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TEMA 3

UTILIZACIÓN DEL DOMINIO PÚBLICO MARÍTIMO-TERRESTRE I. USOS COMÚN Y ESPECIAL.


USOS PERMITIDOS Y PROHIBIDOS. TÍTULOS DE OCUPACIÓN DEL DOMINIO PÚBLICO
MARÍTIMO-TERRESTRE. LAS CONCESIONES: USOS QUE LAS REQUIEREN,
PROCEDIMIENTO DE OTORGAMIENTO, FORMAS DE EXTINCIÓN, CAUSAS DE CADUCIDAD,
COMPETENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO Y DE LAS
COMUNIDADES AUTÓNOMAS, PRÓRROGAS

INTRODUCCIÓN
España cuenta con una gran longitud de costa , muy valiosa en cuanto a sus oportunidades, p ues
sustenta gran parte de la población, así como da soporte a instalaciones industriales, agrícolas y
portuarias, entre otras, pero muy sensible y degradada como consecuencia de su uso.
Ante este problema, se hace necesario implantar una legislación que regule la gestión y conservación
de este patrimonio natural, aprobándose así la Ley 22/1988, de 28 de julio, de Costas, desarrollada
posteriormente por el Real Decreto 876/2014, de 10 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento
General de Costas, y modificada por la Ley 2/2013, de 29 de mayo, de protección y uso sostenible
del litoral y de modificación de la presente ley.
LA UTILIZACIÓN DEL DOMINIO PÚBLICO MARÍTIMO-TERRESTRE I. USOS COMÚN Y
ESPECIAL. USOS PERMITIDOS Y PROHIBIDOS
El Dominio Público Marítimo-Terrestre es la única categoría de bienes de dominio público estatal
definida por la Constitución Española, estableciendo en su artículo 132.2 que son bienes de dominio
público estatal los que determine la ley, y, en todo caso, la zona marítimo-terrestre, las playas, el mar
territorial y los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental.
Este artículo también establece que el régimen, administración y defensa de dichos bienes serán
regulados por ley.
Así, España cuenta con la Ley 22/1988, de 28 de julio, de Costas, cuyo principal objetivo es la
determinación, protección, utilización y policía del Dominio Público Marítimo Terrestre, y, en especial,
de la ribera del mar, la cual ha sido modificada por la Ley 2/2013 y desarrollada por el Real Decreto
876/2014, por el que se aprueba el Reglamento General de Costas.
De acuerdo a la Ley de Costas, los bienes de dominio público marítimo-terrestre son inalienables,
imprescriptibles e inembargables, no admitiéndose más derechos que los de uso y aprovechamiento
adquiridos se acuerdo con la presente ley, que regula la utilización del dominio público marítimo-
terrestre en su título III.
Dicho título establece que la utilización del dominio público marítimo-terrestre será pública, libre y
gratuita para los usos comunes y acordes a la naturaleza del mismo, como lo son, por ejemplo,
pasear, estar, bañarse, embarcar y desembarcar, pesar o navegar, entre otros, siempre que no sea
necesario llevar a cabo obras e instalaciones, siendo necesaria la existencia de una reserva,
adscripción, autorización o concesión para aquellos usos que suponen una circunstancia de
intensidad, peligrosidad o rentabilidad.
En cuanto a la ocupación del dominio público marítimo-terrestre, únicamente están permitidas
aquellas instalaciones o actividades que no puedan ubicarse en otra zona, bien porque desempeñan
una función o prestan un servicio que requiere su ubicación en el dominio, bien porque son
actividades o instalaciones de servicio público que no pueden ubicarse en los terrenos colindantes
debido a la configuración física del tramo de costa donde deben situarse, procurando en estos casos
que la ocupación sea mínima.
A estos efectos, quedan excluidas las edificaciones destinadas a residencia o habitación fijas, las
actividades que destruyen yacimientos de áridos naturales o no consolidados, el tendido aéreo de
líneas eléctricas de alta tensión y la publicidad mediante carteles, vallas o por medios acústicos y
audiovisuales, permitiéndose la instalación de vías de transporte interurbanas declaradas de utilizad
pública por el Consejo de Ministros y el vertido de escombros de relleno autorizados.
En cuanto a la publicidad, puede permitirse, de forma excepcional, aquella que se encuentre
integrada en actividades e instalaciones permitidas, que sea compatible con la protección del
dominio, no menoscabe su uso ni suponga ningún tipo de riesgo.
El dominio público marítimo-terrestre también puede verse afectado por los puntos de atraque de
embarcaciones de líneas regulares de transporte de pasajeros con fines comerciales que no pueden
ubicarse en la zona de servicio portuaria o por puntos de atraque de embarcaciones destinadas a
excursiones turísticas marítimas, autorizadas por el Servicio Periférico de Costas.
En cuanto al uso de las playas, debe ser público, con la excepción de las reservas demaniales
reconocidas en la Ley de Costas, y las instalaciones permitidas en la misma, de libre acceso público,
salvo por razones de interés público.
Todas las edificaciones de servicio de playa deben ubicarse fuera de la misma, salvo en casos en
los cuales no puedan situarse en terrenos colindantes o en el paseo marítimo, en cuyo caso podrán
ubicarse adosadas al límite de la playa.
Los tramos de las playas se clasifican en naturales y urbanos en función del carácter rural o urbano
de sus terrenos contiguos, así como de su grado de protección medioambiental.
En los tramos naturales de la playa se permiten actividades e instalaciones que prestan servicios o
realizan funciones que requieren su ubicación en las mismas y establecimientos expendedores de
comida y bebida con una superficie inferior a 70 metros cuadrados y distanciados como mínimo por
300 metros. Estas instalaciones deben ocupar lo mínimo posible, y nunca deben sobrepasar el 10%
de la superficie de la playa en pleamar. Las conducciones de servicio deben ser subterráneas y
deben estar dotadas de un sistema de saneamiento que elimine de forma eficaz las aguas residuales
y los malos olores, quedando prohibidos aquellos sistemas de drenaje y absorción que afecten a la
arena y a las aguas de baño.
En cuanto a los tramos urbanos, se permiten, además de las utilizaciones permitidas en los tramos
naturales:

• Edificaciones de servicio, preferentemente fuera de la misma, en su límite interior o a 70


metros de la línea de pleamar.
• Establecimientos expendedores de comida y bebida fijos, de 200 metros cuadrados, de los
cuales 150 pueden ser cerrados y el resto estar constituidos por una terraza cerrada
desmontable, más una zona abierta y una zona de aseo de 30 metros cuadrados, separados
por una distancia mínima de 150 metros.
En este caso, las ocupaciones no deben superar el 50% de la superficie de la playa en pleamar.
En tramos urbanos de playa también se pueden autorizar eventos de interés general con repercusión
turística, para lo cual, la administración local solicita un informe favorable y autorización del órgano
competente autonómico, junto con una memoria técnica que incluye una documentación con las
características del evento, la justificación de la declaración del acto, las medidas preventivas tomadas
para garantizar la conservación del entorno y el compromiso de proceder de forma inmediata tras su
finalización al levantamiento de las instalaciones y la limpieza de la zona, una documentación gráfica
con planos y un estudio económico y financiero.
También se pueden autorizar actividades deportivas de carácter náutico federado en los tramos
urbanos, ubicándose las instalaciones fuera de la playa, o adosadas a su límite y ocupando un
máximo de 300 metros cuadrados, dejando 15 metros libres desde la orilla en el caso de que se
lancen o varen embarcaciones.
Entre los usos no permitidos en la playa se encuentra el tendido aéreo de líneas eléctricas de alta
tensión, el estacionamiento y circulación no autorizada de vehículos, la acampada y los
campamentos. En las zonas de baño queda prohibido la navegación deportiva o de recreo y el uso
de embarcaciones o medios flotantes de vela o de motor, así como la realización de vertidos desde
las embarcaciones.
Estas utilizaciones deben solicitarse a la administración competente, la cual debe comunicarle al
peticionario las deficiencias que haya observado en su petición, para que, en un periodo de 10 días,
las subsane o formule una alegación y aquellas peticiones que se oponen a la legislación de costas
deben ser denegadas en un plazo de 2 meses, previa audiencia con el peticionario. Transcurrido
dicho plazo sin tramitarse dicha solicitud, se desestima por silencio administrativo.
Si la utilización puede producir daños y perjuicios sobre el dominio público, la Administración General
del Estado solicita al peticionario una serie de estudios y de garantías económicas con el objetivo de
prevenir los mismos y de que se repongan los bienes afectados, así como se establezcan
indemnizaciones.
Todos estos usos deben ser registrados por la administración competente, la cual inscribirá de oficio
las reservas, adscripciones, concesiones y autorizaciones de vertidos contaminantes. Estos registros
son de carácter público.
Para que la administración resuelva este tipo de ocupaciones y utilizaciones, se debe formular con
carácter previo un proyecto básico, donde se detallan las características de las obras e instalaciones
a realizar y la extensión del dominio público afectado, así como un proyecto de construcción.
Además, si estas actividades pueden alterar de forma significativa al dominio, se debe realizar una
evaluación de sus efectos y tomar las medidas correctoras pertinentes.
Si la ocupación o utilización es por parte de la propia administración, se debe llevar a cabo también
un estudio económico-financiero.
La aprobación de este proyecto significa la necesidad de ocupar los bienes y derechos que es
necesario expropiar, lo cual debe constar en dicho proyecto en un anexo de expropiaciones, con los
planos parcelarios y una valoración económica de estos bienes y derechos.

TÍTULOS DE OCUPACIÓN DEL DOMINIO PÚBLICO MARÍTIMO-TERRESTRE


Como ya se ha comentado, para ocupar el dominio público marítimo-terrestre, es necesario la
obtención de un título de ocupación, pudiendo ser éste una concesión, una administración, una
reserva de suelo o una adscripción.
Estos títulos administrativos tienen en común su carácter temporal, no obstante, la duración de cada
uno de ellos y la actividad para la cual se aplica es diferente.
Estos títulos se regulan en los capítulos IV y V del título III de la Ley de Costas.
LAS CONCESIONES: USOS QUE LAS REQUIEREN, PROCEDIMIENTO DE OTORGAMIENTO,
FORMAS DE EXTINCIÓN, CAUSAS DE CADUCIDAD, COMPETENCIAS DE LA
ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO Y DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS,
PRÓRROGAS.
El capítulo V del Título III de la Ley de Costas establece los casos en los cuales se debe solicitar una
concesión, siendo éstos la ocupación del dominio público marítimo-terrestre con obras e
instalaciones no desmontable, o con instalaciones desmontables que por su naturaleza, finalidad o
circunstancias especiales requieren una ocupación superior a 4 años.
La competencia para el otorgamiento de este título recae sobre el Ministerio de Agricultura,
Alimentación y Medio Ambiente, siendo de la Comunidad Autónoma en el caso de que la ocupación
se de en los bienes adscritos a la misma.
Las solicitudes de concesiones de competencia del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Pesca
se dirigen al Servicio Periférico de Costas, junto con dos ejemplares en formato papel y uno en
formato digital del proyecto básico de construcción, el resguardo acreditativo de la fianza provisional
y la documentación justificativa de la personalidad del peticionario y del compareciente y la
documentación acreditativa de que el peticionario no incurre en ninguna de las prohibiciones de
contratar previstas en la Ley de Contratos del Sector Público.
El Servicio Periférico de Costas examina el proyecto presentado, previo abono de las tasas, y, en el
caso de encontrar algún defecto o uso prohibido, requiere al peticionario que subsane dichos
defectos o procede a la denegación de la solicitud.
El Servicio Periférico de Costas, para continuar con la tramitación, requiere de un informe favorable
del ayuntamiento y comunidad autónoma correspondiente, de las capitanías marítimas si la actividad
objeto de la concesión supone un riesgo para la seguridad marítima y del ministerio de defensa, si
afecta a la defensa natural.
Por otro lado, las concesiones otorgadas por otros departamentos ministeriales requieren del informe
favorable del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, emitido en un plazo de un
mes.
Con carácter simultáneo a la expedición de dichos informes, la solicitud se somete a información
pública durante un periodo de 20 días, tras lo cual, el Servicio Periférico de Costas eleva el
expediente al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Pesca para su resolución.
Si se decide otorgar la concesión, se le comunican al peticionario las condiciones para que en un
plazo de diez días las acepte, en cuyo caso, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio
Ambiente resuelve el expediente y el Servicio Periférico de Costas lo publica en el Boletín Oficial del
Estado. En caso contrario, se declara concluido el expediente por desistimiento del peticionario, con
pérdida de la fianza.
El plazo para la resolución de un expediente de concesión es de 6 meses, transcurrido lo cual se
considera desestimada.
En los casos en los cuales se solicita una concesión de competencia de la comunidad autónoma que
requiere una concesión de ocupación del dominio público marítimo-terrestre por la Administración
General del Estado, se presenta la solicitud, tanto al órgano competente de la comunidad autónoma
como al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, junto con la documentación
requerida por cada uno. El órgano competente de la comunidad autónoma tramita el proyecto,
recabando los informes que sean necesarios, y si está conforme, solicita informe al Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en un plazo de dos meses. La Comunidad Autónoma le
informa al peticionario de las condiciones de la concesión, y de las del Ministerio y, en caso de
aceptarlas, se otorga la concesión.
Las concesiones otorgadas pueden ser modificadas si se modifican los supuestos determinantes de
su otorgamiento, en casos de fuerza mayor o si se exige su adecuación al plan o norma
correspondiente. Si estas modificaciones son sustanciales, deben someterse de nuevo al
procedimiento de otorgación.
El otorgamiento de una concesión puede implicar la declaración de utilidad pública por el
departamento ministerial o la comunidad autónoma competente a efectos de ocupación temporal o
expropiación forzosa de los bienes o derechos afectados por el objeto de aquella.
En estos casos, el proyecto básico debe incluir un anexo de expropiación u ocupación con la relación
de bienes y derechos afectados
En estos casos, el peticionario debe presentar al Servicio Periférico de Costas el resguardo del
depósito en la Caja General de Depósitos necesario para indemnizar los derechos y bienes
expropiados o su ocupación temporal, junto con la aceptación de la oferta de condiciones de la
concesión. Aceptadas estas condiciones, la Administración dicta la resolución correspondiente.
Los bienes y derechos expropiados se incorporan al dominio público desde su ocupación, sin que el
concesionario deba abonar un canon de ocupación por los terrenos expropiados a su costa para su
incorporación a la concesión.
Los bienes y derechos expropiados se inscriben en el Registro de la Propiedad de acuerdo a la Ley
Hipotecaria, quedando cancelada dicha inscripción cuando vence el plazo de la concesión o ésta se
extingue, comunicando estas situaciones al Servicio Periférico de Costas, al Registrador y a los
titulares.
Los concesionarios tienen derecho al uso privativo de los bienes concedidos, garantizándose el libre
acceso y tránsito de las autoridades y funcionarios competentes para llevar a cabo sus funciones,
tales como la defensa nacional, el salvamento o la seguridad marítima, debiendo identificarse e
indicar el motivo de acceso, levantando acta de comparecencia, y pudiendo colaborar las fuerzas y
cuerpos de seguridad, sin perjuicio de sanciones.
Las concesiones pueden transmitirse inter vivos y mortis.
La transmisión inter vivos se produce si la administración reconoce el cumplimiento por parte del
adquirente de las condiciones de la concesión. Para ello, el solicitante aporta una documentación
acreditativa de que cumple con los requisitos establecidos. La Dirección General de Sostenibilidad
de la Costa y del Mar, previo informe de la Abogacía del Estado, dicta la resolución tras revisar dicha
documentación. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Pesca tiene el derecho a tanteo y retracto
en este tipo de transiciones durante tres meses y un año respectivamente, extinguiéndose en este
caso la concesión.
Por otro lado, si se da el fallecimiento del concesionario, sus causahabientes pueden subrogarse en
los derechos y obligaciones del mismo si en un plazo de 4 años se lo hacen saber a la administración,
quedando extinguida la concesión en cualquier otro caso. Para ello, los causahabientes deben
aportar, junto a su solicitud, el certificado de defunción, la condición de heredero o legatario, acreditar
la entrega del bien legado o la escritura o sentencia que apruebe el cuaderno particional, así como
la documentación que garantice el tracto sucesivo desde el último titular y el justificante del pago del
canon. Recibida esta documentación, y previo informe de la Abogacía del Estado, el Ministerio de
Agricultura, Alimentación y pesca dicta la resolución.
Si es la Administración la que es conocedora del fallecimiento del titular de la concesión, requiere
que los interesados presenten la documentación en un plazo de tres meses.
En cuanto a la extinción de las concesiones, puede darse por vencimiento del plazo de otorgamiento,
por revisiones de oficio, por revocación debida a la alteración de los supuestos físicos que la
motivaron, si no se puede modificar el título, por renuncia del adjudicatario aceptada por la
administración, por mutuo acuerdo de la administración y el adjudicatario, por caducidad, por
extinción de la concesión de servicio público del que el título demanial sea soporte, por rescate, por
incurrir en prohibición de contratar, por falta de comunicación en los casos de transmisión mortis y
cuando las obras e instalaciones puedan ser alcanzadas por el mar.
Las actuaciones derivadas de los supuestos de extinción se inician y tramitan por el Servicio
Periférico de Costas y son resueltas por el órgano otorgante salvo en el caso de vencimiento del
plazo del título. El plazo para la resolución y notificación de la extinción es de 18 meses.
Asimismo, la Administración, previa audiencia con el titular, declara la caducidad de la concesión en
el caso de que no se inicie, se paralice o no se terminen las obras, se abandone o no se utilice
durante más de un año, no se paguen los cánones ni las tasas, se altere la finalidad del título, se
incumplan las condiciones, se privatice la ocupación cuando estuviera destinada al servicio público,
se invada el dominio público no otorgado, se aumente la superficie, volumen o altura construida en
más del 10% de lo autorizado, no se constituya el depósito requerido para la reparación y el
levantamiento de las instalaciones, se obstaculice el ejercicio de las servidumbres colindantes o por
infracciones graves.
El procedimiento para la declaración de caducidad lo inicia el Servicio Periférico de Costas dictando
el acuerdo de incoación del expediente y poniéndolo en conocimiento del titular para que éste alegue
en un periodo de 8 días, tras lo cual resuelve el expediente o lo eleva a la Dirección General de
Sostenibilidad de la Costa y del Mar con su propuesta de resolución, requiriendo previamente el
informe de otros departamentos ministeriales o de la Comunidad Autónoma en el caso de que se
trate de una concesión de su competencia. El plazo para la resolución de este tipo de expedientes
es de 18 meses.
En cuanto al vencimiento del plazo del título de otorgamiento, cabe destacar que las concesiones
son otorgadas por un plazo distinto en función del objeto de la misma. Por ejemplo, los usos
destinados a actuaciones ambientales son otorgados por un plazo máximo de 75 años, los usos que
desempeñan una función o prestan un servicio que por su naturaleza requiere la ocupación del
dominio público se concede por un periodo máximo de 50 años y los que prestan servicios públicos
o al público en tramos de costa cuya configuración física imposibilita el emplazamiento de los mismos
en los terrenos colindantes, por un plazo máximo de 30 años.
La determinación del plazo de concesión se determina en función de una serie de criterios, entre los
cuales se encuentran la adecuación al medio, el grado de interés para el dominio público, su
ubicación dentro o fuera de la ribera del mar, el contenido del estudio económico-financiero, la
inversión a realizar, el impacto paisajístico, los efectos en los planes de ordenación de los recursos
naturales cuando las construcciones o instalaciones queden fuera de ordenación o sean contrarias
a los mismos, y los efectos en la planificación de conjuntos históricos BIC en la misma situación.
Los plazos de vencimiento de las concesiones son improrrogables, salvo que en el título se prevea
lo contrario, en cuyo caso, a petición del titular y a juicio de la administración, puede ser prorrogado,
siempre que no haya sido sometido a una sanción grave y no se supere el plazo máximo de 75 años.
En caso contrario, al haber transcurrido el plazo, el Servicio Periférico de Costas le comunica al titular
el vencimiento de la concesión y le cita en la obra o instalación para llevar a cabo el acta de reversión
y formalizar la recepción por la Administración en las condiciones exigibles, estableciendo un plazo
de subsanación en el caso de que las condiciones no sean las idóneas.
Una vez extinguida la concesión, la Administración General del Estado decide si se mantienen las
obras e instalaciones o si son levantadas por el concesionario. Si la concesión era competencia de
la comunidad autónoma, ésta debe emitir un informe en un plazo de 1 mes. Esta decisión debe
tomarse antes del vencimiento de la concesión, al menos seis meses antes, o en el momento en el
que se publique la resolución de la extinción de la concesión.
Una vez tomada la decisión, titular de la concesión debe constituir el depósito para hacer frente al
levantamiento y retirada de las instalaciones o a la reparación de las mismas en un plazo de 15 días
desde la notificación, o, en caso de silencio administrativo, en 3 meses.
Finalmente, el concesionario debe retirar las obras e instalaciones o repararlas en el plazo y
condiciones que haya fijado la administración, no superior a 3 meses, ejecutando la administración
subsidiariamente los trabajos que no hubiera realizado el interesado.
En el caso de optar por la reparación, dichas obras e instalaciones revierten gratuitamente y libres
de carga a la Administración General del Estado, pudiendo ser explotadas y utilizadas por la misma.
En cuanto a las prórrogas, pueden aplicarse a las concesiones para la ocupación del dominio público
marítimo-terrestre existentes que fueran otorgadas antes de la entrada en vigor de la Ley 2/2013 a
instancia de su titular, así como a los titulares de un derecho de ocupación y aprovechamiento
amparado por la disposición transitoria primera de la Ley de Costas, es decir, los titulares de espacios
de la zona marítimo-terrestre, playa y mar territorial declarados de propiedad particular por sentencia
judicial firme con anterioridad a dicha ley y los titulares de terrenos de la zona marítimo-terrestre y
de la playa que no pudieron ser ocupados por la administración al practicar un deslinde anterior a la
entrada en vigor de esta Ley por estar inscritos en el Registro de la Propiedad y amparados por la
Ley Hipotecaria.
En ningún caso se concederán prórrogas a las concesiones que amparen ocupaciones y actividades
en la zona de servicio de los puertos.
Los concesionarios pueden solicitar la prórroga antes de los seis meses previos a la extinción del
plazo concedido y el plazo de la misma se computara desde la fecha de su solicitud, o en el caso de
solicitarla dentro de los seis meses anteriores de la extinción, desde la fecha de extinción del título.
Las prórrogas no pueden exceder los 75 años, y el plazo de las mismas depende del tipo de
concesiones. Por ejemplo, se conceden prórrogas de hasta 75 años en las concesiones amparadas
por la disposición transitoria primera de la Ley de Costas, en las destinadas a vivienda y zonas
asociadas y las destinadas a actuaciones ambientales, de 50 años a las destinadas a explotaciones
económicas, a las infraestructuras de servicios urbanos y a las instalaciones marítimas, y de 30 años
a las destinadas a la restauración, reduciéndose estos plazos una quinta parte en los casos en los
que las instalaciones se encuentran en la ribera del mar.
Estos plazos pueden ser ampliados, dentro del margen de 75 años, una quinta parte en el caso de
que los concesionarios financien proyectos de generación de playas o de lucha contra la erosión y el
cambio climático, se comprometan a realizar una inversión añadida para mejorar la eficiencia
energética, ahorrar el consumo de agua y mejorar la calidad ambiental, que financien y ejecuten
actuaciones adicionales para tratar el borde marítimo y facilitar su utilización pública gratuita o se
adhieran al sistema comunitario de gestión y auditoría medioambiental o se comprometan a disponer
de un sistema de gestión medioambiental.
Estas prórrogas están sujetas al pago del canon.
El Título VI de la Ley de Costas establece las competencias administrativas de las Administraciones
Públicas, entre las cuales se encuentran funciones relacionadas con la utilización del dominio público
marítimo-terrestre.
Así, le corresponde a la Administración General del Estado el deslinde del dominio público marítimo-
terrestre, su afectación y desafectación, la adquisición y expropiación de terrenos para su
incorporación en dicho dominio y la gestión del mismo, incluyendo el otorgamiento de adscripciones,
concesiones y autorizaciones para su ocupación y aprovechamiento. Entre sus funciones también se
encuentran las autorizaciones en las zonas de servidumbre de tránsito y de acceso al mar y las
concesiones de obras fijas en el mar, así como las de instalaciones marítimas menores y la vigilancia
de las condiciones con arreglo a las cuales han sido otorgadas las concesiones y autorizaciones y
los derechos de tanteo y retracto en las transmisiones de los yacimientos de áridos y en la
expropiación de los mismos.
También le corresponde a la Administración General del Estado emitir informe en cuanto a planes y
normas de ordenación territorial o urbanística, planes y autorizaciones de vertidos al mar desde tierra,
declaraciones de zonas de interés para cultivos marinos, concesiones y autorizaciones, entre otros.
En el caso de las concesiones y autorizaciones de vertidos al mar desde tierra, de ocupación del
dominio público marítimo-terrestre y de cultivos marinos, el informe favorable del Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente supondrá el otorgamiento de la autorización necesaria
para la ocupación.
Estas funciones son desarrolladas por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente,
salvo las atribuidas a otros departamentos medioambientales.
En cuanto a las Comunidades Autónomas, ejercen las materias de ordenación territorial y del litoral,
puertos, urbanismo, vertidos al mar y demás relacionadas con el dominio público marítimo-terrestre
que les atribuyen sus Estatutos de Autonomía. En lo que utilización del dominio público marítimo -
terrestre se refiere, emiten informes favorables al Servicio Periférico de Costas en la otorgación de
concesiones y participan en el procedimiento de otorgamiento de las mismas en los casos de su
competencia.

CONCLUSIONES
España tiene una gran longitud de costa afectada por el incremento de población, así como por lo s
usos a los que es sometida.
La Ley y el Reglamento de Costas surge ante la necesidad de proteger y conservar el dominio público
marítimo-terrestre, considerado por la Constitución Española como un bien de dominio público
estatal.
Así la legislación de Costas regula la utilización de dicho dominio, sometiendo a aquellos usos de
especial intensidad, peligrosidad o rentabilidad a la otorgación de títulos administrativos, como lo
son, por ejemplo, las adscripciones, reservas, autorizaciones y concesiones, siendo las
administraciones públicas las responsables de otorgarlos de acuerdo al cumplimiento a las
condiciones establecidas, adecuadas y compatibles con la integridad del dominio público y del
entorno.

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