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Para comprender
EL ECUMENISMO
Juan Bosch

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Depó ito I • al: A O -2012 SllIT c ión.

1 B : 97 - 4- 169- · 2-4
Prólogo

D os ideas vertebran e ta obra que pretende


ser una aproximación serena y riguro a al
urnenismo. La primera idea está expre ada en la
ser humano a que e abra a la experiencia de ser y
sentirse «hijo de Dios». Su acompañamiento no lo
hace desde persp ctivas individualistas, invitando a
constitución Lumen gentium, del Concilio Vaticano cada uno a vivir en un mundo aparte. Por el contra-
n, cuando se afirma que «la Iglesia es sacramento rio, la Iglesia invita a los hombres y mujeres a des-
de sal ación». La segunda surge, más bien, de una cubrir en el mundo el 1tespacio de salvación», el
triste experiencia histórica: las Iglesias cristianas, «lugar único)) en el que el «Verbo se hizo carne y
enfrentada entre sf, desdibujan el sigo.o de aquella habitó entre nosotros» (Jn 1, 14).
cramentalidad alvífica, y d virtúan, sin duda, Acertó pl namente quien dijo que «la Iglesia es
tra definición conciliar que habla de la Iglesia co- para los otros». Si es verdad que su centro se halla
mo «sacramento d unidad» (SC 26). en Dios y su razón de ser consiste en la alabanza
Teología e hi toria, profesión de fe y experiencia divina, ella no puede er entendida sino en relación
cri tiana y humana vienen a entremezclarse en este con los hombre y mujere , con el mundo, con la
libro -¿podría ser de otra manera?- cuya preten- humanidad entera. El reino anunciado por Jesús ha
sión es presentar el deseo de reconciliación cristia- empezado ya. Las nuevas relaciones de los seres hu-
na que se deja sentir en amplios sectores de todas manos entre sí, basadas en la justicia, en la verdad,
las Iglesias cristiana . en el amor, han empezado ya. Sin esa relación fun-
Pero el deseo de reconciliación cristiana no nace damental hacia los otros -hacia la construcción de
de un vago idealismo sentimental, ni de puros de- ese reino-, la Iglesia pierde entido.
os pragmáticos que buscan ma or eficacia a la La verdad es que la comunidad eclesial no es
hora de presentar la buena noticia de Jesús al mun- una realidad que pueda ~studiarse y entenderse ex-
do. El deseo de reconciliación cristiana hunde sus clusivamente desde perspectiva sociológicas e in-
raíces en ·la misma reconciliación entre Dios y el cluso históricas. Hay en ella algo que escapa iem-
mundo que, a iniciativa divina, llevó a cabo Jesú pre a la mirada, al análisis frío del observador im-
d azaret a través de su vida, pasión, muerte y re- parcial. Y es que la «Iglesia es un mist rio» -la cali-
urrección. ficación es también de Lumen gentium-, y ella mis-
Aquella obra de reconciliación efectuada en la ma es confesada como «una, santa, católica, apos-
«plenitud de los tiempos» se ofrece en la historia tólica» en los credos primitivos de los cristianos.
por medio de la comunidad de los discípulos del Pero calificar de «misterio» a la Iglesia no es
eñor, que en la revelación bíblica toma diferentes una fina argucia para eludir las tareas que le co-
nombres: pueblo de Dios, cuerpo de Cri o, familia rresponden, o una util trampa para des ntenderse
d Dios ... Conocida más comúnmente como «ekkle- de sus responsabilidades históricas contraídas en el
a», esta comunidad hace presente en el tiempo la pasado o en el pr ente. La Iglesia como misterio es
r onciliación divina y ayuda y acompaña a cada la manera más directa de decir que su razón de ser

PARA COMPRENDER EL ECUMENJS O 5


última se halla en ]a libre voluntad del Dios creador La redacción del libro transcurre en el p ·mer
alvador que positivamente quiso la salvación de año de la década de los nov nta. Lo que quiere de-
los hombres y mujeres creados a su imagen y seme- cir que están muy lejo aquellos fervores ecuméni-
janza. esa identidad sólo se «adivina» desde la fe, co inten am nte vivido tras la celebración d l
es decir. desde la respuesta creyente que ha con i- Concilio Vaticano . La experiencia ecuménica, las
do de ignio de salvación.. _ dificultade doctrinales, los mismos altibajos de la
Sin recurrir a un ju go fácil de palabras, habrá andadura hacia la unidad de todas las Iglesias po-
que reconocer que la Iglesia es también un «miste- nen, sin duda, una nota de reali mo a esta obra que
rio» para 1 s hombres y mujeres de nuestra socie- pretende avivar la •<e peranza ecuménica» de los
cristianos d todas la tradiciones eclesiales. Dos partes, bien diferen iadas, v rtebran •se
dad. P ro «misterioi> en el sentido más pequeño del r capítulo. La primera habla del don d l ~pi
término. Misterio por u an.o malías, por us con- n don que había comenzado mani6 t n sl·
tradicciones y ambigüedades, por sus incoherencias Cinco capítulo e tru turan esta obra. El prime- m «t lerancia», como aceptación de lo lr , ;
y pequeñeces. En definitiva, por su pecado. Se pro- ro quiere responder a la pregunta más obvia de
s u ge después con más fuerza cuando «lo · rn
clama justa, y en ella anidan también las injusti- nuestro libro: Qué es el ecumenismo. Como la res- » se ve como dimensión lógica de la mi 1 ,
cias. e pre enta. como d fensora de los pequefios y puesta se encierra en una simple afirmación: la res-
tauración de la unidad, será necesario -tras un rá- que por fin e vislumbra en toda su gratuid da
débiles, y estuvo muchas veces con los poderosos. vé de unos hombres que han descubi rt
e reconoce fundada en un sólo Dios, y se apoyó pido carceo por el análisis del mismo término y «oración sacerdotal» de Jesús, transmitid n •
tantas veces en re es y emperadores. Se presentó de algunas definiciones- introducirse en el estudio
d algunos modelos y proyectos de unidad. El apar- pítu.lo 17 de san Juan, la auténtica raíz bíbli 1
como pacificadora, y ha bendecido las armas de cumenismo piritual.
destrucción... Un misterio porque se confiesa una y tado sobre la metodología ecuménica brinda una de
hay muchas Iglesias que no forman precisamente ]as claves mayores para entender el «milagro» del a segunda parte trata de las institucion
una sinfonía eclesial nacida de la diversidad com- ecumenismo: el diálogo. ménicas. Se recogen en un primer apartad
plementaria y enriquecedora, sino protagonistas de aportaciones pionera que algunas Iglesias of t
un triste espectáculo cuyas divisiones empobrecen El capítulo segundo, de tipo histórico, ofrece r n a 1 m vimiento ecuménico en sus oríg n ·~
mucho aquella «sacr:amentalidad» de alvación qu u.na panorámica del hecho decisivo d las divisiones ·t ant todo un «movimiento del Espíritu» ,
define realment a la Igle ia. de Cristo. cristianas. e r pasa la geografía de las divisiones; a l complejidad de lo problemas que imp.
Jas raíces profundas de las disensiones que son re- h tenido qu .ir creándose diversas institu i<
Esta obra no es, sin embargo, un libro de ecle- sultado dir cto de la libre voluntad de lo cristianos paces de pr tar un servicio eficaz al mi m
siología, sino de ecumenismo. Es decir, de un capí- y qu más parecen, sin embargo, «misterio» ines- vimiento. En diferentes apartados e analizan
tulo importante del tratado eclesiológico que afecta crutable; y se analizan, en el último apartado, algu- d más grandes instituciones: el C nsejo Ecu.rn
directam nte al t ma de la unidad de la Iglesia. n nos de los elementos que ayudan a mantener t da- de las Iglesias y el Con ejo Pontificio par
ella se habla, pu , d la Igl ia y de las Iglesias, de vía hoy, en lo albores del siglo XXI, tantas distan- romoción de la nidad. ay una breve refer 1
la unidad íntima que no ha podido ser borrada a cias y enemistades eclesiásticas. s instituciones ecuménicas de tipo local.
pesar del pecado humano, y de las divisiones ecle-
siales que desvirtúan su significatividad. Pero su El tercer capítulo se titula El don del Esp{ri.tu y problema do trinales se abordan en 1
discurso trata sobre todo del intento d recuperar las instituciones ecuménicas. Quizá hubiera resulta- pfrul cuarto, titulado Hacia la verdad plena. /J
aquella unidad expresamente pedida por Jesús al do más cómodo redactar dos capítulos diferentes. · dor de los dos vértices que nunca deberán s
Padre en la víspera de su pasión (Jn 17, 21). Pero expresamente hemos querido analizar conjun.- vi ad en el trabajo ecuménico: unidad y ven
El ecumenismo se sitúa, pues, en un momento tamente el don y las instituciones de las que se vale · analizan algunos de los grandes problem ,
determinado de la historia de las Iglesias en el que el Espíritu para ofrecer su mismo don. Hemos uni- d ctrina que continúan siendo obstáculo par:
e experimenta de manera muy viva la oración d 1 do, in confundir, el acontecimiento y la institu- r stauración de la unidad plena entre las lg]
eñor. «... que todos sean uno para que 1 mundo ción, Jo carismático y lo institucional. egurament ristianas: el concepto mismo de Iglesia; la cu
ci, a». 1 ecumenismo un a.c to de obediencia; pe- no erá muy popular en ciertos ambientes conside- de los mini erios, con e pedal re6 renda al pri
ro es a la vez una aventura. iniciada por el Espíritu rar de manera conjunta. lo que tá tan en boga: se- do del papa; el pape] de a.ría; la cuestión sa
en el interior de las Iglesías para que puedan pr - parar una otra cosa hasta el en&entamiento. Una mental y el tema de la intercomunión... n 1
sentarse a la sociedad de hoy con toda la expresivi- teología de la encarnación n.o invita, sin embargo, pactado s r visan algunos de los diálogos m
dad de aquella «Igl sia indivisa» del tiempo de los a rechazar las nuevas formas maniqueas que ni gan rtant s, así como los documento emanad 5
padres. la presencia del Espíritu n lo humano. mismos diálogos doctrinales.

6 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


11 111,1 u rre en el primer No caemos -es obvio- en la terrible ingenuidad El último capítulo, muy breve, titulado A modo
, 111 1 Lo que quiere de- de creer que la institución es la acaparadora del Es- de conclusión, es como una invitación a mantener
JII 11 , lcrvores ecuméni- p(ritu. Desde las Iglesias sabemos demasiado bien viva la esperanza ecuménica a pesar de los retos y
1, 1 lu celebración del que ese peligro acecha constantemente. Pero el pe- obstáculos que siempre están al acecho delante del
1 1 11 m ia ecuménica, las ligro no permite negar que el Espíritu inspire y se misterio de la unidad cristiana. Es una esperanza
1 1111 1110s altibajos de la aproveche de las mediaciones institucionales para sólida -la unidad es obra del Espíritu-, y a la vez
1 1 t11d,1s las Iglesias po- que el don de la unidad se vaya haciendo más visi- frágil, porque depende de los cristianos. Los retos
i 11 1110 a esta obra que ble entre las mismas Iglesias. son nuevos: el mundo de las sectas últimas, el
11 1 c·l uménica» de los atractivo de los Nuevos movimientos religiosos, la
lh ,.,,,t•, eclesiales. Dos partes, bien diferenciadas, vertebran ese ter- llamada de las religiones orientales ... Los obstácu-
cer capítulo. La primera habla del don del Espíritu. los son los de siempre: la intransigencia revestida
1111 11 r!. la obra. El prime- Un don que había comenzado manifestándose co- de fidelidad, el inmovilismo camuflado de «santa
1•11 ¡ 1111tn más obvia de mo «tolerancia», como aceptación de los otros; que paciencia», los integrismos y autoritarismos mante-
1111 11t \lfLO. Como la res- surge después con más fuerza cuando «lo ecuméni- nidos a fuerza de amenazas ...
111,plt• ,ífirrnación: la res- co» se ve como dimensión lógica de la misión; y
que por fin se vislumbra en toda su gratuidad a tra- Sin embargo, el horizonte utópico del cercano
• 111, ,·surio - tras un rá-
vés de unos hombres que han descubierto en la tercer milenio está preñado de esperanza ecuméni-
111 d •I mismo término y ca. Y la convicción de que el movimiento ecuméni-
111, ,d11drse en el estudio «oración sacerdotal» de Jesús, transmitida en el ca-
pítulo 17 de san Juan, la auténtica raíz bíblica del co es una «gracia del Espíritu» hace generar en las
1o , de unidad. El apar-
ecumenismo espiritual. mismas Iglesias búsquedas incansables de esa uni-
""" 111ca brinda una de dad por la que el Señor de la Iglesia oró antes de su
111, ,uln el «milagro» del
La segunda parte trata de las instituciones ecu- pasión.
ménicas. Se recogen en un primer apartado las Este libro tiene una limitación expresamente
aportaciones pioneras que algunas Iglesias ofrecie- reconocida y asumida. A pesar de sus 230 páginas,
1 llp11 histórico, ofrece ron al movimiento ecuménico en sus orígenes. Si
1 1 1vo de las divisiones falta, aquí un capítulo importante en la historia
éste es ante todo un «movimiento del Espíritu», da- del ecumenismo. El autor es demasiado consciente
1 1t.1 de Jas cüvisiones; da la complejidad de los problemas que implica,
11, 11, 1ones que son re- de que ha escrito desde Europa y para lectores eu-
han tenido que ir creándose diversas instituciones ropeos. Pero en ningún momento ha pretendido
111111.,d de los cristianos capaces de prestar un servicio eficaz al mismo mo-
,,ti •v••· «misterio» ines- vimiento. En diferentes apartados se analizan las
decir la última palabra, sencillamente porque el
cristianismo europeo ya no tiene la última palabra
l 11l1lr110 apartado, algu- dos más grandes instituciones: el Consejo Ecuméni-
t1tl 111 ,l mantener toda- en ninguna cuestión. Los cristianos del Tercer
co de las Iglesias y el Consejo Pontificio para Ja Mundo, sin culpa alguna, han heredado las divisio-
11111 XXJ, tantas distan- Promoción de 1a Unidad. Hay una breve referencia
ti 1
nes que los cristianos de occidente un día les lleva-
a otras instituciones ecuménicas de tipo local. mos.
1 / / tf0 11 del Espíritu y Los problemas doctrinales se abordan en el ca- Ellos tienen también mucho que decir - y ya han
1 111 ·.\hubiera resulta- pítulo cuarto, titulado Hacia /.a verdad plena. Alre- dicho- en el terreno ecuménico. En el libro hemos
! 1 1pJtulos cüferentes. dedor de los dos vértices que nunca deberán ser ol- recordado solamente algunas, muy pocas, de sus
¡il I h in .,nalizar conjun- vidados en el trabajo ecuménico: uni.dad y verdad, aportaciones. Pero estamos lejos de haber hecho
11 , d • las que se vale se analizan algunos de los grandes problemas de justicia a la labor ecuménica que desde tantos paí-
1 11111 J on . Hemos uni- doctrina que continúan siendo obstáculo para la ses del sur hacen los cristianos para derribar los
11 11111 nLo y la institu- restauración de la unidad plena entre las Iglesias muros de incomprensión que todavía existen entre
11111, ,, ,nal. Seguramente cristianas: el concepto mismo de Iglesia; la cuestión las denominaciones cristianas. La Asociación Ecu-
111bientes conside- de los ministerios, con especial referencia al prima- ménica de Teólogos del Tercer Mundo; el Instituto
J1 1 1 ta n en boga: se- do del papa; eJ papel de María; la cuestión sacra- para una Teología Contextual, de Suráfrica; los tra-
l 111" 11tamiento. Una m ental y el tema de la intercomunión... En otro bajos ecuménicos de la llamada Black Theology, de
111\ 11,\, sin embargo, apartado se revisan algunos de los cüálogos más im- los Estados Unidos; las aportaciones de la Teología
1111111q11 ·as que niegan portantes, así como los documentos emanados de de la Liberación latinoamericana, tanto desde el
1 , l111111nno. esos mismos diálogos doctrinales. punto de vista docente como desde la reflexión de

PARA COMPRENDER EL ECUMJ:.NISMO 7


h1 omunidades de base, significan una creatividad largo de su prolongada vida en medio de esa aven-
e ·um nica no recogida en este libro, pero no por tura del Espúitu que es el movimiento ecuménico.
·11 Jvidada o menospreciada. El contagió on su vida y con sus libros muchas ver
lamente una palabra final. Estas páginas son caciones ecuménicas. También la del aut r del pre-
ncillo y merecido homenaje al padre Congar. sente trabajo. Había, pues, una deuda contraída.
largo del libro se le cita con frecuencia. Apare- Hoy está, en parte, aldada por el respeto y el cari-
¡ en cada página. Inspira todo el trabajo. No ño aJ prot sor, al hermano dominico, al ecumenista
ser de otra manera. Congar ha estado a lo insigne.

el

1. El término «ecu:meni mo»

E I l rmino ecumeni.smo no es de fá il ro
pr nsión. Cuenta Antonio M. Javierr •
n d La que nos introduce de lleno en la difi 1
qu upone, de entrada, la palabra «ecumeni rn
«En el curso de la segunda sesión del Vati ano
tocó al cardenal Cicognani hacer la presenta i n
esquema de ecumemsmo. Lo hizo en breves pal b
'Ahí tenéis, Reverendfsimos Padres -vino a de ¡,
laLln-. un documento cuyo contenido nos p r~ •
mente familiar. La Iglesia católica, en efecto,
menista desde su origen. Es bien conocido el · n 1
cuménico que viene ejerciendo sin solu ión d 01
mtidad a lo largo de su historia'. Momento d p11
el entonces arzobispo Martin, más tarde el vad .1
púrpura, hubo de presentar en detalle Jo pri1
ros capítulo del mismo documento. Lo hizo , 1
guaje ensiblemente diverso: 'Atención, R ·hd
mos Padres. Tenéjs ante Jos ojos un texto inédíln,
talmente nuevo, por su factura y por su cont nido.
la primera vez que un concilio afronta su estudi . J
brá de resultaras particularmente arduo su jui
porque no os será fácil contar con teólogos cm
ni ntemente preparados'» .

PARA COMPRENDER E L ECUMENJSMO


Id , ·n medio de e a aven-
1 1t1 vi.miento ecuménico.
1 1 1111 us libros muchas vo-
l 111 11 i n la del autor del pre-
" 1 , una deuda contraída.
\
1 11 l I p r el respeto y el cari-
1 111 • duminico, al ecumenista 1
Qué es

el ecumeDismo

1. El término «ecumenismo» o se trataba de un desacuerdo obre los cont -


nidos. El desacuerdo provenía de un equívo o d
orden lingüístico. En realidad, el cardenal y l ar-
zobispo empleaban el mismo vocablo con acepcio-
nes cliversas. La Iglesia, manteniendo la unidad en

E 1 término ecumenismo no es de fácil com-


prensión. Cuenta Antonio M. Javierre una
anécdota que no introduce de lleno en Ja dificultad
la catolicidad, podía s ntirse «ecuménica». Pero el
arzobispo usaba el vocablo en sentido técnico y ri-
guroso. Y desde u punto de vista, la Iglesia de Ro-
ma -como recuerda monseñor Javierre-
que supone, de entrada, la palabra «ecumenismo».
"··· no podía decirse que fuera ecuménica. No lo ha-
«En el curso de la segunda s ióó del Vaticano 1:r, bía sido jamás. Todo lo contrario: resultaba sencillisi-
tocó al cardenal Cicognani hacer la presentación del mo espigar en sus declaraciones oficiales multitud de
esquema de ecumenismo. Lo hizo en breves palabras: matices de orientación .franc mente antiecuméru-
'Ahí tenéis, Reverendísimos Padre -vino a decir en ca ... • i.
Jatín-, un documento cuyo contenido nos perfecta-
mente familiar. La Iglesia católica, en efecto, es ecu- Se hace necesario ir a la raíz del término para
menista desde su origen. Es bien conocido el ervicio conocer su procedencia. Después se esbozará un
ecuménico que viene ejerciendo sin solución de conti- poco su historia 1, hasta llegar al sentido técnico
nuidad a lo largo de su historia'. Momentos despué , que comienza a tener a principios de nuestro siglo
el entonces arzobispo Martin, más tarde elevado a la entre cristianos de diferentes Iglesias y qu también
púrpura, hubo de presentar en detalle los tres prime• la Igle ia católica acepta a partir del Concilio Vati-
ros capítulos del mismo documento. Lo hizo en len- cano II.
guaje sensiblemente diverso: 'Atención, Reverendísi-
mos Padres. Tenéjs ante los ojos un texto inédito, to-
1 A. Javierre, lA unión de las Iglesias. Instituto Teológico ale-
talmente nuevo, por su factura y por su contenido. Es
la primera vez que un concilio afronta su estudio. Ha- siano, Guatemala 1977, 17-18.
2 Para una visión más amplia del término «ecumenismo• . ver
brá de resultaros particularmente arduo su juicio,
W. A. Visser"t Hooft, The Word 'Ecumenical'. lts History and Use,
porque no os será fácil contar con teólogos conve- en R. Rouse-St. eilJ (eds.), A History of tite Ecumenical Move-
nientemente preparados'». ment (1517-1948). SPCK, Londres 1967, 735-740.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 9


La palabra oikoumene pertenece a una familia Oikoumene, de de una perspectiva neotestamen-
de palabras, del griego clásico, relacionadas con taria parece que debe entenderse como un proceso
términos que tienen que ver con la vivienda, el en continuo desarrollo que s inicia como la «tierra
asentamiento, la pennanencia. He aquí alguno tér- habitada», que va haciéndose «lugar habitable», Ja urante el siglo XIX apar ce un nu vo i 11il1
minos-raíz de esta familia lingü.Ística: casa en la que cabe toda la familia humana y cuya qu con el tiempo tendrá la acep i n l 11
- Oikos: casa, vivienda, habitación, pueblo. realidad no se encierra en la frontera inminente de m derna. En 1846 e constituye n L odr • t
la historia. La respuesta del hombre en esta tierra, li nza Evangélica, con el fin de preparar un • <i
- Oikeiotés: relación, emparentado, ami tad. ante la llamada d Dios, es como el germen de una ilio ecuménico evangélico universal». u 11
- Oikeiow: habitar, cohabitar, reconciliar e, es- nueva oikoumene, que viene como obra de Dios, pe- p nles pertenecen a diferente denomina i nt .
tar familiarizado. ro con la colaboración humana. l. ausura. de aquel encuentro, el pastor m1
- Oikononie{): administración, encargo, respon- En el cristianismo primitivo, el término oikou- h. ncés Adolphe Monod agradecía a los org nizu
sabilidad de la casa. mene -siguiendo la trayectoria bíblica- es usado en , i; británicos «el fervor de su piedad» y el« ·p
las acepciones ya conocidas: mundo, imperio roma- 1 daderamente ecuménico» que habían d m . 1
- Oikoum€ne: tierra habitada, mundo conocido 1 • Visser't Hooft ha recordado que aquell
y civilizado, universo. no, mundo civilizado, etc. í, por ejemplo, el autor
del Martirio de Policarpo (un escrito del iglo II) se si n del pastor fran és
La raíz primera de la que provienen los otros refier varias veces en su escrito a «la Iglesia católi-
«parece haber sido la primera cita consignada r s
términos e , pues, oiko , casa, lugar donde se mora, ca extendida por la ikoumene». La palabra in-
troduce en el lenguaje eclesiástico oficial cuando l to del u o de la palabra para indicar una actitud r
espacio habitable y habitado. Oikoumene, de donde que un hecho ... • 3•
procede direc amente ecumenismo, será, conse- concilio de Constantinopla (381) denomina al con-
u ntemente, e] mundo habitado en el que coexis- cilio de Nicea -celebrado n el 325- como «concilio gualmente, Henry Dunant, el fundad r
t n diverso pueblos, con diversidad de lenguas y ecuménico». Desde ese momento, el término «ecu- ruz Roja uno de Jos pfoneros del YMCA, e
uJturas. Pero en su sentido primero y más obvio ménico» va a designar aquellas doctrinas y u os .,mpliamente sobre la necesidad de que esta a
serla Ja «tierra habitada por los helenos », decir, clesiales que son aceptados como norma autorita- i n fu.es «ecuménica» en el sentido de
por un puebl civilizado que ofrece una ultura tiva y con validez universal en toda la Iglesia católi-
abierta a todo dando esa unidad básica de cosmo- ca.. • propagar aquel espíritu ecuménico que trasciencl
visión que exige una civilización auténtica. De ahí 11 Jonalidad y ]a lengua, las denom.inacione y
Con la caída del imperio romano, el término d - u liones eclesiásticas, la clase y la profe ión ... ».
que oikoumene llegara a entenderse como el «mun- ja de tener obviamente connotaciones políticas y
do habitado,> hasta donde se extendía la influencia pasa a tener ya un sentido exclusivamente eclesiás- Pero el uso del término en la acepción re r
griega, porque más allá es el mundo de los bárba- tico: la aikoumene es la glesia universal. Tres gran- no goza todavía de una aceptación univ r
ros... Las perspectivas geográfica y cultural, entrela- des hombres de Iglesia serán designados «doctores f, por ejemplo, en 1900 se celebra en la ciud d
zadas, aparecen como el ignificado primero de la ecuménicos»: Basilio el Grande, Gregorio acian- Nueva ork una Conferencia Ecuménica Misi
palabra ecumenismo. ceno y Juan Cristóstomo. A partir de ahí, se emplea r . Lo organizadores dejan muy claro qu
Roma aportará, despu , una perspectiva políti- para designar Jos concilios que hablan en 1wmbre LI ptado e calificativo porque se han propu
ca, y la «pax romana» será el símbolo de la oikou- de toda la Iglesia. Se ha recordado muchas veces 1111 plan de expansión misionera que ((abarqu t
mene, es decir, de todos los pueblos que aceptan vi- que las condiciones para que un concilio pueda ser 1 ti rra». La acepción común continúa siend
vir bajo la in.fluencia. del «mundo civilizado», que denominado verdaderamente ecuméni o varían se- 1 1 primitivo sentido geográfico, universal. P
viene a identificarse con el imperio romano. gún las Iglesias. Para la Iglesia católica, un oncili 1 pués, en la famosa Conferencia Misionera M
es ecuménico solamente cuando representa a toda i I de Edimburgo (1910), el titulo de «ecum ni
El término oikoumene aparece también en la li-
teratura bíblica. En el uevo e tamento e emplea la Iglesia y sus decisiones son confirmadas por el liminado, pues la ausencia de las Iglesia o
en quince ocasiones, en algunas d las cuales recu- obispo de Roma; en cambio, para la Ortodoxia, so- d xas y católica - según sus organizadores- h
lamente será ecuménico cuando toda la Iglesia in propiado su uso.
p ra el viejo sentido de mundo (H h 11, 28), o de
imperio roma.no (Le 2, 1). En la carta a los Heb os tendida por 1 orbe haya ac ptado sus decisiones. Lo movimientos «Fe y Constitución» y «Vid
2, 5) e pone e pedal énfasis en el carácter transi- D ahí que estas Iglesias hablen de sólo siete conci- ción» -de los que se hablará n el capítulo ;
' r i d la presente oikoumene, para afirmar con
lios ecuménicos, porque en ellos está expuesta la
f t II rz I la inminente llegada de una nueva y trans-
«doctrina ortodoxa» aceptada por todas las Iglesias
l111111, d ikoumene regida d.irectament por Jesu- de oriente y o cidente.
• W. A. Visser't Hooft, Th.e Word 'Ecumenical'. lt History
11 Í 11) Más tarde, la palabra se aplica también a los ll , . c .. 738.

10 I' IM OMPR.END EL ECUMENISMO



.. • . 1 •
.
1 , •
1


des credos de la antigua Iglesia, y así son lla-
m ados «credos ecuménicos» lo de los apóstoles, el
a suponer un drástico cambio en el significado del
término «ecumenismo». El arzobispo luterano a-
• • de icea y el de san Atanasio. tban Soderblom durante la Primera Guerra Mun-
• dial sugiere la creación de una «reunión internacio-
. .
Durante e1 siglo XIX aparece un nuevo significa-
do que con el tiempo tendrá la acepción técnica nal de Iglesias» con el apelativo de «ecuménica» pa-
ra intentar resolver el problema de la paz. Y propo-
..•• . moderna. En 1846 se constituye en Londres una
Alianza Evangélica, con e1 fin d preparar un «con- ne la puesta en marcha de una especie de Consejo
• 1

• ' ••.


1


1 •
.
cilio ecuménico evangélico universal» . Sus partici-
pantes pertenecen a diferentes denominaciones. En
la clausura de aquel encuentro, el pastor calvinista
Ecuménico de las Iglesias. u idea, no obstante, só-
lo tomará cuerpo varios decenios después. Pero la
palabra adquiere ya una nueva acepción: la relación

• •, .
,. • •
.
• • 1 •

.. francés Adolpbe Monod agradecía a los organizado-


res británicos «el fervor d su piedad» y el «espíritu
verdaderamente cuménico» que habían demostra-
amistosa entre Iglesias con la finalidad de promo-
ver la paz internacional, de tratar de la unión de
varias Iglesias, o incluso de generar el espíritu de
do. Visser't Hooft ha recordado que aquella expre- acercamiento entr cristianos de diversas confesi -
•• •• • nes.
•• • 1 sión del pastor franc
•. . .. .
• «parece haber sido la primera cita consignada r spec-

• • •. . ••• to del uso de la palabra para indicar una actitud más


que un hecho ... • 3•

..
• '. • 1
«Me atrevo a esperar la unidad de todo los cristiano
• ' • 1 • Igualmente, Henry Dunant, el fundador d la a la luz que da al espíritu un amor verdadero hacia lo
• 11
' Cruz Roja y uno de Jos pioneros del YM A, escribió hermanos; esto es, esforzándonos por convertirnos cada
•• ' . • ampliamente sobre la necesidad de que esta asocia- día más en hombres de verdad, por medio de una caridad
'. ,• ' • ción fuese «ecuménica» en el sentido de sin fingimientos y un esfuerzo efectivo de renovación de
• I I I
• «propagar aquel espíritu ecuménico que trasciende la
nuestra Iglesia. ¿ o es esto, en el fondo, lo mismo que

•• 11
•• . .
nacionalidad y la lengua, Jas denominacion y las
cuestiones eclesiásticas, la cJase y la profe ión ... •.
decía san Pablo: Veritatem facientes ... in caritate non
fleta'?•.
• •• • Christophe Dumont, O. P
Pero el uso del término en ]a acepción recorda-
:.-' da no goza todavía de una aceptación universal.
•• • í, por ejemplo, en 1900 celebra en la ciudad de
... ..
.
:• •
.
.

• ,
ueva York una onferencia Ecuménica Misione-
ra. Los organizadores dejan muy claro que han
aceptado ese calificativo porque se han propuesto
La conferencia de Esto olmo (1925) universaliza

.'
•• 11

••

. .. un plan de expansión misionera que <<abarque toda
la tierra». La acepción común continúa siendo la
d l primitivo sentido geográfico, universal. Poco
todavía más el nuevo uso del término «ecuménico».
El vocablo es aceptado sin reticencias por parte de
los alemanes, sue o y Era.ne es. Más dificultades
hallan Jos cristianos de lengua inglesa, que prefie-
• • • después, en la famosa Conferencia Misionera Mun- ren emplear los términos «mundial» o «universal».


. ...• •• • •
1 •• • dial de Edimburgo (1910), el título de «ecuménica»
s eliminado, pues la ausencia de las Iglesias orto-
La razón es obvia: en la tradición inglesa, «ecumé-
nico» e asocia muy fuert mente a los «concilios
...• • • •
• oxas y católica -según sus organizadores- hace
inapropiado su u o.
ecuménicos», lo qu dificulta su empleo para desig-
nar cualquier otro igni.ficado.
Los movimientos «Fe y Constitución» y «Vida y
•• • cción» -de los que se hablará en el capítulo 3- van
.. .

A partir de la conferencia de Oxford (1937), el
término «ecuménico» designa ya con toda claridad
las relaciones amistosas entre las diferentes Iglesias
W. A. Visser'l Hooft, The Word 'Ecume».ical'. Tts History and con e1 expreso deseo de realizar la Una Sancta y de
también a los f/1 • o. c., 738 . estrechar la comunión entre todo los creyentes en
PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO 11
t s11 rist . r la fundación del Consejo Ecuméni- diferentes Iglesias actualmente existentes, en una nueva «El ecumenismo un movimiento d p n • 1111 •1110
o d • la lgl ia -en el mundo anglosajón prefieren unidad»•. cióo cuya preocupación es la reuní n d lo ui 11 1111
J ·lt ri _ l como Consejo Muncüal de Igle ias- en «El ecumenismo comienza cuando se admite que lo
111- l n.l m 1948), el término «ecuménico» expresa
•El movimiento ecuménico no es el lugar d rnt m·1
otros -y no solamente los individuo , sino lo grupos para el triunfo de una Iglesia obre otra. Es la
111 dud alguna el intento de reconciliación de eclesiástico como tales- tienen también razón, aunque
1 J •1 i ristianas como expresión visible de la confrontación fraterna de los cristianos divididos p1·1 ,
afirmen cosas distintas que nosotros; que poseen también h nnano ... La finalidad del diálogo um ni no t !,
1111i c_•r_ lllidad del cristianismo» y como signo ccpa- verdad, santidad, dones de Dios, aunque no pertenezcan a
r I lflh: ·l mundo crea».
conversiones. Es un esfuerzo del amor cri tiano p 1,1 el
nuestra cristiandad. Hay ecumenismo ... cµando se admite recibir testimonio del evangelio• 10•
l,Js primeras acepcione de tipo geográfico, que otro es cristiano no a pesar de su confesión, sino en
11rlt111 l político, se añade después la referencia a ella y por ella• 5• •Es el movimiento cristiano nacido hacia princ.:ipiu\
I , 1 1 i , tanto la Iglesia universal extendida por •El ecumenismo no es, en modo alguno, el resultado siglo XX, en ambientes misioneros protestant
i , lo el universo, como más tarde al ínt rés por la sincretista de una suma de Lutero o de Calvino a santo anglicanos, con el deseo de testimoniar junt
i 11 ·,t ini i n ra y al deseo inequívo o de unidad Tomás de Aquino, o de Gregorio Palamas a an Agustín. de Jesucristo entre lo pueblos pagano , para 1 11 J ~,
qu se extiende por las distintas Iglesias Pero, enfocado desde la vertiente teológica que nos debería llegar a ser miembro de la sola Iglesia de
durante siglo . interesa, implica un esfuerzo hacia dos cualidades de la Cristo• 11 •
vida cri tiana, que, a veces, parecen opuestas una a otra, •Con todo, el Señor de los tiempo , que bia
pero que deben alcanzarse y conservarse conjuntamente: pacientement prosigue su voluntad de gracia para et 11
1.1. Hacia una definición del ecumenismo la plenitud y la pureza• 6• nosotro los pecadores, en nuestros días ha emp zado
•Movimiento su citado por el Espíritu anto con vistas infundir con mayor abundancia en lo cristiano par
nicndo como telón de fondo la pequeña histo- a restablecer la unidad de todos los cristianos a fin de que entre sí la compunción de espíritu y el anhelo de um 11
:ri d 1 término «ecumenismo», es conveniente re- el mundo crea en Jesucristo. En este movimiento Esta gracia ha llegado a muchas almas dispersas poi 1,
o dar ahora algunas descripciones que se han dado participan quienes invocan el Dios Trino y confiesan a el mundo, e incluso entre nuestros hermanos sepru do
del umeni mo, tanto por parte de quienes han re- Jesucristo como Señor y Salvador, y que en las urgido, por impulso del Espfrltu Santo, un movimi ni
O xi.onado desde instancias clesiales y teológicas comunidades donde han oído el evangelio, aspiran a una dirigido a restaurar la unidad de todos los cristiano . E
- ya sean católicas, protestantes, ortodoxas o angli- Iglesia de Dios, una y visible, verdaderamente universal, este movimiento de unidad, llamado ecuménico, parti 1
canas- como de aquellos que d de la so iología re- enviada al mundo entero para que se convierta al los que invocan al Dio Trino y confiesan a Jesucristo
ligiosa han encontrado en el ecumenismo un fenó- evangelio, y se salve para gloria de Dio ll 7• eñor y Salvador, y esto lo hacen no solamente por
meno digno de la máxima atención. •El ecumenismo es una actitud de la mente y del separado, sino también reunidos en asambleas en 1 q
corazón que nos mueve a mirar a nuestros hermanos oyeron el evangelio y a las que cada grupo llama lgl i,
cristianos separados con respeto, comprensión y suya y de Dios» 12•
a) Desde la experiencia cristiana
esperanza. Con respeto, porque los reconocemos como •Puesto que hoy, en muchas partes del mundo, por
Resulta inútil buscar una «definición» -en el hermanos en Cristo y los miramos como amigos más que inspiración del Espíritu Santo, e hacen mucho int nt
sentido clásico de esta palabra- para adentrarse en como oponentes; con comprensión, porque buscamo las con la oración, la palabra y la acción, para llegar a aq11
la esencia del ecumenismo. Y eUo fundamen al- verdades divinas que compartimos eu común, aunque plenitud de unidad que quiere Jesucristo, este acro n
mente porque el ecumenismo se sitúa en una diná- reconozcamos honestamente las diferencias en la fe que Concilio exhorta a todos los fieles católicos a qu ,
mica, en un movimiento. Por · o preferimos reco- hay entre nosotro ; con esperanza, que nos hará crecer reconociendo los signo de los tiempos, cooperen
ger algunas descripciones que desde la teología y juntos en un más perfecto conocimiento y amor de Dios y diligentemente en la empresa ecuménica•.
desde el magisterio de algunas Iglesias se hen ofre- de Cristo ... '.11 •.
cido en estos últimos decenios. •Por 'movimiento ecuménico' se entiende el conjunl
actividades y de em~resas que, conforme a las di tinu
• Y. Congar, Cristianos tksunülos. Verbo Divino, Estella 1967 necesidades de la Iglesia y a las circunstancias de lo:.
(la edición original de esta obra es de 1937), 12.
' Y. Congar, Cristianos desunidos, o. c., 214-215.
«Es un. movimiento constituido por un conjunto de • Y. Congar, Cristianos ffl diálogo. Estela, Barcelona 1967,
158. ' G. Tavard, en Steps to Christian Unity, o. c., 33.
sentimíentos, de ideas, de obras e instituciones, de 1 J. E, Desseaux, 20 Siecles d'Históire Oecuménique. Cerf, Pa- 'º Weigel, en Steps to Christian Unity, o. c., 33.
reuniones o de conferencias, de ceremonias, de rís 1983, 106. " J. Bo ch, Iglesias, sectas y Nuevos Cultos. Bruño, M tl1
manifestaciones y de publicaciones que tienden a preparar 1 C. Meyer, en teps to Christian Unity. Collins, Fontana I< 1. 146-147.
la reunión, no olamente de Jos cristianos, sino de las Books, Londres 196S, 35. ll J•

12 PARA COMPRENDER & ECUMBNl MO

.
e istentes, en una nueva «El ecumenismo es un movimiento de pensamiento y tiempos, se suscitan y e ordenan a favorecer la unidad de
acción cuya preocupación es la reunión de los cristianos» '· los cristianos ... • 13•
• • •

' .. "". 11 •El movimiento ecuménico no es el lugar de encuentro


para el triunfo de una Iglesia obre otra. Es la
confrontación fraterna de los cristianos divididos pero
hermanos ... La finalidad del diálogo ecuménico no es hacer Desde una visión estrictamente religiosa, y se-
conversiones. Es un esfuerzo del amor cristiano para dar y gún la descripciones e.xpue tas, parece que tres ele-
recibir testimonio del evangelio• 'º· mentos esenciales deben ser resaltados en el ecu-
menismo: originalidad, actitud y voluntad de diálo-
«Es el movimiento cristiano nacido hacia principios del go, espiritualidad.
siglo XX, en ambientes misioneros protestantes y
anglicanos, con el deseo de testimoniar juntos el evangelio - Originalidad. El ecumenismo es una experien-
de Jesucristo entre los pueblos paganos, para lo cual se cia inédita, original, sin precedente en la historia
.' • 1
del cristianismo. Su novedad radical estriba en qu
, ,,, .. deberla llegar a ser miembro de la sola Iglesia de
Cristo» 11 • las Igl ias confrontadas en diálogo -superada ya l .
',
. '
' 1
'
'

,. «Con todo, el Señor de los tiempos, que sabia y


pacientemente prosigue su voluntad de gracia para con
etapa de la polémica- mantienen viva la convicci n
de que no se han agotado las posibilidades n la in-
tele ción del misterio qu supone la realidad I -
no otros los pecadores, en nuestros días ha mpezado a sial de las otras comunidades cristianas. Contracli
.' ' • 1

1 '
..• infundir con mayor abundancia en los cristianos separado
entre sí la compunción de espíritu y el anhelo de unión.
Esta gracia ha llegado a muchas almas dispersas por todo
por ello de manera frontal la teoría d qu L d
dicho y experimentado en la Iglesia y en la t 1
1
"' " 1 . el mundo, e incluso entre nu tros hermanos separados ha La dimen ión utópica del proy cto ecuméni o
' 1 ' ' surgido, por impulso del Espfritu Santo, un movimiento sosia a, por una parte, el peligro de caer en el es-
1 '
.. • 1 ,: dirigido a restaurar la unidad de todos los cristianos. En ceptici mo o el relativismo ante la verdad que pue-
da desprenderse de las otras Iglesias y, por otra, su-
i .. 1 · ., este movimiento de unidad, llamado ecuménico, participan
1 los que invocan al Dios Trino y confiesan a Jesucristo como pera Ja dificultad que se antojaba insuperabl d
' llegar a ver algún día la comunión de Iglesias sepa-
'.
'
..' •
1

1
. ' '.
Señor y Salvador, y esto lo hacen no solamente por
separado, sino también reunido en asambleas en las que
oyeron el evangelio y a las que cada grupo llama Iglesia
radas secularmente no sólo por una lectura clistinta
de la buena noticia de Jesús, ino también por unos
' " 1 •
suya y de Dio • 12• conclicionam.ientos sociales, geográficos y cultura-
. ' • 1
les que las moldearon de maneras tan radicalmente
.
• " 1
• 1
• «Puesto que hoy, en muchas partes del mundo, por
. , '': 11 •
inspiración del Espíritu Santo, se hacen muchos intentos,
cliversas.
.. 11 •
con la oración, la palabra y la acción, para llegar a aquella Quizá nadie como Cangar ha expresado en tér-
plenitud de unidad que quiere Jesucristo, este Sacrosanto minos más claros este elemento de originalidad de
Concilio exhorta a todos los fieles católico a que, la experiencia ecuménica.
,. reconociendo los signos de los tiempos, cooperen «Creemo lícito entablar hoy un diálogo del que el
. ". '. 1 ' y diligentemente en la empresa ecuménica». pasado cristiano no ofrece ningún pr cedente. o to-
,Por 'movimiento ecuménico' se entiende el conjunto de do ha sido previsto en el pasado ... La situación es, en
actividades y de empresas que, conforme a las distintas efecto, inédita. En el mundo de las divisiones, que es
I mudos. Verbo Divino. Estella 1967 necesidades de la Iglesfa y a las circunstancias de los casi tan antiguo como la Iglesia, puesto que los após-
1 0111 de 1937). 12. toles conocieron ya las primeras traiciones a la uni-
d, mudos, o. c., 214-215. dad, hay verdaderamente algo nuevo .. .14. Resulta muy
,, ,1 d/dlogo. Estela, Barcelona 1967, c:lificil, y tal vez sea imposible, pensar el ecumenismo
' G. Tavard, en teps to Christian Unity, o. c., 33.
10 Weigel, en teps to Christian Unity, o. c., 33.
11 J . Bosch, Iglesias, sectas y Nuevos Cultos. Bru.fto, Madrid

1981, 146-147. IJ UR 4.
, , Chri tia.n Unity. Collios, Fontana
n UR l. 1• Y. oogar, Cristi.arws en diálogo, o. c., 154.

PAR.A COMPRENDER EL ECUMENI MO 13


con sólo las categorías de la teología clásica: el ecu- Molesto, sin duda, para aquellos que se conforman llamado ecumenismo espiritual, qu ti
menism.o es nuevo. O mejor aún, es un movimiento, con la situación, anómala pero segura, de la des- PauJ Couturier uno de sus grandes inspirad .
algo que aún no está hecho, algo sin definir, pero que unión cristiana. ·n la Semana de oración por la Unidad (J -25 1
cada día va haciéndose y definiéndose. El ecumenis- r ) su más fuerte expresión, es reflejo d l
mo es una realidad que nace más de la historia de la
- Movimiento espiritual. Los cristianos saben
que en el fondo de la problemática ecuménica - tras
·! ocia que exist respecto a la eficacia de Ja pi J
salvación, de una voluntad libre del Dios de la gracia, n en orden a la reconciliación cristiana. La un id
los años hermosamente ingenuos de los orígenes- - bajo esta perspectiva- se revela entonces m (
que se traduce unas vocaciones, que de la revela- existe como un acuerdo implícito y una conciencia
ción hecha ... » 15 • mo «misterio)) que como (( problema ,,, y su a~ ·
muy viva de que la divisiones son humanamente r quiere una actitud orante, humilde, de úpli ·
- Actitud y voluntad de diálogo. En las descrip- insuperables, y que la unidad tendrá que ser obra ración. No es de extrañar que el mi roo p d
iones anteriores que se han dado del ecumenismo, de Dios. A partír de esa fundamental convicción, ongar declarase en una ocasión que se habfa ' t
a pesar de su notable variedad, aparece siempre surge espontáneamente una actitud orante. do má al anglicanismo participando en los n
mo telón de oodo la actitud dialogal. Cabe decir cios vesp rtinos de la «Iglesia de Inglaterra» 11
u 1 ecumenismo es fundamentalmente una acti- A medida que han pasado los años, se ha ido
comprobando que la cuestión ecuménica no consis- 1 yendo grand . libros escrito por autor an li ·
tud. E también muchas otras cosas: organización, nos.
tru.ctura, estudio sistemático, etc., pero en el fon- te s lo en resolver problemas doctrinales aislados
es una actitud del espíritu que se define om -el tema de la intercom\lllión, o el del r conoci- El ecum nismo, pues, implica una vida teolo ,,
dialogal. miento mutuo de los ministerios, o la aceptación de Dentro del «monasterio ínvisible» por la unidad
una aut.oridad común, etc.-. La fe cristiana es un resión es de PauJ Couturier y designa con Jiu
La historia de las relaciones entre los cri tiano cuerpo total - una cosmovisión- que implica tam-
las Iglesias eparadas es la historia deJ eterno m.o- oración callada a través del mundo que se el
bi n un det rminado comportamiento éti o y una Padre por mediación de Je ús- hay unas viv n i;
n lago. ue la larga noche de la polémica. Cada man ra de ver y afrontar la vida.
Iglesia daba su opinión sobre í misma, pero tam- n la fe y en la caridad que hacen al cristiano vh
bién sobre las demás. Por eso la condena era la for- Sin embargo las Iglesias cristianas se desunie- n un clima espirituaJ como si ya se hubies ad 1 1

ma habitual de las relaciones interconfesíonales. ron también en esas cosmovi ·on~ que trasc~enden ~ado el tiempo definitivo del reino, aunque en r
Uno sólo era el agente que se interpretaba a f mis- los problemas meramente doctrinales. Y as1 cada ad todavía no ha llegado a su plenitud. Vivir
mo y hacia ademá la. interpretación de los otros. comunión cristiana fue ncarnánd se de ta1 mane- • a dialéctica es lo que da sentido teologal a la
En la actitud dialogal, por I contrario, existen dos ra en una particularidad que la universalidad del periencia ecuménica.
agentes. Cada uno da la propia interpretación de sf evangelio sufrió deterioros irreparables generándo-
mismo, pero escucha la del otro. Y es que existe vo- se factor nuevos de división. Piénsese, por ejem- b) Desde la sociología religiosa
lunt.ad de escucha. Se toma en serio lo que lo otros plo, en la presentación latina del catolicismo roma-
dicen de ellos mismos. no, o en la germanidad del luteranismo, o en la bri- Los análisis de tipo sociológico que se vi m
La actitud y voluntad de diálogo llega, ín em- tanización del anglicarú mo . El problema se agrava haciendo últimament sobre el ecumenismo son d
bargo, más pronto o más tarde a la convicción de cuando e ta visiones -marcadamente eurocéntri- indudable interés. Es claro qu d de la mayoría
las dificultades que supone franquear los lúoit d cas- fueron presentadas a los pueblos del Tercer 1 círc ulos teológicos y sobre todo de de las iil!
la comprensión de las otras glesias. Dificultades Mundo como inseparablemente unidas a la encia l ncias jerár uicas apenas se han abordado o
debidas al pes de la pr pia. tradición, de las pro- del evangelio. La incapacidad humana para afron- r alísmo la vicisitude por las que atravi a l m
pias costwnbre , de la man ra propia de presentar tar la cuestión ecuménica apar así con todo su vi.miento ecuménico. Interesa, pues, conoce ]a )
y vivir la fe cristiana. Pero la actitud dialogante, r-ealism . o sólo separan puntos doctrinales dis~ tura sociológica del fenómeno ecuméníco, p rqu
precisamente por su concíencia d las lim:itadones, tintos. La división llega a la visión misma d la vi- vi ne a completar la visión estrictamente religi s
produce una incesante movilidad n los plantea- da, a la lectura profunda del evangelio, a la concep- ue acabamo de rec rdar.
mientos de la problemática d la desunión cristia- ción del hombre y a sus relaciones con Dios.
Jean-Paul Willaime ha hablado recientem ·ni
na. Por ello una actitud creativa. Es el ensayo Po eso, casi desde los comienzos mismos del <l l ecumenismo descuartizado, y Roger Mehl ha e~
continuo de nuevos enfoques, ya que desde uno só- movimiento ecuménico, las asambleas y reuniones rilo sob las estrategias ecuménicas, extremad'°
lo las oposiciones son casi siempre irreductibles. s ecuménicas han estado casi siemp ·e precedidas por m nte complejas, que hao posibilitado su r em r
rastreador de nuevas pistas, forjador de utopías. «cultos de apertura» y se han clausurado con plega- ¡ ocia cuando desde tantas instancias emasiad,
rias interconfesionales. El Concilio Vaticano ll - . tp rficialmente- taba vaticinando el ((fin d ·
gará a afirmar que la «plegaria» es el alma del ecu- menismo». inguno de esto autores ere qu,
11 Y. Congar, Cristianos en diálogo, o. c., 162. menismo (UR 8). p11 d afirmarse con d rta coherencia el fin d I,

4 PARA COMPRENDER EL ECUMENlSMO


M11lc,tn, :;in duda, para aquellos que se conforman El llamado ecumenismo espiritual, que tiene en era ecuménica. Pero la lectura que hacen ambos
111 11 In si Luación, anómala pero segura, de la des- Paul Couturier uno de sus grandes inspiradores, y autores -como aquellos otros autores de la obra en
11111(,n c.dstiana. en la Semana de oración por la Unidad (18-25 ene- colaboración Vers de nouveau.x oecuménismes 16- in-
ro) su más fuerte expresión, es reflejo de la con- vita a clasificar en dos grandes momentos la expe-
Movimiento espiritual. Los cristianos saben ciencia que existe respecto a la eficacia de la plega- riencia ecuménica vivida por las Iglesias cristianas
q11t• en el fondo de la problemática ecuménica -tras ria en orden a la reconciliación cristiana. La unidad durante el siglo XX.
lw, ,H\os he rmosamente ingenuos de los orígenes- - bajo esta perspectiva- se revela entonces más co-
r xl'>Lc como un acuerdo implícito y una conciencia mo «misterio» que como «problema», y su acceso 1. Por una parte estaría la comprensión del ecu-
111uy viva de que las divisiones son humanamente requiere una actitud orante, humilde, de súplica y menismo como movimiento social. Sus agentes, en
i1m1perables, y que la unidad tendrá que ser obra oración. No es de extrañar que el mismo padre su mayoría personalidades carismáticas y muchos
tlt• Dios. A partir de esa fundamental convicción, Congar declarase en una ocasión que se había acer- de ellos intelectuales laicos, poseían una clara con-
, m ge espontáneamente una actitud orante. cado más al anglicanismo participando en los ofi- ciencia del papel que tiene e l individuo dotado de
cios vespertinos de la «Iglesia de Inglaterra» que ciertos carismas dentro de la institución eclesial. Se
A medida que han pasado los años, se ha ido trataba de trabajar por el cambio de la propia insti-
l nrnprobando que la cuestión ecuménica no consis- leyendo grandes libros escritos por autores anglica-
nos. tución, con miras evidentes al reagrupamiento de
1l' sólo en resolver problemas doctrinales aislados las Iglesias cristianas, pero con una intencionalidad
l'l tema de la intercomunión, o el del reconoci- El ecumenismo, pues, implica una vida teologal. de lucha por el control del cambio social. Habría
micnlo mutuo de los ministerios, o la aceptación de Dentro del «monasterio invisible» por la unidad - la que recordar los intentos ecuménicos, aunque esté-
una autoridad común, etc.- . La fe cristiana es un expresión es de Paul Couturier y designa con ella la riles finalmente, por mantener a cualquier precio la
l ucrpo total - una cosmovisión- que implica tam- oración callada a través del mundo que se eleva al paz europea en los años previos a las dos guerras
bién un determinado comportamiento ético y una Padre por mediación de Jesús- hay unas vivencias mundiales, para llegar a calibrar lo ecuménico co-
111unera de ver y afrontar la vida. en la fe y en la caridad que hacen al cristiano vivir mo una fuerza con clara vocación de historicidad.
en un clima espiritual como si ya se hubiese adelan-
Sin embargo las Iglesias cristianas se desunie- tado el tiempo definitivo del reino, aunque en reali- El ecumenismo como fenómeno social tiene un
1 on también en esas cosmovisiones que trascienden
dad todavía no ha llegado a su plenitud. Vivir en primer desarrollo en un contexto en el que se valo-
los problemas meramente doctrinales. Y así cada ran hasta el extremo los intercambios ideológicos y
esa dialéctica es lo que da sentido teologal a la ex-
l nmunión cristiana fue encarnándose de tal mane-
periencia ecuménica. culturales. Ayudan, con toda evidencia, a que se
' a en una particularidad que la universalidad del agilicen y potencien estos espacios fluidos de circu-
l'vungclio sufrió deterioros irreparables generá.ndo- lación interideológica, los «mass media» que se
Sl' foc tores nuevos de división. Piénsese, por ejem- b) Desde la sociolog(a religiosa convierten en verdaderas mediaciones para el movi-
plo, en la presentación latina del catolicismo roma- miento ecuménico.
no, o en la gennanidad del luteranismo, o en la bri- Los análisis de tipo sociológico que se vienen
t,,11i1.ución del anglicanismo. El problema se agrava haciendo últimamente sobre el ecumenismo son de La evolución del sentimiento religioso contem-
l:11.rnc.lo estas visiones -marcadamente eurocéntri- indudable interés. Es claro que desde la mayoría de poráneo influye también -desde el punto de vista
rn, fueron presentadas a los pueblos del Tercer los círculos teológicos y sobre todo desde las ins- sociológico- en el desarrollo del ecumenismo. Wi-
Munc.lo como inseparablemente unidas a la esencia lancias jerárquicas apenas se han abordado con llaime habla de la elevación del nivel cultural de la
d,·1 evangelio. La incapacidad humana para afron- , calismo las vicisitudes por las que atraviesa el mo- población y del cuestionamiento de los esquemas
1111 la cuestión ecuménica aparece así con todo su vrmiento ecuménico. Interesa, pues, conocer la lec- de «autoridad», lo que lleva directamente a la incü-
1t·:-ilrsmo. No sólo separan puntos doctrinales dis- tura sociológica del fenómeno ecuménico, porque vidualización del sentimiento religioso y, a veces, a
1111tos. La división llega a la visión misma de la vi- viene a completar la visión estrictamente religiosa una religiosidad preferentemente vivida, experi-
d", a In lectura profunda del evangelio, a la concep- que acabamos de recordar. mentada, en definitiva emocional. Pero ambos fe-
1 ró n del h ombre y a sus relaciones con Dios. nómenos se traducen en una relarivización de las di-
Jean-Paul Willaime ha hablado recientemente ferencias confesionales, cuando menos en un sos-
Put eso, casi desde los comienzos mismos del ill'l ecumenismo descuartizado, y Roger Mehl ha es- layamiento de aquellas aristas claramente antagóni-
muv1111icnto ecuménico, las asambleas y reuniones 1 1110 sobre las estrategias ecuménicas, extremada-
cas entre las diversas cristiand ades.
n 11111énicas han estado casi siempre precedidas por 111<•nte complejas, que han posibilitado su reemer-
t 1111 0s d e apertura» y se han clausurado con plega- 1wncia cuando desde tantas instancias -demasiado
r1 ,,., mtcrconfesionales. El Concilio Vaticano II lle- 11perficialmente- se estaba vaticinando el «fin del
g,11 a a afirmar que la «plegaria» es el alma del ecu- ,., 11menismo». Ninguno de estos autores cree que "J. P. Willaime (ed.), Vers de nouveaux oecuménismes. Cerf,
111l·nismo (UR 8). 1111t·da afirmarse con cierta coherencia el fin de la París 1989.

PARA COMPRENDER EL ECUMBNISMO l5


P ro ] apertura ecuménica - a pesar de su espe- rrocos y pastores interesados en el intercambio ecu- confinándo e en los límites más estrictamente
iíi idad- es parte de un capítulo mucho más am- ménico a niveles locales parecen dispuestos a man- sial.es. Se está centrando en diálogos teológicos
pli n el que las Iglesias buscan resituar e de ma- tener aqu 1 protagonismo que caracterizó la prime- doctrinales, dirigidos siempre desde la cúspide ,
11 ·ra nu va en la sociedad. En esta búsqueda de un ra etapa. las jerarquías eclesiásticas.
mi pr tagonismo social, las glesias se ven abo- Pero este rele o de lo agentes ociales del ecu-
.idas a encontrarse frente a Ja otras Iglesia en En este sentido, los sociólogos intuyen la eme
menismo ha tenido un fecto que va a definirlo -se- gencia de un ecumenismo diplomático, generad
1111 ·1 la ión que no puede primar el enfrentamien- gún la perspectiva sociológica- de manera nueva en
1 1 pnl mi o del pasado, sino más bien favorecer y
de excelentes y armonía as relaciones interco~
esta gunda tapa. Una etapa en la que cada Igle- sionales, pero cada v z menos intere ado en co
-... 1imul r las corrientes autocríticas dentro de cada
sia - tras un período de apertura a las otras- vuelve a guir realmente Ja unidad visible y orgánica qu 1
1111,1 d 1 comunidades eclesiales para en ontrarse una reafirmación de sí misma, a una nueva toma presentó como la utopía ecuménica. Y es que res
111 ·j ir unas a otras.
de concien ia de su propio pasado, no para recha- ta cada vez más difícil armonizar unidad ecum
Un um nismo como movimiento social de re- zarlo, sino para ju ti.ficar precisamente sus diferen- ca y propia identidad confesional.
i n, con voluntad expresa de integrarse en el
111 1 ,1\ cias. Esta perspectiva ociológica que acabamo
e 111 · l histórico del momento, motor d creativi- Estamos d lante, sin duda, d un fenómeno no esbozar complementa, sin duda, la visión del
11 d · l • ial y de diálogo abierto, instancia crítica exent de ambigüedad, que habla de la necesidad menismo que se hace desde las instancias estri
q111 a11 . una unidad interconfi ional muy próxi-
de subrayar la propia identidad preci amente tras mente religiosas y teológicas. Pero con toda segu
111 1. · n ~Jgun.os de los rasgos que desde perspecti-
un encuentro en el que se acentuaron tan fuerte- dad que la sociología - por lúcido que sean s
1 i lógicas e han r altado en el primer esta- mente las convergencias esenciales. El nuevo y am- análisis- tampoco tiene en este asunto la última
dm d l movimiento ecuménico. Pero lo mismos plio mar o social d manda con vigor las «segurida- labra. No obstante, el análisis p ecedente facilit
, tl i I os han detectado qu este tipo de ecumenis- des » y certezas perdidas. o paree ser el tie~po sin duda, algunas pistas para la compr nsión del f
lllU l a u fin. Lo cual no significa nec aria- propicio para ningún género de utopí~. :1,a prolif~- nómeno e uménico en Ja actualidad.
in ni la «muerte del cumenísmo», sino el final ración de tantas sectas y uevo movmuentos reli-
<lt I umenismo como movimiento social. giosos -con su carga de ofertas d seguridad- apa-
2. n una egunda fase, el movimiento ecumé- rece como un capitulo de ese fi nómeno universal 1.2. Diversidad de ecumenismos
ni presenta unas características ciertamente diver- d vuelta a las seguridades.
as que pem1iten hablar de la evolución o, i se pre- En ese marco también las Iglesias cristianas r - En realidad, el ecumenismo es un todo. Con
f:i re, de la transformación del ecumenismo. dice que es una plenitud. ·
cuperan en su vuelta a la propia tradición mayor
orno primer dato de este nuevo estadio, cabe eguridad que aquella que pod1a ofrecer una e en- •Es como un órgano con cuatro teclado y o
afirmar su institucionalización. Más que d un tual e hipotética unión de Iglesfas que está todavía muchos registros, El ecumenismo está todo él dü i
«acontecirrúento» o de un «movimiento» -como por conseguir. Si la vu.elta al pasado fortalece las do hacia eJ futuro, hacia el reino, pero manli n ,
gustaban hablar los pioneros-, éste es hoy una «ins- seguridades, el futuro suele abrigar incertidumbres. referencia a la Escritura y Ja tradición, a la v z qu
titución». La institución ecuménica es producto de La institucionalización del ecumeni mo ha lleva- revisa nuestras antiguas querellas tomada desde s
varias premisas, entre las que sobresale el cambio do, pues, a una revalorización de la propia confe- rafees. e centra en la unidad de la Iglesia y en I un
de las clases aciales que protagonizan la acción sionalidad, es decir, a un efecto quizá no e presa- dad de la humanidad. Es teológico y práctico, • Fail
cuménica. Los expertos, los especialistas, las jerar- mente deseado por los pioneros del movimie~to and Order» y «Life and Work», doctrinal y cul 11
quías, lo eólogos han venido a r levar a los «pro- ecuménic , pero fecto que configura el cumerus- espiritual y socio-polftico. No debe restringi
Íi » lo «visionario ,, en los puesto de dir - mo de hoy. En éste ha adquirido mayor i1?por~.an- ambición ... • 11.
i n. cia lo institucional, la reafirmación de las 1d ntida- Razones pedagógicas y el deseo de una m 11
des confesionales en detrimento de aquellas prime- laridad p~rrniten hablar con propiedad de diµ m1
qu IJ s primeros intelectuales laicos han ido ras intuicion que trataban de llegar a cualquier
u tituid - in luso en los niveles de la base- por t ecumenzsmos o, mejor, de la amplia varied d J
] nu v s agent que, según todos los indicio , no precio a una reunfücación del cristianismo. Aqu:1 tarea ecuménicas. Esta variedad es como el t lo
ecurnenismo se inscribía también en un vasto movi- d fon do que encuadra los cap!tulo de te lj
tán capacitado p ra llevar adelante el tipo de crf-
1i j rcido en la fas anterior. Ni lo matrimonio
miento social de cambio de la sociedad y de las
m · íos, ni los jóven que se acercan a espacios misma comunidades eclesiales.
curnénicos - piénsese en los miles d jóvenes qu El mismo Willaime habla de que el ecumeni mo 11 • Congar, Formes prises pa.r l'e.xigence oecumtniqw:. au
vi itan anualmente Taiz , por ejemplo-, ní los pá- e ha desenganchado d su carga utópica y social 111md'hui, en Essa.is oecumén.ique.s. Le Centurion, Par!s 1984. 69.

16 PARA COMPRENDER EL ECUMENl MO


nocos y pastores interesados en el intercambio ecu- , 1111fmándese en los límites más estrictamente ecle- a) Ecumenismo institucional
ménico a niveles locales parecen dispuestos a man- ,1.des. Se está centrando en diálogos teológicos y
1cnci aquel protagonismo que caracterizó la prime- dm. trinales, dirigidos siempre desde la cúspide de El padre Congar -ya en 1937- definía el ecume-
1,1 etapa. In-; jerarquías eclesiásticas. nismo como
Pero este relevo de los agentes sociales del ecu- En este sentido, los sociólogos intuyen la emer- «un movimiento constituido por un conjunto de sen-
mcnis mo ha tenido un efecto que va a definirlo -se- 1'.t•ncia de un ecumenismo c:üplomático, generador timientos, de ideas, de obras e instituciones, de reu-
gu n la perspectiva sociológica- de manera nueva en , lt· excelentes y armoniosas relaciones interconfe- niones o de conferencias, de ceremonias, de manifes-
esta segunda etapa. Una etapa en la que cada Igle- ionales, pero cada vez menos interesado en conse- taciones y de publicaciones, que tienden a preparar la
s ia tras un período de apertura a las otras- vuelve a g11 ir realmente la unidad visible y orgánica que se reunión no solamente de los cristianos, sino de Jas di-
u na reafinnación de sí misma, a una nueva toma p, esentó como la utopía ecuménica. Y es que resul- ferentes Iglesias actualmente existentes, en una nueva
e.le conciencia de su propio pasado, no para recha- 1., cada vez más difícil armonizar unidad ecuméni- unidad» "·
n 11 lo, s ino para justificar precisamente sus diferen- 1 a y propia identidad confesional.
cias. Y el Vaticano II dirá a su vez:
Esta perspectiva sociológica que acabamos de
Estamos delante, sin duda, de un fenómeno no ,•-;bozar complementa, sin duda, la visión del ecu- «Casi todos, sin embargo, aunque de modo diver-
exento de ambigüedad, que habla de la necesidad rncnismo que se hace desde las instancias estricta- so, suspiran por una Iglesia de Dios única y visible,
Je s ubrayar la propia identidad precisamente tras 111cnte religiosas y teológicas. Pero con toda seguri- que sea verdaderamente universal y enviada a todo el
11n encuentro en el que se acentuaron tan fuerte- dad que la sociología - por lúcidos que sean sus mundo, para que el mundo se convierta al evangelio,
mente las convergencias esenciales. El nuevo y am- ,inálisis- tampoco tiene en este asunto la última pa- y se salve para gloria de Dios» (UR 1).
plio marco social demanda con vigor las «segurida- l11bra. No obstante, el análisis precedente facilita,
c.lcs» y certezas perdidas. No parece ser el tiempo , in duda, algunas pistas para la comprensión del fe- No cabe pensar en el ecumenismo sin tener en
propicio para ningún género de utopías. La prolife- nómeno ecuménico en la actualidad. cuenta la tensión entre lo personal y lo institucio-
1.1ción de tantas sectas y Nuevos movimientos reli- nal. La historia enseña, sin embargo, que Ja prima-
riosos -con su carga de ofertas de seguridad- apa- cía recae al principio sobre el individuo. Ya se ha
1cce como un capítulo de ese fenómeno universal 1.2. Diversidad de ecumenismos recordado que hombres carismáticos - Jos pioneros
e.Je vuelta a las seguridades. ecuménicos- con una visión profética emprendie-
En realidad, el ecumenismo es un todo. Cangar ron la andadura ecuménica antes de que éste toma-
En ese marco también las Iglesias cristianas re- dice que es una plenitud. se las formas propias de «lo institucional». Pero la
cuperan en su vuelta a la propia tradición mayor pertenencia eclesial de aquellos pioneros que nunca
seguridad que aquella que podía ofrecer una even- «Es como un órgano con cuatro teclados y con renunciaron a ella, los sencillos organismos surgi-
tual e hipotética unión de Iglesias que está todavía muchos registros. El ecumenismo está todo él dirigi- dos a partir de la Conferencia Misionera Mundial
por conseguir. Si la vuelta al pasado fortalece las do hacia el futuro, hacia el reino, pero mantiene su de Edimburgo (1910), y de las Asambleas de Lausa-
scgutidades, el futuro suele abrigar incertidumbres. referencia a Ja Escritura y la tradición, a la vez que na y de Edimburgo que dieron vida a los Movi-
La institucionalización del ecumenismo ha lleva- revisa nuestras antiguas querellas tomadas desde sus mientos «Fe y Constitución» (Faith and Order) y
do, pues, a una revalorización de la propia confe- raíces. Se centra en la unidad de la Iglesia y en la uni- «Cristianismo Práctico» (Life and Work) , nos ha-
dad de la humanidad. Es teológico y práctico, «Faitb blan de la imperiosa necesidad que hay en el mis-
sionalidad, es decir, a un efecto quizá no expresa-
men t c deseado por los pioneros del movimiento and Orden y «Life and Work», doctrinal y secular, mo movimiento de apoyarse en la estructura, por
espiritual y socio-político. No debe restringirse su sencilla que sea, para su misma supervivencia.
ccum~nico, pero efecto que configura el ecumenis- ambición ... » 17•
1110 de hoy. En éste ha adquirido mayor importan- Este es el sentido primero que se da aquí al tér-
na lo institucional, la reañrmación de las identida- Razones pedagógicas y el deseo de una mayor mino ecumenismo institucional. Sin cierto grado de
des confesionales en detrimento de aquellas prime- 1 la ridad permiten hablar con propiedad de diferen- organización no cabe la acción ecuménica. Desde la
1a<; intuic iones que trataban de llegar a cualquier tr.'i ecumenismos o, mejor, de la amplia variedad de Iglesia católica resulta impensable que la doctrina
p1 ccio a una reunificación del cristianismo. Aquel l,ireas ecuménicas. Esta variedad es como el telón ecuménica emanada del Concilio hubiese podido
ccumcnismo se inscribía también en un vasto movi- de fondo que encuadra los capítulos de este libro. ser «traducida» a la Iglesia universal sin la media-
111icnto social de cambio de la sociedad y de las ción, por ejemplo, del Secretariado Romano para la
111bmas comunidades eclesiales.
~1 mismo Willaime habla de que el ecumenismo " Y. Congar, Formes prises par l't.xigence oecuméni.que au-
.~e ha desenganchado de s u carga utópica y social ¡,mrd'hui, en Essais oecuméniques. Le Centwion, París 1984, 69. " Y. Congar, Cristianos desunidos, o. c., 12.

PARA COMPRENDER El ECUMENISMO 17


Unidad de los Cri tianos. y sin los texto elaborados ap rtura a la novedad marginando las dimensiones 11., 1 l garias para pedir al Espíritu preservar Ir
por esta institución, entre los que vale la pena men- utópicas deJ quehacer ecuménico. Las grandes ins- 1111 ,tlud de la Iglesia.
cionar el Directorio Ecuménico. Y la compleja y va- tituciones llevan con igo peligros que están ep la
riada acción del Consejo Ecuménico de las Igl ia base de muchas críticas: el gigantismo, la burocra- Pl!r además de las expresiones litúrgicas ofi l .
serla inconcebible sin los organi mo y comisiones cia, la lentitud, las prudencias, el desnivel de sensi- p r la unidad, aparece muy pronto entr 1
que desde la s de de Ginebra generan, sostienen y bilidades ante problemas ecuménicos acuciantes, , istian divididos una orientación marcadam nL
, 1 u rn nica que pone todo el énfasis en la pJ g in
stimulan la acción ecuménica de sus Iglesias- etc. Todos ellos dan pie a que muchos cristianos,
miembros. incluso pastores y teólogos, hablen de la «crisis ins- 1 11 1 unidad de las Iglesias divididas, que sin m •.
titucional» del ecumen.ismo moderno. 1lll abo de la tarea doctrina] se da cuenta de qu •1
El ecumenismo institucional, que desde la p rs- , .,mino real hacia la plenitud de la unidad pa a p r
pectiva sociológica antes recordada viene a sustituir El ecumenismo doctrinal es la otra dimens ·ón lI nvergencia en la espiritualidad cristiana om
al ecumenismo como movimiento ociaJ. ha orna- que cabe analizar dentro del llamado ecu.menismo I'•' ida por todos.
do una doble dim nsión, más marcada en las Igle- institucional. La cuestión de la verdad, tan estre-
ia de tradición «católica» que en las Iglesias de chamente unida a 1a profesión de la fe verdadera
tradición «reformada ». Así aparece, por una parte, (ortodoxia). ha estado pr sente tanto en las raíces
el ecume11ismo oficial, detentado por las autorida- de la eparaciones eclesiales - recordamos a título
des jerárquicas o por los representant s nombrados d ejemplo que los reformadores del siglo XVI eran «Todos los año , en los campos de concentración,
dir ctamente por ellas y que marca, de manera le- en su inmensa mayoría teólogos profesionales- co- hemos celebrado la semana por la unidad de los cristiano. .
gal, las relaciones existentes entre las diver as Igle- mo está ahora mismo en los intentos de alcanzar Y de una manera bastante diferente de aquellos de
ias cristianas. convergencias en lo esencial. nuestros amigos que permanecieron en medio del
torbellino del mundo. Nos bailamos aquí reunidos en un
El camino hacia la unidad, aunque no impulsa- umeros cuestiones doctrinales, controverti- gran encierro, reducidos a la simple condición de homb1
º necesariamente por las jerarquías, está supervi- das Lodavía entre las diferentes Iglesias, suscitan di puestos a escuchar la voz del Verbo interior. Católi s,
ado por ellas. El futuro del caminar ecuménico es- ahora mismo innumerables coloquios, encuentros y protestantes, incrédulos llenos de nobles inqui tud ,
t ligado, de algtma manera, a la capacidad de es- diálogos a clifer nt nivele que permiten hablar todos se han visto mezclado en los barracones. Bien
u ha, de discernimiento y de transformación que con propiedad del ecumen..ismo doctrinal. De él d - pronto, en medio de aquella existencia yuxtapuesta y sin
p een los miembros d la jerarquía. o es, pues, penden, para la mayoría de las jerarquías, los ver- ningun respiro de oledad, pudieron ponerse a charl~1 de
indiferente para la causa ecuménica el talante de daderos pasos hacia la unidad cristiana en su pleni- los mismos elevados temas de religión que, a la vez, 1
apertura sincera de los hombres que rigen las Igle- tud. Es innegable que existen otras dimensione oponían y les armonizaban... Una buena mañana, apat • 1
ias. no resulta inocente -desde eJ punto de vista ecuménicas no estrictamente doctrinales y que sin l padre Congar en la barraca vecina a la mía Nos Lrojo 1
cuménico- Ja elección. en momentos d termina- resolverse difícilmente se hace creíble una eventual apoyo de u fervor, de su erudición, de su violento y
do , de hombres con cargos de respon abilidad unión cristiana. Pero es del todo incuestionable que tranquilo coraje, de su competencia inigualable en lo
d ial de tendencia muy onservadora. 1 diálogo doctrinal está hoy en el núcleo del movi- problemas ecuménicos que ya habían hecho de él uno de
D ntro de este ecumen.ismo oficial cabría pen ar miento ecuménico. Resulta por ello obsoleta la vie- lo grandes teólogos de nuestro tiempo. Muchas ve
n lo Secretariados acionales de Ecumenismo, di- ja fórmula de algunos pioneros: «La acción une. la luvimo reuniones con eJ pastor en la capilla prot ta.nLi:
rectamente dependientes de a respectivas Confe- doctrina separa». la capilla tiene CQmo guardián al sacerdote del bl qu ·
r ncias Episcopales, de las Delegacion Diocesanas Las comisiones mixtas de teólogos - representan- 1. El es el que conserva la llave, el que vela por ella. ,
d umenismo, asI como de cualquier organismo tes de las diversas Iglesias en el diálogo doctrinal- e pilla es de una pura austeridad, con sus madera
dir eta o indirectamente vinculado con los obispos, constituyen la mejor prueba de que las comunida- everas, y obre el altar, siempre abierta, en el lugar d 1
o on el ecretariado Romano para la Unidad d los des cristianas están seriamente comprometidas en tnbernáculo católico, la santa Biblia. Esto me ha h ho
Cristianos, r cientement llamado Consejo Pontifi- el movimi nto cuménico. EJ capítulo 4 trata dete- nsar en aquellas palabras de la lmitaci6n que die n qll
cio para la Prom . ión de la Unidad. Por parte de las nidamente de este tipo de ecumen.ismo. la verdad nos habla íntimamente a través de las do v t·,
Iglesias reformadas anglicanas existen igualmente d I libro y de la presencia... ».
organismos uménico oficiales que repr ntan di- Jean uillWI,
rectamente a esas Iglesias en cualquier toma de po- b) Ecumen.ismo espiritual
la uni6n cristiana 11
sición vinculan e para las mismas. Existe una larga tradición en todas las Iglesias los campos de concentración (1940- l94'i).
fácil entender, sin embargo, la cdtica qu cristianas de oración oficial por la unidad. Los tex- 10 enero d · 1 4 l
desd diferentes m dio se hace a las instituciones tos litúrgicos oficiales de las comunidades católi-
ecuménicas, cuando é tas han. dejado la fluidez la cas, ortodoxas, anglicanas y protestante poseen be-

18 PARA COMPR.EtvDER EL ECUMENfSMO



, nd 1 s dimensiones
11 1 11 plegarias para pedir al Espíritu preservar la Si las Iglesias tienen u fronteras bí n d finid
ni . Las grandes ins-
111 , 1 11nidad de la Iglesia. por ortodoxias y por reglamenta ion ·undi a , lo
l 11 , que están e11 la pioneros encontrar n muy pront camin I gíti-
1 , 1 antismo, la burocra- Per además de las expresiones litúrgicas oficia-
por la unidad, aparece muy pronto ntre lo mos para trascender las barr as ecl iá ticas que
1s, cl desnivel de sensi- parecían infranqueables. La plegaria común apare-
i. um nicos acuciante ,
ístianos c:üvidido una orientación marcadamente
( uménica que pon todo el énfasis en la plegaria ce así como el pasaporte válido para sentirse unidos
,' , qu • muchos cristianos, al menos en una tensión dialéctica: la oración com-
, , , , hablen de la «crisis ins- por la unidad de las Iglesias divididas, que sin me-
n s abo de la tarea doctrinal se da cuenta de que el partid permite sentirse ya unidos en l Señor de
11 11111 m d rno. todos, aunque todavía no sea posible la proclama-
amino real hacia la plenitud de la unidad asa por
1 convergencia en la espiritualidad cristiana com-
ción de pertenencia plena a una comunidad eclesial
partida por todos. unida.
El Concilio Vaticano II afumará sin titub os que
«la conversión de corazón y santidad de vida, junta-
mente con las oracion privadas y públicas por la
•Todos los afio , en los campos de concentración, unidad de Jos cristiano , han d considerarse como el
hemos celebrado .la semana por la imidad de los cristianos. alma de todo eJ movimiento ecuménico, y con razón
Y de una manera bastante diferente de aquellos de puede llamar e ecumenismo espiritual» (UR 8).
nuestros amigos que permanecieron en medio deJ
torbellino del mundo. os hallamos aquí reunidos en un Per mucho ant . de qu el Concilio dé oficiali-
•• gran encierro, reducidos a la simple condición de hombres dad al término ecumenismo espiritual, existe una
dispuestos a escuchar la voz del Verbo interior. Católicos,
• •• . . 11
1

'
1

•.
protestantes, incrédulos llenos de noble inquietudes.
todos se han visto mezclados en lo barracones. Bien
larga adición ecuménica de tipo espiritual que se
r monta, al meno , a hombres como Spencer Jone
y Paul Wattson, cardenal Mercier, Dom Lambert
. .
• , ,

', 1
.


pronto, en memo de aquella existencia yuxtapuesta y sin
ningun respiro de soledad, pudieron ponerse a charlar de
los mismos elevados temas de religión que, a la vez, Jes
Beauduin, Antoine Mart 1, Paul Couturier, Maurice
Villain, Gabriella de la Unidad, etc., que forman to-
do ellos un capítulo vital en la historia del ecume-
• 1 • 1
oponían y les armon:i7.aban. .. Una buena mañana, apar dó nismo.
.' •• el padre Congar en la barraca vecina a la mía. Nos trajo el
94 apoyo de su fenior, de su erudición, de su violento y comunión entre cristianos de distintas Igle-
• • •• .. •
• •

• tranquilo coraje, de su competencia inigualable en los
problemas ecuménicos que ya habían hecho de él uno de
sias al nivel de las realidades espirituales es obj to
de nuestro capítulo 3. Una tema de esp ·a1 c:üficul-
•• • •• • los grandes teólogos de nuestro tiempo. Muchas veces tad lo constituye el hecho de la participación en el
• • •• tuvimos reuniones con el pastor en la capilla protestante. culto eucarístico de las otras tradiciones ecle iale ,
Esta capilla tiene como guardián al sacerdote del bloque llamado técnicamente hospitalidad eucarística, in-
de teólogos -r p esentan- J. El es el que conserva la llave, el que vela por ella. La tercomunión.
i s en el diálog doctrinal- capilla es de una pura austeridad, con sus maderas
111 ru ba de que las comunida- severas, y obre el altar, siempre abierta, en el lugar del
n .' ·amente comprometidas en labernácu.lo católico, la anta Biblia. Esto me ha hecho e) Ecu.menismo local
, u m ni o. El capítulo 4 trata dete- pensar en aquellas palabras de la lmitaci.ón que dicen que
la verdad nos habla íntimamente a través de las dos voces La expresión ecumenismo local r ulta más com-
h tipo de ecumenismo. pleja -quizá también más ambigua- que las anali-
d I libro y de la presencia ... ».
zadas hasta ahora. Y no solamente porque algunos
piritu.al Jean Guitton, autores prefieren emplear en su lugar el término
La unión cristiana 1m ecumenismo de la base, o incluso lo identifican con
111 1 , • t di ión en todas las Iglesias los campos de concentraci6n (1940-1945), el ecumenismo secular, sino porque aquella expre-
1 "' ., i n fida] por la unidad. Los te~- 10 enero de 1943 si.ón recog significado que se introducen en terre-
' 1 , ,11 i 1 de las comunidades católi- nos de otro tipo de ecumenismo. Asf, por ejemplo,
, , , ,nglicana y protestantes p en be- cabe un ecumenismo local que es, a a vez, verdad
PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO 19

rament in.stitucumal (como es el caso de las Dele- carácte de audacia, d imprudencia» y de pon-
gacion s dio anas de ecumenismo), es igual- taneidad del que está tan n itado iempre 1 mo-
mente cornpatib] la práctica del ecumenismo espi- vimiento ecuménico.
ritual a niveles local , e in luso d de el ecumenis-
mo local e hacen ricas aportacion al ecumenismo
doctrinal. d) Ecumenismo secular
Reconociendo esta dificultades de tenninolo- La xpresión ecu.menismo secular, aunqu de re-
gía, hemos aceptado el término ecumenismo local ciente creación, disfruta de una amplia aceptación
porque describe una realidad ecuménica muy rica y en numerosos medios creyen es. arios autores
distinta de aquella en la que cür tam. nte cen- (Marc ienhardt, P r onning, George asalis, Por último -según est utores- h b
tran lo diver-sos tipos d ecumeni m descritos te.), al referi e a las grand tapas d I movimien- 11, d a Ja etapa del ecumenismo secul.ar. L,1 t
h ta el m mento. t ecuméni o, no han dudado en enumerar tres 1 11ltado, por una part , del estado de «callej n ,1
Ecumenismo local ignifica la entrada, en el es- muy claras. dida11 n que ha qu dado el «ecum ni m d1
pacio ecumén.i. o, d lo laico , de Jas parr quJas, - En primer lugar, la era de los pioneros, aquella aslico » tras las indecisiones y las pruden i .· 1
de las gentes qu en una d terminada t rori.nología que se inicia con la Alianza Evangélica (1846) lle- l., · rarquías al no haber seguido los impuJ s le
con tituy n <tla b se» y que en la terminolog a el - ga hasta la~ nnación del YM y d la Federación 1 p ritu en una marcha incansablemente
sial forman lo grandes espacios del pueblo de Mundial d studiant Cristiano , a finales del i- lt 1 ia la unidad. Pero el ecumen.ismo secular
Dios. Si el ecumenismo u. de haber dado im re- glo . us protagoni tas son en su ma orla laico nla también como fruto de una refl xi n t
ión de s r un asunto d pecj lista , d clérigos, que militan en estos movimientos d carácter in er- 1,1 laborada partiendo d I pr -upuesto d u ~
de t ólog , d l jerarquí -un asunt , n defini- confesional, cu a acción es un tanto marginal res- 1r11 sible avanzar en el diálogo entr Iglesias 11
tiv ccede iástico»- , el ecumenismo local viene a pect a las jerarquía d las Iglesias. 111 ,du
1,
~e':d , comp~do, intenland~ rm ni:tu
pos1c1 ne tracüc1onale de las cm m . 1,
desmentir tal jdea recupera aquel legado de los - Vjene después, en segundo lugar, la etapa ecle-
primero cum nistas en el que I seglares di ron si4stica. · s el momen en qu las Igl ias como ta- 11m hermenéutica que sea capaz d empl ar l m,·
el primer empujón a la a '.ón urnénica. pre- 1,,do inductivo -que part de Ja hi toria con •t.i 1,
gunta es obvia, ¿de qué s rvirfa un ecumenj mo mr tro tiemp que toma la encamaci n co lt·
protagoniz do por las jerarqufas, por los teólogos y 111 central de la reflexión teológica- será ca z d1
perit s si n fu también una experiencia cristia- vivar un ecumenismo que se ha quedad panl1
na «vivida11 po todo el pu blo d Di s? cEs posible corroborar la pertinencia d la acción o entre los muros de las fronteras ecl iá w .,,
El Vaticano Il ha sido muy lícito; ecuménica popular: el punto de encuentro es una persona, esde esa perspectiva, G. CasaHs lo defin .., :
J ucristo. 1 camino de convergencia on las luchas que
-.E) mpefio por el i; tablecimiento de la unión testimonian la presencia del reino de Dios entre nosotros. • El 'ecumenismo ecular' e Ja consecuenci ,u
corresponde )a Ig) ia entera, tanto a los eles co- Si el reino de Dios es el punto final del camino d todas ménica de una teología y de una fe que ven
m a lo pastoi, , a cada uno gún su capacidad, ya las liberaciones, y si la unidad del pueblo de Dio en la compromiso l de la Iglesia con e) mundo
en la vida cri tiana, ya n la inv tiga.ciones teológi- oikownene tiene una estrecha relación con este proceso, u punto de partida,. rt.
cas e históricas. Este Jnterés manifiesta J unión frc1- entonces hay que aceptar una vez más que los pobres,
lema exi tente ya de alguna manera entl' todo lo inclu o en este campo, nos evangelizan. EUo son los 9.~e Añade luego:
cristiano y conduce a 1 plena y perfecta unidad, s - nos enseñan, según lo recordaban las palabras de Emilio •··· el cumenismo secular no es tanto una mod , l
gún d ignio de la voluntad d Dios » ( R 5). Castro, que ecume11ismo es solidaridad. olidaridad en la mo una decisión fundamental».
búsqueda del r ino, en el servicio de los pobres. En
Las expresiones del ecumenismo local son múJti- consecuencia, el ecumenismo es inclisociable de la La deci ión y la convi ión de que el d ber •n
ples; desde aquellas con una cierta oficialidad c mo liberación. resultado del poder del Espíritu anto: y alli i 11 del cris ·ani mo de h y e concretar la uní J
las Del -gaciones dio an d cumeni mo lo 'donde está el Espíritu del Señor está la libertad' (2 Cor 3, el Ja humanidad y no la d ) Iglesias. Por IJo
entras ecuménico , hasta. lo p queños grupo in- 17). Como lo afuma la Quinta Asamblea General del t I ti de ecumenismo valora más la acción u.ni -
formales, reuniones de oración, discu i n de pa- Consejo Mundial. de Iglesias: 'Jesucristo libera y une'•. ·• s l de reconciliación en el mundo que la tar
oquia,. grupos bíblicos e uménico , reunion de
«matrimonios mixto ~ o de preparación para las Julio de Santa Ana
man d la Uni ad, e c. in duda alguna, el ecu- all , El desmembramiento del ecumenismo, en I fu •
menismo local o de base ha dado con fr cuencia e e cumenismo. La. Aurora, Bueno Aires 1975, 63.

2Ü PARA COMPRENDER EL E UMENJSMO



rudencia» y de espon- man la iniciativa ecuménica e inician un ca-
1 repetitiva y sin claro futuro de una unión exclusiva-
itado siempre el mo- 11 1t n que ha dado enonn vigor a la búsqueda de la mente intereclesiástica.
111ii n cristiana. Los agentes ecuménicos no on
Un texto muy duro del mismo G. Casalis r ume
,li ra cristianos aislados; se presentan como repre- la advertencia que desde el ecurrzenismo secular se
·ntantes de las respectivas Iglesias con toda la car- dirige al ecumenismo institucional de las Iglesias:

..•
' 1 confesional. En esta fase: Edim burgo ( 191 O),
- m terdam (1948), Roma (1962-1965) se crean las « .. . porque cuando se quiere preservar a toda costa la
1 •

1 • - r ndes instituciones ecuménicas y se privilegia el herencia teológica particular y las peculiaridades con-

. . .-
• 1 li logo doctrinal.

- Por último -según estos autores- habríamos


fesionales, en lo interior ya se está formando parte
del mundo y se está condenando a la in ignificancia o

• ....

1 • 1 -
11 gado a la etapa del ecumenismo secular. E ta es
, u.hado, por una parte, del estado de «callejón in
a la vida de un fósil » 20 •
Este tipo de ecumenismo no ha pasado inadver-

• ,• ..
•: .
• !ida» en que ha quedado el «ecumenismo ecle-
i stico» tras las indecisiones y las prudencias de
tido a los teólogos profesionales. Así, el padre on-
gar en un artículo muy lúcido lo define como

..• . . •
• las jerarquías al no haber seguido los impuJ os del «la experiencia positiva hecha por los cristianos com-
- - E píritu en una marcha incan ablemente creativa prometidos efectivamente con otros en las activida-
- h cia la unidad. Pero el ecumenismo secular se pre-
• de de liberación humana y que hacen, d est

• .• -
• • nta también como fruto de una reflexión teológi-
elaborada partiendo del pr upuesto d que es
imposible avanzar en eJ diálogo entre Iglesias re-
promiso, una nueva y evangélica experiencia d
El lugar de la vivencia evangélica ya no es I Igl ia
en tanto que sociedad sacral pue ta apart , ino 1
produciendo, comparando, intentando armonizar realidad humana o secular de la que sabemo qu tie-
, ,, 1 s posiciones tradicionales de las mismas. Sólo ne referencia al reino de Dios ... Las Iglesi oficia-
una hermenéutica qu sea capaz de emplear 1 mé- les... son juzgadas de querer entretener de hecho el
•• • todo inducti o -gu parte d la historia concreta de Sta.Ju quo de las estructuras sociales que precisamente
nuestro tiempo y que toma la encarnación como te- han de cambiarse».
ma central de la reflexión teológica- será capaz de
r avivar un ecumenismo que se ha quedado parali- E te t ólogo llega a confesar que el compromiso
zado entre los muro de las fronteras eclesiásticas. en 1a diaconía del mundo en nombre de la justicia
es 1<una vía eficaz de unidad, incluso de unidad en
Desde esa perspectiva, G. Casalis lo define así: el plano teológico» admite
«El 'ecumenismo ecular' es la consecuencia ecu- «la referencia al reino, que permita trascender un
ménica de una teología y de una fe que ven en el 'ecle iocentrismo', a condición de que no conduzca a
compromiso total de la Iglesia con el mundo ecular una 'eliminación' creciente del tema de la Iglesia, en
su punto de partida» 19 • aquellos que hablan de una época post-eclesial» 21•
Añade luego: Habría que añadir, por razón a la verdad, que la
preocupación por la acción ocial, por el diálogo
«... el cu.menismo ecular no es tanto una moda, co-
con el mundo, e incluso por la cooperación por un
mo una decisión fundamental ». mundo más justo -demanda deJ ecumenismo secu-
La decisión la convi ción d que el deber esen- lar- han ido preocupaciones taro bién del llamado
i a) d l cristianismo de hoy es concretar la unión ecumerzismo institucional. Habría que recordar, por
la humanidad y no la de la Iglesias. Por ello, ejemplo, la tarea de aquel profeta llamado athan
te tipo de ecumenismo valora más 1a acción uni- Soderblom - iniciador del movimiento «Vida y A -
al de reconciliación en el mundo que la tarea
1 ..
• • • ' • 1
20 G. Casalis, EL desmembramiento del ecume11ismo, o. c., 65.
G. Casali , El desmembramiento del ecumenismo, en El fu -
19 21 Y. Congar, Fonnes pri.sts par l'e:xigence oecuminique au-
tmo del ecumeni.smo. La Aurora, Buenos Aires 1975, 63. jourd'hui, en Essais oecumi niques, o. c., 57-59.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 21


ción»- para reconocer que la ccacción conjunta» de ella son también parte del problema ecuménico. Pe- •,1 las Iglesias dividida como la más coher nt1
lo cristianos como servicio al mundo ha estado ro parecen secundarios ante la centralidad de lo , un I voluntad de Jesús y con la experiencia vivid,
presente también a lo largo de la historia ecuméni- que, sin duda, da razón y sentido a te vasto movi- po la comunidad cristiana de los primero si Jo:
ca, .incluso cuando ha tenido desarrollos demasiado miento que ha definido uno de lo capítulos más 1 11 do aún podía denominarse como Iglesia indi ;
institucionalizados. importantes de la historia de las Igle ias cristianas u1. Incluso, ¿es posible tal unidad o es una ut p
Si ahora se comparase esta visión del ecumenis- en el siglo 111a.lcanzable?; ¿vale la pena perseguir y trabajar p J
mo secular con aquella que desde instancias ocio- l., unidad de las Iglesias, o es realmente un u s
Por eso cuando la clivisión fue una realidad, lo 11 o baladí al lado del gran desafío que tien n J
lógicas recordábamos previament , e ve enseguida cri tianos volvieron su mirada al texto bíblico fun-
un desarreglo evidente. t ,.· tianos respecto a la unidad de la hu.manid ?
damental que subyace en toda búsqueda ecuménica
Los teólogos «secularista » han vislumbrado tres y que se halla en la oración sacerdotal que Jesús di- s respuestas a estos interrogantes se analiza
etapas en la historia ecuménica: la de los pioneros, rige a su Padre picliendo que sus discípulos ean 1 s dos apartados siguiente que tratan: l. d l
11

la de las Iglesias y la de la secularidad. En cambio, uno como el Padre y él mismo on uno (cf. Jn 17, unidad cristiana e identidad confesional y 2. d 1
los ociólogos -de una manera más global- se inte- 21). Texto bíblico con diver as lecturas, pero texto dif r ntes modelos y propuestas de unidad.
resan solamente en dos momentos: el del ecumenis- al que siempr se acude como prueba irrefutable de
mo como fenómeno social (que correspondería a la la expresa voluntad de Jesús respecto a los que se•
etapa de lo pionero ), y el ecumenismo institucio- rían sus discípulos.
2. 1. Unidad cristiana
nal o confesional (que correspondería a la etapa del
ecumenismo ecl iástico). es que la conciencia de Jos cristianos com- e identidad confesional
prendi!5 siempre que la voluntad de Dios, manifes-
¿Qué decir respecto al ecumenismo secular del tada en la revela i6n bíblica, es una propuesta de El movimiento e uménico conlleva un problem
que hablaron hace años George Casali . 1 obispo unidad para toda la creación, para todos los er s lt ase siempre que el diálogo entre las difer nt,
luterano de oruega Per Lonning, y otros? La pala- humanos y para todos los cri ·anos. o es de 1 •I ·sías se asuma con coherencia y honestidad. s-
bra que cabe decir es qu ahora mismo -en la déca- trañar que lo padres de la Iglesia caracterizaran a h p oblema básico es debido a las dos dimen i n s
da de los 90- coexisten, sin encontrar siempre una la Iglesia como «una, santa, católica · apostólica)>. 1111 se hallan en la esencia misma del ecumeni m .
clara interrelación, dos tendencias evidentes: el ecu- El p,.imer componente lo con tituye la c n i -
menismo institucional, que prosigue a un ritmo al- El problema aparece con toda su crudeza cuan-
do, tras la afirmación de que Jesús oró ardiente- 1l de que la manifestación visible de la unidad
g lento su diálogos teológicos y doctrinales refor-
mente por la unidad de sus discípulos, se formula 11stiana dimensión e encial de la comunidad dl.'
zando fuertemente las identidad confesionales, y 1 ·sú . El hecho d la división está n total dis
el ecumenismo secular, que en us expresiones más una pregunta que no es tan inocente como a prime•
nobles trabaja en la perspectiva de la justicia, de la ra vista pudiera parecer. ¿Y qué tipo de unidad de-
seaba esús para sus discípulos? Ciertamente el
l
l ncia con esa convicción profunda que apar c
, primitivas confesiones de fe. K. Barth lleg
paz, de la ecología, sobre odo en comunión con 1 • ir:
las demandas de lo cristianos de países más po- mismo texto bíblico añade algo muy preciso: 1<que
bres expr sadas en las diferent «t ologfas d la li- sean uno ... para que el mundo crea». «No existe ninguna justi6cación, ni teológica, ni
beración» y en colectivos como la Asociación Ecu- piritual, ni bíblica para la existencia de una plurati
Cualquier busca ecuménica de la unidad necesa-
ménica d T ólogo del Tercer Mundo. riamente deberá mantener en su perspectiva dos di- d de Iglesias genuinamente separadas en este cami
mensiones: la dimensión teológica, es decir, una co- n y que se e cluyen mutuamente unas a otras int 1
munión tan estrecha como la que existe ntre el Pa- n y, por tanto, externamente. En este sentido, un
2. De qué unidad se trata dre Jesús mismo; y la dimensión sacramental o de r luralidad de Iglesias significa una pluralidad d
signo respecto al mundo. unidad deberá ser, r , una pluralidad de espíritus, una pluralidad d
Hablar de ecumenismo es hablar de unidad. El J, s. o hay duda de que en tanto la cristiandad
término mismo, la ariedad de descripciones sobre pues, profunda e íntima como las mismas relacio-
a que se dan en Dios; y significativa para que el l" ·t formada por Iglesias diferentes que se opon n
el movimiento uménico, los diferent tipos de •ntr í, ella niega prácticamente lo que confiesa te
ecurneni mo que acabamos de analizar confluyen mundo crea en el enviado de Dio .
1 i mente: la unjdad y la singularidad de Dio , d
siempre en la misma realidad: la unidad de lo cris- Teniendo esto dos polos bi n ensamblados, la lt"sucri to, del E píritu Santo. Pueden existir buenas
tianos, la unidad de las Iglesias, la unidad de la hu- pregunta continúa: ¿de qué unidad se trata?; ¿qué para que se planteen estas divisiones. Pued
manidad. formas históricas debe revestir esa unidad que bu · tio obstácuJos para poder eliminadas. Pu -
En la unidad se halla el núcleo del problema can los cristianos y las Iglesias?; ¿qué posibilidad h 1ber muchas razones para explicar esas divislo-
ecum.é nico. Los caminos y medios que conducen a reaJe existen de que una idea de unidad se impon- mit.igarlas. Pero todo e o no altera el he-

22 PARA COMPRENDER EL ECUMJWJSMO


1 I'' uh l •m ecuménico. Pe- , la Iglesias divididas como la más coherente cho de que toda división, omo tal, es un profundo
1111 1, entralidad de lo 111 11 In voluntad de Jesús y con la experiencia vivida enigma, un escándalo» 22•
, t 1d a te vasto movi- 111 11 1 omunidad cristiana de lo primero siglos
111111 d los capítulos más 1 1,111d aún podia denominarse como Iglesia indivi- De ahi la búsqueda incansable de la unidad en
1 l 1s Iglesias cri tianas 11/ lnclu o, ¿es po ible tal unidad o es una utopía la que están implicadas hoy todas las familias cris-
111,d anzable?; ¿vale Ja pena perseguir y trabajar por tianas, si se exceptúan las Iglesias de tradición fun-
1 unidad de las Iglesias, o es realmente una cues- damentalista, para las que el diálogo ecuménico es
t 11111 baladí al lado del gran desafio que tienen los inútil y anti-evangélico.
, istianos respecto a la unidad de la humanidad? Este primer componente constituye la dimen-
respuestas a estos interrogantes se analizan sión creativa y utópica del ecumenismo.
do apartado siguientes que tratan: 1. de la El segundo componente está constituido por otra
1111id d cristiana e identidad confesional, y 2. de lo profunda convicción que contrasta con el dato pre-
d,í rentes modelos y propuestas de unidad. cedente. Es la voluntad expresa de salvaguardar el
patrimonio recibido. Es la fidelidad a la tradici n
de la propia confesión; en definitiva, l de d
2.1. Unidad cristiana mantener y conservar la propia identidad .

.• .
• • 1 e identidad confesional Est segundo componente constituy I ditn ·n-
• . sión conservadora, tradicional e id l gi a · ·1
. • •• • 1 movimiento ecuménico conlleva un problema sentido que da Paul Ricoeur a esto t nnÜl :
1· ase siempre que el diálogo entre las diferentes
••• • 1r 1• ias se asuma con coherencia y honestidad. Es- «La ideología conserva pr erva la r aüd d, la
• • ti pr blema básico es debido a las dos dimensiones utopía - la búsqueda- la pone esencialm nte en cues-
q11 se hallan en la esencia misma del ecumenismo. tión • 23 •
• •• •
1 primer componen.te lo constituye la convic- El ecumenismo, por tanto, significa confronta-
• t I n de que la manifestación visible de la unidad

.•
".
.
• • •

1 1 i tiana dimensión esencial de la comunidad de
ción de dos fidelidades. Fidelidad a la voluntad de
Cristo para que la Iglesia sea una, frente a las ac-

•• . ...
.


1 • ús. El hecho de Ja división está en total discre-
1,,1 incia con esa convicción profunda que aparece en
primitivas confesiones de fe. K.. Barth llegará a
tuales divisiones eclesiales; y fidelidad a la propia
confesión en la que se ha salvaguardado y recibido
el «ser cristiano». De ah1 que deban mantenerse lo v
dr ir: dos polos de la tensión dialéctica: búsqueda de la
• •
unidad cristiana que trasciende el statu quo de l

......• •• ••
«No existe ninguna justificación, ni teológica, ni
pirirual, ni bíblica para la existencia de una plurali-
divisiones eclesiales, y fidelidad confesional.
1 .

. Jad de Iglesias genuinamente separadas en este canu- La Igl ias cristianas han hecho diversas lectu- (
no y que e excluyen mutuamente unas a otras inter- ras del problema ecuménico. Lecturas qu , al co-
1 •
n y, por tanto, externamente. En este sentido, una rrer del tiempo, se han ido matizando y que consti-

••• . .
pluralidad de Iglesias significa una pluralidad de se- tuyen hoy un amplio abanico de intentos y de pro-
••
11 •
ores, una pluralidad de espíritus, una pluralidad de
... • ..
. .


dioses. No hay duda de que en tanto la cristiandad
té formada por Iglesias diferentes que se oponen
puestas de modelos de unidad.

ntre sí, ella niega prácticamente lo que confiesa teo-


1 gicamente: la unidad y la singularidad de Dios, de
J • ucristo, del Espíritu Santo. Pueden exi tir buenas

. .. .
u Texto citado en J. de Santa Ana, Ecumenismo y Uberación
zones para que se planteen estas divisiones. Puede (Reflexiones sobre la relación entre la unidad cristiana y el reino de
. h ber eríos obstáculos para poder eliminarlas. Pue- Dios). Paulinas, Madrid 1987, 72.
d • haber muchas razones para explicar esas divisio- u Citado por J. P. Willaime, en L'oecuménisme cartel , en
• .. • 1 •• ' para mitigarlas. Pero todo eso no altera el he- Vers de nouveaux oecumlnismes, o. c., 22.

PAR.A COMPRENDER EL E UM NI 10 2
2.2. Modelo de unidad tianas que sirven como punto de partida de esta re- m si ésta no existiese, sino que d b t
flexión: ubrirla en profundidad para hallar 1 ,
Como ocurre tantas veces en otros aspect s de
la vida, resulta más fácil decir qu.é no es la unidad menos inadecuadas que puedan tradu
• No se trata de crear la unidad 1, li 1 1 ri . ente la unidad dada de una vez p J
cri tiana que decir realmente en qué consiste. Cual- nsto.
quier tipo de unidad no cumple necesariamente Ningún proyecto ecuménico serio tiene la preten-
aquellas formalidades que deben suponerse en la t >da las Iglesias -incluida la Iglesia católi
sión de ere.ar la unidad que Cristo quiere para su Igle- • 11lta dificil expresar adecuadamente algun
unidad deseada por Cristo para su Iglesia. Así, por sia. Esa pretensión, además de su mani.fi ta inge-
ejemplo, la unidad que forma una muchedumbre 111 1 t< • primordiales de su vida y de su fe. J J,
nuidad, habrla puesto en entredicho parte del núcleo 111 i d J divisiones ha venido a oscure er d t
que asiste a un partido de fútbol, o la que forma un central del credo que profesan todos lo cristiano .
auditorio ante un conferenciante, o la que compo- 1 l~ado de cada tradición eclesial qu r
nen los obreros de la misma fábrica no puede ser La unidad tiene una primera consideración des- • lt 111 mb1guas muchas expresiones de su p
equivalente a la unidad cristiana. No es tampoco de la per pectiva de su fundamentación en Cristo, :¡ Vaticano .II no dudará en afirmar:
una mera unidad nacida de un proyecto organizati- el Señor. E1 eñor no es señor de muchas Iglesias,
•··· ~ la misma Iglesia Je resulta muy difícil xpr •
vo, Lal como podría ser una cooperativa o una gran es señor de la glesia una. Y él no ha perdido su ,r, baJo todos los aspectos, en la realidad mi m d
alianza política entre partido diferentes con intere- señorío sobre la Iglesia. Puede afirmarse que la uni- 1 vida, la plenitud de la catolicidad ... » (UR 4).
ses comunes. o es, por último, similar a la unidad dad le es dada. desde el momento del envío. La uni-
que brota de la fraternidad o amistad reciproca con dad que nace del diálogo del Hijo con e1 Padre y
vistas a la cooperación y a la eficacia, ni puede ser que tiene su manifestación en pentecostés - misterio • la unidad invisible
confundida con la uniformidad. de unidad en Ja diversidad- no puede haberse per- que ya poseen los cristianos
La mayoría de Jo ecumenistas están de acuerdo dido, porque es parte constituyente de la Iglesia. De · innegable que existe una unidad pr fund ·
en que la unidad cristiana no puede tratar de bus- la misma manera que es santa, católica, apostólica, 1111ian , indestructible, no solamente entre lo ri. ~
r una fusión de las diferentes Iglesias en la que se ella es una. O mejor, la Iglesia una es santa, católi- 1 , 11 de las diferentes Iglesias, sino entr tod
niv las n uniformemente las diferente estructuras ca y apostólica. 1 t• • humanos y en la creación misma.

litúrgica y doctrinales para constituir una Iglesia El problema ecuménico surge cuando J unidad l:.J Dios de Jesús, revelado como uno y trin
l talmente uniforme en todo. cristiana es considerada desde la perspectiva de la , 11 misterio nos sobrepasa, no un Dio inm viÍ
E as fáciles d cripciones de diferentes tipos de historicidad d la Iglesia. Es decir, cuando del terre- m •rte. Es un Dios de vida. El es Dios cuya unidad
unidad no constituyen en ningún caso los objetivos no de la «sabiduría de Dios» y del «misterio es on- 1111 soledad, sino unidad de personas divina , n
del ecumenismo. Por el contrario, los modelos de dido en Cristo» -cuya realidad verdadera y confesa- 1, 1 f eta armonía, pero tan distintas como di tint
unidad que a lo largo d la historia más reciente se da nos sobrepasa- se da el paso al terreno de las 11 n l Padre, el Hijo y e1 Espíritu Santo. Ese Di s
han ido ofreciendo son muy reposados y son resul- realidades históricas en Jas que los creyente - vasos 1 io de la creación, que en la riqueza de su div r
tado de la investigación seria de mucho teólogos de barro- protagonizan el misterio de salvación que 1 d ha mantenido una unidad cósmica. La uni-
que han ofrecido sus mejores estudios a la conside- les ha sido confiado. d d p rofunda de Dios es el tipo de toda unidad .
ración de las Iglesias. Estas también han presenta- 11 ., una ~dad oculta, básica, pues, d de el plan
Aquella unidad ciada y nunca perdida ¿posee u 11 creación, que no se rompe por la diversidad ni
do una variada oferta de modelos de unidad que o- manifestación adecuada y su plenitud acramental
rresponden lógicamente a cada una de sus propias r II poco por la voluntad torcida de sus criatun .
para ser signo de salvación para toda la oikoumene?
concepcion eclesiológicas. La r puesta tiene que ser negativa. n Cristo - señor de la Iglesia y rey de ]a cr a
uestro análisi de los modelos de unidad se des- i n- , cualquier desorden ha vuelto a encontra 1
La manifestación de la unidad -que no es un dinamismo interno que desde la creación s1empr
arrolla en do momentos: aditamento artificial a la unidad misma, sino su ló- • i tió.
a) Conv:i ciones previa sobre la unidad. gico reflejo- sufre de tal manera que en ella ~ n la
manifestación de la unidad- resjde en realidad toda uLa unidad cósmica en Dios -en palabras de Mwc
b) Algunas propuestas concretas de unidad. la complejidad deJ problema ecuménico . Quizá ~urian- desconcierta y sumerge nuestras mezqwnw,
ahora se entiende mejor por qué el ecurnenismo no dISputas Y nos obliga a relativizar considerablemenl •
a)Convicciones previas puede tratar de crear la unidad. Ella es la obra de 1 división de los cristianos» 24 •
sobre la unidad ios. Por tanto, todos los intentos, modelos y suge-
xisten varias onvicciones de fondo amplia- rencias que desde las Iglesias y desde la teología
M. burlan, Li1. unidad visible de los cristianos y la cradici6n.
mente compartidas por casi todas las Igl sias cris- surgen no pueden tener la pr tensión de «hacer» la I' 11ln ula, Barcelona 1965, 10.

24 PARA COMPRENDER EL ECUMElvl MO


partida de esta r - 1 ,1 1 11111 , si ésta no existiese, sino que deben Por ello, en la unidad divina encuentran u rafz,
1 ubrirla en profundidad para hallar las no sólo la unidad de la Iglesia, sino también la uni-
1 1 11111 m no inadecuadas que puedan tradu- dad de 1a humanidad y la unidad del mismo cos-
,,, li 1 1,1111 1111 nt la wtidad dada de una vez por mos. Ninguna barrera -tampoco ninguna barrera
.. • .

j I IS L , eclesiástica- es capaz de comprometer aquel desig-
nio divino, aquella voluntad expresa de unidad que

... . .
•• . existe en el querer de Dio y que e ha manifestado
.• 1 en Cristo.
.
• • .
Esta unidad -invisible pero real- es una unidad
. ••
•••
. .'•


inclu iva. La Iglesia, que misterio de salvación, pe-
ro comunidad visible encarnada en la historicidad,

. ..
.

• 1 • no puede sentir nada ajeno a ella misma. Por eso la


. Iglesia como germen del reino, cu o Señor es el Se-
• .
la misma Iglesia le resulta muy dificil expre-
. .• .. ••
.... •
.
• •• , , 1,. 1 todos los aspectos, en la realidad misma de
d • In plenitud de la catolicidad. .. • (UR 4).
fior de todos, es una comunidad abierta y reconoce
qu quienes incluso se hallan fuera de etl.a misma vi-

.' . ...•• . .. .
.
• siblemente, mantienen tanto vínculos y guardan tan
• profunda relación con el Señor, que su designio d
.
/ , unidad invisible salvación eterna está asegurado para tod s.
. .
,¡u -,a poseen. los cristianos
• Esta es la primera convi ción ecum nica ant eJ
• •• •
1
111 111 • •
m n gable que existe una unidad profunda,
i. destructible, no solam nte entre los cris-
problema de las divisiones eclesiales. Existe una uni-
dad profunda, invisible en Dios, que nuestras divi-
• w I l · 1 s diferentes Iglesias, sino entre todos lo siones confesionales no pueden destruir. Ahí reside
humanos y en la creación misma. la razón la fu.erza de toda esperanza ecuménica.
• • 1 t I i de Jesús, revelado como u.no y trino,
• . '• , , rnis t rio nos obrepasa, no es un Dios inmóvil
111 111 , _ un Dios de vida. El es Dios cuya unidad
• lA unidad visible

.. • . .
• • •' " 1 dad, sino unidad de personas divinas, eo La unidad invisible -enraizada en el misterio de
•. •• 1 1 1 1a armonía, pero tan distintas como distintos
,, 1 P dn:, el Hijo y e] Espíritu Santo. Ese Dios es
la Trinidad- está ahí y nada ni nadie puede atentar
contra. ella. Pero la doctrina oficial católica afirma
• • 1 1 11 .,-. d la creación, que en la riqueza de su diver-
• • también que la unidad de la glesia, fundamentada
~
• 1I h mantenido una unidad cósmica. La uni- en esos lazos internos e indestructibles, se manifies- ./
•• d p · nda de Dios el tipo de toda unidad. ta visiblemente de un triple modo:
1 111a unkl.ad oculta, básica, pues, d de el plan
nunca perdida ¿p see su - En la profesión de una fe unánime: proclaman-
, I 1 1 r, • ción, que no se rompe por la diversidad ni
u plenitud a ramental por la voluntad torcida de sus criaturas. do un olo Señor, una sola Iglesia, un solo bautis- (
. ara toda la oikoumene? m , una ola fe, un solo Espúitu ( f 4, 4) . e na ·-
negativa. ri to - señor de la Iglesia y rey de la crea- da de la revelación bíblica, cuyo contenido es man-
" 111 , ualquier desord n ha vuelto a encontrar el tenido y custodiado en la Iglesia por un ministerio
111 d · 1 unidad -que no es un 11 11 111 ris interno que d de la creación si mpre cuyo servicio de interpretación ayuda y conforta la
1 1 1 l I unidad misma, sino u 16- 1lc'l , fe de todos lo cri tiano .
1, 1 d manera que en ella -en la
a n unidad cósmica en Dios -en palabras de Max - En una unida-ti litúrgica y sacramental: toman-
11 11ü l.,d- ide en realidad toda
desconcierta y sumerge nuestras m ezquinas
1 ll urian- do todos de un solo pan, n el sentido que habla
1 p, ohli.:ma ecuménico. Quizá
di pu t y nos obliga a relativizar coosiderabJemeote Pablo en 1 Cor JO, 17, y celebrando unos ritos a-
, ,, po . qu é el cumenismo no
1, Jlvisióo de los cristianos» 24 • cramentales dentro de un amplio espíritu de liber-
1 uniJ d. Ella es la obra de
leI int to , modelos y suge- tad.
11,1 ,¡ y desde la teolog{a • M 'lhurian . Lar.mi.dad visible de los cristianos y la tradición. - En una unidad de vida comunitaria: qu e, naci-
pr ten ión de «hacer» la ,,111111 ,, nrcelona 1965, 10. da del mismo píritu, hace que en l pu - l d

PARA COMPRENDER EL E.CUM ENI M 2


aquellos pastores que están a su servicio sible futuro. La wridad de la Iglesfa es algo visible y , 1111 • , por una parte, la comunión existent
nos, presbíteros y obispos, al frente de los actual ... Se da aill donde se da la Iglesia con toda su 1111 1, Iglesias orientales y, por otra, r pecto a 1
tá el que preside la glesia de Roma) exis- catolicidad, con todos los elementos y caracterlsticas 1 h 1, • id ente y afirmando las «discrepancias n-
tr chos lazos de unión que reflejan las imáge- constitutivos: en la esencia, en la estructura y en la 1 drs» respecto a la interpretación de la verdad
íbli de un solo cuerpo y muchos miembros constitución, en la fe y en la doctrina, en la liturgia y , 11 la, e enumera una erie de «lazos» muy fu " -
r 12, 12), del cuerpo d Cristo (1 Cor 12, 27), los sacramentos, en el ministerio, los cargos y los ca- , d · unión como son la <(confesión de Cri to» n.
h I sp a de Cristo (2 Cor 11, 2; Ef 5, 23), de un .
nsmas ... » u • 1 , 1 estudio de la Escritura (n. 21), la «\ida
u ln 1 ·b - y un solo pastor (Jn 10, 16). 1 1111 ntal» (n. 22) y la «vida en Cristo» (n. 23).
En la Iglesia se da la tensión dialéctica que se da
l•-. t. trina católica de la unidad de la Iglesia siempre en las realidades humanas. La Iglesia es
11111 "i ln qu ella tuvo, desde el principio, conden-
al la pena r altar algunas expresiones d 1
una con la unidad que le ha sido dada, pero a la vez 1111idad visible reconocidas por todas las comunid
e 1 1 ll' reunirse en tomo a la enseñanza de la pala-
debe realizar y manifestar esa unidad de manera d ., ri tianas.
ltr , d · al ión, en fidelidad a los signos que vin- cada vez más pl na; de lo contrario no tendría sen-
1rl 11 1 11 , r rnalmente (bautismo, eucaristía y lo tido que Cristo, · l ñor, hubiese hecho de la uni- 1. Muchos autores ponen, en primer lugar, la
1 a m ntos, junto a la oración común), y en ,,, , ptación de la Biblia como palabra inspirada d
dad de sus discípulos objeto d su oración. Este he-
umw-11, n o n aquellos, a través de la sucesión cho lo entendió bien la Iglesia antigua que, en su , ,,,, ·, aunque den significados diferentes al términ
,po t 1li u, u fueron los apóstoles. El texto bíbli.- liturgia, siendo consciente de la unidad recibida, re- 111. piración». Esta aceptación de la Biblia om
' 1 I• 11 h 2, 42: «... se mostraban asiduos a la ense- p d· bra divina y como palabra humana- es una for-
cogía también la oración por la unidad.
1\ 111 1 1 d · 1 póstoles, fieles a la comunión frater- 11w d unidad visible y un signo de que el Espíritu
11 1, ,1 l.1 f u ión del pan y a la oración», está en la La unidad es don, pero constituye a la vez tarea
· , nt mantiene a la Iglesia en la «unidad encial•
r 0 1 tlt 1 • principio de unidad que la t logía y responsabilidad. ada histórico hay que sea pura
11 ·diante el canon de las Escrituras. El mismo
h esarrollado posteriorm nte. Ella es y impl mente la mera realización de 1 existente
plr itu hace aceptar esa palabra, no como algo
eña Ja uena · oticia (comunión en históricamente. La Iglesia católica no podría, por
f 1 , ino como vida de ]a glesia, que en u d v
lica), es una porque comparte los mis- tanto, contentars con afirmar y proclamar que la
unidad le ha sido dada. La unidad visible en su ple-
lii-.t rico va cr ando una tradición que llega a s
11m si n unidad (comunión en el culto y en la , 11n t xto o el marco donde esa palabra resuena
Ir ion d I pan), es una porque se reúne en tor- nitud e la tarea y la preocupación de la Iglesia ca-
111 > palabra de Dios. La tradición - según Max Thu
m 1 1 s p tor (servidores), vive la «koinonía» y tólica, de la misma manera que de todas aquellas
1 1 n- tuvo momento privilegiados que hoy en l
111. uli n la comunión con l s apóstoles (comuni- Iglesias que se hallan en .la dinámica d l movimien-
1,1 1 anómalo de las divi ione cristianas son punto
·a
n J común, gobernada por el servicio de to ecuméni o.
1 r ferencfa para todos. La Iglesia de los padr ·
l caridad). La unidad visible no está -entre las Igle ias cris- • m omento privilegiado.
entar la unidad de la Iglesia en u invisibili- tianas- totalmente destruida. Existen signos visibles
dad no es el camino bíblico más correcto. La Iglesia de unidad que refuerzan doblement la tarea ecu- 2. El bautismo es un signo mayor de la unid d
es el misterio de salvación en la historia, y de la ménica. Incluso ]a Iglesia católica qu , junto con si ble de las Iglesias. El reconocimiento de 1a vali-
misma manera que el Verbo «se hizo carne y habitó las Igl ias ortodoxas, mantiene una doctrina ecle- 1 ,. del bautismo impartido en otras Iglesias c · i -
siológica menos flexible que las Iglesias reformadas 11 1s s conciencia viva y explicita de que los cristi -
entr nosotros» como uno de tantos, así la Iglesia
respecto a la unidad y unicidad, ha reconocido que 111 ,s han participado en la muerte y resurrección d 1
- mist rio de fe- también es signo vi ible «para que
exi ten lazos visibles muy fuertes que unen ya a 1111i o Señor y, por tanto, reconocimiento de la in-
eJ mundo crea». Considerar, por tanto, las diversas 1 ur ración de los bautizados en Ja vida mi m d
confesiones cristianas -cuando han perdido la co- unas comunidad eclesiales con otras.
La constitución Lumen gentium (n. 15) admite ( , ist . ¿ e puede acaso vivir la vida de Cri t
munión unas con otras- como ramas dJver a e
1111 Iglesia sin que en ella esté Cristo presente y
igualrn nte coherentes de un arbol invisible, o afir- te hecho ha enumerado como vínculo de unión
m que «nunca se ha dado históricamente la uni- fraterna entre todas la Iglesia 1 mismo bautismo, 11 por eJ Espíritu, creando precisamente a i i-
d d d la IgJ ia», o que d la unidad sólo se puede la p sesión de las mismas Escrituras y, en algunas 1 lidad bautismal que es garantía de unidad pro-
lr11 1da?
h bJ r n !a ción con la Iglesia invisible, o en de ellas, el episcopado, Ja celebración de la eucaris-
cuanto acont cimiento escatológico, resulta, cuan- tía y la manifiesta y sincera piedad hacia la Madre unidad visible del bautismo, que es unidad
do meno , d n certante. de Dios. Y en el decreto Unitatis redintegratio, se re- 111 ial y signo de unidad de todos en Cristo, empuja
Con H inrich ·es cabe decir que: 1 l., . ucaristia como sacramento de la plenitud. P -

1n I a ctual estado de las divisiones no permlt


•la unidad de la lgl i , como la Iglesia misma, no se i:, H. Fries, El didlogo con los cristianos protestantes en el pasa- re que esa unidad inicial y \isibl se desarro-
puede asentar ni n su invi ibilidad ni en el imprevi- do y en el p re.sente. Marfil, Alcoy 1969. 66-67. 1/1 ·n u plenitud .
26 PARA COMPRENDER EL B UM NI MO
1 Igl fa es algo visible y 1111 > , por una parte, la comunión existente ya 3. Existen, además, otro signos visibles que
da la Iglesia con toda su • 1111 la Iglesias orientales y, por otra, respecto a las están llamando a una unidad más plenamente ma-
lem entos y características le · "dente y afirmando las «discrepancias esen- nife tada. La plegaria común, la confesión del s{m-
1 11 i , n la estructura y en la ' , ti -» r pecto a la interpretación de la verdad re- bolo de los apó toles y de Nicea-Constantinopla, así
, n I doctrina, en la liturgia y . ·11<l , e enumera una serie de «lazos» muy fuer- como la estructura episcopal -compartida por cató-
11 l 1111 11 i ·Lerio, los cargos y los ca- ,. l unión como son la «confesión de Cristo» (n. licos, ortodoxos, anglicanos y vétero-católicos- son
'O). l estudio de la Escritura (n. 21), la «vida a- expresiones teológicas de una unidad visible que ya

. . .. • .. ' 1 un ntal » (n. 22) y la «vida en Cristo>, (n. 23). exist , pero que, a ]a vez, pide y exige plenitud.

. ... •
ó

. ale la pena resaltar algunas expresiones de la 4. Algunos autore señalan también como sig-
.
• d visible reconocidas por todas las comunida- nos visibles de unidad ciertos organismo de distin-
ristianas. to orden a los ya enumerados, pero que demuestran


• •
• ..• . •-
.
1. Mucho autores ponen, en primer lugar, la
,, ,·ptación de la Biblia como palabra inspira.da de
el deseo decidido de trabajar por la manifestación
de la unidad dada en risto. Y se señalan entre
otros:

.. . • ..
I Jw , aunque den significados diferentes al término
• t 11 piración». Esta aceptación de la Biblia -como - EJ Consejo Ecuménico de las Igl ía .
J .ilabra divina y como palabra humana- es una for- - El Seer tariado Romano para la Unidad d las
""' de unidad visible y un signo de que el Espíritu Iglesias, o Consejo Pontificio para la Pr m i n d
• mto mantiene a la Iglesia en la «unidad e encial» la Unidad.
• • • 111 'diante el canon de las Escrituras. El mi mo Es-
•• • • p 1ri lu hace aceptar esa palabra, no como algo está-
- Las Comunione Cristian Mundi 1

,,
• ,
1
1 •

....
• ••
-
••

1i , sino como vida de la Iglesia, que en u devenir
1111,t rico va creando una tradición que llega a ser el
, nnl xto o el marco donde esa palabra resuena co-
tian World Communions), términ
sustituir desde J 979 al clásico d
sionales Mundiale (World Con:fi

....• • ..
• • 111 , palabra de Dio . La tradición - según Ma:x. Thu-
que incluyen:
• . • Comunión Anglicana.
1 t n- tuvo momentos privilegiados que hoy en el
.
1 ,c.J anómalo de las divisiones cristianas son punto • Alianza Bautista Mundial.
,I fer ncia para todos. La Iglesia de los padres es
momento privilegiado. • Federación Luterana Mundial.
• , • Conferencia Metodista Mundial.
2. El bautismo es un signo mayor de )a unidad

.. •
•• • ' .

• '. .
1

.
• 1 1 ible de las Iglesias. El reconocimiento de la vali-
11 1 del bautismo impartido en otras Iglesias cristia-
11 1o; s conciencia viva y explfcita de que los cristia-
• Alianza Mundial de Igle ias Reformadas.
• Comité Mundial de los Hermanos (Cudque-
ros).
)

11 11 han participado en la muerte y resurrección del


•• •
• 1 •
11 11i Señor y, por tanto, r ono imiento de la in-
• Consejo Ecuménico Consultivo de los Discip -
• los de Cristo.
• 1 .
. .. 1 11 p ración de los bautizados en la vida misma de

1 , i l . ¿Se puede acaso vivir la vida de Cristo en • Conferencia Mennonita Mundial.

1 •
• •
.• .


1
111, 1 Iglesia sin que en ella esté Cristo presente yac-
11 < por el Espúitu, creando precisamente esa visi-
1 11ld d bautismal que es garantía de unidad pro-
• Conferencia Internacional de los Obispos Vé-
tero-Católicos.
• Conferencia Mundial Pentecostal.
• • .. l111 1d ?

1111 i
T. unidad visible del bautismo, que es unidad
1 signo de unidad de todos en Cristo, empuja
- Las Iglesias Unidas (United Churches) 26 •
Estos signos de unidad visible enunciados hasta
• 11 •ucaristfa como sacramento de la plenitud. Pe-
•t 1 1 a ctual estado de las divisiones no permite 16 Para una visión general de las • familias confes ionales•,

,r 111111 prorestantes en el pasa- 11 111 pr que esa unidad inicial y visible se desarro- véase A. Van der Bent, Handbook Member Churches. WC . World
' ,. , t, 67. 11, 1·n u plenitud. Council of Churches, Ginebra 1982, principalment 11 -29.

PARA COMPRENDER EL CU I NI MO 27
ahora pueden parecer a algunos demasiado preca- glesia (que aparecerá más plenamente una en el 11 nuJ, supone su aceptación y conse uent -
rio y de cualquier manera todavfa muy provisiona- tu.ro) o, por el contrario, en privilegiar la actual 11 1111 l nriquecimiento mutuo. En la base de e L
l s. P seen, sin embargo, una innegable carga de diver idad de Iglesias haciendo que la diversidad 11 11 i n subyace la idea de que cada Iglesia «r -
igni.fica tividad. irreconciliada del presente se transforme en comu- 11 , 111 11la» ignifica, má que una división del u -
nión básica en el futuro. 11, le ri L , una manifestación de la volun lad d ,
b) Algunas propuestas concretas 1 1 11 llld a la palabra de Dios.
de tmidaa El análi is se inicia por aquellas aproximaciones
que se desprenden de las Iglesias mismas, para des- , n las Iglesias hay un reflejo del designi d
t apartado se tienen en cuenta, además de pués analizar algunas que son resultado de diálogos 111, 1 , i éste se asegura por ]a fidelidad a la r v 1
ol una oncepdones doctrinales sobre la unidad, , 111 J r lica expresada según los grandes refi rm
teológicos, o on propuestas de teólogos peciali -
·i rta p opuestas prácticas para llegar a manifes- tas en cuestiones ecuménicas.
, I, 11 • • tratará por tanto de asegurar que la div r-
1ar vi ibl mente Ja unidad que ya se tien y cómo 1,, /, decir, las diferentes Iglesias reform d ,
l nd un paso adelante- se podría manifestar ca- t tllt·n la reconcüiación a través de] diálogo y <l 1
<l v z m plenamente Ja unidad querida por Cri - • El rrwdelo de algunas Iglesias , e 1 ·amiento e piritual. Quizá esto expliqu u
·t históricas del protestantismo 11111 mismo eJ único ctiálogo interconf ion al U
11lu f liz término sea la Concordia de Leu nb ...,
pr bl ma que se plantea siempre cuando e Es conocida la complejidad del fenómeno ,,pro- 1 >7 - 1972), precisamente entre Iglesias r rm -
t d pr poner modelos de unidad consiste en sa- testantei>, término que designa las diversas reformas d, Luterana 27 •
b r qu ba e doctrinal común debe ser aceptada o surgidas dentro de ]a Iglesia de occidente, durante
r . ono ida por las diferentes Iglesias para poder el siglo , como «protesta » contra los pretendi- J., búsqueda de unidad que define este m d l
hablar de una «comunión en la f ». Pero no se trata ¡ 11 npu o por las Iglesias históricas del prot tan! i
dos o reale abusos de tipo doctrinal y de costum-
aquí de ha r un li tado de verdades, porque la br que e dan en Roma, entro de la glesia cató- 11111, n especial por las Iglesias reunidas n l h:
exig ncias do trinales varían también egún los h 1.1 ión Luterana Mundial, ti.ene esencialm nt · la
lica.
modelo de unidad. Por ello, al analizar cada pro- , r nfesionales. in la reconciliación de Jas lgl sins
puesta concreta e d prenderá lógicamente el mí- El luteranismo - fenómeno originalmente ale- , 11 , presupu tos doctrinales, cualquier pr L1
nimo doctrinal exigido para hablar con coherencia mán y escandinavo- y el calvinismo -proveniente , 1, unidad cristiana está condenado al fracaso.
de un posible entendimiento respecto a la unidad de las ,,reformas» llevadas a cabo en Suiza, Francia, En un docum nto del diálogo bilateral entr 111-
de la glesia de Cristo. Holanda y · cocia- además d 1 anglicani mo que 1 ,in s y católicos se define de este modo la id ,
constituye un 6 nómeno totalmente original- han diversidad reconciliada»:
Es fácil imaginar que las propue tas de realiza- llegado a formar grandes familias confesionales que
ción práctica de la unidad, asf como las exigencias •Este modelo ... parte del hecho de que la 'her n i 1
hoy se ienten herederas de la más pura tradición
doctrinales, sean harto diferentes. onviene, por nfesional en us diferentes formas... es legítima'
de los refonnadore del siglo XVI.
ello, disponer de una clave hermenéutica que per- ertenece a 1a riqueza de toda la Igl ia'. Si en 'el n ¡
mita leer y simplificar la complejidad de las pro- Estas familias confesionales -en mayor medida uentro con la herencia de los otros', las tradicion s
puestas. Esa clave consiste en tener presente que en que las de las tradiciones bautista, metodista, pen- 1 confesiones existentes 'pierden su carácter exclu i
el fondo de todos los pro ectos unionistas existe tecostal, etc.- han dado tal énfasis al cuerpo de doc- voy separador', nace entonces la visión de una uní
una doble alternativa: trinas formuladas por Lutero, Melanchton, Calvino, d caracterizada como diversidad reconciliada (n.
M. Bucero, U. Zwinglio, John Knox, etc., y conteni- 2). La idea de una 'unidad en Ja diversidad rec n i-
- o bien se trata d que las Iglesias actualment das en las famosas Confesiones de fe, que cualquier 11 da' quiere expresar el hecho de que las expr i n
existentes atraviesen un proceso, con diversas eta- proyecto de unidad cristiana debe á preservar la nfesionales de la fe cristiana tienen, en su div i
pas, para conseguir una fusión en la que las actuales propia identidad confesional. d d, un valor permanente, i 'son referidas de mane
divergencias estructurales habrían desaparecido; njunta al centro del mensaje de salvación y d I f
En la tensión que necesariamente se crea cuan- cristiana', y si 'se purifican. e transforman y s
- o bien se trata de 11 gar a una comuni6n de do una Iglesia cristiana incide en la dinámica ecu-
las Igle ·as actualmente existente , sin que ello im- nu van' en el proc o del encuentro ecuménico y d 1
ménica: apertura a las otras fidelidad a la propia diálogo teológico, entonces 'estas diversidades pi r-
plique desaparici n de sus actuales estructuras, ni identidad, la mayoría de ]as Iglesias históricas del
siquiera necesariamente de sus divergencias en ma- protestantismo han hallado en el concepto de diver-
terias doctrinales, siempre qu no afecten al conte- sidad reconciliada la fórmula ideal para expresar su
nido básico de la revelación apostóHca. cornpromi o ecuménico. Existe la convicción de " ·¡ t to de la Concordia de Leuenberg (1970-1972): P ¡.
""" lbériennes, n. 21 (1973) 182-189. Para un comentad
La cuestión, en último término, consiste en pri- que la unidad querida por Cristo, lejos de implicar , ,111 , te acuerdo, véase A. Birmelé, le salut en Jtsus-Chrlsr
vilegiar 1a fusión de toda J Igl ias en una soJa la destrucción o superación de la propia identidad /,1t11 I dialogues oecuméniques. Cerf, París 1986, 397-422.

28 PARA COMPRENDER EL ECUMENJ AJO


· más plenamente una en el n , supone su aceptación y consecuente- den su carácter separador y son reconciliadas mutua-
ntrario, en privilegiar la actual .¡ ·nriquecimiento mutuo. En la base de esta mente ... en una comunión comprometida, guardando
haciendo que la diversidad , 1 11 1t i n subyace la idea de que cada Iglesia «re- en su propio eno las propias formaciones confesio-
l 1 , 1, 1 I ·1 pr ente se transforme en comu- 1, ,, 111,1 1 » ignifica, más que una división del cuer- nales'.
11 l I fu rnro.
1'" dl· ri to, una manifestadón de la voluntad de
Unidad en la 'diversidad reconciliada' no ignifica,
1 d, 1t l 1cJ a la palabra de Dios.
, 11 1 • ini ia por aquellas apr ximaciones pu , 'una simple coexistencia'. Se trata de una comu-
1 n las Iglesias hay un reflejo del designio de nión real, de la que forman parte, en tanto que ele-
1 p1 11c.l n de las Iglesias misma , para des- 11 e1· , si éste se asegura por la fidelidad a la revela-
1 1 ¡,, ,1 ti unas que son resultado de diálogos mentos constituyentes, el reconocimiento del bautis-
' 111 bíblica expresada según los grandes reforma- mo, el restablecimiento de la comunión eucarística, el
, , 011 propuestas de teólogos especialis-
!, 11 tratará por tanto de asegurar que la diver- reconocimiento mutuo de los ministerios eclesiásti-
, uménicas. ,d,ul. decir, las diferente Igl ias reformadas, cos y el compromiso en el testimonio y el servicio (n.
li ll ·n la reconciliación a través del diálogo y del 33)» 21 •
/ , 1, ,,J,,/, d algunas Iglesias miento espiritual. Quizá esto explique qu
u , rr , , d I protestantismo mismo el único diálogo interconfesional lle-
11 lu feliz término sea la Concordia de Leuenberg • El modelo de la Iglesia católica
, , ,, 11 1<.Ja la complejidad del fenómeno «pro- - 1972), precisamente entre Iglesias reforma-
¡ , 11, tT)tn que designa las diversas reformas luteranas 27 • e han expuesto n páginas anteriores lo prin-
1 d1 1111 d la Iglesia de occidente, durante cipios de la doctrina católica sobr la unidad d la
1. búsqueda de unidad que define este modelo
1, mo «protesta» contra los pret ndi- Iglesia. En un notable artículo para la obra Myste-
p1 opu to por las Iglesias históricas del protestantis-
, , ,I • a u s de tipo doclrinal y de costum- rium salutis 29 recordaba el padre Cangar las claves
1110, y en especial por las Iglesias reunidas n la Fe-
1 d. n n Roma, centro de la Igl ia cató- católicas de la urudad: comunión en la fe apo t li-
' "' 1, 1,1 ·ión Luterana MundiaJ, tiene esencialmente ba- ca, comunión en el culto y en la fracción del pan, y
, nnfesionales. in la reconciliación de las Iglesias
comunión en la vida común gobernada por el servi-
, ti I presupu tos doctrinales, cualquier pro ecto cio episcopal.
, I unidad cristiana está condenado al fracaso.
I· ll un documento del diálogo bilateral entre !u- La traducción práctica de esta doctrina católica
n s y católicos se define de este modo la idea ha tenido a lo largo de la historia diferentes expre-
diversidad reconciliada»: siones. Una formulación que gozó de gran atractivo
•Este modelo ... parte del hecho de que la 'herencia
es la que se expresa en el concepto de retomo, vi-
gente casi hasta la celebración del Concilio Vatica-
r nfesional en sus diferentes formas ... es legítima' y
J rtenece a 1a riqueza de toda la Iglesia'. Si en 'e] en-
no II. La idea de retorno, como se sabe, no es exclu-
tU ntro con la herencia de los otros', las tradiciones y
siva de la Iglesia de Roma . Desde las comunidades
1 1.1 11 mili confesionales -en mayor m dida de la ortodoxia también se han escuchado voces in-
I , ti • 1 tradiciones bautista, metodista, pen- 1 confesiones existentes 'pierden su carácter exclusi-
111 vitando a volver a la verdadera Iglesia ortodoxa. Un /
1, , , 1 1, •t .- han dado tal énfasis al cuerpo de doc- separador', nace entonces la visión de una uru-
dud caracterizada como diversidad reconciliada (n.
autor como Yves Emery ha observado aspecto po-
11 11.1 lrn n uJ das por Lutero, Melanchton, Calvin~, sitivos en Ja llamada a1 retorno. uando una Tgl i
1 lhH •1 , • Zwinglio, John Knox, etc., conte~- 1 ). La idea de una 'unidad en la diversidad reconci-
li ida' quiere expr ar e] hecho de que las expresiones expone esta idea honestamente, es porqu tim
1, 11 l.1 f m as Confesiones de fe, que cualqwer en conciencia haber recibido el don de hallar n
L onfesionales de la fe cristiana tienen, en u diversi-
1,,,, • t d unidad cristiana deberá preservar la la verdad, más allá de los propios mérito , y u 1
1•11 ,p1., id ntidad confesional. d 1d, un valor permanente, si 'son referidas de manera
constituye en la verdadera comunidad d Cristo.
1 njunta al centre;> del mensaje de al ación y de la fe
1 11 lu t nsión que necesariamente se crea cuan- l d Liana', y si ' purifican, se transforman y e re- Es fácil entender, sin embargo, que el tema del
.t,, 1111,1 ia ristiana incide en la dinámica ecu- 11u van' en I proceso del ncuentro ecuménico y del retorno ea hoy considerado como in uficiente.
111 11H ., . ap rtura a las otras fide_lidad.. a la_ propia ti J go teológico, entonces 'estas div rsidades pier- desde luego no goza de buena prensa en ambientes
1il 11tiJ ,d, l mayoría de las gles1as hi tóncas_ del
l" it I t • tl ro han hallado e~ el concepto de diver-
ula J, , 011 iliada la rmula ideal para expresar su ' r,1 t to de la Concordia de Leuenberg (J 970-1972): Posi- u Face tl l'Unilé (Commission lrnernationak Carholique-Lu-
11111p1 rni cuméni o. Exi_ste la _convi~ción_ de 1" " luth riennes, n. 21 (1973) 182-189. Para un comentario thirienne. Textes offi.ciels, 1972-1985). Cerf, Parí 1986, 311-312.
qtu l. unid d u rida por nsto, leJOS _de_ unp~car 11111, e- t acuerdo, véase A. Birmelé, Le. salu.t en Jésu.s-Christ 19 Y. Coagar, Propiedad.es esenciales de la Iglesia, en Mysterium
1 , h dialogues oecun1éniqu.es. Cerf, París 1986, 397-422. Salu.tis, vol. N, t. l. Cristiandad, Madrid 1969, 371-605.
l., d • 1ru i n o superación de la propia identidad
PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 29
uménicos. E1 retorno había llegado a identificar- Po, ello no se puede pretender la cr~ción de ~a ndonar la fidelidad a las propias convi i -
en algunos casos, con la «conversión» pura y lla- Iglesia que fuese la que Cristo deseó. S1 hoy no e_x.i~- fe? Estamos en el umbral de la cuestión d 1
o '. Invitar a la otras Igle ias a r tornar a R?ma, te la glesia que él fundó, se~ente nunca eXJSti- d unidad de Ja Iglesia católica.
p r ejemplo, era pedirles su con~ersión, es decir, su rá. Este principio teológico es VJgente en teología
r nuncia al propio pasado eclesial, a sus estru~- católica. nos teólogos han sugerido -dentro de p -
J s, su liturgia, a sus expresiones de fe, a su . p1- ,, 1 1i escatológicas- una nueva formuJación d
1 ilu lidad. Por eso en lo ambi tes anglo-católico La consecuencia de ambos elementos unidos: el /
1 1 aciones entre « glesia» y «reinado de Di "·
u •I i 1 XIX, cuando tan fuert era el atractivo de sistema tridentino, el principio teológic? válido, 1 . r •f; rencia al reino - razón del ser y de la misi n
!v a orna, desde muchas inst.ancias se pedía la dieron como r ultado -o al meno contribuyeron 1 l1 l. glesia- le hace sentir la necesidad de re{or-
uni n orporativa, no Ja absorción», cosa qu~ vol- de manera decisiva- al fortalecimiento de la catego- 111tLt. - manteniendo en sí todo aquello qu ri t
v •r • r p t • durante las famosas Conversac'7'nes ría de retorno a Roma, porque lógicamente, des~e 11 1ío- reconocer que muchos medio refer nt
d Malinas (192 -1926) entre anglicanos y católicos. aquellas premisas, la Iglesia de risto es la Igles1a l I sn lvación, muchos «elementos de Iglesia» n
! r tom ignificaba, en definitiv~. disolución para romana. , 11l·nlran también fuera de su recinto, precisam ni •
l lg] i eparadas de Roma. La teología del Concilio Vaticano II !,:ta afectado, 11 J e ias y comunidades ecl siales con las qu o,
sin embargo, profundamente esta cue tión. Por un~ 111, n iene comunión perfecta.
t dgida oncepción del retorno es resultado
d la int rp ici n de dos elementos: por un~ parte, parte, el Concilio ha significado _el ab:311dono del t~- ro una tal perspectiva supone niveles d tt
la fu rza d l tridentinismo, y por otra, Ja validez d dentinismo que nunca debería identificarse - egun 1111ini n», lazos de eclesialidad que pueden lr ·-
un principio t ológico verdadero, pero traducid? Cangar- c~n un rechazo del concilio de ~rento. El 1 li, e más y crecer continuamente. A partir d 1 ,
por una teología oficial poco matizad~ra. P r tn- sistema tridentino no es oto, es más bien un r~- 11 ano II, se ha profundizado en la realidad t ol i-
dentinismo, o «sistema tridentino», ent:J.ende el pa- ultado espurio de aquel gran concilio de la Ig_les1a 1 , d las otras Iglesi . En efecto, los padr d ·l.
dre Congar qu fue eJ de Trente. Pero uno d los « beneñc10s Y nrt ilio habían hallado una fórmula que r ndí
gracia que 1 Concilio Vaticano II ha representa~o 111 Licia a la eclesialidad de las diferentes comunid. -
ttel sistema que engloba absolutamente todo: teología, para la Iglesia e incluso para el ~undo ... ~a co?s~s~ 1I cristianas, sin renunciar, por otra part , 1
ética, comportamiento cristiano, práctica r~giosa, li- tido principalmente en su salida del tndentmts- , , 11vicción profunda de que la Iglesia de ri to
turgia, organización, centralismo romano, mterven- mo" J 1, y en la apertura de un n':1~vo ~pítulo de su 1u11 ha dejado de existir en ella misma. La nu va
ción constante de las congregaciones romanas en la historia qu conecta con la tracli~1ón Vlya de la Es- u mula, el subsistit in (UR 4 d), viene a reempla ·
vida de la Iglesia, etc .... ». critura, de los padres y de los meJores siglos del ca- 11¡u ·lla identificación total y exclusivista. qu impli-
tolicismo. ' 1I a el término est, y que invalidaba cualqui · •n
Y citando al sociólogo Jean-Marie Donegani, re- El principio de la existencia de la Igle~ia de Cris- 1i 11dimiento posible con los otros, a menos qu r
cuerda que la empresa de la contrarreforma fue to y de su permanencia a través de los ?1glos man- 1111 n en pura y llanamente a su regazo.
•esencialmente el intento de encuadramiento de los tiene su validez: la eclesiologfa del Vaticano Il no ue la Igl ia de Cristo subsista en la Iglesia
fieles basado en un esfuerzo de clarificación doctrina] hace sino confirmar esta doctrina. Pero habrá que ti li no excluye que las otras comunidades puedan
y el desarrollo de una catequesis totalitaria que ~ivi- tener en cuenta que la aportación de las categorías 111,111L ner verdaderos lazos -aunque imperfecto
dia al mundo entre racional o impensable, presento o de historicidad y escatología han venido a ofrecer 1 , ,11 la Iglesia de Cristo. Desde ahí es posible afir-
prohibido» .!O. una interpretación más pro~nda que afecta a la 111,u la «hermandad de las Igl ias», cosa que s h -
conciencia misma de la Iglesia y, consecuentemen- 1.1 imposible desde la visión del sistema del trid n-
principio teológico válido, pr ente _en la en- te, a Jas relaciones que puede mantener con las de- lwmno. ¿Cómo pedir e] retorno -puro y simpl ,
li Mortalium animos de Pío XI, consiste en la más Iglesias cristianas. d, e ar, lar nuncia de u ser eclesial a las otra
di, rn, í n de que Cristo ha fundado una Iglesia co- ¿Por qué cabe ahora una relación !1"3te~al con 11111nidades, cuando a la vez se está confe ando qu
1114 o i d d autónoma y completa a la que ha pro- las demás Iglesias cristianas, mantemendo mta<:ta 1111stituyen «verdaderos medios de alvación» (UR
1111 1ido l 1 ,l i l nci del Espíritu Santo. Su promesa la convicción de que la Iglesia de Cristo no ha deJa- l , que «hay elementos o bienes que se encuen-
u pr In i, n pu den resultar vanas ni vacías, do de existir a lo largo de la historia?; ¿por qu , en 11 111 fu ra del recinto visible de la Igle ia católica»?
1 ·r •n , u U para lo que la IglC?5ia ~e defüútiva, s abandona la idea de retorno a Roma, (t 1 ).
j do 1• tir a lo largo d la hi tona
ht tado de cosas ha sido posible, sin duda,
1 11 m · a la profunda reflexión sobre el tema de la
11 Y. Congar, Bncretiens d'automne, o. c., 9; cf. J. M. R. Tillard, I, l ,w orno comunión. Si el aspecto de comunión
30 Y. Congar. Entreticn.s d'a.utomnc. rf, Parls 1987, 9-10. Eglise d'Egli.se.s (L'iccltsiologie de communion). Cerí, París 1987. , 1n ma sobre los aspectos jurídicos y organizati-

3Ü PARA COMPRENDER EL 5CUM 'Nl MO


Por ello no se puede pretender la cre1:1ción de ~ 11 1,.111 J nar la fidelidad a las propias conviccio- vos, quiere decir que se pueden distinguir diversos
Iglesia que fuese la que Cristo deseó. S1 hoy no ~ _- 1 1 lt I J tamos en el umbral de la cuestión del grados de comunión entre las Iglesias cristianas. La
t la Iglesia que él fundó, seguramente nunca existi- 11 1 11 • unidad de la Iglesia católica. constitución Lumen gentium del Vaticano II ha sido
rá. Este principio teológico es vigente en teologí muy explícita en este sentido (LG 15). El reconoci-
teólogos han sugerido -<ientro de pers-
1 •1111 miento de una comunión imperfecta -que es la ex-
católica. 1 catológicas- una nueva formulación de
11 1
con ecuencia de ambos elementos unidos: el 1 11 1,, i nes entre «Iglesia» y «reinado de Dios».
presión más cabal de Ja situación actual entre las
Iglesias- no impide, más bien exige, que pueda pro-
sistema tridentino, y el principio teológico válido, 1 1 11·r nda al reino -razón del ser y de la misión gresarse en UD mayor grado de comunión, y ésta es
dieron como resultado -o al menos contribuyeron , 1, l I l I ia- le hace sentir la necesidad de refor- precisamente la razón de ser del movimiento ecu-
de manera decisiva- al fortalecimiento de la catego- - manteniendo en sí todo aquello que Cristo ménico.
ría de reLomo a Roma, porque lógicamente, desd conocer que muchos medios refer ntes a
aquellas premisas, la Iglesia de risto es la Iglesia ión, muchos «elementos de Iglesia» se en- Se entiende ahora mejor por qué la Iglesia cató-
romana. a también fuera de su recinto, precisamente lica ha abandonado el sistema tridentino -en el sen-
i y comunidades eclesiales con las que no tido explicado más arriba-, ha ladeado también la
La teología del Concilio Vaticano II ?ª
afectado, n comunión perfecta. idea de retomo y ha aceptado participar - in r-
in mbargo, profundament esta cuestión. Por un~ juicio de su convicción fundamental d qu la gl -
part , el Concilio ha significa~o _el ab~dono del tn- I' r una tal persp ctiva supone niveles de «co- sía de Cristo subsiste en ella- en el diál go um ·
d ntinismo, que nunca debena identificarse -según 1111111 n», lazos de eclesialidad que pueden e tre- nico, reconociendo la realidad eclesi lógí a d
ngar- con un rechazo del concilio de ~rento. El 1, más y crecer continuamente. A partir d l Va-
11~c otras comunidades cristianas.
i t ma tridentino no es Trento, e más b1en UD re- ' 1 111 II, se ha profundizado en la realidad teológi-
ullado espurio de aquel gran concilio de la Iglesia 1 d • las otras Iglesias. En efecto, los padres del En orden a una. mayor claridad de exposición
u fue el de Trento. Pero uno de los «ben ficio Y 1 1111 ilio habían hallado una fórmula que rendía
para conocer el modelo de unidad de la Iglesia cató-
a ias que el Concilio Vaticano II ha representa~o 111 1i ia a la eclesialidad de las diferente comunida- lica -y conscientes de que el modelo del retomo no
la glesia e incluso para el ':Ilundo ... ~a co~~s- 111 ·ristianas, sin renunciar, por otra parte, a su goza de la validez de antaño--, lo condensamos en
principalmente en su salida del tndentims- 1111 i ción profunda de que la Iglesia de Cristo
las siguientes proposiciones:
m » Ji, y en la apertura de un n1;1e_vo ~p!tulo de su 111111 ha dejado de existir en ella mi ma. La nueva - El principio de uni.dad de la Iglesia es el Espí-
hi t ria que conecta con la traclic16n V1va de la Es- 1, 11 mula, el subsistit in (UR 4 d), viene a reemplazar ritu. Santo, que efectúa la unión de los fieles y la
ritura, de los padres y de los mejores siglos del ca- q11 ·lla identificación total y exclusivista que impli- enriquece con diversos dones. ~ «piedra funda-
l li ismo. , il a término est, y que invalidaba cualquier en- mental para siempre», así como «el pastor de nues-
1, 11 U.miento posible con los otros, a menos que re- tras almas», es únicamente Jesucristo (UR 2). De
El prin ipio de la existencia de la Iglesia de Cris-
11 ,, w en pwa y llanamente a su regazo. ahí que la unidad deba entenderse a partir de una
d u permanencia a través de los siglos man-
Li n u validez: ]a eclesiología del Vaticano II no base trinitaria, y no solamente cristológica.
ue la Igl ia de Cristo subsista en la Iglesia ca-
h ino confirmar esta doctrina. Pero habrá que 1, ,lt no exclu e que las otras comunidades puedan - La Iglesia no solamente es una, es también
n r en cuenta que la aportación de las categorías 111 11 L ner verdaderos lazos -aunque imperfectos- única. Ello significa en la práctica qu 1 ctiálogo
d historicidad y escatología han venido a ofrecer 1111 l Iglesia de Cristo. Desde ahí es posible afir- ecuménico es un proceso en el que l futur
un interpretación .más profunda que afecta a la 111 11 1 «hermandad de las Iglesias», osa qu se ha- pesar d las legítimas diversidad v rá un
iencia zni ma de la Igle ia y consecuentemen- 1 imposible desde la visión del si tema del triden- Iglesia. Por eso el Concilio afuma: « r m
1 relaciones que puede mantener con las de- 11111 mo. ¿Cómo pedir 1 retomo -puro y simple-, es Señor entregó todos los bien s del u v
Iglesias cristianas. 1, i , la renuncia de u ser eclesial a las otras co- mento a un solo colegio apostólico, a aber, al
¿Por qué cabe ah~ra. una relación _frate~al con 11111nidades, cuando a la vez se está conf ando que preside Pedro, para constituir un solo u rp
d má Iglesias cnstianas, manL7ruendo mta~ta , 1111 Lituyen «verdaderos medios de salvación» (UR Cristo en la tierra ... » (UR 3).
nvic ión de que la Iglesia de Cnsto no ha deJa- ), que «hay elementos o bienes que se encuen-
11 1n fuera del recinto visible de la Iglesia católica,,?
- La situación actual del cristianismo -qu
d xistir a lo largo de la historia?; ¿por qué, en anómala- no impide a la Iglesia católica re onocer
finitiva, se abandona la idea de retomo a Roma, 111 ).
la existencia de muchos elementos, o bienes (vesti-
l:.st estado de cosas ha ido posible, sin duda, gia, en la terminología tracticional), «que e encuen-
1 i a la profunda reflexión sobre el tema de la tran fuera del recinto visible de la Iglesia católica»
,. Y. ongar, Emretiens d'automne, o. c., 9; cf. J. M. R. Tillard, I, \Ía como comunión. Si el aspecto de comunión (UR 3). De ahí que «los hermanos separados ... que-
.glis d'Eglises (L'kc/Lswlogie. de commu.nion). Cerl, París 1987. prima sobre los aspectos jurídicos organizati- dan constituidos en alguna comunión, aunque no

PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO 31


BIBLIOTECA-USTA
ecta, con la Iglesia católica», y que sus Igle- D de el momento en que el CEI no constituy 1 •. n todos los tiempos, de suerte que el mini ted
munidad eclesiales sean «verdaderos me- una Iglesia, ni una uper-Iglesia, y no tiene autori• y In calidad de miembro son reconocidos por tod ,
tli, s d salvación" (UR 3). Sin embargo, ni uno ni dad jurídica alguna sobre las Iglesias miembro que 11u todos pueden, según lo exijan las circunstanci ,
«gozan de aquella unidad que C · to qui o dar lo constituyen, no puede imponer con fuerza de ley ., ruar y hablar de común acuerdo respecto a 1 la-
qu regeneró... en un cuerpo en una vida ningún modelo o proyecto de unidad. La indepen- , · a la que Dios llama a S1J pueblo» J2•
... » (UR 3). d ncia doctrinal o jurídica de sus Iglesias está ase-
gurada. Su pertenencia sólo está condicionada por E t texto no pretende aportar una defini i n
garantfa de la umdad reside en la profunda
a Ja admisión de una ba doctrinal que confie a la fe ,1,11 . toria y exhaustiva de la unidad de la lgl i .
, 11vicción de que Jesucristo «con ó al colegio d cristológica y trinitaria. n opinión de un experto,
Je , <l e eJ oficio de enseñar, regir y santificar. De
·11.1r ellos destacó a Pedro, sobre el que determinó Pero, dicho esto, debe añadirse que una de las •l ndrá una inmensa importancia para el futur d
<lJ(j a su Iglesia» (UR 2), « ... y aJ que confió to- preocupaciones fundamentales del CE! -a través de t do eJ movimiento ecuménico. Pues es Ja prim rn
l. . l ovejas para que Jas confirmara en la fe y las sus asambleas general s y de la comisión de « e y z que un documento semejante ha sido a ptad
,pa ntara en la perfecta unidad» (UR 2). Constitución»- ha versado sobre problemas que p r las Iglesias del CEI para señalar, a partir d , 11
afectan a la unidad visibl de las Igl ias y a l s po- ctual unidad todavía imperfecta, la unidad - t tal-
- Esta garantía de unidad que se atribuye al ibles modelos de unidad. que tienen que buscar juntamente" 31•
« erv:icio de Pedro» es inalienable
de la misma es- l profesor H. d'Espine, comentando este t
Lru tura sacramental de la Igl ia. La constitución Centramos nuestra atención en tres estudios del
modelo de unidad que forman como los grandes hi- lt 1 :
d la Iglesia católica exige que cualquier toma de
p ición ecuménica en vista a alcanzar la plenitud tos por los qu ha discurrido hasta hoy la reflexión «Por su misma naturaleza, tal unidad vi ibl ,
d la unidad, situada más allá de la situa ·ón actual del CEI. p o no implica una in titución eclesiástica única
d cada confesión -incluida la de la Iglesia católico- - El primero lo constituy la Declaración sobre entralizada -cosa que, en general, se rechaza rno
romana-, deba tomar n cuenta precisamente el la unidad, emanada de la Tercera Asamblea Gene- indeseable-. Dicha unidad es compatible con un ah
« ervicio de Pedro». ral, c lebrada en ueva Delhi en 1961. En ella e do de diversidad institucional y litúrgica, per n
propone un tipo d unidad que se manifiesta visi- ni 'federal', ni 'puramente espiritual'» (lbúl, 12 ).
Las cuestiones que s suscitan a partir d ta blemente en cada lugar, donde todos los cristianos
quinta proposkión on muy delicadas. ¿Qué tipo de participan de la misma eucaristía. Habrá que añadir, sin embargo, que, a p ar d
papado y qué tipo de ejercicio del papado estarán 11 p rtaciones, el texto de ueva Delhi es u p -
las Iglesias cristianas no católicas dispuestas a ad- El énfasis de la declaración de Nueva Delhi e tá 111 1• de múltiples lecturas, cosa que complica I
mitir?; ¿hasta qué nivel de autonomía episcopal puesto en la «vi. ibilidad» y en la «Iglesia local», 111, ·queda ecuménica.
estaría Roma en co.ndiciones de conceder sin me- porque precisamente en ésta es donde se vuelven vi-
La Quinta Asamblea General del CE!, cat r
noscabo del primado en 1a dirección de la Iglesia sibles y se convierten en testimonio para el mundo , , · después de la de ueva D lhi, s celebra n
que ella cree poseer? la universalidad y la catolicidad de la Iglesia de
ír bi (1975). Ahora ser coge la misma id d
Cristo. 1111 t<l d vi ible, pero reeJaborada en µna ca g Ji

• El modelo del 'Conse;o cuménico El texto que transcribimos a continuación cons- ll rn da i,comunidad conciliar de Iglesias local » .
de las Iglesias' tituye el centro d gravedad de ueva Delhi:
El texto de airobi es significativo:
«Creemos que la unidad, que es a la vez don de
El Consejo .cuménico de las Iglesias (CE ) es Dios y su voluntad para u Iglesia, se hace visible - La Iglesia es única, debe concebirse como un
hoy la más alta expresión - no la única- de la bús- cW1Ddo, en un mi mo lugar, todos los que han sido munidad conciliar de Iglesias locales que están ver-
queda ecuménica d las Igl ias cristianas. Su ra- bautizados en Jesucristo y le confiesan como Seftor y ti d ramente unidas. En esa comunidad conciliar, ca-
zón de s r radica, precisamen e, en construir espa- Salvador son conducidos por el Espíritu Santo para d Iglesia local posee, en comunión con las otras, la
cio para que sus Iglesias miembros se encuentren, formar una comwtldad plenamente entregada, confe- 1·nitud de la catolicidad; da testimorúo de la mi m
dialoguen entre sí y emprendan los paso n c a- ando la misma fe apostólica, predicando el mismo
rios para una mayor cooperación que ofrezca al evangelio, partiendo el mismo pan, uniéndo e en una
mundo un coh rente testimonio cristiano. Y para oración y vivi ndo una misma vida comunitaria, que Nouvelle-Delhi 1961. Consei/ Oecuminique des Egli.ses (Rop•
1
I 1 Troísieme Assemblie). Delachaux et iestlé, NeuchAiel
11 dr fa
que realicen -si así lo estiman oportuno- g tiones se proyecta en el testimonio el servicio de Dios; y 1 n , 11 -114.
en vistas a formular un tipo de unidad concorde a cuando, además, se encuentran en comunión con el odmer de Traz (ed.), BI Movimienlo Ecuménico. Penfn-
la revelación bíblica. conjunto de la comunidad cristiana en todos los luga- 111, IJ u clona 1966, 127.

32 PARA COMPRENDER 'EL ECUMENISMO


Desde el momento en que e1 CEI no constitu , n I do los tiempos, de uerte que el ministerio fe apostólica y, por consiguiente, reconoce que las
una Iglesia, ni una uper-Igle ia, y no tiene autori• lid d de miembro son reconocidos por todos, otras Iglesias pertenecen a la misma Iglesia de Cristo
dad jurídica alguna sobre las Iglesias miembros qu 111 trn.J pueden, según lo exijan las circunstancias, y están guiadas por el mismo Espíritu. Como lo indi-
lo constituyen, no puede imponer con fuerza de 1 1111111 hablar de común acuerdo respecto a las ta- có la asamblea de Nueva Delhi, están juntas porque
ningún modelo o proyecto de unidad. ~a indepen- 1 la que Dios llama a su pueblo» 32 • han recibido el mismo bautismo y comparten la mis-
dencia doctrinal jurídica de sus Iglesias está a • ma eucaristía; reconocen recíprocamente sus respec-
te l no pretende aportar una definición tivos miembros y ministerios. Son una sola Iglesia en
gurada. Su pertenencia sólo está condicionada po ,1,11 11 ri y exhaustiva de la unidad de la Iglesia.
la admisión de una base doctrinal que confiesa la f 1 compromiso comtin de confesar el evangelio de
111, n pinión de un experto, Cristo proclamándolo y sirviendo al mundo. Cada
cristológica y trinitaria.
lrn Wla inmensa importancia para el futuro de Iglesia tiende hacia ese objetivo manteniendo sosteni-
Pero, dicho esto, debe añadirse que una de las 111dq el
movimiento ecuménico. Pues es ]a primera das y enriquecedoras relacion con u Ig)esfa her-
preocupaciones fundamentales del CE! -a través d , 1 que
un documento semejante ha sido aceptado manas, que se manifiestan en reuniones conciliares
u asambleas generales y de la comisión de •<Fe y p111 1 Iglesias del CEI para señalar, a partir de su cuando lo requiere el cumplimiento de su vocación
on titución»- ha versado sobre problemas qu lual unidad todavía imperfecta, la unidad -total- común,, :M.
ctan a la unidad visible de las Iglesias y a los po- 1¡11c Llenen que buscar juntamente» Jl .
ibl modelos de unidad. Julio de Santa Ana, teólogo ecumenista, ha visto
I•1 profesor H. d'Espine, comentando este texto, en el texto de Nairobi varias aportaciones que me-
Centramos nuestra atención en tr estudio del 111 1 recen ser retenidas. En primer lugar, «que la uni-
modelo de unidad que forman como los grand s hi- dad surg a partir de la base», es decir, que e r
t por los que ha discurrido hasta hoy la reflexión «Por su misma naturaleza, tal unidad es visible, noce la catolicidad de cada Iglesia local gún 1
del El. p ·.r no implica una in titución eclesiástica única y enseñanza neotestamentaria; en segundo lugar, 1 -
- E] primero lo constituye la Declaración sobre t cn tralizada -<:o a que, en general, se rechaz.a como gicarnente, que el problema ecuménico no 1
la unidad, emanada de la Tercera Asamblea Gene- 111d eable-. Dicha unidad es compatible con un alto plantea en la cúpula de la Ig]esia, sino Lambi n n
r 1, lebrada en ueva Delhi en 1961. En ella se • do de diversidad institucional y litúrgica, pero no la base, porque es ahí donde se torna vi ible el
p pone un tipo de unidad que se manifiesta visi- , ni 'federal', ni 'puramente espiritual'• (lbld., 128). rácter mision.ero y militante de la Iglesia. o ha
bl mente en cada lugar, donde todos los cristianos verdadera señal de unidad si no hay unidad en la
1I brá. que añadir, sin embargo, que, a p ar de base, de )a misma manera que no hay mayor escán-
participan de la misma eucaristÍll. 11 ,1portaciones, el texto de Nueva Delhi es suscep- dalo de la desunión que a niveles de congregaciones
1 énfasis de la declaración de Nueva DeJhi está 1 1,1• de múltiples lecturas, cosa que complica la y parroquias. Por Cútimo, e1 texto apela a una verda-
pu t en la «visibilidad» y en la «Iglesia local~, 1111 ueda ecuménica. dera «comunión solidaria» entre todas ]as Iglesias
p rqu precisamente en ésta es donde se vuelven Vl- La Quinta Asamblea General del CEI, catorce que admiten la hermandad ecuménica, más allá de
ibl y se convierten en testimonio para el m~do 1 1,s después de la de ueva Delhi, se celebra en sus diferencias numéricas, de prestigio y tradición,
1 unive alidad y la catolicidad de la Iglesia de 11 bi (1975). Ahora se recoge la misma idea de geográficas y culturales ... Js. /.
ri to. 1111id d visible, pero reelaborada en una categoría En un texto de la Comisión Internacionál Católi-
•1 t xto que transcribimos a continuación cons- 11 1111 da «comunidad conciliar de Iglesias locales». co-Luterana hay una preci ión importante sobre el
t i tu 1 centro de gravedad de u va Delhi: d texto de airobi es significativo: modelo de comunidad. conciliar:
«Creemos que la unidad, que es a la vez don de «La Iglesia es única, debe concebirse como una «La 'comunidad conciliar' no implica unidad mo-
Dios y su voluntad para u Iglesia, se hace visible omunidad conciliar de Iglesias locales que están ver- nolítica. Por el contrario, hay en ella una 'pluralidad'
uando, en un mi mo lugar, todos los que han sido d deramente unidas. En esa comunidad conciliar, ca- que no solamente debe ser tolerada, sino 'activamt;nte
b utizados en Jesucristo y le confiesan como Señor Y da Iglesia local posee, en comunión con las otras, la deseada'. Durante un tiempo, no fue posible discernir
alvador son conducidos por el Espíritu Santo para plenitud de la catolicidad; da testimonio de la misma con claridad qué lugar se otorgarla, en estas diversi-
formar una comunidad plenamente entregada, conre- dades, a las diferentes tradiciones eclesiales y confe-
ando la misma fe apostólica, predicando el mismo sionales, teniendo en cuenta que el modelo de 'comu-
vangelio, partiendo el mismo pan, uniéndose en una
"Nou velle•Delhi 1961. Conseü Oecuménique des Eglise.s (RDp-
ración y vivi ndo una misma vida comwtitaria, que 1 ,,, de la Troisibm Assemblú). DdachaUlC et Niestlé, Neucbft tel
proyecta n el testimonio y el servicio de Dios; y ,.,,.., , 113- 114. J4 D. Paton (ed.). Brealcing Ba.rrier-s, Nairob i 1975. Londres

uand , ad más, e encuentran en comunión con el '' . Bodmer de Tra.z (ed.), El Movimiento Ecumén ico. Penfn• 1976. El texto citado en p . 60.
conjunto de la comunidad cristiana en todos los luga- ni , Barcelona 1966, 127. Js J. de Santa Ana, Ecumenismo y Liberación, o. c., 1 J1· 112.

PARA COMPRENDER EL HCUM NI MO

,.
nidad conciliar' parecía estar estrechamente unido al P ro to ignifi vincular las d búsqu das q11 , mu h cristianos no quedaron indiferenl
modelo de 'unión orgánica'. n cambio, de un tiempo ecuménicas por excel ocia, es decir, la unidad de la 11 1 1 h ho de la nueva Iglesia.
a ta parte, las reflexiones hao ido más lejo tanto en glesia con la unidad de la humanidad.
1 contexto de la comisión Fe y Constitución como en uella «unión orgánica» acontecía tras tr inlu
instan ia ; 1as tradiciones confesional podrán d d licadas diffciles negociaciones entre l. s
• El model_o de la. is angli~as del sur de la India, la Jgl si
m. nt er una vida id ntificable en el seno de la 'co- Jglesia de la India del ur»
munidad conciliar', a ondición d no poner en cu • lf111 d la India del ur-un cu rpo e mbinad d •
1i n lo e1emento fundamental de la 'comunidad Un modelo de unidad que ha recibido grandes 111 s iterianos y congregacionalistas- y vario dis
h tl o m todistas de aqu lla región.
dhesiones, p ro al que no han faltado críticas teo-
lógicas muy serias, es el llamado modelo de unidad u característica más obresaliente es la desapa-
;J I r er momento n ta r .e,ci n del CEI lo orgánica total. te tip de unidad invita a l Igle- ," i~11 de tres tradiciones hi óricas, anglicana, m •
t 1J11 litu I que se ha dado en llamar el diálogo sias que entran n el proc o d unificación a dejar r, l! ta y re ormada (pr biterianos y congre ¡ -
,,,,,,.,., ~'11 d u.ltu.ras, en expresión de Philip Potter, de existir como organismos autónomos indepen• 11 da tas), para formar una Igl ia que y no an-
111111• 1111 •Lario general del 37 • La unidad que
dientes a fin de crear un cuerpo eclesial totalmente 1í a, ni metodi ta, nj reformada. A partir dL•
, p i u · s una unidad ecurnénica, pero dand al
I nuev . l obispo Palmer insistió hace años en l he- 1 momento, ya no existen como tales :xi t
1 1111111 u ignificación prim ra y elemental: aqu - cho d qu «morir para vivir» no sól e predi ble lo l «Igl ja d la India d UI">I. E] mal tar o
11, q111 h r f, r ncia a «todo el mundo habitado». de los cristianos individu alm nte con iderados, si- du id en algunas familias confesional fue mani-
1 ., lo ales se miran entr sl como
1 1 si no también d las d nominaciones separadas. l1t·sLo, ~pecfalm nte. en medios anglicano qu n
la única salvación de Cristo, destinada La mejor y más con cida expresión de la «uni- fil ndieron la cu ón de las ordenacion d )¡
1111 va Igl ia.
, 1, lt I rnund . Difícihnente podrán ayudar a ex- dad orgánica tota.l» la constituyen las « Uni ted
,11 1 w,jda qu Dio qui r para 1 mundo Chur he -la Igle ias Urud s- que ho forman
1)

1 1 n iv o , sino fundamentalmente tan una notable realidad en el panorama cristiano con- Pero la constilución de la nueva Igle i t •
, nl :
i lla mi m s no expr an, en u parti- tem.porán o . La Iglesia de la India d ur (Church
lll 11 1d ultural tn.íca, los valores que compar- o( South lndia) es el caso más wtiversalmente reco- cLa Iglesia d la India del Sur eclama el d
n su pu bl . nocido de «Iglesia unida» 31 • Pero será necesario re- de ser libre en todas las cuestione espiritual
r 1 · mpl jidad d la oikoumene no radica cordar que de 1925 a 1945 e crearon 9 «Iglesias interferencias de cualquier forma de gobierno l 11.
l n J . dier idad ultural, religiosa étnica, si- unida » en cu a formación participaron al meno una Iglesia autónoma y Ubre d cualqui r control.
n lambí n en las relaciones in"ustas d domina- 57 Ig] ias d varias tradicion distintas. desde .legal u otro, ejercido por Iglesias o sociedad e 1 •r
. n y dependencia, de racismo y exi mo, de mili- 1965 han ido creando nu vas «Igl ias unidas» n a 1a misma• 40•
t rización de terror. De ahí qu hoy l CEI té en Zambia, Jamaica, Madaga car, Islas alomón,
Bélgica, Norte de la India, Pakistán Zaire. En Los problema mayores que encu ntran 1
empeñado en dos tareas decisivas respc to a ]a uni- lgl ~as unidas» atañen a la unificación de los m,
dad: promover, por una parte, la « ecepción» deJ 1977 nacía la « niting Church in Australia» con
más de dos millones de miembros. w t nos al orden o constitución de la Iglesia m · .
modelo d unidad acramental (bautismo, eucaris- 111, • La Iglesia de la India del Sur mitigó el probl •
tía y miro terio), cuya me·or expresión es el Docu- La Iglesia de la India del Sur fu · inaugurada, el 1111 lomando como base eJ famoso «cuadrilátero d
mento de Lima ( 19 2), y que bar a qu.e las Igl ias 27 de eptiembre de 1947, en la catedral de San 1 ,l h th», n el qu se ac pta el piscopado hist -
experimentasen ya la u omunidad conciliar» de la Jorge, en Madrás. Algo excepcional ocurrió aquella como estructuralment necesario. Por II d .
que habla air bi; y, p r otra, tomar una actitud mañana que fue calificado como «el ev nto más im- •J. 1principio todas las ordenaciones realizadas n
militant la defensa de los derechos hu.man.o s y portante en la historia de la Iglesia desde pentecos• , 1.1 Iglesia han sido efectuadas p r obispo co
constant mente crítica contra cualqui manifesta- tés» J 9 • Si afirmaciones d este género son producto s.
ción de injusticia tnica, ·sta, militarista, conó- de un desorbitado sentimentalismo, es indudable
Michael Hollis, especialista en el estudio de la
mica ...
1 •1 ias unidasP, ha encontrado las sigujentes -
B. Leeming. lA.5 lglMias y lo. lg/Mia (Estudio sobrt el «cum • 1 u t ·rfsticas qu concurren en el proceso de las n -
nismD). Vergara. Baiulona 1963, 29-36; St. clll, 711e Church o{ •11 i ·ones n vistas a la creación de una «Igle i
South lrnfia, en A History of the Ecumenical Movemtmt (1517• i11 J
M 1-uc d l'IJnir .. , o. c., 310, 1948), o. c.• 47 -476; M. Hollis, ~ ignifico;n~ o{ Sowh lmlia..
'' l'h Ptiffl•r, / ,{.- in ali ils {ullni!.SS. World Council of Chur- John Knox Pres , Richmond 1966; P. euner, Breve Mo.nuak
li •, t .Ju 111 1 1 111. v a,, el e ·tudio de W. Gentz, 11te World of dell' Ecumene. Qu riniana, Brescia 1986, 139-141.
l'/i1li11 1'1111 1 I•, h.ntJ hip Pre~., u rva York 1974. u M. Hollis, 'Im! ignifico.11ce of South India, o. c., 15. M Hollis, Th~ Significan~ o{ South lrulia, o. c., 76.

4 PARA OMPRli.NDER l,J. l.l JE.NI O


Pero esto ignifica vincular las dos búsquedas 11n1 hos cristianos no quedaron indiferentes - La unidad buscada no puede consistir en ]a
e uménicas por excelencia, es decir, la unidad de la 1 h ho de la nueva Iglesia. absorción por una Iglesia -que quedaría básica-
Iglesia con la unidad de la humanidad. Ua «unión orgánica1, acontecía tras treinta mente intacta- de las otras dispuestas a la tran for-
delicadas y difíciles negociaciones entre las mación.
• El modelo de la anglicanas del sur de la India, ]a Iglesia - Necesidad de un ministerio ordenado y acep-
«Iglesia de la India del ur» IJ, 1rla la Inrua del ur-un cuerpo combinado de tación del episcopado como uno de lo ministerios
I '' biterianos y congregacionalistas- y varios dis- básico de la Iglesia unida.
n modelo de wúdad que ha recibido grandes h 1111s m todistas de aquella región.
dhesiooes, pero al que no han faltado críticas _teo- - Rechazo, por una parte, de la uniformidad ri-
Su característica más sobresaliente es la desapa- tual y, por otra, del congregacionalismo absoluto.
1 gicas muy serias, ~ el llama~o m?d~lo de unidad 11 u 11 de tres tradiciones lústóricas, anglicana, me-
rgánica total Este upo de uwdad :°,Vlta_ a las I~e- La responsabilidad y libertad de las congregaciones
,,, IJ La y reformada (presbiterianos y coogregacio- locale en materia de culto se basa en el mutuo in-
·i que entran en el proceso de unificac1ó1;1 a deJar
d xistir como organismos autónomos e mdepen- , '1 t ), para formar una Iglesia que ya no es an- tercambio y en la estima de la tradición secular.
di nt a fin de crear un cuerpo eclesial totahnente 11 --1na, ni metodista, ni reformada. A partir de
111u ,J momento, ya no existen como tales, existe só- - Reconocimiento de que la unión en el plano
nu v . El obispo Palmer insistió hace años en _el he- doctrinal no debe alcanzarse ni por la rígida impo-
h d que «morir para vivir» no sólo ~ predicabl_e
li, 1, «Iglesia de la India del Sur». El malestar pro-
la I ido en algunas familias confesionales fue mani- sición de los credos y confesiones antiguos, ni por
d lo cristianos individuahnente considerados, si- la elaboración detallada de nuevas afi.rmacion d
n t mbién de las denominaciones separadas.
r, s l , especialmente en medios anglicanos que no
111 ndieron la cuestión de las ordenaciones de la fe. La verdadera respuesta se halla solam nt n l
m jor más conocida e~resión de la «~- 1111 v Iglesia.
proceso posterior al mismo acto d lar uni n , LL
d d orgánica total» la constituyen la s «Umted experiencia señala que los credos y conf
hur bes» - las Iglesias Unidas- que hoy forman P ro la constitución de la nueva Iglesia era ta- nen, a la vez, valores y limitacion .
un notable realidad en el panorama cristiano con- l mle: - Entrar a formar parte de una «Igl ia unida»
t p n o. La Iglesia de la India del Sur Church significa lealtad y fidelidad a esta Iglesia, no a la
[ uth India) es el caso más universalmente _rece- •La Iglesia de la India del Sur r clama el derecho
de ser libre en todas las cuestiones espirituales ante tradición a la que se perteneció en el pasado. Impli-
n id de «Iglesia unida» 38 • Pero será necesario re- ca, por tanto, voluntad expresa de querer d apare-
rdar u de 1925 a 1945 s crearon 9 «Iglesias interferencias de cualquier forma de gobierno civil.
Es una Iglesia autónoma y libr de cualquier control. cer, como entidades separadas, enteramente y para
unida » en cuya formación participaron al meno siempre. Es la aceptación del final del denomina-
7 Igl i de varias tradiciones distin~- Y ~esde legal u otro, ejercido por Iglesias o sociedades exter-
nas a la mi ma• 40, cionalismo.
1 S han ido creando nuevas «Iglesias umdas-,,
n Zambia, Jamaica, Madagascar, Islas Salomón, Los problemas mayare que encuentran la La unidad orgánica total, para quienes han opta-
Jgj a, Nort de la India, Pakistán y Za_ire. En 1 lesias unidas» atañen a la unificación de los mi- do por esta modalidad, no es ni la «unión fed rati-
l 77 na fa Ja «Uniting Church in Australia» con 111\terios y al orden o constitución de la Iglesia mis- va» de Iglesias, ni la mera luz verde para practicar
· d do millones de miembros. "'ª· La Iglesia de la India del Sur mitigó el proble- la intercomunión. En cualquiera de estos dos casos
Igl ia de la India del Sur fue inaugurada, el 111 tomando como base el famoso «cuadrilátero d no e habría tomado en serio la «muerte para la e-
1 .,mbeth», en el que se acepta el episcopado histó- surrección» •1•
ptiembr de 1947, en la catedral d an
J rg , n Madrás. Algo excepcional ocurrió aqu~lla 1 • como estructuralmente necesario. Por ello des-

m que fue calificado como «el evento más rm- d · l principio Lodas las ordenaciones realizadas en • El modelo propuesto
rtonte en la historia de la Iglesia desde pentecos- • L Iglesia han sido efectuadas por obispos consa- por Osear Cullmann
» 9• i afirmaciones de este género son producto 1 r dos.
un d orbitado sentimentalismo, es indudable Osear Cullmann, el teólogo reformado cuyas in-
Michael Hollis, especialista en el estudio de las estigaciones en el campo de la teología bíblica son
lesias unidas», ha encontrado las siguientes ca- reconocidas mundialmente, ofrece en el atardecer
• terísticas que concurren en el proceso de las ne- de su vida una obra, L'unité par la diversité •i, con el
11 B. Leentlng, Las /gksias y la Jgle.sia (Estudif' sobre el ecume-
11bm ). Vergara, Barcelona 1963, 29-36; St. eill, The Church of
pu iaciones en vistas a la creación de una «Iglesia
11tl1 India en A Hístory of the Ecumeni.cal Movement (151_7- 1111ida,1:
I 4 ), 0 , c.,' 47 -476; M. Hollis, The Significance of South Induz.
J hn Knox Press, ruchmond 1966; P. euner, Breve Manuale •1 M. Hollis, Tlze Significam;;e of South India, o. c., 23.
d 11' umen.e. Queriniana, Bres ia 1986, 139-141. •1 O. Cullmann, L'unité par la diversitl (Son fondemtmt et le
i, M. Hollis, The ignifrcanu of South India. o. c., 1S. M. Hollis, The Significanu of Souih Jndia, o. c., 16. problime de sa ré.alisation). Cerf, París 1986.

PARA COMPRENDER EL E UM NI MO 35
pó ito d e trascender el statu quo de las divisio- Iglesias. Y es que, además de ser utópica, la fusión l,, u · al manes ponen en cuestión, desde el prin i-
cle iales. es contraria a 1a naturaleza misma de la unidad. De 1' 11, tinto Ja impaciencia ecuménica, que no ayud
ahí su propuesta: una comunidad de Iglesias per- 11 l. la plasmación histórica de la unidad, m
idea has , sin embargo, puede aparecer a pri- fectamente autónomas, que continuarán siendo ca- 1 "' lg11ación ecuménica, que convi rte casi e d -
. vi ta como un estancamiento en las mismas tólicas, protestantes, ortodoxas, guardando ada 1,, ·l «todavía no ha llegado el momento» y parali
li i i nes. Cullmann, en efecto, no aboga por una una los dones que el Espíritu les confirió, no para , ualquier iniciativa eclesial en el terreno de la
h- p· ición de la diver idades eclesiásticas ni por replegarse sobre s mismas, sino para formar la co- 11111d d d las Iglesias.
111 h1 í n de todas las Iglesias. Cree, por el contra- munión con todos aquellos que invo an el nombre
d Igl. ia deberá conservar aquellos do- P ira Rahner y Fries, la posibilidad de qu l
de Jesucristo •s. 1111id d de fe y de Iglesias» sea real y no meram n
1 onfiguran en su propia. identidad. Al
d u obra afirma tajantemente Pero su fórmula. «unidad por la diversidad» no t ul pica depende de unas condicione que f, nnu -
ignifica en ningún caso aceptar la diversidad de l 111 n ocho tesis y que explican detalladaí:nent .. lo
que l da confesión cristiana posee un don inamisi- Iglesias como si fuese un estado anómalo y provi- l II p del libro. Presuponen, sin embargo, en la
h!t 1 1 Bspfritu, un carisma que tiene el deber de con- sional, tendente a la desaparición en un futuro en J , 11 si tanto el abandono d sus «excesivas r •-
• 11 , ultivar, purificar y profundizar y que jamás que las Iglesias estarían realm nte unidas. La diver- ' 11 ion s tácticas inercias tradicional )l c m 1 .
d ·1 t· va iar de su sustancia por un deseo de uni- sidad actual es el estado definitivo. Lo qu deberá •ul untad positiva de trascender la actual situa i n
ÍU1m acl11·0 . cambiar, ciertamente, son las rivalidades polémicas , I desunión cristiana.
actuales -que impiden la comunión- en diversida- La lectura del libro, aunque no resulta si m r
des pacíficas portadoras de complementariedad y 1 1 11 d bido a la mutua concatenación d las t ,¡ ·,
comunión. 1lmula al lector porque pronto e descubr l s -
Cullmann dedica el segundo y tercer capítulo , 11 lud de las propuestas. He aquJ el enunci do d
del libro a la ardua cuestión de la realización prác- l , 1 is:
tica de la unidad y a Ja comparación de su propues-
1• . as verdades fundamentales del cristi ni -
ta con otro proyectos. econoce las dificultades de 111 ,, Lal como se expresan en la agrada s riturn,
su modelo de unidad, pero sugiere la solución a tra- , 11 l•I símbolo apostólico y en el niceno-constantin
vés de lo que denomina superestructura qu , en vez
111 lit no, son obligatorias para todas las Igl i
de anular, articularía las e tructuras propia d ca-
p,111 i ulares de la futura Iglesia unida.
da Iglesia particular.
¿Se trata de una «diversidad reconciliada», que . parte esto, deberla implantarse un prin i
en parte señala ya el Vaticano Il al reconocer ele- 11 111 d fe reali ta: ninguna Iglesia particular pu d ·
mentos de eclesialidad en las otras confesione ?;
1, l idir rechazar como con.t raria a la fe una ., · -
111 1 i n que otra Iglesia particular profesa c m
Es evidente que el carisma propio corre el riesgo ¿se salvan en el proyecto de O. Cullmann las con-
ilu •ma obligatorio. Por lo demás, fuera de 1 l' -
de ser deformado. La historia es muy elocuente al. vicciones de fe y la nonnatividad de la verdad que
1 1 ido en la tesis 1, lo que en una Iglesia particuJ
respecto. Por eso cada Iglesia debe vigilar su propio para algunas Iglesias tiene tanta importancia?
t e nfesión expresa y positiva no puede impon
don para alejarlo de las siempre am nazantes de- 111110 dogma obligatorio en otra Iglesia particul .
formaciones . En esa tensión por evitar la deforma- • El modelo propuesto 11,, qu debe encomendarse a un amplio co n
ción del propio carisma y reconocer y apreciar los po1· Fries y Rahner 11 1futuro. Lo dicho es aplicable, en primer ]uga ,
carismas de las demás consiste precisamente el l I d claraciones doctrinales auténticas, pero n
ecumenismo. El falso ecumenismo consistiría en Karl Rahner y einri h Fries publican en 1983
l. 11111d , de la Igle ia romana y debe observars ,
creer que las Iglesias han de renunciar a sus parti- un libro titulado la unión de las Iglesias. Una posi- , 1h 1 e todo, respecto a las cuestion éticas. st
cularidades para hallar la unidad. bilidad real 46 , persuadidos d que «la unidad de las ipi equivale tan sólo a consagrar lo qu y
Iglesias es mandato del S flor ... , y una cuestión
Para Cullmann, los principios del uevo Testa- n practica cada Iglesia respecto de sus pr -
de vida o muerte para el cristianismo». Los do te6- guidores.
mento sobre la unidad impiden aceptar la fusión de
. n esta Iglesia una de Jesucristo, formada
•s O. Cullmann, L'uniJl par la. diversité, o. c., 47. ,, J, s Iglesias que se unen entre sí, hay Iglesi
0 O. Cu.Umann, L'tmilé par la diversué, o. c., 7-8. .. Rahuer-H. Fries, 1A uni6n de las Iglesias. Una poribUidad 1• , 11 ul es regionales que pueden conservar gran
,. O. Cullmann, L'unitt par la diversilé, o. c., 21. reaL Herder, Barcelona 1987. 1• , 1, l · sus estructuras propias. Estas Iglesias par-

36 PARA COMP~NDER EL .ECUMBNJSMO


Iglesias. Y e que, además de er utópica, la fusión 1, ,, , 1 manes onen en cuestión, desde el princi- ticulares pueden también co · tir en un mismo te-
es contraria a la naturaleza misma d la unidad. D ph ,, 1 mto la impaciencia ecuménica, que no ayuda rritorio, puesto que no lo i.mpid ni la eclesiologfa
ahí u propuesta: una comunidad de Igl ias per- 1 l. ·1 J plasmación histórica d la u.nidad, como católica ni la praxis de la Iglesia romana, por ejem-
fectamente autónomas, que continuarán siendo ca- 1 ,•\i'gnación ecuménica, que convierte casi en dog- plo en Palestina.
tólicas, protestante , ortodoxas, guardando cada 111 1 l l «t davía no ha llegado el momento» y parali-
una los dones qu 1 Espíritu les confirió, no para 11al. uier iniciativa eclesial en el terreno de la 4. Todas las Iglesias particulares reconocen el
r plegarse sobre sí mismas, sino para formar Ja co- 111 1 1,d de las Iglesias.
sentido y el derecho del servicio petrino del romano
munión con todos aquellos que invocan el nomb pontífice como garantía concreta de la unidad de la
P r Rahner y Fries, la posibilidad de que la Iglesia en la verdad y en el amor.
de J ucristo ~5• 111idad de fe y de Iglesias» sea real y no meramen-
Pero su 6.rmula «unidad por la diversidad» no 111 ica. depende de unas condicion qu formo- - El papa, por su parte, se obliga expresamente
significa en ningún caso aceptar la diversidad de l II l'n ocho tesis y que explican detalladamente a lo a re ano er y resp .tar la autonomía, previamente
Iglesias como si fuese un estado anómalo y provi- J ,i del libro. Presuponen. sin embargo, en las convenida, de las Iglesias particulares. Declara (iure
ional, tendente a la desaparición en un futuro en 1 •1 • ias tanto el abandono de sus « cesiva pre- humano) que sólo usaría aquella suprema autori-
qu las Iglesia tarfan realment unidas. La diver- 111 ·i nes tácticas e inercias tradicional » como la dad magisterial (ex cathedra) que, a partir del Vati-
idad actual es el estado definitivo. Lo que deberá 1 luntad positiva de trascender la a tual ituación cano I le compete según los principio católicos, d
ambiar, ciertamente, on las rivalidades polémicas l l unión cristiana. una manera que corr sponde jurídica u objetiva-
tuales -que impiden la comunión- en diversida- mente a un concilio universal de toda la Iglesia, tal
d pacificas portadoras de complementariedad y lectura d 1 libro, aunque no resulta siempr como de becho ha ocurrido en sus anteriores defi-
J il d bido a la mutua concatenación de las tesis, nicion ex cathedra, promulgadas de acuerdo con
munión. 1 !.ltmula al lector porque pronto s descubre la e- el unánime entir d la totalidad del epi copado ca-
ullmann dedica el egun.do y ter er capítulo 1 1 dad de las propuestas. He aquí el enunciado de tólico.
d ) libro a la ardua cuestión de la realización prác- 1, t is:
Li d la unidad y a la comparación de su propues- S. Según la antigua tradición, todas las Iglesias
ta con otro proyectos. Reconoce las dificultade de
Las verdades fundamentales del cristianis-
l. particulares tienen obispos al frente de sus grandes
11111, tal como se expresan en la Sagrada scritura, ubdivi iones. · o es preciso que la elección de obis-
u model de unidad, p ro ugiere la solución a tra- , 11 · 1símbolo apostólico y en el .n ic no-constantino-
v de lo que denomina superestructura que, en vez pos en a Iglesias particulare se atenga al esque-
111 ,lit o, son obligatorias para todas las Igle ias ma normal actualmente en vigor en la glesia cató-
d anular, articularía las estructuras propias de ca- 1•• , ti ulares d la futura Iglesia unida.
da Igl ia particular. lico-romana (el nuevo Código de derecho canónico
2. Apart esto, debería implantarse un princi- romano conoce otras formas de nombramiento de
¿ trata de una «diversidad reconciliada», que obispos, además del de la libre elección del papa: c.
n part fiala ya el Vaticano Il al reconoc r ele- t' 1 de 6 realista, ninguna glesia particular puede
1 ·idir y rechazar como contraria a la fe una a.fir. 377, 1).
. nto d ecles1alidad en las otras confesion ?:
¿ alvan en el proyecto de . Cullmann las con- rt ión que otra Iglesia particular profesa orno 6. Las glesias particulares viven en mutu
i nes de e y 1a nonnatividad de la verdad que 11 1 a obligatorio. Por lo demás, fuera de lo ta- fraternal intercambio en todas sus dim nsione vi -
lgunas Iglesias tiene tanta importancia? l 1I d do en la tesis 1, lo que en una Iglesia particular tales, de tal modo que la hi toria del pa ad la
l" nfesión expresa y positiva no puede imponerse
experiencia de las Iglesia ante parad pu dan
1 1m dogma obligat ri en otra glesia particular, ejercer eficaz influencia en la vida d ] t J 1•
• l nwdelo propuP-Sto 111 que debe encomendar e a un amplio consenso
sías particulares.
por Fries y Rahner 11 t•I futuro. o dicho aplicable, en primer lugar,
Karl Rahner y Heinrich Fries publican en 1983 l,1 declaraciones doctrinales auténticas, pero no 7. in preguzgar en nada la legitimidad l ol
1I Ii jdas, d la Iglesia romana y debe observarse, gica de los mini terio hasta ho e · tentes n la
un libro titulado LA. unión de las Iglesias. Una posi- Iglesias separadas s gún la opinión de otra Igl i ,
1 ,1 1 todo, respecto a las cuestione éticas. ste
bilidad real«>, persuadidos de que «la unidad de las
l i e el mandato deJ Seña ... , y una cuestión l II In ipio equivale t.an sólo a consagrar lo que ya
11 · a practica cada Iglesia resp cto de sus pra-
todas las Iglesias particulares e obligan, a partir de
ahora, a conferir el sacramento del orden mediante
d vida o muerte para eJ cristianismo». Lo dos teó- l I eI s guidores. la oración y la imposición de manos, de taJ modo
que también la Iglesia particular católico-romana
. En esta Iglesia una de Jesucristo, formada pu da admitir sin dificultad su validez.
•• O. ullmann, L'tmitt par la diversizé, o. c., 47 . u,, lu . gJesias que s unen entre sí, hay Iglesias
.. K. Rahner-l-1. Fries, 1A imidn de las Iglesias. U1111. posibilidad 11 , 1i u ar regionales qu pueden conservar gran 8. . Entre las Iglesias particulares hay comunión
real H rd r, arcel na 19 7. 1 1111 · d su estructuras propias. stas Iglesias par- de ambón y altar.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 37


El libro La unión de las Iglesias ha recibido aten- original on c ns cuencias indudables para el mo- eclesiologfa inspirada por una pretendida pureza o ·•
. a aprobaci n por parte de ciertos sectores, pero vimiento e um nico n su conjunto y para La bús- ginaria, y que me aparto de una ecles.iologfa definid
también un rechazo frontal tanto desde el catolicis- queda d un model de unidad, por precario y hu- por la pureza mística» 50 •
mo romano como desde el pen amiento reformado. milde que sea.
El católico D. Ols, profesor de teología en Roma, La pluralidad de Iglesias históricas atestigu l
Tres ideas ertebran la obra de Duquoc. En pri- JI gada del reino de Dios. Ellas no son eJ reino, d
reprocha a los autores no haber tenido en cuenta el mer lugar, el acento puesto en la multiplicidad de
conjunto de la dogmática católica; y el teólogo pro- ilú u carácter provisional. a categoría de provi-
Iglesias cristiana como valor positivo y como P1:D- i nalidad es básica en el planteamiento d Du -
t tante E. Herms -convencido de la irreductible to de partida del pensamiento teológico en ecl 10-
oposición entre ]a e católica. y protestante- ve en 1u c. Lo provisional
logfa. Quienes, por el contrario, parten de un con-
las propuestas de Rahner y F ·es un intento ambi- cepto de Iglesia idea1, la multiplicidad aparece co- •califica el hecho de que las Iglesias son histórica ,
guo al pretender reducir las distancias dogmáticas mo un desgraciado accidente, efecto de Ja desobe- por tanto, perecederas, lo que no es un juicio pey
in uperables a base de fáciles concesiones que afec- diencia a la voluntad de Dios. Duquoc ere descu- tivo que insinúa un defecto de valor.. . Lo provi iomll
tan al núcleo de la verdad. O. Cullmann, mucho brir en la «ideología de la unidad» (p. 166) la impo- designa la condición de la innovación, de la cr ción
más moderado en sus crítica , reconoce el valor de sibilidad de asumir la dive idad ecl ial coro va- continua, de la presencia en las situaciones cambian
las propuestas del libro, per cue tiona -en razón lor positivo. La «ideología de la unidad», que es tes; se opone a la obstinación n la voluntad d d t
de su propio proyecto- la finalidad de las tesis de «ideología de conquista a partir de un 'centro' que ner el instante, la movilidad de las formas o la m rta
los dos teólogo alemanes. El objetivo final y a lar- e cree factor de unificación, ha demostrado palpa- lidad de las relaciones. Por eso lo provisional af. tn 11
go plazo de Jas ocho tesis le parece a Cullmann que blemente en la historia de las Iglesias su r petido Lodas las formas que en las Iglesias son históri : la
sería la reunifi,cación de t das las Iglesias; para él, fracaso. T das las rupturas son efecto de la volun- organización, ]as formas sociales, las formas im li·
en cambio, el objetivo final de cualquier pro ecto tad heg mónica y del deseo de acentuar la pr ión cas, las expresiones doctrinales. Al afectad , no lll
de unidad será la «comunión de Iglesias», pero per- del centro para mantener la unidad empírica supe- encierra en el instante, sino que las abre a u b · ti
maneciendo cada una -diversa, separada y autóno- rand los límites tolerables». Por eso «el ecumenis- vo: la llegada del reinado de Cristo• (p. 144).
ma- fiel al carisma recibido. mo - para el dominico francés- representa la origi-
nalidad de no tratar las relaciones eclesiales a par- partir de ahí, ya no cabe la pretensión por p. r
• El modelo propuesto tir de un 'centro' rea1 o imaginario, sino en función 1 d glesia alguna de apr piarse, por ejemplo, <ll'
por Christian Duquoc 1 1 nota de unidad, antidad, catolicidad y a t
de Ja pluralidad» 49 •
h i ad. Las notas no tienen el valor demo trativo
Presentamos, finalmente, la obra de Christian Pero la pluralidad y multiplicidad de Iglesias es- q11 quiso una determinada eclesiologfa del p d .
Duquoc, Iglesias provisionales. Ensayo de eclesiolo- tá en relación directa con la historicidad. No cabe 111 n meramente escatológicas como aplicabl
g{a ecuménica •1 • El autor no pretende _o frecer~ eparar la esencia de la Iglesia de sus formas hi tó- 111 ,luna Iglesia ideal; su carácter imperativo invit. a
m delo de unidad como nueva alterna.ova qu vi- ricas e institucionales. La Iglesia se da, pues, en la , J una de las glesias históricas a up rar l·
niese a sumarse a las variadas oferta qu h mos multiplicidad de las glesias. , 1pturas actuales y la mediocridad, a salir d
recordado en páginas pr cedentes. Difícilmente po- •La Ig]esia no tiene esencia fuera de la construc- 1 1 miento y a recuperar la comunión 51 •
dría aventurarse en una tal empresa quien opina
que «nunca ha habido un modelo de unidad eterna-
ción temporal que hace de sf misma ... ; no existe, be preguntarse, al final, si Duquoc se nf. -
mente válido» 4ª, aunque hayan existido «momentos
pues, en un origen qu es preciso recuperar, un defi- n eJ statu quo de las divisiones cristian .,l
nición o una esencia pura de La Iglesia ... La Ig]esia no p 111 r tanto énfasis en el valor positivo de la muJ1i
de unidad por comuni6n11. es otra cosa que la que se presenta aquí y ahora ... En pll idad de Iglesias. La respuesta es ciertament • n •
El inter del libro radica, más que en la des- este sentido pertenecen al carácter histórico de la .,1 i u. Este autor es consciente de la existen i d
cripción de una propue ta c ncreta de wúdad, en Iglesia su aspecto institucional, su visión utópica, su 1111 pluralidad de exclusión. Por eso afuma:
la aproximación -de de pe . p ctiva católica- a una vitalidad mística, sus formas plurales. s inótil sepa-
edesiologfa en Ja que las categorías de «pluralidad rar de una esencia o idea pura de la Iglesia sus for- «La pluralidad de Iglesias entendida como p s
de Iglesias», «historicidad y provisionalidad», «ecu- mas institucionales, divididas, variabl , que descri- , n mutua, en el convencimiento de cada una de p
menismo y unidad» cobran un s ntido distinto · ben su presencia en nuestro mundo. Estas rápidas 1 r (con exclusividad) el evangelio, es el mayor p
precisiones bastan para establecer que rechazo una

• 7 Ch. Duquoc, Iglesia.s Provisionales. Ensayo de eclesiolog{ll


ecuménica. Cristiandad, Madrid J 986. e h. Duquoc. Igksias Provisionales..., o. c., so.
41 Ch. Duquoc, Ig/esia.s Provlsiomúes ... , o. c., 114. •• Ch. Duquoc, Iglesias Provisionales ... , o. c., 166. uquoc, Iglesias Provisionales..., o. c., 109.

38 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


riginal con consecuencias indudables para el m , 1 ,¡ logía inspirada por una pretendida pureza ori- do contra la profesión de fe en 'un Dios, un Señor, un
vi.miento ecuménico en su conjunto y para la b ' 11 mri , y que me aparto de una eclesiología definida Espíritu '. o es efecto del Espíritu cuando va acom-
qu da de un modelo de unidad, por precario y hu- 1 11 la pureza mística» 50 • pañada de esta conciencia de exclusión» 52 •
milde que sea.
1 .i pluralidad de Iglesias históricas atestigua la Por eso aboga, salvaguardando la pluralidad de
Tres ideas vertebran la obra de Duquoc. En pri- 11, • ,u del reino de Dios. Ellas no son el reino, yde Iglesias como valor en sí mismo que nace directa-
m r lugar, el acento puesto en la multiplicidad d 111 u cter provisional. La categoría de provi- mente del uevo Testamento, por una unidad de
Iglesias cristianas como valor po itivo y como pun- ,, 111(1 /idad es básica en el planteamiento de Du- comunión 53 , cuyas condiciones insinúa a lo largo
t de partida del pensamiento teológico en clesio- 1111111 Lo provisional de su obra:
logía. Quienes, por el contrario, parten de un con-
pto de Iglesia ideal, la multiplicidad aparece co- ·nlifica el hecho de que las Iglesias son históricas y, - el abandono de la confrontación y de la polé-
m un desgraciado accidente, efecto de la desobe- 1 r tanto, perecederas, lo que no es un juicio peyora- mica por la negociación y el diálogo;
diencia a la voluntad de Dios. Duquoc cree descu- 1iv que insinúa un defecto de valor... Lo provisional - el reconocimiento, por parte de cada una de
brir en la «ideología de la unidad» (p. 166) la impo- 1 igna la condición de la innovación, de la creación las Iglesias, de no er actualmente el Jugar en qu
ibilidad de asumir la div rsidad eclesial como va- ntinua, de la presencia en las situaciones cambian- esta comunión podría vivirse «sin transt rmaci n
l r positivo. La «ideología de la unidad )), que es 1 ; e opone a la obstinación en la voluntad de dete- institucional y sin cambio de su política» (p. 11 );
«id ología de conquista a partir de un 'centro' que 11 r el instante, la movilidad de las formas o la morta-
cr e factor de unificación, ha demostrado palpa- lidad de las relaciones. Por o lo provisional afecta a - la aceptación de que las otras Igl
} mente en la historia de las Iglesias su r petido 1 das las formas que en las Iglesias on históricas: la
la negación de la propia, sino eJ limit
so. T das las rupturas son efecto de la volun- e rganización, las formas sociales, las formas simbóli-
fiesta abiertamente que ninguna de ella
• las expresion doctrinales. AJ afectada , no las o «lo último » ,. .
tad h gemónica y del deseo de acentuar la presión
cl 1 n o para mantener la unidad empírica supe- ·ncierra en el instante, sino que las abre a su objeti- os parece que Ja aproxima j n d
1 and lo límites tolerables ». Por eso 1eel umenis- v : la ll egada del reinado de risto» (p. 144). una eclesiología inductiva, qu part J mulLipli-
m - para el dominico francés- representa la origi- cidad de Iglesias, y su rechazo p ·iti d ·1 ·t d
n lidad de no tratar las relaciones eclesial a par- partir de ahí, ya no cabe la pretensión por par- deductivo, que parte de una Igl i id 1, 1 11
tir un 'centro' real o imaginario, sino en función 11 ti Iglesia alguna de apropiarse, por ejemplo, de la conclusión de que l « i t ma múJLipl » la p -
la pluralidad» 49 • 11 n tas de unidad, antidad, catolicidad y aposto- sibilidad más viable para una olución de) probl -
1h 1d d . Las notas no tienen el valor demostrativo ma ecuménico y que expresa con la categoría d
ro la pluralidad y multiplicidad de Iglesias es- 111 uiso una determinada eclesiología del pasado,
n relación directa con la historicidad. No cabe «unidad de comunión». Esta categoría cura de la
111 n meramente escatológicas como aplicables só- tentación -según Duquoc- a que están siempre ex-
,..,,,.,,u ,.. la esencia de la Iglesia de sus formas histó-
_r
1,, 1 u na Igl ia ideal; su carácter imperativo invita a
ri institucionales. La Iglesia se da, pues, en la puestos todos los intentos eclesiásticos de estructu-
• • 1 una de las Iglesias históricas a superar las ras unitarias y de prácticas centralistas.
multiplicidad de las Iglesias. 1, 11 1uras actuales y la mediocridad, a salir de su
il lnmiento y a recuperar la comunión 51•
«La Iglesia no tiene esencia fuera de la construc-
ión t mporal que hace de sí misma ... ; no existe, be preguntarse, al final, sj Duquoc se confor- 3. El diálogo
pu , n un origen que es preciso recuperar, una defi- 111 n el statu quo de las divisiones cristianas al
ni ión o una esencia pura de la Iglesia ... .La Iglesia no 111111 r tanto énfasis en el valor positivo de Ja multi- El diálogo es el hilo conductor que recorre todo
otra cosa que la que se presenta aquí y ahora ... En l'lt tdad de Iglesias. La respuesta es ciertamente ne- el movimiento cuménico. Se ha esbozado ligera-
te sentido pertenecen al carácter histórico d la ' , t I v . Este autor es consciente de la existencia de mente- en el apartado inicia] de este capítulo- co-
Iglesia su aspecto institucional, su visión utópica, su 11 11 , pluralidad de exclusión.. Por eso afirma: mo uno de los elementos definitorios del ecumenis-
vitalidad mística, sus formas plurales. E inútil sepa- mo. Analizando después lo diferenl modelos de
rar de una esencia o idea pura de la Igl ia sus for- «La pluralidad de Iglesias entendida como oposi- unidad, se ha podido comprobar cómo el diálogo
mas institucionales, divididas, variable , que descri- 1 n m utua, en el convencimiento de cada una de p o- subyace en cada página al permitir a las Iglesia po-
b n su pr esencia en nuestro mundo. Estas rápidas r (con exclusividad) el evangelio, es el mayor peca-
pr · iones bastan para establecer que rechazo una
51 Ch. Duquoc, Iglesias Provisionales... , o. c., 1J 2.
< h. Duquoc, i glesias Provisio,uúes..., o. c., SO. " Ch. Duquoc, Iglesias Provisionales... , o. c., 110.
'' Ch. Duquoc, Iglesias Provisionales..., o. c., 166. 1 h. Duquoc, Iglesias Provisionales... , o. c., 109. "' Ch. Duquoc, Iglesias Provisionales..., o. c. , 163.

PARA COMPREN DER EL ECUMENI MO 39


nerse en actitud de escucha mutua. Abordamo , 111 d,, .11 necesita, ante todo, ser y sentirse un
por último, el diálogo en sí mismo 55 , bajo una tri- 111 111 : h ber llegado a una armonía integrada n
ple perspectiva: «Cada hombre es un adversario potencial, incluso 1 4111 reconoce el yo profundo y se perciben 1
aquello a quienes amamos. ólo por medio del diálogo ¡ 11 • 11 •I 1s alares. En este mirarse cara a cara consi
• I diálogo como actitud y como método. somos salvados de esta enemistad de unos contra otro . El 111 1110, r a nada fácil, se debe buscar la tran pa-
• Condiciones del verdadero diálogo. diálogo es al amor Jo que la angre es al cuerpo. Cuando 1 111 1 1 d jándose de lado las máscaras que normaJ-
• Protagonistas del diálogo ecuménico. cesa la circulación de la sangre, el cuerpo muere. Cuando 111 111 · ' or~pañan a_cada hombre y a cada muj
cesa el diálogo, el amor muere y nacen el resentimiento y 11 11 lac1ones soc1ale . Pero esta seguridad n
el odio. Mas el diálogo puede resucitar una relación 111 1 111 >, que es fidelidad a las propias conviccion ,
muerta. Efectivamente, éste es el milagro del diálogo: 11, ¡1 Ir en ningún caso absolutizarse de tal man,
3.1. El diálogo como actitud puede engendrar una relación nueva, y también puede dar 111 • nada propio pueda ser puesto en cuesti n .
y como rn.étodo nueva vida a una relación que ha muerto•. t l 1 11 !Stionarse a sí mismo -en e1 entido de ha r

Hay algo en la estructura del ser humano que Reuel Howe ntas y de p ner en entr dicho al m n
p I h d l propio legado- es camino irnprescindi 1
tiene mucho qu ver con el diálogo. o s6lo en su , 11 1 l apertura dialogal.
dimen i6n cognoscitiva - lo que parece evidente-,
sino en la base misma de u propia constitución. Es • Revisarse a í mismo ... -dice Congar- ignifi 11
difícil concebir Ja existencia del hombre o de la mu- El diálogo tiene, ad más, un cierto poder creati- 111 acepta la perspectiva de que uno podrá U 1
jer sin considerarlo en relación con. Y es que su des- vo. En primer lugar, del hombre mismo. A través 111 s lejos gracias al otro, de tal modo que nos en n
tino no la soledad, sino la vida. suyo, el individuo se convierte en persona. El pro- 11 ar mos un poco más aniba, teniendo en común 1
La teología cristiana ha vislumbrado en Dios pio yo adquiere quilibrio a medida que va inter- más de lo que, ahora, cada uno tiene sin I tr ,
mismo la razón de ta verdad. El mono e smo cris- cambiando con los otro n el largo camino que es l I nt al otro, cuando no en oposición al otro11 56.
tiano no se fundamenta precisamente en la soledad la vida y qu Je permite asumir, poco a poco, la pro-
de Dios, sino que encuentra su mejor explicación pia condición humana. Pero creativo también de la l•J diálogo implica, sin embargo, el ri sg
en la comunión y en las re]aciones de las tres perso- v rdad. En el diálogo se engendran las ideas y en el , I· pérdida , aunque promet las gananci s d •
1 e1mpJementariedad del aporte de los otr .
nas, el máximo diálogo divino, base del dogma tri- diálogo e comunican. Y asf se posibilita 1a verdad.
nitario. Un reflejo de esas relaciones divinas se da La búsqueda de la verdad, que siempre tra dende
en Ja vida misma de los seres humanos. Cada indi- al individuo olitario, implica aportaciones comple- .:J diálogo como actitud hacia el otro. P r
viduo lleva en sí mismo una abertura a los otros, y mentarias, la «pequeñas verdades personales » -en 1ffdad del diálogo toma cuerpo sólo cuand
no se realiza sino n comuni6n con los o o . Es palabras de Micbel Bon- que en una común cons- . reco_nocido en su ~dam~tal alt ridad, n
esa una vieja verdad qu la filosofía contemporánea trucción apuntan hacia la verdad. 11 hf r nc1a que le perrrute ser el tú que pu d
ha explorado con éxito, a partir, entr otros, de los 11111pl mentar a1 propio yo. El padre Chenu a rt
Pero si la estructura misma del ser humano im- pl1 11,1mente en su diagnó tico sobre Juan HI
estudios de Ma.rtin Buber, Sobre el Yo y el Tú y La. plica la ondición dialógica para que e posibilite el
vida en diálogo. · or eso la mejor expresión de las , 11 1 , al día siguiente de su muerte, dijo:
equilibrio de la persona y u misma capacidad cog-
relaciones interhumanas es el diálogo. Sin diálogo noscitiva, sólo cuando l diá.logo e aswnido por el
no hay socialización, es decir, humanizaci6n, ya • reo que en el p nsamiento la acción d Ju,
individuo puede hablarse del diálogo como actitud. JO hay un denominador común: el entido d I did-
que se impide la comprensión de lo otros, e inclu- Y es evidente que no siempre el diálogo es asumido
so Ja explicación coherente de uno mismo. ¡,, o, dando a ta palabra toda su riqueza: recon r
como actitud vital. Mucho individuos nunca llegan 1I ntro como otro, amar al otro taJ cuaJ es, y no com
a descubrir la riqueza que supone esa actitud dialo- 1111 • que hay que conquistar, consentir que sea dit •
gal y viven encerrados en los estrechos límites de la 11 ni , me a mi, sin intentar usurpar la verdad d
soledad individual. 11 onciencja y de su búsqueda, sin poner en ju o
" Ex:iste una inmensa literatura. obre el diálogo. En nuestro Ciertamente que el diálogo, como actitud vital, 111 motivos de reserva antes que mi confianza. st
capítulo 4 dedicamos un apartado especial al didlogo reológico no siempre es fácil, ya que implica, según Michel 111 one apartarse, no por laxitud, sino por lucidez, de
entre las Iglesias. Aquí recordamos únicamente varios textos que
nos parecen básicos: Pablo VI, Ecclesiam sua11L· AAS 56 (1964) Bon, toma de posición respecto a sí mismo y res-
641-643; R. L. Howe, El müagro del didlogo. Centro de Publica- pecto al otro en un intercambio mutuo que signifi-
ciones Cristianas, San José (C. R.) 1962; M. Bon, Le dialogue et ca la recipr idad.
les dialogues. Centurion, París 1967; M. Goedt, Fe en Cristo y did- \ , n , El dúf.logo, ley del trabajo ecuménico. Estructura
fogos del cristiano. Península, Barcelona 1969. - El diálogo como actitud hacia s{ mismo. Para ,,,,, lig, n la humana, en Cristianos en diálogo, o. c., 63.

40 PARA COMPRENDER EL ECUMBNTSMO


1 11 gar se nec ita, ante todo, ser y sentirse uno esta actitud dominadora que la Iglesia no siempre ha
,,,1 mo; haber llegado a una armonía integrada en sabido evitar, actitud de 'rico' - hablo de la potencia-
«Cada hombre es un adver.;ario potencial, incluso l I que e reconoce el yo profundo y se perciben los que má o m nos conscientemente tiende siempre a
aquellos a quienes amamos. Sólo por medio del diálogo 1 1, 1pios valores. En este mira e cara a cara consigo sojuzgar al otro, en vez de servirle (... ). No atrinche-
somos salvados de esta enemistad de unos contra otros. El , , 11s • tarea nada fácil, s debe buscar Ja transpa- rarse en la verdad. objetiva, como en un terreno pro-
diálogo es al amor lo que la sangre es aJ cuerpo. Cuando , 11 ia dejándose de lado las máscaras que normal- pio, y exigir que el otro se ometa primero a ella: si-
e a la circulación de la sangre, el cuerpo muere. Cuando 111 ·nt acompañan a cada hombre y a cada mujer no, aun sin disimular los disentimientos, reconocer y
ce a el diálogo, el amor muere y na.cen el resentimiento y 11 ' US relacion so iales. Per..o esta seguridad en sí medir el lugar en el que una común verdad compro-
el odio. Mas el diálogo puede resucitar una relación 1111. mo, que es fidelidad a las propias convicciones, mete a unos y otros. Dicha comunión nada tiene que
muerta. Efectivamente, éste es el milagro del diálogo: , t I p drá en ningún caso absolutizar e de tal mane- ver con una táctica o una estratag ma apologética.
puede engendrar una relación nueva, y también puede dar , , ue nada propio pueda s r puesto en cuestión. De ahI provien , puede deci e, su efica ia, su carác-
nueva vida a una relación que ha. muerto». 1 1 uestionarse a f mismo -en el sentido de hacer- ter atrayente... » ~ .
Reuel Howe reguntas y de poner en ntredicho al meno
del propio legado- e camino imprescindible Ahí está definido el papa Juan XXIII, pero ahí
la apertura dialogal. estaba definido también el diálogo en esta segunda
dimensión que ah ra analizamos.
«Revisarse a r mismo ... -dice ongar- significa
El diálogo tiene, además, un cierto poder creati- que se acepta la perspectiva de que uno podrá llegar acep ación de la diferencia del otro requiere
n prim r lugar, del hombre mismo. A través más lejos gracias al otro, de tal modo que nos encon- una confianza qu , a fin de cuentas, acogida del
u . el individuo se convierte en persona. l pro- traremos un poco más arriba, eniendo en común al- otro como persona, como sujeto d derechos re-
i yo adqui re quilibrio a medida que va inter- go más de lo que, ahora, cada uno tiene s:in eJ otro, vestido de la misma dignidad que cada un e atri-
m biandó con los otros en el largo camino que es frente al otro, cuando no en oposición al otro• 56 • buye a sí mismo. El diálogo sólo es posible porqu
J vid y que le permite asumir, poco a poco, la pro- hay di.fer ncias, pero diferencias entre aqu IJ qu
i condición humana. Pero creativo también de la El diálogo implica, sin embargo, el riesgo de se sitúan en un mi mo nivel P r eso u nd
v r-dad. n el diálogo e engendran las ideas y en el , 1 rtas pérdidas, aunque promete las ganan.cías de ga al otro la dignidad de p ona y apar c m
di og e omunican. así se p~sibilita la ve!dad. l I omplementariedad d I aporte de los otros. un «objeto», entonce el diálogo e vu lv imp i-
L bú qu da de la verdad, que siempre trasciende ble. ¿Cabe acaso el diálogo entre un afrika.ner, con-
1 individuo solitario, implica aportaciones comple- - El diálogo com actitud hacia el otro. Pero Ja vencido de u uperioridad racial, y el negro de
m ntarias, las «pequeñas verdades personal » -en posibilidad d l diáiog toma cuerpo sólo cuando el cualquier etnia surafricana? . n el mejor de los ca-
palab de Michel Bon- que en una co ún cons- 111 • es reconocido en u fundamental alteridad, en sos pu de flor er el paternalismo o la condescen-
u · n apuntan hacia la verdad. 11 diferencia que le p rmite ser el tú que pu de dencia, pero nunca el diálogo.
1 omplementar al propio yo. El padr Chenu acertó
P r si la estructura misma del ser humano im- Igualmente, el horizonte del diálogo peligra
1 I amente en u diagnóstico ob e Juan XXIII cuando se usa para vencer, para triunfar, incluso
pl" 1 ndición dialógica para que se posibilite el uundo, al día siguient de su muerte, dijo:
·quiliblio de la persona y su misma apacidad cog- para convertir al otro. es que en último término
no iti ólo cuando el diálogo es asumido por el no se trata de forzar, de convencer, de anular al in-
«Creo que en l p amiento y la acción d Juan terlocutor, sino de dejarlo, tras el encuentro, en e a
indi 'du¿ puede hablar e del diálogo omo actitud. XXIlI hay un denomfoador común: el sentido del did-
evident qu no siempre el diálogo asumido ac 'tud libre por la que al final su riqueza no co -
logo, dando a palabra toda su riqu,e za: reconocer siste en haber dicho la última palabra, sino en ha-
ctitud vital. Mucho individuo nunca llegan otro como otro, amar al otro tal cual es, y no como
ubrir la riqueza que supone esa actitud dialo- ber comprendido mejor las razones del otro. El diá-
un ser que hay que conquistar, consentir que sea dife- logo, a diferencia d ]a polémica, no tiene ni vence-
1 viven encerrados en lo estrechos límites d la rente, frente a mí, sin intentar usurpar ]a verdad de
Jed d individual. dores ni vencidos.
·u conciencia y de su bú queda, sin poner en juego
Ci rtamente que el diálogo, como actitud vital, mi motivos de reserva antes que mi confianza. Esto El «otro» en la p lémica es un enemigo, en el
iempre es fácil. ya que implica, se~ Michel upone apartarse, no por laxitud, in.o por lucidez, de diálogo es un interlocutor. n la polémica se trata
n, toma de posición respecto a sf mismo 1 r~- de vencerle porque e un adver ario, se le intenta
t al otro en un intercambio mutuo que s1grufi-
la recipr ciclad.
. Congar, El didlogo, ley del trabajo ecuménico. Estn.4ctura
- El diálogo como actitud hacia s( mismo. P · In inteHgencia humana, en Cristianos en didlogo, o. c., 63. " Citado por Y. Congar, en Cristianos e11 di4logo, o. c., 60.

PARA COMPRENDER EL ECUMENI Mó 41


exterminar porque sus «razones y sus estructuras
J) modo óptimo sus objetivos. Desde esta perspecti • nsión. En cuanto se escondan algunas car-
, ,, 11 1
ponen en peligro las nuestras. Se trata, en definiti- el diálogo un medio privilegiado para alcanzar ' , no ha verdadero diálogo.
va, de anular o de ser anulado. La polémica nunca un fin qu . difícilmente podría conseguirse desd ·en ha dicho que, en último término, al di -
crea comunión, es negación de comunión. El hori- otros medios. El diálogo como método no es, pues, 1,,., , : lo se puede acceder desde la libertad radi l.
zonte del diálogo, por el contrario, se ilumina cuan- un fin en s:í mismo. Se dialoga para algo y por algo. , ,I I una cosa permanece necesaria: la voluntad real
do los interlocutores entienden que todos ganan, Todo método tiene unas leyes propias que de al- I, dialogar. Cuando esta voluntad existe, e abr n
porque la verdad -las razones mismas de la v rdad- guna manera están barruntadas en el análisis que 111 in s insospechados. Pero dialogar es tambi n
no es patrimonio de aJgunos, vedada por principio hemos recordado en la consideración del diálogo 1 1,11 r a la escucha, es tomar en serio, radi l-
a otros. Cabe compartir la verdad, incluso cuando como actitud. Pero hablar de leyes es hablar de 111 111 , aJ interlocutor que pued decir cosas u
cada uno no ha entendido en profundidad a1 otro. condiciones. 1111 11 ignora. Dada esa libertad radical, cabe, n un
Y qu e] djáJogo no trata de identificar posicio- 11 .Ji i posterior, rastrear algunas pistas que p -
nes encontradas, como invitando a que cada uno 11111 n conocer las condiciones del diálogo. Y t
«ceda» parte de su verdad para llegar a una verdad
que seria resultado de las concesiones aún no en- 3.2. Condiciones del verdadero 1111

tendidas de todos. El sincretismo no e el mejor diálogo la mesa redonda y el lenguaje común;


fruto que busca el diálogo, aunque pueda parecerlo. Las anteriores disquisiciones sobre el diálogo la convicción de que los otros poseen un mun-
El diálogo leal, aun cuando los interlocutores no pueden parecer particularmente difíciles si se trata
1,, pirituaJ que puede enriquecernos;
han entendido las razones profundas del «otro», ha de aplicarlas al terreno ecum nico, porque enton-
posibilitado descubrir al «otro» como persona, a su la comunión en la diversidad;
e s las ·gencias rozan ·d lidades religiosas, fide-
mundo y le ha hecho colocarse en su lugar ... y eso lidades clesiales que . o principio parecen intoca- 1 exclu ión de cuaJquier forma de pros liti -
es el comienzo del cntenclim.iento. bles. La pregunta adquiere particular dramatismo
1 , .. de falso irenismo.
Un dicho irokés afirma que «nadie puede juzgar para muchos fieles de diferentes Iglesias que e in- Alrededor de una mesa redonda con un lengua¡
a otro hasta que no haya caminado al menos una terrogan con toda honestidad: ¿cabe, en definitiva, ,,111,m. El diálogo ecuménico implica en lo inl -
milla en us mocasines». El diálogo permite colo- el diálogo ecuménico cuando es algo más que una I• 11 11r res saberse colocar en plano de iguaJdad.
carse aJ meno un instante en el lugar del otro. Y educada manera de relacionarse con los otros?, es 1 11 1 ·n ión de sup ri ridad por parte de alguna
ahí puede comenzar l milagro de un tipo de enten- decir, ¿es posible y conveniente el diálogo que per- 1 i pod.ria invalidar desde la raiz el intento u
dimiento que jamás las mil razones esgrimidas en mite revisiones a fondo de aspectos que no sólo to- 11 11 ni o. No cabe la «presidencia» de unas Igl
la polémica habrían permitido. can convicciones humanas, sino creencias fundadas , ,l 11 otras por razones de pr tigio, de númer
en la revelación divina y en la tradición eclesial?; el 1 , 11 11 ión. Cualquier pretensión de dirigism
- El diálogo como actitud recíproca. Pero no hay , 1 ( lificada de antemano.
diálogo sin recipr ciclad. Los interlocutores -sean diálogo cuménico ¿no es, acaso, una traición a la
padre e hijo, hombre y mujer, países o partidos po- verdad profesada y una concesión al error? P r
ello, el mejor símbolo del diálogo ecum ni-
líticos enfrentados, Iglesia dividida - si d sean Nuestro análisis intenta, desde el específico ,, representado por la mesa redonda, en la qu
-. l
dialogar deben mantener las actitudes previamente campo de las relaciones intercristianas, descubrir 1, 1.I 1s las Iglesias, .fraternalmente, sin jefatura
descritas. El esfuerzo por parte de uno sólo de ellos las condiciones exigidas para que el diálogo ecumé- t•• id ncias honoríficas, sino con el propio bagaj
invalida Ja posibilidad de llevar adelante el verdade- nico revista todas las garantías des verdadero diá- •111p en en pie de igualdad razones, experi n í
ro diálogo. es que, por ser un cambio recíproco, logo, y a la vez se mantenga en esa fidelidad a 1a h11squedas de la «unidad querida por Crist "·
todo diálogo implica qu ambas part s se abran al verdad que todas las Iglesias cristianas profesan •1, , 1 ·t conciliar Unitatis redintegratio afirma en -
doble movimiento que genera eJ intercambio d dos desde sus más íntimas convicciones. t 1111c :
interlocutores. Partimos de una convicción de base: el diálogo •··· Para lograrlo ayudan mucho por ambas part
Pero el diálogo es, además de una actitud un no puede ser impuesto por la fuerza, incluso aun- uniones destinadas a tratar sobre todo cuesti
mitodo que tiene sus propias leyes. o vale la pena que el diálogo sea necesario. No cabe un diálogo 11 t ológicas, donde cada uno puede tratar a lo de-
entrar en Ja discusión estéril de querer conocer qué impuesto. Serla despojarle de esa radical esponta- de jgual a igual, con tal que los que toman part .
es primordialmente. Sabemos que está nraizado neidad y frescura que poseen todas las actitudes liuj la vigilancia de los prelados, sean verdaderam n-
en la estructura vital humana, como un componen- que nacen del espíritu libre. La polémica puede t - 1, p ritos » (UR 9).
te de humanización. Pero, a la vez, el cliálogo, en su ner una doble cara y unas estrategias, porque a fin
consideración metodológica, permite que aquella de cuentas trata de vencer por todos los medios al 1• r n este primer presupuesto -asumido de •
actitud se exprese mejor, sea más eficaz, alcance de adversario. El objeto de] diálogo, en cambio, es la li.1 años en tantos diálogos bilateraJes y multi-

42 PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO


modo óptimo sus objetivos. De de esta perspecti 11111 n "ón. En cuanto se escondan algunas car- laterales entre las Iglesias- aparece el problema del
eJ diálogo es un medio privilegiado para alw:u.UAII• ' , ao hay verdadero diálogo. lenguaje. Es sabido que cada tradición eclesial es
un fin que dif(cilmente podría conseguirse des \I uien ha dicho que, en último término, al di - producto y a su vez motor de «mundos espiritua-
tr medios. El diálogo como método no es, pu 1 1 1,
1 lo e puede acceder desde la libertad radical. les» distintos. Por «mundo espirituah debe enten-
un fin en sf mismo. Se dialoga para algo y por algo 1, 11 una cosa permanece necesaria: la voluntad real
der e, según Congar,
Todo método tiene unas leyes propias que de al /, 1/ogar. Cuando esta voluntad existe, se abren •el conjunto de ideas, valores y compromisos de con-
guna manera están barruntadas en el análisis qu insospechados. Pero dialogar es también ciencia, tales que un hombre (podríamos decir, una
h mos recordado en la consideración d l diálog a la escucha, es tomar en erio, radical- Iglesia) puede nutrir con ellos su vida en el sentido de
mo actitud. Pero hablar de leyes es hablar d ''' 11t • al interlocutor que puede decir cosas que un último fin espiritual» 51 •
ondiciones. 111111 i rnora. Dada esa libertad radical, cabe, en un
11 disi posterior, rastrear algunas pistas que per- Pero cada mundo tiene sus propios modos de
o 111 n conocer las condiciones del diálogo. Y éstas comunicación, sus campo de expresión por los que
3.2. Condiciones del verdadero 111 deberán pasar, como único canal, los contenido y
las intuiciones centrales de la filosofía y teología de
diálogo 1 mesa redonda y el lenguaje com{m; cada Iglesia. Es indudable que, desde esta perspec-
La anteriores disquisiciones sobre el diálog
pu d n parecer particularmente difí iles si se tra
,.. 1 convicción de que los otros poseen un mun-
piritual que puede enriquecernos;
tiva, la cuestión del l nguaje adquiere suma impor-
tancia.
d aplicarlas al terreno ecuménico, porque enton 1 comunión en la diversidad; Resulta extremedamente arduo comunicar el
las exigencias rozan fidelidades religiosas, fide pensamiento de una tradición eclesial a otra, n
lidade eclesiales que en principio parecen intoca- la exclusión de cualquier forma de proselitis- lo porque han seguido desarrollos secular di tin-
bl . L pregunta adquiere particular dramatismo 11111 d falso irenismo. tos sin apenas contacto, sino porque cada una d -
p ra muchos fieles de diferentes IgJe ias que se in- lrededor de una mesa redonda con un lenguaje arrolló sus propias formas de expr ión e ali
l rr gan con toda honestidad: ¿cabe, en definitiva, , 111nt11.El diálogo ecuménico implica en los inter- las demás. La historia de las controve i t l gi-
1 diálogo cuménico cuando es algo más que una li II u t res saberse colocar en plano de igualdad. La cas está llena de ejemplos en lo qu in lu l
duc da manera de relacionarse con los otros?, es 1111 l ·n ión de superioridad por parte de alguna mismo términos -pién ese en lo concepto d
d · , ¿ posfüle y conveniente el diálogo qu per- 11•1 ·sía podrla invalidar d de la raíz el intento ecu- "1gle ia», «revelación», «gracia», «justificación,,,
mi le revisiones a fondo de aspectos que no sólo to- 11u nico. o cabe la «presidencia» de unas Iglesias «sacramento», etc.- abarcaban. significados diver-
n convicciones humanas, sino creencias fundadas ,11,1 otras por razones de prestigio, de número, de sos. De ahí que el diálogo ecuménico tenga desde el
n lar velación divina y en la tradición eclesial?; el 11 1 li ión. Cualqufor pr tensión de dirigismo está principio una tarea importante: la hermenéutica.
iálogo ecuménico ¿no es, acaso, una traición a l d, a}jficada de antemano . Sin el esfuerzo de querer llegar a las intuiciones
v rdad profesada y una concesión al error? centrales que se esconden detrás de una terminolo-
P r ello, el mejor símbolo del diálogo ecuméni-
u tro análisis intenta, desde eJ específico ,o tá representado por la mesa redonda. en la que gía o de una especial comprensión -a veces muy
c mp de las relaciones intercristianas, descubrir 111 l t las Iglesias, fraternalmente, sin jefaturas o
dispares, a veces similares pero con contenidos dis-
1 ndiciones exigidas para que el diálogo ecumé- 1••, , idencias honorificas, sino con el propio bagaje,
tintos- es imposible el entendimiento en profundi-
ni o r vista todas las garantías de ser verdadero diá- • ,,11,parten en pie de igualdad razones, experiencias dad.
logo, a Ja vez se mantenga en esa fidelidad a la In quedas de la «unidad querida por Cristo». El Por parte católica se ha podido afirmar:
v rdad que todas las Iglesias cristianas profesan 1 1 to conciliar Unitatis redintegratio afirma en es- «En ningún caso debe er obstáculo para el diálo-
desd sus más íntimas convicciones. 1 linea:
go con los hermanos e] si tema de exposición de Ja fe
Partimos de una convicción de base: el diálogo Para lograrlo ayudan mucho por ambas partes
« ... católica ... La fe católica hay que exponerla al mj mo
n puede ser impuesto por la fuerza, incluso aun- reuniones destinadas a tratar sobre todo cuestio- tiempo con más profundidad y con más rectitud para
que el diálogo sea necesario. No cabe un diálogo teoJógicas, donde cada uno puede tratar a lo de- que, tanto por ]a forma como por las palabras, pueda
impuesto. Serla despojarle de esa radical esponta- m de igual a igual, con tal que los que toman parte, ser cabalmente comprendida también por ]os herma-
n idad y frescura qu poseen todas las actitudes h jo la vigilancia de los pre]ados, sean verdaderamen- nos• (UR 11).
qu nacen del espúitu libre. La polémica puede te- 1 p ritos» (UR 9).
n r una doble cara y unas estrategias, porque a fin
de cuentas trata d v ncer por todos los medios al I' ro en este primer presupuesto -asumido des- ~ Y. Congar, El encuentro de las confí. ione.s cris11'anas, en
adversario. El objeto del diálogo, en cambio, es la ha años en tantos diálogos bilaterales multi- Cristianos en dúilogo, o. c., 198.

PARA COMPRENDER BL ECUM NI MO 4


Este intento de comprensión profunda no puede saber, al que preside Pedro, para constituir un solo mur.. .' o se detiene en la oposición de lo impl
ignificar en ningún caso la búsqueda de uniformi- cuerpo de ri to en la tierra. .. ~ (UR 3), •11UJ1i iado . Si Agu Un mantuvo tal posición, fue p 1
dad. El mismo Concilio reconoce el derecho a la di- que había heredado una problemática platóni , d 1
e idad, incluso en las expresiones doctrinales: afuma a la vez ¡u , por otra parte, se desembarazó parcialm nL ..
• ... qu quienes creen en Cristo y recibieron el bautis- · te método de explicación aparece constant m nt •
!(Lo que antes hemos dicho acerca de la legítima ·n santo Tomás. Frecuentemente, para descub · J
diversidad, nos es grato repetirlo también de la diver- mo debidamente, quedan constituid en alguna co-
munión, aunque no sea p rfecta, con la Igle ia católi- intención de verdad en la tesis que examina se u
sa exposición de la doctrina teológica, puesto que en z por encontrar las razones por las que se h di h
1 oriente y el occidente se han eguido diversos pa- ca... quedan incorporados a Cristo y, por tanto, reci-
ben el nombre de cristianos con todo derecho, y jus-
tal co a o tal otra .. • 59_
o y métodos en la investigación de la verdad revela-
da y en el conocimiento y exposición de lo di.vino. o tamente son reconocidos como hermanos... y aunque i esto es así, SW"ge espontáneamente J int nl,
hay que sorprenderse, pues, de que algunos asp ctos creemos que tienen defectos, no están desprovistos de 111 cucha. Escuchar en profundidad supone dmi
del misterio revelado a vec se hayan captado mejor sentido y de valor en el misterio de la salvación, por- t i1 que el otro en tanto que diferente de mí pu •dtc
y se hayan expuesto c n más claridad por uno que qu.e el Espíritu de Cristo no rehu ó servirse de ellas 11riquecerme, puede sublimanne. La escucha ·n
por otros, de manera que hemos d declarar que Jas como de medios de salvación• (UR 3). 1,111 aparece no como el silencio estéril, in
diversas fórmuJas teológicas más bien que oponers 11iu 1 espacio reflexivo en e] que se halla la div ·1s1
Otros mundos e piritual son también portado- d11tl e mplementaria de la oikoumene.
entre f se completan y perfeccionan unas a otras» r de alvaci6n. Desde Ja aceptación de este princi-
(UR 17). Comunión en la diversidad. ingún e p ialis-
pio, cabe el diálogo interconfesíonal. Pero decir de
- La. convicción de que el mundo espiritual de los os otros que son 1eportadore de salvación» es reco- t , n e1 área ecuménica tiene hoy dudas ob · 11
otros puede enriquecernos. Es bien sabido que el te- nocer que ninguna de las fronteras confesionales de li itimidad de la diversidad. La diversidad
ma de la verdad se banaliza en un diálogo cuando una u otra Iglesia coinciden perfecta y adecuada- d1 ra a más como presupuesto condición
uno de los interlocutores pretende posee toda la ment con las fronteras d la Iglesia d Cri to. ,wl ad querida por Cti to que como ob tácul
verdad, atribuyendo todo el error a la parte contra.- ll. nzarla. Lo e tudio sobre la teología d l u ve
Congar ha expresado de modo admirable esta 1 t ento, por ejemplo, indican que la di er
ria. En la realidad d la vida cotidiana - con toda misma idea:
evidencia también en el área de las r laciones inter- , 1 • iológica es un dato tan evídente en los rit !-.
eclesiales-, una tal pretensión es pz, dueto del in- «Este ha sido iempre I método de los grandes lid h. s que ~u~quier .91ten_to d homogen izar h.
fantilismo intelectual o del doctrinarismo s etario. espiri.tus que, movidos por un incondicional culto de l1d •. 1as, supnrruendo sus diversidades, se pon al
la verdad, han buscado por todas partes, incluso en n de la revelación cristiana.
Sería imposible eJ diálogo ecuménico partiendo sus más declarados adversario , la intención de ver-
d la convicción de que las otras Igl ias encarnan cabe, como antaño, el recelo ante div ·i-
dad en la que podían estar de acuerdo y, conjunta- .i ul · ·. El Vaticano II ha admitido su legitimidad,
la negación de la verdad. Solamente la actitud sec-
mente, la razón, que depende a menudo de una con- 11111 •ndose en eJJo a una larga trayectoria ecum ni
taria niega a lo otros la capa ·dad de la verdad. D
ceptualización defectuosa, de una mala categoriza- , pr~ada en muchos documentos del C n j
ahí la negativa d las sectas a tomar parte en el mo- ción o d una excesiva precipitación, de un unilatera- 1 11mérnco de las Iglesias. La diversidad es 1
vimiento ecuménico. lismo, por la que el otro se ha desviado de su propia 111,1 n lo más profundo de la oikoumene, y su mis-
El diálogo da por supuesto que e1 1eotro» pued intención de verdad. Santo Tomás de Aquino sobr a- 1 xi tencia no sólo no obstaculiza el diálogo · u
complementar y enriquecer la propia tradición ecle- lió en. este método, puesto que, al contrario de lo que 111 11i , ino que lo e ti.mula.
sial, que su existencia es a una riqueza. El proble- creen muchos, poco asiduos en su trato, durante toda
ma surg cuando su e ·stencia aparece como en- su vida practicó e1 diálogo con los grandes espíritu 1 ro es un hecho igualmente constatable qu , n
frentada, rival. Entonces es, verdaderamente, po- que so tenían posiciones muy distintas a las suyas, d · garra.miento de las Iglesias cristianas, 1 l
breza para los dos. Pero el hecho d u existencia incluso situados muy leja de la Eront ra de Ja ortodo- 1 11\ diversidade se llevaron tan lejo que la -
en actitud abierta, en diálogo, ignifica mutuo nri- xia: los füósofos pagano de la antigüedad, los pensa- 1 11111i n e hizo imposible. Y es que cab n interpr -
quecimiento. dores árab o judíos, etc. Alguna vez también con 1 u 1011 tan diversas del núcleo de la fe que pued n
doctores cristianos, cuyo pensamiento difería profun- l I u· rompiendo Ja misma comunión. Esta cu -
o cabe decir que esta vísión de las cosas lleva 1 1 11 l la centralidad de] problema ecuménic .
al r lativismo. La misma glesia que en el Concilio damente del suya dentro de la misma fe. Véasele, por
afirma: ejemplo, enfrentado a san Agustín en )a cue tión del
conocimiento de la verdad a partir de las percepcio-
ocCreemos que el Señor ntreg todos los bienes nes sensibles. Constata la oposición de las tesis, pero ngar. El di4logo, ley del trabajo ecuménico... , en Cris-
del uevo Testamento a un solo colegio apostólico, a acaba: 'Ut profundius intentionem Augustini scrute- " ti diálogo, o. c., 66.

44 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


saber, al que preside Pedro, para constituir un solo mur---'. o e _detiene en la oposición de los simples Osear Cullmann ha dedicado una de sus últimas
cuerpo de Cristo en la tierra ... » (UR 3), enunciado . S1 Agustín mantuvo tal posición, fue por- obras precisamente al tema de la «unidad en la di-
que babia heredado una problemática platónica, de la versidad», y el padre Cangar no ha dudado en escri-
afirma a la vez que, por otra parte, se desembarazó parcialmente ... bir:
Este método de explicación aparece constantemente
• ... que quienes creen en Cristo y recibieron el bautis- en santo Tomás. Frecuentemente, para descubrir la «Pienso que el problema teológico número WlO
mo debidamente, quedan constituido en alguna co- intención de verdad en la tesis que examina se esfuer- que pl~tea hoy el ecumenismo es el de precisar, en
munión, aunque no sea perfecta, con la Iglesia católi- za por encontrar las ratones por las que se ha dicho la medida de lo posible, qué diversidades serian com-
ca ... quedan incorporados a Cristo y, por tanto, reci- tal co a o tal otra...• st. patibles con el establecinúento de una plena comu-
ben el nombr de cristianos con todo derecho, y jus- oi~n. En otros término , qué diversidades pu de ad-
tamente son reconocidos como hermanos... y aunque Si esto es así, surge espontáneamente el intento Dlltir u.na auténtica unidad orgánica» 60 •
creemos qu tienen defecto , no están desprovistos de ~e escucha. Escuchar en profundidad supone admi-
entido y de valor en el misterio de la salvación, por- tir 9-ue el otro en tanto que diferente de mí pued o se trata aquí de proponer un listado de diver-
que el Espíritu d Cristo no rehuyó servirse de ellas ennquecenn , puede sublimarme. La escucha en- sidades legítimas -tarea imposible-, sino de resaltar
como de medios de salvación» (UR 3). tonces apar e no como el silencio estéri1 sino co- el hecho de la admisión de la diversidad en cuanto
mo el espacio reflexivo en e] que se halla Ía diversi- condición ne esaria para la viabilidad del diálogo
Otros mundos espirituales son también portado- dad complementaria de la oikoumene. entre ~as Iglesias. Pero la admisión del principio del
r de salvación. Desde la aceptación de este princi- pl~~mo y de 1~ diversidad no significa caer en el
pio, b el diálogo interconfesional. Pero decir de - Comunión en la diversidad. ingún esp ciali - relativismo estéril o en la in#.delidad a lo que
! tros que son «portadores de salvación» es reco- ta ~1:1 ~l área ecuménica tiene hoy dudas sobre Ja cree más .sagrado. La fidelidad a la verdad qu
n er que ninguna de la fronteras confesionales de legitimidad de la diversidad. La diversidad es consi- ha recibido continúa a egurada. Por e o n l di
un u otra Iglesia coinciden perf eta y ad cuada- de1:3-da más_ como pre upu t y condición de la go ecuménico, y en razón de la exi t n i d J tr
nl con las fronteras de la Iglesia de Cristo. u.rudad quenda por Cristo que como obstáculo para de los otros, aparecen dos 1 m nt qu • 1 1 e 11
alcanzarla. Los estudios sobre la teología del uevo man~enerse a toda co ta: n idad d up 1 1 1
ngar ha expresado de modo admirable esta Tes~en!o, por ejemplo, indican que la diversidad tuac1ón actual de divi ión, • ir, •n 1·,
misma idea: ecles1ológica es un dato tan evidente en los escritos statu quo de l.as separacion ; nv ni n i , Ul' t
bíbli~os que ~u~quier intento de homogeneizar las ner en cuenta siempr el d bl plan d • la fideli -
«E te ha sido siempre el método de los grandes Iglesias, upruwendo sus diversidades, se pone al
púitus que, movidos por un incondicional culto de dad.
marg n de la r velación cristiana.
verdad, han buscado por todas partes, incluso en
u m declarados adversarios, la intención de ver-
4

o cabe, como antaño, el recelo ante las diversi-


. E:s necesario superar el tatu quo d I di i i n
cnstiana. Ya los clásicos hablaron d la ondi j n
dad n la que podían estar de acuerdo y, conjunta- da1es. El Vaticano II ha admitido su legitimidad, «~ via~ de la Iglesia peregrinante. El concept de
m nte, la razón, que depende a menudo de una con- uméndose en ello a una larga trayectoria ecuméni- «histona de la salvación» ha aportado a la oocien-
e tualizacíón defectuosa, de una mala categoriza- a expr~ada en muchos documentos del Con ejo cia de la Iglesia un sentido muy vivo de su marcha
ión o de una excesiva precipitación, de un unilatera- E~uméruco de las Iglesias. La diversidad es ley es- - guiada ciertamente por el Espíritu en medio de los
li m , por la que el otro se ha desviado de su propia cota en lo más profundo de la oikoumene, y su mis- av_atares )'. cooting ocias de la historia- , que es ca-
inten ión de verdad. Santo Tomás de Aquino o r a- ma <:'°ste':1cia no sólo no obstaculiza el diálogo ecu- mmo hacia la plenitud escatológica.
lió en ste método, puesto que, al contrario de lo que ménico, smo que lo estimula.
ere n muchos, poco asiduos en su trato, dw:ante t Pero la conciencia de «estar en camino hacia» es
Pero es un ?echo igualmente constatabl que, en c~~patible con la fidelidad que deb a la verdad re-
vid practicó el diálogo con lo grandes espúi s desgarramientos de las Iglesias cristianas las le-
qu ostenfan po iciones muy distintas a las u , c1b1da al depósito d la fe que se 1 ha encomen-
gf~as dive~sid~des se llevaron tan lejos qu~ la co- dado. Esto tiene consecuencias ecuménicas innega-
inclu o situados muy lejos de ]a frontera de la ortodo- mtJ?lón se hiz_o rmpo ible. Y es que caben interpre-
xia: lo filósofos paganos de la antigüedad, los pen a- bl . El pa~ Congar gusta de recordar, aplicándo-
taciones tan <µversas del_ núcleo de la fe que pueden lo al ecumerusmo, un hermoso texto de E. Gilson:
dore árabes o jud.fos, etc. Alguna vez también con cabar rompiendo la rmsma comunión. Esta cues-
doctores cristianos, cuyo pensamiento diferla profun- lióo toca la centralidad del problema ecuménico. •Hay que conceder a los adversario , que enun-
damente del suyo, dentro de la mi ma fe. Véasele, por
ejemplo, enfrentado a san Agustín en la cuestión del
e nacimiento de la verdad a partir de las percepcio-
ne en ibles. Constata la oposición de las tesis, pero . ,, Y. Congar, El didlogo, ley del traba/o ecuménico... , en Cris- • 60 Y. Coog~, Délresse et promesses de l'oecuménisme, en Es-

acaba: 'Ut profundius intentionem Augustini scrute- tianos en diál,ogo, o. c., 66. sais oecuménrques, o. c., 109.

PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO 45


cían conclusiones contradictorias, el tiempo necesa- plano de la fidelidad y de una pista de solución 1 «falso irenismo» -expresión consagrada en l
rio para comprenderse mejor unos a otros, para com- que parece ser el desarrollo legfti:mo de la vida de la ,11 icano II- es la decidida voluntad que algun
prende e mejor ellos mismos y para reunirse en un Iglesia. Cangar recordaba la explicación de un an- 1, ,.,tianos de Iglesias divididas estarían di pu t n
punto, actualmente aún indeterminado, pero, sin lu- glicano sobre la Iglesia católica; « he cannot chan- J ,, para conseguir la concordia y la paz a ual-
gar a dudas, situado más allá de sus posicion pre- ge, but h can explain»; «no pu de cambiar, pero q11 i r precio. eguram nt el móvil último d , L
entes• •1• puede explicarse mejor» 63 • Lo mismo cabría. decir 1 ni mo p dría justificarse, pero cuando el pr ·
de todas las demás Iglesias que han entablado el 1 p gar es la verdad misma, entonces resulta osp -
Y fi.ade el dominico fran. diálogo ecuménico. A todas ellas les mantiene, sin , li ,so el intento irenista, porque, por una part , <li -
querer dejar de ser ellas mismas, una r ferencia al 11 ·lve el genio de la propia identidad confe i nal ,
11La apertura al diálogo ólo supone tener concien- absolut . Y estas referencias - la ref rencia a la ver- t II otra, relativiza y nivela de tal manera la g nui-
ia del poder del deber de hacerse .má profundo, de dad de la propia tradición y la refer ncia al absolu- 11 1 aportacion s de cada una d las Igl sías qu l
I m m jor ciertas cuestiones, de cono er y for- to- exigen fidelidad. No es que haya dos fidelida- · 1 dad, la búsqueda de la verdad, se banaliza h i1.
m l r mejor la verdad de su solución, y esto con la des, como i ]a una fuera más pura y la otra menos 1 , nvertirse en asunto de segundo orden.
p rta ión de Jo otros, aunque sea un choque o una exigente. E ·ste una sola fidelidad, pero p, e ptible
onmo 'ón, qu nos obligue a todo ello. La apertura a dos niveles distintos. Prim rarnent , fidelidad a Una búsqueda emejante se realiza, po t nl ,
al diAl g implica, como necesaria y uficiente a un Jas formas históricas y concretas de la Iglesia, que In ·ra del ámbito propio donde la paz y la conc ,rdi:
tl mpo, la c nciencia de no poder identificar total- es la sola forma real en que se presenta el mi terio , 11lre cristianos divididos deben encontrars , p r-
ment lo que, en el momento presente, profeso, en el de salvación y que . s guardiana y depositaria de la q11 · ni. la verdad ni 1a propia iden.t idad pued n
estado que lo profeso en la actualidad, con el ab olu- verdad de la revelación. Y esto es ·delidad a la ver- , 11 ica:rse en aras de la unidad. Las palabras b n
to de la erdad, a la que me declaro llamado• u_ dad. Pero la fidelidad se extiend tambi.é n al abso- 1 , por hermosas que sean, no tienen papel al 1
1 n ' movimiento ecuménico. Un texto del Vati ono
El diálogo ecuménico no renuncia a lo que se luto de la verdad, que la fuente profunda de las
expresiones históricas de la misma verdad y norma 11 muy explícito:
considera verdadero en la propia tradición eclesial;
implica, sin embargo, esfuerzo por llegar, n una fi- de confrontación, de purificación y de emulación cEs totalmente ne esario que se exponga e n In
de.lidad cada vez más pr fu oda, a la verdad absolu- de las formulaciones dogmáticas d la Iglesia.
ridad toda la doctrina. a.da es tan ajeno al um •
ta, que siempre trasciend las expresiones actuales Desde el moro nto que cabe el progreso dogmá- nismo como el falso irenismo, que pretendiera d
d la verdad. tico -el «desarrollo homogéneo)), en expresión de virtuar la pureza de la doctrina católica y o ure r
Marín Sola-, la fidelidad puede adquirir el lícito de- ·u genuino y v rdadero sentido» (UR 11).
¿Por qué Congar habrá adaptado la fórmula de
Gilson al mundo del ecumenismo?; ¿se salva en rea- s o de hacer avanzar y de trascender, en diálogo
con otras Iglesias, ciertas formas históricas dadas e El diálogo ria excluye, por definición, la ú •
lidad la fidehdad debida al legado de la fe? Segura- fácil-ubarata», diríamos con Bonhoeffer- d •
111 da
m nte n la entraña misma del diálogo ecuménico incluso criticarlas . . o cabe duda que este tipo de
fidelidad es más sano y exigente que ciertos tipos 1 unidad cuando se subestima la verdad misma.
hay como una tensión que no siempre ha sido eliz-
ment resuelta. Por una parte, es imprescindible de conformismos obedientes que, por una falsa fi. iste tra actitud peligro a que acecha y pu d
cambiar, es decir, trascender, superar, el actual esta- delidad material, mantendrían perpetuamente el , , ,rr mper el diálogo entablado entre cristian
do de las Iglesias, que a todas luces par ce contra- ta.tu quo de las divisiones cristianas 6-4. 11 rt necientes a Iglesias divididas: el proseliti m .
decir la voluntad expresa del Señor. Pero, por o 1 u n vi jo y delicado contencioso entre comunid •
- Exclusión de cualquier forma de proselitismo y
parte, no se puede cambiar. Cuántos cristianos, . in de falso irenismo. Condición n.e cesaria para enta- 1I ristianas, que desde hace afias ha entrad a
duda mal informados, expresan su asombr por los 1,, rnar parte de la agenda ecuménica.
blar el diálogo ecuménico es, por último, l rechazo
cambios producidos en su Iglesia, creyendo que se d d s actitudes que le afectan de manera negativa:
la cambian. En el fondo expresan una convicción problemática de] proselitismo se presenta
el falso irenismo y el proselitismo. armas sutiles 1 i mpre de manera sutil, porque las fronteras n-
mu · profunda: la Iglesia no pu d cambiar. que corrompen y vacían de sentido la misma tarea lIt vangelizaci6n y proselitismo, al menos en 1
ta antinomia nos coloca delante de los dos ecuménica. 111 , cica, resultan con cierta ambigüedad. La van-
,, li z ción es derecho y obligación de toda cornuni-
' ., 1 ·stiana, brota de la entraña misma de la gl -
•• Y. Congar, Experiencia y conversión ecuménica, en Cristia- 0 Y. Co.n gar, El acercamiento ecuménico, en Cristianos en diá-
1 proselitismo define por una finalidad qu
nos im didlogo, o. c., 161. logo, o. c., 140. 1 , lI parecer similar a la de la evangelización: la
u Y. Congar, El diálogo, l.ey del traba¡o ecuménico ..., en Cris- 64 Y. Congar, Spiri.tualill oecu.méniqu.e, en Essais oecumlni- , 1111 v r ión del otro a la oferta de salvación que e
tianos en diálogo, o. c., 64. qu.es, o. c., 179. 1, , if1 c desde la propia comunidad.

46 PARA COMPRENDER EL ECUMENTSMO


planos de la fidelidad y de una pista de soluci 1 1 11 ruso irenismo» -expresión consagrada n el ¿ uándo se puede hablar, por tanto, de proseli-
que parece ser el desarrollo legítimo de la vida de th • n II- es ]a decidida voluntad que algunos tismo? Desde una pe~p ctiva teórica, la distinción
Iglesía. Cangar recordaba la explicación de un , r, m de Iglesias divididas estarían dispuestos a es clara: la acción evangelizadora r peta la con-
glic sobre la Iglesia católica: 11She cann t ch , para conseguir la concordia y la paz a cual- ciencia del evangelizado, porque la fe ofrecida es li-
, but be can explain»; «no puede cambiar, pe 11111 ,. precio. eguramente el móvil último de este bre y porque la respuesta a la buena n.o ticia debe
pu d licarse mejor» 63 • Lo mismo cabría de 11 111 1n p drla justificarse, pero cuando el pr cio estar igualmente exenta de coacción. La acción pro-
d toda las demás Iglesia que han en ablado , 11 1 es la verd d misma, entonces resulta sospe- ü tista, p r el contrario, ha perdido el resp to al
di o o ecuménico. A todas ellas les mantiene, s· li11 1 eJ intento irenista, porque, por una parte, di- otro e in enta por todo los medios atraerlo a la
u rer dejar de ser ellas mismas, una referencia , 1 lv l genio de la propia identidad co.n fesional y, propia causa. Cangar definió el proselitismo como
luto. Y estas referencias - la. referencia a la v ,, 11 tr , relativiza y nivela de tal manera Jas genui-
d d la propia tradición y la refer ncia al absolu 1 portaciones d cada una de las Ig] ias que ]a «el procedimiento desleal que bajo cualqui r tipo de
t xigen fidelidad. o es que haya dos fidelid , 1 Jnd, la búsqueda de la verdad, se banaliza hasta presión alenta a la libertad interior de las concien-
d" , orno si la una fuera más pura y la otra men ,,11v rti.rse en asunto de segundo orden. cias» 65 •
· ·gente. Existe una sola fidelidad, pero perceptibl
d niveles distintos. Prim ramente, fidelidad Una búsqueda em jante se realiza, por tanto, Desde espacios ecuméni os se ha prestado gran
la rma hi tóri.cas y oncr tas d la g)esia, qu lt1 ·1 del ámbito propio donde la paz la concordia atención al tema del proselitismo. La comisión de
¡,, la forma real en que se presenta el misterio 111r cristianos divididos deben en. ontrarse, p r- «F y Con titución», del Consejo Ecuménico de la
va ·ón y que es guardiana y depositaria de Ja 1,, tL ni la verdad ni la propia identidad pueden a- Iglesias, hizo público uo documento en su reunión
rdad de la revelación. Y esto es fidelidad a la ver- ,, tfi arse en aras de 1a unidad. as palabras bana- de St. Andrew, en 1960, titulado Testimonio común,
d 1d. ro Ja fidelidad e extiend también al abso- l,, , por hermosas que sean, n tienen papel alguno proselitismo y libertad religiosa. Diez años más tar-
luto d I verdad, que e la fuente profunda de las 11 d movimiento ecuménico. Un t to del Vaticano de, en 1970, el grupo mixto de trabajo de la Ig] sía
presi nes históricas de la misma verdad norma 11 • mu explícito: católica y del Con ejo uménico de las Igle ia
d nfrontación, de purificación y de emulació presenta otro documento con el título Testimonio
d f nnulaciones dogmáticas de la Iglesia. «Es totalmente necesario que e exp nga c n cla- común y proselitismo.
tidad toda la doctrina. ada es tan ajeno al ecwne-
esde el momento que cabe el progreso dogmá- nismo como el falso irenismo, que pretendiera des- El primero de los documentos es consciente de
ti l ude arrollo homogéneo», en expresión de vi rtuar la pureza de la doctrina católica y oscurecer la dificultad del problema:
Mar n la- , la fidelidad puede adquirir ] licito de- u genuino y verdadero sentido» ( R ll).
d ha er avanzar y de trascender, n diálog «Este es un informe modesto y limitado. Intenta
n tras Iglesias, ciertas formas históricas dadas EJ diálogo serio excluye, por definición, I bús- no tanto resolver la cuestion básicas corno aclarar
in u riticarJas. No cabe duda que este tipo d c¡u da fácil - «barata», diríamos con Bonhoe.ffi r- de la na uraleza de la tensión y sugerir algunos princi-
id Jidad es más sano y exigente que ciertos tipos l,1 unidad cuando se subestima la verdad misma. pios rector con respecto al espíritu y la naturaleza
• nfi rmismos obedientes que, por una falsa fi xist o actitud peligrosa que acecha y pu de de las relacion dentro de Jas cuales las Iglesias pue-
d lid d mat rial, mantendrfan. perpetuam nte e , orromper el diálogo entablado entre cristianos deo tratar mejor la cuestiones. No pueden prescri-
taiu qt10 d las divisiones cristianas ~. p ·rtene ientes a Igl ias divididas: el proselitismo. birse reglas especificas para todas las situacione na-
1 un viejo y delicado contencioso entre comunida- cionales y locales ... " 66,
:clusi6n de cualquier forma de pro elitismo y
1I s cristianas, que desde hace años ha ntrado a Respecto aJ término «proselitismo», reconoce su
d fal o irenismo. Condición necesaria para enta-
blar el diálogo ecuménico es, por último, el rechazo 1 rmar part d la agenda ecuménica. actual sentido peyorativ la imposibilidad de re-
d d s actitudes que le afectan de manera negativa: La problemática del proselitismo s presenta ca- cuperar «la buena connotación que en un ti m.po
J fals irenismo y el proselitismo. Forma sutile iempre de manera util, porque las fronteras en- tuvo la palabra 'prosélito'» (n. 11). Nuestro texto de-
qu corromp n y vacían de sentido la mi ma. tarea evangelización y proselitismo, al menos en la fin l «testimonio cri tian ,> como «la misión y
uménica. ctica, resultan on cierta ambigüedad. evan-
·lización es derecho y obligación de toda comuni-
1 ad cristiana, brota de la entraña misma de la gle-
Ja. l proselitismo se define por u.na Dna.lidad qu. 61 Y. Cangar, El problema cum 1iico, (:0 ri.W1a110. r11 didlogo,
6> Y. Congar, El acercamiento ecuménico, en Cri.stiarws en diá- o. c., 125.
logo, o. c., 140. p drla parecer unilar a la de la evangelización: la
u Tl!.Stimonio cri.sria.no, proselíJu1110 l,l rtnd r /1 w1a, en I)o..
.. Y. Congar, Spiritu.aliri oecumhtiqu.e, en Essais oecumi ni- 1 onver ión del otro a la oferta de salvación qu se cumen.tos de la Comisidn Fe y Corisrítu 1'd11 ( I I () J 9()/f) (A ).
qul!.S, o. c., 179. Ir frece desd la propia comunidad. Editorial CatóUca, Madrid 1972, 267-28 1. .1 1 to n r M.

PARA COMPRENDER. l. . U tLtN l ~M 7


r p nsabilidad encial d todo 'stiano y de toda nos de la verdad y de la vida, en los cuales ellas p
Iglesia» (n. 13), y deja asentado que «la verdad y e] cipan ya en común• 67•
amor d Dios son dados en Jibertad y exigen una
r puesta libre» (n. 17). El testimonio común la contrapartida del pr,
selitismo. El documento del grupo mixto se expr
de 'pción que ofrece del «pro elitismo» ha de este m do:
ido citada muchas veces:
«Bajo proselitismo se entiende cuanto lesiona
« • I pro elitismo no algo absolutamente diferen- der cho de cada pers na, cri tiana o no, a verse 1ib
1 del t timonio: Ja comJpción del testimonio. · e de toda violencia extema en los asuntos religiosos,
corrompe el t timonio cuando e usan util o abier- también ciertas formas de evangelización qu no
tamente la adulación, el soborno, la presión indebida corre ponden con. la voluntad d Dio . qu invita FI documento señala, finalmente, tr ár
o la intimJdación para provocar la aparente conver - hombre a seguir su llamada :n libertad y a servirle en 11 • i J tensión que, veinte años después de u pu-
sión; cuando colocamos eJ éxi o de nuestra Iglesia an- p!ritu y verdad. (n. 8). l l 11 ,1ci n, continúan generando incomprensi n
tes que el honor de Cri to; cuando cometemos la des-
111 1lt nL ndido ntre ciertas Iglesias.
honestidad de comparar el ideal de nuestra Igl.e sia El proselitismo está íntimamente ligado al fenó-
con los logros reales de otra; cuando tratamos d ha- meno del sectarismo (n. 23). De ahí que, para que «Hay esferas de tensión entre las Iglesi qu
cer ad lantar nuestra causa levantan o falso testimo- el testimonio de los cristianos sea verdade ·ament particularmente difíciles de vencer, porque
nio contra otra Iglesia; cuando pe onaJ o colectiva- ecuménico, deben evitarse ciertas a titude que l ¡u una Iglesía considera consecuencia de n
mente reemplazamos el a.mor por cada alma indivi- convertirían en «proseliti a». El documento enu- i iooe teológicas o e Jesiológicas es conside • do
dual que nos concierne por el afán de conquista. Tal mera las siguientes actitud a evitar: 1 o r otra como pro elitismo ... ».
corrupción del testimooío cristiano indica falta de
- ualquier clase d violencia física o moral l~n concreto se hace referencia. al tema d 1 1
confianza en el poder del splritu Santo, falta de re -
pr ión p íquica, qu tendiese a despojar al hombre 1111 imo de los adultos que ya fueron bau · o
peto a Ja naturaleza del hombre y falta de reconoci-
de juicio personal, del libre albedóo y de la plena 11 ol Iglesía cuando eran niño ; a las di p i i
miento del v rdadero carácter del evangelio. Es muy
autonomía de su responsabilidad. 11 J • ales de detenninadas Iglesias sobre 1 •
fácil reconocer estas faltas y pecados en otros pero es
necesario reconocer que ·t odos estamos xpuestos a - Todo ofrecimiento abierto o encubi rto de , 1 ,·nt de su fieles con fieles de otras comunida

caer en uno u otro de ellos» (n. 23). ventajas temporales o materiales como precio por 1, , r ejemplo la n e idad que obliga al ón u ·
un cambio de pert nencia r ligio a. 11 11li o de educar en su fe a lo hijos de u m L i
El texto concluye con algunas recomendaciones 111 111i ; , por último, la cuestión d la Ig.l sia
y con una iovi tacíón: - El aprovecharse de las ituacion s d necesi- ntal unidas con Roma -el problema uniata
dad, de alguna debilidad o defectuosa formación d
"'··· Las Iglesias miembros están todas llamadas a aquello a quienes se dirige el testimonio, a fin de
mostrar tal restricción en su ejercicio d la Libertad provocar en ellos la conversión. contemplada por los cristianos ortodoxos c m,1
r ligiosa, que viten causar ofensa y r peten en la fruto del proseliti mo; y que, por parte de los t Ji.
mayor medida posible las conviccio es de otras Igle-
- Todo cuanto hace so pechosa Ja «buena fe» d ·, se hace el mismo reproche en lo que conciem 1
sias. Por tanto, instamos a las Igl ias mfombros a los tros: nunca se deb suponer la «mala inten- u 1 do y manera como algunas de estas Iglesias
de aprobar el proselitismo tal como se lo ha definido ción»; ta debe ser demostrada. unificadas con las Iglesias ortodoxas» (n. 28, e).
en este informen (n. 58). - La utilización de un motivo qu nada tiene
b diálogo ecuménico cuando en él se in-
que ver con la fe, pero que e aprovechado para al- el «falso irenismo11, o en eJ hoJjzonte se vi -
El documento Testimonio común y proselitismo canzar una conversión, como, por ej mplo, la utili-
(1970), del grupo mixto de trabajo de la Iglesia ca- 11111 1 alguna forma de pro elitismo. En e to c in-
zación d m tivo político para ganar a aquellos 1 1, n t das ]as Iglesias cristiana .
tólica y del onsejo Ecuménico de las glesias, defi- que de earfan tar s guros de buena gana de la
~e un término que no aparecía en el informe ant - protec ión o del favor del poder estatal o, por el
nor:
( . Los protagonistas
«Testimonio común signi ca aquí el testimonio del diálogo ecuménico
conjunto que dan las Iglesias, a p ar de u división, 11 Testimonio comlln y proselitismo, c,n A. Goncilez Mon
cuando, especialmente mediante Ja unión d los es- (ed.), Enchiridion oecuttrenicum. Universidad Pontificia de ala-
1 • fácil dar W1.a. respuesta que satisfaga a to-
fuerzos, testimonian ante los hombr lo dones divi~ manca, alamanca 1986, 163-172. El texto citado en p. 165. 111 que e preguntan por los protagonistas del

48 PARA COMPRENDER EL ECUMBNJSMO


l.1 n s d la v rdad y de Ja vida, en los cuales ellas p 1ntrario, a aquellos que se oponen al sistema polí- diálogo ecuménico. o es fácil, porque bajo el tér-
¡J imperante.
,.. ip n ya en común• •7•

1testimonio común es la contrapartida del pr,


11
- Toda alusión injusta y egoísta a las conviccio-
mino «ecumenismo», como sabemos, caben diver-
sos sentidos y, lógicamente, sus interlocutores se-
- de fe o a la conducta de otras comunidades reli- rán distinto según se acepte uno u otro sentido.
., lit' mo. El documento deJ grupo mixto se xpr
t modo: ' 1 sas como medio para ganar adeptos ... De forma
•n ral. hay que evitar a toda costa comparar la
«Bajo proselitismo se entiende cuanto lesíooa p irte buena y los ideales d una comunidad con las
1 ilidades y la práctica de otra; antes bien, «se de- «¿Qué se puede esperar del movimiento ecuménico?
der cho de cada persona, cristiana o no, a verse lib
l • a hacer un esfuerzo por alcanzar un entendi- Esta cuestión se reduce a esta otra: ¿qué se puede esperar
d toda violencia externa ea los asuntos religio os,
1ni nto amistoso de ella» (n. 27).
del diálogo ecuménico? Séame permitido contestar a esta
t mbién ciertas formas de evangelización que no
pregunta con toda confian7..a diciendo que no e trata d
OIT ponden con la voluntad de Dio , que invita
El documento señala, finalment , tres áreas de un diálogo unilateral, de un diálogo en el que cada uno se
hombre a eguir su llamada en libertad a servirle en , pedal ten ión que, veinte año después de su pu- empeñase en hablar más fuerte que sus interlocutores, in
píritu y verdad• (n. 8). 1,fi ación, continúan generando incomprensiones y querer oír a lo demás. Pero no creo corramo este ri g ,
111 lentendido entre ciertas Iglesias. pues, desde que dos personas e ponen a dialogar, ab n
l pr elitismo está íntimamente ligado al fenó-
m n del sectarismo (n. 23). De ahí que, para que «Hay esferas de tensión entre las Iglesias que son ya que entre ellos hay algo común. Aunqu estén
·1 t timonio de los cristianos sea verdad ram nte particularmente difíciles de vencer, porque aquello separados, no por ello dejan de er hermano . l, n d ~
uménico, deben evitarse ciertas actitudes que lo que una Ig] ia considera consecuencia de us con- acuerdo en reconocer el dominio de Je u risl obr la
nv rtirfan en «pro elitista». El documento nu- vicciones teológicas o eclesiológicas e considerado Iglesia y sobre el mundo. Están de a uerd ·n qu 1
m ra las iguientes actitudes a evitar: por otra como proselitismo ...... ambos los guia la preocupad n p r I gloria d 01 , No
es éste un buen fundamc.nto un lido punt d
- ualquier clase de violencia física o moral y En concr to se hace referencia al tema del re- partida?».
p i n psíquica, que tendie e a despojar al hombre 1, utismo de los adultos que ya fueron bautizados
d • juicio personal, del libre albedrío y de la plena r II tra Iglesia cuando eran niños; a las disposkio-
ut nomia de su responsabilidad. 11 • legales de determinadas Iglesias sobre el casa-
- Todo ofrecimiento abierto o ncubierto de 1111 nto de sus fieles con fieles de otras comunida-
v •nlaja temporales o materiales como precio por d· , por ejemplo la nece idad que obliga al cónyuge
un cambio de pertenencia religiosa. , ,tl lico de educar en su fe a los hijos de su matri-
111 nio; y, por últim , la cuestión de las Iglesias Georges Casalis Per Lonning, entr otro , r va-
- EJ aprovecharse de las ituaciones de necesi- 111 1 ntales unidas con Roma J problema uniata- lorizaron hace años el ecumenismo secular como
d d, de alguna debilidad o defectuosa formación de «la convicción de que el d ber esencial del cristia-
n.qu U a quienes se dirige el testimonio, a f:in de nismo de hoy es concretar la unión de la humani-
pr v en ellos la conversión. «es contemplada por los cristianos ortodoxos como dad y no la de las Iglesias» 68 • La reconciliación del
fruto del pro elitismo; y que, por parte de los católi- mundo sería la tarea del ecumenismo, dejando
- T do cuanto hace sospechosa la «buena fe» de cos, se hace el mismo reproche en lo que concierne al
: nunca se debe suponer la «mala inten- aparte la unión exclusivamente intereclesiástica.
modo y manera como algunas de estas Iglesias fueron Casalis había tomado el término oikoumene en una
ta debe ser demostrada. unificadas con las Iglesias ortodoxas» (a. 28, e). de sus acepciones primarias y verdad ras -el senti-
- La utilización de un motivo que nada tiene do geográfico de la «tierra habitada»- como si fuera
qu ver con la fe, pero que es aprovechado para al- o cabe diálogo cuménico cuando en él se in-
11 ,duce el «falso irenismo», o en el horizonte se vi - única y exclusiva.
anzar una conversión, como, por ejemplo, la utili-
za ión de motivos políticos para ganar a aqu llos l111nbra alguna forma de proselitismo. En esto coin- Pero oikoumene -en la tradición cristiana- tien
1 d n todas las Iglesias cristianas.
u d earfan estar seguros d buena gana de la también el sentido de «Iglesia extendida por toda la
p lección o de] favor de] pod r estatal o, por el tierra habitada», es decir, Iglesia universal, Igle ia
indivisa que, a pesar de sus legítimas diversidades,
.3. Los protagonistas
del diálogo ecuménico
• 1 Testimonio común y proselitismo, en A. GonzáJe2. Mont
(ed.), Enchiridio11 oecume11icum. Universidad Pontificia de ala- o es fácil dar una respuesta que sati faga a to- " G. Casalis, El desmembramiento del ecumenismo, en El fu -
manca, alamanca 1986, 163-172. El texto citado en p. 165. 1,, 1 que e preguntan por los protagonistas del turo del ecumenismo. La Aurora, Buenos Aíres 1975, 61.

PARA COMPRENDER EL ECUMENl MO 49


profesa los mismos credos y por tanto cree la fe or- Un bello texto del Concilio Vaticano Il afirma: ¡uiénes participan efectivamente en esa ~aventur
todoxa. Por eso sus credos son ectunénicos (de to- 11 macla ecumenismo. ¿Hay criterios para sab r qu
dos), sus doctores (Basilio el Grande, Gregario a- «El emp ño por el restablecimiento de la unión
1 lesias y comunidades están favolucrada n
cianceno, Juan Crisóstomo .. .) on ecuménicos y sus corr ponde a la Iglesia entera, tanto a los fieles co-
rno a los pastores, a cada uno según su capacidad, ya di ogo interconfesional?
concilios son concilios ecuménicos. Finalmente,
hay un sentido técnico moderno que expresa el in- en la vida cristiana, ya en las investigacion teológi- a) Criterio subjetivo
tento de reconciliación de las Iglesias cristianas pa- cas e históricas ..... (UR 5).
ra mostrar visibl mente la unidad querida por Cris- Nos parece que existe un primer criterio de tip
El protagonismo de todo los fieles en la tarea \Ubjetivo, para poder afirmar la coherencia n 1
to. ecuménica se deduce de aquel principio eclesiológi- p rticipación ecuménica. Se trata de la voluntn
Esta rápida .incursión por el términ.o oikoumerze co de la «Iglesia como pueblo de Dios» qu contra- ,,. il de dialogar. Es el primer condicionami nt qu
nos pone delante de dos posibl sujetos del movi- dice una larga y de afortunada tracLición en la que i e, no sólo el diálogo ecuménico, sino cualquj l
miento ecuménico: i se acepta la visión de G. Ca- Ja Iglesia era ante todo «la jerarquía», y sólo luego 1nrma de diálogo. Pero es una exigencia muy fim1
alis, el sujeto es todo hombre o mujer, creyente o la masa de los fieles. El padre Congar gusta de re- ¡u· implica la voluntad de ponerse en plan d
no, católico o protestante, judlo, musulmán o bu- petir una acertada fórmula: u ldad, sin pretension de protagonismo qu
dista, que ha emprendido la tarea de la reconcilia- cEI ecumenismo no e una e pecialidad, una di- l lc j n deseo de superioridad; conciencia viva
ción de la .h umanidad para hacer d ella la casa co- mensión, una calidad de toda la Iglesia ... , no una qH tam bién los otros, si tamos en actitud d
mún en la que caben todos. Es el sentido amplísi- especiaHdad, aunque es verdad que necesita de esp - , 11 ·ha, podrán enriquecerno ; la aceptación d
mo del término ecumenismo. cialistas» 69 • d1 rsidad, que no deberla en ningún caso r mp
1, munión; el int oto de aproximación a un 1cm
i se acepta, en cambio, la acepción de la tradi- Dentro de e a enorme y vast ima dim nsión 11.1j común capaz. d eng ndrar entendimi nt
ción ri tiana en su sentido técnico m demo, el eclesial que es la ecuménica, hay también un Jugar uh rencia; la exclusión de actitudes proseliti t
pro oni ta del movimiento ecuménico es enton- para los especialistas. l diálogo doctrinal, por ejem- 1 , I mente irénicas.
la lgl ia - las IgJe ias cristianas- que, sinti ndo- plo, requiere especialistas, incluso dentro de cada
n una itu ión anómala, mantienen, a pesar de uno de los temas que se debaten entre Jas Iglesias b) Criterios objetivos
L d , un i rta omunión que les impulsa a la pl - separada . El decreto conciliar se refiere a él cuan-
munión. Entonces l ecumenismo aparece ca- P ro hay también otros criterios objetivo , qu
do afirma: ,,,11 · en
indispensables para participar coh r nl
una cu tión d ob di ncia, de fidelidad a la
pl gari d J sús (Jn 17, 21). «El diálogo entablado entre perito y técnico ... , ,1 nL en el movimiento ecuménico, si e qu .
exponiendo cada uno por su parte con toda profundi- 1111nti ne «la búsqueda de unidad visible par u
Aquí se pone el acento en eJ ecumenismo intere- dad la doctrina de su comunión, y presentando clara- 1 mundo crea» como objetivo del ecumeni m
clesial, pero teniendo como punto de mira la recon- mente los caracteres de la mjsma » (UR 4, 2). , 11 ti no. Y estos criterio hacen referencia a a
ciliación de la humanidad, que es el objetivo real de trinales, a la perspectiva de comunión,
todas las Iglesias: el anuncio y la preparación del Podría resumirse todo lo dicho hasta ahora di- ión misionera.
reino. Las Iglesias - la Iglesia- no on para sí mis- ciendo que el protagonista del movimiento ecumé-
mas, son para el reino de Dios que tá próximo. nico es la Iglesia, es decir, las Iglesias, que han en- riterio doctrinal. inguna visión pragmáti a
trado en la dinámica ecuménica. Por ello sus verda- tener preeminencia en la tarea ecum ni .
o se trata, como es obvio, de la búsqueda de deros sujetos son todo lo miemb os del pueblo de ia de Cristo, por ser un misterio de salva i 11
unión de los individuos, sino de las Iglesias. La co• Dios 1 que n e sitan de técnicos y especialistas co- 1 lengu aje eológico «algo dado», en el senli-
munión entre individuos nace a través de ese deno- mo de interlocutores válidos, dadas las esp ciales u no la creamos nosotros, sino que no -
minador común, de esa ba e única gue es como el dificultádes que implican algunos de los problemas mo llamados e invitados a participar n
prime sacramento fontal y qu se llama creación. que dividen a Jas Iglesias. 11 1 , see todo aquello que le ha dado su Señ r
Por creación, cada incLividuo es mi hermano, mj 1 • pr ~ a desde los tiempos apostólicos en un
prójimo, es parte mía. La unión con él brota de la La pregunta por los protagonistas del movimi n- 1 d, 1 ceptados por las tradiciones cristiana d
pertenencia a la misma humanidad creada por el to ecuménico lleva aneja otra. pregunta que deman- 1 , 1,, 1 tiempos. j los reformadores del igl
mismo Dios y redimída por el mismo Verbo encar- da algunos criterios para saber en concreto quién o 1 1, n críticos con ciertas tradiciones no expr -
nado. Pero en eJ ecumenismo se trata de la comu- 111 111 • enseñadas en la revelación bíblica- neg -
nión de Iglesias que ahora mismo no pueden mani- 1111 u unúcleos fundamentales» de la fe que
festar visiblemente la plenitud de lazos que debe- " Y. Con,gar, SpiriJ.ualitt oecumbiique, en Essais oecuméni- 111 ,u n en los grandes concilios de icea, Co -
rían manifestar. ques, o. c., 176. 1,11111 J feso.
50 PAR.A COMPRENDER EL ECUMENISMO
Un bello texto del oncilio Vaticano afirma: 11 11 participan efectivamente en esa «aventura>1 Osear Cullmaoo, con una honestidad intelectual
l
11111u.da ecumenismo. ¿Ha criterios para saber qué
-El empeño por el restablecimiento de Ja unión muy digna, se ha preguntado:
corresponde a la Iglesia entera, tanto a los fieles
1 11 i y comunidades están involucrada en el
mo a los pastores, a cada uno según su capacidad,
1 Ir o interconfesional? "En este intento por determinar el fundamento de
la jerarquía de verdades, ¿n s será permitido ir más
en la vida cris ·ana, ya en las investigaciones teológi r1) Criterio subjetivo lejo , sin caer en la infidelidad, en tanto que protes-
cas e hl tóricas ..... (UR 5). tantes, de nuestro carisma de concentración en la Bi•
os parece que existe un primer criterio, de tipo blia? A esta pregunta respondo por la afirmativa en lo
El protagonismo de todos los fieles n La tar 11l,1 •livo, para poder afumar la coherencia en la
uménica se deduce de aquel principio eclesiológi que concierne a Jas confesion de fe más desarrolla-
I' 11 t i ipación ecuménica. e trata de la voluntad das de la Iglesia antigua de los primeros siglos. Ellas
e d 1 « g)esia como pu blo de Dio )} que contra- , ,11 de dialogar. Es el primer condicionamiento qu
di una larga y desafortunada tradición en la que son onsideradas por casi todas la Iglesias como de-
, , no sólo el diálogo cuménico, sin cualquier sarrollo correcto y legítimos de la revelación bíbli-
la Iglesia era ante todo «la jerarquía», y sólo luego Ion a de diálogo. Pero es una exigencia muy firme
l masa de los fieles. El padre C-0ngar gusta de re- ca... Es interesante aber que 1 gran teólogo Rahner
11m ímplica la voluntad de ponerse en plano de
P tir una acertada fórmula: haya propuesto como referencia común .. el «símbolo
1 11 1ldad, sin pretensiones de protagonismo que re•
bautismal» llamado «apostólico» (s. Il) y el credo de
«El urnenismo no es una especialidad, es una di- 11 ·n des os de superioridad; conciencia viva de icea- onstantinopla, o símbolo de la misa (s. ):
mensi n, una caJjdad de toda la Iglesia .. ., no es una qnr también los otr . si estamos en a ·tud de es- los dos están admitidos por cas:i todas las Iglesias
11 ha, podrán enriqu ernos; la aceptación d la
p cialidad, aunque es verdad que necesita d espe- utilizado , casi siempre, en su culto. Por ello, en lo
cialistas» 69 •
,ll idad, que no debería. en ningún caso romp r que respecta a la verdad principal, exi t h y un i-
1 m unión; el intento d aproximación a un len- tuación ecuménica muy prometed ra» 70 •
n o de a enorme y vast!sima dimensión 11 1j común capaz de engendrar entendimiento y
• l i qu s la ecuménica, hay ~bién Wl 11;1-gar 1 oh renda; la exclusión de actitudes pro litista o Es cierto que a continuación añade:
p 1 s especialistas. El diálogo doctnrial, por J m- 1 1._ m · te irénicas.
plo ,. r quiere especialistas, incluso dentro de cada «Por el contrario, la div rg o i s 1:
un d l temas que e d bat n entr las Iglesias b) Criterios objetivo · ias continúan en lo que on i m . I·
parad . El decreto conciliar se refiere a él cuan- vadas del núcleo•.
Pero hay también otr criterios objetivos, que
d afirma: I' 11 cen ind.ispensabJ s para participar coherente-
~ l diálogo entablado entre peritos y técnicos ... , 111 nLe en el movimiento ecum nico, si es que s

oniendo cada uno por su parte con toda profundi- 11 1 in tiene «la búsqueda de unidad visible para que

dad la doctrina de su comunión, y presentando clara• 1 mundo crea» como objetivo del ecumenismo
ment lo caracteres de la misma» (UR 4, 2). , tiano. Y estos criterios ha.cen referencia a aspee- - Criterio de comunión. Cabe, con toda eviden-
" d ctrinales, a la pe pectiva de comunión, y a la cia, profesar el núcl o cristológico y trinitario en
P dría resumirse todo lo dicho hasta ahora di- 111 nción misionera.
nd u el protagonista deJ movimiento ecumé- su desarrollos más amplios y, sin embargo, no par•
]a Igl sia, es decir, las Iglesias, que han en• Criterio doctrinal. Ninguna visíón pragmática ticipar en el movimiento ecuménico. << er interlocu-
n la dinámica cuménica. Por ello sus verda- p11 de tener preemin ncia en la tarea ecuménica. tor» en el diálogo entre las Iglesias requiere la vo-
d s ujetos son todos los miembro del pueblo de 1 Iglesía de Cristo, por er un misterio de salvación luntad positiva de anhelar la reconciliación con las
i , qu necesitan de técnicos y especiali ~ co• ·n el lenguaje teológico «algo dado», en el senti• otras Iglesias, dentro de la amplia gama de «mode-
mo d interlocutores válidos, dadas las especJales , l'o de que no la creamos nosotros, sino que no O· los d unidad».
11, ,s somos llamados e invjtados a participar en
difi. uJtades que implican algunos de los proble Voluntad positiva de comunión, de obediencia y
ue dividen a las Iglesias. , ll,1- , po ee todo aquello que .1 ha dado su Señor y de fidelidad a la «plegaria sacerdotal de Jesús» (Jn
11 11 • p rofesa desd los tiempos apostólicos en unos 17) significa la aceptación de que el actual estad
La pregunta por los protagonistas del movimien- 1 <e.los aceptado por las tradiciones cristianas de
t ecuménico lleva aneja otra pr gunta que de1;11an- del cristianismo mundial constituye una situación
1, ,d lo tiemp . · los reformadores del siglo anómala, precisamente por falta de comunión. Pero
d algunos criterios para saber en concr to qwén o 1 - tan. crític con iertas tradicion no expre• esta ituación no significa juzgar a ninguna Iglesia
11 n nte enseñadas en la e elación bíblica- nega-
' m esos «núcleos fundam ntales» de la fe que
" Y. Congar, Spiritualitl oecum.tnique, en Essais oecuméni- , presaron en los grandes concilios de Nicea, Cons-
o. c., 176.
q1J.l!S, 1 11 1linopla y feso. 70 O. Cu.llmann, L'unité par la diversii.é, o. c., 34--35.

PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO 51


1
histórica como contraria a la voluntad de Cristo. taron de que su ervicio común creaba una nueva re- Pero la tolerancia ti.ene sus límites: p r una
Estaríamos totalmente de acuerdo con Gabriel lación entre ellas y las moribundas comunidades or- 11 11 1 , la admisión o el rechazo de la base común
Marce! en su afirmación de «no saber qu s lo que todoxas a las que asistían. Gran parte del mutuo enri- ,/ad principal; por otra, la existencia de los falso
piensa Dios de la Reforma» , siempre que esta fór- quecimiento que se derivó desde entonces de las rela- J 1 1 manos que nunca debieran confundirse con 1 :.
mula no signifique descalificación y respete el as- ciones ntre protestantes y ortodoxos tiene su origen I h1l en la. fe. Con. éstos cabe el diálogo, con aq
pecto de misterio del juicio de Dios. Desde una en aquellos días ... » 71 • ll, • no cabe ninguna concesión (cf. Gál 1, 9; 2,
perspectiva protestante, cabría decir lo mismo del
El Consejo Ecuménico de las Iglesias es cons- F tamos ahora en disposición de poder d finit.
catolicismo romano: «No sabemos, a fin de cuen-
ciente de esta verdad y viene intentándola vivir des- 11 • ncreto, la identidad de los interlocut •s
tas, qué piensa Dios de Roma » 71 •
de hace muchos año . u Unidad d Trabajo Il, ti- 111 nl ~ nistas del diálogo ecuménico: ]as Igl i · dt
Sin prejuzgar a las Iglesias históricas -sólo Di s tulada Justicia y servicio, mantien cinco comisio- 1,, di 1ón ortodoxa; las Iglesias de la comuni n 1
conoce en su misterio el sentido y el de tino de las nes: Ayuda mutua y servicio de las Iglesias y asis- 1 na; las Iglesias del protestantismo hist i ·
1 1'l ia católico-romana. o hacemos sino d . 1 1 1
Iglesias cristianas en su estado d división-, cr e- tencia a los refugiados; Participación de las Iglesias
mo que participar en el diálogo cuménico ignifi- en el desarrollo; Asuntos internacionales; Programa l,11 el manera muy rápida 1a aportacion d t 1
ca, por una parte, querer pasar del tado de comu- d lucha contra el racismo; Comisión médica cris- 1, uli iones eclesiales al movimiento ecum ni . F11
nión imperfecta (actualmente existente), al estado tiana. 1 1 , p tulo 2 nos detendremos en su identidad
de comunión perfecta y plena (q e estamos buscan- 1 anoal.
do); y, por otra, tener la voluntad de llegar a alabar c) Las Iglesias que participan.
y celebrar juntos los misterios del Señor, esp cial- • Iglesias de tradición ortodoxa
mente la eucaristía. Si desde lo anterior s pr upuesto teóricos tu- hl mismo nombre de Iglesias ortodo
riterio misionero. Existe todavía una dimen- viéramos qu d cend r aJ terreno de las traduccio- nvicción profunda de algunas Igl i s, u ,1
i n d l m vimiento ecuménico que no está recogi- nes prácticas para conocer en concreto qué Iglesias están en oriente próximo, d mant n 11
o ni n I diálogo doctrinal ni en la búsqueda de llevan adelante el trabajo de la reconciliación, val- ta fidelidad la «fe ortodoxa» d lo i t • p, i
pi na 0111unión. Es la perspectiva misionera, es d - dría la p na recordar algunas tomas de posición de con ilios ecuménicos de la Igle ía nti
i , l· int i n d las Igl ias de testimoniar jun.- Osear Cullmann en su obra L 'unité par la diversilé.
Ellas n s permiten desde perspectivas bíblicas ·o de u patriarcados son sed p . t Ji ,,.,
t , n i ible, la fi ristiana, que no sólo es 11 · se enraiza en las fuentes bíblicas nriquc 1
t n (m ns j ), sino que es vida, experiencia abordar nuestra cu tión. Cullmann, n el capítulo
dedicado a la «jerarquía de las verdades», desarro- ti r la gran tradición de los padres. El pau-111
icp a qu' l mundo crea». Pero este testimonio ti - u le I d Constantinopla (primus in ter pares) n. 11
n en ri tiano wi nombre propio: la construcción lla unos principio que ayudarán a contestar nu -
11 1· 1 expresión vi ible d la unidad entr 1 )U,I
dlvin. tra pregunta:
1 ias que componen Ja ortodoxia.
- En el diálogo ecuménico caben ladas las Igle- ntribución y participación ortod n •I
Hay iertamente una estrecha relación entr el 1 .1
servicio o diakon{a para la construcción de] reino y
sias que no han abandonado la base común, o la 1 1 11 1 uniento ecuméni o es un hecho no sólo adro 11
verdad principal, aunque luego hayan surgido gran- .f,. pur todos, sino valorado por la riqueza l 1
la unidad cristiana. El h cho de que diferentes Igle- des diferencias entre ellas, principalm nte en l
sias se hayan unido en el ervicio -p rspectiva mi- , \1uitual aportada a las Iglesias que han nl u
sionera- fue desde el principio una experiencia d - llamadas verdades derivadas. 11 1 idlogo con ella. La iniciativa del patriar t d >
cisiva para el crecimiento del ecumenismo. En la - Entre las IgJ ias que han desarrollado gran- • 11111 ·nico de Constantinopla (1920) en fav r lt
Asamblea General de ue a Delhl (1961), alguien des discrepancias y que aparecen a la consideración 111 , di a de Iglesias» para «impulsar la uni n le
dijo: d · las otras on graves de ormaciones -humana- 1111I, 1 Iglesias en el amor cristiano» deb m,1
men e insup rabies- cabe aplicar el concepto pauli- 1 i ,u s • como uno de los centros de referencia d 1
«Ya en 1922, cuando la Federación de las Iglesias no de «débiles en la fe» a las que se debe la toleran- 111•1 n ti I ecumenism . A partir de 1961, casi t d· s
de lo Estados Unido y la Federación de las Iglesias cia, tan manifiestam nte importante en el pensa- 1 1 l· i ortodoxa son miembro del C n j
Suizas fundaron conjuntamente la Oficina d Ayuda mient de Pablo (1 C r 8, 4; 8, 7; 1 or 10, 27ss; 1 1 1111 ni o de las Igl ias. ·
mutua de las Iglesjas para Europa Central, se perca- Rom 14, lss).
lgl ias de la comunión anglicana
1 1.1 s Iglesias no sólo han sido constantes inter-
Y. Congar, Théologi.e de út prüre pour l'uni11!, en Essais oe-
11 n Citado en la obra colectiva El Movimienro Ecuménico. Pe- 111111 1 · n el diáJ.ogo ecuménico a lo Jargo d 1 i-
cuméniques, o. c., 202 y 204. nínsula, Barcelona 1966. El texto en p. 150. 11 , , in que su aportación ha ido e encial tan-

52 PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO


taron de que su servicio común creaba una nueva Pero la tolerancia tiene sus limites: por una
!ación entre ellas y las moribundas comunidades o I' 11 1 , la admisión o el rechazo de la base común
codoxas a las que asistían. Gran parte del mutuo enrl 11 ,dad principal; por otra, la existencia de los falsos «Sin duela alguna, y tanto de un lado como de otro, los
quecimieoto que se derivó desde entonces de las rela I, ,manos que nunca debieran confundirse con lo caminos que llevan a la unión pueden ser largos y
ciones entre protestantes y ortodoxos tiene su origc ,I, l,iles en la fe. Con éstos cabe el diálogo, con aqué- sembrados de dificultades. Pero ambos caminos convergen
n aquellos días ..... 72 • ll11 no cabe ninguna concesión (cf. Gál 1, 9; 2, 4). entre sí y desembocan en las fuentes del evangelio. ¿No es
• stamos ahora en disposición de poder definir, buen augurio que este encuentro de hoy se realice en esta
El Consejo Ecuménico de las Iglesias es co tierra en la que Cristo fundó su Iglesia y derramó su
i nte de esta verdad y viene intentándola vivir des.i 11 oncr_eto, la id~ntidad de lo~ interlocutores y
111 ~~orustas del diálogo ecuméruco: las Iglesias de sangre por ella? Es una manifestación elocuente de la
d hace muchos años. Su Unidad de Trabajo Il, ti- voluntad profunda, que, gracias a Dios, anima cada vez
tulada Justicia y servicio, mantiene cinco comisio- 11.1dic1ón ortodoxa; las Iglesias de la comunión an-
11 a¡ las I~esias del protestantismo histórico; y más a los cristianos digno de este nombre: la de trabajar
n : Ayuda mutua y s rvicio de las Igl ias y asis- para vencer las desuniones, para destruir las barreras; la
t ncia a los refugiados; Participación de Jas Iglesias • Iglesia católico-romana. o hacemos sino descri-
l111 de manera muy rápida la aportaciones de estas voluntad de introducirse resueltamente en el camino que
'n el d arrollo; Asuntos internacionales; Pro conduce a la reconciliación ... ».
d lu ha contra el racismo; Comisión médica cris- 11 .1diciones e lesiales al movimiento ecuménico. En
Li na. 1 pítulo 2 nos detendremos en su identidad con- Pablo VI en u alocución al patriarca Atenágoras,
1 !-.ional. en el encuentro de Jerusalén,
el 6 de enero de 1964
c) Las Iglesias que participan • Iglesias de tradición ortodoxa
- - .:_ -- • ' .,t_,.___ -" ~ ~~ - • •
i d de Jo anterior presupuestos teóricos tu- El ~s~o nombre de Iglesias ortodoxas designa
i ramo que descender al terreno de las traduccio- onvicc1ón profunda de algunas Igl ias, cu as
prácticas para conocer en concreto qué Iglesias , ,t f están en ori nt próximo, de mantener en
11 n adelante el trabajo de la reconciliación, val- 11 ·rt eta fidelidad la «fe ortodoxa» de los siet pri- to en el origen como en 1 p t ri
e.u f J p na recordar algunas tomas de posición de 111 ros concilio cuménicos de la Igl ia antigua. mismo.
ullrnann en su obra L'unité par la diversité. Varios de sus patriarcados son sede apo tólicas
Has n permiten desde perspectivas bíblica La Iglesia de Inglaterra, con u
\' ·u fe se enraiza en las fu ntes bíblica enriqueci- ry, es el lazo visible d unión d t d 1
ord nue tra cuestión. Cullmann, en eJ capftulo 11, por la gran trarución de los padres. El patriar-
dj d a la «jerarquía de las verdades», desarro- que, habiendo rechazado el papad , p n la
.ido de Constantinopla (prirnu inter pares) consti- constitución episcopal de la lgl ia, mantienen n-
11 unos principios que ayudarán a contestar nues- 111 e la expre ión visible d la unidad entre todas
tra pr gunta: tre sí notable comunión a través d 1 Libro de Ora-
l..is Iglesias qu componen la ortodoxia. ción Común (Book of Common Prayer), los 39 Ar-
- n el diálogo ecuménico caben Lodas las Igle- contribución y participación ortodoxa en el tículos de fe, y las Conferencias de Lambetb que
i qu n han abandonado la base común, o la , tt vimiento cuménic e un hecho no ólo admiti- celebran cada diez año desde 1867.
v rdad principal, aunque luego hayan surgido gran- 1 p~r.todo , ino valorado por la riqueza teológica
d cLi r ncias entre ellas, principalmente en las pmtual aportada a las Iglesias que han entrado La tres grandes corrientes que coexisten en la
11 m da verdades derivadas. , 11 diálogo con ella. La iniciativa del patriarcado
comunión anglicana: la High Church (angl -católi-
• uménico de Constantinopla (1920) en favor de ca), Low Church (evangélica), y Broad Church (libe-
- ntr las Iglesias que han desarrollado gran- ral) le dan un carácter tan específico de lazo de
d ru crepancias y qu aparecen a la consideración 1111 «liga de Iglesias» para «impulsar la unión de
111 as las Igl sias en 1 amor cristiano» debe consi- unión -d «Iglesia puente»- entre eJ catolicismo ro-
d las otras con graves deformaciones -humana- I?ano y la ortodoxia, por una parte, y el protestan-
m nle insup rables- cabe aplicar el concepto pauli- ll· rse como uno de lo centro de referencia del
,,rigen d~l ecumenismo. A partir de 1961 , casi todas tismo, por otra- que puede afirmarse con verdad
n de ~débiles en la fe» a las que se deb la toleran- que, sin el anglicanismo, el movimiento ecuménico
cia, tan manifiestamente importante en el p nsa- l I Iglesias ortodoxas son miembros del Consejo
1 uménico de la Iglesias. sería <;>tra osa. De ahí su papel tan especial y su
mien o de Pablo (1 Cor 8, 4; 8, 7; 1 Cor 10, 27s ;
capacidad para aunar divergencia tan notables.
Rom 14, lss). o~bres de insignes anglicanos estarán siempre
• Iglesias de la comunión anglicana
escntos en los anales de la historia del movimiento
tas IgJe ias no sólo han sido constantes inter- ecuménico: Charle H. Brent, Robert Gardiner,
11 itado en la obra colectiva El Movimi.en10 Ecuménico. Pe- 111 utoras. en el diálogo cuménico a lo largo del i- S. Azariah, William Temple, J. H. Oldham, G. A.
nfosula, Barcelona 1966. El texto en p. 150. lo , smo que su aportación ha sido esencial tan- Be.11, Michael Rarnsey ...

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 53


• Iglesias del protestantismo histórico ción» y << . e y Constitución» lúcie.ron exclamar a , I, 1 I diálogo ecuménico. Y desde esta premi
un hombre como el arzobisp Nathan Soderblom 111 il oncluir que:
E onocida la complejidad de las «re ormas» una frase bíblica con un significado terrible: «Pe-
n plural- eclesiásticas que tuvieron lugar en el trus vero sequebatur a longe» (Me 14, 54) 73 . «Pe- las sectas cristianas, surgidas de las grand
continente europeo durante el iglo XVI. De ellas dro seguía de lejos ... ». En el fondo, una teología de 1 lt• ias históricas, y las sectas religiosas no cristia-
emergen dos grandes tradiciones: 1 luterana y la re- curia mu corta un fuerte autoritari mo romano y 1,1 \ no puedan tomar parte activa, entr otra
formada, que, aunque efectuaron una ruptura totaJ una conci ocia muy ciar d ser la «una sancta» ... • , por el rechazo positivo que hacen del diál
con la Iglesia de Roma, mantuvieron los e critos bí- Por eso Pedro segufa de lejos ... el movimiento ecu- 1111 mo;
blicos como única nonna, de fe (sola criptura, ola ménico.
fides), y aceptaron también los credo d la gle ia se hace muy dificil entender como inted Lo-
antigua como parte del legado cristiano. Hasta que llegó el «tiempo de la gracia» -el kai- • del diálogo a las comunidades locales de e tri
rós- para la Iglesia católica. Un tiemp relativa- , 1•1men congregacionalista. ya que no se r pr n
Las intuiciones , doctrinas de I grand refor- m nte tardío. La entrada. oficial de Roma en la em- 1111 ino a sf mis.m as, y tá fuera de sus inter e l
madores (M. Lutero y F. Melanchton, por un lado; presa ecuménica debe datarse en el Concilio Vatica- 1111ic.lad visible de todas las Igl sia ;
y J. Calvino, U. Zwinglio, M. Bucero, Oecolampa- no ll (1962-1965). con un protagonista de e p-
dio, ohn Knox, por otro) están en la base, junto a ción: Juan ; on un motor inmenso: el enton- e aut excluyen igualmente las llamad
las diferentes Confesiones de fe, de cada una de las ce Seer tariado Romano para la Unidad de los 11111 'dades «fundamentalistas» d tradición r f r-
Iglesias nacionales que se con ·tu en la genera- Cristianos; y con una «carta magna»: el decreto
ción siguiente a los r formador , Hoy, estas tradi- conciliar Unitaii redintegratio.
ciones están reunidas en Familias confesionales, lla-
madas «Federación Luterana Mundial» y «Alianza Es evidente qu el Vaticano II no es producto
Mundial d Iglesias R fi rmadas». del azar, sino que tiene una larga y lenta. pr para-
ción. Hoy la Iglesia católica, sin er mi mbro del
Consejo Ecuménico de las Iglesia , está llevando a
cabo 7• una amplia red d diálogos teológicos c.on la
mayorla de las glesias cristianas, y está colab ran-
da en tantas empr as ecuménicas a nivel regio-
nal , nacionales y locales que es, sin duda, uno de
los interlocutores más vivos, pero más difíciles -por
su misma constitución eclesiá tica- que hay ahora
mismo en el movimiento . cuménico.

bría hablar todavía del protagonismo meno d) Las comunidades que


llevado a cabo por otras tradiciones reformadas que no pueden participar
no son estrictamente calvinistas o luteranas. De todo lo anterior e deduce con cierta fu.cili-
dad una respuesta a la segunda. parte de nuestra
• Iglesia católica romana pregunta: quiénes no pueden ser interlocutores váli-
dos del diálogo ecuménico. Hay algo claro: aqu.ellas
La conciencia del sagrado deber de mantener comunidades r ligio as que han perdido o nunca
con. toda fid lidad el «depósito de la fe», e decir, aceptaron el núcleo de la fe cristiana profesado en
todo aquello que ha recibido del efi r y de se la lo credos de la Iglesia antigua se han automargina-
única Iglesia fundada por Cristo, tá en la raíz de
las primeras negativas y grandes reticencias que
Roma opuso sistemáticamente a u entrada en el
movimiento ecuménico. n Y. Congar, Ddtresse er promesses de l'oecuménisme, en Es·
sais oecuméniques. o. c., 101.
La desconfianza y hasta la ho tilidad qu una ,. E. Cassidy, The Caiholic CJmrclt and Ecumenism as We Ap·
otra vez manifestaba Roma an e las repetidas invi- proach the Third Christian Millenrrium: Centro Pro Unione, o. 39
taciones a participar en reunion de «Vida y Ac- (1991) J J-20.

54 PARA COMPRENDER EL ECUMENTSMO


i n» y « e y Constitución» hicieron exclamar a del diálogo cuménico. Y desde esta premisa es mada que han visto en el ecumenismo una nega-
un hombre como el arzobispo Nathan St>derblom ( cil concluir que: ción de la e encía del cristianismo, como por
na. frase bíblica con un significado terrible: «Pe- ejemplo el Consejo Internacional de glesias Cri -
Lrus vero equebatur a Jooge» (Me 14, 54) 73 • «Pe- - las sectas cristianas, surgidas de las grand tianas de Carl Mclntire (1948) y la Alianza Evan-
dr egufa de lejo ···"· En el fondo, una teología de Iglesias hi tóricas, y la sectas religiosas no cristia- gélica Mundial (l 968), institucione ambas de
u ·a muy corta, un fuerte autoritarismo romano y nas no puedan tomar parte activa, eo e otras co- tendencia fundamentalista, muy conservadoras
una conciencia muy clara de ser la «una sancta» ... . . por el · bazo pos·tivo que hacen del diálogo
mimo; en cuestione polfticas y sociales y negadoras de
P r o Pedro seguía de lejos ... e1 movimiento ecu- cualquier concep o d «unidad» propuesto en am-
m ni o. bientes ecuménicos por su infidelidad a la scri-
- e hace muy dificil ent nder como interlocuto-
ta que llegó el «tiempo de la gracia.» kai- res del diálogo alas comunidades locaks de estricto tura y por sus alianzas con el comunismo interna-
para Ja Iglesia católica. Un tiemp relativa- r gimen congrega.cionalista, ya qu no se repr en- cional 75 •
nte tardío. La entrada oficial de Roma en la em- tan síno a sf mismas, y está fuera de sus inter es la
a uménica debe datarse en e] Concilio Vatica- unidad visible de todas las Iglesias;
n Il (1962-1965), con un protagonista de e cep-
n: Juan ; con un motor inmenso: el nton- - se auto · cluyen igualmente las llamadas co- 13 K. Blascr, Une Eglise, de.s Confessions. Labor et Fides, Gin -
cr -tariado Romano para la Unidad de los rnunidade «fundamentalista » de tradición refor- bra 1990, 37.
ri lianas; y con una «carta magna»: el decreto
onciliar Unitatis redintegratio.
vidente que el Vaticano no es producto
1 zar, ino que tiene una larga y lenta pr para-
¡ n. oy la Iglesia católica, sin ser miembro. del
j cuménico de las Iglesias, está llevando a
bo 7~ una amplia red de diálogo teológicos con la
ría d - las Iglesias cristianas, y está colaboran-
n tantas ernpr as ecuménicas a nivel regio-
nal . nacionales y locales que es, sin duda, uno de
1 int locutores más vivos, pero más cliffciJes -por
u mi ma constitución eclesiástica- que hay ahora
n.u mo eo el movimiento ecuménico.
d) Las comunidades que
no pueden participar
D tod l anterior se deduce con ciert facili-
d d una · pu ta a la segunda parte de nuestra
pr gunta: quiénes no pueden ser interlocutor váli-
d . d 1 diálogo ecuménico. Hay algo claro: aquellas
unidade: religiosa que han perdido o nunca
ptaron el núcleo de la fe cri ·ana pro esado n
credos de la Iglesia antigua se han automargina-

11 Y. Congar, Détre.sse eI promesses de l'oecuménisme, en Es-


ais oecuminique.s, o. c., 101.
1 • E. assidy, The Ccuholi.c Church ami Ecumenism aJ We Ap-
proach che Third Christia11 Millem1ium: entro Pro Unione, n. 39
(1991) 1 J-20.

PARA COMPRENDER. EL ECUMENJSMO 55

,,
Las di

cns1

a división de los cristianos es un dato incu -


tionable. Cualquier sociólogo de la religi n
a presentar fácilmente un increíble panorama
pos y comunidades que se r claman del cri -
mo.
b,la constatación ha ido calificada por di er n-
ut res como escándalo y motivo suficiente pa-
111 la acción vangelizadora de las Iglesia r -
1h1· in ficaz en el momento presente. En el c. 1
11 ,hz eJ fenómeno del ecumenismo. Este consist
111 , isam -nte en el intento de superar las division
11 manto divisiones, porque no es la diversidad, i-
1111 l t falta de comunión entre las Iglesias, lo qu
1•111 a el escándalo.
U c. 2 se centra en el hecho de las divisio
, 1 11 nas. En primer lugar se ofrece una perspccti-
d e amplio panorama del cristianismo mwi-
111l. ecu rdan las caract rísticas más notabl
t , J ~ grandes familias confesionales. Despu s
1111111eran las motivaciones que provocaron los -n-
i, 111a ·entos y las disidencias entre las Iglesias,
111 1 baron en rupturas. Por último se esbozan
1 ano de lo factores que mantienen todavía hoy
divisiones e impiden la realización deJ deseo de
obre su discípulos.
e necesaria, sin embargo, una precisión
a I al desarrollo del tema. La preg,.wta por la di-
1 1q11 de los cristianos puede hacerse de de la hi -
la sociología r ligiosa, y puede fonnulars
2
Las divisiones
cristianas

a división de los cristianos es un dato incues- también desde la teología. En el prim r '
tionable. Cualquier sociólogo de la religión varias respuestas que se analizan n 1
p11 Ir{ presentar fácilm nt un increíble panorama apartado. Pero si la pregunta ur d ·d
,ti grupos y comunidades que se reclaman del cris- gía, entonces la re pu ta adqui r
11 rú mo. dad que desborda estas págin . unta
; ta constatación ha sido calificada por diferen- embargo, algunas pistas de r O xi n 1
uutores como escándalo y motivo suficiente pa- En primer lugar, ha qu ñal r I sentido sal-
r 1ue la acción angelizadora de las Iglesias re- vífica de cada una de las comunidad 1 ial .
11lt ineficaz en el momento presente. En el c. l e Los cristianos de las otra Igl ias encu ntran a J -
11 tlizó el fenómeno del ecumenismo. Este consiste sucristo y e salvan, no a p ar de su pecten ncia a
1111 i am nte en el intento de superar las divisiones tal o cual comunidad, sino precisamente por la fide-
" uanto divisiones, porque no la diversidad, si- lidad a su Iglesia en la que encuentran al eñor de
111 1 1 falta de comunión entre la Iglesias, lo que la alvación.
1u uv ca e] escándalo.
Hay que pensar, además, que en el origen de las
El c. 2 se entra en el hecho de las divisiones grandes secesfones -nos referimos lógicamente a
• 1 liana . En primer lugar se ofrece una perspecti- las Igl sias históricas y no al mundo del se taris-
ese amplio panorama del cristianismo mun- mo- se dan siempre sentinrientos espirituales au-
h.d, e recuerdan las características más notables téntico , verdaderas intuiciones teológicas, motivo
1, 1 s grandes familias confesionales. Después se de conciencia que llevaron en ocasiones a algunos a
11um ran las motivaciones que provocaron los en- abandonar el cuerpo eclesial por considerar que en
1,, 11L miento y las disidencia entre las Iglesias, él se había difuminado la «sustancia» del evangelio;
111 cabaron en rupturas. Por último se esbozan pero otros, y también por motivos de conciencia,
l1•unos de los factores que mantienen todavía hoy creyeron como deber expulsar a quienes estaban
1 divisiones e impiden la realización deJ deseo de corrompiendo la «sustancia» del evangelio. En unos
1 u sobre sus discípulos. y otros casos, los desarrollos unilaterales posterio-
P rece necesaria, sin embargo, una pr cisión
res hicieron olvidar la complementariedad, hacien-
11
1 i al desarrollo del tema. La pregunta por la di- do asf aparecer Iglesias sin comunión.
1 1c n de los cristianos puede hacerse de de la his- & ultará siempre un misterio conoce las razo-
1, ,, ra la sociología religiosa, y puede formularse nes profundas del Señor al permitir que estos d a-
PARA COMPRENDER EL ECUM.ENI MO 57
LAS RELIGJO
rrollos cristalizaran en cuerpos enfrentados, cu difíciles -lo cristianos son acusa•
do podrían haber dado a luz una rica díver idad n m n el imperio- predican la fe en Je-
la mutua comunión. P ro el misterio de la lib rtad d Dio.
humana roza siempre, sin descubrirlo, el mi terio
de Dio . Estas constataciones impiden dar juj i
de valor condenatorios sobre cada una de Ias Igl -
sias que se estudian a continuación. e ha qu dad
atrás el tiempo de las mutuas acusaciones y de atri-
buir siempre las culpabilidades, con carácter e elu-
sivo, a los «otros» cristianos a las «otras» Ig]e ias.
1. Panorama actual de las divisiones cristianas.
2. Raíces d las divisiones.
HinduJsuis
3. El mantenimiento de las divisiones cristia-
nas.

Las divisiones a las que se re ·ere este capítulo y


1. Panorama actual de las divisiones que afectan profundamente la vida d la Iglesia son
aquellas qu , cada cinco siglos, han supuesto una
E] mensaje cristiano es, por naturaleza, univer- pérdida irreparable d comunión en grandes sec-
sal. Uno de los hechos más sorprendent del pri- tores de cristianos y que se han mantenido basta
mitivo cristianismo consiste en la actividad misio- hoy:
nera llevada a cabo a partir de Pablo, el «apó tolde
las gentes». Con él se rompen lo moldes judío , y - Las que s dan a lo largo de los siglos V y ,
el templo -centro de la religiosidad de Israel- deja en las llamadas «Iglesias antiguas orientales», afec-
de er eferencia de las comunidades que procla- tadas por el monofi ismo.
man a Je ús como • eñor» y como «Maestro». La - La que se pr voca de modo «oficial», en el si- Agnósticos
carta a los Hebreos Jo proclamará como «único me- glo XI (1054), en la Iglesia indivisa entr el oriente y y ateos
diador» y «único sacerd te». De de el concilio de el occidente.
Jerusalén (Hcb 15), la misión se extiende también a
los paganos. - La que se produce en el interior de la Iglesia
de occidente, durante el iglo XVI, entre las llama-
El mensaje cri tiano es mision ro por excelen- da «reformas protestantes y anglicana», por una
cia. 1cComo tú me has enviado al mundo, yo tam- parte, y la «Iglesia católico-romana», por otra. Pero
bién los he enviado al mundo» (Jn 17, 18). La 1cmi- Cdsdanos: 1.572 mill. = 32%
estas divisiones producidas por las reformas del si-
sión» es esencial en la comunidad cristiana. Sin tes- glo XVI han tenido consecuencias, a lo larg de los
timonio y proclamación de la fe cristiana no hay siglos XVII y XVIII, en nuevas Iglesias surgida del Musulmanes: 851 mili.: 17.7%
Iglesia. eno del protestantismo y del anglicanismo, y sobre
E c nocida la rápida difu ión del cristianismo todo a través de la. obra misionera desplegada
los pafse llamado hoy del Tercer Mundo. Agnósticos y au:os: 600 mili.~ 12,
por toda la cuenca del Mediterráneo. Comunidades
judea-cristianas y helenistas están establecida a fi- Ahora mismo, la religión cristiana es numérica-
nales d 1 siglo I y a comienzos del Il en casi todos mente la más importante de todas las religiones del - Otros: 469 mill. • 9,7%
lo puerto del «Mare nostrum.». Muy pronto ha mundo. El 32% d la población mundial se reclama
comunidades en Antioqu!a, Alejandría y Egipto, cristiana, y es seguida por la religión musulmana,
Efeso, Roma, A.frica del orte, España, después en cuyo 851 millon d fieles constituyen el 17, 7% - Hinduístas: 464 mili.. = 9,5%
Me opotamia, luego en punto de la India ... Corr s- de los habitantes de la tierra. El cuadro ofrece una
ponde a la misionolog{a realizar un balance de esa idea d la distribución de las r li.giones en el mun-
prodigiosa empresa un.iver atizadora que en Jas do. Fuente: Quid 1990.

58 PARA COMPRENDER. EL ECUMBNISMO


LAS RELIGIO EN EL MUNDO EN 1987
ndi iones más difíciles -los cristianos son acus
d de ateísmo en el imperio- predican la fe en J
ús, el Hijo de Dios.
A partir del edicto de Constantino (313), el
Li nismo considerado como «religio licita», y
xpansión ólo conoce los limites de la misma oi
koumene. Primero los apologetas y después los p
dr de la Iglesia dieron a la Iglesia indivi a
h rencia teológica y espiritual que la mantuv
uaida frente a peligros de todo orden. Sería, n
b t nt , una ingenuidad creer que este hecho
pr rvó de la tentación constante d partidos, d
1 y de desgarramientos menor . Pablo ya ad
vi rt n sus cartas «contra los falsos hermano Hlndufstas
l, 9; 2, 4) y en la 1 Cor denuncia las division
ntr de la comunidad (1 Cor J, 10-13).
a divisiones a las que se refiere este capítulo
C ctan profundamente la vida de la Iglesia so
q llas que, cada cinco siglos, han supuesto ·
·rdida irreparable de comunión entre grandes ec
t r d cri tianos y que se han mantenido ha
h
- Las que se dan a lo largo de los siglos V y VI
n I llamadas «Iglesias antiguas orientales», afee
por 1 monofisismo.
qu se provoca de modo «oficial», en e1 si
(1054 , en la Iglesia indivisa entre el oriente
id nL .
- , qu s produce en el interior de la Igl ·
id nte, durante el siglo XVI, entre las llama
«reformas protestantes y anglicana», por
, 1 «Iglesia católico-romana», por otra. Per
divisiones producidas por las reformas del si
han tenido con ecuencias, a lo largo de lo
xvm, en nuevas Iglesias surgida de Musulmanes: 85J miU. - 17,7% - Budistas. 305 mili. • 6,3%
n d I protestantismo y del anglicanismo, y sob
través de la obra misionera desplegada e
paí s Uamados hoy del Tercer Mundo. A¡nóstico y ateos: 600 mil1 = 12,5% ITZE] Animistas: 200 mill . • 4, 1%
Ah ra mismo, la religión cristiana es numéri -
m nt la más importante de todas las religiones del
- Otros: 469 mill. • 9,7% - ludios: 17 mill. = 0.3%
mundo. El 32% de la población mundial se recl
ristiana, y es seguida por la religión musulmana,
uy s 851 millones de fieles constituyen el 17, 7% Cí52] Hlndufstas: 464 mili. = 9,5% Población mundial 1987: 4. 792 mill. = 100%
d 1 habitantes de la tierra. El cuadro ofrece una
id de 1a distribución de las r ligion en el mun-
d . Fucnte: Quid 1990.

PARA COMPRENDER EL ECUMBNJSMO 59


Centrándono en el cristianismo con 1.572 mi- esta mi ma I cción de libros «Para compren-
llones de fieles -d Jo que 91 millones on católi- der ... »; po otra, el fen meno ectario, a que, al no
c-0s-romanos- s analizan .1 s Igl ias cri tianas que entrar dir ctamente en la consideración ecum nica,
forman en la actualidad e nmaraii d panora.- no tiene aquí su lugar adecuado.
ma, heredero directo d las grand divisiones do •
trinal e institucionales entre cristianos. De d el punto de vista doctrinal, las grandes
cuestiones que separaron a las diferentes omwú-
o se analiz.a aquí, p r una parte, la !( glesia ca- dades cristianas pueden verse en este cuadro:
tólica», a que lla es objeto d varios estudios en

- Divísion en tomo a l s doctrinas centrales de la fe.: - Divisiones en tomo a la autoridad espiritual:


• Trinidad • Relaciones Escritura-Tradición
• Doble naturaJeza de Cristo
• Maternidad divina • Doctrina de la salvación. Fe-Obras
• Procedencia del Espúitu anto • Medios de la gracia. Palabra-Sacramento
(siglos IV-V-VT)
• acerdocio ministerial- acerdocio de los 6 les
- Divisiones en torno a la autoridad eclesiástica: • Constitución apostólica de la Igle ia-Comu.nidad de
fieles.
• Relaciones Iglesia-Imperio
• Primado romano (siglo XVI)
• «Filioque11
(siglos XI-XV)

- Igl ias on~ gacionali tas


- Iglesias metodi tas
antiguas ori ntales glesias adventistas
rt doxas - omunidades pentecostales
ia vét, r t6Hca
omunidades de los cuáqueros
i anglicanas
El sjguient cuad1'0 visualiza de manera glob ,
ias luteranas y dentro de sus limitaciones, el panorama del cris-
- gl ias reformadas tiani mo dividido.
- Iglesi bautistas

ÓÜ PARA COMPR.ENDER EL ECUMENISMO


ta misma co]ección de libros «Para compren-
d r. .. »; por otra, el fenómeno sectario, ya que, al no ARBOL GENEALOGICO DE LAS IGLESIAS CRISTIANAS
imt:rar directamente en la consideración ecuménica,
n tiene aqui su lugar adecuado.
e de el punto de vista doctri.nal, las grandes
u ti n que separa.ron a las diferentes comuni-
d de ·stianas pueden verse en este cuadro:

- Division en tomo a la autoridad espiritual:


• Rel. ion Escritura-Tradición
• Doctrina de la salvación. Fe-Obras
• Medios d Ja gracia. Palabra-Sacramento
• ocio ministerial-Sacerdocio de los 6eles
onstitución apostólica de la lglesia-Comunidad de
61 .
(siglo XVI)

- I ia congregacionalistas
- Ig) ias metodistas
- gl ias adventistas
- omunidades pentecostale
munidades de los cuáqueros
El iguient cuadro visualiza de manera global,
d ntro de sus limitaciones, el panorama deJ cris-
tianismo dividido.

PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO 6


esta mi ma colección de libros «Para compren- ARBOL GENEALOGICO DE LAS IGLESIAS CRISTIANA
der... »; por otra, el fenómeno sectario, ya que, al no
ntrar directamente en la consideración ecuménica,
no tiene aquí su lugar adecuado.
Desde el punto de vista doctrinal, las grandes
cuestiones que separaron a las diferentes comuni-
dades cristianas pueden verse en este cuadro:

- Divisiones en torno a la autoridad espiritual:


• Relaciones Escritura-Tracüción
• Docoina de la salvación. Fe-Obras
• Medio de la gracia. Palabra-Sacramento
• ac rclocio ministerial-Sacerdocio de los fieles
• nstitución apostólica de la Iglesia-Comunidad de
-
XVI

.,
fiel .
(siglo XVI) XV

- I congregacionalistas
m
1 sfas m todistas
- Igl ias adventistas
munidades pentecostales
- Comunidades de los cuáqueros
El iguiente cuadro visualiza de manera global -.
dentro de sus limitaciones, el panorama del c ·
tiani mo dividido.
- - .. :) . ~~ .. -. - . -... -. -. -...

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 61


a) Iglesias antiguas orientales Orient , 1 Bal anes y la Unión ovi tica 2 • En es- - Ha como una üiclinación ortodo a p r I
tasIglesia distinguir las siguienle categorías: 1111 e ha llamado la t ología apofática (o negativa).
Estas Iglesias se remontan al tiemp de las on- l h: lú qu el sentido del dogma sea más pre rva.
Lroversias doctrinales que durante lo íglos IV y V • Patriarcados e Iglesias autocé{alas 1 mi te io inefable de la e que el de «descubrir11
mantuvieron las diferent comurudade cristianas 1 Inri.ficar la erdad que con él se desea expr ar.
riente. S denominan «no calcedonianas» 1• 8 patriarcados: Jerusalén, Anti.oqtÚa, Alejandría,
Rumanía, Bulgaria, erbia, Moscú y el de onstan- - La visión del ser humano como «imag
us repr entantes n el concilio de Calcedonia tinopla como «primus inter pares" (el primero en- li,1 ido central en la antropología ortodoxa. E a i
(451) rechazaron la formulación de las dos natura- tre iguales). i n Je ha impedido rechazar el libre arbitri l'I
lezas del Hijo. Fueron condenados por su monofi- 1o cimiento natural de Dios. Le ha ayudado, d
sismo. Desde entonces han llevado una · tencia 4 Iglesias autocéfalas: Grecia, Chipre, Polonia y 111 , a poner de reliev la relaciones co m - ·cr
muy ai lada, tanto de la ort doxia oriental como Checoslovaquia. humano. Y ahí reside uno de 1 r~proch rt d
del catolicismo romano y del protestantismo. ,,sa la Iglesias de occiden e: el olvido delco mo ,
En realidad, e tas Iglesias poseen la misma fe en - Iglesias autónomas (dependi ntes de algún 1 m nosprecio de la materia y la excesiva e n n
Cristo -verdadero Dios y verdadero hombre- que patriarcado): glesfa de China, Iglesia de Japón e 11 1 ión antr po!ógica en detrimento de un
las demás Iglesias históricas, aunque rechazan la Iglesia de inlandia. , , 1smología.
ormulación empleada en aquel oncilio ecuméni.-
o. - Iglesias de la diáspora. Como su nombre indi- - La antropología ortodoxa reconoce que
ca se encuentran ·¡:, partidas por todo d mundo y ,cJ un «estado contra naturam", porqu
Varia declaraciones comune entre Roma y los deben u ·sten ·a a la migración que siguió a las l111mano ha sido creado por Dio para ser "d ifi -
patriarcados sirio y copto afirman mantener la mis- do últimas guerras mundiales. 1I, 1 • Pero la naturaleza humana está restaurad
ma fe. Todavía sin comunión plena con la ortodo- , slo, po eso el hombre y la muj r reciben 1
xia, es cada vez mayor la conve g ncia mutua en la Algunas de estas Igl ias en el exilio son muy 11 r el bautismo y la «crismación ... En e te •n-
doctrina cristológica. numeres , como ]a de lo Est,ados Unidos c n cer- r 1d11, la redención es una verdadera re-creación qu •
ca de cuatro millones de miembros. •1wl e al hombre transpar n a la gracia divin .
Lo 22 millones de fíele de e ta Iglesias anti-
guas ori ntal e distribuyen de] modo siguiente: • Caraclerlsticas 1 núcl o de la t cristiana fu laborad , n
- Iglesia apostólica armenia: 2.500.000, en Ar- 11111 1i de la revelación bíblica, por los padr d · l:J
- Aceptación exclusiva de los 7 primeros conci- 1• lt· i n los grandes concilios ecuménicos, qu ~
menia, Turquía, Canadá y Australia. lios ecuménicos que fijan la auténtica tradición or- , 1 1 braron todo en oriente. ebatidas las rel io
- Igle ia siria ortodoxa: 1.500.000, n Siria, todoxa en fiel continuidad con 1a Iglesia indivisa.. 111 tre Dios y Jesús ( icea, 325), Ja mat rnid u
Irak., Líbano, Jordama, Turquía y Kerala ( día). - La tradición goza de un inestimable aprecio. h •in de María (Efeso, 431), y las relaciones n
- Iglesia copta ortodoxa: 4,000.000, en Egipto, Preserva explicita el en "do d la Escrituras y 1 ,t I divino y el ser humano en la persona de J ú
Jerusalén, Sudán y Africa del Sur. envuelve toda la vida de la Iglesia, la teología de lo i d onia, 451), de tanta trascendencia en la
- Iglesia ortodoxa de tiopia: 14.000.000, en padres, la liturgia y la iconografía. 1111 1 í , Jas glesias ortodoxas han mantenido l C•
11 wituria y cristológica como el centro de la d -
Etiopía. - La Sagrada Escritura, como r velación de
Dios, comprende el A. y el . Testamento. La orto- , 11 1 ~ de la vida cristiana. Las Iglesias mon fí i
doxia admite la canonicidad d lo 7 libros «deute- pusieron, sin embargo, a la formula ·ón d ·
rocanónico " del Antiguo Testamento. 11 ·J nia, aun manteniendo la fe en Cristo, «v r-
,1 il, 1 Dio y verdad ro hombre».
b) Iglesias ortodoxas
d -voci n ortodoxa a María es impresion n-
Las Iglesias oriental ortodoxas d trarución bi- 2 V. Lossky, Thtologie mystique de l'Eglise d'Orient. Aubier, Pa- mani fiesta, popularmente, en los icon ,
zantina e tán formad por uno 150 millones de rís 1944; Y. Congar, Cristianos ortodoxos. Estela, Barcelona
, 11 l , y reliquias de tipo mariano. Su invo a-
fieles que en su mayor part residen en el Próximo 1963; M.-J. Le Guillou, El espíritu de la Onodoxia ~ega y~'!-
Casal i Vall, Andorra 1963; P. Kovalevsky, Sa.n Sergio y el esprn• " 11 s con tante y se la ve en la cúspide de tod
tua.lismo ruso. Aguilar, Madrid 1963; O. Clén:ient, L'Egli.se Or- 1 1 11 l . Desde el concilio de Efeso (431) es inv -
rhodoxe. P • Parl 965; P. Evdoklmov, Ortodoxia. Pe:n!nsula. il l mo «Theotokos», y la creencia. ortodoxa, así
j
Barcelona 1968: Fr, Dvomik, Biuincio y el Primado Romano. 1111 1 la católica, es que María permaneció virg n
'J. Sánche:z. Vaquero, Ecum1mismo. Manual de (ormacidn Desdée, Bil ao 1968; J. Meyendorff, La. Iglesia Onod.oxa, ayer y
ecuménica.. Centro Ecuménico Juan XXIII, alama.o 197 L hoy. Desclée, Bilbao 1969; Divo Barsotti, Cristianismo ruso. Sí- oda su vida. Hay un rechazo, sin embargo,
356-377. gueme, alama.nea 1966. católico de )a aculada. Concepción

62 PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO


ri nt , 1 s Balean y la Unión oviética 2 • En es- - Hay como una inclinaci6n ortodo a p r lo (1854) y al de la Asunción corporal a los cielos
L Iglesias cab di tinguir las sigui ntes categorías: que se ha llamado la teologfa apofática (o negati a). (1950) en cuanto dogma.
IJ • ahí que el sentido del dogma. sea más pres rvar
• Patriarcados e Iglesias autocé{alas 1•J misterio inefable d la fe que el de <idescubrir)J) y - La pneumatología ha marcado secularmente a
l larificar las erdad que on él e desea expresar. la teología. ortodoxa y a la vida misma de los
8 patriarcados: Jerusalén, Antioqufa, Alejandría, creyentes. La m diación salvífica de la Iglesia en-
u.manía, Bulgaria, Serbia, Mo cú y el de Constan- - La visión del .ser humano como «imago Dei» cuentra su razón de s r en la obra del E pfritu San-
tinopla como ccprimus inter pares" (el primero en- l1 u ido central en la antropología ortodo a. Esa vi- to. De ah1 que cuestiones como las del «Filioque» y
tr i ales). ¡ n le ha impedido rechazar el libre arbitrio y el de la experiencia del Espíritu Santo sean tomadas
nnocimiento natural de Dios. Le ha ayudado, ade- con total seriedad en la ortodoxia.
4 Iglesias autocéfalas: Gr ia, Chipre, Polonia y
111 , a poner de relieve las relaciones cosmos-ser
h e slovaquia. - La vida cristiana encuentra su culmen en la
human . Y ahí reside u.no de los reproches ortodo- «sagrada. liturgia» de la Iglesia. Se atribuye gran
a las Igl ias de occidente: el olvido del cosmos, importancia a la a e is, a la plegaria irigida
- Igl sias autónomas (dependJ.ent de algún 1 menosprecio d . la. materia y la excesiva concen-
p tri cado): Iglesia de China, Iglesia de Japón e siempre al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.
lr ión antropológica en d tri.mento d una sana
J l i d Finlandia. La veneración de la virgen María y de los santos a
·e mologfa.
través de los iconos -que no son exactamente las
- lgl ias de la diáspora. Como su nombre indi- - La antr pologfa ortodoxa reconoce que el pe- imágenes y los cuadro de Ja piedad católica-
, ncuentran repartidas por todo el mundo y ', do es un « stad contra natur:am», porque el ser una adoración qu no va en meno cabo d la d bi-
b n u existencia a la emigración que siguió a las 1umano ha sido cread por Dios para s r «deilica- da al sólo Santo J.
r.l s últimas guerras mundiales. iln». Pero la naturaleza humana e tá restatu:ada en - La Iglesia ortodo a e consid ra la Igl ia :un-
1 · i to, por eso el hombre y la mujer recib n la gra-
Algunas de estas Iglesias en el exilio son muy dada por Cristo, en perfecta fidelidad a Ja do trin
,t por el bautismo y la «crisma.ción». En este sen-
uum • a , como la de los Estados Unidos con cer- de lo apó toles y al orden establ cid r J
1ar.l , la redenci6n es una verdadera re-creación que dr . Siguiendo la tradición d la I 1
cuatro millones de miembros. 1 11 lve al hombre transparente a la gracia divina.
está constituida por «Iglesias h rman
• aracterlsticas núcleo d la f cristiana fue elaborado, a men episcopal- bajo el primad de h
11 ,rtir de la revelación bíblica, por los padres de la triarcado de Constantinopla.
- A eptación exclusiva d lo 7 prim o conci-
l t I sía en los grandes concilios ecuménicos, que se - La Iglesia local está gob . ada po l bi p y
li wnénicos que fijan la auténtica tradición or-
• 1 l ·braron todos en orient . Deba 'das las relacio- la Iglesia universal por un colegio de primad ele-
d xa n fiel continuidad con la Iglesia indivisa.
11 ·s entre Dios y Jesús ( icea, 325), la maternidad gidos por los diferentes patriarcas. El ministerio or-
tradición goza de un inestimable apre ·o. dlvioa de María (Efeso, 431), y las reJaciones entr todoxo e tá estructurado en la tríada del diácono,
rva explicita el senido de las E rituras y 1 s" divino el ser humano en la persona de Jesús pr bfiero y obi p . Los monjes, a los que exige
·nvuelv t da la vida de la Iglesia, la teología de los ( 1 al edonia, 451), de tanta ascendencia en la cris- el celibato, tien n gran importancia en el mundo
pa , la liturgia y la iconografía. 1111 gía, las Iglesias ortodo a han mantenido la fe ortodoxo y son «padr e pirituales» d aquellos
a agra.da Escritura, como revelación d 1 1nitaria y cristológ·ca e mo el centro de la dog- fieles que desean profundizar en su vida espiritual.
om rende l A. y el N. Testamento. La orto- 111 1t'ca y de la vida cristiana. Las Ig) ias monofisi-
11 • e opusieron, sin embargo, a la formulación d - La Iglesia es el verdad ro acrarnento del rei-
xi admite la cano.n icidad de lo 7 libro «d ute- no. admiten los sacramentos en los que la pre-
r an nico )J) del Antiguo Testamento. • , 1 donia, aun manteniendo la e en Cristo, «ver-
il, l •ro Dios y verdader hombre ». sencia del Cri to glorioso se hace posible por la ac-
ción del Espíritu ant . 1 bauti mo administra-
La devoción ortodoxa a María es impresionan- do por inmersión, al qu sigue la crisroaci6n; así s
1 V.Lo , Thtolo~ mystique de l'Eg/ise. d'Orient. Aubier, Pa• manifiesta, popularmente, en los iconos,
rf 1944; Y. Coogar, Criszianós orlodoxos. s te.la, Ba:rcelon posibilita que incluso los más pequeños puedan re-
1963; M ..J. Le Guillou, El espíritu de la Ortodoxia griega -y rusa. ndas, reliquias de tipo mariano. Su invoca- cibir el cuerpo de Cristo en la eucaristía. Esta es
sal í Vall, Andorra 1963; P. Kovalevs , .S,211 Sergio f. el e.spiri• con tante y se la ve en la cúspide de todos llamada «liturgia divina» . De gran belleza represen-
tu.alisma ruso. Aguilar, Madrid 1963; O. Clément, L 'Eglist. o,. to . De de el concilio de Efeso (431) es invo-
thodoxe. PUF, París 1965; P. Evdokimov, Ortodoxia. Península. , , 1 orno «Theotoko )J) 1 y Ja creencia ortodoxa, a f
B elona 1968; Fr. Dvornik, Bivzn.cío y el Primado Romano.
clée, Bilbao 1968¡ J. Meyendorff, Lo. Iglesia Ortodoxa, ayer y , 11 n la católica, es qu arfa permaneció virgen 1 Sobre el Ricono», vbse P. Evdokimov, Ortodoxia, o. c., 235--
Jioy. Desclée, Bilbao 1969; Divo Barsotti, Cristianismo ruso. sr. il 11,inte toda su vida. Hay un r chazo, sin embargo, 259, y El arte del icono (Teologla de la Bellel.(J.). Publicaciones fa.
ue.me, Salamanca 1966. 1 , I gma católico de la Inmaculada Concepción r tianas, Madrid 1991.

PARA COMPRENDER E.L ECUMENISMO 63


tativa, acompañada por cantos, los ·eles comulgan t.a Iglesia , con 400 diócesis y apr xim d
iempre con el pan y el vino, habiéndose preparado 111 nte unos 65 millones de fieles, gozan de gran a
para su participación con el ayuno, que guardan es- 11111 mía en todos los sentidos - propiam n
crupulosamente. Su simbolismo sacramental es , isl una Confesión de fe anglicana, ni una tru
muy rico, y toda la liturgia gira alrededor de una 1111 autoritaria central. Pero el genio angli 1
visión escatológica en la que el Cristo glorificado es • Características pr a a través de su sentido litúrgico y d u •
la meta de la Iglesia y del cosmos. p. ·idad de mantener dentro de sí una gran v 1 i
- Lo «vétero-católicos» se di tinguen por su ve- ti , 1 de opiniones que difícilmente serían a uml 1
n ración a la tradición antigua de la Iglesia, que 11 tras comunidades cristianas.
e) Iglesia vétero-católica salvaguarda la agrada Escritura de ulteriores tra-
demás d las Conferencias de Lamb th, n l
diciones humanas. El rechazo de la infalibilidad pa-
La Iglesia vétero-católica o «Iglesia atóli.co-cris- 111 participan todos los obispos de la muni 1
pal tiene ahí u razón de ser.
tiana » es una comunión de Iglesias de tradición 111 •licana, existen también los Congresos p n-a11pll
episcopal, de poco más de 500.000 fieles que, desde - En mariología hay un rechazo total a los dog- 111 , sin autoridad ejecutiva, pero que dan I a<l
1889, forman la Unión de Utre ht •- mas de la Inmaculada Concepción y de la Asunción 1 • representantes de los clérigos laic de:: l.
El rechazo por parte de muchos cristianos del corporal de María a los cielos. María es, no obstan- dtl ·r oles diócesis de las Iglesias. Ex.ist , p ul11
dogma de la infalibilidad papal (Concilio Vati ano te, · enerada en días especiales s gún la liturgia 111u, l Con ejo Con ultivo, que se reúne d d 1 7
I, 1870) ruzo que varias comunidades centroeuro- tigua, asf como lo antos. Evitan hablar de culeo a 1 ula dos o tres años y que cumple un pap 1 d e
peas se unieran a W1a p queña Iglesia católica exis- lo antos y prefieren hablar de veneración. u, i n sumamente útil para el conjunto d 1 angl
1 uii. mo.
t nte en Utrecht (Holanda), llamada de «viejo-cató- - Es aceptado 1 triple mini terio del piscopa-
licos» y separada de Roma por su rechazo a la bula do, presbiterado y diaconado, constituyéndose asf comunión de Iglesias anglicanas está t nd
papal Unigenitus de 1713. E ta Iglesia holande a el sacramento de] orden. El celibato obligatorio pa- 1, 1 r todos los continentes y reviste un tip lo
mantuvo siempre la sucesión apostólica a través de ra los sacerdotes fue abolido a principios del siglo 11111 diversa de comunidade , que van d d 1,
l s jansenistas franceses. Al surgir, pues, las nuevas XX, así como el episcopado monárquico. Aunque ,~ 1·si s independientes nacionales hasta las I 1
comunidades de suizos, alemanes y austríacos por hay un reconocimiento explicito del primado de Pe- , de la P ovincia», con claras referencia • 1
su oposición al Vaticano I, encontraron n aquella dro, no se admite una ucesión directa del mini te- 1lliguas colonias del imperio británico. La T 1·s
pequeña Igl sia de Holanda el respaldo episcopal rio petrino. 111 1nglaterra ya no ejerce autoridad alguna s 1
para entirse en comunión con la Iglesia de siem- , 11111unióo. Ni lo británico, ni la «Commonw al 1li
pre, y rechazando las t<innovaciones» de la Iglesia - Aceptan los siete sacramentos, tres de los cua-
les poseen carácter indeleble. El bautismo puede , ,11 a representativos de «lo anglicano». t h
de Roma.
ser administrado por inmersión, infusión o asper- hu, in embargo, no debe hacer olvidar la ra z u
A la Unión de Utrecht e ha unido después la 1 n licanismo.
sión. La confesión auricular ha dejado de practicar-
«Iglesia nacional polaca" de los Estado Unidos. La se; la eucaristía se cel bra en la lengua vernácula
«Ig]esfa vétero-católica» ha reconocido la validez de Iglesia de Inglaterra, en efecto, está eo l
desde la fundación de esta pequeña Iglesia, y la co- , 11 sta comunión de Iglesias. Es bien con i
las ordenad nes anglicanas en 1925, y desde 1932 munión se distribuye siempre bajo las dos especies.
mantiene total intercomunión con las Iglesias angli- 11 JOtivación externa que llevó a Enrique VID a 1
canas. 11 111 se al papado: la cuestión de su divorci o
d) Iglesias anglicanas 1 11. tina de Aragón. Diferentes actua ion del pu
Esta pequeña Iglesia ti.e ne unos 13 obispos, 450 11111 n to hicieron posible el establecimiento d u
sacerdotes y unas 600 comunidades locales que se El anglicanismo -cuyos orígenes se remontan a 11111 · Iglesia nacional. Primero, a través del Act
sienten dentro de la sucesión apostólica. Miembro la «Iglesia de Inglaterra»- constituye hoy una co- "l""tnacy (1534), se rechaza la autoridad del p p
fundador del Consejo Ecuménico de las Iglesias, munión de Iglesias de tipo epi copal que se mantie- 1 I -~pués, con el Act of Unifonnity -ya en tiem
mantiene diálogo doctrinal con la ortodoxia y con nen unidas por su vinculación a la sede de Canter- 11 l, reina Isabel 1-, se ponen las bases jurídicas d
el catolicismo romano, sobre todo a partir de la de- bury, por su adhesión al Libro de oración común 1 1111 ·va Iglesia.
claración del cardenal Alfrink, afinnando en 1966 (Book of Common Prayer) y por su participación en
que la condenación pontificia del jansenismo no re- las Conferencias de Lambeth, que desde 1867 vie-
cae sobre lo «viejo-católicos». Esta Iglesia stá nen celebrando e cada diez o doce años s. 1 ,11, 11,n de la Iglesia Española Reformada Episcopal, Ma
1 1 , , Ln Communion Anglicane, número especial de ~Lumihe
r1 . 66 (1963); K. Algerntissen, Iglesia Católica y Confesio11
• K. Algermissen, Iglesia Católica y Confesiones Criszianas. 5 La literatura obre el anglicanismo es inmensa. Ofrecemos 11 11,mas, o. c., 867-883: P. Damboriena, Pe Católica e lglesitJ.s
Rialp, Madrid 1964, 1.081-1.109. aqu1 sólo algunos e rudio accesibles: St. eill, El Anglicanismo. 1 , de la Reforma. Razón y Fe, Madrid 1961. 549-626.

64 PARA COMPRENDER EL ECUMENI MO


d ntr d la gran «tradición católica», acepta todos Estas Iglesias, con 400 diócesis y aproximada- Desde el punto de vista litúrgico-t I gi h
1 n ilios ecuménicos de la Iglesia antigua y su mente unos 65 millones de fieles, gozan de gran au- que resaltar la obra llevada a cabo por el arzobi po
ba d trinal está contenida en la Declaración de 1 nomfa en todos los sentidos -propiamente no Thomas Cranmer con su Book of Common Prayer
tri cht de 1889. ,. · te una Confesión de fe anglicana, ni una estruc- (1549-1552) 6, y desde la perspectiva bíblicas de-
tura autoritaria central. Pero el genio anglicano se cisiva la publicación de la traducción inglesa de la
• aracterlsticas t . presa a través de su sentido litúrgico y de su ca- Biblia llamada la King James Authorized Version en
l a id.ad de mantener dentro de sf una gran varie- 1611.
- L s «v tero-católicos» se distinguen por su ve- 1 d de opiniones que difícilmente serían asumibles
11 ·ra i n a la tradición antigua de la Iglesia, que 11 otra comunidades cristianas.
La originalidad de la reforma anglicana, con-
·al guarda Ja Sagrada Escritura de ulteriores tra- temporánea en el tiempo a las que se estaban reali-
e.Ji i n humanas. El rechazo de la infalibilidad pa- Además de las Conferencias de Lambeth, en ]as zando en el continente europeo, estriba en la ac p-
l al Li n b.f su razón de r. q u participan todos los obispos de Ja comunión tación de algunos principios organizativos e intui-
ngJicana, existen también los Congresos pan-angli- ciones del protestantismo, y a la vez en la positiva
n mariología bay un rechazo total a los dog- , ,tno , sin autoridad ejecutiva, p ro que dan cabida voluntad de querer mantener a toda costa la tradi-
m d la Inmaculada Concepción y de la unción , 1 s representantes de los clérigos y laicos de las ción de la antigua Iglesia en continuidad con Ja fe
1 p ral d Mana a los cielos. Maria es, no obstan- d, rentes diócesis de la Iglesias. Existe, por últi- de los credos primitivos. En este hecho reside la
l , n rada n d1a especiales según la liturgia an- 111 , el Consejo Consultivo, qu se reúne desde 1971 gran flexibilidad que tiene la Igle ia de Inglaterra
1i •u , a í como lo santos. Evitan hablar de culto a , ,da dos o tres años y que cumple un papel de co- para mantener dentro de sí misma tendencias tan
1 nt s y prefi ren hablar de veneración. ru ión sumamente útil para el conjunto del angli- distintas como la anglo-católica (High Church), ]a
- • ceptado el triple ministerio del pi copa- ,mi mo. liberal (Broad Church) y la «evangélica» (Low
d , pr biterado y diaconado, constituyéndose así La comunión de Iglesias anglicanas e tá extendí- Church) . Habrá que añadir que el genio anglicano
1 sa ramenl del orden. El celibato obligatorio pa- ,1, por todo los continentes y reviste una tipología no se ba revelado en una teología especulativa espe-
ru I s a rdotes fue abolido a principio del siglo 11111 diversa de comunidades, que van desde las cial, porque en el anglicanismo no hay un Tomás
• ·f orno el episcopado monárquico. Aunque 1 1• ias ind pendientes nacionales hasta las «Igle- de Aquino, un Lutero o un Calvino. Hay simple-
ltu n r on cimiento explícito del primado de Pe- l 1s de la Provincia», con claras referencias a las mente un estilo de vida que es bíblico y litúrgico a
<l1 o, n e admite una sucesión directa del mini te- 111tiguas colonias del imperio británico. La Iglesia la vez.
1i p trin . d Inglaterra ya no ejerce autoridad alguna sobre la La difusión del anglicanismo, egún A. van d r
ptan los siete sacramentos, tres de lo cua- , o rnunión. i lo británico, ni la «Comroonwealtb» Bent, se debió tanto a la emigración y 1 c 1 niali -
n carácter indeleble. El bautismo puede 11 t1 a representativos de «lo anglicano». Este he- mo británicos, como al esfuerzo mi ion r U do
dmfojstrado por inmer ión, infusión o asper- li 1, in embargo, no debe hacer olvidar la raíz del a cabo por organizaciones como I i r r th
nfesión auricular ha d jado de practicar- 11 •licanismo. Propagation of the Gosp l, o la hur h Mi •i na
• ; 1 u ari tía s celebra en la lengua vernácula Iglesia de Inglaterra, en efecto, está en el ori- Society.
d d · 1 fundación de esta pequeña Iglesia, y la co- 1 11 d esta comunión de Iglesias. Es bien conocida
111 u 11i n s distribuye siempre bajo la dos especies.
m tivación ext rna que llevó a Enrique VIIl a en- • Características
li 11t e al papado: la cuestión de su divorcio con
d) Iglesias anglicanas 11 ,tlina de Aragón. Diferentes actuacione del par- - La agrada Escritura e
1 111 ·nto hicieron po ible el establecimiento de una
anglicanismo -cuyos orígenes se remontan a 11111 Iglesia nacional. Primero, a través del Act o(
la «T J i de Inglaterra»- con tituye hoy una co- "f'rNnacy (1534), se rechaza la autoridad del papa,
muni n de Iglesias de tipo episcopal qu se mantie- e • pués, con el Act o( Uniformity - ya en tiempos
n ·n unidas por su vinculación a la sede de Canter- , t. 1 reina Isabel 1-, se ponen las bases jurídicas de
b , por su adhesión al Libro de oración común - Lo 39 Artfculos de fe, in er r haz <l s ol i
1 ttu va Iglesia.
(Book of Common Prayer) y por su participación en cialmente, han caldo en desuso en algun 1 • ia,
1 onferencias de Lambeth, que desde 1867 vie- de la comunión. La investigación bíbli
n n lebrándose cada diez o doce años 5• 1 l h ton de la Iglesia EspMola Reformada Episcopal, Madrid
1 , r, , l.a Communion Anglicane, número especial de «Lumi~re et
n 66 (1963); K. Algermi sen, Tgksia Católica y Confesiones
füeratura obre el anglicanismo es inmensa. Ofrecemos 6 The First ami Second Prayer Book of King Edword VI. v -
11,111as, o. c., 867-883; P. Damboriena, Fe Católic-11. e Iglesias y
qu lo algunos estudio accesibles: SL eill, El Anglicanismo. , de la &(omra. Razón y Fe, Madrid 1961, 549-626. man's Library, Dent, Londres 1968.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 65


taliva, acompañada por cantos, los 'eles comulgan dentro de la gran «tradición católica», acepta t dos Estas Iglesias, con 400 diócesis y aproxim d ·
i mpre con el pan y el vino, habiéndose preparado l concilios ecum nicos de la Iglesia antigua y su 111 ,nte unos 65 millones de fieles, gozan de gran u
para su participación con el ayuno, que guardan e - base doctrinal está contenida en la Declaración de 1rmomía en todos los sentido -propiament
rupulosamente. Su simbolismo sacramental es Uttecht de 1889. xi te una Confesión de fe anglicana, ni una tru ·
rnuy rico, y toda Ja liturgia gira alrededor de una 111 autoritaria central. Pero e] genio anglican ~t
· ión escatológica en la que e1 risto glorificado es • Características , . presa a trav de su sentido litúrgico y d u
la meta de la Iglesia y del cosmos. p,1 idad de mantener dentro de sí una gran va, i •
- Los «vétero-católicos» se distinguen por su ve- d 1d de opiniones que difícilmente serían asumí l ·
neración a la tradición antigua de la Iglesia, que 11 otra. comunidades cristianas.
e) Iglesia vétero-católica salvaguarda la Sagrada Escritura de ulteriores tra-
demás de las Conferencias de Lamb th, n J,
diciones humanas. El rechazo d la infalibilidad pa-
La Iglesia vét ro-católica o «Iglesia. ca ólico-cris- 1 ru participan todos los obispos de la comuni
pal tiene ahf su razón de ser.
tiana» es una comunión de Iglesias de tradición 111 licana, existen también l s Congresos pan- n li
episcopal, de poco más de 500.000 fieles que, desde - En mariología hay un rechazo total a ]os dog- 1 ,in , in autoridad ejecutiva, pero que dan abi
1889, forman la Uruón de Utrecht •. mas de la Inmaculada Concepción y de la Asunción 1 1 s representantes de los clérigos y laico d J.
El rechazo por parte de muchos cristianos del corporal de María a los cielos. María es, no obstan- il If •rentes diócesis de las Iglesias. Existe, p r úll i
dogma de la infalibilidad papal (Concilio Vaticano te, venerada en días especiales según la liturgia an- 111 , el Consejo Consultivo, que e reúne de d t 971
1, 1870) hizo que varia comunidades centroeuro- tigua, así como los santo . Evitan hablar d culto a • 1 l do o tres años y que cumple un papel d
lo autos y prefieren hablar de veneración. 11 • "ón sumamente útil para el conjunto del an H
peas se unieran a una pequeña Iglesia católica exis-
tente en Utrecht (Holanda), llamada de «viejo-cató- - Es aceptado el triple ministerio del piscopa-
licos )> y separada de Roma por su rechazo a la bula do, presbiterado y diaconado, constituyéndose asf La comunión de Iglesias anglicanas está extendi
papal Unigenitus de 1713. Esta Iglesia holandesa el sacramento de] orden. El celibato obligatorio pa- lI r todos los continentes y reviste una tip 1 gf.
mantuvo iempre 1a sucesjón apostólica a través de ra los sacerdotes fue abolido a principios del siglo 11111 diversa de comunidades, que van d d 1 •
1 jans ru tas franceses. Al urgir, pues, las nuevas XX, así como el episcopado monárquico. Aunque 1 d ias independient nacionales hasta las «Tgl •
munidad d suizo , alemanes y austríacos por hay un reconocimiento explicito del primado de Pe- 1 1 de la Provincia», con claras referencias a l.,
·u p si ión al aticano I, ncontraron en aquella dr , no e admite una sucesión directa del ministe- 1111i as colonias del imperio británico. La I i
Igl ia d olanda el respaldo episcopal rio petrino. d, rnglaterra ya no ejerce autoridad alguna br Ir
en omuni n con Ja Igl ia de siem- , , ,mwrión. Ni lo británico, ni la «Cornmonw lth•
- Aceptan los siete sacramentos, tres de los cua-
h z ndo las «innovaciones» de La glesia 111 a representativos d «lo anglicano». Est b -
les poseen carácter indeleble. El bautismo puede
m. ser administrado por inmersión, infusión o asper- 111. in embargo, no debe hacer olvidar la ra1z d !
1 Unión de Utrecht se ha unido después la 111 li anismo.
sión. La confesión auricular ha dejado de practicar-
•I esia nacional polaca» de los Estados Unido . La se; la eucaristía se celebra en la lengua verná a Iglesia de Inglaterra, en efecto, está en ri
«Ig] ia vétero-católica>, ha reconocido la validez de desde la fundación de esta pequeña Iglesia, y la co- 1 11 e ta comunión de Iglesias. Es bien cono i
la ordenaciones anglicanas en 1925, y desde 1932 munión se distribuye siempr bajo las dos especies. 111 tivación externa que llevó a Enrique VIII a n
mantiene total intercomunión con las Igle ias angli-
canas. l 1 , 11 e al papado: la cuestión de su divorcio 1
d) Iglesias anglicanas t 11lina de Aragón. Diferentes actuacion del p
Esta p queña Iglesia tien unos 13 obispos, 450 1 1w•n o hicieron posfüle el establecimiento d un·
sacerdotes y unas 600 comurudades locales que se El anglicanismo -cuyos orígenes se remontan a 1111r Iglesia nacional. Primero, a través del Acl oJ
sienten dentro de la suce ión apostólica. Miembro la «Iglesia de Inglaterra»- constituye hoy una co- ,,,,,. macy (1534), se rechaza la autoridad del pap ,
fundador del Consejo Ecuménico de la Iglesias. munión de Igl ias de tipo episcopal que se mantie- d ·~pués, con el Act of Uniformity - ya en tiemp
mantiene diálogo doctrinal con la ortodoxia y on nen unidas por su vinculación a la sede de Canter- d, In r ina Isabel I-, se ponen las bases jurídi d
el catolicismo romano, sobre todo a partir de la de- bury, por su adhesión al Libro de oración común 1 11u va Iglesia.
claración del cardenal Alfrink, afirmando en 1966 · (Book of Common Prayer) y por su participación en
qu la condenación pontificia del jansenismo no re- las Conferencias de Lambeth, que desde 1867 vie-
cae obre los «viejo-católicos ». Esta Iglesia está nen celebrándose cada diez o doce años 5 • 1 ,lit 1111L de la Iglesia Espailola Reformada Episcopal, Madrid,
1 r,. f.o Comm unúm A11glicam; número especial de <1LumJ~re eu
1 , 11 66 (1963); K. AJgermissen, Igll!Sia Católica y Confesion
• K. Algermissen, Iglesia Cacólica y Confesiones Cristianas. 5 La lilerarura sobre el anglicanismo es inmensa. Ofrecemos 111111as, o. c., 867-883; P. Damboriena, Pe CaJólica e Iglesias
Rialp, Madrid 1964, l.081-1.l09. aquf ólo alguno estudio accesibles: St. cill, El At1glicanismo. t, • rl la Re{onna. Razón y Fe, Madrid 1961 , 549-626.

64 PAR.A COMPRENDER EL ECUM5NISMO


el ntro de la gran «tradición católica», acepta todos Estas Iglesias, con 400 diócesis y aproximada- Desde el punto de vista litúrgico-teológico hay
1 concilio ecuménicos de la Iglesia antigua y su mente unos 65 millones de fieles, gozan de gran au- que resaltar la obra llevada a cabo por el arzobispo
b doctrinal está contenida en la Declaración de tonomía en todos los sentidos -propiamente no Thomas Cranmer con su Book of Common Prayer
tY< cht de 1889. · ·ste una Confesión de fe anglicana, ni una estruc- (1549-1552) 6, y de de la perspectiva bíblica será de-
tura autoritaria central. Pero el genio anglicano se cisiva la publicación de la traducción inglesa de la
• Características xpresa a través de su sentido litúrgico y de su ca- Biblia llamada la King James Authorized Version en
cidad de mantener dentro de sf una gran varie- 1611.
- Lo «vétero-católicos» se distinguen por su ve- dad de opiniones que difícil.mente serían asumibles
n r lón a la tradición antigua de la Iglesia, que n otras comunidades cristianas. La originalidad de la reforma anglicana, con-
alvaguarda la Sagrada Escritura de ulteriores tra- temporánea en el tiempo a las que se estaban reali-
d i i n humanas. El rechazo de la infalibilidad pa- Además de las Conferencias de Lambeth, en las zando en el continente europeo, estriba en la acep-
pal Li n ahí su razón de ser. ¡ue participan todos los obispos de la comunión tación de algunos principios organizativos e intui-
nglicana, existen también los Congresos pan-angli- ciones del protestantismo, y a la vez en la positiva
- n mariología hay Wl rechazo total a los dog- nos, sin autoridad ejecutiva, p ro que dan cabida voluntad de querer mantener a toda costa la tradi-
a · d 1 Inmaculada Concep ión y de la Asunción , los representantes de los clérigos y laicos de las ción de la antigua Iglesia en continuidad con 1 ~
rp J d María a los cielos. María es, no obstan- diferentes diócesis de las Iglesias. Existe, por últi- de lo cr dos primitivos. En este hech r sid l
!•, nerada en días especiales según la liturgia an- m , el Consejo Consultivo, qu se reúne desde 1971 gran fle 'bilidad que tiene la Igl ia d In lat rra
Li u , f como los santos. Evitan hablar de culto a l da dos o tres años y que cumple un papel de co-
para mantener dentro de sí misma t nd n i l n
anl s y prefieren hablar de veneración. 11 • 'ón sumamente útil para el conjunto del angli- distintas como la anglo-católica (High hur, h), lo
l unismo.
aceptado el triple mini terio del piscopa- liberal (Broad Church) y Ja « van li a>> (Lo,
biterado y diaconado, constituyéndose así La comunión de Iglesias anglicanas está e tendi- Church). Habrá que añadir que I g ni n ü n
ento del orden. El celibato obligatorio pa- d 1 por todos los continentes y reviste una tipología no se ha revelado en una teología esp culati p -
rdoles fue abolido a principio del siglo 1nuy diversa de comunidades, que van desde las cial, porque en el anglicanismo no hay un Tom
mo el episcopado monárquico. unque lpl sias independientes nacionales hasta las «Igle- de Aquino, un Lutero o un Calvino. Hay im.pl -
onoci.miento explicito del primado de Pe- ., de la Provincia», con claras referencias a las mente un estil de vida que es bfbüco y litúrgico a
,n admite una sucesión directa del ministe- 111Liguas colonias del imperio británico. La Iglesia la vez.
p,trin . d Inglaterra ya no ejerce autoridad alguna sobre la La di.fusión del anglicanismo, según A. van der
1 1 n:iunión. i lo británico, ni la «Cornmonwealth»
eptan los siete sacramentos, tres de 1os cua- Bent, se debió tanto a la emigración y al colonialis-
n carácter indeleble. El bautismo puede 1111 a representativos de «Jo anglicano». Este he- mo británicos, como aJ esfuerzo misionero llevado
drnini trado por inmersión, infusión o asper- • 1i , sin embargo, no debe hacer olvidar la raíz del a cabo por organizaciones como la ociety for the
onfesión awicular ha dejado de practi ,, licanismo. Propagation of the Gospel, o la Cburch Missionary
; l ucaristía se celebra en la lengua verná Iglesia de Inglaterra, en efecto, está en eJ ori- ociety.
<l · d l fundación de esta pequeña Iglesia, y la co- 1' n de esta comunión de Iglesias. Es bien conocida
nwn ión djstribuye siempre bajo las dos especies. lI in tivación externa que llevó a Enrique VIlI a en- • Características
l 11 ntarse al papado: la cuestión de su divorcio con
d) Iglesias anglicanas 1 .,1nlina de Aragón. Diferentes actuaciones del par- - La Sagrada Escritura es Ja única regla de fe.
l 1111 •nto hicieron po ibJe el establecimiento de una La tradición, que no es fuente de revelación, ayuda
l anglicanismo -cuyos orígenes se remontan a 1111l va Iglesia nacional. Primero, a través del Act of a entenderla dentro de la vida de la Iglesia. No se
«Igl ia de Inglaterra»- constituye hoy una co- "l'"' macy (1534), se rechaza la autoridad del papa, admite la canonicidad de los siete libros «deutero-
muni n de Iglesias de tipo episcopal que se mantie- ll spués, con eJ Act of Unifonnity - ya en tiempos canónico » deJ Antiguo Testam nto.
n n unidas por su vinculación a la sede de Canter- , 1, l reina Isabel I-, se ponen las bases jurídicas de
bury, por su adhesión al Libro de oración común l 1 1111 va Iglesia. - Los 39 Artículos de fe, in er rechazado ofi-
(Book of Common Prayer) y por su participación ~n cialmente, han caído en desu en algunas Iglesias
1 onferencias de Lambeth, que desde 1867 vie- de la comunión. La investigación bíblica goza de
n n cel brándose cada diez o doce años 5 • 111, ton de la Iglesia Española Refom:iada Episcopal, Madrid
1 ti , la Communion Anglicane, número especial de «Lum.i~re et
• n. 66 (1963); K. Algermissen, Iglesia Católica y Co,rfesiones
s La literatura obre el anglicanismo es inmensa. Ofrecem ,, ttn11as, o. c., 867-883; P. Damboriena, Fe Católica e fg/,esi.as y • Tite First and Second Prayer Book of King ward l. ,,v -
qui ólo algunos tudios accesibles: SL Neill, El Anglicanismo. r, de la R.efonna. Razón y Fe, Madrid 1961, 549-626. man's Library, DenL, Londres J 968.

PARA COMPRENDER EL E UM ·NI MO


una total libertad, ya que son muy imprecisos los 1 una opiruón muy extendida, aquella 1
límites que pueden ponerse al exegeta anglicano. 110 lo la de Lutero- fueron más bien r
- Se reconoce el lugar privilegiado que María 1 , ncias~ que de «costumbres».
tiene en la historia de la salvación debido a su ma- D de su cátedra de Wittenberg, 1 j
ternidad divina. Pero se rechazan los dogmas cató- w va «descubriendo», en sus comentan
licos marianos de la Inmaculada C-0ncepción y de la R manos (1515) y a Gálatas (1516), t
Asunción. En ciertos sectores anglicanos (de la p,1tilino de la «justificación por la 6 »
High Church) se venera a la Virgen y a los santos. - La e nfirmación suele ser un requisito p , 1h . Lutero, a la vez, cree descubrir ·n
En bastantes espacios anglicanos no hay, sin em- acceder a la ucarisúa. La perutencia o confesió 1, t· lesiástico que le rodea: el mundo de
bargo, lugar para tales veneraciones. sólo se practica en sectores muy determinados del 11i.tn , el de las penitencias monacal ,
anglicanismo. t l I a ión de indulgencias y venerad n d
- Sólo la redención de Jesucristo ha conseguido , 1 J · las peregrinaciones a santuari nr
el perdón para la humanidad. Esta afirmación no - La vi.da religiosa, aunque abolida en los tiem • d la sutil «theologia scholastica,,, un
contradice la necesidad de los actos de penitencia pos de Eduardo VI por decreto del parlamento, ,, r ce el mérito del hombre, en d tri,
(buenas obras), que son como el fruto de la justifi- ido renaciendo sobre todo a partir del «Movimient 1 • ,ti u ita justificación obtenida por ri le
cación. de Oxford». Hoy existen varias órdenes y congrega
ciones de vida religiosa, tanto masculinas como fe han hecho muchas lecturas obr •
- Se admite el triple ministerio del diaconado, dn d su obra reformadora y de su mbn
presbiterado y episcopado. El artículo 11 de los 39 memnas. Las tradiciones principales de estas órde-
nes anglicanas son: benedictina, franciscana, a lid 1 • Ciertamente Lutero es una p .-0 11
Artículos de fe dice que «la Iglesia visible de Jesu- , 111npleja. Hoy es reconocido com un
cristo es la asamblea de fieles donde es predicada la tma y algunas de origen netamente anglicano.
1 1 más decisivas del cristiarusmo de:
pura palabra de Dios y donde, según el mandato de - Las Iglesias anglicanas mantienen el principi 1 1, t toda una investigación católi a s
Jesucristo, son administrados legítimamente los sa- de total separación del Estado. La Iglesia de Ingla '"' 111 dor alemán que, desde la vi i n
cramentos». Esta definición, de clara procedencia terra es, sin embargo, una excepción. Es la Igles· 11111 negativa, de un H. Derufle (1904) ,
protestante, no impide que su forma de gobierno oficial (establecida) desde los ti.e mpos de Enriqu 11111 l ), ha ido creciendo sm los ton p 1
sea claramente católica: el «sínodo», en el que par- VID, algunos de sus obispos son miembros de 1 ¡i,1 t a través de A. Herte, J. He n I,¡_¡
ticipan, bajo la presjdencia del obispo, los presbíte- Cámara. de los Lores, el rey es coronado en la aba 11,,,c,.ph Lortz (1939-1940), en el qu 1
ros y los delegados lrucos elegidos por cada congre- día de Westminster, y se dice, popularmente, qu 111d,1 la profunda y desbordante religi
gación local. Los «sínodos nacionales» reúnen a re- «el soberano es la cabeza de la Iglesia». Igualmente , , ,1 uel genio . alemán. Un teólog
presentantes de las diferentes diócesis. La Confe- los obispos son nombrados, previa consulta, por lit ,1 a escribir:
rencia de Lambeth reúne cada diez años a los obis- Corona. Aunque estos hechos hacen jugar a la Igl
pos de todo el mundo convocados por el arzobispo sia un gran papel en la vida nacional, desde num «Jamás podremos hacer, por nu I Ll
de Canterbury. rosos sectores eclesiales se dejan sentir voces mu 11 !mente serio hacia el protestantism
críticas respecto a esta estrecha unión de Iglesia h •r hecho el esfuerzo de comprender v rd
- El famoso Cuadrilátero de Lambeth (1888) 1 Lutero y hacerle justicia históricamenl
describió como «notas» de la Iglesia las siguientes: Estado.
( ndenarlo simplemente. Estoy dispu t
la Biblia, la confesión de fe (credos), los sacramen- ,1mente mi vida por esta convicdónio .
tos, el ministerio episcopal. l. ue con toda verdad puede afinn ·
e) Iglesias luteranas
- Se adnriten dos sacramentos: bautismo y eu- ,, • o • que nunca hubiese permitid Ja
caristía. La noción anglicana de sacramento mcluye El nombre de Martín Lutero (1483-1546) está 11 lpJ ias luteranas. Su intento, por
el hecho de ser signo eficaz, superándose así la con- e] origen de las reformas eclesiásticas que tuviero 11 ,d , ·u vida, fue la reforma de la ún:i
cepción meramente simbólica. Los otros cinco sig- lugar en la Europa del siglo XVI 7 • Contrariament • , 111. u prodigiosa producción btbli a
nos, admitidos por católicos y ortodoxos como ver- pr da en un lenguaje nunca fácil
daderos sacramentos, se usan también en el angli- 1 11 n muy duro contra Roma- fue re
canismo, pero al estar desprovistos de una ordena- 1 J. Lortz, Historia de la refomw. Tau.rus, Madrid 1963-1964,
ción divina expresamente recogida. en el Nuevo Tes- vols.; J. Atkinson, Lutero y el nacimie,110 del protestantismo.
tamento, no se les concede carácter sacramental. Alianza Editorial, Madrid 1971; R. García Villoslada, Martfn
tero (BAC). Edi1orial Católica, Madrid 1973, 2 vols.; Y. Congar: ' 11 trohl, Luther jusqu'en 1520. PUF, París 19
- La eucaristía o cena del Señor sólo puede ser Martin Luther. Sa Foi, sa Rifonne. Etudes de. théologie historiq ogar, Experiencia y conversión e.cumtnic
celebrada por un presbítero válidamente ordenado, Cerf, París 1983. ,, didlogo. Estela, Barcelona 1967, 157.

66 PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO


y siempre usando la lengua vernácula. Se admite la una opinión muy extendida, aquellas reformas -y
,1 su muerte, a través de confesiones de fe y ormul -
presencia real de Cristo en la eucaristía, pero se evi- flsólo la de Lutero- fueron más bien reformas de ciones diversas incluso de sus discípulos, como F.
ta cualquier definición, con carácter obligatori.o, so- ., reencias» que de «costumbres». Melanchton, en el Libro de la Concordia (1580). Ello
br el modo de esta presencia eucarística. La comu- Desde su cátedra de Wittenber:-g, el joven agusti- significará para el luteranismo, extendido ya más
nión se distribuye siempre bajo las dos especies, y 11 va ccdescubriendo)), en sus comentarios a la carta allá de las fronteras de lengua alemana, el necesario
lamente en algunos círculos muy reducidos se re- , 1 Romanos (1515) y a Gálatas (1516), el principio marco de referencia para mantener una unidad
rva el cuerpo de Cristo tras la celebración. p ulino de la «justificación por la fe» y no por las doctrinalmente coherente con las gr-andes afirma-
- La confirmación suele ser un requisito para t bras. Lutero, a la vez, cree descubrir en el ambien- ciones del reformador alemán.
a ed r a la eucaristía. La penitencia o confesión 1 • eclesiástico que le rodea: el mundo de la curia ro- Las comunidades que van adhiriéndose a la re-
ólo e practica en sectores muy determinados del mana, el de las penitencias monacales, el de la pre~ forma propugnada por Lutero reciben inesperada-
anglicanismo . cli ción de indulgencias y veneración de los santos, mente el apoyo de príncipes alemanes que, de bue-
·1 de las peregrinaciones a santuarios marianos y en na fe en unos casos y en otros por motivos estricta-
- La vida religiosa, aunque abolida en los tiem- 1d la sutil «theologja scholastica)), un mundo que
po d Eduardo VI por decreto del parlamento, ha mente políticos - la oposición al emperador Carlos
11V rece el mérito del hombre, en detrimento de la V-, ayudan a estabilizar y a dar marco institucional
id renaciendo sobre todo a partir del «Movimiento ,r tu.ita justificación obtenida por Cristo•.
d xford». Hoy existen varias órdenes y congrega- a la idea religiosa de Lutero. La expansión luterana
i n de vida religiosa, tanto masculinas como fe- han hecho muchas lecturas sobre el significa- no fue, sin embar:-go, nada fácil en aquel enmaraña-
m .ninas. Las tradiciones principales de estas órde- 1 lo e su obra reformadora y de su misma persona- do mundo en el que se entremezclan intereses polí-
anglicanas son: benedictina, franciscana, agus- lidad. Ciertam.e nte Lutero es una personalidad muy ticos, humanistas y religiosos. Lutero no sólo lucha
n . y algunas de origen netamente anglicano. 1 i,mpleja. Hoy es reconocido como una de las figu- contra Roma, polemiza también contra otros «re-
, ,, más decisivas del cristianismo de occidente. formadores» en puntos notables de doctrina: contra
- La Iglesias anglicanas mantienen el principio 11 í ·te toda una investjgación católica sobre el re- Calvino, contra Zwinglio, contra los «entusiastas ra-
total separación del Estado. La Iglesia de Ingla lnnnador alemán que, desde la visión erudita, pero di.cales», etc.
, sin embargo, una excepción. Es la Iglesia 11111 negativa, de un H. Denifle (1904), y un Grisar A finales del siglo XVI, el luteranismo está ex-
i ial ( tablecida) desde los tiempos de Enrique ( 1q 11). ha ido creciendo sin los ton.os polémicos del tendido por Alemania y parte de Suiza, y llega a ser
VIlJ, algunos de sus obispos son miembros de la flilSado a través de A. Herte, J. Hessen hasta llegar a la religión oficial de los países escandinavos. Más
m de los Lores, el r:-ey es coronado en la aba los ph Lortz (1939-1940), en el que se le reconoc tarde se introduce en los Estados Unidos, a raíz de
dfa d Westminster, y se dice, popularmente, qu 1 ela la profunda y desbordante religiosidad que tu- las emigraciones alemanas, formando grandes nú-
f( l b rano la cabeza de la Iglesia». lguahnente. uel genio alemán. Un teólogo como Congar cleos luteranos, algunos muy conservador , orno
1 i . bi po son nombrados, previa consulta, por rá a escribir: el famoso Sínodo de Mj souri.
ori na. Aunque estos hechos ha.c en jugar a la Igl
oeJamás podremos hacer, por nuestra parte, algo La historia del luteranismo, duranl 1
i un gran papel en la vida nacional, desde num
lmente serio hacia el protestantismo sin antes ha- XVII, representa un gran foerz d rmul
s t r s eclesiales se dejan sentir voces mu
ríLi sp cto a esta estrecha unión de Iglesia
r hecho el esfuerzo de comprender verdaderamente teológica y de sistematización c h r ot , p r ' Íll
:1 Lutero y hacerle justicia históricamente, en vez de originalidad y traicionando a ve el fritu de
·tado. condenarlo simplemente. Estoy dispuesto a dar gozo- Lutero. Es el siglo de la ortodoxia lul rana (M .
umente mi vida por esta convicción» 9 , Chemnitz, J. Gerhardt, G. Calixt). Su qu d d pro
e) Iglesias luteranas L que con toda verdad puede afirmarse de Lu- vaca por reacción, en el siglo xvm, un ü d · pi
h 111 que nunca hubiese permitido la «creación» ritualidad pietista destinada al cuJtiv d 1 nli-
J nombre de Martín. Lutero (1483-1546) está , I, 1 ,J ias luteranas. Su Intento, por el que luchó miento religioso, conectando a v ces in Ju n un
ri en de las reformas eclesiásticas que tuvi.ero "" 1., ~u vida, fue la reforrna de la única. Iglesia de cierto misticismo. La corriente pietista es d bida al.
r n la Europa del siglo XVI 1 • Contrariamen • 1 1J. u prodigj.o sa producción bíbli.ca y teológica alsaciano Ph. J. Spener y a sus discípulos A. H.
, p · ada en un lenguaje nunca fácil y revestido Francke y G. Amold. El centro del movimiento
1, ion muy duro contra Roma- fue recogida, tras halla en Halle. Un desarrollo muy particular d l
' J. m, Historia de la reforma. Tauros, Madrid 1963-1964,
pietismo luterano lo encarna el conde ico]ás Lui
v )s .: J . Atkin on, Lucero y el nacimiento del protestantis mo. von Zinzendorf 1º,·Y las comunidades de Hermanos
Al nia Editorial, Madrid 1971; R. García Villoslada, Mart(n Lu
tt· (BA ). Editorial Católica, Madrid 1973, 2 voJs.¡ Y. Con~ 11 tmhl, l,uther jusqu'e11 1520. PUF, París 1962.
Marti.n Luther. Sa Foi, sa Riforme. Etudes de chwlogie historiqu& • \' ngar, Experiencia. y conversión ecuménicas, en. Cristia- •0 E. Beyreuther, Zinvmdorf, l'Apotre de l'Uniti. Labor et Fi-
. Pads 1983. " didlogo. Estela, Barcelona 1967, 157. des, Ginebra 1967 .

PARA COMPRENDER. EL ECUMENTSMO 67


Moravos que en un deseo unionista desean conju- dio de nosotros. El luteranismo no ha sucumbido, 1 bre Cristo se centra más en su obrar qu n i
gar la teoría de Wittenberg (ortodoxia luterana) con sin embargo, al peligro de ver en la literalidad de ,·r ((( Hoc est Christum cognoscere, beneficia it
la práctica de Halle (pietismo). En esta corriente es- cada término la voz misma de Dios. La. palabra di- n moscere», dedan los primeros luteranos). ri 1
piritual se halla la auténtica expresión de la coral vina resuena en los fieles gracias al testimonio inte- h., btenido el perdón total, gratuito, incondici n
luterana, llevada a sus más altas cumbres en la pie- rior del Espíritu. Santo en medio de la vida de la l11merecido. Nadie puede a través de sus obras ,,.
dad artística y en la fe profunda de un Juan Sebas- Iglesia, que es una forma de entender la tradición. I' 11 merecer el perdón o la gracia. El perdón :
tián Bach. ,l 1· e por la redención de Cristo. Y el peed n :
- Una larga polémica con el catolicismo romano
Las etapas sucesivas han estado marcadas por las en torno al tema de las relaciones Escritura-tradi- , n ni.fiesta en aquellos que lo aceptan llevando u
1 id de arrepentimiento y reparación. No hay pr
contradicciones que encierran la convivencia, en una ción había mostrado al luteranismo como negador disposición entre los luteranos para hablar d
misma Iglesia, de círculos pietistas y el desarrollo de de la tradición. Hoy, en un clima ecuménico, ad- ntificación del hombre.
un racionalismo que vaciaba de contenido cristiano mite que la Escritura es, a la vez, resultado de una
las fórmulas de aquel que había inspirado la reforma tradición oral y criterio -a partir de la aceptación - Lutero escribe un famoso Comentario al Ma
protestante y llegó a ser el gran olvidado. del canon escriturfstico- de todas las tradiciones ,,,r, al (1521). en el que se pone de relieve su v n
eclesiales. 1 , 1 i n por la Madre de Dios. Esa fe nunca ha i
El siglo XX se caracteriza por un redescubri- 1I • ndonada en el luteranismo. Sin embargo exi
miento del reformador alemán. Redescubrimiento - Dos principios sustentan toda la sistemática 11n l mor innato a que la figura de María pu
ambiguo a veces, ya que los cristianos alemanes, luterana: la autoridad soberana de la Sagrada Escri- , 11 ·ntar a la única mediación de Cristo. De ahí u
obedientes a las tesis nacional-socialistas del m tura (principio formal), y Ja justificación por la fe 1 lo largo de su historia -con contadas excep i
Reich, encuentran en Lutero la reencarnación de (principio material). Este es el núcleo central del 11 ·s- , la figura de María no haya tenido el reli ,
las virtudes de la raza aria. 11 • Pero el redescubri- evangelio, porque apunta directa e inmediatamente 1111 tuvo en otras tradiciones cristianas.
miento, en grandes áreas de Jas glesias luteranas, a Cri to. Lo demás de la Escritura aparece secunda-
h ignificado un r tomo a las verdaderas intuicio- rio respecto a este «centro». De estos dos principios - El culto luterano se rinde a Dios sólo. Con i
n r ligiosas d Lutero. Desde 1947, la mayoría de depende la Iglesia misma. La traducción que Lute- i 11 1 predicación de la palabra y en la celebra i

1, • l I ia lut ranas - a excepción del S!nodo de ro hizo de la Biblia. es un clásico de la lengua ale- , li I cena. Un culto litúrgico que no descuida, ·
ML s uri- t unida en la Lutheran World Fede- mana. , 111bargo, el culto individual y familiar de lectu
de en Ginebra, que canaliza los es- l,1I li a. En la espiritualidad que se desprende d
- Sólo la fe justifica. Pero la fe como respuesta , 11 ll luterano no tienen cabida las devociones a 1
fo z d vangelización y testimonio del lutera- a la palabra funda una relación personal entre Cris-
ni mo mundial. ntos 12 , las peregrinaciones, el culto a las r
to y el creyente, que es de obediencia y de confian- ,ru , los preceptos y obligaciones de guardar d
za (fe fiducial). La fe no es una obra, es un don. 11 1 ruinados ayunos o de comulgar una vez aJ año
• Características Creer es, pues, confiar en ese don. Pero la fe se en- N11 admite la creencia en el purgatorio, que s
tiende en el luteranismo también en relación a la •11 a para purificar pecados cuando los pecado
- Ciertas frases, como «sola Scriptura, solus doctrina verdadera. De ahí que surgiesen pronto en
Christus, sola gratia ... », definen el intento luterano r n purificados por la redención de Cristo.
la tradición luterana las Confesiones de fe.
de resaltar -sin compromisos- la total soberanía de 1 hecho de que Lutero pensase sólo en Uil
la revelación bíblica sobre cualquier otro tipo de - El hombre justificado por la fe en Cristo per- 11 r rrna» de la Iglesia hizo que no reflexionase
autoridad o de fuentes religiosas, llámense «tradi- manece a la vez pecador (simul justus et peccator). 11 11 1 nueva eclesiologia, y menos en una eclesiologl
ción», «infalibilidad eclesial», «infalibilidad pontifi- Esta tensión dialéctica del luteranismo que, en mo- 1111 · 1 na. Creyó estar dentro de la tradición de 1
cia» ... mentos de su hlstoria, lo llevó hacia posiciones de 1 di' i antigua aceptando todos los dogmas tri.ni
un pesimismo muy marcado (el pecado afecta total- 1 11, eclesiológicos contenidos en los credos de 1
- La autoridad de la Biblia reside en el hecho d mente a la libertad: polémica de Lutero contra
que es palabra de Dios - aunque también es palabra 1 ,1 •._¡ antigua.
Erasmo), hace que en el momento actual de diálogo
de hombres- y rinde testimonio de Cristo; en el An- ecuménico una nueva visión antropológica haya a Iglesia fue definida como «la asamblea
tiguo Testamento, anunciándolo de muchas mane- sustituido a aquella en la que todo lo humano esta- , 1, n tes en la que el evangelio es predicado fi
ras; en el Nuevo, señalándolo como el Verbo en me- 1111 ,,1 · y los sacramentos se administran correcu
ba radicahnente perdido. También los viejos pro-
blemas de gracia-naturaleza, ley-evangelio, fe-obras 111 11l ». El centro de la Iglesia está en la predic-
están siendo superados.
11 Interesantes observaciones al .r especto en Funk-Brentano,

Luther. Bemard. Grasset, París 1934, principalmente en el capí- - La cristología luterana está dentro de la tradi- " M. Lackmann, L'Eglise Luthirienne et la commimoratio
tulo ..Gott mit uns •, 268-272. ción de la Iglesia indivisa; sin embargo, el estudio unts. Ed. Saint-Paul, París 1961.

68 PARA COMPRENDER BL ECUMENISMO


dio de nosotros. El luteranismo no ha sucumbido, ., bre Cristo se centra más en su obrar que en su ción de la palabra, que es más un acontecimiento
in embargo, al peligro de ver en la literalidad d_e · ( «Hoc est Christum cognoscere, beneficia eius que una institución. El sacerdocio no es un sacra-
ada término la voz misma de Dios. La palabra di- gnoscere», decían los primeros luteranos). Cristo mento especial. Negado el carácter sacramental del
vina resuena en los fieles gracias al testimonio inte- ha btenido el perdón total, gratuito, incondicional, orden, el ministerio eclesjal puede ser ejercido por
rior del Espíritu Santo en medio de la vida _d~ la 111merecido. Nadie puede a través de sus obras exi- cualquier bautizado, porque en realidad todos los
JgJ ia, que es una forma de entender la tradición. }dr o merecer el perdón o la gracia El perdón se fieles son «sacerdotes)). Pero el buen orden exige
o ece por la redención de Cristo. Y el perdón se que algunos ejerzan el ministerio. De ahí que en el
- Una larga polémica con el catolicis~o roman? 11 nifiesta en aquellos que lo aceptan llevando una luteranismo -y en el protestantismo en general- no
' TI torno al tema de las relaciones Escntura-tradi- 1 la de arrepentimiento y reparación. No hay pre- haya propiamente una distinción esencial entre clé-
i n había mostrado al luteranismo como negador d i posición entre los luteranos para hablar de la rigos y laicos, la distinción se da sólo en razón del
d la tradición. Hoy, en un clima ecuménico, ad- 1otificación del hombre. oficio ministerial. La consagración de un ministro
mil que Ja Escritura es, a la ve~, resultado de ~a no tiene carácter sacramental, es una ceremonia
tradición oral y criterio -a partir de la acel?t~ClÓD - Lutero escribe un famoso Comentario al Mag-
11 i{icat (1521), en el que se pone de relieve su vene-
que le autoriza a predicar la palabra delante de la
el I non escriturístico- de todas las tradiciones asamblea y a administrar el sacramento. El servicio
1.i ión por la Madre de Dios. Esa fe nunca ha sido
1 iales. ministerial, no necesariamente conferido de por vi-
,d ndonada en el luteranismo. Sin embargo existe
- Dos principios sustentan toda la sistemáti~ 1111 t mor innato a que la figura de María pueda
da, no imprime «carácter».
lut •rana: la autoridad soberana. de la Sagrada Escn- , 1 ·ntar a la única mediación de Cristo. De ahí que, - En algunas Iglesias luteranas - fundam ntaJ
tura (principio formal), y la justificación por la fe 1 1 largo de su historia -con contadas excepcio- mente las escandinavas- existe la figura d I i ,
prin ipio material). Este 7s el nú~leo c~ntral del , 1 s- , la figura de María no haya tenido el relieve que corresponde al «superintendent » d I J •I ·
• ng lío, porque apunta dir7cta e inmediatamente 111 tuvo en otras tradiciones cristianas. sias de habla francesa. Régimen I i ti
1 ri t . o demás de la Escntura aparece secunda- dal.
,¡ r pecto a este «centro)). De estos ~os principios - El culto luterano se rinde a Dios sólo. Consiste
e] •p •n la Iglesia misma. La traducción que Lute- , 11 la predicación de la palabra y en la celebración - Nueva concepción de la teolo ram nt. l,
hiz de la Biblia es un clásico de la lengua ale- ,h- 1 cena. Un culto litúrgico que no descuida, sin en la que adquiere toda la importan i la pr, 111 ' a
, 111bargo, el culto individual y familiar de lectura divina expresamente enunciada n l . T tam n-
111 11 •
lttl lica. En la espiritualidad que e desprende del to y la aceptación del don prometido, medi t I f
lo la fe justifica. Pero la fe como respue~ta , 11l1 luterano no tienen cabida las devociones a los del creyente. Pasa a un segundo lugar la eficacia d 1
, la palabra funda una relación pers~nal .entre ~ns- 12 , las peregrinaciones, el culto a las reli- signo mismo y son rechazados de plan la teoría
1 I reyente, que es de obedienc1a y de confian- 1111 , los preceptos y obligaciones de guardar de- del «ex opere operato», la de la transubstanciación,
'l , (f • fiducial). La fe no es una obra, es un don. l! , minados ayunos o de comulgar una vez al año ... el número de los siete sacramentos y el carácter sa-
r , pues, confiar en ese don. Pero la ~e se en- n admite la creencia en el purgatorio, que ser- crificial de la misa.
1¡ •nd n l luteranismo también en relación a la • a para purificar pecados cuando los pecados ya
Je trina v rdadera. De ahí que surgiesen pronto en - El sacramento no sólo es signo por el que se
, t,,n purificados por la redención de Cristo. reconoce al cristiano, es también signo de la volun-
I" L di i n luterana las Confesiones de fe.
El hecho de que Lutero pensase sólo en una tad divina para despertar la fe en el cristiano. Se
1 h mbre justificado por la fe en Cristo per- 11 f rma» de Ia Iglesia hizo que no reflexionase en admiten sólo dos sacramentos: el bautismo y la
rn n • a I vez pecador (simul justus et peccator). 1111 1 nueva eclesiologfa, y menos en una eclesiologfa santa cena. Sólo en algunos círculos se admite la
E ·ta t n ión dialéctica del luteranismo que, en mo- 111111 na. Creyó estar dentro de la tradición de la penitencia 13 • Los demás sacramentos son reconoci-
·nt d u historia, lo llevó hacia posiciones de 1 11 .,¡ antigua aceptando todos los dogmas trinita- dos como ceremonias que pueden y deben realizar-
u11 p imi mo muy marcado (el pecado afecta total- eclesiológicos contenidos en los credos de la se en el templo. El divorcio es admitido.
rn nt la libertad: polémica de Lutero contr i antigua.
E m ), hace que en el momento actual d 7 diálogo - La Confesión de Augsburgo reconoce la presen-
•um ni o una nueva visión antropológica haya a Iglesia fue definida como «la asamblea de cia real de Cristo en la eucaristía bajo las especies
, , ,. ntes en la que el evangelio es predicado fiel- de pan y vino. La comunión se ofrece a los fieles
11 ·tituid a aquella en la que to~o lo h~~o esta-
11w111 • y los sacramentos se administran correcta- bajo las dos especies, pero tras la celebración de la
ba dicalmente perdido. También los _vie1os pr
111 111 )). El centro de la Iglesia está en la predica-
bl in de gracia-naturaleza, ley-evangelio, fe-ob
• L n i ndo superados.
13 La Confession d'Augsbourg, 1S30 (Confessio Augusta na Tri-
a cristología luterana está dentro de 1a tra~- 1 M. Lackmann, L'Eglise Lurhtrienne et la commtmoration glotta. Gallice-Germanice-Latine). Les Editions Luthériennes, Es-
i n d la Iglesia indivisa; sin embargo, el estudio • ,11111 • Ed. Saint-Paul, París 1961. trasburgo 1949. Ver el artículo 11.

PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO 69


cena no pueden ser reservadas. La eucaristía no tie- La originaUdad de] calvinismo -al menos en s 11 1 ias miembros y aproximadamente 70.000.00
ne sentido sacrificial, ya que el sacrificio de Cristo orlgenes- estriba en las doctrinas de la trascenden ,I, · les, cuya sede central se halla en Ginebra.
fue suficiente, necesario y único. No cabe en nin- cía divina, de ]a predestinación y de la eucaristía;
gún sentido hablar de la repetición del sacrificio. en el plano de Ja organización eclesiástica, en el ré- • Características
unca se ha pretendido, excepto en un intento del gi.men presbiteriano (gobierno de presbíteros y an-
mismo Lutero (consubstanciación), definir el modo cianos), opuesto a la forma episcopal. Su amplia - La Biblia es la autoridad soberana en m l
de Ja presencia real. expansión se explica, en primer lugar, por la ex- , I,· y costumbres. Se hace palabra de Dio par-..i 1
traordinaria difusión de las traducciones de la Ins- , , · nte «por el testimonio interior del Espfril
titución cristiana y, después, por la creación de la ,into». Al igual que todas las demás Iglesia ti,
f) Iglesias refomuuias «Academia de Ginebra», frecuentada por gentes re- 111 •H tantismo, rechazan los siete libros deuter ¡
ligiosamente insatisfechas de la Iglesia de Roma y 111 fli os.
Reciben el nombre de Iglesias reformadas o
presbiterianas las comunidades herederas de las in- de las reformas luterana y anglicana. Admiten la interpretación clásica de la d tr
tuiciones teológicas y disciplinares del reformador A diferencia del luteranismo -más centrado en , 11 trinitaria. Respecto a la doctrina de Dios, h:
Juan Calvino (1509-1564). La reforma eclesiástica el mundo germánico-, el calvinismo ofrecía un ca- 1 1 hincapié en la absoluta soberanía. No hay aaah
llevada a cabo por Calvino, coincidiendo en lo sus- rácter más universal. Por ello, numerosas Iglesias ,1,1 álida que ayude al hombre a acceder al con
tancial con la que había iniciado años antes M. Lu- que se han separado de Roma adoptan muy pronto 1111 oto y al ser de Dios. Barth -uno de los m~
tero, tiene peculiaridades tan notables que ha llega-
do a formar una comunidad de Iglesias total.mente
en sus Confesiones de fe y en sus propios catecismos t,,, indes teólogos calvinistas- niega rotundam n
• alogía entis», porque Dios es el «totalm n
los principios auténticos del calvinismo: en Zurich,
diferenciadas de las demás Iglesias cristianas 14 • el Consensus Tigurinus (1549); en Francia, la Con- 1,11 o ». Hay un rechazo de la teología natural-
l pensamiento de Calvino, aunque djsem.inado fessio '{idei Gallicana (1559); en Escocia, la Corr{es- } conocimiento de Dios es posible p r 1
n numerosos «comentarios» a los libros de la Sa- sio Scotica Prior (1560) y Posterior (1581); en Flan- n logía de la fe» a partir de un solo hombre: J1
da critura, en una predicación ininterrumpida des, la Confessio Belgica (1561); en el Palatinado, el 11 ri to. De ahí que se haya hablado con frecu n i
n la at -dral d Ginebra de 1541 a 1564 y en dif&- Heidelberg Catechismus (1563); en Hungría, la Con- , ti Ju «concentración cristológica» del calvinismo d
p l mica L ológicas, pu..ede considerarse fessio Czengerina (1570), etc. 111, . Las Confesiones de fe reformadas explican 1
t ment expuesto en su obra Jnstitutio Reli- , 1 1 l logfa según la antigua tradición de los padr :
hri tianae, verdad ra suma teológica del Las Iglesias reformadas pasaron por momentos
difíciles durante el siglo XVII a causa de las dispu- EJ calvinismo antiguo hablaba de la «total
pr t tantism reformado 15 • El mismo Calvino co- 1111p ión del hombre». Este nace y permanec
n ió nuev dicione de su Institución, desde la tas teológicas respecto al tema de la predestinación.
Los más estrictos calvinistas mantenían la teorla de , t.1d de pecado y, lógicamente, todos sus act
primera en 1536 -muy breve- hasta la definitiva de
1559-1560. La Institución cristiana es un verdadero la doble predestinación y de la redención particu- ,,n p caminosos. Ningún esfuerzo del hombre, p
lar, tomándola literalmente del reformador de Gi- , Jo, podría ser meritorio y alcanzar el perdó
manual de teología sistemática, dividido en cuatro ,11 m . Por eso en el calvinismo se habla más d
libros: 1) la doctrina de Dios; 2) la encarnación; 3) nebra. Los «armini.anos», en cambio, se opusieron
a tal visión y creyeron que la redención de Jesucris- ¡i1• • do» del hombre, que de los «pecados» d
1a obra interna del Espíritu Santo; y 4) los medios 111 ,mbre. Sólo la fe justifica al creyente. Sus obras,
externos (Iglesia y sacramentos) de los que se sirve to se extendía universalmente a todos los hombres.
El famoso Sínodo de Dordrecht (1618) dirimió la p.111ir de la justificación, son «signos», no mérit.
Dios en la obra de salvación. qt1 puede presentar ante Dios.
contienda en favor de la interpretación más rígida.
a reconciliación y la justificación -siemp
Las Iglesias calvinistas de Holanda, Francia, , 1 un el calvinismo más estricto- es la obra cons
'4F. Wendel, Calvin_ Sources et tvolwi.on de sa pensée religie.u- Suiza, Hungria y otros países europeos aceptan el 111i lu por Cristo para los predestinados, que
se. PUF, Pañs 1950; A. Ganoct,y, Calvi11, Theólogien de l'Eglise et nombre de reformadas; por el contrario, en los paí-
du mi.nistere. Cerf, París 1964¡ Varios, &garrís contemporains sur p11, •d n de ningún modo perderla. Los réprob
lean Calvin. Acles du Col/oque Calvin. Strasbourg 1964. PUF, Pa-
ses anglosajones se denominan, preferentemente, , l 11idos desde la eternidad para las penas eterna
ós 1965¡ J. Cadier, Calvin. Sa vie, son oeuvre. PUF, París 1967¡ A. presbiterianas. En 1875 se crea en Londres la Alian- li11 ifican también los inescrutables designios d
Schmidt, lean Calvin et la traditíon calvinienne. Seuil, París za de Iglesias Reformadas. Las Iglesias congrega- • ,1 • ocas Iglesias reformadas, sin embargo, a
1971; J. Larriba, Ecl.esiologfa y antropología en Calvino _ Cristian- cionalistas -también de tipo presbiteriano y doctri-
dad, Madrid 1975. 11, 11 n hoy esta doctrina expuesta en el Sínodo
nalmente calvinistas- se unen en 1949 n el Conse- 11111 r1 cht (1618).
u Institución de fo_ Religión Cristiana (Traducida y publicada jo Congregacionalista Internacional. Ambas organi-
por Cipriano de Valera en 1597. Reeditada por Luis Usoz y Río a Iglesia, aunque llamada por el mismo C
en 1858. Nueva edición preparada en 1967, .2 vols.). Fundación zaciones se han fundido en 1970, formando la
Alianza Mundial de Iglesias Reformadas, con 147 111 1 «madre de los creyentesn (libro N, c. 1), est
Editorial de Litera.t ura Reformada, Rijswijk (Países Bajos) 1968.

-70 PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO


La originalidad del calvinismo -al menos en s 11'1 ias miembros y aproximadamente 70.000.000 desprovista de actividad santificadora, pues no se
rfg n - estriba en las doctrinas de la trascenden ,I · les, cuya sede central se halla en Ginebra. admite la presencia ontológica del cuerpo glorifica-
ia divina, de ]a predestinación y de la eucaristía; do de Jesús en sus sacramentos. La definición de
n J plano de la organización eclesiástica, en el ré- • Características Calvino es admisible en el sentido de que el Espíri-
gimen presbiteriano (gobierno de presbíteros y an- tu Santo actúa directamente en sus fieles cuando se
ian ), opuesto a la forma episcopal. Su amp · - La Biblia es la autoridad soberana en materia reúnen en un lugar para escuchar el evangelio y pa-
p n ión se explica, en primer lugar, por la ex- 111· y costumbres. Se hace palabra de Dios para el ra administrar unos sjgnos sacramentales. En este
traordinaria difusión de las traducciones de la Ins- , 1 · ente «por el testimonio interior del Espíritu sentido debe hablarse de la Iglesia más como
titu ión cristiana y, después, por la creación de I .,nto». Al igual que todas las demás Iglesias del «acontecimiento» que como «institución» .
4fAcad mia de Ginebra", frecuentada por gentes r p1 ol tantismo, rechazan los siete libros deuteroca-
1i io amente insatisfechas de la Iglesia de Roma 110,ucos. - Negada la sacramentalidad de la Iglesia, lógi-
d l reformas luterana y anglicana. camente sus ministerios no tienen carácter sacra-
- Admiten la interpretación clásica de la doctri- mental. Se rechazan el sacramento del orden y la
diferencia del luteranismo -más centrado en 11. uinitaria. Respecto a la doctrina de Dios, se ha- sucesión apostólica en el ministerio. Ello no es obs-
·1 mundo germánico-, el calvinismo ofrecía un ca- 1 hincapié en la absoluta soberanía. No hay analo- táculo para que las Iglesias Reformadas posean una
, t r más universal. Por ello, numerosas Iglesias ,r , álida que ayude al hombre a acceder al conoci- estructura ministerial muy firme. Partiendo del sa-
qu han separado de Roma adoptan muy pront 1111 no y al ser de Dios. Barth -uno de los más cerdocio de los fieles y de la lectura que Calvino ha-
us Confesiones de fe y en sus propios catecism ,, ,in es teólogos calvinistas- niega rotundamente ce de los servicios en el Nuevo Testamento, se ad-
1 principios auténticos del calvinismo: en Zurich, 1 •analogía entis», porque Dios es el «totalmente mite UD cuádruple servicio ministerial: pastor, doc-
·l onsensus Tiguri.nus (1549); en Francia, la Con- , 111 ». Hay UD rechazo de la teología natural. tor, anciano y diácono. Hay prevista una «ordena-
{t• i {idei Gallicana ( 1559); en Escocia, la Confes- El conocimiento de Dios es posible por la ción» para cada uno de estos m.inisteri , pero v -
i otica Prior (1560) y Posterior (1581); en Flan- 111alogfa de la fe» a partir de UD solo hombre: Je- ciada del carácter sacerdotal que tiene n la I 1 j
d , la orrfessio Belgica (1561); en el Palatinado, el 11 ri to. De ahí que se haya hablado con frecuencia católica. No se admite la autoridad infalib1 .
11 id lb rg Catechismus (1563); en Hungrla, la Con- ,l. 1 «concentración cristológica" del calvinismo de
• io zengerina (1570), etc. l111 • Las Confesiones de fe reformadas explican la - El culto, basado en la predicación de 1
, 1 , L logía según la antigua tradición de los padres.
tura y en 1a celebración de los dos úni
Iglesias reformadas pasaron por momentos mentos, se ha mantenido en la más absoluta
il durante el siglo XVII a causa de las dispu- El calvinismo antiguo hablaba de la «total co- ciclad y sobriedad. Hay un interés espe iaJ n u
t lógicas respecto al tema de la predestinación. 1,111 ión del hombre». Este nace y permanece en ninguna «mediación» distraiga el acceso di.re t d 1
s m estrictos calvinistas mantenían la teoría d 11<.l de pecado y, lógicamente, todos sus actos creyente a la palabra. De alú la ausencia de flores,
1 d bJ predestinación y de la redención particu 1111 p caminosos. Ningún esfuerzo del hombre, por imágenes, inciensos, vestiduras litúrgicas en el cul-
lur, tom ndoJa literalmente del reformador de Gi 1 , podría ser meritorio y alcanzar el perdón to. Una sola excepción: la música y el canto de los
11 b . L «arminianos», en cambio, se opusiero , 11 in . Por eso en el calvinismo se habla más del himnos goza de gran relevancia en las Iglesias re-
.1 Lal vi ión y creyeron que la redención de Jesucris- pr do» del hombre, que de los «pecados» del formadas.
L s t ndía universalmente a todos los hombres. 111 ,mbre. Sólo la fe justifica al creyente. Sus obras, a
El faro o Sínodo de Dordrecbt (1618) dirimió la p II lir de la justificación, son «signos», no méritos - La espiritualidad reformada es exclu ivamen-
nti nda en favor de la interpretación más rígida. ,,,11 uede presentar ante Dios. te bíblica. No hay culto a María, ni a los santos; no
hay devociones privadas, no hay peregrinaciones a
La reconciliación y la justificación -siempre
La Iglesias calvinistas de Holanda, Francia, santuarios, etc. Sin embargo, la lectura bíblica en el
, 1 11 n el calvinismo más estricto- es la obra conse-
uiza, Hungrla y otros países europeos aceptan el hogar es una tradición consolidada. Dentro de esta
n mbr de reformadas; por el contrario, en los paí- '1 1, por Cristo para los predestinados, que no espiritualidad se llegó a crear una escuela de ética,
s anglosajones se denominan, preferentemente, I'"' 1 n de ningún modo perderla. Los réprobos llamada puritanismo, con influencia decisíva duran-
pr, biterianas. En 1875 se crea en Londres la Alian-
, li !'idos desde la eternidad para las penas eternas- te siglos en ambientes protestantes, e incluso en
z;; d Iglesias Reformadas . Las Iglesias congrega-
l,11 i i an también los inescrutables designios de Iglesias de tradición episcopal, que educó genera-
11, 1 Pocas Iglesias reformadas, sin embargo, ad-
¡ nalistas -también de tipo presbiteriano y doctri- ciones de hombres y mujeres forjadores del mundo
111lt r11 hoy esta doctrina expuesta en el Sínodo de
nalm nte calvinistas- se unen en 1949 en el Conse- 1111dr ht (1618).
moderno occidental. Max Weber y Ernst Troeltsch
j ongregacionalista Internacional. Ambas organi- abrieron a principios de sig]o el gran debate sobre
z iones se han fundido en 1970, formando 1 Iglesia, aunque llamada por el mismo Cal- las relaciones entre calvinismo, puritanismo y capi-
Alianza Mundial de Iglesias Reformadas, con 147 11111 11 madre de los creyentes» (libro IV, c. 1), está talismo.
PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 71
- Los sacramentos reconocidos son el bautismo Los anabaptistas fueron muy perseguidos en Ale- o en ningún modo interfiere en la ind p nde,,
la anta cena. Son signos visibles que se unen a la mania y uiza por sus opiniones sobre el pacifismo, de sus Iglesias miembros. La sede central lw
palabra, pero no tienen eficacia alguna si no van su oposición a Ja pena de muerte, a los juramentos n Washington, D.C.
acompañados de la fe como respuesta a la palabra. en los tribunales y al crédito con interés, así como
Las Confesiones de fe admiten que Dios opera en por su insistencia en la total separación de la Igle- • Caracterlsticas
ellos en virtud de su Espíritu y deben su razón de sia y del Estado y su negativa a bautizar a los niños.
ser a la «enfermedad y rudeza» de los hombres. A - La Biblia, como palabra de Dio , s la t'n11
En Holanda encuentran en el ex-sacerdote Men- ,: de fe y de vida. De ahí la no acepta i n lt• 11
o:_-avés de ellos, la fe del creyente es ayudada y ali- mbolo de fe determinado, ya que sería n-.i lt•1 •
~ada. Lógicamente, hay un rechazo total a la teoría no Simons notable apoyo. Este crea un movimiento
del «ex opere operato». con características similares, llamado posterior- d como un atentado, al menos implícit . lu lilu
mente «menonita», con gran influencia en los ingle- 111tcrpretaci6n de ]a Biblia bajo Ja guía · • u,• de
- La santa cena se celebra regularmente una vez ses no-conformistas y opuesto a la reforma angli- F p.fritu Santo.
por mes, pero en algunas comunidades incluso ca- cana. Todo este mundo del cristianismo europeo - Gran insistencia en la naturaleza p
~ semana. La comunión se da bajo las dos espe- disconforme con Jas Iglesias oficiales o «estableci- hombre, así como en la necesidad de nv ·1 i JI
c1es sacramentales. En el calvinismo se discutió das» -ya sean luteranas, calvinistas o anglicanas- l.a predicación -que es la parte fundam ·ntul ti,
mucho acerca del modo de presencia de Cristo en está en la base del movimiento bautista. 111 to bautista- se nutre de vivas imágen b l I i ,
la eucaristía. Calvino, as( como diferentes Confesio- n. iste en el pecado e invita constant m
nes de fe y catecismos reformados, hablaron de una La expansión bautista en las colonias inglesas de
América, donde llega a ser Ja denominación más nu vo nacimiento». A veces sin demasi d
«~resencia espiritual», sin negar que por la comu-
wón haya una «participación real en el cuerpo y numerosa, se debe a Roger Williams, e.m igrante in- · gético.
sangre de Cristo por la acción del Espíritu San- glés que funda la primera Iglesia bautista en Provi- - Coincide, con el protestantismo n g n ·• ..,1, •
to» IJ5, dence (Rbode lsland) en 1631. Cooperan a su difu- 1u tiones de la justificación por la f . en la n 'J ,
sión americana diferentes «despertares religiosos» 1 i n del mérito y de las prácticas no bíbli a dl• el,
(revivals) de los siglos XVIII y XIX. así como su , iones, así como en el rechazo de un culto '"I''
sencillez congregacional y litúrgica, el biblicismo y 1 1Jl a los santos y a María.
g) Iglesias bautistas a veces un emocionalismo del que son muy recepti- - La concepción bautista de Iglesia y el
Las Iglesias bautistas forman hoy un vasto mo- vos los emigrantes pobres de Europa y sobre todo ,J ptado es el congregacionalista, que da t 1. 1 a111 1
vimiento de comunidades cristianas que se remonta las masas de esclavos negros de los estados sure- , mm.fa a la Iglesia local. Existe gran ind p -ndc.-u
a principios del siglo XVIl 17 • Sus organizadores son ños. , 11 ada Iglesia, que afecta no sólo a la org ni ·i
John Smyth -clérigo anglicano que abandona su Las divisiones entre los bautistas han sido nu- 1111 rna de tipo burocrático, sino también a l 1
Iglesia y funda en Holanda (1609) una comunidad merosas, debidas principalmente a diferentes ten- 11 111 ción de sus propias liturgias. El gobiem
con to.d as las características que tendrán luego las dencias doctrinales sobre la redención -los bautis- tr i ia local reside en los pastores y andan ' (
llamadas congregaciones «bautistas»- y Thomas tas «generales» creen en la redención universal lle- ,l,•r ), nombrados por los miembros de la e mu ,
Helwys, que crea poco después, en 1611. una comu- vada a cabo por Cristo, mientras que los bautistas d,1<l. Cualquier persona puede ser nombrada p
nidad similar en Londres. · 1 l"r er esos ministerios. Se niega la sacram nt·
«particulares» restringen la redención a sólo los ele-
. Las rafe~, no obstante, se hunden en el anabap- gidos o predestinados- y a la cuestión de la esclavi- , l.1 de los minjsterios.
tismo, moV11Dento contemporáneo de Lutero que tud en las colonias de América. - Admiten dos sacramentos: el bautismo, d1
radicaliza las posiciones del reformador alemán, 111 t do por inmersión y solamente a los adull
sobre todo en la teología y práctica del bautismo. El Hay en el mundo más de cincuenta millones de , 1, 1 han proclamado a Cristo como su Señor ':t
nombre se origina por la insistencia en re-bautizar bautistas, de los que casi la mitad viven en los Esta- , lll r personal, y la santa cena, que es un s1m¡
a quienes han recibido el bautismo en la infancia y dos Unidos. En aquel país existen tres grandes aso- , ,., u rdo de la última cena de Jesús.
desean confesar su fe de modo personal en Cristo. ciaciones: la American Baptist Convention (bautis-
tas del Norte), con cerca de dos millones; la Sout- - Total separación de Iglesia y Estado para
hem Baptist Convention, con doce millones, y los 1I , reservar el derecho inalienable de todo h
egro Baptist, que llegan a los ocho millones de fie- l 11 l a la libertad en materia religiosa y civil. El
•• J. J. Von Allmen (ed.), Le Catichisme de Heidelberg. Dela- les. La Alianza Bautista Mundial, fundada en 1905, ,J el presente de los bautistas muestra una 1
chawt et Niesdé, Neuchátel 1963. Ver cuestión 79. 1 tt clición y herencia de lucha por la libertad.
"K. Algermlssen, Iglesia. Católica y Confesiones Cristianas, o.
es una reunión de uniones, convenciones e Iglesias
1 , Williams fue el campeón de la libertad religiq
c .• . l.110-1 .128; L J. Anderson, Historia de los Bautistas y sus co- que reagrupa a la mayoría de los bautistas del mun-
mienzos. Casa Bautista de Publicaciones, El Paso (Texas) 1976. do, es expresión del sentir y del compartir bautista, 11 mérica, William Carey crea el espíritu misior¡

72 PARA COMPRENDER EL ECUMBNTSMO


anabaptistas fueron muy perseguidos en Al 1• o en ningún modo interfiere en Ja independen- ro protestante y Martin Luther King es el sím~olo
manía y Suiza por sus opiniones sobre el pacifismo ' • de sus Iglesias miembros. La sede central se ha- del pacifismo cristiano en las luchas de liberación.
u posición a la pena de muerte, a los jurament ll,, en Washington, D.C.
n los tribunales y al crédito con interés, asf como
p r u insistencia en la total separación de la Igl • Características
i y del Estado y su negativa a bautizar a los niños. h) Iglesias congregacionalistas
- La Biblia. como palabra de Dios, es la única Las Iglesias congregacionalistas tienen su origen
En Holanda encuentran en el ex-sacerdote Men- 11 la de fe y de vida. De ahí la no aceptación de un
n imons notable apoyo. Este crea un movimien en los movimientos no-conformistas y separatistas
lrnbolo de fe determinado, ya que sería considera- que, a principios del siglo XVII, se dejan sentir con
n características similares, llamado posterior d l orno un atentado, al menos implícito, a la libre
m •nl «menonita», con gran influencia en los ingle- mucha fuerza en Gran Bretaña. oponiéndose tenaz-
11l .rpretación de la Biblia bajo la guía segura del mente a la estructura de la Iglesia de Inglaterra 18 •
n - onformistas y opuestos a la reforma angli F píritu Santo.
n . Todo este mundo del cristianismo europeo El término «congregacionalismo» designa, por
di nforme con las Iglesias oficiales o «estableci- - Gran insistencia en la naturaleza pecadora del
hombre, así como en la necesidad de conversión. una parte, a las Iglesias que dan toda la importan-
a » - ya sean luteranas, calvinistas o anglicana cia a la «asamblea loca] de los creyentes» y toman
t n la base del movimiento bautista. l , 1 predicación -que es 1a parte fundamental del
, 11ll bautista- se nutre de vivas imágenes bíblicas, de hecho su nombre de ahí (congregación); por
L expansión bautista en las colonias inglesas de 111 ,; i te en el pecado e invita constantemente al otra, se refiere al régimen eclesiástico que enfatiza
n, ·rica, donde llega a ser la denominación más 11u vo nacimiento». A veces sin demasiado rigor la plena autonomía del núcleo parroquial ante cual-
num ro a, e debe a Roger Williams, emigrante in- tico. quier control superior, sea de tipo bur4;1crático, li-
{1 1 qu funda la primera Iglesia bautista en Pr4;1vi
túrgico o doctrinal. Hay, por tanto, Iglesias que han
- Coincide, con el protestantismo en general, en adoptado el régimen «congregacionalista», aunque
1 n (Rh de Island) en 1631. Cooperan a su difu , , , ~ tiones de la justificación por la fe, en la nega-
i n mericana diferentes «despertares religiosos• ellas mismas no se denominen como tales; es el ca-
1 , 1n del mérito y de las prácticas no bíblicas de de-
(," ivals) de los siglos XVIlI y XIX, así como s so de los bautistas y pentecostales, así como de las
n i nes, así como en el recha.zo de un culto espe- llamadas «Iglesias libres» (Free Churches).
. n ill z ongregacional y litúrgica, el biblicismo y ' ,il los santos y a María.
un emocionalismo del que son muy recepti• Robert Browne y John Robinson, d nt nt
, l migrantes pobres de Europa y sobre tod - La concepción bautista de Iglesia y el régimen
u loptado es el congregaciorialista, que da total auto-
de la Iglesia de Inglaterra, emigran a HoJ oda
ma as de esc1avos negros de los estados sur crean en Leiden una comunidad que par e r la
1111111 a a la Iglesia local. Existe gran independencia
primera que deba llevar el nombre de «c n g -
11 da Iglesia, que afecta no sólo a Ja organización cionalista». Poco después, en 1620, embarcan en I
a divisiones entre los bautistas han sido nu 111 ·rna de tipo burocrático, sino también a la for-
histórico «Mayflower», arribando a la co tas d
, d bidas principalmente a diferentes ten 111111 ción de sus propias liturgias. El gobierno de la
Massachussetts como «Padres peregrinos» . Allf
doctrinales sobre la redención - lo bauti lt h ia local reside en los pastores y ancianos (el-
ta.., « n rales» creen en la redención universal lle- ,/,~). nombrados por los miembros de la comuni- crean, junto a los puritanos, un ?Pº de s?ciedad _tí-
v da a abo por Cristo, mientras que los bautis ,t..d. ualquier persona puede ser nombrada para picamente teocrática. Tras un pnmer penad? d 7 m-
r esos ministerios. Se niega la sacramentali- transigencia en el que expulsan de su temton~ a
p rti ulares » restringen la redención a sólo los el:- 1 ,. ,
bautistas, cuáqueros y anglicanos, los congrega<:10-
¡ pr destinados- y a la cuestión de la esc1avi , l.11 I de los ministerios. nalistas se encuentran en la base de la revolución
tud n Ja colonias de América. dmiten dos sacramentos: el bautismo, admi- norteamericana contra Inglaterra y en la «declara-
11 1 do por inmersión y solamente a los adultos ción de independencia» de los Estados Unidos.
H y en el mundo más de cincuenta millones d
-,111 han proc1amado a Cristo como su Señor y Sal-
u Listas, de los que casi la mitad viven en los Esta El espíritu misionero congregacionalista se evi-
,11 I > personal, y la santa cena, que es un simple
Unidos. En aquel país existen tres grandes as dencia a través del esfuerzo evangelizador ante las
fa iones: la American Baptist Convention (bautis ,, , 11 'rdo de Ja última cena de Jesús.
diferentes tribus indias -traducen también la Biblia
del Norte), con cerca de dos millones; la Sou tal separación de Iglesia y Estado para po- a las lenguas autóctonas- y del liderazgo tenido en
rn Baptist Convention, con doce millones, y 1 pre ervar el derecho inalienable de todo bom- los grandes «despertares» que sacuden a los Esta-
gro Baptist, que llegan a los ocho millones de fi l11, a 1 libertad en materia religiosa y civil. El pa- dos Unidos durante los siglos XVIII y XIX. La apor-
1 . La Alianza Bautista Mundial, fundada en 1905 tio el presente de los bautistas muestra una lar-
una reunión de uniones, convenciones e Iglesi • f, dición y herencia de lucha por la libertad. Ro-
qu reagrupa a la mayoría de los bautistas del mun ' , illiams fue el campeón de Ja libertad religiosa 11 K. Algermisseo, Iglesia Católica y Confesiones Cristianas, o.
d , s expresión del sentir y del compartir bautista 11 m rica, William Carey crea el espíritu misione- c., 936-938.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 73


tación de las Iglesias congregacionalistas en el te- ciertas intuiciones del protestantismo original. l1h s y un espléndido Diario, así como cornponi ·
1:eno cultural no h.a sido escasa: fundan las univer- ~ado el sa rdocío de los fieles y la libertad de do himnos religiosos (junto a su hermano Charl ·
1¡11 • todavía hoy se cantan en casi todas las Tg1 i
sidades de Harvard (_1636) y Yale (1701). En pala- 11:'terp~etación individual de la Biblia, los congrega
1 ·l I rotestantismo.
bras _de P. Dambonena, el congregacionalismo c10nabsta ncuentran incoherente la creación do
constituye «la Iglesia más típicamente norteameri- fuertes es~cturas eclesiásticas y la jerarquizació u seguidores, muy numerosos en los tad,
cana». de 18:5 I_gles1as luterana y anglicana. Por eso inten- l l11i , al comprobar la negativa del clero an 1i ·
. Doctrinalmente están muy cercanas a las Igle- tan limitar el papeJ de los estamentos superiores 1111 • ayudar a las nuevas coogregacione , pid ·11

s_1as reformada~ o presbiterianas, pero la absoluta la congregación local, rechazando de hecho cual ·J y el envío de ministros ordenados. En 17 4,
liber:tad_ c~:mcectida a la. congregación local y al mis- quier 7ontrol político o religioso sobre la Iglesia pa- 1" plo Wesley consagra a Thomas Cooke y l
mo mdiVJduo en ma!erias teológicas ha supuesto rroqUlal. Este «congregacionalismo radical» es rteamérica para que éste ordene a otro .
frecuentes enfren~entos e~1:e liberales y conser- c?mpa:rti~o también, ~n un~ u otro grado, por Igle- naciones -en total oposjción a la prácti ,
vadores, entre urutarios y tnmtarios, causantes de sias bautistas, menorutas, cüscipulos de Cristo, etc. a- consuman una escisión que da orig n a 1
una pro_funda e:scisión en su seno, de la que nació ia metodistas.
la Amencan Urutarian Association claramente anti- estructura del metodismo ayudaría a u t·
trinitaria. ' i) Iglesias metodistas 11 ,u rdinaria expansión. La unidad base la « 1
~n los Es~dos Unidos, la tradición congregacio- Las Iglesias metodistas son el resultado del «des- ,. (class meeting}, grupo de unas diez p r: n·
nalista se uruó a los presbiterianos creando la Uni- ' 11 í clases constituyen una «sociedad,,, cu p
pertar .religioso» llevado a cabo por los seguidores
t~ Church of Christ, con cerca de dos millones de del 7lérigo an~cano John Wesley (1703-1791) a 1111 «predicador itinerante» debe visitar las di ti
fieles. El Consejo Congregacíonalista Internacional 1 ,s clases locales>), Varias sociedades forman
mediados del siglo xvm. Wesley nunca pretendió
fundado en 1949, llegaría a unirse con la Alianz~ 1 ir uHo», gobernado por el «superintend nt
formar comunidades separadas d~ la Iglesia de .In-
R~formada Mundial, en J 970, formando la actual q11 en América toma el nombre de «obispo».
glaterra, pero las circunstancias hicieron que des-
Alianza Mundial de Iglesias Reformadas. pués d~ su muerte surgieran Iglesias autónomas sin • n dos» reúnen anualmente a los predicad 1
11111 ·rantes, a los superintendentes y al element I:
comumón con el anglicanismo 1v.
• Características n gran representatividad en el mundo m ·I
John Wesley, de familia clerical, fomentó, con l .
- Desd~ un :punto de vista doctrinal, las Iglesias un gTUJ?<) de amigos estudiantes en Oxford, un mo-
congregac1onalistas profesan un calvinismo muy do de vida e:11 el que las prácticas piadosas y ciertos L Iglesias metodistas han sufrido numer .
cercano al que ahora mismo se da en las Iglesias comportamientos -lecturas metódicas del Nuevo i iones a lo largo de su historia, debidas prini
refo~adas o presbiterianas. Creen las doctrinas Testamento-, ayunos en ciertos días examen diario p,dm nte a la influencia del calvinismo estrict .
tradi~1?n~es trinitarias y cristológicas. Cuando la de conciencia, austeridad en el vestir, visitas a en- , 111. parte, y a la toma de posición respecto a la j
fe. tnruta:na. se puso en cuestión, algunos de sus fermos ... - les valió el sobrenombre de «metodistas•. t 111 ión de la esclavitud de los negros, por otra.
miembros abandonaron la Iglesia para formar la li r h de haber nacido como un «despertar» (r,
Asociación Unitaria Arminiana. _ O:denado presbítero, viaja en 1735 a las colo- , u/) dentro de la Iglesia de Inglaterra hizo qu
mas mglesas de América. Su contacto con los Her- 1111 1 ismo no pensase en ninguna especial Co,
- La extrema libertad doctrinal no es obstáculo manos Moravos alemanes le convence de la necesi- 11 11 de fe, ni en la elaboración de una teología p
para q~e las Iglesias congregacionalistas hayan dad de experimentar la conversión y el entusiasmo
manterudo entre sí fuertes lazos de unión en sus 1• ,1 , us creencias básicas son las de los reform
por una V?-da en la. que cabe la perfección cristiana. , · del siglo XVI, interpretadas bajo la óptica
asambleas generales a través de textos como la Sa- ~ posteno~ prohibición de predicar en templos an-
voy Declaration (1658), la de Oberlin (1871) y la de 1111111 Wesley. La tradición metodista ha puesto
glicanos le mduce a dirigir su mensaje a las clases ,,, inJ énfasis en eJ eva:ngelismo, en la acción b
Kansas City (1913). populares, en calles y plazas. Predicador itinerante 111 , social y en la doctrina de la santificación.
- En la Declaración de fe de Kansas City se dice pasó el resto de su vida redactando comentarios bí:
expresamente: intentos de una cierta reunificación m
.1 ,11 escala mundial se remontan a 1881, cuan
. _" Creemos en la libertad y responsabilidad del in- 1 lunda la Ecumenical Methodis Conferen
19 J. Wesley - G. White6eJd, Sermon.s. Classics del Cristianis-
dlVlduo y en su derecho al juicio privado. Mantene- me. Ed. Proa, Facultad de Teología de Catalunya Barcelona ,111 ·J rga.nismo se denomina en la actualid
":1ºs la autonomía de la Iglesia local y su. independen- 1990; J. ~esley, Sennones. Casa Nazarena de Publicaciones, Jd Methodist Conference». y se reúne ca
cia de todo control eclesiástico superior... ». Kansas C1ty, s/d, 2 v Is.; R . Davies, Methodism. Penguin Books, , 111 ·u años. Su ede central se halla en Lak:e J
~ond_s~orth 1964; K. Al crmi en, Iglesia. Católica. y Confe- 111 k.1, Carolina del Norte. Hoy son aproxima
- En eclesiologfa han llevado hasta el extremo siones Cn.stumas, o. c., 1.1 1~1.167.

74 PARA COMPRENDER BL ECUMENTSMO


i rtas intuiciones del protestantismo original. 1,111 , y un espléndido Diario, así como componien- mente unas 65 Iglesias metodistas xL ndida p r
mado el sacerdocio de los fieles y la libertad de d11 himnos religiosos (junto a su hermano Charles) 90 países, con cerca de SO millones d fi 1
int rpretación individual de la Biblia, los congre ,I'' 1 davía hoy se cantan en casi todas las Iglesias
, , 1 1 r testantismo. • Características
i nali tas encuentran incoherente la creación
u rt e tructuras eclesiásticas y la jerarquizació Su seguidores, muy numerosos en los Estados - Como en ·todas las Iglesias de tendencia «r vi-
cl J s Iglesias luterana y anglicana. Por eso inte 1 111 1 , al comprobar la negativa del clero anglica- valista», la autoridad suprema en cuestiones d fe y
l a n limüar eJ papel de los estamentos superiores vida reside en las Sagradas Escrituras interpretadas
1111 ,t yudar a las nuevas congregaciones, piden a
1 ngregación local, rechazando de hecho cual , 1• el envío de ministros ordenados. En 1784, el por el individuo. Existe, no obstante, una amplia
qui r ontrol político o religioso sobre la Iglesia pa 1•1npi Wesley consagra a Thomas Cooke y lo envía coincidencia con el cristianismo histórico en doctri-
rr quial. Este «congregacionalismo radical» e 1 e rt américa para que éste ordene a otros. Estas nas trinitarias y cristoJógicas.
mpartid también, en uno u otro grado, por Igl "' .1(•11 ciones -en total oposición a ]a práctica an-
siu ' b utistas, menonitas, discípulos de Cristo, et - Se insiste con firmeza en la depravación total
·l11 . in - consuman una escisión que da origen a las de la naturaleza humana. Del pecado se acentúan
l1•l1 i. metodistas. más los aspectos psicológicos y experienciales que
1a tructura del metodismo ayudaría a su ex- la concepción intelectual del mismo. Pero de este
i) Iglesias metodistas ', " , dinaria expansión. La unidad base es la «cla- modo se resalta, precisamente, el significado del
( lass meeting), grupo de unas diez personas; perdón aportado por Jesucristo, que debe experi-
11 , ases constituyen una «sociedad», cuyo pas- mentarse sensiblemente.
1111 n «predicador itinerante» debe visitar las distin- - Se pone especial énfasis en la distinción del
1,1 J es locales». Varias sociedades forman el obrar divino en el hombre. La conversión y la ;usti-
, , ·uilo», gobernado por el «superintendente», ficación constituyen el primer momento del desa-
·n América toma el nombre de «obispo». Los rrollo de la vida cristiana. La santificación. es el se-
1110 sn reúnen anualmente a los predicadores gundo momento, y opera un cambio radical en el
111 , 11•1 ntes, a los superintendentes y al elemento lai- ser del hombre. El metodismo apela aquí, a diferen-
n gran representatividad en el mundo meto- cia de la mayoría del protestantismo histórico, a la
, lt ',. cooperación del creyente y a una intensa vida de
meditación y contemplación. Debido a las primeras
1 ,l Iglesias metodistas han sufrido numerosas influencias de los Hermanos Moravos y de los pie-
, r i nes a lo largo de su historia, debidas princi- tistas, existe una seria literatura espiritual metodis-
l'•tl ,11 ·nte a la influencia del calvinismo estricto, por ta, y en sus medios se leen, junto a los textos de
1111o1 parte, y a la toma de posición respecto a la ins- John Wesley, los de Taulero, Juan de Avila y Moli-
1 111( i n de la esclavitud de los negros, por otra. El
nos, así como La imitación de Cristo.
11, , la de haber nacido como un «despertar» (revi-
,1) d ,ntro de la Iglesia de Inglaterra hizo que el - El culto metodista realza la predicaci n d la
1111 In i mo no pensase en ninguna especial Confe- palabra, pero no olvida los aspectos nsibl d 1
1, 11 d fe, ni en la elaboración de una teología pro- creyente dando gran importancia a los himn qu
1' 1 Su creencias básicas son las de los reformado- son cantados por toda la asamblea y n 1am ni
,, 1·1 siglo XVI, interpretadas bajo la óptica de por el coro, como era costumbre en l ép a d la
l11lt11 Wesley. La tradición metodista ha puesto es- fundación.
1"lt ,1 il ~sis en el evang~smo, en la a_cción_bené-
ctal y en la doctnna de la santificación.
j} Iglesias adventistas
11 s
intentos de una cierta reunificación meto-
1 11 o cala mundial se remontan a 1881, cuando Las Iglesias adventistas son el resultado de una
"J. Wesley - G. Whitefield, Sumons. CIAssics del Cristi · , l111tda la Ecumenical Methodist Conference. peculiar interpretación de la idea escatológica que,
me. Ed. Proa, Facultad de Teología de Catalunya, Barcelo q11 1 r ganismo se denomina en la actualidad a mediados del siglo XIX, tienen hombres y muje-
1 90; J. Wesley, Sennones. Casa Nazarena de Publicaciones, \ 111 Id Methodist Confereoce», y se reúne cada res de los Estados Unidos. Las comunidades adven-
Knn as City, s/d, 2 vols.; R. Davies, Methodism. Penguin Books. ños. Su sede central se halla en Lake Juna- tistas han seguido un camino muy particular en la
llarmondsworth 1964; K. Algermissen, Iglesia. Católica y Con{I
iones Cristianas, o. c., 1.151-1.167. arolina del Norte. Hoy son aproximada- historia cristiana y sus relaciones con las demás
PARA COMPRENDER. EL ECUMENISMO 75
Iglesias protestantes -con ]as que se sienten vincu- del lugar santo al santuario celeste del que hab 1111111 . protestante: Trinidad, divinidad de Jesu r
ladas- no han sido nunca demasiado estrechas 20 • Daniel (8, 14). En este santuario se celebra el juici 111, ju tificación por la fe, pero ofrecen alguna . ni
u cooperación al movimiento ecuménico, por de los muerto y, una vez concluido, tocará eJ ttuno 111. didades, y no sólo en el terreno de las do lrth
ejemplo, es muy reducida. a los que todavía viven en la tierra. El final, eviden- q1w 1 hacen aparecer a algunos especiali ta
temente, está muy cercano. 11111 v rdadera secta.
Aunque a lo largo de 1a historia fueron muy nu-
merosos los grupos que sintieron inminente la se- Ciertas cuestiones - marginales para otras tradi- La inminente vuelta de Jesucristo a la ti rr..
gunda venida de Cristo a la tierra - y con razón po- ciones eclesiales- fueron muy debatidas en ambien- entra! de la revelación bíblica. La pr i11
drían ser califi.cados de «adventistas»-, se reconoce tes adventistas: ¿es un estado de consciencia o in- ,l.1d e su segunda venida es en realidad 1 úni
a William Miller (1782-1849) como el iniciador del consciencia el de los muertos mientras esperan la 1• • nza del mundo.
adventismo contemporáneo. Miembro de una co- resurrección?; ¿afecta la resurrección sólo a los jus- 1 final de los justos y de los impíos e dil
munidad bautista y especialmente inclinado a la tos o también a Jos pecadores?; el destino de los pe- 1• 111 •. En esta afirmación coincidirían con r,
lectura de difíciles textos bíblicos, llega a la conclu- cadores ¿es el castigo eterno o la aniquilación?; el 11 ,11 1 • del cristianismo. Pero la explicación adv íll
sión, después de meticulosos cálculos en los libros santuario del que habla Daniel ¿se refiere a un lu- 1 1i fi re sustancialmente. El alma humana no
de Daniel y el Apocalipsis, de que el retorno de gar del cielo o a la tierra misma?; el día del Señor 11111t rtal, sólo los justos reciben la inmortalidad
Cristo a la tierra debe ocurrir en 1843. Tras una ¿debe celebrarse el domingo o el sábado? 11111 d n, mientras que los impíos serán destruid
aparatosa decepción, rehace su lectura y anuncia
una. nueva fecha: 22 de octubre de 1844. Ante el Toda esta temática provoca grandes divisiones La «expiación» y el «milenario» adquj
en el seno del primitivo adventfamo: la Advent 1111. 1 p culiaridad notable. Miller había concluido
nuevo fracaso, es expulsado de su Iglesia bautista.
Funda entonces una comunidad estrictamente ad- Christian Church (Salem, 1860), la Church of God l I lt· tura de Dn 8, 14 que Cristo volvería a la ti
ventista sin demasiadas precisiones sobre la fecha (Filadelfia, 1888), y la Primitive Advent Christian ,I d octubre de 1844. La señora White reint
Church. La asociación más influyente es, sin em- 111 1n ta opinión afirmando que Cristo en e a
del retomo de] Señor.
bargo, la que, a partir de 1860, adopta el nombre de 1 t.., pasó al •<Santuario para purificarlo». d
El movimiento adventista recibirá un poderoso Seventh-Day Adventist Church y que adquiere gran 1,.11 , l borrar los pecados del libro. En ese año ·1
impulso gracias a una mujer de gran talento: Ellen expansión debido a las publicaciones y viajes de la I' 1 ,. , 1 «juicio de investigación» para presentar
Gould Harmon (187?-1915), del Estado de Maine, señora White. Su Instituto para la reforma sanitaria I' dr a los que, arrepentidos del pecado y llen
más conocida como la señora White por su matri- ayuda a extender e1 credo adventista por todos los t, , 1·1 n dignos de recibir los beneficios de la p
monio con el predicador adventista James White. continentes. 1111 . Pero la expiación necesita de una víctima p
Ella misma se había sentido impresionada por las I' 1 ,. 1 ria que cargara con los pecados del mun
ideas escatológias de William Miller. La Conferencia General del Adventismo del Sép- 1 ., J tima eran Satán, el autor del pecado,
timo Día, cuya sede se halla en Washington, D. C., "" 1•n recaen los pecados de los arrepentidos.
En 1846, año de su matrimonio, funda «The Ad- actúa por medio de un comité ejecutivo, elegido por
vent Review and Sabbath Herald», con gran difu- los delegados de las diferentes Iglesias, y que se espués del retorno de Cristo a la tierra,
sión. Su celebridad se debe, sin embargo, a la vasta reúne cada cuatro años. La congregación local elige t 1.- lt· vivirán con Cristo un reino milenario n
producción literaria que todavía leen hoy los adven- sus propios elders, diáconos y demas oficiales de la , l, , durante el cual la tierra quedará vacía. Sól
tistas con especial interés: El conflicto de los si- Iglesia, y está en e.anexión con las demás congrega- il,1.d de este milenio, los justos volverán del i
glos 21 ; La gran controversia; Historia de los apósto- ciones de la misma región. La unificación de diver- , ,111 ri to. Entonces los que hubieran muerto
les,· El camino hacia Cristo, etc. La efi.o ra White no sos programas ha ayudado mucho a la unidad in- I'' 1 ,1 resucitarán para asistir al juicio univ ..
se aventura en precisiones de ningún género, pero terna de los Adventistas del Séptimo Día. Poseen 1, , justos habitarán en Ja nueva Jerusalén edifi
reinterpreta los fracasados intentos de Miller. Re- numerosas casas editoriales, cerca de 400 centros , I , n la tierra, mientras que los impíos serán d
tiene la fecha de 1844 afirmando que Cristo pasa de tipo médico y una emisora internacional, «The u ll amente aniquilados.
Voice of Prophecy», que llega aproximadamente a L. estricta observancia de los diez manq
cien países. 1111 11L obliga a los adventistas a celebrar el sab~
20 P. Damboriena, Fe Católica e Iglesias y Sectas de la Re(onna,
1 1ltlt en el séptimo día de Ja semana, y no e
• Caracterls ticas ,l1111tingo como se viene haciendo tradicionalme
o. c., 809-857; R. Saladrigas. Iglesia Cristiana Adventista del Sépti-
mo D{a, en Las Confesiones no católicas en España. Península, 11 t , a las Iglesias cristianas.
Barcelona 1971, 151-173; Manifiesto de la Iglesia Crisciana Ad- - Los Adventistas del Séptimo Día son evangéli-
ventista del Séptimo D(a. Imp. Izaguirre, Madrid 1965. camente con ervadores. Reconocen como única re- ~1 cuerpo del ser humano es templo del E
11 E. G. White, El Conflicto de los Siglos. Publicaciones Intera- gla de fe Ja Sagrada Escritura y profesan casi todas 11111 nto y parte integrante de la obra salv~d
mericanas, Mountain View (Ca.) 1968. las verdades cristianas dentro del espíritu de la Re• .1, lt ú . De ahí e] interés en una reforma saru

76 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


d J lugar santo al santuario celeste del que hab lu r 111 protestante: Trinidad, divinidad de Jesucris- que comporte, entre otras cosa , la alim nv-
Daniel (8, 14). En este santuario se celebra el juici h 1, j u tificación por la fe, pero ofrecen algunas ori- getariana, la desaprobación del ca.6 , t y la carn
lo muertos y, una vez concluido, tocará el turn 1 1m lidades, y no sólo en el terreno de las doctrinas, de cerdo y la prohibición de las bebidas aJ ohóli as
a 1 que todavía viven en la tierra. EJ final, eviden q11 • 1 hacen aparecer a algunos especialistas co- y el tabaco. Las ofrendas y los diezmos son observa-
t mente, está muy cercano. 111 11 verdadera secta. dos escrupulosamente para sostener el culto y los
iertas cuestiones - marginales para otras tradi La inminente vuelta de Jesucristo a la tierra es puestos de misión. La. práctica del rito del lavatorio
i n eclesiales- fueron muy debatidas en ambien- pn 1 1 central de la revelación bíblica. La proxi.mí- de los pies antes del servicio de comunión y el bau-
adventistas: ¿es un estado de consciencia o · d1 d d su segunda venida es en realidad 1a única tismo por inmersión demuestran el deseo de seguir
n iencia el de los muertos mientras esperan 1 , J •ranza del mundo.
literalmente los usos bíblicos.
uro cción?; ¿afecta la resurrección sólo a los j El final de los justos y de los impíos es dife- - La cooperación adventista al movimiento ecu-
también a los pecadores?; el destino de los 11 111 •. En esta afirmación coincidirían con gran
ménico es muy reducida o casi nula. o pertenecen
· d r ¿es el castigo eterno o la aniquilación?; I' 11 l • del cristianismo. Pero la explicación adventis- a ningún organismo relacionado con la b6 queda
m1tuario del que habla Daniel ¿se refiere a un lu 1 difiere sustancialmente. El alma humana no es de unidad visible de todos los cristianos.
• d 1 ci lo o a la tierra misma?; el día del Señ 11111 rtal, sólo los justos reciben la inmortalidad co-
¿d elebrarse el domingo o el sábado? 1111 1 don, mientras que los impíos serán. destruidos.
T da esta temática provoca grandes division La «expiación» y el «milenario>1 adquieren k) Comunidades pentecostales
1 seno del primitivo adventismo: la Adve.n 1111.1. p culiaridad notable. Miller había concluido de
hri tian Church (Salem, 1860). la Church of G 1 le· tura de Dn 8, 14 que Cristo volveda a la tierra El movirruento pentecostal se inicia en los últi-
· ilad fia, 1888), y la Primitive Advent Cbristi 1 de octubr de 1844. La señora Wltite reinter- mos años del siglo XIX, en el contexto de los «des-
hu h . La asociación más influyente es, sin em 1'" 1" ta opinión afirmando que Cristo en esa fe- pertares religiosos» americanos y con el propósito
1u . , la que, a partir de 1860, adopta el nombre 1 l1 1 p 6 al «santuario para purificarlo», es decir,
de experimentar de nuevo el pentecostés descrito
·v nth-0 y Adventist Church y que adquiere l',1 1,1 rrar los pecados del libro. En ese año se em- en el libro de los Hechos de los apóstoles 22 •
p n i n debido a las publicaciones y viajes de pl ·1.u l «juicio de investigación» para presentar al Los «despertares religiosos» en el cristianismo
, n ra White. Su instituto para la reforma sanit · 11 1d . · a los que, arrepentidos del pecado y llenos de norteamericano contaban con un notable preceden-
u uda a xtender el credo adventista por todos 1 1, , dignos de recibir los beneficios de la expia- te en el «metodismo» de los seguidores de John
ntin nt . ' 1111. Pe.ro la expiación necesita de una víctima pro- Wesley. Los predicadores itinerante , aunque
1•11 l.11 ria que cargara con los pecados del mundo. miembros de diferentes Iglesias, llegan a formar un
1. tima eran Satán, el autor del pecado, sobre fen.ó meno típicamente transconfe ional. Su predi-
'11111 · n recaen los pecados de los arrepentidos. cación, destinada a «hacer experim nt.ar» la anti-
espués del retomo de Cristo a la tierra, los dad a los fieles adormecidos, prescind d l p rt -
11 Ji •,¡ vivirán con Cristo un reino milenario en el nencia. confesional. Rechazados est grup
1 lu, urante el cu.a] la tierra quedará vacfa. Sólo al valistas» de sus denominacione origin ia , v n
1 111l d este milenio, los justos volverán del cielo forzados a crear grupos aparte. a í, p r ,j ·m-
, ,11 ri to. Entonces los que hubieran muerto en el plo, la Pentecostal Holiness Church n 1 11, J

I" 1 .u.l resucitarán para asistir al juicio universal.


1, ju tos habitarán en la nueva Jerusalén edifica-
antes, hacia 1906, el predicador n gr d L s An¡ '
les, J . Seymour, bautiza en el E pfritu 11 ho

,t •n la tierra, mientras que los impíos serán defi- cristianos haciéndoles vivir «un nu v p nt s
1111 um nte aniquilados. tés». Este movimiento se expande con rapid ,z p .r
varios Estados del sur norteamericano y vi n · a
L estricta observancia de los diez manda-
obliga a los adventistas a celebrar el sabbat
en el séptimo día de Ja semana, y no en el
• Características 1l1111iln o como se viene haciendo tradicionalmente 12 R. Domfnguez, Pioneros de Pentecostés. Literatura vangéli-
ca, Miami-Madrid 1971 ; W. Hollenweger, El Pentecostalismo.
11 ruda las glesias cristianas.
- Los Adventistas del Séptimo Día. son evangé · Historia y Doctrina. La Aurora, Buenos Aires 1976; P. Da:rnborie-
amente conservadores. Reconocen como única • 1 cuerpo del ser humano es templo del Espf- na, El Pentecosr.alismo, en Fe Católica e lglesí.as y Sectas de la Re-
forma, o. c., 760-806; R. Saladrigas, Asambleas de Dios o Jglesitz
la d fe la Sagrada scritura y profesan casi to 1111 . nto y parte integrante de la obra salvadora Pentecostal, en Las Confesi.on.e.s n.o ca.cólicas en España, o. c., 138-
verdades cristianas dentro del espíritu de la 1, 11•-;ús. De ahí el interés en una reforma sanitaria 148.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 77


in id.ir con similares experiencias que se dan en • Caracter(sticas • íritu místico, decepcionado de la práctica n
anctinavia (M. Barat) y en el Pa!s de Gales (Ste- _ Aceptación de la infalibil~ li~eral de la _Bi- io a de la Iglesia oficial anglicana y de las tJ
ph n Jeffreys y Evan Roberts). blia considerada como palabra msprrada de Dios.
·1 · paciones religiosas, siente la llamada d j
N todas las Iglesias o comunidades pentecosta- pr vocar en cada ser humano la verdadera r 1 ·i
En general hay como un rechazo a 1~ hermenéutica n el creador sin necesidad de las mediacion ·s :
1·s mplean en su denominación oficial el término bíblica y a las investigaciones exegéticas modernas.
«p •nt costal». Es el caso, por ejemplo, de las Asam- rdotales, litúrgicas o sacramentales. Fox u~ :
- Adhesión a las doctrinas tradicionalmente ad- guidores son perseguidos por su insistencia •n l 1
bl de Dios, precisamente la rama más numerosa mitidas por el cristianismo: Trinidad de personas
xl ndida del pentecostalismo, originada en Hot b rtad religiosa, por negarse a asistir a J ult
en el único Dios; salvación del hombre caído~~- o 1 'ales, ir a la guerra y por no hacer distin i n t
prings (Arkansas), en 1914. El Consejo G~era,J de vés del sacrificio de Jesucristo; doctrina de la 1usn-
la Asambleas de Dios, con su sede en Spnngfield, t personas ni entre clases sociales. El mi m f·'
ficación explicada según el protestanti mo tradicio- p a seis años en prisión, en varios período , 1 ·•
Mi souri, mantiene una intensa actividad misi<:>nera nal, etc.
a través de programas radiofónicos a escala mter- 11 dos en su famoso Diario. Llevado a juici , i11t 1
oacional (Revivaltime). - Gran énfasis en la santificación, resultado fi- a sus jueces para que tiemblen ante la palah
nal de un proceso de conversión en el que el adulto Dios. De aquella frase, repetida frecuent mt·u
En algunas Iglesias pentecostales, el régimen ha experimentado sentirse limpio de peca~o. La , • ibirán el nombre de cuáqueros (del ingl r q11
eclesiástico es de tipo metodista, en otras es el con- obra santificadora del Espíritu Santo, cumplida en kf', temblar).
gregacionalista-presbiteriano -como es el caso de el bautismo del Espíritu, se manifiesta en vario~ ca-
las Asambleas de Dios- y finalmente a veces depen- Los primeros cuáqueros llegados a Ma . 111
rismas, principalmente eJ don de lenguas, la samd~ •t son severamente perseguidos por puritan
de de la fisonooúa heredada del fundador, como en o curación por la fe, y la profecla. Esos son los sig-
la International Church of tbe Foursquare Gospel ngregacionalistas. William Penn (1644-171
nos más importantes. •ªtablece en la co1onia que desde entonce (1
(Iglesia Internacional del Evangelio ~ua~do)'. ini-
ciada en 1919 por la predicadora cansmática Aimée - El modelo de Iglesia apostólica descrito en ~l toma su nombre: Pennsylvania. Un autor m
Semple McPherson. libro de los Hecho es normativo para toda Iglesia 11 ha escrito:
que desee llamarse cristian~. Y los dos ~acram_entos
Tantas diferencias de estructuras han dificulta- son el bautismo de agua, siempre por 1D.IDers1ón, Y cSi todas nuestras ciudades hubiesen id or
do el establecimiento de un organismo común pen- la cena del Señor como memorial de la muerte de Filadelfia y nuestros estados como Peno lv•m
tecostal a nivel mundial. Con una cierta periodici- Cristo. Según W. Hollenweger, uno de los mejores nuestra historia nacional hubiese sido bastante d !
dad se celebran, no obstante, asambleas mundiales especialistas, la demonolog{a y la es<:atolog{a de los rente».
que sólo de alguna manera significan una cierta ~oz pentecostales tienen una importancia que con fre-
autorizada del pentecostalismo. Algunas I.gles1as Las comunidades cuáqueras son opu ta .
cuencia pasa inadvertida a los observadores n. 1 ualquier forma de proselitismo. Según cál ul
pentecostales chilenas se han unido al ConseJo. Ecu-
1 roximativos; existen en la actualidad un
ménico de las Iglesias, y desde 1972 mantienen
conversaciones de tipo doctrinal con Roma. Es su- l) Comunidades de los cuáqueros .000 miembros en el mundo. El «Friends w, 1
mamente dificil ofrecer un número aproximado de La Sociedad Religiosa de los Amigos -tal es la mmittee», cuya sede se halla en Birmingham 1
los fieles pentecostales en el mundo. Las cifras van denominación oficial de los cuáqueros- es una co- terra), es el órgano que cohesiona las aspir-.i ·i
desde unos seis .millones (según Van der Bent) has- munidad cristiana libre, fundada a mediados del si- y tareas del cuaquerismo.
ta treinta o cuarenta millones (según Blaser). glo XVII en Inglaterra por un hombre de valía:
Desde hace unos decenios, la experiencia caris- George Fox (1624-1691). • Características
mática de los pentecostales se viene manifestando George Fox es el típico no-conformista inglés i•. - Carácter adogmático. Nunca han prot a
también en Iglesias luteranas, presbiterianas, epis-
copales e incluso en la católica. El cardenal Sue- d as especiales, aunque sus sencillas posi i n
nens, que participó en varias conferencias de reno- u W. Hollenweger, El Pentecostalismo, o. c., 345-347 Y 413- teológicas se contienen en las 15 tesis de la apolog
423 . ,, ctadas por Robert Barclay (1648-1690). A p s
vación carismática, llegaría a declarar que «la reno- 24 H van Etten GetJrge Fox y los cudqueros. Aguilar, Madrid dL· us rafees trinitarias, 1a corriente unitaria ha ·
vación carismática y pentecostaJ es un elemento de 1963; P.Dambori~a, Los cwfqueros, en Fe católica e Iglesias Y t ,el presente en muchos momentos de la hi t n
renovación y esperanza en la atribulada Iglesia ac- Sectas de la Re{onna, o. c., 915-933; J. Sykes, 771e 9':'-akers. Allan
, u quera.
tual», y el teólogo Van Dusen calificó en su dia al Wingate, Londres 1958; D. Rkart, Antología e.sprntual. Pendle
movimiento pentecostaJ como «la tercera fuerz~ Hill Publications, Wallingford (Penn.) 1951. . - Admiten, en lo más profundo del hombr , 1
Existe una traducción castellana del diario del fundador, Dia-
cristiana mundial» y, desde luego, «como la más vi- rio de Jorge Fox. Librería de la Sociedad de Amigos, Friends /11 interior o chispa del Espíritu de Dios. Esta lu
gorosa» . Book Store, Filadelfia 1939. 111 ita en cada hombre y mujer, pero se tiene

78 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


• aracterísticas 1 p íritu místico, decepcionado de la práctica reli- ciencia de su existencia sólo en eJ silencioso recogi-
- A ptación de Ja infalibilidad literal de la Bi •111sa de la Iglesia oficial anglicana y de las otras miento y en la plegaria escondida.
bUa, on iderada como palabra inspirada de Dio ,,., upaciones religiosas, siente la llamada de Dios a - Buscan retomar a la más pura simplicidad en
n ral hay como un rechazo a la hermenéuti car en cada ser humano la verdadera relación las relaciones con Dios, por ello juzgan innecesarios
, , 111 1 creador sin necesidad de las mediaciones sa-
a las investigaciones exegéticas mode los elementos externos o mediaciones como los sa-
• , 1 d tales, litúrgicas o sacramentales. Fox y sus se-
- Adhesión a las doctrinas tradicionalmente ad cramentos del bautismo y de la eucaristía, el sacer-
m I ll por el cristianismo: Trinidad de perso l 111c.l res son perseguidos por su insistencia en la li-
le , 1 d religiosa, por negarse a asistir a los cultos
docio ministerial, el sentido de Iglesia como sacra-
mento fontal, el culto litúrgico a la palabra, etc. En
·n 1 único Dios; salvación del hombre caído a tra 11l iales, ir a la guerra y por no hacer distinción en-
·s cl J a rificio de Jesucristo; doctrina de la justi esta búsqueda de la inmediatez divina tienen plan-
rsonas ni entre clases sociales. El mismo Fox teado un problema: el significado de la Biblia. Al-
1i i n xplicada según el protestantismo tradici eis años en prisión, en varios períodos, rese-
11 J, L • germissen ha dicho que
1 1J en su famoso Diario. Llevado a juicio, incre-
ran énfasis en la santificación, resultado .fi 11, a us jueces para que tiemblen ante la palabra «la Biblia no es para los cuáqueros la norma y regla
11. 1 cl un pr eso de conversión en el que el adulto ,t, ios. De aquella frase, repetida frecuentemente, última de fe. Están convencidos de que el mismo Es-
lu.1 · p rimentado sentirse limpio de pecado. 111 ibirán el nombre de cuáqueros (del inglés to qua- pfritu divino que inspiró a los escritores de la Sagra-
oh , antificadora del Espíritu Santo, cumplida e J ,., 1 mblar). da Biblia ilumina también a todo hombre que est
•l b uli roo del Espíritu, se manifiesta en varios ca dispuesto a seguirlo ... » 25 •
s primeros cuáqueros llegados a Massachus-
1 i-,m s, rincipalmente el don de lenguas, la sani on severamente perseguidos por puritanos y
o 11ra ión por la fe, y la profecía. Esos son los sig Parece ser que la luz interior vendría a upar 1
, 1111 egacionalistas. William Penn (1644-1718) los
""" rn importantes. puesto que la Biblia tiene en otras forma d I ri -
, tablece en la colonia que desde entonces (1682) tianismo.
'l m Jo de Iglesia apostólica descrito en 111111 su nombre: Pennsylvania. Un autor arnerica-
1 Hechos es normativo para toda Iglesi 111 1 h escrito: - No tienen liturgia especial ni ministro orde-
111 d Uamarse cristiana. Y los dos sacramentos nados. Cualquier hombre o mujer es considerado
m I h uti mo de agua, siempre por inmersión, y «Si todas nuestras ciudades hubiesen sido como ministro y en las reuniones regulares de culto, ba-
la na d 1 eñor como memorial de la muerte de iladelfia y nuestros estados como Pennsylvania, sadas en el silencio, la meditación y la adoración,
rist . gún W. Hollenweger, uno de los mejo nuestra historia nacional hubiese sido bastante dife- puede espontáneamente comunicar a los demás pa-
li tas, la demonología y la escatología de los 1 nte». labras de amor y paz según su propia inspiración.
tal tienen una importancia que con fre- a comunidades cuáqueras son opuestas a - El tema del silencio es fundamental en la ex-
p a inadvertida a los obseivadores "· u alquier forma de proselitismo. Según cálculos periencia cuáquera. Pierre Lacout ha escrito en su
lfll imativos, existen en la actualidad unos libro Dios es silencio:
I) omunidades de los cuá.queros 1 ).000 miembros en el mundo. El «Friends World
1 11nmittee)>, cuya sede se halla en Binningham (In- «La palabra tiende a dividir a los hombres que se
a i dad Religiosa de los Amigos -tal es la sienten atraídos más por ella que por su significación.
·n mina ión oficial de los cuáqueros- es una co- 1 hit rra), es el órgano que cohesiona las aspiracio-
tareas del cuaquerismo. La palabra da nacimiento a los dogmas que tienen la
n11inid d ri tiana libre, fundada a mediados del si- pretensión de las certezas confortables. Las palabras
111 ll n Inglaterra por un hombre de valía: dan nacimiento a las religiones, a las Iglesias que
o (1624-1691). • Características fraccionan en partidos imperiosos y rivales la gran fa-
e Fox es el típico no-conformista inglés 24, milia de Jas almas simples, a las que debería bastar la
Carácter adogmático. Nunca han profesado adoración amante. La palabra separa, el silencio une.
, le I mas especiales, aunque sus sencillas posiciones La palabra dispersa, el silencio reúne. La palabra tur-
" W. Hoilenweger, El Pentecostalismo, o. c., 345-347 y 413- ti ni ·cas se contienen en las 15 tesis de la apología, ba, el silencio calma. La palabra engendra la nega•
42 . 11 d, Ladas por Robert Barclay (1648-1690). A pesar
ción, el silencio invita al propio nihilista a reencon-
14 H. van · tten, George Fox y los cuáqueros. Aguilar, Madrid
.1, ..,us rafees trinitarias, la corriente unitaria ha es- trar la esperanza en la espera confiada de un misterio
1 ó ; P. Damboriena, Los cuáqueros, en Fe católica e Iglesias y 1,111 presente en muchos momentos de la rustoria
ta de la Refonna, o. c., 915-933; J. Sykes, The Quakers. Allan
Wir, a l , Londres 1958; D. rucart, Antolog(a espiritual. Penclle , 11 1quera.
IIUJ Publications, Wallingford (Peno.) 195 l.
Existe una traduccíón castellana del diario del fundador, Duz- Admiten, en lo más profundo del hombre, la
ria de Jorge Fox. Librería de la Sociedad de Amigos, Friencl, (11 , interior o chispa del Espíritu de Dios. Esta luz u K. Algermissen, Iglesia Católica y Confesiones Cristianas, o.
8 k lore, Filadelfia 1939. 11.,1 ita en cada hombre y mujer, pero se tiene con- c.• 1.135.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 79


interior que puede producirse. En mi silencio activo traños entre í. Al día siguiente de las separaciones, esia, e produce la primera de las grand ru1
me dispondré a escuchar el silencio de Dios» u. las Iglesias trataron de justificar sus tomas de pos-
tura. La apologética fue un género tan empleado Ha concluido el concilio de Calcedonia (4 1
- La u:rudad básica del cuaquerismo estriba en por las jerarquías y los teólogos de las diversas Igle-
la fe en Dios y en las enseñanzas de Jesucristo, que Muchas Iglesias de Armenia, Persia, Siria, Egip1
sias como por la clase política de todos los tiempos. ll Liopfa rechazan la formulación .dogmática c 1
reducen al amor, al espíritu de reconciliación y a la El catecismo, la escuela, el libro, el púlpito, la carta
igualdad de todos los hombres. Cada ser humano es liar obre Jesucristo como verdadero Dios y v ,
encíclica... fueron algunos de los medios empleados J ro hombre. Desde entonces, las Iglesias n
hermano, sin distinción de raza, credo o posición para defender la justeza de las propias posiciones y
social. Su espíritu igualitario le hace rechazar el d nenses viven separadas de las grandes tradj,
para mostrar la incoherencia o el error de las posi- n de oriente y ocddente.
juramento, el ervicio militar, la lucha de clases y ciones ajenas.
razas, y los sentimientos mundanos. En sus auste- Cinco siglos después -en 1054- se produ
ras salas de reunión se hacen lecturas bíblicas, al- Pero, a pesar de tanto esfuerzo y de tanta justifi- 1 uptura oficial entre Roma y Constantinopla. Ah
guna vez acompañadas de cantos, pero siempr el cación teológica, la realidad es que la ausencra de oriente y occidente dejan de constituir aquell 1
silencio es ]a parte fundamental del culto cuáquero. comunión aparece a los mismos creyentes como un m sa realidad que los padres llamaron Iglesia i1
enigma escondido en la mente de Dios y, para los 1 a.
- El pacifismo de los cuáqueros es tradicional. A no creyentes, quizá también como un escándalo.
lo largo de la historia, ha revestido variadas formas: adíe como K. Barth lo ha expresado mejor: Por último, en el siglo XVI, las reforma ,
total oposición a la esclavitud; fundación de hospi- ticas del continente europeo y de las Islas Br
tales para alienados; lucha por la humanización de « o existe ninguna justificación, ni teológica, ni producen tales escisiones que el mapa ri.
las prisiones; celebración de conferencias por la espiritual, nj bíblica, para la existencia de una plura- n n Europa ya nunca vuelve a ser como habf
paz; creación del American Friends Service Commi- lidad de Iglesias genuinamente separadas en este ca- lo. Pero esa alteración repercute a escala munc
tee, cuyos voluntarios han trabajado en heroicos mino y que se excluyen mutuamente unas a otras in• u ndo la expansión misionera del protestanti
programas de ayuda a todos los contendientes, tan- tema y, por tanto, externamente. En este sentido, una el anglicanismo difunde el mensaje de Crist
to en las dos guerras mundiales, como en la civil plw-alidad de Iglesias significa una pluralidad de se- los pueblos sin herencia cristiana.
española, y en la de Vietnam; iniciativas para legali- ñores, una pluralidad de espíritus, una pluralidad de í, pues, cada cinco siglos 1a profesión cont
zar a los objetores de conciencia. Sin duda se han dioses. No hay duda de que en tanto la cristiandad n el más viejo de los credos cristianos: «Cr
ganado la admiración de las gentes de buena volun- esté formada por Iglesias diferentes que se oponen 11n Iglesia, santa y apostólica», parece menos
tad. entre sí, eUa niega prácticamente lo que confiesa teo- 11 . ¿Cómo y por qué se llegó a una situación
lógicamente: la wúdad y la singularidad de Dios, de e ntradice radicalmente el deseo de Jesús sobr
Jesucristo, del Espíritu Santo. Pueden existir buenas d ts fpulos?
2. Raíces de las divisiones razones para que se planteen estas cUvisiones. Puede
haber serios obstá.culos para poder eliminarlas. Pue- La respuesta es muy compleja. En las raí
Más de nueve siglos contemplan la ruptura, de haber muchas razones para explicar esas divisio- l,,s divisiones cristianas hay que buscar, con t
traumática en mucho sentidos, de la Iglesia de • id ncia, razones doctrinales. Pero la mera co
nes y para mitigarlas. Pero todo eso no altera el he-
oriente con la de occidente. Desde hace cuatro si-
cho de que toda división, como tal, es un profundo li- ción doctrinal no explica suficientemente el l
glos, la cristiandad en Europa está disgregada en enigma, un escándalo» 27_ , h de las rupturas eclesiales. Son múltiples los
varias Iglesias que han roto entre sí, no solamente fon que deberán lenerse en cuenla a la hora
aquellas estructuras institucionales que la mantu- El estudio de ]a historia «muestra que cada cin- , plicaciones cada vez más coherentes. La pollti
vieron unida durante mil quinientos años, sino que co siglos, en un pr oceso infernal, se produce una 11 agrafia, la cultura, las comunicaciones, a
han perdido la comunión en la misma fe. Y desde nueva ruptw-a en la Iglesia». La observación es de de la espiritualidad y la teología, son elem
hace unos tres siglos, las cristiandades del Tercer J. E. Desseaux 28 • Aparte de los pequeños pero varia- que confluyen, cada uno con su peso especffi
Mundo han heredado irremediablemente las divi- dísimos grupos heréticos que aparecen en ambien- , ,1 hecho incuestionable de la división cristi
siones de unos y otros. tes gnósticos durante los siglos II y m, y poco des- 1 11 idar esas múltiples perspectivas es encerrars
En el apartado anterior se ha presentado una pués que el arrianismo y el donatismo asolasen la 111 allejón sin salida y es hacer, además, que
panorámica suficientemente amplia de esos «mun- , 11 i mase convierta en absurdo.
dos espirituales » tan distintos que se han vuelto ex- muchos estudiosos - historiadores y teólog
n Citado en J. de nia Ana. Ecumenism o y Liberación. Pauli-
nas, Madrid 1987, 72. li ,111 intentado explicar las causas de las divisio
1 1 1• iales. Es un capítulo desgraciadamente bási
16 P. Lacout, Dios es .silencio (Vida interior). Imp. Salvadó, 11 J. E. Des eaux, 20 i el d'Histoire OecumLniqi.u. Cerf, Pa-
Barcelona 1970, 3. rís 1983, 13 y , 11 1 historia del cristianismo. Aquí rastream

BQ PARA COMPRENDER EL ECUMENTSMO


ñ entre sf. Al día siguiente de las separacion 1,.i · ia, se produce la primera de las grandes ruptu- -desde perspectivas globales y p r
1 Iglesias trataron de justificar sus tomas de po 1 , 1,. vedad- solamente las rafees de d d 1
tura. La apologética fue un género tan emplead lla concluido el concilio de Calcedonia (451). rupturas que ha padecido Ja Igl ia d ri t : Ja
p r las jerarquías y los teólogos de las diversas Igl 1t has Iglesias de Armenia, Persia, Siria, Egipto y ruptura entre Roma y Bizancio, y la ruptura d la
ia como por la clase política de todos los tiempo 1• 11 pía rechazan la formulación dogmática conci- Iglesia de occidente. En ellas ref.J jan, aunque no
· l al cismo, la escuela, e] libro, el púlpito, la 1 11 obre Jesucristo como verdadero Dios y verda- con toda la nitidez que sería deseable, las razones
·11 f lica ... fueron algunos de los medios emplead
1 l1,· hombre. Desde entonces, las Iglesias no calce-
que de una u otra forma apar ceo iempre cuando
d fender la justeza de las propias posiciones il nn nses viven separadas de las grandes tradicio- la comunión cristiana se quiebra entre los discípu -
p ra mostrar la incoherencia o el error de las posi 11 •., de oriente y occidente. los de Jesús.
i n ajenas.
inco siglos después -en 1054- se produce la
P r , a pesar de tanto esfuerzo y de tanta justifi 111ptura oficial entre Roma y Constantinopla. Ahora
·~ ·i n l ológica, la realidad es que la ausencia 11 1 i ·nte y occidente dejan de constituir aquella her-
2.1. La ruptura entre Roma
munj n aparece a los mismos creyentes como ttlf • a realidad que los padres llamaron Iglesia indi- y Constantinopla
ma escondido en la mente de Dios y, para lo , l\fl .
r ntes, quizá también como un escándalo, No se puede pretender una explicación definiti-
orno K. Barth lo ha expresado mejor: 1 or último, en e] siglo XVI, las reformas ecle- va y única de la ruptura entre oriente y occidente.
1sl i as del continente europeo y de las Islas Britá- Esa explicación seguramente no existe. Nos acerca-
-No existe ninguna justificación, ni teológica, 111 • • producen tales escisiones que el mapa cristia- mos, en cambio, a algunos factores que posibilita-
t pirituaJ, ni bíblica, para la existencia de una plura• , 111 "n Europa ya nunca vuelve a ser como había si- ron aquella situación que, tras el año 1054, y sobre
líJ el d · Iglesias genuinamente separadas en este ca• 1 l1 • P ro esa alteración repercute a escala mundial todo 1204, significaba la pérdida de comunión de la
min que se exc1uyen mutuamente unas a otras in , 11 indo la expansión misionera del protestantismo que hasta entonces había sido la Iglesia indivisa 29 •
1 •m , por tanto, externamente. En este sentido, d ·1 anglicanismo difunde el mensaje de Cristo en-
pluralidad de Iglesias significa una pluralidad de se,. ,1 1 pueblos sin herencia cristiana.
a) Factores poUticos
, una pluralidad de espíritus, una pluralidad d í, pues, cada cinco siglos la profesión conteni-
. No hay duda de que en tanto la cristiandad ' l I n el más viejo de los credos cristianos: «Creo en Hay que resaltar tres hechos decisivos: el trasla-
formada por Iglesias diferentes que se opon , 111 1 Iglesia, santa y apostólica», parece menos cref- do de la sede imperial de Roma a Bizancio (s. IV).
r, ella niega prácticamente lo que confiesa teo- 11h . ¿ ómo y por qué se llegó a una situación que la penetración de los pueblos bárbaros en occidente
Ki m nte: la unidad y la singularidad de Dios, de • 11111s dice radicalmente el deseo de Jesús sobre sus (s. V), y la invasión musulmana en grandes espacios
u ri to, deJ Espíritu Santo. Pueden existir buena, ,1 e pulos? de oriente (s. VII).
z n para que se planteen estas cüvisiones. Puede
hab r eríos obstáculos para poder eliminarlas. Pue,. 1 respuesta es muy compleja. En las rafees de
I , el ivisiones cristianas hay que buscar, con toda • Bizancio, capital del imperio
cl haber muchas razones para explicar esa cüvisio-
n · para mitigarlas. Pero todo eso no altera el he,. ·• l ·ncia, razones doctrinales. Pero la mera consi- La decisión de Constantino de tra lada d
h de que toda cüvisión, como tal, es un profundo 1 1 ,1 ión doctrinal no explica suficientemente el he- a Bizancio -llamada desde entonces n
njgma, un e cándalo» 17 • • 11 11 las rupturas eclesiales. Son múltiples los fac- pla- y su conversión al cristiani m , v n
to 11 • • que deberán tenerse en cuenta a la hora de car que aquella ciudad, hasta entone pi pL 1,
· 1 tu fo de la historia ,,muestra que cada cin• pli dones cada vez más coherentes. La politica, eleve a la categoría de patriarcado. La grand ·s se
iglos, o un proceso infernal, se produce una 1, ., · grafía, la cultura, las comunicaciones, ade- des eclesiásticas eran Antioqufa, Al jandó , J · 1su
nu va ruptura en la Iglesia». La observación es d 111, d 1a espiritualidad y la teología, son elemen-
J . •. Des eaux 28 • Aparte de los pequeños pero varia• 1, 1 qu con.fluyen, cada uno con su peso específico,
l imo grupos heréticos que aparecen en ambien• 11 ·s hecho incuestionable de la división cristiana.
1 n ticos durante los siglos II y ID, y poco des- 1 ll i I r esas múltiples perspectivas es encerrarse en 29 A. Santos, Iglesias de Oriente. Sal Terrae, antand r J 5 .
que el arrianismo y e] donatismo asolasen la 1111 o.llejón sin salida y es hacer, además, que el vols. En lo referente a las «causas de la división• , v !, 23-4 :
, 11,,.ma se convierta en absurdo. Y. Coagar, Ne.uf Cents apres. Notes sur le 'Schisme Oriental' Ed.
Cbevetogne, París 1954; Y. Congar, Lo. conciencia eclesiológica e,,
~ muchos estudiosos - historiadores y teólogos- Oriente y Occidente del siglo Vl al IX. Herder, Barcelona 196 ; .
'' itado en J. de Santa Ana, Ecumenismo y liberación. Paull- Vilanova, Historia de la Teologfa Cristiana, l. Herder, Ba Ion
n , Madrid 1987, 72 . li .111 intentado explicar las causas de las divisiones
1987, véase el cap. IV «La ruptura entre Oriente y Oc id nt ••
21 J .
, 1« ), iales. Es un capítulo desgraciadamente básico 331 -345; F. Martín Hernández, Causas (ntimas de la separación
. Desseaux, 20 siecles d'Histoire Oecuméniqu.e. Cerf, Pa-
r! 1983, 13 y 39. 11 11 historia del cristianismo. Aquí rastreamos de Oriente y Occidente: Diálogo Ecuménico, n. 66 ( 1985) 5-3 1.
/
PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 81
lén, Efeso y Roma. Bizancio había significado poco ción política helenista. En efecto -como dice F , , urren de igual modo. Los emperadores d fu1
eclesiásticamente. Dvomik- 111 luso el poder de los metropolitas y se cr. · n '
, ., cidad de jurisdicción en asuntos doctnnal ·
Bajo Teodosio, y siendo ya capital del imperio, «el helenismo cristiano veía en e] emperador el repre-
parecía lógico que el emperador desease tener cerca sentante de Dios en la tierra, un vicegerente de Cri Alú radican parte de las tensiones entre ri · 1
de su corte un patriarcado. Por eso 1os obispos reu- to. Según esta concepción política, el emperador cri , , cidente, cuyo ejemplo más palpable . 1 rn
nidos en el concilio de Constantinopla (381) -y tiano tenía no sólo el derecho, sino también el de 11 ¡ · durante el V concilio ecuméruco, r urudo 1
Constantinopla era ya la « ueva Roma»- le conce- de vigilar la Iglesia, de defender la fe ortodoxa y d •gunda vez en Constantinopla (55~),. n_ 1, (¡Ul
den un primado de honor, ciertamente tras la sede conducir sus súbditos a Dios» 1 1• lli•P Virgilio, que no reconoce la Junsdi 1 11 1
romana. •1nperador en temas dogmáticos, es desten.1 o
Las cosas en e1 occidente cristiano acontecen d 1 mismo Justiniano.
A veces e interpretó la elevación de Constanti- otra manera. La ciudad de Roma y u poder impe-
nopla como un intento de menoscabar la primacía rial existen en todo su esplendor mucho antes de
de Roma sobre toda la cristiandad. La verdad es • Penetración de los pueblos bárbaro
que el cristianismo se difunda por la capital del im• la invasión musulmana
que la intención del canon ID del concilio de Cons- perio. Roma fue antes y podía ser lo que era sin el
tantinopla consistió en restringir la desmeclida in- cristianismo. Constantinopla, en cambio, debe su finales del siglo V (476), Roma es invadid .
fluencia que en oriente estaba ganando el obispo de esplendor al hecho de que un emperador cristiano 11 . árbaros. Para el oriente, este hecho a ' ll'
Alejandría. Lo que el canon III en realidad resolvió haya decidido hacer de ella el centro de un imperio 11 interés por reivindicar, en toda la ampUtu<l
fue un problema de rivalidades entre dos sedes de cristiano. En este sentido, la Iglesia de Roma se vio 1,·rmino los derechos de la «nueva Roma », por
oriente, favoreciendo a Bizancio 30• Esta ciudad te- más libre del posible abuso de poder imperial, entre l., «antigua» ha dejado de ser ':ompe~dora.
nía a su favor el «principio de acomodación», acep- otras cosas porque los emperadores ya no residen 1 , ción, más tarde, del nuevo rmpeno d
tado por toda la Iglesia indivisa, según el cual la or- en Roma. Pudo asf desarrollarse, por una parte, un 1 por obra de Carlomagno (800), surgen
anización eclesiástica debía acomodarse a la orga- sentido más universal de la Iglesia y, por otra, la , rnnprensiones.
niza i n p lítica del imperio. Por eso la Iglesia de idea de la supremacía del poder espiritual sobre el
rnn n p t ta uando Bizancio es considerada Las relaciones, además, entre oriente y i
poder temporal, tan difícil de aceptar por los bizan- 11 • deterioran a causa de la invasión mu ulm
und oma». Era la adaptació.n eclesiástica tinos. Otro elemento, además, vendría a fortalecer
· n p litica del imperio. lm nte el s. VII. Entonces Roma se vuelve cada
al occidente cristiano frente a los abusos y preten- 111, • hacia el mundo de los francos y da la P·
patriar de Constantinopla reconocen que siones imperiales que no poseía el oriente en la 1 riente. El Mediterráneo ya no es un pu nt
m nfa en oriente se debe al hecho de ser la misma medida: el desarrollo del primado romano. 11 11i n, es una frontera cerrada por el peligro rru
is de la. nueva sede imperial. Otros patriarca- Si en Roma el papa es quien paulatinamente llega a
11 1 n. Por eso el oriente cristiano ve con horror
d orientales podían presentar mejores t(tuJos ser e] legislador de la Iglesia, en Bizancio era el em- , 11 u mundo de Alejandría, Antioqufa y Jeru ·
apostólicos que Constantinopla. Pero ninguno era perador quien legislaba «valiéndose del derecho 111 ucumbiendo ante el poder deJ islam. Con
Ja capital del imperio. El hecho es especialmente que le otorgaba el helenismo cristiano» 32 • t II pla mira ahora hacia los pueblos eslavo Y
grave porque la primacía eclesiástica queda vincu- Estos hechos tienen su trascendencia a la hora o Moscú llegará pronto a ser la «te~era ~o
lada a ]a capitalidad del imperio y no a la apostoli- de analizar las relaciones de las dos Iglesias respec- 1li-1. ncio se aisla ante el temor de una mvas16n
cidad de la sede. Y aunque este hecho fue conside- to al poder político y, en definitiva, a comprender , 1. cuando se abre, mucho después, en ten~al
rado al principio como muy normal, va a significar dos talantes que poco a poco van alejándose uno d ercamiento al occidente -piénsese por J
el inicio de una cierta confusión respecto a la auto- del otro. En occidente, a pesar de momentos de 11 ,J concilio de Lyon (1274) y en el concili
ridad de] emperador en asuntos eclesiásticos. El ba- gran dificultad, se evita mejor la confusión de pode- 1 h r ncia (1439)-. algún historiador piensa qu
sileus cristiano llega a poseer en oriente unos pode- res, porque están delimitados por un derecho canó- 1, intentos unionistas están más motivados p
res propiamente religiosos, y no es el menor su au- nico, heredado del derecho romano, muy elabora- 1111 •r en la supervivencia que por ansias de u
toridad para convocar y presidir l concilio. do, que impide en el orden doctrinal cualquier in- , 1istfana entre oriente y occidente.
Este hecho clifícil de entender a la mentalidad tento de intromi ión por parte del emperador. Es
moderna y occidental estaba dentro de la concep- un dato de la hi t ria qu las cosas en oriente no
b) Factores culturales y geográficos
cir que oriente y occidente son dos mun
la Fr. Dvomik, Bizancio y el Primildo Roma110. Desclée, Bilbao
11 Fr. Dvomik, Bi1.an ·o el Primado RDnuJ.nO, o. c., 19-20. 1 iri tual y culturalmente .distintos pu_ede par
1968, 42-48. 31 Fr. Dvornik, Biza n io l Pri,ruulo Romano, o. c., 21 . 1111 lugar común, pero encierra una eVIdente r

82 PARA COMPRENDER- EL ECUMEN/SMO


i n política helenista. En efecto -como dice F. urren de igual modo. Los emperadores definen dad. Se ha alabado con frecuencia la complementa-
V rnik- incluso el poder de los metropolitas y se creen con riedad de ambos mundos. Pero aquella rica diversi-
pacidad de jwisdicción en asuntos doctrinales. dad, que nunca debió suponer ruptura, aumentó
11e) helenismo cristiano veía en el emperador el repre-
Ahí radican parte de las tensiones entre oriente desgraciadamente las mutuas incomprensiones por
ntante de Dios en la tierra, un vicegerente de Cris- falta de un serio diálogo.
t . egún esta concepción política, el emperador cris- occidente, cuyo ejemplo más palpable es el ocu-
tiano tema no sólo el derecho, sino también el deber 1 rido durante el V concilio ecuménico, reunido por El helenismo mantuvo durante largo tiempo
d vigilar Ja Iglesia, de defender la fe ortodoxa y de s ·gunda vez en Constantinopla (553), en el que el fuertemente cohesionadas ambas partes de la Igle-
nducir sus súbditos a Dios» 31 • J pa Virgilio, que no reconoce la jurisdicción del sia indivisa. Pero cuando el genio latino -la lengua,
·mperador en temas dogmáticos, es desterrado por el derecho, la administración- van configurando ca-
La co as en el occidente cristiano acontecen de 1 mismo Justiniano. da vez más al hombre y a la mujer de occidente,
t r· man ra. La ciudad de Roma y su p der impe- entonces descubren en el oriente como una penum-
, i.11 ·xisten en todo su esplendor mucho antes de bra, como «el lugar de donde proceden todas las
¡u I ri tianismo se difunda por la capital del irn- • Penetración de los pueblos bárbaros
y la invasión musulmana herejías». A su vez, Constantinopla va perdiendo su
1 ·río. Roma fue antes y podía ser lo que era sin el «romanidad», se va haciendo cada vez más griega y
1 i t i.ini m . Constantinopla, en cambio, debe su A finales del siglo V (476), Roma es invadida por ve en los latinos discípulos díscolos y bárbaros.
•,pi nd r al hecho de que un emperador cristiano bárbaros. Para el oriente, este hecho acrecienta
1, 1 a d idido hacer de ella el centro de un imperio interés por reivindicar, en toda la amplitud del Esta mutua animosidad, desde perspectivas reli-
e list ian . En te sentido, la Iglesia de Roma se vio 1 rmino, los derechos de la «nueva Roma», porque giosas, iba a crear un género literario que llega a
libr del posible abuso de poder imperial, entre l., «antigua» ha dejado de ser competidora. Con la tomar proporciones desorbitadas. Es el Kata Lati-
1 11 • porque los emperadores ya no residen r ación, más tarde, de] nuevo imperio de occiden- nan (contra los latinos) de los griegos, que ofrece
·n R ma. Pudo así desarrollarse, por una parte, un 1 por obra de Carlomagno (800), surgen más in- largas listas de reproches y acusaciones contra la
..,e111id más universal de la Iglesia y, por otra, la . mprensiones. Iglesia de occidente, y es el Contra Graecos o Res-
id , 1 1 upremacfa del poder espiritual sobre el ponsio I..atinorurn por parte occidental que, n ti-
p< tl •1 L mp ral, tan difícil de aceptar por los bizan- Las relaciones, además, entre oriente y occiden- lo parecido, reprocha a los orientale v rdad r
1111 . tr elemento, además, vendría a fortalecer t e deterioran a causa de la invasión musulmana supuestos errores que influyen decisivamenl n Ja
,11 id nte cristiano frente a los abusos y preten- dllrante el s. VII. Entonces Roma se vuelve cada vez imagen que tendrán uno de otro . L tip
, i rn ·s imperiales que no poseía el oriente en la 1n hacia el mundo de los francos y da la espalda controversia es un género literario, sin sentid 1ili-
11w,m medida: el desarrollo del primado romano. , l riente. El Mediterráneo ya no es un puente de co serio, que, junto a detalles insignificant y d -
111 ión, es una frontera cerrada por el peligro musul-
Si ·11 ma el papa es quien paulatinamente llega a calificaciones de poca o ninguna relevancia - e u-
, •I 1 · lador de la Iglesia, en Bizancio era el em- nl . Por eso el oriente cristiano ve con horror có- sa, por ejemplo, a los griegos de no querer ceJ brar
p •1 d r quien legislaba «valiéndose del derecho 111 su mundo de Alejandría, Antioquía y Jerusalén las fiestas de la Virgen los mismos días que los occi-
tpre I t rgaba el helenismo cristiano» 32 • v m sucumbiendo ante el poder del islam . Constan- dentales, y a los latinos de usar pan ácimo-, coloca
' 11 pla mira ahora hacia los pueblos eslavos y por
las diferencias teológicas como el uso del «Filio-
h chos tienen su trascendencia a la hora , Moscú llegará pronto a ser la «tercera Roma». que» en el credo o la cuestión del primado romano.
anali r 1 relaciones de las dos Iglesias respec- Bizancio se aisla ante el temor de una invasión tur-
: 1 p d p lítico y, en definitiva, a comprender , .,. Y cuando se abre, mucho después, en tentativas Este género de controversia, que hoy nos parece
d t 1 L que poco a poco van alejándose uno 1I cercamiento al occidente -piénsese por ejemplo pueril por la ingenuidad con que se llevó, fue
ti 1 utr . En occidente, a pesar de momentos de 11 J concilio de Lyon (1274) y en el concilio de abriendo barreras y fomentando la desconfianza
¡ 1 un difj uJtad, se evita mejor la confusión de pode- 11 r ocia (1439)-, algún historiador piensa que ta- entre las dos grandes tradiciones eclesiales. La in-
, (' , p rque están delimitados por un derecho canó- l .,. intentos unionistas están más motivados por el comprensión mutua se facilitó además por la pérdi-
ni , h redado del derecho romano, muy elabora- 11 t rés en la supervivencia que por ansias de unión da del griego entre los latinos, y por el desconoci-
d , impide en el orden doctrinal cualquier in- , 1 i tiana entre oriente y occidente. miento del latfn por parte de los bizantinos. En al-
intromisión por parte del emperador. Es gunos casos incluso, las traducciones intencionada-
de la historia que las cosas en oriente no mente incorrectas causaron un distanciamiento
b) Factores culturales y geográficos irreparable.
cir que oriente y occidente son dos mundos Pero hay otros distanciamientos que merecen
1 Fr. Dvornik:, Bkancio y el PrimtUÍo Romano, o. c., J 9-20. , piritual y culturalmente distintos puede parecer destacarse. La geografía juega aquí un papel impor-
11 Fr. Dvomik, Bizancio y el Primado Ronumo, o. c., 21. 1111 lugar común, pero encierra una evidente reali- tante. El hecho de que el emperador residiera en

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 83


Bizancio y el papa en Roma crea una tensión, muy la primera sede oriental. El papa san León no de unidad político, no religioso, parcial, no verd
olapada al principio, pero cada vez más percepti- aprueba el canon, porque en su opinión se silencia ramenle universal. Surgirá así una Iglesia ampul
b]e. La influencia del islam en el «Mare nostrum», lo que es fundamental en eclesiologfa: el origen de su desarrollo jurisdiccional, del sentido y de lo•
infectado de flotas hostiles, hace que este lugar de apostólico de una sede. A Roma le correspondía ganos del universalismo» 37 •
'ncuentro y de fáciles comunicaciones deje de ex:is- -según el papa- la primacía, no por haber sido la Existen, por último, dos problemas doctrin:
Li . El islam, pues, indirectamente, afecta de mane- capital del imperio, sino por haber sido fundada cuestión del «Filioque» y la del primado r 1
negativa a las relaciones de oriente y occidente. por Pedro, el príncipe de los apóstoles. Como re- m que fomentan, por falta de verdadero diálo
cruzadas, en especial la cuarta (1204), ocasio- cuerda Dvomik,
p r verse involucrados en cuestiones políti
n n un daño irreparable. La toma de Jerusalén no ui tanciaroiento cada vez más profund ·1
imp rtó tanto como el saqueo de Constantinopla. «el primer malentendido entre la Iglesia de oriente y
occidente fue motivado por un choque entre dos prin- ewiente y occidente. Aunque ambos venían di•
cipios distintos respecto a la organización de la Igle- ri éndose desde mucho tiempo atrás, adquier n
e) Factores eclesiásticos y doctrinales sia: el principio de 'acomodación' a la cüvisión políti- 110 muy polémicos a partir de 1204, año en
ca del imperio, y el principio deJ origen apostólico y 1 ostantinopla es saqueada por los cruzad <
Se ha resaltado con frecuencia la distinta con- petrino de las sedes episcopales. Los padres de Calce- 1 rtir de ese momento, es cuando el cismas
pción eclesiológica que tienen orientales y occi- doltia no lograron un compromiso entre estos dos uma (Dvornik, 175). Y entonces es rechazad<
d ntales JJ. Manteniendo siempre la misma fe apos- principios» ls_ primado romano bajo el pretexto de que, acepla1
t lica en la Iglesia indivisa, una y otra región acen- 1 «Filioque» en el credo, la Iglesia de Roma b
L1.1aron aspectos distintos respecto a la organización Este era el primero de m1a larga serie de malen- d en herejía.
lesiástica y a sus relaciones con la autoridad polí- tendidos, que no hicieron sino distanciar ambos
tica. Más arriba se ha recordado que uno de los mundos espirituales. Cangar ha sen.alado además La cuestión de si el Espíritu Santo proced
una distinta manera de enfocar la eclesiología. La Pndre como afirmaba el credo ecuménico- ,
pr blemas mayores de los eruditos bizantinos fue, 111 también del Hijo («Filioque») -como se afii
obre todo, clarificar el lugar que correspondía al eclesiología oriental estuvo más preocupada por
«las realidades divinas que encierra el misterio de n 1 Concilio VI de Toledo (638)-38 , es un te
emperador dentro de la Iglesia. Problema que debe
situarse en. el marco más general del principio de la. Iglesia que por su aspecto terrestre y sus implica- 1• Le entre occidentales y orientales que no t
«acomodación». ciones humanas ... ». De este modo se ofrece ,il principio la virulencia que tendrá desde el
'l al XV. El hecho de que los latinos añad.i
Pero este hecho alimentó un espíritu particula- «mayor facilidad para limitar la eclesiología a las rea- ,. esión "Y del Hijo» al credo ecuménico no
rista entre los orientales decididos a arreglar sus lidades más interiores y más místicas, no dejando h a un error doctrinal, como tantas veces
asuntos internos sin consultar y sin pedir la inter- apenas lugar, en la noción de Iglesia, a las realidades pe n ado, sino más bien al intento de precisar t ·c
vención de otras Iglesias. Fueron siempre muy celo- propiamente sociológicas y jurídicas» 36 • 1 mente cada una de las afirmaciones d J
sos de la propia autonomía administrativa y disci- e r i tiana. En el fondo era dar un paso adelant
plinar. . Y aunque Bizancio no puso en duda el he- Estas realidades -se ha señalado anteriormente- , 1 desarrollo dogmático. Que se diera en occid
cho del primado romano hasta muy tarde, mantuvo estaban en manos del emperador cristiano, encar- n en oriente prueba sencillamente la diversa
siempre la iniciativa en sus propios asuntos sin gado de los aspectos administrativos y jurisdiccio- ,w de hacer teología. Si los bizantinos se con
consultar a Roma. Existía, al menos en la práctica, nales de la misma Iglesia. Pero, en opinión del teó- 11 1 1 ron con la terminología empleada en el e
un clima de buen entendimiento. logo francés, ello significaba 1 uménico, los latinos deseaban precisar
11 m or exactitud terminológica la fe profesada
Las cosas se complican cuando en el concilio de «eJ ruinoso principio que ata e incluso subordina a lo
1 n ilio ecuménico. Parece que durante algún ti
Calcedonia (451) los obispos aprueban el canon 28 político y a lo nacional la organización y la realidad
-ausentes los legados romanos-, por el que se pone de la Iglesia, en cuanto éstas se producen en el plano ,o fue más bien considerada como una cues
1 11 ~ü.ística, o una mera discusión entre teólog
bajo la jurisdicción de Bizancio las diócesis de Tra- sociológico. Allí donde el occidente ... reinvindicani
cia, Asia y el Ponto 34 • Los lústoriadores han demos- para la Iglesia la autonomía de una vida y de una or-
trado que este canon no estaba dirigido contra el ganización propia .. . , el oriente admitirá práctica-
primado romano, sino más bien contra las preten- mente, y a veces también teóricamente, respecto a la
11 • Coogar, Cristianos desunidos, o. c., 38-39.
siones del patriarcado de Alejandría por llegar a ser realidad social y humana de la Iglesia, un principio
11 Y. Santos, Igle.sias de Oriente, I, o. c., 169-210. Sobre~
,, ., fu "óo al tema del «Fllioque» en los concilios de Tol
, ' " 199-201; E . Vilanova, Historia de la Teología Cristia.n
"Y. Cougar, Neuf Ctmts a.pres ..., o. c., 52-79. 15 Fr. Dvomik, Bivmcio y el Prirtwdo Romano, o. c., 55. ,, , , 33-335; cf. el excelente monográfico sobre La proc~
A. Santos, Iglesias de Oriente, I, o. c., 33-36.
34 ,. Y. Coogar, Cristiano desunidos, o. c., 38. ,(11 Saim Esprit. Orienc-Occident: Istina n. 3-4 (1972).

84 PARA COMPRENDER BL ECUMENISMO


1 primera sede oriental. El papa san León no de unidad político, no religioso, parcial, no verdade- unas y otras Iglesias. Incluso en las famosas dispu-
aprueba el canon, porque en su opinión se silencia ramente universal. Surgirá así una Iglesia amputada tas de Focio (867), el tema del «Filioque» fue de
lo que es fundamental en eclesiologfa: el origen de su desarrollo jurisdiccional, de] sentido y de los ór- menor importancia.
postólico de una sede. A Roma le correspondía ganos del universalismo• 37 •
Habrá que esperar a la desafortunada interven-
- egún el papa- la primacía, no por haber sido la ción del cardenal Humberto, invitado por el papa
apita! del imperio, sino por haber sido fundada Existen, por último, dos problemas doctrinales
cuestión del «Filioque» y la del primado roma- para concluir una alianza entre Bizancio y Roma y
p r Pedro, el príncipe de los apóstoles. Como re- para refutar ciertas acusaciones de los bizantinos,
u rda Dvornik, n que fomentan, por falta de verdadero diálogo y
p r verse involucrados en cuestiones políticas, un cuando el tema de] «Filioque» se introduce de lleno
" 1 primer malentendido entre la Iglesia de oriente y <li tanciamiento cada vez más profundo entre en el campo de la polémica. El cardenal Humberto,
cidente fue motivado por un choque entre dos prin- oriente y occidente. Aunque ambos venían discu- incluso enterado de la muerte del papa, compone
ipios distintos respecto a la organización de la Igle- ti ndose desde mucho tiempo atrás, adquieren to- su carta de excomunión contra el patriarca M. Ce-
1 : el principio de 'acomodación' a la división políti- 11 s muy polémicos a partir de 1204, año en que rulario y la deposita en un gesto sin precedentes en
del imperio, y el principio de] origen apostólico y nstantinopla es saqueada por los cruzados. A el mismo altar de Santa Sofía (1054). En aquella
trino de las sedes episcopales. Los padres de Calce- partir de ese momento, es cuando el cisma se con- carta de excomunión se acusa a la Iglesia bizantina,
d ni a no lograron un compromiso entre estos d , uma (Dvornik, 175). Y entonces es rechazado el entre otras cosas, de simonía, de permitir un l r
prin ipios• 15 • primado romano bajo el pretexto de que, aceptando casado y de suprimir el «Filioque» en el r d . r
,¡ «Filioque» en el credo, la Iglesia de Roma ha caí- expresión de ignorancia histórica y d I d
era el primero de una larga serie de malen- 1 en herejía. miento que había de las costumbre us
' que no hicieron sino distanciar ambos les.
pirituales. Congar ha señalado además La cuestión de si el Espíritu Santo procede del
11w1 li tinta manera de enfocar la eclesiología. La dre como afirmaba el credo ecuménico- o ade- Aquel desgraciado incident , in mbar ,
1• i 1 gía oriental estuvo más preocupada por también del Hijo ( «Filioque») -como se afirma contra la opinión de mucho , n r pi d finit.i a
1 Concilio VI de Toledo (638)-18, es un tema a mente la comunión de fe entr Bizan i R m .
" las r o.Jidades divinas que encierra el misterio de 1· n

la 1 ,I i que por su aspecto terrestre y sus implica- 1I bate entre occidentales y orientales que no tuvo Durante los siglos XI y XIl se r pit n la n g i -
ti p rincipio la virulencia que tendrá desde el siglo ciones de buena voluntad para superar la dif ren-
¡ n humanas ... ». De este modo se ofrece
1 al XV. El hecho de que los latinos añadiesen la cias teológicas que se consideran m bi n d
• mn r facilidad para limitar Ja eclesiología a ]as rea- ,. resión «y del Hijo» al credo ecuménico no se de- rácter académico. El año 1204, con la toma de
lid d s má interiores y más místicas, no dejando l ' a un error doctrinal, como tantas veces se ha Constantinopla por los cruzados, es el inicio de una
, p n lugar, en la noción de Iglesia, a las realidad 1 ·n ado, sino más bien al intento de precisar teoló- consideración totalmente nueva del tema. Los sen-
l r piam nte ociológicas y jurídicas» 16• t I amente cada una de las afirmaciones de la fe timientos de venganza como reacción contra los in-
1 i tiana. En el fondo era dar un paso adelante en vasores occidentales que han arrasado Constantino-
r aüdades -se ha señalado anteriormente- r I esarrollo dogmático. Que se diera en occidente pla hace que el tema del «Filioque» empiece a con-
manos del emperador cristiano, encar• 1 en oriente prueba sencillamente la diversa ma- siderarse bajo la perspectiva de herejía. Pero con
rr,1J u I aspectos administrativos y jurisdiccio- 11 •ra de hacer teología. Si los bizantinos se confor- una consideración que va a tener fatales consecuen-
11al . cJ la misma Iglesia. Pero, en opinión del teó- 1111ron con la terminología empleada en el credo cias. Ahora está involucrado otro tema doctrinal, el
lo , ello significaba 1 l uménico,_ los latinos deseaban precisar con del primado romano 39 • Este había sido aceptado
111 • or exactitud terminológica la fe profesada en el por el oriente, aunque sin menoscabo de la autono-
• 1ruino o principio que ata e incluso subordina a lo
1 , incilio ecuménico. Parece que durante algún tiem- mía de las Iglesias orientales. Había existido siem-
p 1 ti y a lo nacional la organización y la realidad pre un entendimiento de hecho sobre el tema, co-
1<1 fue más bien considerada como una cuestión
d In Iglesia, en cuanto éstas se producen en el plano 1 mo demuestra el excelente estudio de Fr. Dvornik,
h i I gico. Allí donde el occidente... reinvindic n üistica, o una mera discusión entre teólogos de
Bizancio y el Primado Romano. A partir del siglo
prt I Iglesia la autonomía de una vida y de una or-
XII, sin embargo, el tema del primado es unido fa-
nníz ción propias ..., el oriente admitirá práctica
talmente al tema herético del (<Filioque» . Desde la
m •ot , y a veces también teóricamente, respecto a la perspectiva oriental, se rechaza el primado romano
r•alid d cial y humana de la Iglesia, un principi 11 Y. Congar, Cristianos desunidos, o. c., 38-39.
• Y. an tos, lglesill.s de Oriente, I. o. c., 169-210. Sobre la in-
11, , lu ción al tema del «Filioque• en los concilios de Toledo,
199-201 ; E . Vilanova, Historia de la Teología Cristiana, l,
•1 Fr. Dvomik, Bizancio y el Prirruulo Romano, o. c., SS. , , , 33-335; cf. el excelente monográfico sobre La. proce.ssion Jt Fr. Dvorni.k, Bizancio y el Primado Romano, o. c., principal-

•• ngar, Cristianos desunidos, o. c., 38. t, 'vJim Esprit. Orient-Occident: Istina o. 3-4 (1972). mente 85- 126; A. Santos, lglesias de Oriente, I, o. c., 119-167.

PARA COMPRENDER EL E CUMENJSMO 85


no porque esté desprovisto de fundamentos escritu- cunstancias de diversa índole -históricas, políti l',1..stiana de la Nación Alemana (1520) fr - . un 1
Iistícos o de tradición, sino sencillamente porque la teológicas, culturales, etc.-, preparadas desde m 11urama muy sombrío del estado de Ja Igl ia qu ·
Iglesia de Roma ha caído en la herejía. A partir de cho tiempo atrás, que posibilitan que intuiciones 111 , ario «reformar»- no son exclusivamen~ au
ahí, la ruptura es un hecho. programas religiosos opuestos a Roma sean escu 11 •., protestantes, sino que pertenecen tamb1 n _u

chados y tomados en serio, lleguen después a fo 1• t •ia católica. Prelados de la Iglesia coro Adno

mar comunidades «reformadas» con cierta am.bi 1 l cardenal Reginaldo Pole y san Clemenl ·
güedad de pertenencia eclesial, y cristalicen, final. 1 1,; Hofbauer hablaron ya en aquel moment lu
2.2. La ruptura en la Iglesia 1 ¡ o de ]a necesidad de reformas urgent nt
mente, en Iglesias separadas de la gran comunidad
de occidente católica 41 . 11 1,rn.iñesta decadencia de las costumbres d • 1 s
1 , 1, . Autores tan diversos como Erasmo, B s 1
El siglo XVI significa en la historia del cristia- La mayoóa de los historiadores y teólogos qu 11 . D nifle (1904) o J. Maritain (1925) han d s. 1
nis.m una nueva división que afecta, esta vez, a la
Iglesia de occidente. Varias reformas eclesiásticas,
han tratado en los últimos decenios esta cuestió l,1 vida del reformador alemán dentro del arn?1.
son conscientes de que, junto a las demandas ver- ,,·n ra1 de un decadente clero sin fuerzas e p1 1
iniciadas por doctores de la Iglesia y no por ]as je- daderamente religiosas de los reformadores, hay 1 ., para regenerarse.
rarquías, contemporáneas en el tiempo y comunes que tener en cuenta. factores no teológicos que favo-
en sus objetivos, han hecho posible que pueda ha- recen el nacimiento de comunidades separadas de sta lectura manifiestamente incompl t s
blarse de «la Reforma» -en singular- para designar Roma. ¡11 case como Ía sola razón para explicar 1
la ruptura que tiene lugar en la cristiandad occiden- 11 1í •nto de la Reforma, cuenta además c~m un
tal y que atañe a la. sustancia de la fe. Por razones de claridad, se ofrecen aquí de ma- 111 •n to que no debe olvidarse: la desconfianz
nera muy esquemática algunas de las tesis explica- ..,. mayor, por parte de los fieles, respecto a l~
El análisis de las causas de la Reforma es com- tivas del fenómeno de la Reforma. 1 omo institución. El papado había P rcU~
plejo en extremo y debe situarse desde la perspecti-
111t ridad indiscutible, que gozaba an~es d l 1
va que tan acertadamente ha formulado R. G. Vi- d • vignon, desconfianza que se acre~1enta a
Uoslada: a) Tesis tradicional: d , que papas como Urbano VI se asignan P
El año 1483, en que viene al mundo Martín
« .•.
los abusos de /,a .Iglesia qll manifiestamente están ~n contra de una
Lutero, toda Europa es católica y obediente al pontí- Durante mucho tiempo se tuvo como perfecta- 11 L 1dición del ejercicio del p~ado romano. L
fice de Roma... ; el año 1546, en que muere el refor- mente válida la tesis según .l a cual las reformas 1 tu ión del papado, que casi todos ven más
mador, casi la mitad de Europa se ha separado de 1111 «poder» que como un «servici? pasto~».
eclesiásticas en la Europa del siglo XVI se debieron
•< z en aquel momento del preso~10 esp1ntu
Roma. ¿Qué ha ocurrido entre esas dos fechas? ...
¿Cómo explicar la escisión religiosa de Europa? ... ,. 40 •
a los abusos de la Iglesia. Y se ponían como ejem-
plos, entre otros, la inmoralidad reinante en el clero
I 1,1 ía tenido en la alta Edad Media.

Se han hecho muchas lecturas que intentan ex- secular y regular, la falta de celo apostólico en la Una reforma se hace necesaria ante el estad
plicar el fenómeno de la Reforma. Lecturas confe- mayoría de los obispos, la simoma, la ignorancia de 1 1 rable de la Iglesia ... La Reforma era la respu
sionales del pasado hechas desde la óptica de la po- los clérigos, el despotismo de los papas, etc. Podría
lémica; y lecturas más recientes, ·confesionales o añadirse una larga lista de abusos eclesiásticos.
b) Lectura poUtica y nacionalista
no, elaboradas con el sentido crítico del historiador Lo curioso de esta explicación de tipo moral ra-
leal o del teólogo fiel a la investigación realizada dica en que sus autores -comenzando por el mismo uando Lutero escribe -todavía en 1521-: te
con rigor que intenta penetrar en las verdaderas in- Lutero, que en su tratado llamamiento a la Nobleza ,, ido para el servicio de los ~emanes:>,. Y má
tuiciones de los reformadores. Partimos de un he- d •, «yo no busco mi interés, smo la feliodad
cho constatado en la historiografía de la Reforma y la Alemania», está apuntando a uno de los ce
confirmado por los mejores especialistas del tema: Id problema de la Reforma.
• 1 Para el estudio de l «causas de la reforma.., se pueden
ninguna explicación de las ofrecidas se basta por sf consultar los iguient. trabajo : J. ortz, Historiil de la Re(onna, Hoy ya nadie discute que el apoyo ~e~ibid<
misma para dar razón total del fenómeno de la Re- L Taurus, Madrid l 963, prlncipnlrnent eJ capítulo •De las cau- 1 , e de los príncipes alemanes fue dec1s1vo P'
forma. Habrá que tener en cuenta, por tanto, que a sas de la Reforma•, 1 • I; K. AIJ cnni sen, Iglesia Católica y Con- 11 iunfo de la reforma luterana. Un tal apoyo n
principios de] siglo XVI concurren una serie de cir- fesioneS Cristianas, o. c.. 1 pfLuJ •Las causas de la Reforma», in embargo, escandaloso en un mundo en el_ 9
765-790; E. Léonard, His1oria Gen.eral del Protestantismo, I. Pe-
nínsula, Madrid 1967, n 'In «Introdu 'ón•, 15-37; J. Delumeau, 1 olítica y la religión estaban estrechamente VU1
Naissance el affirmati 11 dr. la R {cmn . PUF, Parls 1968, el capí- ti 1 • Por eso, años más tarde, en aquel ro~~
tulo «Las causa d .1 refon-n •• 2 5-280; R. Garda Villoslada, 11 1to por las polémicas religios~ y polít1c
40 R. García Villoslada, Ralees históricas del luteranismo
R.afces históricas <kl lutuani:smo, o. c., en Ja •Introducción•, 3-
(BAC). Madrid 1969, 45-46. 46. lt liará el principio «cuius regio , e1us rel

86 PARA COMPRENDER EL ECUMEN/SMO


un tandas de diversa índole -históricas, politicas, t 'ristiana de la Nación Alemana (1520) ofrece un pa- (1555) (la distribución de la población según la reli-
1 1 gicas, culturales, ele.-, preparadas desde mu- 11 rama muy sombrío del estado de la Iglesia que es giosidad del príncipe para evitar nuevas querellas)
lt tiempo atrás, que posibilitan que intuiciones y 11 · esario «reformar»- no son exclusivamente auto- como la mejor y la más lógica solución que encuen-
11 gramas religiosos opuestos a Roma sean escu- 1 t' protestantes, sino que pertenecen también a la tran quienes veían con toda normalidad aquel esta-
h d y tomados en serio, lleguen después a for- 1 •I sia católica. Prelados de la Iglesia como Adriano do de cosas.
rn .- munidades «reformadas» con cierta ambi- 1, el cardenal Reginaldo Pole y san Clemente Ma- Lutero con su llamamiento a la Nobleza Cristia-
' dad de pertenencia eclesial, y cristalicen, final. 11, Hofbauer hablaron ya en aquel momento histó- na de la Nación Alemana -obra de un éxito insospe-
m nl , en Iglesias separadas de la gran comunidad 11 de 1a necesidad de reformas urgentes ante la chado- sabe apelar perfectamente al sentimiento
at Jj a 41 • 111anifiesta decadencia de las costumbres de los dé- nacionalista germánico contra las injerencias roma-
m yoría de los historiadores y teólogos que ' i s. Autores tan diversos como Erasmo, Bossuet, nas. El viejo asunto de los Gravamina Nationis Ger-
tado en los últimos decenios esta cuestión 11. Denifle (1904) o J. Maritain (1925) han descrito manicae vuelve a ponerse sobre el tapete con más
n · ntes de que, junto a las demandas ver- l.1 vida del reformador alemán dentro del ambiente éxito que nunca. G. Villoslada dirá:
m nte religiosas de los reformadores, hay neral de un decadente clero sin fuerzas espiritua-
1u t n en cuenta factores no teológicos que favo- para regenerarse. «En las Dietas imperiales, en que Federico m y
r • • ·11 ·l nacimiento de comunidades separadas de Esta lectura, manifiestamente incompleta si se Maximiliano I exigen a los príncipes, a los obispos y a
1 uma. ,1v case como la sola razón para explicar el surgi- las ciudades fuertes contribuciones para las guerras y
r ni ato de la Reforma, cuenta además con un ele- otras empresas, los representantes de los Estados no
r raz nes de claridad, se ofrecen aquí de ma- 111 •nto que no debe olvidarse: la desconfianza cada se cansan do repetir y alargar la lista de gravámenes,
n 1 !J mu quemática algunas de las tesis explica- z mayor, por parte de los fieles, respecto a la Igle- quejándose de las grandes sumas de dinero que la cu-
t I a d ·J C nómeno de la Reforma. ria romana extrae mediante el ius pa/lii, los servitiJJ
HJ como institución. El papado había perdido la
,1uLoridad indiscutible, que gozaba antes del cisma en el nombramiento de los prelados, las dispensas de
d · Avignon, desconfianza que se acrecienta a medi- los preceptos eclesiásticos, y con otras tasas tan one-
(I) Ti · tradicional: rosas, como las annatas, las vacante , los diezmos, los
I a busos de la Iglesia r l I que papas como Urbano VI se asignan poderes
111 manifiestamente están en contra de una sana expolios, las indulgencias, las expectativa : 1am ntan-
u, nt mucho tiempo se tuvo como perfecta- 11 adición deJ ejercicio del primado romano. La ins- se de que el papa, violando el concordat ,
1w11L • v Uda la tesis según la cual las reformas 111 u ión del papado, que casi todos ven más como la colación de los obispados y de los b n fi j m n •
•1 j ri n la Europa del siglo XVI se debieron 1111 «poder» que como un «servicio pastoral», ya no res, para venderlos al mejor postor, gen ralm nt ,
, In. abu o de la Iglesia. Y se ponían como ejem- ¡• 'L en aquel momento del prestigio espiritual que gente que está en Roma a caza de tales preb nda ; <l
,lo , nLr tro , la inmoralidad reinante en el clero l11 ía tenido en la alta Edad Media. que anula sin motivo muchas eleccione hech anó-
· ul r gular, la falta de celo apostólico en la nicamente por los cabildos; de que arruina muchas
Una reforma se hace necesaria ante el estado de- abadías, concediéndolas en encomienda a cardenales
jn,, <r d l s obispos, la simonía, la ignorancia de pl1 rabie de la Iglesia ... La Reforma era Ja respuesta.
lu I ri , el despotismo de los papas, etc. Podría y a otros personajes extraños al monasterio» 42 •
, 1 lii s UJ1a larga lista de abusos eclesiásticos. «¿Fueron, pues, los príncipes quienes favorecie-
o de esta explicación de tipo moral ra- b) Lectura poUtica y nacionalista ron o permitieron la Reforma?», se pregunta el pa-
us autores -comenzando por el mismo uando Lutero escribe -todavía en 1521-: «... he dre Congar. Y su respuesta no deja lugar a dudas.
n su tratado llamamiento a la Nobleza 11.1 ido para el servicio de los alemanes», y más tar- «Desde luego ... los príncipes favorecieron la Refor-
rh·, «yo no busco mi interés, sino la felicidad de to- ma alli donde sus Estados eran demasiado débiles,
•l. Alemania», está apuntando a uno de los centros demasiado fragmentados, demasiado poco protegidos
"Pá eJ tudío de las «causas de la reforma•. se pueden
dt I problema de Ja Reforma. para resistir eficazmente al poder eclesiástico, al aca-
1 11. ult los siguientes trabajos: J. Lortz, Historia de la Reforma. Hoy ya nadie discute que el apoyo recibido por paramiento de los grandes dominios de los prelados y
1'ilurus, Madrid J 963, principalmente el capítulo «De las cau- p.t, de los príncipes alemanes fue decisivo para el a las exigencias de la hacienda pontificia. Es el caso
' , d In R forma•, 15-31 ; K. AJgermissen, Iglesia Católica y Con-
ron ri tianas, o. c., el capítulo -1.as causas de la Reforma•, t1 ,unfo de la reforma luterana. Un tal apoyo no era, de Alemania, y será el de Inglaterra. Francia, más li-
r 5-7 O; E. Léonarcl, Historia General del Protestantismo, l. Pe- · 111 mbargo, escandaloso en un mundo en el que la bre respecto a Roma, mejor defendida contra sus exi-
rn ula, Madrid 1967, en la «Introducción •, 15-37; J . Delumeau, política y la religión estaban estrechamente vincula-
Vai ,mee et affimzarion de la Réfonne. PUF, París J 968, el capf- d, ,-,. Por eso, años más tarde, en aqueJ mundo re-
111 • causas de la reforma-, 255-280; R. García Villo lada,
a~ históricas del Luteranismo, o. c., en la «Introducción~, 3- 11 ·lto por las polémicas religiosas y políticas, se •2 R. García Villoslada. Ra(ces históricas del luteranismo, o. c.,
1• li.111 rá el principio «cuius regio, eius religio» 69.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 87


gencias fiscales por un poder real ya fuerte ... no ten- (Juan Hus), y mucho después en Ginebra (Juan Cal figura de Thomas Müntzer ha presentad
drá los mismos motivos para aceptar la Reforma; en vino) y en los paises escandinavos ( Christian m y_ ,11._. tivo especial a la interpretación marxiana.
Francia, los motivos religiosos y culturales entrarán Gustavo Vasa), para entender con qué profundidad 1 11n al «revolucionario plebeyo,, dispu to a lle
en juego casi en estado puro. Por otra parte, los prín- y con cuánta frecuencia las reformas religiosas en• ,,cid nte una verdadera revolución, quizá la •l
cipes verán frecuentemente en la Reforma un medio contraron en el sentimiento nacionalista uno de L 111 , revolución social importante que ha con e
para asegurarse una prepotencia absoluta; tratarán mejores aliados para llevarse a cabo con toda efica- hir pa», según M. M. Smirin 45 • Su visión ap
de convertirse en duefios no solamente de los bienes cia. l tl • 1 deseo de establecer un reino de lo sanl<
de la Iglesia, sino de la conciencia de sus súbdi- 1111 ·iar un nuevo orden social y religio o en 1 1
tos ... » 0 . , 1 ., pareciera cualquier forma de propiedad p ,
e) Lectura economicista tlu, suprimiesen las clases sociales y ~e d a
Cabría colocar a Geihard Ritter entre los auto- 1·11 príncipes y sacerdotes, arrastró a miles d
res que han dado gran importancia a la antítesis Durante algún tiempo gozó de notable credibili p •,in s pobres que no tenían nada que p rd r,
Roma-Alemania para explicar cómo la reforma dad, en algunos ambientes, nna tesis que podría re- ¡ t su pobreza ~6 • El 15 de junio de 1525, 1 .s
hunde sus raíces en el temperamento religioso y na- montarse hasta K. Marx y F. Engels, y que ha teni- p,, ... de Mtintzer fueron destrozadas por las fu
cional, tan diversos, de ambos pueblos. Y Lucien do sus últimas manifestaciones en las celebracion , ,njuntas del príncipe protestante Felipe de H
Febvre, en un libro clásico entre los estudios erudi- del V centenario del nacimiento de Martín Lutero la del católico Jorge de Sajonia. Müntz
tos sobre el reformador alemán, dirá: (1983) en la, hasta hace poco, República Democrá- 1 1rlurado, torturado y ejecutado. Müntzer: h
tica Alemana. ti, 1 el paso capital de teólogo a «revo]u 1 n
«... Y todo esto es Lutero. Todo esto es también
Alemania, desde Lutero hasta nuestros días. Ahora La lectura que hace el materialismo histórico de p111Cuco» .
bien, en este complejo de hechos, de ideas y de sentl- todo fenómeno humano vendría. a reducir el hecho James Atkinson, un especialista en Lut r ,
mientos, ¿quién hará exactamente la división entre lo religioso a una manifestación más de los desarre- 1 id escribir, tras una visita a Alemania Ori ·1
o
que vino de Alemania a Lutero o, inversamente, de glos económicos, sociales y nacionales. Consecuen- 111 r alizara eo 1965, Jo siguiente:
Lutero a Alemania? 'El luteranismo -se ha dicho- es temente, la Reforma misma era producto de una
una concepción de la vida. Y es en toda la vida alema- forma nueva de economía que estaba imponiéndose «Existe una considerable simpatía hacia la fi
na donde habría que estudiarlo'. Es verdad. Lutero, en el mundo que surge tras el ocaso de la Edad Me- d Thomas Müntzer, y una revalorización d u
uno de los padres del mundo y del espíritu moderno, dia. Esta tesis ha trabajado sobre tres o cuatro te- na como líder socialista. Indudablemente e to
si se quiere. Uno de los padres del mundo germánico mas fundamentales: el Lutero instigador de la re- ce a una inspiración oficial; sin embargo, las i
y del espíritu alemán, sin duda 11 44 • vuelta de los campesinos (1524-1525), la revolución n carecen de fundamento y necesitan un juicio
anabaptista de Thomas Müntzer, y las transforma- doso. Müntzer ha sido juzgado duramente p
En el caso de la reforma. inglesa, es innegable, ciones económicas surgidas en Inglaterra. 1ribunal de la historia, debido al fracaso abismal
igualmente, el peso del sentimiento nacional. Todos Esta tesis privilegia algunos aspectos incuestio- 1a trófico de su rebelión y a la fume crítica a Lu
los pasos de la revuelta inglesa contra Roma se to- nablemente históricos, que parecen, sin embargo, Unicameote es justo señalar que Müntzer era un
man políticamente, todos están apoyados por actas para la mayoría de los especialistas de importancia 1 go por derecho propio, un hombre -eon una no
del parlamento, desde el desafortunado asunto del menor. Así, por ejemplo, el hecho de que Martín • eriencia mística, un dirigente nato y un soci
divorcio de Enrique VIlI hasta el estatuto definitivo Lutero fuese «hijo del pueblo», de las clases humil- n una visión poco común. Los comunistas h
de una «Iglesia de Inglaterra» bajo Isabel I con su des, poseído de un lenguaje popular capaz de arras- una selección en su interpretación de Müntzer.
propia constitución, no exactamente protestante, y trar las masas oprimidas contra sus opresores, es 1ros estamos dispuestos a juzgarle de nuevo• 0 •
con una organización nacional y autónoma en la razón suficiente para que Karl Kautski considere a
que los sentimientos de pertenencia nacional se de perspectivas más amplias, autores c
Lutero y a su reforma bajo la perspectiva del líder 11 1 A. Martf y Corrado Barbagallo han reco
unen a los de una religiosidad enraizada en la mis- demagogo, más que bajo la razón del hombre arre-
ma historia del cristianismo inglés. batado por una fuerza estrictamente religiosa. El
Cabría hacer, finalmente, unas referencias a las hecho de que el mismo reformador arengue a los
reformas llevadas a cabo con éxito en Hungría campesinos a una revolución contra los señores en
realidad dura muy poco, ya que, ante los desmanes . Bensing, Th.omas Manzer, en vísperas de la guerra
cometidos, escribe a continuación un terrible pan- ,,,,1, ·nos, en Introducción a la Historia Social de liJ. &/i
il Y. Congar, Cristianos desU11.idos, o. c., 41-42. fleto Contra las asesinas y ladronas bandas de cam- l I u I Castellote Editor, Madrid 1976, 77-90.
.. L. Febvre, Martín Lutero. Un destino. FCE, México 1966, pesinos, llamando a l príncipes a reprimirlos sin "' T. Alkinson, Lutero y el nacimiento del protestantismo. A
273. piedad. l'dltorial, Madrid 1968, 397.

88 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


Juan Hus), y mucho después en Ginebra (Juan Cal- La figura de Thomas Müntzer ha presentado un do la incapacidad radical de la Iglesia católica en el
·no) y en los países escandinavos (Christian ill y tractivo especial a la interpretación marxiana. En- siglo XVI para hacer frente a la naciente economía
ustavo Vasa), para entender con qué profundidad arna al «revolucionario plebeyo» dispuesto a llevar urbana, burguesa y capitalista. Ligada fuertemente
n cuánta frecuencia las reformas religiosas en- delante una verdadera revolución, quizá la «pri- a las estructuras rurales del medievo, Roma se opo-
ntraron en el sentimiento nacionalista uno de los mera revolución social importante que ha conocido ne a la Reforma «no principalmente en un trabajo
m j res aliados para llevarse a cabo con toda efica- uropa», según M. M. Sm.irin •5 • Su visión apocalíp- de reconquista católica de la sociedad», sino en el
i· . Lica, el deseo de establecer un reino de los santos e esfuerzo común con ciertos príncipes y grupos so-
iniciar un nuevo orden social y religioso en el que ciales muy interesados «para una restauración del
d apareciera cualquier forma de propiedad priva- orden social antiguo». La Reforma representa para
) Lectura economicista da, se suprimiesen las clases sociales y se decapita- Barbagallo «el progreso económico y social», que
. n príncipes y sacerdotes, arrastró a miles de cam- fundamenta más tarde las revueltas de los Países
urante algún tiempo gozó de notable creclibili- pe inos pobres que no tenían nada que perder, ex- Bajos, las «guerras de religión» en Francia, las su-
1d n algunos ambientes, una tesis que podría re- pto su pobreza 46 • El 15 de junio de 1525, lastro- blevaciones de Escocia y de Inglaterra en tiempos
, e hasta K Marx y F. Engels, y que ha teni- de Müntzer fueron destrozadas por las fuerzas de los Estuardos. O. Marti dirá:
úJtimas manifestaciones en las celebraciones njuntas del príncipe protestante Felipe de Hesse
ti I V ntenario del nacimiento de Martín Lutero las del católico Jorge de Sajonia. Müntzer fue •Las rafees de la reforma (inglesa) se hunden pro-
) n la, hasta hace poco, República Democrá- pturado, torturado y ejecutado. Müntzer había fundamente hasta un subsuelo constituido por cues-
Al mana. do el paso capital de teólogo a «revolucionario tiones de dinero y de fundamentales transformacio-
lítico». nes económicas a punto de producirse en aquel mo-
·1 l tura que hace el materialismo histórico de
mento. Solamente a la luz que aportan tales hechos
•n meno humano vendría a reducir el hecho James Atk:inson, un especialista en Lutero, ha puede comprenderse claramente la Reforma en Ingla-
u.na manifestación más de los desarre- p dido escribir, tras una visita a Alemania Oriental Lerra• ••.
1 1,s n micos, sociales y nacionales. Consecuen- que realizara en 1965, lo siguiente:
1 •in •nt , la Reforma misma era producto de una Un texto del citado Barbagallo e mue tra con
f nm nu va de economía que estaba imponiéndose «Existe una considerable simpatía hacia la figura frecuencia como representativo de esta te i :
•n •1 mundo que surge tras el ocaso de la Edad Me- de Thomas Müntzer, y una revalorización de u per- «La Reforma se considera en g neral m un
1&·1. st t i ha trabajado sobre tres o cuatro te- ona como lider socialista. Indudablemente esto obe- proceso de conversión religiosa de una parte d - Ur
11111s und mentales: el Lutero instigador de la re- dece a una inspiración oficial; sin embargo, las ideas pa ... No he llegado a comprender, in embarg ,
11 •Ita l campesinos (1524-1525), la revolución no carecen de fundamento y necesitan un juicio cui- se puede pensar que multitude , n un pa
,rn,,l'npti ta d Thomas Müntzer, y las transfonna- dadoso. Müntzer ha sido juzgado duramente por el otros, hayan sido capaces de interes en las utili-
1011 • • nóm.i as surgidas en Inglaterra. Lribunal de la historia, debido al fracaso abismal y ca- dades teológicas de un Lutero, de un Zwinglio, d · un
t i privilegia algunos aspectos incuestio- tastrófico de su rebelión y a la firme crítica a Lutero. Melanchton o de un Oecolampadio, que a dura p -
n t históricos, que parecen, sin embargo, Unicamente es justo señalar que Müntzer era un teó- nas entienden los profesionales de la teología. .. Por
m rfa de los especialistas de importancia logo por derecho propio, un hombre con una notable tanto, considero la Reforma, no como un fenómeno
m •n r. í, por ejemplo, el hecho de que M ~ experiencia mística, un dirigente nato y un socialista sustancialmente teológico, sino como expresión, as~
1 u1 ·r íu · «hijo del pueblo», de las clases humil- con una visión poco común. Los comunistas hacen pecto, disfraz religioso de la crisis que cada país de
d ·., pos d de un lenguaje popular capaz de arras- una selección en su interpretación de Müntzer. Noso- Europa atraviesa durante la segunda mitad del siglo
11 a I m as oprimidas contra sus opresores, tros estamos dispuestos a juzgarle de nuevo» 47 • XVI, y como síntoma de un malestar universal» 49 •
1 ,z II ufi i nt para que K.ail Kautslci considere a
Desde perspectivas más amplias, autores como
Lu1 •1 a u r forma bajo la perspectiva del lfd t> A. Martí y Corrado Barbagallo han reconoci- d) Lectura religiosa y teológica
, más que bajo la razón del hombre arre-
1 1l d p r una fuerza estrictamente religiosa. El Desde hace varios decenios se multiplican las in-
l1 • h d que el mismo reformador arengue a 1 vestigaciones sobre Lutero, Calvino y otros refor-
amp . in s a una revolución contra los señores en ., J. De!WJleau, Naissance et affinnation de la Ré{onne, o. c.,
/1()
1 nlid d dura muy poco, ya que, ante los desman
.. M. Bensing, Thomas Münzer. en vísperas de la guerra de los
m Lid , e cribe a continuación un terrible pan f/lpesinos, en Introducción a la Historia Social de la Refonna. •• J. Delumeau, Naissance et aflinnation de la Ré(omte, o. c.,
íl t ntra las asesinas y ladronas bandas de cam- 11 •ueJ CastelJote Editor, Madrid 1976, 77-90. 258.
llamando a los príncipes a reprimirlos s · 0 J. Atkinson, Lutero y el nacimiento del protestantismo. Alian- 49 J. Delumeau, Naissance et affirmation de la Rlfonne, o. c.,

liditorial, Madrid 1968, 397. 258.

PARA COMPRE.NDER EL ECUMENJSMO 89


madores, llevadas con mucho rigor científico y sin tensión pecado-gracía: hay que creer ilimitadam
concesiones ideológicas o confesionales, que han te, desconfiando de uno mismo para estar lleno
acabado por imponer la tesis de que la Reforma es confianza en Jesucristo, Juan Calvino a.c ude a
antes que nada un fenómeno religioso. Cualquier tensión dialéctica más radical, creador-criatura.
consideración que margine o descuide como cen- problema no está solamente en el orden de la sot
tral este hecho deja sin explicación coherente el riología, sino en el de la creación. Por eso su afir.
problema de las causas de la grave escisión ecle- mación de la total soberanía de Dios resuena en su
siástica de la .Europa del siglo XVI. Esta tesis no es «Solí Deo gloria!» con mayor grandeza que en el
excluyente, sin embargo, de muchas de las aporta- mismo Lutero.
ciones que se han recordado en las anteriores lectu-
ras explicativas. También los otros reformadores están imbuid
del celo de Dios: F. Melanchton, M. Bucero, J.
El padre Congar escribía en 1937: Knox, G. Farel, Oecolampadius, Th. Cranmer no
son hombres políticos, ni están dirigidos por un
«Está perfectamente claro que la Reforma fue, en afán perverso de destrucción de la glesia.
unas concüciones concretas ... , un movimiento esen-
cialmente religioso, una tentativa de renovar la vida «Aquellos que piensan poder explicar la Reforma
religiosa retrotrayéndola a sus orígenes ... Lutero y los por el afán que se habria apoderado su.cesivamente
que a él se unen son sin duda, en su intención prime- de los diferentes reformadores de tomar esposa y lle-
ra, almas que buscan a Dios ... De lo que se trata, al var vida alegre, son los mismos que explican la revo-
principio, es de descubrir, más allá de los conceptos, lución rusa por el hecho de que Lenin pudiera atrave-
el misterio inviolable; más allá de la literatura edifi- sar Alemania en un vagón precintado: no han leído
cante, un evangelio vivo, bebido en su misma fuente; nunca un texto origina], o no han tratado de com-
más allá de ]as prácticas devotas, a veces desfigura- prenderlo» 51 •
das por la puja y la farsa Oas indulgencias), una reli-
gión sencilla, pura, viril, desnuda; más allá de los sa- Esta visión estrictamente religiosa había tenido
cerdotes de cualquier hábito y de los prelados de ya precursores en los trabajos de Karl Holl, afir-
cualquier título, un solo a solo con Dios en el secreto mando que solamente la religión puede explicar a
de la conciencia ... » 50• Lutero, y de Luden Fevbre quien llegará a plasmar
en una afortunada fórmula nuestra cuestión: «A re-
Joseph Lortz es, sin embargo, el autor que de volución religiosa, es necesario buscar causas reli-
manera definitiva ha dejado sentada la tesis de que giosas».
Lutero es esencialmente un homo rel.igiosus, en una
linea diametralmente opuesta a los estudios de H. Una tentativa original dentro de esta misma in-
Denille y H. Grisar. Su libro Historia ck la. .Reforma terpretación religiosa es la del protestante francés
-un clásico de la literatura católica sobre Lutero- .Emile G. Léonar<l. Este autor rechaza como insufi-
mantiene la tesis de que Lutero debe analizarse cientes para explicar las causas de la reforma, tanto
desde perspectivas religiosas, aunque el mismo au- las razones morales, como las políticas y economi-
tor ha te.n ido en cuenta las rafees remotas que en cistas. Léonard cr e ver en la Reforma, no una ne-
Alemania van preparando el campo que propiciará gación de la piritualidad católica medieval, sino
en un momento dado que alguien lleve a cabo una su corona.mi nto. Piensa que
revolución religiosa. Ese hombre fue Martín Lute- . Mantenimiento de las divisiones
ro, un hombre esencialmente religioso. Prescindir «la Iglesia cal li a, mu ho más democrática de lo
de este dato es vaciar a Lutero y, consecuentemen- que generalm nt r , había dejado siempre, en Hemos recordado en páginas anteriore
te, a su misma obra. materia d pied d, u a j rta üb rtad a las iniciativas de diversa índole que posibilitaron la .
de los fiel » 51 • , lesiales. Factores teológicos Y no-teo_lógi
La Reforma no es sólo Lutero. Si él insiste en la
Lribuyeron a que se perdiera la codmdócli .
glesias y que, finalmente, el esta o e Vl
51Y. Coagar, risria111,, d ,umd s, o. c., 46-47.
50 Y. Congar, Cristianos desunidos, o. c., 47-48. n E. Léonard, Hl rn/11 dti l't t f/anll m . PUF, París 1963, 8.
mara categoda de norma.

90 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


n pecado-gracia: hay que creer ilimitadamen- Mientras la Iglesia pudo responder a las necesi- La división tiene una larga y triste historia. In-
onfiando de uno mismo para estar lleno de <l des espirituales de sus hijos a través del sacerdo- mediatamente después de las rupturas, las comuni-
nza en Jesucristo, Juan Calvino acude a una i ministerial, las cosas marcharon. Pero tras un dades cristianas emplearon sus particulares modos
ten i o dialéctica más radical, creador-criatura. El largo paréntesis de pérdida de credibilidad y de de- de excomunión. El anatema vino a sustituir al per-
l ma no está solamente en el orden de la sot l 'tforo del papel del sacerdote en la vida espiritual dón, el aislamiento mutuo reemplaza al encuentro,
1 iol f , ino en el de la creación. Por eso su afir. 1 1 creyente, éstos ouscan en las devociones perso- y la polémica se impone sobre los tímidos intentos
m, i n d la total soberanía de Dios resuena en su n les y familiares la relación con Dios. Nace asf de diálogo.
li gloria!» con mayor grandeza que en el 11na piedad individualista, autónoma y en buena
mi. m Lutero. En este apartado interesa conocer los factores
111edida independiente del clero. que han contribuido a que este estado de cosas per-
umbj n los otros reformadores están imbuido No es de extrañar que, en tal situación, hombres dure a través de los siglos y se cierren todavía más
1 d Dios: F. Melanchton, M. Bucero, J. inquietos deseen eliminar las devo iones y prácti- las posibilidades del encuentro fraterno. Tres facto-
, . Farel, Oecolampadius, Th. Cranmer no t de piedad populares porque significan, para res merecen especial atención por la profunda hue-
011 h robre políticos, ni están dirigidos por un 11 , obstáculos para el verdadero contacto directo lla que han dejado en la vida de las Iglesias:
il.1n rv rso de destrucción de la Iglesia. nn Dios. Este contacto lo redescubren en la misma - El primero hace referencia a las luchas dialéc-
Biblia como palabra de Dios, y en un contexto en el ticas que siguieron a las rupturas y que se concre-
111 el «sacerdocio de los fieles» va a sustituir al sa- tan en el género literario llamado polémica.
1 ·rdocio de los clérigos.
- El segundo constituye una actitud vital, resul-
Deseo vivo de Dios, deseo de experimentar la tado, en parte, de la polémica. Es el desconocimien-
alvación. He ahí algunas de las necesidades espiri- to mutuo, la indiferencia sentida entre las Iglesias,
1uul que se dejan sentir en grandes sectores del que desemboca finalmente en la costumbre de vivir
, i tianismo a principios del siglo XVI. separados.
Para Léonard, las respuestas a esas necesidades - El tercer factor es propio del oc id nt ti n ·
t~I vi j n e trictamente religiosa había tenido
1-. irituales llegan por parte del humanismo -Eras- mucho que ver con la obra misionera. uand la.
"' presentará su idea como una «filosofía de Cris- Iglesias de Europa predican el evang lio n la 11. -
1r ur r s en los trabajos de Karl Holl, afir- to y su contenido será ofrecer una sabiduría-, pero
,., nd u oJamente la religión puede explicar a madas «tierras de misión», en realidad tán lran -
1,1mbién por parte de unas reformas dogmáticas y plantando sus propias divisione . L comunid d
d Lucien Fevbre quien llegará a plasmar ¡ ¡,,cistas. Las reformas dogmáticas van a significar
n II na rtunada fórmula nuestra cuestión: «A re- eclesiales del Tercer Mundo nacen ya divididas, d
, 1 oronamiento de toda una línea espiritual y teo- bido al «trasplante» de las mismas divisiones d oc-
olu I n r ligio a, es necesario buscar causas reli- ln i a, iniciada siglos antes, pero que la Iglesia de cidente. Es la manera eclesiástica de manifestarse
1 ma no pudo concluir. A esa obra estaban llama- el fenómeno del eurocentrismo.
11a t ot tiva original dentro de esta misma in• 1 lo los reformadores.

·rpr I i n religiosa es la del protestante francés Dicen que Guillermo Farel, el reformador de Gi-
rnil onard. Este autor rechaza como insufi- ra, reprochaba al sacerdote católico «no su ma-
1 ·nt ·~ para xplicar las causas de la reforma, tanto
11 3.1. La polémica
l I vida, sino su mala creencia». Desde esta perspec-
n morales, como las políticas y economi- 1, , a la vez teológica y espiritual, es como debe Los modos de relación entre ortodoxos, católi-
nard cree ver en la Reforma, no una ne- .,f r ntarse el problema de las causas de la Reforma. cos y protestantes han adoptado a lo largo de la his-
la espiritualidad católica medieval, sino toria -desde el punto de vista teológico- diferentes
miento. Piensa que géneros literarios. Interesa aquí el análisis del lla-
mado género de la «controversia polémica», porque
"la Jgl ia católica, mucho más democrática de lo \. Mantenimiento de las divisiones es el que mejor explica las razones de la larga dura-
qu g n ralrneate se cree, había dejado siempre, en
materia de piedad, una derta libertad a Jas iniciativas J emos recordado en páginas anteriores las raí- ción de enfrentamientos entre Iglesias.
· lo fieles» ». '• de diversa índole que posibilitaron las rupturas La controversia polémica es la lucha dialéctica
, , 1 iales. Factores teológicos y no-teológicos con- entre teólogos -no siempre de primera fila- y jerar-
11 rl u eron a que se perdiera la comunión entre las quías que intentan desacreditar y vencer al adversa-
" Y. ongar, Cristianos desunidos, o. c., 46-47. 11 1· ias y que, finalmente, el estado de división to- rio dentro de un contexto «religioso». La polém.ica
n •. Léonard, Histoire du ProtestanJisme. PUF, Paiis 1963, 8. 111 , r categoría de norma. está presente tanto en las controversias entre bizan-

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 91


tinos y latinos, como entre católicos y protestan- por es rit r cristianos antiguos y por los mism
tes sl. padres de la Iglesia en su lucha contra las grand
Los elementos esenciales de la controversia po- herejías. San lreneo con su Adversus haereses (l 80.
lémica pueden describirse del modo siguiente: 186) podrfa ser uno de los precursores de una lar
serie de escritos que tendrán una triste continua-
- Existe un solo objetivo: salir victorioso de la ción en la polémicas entre orientales y católicos.
contienda. Interesa refutar, desacreditar al enemi- - Por parte de los bizantinos cabría mencionar, a
go. No importa comprender sus razones. Se recurre tftuJo de ejemplo, el Tratado contra los francos, obra
a la vida privada, a los ataques personales, se em- atribuida a Focio y que consiste en una larga lista
plea con frecuencia el argumento «ad hominem».
de reproches y acusaciones contra los modos de
- Se prescinde de las visiones generales, de las pensar y de creer, de vivir y de celebrar la liturgia
perspectivas de conjunto. Se oponen argumentos a que tienen los católicos. Transcribimos algunos de
argumentos y se contrastan los textos y las «autori- aquellos reproches del Tratado porque dan una idea
dades», pero desvincuJándolos de los restantes. Por del tipo de confrontación que existió durante siglos:
eso aparecen solamente visi.o nes parciales del pro- • Han introducido el Filioque en el credo.
blema de fondo. • Usan pan ácimo.
- Se confeccionan grandes listas o relaciones de • No ayunan durante toda la cuaresma y, ade-
errores, verdaderos o supuestos, sin ningún sentido más, el jueves santo comen huevos, queso y leche, y
crítico. Así, junto a puntos esenciales del debate permiten a sus niños la leche y los huevos durante
teológico, se ponen detalles de muy secundaria rele- todos los domingos de cuaresma.
vancia. • o exponen las imágenes de los antes, a no
- Hay u.na constante y rutinaria monotonía por- ser la imagen de la crucifixión, pero ésta en sí no es
para ellos una imagen pintada, sino esculpida. imeón de Tesalónica en su Tra_tado rn,,t,
que los argumentos se repiten, se copian y se pasan
de unos autores a otros. Las posiciones adversas no • A la madre de nuestro Señor Jesucristo no la I, rejías achaca a los latinos el pra t1 . ~r r lo
son tomadas nunca desde nuevos planteamientos. llaman Madre de Dios, sino sólo santa María. 11 s y el abstenerse de algunas pre np · irnu •
No hay originalidad. Por ello un argumento que pu- • En el santuario penetra. quien quiere, incluso
do tener su «nervio» en un momento dado, repetido durante Ja celebración de la misa, cualquiera que « ••. No guardan la doctrina de lo ap -.101<-•
y en otro contexto, pierde toda su fuerza. Aparece
sea su sexo, su dignidad y su edad. Las mismas mu- que toca a los días de ayuno; afeita I , bar h
jeres, cuando quieren, se sientan en el sillón des- tarse el pelo; no tener ya como válida l~ ni 111
así una teología rígida, preocupada más en refutar tinado a los obISpos. O sea que no saben distinguir
que en exponer, que produce finalmente una muti- administrada por un sacerdote; modifi ar 11 1
entre cosas santas y cosas profanas. tradicional de las imágenes; multiplicar l. Jn• 1
lación evidente en la explicación del misterio cris- • Comen carnes ahumadas, sangre de osos, pe-
tiano. Ja vida monástica; no conservar las orden {1
rros de los ríos, lobos y otros animales inmundos y las leyes apostólicas; también ~ reemplaz I I•'
abominables. posición de manos por una unción; no hun d
a) La polémica entre orientales • Sus sacerdotes y obispos llevan vestiduras q_ue extremaunción a los moribundos; h~ P dh.h
y occidental.es no son de lana, sino de seda, con numerosos colo- papas y a los obispos la dispensa de c1 rta P
res; llevan anillos y guantes ...
ciones, es decir, comer carne en cuar .mu
El distanciamiento y el progresivo deterioro en- • Estos mismos sacerdotes hacen cada día puri- concubinas; emplear para la santa eucarul r 1 1
tre las cristiandades de Bizancio y Roma se han re- fi caciones y aspersiones para alejar a los que te- redondas en Jugar de hostias cuadrada , "
cordado ya en otro lugar. Cuando el cisma fue un men, sirviéndose así de ritos judíos. bargo el cuadrado es la forma perfecta); n un
hecho, teólogos y obispos de una y otra tradición • Desde el miércoles que precede a la primera bra, violan todas las costumbres de la antí 11
acudieron a un género que había sido ya empleado semana de cuaresma hasta pascua no cantan el
«Aleluya». sía» 5-5 _
• Los que son ord nadas diáconos, sacerdotes y
5J Para una visión del tema, puede consultarse Y. Congar, El
obispos dejan a su mujer, y en todas las regiones sa Citado en M. J. Le Guillou, Missión y Unidad, /.AJ
encuentro de las Confesiones cristianas en el pasado y en nuestros que les están sometid han ordenado que sus sa- ,1 /a Comunión. Estela, Barcelona 1963, 288-290.
días, en Cristianos en ditilogo, o. c., 181-203. Respecto a la KCon- cerdotes abandon n u posa. Pero éstos no sólo " M. J. Le Guillou, Misión y Unidad, o. c., 290.
troversia polémica », 182-184. no han aceptado, que incluso si su primera

92 PARA COMPREN DER EL ECUMENJSMO


rit res cristianos antiguos y por los mism ,nujer muere, toman una segunda y ciertos una ter- Este tipo de controversia contra los latinos se in-
d la Iglesia en su lucha contra las grand ·ra. Y continúan consagrando impune y libremen- crementó después del fracaso del concilio de Flo-
. an Ireneo con su Ad.versus haereses ( 180- 1 • rencia, sobre todo en los siglos XVI y XVIl y dejaría
. P dría s~r uno de los precursores de una larga • Dicen que no se puede alabar a Dios en otras una huella indeleble en la sensibilidad de los orto-
·n · d cntos que tendrán una triste conti.nua- 1 ·nguas que no sean las tres siguientes: la hebrea, la doxos de rito bizantino contra todo lo que significa
n la polémicas entre orientales y católicos. 1 riega y la latina. catolicismo romano.
Por parte de los bizantinos cabría mencionar a • Sus sacerdotes celebran la misa en un solo y - Por parte católica, igualmente, existió un tipo
ll~I? obra
jempl?, el Tratado contra los francos, mi mo templo tres y cuatro veces, o también en
,tro lugar, no diferenciando las cosas profanas de de polémica que ha fomentado la desconfianza res-
1Lr I u td a Foc10 y que consiste en una larga lista pecto a todo lo oriental. Las listas de errores, verda-
l ' r pr b y acusaciones contra los modos de l,i agradas.
deros o supuestos, y de insinuaciones han creado,
d creer, de vivir y de celebrar la liturgia • Durante la cuaresma, los diversos pueblos no en grandes áreas de la Igle ia calólica, la confusión
n lo católicos. Transcribimos alguno de 1 unan del mismo modo: Polonia ayuna durante
y han predispuesto la sensibilidad latina en contra
11111 :11 proches del Tratado porque dan una idea 11u ve semanas, las otras regiones más o menos
, ual, los italianos seis. del mundo de la ortodoxia.
lt I l 1p d confrontación que existió durante siglos:
• lfon introducido el Filioque en el credo. • Además, cuando sus sacerdotes celebran la El padre Le Guillou cita, por ejemplo, una larga
L n pan ácimo. mi a. al recitar el santo evangelio o cuando tiene lista de errores griegos que tuvo enorme difu i n,
111 ar la consagración de los santos misterios, la obra de Caucus, obispo de Corfú. He aquí I una
1o • • yunan durante toda la cuaresma y, ade- mayor parte de los asistentes laicos se sientan im- de las graves acusaciones:
' "' , ,·l JU v a~~o comen huevos, queso y leche, y púdicamente, según les apetece, y hablan entre
i · 111111 ·n u runos la leche y los huevos durante • Rebautizan a todos los latino um na
·11 s. su comunión.
• ln I d mingos de cuaresma.
• Los obispos no consagran a sacerdotes u otros • Difieren el bautismo d Jo
• Nu ponen las imágenes de los santos a no .,bi pos en cualquier momento, sino cuatro veces al
, l 1 1ma n d~ la cruc.ifudón, pero ésta en sÍ no es tres, cuatro, cinco, seis, diez y di i h unoi-...
.11 y en días fijos ... S4.
11 , ·IJo. un imagen pintada, sino esculpida. • De los siete sacramenlos d la lgJ iu, n 1 • i
In madr de nuestro Señor Jesucristo no la i.meón de Tesalónica en su Tratado contra las ben ni la confirmación ni la ex:tr mauu i n.
1111.111 M dr de Dios, sino sólo santa María. /1 rej(as achaca a los latinos el practicar ritos extra- • Niegan el purgatorio, a pe ar d , na
• Fn ·1 antuario penetra quien quiere, incluso y el abstenerse de algunas prescripciones: Dios por los muertos.
11 Linl • la I b:a,c_ión de la misa, cualquiera que • No reconocen de ningún modo la aut ridad
' 11 • , u digrudad y su edad. Las mismas mu- «.•. No guardan la doctrina de los apóstoles en lo papal.
"· u< nd . ~uieren, se sientan en el sillón des- que toca a los dias de ayuno; afeitarse la barba; cor- • Niegan que la Iglesia romana sea la verdadera
1ud , 1 b1 p . . O sea que no saben distinguir tarse el pelo; no tener ya como válida la confirmación Iglesia católica, y que sea la cabeza de todas las de-
nta y co as profanas. administrada por un sacerdote; modificar la forma más .Iglesias. Incluso prefieren su Iglesia a la Iglesia
arn ahumadas, sangre de osos, pe- tradicional de las imágenes; multiplicar Jas formas de latina, y en el día del jueves santo excomulgan al
. lobos y otros animales inmundos y la vicia monástica; no conservar las ordenaciones de papa y a todos los obispos latinos como herejes y
las leyes apostólicas; también han reemplazado la im- cismáticos.
posición de manos por una unción; no han dado la • Nie_gan que el Espíritu Santo proceda del Pa-
extremaunción a los moribundos; han pedido a los dre y del Hijo.
papas y a los obispos la dispensa de ciertas prohibi- • Rehúsan adorar el Santísimo Sacramento en
ciones, es decir, comer carne en cuaresma y tener la misa celebrada por sacerdotes latinos que consa-
concubinas; emplear para la santa eucaristía hostias gran con pan sin levadura, según la antigua cos-
redondas en Jugar de hostias cuadrada (y, sin em- tumbre de la Iglesia romana confirmada por el con-
bargo, el cuadrado es la forma perfecta); en una pala- cilio de Florencia. Limpian incluso los altares don-
bra, violan todas las costumbres de la antigua Igle- de los latinos han celebrado y se niegan rotunda-
ia» 55 • mente a que los sacerdotes latinos celebren en sus
• CI1;J son orden~dos diáconos, sacerdotes y altares, porque ellos pretenden que el sacrificio se
. P s d Jan a su muJer, y en todas las regiones debe hacer con pan fermentado .
· J, tán sometidas han ordenado que sus sa- s. Citado en M . J. Le Guillou, Missión y Unidad, lAs exigencias • Aseguran q_ue es necesario dar a los niños la
rl t abandonen a su esposa. Pero éstos no sólo ,/ lo Comunión. Estela, Barcelona 1963, 288-290. comunión bajo las dos especies, incluso antes de
han ceptado, sino que incluso si su primera SJ M. J . Le Guillou, Misión y Unidad, o. c., 290. que sepan discernir entre este divino manjar y otro

PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO 93


ualquiera; porque esto es de derecho divino. Por todavía se palpan hoy en algunos sectores de la or- • Por parte de los católicos hubo a 1cl . ~
esto i::lan la comunión a los nifios inmediatamente todoxia respecto a todo lo católico- y de desconoci- mistas que ayudaro~ a mantener la prev u 1
después del bautismo y consideran herejes a los la- miento que tienen los católicos respecto al mundo ·ualquier indicio de la Reforma. E t' g ·111
tinos que manti.e nen una posición opuesta. p rdurado durante siglos y sus efecto t d IV
cristiano de oriente. vi ibles en muchos católicos. Podrían
• Mantienen que es de obligación divina a los tros, los siguientes polemistas:
laicos .c omul.gar bajo las dos especies, y consideran
herejes a los 1a:tinos que cr en. lo contrario. b) LA polémica entre católicos • Johannes Eck. Disputó con el mismo
• Creen que la hostia consagrada en jueves san- y protestantes ' n L~ipzig (1519) y ~e durante toda . JJ.,
to es mucho más eficaz que las que se consagran en mudable adversano. Presentó un hsl,
los días normales. Las controversias entre los cristianos que habían rrores luteranos para la dieta d Aur•
• Niegan que el sacramento del matrimonio sea permanecido fieles a la Iglesia de Roma y los que 1530).
un vínculo que no se pueda romper. Por ello acusan creyeron en con.ciencia seguir las intuiciones reli-
de error a la Iglesia romana, la cual enseña que no giosas de los reformadores del siglo XVI mantienen • Jobannes Cochlaeus, «pedagogo, fil lu •1
se puede romper un matrimonio en caso de adulte- las mismas coordenadas que definieron los enfren- anista, pero por desgracia no fu l l ) •11
rio, y que no está permitido a nadie volverse a casar tamientos entre oriental.es y occidentales. Un espe- tor principal de la imagen que du1 nh' I'
en estas circunstandas. Pero los griegos enseñan lo cialista como J. Lortz ha resumido en una página tenido el catolidsmo de la figura del 1 ·1111 1

contrario y lo practican cotidianamente. de su Historia de la Reforma. 57 algunos de los aspec- lemán. Su obra Cammentarii de a tis ,•t \
tos que definieron la polémica entre católicos y pro- artini Lutheri (1549) presenta una im ip ·11 1
• Dicen que es necesario abrogar el canon de la a de Lutero copiada luego por casi todo lo•,.
misa latina. testantes: l) negación de cualquier nexo de unión que han escrito sobre el refonn d >1 •
• iegan que el subdiaconado sea hoy un orden entre las confesiones implicadas en la polémica; 2)
sagrado. negación de todo aspecto positivo que pudiera exis- • Thomas Murner, franciscan d • E!-it 1 .,
• De todos los concilio generales que han sido tir en la 11otra Iglesia»; 3) negación de la propia res- ribe ya en 1521 una parodia titulad FI ·1,1
celebrados en el seno de la Iglesia católica, por los ponsabilidad en el inicio de los conflictos. Con es- luterano, muy celebrada en.Alemania. Pm ., •
papas en diferentes épocas, no reconocen más que tas premisas, difícilmente cabía un entendimiento r P.resenta el Qrototipo de lo que pu d • d 11111
hasta el séptimo concilio general, el segundo de i- fraterno. la «guerra de los panfletos». Se trata clt
cea, que se convocó contra los iconoclastas. Los itar al adversario . con todo tipo de 1g1111
griegos no reconocen en modo alguno los restantes, v ngan o no vengan a cuento.
y no quieren someter e a sus decisiones. • Alfonso de Castro en su Advel". us am ,w ,
• Dan la comunión a los laicos, enfermos o no, \ (1534) hace una descripción de t dus la
aunque no hayan confesado sus pecados a un sacer- «•• .Fui a enterarme acerca de Lutero, a cuyos textos he j surgjdas a lo largo de la historia d · la 1
dote con anterioridad, porque están persuadidos de acudido de una u otra manera casi cada mes. Me consta La de Lutero es ~resentada con una _e lcn,it'
que la confesión es arbitraria y que la .fe es la única que, por desgracia, aún hoy, Lutero tiene mala fama entre itada, aventajando con mucho a toda las
y verdadera preparación para recibir la eucaristía.
los cat6licos, excepto, qwzás, en Alemania. Hay en él • Roberto Belarmino, aunque con un ,..
• Condenan como herejes a los latinos porque cosas que justifican esta mala fama. Pero con una actitud
comen carne estofada y otros manjares que están _ abierto, publica sus Disput0;tiones d .°"
semejante frente a él no se hace justicia a su intención 5ji_s christianae ful.ei ad.versus hwus temp m J
condenados en el Antiguo Testamento.
fundamental ni a su pensamiento religioso. Por último, os, en las que analiza detenidamenl . 1
• Creen también que quien ha sido ordenado jamás podremos hacer, por nuestra parte, algo real.mente miento de los reformad?res. A tita}<? de -}~m¡
puede volver al estado laico ... 56 • serio hacia eJ protestantismo sin antes haber hecho el l r cordar gue Belanruno contabiliza l . 00
Es verdad que no todos los escritores, ni griegos esfuerzo de comprender verdaderamente a Lutero y a iones en la traducción de la Biblia h ha 1
ni latinos, entraron en estas simplificaciones tan hacerle justicia históricamente, en vez de condenarlo L ·ro.
acríticas en sus disputas teológicas. Pero sin duda simplemente. Estoy dispuesto a dar gozosamente mi vida • J. de Maistre con sus Ré{lexions sur /1•
este tipo de literatura influyó de manera determi- por esta convicción,.. tantisme (1789) y Jaime Balmes con su u,
nante, no sólo entre las clases populares, sino tam- Yves Congar r • tantismo comparado con el catolicism ·11
bién en buena parte del clero de ambas Iglesias. Se lo iones con la civilización europea. (1842-18
abrlan asf profundos abismos de desconfianza -que ·j mplos de cómo la polémjca puede ll v 1
in luso aspectos que con toda evidencia p
l ncederse a los adversarios por un enticfo

!16 M. J. Le Guillou, Misi611 y Unidad,, o. c., 293-294. S1 J. Lortz, Historia d In. Reforma, ll, o. c., 192. tn de la justicia.

94 PARA COMPRENDER EL BCUMENISMO


e dav a e palpan hoy en algunos sectores de la or• • Por parte de los católicos hubo agudos pole- • Por parte protestante hub , i 1ulm•n1 ~, n-
~ x.ia r pe_cto a t do lo católico- y de desconoci- n istas que a)'l..ldaron_ a ma:nten.e r la prevención ante des polemistas que alim ntar n la ani dv r i n
1 nto que tJenen los católicos respecto al mundo ualquier indicio de la Reforma. Este género ha hacia. todo lo católic , id •nti · and i •mpr lo
ri tian de oriente. p durado durante sig]os y sus efectos todavía son términos «papista» y 1( h j ». H quí al uno de
visibles en muchos católicos. Podrían citarse, entre los polemistas que han d jad p fund huella:
4 ·ros, los siguientes polemistas:
• Martín Lutero, adi duda que fue un hombre
b) la polémica entre católicos extraordinariament d tado para la lucha polémi-
y protestantes • Johannes Eck. Disputó con el mismo Lutero ca. En la mayoría d su grand s escritos teológi-
n Leipzíg (1519) y fue durante toda su vida su más cos, la polémica ocupa un papel importante. Tuvo
Ln ntroversias entre los cristianos que habían l rmidable adversario. Presentó una lista de 404 que luchar ciertament en muchos frentes a la vez:
, r 1 ido fieles a la Iglesia de Roma y los que rrores luteranos para la dieta de Augsburgo contra los católicos y de manera especial con un
l · 30).
.1 , . ron •n conciencia seguir las intuiciones reli- hombre como Erasmo; contra los ataques del extre-
,ius .· d los reformadores de] siglo XVI mantienen • Johannes Cochlaeus, «pedagogo, filólogo y hu- mista Karlstadt y los demás anabaptistas; estuvo in-
1 rni mas coordenadas que definieron los en.fren- • anista, pero por desgracia no fue teólogo>1, el volucrado en la controversia de la «guerra de los
~m.i .nt entre orientales y occidentales. Un. espe- . t r principal de la imagen que durante siglos ha campesinos»; en la disputa sobre los sacramentos
1 1lt l . m? J . Lortz ha resumido en una página t ·nido el catolicismo de la figura del reformador contra U. Zwing]io, etc. Denifle y Grisar han des-
• . 11 H I tona de la Reforma S1 algunos de los aspee- ,11 mán. Su obra Commentarii de actis et scriptis velado con toda precísión las «cualidades» de Lute-
)', u · d fi.nieron la polémica entre católicos y pro- artini Lutheri (1549) presenta una imagen grates- ro en este terreno 5ª.
. 1an1 s: 1) negación de cualquier nexo de unión ·. de Lutero copiada Íuego por casi todos los católi- • .E. Bullinger, metido de lleno en la dinámica
Hn· ~ w .iones implicadas en la polémica; 2) s que han escrito sobre el reformador. de las controversias polémicas, llegará a _probar en
<'pa · 1 n de t do aspecto positivo que pudiera exis- su obra Antiquissima, fules et vera religio (1539) que
1 l'II ~ ~ tra IgJesi'.1»_; ~) negación de la propia res-
• Thomas Mumer, franciscano de Estrasburgo, el artículo de la «justificación por la fe» es tan anti-
l'S 'be ya en 1521 una parodia titulada El gran loco guo como el mundo, artículo negado por la única y
111 ,1h1lid d en el rmc10 de los conflictos. Con es-
luterano, muy celebrada en Alemania. Para Gravier, verdadera herejía que es la «romana».
1 ~n isa ·. difícilmente cabía un entendimiento
r •presenta el prototipo de lo que puede denominar-
~ la «guerra de los panfletos». Se trata de desacre-
• erónimo Zanchi escribe en su Opera theologi-
Jitar al adversario . con todo tipo de argumentos, ca (1613):
ngan o no vengan a cuento. ~El príncipe piadoso no debe ni puede, en buena
• Alfonso de Castro en su Ad.versus omnes haere- conciencia, permitir a sus súbditos cat6licos que ten-
\ (1534) hace una descripción de todas las here- gan en su territorio templos en donde ejerzan sus cul-
• ... Fui a nlera11ne ac.erca de Lutero, a cuyos textos he jf urgidas a lo largo de la historia de la Iglesia. tos idolátricos y prediquen una doctrina herética. De-
n u lid de una u otra manera casi cada mes. Me consta L de Lutero es presentad.a con una extensión inu- be cuanto antes, o bien destruir esos templos con to-
que, por d gracia, aún hoy, Lutero tiene mala fama entre it .da, aventajando con mucho a todas las otras. dos sus ídolos y sus falsos cultos, o bien privad d
los ut lí o , excepto, quizás, en Alemania. Hay en él todos sus instrumentos de superstición. .. El prlncip
o 1~ que ju tifican esta mala fama. Pero con una actitud • Roberto Belarmino, aunque con un espíritu piadoso puede forur a sus súbditos idólatra , taJ
., ·m ·j nl fr nte a él no se hace justicia a su intención 111 abierto, publica sus Disputationes de controver-
iis chri.stianae fo.dei adversus huius temporis haereti- como los católicos, a que asistan a los cull rt d -
funJan, ntal ni a su pensamiento religioso. Por último, xos; pero antes debe preocuparse de qu I in •
r n , en las que analiza detenidamente el pensa-
j,1m podremos hacer, por nuestra parte, algo realmente truya diligentemente, haciéndoles abjurar d la d -
mi nto de los reformadores. A título de ejemplo, va-
s ·rio bu ia el protestantismo sin antes haber hecho el l. • recordar que Belarmino contabiliza 1.1 00 adulte- trina impía y aprender la sana doctrina ... ».
~fu rzo de comprender verdaderamente a Lutero y 1 n iones en la traducción de la Biblia hecha por Lu-
ha rle justicia históricamente, en vez de condenarlo • Matthias Flacius es el autor principal d 1 -
1 ·r . masas Centurias de Magdeburgo, o Ecclesia.sti a hi -
:;impl mente. Estoy dispuesto a dar gozosamente mi vida
por La convicción». • J. de Maistre con sus Réflexions sur le Protes- to ria ... secundum singu.'las centurias (Basil a, 1559-
(r111tisme (1789) y Jaime Balmes con su obra El Pro- 1574). Flacius, uno de los más representativos aut -
f1 \lantismo comparado con el catolicismo en sus re-
li ion.es con la civilización europea. (1842-1844) son st H. Denifle, Lutero )I el Luteranismo, estudiados en las fuen -
1 mplos de cómo la polémica puede llevar a negar tes, Il. Tipografia Pontificia deJ Colegio de Santo Tomás, Manila
11 lu o aspectos que con toda evidencia podrían l 922, principalmente en 474-499 y 500-538; J. Grisar, Martín Lu-
on derse a los adversarios por un sentido míni- tero. Su vida y su obra. Victoriano Suárez, Madrid 1934, prin i-
rtz, Histori.a de la Reforma, n, o. c., 192. 111 d la justicia. palmente 360-365 y 385-386.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 95


r s de la ortodoxia luterana, presenta la historia de «El protestantismo siempre funesto. El protestan• ctores que inciden en el estado progr iv e
la Iglesia desde sus orígenes hasta el año 1400. El tismo, esencialmente, tiende a destruir el cristianis- rioro que genera cada vez mayor distan i m
método seguido en las Centurias es la presentación mo. Sus principios Biblia y libre examen. .., con todo
de la Iglesia de cien en cien afios. De ahf toma su adie duda hoy de que las dificultad ·n 1
el margen inimaginable de subjetivismo e imagina- esias ortodoxas y católica, por ejempl
título. La idea. principal es que la Iglesia permane- ción, llevan forzosamente a las mayores extravagan-
ció fiel durante los cinco primeros s{glos, después 11 sólo a factores doctrinales, sino al p l:'1'J
cias y aberraciones. Y cuanto más se ex.alta conjunta- que aportan las divergencias cultural s, n li
fue_ contami_nad~ por e] «Anticristo I?~pal». Las [!en- mente Biblia y propfa. interpretación, tanto más cre-
tunas han mflwdo de manera dec1s1va en la idea 1 , y en no menor medida a la cost-umb m1
protestante respecto al catolicismo romano. cen los absurdos y extravagancias .. . El protestantis- Ltlar de vivir en la mutua ignorancia.
mo es, en ocasiones, un instrumento satánico de tur-
Pero la polémica no fue sólo un género emplea- bia política. Quien en una nación totalmente católica Un eminente ecumenista, el card n 1 Mt
do entre catóUcos y Qrotestantes. La historia prueba de fe y sentimientos (aunque no lo fuera siempre de ustaba de repetir:
que las diferentes refonnas echaron mano también vida práctica) intenta, en unión con sociedades secre-
de la polémica a la hora de dirimir cuestiones doc- «Para unirse, hay que amarse; para am. "
tas aliad.as del extranjero, establecer otra corriente re- que conocerse; para conocerse, hay qu n ·e111
trinales entre sí. J. Leder en su Historia de la tole- ligiosa con fines antinacionales, valiéndose de la hon-
rancia en el siglo de la Reforma ha llegado a escribir: para encontrarse, hay que buscarse».
dura y vehemencia del espíritu. religioso, exacerbado
<( ••• Los libelos protestantes están repleto de ultra- contra el catolicismo por campañas de denigración Todo un programa ideológico y prá ti o l1
jes contra el papado. Vierten contra los jesuitas las sistemática, comete un crimen de lesa patria, y se ·n la línea opuesta a ]a experiencia qu - dura,
peores ignominias. Continúan afirmando que el culto convierte en un instrumento de Satan.ás. No es infun- lo han mantenido las Iglesias. En e t • 1
católico es una blasfemia, una idolatría, que el prínci- dada la sospecha de que en España se esté dando al- 1umbre de vivir de espaldas ha hecho qu su
pe cristiano debe suprimir en sus Estados. Pero la po- go semejante» 60 • . llos fuesen divergentes y que, al final. 1
lémica protestante ao ólo tiene lugar contra los 'pa- mpo baya contribuido a que las di tan ia
Con toda segwidad que ese texto refleja senti- mayores que fueron al principio. El d s ,
pi t '. En Al mania, calvinistas y luteranos se atacan
mientos de una época ya pasada, el nacionalcatoli- una Iglesia sin tener en cuenta lai. d1
d U- zan onci nzudamente. Los calvinistas están
cismo, pero es innegable herencia de los viejos .,p rta nuevos obstáculos. Bastaría hac r un
ll n . d p ,. p r la doctrina luterana, que con-
tiempos de la polémica antiprotestante. pi - alusión al desarrollo espiritual, dogm t l
davi infe tada con las supersticiones pa-
lut r nos no encuentran palabras bastante De la misma manera podrían recogers infini- 1 ·co, litúrgico, pastoral, que cada lgl i• ha
infamar la 'raza satánica' de Calvino, lo dad de testimonios de Iglesias reformadas, herencia por separado, para ver que los abism !.U
ni ·ni 'diabólico ~', 'verdaderos mahometanos'. La de las duras polémicas anticatólicas ... 1n yores que lo eran hace siglos, en el mom ·1
d trin . de Jos reformados sobre la justificación y so- 1•_ separaciones.
bre la cena les horroriza... En 1602, el teólogo lutera-
no Policarpo Leyser llegará a decir: en su conjunto, - El primado romano, elemento fundamc 11
hay más aspectos en que se podría llegar a un acuer-
3.2. La costumbre dogmática católica, fue admitido, a p ar
do entre católicos y luteranos que entre éstos y los
nos malentendidos, en la Iglesia indjvisa.
La controversia polémica ha dejado una huella 1 argo, un desarrollo muy particular, a partir e
calvinistas» s9 , difícil de borrar entre los cristianos de las distin.t as o XI, hace que el primado intervenga pr ,,
Iglesias. Los polemistas supieron unir argumentos m nte de modo acaparador en la vida d lu
Las consecuencias de la polémica entre protes- estrictamente religiosos a otros de carácter nacio-
tantes y católicos han llegado hasta nuestros días. ·i- locales como nunca antes lo había li> 1
nalista e incluso costumbrista. Pero de este modo j rcicio de su tarea apostólica al margen del ,
No es dificil encontrar resabios de aqueJJas contro- estaban fortaleciendo las fronteras confesionales.
versias en una cierta literatura, tanto católica como L • hizo que la autonomía de las Iglesia parti 1
protestante, que refleja los seculares malentendidos Otro factor no desdeñable en el mantenimiento fu e poco a poco esfumándose ante el fu rlc
que sembraron los polemistas de siglos pasados. de estas divisiones eclesiales ha sido la costumbre Ir tismo de la sede romana. Las dificullad
de vivir separadas como si ello fuese el estado nor- .1umentado lógicamente desde que la evolu i
A título de ejemplo valga un texto titulado Pro- mal. Este simple hecho es motivo nuevo de separa- e tolicismo llevase a proclamar, en el Con ili
testantismo en España, publicado en 1953 por «Fe ción. El desconocimiento mutuo, la incomunica- ·ano I, la infalibilidad papal.
Católica», en el que se lee, entre otras cosas: ción, el vivir de espaldas no reflejan simplemente - Cabe hablar, igualmente, de lo que ha L
una situación de estricta neutralidad, son más bien
1 el desarrollo de las Iglesias orientales dar
59 J. .Lecler, Historio. de la tolerancia en el siglo de la_ Refonna, I.
• palda al cristianismo de occidente. Más al
Marfil, Alcoy 1969, 334-337. 60 Protestantismo en España. Pe Católica, Madrid 1953, 5. d · tanciamiento doctrinal, debe admitirs

96 PARA COMPRENDER EL ECUMENTSMO


•El protestantismo siempre funesto. El protestan- factores que inciden en el estado progresivo de de- factor tiempo ha jugado un papel extremadamente
tis mo, esencialmente, tiende a destruir el cristianis- terioro que genera cada vez mayor distanciamiento. grave haciendo que las oposiciones de mentalidad
mo. us principios Biblia y libre examen ... , con todo entre orientales y occidentales -admitidas por todos
·I margen inimaginable de subjetivismo e imagina- Narue duda hoy de que las dificultades entre las
Iglesias ortodoxas y católica, por ejemplo, se deban incluso como una riqueza- se hayan convertido en
ció n, llevan forzosamente a las mayores extravagan- irreductibles cuando un obstinado nacionalismo es-
cinl» y aberraciones. Y cuanto más se exalta conjunta- no sólo a factores doctrinales, sino al peso especifi-
co que aportan las ruvergencias culturales, naciona- piritual ortodoxo ha venido a sustituir al trarucional
mente Biblia y propia interpretación, tanto más cre- nacionalismo polltico en que se vieron envueltas la
cen los absurdos y extravagancias... El protestantis- les, y en no menor memela a la costumbre multise~
c ular de vivir en la mutua ignorancia. mayoría de las Iglesias de la ortodoxia.
1110 es, en ocasiones, un instrumento satánico de tur•
blo polrüca. Qwen en una nación totalmente católica Un eminente ecumerusta, el cardenal Mercier, - La Iglesia de Inglaterra, en estrecha alianza
de fe y sentimientos (aunque no lo fuera siempre de gustaba de repetir: con la Corona británica y con un sentimiento na-
vitla práctica) intenta, en unión con sociedades secre- cional muy arraigado, ha segwdo un desarrollo que
111 nliadas del extranjero, establecer otra corriente re- «Para unirse, hay que amarse; para amarse, hay dillcilmente hubiese segwdo de no haberse ruslado
li~•íosa con Bnes antioacionales, valiéndose de la hon- que conocerse; para conocerse, hay que encontrarse; dentro de su «glorioso provincialismo». Pero este
d11ru y vehemencia del espíritu religioso, exacerbado para encontrarse, hay que buscarse». hecho le alejaba, sin embargo, de la universalidad a
, ontra el catolicismo por campañas de denigración la que siempre está llamada la Iglesia. La persisten-
,f,.lcmática, comete un crimen de lesa patria, y se
Todo un programa ideológico y práctico que va cia en ese ruslamiento y el influjo recibido después
t·u11vic11c en un instrumento de Satanás. No es infun.
en la línea opuesta a la experiencia que durante si- por parte de corrientes protestantes han hecho que
tln<.ln In sospecha de que en España se esté dando al-
g_los han mantenido las Iglesias. En efecto, la cos- esta Iglesia fluctúe entre su herencia católico me
1umbre de vivir de espaldas ha hecho que sus desa-
Ht> ~crnejante» 60• rueval -que en ciertos momentos ha s ido muy fue1 -
rrollos fuesen ruvergentes y que, al final, el factor temente sentida, recuérdese el Movimiento de Ox
Co11 toda seguridad que ese texto refleja senti- 1iempo haya contribuido a que las rustancias sean ford- y tendencias de un protestantismo liberal. La
de una época ya pasada, el nacionalcatoli-
1t·11t os lioy mayores que fueron al principio. El desarrollo formación de la gran «comunió n anglicana » le
,11,u, p · ro es innegable herencia de los viejos de una Iglesia sin tener en cuenta a las demás, abrió a una cierta uruversalidad.
n1no~ de la polémjca antiprotestante. ,,porta nuevos obstáculos. Bastaría hacer una sim-
ple alusión al desarrollo espiritual, dogmático-teo- Pero ahora mismo esta comunidad de Iglesias
1)(• la mis ma manera podrían recogerse infinj. anglicanas abriendo, por vez primera en la tradi-
lógico, litúrgico, pastoral, que cada Iglesia ha lleva-
d de lés limonfos de Iglesias reformadas, herencia do por separado, para ver que los abismos son hoy ción episcopal, el acceso de la mujer a las órdenes
las d11ms polémicas anticatólicas ... mayores que lo eran hace siglos, en el momento de de presbítero y obispo, ha generado una dificultad
las separaciones. de enormes consecuencias en sus relaciones con or-
todoxos y con católicos. No juzgamos la oportuni-
3.2. Lll costumbre - El prima.do romano, elemento fundamental en dad e incluso la necesidad de tal decisión. De lo que
lu dogmática católica, fue admitido, a pesar de al- se trata es de resaltar la trascendencia que tiene lu-
L I l o mroversia polémica ha dejado una huella gunos malentenrudos, en la Iglesia indivisa. Sin em- gar cuando una Iglesia actúa, en una cuestión im-
rdl uc borrar entre los cristianos de las rustintas ba rgo, un desarrollo muy particular, a partir del si- portante, al margen de las otras.
·~m,;, Los pol~~stas supieron urur argumentos glo XI, hace que el primado intervenga progresiva-
,u amen te religiosos a otros de carácter nacio- 1ncnte de modo acaparador en la vida de las Igle- - Las Iglesias reformadas han segwdo un desa-
,. , ,a
e incluso costumbrista. Pero de este modo ,;ias locales como nunca antes lo había hecho. El rrollo tan propio y tan al margen de las Iglesias que
mantuvieron la trarución episcopal que el abismo
1b.i11 fortaleciendo las fronteras confesfonales. l'jercicio de su tarea apostólica al margen del orien-
1c hizo que la autonomía de las Iglesias particulares abierto parece infranqueable. El padre Congar es-
Otro factor no desdeñable en el mantenimiento 1uese poco a poco esfumándose ante el fuerte cen- cribió hace años, con notable realismo, un texto en
·-.tas divisiones eclesiales ha sido la costumbre t, a lismo de la sede romana. Las dificultades han el que resalta las ruferencias de fondo:
,1 ivir separadas como si ello fuese el estado nor- .iumentado lógicamente desde que la evolución del
. l:!s te s imple hecho es motivo nuevo de separa- l ,lLOlicismo llevase a proclamar, en el Concilio Vati-
« ..• No se trata ya de algunos elementos diferentes
,. El desconocimiento mutuo, la incomunica- l ,lnO I, la infalibilidad papal.
de un mismo cristianismo, sino de dos cristianismos
1, _el viyir de esp~das no reflejan simplemente diferentes. Las palabras no tienen ya el mismo senti-
Mluac1ón de estricta neutraJjdad, son más bien - Cabe hablar, igualmente, de lo que ha supues- do y, si hablamos juntos de gracia, pecado original,
1o el desarrollo de las Iglesias orientales dando la redención, con estas palabras no entendemos, ellos y
r'ipalda al cristiarusmo de occidente. Más allá del nosotros, realidades verdaderamente comparables.
Protestantismo en España. Fe Católica, Madrid 1953, 5. dis tanciamiento doctrinal, debe admitirse que el En el origen de nuestra desunión había desde luego

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 97


divergencia en cuanto a la solución de los problemas, impedido hablar, hasta fechas relativa.mente recien• - 14E} desplazamiento de una visión ur
p ro la problemática era semejante, había una man - t , de cristiandades autóctonas en A.frica, Asia y monocultural hacia una visión pluricultural del n
ra común, o al menos dos maneras comparables d América latina. do. Este es un hecho que se ha impuesto con íu
p nsar el cristianismo. Hoy día, entre la mayor parte de proceso irreversible, especialmente d pu d
de Jo protestantes y nosotros, la divergencia no afec- Repensar el cristianismo desde Africa, hacer egunda guerra mundial. Baste recordar qu d lo
ta solamente a la solución de los problemas, sino al Teología Negra desde los Estados Unidos, formular países que en 1945 firmaron la Carta de las N e ¡
planteamiento mismo de los problemas, al ángulo de una teología estrictamente latinoamericana ... , h Unidas, sólo 13 eran afro-asiáticos. En 1960, d1: l!>
vi ión, de la religión y, finalmente, del hombre mis- ahí algunas realidades que no se han visto con bue- países miembros, 45 eran afro-asiático .
mo» a1 . nos ojos desde los «centros» del cristianismo occi-
dental 63 • - El progresivo desplazamiento del centro de
Cangar piensa, con toda evidencia, en un deter- vitación de la glesia de] hemisferio non hu 1
minado desarrollo del protestantismo que llevó a la Las Iglesias cristianas de Europa y de ortea- países del sur. Hoy se calcula que un 44% d l I pi
mérica han asimilado, sin crítica alguna, las mis- ción católica vive en América Latina y lr 18'¾
laicización, al racionalismo, al liberalismo, y a la
mas divisiones que se dan en la sociedad actual. La los países de Africa, Asia y Oceanía .. Desd nlor
ne . -ort doxia de Barth. Pero admite, igualmente, división del · orte opulento, .i ndustrialmente desa-
que las cosas no son tan extremadas cuando nos re- percibimos con mayor claridad que n una ti rm
rrollado y con enorme capacidad de consumo, fren- avanza hacia su unificación y converg ncia d ~ de
ferimos a la «vida real de las almas y de las parro-
te al Sur pobre, subdesarrollado económicamente, no planetario, la Iglesia está llamada a r igno t"
quias». Entonces la hermandad es mucho mayor. se ha reflejado también en situaciones eclesiales.
In eresaba, no obstante, dejar anotado el hecho de trumento de la unión íntima con Dios y d
Las Iglesias con proyección misionera han experi- de todos los hombres ... » 64 •
qu cualquier desarroUo unilateral del mundo pro-
mentado en sí mismas las divisiones culturales, pe-
t tante ha significado en realjdad un factor más Con dificultad cabe pensar en una lgl j
ro en las que siempre la «superioridad cultural» de
que ha mantenido, incluso ha aumentado, el distan- occidente se ha dado por sobreentendida; han expe- « igno e instrumento» de unidad ant:J l
iamiento de unas Iglesias y otras. uando las divisiones eclesiales son un h
rimentado las divisiones raciales, pero en las que la
raza blanca ha ejercido los poderes de decisión; ha ente en el Primer y Tercer Mundo. Porqu
vivido igualmente divisiones sociales y sexuales, pe- las más tristes consecuencias de la prep t n i
3. 3. El eurocentrismo ro en las que irremediablemente las Iglesias de la las Iglesias de occidente es que trasladar n su
metrópoli, económicamente más fuertes, han im- iones internas a las nuevas cristiandade , l1
Cualquier tratado de misionología reconoce que us «ismosi> a cristianos que nunca debi r n
puesto sus criterios a través de la ayuda. asistencial
l cristia.ni-5mo se ha presentado al mundo con un patemalista, y en las que el hombre, no la mujer, ha erlos, exportaron sus cuestiones debatid
tro demasiado occidental. querellas doctrinales a. quienes se dejaron s d11
ocupado los puestos decisivos.
Los esfuerzos, no siempre coronados por el éxi- por la fuerza del evangelio, aunque mu pro,
t , en hallar la clave de una verdadera incultura- El hecho reviste más gravedad si se tiene en quel evangelio fuera motivo de nuevas cüvi io11
ci n; Jas sospechas y suspicacias provocadas por la cuenta que estas condiciones están cambiando por
T oJogía de la Liberación en medios teológicos eu- la fue~a de los hechos, pero muchas veces sin ver-
ropeos, así como los intentos de descalificación de dadera voluntad de cambio por parte de las Igle-
esa misma teología desde instancias jerárquicas; y sias. Carlos Pape, en un trabajo reciente y desde
J presentación, en numerosos países de A.frica, del una perspectiva exclusivamente católica, indicaba
cristianismo como religión de los blancos frente a algunos rasgos de ese fenómeno de cambio que
una presentación. del islam como religión de los ne- afecta tanto al mundo como a. la Iglesia. Y señala-
gros, son manifestaciones y signos -no siempre jus- ba, entre otros, los siguientes:
tos, ciertamente- de una anomalía debida a la iden-
tificación que se hizo entre evangelio y civilización
occidental, entre anuncio de la buena noticia y me--
Barcelona 1989: Albert Nolnn, Dios en Sudáfrica. El de.safio tk1
diación cultural latina. o anglosajona 62 • Todo ello ha evangel_io. Sal Tci::rae, ntander 1989; J. Bosch, James H. Com,
teólogo de la negriturl F ultad de Teología de Valencia, Valencia
1985.
61Y. Congar, Cri.stianos desunidos, o. c., 69-70. 0 J . J. Tarnayo-A o , Para omprender /.a .Teolog{a de. la Libe-
u Véanse, a título de ejemplo, estas obras: Teolog{a del Tercer ración. Verbo Divino, tella 198 • principalmente ]a Tercera C. Pape, Un modelo de misión desde América lA.tina, en
04

Mundo. Convergencias y divergencias: Concilium, n . 219 (1988); Parte: «La teologfa de I llb· Ión. rse uida y acosada,., 145- misionologfa hoy. Obras Misionales Pontificias de España. Ve1
B. Cbenu, Teolog(as cristianas de los Terceros Mundos. Herder, 190. Divino, Estella 1987, 490-504. E1 texto en 491-492.

98 PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO


1 clid hablar, hasta fechas relativamente recien- - «El desplazamiento de una visión eurocéntrica y El eurocentrismo eclesiástico ha sido, sin duda,
' d cristiandades autóctonas en A.frica, Asia y monocultural hacia una visión pluricultural del mun- uno de los factores más importantes que han ayu-
latina. do. Este es un hecho que se ha .i mpuesto con fuerza dado a mantener las divisiones cristianas. En la
de proceso irreversible, especialmente después de la Conferencia Misionera Mundial de Edimburgo
1 osar el cristianismo desde Africa, hacer segunda guerra mundial. Baste recordar que de los 51 (1910), cuna del moderno movimiento ecuménico,
p { g a Negra desde los Estados Unidos, formular países que en 1945 firmaron la Carta de las Naciones y que reunió a miembros de diferentes Iglesias pro-
,.1 t J gía estrictamente latinoamericana... , he Unidas, sólo 13 eran afro-asiáticos. En 1960, de los 99 testantes y anglicanas con el fin de unificar crite-
11 ,d nas realidades que no se han visto con bue- países miembros, 45 eran afro-asiáticos. rios y esfuerzos respecto a los países del lejano
d de los «centros» deJ cristianismo occi- oriente, se dejó escuchar la voz de un «invitado»
- El progresivo desplazamiento del centro de gra-
vita.ción de la Iglesia del hemisferio norte hacia los asiático que interpelaba duramente a los misione-
países del sur. Hoy se calcula que wi 44% de la pobla- ros de Europa y orteamérica.
ción católica vive en América Latina y otro· 18% en
los países de Africa, Asia y Oceanía... Desde entonces Pero aquella voz profética fue decisiva para el
percibimos con mayor claridad que en una tierra que ecumenismo moderno. Dijo así:
avanza hacia su unificación y convergencia de desti-
no planetario, la Iglesia está llamada a ser signo e ins-
tiumento de la unión íntima con Dios y de la unidad «Vosotros nos habéis mandado mi i o
de todos los hombres ... » 6' _ nos han dado a conocer a Jesucristo, por 1
estamos agradecidos. Pero al mismo ti mp
Con dificultad cabe pensar en una Iglesia como béis traído vuestras distincione y divi i 11 . : un
« igno e instrumento» de unidad ante el mundo, nos predican el metodismo, otro el lut rani m , , (
uando las divisiones eclesiales son un hecho pre- congregacionalismo o el episcopaliani mo. tr
nte en el Primer y Tercer Mundo. Porque una de os suplicamos que nos prediquéis el evang lio y d J i
1 s más tristes consecuencias de la prepotencia de a Jesucristo suscitar en el eno de nuestro pueblo ,
1 Iglesias de occidente es que trasladaron sus divi- por la acción del Espíritu Santo, la Iglesia conforme a
iones internas a las nuevas cristiandades, llevaron sus exigencias y conforme también al genio de nues-
. us «ismos» a cristianos que nunca debieron cono- tra raza, que será la Iglesia de Cristo en Japón, la
rlos, exportaron sus cuestiones debatidas y sus Iglesia de Cristo en China, la Iglesia de Cristo en la
uerellas doctrinales a quienes se dejaron seducir India, liberada de todos los ismos con que vosotros
p r la fuerza deJ evangelio, aunque muy pronto matriculáis la predicación del evangelio entre noso-
tmás gravedad si se tiene en quel evangelio fuera motivo de nuevas divisiones. tros• 45 •
ndiciones están cambiando por
111· 1 .r.1 1 1 li ho , pero muchas veces sin ver-
lt 1 ., oluol • d d cambio por parte de las Igle-
,11 lo P p , n un trabajo reciente y desde
ti xclusivamente católica, indicaba
d ese fenómeno de cambio que
al mundo como a la Iglesia. Y señala-
, l siguientes:

1011 J 8 ; Albert Nolan, Dios en Suddfrica. El desafío tW


rrltr,. uJ Tcrrae, Santander 1989; J. Bosch, James H. Cone,
¡¡r, ti /11 negrltud. Facultad de Teología de Valencia, Valencia

llUly Acosta, Para comprender Úl Teología de la ~


64 C. Pape, Un nwdelo de misión desde América lA.tina, en 1A
rb Divino, Estella 1989, principalmente Ja Tercera
l 1 gfa de la liberación, perseguida y acosada», 145- mi ·onolog{a hoy. Obras MisfonaJes Pontificias de España, Verbo 65 Citado en M. Villain, Introducción al Ecumenismo. Desclée,

1 ivino, Estella 1987, 490-504. El texto en 491-492. Bilbao 1962, 22 .

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 99


El dor
y las institu

R ecordábamos en el capítulo 1 una v rd


damental en lo que atañe al ecum ni 11
ecumenismo es uno. o hay un. ecumeni ~m 1
o, otro protestante y otro anglicano. H , c.
mente, diversas aproximaciones al úni o mo
t ecuménico. Hay una aproximación
orno las hay protestantes o anglicana .
El ecumenismo es un todo. Por eso cu nL
lábamos de la variedad en el ecum.enism 1> 1
mos por razones pedagógicas y en aten ión u 1
· "dad. Se trataba, en el fondo, de resaltar
nfoques, particularidades, es decir, apri i
nes.
En este capítulo 3 centramos nuestra at
n dos aspecto que nunca podrán separa . t:
xperiencia eclesi.al. Son do aspectos qu
plementan. Nos referimos al don de la
orno acción del Espíritu- y a la co
humana que se desarrolla a través del ace
piritual de unas Iglesias a otras; y a las me
nes institucionales en orden a la prepara
recepción del don del Espíritu.
Unimos, sin confundir, en este capítulo ali
que se tiende normalmente a separar: el act
miento y ]a institución , el don y la preparad•
don, lo carismdtico y lo institucional. Y lo h
por una convicción profunda. Todo en la e,q:
ia eclesial está movido, en última instan :ia,
3
El don del Espíritu
y las instituciones ecuménicas

R ecordábamos en el capítulo 1 una verdad fun-


damental en lo que atañe al ecumenismo. El
·cumenismo es uno. No hay un ecumenismo católi-
gracia. La acción del hombre, nacida de la libertad,
no es ajena, sin embargo, a la mirada de Dios. Y es
que la teología de ]a encarnación rechaza el dunli1,
roo maniqueo negador de la presencia del Espíritu
co, otro protestante y otro anglicano. Hay, cierta- en lo humano. Su presencia está asegurada en nues
mente, diversas aproximaciones al único movimien- tras cosas a pesar de las deficiencias y limitaciones.
to ecuménico. Hay una aproximación católica, Nos negamos a creer que la presencia de Dios en
como las hay protestantes o anglicanas. este mundo pueda ser adecuadamente descrita con
El ecumenismo es un todo. Por eso cuando ha- la imagen barthiana de la tangente que apenas roza
blábamos de la variedad en el ecumenismo lo hacía- el círculo en un solo punto. Dios ha penetrado en la
mos por razones pedagógicas y en atención a la cla- profundidad de lo humano, y el cosmos mismo
ridad. Se trataba, en el fondo, de resaltar acentos, rebosa de la energía divina.
enfoques, particularidades, es decir, aproximacio-
11es. El Dios de Jesucristo es también el Dios de la
creación que consideró buena, en la noche de los
En este capítulo 3 centramos nuestra atención tiempos, la obra de sus manos. Es el Dios que nun-
en dos aspectos que nunca podrán separarse en la ca ha renegado del hombre, sino que le ha sido fiel.
experiencia eclesial. Son dos aspectos que se com- Por eso la redención no es negación de su creación,
plementan. Nos referimos al don de la unidad es la mejor prueba de que Dios apuesta por el hom-
-como acción del Espíritu- y a la cooperación bre a pesar, tantas veces, del hombre mismo.
humana que se desarrolla a través del acercamiento
espiritual de unas Iglesias a otras; y a las mediacio- No cabe esperar, por tanto, que hablemos aquí,
nes institucionales en orden a la preparación y por una parte, de la unidad como obra del Espíritu,
recepción del don del Espíritu. y, por otra, de las instituciones ecuménicas como
desprovistas de todo vestigio divino y, por ello, como
Unimos, sin confundir, en este capítulo algo a lo contrapuestas o antagónicas a la misma tarea de
que se tiende normalmente a separar: el aconteci- reconciliación del Espíritu de Dios.
miento y la instituci6n, el don y ]a preparación del
don, lo carismático y lo institucional. Y lo hacemos Pero dicho esto, y con la misma convicción,
por una convicción profunda. Todo en la experien- habrá que recordar que la institución no es acapa-
cia eclesial está movido, en última instancia, por la radora del Espíritu, que la institución no tiene el

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 101


BIBLIOTECA-USTA
monopolio de la acción imprevista, libre y eficaz de una atmósfera de quemante fervor: El Espíritu San ha e que los cristianos se unan en~ . i, . i n
1au:ión reflejo de su unión con D10 mi m
Dios. Es un vicio arraigado en ciertos ambientes no sólo es luz; también es fuego» 1•
l do lo que se ha escrito tan bellam nl M
eclesiásticos considerar la institución eclesial c-0mo Dos apartados vertebran este capítulo:
la poseedora exclusiva de las mediaciones por las E púitu Santo c~~o princip!o d~ unid . _d d 1
1. El don del Esp{ritu manifestado en el acerca- ., a y como principio de la di_vers1dad. d 1 • <
que el Espíritu asegura su presencia entre los hom-
miento de Iglesias e .individuos a través de la tol 11 en el único cuerpo de Cnsto reqw t~an
bres y mujeres.
11 concretas en la vida cotidiana. L 1L
rancia mutua, de la misión y de la plegaria común.
Por Jo que respecta a la cuestión ecuménica esto rueba de fuego por la que debe p ar la v •n
quiere decir que aquellos que aseguran, al frente de 2. Las instituciones ecuménicas que ayudan a i ología. Y ahí radica el problema.
lo organismos eclesiásticos, las aspiraciones unio- preparar el don de la. unidad.
No basta profesar una misma coo:iuni n
nistas, deberán estar a la escucha de grandes secto-
res del Pueblo de Dios e incluso de nuestra sociedad
J la fe y de los credos, no es sufi ~ nl-. p,
una misma liturgia y acudir a los nu m~s tt·
en cuyas ansias y búsquedas de unidad suena tam- l. El don del Espíritu comunión eclesial nacida del pfntu 1
bién la voz de Dios, porque es deber permanente-
La Iglesia es una «comunión», una comunidad ui mbíén una comunión en la vida, qu 1 1111 ,
mente eclesial «el escrutar a fondo los signos de la han calificado de «comunión human11 , 1
de personas, una «koinonía» según la expresión téc-
época e interpretarlos a la luz del evangelio» (GS 4).
nica griega. Pero esa. comunidad no se reduce, sin d «comunión sociológica». El P. C :n 1 1 •
Quizá pocos han expresado e ta idea como el embargo, a la suma total de los individuos que la una anécdota muy significativa en u lil re I I
patriarca Atenágoras: componen. Su realidad obrepasa el número socio- ritu Santo:
lógico de sus miembros. Por eso se puede orar con
~ ... No soy un hombre de Iglesia que se deja ence- o;En un estudio detallado y cargado
toda verdad diciendo: « .•. no mires nuestros peca-
rrar en el ambiente eclesiástico ... Lo que más falta a sociólogo Jean Séguy se hizo la igul nu 1 1
dos, sino la fe de tu Iglesia».
los hombres de Iglesia es el esplritu de Cristo, la ·cómo es posible que la Iglesia católi d In
humildad, la entrega de sí mismo, la aceptación La unidad que se atribuye a la Iglesia tiene un brudos, que era la menos segregacioni. ln ·n
desinteresada, la capacidad de ver Jo mejor en los principio que es el Espíritu Santo. Porque hay un XIX, tenga, relativamente, pocos miembro.
demás; nos movemos fuera de la vida. Hemos hecho sedo Espíritu podemos a.fumar que hay una sola mientras que éstos se agregan más a las 11111
de la Iglesia una organización como cualquier otra. Iglesia. Pablo dirá en una de sus epístolas: «todos baptistas o metodistas? R~nde e~ autu 1
Después de haber malgastado nuestras fuerzas en fuimos bautizados en un solo Espíritu para poder que, entre los católicos, existía, c1ert. ml"1 1
construirla, estamos malgastándola en mantenerla en form.a r un solo cuerpo» {l Cor 12, 13; Ef 4, 4). comunión al nivel de la fe, de la prá t1 • 11
marcha; y esa mar-cha es la de una máquina, no la de Quienes forman parte de la Iglesia, los hombres pero que no había lo que Séguy d~nomim l.
una vida. La. unión tiene que progresar. Los laicos de y las mujeres cristianos, son diversos. Cada uno nión sociológica; podríamos decir una r1
todo el mundo la desean, y se unirán sin nosotros, sin como persona individual es principio de experien- humana, eficaz y concreta. El negro
la jerarquía, si ésta .n o hace nada. Los responsables cias y sensibilidades, principio irrepetible de creati- comulgaban codo con codo en e) mi mo 1
deben escuchar este vibrante reclamo de WÍ:idad, que vidad y de ac.ci.ón. Pero cada u.no tiene en el Espfri- volvían a sus asientos con los brazos cruzad
eleva sobre todo la juventud, y deben percíbir lo que tu de Dios, el principio mismo de su ser, la fuente ojos entornados; y salían de la iglesia sin hobl
tiene de acuciante. Los responsables deben descender última de su intimidad, porque al decir de san Agus- darse la mano, sin intercambiar. En resum 1
de su trono y deben pronunciar las palabras y ejecu- tín «es más interior que lo más íntimo mío» (Confe- comunión mística, de la que el Espíritu es el r
tar los gestos que voltearán el mu.ro di.visorio. La siones, 1, m, ~p. 6, n. 11). soberano requiere traducciones concretas n
juventud exige la intercomunión, la juventud nos de las rel;ciones humanas, personales• 1 •
apostrofa. ¡Ay, quisiera que la impaciencia de los jóv - Diversidad de dones, pero el Espíritu es el mis-
mo. Se ha escrito mucho sobre el Espíritu como La cuestión reviste especial gravedad u
nes contagie a los teólogos y que éstos se vean a sí
principio de un:i.dad de la Iglesia, y mucho sobre el amina desde la perspectiva ecuménica. ¿(
mismos con la mirada de la juventud, que no ac~pta
medias tintasl ¡Ay de los teólogos, ay de las autorida- don de la unidad como realidad escatológica, en ducciones concretas se requieren para q':1e 1,
des eclesiásticas, si la unión se logra sin ellos, más cuanto el Espfritu ri i mpre «el prometido» del nión eclesial cuyo principio es el Es:púitu
aún, contra ellos! Si los jóvenes, con su ardiente fer- que aquí abajo t n m lo us arras (Rom 8, 23; .2 uyo don de la unidad nos dará el rmsmo I
Cor 1, 22). El pCritu mo principio de comunión a una realidad entre las distintas Iglesias?
vor, comparten el pan y el vino entre ellos, en secreto,
fuera de la Iglesia ... La unión, como todos los aconte-
cimientos importantes, puede producirse en forma ' Citado en. H. M ( J .), El futuro del ecumeni.smo. La • Y. Congar, El Espúitu San.Jo. Herder, Barcelona l
inesperada ... Todo es posible, la unidad se realiza en Auro.ra, Buenos Aire 1975, 8 -84.

102 PARA COMPRBNDERELE.CUMENISMO


una aunó fera de quemante fervor. El Espíritu Santo hace que los cristianos se unan entre sí, siendo esa Estas traducciones concretas, en las que el Espí-
n , lo e luz; también es fuego» 1• unión reflejo de su unión con Dios mismo. Pero ritu tiene también su papel junto al cristiano, pasan
todo lo que se ha escrito tan bellamente sobre el por estos estadios:
apartados vertebran este capítulo:
Espíritu Santo como principio de unidad de la Igle-
- La tolerancia ante los otros.
1 don del Espfritu manifestado en el acerca- sia y como principio de la diversidad de los cristia-
ícn l d Iglesias e individuos a través de la tole- nos en el único cuerpo de Cristo requiere b'aduccio- - La misión y el testimonio con los otros.
n ia mutua, de la misión y de la plegaria común. nes concretas en la vida cotidiana. La vida es la - La plegaria junto a los otros.
prueba de fuego por la que debe pasar la verdadera
. L instituciones ecuménicas que ayudan a teología. Y ahí radica el problema.
·1 orar el don de la unidad.
No basta profesar una misma comunión al nivel 1.1. La tolerancia ante los otros
de la fe y de lo credos, no es suficiente practicar
El don del Espíritu una misma liturgia y acudir a los mismos templos. Buena parte de la historia cristiana europea, a
La comunión eclesial nacida del Espíritu implica partir de las reformas del siglo XVI, está escrita des-
Lu 1 1 ia una «comunión», una comunidad también una comunión en la vida, que algunos auto- de la intolerancia dentro del clima polémico que
¡ t'1 n , una «koinonía» según la expresión téc- res han calificado de «comunión humana», incluso hemos recordado en el capítulo 2. El problema de la
,1 , 1 • . Pe esa comunidad no se reduce, sin tolerancia e intolerancia religiosa había sido abor-
de «comunión sociológica». El P. Congar recuerda
1 , r., , la uma total de los individuos que la una anécdota muy significativa en su libro El Esp{- dado ya, de alguna forma, por los grandes teólogo
tn1 ,n ·n. u realidad sobrepasa el número socio- medievales que tuvieron como telón de fondo 1
ritu Santo:
o d u mi mbro . Por eso se puede orar con axioma agustiniano: «Credere non potest hom ni i
.\ rtl d diciendo: « ... no mires nuestros peca- «En un estudio detallado y cargado de cifras, el volens» .
' in la fi d tu Iglesia». sociólogo Jean Séguy se hizo la siguiente pregW1ta:
¿cómo es posible que la Iglesia católica de los Est.ados Santo Tomás de Aquino dedica en Ja uma I •
1 unidad que se atribuye a la Iglesia tiene un lógica un artículo a esta cuestión: «Utrum ritu inG-
11 c ipl qu el Espíritu Santo. Porque hay un Unidos, que era la menos segregacionista en el siglo
XIX, tenga, relativamente, pocos miembros negros
delium sint tolerandi» 1 • En general lo t 1
11 H. phitu podemos afirmar que hay una sola medievales apelan al acto libre de la fe y rechazan 1
l 1. Pablo dirá en una de sus epístolas: «todos mientras que éstos se agregan más a las comunidades
baptistas o metodistaS? Responde el autor diciendo
coacción como medio para que el cristianismo ea
10s b utizado en un solo Espíritu para poder aceptado por los infieles. Marsilio de Padua, rector
l cuerpo» (1 Cor 12, 13; Ef 4, 4). que, entre los católicos, existía, ciertamente, una
comunión al nivel de la fe, de )a práctica litúrgica, de la Universidad de París en su Defensor pacis
6 rmao parte de la Iglesia, los hombres pero que no había lo que Séguy denomina la comu-
(1324) llega a rechazar los tribunales eclesiásticos
ri tianos, son diversos. Cada uno nión sociológica; podríamos decir una comunión
en cuanto encargados de castigar a los herejes, aun-
10 p •r n individual es principio de experien- humana, eficaz y concreta. El negro y el blanco que admite simultáneamente la capacidad del tribu-
n i ilidad , principio irrepetible de creati- comulgaban codo con codo en el mismo altar, pero
nal civil para reprimir al hereje en cuanto violador
,1 1 i n. Pero cada uno tiene en el Espíri- volvían a sus asientos con los brazos cruzados, con los
de las leyes humanas.
lt· l io , 1 principio mismo de su ser, la fuente ojos entornados; y sa.Uan de la iglesia sin hablarse, sin El problema, sin embargo, adquiere una actuali-
ma <le u intimidad, porque al decir de san Agus- darse la mano, sin intercambiar. En resumen, que la dad sin precedentes en el siglo XVI cuando el plura-
m. inlerior que lo más íntimo mío» (Confe- comunión mística, de la que el Espíritu es el principio lismo de confesiones cristianas es un hecho dentro
n, 1, fil, cap. 6, n. 11). soberano, requiere traducciones concretas en el plano del régimen de cristiandad. El problema ahora se ha
idad de dones, pero el Espíritu es el mis- de las relaciones humanas, personales» 2• desplazado. La cuestión no radica ya en la permisi-
ha scrito mucho sobre el Espíritu como vidad ante judíos o musulmanes, el problema se for-
La cuestión reviste especial gravedad cuando se mula en estos términos: ¿Se puede tolerar o permi-
dpi de unidad de la Iglesia, y mucho sobre el examina desde la perspectiva ecuménica. ¿Qué tra-
1 <l I unidad como realidad escatológica, en tir varias confesiones cristianas en un reino que se
ducciones concretas se requieren para que la comu- llama cristiano? Desde la paz de Augsburgo (1555)
11 1 Espíritu será siempre «el prometido» del nión eclesial cuyo principio es el Espíritu Santo y
uquí abajo tenemos sólo sus arras (Rom 8, 23; 2 la solución, en términos generales, será el reagrupa-
cuyo don de la unidad nos dará el mismo Espíritu, miento confesional según la religión del príncipe. El
• 1, 22). El Espíritu como principio de comunión sea una realidad entre las distintas Iglesias? principio «ctrius regio, eius religio» pone fin momen-
' il do en H. Meyer (ed.), El {uh4ro del ecumenismo. La
1 a, Bu no Aires 1975, 83-84. 1 Y. Cooga.r, El Espfritu Santo. Herder, Barcelona 1983, 226. 1 Tomás de Aquino, Summa Theologíca, 2-2, q. 10, 11.

PARA COMPRENDER BLECUMENISMO l 03


Por parte católica dos hombres, Witt 1: ·
~ . m~~te a disputas encarnizadas, pero llevará haereticis, an sint persequendi (1554), desarrolla nder, merecen especial mención. J<;>rg · _W1tt.(
1rrevers1blemente al distanciamiento y al desconoci- idea de que el verdadero cristianismo reside en f rmación humanista, en su Via regw., . tvt' o
mi.e nto mutuo entre las distintas confesiones cris- pureza de la vida moral más que en la exactitud •r ís religionis capitibus conciliand, srnt,
tianas. la doctrina. Y demuestra su tesis a través de vallo ml nta hacer ver que cada uno de los artí uln.
textos de autores de la antigüedad y contemporé• ( nfesion de Augsburgo es susceptibl d 1111
Joseph Lecrer ha escrito un libro importante
cuyo titulo merece o.u estra atención, Historia de la neos. que justifican la. tolerancia ante las opinio •i n con las creencias católicas. Su libro r
tolerancia en el siglo de la Refomia 4 • En una bien
consideradas como heréticas. La misma noción po- ~· · ortación a la unidad de católicos, lul ,10 11
apretada ~tesis se recogen las voces cristianas que, puJar de herejía es tratada con cierto sarcasmo po inistas y zwinglianos, que a ve tom· 1L,
contra comente, abogaron por un entendimiento Castellion:
1 ulinos:
con los «otros». Fueron voces minoritarias, pero «Vemos que casi todas las sectas (que hoy son
innumerables) consideran heréticas a las otras; de .. Que en adelante no se oigan ya ' t p 1
voces que desde Jas distintas comunidades creyeron carlsimos hermanos, 'yo soy de Pablo, Ir 1
todavía en la posibilidad de la reconciliación cristia- suerte que si en esta ciudad o región eres considerado
como verdadero fiel, en Ja vecina te juzgarán como de Cefas', o como se dice en nues
na a través deJ respeto mutuo y de la tolerancia en papa; yo de Lutero; yo de Zwinglio; o d Rln :
las cuestiones doctrinales consideradas secundarias. hereje. De tal forma que si alguien quiere vivir en
nuestros días, le es necesario tener tantas creencias y Calvino'. ¿Está Cristo dividido? ¿Ha sjdo ·1 P 111,
Existen manifestaciones de este tipo, en primer religiones cuantas ci.udades o sectas existen, absoluta- ficado por nosotros? ¿Hemos sido bautii · ti ·11
lugar, en los ambientes y círculos del humanismo mente igual que el que recorre diferentes países tiene bre de Lutero, de Zwinglio, de Rink d ,1 111
erasmista. .Pero abundan también, dentro del ~ban- necesidad de cambiar su moneda todos los dias, pues Jorge Cassender (1513-1566), otro 11 1
do reformado», corrientes «.espirituales místicas» la que aquí es buena, carece de valor en otra parte». ni ta católico, trabajó por esos añ n ln d
que se desentienden de lo que consideran actitudes t lerancia. Algunos han visto en · nd ·• 1·
intransigentes de Lutero y de Calvino y desconfían Y en su tratado De arte dubita.n di et credendi...
(1563) concede a la razón -a la que llama «hija de ursor de la teoría de }os aartícul~ fund~u n
en los «nuevos yugos)) una vez han rechazado el que tanta vigen~ia tendrá en amb1ent 1 ~ .
«yugo papista». ¿Qué significado tiene apelar a una Dios»- la posibilidad de discernir en la Escritura las
biblia con mil interpretaciones que se elevan a cate- verdades eternas de aquellas que son simplemente principios del s~gl_o ~- En su ob~ D . . 1 tn ffi
proposiciones discutibles, y de aJcanzar la unión de j,ublicae trari.quülitatis vere amant,s v1t1 m hr J
goría dogmática, o recurrir al «príncipe cristiano» gionis dissidio (1562) afirma qu~ la verd d ra 1
para castigar incluso con la muerte a los considera- los cristianos en la aceptación por parte de todo de
las enseñanzas esenciales requeridas para 1a salva- estará constituida por los católicos, lut a . > •
dos herejes? La hoguera que consume a Miguel Ser- nistas, zwinglianos y orientales, «si ons1 •Jl'I
vet provoca una reacción en el mismo bando refor- ción. Esa misma razón educará a los cristianos en la
duda. legitima y en la tolerancia ante Jas opiniones vivir en paz y caridad», porque ya po e n l 1 1
mado que Cal vino no hubiera imaginado. doctrina fundamental sobre Cristo redenlo .
diferentes:
Dentro de esta línea an:ústica» que aboga por un «Si ensefio que a veces hay que dudar no lo hago bi.rá más adelante:
aentendimiento en el Espíritu» aJ margen de dog- «Todo lo que yo encuentro de puro, s no
sin raz-0nes serias. Pues veo con claridad que el hecho
mas y sutilezas teológicas, cabe considerar a un forme a la doctrina evangélica, todo est lo v,
de no dudar no lleva consigo menores males que el
Sebastian Franck (1499-1542) y a un Caspar Sch- lo acepto como propio de la Iglesia de ri 11
hecho de no creer cuando hay que creer... Los israeli-
wenckfeld (1489-1561) así como aJgunas corrientes tas jamás hubieran matado a tantos profetas y santos Iglesia que reposa en el fundamento d I d
anabaptistas no violentas. Unos y otros sueñan con varones., no hubieran condenado a muerte en fin al verdadera y apostólica contenida en el bri •
un cristianismo basado en la «tolerancia». mismo Hijo de Dios y a sus Apóstoles, si hubieran de la fe, y que no se separa por un cisma imp
Desde los mismos ambientes de la Reforma hay sabido dudar. Imitando a los israelitas más que al mis- comunión de las otras Iglesias, yo la con id r
que destacar a un hombre de notable valía que mo Cristo, los cristianos jamás hubieran matado a la verdadera Iglesia, miembro de la verdad
lama por la tolerancia entre las diversas faccio- tantos santos mártires a lo largo de tantos siglos, si y de la Iglesia católica de Cri~to- Y clig? . o,
n eclesiásticas. Se trata de Sebastián Castellion hubieran sabido dudar. Y hoy todavía en las Iglesias de las Iglesias de occidente, smo también d
t1563), antiguo correligionario y más tarde enfren- cristianas, ¿no e condena a muerte un poco por todas sias orientales•'·
tado a Juan CaJvino precisamente en la cuestión de partes a las personas más santas? Pues bien, si los
1 tolerancia respecto a los herejes. En su tratado De cristianos dudasen un p co de s{ mismos, no comete-
rían. todo e o h micidi ... ll 5 •
• J. Lecler, Historia de la tolerancia. en el ..., l, o. c.,
• J. Leclei:; Historia de la tolertmcia en el siglo de la .Reforma. , ]. Lecler, Historia de la tolerancia en el ... , 1, o. c., 2
Ma rfU, Alcoy 1969, 2 vols. ' J. Leder, llistoria de la r ¡,,.,Ymc:ia n el .. ., I, o. c., 406.

104 PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO


,a ri ti is, an sint persequendi (1554), desarrolla Por parte católica dos hombres, Witzel y Cas- Un siglo después, y en medio de difíciles dispu-
1·a d que el verdadero cristianismo reside en • oder, merecen especial mención. Jorge Witzel, de tas que desgarran el seno del calvinismo holandés a
, ir za d la vida moral más que en la exactitud f rmación humanista, en su Vuz regia, sive contro- · propósito de la rígida doctrina sobre la doble pre-
~ J trina. Y demuestra su tesis a través de vallo ,, •rsi.s religionis capitibus concilia.ndis sententia, destinación, un hombre de la altura intelectual de
• 1 d autores de la antigüedad y contempoti• lnt nta hacer ver que cada uno de los artículos de la Hugo Grocio (1583-1645) se muestra decidido de-
·e> . u justifican la tolerancia ante las opinion nfesion de Augsburgo es susceptible de concilia- fensor de la tolerancia mutua y enemigo del empleo
111 , 1d radas como heréticas. La misma noción po- l i n con las creencias católicas. Su libro es una de la fuerza al servicio de la religión. En su obra De
11 In d h rejia es tratada con cierto sarcasmo po xhortación a la unidad de católicos, luteranos, cal- jure belli ac pacis (1625), Grocio descalifica las gue-
lli n: inistas y zwinglianos, que a veces toma acentos rras civiles que tengan por objeto imponer el cristia-
«V< mos que casi todas las sectas (que hoy son p•1ulinos: nismo por la fuerza. Su invitación a la mutua tole-
mnum rabie ) consideran heréticas a las otras; de rancia no se limita a las dos facciones calvinistas
• Que en adelante no se oigan ya estas palabras,
11 ·1 t que si en esta ciudad o región eres considerado enfrentadas -las representadas por los anninianos y
carísimos hermanos, 'yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo
1 m v rdadero fiel, en la vecina te juzgarán como por los gomaristas-, sino que su llamada se dirige a
de Cefas', o como se dice en nuestros días: 'yo oy del
hl'I' j . De tal forma que si alguien quiere vivir en todos los cristianos. En una de sus epístolas, escri-
papa; yo de Lutero; yo de Zwinglio; yo de Rink; yo de
nu · lr s dJas, le es necesario tener tantas creencias y be: « •. •durante toda mi vida, mi corazón ardía por
Calvino'. ¿Está Cristo dividido? ¿Ha sido el papa cruci-
r I gi n uantas ciudades o sectas existen, absoluta- reconciliar el mundo cristiano». Grocio quiere unir
ficado por nosotros? ¿Hemos sido bautizados en nom-
lllcul Igual que el que recorre diferentes países tiene las Iglesias separadas sobre la base de los «artículos
bre de Lutero, de Zwioglio, de Rink o de Calvino?» 6•
11 • • idad d cambiar su moneda todos los días, puea fundamentales» en que creen todos los cristianos.
l I ru qlÚ buena, carece de valor en otra parte•. Jorge Cassender (1513-1566), otro gran huma- En un momento dado, su simpatía por la Iglesia
u tratado De arte dubitandi et credendi...
1u ta católico, trabajó por esos afios en la idea de católica -aunque él siempre permaneciera fiel al
t lerancia. Algunos han visto en Cassander el pre- protestantismo- le hace comprender la función del
n d a la razón -a la que Uama «hija d ·ursor de la te011a de los «artículos fundamentales» papado. Y en su última obra, réplica a un rígido pas-
º" 1 p ibilidad de discernir en la Escritura las 1u tanta vigencia tendrá en ambientes irenistas de tor calvinista francés, Andrés Rivet, llegará a decir:
l,1 I • L rna de aquellas que son simplemente 1 rincipios del siglo XX. En su obra De officio pii ac
11 osi ·ion , di cutí.bles, y de alcanzar la unión de «Todos los que conocen a Grocio aben que iem-
¡,ublicae tranquillitatis vere amantis viri in hoc reli- pre ha deseado el retorno de los cristiano a la unidad
·d-.1 ían n la aceptación por parte de todos de ,¡ nis dissidio (1562) afirma que la verdadera Iglesia
tl • anzas esenciales requeridas para la salva- de UD solo cuerpo. El creía que se podría emp 1.ar n
·tará constituida por los católicos, luteranos, calvi-
11 . Es mi ma razón educará a los cristianos en la ta·unión de los protestantes entre sí. Pero muy pr nl
n i tas, zwinglianos y orientales, «si consienten en
In h"Rftima y en la tolerancia. ante las opiniones vio que esto era imposible, porque, apart d que
ivir en paz y caridad», porque ya poseen la misma
·,cnt : todos los calvinistas son muy hostiles a la paz, lo pro-
J trina fundamental sobre Cristo redentor. Y escri- testantes no están unidos entre sí por ning(m órgano
• 1 n eño que a veces hay que dudar no lo hago 1irá más adelante: director apto para asegurar la comunión eclesiásti-
n r z n • eria . Pues veo con claridad que el hecho
d1 no dudar no lleva consigo menores males que el •Todo lo que yo encuentro de pw-o, sano y con- ca ... Por esta razón, Grocio piensa ahora, y muchos
forme a la doctrina evangélica, todo esto lo venero y piensan como él, que los protestantes no pueden unir-
lu·rh d · n creer cuando hay que creer. .. Los israeli-
1 ,. ,m hubieran matado a tantos profetas y santos lo acepto como propio de la Iglesia de Cristo. Toda se entre sf más que uniéndose a los que están vincula-
Iglesia que reposa en el fundamento de la doctrina dos a la Sede de Roma, esta Sede sin la cual no se pue-
n , n hubieran condenado a muerte en fin al
verdadera y apostólica contenida en el breve súnbolo de esperar ning(m gobierno común en la Iglesia ... »•.
111 1:<rn Hij de Dios y a sus Apóstoles, si hubieran
u bid dudar. Imitando a los israelitas más que a1 mis- de la fe, y que no se separa por UD cisma impío de la
Son las voces de quienes abogan por algún tipo
ri to, los cristianos jamás hubieran matado comunión de las otras Iglesias, yo la considero como
de tolerancia. Pero voces perdidas en el tumulto de
la nt antos mártires a lo largo de tantos siglos, si Ja verdadera Iglesia, miembro de Ja verdadera Iglesia los que exigen Estados estrictamente confesionales,
hu i ran sabido dudar. Y hoy todavía en las Iglesias y de la Iglesia católica de Cristo. Y digo esto, no sólo
perseguidores de aquellos que socavan la paz reli-
·rl Liana , ¿no se condena a muerte un poco por todas de las Iglesias de occidente, sino también de las Igle-
giosa con «doctrinas novedosas».
fl• rt a las personas más santas? Pues bien, si los sias orientales» 7•
ri I iano dudasen un poco de si mismos, no comete- La tolerancia no parece ser, desde luego, la solu-
r nn I dos esos homicidios ... »'· ción final al problema ecuménico. Pero es la prime-
• J. Lecler, Historia de la tolerancia en el ... , I, o. c., 316.
J . Lecler, Historia de la tolerancia en el ..., I, o. c., 406. 1 J. Lecler, Historia de la tolerancia en el ..., I, o. c., 320. • J. Lecler. Historia. de la tolerancia en el ... , Il, o. c., 331.

PARA COMPRENDER ELECUMENISMO 105


ra ventana abierta para que el don del Espíritu lle- misionera por naturaleza, puesto que procede de l entes por el sacramento del ~auti mo, ·
gue a las Iglesias. Los hombres «tolerantes» de los misión del Hijo y de la misión del .Espíritu según el nunca podrán compartir la eucan tía - rn
iglos XVI y XVII no impusieron sus ideas, en pri- designio de Dios Padre» (AG 2). Resulta perlecta• el • unidad- con la inmensa mayoría de lo
mer lugar, porque el fanatismo intransigente de la mente coherente, por tanto, afirmar que la Iglesia, qu no pertenecen a la misma Iglesia?, ¿qu
mayoría era mucho más «realista» que sus débiles más que tener misiones, ella es misión. El envío del hllidad puede tener ante los no cristian 1
demandas. Pero también porque la. tolerancia sola Señor resucitado: «Id, pues, y haced discípulos de ·i na ingresar en la propia comllDÍ:dad
nunca es la alternativa final, aunque sea el preám- todas las naciones» (Mt 28, 19) marca a la Iglesia, 1 realmente la única in.corporaetón
bulo necesario. La tolerancia ante las otras Iglesias entera. Pentecostés hace que desde los orígenes la 1 lesia de Cristo?
comienza por el reconocimiento positivo de sus Iglesia supere la dispersión empobrecedora de He aquí algunas pregun~s qu_e d~ran ll•
diferencias en cuanto diferencias, por el respeto a su Babel y unifique en la comunión a aquellos que han han tenido respuestas demas1ado.srmpli ~a:. 1
identidad religiosa y espiritual, por el respeto a sus de creer por la palabra de los enviados. puesta clásica -desde cada Igles1~- ra HI~"
credos y convicciones aunque no se compartan, y La Iglesia debe realizar esta misión y nunca ha m nte la misma: las demás Iglesias n lal
por la convicción profunda de que los derechos de la cesado de realizarla. Quizá hoy más que nunca c:ir. han caído en la herejía o en el ci m·,.
«verdad en sí» no pueden estar reñidos con los dere- evangeliza en una sociedad en la que concurren propia comunidad eclesial se veía a í mi m
chos que en conciencia tiene cada comunidad en su otros «mundos espirituales•, con universos y cos- 1. Iglesia verdadera.
aproximación a ]a verdad. movisiones muy distintos, pero capaces de dar sen- Las cosas no son tan simples com pu ·J
La intolerancia se presentaba -se presenta a tido a la vida de nuestro contemporáneos. El
humanismo racionalista y científico, el marxismo, el pr · nderse. Por eso en un momento dad
veces- cuando cada Iglesia hace ideología de la «ver- t vendría desde dos espacios que
dad objetiva" y concluye afirmando la perlecta. coin- Islam, las grandes religiones de oriente, el mundo de
mutuamente: la misión y la unidad. No
cidencia de aquélla con us propias creencias y con- las sectas y de los uevos Movi.mieo:tos Religiosos,
la ueva Era (New Age), etc., difunden hoy sus ofer- dad que en el contexto de una Conferen ia
vicciones. Lo que ocurre en realidad es que, cada vez ra Mundial (Edimburgo, 1910) un del. g·1do
que esto acontece, la fe cristiana se deteriora, y la tas dentro de una competividad tan grande que
Iglesias del Extremo Oriente pronunCJa ·· P
Iglesia misma vive de manera sectaria. muchos eclesiásticos vuelven su mirada hacia la
mística misionera de los primeros cristianos. que causaron emoción:
o se trata de resaltar aquí una idea de toleran- Pero mientras las Iglesias cristianas se entregan "··· Nos habéis mandado misionero qm·
cia. que prime el escepticismo y que nivele acrítica- a la evangelización, son cada vez más conscientes de dado a conocer a Jesucristo, por lo que os
mente todas las Iglesias en un indiferentismo que no que es en el terreno mismo de la misión donde apa- agradecidos. Pero al mismo tiempo nos hab
conduce a ninguna parte. No se trata tampoco de recen los mayores obstáculos para que su anuncio vuestras distinciones y divisiones ... Os supl
proclamar el «evangelio de la tolerancia» como si resulte coherente y eficaz. En efecto, toda Iglesia que dejéis a Jesucristo suscitar e~ el seno d' 1
fuera la panacea ante las divisiones de los cristianos. cristiana siente como esencial el hecho de procla- pueblos, por la acción del Espíritu Santo, 1
Se trata de reivindicar, sin embargo, y de reconocer mar su fe. No hay fe sin testimonio, no hay «evan- conforme a sus exigencias y conforme ta
que la tolerancia respetuosa ante las otras Iglesias es gelio• sin proclamación. Cuando la fe deja de pro- genio de nuestra raza ... »'·
el preámbulo necesario para que desaparezcan los clamarse, se corrompe. Y esta necesidad la han
sectarismos y las seculares incomprensiones, dejan- Un historiador de las misiones, Kenn t
experimentado y la sienten por igual todas las Igle- tourette, ha señalado que el tono domin
do el camino libre para que actúe el Espíritu. Sin sias que, in embargo, han perdido la comunión
tolerancia no habrá don del Espíritu. parte de los delegados occidentales en ~q':1
entre sf. ferencia de Edimburgo fue de «un optiml
La tolerancia en el fondo es una actitud eclesial, Este he h ta y cuestiona la esencia misma bordante». John Mott, escribía, poco despu
no sectaria; es un posiciona.miento que nace de la de la fe cri tian · qu desde pentecostés es una fe citada conferencia misionera, que
convicción de que la verdad nos posee y que, lógica- que integra, qu oh :iona, que congrega. Es decir,
mente, nosotros, las Iglesias, no somos dueños, sino que genera muni n. Y que rechaza, lógicamente, "··· Eclimburgo ha familiarizado a los cris
servidores de la verdad que a todos sobrepasa. el espíritu d B . b . Af ta además a la credibilidad, nuestros días con la idea de mirar de man
a la cohercn in a I ficacia de la misma acción tante al mundo como un todo, confrontánd
evangelizad rn. DL" hf u, la situación de un mun-
1.2. La misión con los otros do cristianam •11/r dil!;d;d in ida de manera directa
y negativ ·n la I e i n misionera de las Iglesias.
No hay Iglesia sin. misión. El decreto Ad gentes, ¿Cómo v , • ,a, k d pacios que excluyen la • Citado en M. Vtllain, Introducción al Ecwnenism
del Vaticano Il, dice que «la Iglesia peregrinante es comuni n?, qm !-. ·ntiJ U incorporar nuevos Bilabo 1962, 22.

106 PARA COMPRENDERBLECUMENISMO


'si n ra por naturaleza, puesto que procede de la eyentes por el sacramento del bautismo, cuando una unidad, con una Iglesia cristiana que también lo
:-.i del Hijo y de la misión del Espíritu según el uunca podrán compartir la eucaristía - sacramento es» 10.
. i ni d Díos .Padre» (AG 2). Resulta perfecta- d unidad- con la inmensa mayoría de los cristianos
herente, por tanto., a:6.rmar que la Iglesia, Voces nacidas de la misión estaban pidiendo a
que no pertenecen a la :misma Iglesia?, ¿qué credi- gritos, de una manera u otra, la unidad de los cris-
tener misiones, ella es misión. El envío del bilidad puede tener ante los no cristianos la invita-
u itado: cdd, pues, y haced discípulos de tianos. Sin duda era la voz del Espíritu. El evangelio
·ión a ingresar en la propia comunidad como si fue- no será creíble si no se presenta de manera unáni-
lu I na iones» (Mt 28, 19) marca a la Iglesia, ' realmente 1a única incorporación posible a la
t~ r . Pent costés hace que desde los orígenes la me. Con esta profunda convicción salieron los hom-
Iglesia de Cristo? bres de Edimburgo. Los caminos a recorrer, en
, si up r la dispersión empobrecedora de
lid unifique en la comunión a aquellos que han He aquJ algunas preguntas que durante siglos aquellos años de principio de siglo, no estaban cla-
r la palabra de los enviados. han tenido respuestas demasiado simplistas. La res- ros. Para algunos el trabajo no podría consistir en
puesta clásica -desde cada Iglesia- era invariable- búsquedas de «unión doctrinal». Recordaban que
r T sia debe realizar esta misión y nunca ha mente la misma: las demás Iglesias son falsas, es ]as doctrinas habían sido siempre causa de muchas
1 In d realizarla. Quizá hoy más que nunca divisiones. Creyeron, por tanto, que la acción podría
111 Jiza en una sociedad en la. que concurren
d cir, han caído en la herejía o en el cisma. S6Io la
propia. comunidad eclesial se veía a sí misma como ser el nudo que cohesionase un verdadero programa
,, mundo espirituales», con uníversos y cos- h: Iglesia verdadera. de evangelización y testimonio común. Se estaba
s1u n muy distintos, pero capaces de dar sen-
intuyendo el movimiento que será llamado «Vida y
' 1 1 vida de nuestros contemporáneos. El Las cosas no son tan simples como puede com- Acción» (Life a.n.d Work). Otros pensaban, por eJ con-
1 , nism ionalista y científico, el marxismo, el prenderse. Por eso en un momento dado 1a respues- trario, que, sin una base común de acuerdo doctri-
111 , 1 'i "3.lldes religiones de oriente, el mundo de ta vendría desde dos espacios que se i:mpJican nal, todo intento de acción wtida estaba condenad
d lo uevos Movimientos Religiosos, mutuamente: la misión y la unidad. No es casuali- a1 fracaso. Era la intuición original d 1 m vi:mj nt
Ju,· r 'r (New Age), etc., difunden hoy sus afer- dad que en el contexto de una Conferencia Misione- «Fe y Constitución» (Faith and Order).
ti ·ni d una competividad tan grande que Mundial (Edimburgo, 1910) un delegado de las
1 ho e J ·i tico vuelven su mirada. hacia la Jglesias del Extremo Oriente pronun.ciase palabras El padre Le Guillou escribió hac añ un lib o
lí · ,1 mi ·i · n ra de los primeros cristianos. que causaron emoción: fundamental sobre nuestro tema, Misión Unidad 11 •
1 ·• mi nt . las Iglesias cristianas se entregan Para Le Guillou, la misión está en el ori n d l
" ... No.s habéis mandado misioneros que nos han deseo ecuménico. Por eso escribe:
, . 'tn Uzación, on cada vez más conscientes de dado a conocer a Jesucristo, por lo que os estam.o s
•11. ·l 1 rr no mismo de la misión donde apa- agradecidos. Pero al mismo tiempo nos habéis traído "· .. El movimiento ecuménico naci d l t ma d
11 )ns m r obstáculos para que su anuncio vuestras distinciones y divisiones... Os suplicamos ... conciencia por parte de las confesiones no tólic
11t~ ·oh r ni- y eficaz. En efecto, toda Iglesia que dej~is a Jesucristo suscitar en el seno de nuestros del obstáculo que constituía para la propagación efi-
1i u1 1 ,;j nt omo esencial e] hecho de procla- pueblos, por la acción del Esp.Critu Santo, la Iglesia caz del evangelio la división de los cristianos en
ll _ · , N, ha fi sin testimonio, no hay «evan- comuniones separadas y rivales ... Nacido de la
conforme a sus exigencias y conforme también al
la a ión. Cuando la fe deja. de pro- genio de nuestra raza ... »'. misión, era natural que este movimiento se orientara
o mpe. Y esta necesidad la han cada vez más hacia la misión• 11 •
y 1 ienten por igual todas las Igle- Un historiador de las misiones, Kenneth Scott
tourette, ha señalado que el ton.o dominante por A lo largo de la historia del ecumerusmo la refe-
1u , mbargo, han perdido la comunión rencia a la misión ha sido fundamental. Una de las
[ s ' arte de los delegados occidentales en aquella con-
rencia de Edimburgo fue de teun optimismo des- expresiones más notables del movimiento unionista,
~s i · h ~ ta y cuestiona la esencia misma el Consejo E.c:uménico de las Iglesias, se sintió desde
1 f ri tiana que desde pentecostés es una fe bordante». John Mott, escribía, poco después de la
itada conferencia misionera, que su fundación, en 1948, como el heredero directo de
lnL · ra, que cohesiona, que congrega. Es decir, aquel gran acontecimiento misionero de Edimburgo
n omunión. Y que rechaza, lógicamente, ~ ... Edimburgo ha familiarizado a los cristianos de
ritu de Babel. Afecta. además a la credibilidad, nuestros días con la idea de mirar de manera cons-
h r ocia. y a la eficacia de la .m isma acción tante al mundo como un todo, confrontándolo como •• Texto citado por Ph. Potter, De Edimburgo a Melbourne, en
' li dora. De a1ú que la situación de un mun- Venga tu reino. Perspectivas misioneras (Informe de Ja Conferen-
cia Mundial de Misiones y Evangelización. Melbourne 1980),
i tio.~iamente dividido incida de manera directa Sígueme, Salamanca 1982. El texto en p. 33.
ttva en la. acción misionera de las Iglesias. 11 r. M. Le Guillou, Misión y Unidad. Exigencias de la Comu-
1 ""vangelizar desde espacios que excluyen la ' Citado en M. Villain, Introducción al Ecumenismo. Desclée, nión , Estela, Barcelona 1963.
rni n ?, ¿qué sentido tiene incorporar nuevos ilabo 1962, 22. " J. M. Le Guillou, Misi6n y Unidad..., o. c., 8.

PARA COMPRENDER ELECUMENJSMO l 07


(1910). Por ello resultó normal que el Consejo Mi- evangelio, y profundizando en su solidaridad y amor
sionero Internacional, organismo que reagrupa a la mutuos» 1'.
«La juventud peregrina hacia Taizé. Puede dec •
mayoría de las sociedades misioneras, se integrara El don del Espíritu mueve a las Iglesias a traba- desde 1960 Taizé es el lugar de cita de la juventud d 11
en el Consejo Ecuménico durante la. Asamblea Ge- jar juntas en aquello que es esencial: la evangeliza- el mundo, incluso de toda ideología. Muchas veces m '
neral de éste reunida en Nueva De.Ihi (1961). ción y el testimonio común. o se trata ya sola- preguntado el porqué de este fenómeno verdadera~enl
Se han celebrado numerosos congresos de tipo mente del respeto y la. tolerancia ante las otras sorprendente de la juventud contemporánea, al~rg1 a
misionero promovidos desde la sede de Ginebra. Iglesias. Se trata de sentirse en.viadas juntas para religioso, que va a rezar desbordantemente a TalZ •
Uno de los más importantes tuvo lugar en Melbour- proclamar la única buena noticia y para dar testi• En primer lugar, Taizé es Jugar de cita y lo j veme
ne, en mayo de 1980. En unas reflexiones que haría monio del reino predicado por Jesús. Y ésta es, sin precisan citaciones de este tipo para ve~e, encoo . 1
Emilio Castro tras su celebración dejaba apuntadas duda, otra de las traducciones concretas por las que hablarse, discutir y compenetrarse. La Juventud t
estas ideas: pasa 1a acción del Espíritu para que la comunión ansiosa de apertura. Quiere romper fronteras, asomu
eclesial sea una realidad entre las hoy divididas otros mundos y lo logra contemplando los ojos d un
«En Melboume, las Iglesias también han sido lla- Iglesias cristianas. hermano lejano o escuchando el hablar de una lenguu
madas a reco.r dar la relación existente entre la misión
y la unidad Sólo podemos celebrar honestamente si extranjera.
la Iglesia reconoce el perjuicio que ha causado aJ tes- Taizé, además, es plataforma excepciona! por ~a
timonio común con el escándalo de sus divisiones.
J.3. La plegaria junto a los otros temática que presenta a una juventud que qwere ,v1v11
Salvo que la per egrinación de las Iglesias conduzca a contrapleo de la corriente adormecedora del fas !hffln
Se trata ahora del análisis de otra expresión con- bobalicón que arrastra a la masa juvenil de nu ·tro, di
la unidad visible en el único Dios, en el único Cristo y creta de la comunión eclesial; la plegaria realizada
en el IJD.Íco Espíritu, en marcha hacia. el único reino, No es la juventud drogadicta, ni la erotizada, la ju ~flll
junto a.los otros cristianos con objeto de descubrir y pocha y alienada, la que sube constantemente al 1: ·n 11 ,
la misión que nos ha sido encomendada será cuestio-
nada» ll.
hacer visible el don de la unidad. Pero la plegaria se sino otra juventud con aires reno~adores Y~ 1 • ,h
sitúa en un nivel distinto al. de las expresiones ya superación. Una juventud que qwere reconqu1 t.ar l
Cristiano de diferentes Iglesias se reunieron en est udiadas. Y es que la realidad divina -también la sentido de fiesta que la sociedad de consumo ha pt'' 11
Basilea, en mayo de 1989. En la Asamblea Ecumé- realidad humana- tiene una doble aproximación. Una juventud con ansias de unidad universal. m11
nica Europea reconocieron que Cabe acercarse a ella como a un problema, pero es contrapunto de la tendencia individualista en que r
igualmente posible considerarla como un misterio. consumen tantas vidas juveniles en el momento 11111
«convertirse a Dios (meta11oia) significa, en la actuali- Además, en Taizé, los jóvenes se encuentran a s{ mi m
dad, comprometerse a superar: las divisiones que El problema exige la investigación, el análisis
Se les escucha. Se les atiende. Dialogan, oran y dls u1 1
todavía existen en las Iglesias, la desconfianza y hos- arduo, el método correcto, el planteamiento acerta- pero todo a su garbo, conforme a su tal~te... Los j I r
tilidad en sus relaciones, el peso de recuerdos parali- do ... El misterio, por el contrario, invita sobre todo a saben que en Taizé son ellos los protagorustas .. .».
zantes del pasado, la intolerancia y el rechazo a reco- la comunión, a la entrada en él no a través del aná-
nocer la libertad religiosa» (Docum. Basi.ka, 45). lisis minucioso y científico, sino por medio de la Julián García H •n 1
actitud de apertura confiada para dejarse impregnar
Pero en Basilea descubrieron también la llama- por lo que nos trasciende. Ambas aproximaciones a ;: -,--_~=~-' . -
da a un compromiso común de cara a la. sociedad la realidad no se excluyen, pero ciertamente no se
europea. En el documento se recoge el siguiente confunden. Esta eflexión ha sido hecha en la histo-
punto: ria del pensamiento humano respecto de Dios mis- pondiendo a una Palabra que re~ela e interp 1•
mo, respecto de la Iglesia, del hombre, etc. Dios ha es el camino de la teología-, es 1gualmenl 1 { 1

«Consideramos la asamblea de Basilea como una el acc-eso al Dios misterioso a través de la ple
oportunidad para rezar juntos, para establecer con- sido considerado por muchos de nuestros contem-
poráneos como «problema», y muchos lo han aban- es decir, de la apertura confiada y filial en el b
ultas mutuas, y para hacer declaraciones comunes,
en la esperanza de que el Espíritu Santo utilizará donado como «problema insoluble» . Pero Dios es ceo del alma.
nuestro trabajo para realizar Ja reconciliación, la «n:ústerio» que trasciende, que envuelve. Y si es legí- El hombre es igualmente probl~ma! p r
renovación y la transformación. de las Iglesias, condu- tima la aproximación a él a través de la razón res- bién es, quizá antes que nada, rrust~no .. u
ciéndolas a una mayor proximidad en la verdad del veces resultan ineficaces los intentos c1entíf :
penetrar en el «problema» _del hombre, ~uand
( .m en tación oficial de la Asamblea el contrario, se abren cammos reales e msospc
11E . Castro, Reflex.w n despuis de Melbourne, en Venga tu rl!t- · i]ea, 15-21 mayo 1989). CECI-Ccntro
dos para penetrar en su misterio a través e
no. Perspectivas m isioneras , o. c., 316-317. d la Unidad, Madrid 1990, 33-34.

108 PARACOMPRBNDER E LECUMENLSMO


an ello, y profundizando en su solidaridad y amor comunión, de la amistad, del amor. Lo mismo cabe
m utuo » 14 • decir de los grupos humanos, de toda realidad.
l :.I don del Espíritu mueve a las Iglesias a traba- «La juventud peregrina hacia Taizé. Puede decirse que
desde 1960 Taizé es el lugar de cita de la juventud de todo A lo largo de este libro se están empleando indis-
junla_ n aquello que es esencial: la evangeliza. tintamente ambas aproximaciones. La unidad de la
n 1 testimonio común. No se trata ya sola• el mundo, incluso de toda ideología. Muchas veces me he
preguntado el porqué de este fenómeno verdaderamente Iglesia es u.n problema que surge precisamente ante
l re peto y la tolerancia ante las otras sorprendente de la juventud contemporánea, alérgica a lo el hecho de las divisiones eclesiásticas. Pero la uni-
_ trata de sentirse enviadas jnntas para religioso, que va a rezar desbordantemente a Taizé. dad de la Iglesia es, por encima de todo, un miste-
1c I m r Ja única buena noticia y para dar testi•
En primer lugar, Taizé es lugar de cita y los jóvenes
rio. Y si hemos analizado ya, en páginas anteriores,
11in d l reino predicado por Jesús. Y ésta es, sin la tolerancia y el testimonio común como dos expre-
J.i, t de las traducciones concretas por las que precisan citaciones de este tipo para verse, encontrarse,
hablarse, discutir y compenetrarse. La juventud está siones válidas y necesarias de la obra del Espíritu
,1 1a a i6o del Espíritu para qu.e la comunión
ansiosa de apertura. Quiere romper fronteras, asomar a que preparan y facilitan el don de la unidad, anali-
• i l ea una realidad entre las hoy divididas zamos ahora una expresión básica en la comunión
• i ,s Ti tianas. otros mundos y lo logra contemplando los ojos de un
hermano lejano o escuchando el habJar de una lengua eclesial. Es la aproximación a través de la plegaria
extranjera. compartida entre cristianos de distintas glesias.
I. . plegaria junto a les otros Taizé, además, es plataforma excepcional por la Un poco de historia. La voluntad de reunirse cris-
temática que presenta a una juventud que quiere vivir a tianos de diferentes tradiciones eclesiales para rezar
contrapleo de la corriente adormecedora del fascismo por la unidad de las Iglesias no tiene larga historia.
bobalicón que arrastra a la masa juvenil de nuestros días. Si exceptuamos los intentos llevados a cabo por el
No ~ la juventud drogadicta, ni la erotizada, la juventud conde Von Zinzendorf - dentro de ambientes pietis•
pocha y alienada, la que sube constantemente al cerro, tas luterano del siglo XVIII y en estrecho contacto
sino otra juventud con aires renovadores y anhelos de con los Hermanos Moravos, para los que era más
superación. Una juventud que quiere reconquistar el importante «la religión del corazón que la religión
sentido de fiesta que la.sociedad de consumo ha perdido. de los dogmas»-, hay que señalar eJ siglo XIX com
Una juventud con ansias de unidad universal, como el momento en que surgen las primeras ini iativ
contrapunto de la tendencia individualista en que se por la plegaria común entre cristianos oficialm nt
consumen tantas vidas juveniles en el momento actual. divididos.
Además, en Taizé, los jóvenes se encuentran a sí mismos.
Se les escucha. Se les atiende. Dialogan, oran.y discuten, Esta historia está detalladamente estudiada p or
pero todo a su garbo, conforme a su talante... Los jóvenes Ruth Rouse en la obra A History of the Ecumenical
saben que en Taizé son ellos los protagonistas ... ». Movement 15• Allí se enfatiza la contribución anglo-
católica cuya finalidad es pedir por la incorporación
Julián García Remando de la «Iglesia de Inglaterra» a 1a Iglesia Romana.
Hacia 1840, u.n sacerdote católico, el P. lgnatius
Spencer, entra en contacto con John H. Newman y
el Dr. Pusey, en Oxford, y editan un Plan de oración
pondi.e ndo a una Palabra que revela e interpela -ése para la uni6n. Años después, como consecuencia del
es el camino de la teología-, es igualmente leg(timo «Movimiento de Oxford », se crea la Association for
eJ acceso .al Dios misterioso a través de la plegaria, the Promotion of the Unity of Christendom (1857),
es decir, de la apertura confiada y filial en el balbu- que congrega a varios miles de anglicanos, católicos
ceo de] alma. y ortodoxos griegos. Desde Roma, sin embargo, en
1864 se prohíbe a los católicos participar en dicha
El hombre es igualmente problema, pero tam• asociación.
bién es, quizá antes que nada, misterio. Cuántas
veces resultan ineficaces los intentos científicos por
Paz corz Justicia (Documentación oficial de la Asamblea penetrar en el «problema» de] hombre, cuando, por u R. Rouse, United Prayer for Reviva[, en R Rouse, St. Neill
1f uropea. Basilea, 15-21 mayo 1989). CECI-Centro el contrario, se abren caminos reales e insospecha• (eds.), A History of the: Ecúmen:ical Movemen.t (1517-1948), SPCK,
ni Misioneras de la Unidad, Madrid 1990, 33-34. dos para penetrar en su misterio a través de la Londres 1967, 345-349.

PARA COMPRENDER, EL ECUMENJSMO 109


Los esfuerzos por incrementar una plegaria Cuando el padre Couturier expone por vez p
común se ven reforzados en 1906, cuando el arzo- mera en un. artf.c ulo de la «Revue Apologétigu
bispo de Canterbury y los moderadores de la Iglesia (diciembre, 1935) su Semana de Oración Univ
de Escocia (presbiteriana) y de la Iglesia Unida Libre está trazando las grandes líneas para que la pleg
invitan a todas las comunidades locales de sus res- pueda ser compartida. por todos los cristianos y por
pectivas Iglesias a orar insistentemente por la uni- todas las Iglesias. Sin er teólogo de profesión, Cou•
dad de todos los cristianos. turler se ha dejado cautivar por la oración de J
León XIII había instituido la novena de pente- emigrantes rusos que llegan en sucesivas oleadas
costés, hacia 1895, para «acelerar la obra de recon- Lyon, tras la revolución bolchevique de 1917. Cou•
ciliación de los hermanos separados». Poco más tar- turier les acoge, les ayuda y facilita lugares para que,
de, dos presbíteros anglicanos, Spencer Jones y Paul la mayoóa de ello de confesión ortodoxa, puedan
J. Wattson -este último de la Iglesia episcopaliana realizar sus oficios litúrgicos. La divina liturgia sub-
de los Estados Unidos- , inician un Octavario para.la yuga al s.acerdote francés y en él va naciendo una
reunión de las Iglesias, que tiene gran acogida en un intuición - alguno la llaman aproximación- al mis-
primer momento. Tras la conversión al catolicismo terio de la unidad a través de una. plegaria que
del reverendo P. J. Wattson, el octavario se transfor- verdaderamente común.
ma en un instrumento de apostolado para la «con- Las tres dimensiones de esa plegaria, según el
versión» de los no católicos y para su vuelta a la Igle- pensamiento del padre Couturier, son universalidad,
sia católica. En cada una de las jornadas del contemplación y eficacia.
octavario se pide por una intención teniendo como
objetivo una Iglesia determinada. Spencer Jone por - Una plegaria uni.ve.rsal. Se trata, en primer
u parte funda, en 1921, la Church Unity Octave lugar, de que la oración pueda ser compartida por
Council con una motivación muy definida: se trata todos los creyentes en Cristo y por sus respectivas
de rar por la «unión corporativa» de las dos Igle- comunidades. Oración hecha desde «lugares comu-
- la de Roma y la de Inglaterra- y no por las con- nes» y desde «espacios compartidos», pue sólo así
rsion individuales. los discípulos podrán presentarse como testigos creí-
D de perspectivas estrictamente protestantes bles de la Buena Noticia de Jesús.
b hablar de la Semana de oración, de la Alianza La experiencia había demostrado a Couturier
vangélica (1846), que se celebra cada año durante que ninguna oración ccconfesional» podría, en el
el tiempo de Epifanía, con carácter misionero y con actual estado de divisiones eclesiales, aunar volun-
espíritu, todavía hoy, claramente anti-católico. tades y congregar unánimemente a quienes durante
Pero una plegaria que busca la conversión de los siglos se han visto envueltos en innumerables con•
ccotros» y el regreso a la propia Iglesia, o que recha- trove~ias. La plegaria ecuménica se basa, por el
za la. participación de algunos cristianos por su contrario, en el convencimiento de que incluso las
determinada pertene.n cia eclesial, difícilmente pue- divisiones eclesiales no han borrado la realidad pri-
de ser asumida por el conjunto de las Iglesias . .Por mera y fundamental recibida en el bautismo. De ahí
todo ello las expresiones de una oración común por que algún autor haya. llegado a hablar de una espe-
la unidad cristiana llevaron una vida lánguida hasta cie de estatuto «anteconfesional» de la plegaria ecu-
que un hombre de visión excepcional, Paul Coutu- ménica: los cristianos se reúnen a orar juntos por-
rier, sacerdote de la diócesis de Lyon, intuye una que es mucho más profundo lo que les une -su
nueva concepción de la plegaria por la unidad 16 • incorporación en Cristo- que lo que les separa.
La acertada fórmula de Coutu.rier: orar por «la
unidad que Dios quiera» para «el tiempo y por 10:5
" Para un conocimient o de Paul Couturier, véase, Oecumé- medios que él mismo quiera» descarta -desde el
nisme Spirituel (Les écri ts. Présentation et commentaire de Mau- principio- cualquier intento de proponer de ante-
rice Villain). Castennan, París J963; L'Abbé Couturie.r (1881-1953) " Y. Con~ Théologie de la pri~re pour l'uniU, en B.
Prophi te de l'Unité: Unité Chretiénne", n. 60 (1980), 3-84; M. mano por parte de una Iglesia. a las demás las pro- ., . . Le een
' turlon ' Paris 1984, 191-205.
Villain, L'Abbé Paul Cout urier, Toumai-Parfs 1957. pias conviccion.e s sobre la unidad o las estrategias y lrtclllque.s. -

11 Ü PARA COMPRENDER ELECUMENJSMO


uando el padre Couturier expone por vez pri 111 dios para alcanzarla. En ese sentido se .habla de sal por la Unidad de los Cristianos que se celebra
1t, • . o un artículo de la «Revue Apologétique «plegaria incondicional». No hay condiciones
1111 anualmente del 18 al 25 de enero. Desde hace afios un
1 ·1 mbr , J 935) su Semana de Oración Universal. d · ntrada. Se deja todo en manos de Dios. Es el «equipo mixto» del Consejo Ecuménico de las Igle-
l tr zando Ias grandes líneas para que la plegarla uat nto de comunión de todos los cristianos con la. sias y de la Comisión Pontificia para la Promoción de
H o :r compartida por todos los cristianos y por ol untad salvífica y universal de Dios, «cuyos cami- la Unidad prepara los textos bíblicos y el orden de la
/w l Iglesia . Sin ser teólogo de profesión, Cou- 110 no son nuestros caminos». Es como el abando- oración, que luego, durante toda la emana, ayuda-
1i ' , ha dejado cautivar por la oración de 1 110 n su voluntad libérrima, que todo lo sobrepasa, rán a los cristianos y a )as parroquias de todos los rin-
111 ant ' rusos que llegan en sucesivas oleadas i II luso nuestras convicciones confesionales. cones del mnndo a compartir la plegaria común.
un, t - la revolución bolchevique de 1917. Cou-
't·r l
J coge, ]es ayuda y facilita lugares para que, a oración ecuménica deja en suspenso e) juicio - Una plegaria contemplativa. El hecho mismo de
ma rf de ellos de confesión ortodoxa, puedan -. br las otras cristiandades y se presenta. llena de orar juntos es ya expresión de la unidad dada, pero
1li:r.. r oficio litúrgicos. La divina liturgia sub- eranza en el Dios de las promesas, ajena. a toda es también presagio expectante de la unidad que se
l'll al s · rdote francés y en él va naciendo una le rma de proselitismo o prepotencia eclesiásticas. espera. Por eso la plegaria ecuménica es contempla-
, 1i i n - alguno la llaman aproximación- al mis-
gicamente hay un abandono de aquella posición tiva. Introdu.c e en el misterio de la unidad, expre a-
> • l I unidad a través de una plegaria que • l siológica particular que pedía el retomo de todos do, quizá como en ningún otro lugar, en el capítulo
d. d m nte común. cristianos a la propia Iglesia. Esta oración no 17 de san Juan.
nduce al escepticismo, lleva más bien al abando-
l , dimensiones de esa plegaria, según el u confiado en la plegaria de Jesucristo expresada Todo lo que los cristianos pueden hac r 1 ni 1
1, nmfont del padre Couturier, son univeISalidad, ·n el capítulo 17 del evangelio de san Juan. No va.- del misterio de la oración es «hacer suy • 1 pl a-
al ·m Ja i n y eficacia. , a detenemos aquí en la problemática suscitada ria de Jesucristo. Es decir, rastrear 1 « r i n
Un pl garia u_niversaL e trata, en primer ¡ r el padre Ch. Boyer, eminente ecum.enista, res- sacerdotal» en la que Jesús expresa su d . d<·
, 1, u qu la oración pueda ser compartida por p cto a 1a precisión de las formulaciones de Paul cumplir la voluntad del Padre n bedi a ia ( . 4 ,
l . lo. r y ntes en Cristo y por sus respectivas uturier. Boyer se preguntaba lealmente cómo de ser glorificado (v. 1, 5) y de jnt r d p ·u
111111idac.l ,n. Oración hecha desde «lugares comu- p dría un católico permanecer en el terreno vago e discípulos y los que han de creer en l fulur pnra
d · d « spacios compartidos», pues sólo así
J
impreciso -orar por una unidad que sólo Dios cono- que gocen de la misma unidad que xi l ntr el
di-. puJ podrán presentarse como testigos creí- cuando en realidad como católico ya conoce el Padre y el Hijo (v. 9, 11, 12, 15, 17, 20, 21, 22, 23,
le lo . uen Noticia de Jesús. n mbre y las formas de unidad que Dios ha querido 24, 26).
I..1 • peri n ·a había demostrado a Couturier para su Iglesia. Además, recordaba Boyer, el espíri-
tu y la letra de la plegaria de Couturier podrían favo- Pero una oración. así sólo puede hacerse si el
_ración. «confesional» podría, en el Espíritu ora en el cristiano: «Dios ha enviado a nues-
de divi iones eclesiales, aunar volun- recer, sin pretenderlo, una disminución de las con-
vi cienes de los que trabajan por la unidad. tros corazones el Espíritu de su Hijo que clama:
nn r r unánimemente a quienes durante «¡Abba, Padre!» (Gál 4, 6). Cuando en esa plegaria el
11 s • J1 n vi lo envueltos en inn.u merables con- Habrá que recordar con e1 padre Congar que cristiano descubre la infidelidad de la división ~ris-
•1 1. l~ '. La pl garia ecuménica se basa, por el Lanto Juan XXIII, como el decreto conciliar UR y tiana y la incapacidad humana para recomponerla,
" . ·1 io, 'l'1 l convencimiento de que incluso las después toda la tradición católica, han apoyado y entonces nace la confianza filial en el poder de la ora-
t o · · J iales no han borrado la realidad pri- consagrado de hecho el espíritu de la plegaria de ción de Jesús: «Yo les he dado la gloria que tú me dis-
,1 un mental recibida en el bautismo. De ahí outurier 17 , incluso tomando literalmente alguna de te, para que sean uno como nosotros somos uno» (Jn
ún autor haya llegado a hablar de una espe- us expresiones, como «ecumenismo espiritual» 17, 23). El texto de Pablo a los Romanos es explícito:
'latuto «anteconfesional» de la. plegaria ecu- (UR 8). El tiempo ha dado la razón a Couturier. Hoy
: 1 cri tianos se reúnen a orar juntos por- un hecho que la oración común por la unidad ha "Y de igual manera, el Espúitu viene en ayuda de
mu ho más profundo lo que les une ~su ·do asumida por todos los cristianos de todas las nuestra flaqueza. Pues nosotros no abemos cómo
ra í n en Cristo- que lo que les separa. tradiciones. o hay ya temores «a ser invitados cor- pedir para orar como conviene: mas el Espíritu mis-
ertada fórmula de Couturier: orar por ala dialmente a abandonar la. propia Iglesia y a retor- mo intercede por nosotros con gemidos inefables, y el
1u que Dios quiera» para «el tiempo y por los nar» a una determinada. La expresión máxima de que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración
- qu . él mismo quiera» descarta -desde el ta plegaria reside en la Semana de Oración. Univer- del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos
es según Dios » (Rom 8, 26-27).
ipi · cualquier intento de proponer de ante-
por parte de una Iglesia a las demás las pro- 17 Y. Congar; Thlologie de la. pribe pou.r l'unité, en Essais oecu- «Hacer suya» la plegaria de Jesucristo induce al.
nvicciones sobre la unidad o las estrategias y inéniques. Le Cennuion, París 1984, 191-205. cristiano, por una parte, al. sentimiento de arrepen-

PARA COMPRE.NDERBLECUMENISMO 111


timiento ante el pecado contra la voluntad del Señor ga diaria, su sufrimiento en la cruz, su muerte
tan obviamente manifestada y al abandono de todo resurrección- para la salvación de todos
orgullo confesional; pero, por otra, lejos de inducir siempre una virtud que genera, cuando se celebra
al derrotismo, la plegaria de Jesucristo invita a la el contexto comunitario de la fe, el efecto salvffi
confianza y a la espera atenta. y gozosa del cumpli- que Cristo le dio en un momento determinado de
miento de una voluntad que no puede fallar. Por eso historia. Algunas de esas acciones y palabras fuero
no se dan fórmulas preconcebidas o programadas interpretadas por la comunidad cristiana primiti
con antelación. La actitud orante de los cristianos y y luego por la conciencia de toda la Iglesia com
de las Iglesias se refleja en la espera de lo que Dfos verdaderos sacramentos. Su celebración litürgica
mismo manifestará en el tiempo a través de la lec- mucho más que un «mero recuerdo» del pasado.
tura bíblica y de la escucha de la voz de la historia la presencia actual del Señor en medio de la comu•
que, siempre, es historia de salvación. nidad creyente.
Sólo viviendo en el misterio de Dios es posible Pero la misma Iglesia, a lo largo de la historia,
percibir la voz de Dios. La Iglesia no tiene escrito ha ido redescubriendo otras acciones y palabras d
por adelantado sus caminos. Ella como Abrabán va Jesús que sin haberles atribuido sacramentalidad
de cubriéndolos cuando se deja guiar dócilmente han adquirido importancia y han completado las
por el Espíritu de Dios. Entonces su oración adquie- visiones sacramentales que podáan haberse queda-
re necesariamente niveles de contemplación. do a mitad de camino. No es casualidad que el para-
- Una plegaria eficaz. La contemplación no signi- lelo de la institución de la eucaristía narrada por los
fica despreocupación por la historia. Invita, por el sinópticos esté en el evangelio de san Juan figurado
contrario, a nuevos enfoques y planteamientos de en el momento culminante del lavatorio de los pies,
todas las cosas para rehacerlas según el plan de durante la última cena. Lo que Juan narra es algo
Dios. Un tema clásico en la teología cristiana es el más que una anécdota edificante o que un hecho
del valor permanente de las palabras y hechos de concreto sin demasiado sentido; aquello es la expre-
Jesús. Todo cuanto él deseó y realizó en su vida por sión real «del servicio a los demás)) . «Si yo, que soy
1a salvación de la humanidad no queda sin respues- el Señ.or y Maestro, os he lavado los pies, vosotros
ta. Su vida misma no sólo es ejemplo para los demás también debéis lavaros los pies u.nos a otros» (Jn 13,
-como es el caso de los grandes hombres de la his- 14). Entonces el «lavar los pies a los demás» -expre-
toria-, sino que es fuente de toda vida. sión del servicio, de la «diakonía»- es como un
sacramento de Cristo mismo. Hacer una lectura de
«El que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed. la institución de la. eucaristía en los sinópticos, sin
jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en «completarla» con su paralelo en el evangelio de
él en fuente de agua.que brota para vida eterna• (Jn 4, Juan significado en el lavatorio de los pies (como
14). ((servicio» a los demás), podría llevar el riesgo de
Para los cristianos «los hechos y dichos)) de celebrarla como mero ritual, sin toda la virtualidad
Jesús no son cosa del pasado. Su historia no es una salvífica de Cristo.
historia acabada, sino que, en la fe, sus hechos y Hay más que un bello simbolismo en todo el
dichos se hacen contemporáneos. Por eso Jesús no capítulo 25 del evangelio de san Mateo. Cuando Jesús
sólo es el maestro que edifica con su ejemplo y ense- afuma su identificación con los más pequeños y
fia con su palabra, es e1 mesías que da vida y «vida humildes no trata de narrar tiernas historias para
en abundancia» (Jn 10, 10). Y es que no sólo es ((el edificación de lo niños. La opción preferencial por
camino y la verdad», es «la vida» (Jn 14, 6; 3, 15). Y los pobres - una d la intuiciones centrales de la
Pablo afirmará: (( o vivo yo, es Cristo quien vive en Teología de la Lib ración- encuentra su apoyo escri-
mí» (Gál 2, 20). turístico en Mat 25; d cir, cuando «se toma en
Preci amente en esta eficiencia de la. vi.da entera serio» que en eJ r tr d l p br se halla el rostro de
de Jesús reside la base de la teología sacramental. Jesús. Entone 1p b mo un sacramento de
Lo que Cristo hizo una vez -sus palabras, su entre- Cristo mismo. n l ha pr nte Cristo.

112 PAR.A COMPRENDER BL ECUMENISMO


1 dlruia'. u ufri.miento en la cruz, su muerte y Cabe decir igualmente que cuando .«se toma en abrirse al anglicanismo de manera muy profunda y
111T 160- . para la salvación de todos guarda rio» la oración sacerdotal de Jesús y dentro de un que aprendió más en ellas que en los mismos textos
•n, r una Vlrtlld que genera, cuando se celebra en ·ma ecuménico se ora con él al Padre «para que de autores anglicanos.
nt to comunitario de la fe, el efecto salvffico t dos sean uno», hay algo más que una bella oración
(t· ri t le dio en un momento determinado de la Jean Guitton en su bello libro Silencio sobre lo
interconfesional. Aquella oración, pronunciada esencial ha escrito:
l ria. Algunas de esas acciones y palabras fueron p co antes de su pasión y muerte, no expresa sola-
·r¡ r tadas por la comunidad cristiana primitiva mente un deseo del pasado que la historia de las «Me viene a La memoria una parábola; ella expre-
11 • p r la conciencia de toda la Ig]esia como divisiones eclesiásticas muestra como no cumplido. sará lo que es inexpresable en el lenguaje de los con-
la r sacramentos. Su celebración litúrgica La oración sacerdotal de Jesús se hace presente, hoy ceptos. Supongamos unos alpinistas que suben a
·h m . qu un «mero recuerdo» del pasado. Es aqtú, cada vez que los discípulos «la hacen suya» y picos separados en el espacio. Se animan recíproca-
" ·s n 1a actual del Señor en medio de la comu- 1 actualizan en el tiempo con la confianza de que mente a ir cada vez más arriba. Pero a veces sienten
cl r ente. ios se sirve de ella para obrar lo que significa. la tentación de dejarse deslizar hasta el valle, donde
JI ·r I misma Iglesia, a lo largo de la historia ¿Acaso puede un padre desoír el grito de sus hijos? podrán, por fin, abrazarse. Pero es una tentación:
do li d ~ubriendo otras acciones y palabras d~ Pero ninguna plegaria, tampoco la plegaria por pues hace falta que cada uno de ellos suba más arriba
1, qu • 10 haberles atribuido sacramentalidad la unidad, desvela de improviso el misterio de Dios. todav(a, que cada uno de ellos llame a su hermano en
l quirido importancia y han completado 1aa Hay algo de penumbra en el juicio de Dios sobre la medio del aire helado; que se unan en la oración por
1111 _o; ·a ramen~ales que podrían haberse queda- unidad. Por ello no hay contradicción alguna en que la unidad, sin querer ni poder saber ni cuándo ni
, 1111lad d carruno. No es casualidad que el para- ristianos de diversas Ig]esias oren juntos -fiel cada cómo se realizará; que se echen, pues, como decía
1 l:,1 in titución de la eucaristía narrada por los uno a la propia tradición y conscientes de la unidad Bossuet, en la profundidad del secreto de Dios, dond
pti . t en el evangelio de san Juan figurado a. dada- anhelando la unidad en sus formas más no se ve nada, a no ser que no se ven las cosas com
1 111 rn nto ulminante del lavatorio de los pies plenas y enriquecidas, e ignoradas todavía por las son» 11 •
1111 · 1 última cena. Lo que Juan narra es alg~ mismas Iglesias. La fórmula de Couturier lo recoge
¡u· un anécdota edificante o que un hecho perfectamente: «La unidad que Dios quiera, en el
1d in d masiado sentido; aquello es la expre- tiempo y por los medios que quiera». 2. Las instituciones ecuménicas
' •,·ul « 1servicio a los demás». «Si yo, que soy Orar con la «plegaria sacerdotal» de Cristo es
·1 t, Ma tro, os he lavado los pies, vosotros Dejamos apuntado más arriba la complementa-
propiarse y actualizar la voluntad misma de Jesús
1 n d • i lavaros los pies unos a otros» (Jn 13 que desea glorificar al Padre y pretende para sus dis- riedad que hay entre carisma e institución. El hecho
H111 n l «lavar los pies a los demás» ~xpre~ ípulos la comunión misma que existe en las rela- de que, a veces, ciertas instituciones eclesiásticas
el I s rvi io, de la «diakonía»- es como un iones divinas. Pero entonces una oración así es hayan apagado la voz del Espúitu no permite gene-
1111t•11t d ri to mismo. Hacer una lectura de orno un sacramento de Cristo mismo. En ella se ralizar sobre la incompatibilidad entre el don del
, 1 1u i n d la eucaristía en los sinópticos, sin hace ya presente su deseo de unidad porque no pue- Espúitu y la institución eclesial. Este capítulo está
J lt•farl » n su paralelo en el evangelio de de dejar de ser atendida por el Padre. Desde la teo- dedicado precisamente al análisis del don de la uni-
i •nifi d en el lavatorio de los pies (como logía más clásica siempre se ha hablado de los efec- dad como obra del Espúitu, y a las instituciones
1 demás), podría llevar el riesgo de tos de la acción sacramental. Aquí habrá que eclesiales que lo preparan y lo fomentan.
1 1rl m mero ritual, sin toda la virtualidad afirmar que la plegaria por la unidad hecha desde
1
1• 1 u• ri to. Hemos analizado en páginas precedentes algu-
«lugares comunes» y desde «espacios compartidos» nas de las manifestaciones más visibles del impulso
que un bello simbolismo en todo el ha producido más frutos de los que pudiera a pri- del Espúitu en la obra de la unidad. Nos centramos
11 2 d I evangelio de san Mateo. Cuando Jesús mera vista pensarse. Quien tiene experiencia. ecu- ahora, en cambio, en las respuestas cristianas a ese
, u identificación con los más pequeños y ménica, incluso a niveles doctrinales, sabe que la «movimiento dirigido a restaurar la unidad de todos
Id ~ n trata ~: narrar ti~mas historias para «oración común» no sólo ha derrumbado murallas los cristianos, surgido por impulso del Espíritu San-
u 1 n d los runos. La opción preferencial por de incomprensiones y malquerencias entre cristia- to» (UR 1).
br - una de Jas intuiciones centrales de la nos, sino que ha hecho llegar a los orantes a niveles
1•ía d la Liberación- encuentra su apoyo escri- más profundos en la problemática teológica, que 1. En un primer momento recordamos unos
i n Mateo 25; es decir, cuando «se toma en dificilmente se hubiesen alcanzado a través de la
qu n el rostro del pobre se halla el rostro de ola investigación teológica.
·ntonces el pobre es como un sacramento de Congar ha repetido más de una vez que la ora- 11 J. Guitton, Silencio sobre lo e.senciaL Edícep, Valencia 1988,
mi mo. En él s hace presente Cristo. ión compartida en las vísperas anglicanas le hizo 67.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 1 J3


lu o a través de las institucione y r anis1
nombr ~ unas fechas, unos acontecimientos que No debe extrañar que se haya hablado repetid lt ~e dieron vida, será el roovi.nlient um1
e tán en lo orlgenes del movimiento ecuménico. veces de la necesidad e importancia de «vocacion
. .2. Analizamos después las dos grandes institu- ecuménicas». Nos parece muy acertada la id Centramos nuestra atención en cuat~o ••
ciones que hoy mejor canalizan el deseo de unidad expresada en un folleto del Consejo Ecuménico 1p rtaciones que están -a lo largo del st rlu
es dec_ir, el ~~-ejo Ecuménico de las Iglesias y eÍ las Iglesias cuando dice: primeras décadas del XX- en los ori~ n ·~ 1
Con . JO _Pon_tific10 para la Promoción de la Unidad. 1u n las bases del moderno ecum m ~mo:
« •.. en esencia, el movimiento ecuménico dependa
Dos m~tituc1ones con propósitos comunes, pero de :nen~s de e s ~ ~ establecidas que de perso - el asociacionismo cristiano;
muy ~feren!e estructura y composición. Ambos inspiradas, cnstlanos jóvenes y viejos, ricos y pob ,
orgarusmos_ rmpulsa:n hoy el amplio abanico de de todas ]as denominaciones y culturas, que se han - ef movimiento misionero;
obras de tipo ecuménico a escala internacional adherido a la visión de una Iglesia unida, continua• - las contribuciones confesional
regional y nacional. ' mente renovada en su fe, unidad, misión y servicio ... ••
3. Por último, nos detenemos en los niveles más - los movimientos específi.cam nt • u rrn
sencillos d~l trabajo ecuménico, es decir, en aquellos Lo que distingue a estos cristianos que aposta-
que se realizan en la base y cuyos protagonistas son r<?º por e] ecu.menismo, fundamentalmente a s
lo~ creyentes sin títulos ni diplomas del Pueblo de pioneros, es la profunda convicción de que la uni- a) El asociacionismo cristiano
Dios. da~ de las Iglesias cristianas será un hecho en la his-
tona. Este horizonte utópico es imprescindible a la Varios fenómenos políticos, social s V 111 1
El carácter meramente esquemático y descripti- hora de valorar el trabajo realizado por estos hom- ue tienen lugar en Europa desd fin 1• 1
vo de esta se~c:!3 parte del capítulo quedará sub- bres. Norman Goodall en su libro El movimiento XVIII hasta bien entrado el siglo ~ : u1. 1111
sanado en el s1gmente, cuando nos centremos en la ecuménkodice: · de los mayores desafíos que _el .cry trnm :•~
probl~:n:iática emana_da_ de las cuestiones teológicas recibido en su historia . Los pnnc1p10 d · l.1
que dividen a los cnstianos y del trabajo doctrinal «EJ 'padre de las misiones modernas', William ·ón francesa, la Dustración alemana Y. ·l - 11
que llev~ a cabo precisamente estas instituciones Carey, propuso en 1806 convocar a una reunión de mo, la revolución industrial y el_ na m t 111
ecumémcas como portavoces autorizados de las todos los cristianos, en el Cabo de Buena Esperanza, clase obrera, el capitalismo salvaJe Y 1 suq,i
Iglesias cristianas. aproximadamente para 1810, la. cual serla seguida de del movimiento socialista y co~unista, 1 .
reuniones similares cada diez años. Carey ofreció esta de la democracia y el liberalismo d bllit,
sugerencia en una carta a su amigo Andrew Fuller: fluencia y el papel regulador que la I l ,¡ 1•
2.1. Los orlgene.s secretario de la Sociedad Misionera Bautista. P~ desempeñando tradicionalmente.
Los oxigenes históricos del movimiento ecumé- Fuller no aceptó la idea con entusiasmo. Esto no es
nico están vinculados a personas, a nombres muy más que uno de los agradables suefi.os del hermano La reacción de las Iglesias europeas ant
concretos q~: «esperaron contra toda esperanza». Carey, escribió» ª'· fío difiere lógicamente en sus modos Y n M
nidos. De modo general cabe recordar qu ·
PodJ:ía escnbrrse seguramente la historia del ecu-
merusmo titulando.~da uno de sus capítulos con el En 1810, ciertamente, no se llevó a cabo la reu- Iglesias se encierran en sí mismas - p . P
n~mbre de alguno de los personajes que en un deter- nión de todos los cristianos en el Cabo de Buena su identidad- y condenan toda clase de h ·
JDIDado momento contribuyeron de manera decisi- Esperanza, pero un siglo después, en 1910, se cele- y modernismos. Otras, en un afán ~e en _u ·
va al progreso de la causa de la unidad cristiana. Y braba en E_~burgo una _reunión que congregaba a el mundo que se está haciendo, se 1dentifi
no se trat~ de acudir a fáciles protagonismos. Afir- muchos cnstianos y que iba a ser como la cuna del manera con muchos de los fenómenos n~ 1
~amos, sm embargo, que la primacía en el ecume- .movimiento ecuménico. Sin «soiiadores» como en algunos casos cabe preguntarSe 1 1
rusmo correspon~ a la vocación, al . sentido muy Wtlliam Carey, John Mott, J. H. Oldham, Charles H. disuelto la fe que esas Iglesias dicen man
acentuado de qIDenes desean responder a una lla- Brent, Nathan deiblom, William Temple Jolm reacción neoortodoxa de Karl Barth ant fo
n:iada que creen venir del Espíritu. Con toda eviden- B_aillie, Ferdinand Portal, Lord Halifax, CarcÍ. Mer- liberal de sus maestros debe ser interpr ta 1
c1er, Paul Couturi r, Yves Cangar, etc. -por citar sólo
cia _que esos hombres y mujeres nunca hubieran contexto.
podido llevar adelante su tarea si no hubiesen senti- un puñado d pion r no cabria pensar en lo que
Junto a. esas posiciones extremas P
do, tarde~ temprano, el acompañamiento de gente , -condena indiscriminada del mundo m 1
de comurudades atentas a los signos de los tiempos. identificación ingenua con el mismo-, ha
Pero ell~s ~eron y son todavía hoy generadores de tacar un fenómeno que tendrá consecuen
un moVl.IDlento en e] que están involucradas la positivas. Es el intento, desde algunos esp~
mayorla de las Iglesias cristianas.

114 PARA COMPRENDBRELECUMENJSMO


No d b xtrafiar que se haya hablado repetid luego, a través de las instituciones y organismos a siales, de suscitar una nueva pres ocia cri tian n
·s d Ja necesidad e importancia de «vocaclon los que dieron vida, será el movimiento ecuménico. la sociedad. Intentos de presencia en el mund d l
um ni ». Nos parece muy acertada la. id trabajo, en la universidad, en la vida ciudadana, qu
I t·sada n un folleto del Consejo Ecuménico d Centrarn.o s nuestra atención en cuatro grandes coinciden precisamente con la U gada ma iva de
1 J' ia uando dice: aportaciones que están -a lo largo del siglo XIX y gentes que abandonan el campo y se hacinan n
primeras décadas del XX- en los orlgenes y consti- grandes bolsas de pobreza alrededor de las ciu~a-
• ... n esencia, eJ movimiento ecuménico depende tuyen las bases del moderno ecumenismo:
Ull'n d estructuras establecidas que de personu des. Este éxodo significa, por una parte, la pérdida
tl~pi das, cri tianos jóvenes y viejos, ricos y pobres, - el asociacionismo cristiano; de reductos confesionales heredados de aquel prin-
d · lo las denominaciones y culturas., que se han cipio «cuius regio, eius religio» que había manteni-
- ef movimiento misionero; do a católicos, luteranos y calvinistas, dw-ante
• Hi rid a la visión de una Iglesia unida,. continua-
rnc nt renovada en su fe, unidad, misión y servicio ... •. - las contribuciones confesionales; siglos, separados geográficamente, y siempre extra-
ños, cuando no enemigos. Pero, por otra parte, el
J. qu distingue a estos cristianos que aposta- - los movimientos específicamente ecuménicos. éxodo a las ciudades significa la posibilidad del
• po .1 umenismo, fundamentalmente a sus encuentro y del descubrimiento mutuos al tener
ne s, l profunda convicción de que la uni- lugares comunes: la escuela, el barrio, el trabajo, la
1 J · 1 s Igl ias cristianas será un hecho en la bis- a) El asociacionismo cristiano universidad, las tareas de beneficencia... Y empie-
¡ 1. 1 t, horizonte utópico es imprescindible a la zan a descubrir que en todas las tradiciones cristia-
1 d al rar el trabajo realizado por estos hom- Varios fenómenos políticos, sociales y culturales
que ti.en.e n lugar en Europa desde finales del siglo nas hay un tronco común.
Nnrman Goodall en su libro El movimiento
,n,·11 · di : XVIlI hasta bien entrado el siglo XX suponen uno Surge así una serie de movimientos e institucio-
d los mayare desafíos que el cristianismo haya nes cristianas con una influencia decisiva para el
recibido en su historia. Los principios de la Revolu- futuro movimiento ecuménico. Unos son de carác-
ción francesa, la Ilustración alemana y el racionalis- ter claramente interconfesional; otros, aunque de
mo, la revolución industrial y el nacimíento de la carácter confesional, significan «alianzas» de Iglesia
lase obrera, el capitalismo salvaje y el surgimiento que han roto con su aislamiento regional o nacional.
del movimiento socialista y comunista, la exaltación He aquí algunos de los que merecen destacarse:
de la democracia y el liberalismo debilitan la in-
fluencia y el papel regulador que las Iglesias venían - Asociación Cristiana de Jóvene (Youth Men
desempeñando tradicionalmente. Christian Associa.tion: YMCA), y Asociación Cristia-
na de Mujeres Jóvenes (Youth Women Christian
L-a reacción de las Iglesias europeas ante el desa- Associ.ation: YWCA).
fio difiere lógicamente en sus modos y en sus conte-
~,1 1 1 , l rtamente, no se llevó a cabo la reu- nidos. De modo general cabe recordar que algunas
,lt· 1 do J cri tianos en el Cabo de Buena Iglesias se encierran en sí mismas -para preservar
r.1.11 :,. ,.~ ~ un iglo después, en 1910, se cele- u identidad- y condenan toda clase de liberalismos
.1 t·n .Jirnburgo una reunión que congregaba a

y modernismos. Otras, en un afán.de encuentro con
11 s · n y que iba a ser como la cuna del el mundo que se está haciendo, se identifican de tal
imi ,nt e uménico. Sin «soñadores» como manera con muchos de los fenómenos nacientes que
an 1 are , John Mott, J. H. Oldham, Charles H. en algunos casos cabe preguntarse si no se ha
r, Nath Soderblom, William Temple John disuelto la fe que esas Iglesias dicen mantener. La
i •, F rdinand Portal, Lord Halifa:x, Card. Mer- reacción neoortodoxa de Karl Barth ante la teología
uJ outurier, Yves Conga.r; etc. --por citar sólo liberal de sus maestros debe ser interpretada en ese
do de pioneros- no cab:ria pensar en lo que contexto.
Junto a esas posiciones extremas pero reales
-condena indiscriminada del mundo moderno o
, oodaJJ, El Movimiento Ecumin(co. Qué es y cómo tra- identificación ingenua con el mismo-, hay que des- ,. R. Rouse, Voluntary Movements in the Second Half-Ce111ury,
u ra, Buenos Aires 1970, 15; Varios, Dictíonary of the tacar un fenómeno que tendrá consecuencias muy
rilcal Movement. W. Eerdmands, Grand Rapids 1991. en A History of the &umenical Movement (1517-1948), o. c., 327-
ositivas. Es el intento, desde algunos espacios ecle- 329.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 115


1111 y otro bando, llevan a cabo acc!~º
Ha varios elementos, sin embargo, tanto en el sentan casi todo el panorama del cristianismo n t., p az y del trato humano a lo pns1on ro. J
YM A como en el YV-(CA, que repercutirán positiva- romano. En este contexto, el arzobi po lul nr dt
m nte en la celebración de la Conferencia Misione- 1 , 1.
Al año siguiente de la Conferencia de Edimbur- 1 uecia) Nathan S'derblom, lanza u «A¡ P'
ra .Mundial de Edimburgo (1910) y, con ello, en el
L ~ no ecuménico. En primer lugar su intemacio-
go se reúne una asamblea de la Federación Mundi e», en noviembre de 1914 22 •
1

nali mo. Muchos de sus miembros viajan por todo de Estudiantes Cristianos en la ciudad de Constanti- La Alianza Mundial se desarr ll du 1111 1
1mundo y fundan con gran ardor militante nuevas nopla. Ello significa la salida de la Ortodox:ia de u
•n estrecho contacto con el movimil"11tu 1
edes del movimient~. _L ógicamente se relacionan y secular aislamiento. Aquella asamblea se celeb ción» (Life and Work). En m_ru-~1 1, 11
trechan lazos con dirigentes de otras Iglesias. Ade- con la bendición de] patriarca ecuménico. lnmedi -
tamente después de la asamblea, John R. Mott y tli uelve la Alianza, pues grupo im1l u " · 1•
más se hacen expertos en la complicada técnica de rn nte dentro del Consejo Ecuméni lt• l 1 '•
organizar conferencias y asambleas internacionales· Ruth Rouse organizan sedes del WSCF por numero-
sos puntos de Rumanía, Serbia, Bulgaria, Grecia... 11 !Van a cabo ]as mismas tarea .
ellos contribuirán eficazmente a la puesta en mar~
cha de asambleas ecuménicas del futuro. Por últi- Se puede afirmar que la gran contribución de la - Consejo Internacional Mi i n ' IO (l1tf,
mo, su preocupación misionera les lleva a interesar- Asamblea de Constantinopla fue suscitar en el mun-
do ortodoxo el interés por la reconciliación con. las nal Missionary Council).
se de manera especial por las «Iglesias jóvenes» de
Asia y Africa, haciendo que las viejas cristiandades Iglesias de occidente. Los nombres de los pionero Creado en 1921, en Lake M .h ok ( l. l.
europeas tomen más conciencia de la necesidad de del ecumenismo en la ortodoxia, Germanos -futuro integrado en la Consejo Ecuméni J1· In
«unidad en la misión» . No es ninguna casualidad arzobispo-, Nicolai Velimirovic, Scriban, ardúman- •n su Asamblea General de Nueva Dclhl l 11 t
que grandes pioneros del ecumenismo hayan milita- drita rumano, etc., son hombres que estuvieron pre- r ultado más palpable de la lab _r mi º!"
do en su juventud en el YMCA: John Mott, W. A. Vis- sentes en la magna reunión de Constantinopla. Años 1 tante llevada a cabo durante el 1 1 1 1
ser~t Hooft, V. S. Azariah, Henry Dunant, fundador más tarde, la Federación Mundial mantendrá lazos ntes asociaciones misioneras y poi la
además de la «Cruz Roja», etc. estrechos con la organización estudiantil católica · venes» de Asia y Africa". La C nf r m 1 ,
«Pax Romana». ~a Mundial de Edimburgo (1910) ,,;i~n
- Federación Mundial de Estudiantes Cristianos El trabajo de la Federación Mundial, en colabo- momento más decisivo de aquellos n 11 •111
(World Stu.dent Christian Federation: WSCF). ración íntima con el YMCA y el YWCA, ha dado Otras manifestaciones muy claras d •'
Este movimiento, fundamentalmente de laicos,
resultados apreciables a lo largo de las dos guerras nismo cristiano que influyen tam bi ~ 11 11
mun~ales_ en varios campos: en el tema de refugia- del movimiento ecuménico son las Alituw ,1
va a tener una influencia decisiva en el ecumenismo. dos e mJDJgrantes con la creación del CIMADE, en
A partir de 1895 reúne a. líderes estudiantiles con el raciones mundiales de Iglesias de 1 mi 111
los estudios bíblicos, y en la promoción de la mujer ión. Este proceso de acercamiento d 1¡JI
objetivo de ofrecer un testimonio cristiano dentro en tareas de responsabilidad cristiana con nombres
de las universidades y «colleges». El liderazgo de misma tradición ocurre a lo largo d l 1
como los de Suzanne de Diétrich, Madeleine Barot y ras décadas del XX, principalmente nt ·
John R. Mott fue decisivo para que el «movimiento Sarah Chakko.
de estudiantes cristianos» :incidiese en numerosas rianos, viejo-católicos, congregacionalist .
universidades y facultades de teología norteameri- tas, metodistas, anglicanos y, m~. t nl
- Alianza Muo.d ial para la Amistad Internacional luteranos. En este intento de reumfi i
canas de finales de siglo 21• a través de las Iglesias (World Alliance for In.tematio- las características siguientes: búsqueda d
En 1898 se celebra en Birmingham una confe- nal Friendship through the Chu.rches). ción doctrinal propia resaltando e~ ?~ n
rencia en la que participan representantes de cole- A raíz de la Conferencia para.la Paz celebrada en todas ellas; intento de sanar las _divi~1onc
gios teológicos tanto de tendencia anglo-católica La Haya (1907), cunde la idea en muchos ambientes ido surgiendo a lo largo de la histona .
com~ de las de «Iglesias libres » y evangélicas. Esta de que las Iglesias también pueden contribuir a la teológicos y doctrinales, culturales, rac1al
amplitud de horizontes será decisiva, ya que los paz internacional desde sus propios ámbitos. Con tucionales; necesidad de encuentro -
delegados de los estudiantes cristianos que particj- esa intención se programan dos encuentros. Uno en
pan en la Conferencia de Edirnburgo (1910) repre- Lausana, a principios de agosto de 1914, otro en Lie- u N. KarlstrOm Movements for lntemational Fri
ja, P~.ª el 10 y 11 de agosto, de carácter católico y Ufe and Work (1910-1925) , en A History of the Ecum
presidido por el card na! Mercier. Apenas se puede ment (1517-1948), o. c., 507-535.
11 R. Rouse, The World Christian Lay M ovemen ts en A History
redactar una re oJu ·ón n favor de la paz, porque la u K. Scott Latourette, The Jn1emational Míssiot1
of the Ecumenical Movement (1517-1948), o. c.,• 599-61 2; C. en A Histmy of the Ecumenical Movement (1517-194
Howard Hopkins, John. R. Mott. A Biography. W. B. Berdmans guerra acaba cL d 1 . Durante la contienda,
Grand Rapids 1979. ' los comités naci nal d la Alianza Mnndial, de 373.

116 PARA COMPRENDER EL ECUMBNISMO


• 1un i todo el panorama del cristianismo no uno y otro bando, llevan a cabo acciones en favor de cada. diez o doce años- para que se fortalezcan los
aun 1a paz y del trato humano a los prisioneros de gue- lazos creados. Estas son las principales Alíanzas o
jguiente d.e la Conferencia de Edimbur- rra. En este contexto, el arzobispo luterano de Upsa- Federaciones 24 :
, r ún una asamblea de la Federación Mundial la (Suecia), Nathan S'derblom, lanza su «Appeal for
Peace», en noviembre de 1914 22• - Conferencia de Lambeth, 1867 (The Lambeth
studi ntes Cristianos en la ciudad de Constanti- Conference of Anglican Bishops).
1 . ' 11 "ignifica la salida de la Ortodoxia de su La Alianza Mundial se desarrolla durante años
1i1 1 ai lamiento. Aquella asamblea se celebra - Alianza de Iglesias Reformadas, 1875 (The
estrecho contacto con el movimiento «Vida y Alliance of Refomzed Churches).
1 lu b ncli. ·ón d 1patriarca ecuménico. Inmedia- Acción» (Life and Work) . En marzo de 1948 se
1 •ni · d pués de la asamblea, John R M.ott y disuelve la Alianza, pues grupos similares, especial- - Consejo Metodista Mundial, 1881 (The World
1h · u organizan sedes del WSCF por numero- mente dentro del Consejo Ecuménico de las Iglesias, Methodist Council), hasta 1951 se llamó Conferencia
punt s de Rumatúa, Serbia, Bulgaria, Grecia ... llevan a cabo las mismas tareas. Ecuménica Metodista.
pu ·d • afumar que la gran contribución de la - Unión de los Viejo-Católicos de Utrecht, 1889
mbl ad onstantinopla fue suscitar en el mun- - Consejo Internacional Misionero (lnternatio- (The Old Catholic Union of Utrecht).
1r1 tl o el interés por la reconciliación con las nal Missionary Council). - Consejo Internacional Congregacionalista, 1891
a · d ? idente. Los nombres de los pioneros (The Intemational Congregational Council).
•·t uin ru mo en la ortodoxia, Germanos -futuro Creado en 1921, en Lake Mohonk (EE.UU.), e
- Alianza Bautista Mundial, 1905 (The Baptist
11 :,,p , icolai Velimirovic, Scriban, archiman- integrado en la C<msejo Ecuménico .de las Iglesias
l n1 · o , ell ., son hombres que estuvieron pre- en su Asamblea General de Nueva Delhi (1961), es el World Alliance).
' <·n l magna reuníón de Constantinopla. Aflos resultado más palpable de la labor misionera pro- - Comité Mundial de los Hermanos, 1920 (Th
11rd . 1 F deradón Mundial mantendrá. lazos testante llevada a cabo durante el siglo XIX por dife- Fri.ends' World Committee for Consultation).
· hrn, a la organización estudianti] católica r entes asociaciones misioneras y por las «Iglesias - Federación Luterana Mundial, 192 (I'h ú~ -
l~ t m na ». jóvenes» de Asia y Africa "· La Conferencia Misione- theran World Federatiort), hasta 1947 había llama-
1 1 lmb·,j d la Federación Mundial en colabo- ra Mundial de Edimburgo (1910) significa el do Convención Luterana Mundial.
momento más decisivo de aquellos encuentros.
tfl nthna con el YMCA y el YWéA, ha dado - Convención Mundial de las Iglesia de Cri to,
11.u.J >• opr ·abJes a lo largo de las dos guerras Otras manifestaciones muy claras de asociacio- 1930 (The World Convention of the Churches of
d ·t! e varios campos: en e] tema de refugia- nismo cristiano que influyen también en la génesis Chri.st. En los EE.UU. se denominan «Disc1pulos de
1 lnmi con la creación de) CIMADE, en del movimiento ecuménico son las Alianzas o Fede- Cristo»).
• tuufo b bli o , y en la promoción de la mujer raciones mundiales de Iglesias de la misma confe-• Merece recordarse aquí, aunque propiamente no
11 • 'l d r pon abilidad cristiana con nombres sión. Este proceso de acercamiento de Iglesias de la constituya una reunión de Iglesias, la Asociación
' 1 " 1 uzanne de Diétrich, Madeleine Barot y misma tradición ocurre a lo largo del XIX y prime- Internacional por el Cristianismo Liberal y la Liber-
11 hukk . ras décadas del XX, principalmente entre presbite- tad ReHgiosa, 1900 (The International Association
rianos. viejo-católicos, congregacionalistas, bautis- for Liberal Cristianity and ReJigious Freedom).
1i 1n-;.a M undia1 para la Amistad Internacional tas, .metorustas, anglicanos y, más tarde, entre
t•s cJ • la J l i (World Alliarice for Intema.tio- luteranos. En este intento de reunificación se dan
rio1 hip t 1rough the Chwches). las características siguientes: búsqueda de la tradi- b) El movimiento misionero
ción doctrinal propia resaltando el origen único de
r- rz d " 1 onferencia.para la Paz celebrada en todas ellas; intento de sanar las divisiones que han A Jo largo del libro hemos indicado repetida-
1 l 07), unde la idea en muchos ambientes
,(
ido surgiendo a lo largo de la historia por motivos mente la importancia del movimiento misionero en
1 las Iglesias también pueden contribuir a la
teológicos y doctrinales, culturales, raciales e insti- el nacimiento del ecwnenismo moderno. En la pri-
ut •1-na iona) desde sus propios ámbitos. Con tucionales; necesidad de encuentros -a celebrar mera parte de este capítulo hemos analizado ya el
1t n ·ón e programan dos encuentro . Uno en significado de la tensión misión y unidad como
ui , principios de agosto de 1914, otro en Lie- expresiones de la voluntad del Espúitu sobre las
~a J 1O y 11 de agosto, de carácter católico y 12 N . KarlstrOm, Movements for lnternatianal Friendship anti Iglesias.
hd p r el cardenal Merci.er. Apenas se puede Lifé aml Work (1910-1915), en A Hi.story of tire Ecwmnical Move-
ment (1517-1948), o. c., 507-535.
Lar una resolución en favor de la paz, porque la
• ba de declararse. Durante 1a contienda u K. Scott Latourette, The International Mi.ssionary Council, '' Para una visión detallada de estas Alianzas y Federacio.n es
en A Hi.story of the Ecumenical Movement (1517-1948), o. c., 366- de Iglesias, véase R. Rouse, World Denominational Fellowships , en
nacionales de la Alianza Munrual, d~ 373. A History of rlzeEcumenical Movement (1517-1948), o. c., 613-620.

PARA COMPRENDER. EL ECUMBNTSMO 11 7


Ion con las religiones no cristianas. 5) La
En 1888 se había celebrado en Londres una con- serán asumidas. Importa recordar que las conferen
cías misioneras precedentes habían tenido caráct n de los misioneros. 6) El ~dam t
, l •
fer ncia misionera con carácter internacional e l las misiones. 7) Misiones y gobierno . ) 1
interconfesional que será el .i nicio de sucesivas reu- «protestante». La. represeotatividad en Edimburg
niones similares. En 1900 se celebra otra, esta vez se amplía enormemente; los hombres del anglica- 1 • ción y el progreso de la unidad.
en Nueva York, a la que asiste John R. Mott, el que nismo, y en especial del movimiento anglo-católico, Marc Boegner, ha dejado en su M
erá diez años más tarde presidente de la Conferen- desempeñan ahora un papel decisivo. 1 1. inas consagradas al impacto qu P
cia Misionera Mundial de Edimburgo. La calidad humana y espiritual de algunos de 1 p Labras de los delegados asiáticos en ]_
presentes ayudó a dar a Edimburgo un nivel deter• J los misioneros occidentales:
En realidad la problemática misionera venía a
reducirse a esta pregunta: todos los esfuerzos misio- minante. Jobn R. Mott, el presidente, laico metodis- 11Lo esencial no estaba dicho todav . l" 1
ner-os que se llevan a cabo en Asia y Africa, ¿se tra- ta americano, Uegaba a .Edimburgo con un largo burgo hubo una aplastante mayorl d · bl u,
ducen en la reconciliación que Cristo aporta a los bagaje de relaciones interconfesionales. Fundador comunidades indfgenas del Japón, de Lo hl11
seres humanos, o, por el contrario, suscitan rivali- en 1895 de la Federación Mundial de Estudiantes Inclia estuvieron representadas con ma or 1111
dad, intolerancia, enfrentamiento? La pregunta, lle- Cristianos, militante activo del YMCA, había reco- delegados que habfan tenido en la nf ·u·
vada a sus extremos, se formula as(: en las áreas de nído más de 70 países con responsabilidades como ueva York en 1900. Honda, del Japón; ht·11
nuestras misiones nuestra acción ¿es evangelizado- laico en el campo de la militancia misionera y estu• Yi, de la China; Chatterji y Azaria d l lmJ
ra, o deberá llamarse más bien.proselitista? diantil. Su brazo derecho como secretario de la Con- ron en Edimburgo con autoridad. Y ¿qu diJt"t
ferencia es Joseph H. Oldham, otro laico, de origen asamblea? Pues el reconocimiento d los 1 { h
En estas conferencias mundiales de tipo misio- escocés pero nacido en Bombay, hombre muy activo respectivas Iglesias por el envío a sus pm: hlo
nero, de finales del siglo XIX y principios del XX y con buena formación teológica. Asisten también sajeros del evangelio que les habían dado ·1
aparece, dentro de sus limitaciones, un deseo que se Wtlliam Temple, futuro arzobispo de Canterbury, amar y servir a Jesucristo, pero, al mJ mo ti,
manifie ta como nunca ant había ocurrido: se John Baillie, profesor en la Universidad de Edim- obstáculo, casi iITemontable a la evang fü:1
necesita la cooperación, la posibilidad de testimo- burgo, Charles H. Brent, obispo de la Iglesia episco• sus naciones, creado por las escandal d
niar unánimemente del mismo Señor; de conocerse paliana de los Estados Unidos, y más tarde promo- de las misiones de Europa y América. Lo qu
como Iglesias de mane.r a positiva y de apreciar los tor del movimiento teológico «Fe y Constitución•. ron era un intenso sufrimiento. ¿Córnn r
valores culturales que se encuentran en el terreno La representación anglicana tiene además otros Asamblea, embargada por la emoción, pe,
donde se van a implantar «Iglesias jóvenes» ... grandes nombres; el arzobispo Randall Davidson, y insensible a una llamada como ést.a a la un
La Conferencia Misionera Mundial de Edimburgo los obispos Gore, de Oxford y Cosmo Gordon Land.
Los protestantes europeos- tienen dos grandes figu- «Edimburgo 1910 no terminó en I ln1
(1910) significa la aceptación del desafio que la. uni- proporcionada por sus extraordinarias lo
~ plan.tea a la acción evangelizadora de las Igle-
ras: Julius Ritcher, de Alemania, y Alfred Boegoer;
de Francia. Y au.nque en número muy reducido, los de las cosas que la distinguieron de otras on
sias. Todos los autores coinciden en atribuir a Edim- de su tipo fueron las previsiones que tom
burgo un lugar especialísimo en el origen del asiáticos y africanos desempeñaron en Edimburgo
un papel profético: las intervenciones de Cheng gurar la continui~d de su n:ab~jo. Al1~crra
ecumenismo. Su historia ha sido relatada numero-
sas veces 25 • Por ello recogemo sólo aquello que ten- Ching Yi, de la China, y v: S. Azariah, de la India, clonando un comité de continwdad» .
drá especial incidencia con relación al ecumenismo. dieron una inspiración inigualable a la conferencia. Este comité de continuidad ha tra_b~ja
El comité preparatorio hab!a seleccionado mente en la promoción de la obra D11s1on .
El número de asistentes y su representatividad es minuciosamente, en nueve volúmenes, una serie de perspectivas ecuménicas_. Muy pro?to, en 1'
un logro no menor. Es cierto que de los 1.200 dele• informes y comunicaciones que ayudan a las socie- la revista «The Internatlona1 R~~ew of M
gados de las 159 sociedades misioneras presentes en dades misioneras a un estudio previo. Luego, bajo el quizá la publicación ~~ prestigiosa h Y
la Conferencia, sólo 18 eran «no-europeosio. Pero e] título general Problemas que surgen al enfrentarse
impacto provocado por algunos de los hombres de punto de vista de la rms1ón.
misiones cristianas con religiones no~cristianas, se
las Iglesias jóvenes será decisivo y sus aportaciones fue desarrollando un programa en ocho comisiones. Pero las etapas más señaladas serán:
Los temas de cada una de las comisiones hablan por
sí solos del trabajo llevado a cabo en Edimburgo: 1)
El ofrecimiento d 1 evangelio a un mundo no cris-
" G. Thils, Historia doctrinal del Movimiento Ecumbii.co. .. M. Boegner; L'Exigence Ouumlnique (Souvenir.
Rialp, Madrid 1965, 8-12; K. Scott Latourette, .The World Missio-
tiano. 2) La Iglesia en el campo de la misión. 3) La
tives). Albin Michel, París 1968, 26.
mvy Conference, Edimburgh 191 O, en .A History ofthe Ecumeni.cal educación en relación con la cristianización de la ,., N. Goodall, El Movimill1t10 Ecuménico ..., o. c.,
Movement (1517~1948), o. c., 355-362. vida nacional. 4) El m nsaje misionero en sus rela-

l 18 PARA COMPRENDER EL .B CUMENTSMO


mi mbros de glesias muy determinadas. Pero la contactos anglicano-católicos llevados a cabo, de Lo obispos anglicanos en_ Lamb t,h 1
ptica desde la que trabajaron era, de alguna mane- finales del siglo XIX, por Lord Halifax y el pa invitando gentilmente a la Igl~s~as ~ P 1
ra, ínter-confesional. En los movimientos YM CA, Portal, y retomados más tarde, bajo la presidend un reconsideración de sus Illlill.St n d · c/1
YWCA y en los grupos nacionales de la Federación del cardenal Mercier, en las famosas Conversacio fl ria en orden a posibilitar la em
I.nternacional de Estudiantes Cristianos había cris- de Malinas (1921-1926), verdadero diálogo ecuméni- 1 l ia unida y universal.
tianos de casi todas las confesiones y los prota.go- co entre Roma y la Iglesia de Inglaterra, aunqu El impulso dado al ecumenismo d . d · ,.
ni ta de las conferencias misioneras pertenecían a todavía sin carácter oficial. 1 1 ión anglicana fue considerabl : H m~n
las grandes Iglesias históricas de las reformas pro- 1 arzobispos de Canterbu.cy, David n le
testantes. En 1920, los obispos de la Comunión Anglican
se reúnen en Lambeth, como vienen haciendo cada •1 obispo Bell, estarán en primera Un :' l 11
En este apartado consideramos las aportaciones diez años desde 1867. Pero en esta ocasión publican • umenismo va tomando caráct :r 1>~1 •11
de las Iglesias en cuanto tales. Siendo tan evidente una llamada que traspasa los límites de la propia r cosa de «algunos laicos».
la contribución de las Iglesias reformadas en Edim- comunión. Ahora se dirigen a todos los discípulos tú
burgo y en los movimientos «Vida y Acción» (Life Cristo. En esta carta al pueblo de Dios, los obispos
and Work) y «Fe y Constitución» (Faith and Order), anglicanos afirman de modo solemne su determina- • La aportación ortodoxa.
esbozamos a continuación e] impulso dado por e1 ción de trabajar por la unidad, ya que «están con- No es demasiado conocida la ri u , 11t
anglicanismo, ]a ortodoxia y el catolicismo romano. vencidos de que Dios se ocupa actualmente de con- rtodoxa al ecumenismo. A trav dL· t11h1 1
vocar en esta empresa a todos los miembros de su muy extendida sobre la rigidez y >I ' · v.111, 1
• Úl aportación anglicana Iglesia». Pero los obispos anglicanos no hablan en su Jo orientales, se olvidan co~ ~e u n iu. 11
carta de una unidad etérea. Apelan a una «wridad portaciones teológicas, espmtual 111111
El interé anglicano por las otras Iglesias cristia- visible» de la Iglesia con características muy concre- han aportado, por eje~plo, a la vidu clt·l
nas tiene una larga historia. Durante e] siglo XIX es tas que ellos cifran en cuatro. De ahí el nombre que cuménico de las Iglesias, del qu 111 1
necesario recordar el significado del Movimiento de recibirá posterionnente aquella propuesta anglica- i totalidad del mundo ortodoxo. P •re,
Oxford (1833-1845), impulsado por hombres de la na: el Cuadrilátero de Lambeth. Los cuatro elemen- oo es reciente. nene, al meno , anl ·<. ·d ·
talla humana y espiritual de Jobn Keble, John Henry tos que deberán ser aceptados por todos los cristia-
Newman, Richard H. Fraude y E. B. Pusey. En rea- vale la pena recordar.
nos en orden a manifestar la unidad visible son:
lidad fue un intento por redescubrir el pasado cató- A comienzos de siglo, en 1902, . 1 J • 11 i
lico de la.Iglesia de Inglaterra, enfatizando el signi- 1. La Santa Escritura, como documento escrito quin m de Constantinopla había dirigido
ficado del episcopado, la importancia de la práctica de la revelación hecha por Dios al hombre, y regla y ortodoxia una encíclica invitand lu 11
sacramental y de la vida de piedad, así como la ora- criterio último de la fe. ción de lazos entre todas las Ig)esja .. Aqrn
ción litúrgica e incluso la razón de er del monasti- 2. El Símbolo de Nicea, como exposición sufi- aunque no suscita r~puestas entu 1asl , •.
cismo 19 • El estudio llevado a cabo por el que más ciente de la fe cristiana, y el símbolo de los apósto- perspectiva ecumémca a los ortod x I t
tarde será el cardenal Newman sobre la teología les, como profesión bautismal de la fe. cristianismo occidental. Conocemo , d ~11
patrística da una fuerza considerable al «movimien- puesta positiva que suscita la Confer n w
to anglo-católico», que despierta en el conjunto del 3. Los sacramentos de institución divina, bautis- tantinopla, en 1911, cuando diri~e1;1t d · 1
anglicanismo la nostalgia por la unidad de la Iglesia mo y santa. comúnión, como expresiones válidas ción Mundial de Estudiantes Cnstian in
indivisa de los padres. para todos en un mismo cuerpo en Cristo. juventud ortodo,:ca .ª l?articipar en aqu ·
4. El ministerio reconocido por cada una de las cristiana de asoc1ac1001smo.
Una de las mejores herencias del Movimiento de
Oxford, desde perspectivas ecuménicas, serán los Iglesias que posee la llamada interior del Espíritu A raíz de la publicación de una n ·
Santo, la misión de Cristo y la autoridad sobre todo patriarcado ortodoxo de Constantinopla,
el cuerpo de la Iglesia. de 1920, es cuando la ortodoxia ~ume un
" Sobre el Movimiento de Oxford puede consultarse con pro- tagonista de primera impo~c1a en el _m
vecho J. Bivort de la Saudé, Anglicans ez catholiques. Le problime Este último punto aludía indiscutiblemente al
de l'Union anglo-romaine (1833-1933) . Plon, París 1948; G. episcopado y a la sucesión apostólica, para ellos ecuménico. La carta encíclica del patri
Tavard, La poursuite de la. catholicité (Etude sur la pensie anglica• algo indiscutible «desde la consideración de la his- dirigida a todas las Jgles~ cristianas
ne). Cerf, Parls 1965, principalmente el capítulo VII: • Le Mouve- toria cristiana». Pero con ello «no dudan un solo constituir una «liga de Iglesias». En el tér
ment d'Oxfor<h, 175-208; B. Pawley, Reme and Canterbury de Iglesias» -tomado del lenguaje contero_
through four Centuries. Seabury Press, Nueva York 1975, princi- instante de la r alidad espiritual de los ministerios
palmente el capítulo VIll: •The Oxford Men», lJ 9-144. de aquellas Igl ia qu no po een el episcopado». de la propuesta del presidente norteamen

120 PARA COMPRENDER ELECUMENISMO


11 0 Los anglicano-católicos llevados a cabo, desde Los obispos anglicanos en Lambeth estaban son de crear una «liga de Nacione »- liny que de,
11 :-. del siglo XIX, por Lord Halifax y el padre invitando gentilmente a las Iglesias no episcopales a cubrir la voluntad positiva ortodoxa d e sulil' <le 1,1_1
tul , y retomados más tarde, bajo la presidencia una reconsideración de sus ministerios desde la his- tradicional aislamiento y de cona;buir po itivnmcu
c.:HdcnaJ Mercier, en las famosas Conversaciones toria en orden a posibilitar la emergencia de una te a la reunificación del cristianismo. Aunque Jo car-
lla/inas (1921-1926), verdadero diálogo ecu.méni- Iglesia unida y universal. ta está firmada por los doce metropolJtas que for-
t.'nlre Roma y la Ig]esia de Inglaterra, aunque maban el Sínodo de Constantinopla, el redactor
,1vío sin carácter oficiaJ. EJ impulso dado al ecumenismo desde esta apor-
principal fue monseñor Germanos, que será, años
tación anglicana fue considerable. Hombres como
Fn l 920, los obispos de la Comunión Anglicana los arzobispos de Canterbury, Davidson y Temple, o después, uno de los cinco primeros presidentes del
,.:unen en Lambeth, como vienen haciendo cada Consejo Ecuménico de las Iglesias.
el obispo Bell, estarán en primera línea cuando el
· :11\os desde 1867. Pero en esta ocasión publican ecu.menismo va tomando carácter eclesial y deja de La carta habla en realidad de los preliminares
llamada que traspasa los límites de la propia ser cosa de «algunos laicos». para unas tomas de contacto que deberlan preparar
11111 ión. Ahora se dirigen a todos los disc(pulos de el camino a posteriores reuniones en orden a la uni-
tn Hn esta carta aJ pueblo de Dios, los obispos dad definitiva. Lejos de presentar las grandes cues-
l1cn11os afirman de modo solemne su determina- • l.A. aportación ortodoxa tiones doctrinales, la carta del patriarcado tiene un
1 d Iro bajar por la unidad, ya que «están con- carácter pastoral y concreto, y está destinada a
Idos de que Dios se ocupa actualmente de con- No es demasiado conocida la rica contribución mejorar las relaciones entre las Iglesias y a fomentar
11 e n esta empresa a todos los miembros de su ortodoxa al ecumenismo. A través de una falsa idea el mutuo conocimiento. 'fras un preámbulo en el
,1:,•. Pe ro los obispos anglicanos no hablan en su muy extendida sobre la rigidez y el dogmatismo de que se descalifican las actitudes proselitistas de
1 tk una unidad etérea. Apelan a una «unidad los orientales, se olvidan con frecuencia las enormes algunas Ig]esias en terrenos de la ortodoxia, se pro-
•lt-• e.le la Iglesia con caracterlsticas muy concre- aportaciones teológicas, espirituales y litúrgicas que pone un programa de once puntos que devolverla el
1111· ello:. cifran en cuatro. De ahí el nombre que han aportado, por ejemplo, a la vida del Consejo necesario clima de confianza entre las Iglesias. He
, 11.1 posteriormente aquella propuesta anglica- Ecuménico de las Iglesias, del que es miembro la aquí, de manera resumida, Jas proposiciones del
•I C:uudrilá tero de Lambeth. Los cuatro elemen- casi totalidad del mundo ortodoxo. Pero este hecho patriarcado de Constantinopla:
11 ll' deberán ser aceptados por todos los cristia- no es reciente. Tiene, al menos, antecedentes que
•11 urden a manifestar la unidad visible son: vale la pena recordar. l. Unidad del calendario que permita a todas las
Iglesias celebrar al mismo tiempo las grandes fiestas
• 1 u anta Escritura, como documento escrito A comienzos de siglo, en 1902, e] patriarca Joa- cristianas.
, cwlación hecha por Dios al hombre, y regla y quín m de Constantinopla había dirigido a toda la
1 io ultimo de la fe. ortodoxia una encfclica invitando a la intensifica- 2. Intercambio de cartas fraternales con ocasión
ción de lazos entre todas las Ig]esias. Aquella carta, de las principales solemnidades del año cristiano.
FI frubolo de Nicea, como exposición sufi- aunque no suscita respuestas entusiastas, abre una 3. Establecimiento de nuevas relaciones entre
t' dt· la f • c ri liana, y el símbolo de los apósto- perspectiva ecuménica a los ortodoxos respecto al los representantes de las diversas Iglesias que resi-
c,n10 prof •sión bautismal de la fe. cristianismo occidental. Conocemos, además, la res- den en un mismo lugar.
1 us :.ocramentos de institución divina, bautis- puesta positiva que suscita la Conferencia de Cons- 4. Relaciones entre las diversas escuelas y facul-
, , unLO comunión, como expresiones válidas tantinopla, en 1911, cuando dirigentes de la Federa- tades de teología, o entre teólogos individualmente.
tuúo:-. en un mismo cuerpo en Cristo. ción Mundial de Estudiantes Cristianos invitan a la Intercambio de revistas y publicaciones teológicas.
j uventud ortodoxa a participar en aquella forma
l.!I ministerio reconocido por cada una de las cristiana de asociacionismo. S. Acceso a escuelas eclesiásticas y a seminarios
._,~ que posee la llamada interior de] Espíritu a los jóvenes de otras confesiones cristianas. ··
•, lt1 misión de Cristo y la autoridad sobre todo A raíz de la publicación de una encíclica del 6. Reunión de congresos pan-cristianos para el
''l'" de la Iglesia. patriarcado ortodoxo de Constantinopla, en enero
de 1920, es cuando la ortodoxia asume un papel pro-
estudio de las cuestiones de interés general.
,t • úJti.mo punto aludía indiscutiblemente al tagonista de primera importancia en eJ movimiento 7. Examen imparcial de las controversias dog-
>pado y a la sucesión apostólica, para ellos ecuménico. La carta encíclica del patriarcado está máticas y adopción preferencial para su exposición
ndiscutibJe «desde Ja consideración de Ja his- dirigida a todas las Iglesias cristianas en vistas a --en los cursos y tratados de teología- del punto de
t:ristiana». Pero con ello «no dudan un solo constituir una «liga de Iglesias». En el término «liga vista histórico.
1t • de la realidad espiritual de los ministerios de Ig]esias» -tomado del lenguaje contemporáneo y 8. Respeto reciproco de los usos y ritos consa-
1e.1Jas Iglesias que no poseen el episcopado». de la propuesta del presidente norteamericano Wil- grados en cada una de las Ig]esias.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 121


9. Autorización para celebrar las exeqtúas y pro-
ceder a la inhumación de los cristianos fallecidos en
países extranjeros en las iglesias y cementerios de «No se trata de comparar las vocaciones y
otra confesión. jerarquizarlas; toda vocación es noble y grande si está en eJ
puesto que el Señor la determina. Pero séame permitido
10. Reglamentación de la cuestión de los matri- comprobar que, en eJ despliegue de las renovaciones de la
monios mixtos. Iglesia, el ecum.enismo es un profetismo de contenido y de
11. Mutua asistencia en las obras que insistan en cimas. Quienes lo encontraron hace treinta años, en. toda
eJ fortalecimiento del fenómeno religioso, en la su frescura, lo abrazaron con entusiasmo, no escatimando
beneficencia, etc . .io. renuncias a carreras más fáciles y de éxito seguro. Pero
inmediatamente se dieron cuenta de que el camino, que
No es dificil imaginar e] impacto causado en era preciso roturar a cada paso, estaba sembrado de
muchas Iglesias de occidente ante tales proposicio- asechanzas y que los siniestros poderes de la sospecha,
nes emanadas de la ortodoxia. A partir de 1920 se denuncia, condenación, estaban emboscados en todas las
podrá contar con una de las grandes familias cris- CUIVas. Pasó por la soledad de Getsemanf, desembocó en el
tianas a la hora de la colaboración ecuménica. Calvario, a veces sin el mañana de la resurrección. 'Si se
Meses después de la propuesta del patriarcado de quiere seIVir a la Iglesia, es necesario estar dispuesto a
Constantinopla, los obispos anglicanos reunidos en sufrir por parte. de ella: me repetía el abbé Couturier;
Lambeth publican su llamada con los famosos cua- Palabras de mucha experiencia, cuya verdad han
tro puntos que hemos recordado en páginas prece- comprobado todos los obreros de primera hora, estos
dentes. grandes enamorados de la Iglesia. Silencio, paciencia,
perdón de las injurias, estas palabas eran particularmente
queridas por mi maestro, y él, que babia sido ''origen" y
• LA aportación católica "fuente~, no aspiraba más que a "desaparecer". Los que
hoy llegan a la hora de los primeros frutos, no dudan de
Un ilustre ecumenista francés, René Beaupere, que aquel fue tiempo de sementera; y no pueden atribuirse
concluye así un texto titulado Iniciativas y silencios a sí mismos lo que pertenece a Dios; sólo a él toda
de las Iglesias: gloria•.

.. -.-
«Después de haber evocado la iniciativa ortodoxa, Maurice Villain
anglicana, protestante, no es injusto para el catolicis-
--
mo terminar este primer capítulo con una nota nega- - . .
tiva. Es un hecho: a pesar de algunos esforzados pio-
neros ... , hace medio siglo, la Iglesia romana, e.o a las asambleas ecuménicas, y la respuesta católica,
materia de ecumenismo, estaba muda o se presentaba siempre cortés pero decididamente negativa, a par-
dolorosamente critica ... » 11 • ticipar en ellas. Junto a una incapacidad casi congé-
La cuestión es muy compleja. Son conocidas las nita para el diálogo de la «teología oficial» romana
reiteradas invitaciones hechas por protestantes, de principios de siglo -recuérdese la triste herencia
anglicanos y ortodoxos a Roma para que se sumase que supuso para el pensamiento católico la encícli-
ca Pascendi dominici gregis de Pío X, o el Decreto del
Santo Oficio Lamentabili condenando el modernis-
JO N. Zemov, TM. Eastern Churche.s and the Ecumenical Move- mo-, habrá que tener en cuenta también, como
mmt in the Twentieth Cen.Jury, e.n A .H iswry of the Ecumenical apunta el padre Congar, el principio válido que ins-
Movement (1517-1948) , o. c., 649-654; ~ e también 446-448. piraba esas negativas y que se expresó con toda
El texto completo de la encíclica del patriarcado ecuménico honestidad en la encíclica de Pío XI, Mortalium ani- ., Y. Congar, 50 annés de recherche de l'unit • n
(1920), e:n W. A Visser't Hooft, The Gene.si.s and Formo.mm o{the
World Council of Churclres. WCC, Ginebra 1982, 94-97. 1nos, en 1928. En efecto, la idea central era que la méniques, o. c., 84-85. . , .
Iglesia fundada por Cristo no había dejado nunca de " A G u· ux L'Amitié au service de I union . .
H R. Beaupm, Tnitiative.s et siknce dM Eglises, en Lo.1rame · ra e: ' 950 .
existir, que no era una qtúmera, y que no podía bus- l'abbé Portal. Bonne Presse, París 1
de l'Oecuméni.sme. Saint-Paul, París 1970, 21.

122 PARA. COMPRENDER EL ECUMENISMO


- La fundación de la Asociación Unitas, en • Vida y Acción
Roma, por el padre Charles Boyer, o ]a Conferencia
católica para el ecumenismo, dirigida desde 1952 por El movimiento «Vida y Acción», en palabras del
J. Willebrands, van creando un ambiente cada vez padre Le Guillou,
más receptivo de la idea ecuménica 35 • «traduce la voluntad de unirse los cristianos en una
- El trágico hecho de las dos guerras mundiales, acción común en todos los campos de la vida humana
con su carga de sufrimiento soportada conjunta- con el fin de establecer en ella el Reino de Dios" 17•
mente por católicos y protestantes, en una y otra No es iniciativa de la Iglesia, es más bien la obra
línea del frente, hizo descubrir una unión en pro- de un hombre de Iglesia, el arzobispo luterano sue-
functidad de la fe cristiana, a veces más allá de las co Nathan Soderblom (1866-1931). Y no es un elo-
estrictas fronteras confesionales. El libro de Jean gio de tono menor el que dedica Visser't Hooft al
Guitton, Diálogo con los precursores, habla con pate- prelado luterano:
tismo de la «unidad cristiana en los campos de con-
centración (1940-1945)11 36• «He a1ú un hombre que apenas tiene tiempo para HITO 111 IURI
organizarse como arzobispo, y llega a ser -así podría DEL MOVIMIENTO l.l
Todo ello estaba preparando, desde tan diversos decirse-el movimiento ecuménico durante la Primera
contextos y tras la rehabilitación de algunos teólo- Guerra Mundial, y es que en realidad no existe duran-
gos católicos sospechosos de infidelidad al magiste- te ese tiempo ningún otro signo vivo de lo ecuméni-
ri.o eclesiástico, el nuevo clima que surge tras la con- co ... Trata, desde el primer mes de la guerra de 1914,
vocatoria del Concilio Vaticano II y la creación del de hacer llegar una llamada. a todos los jefes de las La celebración de la conferen ia dt• 1. 1
Secretariado Romano para la Unidad de los Cristia- Iglesias, incluidos las que están en países enfrenta- (agosto de 1925) es un acontecimi nin 1•1 ,1
nos por el Papa Juan XXIII. dos. Su primera. experiencia es negativa: sólo contes- de primera magnitud 39, El pastor '!'· M11
tan las Iglesias de los países neutrales. En 1917 repite París el obispo Germanos, de Gre . •, rllll
la tentativa, pero yendo más lejos y proponiendo una llevai'i. un protagonismo que presa a ·1 e
d) Do movimientos espec{ficos reunión de todas las jerarquías eclesiásticas de las del movimiento ecuménico de año P ~Ir• 1
naciones en guerra; el resultado es igualmente negati- Iglesia católica, a través del _c~? ·mtl (
mit de continuación» creado tras la vo ... • 11. rechaza la invitación que se ha dirigid R1 i
Mi ionera Mwidial de Edimburgo (1910)
hacia 1920 el Consejo Internacional Nathan Sóderblom es un intelectual de talla su participación.
Mision r , rganismo con vida propia hasta su inte- -profesor de las universidades de Upsala y Leipzig, Los cinco temas fundamental ud •
cíón en el Consejo Ecuménico de las Iglesias con varios libros publicados-; es también un obsti- conferencia de Estocolmo giran ~ d d
durante la calebración de la m Asamblea General de nado militante dispuesto a llevar el testimonio cris- sia y su incidencia en 1) las cuestion s
Nueva Delhi (1961). tiano a la sociedad europea conmocionada por una e industriales; 2) los probl~mas moral
En Edimburgo, además, se habían esbozado las
guerra devastadora. Convoca una rewúón en Gine- 3) las relaciones internacionales; 4) 1~
bra (1920) en orden a preparar la que será la prime- cristiana. y 5) }os métodos de coop_e ra I n
líneas directrices de dos movimientos específica- ra conferencia mundial de un movimiento que toma ción. Los hombres de ~stocohno mt nta~
.m e.n te ecuménicos, «Vida y Acción» (Life and Work) el nombre de «Vida y Acción». Contra una opinión las dificultades dogmáticas que separan ••
-llamado a veces Cristianismo práctico- , y otro mayoritaria, Soderblom logra que este movimiento sias y, algunos de ellos, ~efi.enden aquel e lo
denominado «Fe y Constitución» (Fa:ith and Order). se abra a los creyentes de todas las Iglesias, inclui- doctrina separa, la acción une». S?lo n
dos ortodoxos, anglicanos y católicos romanos. Sin del tiempo descubren la importancia de lo
su fuerza persuasoria, « Vida y Acción» se hubiera incluso desde perspectivas sociales Y pol t
reducido a un movimiento «pan-protestante» . eso se abren a la posibilidad de crear una
. " L. Vischer, The Ecumenical Movement and the Roman Ca-
rholic Church, en H. Fey (ed.), The EC14menical Advance. A History
of the Ecumenícal Movement, vol. /l. 1948-1968. SPCK, Londres
1970, principalmente 319-321. ,, N. Ehrenstróm, Stokolm, 1925, en A History o{
" J. Guitton, Didwgo con los precursores (Diario ecumtnico, ,, J. M. Le Guillou, Misión y Unidad. .. , o. c., 55. mcal Movement (1517-1948), º: c., 545-552; G. Thils, I
1922-1962). Tawus, Madrid 1963, 157-172. trina( del Movimiento Ecuménico, o. c., 13-22.
" R. Beaupae, lnitiative.s et silence de.s Eglises, o. c.. 17.

124 PARA COMPRENDER ELECUMENJSMO


ta asamblea nos recuerda que «los delegados vi- La conferencia de Lausana se celebra en ago t
nieron a Oxford hablando de Iglesias, y regresaron de 1927, bajo la presidencia del obispo Brent 11 • i
hablando sólo de una Iglesia»-40. te temas fueron tratados por los delegados enviad
de 108 Iglesias distintas: 1) Llamamiento a la unl
El movimiento «Vida y Acción» se integrará.per- dad; 2) El mensaje de la Iglesia al mundo: el evan
fectamente en el Consejo Ecuménico de las Iglesias gelio; 3) Naturaleza de la Iglesia; 4) La confesión
en 1948. Hoy sus funciones están cumplidas por una la fe; S) El santo ministerio; 6) Los sacramentos; y 7)
comisión llamada «Iglesia y Sociedad» y por algu- La unidad de la cristiandad y las Iglesias actuales.
nos grupos de trabajo del Consejo Ecuménico.
Dos comentes de pensamiento aparecen a lo la -
go de las sesiones de Lausana: una (l(católica•,
• Fe y Constitución impulsada por ortodoxos y anglicanos, y otra (l(pro•
testa,nte», quizá más fuerte por la mayor representa-
Si « Vida y Acción» había posibilitado respirar al tividad numérica de las Iglesias reformadas. 1
movimiento ecuménico en el fragor de las luchas y método de los acuerdos y divergencias postula leal-
testimonios, «Fe y Constitución» le ha permitido tad confesional y franqueza absoluta. Aquella pri-
respirar hondo en la. doctrina del evangelio. Ambos mera conferencia de «Fe y Constitución» había
movimientos nacieron en la misma cuna, allá en entrado con buen pie.
Edimburgo, 1910, y siguieron durante un tiempo
caminos paralelos. Dtll1lllte el período preparatorio de la segunda
conferencia, Wtlliam Temple, nombrado poco des-
También aquí hay un hombre clave desde el pués arzobispo de Canterbury, sucede a Charles Brent
principio. Charles H. Brent (1862-1929), canadien- en la dirección de «Fe y Constitución». Mientras tan- 2.2. Las grandes instituciones
se, ordenado en la Igl.esia. episcopaliana de los Esta- to va cundiendo la idea de que es necesaria. su fusión ecuménicas
dos Unidos en 1886 y más tarde obispo de Manila, con el movimiento paralelo de «Vida y Acción».
había acudido a la conferencia de Edimburgo. El En agosto de 1937 se celebra la conferencia de
Ahora mismo existen dos o~gan~ n:
resto de su vida está consagrado a la búsqueda de la . ulsan el movimiento ecuméwc e
Edimburgo 42 • Tampoco en esta ocasión los delega- rmpecial: el Consejo Ecuménico d~ la 1 1.
unidad en la fe. Junto a Robert H. Gardiner (t 1924), dos alemanes consiguen la autorización de su
un laico entregado a la misma causa, trabaja incan- ~nsejo Pontificio para la Promoción de 1
gobierno para asistir a esta asamblea teológica. Los
a Jemente para la celebración de una conferencia cinco temas estudiados suponen no pequeñas difi- Cristiana.
mundial sobre cuestiones doctrinales. La guerra cultades: 1) La gracia. de Jesucristo; 2) La Iglesia de
europea detiene el intento, pero en 1919 una delega- Cristo y la palabra de Di.os; 3) La comunión de los
ción americana visita las Iglesias ortodoxas y el Vati- a) Consejo Ecuménico
santos; 4) La Iglesia: ministerio y sacramentos: y 5) de las Iglesias (CEI)
cano con vistas a ampliar el número de participantes. La unidad de la Iglesia en la vida y en el culto. La
Roma, una vez más, no autoriza su representación en complejidad de los temas hizo que los delegados se El Consejo Ecuménico de las Iglesi (1
la conferencia En una de las reuniones preparato- vieran precisados, con frecuencia, a anexionar en World Council of Churches, en ~ncés <;on
rias celebrada en Ginebra, en 1920, se acepta el
método ecuménico de los acuerdos y divergencias.
las redacciones finales notas aclaratorias o precisio- .' nén.ique des Egl~es) ~ dunl º~~s~~~ ~
.nes para explicar las propias posiciones dogmáticas. te alguno en la histona e cns aru . . ·
Un método superado hoy pero que se antojaba
imprescindible a la hora .de en.c ontrarse .los cristia-
Iglesia, como ciertamente a]~os
una super-Iglesia, ni es la Iglesia del tui
plfu
nos en el terreno doctrinal despué de siglos de 41 T. Tatlow, The First World Conference, en A History of the
ign.o rancia mutua. Ecumeni.cal Movement (1517-1948), o. c., 420-425; G. Thils, His-
toria doctrinal del Movimiento Ecumlnico, o. c., 34-42; ÚJ Conft•
<> W. A Vi1Sser't Hooft. The Gene.sis of the World(
rence oecuminiqtU! de .ÚJusanne: Poi et Organisation, 192 7. Libra.i- · · · l Mov~mertt
rle Fischbacher. París 1928. Churches, en A History of t~ Ecumñ:4Gene.sis and F
""G. Thils, Historia doctrinal del Movimiento 'Bcumlnico,
"' T. Tatlow, 1k Secand World Conference, en A History o{ fhe o. c., 697-724; W: A. Vissert Hooft, . ebra 1982; G
o. c., 31; N. Ehrenstrtlm, Ox{ord, 1937, en A History of the Ecu- the World Courrctlu{Chur~hes. WCC, G~ 79-9~
menical Movement (1517-1948), o. c., 587-592; Le.s Eglises 1m face Ecumenical Movement (1517-1948), o. c., 431-437; G. Thils, His- . . d . al del Movimiento ecuméntco, o. c.,
tk leur tdche actuelk (Rapport de la Confenmce d 'Oxford, 1937). toria. doctrinal del Movi.miellto Bcumbiico, o. c., 42-57; Poi et tona octn:n . ecwn~nico de Ginebra et
Editions Je Sers, París 1938; cf. J. H . Oldham, ]A mission de l'E- ConstiJution. Actes Offu:iels tk la .D~me Co,eférence Universelle. lente ~gn ddel orgLWDJ~eºet Vie• n. 162 (1983} 2-10
mo.0019 ....,co e" '
glise dans le monde (Ox{ord, 1937). EditionsJe Sers, Pans. 1937. Librairie Fischbacher, París 1939.

126 PARACOMPRENDERFLECOMENISMO
n renda de Lausana se ceJebra en agost Pero el hecho no debe extrañar si se tiene en cuenta tampoco un «concilio universal» en el sentido cató-
27, b jo la presidencia del obispo Brent' 1• Si . que en Edimburgo hay, por ejemplo, delegados de la lico u ortodoxo deJ término, ni siquiera podría equi-
l ' lll fueron tratados por los delegados enviad ortodoxia junto a bautistas y cuáqueros. El acuerd pararse a un «sínodo» según la terminología em-
1O Igl ia distintas: 1) Llamamiento a ]a uni- máximo conseguido llegarla, sin embargo, en el pleada por muchas Iglesias reformadas.
¡_I: ) J men aje de la Iglesia al mundo: elevan-
10; ) aturaleza de la Iglesia; 4) La confesión d
tema de la gracia.
Es, sin embargo, la expresión más completa de
·; 1 anto :ministerio; 6) Los sacramentos; y 7) Conocemos ya el intento de unión -frustrado los anhelos de unidad cristiana que existe hoy entre
1111id d de la cristiandad y las Iglesias actuales. ólo por la guerra- de estos dos movimientos, en las Iglesias, pero no abarca todo el movimiento ecu-
Utrecht en 1938, para formar un Consejo Ecuméni- ménico ni ha tenido nunca la pretensión de atri-
1 : ni o tes de pensamiento aparecen a lo Jar- co de las Iglesias. Pero sólo será una realidad en
<-k- l esione de Lausana: una «católica• buirse la totalidad de la tarea ecuménica. Desde el
1948 durante la Asamblea General de Amsterdam. momento en que está compuesto por 333 Iglesias de
1uls ida p r ortodoxos y anglicano , y otra «p~ «Fe y Constitución» ha mantenido, sin embargo, su
1u1t •11, qujzá más fuerte por la mayor representa- todas las tradiciones eclesiales y de casi todos los
autonomía dentro del Consejo ya que es el organis- países del mundo y mantiene relaciones fraternales
d ul num rica de Jas Iglesias reformadas. El mo doctrinal dedicado al estudio de los problemas
1 1 d _ I acuerdos y divergencias postula JeaJ. con muchas Iglesias que no forman parte de él
teológicos entre las Iglesias. Algunas de las confe- -como es el caso de la Iglesia católica-, debe afir-
ct nC J nal y franqueza absoluta. Aquella pri- rencias de «Fe y Constitución», integrada ya en el
.1 n~ renc1a de «Fe y Constitución» habf marse que constituye hoy la realización más impor-
,1 lo • n buen pie.
Consejo, han sido de notable altura teológica: Lund tante, mejor organizada y más representativa de la
(1952), MontreaJ (1963), Lovaina (1971), Salamanca decidida voluntad del cristianismo dividido por
1 11 t J período preparatorio de la segunda (1973), Acera (1974), Lima (1982), Stavaoger expresar visiblemente la unidad que quiso Cristo
·1 ·n í , William Temple, nombrado poco des. (1985) ... para su Iglesia .
• 11 1 i po de Canterbwy, sucede a Charles Brent
1 lir · · o de «Fe y Constitución». Mientras tan- El CEI es, a la vez, como el resultado de aquel
1 11ndJ do la idea de que es necesaria su fusión 2.2. lAs grandes instituciones viejo sueño del hermano Carey. La idea de convocar
·I m vi.miento paralelo de «Vida y Acción». ecuménicas una reunión universal de todas las Iglesias cristia-
J.n to de 1937 se celebra la conferencia de Ahora mismo existen dos organismos que nas -lo hemos recordado ya en páginas anteriores-
il ur, 41• Tampoco en esta ocasión los delega- impulsan el movimiento ecuménico de manera tiene una larga historia. Si nos atenemos al siglo
11 ·man consiguen la autorización de su especial: el Consejo Ecuménico de las Iglesias y el XX, son conocidas las búsquedas de la conferencia
a istir a esta asamblea teológica. Los Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de Edimburgo (1910), las invitaciones y propuestas
1 1 ·mn tudiados suponen no pequeñas difi- Cristiana. del patriarcado de Constantinopla para formar una
d ·s: 1) gracia de Jesucristo; 2) La Iglesia de «liga de Iglesias» (enero, 1920) o la llamada de los
o I palabra de Dios; 3) La comunión de lo obispos anglicanos reunidos en Lambeth (agosto,
1s; ) La Iglesia~ ministerio y sacramentos; y 5) a) Consejo Ecuménico 1920). Conocemos también los intentos de ((Vida y
1i 11 d la Iglesia en la vida y en el culto. La de las Iglesias (CEI) Acción» y «Fe y Constitución» para llegar a un acer-
1 jld d d lo temas hizo que los delegados se camiento mutuo en orden a la unión orgánica de
1 p i ado , con frecuencia, a anexionar en El Consejo Ecuménico de las Iglesias (en inglés ambos movimientos.
l , i n finales notas aclaratorias o precisio- World Council of Churches, en francés Conseil Oecu-
pücar las propias posiciones dogmáticas. ménique des Eglises) es un organismo sin eqtúvalen- La idea toma cuerpo cuando, tras la celebración
te alguno en la historia del cristianismo 43 • No es una de las Conferencias de Oxford y Edimburgo (1937),
Iglesia, como ciertamente algunos piensan; no es representantes de los movimientos mencionados
una super-Iglesia, ni es la Iglesia del futuro. No es forman el Comité de los Catorce que se reúne en
r 'fnO w, The First World Confe.rence, en A History of tM
mayo de 1938, en Utrecht, y plantea la formación de
(1111ml Movement (1517-1948), o. c., 420-425; G. Thils, His-
' ·rrinal del Movimiento Ecuminico, o. c., 34-42; La Confl• un Consejo Ecuménico de las Iglesias. Un comité
11m 11ique de lAusanne: Poi et Organisation, 1927. Llbrai- provisional sale de Utrecht con el fume propósito de
lib her, Paris 1928. ., W. A. Visser't Hooft, The Genesis of the World Council of
Churches, en A History oftheEcurrumícal Movement (/517-1948), estudiar las cuestiones prácticas para poner en mar-
J' ,11J w, The Second World Conference, en A History of tlu o. c., 697-724; W. A. VtsSer't Hooft, The Gene.sis and Pormation of cha su creación. Dos reuniones tienen lugar en Cla-
r1/ al MovernenJ (1517-1948), o. c., 431-437; G. Thils, His- che World Council of Churche.s. WCC, Ginebra 1982; G. Thils, His-
rrinol del Movimiento Ecuminico, o. c., 42-57; Poi et toria. doctrinal del Movimiento ecuminico, o. c., 79-92. Una exce-
rens (Suiza, agosto 1938) y Saint-Gennain (Francia,
,,t, n. Actes Officiels de la Deu.xieme Conférence Universelk. lente visión del organismo ecuminico de Ginebra en el número enero 1939), que dejan esbozado un anteproyecto
H chbacher, París 1939. monográfico de «Lumih'e et Vie•, n . 162 (1983) 2-103. interrumpido por la declaración de guerra.

PARA COMPRENDERELECUMENISMO 127


Tras la contienda europea, se reanudan los pre- confesiones de fe. Ni puede tomar decisiones
parativos que llevan. a la celebración de la asamblea nombre de las Iglesias representadas, .n i tiene aut
constituyente en la ciudad de Amsterdam, en agosto ridad impositiva sobre ellas. La teología del CEI
de 1948. Hab!a nacido el CEI. s~ funda sobre una concepción particular de la Ial
si.a, ni es el instrumento de una Iglesia en partimil•
Han pasado SO años. Su trayectoria ha demos- Es más, la adhesión de una Iglesia a este organis
trado que es un instrumento válido puesto al servi- no implica que considere de de ese momento
cio de las Iglesias y del mundo. No han faltado, cier- concepción de Iglesia como relativa.
ta.mente, las críticas -a veces muy duras e injustas-
por parte de las Iglesias más conservadoras a algu- .Per-0 desde perspectivas positivas se afirma qu
nas actuaciones del CEI en materias políticas y las Iglesias miembros del CEI se apoyan en el u
sociales. Este hecho demuestra, a la vez, que el vo Testamento para declarar que la glesia de Crist
movimiento ecuménico no está al margen del desa- es una, reconocen en la otras Iglesias al menos ele-
rrollo .h istórico de los pueblos y de la dimensión mentos de la verdadera.Iglesia que les obliga a reco-
política de los cristianos. nocer su solidaridad, a prestarse ayuda mutua y
asistencia en caso de necesidad y a abstenerse d
En el discurso de apertura de la asamblea de todo acto incompatible con el mantenimiento d
Amsterdam, pronunciado por el doctor Visser't relaciones fraternales. Por ello las Iglesias miem-
Hooft, se dice: bros establecen relaciones espirituales que les per-
«Reconocemos la necesidad de estar unidos, pero
miten aprender unas de otras, renovándose así la
vemos que no somos capaces de reaUzar entre noso-
vida de Jas Iglesias.
tros la comunión completa que nos debiera hacer Las declaraciones expresadas en la reunión de
vivir como miembros de un.solo y mismo cuerpo visi- Toronto se han visto confirmadas por la experiencia
ble. El consejo tiene como finalidad ayudar a las Igle- de las mismas Iglesias. A pesar de tanta diversidad
sias a descubrir y ver cuánto tienen que .r ecibir las en la pertenenda: más de 330 Iglesias, de más de • La pertenencia confesional
unas de las otras y a prepararse a utilizar sus respec- 100 países, que representan unos 400 millones de
cristianos de confesiones distintas, que celebran Al CEI pertenecen las Iglesias. d lo l ' ;
tivos dones para el seIVicio del mundo. El CEI no es . mayoría de las Iglesias nrtm
más que una fase transitoria en el camino ~e va de .la liturgias _Y cultos en muchas lenguas y dialectos, que an. cana, l a
gli la Igl 1· 1 1
han nacido en culturas diversas y viven bajo regí- Patriarcado de Constantinopla Y . .
desunión a la unidad». son miembros fundadores, la Iglesia ort du:
menes polfticos muy dispares, están todas unidas en
una fe inquebrantable en Jesús, el Señor. Esta fe está 1 d . Rumanía se incorporan en 1961 ), m
• Naturaleza del CEI en la base de su pertenencia al CEI. 1:S ;glesias protestantes de tradición lut r •
Visser:'t Hooft, que será durante muchos años vini~~ parte de las Iglesias de tradi i n 1
secretario general del CEI, había redactado para la • La base doctrinal macias a veces «evangélicas», «free .hu
asamblea de Amsterdam (1948) un trabajo que se ha
hecho clásico, Qué es el Consejo Ecuménico de las La pertenencia. de una Iglesia al CEI depende de «believers Cburches») como las bautí ';
Iglesias", y que luego la declaración de Toronto la aceptación de la base doctrinal, que propiamente sínodo luterano y grandes sectores penl
no es una confesión de fe. Cada Iglesia, en efecto, tie- ertenecen al CEI, porque han creído v ·. r
(1950) matizará y completará. Recordamos aquí
só]o algunos de los puntos que ayudan a conocer la ne sus propias confesiones de fe a las que no renun- ~eligro para la prop~a autonomf:a ed \
naturaleza del Co.nsejo según se expresa en el texto cia por su entrada en el organismo ecuménico. Es consideran que sus fines son ann-ev~g l
evidente que al CEI no pueden pertenecer organiza- eda de una unidad de «compro~o»),
de Toronto. Desde la perspectiva de lo que no es, se
dice que no es la Iglesia universal, ni una super-Igle- ciones seculares, partidos poJfticos o sociedades reli- fuven. «demasiado politizado hacia la i:I
sia, ni la Una. Sancta. de la que hablan las antiguas giosas no cristianas. Solamente pueden ser miem-
bros las Iglesias que, considerándose cristianas,
pueden en conciencia suscribir la base doctrinal. " LA mi.ere .Assemblée du Q:mseil Oecumbtiqu,
~,....¡ V DelachaWl et Niestlé, NeuchAte1 1
La base ha tenido do redacciones. La primera se R.apport V/1•'""" I ' . ,
.. W. A. Visser't Hooft, Qu'est-ce que le Conseil Oe.cuménique .. Nouvelle-Delhi, 1961. Ro.pport de la 1roisilm
des Eglise.s?, en L'Egli.se Universdle da ns le de.ssei,i de Dieu. Dela.- presentó en la asamblea con tituyente de Amster- Delachaux etNiestlé, NeucMtel 1962, 147-148.
chawc et .Niestlé, NeucbAtel 1949, 263-289. El texto en p. 278. dam (1948), y su texto decía así:

128 PARA COMPRENDBR ELECUMENIS MO


. i n . de fe. Ni puede tomar decisiones en «El CEI es una asociación fraternal de Iglesias En realidad las Iglesias que rechazan positivamente
11b~· et l_ . Iglesias representadas, ni tiene auto- que aceptan a Nuestro Señor Jesucristo como Dios y al Consejo Ecuménico son doctrina1mente muy con-
1u 1mpo ttiva sobre ellas. La teología del CEI no Salvador» 4.!I. servadoras y fundamentalistas, opuestas aJ diálogo y
u1~da º?re una concepción particular de la Igle- reagrupadas en el Consejo Internacional de las Igle-
ru l ms~ento de una Iglesia en particular. Las 147 Iglesias presentes en la Asamblea la su -
cribieron. Pero suscitó diversas reacciones. Para las sias Cristianas (1948), o en la Federación Evangéli-
•· s, ~a adhesión d~ una Iglesia a este organismo ca Mundial (1963), organismos cJaram.en.te anti-ecu-
impl! que considere desde ese momento su Iglesias ortodoxas era una .fórmula insuficiente.
Deberían transcurrir, sin embargo, trece años para ménicos.
'"'P 1 n de Iglesia como relativa.
que una nueva formulación viniese a sustituir a la El CEI mantiene además relaciones con las
'e . d d~ perspectivas positivas se afirma que de Amsterdam. En la asamblea de Nueva Delhi
,gl · 1 • nnembros del CEI se apoyan en el Nue- grandes familias cristianas reunidas en. alianzas,
1 !1.L m -nto para declarar que la Iglesia de Cristo
(1961) se propuso y aceptó el siguiente texto: federaciones o convenciones mundiales. Incluso
11a, r . nocen en la otras Iglesias al menos ele- «El CEI es una asociación fraternal de Iglesias dentro de los edificios del CEI se hallan ubicadas las
te s d · 1 ~er~dera Iglesia que les obliga a reco- que creen en Nuestro Señor Jesucristo como Dios y sedes de la Alianza Reformada Mundial, del Conse-
r u lidandad, a prestarse ayuda mutua y Salvador según las Escrituras y se esfuerzan por res- jo Metodista Mundial y de la Federación Luterana
n caso de necesidad y a abstenerse de ponder conjuntamente a su vocación común para glo- Mundial, y alberga también a la Conferencia de Igle-
, incompatible con el mantenimiento de ria de sólo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo".,_ sias Ew-opeas (KEK) y a las representaciones de los
ron fraternales. Por ello ]as Iglesias míem- patriarcados de Constantinopla y Moscú.
t'!'.l b! n relaciones espirituales que les per- Esta formulación, más explícita en su fe cristo-
lógica y trinitaria, fue para la mayoría de las Iglesias Las relaciones entre el CEI y la Iglesia católica
r1 •Pr' nd.e r unas de otras, renovándose as[ la han sido siempre cordiales. En. cambio, el tema de la
J In [gl ias. un esclarecimiento digno de elogio. Solamente algu-
nas creyeron más prudente continuar con la base de incorporación de Roma en el CEI como Iglesia
'" u I raciones expresadas en la reunión de Amsterdam, y por ello se abstuvieron o votaron en miembro ha suscitado algunos debates nunca sufi-
11 1 ~ han visto_ confirmadas por la experiencia cientemente esclarecido para los partidario. de u
contra de la nueva formulación.
m1 ma I~les1as. A pesar de tanta diversidad entrada.
JJ • kn ncia: má de 330 Iglesias, de más de
1 • , . qu representan unos 400 millones de • La pertenencia confesiorial Desde la Asamblea de Nueva Delhi ( 1961) tán
•~110 d confesiones distintas, que celebran presentes observadores católicos en cada una de u
i1_1. • ·ultos en much~ lenguas)'.' dialectos, que
Al CEI pertenecen las Iglesias de la comunión asambleas generales. o los hubo en Am te dam
,'•' 1d . n" cu1~ dive.r sas y viven bajo regf- anglicana 1 la mayoría de las Iglesias ortodoxas (el (1948) y en Evanston (1954), porque la Iglesia cató-
,1 UtJ s muy dispares, están todas unidas en Patriarcado de Coostan.t inopla y Ja Iglesia de Grecia lica rechazó las invitaciones. En el año 1965 se crea
1· • qu r table en Jesús, el Señor. Esta fe está son miembros fundadores, la Iglesia ortodoxa rusa y una Comisión mi.xta de teólogos católicos y del CEI
h 1., u u p ·enencia al CEI. la de Rumanía se incorporan en 1961), y muchas de que vienen trabajando en temas doctrinales, y a par-
las Iglesias protestantes de tradición luterana y cal- tir de la Asamblea General de Upsala (1968) teólo-
vinista. gos católicos participan «pleno iure» en los trabajos
Gran parte de las Iglesias de tradición libre (lla- de ]a comisión de «Fe y Constitución». En el plano
1 P '':- n n fa de una Iglesia al CEI depende de madas a veces «evangélicas», «free Churches» o de Ja colaboración cabe resefíar también el progra-
·pt 1 1 n d _la base doctrinal, que propiamente «believers Churches») como las bautistas, algún ma SODEPAX (Comisión para la Sociedad, el Desa-
un ~n.fi 1ón d~ fe. Cada Ig)esia, en efecto, tie- sínodo luterano y grandes sectores pentecostales no rrollo y la Paz) creado en 1965 y finalizado en 1980.
pr p1a onfes1ones de fe a las que no renun- pertenecen al CEI, porque han creído ver en él un
peligro para la propia autonomía eclesial, porque El aprecio vaticano por el CEI ha quedado refle-
1r u ntrada en el organismo ecuménico. Es
cons·deran que su fines son anti-evangélicos (bús- jado en las dos visitas papales realizadas a la sede de
~ •~ u al CEI 11:º pueden. pertenecer organiza. Ginebra, primero por Pablo VI (junio 1969) y años
u]~ _, parados políticos o sociedades reli- queda de una unidad de «compromiso»), o porque
lo ven «demasiado politizado hacia la. izquierda». después por Juan Pablo Il (junio 1984). Pero el tema
n n ~anas. Solamente pueden ser miem- de la entrada de la Iglesia católica como miembro
1· • Igl 1a que, considerándose cristianas
r n conciencia suscribir la base doctrinal. ' del CEI es bien distinto al de las relaciones cordiales
• 5 La premiere Assemblú du Conseil Oecuménique ti.es Bglises.
que existen entre ambos. La posición oficia] está por
bn h temdo dos redaccion.e s. La primera se Ro.pport OfficieJ, V. Delachaux et Niestl~. Neuch!tel 1949, 257. la no entrada, pero sin considerar el tema como
o la asamblea constituyente de Amster- cerrado. El discurso del P. Tucci en la asamblea de
•• Nouvelk ..Delhi, 1961. Rapport de la 1roi.sieme Assemblá.
), y u texto decía asf; Delachaux et. Niestlé, Neuchitel 1962, 147-148. Up ala (1968) es por el momento quizá la mejor y

PARA COMPRENDERELECUMENJSMO 129


LA
más clara expresión de la posición del Vaticano •1. años después se ha visto la necesidad de cambiar,
Los puntos básicos de su inteivención quedan así nuevo, la estructura del CEl. Dos hechos -lograr u
resumidos: estructura más acorde a la nueva visión del Consej
- La eclesiología romana ya no es un obstáculo que se desprende del documento .Hacia un entendi-
miento y una visión comunes del CEI y una mejo ECLOF: Fundación
infranqueable para que la Iglesia católica pudiese Ecuménica de
ser Iglesia miembro del CEI. adaptación a su nueva situación financiera, tras una
importantísima disminución de ingresos- han Crédito
-Son graves, en cambio, los obstáculos de orden hecho que el CEI llevara a cabo una reestructura-
psicol6gico. ción que viniera a sustituir a la anterior organiza-
- Se presentan muy difíciles los obstáculos de ción en tres unidades de trabajo. La nueva estructu•
orden práctico, al tener que optar por alguna de las ra, que ha entrado en vigor tras la asamblea d
modalidades para su participación plena en la vida Harare, está formada por un conjunto administrati• s
del CEI. vo único, con un presupuesto unificado. Se divid Lqui¡ o
en cuatro grupos básicos: . Temas de Estudio y
- Las repercusiones e inconvenientes que se pro- Acción; Il. Relaciones; m. Comunicaciones; N.
ducirían por su entrada no permiten vislumbrar que inanzas, Servicios y Administración. Grupos ase-
sus resultados fuesen mejores que los ya derivados sorados por un único Comité de Programas y coor-
de la actual cooperación, por lo que parece mejor dinados por el Secretario General, el Secretario
ontinuar en la colaboración iniciada y esforzarse General adjunto y los directores de los cuatro gru-
p hacer juntos todo lo que en conciencia no obli- pos básicos.
u ha r por separado.
La Asamblea General ostenta la autoridad supre-
ma, es el órgano legislativo y se reúne cada seis o
• rganizaci n siete años en una ciudad distinta. Los delegados de
las Iglesias miembros, con derecho a voto, represen-
La organización deJ CEI es muy compleja. Su tan todos los estamentos eclesiales: clérigos y laicos,
organigrama puede verse en cuadro aparte. Necesi- hombres y mujeres, jóvenes y adultos, miembros de
ta decenas de hombres y mujeres que empleen su Iglesias del Primer y Tercer Mundo. Además de los
tiempo con dedicación exclusiva en la sede central y delegados oficiales acuden a las asambleas consul-
oficinas en el Centro ecuménico de Ginebra, en un tores, invitados especiales, obseivadores y periodis-
edificio de cuatro plantas, situado más arriba del de tas. La asamblea marca las líneas a seguir a las Igle-
las Naciones Unidas, en las proximidades de la Ofi- sias miembros hasta la siguiente asamblea. La
cina Internacional del 'frabajo. celebración de una asamblea es una fiesta de plega-
ria y estudio, de encuentro de la diversidad étnica,
Algunos de los elementos fundamentales del CEI cultural y eclesiológica con vistas a la unidad visible
permanecen intactos desde su fundación hasta hoy. de todo el Pueblo de Dios. Hasta ahora se han cele-
Otros, en cambio, han sufrido remodelaciones a brado las siguientes Asambleas Generales: Amster-
partir de los cambios llevados a cabo por un Comité dam (1948), Evanston (1954), Nueva Delhi (1961), qulp
de Estructuras nombrado en la Asamblea de Up ala Upsala (1968), Nairobi (1975), Vancouver (1983),
(1968) y que a partir de sus propuestas todas las Canberra (1991), Harare (1998).
actividades del CEI quedaban agrupadas en tres
unidades de trabajo: 1. Fe y testimonio, Il. Justicia y La Presidencia del CEI está asegurada por ocho
servicio, y m. Educación y renovación. Casi treinta presidentes ~gos honoríficos- y un secretario
general que anima y empuja todas sus actividades.
Hasta hoy han ostentado este cargo: W. A. Visser't
" R. Tucci, El movimiento ecuménico, el Conse;o Ecumt11ico Hooft (1948-1966), Carson Blake (1966-1972), Plú-
de las lgl.e.sia.s y la Igle.si.a Católica Romana, en Upsala, 1968. Infor-
mes, declaraciones, alocuciones, Sfgueme, Salamanca 1969, 253-
275.
lip Potter (1972-1984), Emilio Castro (1984-1992), y
Konrad Raiser (1992- ).
cJ Grupo de Dirección del Personal
130 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO
d pu · se ha visto la necesidad de cambiar,
LA ESTRUCTIJRA DEL CEI
,l tru tura del CEI. Dos hechos -lograr un
1 tura m acorde a la nueva visión del Consej
s tl prende del documento Hacia wi entendi ACT: Acción njunta
1to una visión comunes del CE/ y una mejo ECLOF: Fundación de las Igle ias
to i n a u nueva situación financiera, tras Ecuménica de
h ntf ima disminución de ingresos- h n Crédito
111 ¡u I CEI llevara. a cabo una reestructura-
q u · iní ra a. sustituir a la anterior organiza- Instituto
' 11 l · unidades de trabajo. La nueva estructu- Ecuménico,
11.1 hn entrado en vigor tras la asamblea d GRUPO BASICO Bossey
ui: , · l ~ rmada por un conjunto administrati- SOBRE RELACIONES
11 un presupuesto unificado. Se divid
Equipos: Relaciones Ecuménicas
u h grupo básicos: I. Temas de Estudio y
1n: TI. R ladones; m. Comunicacio.nes; N . Relaciones Regionales
Relaciones Internacionales
111 '"• rvic10 Administración. Grupos as -
1lt • p r un único Comité de Programas y coor Relaciones Interreligiosas
l1 s p r el Secretario General, el Secretario
r il
l s.
junt los directores de los cuatro gru- .---·--·- ·-

Equipos: Infonnación .
Publicaciones/Documentac1ón
GRUPO BASICO SOBRE
Pre idencia del CEI está asegurada por ocho
nlt! rgo ho oríficos- y un secretario COMUNICACIO
qu anima y empuja todas sus actividades.
h han ostentado este cargo: W. A. Visser't
(1 48-1966), Carson .B lake (1966-1972), Phi-
l (1972-1984), Emilio Castr-0 (1984- 1992), y
i Rai er (1992- ). C] Grupo de Dirección del Personal
131
h
El Comité Central y el Comité E¡ecutivo . El pri- so conciliar de Justicia, Paz e Integridad de la C 1,1 unde información acerca d lo qu
mero tiene la autoridad :máxima entre las asam- ción lanzado por dicha asamblea, a través de pn nsejo, de sus numerasas y diferente
'ó • lt'P,
bleas; lo componen ciento cincuenta miembros ele- gramas que se ocupan de cuestiones relativas - Publicaciones y D_ocumentaci n. ni a dt·
gidos por la asamblea que se reúnen una vez al año. justicia, la paz, la integridad de la creación, los d Publicaciones de literatura e UDl . / ,~
El Comité Ejecutivo se reúne más .frecuentemente chas humanos y el racismo. Para ello se realiza . (ENI y T'he Ecum 111 " '
sus dos revistas. W b de la bibli 1 •t ,
(dos o tres veces al año), lo integran unos treinta actividades de estudio y reflexión, de formación d como de la página e Y
miembros y da gran agilidad a las decisiones de la redes y promoción de derechos y de apoyo a la cola- nsejo tiene en Ginebra.
asamblea para que sean tomadas por las Iglesias boración en la acción. Ha desarrollado los progra•
miembros a. niveles locales. mas: Teolog(a de la Vuia: Justicia, Paz y Creación; * Finanzas, Servicios y Administra ·ir .,
Eclesiolog{a y ética; El jubileo y el kair6s de Africa.
Los equipos del Grupo Básico se organizan de la fin · r s h11111,
siguiente manera: - Educación y Formación Ecuménica. Apoya las Coordina los recursos_ dand 1 ·u drl
instituciones teológicas y programa de extensión mento delica o Vl ·'
El, en un .mho d afrontar una not bk n•d11
que preparan a los cristianos al servicio de la misión . enquese a e
* Temas de estudio y acción en todos los continentes. Se preocupa igualmente d ingresos y personal.
la formación de líderes ecuménicos que promuevan fi 111,1 / 11
- Fe y Constitución. Es la herencia directa del Consta de las siguientes Jngrl', a , U
movimiento Faith and Order. Examina las cuestio- el ecumenismo a nivel local y de la formación teoló- Movilización y Control ~ _lo /rll n,u , \' •
nes doctrinales que todavía dividen a las Iglesias y gica de laicos. Huma.nos (personal), Servicw
les presenta el objetivo de la unidad visible en Cris- Informáticos.
t o. Es una de las pocas estructuras del CEI en que * Relaciones
ortodoxos, anglicanos, protestantes y católicos son
mí mbr d pleno derecho. Los tres principios - Relaciones ecuménicas. Encargada de coordi-
r anizad r d su trabajo son: intento de descu- nas las relaciones del CEI con otros organismos ecu-
brir I apa id d de profesar hoy juntos la fe ménicos.
· 1 L li ; l cu rdo obre los métodos comunes
d ' n · ar doptar las decisiones acordadas, y el - Relaciones regionales. Su objetivo es mejorar
l b j njunto para superar las dificultades teoló- las relaciones en la comunidad del CEI para llegar a
i m diff iJes referentes a las ideas de Iglesia, ser una comunidad de Iglesias. Promueve los
mini t ri , autoridad, eucaristía. El Documento de encuentros y la relación entre las Iglesias miembros
ima (1982) es una de sus más logradas realizacio- y los miembros del Consejo en Ginebra.
nes. Ahora, tras las respuestas de las Iglesias, que es - Relaciones y Diálogo .Interreligioso. Promueve y
el momento clave de «recepción», se espera el juicio facilita la relación de las Iglesias con creyentes de
definitivo sobre el significado de Lima para la mani- otras religiones así como del CEI con comunidades
festación de la unidad visible en el bautismo, la y líderes de otras religiones; sigue de cerca la evolu-
eucaristía y en el ministerio. ción de las relaciones entre las religiones y responde
- Misión y Evangelización. Es el brazo mi ionero a cuestiones específica y a situaciones de conflicto
del CEI. Si la «wtidad visible» es «para que el mnn- en las que la religión desempeña un papel impor-
do crea», la importancia de esta comisión es vital. tante.
En 1961 se integró en su seno el Con ejo Misionero - Relaciones Internacionales.
Internacional, que venía siendo el heredero de aque-
lla Conferencia Mundial Misionera de Edim burgo
(1910). * Comunicaciones * Amsterdam, I 948
- Justicia, Paz y Creación . La preocupación por - Información. Su objetivo es dar a conocer y Participan 147 lgles1as · d e 44 paf e '. b,
estos temas ecuménicamente experimentados en la promover la vida y la labor del CEI y del movimien- El des orden del hombre Y el desig,
asamblea de Vancouver (1983) se concreta en este to ecuménico entre el público en general, y en las general : l 1i
Se celebra tras una guerra crue ' en
equipo de trabajo. Su objetivo es promover el Proce- Iglesias miembros en particular. Para ello prepara y

13 2 PARA COMPRENDER BL ECUMENTSMO


·011 iliar de Justicia, Paz e Integridad de la Crea- di unde información acerca de lo que es y hace e] «guerra. fria» y poco antes de la guerra de Corea. La
' J. nzado por dicha asamblea, a través de p nsejo, de sus numerosas y diferentes actividades. Iglesias congregadas en Amsterdam afirman u
n, qu e ocupan de cuestiones relativas a «voluntad de permanecer juntas»''. En realidad
ci , la paz, la integridad de la creación, los d - Publicaciones y Documentación. Encargada de ellas permiten mantener puentes de comunicación
human. y el racismo. Para ello se realizan publicaciones de literatura ecuménica del CEI, en un mundo que se ha dividido en dos grand blo-
i a de estudio y reflexión, de formación d d us dos revistas (ENI y .The Ecumenical Review) ques, el Este y el Oeste.
' pr moción de derechos y de apoyo a la col . J como de la página Web y de la biblioteca que el
" i n n la acción. Ha desarrollado los progra• onsejo tiene en Ginebra. Cuatro secciones centraron el trabajo: La Iglesia
: •alog{a de la Vida: Justicia., Paz y Creación; universal en el plan de Dios; El designio de Dios y el
' re l fa y ética; El jubileo y el kairós de Africa. testimonio de la Iglesia; La Iglesia y el desorden de
* Finanzas, Servicios y Administración la sociedad; y la Iglesia y el desorden internacional.
Frl11 ación y Fonnaci6n Ecuménica. Apoya la Amsterdam no brilló en cuanto a la aportación teo-
1u i n teológicas y programas de extensión Coorclina los recursos financieros y humanos del lógica. Pero se hicieron grandes progresos respecto
1r 'P n 1 s cristianos al servicio de la misión EI, en un momento delicado de la vida del Conse- a la presencia eclesial en la situación histórica. La
ti I ontinentes. Se preocupa igualmente d j en que se ha de afrontar una notable reducción de presencia del teólogo Karl Barth ~ticando dura-
1 111 · i n de líderes ecuménicos que promuevan ingresos y personal mente a Roma- significa la sustitución de otros
urn ni moa nivel local y de la formación teo]ó- Consta de las siguientes oficinas: Finanzas, métodos ecuménicos del pasado (el de los artículos
tl 1 ·e . Movilización y Control de los .Ingresos, Recursos fundamentales y no fundamentales, o el de puntos
Humanos (personal), Servicios Internos y Servicios de acuerdos y puntos de divergencias) por el método
infonnáticos. dialéctico que desde hacia años venía usando en la
llamada teología dialéctica. ¿Acaso no hay algo de
«católico» en la posición protestante, y algo de pro-
i ries ecuménicas. Encargada de coordi- testante en la posición «católica»? Por eso en Ams-
i nes del CEI con otros 'o rganismos ecu- • Etapas de la vida del CBI
a través de sus asambleas generales terdam se estimula a mantener los polos que pare-
cen antagónicos: la tensión de la divergencia (el no)
·ones regionales. Su objetivo es mejorar No es tarea fácil animar eficientemente los cua- y de la semejanza (el si), en una investigación cada
nen la comunidad del CEI para llegar a tro equipos del Grupo Básico del Consejo Ecuméni- vez más profunda que busque la síntesis.
un.1 munidad de Iglesias. Promueve lo co. Habría que añadir además el trabajo que supone Cabe destacar el enfrentamiento, dentro de la
<·ni ~ la. relación entre las Iglesias miembro la dirección del Instituto Ecuménico de Bosey, la asamblea, de dos actitudes frente a la sociedad de
m ·mb del Consejo en Ginebra. ficina del CEI en Nueva York, el Departamento de aquel tiempo. J. Foster Dulles representa el cristia-
l?t-la ion y Diálogo Interreligioso. Promueve y Comunicaciones con sus boletines, revistas, libros y nismo occidental y vincula el ser cristiano a los valo-
t , Ja r I i6n de las Iglesias con creyentes d grabaciones en diferentes lenguas, además de la r-es democráticos, mientras que Joseph Hromadka,
1 ·li i f como del CEI con comunidades direc-eión de la Biblioteca del CEI, un.a. de las mejor teólogo checo, admite 1a posibilidad de comunión
'J •. d tras r llgiones; sigue de cerca la. evolu- provistas de literatura ecuménica en todo el mundo. entre el socialismo y la fe cristiana.
lc 1 l r I ciones entre las religiones y respond ero ese milagro se debe sin duda al trabajo impul-
lI n pecificas y a situaciones de conflicto ado por las Asambleas Generales, que marcan las
etapas proféticas de una institución que s.iive al * Evanston, 1954
u • la religión desempeña un papel impor-
Espíritu en su obra de reconciliación cristiana y Se celebra del 15 al 31 de agosto en la North-
humana, y realizado por los hombres y mujeres que
R la iones Internacionales. dedican su tiempo y sus energías a la vida del CEI.
Estas son las asambleas celebradas hasta hoy: u Los informes oficiales están recogidos en cinco tomos,
publicados por Delachau.x et Niestlt!, Ncuch.11.tel 1949: J. L'Eglise
mn unicaciones universdle dans le dessein ck Dieu (318 p.); 11. Le dessein de Dieu

l11{onnación. Su objetivo es dar a conocer y


* Amsterdam, 1948 et le témoígnage de l'Eglise (334 p.); 111. L'Eglise et le d/sordre ck la
soci.eté (302 p.); rv. L'Eglise et le désordre intemational (370 p.); V.
. v r J vida y la Jabor del CEI y del movimien- Participan 147 glesias de 44 países bajo el tema Rapporl Officiel (316 p.). Para una información básica sobre la
1m nico entre el público en general, y en las asamblea de Amsterdam, véase W. A. Visse.r't Hooft, 1'he. First
general: El desorden del hombre y el designio de Dios. Asembly of the World Council ofChurches, en A History of the Ecu-
1 . miembros en particular. Para ello prepara y Se celebra tras una guerra cruel. en elinicio de la menical Movement (1517-1948), o. c., 719-724.

PARACOMPRENDBRBLECUMENISMO 133
western University, de Evanston-Chicago. Partici- el esfuerzo realista de mejorar «la ciudad cristi
pan 162 Iglesias, bajo el tema general: C~to, única de este mundo, propugnado por los teólogos no
esperanza del mundo•~. El malestar es obVIo: el arzo- mericanos.
bispo de Chicago ha prohibido la participación de
los sacerdotes periodistas en la asamblea, existe un Es innegable que en esta Asamblea hay un lo
ambiente tenso producido por la prensa am_e~cana importante: el papel del laicado en el testimo~o
ante las intervenciones de los delegados cnstJanos la esperanza cristiana. Julio de Santa Ana atribu
de países del Este y por el auge del macarthismo y un papel decisivo en este reconocimiento al teól
de las sospechas ante el despotismo stalinista de la católico Yves Congar 50 •
Unión Soviética. Ambas potencias poseen la bomba
de hidrógeno. En un mundo incierto, la asamblea de * Nueva Delhi, 1961
Evanston proclama a Cristo como única esperanza
de la humanidad. Del 18 de noviembre al 6 de diciembre se reún
en el Palacio de las Ciencias Vigyan Bavan, de Nu
Seis secciones trabajan los siguientes temas: va Delhi los representantes de 198 Iglesias cristi -
Nuestra unidad en Cristo y nuestra desunión como nas bajo1 el tema general: Cristo, luz del mundo 51 •
Iglesias; La misión de las Iglesias ante los de fuera; _La la asamblea de Nueva Delhi acuden, por vez prim -
sociedad y sus responsabilidades en el plano mundial; ra, cinco observadores católicos de manera oficial,
Los cristianos en las luchas a f:avor de la comunidad numerosos delegados de movimientos juveniles y
mundial; La Iglesia en medio de las tensiones raciales integran varias Iglesias ortodoxas y el Consejo Inter-
y étnicas; y El cristiano en su vida profesional. nacional Misionero. En Nueva Delhi tiene lugar 1
Se ha dicho que Evanston «sólo secundariamen- ampliación de la base doctrinal del CEI en sentido
te fue doctrinal», pues se centró ante todo en la bús- trinitario.
queda de una palabra de esperanza frente a los gran- La Tercera Asamblea General se celebra por vez
des problemas de la humanidad. Si en Amster~am primera en un país fuera de occidente en el que el
los cristianos se había propuesto «permanecer Jun- cristianismo es minoritario y la mayoría de las veces
tos» en Evanston abogan por «avanzar juntos». importado junto a los colo~dores e~jeros.
Per~ en esta Asamblea, a pesar de todo, se dan cier- Este hecho hizo ser muy humildes a los orgaruzado-
tos desequilibrios: hay una mayoría de representan- res y conscientes a la vez de que estaban en un mun-
tes de las Iglesias de occidente, que en aquel enrare- do que tenía una experiencia bimilenaria de Dios. El
cido clima de ccguerra fría» hace que los cristianos contexto mundial había cambiado de manera nota-
del Este se sientan incómodos; en eclesiología pre- ble: se ha iniciado el deshielo entre el Este y el Oes-
valece la línea «protestante» sobre la «católica» te en Roma corren nuevos aires desde que Juan
-representada esta última por anglicanos y ortodo-
xos-, lo que hace que estos últimos estimen necesa-
XXIII ha anunciado la celebración de un concilio
ecuménico y el ocaggiomamento» parece ser palabra
rio formular una declaración propia en el Informe clave, países de Africa y Asia inician procesos libe-
de «Fe y Constitución»; incluso dentro del protes- radores ...
tantismo aparecen dos tendencias, una primera que
estaría representada por el mayor rigor eva_ngélico y El tema general es trabajado en tres secciones:
por el énfasis en las dimensiones escatológicas de la 1) unidad; 2) testimonio; y 3) servicio. La secci~n
esperanza que aparece en los europeos, y la otra, por primera es de suma importancia en la trayectona

0 Los informes oficiales en L'Espérance Chrétienne dans le ,o J. de Santa Ana, Ecumenismo y Liberación (Refle.xionM

monde d'aujourd'hui. Evanston, 1954. Delachaux et Niestlé, sobre la reku:ión entre la unidad cristiana y el reino de Dios), San
Neuch!ltel 1955; W. A. Visser't Hooft, Evanston, en The Ecumeni- Pablo, Madrid 1987, 243-244.
$2 Upsala. 1968. Informes, declaraciones, a/ocucio,,
cal Ad.vanee. .. 11, o. c., 39-41; G. Thils, Historia doctrinal_ del Movi- "Nouvell -De/hl, 1961. Ra.pporl d~ la 1roisieme Assemblú.
miento Ecumlnico, o. c., 108-128. Dela.chau.x et Niestlé, NeuchAtel 1962. me, Salamanca 1969.

134 PARA COMPRENDER ELECUMENISMO


p terior del CE!. Su declaración sobre la unidad de un «socialismo más humano», los movimientos
h bla por vez primera de la vinculación que hay de liberación en Africa, Asia y América, la inminen~
·ntre bautismo y eucaristía, celebrados en un mis- te emergencia de un nuevo método de hacer teolo-
mo lugar por los cristianos allí presentes, con la uni- gía, llamada luego «Teología de la Liberación», el
lad cristiana. Era lo mismo que decir que no hay frescor y creatividad de una Iglesia católica que aca-
unidad que no sea visible. Y de ahí la importancia de ba de clausurar un concilio con una constitución
las Iglesias locales en el movimiento ecuménico. como Gaudium et Spes y un decreto como Unitatis
En la asamblea de Nueva Delhi se encuentra un redintegratio, la publicación de la encíclica Populo-
quilibrio nunca antes conocido en el CEI: equilibrio rum progressio de Pablo VI, son síntomas positivos y
ntre «Iglesias jóvenes» e Iglesia de occidente; equili- esperanzadores que se hacen presentes en la asam-
rio entre representantes del Tercer y del Primer Mun- blea de Upsala.
do; equilibrio entre el pensamiento «protestante» y el Seis secciones estudiaron la siguiente temática:
nsamiento «católico» al verse éste fuertemente enri- 1) El Espíritu Santo y la catolicidad de la Iglesia; 2)
quecido por la entrada de varias e importantes Iglesias Renovación en la misión; 3) El desarrollo económi-
d la ortodoxia en el Consejo Ecuménico (las de co y social del mundo; 4) Hacia la justicia y la paz
Rusia, Rumanía, Bulgaria y Polonia). en los asuntos internacionales; 5) El culto; 6) Ha ia
nuevos estilos de vida.
Merece destacarse, por último, el informe sobre
El testimonio cristiano, el proselitismo y la libertad En Upsala lo jóvenes dejan oír u voz. u ti -
religiosa, la resolución sobre el antisemitismo, y el nan las estructuras, los métodos e inclu l bj ·ti-
mensaje que se envía a los cristianos de A.frica del vos del CEI y ponen en duda el aparat bur ráti o
ur, cuando dos Iglesias Reformadas Holandesas de del mismo Consejo. A partir de aqu ll rf Li •
quel país se retiran del CEI por su toma de posi- inicia una reestructuración tendent impli6 ar
ión respecto al sistema racista del apartheid. agilizar su dinámica ecuménica. Cab r altar ad -
más dos hechos importantes: el di curso d 1 padr
Tucci ante la asamblea sobre la posibl entrada de la
* Upsala, 1968 Iglesia católica en el mismo CE!; y, en otra línea, los
La Cuarta Asamblea General del CEI se celebra problemas originados en la sección quinta sobre el
en Upsala (Suecia), del 4 al 20 de julio de 1968, y culto. El título sugerido había sido El culto tributa-
participan 235 Iglesias. El tema elegido es Yo hago do a Dios en una época secularizada, debido a los
nuevas todas las cosas"· En el mensaje que envía escritos de los teólogos Robinson, Cox, van Leeu-
Pablo VI a la Asamblea dice, entre otras cosas: wen, etc. Pero los cristianos procedentes de países
donde no era obsesiva la secularización reacciona-
«La presencia en Upsala de 15 obsezvadores-dele- ron duramente.
gados católicos y de cierto número de huéspedes ofi-
ciales es un signo para nuestros días. Con.firma, de En el mensaje de la asamblea se decía:
manera feliz, la voluntad recíproca de co.n tinuar y « •.•Nuestros compromisos exigen el culto, la dis-
extender la colaboración que ya existe entre el CEI y ciplina y la corrección mutua de una comunidad a
l ·n~ ~ ne~ es .trabajado en tres secciones: la Iglesia católica. Es la expresión del vivo interés que escala mundial. En el CEI, y en sus miembros regio-
dad, 2) lestimomo; y 3) servicio. La sección tenemos sobre vuestra asamblea•. nales, nacionales y locales, se nos ha dado el comien-
rn de suma importancia en Ja trayectoria El contexto mundial augura cambios profundos. zo, pero sólo el comienzo, de esa comunidad. Pero
Las revueltas de los estudiantes en París, las movili- Dios hace nuevas todas las cosas. El movimiento ecu-
zaciones masivas contra la guerra del Vietnam en ménico ha de hacerse más intrépido y más represen-
d . anta Ana, Ecumenismo y Liberación (Re/lexione.s los EE.UU., la búsqueda en algunos países del Este tativo. Nuestras Iglesias deben reconocer que este
r lac_rón entre la. unidad cristiana. y el reino de D ' ) San movimiento nos obliga a la renovación ... •"·
,11dnd 1987, 243-244. ios •
uvelle-pe!h~ 1961. Rapport de la Troisi.Ame Ass mblú 11 Upsala, 1968. Informes, declaraciones, alocuciones. Sígue•
wc c:c Níestlé, NeuchAtel 1962. e ·
me, Salamanca 1969. " Upsala, 1968. In{onnes... , o. c., 19.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 13 5


* Nairobi, 1975 CE! propuesta a la consideración de todas las I
sias en. su marcha hacia la unidad vi ible.
En la capital de Kenya, del 25 de noviembre al
10 de dicíembre, se celebra la Quinta Asamblea
G neral con el tema Jesucristo libera y une 54 • Los * Vancouver, 1983
representantes de las 286 Iglesias miembros forman
una comunidad en las que las diferencias entre En la ciudad canadiense de Vancouver se cel b
homb~s y mujeres, jóvenes y adultos, clérigos y lai- la Sexta Asamblea General del CEI, del 24 de julio
cos, Primer y Tercer MW1do están más niveladas que O de agosto de 1983. El tema general es Jesucristo,
nunca. La Iglesia católica e hace presente a travé vida del mundo". o caben dudas sobre las razon
de 16 ob ervadores. de la elección de este tema: la vida está constan -
mente amenazada por los podero os de la tierra. El
Por segunda vez se celebra en un país no occi- mensaje de la asamblea es muy explt:cito:
dental, en un momento en el que la carrera de arma-
mentos, .la víolación de los derechos humanos en •Este compromiso que vivimos juntos en Vancou-
muchos países y una crisis energética sacuden al ver recalca hasta qué limites nos encontramos en un
mundo. En la asamblea de Nai.robi se encaran estos momento crítico de la vida del mundo, como pasando
problemas de manera directa en la línea que venía una página de la.historia. Millones de seres humano
trabajándose ya en el Programa de lucha contra el luchan día tras día para poder sobrevivir, aplastado
racismo. es el momento en que desde muchos por los poderes militares o despersonalizados por la
frentes tradicionalistas se critica duramente la polí- propaganda de los poderosos, Escuchamos sus grito .
tica del CEI. Vemos la angustia de ]os campos de refugiados y las
lágrimas de aquellos que han perdido a los suyo . Per-
Seis secciones abo.r dan los siguientes temas; 1) cibimos el miedo de las personas y de los países. y
Confesando a Cristo hoy; 2) Lo que requiere la uni- sabemos también de la desesperación de los que, en
dad; 3) En búsqueda de comunidad: la búsqueda ua mundo lleno de riquezas .m ateriales, sufren en un
común de gentes de diversa fe, cultura e ideología; desierto espiritual... u.e stro mundo, el mundo de
4~ La educación para la liberación y para la comu- Dios, debe ahora elegir entre la vida y la muerte, la
f!ldad; _S) Estructuras de injusticia y luchas por la. bendición y la maldición» ".
liberación; y 6) Desarrollo humano: ambigüedades
del poder, la tecnología y la calidad de vida. La Iglesia católica se hace presente a través de
un mensaje del papa y de 20 delegado oficiales. En
La sección 2 resaltó el término comunidad con- el men aje declara
ciliar, tomado de una reunión de .: e y Constitu-
« ... su convencimiento personal de que )a presente reu-
ción» _celebrada en Salamanca sobre Los conceptos
de unidad y modelos de unión. El términ.o comuni- nión de Vancouver nos hará avanzar todavía más
dad conciliar no s opon al expre ado en Nueva. hacia esa meta que todos nosotros deseamos ardien-
Delhi, sino que es más bien un desarrollo del mis- temente alcanzar»"·
mo. Con él se intentan. describir aspecto de la vida El tema g neral se despliega en cuatro sub-
de la Iglesia indivisa a todos los niveles; es una temas: La vída. don d Dios; La vida victoriosa sobre
comunidad de diálogo entre confesiones distintas en la .muerte; La vida en su plenitud; y La ví.da en la
la que e pueden examinar cuestiones do trinal unidad. Durant la primera semana de la asamblea
todavía. no resueltas: eucaristía, ministerio, autori- los delegado hab an repartido en 65 pequeños
dad, confe iones de fe. Sin duda este concepto de
comunidad concüiar es la elaboración máxima del
" Rassemblts pour la . r Rapport O/ficieL Si.rl~me Assemblú
Coriseil Oecumhi{qu des gfis , Ceotwion, París 1983.
"' D. Patoo (ed.), Breaking Barriers. Nairobi, 1975. The Offecial
&port of tlu Fifht Assembly of the World Council o( Churclus. ,. Rassembl pour la 1 ... o. c., 1-2.
SPCK, Londres 1976. "Rassembl p ur la Vi ... , o. c.• 8. ,. Rassemblts pour la. Vie. .. , o. c., 57.

} 3Ó PARA COMPRENDBR EL ECUMENTSMO


r pue ta a la consideración de todas las Igl • rrupos para constituir a continuación ocho grupos * Canberra, 1991
1-. n marcha hacia la unidad visible. nerales. Se estaba intentando funcionar a base de
mejores relaciones intergrupales, de. manera más En Can.berra (Australia), d 1 7 1 O tl · fob, ·n
ancouver, 1983 ~ ncilla y con mucha menos burocracia que en pre- de 1991, se celebra la éptirna A mbl •a i n · l
~ dentes conferencias. c-0n el tema Ven Esp{ritu Santo, r, nu ~,a l d,i_la 1_1•a•
. n. la ciudad canadiense de Vancouver se celeb ción. El clima cotidiano de pl gari - fo. el bm ·1 n
t.. "amblea General del CE!, del 24 de julio al Los ocho grupos recogían las líneas maestras de de ]a eucaristía según el rito d Lima qu _envu lv la
J , ug to de 1983. El tema general es Jesucristo,
0
t do el trabajo de la Asamblea: 1) Testimoniar en un asamblea no impide que la t - i 11 s d -1 m und
1 d I mu,u1o 55 • No caben dudas sobre las razon
mundo dividido; 2) Promover la unidad por actos con- de las mismas Iglesias e hayan vi l fl judas n 1
1 J ión de este tema: la vida está constante• retos; 3) Desarrollar la participación; 4) Vivir juntos trabajo de los 826 delegad d 3 l 7 I 1 ias y dt: los
n l • run nazada por los poderosos de la tierra. 1 n una comunidad que comparte; 5) Afrontar las ame- centenares de expertos, invit d , p ri di tas
í • d la asamblea es muy explicito: nazas contra la paz y ]a supervivencia; 6) Luchar ~r observadores present en Canbcrra. La cruel gu .
1 justicia y la dignidad h ~; 7) Ser ~ ~mum- rra del Golfo Pérsico y la cri · d algunas repúbli-
11te compromiso que vivimos juntos en Vancou- dad en aprendizaje; 8) Comurucar con credibilidad cas soviéticas han derrumbado, de Ja noche a la
ca hasta qué limites nos encontramos en un mañana, las esperanzas nacidas tras la caída del
nmm n l crítico de la vida del .mundo, como pasando El trabajo del grupo 2 trató de _profundizar un
ncepto de unidad que pudiese er compartido por muro de Berlín.
lLn página de la historia. Millones de seres human
ha ·hrm df tras dfa para poder sobrevivir, aplastad todos. Y para ello se fueron ofreciendo s¡~os dis- En relación con el tema central de la asamblea:
1 ir l s d militares o despérSonalizados por 1 tintivos y medidas concretas. La línea del discurso Ven Espíritu Santo, renueva toda la creación, dos 1:1re-
pa ipu d d los poderosos. Escuchamos sus gritos. e desarrolla a través del intento de clarificar el sen- sentaciones importantes corren a cargo del patriar-
- •rn s I angustia de los campos de refugiado y 1u tido de una misma comprensión de la fe apostólica, ca Partenios de Alejandría y de la teóloga coreana
1 d quello que han perdido a los suyos. P r•
del reconocimíento mutuo de la eucaristía y de los Chung Hyung-Kyung. Ambos expresan corrientes
liimo 1 miedo de las personas y de los países, y núnisterios que tienen otras Iglesias. teológicas y visiones distintas del poder y de la pre-
,1 ·mo · también de la desesperación de los que, en Una de las mayores preocupaciones de Vancou- sencia del Espíritu Santo.
111 1:11w1 do .lleno de riquezas materiales, sufren en un ver fue acelerar eJ estudio del Documento de Lima en Las cuatro secciones de trabajo abordaron el
1 i ·n spiritual... . uestro mundo, el mundo de rden a su «recepción>) por parte de las Iglesias tema general desde vertientes diversas y com~le-
Ji os, d be ahora elegir entre la vida y la muerte, 1 miembros. La famosa Liturgia de Lima ayudó a cele-
){ 11Ji i n y la maldición » u.
mentarias. La l.ª sección, titulada Dador de vida,
brar la fe a todos los cristianos presentes en la mag- mantén tu creación, trató la temática ecológi.ca, que
~ , J. J-~ia cat-0lica se hace presente a través d na asamblea del CEI en tierras canadienses. Pero no forma parte ya de la agenda del CEI a través del l?ro-
wn del papa y de 20 delegados oficiales. En faltaron las críticas internas hechas con toda hones- grama Justicia, Paz e Integridad de la creación,
•rw j'• d ara tidad. Jean-Marc Chappuis ha recordado en una cuyas reUIÚones de ~asilea (19~9) y ~eúl (199~) son
erie de reflexiones sobre Vancouver algunos temas sobradamente conocidas. La 2. sección, Espíntu de
••. 11 ·< nv n imiento personal de que Ja presente reu- que flotaban en el ambiente. El CEI abarca una verdad, libéranos, realizó un análisis del compromiso
1i m u Vancouver nos hará avanzar todavfa m gama impresionante de cuestiones, muchas de ellas cristiano en las áreas de la liberación, la justicia y la
, lu s. m ta que todos nosotros deseamos ardien• de la más rabiosa actualidad política. Sobre todas paz y la lucha contra el racismo. La 3.ª sección, bajo
·m , · Jcanzan, n . ellas se pronuncia con una valentía que no tiene el titulo Espíritu de unidad, reconcilia a tu pueblo, se
:J L ·m general se despliega en cuatro sub- paralelismo en casi ningún_ for~ mu:n~al .. La cues- centra en los aspectos propiamente teológicos, en l~s
-i : . a ·da, don de Dios; La vida.victoriosa sob
tión, y el riesgo, son también llllpres10Da?tes .. ¿Se documentos ecuménicos y en la búsqueda de la uru-
u ·rt •; La vida en su plenitud; y La vida en la oge el tiempo necesario para una reflexió~ siste- dad visible, y la 4.ª sección, Esp{ritu Sant~, _tran1ór-
1<l. urante la primera semana de la asamble mática? ¿Su eficacia e imparcialidad están. siempre manos y santifícanos, versó sobre una esp_m~alidad
·l a o e habían repartido en 65 pequeflo aseguradas? ¿No cabría plantearse un ~empo de propiamente ecuménica para todos los cnsnanos.
moratoria y abstenerse de expresarse públicamente,
procediendo siempre de manera más discreta? He En la 3.ª sección hay un apartado que merec_e
ahí algunos de los interrogantes que se dejaron oír destacarse: «Lo que es importante para el mo~-
Nas emblts pour In Vre. Rapport Offeciel. Sixibne Assemblá en Vancouver... 58 , miento ecuménico en este momento, como movi-
/ · uméniqu~ des Eglises, Centu:rion, París 1983.
miento reconciliador y renovador que se dirige
Ras emblts pour la Vie. .., o. c., 1-2.
hacia la plena unjdad visible, es que la séptima
r, emb/Ls pour la Vre ..., o. c., B.
u Rassemblts pour la Vie •.. , o_c., 57. asamblea del CEI exhorte a las Iglesias miembros a:

PARA COMPRENDER EL BCUMJiNISMO 13 7


- reconocer recíprocamente el bautismo admi- larrnente entre los delegados ortodoxos- de que un n ese contexto, una de las declara í n
nistrado por cada una de ellas, en base al documen- cierto sincretismo envuelve cada vez más el trabajo amblea fue la petición de la cond na i
to sobre Bautismo, eucaristfa y ministerio (BEM); y el espíritu del mismo Consejo Ecuménico. deuda externa de los países más pobr . 11
río general, Konrad Rruser, se expresaba u :
- encaminarse hacia el reconocimiento mutuo . ~or ello, los delegados ortodoxos, a punto d
en _la vida y el testimonio de todas ellas de la fe apos- finalizar la asamblea de Canberra, hacen público "Uno de los desafíos del movimient i
tólica que expresa el Credo de Nicea ,· un breve pero duro docwnento titulado Refie.xio~ es apoyar la esperanza y la visión d unu I w
que dirigen. los participantes ortodoxos a la séptima humana viable para todo el pueblo afli uno.
-. sobre la base de la convergencia en la fe, el asamblea. Tras expresar su reconocimiento por la nifica que nuestra asamblea, aquí en JI 1,111
bautismo, la eucaristía y el ministerio, explorar, labor llevada a cabo durante muchos años «para estar muy atenta a lo que Dios n s di • pn1 1
cuando proceda, formas de hospitalidad eucarística;
superar la desunión cristiana» a través de la Comi- Africa•.
- avanzar hacia el reconocimiento mutuo de los sión de «Fe y Constitución» y de otras comisiones,
ministerios; exponen una serie de preocupaciones motivadas
«por su sincera inquietud ante el futuro del movi-
. :- _reafirmar su compromiso de trabajar por la miento ecuménico y por el destino de sus metas
Justicia, la paz y la integridad de la creación vincu- ideales tal como fueron formulados por sus funda-
lando aún más la búsqueda de la comunión sacra- dores».
mental de la Iglesia con la lucha. por la justicia y la
paz; Varias declaraciones y llamamientos hechos
públicos al final de la asamblea, se centran en la
- ayudar a las parroquias y a las comunidades a guerra del Golfo Pérsico, en los pueblos indígenas y
manifestar adecuadamente el grado de comunión sus derechos a la tierra -con una invitación a decla-
existente» 59• Esta asamblea del cincuent n rl fue•
rar el año 1992 como «afio de lucha contra el racis- una ocasión para discernir lo de aff ~ ,
~~os autor~ han resaltado aspectos que mo»-, así como en las denuncias ante la situación los que se enfrenta el movimiento e urn n
mamfiestan las tensiones vividas en Canberra 60• En en Suráfrica, el Pacifico, Sri Lanka y El Salvador. itado de una nueva orientación, y d mh u
p_rimer lugar, el peligro de la dispersión por el exce- siglo XXI. Una de las tareas más impmt
sivo número de Iglesias miembros con intereses y debatir el documento Hacia. un entendimil·,
proyecciones muchas veces encontrados, y todas * Harare, 1998 visión comunes del CEI (EVC), probad
dentro de una institución limitada. como es el Con- Comité Central en septiembre d 1997. •
sejo Ecuménico. En el área de la doctrina, la teolo- En ]a capital de Zimbabwe, del 3 al 14 de
diciembre de 1998 se celebra la VIlI Asamblea Gene- mento es un estudio sobre la voca i n tlt-1
gía contextual goza de notable desarrollo -y éste es en el momento actual del movimi ni
~ fynóme~o sin duda positivo-, pero provoca apre-
ral del CEI, especialmente significativa por coincidir
con su c_inc1:1entenario ' 1• Celebrada en vísperas del En él se anali:z.a la situación actual d 1 ffi(
ciaciones ~versas en las _mismas Iglesias que ponen ecuménico y se examina la forma en qu ·
en entredicho la ya frágil comunión entre ellas. El tercer mileruo, y en un contexto de crisis por la deu-
da ~ema de.los países del Sur, guerras, violencia y se entiende a sí mismo, como una « mu
diálogo con las religiones no cristianas y con otras g)esias» llamada a cumplir una v i ,
culturas produce la impresión en algunos -particu- conflictos étnicos, efectos de la mundialización de la
economía, crisis ambiental. La elección del conti- con las implicaciones que se derivan d
nente africano para su celebración significaba una prensión.
denuncia del desorden del sistema mundial actual y Los diferentes debates y sesion s
" Cuando se redactan estas páginas, 1a asamblea de Canbe-
una expresión del compromiso del CEI de cara al pusieron de manifiesto las tensiones qu
n-a acaba de concluir sus ti:abajos. Los documentos que he usa- futuro con las Iglesias y pueblos del Tercer Mundo. el seno del Consejo con las Iglesias ort d
do, aunque todavía oo publicados en las «Actas oficiales» son la
redacción aprobada por la asamblea con carácter definitivo. Me ya antes de su celebración, habían amen
h.an sido amablemente proporcionados por Javier Ansó, secreta- abandonar el CEI si no se tenían en cu n ·
no geoeral de Justicia y Paz, de Madrid, asistente a la vn Asam- " Cuando se redactan estas páginas, la asamblea de Harare vindicaciones, encaminadas a una reestnt
blea General del Coosejo Ecuménico de las Iglesias. El texto cita- concluye sus ~bajos. Los documentos que he usado, aunque del Consejo, de su Reglamento de debat
do pertenece a la sección m. Versión definitiva. Documento SE todavía no publicados en las •Actas oficiales• son la redacción cesos de toma de decisiones, y a una may
3.7, n. 3.2. aprobada por la asamblea. Me han sido amabl~mente proporcio- cía de estas Iglesias y de sus preocupad
'" A. Matabosch, lA unidad de lós cristianos ctUÚl. vez mds nados por Carmen Márquez y Luda Ramón teólogas valencianas
lejos: Vid.a Nueva, n. 1779 (febrero, 1991) 33-:34. asistentes a la VIl1 Asamblea General del cÉL reses en la vida del CEI.

138 PARA COMPRENDE.RELECUMENISMO


-rn n~ -ntx;e los delegados ortodoxos- de que un u ese contexto, una de las declaraciones de la El Padare fue una de las novedades más ignifi-
:no _eretismo.envuelve cada vez más e] trab j, amblea fue la petición de la condonación de la cativas de esta asamblea. Con esta expresión de
•l · pfntu del rmsmo Consejo Ecuménico. d uda extem.a de ]os países más pobres. Su secreta- Zimbabwe, que significa «lugar de encuentr », se
Po llo, los delegados ortodoxos, a punto d rio general, Konrad Raiser, se expresaba así: ofreció un espacio en el que delegados, visitantes y
alizar la asamblea de Canbena, hacen píibli e representantes de organizaciones y grupos ecuméni-
1 r v - p ro duro documento titulado Reflexion «Uno de los desafíos del movintiento ecuménico cos pucüeron compartir experiencias y reflexiones,
• dirig n los particípante.s ortodoxos a la séptima es apoyar la esperanza y la visión de una comunidad expresar inquietudes, intercambiar ideas. Este
•mbl a. Tras expresar su reconocimiento por J humana viable para todo el pueblo africano. Eso sig- «espacio ecuménico» que no formaba parte de las
or 11 v d a cabo durante muchos años «p nifica que nuestra asamblea, aquí en Harare, deberá instancias decisorias de la asamblea se constituyó
r I desunión cristiana» a. través de la Coml estar muy atenta a lo que Dios nos dice por medio de en símbolo de esa nueva visión de lo que el CEI
, l · « y Constitución» y de otras comision , Africa». debía ser, expresada en el documento EVC: un espa-
1 n r una erie de preocupaciones motivada cio de diálogo que dé la posibilidad de una comu-
La asamblea se anuncia como un «jubileo ecu- nión de reconocimiento y resonancia mutuas.
H u ·in era inquietud ante el futuro del movi
ménico», que celebre los logros ecuménicos de los
•11,tu uménico y por el destino de sus metas ten.ores cincuenta años y sea una renovación del
11 ·s tal como fueron formulados por sus funda mpromiso de las glesias con el ecu.menismo. El
t • - ,,
b) Consejo Pontificio
tema Buscad a Dios con la alegr{a de la esperanza era para la Promoción de la Unidad
~ declaraciones y llamamientos hech una invitación a reafirmar la confianza en la fideli-
1 · • l final de la asamblea, se cen~ en 1
1 dad de Dios expresada en Amsterdam, en medio de La incorporación oficial de la Iglesia católica al
,,. d I lfo Pérsico, en los pueblos indígenas y la confusión e incertidumbres de nuestro tiempo. movimiento ecuménico es tardía si tomamos como
e11:',. • o a la tierra ~on una invitación a decl . referencia la mayoría de las Iglesias protestantes y
u J 92 como «afio de lucha contra el racl . Esta asamblea del cincuentenari.o fue también angli.canas. Hemos recordado en el apartado ante-
orno en las denuncias ante la situación una ocasión para discernir los desafíos actuales a rior cómo des-de 191 O diversas Iglesias venían traba-
' a, l Pacífico, Sri Lanka. y El Salvador. los que se enfrenta el movim.iento ecuménico, nece- jando por la unidad de los cristianos y cómo a par-
itado de una nueva orientación, y de mirar hacia el tir de 1948 llegan a formar una «comunidad
·glo XXI. Una de las tareas más importantes fue ecuménica».
llorar'< , 1998 debatir el documento Hacia un entendimiento y una
visión comunes rkl CE[ (EVC), aprobado por el El papa Juan XXIII crea, el 5 de junio de 1960,
~n 1- Zimbabwe, del 3 a1 14 d o.m ité Centra] en septiembre de 1997. Este docu- el Secretariado Romano para la Unidad de los Cris-
, nh d 1998 se celebra la VIII Asamblea Gen - mento es un estudio sobre la vocación del Consejo tianos (Secretari.atus ad Christianorum Unitaten
·1 J. p ·a1mentesignificativaporcoincidir e] momento actual del movimiento ecuménico. Fovendam), como organismo preparatorio del Con-
u _in ';1 ntenario 61 • CeJebrada en vísperas dcJ n él se analiza la situación actual del movimiento cilio Vaticano Il 62 • Su estructura definitiva le vendrá
·1 11ill ruo, y en un contexto de crisis por la deu- ecuménico y se examina la forma en que el Consejo dada por la constitución apostólica de PabJo VI,
krn d lo países del Sur, guerras, violencia e entiende a sí mismo, como una «comunidad de Regimini Ecclesiae Universae, 1 d t d
1 t lnico , efectos de la mundialización de la Iglesias» llamada a cumplir una vocación comí.'ín, 1967.
m •, risis ambiental La elección del contl- con las implicaciones que se derivan de esa com.-
. li ano para su ceJebración significaba una prensión.
n J d l desorden de] sistema muncüal actual
ión del compromiso del CEI de cara a) Los diferentes debates y sesiones plenarias
n las Iglesias y pueblos del Tercer Mundo. pusieron de manifiesto ]as tensiones que existen en
el seno del Consejo con las Iglesias ortodoxas que,
a antes de su celebración, habían amenazado con
bandonar el CEI si no se tenían. en cuenta sus rei-
·u ndo e redactan estas páginas, la asamblea de Harate vindicaciones, encaminadas a una reestructuración
u t~bajos. Los documentos que be usado, aunqu
i 11 publicados en las •Actas oficiales•, son la redacción del Consejo, de su Reglamento de debates y los pro-
tda por la asamblea. Me han sido amablemente propon::io• esos de toma de decisiones, y a una mayor presen-
p Carmen Márquez y Luda Ramón, teó.logas valenciana ia de estas Iglesias y de sus preocupaciones e inte- "G. Thils, El Secreta.riada para la Unidad, en Hi t ria d tn •
t o la VIII Asamblea General del CEI. reses en ]a vida del CEI. nal del Movimiento Ecuménico, o. c., 295-300.

PARACOMPRBNDERELBCUMENL MO 139
Juan Pablo II, sobre la reforma de la curia rom
(1 marzo 1989), el Secretariado ha cambiado
, ... es necesario entrar plenamente en el contexto de nombre por el de Consejo Pontificio para la Promo
Concilio Vaticano y rendir homenaje a lo que, ción de la Unidad. Cambio que parece ser algo m
objetivamente, da un ejemplo de conducta verdaderamente que una simple transmutación de terminología.
ecuménica, sin dividir de nuevo a la Iglesia. Me refiero a la
disciplina espiritual a la que se someten hoy día los La labor desarrollada por el Consejo Pontifi l
grandes teólogos y ecumenistas católicos. Es ha sido inmensa. Solamente el trabajo llevado
verdaderamente emocionante ver a grandes espíritus cabo para la elaboración del decreto conciliar Unl
teológicos, escrito.res que han dedicado toda su vida al taüs redintegratio bastada. para dar un juicio al
estudio de este problema, criticar, con gran desahogo, a su mente positivo. Después del Concilio Vaticano Il,
propia Iglesia, hacer grandes esfuerzos para romper los fomentado encuentros oficiales con otras Iglesias
moldes y guiarla .hacia una nueva concepción eclesiológica familias de Iglesias en orden a constituir comision
y una nueva presencia en e1 mundo actual, tentarlo todo, mixtas de diálogo; ha creado con el CEI una comi-
escribir sobre todos los temas, oponerse a la tradición sión mixta de trabajo y asegura, desde hace años, 1
romana tradicional, subrayar la falta de pneumatologfa y preparación conjunta de materiales para la celebra-
criticar esta falta con tanta o más virulencia que nosotros, ción de la Semana de Oración por la Uwdad; con 1
exigir una declaración dara y terminante sobre la libertad Alianza Biblica Mundial ha ofrecido normas para la
religiosa... , y, sin embargo, encontrar la fuerza, en nombre traducción ecuménica de los textos biblicos y final-
de la unidad espiritual de su Iglesia, de mirar hacia atrás, mente es notable el trabajo que lleva con respecto al
de volver sobre sus pasos, manifestar su disciplina y, a judaísmo en materia religiosa.
pesar de unas oposiciones irreconciliables, continuar Con referencia a la documentación cabe desta-
siendo fieles a la comunión de su Iglesia ... He aquí un car, en lugar preferencial, el decreto Unitatis redin-
ejemplo que, a los ojos de la ortodoxia oriental, representa tegratio, del Vaticano II (1964); pero además el
una critica frente a todo movimiento centrífugo que divida
a la Iglesia bajo el pretexto de renovarla. La Iglesia no ha
Directorio ecuménico ( 1967 -1970) y su nueva versión
tenido nunca tanta necesidad como ahora de ser renovada de 1993; el texto Reflexiones y sugerencias sobre el
desde dentro, sin ruptura consiguiente, y en esto el diálogo ecuménico (1970); y Úl co/llboración ecumé-
Vaticano Il nos da un ejemplo perfecto». nica a nivel regional, nacional y local (1975).
Nikos Nissiotis
(ortodoxo)
• El decreto « Unitatis redintegratio»
Cuando el Concilio inicia su andadw-a oficial,
todas las comisiones preconciliares -concluido su
los problemas y actividades ecuménicas con otras trabajo preparatori<r dejan de existir. La excepción,
Iglesias; designar observadores católicos para las expresamente querida por Juan XXIII, es el Secreta-
reuniones de esas Iglesias e invitar a sus observado- riado Romano para la Unidad. El hecho habla del
res a las reuniones católicas; ejecutar los textos con- empeño y voluntad decidida del papa para que el cli-
ciliares en lo referente al ecumenismo ... ma y la tarea ecuménica se aseguren en el aula con-
ciliar. ., Para una visión de la géDesis del decreto_Unit
La estructura del Secretariado es semejante a la
de otros dicasterios de la curia romana. Su primer Iniciada la primera de las sesiones del Concilio, atio vé8Se: G. Tbils, El Decreto sobre Ecu~nrsmo
ftilica'no U (Comentario doctrinal). Oesclte, Bilbao l
presidente fue el cardenal Agustín Bea, le sucedió el
también cardenal Johannes Willebrands, y desde
los Padres tienen a su disposición dos textos sobre
ecumen.ismo, uno elaborado por la Comisión Teoló- Nicolau Decreto sobre el ecumenismo (Tato y
tolado de la Prensa, Madrid 1965, 7-15; A. ~~, e
ªº'it
diciembre de 1989 es monseñor Edward l. Cassidy. gica y proyectado para formar parte de .l a constitu- . d ui.s dd Concilio. Ediclons 62, B.u.Yaona
la unión esp 'ó d la reaJ ºdad del •nwirestantls
Un cuerpo de consultores y peritos, de carácter ción De Ecclesia, otro preparado por la Comisión de J Bosch La valoract n e i ,,. - ·r
. . mo: en las intervenciones de los Padres conet U1
internacional, completan este organismo romano. A
partir de la constitución apostólica. Pastor bonus de
las Iglesias Orientales, titulado Ut omnes unum sint.
El Secretariado para la Unidad había trabajado
e::::: Escritos del Vedat VIII (1978) 229-255.

140 PARA COMPRENDER ELECUMBNISMO


n Pabl II, sobre la reforma de la curia roma ' bre otro, aunque no llega a presentarse a los aplicación, aquí o alli, constituye un gesto de un alcan-
tn z 1989), el Secretariado ha cambiado u padres. ce irreversible: compromete a la Iglesia católica, en
n br por el de Consejo Pontifici-o para la Promo Lo tres documentos tienen, lógicamente, pun- todos los planos, dentro de la dimensión ecuménica» 64 •
1 ti la. Unidad. Cambio que parece ser algo m comunes 63 • Las diferencias estriban sobre todo
L Este es el esquema del decreto conciliar Unitatis
, un imple transmutación de terminología. n. las eclesiologias subyacentes. Parece normal, sin redintegratio:
1 _labor desarrollada por el Consejo Pontifi 1 mbargo, que se unifiquen los tres proyectos, cuyo
!.id inmensa. Solamente el trabajo llevado r ultado será el texto conciliar sobre ecumenismo.
< p m la elaboración del decreto conciliar Uni• urante la segunda sesión, a partir del 18 de -Proemio l.
1 ~ dintegratio bastaría para. dar un jui.c io alt .
1 n viembre de 1963, los padres trabajan sobre un
t o de cinco capítulos: los tres primeros, estricta-
Cap. I: Principios católicos sobre el ecumenismo
11 p ~i ·v . Después del Concilio Vati.c ano Il, h
1 •ni d _ncuentros oficiales con otras Igle ias mente ecum.énicos; el cuarto hace referencia a los Unidad y unicidad de la Iglesia 2.
ili s d Iglesias en orden a constituir comision no cristianos y en particular a los judíos, y el quinto Relaciones de los hermanos separados con la Iglesia 3.
.1 w, diálogo; ha creado con el CEI una comi• ~ tá consagrado a la libertad religiosa. Se impone,
1 m - t. - d · trabajo y asegura, desde hace años, 1 poco a poco, la opinión de que los dos ültimos capí- Ecumeaismo 4.
1,11 1 i n conjunta. de materiales para la celeb . tulos, de innegable importancia ecuménica, consti- Cap. Il: lA pró.ctica del el)umenismO
· 1 1a mana de Oración por la Unidad; con la tuyan documentos distintos. Por eso, cuando se con-
ut., Díblica Mundial ha ofrecido normas para uye la segunda sesión del concilio, el proyecto La unión afecta a todos 5.
11 i n cuménica de los textos bíblicos y final. ontiene ya los tres capítulos que, retocados y muy La reforma de la Iglesia
LI • n table el trabajo que lleva con respecto 1 mejorados, constituirán el futuro decreto. La conversión del corazón 7.
1t,n1 n materia religiosa. A partir de ese momento, los peritos del Secreta- La oración unánime 8.
011 r Íi rencia a ]a documentación cabe desta• riado hacen una revisión a fondo del proyecto, que
presentado en la tercera sesión, en octubre de El conocimiento mutuo d los herman 9.
·n lu preferencial, el decreto Unitatis redin-
,n,,, del Vaticano Il (1964); pero además 1 1964. El texto se corrige sobre la base de las «modi.-
ficaciones propuestas» por los obispos y examina-
La formación ecuménica JO.
·torio _ uménico (1967-1970) y su nueva versión La forma de expresar y exponer la doctrina de la fe J l.
11 ; 1 x:to Refiexi-ones y sugerencias sobre I das por la. comisión. No es necesario detenerse en la La cooperación con los hermanos separado 12.
1 umt!nico (1970); y La colaboración ecum - anécdota qu.e supuso los 19 cambios propuestos a
tl ~,iv l 1·egional, nacional y local (1975). última hora. antes de la votación definitiva, y qu.e Cap. m: Igl.e.sias y comunidades separadas
ausó a muchos «una penosa. impresión». En reali- de la Sede apostólica romana
dad «el texto -en palabras de Cangar- no se había
svalorizado». Y así, el 20 de noviembre de 1964, el Categoóas principales de escisiones 13.
' El d r to "Unitatis .redintegra.tio11
quema recibía un voto definitivo por parte del l. Consideración particular de las Iglesias de Oriente
uun<lo 1 Concilio inicia su andadura oficial, ncilio. El 21 de noviembre, 2.137 padres concilia-
res dieron su «placet», sólo 1 I daban el ~non pla- Carácter e historia propia de los orientales 14.
. J i. misiones preconciliares -concluido u
1j pr paratorio- dejan de existir. La excepción, et» . Pablo VI lo promulgaba solemnemente ese Thldici6n litúrgica y espiritual de los orientales 15.
sum ·nte querida por Juan XXIII, es el Secre · - mismo día. Disciplina propia de los orientales 16.
) Rom n para la Unidad. El hecho habla d 1 "Este decreto es, en definitiva, más que un texto: Carácter propio con respecto a las cuestiones
v Juntad decidida del papa para que el cli- es un acto. Sean cualesquiera las dificultades para su de doctrina 17.
tar a ecuménica se aseguren en el aula con- Conclusión 18.

n i da la primera de las sesiones del Concilio, " Para una visión de la. génesis del decreto Unitatis redinte-
gratio, véase: G. Thils, El Decreto sobre Ecumenismo del Concilio
' clr tienen. a su disposición dos textos sob Vaticano JI (Comentario doctrinal). Desdée, Bilbao 1968, 7-31; M.
1 •ni mo, uno elaborado por la Comisión Teol icolau, Decreto sobre el ecwtum.i smo (Te:icto y comentario), Apos- "El Ecumenismo. '/e:do d.el Decreto, notas y comentarios por
pr ectado para formar parte de la constitu- tolado de la Prensa, Madrid 1965, 7-15; A. Bea, El camino hacia un equipo de laicos y de sacerdotes. Mensajero, Bilbao 1966; con-
D clesia, otro preparado por la Comisión d la unión después del Concilio. Edicions 62, Barcelona 1967, 37-82, sultar en concreto «Historia del decreto•, 7-15; el texto en p. 14;
. Bosch, La valoración d.e ÜJ. realidad. d.el 'protestanti.smoJ' 'tzJ1gli- J . Bosch, El largo camino hacia la reconciliación cristi.ana (A pro-
:J • i Orientales, titulado Ut omnes unum sínt. ca11ismo' en las intervenciones d.e los Padres concíliares d Vafica- pósito de Unitatis .Redintegratio): Teología Espiritual, n. 101-102
• retariado para la Unidad había trabajado 110 11: Escritos del Vedat VID (1978) 229-255. (1990) 377-405.

PARA COMPRENDER EL ECUMEN/SMO 141


JI. Iglesias y Comunidades eclesiales separadas en occidente. da en el misterio de la Trinidad, se revela y camin
en la historia y prepara el reino en donde encont
Condición propia de estas comunidades 19. rá su plenitud. Pero, ahora, como pueblo en m h
La confesión de Cristo 20. tiene su principio de unidad y de diversidad n
Estudio de la Escritura 21. mismo Espíritu. Aunque una y única, los padr J 1
La vida sacramental 22. concilio reconocen la presencia de la acción salvífl
ca en otras comunidades. El reconocimiento de
La vida en Cristo 23. elementos de eclesialidad le permiten trabajar y c
Conclusión 24. perar en orden al restablecimiento de la plen
El significado ecuménico del decreto conciliar comunión que expresará mejor en el futuro la unl
debe contemplarse dentro de un amplio horizonte. dad de la Iglesia de Cristo.
El Vaticano II es ecuménico no sólo porque así es 2. El principio de «pertenencia e incorporación•
descrito por el Código de Derecho Canónico (c. 337- a la Iglesia (UR 3; LG 14) que e desprende de una
338), sino porque abre a la Iglesia católica al movi- ((eclesiologfa de c-0munión». Pero este tipo de pen·
miento ecuménico. Es, además, muy significativo el samiento teológico permite una graduación en la
cambio operado en el capítulo I del decreto. No se pertenencia. Ya no es todo o nada. La pertenencia
trata de principios del ecumenismo católico, in.o de profunda y total a la Iglesia. no debe concebirse de •
los principios católicos del ecumenismo. Es decir, la de una perspectiva puramente jwidica y cosificada.
Iglesia católica llega a reconocer que no hay un ecu- No estamos ya, propiamente hablando, delante d
meni mo católico en contraposición a un. ecumenis- una idea de Iglesia como «sociedad perfecta», cuyo
mo protestante u ortodoxo. Hay un solo movimien- límites y fronteras serlan absoluta y exclusivamente
to e uménico al que se van adhiriendo las diferentes identificables con la Iglesia de Cristo. Se afirma, por
Igl ia , cada una desde su propio genio y desde sus el contrario, que en esa comunidad «conducida por
p i iones doctrinales. el sucesor de Pedro y los obispos con él, subsiste la
Iglesia de Cristo» (UR 4; LG 8). La sustitución del
La lgl ia católica se ha acercado al movimiento término est (la Iglesia de Gristo es la Iglesia católica
um ni o con su propio bagaje, pero un. bagaje romana) por la expresión subsistit in (la Iglesia de
ad por el crisol del Concilio Vaticano Il, s.i n el Cristo subsiste en la Iglesia católica romana) ya no
uaJ no hubi.e ra sido posible, con toda seguridad, su excluye por completo a las demás comunidades de
inc rporación. Algunos autores 65, comentando el «eclesialidad», lo que penmte abrirse unas a otras
mismo decreto conciliar, han resaltado estos princi- en una fraternidad que impulsa hacia la unidad
pios católicos del ecumen.ismo que presentamos de católica (LG 8).
modo muy resumido: 3. El carácter escatológico de la Iglesia peregri-
l. La idea de «Iglesia» que se desprende de la nante (LG 7) permite hablar de la provisionalidad y
constitución Lumen gentium. Esta comprensión de la necesidad de reforma gue · ·ene 1a Iglesia.
puede ser calificada de histórico-salvífica. Enraíza- •tMientras no haya nuevos cielos y nueva tierra, la
Iglesia peregrinante... lleva consigo la imagen de
este mundo que pasa ... » (LG 48). La Iglesia es «a ]a
vez santa y siempre necesitada de purificación,
.. Gula Pastoral del Ecumetiismo , Secretariado de la Comi- siempre se halla en el camino de la penitencia y de
sión Episcopal de Relaciones lnterconfesionales, Madrid 1982; la renovación» (LG 8). «Cristo llama a la Iglesia
en. concreto la 1• Parte: • Principios católicos del ecumenismo•, peregrinante hacia una perenne reforma, de la que
13-30: H. Fries, El Sigl'l.i(icado ecuminico del Vatican.o //: Diálogo .. .6 de «1·ercuqu!a de ve.rdaJUS• . U11n ,1
Ecuménico, n . 81 (1990) 29-65; R. Beaupere. Le Décrei sur l'oecu- la Iglesia misma, en cuanto institución humana y La·canoct n
Documento . cargado/¡
de estu dio eDJ u•
b . ) Aparece como Apén 1 ~
·
ménisrm. Dix an.s ap~: lstina, n. 4 (1974) 387-406. Para conocer terrena, tiene siempre necesidad... » (UR 6). ecumbti . ( d
algunos de los logros alcanzados en el ecwncnísmo, vwe J. Gar- Gru:po mixto e tra aJo . las 1 ,
4. El simple retorno a la Iglesia católica no se del G o Mixto de 1rabajo para " an,
cía Hernando, Hacia el encuentro ecumi:nico entre las Iglesias de Jnfo~Catól:.komana Y el Consejo Ecumim'cn d,
Europa. y su influjo en la unidad europea : Pastoral Ecuménica, n. presenta ya como la meta del ecume.n ismo. Aunque Iglesia_ M dial de Iglesias Ginebra 1990, 52-62.
21 (1990) 344-379, especialmente en 350-353. la unidad está «ya dada.» - y no puede crearse en el ConseJO Wl •

142 .PARA COMPRENDER ELECUMENISMO


·n ·l mi terio de la li:inidad, se revela y camina entido de que habría que inventarla porque el núcleo pero dependiente de l. La historio d . la te ·
J. hi torin y prepara e1 reino en donde encontra• deseo de Cristo ha sido desoído por el Padre-, pue- logía muestra ejemplos de e te nfusi ni mo
,;LJ pJ nitud. Pero, ahora, como pu,e blo en march de ser cada vez más universalmente visible. La «ple- empobrecedor.
r1 u principio de unidad y de diversidad en eJ na comunión» estará más acorde, en el futuro, con
. tno píritu. Aunque una y única, los padres del I deseo de Jesús que la.comunión que ahora mismo El Concilio afirmará con rotunclidad:
1 ill r conocen la presencía de la acción salvffi. xiste en cualquier Iglesia dada, in.c luida la católica. «Al confrontar las doctrinas, r u rdeo qu
11 tra comunidades. El reconocimiento de es Por ello, Unitatis redintegratío no duda en afirmar un orden o 'jerarquía' en las verdades de la doctrina
n1 ·nl de eclesialidad le permiten trabajar y coo- que «las divisiones de los cristianos impiden que la católica, porque es diversa su conexión con el funda-
n rden al restablecimiento de la plena g)esia realice la plenitud de la catolicidad que le es mento de la fe cristiana» (UR 11).
11uni n que e.1rpresará mejor en el futuro la unJ. propia» (UR 4).
1d 1 , Iglesia de Cristo. 5. El diál_ogo aparece como actitud y como El fundamento de la fe cristiana es cristológico y
principio de «pertenencia e incorporación• método. No es una táctica que busca la conversión trinitario. Por tanto, el criterio último de una verdad
1 1 1, ia (UR 3; LG 14) que e desprende de una del otro para la propia causa, es más bien el medio de fe lo constituye su cercanía al misterio de Cristo.
1•sí.olo a de comunión». Pero este tipo de pen- hermenéutico a través del cual es posible conocer A cualquier afirmación de fe que no se refiera direc-
1 ·nlo t ológico permite una graduación en la mejor las demandas y posiciones del interlocutor, a ta e inmediatamente al núcleo cristológico o trinita-
1 ·n n ia. Ya no es todo o nada. La pertenencia la vez que permite expresar la propia fe en un len- rio, no le corresponde el primer puesto en esa
und y total a la Iglesia no debe concebirse des- guaje más accesible a los demás. «jerarqwa de verdades,, de la que habla el Concilio.
111 p •rspectiva puramente jwidica y cosificada. Por ser distinta la relación de cada una de ellas con
i·st m ya, propiamente hablando, delante d
El Concilio es explícito: el fundamento, es distinta también su importancia
11 ... El diálogo ... (favorece la unidad de los cristia- dentro del conjunto de la fe cristiana.
.<l d Iglesia como «sociedad perfecta», cuyo
t s fronteras serían absoluta y exdusivament nos cuando es) entablado entre expertos debidamente
formados, en reuniones de cristianos de diversas Igle- - Este principio no invita al descuido o menos-
1tifi . b] con la Iglesia de Cristo. Se afuma, por precio de las verdades dependientes, pero sí permi-
mtrario, que en esa comunidad «conducida por sias y comunidades, celebradas con espíritu religioso.
En este diálogo, cada uno explica. más a fondo ]a doc- te -en el diálogo ecuménico- una orientación y plan-
1 ' •s r d edro y los obispos con él. subsiste Ja teamientos nuevos y preguntas de este tenor: ¿hasta
l d ri to,, (UR 4; LG 8). La sustitución deJ trina de su comunión y da a conocer con precisión sus
características; así adquieren todos un conocimiento qué punto debe exigirse a todos los cristianos la con-
un • t (la Iglesia de Cristo es la Iglesia católica
' u ) p r la expresión subsistit in (la Iglesia d más objetivo de la. doctrina y de la vida de cada comu- formitla.d expUcita de las verdades definidas por una
11 ub iste en la Iglesia católica romana) ya no nión y se forman un juicio más exacto» (UR 4). Iglesia, pero que no están directamente ligadas al
1 • por ompleto a las demás comunidades de
núcleo cristológico o trinitario de la fe cristiana?;
6. El principio de la jerarquía de verdades toca de
·,L lidadit , lo que permite abrirse unas a otras ¿se pedirá a la Iglesia ortodoxa una conformidad
lleno cuestiones clave en teología: el fundamento de
1m frat midad que impulsa hacia la unidad expresa con los dogmas de la Inmaculada, de la
la fe cristiana -misterio único y pluralidad de miste-
u ( ). Infalibilidad papal o de la Asunción corporal d
rios de la doctrina católica-, las verdades reveladas
bíblica.mente y las verdades objeto de definición María a los cielos para llegar la «pl n mu-
. l rá ter escatológico de la Iglesia peregrl- nión» ?; ¿hay otras po ibilidad ?
. ( 7) p nnite hablar de la provisionalidad y edesiástica 66 •
1, n · i.dad de reforma que tiene la Iglesia. La incorrecta relación de estas categorías podría
ni ~ no haya nuevos cielos y nueva tierra, la :avorecer una lectura que colocase en el mismo pla- * Consecuencias prd ti
1 · r•grinante ... lleva consigo .la imagen d no todas las doctrinas y realidades creídas, viniendo principios católicos del
u d qu pasa... » (LG 48). La Iglesia es «a la a equiparar en importancia los centros nucleares de
mnla y iempre necesitada. de pwifi.cación, la revelación con las verdades conectadas a aquel - La unidad d 1
. r · _haJ1a n el camino de la penitencia y d unidad dinámica y abi .1
1lova 1.ón» (LG 8). «Cristo llama a la Iglesia m.o delos de unidad e 1 ial,
rlnant hacia una perenne reforma, de la que mentarlos. La unidad «dad
· a misma, en cuanto institución humana y qué presentarse ya d man ra
.. IA noción de «jerarqu.(a de verdades•. Utia ínJerpretacid,i
m, ti ne iempre necesidad ... » (UR 6). ecumtnica (Documento de estudio encargado y recibido por el ron ciertas eclesiologfa del pa
1 simple retorno a la Iglesia católica n.o s Grupo mixto de trabajo). Aparece como Apéndice B en el Sexto
nta como la meta del ecumenismo. Aunque Informe del Grupo Mixto de Trabajo para las relaci.one.s entre la
Iglesia Catdlica Romana y el Consejo Ecuménico de las Iglesias,
ad tá «ya dada>, - y no puede crearse en el Consejo Mundial de Iglesias, Ginebra 1990, 52--62.

PARA COMPRENDER EL ECUMENl M 143


La búsqueda de uniformidad ritual, teológica o sial. A pesar de todo, es cierto que la valoración d 2. Validez del bautismo conferido por l mJ,
estru.c tural está desprestigiada de antemano. la Escritura por parte del Vaticano II para la refo l lesias y comunidades separadas.
- La cuestión ministerial -clave en el problema ma de la liturgia, de la catequesis, de la teología 'y d 3. El ecumenismo espiritual en la Igl ia · t ti•
ecuménicer se desprende de la misma noción de la vida de la comunidad eclesial ha tenido repercu- 4. La comunicación en lo espiritual e n los 1
Iglesia. Si toda la Iglesia es ministerial quiere decir siones altamente ecuménicas. -parados: oración comunitaria, «communi a1io n
que el pueblo de los bautizados entra en la dinámi- • Segunda Parte: El ecumenismo en la fonnn 1 11
ca del ministerio. Se trata. de encontrar .la relación • El Directorio ecuménico
coherente entre los ministerios laicales y ministerios (1967-1970) - Proemio
con ordenación,, sin que unos anulen a los otros. l. Principios gen.erales y medios para la fm11111
- La noción de Iglesia como «pueblo de Dios)} Una de las mayores preocupaciones del Vaticano ecumenismo.
permite mayores posibilidades ecuménicas que la II fu.e hacer llegar el espíritu ecuménico a todo 1
pueblo de Dios. Pero el Concilio no podía elaborar 2. La dimensión ecuménica en la fonn , ·l 111 ,
idea de «sociedad perfecta». De ahí que una eclesio- teológica.
log{a de comunión sea la más apta para el desarrollo normas prácticas. Su labor consistió en ofrecer
de las relaciones ecuménicas entre los cristianos 67 • principios que dieran luz en una. tarea eclesial 3. Normas particulares sobre la forma ,n • 111
importante, pero inédita en la vida de la Iglesia 4. Cooperación entre católicos y dem .
- La constitución del concilio Dei Verbum ha Católica
supuesto una orientación decisiva para la renova- nivel institucional como personal.
ción del catolicismo con implicaciones ecuménicas. En este contexto debe entenderse el Directorio Ambas partes del Directorio fu iru, a¡
La. Sagrada Escritura. aparece como la autocomuni- ecuménü:o, e] primero de los documentos postconci- por Pablo VI, dándoles cará t r <l • Ir 11
cación de Dios mismo que en Jesucristo toma senti.- liares elaborado por el entonces Secretariado Roma- para toda la Iglesia. El carácter d l do 1111
do histórico y personal. La fe es entonces respuesta no para la Unidad. El Directorio iba a ser el instru- minentemente pastoral. El papa d e11 .,
libre de todo el hombre al. acontecimiento salvífico mento, a la vez pastoral y jurídico, que encauzara la
ofrecido por Dios. Desde esa perspectiva, la Iglesia tarea ecuménica de la Iglesia"· Consta de dos par- «El Directorio ecuméruco no
e remite a algo que está por encima de ella misma. tes. La primera, publicada el 14 de mayo de 1967, colección de documentos qu
La Iglesia «está. a la escucha de la palabra». trata de las cuestiones urgentes que necesitan una ignorar. Es una verdadera instnl i n, u11 , •
respuest~ inmediata ante las pre_guntas y dificulta- de la disciplina a la que deben om l , 1• q11
Pero esto tiene consecuencias decisivas para el des susC1tadas al entrar la Iglesia católica en una ven verdaderamente al ecumeni m • ".
diálogo ecuménico. Hay que afumar que «el magis- nueva y directa relación con lás demás comunidades
terio eclesiástico no está por encima de la palabra La historia ha probado vari os;,, . l . 1
cristianas. La segunda parte se publica tres años lugar la validez y eficacia del do um ·nlu, v,
de Dios, sino a su servicio, no enseñando sino lo que después, el 16 de abril de 1970, y tiene com.o tema
ha sido transmitido ...» (DV 10). El viejo problema hecho posible la creación de cau · in. t tu
central el ecumenismo en la formación superior, es
del enfrentamiento Escritura-tra.d ición aparece decir, en los seminarios y facultades de teología. de cooperación con hermano d ot,
superado, aunque algunos teólogos han lamentado Juan Pablo II reconocía en 1988 qu
que el Concilio tendiera a considerarlas demasiado «el Directorio ha ofrecido p ioso 1·
conjuntamente y, por ello mismo, a no re altar con * Esquema del Directorio ecuménico: orden a dirigir, coordinar y d arroll 1 1
el suficiente énfasis la función crítica y normativa ecuménico» 111 •
de la Escritura sobre cual.quier otra instancia ecle~ • Primera Parte: Cuestiones urgentes y pastora1es:
-Proemio A través del Directorio se compru b 1, • 1
go, la dificultad y lentitud que sup ~ · . e
•1 Y. Congar, ¿Puede definirse la lgresia?, en Santa Iglesia . l. Institución de las comisiones o delegaciones de ecu- proceso de «recepción» de la do tnnu
Estela, Barcelona 1965, 23-44; Y. Congar, Un pueblo mesu!nico menismo. Pasados lo 34 años de la clausura d 1
(La Iglesia, sacramento de salvación). Cristiandad, Madrid 1976;
G. Thils, La lgle.sia y las lg/e.sÚJ.S (Nuevas perspecriva.s en ecume•
nismo). .P alabra, Madrid 1968; La Iglesia: local y universal (Docu-
mento de estudio encargado y recibido por el Grupo Mixto de " En I.:Ossei:vatore Romano, 14 noviembr · 1 MI,
lrabajo). Aparece como Apéndice A en el Sexto Informe del Gru- .. La traducción castellana del texto latino oficial Directorio
ro A la Asamblea Plenaria del Secretariad Ro111 ,
po .Mixto de: 1tabajo para las re/a.ci.one.s entre: la. lgle.sia Católica para la. ejecución de lo que: el Concilio Vaticano /l ha promulgado
Roma.tul y el Conse¡o &umtnico de las lglesÚJ.S, o. c., 32-50; J . M.. sobre el Ecumenlsmo. J Parte: Diálogo Bcuménico, n. 7 (1967) Unidad, tenida el 6 de febrero de 1988, en SeJ:vk · d'l1
(Secrétariat pour l'Unité des Ch:rétiens), n. 67 (1 88/11
nllard, Eglise d'Eglise.s (L'tccltswlogie, de: communion). Cerf, 293-317; Directorio &wnbtico. TI Parte: el .E cumenismo en la for-
París 1987. macwn superior: Dj4J.ogo cum ruco, n. 19 (19·70) 309-334. texto en p. 69.

1_ 44 PARA COMPR.E.NDBR .BL ECUMBNISMO


. A pesar de todo, es cierto que la valoración d 2. Validez del bautismo conferido por los ministros de hay diócesis españolas donde todavía no se han
i • ri tura por parte del Vaticano II para la refor- Iglesias y comunidades separadas. creado delegaciones de ecumenismo, y existen semi-
d l liturgia, de la catequesis, de la teología y d 3. El ecumenismo espiritual en la Iglesia católica. narios y facultades de teología que no han incorpo-
id de la comunidad eclesial ha tenido repercu- rado en sus programas de estudio la asignatura del
' s altamente ecuménicas. 4. La comunicación en lo espiritual con los hermanos ecumenismo; ambas ausencias están en manifiesta
eparados: oración comunitaria, «communicatio in sacris». oposición al documento vaticano.
• ·l Directorio ecuménico • Segunda Parte: El ecumenismo en la formación superior: El Directorio no es un documento cerrado, que
(1967-1970) -Proemio hubiera pretendido decir la última palabra. Es un
1. Principios generales y medios para la formación en el texto que forma parte de un proceso necesitado,
n d la mayores preocupaciones del Vatican según las circunstancias, de mayores y nuevas pre-
1 • h r ll gar el espíritu ecuménico a todo 1 ccumenismo.
cisiones. De ahí la iniciativa tomada por el Secreta-
1 1 <l Dios. Pero el Concilio no podía elaborar 2. La dimensión ecuménica en la formación religiosa y riado para la Unidad, a principios de 1988, al enviar
prá ticas. Su labor consistió en ofrecer leológica.
a todas las Conferencias Episcopales del mundo un
que dieran luz en una tarea eclesial 3. Normas particulares sobre la formación ecuménica. Proyecto de nuevo Directorio ecuménico para ser
pero inédita en la vida de la Iglesi estudiado por las comisiones pertinentes antes de
4. Cooperación entre católicos y demás cristianos tanto a
nivel institucional como personal. procederse a su redacción definitiva.
ontexto debe entenderse el Directorio
11_•111 , l primero de los documentos postconci- Ambas partes del Directorio fueron aprobadas
., ·lob rado por el entonces Secretariado Roma- por Pablo VI, dándoles carácter de ley universal • El Directorio ecuménico (1993)
:11 a 1, . Unidad. El Directorio iba a ser el instru- para toda la Iglesia. El carácter del documento es
lo, , 1 z pastoral y jw1dico, que encauzara la minentemente pastoral. El papa advertía: La redacción definitiva del nuevo Directorio para
1 e um oka de la Iglesia 61 • Consta de dos par-
la aplicación de los principios y nonnas sobre el ecu-
«El Directorio ecuménico no es simplemente una menismo se hace pdblica el 25 de marzo de 1993 71 •
l. 1 rim ra, publicada el 14 de mayo de 1967, colección de documentos que sería lícito acoger o
1 · J s uestiones urgentes que necesitan una Su objetivo consiste en «ser un instrumento aJ servi-
ignorar. Es una verdadera instrucción, una exposición cio de toda la Iglesia, y en especial de quienes están
1 • 1 inmediata ante las preguntas y dificulta- de la disciplina a la que deben someterse quienes sir-
u.-. ·iL, d s aJ entrar la Iglesia católica en una directamente comprometidos en una actividad ecu-
ven verdaderamente al ecumenismo» 69 • ménica en la Iglesia católica. El Directorio pretende
r 1 <.lir ta relación con las demás comunidades
gunda parte se publica tres año La historia ha probado varias cosas. En primer motivarla, iluminarla, guiarla y, en ciertos casos par-
u ·s, 1 16 d abril de 1970, y tiene como tem lugar la validez y eficacia del documento, ya que ha ticulares, también dar directrices obligatorias según
r1I ·I um nismo en la formación superior, es hecho posible la creación de cauces institucionales la competencia propia del Pontificio Consejo para la
, ·n I minarlos y facultades de teología. de cooperación con hermanos de otras Iglesias. Promoción de la Unidad de los Cristianos» (n. 6).
Juan Pablo II reconocía en 1988 que
Se ha dicho que este nuevo Directorio parece
l •\ q11 ma del Directorio ecuménico: «el Directorio ha ofrecido preciosos servicios en estar «demasiado preocupado por la conformidad
orden a dirigir, coordinar y desarrollar el esfuerzo con las normas disciplinares y falto de la frescura y
l1ri111 ra Parte: Cuestiones urgentes y pastorales: ecuménico» 10• creatividad» del primero, pero, sin duda, está más
acabado y responde mejor a las nuevas necesidades
r mi A través del Directorio se comprueba, sin embar-
que ha supuesto la ya relativamente larga andadura
go, la dificultad y lentitud que supone siempre el
In titu i n de las comisiones o delegaciones de ecu- proceso de «recepción» de la doctrina conciliar. de la Iglesia católica en el terreno del ecumenismo.
rn •
Pasados los 34 años de la clausura del Vaticano II, En el mismo texto se expone el Plan de la obra: «El
Directorio comienza n una xpo ición sobre el
compromiso ecuménic d la Ig]e ia tóli (capí-
1 1 1 ducción castellana del Lexto latino oficial Directorio
8 En I:Osservatore Romano, 14 noviembre 1968.
r¡ " ió11 de lo que el Concilio Vaticano II ha promulgado ,o A la Asamblea Plenaria del Secretariado Romano para la
I E urmmi.smo. I Parre: DiAlogo Ecuméwco, n. 7 (1967) Unidad, tenida el 6 de febrero de 1988, en Service dToformation
7, Directorio Ecuménico. ll Parte: el Ecumenismo en la for- (Sccrétariat pour l'Unité des Chrétiens), n. 67 (1988/Il), 68-70. El
i, .w p rior: Diálogo Ecuménico, n. 19 (1970) 309-334. texto en p . 69.

PARA COMPRENDER L ECU 1 .NISM J 14 5


p . idente del Secretari~do para la U nid d,
tulo I). Sigue la e.x posición de los medios tomados mental, especialmente Ja eucarística, y el deli ., ·ntaba de manera pública el 15 de !go to
por Ja Iglesia católica para poner en práctica este tema de los matrimonios mixtos. omendando vivamente su estudio, l;> r
1
compromiso. Lo hace por la organización (capítulo Finalmente la 5.ª parte aborda la cuestión d lando que «estaba desprovisto de aut ndi (
Il) y la formación de sus miembros (capítulo fil). A colaboración ecuménica, diál.ogo y testimonio , 11
ellos, así organizados y formados, se dirigen las dis- ¡amente jurídica».
mún, que ofrece una amplísima gama de posibilid Refl.exiones y sug~encias en to':1° al did/1
po iciones de los capítulo N y V sobre 1a actividad des de acercaa:úenlo práctico entre cristianos de 1
ecuménica» (n. 7). ménico n consta de siete capítulo •
diferentes Iglesias, y que va desde el trabajo comt n
El esquema de este Directorio consta de un pre- relativo a cuestiones bíblicas hasta 1a colaboracl r - 1. Introducción.
facio y cinco partes, y comprende 218 números. en el campo de 1a catequesis, desde la colaboración _ 2_Naturaleza y finalidad del diálogo ecum ni
en la enseñanza superior y en la actividad mision
La l.ª parte se titula lA. búsqueda. de la unidad de ra hasta la tarea común en el diálogo con las dem _ 3. Fundamentos del diálogo.
los cristianos. En ella se exponen los principios bási- religiones, así como también en tantas acciones qu
cos del ecu.menismo, los diferentes niveles y la com- _ 4. Condiciones del diálogo.
juntos pueden desarrollar ya sea en cuestion
plejidad de 1a actuación ecuménica, finalizando con sociales y éticas, en el campo de las necesidad _ 5. Método del diálogo.
una reflexión sobre Jas sectas y Nuevos Movimien- humanas, en la medicina, en Jos medios de comuni- _ 6. Temas del diálogo.
tos Religiosos. cación social y en la protección de la creación.
- 7. Formas del diálogo.
La 2. ª parte, La organización en la Iglesia católi-
ca del servicio de la unidad de los cristianos, consiste • Refl.exiones y sugerencias en torno
en una detallada exposición de las instituciones y • La. colaboración ecuménica
al diálogo ecuménico (1970) a nivel regional, nacional
organismos que deben existir a niveles diocesanos
(nn. 41-42), nacionales y regionales para que la En la sesión plenaria del Secretariado para la y local (1975)
tarea ecuménica pueda realizarse correctamente. Se Unidad (noviembre de 1968) los miembros y peritos Una de las preocupacion~ .~el ·•
resaltan las estructuras a niveles de Conferencias estudian un proyecto sobre el «diálogo ecuménicoll Romano para la Unidad fue pos1b.ili13:1" «q~i
episcopales, así como la labor que puede realizarse que venia trabajándose desde febrero del año ante- ritu ecuménico encontrase su ap~ca ón 1
en los institutos de vida consagrada y en las organi- rior, y en el que habían participado obispos de todo nivel de Iglesia local». Era también el :111
zaciones de fieles. Un apartado especial merece lo el mundo a través de sus respuestas y cuestiones representantes de las comisiones ecum m
reseñado sobre el Pontificio Consejo para Ja Promo- sobre el diálogo. La cuestión suscitada, en primer dos en Roma en noviembre de ~ 9~2-. El 1.
ción de la Unidad de los cristianos (nn. 53-54). lugar, era si este documento debería formar parte tatis redintegratio ofrecía los Pli?-• p10 , l l
La formación para el ecumenismo en la Iglesia del Directorio ecuménico. ecuménico presentaba el conJunto d 1
católica es el título de la 3. ª parte. 'Iras ponderar la El Directorio tenía, además de un claro carácter directrices que deberían apli~e. Falta n
necesidad y finalidad de la formación ecuménica en pastoral, todas las condiciones de un texto normati- mento que incidiese en la r~dad de la I 1
general se pasa a considerar la formación de todos vo. El texto sobre eJ «diálogo ecuménico» quería ser, porque en ella _se juega, a fin de cuenta
los fieles (nn. 58-69), la formación de los que traba- por el contrario, un instrumento orientativo o docu- riencia ecUIOéruca.
jan en el ministerio pastoral, distinguiendo entre Ja mento de trabajo puesto a disposición de las autori- En ese horizonte debe ent~nderse la P.
fonna.c ión doctrinal -se pide un curso especial de dades eclesiásticas para la apli.cación concreta del del documento La. colaboración ecu~n,
ecumenismo en la carrera teológica (nn. 79-80)- y la decreto Unitatis redintegratio. En la sesión plenaria regional, nacional y loc0;l n. En el ~sm
experiencia ecuménica (nn. 70-90), la formación de noviembre de 1969, los cardenales y obispos señala el espíritu que amma el trabaJo h
especializada (nn. 87-90) y la formación permanen- miembros del Secretariado deciden «no publicarlo
te (n. 91). como parte del Directorio».
La comunión de vida y de actividad espiritual La autoridad de este documento reside única-
entre los bautizados, objeto de la 4.ª parte, trata de lo mente en el hecho de que es resultado de una larga n Réfle.xions et suggestions concemo.nt le dialogu
que en realidad busca el movimiento ecuménico: Ja reflexión, realizada a diferentes niveles, aprove- que: Servic.e d1nfonnation, o. 12 (1970/IV) 3-11 . .
unidad visible de todos los cristianos manifestada chando incluso un estudio del comité mixto de tra- n La collabora.rion oecuménique aJ.4 plan .rtgio,
fundamentalmente en las expresiones de la vida bajo entr la Igl ia católica y el Consejo Ecuméni- national et a.u plan lccal, en Service d'Information, n
cristiana: el bautismo, la oración y la vida sacra- co de la Ig) i (1967). 1 cardenal J. Willebrands, 8-34.

146 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


11r.il, pecialmente la eucarística, y el delicado presidente del Secretariado para la Unidad, lo pre- «Ahora que la Iglesia católica se hace más cons-
1 <.I m tri.monios mixtos. sentaba de manera pública el 15 de agosto de 1970, ciente en todos Jos países de las manifestaciones del
recomendando vivamente su estudio, pero recor- ecumenismo en las diferentes partes del mundo, debe
finalm nte la 5.ª parte aborda la cuestión de ÚJ dando que «estaba desprovisto de autoridad estric- evitar aislarse e imitar servilmente lo que se realiza en
/J no ión ecuménica, diálogo y testimonio co- tamente jwidica». otros sitios. Las iniciativas ecuménicas deben adap-
l· qu ofrece una amplísima gama de posibilida- tarse a las necesidades locales y, por consiguiente,
~I ' • r miento práctico entre cristianos de las Reflexiones y sugerencias en torno al diálogo ecu- serán diversas en cada región, aunque manteniéndose
j· ·11L Iglesias, y que va desde el trabajo común ménico 11 consta de siete capítulos: dentro de la comunión católica» (n. 1).
í uestiones bíblicas hasta la colaboración
m o de la catequesis, desde la colaboración - J. Introduccjón. El cardenal J. Willebrands presentaba el nuevo
[, ·ns ñanza superior y en la actividad misione- - 2. Naturaleza y finalidad del diálogo ecuménico . documento, en febrero de 1975, afirmando que
.._, la Larea común en el diálogo con las demás - 3. Fundamentos del diálogo. «los principios católicos en materia de ecumenismo
n . , í como también en tantas acciones qu fueron formulados en el decreto conciliar sobre el ecu-
u den desarrollar ya sea en cuestione - 4. Condiciones del diálogo.
menismo. Piden que las iniciativas ecuménicas se
ticas, en el campo de las necesidades - 5. Método del diálogo. adapten a las necesidades locales: porque a la Iglesia
· 11w. , n la medicina, en los medios de comuni- local es a quien corresponde dar su contribución indi -
n s ial y en la protección de la creación. - 6. Temas del diálogo.
pensable en la realidad de cada dJa... ».
- 7. Formas del diálogo.
Y añadía después:
RL'/1 ·ones y sugerencias en torno
"' diálogo ecuménico (1970) • la col.ahoración ecuménica «El documento intenta ofrecer, in emb
a nivel regional, nacional más que una información: propone una rl nta
ión plenaria del Secretariado para la y local (1975) nes que no pretenden tener fuerza d ley, p ro que li -
id (n vi mbre de 1968) los miembros y peritos nen el peso de la experiencia y de lo movim.i nt del
1n un pr y cto obre el «diálogo ecuménico» Una de las preocupaciones del Secretariado Secretariado ... • 7•.
, ·11 trabajándose desde febrero del año ante- Romano para la Unidad fue posibilitar «que el espí-
ritu ecuménico encontrase su aplicación concreta a Era la luz verde para que las Iglesias locales se
n I que habían participado obispos de todo sintieran protagonistas de la tarea reconciliadora.
111clo ·1 travé de sus respuestas y cuestiones nivel de Iglesia local». Era también el sentir de los
1 diál g . La cuestión suscitada, en primer representantes de las comisiones ecuménicas, reuni- Este documento consta de siete secciones:
· , si te documento deberfa formar parte dos en Roma en noviembre de 1972. El decreto Uni-
tatis redintegratio ofrecía los principios, el Directorio - 1. La tarea ecuménica.
11· ·t n" ecuménico.
ecuménico presentaba el conjunto de normas y - 2. La concepción católica de la Iglesia local.
I ir.· torio tenía, además de un claro carácter directrices que deberían aplicarse. Faltaba un docu- - 3. Diversidad de ámbito y de formas del ecumenismo
1 il, 1 1 condiciones de un texto normati- mento que incidiese en la realidad de la Iglesia local, local.
1• 1 br el «diálogo ecuménico» quería ser, porque en ella se juega, a fin de cuentas, ]a expe-
0111 rario, un instrumento orientativo o docu-
- 4. Consejos de Iglesias y consejos cristianos.
riencia ecuménica.
j I b jo puesto a disposición de las autori- - S. Consideraciones respecto a la pertenencia a un con-
t· 1 j ticas para la aplicación concreta del En ese horizonte debe entenderse la publicación sejo.
n nitatis redintegratio. En la sesión plenaria del documento lA colaboración ecuménica a nivel - 6. Reflexiones pastorales y prácticas para una acción
i mbr de 1969, los cardenales y obispos regional, nacional y local 73 • En el mismo texto se ecuménica en plan local.
h, d J cretariado deciden «no publicarlo sefiala el espíritu que anima el trabajo hecho:
- 7. Otras formas de ecumeoismo.
p rt. del Directorio».
No cabe aquí el análisis pormenorizado de un
1 ~ut ridad de este documento reside única- documento tan rico como extenso. Conviene insistir,
n l hecho de que es resultado de una larga 11 Réflexions et suggestions concemant le dial.ague oecuméni- sin embargo, en el énfasis que se ponía, mediada la
i n, realizada a diferentes niveles, aprove- que: Service d'Information, o . 12 (1970/IV) 3-11. década de los 70, en el hecho de la Iglesia local:
1 in )uso un estudio del comité mixto de tra-
n La collaboration oecuminique au plan régional, au plan
ntr 1a Iglesia católica y el Consejo Ecuméni- national et au plan local, en Service d'Information, n. 26 (1975/I)
) Iglesias (1967). El cardenal J . Wtllebrands, 8-34. "Service d'lnformation, n. 26 (1975/I) 8-9.

PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO 147


«El ecumenismo a nivel local es un elemento bási- ciones de un pequeño territorio, a nivel parroquial o
co de la situación ecum.é nica tomada en conjunto. No arciprestal; consejos nacionales de Iglesias, represen-
se trata de algo secundario o puramente derivado. El tados por diferentes Iglesias de un mismo país; con-
ecumeoismo a nivel local se enfrenta con necesidades sejos regionales o conferencias de Iglesias que agru-
específicas y con situaciones concretas, y posee sus pan a Iglesias de cierto número de países vecinos.
propios recursos. Cierta parte de iniciativa le corres- La Iglesia católica pertenece a varios consejos nacio-
ponde por derecho propio, y su papel es más original nales de Iglesias, y forma parte de innumerables con-
que el de una simple aplicación a. pequeña escala de sejos locales. Es una de .las formas más ricas y crea-
las directrices ecuménicas destinadas a todo el mun- tivas de la experiencia ecuménica,
do» (n. 2).
El texto vaticano reconoce otras formas de ecu-
La Iglesia local tiene, pues, una responsabilidad menismo local que no gozan de la oficialidad de los
ecuménica ineludible. Si ella no actúa en su ámbito consejos locales de Iglesias.
concreto, nadie actuará en su lugar. «En ciertos sitios, un número creciente de cristia-
La tercera sección, la más extensa del documen- nos parece preferir comprometerse en una acción
to, expone 15 modalidades que, a título de ejemplo, ecuménica local a través de grupos informales con
carácter espontáneo ... De aquí resultan gran número
pretenden servir como sugerencia a los responsables de grupos muy diversos: grupos de acción, grupos de
de las Iglesias locales: oración y culto en común, tra- oración, grupos de vida comunitaria, grupos de refle-
bajo bíblico en común, actividades pastorales comu- xión y de diálogo, grupos de testimonio o de evangeli-
nes, compartir locales, colaboración en el terreno de zación» (sección 7).
la educación, uso común de los medios de comuni-
cación, cooperación en el ámbito sanitario, respues- A todos ellos se les invita a mantener «una
ta común a graves situaciones nacionales e interna- comunicación real con las expresiones y estructuras
cionales, alivio de las miserias humanas, problemas más organizadas y oficiales del movimiento ecumé-
sociales, grupos SODEPAX, diálogos bilaterales, nico. Sin tal conexión se corre el peligro de actuar al
reuniones de jefes de Iglesia y de comunidades ecle- margen de la Iglesia entrando en la dinámica secta-
siales, grupos mixtos de trabajo, consejos de Iglesias ria. También aquí, en los niveles locales, la comuni-
y consejos cristianos. cación y el diálogo se hacen absolutamente necesa-
rios.
El documento concede especial interés al tema
de los «consejos de Iglesias y consejos cristianos». - Encíclica Ut unum sint (25-V-1995).
Ellos son «instrumentos muy importantes de cola- Juan Pablo II ofrecía al pueblo católico, en mayo
boración ecuménica» (4, a). El movimiento ecumé- de 1995, su duodécima encíclica titulada Ut unum
nico tuvo, precisamente, sus primeros desarrollos sint 75, que trata en profundidad del tema ecuméni-
en consejos de tipo misionero, creados para estimu- co. La encíclica no aporta muchas novedades a la
lar la reflexión sobre La misión entre varias asocia- doctrina católica sobre el ecumenismo; no obstante,
ciones de distinta confesionalidad. Cuando estos todos los comentadores han resaltado Ja frescura y
consejos representan a organizaciones benéficas o el impulso que el papa ha querido dar al movimien-
grupos eclesiales se les llama «consejos cristianos»; to unionista, cuando parecía éste estar en momen-
cuando sus miembros representan a las diferentes tos bajos.
Iglesias, se denominan «consejos de Iglesia». Sus
actividades son el servicio común, la búsqueda de
una mayor unidad y, en la medida de lo posible, el
testimonio común. " Puede consultarse la traducción castellana en Documentos
Es muy diversa la tipología de estos consejos. El sobre Ecumenismo, Encú:lica Ut unum sint. Palabra, Madrid
1995. Varios comentarios de A. Matabosc.h, H. Valls y J. R. Vtllar
texto vaticano señala en particular: los consejos loca- en tomo a la encíclica en «Diálogo Ecuménico», n. 101 (1996)
les, en los que toman parte las diversas denomina- 325-373.

148 PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO


1~ ·s~d un peq~eño te~torio, a nivel parroquial o Es una encíclica muy extensa, tiene 103 núme- modos y la práctica del ejercicio papal no han sobre-
1 ' tal; .con.se¡os na_c~nales de Iglesias, represen- ros, en la que se abordan los grandes capítulos de la salido siempre por su talante evangélico es por lo
Je p ~ diferentes Iglesias de un. mismo país; con- doctrina y de la praxis católica en cuanto al ecume- que un ministerio llamado a ser lazo de comunión
os r, gion~les o c'?n.ferencias de Iglesias que agru.- msmo. El papa recuerda que el compromiso ecumé- entre cristianos se ha convertido muchas veces en el
11 r .1 s1as ~e cierto número de países vecinos. nico de la Iglesia católica es irreversible, que no es principal obstáculo para la comunión entre las Igle-
1. 1a ca~ólica pertenece a varios consejos nacio- un «apéndice» o algo accidental al ser del cristiano sias. Por eso resulta conmovedora la llamada del
(c, d Iglesias, y forma parte de innumerables con- sino que es parte esencial de su mismo ser. papa a las jerarquías y teólogos de otras Iglesias.
1 I Ct1les. Es una de las formas más ricas y crea-
,1s d I xperiencia ecuménica. •Creer en Cristo significa querer la unidad; querer «Tarea ingente que no podemos rechazar y que no
la unidad significa querer la Iglesia; querer la Iglesia puedo llevar a término sólo. La comunión real, aun-
·o vaticano reconoce otras formas de ecu- significa querer la comunión de gracia que corres- que imperfecta, que existe entre nosotros, ¿no podría
local que no gozan de la oficialidad de los ponde al designio del Padre desde toda la eternidad. llevar a los responsables eclesiales y a sus teólogos a
l cales de Iglesias. Este es el significado de la oración de Cristo: Ut unum establecer conmigo y sobre esta cuestión un diálogo
« n ciertos sitios, un número creciente de cristia- sint» (n. 9). fraterno, paciente, en el que podríamos escuchamos
11 s parece preferir comprometerse en una acción Todavía en la l.ª parte, El compromiso ecuméni- más allá de estériles polémicas. teniendo presente
1 m ruca local a través de grupos informales con co de la Iglesia católica, se recuerdan los grandes sólo la voluntad de Cristo para su Iglesia, dejándonos
1·m, ter espont.áJ?-eo ... De aquí resultan gran ntímero impactar por su grito 'que ellos sean también uno en
principios del decreto conciliar Unitatis re.d.integra.-
dr •. upo muy divef:"os: grupos de acción, grupos de nosotros, para que el mundo crea que tú me has
º. u ón, .~ pos de vida comunitaria, grupos de refle- tio: la importancia de la conversión y de la doctrina;
enviado' (Jn 17, 21)?• (n. 96).
1 1:1 de cliál?go, grupos de testimonio o de evange1i-
la primacía de la oración; las posibilidades del diá-
1u , n» { ección 7). logo y la necesidad de la colaboración práctica.
ellos se les invíta a mantener «una La 2. ª parte, Frutos de,J diálogo, es un largo reco- 3. El ecumenismo en la base
1uni. a .'6n real co~~as expresiones y estructuras nido en el que se resaltan algunos de los logros con-
ruzadas y oficiales del movímiento ecumé- eguidos: la fraternidad reencontrada, el aprecio de El Concilio ha invitado a todos los católicos a
,. rn tal cone~ón se corre el peligro de actuar al
1!1'11 d Ja Iglesia entrando en la dinámi.c a secta-
los bienes presentes en los otros cristianos, la cate-
goría de «Iglesias hermanas» referida a ]as Iglesias
trabajar por la unidad de los cristianos. Hemos
recordado las palabras del decreto Unitatis re.d.inte--
mbi.i n aquí, en los niveles locales, la comuni- de Ori.e nte, pero también el diálogo con las antiguas gratio:
n l diálogo se hacen absolutamente necesa- Iglesias de Oriente y con las otras Iglesias y comu-
nidades eclesiales de occidente. «El empeño por el restablecimiento de la unión
corresponde a la Iglesia entera, tanto a.los fieles como
Finalmente, la 3."' parte, titulada Quanta est a los pastores, a cada uno según su capacidad, ya en
En clica Ut unurn sint (25-V-1995). nobis via?, es una llamada solemne y humilde a ]a la vida cristiana, ya en las investigaciones teológicas e
luan I bJo D ofrecía al pueblo católico, en mayo causa del ecumenismo en la que aparecen dos temas históricas ... » (UR 5).
, 5, u duodécima encíclica tituJada Ut unum de especial relieve. Por una parte el tema de la
qu trata en profundidad del tema ecuméni- recepción de los documentos doctrinales elaborados En este apartado nos fijamos en dos centros
• n í lica no aporta muchas novedades a la por las Comisiones mixtas de trabajo entre las Igle- básicos del trabajo ecuménico a nivel local: la Comi-
in tólica obre el ecumenismo; no obstante, sias. «Mjentras prosigue el diálogo sobre nuevos sión o delegación diocesana de ecumenismo, y el
. los mentadores han resaltado ]a frescura y temas o se desarrolla con mayor profundidad, tene- Centro ecuménico.
1pul o que el papa ha querido dar al movimien- mos una nueva tarea que llevar a cabo: cómo reco-
1lj ní ta, cuando parecía éste estar en momen- ger los resultados alcanzados hasta ahora. Éstos no
. pueden quedarse en conclusiones de las comisiones 3.1 . .lA Comisión o delegación diocesana
bilaterales, sino que deben llegar a ser patrimonio de ecumenismo
común ... » (n. 80). Por otra, Juan Pablo Il afronta El Directorio ecuménico, en su primera part
con valentía. una de las grandes cuestiones que hoy (1967), w-gfa la creación de comisiones ecuméni ,
se debate entre las Iglesias: el significado del minis- que pueden ser de dos tipos: diocesanas y nacional .
Puede consultarse la traducción castellana en Documento terio de unidad del Obispo de Roma. La distinción
um¡mismo, Enc(clica Ut unum sint. Palabra. Madrid
11-Jo com.entarios de A. Matabosch., H. Valls y J. R Villar que propone el texto era absolutamente necesaria; la Respecto a la Comisión o delegación dioc ana,
1o la e.ndclica en •Diálogo Ecuménico», n. lOl (1996) existencia de un ministerio universal de comunión y ofrece indicaciones muy precisas: los miembro
su ejercicio práctico. Precisamente porque los serán tomados de los diversos estamentos de Ja vida

PARA COMPRENDERELECUMENISMO 149


de la Iglesia: clero diocesano, conwegaciones reli- dan al movimiento ecuménico notables dosis d He aquí una breve relación de lo ntr,
giosas, mundo de los seglares. Sus funciones consis- creatividad y eficacia. El Centro ecuménico es quiz6 m nicos españoles:
ten en fomentar el ecumeni mo espiritual y las rela- la mejor expresión. Su origen mismo demuestra una -Asociación Ecuménica ccJu.an XXl_ll» ( 1IJ
ciones de mutua amistad, establecer algún tipo de clara «vocación ecuménica». Con frecuencia h tipo pastoral. Publica «Renovación . wn nll
diálogo allí donde sea posible, promover un testi- nacido del impulso dado por un sacerdote o pastor, de 1968) y la boja «Iglesia Ecuméru » (d ·sel
monio común y mantener contactos con el Secreta- especialmente motivados; o por un acontecimiento irección: Ramón y Caja1, 7. 37007 al m 111l
riado Nacional de Relaciones Interconfesionales. significativo o por la necesidad que en un momento
determinado ha hecho surgir un trabajo en comíin - Centro de Estudios Orienta J• 111
El .Directorio pide también el nombranuento de (1973). De tipo doctrinal, de la Univ • iJ. d I e
una comisión de obispos para los asuntos referentes
entre cristianos de distintas Iglesias.
El Centro ecuménico puede definirse como el
d Salamanca. Publica «Diálogo E um ·n e
a1 ecumenismo dentro de la Conferencia Episcopal J966). Dirección: Compañía, S. 700 al 1111 1
de cada país. Prevé además el funcionamiento de un lugar en el que los cristianos eclesialmente dividido
secretariado permanente. Y entre sus actividades alimentan la nostalgia de la hermandad, se compro- - Centre Ecumenic de Catalun a ( 1 "i l 11
específicas recuerda el necesario asesoranuento a los meten a manifestar la unidad que tienen en Cristo y tipo pastoral y espiritual. De cará r m11·1 •
obispos para. la creación, en sus respectivas diócesis, deciden buscar la plenitud que les hará ser testigo nal. Publica un boletín. Direc i n : R ,., ,,
de las comisiones diocesanas, el establecimiento de creíbles de la fe cristiana. quel 1, átic 2. 08006 Barcelona.
diálogos con otras Iglesias del tenitorio naciona1 y la Los Centros ecuménicos se distinguen entre í - Centro Ecuménico de las M' io1w1rl\ /,·
designación de peritos para e os diálogos. por su carácter doctrinal, por el énfasis puesto en la dad (1962). De tipo pastoral y piri1t1 il, 1
Los aciertos de la comisión diocesana dependen, plegaria unionista, o por su incidencia en la pastoral ción a la formación ecuménica. Pul 1 \ 111 1
en gran medida, del grado de responsabilidad que ecuménica. Pueden ser confesionales, si sus miem- tín» y una revista «Pastoral Ecum i • IJ 1
tengan sus miembros. Por eso el clima ecuménico de bros pertenecen a una ola Iglesia, o interconfesio- Plaza Conde de Barajas, l. 28005 Mud1 ul
una Iglesia Jocal es consecuencia directa del trabajo nales, cuando sus componentes pertenecen a varias
denominaciones. Algo, sin embargo, les distingue a - Centro Ecuménico Intercon{c in11nl ti,
y ompetencia de ese equipo ecuménico. Las difi-
cultades mayores que encuentra la aplicación del todos de una comisión diocesana: han nacido bajo (1968). De tipo pastora1 y espiritual. 0l' •• 1 1
el impulso vocaciona1 de una persona o grupo, o por confesional. Ha publicado un «Bol t111 dt' 11111
Directorio, al menos en las diócesis españolas,
podrían resumirse en las siguientes: un determinado acontecimiento. basta recientemente el bimensual «Junl. 1H
La. mayoría de ]os Centros ecuménicos de Espa- Fray Jacinto Gastafieda, 32. 46006 Vale; 111 i,,
- La no existencia, en a1gunas diócesis, de la ña son de carácter confesiona1. Sólo tres son de tipo
delegación diocesana de ecumenismo. Esta dificul- interconfesional. Nacieron, en su mayoría, dentro
tad se relaciona estrechamente con la idea tan del clima ecuménico que había creado el Concilio
extendida de que en España, al ser reducido el Vaticano Il, con un intento de llevar al pueblo cató-
número de cristianos no católicos, no vale la pena
lico la riqueza que significa la búsqueda de comu-
preocuparse del pmblema.
nión con las otras Iglesias cristianas.
- En el nombramiento de algunos delegados no se Lo Centros ecuménicos espafioles tienen una
ha reparado suficientemente en u vocación ecuméni- orientación pastoral y espiritual. Un solo Centro es
ca, en su adecuada preparación, o en el interés demos- de tipo doctrinal y universitario. Colaboran con las
trado. En ocasiones el nombramiento se hace pensan- delegaciones diocesanas en la preparación de la
do en el organigrama diocesano de actividades. Semana de la Unidad (18-25 enero), ofrecen cursi-
- Algunas delegaciones han pecado de exceso al llos monográficos, programan semanas de estudio,
pretender un ecumenismo demasiado técnico y conferencias y reuniones frecuentes de oración.
especializado, al que no tiene acceso el católico de Publican boletines y revistas, y preparan junto al
formación medía o popular. Secretariado de Relaciones Interconfesionales, de la
Conferencia Episcopal Espafiola, y jerarquías de
otras Iglesias, la programación de las Jornadas Inter-
3.2. El Centro ecuniénico confesionales de Teolog{a y Pastoral del Ecumenismo
El ecumenismo de la base tiene otras expresio- que se celebran anualmente con la asistencia de
nes, además de la delegación diocesana, que brin- cristianos españoles de diversas confesiones.

150 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


ni movimiento ecuménico notables dosis de He aqtú una breve relación de los Centros ecu- - Centro Ecuménico «a la Unidad por María»
t ividad y eficacia. El Centro ecuménico es quizá ménicos españoles: (1963). De tipo espiritual. Publica el boletín « Madre
1cjor expresión. Su origen mismo demuestra una de la Unidad». Dirección: Plaza Santo Domingo el
«vocación ecuménica». Con frecuencia ha -Asociación Ecuménica «Juan XXIII» (1967). De
j
tipo pastoral. Publica «Renovación Ecuménica» (des- Real, l. 45080 Toledo.
do dcl impulso dado por un sacerdote o pastor,
· ialmente motivados; o por un acontecimiento de 1968) y la hoja «Iglesia Ecuménica» (desde 1971).
- Centro Ecuménico «El Salvador» (1970). De
ificativo o por la necesidad que en un momento Dirección: Ramón y Cajal, 7. 37007 Salamanca.
tipo espiritual e interconfesional. Con servicios reli-
rrninado ha hecho surgir un trabajo en común - Centro de Estudios Oriental.es y Ecuménicos giosos de varias Iglesias. Dirección: Templo ecumé-
t' c1istianos de distintas Iglesias. (1973). De tipo doctrinal, de la Universidad Pontificia nico «El Salvador». Playa del Inglés. Mas Palomas.
i l entro ecuménico puede definirse como el de Salamanca. Publica «Diálogo Ecuménico» (desde 35100 Las Palmas de Gran Canaria.
, en el que los cristianos eclesial.mente divididos 1966). Dirección: Compañía, 5. 37008 Salamanca.
·ntnn Ja nostalgia de la hermandad, se compro- - Centro Ecuménico de la «Iglesia Evangél.ica
- Centre Ecumenic de Catalunya (1955-1956). De Española». 29730 Los Rubios (Málaga).
· 11 u manifestar la unidad que tienen en Cristo y
tipo pastoral y espiritual. De carácter interconfesio-
Jen buscar la plenitud que les hará ser testigos
,les de la fe cristiana. nal. Publica un boletín. Dirección: Riera Sant Mi- - Centro «Padre Congar» de Documentación Ecu-
quel 1, átic 2. 08006 Barcelona. ménica (1988). De tipo doctrinal. Publica un «Bole-
.oi. entros ecuménicos se distinguen entre sl
- Centro Ecuménico de l.as Misioneras de la Uni- tín de documentación bibliográfica». Dirección:
,u carácler doctrinal, por el énfasis puesto en la
,rin unionista, o por su incidencia en la pastoral dad (1962). De tipo pastoral y espiritual, con aten- Cirilo Amorós, 54. 46004 Valencia.
1{:nico. Pueden ser confesionaks, si sus miem- ción a la formación ecuménica. Publica un «Bole-
tín» y una revisla «Pastoral Ecuménica». Dirección: - Centro Ecuménico «Lux Mundi» (1972). De U
pértenecen a una sola Iglesia, o interconfesio- po pastoral, espiritual y de acogida a las gentes de 1~,
,, t.uando sus componentes pertenecen a varias Plaza Conde de Barajas, 1. 28005 Madrid.
zona turística de la costa del Sol. Dirección: Centro
1111inaciones. Algo, sin embargo, les distingue a - Centro Ecuménico lnterconfesional de Valencia «Lux Mundi». 29640 Fuengirola (Málaga) .
., e.Je una comisión diocesana: han nacido bajo (1968). De tipo pastoral y espiritual. De carácter inter-
pulso vocacional de una persona o grupo, o por confesional. Ha publicado un «Boletín de noticias», y - Centro Ecuménico «Padre Agust{n Bea» (1991).
l'I ~rminado acontecimiento. hasta recientemente el bimensual «Junts». Dirección: De tipo pastoral. Dirección: Joaquín Coronel, 14, 5°.
.a inoyorfa de los Centros ecuménicos de Espa- Fray Jacinto Castañeda, 32. 46006 Valencia. 03600 Elda (Alicante).
111 de c arácter confesional. Sólo tres son de tipo
onícsional. Nacieron, en su mayoría, dentro
lima ecuménico que había creado el Concilio
1110 TI, con un intento de llevar al pueblo cató-
11 riqueza que significa la búsqueda de comu-
rnn los otras Iglesias cristianas.
os cntros ecuménicos españoles tienen una
1ln ió11 pastoral y espiritual. Un solo Centro es
10 doclrinal y universitario. Colaboran con las
ndones diocesanas en la preparación de la
1110 de la Unidad (18-25 enero), ofrecen cursi-
nonográficos, programan semanas de estudio,
·1 cncias y reuniones frecuentes de oración.
cnn boletines y revistas, y preparan junto al
:lariado de Relaciones Interconfesionales, de la
:renda Episcopal Española, y jerarquías de
Iglesias, la programación de las Jornadas Inter-
5ionales de Teología y Pastoral del Ecumenismo
1e celebran anualmente con la asistencia de
linos espafioles de diversas confesiones.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 151


BIBLIOTECA-USTA
inédita en su historia. Ningún concilio, tras las vie- El desarrollo del diálogo, quizá demasiado lenlu te de las Iglesias uniatas, problemática de n
jas divisiones de oriente y occidente , a excepción y no exento de reticencias, ha producido hasta ahn cil solución al intervenir factores no teológi
del concilio de Ferrara-Florencia (1438-1442), ha- ra tres documentos oficiales 52 : afectan a la sensibilidad y a la historia de ,
bía considerado a las otras Iglesias y a sus miem- dades cristianas que han padecido muchas 1
bros sino bajo la perspectiva del anatema. Los pa- 1. El misterio de la Iglesia y de la Eucaristía a 111 ciones.
dres del Vaticano II se plantearon, por primera vez luz del misterio de la Santfsima Trinidad (Munich,
en la historia, la posibilidad de referirse a ellos fue- 1982). Unanimidad.
ra de todo contexto polémico. El diálogo venía a b) El diálogo con Las Iglesias coptas
2. Fe, sacramento y unidad de la Iglesia (Ban,
sustituir a la polémica. Y en el nuevo contexto, el 1987). Proyectado en Creta (1984). Cierta conver Este diálogo se inicia tras el encuent1 o
diálogo doctrinal ocupa un puesto de honor. gencia. ración común de Pablo VI y el patriarca e
Los interlocutores de la Iglesia católica en el Alejandría, Schenuda m, en mayo de 1973.
3. El sacramento del orden en la estructura sa
diálogo teológico oficial pertenecen a casi todas las cramental de la Iglesia (Válamo, 1988). Proyectado La comisión mixta católico-copta ha ccl
tradiciones del cristianismo: en Bari (1986). desde entonces, varios encuentros, entre los
- Iglesia ortodoxas de rito bizantino y antiguas Se ha hablado de la «eclesiología eucarística» be destacar sJ;
orientales. del documento de Munich, que contiene dimensio- I Encuentro de La Comisión mixta (El
- Comunión anglicana. nes trinitarias, eclesiológicas (Iglesia local y fun- marzo 1974).
ción episcopal) y cristológicas. El problema se vis-
- Federación luterana mundial. lumbra, aunque no aparece explícitamente formu- II Encuentro de la Comisión mixta (El c u
- Alianza reformada mundial. lado, en el diferente énfasis dado a la Iglesia local tubre 1974).
(fuertemente enraizada en la ortodoxia) y la univer-
- Consejo metodista mundial. salidad de la Iglesia (desde el catolicismo). El docu- Declaración sobre la cristolog(a (Viena,
mento de Bari ha intentado, entre otras cosas, ana- 1976).
- Movimiento pentecostal.
lizar el grado de fidelidad a la tradición primitiva, La declaración de Viena es el mejor ejc1
- Discípulos de Cristo, Alianza bautista mun- tanto en la doctrina como en la praxis sacramental cómo, a pesar de formulaciones distintas,
dial. de ambas Iglesias. El documente,. de Válamo analiza existir una fe común en la persona divina dt·
- Consejo Ecuménico de las Iglesias (CEI). el fundamento ontológico y pneumatológico del mi- Recordamos un texto de esta declaración:
nisterio, el sacerdocio de los bautizados y el triple
ministerio del diaconado, presbiterado y episcopa- «Cuando los ortodoxos confiesan que la el
a) El diálogo con las Iglesias ortodoxas do. Por último estudia el tema de la sucesión apos- y humanidad de Nuestro Señor están unidn,
de rito bizantino tólica y de la comunión entre los obispos, apuntan- na.tura/et.a, entienden bajo 'naturaleza' no si m
do hacia la cuestión del primado romano, «diver- te una naturaleza sencilla, sino rnás bien 111,
La imagen de Pablo VI y el patriarca Atenágo- gencia grave» entre ambas tradiciones. naturaleza compuesta, en la que la divinidad
ras, abrazándose en enero de 1964, permanecerá manidad están unidas inseparable e inconfu-.
siempre como el abrazo de reconciliación de dos En 1990 estaba previsto tratar la relación entre
«conciliaridad y autoridad en la Iglesia». El diálogo Y cuando los católicos confiesan a Jcsuc,
hermanos que deben decirse muchas cosas. Des-
se centró, sin embargo, en el tema siempre canden- mo uno en dos naturalezas, no separan la u
pués llegaría el levantamiento oficial de las mutuas
de la humanidad ni siquiera por un rnomenh
excomuniones (7 de diciembre de 1965), seguido
fuerzan, más bien, por excluir la confusión,
del «diálogo en la caridad», y por último el diálogo
cla, la falsificación o la alteración de lo un
teológico ...
otro.
En 1975 se crea una comisión mixta preparato- " Cf. Introducción histórica al didlogo ortodo;w-católíco, en
Enchiridion Oecumenicum, o. c., 493-495. Los textos más impor-
ria que acuerda trabajar partiendo desde los nú- tantes están traducidos en p. 495-516. Para una bue.na introduc-
cleos comunes de la fe trinitaria y sncramental. Se ción a este diálogo, ver A. BirmeJI!, Le dialogue orthodoxe-catho-
dejan al margen, en un primer momento, las cues- lique romain, en Le salut en Jésus-Christ dans les dialogues oecu- " Los textos del diálogo onoáoxo precalcedonensc•
mtniques, o. c., 427-434; P. Rodríguez, El did/ogo teológico de la en Enchiri.dion Oecumenicum, o. c., 517-539; véase G. C
tiones controvertidas. El trabajo propiamente teoló- Iglesia Ca/ó/ica con la Iglesia Orrodo:;co.: BoleUn Informativo del El didlogo Iglesia Católica-Iglesias precalcedonenses:
gico comienza en 1979, una ve, cnw,tituida la co- Secretariado de la C. E . de Relaciones lnterconfesionales, n. 33 Ecuml!nica, n. JO (1987) 36-52; L'Eglise catlzolique et l'Ei
misión mixta, y celebra una pnnw1 ,1 ronda de reu- ( 1990) 13- 15; Diez. anos de didlogo católico-ortodoxo: Diálogo te orthodoxe. Documems (1973-1988): SeIVice d'Infonn
niones en mayo de 1980 en Par mo, y Rodas. Ecuml!nico, n. 84 (1991) 7-157. 76 (1991/1) 2-35.

176 PARA COMPRENDER ELEC/IMl!NJ.\ Atrl


El desarrollo del diálogo, quizá demasiado lento te de las Iglesias uniatas, problemática de muy difi- Ambos conjuntamente confesamos la realidad de
o cxenlo de reticencias, ha producido hasta aho cil solución al intervenir factores no teológicos que la humanidad de Nuestro Señor, pues la salvación de
res documentos oficiales 52: afectan a la sensibilidad y a la historia de comuni- la humanidad no pudo ser ninguna otra cosa que la
dades cristianas que han padecido muchas persecu- acción de la palabra divina hecha carne. La divinidad
l . El misterio de la Iglesia y de la Eucaristía a la ciones. no pudo abandonar a la humanidad e.o ningún mo-
cid misterio de la Santísima Trinidad (Munich, mento, ni en el mome.nto de la crucifi.x:ión, ni en nin-
). Unanimidad. gún otro mome.nto posterior... Por otra parte, afirma-
? Fe, sacramento y unidad de la Iglesia (Bari, b) El diálogo con Las Iglesias coptas mos la realidad de la divinidad de Nuestro Señor, la
7). Proyectado en Creta (1984). Cierta convcr palabra, que inalterada fue y es Dios mismo hecho
Este diálogo se inicia tras el encuentro y decla-
l ÍU . carne. Por esta razón, la resurrección de Nuestro Se-
ración común de Pablo VI y el patriarca copto de
ñor es para nosotros una prueba clara de su divini-
t FI sacramento del orden en la estructura sa Alejandría, Schenuda m, en mayo de 1973.
dad ... Esta es nuestra fe en el misterio de la encarna-
11,•11101 de la Iglesia (Válamo, 1988). Proyectado La comisión mixta católico-copta ha celebrado, ción de Nuestro Sefior Jesucristo y la economía (oiko-
l.ia11 ( l 986). desde entonces, varios encuentros, entre los que ca- nomfa) de nuestra salvació.n. En ello estamos todos
'it' hn hablado de la «eclesiología eucarística• be destacar 53 : de acuerdo» 54
dm. u mento de Munich, que contiene dimensio- El diálogo entre ambas Iglesias ha venido a re-
1, ,nilarias, eclesiológicas (Iglesia local y fun-
I Encuentro de la Comisión mixta (El Cairo,
marzo 1974). cordar la existencia de dos niveles de afirmaciones:
1 t•rw,copal ) y cristológicas. El problema se vis-
uno que es absolutamente esencial y que correspon-
h1 a, au nque no aparece explícitamente formu- II Encuentro de la Comisión mixta (El Cairo, oc- de a la profesión de fe, y otro que responde al nivel
1, en el diferente énfasis dado a la Iglesia local tubre 1974). de las fórmulas en las que subyacen sistemas filosó-
r lL•m e ntc enraizada en la ortodoxia) y la univcr•
Declaración sobre la cristología (Viena, agosto ficos y contextos culturales diversos. La fe se puede
l.,d de la Iglesia (desde el catolicismo). El docu- expresar de diferentes modos, a condición de que lo
110 de Bari ha intentado, entre otras cosas, ana- 1976).
esencial esté asegurado.
t·I g , ado de fidelidad a la tradición primitiva, La declaración de Viena es el mejor ejemplo de
11 t· n la doctrina como en la praxis sacramental cómo, a pesar de formulaciones distintas, puede
rnbns Iglesias. El documenta-de Válamo analiza existir una fe común en la persona divina de Cristo. c) El diálogo con la Comunión anglicana
111dame nlo ontológico y pneumatológico del mi- Recordamos un texto de esta declaración:
-, ro, el sacerdocio de los bautizados y el triple A raíz del histórico encuentro en Roma (marzo,
1, 1c1 JO del diaconado, presbiterado y episcopa- «Cuando los ortodoxos confiesan que la divinida d 1966) entre Pablo VI y el Dr. M. Ramsey, arzobispo
l'rn ultimo estudia el tema de la sucesión apos- y humanidad de Nuestro Señor están unidas en una de Canterbury, se crea una comisión mixta prepara-
., y de la comunión entre los obispos, apuntan- naturaleza_, entienden bajo 'naturaleza' no simplemen- toria que da como resultado la famosa Relación de
1.1r ia la cuestión del primado romano, «diver- te una naturaleza sencilla, sino más bien una única
Malta de 1968 55_
1,1 prnve• entre ambas tradiciones. naturaleza compuesta, en la que la divinidad y la hu- Se inicia entonces una serie de visitas mutuas
• 11 1990 estaba previsto tratar la relación entre
manidad están unidas inseparable e inconfusamente. entre las máximas autoridades de las dos Igles ias,
1, ili..1ridad y autoridad en la Iglesia». El diálogo Y cuando los católicos confiesan a Jesucristo co- que ayudan cordialmente a mejorar las relaciones
·11116, s in embargo, en el tema siempre canden- mo uno en dos naturalezas, no separan la divinidad entre ambas Iglesias: el 29 de abril de t 977, el ar
de la humanidad ni siquiera por un momento. Se es- zobispo Coggan visita en Roma a Pablo Vl; d 29 de
fuerzan, más bien, por excluir la confusión, la mez- mayo de 1982, Juan Pablo II visila a Robcrt Runc,c
cla, la falsificación o la alteración de lo uno en lo en Canterbury; y el 30 de septiembre de J 989, el a1
f t11rroducci6n histórica al didlogo ortodoxo-caJólico, en
otro.
nd,011 Occumenicum, o. c., 493-495. Los textos más impor•
, .-~,rui traducidos en p. 495-516. Para una buena introduc- 54
Declaración sobre cristolog(a de la Comisión Mixla de la Jgle
' r~,e diálogo, ver A. Birmeli!, Le dialogue orthodoxe-catho- sia Ca161ica y de la Iglesia Ortodoxa Copta (1976), en Enchindio11
'""'º'"• en Le salut en Jésus-Christ dans les dialogues oecu- " Los lextos del diálogo ortoáoxo precalcedonense-calólico, Oecumenicum , o. c., 535-536.
'llt!S, o. c., 427-434; P. Rodríguez, El didlogo teológico de la en Enchiridion Oecumenicum, o. c., 5 17-539; véase G. Daucourt, 55
Relación de la Comisi611 preparatoria mixta Anglicana-Católi-
1 Católica con la Iglesia Ortodoxa : Boletín Informativo del El didlogo Iglesia Católica-Iglesias precalcedonenses: Pastoral co-Romana (1 968} {Relación de Malta) , en Enchiridion Oecume-
turindo de la C. E. de Relacion es Interconfesionales, n. 33 Ecuml!ruca, n . 10 ( 1987) 36-52; L'Eglise catholique et l'Eglise cop- nicum, o. c., 2-9; A. Binnelé, Le dialogue anglican-catho/ique ro-
) 13- 15; Die;, años de didlogo católico-ortodoxo: Diálogo ie orthodoxe. Documellts (1973-1988): Service d'Information, n. main. ARCIC, en Le salut en Jésus-Christ dans les dialogues oecu-
1'11ico, n. 84 (1991) 7-157. 76 (l 99Jn) 2-35. miniques, o. c., 36 1-388.

PARA COMPRENDER EL ECUMEN!SMO 177


zobispo R. Runcie visita a Juan Pablo II en el Vati- rfstica; acuerdo sustancial en el sacramento del 111 se de «acuerdo intereclesial», ya que «su
cano. Se había creado, mientras tanto, la Comisión den: acuerdo básico en el concepto de autoridad n111 simbólico hace difícil Ja interpretación 11
mixta anglicano-católico-romana (ARCIC I), que co- reconocimiento de la primacía histórica romana y tlr observa «insuficiencias en la explicación d
mienza un largo trabajo, centrado fundamental- su conveniencia. Como puntos no resueltos, se c1111 mula 'simul justus et peccator'», y hoy "'
mente en los temas de la eucaristía, el ministerio y meran las declaraciones dogmáticas del Vaticano l, rl concepción sacramental». Debería leerse d,
la autoridad y se concluye con la Relación final del reconocimiento de las ordenaciones anglicana\ y mente el texto de J. Ratzinger, útuJado /Jml
ARCIC I (1981). Esta etapa ofrece los siguientes do- otros de menor entidad. esperanzas del diálogo ariglicano-ca.tó/iro ( B,
cumentos 56 : 77-113. Para M. Alcalá,
No obstante el optimismo ecuménico, provocad"
Doctrina sobre la eucaristía (Windsor, 1971). por la Declaración común de Canterbury, hay que n- «la lectura de este documento (el de la < 11111
Ministerio y ordenación (Canterbury, 1973). conocer que no se trataba sino de un "visto bueno• para la Doctrina de la Fe) produce 1,, 1111p1
genérico sin el menor compromiso de carácter jurícti que se trata de una desautorizació n dr h,
El matrimonio (1975). co. Quedaba la aprobación 'oficial' de ambas Iglesias. católica. La metodología de mutuo 1111·11
Autoridad en la Iglesia, I (Venecia, 1976). Por otra parte, se reconocía que la nueva etapa no se cambia. Y se regresa al estilo ncoc~, ol,hl h
ría fácil para ARCIC II, al deber afrontar las dificulta no aparece debidamente articulatl11 l,1 j1·1,
Autoridad en la Iglesia, II (Windsor, 1981). des que surgen en el camino hacia una comunión or verdades, esencial en todo diálogo t·t 11111t11I,
El ARCIC II se constituye el 29 de mayo de gánica.
J 982, durante la visita de Juan Pablo II a la catedral El sentido puramente formal de la Declaración es- Y respecto al tema de la luz vcnll- ¡M1,1
de Canterbury. Se abre entonces una nueva etapa taba claro. Por parte anglicana, su primado carece de naciones femeninas al episcopado, d p.,p,,
con mayores dificultades que en la anterior 57• Los jurisdicción decisoria. Por parte romano-católica, el
blo II escribía en «L'Osservatore Rrnn,11111
temas propuestos para estudio son la reconciliación papa no deseaba comprometerse, tanto menos cuanto ciembre de 1988:
de los ministerios, la salvación y la justificación. que la edición del 1nforme final' había estado rodea-
Fruto del trabajo ha sido hasta ahora el documento: «Con todo, hablo con sincero d11l111, •.,
da de polémica. El cardenal-prefecto de la Congrega-
lA salvación y la Iglesia 58 (1986). una iniciativa unilateral que, como le- lw •
ción para la Doctrina de la Fe, J. Ratzinger, había ex-
cieotemente al queridfsimo hennonn l{ulw1
presado sus reservas sobre su publicación. Aunque fi-
Será necesario recordar el clima por el que han nalmente el 'Informe final' apareció casi en las mis-
arzobispo de Canterbury, no ha lcnldn 11111·, ,
transcurrido ambas etapas del diálogo anglicano- te en cuenta las dimensiones t.n.nlo t'l 11111r 111
mas fechas de la visita papal, no discurrió mucho
católico. Un experto en esta materia ha escrito: eclesiológicas del problema, en cu11ll u'tlr' , 111
tiempo sin que surgieran nuevas Declaraciones de di- no siempre claramente seguido por lu 1..,1t ... 1,

«Conviene recordar que, desde que Pablo VI y el verso signo ... » 59 .
como por la Iglesia ortodoxa y lo u11tt~i11
primado Michael Ramsey crearan, en la Basílica ro- oriental. Tal toma de posición no favm n ,. 1
mana de San Pablo extra-muros, con su primera de- Esta larga cita nos pone delante de la dificultad
con que se encuentran ahora mismo ambas Igle- te los esfuerzos conjuntos de los micmh11 1'i 1
claración común (1966), ARCIC I, el diálogo 'oficial' Il y pone además serios obstáculos al p111111
entre ambas confesiones transcunia en clima de gran sias: por una parte, los obispos anglicanos reunidos
en Lambeth (1988) han aprobado las conclusiones reconciliación recíproca, que había llt·v.iu lt
entendimiento. Asf apareció de nuevo en la Declara- tan prometedores en el curso de loe; 111111
ción común (1977), firmada conjuntamente en el Va- de ARCIC II, y han dado «vía libre» a la ordenación
ticano coa motivo de la visita del nuevo primado Do- episcopal de la mujer, que dejan a la decisión cole- nios ... •.
nald Coggan al papa Montini. gial de cada provincia eclesiástica. Pero ello añade,
al diálogo con los católicos, un nuevo y difícil obs- Las relaciones oficiales entre anglic-a111l
Tras la elección del papa Wojtyla (1978), se relan- táculo. lico-romanos se han complicado de mallf
zaron las conversaciones, que terminaron en 1982 ble. El mismo autor citado ofrece el hi~111,
con este resultado: unanimidad en la doctrina euca- Respecto a los acuerdos del ARCIC II, tan cáli- lisis:
damente aceptados por parte anglicana en la Confe-
rencia de Lambeth (julio-agosto 1988), la Congrega- «Nuestra Iglesia católico-romana p, mi
ción para la Doctrina de la Fe publicaba meses des- hermanos separados anglicanos una impt t·.,
56 Los documentos del ARCIC T se hallan en Enchiridi.on Oe-
pués un texto en el que negaba que pudiese hablar- gua. Por una parte, se aprecia la esencial ,
cumenicum, o. c., 16-73.
n El texto de la Declaración comrln del 29 de mayo de 1982,
en Enchiridion Oecumenicum, o. c., 79-81.
sa La sa.l vación y la Iglesia (1986): Diálogo Ecuménico, n. 75- » M. Alcalá, El didlogo anglicano-ca1ólico: Razón y Fe, n. 1096
(1990) 181-196. El texto en p. 182-183.
60 M. Alcalá, El diálogo anglica.no-católico, o. c., 1E
76 ( 1988) 193-211.

178 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


·rstíca; acuerdo sustancial en el sacramento del or- se de «acuerdo intereclesial», ya que «su lenguaje terna 'con Pedro y bajo Pedro'. Por otra, sin embargo,
le n: acuerdo básico en el concepto de autoridad con simbólico hace difícil la interpretación unívoca», se teme el exceso de autoridad central. La comunión
t·tonocimiento de la primacía histórica romana y de observa «insuficiencias en la explicación de la fór- anglicana, en cambio, produce a muchos católicos la
11 ,onveniencia. Como puntos no resueltos, se enu- mula 'simul justus et peccator'», y hay «diferenle imagen contraria: carencia de autoridad primacial
rwrnn las declaraciones dogmáticas del Vaticano I, el concepción sacramental». Debería leerse detallada- adecuada y excesos autonómicos• 61 •
C'tonocimiento de las ordenaciones anglicanas y mente el texto de J . Ratzinger, titulado Problemas y
,t, us de menor entidad. esperanzas del diálogo anglicano-católico (BAC 494),
No obstante el optimismo ecuménico, provocado 77-113. Para M. Alcalá, d) El diálogo con la Federación
,01 la Declaración común de Canterbury, hay que re-
Luterana Mundial
onoccr que no se trataba sino de un "visto bueno" ida lectura de este documento (el de la Congregación
para la Doctrina de la Fe) produce la impresión de El diálogo entre las tradiciones católica y lutera-
••ru~iico sin el menor compromiso de carácter jurídi- na recubre un amplio espectro. A niveles regionales
o . Quedaba la aprobación 'oficial' de ambas Iglesias.
que se trata de una desautorización de la comisión
católica. La metodología de mutuo acercamjento merecen destacarse los llevados a cabo en los Esta-
0 1 ntm parte, se reconocía que la nueva etapa no se-
cambia. Y se regresa al estilo neoescolástico, donde dos Unidos 62 y en Alemania. Y en el plano interna-
lu ft1cil para ARC1C II, al deber afrontar las dificulta-
no aparece debidamente articulada la jerarqula de cional, el que sostienen ahora mismo la Federación
,.., que surgen en el camino hacia una comunión or- Luterana Mundial y el Consejo Pontificio para la
i1111ca
verdades, esencial en todo diálogo ecuménico» 60•
Promoción de la Unidad.
1·1 sentido puramente formal de la Declaración es- Y respecto al tema de la luz verde para las orde- El trabajo del Diálogo Nacional Luterano-Católi-
d1,1 daro. Por parte anglicana, su primado carece de naciones femeninas al episcopado, el papa Juan Pa- co de los Estados Unidos -comenzado en 1965- ha
11 Mlicción decisoria. Por parte romano-católica, el blo II escribía en «L'Osservatore Romano», en di- dado lugar a varios informes con la siguiente te má-
,1p. 1 no deseaba comprometerse, tanto menos cuanto ciembre de 1988: tica: El credo de Nicea (1965); El bautismo (1966);
1w la edición del 'Informe final' había estado rodea- lA eucaristía como sacrificio (1967); Eucaristía y
, dl· pol~mica. El cardenal-prefecto de la Congrega- «Con todo, hablo con sincero dolor, se trata de ministerio (1970); Pedro en el Nuevo Testamento
,-,n pura la Doctrina de la Fe, J . Ratzinger, había ex- una iniciativa unilateral que, como Je he escrito re- (1973); Primado papal e Iglesia universal (1974); Au-
1:.,udo sus reservas sobre su publicación. Aunque 6- cientemente al queridísimo hermano Robert Runcie, toridad e infalibilidad en la Iglesia (1980); y Justif,ca-
1lmentc el 'Informe final' apareció casi en las mis- arzobispo de Canterbury, no ha tenido adecuadamen- ción por la fe (1983). En 1978 aparecía el documen-
"" Ccchas de la visita papal, no discurrió mucho te en cuenta las dimensiones tanto ecuménicas como to Maria en el Nuevo Testamento, elaborado igual-
·111po sin que surgieran nuevas Declaraciones de di- eclesiológicas del problema, en contraste con el cami- mente por teólogos católicos y luteranos estadouni-
·1 "º signo...• "· no siempre claramente seguido por la Iglesia católica, denses, aunque como «proyecto independiente» del
como por la Iglesia ortodoxa y la antigua Iglesia Diálogo Nacional Luterano-Católico.
, ta lnrga cita nos pone delante de la dificultad oriental. Tal toma de posición no favorece ciertamen-
111c se encuentran ahora mismo ambas Igle- te los esfuerzos conjuntos de los miembros del ARCIC El máximo interés reside, no obstante, en el diá-
pm una parte, los obispos anglicanos reunidos Il y pone además serios obstáculos al progreso de la logo mantenido en el plano internacional. A partir
11T1bcth (1988) han aprobado las conclusiones reconciliación recíproca, que había llegado a éxitos de la presencia de observadores luteranos en el Va-
lC'IC 11 , y han dado «vía libre» a la ordenación tan prometedores en el curso de los últimos dece- ticano II, y tras la publicación del libro El diálogo
,1pnl de la mujer, que dejan a la decisión cole- rúos ... ». está abierto 63 , se inicia una serie de negociaciones
lt· cada provincia eclesiástica. Pero ello añade, durante 1965 y 1966, que concluyen con la creación
lngo con los católicos, un nuevo y difícil obs-
,.
1
Las relaciones oficiales entre anglicanos y cató-
lico-romanos se han complicado d e manera nota-
·spc:cto a los acuerdos del ARCIC II, tan cáli- ble. El mismo autor citado ofrece el siguiente aná-
111 e aceptados por parte anglicana en Ja Confe-
lisis: •• M. Alcalá, El didlogo anglicano-caJólico, o. c., 195.
1 de Lambeth Qulio-agosto 1988), la Congrega- "Cf. El Grupo USA de Luteranos y Ca.rólicos, en Enchiridiqn
>am la Doctrina de la Fe publicaba meses des- «Nuestra Iglesia católico-romana produce a los Oecume11icum, o. c., 72 1-722. El texto Eucarist(a y ministerio
hermanos separados anglicanos una impresión ambi- (1970), en p. 722-744, y El pnmado del papa (1974), en p. 745-
un texto en el que negaba que pudiese hablar- 781. El texto La justificac1ó11 por la fe ( 1985): Diálogo Ecuméni-
gua. Por una parte, se aprecia la esencial unidad in- co, n 72 ( 1987) 59- 148
.., El didlogn rstd ab,e,10 (Los observadores luteranos ante el
Concilio). Ediciones de Cultura Popular, Barcelona 1967. (La
Alcalá, El didlogo anglicano-caJólico: Razón y Fe, n . J096 edición orlginol e~tl\ puhlk,,tlo ,·n Oclucl,oux et Nicsúé, Neucha-
181 - 196. El texto en p. 182-183. 60
M . Alcalá, El dül.logo anglicano-ca1ólico, o. c., l 86. teJ 1965).

PARA CIMll'llhNfll 1111 J'('UMl!N/.'iMO 179


de una comisión mixta de trabajo, cuyos resultados Años después, aparece el documento titulado lA problemas concernientes a la justifica<
pueden ubicarse en tres etapas 64 : cena del Señor (1978), que estudia tres capítulos es- eclesiología contextual y a Ja sacramental
pecialmente delicados: la presencia real de Cristo
en la eucaristía, admitida por ambas confesiones, e) El diálogo con la Alianza
1 Etapa (1967-1971): aunque con diferente formulación; la cuestión del Reformada Mundial
El evangelio y la Iglesia (Relación de Malta, «sacrificio de la misa», de muy dificil comprensión
1972). para los luteranos, por la posibilidad de que una Este diálogo significa para la lglesfa e
cierta praxis eucarística nuble el carácter único, su- encuentro histórico con dos familias de la
ficiente e irrepetible del sacrificio de la cruz; y el tradición protestante: el presbiterianismo
JI Etapa (1973-1984): tema de la «hospitalidad eucarística». gregacionalismo. A partir del Vaticano 11
lA cena del Señor (1978). de la Asamblea de Upsala (1968), reprcsc11
Resaltamos, por último, el documento titulado Roma y de la Alianza Reformada Mundi
Todos bajo un mismo Cristo (Declaración sobre Ante la unidad: modelos, formas y etapas de la comu-
la Confesión de Augsburgo, 1980). nión eclesial luterano-católica (1985). Los autores observan una «disposición favorable pnr"
go», que se cristaliza en los primeros cnu1
Caminos hacia la comunión (1980). dicen que su Ginebra (1968) y Vegalenzang (Holanc.lu, 1
El ministerio espiritual en la Iglesia (1981). «texto se esfuerza en iluminar el debate sobre lo que este último encuentro descubren la nt•t c
es exactamente la unidad eclesial y sobre la represen- prestar atención a tres cuestiones uadítu
Martín Lutero, testigo de Jesucristo (1983). tación que se puede hacer de ella: una unidad que no cristología, la eclesiología y la actitud n 1,1
Ante la unidad (1985). significa la absorción o el retomo, sino la comunión el mundo.
estructurada de las Iglesias. Y para ello es necesario Cinco conversaciones oficiales t·st11d1,1
que haya comunión en la confesión de la misma fe y guientes puntos que luego se incorpor .11 ,111
III Etapa (1986): en la vida sacramental ... El presente documento trata me final 66:
Se está trabajando sobre la Justificación (Wies- de esbozar, paso a paso, cómo se podría realizar una
tal comunión, siendo conscientes, a la vez, del carác- La relación de Cristo con la Iglesia (R11111
baden, 1987); la Eclesiolog(a contextual (Versalles,
1988); y la Sacramentalidad (Opole, Polonia, 1989). ter arriesgado y provisional de las propuestas ... 65• La autoridad doctrinal en la Jg/, •\lft (t
1971).
El evangelio y la Iglesia - la llamada Relación de En la primera parte se proponen los diferentes
Malta (1972)- aparece como el telón de fondo de to- La presencia de Cristo e/l el 11111111l11 (
modelos de unidad: unidad orgánica (n. 16); reu- 1972) .
do el diálogo luterano-católico. Es en realidad el nión corporativa (n. 19); comunión eclesial del tipo
documento programático de las conversaciones de concordia (n. 23); comunidad conciliar (n. 27); y La eucaristía (Woudschoten-Zebt, 11>7•1
posteriores y trata cuestiones necesitadas de espe- unidad en la diversidad reconciliada (n. 31). La se-
cial clarificación: la relación del evangelio con la El ministerio (Roma, 1975).
gunda parte sugiere ]as etapas que conducen a la
tradición (1); con el mundo (2); con el ministerio realización concreta de la unidad: comunión en la Años de arduo trabajo que concl11yt•11 1·1
(3); y con la unidad de la Iglesia, que incluye los misma fe, comunión en los sacramentos y reconoci- blicación del Informe final, titulado /.,11 ¡ni:.·
temas de la primacía papal y la intercomunión (4). miento mutuo de los ministerios. Este último pun- Cristo en la Iglesia y en el mundo ( 1977) H•
to, el más problemático ahora mismo, implica no me, aprobado sólo por la comisión mixtn
sólo Ja cuestión doctrinal de] «defecto de validez del
.. J. Fleinert, El diálogo ca16lico-lu1erano; Boleún Informativo orden», que la Iglesia católica atribuye al protestan-
del Secretariado de la C. E. de Relaciones Interconfesionales, n.
32 (1990) 7- 13; A. Binnelé, Le dialogue luthéro-catholique, en Le tismo y que imposibilita un eventual reconocimien-
salut en Jlsus-Christ dans les dialogues oecuminiques, o. c., 19- to de s us ministerios, sino que afecta también a "'La presencia de Cristo en la Iglesia y en el mmr,li
315. Los siguientes textos del diálogo católico-luterano se hallan cuestiones ligadas a la jurisdicción y al derecho ca- final del diálogo entre la Alianza Refonnada M1111di11I v
en el Enchiridion Oecumenicum: El Evangelio y la Iglesia (p. 265- riado para la Unidad de los Cristianos. 1977). en F,rrl,,
292); La cena del &flor (p. 292-320); Todos bajo un mismo Cristo
nónico. cumenicum, 575-613; A. Birmel~. Le dialogue ,t(c11111t
(p. 35 1-358); Caminos hacia la comunión (p. 321-351); El minis- romain, en Le salut en Jesus-Christ dans les dlafog11t)
terio espiritual en la Iglesia (p. 359-391). El diálogo luterano-católico se prosigue actual- ques, o. c., 321-327; véase también L. Vischer, A. Km
En Face a l'Unité. Commission Internati.onale Catholique-w - mente a buen ritmo. En Ja agenda se abordan los R.eformed and Roman Catholic in Dialogue (A Sun•cy t1/
thérienne. Textes officiels (/972-1985). Cerf, París 1986, se hallan gues at Na1ional Leve/). World Alliance of Reíonnrd
los textos: Martín Luther, témoin de Jésus-Christ (p. 281-293) y Ginebra 1988; Vers une comprlhension commum! di' l'I
Face a l'Unité. Modiles, {onnes et étapes de la communion ecclé- logue intemational catholique-defonné; deuxi~me ¡,111
siale luthéro-catholique (p. 295-382). ., Face a l'Unité, o. c., 297. 1990): Service d'I.nformation, n . 74 (1990/Ill) 92-120.

180 PARA COMPRENDER ELECUMF.NISMO


1\110s después, aparece el documento titulado LA problemas concernientes a la justificación, a la
,, del Señor (1978), que estudia tres capítulos es- eclesiologfa contextual y a la sacrarnentalidad.
1almentc delicados: la presencia real de Cristo «El movimiento hacia la unidad cristiana está llamado
l., cucaristfa, admitida por ambas confesiones, a ser, sin duda, uno de los acontecimientos espirituales
e) El diálogo con la Alianza más influyentes del siglo XX. La investigación ecuménica,
que con diferente formulación; la cuestión del
Reformada Mundial nacida hace muchos años a rafz de las exigencias del
11ficio de la misa», de muy dificil comprensión
1 los luteranos, por la posibilidad de que una Este diálogo significa para la Iglesia católica el trabajo misionero, linútada primeramente a algunos
ta praxis eucarística nuble el carácter único, su- encuentro histórico con dos familias de la más pura especialistas, ha tomado cada día mayor extensión en las
·ntc e irrepetible del sacrificio de la cruz; y el tradición protestante: el presbiterianismo y el con- comunidades protestantes y en algunas Iglesias de
., de la «hospitalidad eucarística». gregacionalismo. A partir del Vaticano II (1965) y oriente... Quisiéramos contribuir con un poco de luz al
de la Asamblea de Upsala (1968), representantes de diálogo entre protestantes y católicos, sobre un punto
{c<,nltamos, por último, el documento titulado particular, pero que nos parece muy significativo. Se trata
· la unidad: modelos, formas y etapas de la comu- Roma y de la Alianza Reformada Mundial (ARM)
observan una «disposición favorable para el diálo- de mostrar, de manera positiva, que el protestantismo
, u lcsial luterano-católica (1985). Los autores actual admite prácticamente ciertas realizaciones de vida
11 que su go», que se cristaliza en los primeros encuentros de
Ginebra (1968) y Vegalenzang (Holanda, 1969). En religiosa comunitaria; se trata de justificar el valor
lt·illo se esfuerza en iluminar el debate sobre lo que este último encuentro descubren la necesidad de espiritual y cristiano de tales realizaciones; pero es
·• r,mctamenle la unidad eclesial y sobre la represen- prestar atención a tres cuestiones tradicionales: la cuestión asimismo de señalar claramente los límites de
cristología, la eclesiologfa y la actitud cristiana ante esta vuelta al cenobitismo... En la búsqueda de la unidad,
.u tún que se puede hacer de ella: una unidad que no
1gnlf1 ca la absorción o el retorno, sino la comunión el mundo. en esta marcha hacia la realización de la promesa del
\ll11c1urada de las Iglesjas. Y para ello es necesario
Señor, implícitamente contenida en su oración, creemos
Cinco conversaciones oficiales estudian los si- que las comunidades evangélicas de vida común
Iu1· liuyn comunión en la confesión de la mjsrna fe y guientes puntos que luego se incorporarán al Infor- desempeñan un papel importante... ».
11 111 vido sacramental ... El presente documento trata
me final 66:
Ir: r,bonr, paso a paso, cómo se podrfa realizar una Fran~ois Biot
,11 rnmu nión, siendo conscientes, a la vez, del carác- La relación de Cristo con la Iglesia (Roma, 1970).
·r 11n1e!sgado y provisional de las propuestas... M • La autoridad doctrinal en la Iglesia (Cartigny,
J 971 ).
11 In primera parte se proponen los diferentes La presencia de Cristo en el mundo (Bievres,
t· lw; de unidad: unidad orgánica (n. 16); reu- 1972). tado a las autoridades de las respectivas Iglesias,
rnrporativa (n. 19); comunión eclesial del tipo comprende cinco acuerdos que corresponden a los
1mordia (n. 23); comunidad conciliar (n. 27); y LA eucaristía (Woudscboten-Zeist, 1974). temas enumerados previamente.
.,d en la diversidad reconciliada (n. 31). La se-
la parte sugiere ]as etapas que conducen a la
El ministerio (Roma, 1975). Importa recordar afirmaciones sobre el ministe-
,at:i611 concreta de la unidad: comunión en la rio de capital importancia: «... la imposición de las
Años de arduo trabajo que concluyen con la pu- manos es un signo eficaz... No es la comunidad la
111 le, comunión en los sacramentos y reconoci- blicación del Informe final, titulado La presencia de
1l11 ,nuluo de los ministerios. Este último pun- que crea el oficio y la que da la au toridad, sino el
Cristo en la Iglesia y en el mundo ( 1977). Este infor- Cristo vivo, quien lo confiere a la comunidnd .... (n.
1 111,h problemático ahora mismo, implica no me, aprobado sólo por la comisión mixta y presen- 98).
l.1 u 1cstión doctrinal del «defecto de validez del
,,. . que la Iglesia católica atribuye al protestan- Entre las cuestiones abiertas pcrmanccc:n ,ilgu•
, y que imposibilita un eventual reconocimien- nas de dificil solución: ·
. sus ministerios, sino que afecta también a 66
LA presencia di! Cristo en la Iglesia y en el mundo (Relación - «¿En qué medida son esenciales las dilci cn
iones ligadas a la jurisdicción y al derecho ca- final del didlogo entre la Aliamtl Refonnada Mundíal y el Secreta-
cias de grado dentro del ministerio? ¿Cómo valornr
riado para la Unidad di! los Cristianos, 19n), en Enchiridion Oe-
"· cumenicum , 575-613; A. Birmelé, ú dialogue rtformt-cacho/ique teológicamente la diferencia entre obispo, pres bíte-
dialogo luterano-católico se prosigue actual- romain, en ú salut en Jesus-Christ dans les díalogues oecuméni- ro y diácono?
ques, o. c., 321-327; véase también L. Vischer, A. Karrer (eds.),
~'. a buen ritmo. En la agenda se abordan los Reformed amJ Roman Catholic in Dialogue (A S urvey o{ tite Dialo- - ¿Cómo precisar mejor la relación entre minis-
gues aJ National Leve/). World Alliance of Reformed Churches, terio y sacerdocio, relación tradicionalmente conce-
Ginebra 1988; Ver.s une camprlhension commune di! l'Eglise: Dia- bida de una manera muy diferente en las Iglesias?
logue intemational catholique-deformé; deuxiime pitase (/984-
·icr d l'Unilt, o. c., 297. 1990): SeIVi.c e d1nformation, n . 74 (1990/III) 92-120. - ¿En qué medida la imposición de las manos,

PARA COMPRENDER EL ECUMENTSMO 181


acompañada de la invocación al Espíritu Santo, sin paliar las di6cuJtades, que había ya fundamentos no necesidad del ministerio cp1-.111¡,,d ph•'f•
puede llamarse 'sacramento'? sólidos para la recíproca aproximación» 69• todistas (Dublín, n. 86).
- ¿Qué condiciones (de fondo y de forma) hay Tres documentos han aparecido como resultado
que presuponer para llegar a un reconocimiento re- de este diálogo bilateral: g) El diál.ogo con los penteco.md,•,
cíproco de los ministerios?» 67•
Relación de Denver (1971). Contiene algunos ca- EJ diálogo oficial con los pcnkt 11,tail,
En la declaración conclusiva, los autores católi- pítulos importantes: cristianismo y mundo contem- sus raíces en los contactos llevados ¡1 l ,1h11
cos y reformados afirman: poráneo, la espiritualidad, el hogar y la familia, el 1969-1970 por algunos miembros el,· l~dc··. 111
ministerio y la autoridad. costales con el entonces Secretariado l{.,111,1
«Nuestras conversaciones nos han abierto pers-
pectivas inesperadas sobre percepciones y tareas co- Relación de Dub[{n (1976). Incorpora, a los ya la Unidad. Entre aquéllos cabe d,·-,t,H .11 l.
munes que hasta aquí yacían enterradas bajo oposi- tratados, los temas del testimonio común y la salva- del reverendo David du Plessis, notahl1• p1:11
ciones secuJares. Nuestro diálogo ha proseguido, pe- ción, Ja patria, los matrimonios interconfesionales, y observador en el Concilio Vatk;i1m 11
netrado de un constante sentimiento de arrepenti- las cuestiones morales y la eutanasia, la eucaristía y En 1971 se crea un comité mixto q111· 1
miento por ]as divisiones de los cristianos, que restan las negociaciones para la unión de las Iglesias 70• un programa de estudio a realizar d111 .11111· 11
credibilidad al mensaje de reconciliación anunciado Relación de Honolulú (1981). Aborda de manera quenio. Es obvio pensar que este ditilug¡, 111
por la Iglesia en un mundo desgarrado. Una nota de especial la reflexión sobre la doctrina y la experien- pedales características. Hasta aho1 i.l, 111-, 1!
alegría y de reconocimiento sigue dominándonos al cia del Espíritu Santo, y el Espíritu y la autoridad. -bilaterales o multilaterales- emprc11d1do">
considerar e] hecho de que Cristo, Señor del mundo y diferentes Iglesias han buscado estudiar lo-.
de la Iglesia, nos permite contribuir juntos a manifes- A pesar del profundo grado de convergencia en
mas doctrinales como etapas hacia In plt·11.1
tar la unidad que él mismo, de hecho, realiza por su los temas de espiritualidad, la relación de Honolulú Dión y en vistas siempre a lograr algun tipo
palabra y por su Espúitu» 61• llega a decir:
dad visible y estructural. En cambio, el di.ti
•Tanto católicos como metodistas han encontrado tólico-pentecostal «no tiene tal carácter•· 1
En 1984 se inicia una segunda fase del diálogo sus autores advierten:
en la experiencia cristiana de John Wesley y en sus
sobre la comprensión común de la Iglesia. comentarios sobre la 'religión de la experiencia' un
ejemplo eclificante de aqueJJo a lo que nosotros tende- «Antes de comenzar, quedó claro qu,· ,11
mos» 71 • inmediato no estaba 'relacionado p1 opi.1111t·
-f) El diálogo con el metodismo los problemas de la unión estruc111rnl 11111
Quedan pendientes temas que dividen a ambas aunque, desde luego, su objetivo eru qm· 1P~
El diálogo entre representantes de la Iglesia ca- Iglesias desde perspectivas centrales sobre el minis- nos llegaran a unirse más estrechamcntt· e11
tólica y del Consejo metodista mundial se inauguró terio y la eucaristía. A título de ejemplo se puede· ción y el testimonio común. Su propói.ito 1..,
en 1966. Muy pronto se tiene la primera reunión en recordar la dispensa, entre los metodistas, para que que la oración, la espiritualidad y la rellex1<111
Ariccia, cerca de Roma. Los miembros de la comi- un laico presida la eucaristía (Dublín, n. 101), o que ca sean un interés compartido a esca.In 1nti·11
sión mixta afirman: la mujer pueda ser ordenada en el ministerio oficial en forma de un diálogo entre el Secretarimlu
del metodismo (Dublín, n. 102), así como las expli- Unidad y los dirigentes de algunas Iglesm, P•
«Desde el comienzo reconocimos que el diálogo tales y participantes en movimientos cari.,nH,
católico-metodista tenía una singuJar ventaja. No
caciones sobre la transformación del pan y el vino
en el cuerpo y sangre de Cristo (Dublín, n. 59), o la las Iglesias protestante y anglicana• 72•
existe una historia de la separación formal entre las
dos Iglesias, sino de los problemas históricos y emo- Las sesiones tenidas en los primeros cilll
cionales que lleva consigo una historia de cisma. de trabajo se centraron en estos temas:
Cuando los portavoces reflexionaron en Ariccia sobre " A. Birmelé, ú dialogue méthodiste-catholique romain, en ú
saluJ en Jlsus-Christ dans les dialogues oecuméniques, o. c., 343-
'Cómo contempla UD católico el metodismo, y 'Cómo 350; &/ación de Denver (1971), en Enchiridion Oecumenicum, o.
contempla UD metodista e] catolicismo'... quedó claro, c., 393-433. El texto en p . 394; la Iglesia metodista. Documentos:
Renovación Ecuménica, n. 102 (1991) 1-29. n Relación final del didlogo entre el Secretariado para /,
""&/ación de DubUn ( 1976), en Enchiridion Oecumenicum, o. de los Cristianos, ch la Iglesia CaJólica, y las autoridades
c., 434-466. nas Iglesias Pentecostales y personalidades del Movimie11
" la presencia de Cristo en la Igksia y en el mundo, en Enchi- 11 &/ación de Honolulú ( 1981), en Enchiridion Oecumenicum, mtftico dentro de las Iglesias Evangllicas y Anglicana (191
ridion Oecumenicum, o. c., 610-61 J. o. c., 467-492. El texto en p. 475. Véase la última relación meto- en Enchiridion Oecumenicum, o. c., 541-552. El texto e,
.. la presencia de Cristo en la Iglesia y en el mundo, en Enchi- dista-católica de Nairobl (1982-1985) con el titulo Vers une décla- Vue d 'ensemble sur la koinonia. Rapport du lll quin
ridion Oecumenicum, o. c., 612. ration sur l'Eglise: Service d1nformation, n. 67 (1988/I) 113-127. (1985-1989): Servíce d'Information, n. 75 (1990/IV) 182

182 PARA COMPRENDER ELECUMENISMO


sin paliar las dificultades, que había ya fundamentos no necesidad del ministerio episcopal para los me- El bautismo en el Esp(ritu Santo (Horgen, Suiza,
s6lidos para la recíproca aproximación» 69• todistas (Dublfn, n. 86). 1972).
frcs documentos han aparecido como resultado Relación del bautismo en el Esp(ritu Santo con
·s ic diálogo bilateral: los ritos de la iniciación (Roma, 1973).
g) El diálogo con los pentecostales
r?t'lación de Denver (1971). Contiene algunos ca- Teología de la iniciación cristiana y bautismo de
1lns importantes: cristianismo y mundo contern- El diálogo oficial con los pentecostales hunde niños y adultos (Schloss Craheirn, Alemania, 1974).
l11co, la espiritualidad, el hogar y la familia, el sus raíces en Jos contactos llevados a cabo durante Areas del culto y celebración de la eucarist(a (Ve-
1stcd o y la autoridad. 1969-1970 por algunos miembros de Iglesias pente- necia, 1975).
costales con eJ entonces Secretariado Romano para lA oración de petición y alabanza (Roma, 1976).
~!'/ación de DubUn (1976). Incorpora, a los ya Ja Unidad. Entre aquéllos cabe destacar la figura
,do<,, los temas del testimonio común y la salva- del reverendo Davjd du Plessis, notable pentecostal La Relación final (1972-1976) que incorpora es-
1, )¡_1 patria, los matrimonios interconfesionales, y observador en el Concilio Vaticano II. tos trabajos admite
11t·st iones morales y la eutanasia, la eucaristía y
En 1971 se crea un comité mixto que propone «no representar la posición oficial de las Iglesias pen-
wguciaciones para la unión de las IgJesjas 70• tecostales o de la Iglesia católica, sino que, más bien,
un programa de estudio a realizar durante un quin-
r,·lació11 de Honolulú (1981). Aborda de manera quenio. Es obvjo pensar que este diálogo ofrece es- representa el contenido de las discusiones. A pesar de
t ial la reflexión sobre la doctrina y la experien- peciales características. Hasta ahora, los diálogos que las resoluciones son el resultado de estudios se-
lt·l F.spfritu Santo, y el Espúitu y la autoridad. - bilaterales o multilaterales- emprendidos por las rios y del diálogo de personas responsables, no com-
, pesar del profundo grado de convergencia en diferentes Iglesias han buscado estudiar los proble- prometen a ninguna de las Iglesias o tradiciones las
,·nia<, de espiritualidad, la relación de Honolulú mas doctrinales como etapas hacia la plena comu- posturas teológicas aquJ expresadas, sino que deben
,1 dc.:cir: nión y en vjstas siempre a lograr algún tipo de uni- ser sometidas a ellas para un uso y reacción oportu-
dad visible y estructural. En cambio, el diálogo ca- nos• 73•
• l'nmo católicos como metodistas han encontrado tólico-pentecostal «no tiene tal carácter». Por ello Los problemas concernientes al bautismo, al ha-
11 111 t'.xpcriencia cristiana de John Wesley y en sus sus autores advierten : blar en lenguas y a la curación por la fe, merecen
,11111•ntorios sobre la 'religión de la experiencia' un especial mención.
lt·mplo edificante de aquello a lo que nosotros tende- •Antes de comenzar, quedó claro que su objetivo
inmediato no estaba 'relacionado propiamente con - «Se prestó atención al problema pastoral de las
"''• "· los problemas de la unión estructural inmediata', personas bautizadas en la infancia, que buscan más
m·<lnn pendientes temas que dividen a ambas aunque, desde luego, su objetivo era que los cristia- tarde durante su vida una nueva experiencia de bau-
1,1s desde perspectivas centrales sobre el minis- nos llegaran a unirse más estrechamente en la ora- tismo por inmersión. Se constató que en unas pocas
Y fu eucaristía. A título de ejemplo se puede ción y el testimonio común. Su propósito ha sido el tradiciones se han desarrollado ritos que conllevan la
·tlm Jn dispensa, entre los metodistas, para que que la oración, la espiritualidad y la reflexión teológi- inmersión en agua, en orden a proporcionar esta ex-
tl11 p,esida la eucarisóa (Dublín, n . 101), o que ca sean un interés compartido a escaJa internacional periencia .. Los católicos creen que hay ya suficientes
1jt•1 pueda ser ordenada en el ministerio oficial en forma de un diálogo entre el Secretariado para la oportunidades dentro de la liturgia existente para que
ll' todismo (Dublfn, n . 102), así como las expli- Unidad y los dirigentes de algunas Iglesias pentecos- pueda reafirmarse el bautismo. El rebautismo en el
11c~ sobre la transformación del pan y el vino tales y participantes en movi.mjentos carismáticos de sentido estricto de la palabra es absolutamente i11a-
(.. \lcrpo y sangre de Cristo (Dublfn, n. 59), o la las Iglesias protestante y anglicana• 72• ceptable. Sin embargo, aquellos participantes que re-
chazan el bautismo explicaron que ellos no conside-
Las sesiones tenidas en los primeros cinco años raban como rebautismo el bautismo de un creyente
. Hlnnelé, le dialogue mithodiste-catholique romain, en le de trabajo se centraron en estos temas: adulto que ha recibido el bautismo en su n.inez. Este
,, H.1td•Chris1 dans les dialogues oecumLnique.s, o. c., 343- serio problema ecuménico requiere un estudio futu-
·lcici6n lll Denver (1971), en Enchiridion Oecumenicum, o. ro• 1•.
-133. El texto en p. 394; Úl lglesia metodista. Documentos:
1clón Ecummica, n . 102 (1991) 1-29. 72
Relaci6n final del diálogo enJre el Secretariado para La Unidad
,/ac 16n de DubUn (1976), en Enchiridion Oecumenicum, o. de los Cristianos, de la lglesia Cat6lica, y las autoridades de algu-
466. nas Iglesias Pentecostales y personalidades del Movimi.ento caris-
1ac,6n de Honolulú (1981), en Enchiridion Oecumenicum , mático dentro de las Iglesias Evangélicas y Anglicana (1972-1976), 71 Relac1611 /i11al. ( 1972 1976), en E11cl1iridio11 Oecumenicum,
~7-492 El texto en p. 475. Véase la última relación meto- en Enchiridion Oecumenicum, o. c., 541-552. El texto en p . 542; o. c., SS l.
1t0lica de Nairobi (1982-1985) con el título Vers une dlcla- Vue d'ensemble sur la koinonia. Rapport du 111 quinquennat 14
Relaci6 11 /i11al (/97) /Q71'l), en l inrlr11ulum Orr11111tmr11111,
·ur l'Eglise: Service d1nformation, o. 67 (1988/I) 113-127. (1985-1989): Service d1nformation, n. 75 (1990/IV) 182-195. o. c., 547.

PARA COAfl'RliNl)f R 1 /, rt:ttAI/JNt'iAU J 183


- «Se presentó un resumen de la literatura cientí- • Diálogo con los Discípulos de Cristo
Algunas de las divergencias más notables hacen
fica sobre el hablar en lenguas. Otra presentación es- referencia al tema de la recepción o imposibilidad Su mejor resultado es la Relación de la C.
bozó una evaluación psicológica jungiana de la feno- de la recepción del Espíritu por parte de los no cris- Internacional para el Diálogo entre los Dücf¡
menología del Espíritu Santo. No obstante, ninguno tianos (n. 14); al rechazo por parte de los pentecos- Cristo y la Iglesia católica (1977-1981).
de estos temas se desarrollaron adecuadamente y se tales de los principios filosóficos y teológicos de la
propuso una consideración más amplia que podría crítica de las formas, porque tales principios están Los autores advierten que
realizarse en el contexto de un futuro tratamiento deJ en contra de la inspiración total de la Escritura (n.
puesto del hablar en lenguas como un factor esencial 23); así como los problemas de la mariología (n. 64, «el presente documento... no contiene 111111
de la experiencia pentecostal•. 73, 76, etc.) y del ministerio en la Iglesia (n. 84, 85, ción común sobre puntos doctrinaJcs, smu ,
90 etc.). ción común redactada por quienes hnn .. 1111
- «Se discutió sobre la relación entre la ciencia y dos para este diálogo, a fin de regislrnr p,11111
el ejercicio de los dones espirituales, incluyendo el de El texto sobre la curación es significativo: evoluciones. El documento descubre una , 11
curación. Los pentecostales clásicos, aJ igual que vergencia en la comprensión, así 1:1mw 1ilp11
otros participantes. creen que el ministerio divino de «En lo que se refiere a la curación, hay una dife-
rencia de actitud. Los católicos ven la curación cor- blemas que tenemos que afrontar todt1vh1 111
la curación puede conseguir la restauración de la sa-
lud. Hubo un completo acuerdo en que no se ha in- poral como uno de los resultados del ministerio aJ la- Los temas tratados en esta relació11 ,11 11
vestigado en esta materia desde la perspectiva de la do de los enfermos. Los pentecostales insisten más en nismo espiritual, el bautismo, la fo y l., t r .11
importancia de la orientación terapéutica, por lo cual la espera, en aquel que está enfermo, de una curación la unidad que buscamos.
los participantes recomendaron un estudio más pro- obtenida a través de la predicación y la oración. Hay
fundo• 75• una diferencia fundamental entre los dos enfoques.
Los católicos buscan la curación en ritos sacramenta- • Diálogo con la Alianza Bauti., tn Al11111lt
El segundo período del diálogo catóüco-pente- les, sesiones o ceremonias de curación, por novenas u
costal se ha extendido desde 1977 a 1982, y en él otras formas semejantes de devoción. Van también en El diálogo se inicia en 1984, con un tt-111,,
han tomado parte sólo los «pentecostales clásicos» peregrinaciones a santuarios, donde pueden tener lu- pastoral: Evangelización y misión ecle~wl ,.
y la Iglesia católica. Se han excluido, por tanto, los gar las curaciones. En estos lugares, muchos buscan
«pentecostales» miembros de las Iglesias protestan- y encuentran un ahondamiento en su fe, una cura-
tes o anglicanas que participaron en los trabajos del ción espiritual. Los pentecostales enseñan a las gen- i) El diálogo con el Consejo Ecw111•111n1
primer período. tes a esperar la curación en todas partes y en todo de las Iglesias (CE/)
La Relación final (1977- 1982) es resultado del tiempo» 77•
El diálogo que desde 1965 viene m ,1111n1
trabajo llevado a cabo en estos encuentros 76 : El tercer período del dialogo (1985-1989) ha tra- Iglesia Católica con el CEI es el prototipo d
EL hablar en Lenguas, experiencia y fe (Roma, tado sobre la panorámica común ante la «koino- go multilateral. Tras la clausura del Vat11 .111
1977). nfa». ambiente creado por los observadores dt· di
Iglesias, se inician contactos que llevan ., 1,
Relaciones Escritura-tradición, y el ministerio de ción de un grupo mixto de trabajo cnlt e R,
curación (Roma, 1979). h) Otros diálogos con tradiciones
organismo de Ginebra.
lA Iglesia, comunidad de culto. Tradición y tradi- cristianas diversas
ciones (Venecia, 1980). La Iglesia católica mantiene ahora mismo otros La naturaleza del grupo mixto qucc.lo p
diálogos con diferentes comunidades cristianas desde el principio:
El papel de María (Viena, 1981).
que, sin tener la importancia de los mencionados
La cuestión del ministerio (Colegeville, Minneso- más arriba, merecen recordarse. Son ciertamente
ta, 1982). muy desiguales sus características, ya que com- 11 Relación th la Comisión Internacional para rl LJu.

los Disc{pulos th Cristo y la Iglesia Católica (1977 I9H


prenden Iglesias o familias eclesiales tan distintas chiridion Oecumenicum, o. c., 245-261. El texto en J
como la de los Discípulos de Cristo, y la Alianza informe sobre el último diálogo Iglesia católica-D1~1
75 Relación final .. (1972-1976), en Enchiridion Oecumenicum, Cristo: Service d1nformation, o. 72 (1990/1) 3.
o. c., 549. Bautista Mundial .
19 Appel a rendre rtmoignage au Christ diins le mo111l1
"Relación final thl diálogo entre el Secretariado para la Uni-
dad., de la lglesia Católica, y algunas Iglesias Pentecostales (1977-
d'hui: Service d'Information, n. 72 (1990/1) 5-14. º"
comentario de Tb. Straosky, en p. 15-19. Para conoc1
1982), en Enchiridion Oecumenicum, o. c., 552-573. Una exposi- rrollo del diálogo bautista-católico, véase Service d'lnl
ción sobre el último quinquenio de trabajo pentecostaJ-católico: 77 Relación final... (1977-1982), en Enchiridion Oecumenicum, o. 62 ( 1986/IV) 217: y o. 68 (1988/III-IV} 182-183.
Service d'Information, n. 72 (1990/1) 1-2. o. c., 559.

184 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


,lgunas de las divergencias más notables hacen • Diálogo con los Discípulos de Cristo «El grupo no ha sido organizado para llevar a ca-
L!ncia al tema de la recepción o imposibilidad bo negociaciones. Es preciso situar el conjunto de su
1recepción del Espíritu por parte de los no cris- Su mejor resultado es la Relación de la Comisión trabajo en un marco más limitado: se ha formado pa-
is (n. 14); al rechazo por parte de los pentecos- Internacional para el Diálogo entre los Discípulos de ra examinar las posibilidades de diálogo y de colabo-
de los principios filosóficos y teológicos de la Cristo y la Iglesia católica (1977-1981).
ración. Además no tiene ningún poder de decisión.
a de las formas, porque tales principios están Los autores advierten que Su papel es estudiar los problemas en común e infor-
mlra de la inspiración total de la Escritura (n. mar a las autoridades competentes de una parte y
,,sí como los problemas de la mariología (n. 64, «el presente documento ... no contiene una declara- otra... • 80•
6, e tc.) y del ministerio en la Iglesia (n. 84, 85, ción común sobre puntos doctrinales, sino una rela-
c.). ción común redactada por quienes han sido delega- Varios documentos emanaron muy pronto de la
dos para este diálogo, a fin de registrar prometedoras actividad de este grupo mixto de trabajo. Algunas
1 lcxto sobre la curación es significativo: de las relaciones oficiales llevaban consigo apéndi-
evoluciones. El documento descubre una cierta con-
• En lo que se refiere a la curación, hay una dife- vergencia en la comprensión, así como algunos pro- ces de gran valor para la mejor comprensión de la
·111.. 1ade actitud. Los católicos ven la curación cor- blemas que tenemos que afrontar todavía juntos• 71 • doctrina y la praxis ecuménica 81 •
11 al como uno de los resultados del ministerio al Ja- Liturgia común en las reuniones ecuménicas (Ro-
1 de los enfermos. Los pentecostaJes insisten más en Los temas tratados en esta relación son: ecume- ma, 1965).
t•,pcra, en aquel que está enfermo, de una curación nismo espiritual, el bautismo, la fe y la tradición, y
)1(•11idn a través de la predicación y la oración. Hay la unidad que buscamos. Primera relación oficial (Bossey-Ariccia, 1966).
,., diferencia fundamental entre los dos enfoques. Segunda relación oficial (Heraklion. Creta, 1967).
,., católicos buscan la curación en ritos sacramenta- • Diálogo con La Alianza Bautista Mundial
•. i.csiones o ceremonias de curación, por novenas u ·Sobre el diálogo ecuménico {Apéndice).
1 us (orrnas semejantes de devoción. Van también en El diálogo se inicia en 1984, con un tema de tipo Testimonio común y proselitismo (1970, Apéndi-
·1 er,1 maciones a santuarios, donde pueden tener lu- pastoral: Evangelización y misión eclesial 79 • ce).
1 Ju, c uraciones. En estos lugares, muchos buscan
Tercera relación oficial (Addis-Abeba, 1971).
r ncuentran un ahondamiento en su fe, una cura-
' " espiritual. Los pentecostales enseñan a las gen- Catolicidad y apostolicidad (1970, Documento de
i) El diálogo con el Consejo Ecuménico estudio).
• a esperar la curación en todas partes y en todo
de las Iglesias (CE[}
·mpoa 77 •
Cuarta relación oficial (Nairobi, 1975).
tercer período del dialogo (1985-1989) ha tra- El diálogo que desde 1965 viene manteniendo la
Iglesia Católica con el CEI es el prototipo deJ diálo- Hacia una confesión de fe común (1980, Docu-
sobre la panorámica común ante la «koino- mento de estudio).
go multilateral. Tras la clausura del Vaticano II y el
ambiente creado por los observadores de diferentes
Iglesias, se inician contactos que llevan a la forma-
Otros diálogos con tradiciones ción de un grupo mixto de trabajo entre Roma y el '° Primera Relación Oficio./ del grupo mixto de. trabaio de la
Iglesia. Católíai Romana y del Cansejo Ecuménico de la.s Iglesias
r,útianas diversas organismo de Ginebra. (Bossey-Ariccia 1966), en Enchiridion Oecumenicum, o. c., 121-
130. El texto en p. 121-122.
Iglesia católica mantiene ahora mismo otros La naturaleza del grupo mixto quedó precisada •• Algunos textos del grupo mixto de trabajo se hallan en el
;os con diferentes comunidades cristianas desde el principio: Enchiridion Oecumenicum: lilurgi.a coman en las reuniones ecu-
,i n tener Ja importancia de los mencionados minicas. Roma, 1965 (p, 130-134); Primera relación. Bossey-Aric-
1rriba, merecen recordarse. Son ciertamente cia, 1966 (p, 121-130); Segunda relación. Heraklion, 1967 (p. 134-
lesiguales sus características, ya que com- 71 145); Sobre el didlogo ecumlnico {p. 145- 151); Testimonio común
Relación de la Comisión Internacional para el Diálogo entre
los Discípulos de Cristo y la Iglesia. Católica (1977-1981), e.o En- y proselitismo, 1970 (p. 163-172); Terura relación. Addis Abeba,
en Iglesias o familias eclesiales tan distintas 1971 (p. 152- 163); Catolicidad y aposto/icidad, 1970 (p . 172-199);
la de los Discípulos de Cristo, y la Alianza chiridion Oecumenicum, o. c., 245-261. El texto en p . 246. Un
Cuarto relación . Nairobi, 1975 (p. 199-213); Hacia una confesión
informe sobre el óltimo diálogo Iglesia católica-DiscípuJos de de fe común, 1980 (p. 2 14-224); Testimonio común , 198 1 (p. 224-
,la Mundial. Cristo: Service d'Information, n. 72 ( 1990/I) 3.
19
244). La Quinta relación. 1983, se encuentra en Service d1nfor-
Appel d rendre tlmoignage au Christ dans le monde d'aujour- mation, n. 53 (1983/TV) 11 7 133 Lo Sexta Relación, 1990, en In
d11ui: Service d'Information, o. 72 (1990/I) 5-14. De interés, el que se incluyen loi. estudio~ . rglcsin local e Iglesia univen;aJ. y
comentario de Th. Stransky, en p. 15- 19. Para conocer el desa- •La jera.rquía de verdndr~•. r~tá p11bllcoda, en formo de folleto,
ración fi.nal•.. (1977-1982), en Enchiridion Oecumenicum, rrollo del diálogo bautista-católico, véase Se.rvice d'Infonnation, en castellano, por el Consejo F.wménlc;o de lu1, lplcslas, Ginebra
,9. n. 62 (1986/lV) 217; y n. 68 {1988/IIl-IV) 182-183. 1991 .

PARA COMl'JU,ND1'/l H. fC:/JMliNISA10 J85


Testimonio común (1981, Documento de estu- mediato la solicitud de formar parte como {J'Íiemhr11 sión. Las respuestas llegadas li,,s toel 1111)1111
dio). del Consejo Ecuménico• 12• superado todas las expectativas, y 101111.111 11
menes cuyos contenidos cst._)11 ,lc11d11 1,,1
No es fácil evocar el inmenso trabajo común lle- Desde el punto de vista doctrinal, aunque habla cuenta para la revisión definrt1 v11 y q111 11
vado a cabo por este grupo mixto. Los ámbitos de quedado perfectamente claro que ' una base doctrinal muy seria en d l .i111l111~1
colaboración han sido muy amplios. Ya en la Rela- «el diálogo no tiene por qué adoptar un tema teológi «plena comunión» de las Iglcsr..-. cri-.lir111n1
ción oficial de Bossey-Ariccia ( 1966) se mencionan co como objetivo, sino que se puede tratar en él de In
algunos: posibilidad de incorporar teólogos católi- El Documento de Lima con .. ta ,h- l 1•~• ¡,r1
vida de oración, la liturgia, los problemas pastorale!., corresponden a cada uno de lo., 111·-. ói,:111
cos en «Fe y Constitución», necesidad de la plegaria la sociología de los grupos reUgiosos, cuestiones de
común en las reuniones ecuménicas, papel del Jai- mentales. Las convergencins y divc•H'' "'
actualidad ... ••'. muy desiguales, según se trate dd l,,11rtl1m
cado y en especial de la mujer en la Iglesia, activi-
dades sociales comunes a escala internacional, co- hay varios documentos de notable valor. En espe- eucaristía o del ministerio. Cil•r 111111111l íl, In
cial hay que mencionar Catolicidad y apostolicidad mática implicada en el tema del 111i111 , ,,., i,,
laboración en traducciones ecuménicas de la Bi-
blia, búsqueda de una fecha común a todos los cris- (1970) y Hacia una confesión de fe común (1980). do es, con mucho, la más complr¡., v dif'i,
tianos para la celebración de la pascua, etc. Un documento de singular importancia ecumé- En una visión global cabría l l'..•,.tl t,11 ' l11
En la Relación oficial de Nairobi (1975) se hace nica es el titulado Bautismo, eucaristía y ministerio tes discrepancias:
una evaluación muy positiva: (Lima, 1982), resultado de un largo proceso llevado
a cabo por la comisión «Fe y Constitución». El he- • Respecto del bautismo
«Desde que se formó el grupo mixto de trabajo en cho de haber participado teólogos católicos en su
1965, la cooperación y colaboración entre la Iglesia redacción, al ser miembros de la citada comisión - Incapacidad de algunas l¡!h·..i,,s pnrn
católica y el CEI se han ido desarrollando progresiva- doctrinal del CEI. nos invita a considerarlo aquí, cer plenamente diversas pnkltl,1'• li.,111 l:¡ 11
mente. Ha habido los estudios, patrocinados de for- aunque no sea propiamente un texto de la comisión otras y repetición del rito cua ndo .,l,.1111)11 i;e
ma conjunta, sobre Testimonio común y proselitismo mixta de trabajo que ahora analizamos 14 • a ellas.
y sobre Catolicidad y aposcolicidad. Se ha conseguido
que los católicos romanos sean miembros de la comi- El tema del bautismo, la eucaristía y los ministe-
sión 'Fe y Constitución', y la Iglesia católica ha insti- rios es un viejo tema ecuménico. Esta tríada dog- as El Consejo Ecuménico de lru. lgk,l,11 11,1 ¡,1111!11:¡,,
tuido relaciones consultivas con la comisión sobre mático-sacramental venía estudiándose, por separa- puestas oficiales de 143 Iglesias al l)m·11n1m111 ¡/,1 U11
Misión Mundial y Evangelización y con la comfaión do, desde las primeras Conferencias de «Fe y Cons- volúmenes, con eJ título general Cl1111d1ri '''-'l"-'"•l f;, 11
Médica Cristiana. Se realiza conjuntamente la prepa- titución» en Lausana (1927) y Edimburgo ( 1937). ci.al responses to the 'Baptism, Euclrmill 111111 Mi11iH1
Vuelve a aparecer en documentos de la misma co- Thurian, ed.), Ginebra 1986-1988
ración del material que se usa en la oración anual por Vol. 1, Faith and Order Paper 129 (1211 p .),
la unidad cristiana. La preocupación por el desarrollo misión años después, sobre todo en los de Lovaina
Vol. Il, Faith and Order Paper 132 ('411 ,, l
y la paz fue asumida en común por medio de la for-
(1971), Acera (1974) y Loccum (Alemania, 1977). Vol. m, Faith and Order Paper 135 ( IOJ I' 1
mación del Comité mixto para la Sociedad, el Desa-
Estos trabajos están en la base del llamado Docu- Vol. IV, Faith aod Order Paper 137 (257 JI)
rrollo y la Paz (SODEPAX).
mento de Lima (1982), que supone ahora mismo el Vol. V, Faith aod Order Paper 143 (190 I')
texto ecuménico más estudiado por todas las Igle- Vol. VI, Faith and Order Paper 144 ( 141 JI)
Este desarrollo de la colaboración creó la atmós- sias cristianas del mundo. Un balance de todas las respuestru., en 11t111111111
fera en la que el grupo mixto de trabajo llegó a consi- and Ministry (1982-1990) (Repon on Lhe l'rnn-•.\ r1111
La redacción definitiva fue aceptada unánime- ses), Faith and Order Paper 149, WCC Puhill,1lírn1
derar la posibilidad de que la Iglesia católica formase 1990. Merecen atención los siguientes comcnt111 lw, 111
mente en la Conferencia de «Fe y Constitución» ce-
parte como miembro del Consejo Ecuménico de las to de Lima: D. Borobio, Bautismo e iniciac,ó,i cmt/111,
lebrada en Lima (enero, 1982) y enviada a las Igle- pectiva ecuménica: Diálogo Ecuménico, n 60 {111K I l
Iglesias. Durante su reuniót1 en Gwatt, Suiza, en
1969, el grupo mixto de trabajo decidió que debería
sias -incluida la católica- para su estudio y revi- Salado, lA doctrina eucarística en el Documento ti, J ,m
Ecuméníco, n. 60 (1983) 79-122; M. Garijo, El 1111,11,,rr
estudiarse la 'ventaja de... una más intima y perma- do en el Documento de Lima: Diálogo Ecuménico, 11
nente asociación de la Iglesia católica romana con el 123-147. El Episcopado español ha dado su respur\1,1
CEI'. De esta forma se puso en marcha un estudio y u Cuarta relación ofici.al (Nairobi, 1975), en Enchiridion Oecu- men de las Comisiones Episcopales de Relaciones h11r11 ,
menicum, o . c., 204-205. les y para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Ep1scn1••
la consideración dedicada a esta cuestión ocupó por la sobre el 'Documento de Lima': Pastoral Ecumt!nil·u, r
u Sobre el diálogo ecuménico, en Enchiridion Oecumenicum,
ambas partes gran cantidad de tiempo y de energías. o. c., 148-149. 377-383.
Los resultados de este estudio fueron publicados en "El texto Bautismo, eucaristía, ministerio (Lima 1982), en La respuesta oficial del catolicismo se titula 8a11t11
1972, pero a esa hora ya había quedado claro que la Enchiridion Oecumenicum, o. c., 889-930. También en Diálogo ri.stCa y ministerio. Una respuesta caiólica, 1987: Ditilof•
Iglesia catóHca romana no presentaría en el futuro in- Ecumé.n ico, n. 60 ( 1983) 169-207. nico, n. 82-82 (1990) 519-558.

186 PARA COMPRENDER ELECUMBNISMO


11r diato la solicitud de formar parte como ríiiembro sión. Las respuestas llegadas hasta el momento han - Exigencia de algunas Iglesias de nuevo rito de
Id Consejo Ecuménico» 12• superado todas las expectativas, y forman seis volú- profesión de fe para administrar la eucaristía.
)csde el punto de vista doctrinal, aunque había menes cuyos contenidos están siendo tenidos en - Dificultades sectoriales para admitir el bautis-
Indo perfectamente daro que ' cuenta para la revisión definitiva y que podrá ser mo de los niños.
una base doctrinal muy seria en el camino hacia la
t•I diálogo no tiene por qué adoptar un tema teológi- «plena comunión» de las Iglesias cristianas 85• - Sustitución del agua por un rito de oración e
,, romo objetivo, sino que se puede tratar en él de la imposición de manos, practicado por algunas Igle-
El Documento de Lima consta de tres partes que sias africanas.
·1du de oración, la liturgia, los problemas pastorales, corresponden a cada uno de los tres signos sacra-
., ~ociologfa de los grupos religiosos, cuestiones de mentales. Las convergencias y divergencias son - Diversidad en la explicación del signo bautis-
11 1 uulidad ... ,.••, mal que expresa el don del Espíritu (agua, crisma-
muy desiguales, según se trate del bautismo, de la
varios documentos de notable valor. En espe- eucaristía o del ministerio. Ciertamente, la proble- ción, imposición de manos).
h.ty que mencionar Catolicidad y apostolicidad mática implicada en eJ tema del ministerio ordena-
O) y Hacia una confesión de fe común (1980). do es, con mucho, la más compleja y difícil.
• Respecto de La eucaristía
l11 documento de singular importancia ecumé- En una visión global cabria resaltar las siguien-
l 'S el titulado Bautismo, eucaristía y ministerio tes discrepancias: - Concepción de la eucaristía como «sacrificio
1,1, 1982), resultado de un largo proceso llevado propiciatorio».
ho por la comisión «Fe y Constitución». El he- • Respecto del bautismo - Función de la «epíclesis» en la consagración
cll· haber participado teólogos católicos en su eucarística.
1 d ó n, al ser miembros de la citada comisión - Incapacidad de algunas Iglesias para recono-
, inul del CEI, nos invita a considerarlo aquí, cer plenamente diversas prácticas bautismales de - Discrepancias en el sentido de la «presencia
otras y repetición del rito cuando alguien se adhiere real».
111c no sea propiamente un texto de la comisión
" de trabajo que ahora analizamos 114 • a ellas. - Admisión a la eucaristía de niños bautizados
.1 lema del bautismo, la eucaristía y los ministe- todavía infantes.
1''> un viejo tema ecuménico. Esta triada dog- - Sentido de la reserva y adoración de las espe-
l o sacramental venía estudiándose, por separa- u El Consejo Ecuménico de las Iglesias ha publicado las res- cies sacramentales.
puestas oficiales de 143 Iglesias al Documento de Lima, en seis
lt•sdc las primeras Conferencias de «Fe y Cons- volúmenes, con el tfculo general Chwches respond to B.E.M. Offi- - Eventual poder de la Iglesia para sustituir el
11°111 ,. en Lausana (1927) y Edimburgo ( 1937). cial responses to the 'Baptism, Eucharist and Ministry' text (M. pan y el vino por otros elementos más significativos
vt· a aparecer en documentos de la misma co- Thurian, ed.), Ginebra 1986-1988. o asequibles en determinadas regiones.
í11 nüos después, sobre todo en los de Lovaina Vol. I, Faith and Ordec Paper 129 (129 p.).
1), Acera (1974) y Loccum (Alemania, 1977). Vol. Il, Faith and Order Paper 132 (348 p .).
Vol. m, Faith and Order Paper 135 (302 p .).
s trnbajos están en la base del llamado Docu- Vol. IV, Failh and Order Paper 137 (257 p .). • Respecto del ministerio
11 tic lima (1982), que supone ahora mismo el Vol. V, Faith and Order Paper 143 (190 p .).
, t·cuménico más estudiado por todas las Igle- Vol. VI, Faith and Order Paper 144 (141 p.). - Evolución histórica del triple ministerio (epis-
1 istianas del mundo. Un balance de todas las respuestas, en Baptism, Eucharist copado, presbiterado y diaconado), aceptado por
and Ministry (1982-1990) (Repon on che Process and Respon- unas Iglesias y rechazado por otras.
a redacción definitiva fue aceptada unánime- ses), Faith and Order Paper 149, WCC Publications, Ginebra
e en la Conforencia de «Fe y Constitución» ce- 1990. Merecen atención los siguientes comentarios al documen- - Problema de la «sucesión apostólica» episco-
da en Lima (enero, 1982) y enviada a las Igle- to de Lima: D. Borobio, Bautism o e iniciación cristiana en pers- pal, no aceptada por muchas Iglesias, pero para
pectiva ecuménica: Diálogo Ecuménico, n. 60 (1983) 47-78; D. otras absolutamente necesario fomentarse para que
incluida la católica- para su estudio y revi- Salado, 1A doctrina eucarf.stica en el Documento de Lima: Diálogo
Ecuménico, n. 60 (1983) 79-122; M. Garijo, El ministerio ordena- pueda llegarse a la unión.
do en el Documento de Lima: Diálogo Ecuménico, n. 60 (J 983) - Precisión sobre el sentido de la ordenación,
123-147. El Episcopado español ha dado su respuesta en Dicta-
'"arta relación oftcial (Nairobi, 1975). en Enchiridion Oecu- men de las Comisiones Episcopales de Relaciones lnterconfesiona- diversas prácticas d e la orde nación y s us elementos
11111, O, C., 204-205. esenciales, en orde n ul mutuo reconocimiento mi-
les y para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Españo-
,b,e el didlogo ecuménico, en Enchiridion Oecumenicum, la sobre el 'Documento de Lima': Pastoral Ecuménica, n. 9 ( 1986) nis terial.
148- 149. 377-383.
'. I teirto Bautismo, eucaristía, ministerio (Lima 1982), en La respuesta oficial del catolicis mo se titula Bautism.o, euca- - Diverso ncc11t11,1dtrn q111· dan l,1s IRlt'.Sias al
, dion Oecumenicum, o. c., 889-930. También en Diálogo ristía y ministerio. Una respuesta caJólica, 1987: Diálogo Ecumé- .ministerio ordenado, " "" " 1, 11 t ' il '> y., -.,·.i 1· 11 1· 1 .., . ,••
nico, n. 60 ( 1983) 169-207. nico, n. 82-82 ( 1990) 519-558. vicio de la palab1 ,1, d,·1 et tllo. 11 d1 b 1111111111111.ad , o

/
1
1,lll, COAl/ 1//1,N/1/ 11 / / J t' IIAIIINl::ll,/11 1X7
a su constitución: personal cuando se acentúa la te en la participación real de todos (como en lasco-
unidad y su convocatoria (como en el catolicismo munidades de tipo congregacionalista).
romano), colegial cuando se subraya el carácter re-
presentativo del pueblo (como en la ortodoxia y en - Posibilidad del ministerio ordenado para la
sectores protestantes), comunitario cuando se insis- mujer 16.

Amod

A I llegar al final del libro, unas pal.ilu


cardenal Bessarión, dirigidas al cum
Florencia, el 15 de abril de 1439, rcsucnnn l
traña novedad:
«¿Qué excusa podríamos invocar pata 111
nuestro rechazo a la reunión?; ¿qué , c!-.pu11clr1 ,
Dios justificando nuestra djvisión f-ratcrnu , 1
Cristo, para reunirnos y hacer de nosotro, 1111 ,
baño, ha descendido del ciclo, ha tomudo t ,111
sido crucificado?; ¿qué podríamos decir u lll'l 1
ciones futuras o, incluso, a nuestros c o111m
neos?» 1•

La pregunta sobre la desunión tiene hoy, , 1


bargo, otros acentos. Tras una larga trayt·c Ju
cüálogo serio por la unidad cristiana, nlg111111:
tianos se interrogan, inevitablemente, por l'I 1
¿Tiene realmente el ecumenismo porvenir?; '- ,
pena continuar unos esfuerzos cuyos resultHd1
demasiado frágiles para asegurarnos que t•,
en la buena dirección?; ¿no estaremos mc11tl
una aventura que lleva a un callejón sin sali,
Otros cristianos, en cambio, ya no se hu~t·
tipo de preguntas. Hace mucho tiempo que dl
de mostrar interés por la causa ecuménica. C1
la tarea cristiana en un mundo deshumanizac
ne tantas urgencias -dicen-, ya no cabe p1

16 M. Alcalá, El ecumenismo postconciliar. Razón y Fe, n. 1038


1 Citado en Y. Congar, Cinquame années de recherc/r,

( J 985) 257-273, especialmente en p. 268-270. uniti, en Essais oecumi niques, o. c., 96.

188 PARA COMPRENDER EL ECU~IS MO


la participación real de todos (como en lasco
idades de tipo congregacionalista).

Posibilidad del ministerio ordenado para la


., 16_

A modo de conclusión

A l llegar al final del libro, unas palabras del


cardenal Bessarión, dirigidas al concilio de
Florencia, el 15 de abril de 1439, resuenan con ex-
atención a las cuestiones doctrinales que parecen
no tener fin. Seguramente estos cristianos dirían al
cardenal Bessarión que lo que hay que justificar an-
traña novedad: te Dios y ante nuestros contemporáneos no es la di-
visión cristiana, sino la pasividad ante el anuncio
«¿Qué excusa podríamos invocar para justificar del reino. A los teólogos y jerarquías de las Iglesias
nuestro rechazo a la reunión?; ¿qué responderemos a dirían que lo verdaderamente importante ya no es
Dios justificando nuestra división fraterna, cuando la unión del cristianismo, sino la reconciliación de
Cristo, para reunirnos y hacer de nosotros un solo re- la familia humana.
baño, ha descendido del c.ielo, ha tomado carne y ha
sido crucificado?; ¿qué podríamos decir a las genera- Nuestra pregunta, finalizando el libro, tiene una
ciones futuras o, incluso, a nuestros contemporá- formulación algo distinta. Nuestra convicción de
neos?» 1• base ha quedado suficientemente reflejada a lo lar-
go de las páginas precedentes: la aventura ecuméni-
La pregunta sobre la desunión tiene hoy, sfa em- ca, impulsada por el Espíritu, no está en un callejón
bargo, otros acentos. Tras una larga trayectoria de sin salida. Creemos que el ecumenismo, como res-
diálogo serio por la unidad cristiana, algunos cris- puesta a los signos de los tiempos que detectaron
tianos se interrogan, inevitablemente, por el futuro. muchos cristianos a principios de siglo, tiene futuro
¿Tiene realmente el ecumenismo porvenir?; ¿vale la si las comunidades cristianas son capaces de poner-
pena continuar unos esfuerzos cuyos resultados son se a la escucha del Espíritu, de continuar el diálogo
demasiado frágiles para aseguramos que estamos emprendido -y no sólo el doctrinal- y de mantener
en la buena dirección?; ¿no estaremos metidos en en el propio seno el deseo de «reforma» del que ha-
una aventura que Ueva a un callejón sin salida? bla el Vaticano II (UR 6) 2•
Otros cristianos, en cambio, ya no se hacen este Pero estas convicciones nos llevan, ante tantas
tipo de preguntas. Hace mucho tiempo que dejaron evidencias, a preguntarnos si poco a poco no esta-
de mostrar interés por la causa ecuménica. Cuando
la tarea cristiana en un mundo deshumanizado tie- 1 Paro una visión de la •refonna• de la Iglesia, véanse estos
ne tantas urgencias -dicen-, ya no cabe prestar dos auto,es de dis t1ntn confos1onalidad, pero con muchos pun-
tos convergentes. Y Congar, Falsas y verdaderas reformas en la
Iglesia . Instituto de EM11dios Políticos, Madrid 1953; J . J . Von
1 Citado en Y. Cangar, Cinquame anntes de recherches de l'
Alcalá, El ecumenismo postconcüiJJr. Razón y Fe, n . 1038 Allmen, Unl' ,/forme dam l'Fgfüe (Possibllitl, critl re, actcurs, {ta-
257-273, especialmente en p . 268-270. uniré, en Essais oecumtniques, o. c., 96. pes). Duculot, Gemblo11J( 1971

PARA COMPRf<NOPR 1-.l FCUM8NISMO 189


rán secuestrando la utopía ecuménica. En ese caso en el reposo o en la audacia del teólogo, en la plega de tantos hechos desconsoJadon·,, y ,1 11 , 11 111
habría que rescatarla, porque el ecumenismo es ria escondida de una parroquia desconocida o dr cuperar la utopía ecuménica, si es qut•, 1• 11
una de las pocas utopías que quedan en un mundo un monasterio escondido, o en el empeño decidido la están secuestrando. La mirada cs l,1 fllll'"''
desencantado y en unas Iglesias que parecen reple- de unos cristianos por colaborar juntos en proyec futuro -imprevisible como todas las cos11-.. ti•
garse a sus cuarteles de invierno buscando certezas tos solidarios. Seguramente elementos difíciles dr y en los signos de los tiempos que tambil·11 1
y seguridades. cuantificar, pero que han generado un movimiento blande unidad y reconciliación, si es qm· sot
que remite a una concepción de historia lineal, en paces de leer por encima y más allá <ll· 111·
Recuperar la utopía ecuménica supondría, ade- la que hay «tiempos favorables », «días de gracia y anécdotas que van en contra de la espl•1,1111,
más, recuperar el mismo espíritu del Concilio Vati- salvación», «signos de los tiempos que pueden es-
cano II. Y esta es tarea primordial de los católicos. crutarse» ... Los signos que descubrimos aqu{ y ,dh 1
La mayoría de los comentadores del Concilio han lan la carga utópica del cristianismo, l' llllWII
resaltado el hecho de que éste buscó, ante todo, re- El ecumenismo tiene sentido, y futuro, desde el hacer de la unidad de los discípulos <le C1 ,.,,,
situar a la Iglesia en la historia. Su empeño fue ha- momento en que el «kairós» del Señor es acogido cramento «para que todos crean • . y pll••.. 1¡
cer presente a la Iglesia entre los hombres, pero en las Iglesias y lo que parecía imposible se vuelve unidad de una nueva humanidad, en la q11t· l.
desde una perspectiva que ya no era de rivalidad, realidad. sias no podrían quedarse al margen.
de condena o de nostalgias de dominio. Una Iglesia Pero, junto a los signos, o en medio d,· 1
que se define como «sacramento de salvación» El padre Congar narra una vivencia personal
que tiene mucho que ver con nuestro tema: nos, encontramos también retos irnp,c-.11111, 1

acepta, sin duda, el reto evangélico de la reconcilia- difíciles obstáculos que afectan de 111anc1 ., di
ción 3 • las relaciones interconfesionales.
«Algunos dirán: 'Es imposible'. Recuerdo lo que,
Reconciliación con el sujeto libre de la época en 1938 o 1939, me decía un cardenal francés al que
moderna, reconciliación con la sociedad democráti- había abierto mi alma: 'Bossuet no lo consiguió, ¿se
ca, reconciliación con las sociedades socializadas y cree usted más astuto que Bossuet?'. Estoy, claro es- 1. Algunos retos
con la clase obrera, reconciliación con el mundo de tá, a mil leguas detrás y cien codos por debajo de
la cultura, con las aspiraciones de la mujer y de los Bossuet. Pero no se trata de m.f. Hoy, un pueblo ente- Entre los muchos retos que encucnl 1,, d
jóvenes, con eJ reto inmenso de los más pobres y ro entabla, sobre nuevas bases, el intenumpido diálo- miento ecuménico hay dos de especial 1mw11i
del Tercer Mundo. Pero ]a reconciliación abarcaba, go entre Bossuet y Leibniz. Pero, por encima de todo, primero se refiere a las sectas, el segundo al ,.
quizá por una razón de especial fraternidad, a los creo que hay un personaje que se ha comprometido, mismo.
hermanos cristianos de las otras Iglesias. de un modo nuevo también, el Espíritu Santo. Ade-
más, no se trata de conseguir para mañana o pasado -Las sectas y los Nuevos Movimientos U,•l11
¡Qué utopías más hermosas para ser abrazadas unos resultados que puedan calibrarse a la escala de El fenómeno sectario, analizado cientfftw1111·
por una Iglesia que se dice servidora y pobre y que una victoria confesional. Es algo mucho más hondo. el pasado por los sociólogos, ha interesado 1.1
se define por la diakonfal •. Hemos iniciado un trabajo con dimensión de histo- a los hombres de Iglesia en cuanto s11p1111
ria. Pensando en él, me gusta aplicarle esta frase que amenaza a sus propios fieles. La dimeni;i611 p
En este último tramo del libro no se trata de ha- el cardenal Newman escribió, en noviembre de 1864, tista de la secta ha quitado el sueño a 111(1.,
cer balances. A lo largo de sus páginas se ha inten- a propósito de un tema más circunscrito: 'Mi objetivo eclesiástico. De ahí que las Iglesias se dcfc11•
tado narrar la aventura ecuménica en la que preva- no es conseguir conversiones inmediatas, sino, en la tradicionalmente desenmascarando la idl'II
leció lo imprevisible de Dios. Y ese imprevisible se medida en que un viejo puede hacerlo, .influir sobre los métodos y las creencias de los más c:0111
ha manifestado en la intuición de un hombre o de las maneras de pensar de este país (digamos: del grupos sectarios. Los estudios, a veces muy •
una mujer, en la creatividad de un grupo cristiano, mundo), con los ojos opuestos en un tiempo aún leja- en ocasiones un tanto superficiales, sobre lo.,
no, en el que yo no estaré ya aquí?'» 5• gos de Jehová, los Mormones, etc., han pioltl
en muchas diócesis católicas para contran-cs1
El sentido de este último capítulo es la invita- labor proselitista de tantos grupos no eclesm
' J. M. Rovira Belloso, Significación histórica del Vaticano JI,
en la obra colectiva El Vaticano 11, veirtte años después. Cristian- ción a mantener la esperanza ecuménica, a pesar El desafío, sin embargo, suscitado en lo:
dad, Madrid 1986, 17-42. mos años por algunas sectas especiales y por 1
• Y. Congar, El servicio y la pobreza en la Iglesia . Estela, Bar- mados Nuevos Movimientos Religiosos, qu,
celona 1964. (El título original francés es Pour une Eglise servan- entrado en escena con una fuerza descon<
te et pauvre, mucho más expresivo y, desde luego. salido de la s Y. Congnr, El acercamiento ecumlnico, en Cristianos en did-
pluma del mismo Congar). logo. Estela, Bru-celona 1967, 141. traspasa los lfrnjtes del viejo proselitismo. El

190 PARA COMPRENDERELECUMENISMO


l'l reposo o en la audacia del teólogo, en la plega- de tantos hechos desconsoladores. y a tratar de re-
1 escondida de una parroquia desconocida o de atractivo de este fenómeno desafía la situación ecu-
cuperar la utopía ecuménica, si es que, en verdad, ménica de un modo totalmente original 6•
monasterio escondido, o en el empeño decidido la están secuestrando. La mirada está puesta en el
11nus cristianos por colaborar juntos en proyec- futuro -imprevisible como todas las cosas de Dios-
, solidarios. Seguramente elementos di.ffciles de Dos ejemplos ilustran de manera fiel este con-
y en los signos de los tiempos que también hoy ha- plejo panorama. Cuando la Iglesia de la unificación
,ntificar, pero que han generado un movimiento blan de unidad y reconciliación, si es que somos ca-
L" remite a una concepción de historia lineal, en
trata de presentar la «reunificación del cristianismo
paces de leer por encima y más allá de hechos y mundial» como la tarea a la que está llamada la
qul' huy «tiempos favorables», «días de gracia y anécdotas que van en contra de Ja esperanza.
vm.i6n», «signos de los tiempos que pueden es-
asociación religiosa del reverendo Moon, en reaü-
11nrse11 ... dad se está camuflando como «tarea ecuménica» lo
Los signos que descubrimos aquí y allí estimu- que en verdad es un intento «sincretista», de ten-
lan la carga utópica del cristianismo, empeñado en dencia política ultraconservadora, y radicalmente
F.I l'Cumenismo tiene sentido, y futuro, desde el hacer de la unidad de los discípulos de Cristo el sa-
mc11to en que el «kairós» del Señor es acogido descalificado desde la óptica del cristianismo histó-
cramento «para que todos crean», y presagian la rico 7 • Y cuando New Age augura el signo de Acua-
1.i, lfdcsias y lo que parecía imposible se vuelve unidad de una nueva humanidad, en la que las Igle-
licl,1d. rio como un tiempo inminente de paz y concordia
sias no podrían quedarse al margen. en contraposición al decrépito signo de Piscis, re-
I; 1 padre Congar narra una vivencia personal Pero, junto a los signos, o en medio de los sig- presentado por los conflictos del cristianismo pre-
IH:11c mucho que ver con nuestro tema: nos, encontramos también retos impresionantes y dicado en las Iglesias, estamos delante de una nue-
di.ffciles obstáculos que afectan de manera directa a va y atrayente cosmovisión, que plantea muchos in-
•Algunos dirán: 'Es imposible'. Recuerdo lo que, las relaciones interconfesionales. terrogantes y que desde la fe cristiana no hay mane-
·11 1938 o 1939, me decía un cardenal francés al que ra de conciliarla con el depósito recibido de los
1111liín nbierto mi alma: 'Bossuet no lo consiguió, ¿se apóstoles. Pero su atractivo está ahí, y quienes
r,•c w,tcd más astuto que Bossuet?'. Estoy, claro es- -desde muchos espacios de Europa y los Estados
1\, 11 mil leguas detrás y cien codos por debajo de 1. Algunos retos Unidos- aceptan tal cosmovisión se convierten a un
los~uct. Pero no se trata de mf. Hoy, un pueblo ente- mensaje optimista y a un tipo de salvación median-
º t·ntnbla, sobre nuevas bases, el interrumpido diálo- Entre los muchos retos que encuentra el movi- te la iluminación del propio misterio del hombre,
111 c-nire Bossuet y Leibniz. Pero, por encima de todo, miento ecuménico hay dos de especial magnitud, el en el que nada cuenta la gracia o la fe ofrecida por
11·11 4uc hay un personaje que se ha comprometido,
primero se refiere a las sectas, el segundo al diálogo Jesucristo. El Cristo de las Iglesias es sustituido por
Ir 1111 modo nuevo también, el Espíritu Santo. Ade- mismo. un Cristo cósmico, energía que lo impregna todo y
'""· no se trata de conseguir para mañana o pasado que hace descubrir en cada hombre y mujer el ele-
-!As sectas y los Nuevos Movimientos Religiosos. mento divino que ya tiene en sí mismo•.
1111, resultados que puedan calibrarse a la escala de El fenómeno sectario, anaüzado cienúficamente en
11a victoria confesional. Es algo mucho más hondo.
el pasado por los sociólogos, ha interesado también
lc.-111os iniciado un trabajo con dimensión de rusto- a los hombres de Iglesia en cuanto supone una • E. Bravo, Problemas ecumh1icos frente a las sectas: Misiones
" l'cnsando en él, me gusta aplicarle esta frase que amenaza a sus propios fieles. La dimensión proseli- Extranjeras, n. 106-107 (1988) 263-273; J. García, El fenómeno
1r,udcnal Newman escribió, en noviembre de 1864, tista de la secta ha quitado el sueño a más de un de las sectas: Renovación Ecuménica, n. 74 (1981) 4-10: J. Bosch,
111 npóslto de un tema más circunscrito: 'Mi objetivo Implicaciones pastorales del problema de las sectas: Pastoral Ecu-
eclesiástico. De ahí que las Iglesias se defendieran ménica, n. 14 (1988) 153-181 ; J. Bosch, Evangeliztición y encuen-
11 e-. conseguir conversiones inmediatas, sino, en la
tradicionalmente desenmascarando la identidad, tro con el «otro•: Ciencia Tomista, n. 383 (1990) 553-569.
1t·Jida en que un viejo puede hacerlo, influir sobre los métodos y las creencias de Jos más conocidos 1
~ maneras de pensar de este país (digamos: deJ
Para conocer el pensamiento del reverendo Sun Myung
grupos sectarios. Los estudios, a veces muy serios, Moon, se hace necesario el estudio de su obra fundamental El
undo), con los ojos opuestos en un tiempo aún leja- en ocasiones un tanto superficiales, sobre los Testi- Principio Divino. Iglesia de Unificación de Espafia Publicacio-
>, en el que yo no estaré ya aquí?'• 5• gos de Jehová, los Mormones, etc., han proliferado nes, Barcelona 1977. Una réplica sobre el mundo de los «moo-
nies», en P. Rodríguez, La conspiración Moon. Ed. B, Barcelona
en muchas diócesis católicas para contrarrestrar la 1988. Cf. el documento del Secretariado Romano para la Unidad
l:tenLido de este último capítulo es Ja invita- labor proselitista de tantos grupos no eclesiales. de los Cristianos, del 24 de enero de 1985, titulado ÚJ Asociación
a mantener la esperanza ecuménica, a pesar del Espíritu Santo pa,a la Unificación del Cristianismo Mr.mdi.al, y
El desafío, sin embargo, suscitado en los últi- el texto de la Conferencia Episcopal del Japón, Tokio, 22 de ju-
mos años por algunas sectas especiales y por los lla- nio de 1985, titulado Decla,ac/611 de In Conferencin de Obispos
Católicos sobrl' la Asociació11 di'/ F.~pfnt11 Santo pa,a la Unifica-
mados Nuevos Movimientos Religiosos, que han ción del Cristianismo
Cnngar, El acucamienro ecumlnico, en Cristianos en did- entrado en escena con una fuerza desconocida, 1 Un buen estudio el de M Kt'lrl. N11lva lila f,rntt' al rrmia-
\lela, Barcelona 1967, 141.
traspasa los límites del viejo proselitismo. El fuerte nismo. Herder, Barcclono 1990

l'ARA COMPRINl'1R I I , 1;r.11A11;NJ.<;MfJ f9J


con Roma o con la ortodoxia, está pcrdtc
Que el fenómeno sectario en general, y el de los con los miembros de estas Sectas y Nuevos Movi
Nuevos Movimientos Religiosos en particular, afec- rnientos Religiosos» 12• propia identidad.
te negativamente al movimiento ecuménico es un Afirmaciones como ésta:
dato aceptado por todas las Iglesias. No es pura ca- -El diálogo. A estas alturas, algo está muy claro.
sualidad que, en los últimos años, diferentes Igle- En el diálogo ecuménico no se puede traficar con la «La actitud de cierto ecumenismo c.itc)I
sias y el mismo Consejo Ecuménico de las Iglesias propia identidad y menos con el «depósito de la fe», conciliar ha estado marcada por una C!,pt·1 u-
hayan publicado una serie de documentos centra- que en ningún caso es negociable. Está también soqwsmo, por una necesidad un taJ1to pnv,·1
dos en esta temática. En 1986, el Secretariado Ro- asumido por todo ecumenista que el don de la uni- conocerse culpable de todos los de!.a~ltt'!t d,
mano para la Unidad, junto a otros organismos va- dad, como don del Espíritu, supone unas exigencias •
na ... • 1),
ticanos, publica un informe progresivo titulado sin las cuales el don es inconcebible. Y entre esas
exigencias está el diálogo que, sin ser causa eficien- indican ante todo que no se ha dado la oprn i
Sectas o Nuevos Movimientos Religiosos. Desafíos al paso siguiente y complementndo dt· l.1 11
pastorales 9; el mismo año aparece un documento te -¿cómo podría serlo?- de la unidad, difícilmente
se concederá el don sin que antes las Iglesias -tam- por los otros de nuestro legado pow t·111 1q111
de la reunión conjunta, celebrada en Amsterdam, común dinamismo que, como g.tJc 1.1 tk 1)11
de peritos de la Federación Luterana Mundial y del bién la Iglesia católica- hayan dialogado, hayan re-
conocido un pluralismo enriquecedor y hayan testi- duce a la unidad visible.
Consejo Ecuménico de las Iglesias 10; y, por último,
en Cuenca (Ecuador), se publica un comunicado de moniado y trabajado juntas por el reino de Dios. Pero esto significa, en el fondu, 111i1:d1_111 .1
la Consulta de obispos y pastores de America Lati- Pero, de un tiempo a esta parte, se ha hablado gos del diálogo, miedo a ponerse a l.1 n1 :11i=li
na y El Caribe, ante el enorme desafío que significa del miedo a la dinánúca interna del movimiento voces que llegan del oriente crisl 1,1110, d1 11,
el asalto de las sectas fundamentalistas al continen- ecuménico. Es sabido que esa dinámica descansa mas protestantes y anglicana:; dt-• o~, 1cl,·11 1,
te americano, que afecta de igual modo a la Iglesia sobre aspectos dialécticos que comportan sus pro- a las interpelaciones provocador .1 .. <k l.,·. ,
católica que a las Iglesias protestantes 11 . pios ritmos. Así, cuando las Iglesias se ponen en ac- dades del Tercer Mundo, con s u., pt 111 l 11: 11
titud de diálogo experimentan influencias recípro- doras y sus teologías de la libe, .tl 1,111 Mir~,
La Comisión Episcopal de Relaciones Intercon- cas. Se da un primer momento en que se asumen las demandas de la mujer cuando ',t' .. w1111· 11.,
fesionales ha elaborado un Comunicado sobre las ra.z ones de los otros, pero hay también un segundo ejercer un ministerio ordenado en l.1 l¡d, ... 1.1
Sectas y los Nuevos Movimientos Religiosos, en el momento en que se superan esas asunciones en- do al riesgo -riesgo de no podc1 nl1n 1·1 "
que se ha visto obligada, ante el desafío de las sec- trándose en un dinamismo que lleva a una riqueza válidas y coherentes- ante Lanl.1., p1cp11111(1
tas, a recordar la necesidad de ulterior, a una «nueva comunión» que, sin duda, de otras Iglesias, miedo al rics~o dl· ·,,11 .11 1
preparará la unidad visible de la Iglesia, que es ra- clusiones de un diálogo de «tu a 111 • q111 111-,
«reforzar el diálogo ecuménico con Jos hermanos de zón y sentido del mismo movimiento ecuménico. llevar muy lejos ... , tan lejo:. cumo la 1111111
las otras IgJesjas y comunidades ecJesjaJes intentando una futura unidad visible para q111 • d 1111111,/,,
realizar paralelamente una obra clarificadora sobre Cuando en el primer momento de la dinánúca in- ante esos miedos aparecen los I eh, 1111·•. el, 1
los auténticos protagorustas del diálogo. El peor de terna se asume lo bueno y lo verdadero que hay en rentes integrismos que intenta11 .. 1,t1q11 .11
los servicios sería mantener la ambigüedad respecto a los otros a través de un diálogo que analiza el plu- verdad dentro de los muros de u11.i 1t·olui1.1,1
qwenes son nuestros interlocutores en el diálogo ecu- ralismo de las exposiciones de la fe cristiana, o se magisterio determinado. Y asf se Ul''-t ,ti ti 11
méruco. Ningún católico debería confundir a nues- observa la ética liberadora de otras experiencias las teologías que no están en urn,111111111
tros hermanos ortodoxos, anglicanos o protestantes eclesiales, ese momento es importante, pero no lo aquélla. El integrismo devuelve la u<,q\11111h11
es todo. Falta el segundo momento. Pero el proble- a un precio demasiado caro. A cos111 ele- l., r
ma surge cuando se interpreta por muchos, y espe- za ecuménica.
• Secretariado para la Unidad de los crisúanos, Sectas o Nue-
cialmente por las jerarquías, este primer mom.ento
vos Movimientos Religiosos. Desaf{os Pastorales. PPC, Madrid como si fuese el único. Y entonces aparecen las sus-
1986. picacias, las acusaciones, las denuncias de que, por
10 A. Brockway (ed.). New Religious Movements and the Chur- ejemplo, la Iglesia católica se está «protestantizan- 2. Algunos obstáculos
ches (Reports and papers of a Consultation sponsored by the do», o de que el protestantismo, con sus contactos El camino del movimiento cc11111(•1110:i
Lutheran World Fede.ration and lhe World Council of Churches.
Free Unive.rsity, Amsterdam, sept. 1986). WCC Publications, Gi- exento de dificultades. A lo largo del 111111• 1,
nebra 1987.
11
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rica Latina y El Caribe (Cuenca, Ecuador), Sobre los Movimien- confesionales sobre las Sectas y los Nuevos Movimientos Religio- u J . Ratzinger-V. Messori, Informe sobrr 111 J, 1llt\•
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192 PARA COMPRENDERELECUMENJSMO


11ico. Es éste un fenómeno que afecta de manera es- ción» y, sobre todo, si se han intentado destena1 tre teólogos y obispos es fácilmente asurniblt
rwcial a algunas comunidades eclesiales miembros para siempre los clásicos «clichés» heredados de 1.. es así en su aplicación concreta y en la vid.
dc·I Consejo Ecuménico de las Iglesias (CEI). En polémica anti-católica, que muestran a los católico~ comunidad eclesial, donde ha reinado la tt·1
1·fl·clo, algunas de estas Iglesias se mueven perfecta- como adoradores de María y de los santos, que dan la complejidad.
111c11le en ámbitos de grandes asambleas y de acon- más importancia a las obras que a la fe, y que In
lt•t rmientos ecuménicos de gran relevancia interna- Iglesia católica no es una Iglesia bíblica. .. Una de las consecuencias más visihlc111t:1
, tonal o nacional. Sus pastores, representantes o torpecedoras en el diálogo ecuménico es d t,
1lt·legados elaboran y aprueban con facilidad docu- - Otro de los factores con gran incidencia nega las medidas onerosas que a veces ha to111.11l11
rrw ntos importantes que pasan a engrosar la litera- tiva en la situación ecuménica se debe a las relacio- gisterio para vigilar la integridad del dcp111,11,
1u ra ecuménica . nes, no siempre fáciles, entre jerarquía y teólogos. lado y proteger la fe del pueblo de Dim,. 1 u•,
Y éste es un fenómeno que afecta de manera parti-
cular a la Iglesia católica, pero que, lejos de consti-
sos a los teólogos reflejan, desde la pc1sp1·, 1,,
Pero esas mismas Iglesias, en cambio, no de- ménica, un malestar dentro de la comunul,111
muestran interés alguno y en ocasiones ni partici- tuir un problema interno o «cuestión casera», se ca que hace pensar -unas veces aaz11rn1hlr 1
pn n en reuniones ecuménicas cuando se trata de convierte en problema ecuménico, al estar de por otras injustamente- a los hermano, ti,· "', ,,
úmbitos locales o parroqujales. Y desde luego se medio la cuestión de la autoridad eclesiástica y de sías en el autori.tarisnw tradicional de l,1 li•I,
niegan a participar cuando en tales reuniones asis- sus límites. tólica.
ten fieles católicos. No es ciertamente fácil enten- En el plano teórico, el servicio de los obispos y E] padre Congar escribió hace n1!11s
der cómo, por ejemplo, la Iglesia Evangélica Espa- el de los teólogos es perfectamente conciliable. La
ñola, que es miembro fundador del mismo Consejo colaboración en este terreno no sólo es deseable, si- «La historia dirá un dla Jo que m 1111 .,., e,,
Ecuménico de Ginebra, y presente siempre oficial- no que resulta enriquecedora. La mutua interrela- en la segunda mitad de J946 y s1 , 1• 11w1 , 1 i;;i
mente en las asambleas generales del Consejo, esté ción entre teólogos y magisterio es obvia, ya que un cambio en la orientación del pn1111li< ·"'"
ausente en «Semanas de la unidad» de algunas ciu- ambos sirven a la misma palabra de Dios, aunque xn. A partir del mes de noviemb1 e de 1•••111 r 1
dades españolas, o se niegue a participar oficial- sus funciones sean de naturaleza distinta. La jerar- ron a llegarnos, desde Roma, c1t•1to'I 111111,,1
mente en algunos actos de indudable interés ecu- quía custodia, expone y difunde la palabra de Dios, 1947 y los años siguientes se cncntr.1111111 d o, ,
ménico a niveles locales. Actitudes como éstas ca- propone la doctrina y exhorta a todos los fieles -in- trar plenamente fundados. Todo cut111to 111.iM11;
bría esperarlas de Iglesias que no pe.r teneceo al CEI cluidos los teólogos- a la aceptación del verdadero debía ser afectado empezó, e ntonr c~. 11 " ~' ' ttn,
y que nunca han suscrito documento alguno en el sentido e interpretación de la palabra. do. Por lo que a mJ res pecta, dc~Ul' t.,-. p, i111r. ,1
diálogo interconfesional. Es difícil, sin embargo, de 1947 hasta fines de 1956, f111 ohJi-111 11 1111_1
justificar ciertos comportamientos de la base en El cuerpo de los teólogos intenta alcanzar una una serie ininterrumpida de dcnulll 111, 11\Üü
Iglesias que se autocalifican de Iglesias ecuméni- comprensión más profunda de la palabra, sistema- das restrictivas o discriminatodu,, ck 11111i, vr:,
cas ••. Esas incoherencias y desniveles de interés tizando en la medida de sus posibilidades la doctri- cargadas de desconfianza• .
por lo ecuménico, según se trate del ecumenismo na católica para facilitar así «la búsqueda creyente
proveniente del CEI o de los niveles más sencillos de la comprensión de la fe». Pero esta tarea tiene Y añade:
con otras Iglesias, no hacen sino desanimar a los unas exigencias no siempre fáciles: por una parte,
cristianos por la causa de la reconciliación cristia- debe mantener la comunión con el magisterio ecle- « .. . Los diez u once meses qul' p,1,t r 11 111
na. Valdría la pena preguntarse si desde el protes- siástico, exigencia que le viene dada por su perte- fueron muy duros para mf. Leyendo 111 1111\·, Ir, ,
tantismo español, por ejemplo, se ha hecho un es- nencia al pueblo de Dios; y, por otra, debe usar la lo Levi, Cristo se detuvo en Ebo/1 , cm111111, · 1il¡11
fuerzo real por conocer mejor a la Iglesia católica, adecuada metodología por su carácter científico y, los rasgos de mi experiencia en la '1111111 1101 .t,
si se han tenido en cuenta, en sus mismas congre- consecuentemente, emplear rigor crítico, del que el fina.to. Un s uperior local aña dió s u, p1upir, 11 i11
gaciones, los documentos referentes a la «forma- magisterio saldrá también beneficiado. tacio nes personales a la medida to mmlu 111111.-11
ción ecuménica» elaborados por «Fe y Constilu- que se tradujo, durante cierto Liempo, 1·11 11110 •1
Tarea del teólogo es no sólo interpretar la pala-
odiosas restricciones relativas aJ n111w,1n 11, ,, 1,
bra de Dios, sino hacer preguntas sobre los textos
por los conventos de estudios; en c1H11ll11 11 1,-_,
mismos del magisterio, llevar a cabo una reflexión
tos con los anglicanos -que no poJlu nt ll11
•• J. Garcfa Hemando, Colaboración ecuminica en España en crítica y expresar sus preocupaciones sobre la opor-
reducirlos aJ minimo y no abordm l lH I ..lk,, 111
los ú.ltimos veinticinco años: Diálogo Ecumfoico, n. 82-83 (1990) tunidad o inoportunidad de las intervenciones del
cu estió n ecuménica . E spiritualmc11to• , i11 c l11
311 -340. García Hernando analiza críticamente una serie de he- mismo e, inclus o, expresar su disentimiento de for-
chos en eJ apartado «Dificultades para eJ ecumenismo en Espa- último término, en el plano mis mo de· l.1 1ml11¡I 1

ma leal, constructiva y evangélica.


ña», en p. 333-338, que será necesario tener en cuema a partir na, sólo pude salir adelante por u11a total ,11:r 11
de ahora. Si desde el nivel de los principios el acuerdo en- de la cruz y del ano nadamiento. t>crn , w1 t ,1 t't1

194 PARA COMPRENDERELECUMENISMO


>11tt y, sobre todo, si se han intentado desterrar tre teólogos y obispos es fácilmente asumible, no lo Rilke, recibida de un hermano noruego, me trajo un
, ., siempre los cJásicos «clichés» heredados de la es así en su aplicación concreta y en la vida de la rayo de sol: es preciso tener paciencia, decía Rilke,
16mica anti-católica, que muestran a los católicos comunidad eclesial, donde ha reinado la tensión y 'hasta que lo difícil llegue a ser absolutamente intole-
1110 adoradores de María y de los santos, que dan la complejidad. rable; entonces lo difícil cambia, y, si tan difícil es, es
1s importancia a J~ obras que a la fe, y que 111 que se trata de algo verdadero... » 15•
•~.,;ia católica no es una Iglesia bíblica... Una de las consecuencias más visiblemente en-
torpecedoras en el diálogo ecuménico es el tema de Cuando alguien se ha visto obligado a escribir
Otro de los factores con gran incidencia nega las medidas onerosas que a veces ha tomado el ma-
1 en la situación ecuménica se debe a las relacio-
en este tono, entre la pena y la humildad, es que la
gisterio para vigilar la integridad del depósito reve- sospecha y las sombras prevalecen sobre la verdad
'• no siempre fáciles, entre jerarquía y teólogos. lado y proteger la fe del pueblo de Dios. Los proce-
·,le es un fenómeno que afecta de manera parti- y la nitidez de la luz.
sos a los teólogos reflejan, desde la perspectiva ecu-
,H' a la Iglesia católlca, pero que, lejos de consti•
ménica, un malestar dentro de la comunidad católi- Años después, el padre Haring escribirá -en me-
un problema interno o «cuestión casera», se ca que hace pensar - unas veces razonablemente, dio de un largo y penoso proceso- a su Eminencia
1v1t·11e en problema ecuménico, al estar de por otras injustamente- a los hermanos de otras Igle- el cardenal Franc. Seper, prefecto de la Congrega-
lio la cuestión de la autoridad eclesiástica y de sias en el autoritarismo tradicional de la Iglesia ca- ción para la Doctrina de la Fe:
IHni les.
tólica. «... Espero, igualmente, que usted comprenda mis
l·n e l plano teórico, el servicio de los obispos y E1 padre Congar escribió hace años: sentimientos. Durante la Segunda Guerra Mundial fui
le: los teólogos es perfectamente conciliable. La obligado a comparecer cuatro veces ante un tribunal
1hur ación en este terreno no sólo es deseable, si- «La historia dirá un día lo que ocunió en Roma militar, En dos de ellas era cuestión de vida o muerte.
r1111.· resulta enriquecedora. La mutua interrela- en la segunda mitad de 1946 y si se operó entonces En aquellas circunstancias me sentí h onrado porque
1 clllrc teólogos y magisterio es obvia, ya que un cambio en la orientación del pontificado de Pío la acusación venía de los enemigos de Dios. En otras
1w; sirven a la misma palabra de Dios, aunque XII. A partir del mes de noviembre de 1946, empeza- palabras, las acusaciones eran ciertas porque no me
l1rnciones sean de naturaleza distinta. La jerar- ron a llegarnos, desde Roma, ciertos rumores que sometía a aquel régimen. Ahora, de forma muy humi-
1 cus tod ia, expone y difunde la palabra de Dios, 1947 y los afios siguientes se encargaron de demos- llante, he sido acusado por la Congregación para la
>c111c la doctrina y exhorta a todos los fieles -in- trar plenamente fundados. Todo cuanto más adelante Doctrina de la Fe; las acusaciones son falsas. Más
lus los teólogos- a la aceptación del verdadero debía ser afectado empezó, entonces, a ser amenaza- aún, nacen de un órgano de gobierno de la Iglesia a la
ido e interpretación de la palabra. do. Por Jo que a mI respecta, desde los primeros días que be servido durante mi vida con todas mis fuerzas
1
1 c.ucrpo de los teólogos intenta alcanzar una de 1947 hasta fines de 1956, fui objeto o sujeto de y con toda honestidad, y confío servirla con entrega
prens ión más profunda de la palabra, sistema- una serie ininterrumpida de denuncias, avisos, medi- en el futuro. Preferiría encontrarme nuevamente ante
ido en la medida de sus posibilidades la doctri- das r estrictivas o cliscriminatorias, de intervenciones un tribunal de Hitler• 16,
.1161ica para facilitar asf «la búsqueda creyente cargadas de desconfianza».
Pero cuando alguien se ha visto obligado a escri-
1 comprensión de la fe». Pero esta tarea tiene bir así, desde la más honda tristeza, es que las som -
Y añade:
ex igencias no siempre fáciles: por una parte, bras prevalecen sobre la luz.
mantener la comunión con el magisterio ede- •··· Los diez u once meses que pasé en Inglaterra
ico, exigencia que le viene dada por su perte- En el capítulo de s u libro Mi experiencia con la
fueron muy duros para mL Leyendo la novela de Car- Iglesia, dedicado a su proceso, dice, entre otras co-
1.1 a l pueblo de Dios; y, por otra, debe usar la lo Levi, Cristo se detuvo en Eboli, encon tré alguno de
Liada metodología por su carácter científico y, sas:
los rasgos de mi experiencia en la situación de i/ con-
·cuentemente, emplear rigor crítico, del que el finato, Un superior local afiadió sus propias interpre- «Fui convocado el 27 de fchrcrn dt· l 97tl ¡1.1111 1 r~'>•
si crio saldrá también beneficiado. taciones personales a la medida tomada contra mI, lo pooder a la Congregación ... Pn ll•t1lid11d nu· 1wilh,11
H ea del teólogo es no sólo interpretar la pala- que se tradujo, durante cierto tiempo, en una serie de una declaración servil. Inmcdlt1l..i111c11lt" lt:-; htu· , 11
le Dios, sino hacer preguntas sobre los textos odiosas restricciones relativas al ministerio o al paso
10s del magisterio, llevar a cabo una reflexión por los conventos de estudios; en cuanto a los contac•
a y expresar sus preocupaciones sobre la opor- tos con los anglicanos -que no podía evitar-, debla
15 Y. Congar, Lkmwdas y caminos (/929- /Qril), tn C1iHi1111t•~
od o inoportunidad de las intervenciones del reducirlos al mínimo y no abordar con ellos ninguna
cuestión ecuménica. Espiritualmente, e incluso, en e,1 diálogo, o. c., 40 y 48,
o e, incluso, expresar su disentimiento de for-
último término, en el plano mismo de Ja salud huma- " B . Hllring, Mi experiencia con la lgll!.Sw PS, Mud, fd I IJIIY
al, constructiva y evangélica. (La edición italiana lleva por título Fede, Sto,ta, Mowlr /1111 n •is
na, sólo pude salir adelante por una total aceptación ta di Gianni Licheri. Borla, Roma J989). El texro rit11do 11p111 n,
d esde el nivel de los principios el acuerdo en- de la cruz y del anonadamiento. Pero cierta frase de en •Anexos documentales», p. 123.

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO ) 95


ber, con toda claridad, que no estaba en absoluto dis- tas y calumniosas. A pesar de esto, debemos confia,
puesto, convencido de que era pecado actuar contra todos en un cambio irreversible. En esa esperanza mt•
la conciencia ... Me intimaron, con decisión, que no b aso... » 11•
era posible a un teólogo disentir de su magisterio.
Agotado e indignado, respondí que, gracias a Dios, no Confiamos que nadie esté a la espera del balan
estaba dispuesto a confundir la Iglesia con la Congre- ce de las cosas positivas y de los logros obtenido~
gación para la Doctrina de la Fe; de otra forma, no por el movimiento ecuménico. Todo el libro, abso-
hubiera podido permanecer allí un instante más... lutamente todo, ha estado dedicado a la obra que e l
Rogué a la Congregación recapacitase sobre las mu- Espíritu ha operado en las Iglesias por medio de l
chas sombras que la inquisición romana había acu- ecumenismo. Cada capitulo ha hablado del «mila-
mulado en otros tiempos sobre aquel palacio. A esto, gro» de la reconciliación cristiana. Pero sería pueril
el arzobispo Hamer respondió que no sentía vergüen- por nuestra parte pensar que la resurrección de la
za alguna respecto al pasado. Salí tras casi dos horas unidad se puede operar sin el viernes santo del ecu-
de interrogatorio y de reprimendas, que me hicieron menismo. La cruz no está lejos nunca del resucita-
sentir como un crío ante el preceptor. Deshecho, as- do. Por eso, en el ecumenismo, como ea tantas di-
queado y con la cabeza a punto de estallar, pero con- mension es de la Iglesia d e Cristo, es necesario man-
tento en mi interior y dando gracias a Dios, que me tener la esperanza -virtud que se apoya en el poder
había ayudado a no someterme a ningún acto ser- d e Dios- y ser muy realistas.
vil " 17. Seguramente el padre Congar acertó al escribir
en una ocasión:
No favorecen, de ninguna manera, a la causa
ecuménica las sospechas, los «procesos», reprimen- «A veces me preguntan: •¿Es usted optimista, pesi-
das, prohibiciones, y d estituciones de cátedras que mista?'... No puedo en realidad decir que sea una co-
han caído, de una u otra forma, sobre Congar, Che- sa u otra; veo muchas razones para deplorar tantas
nu, De Lubac, G. Gutiérrez, Curran, Pohier, H. cosas; no hay duda, sufro por muchas cosas, pero veo
Küng, E . Schillebeeckx, L. Boff. .. La lista podría a la vez tantas otras para regocijarme, al ver lo que
alargarse. Cada caso es, ciertamente, distinto. Pero pasa, al contemplar Jo que el Espíritu Santo está ope-
encierran un fondo común y ponen en entredich o rando, de ver todo aquello que hombres como Juan
no sólo el Lema de la libre investigación del teólogo, XXJil, como Pablo VI han podido hacer. Por tanto,
sino la credibilidad de una Iglesia que apostó un optimista-pesimista-, no sé nada, todo lo que sé es
día tan abiertamente por la transparencia. Segura- que es necesario trabajar, y cuando se está al pie del
m ente todos los teólogos mencionados, asf como cañón para hacer muchas cosas, se está al pie del ca-
los que s u scribieron la Declaración de Colonia ñón para el buen trabajo» 19•
(1989). estarían d e acuerdo con estas palabras de
Haring:
«... Estoy convencido de la necesidad de la autori-
dad de la Iglesia. Lejos de organizar una arenga con-
tra el magisterio del papa y el colegio episcopal, de-
seo contribuir a que la transparencia y la apertura se
identifiquen, cada vez más, con el testamento de Cris-
to: 'Que todos sean uno'. La perspectiva ecuménica
debe ins pirar la deseada reforma para una mayor
comprensión mutua, que en la actualidad se resiente
por un clima patológico de recelos y denuncias injus-

11
B. Hliring, Mi experiencia con la Iglesia, o. c., 90.
"Y. Cangar, De Pie XII a lean XXJ/l, en Essais oecumtniques,
11 B. Hilring, Mi experiencia con la Iglesia, o. c., 86-87. o. c., 39.

196 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


lus y calumniosas. A pesar de esto, debemos confia,
lodos en un cambio irreversible. En esa esperanza mc-
huso... » 11•
Confiamos que nadie esté a la espera del balan
de las cosas positivas y de los logros obtenido~
1 el movimiento ecuménico. Todo el libro, abso
:unenLe todo, ha estado dedicado a la obra que el
APENDICES
¡>h iLu ha operado en las Iglesias por medio del
lrncnismo. Cada capítulo ha hablado del «mila-
'" de la reconciliación cristiana. Pero sería pueril
' nuestra parte pensar que la resurrección de la
d,,d se puede operar sin el viernes santo del ecu-
,w,mo La cruz no está lejos nunca del resucita-
P01 eso, en el ecumenismo, como en tantas di-
n,1om:s de la Iglesia de Cristo, es necesario man-
1·1 In esperanza -virtud que se apoya en el poder
l>rus y ser muy realistas.
,t•g11ramente el padre Congar acertó al escribir
111.i ocasión:
i
I . •A veces me preguntan: '¿Es usted optim.ista, pesi-
F111-.1u?'... No puedo en realidad decir que sea una co-
:,, 11 otra; veo muchas razones para deplorar tantas
;m.,1s, no hay duda, sufro por muchas cosas, pero veo
, l,1 vez tantas otras para regocijarme, al ver lo que
>·"ª· ul contemplar lo que el Espíritu Santo está ope-
•,111clo, de ver todo aquello que hombres como Juan
CXIIJ. como Pablo VI han podido hacer. Por tanto,
,p1im1'lto-pesimista-, no sé nada, todo lo que sé es
uc• e, necesario trabajar, y cuando se está al pie del
11"611 para hacer muchas cosas, se está al pie del ca-
1)11 para el buen trabajo» "·

• l láring, Mi experiencia con la Iglesia, o. c., 90.


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l'IIIIA COAll'lll,N/11 H 1 / , 1"1;11AlliNl:iMÚ ¿ ()')


de]

ALLMEN, Jean-Jacques von (1917-)


Pastor y teólogo de la Iglesia Reformadn
Nacido eo Lausana. Doctor en teología ( 1948) •
de la facultad teológica de Neuchitel. Colabon
tual en «Verbum Caro,. y autor de Une 1é{on11,
glise (1971).

ANDRES PUCHADES, Antonio (1933-)


Presbítero de la Iglesia Española Reformar!
pal (!ERE). Reside en Salamanca de 1963 a 1
rector de la «Iglesia del Redentor», núcleo y l<'I
cano de múltiples encuentros ecuménicos t•n S.
Colaborador del Centro Ecuménico Juan XXII
de numerosos artículos, como la Santa Euc:a11.,1
Introducción al estudio de la. /ERE (1972); P""'
vación de la liturgia en la /ERE ( 1973); /.a 1•,¡11
en la /ERE (1990). Desde 1984 preside la t 1
episcopal de Valencia y dirige las actividadco; el
Ecuménico Interconfesional de Valencia (CF. IV

ATENAGORAS I (1886-1972)
Patriarca de Constantinopla. Junto a Pablo
de las figuras que ha marcado más profundamc
toria reciente de las Iglesias. Obispo de Corfu e
arzobispo de América en 1930. Elegido palrian
nico de Constantinopla en 1948, trabajó con Le•
unidad entre Roma y la Ortodoxia. Son his tóric,
cuentros con Pablo VI en Jerusalén (1964), en
y Roma (1967).
2
Figuras
del ecumenismo

ALLMEN, Jean-Jacques von (1917-) AUBERT, Roger


Pastor y teólogo de la Iglesia Reformada de Suiza. Profesor de la universidad de Lovaina, ha publicado
Nacido en Lausana. Doctor en teología ( 1948) y profesor varias obras de tipo ecuménico. Merece especial mención
de la facultad teológica de Neuchlitel. Colaborador habi- su libro Problemas de la unidad cristiana, escrito en 1952,
tual en «Verbum Caro• y autor de Une rtforme dans l'E- pero con numerosas reediciones.
glise (1971).
BAUM, Gregory (1923-)
ANDRES PUCHADES, Antonio (1933-)
Nacido en Berlín, reside en Canadá desde J 940. Pro-
Presbítero de la Iglesia Española Reformada Episco-
fesor de teología en la Universidad de McGill, de Mon-
pal (IERE). Reside en Salamanca de 1963 a 1984, y es
treal, es director de la prestigiosa revista «Tbe Ecume-
rector de la .Iglesia del Redentor-, núcleo y centro angli-
nish. Entre sus obras destacan ThaJ they may be One. A
cano de múltiples encuentros ecuménicos en Salamanca.
Study of Papal Doctrine (Leo Xlll-Pius XII) (J 958), y
Colaborador del Centro Ecuménico Juan XXIIl y autor
Theology and Society ( 1987).
de numerosos artículos, como 1A. Santa Eucaristía (1972);
Introducción al estudio de la !ERE (1972); Para una reno-
vación de la liturgia en la !ERE (1973); 1A. espirilualidad BARTH, Karl (1886-1968)
en la !ERE (1990). Desde 1984 preside la comunidad Pastor y teólogo calvinista cuya influencia ha sido de-
episcopal de Valencia y dirige las actividades del Centro cisiva en la historia de la teología del siglo XX, tanto en
Ecuménico Interconfesio nal de Valencia (CEIV). el mundo reformado como incluso en el católico. Su Co-
mentario de la Carta a los Romanos ( 1919-1922), y su im-
ATENAGORAS I (1886-1972) ponente Dogmática Eclesidstica han cambiado el rumbo
Patriarca de Constantinopla. Junto a Pablo VI es una del pensomíento teológico. Profe!lo1 en cátedras nlcnm
nas y después en Basilca, c!>tá presente como omdot t•n la
de las figuras que ha marcado más profundamente la his-
Asamblen de Amstcrdnm ( 1948), anic111 de lu 1111dad11ru
toria reciente de las Iglesias. Obispo de Corfú en 1922, y
arzobispo de América en 1930. Elegido patriarca ecumé- del Consejo Ecu111t'11ico cl1· lm l1•lt·,m~
nico de Constantinopla en 1948, trabajó con tesón por la
unidad entre Roma y la Ortodoxia. Son histór-icos sus en- BEA, Agui.th1 ( 1881 l 1lc,H)
cuentros con Pablo VI en Jerusalén (1964), en Estambul Je~uita .,l,•1111111, nq¡,:1,1 \ 1·, 111111111 ..111, 11:c101 • ,Id l11!!ti
y Roma (1967). lulo 8íblil·11 11.- lt1111111 , 1'111! 1111111l11 .11111 111_11· ,111[111 X.X III 111 l

11
mer presidente del Secretariado Romano para la Unidad (J 965). Es director de la revista «Echanges» y preside c-1 ción ecuménica• , que es más tarde prohibido po
de los Cristianos (6 junio 1960). Cardenal de la Iglesia. Centro Bartolomé de las Casas, de Lyon, para la solidarl toridades eclesiasticas. Con un grupo de cristi
dad y los intercambios cuJturales con los pueblos latino,1 Barcelona y despues de haber impulsado el ecu1
BEAUDUIN, Dom Lambert (1873-1960) mericanos. en Valladolid, Salamanca y Madrid, funda el Ce1
ménic de Catalunya, de carácter interconfesionol
Inicia su vida de monje benedictino en la abadía de es presidente. Animador de la Setmana d'orlent,
Mont-César, en Lovaina, donde anima el movimiento li- BIRMELE, André (1949-)
ménica en el Monasterio de Montserrat y de la
túrgico y funda la «Revue des questions liturgiques et pa- Teólogo protestante francés. Profesor de la FacuJtad
roissiales». Profesor en el coJegio de San Anselmo de Ro- de Sant Cugat.
de Teología de Estrasburgo. Desde 1974 colabora en el
ma, ayuda al cardenal Mercier durante las Conversacio- Centro de Estudios Ecuménicos de Estrasburgo, depen-
nes de Malinas. En 1925 funda el monasterio de Amay- diente de la Federación Luterana Mundial. Entre sus BRENT. Charles (1862-1929)
Chevetogne, del que es el primer prior. Crea la revista obras destaca Le Saluc en Jésus-Christ dans les dialogues Obispo de la Iglesia Episcopaliana de los
«Irénikon». ObJigado a abandonar su monasterio en oecum.éniques (1986). Unidos, y motor del movimiento «Fe y Consl
1929, colabora con los dominicos franceses en la funda- (Faith and Order). Organizó la Conferencia de
ción del «Centro de Pastoral Litúrgica» y de la revista «La BOEGNER, Marc (1881-1970) en 1927.
Maison-Dieu». En J 956 se reintegra a Chevetogne como
simple monje. Pastor de la Iglesia Reformada de Francia y miembro
CASALIS, Georges (J 9 l 7-1987)
de la Academia Francesa. Durante años fue también pre-
BEAUPERE, René (1925-) sidente de la Federación Protestante de Francia. Uno de Teólogo francés y pastor de la Iglesia Rcfo1
los pioneros del movimiento ecuménico, en 1948 es elegi- Francia. Fue secretario general de la Federación
Dominico francés, sacerdote desde 195 l. Funda en do como uno de los co-presidentes del Consejo Ecuméni- de Asociaciones Cristianas de Estudiantes, con
1953 y dirige desde entonces el Centro Ecuménico de San co de las Iglesias. Su obra L'exigence oecuménique. Souve- voluntario de la resistencia a los nazis y siemp1 e
Ireneo (Lyon). Es director durante muchos afios de la re- nirs et perspectives (1968) es imprescindible para conocer tico con las derechas políticas y con los conscrvr
vista «Lumi~re et Vie». Ha publicado numerosos artícu- los orlgenes del ecumenismo. las Iglesias. Profesor de la Facultad de Teologí
los sobre la cuestión ecumérúca de los matrimonios mix- tante de París y presidente, basta su muerte, de
tos y La trame de l'oecuménisme (1970). Co-director de los BONHOEFFER, Dietrich (1906-1945) dinadoras de solidaridad Francia-Nicaragua. 1
cursos de Formación Ecuménica Interconfesional (FOI). obras destacan: Lutero y la Iglesia confesante; Pre
Teólogo luterano alemán, pastor de su Iglesia por mo (1976) y Las ideas justas no caen del cielo (
BEHR-SIGEL, Elisabet.h ( 1907-) breve tiempo en Barcelona y conocedor del cristianismo
americano, llegaría a formar parte de la «Iglesia Confe-
Teóloga ortodoxa, nacida en Estrasburgo y profesora CONE, James H. (1938-)
sante• , opuesta a los intentos del Tercer Reich de «nacio-
en el Instituto Teológico de San Sergio (París) y en el Ins- nalizar el cristianismo alemán». Muy activo en el movi- Teólogo negro norteamericano, iniciador de
tituto Católico de París. Ha consagrado parte de sus miento ecuménico durante los afios 30, fue detenido por da «Black Theology•. Es miembro de la Iglesia
obras a la teología y a la espiritualidad ortodoxas, así co- su participación en la resistencia. El 9 de abril de 1945 Metodista Episcopal, y profesor de teología &i·
mo al lugar de la mujer en la Iglesia. Trabajó en el Conse- fue martirizado en un campo de concentración. Dejaba en el Union Theological Seminary de Nueva Yor
jo Ecuménico de las Iglesias. Recientemente ha publica- tras de sí obras teológicas importantes, unas Cartas desde jado por todo el mundo dando a conocer c:;11
do Le ministere de la femme dans l'Eglise. la prisión con gran influencia durante años, y el testimo- «teología de la liberación». Ejerce enorme iníl1
nio de una vida responsable de cara al mundo. la teología de A.frica, y especialmente en la su
BERDIAEFF, Nicolás (J 874-1948) Sus libros han sido traducidos a n umerosos
Filósofo ruso, tras una experiencia marxista, vuelve a BOTAM, Joan (1926-) Black Theology and Black Power ( 1969); A Blac
la Iglesia ortodoxa. En l 922 es expuJsado de la Unión So- o{ Libera/ion (1970); God o( the Oppressed ( 197c
Capuchino catalán, se le conoce como Salvador de les People (1984); Speaking the Truth (1986); Marti11
viética y vive en Clamart hasta su muerte. Colabora en el
Borges desde su entrada en el noviciado. Es pionero del colm and America (1991).
movimiento ecuménico y es notable su obra Problemas de ecumenismo en España. Ordenado sacerdote en 1951. es-
la reunificación cristiana.
tudia en las universidades de Salamanca y en la Grego-
CONGAR, Yves (1904-)
riana de Roma donde consigue el doctorado en teología
BIOT, Franyois (1923-) (J 955). Divulga en Cataluña la Oración universal por la Dominico francés. Pionero, por parte cat
Dominico francés, ha publicado diferentes obras de unidad de los cristianos según la formula de Paul Coutu- ecumenismo doctrinal. Quizá uno de los teó
interés ecuménico: Comunidades protestantes (1959); De rier, con el «imprimatun de monseñor PonL i Gol. Simul- han tenido más influencia en los campos de la
La polémique au dialogue (1963) y En route vers l'un.ité táneamente publica el boletln «Orientación e informa- gía, ecumenismo, y teología de los seglares en r

212 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


ISS). Es cürector de la revista «Echanges,, y preside el
11ro Banolomé de las Casas, de Lyon, para la solidaii ción ecuménica», que es más tarde prohibido por las au- glo. Funda y dirige la prestigiosa colección «Unam Sanc-
y los intercambios culturales con los pueblos latinoa toridades eclesiasticas. Con un grupo de cristianos de tam». Tras un largo período en el que aparece como «sos-
llunos. Barcelona y despues de haber impulsado eJ ecumenismo pechoso» a la curia romana, es rehabilitado por Juan
en Valladolid, Salamanca y Madrid, funda el Centre Ecu- XXIII e invitado a formar parte de comisiones doctrina-
MPLE, André (1949-) ménic de CataJunya, de carácter interconfesional, del que les para asesorar a los padres del Concilio Vaticano II.
es presidente. Animador de la Setmana d'orientació ecu- Sus obras Cristianos desunidos (1937); Verdaderas y falsas
'í\·ólogo protestante francés. Profesor de la Facultad ménica en el Monasterio de Montserrat y de la Jornada refonnas en la Iglesia {1950); Jalones para una teolog{.a del
l'oloira de Estrasburgo. Desde 1974 colabora en el de Sant Cugat. laicado (1951) y Cristianos en diálogo (1967) son impres-
10 de Estucüos Ecuménicos de Estrasburgo, depen- cindibles para entender la renovación de la teología cató-
11· de la Federación Luterana Mundial. Entre sus BRENT, Charles (1862-1929) lica actual.
-. deMaca Le Sa/_ut en Jésus-Christ dans les dialogues
1111'1/IQlles ( J986). Obispo de la Iglesia Episcopaliana de los Estados COUTURIER, Paul (1881 -1953)
Unidos, y motor del movimiento «Fe y Constitución•
C,NrR, Marc (1881-1970) (Faith and Order). Organizó la Conferencia de Lausana, Sacerdote de Lyon, acoge a los refugiados rusos y se
en 1927. inicia en el conocimiento de la ortodoxia. Es considerado
'11,tnr de Ja Iglesia Reformada de Francia y miembro como el promotor del «ecumenismo espiritual». Modifica
Aladcmia Francesa. Durante años fue también pre- CASALIS, Georges (1917- 1987) constructivamente la idea y la práctica de la Semana de
l e de lo Federación Protestante de Francia. Uno de Oración por la Unidad (18-25 de enero) abriéndola a la
111wrns del movimiento ecuménico, en 1948 es elegi- Teólogo francés y pastor de la Iglesia Reformada de participación de todos los cristianos. En el año 1937 fun-
11110 uno de los ca-presidentes del Consejo Ecuméoi- Francia. Fue secretario general de la Federación Francesa da el Grupo de Dombes.
ln-. Iglesias. Su obra L'exigence oe.cuménique. Souve- de Asociaciones Cristianas de Estudiantes, combatiente
f ¡,1'1:.pectives (1968) es imprescindible para conocer voluntario de la resistencia a los nazis y siempre muy crí- CULLMANN, Osear {1902-)
ll't'ncs del ecumenismo. tico con las derechas políticas y con los conservadores en
Teólogo protestante de renombre mundial, nacido en
las Iglesias. Profesor de la Facultad de Teología protes-
Estrasburgo. Profesor en las universidades de Basilea y
IUFFFER, Dietrich (1906-1945) tante de París y presidente, hasta su muerte, de las coor- París. Ha consagrado parte de su investigación teológica
dinadoras de solidaridad Francia-Nicaragua. Entre sus a establecer las relaciones entre salvación e historia. Su
,·ólogo luterano alemán, pastor de su Iglesia por obras destacan: Lutero y la Iglesia confesante; Protestantis-
ifernpo en Barcelona y conocedor deJ cristianismo aportación al diálogo ecuménico ha sido muy notable.
mo (1976) y Las ideas justas no caen del cielo (1977).
,1110, Uegarla a formar parte de la «Iglesia Confe-
Merecen destacarse sus obras: Saint Pierre, disciple, ap6-
• opuesta a los intentos del Tercer Reich de «nacio- tre, mo.rtyr (1952); Verdadero y falso ecumenismo y L'unité
CONE, James H. (1938-) par la diversité (1990).
' d crislianismo alemán». Muy activo en eJ movi-
1 ecuménico durante los años 30, fue detenido por Teólogo negro noneamericano, iniciador de la llama-
da «Black Theology• . Es miembro de la Iglesia Africana DANIELOU, Jean (1905-1974)
1id pac1ón en la resistencia. EJ 9 de abril de 1945
,, 111 izado en un campo de concentración. Dejaba Metodista Episcopal, y profesor de teología sistemática Jesuita francés. Gran conocedor del cristianismo pri-
,1 obras teológicas importantes, unas Canas desde en el Union Theological Seminaxy de Nueva York. Ha via- mitivo, fue del equipo pionero de la colección «Sources
r>11 con gran influencia durante años, y el testimo- jado por todo el mundo dando a conocer esta especial Chrétiennes». Abierto a los problemas del hombre mo-
u na vida responsable de cara al mundo. «teología de la liberación». Ejerce enorme influencia en derno, estuvo siempre cercano al tema del ecumenismo.
la teología de A.frica, y especialmente en la surafricana. Nombrado cardenal en 1969.
'1, Joan (1926-) Sus libros han sido traducidos a numerosos idiomas:
Black Theology and Black Power (1969); A Black Theoloy DUMONT, Christophc ( 1897 l 991)
uchino catalán, se le conoce como Salvador de Jes o( Liberation {1970); God of the Oppressed (1975); For My
Dominico fronc~,. d11 c-c.1m dt•I s~•111 111111111 Católi1:o
desde su entrada en el noviciado. Es pionero del People (1984); Speaking the Truth (1986); Marcin and Mal-
Ruso de San Ba:,1lto, de 1 11lt• hmclnclor , rnn t·I P II J
1bmo en España. Ordenado sacerdote en 1951, es- colm and America (1991).
Omez, del Cenu-o de F,1udit1, • bt11111 •, d, · l'urh . R,.1•1111
" las universidades de Salamanca y en la Grego-
de la Iglesia católico , U'>u tlt· l'.11 Is, A111111111111d, 1111 1•11
~ Roma donde consigue el doctorado en teología CONGAR, Yves (1904-) 1948.
Divulga en Cataluña Ja Oración universal por la
rle los cristianos según la fonnula de Paul Coutu- Dominico francés. Pionero, por parte católica, del
ecumenismo doctrinal. Quizá uno de los teólogos que DUPUY, Bernurd ( 192'i)
1 el «imprimatur» de monseñor Pont i Gol. Simul-
•nte publica el boletín «Orientación e informa- han tenido más influencia en los campos de la eclesiolo- Dominico fia11 rt,. l>11 1•rt,11 tlrl 1 ·,•111..-, íl.-i t! 111wlliill ,V
gía, ecumenismo, y teología de los seglares en nuestro si- de la rt·v1 , ta • l ~t111.1• <·111"1111111 .t,· l., (',·1111i1i,',11 l',:,111ilkí11

m11,1 ( IIAll'JI//N l•lill l il , i T I /AiU.JJ/!,M(I Z 13


Mater et Magistra y Pacem in terris son vivos t ~1
para la Unidad, miembro del Comité Internacional de Re- GONZALEZ MONTES, Adolfo (1946-)
de un estilo nuevo de pontificado.
laciones entre la Santa Sede y el judaísmo. Profesor del Especialista en la dogmática luterana. Catedrático de
Instituto Católico de Parls. teología fundamental en la Universidad Pontificia de So KING, Martin Luther (1929-1968)
!amanea, desde 1982 dirige el Centro de Estudios Orien
DUQUOC, Christian (1926-) tales y Ecuménicos Juan XXIII de Salamanca. Es direc- Pastor bautista norteamericano, entregó litc1
Teólogo dominico francés. Hace sus estudios en Fri- tor de la revista «Diálogo Ecuménico•. Consultor de lu su vida a la liberación, por medios no violento~,
burgo (Suiza), Le Saulchoir y en la Escuela Bíblica de Je- Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales y blo afro-americano. En 1964 fue galardonado ro
rusalén. Enseña dogmática en la Facultad de Teología de del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos. mio Nobel de la Paz. Merece destacarse su cont
Lyon y pertenece a la dirección de «Lumiere et Vie». Ha Ha publicado entre otras muchas obras: RefomUJ lwerana al entendimiento de todos los cristianos m ár; 111
escrito una Cristología (1978), y entre sus obras de interés y tradición católica y Doctrina luterana de los dos reinos limitaciones confesionales y diferencias racioh:s
ecuménico destaca Iglesias Provisionales (1986). como teología civil. Es editor, con amplias introducciones su predicación, de un estilo muy vivo y peri,011,
y colaboraciones, de obras como Cuestiones de eclesiolo- cuentra en el libro La fuerza del amor. El «suen,
EVDOKIMOV, Paul {1901-1970) gía y teología de Martín Lutero; La justificación en el diálo- L. King se vio interrumpido el 4 de abril de 1111
go ecuménico actual, y Enchiridion Oecumenicum.
Teólogo ortodoxo, laico, profesor del Instituto de San
KONG, Hans (1928-)
Sergio, de Parls. Con su extensa contribución teológica y
espiritual ha activado, desde la perspectiva ortodoxa, la GUITI'ON, Jean Teólogo suizo formado en la Gregoriana, t'II
riqueza del diálogo ecuménico. Entre sus obras destacan Laico francés, escritor, filósofo y ecumenista. Profe- .na y en el Instituto Católico de Parls. En 1960 l'~
L'Orthodoxie; L'Art de l'lc6ne; Le Christ dans la penste rus- sor en la Sorbona (1955), miembro de la Academia do profesor de teología fundamental en la u11iw1
se. (1962), primer observador católico en el Concilio Vatica- Tubinga. Desde 1963 enseña teología ecuménil a
no Il designado por Juan XXIII. Ha conocido a los pione- tir de 1980, dirige el Instituto de Estudios Pc.11111,
FRIES, Heinrich (1911-) ros del ecumenismo: P. Portal, Lord Halifax, Mercier, Tubinga. Es muy critico, especialmente con t.,
Congar... Entre sus obras destacan por su valor ecuméni- romana. Muchas de sus obras tienen especial 1111
Teólogo alemán, sacerdote desde 1936. Profesor de ménico: La unión de las Iglesias; La jusc,fican
teología fundamental en Tubinga y Munich y presidente co, muy diferentes por el tiempo, Diálogo con los precur-
sores (1962) y Silencio sobre lo esencial (1987). Karl Barth; La Iglesia; El cristianismo y las grnn,/,
del Instituto de Teología Ecuménica. Muy interesado en
las relaciones intercristianas. En colaboración con Karl nes.
Rahner, ha publicado La unidad de las Iglesias. Una posi- HALIFA.X, Lord (1839-1934)
bilidad real (1983). LE GUil..LOU, Marie-Joseph {1920-1988)
Charles Lindley Wood es una de las figuras anglicanas
de la «segunda generación• del Movimiento de Oxford. Teólogo dominico francés, del equipo dd <
GARCIA HERNANDO, Julián (1920-) En estrecha colaboración con el P. Portal trabajó activa- Estudios «Istina», y profesor del Instituto Cutc'III
Sacerdote de la Hermandad de Operarios y director mente en las Conversaciones de Malinas, bajo la presiden- rís. Fue miembro de la Comisión Teológica lntt
del Secretariado de la Comisión Episcopal de Relaciones cia del cardenal Mercier, de 1921 a 1925. Típico represen- y uno de los primeros observadores católit"
Interconfesionales. Profesor de ecumenismo en la Facul- tante del anglo-catolicismo, buscó siempre la reconcilia- Asamblea General del Consejo Ecuménico de 111
tad de Teología del Norte de España y en el Seminario de ción entre la Iglesia de Inglaterra y la sede romana. (Nueva Delhi, 1961). Autor de muchos ortfrn
Toledo. Ha asistido a las Asambleas Generales del CEJ de ecumenismo y de libros fundamentales como /
Upsala, Nairobi, Vancouver y Canberra. Fundador del de la ortodoxia griega y rusa (1961) y Mhitm
JUAN XX1Il (1881-1963) (Exigencias de la comunión} (1963).
Instituto Misionero de la Unidad, iniciador de los Con-
gresos anuales Interconfesionales e Internacionales de Su largo servicio a la Iglesia católica culmina con su
Religiosas, director del Centro Ecuménico de las Misio- elección como papa en 1958, convocando el Concilio Va- LEGRAND, Hervé (1935-)
neras de la Unidad de Madrid, y director de la revista ticano JI y creando en 1960 el Secretariado Romano para
Teólogo dominico francés, ha enseñado en
«Pastoral Ecuménica». Entre sus obras de tipo ecuméni- la Unidad de los Cristianos. El significa el cambio de dos
tad de Teología de Le Saulchoir y es profeso1 d
co merecen destacarse: Concilio de la juventud de Tai,é dimas y dos mundos en la Iglesia católica. Su invitación
to Católico de París. Especialista en cuestioncc;
(197 1) y Los matrimonios mixtos en España (1 975). Ha como observadores en el Concilio a hermanos de otras
gía de los ministerios. Pertenece a varias comisi
editado Pluralismo religioso en España (2 vols., 1981- Iglesias cristianas fue trascendental para la incorpora-
tas de diálogo interconfesional. Ha preparado, J
1983) y tiene numerosas colaboraciones en revistas espe- ción oficial de Roma en el movimiento ecuménico. Alen-
Meyer, los textos oficiales del diálogo católicc
cializadas y en el Diccionario de Historia Eclesiástica de tó el diálogo católico con el judaísmo, las religiones no
cristianas y el mundo de los no creyentes. Sus encíclicas Face d l'Unite (1972-1985).
España y en 2.000 años de cristianismo.

214 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


IZALEZ MONTES, Adolfo (1946-) Mater et Magistra y Pacem in terris son vivos testimonios LEON XID (1810-1903)
!,peciafüta en la dogmática luterana. Catedrático de de un estilo nuevo de pontificado.
Papa desde 1878, animó los estudios bíblicos e histó-
,g!a fundamentaJ en la Universidad Pontificia de Sa- ricos. Con su encíclica Rerum novarum puso los cimien-
nca, desde 1982 dirige el Centro de Estudios Orien- KING, Martin Luther (1929- 1968) tos de la doctrina social católica. Aunque no reconoció la
y Ecuménicos Juan XXIII de SaJamanca. Es direc- validez de las ordenaciones anglicanas por medio de su
Pastor bautista norteamericano, entregó literalmente
le In revista «Diálogo Ecuménico•. ConsuJtor de la Apostolicae curae (1896), fue uno de los primeros papas
su vida a la liberación, por medios no violentos, del pue-
1,ión EpiscopaJ de Relaciones InterconfesionaJes y preocupados seriamente por cuestiones de reunificación
blo afro-americano. En 1964 fue gaJardonado con el Pre-
'ontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos. cristiana. Su encfclica Orientalium (1894) es un paso de
mio Nobel de la Paz. Merece destacarse su contribución
11blicndo entre otras muchas obras: Reforma luterana acercamiento a la ortodoxia.
aJ entendimiento de todos los cristianos más allá de las
b ctón católica y Doctrina luterana de los dos reinos
limitaciones confesionales y diferencias raciales. Parte de
, lt·olog(a civil. Es editor, con amplias introducciones LESCRAUWAET, Jos (1923-)
su predicación, de un estilo muy vivo y personal, se en-
,1bornciones, de obras como Cuestiones de eclesiolo-
cuentra en el libro LA fuerza del amor. El «sueño» de M. Teólogo holandés, nacido en Amsterdam, y doctor en
t1•ologfa de Martfn Lutero; LA justificación en el diálo-
L. King se vio interrumpido el 4 de abril de J968. teología por la universidad católica de Nimega (1957).
1m1l11ico actual, y Enchiridion Oecumenicum.
Profesor de dogmática en la facuJtad de Tilburg (Holan-
KÜNG, Hans (1928-) da). Ha publicado De Bijbel over de Christelijke Eenheid
l'ON, Jean (LA Bibli.a. y la unidad c ristiana, 1961) y Compendium van
Teólogo suizo formado en la Gregoriana, en la Sorbo- het Oecumenisme (Compendio de ecumenismo, 1962).
:iico francés, escritor, filósofo y ecumenista. Profe- .na y en el Instituto Católico de París. En 1960 es nombra-
11 la Sorbona {l 955), miembro de la Academia do profesor de teología fundamentaJ en la universidad de
), primer observador católico en el Concilio Vatica- MATABOSCH, Antoni (1935-)
Tubinga. Desde 1963 enseña teología ecuménica y, a par-
dc,ignado por Juan XXIII. Ha conocido a los pione- tir de 1980, dirige el Instituto de Estudios Ecumérticos de Sacerdote cataJán, ordenado en 1959. Doctor en teolo-
~1 ccumenfamo: P. PortaJ, Lord Halifax, Mercier, Tubinga. Es muy crítico, especialmente con la jerarquía gía (Roma), licenciado en Ciencias de la información e
\1 ... Entre sus obras destacan por su vaJor ecuméni- Historia (Barcelona), y diplomado en teología espiritual
romana. Muchas de sus obras tienen especiaJ interés ecu-
uy diferentes por el tiempo, Diálogo con los precur- ménico: LA unión de las Iglesias; LA justificación según (Roma) y ecumenismo (Bossey). Decano de la Facultad
( 1962) y Silencio sobre lo esencial (1987). Karl Barth; LA lglesi.a.; EL cristianismo y Las grandes religio- de Teología de Catalunya (1978-1988), delegado episcopal
nes. de pastoral universitaria (desde 1977) y presidente de la
l"'AX, Lord (1839-1934) Fundación Joan Maragall «Cristianismo y CuJtura» (des-
de 1989). Es profesor de antropología teológica y ecume-
at les Lindley Wood es una de las figuras anglicanas LE GUILLOU, Marie-Joseph (1920-1988)
nismo. Ha asistido a las Asambleas Generales del Consejo
•segunda generación• del Movimiento de Oxford. Teólogo dominico francés, del equipo del Centro de Ecuménico de las Iglesias celebradas en UpsaJa, Nairobi,
rrt•cha colaboración con el P. Portal trabajó activa- Estudios dstina», y profesor del Instituto Católico de Pa- Vancouver y Canberra. ConsuJtor de la Comisión Episco-
en las Conversaciones de MaJinas, bajo la presiden- rís. Fue miembro de la Comisión Teológica Internacional paJ de Relaciones InterconfesionaJes. Ha publicado nu-
! cardenal Mercier, de 1921 a 1925. Típico represen- y uno de los primeros observadores católicos en una merosos artícuJos, y entre sus libros destacan: lA lglesi.a. y
del a nglo-catolicismo, buscó siempre la reconcilia- Asamblea General del Consejo Ecuménico de las Iglesias sus esperanzas (1965); Roger Garaudy y el hombre total
111 re la Iglesia de Inglaterra y la sede romana. (Nueva Delru, 1961). Autor de muchos artículos sobre (1970); Liberación humana y unión de las Iglesias (J 975);
ecumenismo y de libros fundamentaJes como El espíritu LA esperanza cristiana en urz mundo conflictivo (1979).
XXJU (1881-1963) de la ortodoxi.a. griega y rusa (J 961) y Misión y unidad
(Exigencias de La comunión) (1963). MERCIER, Désiré-Joseph ( 1851-1926)
largo servicio a la Iglesia católica culmina con su
m como papa en 1958, convocando el Concilio Va- CardenaJ y arzobispo de MaJinas-Bruselas. Gran teó-
LEGRAND, He.rvé (1935-) logo y animador de un tomismo serio. Infatigable traba-
n y creando en 1960 el Secretariado Romano para
Jad de los Cristianos. El significa el cambio de dos Teólogo dominico francés, ha enseñado en la Facul- jador del ecumenismo entre anglicanos y católicos. Presi-
y dos mundos en la Iglesia católica. Su invitación tad de Teología de Le SauJchoir y es profesor del Institu- dió las Conversaciones de Malinas.
observadores en el Concilio a hermanos de otras to Católico de París. Especialista en cuestiones de teolo-
, cristianas fue trascendental para la incorpora- gía de los ministerios. Pertenece a varias comisiones mix- MEYER, Harding ( 1928-)
ricial de Roma en el movimiento ecuménico. Alen- tas de diálogo interconfesionaJ. Ha preparado, junto a H. Teólogo luterano, profesor en el Instituto de Investi-
iólogo católico con el judaísmo, las religiones no Meyer, los textos oficiales del diálogo católico-luterano gaciones Ecuménicas de Estrasburgo. Ha preparado. jun-
ms y el mundo de los no creyentes. Sus encíclicas Face d l'Unite (1972-1985). to a H. Legrand, la edición de los textos oficiales de la

PARA COMPRENDER ELECUMENISMO 215


Comisión Internacional Católico-Luterana Face a /'Uniré cluso en el Vaticano II. Su libro Ensayo sobre el desarrollo unidad Mjsión Mundial y Evangelismo. Scci c1111
(1972-1985). ha tenido gran repercusión en la teología fundamental. ral del Consejo Ecuméruco de las Iglesias en 1111
nodo (1972-1984) de gran renovación par.i el 111
NISSIOTIS, Nikos (1921-) interconfesional. Ha publicado Life in t1II 11 ..
MIGUEZ BONINO, José (1924-) (1981). Desde 1985 enseña en un centro 1ccMw10
Teólogo y ministro ordenado de la Iglesia Evangélica Ortodoxo de la Iglesia griega. Ha sido director del
ribe.
Metodista de Argentina. Asistió como observador meto- Instituto Ecuménico de Bossey (Suiza) y ha contribuido a
dista al Concilio Vaticano II. Ha ejercido como pastor en la causa ecuménica con diversos escritos.
PUSEY, Edward (1800-1882)
varias ciudades latinoamericanas y desde 1954 ha sido
profesor y rector de la Fac.ultad Evangélica de Teología OLDHAM, Joseph Houldsworth (1874-1969) Teólogo anglicano. Uno de los p, 00101111 ,·-. ,

de Buenos Aires. 1-fa sido delegado en algunas de las Laico, de origen escocés, estudió teología en Edim- miento de Oxford.
Asambleas del Consejo Ecuménico de las Iglesias. Ha pu- burgo_ Hombre muy práctico, colaboró estrechamente en
blicado, entre otras obras, Polémica, diálogo y misión la preparación y celebración de la Conferencia Misionera ROUX, Hebert (1902-)
(1967); Integración humana y unidad cristiana (1969); Mundial de Edimburgo (1910).
Cuestiones eclesiológicas fundamentales. Punto de vista Pastor de la Iglesia Reformada ele F1.,111 1.,, e
protestante (1982). Es coeditor del Dictionary of the Ecu- PABLO VI (1897-1976) durante años de las relaciones con el L,1111111 1•.111•
menical Movement (1991). te de las Iglesias protestantes fram.1·"" 11., p11l 1
El papa del cüálogo. Su pontificado está simbolizado Concile et le dialogue oecumé11iq1JI' ( 1•lt,,I l y O
por la feliz terminación del Concilio Vaticano II y por la promesse du Vatican ll ( 1967).
MOTI, John Raleigh (1865-1955) primera época del posconcilio. Sus encuentros con el pa-
triarca Atenágoras en 1964 y 1967 forman un hito en la
Laico metodista norteamericano. Desde muy joven historia ecuménica. Su encíclica Ecclesiam suam (1964) ROUSE, Ruth ( -1956)
asume grandes responsabilidades. Presidente del YMCA, es la encíclica del diálogo. Una de las pioneras del n10virnii-11l11 ..,~,1111111
presidente del Consejo Internacional de Misiones, funda-
bajó muchos años por la causu c.k 111 1111i,l,1d
dor y presidente de la Federación Universal de Estudian-
tes Cristianos. Llevó una labor intensa por numerosos
PAPANDREOU, Damaski.nos (1936-) Mott. Presidenta de la YWCA dt· 111 lit 11 10·1
países despertando la idea misionera y ecuménica, siendo Obispo ortodoxo griego, metropolita de Suiza y exar- publica su The World's Studcnt C/111\/11111 /'r,,/111
su mejor éxito ñla Conferencia Misionera Mundial de ca de Europa. Ha presidido el Centro Monástico Ortodo- coeditora, con el obispo anglict1no :-.tq1hrn Ch
xo de Taizé, y fue director del Centro Ortodoxo del Pa- la monumental obra A Histo,y 11/ 1l11· h ,,,,,,.,,,,
Edimburgo (191 O). Uno de los cinco presidentes, y el sólo
laico, del Comité provisional del Consejo Ecuménico de triarcado Ecuménico en Chambésy (Ginebra)_ Autor de ment (1517-1948) . SPCK, Lomht·~ 111hl
las Iglesias. Diálogo teológico. Una perspectiva ortodoxa (1986).
RUETHER, Rosemary
PORTAL, Fernand (1855-1926)
NEILL. Stephen (1900-1984) Profesora de teología en el Sr111111n1 i(, ' I (lU
Sacerdote francés, precursor del ecumerusmo en la Evanston-Chicago. Una de las prnln>'-"'"""'' ilr
Obispo de la Iglesia anglicana y miembro de la Aca- Iglesia católica, con gran influencia en pensadores como
demia Británica, ha desempeñado importantes cargos en gfa feminista y de la liberación l la t'« .I Ílt.• .S
Jean Guitton y Marce! Légaul. Desde 1889, amigo de God-Talk. Toward a Femimst l l,e,,l11p· ( 1{i
el Consejo Ecuménico de las Iglesias. Ha publicado va- Lord Halifax, con quien emprende la celebración de las
rios libros con resonancia ecuménica, Men of Unity Church. The Theology and Practwr 11/ ,,.,,1i11
Conversaciones de Malinas, bajo la presidencia del carde- Communities (1986).
(1960); El Anglicanismo (1964), y La Iglesia y la unión nal Mercier.
cristiana (1965).
POTTER, Philip (1921 -) SANCHEZ VAQUERO, José (1924)
NEWMAN, John Henry (1801-1890) Sacerdote salmantino, crea en 11111) d t:lll:I
Antillano de raza negra, ha dedicado su vida entera al
Una de las más grandes figuras del anglicanismo del movimiento ecuménico. Estudia teología en Jamaica y en tal, que Juego se convertirá en el C:r,1/111 l ]tlilll
siglo XIX. Sacerdote de tendencia anglo-católica, estudio- Londres, y es enviado como observador juvenil a la XXIII, de Salamanca. Fue profe~m tlr lc',-,lo1tÍ!•
1
so de la patrística y de la historia eclesiástica, es el alma Asamblea General del CEI, celebrada en Amsterdam ecumenismo en la universidad de ,11 , 1111lu,I 1
del Movimiento de Oxford. Pasa a la Iglesia católica en (1948). Tras unos años como pastor metodista en una colaboración con Antoruo Andrés y 011, •8 ít11t,11
1845. Dentro de grandes incomprensiones y calumnias, es- iglesia de Haití, es presidente del Comité .Juventud• del nismo. Manual de formación ecw111•111, 11 11v'/ 1]
cribe su admirable Apologia pro vita sua (1883). Es un es- organismo de Ginebra. Presidente también de la Federa- ¡Cristianos, reconcüiaos! Salama11ra ,W 1111út 1

critor espiritual, poeta y teólogo con enorme influencia in- ción Mundial de Estudiantes Cristianos y director de la nismo.

216 PARA COMPRENDER ELECUMENJSMO


•> en el Vaticano II. Su libro Ensayo sobre el desarrollo
unidad Misión Mundial y Evangelismo. Secretario gene- SANTA ANA, Julio de (1934-)
e-nido gran repercusión en la teología fundamental.
ral del Consejo Ecuménico de las Iglesias en un largo pe-
Metodista uruguayo. Desde 1963 participa en el mo-
'ilOTTS, Nikos (1921-) riodo (1972-1984) de gran renovación para el organismo
vimiento ecuménico latinoamericano. Ha sido director
interconfesionaJ. Ha publicado Life in all its fullness
11 rodoxo
de la Iglesia griega. Ha sido director del del Centro de Estudios Cristianos. Exiliado de su patria,
(1981 ). Desde 1985 enseña en un centro teológico del Ca-
luto Ecuménico de Bossey (Suiza) y ha contribuido a ribe. ha trabajado en un programa del Consejo Ecuménico.
,uso ecuménica con diversos escritos. Hoy es director del Centro Ecumé.n ico de Servicios para
la Evangelización y Educación Popular de Sao Paulo. En-
PUSEY, Edward· (1800-1882) tre sus obras destacan: Cristianismo sin religión y Ecume-
11AM, Joseph Houldsworth (1874-1969)
Teólogo anglicano. Uno de los promotores del Movi- nismo y liberación (1987).
aleo, de origen escocés, estudió teología en Edim-
miento de Oxford.
• l lombre muy práctico, colaboró estrechamente en SOEDERBLOM, Nathan (1866-1931)
·pamcíón y celebración de la Conferencia Misionera
lia l de Edimburgo ( 1910). ROUX, Hebert (1902-) Pastor luterano sueco, profesor de universidad y ar-
zobispo de Upsala. Verdadero pionero del ecumenismo,
O VI (1897-1976)
Pastor de la Iglesia Reformada de Francia, encargado funda el movimiento «Vida y Acción• (Life and Work) .
durante años de las relaciones con el catolicismo po r par- Trabajó incesantemente por la paz de los pueblos y por la
1 pupa del diálogo. Su pontificado está simbolizado te de las Iglesias protestantes francesas. Ha publicado Le unión de todos los cristianos.
1 fdiz terminación del Concilio Vaticano ll y por la Concile et Le dialogue oecuménique (1964) y Détresse et
,, ., época del posconcilio. Sus encuentros con el pa- promesse du Vatican II (1967). TEMPLE, William (1882-1944)
,1 Atcnágoras en 1964 y 1967 forman un hito en la
1,1 ecuménica. Su encíclica Ecclesiam suam (1964)
Arzobispo de York, y después de Canterbury, es uno
ROUSE, Ruth ( - 1956) de los más grandes representantes que el anglicanismo
•11dclica del diálogo.
Una de las pioneras del movimiento ecuménico. Tra- ha dado al movimiento ecuménico. Presente en las Con-
'IJDREOU, Damaskinos (1936-) bajó muchos años por la causa de la unidad con John ferencias del movimiento de «Fe y Constitución11.
Mott. Presidenta de la YWCA de 1938 a 1946. En 1948
>l'>PO ortodoxo griego, metropolita de Suiza y exar- THILS, Gustave (1909-)
publica su The World's Student ChristitJ.n Federation. Es
Europa. Ha presidido el Centro Monástico Ortodo-
coeditora, con el obispo anglicano Stephen Ch. Neill, de Sacerdote y teólogo belga, profesor de teología funda-
l'ai1é, y fue director del Cenero Ortodoxo del Pa-
la monumental obra A History of the Ecumenical Move- mental en la universidad de Lovaina. Durante años fue
do F.cuménico en Chambésy (Ginebra). Autor de ment (1517-1948) . SPCK, Londres 1967.
,, trológico. Una perspectiva ortodoxa ( 1986). miembro del entonces Secretariado Romano para la Uni-
dad de los Cristianos. Su Historia doctrinal del Movimien-
\ l., Femand ( 1855-1926) RUETHER, Rosemary to Ecuménico {1963) ha sido traducida a diferentes idio-
mas.
t i-re.lote francés, precursor del ecurnenism o en la Profesora de teología en el Seminario Teológico de
rntólica, con gran influencia en pensadores como Evanston-Chicago. Una de las protagonistas de la teolo- THURIAN, Max (1921-)
,uitton y Marcel Légaut. Desde 1889, amigo de gía feminista y de la liberación . Ha escrito Sexism and
luliíox, con quien emprende la celebración de las God-Talk. Toward a Feminist Theology (1983); Wome11- Hermano de la comunidad ecuménica de Taizé. Estu-
, ncioncs de Malinas, bajo la presidencia del carde- Church. The Theology and Practice of Feminist Liturgical dió en la Facultad de Teología de la universidad de Gine-
1cicr. Communities (l 986). bra. Durante muchos años ha sido asistente del prior de
Taizé y ha publicado varios libros sobre los sacramentos.
R, PhiJip (1921-) Merece especial mención su obra La unidad visible de los
SANCHEZ VAQUERO, José (1924-) cristianos y la tradición. Ha sido editor de la obra, en seis
tllnno de raza negra, ha dedicado su vida entera al Sacerdote salmantino, crea en 1962 el Círculo Orien- volúmenes, Churches respond to BEM (1986-1988). En
en to ecuménico. Estudia teología en Jamaica y en tal, que luego se convertirá en el Centro Ecuménico Juan 1988, en Nápoles, es ordenado presbítero en la Iglesia ca-
s, y es enviado como o bservador juvenil a la XXIII, de Salamanca. Fue profesor de teología oriental y tólica.
l'a General del CEI, celebrada en Amsterdam
ecumenismo en la universidad de su ciudad. Publica, en
Tras unos años como pastor m etodista en una colaboración con Antonio Andrés y ocros autores, Ecume- TILLARD, Jean-Marie ( 1927-)
le Haití, es presidente del Comité «Juventud• del nismo. Manual de fonnación ecuménica (1971), y en 1985 Teólogo dominico francés. Experto en el Vaticano II,
no de Ginebra. Presidente también de la Federa- ¡Cristianos, reconciliaos! Salamanca: 30 años de ecume-
mdial de Estudiantes Cristianos y director de la es profesor en la facultad de teología de Ottawa. Muy
nismo. comprometido en los diálogos ecuménicos, perten ece a la

PARA COMPRENDER ELECUMENISMO 217


Comisión Anglicano-Católica (ARCIC), a la Comisión Or- secretario de la Alianza Mundial del YMCA ( 1924- 193 1),
todoxa-Católica y ha sido vicepresidente de «Fe y Consti- secretario general de la Federación Mundial de Estudian-
tución». Colabora habitualmente en revistas como «Iréni- tes Cristianos (1931 -1938) y, de 1938 a 1966, primer se-
kon », «Proche-Orient Chrétien•, «One in Chrisb, etc. Me- cretario general del Consejo Ecuménico de las Iglesias.
rece especial mención su libro El obispo de Roma (1984). Entre sus obras merecen especial mención, por su conte-
nido ecuménico, The Renewal of the Church (1957); Peo.ce
TORRELLA, Ramón (1923-) amongst Chri.stians (1967) en colaboración con el carde-
nal Bea, y sus Memoirs (1973), verdadera historia del ecu-
Obispo auxiliar de Barcelona (1968), es nombrado Vi- menismo descrita por uno de sus protagonistaS de excep-
ce-Presidente del Consejo de Laicos y de Justicia y Paz en ción. Durante muchos años, editor de la revista «The
1970. En 1975 es Vice-Presidente del Secretariado para la
Ecumenical Review».
Unidad de los Cristianos. De 1976 a 1982 es Co-Presiden-
te del Grupo mixto de trabajo entre la Iglesia Católica y el
Consejo Ecuménico de las Iglesias. Ha participado en el WATTSON, Lewis-Tbomas (1863-1940)
Congreso Mundial «Misión y Evangelización» de Mel-
boWT1e y acompañó al papa en las visitas al patriarca de Presbítero episcopaliaoo de los Estados Unidos. Ini-
Constantinopla y al arzobispo de Canterbury, Dr. Runcie. ciador, junto al también anglicano Spencer Iones, de la ADIAFORITAS
Es arzobispo de Tarragona y miembro de la Comisión Semana de Oración por la Unidad (1908). Funda en
Graymoor (Estado de Nueva York) la Sociedad de los Término de origen griego qut· "'"11111, .1 • 111í
mixta entre el Consejo de las Conferencias Episcopales de En el siglo XVI, los seguidores dt· I' Mrl.1111:. l11
Europa y la Conferencia de Iglesias de Europa (CCEE- Hermanos del «Atonement» (reconciliación). En 1909, la
Society of Atonemenl pasa en bloque a la Iglesia católica. que ciertos usos litúrgicos o imc..1,11111-111.1l1 , n
KEK) y de la Comisión Pontificia para la Promoción de observados sin contradicción c..1111 l11 1·,., , 1111111
la Unidad. Desde 1990 es Presidente de la Comisión Epis- El Centro Pro Unione de Roma, uno de los grandes cen-
copal de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia tros de literatura ecuménica de la actualidad, depende de
Episcopal Española. esta congregación de tradición franciscana. ADVENTISTAS
Miembros de una agrupm.. 1(111 t 11•.11,,111! li,
VILLAIN, Maurice (1900-) fundada porW. Miller hacia 1831 rn l11•. 1!1
WILLEBRANDS, Johannes (1909-)
racterística más importante t·s In u ,·e III l.1 ( 11 1
Sacerdote francés, consagrado a la investigación ecu- retorno de Cristo a la tierm. M,111111·111·11 ,:1 1AI
Figura señera del ecumenismo en la Iglesia católica.
ménica y heredero de la escuela espiritual del P. Coutu- día consagrado al Señor segun la 11111•. p11111 ll't•
Capellán en Amsterdam (1937-1940) y profesor de filoso-
rier. Ha escrito Introducción al ecumenismo (1958); Oecu-
fía en el seminario de Warmond (1940). En 1951 organi- brea.
ménisme spirituel (1963) y Vatican ll et le dialogue oecu-
za la «Conferencia Católica para las Cuestiones Ecuméni-
ménique (1966).
cas» . Doctorado en el Angelicum de Roma, ha escrito Oe- AGNOSTICISMO
cumérri.sme et problemes actuels (1969). En 1960 fue se- Negación de la posibilidad, P•" ., L, ,M,',11 li
VISCHER, Lukas (1926-)
cretario, y desde 1969 presidente, del Secretariado Roma- conocer la existencia o no cxi,tt:111 ht el,~ lli,
Pastor de la Iglesia Reformada Suiza. Teólogo y profe- no para la Unidad de los Cristianos. Tomó parte muy ac-
sor de teología ecuménica en la universidad de Berna. tiva en el Concilio Vaticano II. En 1969 fue nombrado
Desde 1961 trabaja en la comisión de «Fe y Constitu- ALIANZA REFORMADA MUNDIAi
cardenal y en 1975 arzobispo de Utrecht.
ción», y desde 1965 ha sido su director. Ha escrito nume- Asociación de Iglesias rdm 11111.i,... " t"
rosas obras sobre ecumenismo. Es coeditor de un catecis- (todas de origen calvinista), cuyo ,1-.rr,11,; ,),
mo ecuménico titulado Nuevo libro de la fe cristiana (En- ZAHRNT, Heinz (J 915-) el presbiteriano sinodal. Fue h rmladu rn 161
sayo de formulación actual) (1974). Nacido en Kiel, ordenado pastor en la Iglesia luterana sías congregacionalistas recic11ll•1111'11t,1 llíl 1111
en 1939. Ha publicado Die Sache mit Goll. Protestantische esa alianza. La sede central i.c hall11 , 11 1 li11d
VISSER 'T HOOFf, W . A. (1900-1985) Theologie im 20. Jahrhundert (1967). Hay traducción cas-
Una de las más grandes figuras del movimiento ecu- tellana, con el titulo A vueltas con Dios, en Hechos y Di- ANABAPTISTAS
ménico de todos los tiempos. Protestante holandés, fue chos, Zaragoza 1972. Cristianos radicales del l>iglo XV I q110 tl
una vuelta pura y simple a lo. Jglc.,l.i 1111111iriy
raron que los reformadores M . Lu11•111 ,¡ 1, Cah
ban a mitad de camino de la vcn.lmt.-1 ,, l'clo11

218 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


t¡1,io de la Alianza Mundial del YMCA (1924-19.3 l ).
·l,11 u> eencrnl de la Federación Mundial de Estudint1
11,1111nol. (19.3 1-1938) y, de J938 a 1966, primer Sl·
¡, 10 pcneral del Consejo Ecuménico de las Iglesia,;
r,11, obras merecen especial mención, por su contc
't•t um~nico, The Renewal o( the Church (l 957); Peacr
ls\t
1 Cl,risfians ( 1967) en colaboración con el carde
cu, y sus Memoirs (197.3), verdadera historia del ecu
3
¡1111; descrita por uno de sus protagonistas de excep
1>111 ante muchos años, editor de la revista «Thc
11'11kul Rcview». Vocabulario
h<>N, Lewis-Thomas (1863-1940)
Íi: hftno episcopaliano de los Estados Unidos. Ini-
1· 1111110 ni también anglicano Spencer Jooes, de la
1111 ill" Oración por la Unidad (J 908). Funda en ADIAFORITAS Los menonitas de hoy son herederos espirituales de aque-
'"'"' (Fstado de Nueva York) la Sociedad de los llos anabaptistas perseguidos por luteranos, calvinistas y
Término de origen griego que significa «indiferente». católicos. Doctrinalmente se oponen al bautismo de los
1111, c.Jd •Atonemem» (reconciliación). En 1909, la En el siglo XVI, los seguidores de F. Melanchton opinan
\ 111 Alonement pasa en bloque a la Iglesia católica. niños.
que ciertos usos litúrgicos o sacramentales pueden ser
llr 11 1'10 Unione de Roma, uno de los grandes cen- observados s in contradicción con la Escritura.
1 l11n ,1 tura ecuménica de la actualidad, depende de ANATEMA
¡11~1 c11Jc1ón de tradición franciscana. ADVENTISTAS Pena eclesiástica por la que se separa de la comuni-
dad cristiana a los infractores de ciertas leyes.
Miembros de una agrupación cristiana milenarista,
IIIRANDS, Johannes (1909-) fundada por W. Miller hacia 1831 en los EE. UU. Su ca- ANGLICANISMO
racterística más importante es la creencia en el próximo
,rn sc1\era del ecumenismo en la Iglesia católica. Calificativo global que designa en primer lugar todo
retomo de Cristo a la tierra. Mantienen el sábado como
'.11 rn Amsterdam (J 937-1940) y profesor de filoso- lo concerniente a la vida y al pensamiento de la Iglesia de
día consagrado al Señor según la más pura tradición he-
:1 t,t·minario de Warmond (1940). En 1951 organi- Inglaterra; y después lo relativo a la comunión anglicana
;u11fc1cncia Católica para las Cuestiones Ecuméni- brea.
de Iglesias en fraterna comunión con la sede de Canter-
:,ncu ado en el Angelicum de Roma, ha escrito Oe- bury. Todas estas Iglesias son de tradición episcopal y
1111,. t'f problemes actuels (1969). En 1960 fue se- AGNOSTICISMO
conceden al arzobispado de Canterbury una primacfa de
', y tll•,de 1969 presidente, del Secretariado Roma- Negación de la posibilidad, para la razón humana, de honor. Periódicamente, sus obispos se reúnen en la!-. Con
j 1,, Unidad de los Cristianos. Tomó parte muy ac- conocer la existencia o no existencia de Dios. ferencias de Lambeth. El Lib,o de Orac1ó11 Com1it1 y d
ld Concilio Vaticano II. En 1969 fue nombrado famoso Cuadrilátero de Lnmbcth dnn ni nnph~.uw,1110 1111
, y en 1975 anobispo de Utrecht. ALIANZA REFORMADA MUNDIAL lugar muy específico en el vanodo mu mio n i..11,11111 1 .,
Asociación de Iglesias reformadas y presbiterianas comunión anglicana cuenta alrededor de 511 1111llonc·,, d1•
1, llcinz (1915-) (todas de origen calvinista), cuyo sistema de gobierno es fieles.
el presbiteriano sinodal. Fue fundada en 1875. Las Igle-
Jo l'n Kiel, ordenado pastor en la Iglesia luterana sias congregacionalistas recientemente se han unido a ANGLO-CATOUCOS
l la publicado Die Sache mir Gott. Protestantische esa alianza. La sede central se halla en Ginebra. Fieles de la comunión anglicana que acentúan con
1111 20. Jahrhundert (1967). Hay traducción cas-
fuerza la herencia «católica• del anglicanismo: su unión
:on el título A vueltas con Dios, en Hechos y Di- ANABAPTISTAS con la patrística, la vida litúrgica y el monasticismo. Muy
ragoza 1972.
próximos al catolicismo romano.
Cristianos radicales del siglo XVI que propusieron
una vuelta pura y simple a la Iglesia primitiva. Conside-
APOCRIFO
raron que los reformadores M. Lutero y J. Calvino queda-
ban a mitad de camino de la verdadera reforma eclesial. Libros hebreos o cristianos que no forman propia-

PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 2 19


mente parte de la Biblia, aunque presentan cierta rela- rial de Augsburgo convocada por Carlos V en 1530. Lit' res (Teodoro de Beza, Sínodo de Dort, etc.) y,
ción y semejanzas con los libros sagrados. garfa a ser e.l documento fundamental del luteranismo. sión, a la peculiar reforma de la Iglesia que -.e <
za y que afectaba principalmente a la doctrino
APOFATICO AUTOCEFALAS cendencia divina, la predestinación y la euca, i
plano de la disciplina y organización eclesióst 11
Término de origen griego que significa •negación». La Término de origen griego aplicado a cie.r tas Iglesia~ el régimen presbiteriano (gobierno de presbfl,
teología apofática intenta explicar algo de Dios por la vía que se consideran «cabeza de sí mismas». Una Iglesfa au - cianos), abandonando la forma episcopal comt
negativa, es decir, diciendo más lo que no es que aquello tocéfala se gobierna por propia iniciativa y puede elegir a
tamente neotestamentaria.
que realmente es. su propio primado, sea patriarca o arzobispo. El conjun
to de Iglesias autocéfalas constituye la Iglesia ortodoxa CANTERBURY
APOSTOLICIDAD universal.
Sede primada de la Iglesia de la Inglaten .,
Propiedad esencial de la Iglesia, y una de las cuatro BAUTISMO de la comunión anglicana. San Agustín (nu d
notas atribuidas a la Iglesia de Cristo desde la redacción Hipona) había elegido este lugar como centro
Sacramento que integra al hombre en la Iglesia, cuer- mera misión cri.s tiana en las Islas Británic:0'>
del súnbolo niceno-constantinopolitano. Designa la iden-
po de Cristo. Por ello no puede haber sino un solo bautis-
tidad esencial y permanente de la Iglesia con la Iglesia de
los apóstoles a lo largo de la historia (por la misma fe y mo. Es el lazo sacramental de la unidad y el fundamento CATOLICIDAD
por la sucesión apostólica). de la comunión entre todos los cristianos. El bautismo
Una de las cuatro notas de la Iglesia dd ,
correctamente administrado en cualquier Iglesia o secta
Nicea, y una de las dos notas del símbolo dr 1
cristiana no puede ni debe ser reiterado. Esta es la prácti-
ARRIANISMO les. El carácter de universalidad, má.s alió tk
ca ecuménica que hoy casi todas las comunidades cristia-
acepción geográfica, acentúa el dinamismo 1111
Herejía del siglo IV iniciada por Arrio, sacerdote de nas mantienen.
Iglesia para anunciar el evangelio de Jesll.,
Alejandría. Negación de la divinidad de Jesucristo, consi- hombres, de todas las edades, ra.z as y lenguw
derado como una criatura sobordinada al Padre. Herejía BAUTISTAS
profesiones, y en solidaridad con todas las lfdt:
condenada en el concilio de Nicea en 325. Miembros de comunidades de origen anabaptista. Sin proclaman cristianas.
embargo los bautistas nacieron a principios del siglo
ASOCIACION ECUMENICA INTERNACIONAL XVII en Inglaterra. Admiten en sus Iglesias solamente a CARISMA
aquellos adultos que han experimentado en sus vidas a Don gratuito y personal, dado por el p..,p
Organización ecuménica fundada en Graw (Su.iza) en
Jesucristo como Señor y Salvador. Lógicamente, se opo- para el bien de la comunidad cristiana en vhtu
1968. Ha sido definida como una «institución abierta a
todos los miembros del pueblo de Dios: autoridades ecle- nen al bautismo de los niños. cación del cuerpo místico de Cristo. San P,
siásticas, religiosos, laicos, teólogos, cristianos dedicados ejemplos y listas de los carismas en su 1.• cart
BEC HELLOUIN rintios, Romanos y Efesios. Algunas comunida
al apostolado, etc., que se congregan por su espontánea
voluntad y propia responsabilidad ante la causa de la res- Abadía benedictina con una clara vocación ecuméni- nas, de tipo pentecostal, han acentuado la i111p,
tauración de la unidad cristiana•. Su carácter interconfe- ca. Fundada en 1034 cerca de Brionne, con abades como ciertos carismas: lenguas, sanidad por la fe, ,
sional e internacional le da esa variedad y riqueza que Lanfranc y Anselmo, que llegarían a ser arzobispos de que han recibido el nombre, a veces, de cans1
debe traducir la plenitud de la Iglesia de Cristo unida. Es- Canterbury durante el s iglo XJ.
tá organizada a tres niveles: internacional (con sede en CHAMBESY
Londres), nacional (con grupos ya ea Inglaterra, Holan- BIZANCIO Centro ortodoxo del patriarcado de Com
da, España, Alemania, Francia, Bélgica y EE. UU.), y lo- Ciudad griega fundada en 658 a. C. El emperador cercano a Ginebra e inaugurado por Atenágo1
cal, que puede formarse en aquella ciudad o pueblo que Constantino la convierte en capital del imperio en el 330,
reúna varios cris tianos con deseo de "orar, conocerse y pasando a llamarse Constantinopla. En 1453 es tomada CHEVETOGNE
colaborar por el ecu.menismo•. Cada año, sus Congresos por los turcos. En la actual Estambul se halla el Pan.ar, Monasterio benedictino belga. Sus mieml
Internacionales se reúnen en un país diferente. que desde el año 1601 es la residencia del patriarca de do llamados los "monjes de la unión•. El furn
Constantinopla. Da nombre al rito y tradición bizantinos. Lambert Beauduin, es considerado como pit
AUGSBURGO acercamiento espiritual hacia oriente. Orl1
La Con.fesión. de Augsburgo es una profesión de fe, di- CALVINISMO (1925), el monasterio se hallaba en Amay (Lic
vidida en 21 artículos, preparada por M. Lutero y redac- Nombre que se da al cuerpo de doctrinas teológicas 1939 está en Chevetogne (Ardenas). Las capil
tada por F. Melanchton, para ser leída en la Dieta impe- de Juan Calvino (1509-1564) y de sus inmediatos seguido- latino, eslavo y bizantino hablan al mundo de

220 PARA COMPRENDER ELECUMENISMO


le Augsburgo convocada por Carlos V en 1530. Lle-
u \Cr el documento fundamental del luteranismo. res (Teodoro de Beza, Sínodo de Dort, ele.) y, por exten- dad de la Iglesia. «Iréni.kon• es la prestigiosa revista que
sión, a la peculiar reforma de la Iglesia que se dio en Sui- edita el monasterio.
K EFALAS za y que afectaba principalmente a la doctrina de la tras-
1
cendencia divina, la predestinación y la eucaristía. En el CENTRO ANGLICANO DE ROMA
rrnlno de origen griego aplicado a ciertas Iglesias plano de la disciplina y organización eclesiástica, originó
r ,·onsideran «cabeza de sf mismas». Una Iglesia au- el régimen presbiteriano (gobierno de presbíteros y an- El histórico encuentro del arzobispo de Canterbury
tlu ~e gobierna por propia iniciativa y puede elegir a cianos), abandonando la forma episcopal como no estric- con Pablo VI en Roma, marzo de 1966, iba a trascender
'l ¡,10 primado, sea patriarca o arzobispo. El conjun- tamente neotestame.n taria. el mero protocolo de una visita de cortesía con la crea-
lr lcslas autocéfalas constituye la Iglesia ortodoxa ción del Anglican Center. Se inauguraba el 22 de marzo
1·, 111. CANTERBURY de 1966. El Dr. Ra.msey decía: «El centro será un lugar en
el que los cristianos de diferentes tradiciones podrán en-
I SMO Sede primada de la Iglesia de la Inglaterra y, a Ja vez, contrarse y conocerse. Esos encuentros juegan un papel
de la comunión anglicana. San Agustín (no el obispo de vital en la obra ecuménica». Se halla situado en el Pa-
1t Iamento que integra al hombre en la Iglesia, cuer- Hipona) había elegido este lugar como centro de su pri- lazzo Doria, via del Corso 303, en pleno corazón de Ro-
C 11sto. Por ello no puede haber sino un solo bautis- mera misión cristiana en las Islas Británicas. ma. Su biblioteca sobre anglicanismo, la mayor existente
·• t•l lazo sacramental de la unidad y el fundamento fuera de las Islas Británicas, presta servicio a estudiantes
,mnunión entre todos los cristianos. El bautismo CATOLICIDAD
profesores de universidades romanas, así como a los
ru mcnte administrado en cualquier Iglesia o secta Una de las cuatro notas de la Iglesia del símbolo de miembros del Pontificio Consejo para la Promoción de la
1111 no puede ni debe ser reiterado. Esta es la prácti- Nicea, y una de las dos notas del símbolo de los apósto- Unidad.
1nc.< nica que hoy casi todas las comunidades cristia- les. El carácter de universalidad, más allá de la simple
mlicnen.
acepción geográfica, acentúa el dinamismo interno de la CENTRO DE ESTUDIOS dSTINA»
Iglesia para anunciar el evangelio de JesC!s a todos los
SfAS Istina es un espacio ecuménico, dirigido por los do-
hombres, de todas las edades, razas y lenguas, culturas,
minicos franceses, que intenta promover, desde la ver-
·mbros de comunidades de origen anabaptista. Sin profesiones, y en solidaridad con todas las Iglesias que se
proclaman cristianas. tiente católica, el estudio de los problemas que afecU\n a
10 los bautistas nacieron a principios del siglo los cristianos divididos. El centro, situado en París entre
1 Inglaterra. Admiten en sus Iglesias solamente a el Barrio Latino, la ciudad universitaria y próximo a la
'i ndultos que han experimentado en sus vidas a CARISMA
facultad de teología protestante, ofrece una biblioteca es-
,tu como Señor y Salvador. Lógicamente, se opo- Don gratuito y personal, dado por el Espúitu Santo pecializada, una capilla y varias salas de reuniones que
lwutismo de los niños. para el bien de la comunidad cristiana en vistas a la edifi- forman un coherente conjunto para el trabajo interconfe-
cación del cuerpo mfstico de Cristo. San Pablo ofrece sional. Fundado en 1927 con la finalidad del acercamien-
i 1.LOUIN
1
ejemplos y listas de los carismas en su l.• carta a los Co- to a la Iglesia ortodoxa rusa. Desde 1932, la dirección es
dí::I benedictina con una dara vocación ecuméni- rintios, Romanos y Efesios. Algunas comunidades cristia- asumida por el P. C. J. Dumont, quien funda la revi.s ta
ludu en 1034 cerca de Brionne, con abades como nas, de tipo pentecostal, han acentuado la importancia de •Rusia y la cristiandad ... En 1947, el centro se instala en
t· y Anselmo, que llegarían a ser arzobispos de ciertos carismas: lenguas, sanidad por la fe, etc., por lo Boulogne sur Seine. Por los años 50, del estudio de la or-
111-y durante el siglo XL que han recibido el nombre, a veces, de carismáticas. todoxia rusa se pasa a la ortodoxia en general y, final-
mente, aJ conjunto del movimiento ecuménico. En 1954,
10 CHAMBESY la revista toma el nombre del centro «Istina» y adquiere
Centro ortodoxo del patriarcado de Constantinopla, gran prestigio. El popular boletín mensual «Vers l'Unité
J.icJ griega fundada en 658 a . C. El emperador
cercano a Ginebra e inaugurado por Atenágoras en 1967. chrétienne• se publica de 1948 a 1972. Desde 1967, el
lino la conviene en capital del imperio en el 330,
centro se instala de nuevo en París. El equipo de especia-
a lla marse Constantinopla. En 1453 es tomada
CHEVETOGNE listas dominicos que allí trabaja ba conectado con Cheve-
urcos. En la actual Estambul se halla el Fanar,
le el año 160 J es la residencia del patriarca de Monasterio benedictino belga. Sus miembros han si- togne, Bossey, San Ireneo, Instituto Luterano de Estras-
inopia. Da nombre al rito y tradición bizantinos. do llamados los «monjes de la unión». El fundador, dom burgo y Pontificio Consejo para la Promoción de la Uni-
Lambert Beauduin, es considerado como pionero en el dad.
SMO acercamiento espiritual hacia oriente. Originalmente
(1925), el monasterio se hallaba en Amay {Lieja) y desde CENTRO PRO UNIONE
bre que se da al cuerpo de doctrinas teológicas
1939 está en Cbevetogne (Ardenas). Las capillas de ritos Ubicado en Roma, está dirigido por los Hermanos d e
'alvino (1509-1 564) y de sus inmediatos s eguido-
latino, eslavo y bizantino hablan al mundo de la catolici- la Reconciliación (Atonement}, de tradición franciscana,

PARACOMPRENDERELECUMENISMO 221
CENTRO ECUMENICO TADDEIDE COMITE CRISTIANO JNTERCONFESIONAL
que se dedica a la causa de la reconciliación cristiana. La
comunidad religiosa había sid o fundada en Graymoor DE ESPA&A
La «cittadella ecumenica Taddeide• está emplazad11
(Nueva York), en 1898, por el P. Paul Wattson, presbítero En la España del inmediato pasado no hobfa
al norte de Roma, en Riano, a la altura del km. 25 de 111
de la Iglesia episcopaliana. En 1908, inauguró el Octava- estatal Flaminia. Es un centro de plegaria, estudio e i11 da fácil la convivencia entre los cristianos de di
rio por la Unidad Cristiana, y poco después entraba, con formación sobre el diálogo entre cristianos. Posee una bi Iglesias. Por ello parecía necesario «entablar un
varios asociados, corporativamente en 1~ Iglesia católica. blioteca especiali7.ada y edita una importante revista permanente sobre los problemas que tienen plr
EJ Centro Pro Unione, situado en la cén trica Piazza Na- mensual de tipo ecuménico, dirigida por los miembros dr las distintas Iglesias y confesiones cristianas de 1
vona, dispone d e una biblioteca interconfesional muy nu- la sociedad fundada por monse.ñ or Giulio M. Pe.n itenti Con ocasión de la visita a Madrid del P . 1Iame1,
trida y desarrolla en sus varias aulas un intenso progra- (1912-1978) en 1944, centrada en el apostolado de la
tificio Consejo para la Promoción de la Unidad
ma ecuménico a través del curso escolar. Ha publicado un Comité Cristiano Interconfesional, en febrero
unión cristiana.
un Directorw ecuménico (Ecumenism around the World) El Centro Oriental de la capital española reunió
con información puesta al día de los centros e institutos lla ocasión a las jerarquías y representante:. de l
ecuménicos d el mundo. CENTRO UNIDAD CRISTIANA católica, de la Iglesia reformada episcopal, de 1
Centro interconfesional de Lyon (2, rue Jean Carries), evangélica española, así como bautistas, Jlern
creado en 1954 bajo el impulso del cardenal GerHer y an- Plymouth, luteranos, anglicanos, ortodoxos. No
CENTRO ECUMENICO DE LA RECONCILIACION grupo mixto del comité. En enero de J 969 se ,
te las peticiones de los discípulos del P. Couturier y del
mismo Visser't Hooft, entonces secretario general del las bases. Comienza una larga trayectoria de tra
Es un centro de carácter interconfesional que se halla ménico y de comprensión mutua que continúa l1
en Figueira da Foz (Portugal). Inaugurado en junio de Consejo Mundial de las Iglesias. Su objetivo era y es con-
1969, intenta cumplir los objetivos de toda institución tinuar y desarrollar la labor d el ecumenismo espiritual
ecuménica. Sus miembros pertenecen a las Iglesias meto- iniciada por Couturier. Con «Fe y Constitución• , redacta . coMPREHENSIVENESS»
dista, presbiteriana y católica de Portugal. los textos para la Semana de la Unidad; publica una re- Término inglés que designa la amplitud dt
vista trimestral, • Unité Chretienne• (originalmente «Pa- de la comunión anglicana, permitiéndose m u
ges Documentaires•), que mantiene un buen equilibrio unidad y cohesión entre las diferencias - a veces
CENTRO ECUMENICO SAN NICOLA entre la especialización y la divulgación ecuménica. Sus nunciadas- que cohabitan en su seno. Recuérd~
miembros imparten, en la Faculta d de Teología de Lyon, el anglicanismo existen tres tendencias: cot
El Instituto de teología ecuménico-patristica (greco- cursos sobre ecumenismo. Los visitantes son acogidos en
bizantina) de San Nicola pertenece, como sección espe- Iglesia), liberal (Iglesia Ancha), y la protestan
la «Maison Abbé Couturier». El P. Pierre Micbalon es di-
cial, a la facultad de teología de la Pontificia Universidad rector del centro. Baja).
de Santo Tomás de Roma. Desarrolla actividad ecuméni-
ca desde 1969 y está regentado por los dominicos italia- CONCil..IARlSMO
nos. Localizado en Bari, es un lugar ideal para el encuen- CESAROPAPISMO
Teoría que atribuye a los concilios el pode
t ro entre ortodoxos y católicos. Su biblioteca posee Régimen político-eclesiástico que permite al poder ci- en la Iglesia, al margen de la autoridad papal.
17.000 volúmenes especializad os y edita una revista de vil controlar estrechamente a la Iglesia.
alto nivel cienúfico: «Nicolaus».
coNFESION DE FE
COLEGIALIDAD Formulario que contiene resumidos los 1
CENTRO DE SAN IRENEO En un sentido amplio, es el carácter corporativo de artículos de la fe. El término es empleado en Ir
Fundado en 1953 por el dominico René Beaupere. los apóstoles (LG 19, 22) y el de todos los obispos que darles luteranas y calvinistas especialmente. Lo
Los principales servicios que el centro ofrece son los fre- forman un colegio episcopal cuyo presidente es el obispo les datan del siglo XVI.
cuentes oficios católicos, anglicanos y ecuménicos cele- de Roma (LG 22). El concilio ecuménico ha sido la forma
brados en la capilla, en la atención que presta al proble- más plena de la colegialidad episcopal a lo largo de la CONGREGACIONALISMO
ma de los matrimonios mixtos con su prestigiosa revista historia. La actual eclesiología de la comunión ha venido
a equilibrar aquella otra que se había desarrollado a par- Régimen eclesiástico que enfatiza la con
trimestral «Foyers Mixtes», y en los cursos por corres- cal, a la que da toda la autoridad cristiana. l
pondencia, FOI, de formación ecuménica. La biblioteca tir de la idea de una monarquía papal, y a corregir la fal-
sa idea de que la a utoridad del obispo proviene del papa. dencia de la comunidad local es la característi,
ecuménica está especializada en protestantismo francés. tacada. Se distingue radicalmente del epis
Programa anualmente diferentes peregrinaciones y viajes Los obispos no son delegados papales en sus diócesis,
son miembros de un colegio de hermanos en el episcopa- pues rechaza toda autoridad supracongregac
ecuménicos. Está situado en Lyon (2 place Gailleton
es la que posee el obispo en muchas deno
[Francia]). do.

222 PARA COMPRENDER EL ECUMENI SMO


'f RO ECUMENICO TADDEIDE
COMITE CRISTIANO INTERCONFESJONAL cristianas. Los bautistas y los cuáqueros son aJgunos de
1,.1 • ciltndeJla ecumenica Taddeide» está emplazada DE ESPAÑA los grupos cristianos que poseen organización congrega-
"ll' ele Roma, en Riano, a la altura del km. 25 de lu cionalista.
,d Horninia Es un centro de plegaria, estudio e in• En la España del inmediato pasado no había sido na-
.1nón sobre el diálogo entre cristianos. Posee una bi- da fácil la convivencia entre los crislianos de diferentes
. l II especializada y edita una importante revista Iglesias. Por ello parecía necesario «entablar un diálogo CONTRARREFORMA
1ml t.lc tipo ecuménico, dirigida por los miembros de permanente sobre los problemas que tienen plonLeados Tras la celebración del concilio de Trento, surgieron
1r d.11.J fundada por monseñor Giulio M. Penitenti las distintas Iglesias y confesiones crislianas de España». en el catolicismo romano actitudes encaminadas a opo-
1

1978) e n 1944, centrada en el apostolado de la Con ocasión de la visita a Madrid del P. Hamer, del Pon- nerse a cualquier manifestación inspirada en las refor-
1 l l tst inna. tificio Consejo para la Promoción de la Unidad, se creó mas protestantes o anglicanas del siglo XVI. Estas reac-
un Comité Cristiano Interconfesional, en febrero de 1968. ciones, dentro de un clima de intolerancia y polémica,
El Centro Oriental de la capital española reunió en aque- han mantenido alejados a unos cristianos de otros duran-
IHJ UNIDAD CRISTIANA lla ocasión a las jerarquías y representantes de la Iglesia te siglos, hasta que el movimiento ecuménico ha venido a
111111 irttcrconfesional de Lyon (2, rue Jean Canies), católica, de la lglesia reformada episcopal, de la Iglesia crear un nuevo clima.
, t •11 1954 bajo el impulso del cardenal Gerlier y an- evangélica española, así como bautistas, Hermanos de
¡wt le iones de los discípulos del P. Couturier y del Plymouth, luteranos, anglicanos, ortodoxos. Nace así el
grupo mixto del comité. En enero de 1969 se aprueban CUAQUEROS
1 V1%cr't llooft, entonces secretario general del
111 M11ndiaJ de las Iglesias. Su objetivo era y es con- las bases. Comienza una larga trayectoria de trabajo ecu- Miembros de la «Sociedad de amigos» fundada por
Y d,•,an ollar la labor del ecumenismo espiritual ménico y de comprensión mutua que continúa hasta hoy. George Fox (1624-1691) en Inglaterra, durante el siglo
1,, 1101 Couturier. Con «Fe y Constitución., redacta XVII, que se oponen a toda forma de ritua]jsmo en el cul-
trn, por.1 la Semana de la Unidad; publica una re- «COMPREHENSIVENESS• to cristiano. Han sido grandes benefactores de la huma-
111wstml, • Unité Chretienne» (originalmente «Pa- nidad.
Término inglés que designa la amplitud del espíritu
'l urnentoires»), que mantiene un buen equilibrio
de la comunión anglicana, permitiéndose mantener la
1 rspccialización y la divulgación ecuménica. Sus DARMSTADT
unidad y cohesión entre las diferencias -a veces muy pro-
, º " imparten, en la Facultad de Teología de Lyon, nunciadas- que cohabitan en su seno. Recuérdese que en Comunidad religiosa luterana fundada en 1947 porla
~oln l" ecumenismo. Los visitantes son acogidos en madre Basilea Schlin.k, en Darmstadt, entre Frankfurt y
el anglicanismo existen tres tendencias: católica (AJta
1M111 Abbé Couturier». El P. Pierre Michalon es di- Heidelberg. Ha llegado a ser un centro de peregrinación
11•1 t·cntro. Iglesia), liberal (Iglesia Ancha), y la protestante (Iglesia
Baja). interconfesional. Se distingue por su oración bíblica y
ecuménica y por sus festivales con representaciones escé-
OJ>APISMO nicas y musicales de gran belle.z a religiosa. Las «Herma-
CONCILIARISMO
nas de María» se reúnen tres veces al día en la capilla,
111u•n polrLico-eclesiástico que permite aJ poder ci- Teoría que atribuye a los concilios el poder supremo
1 ulrn c.!.t rechamente a la Iglesia. guardan los silencios monacales, y su oración está cen-
en la Iglesia, al margen de la autoridad papal. trada en el sufrimiento de Jesús y en la unión de las Igle-
sias. Su espíritu ecuménico tiene en cuenta de manera
íAr IDJ\D CONFESION DE FE especial a los hermanos judíos que tantos horrores pasa-
ron en Alemania durante la II Guerra Mundial.
111 sentido amplio, es el carácter corporativo de Formulario que contiene resumidos los principales
toles (LG 19, 22) y el de todos los obispos que artículos de la fe. El término es empleado en las comuni-
111 colegio episcopal cuyo presidente es el obispo dades luteranas y calvinistas especialmente. Los principa- DENOMINACION
1 (LC 22). El concilio ecuménico ha sido la forma les datan del siglo XVI. En el mundo anglosajón designa cualquier familia re-
m de lo colegiaJjdad episcopal a lo largo de la ligiosa del cristianismo, ya sea Iglesia, comunión, socie-
1r1 actual eclesiología de la comunión ha venido CONGREGACIONALISMO dad o secta.
1at aquella otra que se había desarrollado a par-
idea de una monarquía papal, y a corregir la fal- Régimen eclesiástico que enfatiza la comunidad lo-
cal, a la que da toda la autoridad cristiana. La indepen- DEUTEROCANONICOS
1'" tfuc la autoridad del obispo proviene del papa.
ilOS no son delegados papales en sus diócesis, dencia de la comunidad local es la característica más des- Término que designa los libros cuya admisión en el
1hros de un colegio de hermanos en el episcopa- tacada. Se distingue radicalmente del episcopalismo, canon de la Biblia es discutida. Los ortodoxos y católicos
pues rechaza toda autoridad supracongregacional como los incluyen, mientras que protestantes y anglicanos los
es la que posee el obispo en m uchas denominaciones ponen a parte.

PARA COMPRENDER ELECUMENISMO 223


DIAKONIA parusfa, o segunda venida del Señor y restauración glo tecostés, que aparece también en lo "rcnovm·1(111
riosa de su reino. Resurrección de los muertos y juicio uca• de nuestros el.ras.
Término griego que indica la función de servir. Todo
ministerio cristiano está al servicio de los demás. La mis- final.
ma Iglesia está al servicio de la sociedad. GRANDCHAMP
EXEGESIS Comunidad religiosa femenina p,011•..1111111 ,
DIALECTICA Estudio que permite acercarse a un texto bíblico para en Neucblitel (Suiza). Fundado en m1111u ,le- l 1,1
explicarlo e interpretarlo. hermana Genevieve. De 1950 a 1954, rl p11~ln1
Arte de la discusión. Forma de pensamiento que reco-
Saussure es el capellán, infundiendo 11.1,111 ,... plt it
noce la inseparabilidad de las contradicciones de la reali- nico a la comunidad. Adopta lu Urgla ti, I ,,, l 1
dad. Método de pensamiento que intenta descubrir el «EVANGELICALS• se convierte así en su rama femenina 1 .1, hri 111
principio de unión entre los contrarios.
Término inglés que designa a los cristianos que po- ceden de las Iglesias Refonnatl,,~ dr h 11111:lr., ti
nen énfasis en la necesidad de un «nuevo nacimiento• landa y de la Iglesia evangéli,,1 al1•1111111i1, l,¡1 li
DIALOGO ECUMENICO de Grandchamp ha sido dcfinidn u111111 -111111 t,t,
para ser considerados como verdaderos creyentes. Sus
Nueva forma de entencJj.mjento entre católicos, pro- características son: rigidez en sus convicciones teológi- la doctrina social del ecumcn1~11111, 111111 11pu111
testantes, ortodoxos y anglicanos, que ha venido a susti- cas, intensa vida piadosa y comprensión literal de la Bi- hombre, principalmente al pohn· •
tuir al género de la polémica, vigente tras las separacio- blia.
nes eclesiales. Las ventajas del diálogo ecuménico son
GRUPO DE DOMBES
manifiestas: los interlocutores se encuentran al mismo FE Y CONSTITUCION
nivel, emplean un lenguaje común e intentan aprender Grupo de sacerdotes y pu-.tnr n, 1'11111lflll11 i: •
unos de otros. Rechaza el dogmatismo y la intransigen- Movimiento de tipo doctrinal, precursor del Consejo el P. Paul Couturier, pon1 tr.1h11j,11 11111' l., 111tl.l111
cia. Mundial de las Iglesias. Charles Brent y Robert Gardiner desde la doctrina y la ei,p11 it1111hd11d , <;11i1;1 , w,
fueron sus grandes promotores. Creían que la unidad se celebra a principios d1: -.,·pi 11·111\11, l', 11 1
ECUMENISMO cristiana era impensable sin un consenso en la fe. Hoy Fe Dombes. Ha redactado vatlo!t 111111·1tlu, d11,~n i11
y Constitución es una comisión doctrinal del Consejo portancia capital para el ct:1111w111-.11111
Movimiento cristiano nacido a principios del siglo Ecuménico de las Iglesias.
XX, en ambientes misioneros protestantes y anglicanos,
con el deseo de testimoniar juntos el evangelio de Jesu- HUGONOTE
cristo entre los pueblos paganos, para lo cual se deberla FILIOQUE Término empleado en C,111..lll ,1 p ;11~1 ,h'í•
llegar a ser miembros de la sola Iglesia de Cristo. Ague• Término introducido por la Iglesia de occidente en el 1524) a los confederado., hm,111,·•, 111 d111Wfl ¡'
llas iniciativas se concretaron en 1948 con la creación del símbolo niceno-constantinopolitano: «Qui a Patre Filio- Después se ha usado parn I l•ln 11 •,r 1, lü• 111
Consejo Mundial de las Iglesias. La Iglesia católica entró que procedit...». Intenta expresar la doble procedencia del franceses.
a formar parte oficialmente del Movimiento Ecuménico Espíritu Santo. No es aceptado por las Iglesias ortodoxas
en J 964 con el decreto conciliar Un.itatis redin.tegratio. El como tal término. Ellas prefieren la fórmula: el Espíritu ICONO
ecumenismo roma diferentes formas y niveles: espiritual, procede del Padre por el Hijo.
doctrinal, institucional, secular, etc. Imagen santa que reprt•<,1•111., ,, G, i, 10, I¡¡ \,
gún santo. En la liturgia orte11t,1l, c-1 i1;, ,11,::, llfl
EPISCOPAL FUNDAMENTALISMO pel importante. El II Conc ilio ti•• Nh, ,, (
los iconocla.sta.s, tras uno 1111 p,1 •1111n .-11,,
Concepción bíblica y teológica que exige una estruc- Posición conservadora de los cristianos evangélicos nes», que intentaban sur• lm11 l11·, 11 ,,11," iln lo
tura eclesiástica en la que el obispo tiene una autoridad en aspectos bíblicos y teológicos, que se inspira en la in-
especial y, en muchos casos, suprema. Se diferencia de la terpretación literal de la Biblia. Es la reacción típica pro-
estructura presbiteriana y congregacional. Con el nombre testante ante la crítica bíblica de los racionalistas y libe- INTERCHURCH CENTER
de episcopales se designa a los cristianos de EE. UU., y rales del siglo XIX. Organismo intereclesial, -.1111111:,I,:, ;li, 111 11111
de otros países, que pertenecen a la comunión anglicana. na que quieren alcanzar mmhn~ lv,lt:111111 !!ti l'I
GLOSOLALIA cado en un edificio de dler11111r\·r f•itoil (.jii
ESCATOLOGIA una manzana, a la altun1 dr 1,,•• , 1tll!'t 11il \'
Don carismático que se manifiesta en el hablar en
lenguas extrañas y en el balbuceo de palabras ininteligi- parte oeste de Manhattnn (Nurv,, Y,:nkJ FIi!
Conjunto de eleme.n tos de la fe cristiana que dice re-
lación al fin de los tiempos y al cumplimiento de la obra bles con el fin de alabar a Dios y anunciar al mundo sus J. D. Rockefeller, jr. La cc1t·111011111 iln Or,11
redentora de Cristo sobre la tierra. Relacionada con la maravillas indecibles. Fue una de las experiencias de pen- gar el 29 de mayo de 1%0 All11:1

224 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


fa, u segunda venida deJ Señor y restauración glo-
1..

' ele su reino. Resurrección de los muertos y juicio tecostés, que aparece también en la «renovación carismá- eclesiásticas, entre las que destaca la Oficina del Consejo
tica» de nuestros días. Ecuménico de las Iglesias para América.

C,Jl.SIS GRANDCHAMP INTERCOMUNION


1 Comunidad religiosa femenina protestante, ubicada Acción de tomar parte activa en la eucaristía de otra
,rudio que permite acercarse a un texto bíblico para
, arlo e inte11>retarlo. en Neucbatel (Suiza). Fundada en marzo de 1944 por la Iglesia o denominación cristiana separada. Como esta op-
hermana Genevieve. De 1950 a 1954, el pastor Jean de ción supone problemas eclesiológicos y disciplinares a las
Saussure es el capellán, infundiendo gran espíritu ecumé- respectivas Iglesias, hoy es uno de los temas ecuménicos
LNGF.U CALS.
nico a la comunidad. Adopta la Regla de Taizi en 1953 y cuyo estudio ha sido tomado más en serio por los teólo-
·,., mino inglés que designa a los cristianos que po- se convierte así en su rama femenina Las hermanas pro- gos de todas las confesiones. En la terminología de la
ufusis en la necesidad de un «nuevo nacimiento• ceden de las Iglesias Reformadas de Francia, Suiza, Ho- Iglesia católica, la intercomunión se denomina «com.mu-
i,rr considerados como verdaderos creyentes. Sus landa y de la lglesia evangélica alemana. La fraternidad nicatio in sacris». La reglamentación actual de la Iglesia
re, l!.licas son: rigidez en sus convicciones teológi- de Grandchamp ha sido definida como «una búsqueda de se halla en el Directorio ecuménico.
1ttnsa vida piadosa y comprensión literal de la Bi- la doctrina social del ecumenismo, una apertura a todo
hombre, principalmente al pobre... IRENISMO
En su raíz griega significa •paz•. Es la actitud que in-
C ONSTITUCION GRUPO DE DOMBES tenta el diálogo fraterno esforzándose en descubrir los as-
11vlrniento de tipo doctrinal, precursor del Consejo Grupo de sacerdotes y pastores, fundado en 1937 por pectos positivos que abundan en el interlocutor. Rechaza
1111 de las Iglesias. Charles Brent y Robert Gardiner el P. Paul Couturier, para trabajar por la unidad cristiana la polémica y la lucha teológica. Existe, no obstante, el
, -.u~ grandes promotores. Creían que la unidad desde la doctrina y la espiritualidad. Cada reunión anual peligro del «falso irenismo•, que minimiza y desvaloriza
1m crn impensable sin un consenso en la fe. Hoy Fe se celebra a principios de septiembre en la Trapa de los verdaderos problemas.
~,1111ción es una comisión doctrinal del Consejo Dombes. Ha redactado varios acuerdos doctrinales de im-
·111co de las Iglesias. portancia capital para el ecumenismo. LAMBETH
Palacio de Londres y residencia oficial del arzobispo
)UE HUGONOTE de Canterbury. Ha dado su nombre a la Conferencia de
Lambeth, o reunión de todos los obispos de la comunión
1t1ino introducido por la Iglesia de occidente en el Término empleado en Ginebra para designar (hacia
anglicana, con carácter consultivo y sin ningún poder ju-
1 niceno-constantinopolitano: «Qui a Patre Fi/io- 1524) a los confederados hostiles al duque de Saboya.
rídico. Las conferencias se iniciaron en 1867 y se cele-
n•dit. .. •. Intenta expresar la doble procedencia del Después se ha usado para referirse a los protestantes
franceses. bran regularmente cada diez años.
1 Santo. No es aceptado por las Iglesias ortodoxas

11 ténnfao. Ellas prefieren la fórmula: el Espíritu LUTERANISMO


· del Padre por el Hijo. ICONO
Nombre que se da a la gran familia de Iglesias, here-
Imagen santa que representa a Cristo, la Virgen o al- dera de las intuiciones teológicas de Martín Lutero (1483-
MENTALJSMO gún santo. En la liturgia oriental, el icono goza de un pa- 1546), que adoptan los «libros simbólicos• luteranos co-
pel importante. El Il Concilio de Nicea (787) condenó a mo base de su organización, liturgia y confesión de fe.
ic ió n conservadora de los cristianos evangélicos los iconoclastas, tras una larga «querella sobre las imáge-
tos bíblicos y teológicos, que se inspira en la in- Los dos principios base son: la autoridad soberana de la
nes», que intentaban suprimir los iconos de las iglesias. Sagrada Escritura y la justificación por la fe como núcleo
1ó n literal de la Biblia. Es la reacción típica pro-
11nte la crítica bíblica de los racionalistas y libe- central del evangelio. Desde 1947, la mayoría de las Jgle
siglo XIX. INTERCHURCH CENTER sias luteranas del mundo - a excepción del famoso sínodo
Organismo intereclesial, símbolo de la unidad cristia- de Missouri- están unidas en la Federación Luterana
ALIA na que quieren alcanzar muchas lglesias de EE. UU. Ubi- Mundial.

carismático que se manifiesta en el hablar en cado en un edificio de diecinueve pisos que ocupa toda
una manzana, a la altura de las calles 119 y 120, de la MALINAS, CONVERSACIONES DE
·xtral'las y en el balbuceo de palabras ininteligi-
t•I 0n de alabar a Dios y anunciar al mundo sus parte oeste de Manhattan (Nueva York). Financiado por Encuentros entre teólogos católicos y anglicanos que,
1s indecibles. Fue una de las experiencias de pen- J. D. Rockefeller, jr. La ceremonia de dedicación tuvo lu- bajo la presidencia del cardenal Mercier, se celebraron en
gar el 29 de mayo de 1960. Alberga 31 organizaciones el arzobispado de Malinas (Bélgica) desde 1921 a 1925.

PARA COMPRENDER EL ECUMENJSMO 225


La iniciativa había sido tomada por Lord Halifax y el P. ORDENACION PENTECOSTALES
Portal. Miembros de diferentes «despertarei. cspi
Consagración litúrgica de un ministro eclesiástico que surgieron en EE. UU. a finales del siglu XI
que le capacita para el servicio público de la predicación filas bautistaS, metodistaS y presbiteriana~. y qu1.
MENONITAS de la palabra de Dios y la administración de los sacra- finalmente a formar denominaciones autónom,
mentos. Suele recibirse por imposición de manos del mi- racterizao por la firme creencia de que el p11111
Miembros de una secta protestante muy austera, fun- nistro consagrante. El problema ecuménico de las orde-
dada en el siglo XVI en Suiza. Tomaron su nombre en costés se actualiza hoy hasta en sus últimos tll't1,
naciones anglicanas consiste en saber si son reconocidas to las asambleas de Dios, que agrupan o In mav,,
Holanda del exsacerdote Menno Simons (1492-1559). como válidas por la Iglesia católica o si se mantiene, por
Muy celosos de su independencia y pioneros de la obje- pentecostales clásicos, como los neo pentN"O'ill
el contrario, el juicio negativo y condenatorio que León renovación carismática admiten la doctrino y h
ción de conciencia, fueron perseguidos cruelmente por XIII emitió en 1896 en la bula Apostolicae curae.
toda Europa. Gran número de ellos pudieron establecerse del bautismo en el Espíritu Santo, al hobh1r l'II
en América, donde viven en pequeñas comunidades, fie- la curación por la fe.
ORTODOXIA
les todavía a sus costumbres originales y a la austeridad
primitiva. Doctrina verdadera. Se denominan «ortodoxas» las PIETISTAS
Iglesias que se han mantenido fieles a los ocho primeros Miembros de un movimiento i.urg1tll1 1 11 1
concilios verdaderamente ecuménicos. Aceptan las for- protestantes durante los siglos XVll y XVII l. 1
METODISMO mulaciones del credo de Calcedonia. Sin embargo, algu- suma importancia a la «religión del 1.111 ,111'11
Originalmente fue un «despertar religioso• surgido nas Iglesias (armenias, coptas, etc.), aunque se desvincu- frialdad y aridez de los «escolástico!.• dd h,1,
dentro de la Iglesia de Inglaterra a impulsos del clérigo laron de esas formulaciones, se consideran a sí mismas
del calvinismo.
anglicano John Wesley (1703-179 J). Dificultades poste- como «ortodoxas».
riores hicieron que los metodistas se separasen de la co- POLEMICA
munión anglicana y formasen comunidades autónomas. ORTOPRAXIS
Lucha o controversia entre persorn1-., n1 l11
El metodismo no tiene especiales confesiones de fe, pues Categoría teológica que opone el «recto obrar», es de- respetan los derechos ajenos. Género lht·1,111, ,,
no se separó por razones doctrinales. Sigue el espíritu de cir, la «práctica correcta» según el evangelio, a un excesi- mente empleado en los enfrentamiento,. 11-11l.-,1
los sermones de Wesley y siente un especial atractivo por vo interés por sólo las fórmulas precisas que tantas veces cristianos del pasado, con estas carne ter Mil .1
la doctrina de la santificación. El mundo de los metodis- ha producido lo que algunos llaman la «inflación ortodo- vencer al contrario resaltando sus cniOl l''i, 1111
tas primitivos fue el de los pobres y desheredados. Cerca xa». nales; no consideración de su entidad uh.1111
de 50 millones de fieles pertenecen hoy a las Iglesias me- conciencia de posesión exclusiva de In vi-111,ul
todistas. OXFORD, MOVIMIENTO DE
Corriente espiritual y teológica que se dejó sentir en PRESBITERIANO
MILENARISMO la Iglesia de Inglaterra entre J830 y 1845 bajo el impulso Régimen eclesiástico de las Iglc1tia-. el,· 111,i'
de Newman, Pusey y Keble. Acentuó el legado de la anti- nista, llamadas en Europa reformado!-i y 1·11 rl
Creencia en la vuelta gloriosa y majestuosa de Cristo
gua Iglesia católica en Inglaterra antes de la Reforma. glosajón presbiterianas. La autoridud e, l'jr11
a la tierra para reinar por un período de mil años, que
Sus seguidores han sido llamados «tractarianos». Influyó sínodos, a los que acuden normalmente ¡,.11111
precederá al último y definitivo juicio de los hombres.
mucho en el ala «anglo-católica» de la Iglesia anglicana. de manera proporcional. Las Iglesias pt ,..,1,¡,,
Muchas sectas mantienen en la actualidad esta creencia
de modo obsesivo. te.n eceo a la Alianza Reformada Mumllnl
PATRISTICA
Epoca de la historia de la Iglesia que se extiende des- PROSELIDSMO
NUEVOS CULTOS Actitud desleal que trata de au-.1e1 ~e ,, 1
de el siglo IV hasta mediados del VID. En ella, los padres
Expresión utilizada en EE. UU. para designar aque- de la fe y de la Iglesia indivisa escriben, predican y viven munidad a creyentes de otras confcsionc-., 111•
llos grupos religiosos polémicos, con gran atractivo en el la herencia original recibida de los apóstoles. Sus escritos su ignorancia o pobreza. Se opone a 111 1ll lit
mundo juvenil. Algunos proceden del «Movimiento de Je- han dado origen a la patrología, es decir, a la ciencia teo- ca.
sús»; otros, de «gurús» orientales. Se caracterizan por la lógica que tiene por objeto el pensamiento de estos testi-
vida comunal, por su rechazo de] mundo y por su proseli- gos cualificados de oriente y occidente, sobre los que se PROTESTANTISMO
tismo callejero. En varios países están perseguidos por fundamentó teológicamente la Iglesia de los primeros si- Término muy amplio que agrupa al c011
asociaciones de padres que quieren «rescatar• a sus hi- glos. Una seria teología cristiana no puede prescindir de rounidades cristianas que siguieron el p, vgt,
jos. la patrología.

226 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


1
NAC10N
PENTECOSTALES ofrecido por los reformadores Martín Lutero, Juan Calvi-
'unsogroción litúrgica de un ministro eclesiástico no y U. Zwinglio frente a la Iglesia católica. Se aplica
Miembros de diferentes «despertares espirituales»
• L,1pocita para el servicio público de la predicación que surgieron en EE. UU. a finales del siglo XIX de las también al cuerpo de doctrinas fundamentales en las que
¡Mlnbra d e Dios y la administración de los sacra- filas bautistas, metodistas y presbiterianas, y que llegaron concuerdan estos reformadores. El término parece tener
,., Sude recibirse por imposición de manos del mi- finalmente a formar denominaciones autónomas. Se ca- su origen en la protesta que los discfpulos de Lutero ele-
rnrn,agrante. El problema ecuménico de las orde- racterizan por la firme creencia de que el primer pente- varon contra un decreto de la Dieta de Spira (1529), que
1e, anglicanas consiste en saber si son reconocidas costés se actualiza hoy hasta en sus últimos detalles. Tan- prohibía eJ cambio religioso de los Estados alemanes.
vúhdas por la Iglesia católica o si se mantiene, por to las asambleas de Dios, que agrupan a la mayoría de los Hoy el nombre de protestantismo engloba a todas las
ti ,trio, el juicio negativo y condenatorio que León
pentecostales clásicos, como los neo-pentecostales de la Iglesias y sectas que se inspiran en el espíritu de los re-
1111116 en J896 en la bula Apostolicae curae. renovación carismática admiten la doctrina y la vivencia formadores del siglo XVI.

l>OXIA del bautismo en el Espíritu Santo, al hablar en lenguas y


la curación por la fe. PURITANOS
11 rrinn verdadera. Se denominan «ortodoxas» las Miembros de la Iglesia de Inglaterra que en el siglo
que ~e han mantenido fieles a los ocho primeros PIETISTAS XVIl intentan introducir en ella los principios y espíritu
,,., verdaderamente ecuménicos. Aceptan las for- Miembros de un movimiento surgido en ambientes calvinistas. Esta tendencia influyó también en bautistas y
•111l', del credo de Calcedonia. Sin embargo, algu- congregacionalistas. Por puritanismo se entiende la acti-
protestantes durante los siglos XVIl y xvm, que dieron
,i.,s (armenias, coptas, etc.), aunque se desvincu- suma importancia a la «religión del corazón» ante la tud cristiana, rígida y extrema, que aparece en varias de-
1r t""' .S formulaciones, se consideran a sf mismas frialdad y aridez de los «escolásticos» del luteranismo y nominaciones cristianas y que pone especial énfasis en la
111rudoxas». doctrina del pecado del hombre.
del calvinismo.
'l{AXIS
POLEMICA RENOVACION CARISMATICA
:~01 fo teológica que opone el «recto obrar», es de- Lucha o controversia entre personas, en las que no se Nombre que designa un movimiento cristiano y un
p1 úc lica correcta» según el evangelio, a un excesi- respetan los derechos ajenos. Género literario, frecuente- cierto tipo de espiritualidad similar, en muchos aspectos,
,.., por sólo las fórmulas precisas que tantas veces mente empleado en los enfrentamientos teológicos entre a la que se profesa en el pentecostalismo clásico. Ha
111.itlo lo que algunos llaman la «inflación ortodo- cristianos del pasado, con estas características: intento de irrumpido desde los años sesenta en las Iglesias anglica-
vencer al contrario resaltando sus errores, incluso perso- nas, luteranas y en la misma Iglesia católica. Los miem-
nales; no consideración de su entidad cristiana; y auto- bros de la renovación carismática, lejos de separarse de
D, MOVIMIENTO DE conciencia de posesión exclusiva de la verdad. sus propias Iglesias, llegan a ser, en muchos casos, ar-
11·111c espiritual y teológica que se dejó sentir en dientes fieles y lazos de unión ecuménica.
1 dt• Inglaterra entre J 830 y J 845 bajo el impulso PRESBITERIANO
111111, Pusey y KebJe. Acentuó el legado de la anti- Régimen eclesiástico de las Iglesias de tradición calvi- REVELACION
\ la cató lica en Inglaterra antes de la Reforma. nista, llamadas en Europa reformadas y en eJ mundo an- Término de origen Latino (revelare) que significa «qui-
ld111 es han s ido llamados «tractarianos». Influyó glosajón presbiterianas. La autoridad es ejercida por los tar el velo». Manifestación que Dios hace de sí mismo a
11 d ala «anglo-católica» de la Iglesia anglicana. sínodos, a los que acuden normalmente pastores y laicos los hombres a través de escritores inspirados, profetas y
de manera proporcional. Las Iglesias presbiterianas per- evangelistas. La revelación se manifiesta por medio de la
KA te.n ecen a la Alianza Reformada Mundial. palabra y queda codificada en libros sagrados. A veces
,t de lo historia de la Iglesia que se extiende des- también se manifiesta por acciones y acontecimientos
, 1V hasta mediados del vm. En ella, los padres PROSELITISMO significativos. La revelación alcanza su plenitud en Cris-
de la Iglesia indivisa escriben, predican y viven Actitud desleal que trata de atraerse a la propia co- to. Es Pablo quien desarrolla plenamente el concepto de
l,1 original recibida de los apóstoles. Sus escritos munidad a creyentes de otras confesiones, apoyándose en revelación, sobre todo en los primeros capítulos de su
0 1 igen a la patrología, es decir, a la ciencia teo- su ignorancia o pobreza. Se opone a la actitud ecuméni- carta a los Romanos.
• 11cne por objeto el pensamiento de estos testi- ca.
tc. udos de oriente y occidente, sobre los que se SACERDOCIO
1tó reológicamente la Iglesia de los primeros si- PROTESTANTISMO
Institución vinculada al hecho religioso, que intenta
seria teología cristiana no puede prescindir de Término muy amplio que agrupa al conjunto de co- mediar entre los hombres y la divinidad. Las característi-
~ro. munidades cristianas que siguieron el programa religioso cas secundarias han variado según la diversidad de las

PARA COMPRENDER SL ECUMENISMO 22 7


religiones. En el cristianismo posee dilerentes niveles: sa- SINODO TEOLOGIA
cerdocio común de todos los fiel.es, que fundamenta el mi- Es la ciencia de las cosas divinas, o el di-;c.:u
Asamblea reunida para debatir cuestiones de interés de las relaciones de Dios con su creación, y e·
nisterio global de toda la Iglesia; y sacerdocio particular
doctrinal o de régimen y organización eclesiásticos. Se- con el hombre. Comprende la teologfa 11awm
de algunos, que se recibe por la ordenación. Se llama tam-
gún las dilerentes tradiciones cristianas, sus miembros cea), que es el conocimiento filosófico-no tui al
bién sacerdocio ministerial. Este sacerdocio está en la 11-
pueden representar sólo a estamentos jerárquicos, o tam- cia y existencia de Dios; y la teolog{a revelada, ,
nea ininterrumpida desde los apóstoles. Las Iglesias de
tradición episcopal admiten el triple grado del diacona- bién incluir al laicado. una palabra previa de Dios y una escucho dd 1
do, presbiterado y episcopado. rígida por la fe. La teología cristiana t icnc ,
SOBORNOST ciencia. Históricamente comienza siendo dul
SACRAMENTO Término de origen ruso (sobomoia) que significa «co- los padres de la Iglesia -aunque ya en el N1
munidad». En la teología ortodoxa rusa designa la res- mento hay un rico nócleo teológico , se dc-.,11
Signo sensible y externo, instituido por Jesucristo, vés de los doctores medievales escolástico-., 11
q,,ue santifica a los fieles y los introduce en el plan salvffi- ponsabilidad de la fe y del anuncio que incumbe a toda la
comunidad eclesial y no solamente a la jerarquía. es Tomás de Aquino, y finalmente se bifun·,, ,·1
co de Dios. Dos sacramentos son reconocidos por todas en dos tradiciones paralelas: la que nace t·n Tr
las Iglesias: bautismo y eucaristía. Otros cinco signos re- diciona la teología católica, y la que na,c rn l1
ciben también en las Iglesias ortodoxas y en La católica el SOTERIOLOGIA dores protestantes produciendo di ver ,11'- e
carácter de sacramento: confirmación, penitencia, unción Parte de la teología sistemática que trata de la obra oposición al catolicismo romano. En 011t·11tc- ,
de enfermos, ordenación y matrimonio. redentora y salvadora de Cristo, asf como de la misma ortodoxa es heredera directa de lo pu1i1-.111 ;1 11
salvación del hombre. El tratado de la gracia forma parte va, que conecta con el mundo apostólu.u 1 .,
SECTA de la soteriología. tólica, durante el siglo XX, se hn en, 111111·1 id
Agrupación religiosa de personas que profesan un los movimientos litúrgico, monást1rn, c11t"vl' 111
cuerpo especial de doctrinas y siguen un camino distinto TAIZE nico, que dieron como resultado el 1111 d,• 11
de aquel organismo mayor del que se han separado. La postridentina y prepararon las apor t11d11111 ·
Comunidad monástica francesa, originariamente de Vaticano Il. Las teologías del Tcru·1 M11111I,
pertenencia a la secta suele ser voluntaria, por lo que hay
hermanos protestantes, pero hoy estrictamente ecuméni- mente las llamadas teologfas de la /1lm111 1011
-en las sectas cristianas- un rechazo del bautismo de ni- ca. El prior y fundador es Roger Schutz, antiguo estu-
ños. Sus características: autoconciencia de santidad y a poner en cuestión el protagonismo 1•,i1 l11•,1\'
diante de teología en Lausana. En agosto de 1940 compra logía centroeuropea. Las distinta!> di,t 1pl11111
elección divina; ambiente de comunidad fraternal; recha-
un inmueble deshabitado en Taizé, en la Borgoña, al oes- gía clásica tienen carácter sistemóllrn (!11111 111
zo de la sociedad, del mundo y de las otras Iglesias como te de Macoo y muy cerca de Cluny, de tanto sabor mo-
pecaminosas; marcado sentido proselitista; concentra- mística) e histórico (exégesis, pauolo~if,1, fil
nástico. En 1942 se le unen los primeros hermanos, emi- dogmas, historia de la Iglesia, den·< hu 1 .1111' 11
ción sobre sf misma; exclusión de los miembros tibios o
tiendo los votos religiosos en la pascua de 1949. El her- y pastoral).
pecadores; total oposición al diálogo ecuménico. Todas mano Roger visita a Pfo XII, Juan XXIIl, Pablo VI y Juan
las grandes religiones han sufrido en su seno el fenómeno Pablo II. Asiste al concilio como obsetvador. En la pas-
del sectarismo. TESTIGOS DE JEHOVA
cua de 1970 anuncia la celebración de un Concilio de los Agrupación religiosa, fundadu poi < lt 1.1
jóvenes, que se pone en marcha casi inmediatamente. Ro- 1874, en los EE.UU. El primitivo 110111l11 1• l11
SEMANA DE LA UNIDAD ger es hoy un sCmbolo de unidad cristiana. La vida litúr- Internacional de los estudiantes de la Jlf/,/,.,
Tiempo de oración dedicado a impetrar la unidad vi- gica y monástica en Taizé, junto a la espiritualidad ecu- bros se han distingujdo siempre por r l 11111111,
sible de todos los cristianos en la Iglesia una. Se celebra ménica que se desprende de su Regla, están en la base del te de los tiempos mesiánicos. Orguni,.H 1t·,11
del 18 al 25 de enero de cada año. Propuesta por los an- atractivo que ejerce sobre muchos jóvenes del mundo en- cuyo auge se da durante el liderazgo th·I 11ir,
glicanos Spencer Jones y Paul Wattson en 1908, pero uni- tero. La Ca.rta mensual informa de los actos y de las reu- Son fervientes proselitistas y difundl·11 111 t
versalizada desde 1935 por el sacerdote Paul Couturier. niones masivas que se celebran cada año a finales de di- propia traducción de la Biblia -de-;c11lili, ,ul
ciembre en distintas ciudades del mundo. exégesis seria-, así como toda la inmcll',a lit,
SINCRETISMO vista producida en su sede centraJ de: B, "'
TEOCRACIA York.
Tendencia filosófico-religiosa que busca conciliar
doctrinas distintas. Con gran espíritu de tolerancia se Forma de gobierno en que el poder supremo es de- TOMOS AGAPIS
han dado dilerentes tentativas a lo largo de la historia pa- tentado por Dios y manifestado a través de las interpreta-
Del griego, «libro del amor». Es una 11·1
ra unificar religionés. Ejemplos muy conocidos: la Fe ciones supuestamente divinas ofrecidas por el emperador
unos 280 documentos intercambiados cnll r
baha'{ y New Era . o por las clases sacerdotales.

22 8 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


11)0
TEOLOGIA por la Santa Sede y el Patriarcado ecuménico de Cons-
,.irnblen reunida para debatir cuestiones de interés tantinopla. Se publicó en 1971.
111ul o de régimen y organización eclesiásticos. Se- Es la ciencia de las cosas divinas, o el discurso acerca
de las relaciones de Dios con su creación, y en concreto
as diferentes tradiciones cristianas, sus miembros
con el hombre. Comprende la teologfa natural (o teodi- TRADICION
·11 n:prcsentar sólo a estamentos jerárquicos, o tam-
ru: luir al laicado. cea), que es el conocimiento filosófico-na tural de la esen-
cia y existencia de Dios; y la teologfa revelada, que supone Transmisión de la herencia apostólica, interpretada
una palabra previa de Dios y una escucha del hombre di- por el magisterio eclesial con la asistencia permanente
1
RNOST del Espíritu Santo, que asegura la continuidad inalterada
rigida por la fe. La teología cristiana tiene carácter de
mino de origen ruso (sobomoia) que significa «co- ciencia. Históricamente comienza siendo elaborada por e ininterrumpida de las enseñanzas de los apóstoles hasta
.,d •. En la teología ortodoxa rusa designa la res- los padres de la Iglesia -aunque ya en el Nuevo Testa- nuestros días. La Escritura y la vida misma de la Iglesia
forman la gran tradición de la Iglesia de Cristo. Un pro-
111idad de la fe y del anwicio que incumbe a toda la mento hay un rico núcleo teológico-, se desarrolla a tra-
1iducl eclesial y no solamente a la jerarquía. vés de los doctores medievales escolásticos, cuya cumbre blema que separó a católicos y protestantes durante si-
es Tomás de Aquino, y finalmente se bifurca en occidente glos fue dilucidar si la revelación divina llega a los hom-
trOLOGIA en dos tradiciones paralelas: ]a que nace en Trento y con- bres sólo a través de la Escritura o también por la tradi-
diciona la teología católica, y la que nace en los reforma- ción. El verdadero problema hoy consiste en conocer el
l e de la teología s istemática que trata de la obra dores protestantes produciendo diversas escuelas, en contenido de la llamada «tradición » y en su correcta rela-
11,1 y salvadora de Cristo, as! com o de la misma oposició n al catolicismo romano. En oriente, la teología ción con la Escritura y el papel del magisterio en s u in-
'm del hombre. El tratado de la gracia forma parte o rtodoxa es heredera directa de la patrística m ás primiti- terpretación.
111:dología. va, que conecta con el mundo apostólico. La teología ca-
tólica, durante el siglo XX, se ha enriquecido gracias a TRINIDAD
los movimientos litúrgico, monástico, exegético y ecumé-
nico, que dieron como resultado el fin de una teología Misterio de la comunión y amor, en el único Dios, de
n11n1dad monástica francesa, originariamente de postridentina y prepararon las aportaciones del Concilio tres personas distintas (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Es
,,, protestantes, pero hoy estrictamente ecurnén.i- Vaticano II. Las teologías del Tercer Mundo -especial- el misterio fundamental del cristianismo. Fue precisado
•rmr y fundador es Roger Schutz, antiguo estu- mente las llamadas teologlas de la liberación- han venido por la Iglesia -fundamentada en la revelación bíblica- en
C" 1cologfa en Lausana. En agosto de J 940 compra los grandes concilios ecuménicos de Nicea (325) y Cons-
a poner en cuestión el protagonismo exclusivo de la teo-
1t·blc deshabitado en Taizé, en la Borgofia, al oes- logía centroeuropea. Las distintas discipünas de la teolo- tantinopla (381). Varias herejías se opusieron y se opo-
1c-on y muy cerca de Cluny, de tanto sabor mo- gía clásica tienen carácter sistemático (dogmática, moral, nen a esta verdad central del cristianismo. El arrianismo
Fn 1942 se le unen los primeros hermanos, emi- mística) e histórico (exégesis, patrología, his toria de los entre las antiguas, el unitarismo después, y la Sociedad
>s votos reügiosos en la pascua de 1949. El her- dogmas, historia de la Iglesia, derecho canónico, liturgia religiosa de los Testigos de Jehová en nuestros días, son
>gc, visita a Pío XIl, Juan XXIlI, Pablo VI y Juan y pastoral). posiciones antagónicas a la concepción trinitaria de Dios.
Asis te al concilio como obseivador. En la pas-
J?O a nuncia la celebración de un Concilio de Los TESTIGOS DE JEHOVA
ruc se pone en marcha casi inmediatamente. Ro- Agrupación religiosa, fundada por Ch. Taze Russel en UNIATAS
y un símbolo de unidad cristiana. La vida litúr- 1874, en los EE. UU. El primitivo nombre fue Asociación Término que designo a loe; cris tianos de lus lgJcsia,
mástica en Taizé, junto a la espiritualidad ecu- Internacional de Los estudiantes de la Biblia. Sus miem- orientales en comunión con Roma.
11c se desprende de su Regla, están en la base del bros se han distinguido siempre por el anuncio inminen-
que ejerce sobre muchos jóvenes del mundo en- te de los tiempos mesiánicos. Organización milenaris ta,
'mta mensual informa de los actos y de las reu- cuyo auge se da durante el liderazgo del juez Rutberford. UNIDAD
lsivas que se celebran cada afio a finales de di- Son fervientes proselitistas y difunden activamente la
11 distintas ciudades del mundo. Una de las cuatro nolai, de la Iglesia .!.cg11n e l símbolo
propia traducción de la Biblia -descalificada desde una de Nicea. Para la eclesiolog!a católica, la lglesla es unn y
exégesis seria-, así como toda la inmensa literatura jeho- única, pero, a causa de las diversas escisiones, esa no ln
'IA
vista producida en su sede central de Brook.lyn, Nueva eclesial ha perdido su poder como signo y tei,timunm
1 de gobierno en que el poder s upremo es de- York. Por ello, el movimiento ecuménico suscilndo enlrt• los
,r Dios y manifestado a través de las interpreta- TOMOS AGAPIS cristianos tiende a restaurar la unidad f-undomentnl den
uestamente divinas ofrecidas por el emperador tro de una rica pluralidad. Es, sin embargo, un r,rnble11111
·loses sacerdotales. Del griego, «libro del amor ». Es una recopilación de del mismo ecumenismo la diversa conccpcit'm o rnt,dl•lu
unos 280 documentos intercambiados entre 1958 y 1970 de unidad cristiana que se propone como idcul

PARA rnMNO,Nnl u,., l 1 1/Atl iNJ\Af/) 22 9


VALDENSES varios países de Europa y mantienen intercomunicación
Discípulos de Pedro Valdo que, en el siglo XVI, se ad- con las Iglesias anglicanas. Se consideran parte integran-
hieren a las reformas protestantes. Hoy constituyen el te del «catolicismo• de tradición episcopal.
principal grupo protestante de Italia.

VIEJOS CATOLICOS VIDA Y ACCION


In
Cristianos de origen católico-romano que en el siglo Movimiento propulsor de un tipo de cristianismo
XIX se oponen a Ja definición de Ja infalibilidad papal, práctico que, por su fusión con el movimiento «Fe y
abandonando Ja Iglesia católica tras eJ Concilio Vaticano Constitución», llegará a crearse el Consejo Ecuménico de
l. La Iglesia viejo-católica de Utrecbt (Holanda) se había las Iglesias (1948). Natan S&lerblom, arzobispo luterano
separado de Roma un siglo antes por problemática muy sueco, fue el alma del movimiento. Se atribuye a sus
similar. Estas comunidades cristianas se encuentran en miembros el slogan: •la doctrina separa, la acción une».
Prólogo ..........................................................................."'.......

l. Qué es el «ecumenismo» .........................- ........,


1. El término ecumenismo ...........
1.1. Hacia una definición del ecumc1wH
a) Desde la experiencia cristiana
b) Desde la sociología rcligio,a
1.2. Diversidad de ecumenismos
a) Ecumenismo institucional
b) Ecumenismo espiritual
c) Ecumenismo local .......
d) Ecumenismo secu1ar
2. De qué unidad se trata ............
2.1. Unidad cristiana e identidad c-o11l1·
2.2. Modelos de unidad ..............., ..
a) Convicciones previas subrc 1,, 111
• No se trata de crear la unida,!
• La unidad invisible que ya t
los cristianos ..................
• La unidad visible .............
b) Algunas propuestas concreto, clt·
• El modelo de algunas Iglesia•
ricas del protestantismo ...
• El modelo de la Iglesia católi
• El modelo del Consejo Ecumt
las Iglesias ...........................
• El modelo de la «Iglesia de 1
del Sur»................................ .

230 PARACOMPRENDERELECUMENJSMO
1, pof1,es de Europa y mantienen intercomunicación
lw, Iglesias a nglicanas. Se consideran parte integran-
.¡ «cntolicismo» de tradición episcopal.

1 Y ACClON

llovimiento propulsor de un tipo de cristianismo


ko que, por s u fusión con el movimiento «Fe y
Indice general
lfucJón», llegará a crearse el Consejo Ecuménico de
k•!,ias ( 1948). Natan Soderblom, arzobispo luterano
• fue el alma del movimiento. Se a tribuye a sus
hr n :, el slogan: «la doctrina separa, la acción une».
Prólogo ...............................................................................:....................... 5 • El modelo propuesto por O. Cullmann 35
• El modelo propuesto por Fries y
1. Qué es el •ecumenismo» ...................................................... 9 Rahner ............................................... 36
1. El término ecumenismo ............................................... 9 • El modelo propuesto por Ch. Duquoc 38
1.1. Hacia una definición del ecumenismo .... 12 3. El diálogo............................................................ 39
a) Desde la experiencia cristiana ................. 12 3.1. El diálogo como actitud y como m étodo 40
b) Desde la sociología religiosa ..................... 15 3.2. Condiciones del verdadero diálogo......... 42
1.2. Diversidad de ecumenismos ............................ 17 3.3. Los protagonistas del diálogo ecuménico 49
a) Ecumenismo institucional .......................... 17 a) Criterio subjetivo .................................. 51
b) Ecumenismo espiritual ................................. 18 b) Criterios objetivos ................................ 51
c) Ecumenismo local ............................................. 19 • doctrinal ...... ....... ...... ... ..... .. ... .... .. .. .. .. 51
d) Ecumenismo secular ...................................... 20 • de comunión...................................... 51
• misionero........................................... 52
2. De qué unidad se trata ...................................................... 22
c) Las Iglesias que participan .................. 52
2.1. Unidad cristiana e identidad confesional 23 • 'Iradición ortodoxa ................... ,........ e; ,
2.2. Modelos de unidad ................................... 24 • Comunión anglicano ......... ,............ ,. ~ 1
a) Convicciones previas sobre la unidad . 24 • Protestantismo histórico . .............. !M
• No se trata de crear la unidad ....... .. 24 • Iglesia católica romonu..... ..... ~,t
• La unidad invisible que ya poseen d) Las comunidades que no pm·d,·11 par
los cristianos ... ................ ............. ..... 25 ticipar ..................................... ,... ..... 54
• La unidad visible ............................... 25
b) Algunas propuestas concretas de unidad 28 2. Las divisiones cristianas ................... .................. 57
• El modelo de algunas Iglesias histó-
l. Panorama actual de las di visione., .. ,...... ,. ....... 58
ricas del protestantismo ................... 28 a) Iglesias antiguas oricntall's ,.... ,.
• El modelo de la Iglesia católica....... 29 b) Iglesias ortodoxas ............
• El modelo del Consejo Ecuménico de c) Iglesias vétero-católico ............ ..
las Iglesias ......................................... 32 d) Iglesias anglicanas ................... ..
• El modelo de la «Iglesia de la India e) Iglesias luteranas .... ..............,
del Sur».............................................. 34 f) Iglesias reformndm, ............ .

31
3.2. Los interlocutores del diálogo intercc
g) Iglesias bautistas................................. .. 72 • La aportación anglicana ................... 120
a) Iglesias ortodoxas de rito biznnti
h) Iglesias congregacionales .................... . 73 • La aportación ortodoxa..................... 121
b) Iglesias coptas ............................. .
i) Iglesias metodistas ................................ 74 • La aportación católica....................... 122
e) Comunión anglicana ................. ..
j) Iglesias adventistas ............................... . 75 d) Dos movimientos específicos............... 124
d) Federación Luterana Mundial ...
k) Comunidades pentecostales ................. 77 • Vida y Acción ..................................... 124
e) Alianza Reformada Mundial ... ..
1) Comunidades de los cuáqueros ............ 78 • Fe y Constitución............................... 126
f} Metodismo .................................. .
2.2. Las grandes instituciones ecuménicas.... 127
2. Rafees de las divisiones .................................... .. 80 g) Pentecostales ...............................
a) Consejo Ecuménico de las Iglesias...... 127
2.1. La ruptura entre Roma y Constantinopla 81 h) 'Jradiciones cristianas divcrMl'i
• Naturaleza del CEI............................ 128
a) Faclores políticos ................................. . 81 i) Consejo Ecuménico de los lplc•.i,
• La base doctrinal ............................... 128
• Bizancio, capital del imperio ............ 81
• La pertenencia confesional ............... 129
• Penetración de los pueblos bárbaros • Organización...................................... 130
y la invasión musulmana ................ .. 83
• Etapas de la vida del CEI a través de
b) Factores culturaJes y geográficos ....... . 83 sus asambleas generales................... 133
c) Factores eclesiásticos y doctrinales ... .. 84 b) Consejo Pontificio para la Promoción
2.2. La ruptura en la Iglesia de occidente .... .. 86 de la Unidad.......................................... 139
a) Tesis tradicional: los abusos de la Iglesia 86 • El decreto Unitatis redintegratio ....... 140
b) Lectura política y nacionalista .......... .. 87 • El Directorio ecuménico (1967-1970) 144
c) Lectura economicista .......................... . 88 • El Directorio ecuménico (1993) ....... 145
d) Lectura religiosa y teológica............... . 89 • Reflexiones y sugerencias en tomo al
diálogo ecuménico (1970) ................ 146
3. Mantenimiento de las divisiones ..................... .. 91 • La colaboración ecuménica a nivel
3.1. La polémica ........................................ 91 regional, nacional y local (1975)...... 147
a) La polémica entre orientales y occiden- 3. El ecumenismo en la base................................. 149
tales ...................................................... . 92
3.1. La Comisión o delegación diocesana de
b) La polémica entre católicos y protes- ecumenismo ............. ..... ............................ 149
tantes .................................................... . 94
3.2. El Centro ecuménico................................ 150
3.2. La costumbre ............................................ 96
3.3. El eurocentrismo .................................... .. 98 4. Hacia la verdad plena ........................................... 153
l. Unidad en la verdad ........................................... 153
3. El don el Espíritu y las instituciones ecuménicas 101
J. El don del Espíritu ............................................ . 102 2. Problemas doctrinales entre las Iglesias........... 156
1.1. La tolerancia ante los otros .................... . 103 2.1. El concepto de «Iglesia»........................... 156
2.2. Los ministerios cristianos ........................ 160
1.2. La misión con los otros .......................... .. 106
2.3. El ministerio de la unidad ....................... 163
1.3. La plegaria junto a los otros .................... 108
2.4. El papel de Maáa en la historia de la sal-
2. Las instituciones ecuménicas ............................ 113 vación......................................................... 167
2 .1. Los oágenes ............................................ .. 114 2.5. La intercomunión..................................... 170
a) El asociacionismo cristiano ................ . 115 3. Diálogo teológico y documentos interconfesio-
b) El movimiento misionero ................... . 117 nales .................................................................... 173
e) Aportaciones confesionales ................ .. 119 3.1 . Características del diálogo intereclesial .. 174

2 32 PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO


5. A modo de conclusión .......................................... 189
3.2. Los interlocutores del diálogo intereclesial 175
• La aportación anglicana ................... 120 l. Algunos retos ................. ........... .. ...... .................. 191
a) Iglesias ortodoxas de rito bi:zantino ... . 176
• La aportación ortodoxa..................... 121
b) Iglesias coptas ...................................... . 177 2. Algunos obstáculos ............................................. 193
• La aportación católica....................... 122
c) Comunión anglicana ............................ 177
d) Dos movimientos específicos............... 124
d) Federación Luterana Mundial ............. 179
• Vida y Acción ..................................... 124
e) Alianza Reformada Mundial ............... . 181 Apéndices
• Fe y Constitución............................... 126
f) Metodismo ............................................ . 182 1. Bibliografía............................................................... 199
2.2. Las grandes instituciones ecuménicas.... 127
g) Pentecostales......................................... 183 2. Figuras del ecumenismo .......................................... 211
u) Consejo Ecuménico de las Iglesias...... 127
b) 'fradiciones cristianas diversas ............ 184
• Naturaleza del CEI ............................ 128 3. Vocabulario............................................................... 219
• La base doctrinal ............ ................... 128 i) Consejo Ecuménico de las Iglesias ..... . 185
• La pertenencia confesional............... 129
• Organización...................................... 130
• Etapas de la vida del CEI a través de
sus asambleas generales ................... 133
h) Consejo Pontificio para la Promoción
de la Unidad.......................................... 139
• El decreto Unitatis redintegratio ....... 140
• El Directorio ecuménico (1967-1970) 144
• El Directorio ecuménico (1993) ....... 145
• Reflexiones y sugerencias en tomo al
diálogo ecuménico (1970) ................ 146
• La colaboración ecuménica a nivel
regional, nacional y local (1975)...... 147
·nunenismo en la base ................................. 149
.1 l a Comisión o delegación diocesana de
1 ccumenismo ............. ...... ........................... 149
~- PI Cenlro ecuménico................................ 150
1
lu verdad plena ........................................... 153
~ml en la verdad........................................... 153
>lemas doctrinales entre las Iglesias ........... 156
PI concepto de «Iglesia• .......................... . 156
Los ministerios cristianos ....................... . 160
• 1!1ministerio de la unidad ....................... 163
'. El papel de María en la historia de la saJ.
vación ......................................................... 167
La intercomunión ..................................... 170
go teológico y documentos interconfesio-
173
Caracteristicas del diálogo intereclesial.. 174
PARA COMPRENDER EL ECUMENISMO 233
- ~
a...
::1 --,..-
_
-- .; g: =
Publicar un libro sobre ecumenismo no es hoy tarea fácil. Sobre todo cuando desde algunos
espacios eclesiaJes se está secuestrando la utopía ecuménica, y desde otros -a pesar del reconoci-
miento ante la nobleza del intento ecuménico- se da por desfasada y sin futuro la razón de ser del
ecumenismo.
Juan Bosch, desde luego, no está en esas corrientes de pensamiento. Por eso un día se puso a
escribir este libro que ahora se ofrece a la lectura de las gentes que no se conforman con el statu
qua de las divisiones eclesiales. Y es que también hay muchos aistianos que saben que la Iglesia
tiene estrucrura sacramental y la definen y la viven como -sacramento de salvación,, es decir, como
-sacramento de unidad,. Para esos cristianos está escrito este libro.
La ausencia de unidad visible entre los aistianos ha provocado que muchos de nuestros con-
temporáneos vean en las Iglesias de hoy verdaderas -sectas, replegadas sobre sí mismas y dispues-
tas siempre a condenar cualquier intento creativo de una nueva fraternidad en la que quepan todos
los hombres y mujeres del mundo. Por eso abandonaron hace tiempo las Iglesias... Otros, por el
contrario -muy ciegos ciertamente--, encuentran en las sectas verdaderas •Iglesias-, es decir, hoga-
res de acogida fraternal que vienen a reemplazar los vacíos dejados por las Iglesias históricas. Y
por eso se separan de las comunidades ecleslales... Unos y otros contemplan, desengañados, un
panorama cristiano desoladoramente extraño y dividido.
A principios del siglo XX, algunos aistianos iniciaron una aventura evangélica que ha sido
calificada como -aventura del Espíritu•. Aquella aventura continúa hoy a pesar de los pesares. El
autor recoge en esta obra los grandes capítulos de la. aventura Uamada ecumenismo: teología,
historia, biografia, creatividad, instituciones, sufrimiento y gozo de sus pioneros, resultados palpa-
bles del diálogo serio en búsqueda de unidad y verdad. Porque el ecumenismo no trata de presen-
tar cualquier tipo de unidad como válida y, desde luego, jamás al precio de la verdad de la revela-
ción de Jesucristo.
Libros totales sobre el ecumenísmo no se publican en España desde hace años. Recuperar la
utopía ecuménica, desde la seriedad teológica, es el objetivo último del libro. Pero desde la serie-
dad y desde las Iglesias para que un día -<¡uizá en los albores del siglo XXI- la lglesia Indivisa
pueda ser, nuevamente, el -sacramento de salvación, para que el mundo crea ...

Juan Bosch Navarro, dominico, es profesor de ecumenismo y teología protestante en la Facul-


tad de Teología .San Vicente Ferrer, de Valencia. Ha publicado numerosos artículos en revistas
nacionales y extranjeras sobre sectas, ecumenismo, justificaciones teológicas del sistema de apart-
heid, y Teología Negra de los Estados Unidos y de Sudáfrica. Entre sus libros figuran, Iglesias,
Sectas y Nuevos Cultos (1981), La Iglesia Negra (1985), y James H. Cone, teólogo de la negritud
0985). Es delegado de ecumenismo de la diócesis de Valencia y fundador del Centro •Padre Con-
ga,-. de Documentación Ecuménica.
PARA COMPRENDER ELECUMENISMO 235
ISBN 978-84-8169-3

•.,.m,.• U,1

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