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El desierto de Ocucaje, en la región Ica (Perú), es un verdadero cementerio para

los amantes de la paleontología, debido a que en sus arenas se puede caminar al


lado de los restos fósiles de gigantescos animales que existieron hace millones de
años, entre los que se puede destacar ballenas asesinas y el temido megalodón.

Desde Lima, para llegar se debe tomar la Panamericana Sur para en un promedio de
cuatro horas (en auto), llegar a Ica, tierra conocida por la laguna Huacachina y la
Reserva de Paracas, pero que esconde en su desierto una rica variedad de restos
fósiles de animales marinos, que permiten al viajero regresar unos 50 millones de
años en el tiempo.

En el centro de la ciudad se pueden tomar colectivos al distrito de Ocucaje, los


cuales cobran cinco soles y dejan al viajero en la plaza tras un tiempo de 20 a 30
minutos. Frente a ella se encuentra el museo de paleontología, donde se debe
coordinar una visita guiada por las arenas donde se encuentran los esqueletos de
las bestias marinas.

La coordinación puede ser presencial, previamente vía virtual o telefónicamente,


para lo cual se recomienda formar grupos de mínimo diez personas. Se debe tener
presente llevar gorra, ropa ligera, gafas y bloqueador, pero también ropa para
cubrirse pues por momentos hay fuertes vientos que generan pequeñas tormentas de
arena.

Cabe indicar que en el desierto de Ocucaje se han realizado importantes


descubrimientos que han impresionado a la comunidad científica internacional, como
el pinguino gigante y el único fósil de América del antepasado de la ballena, que
caminaba en cuatro patas, por lo que se trata de un viaje que conecta al presente
con el pasado.

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