficientemente
36
5 Miguel Szinetár Gabaldón. El proyecto de cambio social de Alberto Adriani
(1914-1936). Caracas: CENDES, 1998, p. 71.
6 Ibídem. p. 49.

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Memorias del siglo XX

sólido para intervenir en el proceso de dar satisfacción


a las necesidades del país, pero adecuadamente
conciliador para no cercenar las iniciativas de los
particulares.
Adriani y Egaña pensaron el Estado bajo una
estructura que debía ir más allá del orden o la
pacificación y enfocarse más en la formación de un
cuerpo moderno y transformador por medio de sus
instituciones y relaciones comerciales.
En este sentido, Rafael Crazut enfatiza que desde el
pensamiento de Manuel Egaña, el papel primario del
Estado radica en:
…la conservación del orden interno y la
independencia de lo exterior, añade que
en el mundo de hoy, y por virtud de sus
peculiares características, en Venezuela el
estado no puede limitarse sólo a conservar el
orden, pues los efectos de tal conducta serían
extemporáneos.7

Quizás Egaña no inclinaría sus postulados hacia


el ideal fascista y mucho menos luego del desenlace
de la Segunda Guerra Mundial, pues los resultados
adversos para el eje Berlín-Roma habían dejado al 37

7 Rafael J. Crazut. Manuel R. Egaña. Obra y pensamiento. Caracas: Academia


Nacional de Ciencias Económicas, 1989, p. 38.

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Memorias del siglo XX

nazismo y el fascismo como ideologías desestimadas


en el concierto político mundial. No obstante, Manuel
Egaña si terminó exponiendo una interpretación que
colocaba al Estado en un sitial de gran relevancia, sin
idealizar una estructura totalitaria o asfixiante.
Con gran probabilidad, otro aspecto tomado del
pensamiento filosófico de Adriani por parte de Manuel
Egaña, se encuentra en el álgido tema del petróleo.
Dentro de la concepción económica y política de
Alberto Adriani ya existían los llamados de atención
hacia la excesiva dependencia hacia la producción
petrolera, que se vislumbraba de forma antagónica al
pasado agrícola del país:
El petróleo (…) no tiene derecho, ni es
conveniente dárselo, a la preponderancia
absoluta sobre todos los demás elementos de
nuestra organización económica.8

No se trata de un opositor al fenómeno petrolero


y su impacto en el país, pues está claro que: “…la
maldición no se debe al recurso per se, sino al uso
que se le dé a la renta generada”9. Alberto Adriani
38
8 Adriani citado por Szinetár, op. cit. p. 96.
9 Pedro Rodríguez Sosa y Luis Rodríguez Pardo. El Petróleo como instrumen-
to de progreso. Una nueva relación ciudadano-estado-petróleo. Caracas: Ediciones
IESA, 2012, p. 63.

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Memorias del siglo XX

probablemente fue uno de los primeros en exponer


con claros argumentos la necesidad de equilibrar
la dote del oro negro, que consideraba de una gran
transitoriedad, frente a la marcada tradición agrícola
que había caracterizado a Venezuela. Pese a ello:
“Adriani sabía que el petróleo, entendido como
proceso, había producido un fuerte impacto en la
economía y en la sociedad venezolana”10 y dicho
cambio era inminente e indetenible.
En este orden de ideas, Adriani observó en el
petróleo una fuente cierta de grandes dividendos para
la república, sin embargo, destacó una serie de factores
que al mismo tiempo le otorgaban una valoración
negativa. Muchos de esos factores se encontraban
relacionados con el desequilibrio agrícola y ganadero,
generado por el hidrocarburo:
Su identificación del petróleo con una
actividad destructiva, devastadora, precaria
y perecedera, lo llevaba a pensar que cuando
(como consecuencia de la destrucción y el
agotamiento) se terminaran los yacimientos,
las regiones petroleras volverían, como en el
caso mexicano, y si entretanto no desarrollaban
otras fuentes de riqueza, a convertirse en 39

10 Miguel Szinetár Gabaldón. El proyecto de cambio social de Alberto Adriani


(1914-1936)… p. 94.

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Memorias del siglo XX

desiertos, y el petróleo dejaría “un vacío


enorme” en la organización económica.11
La apreciación no se encontraba fuera de
lugar, puesto que la existencia de las denominadas
concesiones había permitido la presencia notable
de empresas petroleras foráneas en territorio local,
siendo los consorcios europeos y norteamericanos
quienes guiaban la exploración y explotación.
Seguidamente, otro elemento desfavorable
de la industria petrolera destacado por Adriani se
encuentra en la desatención de la agricultura, esta
apreciación se sustenta en la gran demanda laboral
generada por la actividad petrolera que ocasionó la
absorción de mano de obra, otrora destinada a los
quehaceres y necesidades agrícolas. El petróleo tuvo
en gran medida las dos interpretaciones por parte de
Alberto Adriani; en primer lugar, aceptaba el impulso
económico generado por la industria, en segundo
lugar, observó con detenimiento y preocupación la
creciente dependencia que se le había endilgado y los
peligros que esto conllevaría.
40

11 Ibídem. p. 95.

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Memorias del siglo XX

En cuanto a ello, Szinetár Gabaldón, expresa


que la visión petrolera de Adriani se enfoca
fundamentalmente en un necesario esquema de
planificación:
(…) encuadrado en líneas maestras del plan
estatal. Debería garantizar la soberanía del
Estado nacional y preparar las condiciones
para una eventual independencia con respecto
al mismo petróleo. Utilizar el petróleo para
independizarnos del petróleo desarrollando
fuentes alternativas de riqueza es, pues, una
idea de Adriani que tendría en el futuro, como
otras muchas de él, especial fortuna12.

Al observar estas preocupaciones, y compararlas


con las anotaciones de Manuel Rafael Egaña,
encontramos similitudes en algunos aspectos
particulares. Por supuesto, la prematura desaparición
física de Adriani, no le permitió apreciar el carácter y
preponderancia del petróleo durante y después de la
Segunda Guerra Mundial, relevancia que supera con
creces a las evidenciadas durante el primer conflicto
armado de grandes dimensiones en el siglo XX.

Tanto Adriani como Egaña fueron enfáticos en 41


la necesidad de potenciar el factor agrario junto al

12 Ibídem. p. 97.

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Memorias del siglo XX

petrolero, evitando la destrucción de una actividad


por el desarrollo de la otra. El economista merideño,
exponía el carácter destructivo de la explotación
petrolera de cara a la agricultura, Egaña hasta cierto
punto compartía también esa visión, sin embargo
apostaba a la existencia conjunta de las dos actividades:
Es bien sabido que en Venezuela, en donde
quiera que se ha emprendido una explotación
petrolera, ha surgido un desajuste en las
actividades agrícolas y pecuarias vecinas, que
acaban en el aniquilamiento de éstas13

Ante esa cruda realidad Egaña manifestaba que


esa característica no es necesariamente la verdadera
faceta de la industria petrolera:
…no es de la esencia de la actividad petrolera el
llevar simiente de destrucción de la actividad
agropecuaria. En otros países pueden convivir
y prosperar ambas, como sucede en los Estados
Unidos de América (…) voy a referirme al Estado
de Texas, que produce el doble de la cantidad
de petróleo que hoy produce Venezuela y
cuyas condiciones naturales son las que más
42 se acercan a las nuestras, particularmente a

13 Manuel R. Egaña. Tres décadas de producción petrolera. Caracas: Imprenta


Nacional, 1947, p. 142.

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Memorias del siglo XX

las de nuestros llanos. ¿Qué ha sucedido en


ese ambiente para que paralelamente a una
industria petrolera tan desarrollada prospere
una floreciente industria ganadera?14.
La pregunta de Egaña es contundente, el
equilibrio entre el petróleo y la actividad agraria
demandada por Adriani no es una posibilidad lejana,
utópica o imposible. Por otro lado, y para cerrar este
breve ensayo, debemos destacar otros elementos
representativos en la formación filosófica e ideológica
de nuestro personaje; si bien es cierto, Manuel Egaña
no preconizaba un control hermético del Estado,
tampoco se puede observar en él un seguidor de las
corrientes liberales: “…su pensamiento económico
parece identificarse más bien con Keynes o las
corrientes pre Keynesianas…”15. En cuanto al tema de:
“…las Finanzas Públicas y la política fiscal, la influencia
de los autores franceses y de la doctrina francesa está
casi siempre presente, como se evidencia en sus citas
y acotaciones”16.

43
14 Ibídem. p. 143.
15 Rafael Crazut, R. (1989). Manuel R. Egaña. Obra y pensamiento. Caracas:
Academia Nacional de Ciencias Económicas, p. 40.
16 Ibídem. p. 41.

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Memorias del siglo XX

Finalmente, la interpretación del positivismo


que estuvo imperante en Venezuela, ciertamente
representó parte del engranaje de sus reflexiones: “Este
método es el que se observa en los estudios históricos
y geográficos de Egaña en donde la interpretación
analítica, predomina sobre lo simplemente descriptivo
y narrativo”.17

44

17 Ibídem. p. 43.

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Memorias del siglo XX

EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL
un actor político en Venezuela

Lorena Puerta Bautista

Acontecimientos sociales y políticos ocurridos a lo


largo del siglo XX han posicionado a los estudiantes
universitarios como parte del liderazgo político del
país, son un grupo de choque, destinado a la denun�
cia de situaciones que afectan el común nacional. Este
carácter no es novedoso, la resistencia en las univer�
sidades y particularmente del sector estudiantil se
ha mantenido activa por décadas, por lo cual los es�
tudiantes son actores significativos en momentos de 47
crisis universitaria y de presión política.

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Memorias del siglo XX

El movimiento estudiantil se considera un instru�


mento de lucha para el reconocimiento de reivindi�
caciones inherentes a sus providencias estudiantiles,
pero también han ocupado un rol político de alcan�
ce social con evidente proyección e influencia en los
ciudadanos. La esencia del movimiento estudiantil es
la espontaneidad que impulsa y promueve la relación
entre los líderes/representantes estudiantiles en con�
junto con la masa universitaria.
Otra característica interesante de esta forma de lu�
cha es que sus integrantes están en constante forma�
ción debido a que el estudiantado es un actor social de
origen diverso y no permanente.
Si queremos realizar un acercamiento a los momen�
tos en los cuales este sector suele hacer intervencio�
nes en la vida pública y universitaria, conviene realizar
una revisión al termino crisis, el cual “…no es más que
la manifestación instantánea, sorpresiva y violenta de
procesos que se han venido incubando en las socieda�
des a través de los años, y en ocasiones de los siglos, y
48 que se proyectan también, quién sabe por cuántos
años, hacia el futuro.”1

1 Manuel Caballero, Las crisis de la Venezuela contemporánea (1903-1992).

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Memorias del siglo XX

Los periodos de crisis universitarias, tienen que


ver con el surgimiento de situaciones irregulares que
afectan directamente la dinámica diaria de la comuni�
dad universitaria, tales como déficit de presupuesto o
posibles vulnerabilidades a la autonomía. Asimismo,
en las últimas décadas del siglo XXI hemos apreciado
que las tendencias de manifestación política del sector
estudiantil han mutado hacia asuntos que pertenecen
más a la dinámica política y la vida pública.

La Generación de 1928

Históricamente la participación de los estudiantes


en las calles tiene su hito en la Generación de 1928,
cuando estudiantes de la Universidad Central de Vene�
zuela (UCV) encaminaron sus actividades a través de la
Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV). Su pre�
sidente era Raúl Leoni, quien el 26 de enero de 1928,
anunció la celebración de la Semana del Estudiante,
al mismo tiempo que se elegía a Beatriz Peña como la
reina de los carnavales. 49

Caracas, Editorial Alfa, 5ta edición, 2007, p. 23.

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Memorias del siglo XX

El objetivo era celebrar la festividad y recolectar


fondos para la FEV, pero el rumbo cambió drástica�
mente. Iniciados los festejos y el alboroto carnavales�
co, se realiza un desfile hasta el Panteón Nacional, y
mientras se hace una juiciosa entrega floral en aquel
recinto simbólico, un estudiante aprovecha la oportu�
nidad, y con grito de lucha se dirige a la multitud. Era
Jóvito Villalba, quien con un discurso sin careta y sin
disfraz, reclama la situación política del país que se en�
contraba bajo el régimen de la dictadura del General
Juan Vicente Gómez (1908-1935). De la misma mane�
ra, lo hace el estudiante Rómulo Betancourt y el poeta
Pío Tamayo, quien declama un poema para la reina del
carnaval pero con un disfraz llamado libertad.
La Generación del 28, presumiblemente no tenía
idea del alcance de sus acciones en el momento que
las realizan pero si de la necesidad de acabar con el
régimen gomecista, “con esa huelga, los caraqueños
inauguran una era de los movimientos urbanos, ca�
racterísticos del siglo XX pero que en Venezuela eran
50 completamente desconocidos. Por primer a vez en
este siglo, el gobierno y una naciente oposición se en�

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Memorias del siglo XX

frentaban en un nuevo escenario: la calle”2.


Fue tal el impacto que creó esta generación de jóve�
nes en la política venezolana que algunos de ellos ter�
minarían dirigiendo la etapa democrática venezolana
iniciada posteriormente de la caída de la dictadura de
Marcos Pérez Jiménez en enero de 1958. A esa gene�
ración, el escultor Ernesto Maragall le rinde culto a la
memoria de sus integrantes desaparecidos.

“A la memoria de los desapare-


dos integrantes de la Generación de 1928”

Tierra de Nadie. Ernesto Maragall. 1978.


Universidad Central de Venezuela
Fuente: http://www.encaribe.org
51

2 Manuel Caballero, Las crisis de la Venezuela Contemporánea, p. 63.

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Memorias del siglo XX

El movimiento estudiantil siempre ha aparecido en


la escena con la finalidad de profundizar los reclamos
que han conllevado a la crisis social y económica del
país. Por otro lado, también la participación estudian�
til ha sido por la defensa de sus providencias estudian�
tiles, y particularmente, en momentos de crisis univer�
sitaria la dupla estudiantes–profesores se convierten
en una proclama de lucha y defensa por las carencias
a las cuales han sido sometidas históricamente las uni�
versidades venezolanas.
Casos emblemáticos como la participación de los
estudiantes en la caída de la dictadura de Pérez Jimé�
nez y en los movimientos de la renovación universi�
taria de la década de 1960. La lucha estudiantil por la
Reforma Universitaria no es más que un camino para
llegar a las reformas sociales.
Esta situación se presentó en nuestro país duran�
te el movimiento de renovación de 1969 y también a
mediados de la década de 1980, cuando las protestas
estudiantiles se orientaron hacia la crítica de los vicios
52 presentes en el sistema político venezolano, más que
hacia el cuestionamiento de los problemas internos de
las universidades, aunque inicialmente hayan comen�

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Memorias del siglo XX

zado por esto.

La crisis universitaria de 1988 - 1989

Particularmente, por sus características abordare�


mos las manifestaciones estudiantiles y profesorales
que inician en el 4 de enero de 1988, cuando en el
marco de las desavenencias existentes entre los pro�
fesores universitarios y el Ministerio de Educación, la
Federación de Asociaciones de Profesores Universita�
rios de Venezuela (FAPUV) abre el campo de acciones
por la lucha de la homologación salarial, la respuesta
del Ministro de Educación Pedro Cabello Poleo, es no
reconocer esta solicitud.
Como resultado inician entre el mes de enero y fe�
brero de 1988 marchas, desfiles, paros escalonados,
asambleas en el Aula Magna de la UCV, actos en pla�
zas públicas con la finalidad de motivar al gobierno de
Jaime Lusinchi para que acepte sus peticiones. En este
escenario los empleados administrativos, estudiantes
y profesores fue radicalizándose en el mes de febrero 53
de 1988, se resolvió el paro indefinido hasta que el go�
bierno no diera respuesta a las exigencias realizadas,

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Memorias del siglo XX

en este momento “…el conflicto iniciado en enero por


los profesores universitarios en demanda del cumpli�
miento de los términos de su contratación colectiva en
material salarial (…) [entró] en su segundo mes de de�
sarrollo y evoluciona convirtiéndose en una lucha que
ha sumado también a los empleados, trabajadores y
estudiantes…”3
La comunidad universitaria no solamente clamaba
por el ajuste salarial sino que en esta oportunidad, exi�
gió mejoras en el servicio del bienestar estudiantil y
planteó la creación de un seguro universitario que les
permitiese acceder a un servicio médico asistencial. La
justificación estaba dada por el caos general imperan�
te en el sector salud, con hospitales públicos insufi�
cientes y dotaciones que no satisfacían la demanda de
la población en general.
Debido a la agudización del conflicto universitario
desde el Consejo Nacional de Universidades (CNU) se
propuso “… el pago de becas, salarios, seguro de hos�
pitalización, cirugía y maternidad, biblioteca, transpor�
54

3 Rubén Darío Albornoz, “La marcha universitaria terminó ocasionando


pérdidas al comercio”, El Mundo. Caracas, 12 de febrero de 1988, p. 39.

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Memorias del siglo XX

te, bienestar estudiantil en general…”4 Sin embargo,


las condiciones que planteó el CNU no coincidían con
las expuestas por el sector universitario, lo que ocasio�
nó la huelga y con ella la crisis universitaria continuó.
Comenzó un movimiento de resistencia al cual se
unieron Liceos, Universidades Experimentales, Cole�
gios Universitarios. La marcha más emblemática fue la
pautada para el 11 de febrero de 1988, cuando se hizo
sentir en las calles de Caracas una manifestación que
salió desde Parque Carabobo cuyo destino final era la
Plaza El Venezolano.
El resultado fue la represión y la detención de va�
rios estudiantes que pretendían llegar hasta el Minis�
terio de Educación, no lo lograron al ser repelidos por
la Policía Metropolitana entre los detenidos estaban:
Bernando Ancidey, Presidente de la Federa�
ción de Centros Universitarios (…) Rubén Gra�
nadillos, Jairo Castilla, Marelis Malavé, Jacobo
Buitriago, Eulalio Rojas, José Luis Sánchez,
José Luis Salguero, Pedro Luis Urbina, Jacobo
Sulbarán, Ricardo Motorano, Berenice Till de
Salinas, Iraira Guairare…5
55
4 Rubén Darío Albornoz, “Grandes operativos ‘envolventes’ realizan
profesores en todo el país” El Mundo. Caracas, 3 de febrero de 1988, p. 12.
5 Rubén Darío Albornoz, “El conflicto seguirá en la calle hasta que el
Gobierno satisfaga peticiones”. El Mundo. Caracas, 13 de febrero de 1988,

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Memorias del siglo XX

A partir de este momento, se radicaliza aún más el


conflicto por parte de todos los sectores de la comuni�
dad universitaria, se hace más frecuente la realización
de clases magistrales en plazas y avenidas con el fin de
lograr la sensibilización y el apoyo de la sociedad ve�
nezolana. El paro indefinido continúo durante cuatro
meses más.
A principios del mes de mayo de 1988, a cuatro
meses de haber iniciado el conflicto comienzan las
negociaciones entre el gobierno y los universitarios
quienes exigieron la promulgación mediante decretos
presidenciales del cumplimiento de las ofertas realiza�
das que incluyó el compromiso del aumento de becas,
dotación a las bibliotecas, y un plan de seguro univer�
sitario con el cual:
…y por primera vez en la historia del país se
crea el seguro de hospitalización, cirugía y ma�
ternidad para todos los estudiantes de las uni�
versidades nacionales e institutos y colegios
universitarios, beneficiando alrededor de 400
mil educandos; cuyo presupuesto está calcu�
lado alrededor de 100 millones de bolívares.6

56
p. 6.
6 Francisco Santaella, “Seguro HCM cubrirá a estudiantes universitarios
aprobado por CNU en febrero”. Últimas Noticias. Caracas, 4 de mayo de
1988, p. 24.

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Memorias del siglo XX

Este fue un paso para el movimiento estudiantil,


sin embargo, aún le faltaban luchas por sus reivindi�
caciones, en el mes de octubre de 1989 nuevamente
hubo disturbios, está vez en la Plaza Las Tres Gracias
por parte de los estudiantes de la UCV en protesta por
el incremento del pasaje preferencial estudiantil, oca�
sión que fue propicia para recordar: “… la decisión del
CNU de desconocer el seguro de hospitalización, ciru�
gía y maternidad. Este organismo acordó que los hos�
pitales públicos sean los que presenten el servicio…”7
En el ámbito político y social, el país había pasado
por el Caracazo, el 27 de febrero de 1989, por lo cual
la presencia estudiantil en las calles en el mes de octu�
bre era una situación que desde el gobierno se quería
evitar. Es así como por la presión del movimiento es�
tudiantil, se crea mediante el Decreto Presidencial Nº
531 de fecha 6 de octubre de 1989 la Fundación de
Asistencia Médica Hospitalaria para los Estudiantes de
Educación Superior (FAMES).
Esta Fundación aun se encuentra en actividad, y es
en sí misma, un ejemplo de la lucha a la cual las gene� 57
7 Francisco Santaella, “Estrenaron disturbios estudiantiles en la UCV en
Plaza de las Tres Gracias”. Últimas Noticias. Caracas, 6 de octubre de
1989, p. 22.

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Memorias del siglo XX

raciones de estudiantes universitarios en conjunto con


los profesores y el resto de la comunidad universitaria
han tenido que salir a las calles en defensa de sus in�
tereses.
En el caso venezolano y latinoamericano las luchas
estudiantiles han girado en torno a la defensa de la de�
mocracia, ese carácter particular de los movimientos
estudiantiles latinoamericanos de las últimas décadas,
normalmente se relaciona con los procesos de masifi�
cación de la educación superior.
Los estudiantes universitarios dejaron de ser una
élite en la medida en que la crisis económica comenzó
a afectar a las clases medias y sectores de trabajado�
res.

En las últimas décadas


En estas dos décadas que han trascurrido del siglo
XXI, el movimiento estudiantil ha actuado como otro
actor en la política venezolana, dada la crisis partidista
58 que caracteriza el sistema político venezolano, ha sur�
gido del seno del movimiento estudiantil nuevas voces
que podrían suponer en el futuro la generación políti�

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Memorias del siglo XX

ca de relevo.
El movimiento estudiantil venezolano ha incremen�
tado sus apariciones con un evidente cambio de ten�
dencias, convirtiéndose en un actor de presión polí�
tica en vista de la crisis de los partidos políticos, toda
vez que los partidos tradicionales Acción Democrática
(AD) y El Partido Demócrata Cristiano. Comité de Or�
ganización Política Electoral Independiente (COPEI),
entraron en un periodo de crisis y perdieron represen�
tatividad y legitimidad dentro del electorado, dando
paso a la opción representada por el Teniente Coronel
EJ(R) Hugo Rafael Chávez Frías, quien alcanzó la presi�
dencia en el año de 1998 por primera vez.
Ante un gobierno y un partido, denominado Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que ha perma�
necido 22 años en el poder, el movimiento estudiantil,
sobrepasa las aulas universitarias y toma las calles por
motivos que no le son directamente inherentes a la
vida que se desarrolla en los recintos universitarios,
justamente por la necesidad de llenar un espacio que
parece baldío de los partidos políticos. 59

En el año 2007, el movimiento estudiantil logr������


���
des�
movilizar el poder y las bases del partido del gobierno,

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Memorias del siglo XX

al convocar una concentración en la mítica Av. Bolívar


con la consigna del aquel entonces estudiante Freddy
Guevara (UCAB) ¡A que la llenamos vamos!, y el impul�
so de otros dirigentes Stalin González (UCV), Ricardo
Sánchez (UCV), Yon Goicoechea (UCAB), retando con
estas acciones al Presidente Hugo Chávez. El discurso
lleg�����������������������������������������������������
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al electorado y gan��������������������������������
�����������������������������
la opción del “NO” a la refor�
ma de la Constitución. Como contraparte y en apoyo
al gobierno del Presidente Chávez surgió la figura de
Robert Serra (UCAB), Cesar Trompiz (UBV), Héctor Ro�
dríguez (UCV) y Andreina Tarazón (UCV).
Desde ese momento quedó claro, que el movimien�
to estudiantil, ha cambiado sus banderas de lucha li�
gadas a la vida universitaria y a las providencias estu�
diantiles, para salir a tomar las calles y demostrar que
son una fuerza política de relevancia en medio de la
crisis partidista, de las desavenencias del sector oposi�
tor y sobre todo, como una expresión de búsqueda de
renovación de liderazgos que aún espera ser ocupada
en la ilusión colectiva de los venezolanos, los cuales
60 desde la independencia están apegados a la idea de
un líder – salvador.
En el año 2017, inicia un nuevo ciclo de protestas de

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Memorias del siglo XX

calle “…el 1 de abril luego de que el Tribunal Supremo


de Justicia emitiera dos sentencias que dejaron sin po�
deres a la Asamblea Nacional y otorgaba nuevos po�
deres al mismo Tribunal Supremo y al Presidente...”8
Nicolás Maduro Moros, nos encontramos que nueva�
mente el movimiento estudiantil se encuentra en la
calle, el objetivo era: “exigir la restitución del orden
democrático, elecciones generales en 2017, libera�
ción de los presos políticos, canal humanitario y res�
peto a la Asamblea Nacional y a la Constitución de la
República”9. Sin embargo, en ese momento el resulta�
do fue la pérdida innecesaria de jóvenes como: Rubén
Darío González Jiménez, Manuel Ángel Villalobos Ur�
daneta, Oswaldo Rafael Britt, Gilimber D. Terán M,
José Gustavo Leal Villasmil, Ender Rafael Peña Sepúl�
veda, Neomar Lander, Juan Pablo Pernalete10.

8 Fotos, infografía y mapa. 157 muertos en protestas en Venezuela has-


ta el #13Ago. Runrunes, 03 de agosto de 2017. Disponible en: https://
runrun.es/investigacion/319427/fotos-infografia-y-mapa-muertos-en-
protestas-en-venezuela-parte-dos/
9 “Así se unió el movimiento estudiantil a la protesta opositora”. El Na-
cional, Caracas 01 de mayo de 2017. Disponible en: https://www.elnacio-
nal.com/oposicion/asi-unio-movimiento-estudiantil-protesta-oposito- 61
ra_179902/
10 Puede revisarse la lista de decesos ocurridos durante las protestas en
fotos, infografía y mapa. 157 muertos en protestas en Venezuela hasta el
#13Ago. Runrunes, 03 de agosto de 2017. Disponible en: https://runrun.

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Memorias del siglo XX

Actualmente, las aspiraciones del Movimiento Es�


tudiantil se han transformado, y con ello sus dirigen�
tes. Son nuevos los rostros que han calado en la pobla�
ción por el impulso generado al formar un bloque de
resistencia social, salido de las aulas de la ULA, UCV,
LUZ, UPEL y ahora con la continua participación de
estudiantes de instituciones privadas como la UCAB,
USM, UMA, UAH y UNIMET han regresado a las calles
para combatir la inseguridad, el desempleo, la escasez
y afrontar asuntos que probablemente sobrepasan su
rango de acción y participación política, recordemos
que el movimiento estudiantil está en constante for�
mación, es dinámico, y cambiante.

62

es/investigacion/319427/fotos-infografia-y-mapa-muertos-en-protestas-
en-venezuela-parte-dos/

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Memorias del siglo XX

LOS ORÍGENES DE LA IZQUIERDA


y el deslinde ideológico
en Venezuela desde los documentos
del servicio de inteligencia
de Eleazar López Contreras

Richard O. López Álvarez


“Otras cosas, muchas más, podría decirse con res�
pecto a la inepcia y a la incapacidad de la dirección
de la III. Tengo archivada una pintoresca colección
de necedades de esa central burocrática, porque de
mucho nos servirá mañana para demostrar que el
partido guiado por esas directivas abstractas y pe�
dantes esta condenado irremisiblemente al fracaso”
Rómulo Betancourt a Valmore Rodríguez.
San José, 15 de agosto de 1932

El liberalismo fue, en términos ideológicos, el ropa�


je que vistió al siglo XIX venezolano. Desde 1830 hasta
la primera década del siglo XX, decirse liberal era una
65
convención, el paradigma dominante, solo se podía
ser políticamente correcto si se estaba adscrito a al�
guna de las facciones que conformaban el mapa de

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Memorias del siglo XX

disputas políticas del decimonono. El hiato gomecista


fue la liquidación del caudillismo y su cognomento li�
beral pero, a la par fue la gestación, entre otras cosas,
de una nueva concepción de hacer política. Esto no
implicó el intentó de resurgimiento de grupos pro�
caudillistas con cierto tinte de modernidad, el Partido
Demócrata Venezolano (PDV) que tuvo como cabeza
visible al general José Rafael Gabaldón fue una prueba
de ello.1
La cosa es que cuando hablamos de historia esas
fronteras inmaculadas, trazadas a negro carbón, fir�
mes y seguras, no existen. Lo difuso está a la orden del
día y la imprecisión es el sello distintivo de quienes in�
tentan precisar fenómenos en pretérito. La Venezuela
que se asoma a la modernidad de la mano del Zuma�
que I lleva a cuestas un nuevo paradigma, entendido
como una novedosa estructura que va a soportar la
dinámica social en todos sus órdenes: Desde el des�
plazamiento del caudillismo como referente político y
el ascenso de los militares; una nueva economía ya no
66 soportada en lo agrario y; formas de organización po�

1 Germán Guía. “El Partido Demócrata Venezolano del General José Ra-
fael Gabaldón (1937-1938) ¿una propuesta del viejo caudillismo o un par-
tido político moderno?” Mañongo, Nº 28, Vol. XV, (2007) Enero – Junio.

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Memorias del siglo XX

lítica donde la ciudadanía se pigmenta bajo la doctrina


comunista.
Sobre lo ideológico y su materialización en agrupa�
ciones políticas va tratar de disertar este breve traba�
jo. Particularmente, se revisará un compendio de epís�
tolas, comunicados, panfletos, programas, opúsculos,
que la historiografía ha dado en llamar con el nombre
de Libro Rojo2. Además, inserta en ello, la voz inter�
pretativa del lopecismo, a la sazón autor y editor3 del
mencionado texto.

2 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteligen-


cia. Este es el Clandestino Libro Rojo. Con documentos robados por la
policía política 1936. (Caracas, José Agustín Catalá editor, El Centauro, 7ª
Edición. 2005) Véase: “El título oficial del célebre volumen es La Verdad
de las Actividades Comunistas en Venezuela pero este apelativo ha corri-
do la misma suerte infausta de un nombre extraoficial con que algunos
pretendieron rebautizarlo: El Libro de Manrique Pacanis. En efecto, se
dijo en aquellos días que el doctor Gustavo Manrique Pacanis tuvo su
destacada injerencia en la edición a título de Prefecto del Departamento
Libertador hasta la víspera del suceso editorial. Ambas denominaciones
fueron sustituidas en el habla popular por el mote más breve y certero de
Libro Rojo” P. III-IV
3 Hay cierta discusión sobre la edición del “Libro Rojo”. Véase: “En todo
caso el editor de la obra fue –el Servicio Secreto de Inteligencia de los
entonces Estados Unidos de Venezuela, o sea, una de las dependencias
policiales del gobierno presidido por el General Eleazar López Contreras. 67
(…) Además, carecía de pie de imprenta pero ya para el 14 de agosto el
señor Pío Schlageter había declarado a El Heraldo que se había editado en
el taller de su propiedad” Gobierno del General López Contreras, Servicio
Secreto de Inteligencia…, IV

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Memorias del siglo XX

Como mencionáramos líneas precedentes, el siglo


del republicanismo en Venezuela lo define la idea libe�
ral, no así sucederá en el posterior decenio en el cual
se fue conformando una élite civil con una primera
preocupación: el socavamiento de la dictadura. Esto
último ocurre gracias a las dinámicas que suscitaron
la modernización del Estado y el surgimiento de revo�
luciones con carácter de liberación social, adicional a
una migración forzada por el destierro luego del fraca�
so de expediciones antigomecistas.
En un principio parece no quedar claro, desde la
versión lopecista, recogida en el infausto Libro, si real�
mente hay una intención ideológica en la primera or�
ganización ubicada en París para los tempranos años
de 1923, aunque el libro interpreta al grupo venezo�
lano parisino como una célula comunista, quizá con
fines propagandísticos, la realidad es que la intención
de Salvador de la Plaza pareció ser la de promover pro�
paganda patriótica con la finalidad de ganar algunos
adeptos al movimiento, “En 3 de diciembre de 1923,
68
Aurelio Fourtoul desde París XVI-32 Rue Hamelin, es�
cribía a un amigo diciéndole que Salvador de la Plaza
(88 Boulevard de Port Royal- París 5). Tenía un grupo

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Memorias del siglo XX

seleccionado para propaganda patriótica, etc.”4


Lo cierto es que los datos provistos por el Servicio
Secreto de Inteligencia del nacido en Queniquea nos
va permitiendo ver el posible origen de los partidos o
agrupaciones de izquierda que en un futuro serán, con
sus matices, parte del juego político y la conformación
de las variopintas organizaciones; las divergencias en
torno a la materialización de las premisas doctrinarias.

Los partidos del exilio


Paradójicamente, las formas modernas de lucha or�
ganizada contra la dictadura de Juan Vicente Gómez
estuvieron radicadas en el exterior. Las razones son
entendibles por la férrea persecución que el régimen
ejercía contra la disidencia. Como mencionamos, una
primera célula antigomecista (no necesariamente co�
munista) parece estar localizada en París para el año
1923, según los datos aportados por el Libro de Paca-
nis. En nueva York, tres años después se va a formar el
primer órgano de lucha contra la hegemonía andina.
69

4 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteligen-


cia... p. 13.

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Memorias del siglo XX

[El Partido Revolucionario Venezolano (P.R.V)]


… la primera célula comunista venezolana, de
la cual formaban parte principal, entre otros,
Salvador de la Plaza, Gustavo y Eduardo Ma�
chado, Pío Tamayo, Ricardo Martínez, Julio C.
Martínez, Fleury, Pedro Brito; y para atraer
maliciosamente a su grupo, a los exilados ve�
nezolanos, explotándoles principalmente el
patriotismo o el rencor político (…), al cual se
afiliaron muchas personas en la creencia de
que se trataba de “libertar a Venezuela de la
tiranía y del imperialismo anglo-americano”.5

Dos cosas estaban claras: la necesaria derrota del


gomecismo y la instauración del un sistema socialista.
Con respecto a la primera, la liberación de Venezue�
la de un gobierno que obstaculizaba la emergencia de
los elementos civiles en franca oposición a otro sector
que novedosamente disfrutaba, tras de Gómez, del
poder, los militares. Que a la muerte de este tendrán
la plenitud de mando directo de 1936 hasta 1945, con
un interruptus de tres años de experiencia democrá�
tica, que culmina con un golpe, continuando por es�
pacio de diez años hasta 1958. Luego, la implantación
del ideario marxista en tierras tropicales, con una clara
70 influencia del Buró del Caribe y el Cominter quienes

5 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteligen-


cia, p. 13.

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Memorias del siglo XX

dictaban las líneas de acción de los noveles partidos.


“Las actividades revolucionarias de ese Partido eran
de propaganda subrepticia en Venezuela, y de pren�
sa y conexión con los organismos comunistas en el
exterior”.6 A la par de la génesis de estas organizacio�
nes, hubo una abundante actividad propagandísti�
ca de nexos con instancias organizativas satélites del
comunismo soviético. El Libro Rojo menciona la Liga
Internacional contra el Imperialismo, La Liga Antiim�
perialistas de las Américas, el Comité Manos Fuera de
Nicaragua, entre otras.
Del año 1926 hasta 1936, se van a organizar agru�
paciones de índole política con clara tendencia de iz�
quierda. Iniciando con el PRV en 1926 en Nueva York,
el Partido Comunista de Venezuela en 1930-1931, for�
mado por una fracción desligada del PRV y en Alianza
con la Internacional Sindical Roja, “…bajo la dirección
de Moscú y a través del llamado Buró del Caribe…”7
Posteriormente, por desacuerdos con el Buró del Cari�
be nace en 1930, la Agrupación de Izquierda (ARDI),

71
6 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteligen-
cia. p. 15.
7 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteligen-
cia. p. 15.

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Memorias del siglo XX

este grupo se caracterizó por ser altamente crítico a la


dependencia de los lineamientos soviéticos. Rómulo
Betancourt será el referente reformista que materiali�
zará sus reflexiones en partidos ajustados a la realidad
histórica venezolana. Inicialmente en Costa Rica,
Rómulo Betancourt era centro y director de
un grupo que aunque afiliado al Partido Co�
munista venezolano disentía de las directivas
de la III Internacional trasmitidas por el Buró
del Caribe; disensión apenas en cuanto a los
métodos y táctica, pero no, en cuanto a la
ideología, doctrinas y propósitos.8
La muerte de Gómez propició una serie de “apertu�
ras” políticas que propició la llegada de venezolanos
que se encontraban en el exterior. Eleazar López Con�
treras, en sus inicios, según encontramos en el Libro
Rojo, se caracterizó por esforzarse
…establecer la efectividad de las libertades
democráticas en la República, comenzaron las
actividades públicas a desarrollarse en todas
formas. Garantizadas la libertad de pensa�
miento y de reunión, diéronse prisa los ciuda�
danos a formar núcleos de partidos, a agre�
miarse las clases trabajadoras y aparecieron
numerosos periódicos y diarios.9
72
8 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteligen-
cia... p. 20..
9 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteligen-
cia... p. 46.

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Memorias del siglo XX

De allí nace el Partido Republicano Progresista


(PRP), quien contó entre sus filas con Miguel Acosta
Saignes, Rodolfo Quintero, Ernesto Silva Tellería, Ángel
Márquez, todos, según el Libro Rojo, de orientación
comunista. También, “se organizó ORVE, con el nom�
bre de Movimiento de Organización Venezolana, el
cual está previsto por Rómulo Betancourt en su carta
de 2 de agosto de 1935…”10 Sus miembros destacados
fueron Rómulo Betancourt, Herman Nass, Raúl Leoni,
Carmen Corao, Alberto Ravell, entre otros. Todos co�
munistas, según el servicio secreto lopecista. “Ramón
Herrera Umérez, Guillerno López Gallegos, Leopoldo
García Maldonado, quien ha publicado una serie de
artículos sobre comunismo, Asdrúbal Fuenmayor
Rivera y Mario García Arocha”11, fueron artífices de la
Unión Nacional Republicana (UNR).
La flexibilización del gobierno de López Contreras
termina antes de finalizar el año de 1936, el radica�
lismo del gobierno herencia del gomecismo disuelve
ORVE, el PRP y el BND. Sin embargo, la activación de
73
10 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteli-
gencia... p. 47.
11 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteli-
gencia... p. 48.

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Memorias del siglo XX

células era una constante en Venezuela. La influencia


de la Revolución Mexicana y luego Rusa dejaron una
obsesa fijación en promover la organización social en
función de la implantación del modelo comunista. Se�
ñalaba Betancourt que:
Nos llegaban por los intersticio de la especie
de muralla china tendida en torno al país, rá�
fagas de los vientos de fronda que sacudían al
mundo, reflejos del conmocional reflejo histó�
rico que fue la revolución rusa de 1917 y los
cambios sociales que hubo en el occidente eu�
ropeo al concluir la primera Guerra Mundial.
Las noticias sobre la Revolución Mexicana
para aquellos años en su etapa de mayor re�
sonancia americana, llegaban hasta nosotros
como un estímulo poderoso.12
Una modernización política producto, en parte, de
las nuevas relaciones sociales de trabajo13 que se mo�
dificaron con la nueva estructura económica centrada
en la explotación petrolera, justificó el sindicalismo, la
influencia ideológica, la entrada de Venezuela al mun�
do contemporáneo y su inserción en el macro sistema

12 Rómulo Betancourt. Venezuela Política y Petróleo. Barcelona, Editorial


74 Seix Barral, 1978. p. 87-88.
13 Sobre las nuevas relaciones sociales de trabajo (RST) en Venezuela
durante el periodo 1928-1945 véase: Betancourt, Rómulo. El diseño de
una República. Caracas, abediciones, Colección letraviva, Konrad Aden-
auer Stiftung, 2020.

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Memorias del siglo XX

económico mundial y su importancia en la geopolítica


internacional. La generación del 28, de la cual habla
Betancourt, objeto de una influencia de revoluciones
con una fuerte carga nacionalista, obrerista, antiimpe�
rialista y reivindicativa, es la máxima expresión de ello.
Como observamos, el grueso de una dinámica ac�
tividad política organizativa, dogmática con el PRP-
PCV y luego reflexiva o crítica con ARDI, ORVE, PDN,
AD, dibujan el mapa de estos primeros años de for�
mación partidista en Venezuela. Puede periodizarse
entre 1923 (primera manifestación de índole política
moderna en París con Salvador de la Plaza promovien�
do grupos propagandísticos contra la dictadura gome�
cista) según el servicio secreto del gobierno de López
Contreras hasta 1945 y la aparición de partidos como
AD, fundado el 13 de septiembre de 1941 y URD que
nace el 18 de diciembre de 1945. Ya estos, críticos a la
ortodoxia organizativa marxista.

75

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Memorias del siglo XX

Doctrinarios y revisionistas

La década de los años 30 del siglo XX nos permite


precisar la conformación de conjuntos políticos ads�
critos al ideario marxista-Cominter y otros, a un na�
cionalismo de izquierda antiimperialista, por lo menos
hasta 1945. El primero, evidentemente dependiente
de los lineamientos externos que emanaban del Buró
del Caribe, en contraste con el segundo que concibió
el desarrollo de un programa político adecuado a la
materialidad particular de Venezuela.
El Libro Rojo publica en su sección de documentos
algunos párrafos del Proyecto de Programa del Parti�
do Comunista Venezolano que data de 1934, donde la
misma organización presenta inicialmente su posible
programa al Cominter, grupos del Exterior y al Buró
del Caribe, “…como base para abrir discusión y llegar
a la elaboración del programa definitivo de nuestro
Partido”14, que tenía como intención inicial desarrollar
actividades de formación política para la población y
contrarrestar al régimen gomecista.
76
Como parte del frente mundial revolucionario,

14 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteligen-


cia... p. 298-299.

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Memorias del siglo XX

el Partido Comunista de Venezuela lucha por


una estrecha y fraternal alianza con los obre�
ros y campesinos del mundo entero y espe�
cialmente con los obreros y campesinos de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de
Rusia, única patria del proletariado mundial.15
Quedó expreso en su Proyecto, que eran contrarios
al antiimperialismo, al latifundismo y al régimen de
coacción de libertades de Juan Vicente Gómez. Ade�
más, de estaban prestos a apoyar cualquier movimien-
to de masas, que tuviera como finalidad el derroca�
miento de la dictadura, independientemente si eran
dirigidos por la burguesía nacional, entendiendo, dice
el Proyecto, que estos deben tener un compromiso re�
volucionario. La idea de la necesaria implantación del
modelo comunista por parte del PCV queda expresa
en que:
…está plenamente convencido de que la im�
plantación completa, consecuente y duradera
de las reformas políticas y sociales que quedan
apuntadas, solo podrán conseguirse mediante
el derrocamiento de la tiranía gomecista; la
creación, desarrollo y fortificación de las or�
ganizaciones clasistas de los obreros y campe�
sinos (Sindicatos, Ligas Campesinas, Soviets,
etc); por la toma del poder de los obreros y 77

15 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteli-


gencia... p. 299.

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Memorias del siglo XX

campesinos y la instauración de la República


Democrática de los Obreros y Campesinos.16
El 15 de agosto de 1932, Rómulo Betancourt envía
una extensa carta desde San José de Costa Rica, anexa
en el Libro Rojo editado por el Servicio de Inteligencia
lopecista, donde expone, entre otras cosas, las diver�
gencias prácticas de hacer la revolución en Venezuela
y donde acuña aquella célebre frase donde tilda de
monaguillos domesticados de la III al Partido Comu�
nista. Pero también, hay un deslinde ideológico donde
esa idea de marxismo tiende a permearse o a condi�
cionarse por la realidad política, económica y social
de Venezuela. Decir, monaguillos, ya es un deslinde,
una ruptura que termina siendo una crítica interna in�
dependientemente de la oposición a Gómez.
Si del proyecto del PCV había una clara intención de
instaurar una democracia selecta, compuesta por cam�
pesinos y obreros. En Betancourt para ese año de 1932,
era necesaria la formación de un socialismo no calcado
de las directrices soviéticas, para ello cita a Mariátegui
78 en uno de los editoriales de Amauta: “…tiene que ser

16 Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de Inteli-


gencia... p. 300.

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Memorias del siglo XX

creación heroica y nutrirse de nuestra propia realidad


y expresarse en nuestro propio lenguaje”17 en 1935,
dirigiéndose a Camejo, Peña Uslar, Perucho Rodríguez,
pide información sobre los movimientos del PCV y, si
existen organizaciones de base establecidas en el país,
allí afirma que “Son profundos mis desacuerdos con la
línea del PCV, que no deduzco de sus actuaciones, que
apenas superficialmente conozco, sino de la política
general de la IC [Internacional Comunista]”18 Aunque
en esta epístola Betancourt busca un acercamiento
con Salvador de la Plaza y Gustavo Machado, no deja
de hacer hincapié en que hay divergencias en torno a
la praxis revolucionaria.
Estos años treinta del siglo XX, son esenciales para
comprender la dinámica formativa y de consolidación
de la personalidad de los partidos políticos, mientras
la década siguiente es la marcada actuación de estos
en función de la consecución del poder, lo veremos

17 Rómulo Betacourt a Valmore Rodríguez. Carta nº 8. San José 15 de


agosto de 1932, Cúcuta. En: Gobierno del General López Contreras, Ser-
vicio Secreto de Inteligencia... p. 174. 79
18 Rómulo Betancourt a Camejo, Peña Uslar, Perucho Rodríguez. Carta
Nº 14. ¿Dónde están? Recibí el maní de los escritores. Saldrá en el próxi-
mo “T”. San José, 17 de octubre de 1935. En: Gobierno del General Ló-
pez Contreras, Servicio Secreto de Inteligencia... p. 213.

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Memorias del siglo XX

con AD y el PCV, inicial y posteriormente con URD y


Copei. Estos últimos por ser fundados uno en diciem�
bre de 1945 y el otro en enero de 1946, periodo de
interín de actuación de la democracia venezolana.
Gente como Mariano Picón Salas, exaltando el Plan
de Barranquilla como una especie de segunda Carta
de Jamaica19. O Issac Pardo negándose a hacer comen�
tarios respecto a la Rusia de los soviets20, dan cuenta
de un contexto crítico que adversaba el tradicionalis�
mo dependiente del PCV. Es importante aclarar que
el deslinde ideológico no se refiere a la renuncia de la
esencialidad de la revolución socialista, sino una críti�
ca argumentativa y pragmática al proyecto de implan�
tación de la misma en Venezuela sin tomar en conside�
ración su contexto particular.
Claro está que buscamos interpretar marxista
y revolucionariamente nuestra realidad social,
política y económica, aun cuando no forme�
mos en las filas del partido comunista. Bien
sabemos que para los camaradas del PCV esa
declaración es deficiente, en primer lugar,

19 De Mariano Picón Salas a Rómulo Betancourt. Carta Nº 17. Santiago


80 de Chile, 15 de septiembre de 1931. Gobierno del General López Contre-
ras, Servicio Secreto de Inteligencia.. p. 222.
20 Isaac José Pardo a Raúl Leoni. Carta Nº 15. Barcelona 18 de diciembre
de 1930. En: Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de
Inteligencia... p. 217.

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Memorias del siglo XX

porque nos declaramos ya como el germen


de un partido de izquierda aparentemente di�
vorciados de los objetivos políticos finales del
P C, cual es la destrucción del orden capita�
lista actual, la toma del poder por las clases
trabajadoras, el establecimiento o instaura�
ción de la dictadura del proletariado, o mejor
aún, de la dictadura obrera y campesina, para
emplear esta fórmula algebraica tan grata y
amable a los opositores del camarada Trotzki;
luego, porque planteamos artificiosamente la
lucha de clases; y por último, porque no de�
cimos, -claramente, se entiende-, qué clase
va a reemplazar a la que hasta ahora ha ve�
nido ejerciendo la hegemonía en la dirección
del poder político. Puede ser que tales críticas
vistas desde un ángulo marxista-leninista sean
verdaderas, a pesar de que para mí todos esos
puntos están contenidos en la referida carta
circular. Por otra parte, sigo y continuo cre�
yendo que nuestra actual posición está muy
ajustada a nuestra realidad objetiva, interna
y externa. No creemos tampoco que nuestra
actual posición sea una cosa definitiva. Todo
lo contrario. Es para nosotros algo de carácter
temporal o provisional, que necesariamente
tendrá que modificarse, avanzando siempre,
pero de acuerdo, naturalmente, con los recla�
mos de nuestra realidad venezolana.21
Estas posiciones dieron pie a que la Agrupación
Revolucionaria de Izquierda (ARDI) el 23 de junio de 81

21 De Raúl Leoni a J. T. Jiménez Arráiz. Carta Nº 18. Barranquilla, 23 de


noviembre de 1931. En: Gobierno del General López Contreras, Servicio
Secreto de Inteligencia... p. 225.

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Memorias del siglo XX

1932, en respuesta a Rodríguez Barroeta22, desde Ba�


rranquilla, planteó que el proyecto de pacto con el
PCV no implicaba una pérdida de la autonomía de la
misma. El punto en común era la lucha antiimperialis�
ta, latifundista y capitalista que estaba representada
en el gomecismo. De allí, un programa de acción que
su primer punto deja taxativamente claro lo mencio�
nado líneas arriba.
En contraste el PCV, había fijado una interpretación
de la realidad venezolana donde después de la caída
de la dictadura, era notorio la formación de fuerzas
grupales con clara intención política. Un primer grupo
formado por latifundistas conservadores, procaudillis�
tas y representantes de la iglesia; otro sería esa so�
ciedad moderna aburguesada; un tercer grupo los pe�
queños comerciantes, propietarios y un proletariado
aburguesado y por último; los obreros con conciencia
de clase. En un folleto bastante didáctico con posibles
preguntas y respuestas programáticas del grupo de
obreros conscientes de su clase expresan que: “…todo
82 el poder debe pasar a todo el pueblo trabajador, a los

22 De Raúl Leoni a P. J. Barroeta. Carta Nº 20. Barranquilla 23 de junio


de 1932. En: Gobierno del General López Contreras, Servicio Secreto de
Inteligencia... p. 240.

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Memorias del siglo XX

Consejos de Diputados de Obreros, Campesinos y Sol�


dados (soviets), que se instaurará una República Obre�
ra y Campesina, compuesta por un Consejo de Diputa�
dos que asumirían funciones legislativas y ejecutivas.
Supresión del ejército formal y levantamiento de un
pueblo en armas. Cargos eminentemente electivos.
Nacionalización y confiscación de empresas imperia�
listas, derogación de la Ley de Patronato Eclesiástico
y confiscación de los bienes de Gómez. Un programa
que a todas luces, fue lo ocurrido en la Revolución
Rusa de 1917, es allí, en la diversidad de hacer política
donde estuvo el epicentro de la ruptura de la izquier�
da. El criticismo político terminó siendo policlasista,
económicamente mixto y extremadamente antagonis�
ta del comunismo.

Conclusiones

El polémico Libro Rojo, Libro de Pacanis o La verdad


de las Actividades Comunistas en Venezuela, a través
de las tres fuentes documentales que nos provee: los
informes de espionaje gomecista en el exterior, los ar� 83
chivos de la prefectura de Caracas y los archivos sus�
traídos a Raúl Leoni en Barranquilla , nos permiten,

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Memorias del siglo XX

desde esa visión y las evidencias allí presentadas, que


no son las únicas, ir trazando el origen y formación de
los diversos grupos políticos que fueron dando forma
a las izquierdas en Venezuela.
Independientemente del variopinto muestrario
de partidos políticos que puedan ser catalogados de
izquierda, son esencialmente dos, así como en opor�
tunidades Teodoro Petkoff las distinguió: Una dogmá�
tica, estalinista, uniclasista, adscrita al Cominter y; la
otra crítica, independiente, policlasista y más cercana
a la democracia tradicional.
La ruptura ideológica, programática y pragmática se
fue definiendo desde los años 30 del siglo XX, quizá en
esa década en específico. Eso no obvia los deslindes
que sufrió AD en los 60 o el PCV en los 70 del mismo
siglo, pero en este caso, nos referimos a los elementos
esenciales embrionarios que dieron curso al juego po�
lítico que terminó implantando una democracia liberal
bajo un esquema de partidos con fuerte influencia de
izquierda. Porque en rigor, hasta AD es un partido que
84 es y se concibe de izquierda más no comunista. El des�
linde es tan amplio que en ese trienio de experimento
democrático, el Partido del Pueblo hizo grandes inten�

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Memorias del siglo XX

tos por mostrarse como una organización alejada del


comunismo estaliniano: La desconfianza del empresa�
riado, la iglesia y los militares tenía mucho de razón
histórica, tanto, que termina con un partido en solita�
rio siendo depuesto por los factores de violencia del
ejército.
Cerramos esta presentación dejando claro que es
un abordaje inicial y bastante limitado, pero que res�
ponde a un interés mayor por escrutar la actuación de
la izquierda en Venezuela en todo el periodo democrá�
tico venezolano.

85

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Memorias del siglo XX

EL MAL DE LÁZARO
en la Venezuela del siglo XX

Yolimar Gil Amundarain

Desde la antigüedad la lepra es considerada como


una de las enfermedades más temidas por el hombre,
generó estigma en aquellas personas que la poseían,
su causa fue asociada a orígenes malignos como he�
chicería, castigo de Dios o de espíritus. Se reconocía
como lepra a todas aquellas enfermedades que atacan
a la piel, en la Edad Media se denominó mal de San
Lázaro, haciendo alusión al Evangelio de Lucas y la pa�
rábola del hombre rico y el mendigo (Lázaro lleno de
llagas) también se les exigía a sus portadores cargar la 87
tabla de Lázaro (una tabla colgada de la muñeca) y ha�
cerla sonar al caminar para alertar a las personas que

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Memorias del siglo XX

se encontraban cerca.
La lepra ha sido vista como una enfermedad malig�
na y repulsiva, tanto así que, en las Sagradas Escritu�
ras, (Levítico, Capítulo 13) se expone como debían ser
tratados las personas que padecen de la enfermedad,
considerándolos inmundos al portar la plaga llamada
lepra:
Y HABLÓ Jehová á Moisés y á Aarón, diciendo:
Cuando el hombre tuviere en la piel de su carne
(…) llaga de lepra, será traído á������������������
�������������������
Aarón el sacerdo�
te, (…) mirará la llaga en la piel de la carne: el sa�
cerdote declarará al sujeto inmundo, por ser llaga
de lepra.
Y el leproso en quien hubiere llaga, sus vestidos
serán deshechos y su cabeza descubierta, y em�
bozado pregonará: ¡Inmundo! ¡inmundo! Todo el
tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo;
estará impuro: habitará solo; fuera del real será su
morada (…) Esta es la ley de la plaga de la lepra.1

A quienes lo padecían su existencia se les compara�


ba con una muerte en vida2 ya que eran apartados de
la sociedad, de sus familias y amigos de por vida, eran

1 La Sagrada Escritura. Levítico, Capítulo N° 13. Versículo; 45 y 46.


88 2 Adriana Corzo Fajardo (2011). Del decreto al puente de los suspiros:
impacto De la enfermedad de Hansen (lepra) en las Relaciones familiares
de quienes la Experimentaron. Agua de Dios Cundinamarca 1920 – 1960.
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Maestría en Trabajo Social.
p. 14.

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Memorias del siglo XX

condenados al destierro y en muchos casos a vivir es�


condidos en lugares recónditos. Los leprosos han sido
personas no deseadas y el rechazo la causa principal
de la creación de lugares para evitar que estos indi�
viduos se mantengan junto a la población sana. Por
ello, en Europa se construyeron hospitales o lazaretos
(también conocidos como leprocomios; hospitales o
centros de acopio en donde se internaban a las perso�
nas con enfermedades en la piel):
…las prácticas comendatorias avanzaron (…)
hacia formas más comunitarias, como las co�
lonias de enfermos y los sanatorios destina�
dos específicamente a los pacientes de lepra.
Estos centros, como pueblos, fueron llamados
leprosorios, leprocomios o lazaretos.3
Para internar obligatoriamente a aquellos que pa�
decían la enfermedad y hacinar a leprosos como medi�
da de seguridad para impedir que se multiplicaran los
casos, esta medida no tuvo éxito porque las cruzadas
de la Edad Media se encargaron de dispersar la enfer�
medad por todo el continente.
Las características de estas enfermedades no se co�
nocieron detalladamente sino hasta finales del siglo 89

3 Ana María Zulueta. Evolución histórica, epidemiologia y medidas de control.


Caracas; Dermatología venezolana, VOL. 32, N.º 4, 1994, p. 182.

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Memorias del siglo XX

XVII, por ende, muchos de los casos enviados a es�


tos hospitales padecían de enfermedades diferentes,
pero por el rechazo y el miedo a todas las personas
con enfermedades en la piel se enviaron sin distinción:
En el caso de la lepra las investigaciones, las
posturas y las medidas profilácticas se deli�
nearon con mayor incidencia al finalizar el si�
glo XIX e iniciar el siglo XX. Los historiadores
y estudiosos de la lepra presumen que estas
investigaciones se incrementaron al ser des�
cubierto el bacilo de Hansen, causante de la
enfermedad por el médico holandés Henrik
Amaeur Hansen (1841 – 1912), en el año de
1873…4
Hansen en sus estudios determinó que la lepra no
era hereditaria y que era causada por un microorga�
nismo que se trasmite de persona a persona, por ello,
recomienda el aislamiento de los pacientes. La lepra:
…es una enfermedad infecto-contagiosa de
evolución crónica, casi exclusiva del hombre,
controlable y curable, causada por un microor�
ganismo que se conoce como Mycobacterium
leprae o bacilo de Hansen. Afecta principal�
mente los nervios, la piel, mucosas y todos los
órganos excepto pulmón y sistema nervio-so
central. Es una enfermedad no hereditaria…5
90
4 Alexis Romero. La lepra: invisibilidad y estigma. Zulia: Revista opción, año
17, N.º 35, 2011, p. 13.
5 Ana María Zulueta. Evolución histórica, epidemiologia y medidas de control…
p. 181.

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Memorias del siglo XX

Con ello rompe uno de los mitos que perduró has�


ta mediados del siglo XX; el cual indicaba que la le�
pra era hereditaria. A su vez, destaca que la forma de
trasmisión es la fase terminal de la enfermedad y no
en todas sus fases, derrumbando la idea que exigía el
encierro perpetuo del enfermo con la aparición de los
primeros síntomas. Algunos factores de condiciones
de vida que pueden generar que esta enfermedad se
obtenga son: “…mala higiene, pobreza, promiscuidad,
que a menudo está asociada a la lepra; La desnutrición
(…) que influye en la respuesta inmune frente a diver�
sas infecciones…”6
En América la enfermedad llega tempranamente, es
traída por los conquistadores, los primeros casos apa�
recen a principio del siglo XVI, los polos en donde se
conglomeraron la mayor cantidad de enfermos fueron
en Santo Domingo, México y Nueva Granada, toman�
do como primera medida la creación de leproserías
para confinar a los enfermos y evitar la propagación de
la enfermedad. En 1520 se crea el primer leprocomio
en Santo Domingo, seguidamente uno en México y 91
otro en Nueva Granada. Lo cual da indicios que duran�

6 Ibídem. p. 188.

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Memorias del siglo XX

te los primeros viajes de colonización se pudo traer la


enfermedad. Apareciendo muchos focos de infección
generalmente en la zona con flujo poblacional.
Al principio, en Venezuela los enfermos gozaban de
libertad absoluta, se dedicaban a sus labores diarias,
sin embargo, a propagarse la enfermedad esta ligera
tranquilidad desaparece, cuando una invasión de le�
prosos se establece cerca de las familias mantuanas
más importantes de la época en lo que actualmente es
El Guarataro en la Parroquia San Juan. Ante esta situa�
ción, los vecinos exigieron que se tomase cartas en el
asunto y el gobernador de la Provincia ordena la cons�
trucción del primer lazareto en Caracas. En La Hoyada
como se conoce actualmente (esquina de San Lázaro).
Cuando los casos se incrementaron, fueron aleja�
dos, llegando al punto de someterlos y perseguirlos
para su reclusión forzada, obligando a muchos a es�
conderse en los montes donde padecieron calamida�
des.

Los casos se extendieron en las principales ciuda�


92
des del país, donde comenzaron a construir hospita�
les para mantener a los enfermos recluidos y evitar la

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Memorias del siglo XX

propagación de la lepra. Sin embargo: “Corresponde


á [SIC] esta República el tercer puésto [SIC] entre los
focos leprosos de América del Sur. El primero corres�
ponde á [SIC] Colombia.”7 El segundo lugar lo ocupa
México precisamente los lugares en donde se registran
los primeros casos de lepra en América. Colombia era
de entender que existiera tanta cantidad de enfermos
ya que Nueva Granada concentraba la mayor cantidad
de población para en siglo XVII.
En Venezuela la lepra cobró un gran número de víc�
timas, pero no fue considerada como una epidemia,
los casos fueron sometidos directamente a la reclu�
sión en los lazaretos más cercanos. En el siglo XVIII la
cantidad de enfermo aumenta, su causa principal está
orientada a la poca o ninguna participación de los ór�
ganos gubernamentales en la cura o tratamiento de
los mismos, sólo se vieron en la necesidad de construir
nuevos leprosorios que permitiesen recluir a estos en�
fermos: “Ciudad Bolívar, Angostura (1839), Barcelona
(1846), Táchira (1874), Hospital de la Isla de Providen�
cia (1831) y Leprocomio de Cabo Blanco en el litoral 93

7 Rafael Requena. Contribución al estudio de la lepra. Caracas; Caracas: J.M.


Herrera Irigoyen, 1904, p. 24.

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Memorias del siglo XX

central del país (1906).”8


En 1626 se registra el primer caso de lepra en la
Provincia de Caracas, al alojarse las familias más im�
portantes de la época, no dudaron en tomar medidas
para controlar la enfermedad se crea el primer lepro�
comio:
En 1752 fueron recluidos los primeros once
pacientes en la edificación ubicada al sudeste
de la ciudad en la zona de La Hoyada. El hos�
pital llamado San Lázaro fue sostenido con un
impuesto que el Gobernador le coloco al ‘jue�
go de gallos’ y a la venta de ‘guarapo’9
Este hospital estaba dividido en dos secciones; una
de mujeres y otra de hombres para evitar entre ellos
se reprodujeras y aumentara la enfermedad (aún se
tenía la concepción que la lepra era hereditaria).
Su construcción para hospicio de este géne�
ro es por demás deficiente. Los pisos son de
ladillo de tierra porosa; las paredes pintadas
con colores de agua; los techos de varas y de
caña amarga; y, en fin, condiciones todas que
hacen fácil la pululación de la bacteria Hanse�
niana.10

94
8 Ídem.
9 Alexis Romero. Después de providencia. Acciones conocimientos y percepciones
acerca de la lepra... p. 33.
10 Ibídem. p. 45.

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Memorias del siglo XX

No obstante, para la población este recinto no fue


suficiente y se exigió la construcción de un hospital es�
pecializado para los leprosos, en 1777 se construyó el
hospital en la zona de Sarria muy cerca de la montaña
del Ávila, pero al poco tiempo fue desalojada y se tras�
ladaron a todos los pacientes al antiguo leprosorio.
Los habitantes tenían la concepción de que esa en�
fermedad era trasmitida por el viento y este hospital
al estar al lado del este de la ciudad movía los vientos
infectados hacia el oeste, donde vivían la mayor parte
de las familias. Esta leprosería al ser pequeña colapso
y se vieron en la necesidad de crear otro centro aleja�
dos de la ciudad.

Fecha hombres Mujeres Total


Julio-diciembre 1901 80 44 124
1092 90 53 143
1903 109 60 169
1904 119 65 184
Defunciones 32 17 49
Gráfico N° 1: Estos registros son de las mojas que se encontraban al
cuidado de los enfermos aquí se observa el aumento de los enfermos en 95
toda la región de caracas. Tomado de: Alexis Romero. (2004). Después de
providencia. Acciones conocimientos y percepciones acerca de la lepra.

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Memorias del siglo XX

Con los relativos avances de modernidad surge un


conjunto de médicos entre los cuales destacan Fran�
cisco Troconis, Arístides Rojas, Tulio Febres y Martín
Vegas, quienes comenzaron a realizar estudios rela�
cionados a la lepra y sus focos de contagio. La prin�
cipal preocupación de ellos fue determinar cómo se
trasmitía la enfermedad. Para responder a esta inte�
rrogante siguieron los rastros de algunos leprosos, de
esa manera determinaron que las personas al entrar
en contacto con los portadores de la enfermedad con
el pasar del tiempo padecían de lepra y a su vez los
vecinos y familiares directos e indirectos.
Una vez aclarado este punto, probaron con diver�
sos medicamentos para su cura sin obtener resultado.
Utilizaron; yodo, suero antileprosos de India, mangle
rojo, y hasta mercurio sin notar mejora alguna. La
conclusión es que esta enfermedad debe ser atacada
desde que aparecen los primeros síntomas porque
una vez el mal ha pasado a una etapa más corrosiva es
difícil su curación. Con este diagnóstico surge un gran
96 problema pues en una sociedad estigmatizada, nadie
se cree leproso y si aparecen manchas o lesiones la
ocultan por miedo, no es hasta que la enfermedad no

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Memorias del siglo XX

se puede ocultar que buscan ayuda médica. Por ello,


los órganos gubernamentales se vieron en la obliga�
ción de buscar desenfrenadamente a aquellas perso�
nas sospechosas de padecerlo.
La leprosería de Cabo Blanco en el litoral central re�
cibía a los enfermos de todo el país, ellos eran “caza�
dos” a diarios y enviados en camión maniatados como
si se trataran de unos prisioneros. Jacinto Convit relata
su experiencia como pasante en Cabo Blanco:
El espectáculo más horroroso que he presen�
ciado en mi vida fue cuando, (…) dos guardias
armados tocaron a las 2 de la madrugada la
puerta de la leprosería de Cabo Blanco y, con
el terror de quien se ha contagiado, nos entre�
garon a un nuevo paciente. Fue dantesco. Vi
aquel pobre hombre encadenado, humillado.
Parecía una bestia.
(…) en esa la gente le temía a la lepra. Toda�
vía le teme. Aquella noche entendí cuál era la
mayor tragedia de los enfermos: el vejamen
de que eran víctimas. Los traían a la fuerza.
Nadie les preguntaba si querían o no curarse,
simplemente lo relegaban. 11

Para el momento, era muy poca la información que


se tenía, por ello las restricciones se hicieron sólo por 97

11 Jacinto Convit en: Alexis Romero. Después de providencia. Acciones conoci-


mientos y percepciones acerca de la lepra… p. VII.

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Memorias del siglo XX

ideas erróneas como la creación de un circulante res�


tringido para uso en los leprosorios, para evitar que
los infectados no tuvieran contactos con las monedas
de las personas sanas.
La moneda especial se adquiría cuando los familia�
res de los enfermos llevaban dinero y se canjeaban.
Cada leprocomio tenía su moneda acuñada con los
nombres de la institución en la cual estaba recluido
el paciente. Luego fueron cambiadas por billetes los
cuales se utilizaron hasta mediados del siglo XX.

Imagen N.° 1: Billete de 50 céntimos identificado por la leprosería na-


cional. Se puede observar en la parte inferior “para circular únicamen-
te en leproserías”. Extraído de: https://www.academia.edu/22008361/
Leproser%C3%ADa_de_Cabo_Blanco_Circulante_y_vida_cotidiana_
bajo_la_mirada_de_Jacinto_Convit

98

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Memorias del siglo XX

Imagen N.º 2: Se observa las monedas acuñadas oficialmente para el


lazareto de Maracaibo. Las monedas llevaban señalado por su anverso:
Lazareto Nacional, en el centro el lugar del lazareto y al borde inferior la
fecha 1916. Extraído de: http://www.monedasdevenezuela.com/articu-
los/lazaretos-monedas-de-leprosos/

Convit vivió a diario las calamidades de estas per�


sonas que sufrían en carne viva lo que fue la discrimi�
nación, la soledad, la tristeza y la resignación de estar
condenado a vivir confinados a una cárcel de la cual
no podrían salir más nunca. La lepra no tenía cura,
eran muertos en vida de todas las edades, que tuvie�
ron que abandonar sus trabajos y familias sólo por ser
contagiado de algo que no conocen. Quizás el acerca�
miento de Convit con estos casos lo hizo no descansar
hasta obtener la cura y que las personas que lo pade�
99
cieran fuesen tratadas desde sus hogares.

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Memorias del siglo XX

Jacinto Convit comenzó a trabajar en Cabo Blanco


en 1938 aproximadamente siete años, reunió un gru�
po de doctores que se encargaron bajo su dirección
de buscar un tratamiento eficaz para la cura de la le�
pra, al realizar innumerables pruebas consiguió que al
mezclar el aceite de chaulmoogra con otras fórmulas
químicas consiguieron un tratamiento ambulatorio
que permitió curar la enfermedad que durante toda la
historia de la humanidad se creía incurable.
De esta manera logra que los enfermos no sean
conferidos a los lazaretos y puedan ser atendidos des�
de sus hogares, vivir una vida saludable y en libertad.
Con el apoyo gubernamental logra para finales de los
años cuarenta que Venezuela eliminará las reclusiones
forzosas de enfermos. En los años siguientes la enfer�
medad disminuyó considerablemente.

100

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Memorias del siglo XX

Gráfico N°1: La siguiente estadística muestra como en la segunda


mitad del siglo XX los casos de lepra fueron disminuyendo considerable-
mente. Tomado de: Ana María Zulueta (1994). Evolución histórica, epidemiolo-
gia y medidas de control. Caracas; Dermatología venezolana. p. 184.

En el gráfico N° 1, se muestra como disminuye signi�


ficativamente la prevalencia de la enfermedad desde
los años cincuenta hasta los noventa, de una tasa 15%
por cien mil habitantes (hab.) en 1951, disminuye a 2%
aproximadamente por cien mil habitantes en 1992, lo
que se traduce en una disminución de casi un 90% de
enfermos con lepra en el país.12 101

12 Ana María Zulueta. Evolución histórica, epidemiologia y medidas de control.


Caracas; Dermatología venezolana, VOL. 32, Nº 4, 1994, p. 184.

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Memorias del siglo XX

Otro aspecto importante a destacar en el gráfico es


que a partir de los años ochenta la incidencia disminu�
ye más, con relación a los������������������������������
años anteriores esto de �����
cier�
ta manera responde a los avances que realizó Jacinto
Convit con la vacuna contra la lepra. Dicha vacuna per�
mitió proteger a los venezolanos de posibles contagios
y así evitar en generaciones posteriores el brote de
una epidemia. Ante lo cual se consideró a Venezuela
pionera en el mundo en la erradicación de la enfer�
medad y merecedor a Jacinto Convit de innumerables
reconocimientos tanto nacional como internacional,
entre los que destaca; el Premio Príncipe de Asturias
de Investigación Científica y Tecnológica, además de la
nominación al Premio Nobel de Medicina.
Según el doctor H. Monzón en su obra Lepra en
Venezuela, la política gubernamental aplicada para el
control de la enfermedad se puede esquematizar en
cuatro etapas: La primera, desde el proceso de con�
quista hasta la segunda década del siglo XX, caracteri�
zada por el desconocimiento de la situación epidemio�
102 lógica, deambulación de los enfermos y hospitalización
compulsiva.
La segunda etapa, desde 1924 hasta 1946, bajo la

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Memorias del siglo XX

conducción del Dr. Martín Vegas, con desarrollo de


programas para las leproserías y programas epidemio�
lógicos; censo nacional de enfermos y servicios des�
centralizados de lucha contra la lepra en el año 1938.13
La tercera, de 1946 hasta 1972, en donde se crea
la División de Lepra, y la continuidad de los servicios
descentralizados de lucha contra la lepra. Por último,
la cuarta etapa, 1972 hasta 1984 donde se redacta la
investigación, caracterizada por el establecimiento de�
finitivo de la hospitalización general y la expansión de
las vacunas.14
Tras el descubrimiento por Jacinto Convit de la cura
contra la lepra, desde los años cuarenta se comenzó
a tratar a los pacientes desde sus hogares. A las per�
sonas que se le diagnosticaba el mal eran tratados en
sus casas.
En Venezuela, el Programa de Control de la
Lepra se desarrolla desde el año 1946, sobre
bases técnicas y administrativas sólidas y con�
tinuadas, lo que ha permitido obtener avan�
ces importantes en el control de la endemia
y que se ponen de manifiesto en la reducción
significativa y sistemática de la incidencia de 103

13 Héctor Monzón en: Ana María Zulueta. Evolución histórica, epidemiologia


y medidas de control… p. 182- 183.
14 Ídem.

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Memorias del siglo XX

casos nuevos, así como el descenso de la pre�


valencia, acompañados de modificaciones en
las características epidemiológicas.15

Con la aparición de la vacuna contra la lepra: “Para


cumplir con esos objetivos, se crearon en varias regio�
nes del país los servicios antileprosos de campo, con
un médico leproso, varios inspectores y enfermeras y
una trabajadora social.”16 El papel que jugó el grupo de
médico de biomedicina dirigido por Jacinto Convit fue
pieza clave en la erradicación de la enfermedad con la
aplicación del CCB.
En 1985 se firma el desalojo del leprosorio de Cabo
Blanco y con ello Venezuela pasa a ser uno de los países
en donde la lepra era una enfermedad ambulatoria,
el rostro del mal desaparece, aunque en la conciencia
colectiva el término lepra aún causa un sabor amargo
en las personas que desconocen los tratamientos de
la enfermedad.
Lamentablemente el estigma aún se mantiene y a
pesar de no ser una enfermedad incurable, el miedo,
104
15 Ana María Zulueta. Evolución histórica, epidemiologia y medidas de control...
p. 185.
16 Alexis Romero. Después de providencia. Acciones conocimientos y percepciones
acerca de la lepra... p. 37.

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Memorias del siglo XX

asco y repulsión hacia los enfermos se mantiene. Por


ello hace falta educación para borrar la idea que se
tiene de la misma y erradicar de nuestras mentes el
rechazo a los portadores de la enfermedad.

105

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LA MANO JUNTO AL MURO


interpretando el cuento de Guillermo Meneses

Ángela L. Angulo C

Contexto desde el escritor (¿o el inicio de la interpretación?)

El caraqueño Guillermo Meneses nace en 1911,


pero ya en el 18 vive temporalmente frente al mar y
está en contacto con uno de los paisajes recurrente
en sus obras: La Guaira. Huyendo de la peste española
que invade a Caracas, la familia se refugia en una
gran casona de Maiquetía, pueblo cercano al puerto
de donde parte la pandemia; una historia que se
enrolla sobre sí misma como una serpiente que se
muerde la cola, un momento de la vida del escritor 107
que me lleva a las paradojas constantes que utilizó
en el cuento estudiado. Tomás Eloy Martínez en una

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Memorias del siglo XX

hermosa entrevista que le hace a un Meneses de 65


años y ya enfermo, trae dos imágenes más, que me
conducen al terreno de la forma cómo construye el
cuento La mano junto al muro; una, es la de su tía que
es su mamá, pero que no lo es y la otra, la de Catalina
su niñera, cuyo hermano había desaparecido pero que
ella lo observaba a veces en la playa, a través de la
ventana. Realidad y fantasía. Realidad y lo que se desea.
Realidad frente a lo íntimo que busca obsesivamente
lo distinto.
Meneses estudia en Caracas y culmina el bachillerato
en el colegio San Ignacio de Loyola, donde recibe una
formación católica que lo lleva, según Orlando Araujo,
a la simbolización de la serpiente para explicar las caras
de la vida que se debate entre “…un conflicto potencial
del bien y el mal, el mundo como tentación, crimen
y castigo, culpa y redención…[y] la dialéctica infernal
del pecado y la dulzura”1. El narrador, ensayista,
dramaturgo, articulista en periódicos y revistas, editor,
director de medios impresos, cronista, crítico de arte,
108 abogado y diplomático, porque alcanzará a ser todo eso,

1 Orlando Araujo. Narrativa Contemporánea de Caracas. Caracas, Monte


Ávila Editores, 2018. p. 34.

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Memorias del siglo XX

se verá imbuido tempranamente por lo que arrastra la


Generación del 28. Rebeldía política frente a una larga
dictadura que acentuaba el atraso y obstaculizaba la
modernización requerida, pero también, inquietudes
para constituirse en movimiento de vanguardia en el
campo de la literatura, de la pintura, del periodismo.
Es detenido, pero ya en el 30 aparecen sus dos
primeros relatos: Juan de cine y Elogio a la velocidad.
Encarcelamiento y libertad. Detención o imaginación.
Confinamiento (¿o decisión?). Meneses tenía 19 años.
Domingo Miliani señala que Guillermo Meneses
proviene del movimiento de ruptura literaria que se
delinea desde principio de los años 20, el cual, sin ser
homogéneo, desemboca en la Revista Válvula y que
logra un gran impulso al aparecer la Revista Élite en
1925, en donde se publican las nuevas propuestas
narrativas. Pero agrega que el escritor por razones
propias referidas a su edad, será de los más jóvenes
y estará destinado con el tiempo “a ser el más
contemporáneo e influyente de la generación del
28”2. Ellos se nutrirán del movimiento vanguardista y 109

2 Domingo Miliani. (2003). Tríptico venezolano. s/c. Biblioteca Virtual


Universal. Narrativa. Pensamiento. Crítica. Disponible en: yumpu.com/
es/document/real/14122514/tríptico-venezolano-biblioteca-virtual-

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Memorias del siglo XX

surrealista de París que arriba a Venezuela después de


la primera guerra mundial, de la Revista de Occidente
de Ortega y Gasset, de la Revista de Madrid, de un
“Antonio Arráiz que llegaba de Nueva York con euforias
futuristas”3, del marxismo, de la huella que deja desde
el año 18 en nuestro país el poeta mexicano Juan
José Tablada, “quien inició entre algunos el gusto
por una nueva estética”4 y de la literatura rusa entre
otros. Meneses en particular, usará a Joyce “como
literatura de crecimiento”5 y a Novas Calvo narrador
y novelista cubano vanguardista que escribía en la
Revista de Occidente. Según Miliani, el escritor va a ir
“ampliando su cosmovisión en un trabajo continuo”6
indetenible, una serpiente enrollada que se muerde la
cola, al desarrollar una vasta obra a lo largo de su vida
y lo que le dejan las lecturas sobre todo de Proust,
Kafka y Mann y en el campo de la filosofía y psicología

universal. Consultado: 17 de abril de 2020, p. 60.


3 Ibídem, p. 57.
4 José Ramón Medina. (1962). Visión de la literatura venezolana contemporánea.
Chile. Publicación de la Embajada de Venezuela en Chile. Talleres Prensa
110 Latinoamericana. Disponible en: bcn.cl/obtienearchivo?id=document
os/10221.1/72664/2/275739.pdf&origen. Consultado: 18 de abril de
2020. p. 24.
5 Domingo Miliani. Tríptico venezolano… p. 60.
6 Ídem. p. 60.

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Memorias del siglo XX

Bergson y Freud.7
Los nuevos valores romperán con la tradición y
surgirá una literatura que tiene que ver con la realidad
política y social y, sobre todo, con la exploración hacia
una nueva, surgida de la urbanización. “Lo Humano
del hombre y sus problemas (…) interesan y se colocan
de pronto en el primer plano de consideración. La
rebeldía alcanza al plano literario después de ser
fervor callado”8. Meneses desde sus inicios irá a la
exploración del hombre, al ser como constructo social,
a lo íntimo, a lo introspectivo, percibiendo al sujeto
de su creación de manera múltiple para entenderse
a sí mismo, a su autenticidad como ser humano y a
nuestra propia condición como sociedad. Sus temas
reiterativos no son más que una revalorización
constante de sus reflexiones a través del tiempo, bajo
otros contextos. Una gran serpiente enrollada que se
come la cola.
La bibliografía consultada habla mayoritariamente
de dos Meneses y como el cuento La mano junto al
muro, se constituye en momento clave de cambio de su 111

7 Orlando Araujo. Narrativa Contemporánea de Caracas, p. 38.


8 José Ramón Medina. Visión de la literatura venezolana contemporánea. p. 29.

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Memorias del siglo XX

narrativa. Los especialistas coinciden en afirmar que él


en una primera etapa es un “neo-modernista pasado
por la vanguardia”9. El propio Juan Liscano señala que
Guillermo Meneses parte de un “criollismo urbano
orientado hacia el lumpen-proletariado y a los grupos
marginales de la sociedad”10, para desembocar en ese
cuento “pivote” o sea, en una narración en la cual se
insertará el resto de la producción literaria de Meneses
y que afectará a toda la narrativa venezolana. Meneses
a partir de La mano junto al muro, según la crítica, se
reafirmará como escritor en la duda, en la inseguridad
que producen los testimonios, lo observado y la
experiencia, en las contraposiciones que surgen de sus
reflexiones sobre lo señalado, del enfrentar la realidad
al cómo se ve o cómo se manifiesta o se siente. Pero la
verdad es que solo existe un Meneses. Los problemas
humanos son una constante en los pocos trabajos que
he leído, pero vistos bajo nuevas perspectivas, bajo
otros contextos personales e históricos. Meneses es
una unidad.

112 9 Francisco Javier Lasarte. (1989). Guillermo Meneses: hacia una


caracterización de su narrativa. Disponible en: saber.ula.ve/brtsbream/
handle/123456789/32390/articulo4.pdf ?sequencs=2&isAllowed=y.
Consultado: 17 de abril de 2020. p .66.
10 Ídem.

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Memorias del siglo XX

En 1934 aparece el cuento La balandra Isabel llegó


esta tarde, publicado por la Asociación de Escritores
de Venezuela y con el cual gana un concurso. El
personaje principal allí es una prostituta. Una ramera
que espera redimirse a sí misma o que espera ser
rescatada por Segundo Mendoza, que refleja su
intimidad en la realidad vivida, en lo que no quiere
ser o lo que desearía cambiar. El texto podrá ser
lineal, cronológico, lo que se quiera decir de él desde
la perspectiva del cómo construyó el relato dentro
de una tradición narrativa, pero en La balandra…,
se plantea la duda existencial del autor que será su
sello. Esa duda independientemente de la forma, que
se observa con claridad en La mano junto al muro,
pero que siempre desde el principio de sus trabajos se
manifestó develando “la ferocidad de sus demonios”.
Es para mí La balandra…, la reflexión permanente
de Meneses frente a una situación social o más bien
humana, lo íntimo que genera la prostitución en el
personaje que vive su drama y en él mismo. El propio
autor, muchos años después, señala que ser escritor
113
es “poseer un instrumento especialmente destinado a

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Memorias del siglo XX

comprender el mundo y a expresar su comprensión”11


y que ese instrumento es “la facultad expresiva” del
que relata. Meneses usará la literatura como denuncia,
pero también como vía de introspección para su propia
comprensión. La madre de Meneses, que es su tía, pero
que es su madre, “quiso saber cuánto había costado la
edición… [de La Balandra Isabel llegó esta tarde] para
comprarla entera y quemarla en el patio… No quería
que nadie leyera esas vergüenzas”12 Transgresor desde
sus inicios, usando temas sórdidos desde el principio,
yendo a lo más escondido de su espíritu y a lo humano
de forma dialéctica. Una serpiente enrollada que se
muerde la cola.
En 1939 este escritor egresa como abogado de
la Universidad Central de Venezuela y comienza su
carrera en la administración pública. Se casa con
Sofía Imber a principios de los 40 y se identifica como
medinista a tal punto de autoexiliarse en Bogotá, tras

11 Guillermo Meneses. (1979). Notas sobre literatura en Ensayos Venezolanos.


Compilación. Caracas. Ateneo de Caracas. Publicación electrónica Letras
muertas. Transcripción. Disponible en: letramuertaed.com/Guillermo-
114 meneses. Consultado: 19 de abril de 2020.
12 Tomás Eloy Martínez. (1976). Entrevista a Guillermo Meneses.
Fragmentos. Publicada por El Nacional el 19 de octubre de 1976.
Disponible en: www.eneltapete.com/vida/600/com-guillermo-meneses.
Consultado: 17 de abril de 2020.

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Memorias del siglo XX

el golpe a Medina Angarita. Independientemente de


su regreso al país, los Meneses-Imber parten a Paris y
Bruselas en 1948, con nombramiento para él en cargos
en nuestras embajadas en esas ciudades, realizado por
la Junta Militar de Gobierno que toma el poder, tras
otro golpe de Estado pero ahora al presidente Rómulo
Gallegos. En París Meneses, entra en contacto con los
Disidentes, movimiento artístico venezolano radicado
en esa ciudad de donde emergen grandes de nuestra
plástica contemporánea y filósofos, como el caso de
Guillen Pérez. Pero no es solo eso, los inicios de los años
50 para Venezuela no son exclusivamente un camino
bañado de sangre en toda la geografía nacional, es el
advenimiento también de nuevas formas expresivas:
irrumpe un Jesús Soto desde París en el 51 con su obra
Muro óptico, teniendo escasamente un año viviendo
en Francia y un Antonio Esteves que en el 54 estrena
su Cantata criolla, solo por nombrar a dos grandes en
campos artísticos diferentes. Venezuela pare hijos en
fechas emblemáticas: 1928, 1936, 1948. Se conjuga
la vida y la muerte. Producción y exilio. Persecución y
115
ostracismo. Trabajo creador-vía de escape y búsqueda.
Dicotomías; dudas a resolver por los hombres en
nuestra historia nacional en momentos coyunturales.

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Memorias del siglo XX

Los partos de Venezuela son contrastantes como las


propias reflexiones del escritor caraqueño. Los albores
de la década de los 50 expulsan vivos y expulsan muertos
a la dinámica social. Se instala una nueva manera de
construir relatos, se acepta la fragmentación y se
rompe definitivamente con un esquema tradicional
de inicio, nudo y cierre en un texto, aceptándose la
experimentación, pero a la vez, nuestro país se tiñe de
rojo. El 21 de octubre de 1952 Leonardo Ruiz Pineda
líder de la resistencia contra la dictadura militar es
asesinado y su cadáver expuesto en la prensa, como
imagen surrealista con sentido de dominación. La
mano en el muro será la vida y el asesinato del líder,
la muerte del movimiento popular. Meneses es el
emblema de nuestras dicotomías. No hay degradación
de la prostitución en el 51 frente a La balandra… Su
visión del problema no cambió, lo está viendo bajo
otra luz y otro contexto. No es que Meneses se tornó
oscuro, exaltando lo peor del ser humano. Los mismos
nombres que utiliza para identificar a los personajes
principales en los dos cuentos, Esperanza y Bull Shit,
116
son significativos. La Esperanza de su relato del 34
siente la necesidad de cambiar, aspira cambiar, sueña
con esa posibilidad, pero al asignarle a la ramera de La

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Memorias del siglo XX

mano…, Bull Shit, que significa excremento de toro, la


califica de detritus social enajenado, de materia fecal
parida por un país sin retorno.
¿Meneses siente desencanto, desilusión por cambios
que no se dieron o hay falta de fe por el advenimiento de
nuevos que impulsen la transformación del hombre?
Puede que sí (o tal vez no). La década de los treinta del
siglo XX, fue un período de combates esperanzadores
en todos los ámbitos de la vida nacional, la esperanza
de transformación era un estímulo de optimismo: la
utopía. Entre La balandra… y La mano… hay 17 años
y la prostituta seguía siendo prostituta y el lupanar
podía encontrarse en cualquier calle; pero vamos
más allá, el hombre asesinado en una calle de San
Agustín del Sur una noche aciaga, el hombre que luchó
contra un régimen militar sigue hoy muerto; sigue allí
desangrándose como trofeo. Nuestro país, es una
serpiente enrollada que se muerde la cola y Meneses
prontamente, lo descubrió.

117

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Memorias del siglo XX

Armando un rompecabezas para hacer un resumen


La mano junto al muro es la historia de una noche
en la vida de una ramera, que vive y trabaja en un
prostíbulo ubicado en una zona portuaria y que
termina siendo asesinada. Armar esta síntesis en
pocas líneas fue complicado, por la existencia de una
construcción fragmentada del texto, lo difuso de sus
personajes, la duda permanente que se expone en
el relato sobre lo tangible y lo intangible y el propio
diálogo del narrador consigo mismo (o quizás con
el autor o con cualquiera que aparezca en escena),
que van a la búsqueda de hurgar y comprender la
naturaleza humana, independientemente de ser una
propuesta literaria novedosa. Soslayo entonces por
lo descrito en cuanto a su contenido, que la intención
esté dirigida a lo policíaco, a descubrir quién comete
el homicidio y cuáles fueron sus causas. No hay un
mensaje directo en el cuento de Meneses y el lector,
cada lector, construye el drama y el mensaje.

118

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Memorias del siglo XX

Intentando una interpretación (pero, ¿no fue iniciada


en el contexto?)

He tratado de ir a la búsqueda de un estilo narrativo


y de una finalidad en Guillermo Meneses para escribir
y para comprender el contexto en que nace La mano
junto al muro. Traté de abordar al autor, conocerlo,
identificar su entorno formativo e histórico y precisar
lo coyuntural para llegar a interpretar el mensaje
íntimo del relato. Hay en Meneses un contexto y unos
referentes que lo forman, que está en concordancia
con su desarrollo como escritor. Es un hombre sólido.
Lo primero que denoto es la duda que lo invade
todo, incluyendo la duda mía para armar una historia
y develar una acción dentro del texto. Ya señalé arriba,
que es la vida de una prostituta en un brevísimo lapso:
una noche. Ese tiempo se inserta en otros largos
brodelianos simbolizados en un castillo que ahora
es mancebía y en otros cortos como por ejemplo,
la medida del tiempo en que dura un coito. El autor
juega con varios planos temporales y los opone, para
llevar al lector a la reflexión sobre lo duradero, lo 119
efímero o la muerte. Pero esos saltos temporales van
llevándome a la unidad del texto en su propio decurso

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Memorias del siglo XX

y sobre todo con el párrafo final que impone orden a la


historia. Cuando se comienza a leer, pareciera ser que
entramos a la habitación de la cajera que cuenta el
dinero y trata de rememorar los clientes que pasaron
por allí para cuadrar cuentas (es la cartera o el amor) y
solo cuando el relato finaliza, es que descubrimos que
Bull Shit, estaba muerta desde el principio de la historia
y que el escritor nos va dando pistas del hecho, pero
a través de ideas confusas, fogonazos de imágenes y
cambios en el narrador que a veces es él, pero que
a veces pareciera que es la ramera. Los movimientos
temporales no solo están referidos al significado de un
tiempo histórico largo representado por el castillo que
se desgasta lentamente, que pasa de fortaleza militar
a casa comercial y de allí a prostíbulo. Este tiempo
refleja el proceso de cambio gradual de la sociedad
al deterioro, lo evidencia. Lo enfrenta primero, al
tiempo degrado en que una mujer es mercancía (Ahí,
ahí. Adiós, adiós), y luego a lo trascendental, a lo más
frágil, a la existencia humana que es efímera, que se
puede perder en un instante y que se observa en el
120
tamborileo de los dedos de Bull Shit sobre la pared,
que cuando dejan de moverse es porque está muerta,
pero también, cuando el autor compara la mano que

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Memorias del siglo XX

es vida, con una flor o con una mariposa.


Mi confusión aumenta, al tratar de identificar a
los personajes para establecer la acción del cuento,
porque ellos están desdibujados. Todos son imprecisos;
la propia protagonista lo está y digo esto, porque es su
mano sobre la pared el hilo conductor del relato. ¿Qué
puedo identificar de Bull Shit? Físicamente, una mano
gruesa con uñas corroídas que muestra un anillo y
tiene el privilegio entre treinta mujeres del lenocinio,
de contar con una ventana que le permite ver el
mar, un espejo que le retrata la vida y un fonógrafo.
Sicológicamente se esbozan unas líneas sobre ella:
nunca recuerda nada, nunca identifica a los hombres,
nunca sabe cuántos pasaron por su cama. Pero esa
mujer desposeída tiene las uñas corroídas: ¡se las
come! ¿Por qué se las come? ¿Estamos en presencia
de angustia, insatisfacción, desprecio hacia sí misma,
soledad, vació? Meneses plantea aquí un problema
existencial con esa imagen flash, que no desarrolla
dejándola allí como al descuido, en esa trama de
confusiones individuales y colectivas. Bull Shit es puta 121
desde niña. Los otros personajes: ¿son tres marineros
o son dos? ¿Cuál de los marineros es un lagarto verde?

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Memorias del siglo XX

¿Estaba Dutch la noche del crimen o era uno de los


marineros? ¿Había un detective o era un marinero con
sombrero de fieltro? ¿El hombre de los discursos es el
del cigarrillo que tenía el puñal? ¿Con qué la matan,
con el cuchillo o con un arma? ¿Por qué la matan?
¿Dutch se siente amenazado por el hombre de los
discursos que intenta acaparar a Bull? ¿El hombre de
los discursos se vio desplazado por un marinero a la
hora de follar? Todo son conjeturas que recrean la
situación sórdida de un burdel y le dan marco a lo que
puede pasar en un sitio como ese: la muerte de una
meretriz.
El desorden temporal nos lleva a la reconstrucción
de un texto escrito de manera fragmentada, y cada
uno de esos trozos, se aprecian como escenas
cinematográficas caóticas. El acto del cabaret,
pareciera un cuadro cinético penetrable de Soto; sé
que eso es un anacronismo, pero Meneses jugó allí
con lo sensorial visual, narró el desplazamiento de
los colores emanados por las bombillas, cómo ellas
122 se reflejaban, cómo las veía Bull Shit; jugó con luces,
sombras y hombres en movimiento que danzaban e
interferían el paso de la luz para ver bien y hasta hubo

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Memorias del siglo XX

sonido desprendido por risas y música. Ese párrafo es


extraordinario. Esta fragmentación lleva al lector a la
reconstrucción de la obra, haciéndose así partícipe de
la historia; pero hay algo más, ese constructo “pivote”
del cual habla Juan Liscano y que retomo para la
reedificación del texto por parte del lector, nos obliga
también a participar en ese movimiento repetitivo de
Meneses para volver a una consideración partiendo de
una idea base. La serpiente enrollada que se come la
cola también es para meter dentro de esa estructura
circular, al lector.
Hay imágenes simbólicas: el espejo que genera
dudas, que refleja la vida y la muerte, lo existencial, en
lo que se convierte la vida, lo que es, lo que no se ve,
lo que no se quiere ser, el tamborileo de la mano en
el muro y la serpiente enrollada que se come la cola.
Meneses las usa todas para su reflexión como escritor;
las dos primeras están en el cuento para desnudar una
situación social que al parecer no tiene más solución
sino la muerte y la última, usada en dos vertientes:
como método de introspección con el cual opone, 123
compara y duda de todo en movimiento dialéctico, que
es explícito al contraponer los diálogos o expresiones

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Memorias del siglo XX

entre paréntesis y otro, dirigido a la estructura del


cuento que se observa circular como ya se mencionó.
Los resultados de ese repensar soportado en esas
imágenes me indican una cosmovisión de fatalidad que
encubre la búsqueda de Meneses por comprender la
realidad y la angustia que eso genera en él. La imagen de
destino inexorable sin salida, de tubo, que la conduce
en este caso a un único destino, es en Meneses motivo
para revelar, motivo para penetrar (no juzgar) en la
situación de enajenación de esa mujer, teniendo como
fin último comprenderse así mismo al luchar contra
sus demonios. Para Meneses comprender, “equivale a
tomar posición, a comprometerse” (1979). Es en este
sentido que observo lo que el escritor desea alcanzar
con La mano junto al muro. Es él sin ropaje frente a su
propia cavilación y denuncia.

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Memorias del siglo XX

AUTORES

Laura M. Febres

Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Len�


gua Correspondiente de la Real Academia Española, Sillón
Letra C. Doctora en Historia, Universidad Católica Andrés
Bello. Magíster en Literatura Latinoamericana Contem�
poránea, Universidad Simón Bolívar. Editora de la Revista
Anales de la Universidad Metropolitana (2005 - 2015). Pro�
fesora Tiempo Completo de la Universidad Metropolitana.
Autora y coautora de diversas obras, entre ellas: La mirada
femenina desde la diversidad cultural. Voces del destierro
(Caracas, 2015). Pedro Henríquez Ureña. Crítico de América
(2015). La mirada femenina desde la diversidad cultural:
Una muestra de su novelística de los años noventa hasta
hoy (Caracas, 2013). Las huellas de un expolio del siglo XVIII
(Caracas, 2011). Mario Briceño Iragorry (Caraacas, 2007).
Ha publicado en revistas arbitradas y participado en con�
gresos y simposios nacionales e internacionales.

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Memorias del siglo XX

Luis Fernando Castillo Herrera

Profesor de Geografía e Historia egresado de UPEL-Institu�


to Pedagógico de Caracas. Magíster en Educación, mención
Enseñanza de la Historia. Diplomado en Historia Contem�
poránea de Venezuela (Fundación Rómulo Betancourt).
Cursante del Doctorado en Ciencia Política Universidad
Simón Bolívar (USB). Profesor Asistente adscrito al Depar�
tamento de Geografía e Historia del Instituto Pedagógico
de Caracas. Coordinador del Centro de Investigaciones His�
tóricas “Mario Briceño Iragorry”. Editor de la Revista Tiem�
po y Espacio. Cofundador del proyecto Podcast Historia en
Cuarentena. Coautor de Entre el ardid y la epopeya. Uso y
abuso de la simbología en el imaginario chavista (Caracas,
2018). Autor de la obertura Banco Central de Venezuela.
Refugio del tesoro nacional (Caracas, 2019). Coautor de la
obra Transiciones políticas en América Latina. Desafíos y
experiencias (Caracas, 2020).

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Memorias del siglo XX

Lorena Puerta Bautista

Profesora y jefa de la cátedra Historia Económica General


de la Escuela de Administración y Contaduría de la Univer�
sidad Central de Venezuela. Profesora de las asignaturas
Geohistoria de Venezuela e Historia Regional en el post�
grado de Historia de la Universidad Católica Andrés Bello.
Licenciada en Historia y Doctora en Ciencias Sociales por
la Universidad Central de Venezuela. Premio Rafael María
Baralt, que otorga la Academia Nacional de la Historia y la
Fundación Bancaribe (2015). Autora de los libros: Los paisa�
jes petroleros del Zulia en la mirada alemana (1920-1940)
(Caracas, 2010), Geosímbolos del petróleo en Venezuela
(1900 1960) (Caracas, 2016), participa en el libro Cuando
las bayonetas hablan: nuevas miradas sobre la dictadura
militar 1948-1958 (Caracas, 2015), autora de la obertura
Petróleo en Venezuela. Los debates de una industria. Se�
rie Verbum (Caracas, 2018). Coordiandora y coautora de la
obra 250 años de Alexander von Humboldt: el nacimiento
del Cosmos (Caracas, 2020). Ha publicado en revistas arbi�
tradas y participado en congresos y simposios nacionales.

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Memorias del siglo XX

Richard O. López

Profesor de Historia Antigua II e Historia Moderna en la


Universidad Católica Andrés Bello. Profesor Asistente Tiem�
po Completo en la cátedra Ciencias Sociales en el Instituto
Pedagógico de Caracas. Profesor en Geografía e Historia,
Universidad Pedagógica Experimental Libertador- Instituto
Pedagógico de Caracas. Magíster en Historia de Venezuela,
Universidad Católica Andrés Bello. Cursante del Doctorado
en Historia, Universidad Católica Andrés Bello. Posee una
Especialización en Derechos Humanos por la Universidad
Nacional Abierta. Magíster en Historia de Venezuela. Uni�
versidad Católica Andrés Bello. Ha publicado en revistas ar�
bitradas y participado en congresos y simposios nacionales
e internacionales.

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Memorias del siglo XX

Yolimar Gil Amundarain


Profesora de la cátedra Historia Económica General de la
Escuela de Administración y Contaduría de la Universidad
Central de Venezuela. Es tesista de la Maestría de Historia
de Venezuela, Universidad Católica Andrés Bello. Profesora
en la especialidad Geografía e Historia egresada del Insti�
tuto Pedagógico de Caracas. Cursó el Diplomado en Histo�
ria Contemporánea de Venezuela de la Fundación Rómulo
Betancourt. Fundadora del proyecto Podcast Historia en
Cuarentena. Coautora de la obra 250 años de Alexander
von Humboldt: el nacimiento del Cosmos (Caracas, 2020).
Ha publicado en revistas arbitradas y participado en con�
gresos y simposios nacionales.

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Memorias del siglo XX

Ángela Angulo
Profesora de Historia y Ciencias Sociales (UPEL). Magís�
ter en Educación mención Enseñanza de la Historia (IPC-
UPEL). Doctora en Cultura y Arte para América Latina y el
Caribe (IPC-UPEL). Diplomado en Escritura Creativa (UNI�
MET). Docente Jubilada en Historia Contemporánea de Ve�
nezuela (Diversificado y Profesional) y en Comprensión de
la Realidad Nacional, Latinoamericana y Mundial (UNESR-
Post-grado). Miembro de la Comisión de Historia y Geogra�
fía Regional del Estado Bolívar (1991-1994) y del Proyecto
Aportes del Instituto Pedagógico a la Educación la Ciencia
y la Cultura del Centro de Investigaciones Históricas Ma�
rio Briceño Iragorry (2020). Autora de las obras: La Nueva
Historia. ¿Nueva? (2008). Instituto Pedagógico Nacional.
Autoconstrucción y Aportes (2007).

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Centro de Investigaciones
Históricas
Mario Briceño Iragorry
2021
Este título corta el celofán que inaugura la
Serie Anuario del Centro de Investigaciones
Históricas Mario Briceño Iragorry. La presen-
te edición se encuentra constituida por seis
capítulos breves que retratan los avatares de
nuestra historia en el siglo pasado. Todo ello,
en el marco de los 45 Aniversario de nuestro
centro de investigaciones.

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